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Nº 2 (2001)
www.ucm.es/bucm/cee/papeles
Nº 2 ISSN 1576-6500
Fernando Luengo Ampliación y convergencia: una perspectiva general Teléfono 91-3942404 Fax 91-3942499 Dirección postal Papeles del Este, Transiciones Poscomunistas. Departamento de Economía Aplicada I. Pabellón de 2º Curso. Universidad Complutense de Madrid. Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales. Campus de Somosaguas. Pozuelo de Alarcón. 28223 Madrid. España. Correo electrónico Información general: [email protected] Administrador de Web: [email protected]
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Fernando Luengo Ampliación y convergencia: una perspectiva general Resumen: Uno de los referentes estratégicos de los gobiernos surgidos de la desintegración de las estructuras comunistas ha sido propiciar un acercamiento al nivel productivo y social de los países capitalistas desarrollados. El objetivo de este artículo es analizar si el discurrir de las economías en transición se ajusta a este escenario, identificando los planos de convergencia (o, en su caso, divergencia) entre seis países de Europa central y oriental –Bulgaria, Eslovaquia, Hungría, Polonia, la República Checa y Rumania (PECO)- y la Unión Europea y España. The eatsward enlargement of the Europen Union and the processes of convergence. Summary: One of the strategic focuses of governments that have emerged from the disintegration of communist structures has been to bring the production and social levels closer to those of developed capitalist countries. The objective of this article is to analyze and discuss the economies in transition as they adjust to this situation, identifying their plans for convergence (or, in their case, divergence) between six central and eastern European countries - Bulgaria, Slovakia, Hungary, Poland, Czech Republic and Romania (Eastern and Central European Countries)- and the European Union and Spain.
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AMPLIACIÓN Y CONVERGENCIA: UNA PERSPECTIVA GENERAL
Fernando Luengo*
Los sistemas de planificación centralizada surgieron históricamente como una
alternativa y una posibilidad de desarrollo económico distinta a la capitalista. La mayor parte de
los países donde tomaron el poder los partidos comunistas una vez finalizada la Segunda Guerra
Mundial –con las notables excepciones de Checoslovaquia y la República Democrática
Alemana- mostraban en aquellos años una situación económica de atraso, con el predominio de
las estructuras agrarias.
Una vez consolidadas las nuevas relaciones de poder, los regímenes comunistas
impulsaron decididas estrategias orientadas a la industrialización, adoptando en lo fundamental
el modelo anteriormente llevado a cabo por la Unión Soviética (URSS). Estas políticas
modificaron de manera sustancial sus estructuras económicas y sociales: cobraron un gran
impulso las industrias pesadas de producción de bienes de equipo e insumos intermedios y los
grandes conglomerados productivos y los flujos migratorios aceleraron el proceso de
urbanización. Todo ello, en un contexto de intenso crecimiento económico.
A pesar del gran cambio estructural que supusieron estas transformaciones, en términos
generales los países del Este no pudieron cerrar y mucho menos superar la brecha productiva y
tecnológica que les separaba de las economías capitalistas desarrolladas. Al contrario, este gap
ha aumentado en algunos aspectos fundamentales durante las décadas de planificación
burocrática. Este hecho quedó dramáticamente de manifiesto a finales de los años ochenta,
cuando la quiebra de estos regímenes mostró economías con un tejido productivo
desequilibrado y envejecido, bajos niveles de productividad y mercados domésticos
deficientemente atendidos, tanto en cantidad como en calidad.
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(*) Profesor de Economía Aplicada. Universidad Complutense de Madrid. E-mail: [email protected]
Pues bien, uno de los referentes estratégicos de los gobiernos surgidos de la
desintegración de las estructuras comunistas ha sido propiciar un acercamiento al nivel
productivo y social de los países capitalistas desarrollados. Avanzar en ese proceso de
homologación se ha convertido en una de las más importantes ´raison d´être` de las propuestas
reformistas, constituyendo una prueba incontrovertible del éxito de las mismas. Así, si los
sistemas comunistas pretendieron –sin conseguirlo- legitimarse superando al capitalismo, la
justificación de las reformas –y de los grupos que las han promovido- parece descansar en su
capacidad para homologar a los países recién salidos de la órbita soviética con las economías
desarrolladas de mercado.
¿Desde qué premisas se ha defendido la posibilidad de que se produzca esta
convergencia? Al respecto, dos han sido los argumentos básicamente esgrimidos. El primero de
ellos es que la liquidación de las estructuras administrativas y la creación de un nuevo orden
socioeconómico basado en el mercado liberan recursos humanos, financieros y productivos -
hasta ese momento vinculados a las actividades que habían privilegiado los responsables de la
planificación-, fomenta la modernización del tejido empresarial y crea las condiciones para el
surgimiento de nuevas capacidades productivas. Todo ello, contribuye a aumentar la
productividad global de la economía. En segundo lugar, las políticas de apertura externa y la
integración de los países en el mercado mundial –rompiendo con la tradición relativamente
autárquica de las décadas de planificación- abren nuevas oportunidades de acceder a mercados
amplios y dinámicos, facilitan la compra en ellos de productos modernos, permiten la captación
de recursos financieros, que complementan la limitada capacidad de generar un ahorro interno,
y atraen el interés de los inversores foráneos. Asimismo, al exponer a las empresas domésticas a
un entorno más competitivo, la inserción exterior promueve una asignación más eficiente de los
recursos laborales, financieros y productivos.
Estos efectos beneficiosos se verán acrecentados con la previsible incorporación de
algunos países ex comunistas a la Unión Europea (UE). Dicha incorporación culminará un
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proceso, actualmente en marcha, destinado a convertir en legislación nacional el acervo
comunitario. La definitiva homologación legal e institucional de las economías de Europa
central y oriental con el espacio comunitario promoverá los flujos económicos recíprocos,
generando una red de interdependencias que beneficiará, sobre todo, a los países aspirantes a la
adhesión. Además, la UE dispone de mecanismos institucionales –como los fondos sociales y
regionales- destinados a corregir las disparidades estructurales existentes en su seno. Los países
del Este que finalmente se incorporen a esta organización, al presentar una renta por habitante
sustancialmente por debajo del promedio comunitario, serán acreedores a una parte
considerable de dichos fondos, que contribuirán a cerrar la brecha que les separan de las
economías de Europa occidental.
¿El discurrir de las economías en transición se ajusta a este escenario? ¿Se está
asistiendo a un proceso de homologación como el descrito en los párrafos anteriores? Estos son
los interrogantes sobre los que se quiere reflexionar en este trabajo. El objetivo del mismo es
identificar los planos de convergencia (o, en su caso, divergencia) entre seis países de Europa
central y oriental –Bulgaria, Eslovaquia, Hungría, Polonia, la República Checa y Rumania
(PECO)- y la Unión Europea. Estos seis países se encuentran en la actualidad negociando su
adhesión a esta organización y algunos de ellos, los más avanzados, tienen prevista su
incorporación antes del año 2004. Además del espacio comunitario, puede tener interés situar la
evolución de los PECO en relación a la economía española. No sólo por las similitudes –algunas
de ellas importantes- con el propio proceso de incorporación de nuestro país a la Comunidad
Europea, sino porque presentaba y aún presenta, al igual que los PECO, una renta media inferior
al promedio comunitario, pudiendo convertirse en un referente más próximo y asequible que las
economías más desarrolladas del continente desde el que valorar los avances (o los eventuales
retrocesos) obtenidos en el proceso de convergencia.
El imparable discurrir de la globalización y las indudables asimetrías que genera o que
contribuye a mantener han estimulado la realización de numerosos estudios sobre la temática de
la convergencia. Buena parte de ellos ofrecen análisis comparativos, para diferentes regiones y
países, que giran en torno a la evolución del producto interior bruto (PIB) y del PIB por
habitante. Son dos indicadores sintéticos que, con sus evidentes defectos y límites, dibujan una
panorámica global del proceso de catching-up. En la misma línea, veremos cuál ha sido su
trayectoria en los PECO, completando esa información con el comportamiento seguido por el
output industrial. Este añadido se justifica por la importancia que ha tenido el sector secundario
en las economías comunistas y la relevancia del mismo en las estrategias de cambio estructural.
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a) Producto interior bruto
Como se ha señalado antes, el primer indicador que de manera sintética nos puede
ofrecer una visión global de la posición de los PECO respecto de las zonas de referencia –la UE
y la economía española- es el PIB. Podemos aceptar como premisa básica que, teniendo en
cuenta el inicial gap de partida, para que las economías en transición pudieran reducir la brecha
que las separaba de su entorno exterior tenían que crecer a tasas superiores a las registradas en
los países de Europa occidental. El análisis ganará en claridad si diferenciamos el primer
período de las transformaciones –entre 1989/1990 y 1992/1993- del más reciente, a partir de
1993. Esta segmentación temporal también nos será de utilidad para los otros apartados de este
trabajo.
Los primeros años de la transición estuvieron marcados por una oleada de
transformaciones económicas, políticas e institucionales promovidas por los partidos surgidos
del desplome de los regímenes comunistas, el debilitamiento y posterior hundimiento de los
sistemas de planificación central, la desaparición de la URSS y del Consejo de Ayuda
Económica Mutua y la unificación de las dos Alemanias; estas referencias deben ser suficientes
para entender que esta primera fase tuvo un claro signo de excepcionalidad. En los años
siguientes se ha alcanzado un cierto grado de normalización de la vida económica y social, una
vez establecido el nuevo marco legal e institucional. En varios de los países se han producido
diferentes consultas electorales –que en algunos de ellos han dado lugar a un cambio apreciable
en la configuración del mapa político- y se ha asistido a una (desigual) recuperación del output.
Si bien en los últimos años los PECO han continuado inmersos en la consolidación del nuevo
sistema económico basado en el mercado y han tenido que hacer frente a una situación
macroeconómica aún frágil, han desaparecido los principales elementos de excepcionalidad que
caracterizaron el primer período (aunque las economías de algunos países se han visto afectadas
por acontecimientos no menos excepcionales, como la guerra de Yugoslavia, el bloqueo
internacional posterior sobre este país y el conflicto de Kosovo).
Cuando ha transcurrido una década desde que comenzaran las transformaciones, sólo
tres países –Eslovaquia, Hungría y, sobre todo, Polonia- habían recuperado el nivel productivo
de 1989 (gráfico I). De los tres, sólo el último ha descrito una tendencia y ha acreditado unos
resultados homologables a los de España y la UE. El output de la República Checa en el año
2000 aún estaba por debajo del nivel de precrisis, y el de las economías búlgara y rumana
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apenas alcanzaba las tres cuartas partes del mismo. Aunque todavía limitada a una variable que
no ofrece sino una visión general y meramente cuantitativa, la evolución del PIB sugiere un
escenario donde algunos países parecen converger hacia los parámetros euro occidentales,
aunque a un ritmo más pausado que el previsto por los (entusiastas) gobiernos que han
promovido los procesos de liberalización, mientras que otros se alejan de dichos parámetros o
muestran tendencias inconsistentes con el proceso de catching-up. Veremos si las otras
variables que se presentan en el trabajo confirman, corrigen o desmienten esta apreciación.
Gráfico IProducto interior bruto. 1989=100
0 20 40 60 80 100 120 140
Bulgaria
Eslovaquia
Hungría
Polonia
República Checa
Rumania
España
Unión Europea
Fuente: Economic Commissión for Europe y Fondo Monetario Internacional.
20001999199819971996199519941993199219911990
El cuadro siguiente ofrece información sobre la evolución del PIB en el conjunto de la
década y en cada uno de los períodos señalados. El primero de ellos estuvo dominado por el
hundimiento productivo de las economías de Europa central y oriental; todas ellas, sin
excepción, asistieron a un fuerte retroceso del producto. El resultado de ese proceso fue que en
1993 Bulgaria, Eslovaquia y Rumania habían reducido en una cuarta parte la capacidad
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productiva que tenían en 1989, Hungría y Polonia (el año de comparación para este país es
1991, cuando alcanza el mayor declive productivo) lo había hecho en un 18% cada uno,
respectivamente, y la República Checa en un 13%. A pesar de que aquellos años fueron para
España y la UE de crecimiento moderado, la brecha con los PECO creció.
Quienes han defendido una rápida transición hacia el mercado consideran que la
regresión productiva en la primera fase de las reformas era inevitable, teniendo en cuenta la
negativa herencia dejada por los sistemas de planificación administrativa, y positiva, pues se
convertiría en un importante factor de reestructuración del tejido económico empresarial: la
celebre destrucción creativa. Desde estas posiciones se omiten –o se infravaloran- las
desfavorables consecuencias que tuvieron sobre el funcionamiento de la actividad económica la
precipitada disolución del CAEM, con la consiguiente desorganización de los flujos económicos
regionales, la rápida desregulación de los mercados, responsable en gran parte del abrupto
crecimiento de los precios, y una política económica orientada de manera sesgada a la
estabilización monetaria, que privó de financiación a empresas potencialmente rentables y
redujo drásticamente la demanda agregada. Por no mencionar el deterioro social –desempleo,
pobreza- provocado por la aplicación de reformas económicas con un formato liberal que
anteponían el mercado a cualquier otra consideración social.
Cuadro 1 PIB (Tasa de crecimiento medio anual)
1990-1993 1993-2000 1990-2000 Bulgaria -6,6 -0,4 -2,5 Eslovaquia -6,8 3,6 0,5 Hungría -4,8 3,1 0,5 Polonia -3,0 5,2 2,4 República Checa -3,3 1,6 -0,1 Rumania -6,4 0,5 -2,1 Desviación típica PECO
1,7 2,1 1,8
España 1,4 2,8 2,7 Unión Europea (a) 1,4 2,2 2,2 Desviación típica PECO-UE
3,4 1,8 2,0
(a) Alemania Occidental hasta 1991. Fuente: Economic Commission for Europe y Fondo Monetario Internacional.
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Los años posteriores nos devuelven una imagen bien distinta de estas economías. Uno
de los aspectos más llamativos de este último período es que, con la excepción de Bulgaria, que
ha registrado un moderado retroceso en la tasa de variación media del producto, el resto de los
países han conocido una evolución positiva del mismo, cerrándose, así, la etapa de generalizada
destrucción de capacidad productiva. Otro rasgo distintivo de estos años es que las diferencias
entre los PECO se han acentuado, como pone de manifiesto el aumento observado en la
desviación típica de las tasas de crecimiento. Al tiempo que las economías búlgara y rumana
han permanecido instaladas en la recesión o en un crecimiento muy suave, la economía polaca
ha cobrado un gran impulso, con un aumento medio del PIB superior al 5%. En una zona
intermedia se encuentran las economías eslovaca y húngara, con tasas de variación próximas al
3%, mientras que la checa ha ofrecido unos resultados mucho más discretos.
Parece claro que los países que han demorado la realización de transformaciones
estructurales –relativas, por ejemplo, a la desmonopolización de la economía, el saneamiento
del sistema financiero y la privatización o reestructuración de los grandes conglomerados de
propiedad pública- ofrecen un balance más desfavorable que los que han impulsado reformas
más profundas y consistentes. Estos últimos muestran, asimismo, una variedad de resultados en
cuya explicación intervienen elementos diversos como el papel del sector privado de nueva
creación, la eficacia del sistema bancario, la gestión de las políticas cambiarias o la entrada de
capitales foráneos bajo la forma de inversiones extranjeras directas (IED). Estos y otros factores
están contribuyendo a configurar un mapa económico regional dominado por crecientes
disparidades estructurales.
En lo que concierne al objeto central de nuestro trabajo, las dinámicas de convergencia,
Eslovaquia, Hungría y Polonia han crecido a un ritmo mayor que el de España y la UE,
aproximándose, pues, al promedio comunitario. Pero sólo Polonia ha conseguido duplicar las
tasas de crecimiento obtenidas en ambas zonas de referencia. En la situación contraria se
encuentran Bulgaria, la República Checa y Rumania, cuyas tasas de crecimiento han sido
inferiores tanto a la comunitaria como, sobre todo, a la registrada por la economía española. En
estos países no se aprecia hasta el momento una dinámica de aproximación a la UE.
b) Producción industrial
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¿Obtenemos conclusiones distintas si en lugar del PIB nos centramos en el
comportamiento seguido por la producción industrial?. Las tendencias son similares a las que se
desprenden de la evolución del PIB (gráfico II y cuadro 2): aumento de las divergencias entre
los PECO y la UE durante la primera etapa de las reformas, diversidad de trayectorias en los
años siguientes y convergencia de algunos países, los relativamente más desarrollados, hacia el
promedio comunitario.
Gráfico II Producción industrial. 1989=100
0 20 40 60 80 100 120 140 160
Bulgaria
Eslovaquia
Hungría
Polonia
República Checa
Rumania
España
Unión Europea
Fuente: Economic Commission for Europe y Eurostat.
20001999199819971996199519941993199219911990
Cuadro 2 Producción industrial (Tasa de variación media anual)
1990-1993 1993-2000 1990-2000 (a)
Bulgaria -16,3 -2,1 -6,5 Eslovaquia -10,8 3,2 -1,1 Hungría -8,4 9,3 3,4 Polonia -5,7 7,5 2,8 República Checa -9,5 2,0 -1,5 Rumania -15,3 -0,5 -6,0 Desviación típica 4,1 4,4 4,2
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PECO España (b) -2,2 3,0 1,8 Unión Europea -0,3 2,3 1,9 Desviación típica PECO-UE
5,7 3,8 3,9
(a) Nota: los datos del año 2000 son resultados preliminares. (b) El índice mide el valor añadido. Fuente: Economic Commission for Europe y Vienna Institute for International Economic Studies.
Una peculiaridad importante que surge de la consideración de este segundo indicador es
el gran auge experimentado por la actividad industrial en Hungría, que incluso supera a la
polaca, triplicando en tasa de crecimiento tanto la dinámica comunitaria como la española. A
esta evolución no ha sido ajena la masiva entrada de capital extranjero –Hungría es uno de los
países con mayores niveles de IED por habitante del mundo- que ha impulsado la
modernización de algunos enclaves productivos estratégicos, contribuyendo al mismo tiempo a
la mejora del potencial exportador. Desde el punto de vista de la dinámica industrial, en el
período 1993-2000 estos dos países cumplen sobradamente los requisitos de una rápida
convergencia, Eslovaquia se sitúa ligeramente por encima del crecimiento promedio obtenido en
España y en la UE, definiendo de este modo un escenario de lenta aproximación a los estándares
comunitarios, mientras que, como sucedía con el PIB, los restantes países se alejan de los
mismos.
Cabe interrogarse ahora si el proceso de convergencia entre los PECO y la UE ha
alcanzado a las especializaciones productivas dentro del sector manufacturero. Antes de entrar
en el análisis de la información estadística disponible, es necesario puntualizar que los datos que
aparecen en los cuadros siguientes comienzan en 1993. En este año ya se habían operado
importantes modificaciones en dichas especializaciones, derivadas de la desintegración de la
URSS -que hasta ese momento había sido el principal proveedor de materias primas y el primer
mercado de exportación-, la brusca modificación en los precios relativos y la intensificación de
la competencia.
Las especializaciones manufactureras de los PECO comparten algunos rasgos comunes
y, al mismo tiempo, presentan algunas singularidades importantes (cuadro 3). En todos ellos, la
industria agroalimentaria es una actividad fundamental. En Bulgaria, Polonia y Rumania era la
primera rama manufacturera en 1998, ocupando el segundo lugar en el ranking productivo de
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los otros países. En Bulgaria las dos ramas más importantes, después de la alimentaria, eran los
combustibles y la química, que aportaban al producto global el 18% y 12%, respectivamente;
estas tres industrias representaban en 1998 el 52% del output global. En Eslovaquia y la
República Checa la dos industrias más importantes en 1998 eran las manufacturas metálicas y la
alimentaria, responsables, respectivamente, del 32% y del 35% del producto total. Le seguían en
importancia la fabricación de equipo de transporte (en Eslovaquia) y de maquinaria y equipo (en
la República Checa). En Polonia y Rumania, tras la alimentación, se situaban las manufacturas
metálicas y el equipo de transporte: las tres representaban en conjunto el 46% y el 49%,
respectivamente, del valor de la producción total. Finalmente, la estructura industrial húngara
estaba vertebrada en torno a tres subsectores: la fabricación de equipo eléctrico y óptico, la
alimentación y el material de transporte, actividades que totalizaban en 1998 el 54% del
producto manufacturero global.
Cuadro 3 Estructura de la producción manufacturera (Porcentaje, a precios corrientes)
Bulgaria Eslovaquia Hungría 1993 1998 1993 1998 1993 1998
Alimentos, bebidas y tabaco
23,9 21,7 17,9 14,7 28,1 18,9
Textiles y confección
6,9 6 5,3 4,3 5,3 3,7
Cuero y calzado
1,8 1,6 2,1 1 1,3 0,8
Madera 1,5 1,1 1,8 3,3 1,6 1,4 Papel 3 3,8 5,5 6 5,1 4 Combustibles
10,8 17,8 9,2 5,9 9,4 5,8
Química 9 12,1 9,3 6,8 10,9 8 Caucho y plásticos
2,7 2,8 3,8 3,5 2,9 3,5
Otros minerales no metálicos
4 4,2 4,9 5 4 3,2
Manufacturas metálicas
13 11,3 19 17,7 10,8 9,3
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Maquinaria y equipo
6,7 9,7 8,5 7,2 6 4,8
Equipo eléctrico y óptico
5,7 4 5,3 7,9 7,2 19,5
Equipo de transporte
5 2,6 4,6 13,9 5,4 15,7
Otras manufacturas
6,1 1,4 2,8 3 1,9 1,3
Polonia República Checa Rumania UE/Norte
UE/Sur
1993 1998 1993 1998 1993 1998 1996 1996 Alimentos, bebidas y tabaco
27,3 24,6 19,4 17,1 23,6 25,1 15,3 22,9
Textiles y confección
7,2 5,6 6,3 4,6 8,2 7,2 3,6 9,6
Cuero y calzado
1,4 1 2,1 0,7 1,9 1,7 0,5 2,7
Madera 2,8 3,5 2 2,4 2,1 2,5 1,4 2,8 Papel 4,4 6 3,8 4,6 2,9 3,1 7,5 6,4 Combustibles 8,6 3,9 6 2,5 10,2 8 5,2 7 Química 7 6,9 6,7 6,4 8,8 7,4 10,6 8,8 Caucho y plásticos
3,3 4,3 2,5 4,1 2,7 2,2 4,1 3,4
Otros minerales no metálicos
4,4 4,9 5,4 5,9 3,4 4,8 3,1 6,1
Manufacturas metálicas
11,6 11,8 17,6 18,4 13,3 16,3 10,7 10,4
Maquinaria y equipo
6,3 6,3 9,4 9,3 7,3 5,5 10,6 3,6
Equipo eléctrico y óptico
5,5 7 4,9 7,3 7,4 5 10,6 5,9
Equipo de transporte
6,8 9,7 10,6 13 5,1 7,7 14,1 7,9
Otras manufacturas
3,4 4,5 3,2 3,7 3 3,6 2,6 2,3
Fuente: Landesmann (2000).
En el cuadro 4 se puede apreciar la diversidad de especializaciones productivas que
conviven en la región a través de un indicador que relaciona la importancia que cada subsector
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tiene en el producto industrial del país con la relevancia que esa rama tiene en el conjunto de la
región. Los casos extremos están representados por Hungría, por un lado, y Bulgaria y
Rumania, por otro. El primer país concentra sus ventajas comparativas en las industrias de
equipo eléctrico y de material de transporte, que se caracterizan por ser intensivas en tecnología
y fuerza de trabajo cualificada. Por el contrario, las especializaciones de las economías búlgara
y rumana descansan, básicamente, en actividades tradicionales intensivas en la utilización de
trabajo barato y recursos naturales, como el cuero y calzado, el combustible y la química en
Bulgaria, y el cuero y calzado, el textil y confección y los alimentos, bebidas y tabaco en
Rumania.
Los otros países de la región describen una estructura de especializaciones menos
polarizadas. Así, Polonia, el país que en la actualidad acredita mayores tasas de crecimiento en
el sector secundario, está sobreespecializada, en relación al promedio de los PECO, en
actividades de corte tradicional, como las otras manufacturas, la madera, el papel, el caucho y
los plásticos. No destaca en ninguno de las ramas de mayor valor estratégico (incluso reduce sus
ventajas comparativas en las de equipo eléctrico y material de transporte). Las posiciones
fuertes de las economías checa y eslovaca se reparten entre los subsectores tradicionales –como
el caucho y el plástico, otros minerales y manufacturas metálicas, en el caso checo, y la madera
y el papel, en el eslovaco- y los modernos –como el material de transporte y la maquinaria y
equipo, en el primer país, y el material de transporte, en el segundo-.
Cuadro 4 Estructura de la producción manufacturera de los PECO (Promedio de los PECO=100) Bulgaria Eslovaquia Hungría 1993 1998 1993 1998 1993 1998 Alimentos, bebidas y tabaco
102,3 106,6 76,6 72,2 120,3 92,9
Textiles y confección
105,6 114,6 81,1 82,2 81,1 70,7
Cuero y calzado
101,9 141,2 118,9 88,2 73,6 70,6
Madera 76,3 46,5 91,5 139,4 81,4 59,2 Papel 72,9 82,9 133,6 130,9 123,9 87,3 Combustibles 119,6 243,3 101,8 80,6 104,1 79,3 Química 104,4 152,5 107,9 85,7 126,5 100,8 Caucho y plásticos
90,5 82,4 127,4 102,9 97,2 102,9
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Otros minerales no metálicos
92,0 90,0 112,6 107,1 92,0 68,6
Manufacturas metálicas
91,4 80,0 133,6 125,2 76,0 65,8
Maquinaria y equipo
91,0 136,0 115,4 100,9 81,4 67,3
Equipo eléctrico y óptico
95,0 47,3 88,3 93,5 120,0 230,8
Equipo de transporte
80,0 24,9 73,6 133,2 86,4 150,5
Otras manufacturas
179,4 48,0 82,4 102,9 55,9 44,6
Polonia República Checa Rumania 1993 1998 1993 1998 1993 1998 Alimentos, bebidas y tabaco
116,8 120,9 83,0 84,0 101,0 123,3
Textiles y confección
110,2 107,0 96,4 87,9 125,5 137,6
Cuero y calzado
79,2 88,2 118,9 61,8 107,5 150,0
Madera 142,4 147,9 101,7 101,4 106,8 105,6 Papel 106,9 130,9 92,3 100,4 70,4 67,6 Combustibles 95,2 53,3 66,4 34,2 112,9 109,3 Química 81,2 87,0 77,8 80,7 102,1 93,3 Caucho y plásticos
110,6 126,5 83,8 120,6 90,5 64,7
Otros minerales no metálicos
101,1 105,0 124,1 126,4 78,2 102,9
Manufacturas metálicas
81,6 83,5 123,8 130,2 93,6 115,3
Maquinaria y equipo
85,5 88,3 127,6 130,4 99,1 77,1
Equipo eléctrico y óptico
91,7 82,8 81,7 86,4 123,3 59,2
Equipo de transporte
108,8 93,0 169,6 124,6 81,6 73,8
Otras manufacturas
100,0 154,3 94,1 126,9 88,2 123,4
Fuente: a partir de Landesmann (2000).
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El cuadro 5 permite examinar si la reestructuración industrial que se ha operado en los
PECO desde que comenzara la transición está suponiendo una efectiva homologación
productiva con las economías de la UE. Estas se han dividido en dos categorías, las más
desarrolladas del Norte y las relativamente más atrasadas del Sur. Se ha elaborado un índice
donde se comparan las especializaciones sectoriales de ambas zonas. Si los valores del índice
son superiores a la unidad, el país está más especializado que el promedio comunitario; por el
contrario, si se obtienen valores inferiores a la unidad la situación es de infraespecialización en
relación a la zona de referencia. La homologación productiva será mayor cuanto más cerca se
encuentre del valor central.
Cuadro 5 Indice de similitud de la estructura productiva (Porcentaje de cada rama en la producción manufacturera total del país respecto de la parte de esa rama en la producción total de la UE)
Bulgaria Bulgaria 1993 (UE Norte) 1993 (UE Sur) 1998 (UE
Norte) 1998 (UE Sur)
Alimentos, bebidas y tabaco
1,6 1,0 1,4 1,0
Textiles y confección 1,9 0,7 1,7 0,6 Cuero y calzado 3,6 0,7 3,2 0,6 Madera 1,1 0,5 0,8 0,4 Papel 0,4 0,5 0,5 0,6 Combustibles 2,1 1,5 3,4 2,5 Química 0,9 1,0 1,1 1,4 Caucho y plásticos 0,7 0,8 0,7 0,8 Otros minerales no metálicos
1,3 0,7 1,4 0,7
Manufacturas metálicas 1,2 1,3 1,1 1,1 Maquinaria y equipo 0,6 1,9 0,9 2,7 Equipo eléctrico y óptico 0,5 1,0 0,4 0,7 Equipo de transporte 0,4 0,6 0,2 0,3 Otras manufacturas 2,4 2,7 0,5 0,6
Eslovaquia Eslovaquia 1993 (UE Norte) 1993 (UE Sur) 1998 (UE
Norte) 1998 (UE Sur)
Alimentos, bebidas y tabaco
1,2 0,8 1,3 0,9
Textiles y confección 1,5 0,6 0,7 0,2 Cuero y calzado 4,2 0,8 1,0 0,2 Madera 1,3 0,6 1,7 0,9 Papel 0,7 0,9 0,7 1,0
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Combustibles 1,8 1,3 14,8 7,4 Química 0,9 1,1 0,9 1,2 Caucho y plásticos 0,9 1,1 0,6 1,0 Otros minerales no metálicos
1,6 0,8 1,4 0,7
Manufacturas metálicas 1,8 1,8 1,4 1,6 Maquinaria y equipo 0,8 2,4 0,6 1,6 Equipo eléctrico y óptico 0,5 0,9 0,6 1,5 Equipo de transporte 0,3 0,6 1,2 2,2 Otras manufacturas 1,1 1,2 0,7 0,6
Hungría Hungría
1993 (UE Norte) 1993 (UE Sur) 1998 (UE Norte)
1998 (UE Sur)
Alimentos, bebidas y tabaco
1,8 1,2 1,2 0,8
Textiles y confección 1,5 0,6 1,0 0,4 Cuero y calzado 2,6 0,5 1,6 0,3 Madera 1,1 0,6 1,0 0,5 Papel 0,7 0,8 0,5 0,6 Combustibles 1,8 1,3 1,1 0,8 Química 1,0 1,2 0,8 0,9 Caucho y plásticos 0,7 0,9 0,9 1,0 Otros minerales no metálicos
1,3 0,7 1,0 0,5
Manufacturas metálicas 1,0 1,0 0,9 0,9 Maquinaria y equipo 0,6 1,7 0,5 1,3 Equipo eléctrico y óptico 0,7 1,2 1,8 3,3 Equipo de transporte 0,4 0,7 1,1 2,0 Otras manufacturas 0,7 0,8 0,5 0,6
Polonia Polonia 1993 (UE Norte) 1993 (UE Sur) 1998 (UE
Norte) 1998 (UE Sur)
Alimentos, bebidas y tabaco
1,8 1,2 1,6 1,1
Textiles y confección 2,0 0,8 1,6 0,6 Cuero y calzado 2,8 0,5 2,0 0,4 Madera 2,0 1,0 2,5 1,3 Papel 0,6 0,7 0,8 0,9 Combustibles 1,7 1,2 0,8 0,6 Química 0,7 0,8 0,7 0,8 Caucho y plásticos 0,8 1,0 1,1 1,3 Otros minerales no metálicos
1,4 0,7 1,6 0,8
Manufacturas metálicas 1,1 1,1 1,1 1,1 Maquinaria y equipo 0,6 1,8 0,6 1,8 Equipo eléctrico y óptico 0,5 0,9 0,7 1,2 Equipo de transporte 0,5 0,9 0,7 1,2
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Otras manufacturas 1,3 1,5 1,7 2,0
República Checa República Checa
1993 (UE Norte) 1993 (UE Sur) 1998 (UE Norte)
1998 (UE Sur)
Alimentos, bebidas y tabaco
1,3 0,9 1,1 0,8
Textiles y confección 1,8 0,7 1,3 0,5 Cuero y calzado 4,2 0,8 1,4 0,3 Madera 1,4 0,7 1,7 0,9 Papel 0,5 0,6 0,6 0,7 Combustibles 1,2 0,9 0,5 0,4 Química 0,6 0,8 0,6 0,7 Caucho y plásticos 0,6 0,7 1,0 1,2 Otros minerales no metálicos
1,7 0,9 1,9 1,0
Manufacturas metálicas 1,6 1,7 1,7 1,8 Maquinaria y equipo 0,9 2,6 0,9 2,6 Equipo eléctrico y óptico 0,5 0,8 0,7 1,2 Equipo de transporte 0,8 1,3 0,9 1,7 Otras manufacturas 1,2 1,4 1,4 1,6
Rumania Rumania 1993 (UE Norte) 1993 (UE Sur) 1998 (UE
Norte) 1998 (UE Sur)
Alimentos, bebidas y tabaco
1,5 1,0 1,6 1,1
Textiles y confección 2,3 0,9 2,0 0,8 Cuero y calzado 3,8 0,7 3,4 0,6 Madera 1,5 0,8 1,8 0,9 Papel 0,4 0,5 0,4 0,5 Combustibles 2,0 1,5 1,5 1,1 Química 0,8 1,0 0,7 0,8 Caucho y plásticos 0,7 0,8 0,5 0,7 Otros minerales no metálicos
1,1 0,6 1,6 0,8
Manufacturas metálicas 1,2 1,3 1,5 1,6 Maquinaria y equipo 0,7 2,0 0,5 1,5 Equipo eléctrico y óptico 0,7 1,3 0,5 0,9 Equipo de transporte 0,4 0,7 0,6 1,0 Otras manufacturas 1,2 1,3 1,4 1,6 Fuente: Landesmann (2000).
En lo que concierne a las economías más atrasadas de la región -Bulgaria y Rumania-,
en comparación con los países del Norte de la UE sus ventajas comparativas se localizan en las
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manufacturas intensivas en trabajo y en recursos naturales, como los textiles y la confección, el
cuero y el calzado y los combustibles. Con respecto a los países meridionales de la UE, sus
ventajas descansan en los combustibles, la maquinaria y equipo, la química y las manufactura
metálicas.
Entre 1993 y 1998 Hungría ha reducido sus ventajas comparativas con los países más
desarrollados de la UE en buena parte de las industrias tradicionales, como, por ejemplo, el
cuero y el calzado y la alimentación, bebidas y tabaco, entre otras. Como contrapartida,
consigue mejorar su posición en industrias estratégicas como el equipo eléctrico y óptico y el
material de transporte. Esta tendencia es aún más pronunciada cuando la zona de comparación
son los países del Sur de la UE; destaca, sobre todo, la relevancia adquirida por la fabricación de
aparatos eléctricos y ópticos, donde se triplica la aportación de este sector en los países
relativamente más atrasados de la UE.
En relación a los países del Norte de la UE, la especialización de Eslovaquia, Polonia y
la República Checa tiende a localizarse en actividades con un formato tradicional; los
combustibles en Eslovaquia, el cuero, el calzado y la madera en Polonia, y las manufacturas
metálicas y no metálicas en la República Checa. Con todo, entre 1993 y 1998 se aprecia una
tendencia hacia el debilitamiento de las ventajas comparativas en estos subsectores. También se
aprecia una reducción de las desventajas en aquellas actividades que presentan un mayor calado
estratégico, llegando a alcanzar el índice un valor superior a la unidad en la industria del
transporte eslovaca. Precisamente, lo contrario ocurre cuando el baremo de comparación son las
economías meridionales de la UE. Tanto la economía eslovaca, como la polaca y la checa,
fortalecen sus ventajas comparativas en las industrias de mayor densidad tecnológica, al tiempo
que, en términos generales, las reducen en las actividades con un componente más tradicional.
La parcial homologación de la estructura productiva de algunos de estos países con la de
la UE no implica necesariamente convergencia tecnológica. Las economías más avanzadas en
el proceso de transformación estructural, como la húngara y la checa, a pesar del progreso
registrado en las ramas de mayor densidad tecnológica, tienden a especializarse en los
segmentos productivos más estandarizados, que permiten aprovechar mejor las economías de
escala y el diferencial de salarios que mantienen con los países de Europa occidental. Por lo
demás, conviene precisar que estos dos países han asistido a un proceso de modernización
limitado, pues todavía en 1998 concentraban buena parte de sus ventajas comparativas en
industrias que globalmente deben considerarse de media-baja y baja densidad tecnológica
(alimentación, cuero, combustibles y otros minerales no metálicos en el caso de Hungría;
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alimentación, textiles, cuero, combustibles, otros minerales no metálicos y manufacturas
metálicas en la República Checa); aunque el sentido modernizador de la reestructuración
industrial también se aprecia en que todas las industrias poco desarrolladas tecnológicamente
han perdido relevancia en la estructura industrial.
c) Producto interior bruto por habitante
El tercer indicador que vamos a utilizar para evaluar los procesos de convergencia entre
los PECO y la UE es el PIB por habitante (cuadro 6). La ventaja que presenta respecto a los
anteriores es que tiene en cuenta la evolución demográfica de los países y, al estar expresado en
paridad de poder de compra, facilita la realización de comparaciones internacionales.
En términos generales, las diferencias existentes entre la UE y la economía española,
por un lado, y los PECO, por otro, eran muy importantes al comienzo de las transformaciones.
Por ejemplo, la economía polaca, la más poblada, tenía en 1990 un PIB por habitante inferior al
de la UE en un 69% y al de la economía española en un 47%. A lo largo de la primera fase de
las transformaciones todos los países se han distanciado de los baremos comunitario y español,
salvo Polonia que se ha estancado en un nivel muy bajo. A partir de 1994, tres de ellos –el
anterior más Eslovaquia y Hungría- han conseguido cerrar una parte de ese gap, en 9, 7 y 10
puntos porcentuales respectivamente. La República Checa se ha mantenido en el año 2000 en un
nivel similar al que tenía seis años antes, en 1994, mientras que la situación de Bulgaria y
Rumania ha continuado degradándose.
En la actualidad las diferencias entre la UE/España y los PECO continuaban siendo
considerables. Así, la distancia entre la economía española y la República Checa –el país mejor
situado de la región en el año 2000- era de 24 puntos porcentuales, y con el país más atrasado,
Bulgaria, de 59. La economía polaca, a pesar del buen balance productivo exhibido en los
últimos años, se encuentra en un discreto cuarto lugar, detrás de la República Checa, Hungría y
Eslovaquia. Resultan, en este sentido, llamativos los elevados valores registrados por la
desviación típica, que incluso han tendido ha aumentar durante la segunda fase de las reformas.
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Cuadro 6 Producto Interior Bruto por habitante en paridad de poder adquisitivo (Unión Europea = 100)
1990 1994 1996 1998 2000 Bulgaria 33 27 25 23 24 Eslovaquia 51 40 45 49 49 Hungría 49 46 46 49 53 Polonia 31 31 37 39 41 República Checa 68 60 65 60 59 Rumania 36 30 33 28 27 Desviación típica PECO
14,11 12,5 13,8 14,0 14,2
España 78 78 79 81 83 Desviación típica PECO-España
49,4 44,6 47,1 47,0 48,0
Fuente: Vienna Institute for International Economic Studies.
Llegados a este punto conviene formular algunas consideraciones sobre los escenarios
de convergencia elaborados por diferentes organismos internacionales y centros de
investigación. Tomemos, como ejemplo, las proyecciones realizadas recientemente por el
Instituto de Estudios Económicos Internacionales de Viena (cuadro 7 y gráficos III y IV). Los
supuestos sobre las que se han diseñado son los siguientes: crecimiento cero de la población,
tanto en los PECO como en la UE, y crecimiento en el PIB por habitante del 2% en el primer
caso y del 4% en el segundo.
Con estas premisas, se fija la posición que alcanzan los PECO en el 2015. Como se
puede apreciar en los datos contenidos en el cuadro, bajo estas circunstancias sólo la República
Checa habría superado en ese año el 75% del promedio comunitario, Hungría estaría cerca de
dicha cota, situándose por detrás Eslovaquia y Polonia. A considerable distancia –con niveles de
renta per capita apenas superiores al 30% del baremo comunitario- se encontrarían Rumania y
Bulgaria. Una variante del mismo planteamiento consiste en estimar las tasas de crecimiento
precisas para alcanzar en el año 2015 el 75% y el 100% de la media comunitaria. Estos cálculos
son los que aparecen en los gráficos III y IV.
En el escenario más moderado –convergencia con el 75% del PIB por habitante
comunitario- las economías de Europa central y oriental analizadas tendrían que crecer a una
tasa media superior al 5%, excepto en la República Checa, donde el ritmo de crecimiento
previsto sería algo superior al 3%. En este escenario, el PIB por habitante de las economías
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búlgara y rumana tendrían que aumentar a una tasa mucho mayor, en torno al 10%. Las
condiciones son aún más exigentes en el segundo escenario –convergencia en el 2015 con el
100% de la media comunitaria-. Para conseguir este objetivo el PIB por habitante de la
economía checa tendría que aumentar el 5,1% cada año y el de Eslovaquia casi el 7%. Hungría
y Polonia estarían obligadas a crecer a tasas aún mayores, mientras que el ritmo de crecimiento
de las economías búlgara y rumana tendría que superar el 10%.
Cuadro 7 Producto Interior Bruto por habitante en paridad de poder adquisitivo (Unión Europea = 100)
1990 2000 2005 2015 República Checa
68 59 65 78
Hungría 49 53 59 72 Eslovaquia 51 49 53 65 Polonia 31 41 44 54 Rumania 36 27 29 35 Bulgaria 33 24 27 32
España 78 83 83 83 Supuestos: PECO: crecimiento del 4% en el PIB y crecimiento 0 de la población. UE: crecimiento del 2% en el PIB y crecimiento 0 de la población. Fuente: Vienna Institute for International Economic Studies.
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Gráfico III PIB por habitante (Tasa de crecimiento en paridad de poder adquisitivo a precios corrientes)
0
2
4
6
8
10
12
Bulgaria Eslovaquia Hungría Polonia RepúblicaCheca
Rumania
Objetivo 2015: 75% de la UE Fuente: The Vienna Institute for International Economic Studies.
Previsiones de crecimiento1993-2000
Gráfico IV PIB por habitante (Tasa de crecimiento en paridad de poder adquisitivo a precios corrientes)
0
2
4
6
8
10
12
14
Bulgaria
Eslova
quia
Hungría
Polonia
Repúblic
a Chec
a
Rumania
Objetivo 2015: 100% de la UE Fuente: The Vienna Institute for International Economic Studies.
Previsiones decrecimiento1993-2000
A modo de conclusión
Puede ser útil comparar los crecimientos tendenciales del PIB por habitante que
presuponen los diferentes escenarios de convergencia con la evolución de esta magnitud en el
período 1993-2000 (excluyendo, por tanto, los primeros años de la reforma dominados por el
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desplome económico de los países ex comunistas). Tan sólo Polonia está en una senda de
crecimiento superior al 4%, mientras que los resultados de las economías eslovaca y húngara ya
se sitúan por debajo de ese umbral. Más desfavorable aún es el curso seguido por la República
Checa, a pesar de ser el país con un mayor nivel de renta por habitante; el crecimiento medio
registrado en el último período está unos 3 puntos porcentuales por debajo de la previsión de
catching-up. Las economías búlgara y rumana, que apenas han salido de la recesión, se
encuentran todavía más lejos de esas previsiones del 4%. Las distancias de los PECO respecto
de la UE aumentan si se toman como referencia los escenarios de convergencia con el 75% y el
100% del PIB por habitante comunitario en el año 2015.
A pesar de que en algunos países de la región las perspectivas de crecimiento para los
próximos años han mejorado y de que se observan algunos signos alentadores, como la
recuperación de la inversión productiva, parece claro que los PECO, en términos generales, aún
están lejos de garantizar un crecimiento sostenido como el sugerido por las proyecciones de
catching-up. No sólo por la aún frágil situación macroeconómica, sino también, y quizás más
importante, por el deficiente funcionamiento de algunos mercados, la debilidad del entramado
institucional y la baja calidad de su equipamiento productivo.
Bibliografía
Flores, G.; Luengo, F. “Cambio estructural y transformación industrial en los países poscomunistas de Europa central y oriental”. En: Papeles del Este. Transiciones Poscomunistas. 2001, Nº 1, http://www.ucm.es/BUCM/cee/papeles/. Landesmann, M. “Structural Change in the Transition Economies”. Economic Survey of Europe, New York: Economic Commission for Europe, Nº 2/3, 2000.
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