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1 Teología en el espíritu wesleyano Albert Outler Disciples Resources Nashville Tennessee 1975 Los capítulos de este libro pertenecen a las Conferencias Fondred de 1974.

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Teología en el espíritu wesleyano

Albert Outler

Disciples Resources Nashville Tennessee 1975

Los capítulos de este libro pertenecen a las Conferencias Fondred de

1974.

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Capítulo 1

―Saqueando a los Egipcios‖ 

Hace cuatro años, intenté revisar mis investigaciones sobre Wesley plasmadas en ellibro: Evangelización en el Espíritu Wesleyano, para lograr una versión másactualizada. Aquella, por definición fue solo una visión parcial del hombre y su obra.Ahora, mi intención es ampliar de alguna manera nuestro ángulo de visión yproponer otro esquema interpretativo de Wesley, esta vez como un teólogosignificativo cuya importancia como teólogo, antes y ahora ha sido tristementesubestimada, tanto por sus devotos como por sus críticos.

He llegado a creer que Wesley ha sido el teólogo anglicano más importante de su

época. También creo que él es un recurso muy considerable en nuestro tiempo para nuestras  reflexiones teológicas, especialmente para aquellos que tienen algún interésen el diálogo ecuménico y en la causa de la unidad de los cristianos.

Mi deseo y esperanza es ayudar a rescatar a Wesley de su status de héroe de culto paralos metodistas (quienes lo han reverenciado pero no estudiado demasiado) y mostrarlocomo un pensador cristiano creativo con una palabra especial para estos días ,tratando de articular su pensamiento con los nuevos problemas creador por la actualcrisis en la cultura, problemas creados por el paso de las antiguas polaridades(Protestantes, Católicos, Iluminismo, etc) que sirvieron para definir muchas denuestras tradiciones recibidas, hoy en proceso de erosión.Para bien o para mal estamos finalizando aquel síndrome cultural que era definido

por:

1)  El interés renacentista-iluminista por la forma y la razón.2)  La insistencia de la Reforma Protestante en la sola fe  3)  La alternativa de una iglesia culturalmente autoritaria como proponía la

Contra Reforma católica.4)  Las costumbres de una sociedad respetuosa que sostenía modelos y códigos de

una autoridad ex officio. 5)  El dominio de la cultura Europea-Norteamericana6)  Una exagerada fe en la ciencia y la tecnología7)  La idea de progreso humano

Por lo tanto este es un momento desconcertante y difícil para proclamar las BuenasNuevas de Dios en Cristo y que esta sea creíble y relevante. Y, aunque nuestrascircunstancias son muy distintas a las que vivó Wesley, es exactamente el mismo tipode crisis que él intentó heroicamente entender, convencido de que el Evangelioperenne aún nos ofrece en el siglo xx la misma verdad y esperanza eterna que élmismo probó que ofreció a los ingleses del siglo xviii: no solamente la viva esperanzade los cielos, sino también una esperanza creíble para una vida significativa en estaera, cualquiera sea la crisis entre teología y cultura. Esta será mi agenda para lospróximos capítulos.

Wesley como evangelista es una figura familiar, (en realidad un estereotipo), de lamisma manera, Wesley el organizador   y también Wesley el reformador social , queayudó a dar forma a una reforma de las costumbres en la vida inglesa. Pero lo que hasido largamente oscurecido ha sido el Wesley teólogo , especialmente el teólogo de la

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inválida y finalmente carente de frutos, así como por otro lado, cualquier teología sinun foco evangélico, muy pronto se verá hundida en el ambiente secular que la rodea.

Cuando pensamos cuanto del pensamiento y enseñanza cristiana de hoy tiende por laderecha, a un biblicismo simplista, y en un secularismo  pelagiano, por la izquierda,uno se pregunta si es necesaria mayor explicación para comprender elempobrecimiento de muchos de nuestros púlpitos y bancos de iglesia.

Y así como Wesley entendió y practicó este arte de ―saquear a los egipcios‖, su arte yletras, su filosofía y ciencia, sus ideas políticas y morales, de esa manera también nosdesafía a ir y hacer lo mismo. Pero, conviene que tomemos nota cuidadosa de cuánhabilidosamente Wesley manejó este arte, de manera que su inmensa erudición,

 jamás oscureció el sentido de sus ―palabras sencillas para la gente sencilla‖ esas quefueron sus audiencias preferidas, por elección propia.

El fue uno de los pocos predicadores populares verdaderamente exitosos que nuncaengañó a la gente y que muy raramente sobresimplificó los temas. Su predicación y

enseñanza presentaba tanto el evangelio como la educación liberal integradas en unamisma experiencia.Que tragedia entonces que este arte de ―saquear a los egipcios‖ (¡sin quedarse enEgipto!) ha sido tristemente negado en nuestro tiempo, de tal manera que hoytenemos, por un lado evangélicos con muy poca cultura y por otro liberales ysecularizantes sin raíces profundas en la Biblia.

Por lo tanto será necesario dar un a mirada más cercana a la práctica concreta queWesley hace de este arte de esquilmar a los Egipcios‖. 

Wesley fichó casi todas sus lecturas después de 1725, y este registro muestra más demil cuatrocientos autores, con aproximadamente tres mil temas que se desprenden de

estos. El había tenido, cosa que a veces olvidamos, una educación clásica muy rica, lacual mantuvo activa y actualizada durante toda su carrera. Sus citas de clásicos uotros, (que son poco identificables y bastante inexactas), sonarían un tanto rarasescucharlas en sermones para audiencias masivas. ¿Piensan acaso que las audienciasmasivas pueden sacar más provecho cultural de lo que hemos condescendientementesupuesto?

Hemos llegado a identificar solamente en los sermones veintisiete citas de Horacio,muchas de las cuales repite en diferentes sermones. Sigue Virgilio con diecinueve,Ovidio diez, Cicerón con nueve y Juvenal con siete citas. Otros doce autores clásicosson citados repetidamente donde pueden servir como apoyo a sus argumentos ( uotras veces como mera decoración).

Las otras fuentes clásicas de Wesley van desde Platón a Aristóteles, Plotino, Agustín,Kempis. Conoce a los místicos medievales y los secularistas renacentistas, como porejemplo Rabelais. Cita de memoria a Shakespeare (una vez catalogado como―nuestro poeta pagano‖) a Milton y también a Abraham Cowley, George Herbert,Thomas Parnell y a Mathew Prior.

Wesley leyó profusamente a los padres griegos y latinos, era muy sólido en los clásicosde la Reforma, pero conocía mucho más sobre la teología inglesa, desde Hooker aBaxter, Tillotson y Doddridge. Su antología especial de ―Teología Inglesa‖ aparece―extractada‖ en ―Una biblioteca cristiana‖   , si embargo esto no es más que unamínima porción de una bibliografía más vasta a la que él se ha expuesto.

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Por lo tanto, una cosa es clara, si alguien se propone hacer teología ―en el espírituwesleyano‖ deberá aprender a leer y deberá amar leer, recordar y evocar sobre todaclase de eventos e ideas de nuestra herencia humana y en nuestro mundo actual, comosi también estuviese movido por la compulsión de una mente inquisitiva, como lo erala de Wesley.

Pero la literatura no era toda la historia de la cultura de Wesley. El leyó a toda la―ciencia moderna‖ que caía en sus manos. Con un ojo le buscaba la importanciateológica y con el otro sus aplicaciones prácticas. Tenía opinión formada sobreNewton y estaba empapado de los divulgadores científicos de su época, (tales comoRay, Derham, Buddaeus, Goldshmidh, y otros.) siempre suponiendo que todo lo quesea verdad ayudaría a iluminar la gloria de Dios en y a través de su creación.

Lo que a menudo nos choca como raro, dado a la imagen que tenemos de Wesleyevangelista, es la manera en que puede discutir sobre ideas seculares (especialmenteen los últimos sermones) sin ninguna referencia explícita de los evangelios, aunque lacosmovisión bíblica siempre está presupuesta. Más aún, existen algunas citas

intrigantes que algún puritano podría considerarlas ―fuera de lugar‖ que dejan versu interés por el drama inglés, aún cuando también denunciaba al teatro como una―cloaca de iniquidad‖. 

Por ejemplo en 1726 leyó El Huérfano   o El casamiento sin felicidad, escrito porThomas Otway en 1680. En 1759, una de las citas más importantes en su sermón ―ElPecado original‖ es sobre El huérfano  de Otway, Acto V, Escena 1 (pero por supuestono explicita la fuente) . ¿Qué pasó? ¿Guardó esa cita en su cabeza durante treintaaños?

 ¿Estaba en sus notas? ¿O había releído a Otway en el ínterin? Quisiera saberlo.Lo que es cierto es que muy pocos de sus lectores han reconocido la fuente de esta cita(o docenas como esta). Fue para nosotros una tarea detectivesca encontrarla, y uso

―nosotros‖ porque en la búsqueda de las fuentes de estas citas tuve la colaboracióninvalorable de la señoras Warnick y Wanda Smith (mi asistente de investigación).

Todo esto, sin embargo, no fue mas que una impresionante superestructura armadafirmemente sobre una sólida base de aprendizaje bíblico , más un increíble ―sistema deinformación retro alimentada‖ que muestra a Wesley como una suerte deconcordancia caminante con comentarios agregados, todo en uno. Fue su profundosentido de la Biblia como un ―libro viviente‖ lo que le dio esa libertad para ―saquear alos egipcios‖ y lo guió en la utilización de sus tesoros.

Una de las influencias del Club Santo fue el énfasis colectivo sobre la Escritura comoautoridad principal que está sobre y más allá de todas las polarizaciones y formulasconfesionales. En una carta a John Newton el 24 de Abril de 1765, Wesley dice ―En1730 comencé a ser ―homo unius libri ‖ (hombre de un solo libro), para estudiarningún libro excepto la Biblia‖ En el prefacio a su primera colección de Sermones

 para distintas ocasiones   (1746) reconoce su intención de ser homo unius libri . Eselibro, por supuesto era la Biblia y no hay ninguna duda que Wesley era, en intención yde hecho, un hombre bíblico. Todos sus pensamientos básicos están enraizados oprovienen de la Biblia. A menudo el refiere a ―la Ley y el Testimonio‖ como últimocriterio de verificación, a menudo urge a sus lectores considerar una cuestión difícil―en la balanza del templo‖ (en reflección en oración sobre datos bíblicos)

Pero por Sola Scriptura  nunca quiso decir ―nada más que la Escritura‖ así comotampoco por Unius Libri  quiso decir que se deben excluir todos los otros libros de sulista de lecturas, como ya lo hemos visto. Lo que Wesley quería decir con esto es quela Biblia era su primera y última norma para la validación de cualquier discusión

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teológica. Esto significó toda una vida inmersa totalmente en las Escrituras: en susidiomas originales, en sus temas e imágenes dominantes, en cada una de sus partes yen su totalidad estructural. Fue la convicción de que los pensamientos bíblicos estánintegrados en un coro testimonial para la gloria de Dios y la necesidad humana, quepermitió a Wesley pasear por toda la Biblia y confundir textos y paráfrasis de aquí yde allá en oraciones de manera tal que son para nosotros hoy en día inimaginables,pero que no son ininteligibles ni artificiales (aunque parezca extraño) Para verificaresta generalización de manera experimental déjenme probarlo. Aquí hay dosoraciones (consecutivas) de su sermón Pecado Original:

La Escritura dice que a causa de la desobediencia de un hombre, todos sonconsiderados pecadores; que en Adán todos mueren, espiritualmente mueren, pierdenla vida y la imagen de Dios; que el Adán pecaminoso engendró un hijo a su semejanza;No era posible que lo engendrara de otra manera porque ¿quién podría sacar algolimpio de algo que está sucio? Consecuentemente, nosotros también como los otroshombres estábamos por naturaleza muertos en ofensas y pecados, sin esperanza, sinDios en el mundo y por lo tanto hijos de la ira; por eso cada hombre puede decir, fui

formado en debilidad, y en pecado me concibió mi madre, porque no hay diferencia,en que todos pecaron y son destituidos de la gloria de Dios, de la gloriosa imagen deDios en la que el hombre ha sido originalmente creado.

Ahora, obviamente, ustedes pueden reconocer que este lenguaje es, en efecto―bíblico‖, pero acaso no suena como si estuviera ¿‖recortado y pegado‖?  ¿Noreconocen que este pasaje en su conjunto, está formado por varios pedazos y partesde Romanos 5, 19: 1ª Corintios 15, 22, Génesis 5, 3, Job 14, 4, Efesios 2, 1;12 y 3,Salmo 51, 5 y luego vuelta al principio Romanos 3, 22-23, en ese orden?

Probemos otro ejemplo más de este tipo de cosas que llegaron a ser un lugar común enla retórica de Wesley en sus sermones, ensayos, cartas y tratados. Existen cientos de

ejemplos como este que ustedes pueden buscar para su propio interés, como lo fuepara mí.

Somos compelidos por el Espíritu a hacer morir los hechos de la carne, de nuestranaturaleza maligna, y así como estamos cada vez más y más muertos al pecado,estamos cada vez más vivos para Dios. Vamos de gracia en gracia, siempre que nosmantengamos alejados de toda apariencia de maldad, y seamos celosos de hacerbuenas obras cuantas veces tengamos oportunidad de hacer el bien a todos, siempreque caminemos en todas sus ordenanzas sin culpa, adorando al Señor en Espíritu y enverdad, siempre que tomemos nuestra cruz y nos abstengamos de todo placer que nonos guíe hacia Dios.

Lo que vemos aquí es una conclusión obvia y crucial: Wesley vivía inmerso en lasEscrituras y su mente rastreaba a lo ancho y largo de la Biblia como un radar,sintonizando los datos pertinentes que buscaba para cada punto que pretendíaconsiderar.

Pero esta tarea de vivir en la Escrituras no era lo que hoy llamamos ―proof - texting‖(esto es el uso mecánico de los textos de la Escritura para apoyar una que otra tesisque pueden o no ser verdaderamente ―bíblicas‖ en su contexto amplio). En realidadesto era para Wesley la suma de unos pocos grandes temas básicos que él habíaconsiderado como el centro nervioso de la revelación bíblica y que lo guiaban tanto enla exégesis como en la hermenéutica. Todo esto y mucho más podría decir, si elespacio lo permitiera, confirman la sinceridad con la que Wesley intentaba vivir en lasEscrituras su clima teológico.

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Esto coincidía también con el interés que tenía para que su gente también aprendieraa vivir en y por las Escrituras. Era justamente el intercambio entre las citas de la Bibliaque hacía Wesley y la familiaridad que tenía la gente con las Escrituras (aunqueelemental) lo que permitía reforzar fuertemente la dinámica de su predicación y elimpacto que esta producía. Cuando un predicador posee solo un reducido trasfondode textos de las Escrituras para fundamentar una real predicación bíblica, y cuando lacongregación tiene aún menos (o directamente una hermenéutica contraria), entoncesse ha perdido una de las precondiciones esenciales para una comunicación cristianaefectiva.

Lo que he tratado de demostrar hasta ahora es que Wesley era un hombre muy de sutiempo pero también conservaba su interés en la relevancia del evangelio perenne enla cambiante situación humana. Esto es pertinente para nuestros propios esfuerzos poractualizar aquel mismo evangelio y relacionarlo lo mejor que podamos, con la vasta yradical crisis de nuestros tiempos. No podemos presumir diciendo de qué maneraWesley hubiera diagnosticado los tiempos en que vivimos. Sin embargo, no haydudas que se hubiera hecho cargo de ellos realizando un diagnóstico, y podemos

sugerir algunos de los principios fundamentales que hubiese adoptado como guía.En el corazón de la crisis, tanto la de ayer como la de hoy, se encuentra el gran temaque definió la crisis del cristianismo del siglo dieciocho y que, de la misma manera lohace hoy, esto es, por un lado la autonomía humana (libertad) versus heteronomía (opresión), es decir, la demanda humana por su propio control o destino, y frente aestas dos, la theonomía  cristiana, es decir una vida humana vivida intencionalmentebajo la justicia y la gracia de Dios. En los tiempos de Wesley, los deístas y filósofosfranceses eran los luchadores de la autonomía que luchaban contra las tiraníasseculares representadas por las tradiciones antiguas de opresión social y política.

Wesley se opuso a ambas, tanto a la demanda de autonomía como a la de

heteronomía. Buscó en cambio una revolución espiritual y social en la que la theo- nomía   proveyera tanto una visión del mundo como un estilo de vida para loscristianos: el amor de Dios sobre todo lo demás, y todo lo demás en Dios, reverenciahacia Dios, y la dignidad de la Gracia a todos sus hijos.

En nuestros días, cuando todas las grandes tradiciones que han mantenido (aunquevagamente) al mundo unido por siglos, se están desarmando y convirtiendo en in-operantes, el tema entre la autosuficiencia humana y la primacía de Dios es aún la

 gran línea divisoria de todas nuestras batallas para una teología de la cultura, que seatheo-logía y no una especie de antropología religiosa contra un vasto telón de fondocósmico.

Todas las creencias de moda de hoy: New age, meditación trascendental, etc. sonnuevas versiones de los viejos temas de la autonomía humana, ejemplo: la convicciónde que los seres humanos pueden y deben aceptar la responsabilidad última de susacciones y sus destinos colectivos. Dios en esta visión es, en el mejor de los casos unentrenador cósmico y en el peor, una invención piadosa. La salvación propia, es elreclamo implícito de todos los movimientos de auto ayuda de nuestro tiempo, y de nopocos de los movimientos religiosos populares también. Pero, la autonomía humana,aún parcialmente lograda, atrae una reacción de la derecha, esto es el gerenciamientode nuestros asuntos humanos en manos de otros. De esta manera podemosaventurarnos a decir que cuando una sociedad que ha sido encantada por las visionesde la salvación por méritos propios se desencanta, esa sociedad es tristementevulnerable a la tiranía secular. No ver que este es el agonizante tema que se halla enel centro mismo de nuestra progresiva desintegración como nación (habla de losEstados Unidos), es una extraña forma de ceguera moral.

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Lo que es peor, la opción entre autonomía y heteronomía es a la larga humanamenteintolerable. La autonomía es una ilusión y la heteronomía una degradación.

Por lo tanto para los cristianos (ministros y laicos) es netamente wesleyano explorarlos términos en los que la primacía y la gracia soberana de Dios pueden una vez másser afirmados y traducidos en servicio y testimonio convincente en este mundo tal cualhoy es y tal como se está proyectando. Pero aun suponiendo que podríamos en unamedida razonable dominar este antiguo arte de ―esquilmar a los egipcios‖  ¿cómousaríamos estos recursos para que sean fructíferos?

No existe una respuesta fácil. Los ministros cristianos hoy, como bien sabemos, estánluchando en la agonía de una profunda crisis de identidad. Ellos ya no son los―párrocos‖ de sus pueblos o ciudades, por lo tanto ya no son decisivamenteinfluyentes ex officio  en los asuntos públicos. Pero si ellos se vuelcan a otra suerte deprofesiones de servicio, como ―relaciones públicas‖, periodistas o editores amateurs,psicólogos paramédicos, o aún profesores, aún se encontrarían carentes de un oficio

verdaderamente distintivo, con ningún rol profesional que sea indispensable.Cualquier cosa que estos amateurs puedan hacer, otros profesionales podrán hacer lomismo o aún mejor. Pero lo que nadie podrá hacer tan bien como los ministros querealmente sienten el llamado, es hacer que el Evangelio sea una respuesta eficaz paralas dolientes preocupaciones de los hombres y mujeres contemporáneos en su vidacotidiana, en sus específicas percepciones culturales.

La única cosa realmente distintiva que el ministro cristiano tiene para ofrecer  –  en suapropiado contexto cultural- es el Evangelio en su completa esencia, con su promesade transformar y hacer santas las vidas y las culturas humanas. Tanto elfundamentalista como el liberal que no sienten simpatía con la cultura o que

directamente la rechazan no podrán hacer esto. El impacto de tales ―sectarismos‖ enla historia y en la sociedad son marginales y de corta duración. Pero el cristianoevangélico  debe poseer una visión amplia evaluando la cultura y los tiempos en quevive.

Este es el ―saqueo a los egipcios‖ propio que uno puede realizar, debiendo tenersiempre en cuenta cómo será usado con mayor eficacia para predicar y enseñar, de locontrario no estará predicando el evangelio completo, sin importar tampoco a quecorriente teológica pueda pertenecer.

Algo parecido a esto es lo que Wesley entendió como ―educación teológica‖ y lo queinsistió en obtener de sus predicadores, pasando por alto la ausencia total de sus

estudios formales. Su primera pregunta se relacionaba siempre con los dones de unapersona, y sus frutos, de su compromiso con Cristo y con las Escrituras. Pero luegotambién preguntaba acerca del deseo de cada persona de aprender y sus aptitudespara el estudio y la enseñanza. Su programa de ―educación continua‖ sorprendería amás de uno de nosotros.

La tarea de vivir las Escrituras en el creciente abismo de la situación humana encualquier edad, es una tarea extraordinariamente demandante, no apta para elcobarde o el perezoso. Pero el verdadero wesleyano no podrá contentarse con menospara un programa personal de crecimiento profesional. Vivir en las Escrituras nosignifica estar en medio de las adivinanzas de palabras cruzadas de los exégetas, sinotener a mano una fuente de inspiración y también revelación. Significa aprender apensar bíblicamente.

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Además, significa aprender a vivir en el pasado cristiano para que puedas apropiartede las lecciones ya aprendidas por los cristianos en otros tiempos y circunstancias, ensus luchas por un ―evangelio verdadero para su época‖. Significa alerta y sensibilidadpara detectar todo nuevo desarrollo cultural en el horizonte humano, sin por elloconvertirse en ―snob‖ o ser fácil víctima de ―cualquier viento de doctrina‖.Significa total confianza en la nutrición interior de alma y mente que viene deltestimonio del Espíritu Santo (2 Timoteo 1, 17 ss)

Todo esto es lo que está implicado en la rica metáfora de ―esquilmar a los egipcios‖. 

En la práctica, tal compromiso implica una agenda de incesante lectura, reflexiónconstante, curiosidad insaciable, una incansable búsqueda de nuevas perspectivas,nuevas alternativas para los rígidos lugares comunes. Recuerden que Wesley leíamientras cabalgaba, pensaba mientras escribía, rumiaba mientras descansaba, que élno fue ni hombre apurado, ni tampoco uno que se auto compadecía.

Así podemos aprender de él el resultado que surge al combinar una vida de oración y

adoración, de predicación y cuidado pastoral, con una saludable curiosidad acercadel mundo en el que ministramos. Por precepto y por ejemplo, él puede enseñarnosqué significa la santidad ―interior‖ y la santidad ―exterior‖: un acercamiento al amorde Dios en nosotros, más un amor comparable por todos nuestros prójimos lo cualimplica una permanente revolución social.

Existen maneras mejores o peores de implementar este programa wesleyano,alternativas que busquen traducir nuestros modelos wesleyanos en programaseficaces. Lo que importa para nosotros es darnos cuenta que algo como estopertenece a la esencia de hacer teología en el espíritu wesleyano: manteniendonuestro testimonio de Cristo en un activo diálogo con el mundo donde él deberá serproclamado y por el cual murió. Y si este programa es, según las palabras de Reinhold

Niebuhr, una ―imposible posibilidad‖ entonces ¿qué otro ideal válido podemos buscarpara nosotros? ¿Qué menos podría el laicado pedir de sus pastores?

Es en este espíritu que creo que debemos concebir la manera de hacer verdaderateología wesleyana hoy en día. Con los ojos abiertos a nuestra herencia y a nuestrofuturo, ambos dentro de la amplia providencia de Dios.

La premisa es que cada cristiano pensante debe aceptar la responsabilidad de vencerlas polaridades sin compromiso, deberá afirmar el pluralismo sin caer por ello en el―indiferentismo‖ o el ―todo-da-lo-mismo‖, deberá aprender a vivir en las Escrituras,en el pasado cristiano y en el mundo moderno, todo al mismo tiempo.

En medio del despertar del siglo dieciocho, Wesley se tomó tiempo para tratar dedescribir esta tarea de teología y cultura (―saqueando a los egipcios‖) que hoy separecería más a los planes para una ―educación teológica permanente‖.

Lo encontraran citado respecto a distintos temas, espero que coincidan conmigo queaún hoy posee una gran relevancia. Es su tratado titulado Un mensaje a los clérigos  (1756), les ofrezco un ejemplo como prueba para confirmar todo lo que estuvimosdiciendo más arriba. El ministro bien preparado, dice Wesley, ―debe poseer lacapacidad de razonar con cierta exactitud‖, …‖una buena memoria‖, ―unconocimiento competente‖ Luego vienen las Escrituras (en sus lenguas originales),más ―conocimiento de la historia,…ciencias… metafísica…filosofía natural…lahistoria del pensamiento y devoción cristiana…conocimiento del mundo(contemporáneo)… ‖ Al conocimiento y la cultura se debe agregar ―sentido común‖

 y ―el ánimo que da la Gracia en los afectos personales y el trabajo cotidiano‖ .

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Hermanos, (dice en su conclusión) no es este nuestro llamado? Y por qué estamossatisfechos de no estar a la altura de ese llamado? Existe alguna necesidad sobrenosotros que nos lleva a hundir tan bajo nuestro llamado? ¿Por qué entonces no

 puedes ser como una ―llama ardiente y brillante‖ como aquellas que han bri lladoantes que ustedes? ¿Deseas compartir con ellos el mismo amor ardiente, la mismasantidad brillante? Seguramente que sí. Entonces debes ser sensible, esta es labendición más grande que nos puede ser dada. ….El ―gran pastor‖ de todos nosotros

 y d e nuestros rebaños ―nos hará perfectos en toda buena acción   para hacer suvoluntad y trabajará en nosotros todo lo que sea agradable a sus ojos‖ Este  es el deseo

 y la oración de

Su hermano y siervoEn nuestro común Señor

 John WesleyLondres, Febrero 6, 1756

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Capítulo 2

Reflexiones sobre la condición humana

Una de las ambiciones de Wesley jamás lograda, fue la de juntar a los evangélicosingleses, a la Iglesia Anglicana y a los disidentes, en una sola y activa alianza. Losdisidentes lo rechazaron por sus lealtades anglicanas, los anglicanos lo ignorarondebido a su informal institucionalidad. Muchos en ambos campos argumentaron queél había simplificado demasiado su lista de principios esenciales del cristianismo. Y enefecto era una lista mu y corta.: 1)―pecado original‖. 2) Justificación por la fe sola, y 3)santidad de corazón y vida.Aquí están los tres pilares centrales de la teología wesleyana, y yo propongo re-presentarlos de a uno por vez. Comencemos entonces con ―el pecado original‖ 

 ¿Cuándo fue la última vez que has escuchado un sermón sobre el pecado original?

Cuántos de ustedes tomarían en serio la idea de que la caída humana es radical,universal, imposible de evitar  – una maldad humana que no puede ser curada ovencida por ninguno de nuestros propios esfuerzos o virtudes éticas? ¿Cuántos deustedes están inclinados a tomar seriamente los viejos ―artículos‖ sobre el ―pecado‖ ennuestras ―confesiones‖ y ―artículos de religión‖?  ¿Has tratado alguna vez dereformular estas antiguas doctrinas en términos contemporáneos para que conservensus intenciones, suponiendo que aún consideres esas intenciones válidas?

Todavía recuerdo en una de mis primeras clases a un tejano flaco y alto, que vino a

mi oficina a quejarse porque lo que yo decía le sonaba como si el pecado humanofuera algo más profundo y misterioso que una falla de la voluntad o un lapso moral.Tal extraña idea le intrigaba y me pidió sugerencias de lecturas. Por ese tiempo habíasido publicada la Doctrina Cristiana   de Whales, quien sobre este punto era muchomás ―protestante clásico‖ que yo. El tejano volvió peor que antes y estuvimoshablando un rato, hasta que finalmente él exclamó: ―Bueno, si nosotros no tenemos elpoder de decidir pecar o no pecar, entonces, todo lo que debo decir es: Dios nosayude!!‖ Obviamente, esto fue una buena oportunidad para señalarle queinvoluntariamente él se había traicionado a sí mismo cayendo en una involuntariaortodoxia!

El punto central de todo este antiguo y molesto problema se encuentra precisamente la

idea de los pelagianos de que el hombre es capaz de pecar o no pecar por elección.Cuando los humanos se dan cuenta de que ciertos actos son pecaminosos, ellos sonlibres moralmente para decidir si seguir adelante o de inhibir su conducta.Aquí se halla el punto central de siglos de controversia, y en el pasaje entre ambosextremos hay bombas explosivas en ambos lados. Porque si argumentamos que somospecaminosos por naturaleza (es decir que el pecado se haya en la actual condiciónhumana), estaríamos en el límite de decir que el pecado original es simplemente serseres humanos. Y eso es herejía.

Si tomamos el lado opuesto y decimos que podemos borrar el pecado de nuestrasvidas y sociedades cuando obtengamos suficiente esfuerzo moral, estaríamos en ellímite de decir que el pecado es en esencia, una suerte de disfunción social, corregible

por esfuerzo moral, o por programas apropiados de reforma social. Si persistimosaún en hablar del pecado original en un sentido o en otro, estaríamos implicando que

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somos una especie de animales fallidos, dado que ningún otro animal ―peca‖ con laregularidad, imprudencia y trágicas consecuencias como lo hace el animal humano.Pero esto sería una herejía también, porque estaría negando la unicidad moral de lacreación humana.

Ahora, el ―evangelio‖ para la gente capaz de no pecar si ellos no quieren, ―pecar ono pecar‖ esa   es la cuestión! Es la salvación a través de la rectitud moral. Esto, sinembargo es en realidad un evangelio de ―propia salvación‖. De acuerdo a estafórmula, es el auto entendimiento y la auto dirección la que construye la receta de lafelicidad humana. Por el otro lado, el ―evangelio‖ para los pecaminosos radicales,debe decir algo sobre nuestra justificación operada por Dios (es decir, salvación) comouna iniciativa divina a la cual debemos los humanos responder. Dios en Cristo - segúneste ―evangelio‖ dice- ha tomado la iniciativa para vencer las relaciones rotas entre Él

 y sus hijos alienados.

En el terreno luterano, por ejemplo, se dice algo por el estilo:―Tu eres aceptado por Dios por los méritos de Cristo, a pesar de todos tus defectos

morales. Acepta la aceptación que Dios te ofrece a ti, a tu indomable concupiscencia y a todo. Esto es lo que la fe significa: aceptar el puro e inmerecido favor de Dios.Igualmente tu aún seguirás siendo: simul justus et pecator  (justo y pecador al mismotiempo) Justificado ante Dios pero aún pecador, todo al mismo tiempo, pero tu ser

 justificado por la gracia es lo que realmente importa‖. Los luteranos son cuidadososde dejar abierta la cuestión de por qué algunas personas aceptan la aceptación deDios, mientras otros muchos aparentemente no lo hacen.

Por otro lado, los calvinistas comienzan por la misma premisa de que el pecado esradical y que la justificación es por divina fiat.  Pero ellos avanzan con una variadacantidad de matices en el desarrollo de su doctrina de la vida cristiana. Algunospecadores (absolutamente inmerecedores de la misericordia divina-absolutamente

incapaces de salvarse a sí mismos) pueden, por la libre elección de Dios, obtener la justificación de Cristo que es imputada  a ellos. Así son considerados como justos porDios a través de Cristo, no pudiendo por ellos mismos ni siquiera elegir aceptar la

 justificación.Esta noción de elección   (predestinación) posee tres afirmaciones concomitantes en ladoctrina de la salvación calvinista:

1) Expiación limitada (dado que solo algunos son elegidos y no toda la humanidad)2) Gracia Irresistible (la elección de Dios no puede ser rechazada ni anulada)3) Perseverancia final de los santos (dado que Dios no podrá finalmente ser frustrado)

Este es el famoso síndrome del TULIP (un acróstico que marca los cinco puntos de la

teología calvinista:

T-otal Depravity (Depravación total del ser humano)U-nconditional Election (Elección incondicional por parte de Dios)L-imited Atonement (Expiación limitada)I-rresistible Grace (Gracia irresistible)P-erseverance of the Saints (Perseverancia de los santos)

Estos pueden verse en su forma original en los así llamados ―Artículos de Lambeth‖ de1595 (bosquejados por William Whitaker, antes de la controversia arminiana ymucho antes del Sinodo de Dort). Vale la pena ―resucitar‖ estos ―artículos‖ acá dadoque no son familiares para muchos hoy. Wesley sí los conocía y los había estudiado enla larga y amarga controversia que se estiró desde los tiempos de Cartwright y Hookerhasta sus propios días.

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1) Dios ha predestinado desde la eternidad a ciertos hombres para la vida; otroshombres han sido reprobados.

2) La causa principal de la predestinación no es la fe, o la perseverancia o las buenasobras…sino solo la buena voluntad y deseo de Dios. 

3) Hay un número predeterminado de predestinados, que no puede aumentar nidisminuir.

4) Aquellos que no son predestinados para la salvación deben ser necesariamentemaldecidos por sus pecados.

5) Una fe viva no se extingue, no desaparee en los elegidos ni parcial ni totalmente.

6) El hombre que es dotado con una fe justificante tiene la certeza, con la totalseguridad de la fe, de la remisión de sus pecados y de su salvación eterna por Cristo.

7) La gracia salvadora, no se concede, no se comunica a todos los hombres, por la cualueden ser salvados, si ellos quieren. 

8) Ningún hombre puede llegar a Cristo a menos que le sea dado, a menos que elPadre lo dirija a él; y ningún hombre es llevado por el Padre, si no viene del Hijo.

9) No está en el poder o la voluntad de todos ser salvos.

Estos estatutos fueron aprobados en una conferencia en el palacio de Lambeth. Estasdoctrinas caracterizaron al calvinismo ortodoxo presente en la Iglesia Anglicana, y

 jugó un rol decisivo en los tiempos de Wesley y en su lucha contra la predestinación.Pero el problema era el siguiente, en los tiempos de Wesley, los calvinistas se habíanapropiado del término ―evangélico‖ para definirse a sí mismos nada más, por eso la

 justificación por la fe y el síndrome TULIP eran a menudo identificados por la mayoríade los cristianos ingleses como términos con implicancias mutuas. La mayoría de lasposiciones alternativas eran puestas juntas bajo la etiqueta de ―Arminianismo‖ y estoera identificado con el evangelio de la rectitud moral. Veremos más adelante elarminianismo que profesó Wesley.

Ahora, toda doctrina del pecado y la depravación como diagnóstico de la condiciónhumana, es en sí misma una paradoja. Pocos podrán negar que hay mucho pecado (oal menos una conducta deplorable) en el mundo. Pero si esta es ―de origen‖ o un tipo

de ―disfunción social‖, es una pregunta difícil sin respuestas claras posibles (exceptolas equivocadas!!). ¿Por qué deberíamos pecar solo si somos llevados a ello pordemonios o neurosis? Por qué no podemos mostrar una única y totalmente humanasociedad, en alguna parte del planeta que sea moral, justa, pacífica? No tenemosproblemas en idealizar tales posibilidades humanas. Obviamente tenemos un muyimpresionante potencial moral. La mayoría de nosotros tenemos la conciencia comopara imponer nuestro ego e ideales sociales, pero hasta un cierto punto. Es verdad,entonces lo que dice el apóstol Pablo: ―Cuando quiero hacer el bien, solo el mal es loque hago‖. Y sigue Pablo: ―Dentro de mí, me gusta la ley de Dios; pero veo que en mi cuerpo hayalgo que se opone a mi mente; es la ley del pecado que se encuentra en mi cuerpo yque me tiene preso‖

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Si esto no es verdad, ¿cómo podemos entender la amplitud, universalidad y tragediade nuestras fallas que atentan contra el designio moral de Dios para la felicidadhumana?Nuestras respuestas, cualesquiera estas sean, serán el núcleo de nuestra doctrina delpecado original. Esto, a su vez, ayudará a armar la doctrina de justificación de cadauno (por fe o por buenas obras). Aquello, a su vez, afectará la noción que cada unotiene de la vida cristiana: cómo se entra a ella, cómo madura el cristiano, cuálespueden ser nuestras esperanzas cristianas, aquí y más allá. Esto, entonces, dirigiránuestra visión de la ―salvación‖, los términos de la felicidad y plenitud humanas. Estacuestión del pecado original, no es por lo tanto solo una especulación abstracta. Estanos afecta de manera agonizante, como lo hizo con Wesley. Algo se ha torcido demanera temerosa en la empresa humana. En cualquier parte (y en nuestros corazones)vemos los signos de lo que la existencia humana debió ser y lo que es en realidad. Perocuál es el potencial humano y por qué todos nosotros lo desperdiciamos, de unamanera u otra? Ninguno puedo vivir responsablemente o ayudar a otros a hacerlo sinhacerse seriamente estas preguntas.

La manera en que Juan Wesley llegó a madurar su propia doctrina de la imperfecciónhumana y a un evangelio que pueda darle una respuesta, es una complicada historiaque yo recientemente estoy comenzando a vislumbrar. Wesley dice más de una vezque la doctrina de la justificación por la fe era una novela para él antes de 1738, ypara muchos en la iglesia de Inglaterra también. Esto no puede ser literalmenteverdad, porque no pudo haber estudiado teología en Oxford desde 1720 hasta 1735sin haberse enterado de la famosa controversia sobre este mismo tema, sin mencionarde los estatutos oficiales e los Treinta y Nueva Artículos y las Homilías que él, comoclérigo anglicano había suscripto. Lo que él quería decir es que él había crecido con elevangelio de la rectitud moral, y que esta era la visión dominante en la doctrina de lasalvación anglicana, tal como él la conoció. La premisa de tal evangelio es la habilidadmoral humana de pecar solo por elección. Lo necesario para la vida cristiana, era por

lo tanto el esfuerzo moral, sostenido, animado y recompensado por la iglesia a travésde sus ―medios de gracia‖. Ello incluí la doctrina de la regeneración bautismal y unavida sacramental que, en algun sentido, garantizaba la gracia. Sus primerossermones, junto a sus muy interesantes discusiones teológicas con su madre (suprimer y mejor tutor teológico), reflejan una sincera dedicación de su vida y tareaspara lograr las altas metas de una vida santa y una felicidad cristiana en Dios, no en elmundo. Dos de los manuales (favoritos en la rectoría de Epworth donde Wesleycreció) eran La lucha espiritual  de Lorenzo Scupoli y La vida de Dios en la vida delhombre   de Hanry Scougal. No solo no sería justo, sino que sería equivocado,despreciar las consagradas intenciones cristianas que surgían de este evangelio de larectitud moral. El problema real con esta doctrina de la habilidad moral de no pecarexcepto por voluntad, era la trágica discrepancia entre las promesas y su

cumplimiento. Por todo su celo y devoción, en Oxford, Epworth y Georgia, Wesleynunca pudo encontrar la felicidad o la serenidad que la tradición del ―santo vivir‖proclamaba. El ―club santo‖ no era un ―club feliz‖. El misionero refugiado de Georgiaera una miserable víctima de sus propios ideales frustrados.

Aún así, la alternativa ofrecida por los moravos y salzburgueses en Georgia y mástarde por Peter Bohler en Inglaterra, era difícil de tomar y esto es lo que hizo deAldersgate un evento tan dramático, el cual opacó la larga mutación teológica quetuvo lugar a lo largo del año 1738 (comenzando por su memoria de abordo delMartes 24 de Enero, pasando por la formación de la Sociedad de Fetter Lane el 1 deMayo, Aldersgate mismo, la visita a Alemania desde el 14 de Julio al 16 de Septiembre,el descubrimiento de Narrativas Fieles   de Jonathan Edwards el 9 de Octubre, yfinalmente su producción de La doctrina de la Salvación, Fe y Buenas Obras, Extraídasde las Homilías de la Iglesia de Inglaterra el 12 de Noviembre). Lo que realmente

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importa es que hacia el final de ese año, él había hecho un giro decisivo del evangeliode la rectitud moral a la ―justificación por la fe‖; de hablar de los méritos humanos auna confianza radical en el perdón de Dios como un regalo.La historia de Aldersgate en su Diario   es cuidadosamente reconstruida como pararesaltar la convergencia de dos grandes tradiciones cristianas, que habían estado endolorosa tensión (―santo vivir‖- ―sola fe‖) en un singular ―momento‖, en un singular

lugar, después de dos siglos de conflicto. Esto explica el por qué ese clímax es tanfrecuentemente mal interpretado cuando se lo aísla del tema como un todo. ¿Cuantosde nosotros hemos trazado el análisis cuidadoso del trasfondo de su corazón ardiente?O, ¿cuántos de nosotros hemos resaltado el hecho que Wesley dice en su entrada alDiario el 4 de Enero de 1739, siete meses después de Aldersgate: ―Pero hoy yo no soyun cristiano, de eso estoy tan seguro como que Jesús es el Cristo ‖. 

La esencia de la experiencia de Aldersgate fue una repentina nueva seguridad de que―Yo confiaba en cristo, solo en él, para la salvación….que Cristo había borrado mis

 pecados, aún los míos, y me ha salvado de la ley del pecado y de la muerte‖. Esta era la apropiación personal que hacía Wesley del clásico diagnóstico protestante

sobre la situación humana junto con el cásico evangelio protestante de ―Sola Fe‖. Parael cual la caída del hombre es radical (incurable por ningún esfuerzo o méritohumano).Este era el motivo por el cual Wesley pudo afirmar, como lo hizo, que sobre el tema dela justificación por la fe, él se encontraba a un pelo del calvinismo, o de cualquierverdadero ―evangélico‖.

El real problema comenzó, y aquí es cuando la trama de la teología wesleyanarealmente empieza a hacerse más compleja, fue cuando Wesley se resistió a ir más allá

 y no aceptar todo el paquete teológico protestante. La primera brecha fue con losmoravos y su doctrina luterana de la ―concupiscencia invencible‖. Luego, enfrentadoa los calvinistas, rechazó los últimos cuatro de los cinco puntos del TULIP. Esto fue

debido al insostenible sesgo que había adquirido para Wesley la doctrina de laelección, la gracia irresistible y la perseverancia final, lo que él consideraba unanegación de las implicancias morales (el antinomianismo).Por otro lado, su total defensa del pecado original y la justificación por la fe causó uncorte de relaciones con sus contemporáneos anglicanos. Su instintivo rechazo delquietismo   estropeó su anterior simpatía con los moravos. Esto ayuda a explicar porqué el despertar wesleyano estuvo cerca de ser la operación de un solo hombre, y porqué ningún latitudinario y pocos anglicanos ―evangélicos‖ cooperaron con él oapoyaron su movimiento. Los Disidentes no querían saber nada de su compromisocon la Iglesia Anglicana.

De esta manera, la tercera vía resultante, fue una interesante y original anomalía (Esto

es: la doctrina del pecado original, pero sin la mayoría de los otros elementos de laclásica soteriología protestante, agregado a esto la doctrina católica de la perfecciónsin su colección completa de sacerdotes y clero). Así, Wesley quedó expuesto a cargosde inconsistencia de ambos lados. Aún después que la justificación por la sola fe sehabía convertido en su mensaje central, retuvo la tradición del ―vivir santamente‖ desus comienzos, y enseñaba a su gente no solamente ir hacia la perfección sino―esperar a ser perfecto en el amor en esta vida!‖ Esto lo expuso a un fuego cruzado,un católico que se había convertido en evangélico y que nunca terminó de sercatólico. Un evangélico-católico! Esto fue una movida ecuménica de primer orden ypodría aún ser más relevante hoy más que ayer, porque ahora puede ser mucho mejorapreciado por más gente, si fuera realmente comprendido (y si pudiéramos rescatar aWesley de su muy exclusiva identificación metodista y pudiera ser reconocido comoun teólogo ecuménico como realmente lo fue).

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Esta doctrina con la que insistirá es ―el primer punto de distinción entre un pagano yun cristiano‖  ….‖ ¿Está el hombre por naturaleza lleno con toda clase de males? ¿Estácarente de toda cosa buena? ¿Está totalmente caído?....Acepta esto y serás uncristiano, niégalo y no serás más que un pagano.‖  

Este cuadro severo desemboca directamente en el extremo agustiniano-calvinista. Sinembargo (siempre hay un ―sin embargo‖ cuando Wesley se acerca a algún extremo),él inmediatamente burla a la doctrina de la total depravación con su antídoto:1) La therapeia psyqués   de Dios mismo (su acción curativa dentro de nuestroscorazones) y,2) La inciativa activa universalmente de Dios llamando a los pecadores a un auténticoarrepentimiento y auto conocimiento.

Esta es una tarea previniente de Dios, y acá es donde la gracia previniente de Diosfunciona como una alternativa a la idea de elección . Wesley habla de pecado comouna enfermedad que puede ser curada por el Gran Médico si nosotros aceptamos sureceta triple: 1) arrepentimiento (auto conocimiento), 2) Renunciación de la propia

voluntad, y 3) Fe (confiar en la pura e inmerecida gracia de Dios). ―El gran objeto dela religión es renovar nuestros corazones en la imagen de Dios, reparar nuestra total pérdida de justicia y verdadera santidad que hemos heredado y mantenido desdenuestros primeros padres‖  

Lo que es original en esta formulación es la firme defensa de Wesley de la soberaníade la gracia, pero no su irresistibilidad, y esta distinción merece más importancia de laque usualmente se le da. Los pecadores literalmente no pueden hacer nada parasalvarse a sí mismos, sin embargo la intención de Dios, creando personas con supropia identidad no es frustrada por la resistencia humana, porque es el propósitomismo de Dios que la oferta de su gracia se reconocida como opcional. La funciónprincipal de la gracia previniente, por lo tanto, es permitir llegar al ser humano al

arrepentimiento (es decir a un válido auto conocimiento de su pecaminosidad). Deesta manera, Wesley puede hablar del arrepentimiento como el hall de entrada  de unacasa, la fe como la puerta  y la santidad de vida, como la casa misma .Lo que sucede en el arrepentimiento es una suerte de auto reconocimiento queidentifica el orgullo espiritual y la auto justificación y los rechaza a ambos porinauténticos. Esto nos permite descubrir que es Dios, a través de Cristo, quien puedeperdonarnos los pecados y romper el poder del pecado y la muerte en nuestroscorazones. Así, es el arrepentimiento que también nos llama a la fe y a esa confianzaen Dios que altera las bases de nuestra existencia.

Es justo en este punto donde Wesley se aleja de la doctrina protestante clásica de lasalvación. Lutero y Calvino consideraban la inclinación al pecado  (fomes peccati ) no

solo como inerradicable, sino como pecaminosa en sí misma. Esta cae bajo lacondenación de Dios aunque no pierda su gracia justificante. Wesley por su parte,hace una distinción entre ―pecado propiamente dicho‖ (aquella conciente ydeliberada violación de una ley de Dios conocida), y ―pecados involuntarios yerrores‖. Esta distinción hace suponer que la inclinación al pecado   disminuye enfuerza e influencia a medida que el cristiano crece en gracia. Existen ―pensamientoserrantes‖, estos deben ser aislados. Hay ―pecado en los creyentes‖, de los cuales hayque arrepentirse prontamente. ―El pecado permanece, pero ya no gobierna‖ . Aquellosque son justificados por la fe son llevados por el Espíritu Santo a descubrir en susconciencias ―nuevos‖ pecados, o abusos pecaminosos de sus inocentes aspiracioneshumanas, y reconocer las tentaciones, las cuales si permanecen lo suficiente comopara formar intenciones morales, pueden llegar a hacer perder la propia justificación.Esta idea del camino cristiano siempre peligroso y acechado por las tentacionesofendía a los calvinistas y su doctrina de la  perseverancia de los santos.  (una vez

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salvo, siempre salvo). Esto les sonaba como si el Dios de Wesley fuera incapaz desostener a sus propios escogidos hasta el día de su salvación final. Para Wesley, sinembargo, era justamente esta idea doble del pecado como ―curable‖ y de la fe comouna tarea riesgosa, lo que reforzaba su énfasis en la auto disciplina cristiana (moral yespiritual).

De esta manera, a medida que el creyente aprende a arrepentirse diariamente, y aconfiar en la gracia de Dios, y a crecer en esa gracia, es cuando comienza a moversedesde el umbral de la fe (justificación) hacia su plenitud (santificación). Este engancheentre sola fide (justificación) y ―vivir santamente‖ (santificación), no tiene precedente,según mi entender, en ninguna teología del protestantismo clásico.

En nuestro propósito de actualizar la tradición wesleyana para nuestro tiempo, unabuena parte de la retórica y del aparato conceptual de Wesley debería ser dejado abuen resguardo en el siglo dieciocho con el resto de la cultura de ese siglo. Lasinterpretaciones literales de la caída de Adan o de la transmisión seminal del pecado yla culpa son realmente ininteligibles para la mente moderna, aunque pretenda

pensarlo bíblicamente. La esencia del pecado humano no es la fatal repetición del actode Adan, aunque aquí existe una analogía para comprender realmente cuáninsaciable es el hambre de la humanidad en el conocimiento del bien y el mal. Pecadono son nuestros errores, ni aún nuestros malignos impulsos que aún acechan en lasprofundidades oscuras del corazón humano. Pecado es, en esencia la exageración  humana, el peligroso, inmoderado abuso de nuestros distintivos logros humanos,aquellas aspiraciones que nos hacen verdaderos humanos pero cuya corrupción nostransforma en menos que humanos. Pecado es el fruto amargo del orgullo. Pecado esnuestro rechazo a ser radicalmente dependientes de Dios. Es por eso que la idolatríade querer ser ―dioses‖ y no simplemente humanos fue, sin duda, la primera tentaciónen el Edén.

El fruto del pecado es esclavitud , esclavos de nuestros propias auto decepciones, denuestras ilusiones acerca de la vida y la sociedad. El resultado de nuestra exageración  en cada uno de nuestros distintivos logros humanos, no trae la real auto satisfacciónque continuamos esperando, sino por el contrario trae nuestro auto embrutecimiento.Por ejemplo, una aspiración exagerada a la libertad, cuando triunfa lleva al abuso desu libertad y a la negación de la libertad de los otros. Grupos que buscan la liberaciónse deslizan casi inconscientemente hacia la opresión de los suyos. Una inteligenciaexagerada se convierte en arrogancia intelectual. Aspiraciones exageradas de autoconocimiento y auto control se convierten en narcisismo y auto decepción.

En el Antiguo Testamento , la frase ―casa de servidumbre‖ connota tanto la esclavituden Egipto como el estado pecaminoso de la humanidad. Pablo usa la frase ―espíritu de

esclavitud‖ como sinónimo de pecado. La caída humana y este espíritu de esclavitudson en este sentido, metáforas paralelas, tanto para mostrar el abuso del potencialhumano para la libertad creativa y también para mostrar las trágicas consecuencias detales abusos en los frágiles tejidos de la sociedad humana.

Pero no hay necesidad de que esto sea así, no hay un propósito divino que lleva a lascriaturas que quisimos ser, a convertirnos en las criaturas que somos. No existeninguna buena razón para explicar por qué el logro humano tiene que exagerarse a símismo.Si la caída humana solo se explicara por el mero hecho de ser seres humanos,entonces toda promesa de salvación es una especie de ficción legal que nunca satisfaránuestro hambre de verdadera y completa humanidad.

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Si, por el contrario, el pecado es meramente una disfunción social, entonces estedebería en principio ser corregido y la salvación debería ser posible a través dealgunas fórmulas o programas de auto salvación o salvación grupal.

Nuestro real dilema yace más profundo, yace en esta trágica confusión de aspiracionesque corrompe unos a otros. ―Oh, desgraciado hombre que soy‖  El hecho de la tragediahumana está en todas partes, en vidas cuya humanidad es negada o despojada porotros, en vidas que buscan la felicidad y terminan burlados, defraudados.

 ¿Quién o qué podría liberarnos de esta tragedia primordial sin robarnos nuestralibertad y con ella nuestra humanidad? La única respuesta en la que puedo pensar, esalgún tipo de intervención activa en nuestras vidas y en nuestra historia a través deaquel propósito y poder o lo que sea que haya sido que siempre nos quiso libres y

 gozosos y con capacidad de amar. ¿Existe tal poder o propósito o persona? ¿Existe tal intención de hacernos libres, quellamamos destino?Wesley tiene también algunos pensamientos en relación a esto, esos pensamientos ysu posible relevancia para nuestros esfuerzos para entender y comunicar el evangelio,

nutrirán nuestros próximos comentarios.

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Capítulo 3

―Ofreciendo a risto‖ La esencia del evangelio 

Hemos estado hablando de la caída humana, y de su amargo fruto: la esclavitudhumana. Pero ¿existe una respuesta honesta a la angustiosa pregunta?: ―¿Quién nos

liberará de esta esclavitud‖? Wesley pensaba que la había. Toda su trayectoria fueuna asombrosa demostración de un evangelio que provocó una revolución cristianaen la sociedad de su tiempo y durante un siglo después. En cientos de manerasdiferentes, en miles de ocasiones distintas, década sobre décadas, su único mensajeconsistente fue Jesucristo, ese crucificado. 1 Corintios 1, 30 fue uno de sus textosfavoritos y, como lo hicimos notar más arriba, su único texto favorito durante losprimeros seis meses del avivamiento metodista Por ejemplo, el 17 de Julio de ese año(1738), viajó a Bath donde se trenzó en una disputa casual con un caballero quienrecordaba su reputación en Oxford de ser un ―loquito‖. ―Sin embargo, continúa

Wesley, algunas personas que no pensaban como él, habiendo encontrado un buen

lugar en la cima de una colina bajo la cual yacía el pueblo, vinieron a escucharme, yo

ahí ofrecí a Cristo a unas mil personas para ―sabiduría, justificación y santificación‖.Luego regresé a Bath y prediqué sobre ―¿Qué debo hacer para ser salvo?‖ a laaudien cia más grande que hasta ese momento había tenido‖. 

El tema central de su mensaje evangélico era siempre el mismo; las referencias soncasi monótonas. El habla de ―predicar a Cristo‖ de ―Ofrecer a Cristo‖, ―proclamar a

Cristo‖, declarar a Cristo‖, etc. Y siempre era el evangelio de salvación por la gracia através de la fe, la justificación y liberación a través de la gracia de Dios en Cristo. Fue

una proyección  –   a lo largo de medio siglo y tres reinos- de su descubrimiento enAldersgate, esto es su invariable convicción de que la esencia de la auténticaexperiencia cristiana es confiar en Cristo, solo en Cristo, para la salvación. Unaconfianza que genera una ‖seguridad interior de que Cristo se ha llevado mis pecados,sí los míos, y me ha salvado de la ley del pecado y la muerte‖. 

Hubo un tiempo, sabemos, cuando las palabras evangélicos y evangelicales   eranmalas palabras para los liberales en general, y esto incluye a la mayoría de losmetodistas (al menos los clérigos). Pensamos que habíamos superado el revivalismodel siglo 19 y esa clase de piedad privada que se aferra a Cristo e ignora las agoníashumanas de este mundo, este mundo por el que Cristo murió.

Hoy hay una especie de prueba para examinar las reacciones teológicas de unapersona. Si puedes oír o cantar con seriedad y sin nauseas:

―Me hirió el pecado, fui a Jesús  Mostréle mi dolor;Perdido, errante, vi su luz,Atrájome su amor.

En la cruz, en la cruz, do primero vi la luzY las manchas de mi alma yo lavé;

Fue allí, por la fe, do vi a JesúsY siempre feliz con Él seré.‖  

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evangelio de la incondicional aceptación, es un signo de ese profundo alivio que lamayoría de los modernos sienten cuando alguien les ofrece cancelar todas lasexigencias morales para ser aceptados, ya sea en relación a Dios o frente a susprójimos. Es reconfortante pensar que uno es aceptado, sin importar nada; este es porsupuesto el mensaje del libro ―Yo estoy bien, Tú estás bien‖   tal como soy, porque soy.

Existe un nuevo igualitarismo en nuestro medio y uno debe resistir una fuerte mareacuando se pregunta por credenciales, o estandartes o por el criterio de aceptación deuno en la esfera moral, académica o cualquier otra.

Es el antinomianismo que está implicado en esta clásica versión protestante de la justificación como aceptación de Dios del pecador en su pecado, no importa qué, alque siempre han temido los católicos romanos y anglicanos. Porque ellos lo ven comopermitiendo y aun fomentando una piadosa desconsideración de las normas y códigosmorales en favor de una espontaneidad personal en libertad y amor. Existe, porsupuesto un mundo de diferencia entre la doctrina luterana de la justificación y

Tillich. Lutero enfrenta el manifiesto escándalo del moralismo y clericalismo medieval y trató de rescatar el evangelio de la gracia inmerecida de Dios de sus doctrinas de losméritos en correlación con las dispensaciones y disciplinas sacerdotales. Tillichrecordaba la moralidad convencional de la disciplina y la represión, pero él mismo yase había liberado hace tiempo de esas tradiciones a través de los nuevos amoralismosde la intelectualidad alemana de los años 1920 a la cual él pertenecía. Además, elénfasis de Lutero sobre la Escritura y su énfasis cristocéntrico no tiene punto decomparación con Tillich, tampoco la tiene la brecha marcada por el luteranismoentre salvación y cultura.

El punto de todo esto para nuestro tema, es que el corazón de Wesley extrañamenteiba ardiendo a medida que alguien leía el prefacio a la epístola a los Romanos deLutero, en Mayo de 1738. Pero luego más tarde, el 15 de Junio de 1741, cuandoWesley finalmente termina de leer cuidadosamente el comentario de Lutero sobreGálatas, reacciona negativamente contra lo que él consideraba un mensaje que llevabaimplícito irracionalismo y antinomianismo. Así fue respecto a la relación entre ley yevangelio y también el modo específico de la obra redentora de Cristo, Wesley en estepunto estaba más cerca de Calvino que de Lutero. Pero luego, después de 1765, bajo lapresión que sufría de los calvinistas y luteranos ortodoxos Wesley comenzó a alejarsetambién del calvinismo y retornó, más y más a su tradición originaria del ―vivir

santamente‖, sin abandonar, sin embargo la sola fide. Desde 1770 hasta su muerte, labrecha con los calvinistas se fue agrandando. Ellos nunca perdonaron a Wesley por susinergismo   y él nunca dejó de acusarlos de que con la teoría de la predestinacióndaban vía libre al antinomianismo.

La metáfora predominante en la soteriología (doctrina de la salvación) clásicaprotestante siempre ha tenido que ver con una corte de justicia y un puñado deconceptos forenses acerca de un delincuente humano acusado ante el juez divinoquien debe condenar al delincuente. Lo que sucede en el caso de los ―elegidos‖ es una

acción jurídica mediante la cual el juez decide conmutar la sentencia del pecador

sobre la base de la justicia imputada  de Cristo. O sea los cargos del reo se le imputan  aCristo. Esta es la causa formal  de la justificación mediante la cual el pecador adquiere

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la justicia perfecta del mismo Cristo y de esa manera es absuelto   por Dios de todacondenación. Esto es lo que significa justificación: ser perdonado, ser considerado ytratado como justo en y por el mérito salvador de Cristo. Toda esta simbología forensetiene sus raíces en la Biblia (aunque no sea para nada la idea dominante), ha florecidoen la época feudal, por ejemplo en la teoría de Anselmo del ―sacrificio sustitutivo‖.

Luego fue radicalmente transformada en la Reforma al abandonar el aparato clericalque había crecido en su entorno.

Existe un enredado problema de léxico aquí, que debemos mencionar aunque seamarginalmente, y está dado en relación a los términos bíblicos con los cuales este temacrucial fue definido. La palabra griega dikaioo pertenece a una clase de verbos queestán formados por adjetivos: por ejemplo typhlos =ciego; typhloo =cegar;

 psychros =frío;  psychroo =enfriar. Dikaios   significa ―justo‖; dikaioo   significa hacer justo (fortalecer en virtud) o alternativamente ―declarar justo‖ (como el veredicto de

absolución de una corte). Pero esto es ambiguo, porque se puede declarar   a una

persona ―inocente‖ (―justo‖ en este caso) pero no se puede hacer  a una persona justa.De esta manera, la mayoría de los exégetas paulinos están de acuerdo que dikaioo  esusado por Pablo como un término forense. Sin embargo, cuando se trata de la accióndivina debe haber algo más que una mera absolución jurídica. Una persona puede ser

 justificada (hecha justa) por los méritos de Cristo, pero ¿no hay una justificaciónimpartida?   ¿Qué significa la promesa de ―si una persona está en Cristo es una nuevacriatura?   Acaso esto no implica un real cambio de carácter al mismo tiempo que se daun cambio de relación entre Dios y hombre?

Wesley pensaba eso y por eso se entregó a una doctrina de la justificación que incluíalos dos niveles de cambios, uno relativo y el otro real. El cambio relativo es en cuanto

al status jurídico ante Dios y, el cambio real es el que está dado en la calidad moral enlas relaciones interpersonales. Las doctrinas oficiales de la iglesia de Inglaterra reflejaesta tradición forense (especialmente en los treinta y nueve artículos), pero tambiénretuvo un énfasis terapéutico : esto es la justificación como un acto sanador y,restaurador, como un giro total en el curso de una enfermedad maligna, el comienzode un proceso de convalecencia que tiene como meta la restauración completa de laimagen de Dios que se encuentra corrompida en el hombre. La justificación tanto enHooker, como en Taylos como en Wesley es absolución pero también renovación,

 justicia imputada pero también  gracia impartida,  es justificación  formal relativa  ytambién un cambio real. En el modelo forense de justificación, el significado de 1

Corintios 5, 19 ha sido cambiado, como si San Pablo hubiese dicho: ―Dios estaba enCristo reconciliándose con el mundo‖   (se puede ver esto aún en los ArtículosAnglicanos como el n° 11) Wesley no cambia esta parte de los artículos y así apareceen nuestros primeros Artículos Metodistas. Felizmente, en el artículo VIII en laprimera ―Confesión‖ de los Hermanos Evangélicos Unidos encontramos la forma

paulina original del texto: ―Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo ‖.

Esto quiere decir que de manera no premeditada la Iglesia Metodista Unida (quereúne Metodistas Episcopales y Hermanos Unidos) posee las dos formas!!

En el tiempo de Wesley, esta antigua tradición forense había sido prácticamentedesplazada por lo que yo he estado llamando ―el evangelio de la rectitud moral‖. E lcreció en una congregación anglicana , se educó en una escuela y universidadanglicana y sirvió a la iglesia de Inglaterra como clérigo y misionero por más de una

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década, sin mucha convicción personal en cuanto a la salvación por ―justicia

imputada‖. No es verdad, como lo sugiere nuestra típica hagiografía metodista que el joven Wesley y sus contemporáneos eran simplemente moralistas. Cuando oraban enla Mesa del Señor (más a menudo de lo que lo hacemos nosotros): ―No presumimos

venir a esta tu mesa, confiando en nuestra propia justificación (rectitud) sino en tu

infinita misericordia. No somos dignos…pero tú eres el mismo, siempremisericordioso, etc‖  su postura era tan solidifiana (sola fe) como era la de Lutero o lade Calvino. Pero la diferencia es que Wesley y sus contemporáneos insistían en elsinergismo  de la gracia que sigue al arrepentimiento. Es por eso que Wesley nuncarenegó de su primer gran sermón pre-Aldersgate: ―La circuncisión del corazón‖  cuyotema central era el ―vivir santamente‖ entendimiento de la vida cristiana que colocaprimero la santidad (como una especie de mérito congruente) antes de la justificación.

Aún así, es un hecho que desde 1738 en adelante, Wesley enseñó la Sola fe como elprimer y último mandamiento por el cual la iglesia y el evangelio permanece o se

derrumba. Sin embargo, aún en esta convicción, él buscaba una tercera vía: unafusión entre justicia  imputada  y   gracia  impartida, entre solidifianismo y sinergismo,

es decir entre sola fe y obras, una alternativa que incluyera tanto el énfasis protestantecomo el católico, lo que le trajo reproches de ambos lados, tanto de anglicanos comode calvinistas, por igual.

Pero creo firmemente que es esta tercera vía la que ha impreso un relevante aporteecuménico a la teología wesleyana, El mensaje evangelístico de Wesley combina la feradical en el amor reconciliador de Dios en Cristo (esta es la experiencia interior,dimensión personal de la salvación) con una agenda moral y social que surge de y estáimplicada por este amor que energiza y guía la vida cristiana desde el nuevo

nacimiento hasta la maduración.

Tomaremos dos de los más famosos sermones de Wesley para resumir lo que venimosdiciendo sobre ―Ofrecer a Cristo‖: 1) ―La justificación por la fe‖ (1746) y 2) ―Lasalvación según las escrituras‖ (1765). En ―Justificación por la fe‖ hay cuatro

preguntas, formuladas y contestadas:

Primera pregunta: ¿Por qué y para qué la justificación? Respuesta: A causa delpecado --y aquí Wesley muestra una doctrina del pecado original en su versión másmordaz y chocante — Hasta que el pecador sea justificado, su radical injusticia lo dejalibrado a una merecida infelicidad y condenación.

Segunda pregunta: ¿Qué es justificación? La respuesta acá es triple: a) no essantificación, b) no es absolución, menos aún una absolución en la cual Dios ―nos cree

 justos cuando en realidad somos injustos‖, c) Es perdón, ―perdón de los pecados‖ 

Tercera pregunta: ―¿Quiénes son los justificados?‖ Respuesta: los que no tienen a

Dios (ungodly) . Acá, sin embargo Wesley vuelve sobre su propia tradición de ―vivir

santamente‖ pero la retoca de una manera original. Hemos visto cómo esa tradición

ubicaba las intenciones de santidad antes   de la justificación. Estaba basada en lanoción de que cierta clase de evidencias externas de las propias aspiraciones morales(buenas obras) eran el prerrequisito para una real justificación. En 1738 y después,Wesley invierte este orden 180 grados. ―Toda buenas obras siguen después de la

 justificación‖   la justificación, por lo tanto es solamente para aquellos que no tienen

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ningún mérito propio que los justifique. ―Tal como soy sin más decir…‖ es un

auténtico sentimiento evangélico.

Wesley tiene una cuarta pregunta: ―¿De qué manera somos justificados?‖ La respuesta

aquí es por la fe, sin condiciones necesarias de antecedentes previos de obediencia a la

ley moral. Y ¿qué es fe? No es solo una creencia en Dios (esto es mera ortodoxia y losdemonios son ortodoxos). Sino que es ―una confianza y seguridad de que Cristomur ió por mis pecados, que ël me ama, y se dió a sí mismo por mí‖   La fe es lacondición necesaria para la justificación.

Ahora analizaremos el otro sermón: ―La Salvación según las Escrituras‖, este es una

formulación más madura que realiza Wesley sobre ―Ofrecer a Cristo‖, reflexionado

después de veinte años de desarrollo de su pensamiento y en pleno fermento delavivamiento metodista. En este sermón la pregunta central se abre en tres: ¿Qué es lasalvación?; ¿Qué es la fe salvadora?: ¿Cómo somos salvados por la fe?. Las respuestasde Wesley son básicamente las mismas de antes, pero han sido mucho más pulidas y

han ganado en clarificación y matices alternativos gracias a las reacciones y malosentendidos que sufrió tanto de críticos como de seguidores.

Para comenzar, Wesley remarca la  gracia previniente   (la cual puede ser resistida yrechazada por el ser humano), y argumenta que esta es una explicación de lainiciativa divina mucho más ajustada que la que realiza la doctrina de lapredestinación y de la gracia irresistible.. El repite su aforismo de que ―justificación esotra palabra para perdón‖  y luego se atreve a internarse en el conflictivo terreno de lainterconexión entre justificación y santificación. Él niega que estos dos sean dosaspectos diferentes de un mismo evento, y cuidadosamente ubica la santificación

después   de la justificación en el orden ontológico de la salvación. Estas son, sinembargo, concurrentes en el tiempo. Cuando somos perdonados, nacemos de nuevo .De esta manera Wesley puede hablar de un relativo cambio en el status del serhumano ante Dios (justificación), cambio de status que ni moravos ni puritanosadmitirían en ningún caso. Pero Wesley insiste en agregarle un énfasis especial alcambio real que tiene lugar en nuestros corazones, vida y amor, cuando nosconvertimos en ―nuevas criaturas‖. De esta manera Wesley interpreta la salvación

como un proceso  que comienza con la justificación pero que continua de allí en más amedida que la persona regenerada crece en gracia hacia la santificación como meta.De esta manera, justificación es lo que Dios hace  por  nosotros. Santificación es lo queDios hace en  nosotros. Con la justificación ganamos  el favor de Dios. La santificaciónes el proceso de vida a través del cual buscamos retener  ese favor. La justificación es elumbral de la fe. La santificación es su plenitud.

Este proceso de vida, no es para nada plácido, ni tampoco un evento triunfante y garantizado. Este concepto rechaza cualquier noción de la doctrina calvinista de―perseverancia final de los santos‖ (una vez salvos, siempre salvos). El cristiano no

debe cometer pecado por voluntad propia. Si lo hace, este pierde el favor de Dios yvuelve a su estado previo a la justificación. Porque el impulso y el poder del pecado noes destruido   en la justificación o regeneración. Este es solamente ―suspendido‖ Los―pensamientos errantes‖ (las tentaciones) permanecen, y el cristiano debe convivir

con ello en términos de arrepentimiento diario, diaria renovación de la fe y diarioejercicio del amor.

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De esta manera, Wesley entendió la justificación como el trabajo de Dios para elarrepentimiento del pecador, a través del sacrificio mediador de Cristo y a causa solode sus méritos, el cual debemos aceptar bajo nuestra responsabilidad. Pero en estamisma transacción existe también un trabajo de la divina gracia en  el corazón y en ladisposición moral del pecador. Wesley llama a esto ―regeneración‖ o ―nuevo

nacimiento‖, es el comienzo de la real restauración de nuestra ―justica original‖impartida  por Gracia de Dios.

 Justificación y regeneración, son así dos aspectos del mismo derrame misterioso de laGracia. Es ambiguo y confuso si borroneamos esta distinción entre la acción de Dios

 por  el pecador (reconciliación en amor) y la acción de Dios en  el corazón perdonadodel pecador (restauración y responsabilidad moral del poder humano para evitar odesistir de la intención de pecar). Como seres humanos no tenemos parte alguna ennuestra justificación ante Dios, excepto el acto pasivo de aceptar y confiar en losméritos de Cristo. Pero, sí tenemos una parte crucial que jugar en la tarea de ―crecer

en Cristo hasta la estatura del hombre perfecto‖.Una teología fundamentalista casi siempre puede ser identificada por su preocupaciónpor la salvación pero indiferente a la responsabilidad humana en la consecuente luchapor la justicia de Dios en toda la vida y sociedad humana. Contrariamente, puedesencontrar el discurso de la teología liberal en su interés por la agenda moral y socialdel cristiano, con una relativa indiferencia de los fundamentos sobre los cuales esaagenda se sienta. El liberal habla fácilmente de Cristo como ejemplo y maestro, perotiende a tartamudear cuando se lo interroga sobre alguna idea evangélica de sacrificiomediador. Esta es la razón por la cual los fundamentalistas, y los liberales han tenidouna presencia por demás tenue en la tradición cristiana, por eso hemos visto a Wesley

tratando de ponerlos juntos y sostenerlos unidos. Creando una síntesis.

El primer punto de Wesley es que sin justificación tenemos el poder de pecar aúncuando tratemos de no hacerlo, ciertamente, estamos muy ocupados en el ejercicio deeste trágico poder. La justificación es la aceptación de Dios de esa persona pecadora, acausa de los méritos de Cristo. Nuestra parte en esa transacción es una fiel yagradecida aceptación de la aceptación de Dios. Regeneración es también una acciónde la Gracia y con ella viene el crudo comienzo de un poder restaurado para evitar odesistir de los ―pecados conocidos‖.  Esto nos abre la posibilidad de una salvacióncompleta, una completa humanidad (―santidad de corazón y vida‖). El regalo de un

poder restaurado para no pecar es también la acción de la Gracia y todo esto esmerced a la más pura e inmerecida misericordia de Dios. No tenemos nada de queenorgullecernos en esto. Nuestra parte es la gratitud! Estos son los efectos delministerio del amor reconciliador de Cristo y de la renovada y activa presencia delespíritu santo en nuestros corazones, guiándonos hacia la libertad, la verdad y elamor. Esta respuesta incluye el reconocimiento de que vivimos, verdaderamente en  Cristo y con Cristo y que la vida cristiana es la participación junto a Cristo en sumisión en el mundo. Esto significa vivir y morir santamente, significa una teología dela Cruz y una teología de la Gloria. Todo esto y aún más, se halla implicado en lapintoresca metáfora de Wesley de ―ofrecer a Cristo‖.

En nuestros días finalmente estamos comenzando a descubrir el cambio radical que hatenido y está teniendo lugar, en la conciencia moral del hombre moderno. Podemos

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ver la rápida erosión que ha sufrido la antigua conexión que existía entre ansiedad yculpa. El nivel de ansiedad permanece tan alto como nunca en esta sociedad, pero unopuede percatarse de la disminución del sentimiento de culpa condenatoria frente aDios. Las consecuencias de esta reversión son difíciles de imaginar, pero una cosa esevidente: un evangelio enfocado solamente desde el punto de vista de la antigua

metáfora forense es recientemente irrelevante. Resulta inconducente hoy en díadecirle a la gente que sus pecados son perdonados, cuando ellos realmente no sientenculpa (al menos no en el sentido tradicional) sino solamente ansiedad y victimización.

Cada vez es más aburrido proclamar ―tú eres aceptado‖ a gente a la que ya le han

dicho que ellos deberían haber sido aceptados por derecho, hace mucho tiempo.Ahora los evangelistas cristianos deberían darse cuenta que necesitan encontrar unamanera de predicarle el evangelio a los ―sin culpa‖, a aquellos que ya no están

contritos pero sí se encuentran desesperanzados. Debemos buscar y hallar una nuevaversión del antiguo evangelio de la Gracia y la Esperanza. Así como Richrad Niebuhr

debió recordarnos, que ya no hay más evangelio (si alguna vez lo hubo) que nos hablede un Dios sin ira, que trajo a los hombres sin pecados, un reino sin juicio, a través deun cristo sin cruz. Porque es cierto que aquellos que no siente culpa ya no necesitanun evangelio de absolución forense, es también cierto que aquellos que se encuentrandesesperanzados necesitan algo mejor que ―experiencias cumbres‖ o episodios de

―conciencia expandida‖. ¿Qué clase de evangelio es el que ensalza la libertad y la

felicidad dentro de los irónicos paréntesis de la transitoriedad y la muerte? ¿Quédebemos esperar ahí si mi más alta aspiración nunca llegará a una realización plena?

Supongamos que dejamos la metáfora forense de lado (como creo que debemos hacer) y nos volvemos, como han hecho muchos, a las metáforas terapéuticas, como en el

movimiento de consejería pastoral. Debemos remarcar que esto sería un definitivoavance de ser bienvenidos e incorporados a nuestra teología, ética y demás.. Pero seríaobvio que la terapia   en todas sus imágenes connota mejoría   y no completa autorealización de salvación. Supongamos que determinada terapia es exitosa (lo cual porsupuesto es la única manera de hablar de terapia). Supongamos que las energíasfísicas reprimidas de un neurótico son liberadas y sean nuevamente disponibles parala auto expresión. Supongamos que los grupos oprimidos son liberados, comoseguramente ellos deberían serlo. ¿Entonces qué? Terapia o liberación o cualquier otracosa nunca termina en sí misma. Son solo medios. ¿Pero medios para qué fin que nosean la eterna felicidad humana? Y qué nos asegura que esos fines pueden ser

logrados a través de estos medios?

Más allá de la corte jurídica  y la clínica , el hambre humana por la felicidad seextiende hacia algún poder soberano que realmente se preocupe y seaverdaderamente soberano, que es más que un ideal raquítico o una aspiraciónhumana que es finalmente burlada por la transitoriedad y la muerte. Las buenasnuevas que necesitamos escuchar es que ―Dios amó tanto al mundo que se dio a sí

mismo para que el mundo (y nosotros) no se pierda sino que tenga vida eterna (elpotencial humano completo aquí y más allá)‖   No hay nada de forense en este texto yllega mucho más lejos que cualquiera de los temas corrientes que conozco sobreexperiencias cósmicas que intentan salvar a la humanidad de su desorientación.

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Sin embargo el evangelio del amor y el perdón, de la misericordia y la gracia aún estávivo y nunca fue tan desesperadamente necesitado por esas almas sin culpa cuyaausencia de sentimiento de culpabilidad ha ayudado a su desesperanza final.Arrepentirse  (dejar que el espíritu Santo te enseñe la real vedad acerca de tu pecado,tu necesidad, tu potencialidad)! Creer   al Evangelio, aceptar tu dependencia de los

regalos de amor y gozo ofrecidos libremente por Dios. Ir hacia la santidad  (el amorperfecto a Dios y al prójimo) y espera ser hecho perfecto en amor, en esta vida.

Con una fe y esperanza como esta deberíamos buscar hacia dentro llenos de suGracia, las provisiones de Dios para nuestra auto aceptación y auto afirmación.Deberíamos también, al mismo tiempo, buscar hacia afuera,  hacia todas aquellastareas que requiera la necesidad humana y el imperativo del amor sacrificial.

Así seríamos realmente ―nuevas criaturas‖. El viejo embrutecimiento de la vida habríamuerto. ¿Podrías sugerir una mejor definición de la vida cristiana que esta?

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Capítulo 4

―Santidad de corazón y Vida‖ 

La mayoría de los no metodistas, y no pocos metodistas estarían sorprendidos por

algunas de las preguntas que se le hacen a un candidato a ser recibido como miembroen plena comunión de la iglesia metodista. La lista es un curioso refrito de variosexámenes que Wesley usaba para admitir a sus propios predicadores en la ―conexión

metodista‖. Cuando uno se da cuenta que estos hombres eran todos laicos, es obvio

que estas preguntas son también aplicables, en principio, a todos los cristianosbautizados y confirmados. El hecho de que hoy se las reserve para los candidatos a sermiembros, no altera el hecho de que, para Wesley, estas eran unas pistas apropiadaspara el examen de todo cristiano serio.

La primera es bastante común, pero luego vienen tres que, ciertamente son verdaderosextraños interrogantes para los jóvenes sensibles e inteligentes de hoy, y por cierto,

para toda la generalidad de cristianos de cualquier edad:

1. ¿Tienes fe en Cristo?

2. ¿Estás yendo hacia la perfección?

3. ¿Esperas ser hecho perfecto en amor en esta vida?

4. ¿Estás haciendo serios esfuerzos para logarlo?

La respuesta requerida para cada caso debe ser afirmativa! Con demasiadafrecuencia, en las actuales circunstancias, estos sondeos dentro del corazón mismo dela auto comprensión de la vida cristiana de una persona, son tratadas de una maneraque apela a la interpretación individual de los candidatos a ser miembros, pocos de loscuales se han preguntado alguna vez en profundidad, sobre la doctrina wesleyanade la perfección como para tener un compromiso claro y responsable a la hora deresponder el ritual. Ni tampoco aún lo tienen demasiado claro los ancianos en laConferencia!

Existen al menos dos razones para esta confusión piadosa. La primera es de un

consenso unánime en la cultura moderna (instruidos como hemos sido por lapsicología profunda junto a un profundo cinismo) que rechaza de plano cualquiernoción de ―perfección‖ y juzga cualquier expectativa de ―ser perfecto en esta vida‖

como un síntoma de una ilusión psicótica. La segunda razón es histórica y estárelacionada con la mayor tragedia en la historia del metodismo: los conflictos del siglodiecinueve que giraban en torno al énfasis de Wesley sobre la ―santidad de corazón y

vida‖ pero con las alteraciones y distorsiones producidas por hombres y mujeres que querían ser fieles wesleyanos sin haber experimentado nada parecido a las batallasteológicas y espirituales como aquellas de las cuales surgió la original síntesis deWesley.

Lo irónico de este proceso (especialmente en América) fue que la piedra angular delsistema teológico wesleyano llegó a ser una piedra en los zapatos de los propios

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metodistas. La doctrina de la santificación wesleyana se distorsionó y comenzó a seruna anticuada doctrina de auto justificación entre una minoría de piadosos metodistasque se consideraban más santos que el resto. Aquel conflicto y sus consecuenciasprodujo el efecto de generar en el metodista promedio una aversión al mero término―santidad‖, ―perfección cristiana‖, ―santificación‖, ni que hablar del rechazo hacia

aquellas personas que realmente profesaban esos logros espirituales.

Por un lado hay metodistas que conozco que realmente están más cerca de la―perfección‖ de lo que ellos mismos se imaginan o admitirían. Y por el otro lado hay

muchos ―maestros de la verdadera santidad‖ que muestran su orgullo de ser ―más

santos‖ que el resto de nosotros. Esta actitud ayuda a reforzar las fobias que los

metodistas medios ya tienen, junto a sus estereotipos negativos innatos. De estamanera, a través de una serie de múltiples ironías, los metodistas hemos sido privadosde un elemento vital de su herencia y como resultado hemos empobrecidoespiritualmente. Nuestro tradicional énfasis sobre la ―vida espiritual‖ es más ambiguo

de lo que debiera ser y nuestros tradicionales compromisos con la reforma social sonmenos eficaces. Lo peor de todo es que estamos desconcertando y confundiendo a losno metodistas con esta desintegración de una gran tradición.

Es por este motivo que la tarea de hablar sobre el tema de la ―santidad de c orazón yvida‖ a una audiencia de cristianos contemporáneos, a uno le da ese extraño

sentimiento de que comienzan a escuchar ya sobreexpuestos al mal entendido. Misituación acá me recuerda una de las tantas historias apócrifas que abundaban enRoma sobre el Papa Juan XXIII, antes de ser Papa (en realidad cuando era nuncioapostólico en París). En un banquete para el cuerpo diplomático, Monseñor Roncallifue sentado cerca de una dama exuberante que lucía un vestido de estilo, digamos

minimalista. Cuando fue servida la fruta ella no aceptó, pero Monseñor Roncalli lainstó a tomar una manzana. Cuando la dama le preguntó por qué, le explicó quehabía sido una manzana la que ayudó a Eva a darse cuenta de su condición!

Sin embargo, yo tomaré coraje en esta aventura del innegable hecho de que JuanWesley creía y enseñaba una doctrina explícita de la ―santidad‖ como la meta y

coronación de la vida cristiana, y si esto te trae problemas, deberás tratar deresponderte ¿por qué estás rechazando o ignorando lo que él consideraba nosolamente como esencial sino como culminante?. Los puntos irreductibles que podíandefinir para Wesley los fundamentos cristianos mínimos eran:

1) Pecado y arrepentimiento (autoconocimiento); 2) justificación y perdón (certeza);3) ―santidad de corazón y vida‖. ―Santificación‖, ―Amor perfecto‖, Perfección

cristiana‖, eran todos sinónimos en su vocabulario que referían a ―santidad‖, y él los

fue usando a través de su trabajo evangelístico, insistiendo en que era la misiónespecial de los metodistas mantener y ―esparcir   – esta doctrina de –  la santidad bíblica

 por toda la tierra ‖. 

Es importante, por lo tanto, comenzar siempre con la primera conversión de Wesley(1725), una conversión a los ideales del ―vivir santamente‖, y recordar que de ahí e nmás él nunca abandonó este ideal, aun cuando nuevas experiencias  – como la del

corazón ardiente de 1738- fueron complicando bastante esta interpretación. Lasemilla de la idea de la santidad fue plantada en su mente por su madre Susana en la

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parroquia en Epworth. Uno de sus textos favoritos de espiritualidad era La batalla

espiritual de Lorenzo Scupoli o Juan de Castaniza. La semilla fue floreciendo bajo elestímulo de Jeremías Taylor, Tomas de Kempis, William Law y otros. Pero, su idea deperfección como un  proceso dinámico   con una meta móvil o flexible, no adquiriómadurez hasta que Wesley finalmente encontró su camino de retorno hacia las

 grandes tradiciones espirituales de los Padres orientales, tales como Clemente deAlejandría, Gregorio de Niza, Macario de Egipto, y otros. Los primeros frutos de estosdescubrimientos pueden ser vistos en su gran sermón ―La circuncisión del corazón‖del cual no tenemos ningún registro antes de 1738. Este fue escrito en diciembre de1732 y predicado en la Iglesia de Santa María, el 1 de Enero de 1733 (que no era díade Año Nuevo en el calendario de la época). Se ha prestado muy poca atención alhecho y sus implicancias de que Wesley nunca descartó ni retocó este sermón. Esteaparece en su texto original, pero fuera de su orden cronológico en el Volúmen II de―Sermones en varias ocasiones‖  del año 1748, como el número 13.

Es verdad que, aquellos días, 1725-1738, Wesley solía ubicar erróneamente la―santidad‖ (las puras intenciones ) antes de la justificación, como una etapapreparatoria para esta. El obispo George Bull y la mayoría de los anglicanos desde Bullhasta Tillotson habían hecho lo mismo, y Wesley los criticaría más adelante. Uno delos giros más decisivos después de 1738 fue el cambio en ese orden. A partir deAldersgate la justificación siempre se ubica primero, sin necesidad de una santidadpreparatoria o mérito de ninguna clase como condición para la salvación humana.Esta relación entre justificación y santificación fue el tema crucial que había emergidoprimero en relación a Wesley y los hermanos moravos en Georgia. Fue también eltema central que dividió a Wesley y Whitefield cuando recién comenzaba elavivamiento. Fue el tema por el cual Wesley y el Conde Zinzerdorf primero chocaron

 y luego se distanciaron definitivamente.

Es fácil para nosotros perder de vista la originalidad de esta visión wesleyana de sola fe y vivir santamente, sostenidas juntas. El hecho de predicar por un lado la ―sola fe‖ y

al mismo tiempo, por otro lado, enseñar a sus conversos continuar en la perfección ¡yesperarla en esta vida! Era algo que los críticos consideraron un extraño equilibrio ypronto lo usaron como una prueba de la inconsistencia teológica de Wesley. Sinembargo, esta era realmente otra de las características ―terceras posiciones‖ que solía

edificar Wesley, y tal vez haya sido la más original de todas. En esta concepción, lasetapas de la vida cristiana puede ser entendida como la siguiente secuencia: 1)

arrepentimiento (verdadero auto conocimiento); 2) justificación por la fe (con laexpiación de Cristo como meritoria  pero no como causa formal , hay que recordar queesta fue el punto central de su guerra con los calvinistas!); 3) regeneración (―nuevo

nacimiento‖); 4) Nutrición y crecimiento cristiano  en intensos grupos pequeños deencuentro buscando…; 5) Maduración en la santidad, siempre en su doble dimensión:

―santidad interna‖ (amar a Dios) y la ―santidad externa‖ (amar al prójimo). Todo ello

lleva a un clímax: 6) ―Amor Perfecto‖ como el más grande don del Espíritu. Todasestas etapas, como nunca se cansó de afirmar Wesley, no son estáticas, nipermanentes, ninguna de estas puede llegar a ser tan completa como para evitar queel ser humano las abandone, ya sea por pérdida de la fe o por ―pecados de  la

voluntad‖, de ahí la aversión que Wesley tenía con la afirmación calvinista de la―perseverancia final de los santos‖ (una vez salvos, salvos para siempre). Lo que más

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importaba de ese ―ir hacia la perfección‖ era que tiene un carácter consistente y unclaro propósito: 1) amor   (a Dios y al prójimo), 2) confianza (en Cristo y en lasuficiencia de su Gracia) y 3)  gozo   (brotando del corazón por la presencia delEspíritu). Esto es el ―vivir santamente‖: amar a Dios y al prójimo con todo el corazón,

confiar en los méritos de Cristo, y vivir alegremente ―en el Espíritu‖. 

Pero esta vínculo vital entre sola fe y vivir santamente ha sido siempremalinterpretado y Wesley ha estado siempre desconcertado por estas malasinterpretaciones. De alguna manera, él nunca pudo darse cuenta del hecho de queaquellos formados por la tradición del cristianismo latino solían interpretar la―perfección‖ como  perfectus (perfecto), como un estado terminado y completo decrecimiento. Mientras que para Wesley, de su propio descubrimiento de los PadresGriegos, la palabra ―perfección‖ significaba teleiosis   (en perfección constante) conhorizontes de amor y participación que se abren siempre más allá  de cualquier nivelde progreso espiritual. Esto parecía tan obvio para él que se permitió un trago de

triunfalismo un tanto presumido:―Se ha observado frecuentemente que (en tiempos de la Reforma) muy pocostenían claro lo concerniente a la justificación y la santificación. Muchos que han

escrito y hablado admirablemente en relación a la justificación, no tenían una

idea clara, o eran totalmente ignorantes de la doctrina de la santificación.

 ¿Quién ha hablado más hábilmente que Lutero sobre la justificación por la fe?

Y quien fue más ignorante de la doctrina de la santificación o estuvo más

confundido en sus conceptos que él? Por otro lado, cuántos escritores de la

Iglesia Romana (como Francisco de Sales y Juan de Castaniza) han escrito tan

bien sobre la santificación, quienes, a su vez, eran completamente ignorantes

sobre la naturaleza de la justificación! A tal punto que la totalidad del cuerpo desus teólogos en el concilio de Trento confundieron santificación y justificación

ubicándolas juntas. Pero le ha placido a Dios darle a los metodistas un claro y

completo conocimiento de ambas doctrinas y el discernimiento sobre la amplia

diferencia que existe entre ambas.‖  

De esta manera tanto ―nuevo nacimiento‖, ―cambio de corazón‖ son para Wesley

efectos concurrentes que se dan junto con la justificación, pero no son lo mismo. Elsentido del inmerecido favor de Dios provoca una transformación interior, una nuevadisposición hacia Dios y hacia el prójimo, una nueva autocomprensión, una nuevaperspectiva y una nueva esperanza. Sin embargo, ―esto es solo el umbral de la

santificación….‖ La vida cristiana continúa desde allí un dinámico proceso denutrición, piedad, actividad y de expectativa de que lo que en la justificación fue dado ,en la santificación sea devuelto  en vida cristiana comprometida en plenitud. Esto es la

 perfección cristiana para Wesley, ―ser hecho perfecto en amor en esta vida‖  aunquesean en el último minuto de la vida.

Es una gran bendición para este pueblo el hecho de que ellos no consideran

ni se refieren a la justificación como algo superior a la santificación, ni

tampoco piensan o dicen que la santificación esté por encima de la

 justificación. Se preocupan por darle a cada una su lugar, otorgando a

ambas exactamente la misma importancia. Saben que ambas están unidas para Dios, y lo que Dios juntó, los hombres no deben separarlo. Así, pues,

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sostienen con igual celo y entusiasmo la doctrina de una justificación plena,

 gratuita y presente por un lado, y la doctrina de una completa santificación

de vida por otro, persiguiendo la santidad interior con tanto afán como los

místicos, y la exterior tanto como los fariseos.

 ¿Qué es, entonces, un cristiano según el entendimiento que Dios haconcedido a este pueblo? Cristiano es aquel que, justificado por la fe, está en

 paz con Dios mediante nuestro Señor Jesucristo, y que, al mismo tiempo,

nace de nuevo, nace de lo alto, nace del Espíritu, interiormente

transformado de una imagen diabólica a la imagen de Dios su creador. Es

alguien que siente que el amor de Dios ha sido derramado en su corazón

 por el Espíritu Santo que le fue dado,17 y que se siente impulsado, por este

mismo amor, a amar a su prójimo, a cada ser humano, como a sí mismo.18

Cristiano es aquel que ha aprendido de su Señor a ser manso y humilde de

corazón, y a contentarse cualquiera sea su situación. Es alguien que tiene

ese mismo sentir que hubo también en Cristo Jesús, que en todo piensa ysiente como él; alguien que se abstiene de toda especie de mal en todas sus

acciones y que no pecará con su boca. Cristiano es aquel anda irreprensible

en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor, y que en sus relaciones

con las demás personas sigue el principio de hacer lo mismo que quiere que

los otros hagan con él, alguien cuya vida entera, todo lo que come y lo que

bebe, sus conversaciones, y cualquier actividad que desarrolle, todo lo hace

 para la gloria de Dios.

Esta es una importante cita de Wesley sobre la doctrina de la ―santidad de

corazón y vida‖ expresada en sus propias palabras. El desarrollo de esta

doctrina (aparte de esta cita) puede reflejarse en una serie de sermones a lolargo de las seis décadas de su ministerio.

1) ―La circuncisión del corazón‖   , donde, como hemos visto, desarrolla suprimera definición de la tradición del ―vivir santamente‖ ;

2) ―La perfección cristiana‖  es un ensayo-sermón que nunca fue predicado, perosí fue publicado, por primera vez en 1741 con el determinado apoyo del obispoEdmund Gibson de Londres, quien quedó impactado con la consistenciadoctrinal del ensayo;

3) ―El pecado en los creyentes‖ es un agregado que Wesley realiza en 1763 a―La perfección cristiana‖  para corregir algunas malas interpretaciones por lascuales acusaban a Wesley de hablar de una perfección sin pecado .;

4) ―El Señor, nuestra justicia‖  (1765), marca la ruptura final entre Wesley y loscalvinistas, lo que es decir, con la mayoría de los evangélicos, y no-conformistasque estaban dentro de la Iglesia Anglicana. El tema de choque era entre la causa

formal   y la causa meritoria de la salvación. Esto hoy les podría sonar a unasutileza muy fina, pero no lo sería si se acercaran más a las discusiones (porejemplo leyendo los debates en Trento y a Bellarmine y Davenant). En definitivaes el mismo debate dado entre los temas salvación dada  o salvación adquirida ;entre la predestinación   y la   gracia previniente. La ―causa formal‖ para los

calvinistas implicaba la predestinación, mientras que la ―causa meritoria‖,

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implicaba la ―previniencia‖ de Dios y el sinergismo (obra) humano. La primera

es protestante, la segunda es católica. Y Wesley, después de una generaciónentera de predicación evangélica sobre la Justificación, continua insistiendo enque la muerte de Cristo es la causa meritoria  de nuestra justificación, pero no la

causa formal . Y esto lo deduce del primordial pacto de Dios de que aquellos que

lo aceptan serán salvos, pero aquellos que lo rechazan, no.

5) En el sermón ―Trabajando para nuestra Salvación‖   (1785) se halla laexposición más clara del ―sinergismo‖ de Wesley y, tal vez, su exposición más

cuidadosa y detallada sobre ―sola fe‖ y ―vivir santamente‖.

6) El último sermón que citaremos marca el climax de nuestra serie y es tambiénel último sermón de Wesley publicado durante su vida, se trata de ―El vestido debodas‖ . Confieso que hasta hace poco tiempo, no me había dado cuenta que estaparábola muy particular había sido usada como argumento definitorio tanto porlos partidarios de la ―sola fe‖, como los del ―vivir santamente‖. ¿Qué significa el

vestido de bodas? Para los calvinistas significaba la ropa inmaculada de la justificación de Cristo, arrojada como una manta sobre los trapos inmundos denuestra condición pecaminosa. Para los anglicanos, en cambio, el vestido hasignificado la santidad misma, obtenida por el carácter moral de los cristianossostenidos por el don de la gracia de Dios y su demanda de vivir santamente. 

A pocos meses de su muerte, Wesley restituye su convicción básica, expresadapor primera vez en 1725: que ―el vestido de bodas significa santidad, ni más ni

menos‖ , la santidad expresada en Hebreos 12, 14 ―sin la cual ning ún ser

humano podrá ver al Señor‖   ¡Has alguna vez predicado sobre esta parábola o

escuchado predicar de esta manera? ¿Has considerado cuanto importa estetema hoy?

La santidad como una visión del potencial humano es una idea fácilmentedeformable, por eso puede verse a Wesley luchando contra sus malos entendidosen su: ―Un sencillo resumen de la perfección cristiana tal como la creyó yenseño el Rev, Juan Wesley entre los años 1725 y 1765‖   Y más allá de esosaños también, porque se hicieron seis ediciones entre 1766 y 1789. Existetambién aquel hermoso panfleto de 1762, titulado: ―Advertencias y directivas

dadas a los maestros en las Sociedades Metodistas‖. Los  ―maestros‖   (deperfección cristiana) recibían seis advertencias altamente relevantes: 1) Contrael orgullo y auto justificación; 2) Contra la hija del orgullo: el entusiasmo  (definido como el buscar la felicidad sin someterse uno mismo a susprecondiciones necesarias); 3) Contra el antinomianismo   (hacer lo que unoquiere, sin cuidado); 4) Contra el pecado de omisión  (cansarte y pensar que loque ya hiciste es suficiente); 5) Desear algo más que a Dios; y 6) Contra el cisma  (que para Wesley era algo como una hostilidad disfrazada de piadosa).

Obviamente estas ―advertencias y directivas‖ fueron oportunas y apropiadaspara no pocos casos de auto justificación y de elitismo espiritual. Más aún, fueeste síndrome de auto justificación entre los partidarios del ―vivir santamente‖

que llevó finalmente al metodismo oficial a arrojar al bebé de la verdadera

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santidad, junto con el agua sucia de la ―segunda bendición‖  (doctrina ajena alpensamiento wesleyano)!!

Ahora bien no tengo que contarles que hoy en día estamos en medio de otrovalle de decisiones. Nuevas formas de ―santidad‖, ―pentecostalismo‖,

―entusiasmo‖, renovación carismática‖ y elitismo espiritual, estándesparramando la virulencia y confusión que suelen venir por lo general junto alos avivamientos religiosos. Muchos líderes de la Iglesia Metodista Unida en losEstados Unidos (obispos, predicadores, burócratas) y líderes de otras iglesiastambién, están reaccionando frente a esto, como lo hicieron los líderesanglicanos frente al metodismo en el siglo xviii.

Existen, evidentemente cristianos enfáticos en nuestro medio que tienden enverdad a la división.  ¡Pero así también lo eran los primeros metodistas! Existeun vasto número de cristianos nominales entre nosotros.. ¿Por qué entoncesdebería molestarme cuando un hablador en lenguas o un ―jesusista‖ me dice en

tono amenazador que estoy perdido, o que él es más santo que yo? Obviamente,por una sola razón, porque mi propio orgullo espiritual y vanidad personal seofende, lo que significa, que estos tienen entonces parte de razón !!

Pero la real tragedia es que la mayoría de nosotros no hemos podido aprehenderla distinción crucial que hace Wesley entre los dones extraordinarios  del espíritu(sanidad, glosolalia, profecía, discernimiento de espíritus, etc.) con los frutosordinarios  del Espíritu, (amor, gozo, paz, paciencia, bondad, fidelidad, gentileza,

 y auto control) los cuales rigen todo en la vida cristiana, incluyendo a los dones

extraordinarios. Existe mucha gente en el mundo cuyos dones extraordinarios  

del Espíritu, sobrepasa sobremanera los míos, y yo debo regocijarme siempre porsus talentos. Sin embargo, tengo el derecho y el deber de mirarlos críticamente – 

no en términos de sus ―dones‖, pero sí en función de sus ―frutos‖- y ellos debenestar deseosos de que sus dones sean juzgados por las virtudes cristianas―ordinarias‖ que son normativas para todo creyente. En el momento en que unoes impaciente, o desapacible, o intolerante del progreso espiritual de los otros,sea del lado que sea (los pietistas criticando a los activistas, los activistasmenospreciando a los pietistas, etc.) en ese  momento, aún los más santos varoneshan caído en un cristianismo degradado, no importa la doctrina que profesaran.

Que nosotros aprendamos a gozarnos en todos los dones extraordinarios; que

ellos aprendan a arrepentirse de cualquier tipo de orgullo espiritual que ellospuedan descubrir en sus corazones. Que ambos podamos cultivar los frutos

ordinarios   del Espíritu y regocijémonos cuando los hallemos. ―Si tu corazón es

como el mío, dame tu mano ‖ esto es lo que Wesley entendía por ―espíritu  católico‖ . Si la Iglesia Metodista no puede acoger en su seno a los conservadoresde derecha, como acogió a los ―profetas‖ de izquierda, entonces estará probando

a sí misma, ser menos ―católica‖ de lo que alguna vez Wesley supuso debería ser

una iglesia para llevar el nombre ―Iglesia‖, en lugar de ―secta‖.

Sabemos (o nuestros predecesores liberales sabían) la distorsión que sufrió la

doctrina wesleyana de la santidad al punto de llevarla a su quiebre y abandono.Wesley mismo no usaba la frase ―perfección  sin pecado‖, pero no se protegió

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suficiente y cuidadosamente contra esta idea, como hubiese sido necesariohacerlo. Por ello esta resurgió fuertemente en el Movimiento de SantidadMetodista, con un matiz distinto a la noción de  perfección, como un proceso

siempre perfectible , sino enfatizaron la perfección como algo acabado perfección perfecta .

Luego vino una muy dudosa distinción, en la que aún hoy se insiste en ciertoscírculos de Santidad, entre un ―corazón perfecto ‖ y un ―carácter perfecto‖. Porejemplo, en el actual Manual de la Iglesia de los Nazarenos se enfatiza taldistinción: ―El perfecto corazón se obtiene en un instante, como resultado de laentera santificación, pero un carácter perfecto es el resultado de un crecimiento

en la Gracia‖ . También, en la Confesión de los Hermanos Evangélicos Unidos,uno de sus artículos se encuentra más cercano a las distorsiones pietistas delsiglo diecinueve, que a la propia versión de Wesley sobre la doctrina de lasantidad.

Ahora bien, no voy a pretender ser el único metodista desde Wesley en entenderque es lo que él quiere decir con ―santidad de corazón y vida‖ –   Lindstrom,Flew, Sangster, y otros han estudiado esta doctrina con considerableprofundidad. Pero el hecho es que los metodistas americanos modernos hanrelegado el tema al margen de sus intereses, como si la santidad fuera solo otrode los relatos oscuros del siglo dieciocho de Wesley, como su sincera creencia enfantasmas, poltergeists y brujerías. Esto es lo que me parece más trágico porque,después de todos mis días y noches de estar sentado enfrentando a este extrañohombre, escuchándolo y formulándole preguntas, he llegado a creer que éltiene   algo que todos nosotros necesitamos, esto es una visión que es tan

contemporánea como el análisis transaccional (y mucho más realista), unadoctrina que es verdaderamente ecuménica: ―católica, evangélica y reformada‖.

Esta visión de la vida cristiana (compleja en muchas maneras, aunque simple ensu núcleo) podría ayudarnos para la renovación de una iglesia por la queseguimos hablando y orando pero que seguimos negando debido a nuestrasconfusiones partidistas.

Lo que parece obvio para todos es que Wesley estaba obsesionado con ideasacerca de la disciplina y el deber cristiano. Su amplio surtido de ―reglas‖ junto

a sus incesantes exhortaciones a una moral cristiana, todo combina para darnosun cuadro del prototipo de metodista legalista y moralista que todos conocemostan bien y en el que a menudo, también nos convertimos nosotros mismos: unaiglesia cuyo escudo de armas bien podría estar compuesto por una resoluciónrampante de la Asamblea General, sobre una inactiva congregación local, conuna frase en latín en su base Possumus non peccare   (podemos no pecar sitratamos lo suficiente!!). En cualquier caso, lo que parece obvio es que Wesleydebe haber sido un deontólogo  en ética, siempre preguntando por el deber  enasuntos morales, o acerca de las reglas para un auténtica vida cristiana.

Es generalmente aceptado en la historia de la teoría ética y moral, que ladeontología y la perfección cristiana no se llevan muy bien. Tomemos a Kant

(contemporáneo más joven de Wesley) quien estaba convencido que el ―deber‖ y el ―ser‖ no coinciden en esta vida, y siendo tan racionalista como era, concluye

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cincuenta veces él resume ―vivir santamente‖, ―santidad‖, santificación‖,

―perfección cristiana‖, en palabras como estas:

―Qué es la religión entonces? Es fácil de responder, si consultamos laPalara de Dios. De acuerdo a ella, la religión consiste en un solo punto: no

es nada más que amor. El amor ‗es el cumplimiento de la ley, el fin de losmandamientos‘. Religión es amara Dios y a nuestro prójimo;  esto es a cada

ser humano bajo el cielo‖  

Y esto es felicidad y gozo también, el gozo más verdadero y duradero que jamáshayamos conocido. Existen cincuenta y cuatro citas en donde Wesleyexplícitamente compara ―feliz y santo ‖ (o viceversa), esta correlación es

constante a lo largo de sus trabajos y su ministerio.

Es raro, ¿no es cierto? que para muchos de nosotros términos como ―santo‖ y

―santificado‖, nos suenan tan a otro mundo, y sin embargo podemos hablar de

―feliz‖ e ―infeliz‖ sin ningún tipo de problemas. Si yo te preguntara, ¿eres feliz?Tú podrías contestarme ―sí‖ o ―no‖ o ―más o menos‖, pero al menos estarías

comprendiendo mi preocupación. En cambio, si te preguntara ―cuán santo

eres‖, tu pensarías que estoy trastornado.

Sin embargo, ¿sería impertinente realmente preguntarte si amas a Dios tantohasta donde lleguen tus mejores intenciones? Cualquiera de las respuestas quequieras dar a esta pregunta estaría reflejando tu idea sobre la ―santidad interior‖

en el sentido que le dio Wesley. Si, por otro lado te preguntara, ―¿Amas a tu

prójimo, individual y colectivamente, te encuentras activa e inteligentementepreocupado por su bienestar, hasta donde lleguen tus intenciones, tus acciones ytus recursos?‖ Cualquier respuesta a esta pregunta estaría reflejando tus ideas

sobre la ―santidad externa‖. La suma de ambas respuestas nos daría a ambos undiagnóstico confiable de tu concepto y de tu experiencia sobre la verdadera

felicidad. 

Amar a Dios no es solamente un sentimiento amistoso hacia el fundamento delser, ni tampoco son formas de oración y piedad hacia ―el barba que está arriba‖.

Es más bien un descubrimiento de nuestra radical dependencia de la Gracia deDios y de nuestra alegría de saber que es la vedad de nuestras vidas. Significa unsentimiento de presencia divina y de seguridad y bienestar en esa presencia.

Significa nuestro reconocimiento y gratitud por ese inmenso amor de Dios.Significa serenidad en el momento de la muerte, porque sabemos que el amor deDios no puede ser terminarse ni agotarse por la muerte. Y significa, sobre todo,no tener otros dioses propios, dado que el primer mandamiento, es también elúltimo!

Pero los ―poderosos‖ humanos no podemos ―obedecer‖ el mandamiento de

amar a Dios como un simple acto de elección o como un programa de vida parala salvación y felicidad personal. Es por esto que hay tanta confusión en nuestrosdías, acerca de estos programas de auto ayuda, de exaltaciones místicas, y cosascomo esas. Como si todas estas cosas pudieran ser equiparadas con la auténticafe y amor cristianos. Es por esto que el ―vivir santamente‖ no es, estrictamentehablando, un logro humano. ―Lo amamos porque él nos amó primero‖   Es la

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Creador mientras tenga aliento‖ . Lo que ahora podemos ver, es que esta era unareiteración, in extremis, de lo que Wesley había dicho siempre, a lo largo de suministerio, sobre el sentido, el para qué, de nuestro aliento de vida. Para darnuestra entera vida a Él. Esto es ―santidad de corazón y vida‖, y ese fue el

testimonio de Wesley en la vida y en la muerte. Fue, por lo tanto, una última

repetición del tema de aquella primera conversión, ya lejana en el tiempo:

Alabaré al Creador mientras tenga aliento,Y cuando mi voz se apague con el último viento

Seguiré alabando con mi corazón,Así, mis días de alabanza nunca cesarán,

Cuando vida y pensamiento ya no sean más,Aún en lo eterno permanecerán.