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i LA FIGURA DE LA MAGA GRIEGA Y EN LAS LITERATURAS LATINA- MANUEL CARCÍA TEIJEIRO Universidad de Valladolid ¿Por qué en las riteraruras crásicas hay magas y, en cambio, no hay, magos? circe o Medea son personajes remeninos conocidoi poriooor, q;.;;;;;';;;.*,i,0"., recuerdo d0 hechizos y encanramienros. No existe, sin "rnborgo, ninguna tiguru ,irluiina que res sel comparable en er domjnio de ras arres nrágicas. Esre con-trasre ñ.;, ;;;j. atencjón si sd !lT::tl,TJ;:T:l::,:li:'j;,l;"lÑ'ra Antigüedad t''" rr'e'¿olnosotros, porqud Los ribros de nragia dc griegos y romanos no han pervivido en forma de nranuscritos, a través de ese largo proceso de copias que ha salvatlo tantas obras Iit.rori*,.¡.ntíficas y téc, nicas. Aquelros libros rueron condenados y destruidos muchas *"".,,uni., que su rransmi. sión quedó definitivamente interrumpidol . con todo, ros papiros2 "ur'tun'proporcionado nruchas piginas de esos manuales prostritos, de manera que podemos hacernos idea fidedigna de lo que contenían y de ra rorma en que estaban redactados. Con f.rccuencia, para rearzar er valor de una receta mágica y la fuerza cle un cncanta term i n ados per.on,¡.r] q u e pasaban por haber r,u" :'rr*';l::l::r: lll l,illll?Jrlfli; es q'e'con dos excepciones, se rrara de hombres, no áe mujeres, r, il;;r;; con nombres extranjeros, egipcios, pcr.sns, hebrcos. Un encantanliento para obtencr un cspír.itu que sirva en todo, lo que en magia se llama un "famiriar", esrá escrito.en rorma ae caira que pnutis, er escriba,"gl"l;"""o a otro per- .sonajc, llamado Heralclo (l(ñpu€, pCM 142-l'95); forma de carra, de un cicrro Nefotes al fa_ raón Psanlético' ticne también una priíctica adivinaturia de lecan.'lanciu-.n"al gran papiro máticrr de P¿rrís (Pc14 lv I-5-1-2ti5); ctl cl rnis¡rr. rkrcument. sc cncue¡lrra mds adelante una fórnrula del rcy Pitis pilra cvocar a los rnucrtos (lV l92g-200-5). Hay, a<Jemás títulos como <Hechizo amoroso de Astrapsuco" (vtr r); <Recctas de Himcrioo (XIr gó); .Encantamiento de Agatocles para enviar sueños> (XII 107); .Esfera de Demócriro, pronOr,i.o de vida y - R.rl""U, ,j"*rcltJel,-... DGICyT pB97-0403, I El crisrianismo insistó. áes<Je luego-,.; iJ;;;.n" de ras arres mágicas, según,puede verse ya en muchos pasrjes ttel NT. Así. Rcr ¡i 9-25: .pi.oJá. o. San pedro ;"; ii;;;i'rgo; I 3. 6_ l2: triunfo de San pablo sobre el mago ar4eJs iÉii,n.rl en..pafos, ¿.i-,.-¿.i,pr"cónsul Sergio Pau lo: r 9' r r -20: fracaso a.e, 1^91cl¡ra¡ ;"ir"r v qr.-r 0., riuior' mrgr;;;;'EiJ;" por valor de 50 000 dracmas de prata; G¿ír.5, 20: ra nJcrriceria ü'oplro*.i"1, "ntre ro, obras ¿ela carne, conrra- rias a las der espíriru; oo n. t-l_ tras er roque ¿.'ir"rpJü der sexto á_nger y ra muer¡e de un tercio de la humanidad' el resro sigue sin arrepentiise de sus c'rímenes, entre ros que se encuentra Ia hechice- li;.il;,il; i i^i:ff :l'#JLT, :t ;;'iil ;; ñ.iir"" r"'n"'".' 2 i, d;; iliri¡"..,o,, en lre ros z Los papiros másicos -griegos han sido editados, con traducción alemana, por K. Preisendanz' papvri Grleca.e niasiTae,z" .¿ -t." n"r 1rH¡"1gr,r, s;;,g"i'ir;;lrezc qz vors.¡. Versión españora de los rexros griegos en J. L. curin'-'ru o. s¿".i.il'i"','or'ii-^ogio en papi- ros griegos, Madrid. Gredos, lsa7. I-u ,roau..iJn'ingr.r^1-"aioau no, .ri.; "il;., The Greek Magic'ur pap¡'ri in Transratirn, u"i"."¡iy "i ó'n].rg"l rsszr, incruye, ademásJe ras versiones de nuevos papiros griegos, t¡s de los ;;;"', ;; ;;;i;; y copro.

TEIJEIRO La Figura de Las Magas en La Literatura Griega y Latina

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magas, brujas y hechiceras en la antiguedad

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LA FIGURA DE LA MAGAGRIEGA Y

EN LAS LITERATURASLATINA-

MANUEL CARCÍA TEIJEIRO

Universidad de Valladolid

¿Por qué en las riteraruras crásicas hay magas y, en cambio, no hay, magos? circe oMedea son personajes remeninos conocidoi poriooor, q;.;;;;;';;;.*,i,0"., recuerdo d0hechizos y encanramienros. No existe, sin "rnborgo,

ninguna tiguru ,irluiina que res selcomparable en er domjnio de ras arres nrágicas. Esre con-trasre ñ.;, ;;;j. atencjón si sd

!lT::tl,TJ;:T:l::,:li:'j;,l;"lÑ'ra Antigüedad t''" rr'e'¿olnosotros, porqud

Los ribros de nragia dc griegos y romanos no han pervivido en forma de nranuscritos, através de ese largo proceso de copias que ha salvatlo tantas obras Iit.rori*,.¡.ntíficas y téc,nicas. Aquelros libros rueron condenados y destruidos muchas *"".,,uni., que su rransmi.sión quedó definitivamente interrumpidol . con todo, ros papiros2 "ur'tun'proporcionadonruchas piginas de esos manuales prostritos, de manera que podemos hacernos idea fidedignade lo que contenían y de ra rorma en que estaban redactados. Con f.rccuencia, para rearzar ervalor de una receta mágica y la fuerza cle un cncanta

term i n ados per.on,¡.r] q u e pasaban por haber r,u" :'rr*';l::l::r: lll l,illll?Jrlfli;es q'e'con dos excepciones, se rrara de hombres, no áe mujeres, r, il;;r;; con nombresextranjeros, egipcios, pcr.sns, hebrcos.Un encantanliento para obtencr un cspír.itu que sirva en todo, lo que en magia se llamaun "famiriar", esrá escrito.en rorma ae caira que pnutis, er escriba,"gl"l;"""o a otro per-.sonajc, llamado Heralclo (l(ñpu€, pCM 142-l'95); forma de carra, de un cicrro Nefotes al fa_raón Psanlético' ticne también una priíctica adivinaturia de lecan.'lanciu-.n"al gran papiromáticrr de P¿rrís (Pc14 lv I-5-1-2ti5); ctl cl rnis¡rr. rkrcument. sc cncue¡lrra mds adelante unafórnrula del rcy Pitis pilra cvocar a los rnucrtos (lV l92g-200-5). Hay, a<Jemás títulos como<Hechizo amoroso de Astrapsuco" (vtr r); <Recctas de Himcrioo (XIr gó); .Encantamientode Agatocles para enviar sueños> (XII 107); .Esfera de Demócriro, pronOr,i.o de vida y- R.rl""U, ,j"*rcltJel,-... DGICyT pB97-0403,I El crisrianismo insistó. áes<Je luego-,.; iJ;;;.n" de ras arres mágicas, según,puede verseya en muchos pasrjes ttel NT. Así. Rcr ¡i 9-25: .pi.oJá. o. San pedro ;"; ii;;;i'rgo; I 3. 6_ l2:triunfo de San pablo sobre el mago ar4eJs iÉii,n.rl en..pafos, ¿.i-,.-¿.i,pr"cónsul SergioPau lo: r 9' r r -20: fracaso a.e,

1^91cl¡ra¡ ;"ir"r v qr.-r 0., riuior' mrgr;;;;'EiJ;" por valor de50 000 dracmas de prata; G¿ír.5, 20: ra nJcrriceria ü'oplro*.i"1, "ntre

ro, obras ¿ela carne, conrra-rias a las der espíriru; oo n. t-l_ tras er roque ¿.'ir"rpJü der sexto á_nger y ra muer¡e de un tercio dela humanidad' el resro sigue sin arrepentiise de sus c'rímenes, entre ros que se encuentra Ia hechice-li;.il;,il; i i^i:ff :l'#JLT, :t ;;'iil ;; ñ.iir"" r"'n"'".' 2 i, d;; iliri¡"..,o,, en lre rosz Los papiros másicos

-griegos han sido editados, con traducción alemana, por K.Preisendanz' papvri Grleca.e niasiTae,z" .¿ -t."

n"r 1rH¡"1gr,r, s;;,g"i'ir;;lrezc qz vors.¡.Versión españora de los rexros griegos en J. L. curin'-'ru o. s¿".i.il'i"','or'ii-^ogio en papi-ros griegos, Madrid. Gredos, lsa7. I-u ,roau..iJn'ingr.r^1-"aioau no,

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rnuerte> (XII 351); (octavo libro de Moiséso (XIII 3). Otras veces es en las observacionesque acomPañan a los encantamientos donde se menciona a los magos famosos. Encareciendolas virtudes de cierta receta, por ejempro, se asegura (pGM rv zi+6 ss.¡:

' Pácrates, el profeta de Herióporis. ra reveró ar empera<Jor Hadriano. en prueba der poderde su magia divina: sedujo en una hora, hizo enfermar en dos horas, mató en sietehoras, envió sueños ar propio emperador, con ro que <iemostró toda Ia verdad de ra ma-gia que poseía. Lleno de admiraiión por el profeia" mandó que lc duplicaran los hono-rarios.

Esta interesante muestfa dc autopropaganda mágica menciona a un mago cgipcio,Pácrates, que debe de scr cl mismo quc intcrvicnc cn la narración dc Lucianot conocida conro<El aprendiz de brujo", tanto por la famosl balatla dc cocrhc como por cl schcrzo sinfónic6de Paul Dukas. otros papiros

'rcncionan a ostancs. cl gran nrago pcrsa (r,cM x]r r22) y a

Zoroastro (XIII 967).Como puede vcrse por cstos cjclnplos, r¡uc po<Jrían rumcntarse. a.jrrz-gur p¡r les ¡rapir6s,

la magia era una cicncia sccrctr¡. cuyos practicir¡ltcs nlis alanlurlos hrLbían sitl,, honlhrcs. [.irexcepción es un pcqucño li'agrttcttto que conticrrc dos rccctas: unA. c()ntrA las infl¿rnl¿rcioncs,atribuida a una mujer siria dc Gádara: otra, contra los tjolores dc cabcza, ¡bra c1c una nragutesalia llamada Filina. Es ilttcrcsante quc cstén cscritas cn vcrso, cn hcx¿ínlctros, y que serrnel documento más antiguo.de nuestros papiros nrigicos. pucs datan de la ópoca de Augusto(PGMxx), mientras que la nrayor parte de esros rcxros son de los siglos III-V d c.a

Hemos dicho ya que cstos nombres de sacerdotcs. de profctas. de faraoncs. pretcndcn, sinduda,conferir una autoridlld inrpresionante a los docunlcntos mágicos que los ostcntan. prlrla misma razón, varios sc diccn trailuccioncs dc tcxtos sccrctos en cscritura jcroglífica, y casitodos utilizan fórnrulas cn un le'nguujc extraño. incomprcnsiblc. Ha de tenersc cn cucnta qucen la época de los papiros csrá yü bien dclinicla la figura dcl 0e ios rir,¡p, <icl hombrc rnila_grero5 que tiene poderes espccialcs adc¡uiridos nietliantc un largo aprcnclizajc,cn el quc sc in-cluyen prácticas ascéticas, conro cl rct¡ro y cl ayun.. Son pcrsonajes quc viajan mucho yconocen a los sabios de paÍscs lejanos, saccr<jotcs cgipcios, rrgnt p.rim y gimn6solistlsde la India. Son, dcsdc lucgo, htxrbres, no nrujcrcs, caractcrizados por rasgos conrprcjos,donde se mezclan las caraclcrísticas dcl filósolt¡, las dcl hombre dc Dios, quc"cnscña prcccp-tos religiosos' y las dcl enlbauca<jor o charlatán. No cabc duda de que algunos de cllos obtu-vieron éxito popular muy considcrable. Es, pues. comprcnsiblc guc la pÁpaganda dc la mu-gia aprovechara las posibili<Jailcs quc ofrccían ralcs pcrsonajcs. Por orra purt., t6 pretcnsio-nes que la magia podía tencr como ciencia encajaban en los presupuestos de la astrología yde la alquimia, además de cncontrar cierta justificación tcórica cn las corrientcs filosólicas tlcla época' como las de neopitagóricos y neoplatónicos. cspecialmentc interesados en la tcur-gia, es decir, en la posibilidad de realizar milagros y portcntos gracias a un conocimientoadecuado de la Divinidad.

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3 Philops,34-36, dondc recibc el nombre de pÍncrares.4 Hay varios estudios dedicados a este interesante papiro. últimarnente, Chr. A. Faraone,

<The Mystodokos and the Dark-Eyed Maidens: Mulriculrural Influences on a Late HellenisricIncantation>, en: M. Meyer - P. Mirecki (eds.), Anc'ierrr Magic untl Rituul pttwer. Leiclcn 199-5,pp.297-333; M. w. Dickie, <The lrtentity of philinna in the philinna papyrus,, zpE lo0, lgg4,pp. l19-122.

5 L' Bieler, Oeios ciuip. Das Bit¿t tles ogiittlit'hen Mcnscltenu in Spiitantike und Früchristen-r¡n¡, Wien 1935-1936 (2 vols.).

I,A FIGIJRA DE LA MACA EN LAS LITERATURAS GRIEGA Y LATINA I83

Todo este ambiente favorecía la noción del mago como poseedor de poderes extraordina-

rios porque conocía una doctrina secreta. La magia es algo mqy serio, sublime incluso, que

esrá muy por encima del concepto que de ella tiene la gente ignorante. Por esa razón, se

evita adscribir ese saber esotérico a las magas popularizadas por la literatura. Poner una rece-

ra o un encanramiento bajo el patrocinio de Circe o de Medea hubiera sido declararlas pura

fábula, quirarles credibilidad. Con igual intención, quienes hoy se dedican a prácticas de esta

clase.suelen rehuir la terminología tradicional y procuran servirse de un vocabulario nuevo,

que calca los procedimientos habituales del lenguaje científico. Utilizan palabras compuestas

basadas en el griego y hablan de parapsicología, de telequinesia, de telepatía o de psicofo-

nía6.

Es verdad quc ülgunos dc aquellos nrilagreros que hemos mencionado aparecen también

cn la literatura, pcro sc trata entonccs de biografías, de escritos laudatorios o polémicos, de

alusiones o relatos quc prctcndcn scr históricos. Basta recordar Ia biografía de Apolonio de

Tiana, compucsta ¡ror Fikistmto, o los cscritos de Luciano sobre Alejandro de Abonutico, cl

falso ¡rrgfcta,9 sr¡brc Percgrino. Yl rlucho antcs los gricgos habian conocido otros pcrsonil-

.¡cs clpaccs dc ltaccr ntilagros. u¡r T.altlloxis, un Aristcas, un Abaris, un Epimónidcs, quc

han siclo intcrprctlilos corn<t rccucrtlos tJc antiguos chamanes. Uno de los prcsocriiticos nris

intcresantcs, Ernpótiocles, mucstra t¿rxbión rasgos parecidos. De Pitágoras y dc Denlócrito,

el filósofo atomisrr, se lormaron pintorcscas icyendas, como es bien sabido.

Este casi absoluto preclontinio nrasculino cn los documentos mágicos contrasta con los

testinlonios de la litcratura tradicion¡l7. Ante todo, hay que recordar que, si no ha existi(lo crrl

cl mundo clásico un dios de la magia, sí ha habido una diosa, Hécate8, a la quc aludcn nru-

chas vcces ¡os poctas. Su origcn es dilícil de precisar. Es verdad que no se nlcnciona totllvía

en los pocmas honlóricos y que cn Hesíodo ticne un carácter diferente, pero cs digno dc atc¡r-

ción que la ¿iosa rlcl mundo infernal, Perséfone, que luego tenderá a conftrndirsc cotl lit

misma Hécate, tettga un papcl nrás activo quc su marido, Hades, en cl fantoso c¡lisodio tlcl

canro XI uJela Odiseu cn quc Uliscs evoca a los muertos para prcguntar it uno clc cllos' cl

a<Jivino Tircsias, cómo podrii rcgrcs¿tl a su hogar. Tras el viaje por nlar des<Jc la isla dc Circc

a los con'fincs dcl Océano, doncle siernpre es de noche y no brilla nunca el sol, cl héroe dc-

sembarca con sus cornpañcros, abre una fosa en el suelo, ordena desollar y quemar las reses

sacrificactas y pi<Jc que se dirijan prcccs a las divinidades infernales, el poderoso Hadcs y la

rerrible Perséfone (XI a6 s.). A partir de ahí, sin embargo, cuando ulises entra cn contacto

con los e i6otra, con las sombras o fantasmas cle los difuntos, la divinidad masculina, Hadcs'

que es el dios quc teóricamente impera en aquel mundo, se desvanece y todas las referencias

ó Cf. M. Carcía Teijeiro, oConsideraciones sobre el vocabulario técnico de la magia"' en:

corolla Contplrúensis in tttcnvtriant /. s. I-¡rs.ro dc lo vega contexta, Madrid 1998. pp. 99-104.- 7 Sobre'm;rgia y literatura ctásica, cf. el inreresante anículo de.S. Eitrem, "La magie conrmc

nrotif littéraire cñez les grecs er les romainso, SO 21 ,1941, pp.39-83. El capítulo Vl del libro de

F. Craf, kt ntttgic dans-l'untiquité grócn-rttnninc, Paris 1994, pp. 199-230, contiene indicacio'

nes bibliográfiias útiles y rrata ipp.2ll-216) la cuestión del sexo de los practicantes de la r¡a-

gia. También A.-M. Tupei, pt uru,gi" dans la poésic latine I: Des origines d lafin du régne ¿'Au¡4us-

¡¿, Paris 1976.-'1- to bibliografía sobre ella esrá cómodamente recogida por H. Sarian^en s.u artículo del

Lc.ricon lconogit¡thicurn Mytho!.giuc Classicoe, vol. VI, Zürich-München 1992, l' 985-1018' y

2, 654-673 (láminas).

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It

t84 MANUEL GARCfA TEIJEIRO

postcriores apuntan a que es su esposa, Perséfone, quien de verdad manda allí9. EIla, y noHadcs, es quien envía al héroe la sombra dc su madre Anticlea, que había fallecido sin que éllo supiera, durante su larga ausencia (213 s.,217). También es Perséfone quien permite quesc prcscnten Ias almas de las heroínas muertas, que ve Ulises (225 s.), y quien Iuego lasrlispcrsl (3tt-5 s.). Al final, el héroe no sigue hablando con las sombras de Ios mucrtos, queircr¡tlcn clc todls partes con extraño griterío, pues siente temor de que Pcrséfone le envíe desde

los inlicrnos la tcrrible cabcz-a de Medusa (63a s.).

l)cs¡rués dc Ilomcro, Persófone continúa siendo una figura mucho más interesante que latlc ll¿rdcs, quc apcnas cucnta en los relatos míticos (el único en que representa un papel prin-crpal cs prccisamcnte cl del rapto de Perséfone), lo cual explica que en el folklore y en lastrpcrstición popular haya acabado por ser reemplazado por otro personaje del mundo de ul-(rltumba, Carontc, el antiguo barquero que transportaba las almas al otro lado delAqucronte.

Hay, pues, una diosa de la magia, Hécate, y una reina de los infiernos,.Perséfone, queticnc poder en la vida del más allá y que representa un papel muy importante en los miste-rios religiosos.

Homero conoce también otros personajes femeninos que tienen interés cn nueslro exa-nlen del papel de la maga en la literatura. De pasada menciona a la rubia Agarnede, (que co-nocía todas las drogas que cría la ancha tierra> (//. XI 740 s.), y a la egipcia Polidamna, la

cual había dado a Elena el sedante maravilloso que ella mczclr con el vino cuando Ia visitaTelónraco (Od.lV 220 ss.). Ambas fueron consideradas clespués como hechiceras ilustresl0.La crítica moderna sospecha, en cambio, que Agamede es otro nombrc de Mcdealt y quc ladroga de Polidamna es el opio egipcio, con lo cual habría en el pasaje homérico un cco de la¡dmiración griega por la antigua farmacopea egipcial2.

Pero el personaje homérico que pasó a ser el prototipo de la maga en la literatura griegaposterior es Circe. Antes de referirnos a ella, sin embargo, hemos de considerar otra figurafcrnenina que desempeñaenlaOdisea una función a l¡ vez parecida y dilercnte, Calipso. Es

cicrtamente una divinidad a la que se llama indistintlnrentc nin[l y tliosa (Orl. I l4',V 11 .

149,215,263; VII 246,255: etc.). Su padre es Atlrs. cl gigrntc (¡uc sostie¡)u ll bóvcda rlclcielo. Vive en una isla llamada Ogigia, en el centro dcl rnur, lejos dc los hornbres y de losdioscs. Tiene rasgos inquietantes, pues recibe los epítetos dc 6e Llrl (tcrrible>. y de 6o),óe o-oo .engañosa> (Vll 245,246,255; XII 448). Su mismo nombre encicrra una nota de amc-naza, puesto que es una formación sobre el verbo ro),únrc'j, que significa (<ocultarD y se cs-pecializa a menudo en el scntido de <ocullar bajo tierra, enlerrar.. Su isla, con todo, es ma-ravillosa. De hecho, la descripción del paraje donde mora Calipso es un ejemplo de las carac-terísticas del locus amoenus, especialmente notable en Homero, que se muestra, en general,

9 Cuando Circe comunica a Ulises que ha de ir a consultar a Tiresias e is 'Ai6co 6ri¡roug rcoi

incrtvig flepoe$oue(r¡s (Od. t0,491),especifica que el adivino tebano conserva sus facultadesnrentales por concesión de Perséfone: 16 rai reOvcrórt uóou nripe flepocQrluercr (494). Recuérdeseque también es Perséfone la que retiene a Adonis y la que representa un papel en la cuarta pruebaque Venus impone a Psique en la novela de Apuleyo (Meton. VI l6 ss.).

l0 Cf. Teócrito, II I5 s., con los escolios y la nota marginal del Papiro de Antínoe, que pare-ce mencionar a Polidamna; Propercio, lI 4,7. Ambos poetas hablan de Perimede, en vez deAgumede.

I I Cf. el comentario de Gow al pasaje de Teócrito con la referencia a Leaf: '

l2 Stephanie West trata bien este punto y da Ia bibliografía pert¡nente en su comentario alpasaje de la Otlisea (Roma, Fondazione L. Valla, l98l).

LA FICURA DE LA MAGA EN LAS LITERATURAS GRIECA Y LATINA I85

insensible al paisaje (V -59-75)13'en el hogar de su gruta arde luego de madera fragante,

cuyo aroma sc extiende hasta muy lcjos; la ninfa canta con voz armoniosa mientras teje con

lanzadera de orol en torno a su morada hay deliciosa arboleda, donde anidan los pájaros:

junto a la gruta crece una viña floreciente cuajada de uvas, y cuatro fuentes manan agua cris-

talina; todo el contorno eslá esmaltldo de prados floridos. <Hasta un dios que llegara allí se

maravillaría al verlo y se llcnaría de placer en su corazón)>, dice el poeta (V 73 s.).

Enla Odisea Calipso es la responsable de que Ulises tarde diez años en regresar a Itaca,

porque permanece siete en Ogigia, Ia isla de la ninfa. A pesar de todos los halagos de ella,que le promete incluso la inmortalidad, si accede a ser su esposo, olvidándose para siempre

dgl regreso al hogar, de su mujer y de su hijo, Ulises no acepta, siente continua nostalgia y

pasa los días sentado en la playa, con la vista puesta en la inmensidad del mar. La avenlura

de Calipso no es, pues, mera repetición del episodio de Circe. Indudablemente tienen mu-

chos puntos en común, pero hay también diferencias importantes. La lldelidad del héroe, que

no se deja v€ncer por la insistencin de la ninfa a lo largo de tantos años, cs la contrapartida

de la de su esposa, Penélope, que no cede tampoco a los requerinrientos cada vez más apre-

miilnres de los pretendientes y con lealtad ejemplar sigue fiel a su csposo. El paralelismo re-

salta sobre todo en la esccna de la última taÉde que Calipso y Ulises pasan juntos. Ella ha

recibidó ya la ordén <Je Zeus, quien, por medio de Hermes,le ha comunicado que ha de dejarpartir al héroe. Por última vez, pcse a todo, intenta persuadirlo a que acceda a quedarse para

sicmpre con ella. hablándole de los peligros que habrá de correr, en con(rastc con la seguri-clad <Je quc poüría clisfrutar cn su isla nlaravillos¡, convertido pn rnnr()rta¡. uYo rne jacto de

no scr menos bella qrrc td csposa"r le dicc, (puesto que las mujcrcs no pueden competir en

belleza con las rjiosasr. Él confiesa, dcsde luego, que Penélope no es tan hermosa comoclla, pero, aun así, dcsea volver, aunque haya dc naufragar (V 203-224).

Sc ha discutido nlucho sobre quién es en realidad la Calipso de l¡ Odisea. Como hemos

dicho, su nombre está etimológicamente relacionado con un verbo que significa <ocultar>.

Por su fornración licrtru$r'i es un hipocorístico, una forma abreviada de algún compuesto

cuyo prirncr clenrcnl() scl u¡r tenr¿r dcl vcrbo cn cucstión, *l(c\udrrrile L¡rrr, por ejemplo, que

vendr'í:r a signilic;rr "la iitrc oculllt u los htlrlthrcs"l4. Estc nonlbt'c tto cstii atestiguado en

gricgo, pclo tiene puralclos cortto le p$t¡tiprr. notttbrc dc una dc lrrs Musas. La estructuradc lales nonrbres apunta a quc ticncn valor activo originarianrcnte, no nredio ni pasivo.

Según esto. Calipso signil'ica "la que oculta" no.la quc se oculta" o "la ocultada". Se ha

deiendido la tcoría de que el nombrc corresponde ir una divinidld inlernal f emenina indoeuro-peu, atestiguada también en Ia diosa Hel, quc reina en el mundo dc r¡ltraturnba escandina-vol5. Su isla, apartada dcl resto dcl mundo, habría sido originariamcnte una representacióndel más alláló.

f l W. Elliger, Dic Darstcllung tlcr Lunds<'haft in der g,riechischen Dichtung, Berlin-NewYork 1975, pp. 128-133, dentro del apartado dedicado a <Márchenlandschafteno.

l4 H. Güntert, Kulypso, Halle 1919, p.29. Todo el libro está fundamentado en este análisis.Vi¿l. rambién C. Cane, Calypso: Bat'kgrounds untl Conventions of thc Odyssey, Frankfurr 1989.

l5 Así sobre todo H. Cüntert en la monografía citada en la nota anterior.ló Nótese que, en este caso, el hermoso paisaje que caracteriza la isla de Calipso guardaría el

recuerdo de un más allá muy distirito del Hades homérico, pero presente en las tradiciones de dife-rentes pueblos indoeuropeos y en las concepciones griegas de los Campos Elisios, de la Isla delos bienaventurados y de la pradera de las religiones mistéricas. El tema está detalladamente estu-diado en la Tesis Doctoral de H. Velasco López, EI tcma del prado verde en Ia escatología indoeu-ropca,^ punto de ser publicada por la Universidad de Valladolid.

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Liin': firi

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En la literatura griega la figura de calipso tuvo poca influencia. Mucha mcnos queCirce' la maga que también retuvo a Ulises durante algún tiempo. Desde hace mucho se hareconocido que en este episodio se entremezclan dos temas folklóricos. Uno es el dc la brujaque hace víctimas de su hechicería a los humanos que se acercan a su morada; el otro es el ¿ela bella seductora con poderes mágicos, que enamora a los hombres, para, una vez quc lostiene en su poder, transformarlos en animales o en estatuas, hasta que encuentra a alguienque resiste a sus encantamientos y la castiga. Según el relato de la Odisea,Circe es hija dclsol. Mora, como calipso, en una isla, pero ésta, que se llama Eea, no está, como aquélla,en el centro del mar, sino en el extremo Oriente, donde se halla la mansión cle la Aurora y elorto del Sol. Allí no hay honrbrcs ni mujeres. Circe vive cn un palacio hccho de piedras la-bradas (recuérdesc que Calipso rnora.en cambio,en una grura). El pocra lu dcscribc (o¿i. X136) como oCirce de hcrlllosos rizos, diosa tcrriblc, dolada elc uor-hr,r,",,u,,,t. Col¡to clios¿r,conoce el pasado (X 457-459). sabc cl camin6 1lcl Hades y ¡rucrlc ¡rrcrjccir l6s pcligros qucaguardan a Ulises cn el rcgrcsrl. No cs, sin cmbargo. utra tliosa conto las otr¿rs. Alrctlcd6r rlcsu morada hay lobos y lconcs. quc sc conrportan conto tniulsos pcrros, pucs cstá¡ cncitnta-dos por las malignas pticiruas quc clla lcs da (X 212 ss.). Sus podcrcs r¡lgic6s sc nlanifics-tan también conlra los coltrpañcros dc Uliscs: cuando llcgarr u su nurnsiírn. los rccibc anra-blemente y les da de beber, pcro la poción contiene drogas sccretas. y así, cuan¿o la han bc-bido, los toca con su bastón y al punto se convierten en cerdos, aunque continúan conscr-vando intelígencia y senrimienros humanos (X23]-240). Conviene reparar aquí cn que clbastón que utiliza Circe en el cncantamiento es claro precedcnte cle lo que será después la va-rita mágical8. Pese a que, en general, los poemas homéricos evitan hechizos y encantamicn-tos, aquí el ambiente mágico es innegable. Cuando Ulises dccide ir en búsquctJa dc sus ca-maradas, encuentra en su canrino al dios Her¡¡es. quien le sale al paso para prcstarlc ayucla.con tal ñn,le da un amuleto protcctor, una planta quc los dioses llaman,rdl.),, cuyas raíccsson negras y las flores, en cambio, muy blancas (ejemplo de contraposición típica de los rc-latos populares). Es inútil tratar de identificar este móly en las plantas dc nuestra farmaco-pea. El mismo poeta advicrtc que se trata de un nombre divino, lo quc implica quc loshumanos no la conocen. Con todo, el detalle quc añade Hcrmes de que tal planta sería muydifícil de arancar para cualquier hombre, apunta a conocidas supersticioncs quc rigen la rc-cogida de plantas mágicasl9. Recuérdese, por cjemplo, quc si uno arranca por sí rnismo lamandrágora del suelo, muere al instante.

Cracias a la protección de tal amuleto, Ulises puede beber el brebaje de Circe sin que lehaga ningún efecto; y cuando ésta lo toca con su bastón y lc mancla convertirsc en cerclo. scarroja sobre ella con su espada descnvainada, scgún las instrucciones de Hermes, hacicnclocomo que va a matarla. Aunque Circe es <liosa y, por tanlo. inmortal, se somcte inmecliata-mente y pide a Ulises que se acueste con ella. Todavía hay aquí una treta dc la maligna se-ductora, que podría privar al héroe de su valor y de su virilidad en cuanro <lejara el arma. Poreso, siguiendo siempre los consejos de Hermes, la fuerza a hacerle antes el gran juramentoque obliga ineludiblemente a cualquier divinidad. una vez que ella ha jurado, qucda al finvencida. Hace que sus cuatro sirvientas, que son ninfas de las aguas y de los bosques, prepa-

17 Kiprq iün\óropog, 6e rr.,rl B€ós oü6¡eooa. El verso es formular = XI 8, Xll 150.l8 Sobre ella, F. J. M. Waele, The Mag:ic Stulf or Rod in Gruec<t-ltaliun Anrit¡uity,The Hague1927, pp. 53-57.

l9 Sobre el tema, A. Delatre, Herbarius. Recherches sur Ie cérétnonia! usité chez lcs ¿tncienspour la cuillete des simplcs ct (les pluntes nagiqucs, Bruxelles 19613.

LA I'ICURA DE LA MAGA EN LAS LITERATURAS GRIEGA Y LATINA I87

rcn un suntuoso banqucte y dcspuós deshace cl hechizo que había transformado a los honr-bres en cerdos, pasando con su bast<i¡r entle ellos y untándolos con drogas diferentes. Loscornpañeros de Ulises recupcran la forma humana y son ahora más jóvenes y más gallardosque antes (X 388-399). Todos juntos festejan entonces el final feliz de la aventura y pasan

un año entcro gozando de las dclicias dc la isla. El poema continúa con la decisión de volvcra ltaca, a lo cual Circe. al revés quc Calipso, no se opone en absoluto. Con la revelaciónque ella les hace de que cs preciso quc antes visiten el país de los muertos y pregunten al

adivino Tiresias sobre cl rcgrcso. sc.¡ustifica el viaje a la tierra de los cimerios, cn el obscu-

ro Norte, donde se halla la cntradü al otro mundo, y el episodio dela nckuia. Ulises y sus

canlaradas salcn dc allí y pasarr clc ¡rucvo por la isla de Circe, lo que permite a ésta aconsejlrr

ll hóroc sobre c<irilo cvitar los pcligros que lc acechan con las sirenas, co¡r las Roc¡sErr'¿iticas. con Escila y Caribdis, con los rebaños del Sol.

El pcr'sonajc rlc Cilcc ticrrc irrr¡rolturrcil considcrable en la estructurit dc la Orlisca. Ella yCali¡rso llo son nlr¡rtal0s y ticrrcn c¡r conlún su caricter ambiguo, que las hacc a la vcz unir

antcnuza y urra ayutla. Dn cstc sc¡ltitlo conlllstün netanlente con la otra ligura lcnrcnina.Nuusícaa.la hi.¡a dcl rcy tlc los lclcios, qrlc sc opone también al rctorno dcl héroc a su patriü

y a su ntujcr Pcne<lopc. Nausíc¿rir cs nlo¡tul y cs totla dulzura. Sc enamora dc Uliscs y hubie-

ra qucrido dctcncrlo junto a clla. ¡rclo él sabe vcncer también ese atractivo y volvcrá a Ítrcu.

Considcrcnros ahora otra f igura l'anrosu dc maga en la literatura griega, Mcdca, la hija clc

aqucl Eetes quc cra hernrano de Crrcc. puesto que, como ella, había nacido dcl Sol. Entrc

Circc y Mcdea hay, pues. estrccha rclación dc parentesco, pero ésta intervicnc ctr un ciclolcgendario disrinto, el dc Jasón y los Argonautas. El tema general de Ia historia siguc tanr-

bién csqucrnas dcl cucnto po¡rullr2{). El protagonista recibe el encargo de tracr un objeto nta-

ravilloso dc un puís lcjano (Jas<in ha dc tracr cl Vellocino de Oro, quc se cncucntra cn los

c<¡nlines do Oric¡rtc. cn un lugar quc lucgo se identificó con la Cólquide, cn el fondo dc aque I

peligroso ntar quc por eufcntisrno se llamó "Mar Hospitalarior, Pont<l Euxrno); cn cl via.ic

cucnta con la ayuda de compañeros cxtraordinarios (los otros argonaulas, cntrc ltls cualcs :tl-

gunos ticncn podcics maravillosos. co¡ro visión penetrante, rapidcz dcl vicnto, f'ucrzlt irt-

rncnsa, voz- dulcísinra,, capacidad dc nlctamorfosearse a voluntad. etc.; ll tnisrru navc Atgopucdc considerarse dcsdc cstr pcrspccliv¿1. puesto que es capaz dc hablar y dc prof'ctiz-ar): llc-

gado a su dcstino. cl héroc cncucntrir u una hermosa princesa, gue se enanlora dc él y lc auxi-

lia cn su turca2l (Mcdea fucilita a Jas(ln por amor todo cuanto éste neccsita para triunf ur cn

las pruebas quc hü de añ'ontar y para obtener cl Vellocino22). Es frecuente en el dcsarrolltt tlc

cstc motivo iolklórico, quc, cn su huida, los dos enamorados vayan tirando tras dc sí objetos

quc rctrasen la pclsccución, así succdc también con Jasón y Medea, pero ahora clla nluestra

una inquictantc faccta de su pcrsonali<Jad, porque lo que anoja son pedazos de su hermanitrl

Apsirto, al que ha dado muertc y tfoceado, para que los perseguidores se parcn a recogcr-

los2l. El l¿rdo obscr¡ro del pcrsonajc rcsalta también en el engaño con que consiguc que lls

20 Cf.. p.ej., Stirh Thompson. El tucnto fitlklórico, Caracas 1972,pp.366 s. (trad. españo-

l¿ de TIrc I"¡lktl!c, New York 1946): W. Fauth, "Argonautenr, Enz.t'kloPüdic lt:s Miirchctts, vt¡!.

I. tscrlin-Ncw York 1979,761-'174, con rica bibliografír.2l Morivo <jc la tnujer auxiliadora, 313 A, C, en A. Aarne - S. Thompson, Thc 7'1,¡tts oJ rht

f-ttlktalc. Second Revision, Helsinki 196 l.22 Así en la Pítita IV tle Píntiaro y en l-¿s Argtnuúticas de Apolonio de Rodas,las dos !'ucn-

tcs pnncipales del relato.

Page 5: TEIJEIRO La Figura de Las Magas en La Literatura Griega y Latina

lf38 MANUEL GARCIA TEIJEIRO

lrijls dcl usurpador Pelias maten a su padre pensando que van a rejuvenecerlo mediante una

:rcción migica24, y, sobre todo, en la terrible venganza quc toma cuanclo se entera de que

Jas<in cstÍ ¿l punto de abandonarta para unirse con una princesa de Corinto. Este cs el tema

<lc l¡ fnmosa tragcdia de Eurípides25, reelaborado después por Séncca y por la mayor parte de

t¡uicncs se han ocupado del personaje en la lileratura europes

No nos interesa aquí la cuestión de si detrás del Ciclo de los Argonautas y dcl personaje

tlc Mcdca hay un cuento maravilloso (mejor un conjunto de motivos propios de estos rela-

r6s) o sc trata de coincidcncias. cie material compartido por cl r-nito y el cuento2Ó, nos basta

c()r't constotar que, si bien Medea es mortal, al contrario que Circe y Calipso, aparece como

jovcn y hermos:r, igual que las otras dos y mantiene también una rclación erótica con el pro-

tirgonista. Dcspués, cuando la litcratura busque inspiración en los tcontecimientos de la vida

coti(liana. cl personaje tcnderá a disociarse en lajoven enrmorada, por un lado, que apcla a la

¡¡rgia ¡tara atraer a su antante inliel, y la vieja bruja, por otro, cluc pasa por conoccr Ios se-

crctos dc los filtros y de los encantamientos.

Dl nrc.jor ejemplo del primer tipo se encucntra en uno dc los idilios tJc Tcócrito, el II, ti-

luliul6.Lu Haahia"rn"2t. Es uno de los llamados mimos urbanos,quc se ambicntan en cs-

ccn¿rs y costumbres propias de l¡s ciudades gricgas en la primcra ópoca hclenística. En óste'l'círcrito atloptó un tcma quc había ya aprovechario olro autor siracusano, Solrón. cn cl siglo

V ir.C. El pocrna cle Tc<iclito presenlir primcro un ama y Ltnlt csclava quc cstiin hlcicndo un

cttclntilllticnto parir ¿ltracr a Dellis, manccbo dc quicn aquélll csti cllamoritda. El rito nrligico

cs rlcscrito cn <jct¿rlle: lray una preparación, con invocacioncs lr la I-una y a Hécatc; siguc la

rcalización clel hechiz-o, que incluyc qucma de harina de ccbacl¡, tlc laurel y dc salvlrdo. En csc

¡¡o¡rcnlo cl aullitlo cic los pcrros en cl exterior anuncia la plcscncia de la tcnlible dios¿r de la

rnugia. El silencio de los elementos prueba tambión la teofaní1. Las mujcrcs prosigucn con

su ccrcmonia: qucman ahora un murleco dc cera y haccn girur un rombo de broncc; viertcn

tu¡u lib¡rciírn y pronunciun el conjuro; arrojan dcs¡rués al lucgrr un l'ragmcnto dcl vcstido dc

Dcll'is. Con ln clespcrlidl rle lu criadr, que marcha l rcaliz¡tr L¡n hcchiz-o cn cl unrbral clcl in-

{rllt() illllallte. tcrtlrina la prinrela mitad dcl idilrtl' ir lo lltgo tlc llr cLtal sc h:l t'c¡rctitlo Ltn cs-

trihillo dc inv<tctrcitin a lir rucd¿r nrígica. qrtc ltit cstadtt ¡rttltiÚntlosc cotlli¡ltlllllldlllc. l.lt sc-

guncla partc cs un solilocluio. La nluchacha cnarro¡¡da Icl:ttlt stts cuitits ¿t lit Lttttt¡. At¡trí cl

pocta dcja ver quc la pretcndida maga cs sólo t¡n:r.iovcncitu ittgcrtttit, cuy<rs hccltizos y lcn-

gua.jc lornri<Iable no pueden ocultar su inscguri<11d. Ejccutir unos ritos quc hl rrprendido

pcro, en cl fondo, ni ella nlisma crec que vayltn u s!-rvirle para rccuPcrar a su atllorls,.

l.l Así todos los tes¡inlonios antiguos, aunquc dilicran en cl ruonlcuto tlc l¡ hL¡ida y cn el lu-girr cn (luc sc utilizó esta treta. Apolonio Rodio (tV 395-481), sirt crnburgo. tr¿rll cl hecho de

rnotlo distinto. Cf. U. von Wilamowitz-Moellendorff, Htlltnisti.schc Dithruttg in lt'r 7,tit dcs

Kollintttchos, vol. II. Berlin 19622, pp. l9l-197, espccialm. p. I92.la Apolod. t 144. Cf. Pind., P'v¡l¡. lV 250.25 Cf. M. Cirrcía Teijeiro,.El recurso a lo nraravillos<) en cl tcillro gricgo", cn. Tcutnt t'lá.si'

co l tcütro curopco, Burgos 1993, pp.1-12 (aquí l l s.).26 Parr la primera opinión, K. Meuli, Odysscc unil Argortrtutik¿r, Berlin l92llS. Liljeblad.

.Argonauterna och sagorna om flykten fran trollet,, en Strgc oth S<'tl, Uppsala 1915. pp.29-42Lr segun<ia, en L. Radermacher, Mythos utul Sage bci den Grietlrcn, Brünn-Münchcn-Wien 19432

pp.20tl ss.l J. de Vries, Betrachtung,en zunt Miirt'hctt, Helsinki 1954, pp. 84 ss.27 Qappor<úrpLo. La tradición vacila entre el singular y el plural.28 M. García Teijeiro, "Il secondo ldillio di Teocrito", QUCC 61, 1999, pp.7l-86.

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LA FIGURA DE LA MAGA EN LAS LITERATURAS GRIECA Y LATINA I89

Esta fina caracterización del personaje femenino falta en la imitación que Virgilio hizo

del poema en la segunda parte de su É,r¡krga Vlll (65-ll0),limitada a la ceremonia mágica,

que, por cicrto. en el autor latino obticne el éxito apetecido''

Lts papiros mágicos, que nos han conscrvado tantos hechizos amorosos, ciemuestran

hasta qué punto estaban extcndidos entre griegos y romanos esta clase de encantamientos

para airaei al ser ama<Jo (ci"yt,rloi). Sócratcs pudo burlarse de ellos cn un pasaje de los

Metnorul¡les de Jenofontc, doncle dice bromeando que está siempre rodeado cle mujeres her'

mosasquequierenaprcnder<jeéltalessecretos(IlIll'16;cf.II6,l()ss.),En ct mun¿o clásico las rnagas más fanrosas son las de Tesalia. capaccs dc hacer bajar la

luna a la tierra con sus conjuros2g. Scgún una tradición, Medea cuando cstuvo con Jasón en

Tesalia, había perdido allí su cofre con plantas mágicas. que enraizaron y crecieron desde en-

tonces en aquella tis¡¡n3{). En Lucano (Farsu!ia Vl 452 ss.) se encuentra una imPresionante

descripción de los poderes dc cstas hcchiccras, muy superiores a los de todos los magos

orientalcs. Entre ellas, ningunu como E,ricto. la horrible bruja que reanima un cadáver para

que responda a las prcguntas dc Scxto Pompcyo. Como el muerto no resucita con la pronti-

tud quc ella desea, rJirige lormidablcs anlenazas a los dioses infernalcs. entre ellas una a

persilone en el sentido clc quc vl a revclur quó es lo que verdaderamcntc comió cn el Hades,

por qué se ha qucdado allí con cl dios dc los rnuertos y quó ha cambiado cn ella para que su

madre no quiera ya rcclamlrla (Vl ?40 s.). Aquí la rmenaza insinúa sccl'ctos quc no conoce

la mirología tradicional, y corresponrlc, cn cl pocrtta de Lucano, a trnl práctica real de los

clocumcntos mágicos. la 6Lcrpo).¡, la dil'anración o c¿ilumniall. Los vcrsos del poeta latino

inf'luyeron, sin ciuda, cn el conjuro con quc se cicrra el acto lll de nuestra Celestina. Para

hechizar el hilado que quicrc llevar a Mclibea y subyugar así la voluntad de la joven, la mal-

vada vieja realiz-a sus prcparutivos, rcuniendo la materia mágica, y hacc dcspués un tremendo

conjuro al <jemonio, en el que no falta la amenazal2.

Las brujas resalias intervicnen en cl episoclio dcl A,sno tle oro dc Apuleyo cn el cual el

ioven Telifrón, por una bucna rccompcns:r, se ofrccc a velar por la nochc un cadáver para

salvag¡lrdarlo clc las hcchiccras. Hay aquí cl tcnlt clc un cuento de nlicdo que se cncuentra ya

cn cl rclirt<.r dc -l'r'iruirlcirin rlcl cap. (r3 clcl ,!¿rllrfurírr tlc Pctl'onio, y rcxpitrecc mucho dcspués

cn una narrAcitin dc N.V. Crigol b;rsarla cll ciertu lcycnda prlpulur trcrattianaSl, aunque en

Apuleyo la historia ¿'¡cabu con t¡na bronla rncspcracla, tras la intervcltció¡l tje cicrto sacerdote

cgipcio quc reanima nlomcntáneamcnte al nluerto (ll 2l ss').pcro es la magia amorosa la que intcresa sobrc todo a la literatura alejandrina y romana.

Como ya hcmos dicho, la trama se dcsarrolla cn torno a una muchltcha jrlven y hermosa, de

un lado, y, cle otro, una vic-lr,la r¿n¿r.r <t tttticulu dc los poctas romanos. Ésta puede ser al-

guna esclava o simplcrncnte una ayu<lantc de aquélla, o bien, como nucstra Celestina, actúa

29 Desde Aristófancs, Nube:;149-155. Otros testimonios y bibliografía en D. E. Hill, "TheThessalian Trick", RftM ll6, 1973, pp.22l-238. Cf. rambién R. van Compernolle, <Faire des-

cen<lre la Iune rcr0crtpeiv r¡i' oe \rlvr¡L',, en: Cr¿'<' cl Ialin en 1982' Eludes ct docLtmenls dédíés d Ia

món<¡ire dc Guy Cambier, Bruxelles 1972. pp. 53-51 .

30 Aristid. lp.76Dind.l schol.Ar.,Nub,'749; Sud. II 7t1,22.3r Sobre ella, S. Eitrem, nDie rituelle 6topotrri", SO 2, t924, pp.43-61.37 vid., p.ej., A C:rrrosa Resina, Magirr y superstición en la literatura castellana medieval,

Valladolid 1987. pp. 566 ss.33 ,.Vij", la primera de la segunda pxrte de Mír¿4orod (continuación de las Veladas en un ca-

serío le Dikanka').

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, li,

r90 MANUEL CARCÍA TEIJEIRO

como alcahueta en favor del amante que quiere ganarse a la beldad. En la comedia Nucvagriega y en las imitaciones latinas debió de ser un personaje bastanre habitual, recogido porla elegía romana. Tenemos un buen testimonio de Ia importancia que habían Ilegado a oúte-ner en los ataques de Horacio a una de estas brujas, que él llama canidia.

Según un antiguo comentarista de Horacio, Porf-irión. csta Cani<Jia cra, en lcaliclad, unafabricante de ungüentos napolitana, llamada Grati<jia. Sc rrataría, pues, dc una pcrsona rcal aquien el poeta había cambiado el nombre. En una dc sus S¿í¡iras (l 8), habla una estatu¡ ¿cmadera de Príapo. que protege los jarclines de Mcccnas cn las Esquilias, lugar donde ¿rnteshabía habido un anti€tuo ccmenterio de gentc humildc. Allí van las bru.jas todavía a rec()gerhierbas y huesos parn sus hechizos a la luz cjc la luna. Allí fuc ranrbién C¡niclia. con otrabruja más vieja quc cllrr. S¿igana. Anrbas iban vcstidls clc ncgro.con l¡ clbcllerl suclta y l6spies desnudos. Se porrcn l c.scarb¿rr la ticrra con sus Lrñus y dcshlrccn ¿r rnordiscos u¡ra cortlcranegra,cuya sangrc vicrictt cn ttna ltrsa para cvoclu'las alnurs <Jc los ¡rrucrlos. l-lcvan tamhiéndos muñcquitas, u¡ll tlc lana y tltra ctc ccra, pala hlccr ¡xrr rrrcdio tjc clli¡s sus llulclici¡s. IJnude las brujas irlvlrca a llt tlirlsa dc la nragia. llócltc. y lu ()trit. ¿r ullu tjc l¿rs l;urius. [)or totluspartcs vagan culcbras y l)c¡'ros inlcrnalcs. llaslu lu rnisnn lLrnir sc ocult¿r lrirs Ios sc¡rulcr.ospara no ser tcstigo rJc lrqucllos lrorrores. l_¿rs so¡nbras tlillogarr eoll cllas cn t"¡n sr¡surro si_niestro y agudo, nlicntras las vicj:rs cnticrran una burbu rlc lobo y un <Jic¡tc dc culcbru...Ijnese momenlo la cstatul¡ de madera produce un crujitlo y las dos hcchiccrls salen c¡¡.icndodespavoridas' dejando cacr una la dentadura y otla ll pclLrca al suclo, quc que<Ja scr¡br:ac¡r dcsus hierbas y hechizos.

También cn el cpodo XVI¡ trllta a Caniclia con ironíu rnuy moldaz. Horacio cligc ah¡ra laforma de una palinodia y siguc cl csquerna lorrnul tlc talcs rciractucioncs: n¡ego clcl ¡rocta a lamaga' ejcmpl<ls nliloltigicos dc pcrsonajcs quc ohtuvicrorr cl pcrdtin p,.,l. li, ,rra¡r"ntirnicnttr.confesión dc intpotc'rrcia frcntc lt la cl'icaci¿r tic las irrlcs rrligicls.l)ronlcsil dc rcpurar cl nrlrlque ha hecho con sus iltaqucs antcl'iorcs y clogio de Canirlir. Así tclnlilla lu prinrcra pur.tc tlcla composición' cn la cull habla Horacio. Ll scguntlu cstá pucslil cn boc¡ ¿c lu hcchicclr.guien sc niegil a accpt¿lr cl ltrrcpcntinriento, irrsislc cn la culpa (lcl l)octa.lc ¿r¡lc¡az-u co¡ ¡nirmuerte horrible y sc alaba r sí misma. lil cpodo prcsul)onc. pucs, un¿r situacitin cn qucCanidia,encolcrizad¡ por los ataqucs y las burlas clc Hori¡cio, ha dirigido contra ól sus rriígi-cos poderes. Éste sc l'inge alerroriz.ado por los cfcctos rrraligrros quc lrln cnrpczarlo a uctuar.en él: pérdida <Je toda alcgría. pulitJcz, cnflac¡uecirlicnto.lcrrorcs lroctu¡¡os... To{os los sín-tomas' cn fln. dc la pcrsona crnbrujada. Por cso pidc pcrdrin. rcconocicndo las virtudcs y ktsaltos poderes de aquella danla ofendi<Ja. Ni qué dccir ticne . quc sólo es ironía y r.¡uc cl poetaafirma todo lo contrario dc lo que tlice34, cn una antílrasis contilruu conl'irnracla por lu rnisnrabruja cuando habla en la scgunda parte del pocnr¿r.

El otro epodo que Horacio cledicó a Canidia. cl V, parte tanrbión tlc urr surc¿rsm<) slngran-te. La bruja cstá enanlorada dc un vicjo, Varo, quc no lc hacc c¿so y sc va con otras, ¡)csc aque ella unta la cama de él con sus ungücntos nrigicos para rctcncrkr. Es, pucs. u¡ra siruu-ción ridícula, en la cual los personajes de la jovcn cnamorada y tlc la vicja hcchicera quc laayuda a conservar un anrantc inliel están funcliclos cn u¡lu solo, cl dc la repulsiva Canidia.Este epodo describc, sin cmbargo. una csccna horrortlsa, pues conro Canidia crce quc clhombre se libra de ella con algún contra-cncantamicnto rnás podcroso que aquéllos quc cllnha utilizado hasta entonccs, ha dccidido practicar un nucvo hechizo amoroso que sca irrcsis-

34 S. Sergio lngallina, Ornzio e lu nutgiu, prlermo l9?1. p. 23{)

LA FICURA DE LA MACA EN LAS LITERATURAS GRIECA Y LATINA I9I

riblc. para el cual nccesita ll rnédulil y cl híga<.lo de un niño al que hay que entcrrar hasta la

barbilia y dejar rnorir dc harnbre y <ic sctl a la vista de manjares y bebidas' los cuales se rc'

nOvarán varias vcccs para que Su tortrtento sea lnaygr. Serán Sus víSceraS, que guardan el de-

seo cxtrcnto del niño, lls que lc scrvirán cle nlateria mágica en Su encantamientO. La prepa-

ración de todo lo nccesario para cl hcchizo, en cl que la ayuda de otras brujas, nombradas por

el poeta (Ságana, ya conocicla por la Sritrr"rr 8, Veya y Folia) con detalles quc pueden apuntar

a personas reales, ocupa la partc cc¡ltral tle la composición' que se abre con las súplicas del

niño. a las quc na{ie contcsta, y sc cicrra coll su lnaldición, cuando ve que todo intento rie

conmover a aqucllas horribles vicjas es inútil.En nuestro cxamen tlc la figura clc h rlaga en la literatura hemos hablado dc tres persona-

jcs fcmeninos dc extra1lrjinari¿r bcllezl, Calipso, Circe y Medea, y hemos reconocido en las

ircs cierta naturaleza arnbigua, quc Ias hacc tcrriblcs, aunque presten su ayuda al héroe. Las

tres tienen con é1, ¿rclcnl¿is. rclaci¡¡cs an)orosils. Circe y Mcdea son los ejenlplos clásicos dc

la rlaga, y cn lai tJ6s hay r¿rs¡los l)rcscntcs cD los cuentos popularcs, que los poetas han

aprou"clr,i1o y nurldcarlo. La fiulrir tlc lls nragirs tesalias es un tópico cornún de las literaturas

gi.i.g, y lilrinl. si bic¡t ósta ¿rltrtlc il vcccs a la do las brujas tle tal o cual rcgión dc ltalia. La

puputuiiO"a tlc lir rragiir iur)()rosa rro ¡rrrclía lx)r mcnos dc dcjar su huclla cn la comcdia clc

costumbrcs, colt los pcrsonajcs <lc los j<ivcnes ¡ltllantes y dc la cclcstir)a' En los poctas clc-

gíacos latinos hay un aprovcchltnticttto postcrior del tema' y Horacio da cl sarcástico retrut0

de la bruja Canidia.El exanrcn porJría prolongarsc rnucho. Bastc lo dicho parajustificar csa prcponderancia

l'emenina en la ntagia <.lc la literalurir. El mago, que ha adquirido sus conocimientos en una

larga vida tlc viajcs y privaci0ncs. (luc conocc los secretos de los jcroglíiicos y dc los vcrda-

dcros ¡rontbrcs. no pCrtcnccc t¡ cstlr tt¿rcliciór), aunque, como hemos dicho, sc hulla muy prc-

scnfc cn l<ls papiros ¡rtigicos tlc ópocr inlpcrill y no deja de aparcCcr en autores coll.lo

Filóstrato o Luciano.