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1 TESIS DOCTORAL AÑO 2015 OTRA HISTORIA DE LA TAUROMAQUIA: TOROS, DERECHO Y SOCIEDAD (1235-1848) BEATRIZ BADORREY MARTÍN DOCTORA EN DERECHO FACULTAD DE GEOGRAFÍA E HISTORIA (DEPARTAMENTO DE HISTORIA MODERNA) DIRECTOR DE LA TESIS: CARLOS MARTÍNEZ SHAW

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    TESIS DOCTORAL

    AO 2015

    OTRA HISTORIA DE LA TAUROMAQUIA: TOROS, DERECHO Y SOCIEDAD (1235-1848)

    BEATRIZ BADORREY MARTN

    DOCTORA EN DERECHO

    FACULTAD DE GEOGRAFA E HISTORIA (DEPARTAMENTO DE HISTORIA MODERNA)

    DIRECTOR DE LA TESIS: CARLOS MARTNEZ SHAW

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    DEPARTAMENTO DE HISTORIA MODERNA

    FACULTAD DE GEOGRAFA E HISTORIA

    OTRA HISTORIA DE LA TAUROMAQUIA: TOROS, DERECHO Y SOCIEDAD (1235-1848)

    BEATRIZ BADORREY MARTN

    DOCTORA EN DERECHO

    DIRECTOR DE LA TESIS: CARLOS MARTNEZ SHAW

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  • 4

    NDICE

    ABREVIATURAS

    INTRODUCCIN

    CAPTULO I LAS FIESTAS DE TOROS EN EL DERECHO MEDIEVAL ESPAOL

    I. Las fiestas de toros en la Edad Media

    I.1. Las fiestas de toros como espectculo caballeresco

    I.2. las fiestas de toros como espectculo popular

    II. El derecho medieval castellano

    II.1. Fueros castellanos

    II.1.1. El fuero de Madrid

    II.1.2. El fuero de Zamora

    II.2. Ordenanzas y acuerdos municipales castellanos

    II.2.1. Ordenanzas y acuerdos sobre polica rural y urbana: se

    previenen los posibles daos causados por la accin de los toros

    II.2.2. Ordenanzas y acuerdos sobre abastos: los carniceros

    asumen el abasto de toros para los festejos municipales

    II.2.3. Ordenanzas y acuerdos sobre fiestas: las corridas de

    toros se convierten en la culminacin festiva

    II.2.4. Ordenanzas y acuerdos sobre organizacin y

    funcionamiento municipal: el regimiento presencia las fiestas de toros

    desde cadalsos

    II.2.5. La fiscalidad concejil: las fiestas de toros se financian a

    cargo de los propios municipales

    III. El derecho medieval aragons

    III.1. Fueros aragoneses

  • 5

    III.1.1. El fuero de Jaca

    III.1.2. La compilacin de Huesca

    III.1.3. Los fueros de Sobrarbe

    III.1.4. Otros fueros aragoneses

    III.2. Ordenanzas y acuerdos municipales aragoneses

    III. 2.1. Ordenanzas y acuerdos sobre polica rural y urbana: se

    regulan las indemnizaciones por los daos causados por toros

    III.2.2. Ordenanzas y acuerdos sobre abastos: el gremio de los

    carniceros se obliga a dar bueyes para las fiestas

    III.2.3. Ordenanzas y acuerdos sobre fiestas: toro de muerte-

    toro de vida

    III.2.4. Ordenanzas y acuerdos sobre organizacin y

    funcionamiento municipal: los concejos organizan y controlan los

    festejos taurinos

    III.2.5. La fiscalidad concejil: los concejos sufragan los festejos

    taurinos oficiales

    IV. El derecho medieval navarro

    IV.1. Fueros navarros

    IV.1. El fuero de Tudela

    IV.2. Ordenanzas y acuerdos municipales navarros

    IV.2.1. Ordenanzas y acuerdos sobre polica rural y urbana:

    primeras noticias sobre vallados y barreras

    IV.2.2. Ordenanzas y acuerdos sobre abastos: el concejo

    compra o alquila toros para los festejos locales

    IV.2.3. Ordenanzas y acuerdos sobre fiestas: antiguo arraigo de

    los toros en Navarra

    IV.2.4. Ordenanzas y acuerdos sobre organizacin y

    funcionamiento municipal: los concejos gestionan los festejos taurinos

    IV.2.5. La fiscalidad concejil: pago a matatoros profesionales

    V. Las prohibiciones

    V.1. El snodo de Segovia de 1216

    V.1.1. Precedente: El Concilio Lateranense IV

  • 6

    V.1.2. Las constituciones sinodales de 1216

    V.I.3. La constitucin quinta

    V.2. Las Siete Partidas

    VI. Evolucin del espectculo.

    CAPTULO II

    LA REGULACIN DE LAS FIESTAS DE TOROS EN EL SIGLO XVI

    I. Las corridas de toros en el siglo XVI I.1. Festejos reales

    I.2. Festejos populares

    II. Regulacin jurdica

    II.1. Derecho castellano

    II.1. 1. Ordenanzas y acuerdos sobre polica rural y urbana: se

    extreman las medidas de seguridad en los campos y en las ciudades

    II.1.2. Ordenanzas y acuerdos sobre abastos: se afianza el papel

    de los obligados en los festejos taurinos

    II.1.3. Ordenanzas y acuerdos sobre fiestas: primeras

    reglamentaciones

    II.1.4. Ordenanzas y acuerdos sobre organizacin y

    funcionamiento municipal: los concejos organizan y asisten a los

    festejos taurinos

    II.1.5. Fiscalidad concejil: se triplica el precio de los toros

    II.2. Derecho indiano

    II.2.1. Ordenanzas y acuerdos sobre polica rural y urbana:

    cabildo y vecinos participan en el cierre de las plazas y calles

  • 7

    II.2.2. Ordenanzas y acuerdos sobre abastos: llegan los

    primeros toros bravos a Amrica

    II.2.3. Ordenanzas y acuerdos sobre fiestas: las corridas de

    toros se extienden por los dos virreinatos

    II.2.4. Ordenanzas y acuerdos sobre organizacin y

    funcionamiento municipal: el cabildo ocupa un lugar principal en los

    festejos taurinos

    II.2.5. Fiscalidad concejil: los cabildos financian los festejos

    taurinos

    II. 3. Derecho aragons

    II.3.1. Ordenanzas y acuerdos sobre polica rural y urbana: se

    reparan los daos causados por toros y vaquillas

    II. 3. 2. Ordenanzas y acuerdos sobre abastos: los arrendadores

    de las carniceras obligados a entregar toros para las fiestas

    II. 3. 3. Ordenanzas y acuerdos sobre fiestas: se ampla el

    calendario festivo

    II.3.4. Ordenanzas y acuerdos sobre organizacin y

    funcionamiento municipal: las autoridades municipales organizan y

    asisten a los festejos taurinos

    II.3.5. Fiscalidad concejil: los concejos costean las fiestas de

    toros

    II.4. Derecho navarro

    II.4.1. Ordenanzas y acuerdos sobre polica rural y urbana: se

    cierran las plazas pblicas para su uso como coso taurino

    II.4.2. Ordenanzas y acuerdos sobre abastos: primeros

    ganaderos y ganaderas navarras

    II.4.3. Ordenanzas y acuerdos sobre fiestas: los festejos se

    concentran en fechas de verano

    II.4.4. Ordenanzas y acuerdos sobre organizacin y

    funcionamiento municipal: los regidores organizan y presiden las

    corridas de toros

  • 8

    II.4.5. Fiscalidad concejil: los festejos taurinos se financian con

    el presupuesto municipal

    III. Las prohibiciones civiles y cannicas de las fiestas de toros

    III.1. Las prohibiciones civiles: Peticiones de Cortes

    III.2. Las prohibiciones cannicas

    III.2.1. El Concilio de Trento.

    III.2.2. Concilios espaoles postridentinos.

    III.2.3. Concilios americanos postridentinos

    III.2.4. Disposiciones pontificias.

    III.2.4.1. La bula de Po V

    III.2.4.2. Otros documentos pontificios

    III.2.5. El debate posterior

    IV. Un primer intento de reglamentacin del espectculo

    CAPTULO III

    LA REGULACIN DE LAS FIESTAS DE TOROS EN EL SIGLO XVII

    I. Las fiestas de toros en el siglo XVII

    I.1. Festejos reales

    I.2. Festejos populares

    III. Regulacin jurdica

    II.1. Derecho castellano

    II.1.1. Ordenanzas y acuerdos sobre polica rural y urbana: se

    imponen fianzas para posibles indemnizaciones por daos

    II.1.2. Ordenanzas y acuerdos sobre abastos: los

    abastecedores de las carniceras afianzan su protagonismo en los

    festejos taurinos

  • 9

    II. 1. 3. Ordenanzas y acuerdos sobre fiestas: se multiplican

    los festejos peridicos y extraordinarios

    II.1.4. Ordenanzas y acuerdos sobre organizacin y

    funcionamiento municipal: las corridas de toros como imagen del

    orden jerrquico e institucional

    II.1.5. Fiscalidad concejil: nuevas partidas de gastos

    II.2. Derecho indiano

    II.2.1. Ordenanzas y acuerdos sobre polica rural y urbana: los

    vecinos colaboran en el cierre de calles y plazas

    II. 2.2. Ordenanzas y acuerdos sobre abastos: los obligados del

    abasto de carne como proveedores de toros para las fiestas

    II.2.3. Ordenanzas y acuerdos sobre fiestas: se multiplican los

    motivos para organizar fiestas de toros

    II.2.4. Ordenanzas y acuerdos sobre organizacin y

    funcionamiento municipal: se promueve la organizacin de corridas de

    toros con fines polticos

    II.2.5. Fiscalidad concejil: se reduce la fastuosidad de los

    festejos por el dficit de los cabildos

    II.3. Derecho aragons

    II.3.1. Ordenanzas y acuerdos sobre polica rural y urbana: se

    cierran calles y plazas y se construyen carafales

    II.3.2. Ordenanzas y acuerdos sobre abastos: los arrendatarios

    del bovalar municipal dan vacas para las fiestas

    II.3.3. Ordenanzas y acuerdos sobre fiestas: conviven festejos de

    toro de vida y festejos de toro de muerte

    II.3.4. Ordenanzas y acuerdos sobre organizacin y

    funcionamiento municipal: se regula el protocolo en los festejos

    taurinos

    II.3.5. La fiscalidad concejil: se limita el gasto en corridas de

    toros

    II.4. Derecho Navarro

  • 10

    II.4.1. Ordenanzas y acuerdos sobre polica rural y urbana:

    organizadores y vecinos se ocupan del cierre de las plazas

    II.4.2. Ordenanzas y acuerdos sobre abastos: primeras

    ganaderas de reses bravas

    II.4.3. Ordenanzas y acuerdos sobre fiestas: se profesionaliza el

    espectculo

    II.4.4. Ordenanzas y acuerdos sobre organizacin y

    funcionamiento municipal: problemas de protocolo

    II.4.5. Fiscalidad concejil: se incrementan las partidas de

    gastos

    III. Las prohibiciones

    III.1. Prohibiciones civiles

    III.2. Prohibiciones cannicas

    III.2.1. Nuevas intervenciones de la Santa Sede: 1681

    IV. Evolucin del espectculo

    CAPTULO IV

    LA REGULACIN DE LAS FIESTAS DE TOROS EN EL SIGLO XVIII

    I. Las fiestas de toros en el siglo XVIII

    I.1. Festejos reales

    I.2. Festejos populares

    II. Regulacin jurdica

    II.1. Derecho castellano

    II.1.1. Ordenanzas y acuerdos sobre polica rural y urbana:

    primeras plazas de toros de obra

    II.1.2. Ordenanzas y acuerdos sobre abastos: se mantiene la

    vinculacin con los obligados de las carniceras

  • 11

    II.1.3. Ordenanzas y acuerdos sobre fiestas: se multiplican las

    corridas de toros con fines econmicos, benficos o asistenciales

    II.1.4. Ordenanzas y acuerdos sobre organizacin y

    funcionamiento municipal: conflictos por el reparto de balcones y

    por la presidencia de las corridas de toros

    II.1.5. Fiscalidad concejil: los festejos taurinos se hacen

    rentables

    II.2. Derecho indiano

    II.2.1. Ordenanzas y acuerdos sobre polica rural y urbana:

    primeras plazas circulares permanentes

    II.2.2. Ordenanzas y acuerdos sobre abastos: se lidian toros de

    ganaderas locales

    II.2.3. Ordenanzas y acuerdos sobre fiestas: nuevas suertes e

    invenciones

    II.2.4. Ordenanzas y acuerdos sobre organizacin y

    funcionamiento municipal: se establece el ceremonial de las corridas

    de toros

    II.2.5. Fiscalidad concejil: hacia el equilibrio de cuentas

    II.3. Derecho aragons

    II.3.1. Ordenanzas y acuerdos sobre polica rural y urbana: las

    providencias de buen gobierno garantizan el orden y la seguridad de

    las funciones de toros

    II.3.2. Ordenanzas y acuerdos sobre abastos: los arrendadores

    de las carniceras donan toros para los festejos locales

    II.3.3. Ordenanzas y acuerdos sobre fiestas: el toreo se

    profesionaliza

    II.3.4. Ordenanzas y acuerdos sobre organizacin y

    funcionamiento municipal: el protocolo se adapta a la Nueva Planta

    II.3.5. Fiscalidad concejil: se detallan todas las partidas de

    gastos generadas por las corridas de toros

    II.4. Derecho navarro

  • 12

    II.4.1. Ordenanzas y acuerdos sobre polica rural y urbana:

    bandos y autos establecen nuevas medidas de seguridad

    II.4.2. Ordenanzas y acuerdos sobre abastos: nuevos ganaderos

    navarros

    II.4.3. Ordenanzas y acuerdos sobre fiestas: el espectculo se

    profesionaliza

    II.4.4. Ordenanzas y acuerdos sobre organizacin y

    funcionamiento municipal: problemas de protocolo entre

    instituciones

    II.4.5. Fiscalidad concejil: nuevas partidas de gastos

    III. Las prohibiciones

    III.1. La crtica antitauriana

    III.1.1. La posicin de los ilustrados

    III.1.2. La opinin de los viajeros extranjeros

    III.2. Prohibiciones cannicas

    III.3. Prohibiciones civiles

    III.3. 1. Reinado de Felipe V

    III.3.2. Reinado de Fernando VI

    III.3.3. Reinado de Carlos III

    III.3.3.1 El debate de 1773

    III.3.3.2. Real pragmtica de 9 de noviembre de 1785

    III.3.3.4. Nuevas disposiciones

    III.3.4. Reinado de Carlos IV

    III.3.4.1. El debate de 1804

    III.3.4.2.Resolucin final: Real Cdula de 10 de febrero

    de 1805

    CAPTULO V

    LA REGULACIN DE LAS FIESTAS DE TOROS EN LA PRIMERA MITAD

    DEL SIGLO XIX

  • 13

    I. Las fiestas de toros en la primera mitad del siglo XIX

    I.1. Festejos reales

    I.2. Festejos populares

    II. Las prohibiciones

    II.1. El efecto de la prohibicin de 1805

    II.2. El debate sobre la supresin de las corridas de toros en las

    Cortes de Cdiz

    II.3. Jos Bonaparte restaura las corridas de toros

    II.4. Las corridas de toros tras la guerra

    II.5. Las Cortes de Navarra anulan la Real Cdula de 10 de febrero

    de 1805

    II.6. Nuevos intentos de prohibicin

    III. Regulacin jurdica

    III.1. Derecho castellano

    III.1.1. Ordenanzas y acuerdos sobre polica rural y urbana: los

    bandos garantizan el buen orden durante los festejos

    III.1.2. Ordenanzas y acuerdos sobre abastos: carniceros-

    toreros

    III.1.3. Ordenanzas y acuerdos sobre fiestas: surgen los

    empresarios profesionales

    III.1.4. Ordenanzas y acuerdos sobre organizacin y

    funcionamiento municipal: alcaldes y corregidores mantienen la

    presidencia de los festejos

    III.1.5. Fiscalidad concejil: aumenta el gasto de las corridas de

    toros

    III.2. Derecho indiano

    III.2.1. Ordenanzas y acuerdos sobre polica rural y urbana: los

    bandos de buen gobierno regulan el orden de las corridas de toros

    III.2.2. Ordenanzas y acuerdos sobre abastos: se desarrolla el

    proceso de seleccin y cra de ganado bravo

  • 14

    III.2.3. Ordenanzas y acuerdos sobre fiestas: se incorporan

    nuevas suertes e invenciones

    III.2.4. Ordenanzas y acuerdos sobre organizacin y

    funcionamiento municipal: los cabildos mantienen el control y la

    direccin de los festejos taurinos

    III.2.5. Fiscalidad concejil: las corridas de toros producen

    cuantiosos beneficios

    III.3. Derecho aragons

    III.3.1. Ordenanzas y acuerdos sobre polica rural y urbana:

    primeras plazas fijas

    III.3.2. Ordenanzas y acuerdos sobre abastos: se mantiene la

    vinculacin toros-carniceras

    III.3.3. Ordenanzas y acuerdos sobre fiestas: se estrecha la

    relacin toros-beneficencia

    III.3.4. Ordenanzas y acuerdos sobre organizacin y

    funcionamiento municipal: corregidores y alcaldes mantienen la

    presidencia de las corridas de toros

    III.3.5. Fiscalidad concejil: los festejos taurinos se hacen

    rentables

    III.4. Derecho navarro

    III.4.1. Ordenanzas y acuerdos sobre polica rural y urbana:

    nuevas medidas de seguridad

    III.4.2. Ordenanzas y acuerdos sobre abastos: auge de las

    ganaderas navarras

    III.4.3. Ordenanzas y acuerdos sobre fiestas: el espectculo

    llega a su madurez

    III.4.4. Ordenanzas y acuerdos sobre organizacin y

    funcionamiento municipal: los ayuntamientos mantienen el control

    de los festejos taurinos

    III.4.5. Fiscalidad concejil: primeros empresarios taurinos

    IV. Los reglamentos taurinos

  • 15

    IV.1. El precedente: la Tauromaquia de Montes

    IV.2. Las Condiciones de Mlaga de 1847

    IV.3. El Reglamento de Cdiz de 1848

    IV.4. El Reglamento de Madrid de 1852

    IV.5. El Reglamento de La Habana de 1854

    CONCLUSIONES

    FUENTES Y BIBLIOGRAFA

    1. Fuentes manuscritas e impresas 1.1. Fuentes de Archivo

    1.2. Fuentes impresas

    2. Bibliografa

  • 16

    ABREVIATURAS

    ACA Archivo de la Corona de Aragn

    ACD Archivo del Congreso de los Diputados

    AGA Archivo General de Navarra

    AGI Archivo General de Indias

    AGN Archivo General de Navarra

    AHN Archivo Histrico Nacional

    AHPZ Archivo Histrico Provincial de Zaragoza

    AHL Archivo Municipal de Logroo

    ARCHV Archivo Real Chancillera de Valladolid

    ARCM Archivo Regional de la Comunidad de Madrid

    BAE Biblioteca de Autores Espaoles

    BC Biblioteca Carriquiri

    BN Biblioteca Nacional

    coord. coordinador

    ed., edit. edicin, editor

    fol. folio

    LACM Libros de Acuerdos del Concejo Madrileo

    leg. Legajo

    mrs. maraveds

    pg., pgs. pgina, pginas

    reg. registro

    s.a. sin ao (de edicin)

    s.l. sin lugar (de edicin)

    vto. vuelto

    vid. vdem

  • 17

    INTRODUCCIN

    En las ltimas dcadas la historiografa ha incorporado nuevos objetos de

    anlisis a su campo de investigacin, es decir, con palabras de Emmanuel Le Roy

    Ladurie, ha ampliado enormemente el territorio del historiador1. Entre las nuevas

    temticas propuestas se hallan las fiestas, hasta ahora desatendidas, pero

    imprescindibles para el conocimiento de la sociedad. Y es que no debemos olvidar que

    la fiesta, en cualquiera de sus manifestaciones, constituye un observatorio privilegiado

    de la realidad social. Pues bien, entre los diferentes modos de expresin festivos, en

    nuestro mbito cultural mediterrneo y ms concretamente en la Pennsula, hay uno que

    est singularmente presente desde la Edad Media hasta nuestros das: las fiestas de

    toros. Como apunta Mara Jess Izquierdo Garca: La aficin del pueblo espaol a los

    toros, la gran popularidad y arraigo que han tenido siempre los juegos con astados en

    sus diversas modalidades, en cualquier fiesta de nuestro pas, es algo indiscutible

    sancionado con el calificativo de fiesta nacional que se otorg a estos juegos despus de

    la institucionalizacin de las corridas de toros2.

    Como hecho histrico-social, la fiesta de los toros ha sido estudiada por

    filsofos3, socilogos4, antroplogos5 e historiadores6. Y dado que las celebraciones con

    1 E. LE ROY LADURIE, Le territoire de lhistorien, 2 Vols., Pars, 1978. 2 M. J. IZQUIERDO GARCA, El pueblo y la elite ante la fiesta de los toros, en Vida cotidiana en la Espaa Medieval. Actas del VI Curso de Cultura Medieval celebrado en Aguilar de Campoo (Palencia) del 26 al 30 de septiembre de 1994, Madrid, 2004, pgs. 305-327; la ref. en pg. 308. 3 En los ltimos aos ha publicado dos interesantsimos estudios el filsofo francs Francis WOLFF titulados Filosofa de las corridas de toros (Barcelona, 2008) y 50 razones para defender las corridas de toros (Madrid, 2010). 4 Vid. E. GIL CALVO, Estado de fiesta, Madrid, 1991 y A. SHUBERT, A las cinco de la tarde. Una historia social del toreo, Madrid, 2002. 5 Entre otros libros, podemos destacar: H. VELASCO, Tiempo de fiesta, Madrid, 1982; M. DELGADO RUIZ, De la muerte de un dios. La fiesta de los toros en el universo simblico de la cultura popular, Barcelona, 1986; J. F. FLORES ARROYUELO Correr los toros en Espaa. Del monte a la plaza, Madrid, 1999 y Las fiestas de Las Mondas y de los Toros en Talavera de la Reina, Murcia, 2001. As como la obra de conjunto Ritos y smbolos en la tauromaquia: en torno a la antropologa de Julin Pitt-Rivers (Barcelona, 2012). 6 Los interesantes trabajos de Antonio GARCA-BAQUERO han sido publicados completamente en Razn de Tauromaquia: obra taurina completa (Sevilla, 2008). Tambin debemos destacar la obra de conjunto A. GARCA-BAQUERO GONZLEZ, P. ROMERO DE SOLS e I. VZQUEZ PARLAD, Sevilla y la fiesta de toros, Sevilla, 1980. (Sevilla, 1980). Y entre los trabajos monogrficos publicados en los ltimos aos, referidos al Antiguo Rgimen, debemos mencionar al menos los de M. I. VIFORCOS MARINAS, El Len barroco: los regocijos taurinos, Len, 1992; J. CAMPOS CAIZARES, El toreo caballeresco en la poca de Felipe IV: Tcnicas y significado socio-cultural, Sevilla, 2007; J. M. GARCA AOVEROS, El hechizo de los espaoles. La lidia de los toros en los siglos XVI y XVII en

  • 18

    toros se han ido desarrollando dentro de un marco jurdico, tambin algunos juristas se

    han ocupado del estudio de la normativa taurina7.

    En esta lnea se enmarca el presente trabajo que tuvo su origen en tres

    conferencias ledas en la Real Academia de Jurisprudencia y Legislacin: Las fiestas

    de toros en el Derecho medieval espaol (1 de marzo de 2001); Las fiestas de toros y

    el Derecho cannico: siglos XIII-XVI (4 de abril de 2002); Las fiestas de toros en el

    siglo XVI: aspectos jurdicos (4 de abril de 2003).

    A partir de ellas decidimos ampliar el marco cronolgico y estudiar la historia

    del derecho taurino desde las primeras manifestaciones jurdicas conservadas, que se

    encuentran en algunos fueros municipales del siglo XIII, hasta la aparicin de los

    primeros reglamentos de plaza a mediados del siglo XIX, cuya promulgacin supuso la

    intervencin de los poderes pblicos en la legislacin las fiestas de toros, dando paso as

    a una nueva etapa del derecho taurino.

    Una vez perfilado el tema, era preciso sistematizar el trabajo. Ello exigi una

    triple delimitacin: cronolgica, territorial y material. En primer lugar, puesto que el

    trabajo se extenda en un amplio marco histrico (1235-1848), haba que sealar un

    corte cronolgico, que nos llev a establecer los siguientes captulos: Edad Media, siglo

    XVI, siglo XVII, siglo XVIII y primera mitad del siglo XIX. En cuanto a la

    delimitacin territorial, puesto que las primeras manifestaciones jurdicas aparecen en

    los fueros municipales medievales de los distintos reinos peninsulares, entendimos que

    haba que estudiar el derecho elaborado en cada uno de ellos: Castilla, Aragn y

    Navarra, dejando al margen Portugal, que sigui una trayectoria poltica ajena a lo que

    posteriormente fue la Monarqua espaola. Y, a partir del siglo XVI, tras la

    incorporacin de los territorios americanos a la Corona, debido al rpido arraigo de las

    fiestas de toros en el Nuevo Mundo y a la consiguiente regulacin de las mismas por las

    Espaa e Hispanoamrica. Historia, sociedad, cultura, religin, derecho, tica, Madrid, 2007; L. AMIGO VZQUEZ, A la plaza! Regocijos taurinos en el Valladolid de los siglos XVII y XVIII, Sevilla, 2010; G. SANTONJA GMEZ-AGERO, G., Luces sobre una poca oscura (El toreo a pie del siglo XVII), Len, 2010, y La justicia del rey. Felipe II y el Consejo Real a favor de los toros. (El Burgo de Osma, 1584-1594), Madrid, 2013. 7 A la obra de T. R. FERNNDEZ, Reglamentacin de las corridas de toros (Madrid, 1987), le han seguido otras como el libro de P. PLASENCIA, Las fiestas de los toros. Historia, rgimen jurdico y textos legales (Madrid, 2000), o el ms reciente de D. FERNNDEZ DE GATTA SNCHEZ, Derecho y tauromaquia. Desde las prohibiciones histricas a su declaracin como Patrimonio Cultural (Salamanca, 2015).

  • 19

    autoridades ultramarinas, incluimos un apartado dedicado al derecho indiano. En cuanto

    a la acotacin material, la propia documentacin recopilada fundamentalmente

    ordenanzas y acuerdos municipales- nos marc las claves de sistematizacin. En este

    sentido, las fiestas de toros aparecen vinculadas a los siguientes aspectos de la vida

    local: polica rural y urbana, abastos, fiestas, organizacin y funcionamiento municipal

    y fiscalidad.

    Junto a la regulacin jurdica, cada captulo va acompaado de un estudio sobre

    la relevancia social de las fiestas de toros, tanto de los festejos regios como de los

    populares; as como sobre la evolucin tcnica del espectculo. No debemos olvidar que

    los festejos taurinos aparecen imbricados dentro de la sociedad, desde la Edad Media

    hasta nuestros das, constituyendo una de las principales manifestaciones festivas del

    pueblo espaol. Y como tales manifestaciones siempre han tenido un componente

    polmico, en cada captulo se incluye un apartado sobre prohibiciones: civiles y

    eclesisticas que, nos guste o no, han formado parte de la historia del nuestra

    tauromaquia.

    Entre las fuentes utilizadas debemos citar, en primer lugar, las documentales.

    Los archivos nacionales custodian amplia informacin sobre festejos taurinos. El

    Archivo Histrico Nacional seccin de Consejos Suprimidos-, el Archivo General de

    Simancas, el Real y General de Navarra, y el Archivo General de Indias han aportado

    datos fundamentales para nuestro trabajo. Ahora bien, habida cuenta de la compleja

    constitucin poltica de Espaa durante el periodo objeto de estudio, con reinos

    integrados en Coronas que, a su vez, formaban parte de la Monarqua espaola, ha sido

    preciso consultar otros archivos regionales o provinciales con seccin histrica, como el

    Archivo Regional de la Comunidad de Madrid o el Archivo Histrico Provincial de

    Zaragoza, en los que se conserva interesante informacin sobre licencias o beneficios,

    aspectos muy vinculados con el objeto de nuestro estudio. Por supuesto, resulta

    indispensable para este trabajo la variada y numerosa documentacin custodiada en los

    archivos locales, pues los municipios, constituidos ya en el siglo XIII como entidades de

    derecho pblico, asumieron durante el periodo que estudiamos la regulacin de los

    festejos taurinos. En este mbito, destacan dos tipos de fuentes: los libros de actas, que

    recogen las deliberaciones y acuerdos de los concejos, y los libros de cuentas, que dan

    fe de ingresos y gastos locales, con interesantes referencias a las corridas de toros. Estas

    fuentes se complementan con otras, no menos importantes para nuestra investigacin,

  • 20

    como son los pregones, ordenanzas u ordinaciones municipales. Y, sin salir del mbito

    local, los archivos notariales o de protocolos completan nuestro conocimiento, al

    ofrecernos contratos y otras frmulas jurdicas que, desde el siglo XVIII, constituyeron

    el marco en el que se desarrollaron buena parte de las transacciones dentro del mundo

    taurino.

    Por suerte, muchos de esos fondos ya han visto la luz, por lo cual, aunque se han

    realizado algunas visitas a archivos como el de la villa de Madrid, ha sido en la

    Biblioteca Nacional de Madrid donde hemos centrado la bsqueda de documentacin.

    El variado corpus documental y el extraordinario fondo bibliogrfico que en ella se

    custodia, nos han permitido obtener la mayor parte de la informacin necesaria para

    elaborar este trabajo. Tambin ha sido decisiva la consulta de los fondos de la

    Biblioteca Carriquiri, quiz la biblioteca taurina ms importante del mundo. La

    generosidad de su propietario, Antonio Briones, y los sabios consejos de su

    bibliotecario, Jos Mara Sotomayor, han facilitado nuestro trabajo y han enriquecido

    esta investigacin.

    Como ya se ha apuntado, entre la amplitud de las fuentes utilizadas destacan,

    fundamentalmente, los documentos jurdicos: fueros, acuerdos, ordenanzas, pregones y

    bandos. Todos ellos se caracterizan por su credibilidad, exactitud y autenticidad, pues

    solan ser redactados por los propios concejos municipales para su uso interno y, en el

    caso de las ordenanzas u ordinaciones, eran sancionadas por la firma del comisario real.

    Muchas de estas fuentes aparecen recogidas en las actas municipales pues, durante el

    periodo estudiado, los concejos fueron los encargados de regular la vida local. Por ello,

    las actas de sus reuniones constituyen una fuente de primer orden para el conocimiento

    de esa realidad. En palabras de Miguel ngel Ladero Quesada: Las actas se convierten

    en un verdadero espejo que refleja (con las distorsiones propias e inevitables de todo

    documento emanado de un organismo oficial) la cotidianeidad del microcosmos que

    constituyen para la propia ciudad y el entorno rural que seorializa8. El investigador

    puede abordar a travs de ellas aspectos muy variados, entre otros, el estudio de las

    fiestas y ceremonias ciudadanas. Y, abundando en este tema, para Jos Antonio Mateos

    Royo, un buen ejemplo de la participacin directa del municipio en la fiesta lo

    constituye la celebracin de los populares festejos taurinos, cuya organizacin, control y

    8 M. A, LADERO QUESADA, Libros de acuerdos del consistorio de la ciudad de Zamora (1500-1504), Zamora, 2000, pg. 34.

  • 21

    financiacin era asumida por el concejo como un deber para con sus vecinos. Las

    variadas disposiciones municipales nos informan con detalle sobre la forma de

    procurarse los toros, el lugar de celebracin de las corridas, la seguridad de las plazas y

    calles, los das de celebracin, los tipos de festejos, etc.9. En este sentido, refirindose

    especficamente a Aragn, Mara Isabel Falcn afirma que los libros de actos comunes,

    de acuerdos de los jurados, de actas municipales o Libri Concilii, trminos todos ellos

    sinnimos, constituyen una fuente de primera categora para el conocimiento de la

    organizacin concejil y de la vida urbana10.

    La documentacin eclesistica tambin contiene datos de inters para

    aproximarnos a la historia de la fiesta, en general, y de la tauromaquia, en particular.

    Los votos pblicos y privados que se hicieron en el pasado para honrar a Cristo, a la

    Virgen o a determinados Santos solan incluir festejos taurinos. Buen ejemplo de ello

    son las cofradas, pues solan celebrar la fiesta de su patrn siguiendo la tradicin del

    lugar que, en muchos casos, inclua toros en sus diversas modalidades. Los estatutos u

    ordenaciones de estas corporaciones proporcionan estas noticias. Adems, la Iglesia

    vel por la honestidad de las costumbres del clero, regular y secular, especialmente tras

    la celebracin del concilio de Trento, que intent acabar con ciertos excesos y abusos.

    Ello, unido a las disposiciones pontificias contrarias a las fiestas de toros, hizo que se

    promulgaran numerosos cnones conciliares en los que se hace referencia a las fiestas

    de toros. Casi todos insisten, reiteradamente, en la prohibicin del clero de asistir y

    participar en los festejos taurinos. Lo cual, interpretado a sensu contrario, constituye

    una prueba de su inobservancia. No olvidemos, como apunta Antonio Garca, que: "Un

    concilio provincial o un snodo diocesano viene a ser una especie de radiografa, a veces

    despiadadamente realista y objetiva, de la vida del pueblo en un determinado momento

    histrico"11. Las visitas pastorales corroboran estas prcticas. Y los libros de fbrica de

    las iglesias y ermitas muestran la estrecha relacin que existi entre la devocin popular

    y los festejos taurinos, con cuyos beneficios se financiaron numerosas instituciones

    religiosas.

    9 J. A. MATEOS ROYO, Fiesta y ceremonial durante la Edad Moderna a travs de las Actas municipales de Daroca (siglos XVI-XVII): vas metodolgicas, en Metodologa de la investigacin cientfica sobre fuentes aragonesas. Actas de las VIII Jornadas. Zaragoza, 1993, pgs. 161-170; la ref. en pg. 167. 10 M. I. FALCN PREZ, Las Actas municipales medievales como fuente de investigacin, en Metodologa de la investigacin cientfica sobre fuentes aragonesas, Zaragoza, 1988, pgs. 279-319; la ref. en pg. 282. 11 A. GARCA GARCA, Synodicon Hispanum, I. Galicia. Madrid, 1981, pgs. XVIII-XIX.

  • 22

    Las fuentes jurdicas se completan y enriquecen con otras noticias aparecidas en

    crnicas, libros y relaciones de fiestas, memorias o relatos de viajes. Las crnicas

    constituyen una valiosa fuente para nuestro estudio porque, al hilo de la narracin

    biogrfica de grandes personajes, se hacen eco de las fiestas que jalonaron la vida y

    hechos de sus protagonistas. Entre todas debemos destacar, por su detallada descripcin

    de los festejos taurinos los Hechos del Condestable Miguel Lucas de Iranzo; los Anales

    eclesisticos y seculares de la muy noble y muy leal ciudad de Sevilla, de Diego Ortiz

    de Ziga; o la Historia de la vida y hechos del emperador Carlos V, de Fray Prudencio

    de Sandoval.

    Los Libros de fiestas o Relaciones de fiestas son descripciones panegricas de

    festejos organizados para solemnizar algn acontecimiento extraordinario como las

    denominadas grandes alegras, es decir: coronaciones, bodas, natalicios, entradas

    triunfales, victorias militares, beatificaciones, etc. Sola encargar su redaccin la

    institucin organizadora, normalmente el concejo o alguna congregacin religiosa, que

    adems corra con los gastos de impresin. Muy escasas en el siglo XVI, abundaron en

    los siglos XVII y XVIII. Estos libros aportan datos muy interesantes para conocer

    algunos aspectos de vida ciudadana como son sus elementos festivos. Entre otros, nos

    permiten conocer la evolucin de uno de los elementos esenciales de cualquier

    manifestacin ldica en la Espaa del Antiguo Rgimen, como fueron los regocijos

    taurinos en sus distintas manifestaciones. Al tratarse de relatos circunstanciados,

    aportan jugosos testimonios sobre los distintos componentes festivos, entre otros, sobre

    las lidias de toros. Algunas recopilaciones, como la Relacin de solemnidades y fiestas

    pblicas en Espaa de Alenda y Mira, (1903), nos permiten comprobar el elevado

    nmero de fiestas que se celebraban con regocijos taurinos. Para Aragn podemos citar

    la Relacion historia, y panegyrica de las fiestas, que la ciudad de Zaragoza dispuso,

    con motivo del Decreto, en que la Santidad de Inocencio XIII concedi para todo este

    Arzobispado, el OFICIO propio de la Aparicion de Nuestra Seora del PILAR, en el de

    la Dedicacion de los Santos Templos del Salvador , y del Pilar; y la consagra, y dedica

    la proteccion de la misma Imperial, Augusta, muy Noble, y muy Leal Ciudad, en su

    ilustrsimo Ayuntamiento, Don Juan Francisco ESCUDER, su Alguacil mayor perpetuo,

    por S.M., publicada en Zaragoza en 1724 y reeditada, en edicin facsmilar, en 1990. Y

    para Amrica es muy interesante la Relacin de la fundacin de la Real Audiencia del

    Cuzco en 1788, y de las fiestas con que esta grande y fidelsima ciudad celebr este

    honor, Madrid, 1795. En ella se describen las fiestas que se celebraron para solemnizar la

  • 23

    instalacin de la Audiencia de Cuzco en 1787 que, entre los mltiples regocijos

    organizados, incluyeron corridas de toros.

    Los libros y relatos de viajes tambin constituyen una fuente histrica, y como

    tal han sido reivindicados ltimamente12. Su validez depender de la personalidad del

    viajero, de su formacin e intereses. A nivel de fiestas, ceremonias y celebraciones, su

    atraccin por lo pintoresco y extico, en general por lo que es ajeno a su propia cultura,

    puede hacerles caer en lo anecdtico o superficial. Y, esto se observa a menudo al

    describir las fiestas de toros. Entre los libros de viajes que tratan tema taurino, contina

    siendo un clsico el de August Lafront, Los viajeros extranjeros y la fiesta de toros:

    (siglos XVI a XVIII)13.

    Por lo que respecta a fuentes estrictamente taurinas, no podemos dejar de

    mencionar la labor realizada por la Unin de Biblifilos Taurinos que, desde su

    fundacin en 1954 por el conde de Colomb hasta la actualidad, bajo la direccin de

    Rafael Cabrera Bonet, ha publicado documentos de archivo, libros raros y antiguos

    agotados, o trabajos de investigacin sobre tema taurino. Y tampoco podemos olvidar la

    labor realizada por la Fundacin de Estudios Taurinos que, desde 1989 y bajo el

    patrocinio de la Real Maestranza de Caballera de Sevilla, no ha dejado de investigar y

    divulgar cuanto concierne a la fiesta de los toros. Desde 1993 edita la Revista de

    Estudios Taurinos, que es fuente de obligada consulta para todo el que quiera adentrarse

    en el rico mundo de la tauromaquia.

    En cuanto a la transcripcin de los documentos, si stos aparecen citados por

    otros autores se ha respetado la grafa realizada por ellos. Y cuando se trata de textos

    originales, hemos seguido las normas utilizadas habitualmente en las transcripciones

    histricas, lo que supone una cierta variacin de la grafa del original. Esto es, se han

    separado las palabras y las slabas siguiendo criterios actuales, y lo mismo se ha hecho

    con el uso de las maysculas y minsculas, con la colocacin de acentos grficos y con

    la puntuacin. Adems se han separado contracciones que hoy estn en desuso, se han

    desarrollado algunas palabras que aparecan abreviadas y, en los casos en los que se

    observa una redaccin confusa, se ha respetado la grafa original poniendo (sic) despus 12 Ver C. MARTNEZ SHAW, El Llibre de viatges com una font histrica, en VVAA, Viatjar per Catalunya: dels diplomtics del Renaixement als somniadors del Romanticismo, en LAven 51, julio-agosto 1982, pgs. 45-73, el artculo en 46-48. 13 Lo public la Unin de Biblifilos Taurinos en 1957.

  • 24

    de los trminos escritos de forma no habitual. Por ltimo, las letras o palabras

    reconstruidas se recogen entre corchetes. Todo ello con la intencin de facilitar la

    lectura y la comprensin del texto.

    Quiero concluir esta introduccin con el grato apartado de los agradecimientos.

    En primer lugar, gracias a mi maestro, Jos Antonio Escudero, y al profesor Feliciano

    Barrios, porque fueron ellos quienes me sugirieron la realizacin de este trabajo. Al

    profesor Luis Ribot, por haber aceptado formar parte de este tribunal. Gracias al director

    de la tesis, el profesor Carlos Martnez Shaw, con quien he contrado una deuda de

    gratitud difcil de saldar. Y, por ltimo, me gustara referirme a todos aquellos

    aficionados, compaeros de la universidad y amigos que me han aportado datos,

    siempre interesantsimos, para la elaboracin de este trabajo. Son tantos que no puedo

    citar todos sus nombres, sin el peligro de olvidar alguno. Su generosidad ha servido para

    enriquecer este trabajo y para aclarar algunos puntos confusos. A todos mi ms sincera

    gratitud.

  • 25

    CAPTULO I

    LAS FIESTAS DE TOROS EN EL DERECHO MEDIEVAL ESPAOL

    I. Las fiestas de toros en la Edad Media

    No es tarea fcil realizar un estudio sobre las fiestas de toros en el derecho

    medieval espaol, y ello por varias razones. En primer lugar, porque se trata de investigar

    en un campo vastsimo una materia muy particular. Y en segundo trmino, porque las

    principales fuentes conservadas de derecho medieval, que son los fueros municipales,

    reflejan slo una pequea parte del derecho vigente en cada comunidad, ya que la gran

    masa jurdica estaba conformada por toda una serie de preceptos orales, no dubitados por

    nadie y reiteradamente aplicados tanto por la poblacin como por los jueces locales. En

    palabras del profesor Alvarado Planas, cada fuero local es como la punta de un iceberg, lo

    que se ve por encima del agua es slo una mnima parte del derecho aplicable, mientras

    que la mayor parte permanece sumergida en la dimensin del derecho consuetudinario14.

    Quiz por estas dos razones los resultados obtenidos hasta el momento han sido muy

    escasos.

    En todo caso, gracias a las fuentes conservadas, s podemos afirmar que en la Edad

    Media el espectculo se hallaba plenamente consolidado en muchos lugares de la

    Pennsula. Es verdad, como apunta el profesor Flores Arroyuelo, que debemos partir del

    hecho histrico de que ya en la prehistoria existi la prctica ritual de enfrentarse a los

    toros para burlarlos, como una especie de juego, junto a otras propias de la caza, tal y

    como se contempla en las pinturas conservadas en numerosos abrigos y cuevas de

    nuestra geografa15. Ahora bien, el hecho de correr los toros como fiesta, es decir, como

    acto social en el que participa toda la sociedad y no como ejercicio cinegtico ni de

    demostracin de habilidad individual, comenz a practicarse en muchos pueblos de la 14 J. ALVARADO PLANAS, De Fueros locales y partituras musicales, en El municipio medieval: Nuevas perspectiva, Madrid-Messina, 2009, pgs. 145-176; la ref. en pg. 173. 15 F. J. FLORES ARROYUELO, Correr los toros en Espaa. Del monte a la plaza, Madrid, 1999, pg. 35.

  • 26

    Pennsula en la Edad Media. Ello tuvo una doble causa: por un lado, la adaptacin de la

    fuerza gensica que se reconoca a este animal en determinados rituales como los

    esponsales; y, por otro, la inclusin del combate con toros entre las prcticas festivas de

    la nobleza como los torneos o las caas16. Lo cierto es que, en la Edad Media los

    festejos taurinos se convirtieron en uno de los componentes ms populares de cualquier

    celebracin festiva, ya fuera laica o religiosa. Tanto fue as que el capelln de los Reyes

    Nuevos de Toledo, Cristbal Lozano, lleg a afirmar que en Espaa, en no

    aviendoles, se hace cuenta que no hay fiesta17.

    Aunque en los festejos taurinos, como en los de juegos de caas, alcanca o

    sortija, el protagonista es el caballero, todas las clases sociales se sintieron fuertemente

    atradas por estos espectculos. En tal sentido, apunta Juan Jos Capel Snchez: La

    atraccin como animal bravo y el reto de dominar su bravura, se constituyen en el

    argumento bsico de la fiesta taurina que implica, de una u otra manera, a todas las

    clases sociales. As, el noble lo practica como un ejercicio de armas y de dominio del

    caballo, mientras que el plebeyo siente la emocin como espectador y en otras

    ocasiones, como protagonista18.

    Esa atraccin general dio lugar a dos modalidades claramente diferenciadas: los

    festejos taurinos caballerescos y los festejos taurinos populares.

    I.1. Las fiestas de toros como espectculo caballeresco

    En efecto, a medida que se iban repoblando ciudades y se afianzaba la paz en los

    reinos cristianos aument la cultura, el lujo y las diversiones como torneos, justas, juegos

    de caas y sortijas y luchas de toros. Poco a poco, estas ltimas se convirtieron en una de

    las favoritas de la nobleza. En opinin de Jos Santa Coloma, tres fueron las causas que

    concurrieron para fomentar la preeminencia de este espectculo:

    1. El espritu de galantera que se introdujo en el mismo, haciendo que cada

    caballero comprometiera y dedicara a su dama los esfuerzos de su valor.

    16 Ibdem, pgs. 38-39. 17 A. L. MOLINA MOLINA, Estampas Medievales Murcianas, desde la Romntica Caballeresca, Casa y Fiesta, a la Predicacin, Procesin y Romera, en Fiestas, juegos y espectculos en la Espaa medieval. Actas del VII Curso de Cultura Medieval, celebrado en Aguilar de Campoo (Palencia) del 18 al 21 de Septiembre de 1995, Madrid, 1999, pgs. 35-63; la ref. en pg. 49. 18 J. J. CAPEL SNCHEZ, La vida ldica en la Murcia bajomedieval, Murcia, 2000, pg. 261.

  • 27

    2. El papel que tomaron en l algunos soberanos, pues no slo los autorizaban con

    su presencia, sino que alternaban con los nobles en las lides.

    3. La emulacin que exista entre la nobleza cristiana y los caballeros moros de

    Granada, pues como entre stos fueron frecuentes las fiestas de toros hasta el tiempo del

    rey Chico, aquellos trataron de imitarlos19.

    Lo cierto es que las fiestas de toros se convirtieron en uno de los ejercicios de

    destreza y valor a los que se dedicaron los nobles en la Edad Media. Y ello fue as porque,

    en Espaa, la nobleza se fue adquiriendo durante la Reconquista fundamentalmente como

    recompensa del servicio a caballo prestado a la monarqua. Como apunta Bennassar, este

    hecho nos permite comprender el por qu esta nobleza era tan numerosa a fines de la Edad

    Media, y al tiempo nos explica uno de los rasgos que definen a los nobles: son hombres a

    caballo. De este modo los nobles espaoles, sobre todo los castellanos, se afirmaron

    respecto al conjunto de la sociedad como combatientes a caballo y, a medida que los

    perodos de paz se fueron prolongando, el caballo se convirti en instrumento privilegiado

    de diversin, sobre todo en los enfrentamientos con el toro20. As, desde el primer

    momento, la lidia de toros adquiri la doble condicin de entrenamiento militar y

    ceremonia ldica que serva para mostrar el poder y la ascendencia de la nobleza sobre el

    pueblo. Slo el caballero, como personaje prototpico perteneciente al estado superior de

    una sociedad estamental rgidamente estructurada, poda enfrentarse a aquella fiera

    poderosa cuya sola presencia ya causaba espanto21.

    Ese doble sentido ldico y militar se observa en el hecho de que las fiestas de toros

    se celebraran habitualmente junto a los juegos de caas, modalidad derivada de los

    antiguos torneos. Adems, configur el espectculo taurino como una lucha a muerte entre

    dos antagonistas, en la que el sacrificio del toro fue un elemento caracterstico, tal y como

    aparece constatado en los principales testimonios de la poca. Y es que los caballeros

    aprovechaban cualquier ocasin que les diera la posibilidad de mostrar su condicin y, sin

    duda, las ceremonias cortesanas y fiestas populares constituan momentos idneos para

    exhibirse y mostrar su vala y pujanza ante el resto de la sociedad, ya que en ellas se daban

    cita todos los estratos sociales, aunque unos tuvieran el papel de participantes y otros el de

    19 J. SANTA COLOMA, La Tauromaquia. Compendio de la Historia del Toreo, desde su origen hasta nuestros das, Madrid, 1870, pgs. 22-23. 20 B. BENNASSAR, Historia de la tauromaquia. Una sociedad del espectculo, trad. de Denise Lavenzi Revel-Chion, Valencia, 2000, pgs. 22-23. 21 FLORES ARROYUELO, Correr los toros en Espaa, pg. 84.

  • 28

    meros espectadores22. Por ello, los monarcas medievales decidieron incluir las corridas de

    toros entre los diferentes divertimentos caballerescos -justas, torneos, juegos de caas,

    monteras- que formaban parte de las fiestas; y, adems, valoraron y premiaron las virtudes

    de los buenos lidiadores. En un documento fechado en Len en mayo de 1135, consta que

    Alfonso VII El Emperador hizo donacin de la villa de Varea a Remir Garca, a ttulo

    hereditario y perpetuo, porque sostuvo la targa el da de su coronacin primera y mat

    valientemente un toro23.

    Es ms, los propios nobles incluyeron muy pronto entre sus diversiones favoritas

    las corridas de toros. En 1285, al establecerse en Burgos la cofrada de los Caballeros de

    Gamonal, por pertenecer sus cofrades a las familias ms distinguidas de la ciudad,

    establecieron en sus primeras constituciones que deban correr y picar a caballo un toro en

    el campo de Gamonal, la vspera de Nuestra Seora de septiembre, y darle en limosna al

    da siguiente a los necesitados24. Recordemos que con el nombre de cofrada o hermandad

    se designaba a una asociacin de personas, hombres y mujeres, pertenecientes o no a una

    misma profesin, gremio o estamento social que, libre y espontneamente, se unan para

    diferentes fines: piadosos, benficos, sociales, profesionales, recreativos, etc. Con una

    organizacin ms o menos amplia y bajo la advocacin de un santo patrn o protector, se

    presentaban ante la autoridad eclesistica indicando sus deseos, y de ella reciban licencia

    para seguir adelante en su empeo. Para ello, se exiga a sus promotores redactar de

    inmediato unas ordenanzas o constituciones que deban ser sometidas a aprobacin

    episcopal. Indefectiblemente, todas las ordenanzas comenzaban con un prembulo en el

    cual se expresaba siempre la voluntad de vivir comunitariamente algunas prcticas de

    piedad. A continuacin se recogan las obligaciones especficas de cada asociacin25. No

    fue el nico caso, algo parecido sucedi en Cceres. All, el 20 de agosto de 1383 los

    caballeros de la villa fundaron la Cofrada de Nuestra de Seora del Salor, con sede en la

    22 M. P. CARCELLER CERVIO, "La nobleza caballeresca castellana en el siglo XV: Realidad y representacin de un grupo social", en Medievalismo. Boletn de la Sociedad espaola de estudios medievales, n. 10, Madrid, 2000; pgs. 99-128; la ref. en pg. 110. 23 El documento est en la parroquia de Santiago de Logroo y comienza as: "In Dei nomine. Ego Aldefonsus Dei gratia Hispaniarum imperator una cum coniuge mea imperatrice domna Berengaria, facio tibi Remir Gariez cartam donationis et confirmaionis de villa qui dicitud Bareia, et est sub Grugnio, ubi cadit in Ebrum riuus de Eroga, cum montibus, fontibus, etc... dono et concedo tibi quia bene tenuisti illam targam in Curia mea quando prius coronatus fui et quia audacter mactasti ibi taurum" (I. RODRIGUEZ LAMA, Coleccin diplomtica medieval de la Rioja. Documentos (923-1168), t. II, Instituto de Estudios Riojanos, Logroo, 1976, pg. 169; el subrayado es mo). 24 Ya en el siglo XVI se conmut por una comida de veinte pobres (En G. del SANTO NOGAL y M. A. SALINAS IBEZ, Historia taurina de Burgos, 2 vols., Burgos, 2007; la ref. en t. I, pgs. 68-69). 25 T. SOBRINO CHOMN, Documentos de antiguos Cabildos, Cofradas y Hermandades abulenses, vila, 1988, pgs. 9-12.

  • 29

    Iglesia de San Mateo. Pues bien, el apartado octavo de sus ordenanzas se refera a la

    necesaria calidad noble de los varones y mujeres que ingresaran en ella exigiendo, adems,

    que los caballeros supieran lidiar toros a caballo. As deban hacerlo en la fiesta anual de la

    cofrada, tal y como estableca la disposicin final de este apartado: e por quanto esta

    cofrada est establecida a loor e a servicio de Santa Mara de Salor ordenamos que se

    lidien para siempre vspera de Santa Mara de Septiembre cinco toros e dende adelante que

    los lidien de cada ao e que den la carne dellos por amor de Dios26.

    Sea por las razones que fuere, lo cierto es que en la Edad Media las fiestas de toros

    se convirtieron en un espectculo habitual en la vida cortesana de los principales reinos

    peninsulares. A partir de entonces fue bastante frecuente la asistencia de personas reales a

    estos festejos, naciendo de este modo las denominadas Funciones reales. Como seala

    Cosso, se trata de corridas de toros que se caracterizan por su dedicacin a personas reales

    o por celebrar faustos sucesos que les afectan tanto a ellas como, ms generalmente, al

    reino. Ello implica un ceremonial especfico y un estilo solemne que las hace diferentes al

    resto27.

    Vargas Ponce afirma que el primer festejo de toros del reino de Len fue el

    celebrado en el ao 815 con motivo de las Cortes que convoc Alfonso II el Casto, pues

    segn consta en la Crnica General, "mientras que duraron aquellas cortes lidiaban cada

    da toros e bofordaban de cada da e facian muy grandes alegras"28. En la misma obra

    encontramos noticias de algunas bodas, ricamente festejadas, entre cuyas celebraciones no

    faltaron las corridas de toros. Por ejemplo, en la boda del conde Fernn Gnzalez con doa

    Sancha: "Los castellanos all un cabo alanceaban e quebrantaban los tablados, los otros

    tenien armas e bohordaban, all otro cabo corrien los toros, e los joglares otrossi fazien y lo

    suyo andando por la villa faziendo muchas alegras". Igualmente, en la boda de Roy

    Blazquez con doa Llambla, celebrada en el ao 959, hubo muchas celebraciones y

    alegras que se prolongaron a lo largo de cinco semanas, "ademas de alancear tablados y de

    boffordar y de correr toros et de jogar tablas e acedrexes y de muchos juglares29. Por su

    26 M. MUOZ DE SAN PEDRO, Conde de San Miguel, Los caballeros de Nuestra Seora de Salor, Hidalgua, n. 6, julio-septiembre 1954, pgs. 449-460, la ref. en pg. 456. 27 J. M. de COSSO, Los toros, ed. undcima, Madrid, 1987, t. I, pg. 639. 28 J. VARGAS PONCE, Disertacin sobre las corridas de toros, ed. ordenada y revisada por J.F. Guilln y Tato, Madrid, 1961, pg. 33. 29 Primera crnica general, t. II de la 3 reimpresin, ed. por R. MENENDEZ PIDAL con estudio actualizado de D. CATALN, Madrid, 1977, las refs. en pgs. 415 y 431 (el subrayado es mo).

  • 30

    parte, el conde de las Navas cita otros espectculos taurinos posteriores que tambin se

    organizaron para celebrar acontecimientos felices, como el bautizo y acto de armar

    caballero al hermanastro de los infantes de Lara, Mudarra Gonzlez, hacia el ao 974 en

    Burgos; la entrada de la familia del Cid en Valencia; las primeras y segundas nupcias de

    las hijas del Cid; los ya citados festejos que tuvieron lugar en 1135 en Varea -Logroo-,

    con motivo de la primera coronacin de Alfonso VII el Emperador; o las fiestas que

    siguieron a la boda de la hija natural de este monarca, doa Urraca la Asturiana, con el rey

    Garca VI de Navarra, celebrada en Len el 24 de junio de 114430. El cronista Sandoval

    describe esta boda por la gran pompa con que fue festejada, dejando memoria en los anales

    de la cortesa castellana por el lujo y solemnidad con que se celebr la ceremonia, as como

    por las grandes fiestas que siguieron a la misma, en las cuales "jugaron los caballeros con

    caas, corrieron toros y otros juegos de plaza"31. Tambin hubo toros en Valladolid en

    1152 y, segn Emilio Casares Herrero, se trata de la primera noticia taurina conocida de la

    villa. El motivo de celebracin fueron las segundas nupcias de Alfonso VII el Emperador

    con doa Riquilda de Polonia, a las que acudieron todos los nobles y caballeros de Castilla

    y Len y, entre las alegras y esparcimientos populares, hubo una corrida de toros al uso y

    forma de aquella poca32. As mismo, en la Biblioteca del Palacio Real se conserva un

    Libro de diferentes cuentas de entrada y distribucin de las Rentas Reales y gasto de la

    Casa R[ea]l en el Reynado de don Sancho IV, correspondiente a los aos 1293 y 1294,

    donde se demuestra que en ese reinado se corran toros, pues en el folio 142 dice: Para

    XV hastas de Azconas, que quebraron en los toros que lidiaron en Molina XL mrs33.

    Ya en el siglo XIV sabemos que, en el ao 1355, con motivo del nacimiento en

    Tordesillas de la infanta Isabel de Castilla, hija del rey Pedro I y Mara de Padilla, hubo

    grandes fiestas en la villa, corrindose toros, y uno de ellos fuedespeado al ro por el

    Mirador de los Pobres. Tambin en la Corte, se celebr el natalicio de la infanta,

    declarndola heredera, a falta de las precedentes de sus hermanas mayores- con torneos

    y fiestas de toros34.

    Tras un perodo de decadencia de las corridas de toros, y de las fiestas en general,

    que comprendi los reinados de Enrique II, Juan I y Enrique III, en el siglo XV 30 CONDE DE LAS NAVAS, El espectculo ms nacional, 2 ed., Madrid, 1985, pgs. 42-43 y nota 50. 31 En G. MAURA Y GAMAZO, Duque de Maura, Rincones de la Historia. Apuntes para la historia social de Espaa. Siglos VIII al XIII, Madrid, 1997, pgs. 64-65. 32 E. CASARES HERRERO, Valladolid en la historia taurina (1152-1890), Valladolid, 1999, pg. 21. 33 C. MORALES BORRERO, Noticias sobre toros y el arte en los manuscritos de Palacio, en Reales Sitios, 1967, 4 (14), pgs. 53-60; la ref. en pg. 54. 34 Recoge la cita E. GONZLEZ HERRERA en Tordesillas. El famoso toro de la Vega, Valladolid, 1971, pg. 24.

  • 31

    aumentaron los festejos taurinos en nmero, importancia y magnificencia. Se conservan

    numerosas noticias que hablan de la aficin de Juan II y Enrique IV a los torneos, juegos

    de caas, corridas de toros y dems ejercicios de caballera que implicaban valor y

    destreza. As, el 20 de octubre de 1418, con motivo de las bodas de Juan II se celebraron

    corridas de toros en Medina del Campo. Igualmente, algunas ciudades como Sevilla,

    Burgos y Soria, festejaron la visita de este monarca corriendo toros35. En 1440 la primera

    esposa de Enrique IV, la princesa Blanca de Navarra, fue recibida con toros en Briviesca y

    Burgos36. En 1455 Enrique IV, tras su segundo matrimonio en Crdoba con doa Juana,

    hermana del rey de Portugal, fue homenajeado en Sevilla con numerosas fiestas en las que

    hubo justas, juegos de caas, corridas de toros y un torneo de cien caballeros37.

    Especialmente comentada por los cronistas del reinado fue la fastuosa recepcin

    organizada por Enrique IV en Madrid, el ao 1462, para recibir a los enviados del duque

    de Bretaa: la fiesta dur varios das y, entre los juegos programados, no faltaron las

    corridas de toros38. Ese mismo ao, el 28 de febrero, naci su hija, la infanta doa Juana: el

    20 de abril se hicieron en Sevilla las alegras por tal dicha y se corrieron quince toros, los

    doce en la Laguna y los tres en la Barrera de don Pedro de Estiga, porque l estaba malo

    y porque los viese39.

    Como ejemplo de la gran aficin de este monarca a los espectculos taurinos

    destacaremos que apreciaba tanto las virtudes de los buenos lidiadores que lleg a nombrar

    maestre de Alcntara a un joven hidalgo, llamado Gmez de Sols, a quien haba conocido

    en una corrida en la cual mat a un toro tan bravo que, tras desbaratar dos veces la guardia

    del rey, estaba corneando a un hombre sin que nadie se atreviese a auxiliarle: "a aquella

    sazn -cuenta la crnica- derroc su capa y ech mano a su espada Gmez de Sols, y vse

    para el toro y dle dos cuchilladas en el pescuezo que derroc el toro. Esto hizo con tan

    buena maa y denuedo que cay en gracia al Rey y le mand vivir consigo y fue gran

    privado suyo; y fu tan alta su buena fortuna deste Gmez de Sols, que como el Rey

    concibiese en s ser este mancebo valiente hombre, cuerdo y de confianza, y que en guerras

    que esperaba de la pacificacin del reino le servira bien, dile el maestrazgo de Alcntara

    35 B. MELGAR Y ABREU, Marqus de San Juan de Piedras Albas, Fiestas de toros, bosquejo histrico, Madrid, 1927, pgs. 365-366. 36 SANTO NOGAL y SALINAS IBNEZ, Historia taurina de Burgos, t. I, pgs. 84-85. 37 Vid."Crnica del rey Don Enrique el Cuarto de este nombre, por su capelln y cronista Diego Enrquez del Castillo" en Crnica de los Reyes de Castilla, III, BAE 70, Madrid, 1953, pg. 108. 38 M. MONTERO VALLEJO, Viajeros medievales en Madrid, Madrid, 1991, pg. 21. 39 J. de M. CARRIAZO Y ARROQUIA, Anecdotario sevillano del siglo XV. Discurso de apertura en la Universidad Hispalense del curso 1947-1948, Sevilla, 1947, pg. 92.

  • 32

    por vacacin del Maestre Don Gutierre de Sotomayor; y hecho Maestre llamse Don

    Gmez de Cceres, porque el Rey siempre le llamaba de Cceres40.

    Ya en los ltimos aos del siglo XV era tal la aficin a los festejos taurinos que

    cuando, en julio de 1477, la reina Isabel visit Andaluca, el cabildo de Sevilla, pese a la

    precaria situacin de la ciudad por la falta de recursos, decidi recibir dignamente a tan

    importante squito con justas y lidias de toros41. Y con toros y caas fueron recibidos los

    reyes en Jerez de la Frontera el 8 de octubre siguiente. No se sabe si los festejos tuvieron

    lugar en el Arenal, junto a la puerta Real segn Benito de Crdenas-, o en la plaza del

    Mercado como seala Mesa Xinete-. No obstante, todos los cronistas coinciden al relatar

    que durante el festejo sucedi un desagradable incidente pues uno de los protagonistas,

    Sancho de Zurita, sac una espada para acometer a otro lidiador en presencia de los

    soberanos. Y es que las pasiones se desataban en estos juegos y encendan el nimo de sus

    protagonistas42. Al ao siguiente, el 7 de agosto de 1488, a su paso por la villa albacetea

    de Chinchilla, los Reyes Catlicos volvieron a ser agasajados, entre otros festejos, con una

    corrida de toros que presenciaron desde un palco o cadafalso, levantado al efecto, que

    prolongaba sobre la plaza la cmara del ayuntamiento43. Por su parte, los monarcas, una

    vez consolidado su poder en Castilla, organizaron grandes fiestas en las cuales incluyeron

    corridas de toros. Por ejemplo, en las recepciones de embajadores solan alternarse los

    actos de carcter religioso con los juegos caballerescos tpicamente espaoles, es decir, las

    corridas de toros y los juegos de caas, que sorprendan a los embajadores por su exotismo

    y novedad44. As, en la Relacin de las fiestas que tuvieron lugar en Medina del Campo

    con motivo de la recepcin de los embajadores ingleses en marzo de 1489 se dice: Et le

    xxveme tour (la quarte foys) de ce mesmes mois de mars les dicts Roys lonneur de ces

    embassadeurs firent une aultre feste, assavoir de faire courre des teaurreaulx. Et apres ce

    sallirent lenviron de cent chevaliers et aultre nobles hommes, les quelz estoint bien

    monts sur beaulx jenets et escarmucherent et courrirent aveques des cannes la mode 40 Los hechos que se narran sucedieron en tiempos del rey Enrique IV y, aunque las fechas no quedan claras, pudo ser en la dcada de los sesenta o principios de los setenta del siglo XV (A. MALDONADO, "Hechos del Maestre de Alcntara Don Alonso de Monroy, con estudio preliminar de A. R. Rodrguez Moino", en Revista de Occidente, Madrid, 1935, pgs. 32-34) 41 Por ello, en el cabido del da 14 se acord que para atender los gastos de paos de brocado, de las justas y lidias de toros y de lo que habia que dar los aposentadores reales, que se quitasen hasta 200.000 maravedies de la nmina de las quitaciones como, en efecto, as se hizo (J. GESTOSO Y PREZ, Los Reyes Catlicos en Sevilla (1477-1478), Sevilla, 1891, pgs. 5-6). 42 H. SANCHO DE SOPRANIS, Juegos de toros y caas en Jerez de la Frontera, Jerez de la Frontera, 1960, pgs. 8-9. 43 A. PRETEL MARN, Chinchilla medieval, Albacete, 1992, pg. 447. 44 A. FERNNDEZ DE CRDOVA MIRALLES, La Corte de Isabel I. Ritos y ceremonias de una reina (1474-1504), Madrid, 2002, pgs. 333 y 335.

  • 33

    comme ilz se combatent aveques les Sarasins, la quelle chose estoit beau venir. Et les

    Roys et le prince et tros dels fils desdicts Roys estoint sur ledict escarafaulx. Et les

    enbassadeurs aupres deulx45.

    Y ello a pesar de los recelos de la reina hacia estos espectculos, por los peligros y

    riesgos que conllevaban. Con todo, gracias a la correspondencia con su confesor fray

    Hernando de Talavera sabemos que, pese a lo que se ha escrito, nunca quiso suprimirlos.

    En efecto, en 1493, tras unas fiestas de la Corte en Barcelona, celebradas con motivo de la

    llegada de los embajadores franceses que vinieron a tratar la restitucin del Roselln y la

    Cerdaa, el religioso escribi a la reina reprendindola por haberse hecho vestidos lujosos,

    por bailar y por mezclar caballeros franceses con damas castellanas en una cena. En la

    misma carta recuerda los excesos cometidos en otras fiestas celebradas en Sevilla en 1490,

    con ocasin de la boda de la infanta doa Isabel con el prncipe heredero de Portugal.

    Entre tales excesos destaca los festejos taurinos, con estas palabras: Pues que dir de los

    toros, que sin disputa son espectculo condenado? Lleven doctrina los franceses para

    procurar que se use en su reino; lleven doctrina de cmo jugamos con las bestias; lleven

    doctrina de como sin provecho ninguno de alma ni de cuerpo, de honrra ni de hacienda, se

    ponen all los onbres peligro; lleven muestra de nuestra crudeza que ass se embraveze y

    se deleita en hacer mal y agarrochar y matar tan crudamente quien no le tiene culpa;

    lleven testimonio de cmo traspasan los castellanos los decretos de los padres santos que

    defendieron contender pelear con las bestias en la arena46. La reina, por su parte,

    respondi a todos los cargos. Respecto al tema de los toros escribi: De los toros sent lo

    que vos dezis, aunque no alcanze tanto, mas luego alli propuse con toda determinazion, de

    nunca verlos en toda mi vida, ni ser en que se corran: y no digo defenderlos por questo no

    era para mi solas47.

    Es decir, pese a su opinin y gusto, no se atrevi a suprimir las corridas de toros

    por s sola, seguramente porque saba que se trataba de una costumbre muy arraigada en

    muchos pueblos de Castilla. Eso s, al ao siguiente, invent un modo de hacerlas menos

    peligrosas. As lo cuenta Gonzalo Fernndez de Oviedo en el libro de cmara del prncipe

    don Juan: e fue que estando alli en Areualo, corrieron toros delante de sus altezas, e

    mataron dos ombres e tres o quatro cauallos e hirieron mas, por que eran brauos, de

    Compasquillo; e la Reyna sintio mucha pena dello (por que era natural mente piadosa e 45 Puede verse la Relacin completa en Ibdem, pgs. 389-395; la ref. en pg. 394. 46 D. CLEMENCN, Elogio de la reina catlica Doa Isabel, edicin facsmil. Estudio preliminar de C. SEGURA GRAO, Granada, 2004, pgs. 364-365. 47 Ibdem, pg. 376.

  • 34

    christianissima) e quedando congoxada delo que tengo dicho, desde a pocos das, en la

    misma Areualo, mand correr otros toros, para ver si seria prouechoso lo que thenia

    pensado (lo cual fue muy til e la inuencion muy buena e para rreyr, y fue desta manera).

    Mand que a los toros enel corral les encaxassen o calasen otros cuernos de bueyes

    muertos (enlos prpios que ellos thenian), e que asi puestos, selos clauasen, por que no se

    les pudiesen caer los postizos; e como los inxertos boluian los estremos e puntas dellos

    sobre las espaldas del toro, no podan herir a ningun cauallo ni peon, aun quele alcanasen,

    sino dalle de plano e no hacerles otro mal; e asi era un graioso passatiempo e cosa para

    mucho rreyr. E de ay adelante no queria la Reyna que se corriesen toros en su presencia,

    sino con aquellos guantes, dela manera que se ha dicho48.

    Tambin pudo influir en esta decisin su propia experiencia personal. Y es que la

    reina se llev un buen susto con un toro en Tordesillas. Segn el marqus de Lozoya, el

    hecho debi ocurrir durante su estancia en la villa a comienzos de 1494, cuando pas por

    ella en el viaje de Zaragoza a Valladolid, o ms tarde, ese mismo ao, cuando regres a

    Tordesillas para celebrar captulo general de las rdenes de Santiago y de Calatrava. Lo

    cierto es que, segn testimonio de un vecino de la villa, yendo la reina acompaada por el

    regidor Hernando de Vega, por la puente desta villa se solt un toro y un caballero que

    llebaba la rienda del palafrn la solt y huy y el dicho Hernando de Vega se puso delante

    de la Reyna y mat al toro. Como apunta el citado autor, la hazaa pudo plasmarse en un

    cuadro que se conserva en el convento-palacio de Tordesillas, aunque la indumentaria

    corresponda a la poca del cuadro y no a la del episodio. Adems, el hecho no resulta

    extrao si tenemos en cuenta la singular tradicin taurina del Toro de la Vega, que una vez

    al ao se suelta por las laderas que dan al Duero y es acosado por los mozos con palos,

    piedras y todo gnero de armas improvisadas hasta que lo arrojan al ro. En su opinin, es

    muy posible que el suceso ocurriese durante el desarrollo de una fiesta de este tipo pues, en

    el cuadro, el toro derribado ante la dama viene herido de multitud de flechas. De manera

    que, el caballero no habra hecho ms que rematarlo, con ms o menos peligro. Lo cierto

    es que, fuese por la muerte del toro o por otros servicios, la fortuna de Hernando de Vega

    ascendi vertiginosamente en ese reinado. Fue regidor perpetuo y alfrez mayor de la villa

    de Tordesillas y, en 1510 Fernando el Catlico le hizo merced del hbito de Santiago49.

    48 G. FERNNDEZ DE OVIEDO, Libro de la Cmara Real del Prncipe Don Juan, e officios de su casa e serviio ordinario, Madrid, 1870, pg. 93. 49 Los documentos sobre el suceso se encuentran en el archivo familiar del marqus de LOZOYA, en Segovia (Vid. J. DE CONTRERAS Y LPEZ DE AYALA, Tordesillas: identificacin del tema de un

  • 35

    A la vista de todas estas noticias, se puede afirmar que en la Castilla bajomedieval

    casi todas las ceremonias de la realeza solan ir acompaadas de fiestas de toros. Tanto las

    de carcter marcadamente poltico, entre las cuales destacan las ceremonias de acceso al

    poder, de recepcin o de victoria como las que Jos Manuel Nieto Soria denomina de

    trnsito vital, entendiendo por tales las que suponen la celebracin de un acontecimiento

    personal en el devenir de los miembros de la realeza, especialmente de los monarcas, pero

    que al tiempo tienen por s mismos una cierta significacin poltica que se manifiesta, en

    buena medida, en la realizacin de ciertos ritos especficos utilizados para exaltar esa

    dimensin poltica de tales acontecimientos. Las expresiones ms comunes de este tipo de

    acontecimientos fueron los nacimientos, bautizos y bodas reales50.

    Entre este tipo de celebraciones merecen destacarse las que tuvieron lugar en 1478

    con motivo del nacimiento de prncipe don Juan, primer y nico hijo varn de los Reyes

    Catlicos. En Murcia el concejo acord, adems de los correspondientes actos litrgicos,

    otros actos ldicos, entre los cuales se incluyeron seis toros para agarrochar51.

    Especialmente brillantes fueron los festejos que se organizaron en Sevilla, por ser la ciudad

    donde haba nacido el prncipe. All, tan esperado acontecimiento fue celebrado con

    numerosas solemnidades y alegras, entre la cuales no faltaron las corridas de toros. A este

    respecto, conocemos algunos detalles que merece la pena destacar. Sabemos que en los

    primeros das de junio la ciudad comenz a disponer todo lo necesario para las

    celebraciones. En el cabildo del da 6 se dio cuenta del mandato real que dispona el

    nombramiento de dos o tres caballeros regidores que, junto con el escribano mayor de la

    ciudad, Juan de Pineda, deban estar presentes en el momento del parto. Fueron designados

    Garci Tello, Fernando de Abreo y, por expreso deseo de la reina, Alfonso Prez Martel. El

    parto tuvo lugar el da 30 de ese mes en el alczar real, con la asistencia de los citados

    seores. En el cabildo del da siguiente se acord festejar tan feliz noticia con justas,

    bohordos y la lidia de veinte toros; mandndose que el coste de todo ello, junto con las

    albricias que se haba de dar se buscase de donde se pudiese aver que montava 150.000

    cuadro. Hazaa taurina de Hernando de Vega, en Reales Sitios, Revista de Patrimonio Nacional, n. 31, 1972, pgs. 13-15). 50 Seala el citado autor que quedan excluidos de este grupo los ritos funerarios pues, aunque podran parecer susceptibles de inclusin, poseen implicaciones y significados propios y diferenciados (J. M. NIETO SORIA, Ceremonias de la realeza. Propaganda y legitimacin en la Castilla Trastmara, Madrid, 1993, pg. 47) 51 MOLINA MOLINA, Estampas medievales murcianas, pg. 48.

  • 36

    mrs.52. Y con la misma alegra se celebr el bautizo. En la sesin capitular del martes 7 de

    julio se dijo que la reina ordenaba que se eligiesen ocho regidores para portar las varas que

    se haban de llevar en el bautizo del prncipe, y asimismo quisiere faser dar ocho toros

    para lidiar el da del baptio. Los toros se lidiaron en El Alczar, costaron los ocho

    20.000 maraveds, y 596 el levantamiento de las correspondientes barreras y

    talanqueras53.

    Lo cierto es que las celebraciones con toros jalonaron los principales

    acontecimientos de la corta vida del prncipe don Juan, porque su boda con la princesa

    Margarita, hija de Maximiliano I de Austria, celebrada en Burgos en el mes de abril de

    1497, tambin fue festejada, entre otras muchas diversiones, con corridas de toros54.

    Igualmente, cuando meses ms tarde los recin desposados fueron recibidos en

    Valladolid, se organiz una corrida de toros, que se hizo coincidir con la celebracin de

    la festividad de Santa Ana55.

    Merece la pena detenernos en este ltimo punto porque, como apunta Rosana de

    Andrs Daz, al margen de las pompas excepcionales que suponan las bodas, bautizos o

    coronaciones reales, donde ms claramente se manifest el sentimiento monrquico en la

    Castilla bajomedieval fue en las numerosas entradas reales que los monarcas, viajando por

    el reino, hicieron en todas sus ciudades o villas56. Es verdad que las celebraciones solan

    ser ms modestas que en los acontecimientos antes enunciados, porque fueron mucho ms

    numerosas. No obstante, entre los diferentes elementos que conformaban una entrada real

    encontramos un discurso de bienvenida, regalos, juramento, oracin; y otros regocijos

    festivos como justas, torneos y juegos de caas, caceras, danzas y corridas de toros57. Ya

    hemos referido algunos ejemplos, los cronistas nos aportan algunos ms. En las Cuentas

    y gastos del Rey Don Sancho IV hay una partida, del mes de junio de 1293, que se refiere

    al pago de unas lanzas que se quebraron en los festejos taurinos que se organizaron durante

    la estancia del rey en Molina, dice as: Para XV hastas de Azconas que quebraron en los

    52 GESTOSO Y PREZ, Los Reyes Catlicos en Sevilla, pgs. 32-34 y 63-65 (Lo cita J. de M. CARRIAZO en La boda del Emperador. Notas para una historia de amor en el Alczar de Sevilla, Sep. de Archivo Hispalense, 2 poca, Sevilla, 1959, nmeros 93-94, pgs. 33-34). 53 Ibdem, pgs. 66-67. 54 G. DEL SANTO NOGAL y M. SALINAS IBNEZ, Historia taurina de Burgos, t. I, pg. 92. 55 M. J. IZQUIERDO GARCA y M. A. MILN SARMENTERO, Los toros en Valladolid en el siglo XVI, Valladolid, 1996, pgs. 34-35. 56 R. de ANDRS DAZ, Las entradas reales castellanas en los siglos XIV y XV, segn las crnicas de la poca, en Espaa Medieval, vol. 4 (1984), pgs. 47-62; la ref. en pg. 47. 57 Ibdem, pg. 51.

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    Toros que lidiaron en Molina, XL mrs58. En el verano de 1424 Juan II decidi ir a

    Burgos. Y, segn cuenta Fernn Prez de Guzmn, lleg a la ciudad el 20 de agosto,

    donde le fue hecho muy solemne rescebimiento, porque era la primera vez que en aquella

    Cibdad habia entrado: y entre otras fiestas grandes presentes que all le fueron hechas as

    por la Cibdad como por el Obispo Don Pablo, corriron toros59.

    En Aragn las fiestas de toros tambin se convirtieron en uno de los espectculos

    favoritos de la nobleza. Ramn Muntaner recoge una de las noticias ms antiguas que se

    conservan sobre festejos reales en la Corona de Aragn. l mismo fue testigo de las fiestas

    que se organizaron con motivo de la Coronacin de Alfonso IV el Benigno, que tuvo lugar

    el da 3 de abril de 1328 en Zaragoza. Los festejos se prolongaron durante toda la semana

    y, entre ellos, anota: en un campo tapiado que est detrs de la Aljafera, hubierais

    podido ver como mataban los toros, trayedno cada parroquia el suyo, ataviado con

    insignias reales, acompaado de trompas, y con grande alegra, y con sus respectivos

    monteros, que les deban dar muerte60. Reproduce la noticia Zurita, en sus Anales de la

    Corona de Aragn: A otra parte delante de la Aljaferia estava un campo cerrado, adonde

    se corrian los toros que se llevaban, porque cada parroquia embiava el suyo, devisado con

    las armas reales, y con mucha musica y gente y monteros, que alanceava los toros, que era

    mas conforme a la costumbre que huvo en los tiempos antiguos, que lo que agora se

    usa61. Y tambin Jernimo de Blancas se refiere a estos festejos taurinos sealando: al

    un lado de la Aljafera se ava hecho un hermoso campo todo cerrado con tapias, a manera

    de corro para toros, adonde cada parroquia de la ciudad llev su toro devisado con las

    armas reales, con mucha msica, gente y monteros, que lo alancearon, que a manera de

    montera, y de caa salvagina parece se usava en aquel tiempo la fiesta de toros. Y quia

    seria mejor y con menos peligro de como ahora se usa, no permitiendo entrar en el campo,

    sino los muy diestros, y ejercitados en ella62.

    Es decir, a principios del siglo XIV las corridas de toros eran una costumbre

    antigua en la ciudad de Zaragoza. Los festejos tenan un lugar en un solar situado delante

    de la Aljafera, que se cerraba con tapias, y ms frecuentemente en el vecino Campo del 58 M. GAIBROIS, Historia del reinado de Sancho IV de Castilla, 3 vols. Madrid, 1922-1929; la ref. en t. I, 1922, pgs. CV y CVI. 59 Cronica del seor rey Don Juan, segundo de este nombre en Castilla y en Leon, compilada por -------, Valencia, 1779, pg. 225. 60 Crnica catalana de Ramn Muntaner, Barcelona, 1860, pg. 569. 61 Los cinco Libros Postreros de la primera parte de los Anales de la Corona de Aragn. Compuestos por Geronyno de urita Cronista del dicho Reyno, t. II, Zaragoza, 1610, fol. 87. 62 Coronaciones de los Serenssimos Reyes de Aragn, Zaragoza, 1641, pg. 46.

  • 38

    Toro, situado en el distrito suroeste de la ciudad, dentro del muro de tierra que a travs de

    la Puerta del Portillo comunicaba con el palacio de la Aljafera y la huerta de Zaragoza. Se

    trataba de una zona con abundantes espacios abiertos donde, siglos ms tarde, se

    construira la actual plaza de toros de la ciudad63.

    De otra parte, por lo que relatan los cronistas, parece que ya entonces el toreo como

    espectculo caballeresco haba cado en desuso, dando paso a un toreo ms popular,

    ejecutado por matatoros profesionales. En este sentido, se sabe que en 1377 fue contratado

    el torero Domingo Lucero para matar un toro el da de San Juan en los festejos organizados

    por la cofrada de San Jorge. Le pagaban 22 sueldos y un par de zapatos, si bien se prevea

    que el toro no quisiera embestir, en cuyo caso el salario se reducira a solo cinco sueldos64.

    Adems, tenemos noticias sobre la celebracin de varios festejos taurinos en la ciudad de

    Zaragoza con motivo de la estancia del rey Juan I (1387-1395), que era muy aficionado a

    las fiestas y pompas de la Corte65. El 19 de abril de 1387, para probar unos alanos que le

    haban llegado de Castilla, hizo preparar en Fraga toros de los ms bravos que pudieran

    encontrarse. As se lo comunicaba a Simn Clavilla, su procurador en Fraga: Nos e la

    Reyna nostra cara companyona, som partits de Barchinona per tenir nostre drete cam per

    anar a aragoa, e Deus volent, sern aqu lo primer dia de maig Perqueus diem e manam,

    que, aquell dia, hajats aparellats los cervos per els lebres de Bretanya que menam et digats

    als prohomens que bajen bous del pas Graus que puzen trobar, per tal quels puxam fer

    acaniar als alans quens han tramesos de Castella. E aparellats nos lo Castell da qui

    necessari hi sia, car aqu havem deliberat de posar. Como apunta Lorenzo Ortiz-Caavate,

    se trataba de una diversin particular, muy distinta a la fiesta pblica que organiz en

    Barcelona a mediados de junio de aquel ao, para la cual se pidi a los jurados de

    Zaragoza dos matatoros. Esta es la carta que, desde Barcelona, se envi a los jurados:

    Jurados et hombres buenos. Rogamos vos que fagades venir a nos dos mata toros,

    aquellos quel fiel de casa nuestra Johan de Quart vos nombrar, como nos los faremos

    satisfacer por la venida et por la tornada de aqu et por los treballos que sostendrn, segund

    quel dito Johan vos dir ms largament de part nuestra. E si compulsi alcuna hi es

    necesaria, aquella fagades si a nos servir cobdiciades. No fueron las nicas ocasiones en

    63 M. L. LEDESMA RUBIO y M. I. FALCN PREZ, Zaragoza en la Baja Edad Media, Zaragoza, 1977, pgs. 64 y 144. 64 A. BELTRN, J.M. LACARRA, A. CANELLAS, Historia de Zaragoza. I. Edades Antigua y Media, Zaragoza, 1976, pg. 322. 65 Ibdem, pgs. 347 y 364.

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    las que mostr su aficin. Dos aos ms tarde, el 21 de abril de 1389, mand a buscar

    desde Monzn un par de toros para otra fiesta66.

    En el siglo XV continuaron celebrndose festejos taurinos en Zaragoza, por

    diversos motivos. Especialmente destacados fueron los que tuvieron lugar en 1492, al

    conocerse la noticia de la toma de Granada. Por las partidas de gastos sabemos que hubo

    toros trados de la Puebla de Alfidn que, esta vez, fueron justados en la plaza del

    Mercado, una vez instaladas por cuatro peones y un maestro las barreras de maderos

    alquiladas67. En el mes de agosto siguiente fue recibida en la ciudad la familia real y, con

    tal motivo, volvieron a correrse toros en la plaza del Mercado, que se prepar a tal efecto.

    Esta vez con alguna novedad, pues se pagaron 12 sueldos y medio a un moro por cerrar

    las casas que ubrieron pora el senyor Rey en el Mercado. Unos das antes se compraron

    siete toros para el festejo pero, al parecer, no todos pudieron lidiarse pues varios murieron

    en el campo y, como merced de hospitalidad se dieron a los moos despuelas e hombres

    de piet de los senyores Rey y Reyna. Durante el festejo los jurados dieron generosa

    colacin, repartiendo 50 libras de confites, 12 de pinyorada y citronat, 8 de marapanes,

    ms 2 cestones de duraznos, 16 melones y 3 cntaros de vino blanco68.

    Adems de Zaragoza, en otras ciudades aragonesas fueron frecuentes los

    espectculos taurinos. Por ejemplo, en el ao 1096, Pedro I de Aragn, como testimonio de

    agradecimiento a los servicios que le haba prestado la villa de Caspe, fund en ella la

    Cofrada del ngel Custodio, de la cual eran individuos natos por constitucin real todos

    los mozos del pueblo de 14 aos para arriba, hasta tomar estado. La Cofrada se conserv

    hasta el ao 1785, en que se abandon por los excesivos gastos que provocaba el

    mantenimiento de la fiesta, que arruinaba a las familias. Entre otros, el da del ngel por la

    tarde comenzaban las tradicionales corridas de novillos, que duraban tres das y cuyo gasto

    o costa era por cuenta de los mozos69. Tambin son muy antiguas las referencias sobre la

    aficin a los toros en Teruel, pues se remontan al siglo XIII. Incluso la fundacin de esta

    ciudad est vinculada a la figura del toro. Yage de Salas recoge una curiosa leyenda

    segn la cual en 1171, hallndose los rabes cercados por los cristianos decidieron soltar

    66 As se lo comunic a don Artal de Aragn: Como nos fagamos aqu venir dos toros por el portador de la present, rogamos vos que li emprestedes un moo e dos vaqueros e vacas quantas ne harun mester, con los quales puedan bien venir los ditos toros (L. ORTZ-CAAVATE, El Toreo espaol, en Folklore y costumbres de Espaa, Barcelona, 1943, t. I, pgs. 379-569; la ref. en pgs. 396-398). 67 J.A. SESMA MUOZ, A. SAN VICENTE PINO, C. LALIENA CORBERA, M.C. GARCIA HERRERO, Un ao en la Historia de Aragn: 1492, Zaragoza, 1992, pg. 465. 68 Ibdem, pg. 470. 69 M. VALIMAA Y ABELLA, Anales de Caspe en Cuadernos de estudios caspolinos. Monogrfico n. 5, Caspe (Zaragoza), 1988, pgs. 176-177.

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    unos cuantos toros con haces de lea encendidos sobre las astas, quedando uno de ellos

    bramando en la actual plaza del Torico. Los cristianos interpretaron este hecho como una

    seal de llamada y entraron en la ciudad. En agradecimiento adoptaron como escudo de la

    misma un toro con una luminaria sobre sus cuernos, que lleg a estilizarse en forma de

    estrella70. Esta tradicin es recogida por otros autores con algunas variaciones, si bien

    todas tienen como protagonista al toro71. Sin embargo, los primeros datos histricos sobre

    fiestas de toros celebradas en dicha ciudad se remontan a 1397. Segn consta en unos

    albaranes de venta, ese ao se corrieron dos toros en la plaza del Mercado para

    conmemorar la proclamacin del nuevo rey de Aragn, don Martn72. En las Crnicas de

    los Jueces de Teruel (1176-1532) se seala que, el domingo 8 de julio de 1443, al

    conocerse la noticia de la toma de la ciudad de Npoles por Alfonso V, "se fizieron en la

    dicha ciudad de Teruel alegras, bayles y correr toros en la plaa"73. Tambin sabemos que

    en 1458, coincidiendo con la visita del infante Enrique y su madre a la ciudad para

    entrevistarse con Juan de Navarra, se corrieron toros en la plaza de Mercado. Fue un

    festejo muy accidentado pues, durante el mismo, se organiz una batalla campal entre

    bandos. El altercado fue tan grave que el juez de Teruel result herido en una pierna; un tal

    Juan Franco, tambin herido, muri das despus; e incluso las reales personas corrieron

    grave peligro en el alboroto que se sigui74. Lo cierto es que la aficin de los turolenses era

    tan grande que inclua a miembros de todas clases sociales y de todas las religiones. Segn

    consta en el proceso inquisitorial instruido contra Leonor de Santngel, en la judera se

    celebraba un divertido espectculo: ver correr bueyes75.

    Respecto a Valencia, afirma Vicente Graullera que la intervencin de toros en las

    fiestas populares se pierde en el origen de los tiempos, aunque no hay datos precisos sobre

    fiestas de toros anteriores a la reconquista. En la Baja Edad Media eran, para los

    valencianos, una fiesta mayor que solan denominar Corro de Bous, si bien, no solan

    darse muchas debido al excesivo valor del animal. Los espectculos taurinos

    70 En G. A. GMEZ, Gua, arte, historia y leyenda de Teruel, Teruel, 1964, pgs. 4-6. 71 Por ejemplo, Flores Arroyuelo refiere otra versin segn la cual, una vez reducida la manada de toros, el ejrcito cristiano entr victorioso en la ciudad. A la maana siguiente se vieron sorprendidos por un ltimo toro superviviente que bramaba levantando la cabeza hacia el cielo, mientras la llama prendida en sus cuernos an fulguraba