30
Sociológica ISSN: 0187-0173 [email protected] Universidad Autónoma Metropolitana México Alfie Cohen, Miriam; Méndez B., Luis H. La sociedad del riesgo: amenaza y promesa Sociológica, vol. 15, núm. 43, mayo-agosto, 2000, pp. 173-201 Universidad Autónoma Metropolitana Distrito Federal, México Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=305026539006 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

Redalyc.La sociedad del riesgo: amenaza y promesa · La sociedad del riesgo: amenaza y ... 174 M i r i a m A l f i e C o h e n y L u i s H. M é n d ... Para Beck, en la sociedad

  • Upload
    vukiet

  • View
    219

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Sociológica

ISSN: 0187-0173

[email protected]

Universidad Autónoma Metropolitana

México

Alfie Cohen, Miriam; Méndez B., Luis H.

La sociedad del riesgo: amenaza y promesa

Sociológica, vol. 15, núm. 43, mayo-agosto, 2000, pp. 173-201

Universidad Autónoma Metropolitana

Distrito Federal, México

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=305026539006

Cómo citar el artículo

Número completo

Más información del artículo

Página de la revista en redalyc.org

Sistema de Información Científica

Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal

Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

173La sociedad del riesgo: amenaza y promesa

Sociológica, año 15, número 43, pp. 173-201Mayo-agosto de 2000

RESUMEN

La reflexión de dos destacados sociólogos de la mo-dernidad, Anthony Giddens y Ulrich Beck, nos sirvepara cuestionar los pormenores de un nuevo tiempomundial que, a pesar de su tendencia al caos, con-tiene la promesa de construcción de una nueva so-ciedad más libre y democrática, con la presencia deun sujeto social que se define desde el individuo yes capaz de transformar el sentido, la forma y elcontenido de la sociedad civil.

La sociedad del riesgo:amenaza y promesa

Miriam Alfie Cohen yLuis H. Méndez B.*

* Profesores investigadores del Departamento de Sociología de la Universidad AutónomaMetropolitana, Unidad Azcapotzalco. Correo electrónico de Miriam Alfie: <[email protected]>, de Luis Méndez: <[email protected]>.

174 M i r i a m A l f i e C o h e n y L u i s H. M é n d e z B.

PRESENTACIÓN

UNA DE LAS preocupaciones centrales de la sociología ha sido el es-tudio, la descripción y el análisis de las sociedades modernas. Lastransformaciones que las sociedades tradicionales presentan, sus cam-bios estructurales (innovaciones económicas, políticas y sociales), lasacciones sociales y la conformación de nuevas identidades, son fenó-menos que han sido ampliamente estudiados desde diferentes corrien-tes y autores. Si bien esta discusión es central, a partir de fines de losochenta surge una corriente sociológica que trata de analizar a lamodernidad en sí, sus características específicas, sus retos y los ries-gos que ella encierra. Se hablará de modernización tardía o reflexiva,entendiéndola no sólo como reflexión, sino como autoconfrontaciónde la modernidad consigo misma.

Para autores como Ulrich Beck, Anthony Giddens o el mismo Ni-klas Luhmann la discusión actual y central de la sociología no son yalas transformaciones de una sociedad tradicional a otra moderna,sino las características propias que adopta la modernidad tardía, refle-xiva, sobre todo en Europa Occidental. Para ellos las sociedades mo-dernas desarrollan un típico modelo industrial y tecnológico queconduce a una serie de cursos de acción, de efectos que provocan ries-go, contingencia y peligro no sólo para las existencias colectivas sinotambién para los individuos.

Por ello, en las sociedades modernas avanzadas se produce la co-existencia problemática entre la expansión de opciones y la de losriesgos, ambas indisociables pues, por un lado, así como se dan nuevosmovimientos y fenómenos sociales entre los que destacan la lucha

175La sociedad del riesgo: amenaza y promesa

por los derechos de la mujer, las iniciativas ciudadanas frente a lascentrales nucleares, los conflictos regionales, las luchas religiosas oel cuidado ambiental, etcétera, por el otro, la ciencia se enfrenta a unaduda metódica con relación a sus fundamentos y aplicaciones quegeneran efectos sociales no deseados entre posibilidades y riesgos.

El plano en el cual se desarrollan estas propuestas teórico-políticasestá demarcado tanto por el proceso de globalización como por la fa-mosa tercera vía propuesta en Europa Occidental. Nos parece impor-tante señalar los principales cuestionamientos y categorías que estosautores presentan sobre la modernidad, la globalización y la construc-ción de nuevos sujetos en las sociedades democráticas desarrolladas.Por ello, nuestra intención en este artículo es mostrar cómo desde re-ferentes teóricos como los propuestos por Giddens y Beck podemosanalizar una nueva modernidad, reflexiva o tardía y las consecuen-cias sociopolíticas que ésta conlleva en el plano mundial, mostrandosus efectos tanto en los individuos como en diferentes movimientossociales.

MODERNIDAD REFLEXIVA

Cuando hablamos de modernidad reflexiva —o tardía— nos referimosa una particular etapa del desarrollo capitalista, definido por la con-tingencia y el riesgo. “...el tránsito de la época industrial a la de riesgo,se realiza anónima e imperceptiblemente en el curso de la moderniza-ción autónoma conforme al modelo de efectos colaterales latentes”(cf. Beck, 1997b: 202). Es decir, no es que las sociedades adopten unmodelo de riesgo, sino que el propio desarrollo industrial conduce aesta opción no elegida; los procesos de modernización son ajenosa las consecuencias y peligros que cuestionan, denuncian y transfor-man los fundamentos de la sociedad industrial. Es más, el mayor cono-cimiento, la mayor reflexión, no garantiza el control total de los efectosy peligros a los que hoy estamos expuestos. En este sentido, la moderni-zación reflexiva expresará la autoconfrontación de los sujetos conlos efectos que genera la sociedad de riesgo, resultados que no puedenser mesurados y asimilados por los parámetros institucionalizadosde la sociedad industrial.

Para Beck, en la sociedad de riesgo existe una relación de lo re-flexivo y la reflexión. Las sociedades modernas se confrontan con los

176 M i r i a m A l f i e C o h e n y L u i s H. M é n d e z B.

fundamentos y límites de su propio modelo al mismo tiempo que nomodifican sus estructuras; no reflexionan sobre sus efectos y privilegianun continuismo industrial. Existen tres ámbitos en los que se puedeobservar los cambios anteriormente descritos: a) la finitud de los re-cursos naturales que fueron degradados y utilizados de manera exten-siva por las sociedades industriales; b) los peligros suscitados por lasociedad industrial que llevan a un cuestionamiento profundo sobrela seguridad y abarcan el terreno de las ciencias, las identidades, lasacciones sociales y las decisiones políticas; y c) el deterioro, la des-composición y el desencanto de los referentes colectivos que man-tenían unida a la colectividad (las ideas de progreso, las seguridades,etcétera) Así,

...se entiende por modernización reflexiva una transformación de la sociedadindustrial, que se produce sin planificación y de manera latente en el transcursonormal, autónomo de la modernización y que apunta bajo tres aspectos al in-variable e intacto ordenamiento político y económico: una radicalización de lamodernidad, que desvincula a la sociedad industrial de sus perfiles y premisas yque, a causa de lo cual, abre paso a otra modernidad —o a la contramodernidad(Beck, 1996: 233).

La conjunción de estos elementos da pie al proceso de individua-lización, donde el sujeto se encuentra inmerso en las turbulencias dela sociedad mundial del riesgo. “Los hombres deben entender su vida,desde ahora en adelante, como estando sometida a los más variadostipos de riesgo, los cuales tienen un alcance personal y global.” (Beck,1997b: 205). Las decisiones personales son arriesgadas, porque no pue-den seguir con los modelos establecidos, las diferentes acciones socialesvividas en roles tradicionales se convierten en riesgos, mientras quelos peligros sociales (flexibilización del trabajo, relaciones laborales),técnicos (alimentos modificados, ingeniería genética) y globales(deforestación, agujero de ozono) son soportados y distribuidos comocondición existencial con todas sus contradicciones indisolubles.

Si bien los efectos de la sociedad industrial hoy son detectados yanalizados en los países desarrollados, lo interesante es que aun allíno se han modificado ni las instituciones ni las formas de conocimientopara profundizar en los graves peligros que este modelo ha propiciado.Pensamos que si en los países de Europa Occidental o los Estados Uni-dos estos estudios son las primeras aportaciones a un cuestionamiento

177La sociedad del riesgo: amenaza y promesa

amplio sobre la sociedad industrial y tecnológica, en las economíasemergentes poco o nada se conoce sobre la problemática, se siguefuncionando en un papel netamente industrializador, donde el pro-greso es medido por la capacidad de atraer mayores inversiones através de industrias transnacionales, o de alianzas estratégicas concapitales mundiales, o básicamente en modelos maquiladores que fo-mentan el empleo, pero, junto a ello, incentivan también la contami-nación, el deterioro del ambiente y la precariedad en la salud y calidadde vida de los habitantes.

Puntualizaremos ciertas categorías clave que han dado pie a laconcepción de modernidad reflexiva para, a partir de allí, entender, com-prender e interpretar las diversas y contradictorias realidades quedesde hace unos cuantos lustros le vienen cambiando el perfil socialal mundo. Utilizaremos las aportaciones de Anthony Giddens y UlrichBeck, especialmente las relativas a las concepciones espacio-tiempo,destradicionalización, individualización, subpolítica y el concepto deglobalización y los nuevos movimientos sociales.

TIEMPO-ESPACIO Y DESTRADICIONALIZACIÓN

Para Giddens, uno de los elementos clave que define la modernidadreflexiva es la relación directa que ésta asume con el riesgo cotidiano.Las decisiones que las sociedades industriales han tomado conducena consecuencias no previstas, a riesgos patentes producto del avanceindustrial y tecnológico. Este autor describe la vida social moderna através del proceso de desmembramiento (desanclaje, desvinculación)el cual implica dos situaciones: a) un profundo proceso de reorganiza-ción del tiempo y el espacio —mecanismos que liberan a las relacionessociales de la influencia de los emplazamientos locales recombinán-dolas a través de amplias distancias espacio-temporales— y b) el va-ciamiento del contenido tradicional —acabar con la costumbre delos contextos locales de acción (Giddens, 1993: 32).1

El marco que este autor delinea establece como categorías fundamen-tales al tiempo y al espacio, los cuales adquieren un papel totalmente

1 El desmembramiento puede leerse también como desanclaje, para Giddens significa “despegarlas relaciones sociales de sus contextos locales de interacción y reestructurarlas en indefinidosintervalos espacio-temporales.

178 M i r i a m A l f i e C o h e n y L u i s H. M é n d e z B.

distinto al que tenían en las sociedades tradicionales. En la modernidadtardía, el tiempo y el espacio dibujan y establecen experiencias quefragmentan y tienden a dispersar las acciones sociales. A diferenciade las sociedades tradicionales donde el tiempo estaba estrechamenteconectado con el espacio, la modernidad paulatinamente separará elespacio del lugar, de la localidad, tratando de fomentar las relacionesentre sujetos a distancia. Los aspectos locales son penetrados por in-fluencias sociales que se generan en diferentes latitudes.

La diferencia substancial que existe entre las sociedades tradiciona-les y las modernas radica en la separación que se da entre el espacioy el tiempo. La separación provocada por la modernidad hizo que lasprácticas sociales no estuvieran vinculadas a la localidad, sino de-terminadas por prácticas a distancia. Esta separación implica un sinfínde posibilidades de cambio en los hábitos y las experiencias locales.Para este autor, el desanclaje y el distanciamiento entre espacio ytiempo se da a través de dos mecanismos: las señales simbólicas y elsistema de expertos.2

Las señales simbólicas y el sistema de expertos cobran fuerza porla confianza que de ellos se desprende; es decir, la fiabilidad en la quedescansan las instituciones de la modernidad, lo que no significa que elriesgo esté superado. Riesgo y fiabilidad van entretejidos, el papel quejuega la fiabilidad será el de tender a reducir o minimizar los peligrosa los que están sujetos ciertas actividades. “En todos los escenarios defiabilidad, el riesgo aceptable cae dentro de la categoría del conoci-miento inductivo débil y en tal sentido, prácticamente siempre se pro-duce el equilibrio entre fiabilidad y cálculo de riesgo” (Giddens, 1993:44). Sin embargo, el autor establece que hay riesgos incalculables,donde la puesta en práctica de escenarios se convierte en pieza funda-mental de análisis.

Mientras la tradición rinde homenaje al pasado y valora símbolosy significados e integra el control de la acción con la organizacióndel tiempo y el espacio (las actividades, los rituales y las festividades,es decir, todas las acciones sociales e individuales están referidas a la

2 Las señales simbólicas son mecanismos de intercambio reconocidos globalmente, manejadospor individuos o grupos en una coyuntura dada (el dólar, las señales de tráfico, etcétera);mientras el sistema de expertos se refiere a los logros técnicos o de experiencia profesionalque organizan la vida material y social (los inventos, la alta profesionalización o los propiosavances tecnológicos); dispositivos que rompen con la localidad y que establecen víncu-los globales reconocidos por todos.

179La sociedad del riesgo: amenaza y promesa

unión local, espacial, temporal), la modernidad reflexiva se caracteri-za por los procesos de vaciamiento de esa tradición. Así, las actividadeslocales hoy están influidas e incluso determinadas por acontecimien-tos remotos. Lo individual y lo local se relacionan de manera directacon lo global. “Esta extraordinaria interconexión (que se está acele-rando todavía más) entre las decisiones cotidianas y las consecuenciasglobales, junto con su opuesto, la influencia de los órdenes globa-les en la vida individual, constituye el tema clave de la nueva agenda”(Giddens, 1997: 77).

Así, uno de los factores eje para Giddens será analizar la tradicióny los efectos que la modernidad ha infringido en ella. El autor asientaque el papel fundamental de la tradición es la repetición de actos quede cierta forma funcionan como cemento de la sociedad. Sus particu-laridades descansan en: a) el control del tiempo, tanto pasado comofuturo, que presupone la permanencia y le dan un carácter orgánicoy natural, b) el referente permanente a la memoria colectiva que im-plica el ritual, la verdad no cuestionada y guardianes que la defienden,c) la creación de identidades definidas por el nexo existente entreverdad y ritual que distingue entre los de “adentro” y los “otros”, yd) la existencia de una autoridad definida por la edad o el saber único,absoluto. Sin embargo, el vaciamiento de la tradición es un procesoque la modernidad ha procurado. Todas estas particularidades hansido mermadas. La separación espacio-tiempo; el desarrollo de la cien-cia y la razón que hoy cuestiona las verdades únicas; las nuevas iden-tidades que trascienden espacios locales y nacionales y la existenciade sistemas de expertos, cada vez más especializados, rompen y susti-tuyen los preceptos en los que se sustenta la tradición: actos repetitivos,creencias religiosas, mercados locales, etcétera.

El vaciamiento de las sociedades tradicionales conduce a una seriede incertidumbres que ponen en riesgo la seguridad del individuo, elcual busca un reanclaje que le permita acceder a ciertas certezas, ac-tos postradicionales: la pulsión emocional a la repetición o la com-pulsión de actos que conducen a adicciones, son actividades reiteradasque logran que permanezcamos unidos al único mundo que conoce-mos. En las sociedades postradicionales, la rutinización se vuelve vacía,no hay lógica, ni autenticidad moral. “El que hoy podamos hacernosadictos a cualquier cosa —a cualquier aspecto de estilo de vida— in-dica hasta qué punto es comprehensiva la disolución de la tradición”(Giddens, 1997: 94).

180 M i r i a m A l f i e C o h e n y L u i s H. M é n d e z B.

En contextos postradicionales, no tenemos otra opción que elegircómo actuar y cómo ser. No hay nada dado, nada natural, ningún or-den permanente. El estilo de vida se convierte en la conformación aelección de nuestra identidad. Nos definimos y construimos cotidiana-mente. Y así como las identidades locales construidas por el nexoentre ritual y verdad incuestionable perecen o quedan latentes hastanuevo aviso, los guardianes de la tradición son sustituidos por el co-nocimiento experto desarraigador, que no está vinculado a verdadesincuestionables, sino a la duda permanente del conocimiento, el es-cepticismo metódico. La ciencia ha perdido el encanto de emanar au-toridad, tal vez debido a las consecuencias tecnológicas e industrialesno previstas por el llamado progreso, en consecuencia, la especializa-ción es intrínseca a la modernidad reflexiva. La confianza en los sis-temas abstractos está vinculada con los estilos de vida colectivos.

La modernidad destruye la tradición. Sin embargo, y esto es muy importante,una colaboración entre modernidad y tradición fue crucial para las fases tem-pranas del desarrollo social moderno: el periodo durante el cual el riesgo eracalculable en relación a las influencias externas. Esta fase concluyó con elsurgimiento de la alta modernidad o lo que Beck denomina modernización re-flexiva (Giddens, 1997: 118).

Para Giddens, el peor enemigo de la tradición es la reflexividadinstitucional, ésta da lugar al vaciamiento de los contextos locales deacción y de manera paralela al creciente distanciamiento espacio-temporal. La globalización afecta al individuo, a lo local, socava lossistemas abstractos tradicionales y se producen acciones a distanciaque rompen la unión espacio-tiempo; se abren infinidad de cursosde acción, dudas permanentes, pocas seguridades. Así, en esta nuevaconformación social, los medios masivos de comunicación y la infor-mática juegan un papel relevante; ponen en evidencia las ventajas ydesventajas, los éxitos y las precariedades, la justicia y la injusticiaque esta modernidad tardía expresa y muestra a escala global.

El vaciamiento de la tradición se convierte en uno de los aspectospredominantes de las sociedades modernas tardías, que da lugar a in-finidad de estilos de vida, derivados del auge de los mass-media, lainformática y la generación de dudas permanentes. En el orden postra-dicional, aun en las sociedades más modernas, la tradición no desa-parece por completo y, en algunos contextos, incluso puede llegar a

181La sociedad del riesgo: amenaza y promesa

florecer mediante discursos o prácticas sociopolíticas. Así, las costum-bres locales que perduran tienden a desarrollar significados diversos,se convierten en reliquias o hábitos. La finalidad es tratar de terminarlos conflictos entre valores y modos de vida diversos para evitar lacontingencia y propagar de nuevo el orden perdido.

Para Giddens es posible consolidar un nuevo orden basado en laconfianza, que se construye desde los lazos de la intimidad hasta elsistema de expertos, es un orden que descansa en la promesa de lasgrandes recompensas. Un orden social descentralizado en lo que serefiere a las autoridades, pero recentralizado en cuanto a oportunida-des y dilemas. Sigue sustentando la posibilidad de la renovación delcompromiso político, de una democracia que se construye cotidia-namente, desde la cama hasta el parlamento, lo que él denominaposibilidades de democracias dialógicas hasta la democracia de lasemociones. La tercera vía se convertirá en el proyecto político queGiddens defiende, la reconstrucción de la socialdemocracia europeay su renovación se convierten en el marco en donde poner en prácti-ca la política frente a un mundo que se ha transformado: “...la terceravía se refiere a un marco de pensamiento y política práctica que bus-ca adaptar la socialdemocracia a un mundo que ha cambiado esencial-mente a lo largo de las dos o tres últimas décadas. Es una tercera víaen cuanto es un intento por trascender tanto la socialdemocracia a laantigua como el neoliberalismo” (Giddens, 1999: 38).

La intención de este trabajo no es señalar las bondades o los defectosde la propuesta política de Giddens sobre la socialdemocracia, nosinteresa la propuesta teórica que el autor plantea sobre la modernidadtardía como herramienta metodológica para explicar algunas particu-laridades que se presentan en la realidad mundial y en las democraciasoccidentales.

AMBIGÜEDAD, INDIVIDUALIZACIÓN Y SUBPOLÍTICA

Ulrich Beck, uno de los expositores más destacados de la modernidadreflexiva, centra su análisis en tres categorías eje: la ambigüedad, losprocesos de individualización y la subpolítica. El progreso, afirma,puede convertirse en autodestrucción. La modernización reflexiva sig-nifica un cambio en la sociedad industrial que se produce de formasubrepticia y no planeada “...a remolque de la modernización normal,

182 M i r i a m A l f i e C o h e n y L u i s H. M é n d e z B.

de modo automatizado, y dentro de un orden político y económicointacto que implica lo siguiente: una radicalización de la modernidadque quiebra las premisas y contornos de la sociedad tradicional y queabre vías a una modernidad distinta” (Beck, 1997a: 15).

El problema fundamental radica en los riesgos ambientales quelas sociedades industriales han provocado. Sustenta la idea de uncaos civilizatorio propiciado por las formas de producción adoptadas;una sociedad que se pone en peligro a sí misma: las decisiones hu-manas y los efectos industriales que tendieron a controlar todo hoyse enfrentan a la fragilidad de la civilización. Distingue tres clases depeligros ambientales globales: a) conflictos a causa de “ineficiencias”(bads) producidos por “éxitos” (goods); es decir, los daños condicio-nados por la riqueza y los peligros técnico-industriales (el agujero deozono, el efecto invernadero, la manipulación genética y las técnicasde transplante); b) los daños ecológicos condicionados por la pobrezay los peligros técnico-industriales;3 y c) los peligros de un conflictopor recursos vitales.4

Esta terrible problemática ambiental resquebraja el tradicionalsistema de seguridad. Los daños pierden su delimitación espacio-temporal para convertirse en globales y permanentes.

Los peligros percibidos abren a la decisión social unos automatismos al parecercompletamente bloqueados. Lo que los directivos y científicos trataron y decidie-ron injustificadamente a puerta cerrada debe justificarse ahora de repente en to-das sus consecuencias en el foro de las controversias públicas (Beck, 1998a: 70).

Así, a diferencia de Giddens, Beck no piensa que el sistema de ex-pertos pueda generar un orden confiable. Muy al contrario, estable-ce que todo el sistema de racionalidades, creadas y difundidas por los

3 Señala la estrecha relación entre pobreza y daños medioambientales, pero enfatiza quemientras las amenazas ecológicas condicionadas por la riqueza resultan de la exteriorizaciónde los costos de producción, los cuales se distribuyen de manera planetaria, las ligadas a lapobreza se originan in situ, se internacionalizan sólo como efectos secundarios y aparecena mediano plazo. Los desechos tóxicos y las grandes tecnologías obsoletas son trasladados alos países pobres por las grandes compañías, amenazando la salud y calidad de vida de loshabitantes de las naciones pobres que, al carecer de medios institucionales y políticos apro-piados, no pueden repeler los daños resultantes.

4 Al agotarse éstos por el uso intensivo y extensivo de las sociedades industriales, se puedengenerar posibilidades para el advenimiento de regímenes fascistas, conflictos regionales yuna espiral de destrucción cuyos efectos se añadirían a una gran crisis mundial.

183La sociedad del riesgo: amenaza y promesa

expertos con relación a la sociedad industrial, ha creado una realidadúnica que conduce a patrones y fórmulas obsoletas que no puedendar cuenta de la materialidad a la cual nos enfrentamos. Esta realidadse caracteriza hoy por la ambivalencia, la cual permea todos los cam-pos del saber: la ciencia, la política, la sociedad y al mismo individuo.La civilización del riesgo nos impone la ambivalencia “...una nuevaclase de racionalidad científica (lógica de investigación, reglas deprocedimiento, teoría y metodología experimental y un replantea-miento del procedimiento subsistémico de revisión inter-pares de losresultados)” (Beck, 1998a: 50). Así, la ciencia ya no sólo se sirvede la duda, ésta rompe y destruye las frágiles certezas enarboladas, loque hoy queda claro es que la precaución y las consecuencias no es-peradas son los nuevos patrones que habría que considerar en losplanteamientos científicos.

En contra de todo universalismo que construya certezas, se habla-rá de verdades que contienen a la duda; pero sobre todo Beck enfa-tiza que la realidad está permeada por la ambigüedad y que el mayorreto lo constituye la habilidad de poner en práctica las diferencia-ciones inclusivas. Se vale de la conjunción copulativa “y”, rompien-do con la posibilidad de elección única en la explicación científica,política y hasta social. La modernidad reflexiva se asienta en la descon-fianza de los sistemas de certezas y abre la puerta a la ambigüedad, ala incertidumbre.

En la fase de la sociedad de riesgo, el reconocimiento de la incalculabilidad delos peligros desencadenados con el despliegue técnico-industrial obliga a efec-tuar una autorreflexión sobre los fundamentos del contexto social y una revisiónde las convenciones vigentes y de las estructuras básicas de racionalidad (Beck,1997b: 212).

En contra del orden religioso que confería toda explicación a Dios;o del orden de la razón que se asentaba en la fuerza del conocimien-to; o del orden del progreso que se apoyó en la esperanza del bienestarsocial, el orden construido por la modernidad reflexiva se enfrentaal caos, producto de la falta de seguridades que el rompimiento conlas verdades incuestionables provocó. La disputa por el orden es elcombate frente a la ambigüedad, la ambivalencia, la oscuridad, lodifuso, lo azaroso del caos. El caos, lo otro del orden, es la negatividad.Es la repulsa de todo lo que el orden se afana por ser.

184 M i r i a m A l f i e C o h e n y L u i s H. M é n d e z B.

Según Beck, la falla clave de la sociedad industrial fue haber esta-blecido y enarbolado una racionalidad, un orden, unas certezas quese afirmaron en la ciencia y en la política, sin tomar en cuenta lasconsecuencias no esperadas de las decisiones tomadas y las posibi-lidades de caos. La racionalidad teleológica deja su paso a los efec-tos colaterales que se convierten en el motor de la historia social. Lasociedad industrial, el orden burgués, en particular el Estado bene-factor, pretendieron convertir los contextos de vida humana en unaestructura controlable, elaborable, disponible, atribuible. “Estas cer-tezas conducen a pensar que los riesgos surgen, precisamente, con laimposición del orden de la racionalidad teleológica, pero las cuestio-nes de riesgo suprimen y disuelven este orden al establecer posibi-lidades que no excluyen nada, pues en ellos anida la ambivalencia”(Baumann, 1997: 80).5

La reflexividad e incalculabilidad se propagan por todas las socie-dades y nadie puede ser ajeno a ellas. El orden y la visión unidimensio-nal dejan de ser un referente para la explicación de la realidad social,de las nuevas identidades o los movimientos sociales. Su lugar pasa aser ocupado por lo incierto, lo contingente, lo ambiguo. El viejo orden sehace pedazos y las ambivalencias de la civilización del riesgo afloranpor doquier. “Con esta crisis de autoseguridad de la sociedad indus-trial la incertidumbre pasa a ser el modo básico de experimentar lavida y la acción” (Beck, 1997b: 219).

Para Beck, la gran paradoja es que no son las crisis, sino algunostriunfos del capitalismo, los que producen la nueva sociedad. La desin-tegración de la sociedad industrial no se da por el efecto desencade-nado de la lucha de clases, sino por el proceso normal de continua einsistente modernización. Por ello, la modernización reflexiva desin-tegra y sustituye los supuestos culturales de las clases sociales porformas individualizadas de la desigualdad social. Esto no significa ladesaparición de las clases sociales, sino la profundización de la des-igualdad que ya no queda adscrita a ninguna de ellas en particular,sino que es diseminada temporal, espacial y socialmente.

5 “Las temáticas del riesgo no pueden ser trasladadas a las cuestiones del orden, ya que estas,por así decir, ahogan el pluralismo inmanente al riesgo y transforman, bajo mano y tras lasfachadas de la estadística, las decisiones en cuestiones de moral y de poder. Dicho de otromodo: las temáticas del riesgo compelen —prudentemente— al reconocimiento de laambivalencia.

185La sociedad del riesgo: amenaza y promesa

En este sentido, la sociedad de riesgo ya no aglutina las desigual-dades en clases, sino que éstas son tan intensas, tan evidentes, que to-dos estamos sujetos a ellas. La angustia, la no certeza, la inseguridady la desigualdad es vivida de forma individual y de manera permanen-te y cotidiana. Esta desigualdad e incertidumbre se viven en las dife-rentes estructuras donde el sujeto participa. Cabe mencionar trescasos: a) la familia, los cambios ocasionados en el interior de laestructura familiar por las transformaciones radicales que se vivenen los roles que desempeñan hombres y mujeres. Al salir las mujeresdel ámbito privado al público, al desempeñar infinidad de labores, alexpandirse las necesidades de conseguir trabajo, las familias han expe-rimentado una aguda transformación y sus estructuras y presupuestosse han modificado; b) los centros de trabajo, las políticas de flexibi-lización laboral incorporadas en los años recientes, han provocadoque todos estemos posibilitados a vivir una forma especial de desem-pleo, convirtiéndose éste último en un elemento activo en la vida decualquier persona; c) el caos ecológico, es decir, los terribles costosen salud y calidad de vida de los habitantes de cualquier lugar delplaneta, provocados por el modelo de desarrollo adoptado.

La sociedad industrial, el Estado benefactor y el orden burgués,crearon estructuras que expresaban ficciones de seguridad, hoy res-quebrajadas y remplazadas por posibilidades de acción compulsiva,en las cuales vivir y actuar en la incertidumbre se convierte en unaespecie de experiencia básica. La individualización significa la desin-tegración de las certezas de la sociedad industrial y, con ella, la com-pulsión de encontrar y buscar seguridades inéditas para uno mismoy para los que carecen de ellas. Pero también significa nuevas interde-pendencias, donde lo individual se conecta con lo global. La individua-lización es una compulsión a fabricar y autodiseñar no sólo la propiabiografía, sino también los compromisos, las redes de relaciones y laspreferencias para enfrentar la vida como experiencias envueltas enriesgos personales. Al existir una infinidad de modelos que rompen losesquemas tradicionales, la conformación de la identidad se convierteen una biografía a elección, una biografía en donde el individuo esco-ge, decide y elige, por ello se multiplican las interrogantes tanto per-sonales como sociales.

Individualización significa, en primer lugar, el proceso de desvinculación y, ensegundo lugar, el proceso de revinculación a nuevas formas de vida de la sociedad

186 M i r i a m A l f i e C o h e n y L u i s H. M é n d e z B.

industrial en sustitución de las antiguas, en las que los individuos deben producir,representar y combinar por sí mismos sus propias biografías. De ahí el nombrede individualización. La desvinculación y revinculación (por utilizar los térmi-nos de Giddens) no ocurren por casualidad, ni voluntariamente, ni a través dediversos tipos de condiciones históricas, sino de una vez y en las condiciones ge-nerales del Estado de bienestar en la sociedad industrial avanzada, tal como haevolucionado a partir de los años sesenta en numerosos países occidentales (Beck,1997a: 28).

Las estructuras tradicionales como la familia, la escuela, el sindi-cato o los propios centros de trabajo, se transforman, emiten discur-sos ambivalentes y amplían las opciones y decisiones biográficas delos sujetos. Cabe mencionar que en la modernidad tardía, la interpela-ción de sujetos y la construcción de nuevas identidades, quedan atra-vesadas por la influencia de la informática, el internet y los mediosmasivos de comunicación, que pasan a ocupar un lugar preponderan-te en la constitución subjetiva.

Este tipo de individualización no se reduce a lo privado, se extiendetambién a la política. Hoy los individuos son interpelados por unacompleja interacción discursiva que proviene de las estructuras. Yano se generan mensajes únicos. En esta etapa del desarrollo industrialse encuentran permeados por un mundo caótico, contradictorio, pla-gado de conflictos, de inciertas luchas cotidianas por el poder, deambivalencias. Así, aquellas áreas de toma de decisiones que habíanquedado protegidas de lo político en el capitalismo industrial —elsector privado, la empresa, la ciencia, las ciudades, la vida cotidiana,etcétera—, en la actualidad se encuentran atrapadas en los conflictospolíticos de la modernidad reflexiva. Desde los años ochenta, en lassociedades occidentales asistimos al resurgimiento de la subjetividadpolítica, fuera y dentro de las instituciones. Para Beck, la subjetivi-dad de la política genera un individuo consciente, activo, relacionadoen redes; grupos ciudadanos reunidos mediante compulsiones conposibilidades de fabricar compromisos y obligaciones sociales. Un in-dividuo que une lo local con lo global. Formas de acción, de protestay de compromiso político diferentes que, producto de la incertidumbreen que se vive, desafían las antiguas categorías políticas.

La subpolítica se distingue de la politics (procesos de conflicto político relati-vos al reparto de poder y las posiciones de poder), en primer lugar, en que a los

187La sociedad del riesgo: amenaza y promesa

agentes externos al sistema político o corporativo se les permite aparecer en elescenario del diseño social (este grupo incluye grupos de profesionales y ocu-pacionales, la intelligentsia técnica en fábricas, instituciones de investigación ycuadros de gestión, trabajadores cualificados, iniciativas ciudadanas, la opiniónpública, etcétera) y, en segundo lugar, en que no sólo los agentes sociales ycolectivos, sino también los individuos compiten con estos últimos y entre sí porel creciente poder configurador de lo político (Beck, 1997a: 38).

Según Beck, hablar de subpolítica implica una transformaciónimportante: se trata de cambiar el poder y reconfigurar la sociedaddesde abajo; grupos que hasta ahora no estaban inmersos en el pro-ceso de tecnificación e industrialización (ciudadanos, opinión pú-blica, movimientos sociales, grupos de expertos, entre otros), tieneny adquieren espacios de participación en la organización de la so-ciedad. Se presencia la pérdida de importancia del poder central,con el surgimiento de una serie diversa de actores en el escenariopolítico.

En términos generales, la propuesta de Beck establece a la in-dividualización como un proceso de bifurcación de la ambivalenciaen los mensajes y discursos de las estructuras sociales, que permite laconstrucción biográfica a elección. Así, se asumen los riesgos in-dividuales de las decisiones tomadas, abriéndose un sinfín de posi-bilidades que pueden conducir a procesos en los que el individuoconsciente, activo y comprometido con esta realidad permeada deincertidumbre e inseguridades globales, genere nuevas formas de or-ganización, participación y respuesta social, en redes de acción quepueden conectar lo local y lo global, lo individual y lo colectivo. Lasubpolítica pone en evidencia el papel de los nuevos actores, identi-dades y movimientos en la conformación política. Se deja de lado alpoder central del Estado, para darle un peso potencial a los actoresde la llamada sociedad civil y la puesta en práctica de una nueva for-ma de hacer y ejercer la política desde abajo.6

6 De esta manera, la política cobra en la modernidad reflexiva otra dinámica y las discusionesse centran en tres dicotomías: 1) seguridad-inseguridad, 2) interior-exterior y 3) político-no político. 1) La antítesis seguridad-inseguridad se basa en que tanto riesgos como peligrosson representaciones culturales y normas institucionalizadas sobre la seguridad; las dos de-terminan lo normal fuera de los límites de peligro o riesgo. Así, las directrices culturalessurgidas en la historia, establecen en el debate público qué tipo de incertidumbres y amena-zas para la vida han de catalogarse como normales, y qué otras han de ser ignoradas; éstas

188 M i r i a m A l f i e C o h e n y L u i s H. M é n d e z B.

Cabría mencionar, en primer término, que la ambigüedad enten-dida para Beck como el fin de las certezas únicas, de los universalismosincuestionables y la diversidad de opciones, abre un abanico de posibi-lidades para la ciencia, la política y las respuestas sociales. Coincidimoscon este autor en la riqueza explicativa que este discurso lleva consigo:el cambio como motor social, lo no prescrito, lo no teleológico, lo nopredeterminado. La apuesta política de Beck consiste en la individua-lización que de la sociedad de riesgo se deriva y en la conciencia queéste adquiere en la modernidad reflexiva. Es el individuo conscien-te de riesgos ecológicos, nucleares, económicos y políticos el que,mediante su acción, se une a otros y forma redes de movimientos“glocales” que logran oponerse a las formas de consumo y producciónindustrial, proponiendo cambios sustantivos en la sociedad en la cualviven. Este individuo consciente, reflexivo, mantiene acciones perma-nentes, constantes y coordinadas que le permiten acceder al ámbitopolítico y enriquecer la llamada subpolítica, donde infinidad de acto-res, movimientos, organizaciones no gubernamentales, asociaciones,etcétera, irán ganando espacios.

últimas, en caso de ser minimizada o encubierta su importancia, pueden conducir a protes-tas, revoluciones, rebeliones, exasperación social, derrocamiento de gobiernos, etcétera. Lasinfracciones en la seguridad son el núcleo de conflicto de la sociedad industrial, se refierena los derechos a la vida y a la supervivencia. La amenaza colectiva que se vive como resultadode la sociedad industrial no proviene del exterior, sino de aquellos colectivos de autoridadque desde dentro deben garantizar la seguridad y el orden, el derecho y la prosperidad.2) Lo interior-exterior supone una relación donde el “y” juega un papel fundamental debidoa: a) la falta de límites entre estos dos extremos atendiendo a que hoy los peligros son globales;b) esta no limitación de los peligros generaliza y extiende las amenazas a lo largo y anchodel planeta y c) la necesidad de despertar la reflexión sobre los nuevos límites. 3) En laantítesis político-no político se vislumbra un pesimismo sobre el progreso que la sociedadindustrial propagó con tanto ahínco. La modernización reflexiva no alude a un paraíso en elque el infortunio se diluye; por el contrario, conduce a nuevas histerias y reflejos de derrota.La modernización reflexiva se evidencia por una nueva determinación de lo político tras laclausura de la sociedad industrial: la modernización simple remite a la imagen de estructurasque los actores reproducen; la modernización reflexiva proyecta la imagen de estructuras quelos actores transforman. Las estructuras pasan a ser el objeto de los procesos de acción ycambio social. El desplome de los supuestos de la tradición, eleva la acción de los individuosal centro de la política; individuos que viven la incertidumbre, las inseguridades y laambigüedad global y que se relacionan en redes que plantean soluciones locales pensandoglobalmente. Se trata pues de la reconstrucción de una sociedad civil que parte del individuo;de actores diversos, complejos y comprometidos, donde la política se construye por insegu-ridades; por la forma como lo interno pasa a la arena pública, y por la prioridad de la agen-cia sobre la estructura.

189La sociedad del riesgo: amenaza y promesa

BECK Y GIDDENS: CONFRONTACIÓN O COMPLEMENTO

Para estos autores la reflexividad no es algo buscado por las sociedadesindustriales; éstas contienen en su seno al riesgo, la incertidumbre yla contingencia. Las decisiones tomadas por el desarrollo político y eco-nómico devienen situaciones inesperadas y no deseables. Así, puedeentenderse por reflexividad, por un lado, los avances del sistema quedestruyen el mundo; por el otro, mayor conocimiento, verdades dudo-sas e individuos críticos.

Los dos autores comparten el mismo contexto de análisis: una so-ciedad globalizada y en constante riesgo, que rompe con los esque-mas localistas y reparte problemáticas que no pueden encerrarse enfronteras físicas, tal sería el caso de los problemas ambientales o lascrisis económicas. Tanto para Giddens como para Beck existe en lamodernidad reflexiva una transformación del tiempo-espacio que seliga a los procesos de globalización. Para Giddens, la desvinculaciónque la modernidad efectúa sobre el espacio-tiempo aleja, cada vezmás, las relaciones sociales del espacio localizado y fomenta las re-laciones a distancia. Para Beck, la ruptura espacio-temporal cobradimensiones explícitas en las orientaciones y prácticas que los habi-tantes de diferentes países asumen frente a la globalización. Conco-mitantemente, en la sociedad reflexiva se vive un presente eterno, laspersonas se encuentran permanentemente ocupadas, el tiempo sevive lleno, pleno de actividades. Las sociedades tradicionales, por elcontrario, están habitadas por personas oprimidas en un tiempo su-perabundante y superficial que no se puede llenar. Los habitantes dela sociedad reflexiva viven en el tiempo, el espacio no significa nadapara ellos, pues toda distancia puede neutralizarse; los moradores dela sociedad tradicional viven en el espacio, un espacio que es arduo,inamovible, intocable y que sujeta al tiempo.

Beck profundiza y señala que la globalización va unida a la loca-lización; así, la globalización no sólo supone la deslocalización sinoque presupone la relocalización. Se propone entonces la construc-ción del término glocal. Espacio local que está referido a la realidadglobal y que combina formas regionales y mundiales; la glocalizaciónes un espacio de nueva estratificación en el ámbito mundial; lo quepara unos es libre elección, para otros es destino implacable. La glo-balización se aprecia y es asible en lo pequeño y concreto, en la propia

190 M i r i a m A l f i e C o h e n y L u i s H. M é n d e z B.

vida y en los símbolos culturales locales, ello conduce a que la re-presentación de este mundo glocal este resquebrajado por infinidadde conflictos (Beck, 1998a: 84-85).7

Cabe señalar que tanto para Beck como para Giddens, el procesode globalización crea vínculos y espacios transnacionales, redes derelaciones regionales-globales que abren posibilidades de poder,orientaciones, identidades e infinidad de escenarios. La sociedad deriesgo para Beck ha dado lugar a que las desigualdades ya no seanexpresión de una sola clase social; los peligros, los riesgos y la incer-tidumbre se viven de manera individual. Se generan los procesos deindividualización. La ambivalencia de mensajes que emiten las es-tructuras sociales heredadas de la sociedad industrial, el orden bur-gués y el Estado benefactor, dan por resultado la elección, la opción yla construcción de biografías propias que rompen con los roles tradi-cionales heredados de la sociedad industrial. Para Giddens, los diversosestilos de vida irrumpen en la escena política por los grandes cam-bios ocasionados por el vaciamiento de las sociedades tradicionales.Se crean una serie de incertidumbres que ponen en riesgo la segu-ridad del individuo, el cual busca un reanclaje que le permita acce-der a ciertas certezas, actos postradicionales entre los que destacanla pulsión emocional a la repetición o la compulsión que conduce aadicciones.

Una diferencia entre Giddens y Beck radica en la terminolo-gía utilizada y el matiz que cada uno de ellos da a las instituciones.Para Giddens, la interpelación de sujetos y la construcción de iden-tidades pasa por la destradicionalización; este caos institucional dapie a que el individuo defina su estilo de vida entre una infinidad de dis-cursos y mensajes. Para Beck, el caos institucional deriva de la crisisdel Estado benefactor, la sociedad industrial y del orden burgués, loscuales provocan la sociedad de riesgo, la individualización de desi-gualdades y la construcción de biografías hágalo usted mismo. Si paraGiddens el peso del caos institucional está en la pérdida de terrenode la tradición, para Beck son las propias estructuras sociales ema-nadas del industrialismo las que provocan la infinidad de biografías.

7 Lo glocal se caracteriza por ser construcciones de mundos imaginarios que personas y gruposde cualquier latitud suministran, intercambian y viven con significaciones diferentes. Lasculturas glocales no están vinculadas a ningún lugar ni a ningún tiempo, carecen de contexto,son una mezcla de componentes dispares, recogidos de todas partes.

191La sociedad del riesgo: amenaza y promesa

Estilos de vida e individualización derivan de la crisis institucional,Giddens da mayor peso a la tradición, Beck al Estado benefactor.

Los dos autores se refieren al resquebrajamiento de las institucio-nes, sus discursos y prácticas. Giddens profundiza con mayor énfasisen la influencia de la tradición, al apuntar los procesos de desanclajey vaciamiento. Este autor revalidará el papel preponderante que jugóla tradición en las sociedades industriales como eje aglutinador devisiones de mundo, prácticas sociales y constructor de verdades in-cuestionables, y planteará el reanclaje de los individuos en el ordenpostradicional a través de hábitos, compulsiones o reliquias. Beck, porsu parte, menciona a las instituciones emanadas del Estado Benefac-tor como las certezas incumplidas que hoy se enfrentan al riesgo y ala ambivalencia, por ello establece que los nuevos anclajes de la so-ciedad reflexiva ya no están basados en certezas incuestionables,sino en verdades que contienen en sí mismas la duda, y hace hincapiéen el desastre medioambiental provocado por el progreso técnico-industrial.

Giddens, caracteriza a la modernidad reflexiva por los procesosde destradicionalización, por el vaciamiento, su apuesta será la bús-queda de nuevos anclajes, de certezas basadas en la confianza en elsistema de expertos, para hablar de una defensa social e individualque acabe con la terrible contingencia, con el desorden de la sociedadde riesgo. Para Beck el riesgo y, sobre todo, la ambivalencia, la noconfianza, las inseguridades, permean el contexto: las estructuras, laciencia, la política, las acciones sociales y al propio individuo. Para élno se trata de restablecer certezas perdidas, sino de vivir en las con-tingencias producidas. Esta es una de las diferencias importantes quepueden marcarse, y que dan paso a distintas percepciones sobre elfuturo inmediato de las sociedades.

Scott Lash analiza, tanto el texto de La sociedad de riesgo de Beckcomo las Consecuencias de la modernidad de Giddens, en dondeambos examinan la reflexividad estructural. Plantea que Beck analizalas instituciones científicas en el contexto de la crítica ecológica, mien-tras Giddens pone atención en lo que respecta a las reglas y recur-sos de la sociedad. Y aquí radica una diferencia sustancial entre estosautores, mientras Giddens confía y plantea la posibilidad de un nue-vo orden basado en la hermenéutica científica del sistema de exper-tos; Beck propone una creciente libertad respecto a los sistemas deexpertos y una crítica a ellos. La reflexividad estructural —afirma—

192 M i r i a m A l f i e C o h e n y L u i s H. M é n d e z B.

implica una libertad respecto a los sistemas de expertos y de la cienciadominante; la reflexividad se basa en la desconfianza. Giddens aludeal orden, Beck señala el cambio. Las inseguridades provocadas por elriesgo son un tema común para ellos, sólo que las soluciones son dis-tintas. Beck apunta que el cambio social, la reflexividad —posibili-tada por la individualización— consiste en la minimización de losriesgos ambientales; Giddens acentúa que los riesgos son de cortepsíquico y social (la inseguridad ontológica). Su respuesta es la me-diación del sistema de expertos. “Beck considera a los sistemas deexpertos como obstáculos para conseguir la seguridad, Giddens losconsidera como instrumentos que nos ayudan a alcanzar esa segu-ridad” (Lash, 1997: 146).

Esta diferencia sobre la modernidad reflexiva, que pareciera notener un peso importante en los planteamientos de cada autor es, anuestro juicio, relevante; explica de alguna forma la participación deGiddens en el gobierno de Tony Blair. Asienta su fe en los sistemasde confianza que los expertos pueden proporcionarnos, y apuesta a laconformación de nuevos referentes que lleven a generar seguridadesy promesas inéditas; lograr de manera rutinaria significados que per-miten reponer la seguridad ontológica perdida, y restablecerla me-diante la confianza en el sistema de expertos. Así, a primera vista,parecería que Beck y Giddens se complementan. En cierto sentido lohacen. Los dos describen una realidad global llena de riesgos e inse-guridades, pero sus respuestas son contrapuestas: uno apuesta al or-den, el otro al cambio.

Desde nuestro punto de vista, el cambio sigue siendo el motor de laexplicación social, y creemos en la fuerza que en este argumentotendría la sociedad civil, los movimientos sociales y las nuevas identi-dades. Existe en estos planteamientos un predominio de la agenciasobre las estructuras; un potenciamiento de los sujetos: posibilidadespositivas de subjetividad autónoma respecto de nuestros entornos na-tural, social y psíquico. Se sugiere una reflexividad estructural dondela agencia es liberada de las constricciones de la estructura social.Tal vez sea esta la propuesta novedosa y fructífera que retomamos dela exposición. Desmenuzando estas teorías encontramos que, median-te ellas, podemos profundizar en el análisis de movimientos sociales,organizaciones no gubernamentales y la propia sociedad civil en uncontexto de riesgo, globalización, incertidumbre y contingencia.

193La sociedad del riesgo: amenaza y promesa

Cabe mencionar que no pretendemos encasillar a la realidad mun-dial en esta teoría, ni forzarla a que cumpla con los principios queestos autores establecen para las sociedades europeas occidentales;sin embargo, habría que reconocer que, querámoslo o no, vivimos enuna sociedad arrastrada por los procesos de globalización, por riesgoscompartidos mundialmente, en una total incertidumbre, lejos de segu-ridades y donde ningún orden está garantizado.

IDENTIDAD Y MOVIMIENTOS SOCIALES

Nuestra postura como investigadores se centra en demostrar la im-portancia que la sociedad civil puede tener en la conformación deuna sociedad más democrática. Consideramos que la participación so-cial, la amplia información y las distintas formas de organización,terminarán por ser parte de la espina dorsal de las prácticas políticas.Creemos que existen condiciones para avanzar en la construcción deun espacio público que conecte a la sociedad civil y al Estado.

De entrada, cabe la pena mencionar que el rompimiento de lasviejas instituciones y la creación de nuevos discursos e imágenesprovocadas en la sociedad de riesgo devendrían sociedades, identida-des y movimientos híbridos. El contacto, deseado o no, con el resto delmundo, con la sociedad global, implica una mezcla interesante deculturas, espacios, tecnologías, saberes e información que hoy se di-funden y conocen a través de la informática, los medios masivos decomunicación y la red, dando lugar a identidades diversas, complejasy multiformes. De la misma manera, la diversidad de estilos de vida yde construcciones biográficas self made, se vuelve el eje central de laconformación de sujetos; si a ello agregamos que en la sociedad deriesgo los peligros son para todos (aunque algunos estén mejor pre-parados frente al peligro, dadas sus condiciones materiales, educativas,formales, etcétera) encontramos que los individuos deberán adoptarposturas más conscientes, acciones de vida que cuestionarán lasdecisiones a las cuales la sociedad industrial nos condujo.

Para Giddens, en la modernidad tardía se crean consecuenciasnegativas que afectan la vida cotidiana de todos los que habitamos elplaneta; entre ellas, mencionamos antes, destacan los peligros nu-cleares, las crisis económicas, el caos ecológico y la constitución de es-tados totalitarios; amenazas que muestran, con más nitidez que antes,

194 M i r i a m A l f i e C o h e n y L u i s H. M é n d e z B.

el control instrumental. La combinación de los riesgos con la caídade los centros de control da lugar a respuestas sociales, a diferentesestilos de vida, interrelacionados local-globalmente, a compromisospolíticos y a la aparición de nuevos movimientos sociales: “la políticade la vida —relacionada con la autoactualización humana en el ni-vel de lo individual y de lo colectivo— surge de la sombra que la po-lítica emancipatoria ha proyectado” (Giddens, 1997: 45).

Hoy la cohesión social no puede garantizarse mediante la acciónvertical del Estado ni mediante el apego a la tradición. “Hemos deconstruirnos nuestras vidas de un modo más activo que las generacio-nes anteriores, y tenemos que aceptar más activamente responsabi-lidades por las consecuencias de lo que hacemos y por los hábitos deestilo de vida que adoptamos” (Giddens, 1999: 50).

Las formas de desarrollo asumidas en la modernidad y la globaliza-ción conducen a consecuencias no previstas que hoy no pueden serdejadas de lado; están allí, son vigentes y rompen con el idealismo delprogreso lineal. El autoritarismo, las crisis nucleares, el caos ecoló-gico y los colapsos económicos incitan a nuevas respuestas sociales yestilos de vida, un compromiso político consciente donde lo local y loglobal se unen. Por ello, señala la importancia de los nuevos movi-mientos sociales, respuestas que están dirigidas a la autorrealización,a una política local-global emancipatoria y a la construcción de unsistema postescasez. Distingue así cuatro movimientos sociales queproporcionan pautas de transformación futura de las consecuenciasque la modernidad y la globalización han provocado: a) movimien-tos democráticos que valoran y luchan por la libertad de expresión,proclaman la participación democrática de todos los estamentos ypretenden generar un orden mundial coordinado contra el autorita-rismo; b) movimientos por la paz que pretenden la desmilitarización,la trascendencia de la guerra y el fin de las crisis nucleares; c) movi-mientos ecológicos (contracultura) que pugnan por la humanizaciónde la tecnología y un sistema de cuidado del planeta y d) movimientosobreros que intentan crear un sistema postescasez, una organizacióneconómica socializada contra las crisis económicas (Giddens, 1993:123-160).

En la modernidad tardía la vida social se presenta abierta, conuna pluralización de contextos de acción e infinidad de autoridades,por ello la elección del estilo de vida es cada vez más importante enla constitución de la autoidentidad y en la actividad diaria. Las nuevas

195La sociedad del riesgo: amenaza y promesa

identidades “reflexivas” se construyen a través de decisiones cotidia-nas, que delinean el estilo de vida y que toman en cuenta los riesgos,los cuales son filtrados por el conocimiento experto. Aun cuandopodría parecer que estamos hablando de sociedades opulentas, indivi-dualizadas, construidas a partir de incertidumbre y riesgo, de decisio-nes personales, de una variedad de verdades, basadas en un sistemade confianza en los expertos, Giddens no desecha la idea de la desi-gualdad en la modernidad tardía y destaca al género y a la etnicidadcomo posibles focos de diferente acceso a las formas de realizaciónindividual y desigualdad social: “...no se debería olvidar que la moder-nidad produce diferencia, exclusión y marginación” (Giddens, 1993:39). Así, el estilo de vida se refiere además a la toma de decisiones y acursos de acción sujetos a impedimentos y rezagos materiales; y tam-bién éstos pueden ser construcciones de rechazo a formas amplia-mente difundidas de comportamiento y consumo.

Para Beck, los movimientos sociales surgen a partir de que lasdesigualdades ya no se depositan en una clase social, se individualizany son comunes a todos. Las inseguridades, la incertidumbre y los ries-gos tienden a la individualización, ello provoca que la política se des-centralice y que hoy sean los individuos conscientes de sus problemaslocales, los que se unan en redes, en organizaciones no gubernamen-tales, asociaciones y movimientos internacionales, para realizar ac-ciones orientadas a definir cambios en donde se actúe localmente yse piense globalmente. Esta postura fortalece a la llamada subpolítica;frente a la caída del poder central, de las verdades universales, de lasinstituciones incuestionables, del fallido sistema de expertos científi-cos, los individuos conscientes de los riesgos tratarán de equilibrarmediante su participación activa y permanente los destrozos a loscuales nos condujo la sociedad industrial.

En la segunda modernidad, junto a la sociedad mundial de los estados nacionales,surge una poderosa sociedad mundial no estatal que se diferencia de las hastaahora vigentes formas de legitimación política, sociedad mundial que se compo-ne de actores transnacionales de muy diversa índole. Sus rasgos distintivos sonlos siguientes: 1. Actúan en muchos lugares, franqueando fronteras, inclusotransnacionalmente, con lo que queda abolido el principio territorial del Es-tado nacional. 2. Su quehacer resulta, en muchos aspectos, más inclusivo y me-nos exclusivo que el de los actores estatales (así las empresas transnacionales ylos activistas de Greenpeace actúan al mismo tiempo y en distintos estados, sus

196 M i r i a m A l f i e C o h e n y L u i s H. M é n d e z B.

miembros pertenecen a distintas naciones, etcétera). 3. Actúan a menudo demanera eficaz como instancias nacionales-estatales, conforme a los criteriosde éxito esenciales para el quehacer estatal (por ejemplo, para eliminar el paroo asegurar el bienestar, pero también para denunciar judicialmente las violacionesde los derechos fundamentales); así, son también las empresas transnaciona-les que crean o destruyen el bienestar y puestos de trabajo en un lugar deter-minado; también Amnistía Internacional denuncia de manera pública —ybastante eficaz— las violaciones de los derechos fundamentales, que los estadossilencian por motivos diplomáticos. 4. Los actores no estatales y transnaciona-les crean —por así decir— propia soberanía inclusiva al servirse de los esta-dos territoriales exclusivos (Beck, 1998b: 146-147).

Tampoco Beck descarta la idea de que al provocarse infinidad deinseguridades, difícilmente delimitables, puedan surgir luchas de fac-ciones en todos los niveles. La modernización reflexiva abarca unúnico dinamismo de desarrollo que, por sí mismo aunque en contextosdiferentes, puede tener consecuencias opuestas.

En varios grupos culturales y en continentes diversos va acompañada de naciona-lismo, pobreza masiva, fundamentalismo religioso de facciones y fe diversas,crisis económicas, crisis ecológicas, posiblemente guerras y revoluciones, sinolvidar los estados de emergencia provocados por grandes accidentes catastró-ficos; es decir, el dinamismo conflictivo de la sociedad del riesgo en el sentidomás estricto (Beck, 1997a: 17).

En este contexto amenazador de nuestras sociedades, donde los pe-ligros son globales, Beck no desecha la idea de que se puedan generarrespuestas sociales que asomen a focos neonacionalistas o neofascistasque, por atavismos transhistóricos, se han atesorado y acumulado enconceptos reprimidos y en forma de vivencias colectivas como pueblo,nación, identidad étnica y que ahora explotan de manera cruenta. Larevitalización de lo ancestral brota del reflejo del encapsulamientoproducido en vista de los difusos peligros globales que ya no son pre-decibles, que rompen cualquier seguridad. El orden de la guerra fríaqueda hecho pedazos, un buen número de individuos recurre a loarcaico, echan mano de barreras para protegerse ante lo improtegible.La pérdida de orden —la ilimitabilidad de los peligros que hoy pu-lulan— es lo que ha favorecido el repliegue tras lo ancestral. Se tratade defender la ilusión perdida, la ilusión de un mundo único.

197La sociedad del riesgo: amenaza y promesa

A partir de estas explicaciones, es necesario señalar que a modode tipos ideales proponemos tres movimientos sociales propios de lamodernidad reflexiva. Por un lado, se presentan movimientos cons-cientes, es decir, movilizaciones de individuos conscientes, activos,unidos local y globalmente a través de redes de acción que pugnanpor la resolución de problemas globales, cuyas particularidades sonel contacto permanente con las nuevas tecnologías, medios masivosde comunicación, información de cualquier recóndito lugar, la sepa-ración del espacio físico, el rompimiento con los patrones tradiciona-les, la construcción de biografías self made y la revaluación del papelque, como sujetos, tienen en la política. Este tipo de movimientossociales estaría fundamentalmente preocupado por las crisis econó-micas, los derechos laborales y humanos, el caos medioambiental,los conflictos nucleares y la necesidad de una amplia participaciónpolítica de la totalidad de los sectores sociales en todos los ámbitos.Tanto las identidades como los movimientos sociales que nacen enlos países que viven de manera contundente la modernidad reflexivaestarían contemplados en este primer modelo. Así, la modernidadreflexiva abre posibilidades para encausar la acción social conscien-te de manera global, ésta se presenta como un trampolín que per-mite brincar a la construcción de una sociedad multiforme en dondese plasmen infinidad de discursos, culturas e identidades, inmersas yprofundamente conscientes de los peligros que hoy vivimos.

En este primer modelo las recientes movilizaciones de Seattle, Da-vos, Washington, Melbourne y Praga son expresiones vivas de unasituación donde la incertidumbre, la ambivalencia, la persistenciadel caos ambiental, de la marginalidad y la pobreza en algunos paísesse convierten en el referente de las movilizaciones sociales. Individuosconscientes que tienden redes y se manifiestan por una regulacióndel proceso global que todos enfrentamos.

Es interesante mostrar cómo las preocupaciones básicas de estasmovilizaciones descansan en el proceso de globalización y los efectosque éste desata, así como también que la propia movilización conjugadiferentes intereses, individuos y problemáticas, utilizando a la globa-lización como trampolín de una serie de acciones, sujetos e identidadesamplias y con un peso político importante en todo el planeta.

El segundo modelo plantea la posibilidad de que, en el mismo con-texto de modernidad reflexiva, ante el riesgo, la ambivalencia y lapérdida del mundo único, se presenten movilizaciones sociales que

198 M i r i a m A l f i e C o h e n y L u i s H. M é n d e z B.

recurran a la defensa de las viejas tradiciones, de las certezas incues-tionables, de seguridades plenas y del posible restablecimiento de laconfianza. Hablamos de los movimientos autoritarios que, ante elriesgo, la pérdida de poder y los nuevos patrones culturales o tecnoló-gicos actúan defendiendo formas tradicionales que van desde el ám-bito económico hasta el político, religioso o cultural. En ellos las salidaspolíticas son de corte autoritario, excluyente y de fuerza. El ecofas-cismo, el neonazismo o el fundamentalismo son tres posibles escena-rios. En este segundo modelo cabe destacar la fuerza que han cobradoen Europa no sólo los grupos neonazis, sino también los partidos deultraderecha como sería el caso del Partido Libertad encabezado porJoerg Haider en Austria.

Por último, los movimientos híbridos.8 La modernidad reflexi-va por sus propias características asume en los países emergentes lacara más terrible y caótica, los habitantes de estas regiones viviránpermanentemente y de manera cotidiana el caos ecológico, la mar-ginación, la exclusión, el potenciamiento de las inseguridades ligadasa la insuficiente alimentación, vivienda, educación, un presente yfuturo inciertos, pedregosos, que afectan no sólo a comunidades, sinoa los individuos que en ellas habitan. El deterioro medioambiental,las crisis económicas recurrentes, el autoritarismo político y los peli-gros nucleares, aunque son problemas globales, se viven de maneramás aguda, diferenciada y costosa para las sociedades emergentes;en ellas los movimientos se caracterizan por actuar con sus modos yprácticas, defender lo perdido pero en un contexto de riesgo, incer-tidumbre y caos. Al sentirse excluidos por el nuevo modelo actúantradicionalmente, defienden sus espacios, pero al mismo tiempo utili-zan los foros y medios prestados de la globalización (medios masivos,internet, etcétera) y sus movimientos se conectan a todo el mundo.Como ejemplos de este tercer modelo están los casos de Ecuador yVenezuela, lugares donde surge una ola que arrastra y lleva a situa-ciones de autoritarismo nacionalista legitimado (Venezuela), sitio enel que un gobierno elegido democráticamente adopta posturas mili-taristas y populistas, apoyado por cientos de movimientos socia-les de corte tradicional. O los levantamientos indígenas del Ecuador,

8 Cuando hablamos de híbridos no negamos que toda sociedad está plegada de prácticas,consumo e ideas de diferentes sociedades, sino que nos referimos a un modelo típico de ac-ción que combina el resguardo de lo conocido y utiliza los medios de la globalización.

199La sociedad del riesgo: amenaza y promesa

donde una movilización encabezada por indígenas y militares, dirigidaen contra de las medidas neoliberales asumidas por un gobierno de-mocrático, culmina en algo parecido a un golpe de Estado que fugaz-mente toma el poder.

Así, en un mundo cada vez más globalizado y en un contexto deriesgo permanente, los movimientos sociales se convierten en piedrasangulares para el estudio de las posibles transformaciones socia-les. Nos parece relevante destacar que si bien hoy existen posibilidadesde movimientos sociales referidos a problemáticas globales, a peligrosmundiales, a una mayor responsabilidad en lo individual, a una polí-tica de un individuo activo y permanentemente informado, a unaelección de estilos de vida; también esta modernidad, que se vive afuerzas en sociedades híbridas, que se carga como un riesgo no deci-dido sino vivido, como una ola que arrasa con las certezas, el orden yla tradición, que provoca y es el telón de fondo de graves desigualda-des, impedimentos, rezagos materiales y respuestas sociales que resul-tan de la diferencia, la exclusión y la marginación y por ello defiendenlo conocido, la tradición, la posibilidad de aferrarse a un orden quese va, que se aleja. Se trata de respuestas y movimientos que enaltecenlo local, lo particular, el rechazo a formas ampliamente difundidas decomportamiento y consumo, y que son enarboladas y difundidas porla propia especificidad de la globalización y los medios que ésta hacreado. En ocasiones, puede también darse pie a reacciones autori-tarias donde la tradición, el centralismo político o los valores religiososy morales vuelven a cobrar fuerza.

Estos tres tipos señalados no se presentan de manera aislada yúnica en las sociedades; la combinación, las particularidades y elcontexto propio generan infinidad de respuestas en amplios espacios;así como hallamos movimientos conscientes en las sociedades neta-mente reflexivas, en ese preciso espacio podrían surgir movimientosautoritarios o híbridos e igual sucede en las sociedades emergentesdonde podremos encontrar los tres tipos de movimientos o combina-ciones de ellos. Los modelos aquí descritos pueden tener variantes,presentarse simultáneamente y en el mismo sitio; es decir, es posibleencontrar movimientos neonazis en Alemania, los Estados Unidos oen sociedades emergentes, al lado de movimientos ambientalistas uni-dos en redes o en defensa de derechos de minorías, pero ello no inva-lida las características señaladas.

200 M i r i a m A l f i e C o h e n y L u i s H. M é n d e z B.

Para nosotros, queda claro que la lecciónmás importante sobre la modernización re-flexiva es el potenciamiento de los sujetos; laexistencia de un predominio de la agenciasobre la estructura, el creciente poder de losactores sociales, el retroceso de las viejas es-tructuras suplantadas por las estructurasinformativas y comunicativas. Sólo el fortale-cimiento de la sociedad civil y de los sujetosque en ella intervienen a través de movimien-tos sociales, organizaciones no guberna-mentales y asociaciones, podrá revalorar elámbito de la política mediante la participa-ción activa, amplia y permanente.

201La sociedad del riesgo: amenaza y promesa

BIBLIOGRAFÍA

Baumann, Z.1996 “Modernidad y ambivalencia”, en Beriain, J., Las consecuencias

perversas de la modernidad, Antrophos, Barcelona.Beck, U.

1996 “Teoría de la modernización reflexiva”, en Beriain, J., Las conse-cuencias perversas de la modernidad, Antrophos, Barcelona.

1997a “La reinvención de la política: hacia una teoría de la moderniza-ción reflexiva”, en Modernización reflexiva, Alianza Universidad,Madrid.

1997b “Teoría de la sociedad del riesgo”, en Beriain, J., Las consecuenciasperversas de la modernidad, Antrophos, Barcelona.

1998a ¿Qué es la globalización? Falacias del globalismo, respuestas a laglobalización, Paidós, Barcelona.

1998b La sociedad del riesgo, Paidós Básica, Barcelona.1999 Hijos de la libertad, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires.

Beck, U. et al.1997 Modernización reflexiva, Alianza Universidad, Madrid.

Beriain, J.1996 Las consecuencias perversas de la modernidad, Antrophos,

Barcelona.Giddens, A.

1993 Consecuencias de la modernidad, Alianza Editorial, Madrid.1996 “Modernidad y autoidentidad”, en Beriain, J., Las consecuencias

perversas de la modernidad, Antrophos, Barcelona.1997 “Vivir en una sociedad postradicional”, en Modernización refle-

xiva, Alianza Universidad, Madrid.1999 La tercera vía. La renovación de la socialdemocracia, Taurus,

Madrid.Lash, S.

1997 “La reflexividad y sus dobles: estructura, estética, comunidad”,en Modernización reflexiva, Alianza Universidad, Madrid.

Luhmann, N.1996a “El concepto de riesgo”, en Beriain, J., Las consecuencias perversas

de la modernidad, Antrophos, Barcelona.1996b “La contingencia como atributo de la sociedad moderna”, en

Beriain, J., Las consecuencias perversas de la modernidad, Antro-phos, Barcelona.

1998 Sociología del riesgo, Universidad Iberoamericana/Triana Edi-tores, México.