Tolkien - Las Aventuras de Tom Bombadil

Embed Size (px)

Citation preview

Las Aventuras de Tom Bombadil

Las Aventuras de Tom Bombadily otros versos del Libro Rojo

Traducido por Ramn Passolas (Eldarion)

Prefacio

El Libro Rojo contiene un gran nmero de versos. Unos pocos se incluyen en la narrativa de La Cada del Seor de los Anillos, o en las historias y crnicas anexas; muchos otros se encuentran en pginas sueltas, mientras que algunos estn escritos descuidadamente en mrgenes y espacios en blanco. De estos ltimos, muchos son autnticos disparates, rimas sin sentido, a menudo ininteligibles, incluso cuando pueden leerse, o son fragmentos semi-recordados. De estos marginalia se han extrado los Nos. 4, 11 y 13; aunque un mejor ejemplo de su carcter general sea el garabato en la pgina que recoge el poema de Bilbo Cuando el invierno empieza a morder:

El viento haca girar una veletaNo poda mantener la cola quietaLa escarcha mordi al gallo que buscabaNi un simple caracol encontraba.Es triste mi condicin, dijo el gallo,Y Todo es en vano, replic la veleta;Y dieron comienzo a su lamento.

La seleccin que aqu se presenta se ha extrado de las obras ms antiguas, que se refieren principalmente a las leyendas y gestas de la Comarca a finales de la Tercera Edad, y que parecen haber sido compuestas por Hobbits, especialmente por Bilbo y sus amigos, o por sus descendientes. La autora, sin embargo, rara vez se especifica. La narracin es obra de varios manos, y fue escrita probablemente a partir de tradiciones orales.En el Libro Rojo se cuenta que el N 5 fue escrito por Bilbo y el N 7 por Sam Gamyi. El N 8 est marcado SG, una imputacin que debe ser aceptada. El N 12 tambin lleva la indicacin SG, aunque tal vez Sam solo haya revisado una antigua pieza del bestiario cmico, que los Hobbits parecan adorar. En El Seor de los Anillos Sam afirma que el N 10 era tradicional en la Comarca.El N 3 es un ejemplo de otro tipo que parece haber entusiasmado a los Hobbits: una rima o historia que vuelve a su propio principio, de modo que puede ser recitada hasta que los oyentes digan basta. Algunos ejemplares se encuentran en el Libro Rojo, pero los otros son simples y bastos. El N 3 es el ms largo y el ms elaborado, y evidentemente fue hecho por Bilbo. Resulta evidente por su relacin con el largo poema recitado por Bilbo, como su propia composicin, en la Casa de Elrond. Originalmente una rima sin sentido, en la versin de Rivendel se adapta, quizs de forma incongruente, a las leyendas Alto-lficas y Nmenreanas de Erendil. Tal vez porque Bilbo haba inventado la mtrica, y estaba orgulloso de ella. No aparece en otras obras del Libro Rojo. La forma antigua, que aqu se presenta, pertenece sin duda a das anteriores, poco despus de que Bilbo retornara de su viaje. Aunque la influencia de la tradicin lfica puede verse claramente, no se trata de forma seria, y los nombres usados (Derrilyn, Thelamie, Belmarie, Aerie) son meras invenciones al estilo lfico, pero no son lficos en absoluto.La influencia de los acontecimientos de finales de la Tercera Edad, y la ampliacin de los horizontes de la Comarca gracias al contacto con Rivendel y Gondor, puede verse en otras piezas. El N 6, aunque aqu se sita al lado de la rima de Bilbo El Hombre de la Luna, y el ltimo poema, N 16, tiene su origen en Gondor, sin duda. Estn evidentemente basadas en las tradiciones de los Hombres, que vivan en tierras costeras y en las orillas de los ros que desembocaban en el Mar. El N 6 menciona de hecho a Belfalas y a la Torre de Guardia de Dol Amroth, Tirith Aear. El N 16 menciona los siete ros Lefnui, Morthond-Kiril-Ringl, Gilrain-Sernui y el Anduin del Reino del Sur que fluan hacia el Mar, y usa el nombre Gondoriano, de forma alto-lfica, Friel, mujer mortal Este nombre lo llev una princesa de Gondor, de quien Aragorn afirmaba descender, por la lnea del Sur. Tambin era el nombre de una hija de Elanor, la hija de Sam; pero su nombre, si tena alguna conexin con la rima, deba derivarse de ella; no pudo haber aparecido sin ms en la Cuaderna del Oeste.. En Langstrand y Dol Amroth existan muchas tradiciones de los antiguos asentamientos lficos, y de los Puertos en la boca del Morthond donde los Buques del Oeste zarpaban, desde la Cada de Eregion en la Segunda Edad. Estos dos poemas, por lo tanto, son slo recreaciones de material del sur, aunque pudo haber llegado a Bilbo desde Rivendel. El N 14 tambin surge del conocimiento lfico y nmenreano, y se refiere a los heroicos das de finales de la Primera Edad; parece contener un eco del cuento nmenreano de Trin y Mm el Enano.Los Nos. 1 y 2, evidentemente provienen de Los Gamos. Muestran ms conocimiento de esa tierra, y del Valle del Tornasauce Grindwall era una pequea aldea en la orilla norte del Tornasauce; estaba ms all de la Cerca, y por tanto, vigilada y protegida por una valla que se extenda en el agua. Breredon era un villorrio situado en el margen entre el Tornasauce y la Cerca Alta. En el punto donde el Ro de la Comarca se una al Brandivino, exista un muelle de embarque desde donde un camino llevaba a Hoya del Bajo, as como otro que llevaba a Juncalera., de la que podra esperarse de cualquier Hobbit al oeste de Marjala. Tambin muestra que los gamunos conocan a Bombadil De hecho, probablemente le dieron su nombre (es gamuno en la forma), que se aadi a los muchos que ya tena, ms antiguos., aunque, sin dudarlo, comprendan tan poco de sus poderes, como las gentes del resto de la Comarca comprendan los de Gandalf: ambos eran considerados personas benvolas, misteriosos quiz, pero de ningn modo cmicos. El N 1 es el ms antiguo y est compuesto de versiones hobbit de varias leyendas concernientes a Bombadil. El N 2 usa tradiciones similares, aunque la socarronera de Bombadil se convierte aqu en bromas acerca de sus amigos, que disfrutan con ellas (y quiz tambin las temen); pero probablemente fue compuesto mucho ms tarde y despus de la visita de Frodo y sus compaeros a la Casa de Bombadil.Los versos, de origen hobbit, que aqu se presentan tienen dos caractersticas en comn. Estn llenos de palabras extraas, y de trucos de rima y mtrica (en su simplicidad, los Hobbits evidentemente consideraban estas cosas extraordinarias, aunque en realidad eran, sin duda, meras imitaciones de prcticas lficas). Tambin son, por lo menos superficialmente, ligeras y frvolas, aunque a menudo puede sospecharse que hay ms de lo que se oye. El N 15, ciertamente de origen hobbit, es una excepcin. Es la penltima pieza y pertenece a la Cuarta Edad; pero se incluye aqu porque una mano escribi al comienzo: El Sueo de Frodo. Esto es muy notable y, aunque es altamente improbable que el mismo Frodo lo haya escrito, el ttulo muestra que est asociado con los sueos oscuros y desesperados que le asaltaron en los meses de marzo y octubre durante sus ltimos tres aos en la Comarca. Pero hubo ciertamente otras tradiciones relativas a los Hobbits que sucumbieron a la Locura viajera y que, si alguna vez volvieron, fueron en adelante extraos y poco comunicativos. El concepto del Mar siempre estaba presente en el fondo de la imaginacin hobbit; pero el temor que despertaba y la desconfianza acerca de la tradicin lfica eran las actitudes predominantes en la Comarca a finales de la Tercera Edad, y no desaparecieron del todo con los acontecimientos y cambios con los que esa Edad termin.

***

ILas Aventuras de Tom Bombadil

El viejo Tom Bombadil era un alegre sujeto;De chaqueta azul brillante y botas amarillas;Llevaba en su alto sombrero una pluma de ala de cisne.Viva bajo la colina, donde el TornasauceCorra desde su fuente herbosa hasta la caada.

El viejo Tom en verano caminaba por los pradosRecogiendo rannculos, persiguiendo a las sombras,Cosquilleando a las abejas que zumbaban entre las flores,Sentndose junto al agua durante horas y horas.

All su barba se balanceaba hasta tocar el agua:Lleg Baya de Oro, hija de la Dama del Ro;Tir del cabello colgante de Tom. Y l cay revolcndoseBajo los lirios de agua, resoplando y tragando agua.

Eh, Tom Bombadil! A donde vas?Dijo la hermosa Baya de Oro. Ests soplando burbujas,Asustando a los peces aletados y a las pardas ratas de agua,Espantando a los somormujos, anegando tu sombrero emplumado!

Trelo aqu de nuevo, hermosa doncella!Dijo Tom Bombadil. No me importa vadear.Ve abajo! Duerme de nuevo, donde los charcos son oscuros,Lejos bajo las races de los sauces, pequea dama de agua!

De vuelta a casa de su madre en la profunda cavernaNad la joven Baya de Oro. Pero Tom no la sigui;Se sent en nudosas races de sauce, bajo el sol,Secando sus botas amarillas y su ensuciada pluma.

Se despert entonces el Hombre Sauce, empez su canto,Cant y Tom se durmi pronto bajo las oscilantes ramas;En una hendidura lo atrap con fuerza; clack! Se cerr,Y atrap a Tom Bombadil, chaqueta, sombrero y pluma.

Ja, Tom Bombadil! En qu estabas pensando,Husmeando en mi rbol, observando como beboen mi profunda casa de madera, cosquillendome con tu pluma,Salpicando mi cara como la lluvia?

Djame salir, Viejo Hombre Sauce!Estoy bien tieso aqu, no son buena almohadaTus races duras y torcidas. Bebe el agua del ro!Vuelve a dormir de nuevo, como la Hija del Ro!

El Hombre Sauce lo dej libre cuando oy sus palabras;Cerr enseguida su casa de madera, refunfuando y crujiendo,Susurrando dentro de su rbol. Fuera de la caada del sauceFue Tom caminando junto al Tornasauce.Bajo los aleros del bosque se sent mientras escuchaba:En las ramas, los pjaros sibilantes gorjeaban y silbaban.Las mariposas se estremecan y temblaban sobre su cabeza,Hasta que llegaron nubes grises, y el Sol se hundi.

Tom se apresur entonces. La lluvia empez a caer,Anillos circulares se esparcan en el fluyente ro;Sopl un viento, las agitadas hojas dejaron caer fras gotas;El Viejo Tom se desliz en un acogedor agujero.

Sali el Tejn, con su nevada frenteY sus oscuros ojos parpadeantes. En la colina excavabaCon su mujer y sus muchos hijos. Por la chaqueta le agarraron,Bajo tierra le arrastraron, le llevaron a sus tneles.

Dentro de su casa secreta, se sentaron murmurando:Eh, Tom Bombadil!, de donde has salido revolcndote,Quebrando la puerta? Los Tejones te han atrapado.Nunca encontrars el camino por el que has entrado!

Ahora, viejo Tejn, oyes lo que digo?Ensame la salida ahora mismo! Debo salir a caminar.Llvame a tu puerta trasera, bajo las eglantinas;Luego limpia tus sucias zarpas, enjuaga tus narices llenas de tierra!Vuelve a dormir de nuevo en tu lecho de paja,Cmo la Bella Baya de Oro y el Viejo Hombre Sauce!

Entonces los tejones dijeron: Disclpanos!Mostraron a Tom la salida de su espinoso jardn,Volvieron y se ocultaron, agitndose y temblando,Bloquearon sus puertas, cubrindolas con tierra.

La lluvia pas. El cielo se aclar, y en la noche de veranoel Viejo Tom Bombadil rea mientras volva a casa,Desatranc su puerta de nuevo, y abri una contraventana.En la cocina las polillas empezaron a revolotear;A travs de la ventana Tom vio a las nacientes estrellas titilar,Y a la delgada luna nueva descender hacia el oeste.

La oscuridad cay sobre la colina. Tom encendi una vela;Se oyeron crujidos en la escalera, gir el tirador de la puerta.Huu, Tom Bombadil! Mira lo que te trae la noche!Estoy aqu, tras la puerta. Por fin te he atrapado!Olvidaste al Tumulario del viejo montculoAll en la cima de la colina, en el crculo de piedras.Es libre de nuevo. Bajo tierra te llevar.Pobre Tom Bombadil, plido y fro te tornar!

Fuera! Cierra la puerta y no vuelvas nunca!Llvate tus centelleantes ojos, tu risa hueca!Vuelve al montculo herboso, en tu lecho de piedratiende tu cabeza huesuda, como el Viejo Hombre Sauce,Como la joven Baya de Oro, y los Tejones en su madriguera.Vuelve al oro enterrado y a la tristeza olvidada!

Huy el Tumulario saltando por la ventana,A travs del patio, sobre la tapia como una sombra barrida,Lamentndose volvi a la colina, al inclinado crculo de piedras,Bajo el montculo solitario, agitando sus anillos de hueso.

El Viejo Tom Bombadil yaci sobre su almohadaMs dulce que Baya de Oro, ms tranquilo que el Sauce,Ms abrigado que los Tejones o que los Tumularios;Durmi como un tronco, ronc como un fuelle.

Se despert con la luz de la maana, silb como un estornino,Cant, Ven, derry-dol, alegre-dol, querida!Palme su abollado sombrero, botas, chaqueta y pluma;Abri la ventana al clima soleado.

El sabio Viejo Bombadil era un sujeto cauteloso;De chaqueta azul brillante y botas amarillas.Nadie atrap nunca al Viejo Tom en las colinas o en la caada,Andando por los senderos del bosque, o junto al Tornasauce,O en los estanques de lirios, en un bote sobre el agua.Pero un da Tom fue y captur a la Hija del Ro,Con su vestido verde, su suelto cabello, sentada en el juncal,Cantando antiguas canciones de agua a los pjaros en los arbustos.

La atrap, la agarr velozmente! Las ratas de agua se escabulleron,Las plantas silbaron, las garzas gritaron, y el corazn de ella se agitaba.Dijo Tom Bombadil: Aqu est mi hermosa doncella!Deberas venir a casa conmigo! La mesa est puesta:Crema amarilla, panal de miel, mantequilla y pan blanco;Rosas en la ventana y pjaros piando en los postigos.Deberas venir bajo la colina! No temas por tu madreEn su profundo y herboso estanque: no hallars un amante all!

El viejo Tom Bombadil tuvo una alegre boda,Coronado de rannculos, sin pluma ni sombrero;Su esposa con nomeolvides y lirios como guirnaldaEstaba vestida de verde y plata. l cantaba como un estornino,Zumbaba como una abeja, tocaba el violn, Abrazaba a su Doncella del Ro por su delgada cintura.

Las lmparas brillaban en su casa, y la cama era blanca;En la brillante luna de miel, los Tejones llegaron con paso suave,Bailaron bajo la Colina, y el Viejo Hombre Saucegolpe, golpe el cristal de la ventana, mientras dorman en la cama,En la orilla junto a las caas la Dama del Ro suspiraba,Oyendo al viejo Tumulario gritar en su montculo.

El Viejo Tom Bombadil no prest atencin a las voces,Golpes, crujidos, pies danzantes, ruidos nocturnos;Durmi hasta que el Sol sali, y entonces como un estornino cant:Hey! Ven derry-dol, alegre-dol, querida!Sentado junto a la puerta, cortando ramas de sauce,Mientras la Hermosa Baya de Oro peinaba sus rubias trenzas.

IIBombadil pasea en barca

El viejo ao tornbase pardo; soplaba el Viento del Oeste;Tom recogi una hoja de haya cada en el bosque.He aqu un hermoso da, trado por la brisa!Por qu esperar al prximo ao? Lo tomar cuando me plazca.En este da compondr mi barca y viajar a la venturaAl oeste, por el delgado arroyo, siguiendo mi capricho!

Un pajarillo se sentaba en una ramita. Hola, Tom! Te he odo.Creo que s, creo que s, a donde te llevar tu capricho.Debera ir, debera ir, y decirle a l donde encontrarte?

Nada de nombres, cuentacuentos, o te desollar y comer,Parloteando en todos los odos asuntos que no te conciernen!Si cuentas al Hombre-sauce a donde he ido, te quemar,Te asar en un asador de sauce. As acabar tu asechanza!.

El reyezuelo del sauce irgui la cola, cant mientras se alejaba:Cgeme primero, cgeme primero! No hacen falta nombres.Me posar en su ms cercano odo: escuchar el mensaje.Abajo con l, dir, mientras el sol se hundeDeprisa, deprisa! Es hora de beber.

Tom ri para s: Entonces tal vez yo vaya all.Podra ir por otros lugares, pero hoy bogar hacia all.

Prepar los remos, repar su bote; lo sac de una cala escondidaA travs de las caas y los plidos helechos, bajo inclinados alisos,Luego baj por el ro, cantando: Tonto helecho,Fluye, arroyo Tornasauce, por vados y corrientes!Eh! Tom Bombadil! A donde vas,Montado en una cscara de nuez, remando ro abajo?

Quizs al Brandivino a lo largo del Tornasauce;Tal vez amigos mos encendern fuego para mAll en Fin de la Cerca. Conozco all a un pequeo pueblo,Amable al final del da. As que voy para all.Hblame de mis parientes, treme sus noticias!Hblame de estanques profundos y escondites de peces!

Nada de eso!, dijo Bombadil, Slo estoy remandoPara ver como huele el agua, no voy errando.

Ah! Tom gallito! Ocpate de que tu cubo no zozobre!Busca troncos de sauce! Reira vindote tropezar!

Habla menos, pescador azulado! Mantn tus amables deseos!Vuela lejos y arregla tus plumas con huesos de peces!Alegre Seor en tu rama, en casa un sucio sirvienteQue vive en desaseado hogar, aunque tu seno sea escarlata.He odo picos de pjaros pescadores balancendose en el airePara mostrar como sopla el viento: es el fin de la pesca!

El Martn Pescador cerr el pico, gui el ojo, como cantando.Tom pas bajo la rama. Flash! Se fue aleteando;Dej caer una joya azul, una pluma, y Tom la atrap.Centelleando en un rayo de sol: pens que era un buen regalo.La prendi en su alto sombrero, la vieja pluma arrojada;Ahora azul para Tom, pens, Un matiz duradero y feliz!

Ondas se arremolinaban alrededor de su bote, vio temblar las burbujas.Tom golpe con su remo, Smack! a una sombra en el ro.Hush! Tom Bombadil! Hace tiempo que no te vea.Te tornaste barquero, eh? Qu tal si te enfurezco?

Qu? Mira, seor Patillas, te llevara ro abajo,Mis dedos en tu espalda haran temblar tu pellejo.Vaya, Tom Bombadil! Ir y le dir a mi madre:Llama a toda nuestra parentela, padre, hermana, hermano!Tom se ha vuelto loco, como una negreta con patas de madera;Palea por el Tornasauce, una vieja cuba que nada entre dos aguas

Te mandar a los Tumularios! Te curtirn!Y con anillos dorados te ahogarn! Si tu madre te vieraA su hijo no conociera, a menos que viese tus patillas.No, no fastidies al viejo Tom, hasta que seas ms avispado!

Whoosh! dijo la nutria, rociando agua del roSobre el sombrero de Tom; e hizo balancear la barca,Se sumergi bajo ella, y apareci en la orilla,Hasta que la alegre cancin de Tom dej de orse.

El Viejo Cisne de la Isla lfica pas cerca de l, orgullosamente,Mir a Tom duramente, le buf estruendosamente.Tom ri: T, viejo cisne, echas en falta tu pluma?Dame una nueva! La vieja se la llev el tiempo.Si me hablases con dulzura, te apreciara mucho:Largo cuello y garganta muda, y an as un soberbio bromista!Si un da el Rey retorna, tu orgullo reventar,Marcar tu pico amarillo, y menguar tu seoro!El Viejo Cisne extendi sus alas, sise, y nad ms rpido;Movindose en su estela, Tom rem tras l.

Tom lleg a la Presa de Mimbre. Precipitndose ro abajo,Espumando en Tornalcance, burbujeando y salpicando;Lanz a Tom sobre las piedras como cado del cielo,Disparado como el corcho de una botella, hacia la villa de Grindwall.

Eh! Aqu est el Hombre de Madera Tom, con su barba puesta!Ri la pequea gente de Fin de la Cerca y Breredon.Cuidado, Tom! Te dispararemos con nuestros arcos y flechas!Cruza el Brandivino con barquichuela o transbordador.Uf, pequeos regordetes! No os las prometis tan felices!

He visto Hobbits cavando agujeros para ocultarse,Espantados si un chivo o un tejn los vea,Asustados de los rayos de luna, esquivando sus propias sombras.Llamar a los Orcos: eso os har correr!

Puedes llamarlos, Hombre de Madera Tom. O puedes hablar con tu barba.Tres flechas en tu sombrero! No te tenemos miedo!A donde vas ahora? Si buscas cerveza,Los barriles de Breredon no son lo bastante profundos para remojarte!

Por el Brandivino ira, a los lindes de la Comarca,Pero muy veloz para mi barquichuela el ro fluye ahora.Bendecira a la pequea gente que me acogiera en sus barcas,Les deseara dulces tardes y muchas maanas felices.

Rojo flua el Brandivino, en llamas el ro estaba encendido,Mientras el Sol se hunda ms all de la Comarca y en gris menguaba.Marjala estaba vaca. Nadie haba all para saludarle.Silenciosa estaba la orilla. Dijo Tom: Un alegre encuentro!

Tom recorri el camino, y la luz disminua.Brillantes lmparas centelleaban delante. Oy una voz que llamaba.Eh ah! Los ponies se detuvieron, las ruedas dejaron de girar.Tom sigui afanndose, no mir atrs.

Oh ah! Mendigo que marchas en Marjala!Qu asuntos te traen aqu, con tu sombrero prendido de flechas?Alguien te dio aviso, te sorprendi en tu disimulo?Ven aqu! Dime ya lo que estas buscando!Cerveza de la Comarca, lo jurara, aunque no tienes un penique.La guardar bajo llave tras las puertas, y no tendrs ninguna!

Bueno, bueno, pies barrosos! De quien ha llegado tarde a la reunin,All en los mrgenes, es un spero saludo!T, viejo granjero, tan gordo que no puedes caminar sin jadear,Que arrastras tu carga como un talego, deberas ser ms amable.Ahorrador sagaz, cuba con piernas! Un mendigo no puede escoger,Te mandara ir, y t saldras perdiendo.Vamos, Maggot, aydame! Un pichel me debes.Incluso en la luz del crepsculo, un viejo amigo debera conocerme!

Partieron de all riendo, no hicieron alto en Juncalera,Aunque la posada estaba abierta y podan oler la malta.Tomaron el camino de Maggot, traqueteando y chocando,Tom en la carreta del granjero bailando y saltando.Las estrellas brillaron en la Granja de Maggot, y la casa estaba iluminada;Arda el fuego en la cocina para recibir a los viajeros nocturnos.

Los hijos de Maggot saludaron en la puerta, sus hijas hicieron reverencias,Su esposa trajo picheles para aquellos que deban estar sedientos.Canciones hubo y alegres cuentos, cenaron y bailaron;El buen Maggot haca cabriolas con su cinturn,Tom tocaba la gaita, cuando no beba a grandes tragos,Las hijas bailaron el Salto del Anillo, la buena esposa rea.

Cuando los dems fueron a la cama de heno, helechos o plumas,Cerca del hogar juntaron sus cabezas,El Viejo Tom y Pies Barrosos, Hablando de las estacionesDe las Quebradas a las Colinas de la Torre: de caminatas y cabalgatas;De trigo y maz, de siembra y cosecha;Extraos cuentos de Bree; y hablaron de la herrera, el molino, y de regateos;De rumores en rboles susurrantes, del viento del sur en los pinos,De vigas en el Vado, de sombras en las fronteras.

El Viejo Maggot se durmi por fin en una silla junto a los rescoldos.Al alba Tom se haba ido: como los sueos que uno recuerda a medias,Unos alegres, otros tristes, y otros de alerta oculta.Nadie oy abrir la puerta; un chaparrn de lluvia en la maanaBorr sus pisadas, no dej rastro en Marjala,En Fin de la Cerca no se oyeron canciones ni sonido de pesados pasos.

Tres das yaci su barca junto a la cerca de Grindwall,Y una maana se fue de vuelta al Tornasauce.Las nutrias, decan los Hobbits, vinieron de noche y la desataron,La arrastraron ms all de la presa y ro arriba la empujaron.

De la Isla lfica un viejo cisne vino navegando,Con una vela junto al pico y en el agua estelas dejando,Avanzando orgullosamente; nutrias nadaban a su alrededorGuindolo por las torcidas races del Viejo Hombre Sauce;El Rey Pescador colgaba en su rama, el abadejo cantaba junto a los remos,Felizmente llevaban el bote de vuelta a casa.Llegaron finalmente al arroyo de Tom. Una nutria dijo: Silbad ahora!Qu es de una negreta sin sus patas, o de un pez sin sus aletas?Oh, plido y tonto arroyo del sauce! Los remos dejaron atrs!Largo tiempo esperaron en Grindwall a que Tom viniera a encontrarlos.

IIIVida Errante

Haba una vez un alegre viajero,Un mensajero, un marinero:Construy una dorada gndolaPara aventurarse y la cargDe amarillas naranjasY de gachas para su sustento;La perfum con mejoranaY cardamomo y lavanda.

Llam a los vientos de ArgosPara que le transportaran con carga y todoA travs de los diecisiete rosQue se interponan en su camino para retrasarle.Desembarc solitarioDonde los guijarros de piedra,En el corriente ro Derrilyn,Fluyen felizmente para siempre.Viaj entonces a travs de tierras de pradosHasta la Tierra de las Sombras, que yace tristemente,Y bajo la colina y sobre la colinaFue bogando por la tediosa ruta.

Se sent y cant una meloda,Demorando su vida errante;Pidi a una bella mariposaQue aleteaba cerca que se casara con l.Ella le despreci y se burl de l,Se ri de l sin piedad;Tanto tiempo haba l estudiado magiaY hechicera y herrera.

Trenz un tejido delgado como el airePara cazarla; para seguirlaSe hizo alas de piel de escarabajoY alas emplumadas de golondrina.La atrap en su aturdimientoCon hilos de telas de araa;Construy para ella dulces pabellonesDe lilas, y una cama nupcialDe flores y abrojosPara acurrucarse en ella y descansar;Y de telas de seda de membranoso blancoY luz de plata la visti.

Ensart gemas en collares,Pero imprudentemente ella los derrochY dio en amargas disputas;Entonces pesarosamente l se alej,Y all la dej, marchitndose,Mientras l se iba tiritando;Con tiempo ventoso tras lHuy con alas de golondrina.

Dej atrs los archipilagosDonde crecen amarillas las margaritas,Donde existen incontables fuentes de plata,Y las montaas son del oro de las Hadas.Contempl la guerra y el pillajeAsolando ms all del mar,Y vag por BelmarieY Thellamie y Fantasie.

Se hizo casco y escudoDe coral y de marfil,De esmeralda hizo una espada,Y terrible fue su rivalidadCon caballeros lficos de AerieY Faerie, con paladinesQue, con cabellos dorados y ojos brillantes,Vinieron cabalgando y le desafiaron.

De cristal era su cota de malla,Su vaina, de calcedonia;Guarnecida de plata en plenilunio,Su lanza estaba trabajada en bano.Sus jabalinas eran de malaquitaY estalactita-las blandi,Se enfrent a las liblulasDe Paradise, y las venci.

Combati a los Dumbledors,A los Hummerhorns y a las Honeybees,Y conquist el Peine Dorado;Y volviendo a casa, por mares soleadosEn un buque de hojas y gasasCon una flor por dosel,Se sent y cant, y acicalY puli su panoplia.

Se demor por un tiempoEn pequeas islas que yacan solitarias,Y encontr all poca hierba, aunque alta;As que al final fue el nico caminoQue tom, y volvi, y regres a casaCon el Peine Dorado, su mensajeLleg a ser recordado, y tambin su recado!En su alegra y su embelesoLos haba olvidado, errandoY viajando, como un vagabundo.De modo que ahora debe partir de nuevoY de nuevo empezar su gndola,Para siempre un mensajero,Un viajero demorado,Errante como una pluma,Un marinero guiado por el viento.

IVla Princesa Mee

La pequea Princesa MeeEra adorableComo se cuenta en la cancin lfica:Tena perlas en el peloBellamente enhebradas;De hilo de araa y oroEstaba hecho su pauelo,Y un cordoncillo de estrellasDe plata en su cuello.De luz de alevillaY blanco de lunaEstaba tejida su chaqueta,Y en su mantoCea un cinturnCosido con roco diamantino.

Caminaba de daBajo un manto grisY una capucha de azul nuboso;Pero iba de noche envueltaEn un brillo resplandecienteBajo el cielo estrellado,Y sus frgiles zapatillasDe malla de pescadoRelampagueaban cuando pasabaHacia el estanque donde danzaba,Y en un tranquilo espejoDe aguas quietas jugaba.Como niebla luminosaEn un vuelo arremolinadoUn destello como cristal surgaDonde sus piesDe alas de plataGolpeaban el suelo.

Mir a lo altoAl cielo sin techo,Y mir a la orilla sombra;Entonces se dio la vueltaE inclin los ojosY vio debajo de ellaUna princesa SheeTan bella como Mee:Bailaban pie con pie!

Shee era tan claraComo Mee, y tan brillante;Pero Shee estaba, extraamente,Colgada boca abajo,Coronada de estrellasEn un pozo sin fondo!Sus ojos centelleantesCon gran sorpresaMiraban a los ojos de Mee:Una cosa maravillosaEl danzar cabeza abajoSobre un mar estrellado!

Slo sus piesPodran encontrarse;Porque donde estn los caminosPara hallar una tierraDonde ellas no estn de pieSino colgadas del cieloNadie podra decirloO aprenderlo de hechizo algunoEn todo el saber lfico.

De modo que ella solaUna elfa solitariaBailando como antesCon perlas en el cabelloY un hermoso mantoY frgiles zapatillasY malla de peces iba Mee:Con malla de pecesY frgiles zapatillasY un hermoso manto,Y con perlas en el cabello iba Shee!

VEl Hombre de la luna se qued hasta muy tarde

Hay una posada, una vieja y alegre posadaAl pie de una vieja colina gris,Y all preparan una cerveza tan oscuraQue el Hombre de la Luna bajA beberla una noche.

El palafrenero tiene un gato borrachoQue toca un violn de cinco cuerdas;Y mueve el arco arriba y abajo,Arriba chirriando, abajo ronroneandoY serruchando en el medio.

El posadero tiene un perritoQue es muy aficionado a las bromas;Y cuando hay alegra entre los huspedes,Levanta una oreja a todos los chistesY se muere de risa.

Ellos tienen tambin una vaca cornudaOrgullosa como una reina;Pero la msica la trastorna como la cerveza,Y mueve la cola empenachadaY baila en la hierba.

Y oh, las pilas de fuentes de plataY el cajn de cucharas de plata!Hay un par especial de domingo,Y a estas las pulen con mucho cuidadoLas tardes de los sbados.

El Hombre de la Luna beba largamenteY el gato se puso a llorar;La fuente y la cuchara bailaban en la mesa,La vaca brincaba locamente en el jardn,Y el perrito se morda la cola.

El Hombre de la Luna tom otra copaY luego rod bajo la silla,Y all durmi y so con cerveza;Hasta que palidecieron las estrellas,Y el alba estuvo en el aire.

El Palafrenero le dijo al gato ebrio:Los caballos blancos de la lunaRelinchan y tascan los frenos de plata;Pero el amo ha perdido la cabeza,Y el Sol saldr pronto!

As que el gato toc en el violn una jiga-jigaQue hubiera despertado a los muertos,Chillando, serruchando y apresurando la tonada,Mientras el posadero sacuda al Hombre de la Luna:Son las tres pasadas!, dijo.

Llevaron al Hombre rodando colina arribaY lo arrojaron de vuelta a la Luna,Mientras sus caballos galopaban de espaldasY la vaca cabriolaba como un ciervoY la fuente se iba con la cuchara.

Ms rpido el violn tocaba la jiga-jiga;El perro comenz a rugir,La vaca y los caballos estaban patas arriba;Los huspedes saltaron de la camaY bailaron en el piso.

Con un pum y un pim estallaron las cuerdas del violn!La vaca salt por encima de la luna,Y el perrito ri al ver tanta alegra,Y la fuente del sbado se escap corriendoCon la cuchara del domingo.

La Luna redonda rod tras la colina,Mientras el Sol levantaba la cabeza.No poda creer a sus ojos de fuego;Porque, aunque era de da, para su sorpresaTodos haban vuelto a la cama!

VIEl hombre de la luna baj demasiado pronto

El Hombre de la Luna tena zapatos plateados, Y barba de hebras plateadas;Coronado de palos y con perlas Sujetas a su cinturn,Envuelto en su manto gris camin un da A travs de un suelo resplandeciente,Y secretamente, con una llave de cristal, Abri una puerta de marfil.

Por una afiligranada escala de telaraa centelleante Baj deprisa,Y finalmente fue feliz de verse libre, Lanzado a una loca aventura.Haba perdido el gusto por los blancos diamantes; Estaba cansado de su minareteDe alta piedra que se elevaba solitario En el montaoso paisaje lunar.

Hubiera enfrentado cualquier peligro por el rub y el berilo Para adornar su plido atuendo,Por nuevas diademas de gemas lustrosas, Esmeraldas y zafiros.Estaba solo adems, sin nada que hacer, Sino mirar abajo el mundo doradoO tratar de or la meloda distante Que pasaba junto a l como un alegre remolino.

En el plenilunio de su luna de plata, Su corazn haba anhelado el fuego:No las lmpidas luces de los plidos selenitas; Porque rojo era su deseo,Por purpreos resplandores de rosa y carmes, Por una llama de ardiente lengua,Por cielos escarlata en un rpido amanecer Cuando un tempestuoso da an es joven.

Vio mares azulados, y los matices vivientes De verdes bosques y marjales;Y aoraba la alegra de la Tierra populosa Y la sangunea corriente de los hombres;Codiciaba el canto, y la risa duradera, Y las viandas calientes, y el vino,Pues coma pasteles perlados de ligeros copos de nieve Y beba luz de luna.

Le cosquillearon los pies, al pensar en la carne,En el ponche y en el guiso con pimienta;Y resbal sin darse cuenta en su escalera inclinada,Y como un meteoro,Una estrella fugaz, en Yule una nocheCay titilandoDesde su escalera, para darse un espumoso baoEn la baha ventosa de Bel.

Empez a pensar, temiendo derretirse y hundirse,Qu hacer en la luna,Cuando el bote de un pescador lo encontr flotando a lo lejosPara asombro de la tripulacin;Lo atraparon en su red, todo mojado y brillanteCon un resplandor fosforescenteDe blancos azulados y luces de paloY un delicado lquido verde.

Contra su deseo, con el pescado de la maanaLo mandaron a tierra:Es mejor que alquiles cama en una Hostera, dijeron;La ciudad est muy cerca.Slo el taido de una lenta campanaEn la alta Torre del MarAnunci las nuevas de su luntico cruceroA hora tan inapropiada.

No se encendieron fuegos, no hubo desayunos,Y la maana fue fra y hmeda.Haba cenizas en lugar de fuego, y fango en lugar de hierba,Y una lmpara en lugar del SolEn una oscura callejuela. No encontr a nadie,Ninguna voz se alzaba en cancin;En cambio haba ronquidos, ya que todos estaban en la camaY an haban de dormir largo tiempo.

Golpe las puertas cerradas mientras pasaba,Y grit y llam en vano,Hasta que lleg a una posada con luz en su interior,Y golpe el cristal de la ventana.Un sooliento cocinero ech una spera mirada,Y dijo Qu es lo que quieres?.Quiero fuego, y oro, y canciones antiguas,Y el rojo vino fluyendo libremente.

No los conseguirs aqu, dijo el cocinero mirando de reojo,Pero puedes entrar.Carezco de plata y de seda con que cubrir mi espalda,Pero tal vez te pueda alojar.Un regalo de plata para levantar el cerrojo,Una perla para cruzar la puerta;Un asiento junto al cocinero cerca del fuego,Le cost veinte ms.

Por hambre o sed nada se llev a la bocaHasta que hubo dado todo cuanto llevaba;Y todo lo que obtuvo, en una olla de barroRota y sucia de humo,Fueron gachas fras, de dos dasQue comi con una cuchara de madera.Para el budn de Yule con ciruelas, pobre infeliz,Haba llegado demasiado pronto:Un husped incauto en una bsqueda lunticaDesde las Montaas de la Luna.

VIIEl troll de piedra

El Troll estaba sentado en su asiento de piedra,Mordiendo y masticando un viejo hueso desnudo;Haba estado royndolo durante muchos aos,Pues la carne era difcil de encontrar.Viva solo en una caverna de las colinas,Y la carne era difcil de encontrar.

Lleg Tom calzado con grandes botas.Le dijo al Troll: Qu es eso, por favor?Pues se parece a la tibia de mi to Tim,Que debera yacer en el cementerio.Cementerio! Sahumerio!Hace ya muchos aos que Tim se nos ha ido,Y cre que an yaca en el cementerio.

Compaero, dijo el Troll, es un hueso robado.Pero, de qu sirve un hueso en un agujero?Tu to estaba muerto como un lingote de plomo,Mucho antes de que yo encontrara esta tibia.Tibia! Alivia!Puede darle una parte a un pobre viejo Troll;Pues l no necesita esta tibia.

Dijo Tom: No entiendo por qu las gentes como tHan de servirse librementeLa canilla o la tibia de mi to;As que psame ese viejo hueso!Hueso! Rehueso!Aunque est muerto, an le pertenece;Psame entonces ese viejo hueso!

Un poco ms, dijo el Troll sonriendo,Y a ti tambin te comer y te roer las tibias.Un bocado de carne fresca me caer bien!Te clavar los dientes ahora mismo.Mismo! Sismo!Estoy cansado de roer viejos huesos y cueros;Tengo ganas de comerte ahora mismo.

Pensando ya que se haba asegurado la cena,Descubri que no tena nada en las manos,Pues Tom se haba deslizado por detrsLanzndole un puntapi como buena leccin.Leccin! Coccin!Un puntapi en las asentaderas, pens Tom,Ser el modo de darle una leccin.

Pero ms duros que la piedra son la carne y el huesoDe un Troll que est sentado a solas en la loma.Tanto valdra patear la raz de la montaa,Pues las asentaderas de un Troll son insensibles.Insensibles! Inservibles!El viejo Troll ri oyendo que Tom grua,Y supo que su pie era sensible.

Tom regres a su casa arrastrando la pierna,Y su pie qued estropeado mucho tiempo,Pero al Troll no le importa y est siempre all,Con el hueso que le birl al propietario.Propietario! Recetario!Las asentaderas del Troll son an las mismas,Y tambin el hueso que le birl al propietario!

VIIIPerry el guios

El Troll solitario sentado en una piedra,Cantaba una cancin triste:Por qu, oh, por qu tengo que vivir soloEn las Colinas de All Lejos?Los mos se fueron, no puedo llamarlosY ya no piensan en m;Solo me han dejado, el ltimo de todos,De la Cima de los Vientos al Mar.

No robo oro, no bebo cerveza,No como clase alguna de carne;Pero la gente atemorizada cierra sus puertas,En cuanto oye mis pasos.Oh, como deseara que fueran ms amables,Y mis manos no tan rudas!Sin embargo, mi corazn es blando, mi sonrisa es dulce,Y no soy mal cocinero!

Vamos, vamos!, pens, Esto no puede ser!Debo partir y encontrar un amigo;Caminando sin prisa, recorrer La Comarca de punta a punta.As que parti, y camin toda la nocheCon los pies envueltos en botas de piel;Lleg a Delagua con la luz de la maana,Cuando las gentes empezaban a ponerse en movimiento.

Mir a su alrededor, y a quin hallSino a la anciana seora BunceCon cesta y sombrilla, andando por la calle;Y sonri y se detuvo para llamarla:Buenos das, Madame! Que tenga un buen da!Espero que se encuentre bien.Pero ella arroj la sombrilla y la cestaY lanz un espantoso grito.

El viejo Pott, el Alcalde, paseaba por all cerca;Cuando oy aquel terrible sonido,Del miedo se torn prpura y rosado,Y se puso a cavar bajo tierra.El Troll solitario se sinti herido y triste:No se vaya!, dijo alegremente,Pero la vieja seora Bunce corri a casa como enloquecidaY se escondi bajo la cama.

El Troll lleg a la Plaza del MercadoY atisb por sobre los puestos;Las ovejas tornronse salvajes al ver su caraY los gansos volaron por encima de las tapias.El viejo granjero Hogg derram su cerveza,Bill el Carnicero arroj su cuchillo,Y su perro Grip hizo girar su colaY corri para salvar la vida.

El viejo troll se sent tristemente y llorJunto a la puerta de las Celdas,Y Perry el Guios se acerc a lY le dio una palmadita en la espalda.Oh, por qu lloras, bulto grandulln?Ests mejor fuera que dentro!Dio al troll un golpe amigable,Y ri al verle sonrer.

Oh, Perry el Guios, muchacho, grit,Ven, t eres la persona indicada!Si ests deseando dar una vueltaTe llevar a casa para tomar el t.l salt sobre su espalda y se agarr con fuerza,Y dijo Adelante!;Y Guios tuvo una fiesta aquella noche,Y se sent en la rodilla de viejo troll.

Hubo pastas de t, y tostadas con mantequilla,Y jamn, y crema, y pastel,Y Guios se esforz para ser el que ms comiera,Aunque todos sus botones se rompieran.La olla cant, el fuego arda,La marmita era grande y marrn,Y Guios trat de beber mucho t,Aunque se ahogara.

Cuando rellenos y tiesos estuvieron la chaqueta y la piel,Permanecieron sin hablar,Hasta que el Viejo Troll dijo: Ahora empezarA ensearte el arte del panadero,La hechura de maravilloso pan relleno,De tortas ligeras y pardas;Y entonces podrs dormir en un lecho de plumasCon almohadas de pluma de bho.

Joven Guios, dnde has estado?, dijeron ellos.He estado en un t indecente,Y me siento hinchado, porque he comidoPan relleno, dijo l.Pero en qu lugar de la Comarca, muchacho, ha ocurrido eso?O ha sido fuera, en Bree?, dijeron ellos.Pero Guios contest simplemente:No voy a decirlo.

Yo s donde, dijo Jack el Curioso,He observado como cabalgaba:Fue sobre la espalda del Viejo TrollA las colinas de All Lejos.Entonces todo el mundo fue voluntariamente,En Poney, en carruaje, o en un jamelgo,Hasta que llegaron a una casa en la colinaY vieron una humeante chimenea.

Golpearon la puerta del Viejo Troll.Cocina para nosotrosUn delicioso pastel relleno,Por favor, o dos o ms!Cocnalo!, dijeron, cocnalo!Idos a casa, idos a casa!, dijo el Viejo Troll,Yo no os he invitado.Solo los jueves cocino mi pan,Y solo para unos pocos.

Idos a casa, idos a casa! Aqu hay un error.Mi casa es demasiado pequea;No tengo pastas, ni crema, ni pasteles:Guios se lo ha comido todo!T, Jack, y Hogg y el Viejo Bunce y Pott,No quiero ver a nadie ms.Largos! Largos todos!Guios es mi tipo favorito!

Perry el Guios se engord muchsimoPor comer pasteles rellenos,Su faja se rompi, y nunca ms un sombreroPudo ponerse en la cabeza;Porque cada jueves iba a tomar el t,Y se sentaba en el suelo de la cocina,Y ms pequeo el Troll parecaA medida que l creca y creca.

Guios lleg a ser un gran panadero,Como an dice la cancin;Desde el mar a Bree lleg la famaDe su pan corto y largo.Pero no era tan bueno como el pastel relleno;No tena tan rica mantequilla,Como cada jueves el Viejo Troll ofrecaPara el t de Perry el Guios.

IXLos labios maulladores

Las sombras donde moran los Labios MaulladoresSon negras y hmedas como la tinta,Y lenta y suavemente hacen sonar su campana,Mientras te hundes en el limo.

Te hundes en el barro, t que te atrevesA llamar a su puerta,Mientras las grgolas sonrientes observanY fluyen aguas venenosas.

Junto a la corrompida ribera del roLloran los sauces colgantes,Y los grajos se yerguen siniestramenteGraznando en sueos.

Ms all de las Montaas de Merlock, tras un largo y fatigoso camino,En un valle mohoso donde los rboles son grises,Junto a un estanque de orillas oscuras sin viento ni mareas,Sin sol y sin luna, se esconden los Labios Maulladores.

Las cavernas donde los Labios Maulladores se renenSon profundas, hmedas y frasIluminadas con una enfermiza vela;Y all es donde cuentan su oro.

Sus paredes son hmedas, sus techos gotean;Sus pies sobre el sueloSe mueven suavemente con un flip-flap,Mientras se deslizan hacia la puerta.

Se asoman fuera astutamente; con un cracSus sensibles dedos crujen,Y cuando han terminado, tus huesosSe llevan en un saco.

Ms all de las Montaas Merlock, tras un largo y solitario camino,A travs de las Sombras de las Araas y del Pantano de Tode,Y a travs del bosque de rboles colgantes y la Maleza del Patbulo,Vas a buscar a los Labios Maulladores, y ellos te comern.

XEl olifante

Gris como un ratn,Grande como una casa,La nariz de serpiente,Hago temblar la tierraCuando piso la hierba;Los rboles se quiebran a mi paso.Con cuernos en la bocaCamino por el sur,Moviendo mis grandes orejas.Desde aos sin cuentoMarcho de un lado a otro,Y ni para morirEn la tierra me acuesto.Yo soy el olifante,El ms grande de todos,Viejo, alto y enorme.Si alguna vez me ves,No podrs olvidarme.Y si nunca me encuentrasNo creers que existo.Pero soy el viejo olifante,Y nunca miento.

XIFastitocalon

Mirad, ah est Fastitocalon!Una buena isla en la que desembarcar,Aunque algo desolada.Vamos, dejad el mar! Y corramos,O bailemos, o tumbmonos al sol!Ved como las gaviotas se sientan ah!Tened cuidado!Las gaviotas no se hunden.

All se sientan, se pavonean y se acicalan;Su papel es dar el aviso,Si alguien se atreveA instalarse en esa isla,O a buscar solo por un instanteAlivio para una enfermedad, o para la humedad,O tal vez hervir una olla.

Ah, gente imprudente, aquellos que desembarcan sobre l!Y preparan un pequeo fuegoY tal vez ansan un t!Quizs su concha es gruesa,Parece dormir; pero l es veloz,Y ahora flota en el mar,Engaosamente.

Y cuando l oye sus pies que golpean,O nota tenuemente el sbito calor,Con una sonrisa,Se sumerge,Y dndose la vuelta prestamenteLos arroja fuera y se ahogan en lo ms profundo,Y pierden sus tontas vidasPara su sorpresa.Sed prudentes!

Hay muchos monstruos en el mar,Pero ninguno tan peligroso como l,El viejo y crneo Fastitocalon,Cuya progenie poderosa ya se ha ido,El ltimo de los antiguos peces-tortuga.De modo que si deseis salvar vuestra vidaEntonces os advierto:Prestad atencin al saber de los antiguos navegantes,No pongis pie en orillas desconocidas!O mejor an,Cumplid vuestros das en la Tierra MediaEn paz y regocijo!

XIIGato

El gato gordo en el felpudoParece soarCon hermosos ratones suficientesPara l, o con crema;Pero l, tal vez, camina librementeCon pensamientos ligeros, orgulloso,Donde rugi alto o luch Su parentela, delgada y magra,O donde en cuevas profundasEn el este se dio banquetes con bestiasY con hombres tiernos.El len gigante con una garra de hierroEn su zarpa,Y grandes y crueles dientesEn la ensangrentada mandbula;El leopardo, cubierto de oscuras estrellas,De pies veloces,A menudo con suavidad desde lo altoSalta sobre su comidaDonde los bosques se entrevn en la oscuridad-Lejos estn ahora,Fieros y libres,Y domesticado est l;Pero el gato gordo en el felpudoRetenido como mascota,No los olvida.

XIIILa novia de la sombra

Haba un hombre que viva solo,Mientras pasaban el da y la nocheSe sentaba tan quieto como una piedra esculpida,Y no arrojaba ninguna sombra.Los bhos blancos se posaban sobre su cabezaBajo la luna de invierno;Se frotaban los picos y lo crean muertoBajo las estrellas de junio.

Lleg una dama vestida de grisBrillando en el crepsculo:Permaneci quieta un instante,Con flores entrelazadas en su pelo.l despert, como surgido de la piedra,Y rompise el hechizo que lo retena;La abraz deprisa, ambos de carne y hueso,Y ella arremolin su sombra alrededor de l.

Ella no anda ms por sus caminosCon sol, luna o estrellas;Mora abajo, donde no existe daNi noche alguna.Pero una vez al ao, cuando bostezan las cavernasY despiertan las cosas ocultas,Bailan juntos hasta el amanecerY no proyectan ms que una sombra.

XIVEl tesoro

Cuando la Luna era nueva y el Sol jovenDe plata y oro cantaban los Dioses:Derramaban plata en la verde hierba,Y llenaban las blancas aguas con oro.Antes de que se excavara el Abismo o se abriera el Infierno,Antes de que fueran criados los Enanos o nacieran los Dragones,Existan los Elfos de antao, y poderosos hechizosBajo verdes colinas y huecos vallesCantaban mientras forjaban muchos objetos hermosos,Y las brillantes coronas de los Reyes lficos.Pero su destino les alcanz, y su cancin declin,Golpeados por el hierro y encadenados por el acero.Su avaricia no cantaba, ni sus bocas sonrean,Apilaron su riqueza en agujeros oscuros,Plata cincelada y oro grabado:Las sombras cayeron sobre el Hogar de los Elfos.

Un viejo enano viva en una cueva oscura,Sus dedos se haban aficionado al oro y a la plata;Con martillo y tenazas y yunqueTrabaj con sus manos hasta despellejarlas,Hizo monedas, y collares de anillos,Y pens en comprar el poder de los Reyes.Pero sus ojos estaban oscurecidos y sus odos eran dbilesY su piel amarilla sobre el viejo crneo;Con su tenaza huesuda, de plido resplandorLas piedras preciosas pasaban sin ser vistas.No oy los pies, aunque la tierra temblaba,Cuando el joven dragn apag su sed,Y hume el arroyo frente a su oscura puerta..Las llamas silbaban en el suelo hmedo,Y muri solo en el rojo fuego;Sus huesos se volvieron cenizas en el barro caliente.

Haba un viejo dragn bajo la roca gris;Sus ojos rojos parpadeaban mientras yaca en soledad.Su alegra se termin y su juventud haba pasado,Estaba nudoso y arrugado, y sus miembros se curvaronEn los largos aos que pas encadenado a su oro;En el horno de su corazn se haba apagado el fuego.Al limo de su vientre se haban adherido fuertemente las gemas,Oro y plata olfateaba y lama:Conoca el sitio del ms infmo anilloBajo la sombra de su negra ala.En su dura cama pensaba en ladrones,Y soaba con alimentarse de su carne,Hacer crujir sus huesos, y beber su sangre:Inclin las orejas y respir pesadamente.Son una cota de malla. No la oy.Una voz hizo eco en la gruta profunda:Un joven guerrero de brillante espadaLo desafi a defender su tesoro.Sus colmillos eran dagas, y de cuerno su piel,Pero el hierro le ara, y muri su llama.

Haba un viejo rey en un alto trono:Su larga barba caa sobre rodillas de hueso;Su boca ya no saboreaba la carne ni la bebida,Ni sus odos la msica; slo poda pensarEn su gran cofre con la tapa talladaDonde se ocultaban gemas plidas y oroEn secreta tesorera bajo el suelo oscuro;Sus fuertes puertas estaban forradas de hierro.Las espadas de sus caballeros estaban cubiertas de herrumbre,Su gloria cada, su dominio derribado,Sus salas vacas y sus cenadores fros,Pero el rey estaba hecho de oro lfico.No oa los cuernos en los pasos de la montaa,No ola la sangre en la hollada hierba,Pero sus salas haban ardido, su reino se haba perdido;En un fro pozo se arrojaron sus huesos.

Hay un antiguo tesoro en una oscura roca,Olvidado tras puertas que nadie puede abrir;Ningn hombre puede traspasar ese horrendo umbral.En el terrapln crece la verde hierba;All pastan las ovejas y vuelan las alondras,Y el viento sopla desde la orilla del mar.La noche guardar el viejo tesoro,Mientras la tierra aguarda y los Elfos duermen.

XVLa campana del mar

Caminaba junto al mar, y vino a m,Como un rayo de luz estelar en la hmeda arena,Una concha blanca como una campana;Temblando fue a parar a mi mano mojada.En mis agitados dedos pude oir como despertabaUn sonido en su interior, como una boya balancendoseJunto a la barra de un puerto, una llamada que sonabaSobre mares infinitos, ahora lejana y dbil.

Entonces vi un bote flotando en silencioEn la marea nocturna, vacio y gris.Es muy tarde! Por qu esperar?Salt a bordo y grit: Llvame lejos!

Me llev lejos, hmedo de roco,Envuelto por la niebla, herido por el sueo,A una playa extraa, en una tierra extraa.En el crepsculo ms all del abismoO una campana balancearse en la marejada,Sonando, sonando, mientras rugan los rompientesEn los ocultos dientes de un peligroso arrecife;Y llegu por fin a una extensa orilla.Blanca centeallaba, y el mar hervaCon estrellas espejeantes en una red de plata;Riscos de piedra plidos como huesosEn la espuma lunar lanzaban destellos de humedad.Arena brillante se deslizaba por mi mano,Polvo de perlas y joyas pulverizadas,Caracolas de palo, rosas de coral,Flautas verdes de amatista.Pero bajo el alero de los riscos se abran lbregas cuevas,Con cortinas de maleza, oscuras y grises;Un aire fro agit mis cabellos,Y la luz se desvaneci, mientras yo me alejaba.

Un verde riachuelo bajaba la colina;Beb sus aguas para alivio de mi corazn.Sub su escalera, hasta un hermoso pasDe eterna vigilia, lejos del mar,Salt por los prados de sombras palpitantes;All yacan flores como estrellas cadas,Y en un estanque azul, fro y vidrioso,Nenfares como lunas flotantes.Los alisos dorman, y los sauces llorabanJunto a un lento ro de hierbas onduladas;Espadas de lirio guardaban los vados,Y verdes lanzas y flechas de caa.

El eco de una cancin son toda la tardeAbajo en el valle; Muchas cosasCorran aqu y all: Liebres blancas como la nieve,Ratones que surgan de agujeros; Polillas aladasCon ojos brillantes; En una tensa quietudLos tejones miraban fijamente desde oscuras puertas.O canciones all, msica en el aire,Pies apresurados en el verde suelo.Pero a donde quiera que fuese ocurra lo mismo:Los pies huan, y todo quedaba tranquilo;Nunca un saludo, slo las fugacesCaas, las voces, y cuernos en la colina.

De hojas de ro y gavillas de juncosMe hice una capa de verde enjoyado,Una larga vara, y un dorado estandarte;Mis ojos brillaban como brillan las estrellas.De flores coronado me sub a un montculo,Y de modo penetrante, como el canto del galloGrit orgullosamente: Por qu os ocultis?Por qu nadie habla, a donde quiera que voy?Aqu estoy ahora, Seor de esta tierra,Con mi espada de lirio y mi maza de caa.Contestad a mi llamada! Venid todos!Habladme con palabras! Mostradme vuestras caras!

Lleg una nube negra como una mortaja nocturna,Fui a tientas como un oscuro topo,Ca al suelo, mis manos se arrastrabanCon los ojos ciegos y la espalda doblada.Sub a un rbol: se alzaba silenciosoCon las hojas muertas; desnudas estaban sus ramas.All deb sentarme, dejando vagar mi ingenio,Mientras los bhos roncaban en su hueco hogar.Me qued all un da y un ao:Los escarabajos golpeaban las ramas putrefactas,Las araas tejan, en el musgo levantabanBejines que asomaban en mis rodillas.

Finalmente lleg la luz en mi larga noche,Y vi como mi cabello colgaba gris.Aunque est encorvado, debo encontrar el mar!Me he perdido, y no conozco el camino,Pero partir! Entonces tropez;La sombra cay sobre mi como un murcilago cazador;En mis oidos sopl un viento errante,E intent cubrirme con ropas andrajosas.Mis manos estaban rotas, mis rodillas cansadas,Y los aos pesaban sobre mi espalda,Cuando la lluvia en mi cara trajo un sabor salado,Y pude oler el aroma de los pecios del mar.

Los pjaros llegaron navegando, aullando, lamentndose,O voces en fras cuevas,Focas ladrando, el gruido de las rocas,Y el mugir de las rocas en los acantilados.El invierno pas veloz; me sumerg en la niebla,Llev mis aos hasta el fin del mundo;La nieve estaba en el aire, el hielo en mis cabellos,La oscuridad se extenda en la ltima orilla.

El barco an esperaba a flote,Llevado por la corriente, sacudiendo la proa.Cansado yac en l, mientras me llevaba,Saltando las olas, cruzando los mares,Pasando junto a viejos cascos, repletos de gaviotasY grandes buques repletos de luz,Que llegaban a puerto, oscuros como cuervos,Silenciosos como la nieve, en la noche profunda.

Las casas estaban cerradas, el viento sigiloso las rodeaba,Las calles estaban vacas. Me sent junto a una puerta,Y donde una suave lluvia cay en un desageArroj todo cuanto llevaba:En mi apretada mano algunos granos de arena,Y una concha marina silenciosa y muerta.Nunca escuchar mi odo el sonido de esa campana,Ni hollarn mis pies aquella orillaNunca ms, ya que en una callejuela triste,En un callejn ciego, o en una larga calleCamino furioso. Me hablo a mi mismo;Porque siguen sin hablar, aquellos a quienes encuentro.

XVIEl ltimo barco

Friel mir afuera cuando el reloj di las tres:La noche gris se iba;En la lejana un gallo doradoCantaba, claro y penetrante.Eran oscuros los rboles, y plido el amanecer,Los pjaros, ya despiertos, piaban,Soplaba un viento fro y delicadoQue haca crujir las oscuras ramas.

Ella contempl el resplandor creciente en la ventana,Hasta que la intensa luz centelleEn la tierra y en las hojas; abajo, en la hierbaBrillaba el roco gris.Sus blancos pies se deslizaron por el suelo,Bajaron la escalera,Avanzaron danzando por la hierbaSalpicados de roco.

Su vestido llevaba joyas en el borde,Mientras ella corra hacia el ro,Y se inclinaba sobre una raz de sauce,Y contemplaba el temblor del agua.Un Martn Pescador se zambull como una piedraDescendiendo en un relmpago azul,Las caas dobladas volaron suavemente,Hojas de lila se desparramaron.

Una msica repentina lleg a ella,Mientras permaneca all centelleandoCon el cabello suelto en el fuego de la maanaFlotando en su espalda.Sonaban arpas all, y se rasgaban arpas,Y se oa sonido de canciones,Voces como viento, sutiles y jvenesY campanas lejanas repicando.

Un buque con pico y remos doradosY blancos maderos lleg deslizandose;Cisnes navegaban ante l,Guiando su alta proa.Hermosa gente de ElfinesseRemaban, vestidos de plata gris,Y ella vi a tres coronados que all se erguanCon los brillantes cabellos flotando al viento.

Con arpas en la mano cantaron su cancinBalanceando lentamente los remos:Verde es la tierra, largas las hojas,Y los pjaros cantan.Ms de un da de dorado amanecerIluminar esta tierra,Ms de una flor se desplegar,Mientras los campos de maiz se vuelven blancos.

a dnde os dirigs, hermosos barqueros,Deslizandoos ro abajo?Al crepsculo y al secreto cubilOculto en el gran bosque?A islas del norte y a orillas de piedraCon poderosos cisnes volando,Para morar solitarios junto a las fras olas,Donde se lamentan las gaviotas?

No!, contestaron, Muy lejosViajamos por el ltimo camino,Dejando los Puertos Grises Occidentales,Haciendo frente a los Mares Sombros,Volvemos al Hogar de los Elfos,Donde crece el rbol Blanco,Y la estrella brilla sobre la espumaQue fluye en la ltima orilla.

Decimos adios a los campos mortalesDe la Tierra Media abandonada!En el Hogar de los Elfos, una clara campanaSe agita en la alta torre.Aqu la hierba se marchita y caen las hojas,El sol y la luna se apagan,Y hemos odo la lejana llamadaQue nos ordena viajar hasta all.

Los remos se detuvieron. Ellos dieron la vuelta:Escuchas la llamada, Doncella de la Tierra?Friel! Friel! Gritaron.Nuestro barco no est al completo,Slo a uno ms podemos llevar.Ven! Porque tus das pasan veloces.Ven! Doncella de la Tierra, lfica belleza,Presta atencin a nuestra ltima llamada.

Friel mir desde la orilla,Dio un audaz paso;Hundi profundamente su pie en el barro,Y se detuvo mirando fijamente.Con lentitud el buque lfico se alejabaSusurrando a travs del agua;No puedo venir! la oyeron gritar.Nac hija de la tierra!

No brillaban joyas en su toga,Mientras volva del pradoBajo el techo y la puerta oscura,Bajo la sombra de la casa.Se quit su blusn marrn rojizo,Trenz su largo cabello,Y volvi a su labor,Pronto se desvaneci la luz del sol.

Los aos an pasan velocesEn los Siete Ros;Pasan las nubes, brilla el sol,Tiemblan las caas y los saucesEn la maana y la tarde, pero nunca msLos barcos que van al occidente han navegadoEn aguas mortales, como antes,Y su cancin se ha apagado.

***