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SR. PENUMBBRA

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  • Annotation

    El Sr. Penumbra y su librera 24 horas abierta, deRobin Sloan, es una divertida y excitante obra de narrativaextranjera sobre una conspiracin global, encriptacin decdigos, amores de juventud, travesuras y aventuras y elsecreto de la vida eternaque sucede en una pequealibrera de San Francisco. La librera permanentementeabierta del seor Penumbra es exactamente lo que sunombre indica: un lugar en el que entras y del que noquerrs salir, un gabinete de las maravillas contemporneo,que le dar al lector curioso una descarga de energa, sinque importe la hora del da.

    La crisis econmica obliga a Clay Jannon a dejar atrssu vida como diseador de pginas web en San Francisco ylas casualidades, la curiosidad ms absoluta y la habilidadde subir escaleras como si fuera un mono le llevan aempezar su nuevo trabajo en la librera permanentementeabierta del seor Penumbra. Despus de unos dastrabajando, Clay se da cuenta de que la librera es un lugarmucho ms extravagante de lo que su nombre indica. Solohay unos cuantos clientes, pero van continuamente y nuncacompran nada. Lo que hacen es llevarse libros prestados,ejemplares misteriosos que se encuentran en los lugaresms recnditos de la librera, todo de acuerdo a un trato

  • especial que mantienen con Penumbra. Clay concluye quela tienda no es ms que una tapadera para otro negocio y sucuriosidad pronto le lleva a ponerse a analizar el complejocomportamiento de los clientes y a arrastrar a sus amigospara que le ayuden a descubrir qu es lo que realmente pasaen la librera. Sin embargo, cuando le llevan susdescubrimientos al Sr. Penumbra, acaban por descubrir quelos secretos se extienden mucho ms all de las paredes dela librera...

    El debut de Sloan transporta al lector a una aventuradivertidsima y deslumbrante, que se mueve, entre lneas,entre los reinos de lo literario y lo digital. KirkusReviews

  • Robin Sloan

    EL SR. PENUMBRA Y SULIBRERA 24 HORAS ABIERTA

  • 2012 by Robin SloanTtulo original: Mr. Penumbras 24-Hour BookstorePrimera edicin en este formato: abril de 2013 de la traduccin: Isabel Margel de esta edicin: Roca Editorial de Libros, S.L.Av. Marqus de lArgentera, 17, pral.08003 [email protected]: 978-84-9918-594-1C/M L@S 2013 D

  • SINOPSIS

    Dentro, imaginaos la forma y elvolumen de una librera normal vueltasobre un costado. Era un lugarridculamente estrecho yvertiginosamente alto, cuyasestanteras llegaban hasta arriba: trespisos de libros, quiz ms. Torc elcuello (por qu las libreras resultansiempre tan incmodas para loscuellos?); los estantes se difuminabansuavemente entre las sombras, de talmodo que pareca que no tuvieran fin.Todos estaban atestados, y tuve lasensacin de encontrarme en el linderode un bosque. Pero no de un amablebosque californiano, sino de uno viejode Transilvania, repleto de lobos ybrujas y bandidos con puales,agazapados donde la luz de luna ya noalcanza. Colgadas de las estanteras,haba unas escaleras que se deslizabanhacia los lados.

  • ACERCA DEL AUTOR

    Robin Sloan creci en Michigan y ahora divide sutiempo entre San Francisco e Internet. Es escritor einventor de medios digitales y form parte del equipofundador de Twitter.

    @robinsloan @penumbra

  • ACERCA DE LA OBRA

    Una divertida y sorprendente fantasa clsica sobrelos lugares en los que se acaban encontrando los viejos ylos nuevos conocimientos. De manera inteligente, utiliza laera digital para ponerla al servicio de la fantasa... El querersaber por qu los personajes quieren resolver el misteriode Penumbra es lo que mantiene al lector pasando pginas.

    SAN FRANCISCO CHRONICLE

    Una misteriosa librera, puzles, aventuras, sociedadessecretas, sentido del humor excntrico, conocimientosantiguos y conocimientos ms antiguos todava. Qu msse le puede pedir a un libro? En serio.

    EMILY TEMPLE, FLAVORPILL

    Irresistible.NEWSWEEK

    Deliciosa.THE WASHINGTON POST

    Una aventura literaria exitosa... Sloan construye suargumento como un puzle, con grandes ideas sobre la

  • bsqueda de la inmortalidad y lo imperecedero en la eradigital.

    THOM GEIER, ENTERTAINMENT WEEKLY

    El debut de Sloan transporta al lector a una aventuradivertidsima y deslumbrante, que se mueve, entre lneas,entre los reinos de lo literario y lo digital.

    KIRKUS REVIEWS

    Para Betty Ann y Jim

  • LA LIBRERA

  • Puesto vacante

    Perdido entre las sombras de las estanteras, casi mecaigo de la escalera. Estoy justo a media altura. El suelo dela librera queda muy abajo, como la superficie de unplaneta que he dejado atrs. Los estantes ms altos seciernen sobre mi cabeza, y ah arriba est oscuro, con loslibros tan embutidos que no dejan pasar la luz. Seguro queel aire tambin escasea. Me parece ver un murcilago.

    Me agarro como si me fuera la vida en ello: una manoen la escalera y la otra en el borde de un estante, con losdedos blancos de apretar. Con la mirada dibujo una lneapor encima de mis nudillos, repasando los lomos..., y ya lotengo. El libro que estoy buscando.

    Pero retrocedamos un poco.

    Me llamo Clay Jannon y en aquella poca apenastocaba papel.

    Me sentaba a la mesa de la cocina y empezaba arepasar las ofertas de empleo en el porttil, pero entoncesun icono se pona a parpadear en la pantalla, y yo medistraa y segua el enlace a un largo artculo sobre viedos

  • genticamente modificados. Tan largo, de hecho, que loaada a mi lista de lecturas. Luego segua otro enlace a laresea de un libro. Tambin la aada a mi lista de lecturas,tras lo cual me descargaba el primer captulo del libro (eltercero de una serie de policas vampiros). Despus, yaolvidadas las ofertas de trabajo, pasaba a la sala, me ponael porttil en el regazo y me pasaba el da leyendo. Tenamucho tiempo libre.

    Estaba en el paro, gracias a la gran contraccin de lacadena alimentaria que se cepill los Estados Unidos decomienzos del siglo XXI, y que arruin cadenas enteras dehamburgueseras y finiquit imperios de sushi a su paso.

    Perd mi trabajo en las oficinas de NewBagel, cuyasede no estaba en Nueva York ni en ningn otro sitio detradicin rosquillera, sino aqu, en San Francisco. Era unaempresa muy pequea y muy nueva. La fundaron dosexgoogles que desarrollaron un software con el quedisear y hornear el rosco ideal: capa externa tersa ycrujiente e interior blando de masa mullida, todo ello en uncrculo perfecto. Fue mi primer empleo tras salir de laescuela de arte. Empec como diseador. Me encargaba decrear material de marketing con el que explicar ypromocionar tan sabroso toroide: mens, vales, diagramas,psteres para escaparates y, en cierta ocasin, todo unstand para una feria de productos de bollera.

    Haba mucho que hacer. Primero, uno de los

  • exgoogles me pregunt cmo rediseara el logo de laempresa. Antes eran unas letras grandes de colores quebrincaban dentro de un crculo marrn claro, muy del tipoMS Paint. Hice un nuevo diseo utilizando una tipobastante nueva con remates negros y afilados que mepareci que recordaban un poco a las cajas y cruces delalfabeto hebreo. A NewBagel le dio personalidad y a m meprocur un premio de la Asociacin de DiseadoresProfesionales de San Francisco. Luego, cuando le dije a laotra exgoogle que saba codificar (ms o menos), meencarg la pgina web. As que tambin la dise, y despusllev un pequeo plan de marketing relacionado contrminos de bsqueda como rosco o desayuno otipologa. Adems fui la voz de @NewBagel en Twitter yatraje a unos cuantos cientos de seguidores con unacombinacin de banalidades alimentarias y descuentosdigitales.

    Nada de todo aquello represent un gran paso para elhombre, pero aprend cosas. Fui ascendiendo. Peroentonces a la economa le dio por sumergirse, y resulta queen pocas de recesin la gente prefiere los roscos de todala vida, esponjosos y oblongos, a esos platillos aliengenasy homogneos, aunque por encima lleven sal gordaespolvoreada al milmetro.

    Los exgoogles, acostumbrados al xito, no pensabandejarlo correr. Enseguida se rebautizaron como Los

  • Roscos de la Vieja Jerusaln y abandonaron por completola algoritmia, para que los roscos salieran oscurecidos eirregulares. Me ordenaron que le diera a la web un aspectoantiguo, tarea que me tuvo agobiado sin procurarme ningnpremio de la asociacin. El plan de marketing fuemenguando hasta desaparecer. Cada vez haba menostrabajo. Yo ya no aprenda nada ni estaba yendo a ningnlado.

    Los exgoogles acabaron tirando la toalla y semarcharon a Costa Rica. Los hornos se enfriaron y la webse apag. No haba dinero para indemnizaciones, pero medejaron quedarme con el MacBook de la empresa y con lacuenta de Twitter.

    As es como, apenas un ao despus de entrar en laempresa, me qued sin trabajo. Y result que no solo sehaba encogido el sector alimentario. La gente viva enmoteles y tiendas de campaa. De pronto, la economaentera era como un juego de las sillas, y supe que tena quehacerme con una, cualquiera, lo antes posible.

    El panorama era deprimente si te ponas a pensar en lacompetencia: tena amigos diseadores que ya habanhecho webs conocidsimas o que haban presentadointerfaces de pantalla tctil; yo solo haba hecho el logo deuna tienda de roscos con pretensiones. Algunos colegasmos trabajaban en Apple. Mi mejor amigo, Neel, tenaempresa propia. Un ao ms en NewBagel y me habra

  • puesto en buena forma, pero no dur lo bastante parahacerme una carpeta de trabajos ni para llegar a serespecialmente bueno en nada. Tena un trabajo de final decarrera sobre la tipografa Helvtica (1957-1983) y unaweb de tres pginas.

    Pero yo, dale con las ofertas de empleo. Mi listnbajaba rpidamente. Al principio tena claro que solotrabajara en una empresa en la que pudiera creer. Luegopens que si aprenda algo, ya era bastante. Despus decidque no fuera una porquera y punto. Ahora me encontrabapuntualizando mi definicin de porquera.

    Lo que me salv fue el papel. Resulta que solo eracapaz de concentrarme en buscar trabajo si me mantenaalejado de Internet, as que me imprima toda una coleccinde ofertas de empleo, guardaba el telfono en un cajn ysala a pasear. Estrujaba los anuncios que exigan demasiadaexperiencia y los depositaba en papeleras verdes y dentadasque me salan al paso; cuando ya estaba cansado y coga unbus de vuelta a casa, llevaba dos o tres propuestasprometedoras en el bolsillo, listas para que las tuviera encuenta.

    Esta rutina me condujo hasta un empleo, aunque no delmodo que yo esperaba.

    San Francisco es un buen sitio para pasear, si tienesunas piernas fuertes. Es un cuadradito salpicado de cuestasempinadas y rodeado de agua por tres de sus lados, lo que

  • culmina en unas vistas sorprendentes por todas partes. Vascaminando mientras piensas en tus cosas con un puado dehojas impresas y, de golpe, el suelo se aleja y justo ahenfrente ves la baha, con edificios de lucecitas naranjas yrosas hasta abajo. El estilo arquitectnico de la ciudad nohizo mucha mella en ningn otro sitio del pas; incluso sivives aqu y te acostumbras, les da a las vistas un toquepeculiar: esas casas altas y estrechas, las ventanas comoojos y dientes, las cenefas de tarta nupcial... Y como telnde fondo, si ests de cara a la direccin correcta, elfantasma oxidado del Golden Gate.

    Despus de seguir una extraa vista bajando por unaacera de escalones empinados, fui por la lnea de la costa,en un largo camino hasta casa. Siguiendo la fila de viejosembarcaderos (y esquivando a conciencia la escandalosabullabesa del barrio de Fishermans Wharf), observ quelos restaurantes marineros daban paso a empresas deingeniera nutica, y estas a nuevos negocios de redessociales. Al final, cuando los rugidos de mi estmago mehicieron entender que estaba listo para almorzar, di mediavuelta en direccin a la ciudad.

    Siempre que paseaba por las calles de San Francisco,buscaba letreros de ofertas de empleo en los escaparates...,cosa que de hecho nadie hace, no? Seguramente tendraque desconfiar de esos: los patrones legales utilizan otrosmedios.

  • Lo cierto es que esa librera 24 horas no tena unapinta muy legal:

    PUESTO VACANTE TURNO DE NOCHE REQUISITOSESPECFICOS BIEN REMUNERADO

    Vale: seguro que librera 24 horas era uneufemismo de algo. Estaba en Broadway, una parteeufemstica de la ciudad. Mi caminata en busca de ofertasme haba llevado lejos de casa; al lado haba un sitiollamado Pompis, con un letrero de nen que simulaba unaspiernas que se cruzaban y descruzaban.

    Empuj la puerta acristalada de la librera. Un brillo decampanilla tintine en lo alto. Di un lento paso al frente. Enese momento no comprend la importancia del umbral queacababa de cruzar.

    Dentro? Pues imaginaos la forma y el volumen deuna librera normal vuelta sobre un costado. Era un lugarridculamente estrecho y vertiginosamente alto, cuyasestanteras llegaban hasta arriba: tres pisos de libros, quizms. Torc el cuello (por qu las libreras resultansiempre tan incmodas para los cuellos?); los estantes sedifuminaban suavemente entre las sombras, de tal modoque pareca que no tuvieran fin. Todos estaban atestados, ytuve la sensacin de encontrarme en el lindero de unbosque. Pero no de un amable bosque californiano, sino de

  • uno viejo de Transilvania, repleto de lobos y brujas ybandidos con puales, agazapados donde la luz de la luna yano alcanza. Colgadas de las estanteras, haba unas escalerasque se deslizaban hacia los lados. Normalmente tienen suencanto, pero ah, adentrndose en la penumbra, resultabansiniestras, como si susurraran rumores de accidentesoscuros.

    As pues, me centr en la primera mitad de la tienda,donde se abra paso la brillante luz del medioda, que, enprincipio, mantendra a los lobos a raya. Alrededor y sobrela puerta, unos gruesos paneles cuadrados de cristal seengarzaban en hierro negro. Encima de ellos, en forma dearco, unas grandes letras doradas rezaban (al revs):

    Debajo, en el hueco que formaba el arco, haba unsmbolo: dos manos completamente planas que salan de unlibro abierto.

    Y quin era el seor Penumbra?Hola, qu tal? dijo una voz tranquila entre las

    pilas.En ese momento, apareci la silueta de un hombre,

    alto y flaco como una de esas escaleras, enfundado en unabata gris abrochada, con un crdigan azul. Ms que andar, setambaleaba, y pasaba su larga mano por las estanteras para

  • sostenerse. Cuando surgi de entre las sombras, vi que eljersey era como sus ojos, tambin azules y hundidos ennidos de arrugas. Era muy viejo.

    Me dedic un leve saludo con la cabeza.Qu ests buscando en esos estantes?Era un buen comienzo y, no s por qu, me sent

    cmodo. Le pregunt si era el seor Penumbra.Soy Penumbra asinti, el guardin de este

    lugar.No supe muy bien qu iba a decir hasta que lo dije:Busco trabajo.Penumbra volvi a asentir y se tambale hasta el

    mostrador que haba junto a la entrada. Era un bloqueenorme de una madera de oscuros nudos, una slidafortaleza en el lindero del bosque; dara para resistirdurante das en caso de asedio desde los estantes.

    Empleo. Penumbra volvi a asentir. Se deslizsobre una silla detrs del mostrador y me mir desde elotro lado de la mole. Has trabajado antes en algunalibrera?

    Bueno respond, cuando estudiaba hice decamarero, y el propietario del restaurante sac su propiolibro de cocina. Se llamaba Secretos del bacalao yexplicaba treinta y una formas diferentes de... En fin... Perosupongo que no cuenta.

    No cuenta, no, pero da igual dijo Penumbra.

  • Tener experiencia en este negocio tampoco te servira degran cosa.

    Un momento: realmente era una tienda ertica? Echun vistazo alrededor, pero no vi corpios, ni rotos nienteros. De hecho, junto a m haba una pila depolvorientos libros de Dashiell Hammett sobre una mesabaja. Buena seal.

    Dime un libro que te guste mucho.Supe qu decir al instante. No haba duda.Seor Penumbra, no es un libro, sino una serie

    contest. No es el mejor libro que se haya escrito, y talvez es demasiado largo..., y el final es terrible, pero lo heledo tres veces, y a mi mejor amigo lo conoc porque ensexto a los dos nos obsesionaba su contracubierta. Respir hondo. Me encanta El canto del dragn.

    Penumbra arque una ceja antes de sonrer.Eso est pero que muy bien afirm, y ensanch la

    sonrisa, mostrando una dentadura blanca y completa.Entonces me gui el ojo y pase su mirada de arriba abajo. Pero sabes subirte a una escalera?

    Y as es como he ido a parar ah arriba, al tercer piso,sin contar el suelo, de la Librera del Sr. Penumbra 24horas. El libro que me ha enviado a buscar se llama Al-

  • asmari y queda a mi izquierda, a un brazo y medio dedistancia. Evidentemente, tengo que volver a bajar y correrla escalera. Pero abajo, Penumbra est gritando:Inclnate, chico, inclnate!.

    Y, vaya, quiero este trabajo.

  • Botones de abrigo

    Eso fue hace un mes. Ahora soy el dependiente denoche de la tienda de Penumbra, y me muevo con laescalera de aqu para all como un mono. Tiene su tcnica.Colocas la escalera donde toca, la frenas, doblas lasrodillas y saltas directamente al tercer o cuarto travesao.Te ayudas de los brazos para no perder impulso y, al cabode un momento, ests a metro y medio del suelo. Mientrassubes miras enfrente, ni arriba ni abajo: centras la vistacomo a treinta centmetros de tu cara mientras los lomosde colores van desfilando ante ti. Vas contando travesaospor dentro y, cuando llegas a la altura adecuada para cogerlo que has subido a buscar..., pues te inclinas, claro.

    Puede que no sea una habilidad profesional tanvalorada como el diseo de pginas web, pero seguramentees ms divertida, y, llegado a este punto, pienso agarrarme alo que pueda.

    Aunque ojal pudiera ejercer ms a menudo esta nuevahabilidad. Si la Librera del Sr. Penumbra 24 horas abrepermanentemente no es porque sobren los clientes. Dehecho, apenas los hay, y en ocasiones me siento ms comoun vigilante nocturno que como un dependiente.

    Penumbra vende libros de segunda mano, pero todos

  • estn en tan buen estado que pasaran por nuevos. Loscompra de da (solo los puede comprar l, quien da nombreal local), y debe de ser un duro negociante. No pareceninteresarle mucho las listas de ventas. Posee un eclcticoinventario, sin rastro de un patrn claro o de ciertopropsito que vaya ms all de su gusto personal, supongo.Aqu no hay brujos adolescentes ni policas vampiros. Y esuna pena, porque es precisamente la clase deestablecimiento que puede darte ganas de comprar un libroacerca de un mago adolescente. De hecho, al ver esta tiendate apetece convertirte en un brujo adolescente.

    Les he hablado de este sitio a mis amigos, y unoscuantos han pasado y se ha quedado boquiabiertos mirandolas estanteras; tambin les ha impresionado vermetrepando por las polvorientas alturas. Normalmente losacabo engatusando para que compren algo: una novela deSteinbeck, unos cuentos de Borges, un grueso tomo deTolkien..., todos ellos, sin duda, del inters de Penumbra,pues dispone de las obras completas de cada uno de ellos.A mis amigos les endilgo como mnimo una de las postalesque hay apiladas en el mostrador de la entrada: un dibujo apluma y tinta de la fachada de la tienda, cuyo trazo fino estan antiguo y desfasado que vuelve a resultar actual.Penumbra las vende a un dlar la unidad.

    Sin embargo, un dlar cada tantas horas no da parapagar mi sueldo. No tengo ni idea de cmo me paga. De

  • hecho, no tengo ni idea de cmo este negocio logramantenerse abierto.

    Hay una clienta a la que ya he visto dos veces, unamujer que yo dira que trabaja aqu al lado, en el Pompis.Estoy casi seguro, porque en ambas ocasiones iba pintadacomo un mapache y ola a humo. Tiene una sonrisaluminosa y el cabello de color castao claro. No sabradecir su edad (pueden ser veintitrs muy ajados, o treinta yuno bien llevados), y no s cmo se llama, pero s que legustan las biografas.

    En su primera visita, repas las estanteras frontales,arrastrando los pies en un crculo lento, y se desperezdistradamente antes de acercarse al mostrador.

    Tienes el de Steve Jobs? pregunt.Vesta una voluminosa chaqueta North Face sobre una

    camiseta rosa y vaqueros, y su voz era algo gangosa. Fruncel ceo y dije:

    No creo. Pero voy a ver.La base de datos de Penumbra se puede consultar en

    un decrpito Mac Plus beis. Tecle el nombre y elordenador emiti un leve repique: el sonido del xito. Unachica con suerte.

    Ambos inclinamos la cabeza para revisar la seccinBiografas y ah estaba: una sola copia y como nueva. Alo mejor fue un regalo navideo para un pap ejecutivo queen realidad no lea. O a lo mejor el pap ejecutivo prefera

  • leerlo en su Kindle. En cualquier caso, alguien lo habatrado y haba superado el examen de Penumbra. Milagro.

    Qu guapo era coment North Face mientrassostena el libro con el brazo extendido. Steve Jobs seasomaba desde la cubierta blanca, con la mano en la barbillay unas gafas redondas que se parecan un poco a las dePenumbra.

    Una semana despus, la chica entr brincando, con unasonrisa en la cara y batiendo palmas en silencio (lo que ledaba ms aspecto de veintitrs que de treinta y uno)mientras deca:

    Oh, me ha encantado! Oye se puso seria, hayotro del mismo que es sobre Einstein. Me mostr sutelfono, donde figuraba una pgina de Amazon con labiografa de Einstein escrita por Walter Isaacson. La hevisto por Internet, pero he pensado que a lo mejor la tenis.

    Aclaremos una cosa: aquello era increble. El sueode cualquier librero. Ah estaba esa bailarina de stripteasefrente a la seccin de historia y gritando Para!..., yentonces descubrimos, con las cabezas esperanzadamenteinclinadas, que la seccin Biografa de Penumbra nocontena Einstein: su vida y su universo. Haba cincolibros diferentes sobre Richard Feynman, pero acerca deAlbert Einstein, nada de nada. As habl Penumbra.

    En serio? North Face puso morros. Caramba.Bueno, ya me lo comprar on-line. Gracias.

  • Se adentr otra vez en la noche y, hasta ahora, nuncaha vuelto.

    Voy a ser franco: si tuviera que clasificar laexperiencia de adquirir un libro por orden de comodidad,facilidad y satisfaccin, la lista sera as:

    1. La perfecta libreraindependiente, como la Pygmalion deBerkeley.

    2. Una gran y radiante Barnes &Noble. S que es una cadena, peroadmitmoslo: son tiendas que molan.Sobre todo las que tienen grandessillones.

    3. El pasillo de libros de Walmart.(Est al lado del de tierras y abonos.)

    4. La librera de prstamo a bordodel estadounidense West Virginia , unsubmarino nuclear que se encuentra enlas profundidades del Pacfico.

    5. La Librera del Sr. Penumbra24 horas.

    As que me propuse reflotar el barco. No, no s nadasobre gerencia de libreras. No, no estoy al tanto de las

  • compras del pblico postespectculo de striptease. No,lo cierto es que nunca he reflotado nada de nada, si nocuenta aquella vez que salv de la ruina al club de esgrimade la escuela de diseo de Rhode Island organizando unamaratn de veinticuatro horas de pelculas de Errol Flynn.Pero es evidente que hay cosas que Penumbra no hacebien..., y otras que no hace en absoluto, como ocuparse delmarketing.

    Tengo un plan: primero mostrar mi vala con algnpequeo xito; despus pedir un poco de presupuesto parasacar unos anuncios impresos, pondr algunos letreros enel escaparate y hasta puede que me atreva con una pancartaen la marquesina de la parada que hay justo al lado:Esperas el bus? Ven a esperar aqu!. Y estar pendientede los horarios con el porttil para poder avisar a losclientes cinco minutos antes de que llegue el siguienteautobs. Ser genial.

    Pero quiero ir por partes, y como no hay ningncliente que me distraiga, me pongo a ello. En primer lugar,me conecto a la wifi de al lado, que no est protegida y sellama pompisred. Luego repaso uno por uno los sitios decrtica local y voy dejando elogiosos comentarios sobreesta joya oculta. Envo amigables e-mails con emoticonosexpresivos a los blogs de aqu. Creo un grupo de Facebookcon un miembro. Despus me apunto al programa depublicidad local hiperdirigida de Google (el mismo que

  • utilizbamos en NewBagel), que te permite identificar a tupresa con absurda precisin. Selecciono caractersticas dela larga lista de Google: en esto solo me puedo gastar diezdlares, as que debo concretar.

    vive en San Franciscole gustan los librosnoctmbulolleva efectivosin alergia al polvole gustan las pelculas de Wes Andersonreciente comprobacin GPS en un radio de cinco

    manzanas

    Esto en cuanto a la demanda. Pero tambin hay quepensar en la oferta, y la de Penumbra es caprichosa, pordecir algo. Aunque eso solo es una parte de la historia; laLibrera del Sr. Penumbra 24 horas, me he dado cuenta, esdos tiendas en una.

    Est la librera ms o menos normal, que queda ahenfrente, bien atiborrada en torno al mostrador. Hayestanteras bajas con los rtulos Historia, Biografas yPoesa. Puedes encontrar la tica a Nicmaco, deAristteles, y el Shibumi, de Trevanian. Esta librera, ms omenos normal, es irregular y frustrante, pero al menos estprovista de ttulos que se pueden encontrar en una

  • biblioteca o en Internet.La otra librera est apilada detrs y encima de todo

    eso, en las estanteras altas y con escaleras, y se componede volmenes, que Google sepa, inexistentes. En serio, hehecho las bsquedas. Muchos tienen pinta de antigualla(piel agrietada, ttulos con letras doradas...), pero otrosestn recin encuadernados en cubiertas brillantes ynuevas. As pues, no es que sean todos antiguos, sino msbien... nicos. Yo lo llamo el catlogo remoto.

    Cuando empec a trabajar aqu, di por hecho que todosvenan de imprentas minsculas. Pequesimas imprentasamish sin ninguna inclinacin por la copia digital. O pensque tal vez todo fuera obra autoeditada, una coleccinentera de rarezas encuadernadas a mano que nunca llegarona la Biblioteca del Congreso ni a ningn otro lugar. A lomejor la tienda de Penumbra era una especie de orfanato.

    Pero ahora que llevo un mes como dependiente,empiezo a creer que es ms complicado. Y es que, enconsonancia con la segunda tienda, existe un segundo grupode clientes, una pequea comunidad de personas queorbitan por la tienda como extraas lunas. No tienen nadaque ver con North Face. Son mayores. Vienen con unaregularidad matemtica. No curiosean nunca. Llegan muydespiertos, completamente sobrios y con una necesidadpalpable.

    Por ejemplo: repiquetea la campanilla de la puerta y,

  • antes de que pare, el seor Tyndall exclama, sin aliento:Kingslake! Necesito a Kingslake!. Retira las manos desu cabeza (en serio viene corriendo por la calle con lasmanos en la cabeza?) y las estampa sobre el mostradorprincipal. Lo repite, como si ya me hubiera avisado una vezde que me est ardiendo la camisa y se preguntara por quno tomo medidas:

    Kingslake, deprisa!La base de datos del Mac Plus incluye tanto los libros

    normales como los del catlogo remoto; estos no estnalmacenados por orden de ttulo o tema (tienen tema, dehecho?), por lo que la ayuda informtica es crucial. TecleoK-I-N-G-S-L-A-K-E y el Mac ronronea despacio (Tyndallno para quieto) hasta que pita y muestra su crpticarespuesta: ni Biografa, ni Historia, ni Fantasa yciencia ficcin, sino 3-13. Eso es en el catlogoremoto, pasillo 3, estante 13, que est a unos tres metrosde nada.

    Oh, menos mal, gracias, s, menos mal exclamaun eufrico Tyndall. Aqu est mi libro. Se saca unejemplar enorme de no s dnde, quiz de los pantalones;es el que devuelve a cambio del Kingslake. Y mi tarjeta.

    Desliza un fino rectngulo plastificado sobre elmostrador, con el mismo smbolo que adorna los cristalesde la fachada. Lleva un enigmtico cdigo, bien grabado enel papel endurecido, que debo registrar. En el caso de

  • Tyndall, el bonito 6WNJHY de siempre. Me equivoco dosveces. Despus de hacer el mono en la escalera, envuelvoel Kingslake en papel marrn. Intento entablar un poco deconversacin:

    Cmo va la noche, seor Tyndall?Ah, muy bien, ahora s. Respira hondo y coge el

    paquete con manos temblorosas. Va mejorando, lento,constante y seguro. Festina lente, gracias, gracias.

    La campanilla vuelve a sonar mientras l se apresuracalle abajo. Deben de ser las tres de la madrugada.

    Se trata de un club literario? Cmo se hacen socios?Pagan algo?

    Son las cosas que me pregunto sentado all a solas,despus de que se marchen Tyndall o Lapin o Fedorov. Yodira que Tyndall es el ms raro, aunque todos lo son, ybastante; son canosos, obstinados y como cados de otrapoca o lugar. Sin iPhones y sin hablar de hechos actualesni de cultura pop; de hecho, sin soltar prenda de nada,aparte de lo que concierne a los libros. Desde luego, me dala sensacin de que forman un club, aunque no hay indicioalguno de que se conozcan entre s. Cada cual viene solo osola, sin decir ni una palabra que no se refiera al objeto desu actual y frentica fascinacin.

  • Ignoro qu hay en esos libros, e ignorarlo forma partede mi trabajo. El da que me contrataron, despus de laprueba de la escalera, Penumbra me observ desde detrsdel mostrador con aquellos ojos azules y brillantes y dijo:

    Para este puesto hacen falta tres requisitos, todosellos muy estrictos. No accedas a la ligera. Losdependientes de esta tienda llevan casi un siglo siguiendoestas normas y no pienso romperlas ahora. Una: tienes queestar aqu de las diez de la noche a las seis de la maanaexactamente. No puedes llegar tarde ni marcharte pronto.Dos: no curiosees, leas ni inspecciones los volmenes delas estanteras. Se los entregas a los miembros y punto.

    S lo que estis pensando: docenas de nochessolitarias y no has abierto ni una tapa? Pues no. S quePenumbra tiene una cmara en alguna parte. Si fisgoneo unpoco y se entera, me echa. Y necesito este trabajo: ahfuera, mis amigos estn cayendo como moscas; estncerrando industrias, partes enteras del pas se estnviniendo abajo. Y yo no quiero vivir debajo de un puente.Adems, la tercera norma compensa la segunda:

    Debes hacer constar todo lo referente a cualquiertransaccin. Hora, aspecto del cliente, estado de nimo,cmo pide el libro, cmo lo recibe, si parece ofendido, silleva una ramita de romero en el sombrero, etctera.

    Supongo que en circunstancias normales parecera unrequisito inquietante, pero en las que nos ocupan (prestar

  • libros desconocidos a extraos estudiosos en plena noche)resulta de lo ms adecuado. De modo que, en vez depasarme el rato contemplando los estantes prohibidos, mededico a escribir sobre los clientes.

    La primera noche, Penumbra me ense un estantebajo que haba dentro del mostrador principal, con unaserie de tomos desmesurados, encuadernados en piel ypuestos en fila, idnticos entre s, salvo por los brillantesnmeros romanos de sus lomos.

    Nuestros libros de registros se remontan casi unsiglo atrs seal mientras recorra la fila con el dedo.Levant el que estaba ms a la derecha y lo deposit sobrela mesa con un sonoro bum. Ahora, t contribuirs aellos. La cubierta luca la palabra NARRATIO, en gruesorelieve, y un smbolo: el del ventanal de la fachada. Dosmanos, abiertas como un libro. brelo dijo Penumbra.

    En su interior, las pginas eran anchas y grises, llenasde oscuras letras manuscritas. Tambin haba dibujos:retratos, del tamao de un pulgar, de hombres barbudos,garabatos prietos y geomtricos. Penumbra pas laspginas y, como a la mitad, encontr el sitio, marcado conun punto de marfil, donde el texto terminaba.

    Apuntars nombre, hora y ttulo. Dio unosgolpecitos a la hoja. Pero tambin, como ya he dicho,formas y aspecto. Llevamos un registro de cada miembro yde cada cliente que podra convertirse en uno, para seguir la

  • pista de su trabajo. Tras una pausa, aadi: Lo ciertoes que algunos trabajan muy duro.

    Y qu hacen?Ay, hijo! exclam alzando las cejas, como si

    fuese algo evidente. Leen.As pues, en las pginas del libro en el que se puede

    leer NARRATIO y que est numerado con un IX, hago loposible por llevar un registro claro y preciso de lo que secuece durante mi turno, con solo alguna que otra florituraliteraria. Podra decirse que la norma nmero dos tampocoes tan tajante, pues hay un curioso libro que se me permitetocar: el que yo mismo estoy escribiendo.

    Cuando veo a Penumbra por la maana, si ha habidoalgn cliente, me pregunta al respecto. Le leo algn trozodel libro de registros y l aprueba mi trabajo asintiendo.Pero entonces sondea un poco ms:

    Una respetable interpretacin del seor Tyndall.Pero dime: recuerdas si los botones de su abrigo eran demadreperla? O eran de concha? De algn tipo de metal?Cobre?

    S, vale, es un poco extrao que Penumbra tenga esearchivo. No me imagino qu utilidad puede tener, nisiquiera una vil. Pero cuando la gente supera cierta edad, en

  • fin, dejas de preguntarles por qu hacen las cosas: parecearriesgado. Y si dices: Oiga, seor Penumbra, por ququiere saber cmo eran los botones del seor Tyndall? yl calla y se rasca la barbilla y se hace un incmodosilencio y ambos nos damos cuenta de que no se acuerda?Y si me despide al instante?

    Penumbra sigue su propio consejo y el mensaje esclaro: haz tu trabajo y no preguntes. A mi amigo Aaron lodespidieron la semana pasada y tendr que volverse aSacramento a vivir con sus padres. Con este ambienteeconmico, prefiero no poner a prueba los lmites dePenumbra. Necesito este silln.

    El seor Tyndall llevaba botones de jade.

  • Matrpolis

    Para que la Librera del Sr. Penumbra 24 horas estsiempre abierta, un propietario y dos dependientes sedividen el crculo del sol en tercios, y a m me toca latajada ms oscura. Penumbra se ocupa de las maanas; sepodra suponer que sera la hora punta, salvo que en estatienda no hay de eso. Quiero decir que un solo cliente ya estodo un acontecimiento, y es tan probable que aparezca amedianoche como a medioda.

    Por lo tanto, yo le paso el relevo a Penumbra, pero lorecibo de Oliver Grone, el alma silente que apechuga conlas tardes. Oliver es alto y robusto, de extremidadesgruesas y pies inmensos. Tiene el pelo rizado y cobrizo, yunas orejas que asoman en perpendicular a su cabeza. Enotra vida, pudo haber sido jugador de ftbol o remero ohaber echado a los caballeros de baja estofa del club de allado. En esta, Oliver estudia Arqueologa en Berkeley; seest preparando para ser conservador de museo.

    Es callado; demasiado para su tamao. Habla confrases breves y sencillas, y siempre parece que estpensando en otra cosa, algo muy lejano en el tiempo y en elespacio, o las dos cosas a la vez. Oliver fantasea concolumnas jnicas. Y tiene grandes conocimientos. Una vez

  • lo puse a prueba con un libro llamado Piezas de leyenda,que pill en la parte ms baja de la pequesima seccin deHistoria de Penumbra. Yo tapaba los pies de pgina ysolo le enseaba las fotos: Ttem de toro minoico, 1700a. C., me responda. Correcto. Jarro de base-Yutz, 450 a.C. Tal vez 500. S. Teja del ao 600. Tiene que sercoreana. S, otra vez.

    Oliver acert diez de diez. Estoy convencido de que sucerebro simplemente trabaja en una escala temporaldiferente. Yo apenas recuerdo lo que almorc ayer; encambio, l, como quien no quiere la cosa, sabe qu estabaocurriendo en el ao 1000 a. C. y qu aspecto tena todo.Me da envidia. Ahora mismo, Oliver Grone y yo somosiguales; tenemos exactamente el mismo trabajo y nossentamos justo en la misma silla. Pero pronto, muy pronto,l me adelantar por un significativo grado y se alejar dem. Encontrar un lugar en el mundo real porque es buenoen algo (aparte de subirse a las escaleras de una librerasolitaria).

    Todas las noches, aparezco a las 22.00 y me encuentroa Oliver, detrs del mostrador, leyendo libros con ttuloscomo Cuidados y conservacin de la terracota o Atlas dela Amrica precolombina . Cada noche, doy unosgolpecitos con los dedos en la madera oscura. l alza lavista y dice: Eh, Clay. Todas las noches ocupo su lugar ynos decimos adis con la cabeza, como soldados, o como

  • dos hombres que entienden como nadie las circunstanciasdel otro.

    Cuando termina mi turno son las seis de la maana,una hora muy tonta para que te suelten al mundo. Sueloirme a casa a leer o a entretenerme con videojuegos. Diraque es para relajarme, pero el turno de noche en la tiendade Penumbra no da para fatigar a nadie. As quebsicamente me dedico a matar el tiempo, hasta que miscompaeros de piso se levantan para unirse a m.

    Mathew Mittelbrand es nuestro artista particular. Estflaco como un alfiler, es plido y tiene un horario muyraro, incluso ms que el mo, ya que no es tan predecible.Muchas maanas ya ni he de esperarlo, pues al llegar meencuentro con que Mat lleva toda la noche despierto,volcado en su ltimo proyecto. Durante el da (ms omenos), Mat trabaja en efectos especiales en la Industria deMagia y Luz, en El Presidio, donde prepara atrezo ydecorados de pelculas. Le pagan por disear y construirrifles lser y castillos encantados. Pero (y esto meimpresiona mucho) no utiliza ordenadores. Mat formaparte de la menguante tribu de artistas de efectosespeciales que siguen haciendo las cosas con navajas ypegamento.

  • Cuando no est en IML, trabaja en algn proyectopropio. Y lo hace con una intensidad de locos, cebando lashoras como si echara ramas secas en la hoguera, paraconsumirlas por completo hasta desintegrarlas. Duermepoco y con un sueo ligero, a menudo sentado en una sillao tumbado en el sof al estilo faran. Es como un duendede cuento de hadas, como un geniecillo o algo as, salvoque su elemento, en vez del aire o el agua, es laimaginacin.

    El ltimo proyecto de Mat es el ms grande hasta lafecha, y pronto va a faltar espacio para m o para el sof. Yes que consiste en aduearse de la sala. l lo llamaMatrpolis. Se compone de cajas y latas, papel ygomaespuma. Es una maqueta de ferrocarril sin ferrocarril.La topografa subyacente es todo colinas empinadas hechasde paquetes de cacahuetes que se sostienen con una telametlica. Lo empez sobre una mesa plegable, pero ya haaadido otras dos, cada una a un nivel distinto, como placastectnicas. Sobre el terreno de tableros se extiende unaciudad.

    Es un paisaje onrico a escala, una megaciudadresplandeciente con retazos de rincones conocidos. Hayunas curvas a lo Gehry hechas de papel de estao, agujasgticas y almenajes construidos con macarrones, y unEmpire State Building fabricado con cascos de vidrioverde.

  • Detrs de las mesas plegables, en la pared, Mat hapegado las fotos que usa como referencias: imgenes demuseos, catedrales, edificios de oficinas y casas adosadas.Hay panormicas generales, pero la mayora son primerosplanos: fotos con zoom de superficies y texturas que lmismo ha hecho. Suele quedrselas mirando mientras sefrota la barbilla, procesando el grano y el brillo, ydesmontndolo para recomponerlo con su propio LEGOhecho a medida. Mat tiene tanta mano utilizando materialescotidianos que su procedencia originaria se desvanece ysolo los ves como los edificios minsculos en que se hanconvertido.

    En el sof veo un control remoto de plstico negro; locojo y pulso un botn. Un avin tamao juguete quedormita junto a la puerta cobra vida zumbando y atraviesaMatrpolis como una flecha. Su creador es capaz dehacerlo aterrizar en lo alto del Empire State Building, peroyo solo logro que se estrelle contra las ventanas.

    Siguiendo el pasillo desde Matrpolis, est mihabitacin. Tres dormitorios para tres inquilinos. El mo esel ms pequeo: un cubculo blanco con molduraseduardianas en el techo. El de Mat es el ms grande, delejos, pero hay corriente de aire: est arriba, en el desvn,al final de una escalera estrecha y empinada. Y el tercer

  • dormitorio, un equilibrio perfecto entre tamao ycomodidad, pertenece a nuestra otra compaera, AshleyAdams. Ahora mismo est durmiendo, aunque no pormucho tiempo: se levanta cada maana a las seis cuarenta ycinco en punto.

    Ashley es guapa. Demasiado, seguramente; demasiadolustrosa y depurada, como una modelo 3-D. Tiene elcabello rubio y liso, muy bien cortado a la altura de loshombros. Unas dos veces por semana hace escalada, sushombros estn bien torneados. Su piel est perpetuamentebaada por el sol. Ashley es ejecutiva de cuentas en unaagencia de relaciones pblicas, y en calidad de tal colaborcon NewBagel. As nos conocimos. Le gust mi logo. Alprincipio cre que me estaba colando por ella, pero luegome di cuenta de que es una androide. Y no lo digo en elmal sentido! Es decir, cuando los inventemos, losandroides van a ser de lo ms, no? Listos, fuertes,organizados y amables. Ashley es todas esas cosas. Y esnuestra casera: el apartamento es suyo. Lleva aos viviendoaqu, y nuestro alquiler tan bajo refleja su prolongadaocupacin. Por mi parte, doy la bienvenida a nuestrosnuevos jefes androides.

    Unos nueve meses despus de mi llegada, nuestracompaera de entonces, Vanessa, se fue a Canad a sacarseun mster en ecoempresa, y fui yo quien encontr a Matpara reemplazarla: era amigo de un amigo de la escuela de

  • arte. Haba visto una exposicin suya en una pequeagalera de paredes blancas: todo barrios en miniaturaconstruidos dentro de botellas y bombillas. Y coincidique nosotros buscbamos un nuevo inquilino, y l,apartamento. Me encant la idea de vivir codo con codocon un artista, pero no estaba seguro de que a Ashley leapeteciera.

    Mat vino a vernos; vesta una americana azul ajustada yunos pantalones de pliegues muy marcados. Nos sentamosen la sala (donde entonces dominaba un televisor depantalla plana, sin el menor rastro de pequeas ciudades) ynos cont lo que estaba haciendo en IML: disear yconstruir un demonio sanguinario con piel de vaquero azul.Era para una peli de terror ambientada en una gran tienda deropa.

    Estoy aprendiendo a coser explic. Y seal unode los puos de Ashley: Qu costuras tan buenas.

    Ms tarde, despus de que Mat se marchase, Ashleyme dijo que le gustaba su pulcritud.

    As que, si a ti te parece que est bien, por m valeconcluy.

    Esta es la clave de tan armnica cohabitacin: aunquetienen objetivos distintos, Mat y Ashley comparten un granaprecio por los detalles. Para Mat, un minsculo grafiti enuna diminuta parada de metro. Para Ashley, una prendainterior que pegue con su conjunto.

  • Sin embargo, la prueba de fuego lleg pronto, con elprimer proyecto de Mat. Ocurri en la cocina.

    La cocina: el sanctasanctrum de Ashley. Yo ando porall con pies de plomo: preparo platos fciles de limpiar,como pasta o cereales con leche. No utilizo su ralladorextraplano ni su complejo prensador de ajos. S encender yapagar los fogones, pero no activar la cmara deconveccin del horno, que me temo que requiere dosllaves, como el mecanismo de lanzamiento de un misilnuclear.

    Ashley adora cocinar. Es una sibarita, una epicrea, ycuando ms mona est, o en el momento en que msperfecciona su androidismo, es el fin de semana, cuandoprepara un oloroso risotto con un delantal a juego con lacinta del pelo, recogido en un rubio moo en lo alto de sucabeza.

    Mat podra haber preparado su primer proyecto arriba,en el desvn, o en nuestro pequeo patio lleno de hierbajos.Pero no. Eligi la cocina.

    Sucedi durante mi periodo de desempleo, en la pocaposterior a NewBagel, as que estuve presente. De hecho,me haba acercado a inspeccionar la obra de Mat cuandoAshley apareci, todava con su traje gris y crema, recinllegada del trabajo. Ahog un grito.

    Mat haba puesto sobre el fogn un inmenso calderode Pyrex, en cuyo interior borboteaba despacio una mezcla

  • de aceite y tinte. Era densa y extremadamente viscosa; conel lento aporte de calor que reciba desde abajo, se ibaondulando y abriendo en suaves movimientos. Con todaslas luces apagadas, Marc coloc dos lmparas de arcovoltaico detrs del caldero, cuyo resplandor proyectabasombras rojas y lila que rebotaban en el granito y eltravertino.

    Me ergu y guard silencio. La ltima vez que mepillaron as, tena nueve aos y estaba haciendo volcanes devinagre y bicarbonato en la mesa de la cocina, despus declase. Mi madre llevaba unos pantalones como los deAshley.

    Mat levant la vista despacio. Se haba arremangadohasta los codos y sus zapatos de piel oscura brillaban bajola luz tenue, al igual que las yemas de sus dedos, baadas enaceite.

    Es una simulacin de la nebulosa Cabeza de Caballodijo l. Evidentemente.

    Ashley, callada, observaba. La boca se le abri unpoco. Llevaba las llaves colgando de un dedo, detenidas amedio camino de la clavijita donde vivan, justo encima dela lista de tareas. Mat viva con nosotros desde haca tresdas.

    Ella se acerc un par de pasos y se inclin, comohaba hecho yo, para asomarse a las profundidadescsmicas. Una hebra de azafrn se abra camino a travs de

  • una capa turbia de color verde y oro.Hostia, Mat jade ella. Es precioso.De modo que el brebaje astrofsico de Mat continu

    bullendo, y sus dems proyectos se fueron sucediendo cadavez ms grandes y embrollados, y ocupando ms espacio.Ashley se interes por su progreso: entraba en lahabitacin y, con una mano en la cadera, frunca la nariz yhaca algn comentario hbilmente constructivo. Ellamisma desplaz el televisor.

    Esta es el arma secreta de Mat, su pasaporte, su cartade salga usted de la crcel: hace cosas preciosas.

    Por supuesto, le dije a Mat que tena que venir a latienda, y esta noche lo hace, a la una y media. La campanillade la puerta anuncia su llegada y, antes de decir palabra,dobla el cuello hacia atrs, siguiendo el camino ascendentede los estantes hasta los oscuros dominios. Se vuelve haciam, seala justo al techo con un brazo enfundado en unachaqueta de cuadros y dice:

    Quiero subir.Solo llevo aqu un mes y an no hay confianza para

    hacer gamberradas, pero la curiosidad de Mat escontagiosa. Se va directo al catlogo remoto y se plantaentre estanteras, y se acerca para examinar el grano de la

  • madera y la textura de los lomos. Yo cedo.Vale, pero agrrate bien. Y no toques ningn libro.Cmo que no los toque? me responde,

    comprobando la escalera. Y si quiero comprar uno?No puedes: son para prstamo. Tienes que ser

    miembro del club.Libros raros? Primeras ediciones? Ya est a

    media altura. Avanza deprisa.Ms bien ediciones nicas le explico. No hay

    ISBN.De qu van?No lo s digo tranquilamente.Qu?Al decirlo en voz alta, me doy cuenta de lo cutre que

    suena.Que no lo s.No has abierto ninguno? Se detiene en la

    escalera y baja la vista, incrdulo. Empiezo a ponermenervioso. S adnde ir a parar esto. En serio?

    Me planteo agitar la escalera para mostrar midescontento, pero lo nico ms problemtico que Matmirando uno de los libros sera Mat matndose tras unamala cada. Tal vez. Tiene uno en las manos, uno gordo ynegro que amenaza con hacerle perder el equilibrio. l setambalea en la escalera y yo hago rechinar los dientes.

    Oye, Mat digo con una voz que, de golpe, se ha

  • vuelto aguda y oa, djalo correr...Esto es increble.Ser mejor que...Realmente increble, Jannon. No lo has visto

    nunca? Se pega el libro al pecho y emprende eldescenso.

    Espera! No s por qu, me parece menostransgresor mantenerlo cerca del lugar al que pertenece.Ya subo yo.

    Coloco otra escalera enfrente de la suya y salto a lostravesaos. Al cabo de un momento estoy al nivel de Mat,con quien mantengo una conversacin a media voz a casidiez metros de altura.

    Lo cierto es que, cmo no, me muero de curiosidad.Me da rabia Mat, pero tambin agradezco que me esthaciendo de diablillo. Se recoloca el grueso tomo contra elpecho y lo acerca a m. Aqu arriba est oscuro, as que meinclino para cubrir el espacio entre las estanteras y verbien las pginas.

    Para esto llegan corriendo en plena noche Tyndall ylos dems?

    Crea que iba a ser una enciclopedia de ritualesoscuros dice Mat.

    Las dos pginas expuestas muestran un slidoentretejido de letras, una manta de glifos con apenas algnespacio en blanco. Las letras son grandes y gruesas,

  • marcadas en el papel con tipografa afilada. Reconozco elalfabeto (es romano, es decir, normal), pero no laspalabras. De hecho, no son palabras, para nada: estaspginas no son ms que largas series de letras, unamezcolanza indiferenciada.

    Pero, claro, tampoco podemos decir que no sea unaenciclopedia de rituales oscuros seala Mat.

    Saco otro libro del estante, esta vez largo y delgado,con una cubierta verde y brillante y un lomo marrn quedice: Kresimir. Por dentro, lo mismo.

    A lo mejor son pasatiempos de los de pensar propone l. Como sudokus superavanzados.

    Es cierto que los clientes de Penumbra sonprecisamente de esas personas a las que ves en lascafeteras resolviendo problemas de ajedrez o crucigramasdominicales, mientras aplican con peligrosa fuerza elbolgrafo azul sobre el papel de peridico.

    All abajo, la campanilla repica. Un tintineo de frotemor hace un veloz recorrido de ida y vuelta entre micerebro y las yemas de mis dedos. Desde la entrada llamauna voz fuerte:

    Hay alguien?Devulvelo a su sitio le susurro a Mat.Y corro escalera abajo. Al llegar sin resuello, me

    encuentro a Fedorov en la puerta. De todos los clientes quehe conocido, l es el ms viejo, con esa barba blanca como

  • la nieve y unas manos de piel fina como el papel; peroseguramente tambin es el ms lcido. Se parece mucho aPenumbra, de hecho. Fedorov deposita un libro sobre elmostrador (me devuelve un Clovtier), da unos golpecitossecos con dos dedos y dice:

    Ahorra, Murao.Vamos all. Encuentro MVRAO en la base de datos y

    envo a Mat escalera arriba. Fedorov lo observa concuriosidad.

    Otrro dependiente?Un amigo contesto. Me est ayudando.Fedorov asiente. Se me ocurre que Mat colara como

    un miembro muy joven del club. Esta noche, tanto l comoFedorov llevan pantalones de pana negra.

    T llevas aqu cunto, trrenta siete das?No habra sabido decirlo, pero s, estoy seguro de que

    son treinta y siete exactamente. Estos tos suelen ser muyprecisos.

    As es, seor Fedorov digo, contento.Y qu te parrece?Me gusta contesto. Es mejor que trabajar en un

    despacho.Fedorov asiente y me da su tarjeta. La 6KZVCY,

    naturalmente.Yo trrabaj en HP lo pronuncia atchep

    durrante trrenta anios. Erra un despatcho. Y se anima

  • : Conoces calculadorras HP?Mat regresa con el Murao. Es uno de los grandes,

    grueso y ancho, encuadernado en piel veteada.Uy, s, claro respondo, mientras envuelvo el libro

    en papel marrn. Tuve una de esas con grficas y medur todo el instituto. Una HP-38.

    Fedorov se ilumina como un abuelo orgulloso. Yo trrabaj en la ventiotcho, que erra la

    anterrior!Me arranca una sonrisa.Puede que an la guarde en algn sitio le digo, y

    dejo el Murao en su lado del mostrador.Fedorov lo acoge con ambas manos.Grracias dice. Tsabes?, la trrentaotcho no

    tena notacin polaca inverrsa le propina a su libro (derituales oscuros?) un golpecito significativo, y te dirralgo: la NPI viene bien parra obrras como esta.

    Me parece que Mat tiene razn: es sudoku.Lo tendr en cuenta le digo.Bien, grracias de nuevo.La campanilla suena y vemos que Fedorov se aleja

    despacio por la acera hacia la parada de bus.He mirado el libro dice Mat. Es igual que los

    otros. Lo que antes resultaba extrao, ahora lo es an ms. Jannon contina Mat, y se da la vuelta para mirarmede frente. Tengo que preguntarte una cosa.

  • Djame adivinar: por qu no he mirado nuncalos...?

    Te mola Ashley?Vaya, no es lo que me esperaba.Qu? No.Vale. Porque a m s.Pestaeo y, con cara de tonto, me quedo mirando a

    Mat Mittelbrand con su chaquetita de corte perfecto. Escomo si Jimmy Olsen confesara que le hace gracia laMujer Maravilla: hay demasiado contraste. Y aun as...

    Voy a entrarle dice con gravedad. La cosa sepuede enrarecer. Lo dice como un comando preparandouna incursin nocturna. Tipo: S que esextraordinariamente peligroso, pero, tranquilo, lo he hechootras veces.

    Empiezo a verlo de otro modo: puede que Mat no seaJimmy Olsen, sino Clark Kent, y que bajo la superficie seoculte Supermn. Tendra que ser un Supermn de metrosesenta y cinco, pero en fin.

    Lo digo porque tcnicamente ya nos hemosenrollado.

    Espera, qu...?Hace un par de semanas. T no estabas. Nos

    hinchamos a vino.La cabeza me da un poco de vueltas, no por la

    disonancia de Mat y Ashley juntos, sino por darme cuenta

  • de que esa atraccin se ha estado fraguando delante de misnarices sin que yo me enterase. Odio que eso pase.

    Mat asiente como si ya estuviese todo aclarado.Eh, Jannon, este sitio es brutal, pero tengo que

    irme.Al apartamento?No, a la oficina. A currar toda la noche. Con un

    monstruo de la jungla.Un monstruo de la jungla?Hecho de plantas vivas. Hay que mantener el

    estudio muy caliente, a lo mejor vuelvo para otro descanso.Aqu se est fresco y seco.

    Se va. Luego, en el libro de registros, escribo:

    Noche fresca y sin nubes. Lalibrera recibe la visita del cliente msjoven que haya visto (segn cree estedependiente) en muchos aos. Llevapantaln de pana, chaqueta ajustada y,debajo, jersey tejido con pequeasespigas. El cliente compra una postal(bajo coaccin) y procede a marcharsepara finalizar su trabajo con unmonstruo de la jungla.

  • Se est muy tranquilo. Apoyo la barbilla en la palma ypienso en mis amigos y me pregunto qu ms estarpasando delante de mis narices.

  • El canto del dragn, volumen I

    La noche siguiente visita la tienda otro amigo, y nouno cualquiera, sino el ms antiguo que tengo.

    Neel Shah y yo nos hicimos buenos amigos en sexto.En la impredecible dinmica de fluidos de la escuelaprimaria, siempre estuve flotando cerca de la cima, eltpico sujeto inofensivo que no jugaba mal al baloncesto yque no tena un miedo atroz a las chicas. Neel, en cambio,cay en lo ms bajo, rechazado tanto por deportistas comopor empollones. En la cafetera, los colegas decan que erararo, que hablaba raro y que ola raro.

    Sin embargo, aquella primavera empezamos a tenercontacto gracias a que los dos estbamos obsesionados conunos libros sobre dragones cantarines, y acabamoshacindonos amigos. Sal en su defensa e invert misactivos preadolescentes en su causa. Consegu que loinvitaran a fiestas con pizza y atraje a miembros del equipode baloncesto a nuestro grupo de jugadores de rol deCohetes y brujos. (No duraron mucho: Neel, que siempreera el mster, los persegua sin parar con droides y conorcos no muertos.) En sptimo le di a entender a AmyTorgensen, una nia muy mona con el pelo color paja queadoraba los caballos, que el padre de Neel era un prncipe

  • exiliado y rico hasta decir basta, y que, por lo tanto, l seraun excelente acompaante para la fiesta de invierno. Fue suprimera cita.

    As pues, podra decirse que Neel me debe unoscuantos favores, aunque ha habido tantos entre nosotrosque ya no son distinguibles como actos individuales, sinoque constituyen una bruma refulgente de lealtad. Nuestraamistad es una nebulosa.

    Neel Shah aparece en el umbral de la puerta, alto yfornido, y con una cmoda chaqueta negra de chndal.Ignora por completo la extensa y polvorienta lista remota,pues centra toda su atencin en la librera baja etiquetadacon Ciencia ficcin y fantasa.

    To, tenis Moffat! dice mientras me muestra ungrueso libro de bolsillo. Es El canto del dragn (volumenI), el mismo por el que empezamos a conocernos en sexto,y que todava es nuestro preferido. Neel lo ha ledo unasseis veces. Y encima es una copia... como antigua suelta, hojendolo.

    Es verdad. La edicin nueva de la triloga, publicadatras la muerte de Clark Moffat, tiene en las cubiertas unasfiguras geomtricas que forman un dibujo cuando pones lostres libros seguidos en la estantera. En esta sale un dragngordo y azul pintado con aergrafo, rodeado de espuma demar. Le digo a Neel que tendra que comprrselo porque esuna edicin de coleccionista y seguro que vale ms que lo

  • que haya puesto Penumbra. Y porque en seis das solo hevendido una postal. Normalmente me disgustara presionara un amigo para que se comprase un libro, pero ahora elnivel adquisitivo de Neel Shah, aunque no sea nada del otromundo, sin duda es comparable al de algunos prncipes debajo nivel. Hacia la misma poca en que yo me mataba porel salario mnimo en Al Pilpil, Neel estaba creando supropia empresa. Cinco aos despus, he aqu losresultados: por lo que calculo, Neel tiene varios cientos demiles de dlares en el banco, y su empresa vale otrostantos millones. En cambio, yo tengo exactamente 2.357dlares en el banco y la empresa para la que trabajo (si se lapuede llamar as) queda en aquel espacio extraeconmicodonde habitan los blanqueadores de dinero y los credosalternativos.

    As pues, yo dira que Neel se puede permitir un librode bolsillo, aunque ya no tenga tiempo para leer. Mientrasbusco algo de cambio en los oscuros cajones delmostrador, al fin desva su atencin hacia los estantessombros que dominan la otra mitad de la tienda.

    Y todo eso? pregunta, sin saber muy bien si leinteresa o no. Como norma, Neel prefiere lo nuevo ybrillante a lo viejo y polvoriento.

    Eso digo es la tienda de verdad. Laintervencin de Mat me ha vuelto un poco ms audaz con elcatlogo remoto. Y si te digo que esta tienda la

  • frecuenta un grupo de sabios extraos? continomientras me llevo a Neel hacia los estantes.

    Qu guay asiente, oliendo ya la brujera.Y si te digo tambin que todos estos libros estn

    escritos en clave? Cojo un tomo negro de un estante bajoy lo abro bien para ensearle un revoltijo de letras.

    Es muy fuerte seala Neel; con el dedo recorrelos caracteres afilados, pgina abajo. Conozco a un to deBielorrusia que sabe descodificar. Proteccin deduplicados y esas cosas.

    Esta frase deja patente la diferencia entre la vida deNeel, despus de primaria, y la ma: l tiene tos, tos quele hacen favores. Yo no tengo ninguno. Como mucho,tengo un porttil.

    Le podra pedir que echara un vistazo prosigue.Bueno, es que tampoco s si estn en clave

    reconozco. Cierro el libro y lo devuelvo a la estantera.Y aunque lo estn, no estoy seguro de que valga mucho lapena: los tos que se los llevan son unos bichos raros.

    As es como empieza siempre! exclama Neel, yme suelta un manotazo en el hombro. Acurdate de Elcanto del dragn: en la primera pgina te sale TelmacoMedia Sangre? No, chaval; te sale Fernwen.

    El protagonista de El canto del dragn es Fernwen,un enano sabio que es bajito hasta para ser enano. Loexpulsan de su clan de guerreros cuando an es muy joven

  • y... Bueno, da igual... A lo mejor Neel no va malencaminado.

    Tenemos que descifrar esto dice. Cuntovalen?

    Le explico cmo funciona, que cada miembro tieneuna tarjeta..., pero esto ya no es hablar por hablar: valga loque valga entrar en el club de prstamo de Penumbra, Neello puede pagar.

    Entrate de cunto cuesta insiste. Qu tejuegas a que esto es otro Cohetes y brujos.Estsonriendo. Adopta su voz grave de mster de las mazmorraspara decir: Ahora no te me rajes, Claymore ManosRojas.

    Jo. Ha hecho uso de mi nombre de Cohetes y brujospara poder conmigo. Lo reconozco, es como un hechizoantiguo y poderoso. Vale, se lo preguntar a Penumbra.

    Volvemos a las estanteras bajas y a las portadasaerografiadas. Neel hojea otro de nuestros favoritos desiempre, un relato sobre una nave espacial cilndrica que seacerca lentamente a la Tierra. Le cuento que Mat piensaentrarle a Ashley. Despus le pregunto cmo le va laempresa. Se desabrocha la chaqueta de chndal y memuestra con orgullo la camiseta gris plomo que llevadebajo.

    Hicimos esto dice. Alquilamos un escnercorporal de 3-D y confeccionamos cada camiseta a medida.

  • Sientan perfectas. Pero perfectas, eh?Neel est en una forma increble. Cuando lo veo,

    nunca puedo evitar superponer mi recuerdo de aquelgordinfln de sexto, y es que no s cmo se lo ha hechopara tener esta absurda forma en V de superhroe de cmic.

    Es una buena publicidad, no?Sobre su ceida camiseta lleva el logo de su empresa,

    encima del pecho. Las grandes letras azul elctrico dicen:ANATOMIX.

    Por la maana, cuando Penumbra llega, le mencionoque un amigo quiere pagar la cuota para lo del catlogoremoto. Se sacude de encima el chaquetn (un chaquetnfabuloso, bien confeccionado y hecho con lana de lasovejas ms negras) y se sienta en la silla al otro lado delmostrador.

    Oh, no es una cuestin de dinero, sino de intencinseala, juntando las yemas de los dedos.

    Mi amigo solo tiene curiosidad contesto. Esun biblifilo total. Lo que no es del todo cierto: Neelprefiere las adaptaciones cinematogrficas a los libros.Siempre se queja de que nadie haya hecho pelculas de Elcanto del dragn.

    Vers dice Penumbra, cavilando, el contenido

  • de estos libros le resultar... complicado. Y para teneracceso a ellos, debe aceptar un contrato.

    Un momento... Cuesta dinero?No, no. Tu amigo solo debe prometer que leer

    atentamente. Se trata de libros especiales extiende sularga mano hacia el catlogo remoto, con contenidosespeciales que recompensan con creces la atencin que seles dedica. Tu amigo descubrir que lo conducen a algoextraordinario, pero solo si de verdad quiere trabajar duro.

    Como la filosofa? pregunto. O las mates?No tan abstracto me responde sacudiendo la

    cabeza. Los libros presentan un enigma. Pero t eso yalo sabes, verdad, hijo?

    Con una media sonrisa, lo reconozco:S, he mirado un poco.Bien dice, y asiente. No hay nada peor que un

    dependiente sin inquietudes. El enigma se puede resolvercon tiempo y dedicacin, aunque cabe decir que muchos lehan dedicado su vida. Ahora le brillan los ojos. Si tu...amigo encontrar en ello alguna recompensa..., eso ya no los. Pero creo que es posible.

    Me dedica una sonrisa sinuosa y me doy cuenta de quepiensa que estoy recurriendo a un hipottico amigo y que,en realidad, hablamos de m. Bueno, puede que un poco s.Contina:

    Por supuesto, la relacin entre un libro y su lector

  • es privada, as que es una cuestin de confianza: si medices que tu amigo leer estos libros atentamente, de unmodo que haga honor a sus autores, te creer.

    S con toda seguridad que Neel no se los va a leer deese modo, y me parece que yo tampoco quiero meterme enalgo as. Todava no. Estoy intrigado y acobardado a partesiguales. As pues, me limito a responder:

    Vale, se lo dir.Penumbra asiente.Y si tu amigo an no est preparado para semejante

    tarea, no pasa nada. Puede que, con el tiempo, le vayainteresando ms.

  • Forastero en tierra extraa

    Las noches se suceden una tras otra y la librera estcada vez ms tranquila. Transcurre una semana sin un solocliente. En mi porttil consulto el cuadro de mihiperdirigida campaa publicitaria y descubro que, porahora, ha obtenido cero impresiones. En un rincn de lapantalla, un mensaje amarillo de Google sugiere que miscriterios tal vez sean demasiado restrictivos y que quizshaya delimitado un cliente base que no existe.

    Me pregunto cmo es esto de da, durante el turnosoleado de Penumbra. Me pregunto si por las tardes Oliverrecibe una oleada de clientes, cuando todo el mundo saledel trabajo. Me pregunto si tanto silencio y tanta soledadestarn afectando a mi cerebro. No nos equivoquemos: doygracias por tener un trabajo, por ocupar esta silla, por irhaciendo acopio de dinero (tampoco tanto) con que pagarel alquiler y comprar porciones de pizza y aplicaciones deiPhone. Pero antes trabajaba en una oficina, en un equipo.Aqu soy yo con los murcilagos. (S, s que los hay aharriba.)

    ltimamente, parece que estemos perdiendo hasta alos usuarios del catlogo remoto. Los habr seducidoalgn otro club literario? Se habrn comprado todos un

  • Kindle? Yo tengo uno, y casi todas las noches lo uso.Siempre me imagino a los libros mirndome y susurrandoTraidor!, pero qu quieres, tengo un montn deprimeros captulos gratis que leer. El Kindle me lo pas mipadre porque ya no lo quera: es uno de esos modelosoriginales, una placa oblicua y asimtrica con una pantallitagris y un lecho de teclas angulosas. Tiene pinta deaccesorio sacado de 2001: Una odisea del espacio.Existen modelos ms nuevos, con pantallas ms grandes ydiseos ms discretos, pero este es como las postales dePenumbra: tan desfasado que vuelve a molar.

    A la mitad del primer captulo de Cannery Row, lapantalla parpadea, se congela y se me apaga. Me pasa casicada noche. Se supone que la batera del Kindle dura unosdos meses, pero yo lo dej al sol demasiado tiempo y ahorasolo aguanta una hora desenchufado.

    As que enciendo mi MacBook y hago la ronda:nuevos sitios, blogs y tweets. Retrocedo hasta ver lasconversaciones que han tenido lugar durante el da, sin queyo estuviera. Si todos y cada uno de los elementos de laRed que consumes estn atrasados, significa que en elfondo el atrasado eres t?

    Por ltimo, hago clic en Quejido, mi nuevo favorito.Quejido es una persona, seguramente un varn humano, unhermtico programador que opera en la interseccin entreliteratura y codificacin: mitad noticiario hacker y mitad

  • crnica literaria. Mat me envi un link despus de venir ala tienda, al pensar que el trabajo de Quejido recuerda unpoco esto. Estaba en lo cierto.

    Quejido lleva una biblioteca pirata muy concurrida.Escribe complicados cdigos con los que cargarse el DRMde los libros electrnicos, y construye elaboradasmquinas con las que copiar las palabras de libros deverdad. Si trabajara para Amazon, seguro que sera rico. Envez de eso, descifr la supuestamente indescifrable seriede Harry Potter y colg los siete libros electrnicos en supgina, para que se descargaran gratis... con algunamodificacin. Ahora, si quieres leer Potter sin pagar,tendrs que lidiar con breves referencias a un joven brujollamado Quejumbroso, compaero de estudios de Harry enHogwarts. No est mal. Quejumbroso tiene algunas frasesbuenas.

    Pero lo que me tiene fascinado es el nuevo proyectode Quejido: un mapa con los emplazamientos de todos losrelatos de ciencia ficcin publicados en el siglo XX. Losha sacado con cdigo y los ha colgado en espacios 3-D, asque vas viendo cmo ao tras ao la imaginacin colectivade la humanidad llega cada vez ms lejos: a la Luna, aMarte, a Jpiter, a Plutn, a Alfa Centauri y ms all.Puedes echar mano del zoom o hacer rotar el universoentero, y tambin puedes meterte en una navecita poligonaly circular por ah. Puedes quedar con Rama o ir en busca de

  • los mundos de la Fundacin.Dos cosas, pues:

    1. A Neel le encantar esto.2. Quiero ser como Quejido. O

    sea, si yo pudiera hacer algo tan guay...Eso s sera una habilidad. Podra entraren una empresa de nueva creacin.Podra trabajar en Apple. Podra ver einteractuar con otros seres humanosbajo el resplandor clido de la estrelladiurna.

    Por suerte para m, Quejido, como es habitual en lapiratera informtica, ha proporcionado el cdigo que hacefuncionar el mapa. Se trata de toda una mquina de grficos3-D que emplea un lenguaje de programacin llamado Ruby(el mismo que utilizbamos para la web de NewBagel). Esgratis.

    Y pienso usar el cdigo de Quejido para crear algo.Miro alrededor y me doy cuenta de que mi proyecto estdelante de mis narices: aprender a hacer grficos 3-Dcreando una maqueta de la Librera del Sr. Penumbra 24horas. Porque no es ms que una caja alta y desnuda llenade otras cajas ms pequeas. Qu dificultad puede tener?

  • Para empezar, he tenido que copiar la base de datosdel viejo Mac Plus de Penumbra en mi porttil, lo que noha sido tarea fcil, ya que el Mac Plus va con discosflexibles de plstico y en el MacBook es imposiblemeterlos. Tuve que comprar un USB antiguo en eBay.Cost tres dlares, ms cinco de gastos de envo, y quedabararo enchufado en mi porttil.

    Sin embargo, ahora, con los datos en mano, estoyconstruyendo la maqueta de la tienda. Es tosca (un puadode bloques grises apilados como en un LEGO virtual), peroempieza a ser reconocible. El espacio tiene la formaadecuada de una caja de zapatos y ya estn todas lasestanteras. Las he montado segn un sistema decoordenadas, de modo que mi programa es capaz deencontrar el pasillo 3, estante 13 por s solo. La luzsimulada procedente de las simuladas ventanas arroja unassombras afiladas por toda la tienda simulada. Si te suenaimpresionante, es que tienes ms de treinta aos.

    Me ha llevado tres noches de ensayo y error, peroahora ya voy hilvanando frases largas del cdigo,aprendiendo sobre la marcha. Sienta bien estar haciendoalgo: una aproximacin poligonal y ms que convincente dela tienda de Penumbra se extiende lentamente en mipantalla. Desde mis tiempos en New-Bagel no me habasentido tan contento. Mis altavoces estn escupiendo elnuevo lbum de un grupo local que se llama Suicidio Lunar.

  • Me dispongo a cargar la base de datos en...Suena la campanilla y le doy a la tecla silenciadora del

    porttil. Suicidio Lunar enmudece y, cuando alzo la vista,veo un rostro desconocido. Normalmente detecto deinmediato si estoy ante un miembro del club literario msraro del mundo o ante un noctmbulo corriente. Pero ahorami sentido arcnido se ha atrofiado.

    El cliente es bajo pero robusto, y se encuentra enaquel limbo cada vez ms denso de la mediana edad. Llevaun traje gris pizarra y camisa blanca con el cuello abierto.Todo apuntara a que se trata de alguien corriente, de no serpor su rostro, de una palidez fantasmagrica, con barbanegra de tres das y ojos como dos puntas de lpiz oscuro.Adems, lleva un paquete debajo del brazo, bien envuelto enpapel marrn.

    Dirige rpidamente la mirada a los estantes bajos quetiene enfrente, y no al catlogo remoto, as que tal vez setrate de un cliente normal. A lo mejor sale de aqu al lado,del Pompis.

    En qu puedo ayudarle? pregunto.Qu es todo esto? Qu significa? suelta,

    mirando con ferocidad las estanteras bajas.S, ya s que se ve poca cosa digo.A rengln seguido me propongo sealar algunos de

    los ttulos sorprendentes del minsculo inventario dePenumbra, pero l me interrumpe:

  • Ests de broma? Poca cosa? Arroja su paquetesobre el mostrador (pam) y se acerca a grandes zancadas ala seccin de ciencia ficcin y fantasa. Qu esthaciendo esto aqu? Sostiene el nico ejemplar que tienePenumbra de Gua del autoestopista galctico. Yesto? Me tomas el pelo? Me muestra Forastero entierra extraa.

    No s muy bien qu decir, pues desconozco qu estpasando.

    Decidido, vuelve al mostrador de la entrada, conambos libros en su poder. Los lanza sobre la madera.

    Adems, t quin eres? Sus ojos oscuroscentellean, desafiantes.

    El encargado de la tienda respondo, haciendo loposible por no alterarme. Piensa comprar esos doslibros?

    Se le encienden los orificios nasales.T no llevas esta tienda. No llegas ni a principiante.Vaya. Es verdad que entr hace poco ms de un mes,

    pero, aun as, no tiene mucho secreto...Y no tienes ni idea de quin la lleva de verdad, no?

    Penumbra te lo ha dicho? Guardo silencio.Decididamente, no es un cliente cualquiera. No. Resopla. Apuesto a que no. Pues mira, ya hace ms de unao que le dijimos a tu jefe que se deshiciera de estabasura. Subraya cada palabra con un golpe sobre la Gua

  • del autoestopista; lleva los puos de la chaqueta abiertospor el ltimo botn. Y no era la primera vez.

    Oiga, no tengo ni idea de qu me est hablando. Conservar la calma. Me mantendr civilizado. As quedgame: piensa comprarlos?

    Me sorprende sacndose del bolsillo del pantaln unbillete arrugado de veinte.

    Por supuesto dice, y tira el dinero sobre elmostrador. Odio que la gente haga eso. Sern la pruebade la desobediencia de Penumbra. Pausa. Sus negrosojos brillan. Tu jefe se ha buscado un problema.

    Venga ya, por despachar ciencia ficcin? Por queste to odia tanto a Douglas Adams?

    Y esto? dice con brusquedad, sealando elMacBook.

    La maqueta de la tienda aparece en la pantalla, rotandolentamente.

    No es cosa suya respondo mientras lo cierro.Que no es cosa ma? me espeta. Acaso

    ignoras...? S, as es. Pone los ojos en blanco, como siestuviera pasando por la peor experiencia de la historia deluniverso en cuanto a servicio al cliente. Luego sacude lacabeza y recobra la compostura. Escucha con atencin:es importante. Con dos dedos empuja el paquete sobre elmostrador. Es ancho y plano; reconocible. Este sitio dapena, pero necesito saber que puedo confiar en ti para

  • entregarle esto a Penumbra. Djalo en sus propias manos,no en una estantera. No se lo dejes aqu, solo en susmanos.

    Vale digo.Ningn problema.Asiente.Bien. Gracias. Coge su compra y se va hacia la

    puerta. Luego, antes de salir, se da la vuelta. Y dalerecuerdos a tu jefe, de parte de Corvina.

    Por la maana, apenas le doy tiempo a Penumbra decruzar el umbral cuando ya le estoy contando lo ocurrido,demasiado rpido y desordenado, es decir, qu problematena ese to, y quin es Corvina, y ese paquete, y, en serio,qu problema tena.

    Clmate, hijo contesta l, alzando la voz y suslargas manos para aplacarme. Clmate. Tranquilo.

    Ah le digo; sealo el paquete como quien sealaun animal muerto. Por lo que yo s, podra serlo, o bien loshuesos de uno, dispuestos en un pulcro pentagrama.

    Ohhh exclama. Rodea el paquete con sus dedosalargados y lo levanta un poco del mostrador. Qumaravilla.

    Por supuesto, no es una caja de huesos. Yo s lo quees: lo s desde que aquel visitante lvido puso el pie en estatienda; y, no s por qu, me da an ms mal rollo, porquesignifica que aqu est pasando algo que va ms all de la

  • excentricidad de un simple viejo. Penumbra abre el papelmarrn. En el interior hay un libro.

    Una nueva adquisicin para los estantes dice.Festina lente.

    Es un libro muy fino pero precioso. Estencuadernado en gris brillante, con un tipo de materialjaspeado que se vuelve plateado bajo la luz. El lomo esnegro. Unas letras color perla dicen: Erdos. Uno mspara el catlogo remoto.

    Haca bastante que no llegaba uno de estos sealaPenumbra. Hay que celebrarlo. Espera aqu, hijo, esperaaqu.

    Desaparece entre las estanteras, adentrndose en laestancia oscura; oigo sus pisadas en los peldaos que subenhacia su despacho, al otro lado de la puerta que indicaPRIVADO y por la que nunca me he aventurado. Regresacon dos vasos de plstico, uno dentro del otro, y unabotella de whisky medio vaca en cuya etiqueta se puedeleer FITZGERALDS y que parece tan vieja comoPenumbra. Tras servir dos dedos dorados en cada vaso, meofrece uno de ellos.

    Descrbemelo dice. Al visitante. Leme tulibro de registros.

    No he apuntado nada confieso. En realidad, no hehecho nada en absoluto: me he pasado la noche recorriendola tienda de aqu para all, mantenindome a distancia del

  • mostrador y temeroso de tocar el paquete, mirarlo oincluso pensar en l con demasiada intensidad.

    Ah, pues debe constar en el libro de registros, hijo.Toma, escribe mientras hablas. Cuntamelo.

    A medida que se lo cuento, lo voy escribiendo, cosaque me hace sentir mejor, como si la extraeza se destilarade mi sangre sobre la hoja, a travs de la punta delbolgrafo:

    Ha venido a la tienda un capullo impertinente...Vers, lo ms prudente ser no escribir eso

    seala Penumbra con discrecin. Pongamos tal vez quetena aspecto de... mensajero apremiante.

    Vale.Ha venido a la tienda un mensajero apremiante que

    se llamaba Corvina y que...No, no me interrumpe. Cierra los ojos y se

    presiona el puente de la nariz. Para. Antes de queescribas, djame a m. Era extremadamente plido, conojos de comadreja, de cuarenta y un aos, constitucingruesa y barba mal afeitada; llevaba un traje de lana fina,con chaqueta sin cruzar y botones en los puos, y zapatosnegros de piel acabados en punta. Correcto? Exacto. Enlos zapatos no me he fijado, pero Penumbra ha dado en elclavo. S, por supuesto. Se llama Eric y nos ha trado untesoro. Agita su whisky. Aunque se toma demasiado apecho su papel. Le viene de Corvina.

  • Y quin es Corvina? Le enva recuerdos dije, porraro que me sonara.

    Desde luego que s. Penumbra pone los ojos enblanco. Eric lo admira. Les pasa a muchos de losjvenes. Est esquivando la pregunta. Calla un momentoy luego alza la vista para encontrarse con la ma. Esto esalgo ms que una librera, como sin duda ya habrssupuesto. Tambin es una especie de biblioteca, entre otrasque estn repartidas por el mundo: una en Londres, otra enPars... En total, una docena. No hay dos iguales, pero sufuncin es la misma. Corvina es el supervisor de todas.

    As que es su jefe.Al or eso, el rostro de Penumbra se ensombrece.Prefiero referirme a l como nuestro patrn

    dice, con una leve pausa en cada palabra. El nuestro, queno me pasa por alto, me hace sonrer. Pero me temo queCorvina estara encantado con tu calificacin.

    Le explico lo que ha dicho Eric acerca de los libros delos estantes bajos... y sobre la desobediencia de Penumbra.

    S, s responde con un suspiro. Ya me hapasado antes. Qu estupidez. La gracia de las bibliotecas esque cada una es diferente: Koster en Berln con su msica,Griboyedov en San Petersburgo con su gran samovar... Yaqu, en San Francisco, la diferencia ms asombrosa detodas.

    Cul?

  • Pues que tenemos libros que a la gente tal vez leinteresen de verdad!

    Penumbra suelta una carcajada mostrando todos susdientes. Yo tambin me ro.

    Entonces, no pasa nada?l se encoge de hombros.Eso depende responde de si te tomas muy en

    serio a un capataz cuadriculado que lo quiere todoexactamente igual siempre y en todas partes. Hace unapausa. Y resulta que yo no me lo tomo nada en serio.

    Viene alguna vez?Nunca replica con sequedad, sacudiendo la

    cabeza. Hace aos que no pisa San Francisco: ms dediez. No, tiene otras ocupaciones. Y gracias a Dios que esas.

    Penumbra levanta las manos y me hace un gesto paraapartarme del mostrador.

    Y ahora, vete. Has sido testigo de algo inusual, yms significativo de lo que imaginas. Debes estaragradecido. Y bbete el whisky, hijo! Bebe!

    Me coloco la mochila encima de un hombro y apuromi vaso con dos tragos forzados.

    Eso va por Evelyn Erdos dice Penumbra.Sostiene en alto el libro con destellos grises y habla comosi lo hiciera con ella: Bienvenida, amiga ma, y bienhecho. Bien hecho!

  • El prototipo

    La noche siguiente, saludo a Oliver Grone con lamano, como de costumbre. Quiero preguntarle por Eric,pero me faltan las palabras. Oliver y yo nunca hemoshablado directamente de lo rara que es la tienda. As queempiezo diciendo:

    Una cosa, Oliver. T sabes que hay clientesnormales.

    Pocos.Cierto. Y que hay miembros que se llevan libros

    prestados.Como Maurice Tyndall.Cierto. No saba que su nombre de pila era

    Maurice. Alguna vez has visto a alguien entregar unlibro nuevo?

    Se detiene y piensa. Luego se limita a responder:No.

    En cuanto se marcha, me asaltan un montn de teorasnuevas. A lo mejor Oliver tambin est en el ajo. Tal vez esun espa de Corvina. El observador callado. Es perfecto. O

  • a lo mejor participa de una conspiracin an mayor. Tal vezsolo he visto la punta del iceberg. S que existen mslibreras (bibliotecas?) como esta, pero sigo sin saber qusignifica como esta. No s para qu es el catlogoremoto.

    Hojeo todo el libro de registros en busca de algo, loque sea. Un mensaje del pasado, tipo: Gurdate, buendependiente, de la clera de Corvina. Pero no. Mispredecesores fueron tan convencionales como yo:escribieron con palabras neutras y objetivas, simplesdescripciones de los miembros que entraban y salan. Aalgunos los reconozco: Tyndall, Lapin y los dems. Hayotros que son un misterio: miembros que solo vienen deda u otros que dejaron de aparecer por aqu hace yatiempo. A juzgar por las fechas que adornan las pginas, ellibro abarca algo ms de cinco aos. Est lleno hasta lamitad. Acaso voy a llenarlo yo otros cinco? Voy aescribir diligentemente durante aos sin tener ni idea desobre qu escribo?

    El cerebro me quedar hecho papilla si contino astoda la noche. Necesito algo que me distraiga; algo gordo,un desafo... De modo que alzo la pantalla de mi porttil yme vuelvo a poner con la tienda en 3-D.

    De vez en cuando echo un vistazo a la calle, ms alldel escaparate. Estoy al acecho de sombras, del destello deun traje gris o el fulgor de un ojo oscuro. Pero no hay nada.

  • El trabajo va mitigando la sensacin de extraeza hasta que,por fin, consigo abstraerme.

    Para que una maqueta en 3-D de esta tienda resultetil, no solo tendr que mostrar la ubicacin de los libros,sino cules se han prestado y a quin. As que he transcritopor encima mis ltimas entradas en el libro de registros yle he enseado a mi maqueta a reconocer la fecha.

    Los libros brillan ahora como farolas en lasestanteras rectilneas en 3-D y, como estn codificadaspor colores, los libros de Tyndall salen en azul; los deLapin, en verde; los de Fedorov, en amarillo, etctera.Queda genial. Pero mi nueva aportacin ha introducidotambin un defecto y ahora, si me paso haciendo rodar latienda, los estantes parpadean tanto que ni se ven. Me estoyquemando las pestaas, intentando resolverlo en vano,cuando la campanilla repica con ganas.

    Sorprendido, doy un respingo involuntario. Ser Eric,que vuelve para chillarme otra vez? O acaso ser Corvina,el gran jefe en persona, cuya ira finalmente le ha hechodecidirse a venir?

    Es una chica; con medio cuerpo dentro de la tienda,me mira y pregunta:

    Est abierto?Pues s, chica de pelo castao largo hasta la barbilla y

    camiseta roja con la palabra BAM! escrita en amarillomostaza; s, da la casualidad de que est abierto.

  • Ya lo creo respondo. Entra. Siempre estabierto.

    Es que estaba esperando el bus y me ha vibrado elmvil. Creo que tengo un vale.

    Viene directa al mostrador, me ensea su telfono yah, en la pantallita, est mi anuncio de Google. La campaalocal hiperdirigida sigue en marcha (aunque ya me habaolvidado) y ha encontrado a alguien. El vale digital quedise est ah, asomando de su smartphone rayado. Veolas brillantes uas de la chica.

    S! exclamo. Es un vale estupendo. El mejor!Estoy hablando demasiado alto. Se va a dar la vuelta y seir. Los asombrosos algoritmos publicitarios de Googleme han proporcionado una chica superguapa, y yo no tengoni idea de qu hacer con ella. Gira la cabeza parafamiliarizarse con la tienda. Parece recelosa.

    La historia la escriben las pequeas cosas. Unadiferencia de treinta grados, y esta terminara aqu. Pero miporttil est exactamente en ese ngulo y, en mi pantalla, latienda en 3-D da vueltas como una loca sobre dos ejes,como una nave espacial tambalendose en un cosmos enblanco. La chica baja los ojos y...

    Qu es eso? pregunta, y alza una ceja. Unaoscura y adorable ceja.

    Vale, tengo que jugar bien mis cartas. No quiero sonarcomo un cerebrito:

  • Pues una maqueta de esta tienda, solo que se ve qulibros estn disponibles...

    Se le ilumina la mirada.Visualizacin de datos!Ya no est recelosa; de hecho, parece encantada.Exacto digo. Ni ms ni menos. Echa un vistazo.Coincidimos a mitad de camino, en el borde del

    mostrador, y le enseo la tienda en 3-D, que continadesapareciendo si gira demasiado. Ella se acerca ms.

    Puedo ver el cdigo fuente?Si la mala leche de Eric fue sorprendente, la

    curiosidad de esta chica me parece increble.Claro que s respondo, alternando entre pantallas

    oscuras hasta que Ruby llena la pantalla sin ms, codificadoen rojo y oro y verde.

    Yo trabajo de esto me dice, y se inclina paraobservar el cdigo. En visualizacin de datos. Teimporta?

    Seala el teclado con un gesto. Uy, qu me va aimportar, hermosa hacker nocturna.

    Mi sistema lmbico se ha acostumbrado a undeterminado nivel (bajo) de contacto humano (femenino).Con ella tan cerca de m, con su hombro rozndome tanmnimamente, me siento ebrio, ms que nada. Intentoestablecer el siguiente paso. Le recomendar EdwardTufte , Exposicin visual de informacin cuantitativa.

  • Penumbra tiene un ejemplar, lo he visto en un estante. Esenorme.

    La chica repasa mi cdigo a toda prisa, cosa que meincomoda un poco, ya que lo tengo lleno de comentariostipo Joder, s! o Y ahora, a hacer lo que yo te diga,ordenador.

    Est muy bien seala con una sonrisa. Y tdebes de ser Clay.

    Est en el cdigo: hay una funcin que se llamaclay_mola_mucho. Supongo que todos losprogramadores escriben algo as.

    Yo soy Kat dice. Me parece que he encontradoel problema. Quieres verlo?

    Llevo horas matndome y la tal Kat detecta elproblema en cinco minutos. Es un genio. Me explica elproceso de depuracin con un razonamiento veloz yseguro. Y luego, tap, tap, corrige el defecto.

    Perdona, lo estoy acaparando se disculpamientras vuelve a girar el porttil hacia m. Se coloca unmechn detrs de la oreja, se endereza y, con fingidaserenidad, pregunta: Oye, Clay, y por qu haces unamaqueta de la tienda?

    Al decirlo, sigue con la vista el ascenso de lasestanteras. No estoy seguro de querer ser del todo sincerosobre lo raro que es este sitio. Hola, encantado deconocerte, vendo libros ilegibles a viejos estrafalarios...

  • Quedamos para cenar? (Y de pronto, me invade la certezade que uno de ellos va a entrar como una flecha por lapuerta. Por favor, Tyndall, Fedorov, todos ustedes:qudense en casa esta noche. Sigan leyendo.)

    Cambio el enfoque:Es una cuestin histrica afirmo. Esta tienda

    lleva abierta casi un siglo. Creo que es la librera msantigua de la ciudad, tal vez de toda la Costa Oeste.

    Asombroso dice ella. Google es un beb encomparacin con esto.

    Eso lo explica todo: es una google. As que realmentees un genio. Adems, uno de sus dientes tiene una muescaencantadora.

    Me encantan este tipo de datos. Seala miporttil con la barbilla. Datos del mundo real. Antiguos.

    Esta chica tiene la chispa de la vida. Es mi filtroprimordial para las nuevas amistades (novias incluidas) y elmejor cumplido que puedo hacerle a alguien. Muchas veceshe intentado averiguar qu es lo que la inflama, qu cctelde peculiaridades se aglutina en el fro y oscuro cosmospara formar una estrella. S que sobre todo est en elrostro; no solo en los ojos, sino tambin en las cejas, en lasmejillas, en la boca y en los micromsculos que lasconecta a todas.

    Kat tiene unos micromsculos muy atractivos.Has probado con una visualizacin por serie

  • cronolgica? pregunta.An no. No exactamente, no. Lo cierto es que no

    s de qu me habla.En Google lo hacemos para los registros de

    bsqueda me explica. Es guay; ves una idea nuevacruzar todo el mundo como una pequea epidemia.Despus se consume en una semana.

    Me parece muy interesante, pero bsicamente porqueesta chica me interesa muchsimo.

    El mvil de Kat emite un animado ping y ella lomira.

    Uy, mi autobs dice. Maldito sistema detransporte pblico y su espordica puntualidad. Puedoensearte lo de la serie cronolgica, si quieres quedar unda.

    Pues mira, la verdad es que s. A lo mejor voy y lecompro el libro de Tufte. Y se lo envuelvo en papel marrn.Un momento, es un poco raro... Es un libro caro. Tal vezhaya una edicin sencilla de bolsillo. Podra comprarlo enAmazon. Qu estupidez, si trabajo en una librera.(Amazon lo enviara a tiempo?)

    Kat sigue aguardando mi respuesta:Claro desafino.Garabatea su direccin de e-mail en una postal de

    Penumbra: katpotente@ [cmo no] gmail.com.Me guardar el vale para otra ocasin dice, y se

  • despide agitando el mvil. Hasta luego.En cuanto se va, inicio sesin para comprobar mi

    hiperdirigida campaa publicitaria. Acaso marqu sinquerer la casilla que dice guapa? (Y soltera?) Mepuedo permitir esta entrada? En trminos de marketingpuramente, es un fracaso: no he vendido ningn libro, nicaro ni barato. De hecho, ahora debo un dlar, gracias a lapostal garabateada. Pero no hay de qu preocuparse: de mipresupuesto original de once dlares, Google solo hasacado diecisiete centavos. A cambio, he recibido una solaimpresin (una sola y perfecta impresin), llegada haceexactamente veintitrs minutos.

    Ms tarde, al cabo de una hora de soledad nocturna einhalacin de lignina, me siento despejado y hago doscosas.

    Primero le escribo a Kat proponindole ir a comermaana, que es sbado. Aunque a veces sea un pococortado, creo que hay que dar el golpe cuando el hierro estcandente.

    Despus, busco en Google visualizacin por seriecronolgica y me pongo a trabajar en una nueva versin dela maqueta, con la idea de llegar a impresionarla con unprototipo. Vaya, estoy flirteando con una chica a la que le

  • van estas cosas.La idea es ir haciendo animacin con los libros

    prestados a lo largo del tiempo, en vez de verlos todos a lavez. Primero transcribo ms nombres, ttulos y fechas dellibro de registros al porttil. Luego me pongo a piratear.

    Programar no es siempre lo mismo. Los lenguajesescritos normales tienen diferentes ritmos e idiomas,verdad? Pues los lenguajes de programacin tambin. Ellenguaje denominado C es todo duros imperativos, casicruda jerga de ordenador. El denominado Lisp es como unafrase larga y recurrente llena de subordinadas; es tan largaque normalmente te olvidas hasta de qu iba. El Erlang estal como suena: excntrico y escandinavo. Yo no sprogramar en ninguno