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CBA 53 En la estrecha casa de las palabras, en el vagar por sus diferentes estancias a la búsqueda del pan, del asidero, los poemas de Chantal Maillard se abisman hacia la intemperie del adentro. Y no se sustraen ni nos sustraen del dolor, como si tomaran directamente su fuerza y su verdad, por inversión, de la extrema fragilidad de unos hilos precarios, a un paso siempre de soltarse, diluirse en la madeja o romperse. Renuncian a tejer derechamente un estricto jersey de imágenes, regular y apretado, o una gran manta colorida que nos resguarde a todos del frío. Contienen, en su trazado, la ruptura que antecede al tejido. tejer el grito: una teoría del conocimiento ESTHER RAMÓN FOTOGRAFíA MINERVA 1 M. Martínez, «No creo en la poesía como forma de vida, no me gustan las grandilocuencias» [Entrevista con Chantal Maillard], Sur, 6 de mayo de 2007. 2 María Luisa Blanco, «Yo creo que corazón ya no tengo» [Entrevista: Poetas españolas de hoy. Chantal Maillard], El País, Babelia, 16 de junio de 2007. Un concepto clave para aproximarse a la obra de Chantal Maillard es el de huso. El huso es, según el diccionario, «un objeto que sir- ve para hilar fibras textiles. En su forma más simple es un trozo de madera largo y redondeado, que se aguza en sus extremos y que en uno de ellos, normalmente el inferior, lleva una pieza redonda de contrapeso y tope». (Como un lápiz, una pluma con el lado inver- so a la escritura lastrado por el peso del mundo). La poeta explica en una entrevista la noción de huso y de hilo en su escritura: Me refiero a los hilos mentales. Primero están los estados de áni- mo: esos son los husos. Traté de ellos en mi anterior libro (Husos. Notas al margen). Luego, dentro de cada huso, la mente agarra hilos. Un tema, una imagen que se desenvuelve, eso es un hilo. Conduce la mente, nos conduce. Creemos que somos nosotros los que llevamos el hilo, decimos «estoy pensando en», pero es el hilo el que nos lleva 1 . Así, pensamientos y sentimientos estarían hechos de la mis- ma materia, los unos conducen a los otros –y viceversa– y el ser se deja llevar por ellos en sus acciones y parálisis, si es que no se para a observarlos, reconociendo su filiación, con una cierta dis- tancia. No olvidemos que, en su raíz etimológica, «texto» –par- ticipio pasado de la voz latina texo, texui, textum– significa tejer, entrelazar, trenzar, pero también escribir, componer (una obra literaria). En otra conversación, Chantal Maillard matiza la definición: Los husos son parte de una geografía mental, lo que visualmen- te corresponde a cada estado de ánimo. Los veo como un haz de fibras y cada una de ellas es un hilo mental. Podemos saltar de un huso a otro según cambien los estados de ánimo 2 . Con su escritura, la pasividad frente al hilo, frente al huso, se tiñe de la única forma posible de acción: la nota al margen, atenta pero retirada. Para hilar con un huso se toma un copo de alguna

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    En la estrecha casa de las palabras, en el vagar por sus diferentes estancias a la bsqueda del pan, del asidero, los poemas de Chantal Maillard se abisman hacia la intemperie del adentro. Y no se sustraen ni nos sustraen del dolor, como si tomaran directamente su fuerza y su verdad, por inversin, de la extrema fragilidad de unos hilos precarios, a un paso siempre de soltarse, diluirse en la madeja o romperse. Renuncian a tejer derechamente un estricto jersey de imgenes, regular y apretado, o una gran manta colorida que nos resguarde a todos del fro. Contienen, en su trazado, la ruptura que antecede al tejido.

    tejer el grito: una teora del conocimientoEsthEr raMnfotogRafa minerva

    1 M. Martnez, No creo en la poesa como forma de vida, no me gustan las grandilocuencias [Entrevista con Chantal Maillard], Sur, 6 de mayo de 2007.

    2 Mara Luisa Blanco, Yo creo que corazn ya no tengo [Entrevista: Poetas espaolas de hoy. Chantal Maillard], El Pas, Babelia, 16 de junio de 2007.

    Un concepto clave para aproximarse a la obra de Chantal Maillard es el de huso. El huso es, segn el diccionario, un objeto que sir-ve para hilar fibras textiles. En su forma ms simple es un trozo de madera largo y redondeado, que se aguza en sus extremos y que en uno de ellos, normalmente el inferior, lleva una pieza redonda de contrapeso y tope. (Como un lpiz, una pluma con el lado inver-so a la escritura lastrado por el peso del mundo).

    La poeta explica en una entrevista la nocin de huso y de hilo en su escritura:

    Me refiero a los hilos mentales. Primero estn los estados de ni-mo: esos son los husos. Trat de ellos en mi anterior libro (Husos. Notas al margen). Luego, dentro de cada huso, la mente agarra hilos. Un tema, una imagen que se desenvuelve, eso es un hilo. Conduce la mente, nos conduce. Creemos que somos nosotros los que llevamos el hilo, decimos estoy pensando en, pero es el hilo el que nos lleva1.

    As, pensamientos y sentimientos estaran hechos de la mis-ma materia, los unos conducen a los otros y viceversa y el ser se deja llevar por ellos en sus acciones y parlisis, si es que no se para a observarlos, reconociendo su filiacin, con una cierta dis-tancia. No olvidemos que, en su raz etimolgica, texto par-ticipio pasado de la voz latina texo, texui, textum significa tejer, entrelazar, trenzar, pero tambin escribir, componer (una obra literaria).

    En otra conversacin, Chantal Maillard matiza la definicin:

    Los husos son parte de una geografa mental, lo que visualmen-te corresponde a cada estado de nimo. Los veo como un haz de fibras y cada una de ellas es un hilo mental. Podemos saltar de un huso a otro segn cambien los estados de nimo2.

    Con su escritura, la pasividad frente al hilo, frente al huso, se tie de la nica forma posible de accin: la nota al margen, atenta pero retirada. Para hilar con un huso se toma un copo de alguna

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    fibra textil como lana, culpa, sosiego, lino, dolor o algodn y se retuerce una fraccin entre los dedos hasta darle forma de hebra. De tema, de imagen, de pensamiento escrito. La mano que escribe retuerce husos, compone hilos, palabras, razonamientos o fugas que analizan desde dentro el mismo acto de tejer.

    Como si el alma guardase una memoria sin nombres del vagar de cuerpo en cuerpo en la reencarnacin, para Chantal Maillard la existencia consiste en saltar de un huso a otro3 y destruir el m es preciso. No es renuncia [] sino la observacin compa-siva de su permanente y dramtico deambular entre los husos, de huso en huso4.

    Pero en el paso atrs de quien observa el grito, de quien lo toma como materia y lo teje, existe una indagacin, un mirar que no escatima las propias heridas en su camino hacia el conocimiento:

    No tengo problemas en desnudarme, en expresarme en los deta-lles mnimos cuando escribo. [] El compadecer con otros est presente en mi escritura, es un grito de dolor que pertenece al momento de mi enfermedad. Lo que he escrito despus pertenece a una prdida incluso ms consustancial que la prdida fsica, que es la prdida de un hijo. Esa estrategia de la geografa men-tal me permiti distanciarme de m misma. Observarme en la pena, en el dolor, y construir o, simplemente, sobrevivir. Sin esa escritura, sin ese decirme desde la distancia que la escritura pro-cura, no habra sobrevivido a tanta prdida. [] Toda mi vida he observado mi propia mente y mi capacidad de ver el mundo. Todo lo que he escrito ha sido desde la necesidad de observar la capacidad de conocer5.

    El desdoblamiento de quien juega y al mismo tiempo se aparta y contempla el juego desde atrs, con la consciencia de quien ya no participa sino a travs de la contemplacin, se encuentra presen-te en la estructura misma de algunos de sus libros. Puede obser-varse por ejemplo en las notas a pie de pgina de Husos. Notas al margen, que no matizan el texto sino que lo sustituyen para que en el abajo de la pgina leamos, en cursiva, sueos, breves historias, reflexiones que limitan con la abstraccin, desacuerdos o detalles de apertura fundamentados en la puntera, en la flecha separada y certera de lo concreto.

    O en aquellas otras que, en Matar a Platn, dan cuenta, des-de la reflexin filosfica, del accidente que acontece en la pgina. Siempre un desdoblamiento, de accin y contemplacin, de crea-cin y exgesis. Un arriba y un abajo (el llanto es el lmite entre arriba y abajo6). Un pasar, y hacernos entrar, conscientemente, a otro plano para reemplazar las emociones personales por la neutralidad del observador7.

    Esa capacidad (de mirar a los otros, de mirarse mirando) le viene a Chantal Maillard desde la infancia, donde no se experi-menta el desdoblamiento sino la participacin:

    Cuando era nia acostumbraba a quedarme mirando a las per-sonas, en los tranvas por ejemplo; no miraba exactamente, sino que participaba de aquello que miraba. Me introduca en quie-nes tena delante, viva en ellos. Sin ser consciente de ello, por supuesto, simplemente me ausentaba de m. Era una mirada inocente. Una mirada sin sujeto y sin objeto. Casi no era mirada. El juicio, en cambio, es el principio de las diferencias. La mirada que enjuicia, compara, elabora, crea al otro. No me gusta sentir-me otra: el otro siempre est solo8.

    Por eso, en la misma entrevista, a la pregunta de a qu pro-puesta respondera s sin pensrselo dos veces contesta: Vol-ver a la inocencia. Antes del primer error9.

    En una de las notas en el abajo de su libro Husos. Notas al mar-gen, Maillard ahonda en dicha separacin:

    Dnde la plenitud de aquellos das en que el olor de los pinos se confunda con la propia respiracin, la calidez de la piedra con el tacto, el mar rutilante con los propios ojos? Qu fue de aquella inocencia en la que la percepcin, lo percibido y quien percibe era uno y lo mismo? Conciencia suprema, denomina-ba el filsofo de Cachemira a aquella unidad. El largo camino que desemboca en la intuicin mstica, no ser acaso el de un retorno a cierto estado de la infancia? Sed como nios, dijo el hereje de la tribu de Israel. Antes de la separacin de quien percibe con las cosas percibidas. Antes de la diferencia10.

    La experiencia de la soledad y del desarraigo no le result, no

    obstante, ajena. Hija nica de padres belgas, naci en Bruselas en 1951, donde permaneci hasta los trece aos. Ms tarde sus padres emigraron a Mlaga y la autora se nacionaliz espaola en su adolescencia. Pas su infancia en internados, en Bruselas, y despus en Espaa, y de ah le vino la costumbre de la introspec-cin y la escritura:

    Mi madre vino antes que yo a Espaa, y mi abuela trabajaba y era difcil para ella. En Espaa me internaron porque la nia molestaba al padre, yo era un elemento molesto. Conoc a mi padre tarde y nunca hizo oficio de tal. He pasado por interna-dos de muy distinto calado, pero esas experiencias me permi-tieron el descubrimiento de la escritura. En rgimen carcelario belga escrib mi primera novela, tena doce aos, era de capa y espada. Entre los trece y catorce aos escrib una novela social. Lo tir todo, los cientos de poemas, las canciones, todo. Pero el ao pasado, en Blgica, volv a encontrar a un amigo de infancia que vino con un ejemplar de mi primera novela11.

    Doctora en filosofa pura, ejerci como profesora titular de Esttica y Teora de las Artes en el Departamento de Filosofa de la Universidad de Mlaga, vivi un ao en Benars, India (La India: una tierra que corta la mirada y exige luego el pago de la herida), en cuya universidad se especializ en filosofa y reli-gin india.

    El gusto por la filosofa y la poesa se entrevera en sus pala-bras, proyectando en sus aspas recortadas un imposible cruce de caminos en el que lo singular a veces se aparta para verse desde un plano general, distanciado (como en las notas a pie de pgina de Matar a Platn). Para ella,

    la diferencia entre poesa y filosofa estriba en que la poesa trae a la pantalla lo singular, y la filosofa juega con los universales. [] No concibo una filosofa que hable continuamente en terce-ra persona. El pensamiento debe recuperar a la persona concre-ta, al singular que est viviendo con sus emociones. Si la teora pierde de vista al sujeto concreto, no funciona, y yo intento recu-perarlo con el material de mi propia vida. [] El modo potico es receptivo, y el filosfico requiere indagacin; la actitud en filo-sofa es voluntariosa, mientras que la poesa requiere un decai-miento de la voluntad12.

    3 Chantal Maillard, Husos. Notas al margen, Valencia, Pre-textos, 2006, p. 48.4 Ibid., p. 23.5 Mara Luisa Blanco, loc. cit.6 Chantal Maillard, op. cit., p. 26.7 Ibid., p. 92.

    8 Susana Guzner, Es ms fcil controlar los sueos que la propia vida [Entrevista con Chantal Maillard], http://literaturas.com.

    9 Ibid.10 Chantal Maillard, op. cit., p. 34.11 Mara Luisa Blanco, loc. cit.12 Ibid.

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    Entre otros galardones, Chantal Maillard ha recibido el Premio Nacional de Poesa, el Premio de la Crtica de Andaluca, el Pre-mio Leonor de Poesa y el Premio de la Crtica de Poesa Castella-na. Pero no cree en la poesa como forma de vida:

    No me gustan las grandilocuencias. Convertir la poesa, o cual-quier otra cosa, en una forma de vida es ponerle mayscula. No, no lo creo adecuado. Escribir es una actividad. Y escribir en forma potica es una actividad que requiere una cierta actitud. Atencin receptiva, concentracin, cierto tipo de silencio interior13.

    Tampoco concibe

    la poesa como literatura. Creo que hay formas de expresin que nos permiten conectar con el interior ms profundo de nuestro ser, comunicar aquello que no se comunica fcilmente, la inte-rioridad y las emociones, y que para eso ayuda la musicalidad de la poesa14.

    Su obra, en sus propias palabras, no es literatura. Ya no lo es. No puede serlo el tejido del grito, que tomando una imagen de

    Edmond Jabs es como un cuchillo sin mango (que hiere la mano de quien lo blande, de quien desde el interior lo exhala, tanto como a quien lo recibe en el trax, en la escucha). Una bsqueda en el sonido que toma la palabra, una teora del conocimiento (algu-na vez he pensado que si alguien, despus de mi muerte, edita-ra [] mis obras reunidas, me gustara que le pusiese de ttulo Teora del conocimiento15) que articula el grito. Tejido-grito del adentro que se derrama hacia afuera, sbito, enfriado, inevitable.

    En el dentro, sangra. La herida se abre y sangra con el pulso. El grito la abre. O se abre y es el grito. El grito es. Largo, inacaba-ble. Yo lo habito. Habito el grito. Y lo escribo para dejar de orlo, o para orlo menos []. Y lo ocupo. Ocupo el tiempo, ocupo la nada haciendo tiempo para seguir viviendo. Para sobrevivir16.

    En la traza: pequea zoologa poemtica, Barcelona, CCCB, 2008

    Hilos (seguido de Cual), Barcelona, Tusquets, 2007

    Husos: notas al margen, Valencia, Pre-textos, 2006

    Diarios indios, Valencia, Pre-Textos, 2005

    Poemas a mi muerte, Madrid, La Palma, 2005

    Matar a Platn (seguido de Escribir), Barcelona, Tusquets, 2004

    Lgica borrosa, Mlaga, Ediciones Miguel Gmez, 2002

    Conjuros, Madrid, Huerga y Fierro, 2001

    Filosofa en los das crticos: Diarios, 1996-1998, Valencia, Pre-textos, 2001

    El rbol de la vida: la naturaleza en el arte y las tradiciones de la India,Barcelona, Kairs, 2001

    Rasa: el placer esttico en la tradicin India,Varanasi, Indica Books, 1999 [con scar Pujol]

    La razn esttica, Barcelona, Laertes, 1998

    La sabidura como esttica: China, confucianismo, taosmo y budismo, Madrid, Akal, 1995

    El crimen perfecto: aproximacin a la esttica india, Madrid, Tecnos, 1993

    La creacin por la metfora: introduccin a la razn-potica,Barcelona, Anthropos, 1992

    Hainuwele, Crdoba, Ayuntamiento de Crdoba, 1990

    El monte Lu en lluvia y niebla: Mara Zambrano y lo divino,Mlaga, Centro de Ediciones de la Diputacin de Mlaga, 1990

    La otra orilla, Sevilla, Qsyeditorial, 1990

    Semillas para un cuerpo,Soria, Ediciones de la Diputacin Provincial de Soria, 1988 [con Jess Aguado]

    Azul en re menor, Mlaga, Ediciones La Farola, 1982

    13 M. Martnez, loc. cit.14 Susana Guzner, loc. cit.15 M. Martnez, loc. cit.16 Chantal Maillard, op. cit., p. 19.

    ESCUELA DE LAS ARTES 2008

    CURSO DE POESA Y FILOSOFA30.06.08 > 04.07.08

    DIRECTOR JORDI DOCE

    PARTICIPANTES MARTA AGUDO JUAN BARJA JOS MANUEL CUESTA ABAD JORDI DOCE EDUARDO GARCA CARMEN GONZLEZ MARN ARTURO LEYTECHANTAL MAILLARD JUAN MALPARTIDA ANTONIO MNDEZ RUBIO JORGE PREZ DE TUDELA ESTHER RAMN ANDRS SNCHEZ ROBAYNA TOMS SEGOVIA MARIF SANTIAGO BOLAOS

    ORGANIZA CBA UNIVERSIDAD CARLOS III DE MADRID

    Esther Ramn 2008. Texto publicado bajo una licencia Creative Commons. Reconocimiento No comercial Sin obra derivada 2.5. Se permite copiar, distribuir y comunicar pblica-mente por cualquier medio, siempre que sea de forma literal, citando autora y fuente y sin fines comerciales.

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