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Estudios Sociales de la Ciencia y la Tecnología en América Latina: ¿en busca de una agenda? Judith Sutz 1. Estudios sociales de la ciencia y la tecnología en América Latina: ¿existió alguna vez una "agenda"? Lo más razonable para aproximarse a una respuesta sería abrir primero otro interrogante, a saber, si existió o existe un sujeto -una comunidad profesional o intelectual- que pudiera haber generado una agenda para los estudios sociales de la ciencia y la tecnología en América Latina. La cuestión no carece de interés, ni de complejidad. Los problemas a dilucidar se suceden en cascada: qué momento inicial fijar para el análisis del tema, qué vertientes disciplinarias incluir, qué formas de presentación y validación de resultados de investigación aceptar, qué modalidades de institucionalización o de autoconformación retener. Sin ánimo de iniciar siquiera someramente el abordaje de estos puntos, puede sin embargo reconocerse desde hace ya varias décadas un conjunto de situaciones que abonan a favor de la existencia de una comunidad latinoamericana involucrada intelectualmente en y dedicada profesionalmente a los estudios sociales de C&T. Una comunidad dife- renciada por ese doble carácter de otras para las cuales también es motivo de reflexión, preocupación y acción el devenir científico y tecno- lógico del continente -como la comunidad científica, variados organismos del estado, la conducción universitaria, algunas agrupaciones profesionales-. Las señales en este sentido son diversas. Incluyen la definición y concreción de investigaciones sobre políticas en ciencia y tecnología, 86 87

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Estudos Sociais de C&T na América Latina

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  • Estudios Sociales de la Ciencia y la Tecnologa en Amrica Latina: en busca de una agenda? Judith Sutz

    1. Estudios sociales de la ciencia y la tecnologa en Amrica Latina: existi alguna vez una "agenda"? Lo ms razonable para aproximarse a una respuesta sera abrir primero otro interrogante, a saber, si existi o existe un sujeto -una comunidad profesional o intelectual- que pudiera haber generado una agenda para los estudios sociales de la ciencia y la tecnologa en Amrica Latina. La cuestin no carece de inters, ni de complejidad. Los problemas a dilucidar se suceden en cascada: qu momento inicial fijar para el anlisis del tema, qu vertientes disciplinarias incluir, qu formas de presentacin y validacin de resultados de investigacin aceptar, qu modalidades de institucionalizacin o de autoconformacin retener.

    Sin nimo de iniciar siquiera someramente el abordaje de estos puntos, puede sin embargo reconocerse desde hace ya varias dcadas un conjunto de situaciones que abonan a favor de la existencia de una comunidad latinoamericana involucrada intelectualmente en y dedicada profesionalmente a los estudios sociales de C&T. Una comunidad dife-renciada por ese doble carcter de otras para las cuales tambin es motivo de reflexin, preocupacin y accin el devenir cientfico y tecno-lgico del continente -como la comunidad cientfica, variados organismos del estado, la conduccin universitaria, algunas agrupaciones profesionales-.

    Las seales en este sentido son diversas. Incluyen la definicin y concrecin de investigaciones sobre polticas en ciencia y tecnologa,

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  • prospectiva cientfica y tecnolgica, historia de la ciencia y de la formacin de las comunidades cientficas, relevamiento del potencial en C&T, capacidades tecnolgicas de los sectores productivos, "relacionamiento tecnolgico" de diversos actores, en particular, de los trabajadores, entre varias otras. A su vez, los resultados de estas investigaciones, adems de haber encontrado espacios de validacin en publicaciones locales o internacionales con mayor o menor grado de especializacin en la temtica,1 llegaron a una masa crtica que impuls la creacin de agrupamientos propiamente regionales. Entre stos se destaca la aparicin de revistas y tambin el reconocimiento a la especificidad del campo, que se expresa, por ejemplo, al delimitarse un Grupo de Trabajo o Secretara del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales en torno a Ciencia, Tecnologa y Desarrollo.

    Mencin especial merece la institucionalizacin de espacios de in-vestigacin y de docencia, por lo general de posgrado, en temas de ciencia, tecnologa y sociedad que existen -en algunos casos con tradicin- en varios pases latinoamericanos. Esto es bien significativo: no se trata ya solamente de que alguien interesado en algn aspecto del campo disciplinario acceda a una ubicacin acadmica para dedicarse plenamente a l a travs de la investigacin y la docencia -sea o no poseedor de credenciales formales en el campo-. Se trata de que jvenes graduados, de cualquier rea de conocimiento, pueden elegir una especializacin de cuarto nivel en estudios sociales de la ciencia que les otorgar credenciales formales: es mucho lo que ha avanzado la profesionalizacin del campo. Los focos o polos de profesionalizacin que existen en Amrica Latina no son demasiados, pero, por vas tanto formales como informales, se han llegado a conocer en el conjunto de la regin. Adems, casi todos ellos tienen vocacin de abrirse al continente en su conjunto, apoyando el ingreso de estudiantes de terceros pases. Es altamente probable, entonces, que dentro de pocos aos la "comunidad intelectual-profesional de ciencia, tecnologa y sociedad latinoamericana" sea mucho mayor y mucho ms joven promedialmente de lo que es hoy. Quiz sea esto lo que ms justifica hablar de una comunidad: su vocacin de auto-reproduccin social.

    1 Cabe sealar como otro espacio significativo de validacin, el financiamiento de proyectos

    y programas en el campo CTS proveniente de fuentes acadmicas o de cooperacin internacional, en la medida en que ste exige la evaluacin acadmica de la propuesta, tanto ex ante como luego de culminada la investigacin.

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    Ahora bien, en torno a qu objetivos se fue estructurando esta comu-nidad y, con ella, su campo disciplinario?2 De forma por dems tentativa y a partir de los productos mismos de la actividad, podran aventurarse al-gunas hiptesis al respecto. Bsicamente, cinco aspectos aparecen como especiamente dignos de mencin:

    el inters por incursionar en una temtica nueva en la regin pero cuya significacin -terica y prctica- ya haba hecho sus pruebas en el mundo desarrollado;

    la recuperacin para la memoria histrica de un conjunto de dimen-siones ignoradas -u olvidadas- vinculadas a las formas en que cada nacin fue estableciendo sus relaciones con la creacin de conocimiento;

    el inters por analizar las comunidades de la ciencia y la tecnologa en trminos de la evolucin de su constitucin, propsitos, interaccin con otros actores, formas de reproduccin social;

    la bsqueda de comprensin acerca del papel que la investigacin, la formacin y la actividad profesional en reas cientficas y tecnolgicas han jugado en las sociedades latinoamericanas y cmo se ha dado la interaccin de stas con los procesos de desarrollo; y

    la formulacin de propuestas en torno a formas especficas de accin -por lo general en la rbita de lo institucional, en ocasiones inspiradas en reflexiones de tipo prospectivo- dirigidas a robustecer las propias comunidades de la ciencia y la tecnologa as como a la pertinencia social de su labor.

    Lo hasta ahora dicho no justifica an lo que no podra sino calificarse de intuicin, a saber, que efectivamente siempre existi una agenda orientadora de los estudios sociales de la ciencia y la tecnologa en Amrica Latina. Entendemos aqu por agenda algo que no es idntico a un listado de temas de inters, aunque lo incluya: se trata ms bien de un emergente colectivo que, ms all de las motivaciones particulares de cada miembro de la comunidad, seala un propsito mayor, que puede incluso llegar a tener ribetes de utopa.

    Establecer una periodizacin en trminos de agendas es segura-mente tarea por dems ardua, suponiendo que sea posible. Sin embargo, es razonable hacer la hiptesis de que desde el inicio, y sin que ello haya cambiado sustancialmente a lo largo del tiempo, un elemento

    2 Sospecho que hace veinte o treinta aos, aunque ya era posible "posgraduarse" en

    centros internacionales en alguna variante de los estudios sociales de la ciencia y la tecnologa, pocos en Amrica Latina posean ese tipo de antecedentes.

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  • subyacente a todas las agendas fue la consideracin de la ciencia y la tecnologa como una actividad relevante, significativa, a cuyo impulso vala la pena dedicar esfuerzos y en cuya orientacin vala la pena comprometerse. Quiz por eso, y por la conviccin acerca del papel creciente que la ciencia y la tecnologa juegan en los procesos de de-sarrollo, uno de los puntos salientes de la agenda de los estudios so-ciales de C&T en Amrica Latina en las recientes dcadas haya sido transmitir esa conviccin a los poderes pblicos y propender a su tra-duccin en prcticas concretas.

    El punto, en realidad, no se expresa exactamente as. No es la "mi-sin" de convencer de que C&T son importantes en general lo que cons-tituye el corazn de la agenda: lo que resulta fundamental es lograr el reconocimiento del aporte insustituible de la investigacin, la formacin y la actividad profesional a nivel nacional. Es por ello que se identifica como interlocutor privilegiado el espacio pblico: si slo fuera cuestin de acceder a resultados de procesos cientficos y tecnolgicos realizados en otras partes y si esto se lograra en ausencia de capacidades propias, probablemente no hiciera falta ms que la iniciativa de actores privados orientados por la accin del mercado.

    Cabe quizs agregar que este enfoque no ha sido para nada apolo-gtico de la C&T. La reivindicacin de la investigacin cientfica como aporte al desarrollo nacional proveniente de la "gente de CTS" latinoamericana inclua, en general, una fuerte demanda de cambio tambin en el interior de la propia comunidad cientfica y tecnolgica: los qu, para qu, para quin y cmo que dicha comunidad se fijaba solan ser identificados como una de las fuentes de la debilidad relativa del impacto de la ciencia en la sociedad.

    Ahora bien, qu grado de verosimilitud tiene esta difusa hiptesis en torno a la existencia de una agenda? Podramos remitirnos a muchsimos textos, algunos de ellos transformados en verdaderos clsicos,3 donde de una forma u otra se explicita una intencionalidad acorde con lo que venimos comentando. Por elegir slo uno, fijemos ideas en el libro de Simn Schwartzman, de 1979, Formago da Comunidade Cientfica no Brasil. Se trata de una eleccin en alguna medida sesgada, pues se ubica en un pas donde la discusin entre ciencia bsica y ciencia aplicada, opcin libre individual o "sugerida" institucional de las lneas de investigacin o,

    3 Por ejemplo, Produccin de tecnologa: autnoma o transnacional, de Sbato y Mackenzie.

    ms en general, ciencia o tecnologa, se enmarca dentro de un propsito real por parte de agencias pblicas de crear capacidades tecnolgicas propias (ms all del xito que haya tenido). Este propsito, expresado a nivel del estado, es el que ha estado dbilmente presente o directamente ausente en la mayora de los pases de la regin.

    La extensa cita que sigue expresa en buena medida el "espritu" de la comunidad en CTS latinoamericana, amn de mostrar claramente la in-tocada actualidad de problemas que se arrastran desde muy lejos.

    "Al crecimiento exponencial de la ciencia y de sus costos se suma el crecimiento no menos espectacular de sus resultados prcticos. (...] Es inevitable que, en este contexto, la sociedad exija ms del cientfico y que este se sienta, tambin, ms responsable por las incrementadas im-plicaciones de los conocimientos que desarrolla.

    "Esta situacin coloca al cientfico en una encrucijada. Las caractersticas ms generales de la actividad cientfica, centradas en el mximo desarrollo del talento de las personas y asociadas a un sistema de recompensas y gratificaciones basadas en el mrito intelectual, comienzan a ser cuestionadas cuando empiezan a intervenir criterios de costo, aplicabilidad prctica y utilidad social. Esto es particularmente agudo en comunidades perifricas a los centros ms importantes, para las cuales el precio de maximizar los valores de la Repblica de la Ciencia puede ser la alienacin en relacin al medio social ms amplio y la emigracin.

    "Esta encrucijada es vivida por el cientfico como un drama personal, que cada cual resuelve a su manera. Ella se refleja, tambin, en las diversas polticas y filosofas de los diferentes grupos sociales y or-ganismos gubernamentales que, directa o indirectamente, tienen que ver con la ciencia, la tecnologa y la educacin superior. Es en la confluencia, no siempre armoniosa, de estas diversas tendencias, que la ciencia se desarrolla o se frustra. Es en esta encrucijada que un estudio histrico (como el que representa el libro) puede ayudar a entender de dnde venimos, hacia dnde queremos y podemos ir y cules son, realmente, los problemas que afligen a nuestra ciencia" (Schwartzman, 1979, p. 23).

    2. Un escenario con cambios Son muchas las cosas que, desde la dcada de los ochenta, han intro-ducido cambios de magnitud tal que justifican plantear que quiz la agenda de los estudios sociales de la ciencia y la tecnologa en Amrica Latina deba incorporar nuevos puntos.

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  • Quisiramos destacar, en forma somera, tres aspectos de particular relevancia, que por cierto estn lejos de tomar en cuenta la complejidad de las transformaciones recprocas entre ciencia, tecnologa y sociedad acaecidas en tiempos recientes .4

    a) La globalizacin de la economa La globalizacin de la economa introduce factores de presin muy fuertes,

    bsicamente a travs de la necesidad de todas las economas nacionales de insertarse mucho ms activamente que antes al mercado mundial. El nivel de dinamismo de esta insercin sealiza parte de la frontera entre los pases con alguna capacidad de crecimiento y aquellos que slo parecen tener miseria en su futuro. Pero a su vez ese dinamismo ya no incluye casi ninguno de los elementos "clsicos" que jugaron tan importante papel en el pasado y que hoy suelen denominarse ventajas comparativas estticas: calidad, diversificacin, flexibilidad de la produccin, desmaterializacin (es decir, incremento del peso de todo tipo de informacin en la estructura de costos) y, sobre todo, innovacin, es lo que cuenta hoy por encima de todo. Es decir, como tantas veces se ha mencionado en los ltimos tiempos, lo que importa no es lo heredado sino lo construido.

    As, la globalizacin de la economa implica tambin el desvanecimiento progresivo de las formas especficas de insercin en el mercado

    4 Podran mencionarse, entre otros, el problema del riesgo tecnolgico mayor, cuya definicin es que las consecuencias que acarrea su eventual concrecin afectan no solamente el presente sino que comprometen el futuro, incluso en trminos de generaciones (Lagadec, 1978). Aunque Lagadec no lo menciona, entra al club de dicho riesgo la tecnologa informtica (Hoare, 1980) que es puesta a manejar, sin que hayan podido asegurarse niveles aceptables de seguridad, sistemas que en caso de mal funcionamiento pueden provocar catstrofes irreversibles. Otro cambio por dems significativo es la importancia creciente otorgada a todo el tema medioambiental, que ha reorientado lneas enteras de investigacin, ha hecho emerger combinaciones disciplinarias nuevas y le ha dado, en esas reas, un puesto de mayor destaque a la investigacin en el subdesarrollo. No menos importante resulta el resurgimiento, luego de la "dcada perdida", de la reflexin sobre el desarrollo y sobre las posibilidades de compatibilizar las nuevas exigencias -apertura econmica, reconversin productiva- con niveles "aceptables" de equidad social. En el pensamiento de la CEPA, estas cuestiones aparecen ligadas fuertemente a problemas de origen tecnolgico; queda sin embargo sin tocar, prcticamente, el problema de la generacin de conocimientos, en sentido amplio, en relacin con el nuevo contexto en el que el elusivo desafo del desarrollo se ve planteado.

    mundial -lo heredado- que son crecientemente sobrepasadas por exi-gencias de carcter general. La matriz cientfico-tecnolgica de estas exigencias es bien conocida, lo que plantea no pocos problemas a la produccin de conocimientos en aquellos pases del subdesarrollo que tienen una comunidad operativa en ciencia y tecnologa, como son la mayora de los latinoamericanos. En efecto, su problema no es ya solamente la colaboracin en la solucin de un conjunto de problemas que afectan el interior de la nacin; la cuestin adems es la construccin de capacidades que le permitan contribuir al valor agregado de la produccin, es decir, a alejar la frontera de la irrelevancia econmica nacional.

    Esto por una parte agudiza la sensacin para el investigador, de la cual hablaba Schwartzman, de encontrarse en una encrucijada o dilema, que podramos denominar "el dilema entre la pertenencia (a la Repblica de la Ciencia) y la pertinencia (en el corto plazo para la sociedad en la que vive y que le paga)".5

    Pero por otra parte le plantea tambin un desafo mayor a la "comu-nidad CTS". En efecto, para que las investigaciones realizadas en el pas colaboren efectivamente, tanto a travs de resultados como de la buena formacin de profesionales, a una mejor insercin competitiva, hace falta -entre muchas otras cosas- un conjunto de acciones por parte de los poderes pblicos. Hace quince o veinte aos, el problema consista en hacerle ver a dichos poderes cun importante eran C&T en el proceso de desarrollo, de modo que reconocieran que dichas acciones estaban dentro de su rbita. Quiz lo que no se esperaba es lo que realmente ocurri: una adopcin sin fisuras del discurso de la ciencia y la tecnologa en las ms altas esferas del estado, pero una pobre implementacin concreta de las consecuencias prcticas que dicho discurso implica.

    La situacin es ahora ms difcil que antes. Por una parte, la adopcin del discurso obliga a concentrarse en la prctica, lo cual es siempre ms complicado, entre otras cosas porque requiere poner en evidencia contra-dicciones, lo que no es fcilmente aceptado por quienes en ellas incurren.

    5 En principio, la pertenencia a la Repblica de la Ciencia y la pertinencia en el largo plazo para la sociedad de los resultados obtenidos de la actividad cientfica, y tambin en algunos campos particularmente sofisticados del desarrollo tecnolgico, no se plantea como contradictoria. La hiptesis es que, en el largo plazo, si la investigacin es buena, irn surgiendo las sntesis que permitirn que los resultados sean operativos y colaboren activamente en la solucin de problemas. Naturalmente, la cuestin es si esas sntesis se podrn efectuar dentro de fronteras o si, dada la superioridad cientfico-tcnica de los pases centrales, ser all donde se plasmen, reexportndose luego como productos "con valor agregado" al pas donde se efectu inicialmente la investigacin.

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  • Por otra parte, porque la percepcin de la urgencia es mucho mayor: si ayer fallbamos en la articulacin ciencia-tecnologa-desarrollo slo estbamos hipotecando el futuro; si hoy no entramos al mundo ciencia-tecnologa-produccin lo que estamos poniendo en cuestin es el presente. La posible y rpida secuela de cada en el ingreso y en la ocupacin que ello implicara pone todo el problema bajo el signo de la urgencia y la eficacia de corto plazo, lo que disea un escenario propicio para lo que Freeman con agudeza llama el subdesarrollo voluntario (Freeman, 1992).6

    Si a todo esto le sumamos la crisis fiscal y los ajustes concomitantes que estn presentes en casi todos los pases de la regin, ardua labor tiene por delante quien quiera a la vez reivindicar que la ciencia y la tecnologa "locales" son socialmente tiles (lo cual implica gastar en su existencia) pero que para serlo realmente necesitan un conjunto de apoyaturas externas a ellas mismas (que en alguna medida tambin implican gasto).? La dificultad se agrava porque los imaginarios tecno-

    6 Freeman seala que la eleccin acerca de cunto apoyarse en tecnologa importada y cunto hacerlo en esfuerzos propios no releva nicamente de un clculo econmico sino que es una decisin que depende, en ltima instancia, del tipo de sociedad en que se quiere vivir. A la tendencia a slo contabilizar costos en sentido restringido a la hora de tomar decisiones sobre el origen de la tecnologa a incorporar es a lo que Freeman llama suhrlesarrollo voluntario. Es de destacar que el artculo donde Freeman hace este planteo fue reeditado en un libro reciente, pero fue escrito hace ya ms de veinticinco aos. Desde una postura ideolgica muy diferente a la de Freeman, Michael Porter llega a similares conclusiones: "[...] la capacidad de utilizacin de la tecnologa es lo que lleva a la ventaja (competitiva), no el mero acceso. La capacidad de emplear y mejorar la tecnologa importada se ve fuertemente influida por el 'diamante' nacional. La ventaja competitiva es cada vez ms una funcin no de los factores sino de la capacidad para crear y aplicar conocimientos y tecnologas a la competencia sectorial" (Porter, 1991, p. 228). Vale la pena recordar que cosas parecidas se vienen diciendo en Amrica Latina desde hace veinte aos, al menos.

    7 Sanjaya Lall plantea as las propuestas convencionales o neoclsicas al tema: "[...] el impulso general de los enfoques convencionales es minimizar no solamente el rol de las actividades tecnolgicas en los pases en desarrollo sino tambin la necesidad de polticas que apoyen, protejan e induzcan esas actividades. Lo que ahora se denomina 'enfoques neoclsicos' [...] tienden a limitarse a s mismos a prescripciones del tipo 'tengan precios correctos', 'reduzcan o eliminen la proteccin' o 'libre flujo internacional de capitales y tec-nologa' y reduzcan la intervencin estatal en la actividad industrial" (Lall, 1994, p. 265). Este autor seala que en los ltimos quince o veinte aos surgieron enfoques no convencionales, que le asignan un rol central a los esfuerzos tecnolgicos endgenos para dominar las nuevas tecnologas y que fueron influyentes en algunos NIC's. No parecera que hayan hecho mucho camino prctico en Amrica Latina, resultando bastante ms familiares los que se indican en la cita.

    lgicos desvalorizantes que nos caracterizan an no han sido revertidos, lo que colabora a que tanto los investigadores en C&T como la comunidad CTS se vean relativamente aislados de la sociedad. Ciencia y Tecnologa prendieron fuertemente, globalizacin mediante, en el imaginario social, pero en ello jugaron un papel menor los esfuerzos y resultados propios.

    b) Las transformaciones de las relaciones entre academia y produccin

    Entre las muchas maneras de percibir los cambios que han estado ocu-rriendo en las relaciones entre academia y produccin una es particularmente llamativa: los llamados de alerta acerca de los peligros de no preservar espacios de investigacin y de evaluacin del trabajo con orientaciones relativamente independientes de las demandas externas y de corto plazo.

    "Las polticas comprometidas con la promocin de una mayor transferibilidad de los resultados de las ciencias bsicas a travs de la erradicacin de la cultura de la ciencia libre en aras de forjar una 'per-fecta unin' entre investigadores acadmicos y de empresas pueden ser realmente exitosas en capturar algunas rentas econmicas inmediatas explotando intensivamente el stock existente de conocimiento cientfico bsico, pero arriesgan fragmentar el entramado en el cual residen los elementos tcitos de dicho conocimiento y, al hacerlo, probablemente pongan en peligro no slo el crecimiento futuro del conocimiento bsico sino tambin el flujo de beneficios econmicos que podra derivarse del stock de conocimiento existente" (Dasgupta y David, 1994, p. 516).

    "Un cambio de nfasis hacia mayores conexiones con las necesidades de la industria civil puede beneficiar a las universidades y a la industria si se hace de la manera adecuada. Esta manera, desde nuestro punto de vista, consiste en respetar la divisin del trabajo entre universidades e industria que se ha formado juntamente con el desarrollo de las disciplinas de la ingeniera y las ciencias aplicadas, ms que una que trate de arrastrar profundamente a la universidad a un mundo en el cual las decisiones deben hacerse de acuerdo a criterios comerciales" (Rosenberg y Nelson, 1994, p. 347).

    "Las necesidades de la industria se ven mucho mejor servidas si se mantiene una bsica, slida y abierta estructura pblica de investigacin, a partir de la cual puedan ser desarrolladas tecnologas comer-

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  • cales por la industria misma. El principal mensaje de IDARC (Industrial Research and Development Advisory Commitee) es que el fortalecimiento de la base de investigacin cientfica es esencial para mejorar la competitividad de Europa. No debera requerrsele a buenos investi-gadores acadmicos que se dedicaran a hacer trabajos de aplicacin de corto plazo, sea para conseguir fondos o bien promociones. La industria necesita buenos cientficos, no tecnlogos amateurs" (First Report of the State of Science and Technology in Europe, citado en Tent, 1991, p. 528).

    Estos comentarios revelan la existencia de un problema no menor, que por cierto no se da slo en los pases desarrollados: las instituciones del mundo acadmico estn siendo llamadas a cambiar sus perfiles, a asumir nuevos roles, y todo ello pone en tensin estructuras que, hasta el momento, no haban sido presionadas fuertemente para adaptarse a cambios mayores y rpidos.

    Hay dos aspectos particularmente complicados en esta evolucin. Uno de ellos es que el "problema de las dos culturas", tal como Snow lo planteara hace ya tiempo, adquiere hoy una nueva dimensin: hay una vertiente de la creacin de conocimiento que obtiene su reconocimiento del mercado, adems del sistema interpares, y otra que no. Ello lleva a conformar, poco a poco, dos culturas, cuyos lmites ya nada tienen que ver con ciencia bsica, aplicada o tecnologa, o ciencias duras o blandas, o ciencias o humanidades.

    El otro aspecto, muy vinculado al anterior, es el pasaje de la produccin de conocimiento con destinatario annimo -que ser eventualmente un usuario final no conocido por el investigador y cuyo acceso al resultado o a alguna transformacin del mismo estar mediada por un profesional universitario- a la produccin de conocimiento en el marco acadmico para un usuario final plenamente identificado.

    Muchos fueron los vientos que sembraron estos huracanes. El recorte del gasto para la investigacin fue uno de ellos, y muy importante, por cierto; la diferenciacin creciente de las remuneraciones universitarias frente a las "privadas" actu como acicate para la aceptacin, por parte de sectores de la comunidad acadmica, de modalidades de vinculacin con el medio externo que permitieran un incremento de las mismas dentro de nuevas reglas de juego. Lo que Brunner llama el pasaje del estado benevolente al estado evaluativo tambin jug su papel (Brunner, 1990): la investigacin debe ser vista como algo ms til que la pera, es decir una invocacin a la cultura, si pretende recibir de los fondos pblicos un presupuesto razonable. Dado que una buena medida de su utilidad es conseguir que la financien agentes directamente interesados en

    sus resultados, el crculo se cierra: hasta para conseguir fondos pblicos hay que validarse por el mercado.8

    Esta situacin le plantea a la comunidad CTS latinoamericana un buen nmero de problemas.9 Con la abrumadora mayora de la actividad de investigacin radicada en estructuras acadmicas de carcter pblico, la interaccin ciencia-tecnologa-produccin queda formulada de forma por dems asimtrica. La necesidad de transferencia es visualizada crecientemente desde la investigacin como imperiosa, tanto por aspectos sociales como de reproduccin de la propia actividad acadmica, pero con mucho menor inters relativo por parte de los potenciales receptores. Hay problemas de comunicacin, de informacin, de compa-tibilizacin de aspiraciones y exigencias recprocas, de adecuaciones y/o construcciones institucionales.

    En buena parte de Amrica Latina son las universidades pblicas el lugar donde se concentra la creacin nacional de conocimiento; en ellas adems se hace docencia, de pre y posgrado. La cuestin del cambio -o suma- de roles de la academia se expresa con particular fuerza, entonces, en la universidad, con el agregado, no menor, de las transformaciones propiamente docentes que deben acompaar esos cambios y a las que la universidad debe atender pues forman parte de sus responsabilidades irrenuniables.

    Es difcil imaginar as formas en que la comunidad CTS latinoamericana se ir relacionando con este tema: parecera que el mundo acadmico y las universidades en particular estn pasando por un perodo de cambio tan profundo que no resulta exagerado calificarlo de revolucin. Sin duda tendr que seguir este proceso de cerca, entender cmo se procesan las discusiones y a veces batallas entre reas de conocimiento, observar cmo se plantean las defensas de identidades asediadas, identificar los cambios que algunos aceptan e incorporan mientras otros rechazan, reteniendo al mismo tiempo los argumentos presentados. Pe-

    8 Hay razones de otro tipo que aceleran las relaciones academia-produccin. Una de ellas es el siempre creciente contenido cientfico de las nuevas tecnologas que hace que, en ciertos casos, por ejemplo en las biotecnologas de punta, sea difcil distinguir prcticas acadmicas de prcticas productivas.

    Esto a su vez tiene otra consecuencia, a saber, que cada vez ms la produccin resulta fuente de problemas de primer rango para la investigacin acadmica. Naturalmente, esto es as en realidades donde la produccin se constituye en mercado de empleo para investigadores, lo cual est muy lejos de ocurrir en Amrica Latina.

    9 Parte de las contribuciones al tema relaciones Universidad-Sectores Productivos se recogen en el libro homnimo (Sutz, 1994).

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  • ro adems de observar, informar y ofrecer explicaciones sobre los cambios, podra proponerse colaborar a orientarlos. Este es un punto central que los nuevos tiempos traen a la agenda de los estudios sociales de la ciencia y la tecnologa. Y si bien todo indica que esto es vlido en general, la especificidad del problema y la fuerza con que se plantea en Amrica Latina convocan a un gran esfuerzo para tratarlo.

    c) La creciente irrelevancia econmica de la periferia

    Poco antes de asumir la presidencia de Brasil, Fernando Henrique Car-doso describa de esta manera uno de los grandes movimientos de la sociedad actual, en parte como contrapunto a la globalizacin de la eco-noma: "Simultneamente [a la emergencia de los nuevos grandes bloques econmicos], lo que era antes una parte del Tercer Mundo ha devenido un vasto 'Cuarto Mundo' de necesidad, hambre y desesperacin. No se trata ya actualmente de una periferia ligada a un centro capitalista por una relacin clsica de dependencia y menos an de una relacin dependencia-asociacin como las que yo he descrito en trabajos anteriores. Estamos en presencia de la situacin dramtica de pases que no han logrado ocupar el menor intersticio en el mercado mundial y cuya explotacin ha incluso dejado de tener inters para el Centro [...] En el momento actual, el pas que no tiene la capacidad para invertir en ciencia y tecnologa asociadas a la institucionalizacin de la libertad, al reconocimiento de los derechos individuales y de sus ciudadanos, no puede acompaar el ritmo de la revolucin productiva. La cuestin de la dependencia se plantea, en consecuencia, en trminos nuevos y trgicos, pues peor que la situacin de dependencia es aqulla d no depen-dencia,'al costado' del proceso econmico global, a la que se ven reducidos sectores importantes de la comunidad internacional" (Cardoso, 1994, p. 444).

    Si sustituyramos en el texto de Cardoso "sectores importantes de la comunidad internacional" por "sectores importantes de la ciudadana en cada uno de nuestros pases", estaramos dando cuenta de un fenmeno real: varias de las transformaciones derivadas de los procesos de cambio cientfico-tcnico tienen efectos excluyentes, particularmente en contextos en los que no se procura contrarrestarlos mediante polticas activas. Disearlas no es para nada sencillo, aun suponiendo que su necesidad fuera reconocida y hubiera voluntad para identificar acciones e implementarlas luego. En parte se trata de incluir aspectos propiamente cientficos y tecnolgicos en la concepcin de las polticas sociales; en

    parte sealar lneas de trabajo cientfico y tecnolgico que apunten a ne-cesidades.especficas a las que no suele atenderse. Definir una agenda "anti-exclusin" que incluya, entre otros, esos puntos, no es trabajo slo para una comunidad, aunque el involucramiento de la de CTS sera parti-cularmente bienvenido.

    3. Un cambio conceptual mayor: la innovacin No importa que Marx en el siglo pasado y sobre todo Schumpeter en este siglo hayan puesto la innovacin en el centro mismo del proceso econmico, social y aun poltico. El peso conceptual del modelo lineal fue tan grande, que las intervenciones pblicas en materia de promocin social del conocimiento parecan inspiradas hasta hace muy poco tiempo en apreciaciones del tipo "asegurmosnos de que alguien se ocupe de investigar y de ensear que seguramente otros se ocuparn de aplicar e innovar". Financiar la oferta y dejar todo lo dems al mercado -salvo en el rea agropecuaria- fue as el ncleo de las polticas cientficas y tecnolgicas en casi todas partes. Pero eso ha ido cambiando rpidamente en los ltimos tiempos.

    Refirindose a las estrategias actuales de los pases desarrollados, con su nfasis en la construccin de competitividad va esfuerzos en la investigacin pero tambin en la aplicacin y difusin de resultados, J.-J. Salomon afirma: "Este es el cambio ms importante y revelador: la poltica de innovacin aparece como una extensin (o una alternativa) a lo que previamente se llamaba poltica de ciencia y tecnologa" (Salomon, 1994, p. 49).

    Tres elementos estn en el centro de la nueva conceptualizacin sobre la innovacin, todos ellos de mucha importancia para definir orientaciones y sugerir propsitos a los estudios sociales de la ciencia y la tecnologa en contextos subdesarrollados, ms all de que no fuera all donde surgiera. El primero seala que la innovacin no es un proceso concentrado en algn lugar privilegiado del cuerpo social, por ejemplo, las grandes empresas, o aquellas que fabrican bienes de capital. Por el contrario, la innovacin es un proceso socialmente distribuido (von Hipel, 1988) en el cual intervienen mltiples actores y donde ocupan lugar relevante los usuarios en materia de orientacin de los cambios. El segundo caracteriza la innovacin como un proceso interactivo (Lundvall, 1985), en el que la relacin usuario-productor es la mejor garanta tanto para que la innovacin llegue a producirse como para que sta maximice su utilidad social. El tercero indica que un contexto privilegiado donde se

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  • producen las innovaciones es el nacional (Freeman y Lundvall, 1988; Porter, 1990; Lundvall, 1992; Nelson y Landau, 1993), lo que ha llevado a acuar otro concepto central: el de Sistema Nacional de Innovacin.

    El cambio de nfasis apunta a varias cosas, entre las cuales se pueden mencionar la redefinicin del papel del estado frente a la cuestin cientfica y tecnolgica, la parte irreductible que en la innovacin le corresponde a cada pas, los cambios actitudinales que deberan procesarse para hacer emerger actores de innovacin all donde prcticas obsoletas impiden su accionar, la necesidad de definir polticas tendientes a crear dilogos y puentes y a difundir, informaciones. Preocuparse de la oferta cientfica y tecnolgica pasa as a ser complementado por ocuparse de la demanda, en la hiptesis, central para la nueva conceptualizacin, de que no habr ningn automatismo que asegure que el flujo de novedades producido por la oferta encontrar fcilmente su camino de utilizacin.

    Esta transformacin conceptual llama a lograr perspectivas ms sin-tticas que analticas y seala varios "pecados" de los que conviene precaverse, en todas partes sin duda, pero especialmente entre nosotros: "Hay un cmulo de errores 'cientificistas' a evitar. Entre otros: la suposicin de que basta alimentar la 'oferta' de conocimientos cientficos para que su uso por la sociedad llegue a ser significativo, con el consiguiente desinters por el fomento de la 'demanda' social de tales conocimientos; la visualizacin del desararollo tecno-productivo como un proceso unilineal, motorizado por las ciencias naturales (o 'ciencias duras'), con un correlativo descuido de otras dimensiones de la ciencia as como de las especificdades sociohistricas de cada proceso de desarrollo; la concentracin de los esfuerzos de capacitacin en los vrtices de la pirmide, desatendiendo uno de los rasgos mayores de esta tercera etapa del crecimiento industrial, en la cual ste depende fundamentalmente de la extensin de la cultura tcnica y de la capacidad creativa de la gente" (Arocena, 1993, pp. 102-103).

    Promover una cultura de la innovacin, movimiento inclusivo y de mocratizador en el marco de tendencias crecientes a la exclusin y a la elitizacin en materia de produccin y acceso al conocimiento, es tam bin un punto que vale la pena considerar para una agenda.

    4. Tensiones y demandas en la constitucin de una nueva agenda

    Los factores de cambio que hemos mencionado explcitamente, ms algunos otros -riesgo tecnolgico mayor, virulencia de la problemtica ambiental, reemergencia "tecnolgica" del tema del desarrollo- se expresan,

    entre otras cosas, en nuevas tensiones y tambin nuevas demandas sentidas por organizaciones y personas dedicadas a actividades cientficas y tecnolgicas. En ese mismo movimiento se encuentran centralmente implicados los estudios sociales de la ciencia y la tecnologa, tanto por el impacto sobre su "objeto" como por las nuevas modalidades de interaccin con l y con la sociedad toda que quedan planteadas.

    Decamos al comienzo que una agenda es, aunque lo incluya, ms que un listado de temas. En trminos de propsitos "macro", cules seran los temas que los nuevos tiempos estn solicitando? Apenas a ttulo de ejemplo -el problema merece, obviamente, mucha ms atencin y detalle- mencionaremos dos, derivados de una tensin y una demanda, respectivamente.

    a) Por un nuevo enfoque acerca del dilema pertenencia-pertinencia

    Frente al desfinanciamiento de las universidades pblicas, espacio de alta concentracin de generacin de conocimiento en Amrica Latina,10 han ido apareciendo modalidades recientes que, a la vez, apuntan a mejorar las remuneraciones y a proveer mecanismos de evaluacin de la actividad acadmica. Con diferentes nombres en diferentes pases, se trata de Sistemas Nacionales que otorgan sobre-remuneraciones a los investigadores de todas las reas del conocimiento en funcin de antecedentes, la primera vez, y de productividad, a medida que se plantea la permanencia en el Sistema.

    Ms expuesto a la opinin pblica -los fondos del sistema son con-cursables-, ms precaria su adscripcin al mismo, pues su consideracin se realiza cada dos o tres aos, las retroalimentaciones entre criterios de evaluacin y toma de decisiones individual o colectiva acerca de en qu y cmo trabajar se hacen ms estrechas. As, el dilema pertenencia-pertinencia se agudiza, con la pertenencia apuntando a algo ms concreto que la Repblica de la Ciencia como es el propio Sistema. Historias conocidas de la experiencia reciente dan un toque de atencin so-

    10 Se indica a menudo que buena parte de las universidades latinoamericanas son apenas instituciones de educacin pos-secundaria, en el sentido, bsicamente, de que en ellas no se realiza investigacin. Si bien ello es cierto, no deja tambin de serlo que en conjunto realizan buena parte de la investigacin de la regin, pues no tienen, lamentablemente, demasiada competencia.

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  • bre posibles malas resoluciones de esta tensin. Disciplinas "duras" que pretenden extender sus propias normas de excelencia a otras, tan "duras" como ellas, para las cuales esas normas carecen simplemente de sentido;11 medicin numrica de produccin, tomada en cuenta solamente si su calidad ha sido juzgada por rbitros de revistas de circulacin internacional, lo cual le trae muchos problemas a disciplinas donde la validacin de la produccin toma otros derroteros, como las del rea agraria; seleccin restrictiva de espacios de publicacin validados, lo que plantea dificultades de idioma, por ejemplo, a buena parte de las ciencias sociales de la regin. Pero adems, est la cuestin central de qu es lo que se mide: la docencia, la gestin asociada con la constitucin de nuevos grupos de trabajo, la atencin y promocin de investigadores jvenes y tantas otras actividades ms "opacas" que la publicacin suelen ser dbilmente tomadas en cuenta, dando claras seales de qu conviene hacer, de en qu es redituable usar el tiempo. El problema no termina aqu, sin embargo. Ya por el andarivel de la sola investigacin, la eleccin de temas puede ser muy determinante del ritmo de las publicaciones a cosechar: difcil tensin la que plantea un sistema tan rgido y "externo" de premios y castigos.

    Adems de todo esto, el acercamiento de la academia a la produccin plantea tensiones similares: est muy bien visto, en apariencia, ocuparse de conseguir recursos extra-presupuestales va relacin con el sector productivo, pero a la hora de evaluar el desempeo, los criterios clsicos son los que preponderantemente priman, planteando tensiones muy concretas acerca de cmo ocupar el propio tiempo.

    Nada de esto es realmente muy nuevo: las polmicas acerca de cmo medir la produccin cientfica y tecnolgica latinoamericana son bien conocidas; las discusiones entre quienes no encuentran vlido otro criterio de medicin que el que en el momento est aceptado internacionalmente y aquellos que bregan por "endogeneizar", al menos en parte, dichos criterios, es de larga data.

    Lo que est pasando es que, en el marco de tantas transformaciones, se est perdiendo una oportunidad muy concreta de cambiar los

    11 Por ejemplo -ancdota contada por un matemtico venezolano- una exigencia para acceder al escalafn ms alto de la escala en Venezuela era no slo tener un nmero muy alto de artculos publicados en revistas referadas, sino que alguno de ellos tuviera varias decenas de citaciones documentadas; ocurre que el mejor matemtico de ese pas no era capaz de exhibir artculo alguno con esas caractersticas, simplemente porque la 'cultura de la citacin" es muy diferente en distintas disciplinas.

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    trminos de la tensin. Ello resulta central, pues si cada investigador debe elegir. entre pertenencia y pertinencia, o si pequeos agrupamientos de investigadores deben hacerlo, la pertinencia probablemente sea derrotada por las necesidades de la vida.

    Cambiar las reglas de juego de la pertenencia y validarlas en la regin e internacionalmente es un propsito mayor, cuya dificultad slo se ve sobrepasada por su importancia. Objetivo posible para una nueva agenda de la comunidad CTS, ya tiene un tema de trabajo asociado, que est en marcha: el estudio de indicadores en ciencia y tecnologa a travs de una red disciplinaria multinacional.12

    b) La "humanizacin" de los estudios universitarios en ciencias y tecnologas

    En todo el mundo, y tambin en Amrica Latina, se est fortaleciendo el reclamo por lo que podramos llamar una "humanizacin especfica" de la formacin unversitaria en ciencias y tecnologas. Las razones son bastante evidentes y tienen mucho que ver con los cambios en el escenario a los que hicimos alusin. Por una parte, la carrera competitiva puede llegar a cegar frente a toda consideracin que le sea ajena, dejando por el camino deontologas que, no por poco explcitas en muchos casos, dejan de ser fundamentales. Por otra parte, los riesgos asociados al avance tecnolgico no pueden ser debilitados eficientemente si slo se lo procura desde posiciones ex post, ubicarse en una actitud preventiva ex ante no es posible si no se cuenta para ello con la colaboracin activa de quienes sern actores por dems directos en ese avance.

    Todo esto lleva a plantear, cada vez con ms fuerza, la necesidad de esa "humanizacin especfica" que mencionbamos, que ya no es la exposicin del estudiante a un conjunto separado de puntos de vista disciplinarios -provenientes de la filosofa, de la sociologa, de la economa o de la historia- en la hiptesis de que cada quien llegar a una sntesis, sino que parte directamente de la sntesis, a travs de cursos integrales de Ciencia, Tecnologa y Sociedad.

    No es sta una mera expresin de deseos. Tres situaciones recientes muestran que la demanda existe realmente. La primera es la inten-

    12 Se trata de una iniciativa que rene a investigadores de diversos pases y con diferentes adscripciones institucionales, coordinada por Mario Albornoz, de la Universidad Nacional de Quilmes, Argentina.

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  • cionalidad de la Organizacin de Estados Iberoamericanos de constituir una Red disciplinar dentro del Programa ALFA, de la Unin Europea, cuyo objetivo es disear cursos universitarios CTS. Para ello convoc a una muy amplia reunin en Santiago de Chile en marzo de este ao y decenas de universidades latinoamericanas comprometieron su esfuerzo en esa direccin. La segunda proviene de la Unin de Universidades de Amrica Latina -UDUAL-, quien en su convocatoria (an no cerrada) a proyectos de investigacin a ser premiados por ella incluye, como uno de los tres temas posibles, justamente este de la "humanizacin" de la enseanza cientfica y tecnolgica. La tercera, tambin de 1995, se origina en RELAB -Red Latinoamericana de Biologa-, que eligi como tema central de su prxima reunin bianual, el de Ciencia y Sociedad.

    He aqu otro propsito mayor para una agenda de la comunidad CTS. Tan es as, que prcticamente delimita un subcampo por derecho propio dentro del espacio de los estudios sociales de la ciencia y la tecnologa. Se nutrir sin duda del conjunto de investigaciones que en ste se emprendan as como de las definiciones que se han ido tomando en materia de formacin de posgrado, pero no es posible derivar lineal o automticamente este subcampo de lo hecho hasta ahora. Disear cursos unitarios para estudiantes que probablemente slo tendrn ese contacto curricular con el tema y al cual acceden, en principio, por obligacin curricular y no por vocacin expresa -quiz la diferencia ms aguda con los cursos CTS de posgrado-, exige un verdadero proceso de investigacin previo. Organizarlo implica a su vez abrir de par en par muchas puertas: es deseable acaso dictar un curso de CTS para bilogos, o mdicos, o ingenieros, sin convocar a colaborar en su elaboracin a investigadores y profesionales en las respectivas disciplinas?

    5. Conclusin

    Esperamos haber justificado mnimamente la necesidad y tambin la oportunidad de actualizar la agenda de los estudios sociales de la ciencia y la tecnologa a los que se dedica la comunidad CTS latinoamericana. Temas e intereses no faltan; la institucionalizacin de la comunidad est creciendo; su poblacin tambin, y rejuvenecindose. La convergencia entre problemas planteados a la regin por toda una serie de transformaciones y las investigaciones en el rea es creciente. Parecera abrirse as una oportunidad extraordinaria de trabajo, en que la asociacin entre lo "bsico" y lo "aplicado" en el campo CTS d lugar a estudios y propuestas que ayuden al continente y a su gente a encontrar cami-

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    nos. Las Primeras Jornadas Latinoamericanas Sobre Estudios Sociales de la Ciencia y la Tecnologa son fehaciente muestra de que esa oportunidad no es ilusin.

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