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EVLJ 2012 Sesión 1 La Fe La alegría de creer «En nuestro mundo, frecuentemente dominado por una cultura secularizada que fomenta y propone modelos de vida sin Dios, la fe de muchos es puesta a dura prueba y no pocas veces sofocada y apagada. Se siente, entonces, con urgencia, la necesidad de un anuncio fuerte y de una sólida y profunda formación cristiana. ¡Cuánta necesidad existe hoy de personalidades cristianas maduras, conscientes de su identidad bautismal, de su vocación y misión en la Iglesia y en el mundo! ¡Cuánta necesidad de comunidades cristianas vivas! Y aquí entran los movimientos y las nuevas comunidades eclesiales: son la respuesta, suscitada por el Espíritu Santo, a este dramático desafío del fin del milenio. ¡Ustedes son esta respuesta providencial!». (Juan Pablo II, A los movimientos eclesiales y nuevas comunidades, Vigilia de Pentecostés, 5 de junio de 1998.) Textos Gn 15, 17 Hb 11,1ss CEC, 143, 153, 154, 155, 157, 176-184 Carta apostólica “Porta Fidei”, Benedicto XVI Creer es algo razonable? Lc 5, 4-5 A veces se explica la fe diciendo que es "creer lo que no se ve", lo que parece poco razonable. Sin embargo, aunque muchas cosas que se creen no se comprenden, creer es razonable porque es Dios quien revela, y Dios no puede engañarse ni engañarnos. Tampoco se comprenden muchas cosas de la naturaleza y las admitimos porque las enseña la ciencia. Uno de los argumentos a que más recurren los que atacan a la Iglesia es el de afirmar que la fe es irracional –y por lo tanto inhumana y desechable- y que la Iglesia es la gran enemiga de la ciencia y del progreso. Uno de los axiomas sobre los que se ha construido la vida social actual: ser creyente es lo contrario de ser inteligente. "Creer" es un acto humano, consciente y libre, que no sólo no contradice sino que dignifica a la persona humana. La fe es libre antes, durante y después del acto de fe. “El hombre, por su naturaleza, busca la verdad. Esta búsqueda no está destinada sólo a la conquista de verdades parciales, factuales o científicas; no busca sólo el verdadero bien para cada una de sus decisiones. Su búsqueda tiende hacia una verdad ulterior que pueda explicar el sentido de la vida; por eso es una búsqueda que no puede encontrar solución si no es en el absoluto. Gracias a la capacidad del pensamiento, el hombre puede encontrar y reconocer esta verdad. En cuanto vital y esencial para su existencia, esta verdad se logra no sólo por vía racional, sino también mediante el abandono confiado en otras personas, que pueden garantizar la certeza y la autenticidad de la verdad misma. La capacidad y la opción de confiarse uno mismo y la propia vida a otra persona constituyen ciertamente uno de los actos antropológicamente más significativos y expresivos... De todo lo que he dicho hasta aquí resulta que el hombre se encuentra en un camino de búsqueda, humanamente interminable: búsqueda de verdad y búsqueda de una persona de quien fiarse. La fe cristiana le ayuda ofreciéndole la posibilidad concreta de ver realizado el objetivo de esta búsqueda. En efecto, superando el estadio de la simple creencia la fe cristiana coloca al hombre en ese orden de gracia que le permite participar en el misterio de Cristo, en el cual se le ofrece el conocimiento verdadero y coherente de Dios Uno y Trino. Así, en Jesucristo, que es la Verdad, la fe reconoce la llamada última dirigida a la humanidad para que pueda llevar a cabo lo que experimenta como deseo y nostalgia” (FeR, 33). ¿Qué es la Fe? ¿Qué significa tener Fe? (Cfr. CEC 142-184) Cfr. Porta Fidei, 10a “El primer acto con el que se llega a la fe es don de Dios y acción de gracia….” (PF, 10a) Definición del Catecismo: La fe es la virtud teologal por la que creemos en Dios y en todo lo que Él nos ha dicho y revelado, y que la Santa Iglesia nos propone, porque Él es la verdad misma. Por la fe “el hombre se entrega entera y libremente a Dios” (DV 5). Por eso el creyente se esfuerza por conocer y hacer la voluntad de Dios. “El justo [...] vivirá por la fe” (Rm 1, 17). La fe viva “actúa por la caridad” (Ga 5, 6). (CEC 1814) La fe como virtud y la fe como acto: (CEC 1814, 154, 155) La Fe es a la vez, gracia de Dios y respuesta humana. Por la fe creemos a Dios y todo lo que Dios ha revelado. La fe es una virtud sobrenatural por la que -apoyados en la autoridad de Dios- creemos las verdades que ha revelado, sabiendo que no puede engañarse ni engañarnos. Es, pues, un asentimiento razonable, libre y sobrenatural, de la inteligencia y de la voluntad, a la Revelación divina. Tener Fe significa creer -firmemente y sin dudar- todo lo que Dios nos ha revelado y lo que la Iglesia Católica -su Iglesia- nos propone como motivos de Fe. Nuestra inteligencia tiene la tendencia a creer las cosas que son evidentes. Como hay verdades divinas no evidentes (que no se pueden entender por medio de la razón humana o por medio de nuestra inteligencia), para creerlas se necesita nuestro asentimiento o adhesión a esas verdades divinas. Como el motivo que nos mueve a creer es la autoridad divina -no la evidencia de las verdades reveladas-, la inteligencia del hombre no está determinada a creer, y cree libremente, movido por la gracia de Dios. ¿Podemos tener Fe por nosotros mismos? La fe es un regalo de Dios. Jesús le dice a Pedro, cuando éste le reconoce como el Mesías: “Feliz eres, Simón, porque eso no te lo enseñó la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los Cielos”

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EVLJ 2012 Sesión 1

La FeLa alegría de creer

«En nuestro mundo, frecuentemente dominado por una cultura secularizada que fomenta y propone modelos de vida sin Dios, la fe de muchos es puesta a dura prueba y no pocas veces sofocada y apagada. Se siente, entonces, con urgencia, la necesidad de un anuncio fuerte y de una sólida y profunda formación cristiana. ¡Cuánta necesidad existe hoy de personalidades cristianas maduras, conscientes de su identidad bautismal, de su vocación y misión en la Iglesia y en el mundo! ¡Cuánta necesidad de comunidades cristianas vivas! Y aquí entran los movimientos y las nuevas comunidades eclesiales: son la respuesta, suscitada por el Espíritu Santo, a este dramático desafío del fin del milenio. ¡Ustedes son esta respuesta providencial!». (Juan Pablo II, A los movimientos eclesiales y nuevas comunidades, Vigilia de Pentecostés, 5 de junio de 1998.)

Textos Gn 15, 17 Hb 11,1ssCEC, 143, 153, 154, 155, 157, 176-184Carta apostólica “Porta Fidei”, Benedicto XVI

Creer es algo razonable? Lc 5, 4-5 A veces se explica la fe diciendo que es "creer lo que no se ve", lo que parece poco razonable. Sin embargo, aunque muchas cosas que se creen no se comprenden, creer es razonable porque es Dios quien revela, y Dios no puede engañarse ni engañarnos. Tampoco se comprenden muchas cosas de la naturaleza y las admitimos porque las enseña la ciencia. Uno de los argumentos a que más recurren los que atacan a la Iglesia es el de afirmar que la fe es irracional –y por lo tanto inhumana y desechable- y que la Iglesia es la gran enemiga de la ciencia y del progreso. Uno de los axiomas sobre los que se ha construido la vida social actual: ser creyente es lo contrario de ser inteligente. "Creer" es un acto humano, consciente y libre, que no sólo no contradice sino que dignifica a la persona humana. La fe es libre antes, durante y después del acto de fe.

“El hombre, por su naturaleza, busca la verdad. Esta búsqueda no está destinada sólo a la conquista de verdades parciales, factuales o científicas; no busca sólo el verdadero bien para cada una de sus decisiones. Su búsqueda tiende hacia una verdad ulterior que pueda explicar el sentido de la vida; por eso es una búsqueda que no puede encontrar solución si no es en el absoluto. Gracias a la capacidad del pensamiento, el hombre puede encontrar y reconocer esta verdad. En cuanto vital y esencial para su existencia, esta verdad se logra no sólo por vía racional, sino

también mediante el abandono confiado en otras personas, que pueden garantizar la certeza y la autenticidad de la verdad misma. La capacidad y la opción de confiarse uno mismo y la propia vida a otra persona constituyen ciertamente uno de los actos antropológicamente más significativos y expresivos... De todo lo que he dicho hasta aquí resulta que el hombre se encuentra en un camino de búsqueda, humanamente interminable: búsqueda de verdad y búsqueda de una persona de quien fiarse. La fe cristiana le ayuda ofreciéndole la posibilidad concreta de ver realizado el objetivo de esta búsqueda. En efecto, superando el estadio de la simple creencia la fe cristiana coloca al hombre en ese orden de gracia que le permite participar en el misterio de Cristo, en el cual se le ofrece el conocimiento verdadero y coherente de Dios Uno y Trino. Así, en Jesucristo, que es la Verdad, la fe reconoce la llamada última dirigida a la humanidad para que pueda llevar a cabo lo que experimenta como deseo y nostalgia” (FeR, 33).

¿Qué es la Fe? ¿Qué significa tener Fe? (Cfr. CEC 142-184) Cfr. Porta Fidei, 10a“El primer acto con el que se llega a la fe es don de Dios y acción de gracia….” (PF, 10a)

Definición del Catecismo: La fe es la virtud teologal por la que creemos en Dios y en todo lo que Él nos ha dicho y revelado, y que la Santa Iglesia nos propone, porque Él es la verdad misma. Por la fe “el hombre se entrega entera y libremente a Dios” (DV 5). Por eso el creyente se esfuerza por conocer y hacer la voluntad de Dios. “El justo [...] vivirá por la fe” (Rm 1, 17). La fe viva “actúa por la caridad” (Ga 5, 6). (CEC 1814)

La fe como virtud y la fe como acto: (CEC 1814, 154, 155) La Fe es a la vez, gracia de Dios y respuesta humana. Por la fe creemos a Dios y todo lo que Dios ha revelado. La fe es una virtud sobrenatural por la que -apoyados en la autoridad de Dios- creemos las verdades que ha revelado, sabiendo que no puede engañarse ni engañarnos. Es, pues, un asentimiento razonable, libre y sobrenatural, de la inteligencia y de la voluntad, a la Revelación divina.

Tener Fe significa creer -firmemente y sin dudar- todo lo que Dios nos ha revelado y lo que la Iglesia Católica -su Iglesia- nos propone como motivos de Fe. Nuestra inteligencia tiene la tendencia a creer las cosas que son evidentes. Como hay verdades divinas no evidentes (que no se pueden entender por medio de la razón humana o por medio de nuestra inteligencia), para creerlas se necesita nuestro asentimiento o adhesión a esas verdades divinas.Como el motivo que nos mueve a creer es la autoridad divina -no la evidencia de las verdades reveladas-, la inteligencia del hombre no está determinada a creer, y cree libremente, movido por la gracia de Dios.

¿Podemos tener Fe por nosotros mismos? La fe es un regalo de Dios. Jesús le dice a Pedro, cuando éste le reconoce como el Mesías: “Feliz eres, Simón, porque eso no te lo enseñó la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los Cielos”

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(Mt. 16, 17). Creer es un acto del hombre, pero la fe es sobre todo un don sobrenatural, un regalo muy grande que Dios nos hace en el momento del bautismo. Sólo es posible creer por la gracia y los auxilios internos del Espíritu Santo. Es decir, tenemos todas las gracias divinas para poder creer aun lo no comprobable y hasta increíble... pero debemos responder a esas gracias dando nuestro asentimiento. Eso es tener Fe. (No podemos perder de perspectiva que la fe es un don pero también es una virtud [virtudes teologales – fe, esperanza & caridad] que adquirimos por medio del bautismo.)

¿Es libre la Fe? Los seres humanos podemos creer o no, es decir, podemos aprovechar o desaprovechar las gracias que Dios continuamente nos proporciona para tener Fe. (Ver CEC 160 y 180)

¿Qué comprende la fe como respuesta del hombre a Dios? La Fe “es un acto del entendimiento, el cual se adhiere a la Verdad Divina, mediante una orden de la voluntad movida por la gracia de Dios”. (Santo Tomás de Aquino- Ver CEC, 143, 153, 154, 155, 157, 176, 179) Comprende la adhesión personal de la inteligencia y de la voluntad a la Revelación que Dios ha hecho de sí mismo, mediante sus obras y palabras.

¿Hay conflicto entre ciencia y Fe? ¿La Fe es contraria a la razón o a la ciencia? La Fe no es contraria a la razón. Creer no significa abdicar de la razón. Tampoco la Fe puede ser contraria a la Ciencia, pues lo verdadero no puede contradecir a lo verdadero. La verdad tiene una misma fuente que es Dios y Dios no puede contradecirse. Las realidades no-sagradas y las realidades sagradas provienen de la misma fuente que es Dios. Afirma el Beato Juan Pablo II: “La fe y la razón (Fides et ratio) son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad. Dios ha puesto en el corazón del hombre el deseo de conocer la verdad y, en definitiva, de conocerle a Él para que, conociéndolo y amándolo, pueda alcanzar también la plena verdad sobre sí mismo” (Beato Juan Pablo II, Fides et ratio)

San Agustín nos indica cómo debe ser la relación entre la Fe y la razón, para qué y cómo utilizar nuestra inteligencia: “Creo para comprender y comprendo para creer mejor.” (Ver CEC, 159 y 158)

Creer lo que la Iglesia nos enseña - “El primer sujeto de la fe es la Iglesia…” (PF, 10d) Jesucristo fundó la Iglesia para que continúe su misión en el mundo transmitiendo sus enseñanzas; para eso cuenta con la asistencia del Espíritu Santo. La Iglesia como madre de los creyentes crea, engendra y alimenta (CEC, 187-181). Por eso decimos: "Creo todo lo que dice y enseña la Santa Iglesia, porque es lo que me dice Dios".

“El conocimiento de los contenidos de la fe es esencial para dar elpropio asentimiento, es decir, para adherirse plenamente con la inteligencia y la voluntad a lo que propone la Iglesia”. (PF, 10 e. Lea también PF, 11)

La certeza de esas verdades no se apoya en las razones que puedan darme los hombres que estudian la Revelación, sino en la autoridad de Dios que las ha revelado; y la Iglesia, asistida por el espíritu Santo, las transmite íntegras en virtud de la infalibilidad con que Dios la dotó en cosas de fe y moral.

El Credo, resumen de las verdades que debemos creer «No creáis que tenéis fe si no adherís al Credo, al símbolo de la fe, es decir, a la síntesis esquemática de las verdades de fe», (Paulo VI, audiencia general, 31 de mayo de 1967). Desde el principio los cristianos dispusieron de Símbolos o fórmulas de fe, que resumían la enseñanza de la Revelación divina. Existen varias formulaciones de las verdades de fe, pero ocupan un lugar muy particular en la vida de la Iglesia el Símbolo de los Apóstoles y el Símbolo de Nicea-Constatinopla. (ver CEC entre ns 184-185)Cuando recitamos el Credo, estamos haciendo un acto de fe en las verdades fundamentales que Dios nos ha revelado.

Taller

1. Lea Porta Fidei, 13; y compare con Heb 11,1-12,3- Cómo la historia de nuestra fe ilumina la historia de tu fe?- Como es la historia de tu fe?

2. Busca el “Credo del pueblo de Dios”, proclamado por el Papa Paulo VI, el 30 de junio de 1968 con motivo de la culminación del Año de la fe de 1967, una bellísima profesión de fe que explica y recoge el contenido del Credo- Compara con las otras formulas del Credo que conoces.

3. Comenta este texto

Creemos en Jesús de Nazaret, que no predicó leyes ni sistemas,

sino el Reino de Dios.Creemos en Jesús.

A su luz y con su fuerza, podemos vivir, obrar, sufrir y morir en este mundo,de forma verdaderamente humana,

sostenidos por Dios,empeñados hasta el fin en la lucha

por el ser humano.Creemos en Jesús,

esperamos el Reino que anuncióy nos comprometemos a trabajar

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sin descanso para llevar a todos los seres humanos a este Reino.

Hans Küng