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crecimiento
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ASIGNATURA: PSICOLOGIA DEL ADOLESCENTE
TÍTULO:
CRECIMIENTO Y COMPORTAMIENTO EN LA ADOLESCENCIA
ALUMNO:
JUAN MANUEL DIAZ LOARCA
CATEDRÁTICO:
MTRO. JESÚS ANARBOL CAYEROS SÁNCHEZ
LUGAR Y FECHA:
COLIMA, COL; 15 DE Marzo 2015
CRECIMIENTO Y COMPORTAMIENTO EN LA ADOLESCENCIA
Se describen las características del crecimiento y comportamiento en la
adolescencia, haciendo hincapié en sus tres características fundamentales: la
adolescencia como duelo por el mundo infantil, como renovación de la
problemática psíquica establecida en la infancia y su resolución y finalmente por
ser una etapa llena de nuevas expectativas, ilusiones y descubrimientos vitales.
Se analizan los significados de los cambios corporales en la configuración de la
identidad definitiva como adulto. Se detallan las tendencias o movimientos
emocionales que están presentes en la adolescencia, tanto los regresivos como
los progresivos.
Adolescencia: periodo de transición bio-psico-social que ocurre entre la infancia y
la edad adulta, ocurren modificaciones corporales y de adaptación a nuevas
estructuras psicológicas y ambientales que llevan a la vida adulta. Edad 10 -20
años
También se puede definir a la adolescencia adolescere crecer, desarrollarse es
una etapa evolutiva límites temporales difusos comienza con la pubertad, cambios
fisiológicos, una etapa de cambios crisis y adaptación, periodo de transición del
mundo infantil al adulto no es una enfermedad, por lo que puede entenderse como
un concepto amplio, integrado por diferentes aspectos que han de tenerse en
cuenta.
Pubertad: conjunto de modificaciones puramente orgánicas, comunes a todas las
especies con fenómenos neurohormanales y antropométricos, ocurre cambios
orgánicos que llevan a la madurez biológica adulta con dimorfismo sexual y a la
capacidad reproductiva
Juventud: abarca los momentos intermedios y finales de la adolescencia y los
primeros de la edad adulta 15 y 25 años predominan los logros o frustraciones,
durante la madurez de la personalidad, socialización, y comienzo de la integración
en la producción dentro de la sociedad a la cual pertenece.
Adolescencia
La adolescencia es un periodo de transición vital, en el que los niños se convierten
en adultos: biológica, física y psicológicamente
Aparecen los primeros rasgos sexuales secundarios a partir de los nueve-diez
años, los cambios corporales van progresando durante la adolescencia. Es una
época de crecimiento físico importante.
Es un primer cambio corporal que, todos los adolescentes sin problemas
significativos, van aceptando y adaptándose sin grandes dificultades personales
ni familiares. La influencia del entorno en estos cambios, familiar y escolar, es
importante ya que el cuerpo es la parte visible de la persona, el respeto a estos
cambios y a los nuevos roles que representa es lo que permite una adaptación sin
grandes problemas.
Los problemas corporales, con la imagen corporal, depende de múltiples variables
entre las que destaca las relaciones e interrelaciones del adolescente con su
mundo familiar y escolar, de los amigos.
Aparecen los primeros síntomas de excitación sexual que producen las hormonas
sexuales y se inician en el mundo de las vivencias corporales-sexuales. Búsqueda
de información, conversaciones, interés por el sexo y las relaciones sexuales, etc.
Se adentran en el pensamiento abstracto y en las posibilidades de pensar el
mundo desde una óptica diferente, de hipótesis, propuestas, razonamientos y
nuevos argumentos con ideas propias que generan con su forma de observar,
contrastar y pensar el mundo.
Todos estos cambios desembocan en una demanda constante de autonomía e
independencia progresiva.
La autonomía progresiva lleva al adolescente a responsabilizarse de sus propios
actos y decisiones, aunque al principio dude, pregunte y busque en exceso
independencia o apoyo y confirmación a sus decisiones y hasta responsabilice a
otros de sus fracasos.
La independencia y la autonomía progresiva permite valorar los éxitos y fracasos
propios, escolares, amigos, familia, etc., es lo que consideran los estudios sobre la
adolescencia, es una necesidad para madurar como adultos. Los fracasos y los
éxitos permiten un aprendizaje psico-social, especialmente al final de la
adolescencia, muy importante. Valorar los fracasos y los éxitos, las envidias, las
ayudas, la cooperación entre amigos, los primeros engaños y decepciones con
personas consideradas amigas, facilitan un marco psicosocial muy necesario para
la maduración social que permita establecer relaciones seguras y flexibles, que es
a su vez lo que permite no derrumbarse cuando cambian las condiciones o los
afectos.
En la adolescencia, durante todas las fases de la adolescencia, se producen
momentos y periodos de tiempo que pueden confundir a los padres, son
momentos o incluso periodos de tiempo más o menos largos en el que el
adolescente presenta síntomas de aislamiento, inadaptación social a la familia y
su entorno propio, como si rechazara las reuniones familiares, se separa un poco
de ese ambiente.
En muchos adolescentes se produce dejadez escolar, normal, lo que podemos
llamar relajación, incluso en muy buenos estudiantes que reorganizan su estilo de
estudio y dejan paso a otras actividades de relaciones personales y amistad, y de
salidas con los amigos. En general, los adolescentes no problemáticos, se relajan
en sus obligaciones escolares y cotidianas durante un tiempo, lo que crea
conflictos mínimos pero muy molestos en la familia.
A finales de la adolescencia, alrededor de los 18 años, disminuyen los conflictos y
el adolescente encauza su vida y sus amigos y se va independizando del núcleo
familiar con sus fiestas, reuniones, salidas, estudios, trabajo que, siempre en
adolescentes sin problemas significativos, adolescentes normales, que en
realidad, según todos los estudios, es la mayoría de adolescentes. A finales de la
adolescencia vuelve la calma familiar, disminuye el estrés que produce en los
padres supervisar la conducta de los adolescentes y empiezan a depositar la
confianza en el adolescente y las disputas son menores y poco conflictivas. Y al
final de la adolescencia, a partir de los 20 o 21 años, el adolescente es
independiente y a la vez es un apoyo para la familia cuando lo necesitan, ya los
conflictos son mínimos, a diferencia de los adolescentes que han iniciado una
adolescencia difícil y en estos 7 ó 10 años que dura la adolescencia han agravado
el comportamiento y las conductas de desapego familiar.
Características en general del adolescente normal, sin problemas significativos:
- Búsqueda de independencia personal en general (horarios, alimentación,
vestidos, amigos, etc.)
- Búsqueda de independencia económica: trabajos fin de semana, cuidar a niños,
recados, auxiliares de tiendas, en vacaciones… en adolescentes que estudian,
esos trabajos les permiten independizarse un poco de los padres al no tener que
depender totalmente, del dinero que le den para sus necesidades.
- En las responsabilidades mayores suelen establecer independencia y
dependencia de los profesores y familia para que les ayuden a tomar decisiones y
les apoyen.
- Este apoyo en la familia, entre independencia – dependencia, les permite
relacionarse con sus amigos, antiguos y nuevos con más seguridad.
- Buscan novedades y se implican en conductas de riesgo mínimo, quien aguanta
una noche sin dormir en una fiesta, por ejemplo, pero no quien bebe más alcohol
en una fiesta, o quien cruza más rápido la calle para pillar los semáforos en verde,
pero no quien conduce más rápido el coche, estos son ejemplos de conducta de
riesgo normal típicos de la adolescencia.
Interés por realizar conductas de adultos:
- Salir con los amigos solos
- Ir a cenar con los amigos o la pareja actual
- Salir los fines de semana sin los padres
- Beber bebidas alcohólicas, fumar, probar algunas sustancias ilegales
- Deportes, juegos, ocio en general
- Reunirse con los amigos para conversar, pasar la tarde, el fin de semana
Están iniciando la vida de adultos y además es lo que les permitirá practicar roles
de adultos con supervisión indirecta de los padres, antes de realmente tener las
responsabilidades de los adultos.
Las conductas que acabamos de señalar, son por excelencia las que más
conflictos familiares y cotidianos producen: salidas con amigos, fiestas, estar poco
en casa, orden en la habitación, en los hábitos de alimentación, etc.
- La vida cotidiana, afectiva y social se centra, se desplaza, hacia los iguales, los
amigos. Este tipo de desplazamiento produce conflictos pasajeros: "No estás
nunca en casa” "Sólo vienes a comer” "No nos cuentas nada”, etc.
El adolescente está reivindicando autonomía e independencia, con palabras o con
su forma de actuar, que es normal y necesaria para la maduración. Los reproches
constantes sobre esas conductas alejan al adolescente de la familia y le producen
insatisfacción personal y familiar, e incluso ansiedad y dificultad para separarse de
su familia, separación necesaria para que pueda organizar su vida personal y en
otra familia cuando la construya.
- Disminuye la comunicación con los padres y aumenta con los amigos
- Participan menos en la vida familiar
- Solicitan menos ayuda y consultan más a sus amigos
- Toman iniciativas y decisiones sin consultar
- Reivindican libertad en sus asuntos y sus cosas cotidianas, incluido los estudios,
si se inmiscuyen en los asuntos que consideran privados, o les dan órdenes de
asuntos que consideran ya suyos (ordenar la habitación, realizar los deberes
escolares, etc.) contestan de malos modos, todos los adolescentes, unos con más
fuerza y otros con menos enojos.
LAS CONDUCTAS MÁS DESAGRADABLES A LAS QUE TIENE QUE HACER FRENTE LOS PADRES SON:
Contestar de mala manera
Indicar que no se metan en su vida
Recordar a los adultos que ellos también hacen cosas incorrectas
"Esas son mis cosas, ya me encargo yo” una frase suave como ejemplo de
respuesta típica de adolescentes
Los adolescentes al final de la adolescencia, y más actualmente, que los padres
ya rozan los cincuenta años, son más atentos y están más predispuestos (si todo
ha funcionado bien) a ayudar a sus padres cuando lo solicitan. También los padres
de adolescentes de 18 años (cuando todo ha funcionado bien) confían más en sus
hijos y no tienen tanta preocupación como al inicio de la adolescencia cuando
empezaban a salir e independizarse, esta confianza se deriva de que ya han
pasado los años más difíciles y consideran que sus hijos son capaces de
desenvolverse de forma independiente y autónoma y no es necesario vigilar tanto
las conductas como cuando iniciaban la adolescencia.
En adolescentes de 18 años, no problemáticos, los padres ya no siente tanto
temor de que los hijos se descarrilen y entienden que son mayores para
autocontrolar sus conductas, ofrecen apoyo y ayuda pero no control excesivo de
tal manera que la convivencia familiar es menos conflictiva que cuando inician la
adolescencia.
El final de la adolescencia es el momento, en familias sin problemas significativos,
de los enfados normales, disputas por cosas de la convivencia pero son enfados y
disputas normales.