Hombre que tienes talento,dime, ¿dónde lo compraste?

El mundo te reconoceimaginación brillante;

pero, ¿cómo has adquirido ese don tan admirable?

Tal vez cultivas las cienciasy aun descubrimientos haces;

pero, ¿cómo has poseídoesa aptitud envidiable?

Por ventura te consagrasal cultivo de las artes

y alcanzas preciados laurosen concurridos certámenes;

mas, ¿elegiste tú mismo,porque estuviese a tu alcance,

esa facultad preciosaque el mundo admirado aplaude?

Nada debes a tí mismo:cuanto tienes, cuanto vales,

a tu espíritu ha venidode un modo que nadie sabe.Mas de quien viene sabemos:del que es de las luces Padre,Autor de las buenas dádivas,

que como quiere reparte.Si todo lo has recibido,de nada debes gloriarte. C

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Todo es Gracia

Año XIX Núm 26Domingo 25 de junio de 2017

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Suponiendo que ni tu cuerpo ni tu alma se encuentren indispuestos para orar, o que esos argumentos no te hayan convencido para que desistas de hacerlo, entonces te vendrá en ocasiones el pensamiento de que, por tus diversas ocupaciones, deberías buscar otro mo-mento en el que tengas más libertad para acercarte al Señor en oración.

“Si al menos estuvieras desocupado, y no tuvieras tantas cosas que atender, entonces hubieras podido dedicarte a orar con tranquilidad. Pero, ¿cómo vas a llegar delante de Dios en medio de tanta agitación? ¿No sería mejor esperar por un momento más apropiado?”.

Cuando nuestros pensamientos se interpongan de ese modo para alejarnos de la oración, existen ciertas consideraciones que todo creyente debe hacerse con honestidad y objetivi-dad:

1.Considera si acaso no te estarás sobrecargando con los negocios y afanes de este mundo.Dios nos ha dado talentos y capacidades, de modo que podamos dedicarnos a nuestros trabajos y ocupaciones con responsabilidad. Por lo tanto, el Señor no se opondrá a que le dediquemos a estos asuntos el tiempo que requieren. Lo que no podemos hacer de ningún modo es darle al mundo aquello que le pertenece a Dios (comp. Mt. 22:21).

Si en nuestro horario habitual usualmente se nos dificulta o imposibilita sacar un tiempo para estar a solas con nuestro Señor, o para dedicarnos al cuidado de nuestras familias, hay algo que estamos haciendo que no es la voluntad del Señor para nosotros.

¿Qué pensaría un jefe cuyo empleado llega tarde a trabajar, y la excusa que el empleado pone es que estuvo viendo TV hasta tarde la noche anterior? Seguramente la excusa no será aceptada. De igual modo no podemos excusarnos de nuestro tiempo de oración, por el hecho de que estábamos ocupados en cosas en las cuales no teníamos que estar ocupados.

Recuerdo haber leído hace muchos años el siguiente pensamiento: “No hagas hoy lo que puedes hacer mañana”. No podemos pretender hacer más de lo que nuestras capacidades y nuestro tiempo nos permiten. Aún los pastores deben considerar seriamente este asunto del tiempo. Si no planificamos con cuidado llegará un momento en que la obra del Señor nos alejará del Señor.

2.Considera de qué modo puedes planificar tu tiempo para que tus asuntos y negocios no interfieran con tu piedad.Cuando un hombre sabio tiene dos cosas importantes que hacer en un mismo día plani-ficará de qué modo puede emplear su tiempo disponible para poder hacer ambas cosas.Todo creyente necesita sabiduría para planificar cómo ha de conjugar sus devociones per-sonales, con los negocios del mundo; el tiempo que ha de pasar a solas en comunión con Dios, y el que ha de emplear en las cosas propias de su vocación.Muchas veces los cre-yentes caen en la trampa de creer que, sin planificarlo, en contrarán un momento apropiado en el día para dedicarse a sus devociones. Lo que usualmente ocurre es que llega la noche y esa persona no ha podido parar ni por un instante. Durante todo el día su tiempo estará

Dedíquense a la oración: perseveren en ella con agra-decimiento Colosenses 4:2

Con los niños

ArtículoCuando las muchas ocupaciones nos dificultan orar

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La vida en Cristo es una fiesta. Si no nos animamos es un conflicto, pero si lo hacemos, y tenemos el ingenio para vivir, aún en medio de las luchas, o en lo que sea, y si podemos seguir manteniendo nuestra cabeza fresca, es una fiesta. La alegría siempre vence a la tristeza, es decir, la ética siempre vence a la estadística. La alegría nos obliga a vivir el presente de tal manera que no hay lugar para la nostalgia que sólo aparece cuando uno se distrae de la vida que está frente a nosotros. Dios nos está convocando a caminar en la fe que proclama su Nombre que es sobre todo nombre, y en el cuál provocaremos grandes transformaciones con un compromiso responsable y festivo. ¿Cuál es la palabra que más veces hemos escuchado en estos últimos tiempos? Sin duda que es la palabra crisis. Cada mañana, los noticiarios y los periódicos nos recetan esas dosis de terror. Informadores y econo-mistas, con la abstracción impalpable de las gráficas y las cifras, no cesan de mostrarnos los estragos de la crisis económica, a la que se le junta, como inseparables hermanas la política y social. Pero a las anteriores se les añade otra hermana, la crisis psicológica que se expande a toda velocidad en México y el mundo, el pesimismo y el miedo se adueñan de todos y las ilusiones del “mundo bondadoso” se van disolviendo en el océano de la incertidumbre. ¿Y qué decir de la crisis moral y espiritual? ¿Qué de la justicia? ¿Qué de la fe en Dios? ¿Qué de su propósito para el buen vivir de toda la gente sin excepción alguna? ¿Qué de la obra redentora Jesucristo? ¿Hay algo más profundo y definitivo? Pero como dice la definición de la palabra crisis: es un momento de decisión, una oportunidad para recuperar “el cuidado de la casa y de todos sus habitantes”.

PARA TAER SANIDADEl muy conocido relato de esta mañana nos habla de un hombre que pide limosna y recibe a cambio la sanidad de su vida; un hombre que se conformaba con la migaja que le daban los que se apiadaban de su condición, y recibe a cambio un nuevo impulso para su vida; un lisiado de nacimiento que se conformaba con unas cuántas monedas, y recibe a cambio la transformación integral y completa de su vida. Entre el patio de los gentiles y el patio de las mujeres había una bella puerta de bronce labrado, de estilo corinto, con incrustaciones de oro y plata. Se le conocía como “la Hermosa”, aunque al parecer su verdadero nombre era la puerta de Nicanor, en honor a quien la había regalado. Pero por su esplendor era

ocupado en una serie interminable de cosas que requerirán su atención.

El tiempo para las devociones privadas no se debe tratar de encontrar, se debe hacer, apar-tar de antemano luego de una consideración objetiva y cuidadosa.

3.Procura tener nociones correctas acerca de la importancia de la oración.Algunas veces los creyentes son llevados por su impaciencia y su corrupción interna a con-siderar la oración como una pérdida de tiempo. Tenemos tantas cosas “importantes” que realizar, que dedicarnos a la oración sería permanecer pasivos en medio de una serie de asuntos que requieren nuestra participación activa.

Pero ¿podríamos considerar como tiempo perdido las horas que se tome un trabajador para afilar sus instrumentos? Él no está perdiendo el tiempo; más bien se está preparando para ser más efectivo.

La oración no es un obstáculo para que el cristiano se dedique a sus negocios, o a sus recreaciones lícitas. Más bien contribuyen a que sus asuntos sean ejecutados más exitosa-mente, y para que sus recreaciones sean santificadas. ¿Qué puede ser más recomendable que comenzar un negocio o una recreación en la presencia de Dios? (comp. Pr. 3:5-6).

4.Considera que mientras más dificultades tengamos que vencer, y más obs-táculos que conquistar para tener comunión con Dios, más agradable será a los ojos de Dios.Ningún amigo es más apreciado que aquel que vino a visitarnos en medio de muchas ocupaciones. Por el contrario, ¿qué molestas son las visitas de los vagos, y cuán poco apre-ciadas? Cuando alguien nos dice: “No tenía nada que hacer, y por eso vine a visitarte”, esa visita usualmente no es muy apreciada.

5. Considera objetiva e imparcialmente la importancia o necesidad de ese asunto que te está apartando de tu tiempo de oración.No podemos negar que ciertamente hay asuntos que requieren que nosotros posponga-mos nuestro tiempo de devoción hasta que encontremos un tiempo más apropiado. Si la casa del vecino se está quemando, un creyente no puede decir: “Ahora no puedo ir a ayudar porque voy a leer la Biblia y orar”.

Y eso no sólo ocurre en casos tan extraordinarios. Hay situaciones que pueden llevar a un creyente a posponer su tiempo de oración. Pero tal cosa sólo debe hacerse luego de haber considerado objetiva e imparcialmente la importancia o necesidad de ese asunto. Y para que tal consideración pueda ser objetiva, el creyente debe hacerse las siguientes preguntas:

(a) ¿Es ese asunto legítimo en sí mismo?(b) ¿Es importante?(c) ¿Necesariamente debe ser hecho ahora?(d) ¿Fuimos sorprendidos por el asunto? ¿Es algo que no pudimos planificar?

Hay situaciones providenciales que requieren de nuestra atención, y en tales casos no pecamos cuando posponemos nuestro tiempo de oración. Pero aún en tales ocasiones el creyente puede enviar sus oraciones como dardos al cielo, como hicieron Moisés y Ne-hemías en situaciones difíciles (comp. Ex. 14:10-15; Neh. 2:1-5).

Sugel Michelén

Sermón

ASUMIENDO NUESTRA VOCACIÓN TRANSFORMADORAHechos 3:1-10

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su vida: “No tengo ni oro ni plata, pero lo que tengo te doy. En el nombre de Jesucristo de Nazareth, ¡levántate y anda! La palabra inválido significa en el griego: “carente de poder o fuerza”. Lo que Pedro está haciendo en el “Nombre” de Jesús es sanar a una persona carente de fuerza en todos los sentidos, un hombre oprimido por su enfermedad ha sido sanado, salvado, liberado, dignificado, fortalecido, devuelto a la sociedad como un hombre libre y alegre; sí muy alegre. Cuando se habla del nombre de Jesús, no se está refiriendo a una simple palabra. El nombre es la esencia misma de una cosa. Es el poder y la autoridad con que se realiza una acción. El nombre de Jesús no es sino Jesús mismo actuando. Porque, como Pedro dirá más adelante cuando es juzgado por la sanidad de este hombre, e interrogado por el nombre en quien han hecho este milagro, dice: “Porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres mediante el cual podamos ser salvos” (4:12). Y por salvar se entiende también sanar. Y esto, hermano y hermanas, tiene grandes consecuencias, pues pone en evidencia las limitaciones de las autoridades que les están pidiendo cuen-tas a Pedro y Juan. Lo que Pedro está diciendo es que ninguna autoridad tiene poder para impedir que en el nombre de Jesús se sane la vida de un hombre y de cualquier persona. ¿Cómo miramos al otro a la otra, al que sufre, al que es diferente a no-sotros, pero que espera algo liberador de parte de nosotros? ¿En nombre de quién confiamos? ¿En nombre de quién vivimos? ¿En nombre de quién dependemos? ¿De qué autoridad depende nuestra salud y nuestra sal-vación; nuestra liberación y fortaleza? ¿En nombre de quién vivimos nues-tra fe y cumplimos nuestra misión? No hay cálculos ni cuentas; no hay análisis ni gráficas, solo hay un clamor en el Nombre de Jesús, a quien Dios, su Padre, lo ha exaltado de poder, para qué en su Nombre se hagan milagros y sanidades. Por eso, la comunidad de creyentes oraba pidiendo: “Extiende, Señor, tu mano, para sanar y hacer señales y prodigios mediante el nombre de tu santo siervo Jesús” (4:30). En su nombre hay un mundo nuevo de experiencias jamás antes vividas, un mundo de promesas llenas de esperanza y de vida. Atrevámonos a reclamar su nombre y nos daremos cuenta de su poder.

PARA PROVOCAR LA VIDAEs verdad, a veces, o muchas veces la fe flaquea, especialmente cuando se atraviesa por un momento de crisis. Pero Pedro pone su fe en acción y le demuestra al hombre que no estaba solo. “Tomándolo de la mano derecha, lo levantó. Al instante los pies y los tobillos del hombre cobraron fuerza”. Entonces, ya Pedro no tuvo que seguirlo levantando. El hombre saltó de alegría y comenzó a caminar”. No hay sacudida psicológica ni eco-

más reconocida como “la Hermosa”.Pedro y Juan se encontraron con un hombre cojo de nacimiento al que todos los días dejaban allí para que pidiera limosna a los que entraban al templo. Más tarde leemos que el hombre tenía más de cuarenta años. Este hombre si que estaba en una crisis total. Había crisis económica, puesto que tenía que pedir limosna para sobrevivir; vivían en una crisis física desde su nacimiento, ya que estaba impedido para vivir normalmente; sufría una crisis emocional, pues se sentía despreciado y menoscabado en su per-sonalidad; padecía una crisis social, ya que era usado y explotado por sus familiares o por otras personas para pedir limosna; y finalmente, sufría una crisis espiritual y religiosa, ya que por su condición de discapacitado no podía tener acceso al templo, ni a recibir aliento espiritual. ¡Vaya crisis! ¡Total! ¿Qué podía esperar este hombre? Pero no se había dado la última palabra sobre él, había otra distinta visión y propósito para su vida y su situación. La de los discípulos de Jesús que vieron la crisis de este hombre como tiempo de decisión, como oportunidad para el reencuentro con la Vida. Cuando este hombre vio que Pedro y Juan estaban por entrar al Templo, les pidió una limosna. Pedro y Juan le escuchan, y se apiadan de él. Seguro que hasta lo conocían. Entonces, Pedro fijando sus ojos en él, le dijo: “Míra-nos”. Hay miradas que suscitan la esperanza, mientras hay otras que pro-vocan miedo ¿Qué mirada es aquella que provoca paz en los corazones? ¿Qué mirada es esa que puede tranquilizar un alma desesperada para provocar en ella la expectación por algo nuevo y sanador? ¿Cómo nos mira Jesús? Cuando iba a entrar a la ciudad de Jerusalén, Jesús la miró desde lo alto y lloró por ella. Su mirada era de compasión por sus habitantes, de amor por sus vidas, de pena por su dolor y de compromiso por su sanidad. Así miró a los enfermos y rechazados, a los pecadores y enlutados, a los tristes y abandonados. Así miró a las mujeres y los niños, a los extranjeros y a los hombres sin esperanza. Jesús nos mira con amor, con dignidad y con la posibilidad de una nueva vida, más allá de las condiciones en que nos encontremos y los condicionamientos que otros nos hayan dado. ¡Míranos! Le dijo Pedro a este hombre, y su mirada abrió la puerta para el milagro, mientras la puerta del templo, por hermosa que fuera, siempre estuvo ce-rrada para él.

Sin embargo, Pedro no hizo lo que él les había pedido. Había algo mejor para él, que ni todas las monedas recibidas en tantos años le habían po-dido dar. ¿O no es así, que hay cosas que ni todo el oro del mundo puede darnos, ni puede comprar? Entonces, Pedro, con el impulso del Espíritu que había recibido de Jesús, pronuncia las palabras más definitivas para

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Para miShalom es

Mi versículofavorito es

Alfonso Calderón PereaSoy psicólogo

Proporciono materiales a Shalom y videos. También doy materia-les a los matrimonios y doy tema.

Estoy con los niños lectores

Salmo 23

Me dedico a

Me dedico a

Para miShalom es

Mi versículofavorito es

Claudia Galván de Calderón

Soy pedagoga

es mi refugio y mi iglesia.

Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Fil. 4:7

En Shalom

Me dedico a

Para miShalom es

Para miShalom esMi versículofavorito es

Mi versículofavorito es

nómica capaz de realizar esto. Su crisis significó un momento de decisión, y este hombre optó por la fe en Jesús, por la mano de Pedro, y su decisión le fue contada por justicia, por vida y sanidad. Entró por primera vez en su vida al templo, a ese recinto donde se adoraba a Dios y que a él se le había negado por su dudosa discapacidad. La puerta se le abrió y pudo entrar a dar gracias a Dios saltando de alegría. Pero es muy importante reconocer una cosa, para que el Nombre de Jesús actué para bien de la gente, sus discípulos y discípulas tienen que confiar, arriesgarse en público, compadecerse de la gente, mirar con pasión y hacer su trabajo en el nom-bre de Jesús. Hermanos y hermanas, esta historia nos enseña que hay que agradecerle al Señor la gentileza de un nuevo día, es decir, de una nueva oportunidad. Porque siempre se puede empezar de nuevo, En una eternidad siempre se puede empezar de nuevo, y esto es tan cierto como que el paraíso no está perdido sino olvidado. Este es un nuevo día, para empezar de nuevo, para encontrase con el Señor, que nos hace crecer los sueños. Todos te-nemos una conciencia, pero pocos la escuchamos, hay quienes prefieren la televisión. Todos somos ricos, es decir hijos e hijas de Dios, Pero pocos lo sabemos. Este es un nuevo día. Repito, este es un nuevo día. Y si te si-entes deprimido, no hermano, lo que pasa es que estás distraído. Distraído de la vida que te puebla, distraído de la vida que te rodea, distraído del Señor que camina contigo, que te mira y te extiende su mano, distraído de la gente que te ama y que nunca, óyelo bien, nunca te abandonará. Para eso es la comunidad de hermanos y hermanas. No hagamos nada por obligación, sino por amor; y hoy hay tanta gente discapacitada, en muchos sentidos, necesitada de amor. Entonces habrá plenitud, y en esa plenitud todo es posible. Y lo es porque nos mueve la fuerza natural de la Vida, la que nos levantó cuando creíamos que ya nada ni nadie podría hacerlo, y aquí estamos y nos gozamos juntos por ello, a pesar de todo. “Levántate y anda”. Levantémonos y hagamos camino con otros y que nadie se quede a las puertas del desprecio, ni abandonado a la orilla del camino. Tenemos tarea, hagámosla en el nombre que ha hecho que todo lo imposible se haga real y que todo los bueno y transformador suceda: Jesucristo. Amén.

Rev. Javier Ulloa Castellanos / Domingo 25 de junio de 2017

Raúl Robles Guadarrama

María de la Cruz Cruz Ruíz

Es mi familia en Dios, mi iglesia.

Soy transportista

Es mi primer casa, mi hogar en donde paso los domingos muy contento con los hermanos y estoy agusto.

Salmo 23

ventas de viajes, cuido a Sofia y ama de casa.una segunda casa en donde encuentro armonía en los hermanos, alimento espiritual.

Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Fil. 4:13

En Shalom

Me dedico a

Conociéndonos

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Agradecimientos

Peticiones

-Hna. Ely García- da gracias por el cumpleaños de su papa.

-Hna. Cristy Armenta- da gracias por la titulación de su hijo Tonatiuh.

-David Burgos- da gracias por su nuevo trabajo.

-Hna. Mariana Campos- da gracias por su mudanza.

-Hna. Yolanda Ugarte- da gracias por su esposo, como un padre fiel que siempre ha estado presente con sus hijos.

-Hna. Silvia Ontiveros- da gracias por el evento de evangelización.

-Hna. Milka Tellez- pide por su sobrino.

-Hno. Ivan Canizal- pide por la plaza de su trabajo, pide por su abuelo que está de viaje en Costa Rica y por su Amiga Euridice Fuentes, su ánimo bajo y su corazón triste.

-Hna. Mariana Campos- pide por sus proyectos de trabajo y pide por el papá de su amigo que le detectaron cáncer.

-Hna. Silvia Ontiveros- pide por la gente, para que sensibilice su corazón.

-Hna. Rosy Fuentes pide por su sobrino que cayó en dogras y pide por su recu-peración.

-Hno. Sergio Mendoza- pide por sus nuevos proyectos de vida, en su trabajo y con su esposa.

- OREMOS POR TODOS LOS ENFERMOS DE NUESTRA IGLESIA.- OREMOS POR TODOS LOS HERMANOS Y HERMANAS QUE NO TIENEN TRABAJO.- OREMOS POR LA SITUACIÓN PROBLEMÁTICA DE NUESTRA CIUDAD, MÉXICO Y EL MUNDO.

Velada de oración

Hermano la próxima velada de oración queda cancelada. Hasta próximo aviso

Recuerda visitar nuestra página: www.iglesiashalom.org

Con actividades Con oración

LunesMartesMiércolesJuevesViernes

Después de ser bautizados, a cada uno de nosotros se nos puso las manos sobre la cabeza para que recibamos el don del Espíritu Santo y, si somos fieles, podremos tener Su in-fluencia continuamente con nosotros. Por medio de Él, cada uno de nosotros puede ser bendecido con ciertos poderes espirituales llamados dones del Espíritu. Todos estos dones vienen de Dios y existen para el beneficio de los hijos de Dios. Nos ayudan a saber y a enseñar las verdades del Evan-gelio, a bendecir a otras personas y serán una guía en nuestro camino. Para utilizar esos dones con sabiduría, necesitamos

saber cuáles son y cómo podemos desarrollarlos.Todo tenemos alguno o algunos y el propósito principal es que podamos servir a Dios y llevar esperanza al mundo. Enriquecer a nuestra comunidad es muy importante y se necesita de todos para poder crecer y ser fuertes en pruebas para ser de bendición a todos los que nos rodean. ¡Seamos

bendición y cultivemos nuestros dones!

Los dones

Éxodo 35.34 • Proverbios 17:8 • Proverbios 18:16Hechos 2:38 • Hechos 10:45 • Romanos 6:23

1 Corintios 1:7 • 1 Corintios 7:7 • 1 Corintios 13:21 Timoteo 4:14 • Hebreos 6:4 • Marcos 16:16–18Santiago 1:17 • 1 Pedro 4:10