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    SEGUNDA PARTECiencia y filosofa

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    Uno no sabe nada hasta que no sabe por qu lo sabe.CLOVIS ANDERSEN,

    The Principieso/Private Detection*

    * Citado en Alexander McCall Srnith, The GoodHusband ofZebraDrive (Polygon,Edimburgo, 2007, pg. 118).

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    Captulo 6EL RELATIVISMO COGNITIVO ENLA FILOSOFA DE LA CIENCIA*

    El camino del relativismo est pavimentado co n la mejor de las intenciones y la peor de las argumentaciones.

    PH I LI P K IT C H E R (1998, pg. 44)

    Una caracterstica curiosa de la vida intelectual contempornea, sobretodo en el mbito de las humanidades y las ciencias sociales, pero tambinen otras esferas de la cultura, es la generalizacin de una forma u otra derelativismo cognitivo (trmino que inmediatamente definiremos con msprecisin). Resulta asombroso que mucha gente, especialmente aquellacuya orientacin poltica es liberal o radical, no se sienta cmoda ante afirmaciones que implican la verdad o la falsedad objetivas de situaciones supuestamente fcticas. La teora cosmolgica del Big Bang puede ser ciertapara nosotros o en n ~ e s t r a cultura - o p i n a esta g e n t e - , y la historiade la creacin de los zunis es equivalentemente vlida para ellos. 1

    A nosotros nos parece que esta actitud relativista es perniciosa tantointelectual como polticamente, y que los argumentos qu e se suelen in-

    * Escrito en colaboracin con Jean Bricmont. Versin actualizada de un ensayopublicado en Estados Unidos y Canad como captulo 4 de Fashionable Nonsense: Post-modern Intellectuals' Abuse of Science (Nueva York, Picador USA, 1998), copyright 1998 de los autores y reimpreso con autorizacin de Sto Martin Press, LLC; en elReino Unido, como captulo 4 de Intellectuallmpostures: Postmodern Philosophers'AbuseofScience (Londres, Profile Books, 1998), copyright 1998 de los autores y reimpresocon autorizacin de Profile Books Ltd,l. Vanse ms arriba las pgs. 147-148 para un breve debate acerca de este ejemplo.El debate se centra en dilucidar los posibles significados de equivalentemente vlido.Algunos relativistas (los ms consecuentes) extienden esta caridad epistmica (Nanda,2003) tambin a la historia de la creacin de los cristianos fundamentalistas; otros seencogen de vergenza al ver que su doctrina se lleva hasta semejantes extremos.

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    228 CIENCIAYFILOSOFAvocar a favor del relativismo cognitivo se basan en una serie de confusiones conceptuales. Sin embargo, esto es slo una presuncin, todava noes una argumentacin! Es evidente que una reaccin intelectualmenteapropiada al relativismo contemporneo requiere un anlisis ms profundo de los conceptos de verdad, objetividad y dato que el presentadoen la primera parte del presente libro. Eso vamos a hacer en este captuloy en el siguiente: nuestro propsito principal es aclarar las cuestionesplanteadas, identificando las semillas de verdad de la argumentacin relativista y separndolas de las conclusiones errneas (amedida que las vayamos viendo). De paso, nos gustara ofrecer a un lector culto, que notenga una formacin explcita en filosofa ni en ciencia, una introduccinconcisa (si bien dogmtica) a los debates contemporneos sobre filosofade la cicncia.iNi que decir tiene que trataremos problemas difciles, relacionadoscon la naturaleza del conocimiento y la objetividad, que han preocupadoa los filsofos a lo largo de siglos. En absoluto pretendemos tener la ltima palabra respecto a estas cuestiones, ni tampoco es ste el lugar paraanalizarlas con la profundidad que desearan los filsofos. En este captulo criticaremos ciertas ideas que, bajo nuestro punto de vista, son incorrectas, pero que muchas veces (no siempre) lo son por motivos no demasiado obvios. En todo caso, nuestra argumentacin filosfica ser msbien minimalista; no entraremos en debates filosficos excesivamente sutiles, como, por ejemplo, el de las versiones moderadas de realismo e insrrumentalismo.tEn resumen, nos ocuparemos de un popurr de ideas, a menudo formuladas sin excesiva precisin, que pueden etiquetarse de relativistas yque influyen actualmente en ciertos crculos de moda de las humanidadesy las ciencias sociales, as como en algunos sectores de la poblacin. Los orgenes de este Zeitgeist relativista constituyen un abanico ilimitado -desdeel romanticismo hasta Heidegger; desde la descolonizacin hasta el orgullo gay- , pero no es nuestra intencin (ni tampoco, nuestra competencia)

    2. Los libros de Brown (2001) y Godfrey-Smith (2003) contienen introducciones excelentes a la filosofa de la ciencia desde puntos de vista ligeramen te distintos delnuestro.3. Sin embargo, vase el captulo 7 para un examen de dichos temas.

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    EL RELATIVISMO COGNITIVO EN LAFILOSOFADE LACIENCIA 229abordar en detalle este tpico de la historia intelectual.t Ms bien, nos con-centraremos en las ideas relativistas en smismas yen los argumentos en losque stas suelen apoyarse. Entre stos ocupan un lugar destacado las inter-pretaciones (o, quiz, las malas interpretaciones) de algunas obras de filo-sofa de la ciencia del siglo xx, especialmente de La estructura de las revolu-ciones cientficas, de Thomas Kuhn, y del Tratado contra elmtodo, de PaulFeyerabend, junto con extrapolaciones que sus discpulos hicieron de lasideas de estos autores. Por supuesto, no pretendemos examinar exhaustiva-mente la totalidad de sus obras -sera una tarea quimrica-, sino que noslimitaremos a analizar una serie de textos escogidos que ilustran en granmedida estas ideas tan extendidas. Intentaremos mostrar que estos textosson frecuentemente ambiguos y que se pueden entender al menos de dosmaneras: una moderada, que lleva a afirmaciones, bien que merece lapena discutir, bien verdaderas pero triviales; y otra radical, que lleva aafirmaciones sorprendentes, pero falsas. Desafortunadamente, la lecturaradical amenudo se toma no slo como la interpretacin correctadel tex-to original, sino tambin como un hecho confirmado (

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    230 CIENCIAY FILOSOFArelativista est reida con la idea que tienen los cientficos acerca de su propiotrabajo. Mientras que los cientficos intentan, lo mejor que pueden, obteneruna visin objetiva (de ciertos aspectos) del mundo.? los pensadores relati-vistas les dicen que estn perdiendo el tiempo y que semejante empresa es,en principio, una ilusin. Por tanto, nos enfrentamos a un conflicto funda-mental.Yen tanto que fsicos que hemos reflexionado largamente acerca delas bases de nuestra disciplina en particularydel conocimiento cientfico engeneral, consideramos importante dar una respuesta razonada a las objecio-nes relativistas, a pesar de que no exhibamos ningn ttulo en filosofa.

    El programa de este captulo es el siguiente: despus de ofrecer unadefinicin ms precisa de lo que entendemos por relativismo, bosque-jaremos nuestra postura respecto al conocimiento en general y al cono-cimiento cientfico en particular.GA continuacin, revisaremos ciertosaspectos de la epistemologa del siglo xx (Popper, Quine, Kuhn, Feyera-bend) con la intencin de desenmaraar algunas confusiones concernien-tes a nociones tales como subdeterrninacin o inconmensurabilidad.Por ltimo, examinaremos crticamente algunas tendencias recientes ensociologa de la ciencia (Barnes, Bloor, Latour) y daremos ejemplos prc-ticos de los efectos del relativismo contemporneo.

    LA DEFINICiN DE RELATIVISMOGrosso modo, usamos el trmino relativismo para designar cualquier filo-sofa que proclame que la verdad o la falsedad de una afirmacin es relativa aun individuo o a un grupo social. Se pueden distinguir formas diferentes derelativismo segn la naturaleza de la asercin: el relativismo cognitivo, si la

    5. Teniendo en cuenta todos los matices que comporta e! significado de la palabraobjetivo, reflejados, por ejemplo, en la oposicin entre las doctrinas de! realismo, elcon-vencionalismo y elpositivismo (vaseelcapitulo 7 para un estudio ms a Fondo). Sin em-bargo, pocos cientficos estaran dispuestos a aceptar que elconjunto del discurso cientfi-co es un mero constructo social. Tal corno uno de nosotros escribi una vez, no tenemosningn deseo de ser la Ernily Post de la teora cuntica de campos (Soka!, 1996, pg. 94;aqu se ha reproducido en elcaptulo 2).

    6. Nos limitaremos a las ciencias naturales y tomaremos la mayora de los ejemplosde nuestro campo, la fsica. No entraremos en la delicada cuestin de la cientificidad delas varias ciencias sociales.

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    EL RELATIVISMO COGNITIVO EN LAFILOSOFA DE LACIENCIA 231asercin serefierea presuntos hechos (esdecir, a lo que existeo a loque sepre-sume que existe);el relativismo moralo tico,sise tratan juiciosdevalar (loqueest bien o lo que est mal, lo que esdesable o lo que esperjudicial), yel relati-vismo esttico,si se habla de juicios artsticos (de lo que es bello o feo, agrada-ble o desagradable). Aqu nos ocuparemos slo del relativismo cognitivo, y nodel moral o el esttico, los cuales plantean cuestiones muy diferentes.

    Para ser ms estrictos, cada uno de los tres tipos de relativismo -cognitivo, moral y esttico- puede subdividirse en tres variantes ms, cuyamencin es pertinente. La variante que acabamos de examinar, el relati-vismo respecto a la verdad o la falsedad de los enunciados, puede denomi-narse relativismo ontolgico o, ms sencillamente, relativismo respecto a laverdad. Una segunda variante (muy importante) de la especulacin relati-vista no centra su atencin en la verdad o la falsedad de los enunciados,sino en su grado de justificacin (racional) a la luz de un conjunto especfi-co de datos. Los relativistas que suscriben este punto de vista admiten quela verdad o la falsedad de las afirmaciones es objetiva (aunque desconocidapara nosotros), pero sostienen que los criterios de los juicios epistmicos- e s decir, los juicios que se refieren al grado en que el dato D aporta jus-tificacin racional a la proposicinP- no son objetivos, sino que, de nue-vo, son relativos a un individuo o a un grupo social. Llamaremos a estepunto de vista relativismo epistemolgico, relativismo respecto a la justifica-cin o relativismo respectoaestndares epistmicos,?,8 Por ltimo, hacia el fi-

    7. Querramos acentuar lo importante que es especificar el dato D. Cualquier persona,relativista o no, reconoce que el grado de justificacin racional de una proposicin es relati-vo a los datos que tiene a su disposicin. Por ejemplo, para una persona que no se ha alejadoms de 10 millas de su casa y no ha tenido contacto con desconocidos, es perfectamente ra-cional creer que laTierra es (ms o menos) plana. Con relativismo epistemolgico no nosreferimos a esta observacin trivial, que a nadie se le ocurrira discutir, sino ms bien al he-cho, no tan trivial, de que incluso sielmismoconjuntode datos seencuentra a disposicin de to-dospor igual, el grado de justificacin racional es relativo a un individuo o a un grupo social.

    8. Boghossian (2006) ha subrayado especficamente la importancia de la distincinentre el relativismo respecto a la verdad y el relativismo respecto a la justificacin. Para de-cirlo sin rodeos, el relativismo cognitivo respecto a la verdad es a duras penas una doctrinacoherente y,mucho menos, plausible (vase el captulo 7 para un examen ms extenso),mientras que el relativismo cognitivo respecto a la justificacin es un enfoque serio, quemerece un anlisis ms profundo, aunque opinemos que sea errneo en ltima instancia.

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    232 CIENCIA YFilOSOFAnal del captulo consideraremos un relativismo metodolgico para socilo-gos del conocimiento, el cual concede que las aserciones pueden ser obje-tivamente verdaderas o falsas y objetivamente justificadas o injustificadasen relacin a un conjunto de datos, pero insiste en que los socilogos de-beran ignorar (o poner entre parntesis) estas propiedades cuando in-tenten explicar por qu ciertos individuos o grupos sociales tienen deter-minadas creencias.

    En lo que queda de captulo criticaremos los tres tipos de relativismocognitivo - e l ontolgico, el epistemolgico y el metodolgico-, perolos argumentos sern muy distintos en cada caso; se es el motivo por elcual nos hemos molestado tanto (quiz con excesiva pedantera) en acen-tuar estas distinciones cruciales. Desgraciadamente, gran parte de la lite-ratura relativista se caracteriza (tal como veremos) por mezclar los tres ni-veles de anlisis, y adems sin darse cuenta de que los est mezclando." Aspues, daremos un paso ms y demostraremos que una buena parte delatractivo superficial que ejercen las ideas relativistas surge precisamente deeste tipo de confusin conceptual.

    SOLlPSISMO y ESCEPTICISMO RADICALCuando mi cerebroprovocaen mi almalasensacinde un rbol o deuna

    casa, yoafirmo, sin dudar, que un rbol o una casaexistenrealmentefueradem, de los cuales conozco la ubicacin, el tamao y otras propiedades. Deconformidad, no hay hombre o animal que cuestione esta verdad. Si a uncampesino selemetiera en lacabezaconcebir una duda taly dijera,por ejem-plo, que no creeque el alguacil existe,aunque lo tuviera delante, lo tomaranpor loco, y con razn. Pero cuando un filsofo formula talespensamientos,esperaque admiremos su sabiduray su sagacidad, lascuales sobrepasan infi-nitamente lasaprehensionesdel vulgo.

    LEONHARD EULER (1997 [1761], pgs. 428-429)

    9. An peor: mucha de esta literatura no disti ngue adecuadamente las cuestionescognitivas de las ticas. Por ejemplo, se confunde la validezde una teora cientfica con suvalorpara la humanidad (tanto como conocimiento abstracto como por sus aplicacionestecnolgicas).

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    EL RELArrVISMO COGNITIVO EN LAFILOSOFfA DE LACIENCIA 233Vamos a empezar por el principio. Hayalguna manera de alcanzar un

    conocimiento objetivo (aunque aproximado e incompleto) del mundo?No tenemos un acceso directo al l; slo tenemos acceso directo a nuestrassensaciones. Cmo sabemos siquiera si existe algo ms all de ellas?

    La respuesta, por supuesto, es que no tenemos ninguna prueba;senci-llamente, qu e algo exista es una hiptesis perfectamente razonable. Elmodo ms natural de explicar la persistencia de nuestras sensaciones (par-ticularmente de las desagradables) es suponer que estn causadas por agen-tes que se encuentran fuera de nuestra conciencia. Casi siempre podemoscambiar lassensaciones que son producto de nuestra imaginacin, pero nosomos capaces de detener un a guerra, rechazar un len o poner en marchaun coche estropeado en virtud del mero pensamiento. Sin embargo -y esimportante recalcar e s t o - , este argumento no refuta el solipsismo. Si al-guien insiste en qu e es un clavicordio qu e suena en solitario (Diderot),no habr manera de persuadido de que est equivocado. De todas formas,nunca nos hemos encontrado con un solipsista sincero y dudamos queexista alguno. 10 Esto ilustra un importante principio que traeremos a cola-cin en varias ocasiones durante este captulo: elsolo hecho de queuna ideasea irrefutableno implica que tenga quehaberalgnmotivopara creer queseaverdadera.

    Otra postura co n la qu e alguna vez nos topamos en lugar del solipsis-mo es el escepticismo radical, Claro que existe un mundo externo, peroes imposible obtener conocimiento alguno de l. La esencia del argu-mento es la misma que la del solipsista: si nicamente tengo acceso inme-diato a mis sensaciones, cmo puedo saber si reflejan adecuadamente larealidad? Para estar seguro de ello tendra qu e invocar un argumento apriori, como la prueba cartesiana de la existencia de un a deidad benevo-lente, pero semejante argumento ha cado en desgracia en la filosofa con-tempornea a causa de todo tipo de buenas razones qu e ahora no vienenal caso.

    Hume formul este problema, como tantos otros, con lucidez:

    10. Bertrand Russell (1948, pg. 196) cuenta la siguiente historia, muy divertida:"Una vez recib un a carta de un a eminente especia!isra en lgica, la seora Christine LaddFrank1in, en la que se declaraba solipsista y se extraaba de que no hubiera nadie ms.Hemos leido esta cita en Devin (1997, pg. 64).

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    234 CIENCIA Y FTLOSOFlAEs una cuestin controvertida si las percepciones de los sentidos son

    producidas por objetos externosy sise parecena stos.Cmo debera resolverseesta cuestin? Desde luego, por laexperiencia,como todas lasde estanaturaleza. Pero, aqu, la experiencia esmuda por completo, y as debe ser.Lo nicoque lamente tiene presente son las percepciones, nada ms; no puede alcanzarningunaexperienciade laconexin de stascon losobjetos.La suposicinde talconexin no tiene, por tanto, ningn fundamento en elrazonamiento.11Qu actitud se debera adoptar frente al escepticismo radical? La ob-

    jecin fundamental es que esta clase de escepticismo se aplica a todonuestro conocimiento: no slo a la existencia de los tomos, electrones o genes,sino tambin al hecho de que la sangre circula por las venas, que la Tierraes (aproximadamente) redonda o que hemos nacido de la matriz de nuest ra madre. Incluso el conocimiento ms banal de nuestra vida cotidiana- h a y un vaso de agua en la mesa, frente am - depende por completo dela suposicin de que nuestras percepciones no nos engaan sistemtica-mente y que son producidas por objetos externos, los cuales se parecen aesas percepciones de un modo u otro.P

    La universalidad del escepticismo de Hume es tambin su punto dbil.Es irrefutable, claro est; pero si partimos de que nadie es escptico sistemticamente (si es realmente sincero) con respecto al conocimiento cotidiano, es lcito preguntarse por qu en ese mbito no se toma en serio elescepticismo ypor qu,por el contrario, s debera ser vlido cuando se aplica en cualquier otro, por ejemplo, en e!de! conocimiento cientfico. El mo-tivo por el cual rechazamos el escepticismo en la vida cotidiana es ms omenos evidente y es parecido al motivo por el cual rechazamos el solipsismo. La mejor manera de explicar la experiencia de forma coherente es suponer que el mundo exterior se corresponde, por lo menos aproximadamente, con la imagen que nos proporcionan nuestros sentidos.13

    11. Hume (2000 [17481. pgs. 114-115). Elpasaje pertcnece a Investigacin sobre elconocimiento humano, apartado 12, parte1.12. Que defendamos esta tesis no quiere decirque tengamos una respuesta entera-mentesatisfactoria a lapreguntade cmo seestablece lacorrespondencia entre los ohjetosy las percepciones.

    13. Estahiptesis conoce una explicacin msprofundacon elposterior desarrollode la ciencia, sobretodo con la teora biolgica de la evolucin. Laposesin de rganos

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    LA CIENCIA COMO PRCTICAPor mi parte, no tengo la menor duda de que, a pesarde que seanormal

    esperar progresos en fsica, las doctrinas actualesacercadel mundo estn enestosmomentos ms cercade laverdad que cualquier otra. Laciencianuncaesenteramente ciertay muy a menudo esbastante falsa, pero tiene por lo general ms posibilidades de ser cierta que las teoras no cientficas. Por tanto,es razonable aceptarla hipotticamente.

    BERTRAND RUSSELL (1995 [1959], pg. 13)

    Una vez aparcados los problemas del solipsismo y del escepticismoradical, vamos a poner manos a la obra. Supongamos que efectivamentesomos capaces de obtener un conocimiento del mundo ms o menos fidedigno, por lo menos de la vida cotidiana. La pregunta subsiguientesera: hasta qupunto nuestros sentidos son fiables? Para responder, podemos comparar unas impresiones sensoriales con otras y variar determinados parmetros de nuestra experiencia cotidiana, y de esta maneratrazar, paso a paso, una racionalidad prctica. Cuando esta tarea se llevaa cabo sistemticamente y con suficiente precisin, la ciencia puede empezar.

    Para nosotros, el mtodo cientfico no es sustancialmente distinto dela actitud racional que adoptamos en la vida cotidiana o en otras esferasdel conocimiento. Los historiadores, los detectives y los fontaneros - e sdecir, todos los seres humanos- emplean bsicamente los mismos mtodos de induccin, deduccin y evaluacin de datos que los fsicos o losbioqumicos.l'' La ciencia contempornea intenta llevar a cabo estas ope-

    sensoriales que reflejan ms o menos fielmente e!mundo exterior (o, al menos, ciertos aspectos importantes de l) confiere una ventaja evolutiva. Subrayemos que este argumento no refuta e! escepticismo radical, pero aumenta la coherencia de una visin antiescptica de! mundo.

    14. Haack (1993, pg. 137) aludi a historiadores y detectives independientemente de (y antes que) nosotros: No existe razn para pensar que [la ciencia] se encuentra enposesin de un mtodo especial de investigacin, inasequible a historiadores, detectivesy el resto de nosotros. Vase tambin Haack (1998, pgs. %-97).

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    236 CIENCIA YFILOSOFAraciones de una forma ms meticulosa y sistemtica, sirvindose de instrumentos como pruebas de control, estadsticas o la reiteracin de experimentos, entre otros. Adems, las mediciones cientficas son a menudomucho ms precisas que las observaciones cotidianas; nos permiten descubrir fenmenos hasta entonces desconocidos, y entran frecuentementeen conflicto con elsentido comn. Sin embargo, elconflicto se da en lasconclusiones, no en el enfoque de partida.15,16

    El motivo principal para creer en la validez de las teoras cientficas (almenos, las mejor verificadas) es que dan una explicacin a la coherencia denuestra experiencia. Seamos ms rigurosos: con experiencia nos referimos a todas nuestras observaciones, incluyendo los resultados de los experimentos de laboratorio cuyo objetivo es comprobar cuantitativamente(algunas veces con una precisin increble) las predicciones de las teoras

    15. Por ejemplo: el agua se nos muestra como un fluido continuo, pero los experimentos fsicos y qumicos ilustran que se compone de tomos.

    16. A lo largo del presente captulo haremos hincapi en la continuidad metodolgica entre el conocimiento cientfico y el cotidiano. Bajo nuestro punto de vista, sta esla manera adecuada de responder a diversos desafos escpticos y disipar las confusionesgeneradas por interpretaciones radicales de ideas filosficas correctas, tales como la subdeterminacin de la teora por los datos. Pero sera ingenuo querer llevar esa continuidaddemasiado lejos. La ciencia --.-sobre todo la fsica fundamental- introduce conceptos dedifcil comprensin intuitiva o que no resulta inmediato relacionar con nociones de sentido comn (por ejemplo: en la mecnica newtoniana, las fuerzas que actan instantneamente a travs del universo; en la teora de Maxwell, los campos electromagnticosque vibran en el vaco; en la teora general de la relatividad de Einstein, el espacio-tiempo curvo). Es en discusiones acerca del significado de estos conceptos tericos cuandotoda clase de realistas y antirrealistas (instrumentalistas, pragmticos, etc.) discrepan. Aveces, cuando se les ataca, los relativistas recurren a posiciones instrumentalistas, pero ladiferencia entre ambas actitudes es profunda. Los instrumentalistas pueden tratar de defender que no tenemos manera de saber si las entidades tea rticas inobservables existenrealmente o que el significado de stas se define nicamente a travs de cantidades mensurables; pero esto no implica que consideren tales entidades subjetivas, en el sentidode que su significado est apreciablemente condicionado por factores extracientficos(como la personalidad del cientfico o las caractersticas sociales del grupo al cual pertenece). Los instrumentalistas vern nuestras teoras cientficas simplemente como el modoms satisfactorio en que la mente humana, con sus limitaciones biolgicas inherentes, escapaz de comprender el mundo. Para un examen crtico del instrumentalismo, vaseel captulo 7, ms adelante.

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    EL RELAI'lYISMO COGNITIVO EN LAFILOSOFA DE LACIENCIA 237cientficas. Vamos a poner un ejemplo: la electrodinmica cuntica predice que el momento magntico del electrn tiene el valor de l 71.001 159652201 0.000 000 000 030,donde d; representa el margen de incertidumbre en el cmputo terico(que consiste en diversas aproximaciones). Un experimento reciente da elresultado

    1.001 159652188 0.000 000 000 004,donde z representa el margen de incertidumbre experimenral.l" Estacoincidencia entre teora y experimento.l? combinada con miles de otrassemejantes aunque menos espectaculares, sera un milagro si la ciencia nodijera nada verdadero - o , al menos, aproximadamente verdadero- acerca del mundo. Las ratificaciones experimentales de las teoras cientficasmejor consolidadas, tomadas en su conjunto, son una prueba de que ciertamente hemos conseguido un conocimiento objetivo (aunque aproximado e incompleto) del mundo narural.?Tras haber llegado a este punto de la discusin, los escpticos radicaleso los relativistas preguntarn qu distingue a la ciencia de otras clases dediscursos acerca de la realidad -religiones o mitos, por ejemplo, o pseudociencias, como la astrologa- y, sobre todo, qu criterios se aplicarnpara hacer tal distincin. Nuestra respuesta contiene algunos matices. Enprimer lugar, hay algunos principios epistemolgicos generales (normalmente negativos) que se remontan por lo menos al siglo XVII: mostrarse es-

    17. Expresado en una magnitud perfectamente definida pero intrascendente para elexamen en curso.18. Vanse Kinoshita (1985, pg. 7) para la teora y Van Dyck y otros (1987) parael experimento. Crane (1968) ofrece una introduccin profana a este problema.19. Feynman (1985, pg. 7) describe de modo memorable esta coincidencia ran extraordinariamente cabal: Sise tuviera que medir la distancia entre Los ngeles y NuevaYork tan exactamente como se hizo ese experimento, el margen de error sera el de uncabello.20. Esto est supeditado, claro est, a los numerosos matices del significado precisode las expresiones aproximadamente verdadero y conocimiento objetivo del mundonatural, reflejadas en las versiones del realismo y del antirrealisrno (vanse la n. 16, msarriba, y el captulo 7, ms adelante). Para estos debates, vase,por ejemplo, Leplin (1984).

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    238 CIENCIAY FILOSOFAcptico ante argumentos a priori, revelaciones, textos sagrados y argu-mentos de autoridad. Por otro lado, la experiencia acumulada a lo largo detres siglos de prctica cientfica nos ha proporcionado una serie de princi-pios metodolgicos ms o menos generales - po r ejemplo, la reiteracinde experimentos, el uso de pruebas de control, el ensayo de medicamentosa doble ciego- que se justifican con argumentos racionales. No obstante,no creemos que estos principios puedan sistematizarse definitivamente, nitampoco que la lista sea exhaustiva. En otras palabras, no existe (por lomenos en la actualidad) una sistematizacin completa de la racionalidadcientfica, y dudamos seriamente de que pueda existir alguna. Al fin y alcabo, la impredecibilidad es inherente al futuro, y la racionalidad es laadaptacin a una situacin nueva. De todas maneras -s ta es la principaldiferencia entre los escpticos radicales y nosotros-, pensamos que lasteoras cientficas bien desarrolladas se apoyan ordinariamente en argu-mentos slidos, cuya racionalidad, sin embargo, debe analizarse caso porcaso."

    Para ilustrar esto vamos a considerar un ejemplo que se sita a mediocamino entre el conocimiento cientfico y el cotidiano: una investigacincriminal.V En algunos casos, ni siquiera el escptico ms acrrimo seracapaz, en la prctica, de dudar que se ha encontrado al culpable: la pose-sin del arma, las huellas dactilares, la prueba del ADN, documentos, elmvil del crimen, etctera, apuntan a una misma persona. Sin embargo,el camino que conduce a esos descubrimientos puede ser considerable-mente complicado. El investigador tiene que tomar decisiones (relaciona-das con las pistas que debe seguir o con los indicios que debe buscar) y

    21. Procediendo caso por caso tambin puede apreciarse el gran abismo que separalas ciencias de las pseudociencias.22. Nos apresuramos a aadir -como si ello resultara necesario- que no alberga-mos ilusiones con respecto al comportamiento de las fuerzas policiales reales, que ni mu-cho menos se dedican siempre y exclusivamente a buscar la verdad. Ponemos este ejem-plo solamente para aplicar la cuestin epistemolgica abstracta a un contexto concreto, asaber: supongamos que alguien quiere encontrar la verdad de una problemtica prctica(por ejemplo, quin ha cometido un asesinato). Cmo debera abordarla? Para una malainterpretacin extrema, en la que nos vemos comparados al ex detective de Los ngelesMark Fuhrman (famoso por el caso de O.]. Simpson) y sus infames homlogos de Broo-klyn, vase Robbins (1998).

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    aventurar deducciones provisionales en situaciones en las que carece total-mente de informacin. En casi todas las investigaciones es necesario dedu-cir lo que no se ha observado (quin cometi el crimen) de lo observado. Yen ellas, como en la ciencia, unas deducciones son ms racionales queotras. La investigacin podra haber sido una chapuza, o la polica podrahaber inventado los indicios. Pero no hay forma de decidira priori, in-dependientemente de las circunstancias, qu distingue una buena inves-tigacin de una mala, ni nadie puede garantizar por completo que unainvestigacin determinada haya llegado al resultado correcto. Tampoco sepuede escribir un tratado definitivo sobre La lgica de la investigacin cri-minal. Sin embargo, y sta es la clave de la cuestin, nadie duda de que, enalgunas investigaciones (en las mejores), el resultado corresponde efecti-vamente a la realidad. Es ms, la historia nos ha permitido perfeccionarciertas reglas para el desarrollo de una investigacin: ya nadie cree en laprueba del fuego y recelamos de las confesiones obtenidas bajo tortura.Comparar testimonios resulta crucial, as como interrogar repetidamente alos testigos, buscar indicios fsicos... A pesar de que no haya una metodo-loga asentada en un razonaminento incuestionableapriori, estas reglas, ymuchas otras, no son arbitrarias. Son racionales y estn basadas en el an-lisis detallado de una experiencia previa. Segn nuestra opinin, el mto-do cientfico no es estrictamente distinto de este tipo de aproximacin.La ausencia de criterios racionales absolutistas, independientes de lascircunstancias, implica la inexistencia de una justificacingeneraldel prin-cipio de induccin (otro problema que nos devuelve a Hume). Es decir,unas inducciones estn justificadas, y otras, no; para decirlo de manerams estricta, unas inducciones son ms razonables que otras. Todo depen-de del caso en cuestin. Por tomar un ejemplo filosfico clsico: el he-cho de que cada da hayamos visto que el sol ha salido, junto con nuestrosconocimientos astronmicos, nos proporciona buenas razones para creerque maana tambin saldr, pero esto no implica que salga dentro de diezmil millones de aos (de hecho, las teoras astrofsicas actuales predicenque su combustible se acabar antes).En cierto modo, siempre volvemos al problema de Hume: ningunaasercin acerca del mundo real puede probarse cabalmente, pero, usandoaquella expresin tan apropiada del derecho angloamericano, a veces pue-de probarse ms all de todaduda razonable. La duda irrazonable sigue ah.

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    Si hemos dedicado tanto tiempo a estas observaciones tan elementaleses porque buena parte de la tendencia relativista que criticaremos tiene unorigen doble:

    Parte de la epistemologa del siglo xx (el Crculo de Viena, Popper yotros) ha intentado formalizar el mtodo cientfico.

    El fracaso parcial de este intento ha llevado a que algunos sectoresadopten una actitud absurdamente escptica.

    En lo que resta de captulo tenemos la intencin de mostrar que unaserie de argumentos relativistas que se refieren al conocimiento cientficoson: a) crticas vlidas a algunos intentos de formalizar el mtodo cien-tfico, que no socavan la racionalidad de la empresa cientfica, o b) me-ras reformulaciones, bajo una apariencia u otra, del escepticismo radi-cal de Hume, aplicado frecuentemente y sin justificacin de maneraselectiva.

    EPISTEMOLOGA EN CRISIS

    La ciencia sin epistemologa es - e n la medida en que sea concebible-primitiva y confusa. Sin embargo, tan pronto como el epistemlogo, quebusca un sistema claro, se abre camino a travs de l, tiende a interpretar elcontenido especulativo de la ciencia segn los parmetros de ese sistema y arechazar lo que no encaje en l. El cientfico, por elcontrario, no puede per-mitirse un esfuerzo tan grande para alcanzar una epistemolgica sistemtica.[...] Por tanto, aparece ante elepistemlogo sistemtico como un oportunis-ta sin escrpulos.

    ALBERT EINSTEIN (1949, pg. 684)

    Gran parte del escepticismo contemporneo dice apoyarse en los es-critos de filsofos como Quine, Kuhn o Feyerabend, quienes han sacado ala palestra la epistemologa de la primera mitad del siglo xx, la cual est encrisis precisamente en estos momentos. Para comprender la naturaleza y elorigen de esta crisis, y la repercusin que puede ocasionar en la filosofa de

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    EL RELATIVISMO COGNITIVO EN LAFILOSOFlA DE LACIENCIA 241la ciencia, vamos a remontarnos a Popper.P Es claro que Popper no es unrelativista; antes bien, al contrario. De todas formas, es un buen punto departida; en primer lugar, porque muchos discursos que se han desarrollado posteriormente en el campo de la epistemologa (Kuhn, Feyerabend)van dirigidos contra l, y en segundo lugar, porque mientras que nosoponemos fervientemente a algunas conclusiones a las que llegaron los crticos de Popper, como Feyerabend, es tambin cierto que una parte significativa de nuestros problemas puede remontarse hasta ambigedades odeficiencias de La lgica del descubrimiento cientfico24 de Popper. Es importante entender las limitaciones de esta obra para enfrentarse mejor a latendencia irracionalista creada por las crticas que provoc.

    Las ideas bsicas de Popper son bien conocidas. Antes que nada, quiere establecer un criterio de demarcacin entre las teoras cientficas y las nocientficas, y cree haberlo encontrado en la nocin de fizlsabilidad: paraque una teora sea cientfica debe hacer predicciones que puedan, en principio, ser falsas en el mundo real. Para Popper, teoras como la astrologa oel psicoanlisis no pueden ser sometidas a una comprobacin tal, ya que,bien no hacen predicciones precisas, bien ajustan sus aserciones ad hocpara hacerlas concordar con los resultados empricos cuando stos contradicen la teorfa."

    Si una teora es falsable y, por consiguiente, cientfica, ser susceptible a intentos de falsacin. Es decir, se contrastarn las predicciones empricas de la teora con observaciones o experimentos; si estos ltimos contradicen las predicciones, la teora ser falsa y deber rechazarse. Estenfasis en la falsabilidad (en oposicin a la verificacin) subraya, segnPopper, una asimetra crucial: nunca puede probarse que una teora seaverdadera, ya que por lo general emite un nmero infinito de predicciones empricas, de las cuales solamente un subconjunto finito llega a comprobarse; mientras que puede probarse que una teora esfalsa, porque ni-

    23. Podramos remontarnos al Crculo deViena, pero eso nos llevara demasiado lejos. El anlisis de esre apartado se inspira parcialmente en Purnarn (1974), Stove (1982)yLaudan (l990b).Tim Budden ha dirigido nuestra atencin hacia Newron-Smith (1981),que cuenta con una crtica similar a la epistemologa de Popper.

    24. Popper (1959).25. Tal como veremos ms adelante, el hecho de que una explicacin seaad hocde

    pende enormemente del contexto.

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    242 CIENCIAY FILOSOFfAcamente una observacin (fidedigna) que contradiga la teora basta pararefutarla."El esquema popperiano de falsabilidad y falsacin no es malo, siempre y cuando no se tome al pie de la letra. Si, en cambio, se intenta seguirlo palabra por palabra, las dificultades aparecen una tras otra. Puede resultar atractivo abandonar la incertidumbre de la verificacin a favor de lacerteza de la falsacin, pero esta aproximacin da lugar a dos problemas:al abandonar la verificacin se paga un precio demasiado alto y no se consigue el objetivo, porque la falsacin es mucho menos segura de lo queparece.

    La primera dificultad est relacionada con el estatuto de la induccincientfica. Cuando una teora resiste con xito un intento de falsacin, elcientfico considerar, naturalmente, que la teora se confirma parcialmente y le conceder una verosimilitud o una probabilidad subjetiva msalta. El grado de verosimilitud depender, por supuesto, de las circunstancias: de la calidad del experimento, de lo inesperado del resultado, etc.Pero Popper no tuvo en cuenta nada de eso; durante toda su vida se opuso testarudamente a cualquier idea de confirmacin de la teora, inclusoa la de probabilidad. Escribi:

    Existe una justificacin racional para hacer un razonamiento a partirde casos repetidos, de los cuales tenemos experiencia, hacia casos de los que notenemos experiencia? La respuesta implacable de Hume es: no, no existe unajustificacin. [... ] Y yo opino que la respuesta de Hume a este problema escorrecta./26. En este breve resumen hemos simplificado extraordinariamente la epistemolo

    ga popperiana: hemos pasado por alto la distincin entre los tipos de observaciones; lanocin de enunciados de observacin, sostenida por el Crculo deViena (que Popper critica), y la nocin de enunciados bsicos de Popper. Tambin hemos omitido el requisitode que slo los efectos reproducibLes pueden conducir a la falsacin, entre otras cosas. Noobstante, estas simplificaciones no afectarn en nada la siguiente discusin.

    27. Popper (1974, pgs, 1.018-1.019), cursivas del original. Vase tambin Stove(1982, pg. 48) para citas similares de Popper. Ntese que Popper considera una teoracorroborada cuando pasa con xito exmenes de falsacin, pero el significado de la palabra no est claro: no puede ser un simple sinnimo de confirmada, puesto que, en esecaso, toda la crtica popperiana a la induccin sera vana. Vase Putnarn (1974) para unexamen ms detallado.

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    Obviamente, toda induccin es una inferencia de lo observado a loinobservado, y una inferencia semejante no puede justificarse solamentegracias a la lgica deductiva. Pero, tal como hemos visto, si tomramos esteargumento en serio - s i la racionalidad consistiera slo en la lgica de-ductiva-, deberamos decir que tampoco existe una buena razn paracreer que el sol saldr maana, cuando en realidad nadie espera que novaya a salir.

    Popper cree haber resuelto el problema de Hume28 con su mtodo defalsacin, pero su solucin, tomada literalmente, es meramente negativa:podemos estar seguros de que ciertas teoras son falsas, pero nunca queuna teora es verdadera o siquiera probable. Es claro que esta solucin noes satisfactoria desde un punto de vista cientfico, puesto que uno de lospapeles de la ciencia es formular predicciones que proporcionen una basefidedigna para que otras personas (ingenieros, cientficos, etc.) realicen susactividades, y dichas predicciones se fundamentan en la induccin.

    Adems, la historia de la ciencia ensea que las teoras cientficas lle-gan a ser aceptadas sobre todo gracias a sus xitos. Por ejemplo, sobre labase de la mecnica newtoniana, los fsicos han sido capaces de deducir ungran nmero de movimientos tanto astronmicos como terrestres, en ple-na concordancia con las observaciones. Es ms, la credibilidad de la mec-nica newtoniana se robusteci gracias a la exactitud de las predicciones,tales como el retorno del cometa Halley en 1759,29 o descubrimientosespectaculares, como el de Neptuno, en 1846, que fue hallado en el lugaren el que Le Verrier y Adams predijeron que deba estar'" Cuesta creer queuna teora tan simple pueda anticipar fenmenos completamente nuevosdeun modo tan exacto si no fuera, al menos, aproximadamente verdadera.

    28. Escribe, por ejemplo: El criterio de demarcacin propuesto nos brinda tam-bin una solucin del problema humeano de la induccin: el problema de la validez delas leyes naturales. [oo.] El mtodo de falsacin no presupone una inferencia inductiva,sino slo las transformaciones tautolgicas de la lgica deductiva, cuyavalidez no secues-tiona (Popper, 1959, pg. 42).29. Laplace escribi: Elmundo erudito esperaba con impaciencia este retorno, queconfirmara uno de los mayores descubrimientos que sehan realizado en lasciencias [oo.](Laplace, 1902 [1825], pg. 5).

    30. Para una explicacin detallada, vanse, por ejemplo, Grosser (1962) o Moore(1996, captulos 2 y 3).

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    La segunda dificultad de la epistemologa de Popper es que la falsacin esmucho ms compleja de lo que pareceY Para ilustrar esto, tomemos de nuevo la mecnica newtonianav entendida como la combinacinde dos leyes: la ley del movimiento, en la que la fuerza es igual a la masapor la aceleracin, y la ley de gravitacin universal, en la que la fuerza deatraccin entre dos cuerpos es proporcional al producto de sus masas e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia que los separa. Enqu sentido es falsable esta teora? Por s misma no predice demasiado; alcontrario, muchas clases de movimientos son compatibles con estas leyes,e incluso deducibles de ellas, si se suponen masas adecuadas para los cuerpos celestes. Por ejemplo, la famosa deduccin que Newton hizo a partirde las leyes del movimiento planetario de Kepler requiere ciertas suposi-ciones adicionales, que son lgicamente independientes de las leyes de lamecnica newtoniana, en especial de la que dice que las masas de los planetas son pequeas en relacin con la masa del Sol, cosa que implica quelas interacciones mutuas entre planetas pueden desdearse en una primera aproximacin. Pero esta hiptesis, aunque sea razonable, no es evidente en s misma: los planetas podran estar constituidos de un. materialextremamente denso, y entonces la suposicin adicional no se sustentara; o bien podra existir una gran cantidad de materia invisible que afectara el movimiento de los planetas.P Adems, la interpretacin de unaobservacin astronmica depende de determinadas proposiciones tericas, particularmente de hiptesis pticas que tienen que ver con el funcionamiento de los telescopios y la propagacin de la luz en el espacio. Dehecho, sucede lo mismo en cualquier observacin: cuando se mide unacorriente elctrica, lo que se ve en realidad es la posicin de una aguja enuna pantalla (o unos nmeros en una pantalla digital), cosa que se inter-

    31. Remarcamos que el propio Popper era perfectamente consciente de las ambigedades asociadas a la falsacin. En nuestra opinin, le falt aportar una alternativa satisfactoria al falsacionismo ingenuo, esto es, una que hubiese corregido sus defectos,habiendo conservado cuantas virtudes hubiese podido.32. Por ejemplo, vanse Putnam (1974), la rplica de Popper (1974, pgs. 993-999)y la posterior respuesta de Putnam (1978).33. Ntese que la existencia de una materia oscura -invisible, aunque no necesariamente indetectable por otros medios- se postula en algunas teoras cosmolgicasactuales, las cuales no son declaradas ipsoficto no cientficas.

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    EL RELATIVISMO COGNITNO EN LAFILOSOFA DE LACIENCIA 245preta, en concordancia con las teoras, como indicando la presencia y lamagnitud de una corriente.r"Se sigue de esto que las proposiciones cientficas no pueden ser falsadas una por una; para deducir de ellas cualquier proposicin emprica esnecesario formular numerosas suposiciones adicionales, por lo menos enlo que respecta al funcionamiento de los aparatos de medida. Es ms, estas hiptesis suelen estar implcitas. El filsofo estadounidense Quine haexpresado esta idea de un modo bastante tajante:

    Nuestros enunciados sobre el mundo externo se enfrentan al tribunalde la experiencia sensorial no individualmente, sino como un conjunto. [oo.]Tomada en su totalidad, la ciencia tiene una doble dependencia ---del lenguaje y de la experiencia-, pero no se hallan rastros de esta dualidad en losenunciados de la ciencia si los consideramos uno a uno. [...]

    La idea de definir un smbolo en uso fue [oo.] un avance respecto al imposible empirismo trmino a trmino de LockeyHume. El enunciado, envezdeltrmino, vino a ser reconocido por Bentham como la unidad responsable antelacrtica empirista. Perosobre lo que quiero llamar laatencin essobre que, incluso tomando el enunciado como unidad, seguimos cribando demasiado finamente. La unidad de significacin emprica es la ciencia en su totalidad.PQu se puede replicar a objeciones as? En primer lugar se debe des

    tacar que los cientficos, en la prctica, se dan perfecta cuenta de este problema. Cuando un experimento contradice la teora, los cientficos sehacenun sinfn de preguntas: El error se debe a la manera en que el experimento se llev a cabo o a la manera en que se analiz? Espor culpa de la teora o de una suposicin adicional? El experimento en s nunca dicta lo quedebe hacerse. La idea (lo que Quine llama eldogma ernpirista) de que lasproposiciones cientficas pueden ponerse a prueba una por una es propiade un cuento cientfico de hadas.

    34. Duhem (1954 [1914], segunda parte, captulo VI) ha resaltado la importanciade las teoras en la interpretacin de experimentos.

    35. Quine (1980 [1953], pgs. 41-42). En elprlogo de la edicin de 1980, Quinedesaprueba la lectura ms radical de este pasaje y dice (correctamente, segn nuestro punto de vista) que el contenido emprico se reparte entre los enunciados de laciencia en forma de racimos, y casi nunca puede separarse de ellos. En la prctica, el racimo pertinentenunca es la ciencia en su totalidad (pg. viii).

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    246 CIENCIA YFILOSOFAPero las afirmaciones de Quine exigen serias matizaciones.t" En la

    prctica, la experiencia no viene dada; no nos limitamos a contemplar elmundo y a interpretarlo despus. Realizamos experimentos especficos,inducidos por nuestras teoras, precisamente para someter a prueba las diferentes partes de stas y, si es posible, con independencia unas de otras o,al menos, en diferentes combinaciones. Utilizamos un conjunto de pruebas, algunas de las cuales slo sirven para comprobar que los instrumentosde medida funcionan tal como se espera (aplicndolos a situaciones conocidas). Y, de la misma forma que la totalidad de las proposiciones tericassignificativas est sujeta a unas pruebas de falsacin, tambin est sujeto aellas el conjunto de nuestras observaciones empricas, las cuales determinan nuestras interpretaciones tericas. Por ejemplo, a pesar de que nuestro conocimiento astronmico dependa de hiptesis pticas, stas no pueden modificarse arbitrariamente, porque, al menos en parte, puedensometerse a prueba mediante muchos experimentos independientes.

    Con todo, no hemos llegado an al trmino de nuestros problemas. Sise toma la doctrina falsacionista literalmente, debera afirmarse que la mecnica newtoniana fue falsada ya a mediados del siglo XIX a causa del comportamiento anmalo de la rbita de Mercurio.V Para un popperiano es-

    36. Como algunas afirmaciones del propio Quine relacionadas con sta: Puedesostenerse la veracidad de cualquier afirmacin pase lo que pase, si realizamos ajustes losuficientemente drsticos en arras panes del sistema. Incluso un enunciado muy cercanoa la periferia [es decir, cercano a laexperiencia directa] puede defenderse como verdadero ante la experiencia ms recalcitrante si se alegan alucinaciones o si se modifican cierrasenunciados de las llamadas leyes lgicas (pg. 43). Pesea que este pasaje, sacado de contexto, puede leerse como una apologa del relativismo radical, la argumentacin de Quine (pgs. 43-44) sugiere que sa no es su intencin y que piensa (de nuevo correctamente, segn nuestra opinin) que determinadas modificaciones de nuestros sistemas decreencias ante experiencias recalcitrantes son ms razonables que otras.

    37. LeVerrier fue el primer astrnomo que, en 1858, sedio cuenta de que larbita observabledel planeta Mercurio difiere ligeramente de la predicha por lamecnica newroniana. Ladiferencia corresponde a una precesin del perihelio (el punto de mxima aproximacin alSol) deMercurio de aproximadamente 43 segundos de arco por siglo. (Es un nguloincreblemente pequeo: un segundo de arco es 1/3.600 de un grado, y un grado es )/360de lacircunferencia.) Seefectuaron variosintentos, dentro de lamecnica newtoniana, paraexplicar esta anomala; por ejemplo, se conjetur la existencia de orro planeta ms all deMercurio (una idea natural, dado el xito que tuvo una hiptesis semejante en el caso

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    EL RELATIVISMO COGNITIVO EN LAFILOSOFA DE LACIENCIA 247tricto, la idea de dejar de lado ciertas dificultades (como la rbita de Mercurio) con la esperanza de que resulten temporales equivale a respaldaruna estrategia ilegtima que apunta a eludir la falsacin. No obstante, si setiene en cuenta el contexto, se puede defender sin problemas que es racio-nal proceder as, aunque sea durante un perodo limitado de tiempo; contrariamente, la ciencia resultara imposible. Siempre hay experimentos uobservaciones que no se pueden explicar enteramente o que parecen contradecir la teora, y que se dejan de lado a la espera de tiempos mejores.P"A la vista de las incontables conquistas de la mecnica newtoniana, habrasido absurdo refutarla a causa de una sola prediccin que (aparentemente)no concuerda con las observaciones, teniendo en cuenta que esta discordancia puede tener otras mil explicaciones.t? La ciencia es una empresa racional, pero es difcil de sistematizar.

    Sin duda, la epistemologa de Popper contiene algunas ideas vlidas: elacento en la falsabilidad y la falsacin es saludable, siempre y cuando no se

    de Neptuno). Sin embargo, todos los intentos de derecrar eseplaneta fracasaron. La anomala logr explicarse, por fin, en 1915 como consecuencia de la reorade la relatividad general de Einstein. Vase Roseveare (1982) para una descripcinderallada.

    38. Kuhn (1970, pgs. 79-82 y 146-147) incide en esta cuestin.39. Es ms, el error podra haberse encontrado en una hiptesis adicional, y no en

    la propia teora newtoniana. El comportamiento anmalo de Mercurio podra haber sidofruto de la existencia de un planera desconocido, de un anillo de asteroides o de un pequeo abombamiento del Sol. Por supuesto, estas hiptesis pueden y deben someterse apruebas independientes de la rbita de Mercurio, pero estas pruebas dependen a su vezde otras hiptesis adicionales (relacionadas, por ejemplo, con la dificultad de ver un planeta cercano al Sol) que no son fciles de ponderar. De ninguna manera estamos sugiriendo que se contine con el proceso ad infinitum -despus de un tiempo, las explicaciones ad hoc se vuelven demasiado extravagantes para ser acepradas-s-, pero la solucinpuede tardar tranquilameme medio siglo en llegar, tal como sucedi con el asunto de larbita de Mercurio (vaseRoseveare, 1982).

    Por otra parte, Weinberg (1992, pgs. 93-94) indica que al inicio del siglo xx habavarias anomalas en la mecnica del sistema solar, no slo en la rbita de Mercurio, sinotambin en la de la Luna y en las de los cometas Halley y Encke. Ahora sabemos que estas ltimas anomalas fueron resultado de errores en las hiptesis adicionales (no secomprendieron bien la evaporacin de gasesde los cometas ni las fuerzas de lasmareas que actan sobre la Luna), y que slo la rbita de Mercurio constituy una falsacin real de lamecnica newtoniana, Pero esto no resultaba evidente por aquel entonces.

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    248 CIENCIAYFILOSOFAlleveal extremo (por ejemplo, la refutacin absolutade la induccin). En concreto, sisecomparanmaterias tan radicalmentediferentes como laastronomay la astrologa, hasta cierto punto resulta til usar los criterios popperianos.Pero no tiene sentido pedir que las pseudociencias sigan normas estrictas queni siquiera los cientficos cumplen al pie de la letra (de lo contrario, se corre elriesgo de exponerse a lascrticas de Feyerabend, que veremosms adelante).

    Es obvio que, si quiere considerarse cientfica, una teora debe someterse a pruebas empricas, y cuanto ms rigurosas sean, mejor. Tambin escierto que las predicciones de fenmenos inesperados constituyen amenu-do las pruebas ms espectaculares. Por ltimo, es ms fcil mostrar que unaafirmacin que contiene una cantidad precisa es falsa que mostrar que esverdadera. Probablemente, la combinacin de estas tres ideas explica, enparte, la popularidad de Popper entre los cientficos. Sin embargo, estasideas no se deben a Popper ni constituyen la originalidad de su obra. La necesidad de pruebas empricas se remonta al menos hasta el siglo XVII, y noes ms que la leccin del empirismo: la refutacin de verdades reveladasapriori.Por otra parte, las predicciones no son siempre las pruebas ms poderosas.t" adems, pueden adquirir formas relativamente complejas, queno es posible reducir a la simple falsacin de una hiptesis tras otra.

    Todas estas dificultades no resultaran tan serias si no hubieran generado una reaccin irracionalista tan fuerte. Algunos pensadores, particularmente Feyerabend, rechazan la epistemologa de Popper pormuchos delos motivos que acabamos de debatir y caen en una actitud anticientfficaextrema (ver ms adelante). Pero las argumentaciones racionales a favor dela teora de la relatividad o la teora de la evolucin se encuentran en Einstein, Darwin y sus discpulos, no en Popper. De manera que, aunque laepistemologa popperiana fuera ntegramente falsa (que no es el caso), noafectara en absoluto a la validez de las teoras cientficas. 41

    40. Por ejemplo, Weinberg (1992, pgs. 90-107) explica por qu la retrodiccin dela rbita de Mercurio era una prueba mucho ms convincente para afirmar la teora de larelatividad que la prediccin de la desviacin de la luz de las estrellas que produce el Sol.Vase tambin Brush (1989).

    41. Anlogamente, considrese la paradoja de Zenn: sta no demuestra el hecho dequeAquiles no atrapar la tortuga; slo muestra que los conceptos de movimiento y lmite no se comprendan bien en su poca. Tambin nosotros podemos hacer ciencia prctica perfectamente sin estar obligados a entender cmo la hacemos.

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    EL RELATIVISMO COGNITIVO EN LAFILOSOFA DE LACIENCIA 249LA TESIS DE DUHEM-QUINE: LA SUBDETERMINACINOtra idea, la comnmente llamada tesis de Duhem-Quine, es que losdatos subdeterminan las teoras.V El conjunto de nuestros datos experimentales es finito, pero las teoras estn preadas, por lo menos en potencia, de un nmero infinito de predicciones empricas. Consideremosel siguiente ejemplo: la mecnica newtoniana no slo describe cmo semueven los planetas, sino cmo se movera un satlite que despegara dela Tierra. Cmo se puede pasar de un conjunto finito de datos a un conjunto potencialmente infinito de afirmaciones? 0 , para ser ms concretos, hay una nica manera de dar este paso? Esta pregunta sera equivalente a cuestionarse si, dado un conjunto finito de puntos, hay una nicacurva que pasa por ellos. La respuesta clara es que no: hay infinitas curvas que pasan por cualquier conjunto finito de puntos. De manera similar, siempre hay un nmero muy grande (incluso infinito) de teorascompatibles con los datos, sean cuales sean los datos y sea cual sea su nmero.Hay dos tipos de reaccin ante una tesis tan general. La primera esaplicarla sistemticamente a todas nuestras creencias (tal como uno tienelgicamente derecho a hacer). As concluiramos que, por ejemplo, fuerancuales fueran los hechos, al final de una investigacin criminal habra elmismo nmero de sospechosos que al principio. Evidentemente, esto parece absurdo. Sin embargo, es eso precisamente lo que muestra la teorade la subdeterminacin: siempre puede inventarse una historia (posiblemente, una de lo ms extravagante) en la que X es culpable e Y es inocente, yen la que sed cuenta de los datos con procedimientosad hoc. Simplemente, hemos regresado al escepticismo radical de Hume. El punto dbilde esta tesis es, nuevamente, su generalidad.

    Otra manera de lidiar con elproblema es considerar las diversas situaciones concretas que pueden darse cuando se confronta la teora con losdatos:

    42. Hay que tener en cuenta que la versin de Duhem esmucho menos radical quela de Quine. Ntese tambin que el trmino tesisde Duhem-Quine- se usa a veces paracaracterizar la idea -analizada en elapartado anterior- de que las observaciones tienencarga terica. Vase Laudan (l990b) para un examen ms detallado de las ideas de esteapartado.

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    250 CIENCIA Y FILOSOFA1) Se poseen datos tan slidos a favor de una teora que dudar de ella

    sera tan absurdo como creer en el solipsismo. Por ejemplo, tene-mos buenas razones para creer que la sangre circula, que las espe-cies biolgicas han evolucionado, que la materia se compone detomos, y un cmulo de cosas ms. La situacin anloga en una in-vestigacin criminal es aquella en la que se est seguro de haber en-contrado al culpable.

    2) Se posee un nmero de teoras alternativas, ninguna de las cualesparece ser, sin embargo, enteramente convincente. Por ejemplo,la incgnita del origen de la vida aporta (por lo menos de mo-mento) un buen ejemplo de este tipo de situaciones. La analogacon la investigacin criminal es el caso en el que hay varios sospe-chosos verosmiles, pero no est claro quin es el culpable. Estasituacin puede darse tambin cuando no se tiene ms que unateora, la cual no es muy convincente debido a la ausencia depruebas suficientemente determinantes. En un caso as, los cient-ficos aplican implcitamente la tesis de la subdeterminacin:como otra teora que todava no se ha concebido podra muy bienser la correcta, la teora existente recibe una probabilidad subjeti-va muy baja.

    3) En ltimo lugar, se puede no tener ninguna teora admisible que drazn de los datos existentes. Probablemente ste es el caso en elque se encuentra hoy el intento de unificacin de la teora de la re-latividad con la fsica de partculas elementales, as como el de mu-chos otros problemas cientficos arduos.

    Volvamos por un momento al problema de la curva que pasa por unnmero finito de puntos. Lo que nos convence con ms fuerza de que he-mos encontrado la curva adecuada es, por descontado, que cuando rea-lizamos experimentos adicionales, los nuevos datos encajan con la curvaantigua. No hay que presuponer que hay una conspiracin csmica por laque la curva real es desmedidamente diversa de la curva que hemos dibu-jado, sino que nuestros datos (los nuevos y los antiguos) se encuentran enla interseccin de ambas curvas. Como deca Einstein, hay que imaginarque Dios es sutil, pero no malicioso.

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    EL RELATIVISMO COGNITIVO EN LAFILOSOFA DE LACIENCIA 251KUHN y LA INCONMENSURABILIDAD DE LOS PARADIGMAS

    Se sabe mucho ms ahora que hace cincuenta aos, y se saba mucho msentonces que en 1580. Ha habido una enorme acumulacin de conocimientos en los ltimos cuatrocientos aos. ste es un hecho perfectamente conocido. [oo.] Por tanto, un autor que mantenga una postura que tienda a hacerlenegar [este hecho] o siquiera que lo haga reticente a admitirlo, inevitablemente parecer estar sosteniendo algo extremamente inverosmil a los ojos delos filsofos que lo lean.DAVID STOYE, PopperandAfter (1982, pg. 3)

    Prestemos atencin ahora a algunos anlisis histricos que aparentemente han echado ms lea al fuego del relativismo contemporneo. Elms famoso de ellos es, sin duda alguna, La estructura de las revolucionescientficas, de Thomas Kuhn.v' Trataremos aqu exclusivamente el aspectoepistemolgico de la obra de Kuhn, dejando de lado los detalles de susanlisis histricos.t" No hay duda de que Kuhn concibe, como historiador, que su obra tendr un impacto en la concepcin de nuestra actividadcientfica y, de esta manera, al menos indirectamente, en episternologfa.PEl esquema de Kuhn es ampliamente conocido: la mayor parte de laactividad cientfica - l o que llama ciencia normal- tiene lugar dentrode paradigmas, que definen qu tipos de problemas se estudian, qu criterios se usan para evaluar una solucin y qu procedimientos experimentales se juzgan aceptables. De t iempo en tiempo, la ciencia normal entraen crisis - e n un perodo revolucionarios-e- y el paradigma cambia. Por

    43. Kuhn (1962; 1970). Para este apartado y crticas detalladas, vanse Shimony(1976), Siegel (1987) y, especialmente, Maudlin (1996).44. Tambin nos limitaremos a analizar La estructura de las revoluciones cientficas.Para dos anlisis de las ideas tardas de Kuhn bastante dispares, vanse Maudlin (1996) YWeinberg (1996b, pg. 56). Para una valoracin imparcial de las ideas que Kuhn sostiene en la Estructura y despus de ella, vase Godfrey-Smith (2003, captulos 5 y 6).45. Hablando de la imagen que ahora tenemos de la ciencia, que propagan, entreotros, los propios cientficos, dice: Este ensayo intenta mostrar que nos hemos equivocado [oo.] de un modo fundamental. El objetivo es hacer un esbozo del concepto tandiferente de ciencia que puede surgir de los registros histricos de la propia actividad deinvestigacin (Kuhn, 1970, pg. 1).

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    252 CIENCIAYFILOSOFAejemplo, el nacimiento de la fsica moderna, con Galileo y Newton, constituy una ruptura con Aristteles; de manera similar, en el siglo xx, la teora de la relatividad y la mecnica cuntica han dado la vuelta al paradigma newtoniano. Otras revoluciones anlogas ocurrieron en biologa, conel paso de la visin esttica de las especies a la teora de la evolucin, o elcamino desde Lamark hasta la gentica contempornea.

    Esta perspectiva encaja tan bien con la apreciacin que tienen los cientficos de su propio trabajo que resulta difcil de percibir, a primera vista,qu tiene de revolucionario este esquema y an menos cmo podra utilizarse con propsitos anricientficos. El problema aparece slo cuando unose enfrenta a la nocin de la inconmensurabilidad de los paradigmas. Poruna parte, los cientficos piensan, por regla general, que es posible escogerracionalmente entre teoras alternativas (entre Newton y Einstein, porejemplo) a partir de las observaciones y los experimentos, incluso si a esasreoras se les atribuye el estatuto de paradigmas. Por otra, a pesar de quela palabra inconmensurable pueda recibir varios significados, y una buena parte del debare sobre la obra de Kuhn se haya centrado en este aspecto, hayal menos una versin de la tesis de la inconmensurabilidad quearroja dudas sobre la posibilidad de comparar racionalmente diversas teoras alternativas, a saber: nuestra experiencia del mundo est absolutamente condicionada por nuestras teoras, las cuales a su vez dependen delparadigrna.t'' Por ejemplo, Kuhn observa que los qumicos posreriores aDalton consratan que las composiciones qumicas tienden a formarse ms

    46. Obsrvese que esta afirmacin es mucho ms radical que la idea de Duhem deque la observacin depende en parte de hiptesis tericas adicionales. En un pasajeextremo, Kuhn llega a dibujar un paralelo episremolgico explcito entre las revolucionescientficas y las polticas:

    Porque difieren de la matriz institucional dentro de la cual se han de producir y juzgar elcambio poltico, porque no reconocen ningunaestructura suprainstitucional para juzgat la diferencia revolucionaria, las partes en un conflicto revolucionario deben recurrir al final a lastcnicas de persuasin de masas, en las que a menudo est incluida la violencia. [...] El estudiohistrico de los cambios de paradigma manifiesta caractersticas muy parecidas en la evolucin de las ciencias. Igual que la eleccin entre instituciones polticas alternativas, la eleccinentre paradigmas contrapuestos se convierte en una eleccin entre modos incompatibles de lavida de la comunidad. [...] Pasa lo mismo en las revoluciones polticas que en la eleccin delparadigma: no hay un criterio ms definitivo que el consentimiento de la comunidad pertinente (Kuhn, 1970, captulo IX, pgs. 93-94).

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    EL RELATIVISMO COGNITIVO EN LAFILOSOFA DE LACIENCIA 253como proporciones de nmeros enteros que de porcentajes.t? y mientrasque la teora atmica daba explicacin de muchos datos asequibles enaquel tiempo, algunos experimentos ofrecan resultados conflictivos. Laconclusin a la que llega Kuhn es ciertamente radical:

    Por tanto, los qumicos no pudieron aceptar llanamente la teora de Dalton a partir de los datos, puesto que muchos de ellos eran an negativos. Enlugar de eso, incluso despus de haber aceptado la teora, todava tuvieronque ajustar la naturaleza, un proceso que no se complet hasta la siguientegeneracin. Cuando finaliz, incluso la composicin porcentual de compuestos bien conocidos era distinta. Los propios datos haban cambiado.ste es elltimo de los sentidos en elque queremos decir que, despus de unarevolucin, los cientficos trabajan en un mundo distinto.48Pero qu quiere decir exactamenteKuhn con la expresin todava tuvieron que ajustar la naturaleza? Est sugiriendo que los qumicos posteriores a Dalton manipularon sus datos para hacerlos concordar con las

    hiptesis atmicas y que sus sucesores siguen haciendo lo mismo hoy da?Que la hiptesis atmica es falsa? Obviamente, Kuhn no est pensandoalgo as, pero como mnimo hay que decir que se ha expresado de una manera ambigua.P Es de suponer que las mediciones para las composiciones47. Kuhn (1979, pgs. 130-135). Proporciones de nmeros enteros son loque seespera conforme a la teora atmica de Dalron, segn la cual los compuestos qumicos seforman a partir de elementos qumicos en proporciones fijas de nmeros enteros bajos,

    como por ejemplo, H2 0 (agua) o CaC03 (carbonato de calcio).48. Kuhn (1970, pg. 135).49. Obsrvese, adems, que la formulacin de Kuhn, la composicin porcentualera distinta, confunde hechos con nuestro conocimientosobre ellos.Lo que cambi, evidentemente, fue el conocimiento (o las creencias) de los qumicos acercade los porcentajes, no los porcentajes en s.Afirmacionesde un tono parecidamente radical resuenan a travsde lo que GodfreySmith (2003, pg. 96) llama elconfidencial captulo X, [...] el peor material en el granlibro de Kuhn. A ttulo de ejemplo:Lo mnimo que se puede decir es que Lavoisier cambi su perspectiva de la naturaleza apartir de su descubrimiento de! oxgeno. En ausencia de una explicacin para aquella naturaleza rgida que l habia visto de una manera diferente, e! principio de economa nos insta adecir que, despus de descubrir e! oxgeno, Lavoisier trabaj en un mundo distinto (Kuhn,1970, pg. 118).

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    254 CIENCIA Y FILOSOFAqumicas eran bastante imprecisas en el siglo XIX, y tambin es posible quelos experimentadores estuvieran tan fuertemente influidos por la teoraatmica que consideraran que las pruebas eran ms slidas de lo que loeran en realidad. De todas formas, hoy tenemos tantos datos a favor delatomismo (muchos de ellos pertenecientes a campos externos a la qumica) que resulta insensato dudar de l.

    Claro que los historiadores tienen pleno derecho a decir que esto no lesinteresa: su objetivo es entender qu ocurri cuando cambi el paradigma.soy resulta interesante ver hasta qu punto ese cambio se basaba en slidos argumentos empricos o en creencias extracientficas, como la adoracin del 501.51 En un caso extremo, un cambio correcto de paradigmapodra haber tenido lugar por una casualidad afortunada y por motivos deltodo irracionales. Esto no alterara el hecho de que la teora adoptada originalmente por motivos defectuosos est consolidada empricamente en laactualidad, ms all de cualquier duda razonable. Adems, los cambios deparadigma no han tenido lugar por motivos totalmente irracionales, al menos en la mayora de los casos desde el nacimiento de la ciencia moderna.

    Godfrey-Smith comenta incrdulamente:El pasaje es muy extrao. Principio de economa? Sera econmico para nosotros de

    sestimar la idea de que Lavoisier viva en e! mismo mundo que e! resto de nosotros y que adquira ideas nuevas acerca de l? Se supone que es econmico pensar que, con cada cambioconceptual de esta ndole, e! cientfico pasa a vivir en un mundo nuevo y distinto? Las referencias a la economa suelen ser sospechosas en filosofa de la ciencia. Habitualmente son argumentos dbiles. Y ste parece dar una explicacin falsa (pg. 97, cursivas de! original).50. Los historiadores rechazan con razn la historia desde una perspectiva anacr

    nica: la historia de! pasado reescrita como una marcha orientada hacia e! presente. Noobstante, esta actitud tan razonable no debe confundirse con otra prescripcin metodolgica un poco dudosa: e! rechazo a usar la informacin asequible en la actualidad (incluidos los datos cientficos) para extraer las mximas inferencias posibles concernientesa la historia, bajo e! pretexto de que esa informacin no se poda conseguir en e! pasado.Al fin y al cabo, los historiadores de! arte utilizan la fsica y la qumica contemporneaspara determinar e! origen y la autenticidad de las obras, y esas tcnicas son tiles para lahistoria de! arte aunque en la poca estudiada fueran inasequibles. Para ejemplos interesantes que siguen un razonamiento similar, vanseWeinberg (I996a, pg. 15) YKitcher(I 998, pgs. 43-44).

    51. [L]a adoracin de! sol [oo.] contribuy a que Kepler se convirtiera en copernicano (Kuhn, 1970, pg. 152).

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    EL RELATIVlSMO COGNITIVO EN LAFlLOSOFfA DE LACIENCIA 255Los escritos de Galileo o Harvey, por ejemplo, contienen numerosos argumentos empricos, muchos de los cuales no son errneos. Seguramente hayun a mezcla complicada de buenas y malas razones que llevan a la aparicinde una nueva teora, y los cientficos pueden adherirse al paradigma nuevoantes de que los datos empricos resulten totalmente convincentes. No esasombroso: los cientficos deben poner su empeo en adivinar qu caminostienen que seguir - a l fin y al cabo, la vida es c o r t a - y a menudo debentomar decisiones provisionales en ausencia de datos empricos suficientes.Esto no mina la racionalidad a largo plazo de la empresa cientfica, pero scontribuye a hacer que la historia de la ciencia sea tan fascinante.

    El problema bsico es que hay, tal como ha sealado elocuentemente elfilsofo de la ciencia Tim Maudlin, dos Kuhn: un Kuhn moderado y su hermano desmedido, dndose codazos a travs de laspginas deLa estructura delas revoluciones cienuficas. El Kuhn moderado admite que los debates cientficos del pasado se establecieron correctamente, pero hace hincapi en quelos datos asequibles en tiempos pasados eran ms dbiles de lo que se piensa,y que los factores no cientficos tuvieron tambin su papel. En principio, notenemos ninguna objecin que hacer al Kuhn moderado y dejamos a los historiadores la tarea de investigar en qu situaciones concretas son correctasestas ideas.52 En cambio, el Kuhn inmoderado ---que se convirti, quizsinvoluntariamente, en uno de los padres fundadores del relativismo contemporneo-- piensa que los cambios de paradigma se deben principalmente a factores no empricos y que, una vez aceptados, condicionan nuestra percepcin de la realidad hasta el punto de que slo se pueden confirmarpor experiencias posteriores. Maudlin rechaza sugestivamente esta idea:

    Si se le entregara una piedra lunar, Arisrreles la vera como una piedra ycomo un objeto con tendencia a caer. No p od r a m en os q ue concluir qu e elmaterial del que esr compuesta la Luna no es excesivamente distinto del rerrestre, por lo que respecta a su movimiento narural.53 De u na m an er a an-

    52. Vanse, por ejemplo, los estudios que seencuentran en Donovan Yotros (1998).53. [Esta nota y lasdos siguientes las hemos aadido nosotros.] Segn Aristteles,

    el material terrestre est compuesto de cuatro elementos (fuego, aire, aguay tierra), cuyatendencia natural es elevarse(el fuego y el aire) o caer (el agua y la tierra), segn su composicin; mientras que la Luna y O trO S cuerpos celestesestn formados de un elementoespecial, el ter, cuya tendencia natural es seguir un movimiento circular perpetuo.

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    EL RELATIVISMO COGNITNO EN LAFILOSOFA DE LACIENCIA 257As, aunque sea cierto que los experimentos cientficos no aportan sus

    propias interpretaciones, tambin lo es que la teora no determina la per-cepcin de los resultados.La segunda objecin a la versin radical de la historia de la ciencia de

    Kuhn - una objecin que ms adelante esgrimiremos contra el progra-ma fuerte de la sociologa de la ciencia- es la autorrefutacin. La inves-tigacin en el campo de la historia, yen particular en el de la historia de laciencia, emplea mtodos que no son excesivamente diferentes de los de lasciencias naturales: el estudio de documentos, la extraccin de deduccionesracionales, la formulacin de inducciones que se basen en los datos dispo-nibles, etc. Si argumentos de esta clase no nos permitieran llegar a conclu-siones razonables y fidedignas en fsica o en biologa, por qu deberamosfiarnos de ellos para la historia? Por qu deberamos hablar de un modorealista de categoras histricas, como los paradigmas kuhnianos, si resul-ta ilusorio hablar de manera realista de conceptos cientficos (que estnms precisamente definidos), como los electrones o el ADN?57

    An se puede ir ms lejos. Es natural introducir una jerarqua segn elgrado de crdito de las diferentes teoras, dependiendo de la cantidad y lacalidad de los datos que las apoyan.P" Cada cientfico - e n realidad, cadaser humano- procede de esta forma y otorga una probabilidad subjetivams alta a las teoras mejor comprobadas (por ejemplo, la evolucin de lasespecies o la existencia de los tomos) y una probabilidad subjetiva msbaja a las ms especulativas (como las teoras minuciosas de la gravedadcuntica). El mismo razonamiento se aplica cuando se comparan teoras delas ciencias naturales con las de la historia o la sociologa. Por ejemplo, laprueba de la rotacin de la Tierra es infinitamente ms consistente quenada de lo que Kuhn pudiera plantear a favor de sus teoras histricas. Estono significa, por supuesto, que los fsicos sean ms inteligentes que los his-toriadores o que usen mtodos mejores, sino simplemente que se ocupan

    57. Valelapena desracarque Feyerabend expuso una argumentacin parecida en lal-rima edicin de Contraelmtodo: No essuficiente con subvertir laautoridad de lascienciasa base de argumentos hisrricos: por qu la autoridad hisrrica debera ser ms importan-re que la de, por ejemplo, la fsica?" (Feyerabend, 1993, pg. 271). Vase rambin Ghins(1992, pg. 225) para un argumento paralelo.

    58. Este ripo de razonamiento se remonta, al menos, hasta la argumentacin deHume contra los milagros. Vase Hume (2000 [1748], apartado 10).

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    258 CIENCIA Y FILOSOFAde cuestiones menos complejas, las cuales entraan un menor nmero devariables, que, adems, son ms fciles de medir y controlar. Es imposibleevitar introducir una jerarqua tal en nuestras creencias, y esta jerarquaimplica que no hay argumento imaginable basado en la visin de la historia de Kuhn que pueda echar un cable a aquellos socilogos o filsofosque deseen desafiar, de una manera total, la fiabilidad de los resultadoscientficos. 59

    FEYERABEND: TODO VALE

    Otro filsofo famoso que se trae a colacin con frecuencia en las discusiones sobre relativismo contemporneo e Paul Feyerabend. Empezaremosdiciendo que Feyerabend es un personaje complicado. Sus actitudes personales y polticas le han hecho ganarse una buena cantidad de simpatas, y sus crticas a los intentos de sistematizacin de la prctica cientficaestn a menudo justificados. Adems, a pesar del ttulo de uno de sus libros, Adisa la razn, nunca lleg a ser un irracionalista en un sentido totaly abierto; hacia el final de su vida empez a distanciarse (o eso parece) de

    59. El filsofo Alan Sable (2003) recrea jocosamente un caso similar. Despus demostrar cmo el historiador constructivista social Thomas Laqueur socava sin darsecuenta su propio e interesante trabajo histrico al sacar a relucir la tesisde Duhern-Quine, Sable advierte que:

    La dolencia de Laqueur, como yo la llamo, es contagiosa, y parece serlo sobre todo entre los historiadores. Los principales sntomas de la dolencia de Laqueur son un ansia impaciente de criticar la buena fe de la ciencia, la adopcin de motivos fantsticos y seductores paradicha crtica y la incapacidad de reconocer (por autoengao?, por falsa conciencia?, pormala fe?, por saturacin?) que esta crtica de la ciencia es igualmente aplicable a los estudioshistricos realizados por el afectado. Las causas suelen ser la presin que ejercen otros colegasadmirados y afectados de la misma enfermedad, un sentimiento ilusorio de que algo social ypolticamente importante est en juego en el ejercicio de la filosofa de la ciencia, y un poquito de flojera en el crtex cerebral. La dolencia no tiene cura racional, aunque puede intentarse con una patada en el trasero, y el paciente (como el resto de nosotros) con el t iempo seacaba muriendo (pg. 245).Sable contina (pgs. 245-248) diagnosticando esta misma dolencia en el trabajo de

    la filsofade la ciencia e historiadora feminista Evelyn Fax Keller.Vase tambin Laudan(l990a, pgs. 157-159) para una observacin parecida.

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    EL RELATIVISMO COGNITIVO EN LAFILOSOFA DE LACIENCIA 259las actitudes relativistas y anticientficas de algunos de sus discpulos. 60No obstante, los escritos de Feyerabend contienen muchas afirmacionesambiguas o confusas que acaban a veces en violentos ataques filosficos,histricos y polticos contra la ciencia moderna, en los que los juicios dehecho se mezclan con los juicios de valor/'!

    El problema principal q u se plantea al lector que lee a Feyerabend esque no sabe cundo debe tomrselo en serio. Por una parte, con frecuenciaes considerado una especie de bufn de la corte de la filosofa de la ciencia,papel con el que parece disfrutar.v' Otras veces, l mismo recalca que suspalabras no se deben tomar literalmente.P Por otra parte, sus escritos estnllenos de referencias a obras especializadas tanto en historia y filosofa de laciencia como en fsica; este aspecto de su obra ha contribuido en gran me-dida a acrecentar su reputacin como un filsofo de la ciencia serio.Tenien-do todo esto presente, discutiremos los que nos parecen sus errores funda-mentales e ilustraremos los excesos a los que pueden conducir.

    60. Por ejemplo, escribi en 1992:Cmo puede una empresa [la ciencia] depender de la cultura en tantos sentidos y seguir

    produciendo unos resultados tan slidos? [...] Lamayora de las respuestas a esta pregunta sonincompletas o incoherentes. Los fsicos lo dan por hecho. Los movimientos que ven la mec-nica cuntica como un punto de inflexin en el pensamiento ---en los que se incluyen msti-cos irresponsables, profetas New Age y relativistas de toda laya- se entusiasman con el com-ponente cultural y olvidan las predicciones y la tecnologa (Feyerabend, 1992, pg. 29).Vase tambin Feyerabend (1993, pg. 13, n. 12).61. Vase, por ejemplo, el captulo 18 de Contra elmtodo (Feyerabend, 1975). Este

    captulo no est incluido, sin embargo, en las posteriores ediciones del libro en ingls (Fe-yerabend, 1988, 1993). Vase tambin el captulo 9 deAdisa La razn(Feyerabend, 1987).

    62. Escribe, por ejemplo: Imre Lakatos, en broma, me llamaba anarquista, y yo notena ningn problema en ponerme la mscara de anarquista (Feyerabend, 1993, pg. vii).

    63. Un ejemplo: Lasideas principales de [este] ensayo [oo.] son bastante triviales y pa-recen triviales si se expresan en trminos convenientes. Yo, en cambio, prefiero usar formu-laciones ms paradjicas, puesto que nada embota la mente de una manera tan efectivacomo escuchar palabras y eslganes familiares (Feyerabend, 1993, pg. xiv). Y otro: Re-cuerden siempre que las demostraciones y la retrica que uso no expresan ninguna "convic-cin profunda", sino que slo muestran cun dcilmente se deja arrastrar la gente cuando seutiliza la racionalidad. Un anarquista es como un agente secreto que juega al juego de laRa-zn para quebrantar Su autoridad (Verdad, Honestidad, Justicia, etc.) (Feyerabend, 1993,pg. 23). A este pasaje le sigue una nota al pie que hace referencia al movimiento dadasta.

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    EL RELATIVISMO COGNITIVO EN LAFILOSOFfA DE LACIENCIA 261

    pero no todos los movimientos del cuerpo son igualmente buenos (sia unono le apetece ahogarse). No hay un mtodo nico para la investigacin criminal, pero eso no quiere decir que todos los mtodos sean igualmente fiables (pinsese en la prueba del fuego). Lo mismo ocurre con los mtodoscientficos.

    En la segunda edicin de este libro, Feyerabend intenta defenderse deuna lectura literal del todo vale:

    Un anarquista ingenuo dice que a) tanto las reglas absolutas como las dependientes del contexto tienen sus lmites, e infiere que b) todas las reglas ycriterios son intiles y deberan ignorarse. En este sentido, muchos crticosme consideran un anarquista ingenuo [... ] [Pero] mientras que estoy deacuerdo con a), no lo estoy con b). Sostengo que todas las reglas tienen sus l-mites y que no hay una racionalidad universal, pero no defiendo que hayaque proceder sin reglas ni criterios.67

    El problema es que Feyerabend da escasas pistas sobre el contenido deesas reglasy criterios; a menos que alguna idea de racionalidad los constria, es fcil llegar al relativismo ms extremo.

    Cuando Feyerabend trata asuntos concretos, frecuentemente mezclaobservaciones prudentes con sugerencias bastante extraas:

    El primer paso de nuestra crtica a los conceptos y reacciones tradicionales es romper el crculo y, bien inventar un nuevo sistema conceptual, porejemplo, una nueva teora que choque con los resultados observacionalesms escrupulosos y que frustre los principios tericos ms convincentes,bien importar un sistema tal desde un mbito externo a la ciencia, comola religin, la mitologa, las ideas de los incompetentes o los delirios de loslocos.68

    Estas afirmaciones podran defenderse apelando a la distincion clsicaentre el contexto del descubrimiento y el de la justificacin. La idiosincrasiadel proceso de invencin de teoras cientficas admite en principio todos

    67. Feyerabend (1993, pg. 231).68. Feyerabend (1993, pgs. 52-53). Una afirmacin similar seencuentra en Feyer

    abend (1993, pg. 33).

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    262 CIENCIAYFILOSOFAlos mtodos - l a deduccin, la induccin, la analoga, la intuicin, e incluso la alucinacin-,69 y el nico criterio real es pragmtico. Por otraparte, la justificacin de las teoras debe ser racional, aunque esa racionalidad no se pueda sistematizar definitivamente. Podra pensarse que losejemplos, sin duda extremos, que cita Feyerabend conciernen nicamente al contexto del descubrimiento y que, por tanto, no hay ninguna contradiccin real entre su punto de vista y el nuestro.

    Pero el problema es que Feyerabend niega explcitamente la validez dela distincin entre el descubrimiento y la justificacin/o Es cierto que estadistincin fue subrayada exageradamente en la epistemologa tradicional.Siempre vamos a parar a la misma cuestin: es ingenuo creer que existenreglas generales e independientes del contexto que nos permiten verificaro falsar una teora; dicho de otra manera, el contexto de la justificacin yel del descubrimiento evolucionan histricamente en paralelo.' Sin embargo, en todo momento de la historia existe una distincin tal. Si no existiera, la justificacin de teoras no estara sujeta en absoluto a la racionalidad. Volvamos a las investigaciones criminales: puede descubrirse alculpable gracias a cualquier acontecimiento fortuito, pero la prueba que seesgrime para demostrar la culpabilidad no disfruta de una libertad tangrande (aunque los parmetros de las pruebas tambin evolucionen histricamentel.P

    Una vez que Feyerabend ha hecho el salto al todo vale, no es sorprendente que compare constantemente la ciencia con la mitologa o la religin, como en el siguiente pasaje, por ejemplo:

    69. Se dice que el qumico Friedrich August Kekule (1829-1896) conjetur (correctamente) la estructura del benceno a partir de un sueo.

    70. Feyerabend (1993, pgs. 147-149).71. Por ejemplo, el comportamiento anmalo de la rbita de Mercurio adquiri

    un estatuto diferente con la aparicin de la teora de la relatividad general (vanse las notas 37 a 40, ms arriba).

    72. Puede comentarse algo parecido acerca de la distincin clsica entre enunciadosobservacionales y tericos, que Feyerabend tambin critic. No hay que ser ingenuocuando se dice que se midealgo; no obstante, existen hechos- po r ejemplo, la posicin de una aguja en una pantalla o los caracteres en una copia impresa- que no siempre coinciden con nuestros deseos.

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    ELRELATIVISMO COGNITNO EN LAFILOSOFADELACIENCIA 263

    Newton rein durante ms de ciento cincuenta aos; Einstein introdujopor un brevetiempo un punto devistams liberal,slo para sersucedidoporla interpretacin de Copenhague. Las semejanzasentre la ciencia y el mitoson, de hecho, sorprendentes.'Aqu, Feyerabend sugiere que la llamada interpretacin de la mecni-

    ca cuntica de Copenhague, debida principalmente a Niels Bohr yWernerHeisenberg, fue aceptada por los fsicos de un modo ms bien dogmtico,cosa que no es del todo falsa. (No est tan claro a qu punto de vista deEinstein se est refiriendo.) Pero lo que no da son ejemplos de mitos quecambien porque haya experimentos que los contradigan, o de mitos que ins-ten a realizar experimentos que apunten a discriminar entre versiones an-teriores y posteriores de l. Slo por este motivo - q u e es crucial- lasse-mejanzas entre ciencia y mito son superficiales.

    Esta analoga aparece de nuevo cuando Feyerabend sugiere que se se-pare la ciencia del Estado:

    Los padres de un nio de 6 aos pueden decidir iniciar a su hijo en losrudimentos del protestantismo o del judasmo, o no iniciarlo en ninguna dis-ciplina religiosa,pero no tienen una libertad pareja en el casode las ciencias.La fsica, la astronoma y la historia deben aprenderse. No pueden sustituirsepor lamagia, la astrologa o el estudio de lasleyendas.

    Tampoco se est satisfecho con una mera presentacin histrica de loshechos y principios fsicos (o astronmicos, histricos, etc.). No se dice:algunaspersonas creen que laTierra semueve alrededor del Sol,mientras otrascreen que laTierra es una esferahueca que contiene elSol, los planetas y lasestrellasfijas. Sedice: laTierra semueve alrededor del Sol,y todo lo demsesuna autntica idiotez,?4En este pasaje, Feyerabend reintroduce de un modo especialmente

    atroz la distincin clsica entre hechos y teoras, un postulado bsi-co, que l rechaza, de la epistemologa del Crculo de Viena. Al mismotiempo, parece usar implcitamente para las ciencias sociales una episte-mologa ingenuamente realista, que rechaza para las ciencias naturales.

    73. Feyerabend (1975, pg. 298).74. Feyerabend (1975, pg. 300, cursivasdel original.

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    264 CIENCIAYFILOSOFfACmo se averigua exactamente lo que algunas personas creen, si no esusando mtodos anlogos a los de las ciencias (observaciones, sondeos,etc.)? Si se hiciera una encuesta acerca de las creencias astronmicas delos estadounidenses y los encuestados fueran slo profesores de fsica, se-guramente no habra ninguno que considerara que laTierra es una esfe-ra hueca; Feyerabend objetara, con razn, que el sondeo haba sido exi-guo, y el resultado, no representativo (se atrevera a