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Estábamos sentados a la hora
del
almuerzo cuando mi hija
casualmente mencionó que ella
y su marido estaban pensando
en tener un bebé.
“Estamos haciendo una
encuesta", bromeó. “Te va a cambiar la vida”
dije yo, manteniendo
un
tono neutral.
“¿Crees tú que debería tener un bebé?”
"Ya sé" dijo ella,“no más dormir el fin de semana, no más vacaciones espontáneas”, pero no era eso a
lo que yo me refería. Miré a mi hija, tratando de decidir
qué decirle.Quería contarle que las heridas físicas
de tener un bebé sanarían, pero convertirse en madre le dejaría una herida emocional tan grande que la haría para siempre vulnerable…
Quería decirle que nunca más leería
el diario sin preguntar: ¿y si ese hubiera sido MI hijo?".
Que cada caída de avión,
cada casa que se incendia,
cada accidente de tránsito la
va a perseguir. Que cuando vea una foto de un niño
hambriento, se preguntará si no hay nada peor en la vida que ver a tu propio hijo morir.
Miré sus manos y su perfecto traje de
dos piezas y pensé que sin importar cuán sofisticada es ella, convertirse en madre
la reducirá al nivel más primitivo donde
lo más importante es proteger a su crío.
Que el llamado urgente de "mamá!!!"
le hará quebrar su fuente de cristal
más fino sin siquiera dudarlo.
Me gustaría advertirle que sin importar cuántos años ha invertido en su carrera, serán descarrilados por la maternidad.
Podrá contratar una nana, pero algún día tendrá que ir a una
importante reunión y recordará el dulce olor de su
bebé.
Tendrá que endurecer su corazón para no volver
corriendo a casa, sólo para asegurarse de que
está bien.
Quería decirle a mi hija que las decisiones comunes de cada día ya no serán rutina.
Cualquier decisión que tome en
la oficina, la repensará constantemente como madre.
Mirando a mi atractiva hija, le quería asegurar que
eventualmente perderá los kilitos demás del embarazo, pero nunca más se sentirá
igual consigo misma.
Que su vida, ahora tan importante, pasará a segundo plano una vez que su bebé haya nacido.
Ahora que ella daría su vida en un momento por
salvar a su bebé, también comenzará a
pedir por más años de vida, no para cumplir sus
sueños, sino para ver los de sus hijos cumplidos. Quería decirle que la
cicatriz de la cesárea y las estrías se convertirían en sus medallas de honor.
La relación de mi hija y su marido cambiará, pero no
de la manera que ella piensa.
Ojalá ella entendiera cuánto más se puede amar a un hombre que es cuidadoso
para poner talco a su bebé o que siempre tiene tiempo para jugar con él.
Quiero que sepa que se volverá a enamorar de su marido por razones
que ahora encontraría muy poco románticas.
Quisiera que ella pudiera sentir el lazo que tendrá con otras mujeres
que han tratado de detener guerras,
acabar con los prejuicios y no manejar
bajo los efectos del alcohol. Quiero describirle a mi hija la felicidad que se
siente al ver a tu hijo aprender a andar en bicicleta.
Quiero capturar para ella la risita divertida de un bebé cuando toca por primera vez el pelaje
de un perrito o de un gato.
Quiero traspasarle esa alegría.
La mirada interrogante de mi hija
me hizo notar lágrimas
en mis ojos.
“Nunca te arrepentirás",
dije finalmente. Me acerqué a ella, apreté sus manos
y le deseé lo mejor, ya que había
recibido el más maravilloso
de los llamados...
[email protected] Texto de la red