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CAPÍTULO VII SUELOS Y FERTILIZACIÓN Ing. Agr . José Armando MAFFEI* M. Sc. Ing. Agr. Luis BUENO** *Facultad de Ciencias Agrarias, Universidad Nacional de Cuyo, C/ Almirante Brown Nº 500, M5528AHB, Chacras de Coria, Luján, Mendoza, República Argentina.  [email protected] .edu.ar **INTA – Estación Experimental Agropecuaria (EEA-San Juan), Calle 11 y Vidart, Pocito - (5429) San Juan, República Argentina. [email protected]

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CAPÍTULOVIISUELOS YFERTILIZACIÓN

Ing. Agr. José Armando MAFFEI* M. Sc. Ing. Agr. Luis BUENO**

*Facultad de Ciencias Agrarias, Universidad Nacional de Cuyo, C/ Almirante Brown Nº 500,M5528AHB, Chacras de Coria, Luján, Mendoza, República Argentina. [email protected]**INTA – Estación Experimental Agropecuaria (EEA-San Juan), Calle 11 y Vidart, Pocito (5429) San Juan, República Argentina. [email protected]

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ÍNDICE

I. SUELOS 1A. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 157B. Topografía - Características físicas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 157

Zona alta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 157Zona baja . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 158Zona de transición . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 159

C. Material de los suelos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 160D. Principales problemas de los suelos relacionados con el cultivo del olivo 161

II. FERTILIZACIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 164A. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 164B. Necesidades nutritivas anuales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 166

Fraccionamiento de los fertilizantes a lo largo del ciclo . . . . . . . . . 167C. Herramientas de diagnóstico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .1167

III. BIBLIOGRAFÍA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 172

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I. SUELOS

A. Introducción

Este capítulo se referirá principalmente a los suelos irrigados por el Río Mendoza yel Río Tunuyán inferior, zona de la provincia donde climatológicamente es posibleel cultivo rentable del olivo. También se puede extender al área de influencia del RíoSan Juan, ya que guarda grandes similitudes con la zona mencionada en lo topográ-fico y en el origen de los suelos a describir.Los suelos de la zona indicada pertenecen al orden taxonómico de los Entisoles (de-finido para suelos de poco desarrollo genético). Los Torrifluventes predominan en sugran mayoría en la zona irrigada y los Torripsaments se encuentran en la zona de lla-nura, allí adquieren importancia en los ambientes de sedimentación particularmen-te eólica. En estos suelos los procesos de erosión y deposición activos hasta la ac-tualidad determinaron y determinan el mantenimiento de la “juventud” de losmateriales edáficos. En este sentido influye la prevalencia del clima árido, que redu-ce a su menor expresión la acción transformadora del factor agua (S.A.G. y P.,1990).Si se hace referencia a los suelos de la provincia de La Rioja, en la zona antigua y tí-picamente olivícola, también se encuentra bajo el dominio de los Entisoles, pero losnuevos y grandes emprendimientos desarrollados al este de la ciudad capital -dondecomienza la zona de los llanos- se entremezcla la presencia del orden Aridisoles.Otra zona de expansión en los últimos años es el departamento de San Rafael de laprovincia de Mendoza, en la zona denominada Oasis Sur, también posee suelos deorigen aluvial, textura franca a franca arenosa y profundidades muy variables antela presencia del ripio o esqueleto grueso. La mayor limitante de esta zona son las va-riables climáticas que limitan su desarrollo.

B. Topografía - Características físicas

Claramente diferenciado de oeste a este, el paisaje mendocino de esta área se inte-gra por una serie de relieves positivos: las montañas y serranías occidentales y las

planicies, llanuras y depresiones del área central y oriental (1).La granulometría y estratificación de los suelos responde en general a razones topo-gráficas, pudiéndose observar típicas “clinosecuencias” (20), en el desarrollo delperfil de los mismos.Topográficamente se pueden distinguir en los suelos bajo cultivo, tres zonas: la zo-na alta, la baja y la de transición.

Zona alta

Es la zona dominada por los abanicos aluviales de pie de monte en la zona de in-fluencia del Rio Mendoza y San JuanLa pendiente común en esta zona tiene valores entre 1 al 3 %. Los suelos adyacen-tes a las partes alta y media de los abanicos aluviales ubicados al pie de la precor-dillera y de los cursos actuales o pretéritos de los grandes cauces de agua presentan,

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aflorando o a profundidad variable pero que no excede los 3 m, acumulaciones decantos rodados llamados localmente “ripio”. El ripio puede constituir una propor-ción variable del esqueleto grueso del suelo, formar estratos de distinto espesor in-tercalado con materiales más finos y/o determinar el límite inferior del suelo al ex-tenderse ininterrumpidamente en profundidad (Figura Nº 1). Frecuentemente, en el

plano de contacto suelo-subsuelo ripioso, por efecto del abrupto cambio de porosi-dad, suelen formarse freáticas temporarias que ocasionan depósitos de carbonato decalcio que recubre los rodados y puede llegar a formarse capas cementadas (20), (Fi-gura Nº 2).

Figura Nº 1. Perfil típico de suelo Figura Nº 2. Cantos rodados cementadosde la zona alta típicos de la zona alta

Zona baja

La constituye la cuenca de la que fuera laguna de Guanacache y abarca casi la to-talidad del Departamento de Lavalle, parte de San Martín y Maipú con los distritosde Chapanay, Tres Porteñas, Fray Luis Beltrán, Barcala y San Roque para el Rio Men-doza. Parte del Dpto. de Junin y la totalidad de Rivadavia, Santa Rosa y La Paz en lazona de influencia del Río Tunuyán. Parte del Dpto. de Sarmiento y 25 de mayo enSan Juan. La pendiente general en este sector es prácticamente nula (alrededor de0,3 a 0,1 %). Los desniveles locales son a veces pronunciados, pero de escaso desa-rrollo y causados principalmente por médanos, barrancas erosionadas o depresionesreducidas.En esta zona predominan los elementos texturales más finos y está ausente el ripio.El material de textura fina y mediana es de origen sedimentario aluvial o lacustre enaquellos sitios correspondientes a los tramos finales de los cursos de agua (partes deldistrito de Jocolí, 3 de Mayo, departamento de Lavalle, Barriales en Junín, Philips enRivadavia. También aparecen mezclados o más puros -hacia el este- los depósitoseólicos. En superficie son frecuentes las eflorescencias y las costras salinas.El perfil está constituido por capas alternas de arena muy fina, limo o arcillas, apa-

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recen concreciones de diversa naturaleza química, estrías salinas, por ejemplo, quedescansan a diversa profundidad sobre arcilla plástica roja o verde salinizada (Figu-ras Nº 3 y Nº4). Estos fueron los antiguos fondos de pantanos, ciénegas o lagunasque proliferaron cientos de años atrás en los tramos finales de los ríos y que luegofueron rellenados por nuevos sedimentos fluviales y/o eólicos. Lo mismo sucede en

San Juan en los departamentos de Caucete, 25 de Mayo y parte este del Dpto. Sar-miento. Los depósitos eólicos aparecen predominando en los distritos del Ramblón,sectores de Tres Porteñas y extensas zonas de los departamentos de Rivadavia, San-ta Rosa y La Paz, (Figura Nº 3).

Figura Nº 3. Perfil profundo fino característico de la zona baja

Zona de transición

Constituye el pasaje de la zona alta a la planicie -de muy escasa pendiente- mencio-nada. Tiene suave pendiente general entre un 1 al 0,5 %. En esta zona mantos y cu-ñas de elementos gruesos penetran en la región de los materiales finos, como tam-bién estos depósitos finos avanzan a la zona de materiales gruesos por valles ydepresiones de la variada topografía anterior. El agua que se infiltra por el sustrato ri-pioso de la zona alta, al avanzar sobre la cuña impermeable de los elementos finos,origina napas freáticas cercanas a la superficie y en los cambios de pendiente apa-recen algunas vertientes. El material de estos suelos es variado: capas de elementosfinos y de elementos medianos (arenas aluviales y eólicas) alternan con gravas y can-tos rodados, que presentan sus espacios porosos saturados con agua. También se en-cuentran en estos sectores capas pétreas de tosca calcáreas y/o yesosas originadaspor acumulaciones de sales antes disueltas en el agua capilar, como también sedi-mentos turbosos y arcillas verdes o rojizas originadas en antiguos pantanos y lagu-nas que ocupaban vastos sectores: Km 8, La Primavera y Corralitos, por ejemplo (Fi-gura Nº 4).

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Figura Nº 4. Perfil con freática elevada en la zona de transición

C. Material de los suelos

El material de los suelos observados parece haberse originado principalmente por ladesintegración y descomposición de las rocas y minerales de la cordillera principal,frontal y precordillera y ha sido depositado más o menos lejos de su lugar de ori-gen. Por lo tanto, en su casi totalidad, los suelos de Mendoza derivan de materialesque no se han formadoin situ a partir de rocas madres consolidadas, subyacentes,sino que están constituidos por elementos de acarreo, transportados principalmentepor la acción fluvial y eólica. Sólo en pequeñas áreas, en pleno ambiente de mon-taña o de pie de sierra, se reconocen suelos sobre depósitos de origen glaciar o co-luvial.En las áreas de tierras cultivadas, cercanas a los grandes ríos, predominan netamen-te los suelos aluviales y aluviolacustres. Los primeros en los niveles más altos y/o dependientes más acentuadas y los segundos en las partes más alejadas del pie de sie-rra y/o en los relieves deprimidos. Es también bastante común y hasta predominan-te en algunos sitios, la presencia de sedimentos formados por cenizas provenientesde la actividad volcánica. Depósitos eólicos loéssicos y áreas medanosas se encuen-tran en las llanuras de los departamentos del este en las tres provincias menciona-das, (Figura Nº 5). Desde el punto de vista de la clasificación textural, es general elpredominio de arena fina y de suelos de las clases medias: arenoso-francos a fran-cos. Se encuentran también extensiones importantes de suelos arenosos y de otrostipos; sólo son escasos -en Mendoza- los puramente arcillosos, que están reempla-zados por los limosos. En cambio en la provincia de San Juan, cercanos y hacia eleste de Media Agua (Dpto. Sarmiento) existen importantes áreas de suelos muy arci-llosos.

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Figura Nº 5. Suelos profundos característicos de la zona este cuyana

D. Principales problemas de los suelos relacionados con el cultivo del olivo

El cultivo del olivar ocupa una vasta diversidad de suelos. Las características físicasque afectan al desarrollo radical del olivo son la textura, la profundidad y las condi-

ciones de aireación principalmente. El olivo prefiere los suelos de texturas francas,éstas suministran una aireación y permeabilidad adecuada para el crecimiento radi-cal. Debido al sistema radical superficial del olivo, los suelos de 1,20 m o más deprofundidad útil, resultan muy convenientes para su cultivo. Las raíces del olivo sonmuy sensibles a la anoxia radicular, provocada por baja infiltración del suelo o na-pas freáticas cercanas a la superficie. Por otra parte, la salinidad de los suelos, debe-ría mantenerse con un óptimo de conductividad eléctrica menor a 4 dS/m, y ademásbajas concentraciones de sodio, boro y cloruros (18).De acuerdo con estas condiciones óptimas señaladas, los principales inconvenien-

tes que acarrean los suelos de mayor proliferación de olivares descritos se podríanresumir en los siguientes:

1. Profundidad limitada de tierra fina por la presencia continua de esqueleto grue-so (pedregosidad mayor a 2 mm).Lo señalado sucede en las zonas tradicionales ocupadas por viejos olivares y don-de además se riega por los sistemas gravitacionales (surcos o melgas). En este ti-po de suelos generalmente hay una compactación y grandes variaciones de po-rosidad (provocada por cambios texturales muy netos) produciendo una baja

infiltración del agua y -en ocasiones- la formación de capas freáticas temporarias.También pueden suceder casos de pérdidas de agua por percolación. Con esta si-tuación se produce, en general, una reducida expansión o crecimiento radicularcon un lento desarrollo de la planta y retardo en la entrada en plena producción.Esto podría ser solucionado en gran medida mediante la incorporación de las mo-

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dernas tecnologías de riego presurizado (Figura Nº 6) que permitirían hacer máseficiente el uso del agua, teniendo en cuenta que con estos sistemas se puede dis-poner de bajos caudales y altas frecuencias de riego. Además, los suelos de tex-turas más arenosas, como los de la figura señalada, no retienen el agua suficien-te para el cultivo de secano. En cambio, pueden ser excelentes para el olivar de

regadío, especialmente si se fertiliza dosificando el nutriente de acuerdo con suescasa capacidad de retención del mismo.

Figura Nº 6. Suelo con alta pedregosidad superficial y riego por goteo

2. Presencia de capas compactadasEste es un fenómeno bastante común en los olivares provinciales donde se pre-senta una textura con gran predominancia de arena fina a muy fina y limo. Estehecho produce impedancias físicas al crecimiento de raíces, influyendo en formamuy importante en la adecuada infiltración de las aguas de riego. También pue-de ocasionar efectos de anoxia a las raíces del cultivo y la probabilidad de la for-

mación de una capa freática más o menos permanente que, en unión con otrosfactores ambientales y de manejo, influyen también en el desarrollo del olivar. Es-ta situación se ve agravada cuando en algunos casos se produce o existe una ca-pa cementada produciendo escaso desarrollo radical y horizontalización de lasraíces, Figura Nº 7. En estos casos, labores con cincel o en casos más extremos,el uso de un subsolador mejorarán la situación.

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Figura Nº 8. Muerte o falla de las plantas en suelos salinos

5. pH y disponibilidad de nutrimentosLa abundante presencia de sales cálcicas en los suelos provinciales ocasiona unpH que por lo general se ubica entre 7,2 y 8,3. Este hecho provoca que nutrimen-tos como el Fósforo y algunos micronutrimentos como el Hierro y el Zinc, en al-gunos suelos no se encuentren suficientemente disponibles para el cultivo.Se concluye que se debe tratar de elegir suelos ni muy pesados ni muy arenosos.

Llo ideal son suelos franco o franco arenosos, bien drenados, con una profundi-dad de 1,5 m sin freática superficial, ni capa compactada, ni exceso de sales.

II. FERTILIZACIÓN

A. Introducción

El olivo ha sido considerado tradicionalmente como un árbol de gran rusticidad, ca-paz de desarrollarse en suelos marginales y con escasos aportes de agua y fertilizan-tes. Este manejo productivo tiene como consecuencia una disminución gradual delas producciones en general y un envejecimiento prematuro de las plantas. En con-secuencia, la olivicultura moderna requiere de un manejo apropiado de diversos fac-tores, entre los que se destacan el riego y la fertilización.Esta labor cultural, la fertilización, es sin duda una de las más importantes en los cul-tivos perennes. La necesidad de producir precozmente y a ritmo sostenido a lo lar-go de los años, requiere la puesta a punto de la fertilización para cada situación enparticular. Este concepto es crucial para aceptar el hecho de que no existen recetasgenerales en materia de fertilización y que las recomendaciones son el resultado deun diagnóstico específico de cada parcela debidamente fundamentado (26).La fertilización tiene como objetivo incrementar la fertilidad natural del suelo y porlo tanto, obtener un aumento del rendimiento del cultivo y mejora de la calidad del

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fruto.Sin embargo, la productividad es el resultado de la interacción de una serie de fac-tores como los dependientes de la planta, los ambientales y los del propio cultivo.Por lo tanto, para que la fertilización sea eficaz no debe existir otro factor que limi-te la productividad por debajo de los requerimientos nutricionales, ya que en tal ca-

so la producción será muy escasa o nula y no cabrá esperar respuesta a las aporta-ciones de fertilizante. La disponibilidad de agua a lo largo del ciclo de cultivo es elprincipal factor limitante de la producción del olivar, lo que en muchas ocasiones li-mita la repuesta a la fertilización.Para efectuar un abonado racional es esencial el conocimiento de las necesidadesnutritivas de la planta para:• El crecimiento vegetativo (brotación que portará la cosecha el año siguiente).• La producción.• El desarrollo de nuevos órganos.

• El conocimiento de los momentos en los que se producen estas necesidades.Para el abonado se ha de tener también en cuenta que el aporte de nutrientes siem-pre será superior al consumo anual por las plantas, ya que al aplicar los fertilizantespor diversas causas, se origina un cierto porcentaje de pérdidas (lixiviación y/o re-trogradaciones permanentes).El desarrollo vegetativo y las cosechas extraen los principios nutritivos contenidos enel suelo y ocasionan una considerable disminución de su fertilidad. Por lo tanto, elabonado debe tratar de restituir al suelo, al menos en parte, la extracción de elemen-tos que anualmente ocasionan las cosechas.Para planificar la fertilización es conveniente realizar un diagnóstico del cultivo apartir de datos fiables correspondientes a:

• Características del cultivo: como producciones anteriores, volumen de copa porhectarea para predecir la producción futura, planes de fertilizaciones aplicados,control de las eficiencias y uniformidad en las precipitaciones o goteo del equi-po de riego.

• Los requerimientos nutritivos anuales, obtenidos a partir de los datos anteriores.• Las dosis del abonado y épocas de aplicación ajustadas a partir de las herramien-

tas de diagnóstico nutricional, tales como:º Análisis de los suelos a fin de evaluar la riqueza en elementos asimilables

y aquellas características que pueden ser desfavorables o limitantes para eldesarrollo del cultivo.

º Análisis del agua de riego, con el objeto de conocer la presencia de ionestóxicos para la planta y la presencia de iones que puedan producir precipi-tados que obstruyan los emisores cuando se riega por goteo.

º Análisis foliar que proporcionará información sobre el estado nutritivo de laplanta y las respuestas al programa de fertilización que se aplica.

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B. Necesidades nutritivas anuales

Para aportar una dosis adecuada de abono a un olivar se debe tener en cuenta la can-tidad de nutriente que se estima consume el cultivo anualmente. En una primeraaproximación y, tratando de obtener una buena producción y mantener simultánea-mente los niveles de fertilidad del suelo, es muy importante cuantificar la extracciónde nutrientes del suelo necesarias para la producción y la formación de los nuevoscrecimientos como hojas, ramas y flores. La mayoría de los estudios han cuantifica-do las extracciones totales y exportaciones por ha o árbol (Tabla Nº 1).

Tabla Nº 1. Extracción de nutrientes del suelo para 1.000 kg ha-1 de producción según in-vestigaciones en distintas zonas del mundo

Nutriente Gross, A. et al. González, M.Domínguez, V.(Kg ha-1) (1992-España) (1992-Argentina) (1992-España)

Nitrógeno (N) 15 16 16Fósforo (P) 1.8 4.7 1.7Potasio (K) 16.5 17 16

Fuente: Gross, A. et al. 1992; González, M. 1992; Domínguez, V. 1992-España

Por lo tanto, un enfoque simple es reponer la cantidad de fertilizante requerida porel árbol, estimando la cosecha a futuro a través de la capacidad productiva.Cuando el agua no es un factor limitante, la producción del olivar depende directa-

mente de la cantidad de radiación solar interceptada por la copa de los árboles. Lasuperficie del árbol (envolvente de la copa de los olivos) puede ser un estimador dela cantidad de radiación interceptada e indirectamente de la capacidad productivadel monte. Tal como se ha señalado, la cantidad de abono a aportar debe ser en fun-ción de la capacidad productiva de la plantación a fertilizar. Esta capacidad produc-tiva en una primera aproximación, podría estimarse empleando la expresión:

P= S x i x N

Donde:P se refiere a la producción de aceitunas expresada en kg ha-1

S la superficie exterior iluminada de la copa del árbol, en m2 /olivo, utilizando la fór-mula de superficie del cuerpo geométrico que más se asemeje la forma del árbolpromedio (círculo, casquete esférico, cono, cono trunco, esferoide, etc.)i es el índice de cosecha, en kg de aceituna/ m2 de superficie de copa. En olivaresadultos de riego tiene un valor medio de 0,8 Kg/m2, mientras que un olivar joven tie-ne un valor medio de 1,30 kg/m2. Lo más aconsejable es llegar a través de los añosa calcular índices de cosechas propios, especificándolos por edad, variedad, cuartel

etc. N corresponde a la cantidad de plantas por ha.

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Fraccionamiento de los fertilizantes a lo largo del ciclo

La cantidad de nutrientes N, P y K a colocar mensualmente al cultivo a lo largo dela campaña no debe ser homogénea, dependiendo esta dosificación del momentodel ciclo vegetativo en que se encuentren los árboles. La evolución de la absorciónde los elementos nutritivos es como en los demás frutales, análoga a la de la forma-ción de materia seca, tallos, hojas y fruto a lo largo del ciclo vegetativo. La mayordemanda de los elementos nutritivos se produce en el período de floración y cuaja-do del fruto. En este período debe formarse también los nuevos brotes que portaránel fruto al año siguiente, ya que el olivo produce el fruto en las ramas o brotes dedos años. Bajo estos conceptos se debería agregar el N, elemento central de la ferti-lización, en mayor proporción en el período de más demanda, de tal modo que secubran las necesidades en las épocas críticas (desde floración hasta endurecimientode carozo), recomendándose reducir las dosis de este nutriente a partir de principiode enero tras el crecimiento inicial del fruto. Lógicamente el fraccionamiento de es-te elemento dependerá de la cantidad de éste a aplicar, siendo la época prioritariala de final del invierno, para que el fertilizante cumpla con el proceso de transfor-mación y se encuentre de manera que la planta lo pueda absorber (NO3-) previo ala floración.El K se aporta en mayor proporción a partir del endurecimiento del carozo hasta elfinal del verano y especialmente durante el otoño, para así atender la gran deman-da que supone la extracción de este nutriente por los frutos en esta época. Debidoa que está evidenciado la gran demanda de K a partir del desarrollo de la aceituna,en la que se van acumulando importantes cantidades de este elemento a lo largo delperíodo de desarrollo del fruto (14), (23), hasta el próximo ciclo en que es requeri-do en menor medida en todos los procesos vegetativos previos al endurecimiento delcarozo (5), (8), (23). Este hecho evidencia la importancia del potasio en la lipogéne-sis (3), durante la tercera etapa de crecimiento del fruto cuando se produce su ma-duración y la consecuente formación de aceite.Finalmente el P, teniendo en cuenta el escaso movimiento de éste en el suelo, se pro-ducirá escasa pérdida por lixiviación, aunque sí bloqueos. Por lo que se aconseja encultivos con fertirriego aportar en cantidades mensuales prácticamente iguales a lolargo de la campaña. En cambio, en cultivos con riego gravitacional, lo más prácti-co es el agregado en una sola vez -en otoño- para variedades conserveras y en pri-mavera temprana, para las aceiteras.

C. Herramientas de diagnóstico

Los análisis de suelo son valiosos para estimar la disponibilidad de nutrientes perolos análisis foliares son ampliamente utilizados por ser la hojas los principales cen-tros de síntesis de la planta. Una tercera y muy importante herramienta es el moni-toreo del estado del cultivo en diferentes momentos fenológicos (floración, cuaje,

crecimiento de brotes, cosecha) y la toma de información valiosa del desarrollo delos árboles. Estos tres enfoques deben ser utilizados como metodología integrada pa-ra un programa de fertilización eficiente y sustentable.El análisis de suelo aporta valiosa información sobre:

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po y según la posición en el brote y en el árbol de la hoja muestreada. Para que losdatos proporcionados por el análisis foliar sean fiables se deben seguir ciertas normas.La primera de ellas se refiere a la época de muestreo de la hoja. El período fenoló-gico apto para el muestreo foliar debe decidirse sobre la base de la combinación devarios factores para que resulte lo más representativo posible del estado nutritivo del

árbol. Debe ser un período relativamente largo, con estabilidad de la mayoría de losnutrientes en hoja. Lo ideal es que se efectúe el diagnóstico una sola vez al año.Tradicionalmente, se ha recomendado realizar el muestreo de hojas durante un pe-ríodo bien definido como es el reposo invernal, el cual se prolonga durante julio enesta zona (5), (9), (2). Este es el momento del ciclo del olivo cuando las concentra-ciones de los elementos minerales en las hojas son relativamente estables. Comotambién, se puede intervenir con mucho más tiempo en la toma de muestras, sufi-ciente para que los laboratorios informen los resultados y se pueda planificar la fer-tilización anual. Es por eso que a los fines prácticos, este período de reposo invernal

es el ideal para la toma de muestra en Mendoza.Contrariamente, los investigadores californianos al igual que trabajos españoles enolivares bajo riego han recomendado el muestreo en verano (10), (20), durante el pe-ríodo llamado esclerificación del endocarpo (endurecimiento del carozo). En esteperíodo es posible observar las mayores diferencias en el contenido de nutriente enhojas, entre plantas bien nutridas y con síntomas de deficiencias. Aunque desde elpunto de vista práctico no es un momento sencillo para determinar, de muy cortaduración y por último, el valor diagnostico sólo alcanza para medir respuestas y nocomo herramienta para planificar la fertilización anual.Cabe destacar que los tenores de nutrientes obtenidos en el análisis se deben con-trastar con la tabla de valores de referencia para esa época de muestreo.La segunda norma se refiere al sitio de muestreo. La premisa general es que la mues-tra de hojas de olivo sea lo más representativa del cuartel que se pretende diagnos-ticar. Por lo tanto, se comienza por identificar cuarteles o zonas homogéneas deuna extensión de no más de 10 ha. Estos cuarteles o zonas se deben muestrear enforma separada, considerando su similitud respecto de: estado del cultivo, tipo desuelo, variedad, edad de las plantas, prácticas de manejo implementadas.Por último, la muestra compuesta se obtiene recorriendo el cuartel en forma de dia-gonal, cruz o zigzag, eligiendo unas 200 a 250 hojas de 60 a 70 plantas al azar.De cada planta se selecciona una brindilla de la parte media de la copa a la alturadel hombro de una persona. Las mismas deben ser representativas de los cuatro pun-tos cardinales. Se extraen de 2 a 4 hojas del extremo de cada brindilla elegida, des-cartando las 4 primeras hojas (Figura Nº 9).

Figura Nº 9. Brindilla de olivo

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La hoja se extrae completa con el pecíolo (Figura Nº 10). Se colocan las hojas en unabolsa, preferentemente de papel, con la identificación correspondiente. La muestrase envía al laboratorio inmediatamente o se almacena en frío a una temperatura de4°C. (en heladera) hasta su entrega.

Figura Nº 10. Hoja de olivo

Es conveniente, seleccionar brindillas, de vigor medio, ni muy débil ni muy vigoro-so, que estén bien iluminadas, evitando las que crecen sombreadas o en el interiorde la copa, con hojas sanas, sin ataque de plagas, daños o roturas. Una vez obteni-dos los datos de los análisis foliares se realiza una interpretación de esa información,comparando la concentración de nutrientes en hoja con valores de referencia (TablaNº 3). Cabe destacar que estos valores son propuestos por Bueno (2010) a partir de

estudios realizados en olivares intensivos de regadío en el Valle del Tulum, provinciade San Juan. Lo correcto es comparar con valores de referencia obtenidos a partir deolivares con características semejantes a cada olivar a diagnosticar.

Tabla Nº 3. Valores de referencias para hojas tomadas en julio y enero en olivares adultosen el valle del Tulum-San Juan. Se presentan los valores máximos y mínimos del intervalo

de confianza (p≤ 0.05).

Elemento Julio Enero Elemento Julio Enero

N (%) 1,73 - 1,83 1,56 - 1,70 Mn (ppm) 34,79 - 41,35 30,69 - 35,39P (%) 0,14 - 0,16 0,16 - 0,18 Cu (ppm) 14,64 - 21,84 10,28 - 15,72K (%) 0,92 - 0,98 1,14 - 1,26 Zn (ppm) 17,61 - 20,21 15,89 - 17,63Ca (%) 1,76 - 2,20 1,39 - 1,53 Fe (ppm) 78,82 - 93,80 79,49 - 91,09Mg (%) 0,14 - 0,16 0,12 - 0,14 B (ppm) 24,51 - 25,67 32,74 - 36,50Na (%) 0,063 - 0,079 0,068 - 0,092

Fuente: Bueno (2010)

Valores promedio, similares a los indicados en la Tabla Nº 3 para el mes de enero,

fueron obtenidos por Maffei J.A. y R. Vallone (1999) en seis propiedades de San Juany Mendoza, durante cuatro años de ensayo, para la variedad Arauco.En una primera interpretación, partiendo de un cultivo sin limitaciones para su cre-cimiento y producción, Pastor Muñoz-Cobos y col. (2005), proponen correcciones

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de la cantidad de fertilizante a utilizar en función de los resultados obtenidos en elanálisis de tejido. Teniendo en cuenta que este aspecto está poco estudiado en el cul-tivo del olivo, tanto parta el N, P y K, proponen factores de corrección (Tabla Nº 4),que multiplicados por las dosis de fertilizante calculadas en función de la capacidadproductiva, dará la cantidad de fertilizante a aplicar por año.

Tabla Nº 4. Factor de corrección para la dosis de fertilizante a partir de la interpretacióndel análisis foliar

Estado nutritivo de la plantación Factor de correccióndeficiente x 1,2

bajo x 1,1adecuado x 1,0

alto x 0,9Fuente: Pastor Muñoz-Cobos y col. (2005)

Sin embrago, los análisis de tejido deben interpretarse con cautela ya que es esen-cial comprender la dinámica de nutrientes en el árbol para interpretar adecuada-mente los niveles nutricionales. Las concentraciones elementales pueden ser enga-ñosas si no se las analiza en contexto. Especialmente cierto en el caso del N, porquelos valores en hoja varían a lo largo de un rango relativamente estrecho, 10% de di-ferencia (1,73 a 1,90%) es suficiente para cambiar radicalmente esta interpretación.Desafortunadamente, los pequeños cambios en la concentración de nutriente no ne-cesariamente corresponden a alteraciones de las cantidades totales de N en un teji-do, ni pueden ser interpretados como cambios en la absorción del nutriente desdeel suelo (15). También es importante tener en cuenta las relaciones llamadas “equi-librios fisiológicos”, donde bajo este idea Bouat (1960) quiere expresar el conceptode balance nutricional, al menos entre los 3 macroelementos, en el tejido foliar, quea su vez dependen de la composición del suelo. Son de importancia los valores quetoman las diversas relaciones entre elementos, ya que su desequilibrio puede llevara situaciones de vecería, por lo que es valioso mantener las mismas dentro de valo-res considerados adecuados. Los valores considerados óptimos son de un 68% de N,

5% de P y 27% de K.La fertilización sin restricción en combinación con el riego puede generar un creci-miento vigoroso de los árboles, requiriendo podas intensas, las cuales promuevenaun más el crecimiento. Frecuentemente, los árboles con crecimiento excesivo sondiagnosticados como deficientes en N debido a que se produce una dilución por de-bajo de la concentración normal establecida en las hojas. En caso de escaso creci-miento, los nutrientes se encuentran a menudo concentrados y las deficiencias pue-den no ser evidentes. Dado que el vigor se relaciona con el cultivo y otros factoresdel manejo, el crecimiento y la carga del cultivo suelen afectar la interpretación de

los análisis de tejido. Desde una perspectiva práctica, las concentraciones de nu-triente pueden ser interpretadas si se tiene en cuenta el crecimiento y el vigor. La par-tición de la materia seca entre hojas y frutos también puede afectar drásticamentela composición de los elementos (13). Es muy común observar tendencias que no

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muestran una relación entre los niveles de producción con los contenidos de nu-trientes. Esto se puede explicar claramente por el tipo de cultivo, su moderno mane- jo, la exigencia de producción y las altas densidades de plantación. Debido a que lacarga de fruta controla el crecimiento vegetativo de la planta, por lo que la relaciónhoja/fruta es mucho menor y la eficiencia del cultivo mayor en términos de rendi-

miento de materia seca por unidad de área foliar. Los frutos son un destino impor-tante de nutrientes y fotoasimilados procedente de las hojas, que disminuyen su con-centración foliar. En consecuencia, un alto rendimiento suele corresponderse convalores nutricionales en las hojas que son deficientes desde el punto de vista inter-pretativo del análisis. En frutales de pepita se han observado similares comporta-mientos (26). Si esta tendencia se repite en varios años sin afectar el rendimiento,puede afirmarse que la planta no presenta deficiencia alguna. En este caso, estos se-rían los valores de referencia para el cultivo.

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