192
Sobre vacas y caballos en Jalisco Daría Deraga El saber especializado: un estudio en antropología cognitiva

Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

  • Upload
    others

  • View
    4

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

Sobre vacas y caballos en Jalisco

533

Daría Deraga

Sobr

e va

cas

y ca

ballo

s en

Jal

isco

Dar

ía D

erag

a

Esta investigación se basa en la antropología cogni-

tiva, a la que apoyan tanto la lingüística como la an-

tropología social, y pone énfasis en los procesos del

conocimiento, el pensamiento, la motivación y la co-

municación. Su objetivo es dar a conocer una cultura

específica: cómo los ganaderos ven, conciben e inte-

ractúan en su mundo productivo, cuál es su relación

con la tradición y su percepción de la modernidad.

La ganadería equina y bovina es una actividad

productiva que funciona sólo mediante el trabajo en

equipo, en la que cada uno aporta su saber especia-

lizado. Como el estudio se focaliza en un lugar, la

Sierra del Tigre, en el sureste de Jalisco, se describen

las condiciones geográficas y socioeconómicas, así

como la historia de la cría de ganado, a lo largo de

cuatrocientos años. Para organizar y describir los sa-

beres ganaderos, la autora los divide en perceptivos

—proceso mental de percepción—, prácticos —accio-

nes prácticas con el ganado en los ranchos y esta-

blos— y comunicativos —interacción verbal entre los

participantes del ámbito ganadero.

El saber especializado: un estudio en antropología cognitiva

Page 2: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH
Page 3: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

Sobre vacas y caballos en JaliscoEl saber especializado: un estudio

en antropología cognitiva

Page 4: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

COLECCIÓN CIENTÍFICASERIE ANTROPOLOGÍA

Page 5: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA

Sobre vacas y caballos en Jalisco

El saber especializado: un estudio en antropología cognitiva

Daría Deraga

Page 6: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

Primera edición: 2008

D.R. © Instituto Nacional de Antropología e Historia Córdoba 45, col. Roma, C.P. 06700, México, D.F. [email protected]

ISBN: 978-968-03-0335-9

Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, la fotocopia o la grabación, sin la previa autorización por escrito de los titulares de los derechos de esta edición.

Impreso y hecho en México

Deraga, Daría Sobre vacas y caballos en Jalisco: el saber especializado: un estudio en antropología cognitiva / Daría Deraga. – México: Instituto Nacional de Antropología e Historia, 2008. 190 p.; 23 cm. – (Colección Científica; 533. Serie Antropología)

ISBN: 978-968-03-0335-9

1. Antropología cognitiva. 2. Ganadería – Tigre, Sierra del, Jalisco – Etnografía. 3. Ganadería bovina – Simbolismo. 4. Ganadería equina – Sim- bolismo. I t. II. Serie. LC: GN 508 D48

Page 7: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

Índice

Agradecimientos 9

Introducción 11

La antropología cognitiva 17

La región ganadera de la Sierra del Tigre 27

El trabajo de campo 41

Un rancho de ganado bovino “lechero” 51

Los actores de la ganadería: tipo de actor 57

Los actores de la ganadería: la participación de las mujeres en el mundo ganadero 69

El saber ganadero: saberes relacionados con el ganado bovino 85

El saber ganadero: saberes relacionados con el ganado equino 101

El saber ganadero: comunicación y casos específicos 113

Cómo hablan y cómo piensan los ganaderos: el léxico 127

Cómo hablan y cómo piensan los ganaderos: metáforas, discursos y modelos 135

La salud ganadera 155

Conclusiones 163

Glosario 169

Bibliografía 175

Apéndice. Fichas de informantes, equipos o casos específicos 179

Page 8: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH
Page 9: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

9

Agradecimientos

A mi mentor Fernando Leal le doy mi mayor agradecimiento por su paciencia al guiarme con sus vastos conocimientos y gran amistad a través de esta larga aventura de proyecto y tesis doctoral.1 A Patricia Arias, en especial por su amistad, pero también por el apoyo en las lecturas y críticas del texto, expreso mi agra-decimiento. También quiero dar las gracias a la familia Durand/Arias por la generosidad y hospitalidad que me brindaron al permitirme estar con ellos en la Sierra del Tigre, lo cual posibilitó la investigación en esta zona.

Asimismo, agradezco a todos aquellos que aportaron desinteresadamente sus conoci-

mientos y saberes ganaderos para los fines de esta investigación, puesto que sin ellos no habría sido posible efectuarla.

Finalmente, dedico esta obra con mucho cariño y aprecio a mi esposo, Rodolfo Fernán-dez, por haber aguantado todas mis andanzas en el mundo ganadero, así como por sus co-rrecciones —a veces tediosas— de mi español tan especial. Para concluir, quiero expresar mi gratitud a todo el ganado mayor, equino y bovino, objeto de mis observaciones y tratos, puesto que sin él tampoco habría sido posible este trabajo.

1Tesis para obtener el grado de doctora en Ciencias Sociales con especialidad en Antropología Social, ciesas Unidad Occidente.

Page 10: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH
Page 11: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

11

Introducción

La razón de escoger el mundo ganadero para este estudio fue mi propio interés, pasión y larga experiencia en él. Además, el hecho de llevar una vida totalmente ligada a los caballos me ha facilitado la entrada a este sector social en la Sierra del Tigre, un ambiente que para muchos es privativo del género masculino. El hecho de ser mujer y extranjera se borró como un posible obstáculo cuando los rancheros ganaderos se dieron cuenta de que tenía un caballo que montaba en competencias de salto. El caballo es un elemento cultural muy fuerte y muy ligado a su historia, aunque hoy en día, ha sido desplazado por tractores y camionetas. Otro factor fue mi capacidad de conversar y discutir con ellos en una reunión sobre las características y el desempeño de las distintas razas de ganado mayor, equino y bovino, en-cuentro que ocurrió en una comida ofrecida por la familia Durand Arias en su casa de campo en Mazamitla, y gracias al cual fui con-siderada por los rancheros ganaderos como una persona con quien se podían comunicar. Su mundo no es fácil, el trabajo es arduo y la vida es difícil, con muchos problemas econó-micos. La baja del precio de los productos lácteos y el aumento del gasto en pastura, por ejemplo, son problemas comunes.

La extensión de la investigación a la zona central del estado y al ganado bovino y equino fue importante para poder cubrir más varie-

dades de situaciones y actividades de la gana-dería en Jalisco. Gracias a mis estudios en biología me fue posible participar junto con veterinarios de ganado mayor en las distintas actividades relacionadas con su disciplina. Así logré comprender ciertos aspectos de sus maneras especiales de concebir y actuar. También fue de gran interés el contraste de la medicina veterinaria que se practica en la Sierra del Tigre en condiciones rurales con la que se realiza en el centro de Jalisco, donde existe más influencia urbana y mayores recur-sos económicos.

Comienzo con la hipótesis de que la ga-nadería equina y bovina es una actividad productiva que solamente funciona mediante el trabajo en equipo, lo que implica una dis-tribución de los saberes ganaderos especiali-zados entre los diversos actores que componen este ámbito. Trato de demostrar cuáles son estos saberes, cómo se ubican en las distintas tareas ganaderas y cómo están distribuidos entre los actores dentro de la cultura ganade-ra. Además, intento la identificación de ciertos procesos cognitivos entre los actores, como la producción de metáforas, discursos y modelos, con el propósito de señalar cómo conceptua-lizan su mundo. Los fundamentos teóricos para identificar, explicar y argumentar los resultados de la investigación se encuentran en la antropología cognitiva, a la que la psico-

Page 12: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

12

logía social y la lingüística proporcionan un fuerte apoyo y un enfoque interdisciplinario, todo esto con un marcado énfasis en los pro-cesos de cognición, pensamiento, motivación y comunicación.

En el capítulo I1 hago una revisión de la trayectoria de las ciencias cognitivas y, en par-ticular, de la antropología cognitiva, con el objeto de ubicar los fundamentos teóricos de esta tesis. Aunque la inquietud sobre qué pasa en la mente y la inteligencia humanas no es nada nuevo, fue apenas en los años cincuenta cuando la antropología cognitiva se formalizó como ciencia, y una de sus primeras preocu-paciones como disciplina fue considerar la cultura como saber, con énfasis en la organi-zación y el contenido del saber.

Desde fines de los años cincuenta hasta los setenta, predominó el análisis a través de ras-gos distintivos, el análisis componencial, basa-do en los planteamientos de la lingüística es-tructuralista europea de las décadas de 1920 y 1930. Los antropólogos estadounidenses, mediante el análisis del léxico principalmente, lograron importantes estudios sobre termino-logía de parentesco, plantas y animales de distintas culturas amerindias y otras ajenas a la cultura occidental. También en lo tocante al léxico, hubo estudios sobre los términos para referir los colores en distintas lenguas, con énfasis en lo cultural. La antropología lingüística o etnolingüística se acercó más a las ciencias cognitivas cuando se apartó de la lingüística descriptiva de lenguas pocas cono-cidas. Dentro de la antropología lingüística, se tuvo en cuenta el contexto cultural de esas lenguas y hablantes. Resultan sobresalientes dentro de esta disciplina los trabajos de Char-les Frake,2 quien hace hincapié en la necesi-

dad de la comprensión cultural del grupo y demuestra con sus estudios que no basta saber la gramática o traducir con base en el diccio-nario palabras de una lengua ajena a la cultu-ra occidental para participar como hablante en acontecimientos sociales que requieren una etiqueta estricta. Señala, asimismo, la necesidad de saber cuándo, cómo y en qué circunstancias hablar. Es lo que Dell Hymes3 ha llamado “etnografía del habla”.

Un cambio considerable en el enfoque de las investigaciones cognitivas de los rasgos sencillos a una estructura más compleja de las categorías, vino con la teoría de los prototi-pos, desarrollada por Eleanor Rosch.4 Pero siguieron las limitaciones analíticas. Estos modelos funcionan bien cuando se trata de dominios como los términos de parentesco o campos semánticos específicos de plantas o animales; en cambio, la introducción de con-ceptos como “esquema” y —más tarde— “mo-delo mental” por parte de los antropólogos y psicólogos de la década de los setenta y en adelante permitió el análisis de aspectos más complejos de los procesos cognitivos.

Los modelos mentales o culturales son tratados en los trabajos del antropólogo Edwin Hutchins,5 quien hizo memorables estudios sobre el saber. Primero, trató el saber como algo privativo del individuo: el modelo mental; y después, como algo colectivo. Hutchins analiza el trabajo en equipo y la distribución de las tareas cognitivas y físicas en condiciones naturales. Estos planteamientos son importan-

1 La primera vez que se cita una fuente en cada capítulo aparece la referencia completa.

2 Charles O. Frake, “Cómo pedir una bebida en subanun”, en Paul L. Garvin y Yolanda Lastra de Suárez (comps.), Antología de estudios de etnolingüística y sociolingüís-tica, Universidad Nacional Autónoma de México (Lecturas Universitarias, núm. 20), México, 1984, pp. 117-124.

3 Dell Hymes, “Hacia etnografías de la comunica-ción”, en Paul L. Garvin y Yolanda Lastra de Suárez (comps.), Antología de estudios de etnolingüística y sociolingüística, Universidad Nacional Autónoma de México (Lecturas Universitarias, núm. 20), México, 1984, pp. 48-89.

4 Roy D’Andrade, The Development of Cognitive Anthro-pology, Cambridge University Press, Cambridge, 1995, pp. 115-117.

5 Edwin Hutchins, “Understanding Micronesian Navigation”, en Dedre Gentner y Albert L. Stevens (comps.), Mental Models, Lawrence Erlbaum Associates, New Jersey, 1983, pp. 191-226; Cognition in the Wild, The mit Press, Cambridge, Massachusetts, 1996.

Page 13: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

13

tes para el enfoque con que se aborda el tema central de esta tesis: el saber ganadero.

El trabajo de George Lakoff6 fue muy inno-vador y determinante para la antropología cognitiva. Para él la metáfora funciona como sistema conceptual en el lenguaje. Además planteó una nueva manera de considerar cómo los seres humanos categorizan; propone que, en principio, esto sucede por medio de las experiencias y la imaginación. Un ejemplo de cómo un ganadero teoriza metafóricamente la reproducción de garrapatas se comenta con base en las ideas de Lakoff, en el capítulo XI.

El capítulo II está dedicado a un breve examen del contexto histórico, geográfico y socioeconómico de la región ganadera de la Sierra del Tigre, que se encuentra en el sures-te de Jalisco y el poniente de Michoacán. El área es conocida también como los altos de JalMich, gracias a la obra de Luis González.7 El propósito es dar una idea de cómo se dio el desarrollo de la ganadería durante más de 400 años en la zona, resaltando siempre su importancia. Además, señalo cómo se han mantenido muchas de las formas tradiciona-les productivas heredadas de la época colo-nial. Trato de presentar una breve compara-ción histórica entre la Sierra del Tigre, la provincia de Ávalos y el centro de Jalisco con el fin de señalar cómo la tradición ganadera continuó en la zona de la Sierra del Tigre, mientras que en las otras se redujo conside-rablemente durante la época colonial por el incremento en el uso de la tierra para la pro-ducción agrícola. Los autores principales en que me baso en esta parte son los siguientes: para la época colonial, Rodolfo Fernández,8

Eric van Young9 y Ramón Ma. Serrera;10 sobre la Sierra del Tigre desde el siglo xix hasta los tiempos actuales, Patricia Arias11 y Luis Gon-zález, entre otros.

La zona del centro de Jalisco es importante en la actualidad por el contraste que hay entre la actividad ganadera llevada a cabo en forma moderna, tecnificada, y la realizada de modo tradicional. Una hipótesis es que, por mante-ner una forma tradicional con el mínimo de inversión económica, muchas de las unidades rancheras ganaderas de escala productiva pequeña o familiar han logrado sobrevivir a pesar de la crisis económica que afecta a este sector.

El capítulo III trata sobre la metodología de la investigación. En este apartado señalo los pasos que seguí con todas las modificacio-nes que resultaron necesarias para lograr la investigación. El trabajo de campo fue primor-dial en este caso. Una de las maneras de iden-tificar los saberes ganaderos y demás procesos cognitivos es a partir del lenguaje, mediante el análisis de las entrevistas grabadas o regis-tradas en video y por escrito. Otra forma muy importante para el análisis es el registro de la interacción social en las tareas físicas y cogni-tivas relativas a la ganadería, y del contexto en que se efectúan la acción y la comunicación. Finalmente, la propia experiencia, participa-ción y observación directa en las distintas ta-reas fue clave para lograr identificar y com-prender los saberes, modelos y etnoteorías tan particulares de este mundo ganadero.

6 George Lakoff, Women, Fire, and Dangerous Things: What Categories Reveal about the Mind, The University of Chicago Press, Chicago, 1987; George Lakoff y Mark Johnson, Metaphors We Live By, The University of Chicago Press, Chicago, 1980.

7 Luis González, Pueblo en vilo, El Colegio de México, México, 1968.

8 Rodolfo Fernández, Latifundios y grupos dominantes en la historia de la provincia de Ávalos, Instituto Nacional de Antropología e Historia/Ágata (Colección Científica,

núm. 292), Guadalajara, 1994; Mucha tierra y pocos due-ños: estancias, haciendas y latifundios avaleños, inah (Col. Regiones de México), México, 1999.

9 Eric van Young, Hacienda and Market in Eighteenth-Century Mexico: The Rural Economy of the Guadalajara Region, 1675-1820, University of California Press, Ber-keley, 1981.

10 Ramón Ma. Serrera, Guadalajara ganadera: estudio regional novohispano, 1760-1805, Consejo Superior de Investigación Científica, Sevilla, 1977.

11 Patricia Arias, Los vecinos de la sierra: microhistoria de Pueblo Nuevo, Universidad de Guadalajara/Centre d’Études Mexicaines et Centraméricaines, Guadalajara, 1996.

Page 14: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

14

En el capítulo IV trato de hacer una intro-ducción a lo que es la vida diaria en un rancho dedicado al ganado bovino lechero con el propósito de ubicar al lector dentro de ese mundo tan ajeno al urbano. Intento presentar el escenario describiendo, paso a paso, un día de actividades relacionadas con la produc-ción de leche.

Los capítulos V y VI están dedicados a los actores del estudio, los que participan en las distintas actividades del mundo ganadero. Los principales son los ganaderos mismos, de ambos géneros, dueños de ranchos y de gana-do. Pero este mundo ganadero no funciona sin todo un conjunto de individuos, y entre éstos están profesionales como los veterina-rios, y especialistas como los ordeñadores, caballerangos, vaqueros y jinetes.

El capítulo VI está dedicado a las mujeres que participan en las actividades ganaderas. El énfasis que pongo en su participación se debe a que si bien el mundo ganadero es considerado por muchos privativo del género masculino, la mayoría de los saberes examina-dos en los capítulos VII, VIII y IX no son ex-clusivos del género masculino; incluso en muchos casos la mujer es capaz de lograr las mismas tareas físicas y rudas con el ganado, pues por ser menos agresiva en ciertas circuns-tancias, provoca menos resistencia del animal en cuestión. Finalmente, trato de ofrecer una visión de los actores del mundo ganadero de ambos géneros y de actividades variadas con la finalidad de orientar al lector para los si-guientes capítulos, donde abordo el enfoque central de la tesis: los saberes ganaderos.

En los capítulos VII, VIII y IX es donde desarrollo el examen principal de los saberes ganaderos, comenzando con los relacionados con el ganado bovino, para pasar en seguida a los ligados con el ganado equino y luego a los saberes comunicativos y casos especiales. En el capítulo I, se examinan los nuevos modos de ver el saber. En sesiones de comunicación personal, he constatado el énfasis que para Fernando Leal debe ponerse en las distintas

maneras de considerar el saber: compartido, mutuo y distribuido, o en su conjunto, como “saber colectivo”. Por razones de conveniencia en cuanto a la organización de los saberes ganaderos para el análisis y la descripción, hice una división en tres apartados con base en los planteamientos de Jerome Bruner,12 psicólogo muy destacado por sus propuestas sobre el desarrollo cognitivo en el ser humano. Estos apartados son los relacionados con los saberes perceptivos, prácticos y comunicativos. El pri-mer tipo se refiere al proceso mental de per-cepción dentro de estas actividades. El segun-do alude a las acciones físicas con el ganado o a las tareas prácticas y comunes en los ranchos, ordeñas, cuadras o criaderos. El tercer aspecto es el relativo a las distintas formas de interac-ción verbal que existen dentro de este mundo ganadero. La actividad diaria con ganado im-plica el uso constante de todos estos aspectos del saber, y en muchos casos sin una marcada división entre uno u otro, aunque existe una jerarquía donde un tipo de saber es predomi-nante.

La forma de identificar y analizar los saberes —que en este caso son complejos— se basa en parte en los planteamientos y ejemplos de Hutchins, especialmente cuando se trata del trabajo en equipo y la distribución de las tareas cognitivas y físicas. La identificación y ubicación de los saberes ocurre en contextos situacionales y en condiciones naturales, y eso se ha logrado mediante mi propia observación y participación dentro de este mundo ganadero.

En el capítulo que trata de los saberes aso-ciados al ganado bovino, la organización de las descripciones y argumentaciones de los saberes perceptivos y prácticos es más esquemática y analítica y contrasta con la del siguiente capí-tulo, que trata sobre los saberes relacionados con los equinos. En este capítulo, el examen de los saberes ganaderos perceptivos y prácti-

12 Jerome S. Bruner, “On cognitive growth”, en Jerome Bruner et al., Studies in Cognitive Growth: A Col-laboration at the Center for Cognitive Studies, John Wiley & Sons, Nueva York, 1967, pp. 1-67.

Page 15: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

15

cos se logra a partir de la síntesis. Este cambio se debe a que se trata de un medio nuevo, el del ganado bovino, y un medio con el que estoy profundamente involucrada, el de los caballos. En el capítulo sobre comunicación y casos es-peciales, la primera parte está dedicada a las distintas formas comunicativas dentro del mundo ganadero: comunicación verbal y cor-poral entre humanos y entre humanos y gana-do. Los casos especiales se tratan por separado con el objetivo de identificar y analizar el saber en situaciones que implican el trabajo en equi-po. Busco la distribución de las tareas cogniti-vas y físicas, o sea, la jerarquía que existe en relación con el saber. Finalmente, expongo ejemplos del saber muy especializado entre ciertos actores del mundo ganadero.

En los capítulos X y XI trato sobre la ma-nera de hablar y pensar de los ganaderos. El primero está dedicado al lenguaje especializa-do de la ganadería y el léxico particular que representa experiencias, necesidades y accio-nes específicas relacionadas con el trabajo y la forma de vida ganadera en general. En el se-gundo, presento ejemplos de metáforas en-contradas, tipos de discursos y modelos. En estos dos capítulos intento señalar toda una serie de términos y maneras de hablar que puedan facilitar la comunicación entre actores que tienen necesidad de comunicarse acerca de situaciones que no existen en otros ambien-tes. En muchos casos los términos técnicos no eran conocidos por las personas del campo y eso provocó la creación y conservación del léxico especial. Además, expongo distintas

maneras de abordar la cuestión de cómo piensan los ganaderos. Una forma es identifi-car los diferentes tipos de discurso que reflejan distintos modos de pensamiento; otra forma es definir esquemas y modelos que, en su conjunto y en ciertos casos, llegan a formar etnoteorías —es en el dominio de la salud ganadera donde la mayoría de éstos son iden-tificados.

En el capítulo XII presento un dominio, la salud ganadera, como el lugar donde conflu-ye lo discutido antes: los saberes perceptivos, prácticos y comunicativos, o sea, la interacción verbal y el lenguaje especializado, junto con las metáforas, los discursos y los modelos. Analizo el contraste entre lo que piensa el veterinario y el ranchero ganadero u otras personas relacionadas, con la intención de determinar dónde concuerdan o difieren los saberes de la medicina veterinaria y los reme-dios del campo propios de la ganadería. La hipótesis es que mucho del conflicto entre las distintas maneras de concebir la salud animal y actuar sobre ella, ocurre por falta de com-prensión y comunicación entre profesionales y rancheros ganaderos, o sea, entre las formas científicas y técnicas, por una parte, y las tra-dicionales, por la otra.

La meta de este estudio es proporcionar resultados que ayuden a las personas ajenas a la cultura en cuestión a entender cómo estos actores ven, conciben e interactúan en su mundo productivo, con la esperanza de que mi aportación sirva para llegar a un mejor entendimiento de este sector de la sociedad.

Page 16: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH
Page 17: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

17

La antropología cognitiva

El enfoque teórico de este trabajo se ubica dentro de la antropología cognitiva, la cual estudia la relación entre la sociedad y el pensa-miento humano. En el caso de éste, el saber es teóricamente central. Se trata de identificar los saberes de los ganaderos y cómo éstos se distri-buyen entre los actores. Para esta investigación es también de interés el cómo el ranchero ga-nadero y las demás personas relacionadas con la ganadería mayor piensan y conciben los objetos y los actos que componen su mundo.

Antes, haré unos comentarios breves sobre la historia de la antropología cognitiva. Co-mienzo con un ejemplo de Sócrates que da Howard Gardner1 como el primer caso docu-mentado en la historia intelectual de una preocupación sobre la función de la mente y la naturaleza del saber.

Sócrates hace unas preguntas a un esclavo sobre un problema matemático de geometría —duplicar el área de un cuadrado— y el es-clavo le contesta mal. Pero Sócrates, por medio del diálogo, con preguntas y respuestas, logra que el esclavo entienda los pasos lógicos para solucionar el problema matemático. Sócrates asegura al amo del esclavo que éste posee el conocimiento, ya que es innato en el alma humana, pero que para sacarlo se requiere el

diálogo instructivo. Eso fue hace unos dos mil quinientos años, aproximadamente.2 Esto da cuenta de que la preocupación acerca de los aspectos cognitivos de los seres humanos no es nueva, pero es en 1950 cuando se formaliza y se reconoce a las ciencias cognitivas, que incluyen a la antropología cognitiva.

Roy D’Andrade3 identifica tres periodos principales de avance en el desarrollo de la antropología cognitiva en un lapso de 35 años: desde finales de los años cincuenta hasta me-diados de los ochenta. La primera fase, a la que nombra introductoria, es cuando se for-mularon las metas a seguir dentro de este campo de investigación. D’Andrade resalta a Ward Goodenough y otros, quienes proponían tratar la idea de la cultura como saber como re-sultante de una tendencia general hacia el énfasis en los sistemas simbólicos en antropo-logía y en los avances en la lingüística. Según D’Andrade, ligada a esta definición de la cul-tura como conocimiento, estaba una meta clara de investigación: “determinar el contenido y la organización de tal conocimiento” .4

La segunda fase queda establecida desde finales de los años cincuenta hasta los setenta. Según D’Andrade, la importancia de ésta ra-

1 Howard Gardner, The Mind’s New Science: A History of the Cognitive Revolution, Basic Books, Nueva York, 1987.

2 Gardner, op. cit., pp. 3 y 4.3 Roy D’Andrade, The Development of Cognitive Anthro-

pology, Cambridge University Press, Cambridge, 1995.4 D’Andrade, op. cit., p. 244.

Page 18: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

18

dica en que en ella se desarrolló la metodolo-gía obtenida de la lingüística. El análisis a partir de rasgos distintivos —partículas de significación—, llamado también análisis componencial, estaba basado en los plantea-mientos de la lingüística estructuralista euro-pea de los decenios de 1920 y 1930. Se basó en los conceptos teóricos sobre la oposición de fonemas —rasgos distintivos en el campo de los fonemas— desarrollados por los lingüis-tas Roman Jakobson y Nicolai S. Trubetzkoy del Círculo de Praga.5 Más tarde en Europa, el concepto de rasgos distintivos se aplicó también al análisis del significado del léxico. De ahí resultó el concepto de campo léxico de los lingüistas Eugenio Coseriu,6 Horst Geckeler,7 y Bernard Pottier,8 entre otros. Ellos proponían que cierto léxico —el que formaba un campo léxico— podría ser anali-zado por medio de rasgos distintivos de signi-ficación; rasgos de oposición que proporcio-naran la distinción de significado de un término de otro y rasgos que, por otra parte, unieran los términos dentro de un campo semántico. Estos planteamientos fueron de nivel teórico y a partir del supuesto de que la lengua es un sistema según la concepción de la corriente estructuralista.

En los Estados Unidos, los lingüistas y los antropólogos siguieron otro enfoque. Pusie-ron en práctica el concepto de rasgos distinti-vos —el análisis componencial— en estudios sobre terminología entre hablantes de lenguas amerindias y otros grupos ajenos a la cultura occidental. Durante los decenios de 1950 y 1960, lingüistas como Sydney Lamb9 y Robbins

Burling,10 y antropólogos como Floyd Louns-bury11 y Ward Goodenough,12 aplicaron el análisis componencial a los términos de pa-rentesco.

Al mismo tiempo, Harold Conklin y Char-les Frake desarrollaron métodos que tomaron de la biología y que en ésta se usaban para hacer análisis sobre relaciones taxonómicas. Conklin fue uno de los precursores más im-portantes de las investigaciones sistemáticas de conocimientos etnobotánicos. Durante esta época, son sobresalientes sus estudios sobre los hanunóo, grupo social de las Filipinas de-dicado a la horticultura. Comenta D’Andrade que Conklin encontró un campo léxico rico, más de mil ochocientos términos específicos de plantas. Después Conklin y otros se dedi-caron a investigar la disciplina de la etnobotá-nica, el agrupamiento de plantas y de animales en sistemas terminológicos y, en especial, la taxonomía de las plantas y de los animales.13 Señala D’Andrade que el modelo teórico bá-sico de esta fase estuvo centrado en el análisis del léxico.

Brent Berlin y Paul Kay14 comenzaron en 1967 una investigación sobre las terminologías de los colores básicos. Ellos encontraron que los sistemas para nombrarlos no cambian por capricho, sino que están limitados por un

5 Roman Jakobson y Linda Waugh, The Sound Shape of Language, The Harvester Press, Sussex, 1979, p. 17.

6 Eugenio Coseriu, Principios de semántica estructural, Gredos, Madrid, 1977.

7 Horst Geckeler, Semántica estructural y teoría del campo léxico, Gredos, Madrid, 1976.

8 Las aportaciones de Bernard Pottier se encuentran en el texto de Kurt Baldinger, Teoría semántica: hacia una semántica moderna, Alcalá (col. Románica, núm. 12), Madrid, 1970, pp. 75-89.

9 Sydney Lamb, “Kinship terminology and linguistic

structure”, en E. A. Hammel (comp.), Formal Semantic Analysis, American Anthropological Association, Wiscon-sin, vol. 67, núm. 5, parte 2, 1965, pp. 37-64.

10 Robbins Burling, “Burmese kinship terminology”, en E. A. Hammel (comp.), Formal Semantic Analysis, American Anthropological Association, Wisconsin, vol. 67, núm. 5, parte 2, 1965, pp. 106-117.

11 F. G. Lounsbury, “Another view of the trobriand kinship categories”, en E. A. Hammel (comp.), Formal Se-mantic Analysis, American Anthropological Association, Wisconsin, vol. 67, núm. 5, parte 2, 1965, pp. 142-185.

12 Ward H. Goodenough, “Yankee kinship termi-nology: a problem in componencial analysis”, en E. A. Hammel (comp.), Formal Semantic Analysis, American Anthropological Association, Wisconsin, vol. 67, núm. 5, parte 2, 1965, pp. 259-287.

13 D’Andrade, op. cit., p. 92.14 Brent Berlin y Paul Kay, Basic Color Terms: Their

Universality and Evolution, University of California Press, Berkeley, (1969) 1990.

Page 19: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

19

pequeño número de tipos. La inclusión de un término adicional para nombrarlos es alta-mente restringida. Su aportación fue la iden-tificación de restricciones sustanciales univer-sales de los términos básicos de colores expresados en las once categorías encontradas por ellos.15 No todas las lenguas —de las dis-tintas culturas estudiadas, 22 en total— tienen términos para las once, pero ninguna contra-viene las restricciones.

Eleanor Rosch16 encontró que la etnia de los dani del altiplano de Nueva Guinea tenía solamente dos términos básicos de colores dentro de su sistema de nomenclatura: uno para designar colores oscuros/verdes-azules (y combinaciones) y otro para colores claros/amarillos-rojos (y combinaciones). Pero ella encontró también que los dani fácilmente recordaron los once que identificaron Berlin y Kay: blanco, negro, rojo, verde, amarillo, azul, café, púrpura, rosa, naranja y gris. Estos resulta-dos, junto con una discusión con Berlin y Kay sobre la centralidad psicológica de términos en el plano genérico de las etnotaxonomías, llevaron a que Rosch reformara radicalmente el modelo de los rasgos distintivos para las etnocategorías.17

Según D’Andrade, la tercera fase es iniciada a mediados de los setenta por Rosch con la innovación de una teoría psicológica sobre categorías. Rosch propuso que los términos, en el nivel básico, corresponden a objetos de un nivel básico psicológico. Según ella, éstos son percibidos y sacados de la memoria, no por una lista de los rasgos que los componen, sino por una configuración del total, como un ges-talt.18 D’Andrade comenta que el argumento

de Rosch está basado en dos proposiciones. La primera se basa en que el sistema de cate-gorías de los humanos y de los animales se caracteriza por tratar de dar el máximo de información con el mínimo esfuerzo cognitivo. La segunda es que el mundo se percibe como información estructurada y no como una co-lección arbitraria de rasgos o atributos. El con-junto de estas dos proposiciones resulta en la formación de representaciones idealizadas o prototípicas de los objetos que corresponden a los más comunes de los concurrentes con-juntos de rasgos o atributos. La aportación significativa de esta fase es la noción de proto-tipos relacionados con la composición psico-lógica de los objetos en el nivel básico.19

La teoría de los prototipos —entre otras propuestas relativas a los objetos en el nivel básico— cambió el enfoque de las investiga-ciones cognitivas de los rasgos sencillos a la estructura más compleja de las categorías. Pero siguieron las limitaciones analíticas, toda vez que estos modelos funcionan bien en dominios como los términos de parentesco o campos semánticos específicos de plantas o animales. Al investigar aspectos más complejos de los procesos cognitivos, surgió el concep-to de esquema, que fue conocido también como marco, escena, escenario y guión. Lo importante de esta tercera fase, de la que habla D’Andrade, es el desarrollo de la teoría de esquemas y, más adelante, de los modelos mentales.

Éstos son definidos por D’Andrade de la siguiente manera: la organización de elemen-tos cognitivos en objetos mentales abstractos capaces de ser retenidos en la memoria activa con valores default o lugares abiertos, que pueden ser llenados con elementos específi-cos y apropiados.20 Los modelos mentales son definidos por D’Andrade como un esquema o un conjunto de esquemas relacionados utilizados para representar algo y para razonar o calcular mediante la manipulación mental

15 Ibid., pp. v y 1-3.16 D’Andrade, op. cit., p. 115.17 Idem.18 Gestalt: el término es tomado de la psicología expe-

rimental de la percepción que no tiene nada que ver con el uso que de esa palabra se ha hecho en la psicoterapia. El significado, en este caso, corresponde al conjunto de experiencias heterogéneas organizadas en tal forma que funcionan en su totalidad como un concepto abarcador, un modelo cognitivo o esquema.

19 D’Andrade, op. cit., pp. 115-117.20 Ibid., p. 179.

Page 20: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

20

de partes del modelo, para resolver algún problema.21

Los autores John H. Holland, Keith J. Ho-lyoak, Richard E. Nisbett y Paul R. Thagard22 tratan el tema de la representación del cono-cimiento. Ellos hacen una crítica a la noción de esquema y a sus limitaciones. Argumentan que éstos son valiosos para juntar información en bloques, pero, a la vez, existen problemas de inflexibilidad. Según ellos, un esquema no permite resolver problemas complejos porque no cuenta con toda la información necesaria. En contraste, proponen la noción de modelos mentales.23 Según ellos, es frecuente que nos enfrentemos a la adquisición de información que no cabe en ninguna de las representacio-nes de categorías preexistentes. Frecuente-mente, la interpretación de esta información necesita activar e integrar múltiples esquemas de manera simultánea. Un problema, por lo general, consiste en varios elementos y la re-lación entre ellos.24

Estos autores dan un ejemplo sencillo de un problema: ¿cómo sostener una taza, unos cinco centímetros por encima de la superficie de la mesa, con una hoja de papel? Dicen que para lograrlo es necesario activar los esquemas de “taza” y “papel” y algo más. El proceso de solu-ción, según ellos, es un esfuerzo para generar un modelo mental de la situación. El modelo puede ser utilizado para generar predicciones sobre los resultados finales de soluciones po-tenciales, o sea, las posibilidades pueden ser probadas mentalmente antes de verificar la posibilidad de que se rompa la taza.25 Estas propuestas tienen mucho sentido cuando se comienza a tratar de identificar el saber repre-sentado por medio de la percepción y de las imágenes mentales de los actores del estudio.

Como un ejemplo del concepto de modelo mental, quiero comentar un estudio de Edwin Hutchins26 sobre los navegantes de Micronesia. Este autor trata de entender cómo estos nave-gantes logran viajar en canoas con velas, sin instrumentos, entre las distintas islas de Micro-nesia. Los viajes pueden durar varios días sin tener tierra a la vista. Es algo casi imposible para un navegante de la cultura occidental. Hutchins describe muy detalladamente el modelo men-tal, o sea, el concepto del viaje de estos nave-gantes que les hace posible navegar así.

En forma simplificada y breve, el modelo mental que describe Hutchins tiene que ver con la manera en que los navegantes se orien-tan mediante las estrellas y las islas “imagina-rias”. Ellos conciben el horizonte como dos líneas rectas paralelas a su canoa y toman como referencia las islas bajo el horizonte. Las estrellas son identificadas por su posición de acuerdo con su aparición y su desaparición sobre este mismo horizonte paralelo y a partir de ellas se identifican las islas de referencia. Los navegantes orientan su ruta con una tra-yectoria estelar, o sea, con un conjunto de estrellas que mantienen la misma trayectoria lineal, star path en inglés.27 Ellos conciben el viaje en una forma totalmente ajena a nuestro pensamiento occidental. La canoa y las estre-llas son estacionarias y el agua se mueve. También se mueven las islas de referencia, hacia atrás, hacia abajo del horizonte y hacia abajo de las estrellas.28 La isla de origen y la isla de destino son concebidas en línea recta y el plan de viaje es calculado por la posición de las estrellas y las correspondientes islas de referencia sobre la ruta deseada.29 El mundo oceánico del navegante también está lleno de otras señales que ayudan a mantener la ruta:

21 Ibid., p. 180.22 John H. Holland, Keith J. Holyoak, Richard E.

Nisbett y Paul R. Thagard, Induction: Processes of Infer-ence, Learning, and Discovery, The mit Press, Cambridge, 1993.

23 Ibid., p. 12.24 Ibid., p. 13.25 Ibid., pp. 13 y 14.

26 Edwin Hutchins, “Understanding Micronesian Navigation”, en Dedre Gentner y Albert L. Stevens (comps.), Mental Models, Lawrence Erlbaum Associates, New Jersey, 1983, pp. 191-226.

27 Ibid., pp. 192-195.28 Ibid., p. 198.29 Ibid., pp. 196 y 197.

Page 21: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

21

las corrientes del agua, los cambios en los colores del agua, los vientos, las mareas y los pájaros.

Este estudio de Hutchins documenta una forma de conocimiento especializado que existió por más de mil años entre los navegan-tes de Polinesia, Micronesia y, probablemente, Melanesia, antes del contacto con la cultura occidental. Según Hutchins, esta tradición cultural de navegar con ese concepto de viaje se conserva en la actualidad en Micronesia.30 Hutchins comenta que este método es elegan-te y eficaz, y la organización hace posible que el navegante resuelva sus problemas de cálcu-lo de una forma analógica. Un navegante oc-cidental no se atreve a esto sin el apoyo tecno-lógico de su cultura. Éste necesita convertir sus instrumentos, de analógicos en digitales, para entender su mundo náutico. Hutchins cree que otras culturas ágrafas posiblemente desarrollaran modelos mentales similares para resolver problemas en sus mundos; pero lo más probable es que se hayan perdido. Insiste en que es preciso dar más importancia y tomar más en serio la documentación de estos mo-delos mentales, ajenos a los nuestros.31 Siento que aquí la importancia radica en obtener un conocimiento mayor sobre otras culturas y, a la vez, entender mejor las nuestras.

EL SABER

En seguida comentaré los planteamientos de autores que tratan sobre el tema del saber. Por razones de continuidad con lo que se comentó arriba, trato primero a Edwin Hut-chins. Este autor aborda la cognición en condiciones naturales, trata sobre el saber distribuido, que es teóricamente central para mi investigación —el saber colectivo—. Hago, inmediatamente, unos breves comentarios sobre los planteamientos de Jerome Bruner

respecto al desarrollo cognitivo, y sobre los planteamientos de Jean Lave en cuanto al saber y el desempeño de ciertas tareas en distintas situaciones en la vida.

Hutchins es un antropólogo reconocido y también lo son sus investigaciones sobre la cognición, los modelos o esquemas mentales y sus planteamientos sobre la distribución de las tareas cognitivas. Éstas son aportaciones muy importantes para la antropología cogni-tiva. El libro de Hutchins, Cognition in the Wild,32 es sobre el saber distribuido, esto es, lo que cada miembro de la tripulación de un barco tiene que saber durante la navegación. En este estudio reciente se nota un cambio en la manera de concebir el saber de los actores. El artículo de Hutchins sobre los navegantes de Micronesia refería cómo éstos logran viajar en canoas con velas sin instrumentos entre las distintas islas, describiendo, con muchos detalles del lugar, el modelo mental, o sea, el concepto del viaje que tienen esos navegantes. En el estudio, Hutchins siguió considerando al saber como individual: el individuo tiene el saber y éste pasa de uno a otro; los viejos na-vegantes, por ejemplo, pasan sus saberes a los jóvenes. En este estudio, Hutchins cambia la forma de plantearlo.

Hutchins señala ahora que el saber es co-lectivo, es decir, compartido y distribuido entre un conjunto de actores sociales y no algo aislado que existe solamente en la cabe-za del individuo o que posee sólo el individuo. Por ejemplo, para lograr la navegación de un barco grande, se necesita un grupo de perso-nas especializadas en las distintas tareas per-tinentes. Para que funcione la navegación en este caso, el grupo necesariamente tiene que trabajar en conjunto y con una organización social específica; esto es, el saber distribuido. Parte de este conocimiento se encuentra en los instrumentos de trabajo, tan indispensa-bles para la navegación dentro de la cultura

30 Ibid., p. 191.31 Ibid., pp. 223 y 224.

32 Edwin Hutchins, Cognition in the Wild, The mit Press, Cambridge, Massachusetts, 1996.

Page 22: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

22

occidental que depende de un constante proceso de conversión de lo analógico a lo digital y de lo digital a lo analógico, y de las representaciones en forma de cartas, mapas y bitácoras.

En su investigación, Hutchins documentó —con grabadoras y cámaras de video coloca-das en todas las estaciones— las distintas tareas de la navegación sobre el puente de un bar-co de la marina de los Estados Unidos, en San Diego, California. La función del barco con-sistía en portar helicópteros y entrenar a nuevos marineros. Hutchins utilizó, como unidad analítica, la navegación del barco lle-vada a cabo por el equipo de marineros espe-cializados o en proceso de aprendizaje. Docu-mentó todas las tareas rutinarias de navegación para llegar al puerto de San Diego. Pero du-rante la maniobra hubo una falla en la energía del barco cuyas consecuencias fueron serias, así que Hutchins analizó, paso por paso, la interacción, la comunicación y la distribución de las tareas cognitivas del equipo, poniendo énfasis en cómo fueron solucionados los pro-blemas y cómo fue la distribución de las tareas entre los miembros del equipo. Es un estudio de cognición en condiciones naturales, con todo el dinamismo que puede darse en ese contexto, contrario al de un estudio controla-do de laboratorio, por ejemplo. Tengo docu-mentada una situación similar en el capítu-lo IX, caso 2, donde el drama sucede en una sala quirúrgica de una clínica equina, cuando un equipo de veterinarios y ayudantes tratan de resolver una crisis provocada por una fa-lla cardiaca de un caballo durante una inter-vención.

Hutchins señala que los detalles de las re-presentaciones y de los implementos de nave-gación contemporánea son parte de procesos históricos muy complejos y que la acumulación de estructuras en los instrumentos mismos de navegación es un proceso cognitivo, también histórico.33 En su segundo capítulo expone el

proceso histórico de la navegación en la cul-tura occidental, desde los tiempos de los griegos hasta la actualidad, lo que demuestra un largo proceso de acumulación de saber. Hutchins propone que situaciones como el incidente que él documentó forman parte de ese largo proceso cognitivo.

Comentaré algunas propuestas del autor. Él dice que la cognición humana siempre está situada en un mundo sociocultural complejo y no hay manera de que no sea afectada por el mismo. Señala que es frecuente que se ol-vide este punto al buscar las estructuras del conocimiento. Él trata de ubicar la actividad cognitiva en un contexto, pero en un contex-to natural y dinámico donde la cognición de un individuo es solamente una parte. En su estudio, es en una situación de trabajo en equipo donde existe la distribución de tareas cognitivas.34 Según Hutchins, el concepto de la división del trabajo es uno de los más im-portantes en antropología. Comenta que cuando se abordan los términos de la energía, medida o ahorrada, entre un grupo humano y la eficiencia con que este grupo explota su ambiente físico, el factor de organización so-cial, frecuentemente, produce propiedades grupales distintas a las de las propiedades in-dividuales. Éste es uno de los puntos centrales del planteamiento de Hutchins. Una forma particular de organización social, dice, permi-te que los individuos combinen sus esfuerzos de tal manera que producen resultados que no serían posibles en un individuo.35

Hutchins propone que toda división de trabajo, sea física o cognitiva, requiere de saber distribuido para coordinar las actividades de los participantes. Cuando se trata de trabajo distribuido cognitivo, hay dos tipos: uno es el saber de la tarea y el otro es el saber que go-bierna la coordinación de los elementos de la tarea. Hutchins enfatiza el hecho de que el grupo que efectúa la tarea cognitiva puede

33 Ibid., p. xv.

34 Ibid., p. xiii.35 Ibid., p. 175.

Page 23: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

23

tener propiedades cognitivas distintas de las de cualquier individuo.36 Sobre este fenóme-no comenta que las diferencias en los logros de dos grupos dependen posiblemente de las diferencias en la organización social de la distribución cognitiva y no de las diferencias de las propiedades cognitivas de los indivi-duos.37 Expone un ejemplo sugerente donde la organización social de las tareas cognitivas y la relación entre las partes para la interpre-tación del fenómeno fue decisiva para provo-car un grave accidente marino: la jerarquía en el comando de la tripulación y una falla en la interpretación de las señales de luces de otro barco en la noche.38

Para Hutchins, el saber cultural es central en un estudio de antropología cognitiva. Hut-chins es enfático acerca de la necesidad de hacer una descripción del mundo de las tareas cognitivas, lo que también denomina “etno-grafía cognitiva”. Hutchins critica que la an-tropología cognitiva no haya tomado como tema central en los estudios una descripción del mundo de las tareas cognitivas. Según él, el beneficio de una etnografía cognitiva es entender mejor el aspecto funcional del siste-ma cognitivo humano. Hutchins hace las preguntas, ¿para qué sirve la mente?, ¿qué tan seguros estamos de que son correctas nuestras intuiciones sobre la naturaleza cognitiva de las tareas que hacemos diariamente? Según Hut-chins, nuestros modelos “etno” y “experto” del desempeño cognitivo no son iguales a lo en-contrado cuando se estudia el saber en condi-ciones naturales. Su libro es un intento de demostrar que el estudio del conocimiento, en condiciones naturales, puede señalar un mundo de tareas diferente y, por lo mismo, permite obtener un concepto distinto de qué hace la gente con su mente.39 Este plantea-miento de Hutchins ha sido clave para mi trabajo porque el enfoque central ha sido la

documentación, observación-participante directa de las actividades cognitivas y físicas de personas relacionadas con la cultura ganadera en condiciones totalmente naturales.

Mencionaré otro enfoque sobre el saber. Jerome Bruner,40 dentro de la disciplina de la psicología, ha aportado importantes plantea-mientos sobre la naturaleza del desarrollo cognitivo en el ser humano. Bruner diserta en torno a cómo los humanos, durante la etapa de crecimiento, representan sus experiencias del mundo y cómo organizan, para uso futuro, lo que han encontrado. Comenta que hay cambios considerables en el desarrollo de la representación. Según Bruner, el niño, al principio, conoce su mundo por las acciones habituales que utiliza para tratarlo. Con el tiempo, el niño adquiere la técnica de la re-presentación mediante imágenes que son re-lativamente libres de acciones. Gradualmente, el niño obtiene otro método para convertir acción e imágenes en lenguaje, que es un sistema de representación simbólica. Según Bruner, esos tres modos de representación tienen formas especiales de representar los eventos y cada una deja una huella profunda en la vida mental del ser humano.41

Jean Lave42 trata la cognición en la práctica, o sea, en condiciones de la vida real cotidiana. Sus estudios se refieren a los adultos y a la naturaleza de los cambios en el desempeño matemático durante la vida, por ejemplo. Ella señala cómo hombres y mujeres son capaces de resolver problemas matemáticos mental-mente durante la compra en el supermercado y en el cálculo de una dieta para perder peso. Ese desempeño de cálculo matemático está sujeto a la situación en sí, pero fuera de esa situación, la misma persona no responde igual;

36 Ibid., p. 176.37 Ibid., pp. 177 y 178.38 Ibid., pp. 241 y 242.39 Ibid., p. 371.

40 Jerome S. Bruner, “On cognitive growth”, en Jerome Bruner et al., Studies in Cognitive Growth: A Col-laboration at the Center for Cognitive Studies, John Wiley & Sons, Nueva York, 1967, pp. 1-67.

41 Ibid., p. 1.42 Jean Lave, Cognition in Practice: Mind, Mathematics

and Culture in Everyday Life, Cambridge University Press, Cambridge, 1995.

Page 24: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

24

por ejemplo, sentado en un salón de escuela con papel y lápiz. Lo interesante del trabajo de Lave es que examina el saber dentro de un marco situacional.

ANTROPOLOGÍA LINGÜÍSTICA

Otro aspecto importante es la antropología lingüística, disciplina también conocida como etnolingüística. Durante los años sesenta ésta empezó a separarse de la lingüística descrip-tiva de lenguas poco conocidas para tener más en cuenta el contexto cultural de esas lenguas y de sus hablantes. Según la definición de Alessandro Duranti,43 la antropología lingüís-tica es “El estudio del lenguaje como un re-curso cultural y el habla como una práctica cultural”.44 Hace hincapié en que se trata de un estudio interdisciplinario, en el que parti-cipan, en particular, la antropología y la lin-güística. Según él, la meta general es entender la diversidad del lenguaje como un conjunto de prácticas culturales y como un sistema de comunicación. Los antropólogos lingüísticos buscan estudiar las estructuras lingüísticas con bases etnográficas: el uso del lenguaje de personas reales, en tiempos y espacios reales. Los hablantes son vistos como actores sociales dentro de comunidades particulares y com-plejas. Según Duranti, cada comunidad se organiza en una variedad de instituciones y dentro de una red de conjuntos que entrela-zan expectativas, creencias y valores morales. Duranti comenta que, además del interés por el uso del lenguaje, la antropología lingüística ve el lenguaje como un conjunto de recursos simbólicos que entran en el tejido social y en la representación individual de mundos reales o posibles.45 Agrega este autor que en este campo de estudio, la antropología lingüística comienza en la idea teórica de que las palabras

sí importan. Los estudios empíricos señalan que los signos lingüísticos como representa-ciones del mundo y conexiones en el mundo nunca son neutrales y que son constantemen-te usados para la construcción de afinidades y diferenciaciones culturales.46

Dell Hymes47 publicó en 1964 un texto interesante sobre las etnografías de la comu-nicación, donde propuso el estudio de la lengua en el contexto de la vida humana. Un excelente ejemplo de etnografía de la comu-nicación es el de Frake,48 quien hizo sus inves-tigaciones con los subanun, un grupo de agricultores de la isla de Mindanao en Filipi-nas. En ese estudio, Frake trata acerca de cómo pedir una bebida en subanun. Además de ser una lectura muy interesante y divertida, Frake hace hincapié en la necesidad de la compren-sión cultural del grupo. Muestra que, en la lengua subanun, no basta saber gramática o traducir usando un diccionario para pedir una bebida, en una reunión especial. Señala la complejidad de una situación en la que debe-mos saber a quién, en qué forma y cuándo hay que pedir la bebida. Es lo que Hymes ha lla-mado etnografía del habla.49

Es un texto que me hace recordar expe-riencias similares con grupos mixtecos y zapo-tecos en Oaxaca donde no hubo otra manera más que aprender por medio de la observa-ción participante y cómo proceder en una comida en situaciones especiales. En el caso de Oaxaca, además de la etnografía del habla, la situación también implicaba un conocimien-

43 Alessandro Duranti, Linguistic Anthropology, Cam-bridge University Press, Cambrige, 1997.

44 Ibid, p. 2.45 Ibid., p. 3.

46 Ibid., p. 5.47 Dell Hymes, “Hacia etnografías de la comu-

nicación”, en Paul L. Garvin y Yolanda Lastra de Suárez (comps.), Antología de estudios de etnolingüística y sociolingüística, Universidad Nacional Autónoma de México (Lecturas Universitarias, núm. 20), México, 1984, pp. 48-89.

48 Charles O. Frake, “Cómo pedir una bebida en subanun”, en Paul L. Garvin y Yolanda Lastra de Suárez (comps.), Antología de estudios de etnolingüística y sociolingüística, Universidad Nacional Autónoma de México (Lecturas Universitarias, núm. 20), México, 1984, pp. 117-124.

49 Ibid.

Page 25: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

25

to representado en acciones físicas durante el rito de comer: quién toma asiento, come, bebe o habla primero; en qué orden, qué cantidad come y bebe; en este caso no es posible separar una cosa de la otra porque están íntimamente ligadas a las normas de su cultura. Al leer el trabajo de Frake, se entiende que así es, aun-que está más bien enfocado al habla. Su des-cripción etnográfica de la acción del desenla-ce del rito de beber y hablar es excelente. Además de las etnografías de la comunicación o del habla, también está la propuesta de et-nografías cognitivas de Edwin Hutchins, que ya se comentó. Lo interesante es cómo se apoya una etnografía con otra, y qué procesos cognitivos son representados por medio del habla en estos casos, unos ejemplos pueden ser los modelos o esquemas mentales.

EL MODO NARRATIVO DEL PENSAMIENTO

Hasta ahora se han tratado los modelos men-tales y esquemas sin especificar cómo locali-zarlos en el lenguaje. Aunque hay muchos modos de encontrar los modelos mentales, uno es mediante el modo narrativo del pen-samiento. Michael Carrithers50 (1998) sugiere que el modo narrativo de pensamiento per-mite entender un pasado más largo, un futuro más complejo y un ambiente social más varia-do. También permite la comprensión de un flujo complejo de acción. El pensamiento narrativo es el proceso que usamos para en-tender la vida social que nos rodea.51 Además, el pensamiento narrativo trata de la capacidad cognitiva no sólo de las relaciones inmediatas entre unos y otros, sino además de todas las interacciones humanas complejas llevadas a cabo en periodos largos.52 Carrithers comen-

ta unos experimentos, dentro de la psicología con niños, llevados a cabo por Janet Astington. Ella observó que cuando los experimentos fueron expuestos dentro de un marco narra-tivo, se facilitó la compresión por parte de los niños, mucho más que con cualquier otra forma de adquisición de información. Carri-thers señala la gran importancia de la habili-dad humana de “leer la mente del otro”. Él comenta que esto es posible por tener la facultad del modo narrativo en el pensamien-to. Según él, los niños pequeños piensan en situaciones localizables a ellos y lo que hace la narrativa es salir de esto, o sea, el pensa-miento narrativo no está amarrado a la situa-ción, se libra de la situación.53 La narrativa se mueve en el tiempo y, por lo general, es en el pasado.

Carrithers comenta el contraste que hace Jerome Bruner entre dos modos de pensa-miento: 1) el modo paradigmático o argumen-tativo que es el de la filosofía, el de la lógica, las matemáticas y las ciencias físicas —comen-ta que un buen argumento trata de convencer sobre la verdad de algo—; 2) el modo narrati-vo que concierne a la condición humana y que busca comunicar semejando la vida. Carrithers sigue la propuesta de Bruner de que en una narrativa se necesita la construcción simultá-nea de dos planos: 1) la acción, y 2) la concien-cia o la fabricación mental de una narración. El plano de la acción abarca todo lo que es el agente, intención o meta, situación e instru-mento. El plano de la conciencia abarca lo que saben, piensan o sienten los agentes involu-crados en la acción, o qué no saben, no pien-san o no sienten. Según Carrithers, los plan-teamientos de Bruner llegan al centro de la capacidad humana de imaginar, de construir —puede ser que erróneamente— el estado de la mente de otros. Bruner es psicólogo y una de las inquietudes de la psicología cognitiva es entender la naturaleza de la mente.54 50 Michael Carrithers, Why Humans Have Cultures:

Explaining Anthropology and Social Diversity, Oxford Uni-versity Press, Oxford, 1998.

51 Ibid., pp. 77 y 78.52 Ibid., p. 82.

53 Ibid., p. 77.54 Ibid., p. 76.

Page 26: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

26

OTRA FORMA: LAS METÁFORAS DE LAKOFF

Para la antropología cognitiva son muy signi-ficativas las propuestas de George Lakoff55 (1987), quien trata sobre lo que las categorías revelan acerca de la mente. Hace unos veinte años, Lakoff planteó una nueva manera de considerar cómo los humanos categorizan. Lakoff propone que, en principio, esto sucede por medio de las experiencias y la imagina-ción. Según él, se trata de la percepción, acti-vidad motora y cultura, por un lado, y metá-fora, metonimia e imágenes mentales, por el otro. Para Lakoff, el razonamiento humano depende mucho de los mismos factores.56 Lo importante es el cambio que presenta Lakoff de la forma clásica de las categorías a la for-ma de las categorías con base en prototipos, definidos por modelos cognitivos.57 Lakoff, además, propone nuevos planteamientos que contrastan con la manera como se considera-

ba anteriormente la metáfora. Su libro Meta-phors We Live By58 fue innovador porque pro-pone que la metáfora funciona como sistema conceptual en el lenguaje. En el capítulo “Cómo hablan y cómo piensan los ganaderos: metáforas, discursos y modelos” se ofrece un examen más detallado con ejemplos de cómo funciona la metáfora en el discurso de los ganaderos según los términos de Lakoff.

Si bien el lenguaje es solamente uno de los caminos para identificar los modelos mentales, los esquemas y las metáforas, es el camino más sencillo. Existen otros, como los objetos y la evidencia observacional, donde se pueden captar las manifestaciones. Tuve la experien-cia, durante una entrevista con un ganadero, de que le fue imposible explicar el modelo mental de un silo, tuvo que llevarme al lugar para enseñarme de qué se trataba. En este caso, la ida al lugar del silo y mis observaciones hicieron posible identificar algo de su modelo mental del silo.

55 George Lakoff, Women, Fire, and Dangerous Things: What Categories Reveal about the Mind, The University of Chicago Press, Chicago, 1987.

56 Ibid., p. 8.57 Ibid., p. 9.

58 George Lakoff y Mark Johnson, Metaphors We Live By, The University of Chicago Press, Chicago, 1980.

Page 27: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

27

La región ganadera de la Sierra del Tigre

En este capítulo definiré el contexto histórico, geográfico y socioeconómico del pensamiento, el saber y la cosmovisión o worldview de los actores relacionados con el mundo ganadero. Después de una breve descripción de la zona actual de la Sierra del Tigre para su ubicación geográfica, quiero hacer una comparación histórica entre el centro de Jalisco, la Provincia de Ávalos y la Sierra del Tigre, con el fin de señalar la importancia de la Sierra del Tigre desde épocas coloniales y cómo siguió la tradi-ción ganadera en esta zona hasta el presente, cuando en las otras regiones se redujo de ma-nera considerable durante la época colonial por cuestiones geográficas, políticas y econó-micas. Para eso comentaré a los siguientes autores: Rodolfo Fernández, Eric van Young y Ramón Ma. Serrera. En seguida trataré sobre la Sierra del Tigre desde el siglo xix hasta los tiempos actuales, desde la época en que sur-gieron las sociedades rancheras y de cómo adquirieron relevancia los productos lácteos en la zona. Los autores principales para esta discusión son: Patricia Arias y Luis González.

LA ZONA DE LA SIERRA DEL TIGRE

La importancia de la crianza de ganado en esta zona desde el segundo tercio del siglo xvi la fundamentan investigaciones históricas

como la de Luis González (San José de Gracia, Michoacán), Pueblo en vilo;1 la historia de Pue-blo Nuevo (Concepción de Buenos Aires) de Patricia Arias, Los vecinos de la sierra: microhis-toria de Pueblo Nuevo;2 los trabajos de Esteban Barragán sobre sus antepasados y la vida ran-chera de Potrero de Herrera, Michoacán, Más allá de los caminos,3 y la tesis doctoral de Rodol-fo Fernández sobre la historia de la provincia de Ávalos, que abarca la mesa de Toluquilla. Asimismo, la obra del padre de Luis González, Luis González Cárdenas, Memorias y reflexiones,4 sobre San José de Gracia, y la de Rodrigo Contreras acerca del municipio de Valle de Juárez, Nostalgias de pino y madroño,5 contienen valiosos datos empíricos sobre la vida y las costumbres de los habitantes de la zona.

Considero, geográficamente, como zona ganadera la Sierra del Tigre, la mesa de Tolu-

1 Luis González, Pueblo en vilo, El Colegio de México, México, 1968.

2 Patricia Arias, Los vecinos de la sierra: microhistoria de Pueblo Nuevo, Universidad de Guadalajara/Centre d’Études Mexicaines et Centraméricaines, Guadalaja-ra, 1996.

3 Esteban Barragán López, Más allá de los caminos: los rancheros del Potrero de Herrera, El Colegio de Michoacán, Zamora, 1990.

4 Luis González Cárdenas, Memorias y reflexiones, México, 1972.

5 Rodrigo Contreras Silva, Nostalgias de pino y ma-droño: historia de Valle de Juárez, comp/udeg, Guadala-jara, 1995.

Page 28: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

28

quilla y la mesa del Juruneo; el río de la Pasión divide las dos mesas y también los estados de Jalisco y Michoacán. El estudio se apartó un poco de la frontera entre Jalisco y Michoacán, pero creo que en este caso se trata de una zona ganadera que rebasa la frontera política por-que se adapta más a las condiciones del me-dio que a una división arbitraria. Es la zona que don Luis González nombra JalMich.

Las articulaciones con el exterior, en esta zona, también se dan entre un estado y otro; por ejemplo, los ganaderos de Concepción de Buenos Aires en ocasiones se dirigen a Sahua-yo, Michoacán y, en otras, a Ciudad Guzmán, Jalisco, para conseguir los productos médicos para sus animales. De igual manera, los deri-vados de la ganadería tienen distintos destinos: las reses, en pie para el consumo de carne, son vendidas a Guadalajara y los quesos, producto de la ordeña, entre las mismas comunida-des de la sierra.

EL ESPACIO

Desde la orilla del lago de Chapala por Tiza-pán el Alto, siguiendo hasta Mazamitla, el te-rreno se convierte rápidamente de colinas suaves a cerros, con pequeños valles dispersos. La vegetación de abajo es de tipo semitropical, con arbustos espinosos y algunos árboles co-munes a mil quinientos metros de altura. Al llegar a la mesa de Toluquilla, se aprecian los pinos y una vegetación más adecuada para pastar ganado, y a la altura de Mazamitla, casi a los dos mil metros, ya hay bosques densos de coníferas. El clima también cambia, hace más frío que abajo, lo que favorece la producción de árboles frutales, de durazno y membrillo.

Es común que las construcciones de las casas, cercas, ranchos y edificios de los pueblos de la sierra sean de madera de pino, por su abundancia, además de los materiales comu-nes de adobe o ladrillo cocido. Esto es lo que más llama la atención, ya que contrasta fuer-temente con el centro de Jalisco. Otra distin-

ción son las viviendas con sus amplios patios y corrales a su alrededor, y la gran distancia entre una casa y otra, así como el difícil acce-so a ellas en muchos casos. Fuera de los cami-nos principales, que son pocos, se camina por terracerías, brechas o veredas para llegar a las casas, los ranchos y los lugares de las ordeñas u otras labores de la gente del campo. Al atar-decer estos caminos no son muy transitados. La forma común de transporte la constituyen las camionetas, autos muy viejos, bicicletas o el caballo, mula o burro y, en última instancia, a pie, según las posibilidades económicas y las vías de acceso a los lugares.

Llama la atención lo aislado y el difícil ac-ceso a los ranchos y a los lugares de pastar, así como lo escaso que es el terreno plano ade-cuado para la agricultura. Barragán, al hablar de los rancheros del Potrero de Herrera de la sierra, hace hincapié en lo anterior. En este sentido, el contraste es fuerte con el centro, no hay extensiones grandes de siembra de maíz o sorgo como en el valle de Zapopan, por ejemplo. Los valles de la sierra son peque-ños y el cultivo de maíz está destinado al consumo familiar o a alimentar el ganado.

BREVE HISTORIA

Desde 1540, hay documentos que señalan la preferencia de la ganadería en la Sierra del Tigre. La hacienda de Toluquilla, localizada en la mesa del mismo nombre, tiene una larga historia en esta actividad. Alonso de Ávalos, el Viejo, recibió ahí su primera merced de tierra en 1540, del virrey don Antonio de Mendoza.6 La estancia fue dedicada al ganado bovino principalmente, aunque también hubo cría de caballos, mulas y burros. Se trataba de tie-rras que servían más para pastar ganado que para la agricultura: “Como se sabe, los terrenos

6 Rodolfo Fernández, Latifundios y grupos dominantes en la historia de la provincia de Ávalos, Instituto Nacional de Antropología e Historia/Ágata (Colección Científica, núm. 292), Guadalajara, 1994.

Page 29: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

29

de la Sierra del Tigre eran pobres, ‘...apenas apropiados para el criadero de ganados...’, como decían los de Teocuitatlán.”7

El tipo de terreno, montañoso y de difícil acceso, no es útil para la siembra extensiva de maíz, por ejemplo; pero dada la constancia de las lluvias, aunque existe una época de poca lluvia, el pasto no falta. Una parte del año, éste es más seco y más escaso y en otra es más ver-de y abundante.8 Es aparente el contraste cuando se compara con la región de Guada-lajara y el resto de la provincia de Ávalos en la época colonial.

Guadalajara: centro de JaliscoGuadalajara, según Eric van Young,9 desde que fue fundada en 1542, ha sido una de las ciudades más dominantes del Occidente de México, y su hegemonía cultural, económica y político-administrativa estaba ya en su apo-geo en 1810.10 Para finales del periodo colo-nial, la región ganadera y agrícola de Gua-dalajara abarcaba un área que describe Van Young como de forma oval, de cien a dos-cientos kilómetros, aproximadamente, con las siguientes fronteras: al sur, el lago de Chapala; al norte, San Cristóbal de la Barran-ca; al este, Tepatitlán y Atotonilco el Alto y, al oeste, Ameca.11 Van Young nombra a esta región como Jalisco central o valle de Gua-dalajara.

Ramón Ma. Serrera,12 en cambio, define y describe, para el periodo colonial, tres grandes zonas de Jalisco o lo que él denomina subre-giones. Una de estas zonas fue la franja coste-

ra de tierra caliente que, según Serrera, fue de mayor índice de precipitaciones anuales y menos poblada. Además, en esta zona predo-minaban las estancias de ganado bovino y una estructura latifundista. Según Serrera, muchas de estas estancias de ganado mayor tuvieron su origen en los primeros repartos de tierra del siglo xvi. Otra de estas zonas fue la de los Altos de Jalisco, que Serrera describe como más fría, más árida, con un volumen de lluvia anual menor y un terreno más accidentado. Según él, se trata de los distritos del norte del territorio, donde existía la mayor parte de la población y el latifundismo, donde predomi-naba la cría caballar, mular y lanar, y el cultivo de cereales. Y la tercera zona de Jalisco que describe Serrera es el sector central, o sea, “el pleno corazón del valle de Santiago”.13 Según él, la cuenca alta del mismo era más fértil, con los valles de Ameca o Toluquilla, donde “alcanzaban los mayores rendimientos agríco-las y ganaderos de la provincia dentro del es-quema mixto de producción que prevalecía en la mayoría de las propiedades existentes en la zona”.14

Van Young es quien define con más preci-sión el espacio regional con base en los datos y su enfoque teórico-metodológico del lugar central, definido por lo económico: Guadala-jara y el mercado. Serrera parece tomar un espacio y dentro de éste efectuar su análisis; lo valioso en él es el estudio de la ganadería, clave para la región en la época colonial. Las citas de ambos autores sirven, en este caso, para tener una idea sobre el territorio que abarcó la región durante la Colonia, cuando la ganadería estaba en su apogeo. Van Young describe un panorama ganadero continuo durante esa época, pero destaca que se va re-duciendo en cuanto al espacio que ocupa conforme aumenta la agricultura y surgen nuevos poblados y aumenta la población en general.

7 Arias, op. cit., p. 82. 8 “... un régimen muy estable de lluvias, lo que resul-

taba crucial para la crianza y engorda de los rebaños”, Arias, op. cit., p. 82.

9 Eric van Young, Hacienda and Market in Eighteenth-Century Mexico: The Rural Economy of the Guadalajara Region, 1675-1820, University of California Press, Ber-keley, 1981.

10 Ibid., p. 11.11 Ibid., p. 13.12 Ramón Ma. Serrera, Guadalajara ganadera: estudio

regional novohispano, 1760-1805, Consejo Superior de Investigación Científica, Sevilla, 1977.

13 Ibid., p. 384.14 Idem.

Page 30: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

30

Lo que importa para este estudio es el contraste entre la ganadería del centro y la de la Sierra del Tigre. En el centro se gozaba desde el principio de terrenos amplios y ex-tensos, con fácil acceso, muy distintos a los de la sierra. El mercado principal para la venta de carne siempre ha sido Guadalajara. Según Van Young, en 1600 la agricultura fue mínima comparada con la ganadería, y la economía a mediados de ese año se basó en la crianza de ganado bovino, explotado en una forma des-ordenada, hubo exceso de matanza y desper-dicio de carne. Pero con el tiempo, su explo-tación se hizo con mayor disciplina y la región aprovechó un largo periodo, hasta bien entra-do el siglo xviii, de este recurso de bajo costo.15 Ya en 1800, por los cambios al aumento de los poblados y la presencia de más áreas cultiva-das, los rebaños de reses fueron restringidos en el espacio territorial, el ganado ya no an-daba libremente como antes.16

Según Serrera, la producción ganadera en el siglo xviii en la región de Guadalajara estu-vo dominada por la cría de ganado vacuno:

Tanto el censo de la especie —de dos y medio a cinco millones de cabezas— como el asom-broso y mantenido ritmo de exportaciones —más de medio millón de reses oficialmente declaradas en el plazo de los cuarenta últimos años del siglo xviii— obligan a situar el terri-torio tapatío a la cabeza de las regiones pro-ductoras y exportadoras de vacuno de todo el Virreinato.17

Sobre los ganaderos de esta época comen-ta Serrera que

gran parte de la riqueza pecuaria de la región estaba en manos de un estrecho círculo de poderosas familias y dinastías de criadores de ganado, la mayoría de ellas emparentadas entre sí. [...] En el siglo xviii gran parte de estos grandes “señores de ganado” ostentaban

títulos nobiliarios y ejercían una influencia casi señorial en las comarcas donde se ubica-ban sus gigantescas haciendas e incluso en los organismos civiles, eclesiásticos y judiciales de la capital del Reino. Heredaban todas las vir-tudes y todos los defectos de esa fuerte aristo-cracia terrateniente nacida en un siglo, el xvii, en el que el territorio edificó los cimientos de su propia personalidad regional.18

En esta cita se revela la importancia que da Serrera a los actores, casi toca el punto de identidad a partir de la ganadería. Señala cómo esta forma es la espina dorsal de la re-gión en la época colonial, punto que después toma y elabora Fernández al estudiar la pro-vincia de Ávalos en el sur de Jalisco, en la misma época.

Lo que resalta de Van Young y de Serrera, para la época colonial, es la importancia que tiene Guadalajara como lugar central de la región y el punto principal del mercado urba-no y de la intermediación con el exterior. A través del ganado vacuno hubo una fuerte articulación con el exterior, sobre todo con Puebla y México, donde los ganaderos manda-ban los grandes rebaños de reses a los merca-dos del interior de Nueva España. Guadalajara fue de primer orden en el abastecimiento de ganado vacuno. Comenta Serrera que:

gran parte de los rebaños de “Tierra Adentro” que todos los años se encaminaban a las ferias y mercados de la meseta central provenían de nuestra región. [...] Una gran mayoría iban destinados a las regiones de Puebla y México, en cuyos mercados eran adquiridas para ser repartidas después a la población indígena o para abastecer los densos centros urbanos del interior. Y otra parte importante era enviada a otros puntos diversos de las regiones del sur... [...] Así proseguía a fines del periodo colonial y así se había mantenido durante más de dos centurias.19

15 Van Young, op. cit., p. 25.16 Ibid., p. 26.17 Serrera, op. cit., p. 385.

18 Ibid., pp. 385 y 386.19 Ibid., p. 388.

Page 31: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

31

LA PROVINCIA DE ÁVALOS

Durante la época colonial, la provincia de Ávalos, en el sur de Jalisco, tiene una gran influencia y articulación como región ganade-ra con el centro-Guadalajara y también dentro de una región mayor de Occidente. Fernán-dez20 alude a los poderosos terratenientes que, con sus amplias estancias en la provincia de Ávalos, fueron grandes productores de ganado mayor. Resalta la transformación del paisaje con las fincas ganaderas y el nuevo sentido que la ganadería daba a la región al articularla en lo económico y en lo social. Los ganaderos exportadores tenían que ser conscientes de la organización y la garantía de sus operaciones de exportación de reses y bestias a Nueva Es-paña. Ésta, junto con el parentesco establecido entre los grandes terratenientes, articulaba a los ganaderos, no sólo de Ávalos, sino de todo el Occidente. Incluso Fernández considera que la articulación ganadera fue la razón for-mativa principal del Occidente de México en la época colonial temprana.21

Esta zona ganadera de la provincia de Áva-los tiene mucho que ver con la Sierra del Tigre y con la transformación de un área de comu-nidades indígenas sencillas de épocas prehis-pánicas en una zona predominantemente ganadera durante la época colonial y que continúa hasta el presente. El patrón de asen-tamiento fue sustituido por un nuevo esquema organizativo del espacio. Los documentos se-ñalan una fuerte presencia de la ganadería en esta zona. Por ejemplo, según Fernández, las fincas de Tizapán (San Francisco Javier) y Toluquilla de la Sierra del Tigre fueron con-fiscadas a Alonso de Ávalos, el Viejo, en 1552, junto con los otros lugares, Cacaluta, Amati-tlán y Huejotitán, en el sur de Jalisco.22 Al momento de la incautación, Alonso de Ávalos,

el Viejo, tenía en Tizapán más de seiscientas yeguas, más de tres mil vacas y novillos, y en Toluquilla más de ocho mil cabezas de ganado mayor, entre vacas y yeguas. Ambas estancias fueron localizadas en la Sierra del Tigre. Para demostrar su alcance, las otras estancias con-fiscadas, por irregularidades en la tenencia de la tierra, tenían: en Cacaluta más de mil qui-nientos puercos; en Huejotitán más de tres-cientos potros y mulas, y en Cocula más de cuatro mil cabezas de ganado. Según Fernán-dez, “...tan sólo en ese grupo de fincas había entonces unas dieciséis mil cabezas de ganado mayor y mil quinientos puercos. También te-nían buenos puercos en Cacaluta”.23

LA SIERRA DEL TIGRE COMO MICRORREGIÓN

Las estancias de San Francisco Javier y de To-luquilla siguieron funcionando como fincas ganaderas a pesar del cambio de dueño; res-pecto de estas estancias, Arias relata un caso ocurrido en 1850:

Don Cirilo Jiménez tenía rentados los semo-vientes de San Francisco Javier y Toluquilla, que valían 7 415 pesos, y que debía regresar, en dinero o en especie, al fin del arrendamien-to. En verdad, era muy poco ganado: 59 reses de cría que valían 2 201 pesos en total; 168 yeguas aburradas de 1 176; 196 yeguas punta-les de 424; cinco burros manaderos de 150; 40 mulas de partida de 800; 31 mulas de atajo de 426; 65 caballos mansos de 520; 52 yun-tas de bueyes de 1 664; un buey de 16; cinco yeguas de 25 y una mula de 13 pesos.24

Y continúa Arias:

Así, puede decirse que a partir de 1850 fueron los pequeños arrendatarios y subarrendata-rios los que empezaron a tomar las riendas de la ganadería y los pequeños negocios aso-

20 Rodolfo Fernández, Mucha tierra y pocos dueños: estancias, haciendas y latifundios avaleños, Conaculta-inah, México, 1999.

21 Ibid., pp. 72 y 73.22 Ibid., p. 69.

23 Ibid., pp. 70 y 71.24 Arias, op. cit., pp. 80 y 81.

Page 32: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

32

ciados. Pero no sólo eso. En verdad, los ran-cheros se convirtieron en los protagonistas de una nueva etapa marcada por un gran cambio en la vida microrregional: el tránsito de una economía basada en la cría de ganado vacuno para la venta a un sistema de ganadería de leche y la manufactura de quesos.25

Lo interesante es ver cómo la zona se fue perfilando hacia la producción de lácteos desde el siglo xix y su dominio hasta el pre-sente. Aunque nunca se dejó de vender gana-do para el consumo, la producción de leche y sus derivados a partir de esta época ha pre-valecido. Con base en lo sustentado por Arias, y lo que encuentro actualmente en la sierra, esta actividad constituye el aspecto cultural y económico que más la distingue como una microrregión, y la que más influye en la vida cotidiana de las familias de la sierra.

Todo gira alrededor del calendario de las actividades ganaderas: la época de las ordeñas durante las aguas, la de las “vacas flacas” en las secas, el nacimiento de los becerros, la herra-da. Y también el uso del establo, la siembra y cosecha del maíz para el consumo del ganado y el almacenamiento del maíz seco en bodegas o del maíz verde en silos, y la engorda y venta de los toretes. Además, la tarea de hacer y vender el queso sujeta a las ordeñas, que pue-de ser una o dos veces al día, según la unidad productiva. Por ejemplo, cuando la actividad es familiar y en pequeña escala, sólo se alcan-za a hacer el queso producto de una ordeña, es decir, se reduce a una sola vez al día. Los rancheros, por lo general, se organizan en pequeñas o medianas unidades productivas. Arias señala esta situación en Concepción de Buenos Aires: “Hacia 1860 en la sección de la Sierra del Tigre, donde se ubicó Concepción, había gente en cincuenta y tres ranchos dife-rentes [...]. Se trataba de gente que no tenía mucho de qué presumir y casi todo lo acumu-laba en animales[...]”.26

Dentro de la zona, la posición económica se determinaba de acuerdo con el número de ganado vacuno lechero que se poseía. Comen-ta Arias que, en 1888,

el ciclo más intenso y próspero era el que empezaba con la “ordeña”, unidad de pasto-reo, trabajo, producción y también una me-dida de riqueza. Porque la capacidad econó-mica de una persona se definía por el número de ordeñas que poseía más que por cualquier otro criterio de propiedad. Tener seis ordeñas ya era para tomarse en serio a alguien.27

Don Luis González, al tratar sobre San José de Gracia, en la Sierra del Tigre, toca el tema de la economía ranchera de la zona dentro de la jurisdicción de San José, y comenta que por 1867 se registraron mil quinientas vacas leche-ras que dieron aproximadamente doscientos cincuenta mil litros de leche por año, un poco más de un litro por vaca al día, con los cuales se elaboraron mil grandes quesos al año.

González señala que las viejas prácticas de ordeñar siguieron solamente durante los me-ses de lluvias, o sea, desde el día de san Juan hasta todos los santos; la herrada de los bece-rros se realizó como siempre, después de las aguas para que la herida no se llenara de gusa-nos.28 González prosigue diciendo que en 1870 hubo una producción considerable de borregos y que su número casi alcanzó al del ganado vacuno. Los jóvenes se dedicaban a conducir los rebaños de ovejas y los mayores a trasqui-larlas en abril y noviembre. Según este autor, llegaron a obtener unos dos mil quinientos kilos de lana anuales, la cual se vendía a los saraperos de Jiquilpan. Otros negocios de los rancheros de la zona fueron las abejas y la recolección de la cera para blanquearla y venderla en marquetas.29

La producción de leche en aquellos tiem-pos fue baja, y sólo con mejores técnicas de

25 Ibid., p. 81.26 Ibid., p. 83.

27 Ibid., p. 96.28 González, op. cit., p. 23.29 Idem.

Page 33: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

33

ordeña y alimentación, durante las secas, lo-graron aumentarla. Aunque en 1947 hubo un retraso por la fiebre aftosa, luego se recuperó y hasta la fecha sigue dominando. La alta producción de lana no duró mucho, y la cera blanqueada destinada a la elaboración de velas para proporcionar luz prevaleció hasta que llegó la electricidad.

Un aspecto más de esta época es el contras-te entre la vida de la mujer y la del hombre. Por lo general, los hombres se encargan de la ganadería y la elaboración del queso, y la mujer de los trabajos domésticos. Aunque siempre existen excepciones, por ejemplo, no es extraño que la mujer del rancho se dedique a la ordeña y a la producción de queso cuando se trata de unidades ganaderas de escala me-nor.30 A veces la mujer también tiene que afrontar la producción ganadera al quedar sin marido u otros hombres de la familia a causa de muerte u otras circunstancias.

En los tiempos pasados, la mujer casi siem-pre se encontraba en condiciones, como resal-ta Arias, de inmovilidad. Según esta autora, la inmovilidad de la mujer contrastaba con lo movedizo del hombre que, por las condiciones relacionadas con la ganadería, gozaba de es-tancias lejos de la casa. La mujer, en cambio, se dedicaba, además de sus quehaceres comu-nes domésticos, a la elaboración de dulces y la conserva de frutas procedentes de la zona: “...ellas eran expertas en hacer dulces de leche, en procesar frutos silvestres que daban lugar a envasados y ponches de frutas con mezcal”.31

Los hombres que no se dedicaban de tiem-po completo a la ganadería, colectaban la cera de las colmenas de abejas para la elabora-ción de velas, fuente de luz y, por lo tanto, producto básico en la sierra y forma de ingre-so en efectivo a corto plazo. También la explo-

tación de la madera fue y sigue siendo impor-tante a causa de las construcciones y remiendos constantes de las casas, ranchos, cercas y mue-bles, así como para la fabricación de otros productos derivados.32

Arias comenta que, en tiempos pasados, “la vinculación con las lagunas saladas de la cuen-ca de Sayula seguía siendo fundamental para la ganadería. Los rancheros acomodados so-lían tener recuas con trabajadores que iban a buscar salitre a las lagunas”.33 Actualmente es común que los ganaderos acudan a Ciudad Guzmán para conseguir productos especiales para su ganado. Aunque con el tiempo se transformen y modernicen ciertas actividades ganaderas, muchas de las articulaciones y re-laciones sociales se han mantenido. En plan de diversión, señala Arias, los hombres de Concepción iban a otros pueblos cercanos:

[...] para descansar y divertirse, los hombres también salían: ellos acudían con regularidad a las fiestas patronales, a las tapatías, toros y charreadas que se celebraban en los distintos pueblos de la región: Ciudad Guzmán, Maza-mitla, Teocuitatlán, Tizapán. Las mujeres quedaban con el alma en un hilo hasta que veían regresar de los festejos a padres, mari-dos, hermanos, hijos.34

Lo interesante es la diferencia entre el pequeño y el mediano ranchero que criaba ganado vacuno destinado a la producción de leche y de queso en la zona de la Sierra del Tigre, y los grandes productores ganaderos de las otras zonas de Nueva Galicia en la épo-ca colonial. Van Young y Serrera, al referirse a Guadalajara y a la zona centro, describen un escenario regional donde el ganado vacu-no fue destinado al consumo de carne y a su exportación.

Van Young también hace hincapié en el cambio de la agricultura como actividad eco-nómica dominante, favorecida por las tierras

30 Martha Chávez, “‘Uno es de todo’: trabajo femeni-no y toma de decisiones en una sociedad ranchera”, en Esteban Barragán López (coord.), Rancheros y sociedades rancheras, El Colegio de Michoacán/orstom/cemca, Zamora, 1994, pp. 109-124.

31 Arias, op. cit., p. 86.

32 Ibid., p. 85.33 Idem.34 Ibid., p. 86.

Page 34: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

34

planas y la producción de alimento para abas-tecer a Guadalajara. Poco a poco, la ganadería fue arrinconada hacia las sierras del Tigre y Tapalpa, principalmente, tierras que no ser-vían para la agricultura. Actualmente, en Sa-yula, en el sur de Jalisco, se siembra alfalfa para alimentar al ganado equino y bovino, que se encuentra arriba, en la sierra de Tapalpa. Esto es un ejemplo de cómo se combina la agricul-tura en la tierra plana, con el ganado en la tierra montañosa. Lo más probable es que la gente de Sayula goce de los productos lác-teos de Tapalpa, cuya crema es famosa.

Otro ejemplo es la alfalfa traída desde Ce-laya a Guadalajara para el ganado equino y, tal vez, llevada también a la Sierra del Tigre cuando es necesario. Para la producción de alfalfa se necesitan tierras planas y mucha agua para la irrigación. Se vende en fresco, donde se siembra, para el consumo de ganado menor, como borregos, chivos y, a veces, caballos y burros, aunque no es recomendable. Para el ganado mayor, la alfalfa tiene que ser cortada y secada. Al guardarla en pacas, hacen posible su distribución a destinos lejanos durante las temporadas de secas, cuando hay escasez de pastos naturales.

En la sierra se fue creando una región ga-nadera muy particular y muy especial, propicia para que el ranchero se organizara en peque-ñas unidades de producción. Las relaciones de poder y los intereses en el centro de Jalisco fueron suficientes para arrinconar cada vez más al ganado y al ganadero hacia la sierra. Con esa larga trayectoria histórica, se desarro-lló toda una cultura conceptual y socialmente ligada a esta actividad productiva. Otro factor que influyó en la creación de la identidad cultural de las personas de la sierra fue la necesidad de supervivencia en una zona aisla-da y de poco acceso y comunicación; compar-ten los mismos problemas de la vida diaria y las maneras de resolverlos.

Un incidente que unió más a los producto-res ganaderos de la sierra sucedió en 1947. Ese año fue de tragedia y desastre para los gana-

deros: la epidemia de fiebre aftosa afectó al ganado vacuno, así como la consecuente cam-paña para erradicarla con el rifle sanitario. Nada conformes con estas medidas, los pobla-dores se unieron para defenderse contra las medidas drásticas de control de la epidemia: el sacrificio del ganado. Comenta González que las uniones ganaderas locales de Jiquilpan, Sahuayo, San José, Cojumatlán, La Manzanilla, Mazamitla y el Valle de Juárez, entre otros, juntaron sus fuerzas.35 También menciona esta época Rodrigo Contreras en el Valle de Juárez, y cuenta cómo los rancheros escondían sus vacas en las barrancas para salvarlas de la ma-tanza con el rifle sanitario.36

González cita la carta enviada por don Salvador Romero, en representación de las uniones ganaderas locales, a la Presidencia de la República. Esta carta demuestra el profun-do nexo que une a los rancheros con la sierra, y señala que, para ellos, es la única forma de vida que conocen:

[...]a la Presidencia de la República y a la Secre-taría de Agricultura[...]: “son centenares los que se dedican exclusivamente a la cría de ganado y ése ha sido su giro durante toda la vida [...] No sólo se les destruye un negocio [...], se les condena a no emprender ninguna otra activi-dad, porque la desconocen [...] con el mismo tiro con que se matan las vacas, se matan los ranchos que son exclusivamente pastales”.37

LA IDENTIDAD CULTURAL GANADERA DE LA SIERRA

La cita anterior demuestra la integración de una conciencia microrregional, provocada, en este caso, por el desastre causado por la epi-demia de fiebre aftosa. La zona tardó tiempo en recuperarse. Comenta don Luis González que en San José de Gracia los ciento setenta y seis ganaderos, al pasar el gran susto, se em-

35 González, op. cit., pp. 234 y 235.36 Contreras, op. cit., pp. 339 y 340.37 González, op. cit., p. 235.

Page 35: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

35

peñaron en mejorar las razas de ganado para producir más leche y transformarla en produc-tos fácilmente comercializables.38

La ganadería como actividad económica dominante de la sierra también es estudiada por Barragán cuando describe a los rancheros del Potrero de Herrera y la zona que abarca unas cuarenta mil hectáreas y que, según él, está en manos de de ciento cincuenta propie-tarios. En palabras de Barragán, quien delimi-ta la zona para su estudio:

La región cuenta con unos 400 km y compren-de la parte suroeste del municipio de Tocum-bo (50% de su extensión territorial, conocida como El Potrero de Herrera), el sur del mu-nicipio de Cotija, y se extiende al oriente del municipio de Santa María del Oro, Jalisco, quedando fuera del estudio los ejidos de estos municipios. Se ubica en los declives del sur del sistema volcánico transversal en el noroes-te de Michoacán y sur de Jalisco.39

Para los fines de este estudio, considero esta área, más bien, una microrregión o terruño, como lo define González para San José de Gra-cia. Siguiendo con la descripción de Barragán, las pequeñas propiedades privadas llegan a ciento cincuenta predios rústicos, que incluyen terrenos de agostaderos y pastos, con alrededor de once mil cabezas de ganado bovino criollo cruzado con cebú y un millar de equinos, mular predominantemente.40 El destino de los pro-ductos de la ganadería, carne y queso, es Gua-dalajara, Uruapan, plazas cercanas y la propia región. Los quesos a veces son enviados hasta la ciudad de México.41 También resalta en su trabajo la forma de vida ranchera y la función que cumple la ganadería en ella; hace sentir la identificación de los rancheros con esta zona.

Según Paul Vanderwood,42 no hay una definición única de región, ésta se modifica al

cambiar los objetivos de estudio. Asimismo, hace hincapié en que el investigador debe examinar la dinámica interna de la región en relación con otras entidades espaciales; enfo-que que, según él, es el más provechoso en los análisis regionales porque la conceptualiza-ción aparenta tener más peso. Hace una críti-ca a la división que propone Eric van Young de “regionalidad”, la calidad de ser una región, y “regionalismo”, la identificación consciente, cultural, política y sentimental que grupos grandes desarrollan con el tiempo con ciertos espacios. Para Vanderwood es difícil visualizar una sin el otro.43 Su argumento es que en el grupo que él estudia, los actores sí resaltan su fuerte identidad con el lugar y aún más duran-te el siglo xix, en virtud de la nostalgia por el terruño y porque se sienten diferentes de los demás; estos sentimientos están enraizados en y reforzados por sus prácticas geográficas y económicas, los patrones de la tenencia de la tierra y el comportamiento político.44

Vanderwood estudia el valle de Papigochic en Chihuahua, a finales del siglo xix. Su en-foque principal al conceptualizar la región es cultural; y según Van Young,45 lo construye por medio de la forma en que los actores sociales comparten su modo de pensar y actuar. En-cuentro relación entre los planteamientos de Vanderwood y mi enfoque sobre cómo el actor define su mundo ganadero.

En la actualidad, prevalece entre los gana-deros de la sierra este sentimiento de arraigo e identificación. En una entrevista reciente, un veterinario de San José de Gracia, Mi-choacán, manifestó su fuerte identificación con “la región”. Calificaba la división política entre los estados de Jalisco y de Michoacán

38 Idem.39 Barragán, op. cit., p. 29.40 Ibid., p. 56.41 Ibid., pp. 69 y 70.42 Paul Vanderwood, “Region and rebellion: the

case of the Papigochic”, en Eric van Young (comp.),

Mexico’s Regions: Comparative History and Development, Center for U.S.-Mexican Studies/ucsd, San Diego, 1992, pp. 167-190.

43 Ibid., p. 168.44 Ibid., p. 169.45 Eric van Young, “Introduction: are regions good

to think”, en Eric van Young (comp.), Mexico’s Regions: Comparative History and Development, pp. 1-38.

Page 36: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

36

como una forma arbitraria de separar gente con nexos en común: el modo de vida muy particular de la sierra y la dedicación a la ga-nadería como actividad dominante. Para él, la ganadería es el factor más importante que hace que la gente se identifique como grupo dentro del espacio particular de la sierra.

La región que él define abarca los munici-pios de Concepción, La Manzanilla, Mazamitla, Valle de Juárez, Quitupan, San José, Sahuayo, Jiquilpan, y en el transcurso de la entrevista menciona Cotija como posibilidad. Se trata de la parte alta y de donde se dedican a la gana-dería. Argumenta que todos están estrecha-mente ligados, los pequeños productores de leche son iguales en todos los lugares, el ali-mento que dan a su ganado, lo que siembran y la vida misma es similar.

También distingue esta región de otras al referirse a la producción lechera. Comenta que en la sierra los ganaderos cruzan mucho la raza cebú con otras porque se hacen más resistentes al medio y son buenas productoras de leche, pero jamás se comparan con la pro-ducción de otras regiones, como las de Que-rétaro, Aguascalientes o Torreón. La diferen-cia es, según él, que “[...] allá el ganado está establado y con muy buena alimentación y aquí el ganado está en pastoreo, se trata de que las vacas aprovechan los pastos naturales y los arbustos. Se trata de que dé un poco de leche y crías”.

En la sierra, la venta de los becerros, la mayoría a Ezequiel Montes, Querétaro, ayuda en gran medida a la economía familiar.

Esta manifestación de una identidad regio-nal basada en la actividad ganadera demuestra uno de los aspectos centrales de la importan-cia de considerar una región junto con los factores culturales. Quiero presentar, en breve, un caso que registré como un ejemplo del ranchero ganadero de la sierra. Se trata de un ganadero acomodado, con tierras propias y una muy buena casa en Concepción de Bue-nos Aires. Él fue presidente municipal de su pueblo en una época. Junto con su hijo, se

dedican a la crianza de ganado vacuno y a la elaboración de queso con la leche de las or-deñas. La producción se hace en su casa y en forma tradicional, sin máquinas revolvedoras o centrífugas que aceleran el proceso. Por eso, solamente ordeñaban por la mañana y no por la tarde, porque no alcanzaba el tiempo para tratar una cantidad mayor de leche. Poseen como cuarenta y seis vacas, consideradas muy buenas en la sierra, aunque él habla de “gen-te rica” con cien vacas. Este mismo ganadero siembra maíz para sus animales en un terreno propio cercano al pueblo, una parte lo guarda en seco y otra en verde en un silo. Las vacas de la ordeña andan sueltas en el potrero, a una media hora de distancia en camioneta y por terracería. La ordeña comienza a las ocho de la mañana. En el establo tienen unas seis vacas lecheras para el consumo de leche de la familia: su casa, la del hijo casado y la del suegro. Todos tienen sus propias vacas en el establo y cada una con su nombre: La Pava, Mancha, La Tusa, entre otras. En este lugar también están los corrales para la engorda de los toretes, que venden en Guadalajara, y el almacén del maíz. Tienen a su servicio vaque-ros, ordeñadores y mozos generales de las ta-reas de reparaciones y trabajos relacionados con el cultivo del maíz. Este ejemplo señala una de las formas de organización del espacio y del trabajo común en la sierra de quienes viven en los pueblos y tienen sus ranchos, potreros y agostaderos separados.

En resumen, desde 1540 hay evidencias del inicio de una cultura con fuertes raíces gana-deras en esta zona. Con base en la bibliografía comentada, se observa una larga trayectoria de la producción ganadera, principalmente de ganado vacuno, en la Sierra del Tigre. Otras actividades son la elaboración casera, por parte de las mujeres, de dulces hechos con leche y conservas de frutas locales; por parte de los hombres, la explotación de la made-ra del bosque y la elaboración de cera blan-queada. Dada la producción dominante de ganado bovino, la organización del trabajo y

Page 37: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

37

las demás labores de los poblados y ranchos, la zona gira alrededor del ganado: el calenda-rio de las actividades relacionadas con las vacas lecheras, principalmente. Aunque actualmen-te en pueblos como Mazamitla, con mejores comunicaciones, televisores e internet, ya no están tan aislados como antes y los jóvenes se dedican a profesiones más variadas, la gana-dería bovina y la elaboración de productos lácteos siguen predominando.

PRODUCCIÓN DE GANADO BOVINO

En esta sección, trato sobre la importancia del ganado en sí en la región con una muy breve comparación numérica hecha a partir de los datos del inegi, la Sagar, el fira46 y la fao con el resto de la república y con los principales países productores de ganado bovino en el mundo. Las cifras son relativas, en vista de que los censos fueron hechos desde hace tiempo y, además, las cifras no son muy confiables en los censos mexicanos. El propósito es solamen-te señalar cómo se comporta la producción ganadera en Jalisco en comparación con el resto del país y otras naciones.

Según el VII Censo Agropecuario de 1991, hecho por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (inegi),47 en el estado de Jalisco se registró la existencia de 1 821 059 cabezas de ganado bovino. Esta cifra total se divide en la siguiente forma: unidades produc-tivas rurales 82 735 con un total entre todas de 1 743 713 cabezas; unidades productivas urbanas y viviendas con cría, 14 214 con un total de cabezas de 77 346.

Lo interesante es cuántas unidades urbanas y viviendas con cría existen en Jalisco, es decir,

ganado en espacios urbanos y, al comparar estos datos con los del resto del país, resulta que Jalisco es el número tres; Michoacán tiene el primer lugar y Guanajuato el segundo. Al hablar de ejidos y de comunidades agrarias con actividad ganadera, resulta que Jalisco ocupa el número seis en la jerarquía de la república; Veracruz, Tabasco, Sonora, Chiapas y Chihuahua son los que más tienen. En toda la republica los ejidos y las comunidades agra-rias con actividad agrícola constituyen aproxi-madamente 84% y los de actividad ganadera son como 13%; el restante 3% está dedicado a otras actividades.

JALISCO EN COMPARACIÓN CON EL RESTO DEL PAÍS

El número de cabezas de ganado bovino en toda la república es de 23 271 363; el de uni-dades de producción rurales, 1 271 546, con 22 281 827 cabezas; el de unidades de produc-ción urbanas y viviendas con crías, 179 748, con 989 536 cabezas. El estado de Veracruz es el que registra una mayor producción de ga-nado bovino: en total tiene 2 387 615 cabezas de ganado bovino y, de éstos, hay 118 366 unidades de producción rural con 2 344 744 cabezas y 10 239 unidades de producción ur-bana y viviendas con crías, con 42 871 cabezas. Las entidades federativas que menos ganado-bovino tienen son el Distrito Federal, con un total de 16 817 cabezas, Quintana Roo con un to- tal de 53 378 cabezas y Tlaxcala con un total de 63 918.

Es interesante la comparación de México con otros países. En el siguiente cuadro, se puede obtener una perspectiva general de producción de ganado bovino destinado para el consumo en los principales países produc-tores en el mundo para el año 1995. También sirve para comparar a México en relación con otros países de alta producción.

En México se pueden dividir las zonas de la

46 Documentos técnicos del fira del Banco de Méxi-co, Elementos de análisis de las cadenas productivas: carne de bovino y elementos de análisis de las cadenas productivas: leche, Banco de México, 1996.

47 inegi (Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática), Aguascalientes, 1993.

Page 38: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

38

ganadería destinada a la producción de carne de bovino en cuatro grandes regiones geográ-ficas con base en las condiciones climáticas. Según el boletín informativo del fira,49 estas regiones agroclimáticas son las siguientes:

1) Región árida y semiárida, que abarca los estados de Sonora, Durango, Chihuahua, Baja California, Nuevo León, Zacatecas, Coahuila y Baja California Sur.

2) Región templada, que abarca los estados de Jalisco, México, Guanajuato, Hidalgo, Pue-bla, Querétaro, Aguascalientes, Tlaxcala, Morelos y el Distrito Federal.

3) Región tropical seca, que abarca los es-tados de Tamaulipas, Michoacán, Sinaloa, Oaxaca, Guerrero, San Luis Potosí, Nayarit y Colima.

4) Región tropical húmeda, que abarca los estados de Veracruz, Chiapas, Tabasco, Yuca-tán, Campeche y Quintana Roo.

EL APROVECHAMIENTO DE LOS PRODUCTOS

DEL GANADO BOVINO

El proceso de la explotación del ganado destinado a la carne y a otros productos. Primero el ganado es concentrado en centros de acopio donde se engorda. Al llegar al peso deseado el gana-do se manda al rastro donde es sacrificado. Las diferentes partes del animal son aprove-chadas de distintas maneras: 1) la carne en canal y la carne en cortes va a los supermer-cados, a las carnicerías y a la exportación; 2) los cueros van a las curtidurías, y 3) los restos que no se utilizan para los cortes de carne y de cueros son mandados a la sala de rendimiento donde procesan las grasas y las harinas desti-nadas a alimentos, a jabones y a otros produc-tos variados.

El destino de la producción lechera procedente de las vacas. Según el Documento Técnico del fira,50 en 1993 el abasto de la leche estaba compuesto de la siguiente manera: la produc-ción nacional constituía 69% de la leche, y la leche en polvo importada, 31%, lo que daba un total de 10 500 millones de litros. De este total, 75% de leche fluida para el consumo fue repartida de la siguiente manera: bronca, 35%; procesada para el comercio, 51%, y para pro-gramas sociales, 14%. El restante 25% era le-che destinada para la industria: yogurt, 7%, queso, 81%; mantequilla, 11.5%, y helado y otros, 0.5 por ciento.

RESUMEN DE LA PRODUCCIÓN DE GANADO BOVINO

La importancia del ganado bovino en México es evidente al ver las cifras y al compararlas con las de otros países. Los últimos datos de la fao sobre el total de producción de carne bovina en México durante el año 2002, fueron

48 Elementos de análisis de las cadenas productivas: carne de bovino, Banco de México-fira, Documento Técnico, México, 1996, p. 7.

49 “Oportunidades para el desarrollo de la ganadería bovina productora de carne en México”, Banco de Méxi-co-fira, Boletín Informativo, núm. 295, vol. XXIX, Banco de México, México, 30 de junio de 1997, pp. 6 y 7.

50 Elementos de análisis de las cadenas productivas: leche, Banco de México-fira, Documento Técnico, 1994, p. 29.

Cuadro 1 TONELADAS EN CANAL

Países/ 1995 Producción de carne de bovino

E.U.A. 11 552 000Brasil 4 620 000Federación Rusa 3 071 000Argentina 2 500 000Oceanía 2 472 000México 1 412 000Canadá 960 000Otros 27 251 000

Total mundial 53 838 000

Fuente: Sagar (México) y fao (total y demás paí-ses).48

Page 39: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

39

de 1 450 881 toneladas métricas y, para este mismo año, 30 600 000 cabezas de ganado bovino, o sea, en pie.51 Los datos de la Sagar arriba mencionados para el año 1996, mostra-ron un total de 1 412 000 toneladas de carne bovina para México. La comparación de 1996 con 2002 señala que se mantiene la producción de carne bovina, más o menos, en el mismo nivel. Se registró un incremento en la cantidad de cabezas de bovinos en la República Mexica-

na: en 1991 (inegi, arriba citado), 23 271 363 cabezas; para 2002, un total de 30 600 000 ca-bezas (fao, arriba citado). En comparación, según los datos de la fao,52 en 2002 los Estados Unidos tienen registradas 96 700 000 cabezas de ganado bovino, la más alta producción de bovinos en el mundo. Con esto se puede tener una idea de la relación numérica de México con el país de máxima producción de ganado bovino en el mundo.

51 fao, http.www.fao.org/waicent/portal/statistics, 27 mayo de 2003.

52 fao, http.www.fao.org/waicent/portal/statistics, 29 mayo de 2003.

Page 40: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH
Page 41: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

41

El trabajo de campo

recordar y hace varios intentos para dar la información requerida durante la conversa-ción con el encuestador, eso se pierde porque no se registra. Este tipo de entrevista altamen-te estructurada no funciona bien para esta investigación.

La entrevista semiestructurada es más am-plia que la primera. Las preguntas sirven para llegar a temas de interés en forma controlada y en orden. Es una forma que ayuda a recopi-lar los datos de la entrevista porque cada in-formante sigue el mismo orden de temas. En este sentido, es valiosa cuando se trata de casos donde la comparación entre informantes es importante. En este caso el cuestionario es una guía, pero restringe al informante al no am-pliar la conversación hacia otros temas que pueden surgir y ser interesantes para la inves-tigación. El problema es que el investigador siente la necesidad de mantener el orden de las preguntas. Estas entrevistas, por lo general, se graban y en ese sentido son más confiables. Aunque el informante pueda haberse desviado del tema, al analizar las transcripciones uno se percata de muchos detalles de interés que en el momento de la entrevista parecían ajenos al tema. Creo que este método es válido cuan-do se trata de temas específicos.

La entrevista no estructurada es, en mi opinión, muy productiva. El hecho de no res-tringir al informante con una serie de pregun-

En mi experiencia en el pasado con investiga-ciones que implicaban entrevistas, aprendí que, dependiendo de la documentación de éstas, pueden ser categorizadas de tres formas generales: 1) la entrevista altamente estructu-rada, basada en un cuestionario, con respues-tas controladas; 2) la entrevista semidirigida con un cuestionario más abierto que permite al informante hablar más del tema en cuestión —en este caso, el cuestionario es una guía para la entrevista—; 3) la entrevista no estructurada, con una relación más social entre informante e investigador que produce un discurso muy amplio y abarcador.

La entrevista estructurada funcionó cuando el informante reconocía cierto léxico o no. El cuestionario sirvió como ficha de cada infor-mante y la respuesta fue anotada allí mismo; la entrevista no fue grabada. La crítica que tengo a este método es que limita el resultado a una sola respuesta controlada y el informan-te muchas veces dice lo que sea para salir del paso; no tiene la oportunidad de extenderse en el tema y, a veces, no reflexiona lo suficien-te para elaborar una respuesta más acertada. Además, con ese método no se acostumbra a efectuar una grabación de la sesión de pre-guntas y respuestas y se pierde información periférica de la información adquirida, que puede ayudar a aclarar situaciones dudosas; por ejemplo, cuando el informante parece no

Page 42: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

42

tas preestablecidas permite una conversación más natural entre el actor y el investigador. En este tipo de entrevistas existe más participa-ción del investigador para compartir experien-cias y conocimientos. El investigador logra profundizar en el mundo del actor. Se rompe la distancia crítica y analítica que se trata de mantener en las otras. Cuando se trata de te-mas que implican mucha reflexión por parte del actor, éste logra una mejor vía de conver-sación natural, donde una idea puede provo-car otra, o hay apoyo o provocación por parte del investigador para lograr que el informan-te profundice en el tema deseado.

Los tres métodos para efectuar entrevistas tienen valor en ciencias sociales, pero para la antropología cognitiva, el primero en mi opi-nión, tiene escasa utilidad. Son las otras dos formas las que mejor se aplican a una investi-gación de campo. Depende de la problemáti-ca de la entrevista y de las metas propuestas. Ahora bien, ¿cuál de esas dos maneras convie-ne poner en práctica? Cuando se trata de entrevistas en las que el discurso va a ser ana-lizado, siempre se graban y se transcriben; el registro en video es excelente, pues en este caso se captan más formas de expresión que con el solo lenguaje hablado.

EL INICIO DEL PROYECTO

El proyecto se inició con los viajes a la sierra, los contactos con los rancheros-ganaderos y los primeros intentos de entrevistas. Menciono estas experiencias porque fueron importantes para definir la metodología para efectuar las entrevistas, la observación y participación en las actividades ganaderas de esa zona nueva para mí. Observé dos cosas importantes desde el principio: primero, que los rancheros-gana-deros son muy escuetos en su forma de expre-sarse y, por lo tanto, que no todos producen discursos largos y continuos; y segundo, que la fuerte segregación de género en actividades sociales y en el trabajo iba a ser un problema

para el registro de la participación de la mujer en la ganadería. También me di cuenta de la necesidad de la participación y de la observa-ción de mi parte y del registro por otros medios, como el video, las fotografías y la vida diaria con el campo, o sea, no depender solamente de las grabaciones de las entrevistas, esto para captar lo más posible del trabajo en equipo y de las actividades generales de la ganadería. El objeto de estudio es lo que sucede en la mente del ganadero y no en el ganadero en sí. Men-ciono esto desde el principio porque la meto-dología que se formula durante la trayectoria del proyecto va de acuerdo con esas metas.

TRABAJO DE CAMPO

La idea de hacer un estudio en torno al gana-do nació durante una conversación con Fer-nando Leal cuando se planteó un proyecto dentro de la disciplina de la lingüística. En aquella época, el estudio estaba enfocado hacia la lexicografía. Las primeras entrevistas estuvieron dedicadas a captar los términos de los colores del ganado equino y bovino. Des-pués, al entrar al programa del Doctorado en Ciencias Sociales de ciesas-Occidente en 1996, el proyecto se enfocó en la antropología cog-nitiva, donde actualmente se sitúa.

El interés por trabajar el tema de la Sierra del Tigre comenzó gracias a una invitación a comer de la familia Durand Arias a su terreno en el municipio de Mazamitla, donde después ellos construyeron una casa de campo. Duran-te la reunión, conocí a Elías Contreras, vete-rinario de Concepción de Buenos Aires, con quien comenzamos a platicar sobre el ganado mayor y el trabajo de un veterinario en la sierra. A los pocos minutos, se juntó un grupo de personas relacionadas, de una manera u otra, con la ganadería y la plática siguió por un rato. De esa comida salí convencida de que la zona era rica en tradición ganadera. Ade-más, las personas con quienes hablé estaban dispuestas a participar en las entrevistas y en

Page 43: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

43

las visitas para formular el proyecto. Don Sal-vador Yáñez, profesor de piano de Concepción de Buenos Aires, ofreció ponerme en contac-to con algunos ganaderos del municipio.

En este tiempo Jorge Durand estaba clasi-ficando y arreglando el Archivo Municipal de Concepción en busca de material para su proyecto sobre migración para facilitarle la investigación histórica a Patricia Arias. Él me ofreció el acceso a los documentos que se encontraban en Guadalajara en aquellos tiem-pos. Aproveché y revisé los archivos dedicados a asuntos ganaderos: la mayoría fueron guías sanitarias, facturas de compraventa y listas de animales perdidos o robados entre los años 1920-1950. Cuando empecé a revisar esos documentos, seguí con la idea de analizar los términos de los colores del ganado mayor y saqué una lista de cómo, en aquellos tiempos, se describía el aspecto físico del animal. El color de los animales fue la característica más notable y, en segundo lugar, los aspectos físicos distintivos, como cola corta o sin cuernos, por ejemplo. En cada documento, se registraba además, el fierro y, si fuera el caso, la ventilla-da, o sea, la contraseña con que fue vendido el animal. Otra de las visitas a la Sierra del Tigre fue por una invitación a una comida ofrecida para Daniel Barragán por parte de Salvador Yáñez, Jesús Torres y Elías Contreras de Concepción de Buenos Aires, con fines de obtener más datos sobre la historia de la fami-lia Barragán, propietarios de la ex hacienda de Toluquilla, que se encuentra cerca del pueblo.

Llegamos al pueblo por la mañana. Como de costumbre, citan temprano, a las diez de la mañana, para una comida. Es una actividad que lleva todo el día. La cita fue en la casa de Jesús Torres y allí nos juntamos todos. En el grupo había personas de San José de Gracia, don Luis González y su familia; los de Guada-lajara, don Daniel Barragán y señora, la fami-lia Durand Arias; Rodolfo y yo, y los organiza-dores de la comida en el pueblo: Salvador Yáñez, Elías Contreras y Jesús Torres.

Al llegar a la casa, nos quedamos parados, formalmente, en semicírculo, participando en el acostumbrado protocolo de conversación sobre el clima, el viaje al lugar y la salud de distintas personas. La señora de la casa salió solamente para preguntar si alguien quería algo de tomar. Los de San José de Gracia tar-daron mucho en llegar. Yo estaba un poco nerviosa pensando que iba a ser un día ligera-mente aburrido. Pero llegaron los que faltaban y nos trasladamos en caravana al seminario del pueblo donde se ofreció la comida.

Una vez allí, se formaron grupos con dis-tintas conversaciones. Todos al principio pa-rados y después las mujeres —familiares de Luis González— sentadas. Al comenzar, el ambiente era formal y un poco tenso. Observé que el veterinario Elías, un tío de él —que es el inspector del rastro—, Jesús Torres y otros relacionados con la ganadería de la zona, es-taban apartados de la conversación que man-tenían Daniel Barragán y los académicos. Ellos estaban parados junto al muro sin hablar, so-lamente veían a la concurrencia. Fui con ellos a efectuar una entrevista grabada sobre los colores del ganado vacuno y equino; ya venía con el plan de hacer una entrevista.

Tenía mi lista preparada para la entrevista, con los términos de los colores que saqué de las facturas de compraventa y guías sanitarias del Archivo Municipal. El objetivo de la lista fue, además de tener una guía para enfocar la plática: 1) corroborar si los términos eran correctos y vigentes, 2) a qué color se referían y 3) obtener términos adicionales. Los partici-pantes en la entrevista fueron: Elías Contreras, Nicolás Contreras y Benjamín Contreras. A me- dia entrevista, se acercó la señora Armida de la Vera, esposa de Luis González, y empezó a participar. Ella viene de una familia sonoren-se relacionada con la ganadería.

La entrevista grabada duró una hora y media y, al final, los participantes estaban cansados o, más bien, enfadados y sugirieron que ya fuéramos a comer algo. La conversa-ción cambió a temas generales, pero los en-

Page 44: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

44

trevistados se quedaron reflexionando y dije-ron que el inspector de ganado del municipio era el que más sabía sobre los colores en cues-tión. La entrevista contiene una discusión amplia del tema y de la dificultad de describir el color en cuestión, y las discrepancias entre unos y otros. Señala el cambio en el uso de cierto léxico a través del tiempo. El señor de más edad manejaba un rango más amplio que los más jóvenes.

La separación de las mujeres y de los hom-bres en las actividades sociales es muy notable, en ésta es raro ver a las mujeres. Ese fenóme-no de segregación de género cambió la forma de registrar la participación de la mujer en las actividades relacionadas con la ganadería. Desde el principio, en el primer encuentro, expresé mi interés hacia la ganadería de la sierra y, con base en eso, encontré que tenía más oportunidad y acceso a los hombres que a las mujeres. Según los de la sierra, el trabajo de la ganadería es de “hombres” y por esa razón sólo me dirigí a ranchero-ganaderos varones. Pero uno encuentra sorpresas, una mujer, Laura González, elabora queso de ma-nera tradicional y también esta labor es con-siderada como trabajo masculino. Otro caso es el de Alicia Cásares, quien ordeña todas las vacas, diez en total, de “la ordeña de don Juan”. Juan nunca mencionó que Alicia, su esposa, es quien ordeña las vacas. Y fue hasta que yo observé de manera directa el proceso cuando me di cuenta de que era ella la que ordeñaba.

LOS GANADEROS DE LA SIERRA DEL TIGRE

Estas experiencias, junto con sucesivos viajes a la sierra, fortalecieron la propuesta de dedi-carme al mundo ganadero de la sierra como tema de investigación. Al retomar la discusión con mi tutor, Fernando Leal, sobre el proyec-to, ya como propuesta de tesis doctoral en febrero de 1996, llegamos al acuerdo de que

la investigación se enfocaría en la antropología cognitiva. Ambos consideramos que es dentro de ese ramo de las ciencias sociales donde se puede profundizar y obtener mayor conoci-miento sobre el pensamiento, los saberes, la conceptualización y visión del mundo de los ranchero-ganaderos de la Sierra del Tigre.

El siguiente paso fue comenzar a desarro-llar un guión conceptual que abarcara lo que esperaba encontrar. Se trataba de analizar los procesos cognitivos de los rancheros-ganade-ros de la Sierra del Tigre: cómo piensan, cómo hablan, cómo interactúan y qué saben que los hace diferentes de los demás, y qué tiene en especial el pensamiento del ranchero ganade-ro. Con esa meta se planearon las primeras entrevistas grabadas y transcritas para efectuar un primer análisis del material y llevar a cabo una primera evaluación.

UN DÍA EN CONCEPCIÓN DE BUENOS AIRES

La primera entrevista formal, con el nuevo planteamiento del proyecto, fue con don Gua-dalupe Díaz Contreras, un ganadero de Con-cepción de Buenos Aires. Fue una experiencia fructífera. Por teléfono me citó: “medio día pa’bajo”. Entonces hice mis preparativos para llegar al pueblo temprano, en la mañana, y efectuar la entrevista. Me llevé una sorpresa al llegar a su casa, pues la señora me dijo que el señor se había ido a Mazamitla, a un “manda-do”, y pensaba regresar como a las cuatro o cinco de la tarde. Busqué a otras personas tratando de no perder tiempo de trabajo.

Aproveché la oportunidad y fui a la casa de don Salvador Yáñez, quien me tenía guardada una lista que había conseguido Jesús Torres; era de todos los ganaderos registrados en el municipio: unos cuatrocientos en total. Don Salvador y su linda hermana, Rosario, insistie-ron en que me quedara a comer. Don Guada-lupe Díaz Contreras todavía no había regresa-do de su mandado en Mazamitla.

Page 45: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

45

Antes de comer, don Salvador me llevó a conseguir una entrevista con el inspector municipal del ganado. Desde hacía un tiempo, Elías, el veterinario del pueblo, me había aconsejado entrevistar a esa persona porque tenía una larga experiencia en describir y documentar el ganado como inspector del rastro y del municipio. Él es el encargado de hacer las facturas de compraventa y las guías sanitarias, entre otras cosas y, además, tiene un contacto constante con los animales y ga-naderos de la zona.

La oficina se localiza dentro de la casa de la Biblioteca, enfrente de la Presidencia Mu-nicipal de Concepción. Don Salvador me dejó allí sola, en la puerta de entrada de la oficina. Adentro del cuarto se encontraba un grupo de ocho rancheros-ganaderos, todos vestidos con su ropa de trabajo: botas de vaquero en-lodadas con ese barro rojizo común en la zona y con los sombreros puestos. Aunque había tres sillas de madera, todos ellos permanecían de pie. Había un par de perros amarillos, de raza indefinida, también embarrados del mismo lodo, acompañando a sus dueños. El inspector estaba sentado atrás de un escritorio sencillo de madera, con unos pocos muebles a los lados, de tipo funcional, como para guardar misceláneas o documentos que gene-ra la oficina. Había un foco suspendido del techo.

Cuando entré a la oficina, se hizo un silen-cio total por parte de los ganaderos. Nadie habló ni sonrió, solamente se me quedaron viendo con la mirada fija y una expresión entre molesta y azorada. Entró un intruso de lo más extraño a su mundo. En realidad sí tenía mucha necesidad de estar allí por mi proyecto de investigación, con todo lo que me había propuesto hacer.

Me paré lo más derecha que pude e inflé los pulmones de aire, para aparentar más presencia o tamaño, y pedí perdón por moles-tarlos. Les expliqué que tenía un problema muy serio para entender ciertos nombres y términos sobre el ganado y que había pensado

que ellos —incluí a todos los presentes, por las dudas— me podían ayudar. Comenté que yo tenía experiencia con ganado de otros la-dos, pero cada región cambia algo en su ma-nera de nombrar los colores y tipos de ganado. Hice hincapié en que yo tenía muchos proble-mas para entender cómo nombraban las cosas en Concepción y que ellos eran mi esperanza para resolverlos. De repente, me veían más con curiosidad que con hostilidad. Seguí la conversación con el inspector tratando de suavizar el ambiente. Empecé con los términos para designar los colores de los caballos y las vacas; y el mismo inspector dijo que yo tenía mucha razón, que no es tan sencillo. Al final del encuentro todos opinaban, pero el inspec-tor tuvo la última palabra y la posición de experto. Pensé que era un ejemplo interesan-te del establecimiento de una jerarquía en el manejo del saber entre esos ranchero-ganade-ros, y que había valido la pena pasar por un rato incómodo y tenso. En realidad, ya no me importaban los términos de colores del gana-do equino y bovino como antes, solamente usé el tema para suscitar el interés de los ganade-ros. Entre ellos, el tema es de discusión habi-tual, porque existe mucha variedad en la manera de nombrar los colores del pelo de los caballos o de las vacas. No quería ponerlos en problemas de reflexión sobre algo que iba a implicar más esfuerzo mental y, por lo mismo, provocar un rechazo que me cerrara las puer-tas. Terminamos hablando de viejas aventuras amansando caballos.

A las cuatro de la tarde, después de comer con don Salvador y doña Rosario, hice otro intento por encontrar a don Guadalupe Díaz Contreras. Tuve suerte, acababa de regresar e iba a comer cuando llegué a su casa y, claro, recibí otra invitación a comer. Sólo tomé agua fresca de zarzamora del campo. Le mencioné a don Guadalupe Díaz Contreras que estaba en el pueblo desde la mañana y que creía que la hora de la cita era en la mañana. Se le hizo chistoso que yo lo hubiera entendido de esa manera. Tuve que guardarme el orgullo urba-

Page 46: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

46

no y preguntar: ¿qué hora es “medio día pa’bajo”? Me contestó: “pos cuando baja el sol”, o sea, por la tarde.

Comenzamos la entrevista en su casa. La señora estaba en la cocina y cuando don Gua-dalupe Díaz Contreras se atoraba con algo, ella intervenía y completaba la información. Fue una entrevista libre acerca de su ganado. Don Guadalupe Díaz Contreras comenzó muy lacónico en su plática, con los ojos fijos en el micrófono de la grabadora. Incluso, pensé que no iba a lograr gran cosa. De pronto, don Guadalupe Díaz Contreras manifestó su inte-rés en ir a los corrales de su ganado, cerca del pueblo, para poder dar una mejor explicación. Estuve feliz con la propuesta y nos fuimos a sus corrales de engorda y a su almacén de forraje. Allí don Guadalupe Díaz Contreras respiró profundo, vio para arriba, luego hacia la sierra y luego a su ganado, y me preguntó si a mí también me gustaba el campo y el ga-nado. Contesté que sí y que hasta el olor de las vacas y el ganado en general me encantaba. Con eso se rompió la barrera y fui considerada como persona grata y normal en ese mundo particular. La entrevista siguió, pero con un cambio para mí: don Guadalupe Díaz Contre-ras, al llegar a sus terrenos y ambiente, empe-zó a hablar más libremente sobre las vacas lecheras, sus toretes de engorda, la prepara-ción de alimentos y demás cosas relacionadas con el ganado. Él comenzó un discurso de tipo narrativo y descriptivo, la entrevista se convir-tió en una rica fuente de información. Él ha-blaba a sus vacas por sus nombres, fue alenta-dor observar esa comunicación entre el ganadero y las vacas.

Con la experiencia de esa entrevista, quedé convencida de que funcionaba mucho mejor provocar que los informantes hablaran libre-mente sobre su mundo ganadero. La desven-taja comenzó cuando se desviaban demasiado del tema y empecé a preocuparme por no obtener la información buscada. En otra oca-sión, un informante habló como dos horas sin parar y buena parte de la plática fue sobre una

nieta a la que obviamente él adoraba porque a la niña le encantaba montar a caballo. Éste fue un ganadero de Guadalajara con grandes ranchos en Tamaulipas y Chiapas, de ganado destinado a la carne. Es un ganadero de tipo empresario que contrasta con el ganadero ranchero de la Sierra del Tigre.

LA SALUD Y LA REPRODUCCIÓN DEL GANADO

La salud del ganado mayor, equino y bovino, es central en la vida de quienes se dedican a la cría y a la producción de estos animales. Gran parte de las preocupaciones y actividades cotidianas están orientadas a la prevención y el tratamiento de enfermedades, la nutrición, la reproducción, la genética y el funciona-miento productivo del animal. El máximo terror para cualquier ganadero es que haya alguna epidemia con graves consecuencias para su ganado; las pérdidas en esos casos son terribles. El bienestar del animal es lo que asegura su meta productiva, sea la leche, la carne o el animal de trabajo, transporte o deporte. Dada la larga tradición ganadera, existe una cultura ganadera heredada por generaciones. El saber necesario para realizar las tareas vitales para la producción y repro-ducción ganaderas viene de ese largo proceso de adquisición y transformación del conoci-miento en relación con los animales.

Las entrevistas realizadas han señalado que la etnomedicina es un tema recurrente dentro del discurso de cualquier informante y desta-can los siguientes dominios generales: 1) par-tos, 2) razas, 3) enfermedades, 4) alimentación, 5) cuidados y tratamientos, 6) causas, 7) pre-vención e higiene, 8) remedios y medicamen-tos, 9) resistencia y rendimiento, 10) carácter y temperamento, 11) desarrollo físico y crian-za, y 12) ojo clínico y observación. Dentro de cada uno de esos dominios existe una cantidad variada de formas de concebir las distintas si-tuaciones que pueden ocurrir y, por lo mismo,

Page 47: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

47

variadas formas de actuación. La liga entre el conocimiento del técnico experto y el del ga-nadero y personas asociadas con el ganado es un constante juego.

En las siguientes entrevistas utilicé una guía de los temas basada en los dominios arriba comentados, y traté de centrar al informante en la entrevista cuando se desviaba del tema. Después de un análisis de las primeras trans-cripciones, surgió la idea de reducir el tema de la investigación a la etnomedicina, o sea, todo lo relacionado con la salud del ganado, y buscar los dominios que abarcaban lo que se pretendía estudiar. Hubo la propuesta de entrevistar a veterinarios de ganado mayor para tratar de identificar los conceptos del “experto” en lo relativo a la atención médica de vacas y caballos. Se formalizó un cuestiona-rio, se puso a prueba y, otra vez, sucedió que la información estuvo limitada a contestar el cuestionario de preguntas específicas. En cier-tos casos, el resultado fue una lista de nombres de cosas, como los instrumentos de trabajo. Pero cuando el informante, por su cuenta, cambiaba a un discurso de tipo narrativo, que fue por lo general cuando el veterinario re-cordaba un incidente o un caso en especial, la entrevista volvió a ser rica en información y cubrió mucho más datos que los buscados en la pregunta. En seguida, algunos casos de preguntas y respuestas.

1. ¿Qué cosas observas?2. ¿Qué cosas preguntas?3. ¿Cuáles enfermedades y fenómenos son

los más comunes que ves?4. ¿Qué cosas son rutinarias?Veterinario: limar muelas, desparasitar,

poner vacunas, hacer análisis de sangre, aná-lisis coproparasitoscópicos. Eso es de rutina.

Daría Deraga (en adelante dd): ¿En el campo, por ejemplo, cuando ibas mucho?

Veterinario: desparasitar y vacunar.5. ¿Qué cosas son las más raras?6. ¿Cuáles son los remedios más comu-

nes?Veterinario: bueno, los más comunes, de

los que se usan diario, por ejemplo, son los

lavados estomacales para los cólicos, el aceite mineral, analgésicos como la Neomelubrina, la Buscapina, la Butazolidina, las cortisonas, las dos cortisonas, vitaminas inyectables, ora-les, sueros... eso es lo del diario. Y pomaditas de Furacin o Yodada o Domoso, es de lo que se usa diario, diario, diario. Y ya después te vas a las medicinas más especializadas. Pero eso ya es otra historia totalmente.

7. ¿Cuáles son los instrumentos que uti-lizan?

Definitivamente, la salud y la reproducción del ganado mayor es lo que más preocupa al ganadero, su producción depende de eso. Pero después de analizar las primeras entre-vistas, hechas con cuestionario, con los veteri-narios se llegó a la conclusión de que, aunque el material es muy valioso para la sección sobre salud y reproducción ganadera, los resultados parecían limitados para el enfoque deseado y sobre todo como tema central de la tesis. Con más entrevistas y documentación se llegó a la conclusión de que lo interesante es lo que saben los ganaderos y otras personas relacio-nadas con la ganadería en general, y que estos saberes especiales era lo que los distinguía de otros, como por ejemplo, los habitantes urba-nos. Incluso entre el veterinario y el ganadero existen diferentes saberes sobre la salud y la reproducción.

LAS TÉCNICAS DE DOCUMENTACIÓN

Para obtener la información de trabajo de campo, se utilizaron varias formas de registro: entrevistas grabadas, videos, fotografías y la observación y participación directa por parte mía. Las grabaciones de las entrevistas fueron hechas con grabadoras sencillas, como las de los reporteros. Hago esta aclaración porque las entrevistas no fueron grabadas con equipo muy sofisticado, que es necesario si el enfoque del estudio es sobre un tema lingüístico que im- plica distinciones fonéticas o algo por el estilo,

Page 48: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

48

en que la calidad del sonido tiene que ser muy clara y fiel al hablante. Mis grabaciones tienen defectos que traté de eliminar con la experien-cia. Uno fue el viento que, al pasar por el micrófono, causa un ruido terrible que hace imposible entender al hablante. En el campo, el viento siempre es un factor para tomarse en consideración: llega a la hora menos deseada. Con un par de cintas mal grabadas, aprendí a proteger del viento las grabaciones.

La lluvia fue la siguiente mala experiencia. En el campo utilizan mucho las láminas de metal para techar espacios de trabajo y crear protección contra la lluvia y el sol. En varias entrevistas el sonido de la lluvia en la lámina es tan fuerte que compite con la entrevista y eso causa muchas molestias a la hora de la transcripción. Otro factor de interferencia es el radio a todo volumen, y esto no siempre se puede impedir. A veces las estaciones de radio, de música ranchera, dan ambiente a la graba-ción; algo como Radio Gallito, estación popu-lar en el campo. En una grabación de trabajo en equipo de veterinarios, en una clínica, lo que se grabó más claro fue Radio Gallito.

Las cintas grabadas de las entrevistas fue-ron transcritas completas y directamente a la computadora.

Encontré que la grabación con video para la documentación del trabajo en equipo y ciertas tareas que no implican mucho diálogo entre los actores son indispensables para la reconstrucción de la participación de los dis-tintos actores. Cuando se trata de miradas o gestos que significan mucho durante el traba-jo en equipo, solamente con video se pueden registrar, pero éste tiene que ser respaldado con la observación directa. También encontré que el trabajo con el ganado suelto en el cam-po es mucho mejor con video, respaldado, además, con grabación de sonido. Los casos más importantes son cuando el trabajo en equipo es en los potreros y en los corrales: allí, los participantes silban, gritan y hacen gestos

con el cuerpo, los brazos, las manos y el som-brero para mover y separar el ganado. En esos casos es indispensable el registro en su con-texto, con sonido y acción, para lograr las metas propuestas. En vista de que el objeto de estudio es lo que pasa en la mente de los ac-tores y no los actores en sí, es necesario abar-car todas las formas posibles de expresión externa del proceso del pensamiento para tratar de llegar a comprenderlos. Tal vez en un estudio económico de producción de lác-teos no hubiera importado tanto si don Juan, durante la ordeña, hacía un gesto con sus ojos más abiertos y las cejas levantadas que indica-ba a doña Alicia que hay viene un amigo que, a veces, ayuda con la ordeña, pero que más bien viene a tomar el pajarete con bastante alcohol. Este pequeño gesto de los ojos y las cejas comunica muchos pensamientos entre ambos actores.

La toma de video es algo especial en el campo. Hay algunas fallas. Cuando tomo video entre el ganado, durante una de las tareas de mucho movimiento, me emociono tanto con la acción de todos los participantes, incluyen-do el ganado, que de repente me encuentro en medio de una situación en que un toro, vaca o becerro viene hacia mí y tengo que brincar y moverme rápido. En esos casos, la grabación del video sale movida, con secciones filmadas de puro lodo, porque la cámara fue apuntada hacia el suelo durante la escapada. Afortunadamente, el sonido grabado señala qué pasó con los gritos de las demás personas; incluso en uno de los incidentes salió grabado: “¡Es buena para torear!”.

Las fotografías convencionales en papel o diapositivas sirven para documentar cuestio-nes específicas como instrumentos y equipos de trabajo o ejemplos de animales e instala-ciones de los ranchos. El objetivo de esa do-cumentación es formar un banco de datos general de la investigación e ilustrar el texto final.

Page 49: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

49

EL REGISTRO EN EL MUNDO EQUINO

Como parte de la investigación está dedicada al ganado equino, desde el principio del proyecto se recopiló la documentación de distintos as-pectos del trabajo especializado con los caballos. Uno es el del herrero, es decir, el que arregla y pone herrajes (zapatos) a los caballos. Es una persona clave en el campo para el caballo, de trabajo y de lujo, y para el caballo que se usa en deportes como la charrería, las carreras de pue-blo o hipódromo y la equitación. Escogí a Artu-ro como ejemplo de esa especialidad, porque él ha abarcado todos los distintos medios de traba-jo. La documentación del trabajo de Arturo está en video, en entrevistas grabadas y en observa-ción directa. En el caso de Arturo se trata del registro del trabajo en equipo en el que se ob-serva la distribución de las tareas físicas y cogni-tivas entre el herrero, el ayudante del herrero, el veterinario, el jinete y el caballerango.

Otro aspecto de este mundo es la clínica veterinaria equina, donde registré cuatro casos completos de cirugía con el propósito de ob-servar el trabajo en equipo de los veterinarios y sus ayudantes. Esos casos han sido documen-tados desde que comienzan con el calmante, la preanestesia y la “tumbada”; la colocada sobre la mesa de cirugía, la anestesia y todo el proceso que sigue hasta que el caballo está despierto y parado de nuevo en su caballeriza. Todo el proceso toma como seis horas en cada caso. El objetivo es parecido al del herrero: identificar los saberes especializados y la dis-tribución de las tareas físicas y cognitivas. Uno de esos casos, con todo el drama de la sala quirúrgica, lo tengo documentado como caso 2 en el capítulo “El saber ganadero: comuni-cación y casos específicos”.

Otro tema sobre los caballos fue el de la reproducción y su crianza. Sobre esos domi-nios tengo registrado en video un parto, entre-vistas grabadas con un veterinario especialista en reproducción y observación y participación propias.

LA PROPIA EXPERIENCIA

Dada una larga vida ligada a animales y a es-tudios de biología, mi experiencia con anima-les ha sido continua. Pero lo que más me ha apoyado son mis experiencias con el ganado mayor, equino y bovino. Para lograr entender lo que está pasando en la mente del ganadero y del ganado, aprovecho mi propio archivo mental de experiencias, esquemas, modelos y otros procesos cognitivos. Mi conocimiento del mundo ganadero, aunque el de la Sie-rra del Tigre fue nuevo para mí, me ha ayu-dado bastante en la identificación de los procesos cognitivos y los saberes especializa-dos de los ranchero-ganaderos y las demás personas relacionadas, de una forma u otra, con el ganado.

ANÁLISIS DEL MATERIAL

La transcripción de las entrevistas grabadas con los ganaderos, los veterinarios de equinos y bovinos, los especialistas como los ordeña-dores, los caballerangos, los vaqueros, los jine-tes y los que hacen queso, fue el primer paso. Los temas de un análisis preliminar fueron: la categorización; los modelos culturales; las et-noteorías; el lenguaje especializado; el saber ganadero; y los discursos de tipo narrativo, descriptivo y argumentativo. La técnica fue leer detalladamente la entrevista e ir marcan-do los ejemplos encontrados y en seguida, hacer fichas de cada tema con ejemplos esco-gidos para ilustrar los distintos apartados. El objetivo fue evaluar qué tanto era posible identificar estos temas dentro de las entrevistas grabadas y transcritas.

Una vez hecha esta primera evaluación, se decidió tomar los saberes ganaderos como eje central de la investigación. Eso cambió la manera de hacer el análisis. Para identificar los saberes especiales de los ganaderos y los de las demás personas involucradas en el mundo ganadero, fue necesario captar mucho

Page 50: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

50

más de lo que fue dicho en las entrevistas. Para eso, fue indispensable la reflexión sobre la experiencia propia dentro de este mundo junto con la observación y participación direc-ta con los actores. Para respaldar eso, fueron de mucho valor los videos y las descripcio-nes de las notas de campo. Y claro, las entre-vistas, pero leídas con otro enfoque. Un aspec-to importante del estudio es el saber colectivo, o sea, compartido, mutuo y distribuido, que implica el trabajo en equipo. La actividad ganadera no la realiza una sola persona, y aunque hay personas que dicen que ellas ha-cen todo, se olvidan de un sinfín de detalles que implican los saberes de otros. El análisis del trabajo en equipo se hizo mediante la observación participante; la grabación del lenguaje, o sea, la comunicación entre todos, el video de la acción y los apuntes para aclarar aspectos oscuros, confusos o algo que no fue posible registrar de otra manera. Un ejemplo es la tarea de vacunar el ganado que implica un trabajo de equipo de varios actores. En ese ejemplo, la distribución de tareas cognitivas y físicas entre los actores es indispensable para lograr el objetivo. Se buscó establecer la jerar-quía en la distribución de tareas. Además, dentro de este enfoque, una parte muy impor-tante fue el análisis del uso y la motivación detrás del discurso de tipo narrativo, descrip-tivo y argumentativo.

RESUMEN CUANTITATIVO

El trabajo reúne alrededor de sesenta horas de entrevistas documentadas por escrito y como cuarenta de esas horas están grabadas. Aunque algunas de esas grabaciones están en malas condiciones, se ha tratado de rescatar lo más posible. También hay entrevistas en las que el informante habla sin parar, y una o dos

horas es mucho, y otros que son muy parcos al expresarse, y dos horas parece poco. Las entrevistas grabadas abarcaban aproximada-mente novecientas cuartillas de transcripción.

El trabajo de campo es difícil de calcular en horas, días o meses, en vista de que estoy en contacto constante con asuntos de la gana-dería. Siento que convivo diario con la inves-tigación. Un ejemplo es el caso del ántrax. La documentación que hice al respecto fue, en parte, en el centro de Jalisco, con veterinarios y funcionarios y, otra parte, en la Sierra del Tigre con ganaderos y veterinarios. El asunto del ántrax sucedió cerca de Guadalajara, pero implicó al ganado de la sierra. Lo que me in-teresaba era cómo las distintas personas con-ceptualizaban lo relacionado con esa terrible enfermedad y qué pensaban sobre los casos encontrados en el rastro de Zapopan. Duran-te varios días hablé en Guadalajara con perso-nas relacionadas con el caso, sin poder grabar las entrevistas por razones de confidencialidad de los informantes y por razones políticas; las implicaciones fueron graves para las personas responsables del control sanitario en el rastro y peor aún para el ganadero que introdujo a propósito ganado enfermo. Menciono eso porque hay muchos casos en que no es posible grabar una conversación por el hecho de tratar sobre un tema polémico y el informan-te tiene desconfianza o preocupación de que la información salga al público con su nombre asociado.

Las idas a la Sierra del Tigre a veces fueron de varios días y muchos viajes fueron de ir y venir en el mismo día. Se trataba de estar presente cuando se efectuaban actividades de ganaderos de interés para mí, y eso implica un día o días enteros. Cuantas veces hubo opor-tunidad, trataba de ir, especialmente cuando resultaba una invitación a comer a la casa Durand Arias de Mazamitla.

Page 51: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

51

Un rancho

de ganado bovino “lechero”

El propósito es la descripción de un día de actividades relacionadas con la ganadería en un rancho de ganado bovino. El rancho selec-cionado se localiza en el municipio de Con-cepción de Buenos Aires en la Sierra del Tigre. Esta representación de un día de actividades sucedió en junio de 1999, a principios de la temporada de lluvias.

En esta descripción incluyo lo observado respecto al comportamiento del ganado en las distintas condiciones del trabajo. Espero que este capítulo sirva como la base de datos etno-gráficos que, junto con las entrevistas y los otros registros, hará posible las discusiones posteriores de tipo analítico y sintético en los siguientes capítulos. Para realizar esas discu-siones espero contar con esta documentación del rancho:

1. Las relaciones entre los actores partici-pantes en las actividades; la segregación de género, si existe o no; el trabajo en equipo, quién hace qué, la jerarquía en el mando, y las articulaciones con actores externos al ran-cho pero relacionados con las actividades en cuestión.

2. Las tareas específicas hechas durante el día y los objetos de trabajo asociados.

3. La relación física y cognitiva que tienen los distintos actores con los animales en cues-tión. Y cómo responden los animales a estas relaciones.

4. La organización del tiempo y del espacio en el rancho.

5. ¿Qué saben en especial estos actores que las personas ajenas al campo o la ganadería no saben?

UN DÍA EN EL RANCHO EL ARRIERO

Son las seis y media de la mañana y todavía no hay luz. En el potrero del rancho se alcanza a ver en la oscuridad las primeras vacas que caminan lentamente por una vereda hecha a fuerza de costumbre por ellas mismas. Poco a poco, se va formando el desfile matutino de vacas lecheras, una escena bella y pacífica, tí-pica del pastoreo.

A las siete de la mañana las vacas llegan a la entrada de los corrales. Están inquietas, se empujan unas a otras enfrente de la puerta de madera y, al mismo tiempo, llaman a sus hijos con un largo y profundo mujido. En un corral separado de la entrada, los becerros también llaman a sus madres, pero con un tono mucho más alto y agudo. Todos esperan con impa-ciencia la reunión después de unas diecinueve horas de separación.

Las vacas están sueltas en un potrero que colinda con los corrales desde las once de la mañana hasta el día siguiente. Ellas conocen muy bien la rutina diaria y nadie tiene que ir

Page 52: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

52

por ellas a la hora de la ordeña. Ellas, por su cuenta, comienzan una tras otra, a caminar por la vereda. Saben que se van a juntar a esa hora con sus crías y también que van a comer el alimento especial de la mañana que es el rastrojo y un concentrado especial de granos, salvado, minerales y vitaminas, llamado “leche-ro”. Siempre existe una excepción: la vaca a la que en realidad no le importa tanto su hijo y no viene por su cuenta. En esos casos, el vaquero tiene que ir a buscarla.

Son las siete de la mañana. Los dos orde-ñadores del rancho están arrimando el equipo de la ordeña, las bancas, “las lecheras” (el clásico bote para la leche), los piales, los trapos para la limpieza de las ubres, las cubetas, el alimento en costales y, claro, las jarras, choco-late y azúcar para el pajarete. Todo eso se hace en la oscuridad hasta que sale algo de sol. No se acostumbra tener los pocos focos eléctricos encendidos. Eso por la fuerte tendencia en el campo a no gastar en algo cuando no es con-siderado necesario.

Los dos trabajadores viven en el pueblo de Concepción de Buenos Aires y de allí salen a las seis o seis y media de la mañana con un café en casa. Es costumbre traer pan dulce para comer junto con el pajarete hecho de la leche durante la ordeña. El rancho está a diez minutos del pueblo en camioneta y como a media hora a caballo. Ellos por lo general vienen a pie, pero a veces consiguen transpor-tarse en una camioneta que va de paso por el camino. Como todos se conocen en el pueblo, es común saber las rutinas y rutas de las per-sonas y tratan de aprovecharlas cuando es posible.

A la hora de la ordeña aparece el ganadero propietario en su camioneta para ver cómo va el proceso. Es común que lleguen amigos de él y se junten a tomar pajarete y a platicar de asuntos —incluyendo chismes— de la ga-nadería y de la vida local en general. En el caso de este rancho, se trata de un ambiente mas-culino, por ende no hay mujeres presentes. Las señoras e hijas del propietario, los amigos

y los trabajadores están en el pueblo. Ellas, a esas horas, se dedican a las tareas caseras. Haré notar que en otros ranchos sí hay participación de la mujer, a veces en la ordeña y a veces en la elaboración del queso. Cuando el veterina-rio tiene que vacunar, inseminar o curar a un animal en especial, también va a esta hora. Es cuando el propietario y los ordeñadores están presentes y a veces es necesaria la ayuda de varias personas para mantener quieta a la vaca o al becerro.

Una vez metidas las vacas en el corral que colinda con la sección techada donde están los comederos y el resto del equipo para or-deñar, comienzan las tareas de la ordeña. En este rancho los comederos están hechos de neumáticos grandes cortados horizontalmen-te y pegados de tal manera que el fondo tiene la forma de un plato hondo. Las ventajas de estos recipientes son que no se rompen si las vacas los pisan, son fáciles de limpiar y de bajo costo. Están puestos en el suelo y rellenos de alimento para las vacas. Entra la primera y va derecho a uno de los comederos y comienza a comer. En ese momento el ordeñador colo-ca el pial, que sujeta las dos patas traseras junto con la cola. Es una de las tareas que necesita habilidad y práctica para lograr ha-cerla bien. Es para la seguridad del ordeñador y de la cubeta para la leche. Se trata de evitar una patada y la consecuente pérdida de la leche o un golpe al trabajador. También es para prevenir que la cola pegue al ordeñador en la cara. Una vez puesto el pial, el ordeña-dor comienza el aseo de la vaca, que consiste en la limpieza de la ubre con agua y una toalla. En seguida, coloca su banco y su cubeta junto a la vaca y se sienta a ordeñarla. Hay vacas a las que es más difícil extraer la leche; en otras, la labor de “bajar la leche” es más fácil; es una habilidad del ordeñador que se adquiere con la experiencia. Depende de la sensibilidad de la persona hacia la vaca, del ritmo y de la pre-sión de los jalones con las manos hacia abajo para que salga la leche. El ordeñador logra bajar la leche que la vaca trata de retener para

Page 53: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

53

su cría. En este rancho se acostumbra dejar algo de leche para los becerros al final, o sea, no se ordeña completamente la vaca.

Como hay dos ordeñadores se meten dos vacas al mismo tiempo. Cuando se permite que tome leche el becerro, se abre el corral de ellos y solamente se deja pasar al hijo de la vaca en cuestión, que va directamente hacia ella, y comienza a mamar, y a dar golpes con su cabeza a la ubre para que baje rápido la leche. Se empiezan a juntar las vacas en el espacio reducido de la ordeña, porque cada una se queda comiendo su alimento hasta terminarlo junto con su becerro que mama su porción de leche. Mientras unas terminan de comer, meten otras a ordeñar y así se van turnando, llegan a tener cuatro o cinco vacas metidas.

Es curioso ver a los becerros cuando tienen que encontrar a su madre y a veces se equi-vocan y eso sí que causa problemas, pero, finalmente, siempre encuentran a la propia. Por lo general, las vacas no aceptan otro be-cerro que no sea el suyo, solamente cuando su cría ha muerto, ha sido sacrificada o ven-dida muy pronto. En estos casos, se junta al becerro que no tiene madre con la vaca que perdió a su hijo.

Los ordeñadores se refieren a las vacas y a sus crías por sus nombres. Es común oír La Prieta, La Mariposa o La Estrella. A veces las becerras son llamadas como: “Aquella de la Prieta”. Mientras la becerra sigue junto con la madre es identificada como ella, pero al llegar a una edad mayor ya tiene nombre propio. Los nombres en la sierra son, por lo general, de animales o de cosas. Algunas personas ponen nombres de humanos como La Carme-lita o hasta La Thalía. Don Juan, que tiene su ordeña en Mazamitla, criticó seriamente esa costumbre de ponerles nombres de personas, y una vaca llamada Thalía era para él inconce-bible. Me costó mucho no reír durante la entrevista, pensando en Thalía, la estrella popular de televisión que dado su voluptuoso cuerpo, su fotografía sale en calendarios y

portadas de revistas. En este rancho los nom-bres son variados, un cachorro que anda por todos lados se llama El Chilango porque vino de la ciudad de México.

Este día en particular, el veterinario Elías Contreras, de Concepción de Buenos Aires, salió a las ocho de la mañana a vacunar a los becerros y a alguna vaca adulta que faltaba en el rancho. Son 24 animales para vacunar. Las vacunas son llevadas en una hielera para man-tenerlas frías. Es muy importante eso porque se trata de vacunas delicadas contra distintas bacterias y virus. En esta ocasión son tres dife-rentes tipos de vacunas, una es contra la fiebre carbonosa (Ántrax), la enfermedad más temi-da de todas. Aparte, el veterinario lleva un marcador de color rojo de tamaño grande especial para el ganado. Así raya el frente de la cara del animal al vacunarlo, como una forma de control.

El proceso consiste en, primero, lazar al becerro con una cuerda o “soga” como dicen en Jalisco. Algunos son tranquilos y se dejan manipular bien, aunque es bastante aparatoso el proceso: se tumban, se pelean, los tienen que amarrar a un poste o barda y sostenerlos entre varios. El vaquero más apto para eso, agarra el hocico del animal y mete los dedos en los orificios de la nariz y los mueve hacia un lado y otro, rápidamente, y como eso due-le bastante, el becerro se mantiene quieto para las inyecciones. Se aplican las vacunas en el hombro alto, debajo de la piel y como éstas son dolorosas, el becerro comienza a pelear de nuevo.

Durante esta sesión es cuando se aprecia la relación entre el becerro y el trabajador. Los becerros que son manejados desde recién nacidos son los más dóciles y se dejan agarrar fácilmente. Por lo general, con sólo sostener-los con las manos después de ser lazados, es suficiente para aplicarles las vacunas. De todos modos, estos becerros llaman a sus madres o a quien sea que pueda defenderlos. Su reac-ción al dolor en el hombro es caminar hacia atrás, como tratando de evadir las molestias.

Page 54: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

54

Casi todos los becerros responden así al ser soltados. Otros que tienen poco manejo, son mucho más difíciles de agarrar y sostener. Éstos se lanzan hacia arriba, jalan, resbalan y caen, y al mismo tiempo se oyen berridos y bufidos fuertes. En estos casos extremos es cuando el vaquero tiene que sostenerlos por la nariz o sujetarlos a un poste.

Terminada la vacunación, el vaquero suelta al becerro que, por lo general, queda medio atorado en la cuerda por uno de los cuernos o una pata y trata de correr entre el resto del ganado, y el vaquero lo sigue tratando de quitarle la cuerda. Todo este proceso es bas-tante rudo, brusco y de trabajo pesado por los jalones y los golpes que pueden dar los anima-les a los hombres. El escenario es de mucho ruido, muchos gritos, muchas risas y bromas cuando, por ejemplo, falla la cuerda al tratar de lazarlo y cuando el becerro corre hacia alguna persona en particular. A pesar de la hora temprana, ese trabajo hace sudar a todos los participantes. Un dato importante es que todo eso pasa dentro del lodo y el estiércol de las vacas y se podrán imaginar cómo queda uno embarrado después de esta actividad.

Una vez terminada la tarea de poner las vacunas causantes del desorden y la interrup-ción de la rutina de la ordeña, los ordeñadores comienzan, de nuevo, para finalizar el trabajo antes de la llegada del camión recolector de leche. Durante esa fase final de la ordeña empieza el formal ofrecimiento del pajarete por parte del ganadero propietario. El pajare-te es una bebida hecha con chocolate y azúcar dentro de una jarra encima de la cual se or-deña leche. El chorro fuerte hace el efecto de una batidora y hasta termina con una espuma vistosa. No falta quien ponga un poco de al-cohol a la jarra. Aunque la costumbre del alcohol en el pajarete se está perdiendo un poco, tal vez por más conciencia de la salud y del efecto del alcohol a esta hora. Los que no le ponen, me dicen que es porque provoca dolor de estómago. Pero muchos rancheros siguen fieles a la costumbre del “piquete”.

Al terminar de ordeñar cada vaca, ésta se junta con su becerro para que él tome algo de la leche que fue dejada a propósito. Después de que los becerros tienen su ración y las vacas terminaron su alimento de la mañana, se dejan sueltos, pero separados. Las vacas van de nue-vo al potrero y allí mismo, en unos comederos especiales para ganado, les ponen suficiente rastrojo para que coman libremente el resto del día. Los becerros van de nuevo a un corral especial para ellos y allí también los trabaja-dores les ponen el alimento suficiente para el libre consumo.

Otras tareas durante la mañana son: ali-mentar a los chivos y a los borregos que están en sus respectivos corrales pequeños, bajo techo. También se acostumbra dar un poco de la leche de la ordeña a perros y gatos. Esto fue una escena interesante. Los cuatro gatos y los tres perros toman la leche juntos y algu-nos de ellos tuvieron que esperar su turno, pero sin reñir. Otra tarea es dar alimento a los burros y a los caballos del rancho, que es ras-trojo con algo de maíz molido.

A las once de la mañana llegan los que recogen la leche de las ordeñas con su camio-neta de redilas. En este rancho no hacen queso. El dueño vende su producción a los procesadores de lácteos del pueblo que ela-boran queso, crema y mantequilla. El gana-dero deja algo de leche para el consumo fa-miliar. Los trabajadores, después de vaciar las lecheras a los tambos de la camioneta re-colectora, comienzan a lavarlas para dejarlas listas para la mañana siguiente. Por lo general, las tareas matutinas se terminan a las doce y media, y todos regresan a sus casas a descansar y a comer.

Dicen que antes la costumbre era “hacer las once” después de terminar la ordeña que, normalmente, es como a esa hora. Se trataba de ir a una cantina del pueblo a tomar tequila y una botana como aguacates con chile y cue-ritos. Según dicen, los que más iban eran los ganaderos con dinero y actualmente pocos siguen esa costumbre. Como decía mi difunto

Page 55: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

55

suegro, conocido como El Charro: “A las once una y a la una once”.

Por la tarde, el propietario asigna tareas a los trabajadores que, normalmente, consisten en arreglos necesarios para el mantenimiento del rancho. Cuando es necesario, el ganadero va con el veterinario para consultar sobre medici-nas, tratamientos y la reproducción del ganado, según los problemas que tenga. A veces, el ga-nadero regresa al rancho junto con el veterina-rio a inyectar a alguna vaca enferma.

Después de la comida de medio día, los trabajadores se dedican a las tareas que ha propuesto el ganadero. Las labores comunes son barrer las hojas caídas y la basura de los espacios de las entradas y de alrededor de las construcciones para mantenerlas limpias. Otra actividad es la reparación de las cercas daña-das. El trabajo es realizado entre dos personas, y esa tarde la tarea consistió en arreglar los lienzos de alambre de púas: uno agarra con una pinza especial el alambre y estira, mientras el otro clava las grapas o clavos para mante-nerlos tensos y en el lugar deseado. Otras ta-reas son preparar los costales de alimento para la mañana con la mezcla apropiada de rastro-jo y de concentrado lechero, que es hecho de granos altos en proteínas y grasas. También se dedican a arreglar cualquier problema de los comederos y bebederos, y de la limpieza ge-neral del rancho, según la época y las necesi-dades.

Durante la época de lluvia, la limpieza implica quitar las ramas caídas de los árboles que estorban el paso, retirar el lodo de las zonas de trabajo de la ordeña y abrir paso al agua de los charcos no deseados en los lugares de trabajo para que drenen. El camino de acceso al rancho también necesita ese tipo de mantenimiento. Otra tarea muy importan-te durante esa época es revisar la bodega y el alimento almacenado para asegurarse de que no hay humedad. El alimento se descompone fácilmente y la pérdida es grande. Es común que se rompan las tejas o láminas de los techos por el viento de las tormentas fuertes y las

ramas de los árboles caídos. Ésta es una de las tareas de mantenimiento constante.

La época seca es de los meses de octubre a finales de mayo, aproximadamente. Durante esa temporada las tareas son de reparación de lienzos rotos y caídos. Estas tareas implican: cambiar los postes de madera que no funcio-nan por podridos o rotos; cambiar el alambre de púas o tablas de madera de las cercas; re-forzar los lugares de los lienzos de piedra, alambre o madera, donde el ganado trata de pasar a la fuerza. Muchos de los problemas de los lienzos son a causa del ganado mismo. Para las vacas, el pasto del otro lado de la cerca siempre es el más verde. (Es un poco como el concepto que tienen los trabajadores migran-tes que conozco en la sierra, de que hay más dinero del otro lado de la frontera norte, y hacen un esfuerzo tremendo para pasarla.) En los ranchos donde tienen alambre electri-ficado para la separación del ganado, también necesita dársele mantenimiento; es común que se desconecten o se caigan y necesiten, entonces, reparación. El ganado tiene mucho respeto al alambre electrificado. Con la expe-riencia de uno o dos toques, muchos animales no vuelven a acercarse.

En cualquier rancho de ganado siempre alguien tiene que revisar que los animales cuenten con suficiente agua y alimento. Las rutinas y los horarios cambian de un rancho a otro, pero las necesidades del ganado son las mismas. En el caso de éste, hay un arroyo que pasa por el potrero y durante la época de lluvia no falta agua, pero en el corral de los becerros, sí hay que vigilar que el bebedero siempre esté lleno y limpio. También los en-cargados en este rancho dan suficiente alimen-to en la mañana para satisfacer las necesidades. Dan todo el rastrojo que puede comer el ga-nado en el potrero y en los corrales; eso es después del alimento concentrado consumido durante la ordeña. Además, el ganado afortu-nado, suelto en el potrero, cuenta con pasto silvestre. El ganado de este rancho se ve en muy buenas condiciones físicas, de peso ópti-

Page 56: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

56

mo, muy bonito pelo y con ojos alegres. Se nota que las vacas lecheras y sus crías están bien atendidas.

Otra tarea muy importante es la relativa a la reproducción bovina. Elías es el encargado de atender los asuntos veterinarios de este rancho y él es el indicado para vigilar el pro-ceso reproductor. Eso implica la revisión de las vacas para verificar que no tengan alguna in-fección de matriz o una mala función de ova-rios. El ganadero tiene que observar cuándo la vaca entra a su ciclo de ovulación, y eso se nota en el comportamiento y otros signos ex-ternos. Cuando la vaca está lista, el ganadero decide en qué forma será la inseminación. Una es la monta directa del toro, que es la manera más común en la sierra. Casi todos mantienen un toro semental para este propósito. La otra forma es la inseminación artificial con semen congelado. Es una técnica moderna y la menos aceptada por los ganaderos de este lugar. Elías y otros veterinarios comentan que tratan de convencer a los ganaderos de las ventajas de este procedimiento, pero son pocos los que hacen caso. Entre los ganaderos de la sierra existe la creencia de que es mejor el toro y, además, el costo es otro factor que se tiene en cuenta. Pero lo que ha observado es que tienen más fe en la monta directa porque es algo que ellos ven y entienden, mientras que el semen congelado es algo extraño para ellos y no fácil de entender. Incluso dicen que hubo un pro-grama del gobierno que regalaba semen con-gelado de razas de alta producción de leche, pero pocos aceptaron. Eduardo Partida, vete-

rinario de San José de Gracia, hace mucho esfuerzo por promover la inseminación artifi-cial. Las ventajas son la posibilidad de escoger la raza deseada del padre para lograr una cría que cumpla con los propósitos de producción. Estos propósitos pueden ser de un alto porcen-taje de grasa en la leche que da la raza jersey o de alta cantidad de leche que da la raza holstein, por ejemplo. También hay personas que quieren ganado para un doble propósito, carne y leche, y para lograr eso hay que mezclar la raza cebú. El veterinario es el más indicado para aconsejar cuál es la mejor opción. El ta-maño de la vaca y de la posible cría es otro factor que maneja el veterinario y en virtud del cual da consejos al ganadero para que escoja al semental. Una cría demasiado grande puede ocasionar muy malas consecuencias para una vaca chica.

Estas tareas se realizan durante la tarde, cuando hay más tiempo libre y menos movi-miento. Cuando la vaca llega a su término de gestación, también el ganadero tiene que vi-gilarla. Él reconoce que la vaca va a parir por su conducta —como el hecho de que se apar-te de los demás— y también él calcula la fecha. No siempre son posibles estos cuidados y las vacas tienen sus crías solas en los potreros y, por lo general, todo sale bien. Pero hay casos difíciles, con muchas complicaciones, y existe la necesidad de llamar al veterinario. Para eso no hay horario. Son las tareas que implican largas horas a media noche o de madrugada, con lluvia o frío, que en todos los ranchos ganaderos pueden darse.

Page 57: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

57

Los actores de la ganadería:

tipo de actor

caballos. Las personas encargadas de este tipo de comercio tienen que conocer muy bien los objetos o productos en venta para saber cuál es el que pide el cliente y poder dar consejos cuando es necesario y estar al tanto de los nuevos productos que llegan al mercado de mejores precios o calidad. En muchos casos, los dueños de las forrajeras tienen ganado y es un negocio adicional a la ganadería. Ellos, por su contacto con el campo, saben de las necesidades que tienen los otros ganaderos y, por lo general, son los de más éxito. Es común que vendan, además del alimento, medica-mentos, vitaminas y otros productos para el mantenimiento del ganado.

LOS GANADEROS

Por lo regular, el ganadero de la Sierra del Tigre nace allí mismo y proviene de familias rancheras por tradición que llevan generacio-nes viviendo en el lugar. Incluso se observa la repetición de ciertos nombres en los pueblos, como los Contreras de Concepción de Buenos Aires o los González de San José de Gracia. La endogamia entre las familias rancheras de la sierra prevalecía desde tiempo atrás, así como la tradición ganadera, que se ha mantenido en las formas productivas heredadas desde generaciones anteriores. El ganadero de la

Los actores que participan en las actividades del mundo ganadero son muy diversos. Los principales son los ganaderos mismos, dueños de ranchos y de ganado, pero también son necesarios profesionales como los veterinarios y especialistas como los ordeñadores, los ca-ballerangos, los vaqueros y los jinetes.1 En la Sierra del Tigre, cuando se trata de una fami-lia ganadera, lo más común es que todos estén involucrados de un modo u otro en las tareas. En el centro de Jalisco es diferente, puede presentarse el caso de que no toda la familia participe por tratarse de un ambiente más cercano al urbano. Los comerciantes también hacen una tarea importante dentro de este mundo, ponen al alcance los productos y objetos necesarios para realizar la producción ganadera. Éstos son los forrajeros que venden el alimento concentrado de marca comercial, los distintos granos y, en ciertos casos, la alfal-fa. Otros participantes son las ferreterías que venden los objetos de trabajo necesarios para hacer o arreglar los lienzos de los potreros, tambos para la leche, las cubetas, entre otras cosas comunes para el mantenimiento de un rancho, un establo lechero o una cuadra de

1 Hay otros actores menos claramente definidos, como los que hacen queso, las esposas de los veterinarios que atienden las farmacias y las esposas e hijos de los ganaderos que también participan; sobre ellos hablaré en otros capítulos.

Page 58: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

58

sierra comenta que siempre ha hecho lo mis-mo. Muchos no pueden concebir otra forma de vida y otros, que tuvieron la oportunidad de salir a estudiar una profesión, por lo gene-ral, una carrera veterinaria, regresan y conti-núan con la ganadería o con su profesión de veterinario de ganado mayor. Varios de los informantes de esta investigación son veteri-narios que se dedican a la ganadería y otros se dedican a la veterinaria de ganado mayor. Los ganaderos de la sierra son productores de pequeña y mediana escalas. La división de pequeña o mediana es arbitraria, pero por lo general se considera como pequeña unidad productiva un rancho de diez a quince vacas lecheras productoras y de veinte a cuarenta y cinco como mediana.2 Éstos son los tipos de ranchos con que tengo experiencia.

Un ejemplo de ganadero de unidad pro-ductiva de mediana escala es don Guadalupe Díaz Contreras, de Concepción de Buenos Aires, quien proviene de una familia ranchera ganadera desde que él recuerda. Don Guada-lupe, de unos sesenta años aproximadamente, tiene una casa amplia, con muchas plantas en el corredor; sus corrales y almacenes están en otro solar en los límites del pueblo. Tiene problemas con ciertos funcionarios municipa-les porque quieren que el pueblo parezca urbano y no ranchero, e insisten en que mue-va de allí sus vacas. Don Guadalupe tiene otros potreros y agostaderos a media hora de Con-cepción, con acceso de terracería y brecha. En los potreros tiene el ganado lechero y los be-cerros de engorda. Incluso su ordeña de cuarenta y cinco vacas se encuentra en el po-trero. En el solar, cerca de su casa, tiene unas seis vacas para la leche de consumo de su fa-milia, que son los hijos con sus familias, el suegro y su familia, y la suya propia. Además, en los corrales tiene una sección muy impor-

tante para él que es la de engorda de toretes destinados a la venta para carne. Allí, don Guadalupe les da una alimentación especial para lograr un peso promedio de cuatrocien-tos kilos por animal, peso considerado óptimo para la venta. Él vende a un intermediario de Guadalajara que viene con su camión de trans-porte, allí mismo se hacen los tratos. Los tore-tes pasan por la báscula y el inspector de ga-nado del municipio hace las guías sanitarias y la factura de compraventa. Los ganaderos saben que estos documentos sirven para con-trolar el robo de ganado —que antes hubo— por bandas de ladrones procedentes de Mi-choacán, que venían con sus camiones duran-te la noche y se llevaban el ganado. Según Elías Contreras Solís, veterinario de Concepción, los retenes de soldados que se encuentran en las carreteras de la sierra han detenido a los asaltantes.

Por las tardes, don Guadalupe hace queso en su casa con ayuda de su hijo casado. Entre los dos cada día elaboran varios quesos tipo cotija de veinte kilos. Ellos siguen la forma tradicional de hacer queso, sin maquinaria eléctrica revolvedora y sin mezclar la grasa vegetal. Don Guadalupe tiene un cuarto pe-queño —junto a la cocina— donde elabora el queso y en el patio de atrás de la casa lavan los utensilios de trabajo, drenan el suero del cua-jo, o sea, de los sólidos y la grasa de la leche cuajada, y dejan secar las telas especiales de los moldes. Don Guadalupe tiene una enorme experiencia en el mundo ganadero de la sie-rra. Sus saberes abarcan la ganadería tradicio-nal de la sierra y la agricultura. Siembra su propio maíz para ganado. Además, tiene los saberes especializados sobre la reproducción y cría del ganado lechero, de engorda, de llevar la ordeña con éxito, con buena produc-ción y de la elaboración de queso para venta en Concepción y Mazamitla.

Don Guadalupe representa al ranchero ganadero acomodado, propietario de una unidad productiva de tamaño medio con trabajadores asalariados que hacen las tareas

2 Rodríquez Gómez, Guadalupe y Patricia Chombo Morales (coords.), Los rejuegos de poder: globalización y cadenas agroindustriales de la leche en Occidente, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, México, 1998.

Page 59: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

59

manuales especializadas: el manejo del gana-do, la ayuda en la ordeña y otras tareas que no implican especialización con el ganado, como las misceláneas de un rancho —limpieza, re-paración de los lienzos, siembra y cosecha del maíz, y muchas otras—. Don Guadalupe, des-de luego, participa en la tarea de la ordeña junto con sus hijos.

Otro tipo de ganadero es Pablo González, de treinta y ocho años de edad, de San José de Gracia. Pablo estudió la carrera de veterinaria y regresó a su pueblo a continuar con el ran-cho de su padre. El rancho se encuentra en las orillas del pueblo y consiste en la casa de la familia, el establo y las instalaciones para los puercos, los corrales para el ganado en gene-ral y los becerros pequeños, el corral para los caballos y un potrero pequeño para las vacas productoras. También, allí mismo en el ran-cho, tiene una huerta de árboles frutales y una sección dedicada al cultivo de flores, de lo cual se encarga la esposa de Pablo. En ese ran-cho, se dedica a la cría de puercos y de vacas lecheras. Pablo tiene un bovino semental, de raza suiza, con el propósito de mejorar y re-producir una raza de vacas lecheras de alto rendimiento. La familia tiene otro rancho, separado del pueblo, con potreros grandes. Por lo general, el rancho separado del establo es el lugar para el ganado de carne, vacas horras, toretes y el ganado equino y mular.

Pablo resulta especial entre los ganaderos porque es veterinario y cuenta con conoci-mientos especializados sobre la salud y la re-producción que no tienen los otros. El padre de Pablo, don Bernardo, fue un ganadero muy emprendedor, el primero en introducir razas finas de ganado lechero en la zona durante los años cuarenta, y promovió mucho la indus-tria de lácteos. Pablo habla de su padre con mucho respeto y hace continua referencia a las formas en que él practicaba la ganadería. Pablo da crédito a su padre respecto a la mo-dernización y la tecnificación del rancho. De hecho, Pablo ha regresado a la forma tradicio-nal de ordeñar a mano las vacas. Ya no usa las

máquinas por no ser costeable ahora. En el caso de Pablo, la adquisición de saberes gana-deros viene de su padre y de la experiencia que tuvo con él de joven. Para don Bernardo, la tecnificación del rancho, el mejoramiento del ganado bovino y la diversificación de los productos cuando son convenientes, fue muy importante y también la razón de su éxito. Estos saberes fueron transmitidos a Pablo y, junto con sus estudios de veterinaria, le dieron una preparación muy efectiva para la ganade-ría en la sierra. Su unidad productiva es me-diana, tiene veinte vacas lecheras aproxima-damente. Pablo mantiene ordeñadores y trabajadores asalariados que también le ayu-dan con los puercos. Pablo no participa en la ordeña de las vacas. En el rancho, Pablo tiene su propio molino y mezclador de granos para la preparación de sus concentrados de granos, avena, alfalfa y maíz; de modo que los concen-trados de alimento para ganado son elabora-dos para los distintos propósitos y especies de ganado.

Pablo cuenta que él, como veterinario, atiende a su propio ganado, por lo que hace muy pocos trabajos con el ganado de otros, solamente en plan de amigos. Pero hay otro aspecto interesante de Pablo: la política, tema que domina y es notorio en las entrevistas que se le realizaron. Se preocupa y discute con otros de las organizaciones ganaderas y de la problemática de la sierra. Es un ganadero inquieto con la situación actual de la ganade-ría, por los altos costos de producción y los bajos índices de ganancias.

Un ejemplo de ganadero de pequeña esca-la es don Juan del Toro, de cuarenta y cinco años de edad, que tiene su ordeña cerca de Mazamitla, Jalisco. En contraste con Pablo y con don Guadalupe, en el caso de don Juan, son él, su señora e hijos los que hacen todo el trabajo, y la unidad productiva se ubica en un espacio muy reducido. La casa está junto a la ordeña y el potrero. A pie pueden hacer la mayoría de las tareas; allí llega cada día un camión de recolección de la leche de la orde-

Page 60: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

60

ña. Don Juan tiene unas nueve o diez vacas productoras y casi siempre otras dos que por una u otra razón son horras, o sea, no están en producción por el momento. También cría a las becerras, futuras madres y productoras de leche, hijas de sus vacas. Los becerros ma-chos se venden muy jóvenes para la birria o a otros ganaderos que se dedican a la engorda, es decir, que tienen para invertir en las insta-laciones y el alimento especial, como el maíz. Juan es una persona lista e inteligente, da gusto trabajar con él, sabe mucho de su mun-do ranchero. Él y Alicia, su esposa, sobreviven con su pequeña producción de leche —cua-renta litros diarios— y con el apoyo de una pequeña siembra de maíz y cebada durante la época de lluvia para el consumo familiar y para las vacas. También producen algo de grano y de rastrojo que consiste en las cañas y en las hojas secas de la planta del maíz. Juan vendió una parte de su terreno que linda con la ca-rretera Mazamitla-Colima, zona atractiva para fincas de fin de semana y de vacaciones de las personas de la urbe. Con el dinero que recibió compró una camioneta. Ahora este tipo de vehículo es el máximo símbolo de estatus, como anteriormente fue un caballo, de prefe-rencia garañón, con la silla de montar de buena calidad y adornada si era posible. Las idas al pueblo a caballo eran importantes, era donde podían lucirse y platicar con los amigos, ahora lo hacen con las camionetas. Se paran a medio camino y platican camioneta a camio-neta, claro si alguien viene atrás y de prisa, eso puede causar molestias.

Un caso similar, donde se trata de una orde-ña familiar de pequeña escala, es el de Josefina Valencia, de Mazamitla. Ella, junto con su hija y nietos, realizan la ordeña en un lugar total-mente rústico sin ninguna construcción para protegerse de la lluvia o el sol. Es una forma común en la sierra cuando se trata de las orde-ñas en el campo, alejadas del pueblo. Las vacas están sueltas en el monte y se juntan para la ordeña en una especie de corral muy rudimen-tario. Josefina y su familia mantienen la forma

tradicional de ordeña común en la sierra. Ellos se transportan en un auto Ford viejo, que tam-bién sirve para cargar la leche y los utensilios para el trabajo. El padre de ella, de edad avan-zada, las acompaña y les ayuda a sostener las vacas durante la ordeña.

Otro ganadero que vive en Concepción de Buenos Aires tiene sus potreros localizados en el camino de terracería a Santa Rosa, como a media hora del pueblo. También es muy rús-tico el espacio de la ordeña, como el de Jose-fina, pero queda dentro de un corral de cerca antigua de piedra que es impresionante por su grosor, probablemente construido en la época colonial. Allí, igual que en el caso de Josefina, acostumbran tomar su pajarete con alcohol. En ambas partes, llevan también pan dulce para matar el hambre hasta llegar de nuevo al pueblo, como a las doce y media y entonces almorzar bien. Este ganadero tiene una camioneta vieja para su propio movimien-to, pero la leche es transportada vía burro al pueblo.

Otro contraste son los ganaderos del centro de Jalisco, que viven por lo general en casas totalmente urbanas de la ciudad de Guadala-jara. La diferencia es que en la Sierra del Tigre, los pueblos son pequeños y rústicos, todavía es posible vivir en el pueblo y tener los ranchos pegados o a muy corta distancia. La zona me-tropolitana de Guadalajara no es apta para ranchos y ganado, aunque no falta quien tiene una vaca, puerco o gallinas en la zona perifé-rica. Pero, para el ganadero productivo, es necesario desplazarse hacia el campo con su rancho, establo lechero o cuadra de caballos. Eso implica la contratación de personas espe-cializadas en el manejo del rancho o de las instalaciones de los animales en cuestión. Además, alguien tiene que vivir en el lugar y, por lo general, es uno de los trabajadores con toda su familia. Normalmente, existe una casa pequeña para el velador, cuidador o familia que se queda allí. El cuidado del ganado es igual de importante durante la noche. Es costumbre de los ganaderos, dueños de ran-

Page 61: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

61

chos, tener para ellos mismos un espacio para estarse o quedarse a dormir cuando se nece-site, y algunos tienen hasta una casa completa con todos los servicios.

Una mujer ganadera, Victoria Zermeño, pasa el día entero en su establo lechero, loca-lizado entre el aeropuerto y Chapala. Allí tiene una oficina con servicios sanitarios y una cocina pequeña. En su casa de Guadalajara, ella cuenta con servicio doméstico. Además, su esposo es veterinario y él atiende, entiende y apoya mucho el trabajo de ella. La mujer, que trabaja en su casa, también está al tanto del establo. Victoria le cuenta cómo va todo, qué problemas hay con las vacas, sobre el na-cimiento de un becerro o la conducta de los ordeñadores. Por lo mismo, esta mujer sabe lo suficiente para entender y tomar los men-sajes relacionados con problemas que se sus-citan con el ganado cuando es necesario. Victoria tiene una producción baja de leche dado su sistema de selección de vacas. Pero, por otro lado, engorda ganado y eso mejora un poco la situación económica. Tiene buenos potreros y, últimamente, está sembrando un pasto que da buen resultado.

Otros ganaderos tienen que viajar más lejos a sus ranchos como, por ejemplo, a Tapalpa, y eso implica la estancia a veces de días. Un caso que tengo documentado es el de un ga-nadero que tiene ranchos hasta en Tamaulipas y en Chiapas, y cuando va, pasa semanas; pero su casa principal está en Guadalajara. Éste es un ganadero empresario, muy distinto de las unidades familiares de la Sierra del Tigre o del establo lechero de Victoria. Este ganadero maneja todos sus ranchos en forma de empre-sas de alta producción. Mete nueva tecnología cuando conviene; está bien informado de nuevas variedades de pastos resistentes y apro-piados para el clima y condiciones en México; investiga y estudia sobre las razas mejores para carne, y luego selecciona e importa ganado fino para hacer sus propias mezclas de razas, siempre tratando de mejorar su producción. Él mismo dice que muchas veces es criticado

por tratar de meter innovaciones en sus ran-chos; según él, los ganaderos locales piensan que va a fracasar. Es un señor bastante orgu-lloso de sus logros.

Hay una familia de ganaderos de La Man-zanilla, arriba en la Sierra del Tigre, que también lleva sus ranchos y establo lechero como una empresa muy organizada, con mé-todos modernos tecnificados y veterinarios de planta. Estos ganaderos tienen que desplazar-se, puesto que sus ranchos con potreros están localizados en la sierra y el establo de alta producción está en el municipio de Tlajomul-co, como a cuarenta y cinco minutos de Gua-dalajara. Son varios hermanos que se dedican a la ganadería y que de jóvenes fueron traba-jadores migrantes de los Estados Unidos. Al regresar a México, trajeron nuevos conoci-mientos sobre la producción ganadera: razas, alimentación y métodos tecnificados, así que adaptaron la forma tradicional común en la sierra a una más moderna con buenos resul-tados. Ellos contrastan con el ganadero de Guadalajara que tiene ranchos grandes en Tampico y en Chiapas, y que es urbano de aspecto. Los de la sierra son rancheros que trabajan parejo con el ganado en los corrales, transportes y en el establo. Uno de ellos es veterinario y él es quien maneja los ranchos de la sierra y tiene contratado otro de allí que labora, con ayuda de sus hijos, como vaquero principal.

LOS PROFESIONALES

En los pueblos de la sierra, contrario al centro de Jalisco, es raro encontrar un veterinario que se dedique a las especies pequeñas. Si existe un problema con un perro, un gato, un pollo, un chivo, un borrego o puerco, lo atien-de el veterinario de especie grande. No hay la necesidad de la especialización en especies pequeñas como en las ciudades, donde existen más mascotas como perros y gatos, o en zonas que se dedican a la producción de huevo y

Page 62: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

62

aves de corral. En la sierra el veterinario tra-baja con ganado mayor, principalmente bovi-nos. Los veterinarios especialistas en caballos se localizan, por lo general, en las cercanías de Guadalajara. Caballos de los Altos de Jalis-co son transportados a Guadalajara para ciru-gía especializada, o los veterinarios de equinos van hasta allá para atender los casos difíciles.

Los veterinarios de rancho viven en los pueblos y allí mismo tienen sus propias farma-cias donde venden productos de los laborato-rios de medicina veterinaria y a veces croque-tas para perro y otros productos relacionados con los trabajos de la ganadería. El mismo local sirve de consultorio, y para atender al cliente, en algunos casos, echan mano de la banqueta enfrente del local. Su transporte consiste en una camioneta, algo que pueda entrar a los caminos de terracería que van a los ranchos. Lo más común es que la esposa ayude o se encargue de la farmacia —especial-mente cuando el esposo se encuentra traba-jando fuera—. Ella, con la experiencia adqui-rida junto con su esposo veterinario, llega a recomendar ciertas medicinas a los clientes, toma los mensajes de problemas relacionados con el ganado en los ranchos y avisa a los ga-naderos de cuándo el veterinario puede aten-derlos. Al mismo tiempo cuida niños, hace todas las tareas domésticas: preparación de alimentos, limpieza de casa y de farmacia, te-ner la ropa limpia y planchada, entre muchas cosas más. Es común, cuando hay un problema en un rancho alejado, mandar un mensaje con alguien o que venga el ganadero del rancho para negociar con él la ida, el tratamiento, el costo y, si vale la pena, el servicio.

Un ejemplo de veterinario de pueblo y de rancho es el de Elías Contreras Solís, de trein-ta y seis años de edad, de Concepción de Buenos Aires. Elías tiene su casa en el pueblo. La casa es de tamaño adecuado para la familia y para la farmacia que se localiza en el primer cuarto, a la entrada. La vivienda está organi-zada en los cuartos de atrás con un pequeño patio interior. La familia está formada por él,

su esposa, un niño de ocho años y una niña de doce. La esposa trabaja en la farmacia y Elías hace visitas de rutina a ciertos ranchos durante la mañana y después atiende a los clientes sobre la banqueta enfrente de la far-macia o adentro, según sea el caso. Elías se fue de trabajador migrante con su esposa una temporada a los Estados Unidos, cerca de Boston. Con el dinero que logró ahorrar del trabajo migratorio arregló su casa, mejoró la farmacia y compró medicinas de allá para uso y venta en Concepción. Elías piensa comprar algo de ganado de engorda. Su día de trabajo consiste en ir en su camioneta a los ranchos para atender el ganado, y dar consulta ya sea desde la farmacia o en la calle del pueblo cuando se encuentra con un ganadero que tiene problemas con sus vacas. Otra parte de su día está dedicada a estar al tanto de las novedades del pueblo por medio de la plática con ganaderos y otras personas de Concep-ción, como don Salvador Yáñez, profesor de piano y encargado de asuntos culturales, o el consejero legal del municipio, Jesús Torres.

En San José de Gracia hay un veterinario joven, Eduardo Partida, que tiene como base su farmacia para las consultas y venta de productos y medicinas para ganado. Al igual que Elías, su señora atiende la farmacia cuan-do él no está. Eduardo tiene bastante trabajo y es muy activo en su zona; se transporta en una camioneta Nissan que cae en todos los baches y arroyos. Él se queja de que hay lu-gares donde no puede entrar y eso restringe su trabajo; pero lo que hace para resolver estos casos es pedir a los del rancho de difícil acceso que vengan por él en una camioneta más grande. Cuando el caso es muy crítico, hasta en caballo va, pero trata de evitarlo. Él y su señora viven en el pueblo, cerca de la farmacia.

Un ejemplo de veterinario profesional que contrasta mucho con los de la sierra es el de Sergio Salinas, de 40 años de edad, que se dedica a equinos. Él proviene de una familia con ligas rancheras en Jalisco y sus primeros

Page 63: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

63

trabajos fueron con ganado bovino. También fue trabajador migrante en el suroeste de los Estados Unidos, en un rancho muy grande de bovinos para carne. Allí obtuvo experiencia con el veterinario principal del rancho y cuen-ta que esa experiencia fue importante para su formación profesional. Sergio tiene actual-mente una clínica para caballos en El Coli, municipio de Zapopan. La clínica está equi-pada para tratar casos delicados y difíciles de cirugía compleja y tratamientos avanzados. Allí trabaja todo un equipo de veterinarios. Los caballos de gran valor monetario o de cariño son traídos desde lejos cuando es necesario o los veterinarios van a tratarlos a los pueblos. Ellos van mucho a los Altos de Jalisco, tierra de caballos. En Guadalajara tratan a los caba-llos que se usan para el deporte, como el ca-ballo charro, de carreras o de equitación.

El caso de Sergio Salinas —del centro de Jalisco— contrasta con el de los veterinarios de la sierra como Elías y Eduardo. Además de la diferencia de la zona geográfica y del tipo de explotación ganadera, también influye el tipo de cliente con que trabajan. En el caso de Sergio se trata de propietarios y de jinetes de equinos. En la sierra, la mayoría de los ganaderos van con el veterinario como último recurso y no siempre creen en lo que les reco-mienda. También hay escasez de dinero para pagar los servicios, y los ganaderos tratan de evitarlos lo más posible con remedios caseros. En cambio, los clientes urbanos son, en su mayoría, dependientes del veterinario porque no saben tratar a sus animales, no tienen los saberes que tiene el ranchero ganadero. Cuan-do se trata de animales de mucho valor eco-nómico, sean equinos o bovinos, necesitan la atención de un veterinario casi de planta como en los criaderos o establos lecheros tecnifica-dos de alta producción.

Sergio Salinas, con apoyo y consejos de otros veterinarios del extranjero, se animó a estudiar y especializarse en medicina equina. Estudió en la Universidad de Davis, en Cali-fornia, y en otros lugares de los Estados Uni-

dos. Al regresar a Jalisco, en 1987, instaló una clínica en asociación con un importante cria-dor y propietario de un club de caballos de salto, Carlos Álvarez del Castillo. Sergio ha procurado su mejoramiento y especialización profesional y su clínica ha ganado una buena reputación en el ámbito nacional. Con la clí-nica creó un equipo de trabajo; los veterinarios integrantes en esta época fueron Ignacio Ro-dríguez, René López y Nicole Beteta. Después se fueron integrando otros veterinarios, y al-gunos, como Nicole, se fueron al extranjero a cursar la maestría para especializarse en me-dicina equina.

Por su parte, Sixto Báez se especializó en reproducción equina y se ha encargado desde entonces de la salud y la reproducción del ganado equino en varios criaderos de Jalisco. Últimamente Sixto se ha dedicado a las gana-derías del caballo de raza española. Es un campo de trabajo muy lucrativo en Jalisco, pero también implica cierta inversión y, por lo tanto, la necesidad de cuidar la salud animal.

LOS ESPECIALISTAS

Volviendo a la sierra y a la ganadería bovina, ahora examino el caso de los ordeñadores, quienes son de mucha importancia porque de ellos depende la buena producción de las vacas lecheras. Son personas procedentes de ranchos que tienen una larga experiencia con el ganado. De hecho, muchos han empeza-do el aprendizaje desde la niñez. El trabajo de ordeñar lo hace también el ganadero propie-tario cuando se trata de una ordeña peque-ña, de diez o menos vacas, y allí es común la ayuda de otros familiares, los hijos principal-mente. Hay casos en que la esposa también participa en la ordeña, pero, por lo general, es una tarea masculina. Lo especial del orde-ñador es que tiene contacto directo con la vaca. Él o ella, según sea el caso, debe llevarse bien con las vacas porque, de lo contrario, la vaca puede ser difícil de manejar o ponerse

Page 64: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

64

de mal humor y restringir la bajada de la leche. El buen ordeñador sabe cuándo se debe tratar la vaca con cariño o firmeza para lograr su producción óptima. No todas las personas son aptas, no siempre tienen los conocimientos suficientes o la paciencia que se necesita con ellas. En los ranchos donde hay más vacas le-cheras, de veinte para arriba, es necesario contratar ordeñadores, más aún si no se cuen-ta con familiares que apoyen en la tarea. También, en algunas de las ordeñas grandes, se realizan dos turnos al día y, por lo mismo, se necesitan ordeñadores especializados. Las máquinas para ordeñar no son muy comunes en la sierra, pero cuando se usan, hay que tener a alguien para la puesta del pial, la lim-pieza de la vaca y la ubre y para la colocación y el manejo de la máquina. También el mane-jo de la leche es parte de la tarea del ordeña-dor, ya sea a mano o a máquina. Las personas que he documentado dedicadas a la ordeña son desde los mismos ganaderos propietarios, las esposas, hombres contratados e hijos del ganadero, hasta otros familiares que ordeñan para compartir la leche destinada al consumo familiar.

El trabajo de hacer el queso, producto di-recto del mundo ganadero bovino, es otra especialidad. Por lo general, son los hombres los que lo hacen, pero no es nada raro que las mujeres también lo elaboren. Los casos que conozco implican ambos géneros. Don Gua-dalupe y su hijo lo hacen diario en la tarde con la leche procedente de la ordeña matuti-na de sus propias vacas. El cuarto —dentro de la casa— para hacerlo es muy angosto y oscu-ro, pero tiene lo necesario para la preparación en la forma tradicional sin maquinaria. La venta de sus quesos es una de las entradas económicas del rancho. Pablo, de San José de Gracia, tiene una procesadora grande que recolecta leche de muchas ordeñas y se dedica solamente a hacer los quesos. Él tiene máqui-nas mezcladoras para revolver la grasa vegetal y una descremadora para sacar del suero la poca crema que queda y aprovecharla en otro

producto, aunque no es la forma tradicional de hacer el queso. Sus instalaciones son am-plias, con bastante espacio, y su casa está in-corporada a un patio por en medio. Él tiene personas especializadas contratadas para efec-tuar los distintos pasos del proceso. Su señora ayuda en la organización del control y de la venta del producto en Colima.

Una mujer, Laura González, también de San José de Gracia, durante algún tiempo tuvo su propia quesera, pero en escala mucho me-nor que la de su amigo Pablo. Ella hacía el queso de la manera tradicional y es un ejemplo de que la mujer puede hacerlo igual de bien que un hombre, aunque es una tarea tradicio-nalmente considerada masculina. Para ella era un trabajo pesado y, con el tiempo, dejó de ser costeable porque se compite con las procesa-doras mecanizadas. La grasa vegetal adiciona-da aumenta la cantidad de queso y baja mucho el costo: la leche rinde más en el proceso. Los quesos puros, sin aditivos, al llegar al mercado, tienen que venderse a un precio más elevado, y la clientela busca el precio más bajo. En el caso de Laura, ella tenía que comprar la leche, pero en los casos de ordeñas familiares es otra la situación.

En los ranchos aislados de los pueblos, con la falta de hombres por el trabajo migratorio, es común que la mujer haga su propio queso para vender en el pueblo y para el consumo familiar. Ellas siguen haciéndolo en la forma tradicional y en pequeña escala, con la leche de sus propias vacas. Alicia Cásares hace, de la manera tradicional, una cantidad pequeña con la leche de la ordeña familiar para comer en casa. Ellos, Juan y Alicia, separan 5 litros de leche para el consumo familiar y venden el resto, 40 litros al día, a una de las procesadoras de Mazamitla.

El trabajo especializado del vaquero impli-ca el cuidado y la atención del ganado bovino en general. Él es el encargado del bienestar, manejo y alimentación del ganado, sea pasto, forraje o alimento concentrado. El caso que tengo documentado es el del vaquero don

Page 65: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

65

Jesús Cásares, padre de Alicia, quien trabaja para unos ganaderos que tienen un rancho y unos potreros en La Manzanilla y otros cerca del pueblo de Mazamitla, donde mantienen a las becerras y toretes jóvenes hasta que tienen la edad suficiente para ser productivas las vacas o que los toretes llegan a su peso deseado para su venta para carne. Don Jesús es el encargado y responsable, con sus dos hijos de ayudantes, pero, como siempre en estos casos, el ganade-ro propietario es quien toma las decisiones clave del movimiento del ganado de un rancho a otro. En este caso, el propietario es un vete-rinario ganadero, socio junto con otros fami-liares de esta empresa grande que tiene hasta un establo lechero —Rancho La Suprema— mecanizado y con tecnología moderna en el municipio de Tlajomulco. Don Jesús es un ranchero por tradición de familia y que por generaciones han vivido en la zona, y tiene sus propias vacas, aparte de terrenos propios cer-canos, que él, junto con sus hijos, ordeña temprano por las mañanas, antes de comenzar con las tareas como vaquero a sueldo. La vi-vienda de don Jesús es típica de lo que son las casas de rancho sencillas. La casa consta de dos cuartos sin ventanas y un corredor a lo largo. En el corredor se hacen todas las activi-dades sociales durante el día: comer, platicar, atender visitas y también muchos trabajos de la tarde. Los hombres, don Jesús y sus hijos, hacen sus tareas de remendar y limpiar cierto equipo de trabajo, almacenar alimento para ganado en sacos de cuarenta y cinco kilos y otras tareas misceláneas. Las mujeres se dedi-can a remendar ropa, limpiar y arreglar ali-mentos para las comidas, entre otras tareas. El área de cocinar está agregada a un lado de la casa, como tejaván, y cerca de allí tienen el lavadero y la pila para lavar la ropa y los platos. Lo más impresionante es la total oscuridad dentro de los dos cuartos que funcionan como recámaras. Es una forma constructiva con propósitos térmicos y de seguridad. El patio que está enfrente de la casa también es típico de los ranchos: limpio de toda vegetación y

con equipo y maquinaria de trabajo estacio-nado. Tienen su caballo alazán amarrado a un árbol cuando no está en uso, con muy buena sombra y con protección contra la lluvia. Hay, además, seis perros que pasan parte del día acostados en el patio y el resto del día acom-pañan a don Jesús al trabajo o se van de cace-ría en el campo que está enfrente de la casa. La perra de más edad encabeza al resto del grupo y los lleva a todos por una brecha por la sierra; ninguno de los otros perros, aunque sean machos, pasan a la perra líder. Regresan con conejos, ardillas y otros roedores, culebras o pájaros.

El caballerango es la persona que en el mundo ganadero se dedica a los caballos. En los ranchos siempre hay alguien que tiene conocimientos especializados acerca de los caballos. Los cuidados son diferentes de los de los bovinos; además de que está la doma y la enseñanza de los potros de rancho, que puede llevarla a cabo la misma persona o, en algunos casos, una persona especializada en esta tarea que se contrata aparte. En el rancho, el caba-llerango tiene los saberes suficientes para pegar con clavos los herrajes a los cascos, preparar las cantidades apropiadas de alimen-to, saber cuál alimento puede o no comer cada animal, qué es lo que le hace daño, cómo tratar los golpes y heridas sufridos por el ani-mal en el trabajo o por estar suelto en el campo, entre muchas otras tareas. Todo eso implica saberes adquiridos con la experiencia en el campo. El caballo siempre está presen-te en cualquier rancho productivo, aunque sea de lujo, pero, con la maquinaria existente para el trabajo y para el transporte, el caballo ha sido desplazado del lugar tan importante y necesario que tuvo antes para el ranchero.

El caballerango de caballos de deportes, tiene otros saberes adicionales de los del ran-cho. Los cuidados son más críticos por la razón de que el caballo vive dentro de una caballe-riza y depende totalmente del cuidado de un humano; además, tiene que estar en condicio-nes óptimas para su desempeño. El caballe-

Page 66: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

66

rango tiene los saberes para resolver los pro-blemas comunes que se pueden presentar y sabe cuándo hay que hablar al veterinario. Lo más delicado en el cuidado es el alimento, las porciones correctas a la hora indicada y que tengan agua a su alcance. El caballerango sabe que este animal no puede resolver ninguno de estos problemas por su cuenta, contraria-mente a lo que pasa con el caballo que vive suelto en el potrero. En los casos de las cua-dras de caballos de deportes, especialmente los de carreras y de salto, el caballerango necesita saber más sobre las curaciones, re-medios, limpieza y, muy importante, cómo debe ser el mantenimiento del equipo de trabajo del animal. En estos casos, el trabajo del caballerango es sumamente especializado y el aprendizaje mediante la experiencia toma tiempo. Un ejemplo es el de una familia pro-cedente de Zacatecas. Manuel Díaz, junto con sus hijos, se trasladó de un rancho de ese esta-do a Guadalajara para trabajar con caballos; según don Manuel, porque eso era lo que más sabía hacer. El caso es que ya don Manuel, abuelo, los hijos y los nietos, Luis y Beto, tra-bajan con caballos deportivos. Todos han ad-quirido los saberes necesarios mediante la experiencia y el aprendizaje con los mayores, generación tras generación. Ahora hay bisnie-tos de don Manuel que comienzan a estar junto a sus padres en las tareas más sencillas como el aseo del caballo.

El herrero es la persona especializada que se dedica a poner las herraduras a un caballo. El herrero, por lo regular, es una persona procedente del campo, de rancho, y tiene desde joven la experiencia de trabajar con caballos. En seguida, el caso de Arturo Ánge-les, de cuarenta y cinco años de edad: Arturo es un herrador de caballos de larga experien-cia, incluso participa frecuentemente en clí-nicas sobre nuevas técnicas y en congresos de herreros patrocinados por los veterinarios. Arturo es uno de los que trabajan en conjun-to con el veterinario. Menciono esto porque los herreros de los pueblos y ranchos ganade-

ros muy raras veces consultan a los veterina-rios. Arturo se dedica, principalmente, a ca-ballos destinados al deporte de salto, de la charrería, de las carreras y a los caballos de los criaderos. Arturo comenzó a los catorce años a trabajar con caballos como asistente de ca-ballerango, en el Estado de México, con la reconocida arqueóloga Beatriz Braniff, quien en aquellos años montaba a caballo. Arturo platica que, además de con los caballos, tam-bién trabajó con la arqueóloga en las explora-ciones bajo su cargo. De hecho, conoce bas-tante bien las técnicas de excavación. Años después Arturo trabajó en el Hipódromo de las Américas en la ciudad de México como aprendiz de herrero, y de allí en adelante comenzó su larga carrera de trabajo especia-lizado dentro del mundo de los caballos.

Relato este perfil porque se trata de una persona procedente de un rancho que a tem-prana edad tuvo acceso a un ambiente donde aprendió a trabajar en equipo en las explora-ciones arqueológicas. Esto puede ser una de las razones de que Arturo sea más propenso a trabajar junto con el veterinario y, también, a buscar el mejoramiento en su oficio de he-rrero. Los herreros, por lo general, son gente aparte, aunque el oficio es bien pagado, no hay muchas personas dedicadas a esas tareas por ser pesadas y por la necesidad de una in-versión inicial en herramientas y un vehículo de transporte. Lo más común es que el herre-ro sea de una constitución física corpulenta y fuerte para aguantar las largas horas de traba-jo pesado con el animal y con la herramienta. Un caballo de un rancho de la sierra pesa como trescientos o cuatrocientos kilos y un caballo de salto pesa de cuatrocientos a seis-cientos kilos. Arturo tiene que sostener la pata del animal entre sus propias piernas mientras arregla sus cascos y a veces el caballo se recar-ga contra él. Arturo vive en San Nicolás, en la ribera del lago de Chapala, en un rancho pequeño. Tiene una camioneta vieja que le sirve de transporte y para cargar su equipo de trabajo a lugares cercanos a Guadalajara. En

Page 67: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

67

San Nicolás se dedica a herrar caballos ran-cheros y de campo. Cuando es preciso, Arturo viaja a los ranchos a herrar caballos que ame-ritan un trabajo más cuidadoso; por lo general, cuando un veterinario lo pide. Las grandes diferencias de cómo hierra Arturo y cómo lo hacen en el campo radican en la técnica y en los saberes para corregir problemas de cascos y hacer las modificaciones necesarias en el herraje cuando se trata de un caso difícil de un caballo en el campo; como pueden ser roturas graves del casco, cascos deformes, problemas en las articulaciones de las manos y de los pies del caballo.

Los jinetes son otro aspecto relevante en el mundo ganadero, más cuando se trata de la cría de caballos, de su venta y de su destino como animal de trabajo o de deporte. Un jine-te puede ser el mismo ganadero, el charro, el vaquero, o una persona que se dedica profe-sionalmente a entrenar y a montar caballos ajenos en los ranchos, hipódromos y en el salto de caballos. Los propietarios jinetes no profesionales también forman una parte im-portante, ellos son los compradores de los criaderos y los que mantienen el deporte ecuestre en general. Ser jinete implica tener saberes especiales para la monta que son ad-quiridos con la experiencia y con el tiempo de practicar una de las disciplinas en particular: adiestramiento, salto, carreras, charreada, tipo vaquero o de polo. Las mujeres y los hombres pueden tener las mismas habilidades para

montar, no existe división, salvo cuando se impone por algunas reglas en uno de los de-portes o por cuestiones culturales en los ran-chos: “¡Cómo una mujer va a jinetear una ye-gua bronca o, peor, un toro cebú!”. El jinete, mujer u hombre, llega a tener una comunica-ción corporal especial con los caballos por el contacto íntimo que necesitan para lograr sus metas, sea cual sea la disciplina. Eso influye en el tipo de persona que será o no jinete; no toda persona es capaz o está dispuesta a llegar a estos niveles de trato con otro animal. Por lo general, el buen jinete es alguien que empezó desde chico. Es más difícil aprender de adulto, aunque sí llega suceder; el problema es el equilibrio, la coordinación y la flexibilidad del cuerpo en general y lo más difícil de superar es el miedo de una caída. El paseo o transpor-te a paso no es tan exigente y, en estos casos, no es necesario tener los saberes especializados que tienen los que están clasificados como ji-netes. Los niños en los ranchos comienzan a montar desde muy chicos, crecen con el caba-llo; y aunque actualmente hay menos necesi-dad, de todos modos el caballo sigue formando parte del ganado de la mayoría de los ranchos productivos. En los pueblos de la Sierra del Tigre, como a las siete de la mañana, además de la salida de las camionetas, también es po-sible ver a muchos a caballo, burro y, a veces, en una mula, todos partiendo a las distintas ordeñas, cargados con los botes lecheros ama-rrados a los lados de la silla de montar.

Page 68: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH
Page 69: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

69

Los actores de la ganadería: la participación

de las mujeres en el mundo ganadero

sierra para identificar su presencia. Mi expe-riencia anterior había sido con el mundo hí-pico en el centro de Jalisco, y allí es común la participación de la mujer, como propietaria, veterinaria o jinete. Pero en la Sierra del Tigre, la mujer es muy especial; por lo general, apa-rece como sombra en las actividades sociales de género mixto, incluso muchas veces no tiene presencia. Es notable el poco crédito que los hombres dan a las mujeres por sus logros en las tareas ganaderas. Durante las entrevistas es común que nunca se mencione que la es-posa ayuda o tiene tareas diarias muy definidas con el ganado o en otros casos, el hombre no comenta que también hay mujeres que hacen algunas de las actividades consideradas mas-culinas en la sierra como, por ejemplo, elabo-rar el queso o ser veterinario de ganado mayor. Pero resulta que las mujeres participan en casi todo el trabajo con el ganado, y tienen cono-cimientos especializados relativos a este mun-do particular. Un ejemplo es la entrevista con don Guadalupe Contreras, ganadero de Con-cepción de Buenos Aires: mientras hablaba con él, su señora desde la cocina contestaba o enmendaba mucho de lo que decía su esposo cuando él no recordaba algo o cuando ella podía ampliar el tema. Desafortunadamente, no fue grabada toda la conversación, pero un breve ejemplo es cuando don Guadalupe ex-plicó: “Si no tenemos una inyección de mo-

¿Qué conocimientos ganaderos tienen las mujeres para distinguirse de los hombres? Este capítulo trata acerca de los saberes especiali-zados relativos al mundo de la ganadería mayor entre las mujeres. También se busca conocer la división del trabajo físico y cogni-tivo dentro de la ganadería entre ambos géne-ros, y cómo la mujer, en situaciones específicas, resuelve ciertas tareas ganaderas consideradas exclusivas del otro género. Identificaré algu-nos de los conocimientos ganaderos que tie-nen estas mujeres y que les permiten participar en este mundo. En el caso de este estudio, el fenómeno del género y de los saberes especia-lizados se examina por medio de las interac-ciones en las actividades ganaderas entre mujeres y hombres dentro del mundo de la ganadería mayor equina y bovina en Jalisco.

La ganadería mayor en Jalisco, y en par- ticular en la zona de la Sierra del Tigre —don-de tiene una continua tradición desde hace cuatrocientos años—, es considerada una ac-tividad masculina. Cuando comencé la inves-tigación sobre la cultura ganadera en la Sierra del Tigre, encontré que el hombre es quien aparenta hacer todo el trabajo relacionado con el ganado destinado a la producción de leche y de carne. Pero en poco tiempo enten-dí que eso no descartaba la participación de la mujer, bastó mi propia observación y parti-cipación en las actividades ganaderas de la

Page 70: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

70

mento, le damos linaza, limones, mmm...”, y desde lejos gritó la señora: “Carbonato”. Con-tinuó don Guadalupe: “Carbonato, eh, yerba-buena, o alguna raíz que saca uno, ¿verdad?”.

LAS MUJERES DE LA SIERRA DEL TIGRE

Existe un pueblo, Santa Rosa, donde las orde-ñas son realizadas por mujeres, porque los hombres de edad están en el extranjero o en los centros urbanos cercanos. En este caso, las mujeres han tenido que modificar su vida y han tenido que entrar a las tareas tradicional-mente consideradas masculinas. Incluso co-nocí a una mujer de 80 años que todavía or-deña y lo presume. Son mujeres orgullosas y de aspecto fuerte. Sus conocimientos especia-lizados sobre el manejo de las vacas lecheras son iguales o mejores que los de los hombres ausentes. Un veterinario de la zona, que va a Santa Rosa a curar a las vacas, me platicó que estas mujeres lo tienen sorprendido por todo lo que hacen; y él mismo comenta que no ve hombres jóvenes en el pueblo. Por otro lado, las mujeres de Santa Rosa ven totalmente natural que sean ellas las encargadas del tra-bajo de las ordeñas y no los hombres. Sospe-cho que al regresar los esposos y los hijos, las mujeres seguirán su trabajo igual, con sus va-cas, aunque el hombre reciba el crédito o la mujer le haga una transferencia simbólica. Tengo un caso documentado, en el municipio de Mazamitla, de una ordeña que es conocida con el nombre del señor. Al hablar de su or-deña, da la impresión de que de él es todo el trabajo. Fue una gran sorpresa para mí cuan-do descubrí que su señora es quien ordeña a las nueve o diez vacas productoras.

Este caso es representativo de muchas mu-jeres de la sierra. Por ejemplo, Alicia Cásares, de 30 años de edad, de familia ranchera, hija del vaquero Jesús Cásares. Ella y Juan, su ma-rido, tienen su casa y su ordeña a poca distan-cia, como a dos kilómetros del padre de Alicia,

cerca de Mazamitla. Ella hace todas las tareas caseras para mantener su hogar funcionando, para tener comida y bien vestida a la familia (formada por ella, Juan y dos hijos varones, de 9 y 14 años de edad). Ella es de complexión fina y delgada y recorre de un lado a otro el terreno, es decir, de la casa a la ordeña, en silencio y siempre con la vista hacia abajo. Cuando hay otras personas presentes, pasa prácticamente inadvertida. Cuando fui a do-cumentar la ordeña de don Juan (se acostum-bra nombrar las ordeñas por el nombre del ganadero o el nombre del rancho si lo tiene), encontré a un hombre muy platicador y dis-puesto a participar en las entrevistas. Las condiciones eran difíciles por la constante lluvia y el lodo y, por lo mismo, quedamos debajo de un techo, donde está la ordeña. Alicia subió de su casa, por la vereda que pasa por el terreno, a los corrales para ir con los becerros y a la troje y tejabán donde pasan las vacas. Ella cargaba una cubeta de cinco litros para la leche que consume la familia. Llegó sin decir nada, preparó el alimento para la vaca, lo puso en el pesebre, colocó el tambo de cuarenta litros para la leche de la ordeña, y Juan trajo la primera vaca, la colocó en el comedero, puso el pial y limpió la ubre. Yo empecé a entrevistar a Juan sobre la ordeña y él me comenzó a explicar el proceso y todo lo relativo al ganado lechero. Pero la sorpresa de todo eso fue que Alicia comenzó a ordeñar, vaca tras vaca, hasta terminar con las nueve que tienen. Cuando pregunté a Juan si ella es la que ordeña, me dijo: “Es mi señora”. En eso quedó la contestación. Alicia siempre estuvo con la cabeza baja, es muy tímida y cuando yo preguntaba algo solamente contestaba. Fui varias veces a entrevistar a Juan y a documen-tar con video todo el proceso, pero no logré efectuar una buena entrevista con Alicia. Un día, Juan se fue y nos dejó solas después de terminar la ordeña de la mañana, como a las once treinta, y nos quedamos platicando. En el momento en que se fue Juan, Alicia comen-zó a contar lo que hacía, cómo elaboraba

Page 71: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

71

queso en su casa, sobre lo pesado del trabajo, pero haciendo hincapié en lo bonito que es la ordeña, sobre su familia y sobre su padre, que tiene ganado, y lo que él hace. Me hallo, pues, con una mujer que quiere a sus vacas, sabe la importancia del trato con ellas para que haya buena producción y demuestra, con sus acciones, el cariño y el aprecio que les tiene. La vida de Alicia, como la de su familia, está totalmente ligada al ganado lechero; pero ella desea que sus hijos puedan tener una educación superior, técnica o profesional.

Alicia, aunque aparenta ser una sombra, tiene la fuerza interna y los conocimientos suficientes para lograr que su mundo funcio-ne lo mejor posible: vigila la cantidad de leche de la producción del día, maneja la canti-dad de alimento preparado para las vacas y sus becerros, y vigila el desarrollo de los becerros, entre otras muchas cosas.

Como Alicia hay muchas mujeres ranche-ras, pero también hay otras que han tenido diferente suerte.1 Un ejemplo es Laura Gon-zález, quien tiene 36 años y es de San José de Gracia. Laura proviene de familia ranchera ganadera de larga tradición en la zona. Su padre fue un ganadero próspero, con mucha inquietud por mejorar la producción ganade-ra lechera en la zona. Los hermanos de Laura tuvieron el privilegio de tener una educación profesional, incluso uno regresó y es veterina-rio ganadero en el rancho del padre. Pero las mujeres no tuvieron las mismas oportunidades de estudios. Laura, al encontrarse sola con sus dos hijos, tuvo que enfrentar la necesidad de mantenerlos y comenzar una vida nueva en ese mundo ganadero no tan abierto para las mujeres que quieren competir con trabajo.

Laura decidió dedicarse a la elaboración de queso a la manera tradicional de la sierra, el queso cotija, tal como lo hizo su padre cuando vivía. La producción de queso es considerada una tarea masculina. Laura cuenta, durante varias entrevistas, sus aventuras de aprendiza-je para llegar a hacer el queso; el proceso de la elaboración y los tropiezos que tuvo con los ganaderos del pueblo. Finalmente, logró pro-ducir queso añejo y fresco, mantequilla batida y agria, y panela. Los conocimientos especia-lizados de Laura fueron adquiridos mediante un proceso de entrenamiento con un mucha-cho, Ismael, que trabajó en la quesería con el padre de ella durante un tiempo. Además, Laura desde chica observó a su padre en la quesería y obtuvo algo de experiencia con los conocimientos de él. Laura representa otro tipo de mujer que se independiza y logra competir con éxito en el mundo ganadero. Es respetada entre las personas que la rodean por sobresalir en su labor de quesera. Su instala-ción de trabajo fue conocida como La Quese-ra de Laura. En el capítulo sobre los saberes ganaderos, se presenta el caso del conocimien-to de Laura sobre el proceso de elaborar el queso en forma tradicional.

Existe también el caso de una mujer que tuvo la posibilidad de estudiar una carrera profesional: Marcela González, de 34 años de edad, hija de don Luis González, el historiador. Marcela siguió con la tradición ganadera de sus familiares, pero dentro del mundo acadé-mico de la unam en la ciudad de México. Ella es veterinaria, está estudiando el doctorado y se dedica a la etología. Marcela sigue en con-tacto con su pueblo y es allí donde hace sus investigaciones. Entre todo lo que hace Mar-cela en su vida académica en México, espera un día tener tiempo para escribir un manual de cómo seleccionar a los ordeñadores ideales para un establo lechero. Ella ha logrado iden-tificar el efecto por medio del manejo y de la personalidad que tienen, los ordeñadores en particular, respecto al comportamiento de las vacas y la consecuencia de todo eso sobre la

1 Martha Chávez comenta algunos casos de trabajo femenino en los ranchos de la sierra de Michoacán. Su enfoque es diferente, pero señala la importancia de la mujer en las tareas rancheras; Martha Chávez, “‘Uno es de todo’: trabajo femenino y toma de deci-siones en una sociedad ranchera”, en Esteban Barra-gán López (coord.), Rancheros y sociedades rancheras, El Colegio de Michoacán/orstom/cemca, Zamora, 1994, pp. 109-124.

Page 72: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

72

producción de la leche. Las investigaciones de Marcela son de gran valor para el mundo ga-nadero lechero. Representa a una mujer que tiene conocimientos muy especializados den-tro del mundo ganadero en el ámbito acadé-mico y que podría un día modificar o influir en algo.

Otro caso es La Ordeña de Josefina, que considero como un ejemplo de cómo los niños comienzan a adquirir los conocimientos gana-deros por medio de las mujeres rancheras. El episodio comenzó un sábado. Estaba en la Sierra del Tigre tomando fotografías para mi trabajo y para artículos de otras personas. Casi llegando a Mazamitla, vi una escena de mucho interés: una señora de edad ordeñando una vaca. Mi intención fue documentar la partici-pación de la mujer en el trabajo con ganado mayor, equino y bovino. Pensé en por lo menos tomar una fotografía. Pregunté si podía tomar algunas porque sus vacas estaban preciosas. Con eso tuve la entrada, e inmediatamente la señora Josefina preguntó si yo quería ayudar a ordeñar una de las vacas. Y, claro, dije que sí, aunque nunca había ordeñado una vaca. Me sentí honrada de que me permitiera orde-ñar e interrumpir su trabajo con mi presencia. Estaba tan sumergida mental y físicamente en el mundo de la ordeña, que pude haberme quedado el día entero allí, feliz con las vacas y la gente.

La señora Josefina Valencia, de aproxima-damente sesenta y cinco años de edad, mantie-ne una ordeña de diez vacas productoras y a las becerras, hijas de las vacas. Su lugar de ordeña se encuentra a un lado del camino a Mazamitla, en la última curva antes de llegar al pueblo. Ella y su familia viven ahí y se transportan en un auto Ford viejo. La cajuela del vehículo sirve para trasladar los tambos de leche, cube-tas, alimento concentrado y otras cosas para la ordeña, como los vasos y el alcohol para el pajarete matutino. El lugar es sencillo, con los objetos mínimos para lograr las tareas. Los comederos son de troncos de árbol huecos o hechos de llantas viejas. Las vacas pasan la tarde

y la noche sueltas en el cerro y bajan a la hora de la ordeña por una vereda entre los pinos. La familia que participa en la ordeña es un hermano de Josefina de 75 años; Josefina; la hija, Olivia, de 35 años; una nieta, Iris, de 14 años; dos nietos, Juan de 7 y Omar de 5 años, y un sobrino, Pablo, de 8 años. El señor de edad avanzada ayuda sosteniendo las vacas mientras las mujeres ordeñan. Los niños están en el proceso de aprendizaje. Es un ejemplo muy bueno de cómo los conocimientos especiali-zados de la ordeña pasan de los adultos a los niños.

Josefina es una mujer de aspecto un poco diferente del de las señoras rancheras de la zona: parece ser una mujer independiente y segura de sí misma, no es tímida y habla en forma muy directa; además, tiene una perso-nalidad muy carismática y amable que, de en-trada, cae muy bien. Al preguntarle su nom-bre, me dijo que se llama Josephine, en inglés. En su pasado, ella fue trabajadora migrante en San Francisco, California. Trabajó unos años de empleada doméstica para una señora “rica”, como dice ella. Durante la entrevista, ella hizo mucha referencia a sus experiencias en el extranjero, demostrando sus saberes más allá de lo que es común entre los lugareños.

La ordeña de Josefina es un poco desorde-nada si se le compara con otras. La participa-ción de los niños no es común en las otras ordeñas que tengo documentadas. El hecho de tener niños trabajando, implica en este caso la enseñanza y vigilancia de ellos. Y, por lo mismo, es necesario que los adultos les pongan parte de su atención, mientras continúan sus tareas propias. Son dos mujeres mayores, Jose-fina y Olivia, quienes hacen el trabajo pesado. La nieta, Iris, ayuda trayendo las cubetas, es-pantando a las becerras de los comederos de las vacas y cuidando que éstas no tomen leche de la madre durante la ordeña. Los dos niños mayores trabajan juntos, uno pone el pial mientras el otro sostiene la vaca. Luego, toman turnos para ordeñar la vaca. El niño más chico trata de participar en lo que puede.

Page 73: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

73

Mientras estuve presente, hubo un inciden-te con los niños que señala lo que implica la enseñanza. Los niños pusieron mal el pial a una vaca y empezaron a ordeñarla. Durante el proceso, la vaca comenzó a patear y se soltó del pial. Luego la vaca pateó la cubeta y se tiró toda la leche, los cinco litros ya ordeñados. A los adultos les dio risa y dejaron de ordeñar para poder solucionar el problema. Para los niños no hubo regaños, solamente fueron avisados de que la próxima vez tuviesen más cuidado al poner el pial; y los niños comenza-ron de nuevo a arreglar la misma vaca y con-tinuar con sus labores. Un niño podría haber sido pateado gravemente por la vaca, se per-dieron los cinco litros de leche y, a la vez, lo que significaban para esta familia.

Al seguir los niños ordeñando, el más joven quiso intentarlo y los demás no lo dejaron. Comenzaron por exprimir un chorro de leche de la vaca en su cara para que se fuera de allí. El niño Omar empezó a llorar y otra vez se paró la ordeña para poner el orden. Le pedí a Omar que me enseñara a hacer ciertas tareas de la ordeña, y cambió de ser el pequeño marginado de las actividades a transmisor de sus saberes especializados de la ordeña ya adquiridos, a una persona mayor que aparen-taba no saber. Pedí al niño que me enseñara a ordeñar y Josefina lo permitió. Omar se puso feliz y, adoptando una actitud de adulto, co-menzó a acomodar la cubeta volteada como banco para sentarse a ordeñar. Sus manos estaban tan chicas que le costaba mucho aga-rrar las ubres de la vaca. Tenía que apretar con toda su fuerza para que saliera solamente un poco de leche, pero sí podía, y eso fue muy importante en este momento. Luego Omar paró y sonrió, pero no hablaba. Después se quedó pegado a mí, sin importar lo que yo hiciese, estaba dispuesto a demostrarme cómo hacer las distintas tareas, aunque por su tama-ño le era difícil o imposible realizar algunas de ellas. A esa edad tan joven es ya evidente lo que sabe el niño sobre cómo lograr ciertas actividades ganaderas relacionadas con la

ordeña y el manejo de las vacas. Su tamaño físico no le permite realizar ciertas acciones, pero muchos de los saberes ya los tiene, pues la adquisición de éstos comienza desde los primeros contactos con la ordeña y con la experiencia física y la observación diaria de las actividades en el equipo familiar. Aunque el niño esté allí sentado, está siempre oyendo las explicaciones y críticas de los adultos y observa los ejemplos físicos que los adultos ponen a los niños mayores.

Otro aspecto del aprendizaje ranchero es la plática entre los adultos y los niños de sus aventuras con las vacas. Y es muy importante el juego infantil relacionado con las mismas tareas ganaderas, en que los niños recrean ciertas situaciones y soluciones, reafirmando y transmitiendo así saberes entre ellos mismos. La puesta del pial es un buen ejemplo. El niño Omar vio a los otros ponerlo, vio el accidente que pasó y vio la tarea de repetirlo, pero con más cuidado, más apretada la cuerda con me-jor nudo para no volver a tener otro acciden-te. Nadie puso atención al niño chico durante todo el episodio. Pero con el simple hecho de estar allí presente, por su propia observa-ción, Omar va acumulando más conocimien-tos en el manejo de las vacas.

Después, los demás niños comenzaron a narrar el suceso en forma de juego y de chiste. Eso recalcó al niño más joven lo que pasó y por qué pasó. Además, existe en el ambiente ranchero la necesidad de mostrar valentía entre los hombres adultos y niños, y eso se ve representado en las narraciones de sucesos o incidentes, como el del pial y la vaca. Lo más común es no mostrar miedo ante un peligro y demostrar el poder sobre el animal. Tam-bién, para estos niños un factor importante de aprendizaje es que no hacer bien estas tareas muchas veces implica una pisada o la patada de una vaca, y eso sí que duele y nadie quiere sentir de nuevo el dolor. Este factor es un tema común en las pláticas posteriores, pero con un matiz de valentía, de ser fuerte y aguantar el dolor.

Page 74: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

74

En otras ordeñas donde participan jóvenes de más edad, quince o dieciséis años, los que ya tienen un tamaño más adecuado para el trabajo con el ganado mayor, sí existe el rega-ño fuerte por parte de los adultos encargados, incluso gritos e insultos duros, cuando hay un error en cómo lograr el trabajo.

Hubo un incidente cómico. El señor gran-de quiso arreglar un pajarete, pero los niños no querían dejar al tío abuelo meter su vaso al chorro de leche e interrumpir el trabajo de la ordeña. Finalmente, después de una lucha verbal y empujones entre todos, el señor de edad ganó y pudo lograr su pajarete. Gentil-mente, me ofreció uno a mí y a mi esposo.

Siguió la ordeña y un señor detuvo su auto sobre la carretera para comprar leche. Parecía ser una persona urbana de las que tienen casa de campo para los fines de semana en Maza-mitla. Pero para Josefina y su familia conviene este tipo de ventas, tienen un ingreso mone-tario inmediato, porque el resto de la leche, después del consumo familiar, es destinada al queso y a la venta posterior en el pueblo.

Las vacas y las becerras estaban en muy buenas condiciones físicas, sanas y de buen peso. En parte se debía a la época de lluvias y a la abundancia de pasto silvestre en la sierra; pero, por otro lado, es signo de que Josefina y su hija Olivia son conscientes del cuidado de su ganado. No vi señales de algún padecimien-to infeccioso, úlceras, heridas o aspecto de mala nutrición. Otra cosa notable fue la lim-pieza de las ubres de las vacas antes de orde-ñarlas. Ponían gran atención en esa tarea importante: la conservación de la leche en buen estado depende del grado de contami-nación. En las instalaciones rústicas en el campo, la leche está expuesta a un alto grado de contaminación, desde las ubres de la vaca, sucias de lodo y estiércol por acostarse sobre la tierra, hasta las cubetas y los tambos donde se guarda y transporta la leche. El aseo de las ubres es con agua solamente y se secan con un pedazo de tela. Las cubetas y los tambos son enjuagados también con el agua del lugar.

No existe forma de refrigerar la leche inme-diatamente después de la ordeña, y puede pasar horas a temperatura ambiente. Josefina y su hija Olivia tenían los conocimientos im-prescindibles sobre la necesidad de la limpie-za en el manejo de las vacas y de la leche. Esto es algo que no se observa tanto entre los hombres en las ordeñas pequeñas de trabajo familiar.

LA MUJER GANADERA DEL CENTRO

En contraste con las mujeres de la Sierra del Tigre, están las mujeres procedentes del cen-tro de Jalisco que se dedican al ganado, quie-nes, por lo general, tienen una educación escolar mayor que las de la sierra, y eso es un gran apoyo en la producción y salud de su ganado. En general, son más propensas a aceptar la tecnología moderna y los consejos del veterinario. Por otro lado, son mujeres que cuentan con un respaldo económico que no tienen las de la sierra, y eso les permite la inversión de capital para mejorar sus razas y su equipo. Las mujeres ganaderas que conoz-co han asumido el manejo de ranchos o de establos ya establecidos por sus padres o es-posos. Una de ellas, Sofía Villaseñor, fue a la universidad en los Estados Unidos a estudiar la carrera de agronomía para tener los cono-cimientos necesarios para dedicarse a la ga-nadería y manejar el rancho de su padre, de ganado de carne, localizado en Tapalpa. Ella regresó con la esperanza de renovar el sistema productivo con tecnología moderna. Pero, como dicen, apenas comienza a abrirse paso. No es fácil llegar de repente con conocimien-tos nuevos traídos de fuera y, siendo mujer, mucho más difícil le será su desarrollo. Los cambios son paulatinos dado que se trata de un sistema productivo que viene funcionando por mucho tiempo y de manera tradicional. Lo muy bueno en su caso es que ella cuenta con todo el apoyo técnico y económico de su padre, veterinario y ganadero, y quien fue

Page 75: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

75

presidente de la Unión Ganadera de Jalisco por muchos años.

Otro caso es el de dos mujeres de Jalisco, madre e hija, quienes participan en varios ranchos tipo empresas de carne de ganado bovino. La hija es la encargada de uno de los ranchos en Chiapas con el apoyo del padre cuando es necesario. La esposa ganadera tra-baja un poco a la sombra de su esposo. Él es quien aparenta hacer todo, pero él mismo dice que su señora es quien vigila el bienestar del ganado mejor que cualquiera. Según él, por-que es mujer y tiene sentido maternal. La se-ñora, Lourdes Matos, comenta lo siguiente:

Trabajo como que, pos en cierta manera muy femenino, porque es mucho de la materni-dad, o sea, la producción del ganado está muy relacionada con la maternidad, y entonces como que hay esa comunicación entre la mujer y los animales. La producción de gana-do va muy relacionada con el buen cuidado que se tenga; entonces como que la manera de ser de una mujer hace que un rancho pue-da producir más por verlo más humano; si se pudiera decir, en forma más humana al tratar de mejorar un ganado que va a rendir más que si es un ganado abandonado como pos muchas veces los ranchos eran así: se compra-ba el ganado y sólo se veía cuándo se iba a vender, pero no había el manejo que ahora se tiene.

El tema de la maternidad surge a menudo con las mujeres, ellas mismas se califican de esta manera. Dicen que su trato y su relación con el ganado son distintos por esa razón. Este ganadero, Manuel Matos, dice que él ve a los becerros como de rancho, cuenta cuántos son y si son de buen tamaño. Ella los ve con cariño y comenta sobre detalles de su apariencia, carácter y salud. Si alguien maltrata un becerro durante las tareas comunes, como cuando marcan con el fierro del rancho, descuernan, vacunan o separan de las madres, ella protes-ta de inmediato y comenta: “Yo me acuerdo de las primeras veces en el corral; pos yo casi me ponía histérica de que veía descornar y los

chorros de sangre y el movimiento del ganado en el chut y en la prensa. Pos siempre es así un poquito impresionante”.

Cuenta que le ha tomado tiempo acostum-brarse a participar o a observar muchas de estas tareas rudas en los ranchos de ganado destinado para carne. Ella también dedica parte de su tiempo a un rancho de caballos cerca de Guadalajara, donde es más a su modo de hacer las cosas, no con el trato tan brusco como en los ranchos de ganado de carne. Las necesidades y las tareas son distintas, según el tipo de producción de cada rancho. Definiti-vamente, cuando se trata de grandes cantida-des de animales sueltos pastando, en ocasiones el manejo llega a ser rudo. Algunas de las tareas implican el movimiento en manada para el encierro en un corral. Luego se separan según la tarea específica que se va a hacer con ellos, y se meten por un pasillo en el que apenas caben hasta llegar a un punto que funciona como prensa para que no puedan moverse. Allí, según la necesidad de cada animal, es donde aplican vacunas, antibióticos y desin-fectantes; también ponen el fierro del rancho en el anca y la ficha de plástico en la oreja con el número de registro, quitan los cuernos y hacen revisión de las vacas en reproducción. Becerros, toros y vacas sienten miedo, angustia y desesperación al estar prensados y recibien-do, sin saber por qué, alguna intervención dolorosa o desagradable. En cambio, el trato de los caballos es muy diferente: el veterinario revisa a cada uno por separado y con mucha atención personal al animal, siempre tratando de no causarle trauma. Además, en el caso de los caballos, tienen y están acostumbrados a su caballerango, quien los cuida diariamente y a quien llegan a conocer como alguien de confianza. El ganado bovino destinado a la carne nunca tiene estos privilegios.

La hija ganadera, a diferencia de la madre, creció en el ambiente de los ranchos de pro-ducción de carne y decidió dedicarse a eso por el gusto de este tipo de ranchos. Ella tuvo las ex-periencias de estas tareas desde joven y las

Page 76: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

76

aceptó como rutinarias; no tuvo el choque que sentía la madre. El ganadero comenta sobre su hija:

Vamos, yo no tuve varones. Entonces es éste, no sé, quizá, por su propio temperamento, su carácter y todo, pos todas ellas, pos yo las llevé de muy chicas al campo y se enseñaron a montar, se enseñaron a, pos les ha gustado el campo también, ¿no? Dos, dos de ellas, una de ellas inclusive ahorita, en este momento, se encuentra ya manejando los ranchos de Chiapas. Ella tendrá, ¿qué?, 32 años más o menos. Hace dos años la empecé yo a iniciar ya directo, le dije: “Pues, no te queda, digo, si quieres aquí hay un renglón muy interesan-te”. Me dijo: “Encantada de la vida”. Ella es profesionista, se recibió de una carrera, pero me dijo: “No, a mí me interesa lo del campo”. Entonces la empecé a llevar, a enseñarle ma-nejos del pasto, manejo de ganados, a mirar el ganado, economía de los ranchos. Ahorita contamos con mil cabezas allá. Todavía no llenamos totalmente, queda más infraestruc-tura, o sea, nos sobra infraestructura a, este, a campos y a ganado.

Victoria Zermeño es otro ejemplo de mujer ganadera de tiempo completo. Ella heredó el establo lechero de su padre, Ricardo Zerme-ño, conocido ganadero y charro en Jalisco. Ella también hace mucho hincapié en el buen trato a sus vacas; incluso ella tenía pensado meter solamente mujeres para la ordeña por-que son de mejor trato con las vacas y las tie-nen más contentas. Su argumento se basa en la etnoteoría de que la vaca contenta da más leche. Ella mantiene una forma de alimenta-ción y de compraventa de ganado que desa-rrolló su padre. Él inició la idea de comprar en el rastro vacas corrientes muy baratas a unos dos o tres mil pesos. Luego las engordaban con su propia mezcla, con el gabazo de la cervecería que es regalado, junto con otros granos y alfalfa. Su negocio fue entonces la reventa de ganado no apto para producir le-che y con más peso —se paga por kilo— y la venta de leche procedente de las vacas pro-

ductoras. Ella explica esta mezcla especial de alimento:

El alimento está basado en cebada de cerve-cería cocida, lo que es el desperdicio pa’ hacer la cerveza. Lo conseguimos en la cervecería, entonces es cebada cocida, o sea, lo que es la cascarilla nada más, pero es muy buen alimen-to para la producción de leche. Les gusta mucho porque es húmeda y es calientita, entonces su grano y su silo y su miel y todo, da, entonces, una consistencia muy agradable para ellas, tiene un sabor y una temperatura así, agradable. Es una ración completa basa-da en desperdicio de cervecería que es la cebada con maíz o sorgo, según el precio ¿no?, y la temporada; maíz también, miel, harinolina, alfalfa. Es básicamente eso, y sus minerales y sales, ¿no? Es un sistema, éste que tenemos aquí, muy, muy especial, que no lo va a encontrar en ningún otro lugar. Es un sistema inventado por mi papá.

La producción de leche es muy baja cuan-do es comparada con lo que producen las vacas lecheras de razas más apropiadas. Los becerros, hijos de estas vacas, se engordan al principio con leche de ellas y después comen la mezcla especial de alimento. Estos becerros al llegar a un peso adecuado se venden para carne. Ellos hacen una selección de las vacas que no fallan en tener crías y en producir le-che y las que no funcionan de esta manera, se venden para carne. Otra vez se van al rastro, pero pesando más que cuando fueron com-pradas y, puesto que el precio es por kilo, hay una pequeña ganancia. La lógica de ellos es que el alimento es barato y también que tienen tierra para pastar durante las lluvias. La poca leche que dan las vacas es una entrada de di-nero y la venta de las vacas no productoras y los becerros para carne, es otra. Este estilo productivo del padre es lo que ella emplea actualmente. Pero ella sí ha tratado de mejorar su ganado consiguiendo un semental bueno, de raza mezclada de cebú. Este semental cor-pulento produce crías más grandes que las madres y, para la carne, eso es importante. Ella

Page 77: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

77

está en contra de comprar vacas lecheras finas, pues considera que la inversión es fuerte para comenzar y luego, si son enfermizas y se mue-ren, la pérdida es grande. Argumenta que de la otra manera, con las vacas corrientes y muy baratas, no hay mucha pérdida si se mueren. Ella describe este método:

Entonces con estos animalitos es muy sencillo, llegan aquí delgados; las vaquitas dan leche mientras que engordan, y el día que están gordas, se revisan, si no están cargadas se van al rastro y uno no pierde nada. Que una de ellas se enferma, orita tiene una enfermedad y se va a lo mejor a adelgazar con la enferme-dad, mejor la mandamos al rastro y manda-mos traer una delgada y, entonces, es un tipo de establo de engorda de ganado. O sea, ga-namos en engordar las vacas y comprarlas a precio de flaco y venderlas a precio de gorda, y ganamos en la leche que nos dan, que ésta sirva para solventar sus pasturas. Entonces, como quien dice, nos engordaron gratis y nos quedó un poquito de la leche, ¿no? Entonces, éste es un estilo muy bien pensado. A quien se lo platicamos a veces, de nuestros ami-gos, se quedan así como que no entienden, o sea, tener vacas pos, en cierta forma corrien-tes, darles tan buena atención, porque se les da una alimentación de primera, un trato de primera […] las tratamos como reinas, y en-tonces dicen: “Bueno, pero para ser corrien-tes, pos ¿por qué no tienes finas mejor, en vez de tener éstas, animales que no son altos productores”, ¿no? Pero les digo: “No, déjen-me así, así me dijo mi papá y así le funcionó a él durante muchos años y vamos a seguir así”, ¿no?

De esta manera funciona el establo, pero con poca ganancia. Ella vende la leche a una de las grandes compañías embotelladoras de la zona, pero el precio de la leche bronca es bajo. Afortunadamente, el esposo es un reco-nocido veterinario de caballos de carreras, de charros y de equitación y, por lo mismo, pue-den sostener el establo con baja ganancia. También, él apoya a su señora con dar los servicios veterinarios al ganado del establo y, además, consigue las vacunas y los antibióticos

a un precio especial. Pero ella no calcula el valor monetario de su propio trabajo o de su esposo como veterinario, situación común en las unidades productivas familiares. Si ella calculara el salario u honorarios de los dos, ya no iba a haber ganancias. Lo que se percibe fuertemente en su caso es el deseo de seguir con lo que le dejó su padre, y probablemente a ello se debe su defensa de esta forma pro-ductiva, criticada por otros ganaderos e inclu-so por su esposo. Su estado emocional relacio-nado con el recuerdo de su padre, sesga su análisis crítico del proceso. Pero, por otro lado, es una mujer dedicada totalmente a su ganado; viene de una familia de tradición ga-nadera y charra desde tiempo atrás y para ella no hay otra vida.

LA MUJER CABALLERANGA

La mujer caballeranga es más rara de encon-trar. Pero un ejemplo es Martha, de 26 años de edad; a ella siempre le han gustado los caballos y de muy chica ayudaba un poco a sus hermanos en una cuadra de Jalisco, pero jamás pensó que en México podía seguir con el cuidado de caballos. Sus hermanos, como trabajadores migrantes, estaban colocados en ranchos de caballos de competencia de salto en los Estados Unidos. Ella decidió ir con ellos e intentar entrar como caballeranga. En los Estados Unidos, al igual que en Europa e Inglaterra, hay mujeres que se dedican a esta tarea. Al principio Martha pasó la frontera ilegalmente y comenzó a trabajar. Cuando se dieron cuenta de que sí podía con las tareas, fue contratada legalmente o, como dicen, arregló sus papeles. En México no es costum-bre que las mujeres trabajen como caballeran-gas, es un área dominada por los hombres. Cuando ella se dio cuenta de que en los Esta-dos Unidos las mujeres sí trabajan con los caballos, se emocionó mucho y emigró. En aquel país, los caballerangos mexicanos mi-grantes le tienen mucho respeto por ser mujer

Page 78: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

78

y porque trabaja al parejo con ellos. Según me cuentan los caballerangos migrantes, al pare-cer ella es la primera mujer mexicana que trabaja en el mundo ecuestre del país, aunque creo que es muy difícil verificar este dato. Aclara su hermano, que ella es una excelente caballeranga y muy apreciada por la calidad de su trabajo. Martha no tiene muchas inten-ciones de regresar pronto a México; según ella, solamente para visitar a su madre. En este caso, el cambio cultural es fundamental, pues al tener un esquema mental de la mujer mar-ginada de los trabajos considerados masculi-nos en México, y la experiencia de un lugar donde es aceptada igual que los hombres en el trabajo con caballos —en los Estados Uni-dos—, le cuesta trabajo regresar a un medio cultural donde ella siente que no encaja.

Los saberes especializados que adquirió en el extranjero son los que le permiten partici-par en las actividades del mundo equino. Al regresar a México, ella puede conseguir tra-bajo como caballeranga. Lo que cuenta mucho son sus saberes especializados con caballos y el hecho de haber trabajado en los Estados Unidos, lo cual da cierto prestigio. Buena parte del problema es que la mujer no inten-ta el trabajo, y otra, es que los patrones no están dispuestos a darles empleo. En el caso de Martha, ya se comprobó que sí se puede y que, además, por su experiencia en el extran-jero, aprendió cosas que los caballerangos no saben porque no salen. Es más especializada que muchos de los hombres que trabajan en el mismo campo. Pero ella sigue con su idea de la mujer mexicana sin mucha posibili-dad de participar en este mundo considerado masculino. No se da cuenta de que ya tiene una especialidad que vale también aquí en México. Ahora su hermana menor va junto con ella a trabajar con caballos en un rancho de los Estados Unidos. La hermana nunca trabajó aquí en México como caballeranga, su aprendizaje va a ser en el extranjero.

LA MUJER VETERINARIA

Se trata de señalar lo que implica para la mu-jer participar dentro del campo de la veteri-naria de ganado mayor, el cual es considerado rudo y masculino. Además, se busca la distri-bución de las tareas cognitivas y físicas entre ambos géneros dentro del trabajo en equipo. Se pone énfasis en los saberes especializados de la mujer veterinaria de equinos, y cómo éstos contrastan con los del hombre.

Desde la escuela de medicina veterinaria, la mujer tiene que definir la especialidad que desea seguir. Lo más común para la mujer es la rama de las especies pequeñas, como perros y gatos, principalmente. Los pollos y los puer-cos de granja son áreas de trabajo masculino por lo general, porque implican desplazarse a los ranchos o empresas y atender grandes cantidades de animales en una visita: revisio-nes, vacunaciones y tratamientos de los enfer-mos. En cambio, el trabajo con perros y gatos o pequeñas mascotas en general, es mucho más sedentario pues suele realizarse en un local con un horario fijo, y parece más adecuado para la mujer que tiene un modelo doméstico, común en Jalisco, donde la mujer es la encar-gada del manejo de la casa, los alimentos, los niños y de atender al esposo. Además, no im-plica un arduo trabajo físico. Cuando una mujer decide dedicarse a los caballos como especialidad en la escuela, provoca cuestiona-mientos por parte de los compañeros y de los profesores. El primer comentario es: “¿Sabes de qué se trata? Es un trabajo rudo y muy pe-sado para una mujer. Se necesita mucha fuer-za para ciertas cosas con los caballos, a veces son muy broncos y difíciles de manejar.” La tendencia es desanimar a la mujer y señalarle que es tarea de hombres. Pero una vez decidi-da la especialidad, la mujer estudiante tiene las mismas oportunidades que los demás den-tro de la escuela y es colocada con un veteri-nario o clínica equina para hacer sus prácticas. Las mujeres que conozco dicen que en la es-cuela se llevan muy bien con sus compañeros

Page 79: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

79

varones, allí no hay dificultades; las diferencias comienzan en las prácticas de campo.

El caso de Nicole es representativo de las mujeres que estudian medicina veterinaria con especialización en especies grandes. Ni-cole acaba de obtener su título profesional y se dedica a trabajar con ganado equino en la clínica eqcovet localizada en El Coli, Zapo-pan, cerca de Guadalajara. Ella tiene 24 años de edad y se crió en un ambiente urbano. Su padre fue ingeniero químico y cursó una maestría en los Estados Unidos. Nicole hizo su preparatoria en Inglaterra y sus estudios profesionales en la Universidad de Guadala-jara. La razón de entrar a la escuela veterinaria de la Universidad de Guadalajara fue porque los padres pensaron que era mejor confrontar la realidad mexicana. Ella estaba feliz estudian-do en Inglaterra, incluso fue allí donde tuvo sus primeras experiencias de trato con anima-les, especialmente caballos, en unas prácticas escolares; y desde entonces quedó convencida de seguir con la medicina veterinaria. Ella platica que en Inglaterra es muy respetada la profesión veterinaria; incluso muchas perso-nas valoran más a un veterinario que a un doctor de humanos. Ella compara eso con México, donde según ella y otros veterinarios, la profesión es menos apreciada.

Nicole decidió dedicarse a caballos princi-palmente y, en general, al ganado mayor. Nicole es una mujer delgada y de estatura no muy alta con un aspecto muy femenino. Al preguntarle por qué escogió el ganado mayor como especialidad, ella contestó que siempre le gustaron los caballos y le gusta trabajar con ellos. Nicole comenta que, por el hecho de ser mujer, le ha costado trabajo ser aceptada den-tro del trabajo profesional. Hay muchos casos en que ella no acepta ayuda de los otros jóve-nes veterinarios para demostrarles que ella puede realizar una tarea pesada. Siente que tiene que demostrar su capacidad de trabajar a la par que sus compañeros varones.

Nicole tiene compañeras de la escuela que hacen sus prácticas en la clínica, todas tienen

en común que sienten un amor o cariño por los caballos. Ésa puede ser la razón de escoger esta especialidad. Los hombres, en cambio, entran a la especialidad por otros factores, desde que es más masculino trabajar con ga-nado mayor que con mascotas pequeñas, hasta que vienen de rancho y las especies grandes son más familiares para ellos, las en-tienden mejor.

Pregunté a Nicole si había diferencia en el trato de los caballos en la clínica entre mujeres y hombres, y me contestó que ella siempre trabaja para ganarse la confianza de los caba-llos y procura tratarlos con cariño. Nicole tiene la idea de que el caballo va a sufrir algo de dolor o incomodidades a causa de las cu-raciones, los tratamientos y las intervenciones quirúrgicas. Ella mide 1.62 metros de altura y pesa 54 kilos, de modo que, por lo mismo, no cuenta con la fuerza física de un hombre de tamaño normal. Ella no puede dominar sola-mente por el poder muscular a caballos que pesan entre cuatrocientos y seiscientos kilos si se ponen rebeldes en una curación o un tra-tamiento especial; por ejemplo, cuando le meten una sonda por la nariz al caballo y se pasa al estómago para hacer un lavado del contenido gástrico. Obviamente, no es agra-dable para el caballo y trata de defenderse. Al manejar este animal con firmeza y a la vez con cariño, dándole confianza y tratando de que no se asuste, una mujer puede lograr la tarea con éxito. Ella comenta que los hombres tra-tan de lograr más por la fuerza y, en ocasiones, hay luchas fuertes entre caballo y veterinario que pueden causar daño a uno u otro. Nicole también menciona que los hombres tienen menos paciencia cuando el caballo se pone difícil y la reacción de ellos es usar el poder físico. Ella trata, en estos casos, de lograr la tarea por métodos más suaves, no agresivos y con mucha paciencia.

Desde el principio se nota la diferencia entre mujeres y hombres. La mujer llega a una cuadra de caballos para una revisión de cual-quier problema médico y entra a la caballeri-

Page 80: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

80

za muy tranquila. Primera cosa, habla con voz queda y suave al caballo en cuestión; el tono es importante, no tanto las palabras en sí. Luego le da una caricia muy suave con la mano sobre el cuello y sobre el lomo. El caballo se siente confiado de que no se trata de una persona agresiva. La mujer capta rápidamen-te la expresión relajada del caballo: los ojos alertas pero no saltados, la cabeza en posición normal, no demasiado levantada y los múscu-los del cuello y el resto de su cuerpo relajados, no tensos en preparación de escape. Con eso, ella sabe que puede comenzar sus tareas con el animal, siempre y cuando se mantenga esta confianza mutua.

En cambio, es frecuente que el hombre veterinario entre a la caballeriza de un caballo bajo tratamiento y con una voz mucho más fuerte, le habla al caballo, por lo general, dándole una orden, como quieto. Luego trata de agarrarlo con la cuerda o el almartigón sin mucho preámbulo de trato. El caballo normal, sin prejuicios contra el veterinario, reacciona con ligera reserva hacia la persona, pero eso no causa ningún contratiempo en el manejo. Pero existen algunos caballos que tienen una aversión muy fuerte contra el veterinario. El olor de los productos químicos y medicinas de uso común, da la pauta para saber de qué se trata. Son caballos que han tenido una muy mala experiencia de dolor y manejo relacio-nado con algún tratamiento y esto ha provo-cado en su memoria una asociación de olores, con el dolor, miedo o terror, según sea el caso, que produjo todo ese proceso. Son caballos difíciles de manejar y con un trato rudo y agresivo cada vez que se tiene que curarlos, se vuelve más crónica la situación. En estos casos, es común que el caballo responda mejor con el trato menos agresivo de la mujer.

Me tocó un caso extremo de una yegua llamada Ámsterdam que se mostraba desconfia-da ante los hombres en general y ante los ve-terinarios en particular. Un día hubo la nece-sidad de ponerle una vacuna. El joven veterinario llegó a la cuadra y abrió la puerta

de la caballeriza de la yegua. De pronto Áms-terdam volteó rápidamente hacia la esquina de la caballeriza con la pata trasera hacia el vete-rinario, lista para dar una buena patada. Sus ojos estaban saltados, la cabeza y el cuello en una posición elevada y todo el cuerpo tenso, listo para cualquier movimiento veloz. Por más que trató el veterinario de agarrarla, no fue posible, y también se estaba poniendo peligro-so el asunto. Al observar esta escena pensé “esto no va a funcionar así”. Entré con la yegua, le pedí al veterinario que por favor saliera de la caballeriza, y hablé con ella en un tono muy suave y sedante para los caballos. Ámsterdam comenzó a fijarse en mí y vino a mi lado muy tranquila. En eso la acaricié con la mano en el cuello y en el lomo para que se relajara to-davía más. La yegua se dio cuenta de que yo no representaba, en este momento, peligro alguno. Mi olor fue para ella el mismo de diario, ausente de químicos y de medicamen-tos, nada extraño y de alguien conocido. Le puse el almartigón y le hablé al veterinario para que tranquilamente la inyectara. Seguí hablando con Ámsterdam, dándole confianza mientras el veterinario aplicaba la vacuna. No hubo ningún problema. El comentario del veterinario fue: “¡Qué difíciles son las muje-res!”. Y le contesté que todo depende del trato, se trate de vacas, yeguas o mujeres.

El hombre tiene un modelo mental de garañón —el caballo entero, no castrado—, como el macho agresivo, poderoso, que trata de pegar o morder a la persona que lo mane-je. Por lo mismo, ha proliferado la creencia de que el garañón debe manejarlo sólo el hombre. Otra falacia, pues las veterinarias no tienen problemas con los garañones. Al con-trario, se dan situaciones muy parecidas a la de la yegua Ámsterdam. El garañón no siente agresión con la mujer veterinaria o con la mujer que lo maneje en general. El caballo entero es agresivo contra otros machos, inclu-yendo el macho humano. La diferenciación de género es aparente en este caso, y puede que sea por factores biológicos, principalmen-

Page 81: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

81

te, pero los aspectos culturales también influ-yen mucho. El hombre, de entrada, es más agresivo en su trato con el caballo entero, porque supone de antemano que el garañón va a comportarse agresivo. El garañón, en este caso, siente que hay cierto reto con el hombre, porque cada vez que es manejado por él, lo hace con dureza y con fuerza. En mi cuadra de caballos hay un garañón joven, Lauda, que empieza a darse cuenta de que es macho re-productor. Las hormonas comienzan a acu-mulársele. En mi opinión, es un animal dulce y muy cariñoso. Cuando llego, entro a su ca-balleriza y le doy un abrazo y un beso en la nariz; Lauda responde recargando su cabeza conmigo para obtener más cariños. Pero con los caballerangos es diferente, ellos entran a la caballeriza y Lauda a veces trata de morder-los. Al veterinario principal de la clínica lo pateó al estar examinándolo. Obviamente, una mujer veterinaria va a tener cuidado al manejar un garañón, tampoco son de confiar por completo, y la mordida es una acción muy rápida. Pero el trato desde el principio es lo que define en gran medida el comportamien-to del animal. En este caso, Lauda nació y pasó sus primeros años en Alemania, donde es costumbre que la mujer trabaje como caballe-ranga. Lauda quiere mucho a las mujeres, pero a los hombres los ve con un poco de reto, como hacen los machos. Pero si el hombre en cuestión no es de carácter dominante, el ca-ballo cambia mucho y se hace de dócil mane-jo. Es fascinante ver y tratar de entender el comportamiento según el género en los caba-llos. La mujer veterinaria es más sensible a estas diferencias y sabe cómo responder a las distintas situaciones que pueden ocurrir. El hombre veterinario frecuentemente maneja a todos en la misma forma y con la misma actitud, sea yegua, garañón, caballo castrado, potranca o potro. Aunque algunos hombres son bastante sensibles a los estados psíquicos y emocionales de los distintos tipos de caballos, no siempre están dispuestos a modificar su trato. La mujer, tal vez por evitar confronta-

ciones, sí busca la manera más fácil. Otro factor cultural es que a la mujer no le gusta lastimar a un caballo y trata de evitarlo lo más posible. El manejo fuerte de un garañón im-plica usar métodos como una cadena por arriba o por debajo de la nariz y la boca, con las que se dan jalones fuertes y, obviamente, eso duele bastante. También hay hombres que llevan consigo un fuete para pegarle al gara-ñón cuando se pone bravo y difícil de contro-lar, y eso es el acto más agresivo que se puede hacer con cualquier animal, incluyendo al ser humano.

La división de géneros dentro del mundo de la medicina veterinaria equina, mujeres- hombres y yeguas-garañones, tiene sus ambi-güedades a veces. No faltan casos que son lo opuesto del común, como, por ejemplo, gara-ñones que son totalmente dóciles con hombres y mujeres, sin ninguna señal de agresividad, o puede haber mujeres que son bastante fuertes y agresivas en su trato cuando son provocadas por la conducta de un caballo. Como dije, la mujer por lo general trata de evitar el maltrato, pero cuando las cosas lo ameritan, la mujer veterinaria es capaz de poner en orden a un caballo difícil. Tiene los saberes suficientes para actuar con bastante firmeza, solamente es más sensible a la situación en cuestión y sabe cuándo debe administrar un acto de plena dominación sobre el caballo.

LA MUJER JINETE

En la disciplina de equitación, o sea, el salto de caballos en competencia, no existe una división entre las mujeres y los hombres, es uno de los pocos deportes en que se conside-ra totalmente igual a ambos géneros. Las divi-siones que hay son por edad, infantil o adulto, o por ser o no profesional. Los caballos tam-bién tienen sus divisiones entre caballos jóve-nes, adultos y por el nivel de su capacidad de salto. En esta disciplina existe la necesidad de mantener un constante entendimiento

Page 82: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

82

entre jinete y caballo, de tipo comunicativo y perceptivo, junto con la acción física para lo-grar la meta propuesta. Un atributo del géne-ro femenino como jinete, es que es sensible al caballo y trata de lograr el control, la obedien-cia y el desempeño sin tener que emplear demasiada fuerza física. Los caballos sienten de inmediato la diferencia entre un hombre y una mujer en su monta. Hay ciertos caballos que trabajan mejor con un jinete varón que con una mujer. Estos caballos necesitan sentir la dominación por la fuerza física del jinete, su peso y tamaño, que normalmente es mayor comparado con el de la mujer, para funcionar como debe ser. Por lo general, son caballos machos de raza europea o wormblood, como es nombrado este tipo, que es una raza de caballos deportivos conocidos porque tienen huesos gruesos y fuertes, y son muy corpulen-tos. Anteriormente, fueron demasiado gran-des en tamaño y difíciles para la mujer, ahora los criadores están produciendo un caballo europeo más ligero, ágil y veloz. Para la mujer, eso resultó a su favor y para los criadores se extendió su clientela, también hay muchos hombres de físico ligero. Pero sigue habiendo algunos caballos pesados y necesitan, para llegar a su máximo desempeño, un hombre de piernas largas y de monta fuerte para ob-tener la energía, el equilibrio y el control necesario para la competencia de salto. No es que la mujer no pueda montarlo, es más bien que necesita tanto esfuerzo físico con el asien-to, piernas y brazos, que para una mujer normal, resulta muy cansado cuando hay que mantener el esfuerzo durante el entrenamien-to o la competencia. Por otro lado, están los caballos muy ligeros y sensibles, como los de raza pura sangre, el tipo de caballo que corre en el hipódromo, y algunos no aguantan el peso de cien kilos o más, o el manejo pesado, demasiado fuerte o agresivo. Éstos se ponen nerviosos, rebeldes, difíciles de controlar y, por lo mismo, su desempeño no llega a lo óptimo. En estos casos, las mujeres por lo re-gular no tienen problemas, incluso hay ciertos

caballos que trabajan bien solamente con ellas. La diferencia en la monta de la mujer comien-za desde aspectos culturales, como ser menos bruscas en sus acciones en general; la tenden-cia de evitar una confrontación física de pura fuerza, y demostrar abiertamente el sentimien-to de cariño: no es de machos besar un caballo en el hocico. Por el lado biológico, el tamaño y el desarrollo muscular de la mujer hacen que la solución de situaciones de dominación y de control del caballo dependa mucho más de su método y su táctica de montar, evitando la fuer-za bruta. Es comparable con el ejemplo de la mujer veterinaria que, al manejar animales que pesan entre cuatrocientos y seiscientos kilos, tiene que usar la inteligencia, o sea, los saberes especiales en el manejo de equinos. Pero eso no es todo en la monta; hay situaciones en las que la mujer puede controlar un caballo difícil y fuerte mejor que algunos hombres jinetes, y eso es posible por los saberes especiales adqui-ridos. Un caso fue el siguiente.

Beatriz, una mujer de 40 años, de com-plexión delgada, bajita y de apariencia frágil, puede perfectamente controlar a su yegua Damiana en los concursos y en el entrenamien-to. La yegua, de alzada baja, es dura de la boca y cuando está sobrada de energía, jala con su hocico muy fuerte durante el entrenamiento de salto. Beatriz sabe que ella, en particular, tiene que usar su espalda recta, no inclinada hacia adelante, y su asiento con peso en la parte posterior del albardón, junto con las piernas fuertemente apretadas hacia los cos-tados de la yegua, para obtener una especie de palanca con su espalda, hombros y brazos para poder controlar, con sus manos, las rien-das y el bocado, la velocidad de Damiana. Ella ha logrado la adquisición de estos saberes activos que le permiten montar un caballo de esta índole, por la experiencia de entrenar diariamente y por obtener la condición física necesaria. Pero un día, Beatriz tuvo que salir de viaje y pidió que otro jinete, hombre, mon-tara su yegua durante los días en que no iba estar. Héctor fue jugador de futbol profesional

Page 83: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

83

y después comenzó a montar: tiene físico fuerte y de deportista. Durante la monta sin saltar todo iba bien, sin problemas. El entre-nador pensó que así iba a seguir si Héctor saltaba la yegua. Comenzó a saltar varios obs-táculos en una línea y Damiana se arrancó con mucha velocidad. El entrenador gritó que necesitaba controlarla, pero a Héctor no le fue posible hacerlo. La yegua siguió empeci-nada, fuera de control, hasta que la situación llegó a un punto peligroso. Con eso, el entre-nador le dijo que se detuviera y no saltara más. Héctor no podía creer que él no hubiera po-dido con la yegua y Beatriz sí: fue algo trau-mático para su ego masculino, y peor aún siendo futbolista. Lo que pasó fue que Héctor solamente jalaba las riendas sin sentido y sin ningún apoyo con su asiento, espalda y pier-nas, no tuvo esa especie de palanca que crea fuerza de todos los músculos necesarios para solucionar estos casos en la monta. Él no esta-ba preparado para esto y no tenía la agilidad o la sensibilidad de reorientar rápidamente su forma de montar para resolverlo. No tiene, o no usó, los saberes activos que tiene Beatriz. Doy este ejemplo para señalar lo que la mujer jinete puede hacer sin contar con la fuerza física del hombre, pero con el saber de cómo aprovechar al máximo su cuerpo más ligero. También en este caso son importantes los conocimientos perceptivos y comunicativos relativos a la monta. Beatriz tiene que captar en cuál instancia hay que aplicar más fuerza o ceder y dejar a Damiana seguir adelante sin molestarla, cuando no está sobrada de energía y no jala a Beatriz con la boca, cabeza y cuello. Es el caso de percibir el estado mental del otro. Si la yegua sale a trabajar tranquila, de buen humor, dispuesta a hacer lo que su jinete pide, entonces Beatriz sabe que debe montarla lige-ra, estando quieta de las manos y del cuerpo, sin agresión, para tratar de molestarla lo me-nos posible. Las yeguas, más que los caballos, frecuentemente son más temperamentales y tienen cambios de carácter durante sus ciclos reproductivos. La mujer como jinete tiende a

ser más sensible a estos cambios y busca resol-ver los problemas de conducción con una monta no agresiva. La agresividad en estos casos provoca peor conducción y ciertos hom-bres jinetes no tienen la paciencia para aguan-tar una yegua en celo y, allí sí, comienza el pleito en serio. En el caso de Beatriz, ella es muy consciente de los estados emocionales de su yegua y lo comenta al salir al entrenamien-to. Por eso, ella y su yegua compiten como binomio con éxito.

PALABRAS FINALES DE UN GANADERO SOBRE LA PARTICIPACIÓN

DE LAS MUJERES

mm: Sí, con las nuevas técnicas que hay ahora, yo he comprobado que cualquier mujer pue-de manejarlos. Pues ya no es cuestión de que sea el sexo débil y que no puede; no, no, no, absolutamente, no, no, no. Digo, hay, hay funciones que, pos por la corpulencia del hombre, pos sí lo tiene que hacer un hombre, ¿verdá? Pero no, no es que, no es que men-talmente esté limitada una mujer, o sea, yo nunca he sido de ese criterio...

lm: Machista.mm: Exactamente. Y que una mujer tenga

limitaciones. Yo les dije a mis hijas: “Las limi-taciones se las ponen ustedes. Eso es todo. ¿Cuántas limitaciones quieren tener? Las que ustedes se pongan”. Una mujer puede hacer el noventa y nueve o el cien por ciento de lo que puede hacer un hombre. Nada más es cuestión de que les guste y punto.

La mujer no es la “sombra” que algunos creen o esperan que sea. Durante la entrevis-ta con Manuel Matos y su señora, ella rápida-mente corregía a su esposo cuando él no re-cordaba los datos numéricos relacionados con los ranchos:

mm: Resulta que empecé con un rancho en Palenque, Chiapas, hace doce años casi, ¿no?

lm: En el ochenta y cinco.mm: En el ochenta y cinco precisamente.

Page 84: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

84

lm: Marzo del ochenta y cinco.mm: Dos, dos de ellas, una de ellas inclusi-

ve ahorita se encuentra ya manejando los ranchos de Chiapas. Ella tendrá, ¿qué?, 32 años más o menos.

lm: Treinta y tres.mm: Treinta y tres años.

mm: Nosotros nos vamos para diez días, o sea, uno de ida, otro de regreso y ocho de estancia, pero los ocho de la estancia los ha-cemos pos, o sea...

lm: Dieciséis.mm: Casi dieciséis. E intensos.

Page 85: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

85

El saber ganadero: saberes relacionados

con el ganado bovino

Trataré de identificar, por medio de la disci-plina de la antropología cognitiva, qué saben de especial las personas relacionadas con el ganado equino y bovino que los demás no saben. Un ejemplo es cómo sabe el ranchero ganadero que la vaca está enferma y cómo su manera de saber es muy diferente de la del veterinario. Se trata de entender cómo están distribuidos los saberes y de cómo se logra la coordinación entre ellos: entre los ganaderos, ¿qué conocimientos diferentes tiene uno que se dedica al ganado equino de otro que se dedica al ganado bovino?, ¿cómo adquieren, guardan y sacan de la memoria esos conoci-mientos? Se trata, pues, en este capítulo de los saberes relacionados con el ganado bovino, el ganado equino y los saberes comunicativos y casos de saberes especiales.

Cada apartado es tratado un poco diferen-te, puesto que cada uno abarca saberes iden-tificados de distintas maneras. En todos los casos, aunque no se especifica, el saber en cuestión puede ser de ambos géneros, si bien no siempre es así por factores culturales o por tener o no ciertas habilidades adquiridas por la experiencia dentro del mundo gana-dero. No todos los actores, mujeres u hom-bres, pueden lazar o jinetear un toro cebú, por ejemplo. Son personas de la zona de la Sierra del Tigre y del centro de Jalisco, pero los ejemplos del ganado bovino son más de

la sierra, mas no se excluye su presencia en el centro de Jalisco. Los ejemplos relativos a los caballos provienen, por lo general —pero tampoco son exclusivos—, del centro, por ser zona dedicada más a la cría de caballos y al deporte equino. Los saberes de los veterina-rios de ganado mayor están tratados por se-parado en el capítulo IX, aunque en el apar-tado 4 de este capítulo hay un caso que se refiere al trabajo en equipo que implica vete-rinarios de equinos.

Las distinciones de los saberes que propone Bruner, discutidas en el capítulo I, representan operaciones simples, como hacer un nudo con las cintas del zapato, por ejemplo. Lo que yo trato son saberes complejos que implican combinaciones de distintos conocimientos para lograr la tarea. Para eso, me estoy basan-do en lo discutido sobre Hutchins,1 referido en el capítulo I, sobre el saber colectivo, el trabajo en equipo. Para facilitar la descripción de estos conocimientos especiales, hago una división en tres apartados que son:

1) Saberes perceptivos que implican lo rela-tivo a las imágenes mentales que junto con otros procesos cognitivos hacen posible reco-nocer la identidad de una vaca desde lejos en el campo.

1 Edwin Hutchins, Cognition in the Wild, The mit Press, Massachusetts, 1995.

Page 86: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

86

2) Saberes prácticos que son representados por las acciones ganaderas, como lazar una vaca.

3) Saberes comunicativos, los sistemas de signos para la comunicación, como el len-guaje en distintas formas comunes a la gana-dería.

En este capítulo me ocuparé de los saberes relacionados con el ganado bovino; está divi-dido en dos secciones: saberes perceptivos y saberes prácticos. En el próximo trataré los relacionados con el ganado equino y también está dividido en saberes perceptivos y saberes prácticos. En el capítulo IX, finalmente, ha-blaré de los saberes comunicativos, o sea, de las formas de comunicación entre humanos, y entre humanos y animales, y me ocuparé de algunos casos especiales examinando tres ca-sos de especialistas y profesionales en los que el saber perceptivo, práctico y comunicativo es tratado en conjunto.

Este apartado trata del mundo ranchero de ganado bovino de la Sierra del Tigre. Los actores pueden ser mujeres u hombres y co-rresponden a estas dos categorías: los propie-tarios, o sea, los dueños del rancho y el gana-do, que son los rancheros ganaderos; y los especialistas, que son los vaqueros que mane-jan el ganado en el campo, y los ordeñadores, que son las personas dedicadas a la ordeña de las vacas. Y también como actor está el propio ganado bovino. Para mantener las descripcio-nes de las representaciones de los saberes en un contexto de interacción entre los actores y los objetos de trabajo, se utilizan las tareas específicas de la ganadería bovina que impli-can conocimientos especializados múltiples. Por ejemplo, una actividad como mover el ganado del potrero al corral de la ordeña implica una variedad de saberes especializa-dos y, al hablar de éstos, tienen más sentido si son explicados dentro del contexto en que se aplican. Los objetos de trabajo también tienen una relación muy importante con el conocimiento especializado. Las actividades ganaderas están ligadas fuertemente a los

objetos, y el objeto de trabajo en muchos casos forma parte del saber: la reata, la silla de montar y el pial, por ejemplo.

SABER PERCEPTIVO

Percepción: Reconocer el ganado.Actores: El ganadero, el vaquero, el ordeña-

dor (hombre o mujer).Lugar: El potrero o el corral.Duración: Segundos.Descripción: Cada vaca, becerro o toro tiene

sus marcas especiales, su conformación física y su forma particular de andar, de mover el cuerpo, la cabeza, la cola y, además, una ma-nera distintiva de hacer sonidos. Las personas íntimamente ligadas con el ganado y que conviven con él logran captar esas diferencias. Incluso entre los rancheros ganaderos existen preferencias o diferencias de gustos en cuan-to a las características físicas y el comporta-miento del ganado bovino que hacen que tengan una imagen más fuerte de ciertos ani-males. Cada individuo forma su propia imagen que representa el saber de identificación del ganado. Ésta puede abarcar el total de lo mencionado arriba o partes de ello. En el campo puede suceder que el vaquero, con sólo observar un fragmento del animal que corres-ponde a esa imagen mental, lo identifique. Por ejemplo, él nota de pronto un movimien-to particular del cuello y de la cabeza o de la cola o de una mancha de forma y color muy especial y dice: “es La Estrella, que se anda metiendo en la milpa”. El fragmento observa-do corresponde a la imagen mental de esta vaca y así la identifica.

Percepción: Reconocer el estado de ánimo y salud del ganado.

Actores: El ganadero, el vaquero, el ordeña-dor (hombre o mujer).

Lugar: El potrero, el corral o el lugar de la ordeña.

Duración: Segundos o minutos, según sea el caso.

Page 87: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

87

Descripción: Las personas que tratan a diario con el ganado bovino conocen el estado físico y mental de los animales en condiciones nor-males. Ellos tienen una imagen mental del bovino en general. Saben que su forma de caminar es con movimientos fluidos, o sea, sin interrupciones bruscas, que las pisadas son iguales y firmes, que el cuello y la cabe-za son llevados a una altura aproximada del lomo, que sus ojos están abiertos y en estado de observación, y que la cola está tranquila hacia abajo o en movimiento rítmico hacia un lado y otro con el propósito de espantar las moscas. Al estar en reposo, los bovinos se echan con las piernas dobladas por abajo y por un lado del cuerpo, que se mantiene en una posición ligeramente inclinada, con el lomo, cuello y cabeza hacia arriba. Al estar parado, el ganado mantiene un aspecto tran-quilo con la cabeza hacia abajo cuando está comiendo, o bien, con la cabeza hacia arriba y tranquila o con movimientos hacia un lado y otro para espantar las moscas. Los bovinos por lo general representan un estado de áni-mo tranquilo.

Cualquier cambio en lo mencionado indi-ca un cambio en el estado de ánimo que a la vez puede indicar un cambio en la salud del bovino. El toro puede expresar agresividad al golpear el piso con una de las patas anteriores y levantar el cuello y la cabeza haciendo un ruido como de bufido, dando resoplidos. Una vaca puede separarse de la manada y quedar-se abajo de un árbol o en un lugar protegido parada, echada, o totalmente acostada, sin interesarse en las actividades rutinarias de los demás. Esta imagen representa para el ga-nadero una vaca triste, lo que puede ser indi-cio de que se encuentra enferma, a punto de parir, con un parto complicado o, en el caso de estar totalmente acostada, casi muerta. Los becerros pueden mostrar un estado de triste-za que es indicio de mala salud cuando cami-nan irregularmente con algo de temblor, o al no querer comer el alimento o alejarse del grupo. Todos los bovinos que se quedan con

la cabeza hacia abajo sin alguna razón normal, como por ejemplo que estén comiendo, re-presentan a animales tristes, lo que implica enfermedad, mala nutrición o una herida. El ganadero o el vaquero capta detalles como la expresión no alerta de los ojos que indica un animal triste. Los movimientos irregulares se asocian con un animal nervioso. El estado de ánimo alegre se manifiesta con movimientos enérgicos de la cabeza, del cuerpo y de la cola y con el juego de correr, brincar y pegar junto con otro u otros.

Percepción: Identificar una enfermedad es-pecífica.

Actores: El ganadero, el vaquero, el ordeña-dor (hombre o mujer).

Lugar: El potrero, el corral o el lugar de la ordeña.

Duración: Minutos.Descripción: Las personas relacionadas con

el ganado tienen una imagen mental del ani-mal sano y del comportamiento normal. Al observar un cambio en su imagen de sano-normal, el ganadero pone más atención en su observación. A veces no es nada importante y, sin pensarlo, el ganadero sigue con sus tareas. Son observaciones tan automáticas y rápidas que, por lo general, el ganadero no se da cuenta de que lo hace. Pero al captar algo que evidencia una enfermedad seria conocida por él, su mente sí reacciona. Por ejemplo, la imagen de una ubre dura, de color rojizo, inflamada y, a veces, con una herida, repre-senta para el ganadero un probable caso de mastitis, una infección de la glándula mama-ria. De inmediato el ganadero separa esa vaca para tratarla, porque sabe que la producción de leche de ésa no servirá hasta que se elimine la infección. Para la persona no familiarizada con una ubre sana, lo más probable es que pase inadvertido.

En este caso, el conocimiento del ganadero consiste en saber cómo debe ser el estado sano de la ubre y así poder detectar cualquier con-dición anormal. El ganadero debe tener co-nocimiento de cómo es una ubre con mastitis,

Page 88: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

88

de modo que tal conocimiento se manifiesta en la posesión de una imagen mental del as-pecto físico de la ubre inflamada. Este tipo de conocimiento es de mucha importancia por-que, como en este ejemplo, una vaca puede dejar de producir días o semanas, según la gravedad de la infección, y la producción en general de la ordeña baja, lo que provoca que el ganadero no pueda entregar su cantidad calculada al procesador de lácteos.

Otro ejemplo común en los bovinos es el timpanismo, o sea, la acumulación de gases intestinales por una obstrucción en el tracto digestivo. El ganadero tiene una imagen men-tal que representa el conocimiento de este problema del ganado. En el momento en que ve un animal muy inflado del abdomen, sabe que se trata de gases y urge, entonces, un tratamiento.

A continuación transcribo, a manera de ejemplo, las palabras de una mujer ranchera que reconoce la gravedad de su vaca enferma: “Mira, le pegó chorro de sangre, anda pegan-do en todas, anda por acá y por acá, ‘onde quiera, pero muy fuerte, casi quedó con las chichis blancas, como que se le salió toda la sangre”.

Percepción: La identificación de las medici-nas comerciales.

Actores: El ganadero, el vaquero (hombre o mujer).

Lugar: La farmacia veterinaria en el pueblo.Duración: Segundos o minutos.Descripción: El saber ranchero ganadero en

torno a las medicinas comerciales en las farma-cias veterinarias proviene de las experiencias que tienen ellos con el veterinario y las recetas médicas o de las recomendaciones que da un amigo o compadre. La imagen mental que representa el saber en cuanto a qué medicina hay que comprar o hay que aplicar es lo del color de la caja, el nombre del agente activo o el nombre del laboratorio. Algunos ejemplos son los siguientes: Una señora pide una medi-cina con un nombre del que no está segura, pero de la palabra “veinte” tiene certeza, aun-

que no lo relaciona con la medida de 20 ml; ella lo que recuerda es que quería “una inyec-ción ¿Canapiro?, de 20”. Durante la comuni-cación con el veterinario, ella insistía en que tenía que ser de “20”. Ella tiene una imagen mental de un producto relacionado con 20, pues así le dijo su compadre: “póngale una de 20”.

Otro ejemplo es el del veterinario que co-menta: “Muchos ganaderos casi siempre tie-nen a la mano una tetraciclina”. Este ejemplo representa la imagen mental del saber del nombre del agente activo del producto, el cual viene escrito en la caja o envase aparte del nombre comercial de la medicina, pero no implica un conocimiento de cómo funciona la sustancia o las combinaciones de los ingre-dientes. Otro ejemplo de lo mismo es el de un ganadero que pide: “Este, hierro para un be-cerro, que quiero ahora desparasitarlo, un metal como hierro”. Un ejemplo de recono-cimiento de la medicina por el color de la caja o del envase es el de una señora que pide: “esa de la cajita azul”, ella tiene el conocimiento de que la medicina que cura ciertas enfermeda-des viene en una caja azul, pero no sabe cómo se llama o qué contiene.

Menciono estos casos porque son datos importantes cuando nos referimos al conoci-miento del veterinario en comparación con el del ranchero ganadero en torno a la salud y el cuidado del ganado. En muchos casos el veterinario, que trata ganado de rancho, tiene que adivinar qué es lo que busca el cliente en la farmacia o qué fue lo que aplicó el ganade-ro a su animal antes de la consulta. Eso impli-ca que el mismo veterinario tiene imágenes mentales semejantes a las del ranchero gana-dero para poder interactuar con él. La adqui-sición de este conocimiento se da por la expe-riencia que se obtiene al tratar el ganado entre el veterinario y el ranchero ganadero. Es más notable la habilidad para entender el pensa-miento del otro cuando el veterinario ha na-cido y crecido en el medio.

Así pues, en el campo, este tipo de saber se adquiere por el contacto directo y por el re-

Page 89: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

89

sultado observado del producto, y muy poco por la publicidad gráfica de los principales laboratorios o empresas, como suele suceder en una situación urbana. La publicidad en el campo es la que hace “el compadre”.

Percepción: Calcular el peso del animal en pie.

Actores: El ganadero (hombre o mujer).Lugar: El potrero o el corral.Duración: Un minuto.Descripción: El ganadero tiene imágenes del

ganado bovino en varias etapas de su creci-miento y engorda, y en las distintas etapas en que fueron pesados para la venta. Esta infor-mación es adquirida por la comunicación con otras personas, como puede ser el inspector de ganado u otro ganadero con más experien-cia. Existen ciertas medidas para calcular el peso de un animal grande, pero en el campo se hace al tanteo: se observa el tamaño del animal y, mentalmente, se hace la compara-ción con el tamaño deseado. Un ranchero ganadero puede ver una manada de toretes y decir que andan llegando a los cuatrocientos kilos, que están casi listos para la venta, o puede decir algo como que a aquellos becerros todavía les falta, andan en doscientos kilos. Este saber es importante para el ranchero ganadero que no tiene acceso a una báscula de uso diario; él tiene que calcular el peso aproximado para saber cuándo conviene ven-der sus toretes. En muchos casos el comprador va al rancho en camión para hacer el trato, y el ganadero tiene que estar seguro de que están en el peso conveniente. Durante el proce-so de la venta se pesa el ganado en las básculas oficiales, o privadas, que hay en algunos ran-chos; se hace el cálculo de acuerdo con la di-ferencia entre el peso del camión vacío y el peso del camión cargado con el ganado. En otros casos, se pesa cada animal al pasar por un pasillo con una báscula antes de subir al camión de carga. Todo depende de las insta-laciones. En algunos casos se calcula el peso al tanteo cuando no se cuenta con una báscu-la. Con todas esas experiencias, las personas

relacionadas con la compraventa de ganado bovino adquieren un conocimiento represen-tado por imágenes mentales, y es sorprenden-te lo acertado que es en relación con el peso real del animal.

Percepción: Calcular la cantidad de leche para dejar al becerro después de la ordeña.

Actores: El ordeñador (hombre o mujer).Lugar: Lugar de la ordeña.Duración: El tiempo del proceso de la orde-

ña, quince minutos.Descripción: El ordeñador (hombre o mujer)

sabe por experiencia cuánta leche debe tomar el becerro para que esté bien alimentado —esto es en los casos en que le dan muy poco o nada de alimento especial—. El ordeñador sabe cuánta leche da la vaca cada día, y calcula o percibe la cantidad que debe dejar sin ordeñar para que el becerro mame. Esta percepción tiene como base una imagen mental de la ubre en distintos estados en cuanto a las cantidades de leche: casi vacía, totalmente vacía. Este saber perceptivo incluye la acción del tacto con la ubre, con lo que el ordeñador siente la presión o falta de presión de la leche; y capta lo mismo al ver el estado de la ubre, inflada y con las venas congestionadas por la presencia de leche o menos tensa con las venas menos obvias, lo que representa la escasez de leche.

Percepción: Calcular las cantidades de ali-mento para el ganado.

Actores: El ganadero, el vaquero, el ordeña-dor (hombre o mujer).

Lugar: El potrero, el corral, el establo o el lugar de la ordeña.

Duración: Minutos.Descripción: La persona encargada de ali-

mentar el ganado tiene la experiencia de ver las medidas de grano o de forraje. Algunos tienen un bote para medir el grano. En el mundo de los caballos este “bote” es la lata de tres litros en que se envasan los chiles jalape-ños de la marca La Cumbre. Con el ganado bovino, la medida no es tan exacta como con los caballos y el bote se usa más para sacar el grano del costal. La persona obtiene la expe-

Page 90: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

90

riencia por la enseñanza de otro en el mundo ganadero o de ver a otros y participar en la tarea desde la niñez. Hay una imagen mental del bulto de forraje que representa la medida y eso, junto con sentir el peso y el volumen del forraje, hace posible que la persona tome la cantidad apropiada. Sucede igual con el gra-no: este saber es representado por la imagen de la cantidad y de sentir el peso. Solamente en este caso la imagen es del grano dentro del comedero, o sea, el punto en que llega la me-dida apropiada del grano en el comedero.

Percepción: Conocer la hora del día según los cambios del medio ambiente.

Actores: Las personas relacionadas con la ganadería en general (hombres o mujeres).

Lugar: El campo.Duración: Segundos.Descripción: El sol, los ruidos de los pájaros

y de otros animales, las nubes y la neblina, el movimiento de los vehículos de personas, entre muchas otras, son las cosas percibidas que hacen posible calcular la hora sin reloj. Los ruidos de otros humanos, al igual que en una situación urbana, significan para el ranchero el horario de actividades comunes de los demás y sabe calcular la hora con base en ellos.

La organización del día se basa en los mo-vimientos del sol, o sea, las horas de luz y de oscuridad. El fenómeno natural que marca el comienzo y el fin del día de trabajo ordinario es el “levantar” y el “bajar” del sol. Las referen-cias a la hora durante las entrevistas están liga-das a la trayectoria del sol y muy poco al reloj. Se trata de una vida principalmente orientada al exterior. El ranchero de la sierra llega a tener una sensibilidad muy fina para captar los cam-bios sutiles de la luz durante el día, y en buena medida es a partir de la modificación de las sombras y los cambios de intensidad causados por los cambios de la posición del sol. Tam-bién por la presencia de las nubes y de la ne-blina que aparecen a ciertas horas del día.

Otro factor muy importante son los anima-les en la naturaleza, también ellos se orientan con el sol. El ranchero sabe que ciertos movi-

mientos y sonidos de los animales a su alrede-dor representan rutinas que corresponden a horas específicas del día. Los pájaros tienen un horario muy definido y cada especie tiene sus particularidades. Por ejemplo, el ranchero ganadero sabe que las golondrinas son de cierta época del año: de la primavera y del verano, en la sierra. Los pájaros son los prime-ros en despertar en la mañana, pues alcanzan a ver una luz tan tenue que no es captada por el ranchero. Las golondrinas salen a cazar los últimos insectos voladores de la noche que todavía no se han ido a descansar. Luego, no falta el famoso gallo que hace su conocido aviso, como a las cinco o seis de la mañana. Más tarde, las vacas comienzan a mugirse unas a otras. Como a las siete de la mañana, es la hora de juntarse e ir a los corrales de la orde-ña. Y así se va el día: cada animal con su rutina hace movimientos y sonidos especiales que orientan al humano durante el día. La noche es igual, con toda una serie de animales noc-turnos como los tecolotes, por ejemplo, que cuando andan de cacería por la noche, dan unos gritos similares a los de las águilas: el Mexican Screeching Owl. Y el ranchero sabe que estos pájaros, al bajar el sol, comienzan a volar y pasan la noche en busca de alimento, que incluye los pollitos del rancho. También las personas del campo saben qué significa la rutina de los sonidos de todos los insectos, de las ranas y los sapos, y de un sinfín de animales con los que comparten el medio.

Estos saberes son adquiridos por la expe-riencia de la convivencia constante con la naturaleza y la falta de relojes. El radio es lo que más usan cuando es necesario confirmar la hora.

Percepción: Reconocer las distancias y los espacios en el campo.

Actores: Las personas relacionadas con la ganadería (hombres o mujeres).

Lugar: Los ranchos y el campo en general.Duración: Segundos.Descripción: Los rancheros ganaderos, por

su vida totalmente ligada al campo y al exte-

Page 91: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

91

rior, tienen, mediante toda esta experiencia, imágenes mentales de los distintos espacios que componen su mundo. Ellos saben lo que es un potrero de cinco hectáreas, de diez, de veinte o más. Pueden imaginar este espacio mentalmente. Los espacios son importantes para el ganadero porque según la cantidad de ganado es la necesidad de espacio para el pastoreo u otras actividades. La noción de distancia está vinculada a los saberes del espa-cio. El ranchero ganadero sabe que toma un cierto tiempo cruzar un potrero específico a pie, a caballo o en camioneta. La distancia en el campo se mide según el tipo de transporte. Don Guadalupe dijo que su ordeña está “A me- dia hora de aquí”. Y él no explica, porque da por entendido, que uno se imagina que el camino es de terracería y de brecha, y que el transporte es una camioneta vieja. El tiempo es relativo en el campo: la ordeña de don Guadalupe se encuentra como a una hora en la temporada de lluvias. En otros casos es co-mún oír: “Es tres horas a caballo”, para refe-rirse a una distancia. La experiencia que tuve en Oaxaca con personas zapotecas fue que ellos representaban el saber de ciertas distan-cias por el precio del camión de pasajeros: “es diez pesos de aquí”.

Percepción: Reconocer los peligros para el ganado de noche y de día.

Actores: El ganadero y demás personas en-cargadas del ganado (hombres o mujeres).

Lugar: El rancho y el campo.Duración: Segundos o minutos.Descripción: Al ranchero ganadero le preocu-

pa el bienestar de su ganado, y uno de los as-pectos que lo afectan es el peligro de un acci-dente o de muerte. La larga experiencia en el campo da al ganadero el conocimiento de los animales depredadores o venenosos para el ganado: pueden ser perros salvajes, el gato montés, los coyotes o las víboras de tipo casca-bel. El ganadero también sabe que las tormen-tas causan fuertes corrientes de agua en los arroyos o que los rayos pueden ser causa de pérdida de sus animales. El saber perceptivo

de estos peligros se da mediante la capta-ción de los sonidos y los movimientos repre-sentativos de ciertos animales peligrosos y de las señales comunes de las tormentas, las nubes muy negras, los truenos y los rayos, y el cono-cimiento del estado de los arroyos cercanos.

Percepción: Reconocer si son buenos o no para el ganado los pastos y hierbas silvestres.

Actores: El ganadero, el vaquero (hombres o mujeres).

Lugar: Los potreros y los agostaderos.Duración: Minutos.Descripción: El ganadero, por la larga expe-

riencia personal y de las generaciones anterio-res, tiene el conocimiento de qué pastos y qué hierbas son buenas y son malas para el ganado. Es uno de los saberes de la ganadería, impor-tante para el bienestar del ganado que anda suelto en el campo. Tienen conocimiento de qué hierbas son venenosas para el consumo de los bovinos, porque pueden causar gases y la consecuente condición de timpanismo o un envenenamiento serio que puede causar has-ta la muerte. Por lo general, el ganado mismo sabe qué comer; pero sí hay zonas en el mon-te en que puede ser más común que haya ciertos pastos o ciertas hierbas no deseadas, y el ganadero sabe que no conviene soltar allí a su ganado. El ganadero reconoce las plantas buenas o las plantas malas por el aspecto físico y eso se logra con la experiencia de verlas en el campo. Él reconoce el tamaño de la planta, la forma de la hoja y el tallo, la existencia de una flor y el color de la planta. Asimismo, reconoce el pasto bueno: el ganadero sabe, por el aspecto de la planta, de qué variedad es, y trata de que su ganado se alimente allí.

Percepción: Reconocer los lugares para que paste su ganado y en qué época del año.

Actores: El ganadero, el vaquero (hombres o mujeres).

Lugar: El potrero o el agostadero.Duración: De minutos a horas, depende del

caso.Descripción: Los distintos pastos silvestres

son muy conocidos por los rancheros ganade-

Page 92: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

92

ros de la sierra. Existe un pasto común en la zona de la Sierra del Tigre que crece en ma-nojos grandes en un espacio pequeño entre un manojo y otro, es de tallo largo, de color verde oscuro y es muy bueno para el ganado. Los ganaderos tratan de que su ganado apro-veche este pasto silvestre lo más posible; pero el ganadero tiene que saber dónde encontrar-lo y tratar de conseguir ese espacio para su ganado. Él sabe que durante la temporada de lluvias va a haber pasto bueno, verde, alto y abundante. Su experiencia, año tras año, da el conocimiento de dónde es mejor y qué posibilidades hay de soltar allí su ganado. Durante la época seca —la de “las vacas flacas”, como dicen en el campo— es cuando el pasto se reduce bastante, cambia a color café o ama-rillo y no lleva los mismos nutrientes ni el agua de la época de lluvia. El ganadero sabe que es la época difícil para su ganado y también que tiene que darle alimento adicional para man-tener la producción de leche deseada. Sabe que, si no lo hiciera, su producción de leche bajaría. Pero, por otro lado, el porcentaje de grasa aumenta y para los que hacen quesos eso es bueno. Por eso el ganadero tiene necesidad de reconocer las diferencias de los pastos de acuerdo con las épocas del año y de acuerdo con sus efectos en los cambios: ganado gordo, ganado flaco de buena o mala producción.

SABER PRÁCTICO

Acción: Lazar el ganado, amarrar las patas y mantenerlo en el suelo.

Actores: El ganadero, el vaquero (hombres).Instrumentos: La reata.Lugar: El potrero o el corral.Duración: Va desde pocos minutos hasta

diez o quince minutos, dependiendo de la situación.

Descripción: La cuerda se sujeta con la mano izquierda y ésta pasa a la mano derecha en la que forma una lazada. A ésta, el vaquero le da vueltas en el aire para mantenerla abierta en

forma de círculo y la lanza hacia la cabeza o hacia las patas del animal. Él siempre mantie-ne el resto de la cuerda fija en sus manos, y si tiene suerte y agarra al animal, la recorta al largo necesario para mantener al bovino bajo control. Cuando se trata de tumbar al animal, se intenta lazar las patas y tumbarlo al suelo. Una vez en el suelo, el vaquero rápidamente da vueltas con la cuerda a las patas de atrás o de adelante o, a veces, amarra tres patas para que el animal no pueda moverse del lugar. El objetivo de esta tarea es inmovilizar al ganado para efectuar otras tareas como hacerles cura-ciones y herrarlos con el fierro del ganadero, entre otras.

Acción: Amarrar el ganado a un poste o a una barda y mantenerlo fijo.

Actores: El ganadero, el vaquero (hombres).Instrumentos: La reata.Lugar: El corral.Duración: De diez a quince minutos, aproxi-

madamente.Descripción: El vaquero laza por el cuello al

animal con una cuerda de mecate o de cuero. En seguida, lo jala hacia el poste o hacia la barda y allí el trabajo depende del carácter de la vaca, del becerro o del toro: cuando el ani-mal se resiste mucho, el vaquero tiene que pelear para acercarlo al lugar y, a veces, nece-sita ayuda de otro. En esta fase el vaquero utiliza todo su cuerpo, hace palanca con las piernas y jala con los músculos abdominales, los brazos, los hombros y la espalda. Trata de tener la vista hacia la cara del bovino, aunque está dentro de su visión todo el cuerpo del animal, Esto es para captar, mediante la expre-sión de los ojos y del movimiento de la cabeza, cualquier cambio de comportamiento o de una posible reacción física violenta y estar prevenido. Una vez que el vaquero, solo o en equipo, tiene al animal en el lugar deseado, comienza a dar vueltas con rapidez al poste o a la barda con la cuerda antes de que el bovi-no logre moverse de allí. Él termina con el nudo apropiado que puede aflojarse cuando sea necesario.

Page 93: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

93

Esta práctica implica que el vaquero tiene los conocimientos necesarios de la técnica de manejar la cuerda, la coordinación de sus propias fuerzas corporales y del comporta-miento de los distintos bovinos. Cuando se trata de varios vaqueros, cada uno tiene que poseer estos conocimientos, aunque unos son más aptos que otros y tienen, por ejemplo, mejor coordinación física o más conocimien-to sobre una de estas tareas cognitivas repre-sentadas físicamente, como el comportamien-to activo del ganado.

En estos casos, como en casi todos los casos de saber activo ganadero, la adquisición del conocimiento es por una larga experiencia en el campo. Desde edad temprana, el niño par-ticipa junto con los jóvenes y los adultos en las tareas de la ganadería. Ciertas cosas, como el manejo de la reata, se aprenden mediante una enseñanza más formal de los mayores, quienes hacen demostraciones de las distintas técnicas necesarias para manipular la cuerda, enseñan-do, por ejemplo, en qué mano, de qué forma, con cuáles dedos y qué cantidad de fuerza hay que aplicar con las manos. El aprendizaje del uso del cuerpo es un proceso largo, que de-pende del desarrollo físico del individuo y de sus actividades diarias con el ganado. Ciertos aspectos de estas tareas corporales son ense-ñados por los mayores o los que mejor lo ha-cen. Es común oír que los mayores dan con-sejos a los niños o a los jóvenes cuando éstos enfrentan una situación difícil, pero la ten-dencia es dejarlos actuar solos: “para que aprendan”. Es un poco como el dicho: “El golpe enseña”. El conocimiento del compor-tamiento del ganado es algo más sutil y no todas las personas desarrollan esta capacidad cognitiva de entender y ser sensibles a la men-te del ganado, de observar y prever las conse-cuencias de las reacciones físicas. La adquisi-ción de este conocimiento se da con la experiencia íntima y diaria con el ganado y, claro, no faltan los casos en que, en realidad, el golpe enseña. Más adelante en el texto se trata en detalle qué es lo que observan las

personas respecto al comportamiento del ganado: el saber representado por imágenes mentales.

Acción: Mover ganado a pie con un palo y con la voz.

Actores: El ganadero, el vaquero (hombres o mujeres).

Instrumentos: El palo.Lugar: El potrero o el corral.Duración: Depende de la distancia que se

tenga que caminar.Descripción: En este caso, se trata de cami-

nar atrás o a un lado del ganado. El palo sirve para dar golpes ligeros a las ancas o picarlos en los costados provocando su desplazamien-to en la dirección deseada. La voz es impor-tante porque el ganado entiende que esos sonidos especiales son para que se mueva; si no responde a la voz, viene el piquete o golpe del palo. El conocimiento crítico, en este caso, es saber el lugar del cuerpo donde se debe golpear para provocar el desplazamiento en la dirección apropiada. También el ganadero tiene que saber qué tanto debe pegar con el palo para causar solamente la acción necesa-ria. Estos saberes son adquiridos a partir de la experiencia propia del ganadero, median-te un proceso que abarca pruebas, fallas y logros. Como es un conocimiento que impli-ca provocar una acción en el ganado, también implica conocer el comportamiento del ani-mal: qué tanto se puede provocar a cada animal en particular. Un becerro pequeño es muy distinto a un toro agresivo que cuida su territorio o a una vaca muy acostumbrada al manejo diario por la ordeña. Cada animal implica conocimientos sobre cómo va a reac-cionar respecto a la acción física del ganade-ro o del vaquero.

Acción: Mover ganado con la acción física del cuerpo, el sombrero y la voz.

Actores: El ganadero, el vaquero, el ordeña-dor (hombres).

Instrumentos: El sombrero.Lugar: Los potreros o los corrales.Duración: Depende de la distancia.

Page 94: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

94

Descripción: La forma de mover el ganado es mediante chiflidos y gritos y, al mismo tiem-po, el levantamiento de brazos y movimientos con el sombrero en una de las manos para ser más efectivos. Casi siempre el actor da un paso largo y, cuando es necesario, corre atrás o a un lado del ganado o detrás de un solo animal cuando éste se encuentra separado. De allí debe de venir la expresión: “A gritos y sombrerazos”.

Acción: Mover ganado a caballo con la reata y la voz.

Actores: El ganadero, el vaquero, el ordeña-dor (hombres).

Instrumentos: La reata.Lugar: El potrero, el corral o el monte.Duración: Depende de la distancia.Descripción: Es la forma más compleja de

mover el ganado, porque se necesita saber montar a caballo lo suficientemente bien para poder maniobrar al paso, al trote o al galope y así provocar el movimiento del ganado en la dirección deseada. Al mismo tiempo, el vaquero trabaja o mueve su reata para que los bovinos crean que los van a lazar o a pegar y eso, junto con los silbidos y los gritos especia-les del vaquero, hace que el ganado siga su trayectoria. En ciertos casos es necesario se-parar el ganado a propósito, y para eso se emplea la misma técnica, solamente que a más velocidad.

Acción: Limpieza de las vacas.Actores: El ordeñador (hombre o mujer).Instrumentos: Un pedazo de tela, una cube-

ta de agua y un banco.Lugar: La ordeña.Duración: De tres a cinco minutos.Descripción: El ordeñador, sentado en un

banco de madera, lava las ubres de las vacas con agua y una toalla de tela delgada con el objeto de quitar la tierra o el lodo antes de ordeñarlas. La tarea se hace con cuidado. Durante el proceso, el ordeñador observará la condición física de la ubre, si existe alguna inflamación causada por heridas como raspo-nes, cortadas o golpes. Estas observaciones son muy importantes porque de ellas depende la

producción de leche. En caso de que haya una infección tipo mastitis, la leche no sirve. En ese caso el ordeñador tiene que avisar al ga-nadero propietario para que comience el tratamiento adecuado con el animal.

Acción: Poner el pial a las vacas.Actores: El ordeñador (hombre o mujer).Instrumentos: El pial.Lugar: La ordeña.Duración: De uno a dos minutos.Descripción: El ordeñador coloca el pial, que

consiste en una cuerda para amarrar las dos piernas traseras muy apretadas junto con la cola. Eso es para que la vaca no pueda patear o pegar con la cola durante el proceso de la ordeña. La tarea se hace con una rapidez que implica mucha experiencia y habilidad con las manos. La cuerda debe tener la suficiente tensión para que no se muevan las piernas o la cola, pero al mismo tiempo es para que no se corte la circulación sanguínea y se lastime a la vaca. La tarea consiste en dar vueltas en ocho a la altura de los corvejones y, luego, sin parar, amarrar la cola en forma doblada y pegada a las piernas. El producto final es una especie de nudo con la punta de la cola salien-do del mismo hacia arriba.

Acción: Ordeñar las vacas.Actores: El ordeñador (hombre o mujer).Instrumentos: La cubeta, el banco y la leche-

ra de cuarenta litros.Lugar: La ordeña.Duración: De diez a quince minutos, depen-

de de la vaca.Descripción: El ordeñador coloca su banco

de madera y su cubeta en posición, luego toma asiento. Comienza poco a poco a bajar la leche de la ubre con un movimiento firme y parejo, con interrupciones rítmicas sujetas a los jalo-nes de las manos. Esta fase de la ordeña es crítica, pues depende de la sensibilidad y de la experiencia del ordeñador el que entienda las variaciones en el grado de presión que ha de aplicar con sus manos durante el movimien-to hacia abajo para provocar la salida de la leche, y es crítica porque la vaca puede retener

Page 95: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

95

la leche y reducir la producción del día. El chorro de leche tiene que caer directo a la cubeta y eso también supone habilidad por parte del ordeñador.

Acción: Poner el palo de “Y” a los becerrosActores: El ganadero, el ordeñador (hombre

o mujer).Instrumentos: El palo especial y una cuerda.Lugar: El corral o el potrero para bece-

rros.Duración: De uno a tres minutos, depende

del becerro.Descripción: El ordeñador agarra al becerro

cuando está junto a su madre dentro del corral de la ordeña. Él logra sostenerlo con las manos por ser un animal todavía pequeño. En segui-da coloca el palo de “Y” con el cuello dentro de los dos puntos que van hacia arriba como la letra del alfabeto. Rápidamente, el ordeña-dor amarra con una cuerda que pasa de un punto al otro y se fija el palo firmemente en el cuello. La cabeza debe quedar con libertad de movimientos y el palo no debe interferir cuando el becerro come y bebe. Esta tarea es de cuidado, porque se trata de evitar que el becerro pase por los lienzos o las bardas para juntarse con su madre y tomar libremente la leche antes de la ordeña. El ordeñador o el vaquero corta esos palos de los árboles de la zona. Es crítico el conocimiento del tamaño adecuado y cómo amarrarlo para evitar que el becerro logre pasar en medio de los alambres o tablas de las cercas.

Acción: Limpiar y curar heridas.Actores: El ganadero, el vaquero, el ordeña-

dor (hombre o mujer).Instrumentos: Un pedazo de tela, a veces una

cubeta con agua y el envase del remedio.Lugar: El potrero, el corral o la ordeña.Duración: Depende del caso, de diez a trein-

ta minutos.Descripción: Después de que el animal es

inmovilizado, el vaquero, el ordeñador o el ganadero limpia la herida con un pedazo de tela y a veces con agua para quitar la tierra y el lodo. No es una limpieza cuidadosa, se

trata solamente de quitar lo de encima para ver mejor la herida y aplicar el remedio. El conocimiento sobre la contaminación por agentes patógenos es muy limitado. En la mayoría de los casos, se quita la tierra más o menos, no siempre por completo, y con eso es suficiente. Con la herida expuesta, se aplica el remedio, que puede ser en forma de solu-ción, pasta u hojas de plantas y, por lo general, se pone una capa gruesa o un exceso del líqui-do; esto por el conocimiento de que parte del remedio puede perderse y no hay oportunidad de volver a tratar al animal hasta el día siguien-te. Se trata también del concepto de que “más es mejor”. Es común oír al ganadero decir al vaquero: “Échele, échele”.

Acción: Guardar el maíz ensilado, el rastro-jo y los granos.

Actores: El ganadero, el vaquero, el ordeña-dor (hombres).

Instrumentos: Un bieldo (pitchfork).Lugar: El rancho.Duración: Horas, depende de la cantidad

de alimento.Descripción: El ganadero, el vaquero o el

ordeñador tiene la tarea constante de asegurar el alimento para el ganado, incluso cuando los animales se encuentran en potreros o en agostaderos, porque hay que asegurar la exis-tencia del pasto; si no hubiera suficiente, debe cambiar el ganado a otro lugar. En ciertos casos el trabajo de almacenamiento del forra-je se hace una vez al año como, por ejemplo, cuando se mete la milpa todavía verde al silo y se le deja fermentar para que se conserve. Esto implica el conocimiento de preparar el silo, que en la Sierra del Tigre consiste en un pozo escarbado en el suelo de planta rectan-gular larga con un muro construido por los tres lados que sale por arriba de la superficie. En el lado abierto es donde se mete el maíz recién cortado. El ganadero es quien manda hacer el silo y tiene los conocimientos de cómo debe ser construido para la conservación del maíz durante el año. Es importante porque se puede perder el producto si no está todo bien.

Page 96: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

96

Los trabajadores son los que tienen los cono-cimientos y efectúan la tarea de almacenar el maíz. Ellos saben que los tallos de la planta deben ser acostados en una misma posición, unos encima de otros, con mucho orden, co-menzando del fondo hacia atrás y progresan-do hacia arriba y hacia la entrada.

El rastrojo pasa por otro proceso que es llevado a cabo por los trabajadores del gana-dero. Ellos tienen los conocimientos de cómo acomodarlo en grandes manojos en posición vertical, horizontal o encimada, bajo techo. El rastrojo es lo que queda de la milpa después de cosechar el maíz. Primero se deja secar en el campo y luego se corta y se recoge para ser almacenado en un lugar seco para después usarlo como alimento para el ganado mayor. Es necesario el conocimiento sobre qué tan seco debe estar y mantenerlo así para que no se pudra.

Los granos de sorgo, de maíz y de salvado son guardados en costales de cuarenta a cin-cuenta kilos de capacidad o, cuando existen las instalaciones apropiadas, el grano es almacena-do suelto. Los costales van dentro de una bo-dega seca y segura, libre de animales que con-sumen esos productos. El trabajador debe saber cómo manejar y almacenar estos alimentos que son de mucho más cuidado que los otros. El grano es delicado y costoso, y en muchos casos es de lujo. El ganadero tiene los conocimientos acerca de la conservación de estos alimentos y él ordena a los trabajadores cómo los quiere. Los trabajadores también tienen los conoci-mientos, pero están sujetos a la decisión del ganadero. Hay casos en los que no interviene el ganadero y la toma de decisiones sobre el manejo del alimento es transferida a un admi-nistrador del rancho o a un trabajador vaquero con mayor responsabilidad.

Acción: Desinfectar contra garrapatas, ba-ños, soluciones y polvos.

Actores: El ganadero, el vaquero, el ordeña-dor (hombres).

Instrumentos: El aspersor, el envase del vene-no, una cubeta y, a veces, un calcetín viejo.

Lugar: El rancho.Duración: De tres a diez minutos, depende

del proceso.Descripción: Esta tarea es definitiva para la

salud del animal y de los consumidores de productos lácteos. La garrapata transmite varias enfermedades serias. Los que trabajan con él conocen el tratamiento para erradi-carla. En los grandes ranchos de ganado bovino destinado a la carne, se acostumbra tener un “baño” especial para los animales. Éste consiste en la construcción, hecha por los trabajadores del rancho, de un pasillo estrecho con tubos de metal a los lados, que llaman “chute”. Se deja una rampa de entra-da y de salida para que el ganado pase cami-nando por ese pasillo. El fondo está escarba-do con una profundidad suficiente para que el animal se sumerja totalmente dentro del agua con el veneno que ha sido puesto allí. En este caso, el vaquero tiene que mover al ganado hacia un pasillo especial de reten-ción. Para eso, utiliza palos de madera y ga-rrochas de metal que dan toques eléctricos, cuerdas, el sombrero y su voz.

Otra forma es aplicar el veneno en solución directa al animal. Cuando se trata de unidades productivas pequeñas o medianas, ésta es la manera más común: el vaquero sostiene al animal para que no se mueva, luego calcula la cantidad de veneno para aplicar, según el peso del animal. Una vez hecha esa tarea, el vaque-ro o el ganadero empieza a poner el líquido aceitoso por la línea de la espina del lomo, desde el cuello hasta el inicio de la cola, y el líquido comienza a derramarse por el cuerpo. Él sabe la importancia de no poner más de lo debido porque el animal se enferma. Según lo que ellos dicen, esa solución se absorbe a través de la piel.

Otra manera es aplicar veneno en polvo, pero cuya dosis es la menos medida y contro-lada. El ganadero o vaquero sostiene al animal como en el otro caso y se espolvorea directa-mente del paquete sobre el cuerpo del gana-do. Otro método es poner el polvo dentro de

Page 97: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

97

un calcetín viejo y dar golpes dispersos sobre el cuerpo del animal para hacer que salga el polvo a través del tejido.

El conocimiento acerca de la transmisión de enfermedades por la garrapata se reduce a los ganaderos que han estudiado una carre-ra técnica. Por lo regular, el ranchero ganade-ro sabe que la garrapata es mala para su gana-do —“chupa la sangre”—, pero muchos no tienen conocimiento acerca de la importancia de la salud humana o cómo se transmiten las enfermedades del ganado a los humanos. Es, otra vez, un fenómeno que si no se ve es muy difícil imaginarlo. La garrapata se ve que pega, mete la cabeza y chupa la sangre, pero más allá de eso, “quién sabe”.

Acción: Marcar el ganado con fichas “coque-tas”, muescas en la oreja o el fierro del rancho, o ambas cosas.

Actores: El ganadero, el vaquero, el ordeña-dor (hombres).

Instrumentos: Las fichas de plástico, una pinza especial, el fierro especial con la marca del rancho, la reata o la cuerda.

Lugar: El corral.Duración: De segundos a un minuto.Descripción: Esta tarea comienza con la in-

troducción del ganado dentro de un corral. Depende de la infraestructura del rancho la técnica que se utilice. En la forma más tradi-cional, primero, se laza al animal que debe ser marcado para en seguida inmovilizarlo en el suelo con las patas amarradas. Algunas perso-nas tienen que mantener la cabeza con la cuerda de tal manera que no pueda golpear o moverse demasiado. Una vez inmovilizado, se procede a marcarlo con el fierro del rancho. Este fierro es calentado en una fogata hasta quedar al rojo vivo y en seguida se pone sobre una pierna trasera del animal hasta quemar la piel profundamente dejando para siempre una cicatriz que tiene la forma de la marca o fierro del dueño. Las marcas de las orejas también se hacen cuando los animales están inmovilizados, pero como se trata de una oreja, con mantener la cabeza fuertemente

amarrada al poste o la barda pueden poner las “coquetas”, como dicen, o hacer las mues-cas. Las coquetas son unas fichas o placas de plástico numeradas consecutivamente que tienen un aro del mismo material que atravie-sa la oreja para que no se desprenda. Los ga-naderos utilizan una especie de pistola para atravesar y fijar la ficha en la oreja. La otra técnica es cortar muescas en la oreja de tal manera que se pueda identificar al animal. Esto se hace con una máquina pequeña, tipo pinza cortadora manual.

Las tres formas de marcar el ganado impli-can la inmovilización del animal. En los ran-chos con más infraestructura tienen un lugar especial que consiste en un pasillo estrecho con tubos de metal a los lados, donde se deja una entrada y una salida para que el ganado camine por ese pasillo. Ese pasillo sirve para varias tareas y tiene secciones diseñadas para cada propósito específico. El ganado pasa del corral de detención al pasillo, luego al lugar de la inmovilización, que es como una prensa por los lados con unas puertas que cierran por enfrente y por atrás del animal; ahí, el veterinario, el ganadero o el vaquero pueden vacunar, palpar a las vacas y ponerles la ficha o la muesca en las orejas. Por lo gene-ral, se pone el fierro del dueño cuando el animal es muy joven y en muchos ranchos se sigue la forma tradicional. Ahora existe una técnica de quemar con ácido para crear la marca de identificación, pero en la Sierra del Tigre no se ha visto esta práctica.

La tarea de marcar el ganado en cualquie-ra de las formas mencionadas implica cono-cimiento especializado por parte de todos los participantes. Pero sí hay una jerarquía en las tareas cognitivas y físicas, o sea, es un caso de conocimiento distribuido entre los acto-res. Todo el equipo tiene conocimientos de todo el proceso, pero unos son más aptos que otros para lograr ciertos aspectos específicos de esta tarea. La decisión de marcar el gana-do, poner muescas o fichas en las orejas, es tomada por el ganadero propietario en el

Page 98: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

98

caso de los ranchos de la sierra. En los ran-chos extensivos grandes, puede ser el admi-nistrador el que toma esas decisiones. Si son fichas, él decide qué numeración va a llevar y asegura la documentación en el registro del rancho o, en caso de que éste no exista, lleva el control en su memoria, junto con la me-moria de la persona que físicamente pone las fichas o las “coquetas”. El ganadero tiene el conocimiento sobre cómo llevar a cabo todo este proceso, por lo general es aconsejado por un veterinario o por el proveedor de productos ganaderos que le vende las fichas y el aparato para ponerlas.

Los siguientes pasos son el manejo del ganado y éste es llevado a cabo por los va-queros. Los conocimientos especializados son los ya descritos anteriormente: mover con palos, voz, sombrero y reata, y lazar y amarrar el ganado cuando es necesario. Pero existe también el conocimiento distribuido: uno de los vaqueros tiene el saber de cómo poner las “coquetas” con el aparato especial, otro vaquero tiene más conocimiento sobre el manejo general del ganado y, por lo mis-mo, se dedica a esta fase del trabajo. Son decisiones que toma el ganadero propietario o que, a partir de la experiencia en el traba-jo, se determinan al conocerse entre ellos mismos, de modo que la distribución se realiza con base en las habilidades de cada quien en la tarea específica.

En los ranchos de mediana escala el gana-dero también participa en las tareas físicas, incluso puede ser él quien pone las “coquetas”. Los ranchos de pequeña escala, de diez vacas de ordeña, no tienen necesidad ni dinero para gastar en marcar el ganado.

Durante una entrevista con un ganadero de Concepción de Buenos Aires, él me dijo que hay personas que ponen las “coquetas” pero no llevan un registro para el control y las marcas no tienen relación con nada. El infor-mante tenía en su rancho unas vacas con “coquetas” y le pregunté sí él llevaba así el control. Me dijo que no, que así compró las

vacas y nunca se las quitó, las dejó de adorno. Este ejemplo señala que el conocimiento de poner las “coquetas” es una cosa y el objetivo para utilizarlas es otra. Aunque la acción que representa el saber de las fichas de control es observable en el trabajo de la ganadería, el conocimiento del para qué llevar un registro no es tan fácil de identificar. En los ranchos de pequeña y hasta mediana producción, el ganadero y demás trabajadores reconocen cada animal por sus características físicas y su comportamiento, y así se hace el registro mentalmente de cada uno sin necesidad de marcar el ganado y apuntarlo en libros.

Acción: Inyectar al ganado antibióticos, vi-taminas o vacunas.

Actores: El ganadero, el vaquero, el ordeña-dor (hombre o mujer).

Instrumentos: La reata o la cuerda, la jeringa, el envase del producto y, en algunos casos, algodón y alcohol.

Lugar: El corral.Duración: Un minuto.Descripción: El vaquero tiene que inmovilizar

al animal y mantenerlo quieto para poder in-yectarlo. Una vez sujeto el bovino, se procede a llenar la jeringa con la dosis deseada del producto en cuestión. No se practica ninguna forma de esterilización durante este proceso. La jeringa se considera limpia si se usa solamen-te para inyectar. Es muy distinto de lo acostum-brado con los humanos. Es común que el ranchero ganadero inyecte a varios animales con la misma jeringa, solamente la rellena cada vez con la sustancia. En este caso, el conoci-miento radica en cómo lograr la tarea física de inyectar. El saber sobre la transmisión de bac-terias por falta de limpieza durante el proceso es poco conocido. Existe el conocimiento de que la tierra lleva los “microbios” o “bichos” y, por lo tanto, se quita la tierra o el polvo del frasco y de la jeringa con un trapo, o sea, lo que se ve sucio se quita y lo que no se ve no existe. Es conveniente recalcar esto porque es una de las tareas físicas y cognitivas que distingue a los veterinarios de los rancheros ganaderos.

Page 99: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

99

Una vez lista la jeringa con el producto deseado, se procede a inyectar al animal. El lugar apropiado para la inyección es impor-tante y el ranchero ganadero sabe, por su experiencia con veterinarios o por instruc-ciones de ellos, dónde aplicarla. El ranchero ganadero sabe que tiene que ser puesta en el anca, en el “hombro” o en el cuello dentro de un músculo grande donde no cause pro-blemas de dolor o inflamación. Es muy raro el caso en que el ranchero ganadero aplica inyecciones intravenosas porque ello impli-ca más conocimientos de la fisiología del animal y de la técnica de aplicación dentro de la vena.

Acción: Hacer preparaciones curativas de plantas mezcladas y aplicarlas.

Actores: El ganadero, el vaquero, el ordeña-dor (hombre o mujer).

Instrumentos: Una cubeta, una olla, una ja-rra, una lata o un plato, depende del caso, una espátula rudimentaria o un pedazo de tela.

Lugar: El corral, el potrero o la ordeña.Duración: Depende del caso.Descripción: Las recetas suelen pasar de una

generación a otra dentro de la zona ganadera. Muchas de ellas están ligadas a remedios hu-manos. En ciertos casos, se conciben los bene-ficios de los remedios caseros de los humanos como iguales para el ganado. En otros casos,

los remedios de los animales son considerados como buenos para los humanos. La acción, en este caso, es la tarea física de buscar y de cortar o de comprar, según el caso, las plantas, las hierbas, las raíces, las frutas y otros ingredien-tes apropiados, como son el maguey, la salvia, el limón, la sal, el carbonato, el petróleo, entre otros. La siguiente fase es la tarea de prepa-rarlas. Pueden ser cocidas, molidas, hechas pasta o licuadas. Ya preparada la mezcla o la sustancia pura, dependiendo de la receta, se procede a aplicarla al bovino. Para eso, tiene que estar inmovilizado de una manera u otra y eso implica la participación, por lo general, del vaquero y del ganadero.

Cuando se trata de remedios tomados, se utilizan mangueras, embudos o botellas para hacer pasar el líquido hacia la parte profunda de la boca y el principio de la garganta. El ranchero ganadero y el vaquero saben que el líquido tiene que llegar hasta la garganta del bovino para que éste no lo escupa.

Para las heridas abiertas, como cortadas de alambre de púas, vidrios tirados y otros objetos cortantes, se ponen pastas o polvos encima de la herida. Los ganaderos saben que la mezcla tiene que quedar aplicada en tal forma que quede pegada por lo menos veinticuatro horas hasta poder repetir la curación, si el caso lo exige.

Page 100: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH
Page 101: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

101

El saber ganadero: saberes relacionados

con el ganado equino

En este capítulo utilizo otra forma de presen-tación de los saberes, pues se me hizo más fluido tratar de saberes con temas más gene-rales; además, el cambio es para evitar dema-siada repetición.

SABER PERCEPTIVO

Cuando llega un jinete a las caballerizas, lo primero que ve es cómo están los caballos en sus signos acostumbrados. Una mirada alerta, cabeza levantada, orejas en posición hacia la dirección de quien mira uno, cuerpo relajado, quiere decir que, hasta allí, el caballo se sien-te bien y está de buen humor. Pero sólo hasta que el caballo está afuera el jinete sabe cómo va a responder al trabajo o entrenamiento de ese día en particular. Al sacar al caballo de su caballeriza, el caballerango y el jinete captan cómo camina, si camina tieso y si tiene dificul-tad para mover el lomo en forma rítmica con los pasos que va dando; esto quiere decir que está cansado o adolorido por el exceso de trabajo del día anterior o simplemente es un caballo de edad y siempre sale de esta manera. Si el caballo camina con un ligero “resorte” en su paso, con la cabeza levantada, y las ore-jas paradas y atentas a cualquier sonido, el cuerpo tenso y el lomo ligeramente curvado hacia arriba, quiere decir que está sobrado de

energía y se siente muy bien, listo para el ejercicio. Si el caballo sale con pasos firmes, la cabeza y el cuello relajados, y todo el cuerpo con movimientos rítmicos, el caballerango y el jinete saben que el caballo va a estar con la energía normal, no en exceso o demasiado cansado. Es la primera apreciación de cómo se encuentra el caballo al comienzo del traba-jo. Hasta allí, todo lo que perciben representa el estado de la energía y la condición de múscu-los y articulaciones del caballo. El humor y el ánimo del mismo, al igual que en el ser huma-no, dependen en parte del estado psíquico y en parte de la condición física del momento. Este saber perceptivo lo tiene igual un ranche-ro que un jinete urbano, si son buenos obser-vadores de sus caballos.

El jinete de rancho en el campo o el de al-guna disciplina deportiva, al subir al caballo capta pronto estos dos aspectos. Es importante porque el desempeño del trabajo o del entre-namiento depende mucho del estado físico y psíquico del jinete y del caballo como pareja. Cuando el jinete sube y siente que el caballo tiene mucho “ánimo” para trabajar, es probable que tenga un exceso de energía y se siente muy bien físicamente y, por lo mismo, sale muy ale-gre, brincando o reparando, difícil de manejar hasta que se cansa y se relaja con el trabajo. La primera cosa que nota el jinete es el cuerpo tenso, las ancas del caballo remitidas y redon-

Page 102: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

102

deando el lomo, la cabeza elevada, los ojos abiertos, las orejas paradas, las fosas de la nariz abiertas y anchas, y el paso del caballo con mucho resorte. Todos estos signos físicos re-presentan también el estado de la mente del caballo. En este caso, la mente está muy alerta a cualquier novedad, peligro o acción colecti-va que otros caballos puedan hacer, y está listo para reaccionar según sea el caso.

Ahora bien, el jinete tiene que entender un poco la mente del caballo para estar un paso más adelante de lo que pueda ocurrir; un brinco repentino porque se asusta de algo, un reparo —un brinco fuerte para arriba en el aire— por gusto al ver otros caballos alegres o un paro en seco, luego vuelta para atrás y arranca corriendo. Hay que recordar que en la naturaleza el caballo corre de cualquier peligro o cosa desconocida, su velocidad es su defensa. Estas acciones violentas de caballos con exceso de energía son las causas de mu-chas caídas y malos ratos de los jinetes. Si el jinete no es sensible y consciente de la mente del caballo en estos casos, fracasa en el traba-jo; lo hace renegar, se asusta o, de plano, baja del caballo sin terminar lo planeado. En cam-bio, el jinete que tiene la habilidad de enten-der un poco la mente del caballo, está prepa-rado para estos eventos. Él sabe que el caballo, al ver una rama de un árbol caída dentro de la pista de entrenamiento, donde el caballo sabe que no debe estar, puede tener una reac-ción fuerte; el caballo, al ver un objeto distin-to de lo normal, lo cuestiona y su forma de resolver el asunto es correr. El jinete experi-mentado sabe si mantiene con firmeza al ca-ballo antes de que tenga oportunidad de arrancar, lo apoya apretando las piernas, o tiene buen contacto con las riendas y el boca-do (freno) para que desde antes el caballo sienta que no va a poder escapar tan fácilmen-te, lo cual es importante en estos casos, y que sienta que el jinete no tiene miedo y le da una especie de apoyo psicológico con su firmeza. El caballo piensa que el jinete sabe lo que está haciendo y confía en él y, así, aquello que

parece un peligro para la mente del caballo es tolerado; aunque al pasar cerca del objeto extraño, el caballo por lo general inclina su cabeza hacia éste y le da una muy buena mi-rada por las dudas y, tal vez, exhala aire fuer-temente por la nariz causando un ruido agu-do. Al hacer eso, el jinete sabe que tiene que reforzar sus apoyos con bastante decisión para que el caballo siga bajo control y, a la vez, con-fiado en el jinete. En estas situaciones, el jine-te también usa su voz, la comunicación verbal o sonidos, lo cual es determinante en el trato con un caballo. Es común usar palabras cortas de sonido como “ho” o “quieto”, para contro-lar al caballo o darle confianza.

El caso comentado implica saberes percep-tivos, activos y comunicativos que no son sepa-rables en una situación dinámica. Pero el saber perceptivo es primordial en este caso, de él depende que la acción siga y de qué forma convenga que sea la comunicación para lograr la tarea de montar un caballo ganoso y difícil, o un caballo muy joven juguetón. Ahora, para el jinete profesional o experimentado, todo eso pasa sin pensar, es algo automático para él y que cae dentro de su rutina diaria.

Es muy notorio cuando el jinete no tiene estos saberes, y si éste se encuentra nervioso y preocupado al montar al caballo ganoso, por lo general, le va mal. El caballo de pron-to se da cuenta de que este jinete no puede con él y aprovecha lo más que puede la situa-ción o, también, puede ser que el caballo sienta una falta total de apoyo por parte del jinete y comience a sentir miedo a las cosas desconocidas en la pista o en el campo, como la rama caída del árbol o una bolsa de plásti-co volando por el viento. El caballo bien tra-bajado y algo cansado no suele ser tan proble-mático y es más apropiado para un jinete novato. Las personas que manejan caballos saben eso y la monta de distintos caballos se basa en ese conocimiento; el no saberlo pue-de ser peligroso.

El hecho de reconocer el carácter de un caballo implica, otra vez, el saber perceptivo

Page 103: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

103

como el elemento principal de la división propuesta. El jinete, el criador, el veterinario, el caballerango y el herrero tienen que saber identificar el carácter de los caballos, en vista de que eso influye en el comportamiento, el desempeño, la producción y la seguridad, y el logro en el manejo en general. Las catego-rías que hacen las personas relacionadas con el mundo equino sobre el carácter, van desde dócil hasta muy agresivo o bravo. Hay caballos tranquilos, traviesos, muy vivos, curiosos, va-lientes, cobardes, rajones, muy agresivos, entre otros calificativos. El saber necesario para re-conocer en realidad cómo es el carácter de un caballo específico se adquiere por la experien-cia de tratar por largo tiempo con ellos. Dis-tintas razas tienen tendencias hacia cierto tipo de carácter y son reconocidas por lo mismo y clasificadas para distintos tipos de trabajo y uso. Pero existen sutilezas de carácter y de personalidad que hacen posible identificar a cada caballo como individuo. A las personas ajenas al mundo equino, puede parecerles un poco raro, pero para uno que trata a diario con ellos, cada caballo es individual en su forma de pensar, en su carácter, comporta-miento y capacidad de desempeño. Desde que nace un potro, el criador, el veterinario y el caballerango dan cuenta de cuál será proba-blemente el carácter del recién nacido. Ellos observan la conducta del potro, si es miedoso de cosas nuevas a su alrededor y se esconde atrás de la madre, si es curioso e investiga las cosas nuevas o si reta y respinga con la madre y las personas que lo manejan, sin miedo a las consecuencias. Es común oír: ese potro here-dó el carácter de su madre o de su padre, o que salió totalmente diferente de los padres. El potro crece en los potreros de los ranchos o en las cuadras hasta los dos y medio o tres años de edad, cuando comienza el entrena-miento, y es entonces cuando las personas participantes ponen más énfasis en el carácter del joven. El jinete que comienza a montarlo, percibe muy rápido a qué se atiene con este potro. Un caso es el del potro de carácter

fuerte y rebelde, que no se conforma fácilmen-te al entrenamiento y a la dominación. Eso lo capta el jinete por el comportamiento del potro en general. No acepta fácilmente obe-decer al caballerango, al veterinario y al jinete. Ellos saben que se trata de un caballo de ca-rácter muy fuerte y difícil cuando demuestra mucha rebeldía hacia las nuevas tareas que tiene que aprender, tratando de defenderse con patear, reparar y bajar al jinete de su lomo cuando no quiere estar quieto para revisiones de los veterinarios, o se pone muy rebelde a la primera herrada y resulta difícil para el manejo en general. El caso contrario lo perci-ben con la misma rapidez los que manejan al potro. El jinete sabe que un potro es de carác-ter dócil y no miedoso cuando se sube por primera vez y no hay rechazo o protesta a los distintos pasos de entrenamiento. El manejo en general es fácil y todos los que participan en él saben que se trata de un potro de carác-ter dócil, no miedoso y que va ser fácil de manejar. El potro miedoso y tímido es perci-bido también muy rápido al comenzar su en-trenamiento; es reconocido y clasificado por su conducta al comenzar el manejo físico y la observación de su comportamiento en el en-torno de la caballeriza o del potrero. Un ejemplo es cuando se acerca a cosas nuevas y tiene los ojos saltados, bufa por la nariz y viene con pasos detenidos, con el cuerpo tenso y listo para huir y, si lo hace, es que el miedo es más grande que la dominación del entrenador.

El futuro de estos caballos comienza allí. La importancia de este saber perceptivo de reconocer el carácter de un caballo desde esta edad joven es indispensable para la produc-ción ganadera en este campo. Con base en estas apreciaciones, se sabe a quién poner de jinete y de entrenador, y qué posibilidades en el futuro tiene este caballo para la venta, para los logros deportivos o el trabajo en el campo, según la meta del criador. El entrenador sabe que es posible con el tiempo dominar un ca-ballo de carácter fuerte, y que puede ser un

Page 104: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

104

animal muy apreciado por ser de carácter no rajón en situaciones muy difíciles, siempre y cuando un jinete sea profesional o muy bueno. El entrenador y el criador saben que el caballo de carácter dócil y no miedoso es mucho más comercial y apreciado para todo un grupo de jinetes, especialmente en el campo. Todos los que trabajan con caballos saben distinguir al miedoso y saben que este tipo de carácter es problemático y puede ser hasta peligroso en ciertas circunstancias, como por ejemplo, en el salto. Son conocidos por rajones y asustadizos, y en el campo este tipo de caballo es muy poco deseado.

Los aspectos de la personalidad del caballo son sabidos por los que tratan a diario con él, pero esto implica mucho más cercanía diaria con el animal. En el trato cotidiano se perci-ben las sutilezas por el contacto íntimo. Un caso es el del caballerango que se encarga de un grupo de caballos todos los días y sabe distinguir la personalidad de un caballo de la de otro; percibe sutilezas como, por ejemplo, afecto, desinterés, agresión, sumisión, gloto-nería y quisquillosidad. A la hora de los ali-mentos, el caballerango observa cómo espera y recibe la alfalfa y el grano en la cuadra; cada caballo reacciona diferente. El caballerango percibe a un caballo glotón con sólo observar que pega en la puerta desesperadamente, relincha fuerte y se enoja cuando no llega pronto su alimento —echa las orejas para atrás y tira mordidas al aire, sobre todo cuando se le da primero de comer a otro caballo—. Al momento de poner su alimento, traga con mucha rapidez, avienta el grano a un lado y a otro, come con coraje, hace mucho ruido y movimiento al comer. El caballerango sabe que este caballo no tiene límite y hay que cuidar que no rebase la cantidad apropiada para él; existe el riesgo de que le pueda dar cólico por el exceso de alimento en el sistema digestivo sin poderse mover, causando así un bloqueo intestinal. El caso contrario es el del caballo quisquilloso para el alimento. El caba-llerango capta que ese caballo espera muy

tranquilo, sin interés, la hora de repartir los alimentos. Él observa que al poner la alfalfa y el grano, el caballo revisa todo con su hocico, moviéndolo de un lado a otro, sin comer. Luego, poco a poco, comienza a comer y casi siempre deja algo para más tarde. Si el caba-llerango cambia el tipo de alimento como, por ejemplo, el grano, este caballo no se lo come hasta que tiene tanta hambre que comienza a probarlo. Los caballerangos observan esto más en las yeguas. Es común el comentario: “es una yegua muy difícil para la comida”.

El afecto, el desinterés, la agresión y la su-misión respecto al contacto humano son percibidos por el caballerango en su trato con los caballos durante el día. Él se siente muy bien cuando un caballo le tiene afecto, y el caballo lo demuestra poniendo su cabeza junto a él o cuando al entrar a su caballeriza, el caballo da unos pasos hacia él con una mi-rada tranquila y, en algunos casos, lo llama con un relincho suave en tono bajo. Todo lo con-trario es percibido en el caballo agresivo. El caballerango se da cuenta al acercase a la ca-balleriza donde el caballo quiere imponer su fuerza mientras se encuentra libre en su lugar: tira a morder, con las orejas hacia atrás, al pasar por su puerta. Al entrar a la caballeriza, el caballo trata de voltear el poste para dar patadas. El caballerango sabe que se trata de un caballo “enojón”, un caballo al que le mo-lesta la presencia del ser humano dentro de su espacio privado donde come, duerme y descansa durante el día. El caballerango sabe que hay que tener mucho cuidado en el ma-nejo para prevenir un accidente. Son casos difíciles, porque el caballerango puede fácil-mente perder la paciencia con un caballo así y tratar de dominarlo con una fuerza física mayor, lo que puede implicar golpes, jalones de la cabeza acompañados de gritos agudos que son producto de dolor y de susto. El ca-ballo responde poniéndose más agresivo y comienza una pequeña lucha de poder. El ser humano, por lo general, sale ganando porque tiene a su disposición equipo apropiado, sa-

Page 105: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

105

beres especializados en el manejo de este tipo de caballos y la inteligencia suficiente para reconocer los límites del corcel. Éste, en cam-bio, no sabe hasta dónde puede ir el poder de dominación del ser humano y eso lo detiene: el miedo a lo desconocido. Y muy importante, el caballo sabe que es dependiente del ser humano para su alimentación y eso es primor-dial para él. Este aspecto de agresividad en la personalidad de un caballo es reconocido entre las personas asociadas a él y saben las consecuencias de no tratarlo con inteligencia. Las yeguas y los garañones son más propensos a este tipo de personalidad y el caballo castra-do, menos. Los entrenadores y los jinetes sa-ben que esta faceta de la personalidad en un caballo, por lo general, no afecta su trabajo o desempeño, sino que está más relacionado con su espacio privado y, claro, al subir el ji-nete, el caballo sabe quién manda en el traba-jo. Una excepción son algunas yeguas conoci-das por “pateadoras” durante el trabajo, a las que se acostumbra ponerles un listón rojo amarrado a la cola, que es un signo interna-cional con el que los jinetes con experiencia entienden que esta yegua puede patear al pasar cerca de otro caballo, especialmente si es macho. Las personas ajenas al mundo equi-no, que no tienen estos saberes, pueden tener sorpresas grandes cuando de repente entran de visita a una cuadra, pista de entrenamiento o a un potrero y se acercan a un caballo agre-sivo. El garañón es el más peligroso en estos casos pues, como macho reproductor, defien-de su lugar y su territorio de otros machos equinos y, a veces, machos humanos. Los sa-beres especializados, perceptivos, activos y comunicativos, para manejar estos caballos son indispensables, en el caso contrario, puede haber graves accidentes.

El criador, el jinete, el caballerango y el veterinario saben cuándo un caballo se en-cuentra enfermo y a veces lo saben desde lejos en el potrero, pues captan signos visuales que para ellos representan un estado anormal, como puede ser el cuello y la cabeza colgando

hacia abajo sin estar comiendo o el caballo echado a una hora desacostumbrada. Otras señales son el hecho de no comer, caminar con dificultad, sudar excesivamente sin causa aparente, ojos que miran sin rumbo o que están cerrados, y rascar el suelo con la pata obsesivamente. Estas personas, al reconocer estos síntomas, saben que se trata de un pro-blema de salud y actúan de acuerdo con sus posibilidades.

Existen padecimientos que provocan una serie de acciones muy específicas por parte del caballo enfermo y que son síntomas reconoci-dos especialmente por el veterinario o una persona con bastante experiencia. Un ejemplo es reconocer rápidamente el cólico que puede llegar a ser una condición grave en los equinos. La persona encargada registra mentalmente sonidos y escenas visuales. El ruido producido por el caballo que se está revolcando, rascando y caminando en un círculo en su caballeriza es percibido sin ver al caballo. Es el primer aviso de que algo anda muy mal. Sabe el caballeran-go, el dueño o el jinete que hay que revisar visualmente al caballo de inmediato. Al entrar a la caballeriza, la persona en cuestión observa que el caballo está sudando excesivamente, respira con fuerza, la cabeza está colgada hacia el suelo, está rascando el piso y se ve toda la cama de aserrín removida, indicando que el caballo estaba revolcándose. El caballo perió-dicamente voltea la cabeza hacia un costado de su cuerpo y, de pronto, se echa al piso y de nuevo se revuelca. Con eso no hay duda en la mente de la persona de que este animal sufre un cólico muy doloroso, sabe que urge llamar al veterinario y proceder con las acciones físicas para atenderlo. El veterinario sabe que las causas más comunes del cólico son por una condición mecánica del sistema digestivo; con frecuencia, se debe a que la masa de alimento no puede avanzar por razones de una torsión del intestino, aumentan los gases, hay una ruptura de estómago o intestino y, con frecuen-cia, hay una masa de alimento compactado por falta de líquidos o un exceso de grano consu-

Page 106: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

106

mido, que al ser expuesto al agua, se infla. Este saber perceptivo es crítico cuando se trata de la salud animal porque es una de las causas de pérdida en la ganadería.

Un veterinario me contó que, cuando va a las competencias de salto, observa a los caba-llos en la pista de calentamiento mientras trabajan y saltan con sus jinetes preparándose para entrar a la pista principal. Su comentario fue que tiene la costumbre de ver cómo estos caballos se mueven y, un poco para pasar el tiempo, trata de identificar los problemas que pueden tener por su movimiento. Este veteri-nario sabe muy bien la importancia que tiene la capacidad de percibir por la simple obser-vación cuando se trata de animales que no pueden explicar verbalmente sus molestias. Él está aumentando y refinando su capacidad y, a la vez, sus saberes perceptivos, respecto a la identificación de problemas de salud por ob-servación auditiva y visual. Existe la tendencia a pensar en lo visual solamente, pero igual de importante es el sonido en la observación, y esto, aplicado al ejemplo del cólico, supone prestar atención al quejido, la tos, la respira-ción forzada, el relincho por nerviosismo, ansiedad o desesperación, los cuales son signos de malestar y posible causa de mal desempeño en el trabajo.

En seguida demuestro la importancia de la percepción táctil. Este mismo veterinario, al ver un caballo bajo su cuidado que galopaba disparejo, sin apoyarse bien sobre una pata, lo tuvo en cuenta para revisarlo después. Al bajar el jinete, el veterinario pasó su mano por la pierna del caballo para sentir la temperatura, calor o frío, sentir si había partes hinchadas, inflamadas, bolas anormales por golpes o os-teomitas, cosas que se perciben al tacto con la mano. Si resulta positivo alguno de estos sig-nos, el veterinario procede a tomar radiogra-fías cuando el caso amerita la inversión eco-nómica y si no, él aplica el tratamiento que más se acerca a lo que él puede diagnosticar con una revisión visual y táctil. En casos como éstos, también se revisan los cascos y la flexión

de las articulaciones. Siguiendo con este ejem-plo, el jinete sabe que algo está mal con su caballo cuando percibe un movimiento no rítmico, distinto del normal, y siente que su caballo no avanza como debiera en el trabajo. Por lo general, si es un jinete con experiencia, le comunica sus observaciones al veterinario y los dos se apoyan en una evaluación del es-tado de salud del animal.

Otro aspecto de percepción es el olfato y, en el caso en cuestión, un ejemplo son los hongos en los cascos, o como dicen, la “aguadura”. El jinete, el caballerango y el veterinario captan un olor como de putrefacción al revisar la planta del casco (pata). Es un problema común en los caballos durante la época de lluvias por la humedad constante y constituye un malestar que causa dolor al caminar o al apoyarse sobre los cascos. Al percibir este olor, el veterinario sabe que debe comenzar el tratamiento. El ji-nete sabe que tiene que revisar el estado de las caballerizas si son húmedas o secas; el caballe-rango sabe que tiene que tener más cuidado en la limpieza de los cascos y asegurar un espa-cio seco al caballo. En el campo este problema es serio porque hay menos formas de controlar las condiciones del piso para el ganado, pues afecta también a las vacas.

En los criaderos, el dueño y los caballeran-gos que trabajan con el ganado equino reco-nocen desde lejos una yegua o su cría especí-fica. Para la persona ajena a este mundo, el reconocimiento por su apariencia es muy di-fícil o imposible, pero para los encargados del criadero es de lo más natural reconocer la identidad; ellos, sin pensarlo, utilizan este saber perceptivo casi a diario. El encargado observa desde lejos en el potrero, desde la forma total del animal en cuestión hasta cómo se mueve y los detalles particulares, atributos que lo distinguen de todos los demás animales sueltos. A veces es solamente un detalle, como la posición de la oreja o como mueve la cola. El paso es particular e individual en cada ani-mal, al igual que en los seres humanos, y cuando los encargados están en contacto

Page 107: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

107

diario con sus animales, logran distinguir el paso de uno del de otro. Hay caballos que caminan con bastante extensión de las piernas, o paso largo, moviéndose con soltura, y existen otros que presentan un efecto de paso corto. La manera de llevar el cuello y la cabeza es clave en estas percepciones, cada animal tiene su estilo propio, y la crin se mueve de acuerdo con el movimiento del cuello y la cabeza, dan-do otro signo de identidad. El pelo del caballo es importante, desde el color y las marcas es-peciales hasta el tipo y la condición, elementos que influyen en su apariencia general. El com-portamiento del caballo también es percibido en estos casos, como si es juguetón, tímido, tranquilo o nervioso, estados mentales que provocan acciones que se reflejan en su apa-riencia general. El criador y el caballerango saben cuál de todos sus potros y sus yeguas tienen una combinación de varias de estas características y pueden distinguirlos desde lejos y entre el grupo. El sonido de los relinchos de los caballos es percibido por los encargados y constituye otra manera de reconocer a un caballo en particular, aunque esta percepción es mucho más sutil y no todos tienen esta ca-pacidad. Los caballos se identifican entre sí con sus distintos tipos de relinchos, pero para el ser humano es necesario tener un contacto estrecho con ellos para lograr identificarlos por sus llamadas. Trato más este tema cuando discuto los saberes comunicativos.

Otro ejemplo del saber perceptivo es el reconocimiento de ciertos estados psicológi-cos muy sutiles del caballo por parte del caba-llerango o del jinete, lo cual solamente se logra con un contacto muy íntimo. Tuve una ex-periencia con mi caballo de competencia de salto, de raza holsteiner, con el nombre de Campo Negro, que me dejó impresionada sobre el nivel de confianza y de dependencia psico-lógica que puede tener un caballo con uno. El caso fue éste: llovió en exceso y las calles del barrio estaban inundadas con una profun-didad de medio metro. El caballo, procedente de Alemania y muy acostumbrado al agua, la

nieve y el hielo, de repente no quiso, por ningún motivo, salir del portón de la cuadra al agua de la calle. Tenía un verdadero terror de meterse en el agua. El caballerango y yo no entendimos por qué, si el caballo se la pasaba dentro del agua frecuentemente, sin proble-mas. El caballerango trató de pasarlo a mano, cabestreándolo, pero no tuvo éxito. Yo traté de meterlo, pero se paraba de manos, resba-laba, bufaba, tenía los ojos saltados y casi se cayó conmigo arriba, tratando de defenderse para no meterse en el agua. Dije al caballeran-go que de plano me iba a meter con mis botas de montar en el agua e iba a tratar de pasarlo yo misma a pie, aunque me iba a mojar total-mente las botas. Yo estaba desesperada por el comportamiento del caballo. Bajé de Campo Negro, tomé las riendas en mi mano y empecé a meterme en el agua, que me llegaba a media pantorrilla, me coloqué en frente de él. Al instante, Campo Negro brincó en el charco de agua junto conmigo y me siguió pegado todo el camino hasta salir del agua tranquilamente. Nos dejó al caballerango y a mí totalmente azorados. Al llegar a la pista le comenté el incidente a un amigo alemán que se dedica a la cría de caballos en Alemania y me dijo que estos caballos siguen a una sola persona en particular cuando se ven en una situación que para ellos representa peligro. Me dijo sonrien-do que yo era esa persona para este caballo. El caballerango, que trabaja a diario con él, ha obtenido este nivel de confianza del caba-llo. Al reflexionar sobre lo que pasó con Campo Negro, me di cuenta de la infinidad de cosas que no sabe uno respecto a los estados psicológicos de los caballos, y cuán importan-te es ser más sensibles con ellos. Al analizar este incidente, me percaté de que lo más pro-bable es que el caballo, al ver el agua turbia por el lodo, no pudo calcular el fondo o la profundidad, y era un lugar donde el día an-terior existía un camino empedrado seco. En el momento en que yo metí el pie en el agua, el caballo creyó totalmente en mí, no había peligro. Claro, una vez que supo que no se iba

Page 108: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

108

a hundir, se le quitó el miedo. Después del entrenamiento, Campo Negro regresó al agua, montado por mí sin ningún problema.

Es un ejemplo de cómo se adquieren estos saberes perceptivos relacionados con los caba-llos. Al pasar por esta experiencia y lograr algo de introspección sobre la relación entre noso-tros, aprendí que existe un aspecto psicológi-co del caballo de total confianza y creencia en mí. Lo mismo puede sentirse en otros caballos en circunstancias similares, y esto es percibido por medio de la acción. Es probable que un trato diario muy intenso, desde los cariños durante el día, el entrenamiento que implica la combinación de los dos en situaciones a veces muy difíciles, hasta la comida, la aten-ción inmediata cuando algo no está bien, y los premios sean algo muy apreciado después del trabajo.

EL SABER PRÁCTICO

Los saberes prácticos dentro del mundo equi-no, como montar un caballo, dependen, en gran parte, de los saberes perceptivos y comu-nicativos. Es la combinación de conocimientos lo que hace posible una acción de tal índole. Aunque en apariencia para una persona ajena a este mundo sea pura acción el hecho de que un vaquero jinetee una yegua bronca o que un jockey haga correr a un caballo en el carril del pueblo, el jinete sabe muy bien que tiene que estar atento a percibir el estado del caballo, cómo puede reaccionar a ciertas situaciones y, a la vez, comunicarse con él con la voz y con el cuerpo como complemento a la acción físi-ca de la monta. Estos saberes prácticos de mon-tar consisten mucho en reconocer y en aplicar la fuerza necesaria con las piernas, en apretar ciertos músculos de la pantorrilla y del muslo hacia el cuerpo del caballo. El jinete sabe con qué fuerza aprieta con sus piernas para lograr la velocidad o el movimiento deseado del ca-ballo. Otro saber práctico es el uso de la rien-da: qué tanta presión es necesario aplicar con

las manos para que funcione el freno o el bocado para controlar al caballo y qué movi-mientos produce el apoyo de la rienda sobre el cuello o jalarlo directamente desde el bo-cado. Los jinetes están especializados para distintas disciplinas de monta: alta escuela o doma, salto, carreras, charreada, rodeo, tra-bajo de vaquero y paseo. Cada disciplina ne-cesita saberes muy especializados por parte del jinete. Por eso, normalmente un jinete se dedica a un tipo de monta. Los saberes prác-ticos parecen ser muy similares, pero no lo son, y los más especializados son los percep-tivos y los comunicativos, los que modifican y hacen posible el logro particular en cada disciplina.

Un ejemplo es la disciplina del salto de caballo en competencia, conocida como equi-tación. El jinete monta su caballo principal-mente con el asiento y con las piernas y, por medio de las riendas y con sus manos, maneja el bocado para dar dirección y controlar la velocidad. El jinete sabe que al poner presión y jalar la rienda izquierda (rienda directa) el caballo va a dar vuelta hacia la izquierda, con-trariamente a como se da en la monta del caballo charro o vaquero, que es entrenado para dar vuelta hacia la izquierda por la pre-sión de la rienda sobre el lado derecho de su cuello (rienda estilo charro o vaquero). En el salto, el jinete tiene que mantener una caden-cia en su galope y esto se logra por el movi-miento del asiento, aplicando presión con el peso del cuerpo hacia atrás, en medio o ade-lante en el albardón (silla de montar inglesa), según el tipo de caballo y el estilo de monta del jinete, que es individual. Y, además, tiene que emplear sus piernas como apoyo y en combinación con su asiento para mantener este ritmo necesario para calcular las distancias entre un obstáculo y otro. El uso de las riendas y del bocado es necesario para detener, para controlar la distancia y dar dirección al caballo entre obstáculos y en preparación para el salto. Al llegar al obstáculo, el jinete tiene que saber calcular la distancia del despegue, dar

Page 109: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

109

apoyo de confianza o dominio con su asiento y las piernas, y mantener contacto con la boca del caballo mediante las riendas para mante-ner el equilibrio del cuello y de la cabeza. El jinete sabe que tiene que estar en una posición óptima de asiento, de cuerpo, de cabeza y de manos para lograr, por medio de su monta, la energía necesaria y, a la vez, un movimiento balanceado con el caballo, para llegar a este punto. El jinete le comunica a su caballo con la voz el ánimo y lo tranquiliza, lo regaña, lo para o lo premia. Este saber comunicativo es muy individual, cada persona tiene una mane-ra propia de usar la voz, unos la emplean más que otros. Es un saber ligado al saber práctico y perceptivo en este caso, pero es factible que un jinete no use su voz y, por lo tanto, es un saber que se puede tratar aparte. Por otro lado, para realizar un recorrido en una pista de saltos en una competencia, el jinete y el caballo mantienen una comunicación corporal cons-tante por medio de la acción de ambos y, por lo mismo, no existe una franca división entre lo que es saber práctico y comunicativo. También son indispensables los saberes perceptivos para lograr calcular las distancias, el ancho y la al-tura de los obstáculos y calcular las vueltas y la trayectoria general de la pista, todo eso a una velocidad promedio de trescientos cincuenta metros por minuto. El jinete y el caballo recu-rren a una combinación de los saberes percep-tivos, prácticos y comunicativos, aunque exis-ten instancias en las que predomina un saber sobre los otros, pero todos están en un uso dinámico para ambos.

Un ejemplo es la combinación de saberes necesarios para llegar al obstáculo a una dis-tancia correcta para que el caballo pueda lo-grar su salto cómodamente. El jinete trata de ver esta distancia desde unos cinco trancos antes —un tranco es la distancia cubierta por el caballo desde que levanta la primera pata hasta que baja la última de las cuatro en el galope, cubriendo tres metros aproximada-mente—. El caballo también ve su distancia, pero está sujeto a la monta del jinete y depen-

de mucho de lo que él le transmite. El jinete sabe ajustar esta distancia apretando y aflojan-do las riendas con sus manos que accionan el bocado. Según la presión que aplica el jinete, el caballo siente distintos grados de molestia o dolor en la boca, y de acuerdo con la inten-sidad de esto, corta o alarga su tranco. Además el jinete sabe usar su asiento y su espalda, cambiando la distribución del peso sobre la parte posterior o anterior del albardón para cortar —peso atrás— o alargar —peso adelan-te— el tranco. El jinete sabe que es indispen-sable el apoyo de sus piernas para mantener la velocidad necesaria; se trata de apretar con distinta fuerza según la situación, pues por ejemplo, con mucha presión, el caballo alarga. También cuando es necesario con un caballo flojo o rebelde, el jinete pega con sus talones y sus acicates (espuelas) provocando molestia o, en algunos casos, dolor en los costados del caballo y el consecuente movimiento hacia delante.

Entre los saberes prácticos del mundo equino, los del herrero son muy importantes e indispensables para el bienestar del caballo de trabajo y deportivo. Lo primero que sabe que tiene que hacer es revisar la condición de los cascos y hacer una evaluación y decidir cómo proceder al herrarlo. Otra vez intervie-nen varios saberes, pero en esta primera eva-luación predomina el saber perceptivo. El herrero ve cómo está parado el caballo, veri-fica visualmente si cada casco está uniforme con los demás, sin que un lado sea más corto que el otro. Con eso él sabe cómo proceder, como por ejemplo con un caballo que tiene los talones demasiado bajos y pisa disparejo sobre ellos. El herrero sabe que eso causa trauma por estar expuesto a golpes en una zona sensible de la pata durante el trabajo en el campo o la pista. Él conoce la manera de solucionar el problema seleccionando el he-rraje apropiado, que es de forma más gruesa en la parte de atrás y así levanta el talón. La acción de lograr esta tarea comienza con qui-tar los herrajes viejos usados. El herrero para-

Page 110: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

110

do ve hacia la cola, levanta y dobla la pierna del caballo, luego la coloca entre sus piernas a nivel de los muslos con el casco volteado con la planta hacia arriba y aprieta con mucha fuerza para sostenerla. Por lo general, un herrero es alguien bastante corpulento, pesa-do y fuerte para poder sostener por largo rato la pierna y parte del peso del caballo, y más cuando se trata de un caballo inquieto y difícil. Con sus dos manos ya libres, puede comenzar el trabajo, primero quitar los clavos y en segui-da el herraje viejo. Después, con una pinza cortante especial, el herrero corta el casco para lograr el largo deseado. En seguida, toma su limador de fierro y procede a dar forma al casco, buscando que los bordes sean parejos y lisos. El paso siguiente es cortar y emparejar la planta para que, al final, el caballo pise plano y derecho. El herrero sabe que esta tarea es de mucha importancia porque es cuando se revisa si tiene o no crecimiento de un hon-go que causa mucho daño y dolor para el ca-ballo. En palabras del herrador: “La aguadura se le hace por falta de limpieza del casco, por crecimiento de la ranilla, entonces se le acumu- la el aserrín o la poquita tierra que traiga de la pista empieza a crecer y ahí es donde empieza el problema de la aguadura”. Ya terminada esta fase del trabajo, el herrero comienza a calentar el fuego en el herraje seleccionado para este caballo. Una vez que el herraje se pone al rojo vivo, el herrero lo toma con otras pinzas especiales y lo pone sobre el yunque, un objeto pesado de fierro diseñado para sostener la herradura y dar forma al trabajar-la. En esta fase el herrero modifica el herraje golpeándolo con un martillo para darle el tamaño correcto y cuando está listo lo mete en agua fría. Después le hace una prueba al casco del caballo, para ver si da la forma bien o no. Por lo general, va de nuevo al fuego y se repite el trabajo hasta que queda lo mejor posible. Cuando el herrero piensa que ya está, sin enfriarlo lo pone directo al casco, quemán-dolo para que los bordes queden pegados e iguales con el herraje. Este método se llama

herrar en caliente y es considerado como la mejor manera de herrar los caballos. Una vez hecha esta tarea, el herrero pone los clavos especiales de acero que pasan primero por la parte insensible del casco hasta llegar y pasar por los agujeros preexistentes en el herraje; son seis en total, tres de cada lado. Luego arregla el clavo con una pinza especial que prensa y dobla la punta para que no pueda salir y deja caer el herraje.

El herrero o el ranchero en el campo no utilizan el fuego, en estos casos el herraje es comprado de una forma estándar, de tamaño chico, mediano o grande y, si es por el herrero, es golpeado en frío para lograr un mejor ajuste, pero el ranchero se brinca este paso. Luego el herraje es pegado al casco con los clavos y el casco es rebajado para dar más o menos la forma del herraje. Es un método menos sofis-ticado y siempre de menor calidad porque no es posible dar la forma exacta al casco del caba-llo y no pueden corregirse los problemas de aplomo. Dada las condiciones económicas en el campo es lo mejor que se puede hacer; el ranchero ganadero no quiere gastar en eso y no contrata a un herrero especializado. En seguida comenta Arturo, un herrero de caba-llos deportivos y de rancho, sobre este tema y la situación de los caballos en el campo en comparación con el caballo deportivo:

Bueno, es que a la persona de campo muchas de las veces lo que le interesa es nada más que su caballo traiga herraduras, no importa el tamaño que sea, ni cómo estén pegadas, sino que ellos lo que quieren es eso, porque a veces se les descalza en el cerro y a mediados del camino, y ya llegando a su casa ellos mismos lo pegan para seguir con su rutina de trabajo de la semana. Se adapta al herraje, porque son caballos menos delicados, porque son más corrientes, no son caballos muy finos, muy seleccionados para el trabajo; pero aquí son otro tipo de caballos, más finos, más delicados por todas las clases, porque aquí hay caballo de todo, pues casi de todo el mundo. Y el caballo criollo es criollo de aquí de México, criollo nacido aquí, criado en el cerro, y casi

Page 111: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

111

no ocupan herraduras esos caballos, porque el casco lo tienen muy duro, como está criado en el rancho, está criado entre piedras, entre todo, se adapta. Hay temporadas, que son temporadas de agua, las aguas pues son fuer-tes, les ablanda el casco: es cuando necesitan una vez, o máximo dos veces al año, el herra-je, pero casi no hay necesidad.

Este herrero tiene conocimientos suficien-tes para reconocer y adaptar ambas situaciones en el mundo equino en Jalisco. Él es original-mente de rancho y después tuvo experiencia en ambientes urbanos y con el caballo depor-tivo de charro, de carrera y de equitación. Arturo es considerado especialista por los ve-terinarios debido a sus saberes acumulados por la experiencia desde muy joven con otros herreros en el hipódromo de México y por los cursos técnicos de especialización que realizó después, aquí en Jalisco, en cuanto a cómo herrar para corregir los problemas que suelen traer los caballos deportivos. Los saberes per-ceptivos y prácticos que señalan en su trabajo son logrados mediante la experiencia directa, como son muchos de los saberes ganaderos en Jalisco; no son adquiridos por estudios formales escolarizados o por lectura propia. El caso de Arturo no es común por el hecho de que participó en cursos técnicos, aunque éstos fueron en calidad de observación y de práctica, lo que le da una distinción mayor en su área de trabajo.

El vaquero que trabaja en un rancho de ganado bovino, donde el terreno no se presta para camionetas, sigue dependiente de su caballo para lograr sus tareas de controlar y manejar la manada. Su monta es comparable con la del charro, pero distinta de los jinetes de caballos de carreras o de salto. La razón es que el trabajo implica el uso de objetos con las manos que también exige un equipo espe-cial para poder montar y controlarlo al mismo tiempo. El vaquero jinete tiene una relación muy estrecha con su caballo de trabajo. Sabe que depende de él para lograr sus tareas y el transporte. Cuando pasa el día entero en el

campo solo con el ganado, su caballo llega a ser su amigo, aunque es de una sola vía, y comparte los ratos buenos y malos con el ga-nado bajo su cuidado. La acción de separar becerros de sus madres o de cambiar algunos de la manada a otro corral u otro potrero, implica saberes muy especializados para mon-tar un caballo. El vaquero usa sus piernas con la ayuda de unas espuelas picudas colocadas sobre el talón de sus botas, y su asiento, para controlar la velocidad de los distintos pasos: el paso, el trote y el galope, y la dirección que desea tomar. Las riendas se manejan con la ma- no izquierda solamente, dejando libre la de-recha para usar la cuerda, abrir puertas y co-municar señales. El freno del caballo es muy severo y necesita muy poca presión para que se pare de inmediato u obedecer al jinete. El vaquero, al querer separar su ganado, apunta su caballo en la dirección del animal en cues-tión, para que el caballo se dé cuenta de qué se trata. El caballo con experiencia en esta tarea, reacciona poniendo sus orejas hacia atrás, baja su cuello, estira su cabeza con la mirada fija hacia el objetivo y pone tensos los músculos del cuerpo, listo para moverse con rapidez y bloquear el paso del animal. El va-quero sabe que parte de su éxito en estos casos es estar muy atento a su caballo, para ver hacia dónde va a moverse según la acción del otro animal. Es una combinación de saberes del caballo y del jinete que hacen posible, con mucha rapidez y agilidad, separar un becerro o una vaca del resto. El vaquero depende de sus saberes perceptivos para calcular el movi-miento del otro, qué trayectoria va a tomar y cómo va a reaccionar su caballo; tiene que saber qué tanto usar sus piernas, su asiento, sus riendas y su freno para que el caballo esté en el lugar apropiado para bloquear y cambiar la dirección del animal. Hay caballos que casi solos hacen estos logros, son caballos total-mente concentrados en la acción del otro, pero hay caballos no tan aplicados y enton-ces el vaquero tiene que usar su habilidad para montar y estar muy listo para adivinar

Page 112: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

112

para dónde se va a arrancar el ganado. El va-quero aprovecha su sombrero o su reata para asustar al animal o animales en cuestión.

En este ejemplo, la tarea implica el saber perceptivo, práctico y comunicativo en forma muy dinámica. Es crítica la percepción de qué piensa hacer el caballo, qué acción empren-derá el caballo por su propia cuenta para bloquear, y las acciones del ganado por mover: qué dirección van a tomar. Además, es nece-saria la percepción visual para calcular distan-cias y observar el terreno y los objetos en la zona de la acción. Hay una constante comu-nicación entre el jinete, el caballo y el ganado bovino, esto se da por medio del lenguaje corporal, de las palabras cortas, los gritos y los silbidos y, por parte del ganado, relinchos y mugidos. Depende del instante, qué saber predomina, aunque los saberes prácticos son los indispensables en este caso.

Para terminar este apartado, quiero señalar cómo uno de los saberes prácticos de la doma de caballos broncos es expuesto por un ganade-ro charro del centro de Jalisco, don Pablo Barba. Él describe cómo lograr que un caballo sin do-mar pueda ser manejado a partir de los olores. Según él, el saber consiste en que el olor de otro caballo traspasado a las manos del amansador

antes de acercarse al caballo que va a domar, ayuda en la medida en que este caballo percibe un olor conocido y se quede quieto. Este frag-mento de un discurso también señala la forma de adquisición del saber. En este caso por la experiencia con un viejo arrendador. Comien-za don Pablo con un ejemplo muy simpático sobre el efecto de un olor extraño para un ca-ballo y cómo eso puede producir dificultad en el manejo.

Un caballerango de esos [que usa loción después de afeitarse que huele fuerte] llega con un caballo extraño y no se deja llegar a él. Un caballo que no está acostumbrado no te aguanta el olor, por eso dicen: “Mira, ése huele a los catrines”. Es cierto, ¿sabes dónde aprendí eso yo?, allá en Coahuila [con] un viejo de ochenta y tantos años, Venancio Guerra, amansador de caballos. Un día apar-té allí cinco o seis potros, como de 500 kilos, ya como de cinco o seis años. Al mes me los entregó lazando y trabajando. Pero cuando iba a jimar un caballo [buscaba] adonde es-taba el caballo más sudado y empezó a tallar-se [las manos sobre el caballo sudado]. En-tonces, lazaba el caballo [el potro que iba a jimar] y lo primero que hacía era meterle la mano en el hocico, en la nariz, y adonde olía el caballo no se movía.

Page 113: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

113

El saber ganadero: comunicación

y casos específicos

sofisticada es la comunicación por silbidos, pues hay una cantidad notable de distintos silbidos con sus respectivos significados. En este caso el problema es registrarlos en un texto.

Cuando esa forma de comunicación es entre seres humanos, es de sonido fuerte, muchas veces agudo, para que se pueda oír a larga distancia y, por lo regular, es una expre-sión vocal compuesta de una o dos sílabas, para facilitar su entendimiento. Se basa mucho en la tonalidad, las subidas y las bajadas como acentos de la voz, y el alargamiento o acorta-miento del sonido. Igual de importante es el volumen, que va de suave a fuerte, para desig-nar significados específicos. Los significados, por lo general, tienen que ver con avisos, con llegadas o salidas de personas o animales, la llegada de una persona no conocida, la presencia de un peligro, que todo está bien, la identificación de una persona específica, saludos y despedidas entre conocidos y el aviso de la presencia en un lugar. Mucha de esa comunicación se refiere al ganado: dónde está o si hay peligro, problemas o la necesidad de solicitar ayuda.

Cuando se trata de comunicación con el ganado, se manejan muchos de los mismos sonidos, silbidos y gritos, pero son más limita-dos en cantidad, variación y significado. El ganado bovino entiende muy bien una canti-

En la primera parte de este capítulo trato acerca de los saberes comunicativos de perso-nas relacionadas con el ganado equino y bo-vino, pertenecientes al mundo ranchero y deportivo de Jalisco. Se trata de las formas de comunicación entre seres humanos y también entre éstos y los animales; de cómo es posible comunicarse con las vacas o con los caballos.

La comunicación en el campo o en los ambientes deportivos, como son las carreras de caballos parejeras, las charreadas y las competencias de salto de caballos, es una co-municación muy particular. En el medio de la ganadería, se utiliza una serie de sonidos, gritos y silbidos especiales para la comunica-ción entre personas y ganado. Dadas las con-diciones del campo, los espacios abiertos y extensos, donde se mezcla el cerro con el bosque, la comunicación cara a cara entre las personas no es factible todo el tiempo. Por lo general la comunicación verbal es corta para que alcance a ser entendida. Un ejemplo co-mún en Jalisco es: eyta, que se usa como un aviso o interrogación.

El ranchero ganadero ha desarrollado un sistema de comunicación eficaz con sonidos no incluidos en el lenguaje natural de la len-gua española. Son gritos especiales, silbidos y sonidos suaves y bruscos. Esos sonidos tienen significados que son entendidos por las per-sonas relacionadas con la ganadería. La más

Page 114: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

114

dad pequeña de sonidos comunicativos huma-nos. El aprendizaje de las vacas se basa en la repetición del sonido junto con una acción específica por parte de la persona encargada de ellas. Un ejemplo es un tipo de silbido corto agudo expresado en serie que para la vaca significa que debe moverse, pues de no hacerlo, el vaquero le pica con un palo o la asusta moviendo fuertemente sus brazos.

El lenguaje corporal entre personas rela-cionadas con la ganadería es una forma de co- municación que implica toda una serie de mo-vimientos corporales. Éstos representan esquemas mentales que abarcan temas como órdenes, peticiones, avisos, deseos, miedo, alegría, o pueden representar una palabra específica, como alto, venga, quieto. Un ejem-plo es levantar la mano con la palma hacia la persona receptora de la señal y hacer ligeros movimientos hacia adelante: en el campo significa estarse quieto, no moverse y esperar. Puede ser por algún peligro, por conveniencia, o para no asustar al ganado. La simple acción de levantar la mano representa todo un bloque de información y conocimientos sobre, por ejemplo, un peligro inminente o una situación muy compleja de manejo del ganado. Dado el medio del campo y las distancias, no siempre se puede tener comunicación con la voz, y el lenguaje corporal funciona como una forma de comunicación alternativa.

En Jalisco el lenguaje corporal es más im-portante con el ganado bovino que con los caballos. Eso se debe a que existe mucho más movimiento libre del ganado bovino en ma-nadas y el vaquero o el ranchero tiene que comunicarse con sus animales en una forma que la mayoría de la manada entienda o, por lo menos, la res que toma la posición de líder. En esos casos el movimiento de los brazos, el cuerpo entero o las manos, representan órde-nes o estímulos para manejar los animales. Ejemplos de esas acciones físicas con signifi-cado son especialmente identificables duran-te la separación del ganado en los corrales, lo cual se hace por distintas razones, como las

tareas de vacunación, la ordeña o la separación de los becerros de las madres. Casi siempre, la acción física va acompañada de algún co-municado verbal como un grito, silbido o una palabra. Es la combinación de la voz con lo corporal lo que hace que los animales entien-dan las órdenes de los seres humanos, a dón-de deben ir o cómo deben comportarse.

Quiero comentar algo breve sobre la comu-nicación entre el caballo o la vaca y la persona que lo maneja. Tengo un caballo holsteiner llamado Campo Negro que relincha en un tono suave y bajo cada mañana, cuando paso por su caballeriza. Es el momento en que el caba-llo se encuentra ensillado y listo para salir al ejercicio matutino. Cualquier persona ajena a este ambiente no registraría más que el so-nido que hizo el caballo, pero los caballeran-gos y yo nos dimos cuenta de que el caballo me estaba llamando a mí en particular. A los caballerangos les da risa, pero a mí me intere-sa tratar de entender más a fondo la mente del caballo. Esta escena pasa con frecuencia, a la misma hora, que es la de montar. El caba-llo está tratando de comunicarse conmigo. Una interpretación es que ya quiere salir, pues implica estar con otros caballos durante el entrenamiento. Otro motivo puede ser que esté identificándose conmigo y pidiéndome una zanahoria. Pero en este caso el caballo sabe que no hay premios, como zanahorias, hasta que termine de trabajar. Claro, uno siente mucho cariño hacia el caballo cuando pasan este tipo de cosas. Pero siempre hay que tener cuidado de no interpretar la comunica-ción del caballo con base en nuestros propios enfoques humanos, o sea, no caer en el antro-pomorfismo. Es imposible dar un sentido exacto a los distintos sonidos del caballo, pero las personas que están en contacto constante con ellos sí logran reconocer las emociones de miedo, cariño, rebeldía, agresión, excita-ción, curiosidad, depresión, ansiedad y tran-quilidad. Este reconocimiento en parte se basa en los sonidos que emite el caballo, pero tam-bién en los movimientos corporales del caba-

Page 115: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

115

llo y su mirada, que es sumamente importan-te. Todo se refleja en la capacidad de leer la mente del otro; en este caso, entre el caballo y la persona en cuestión. Al lograr ese grado de comunicación subjetiva entre ambos, es posible obtener mejor desempeño en el tra-bajo, en el rancho o en el deporte. Los soni-dos, sean palabras o relinchos, emitidos por el ser humano o por el caballo, son objeto de interpretación por parte de ambos, pero cada quien a su manera. Nosotros, como seres hu-manos, consideramos que el caballo es mucho más limitado en su inteligencia y, consecuen-temente, en su capacidad de interpretación de nuestros signos de comunicación, pero primero hay que considerar que la inteligencia del caballo está adaptada a un mundo equino totalmente ajeno al nuestro y hay que tratar de entenderlo si la meta es la comunicación. Para el caballo es fácil interpretar situaciones muy básicas relacionadas con los seres huma-nos, como la dominancia, sumisión, peligro, agresión, susto, placer, confianza o alimen-to, porque estas situaciones existen y tienen importancia en el mundo equino.

Cuando se trata de dominar a un caballo, la tendencia es usar las mismas palabras que se usan entre personas. Existen ciertas órdenes que el jinete da, en español, al caballo, como, por ejemplo, en situaciones formales de en-trenamiento: alto, trote, galope y paso. El ca-ballo al oír siempre el mismo término, junto con la acción física del jinete, comienza a entender qué quiere éste con la palabra sola-mente, con muy poco apoyo físico. Además, hay términos en uso que no son exclusivos de la lengua española. Para que pare el caballo, o sea, que haga un alto, lo más común es decir ho. Esta palabra es de uso común en el mundo occidental, con ligeras variaciones en la pro-nunciación, según la lengua. Este término también se usa para tranquilizar o detener la velocidad del caballo durante el ejercicio. Es impresionante cómo todos los caballos respon-den a este término. Puedes montar un caballo en México, en Irlanda, en Alemania o en los

Estados Unidos y los caballos lo entienden. Los caballos reaccionan también según el tono de voz, un ho, fuerte, agudo y corto quiere decir alto completo; un hooo suave, prolon-gado, en voz baja, quiere decir bajar de velo-cidad, ponerse más tranquilo o más quieto. Con el tono de voz y la palabra, el caballo responde. Cuando se trata de tranquilizar un caballo, a veces el apoyo de una caricia con la mano ayuda.

Entre las vacas también existe el mismo fenómeno. En situaciones de ordeñas familia-res, hay un contacto más íntimo con las vacas que en los establos mecanizados de tipo em-presa. Es común que alguien de la familia le ponga nombres a las vacas y que éstas los en-tiendan. Por ejemplo, durante una entrevista grabada, un ganadero grita el nombre de una vaca cercana, Mancha, y Mancha voltea la ca-beza hacia donde está don Guadalupe y con-testa con un mugido alargado y fuerte. Lo más interesante fue que la persona que me ayudó a transcribir las grabaciones, lo incluyó per-fectamente sin dudar de su importancia den-tro de la transcripción. Las vacas se acostum-bran , al igual que los caballos, a reaccionar al oír las mismas palabras y, muy importante, con los mismos tonos de voz. Las vacas necesitan, al igual que los caballos, identificarse dentro de su grupo mediante la emisión de un sonido específico, un mugido o un relincho. Y, en casos especiales, ellos emiten este mismo so-nido hacia las personas que los cuidan. Los rancheros, los ganaderos, los caballerangos y los jinetes logran reconocer este sonido y pueden, en muchos casos, identificar cuál vaca o caballo los está llamando. Cuando va alguien distinto, sin experiencia en el campo, se sor-prende de cuánto hablan las personas con sus animales. Pero, en el campo, los rancheros ganaderos y ordeñadores saben que la vaca debe estar tranquila para la ordeña, si no ella puede retener la leche y la consecuencia sería una baja en la producción. Para mantener a la vaca contenta, como dicen, las personas que trabajan con ellas mantienen una especie de

Page 116: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

116

comunicación verbal y corporal. Eso va desde darle algunas órdenes, caricias o simplemente seguir una corta conversación, como si fuera con un ser humano. El contacto físico, me-diante caricias con la mano, es muy importan-te como reafirmación de los sonidos emitidos, eso es igual con caballos o vacas.

Como comenté en la sección de saberes activos, la comunicación entre jinete, caballe-rango, vaquero, veterinario y ganadero, mu-chas veces está tan ligada a la actividad que no es tan obvia y separable como otras formas comunicativas. Cuando el jinete o caballeran-go usa la voz es fácil separar e identificar un saber comunicativo en especial, pero cuando la comunicación es corporal y muy sutil, para la persona ajena sería difícil reconocerla. Un ejemplo es el jinete en una situación en que el caballo tiene miedo a un objeto extraño para él. El jinete, al sentir que el caballo se pone tenso y rígido del cuerpo (saber percep-tivo), piensa que alguna cosa está asustando a su caballo. Hay veces en que se puede identi-ficar y otras en que no es tan fácil. Los caballos perciben cosas que nosotros no captamos o a lo que no damos ninguna importancia, como por ejemplo, una manguera de jardín enros-cada en el suelo. Para el caballo eso puede representar una culebra que para él es peli-grosa, aunque el caballo no tenga experiencia directa con culebras; es posible que se trate de información genética heredada. Como ya lo mencioné, la defensa contra el peligro es correr o patear. El jinete que sabe eso, trata de evitar esta reacción violenta para comuni-carle la confianza de que no es un peligro real en este momento. Eso lo hace tocando, dando palmadas y acariciando con la mano el cuello, el lomo y a veces las ancas del caballo (saber activo y comunicativo). El caballo sabe que es una forma de contacto humano que represen-ta cariño y tranquilidad, lo que, a la vez, trans-mite confianza (saber comunicativo). Esta manera de comunicación es por demás signi-ficativa con el ganado en general, que respon-de muy bien por medio de la comunicación

por tacto. Entre los caballos existe una comu-nicación física de dar pequeñas mordidas so-bre la crin y el cuello, lomos y ancas, y es pla-centera para quien la recibe. Es un gesto que para ellos representa consolidar el compañe-rismo entre uno y otro dentro de la manada y es una comunicación recíproca, o sea, el ca-ballo receptor regresa esta atención. Nosotros utilizamos nuestras manos de manera similar sobre el cuerpo del caballo, casi en los mismos lugares que ellos lo hacen y para comuni-car mucho de lo mismo: solidaridad, cariño y confianza. También entre un ser humano y otro se puede observar esta forma comunica-tiva y con un propósito similar. Parece ser uno de los saberes comunicativos muy básicos entre muchos animales.

Estos saberes comunicativos, tan particula-res del ranchero ganadero y de los caballeran-gos y los jinetes que se dedican a los caballos deportivos, son indispensables para que se logren con éxito las actividades productivas o metas finales. El saber representado por esta forma de comunicación se adquiere por la experiencia directa en el campo de la acción ganadera, sea equina o bovina, y en la interac-ción entre actores y entre éstos y el ganado.

Para concluir, quiero presentar una con-versación que tuve con un ganadero charro del centro de Jalisco, don Pablo Barba, sobre la comunicación con el ganado.

pb: Mire, yo creo que son regionales, costum-bres regionales como son los apodos, ¿verdá? Por ejemplo, nosotros usábamos mucho el cuerno, en lugar, le gritábamos al ganado, pero el grito se oye pos, pos qué, digamos, a cuatro, quinientos metros de lejos, y el cuer-no, según el sonido que usted le dé, pos es un clarinete, ¿verdá?, que puede oírse a kilóme-tros. Como el caracol, también lo usan mucho para llamar, pasarse noticias.

dd: Y el grito, ¿cómo era?pb: Indistintamente, cada quien le grita,

unos le gritan según el motivo, sí, si usted quiere llamar al ganado para que lo siga, modula la voz de una forma que sea agradable, como a un niño, hablarle con cariño, si usted

Page 117: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

117

quiere reprender a un animal que no quiere obedecer pos hasta la madre le mienta, ¿ver-dá?, y entienden los animales. Hasta eso más. Un perro, dígale usted no, y no, y no, y donde lo enfada, échele un grito recio echándole una maldición, y entiende. Entiende, sí.

dd: Porque hay unos, por ejemplo, que yo he oído decir: outs, outs.

pb: Oh, oh, y luego: Güera. Güera, Güera. Ricardo bromeaba cuando andaba noviando con mis hermanas, íbamos al rancho a montar y se agarraba gritando: —Fuera, fuera, gana-dito mío, fuera, fuera. [Risas.] Como él, como el negocio era de mi papá...

dd: Y ¿a quién le decía eso?pb: Al ganado, cuando andaba noviando

allí, sí.dd: Fuera, fuera.pb: Ganadito mío.dd: Y los chiflidos y...pb: Como le digo, todos son sonidos que,

según la persona, según la región y según se va acostumbrando el ganado, ¿verdá? El ga-nado es exactamente como la gente, en el tono de voz que usted le hable, el ganado entiende. [Ininteligible] caballo que él pide el dulce con la mano, con instinto, pero cuando le digo que no le doy hasta que me dé la otra, ése ya no es instinto, y lo hace. Empieza a pedirlo con la otra. [Risas.] Hacía más de un año que no lo hacía, ¿eh? De po-trillo, cuando tenía un año, año y medio, se arrimaba allí en el rancho y le daba un dulce y luego empezaba a manotear. “No, si quieres, con la otra”. Y hasta que con la otra mano volteaba, se lo daba. Y diario lo hacía aldrede. Pero orita tenía más de un año que no le ofrecía y se acordó. Y la yegua rosilla si la saco acá afuera donde me vea y le digo, inmedia-tamente me pide también y también hace un tiempal que no le digo.

Para concluir este capítulo, y con él toda la discusión acerca de los saberes ganaderos, conviene tratar los saberes relacionados con las tareas comunes del mundo ganadero, que no implican un manejo directo del ganado. Son actividades realizadas por especialistas y por profesionales y, en ciertas circunstancias, en equipo. Para ilustrar estos saberes, presen-to aquí cuatro casos, en los que el saber

perceptivo, activo y comunicativo es tratado en conjunto.

CASO 1

Uno de estos saberes es la elaboración del queso, tarea importante para las unidades de ganado lechero de la Sierra del Tigre. Por lo general, las procesadoras de productos lácteos las trabajan los hombres en instalaciones cer-canas a los pueblos o en el rancho en forma familiar. Pero hay excepciones, en los ranchos asilados, donde existe escasez de hombres por el trabajo migrante, las mujeres acostumbran cubrir esta tarea. También hay casos en que la mujer que reside en el pueblo de la zona ran-chera adquiere estos saberes por necesidad económica al quedarse al frente de una pro-cesadora de lácteos o de la manutención de su familia, por viudez, por divorcio o por abandono. En seguida presento el caso de Laura, quien aprendió por necesidad cómo hacer el queso de manera tradicional, no mecanizada. Es un ejemplo que demuestra los saberes necesarios para lograr con éxito este proceso. Primero se describen el espacio y los objetos de trabajo, y en seguida se trata acerca del proceso de elaboración del queso a partir de las explicaciones de Laura.

La quesera de Laura consiste en un cuarto techado sin ventanas, relativamente pequeño y angosto y muy oscuro. Ahí se encuentra la artesa, una especie de caja grande, ancha y poca profunda en forma de canoa de madera, inclinada y con la punta ligeramente hacia abajo; es sostenida por dos muros de ladrillo, uno más bajo que el otro con el propósito de darle la inclinación necesaria para que drene bien el suero y salga por un canal angosto en su extremo. En la punta de la artesa está colo-cada una tina para recoger el suero que drena del cuajo y al otro extremo de la artesa hay un pequeño espacio en el que caben algunos moldes y quesos en proceso de elaboración. Por el otro lado del estrecho pasillo, hay una alacena para guardar quesos ya terminados y

Page 118: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

118

los demás utensilios asociados al trabajo. Es un cuarto de unos 2.5 por 3.5 metros. Afuera hay un tejaván para la prensa, el lavadero y otra mesa muy pequeña, junto a la cual se encuentra un quemador de gas muy sencillo en que se calientan ollas con suero y leche para elaborar la mantequilla agria y calentar agua para hacer las panelas.

A las ocho de la mañana llega la leche en-tera, unos doscientos diez litros, y se vacía a un tambo de plástico. La lleva un amigo, Pablo, que también tiene una quesera, pero de pro-ducción a escala mayor y mecanizada, y que entrega quesos en Tecomán, Colima. Después, la leche se pasa por una gasa para quitarle cualquier basura que pueda tener. En seguida se mezcla con cuajo, que en este caso se trata de un líquido que se llama Renimex. Se ponen cerca de diez mililitros por cada cien litros de leche. Ella lo calcula por tapitas. Este líquido es lo que hace que se cuaje la leche. Se deja reposar una hora y luego se corta la plasta resultante en forma de cruz con un palo o espátula larga de madera y se espera cinco minutos. En seguida se mueve con la espátula lentamente, siempre en la misma dirección, hasta que queda en grumitos de unos dos centímetros de grosor y se deja reposar una hora más. Laura explica este procedimiento como sigue:

Se tiene que desbaratar, que no le queden pedazos grandes, todo tiene que quedar en chiquito, pero así levantado, suavecito. Luego se le deja un rato, como a los diez, quince minutos, se le vuelve a hacer otra vez, pasa el tiempo y ya la va a dejar usted que se asiente, la cuajada se tiene que asentar y el suero tiene que subir. Ya usted le mete la mano cuando vea que ya la cuajada está asentada, saca usted sus cubetas, y lo mete a la bolsa a que escurra.

A las diez y media de la mañana la leche cuajada ya se separó del suero y éste se saca con una cubeta y se guarda en una tina gran-de. La leche cuajada que queda se pone en

bolsas de tela de “calzón” o de yersi, como se acostumbra llamarle en la sierra; es la misma tela de las pantaletas de nailon de las mujeres. Según Laura, se oye chistoso, pero es como la tela de los calzones, y esa tela es buena porque permite que salga el suero, que drene lo más posible y no se vayan pedazos de cua-jada. Laura comenta sobre esta etapa del proceso:

Entonces ya se pone usted a escurrir su cua-jada y la aprieta también, no mucho, porque si usted le aprieta mucho... sea [que] mucha gente lo que quieren es acabar rápido, enton-ces a veces hasta agarran sus bolsas y les meten piedras encima para que desuere rápido, pero ahí se está yendo la grasa, o sea, les va que-dando [el] queso, pues sin sabor.

Estas bolsas son puestas dentro de la artesa donde se drena parte del suero. Luego se es-pera como una hora y media a que quede bien escurrido. Se saca de las bolsas y se parte en cuadros de ocho a diez centímetros de grosor. Esto es con el propósito de seguir drenando lo que quedó de suero. Este proceso dura otra media hora aproximadamente. Todo el suero drenado sirve para alimentar a unos puercos propiedad de una amiga de Laura. En las instalaciones modernas, este suero es vaciado a la máquina descremadora que saca lo que queda de crema.

A la una de la tarde se comienza a moler o amasar el cuajo con las manos, hasta que que-de en grumitos pequeños, de más o menos un centímetro de grosor. Mientras se muele, se agrega sal de grano en proporción de un kilo de sal por cien litros de leche. Durante este proceso se calienta el cuajo por el manejo de las manos, lo que facilita la rellenada de los moldes. Laura explica este paso:

Cuando usted sienta que ya está bien escurri-da, entonces ya le mete la sal y ya... a desba-ratar todas las bolitas, todas las bolitas. Aquí les dicen borregos. Yo lo hago con las manos, como si estuvieras lavando, como moliendo. Entonces al principio, cuando no estás acos-

Page 119: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

119

tumbrada [con] mucha sal de esa que le dicen de grano, te llegas a cortar..., pero te empiezas a acostumbrar, se te hace un cierto callo.

Luego pregunté por qué no usaba guantes. Y Laura contestó:

No, ni sientes [pierde el sentido de tacto con la leche cuajada], entonces pues como te enseñaron antes [y] lo que pasa es que me enseñé [en] el tiempo de antes. Ahorita son métodos modernos y todo, metes al molino, luego metes a una revolvedora y ya llenas tus moldes y ya terminaste. Y acá duras más por-que es a mano, pero el sabor es diferente. Entonces ya lo amasas, tiene que quedar bien amasado, de manera que ya juntes las bolitas, o sea, de manera que, al hacerlo tú, no se te desbarate.

Luego se preparan los moldes para el que-so, los cuales pueden variar de tamaño según el pedido del cliente. Primero, se mete una bolsa de tela tipo jerga gruesa de algodón dentro del molde de plástico. Éste es un cilin-dro sin fondo con agujeros de unos dos cen-tímetros de diámetro, dispersos por la pared, con el fin de que siga drenando el suero du-rante la etapa de la prensada. Laura comenta que: “por ejemplo, yo cuando voy a comprar las bolsas, digo [que] quiero bolsa para molde de kilo, para molde de seis kilos, entonces ya la señora me dice bien chistosa ‘ah, sí, calzo-nes’”. También hay bolsas especiales para los quesos grandes de veinte kilos. Son hechas de una tela de algodón tipo jerga que, según Laura, da otra presentación al queso:

Te queda rasposito y mucha gente prefiere el rasposito. Yo tengo de las dos bolsas [...] Para el queso grande uso puro de ese de algodón y drena más fácil porque el hoyito es un poco más grande, desuera mucho más fácil y el de yersi no, para queso grande no me gusta. Yo de ese de yersi nomás tengo para queso de kilo, queso de medio y adoberas que es la panelita. Y para queso grande no hay como el otro..., les gusta más el dibujito chino.

Luego se comienza a rellenar los moldes con el cuajo molido en capas apretadas para que no quede suero. Se llena completamen-te hasta formar un cerro alto arriba del borde del molde; eso es para que al prensar-lo se quede al nivel del molde. Se tapa con las esquinas de la bolsa y está lista para la prensada.

A las dos de la tarde se colocan los moldes llenos en una prensa de fierro con pesas y tablas de madera. Primero se ponen sobre una tabla y encima de éstos, otra. Luego se bajan unas barras de fierro y se aprietan con torni-llos. Al principio se oprimen poco y se espera; después se aprietan más y se colocan las pesas necesarias según el tipo de queso. Los frescos no llevan pesas y el cotija más añejo, las lleva según el tamaño. Las pesas son de concreto vaciado con un alambre para colocarlas sobre los brazos que funcionan como prensa. Cuan-do es necesario más peso, cuelga también las cubetas llenas de agua, en las que remoja, con cloro y jabón, sus telas para los moldes.

Laura dice: “hay de diferentes maneras, yo me enseñé a la antigua y me enseñé a la mo-derna, pero ahorita ya tengo prensa”. Laura explicó la forma de prensar los quesos tra- dicionalmente o “como de antes”, como dice ella: “Ponías tus quesos y ponías una tabla enci-ma. Antes eran unas tablitas al tamaño del molde, entonces ahí ya ponías una tabla y ponías piedras arriba. Entonces mi papá tenía pu-ras piedras y eran piedras de cincuenta kilos”.

Según Laura, se formaba una pirámide de piedras por encima de los moldes, y entre más se prensaban, mejor quedaban. Indica ella: “Claro, tú le pierdes ahí porque se desuera más. Merma el queso, pero te queda bien presentado y así te evitas el que te lo regresen los clientes y un queso chico no te necesita mucha prensa”.

Laura explica el cuidado que hay que tener al prensar el queso:

Los prensas y no les bajas todo el peso, los dejas un buen rato, no le aprietas todo el

Page 120: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

120

tornillo a lo que dé, sino tantito, para que desuere poquito; media hora, mientras haces todo lo demás, lavas artesa y todo eso. Al rato vuelves a apretar, ya después, entonces sí, ya metes la pesa y te vas. Al siguiente día si quie-res más, pues si el queso es grande, entonces le metes más peso.

Sobre el tiempo que se deja así, me dijo: “Por ejemplo, si lo hago ahorita en la tarde, lo saco hasta el otro día en la tarde, veinticuatro horas”. Según el tipo de queso son las horas de prensado. Cuando se cumple el tiempo, se sacan de la prensa y de los moldes y se faja con otro tipo de molde especial para esta etapa del proceso. Laura señala que la faja es una tira de fibracel cortada a la medida del queso. Prime-ro se remoja en agua para suavizarla y se mol-dea a la forma del queso. Luego se hacen dos hoyos para meter un lacito y se aprieta:

Lo estás volteando todos los días, lo aprietas súper bien, para que el queso no se deforme, no se enchueque, entonces ya lo dejas ahí. Si lo quieres bien [lo dejas] hasta unos ocho días... si no ya con cuatro, cinco días ya... no se deforma. Lo sacas y lo arpillas. […] la arpilla es una tela..., pero es especial para los quesos, entonces ya usted corta también su arpilla como si fuera también faja y la amarra y la aprieta bien... para tenerlo en forma, redon-dito y bonito... o sea, va usted con su queso chueco y pierde presentación. [La arpilla está hecha de una tela de tipo gasa de algodón tiesa, como si fuera almidonada.]

Laura hace todo este proceso con mucho cuidado. Después de una semana de reposo y añejamiento, los quesos tipo cotija están listos para la venta.

CASO 2

El siguiente caso se trata de una intervención quirúrgica en una clínica para caballos en el municipio de Zapopan. Allí se atienden caba-llos deportivos y de rancho. Se trata de los saberes especializados veterinarios y los del equipo de apoyo.

ParticipantesVeterinario: cirujano principal.Veterinario: primer ayudante de cirujano.Pasante: anestesia.Asistente Simón: tareas misceláneas (no

estériles).Caballerangos (2): trabajo pesado.

Se trató de la extracción de un fragmento de hueso roto y suelto de la rodilla derecha de un potro de tres años de edad dedicado a las ca-rreras tipo parejera, común en los ranchos y en los pueblos. El caballo fue traído por su dueño, un ganadero de Los Altos de Jalisco, a la clínica para ser operado con la esperanza de que podía seguir participando en las carreras.

El procedimiento comienza en una antesa-la con piso y muros de hule muy grueso. El primer paso, por parte del veterinario ayudan-te, es inyectar un producto que hace que se duerma el caballo, y se cae al piso. Los dos caballerangos y el asistente Simón, con una grúa especial para cargar al caballo, ya incons-ciente, lo pasan a la sala de cirugía. Allí se coloca el caballo sobre su lomo en una mesa especial que tiene un cojín de hule y un me-canismo hidráulico para subir y bajar. Hay una serie de tirantes de lona para fijar las cuatro piernas y patas, más el cuerpo, el cuello y la cabeza, según la posición deseada para la in-tervención programada. Durante esta fase, participan todos: el veterinario principal da las órdenes y junto con el veterinario ayudan-te de cirugía aseguran la posición correcta de la pierna y de la rodilla. El pasante con la tarea de anestesista procura que la cabeza esté co-locada en el espacio indicado para poder mantener la anestesia, oxígeno y la sonda in-travenosa. Los dos caballerangos y el asistente Simón ayudan con el trabajo pesado de mover, sostener y fijar al caballo. Ellos son los que saben manejar la grúa y fijar las cintas y, ade-más, tienen la capacidad física de manejar un caballo inconsciente que pesa cerca de cua-trocientos kilos. En este caso, las tareas físicas y cognitivas están distribuidas según los sabe-res especializados de cada quien y eso lo deci-

Page 121: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

121

de el veterinario que es el jefe de la clínica. Una intervención de este tipo necesariamen-te implica el trabajo en equipo.

El equipo de anestesia se encuentra junto a la mesa de cirugía y consiste en: una máqui-na para administrar el gas químico; la máqui-na de oxígeno que regula la mezcla de aire y oxígeno puro; el equipo para vigilar los signos vitales, respiración, pulso y ritmo cardiaco. La anestesia y oxígeno están conectados por una manguera de hule que se conecta a una sonda gruesa que es metida por la boca y la tráquea del caballo. En esta forma el pasante aneste-sista puede controlar la mezcla del gas quími-co y, a la vez, la administración del oxígeno. Él sabe calcular las cantidades necesarias y seguras para introducir a los pulmones, que luego pasa al sistema sanguíneo y produce el efecto deseado. También entiende que su ta-rea con el caballo es crítica: hay que mante-nerlo inconsciente y quieto para que los ciru-janos puedan trabajar y, a la vez, tiene que cuidar su vida y bienestar; debe estar pendien-te de los signos vitales en todo momento.

Una vez colocado el caballo en posición correcta de acuerdo con el cirujano principal, comienza la preparación de la zona de la ro-dilla. De eso se encarga el cirujano ayudante: primero es rasurada y en seguida es lavada con un desinfectante fuerte, luego cubierta con un plástico especial que permite cortar a través de él. Sobre los cascos de las manos el asisten-te coloca guantes de hule para humanos y sobre el tórax y estómago, una sábana estéril. Él sabe que es muy importante obtener la mayor ausencia de material extraño que pue-da entrar en la cavidad abierta durante cual-quier tipo de cirugía. Con esta tarea concluida, el caballo quedó listo y el pasante comenzó a elevar el nivel de la anestesia para el inicio de la intervención. Mientras, el asistente Simón y el cirujano principal conectaron el aparato de video y microcirugía. Una vez listo todo, este cirujano comenzó a inyectar un líquido dentro de la articulación de la rodilla para facilitar la maniobra. En seguida introdujo el

tubo con terminación punzante dentro de ésta. Este tubo es conectado a la pantalla y es el conducto para la pequeña cámara de video e instrumentos cortantes de la microcirugía. Luego, tuvo que ajustar la lucidez y definición del video.

Acto seguido, se colocó la mesa de instru-mentos que es alta, angosta, con ruedas y he-cha de metal cromado. Los instrumentos son esterilizados por autoclave y consisten en una serie de pinzas distintas para controlar el san-grado de las venas y de las arterias, para mantener fijos tejidos específicos y sostener gasas para la limpieza de sangre y otros líqui-dos durante la operación, y para sostener las agujas para coser. Otras herramientas impor-tantes son las agujas y los hilos para suturar, las agujas y las jeringas para inyectar los me-dicamentos u otras sustancias, los bistu-ríes para los cortes y separadores con tornillos para que queden fijados los espacios abier-tos para trabajar.

El cuarto tiene luces eléctricas movibles y estacionarias, bancas metálicas y un tapete de hule que cubre el piso. Hay una ventana de vi-drio que permite la observación de las inter-venciones desde una oficina que se encuentra por un lado de la sala. Al otro lado hay un cuarto especial donde se lavan las manos y ponen la ropa limpia especial para cirugía: camisa, pantalón, cubreboca, cubre cabeza, cubre zapatos y guantes estériles. También en este cuarto se esterilizan los instrumentos, ropa y sábanas en la autoclave que ahí se loca-liza. Además, están todas las medicinas nece-sarias y el equipo extra según las exigencias del caso. A un lado hay una bodega chica con equipo y medicinas en general, pero no es un área considerada “limpia”. Es importante la diferencia entre zonas limpias y no limpias en el ambiente de cirugía, pues de ello depende la prevención de infecciones por contamina-ción del ambiente. Y afuera de este módulo, se hallan las caballerizas conectadas por un pasillo donde se alojan los caballos durante sus estancias en la clínica.

Page 122: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

122

El equipo humano se encuentra formado desde hace tiempo; el pasante es el único re-lativamente nuevo, ingresó hace ocho meses y la división de las tareas entre ellos, en prin-cipio, es la siguiente:

Los caballerangos están afuera del módulo de cirugía, dedicados a otros trabajos del lugar no relacionados con la operación en sí, pero listos para participar en cualquier momento si es necesario.

Simón, el asistente, soluciona los problemas que pueden presentarse afuera de la zona estéril. Tiene que conocer la función y cómo operan ciertos instrumentos que son requeri-dos, como por ejemplo, conseguir, conectar y manejar una perita para bombear líquido de una bolsa de plástico que estaba conectada al tubo de la microcirugía. Él sabe dónde locali-zar las medicinas cuando las requieren los veterinarios.

El pasante se dedica a la interpretación de los signos vitales mediante los instrumentos y a la lectura de los datos y el registro de los mismos en el cuadro de anotaciones. Con base en su cómputo mental de los datos, él calculaba la cantidad de anestesia y oxígeno para mantener al caballo inconsciente e inmo-vilizado.

El veterinario ayudante tiene la responsa-bilidad de que los instrumentos estén estériles y presentes sobre una mesa especial cercana. Él tiene que saber sus funciones y tenerlos listos en el momento preciso. Además, debe estar listo para intervenir cuando sea necesa-rio; tiene que seguir mentalmente cada paso de la operación para adelantarse a lo que necesite el veterinario cirujano.

El veterinario cirujano debe tener un plan mental de cómo va a seguir la intervención. Éste lo formula a partir de la interpretación de las radiografías de la rodilla del caballo y el intercambio de información sobre la misma con el veterinario ayudante. En este caso, los dos revisaron un texto de un caso similar. Durante la operación, este esquema mental preconcebido funciona para lograr las tareas

físicas junto con las cognitivas, puesto que es una zona de trabajo oculta que sólo es vista por medio del video. Una de las tareas cogni-tivas —saber perceptivo— es la constante in-terpretación de lo visual presentado en dos dimensiones en la pantalla de la televisión y de la conversión mental de esta información en imágenes mentales de tres dimensiones —profundidad—. Es un paso indispensable para lograr —saber activo— manipular un instrumento que no está en el campo visual. También tiene que mantener un esquema mental de las funciones de los demás partici-pantes, y estar atento a que todo siga como fue convenido.

El trabajo de equipo, en este caso particu-lar, no debe parar o modificar las actividades para explicar una tarea u otra a uno de los participantes, por el bienestar del caballo que ya tenía cerca de una hora dormido. La explo-ración con el aparato por parte del veterinario cirujano, que fue rápida y exitosa, encontró el fragmento de hueso y lo despegó del tejido fibroso que se formó por la inflamación a causa de la fractura del hueso. El veterinario ayudante estaba al pendiente de todo el pro-ceso y, como es su tarea, mantuvo los objetos y los líquidos como la sangre controlados para que no obstruyeran el campo de trabajo. Pero al comenzar la extracción del fragmento, el caballo tuvo un fallo cardiaco y un paro respi-ratorio.

En el momento en que hubo cambios drásticos en el procedimiento, al ponerse grave el caballo, se alteró toda la distribución de las tareas cognitivas. El encargado de la anestesia, el pasante, no respondió de inme-diato y se mostró indeciso de quitar la anes-tesia. El caballo se movió y la primera inter-pretación del veterinario cirujano fue que estaba despertando y, por eso, estaba sintien-do la desprendida del fragmento de hueso. En este instante el pasante quedó atento al veterinario cirujano y no siguió con un pro-cedimiento para solucionar el problema. El veterinario cirujano dijo al anestesista que se

Page 123: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

123

dedicara a lo suyo sin importar lo que él —ve-terinario cirujano— estaba haciendo. El pa-sante vio el electrocardiograma en el monitor que señaló una falla cardiaca y le comunicó esta información a los otros. Pero el pasante siguió sin actuar como debía, esperó hasta que reaccionaran los otros dos veterinarios y ellos comenzaron a decirle qué hacer; orde-naron la inyección de estimulantes cardiacos y las dosis correspondientes. El veterinario cirujano tuvo que redistribuir las tareas cog-nitivas del pasante anestesista de tal manera que entre él y el asistente trataran de solucio-nar el problema. Para entonces se había sus-pendido la intervención dada la gravedad del caso, y todo el equipo tuvo que modificar sus tareas y dedicarse a lo que ordenaba el vete-rinario principal. El corazón del caballo reac-cionó unas veces por los mismos estimulantes, pero finalmente dejó de responder. El caballo nunca recuperó la respiración ni la función cardiaca.

Mientras todo eso pasaba, el asistente caba-llerango estaba parado sin moverse ni decir nada a poca distancia de la mesa, listo en caso de que lo llamaran. Nadie aceptaba que el caballo estuviera muerto, y la lucha siguió por unos quince minutos dando oxígeno forzado y tratando de estimular el corazón. La decisión final de que ya no había que intentarlo fue del veterinario cirujano. Después de quitarlo de la mesa de operación, de los aparatos y de mo-verlo a la antesala, todavía el veterinario trató de estimular la función del corazón brincando encima del tórax de lado izquierdo, pero no hubo resultados positivos. El caballo estaba ya muerto. Después, los dos caballerangos ama-rraron una cuerda a las patas traseras para después sacarlo en una camioneta y enterrar-lo en el corral. Pero primero el veterinario cirujano habló con el dueño del caballo para decirle qué pasó y preguntarle si quería que lo enterraran ahí. Luego pidió al pasante su registro de datos para revisar los signos vitales

del caballo junto con las cantidades de la mezcla de la anestesia y el oxígeno adminis-trado durante todo el proceso con fines de entender cuál fue la causa de la muerte. El veterinario me comentó después que lo más probable haya sido que el caballo estuviera débil del corazón por el abuso de drogas es-timulantes que acostumbran inyectar para ganar las carreras. Pero la falla del pasante al no reaccionar rápidamente, no fue conside-rada como posible causa.

Durante todo el proceso, hubo un mínimo de diálogo, pedidos, órdenes y preguntas bá-sicamente, con la excepción de cuando el ci-rujano encontró el fragmento de hueso. Éste comenzó a comunicarse verbalmente sobre lo que él veía por medio del video y sobre sus consecuentes acciones en la cirugía. Parecía como si la expresión verbal lo estuviera ayu-dando a lograr la tarea cognitiva de hacer la conversión de la imagen del video y la aplica-ción de ésta a la acción física y cognitiva de la intervención. La comunicación entre los dos veterinarios implicaba saberes compartidos, expresados por señales no vocales, como la expresión de los ojos, levantar la ceja, torcer la boca, mover la cabeza o manipular la mano. Incluso, en el rato de la emergencia y de los cambios drásticos en las tareas del equipo, la comunicación siguió con pocas palabras: las órdenes fueron cortantes, pero con voz aguda. Los participantes del equipo conocen las in-tenciones comunicativas del otro con sólo percibir su lenguaje corporal. En esta forma de comunicación dentro el equipo, no hay pérdida de tiempo o de energía por tener que hablar demasiado, lo que podría interferir con la concentración cognitiva de la intervención quirúrgica. En las instancias de cirugía menor o curaciones leves, es más común oír conver-saciones sobre otros temas no relacionados con el caso en cuestión, como la salud de al-guien o acerca de otros casos pendientes, por ejemplo.

Page 124: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

124

CASO 3

Se trata del trabajo en equipo y de los saberes especializados del jinete, del caballerango, del veterinario y del herrero con el fin de que un caballo logre cumplir con su trabajo. Éstos no saben herrar un caballo y el herrero tampo-co sabe montar, cuidar y diagnosticar un pro-blema médico del caballo. Pero cada uno de los integrantes de este equipo tiene sus propios saberes especiales relativos al problema en cuestión; y para que funcionen en equipo, necesitan comunicarse e interactuar entre sí.

El caso fue que el jinete, al montar su ca-ballo, percibió señales de molestias o dolor en la mano izquierda al trotarlo. Él observaba la franca bajada de la cabeza al pisar sobre la mano derecha y la resistencia o rigidez del cuello al pisar sobre la mano izquierda. Cuan-do comenzó a galopar, el caballo no avanzaba igual sobre la mano izquierda que sobre la derecha. Al llegar a las caballerizas, el jinete comentó con el caballerango encargado de cuidar al caballo lo que sintió durante el en-trenamiento. El caballerango notificó al vete-rinario lo que dijo el jinete. Éste, además, agregó sus propias percepciones de que el caballo tenía días saliendo de su caballeriza con movimientos tiesos y que también al estar parado se apoyaba sobre la mano derecha para dejar la izquierda sin peso.

El veterinario llegó a las caballerizas a ver al caballo e hizo su examen rutinario para estos casos; observó al caballo trotar, en línea recta y en círculo, y captó una ligera claudica-ción. Continuó el examen, pero con una pinza especial para apretar el casco izquierdo y, luego, el derecho, para tratar de identificar una zona sensible. El caballo no reaccionó con señales de dolor al apretar con la pinza y, con eso, el veterinario descartó la posibilidad de un trauma por pisar una piedra o un clavo mal puesto dentro del área viva del casco. Pero como se observó una claudicación, el veteri-nario procedió a inyectar anestesia local para insensibilizar la mano izquierda. Al surtir

efecto la anestesia, el veterinario pidió al ca-ballerango que hiciera trotar de nuevo al caballo. El animal dejó de claudicar, o sea, trotó normalmente sin mostrar síntomas de dolor en la mano en cuestión.

Con sus experiencias previas, sus conoci-mientos de medicina veterinaria, junto con la historia de este caballo que corrió tres años en el hipódromo, el veterinario sospechó que podía haber problemas con los huesos naviculares. Hizo una primera inferencia so-bre la causa, basada en sus saberes especiali-zados, la información acumulada por la ob-servación directa del caso y la transmisión de las percepciones del jinete y del caballerango. El siguiente paso fue tomar radiografías de la mano sin herrajes con el equipo portátil, que por lo general carga el veterinario en su ca-mioneta. En seguida el veterinario mandó a revelar las placas para tratar de identificar el problema. Los resultados señalaron que el ca-ballo efectivamente tenía un ligero problema navicular, pero nada serio. El veterinario de-cidió probar con un tipo de herraje especial de forma de “huevo” como dicen, o sea, es un herraje de planta oval y funciona para proteger y restringir el movimiento de los huesos de la mano. Para eso habló con el herrero y le ex-plicó cómo quería el herraje del caballo.

El herrero sabe para qué sirve este tipo de herradura de forma oval. Además, sabe la importancia de comunicarse con el veterinario en el caso de observar cualquier otro problema del casco. El caballo fue herrado como indicó el veterinario. La comunicación después entre el jinete, el caballerango, el veterinario y el herrero será importante. Las percepciones del jinete y del caballerango sobre cómo se siente el caballo, si tiene molestia o no al mo-verse, son críticas en el tratamiento. El veteri-nario espera estas observaciones para saber cómo proceder con el caso, si fue suficiente la herradura correctiva o hay que hacer algo más para aliviar este mal. El herrero sabe que tiene que seguir herrando al caballo de esta manera hasta que haya nuevo aviso por parte

Page 125: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

125

del veterinario. Además, sabe que tiene que volver a herrar cada cinco semanas para man-tener el casco con la forma y el tamaño correc-tos. En este caso, el caballo siguió funcionan-do en su trabajo, mientras obtuvo el cuidado del equipo y de su herradura especial.

CASO 4

Se trata de un ejemplo de un ganadero em-presario. En este caso, expongo fragmentos del discurso del mismo ganadero, sobre lo que él considera importante para lograr que fun-cione un rancho de alta producción con tec-nología moderna, un rancho con el concepto de empresa. Es un caso distinto del de los ganaderos de la Sierra del Tigre, pues este señor cuenta con el capital necesario y la ex-periencia previa de empresario. Además, no tuvo la herencia cultural de la ganadería tra-dicional. Desde allí, comienza, sin prejuicios, el cambio de un sistema productivo a otro, contrario a lo que se observa en situaciones en que por generaciones se han realizado formas de ganadería tradicional sin aceptar fácilmente innovaciones. En seguida se trans-criben algunas observaciones por parte del ganadero sobre los problemas de meter tec-nología moderna en el rancho:

Pos con toda la técnica que se puede tener, sin salirse uno del aspecto económico, porque puedes aplicar mucho más, tecnologías más avanzadas, pero ya te sales del común. Resul-ta que, eh, creo yo que …pos no será un in-menso negocio, pero no es malo. Yo creo que cualquier persona, si la cuida, sabiéndola manejar dentro de las normas, pues puede vivir muy bien, fíjate. Puede vivir muy bien, claro que el chiste, vamos, las dos cosas son el chiste, ¿no?, tanto hacerlo como sostenerlo, pero a mi criterio tiene más dificultad hacer-lo que sostenerlo, porque el hacerlo te lleva muchos años, mucho, ¿qué te puedo decir?… te lleva muchas dudas que, claro, después, se te aclaran, pero como estás manejando potre-ros diferentes, eh, diferentes en las tierras, en

fin, y cosas que no puedes modificar. Senci-llamente, modificar un pH es técnicamente posible, sí, pero prácticamente viene siendo incosteable; entonces, hay que adaptarnos a la realidad, ¿no? Y pos qué te puedo yo decir, yo estoy satisfecho.

Hace hincapié en iniciar y mantener los potreros en condición óptima para el ganado. Reconoce la necesidad de evaluar el pH del suelo, o sea, si es alcalino o ácido, para obtener mejor calidad del pasto. Pero, al mismo tiem-po, reconoce que eso se aprende con la expe-riencia, menciona dudas, muchos años y saber cuándo no se puede. Él sigue con su expli-cación:

Y por ejemplo, un día para llegar a un rancho, y es todo el día a caballo, mañana y tarde. A caminar hasta el último rincón, aquí como está. Porque son tres pilares donde se asien-ta un rancho ganadero, ¿no? Es pastizales, producción de animales y sanidad. Entonces, eso lo tienes que cuidar. Entonces, ¿qué hay que hacer? Primero, revisar pastizales y el segundo día estar revisando animal por ani-mal, animal por animal, vaca por vaca, bece-rro por becerro, toro por toro, checar pro-ducciones, checar. Orita me están reportando que allí en un rancho hay veinticinco vacas flacas, porque tuvimos que..., nos contami-naron unos arroyos. Entonces, de pronto llegamos y, ¡ay caray!, los animales abajo. ¿Qué pasa? Nosotros estábamos dando pasto absolutamente bueno, o sea, ¿qué sucede? Entonces nos dimos cuenta de que había una fábrica que pusieron allá. Entonces estaban tirando desechos a los arroyos, entonces ve-nía en los arroyos y el animal estaba bebien-do aquella agua contaminada. Entonces tu-vimos que hacer una demanda y cantidad de cosas y cegar muchos arroyos, dar, desviar para ir a beber agua a otros arroyos que esta-ban limpios, hicimos análisis de aguas. Para esto, yo ya había hecho pozos profundos en cada rancho, previendo que un día me con-taminaran el agua, y pos bendito sea Dios, salimos adelante gracias a eso.

Page 126: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

126

Da importancia a la revisión frecuente del estado de su ganado y pastos en los potreros. Eso implica saberes perceptivos, el reconoci-miento visual para verificar si el ganado se en-cuentra de buena salud y peso o, al contrario, en mal estado y bajo de peso, como en su ejem-plo del agua contaminada. Por sus saberes perceptivos, se dio cuenta de que el agua del arroyo estaba contaminada, los saberes que él tiene sobre la alimentación apoyaron su sospe-cha. Él sabía que no había razón para que su ganado estuviera de muy bajo peso por la cali-dad del alimento. Sabe la importancia del agua de buena calidad para el bienestar y desarro-llo de sus animales: incluso estaba prevenido con pozos propios. Sus conocimientos especia-lizados sobre las distintas variedades de pastos para el ganado de engorda para carne, le da la capacidad de percibir en qué estado se encuen-tran sus potreros: eso con ver el color, grosor, altura, densidad del pasto y saber cómo debe ser la condición óptima de la variedad en cues-tión. Al no tener estos saberes, como puede suceder, el ganadero podría pensar en parási-tos, pasto bajo en nutrientes u otra causa común para la mala salud del ganado que pasta suelto, y no actuar a tiempo para solucionar el proble-ma. En el caso de este ganadero, él mantiene un programa de vacunación y desparasitación manejado por un veterinario y, por lo mismo, pudo descartar estas posibles causas del mal estado de sus animales. En seguida él y su se-ñora, que también participa en la ganadería, explican sus actividades y métodos:

lm: Manolo ha sido muy vanguardista en cuestión de ganadería. Siempre ha ido más adelante que los demás. Entonces, cuando decíamos que teníamos un ochenta y cinco por ciento en porcentaje de parición y eso, decían: “no, no es posible”. Empezando por-que ni siquiera llevaban controles ellos.

dd: ¿En qué porcentaje se andarían mane-jando los demás?

mm: Sesenta. No, y nunca hemos bajado de un ochenta y cinco, noventa, noventa y cinco.

lm: Pero lo importante es que se ha lleva-do un manejo siempre, constante, constante, constante. Y es lo que muchos ganaderos no hacen.

mm: Nosotros palpamos dos veces al año, revisamos ovarios, revisamos matrices, revisa-mos pos todo, ¿no?

lm: No, y ahora ya acaba de implantar un sistema de computación, o sea, ya se lleva la historia de cada una de las vacas, con sus be-cerros, con qué toros se han padrado. Eso pos lo acaban de sacar orita, supercompleto. Sí, o sea, es que a Manolo no le ha gustado ser un ganadero tradicional, sino siempre ir más adelante, alcanzar el máximo de producción. Por ejemplo, orita, el sistema que tiene, del empadre con las hormonas que les ponen.

mm: ¡Ah! Estamos utilizando, por ejemplo, un tipo de hormona que le pones tú a la vaca a los dos meses después de que parió. No a cualquier vaca, o sea, tiene que estar en unas condiciones óptimas, eh, ser ya de segundo o tercer parto, completamente desarrollada, eh, un animal fuerte, vigoroso, que tenga, que reúna ese tipo de características. Enton-ces le pones una hormona que a los 28 días vuelves a poner otra inyección y entonces activas los ovarios, y aun teniendo el becerro al pie, o sea, con becerro mamando de dos meses, le sueltas el toro y la carga. Entonces doblas. No lo puedes hacer, lo hemos visto, no lo puedes hacer, por ejemplo, con vaqui-llas de primer parto.

lm: No está completamente desarrollada.mm: Ni con una vaca vieja, o sea, necesita

ser con animales con características especia-les, o sea, en buenas condiciones, y logras, pos de esos animales puedes lograr hasta un se-tenta y cinco, setenta por ciento de que que-den cargadas. Entonces bajas tus costos.

lm: Le ganas tiempo al tiempo.

Lo anterior señala los saberes necesarios para llevar a cabo esta forma de producción. Ellos demuestran cómo el saber sobre la tec-nología moderna en ganadería puede aumen-tar la producción; describen lo que se tiene que hacer y cómo.

Page 127: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

127

Cómo hablan y cómo piensan

los ganaderos: el léxico

los actores. Esta necesidad tiene que ver con objetos y situaciones que no existen en otros ambientes o con que el término técnico no haya sido conocido por las personas del cam-po y ello provocó la creación y la conservación del léxico especial. Lo más notable son los términos especiales para designar el color y las marcas del pelo del ganado equino y bovi-no y luego los términos para designar cosas, espacios, tiempo, cantidades, acciones y emo-ciones. También la forma de hablar en general es particular en el medio ranchero, es algo que siente la persona urbana de inmediato al llegar a un rancho ganadero.

Los términos referentes al color del pelo del ganado equino y bovino señalan la varie-dad y la especialidad de la manera como las personas relacionadas con el mundo ganade-ro los nombran. Una persona urbana sin contacto con el campo, al ver un caballo colo-rado fácilmente lo describe como de color café. Éste es el primer indicio para el ranche-ro ganadero de que se trata de un individuo que no sabe nada de caballos. El visitante queda sorprendido al discurrir que lo que él ve como color café muy ordinario en los caba-llos se llama colorado. Al seguir su paseo en-cuentra, según él, un caballo blanco. Otra vez lo critican y queda de nuevo confundido, se-gún el ranchero “no hay caballos blancos, son tordillos”. De allí en delante, mejor se queda

En este capítulo trato sobre el uso del léxico especializado en el habla de los actores del mundo ganadero. Las entrevistas con actores del mundo ganadero son la principal fuen-te del lenguaje analizado para buscar las manifestaciones deseadas. En el siguiente capítulo me ocuparé del discurso, el cual se divide en discurso de tipo narrativo, descrip-tivo y argumentativo. También trataré sobre el mundo de las ideas de los ganaderos. ¿Qué tienen en su mente? Algunos procesos cogni-tivos son: categorización, metáforas, esquemas y modelos mentales, y etnoteorías. En este caso, el lenguaje no es la única manera de identificar los procesos cognitivos también es muy importante la participación y observa-ción directa de las actividades y de las interac-ciones de los actores dentro del mundo de la ganadería. Los mecanismos que entran en ese proceso cognitivo de interpretaciones esque-máticas son significativas para el análisis. En muchos casos es mediante mecanismos como categorización y metáforas como se logra identificar los esquemas, los modelos y etno-teorías subyacentes.

El lenguaje especializado de la ganadería representa experiencias, necesidades y accio-nes específicas relacionadas con el trabajo y con la forma de vida ganadera en general. Existe toda una serie de términos y de maneras de hablar para facilitar la comunicación entre

Page 128: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

128

callado, porque de inmediato aparece una manada de yeguas de colores un poco difíciles de describir, pero ahora sí el visitante tiene curiosidad y pregunta al ranchero, quien le contesta “son rosillos”. El visitante queda en las mismas, está pensando en que dicen “el caballo blanco de Napoleón”. Y allí se queda reflexionando sobre los colores de las yeguas que, según el ranchero, son rosillos. Pien-sa que, en realidad, es un color muy difícil de nombrar y empieza a observar de cerca y nota que hay variación entre una yegua y otra. El pelo no es homogéneo, es de una mezcla de colores; hay pelos de color blanco, gris y ana-ranjado o más bien rojo oxidado, él no está muy seguro. Cada yegua se ve un poco dife-rente, una tiene más color gris, otra a lo mejor es negra. En realidad, es más complejo de lo que parece y se sospecha que hay más modos de nombrar estos colores, según el ranchero. Para entonces, el ranchero ya no quería com-plicar más su vida en explicar todos los nom-bres de los rosillos y, peor todavía, allí viene un bayo lobo, y quién sabe qué va a preguntar el visitante.

El objetivo de esta introducción es demos-trar cómo la cultura ganadera utiliza un len-guaje especializado; en este caso, son los tér-minos referentes a los colores. Pero también muy importante es la conexión que tiene todo esto con el saber perceptivo, examinado en los capítulos VII y VIII. El ganadero percibe e identifica con mayor distinción los colores del pelaje del ganado mayor. En el mundo gana-dero es necesario reconocer las diferencias, aunque muy sutiles, y eso es contrario a la si-tuación de una persona urbana que no tiene este saber perceptivo, porque no tuvo la expe-riencia o la necesidad de adquirirlo. Cabe mencionar que hablar del color del ganado no es común en todos los países hispanohablantes del continente americano. Según Nelson Mi-nelo (comunicación personal), en Uruguay y Argentina se refieren al pelo. Por ejemplo, una persona de cultura ganadera se refiere a un caballo de pelo alazán y jamás como de color

alazán. Quien habla de color en este sentido demuestra ignorancia del mundo ganadero de aquella región de Sudamérica.

La siguiente discusión está basada en en-trevistas de personas del mundo ganadero de Jalisco y de datos obtenidos del archivo municipal de Concepción de Buenos Aires, Jalisco, un pueblo ganadero de larga tradi-ción; actualmente tienen registrados unos cuatrocientos ganaderos.1 Al comenzar el estudio, Patricia Arias fue muy generosa en proporcionarme una primera lista de los términos de colores del ganado mayor de esta zona ganadera que sirvió de base para comen-zar la investigación.2

En seguida presento una lista de términos referentes al color de los caballos y más ade-lante una del ganado bovino con el objeto de señalar la gran variedad que existe. Mantengo la ortografía de los términos procedentes de los documentos de compraventa, las guías sanitarias y las listas de animales extraviados, y en los casos de que existen dos formas, pon-go entre paréntesis la forma menos común.

LOS COLORES DEL GANADO EQUINO

1. Alazán: alazán claro, alazán deslavado, ala-zán dorado, alazán jilote, alazán tostado, ala-zán chocolate y alazán rabicano.

2. Albino.3. Bayo: bayo cabos negros, bayo almendra-

do, bayo canelo, bayo cocinero, bayo deslava-do, bayo gateado, bayo lobo, bayo raya de mula, bayo dorado y bayo tordillo.

4. Champurrado.

1 Este dato fue proporcionado por Jesús Torres Con-treras, vecino de Concepción de Buenos Aires.

2 La base principal de la lista de los términos de los colores del ganado mayor proviene de los que fueron recuperados por Patricia Arias durante su investigación sobre la historia de Concepción de Buenos Aires y después publicados en su libro, Los vecinos de la sierra: microhistoria de Pueblo Nuevo, Universidad de Guadalaja-ra/Centre d’Études Mexicaines et Centraméricaines, Guadalajara, 1996.

Page 129: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

129

5. Colorado: colorado manchado, colora-do oscuro, colorado retinto, colorado rosillo, colorado lomos pintos y colorado zaino.

6. Gruyo. 7. Güinduri. 8. Moro. 9. Oscuro: oscuro lobo y oscuro lomos

pintos.10. Prieto: prieto moro, prieto zaino, prie-

to mohíno y prieto azabache.11. Retinto: retinto renegrido.12. Rosillo: rosillo canelo, rosillo moro,

rosillo flor de durazno, rosillo aceitero y rosi-llo claro.

13. Ruano.14. Tordillo: tordillo quemado, tordillo al-

mendrillo, tordillo chancaca y tordillo moro.15. Zaino.Como puede verse, hay una gama muy

amplia de términos de los distintos colores de los caballos. Existe un grupo de términos de colores que son comunes casi en todos la-dos en el idioma español: éstos son alazán, tordillo, colorado y retinto. También son los colores más comunes en los caballos, especial-mente en las razas puras, como es el árabe o el purasangre inglés. Pero entre los caballos de campo y en las razas mezcladas se observa una variedad enorme de colores y marcas, y es allí donde comienza también la variedad lingüística en cómo nombrarlos. Según los entrevistados y la propia experiencia, estos términos también cambian por regiones.

Al principio se pregunta uno: ¿por qué tanta distinción entre colores tan cercanos y que fácilmente podrían ser incluidos en un solo término?, por ejemplo, los rosillos, que para la mayoría de las personas se ven casi iguales y muy distintos de los otros colores, pues un rosillo no se confunde con un ala-zán. Pero en el campo existe una necesidad de identificar el ganado, y es allí donde co-mienza el problema de cómo describir un caballo específico. Incluso el mismo ganade-ro dice que tiene un rosillo, pero cuando se trata de distinguir ese rosillo de otros o de

designar a ese rosillo en especial, ya dice que es un flor de durazno, por ejemplo, o un aceitero.

Una fuente interesante para la terminolo-gía de los colores del ganado equino y bovino han sido los archivos municipales sobre la ganadería. En éstos se encuentran las facturas de compraventa, las guías sanitarias, las lis-tas de ganado mayor extraviado o robado y las entradas al rastro, donde existe la necesidad de describir cada animal. En estos casos se nota que la complejidad de la descripción depende del caso. Cuando alguien trata de comprobar que el caballo es suyo, hasta las más mínimas marcas se describen. En seguida un ejemplo de un viejo ganadero y charro de Guadalajara, don Pablo Barba Barba:

pbb: Bayo lobo.dd: ¿Por qué lo identifican como lobo?pbb: Por el color. Fíjese que es el color de

los lobos. Es un amarillo medio queso, en parte es oscuro, al lado de arriba, y descolo-rido para la panza.

dd: ¿Y la crin y la cola?pbb: Negras. Sí, en el bayo tiene que ser la

crin y la cola negras. En ese tono de todo que es el amarillo tiene que ser. Si tiene la crin y la cola blanca es ruano o palomino, ¿verdá?

dd: ¿Y las patas?pbb: Negras. Negras en el bayo, ¿verdá?, y

en el palomino casi todos tienen las patas del mismo color [del cuerpo].

dd: ¿Un bayo que tiene la raya negra oscu-ra en el lomo?

pbb: A ése le nombramos raya de mula o de bayo mapán, mapano también le dicen.

dd: ¿Y qué es el grullo?pbb: El grullo es el color ratón, el color de

los ratones. Un gris, como los ratones, por eso le nombramos grullo. Es la grulla, la grulla que hay en las garzas, es que les llaman las grullas, por el color.

dd: ¿Por qué no es tordillo?pbb: Mire, yo me imagino que es un animal

que puede tener el cuero negro y el pelo plomizo, por eso da ese tono, ¿verdá?

El mismo ganadero narra acerca del color de un caballo en particular:

Page 130: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

130

pbb: En cada región se les llama de su modo. Hace muchos años, trajo el general don Se-bastián Allende, ex gobernador de Jalisco, unos caballos de los Estados Unidos. Fuimos muchos a verlos, yo tenía entonces unos 9 o 10 años. Traía un caballo raro que el lomo era alazán, un alazán oscuro, casi una raya, se podía decir que era raya de mula, pero no era raya porque todo era del mismo color, que de allí se empezaba a desvanecer el color. El general preguntó a todos los señores, muchos señores grandes, [como] don Nacho Zerme-ño: ¿qué color es ese caballo? Todos empeza-ban a dar su opinión. El general nomás viendo, callado. Y luego, ya les dice, a ver don Andrés, ¿qué color es mi caballo? Pues, ¿quie-res que diga la verdá? Es color birote, muy dorado encima y crudo abajo. Y así se llamó [el caballo] hasta que se hizo viejo.

Siguió la discusión respecto a los colores no comunes y más difíciles de nombrar:

pbb: Antiguamente aquí había un color que le decían el charquis, es la apaloosa de ahora.

Otro viejo charro presente durante la entrevista comentó: “la apaloosa es nombre catrín”.

pbb: El güinduri es el mismo. Es un mancha-do, manchas chicas, como lentejueleado. Tienen características bien definidas. Son escasas de cerdas de crin y rabones, de cola es-casa. Y luego tienen el ojo blanco alrededor, tienen la piel manchada, la entrepierna, aba-jo lo que ve usted, con manchas coloradas o blancas. Son características muy especiales e igual las tiene la apaloosa. Esa apaloosa mo-derna que han criado los americanos con la cruza del cuarto de milla; hay algunos en que se borran parte de las características. La raza fija del charquis, la de los indios, la que usa-ban mucho los indios en el norte de México y en el sur de los Estados Unidos, que trajeron los españoles.

Durante una de las entrevistas con don Pablo, mi esposo Rodolfo estaba presente y mencionó que de chico tenía en el rancho de

su papá un caballo al que llamaban El Cham-purrado. En seguida, don Pablo dio una des-cripción del color que según él representa champurrado.

pbb: Es una revoltura de pelos de color blan-co, negro, café, colorado y hasta alazán. Lo que realmente es el champurrado es una revoltura.

Junto estaba un amigo, también viejo cha-rro, que dijo: “Es un color echado a perder”.

Otros ejemplos de términos de colores son jocoque con frijoles y el pozole:

pbb: El jocoque con frijoles es un caballo colo-rado manchado, manchas blancas, chorreado y alargado [como] un plato de frijoles con jocoque cuando echas un chorro de jocoque ... El pozole, es sabino pinto, también muy revuel-to, tirando a champurrado, tiene el pelo de todos colores.

No todos los ganaderos están tan seguros como éste de cómo definir verbalmente un color específico en el ganado. Además, no siempre hay un acuerdo de cómo describir un color específico entre un grupo de personas, aunque sean del mismo lugar. Esto demuestra lo difícil que es a veces definir ciertos tipos de pelo de caballos y reses. También señala la difi- cultad de la reflexión o tal vez la falta de ne-cesidad de expresarlo verbalmente, pues ya existe un término. Además, la apreciación del color en este caso está ligada con las experien-cias propias de los individuos y no todos van a tener las mismas. Muchas de las descripcio-nes son por medio de la comparación con otros animales u otras cosas.

Un ganadero de Concepción de Buenos Aires me dijo durante una entrevista que la gente de antes era más romántica y ponía nombres a todos los colores. Él mismo expre-só que actualmente ya no se entienden mu-chos de estos términos de antes. Eso pasó al revisar una lista de descripciones de caballos sacadas del archivo de ganadería del mismo

Page 131: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

131

pueblo, de entre la década de 1930 hasta el presente. Durante esta entrevista, en la que participaron varios ganaderos y personas rela-cionadas con el ganado, hubo una verdadera confusión de cómo describir muchos de los colores en la lista. Finalmente, todos los par-ticipantes decidían que el inspector de ganado iba a ser el indicado, porque él llenó muchas de estas formas.

LOS COLORES DEL GANADO BOVINO

1. Aguardiente. 2. Amarillo: amarillo amarillo, amarillo

barcino, amarillo bermejo, amarillo boca negra, amarillo hosco y amarillo manchas blancas.

3. Azulejo. 4. Barcino: barcino manchado. 5. Barroso: barroso manchado. 6. Bayo: bayo encendido y bayo cayado. 7. Bermejo: bermejo claro, bermejo goru-

pero, bermejo manchado, bermejo sardo, bermejo crejano y bermejo hosco.

8. Blanco: blanco con manchas negras y blanco azulejo.

9. Canelo.10. Conejo.11. Duraznillo.12. Gorupero.13. Hornero: hornero coli-blanco.14. Hosco: hosco bayo, hosco bragado,

hosco guaco, hosco hormiga de ojos ne-gros, hosco manchado, hosco mulato y hosco mezcal.

15. Lobo.16. Moro: moro azulejo.17. Pardo.18. Pinto: pinto de negro, pinto de negro

lunado, pinto de negro y blanco, pinto de negro moro y pinto de negro gorro.

19. Prieto: prieto verijas blancas, prieto bragado, prieto calceto, prieto guaco (huaco), prieto manchado, prieto mojino (mohíno),

prieto moro, prieto negro, prieto sardo, prie-to zanate y prieto zaino.

Una forma técnica de clasificar el color del ganado equino o bovino es por medio de la distribución del pelo. Existen tres agrupacio-nes de los pelajes.3

Clasificación1) Simples: los que poseen pelos de un solo

color: blancos, negro, colorado, amarillo o bayo.

2) Binarios o dobles: en este grupo existen pelos de dos colores distintos entremezclados o agrupados en manchas: rosillos, tordillos y pinto de manchas blancas con otras de color negro, colorado o amarillo.

3) Triples: ganado con pelos de tres colores agrupados en manchas, con una mancha blanca y otras dos de colores diferentes.

Igualmente, en el ganado bovino como en el equino, existe gran variedad de términos de los colores y de las marcas especiales. In-cluso llega a ser muy importante la distinción por el color y las marcas del ganado bovi-no por el hecho de que anda suelto y por la necesidad de su identificación por razones de pertenencia o por factores de la produc-ción de leche o la separación de los becerros y toretes para la engorda. Según los ganade-ros, se conocen a simple vista, entre una manada, cada animal en especial; aunque la experiencia con algunos entrevistados señala que a veces falla ese saber.

Un ganadero de Concepción de Buenos Aires me dijo durante una entrevista que él reconoce a todas sus vacas cuando andan suel-tas en la sierra, incluso todas tienen nombres propios según sus colores y se da cuenta de cuando una falta. Me comenzó a dar ejemplos con unas que estaban en sus corrales, pegado al pueblo donde las tiene, vacas lecheras para el consumo de leche de la familia; y ahí tam-bién engordan a los toretes. Comenzó con

3 Guillermo Alejandro Bavera, Curso de producción bovina de carne, Universidad Nacional de Río Cuarto, Río Cuarto, Argentina, 2000.

Page 132: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

132

Mancha, dando una demostración al llamarla por su nombre y Mancha levantó su cabeza y las orejas y miró hacia nosotros. En seguida llamó a Liebre y también levantó la cabeza, y luego a la Tuza, que contestó con un mugido alargado. Con eso me dijo: “Ve, todas entien-den”, y en seguida quiso llamar a otra, pero no pudo recordar su nombre. Eso se convirtió en un problema que se resolvió con la ayuda de otra persona de allí, pero finalmente la Pava no hizo caso al oír su nombre.

En el caso de estos nombres, que según el informante son dados por el color de las vacas —salvo Mancha—, son referentes a otros ani-males: Liebre, Tuza y Pava. Aparentemente las vacas tienen algo en común con estos otros animales. Al decir que es el color lo que da lugar al nombre, es probable que exista un esquema conceptual más complejo sobre las características descriptivas de las vacas, pero la representación de este esquema más com-plejo es simplificado al expresarlo el ganade-ro con el término color solamente. El color es el más obvio y es la primera cosa que se co-menta al describir una vaca, es lo más repre-sentativo, como el prototipo de los objetos descriptivos; en segundo lugar, estarían las marcas especiales —manchas de color con-trastante— y luego las otras características como la falta de cuernos —cuatezona—, por ejemplo. Y en este caso en particular, las vacas tal vez comparten con una liebre, una tuza o un pavo algo de su comportamiento o de su aspecto físico.

La bibliografía sobre los términos de colo-res, por lo general, trata sobre los problemas acerca de la percepción de los colores básicos y puros que fisiológicamente la mayoría de los humanos pueden ver e identificar con cambios solamente en las formas de nombrar-los y categorizarlos, según el grupo cultural a que pertenecen.4 En el caso de este estudio,

los colores no son básicos y la percepción de ellos es más compleja y no uniforme entre los seres humanos en general. Se trata de la per-cepción cultural de los colores.

Un ejemplo del uso de los términos refe-rentes al color de los caballos es el del caballo alazán. Cuando uno piensa en un caballo alazán, viene a la mente un color como un ladrillo de barro nuevo no muy quemado, con la crin y con la cola del mismo color. De allí, en forma radial, comienzan a alejarse del color más representativo las otras variaciones del alazán; el alazán tostado —muy oscuro— y el alazán jilote —muy claro— están entre los que más se alejan y entre los menos represen-tativos. Por eso cuando un ganadero habla en general sobre los caballos y no hay nece-sidad de mucho detalle, va a decir alazán sencillamente; así se facilita la comunicación y el entendimiento entre un grupo mayor de personas.5 Sería demasiado complejo si tu-viera que formular mentalmente todas las variaciones del color alazán con sus respecti-vos nombres cada vez que se menciona la palabra o se refiere en general a los caballos de este color. Entre las personas relacionadas con caballos, incluso al referirse a un caballo de color alazán prototípico, lo nombran alazán alazán, con énfasis tonal sobre la últi-ma palabra. Es una forma de remarcar el hecho de referirse a la variedad más repre-sentativa.

Otro detalle sobre el uso de los términos, es el nombre hosco pronunciado como “josco” al referirse a un color común en las reses. En Concepción de Buenos Aries, es común la pronunciación de hosco con el sonido de “j”, y se escribe en los documentos de compraventa y las guías sanitarias con “h”, pero reciente-

4 Brent Berlin y Paul Kay, Basic Color Terms: Their Universality and Evolution, Berkeley, University of Califor-nia Press, 1990; John R. Taylor, Linguistic Categorization:

Prototypes in Linguistic Theory, Clarendon Press, Oxford, 1992, pp. 1-20; y George Lakoff, Women, Fire, and Dan-gerous Things: What Categories Reveal about the Mind, The University of Chicago Press, Chicago, 1987, pp. 24-30.

5 John R. Taylor, op. cit., pp. 40-58; y George Lakoff, op. cit., pp. 58-67.

Page 133: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

133

mente el inspector de ganado del municipio decidió que no es correcto y comenzó a corre-gir a los ganaderos locales al llenar sus formas. Según él, no se dice “josco” se dice “osco” y, además, él mismo cambió la ortografía a “osco”. En una entrevista, un ganadero trataba de corregirse la palabra, de acuerdo con lo dictado por el inspector. Es interesante ver cómo puede cambiar, en corto tiempo, la or-tografía de un término en una zona por un

individuo que tiene gran influencia en un gru-po de hablantes. En contraste, en una lista de animales extraviados en el rastro del munici-pio de Zapopan, apareció la forma de hosco escrita para el ganado bovino y pronunciado como “josco” por el inspector de allí al hacer-le la pregunta de ¿cómo?

Para dudas respecto a los términos emplea-dos, se remite al lector al glosario, al final de esta obra.

Page 134: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH
Page 135: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

135

Cómo hablan y cómo piensan los ganaderos:

metáforas, discursos y modelos

tal, que es más general. Pero al confrontar a los autores que emplean el término cultural, también lo incluiré en el texto, como en el caso de los dos siguientes libros que voy a comentar.

Naomi Quinn y Dorothy Holland (1995), en una discusión sobre la trayectoria de los antropólogos cognitivos,3 comentan que Char-lotte Linde,4 lingüista, ha tenido mucha in-fluencia con sus planteamientos acerca de los distintos tipos de discursos. Según ella, se trata de dos tipos: el explicativo y el narrativo, que propone como muy efectivos. Según Quinn y Holland, el tipo explicativo ha sido aprovechado con éxito para identificar los modelos culturales que subyacen en el razo-namiento de los hablantes. Willett Kempton5 y Naomi Quinn,6 a partir de las metáforas que utilizan sus informantes en sus explicaciones de cómo funcionan los aparatos de calefacción

Primero quiero comentar unos textos enfoca-dos hacia la antropología, la lingüística y la psicología cognitiva para que sirvan de con-texto a la discusión, al final, de los resultados de la investigación. El primer libro, de Naomi Quinn y Dorothy Holland,1 trata sobre los modelos mentales en sí identificables; el se-gundo, de Roy D’Andrade y Claudia Strauss:2 sobre las fuerzas motivacionales que tienen algunos modelos mentales. En ambos casos el discurso procede de entrevistas que propor-cionan el medio para lograr las metas analíti-cas. El último libro trata acerca de la definición de lo que son los modelos mentales. He de aclarar que las expresiones: modelo mental o modelo cultural, que se encuentran intercam-biadas entre textos y autores, significan lo mismo, la diferencia tiene que ver con la pers-pectiva disciplinaria de la que provienen. El uso del término mental viene de la psicología y el de cultural proviene de la antropología. Sin embargo, algunos antropólogos, como Edwin Hutchins, emplean esquema cultural en un artículo y modelo mental en otro. Para evitar confusiones utilizaré la expresión modelo men-

1 Dorothy Holland y Naomi Quinn (comps.), Cultural Models in Language & Thought, Cambridge University Press, Nueva York, 1995.

2 Roy D’Andrade y Claudia Strauss (comps.), Human Motives and Cultural Models, 2a. ed., Cambridge University Press, Nueva York, 1994.

3 Naomi Quinn y Dorothy Holland, “Culture and cognition”, en Cultural Models in Language & Thought, op. cit., pp. 3-40.

4 Charlotte Linde, “Explanatory systems in oral life stories”, en Cultural Models in Language & Thought, op. cit., pp. 343-368.

5 Willett Kempton “Two theories of home heat con-trol” en Cultural Models in Language & Thought, op. cit., pp. 222-242.

6 Naomi Quinn, “Convergent evidence for a cultural model of American marriage”, en Cultural Models in Language & Thought, op. cit., pp. 173-194.

Page 136: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

136

(Kempton) y cómo se razona acerca del ma-trimonio (Quinn), han podido identificar los modelos culturales correspondientes.

Laurie Price,7 a través del discurso narrati-vo, analiza los cuentos de episodios de enfer-medades entre informantes del Ecuador. Ella reconstruye los roles familiares mediante las pautas que se presentan en las narrativas; tiene en cuenta lo que los narradores resaltan, elaboran y dejan de decir.

Según Naomi Quinn y Dorothy Holland (1995), Edwin Hutchins también ha influido en varios de los antropólogos cognitivos, con su libro sobre la litigación de la tenencia y las transacciones de tierra entre los trobriand. Hutchins (1995) demostró cómo la explica-ción en el discurso natural, con un propósito especial, podía ser interpretada para identifi-car lo que él nombra esquemas culturales. Ade-más, Hutchins8 demuestra que los mitos, como esquemas, funcionan como representaciones disfrazadas de pensamientos y miedos repri-midos que tienen los trobriand en relación con sus familiares muertos. Esto facilita su razonamiento de grupo sobre los muertos. Hutchins identifica la estructura proposicional del mito con una analógica, fuera del mito. Comenta que el tema abarca, por un lado, la antropología tradicional sobre el papel del mito en la sociedad y, por otro, las ciencias cognitivas sobre la naturaleza de los procesos con que las personas interpretan y entienden su mundo.9

D’Andrade comenta que la mayoría de los modelos mentales que tienen fuerza motiva-cional aparentan tener, también, otro tipo de fuerza psicológica, como son las fuerzas orien-tacional, evaluativa y afectiva. Además men-ciona el tipo específico de unión entre la

experiencia de socialización y la de aprendi-zaje del modelo mental, que es crucial para el desarrollo de la fuerza motivacional del modelo.10

Según Claudia Strauss,11 D’Andrade pro-pone investigar cómo los esquemas cognitivos aprendidos en contextos culturales específicos están ligados entre sí y a metas de acciones. Comenta que los modelos culturales, como los llama ella, pueden tener fuerza motivacio-nal porque estos modelos nombran y descri-ben el mundo, también proporcionan metas, sea en forma consciente o inconsciente, y además provocan o incluyen deseos. Según Strauss, los modelos culturales son esquemas formados culturalmente y los esquemas cog-nitivos son patrones de pensamiento y senti-mientos aprendidos e internalizados cuya función consiste en mediar la interpretación de las experiencias y de la reconstrucción de las memorias.12 Strauss define la acción social como el resultado del proceso en que las acti-vidades públicas son convertidas en represen-taciones privadas, y cómo en esas representa-ciones privadas hay acción por parte de los individuos, de esa forma se crean nuevos actos públicos.13

Dorothy Holland,14 en su estudio sobre las fuerzas motivacionales del deseo y del roman-ce en la mujer adulta en los Estados Unidos, mostró que lo que se considera como de sen-tido común respecto del romance, resulta no serlo, al tratar los casos individuales. Ella en-contró que desempeñan un papel importante las influencias en el aprendizaje dentro de la familia, en las relaciones de los padres y en el ambiente familiar. Se trata de la internaliza-ción de los modelos culturales del romance y del deseo, y la relación con el contexto de la

7 Laurie Price, “Ecuatorian illness stories: cultural knowledge in natural discourse”, en Cultural Models in Language & Thought, op. cit., pp. 313-342.

8 Edwin Hutchins, “Myth and experience in the Trobriand Islands”, en Cultural Models in Language & Thought, op. cit., pp. 269-289.

9 Ibid., p. 269.

10 Ibid., p. 232.11 Claudia Strauss, “Models and motives”, en Human

Motives and Cultural Models, op. cit., pp. 1-20.12 Ibid., p. 3.13 Ibid., p. 16.14 Dorothy C. Holland, “How cultural systems be-

come desire”, en Human Motives and Cultural Models, op. cit., pp. 61-89.

Page 137: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

137

interacción social de aprendizaje.15 Según Holland,16 las fuerzas de motivación en este caso son la social y la cultural. Pienso que es muy necesario contar con el factor de re-flexión por parte del informante y que, por medio del discurso retrospectivo, se podría lograr algo similar. Lo que importa aquí es que, aunque un modelo cultural puede apa-recer como homogéneo, como de sentido común dentro de un grupo social, no necesa-riamente es el caso. Resalta la necesidad de tener en cuenta el contexto de aprendizaje, la consecuente internalización del mismo y cómo influye en las acciones.

El estudio de Holly Mathews17 sobre el cuento de “La llorona” en una comunidad rural agrícola oaxaqueña señala otra metodo-logía interesante, el cuento tiene repeticiones con fines de enseñanza moral para hombres y mujeres. Según Mathews, los cuentos que tratan de moral motivan el comportamiento. Son empleados conscientemente en escena-rios naturales para que las personas eviten ciertas consecuencias.18

El artículo de Catherine Lutz19 es muy in-teresante porque trata sobre las intersujetivi-dades entre informante e investigador en las entrevistas. Lutz considera que la sociolingüís-tica, con su enfoque sobre el uso del lenguaje, su énfasis en las metas comunicativas de los hablantes y la influencia del código y el con-tenido en los oyentes, resulta valiosa como modelo adjunto a la antropología cognitiva. Ella cree que es en la sociolingüística donde se puede colocar mejor al hablante, o sea, en el contexto del mundo social y no perdido dentro del pensamiento o sólo tratando la expresión de los pensamientos cuando habla. Comenta que la entrevista es tratada muy poco

en el plano teórico dentro de las ciencias so-ciales a pesar de su papel importante y su uso frecuente. Hace hincapié en los problemas entre investigador e informante y sobre qué se busca y cómo se logra. Según ella, dentro de la antropología cognitiva se han separado las entrevistas altamente estructuradas y la tendencia es utilizar más las formas, como las de Naomi Quinn, de tipo “conversación natu-ral” o, como dice ella, más conocidas como entrevistas no estructuradas. Aunque, según ella, siempre existe algo de predisposición de cómo debe ser una entrevista por parte del investigador. Observa, además, que la meta de mantener una distancia crítica y analítica no siempre es el punto. Hay veces que la meta es cambiada por una posición interaccional de apoyo, de simpatía o de ideas compartidas con el informante.20

Estos dos libros son como una hilación uno del otro. Los mismos métodos para identificar los esquemas cognitivos son aplicables para identificar las fuerzas motivacionales que con-tienen algunos de los modelos culturales. Se-gún D’Andrade, existen esquemas cognitivos que funcionan como metas y, por lo tanto, tienen fuerza motivacional.21 El tema de los mo- delos culturales o, como prefiero llamarlos, modelos mentales, y las fuerzas motivacionales, que algunos tienen, me parecen muy impor-tantes para la investigación antropológica. Pienso que los trabajos que tratan sobre lo simbólico, por ejemplo, ganarían mucho si trataran de identificar los esquemas cognitivos subyacentes en los supuestos símbolos “públi-cos”. Parto de lo que comenta D’Andrade,22 en el sentido de que para ser público existe algún proceso de internalización, esquemas cognitivos, representación y expresión de una forma u otra. D’Andrade comenta la dicotomía en los antropólogos culturales: hay quienes prefieren centrar sus estudios en las represen-taciones externas o símbolos externos —ritua-

15 Ibid., p. 84.16 Ibid., p. 86.17 Holly F. Mathews, “The directive force of morality

tales in a Mexican community”, en Human Motives and Cultural Models, op. cit., pp. 127-162.

18 Ibid., p. 159.19 Catherine Lutz, “Motivated models”, en Human

Motives and Cultural Models, op. cit., pp. 181-196.

20 Ibid., pp. 192 y 193.21 Roy D’Andrade, op. cit., p. 28.22 Ibid., pp. 228 y 229.

Page 138: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

138

les actuados, mitos narrados o textos escritos— y otros que prefieren centrar el estudio de la cultura en las estructuras internas —esquemas cognitivos—. Él propone que los símbolos culturales nunca tienen poder nada más por-que son símbolos y, entonces, hay que buscar factores afuera de éstos para descubrir por qué un modelo mental tiene una fuerza psicológi-ca. D’Andrade termina diciendo que la cultu-ra es pública e individual y que, en ambos casos, están en el mundo y en la mente.23

METÁFORA

George Lakoff24 planteó una teoría en la que propone que la metáfora funciona como sis-tema conceptual en el lenguaje. Una manera de definir la metáfora es como un modelo mental que es conceptualizado mediante otro. La teoría de las metáforas proporciona cono-cimiento sobre estructuras conceptuales complejas y, por lo mismo, sobre las culturas en que se presentan esas estructuras concep-tuales. De ahí su aplicación a los modelos mentales. Las propuestas de George Lakoff, como fue comentado en el capítulo I, tratan, entre otras cosas, de cómo los seres humanos categorizan. Según él, es mediante las expe-riencias y la imaginación y, como fue dicho antes, se trata de la percepción, la actividad motora y la cultura por un lado, y la metáfora, metonimia e imágenes mentales, por el otro.25 Lakoff plantea que nuestro sistema conceptual ordinario, con el que pensamos y actuamos, es fundamentalmente metafórico.26

Los tres casos que se exponen abajo señalan metáforas reflejadas en el discurso natural, o

sea, no en un discurso literario o por escrito. El primero es un caso que no distingue el pensamiento ganadero de otros; los casos 2 y 3 nos ilustran un poco más sobre peculiari-dades del pensamiento ganadero.

Caso 1Se trata de un ganadero en cuyo caso se buscan las metáforas reflejadas en el discurso de tipo narrativo y descriptivo durante una en-trevista. El informante es de sexo masculino, de 60 años de edad y se dedica a la crianza de caballos en su rancho Los Alamitos, en el centro de Jalisco.

sb: Pero fue un engaño, pero del cielo a la tierra, el caballo tenía, este, pos, ¿cómo le nombran?, navicular y todo eso, y lo estaba inyectando con eso, y son de las que dura mucho el efec-to. Entonces cuando se le pasó, Gilberto no alcanzó a hacer más de una prueba y unos treinta, unos cuarenta, ¡muy bueno el caba-llo!, pero ya no servía, y eso a cualquiera lo desmoraliza.

dd: Claro.sb: A cualquiera hasta ganas de retirarse

le dan, de mandar todo al carajo por, porque pues ellos por, por las muchas ganas de querer andar allí, están entusiasmados y todo eso, le gastan dinero tiempo y todo. No les importa el dinero, pero un engaño de esos pos mata a cualquiera. Si antes allí anda otra vez, pero eso mata a cualquiera.

Comentario 1) un engaño: se convirtió el verbo engañar en sustantivo, como un objeto que, más adelante en el texto, es capaz de matar, como el siguien-te ejemplo, “un engaño de esos pos mata”. Es posible que se trate de lo que Lakoff27 propo-ne dentro de las metáforas ontológicas, como un objeto personalizado. Según él, así com-prendemos experiencias con entidades no humanas en términos de motivaciones, carac-terísticas y actividades humanas. En este caso, es posible que engaño —como objeto— pudie-

23 Roy G. D’Andrade, “Afterword” en Human Motives and Cultural Models, op. cit., pp. 192 y 193.

24 George Lakoff y Mark Johnson, Metaphors We Live By, The University of Chicago Press, Chicago, 1980; George Lakoff, Women, Fire, and Dangerous Things: What Categories Reveal about the Mind, The University of Chicago Press, Chicago, 1987.

25 George Lakoff, op. cit., p. 8.26 Ibid., p. 3. 27 Lakoff y Johnson, op. cit., p. 33.

Page 139: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

139

ra ser conceptualizado metafóricamente como una persona motivada a matar.

2) del cielo a la tierra: en este caso el infor-mante se refiere al tamaño del engaño otra vez como un objeto. El cielo arriba y la tierra abajo son como los límites de la medida; como el tamaño más grande posible. Parece tratarse, en este caso, de una metáfora orientacional, o sea, la orientación espacial de que habla Lakoff.28 Según él, este tipo de concepto me-tafórico organiza todo un sistema de concep-tos con respecto a unos y otros. Estas orienta-ciones espaciales, según Lakoff, surgen de las experiencias que tenemos con respecto a nuestros cuerpos dentro del mundo físico en que vivimos; arriba-abajo, frente-atrás, dentro-afuera, entre otros. En este caso, para describir algo enorme, de lo más grande posible, el hablante utiliza el cielo como una frontera y la tierra como otra.

3) navicular: este término se refiere a huesos relacionados con la primera falange, o sea, a las manos de los caballos, y aquí el informan-te lo usa como nombre de una enfermedad o de mal funcionamiento de las manos del ca-ballo. En este caso el nombre del hueso repre-senta el nombre del problema. En cierto modo parece tratarse de la metonimia que discute Lakoff,29 en que un ente se refiere a otro que tiene alguna relación. En este caso navicular representa el total del problema físico, que incluye los huesos naviculares de las manos del caballo.

4) claro: yo fui quien dijo claro, como si la idea fuera fácil de ver. Parece la metáfora que comenta Lakoff30 de entender es ver y que las ideas son fuentes de luz.

5) mandar todo al carajo: podría tratarse de una expresión como frase hecha, como men-ciona Lakoff,31 que están incorporadas al lenguaje común y que a veces trabajan como una sola palabra, pero que sí representan

conceptualizaciones metafóricas. En este caso, creo que existe la metáfora de que los proble-mas son cosas y se pueden enviar a otro lado; muy lejos, “al carajo”.

6) andar allí: siento que se trata de una metáfora en que una actividad y el tiempo se mezclan, de que la persona camina por el tiempo y existe un destino —actividad—. Lakoff32 analiza cómo conceptualizamos el tiempo; tiempo es dinero, tiempo es mercancía, tiempo es un objeto en movimiento y que el tiempo es estacionario y nosotros nos movemos a través de él. El último es el caso en que podría colocar el ejemplo de andar allí, la persona puede moverse en el tiempo; allí anda otra vez: sería igual al ejemplo de arriba; la persona camina en el tiempo y llega al momento deseado y a la consecuente actividad deseada. En el mun-do de los caballos deportivos de competencia, andar allí, dicho como en el texto citado arri-ba, implica: andar ganando en las competen-cias, andar entre los mejores, entre los famo-sos, allí significa un lugar de éxito

7) le gastan dinero, tiempo y todo: aquí el tiempo y todo lo demás se junta con el gasto de dinero. Parece ser la metáfora de que el tiempo es dinero que propone Lakoff.33 Se-gún él, los conceptos metafóricos de tiempo es dinero, tiempo es un recurso y tiempo es una mercancía valiosa forman un solo sistema ba-sado en la subcategorización. Dice que en nuestras sociedades el dinero es un recurso limitado y que los recursos limitados son mercancía valiosa. Por lo tanto, estas relacio-nes subcategóricas caracterizan relaciones vinculadas entre las metáforas.34 En el ejem-plo, el tiempo es un recurso y una mercancía valiosa que se gastó.

Caso 2En este ejemplo se puede identificar una me-táfora en el discurso ganadero que también refleja el pensamiento ganadero. Se trata de

28 Ibid., pp. 14 y 15.29 Ibid., p. 35.30 Ibid., p. 48.31 Ibid., p. 51.

32 Ibid., pp. 43 y 44.33 Ibid., pp. 7 y 8.34 Ibid., p. 9.

Page 140: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

140

los distintos estados fisiológicos, de carácter y comportamiento en los caballos, por medio de léxico referente a una yegua durante el perio-do de ovulación: “entró en calor”; “está muy caliente”; “está que arde”; “está alborotada” y “en-tró en celo”. En este caso la metáfora se da en que la excitación sexual, el estado alborotado o la agitación se conceptualiza como tempe-ratura. Cuanto más agitada esté la yegua, es-tará más caliente; entró en calor, muy caliente y está que arde. Tal como se presentan los sínto-mas, es la clasificación en la escala de la tem-peratura. Cabe mencionar aquí que la misma metáfora se aplica al grado de nerviosismo y agitación en relación con el carácter y com-portamiento de un caballo en general; es un caballo muy caliente, difícil de montar. En inglés existe una metáfora similar al referirse a tres distintos grupos de razas de caballos: 1) cold blood, que representa un caballo de tiro o de trabajo en el campo de carácter muy tranquilo y dócil, con la ventaja de ser muy fácil de ma-nejar; 2) warm blood, que es una mezcla de caballos de tiro y pura sangre inglés o árabe que produce un caballo tranquilo, pero a la vez más animado y ligero para el deporte de salto o de alta escuela, y 3) hot blood, que refie-re al caballo árabe o pura sangre inglés, que son razas conocidas por su carácter mucho más nervioso y agitado, y por su resistencia y velocidad al correr largas distancias. Igualmen-te en este caso, se refiere al comportamiento y al carácter del caballo que es visto a través del esquema conceptual de la escala de la temperatura. La metáfora se expresa lingüís-ticamente con léxico referente a los distintos grados de temperatura que representa en este caso, el grado de nerviosismo del caballo de-pendiendo de su raza.

Caso 3Otro ejemplo que refleja el pensamiento ga-nadero es el de las garrapatas. En seguida un fragmento de discurso en el que existe la po-sibilidad de identificar una metáfora sobre la reproducción de las garrapatas.

Ganadero: Ey, donde se queda la garrapata allí queda un lunarcito en la piel. Ey. Ésa es la garrapata. Pero la garrapata la produce la tierra. Porque onde se cae una garrapata se hacen millones de garrapatas. Entonces con el calor y con, con lo que fertiliza pues, la tierra, se hace el nacimiento de garrapatas y el ganado las levan-ta. Cuando se echa, o aunque no se eche, de todos modos levanta la garrapata. Y hay potreros que ya están muy infectados de garrapata.

En este fragmento de discurso, “la garrapa-ta la produce la tierra”; la tierra es como un sis-tema reproductivo con capacidad autónoma para reproducir cosas: la garrapata es hecha por la tierra. En este caso hay algo muy inte-resante. Primero, se puede tratar de una me-táfora sobre la tierra conceptualizada como un ente capaz de reproducir. Por otro lado, puede ser que el informante sí crea que la tierra tiene facultades de reproducir. En el caso de este informante, es posible que el con-cepto que él tiene de tierra cubra todo un proceso de reproducción de las garrapatas que él no puede explicar o entender de otra ma-nera. En este caso pudiera ser que la tierra fuera conceptualizada metafóricamente y así resulta más adecuada y funcional para la ex-plicación de la reproducción de las garrapatas. Si es así, entonces se trata de un caso de una de las funciones importantes de la metáfora para explicar, comunicar y entender fenóme-nos difíciles o sobre el cual existe escaso co-nocimiento. Por otro lado, el ganadero tiene contacto directo cotidiano con la tierra; de ahí viene el alimento para su ganado. Él tiene la experiencia diaria de ver crecer el pasto, de-sarrollarse la siembra de maíz y brotar las distintas plantas e insectos de la tierra. Su es-quema mental de la tierra está muy ligado a la reproducción. Es factible que el ganadero conciba la tierra como el agente reproductor de las garrapatas. “Onde se cae una garrapata se hacen millones de garrapatas”, refuerza lo ante-rior. Sigue “el calor” y con lo que “fertiliza”: aquí entra el factor de calor y el concepto de que la tierra es fértil para la reproducción de ga-

Page 141: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

141

rrapatas. Continúa, “la tierra, se hace el nacimien-to de garrapatas y el ganado las levanta”: sigue reforzándose el concepto de la tierra como ente reproductor de garrapatas y además con la idea de que el ganado puede tomarlas y levantarlas. Aquí el ganado parece tener la facultad humana de tomar una cosa con las manos y levantarla. Aparentemente se trata del concepto de levantar algo como una ac-ción humana conceptualizada metafóricamen-te, los humanos tienen manos que pueden levantar cosas, y que esa metáfora se ve reflejada en la frase: “el ganado las levanta”. Luego, “levanta la garrapata”: vuelve a repetirse el hecho de que el ganado puede levantar una cosa.

Sigue “potreros que ya están muy infectados de garrapata”: en este caso la garrapata es como una enfermedad; los potreros —la tierra— tienen una infección; la tierra está infectada. Otra vez el concepto de tierra se conceptuali-za metafóricamente como un ente vivo que puede enfermarse.35

EXPRESIONES DE CANTIDADES

La forma de expresar cantidades en el campo es otro tema interesante e importante para entender el mundo ganadero. Un ejemplo es el de don Guadalupe, junto con su suegro en una conversación sobre las cantidades de ganado.

Don Guadalupe: Ey, pero más antes, según los de más antes decían que una ordeña se componía de treinta vacas. ¿Vedá? ¿O de cuántas?

El suegro contesta: De cuarenta.Sigue don Guadalupe: Ey, una ordeña, de

treinta, cuarenta y orita ya, pos vamos a orde-ñar de cuatro o cinco vacas, o unas doce, orita, según las que tiene, ¿vedá? Quince o veinte. Pero antes...

El suegro interrumpe: Según el billete.Continúa don Guadalupe: Ey, pero eso, en

más antes eso era una ordeña pues, decían, “Fulano tiene una ordeña. Treinta vacas”.

Al preguntarle de cuántas vacas consiste su ordeña, me contestó que de treinta y cinco. Asimismo, cuando comentó sobre la cantidad de reses que sacrifican en el pueblo, dio un número de veinte reses, que es lo que consu-men por semana los habitantes del pueblo. Pero la manera de expresar la cantidad cambió al hablar de cuántas reses se venden en Gua-dalajara. En este caso, me dijo que unas diez a doce toneladas por semana. Lo interesante es que los toretes están vivos, ganado en pie, como lo registran los ganaderos, y al subir al camión de transporte, los encargados cuentan el número, o cabezas como dicen en la gana-dería. Después se pesa el camión cargado y se hace el cálculo del peso del ganado en cues-tión. Por ejemplo, el ganadero podría decir cuántos toretes, pero ya tenía fijada mental-mente las diez a doce toneladas métricas, que representan como veinticinco a treinta toretes, calculando un peso promedio de cuatrocien-tos kilos cada uno, que es el peso ideal para la compraventa en el mercado. El ganadero, en este caso, hizo más hincapié en el peso que en el número. En la mente del ganadero, la finalidad de este ganado al subir al camión es la venta por peso en el rastro de Guadalajara, y desde que suben los toretes, éstos pierden su valor individual. El ganadero cambia de un esquema mental a otro respecto a la cantidad. Uno considera al torete vivo conocido por color, marcas especiales, carácter y desarrollo, como un individuo entre la manada: números de toretes; mientras que en el otro esquema es obliterado el aspecto individual del torete y se orienta solamente hacia una ganancia mo-netaria en relación con el peso: toneladas vendidas.

En contraste están las vacas, siempre con-sideradas como individuos, con nombres propios y conocidas por el color del pelo,

35 El caso más notable de teorización metafórica es el de Menocchio, el molinero de Ginzburg: Carlo Ginz-burg, El queso y los gusanos: el cosmos según un molinero del siglo xvi, Océano, México, 2003.

Page 142: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

142

marcas especiales, carácter, capacidad de pro-ducción de leche, edad, crías y valor moneta-rio de compraventa. Por eso el ganadero, al hablar de una ordeña, siempre tiene en la mente el número de vacas. Para él es muy importante cada vaca productora. El caso transcrito arriba de cuántas vacas tiene una ordeña es un buen ejemplo de esa preocupa-ción. El peso no importa porque no hay valor allí, en cambio, en la leche sí. Otra manera de referirse a las vacas es por la cantidad de leche que producen, que se calcula por litros. Aquí existe otro esquema de líquido como medida de referencia al ganado.

Es preciso entender estas diferencias de cómo describe el ganadero a su ganado. Por ejemplo, para alguien ajeno al campo, es difí-cil captar de pronto a qué se refieren los ga-naderos cuando dicen: ya están llegando las cuatrocientas; ésa es de veinte litros; José tiene cien cabezas, don Guadalupe tiene una ordeña de trein-ta y cinco.

El concepto de exactitud en la medición de cantidad es otro aspecto interesante en el campo. Se trata del tanteo, o el más o menos, cuando las indicaciones del uso de un produc-to señala la cantidad exacta. También los ob-jetos que usan las personas para medir son significativos para entender la cultura ganade-ra, porque las referencias en muchos casos son: tapitas, frasquitos, botes y tambos. El proble-ma es cuánto miden estos objetos y cómo el no saberlo puede provocar malas interpreta-ciones. En seguida una mujer quesera explica cómo las personas calculan las medidas de cuajo en el proceso de hacer queso.

lg: El cuajo es éste, lo sacan creo de la panza de la vaca, ¿no?, del cuajo de la vaca y lo pro-cesan creo que con alcohol y es lo que hace que se cuaje la leche. Venden en pastillas y venden líquido, pero casi todos los queseros el que utilizamos es el líquido y se utiliza por ejemplo en cien litros de leche, diez mililitros de cuajo, se mide a pulso los diez mililitros de cuajo.

dd: Y se mide con la tapadera del frasco.

lg: Sí, o sea, que no sabes si les mides los diez o los quince, pero ya cuando le sabes utilizas la tapita... Por ejemplo, en un tambo le echas cuatro tapitas. Lo que pasa es que ya uno le va agarrando cuando ya tienes cierta experiencia, le vas agarrando, como dicen vulgarmente, mañita.

Un ejemplo del tanteo, referente a la can-tidad, proviene de un veterinario de San José de Gracia cuando explica a un cliente la do-sis de medicina para aplicar a sus vacas.

Sra. 3: ¿Cuánta le pongo?Vet.: La dosis es un centímetro por cada

diez kilos, de acuerdo con lo que pese el animal.

Sra. 3: Pues bien grande, son vacas gran-des, una está grande, grande, la que va a parir, que es la que te digo.

Vet.: Pues cuarenta centímetros.Sra. 3: Entonces le pongo cuarenta a cada

una.Vet.: Nomás se lo reparte en dos piquetes,

lo máximo que se pone en cada punto son 20 centímetros.

Sra. 3: Una en cada nalga y en el mismo hato.

Vet.: Ey, sí pues, para que alcance la dosis correcta.

Para la mayoría de las personas encargadas de la alimentación del ganado mayor, el con-cepto de exactitud referente a las medidas de gramos, kilos o litros no es tan importante. Cuando pregunto sobre cómo miden las por-ciones de alimento, me dicen que no tiene sentido una medida exacta, un poco más o un poco menos no afecta a nadie. Pero este concepto sobre la medida cambia rápidamen-te cuando se trata de la leche de la ordeña. En este caso, el ganadero sí registra la medida exacta en litros, pero no tanto como para llegar a los mililitros. Según ellos, es perder el tiempo. Y, por otro lado, no tienen los instrumentos para una medición más exacta. El alimento se mide por cubetas, me explicó un ganadero, una cubeta o media cubeta, son las medidas. Aunque el laboratorio comercial

Page 143: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

143

recomienda porciones de alimento calculadas por kilos de peso del animal en cuestión. Eso en el rancho se simplifica sacando un prome-dio del peso de los animales y un tanteo de peso de alimento. Según lo que me han dicho, una cubeta de veinte litros de capacidad es como veinte kilos de alimento concentrado. No se pesa la cubeta con alimento, se calcula según el número impreso en la cubeta: 20 li-tros. Otro ejemplo es el bote chilero: botes vacíos de chiles jalapeños de marca La Cum-bre, de tres litros de capacidad. De seguro fue muy común en el campo comer estos chiles, porque esta medida tiene mucho tiempo. En este caso no dicen cuánto pesa, solamente se refieren al bote: el caballo come tres botes al día. Últimamente esta medida de bote chilero ha comenzado a cambiar por otros tipos de botes reciclados, pero la persona encargada sigue diciendo que el caballo comió tres botes de alimento. Ahora, los veterinarios tienen que preguntar por el bote y verlo para sa-ber qué tanto grano o concentrado le está dando el caballerango a los caballos bajo su cuidado. Al preguntar al caballerango, al va-quero o al ordeñador cuánto come el animal, solamente contesta el número de botes de alimento. La interpretación de la cantidad corre por cuenta del veterinario o ganadero, y depende del tipo de bote reciclado que se encuentre en uso en ese momento.

Los siguientes ejemplos son de un ganade-ro de Concepción de Buenos Aires, acerca del control de la cantidad y la identificación por un número del ganado y, en seguida, el cálcu-lo de alimento, señala que no existe mucha necesidad de ser más exacto en estas tareas. El primer ejemplo se trata de unas fichas nu-meradas, coquetas, que se engrapan a la oreja del ganado.

Eso es para, pos es aquí como un lujo, como para numerar, tengo tantos animales. Pone usted cien coquetas o ochenta coquetas o, ya dice uno, “la veinticinco, la veinticuatro”, así, o “la ochenta”. Pero eso es lujo, como lujo.

Sobre este ejemplo de las coquetas, un vete-rinario de la sierra me contó que hay personas que ponen las fichas a algunas de sus vacas para que parezcan más modernas, pero no manejan ningún control de registro. Según él, son como adornos. El de abajo es un ejemplo del cálculo en la producción de alimento para ganado que refleja el más o menos.

gan: Cuarenta hectáreas vamos a sembrar.dd: ¿Y eso da como para cuánto ganado?gan: No, pos, mantenemos más de dos-

cientas, casi todo el año. Más de doscientas reses.

dd: Y eso ¿apenas da abasto?gan: A veces, y a veces nos falta.

REFRANES

Los ejemplos de refranes aparecen divididos en proverbios y lugares comunes. En seguida se da uno denominado la oración del caballo:

Líbreme Dios de aparejo,de que me corten la crin,de que me ensille un pendejoo que me monte un catrín.

Definición del léxico especial del proverbioAparejo: “El aparejo es nomás una bolsa rellena de zacate, se echa el suadero y luego se echa el aparejo y encima la cincha, es una cincha ancha de ixtle, que tiene una gasa y una pun-ta, allí se echa [ininteligible] es como el látigo en la montura.”

Crin: en el campo es costumbre dejar el pelo largo del cuello del caballo, crin sin cor-tar. Para el caballo eso sirve para espantar moscas entre otras cosas.

Ensillar: una persona coloca la cobija y la silla de montar en la zona apropiada y posición correcta sobre el lomo del caballo, luego aprie-ta el cincho lo suficiente para que no resbale. No hacer bien esta tarea puede causar mucha molestia al lomo del caballo.

Page 144: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

144

Catrín: es una persona urbana o alguien que no sabe montar.

Otros proverbios provenientes del mundo ganadero:

Ya lo dice el dicho: para poder ser caballo, potrillo hay que ser primero. Ya me llegará mi tiempo.

Bien dice el dicho, ¿verdá?: Quel que se echa mucho que le huela, es que tiene mucho que le apeste.

Y es así, le voy a decir cómo es: Garza morena o pico pa’ tras, todo lo que me digas, tú lo serás. (Eso fue un comentario cuando pregunté sobre qué tipo de garza era una que andaba cerca.)

Éste anda de almartigón y cola amarrada. “Otra expresión que era muy de aquel tiem-po, cuando una gente de campo andaba muy elegante, decían que andaba de almartigón y cola amarrada. Porque un caballo cuando tú lo ibas a presentar, lo bañabas y luego le ama-rrabas la cola para que al secarse se la soltabas y le quedaba quebrada, china. Lo que hacen las mujeres, ¿verdá? Y le ponías almartigón, no un lazo en el pescuezo, sino almartigón.”

Uno bueno, dos mejor, tres malo y cuatro peor, y cinco vuelve al color. (Se trata del color del pelo en las partes inferiores de las extremi-dades del caballo.) “Un versito que decía de los caballos que uno bueno, refiriéndose a los blancos.”

Todo lo que nace, nace para morir. “Es la única verdad, porque todo lo demás tiene remedio.”

Sólo el que no se sube, no se cae. (Se refiere a los jinetes y sus caídas del caballo.)

Grande, aunque no ande. (Refiere a la com-pra de un caballo orientándose porque es de tamaño grande, sin ver si presenta problemas en los cascos, en las patas, en las articulacio-nes, etcétera.)

Lo que entra por la boca tiene que salir. (Refie-re a problemas digestivos en los caballos.)

Todo lo que sube tiene que bajar. (Refiere a las caídas del caballo.)

El agua fría hace daño. (Alude a la salud del ganado y de las personas.)

DISCURSO

Una de las distinciones entre los tres tipos de discurso comentado aquí es que la gramática es diferente. El discurso narrativo se mueve en el tiempo y, por lo general, ocurre en el pasado. En cambio, en los discursos descripti-vo y argumentativo no existe el tiempo, es atemporal. La manera en que la gente piensa es muy distinta, produce una sintaxis diferen-te. Por ejemplo, en el discurso descriptivo, hay un conjunto de confirmaciones que no depen-den unas de otras. Una vaca jersey da mucha leche, es de color blanco y café y de patas cortas. En este caso, los elementos descriptivos de mucha leche, color y patas cortas no dependen unos de otros, o sea, no importa el orden para componer una descripción de la vaca jersey. En el discurso argumentativo hay mayor com-plejidad de sintaxis, sigue una forma lógica. Para provocar un fragmento de discurso argu-mentativo, hay que preguntarse para qué y por qué sirve algo.

Las primeras entrevistas que hice fueron con un cuestionario estructurado para recabar información específica. En esos casos, el infor-mante produjo un discurso de tipo descriptivo y argumentativo. Después opté por las entre-vistas no estructuradas, y es en ellas en las que aparece, además de los otros dos, el discurso de tipo narrativo. Los rancheros ganaderos de la sierra son personas parcas en su forma de actuar, incluso entre ellos la comunica-ción es escueta. En esos casos es necesario provocar un tema que para ellos sea tan apa-sionante que desencadene la narración. Para lograr esto hay que estar dentro o tener bas-tante conocimiento del mundo ganadero. En el caso de los veterinarios, es común que el tema de la entrevista se preste más para un discurso de tipo descriptivo o argumentativo. Ellos describen y argumentan acerca de los distintos aspectos de la medicina y de salud del ganado, se sienten comprometidos a dar una explicación técnica y, en cierto modo, a mostrar sus conocimientos.

Page 145: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

145

En algunos casos el informante no se ex-presa libremente por la presencia de otra persona. Hay situaciones en que el marido de las mujeres se encuentra presente, y la señora deja que el marido hable, o cuando la pregun-ta se le dirige a ella, contesta con un “sí” o con un “no” muy corto, sin ahondar en el tema. Otro caso es cuando existe una jerarquía en el saber especializado sobre el tema de la en-trevista: el que conoce más, domina. Luego está el caso de que uno de los participantes tiene más poder económico, político o es el de mayor edad; en ese caso, habla esta perso-na, a quien se considera la más importante del grupo. Para resolver estos casos trato de en-trevistar por separado a la persona que no pudo participar bien, más aún cuando es al-guien clave para el estudio. A veces el infor-mante se desvía demasiado del tema en cues-tión, y esto suele ocurrir cuando tiene gusto y habilidad para narrar historias, episodios de su vida y de la de los demás. En esos casos trato de evaluar qué tanto conviene dejar-lo seguir o de plano intervenir para cambiar de tema.

Los distintos tipos de discurso encontrados durante las entrevistasExisten personas que producen una narración de tipo épico de su vida que comienza desde tiempos de los abuelos o desde los padres. Durante la narración se mantiene una crono-logía que va del pasado hacia el presente, aunque existen partes en las que hay aclara-ciones en forma retrospectiva. Pero, por lo general, mantienen una cronología de eventos y sucesos bastante estructurada en la represen-tación de su vida. Estas narraciones a veces comienzan con una introducción, como por ejemplo: “Primero voy a contar mi historia”; “Antes las cosas fueron diferentes” o “En los tiempos de mis abuelos”. Este breve enuncia-do introductorio señala un punto de partida en el tiempo y da la pauta de cómo va a seguir, o sea, orienta al oyente sobre el tema y por dónde irá la narración.

Otras personas limitan la narración a even-tos o sucesos relevantes para un tema especí-fico. En esos casos la conversación no sigue necesariamente la cronología de lo narrado y es menos estructurada en ese sentido. Es co-mún que el informante comience en el pasa-do, pero puede cambiar al presente histórico y luego regresar al pasado. Los ejemplos que tengo tienen partes narrativas, descriptivas y argumentativas en el discurso. En vista de que el tema es la ganadería, hay la tendencia a justificar y a aclarar opiniones y acciones. En esos casos, domina el discurso descriptivo y, en proporción mucho menor, el de tipo argu-mentativo.

Es frecuente que durante el discurso haya insertos en forma de minidramas, o sea, cuan-do el informante comienza a reconstruir un diálogo entre él y otro, o entre otros. A veces el informante expresa el cambio con algo así como “Luego don Chuy dijo” o simplemente narra el comentario del otro sin distinguirlo. Durante la entrevista, no hay duda a qué se refiere el informante por los registros de ha-bla, los tonos de voz y el lenguaje corporal.

Otra forma que a veces aparece es una na-rración con frases cortas en la que existe toda una historia no verbalizada que incluso para alguien que no comparte ese saber específico, no tiene mucho sentido. Es una situación de intersujetividad y de saber compartido entre el informante y uno durante la entrevista. En esos casos, queda entendido que ambos sabemos el cuento mucho más completo y no hay necesidad de repetirlo. Es como una sín-tesis de toda una narración, pero aunque no se expresa verbalmente, sí implica un proceso mental de recordar en su totalidad la informa-ción pertinente. Es un ejemplo de pensamien-to narrativo expresado con escasas palabras. A uno de los informantes no se le facilitó rom-per con su modo narrativo de pensamiento para insertar un fragmento descriptivo. El re-sultado fue un poco torpe, y se logró entender gracias al saber compartido entre ambos, él y yo, sobre los aspectos físicos de los caballos.

Page 146: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

146

En seguida, algunos ejemplos de las entre-vistas, el primero es un ejemplo en el que el informante produjo un discurso de tipo na-rrativo con un fragmento descriptivo que está marcado entre paréntesis.

Ganadero charro: Mi papá diario que oía un nombre raro, lo apuntaba y tenía una lista. Y a todos los caballos los iba bautizando, ¿verdá? El primer caballo que yo empecé a charrear se llamaba el Yatagán, el Yatagán (un nombre muy bonito; el caballo supremo), ¿verdá? Nunca he vuelto a tener otro igual.

El siguiente ejemplo trata de un discurso en el que el veterinario narra la historia de un caso que atendió en un rancho. El discurso narrativo que produce contiene una especie de minidrama que se manifiesta en un diálogo que el mismo veterinario reproduce.

Veterinario: Porque hace poco me hablaron para una emergencia en la noche, llegué a ver al caballo. [Comienza el diálogo] “No, pues ya no le haga nada.” “Entonces ¿para qué me hablaron en un pueblo?” “No, pues es que se cortó.” “Entonces, ahí nos vemos, ¿no?” “Pues si quiere véalo.” “Bueno, pues a ver.” [Narración en general del suceso] Ya lo vi y no pues, es que tenía un agujero en la mandíbula hasta el hueso. [Otra vez el diálo-go:] “No pues, yo creo que hay que suturarlo, hay que hacerlo”. “¿De veras usted cree que sea necesario?” “Mire, está muy fácil, si lo dejan así va a tardar tres meses solo, si no, en ocho días va a estar listo, ¿quieren gastar o no quieren gastar?” “Pues arréglelo.” “Órale”, pum, pum, va y listo. [Narración del fin de la historia.] Sí. El caballo a los ocho días estaban montándolo, ¿no?”

Otro ejemplo trata de una situación de saber compartido entre el veterinario y yo durante una entrevista. Aparecen en el discur-so ejemplos de pensamiento narrativo expre-sado con escasas palabras. En este caso queda entendido que ambos sabemos la historia completa y no hay necesidad de repetirla. Es como una síntesis de toda una narración,

que aunque no se expresa verbalmente en su totalidad, sí implica un proceso mental de recordar el asunto en cuestión.

vet.: Entonces, siempre que los vemos así con garrapatas, esto quiere decir que en el estóma-go traen sus bichos también, sus parásitos.

dd: ¡Garrapatas! [...]dd: ¿Es caballo de campo? ¿Es de aquí?vet.: Es de aquí, es hijo del Delta. Éste es hijo

del Delta.dd: ¡Qué bárbaro! Y con garrapatas y todo!vet.: Ah, se lo mandaron a un arrendador

charro.dd: ¡Ah!

En este ejemplo, están marcadas con cur-sivas las frases cortas en que existe una historia no verbalizada que incluso para alguien que no comparte esta información específica, no tiene mucho sentido. En seguida una am-pliación de la interpretación. Delta fue un garañón argentino, ya difunto, de considera-ble valor económico, la pajilla de semen con-gelado —todavía en existencia— de este caba-llo vale bastante dinero para la maquila de una yegua. Esta información es sabida por el vete-rinario y por mí, junto con toda la historia del caballo desde su traída de Argentina y la fama que alcanzó en México. El hecho de que el potro, hijo de ese caballo, se encontrara en condiciones de salud tan descuidadas por parte de su dueño fue sorprendente. También el hecho de que el potro fue arrendado, o sea, amansado para montar por charros, implica un tipo de manejo más rudo y mucho menos cui-dado sobre la salud del que se acostumbra en caballos de salto o de carrera. Esta información, sin la necesidad de narrarlo por completo, se comunicó con las siguientes expresiones:

1) Yo pregunté: “¿Es caballo de campo? ¿Es de aquí?” Con eso quedó entendido entre ambos que la pregunta abarcaba todo lo relativo a los cuidados y al estado de salud de los caballos de campo o, como contraste, de caballerizas. Se trata de una categorización previa de caba-

Page 147: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

147

llo de campo y caballo de cuadra. El cuidado del caballo es mucho más elaborado en el medio de una cuadra con caballerizas que en el campo, donde los caballos andan sueltos en el corral o el potrero con menos atención personalizada.

2) Contestó el veterinario: “Es de aquí, es hijo del Delta”. Afirmó que efectivamente el potro proviene de un criadero con buenas instala-ciones y todos los cuidados para bienestar del animal. Otra vez se trata de una categorización previa de aquí y allá: los de aquí (urbanos) supone cuidados de limpieza de la caballeriza y del caballo, alimentación balanceada, vacu-nas y atención del veterinario; los de allá (campo), donde falta casi todo eso. Además, Delta representa un valor que tiene el potro y por eso la distinción.

3) Al usar yo la expresión: “¡Qué bárbaro!”, me refería a ¿cómo era posible que este potro de cierto valor económico fuera dejado en condiciones propicias para llenarse de parási-tos intestinales y garrapatas?

4) El veterinario al contestar: “Ah, se lo mandaron a un arrendador charro”, entendió la expresión “¡Qué bárbaro!”, aclarando que lo habían mandado con un arrendador charro y, por lo tanto, el caballo no iba a tener los mismos cuidados. El mundo charro, además, es muy rudo en su forma de entrenar a los caballos y muchos se lastiman seriamente. Se trata de un saber compartido entre el vete-rinario y yo: algo como yo sé que él sabe y él sabe que yo sé.

5) Al contestar con la expresión “¡ah!”, afirmé que efectivamente el saber era compar-tido.

En este ejemplo de discurso, el veterinario y yo tenemos en común un criterio para eva-luar y categorizar situaciones dentro del mun-do equino. Además, ambos tenemos registrada mentalmente la información sobre el tema del caballo en cuestión, Delta, y por eso nos es posible producir esta conversación tan breve. Otra observación es el valor de economizar el tiempo y, por lo mismo, la necesidad de selec-

cionar qué tiene preferencia durante una in-teracción verbal. En el caso del ejemplo citado, no hubo tiempo para narrar la historia con los detalles, prejuicios, inferencias, experiencias, anécdotas, descripciones y argumentos relati-vos al caso. Quedó comunicado con pocas palabras porque hubo conocimiento y opinio-nes compartidos entre el veterinario y yo. No hubo necesidad de gastar más tiempo con este tema durante la entrevista, aunque mental-mente ambos seguimos con el asunto.

Quiero exponer un ejemplo corto sobre un discurso que contiene partes de tipo descrip-tivo y argumentativo. El veterinario ganadero utiliza el modo descriptivo y argumentativo para aclarar ciertos puntos clave, pero de forma escueta. Él contesta una pregunta espe-cífica. Las líneas marcadas con cursivas son las que estoy considerando como la primera par-te, arriba, discurso tipo descriptivo y en la se-gunda parte, abajo, de tipo argumentativo.

dd: ¿Una vaca de mal carácter o delicada, como dicen en el campo?

pg: Pues mire, en el momento de la ordeña patean mucho, muy nerviosas, al momento del manejo que las va usted a vacunar, a desparasitar o eso, son muy bruscas, muy violentas, muy difíciles de manejar; si no pueden, por lo menos se le echan encima o le dan una patada, un tope, lo que puedan, ellas usan lo que está a su alcance para defen-derse; pero sí, definitivamente una vaca de mal carácter le repercute porque tarda más en ordeñarla, tarda más en atenderla, le requiere más tiempo porque tiene que tratarla con más cuidado, hablarle más suavecito o dedicarle más, y eso le representa a usted más tiempo, más costo y a lo mejor le merma en los ingresos, porque si usted tiene un animal más dócil, que fácilmente lo maneja, el tiempo le rinde más, puede manejar más animales.

El siguiente caso es un discurso de tipo narrativo que señala lo difícil que resulta a veces lograr la transición dentro del hilo na-rrativo a un tipo de discurso descriptivo. El informante es un ganadero charro de 75 años de edad.

Page 148: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

148

Ganadero: ...pos allí entre los vaqueros, había un potrillo alazán muy bonito que llevé a una exposición a Monterrey, un alazán rayado pero... frentones, tenía la frente ¿verdá? Yo le decía el Borrego. Y él [vaquero]: “No le andes diciendo así, se le va a quedar.” Sí se le quedó [risas].

En este caso la parte marcada con cursivas es aquella en la que el ganadero charro iba a tratar de dar una descripción de una marca blanca de la cara del caballo, pero no se le facilitó mentalmente romper con su modo narrativo de pensamiento para insertar un fragmento descriptivo. El resultado fue un poco torpe, pero se logró entender gracias al saber compartido entre ambos, él y yo, sobre los aspectos físicos de los caballos. Además, el apodo de Borrego para el caballo ayudó a dar la conexión necesaria para dar coherencia a lo que él quiso comunicar en su narración. Con lo poco que describió, se entendió que se trataba de un caballo con la frente blanca parecida a un borrego.

Un veterinario trata de definir el color que corresponde a ciertos términos del ganado vacuno. Todo va bien hasta que él trata de insertar un argumento de por qué el color se ve como se ve:

ecs: Azulejo, sí.dd: ¿Y el nombre es porque parece azul?ecs: Sí, da la tonalidad de azulejo, dicen;

“Esa vaca azuleja”, ¿verdá? Y sí, aparentemente, de momento sí se ve medio azul, poquito, poquito, así, ¿verdá?

MODELO MENTAL

Se propone, con base en las definiciones de D’Andrade, citadas en el capítulo I, que los esquemas son elementos cognitivos organiza-dos en objetos mentales abstractos y los mo-delos mentales son como un esquema o un conjunto de esquemas relacionados. En un modelo mental, éstos son utilizados para representar algo y también para razonar o para

calcular, por medio de la manipulación men-tal de partes del modelo, con fines de solucio-nar algún problema.

Dedre Gentner y Albert Stevens, en su libro Mental Models,36 comentan que la meta funda-mental de la investigación de los modelos mentales es tratar de entender el conocimien-to que tiene el ser humano sobre el mundo.37 Donald Norman,38 en sus observaciones, co-menta que se trata acerca de la visión que las personas tienen del mundo, de ellos mismos y de sus capacidades. Además, trata sobre las conceptualizaciones, como dice Norman, que utilizan las personas para poder efectuar las tareas que deben hacer o los temas que desean aprender.

El ranchero ganadero en el pasado no con-tó con mucho apoyo técnico o servicios veteri-narios. En ciertas zonas donde la ganadería se realiza de forma tradicional, no tecnificada, siguen sin el apoyo necesario. Los modelos mentales y las etnoteorías en estos casos, for-man una parte fundamental del proceso cog-nitivo de tratar de solucionar o de explicar los problemas continuos de salud, alimentación, reproducción y rendimiento del ganado. En seguida comento algunos ejemplos.

Sobre lo biológicoExiste un modelo mental sobre cómo evitar “la entrada en celo” de las yeguas. Las yeguas frecuentemente cambian de carácter durante su ciclo hormonal, sobre todo durante el pe-riodo de ovulación. Cuando se trata de yeguas de trabajo o de desempeño en el deporte, ese cambio en el comportamiento puede ocasio-nar serias molestias a las personas relacionadas con su manejo. En el campo, para solucionar este problema, creen que al poner dos mone-

36 Dedre Gentner y Albert L. Stevens (comps.), Mental Models, Lawrence Erlbaum Associates, Nueva Jersey, 1983.

37 Albert L. Stevens y Dedre Gentner, “Introduction”, en Mental Models, op. cit., pp. 1-6.

38 Donald A. Norman, “Some observations on mental models”, en Mental Models, op. cit., pp. 7-14.

Page 149: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

149

das de cobre o un pedazo de alambre de cobre en el bebedero de la yegua se detiene el pe-riodo de ovulación y, con eso, logran evitar el cambio negativo del carácter.

La explicación de esta práctica, según un ganadero, consiste en que “el cobre es muy fuerte y da un sabor al agua que relaja a la yegua y no entra en celo”. El ganadero, al principio, estaba inseguro de cómo funciona-ba, pero de pronto reflexionó y comentó: “la sustancia que suelta el cobre hace que los ri-ñones eliminen algo que sale por la orina y por eso no entra en calor”. Él asegura que este remedio funciona hoy como funcionaba anti-guamente en los ranchos.

Luego sigue el ganadero con los cuidados adicionales que conviene mantener con las yeguas. Además de poner el cobre en el agua, él recomienda que se mantenga la yegua siem-pre separada de los caballos, o sea, de los machos. Ella no debe caminar junto con ca-ballos, no debe estar en una caballeriza que colinde con la de un caballo macho. No habla de garañones solamente, él se refiere a cual-quiera, aunque sea castrado. Este planteamien-to del ganadero señala la existencia de un esquema mental subyacente. La separación de las yeguas de los caballos para que no haya tentaciones, refleja algo de la segregación de las mujeres de los hombres, común en el cam-po y los ranchos. No es raro observar dentro del mundo ranchero y ganadero esa división de géneros en cualquier reunión social y en muchas de las actividades cotidianas. Aparen-temente, se trata de un esquema mental de la cultura ranchera aplicada, aunque en forma parcial, al comportamiento de las yeguas. In-cluso este ganadero da un atributo de carácter humano a sus yeguas que refleja algo de este esquema. Según él, ahora no tiene ese proble-ma de evitar el celo con sus yeguas porque se han vuelto “serias”.

Otro modelo muy fuerte y de amplia exten-sión entre gente relacionada con caballos concierne a la apariencia física del ojo del caballo. Los caballos, por lo general, tienen

visible solamente la parte grande oscura del ojo. Cuando están asustados o extremamente excitados es posible que se vea algo de lo blanco. Es muy común creer que, cuando es siempre visible lo blanco del ojo, el caballo es considerado malo y que probablemente no va a servir para el trabajo. Existe un prejuicio tan fuerte que la compraventa es afectada con frecuencia. Lo nombran ojo de puerco. En se-guida transcribo un ejemplo proveniente de una discusión entre dos personas del mundo charro.

Mujer: Otro dicho de que yo me acuerdo, que era mucho de los rancheros, que decían que los caballos de ojo de puerco eran pésimos.

Charro: Bueno, sí. Hay la creencia de que el caballo de ojo de puerco es más difícil. Es como las mujeres, los ojos feos y los ojos boni-tos. Y el caballo con ojo de venado, que se dice, se supone que es un caballo muy noble, muy vivo. Y el del ojo de puerco, pues como su nombre lo dice, puede que sea más terco.

Es un tema muy discutido entre ganaderos y en particular los de caballos, pero personal-mente nunca me ha tocado un caballo proble-mático por la forma de sus ojos. Definitiva-mente, un caballo así no es atractivo, y es posible que mucho de este prejuicio venga por eso, junto con algunas malas experiencias que reforzaron la creencia. Pero el factor de más influencia de esta creencia, en mi opinión, es la imagen y esquema mental que es provocado al ver lo blanco del ojo: representa un caballo asustado y, por lo mismo, peligroso y difícil de manejar, y este esquema mental se aplica a cualquier caballo con ojos así.

Otra cosa interesante que sale en este ejem-plo son los atributos emocionales y de com-portamiento, el ser noble, vivo y terco, y su asociación con la forma y aspecto visual del ojo. Los esquemas y modelos sobre el compor-tamiento y las emociones se encuentran, en muchos casos, basados en lo humano. Con el ganado mayor es bastante común oír comen-tarios acerca de emociones como celos, amor,

Page 150: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

150

odio, venganza o traición que son asignados al ganado, en particular a las vacas, en situa-ciones —según ellos— comparables al com-portamiento humano. Un ranchero, hablando de una vaca de su ordeña comentó que: “Esa vaca es muy traicionera, patea”. Otros dicen que la vaca es ladina o muy traviesa. El hecho de calificar a las vacas con atributos humanos, puede deberse a la falta de una explicación adecuada sobre el proceso del pensamiento de las vacas y su consecuente comportamiento. Eso no es privativo del mundo ranchero gana-dero, también en situaciones urbanas pasa algo similar con las mascotas como gatos y perros.

Existe otro modelo sobre el aspecto físico del caballo y su función en el trabajo. Se tra-ta del color del pelo en las patas: si el caballo tiene el pelo de color blanco en las partes inferiores de las extremidades, es considerado malo. La etnoteoría subyacente consiste en que los cascos oscuros son más duros y más aguantadores, los cascos claros son más blan-dos y con frecuencia se quiebran o se lastiman. Por lo general, pero no siempre, el pelo oscu-ro ocurre junto con cascos oscuros y el pelo claro con cascos claros. Un ganadero comen-tando sobre esta creencia de lo malo del pelo blanco en los caballos, hace una reflexión sobre el pasado:

No, las primeras películas eran de tejanos todas, ¿verdá? Las películas eran puras de tejanos, y Tom Mix era el más famoso de los artistas gringos, ¿verdá? Y el caballo que traía era un caballo cuatralbo frontino, ¿verdá? Y era el héroe. [Risas.] No podía traer el más malo, ¿verdá?

En este caso la crítica es que el caballo de Tom Mix tenía pelo blanco en forma de raya muy ancha por todo el frente de la cara, fron-tino, y en las cuatro patas, cuatralbo, y, según él, cómo un héroe puede tener un caballo tan malo. En otras partes del mundo, estas marcas son consideradas atractivas y son buscadas con fines estéticos, como por ejemplo, para el actor

de cine Tom Mix. Pero conozco algunos vete-rinarios que están de acuerdo con este mode-lo mental.

Sobre lo fatalUn modelo mental muy fuerte entre los ran-cheros ganaderos se refiere al destino. Se trata de que la causalidad de los hechos en general está fuera de su alcance. Un ejemplo es la salud animal, aunque la persona efectúe la acción y decida sobre los remedios, alimen-to y cuidados en general de su ganado, la salud está sujeta a “lo que Dios quiera”. Es algo mucho más allá de sus propios logros. Dios, en este caso, representa al ente responsable de los hechos. En cierta manera, toma la po-sición de padre. En muchos casos, se observa la pasividad frente a un problema de salud, cuando con un tratamiento agresivo se podría salvar al animal. Es el caso de esperar a ver qué pasa, sin invertir energía o dinero, según el caso. Después de la pérdida de una vaca, por ejemplo, se habla de la mala suerte o de que así lo quiso Dios. Es un modelo de fatalismo, que gira alrededor del concepto de un dios todopoderoso. A continuación un ejemplo que ilustra este modelo: en una farmacia ve-terinaria en San José de Gracia, una señora discute con el veterinario acerca de una vaca muy enferma. El veterinario recomendó un antibiótico inyectado.

sra.: Ya quero ponérselo llegando. Tantito, ojalá y se parara, que Dios me la tuviera allí viva. Hay que ponérsela, para él no hay impo-sibles. Yo también así vengo en manos de Dios, si él quere [quiere] que no se me muera, no se me muere.

vet.: Nadie tiene el poder que tiene él.

Fenómeno meteorológicoEntre cierta gente de campo en Jalisco, existe la idea de que en el mes de mayo comienzan “las aguas”. Esta idea es fuertemente sostenida, aunque “no siempre” llueve en mayo. Este modelo se compone de esquemas relaciona-dos a la temporada de lluvia, como el aumen-

Page 151: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

151

to de humedad atmosférica, algunas ligeras amenazas de precipitación, con nubes y gotas dispersas y el sonido de las chicharras. Además, el hecho de que en ciertos años haya habido lluvias durante mayo, es suficiente para respal-dar y comprobar la validez del modelo. Cada año en mayo las personas relacionadas con el ganado equino hacen hinciapié en la necesi-dad de prevenir con la compra y el almacena-miento de alfalfa porque ya va a llover y pronto no se conseguirá. Esto es porque la alfalfa necesita secarse muy bien después del corte en el campo, y durante la época de lluvia se escasea y se encarece mucho. Hay muchas personas que siembran maíz en mayo con la esperanza de una cosecha temprana. Al no llover como se suponía, viene la queja, acerca de lo difícil de la vida en el campo, de la mala suerte, y de que “los tiempos han cambiado y ya no son como antes”. Sospecho que también subyace un profundo deseo de que llueva.

ETNOTEORÍAS

Las etnoteorías están compuestas de uno o más modelos mentales, que mantienen entre sí una lógica de explicación de cierto fenómeno. En seguida unos ejemplos acerca de aspectos bio-lógicos y de reproducción en el ganado.

Existe una etnoteoría sobre el fenotipo en la reproducción de caballos. Los rancheros ganaderos proponen que la yegua es la res-ponsable de transmitir el tamaño o la alzada en la reproducción de las crías. Si la yegua es alta y el garañón es de estatura baja, el potro, producto de éstos, va a ser de estatura alta. Si el garañón es alto y la yegua es de baja estatu-ra, el potro resultará de tamaño chico. Existen ganaderos que se dedican a la cría de caballos de tipo ranchero, que defienden con seguri-dad esta etnoteoría, y más cuando uno cues-tiona este planteamiento con argumentos sobre la genética. Pero hay excepciones, en seguida un caso de un ganadero que no tiene fe en los conocimientos de los veterinarios ni

en argumentos científicos de la genética, pero sí pone en duda esa etnoteoría:

Ganadero: [la yegua] no es grande. El padre es el grande, es el alto y el padre tiende a dar caballos grandes aunque las yeguas sean chi-cas, ¿verdá? Que, muchas de las veces dicen: “La madre da el tamaño”. Porque hay yegua grande y que el semental no esté grande, de todos modos crecen. Pero nosotros estamos viendo… los potros, que aunque las madres sean un poco bajas, los potros de ese caballo [el garañón grande] han crecido. Entonces, es una buena característica según los muy pocos y escasos conocimientos como criado-res que hemos visto. Tenemos la creencia de que la yegua era la que siempre daba la esta-tura, pero estamos viendo que este semental, por ejemplo, sus potros todos crecen más que las madres, ¿eh? Es buena característica, por-que si el padre es de uno setenta y tantos [medida en metros del piso a la cruz del ca-ballo] y la madre es de uno cincuenta y cinco, uno sesenta, el potro va a ser de uno sesenta y cinco, y es de muy buena estatura, porque, repito, para los jinetes mexicanos que somos latinos, somos bajitos.

Este mismo ganadero pone en duda la et-noteoría común de que la yegua es la que da la alzada a la cría. Pero, por otro lado, dice que este garañón en particular tiene la buena característica de producir potros grandes y, por lo tanto, no está negando esta etnoteoría en su totalidad. Conozco este garañón que se llama Igor y conozco varias de sus crías que son de estatura baja. No llegan a la altura del pa-dre. Uno de los problemas es que es muy subjetivo qué es grande o no, con qué se hace la comparación. Sí hubo unos potros que sa-lieron de buen tamaño en comparación con la madre y con el padre, que es grande y cor-pulento, y de allí vino la duda de esta etnoteo-ría. Obviamente, la genética es otra cosa y es la combinación de ambos padres y sus genes específicos que van a dar el tamaño en las crías. En los caballos de razas mezcladas, como el caso de Igor, hay genes de caballos grandes y corpulentos, pero también existen genes de

Page 152: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

152

otros tipos de caballos más ligeros de cuerpo y de estatura más baja. Las yeguas también vienen de mezclas de razas con características genéticas variadas, entonces las cruzas pueden producir distintos tamaños, pero por parte de cualquiera de los padres.

Existe una etnoteoría sobre la resistencia o no a los problemas de salud del ganado bovino en el campo. Los ganaderos de la sierra clasifi-can los bovinos destinados a la carne o la leche en dos categorías: criollo resistente y fino enfermizo. Es frecuente el debate entre si sirven o no las razas finas o si es mejor el ganado criollo. Con un ejemplo de una vaca fina de raza pura que murió por una infección, los ganaderos quedan convencidos de que toda vaca fina va a enfer-marse. No tienen en cuenta las incidencias de enfermedades en el ganado criollo. Existe un prejuicio contra el ganado de raza pura. Un factor es el valor económico del animal y la fuerte pérdida económica en caso de muerte o de una baja de producción. También, con el ganado fino existe la necesidad de mantener un programa de vacunación, desparasitación y atención veterinaria cuando se observa algo anormal. El ganado corriente y criollo sobrevi-ve sin tantos cuidados y los ganaderos tienen menos gastos y preocupaciones. Además, si llega a morir el animal, la pérdida es mucho menor y no es tan notoria. En cambio, es muy notoria la pérdida de una vaca fina y es muy co-mentada entre los ganaderos de la zona. Por eso la etnoteoría sigue vigente. Un veterinario comenta sobre un caso:

vet.: Yo me acuerdo de ese ganado de este ingeniero. El ganado hereford y angus, que de un día a otro amanecían, mire, con la presión arterial bien baja, el pulso rápido y lento y ya con muchas, muchas alteraciones nerviosas y circulatorias. Yo era inspector del rastro, era el encargado del rastro. Había la necesidad de que para salvar a esos animales de traerlos y aplicarles una transfusión de sangre, era el único medio de salvarlos, su transfusión de sangre y la aplicación de un quimioterápico, ¿verdad?

El argumento en contra de este plantea-miento es que el ganado lechero de raza pura, como el holstein, es de alta producción leche-ra y conviene la inversión económica y los cuidados de salud. Una vaca criolla o una con mezcla de raza fina con corriente, da como máximo, cinco litros de leche al día. Una vaca de raza holstein en condiciones óptimas de producción, da hasta cuarenta litros de leche al día. Este esquema mental sobre las vacas finas y las corrientes pasa a situaciones en las que existe ganado estabulado y de producción intensiva. Un ejemplo es el de una ganadera que tiene su establo lechero en el centro de Jalisco y habla sobre ese tema:

Ganadera: Dicen, “bueno, yo me voy a dedicar al negocio de la leche”. Lo primero que hacen es investigar en Estados Unidos o en Canadá las líneas de vacas que hay ahorita de moda; lo que es la producción de leche y todas las características que busca uno, ¿no? Pero al poquito tiempo traen sus animales que son muy costosos y se dan cuenta de que aquí en México es muy difícil hacer negocios en el campo. El gobierno, desgraciadamente, pos no hace más que ponernos trabas y piedritas en todo. Hace que esto no sea costeable y que sea un problema. Entonces llega usté con sus vacas que le costaron en dólares, y mucho. Con pasturas que son muy caras, la leche, a un precio que se la compran a uno, que es, o sea, es mucho más cara el agua embotellada que un litro de leche. Dice uno: ¡Qué barba-ridad! Lo que cuesta producirlo, ¿no? Enton-ces, a poquito se da cuenta de que las vacas no se aclimatan, nunca terminan de aclima-tarse a las enfermedades, a las garrapatas, a todo lo que tenemos en esta zona, ¿no? En-tonces, fracasan, fracasan. Al poquito tiempo pos las vacas que les quedan las venden a lo que sea. Y la gente se decepciona de lo que es este negocio, ¿no?

Ella tiene un prejuicio contra la raza pura y fina, como dicen, por lo que ha oído de los demás ganaderos locales y de su padre. Al pre-guntarle si no valía la pena tratar de meter razas de mejor producción, contestó que la forma

Page 153: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

153

de llevar su establo funciona así desde tiem-pos de su papá y no ve razón para cambiar de sistema. Su esposo es veterinario y está al tanto de la salud del ganado lechero del establo. Él mismo comenta que sería mejor meter razas de alto rendimiento, pero que ella no quiere cam-biar lo que hizo su papá cuando vivía.

Un ganadero empresario y partidario de las razas puras y finas, que tiene ranchos de ga-nado bovino para carne en varios estados, comentó sobre una experiencia relacionada con esta etnoteoría:

mm: Llevé yo ganado de Santa Gertrudis para allá precisamente al rancho de allá se llamó Las Novillonas. Y pos toda la gente, hace doce años, de allí pos, alarmada, no alarmada sino más bien dicho, vamos diciendo la verdad, media burlona de mí porque allí no se cono-cía el ganado con cruza, o sea, el puro cebú y con algo de cruza europea o beef master, Santa Gertrudis, pos no, no se conocía. Total que dijeron que se me iban a morir todos los animales; nunca se me murió ninguno.

Otra etnoteoría que prevalece en el campo entre rancheros ganaderos es sobre el mejor tiempo para “cargar” una yegua. Lo considero como etnoteoría porque hay todo un argu-mento por parte de los rancheros ganaderos de por qué. Según este planteamiento, una yegua está en su mejor estado para ser cargada —fecundada— durante el primer calor —ovu-lación y aceptación del garañón—, después del parto de una cría. Ellos dicen que la yegua tiene su celo —periodo de ovulación— más fuerte en este tiempo por ser recién parida y, por lo tanto, es mucho más propensa a salir preñada. En seguida un fragmento de una entrevista con un veterinario que se dedica a la reproducción equina en Jalisco y que toca este tema:

vet.: Ya hablando de reproducción… mucha gente y más la gente del campo… tiene la creencia de que echándole el caballo a la yegua el noveno día de que parió, de que no

falla, de que va a cargar; y eso es una total mentira. O si no es una yegua que ha parido, nomás entrando en calor: [él reconstruye el pensamiento del ranchero] “échale el caballo el cuarto día, a veces tercero o cuarto día y ya, échaselo y no te va a fallar”. Eso, pues, es otra mentira.

Luego da su argumento:

Aquí lo que pasa es que mucha gente… no sabe que la yegua tiene sus ovarios y en los ovarios se forman los folículos y en el folículo viene el óvulo que es el que va a ser fecunda-do. Generalmente… ese folículo revienta al-rededor del quinto día, quinto, sexto día a veces, ¿si?, entonces es por eso. Ya los gana-deros, ya saben cuándo echarle, ¿no? y sí…muchas veces le atinan, pero muchas veces te encuentras con problemas.

“¿Oiga Médico, no me carga, no me carga y es una yegua que no tiene problemas?” Lo que pasa es de que hay yeguas que ovulan a los ocho o nueve días, ¿si? Hay yeguas que tienen calores más prolongados y no se dan cuenta.

El veterinario narra en forma de minidra-ma un ejemplo:

Un día me pasó, me llevaron una yegua ahí un vecino a que se la cargara, ya tenía tres años cargándola a los nueve días y: “Mire Sixto, cargo y cargo y cargo a la yegua”. Me la lleva un día después de su parto, a los nueve días, porque se le iba a dar maquila con un caballo del rancho, un caballo charro, enton-ces yo se la palpo y le digo, sabes qué, tu yegua no está. “¡No! No, doc, tú sabrás mucho, pero a mí no me falla.” ... No estaba ni en calor su yegua, y para comprobárselo le dije, mira, le vamos a tratar de echar el caballo, nomás a la menor resistencia se la quitamos, ¿estás de acuerdo? “Sí.” Vas a ver cómo no se va a dejar. Ya se preparó todo, se le quiso echar el caba-llo, la yegua aventó unos patadones. ¿Quihu-bo?, le dije, me la vas a traer diario a partir de hoy, para palparla. Entró en calor la yegua como a los cinco o seis días y ya llevando un control sobre la ovulación, ya después le echamos caballo... Y salió cargada. Sí, es que

Page 154: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

154

dicen: “A mí no me falla a los nueve días”. Son mitos, ¿no?”

Los esquemas, los modelos y las etnoteorías en el campo sobre la reproducción tienen mucha fuerza entre los rancheros ganaderos. Con algunos casos que sí resultan efectivos, es suficiente para reafirmarlos, y es muy difícil que un veterinario logre el cambio de estas maneras de pensar. Como en el ejemplo cita-do, en que el ranchero dice: “¡No! No, doc, tú sabrás mucho, pero a mí no me falla”. Eso fue dicho después de que sí falló en sus intentos y, aunque el veterinario logró demostrar que esta etnoteoría sobre la reproducción no re-sultó efectiva, el ranchero sigue firme en su planteamiento. Para este ranchero, el hecho

de que la yegua no resultó preñada como él planeó fue pura coincidencia. El mismo ran-chero, la siguiente vez que trató de “cargar” a su yegua, lo hizo con su propia etnoteoría de “echar el caballo a los nueve días en el calor de potro”. Según la etnoteoría, el calor —ovula-ción— es más fuerte y más seguro. Pero el veterinario opina lo contrario y da una argu-mentación de por qué:

vet.: Yo nunca insemino en el calor de potro, no es bueno, porque el útero, por mucho que regrese, de todos modos queda un poquito grande y el volumen de semen, yo meto cinco mililitros de semen y no. Ya lo hicimos una vez y no nos gustó y ya por experiencias tam-bién de otros doctores hemos visto también que no es bueno inseminar.

Page 155: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

155

La salud ganadera

Hasta ahora he hablado de los saberes gana-deros y sus discursos asociados de una manera sintética y panorámica, tratando de abarcar todas las áreas en las que podemos situarlos. En este capítulo pretendo cerrar mi exposi-ción centrándome en un área específica: los dominios de la salud del ganado equino y bovino. Para la producción ganadera, sea de bovinos para carne y leche o de caballos destinados al deporte, la salud es primordial y es una preocupación constante de las perso-nas relacionadas con la ganadería. Las pérdi-das son devastadoras en ciertos casos, y sola-mente con el trabajo en equipo y los saberes especializados de los actores dentro del mun-do ganadero se resuelve este aspecto.

EL RANCHERO GANADERO Y LA MEDICINA PREVENTIVA

Los rancheros ganaderos tienen poca costum-bre de vacunar a sus animales. Los principales factores son económicos, falta de conocimien-to y falta de fe en las vacunas. Por otro lado, no existen programas efectivos de vacunación por parte del gobierno, todo queda al criterio del propietario y del veterinario. En el caso de un brote de encefalitis equina, afortunada-mente la vacuna trabaja con rapidez y se puede comenzar a vacunar a la población

equina en una zona. Una epidemia de ántrax es tratable si rápidamente se aplican antibió-ticos y se toman medidas sanitarias. Pero para eso se necesita la cooperación entre rancheros ganaderos, propietarios de caballos deportivos y veterinarios. Y, muy importante, tener con-ciencia sobre la importancia del control epi-demiológico en toda la zona afectada. Los rancheros ganaderos, al ver un posible caso de fiebre aftosa en su ganado bovino sacrifican al animal enfermo y no avisan a las autorida-des. Temen una repetición del sacrificio de grandes cantidades de ganado por parte de las autoridades con el rifle sanitario, como suce-dió en el pasado. Ellos no ven la razón de ese método tan drástico. Las precauciones para que no aparezca el mal de la “vaca loca” en la zona, son nulas. A la fecha nadie se preocupa en el campo; es un problema muy lejano. Pero el alimento industrial conocido como concen-trado, preparado para el ganado bovino desti-nado al consumo humano, tiene harina de carne y de hueso. Hasta ahora no hay control de su procedencia ni crítica de su uso. No hay información accesible para el ranchero gana-dero sobre los riesgos y los productos alterna-tivos para asegurar una buena cantidad de proteína y calcio a su ganado. El hecho de que esa harina forma parte de la mezcla del ali-mento concentrado es muy poco conocido por parte de los ganaderos y, por lo mismo,

Page 156: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

156

no tienen conocimiento de un posible riesgo para su ganado en el futuro. Cuando mencio-no esta posibilidad entre personas del campo, no hay respuesta.

Otro tema en cuestión actualmente en Ja-lisco es el abuso de los aditivos bioquímicos, los llamados anabólicos betagonistas, en la alimentación del ganado bovino para aumen-tar su masa muscular. El problema grave es que todavía en México no se observa una conciencia muy definida del público sobre la seguridad alimentaria y eso también influye en la actuación del ganadero. Claro, existen algunos preocupados, pero no es algo gene-ralizado entre el ganadero o el consumidor que tienen acceso a los medios de comunica-ción. Un artículo en el periódico Público (25 de junio de 2001) de Guadalajara, titulado “Vacas que se nutren como fisicoculturistas”, trata sobre el uso de un producto no autorizado nombrado clembuterol, que contiene anabó-licos. El artículo es bueno, pero el título le da un matiz ligero. No descarto la idea de que algunos fisicoculturistas, después de leer este artículo, consuman más carne bovina con la esperanza de obtener los beneficios de la hormona que puede tener el producto. Pero ahora comienza una preocupación por parte de las autoridades encargadas de la ganadería bovina en Jalisco. Están tratando de reglamen-tar o prohibir el uso de estos aditivos. Falta una evaluación muy seria y una reglamenta-ción muy estricta. El ranchero ganadero ne-cesita ser informado de manera que entienda. Para el ganadero es difícil concebir que el uso de anabólicos es dañino para la salud humana. Su experiencia con ese aditivo ha sido muy positiva para su producción: los toretes destina-dos a la carne logran más fácil y rápidamente el peso de 400 kilos necesario para la venta.

En el campo existe un cierto fatalismo so-bre la salud del ganado y eso repercute en la posibilidad de tomar medidas preventivas. El ranchero ganadero que no ha cursado la escuela superior tiene dificultad para imagi-narse y formarse un esquema mental sobre

cómo actúa un virus o bacteria. No cuenta con experiencia ni información acerca de micro-biología y patología humana o animal. Tam-poco tiene acceso a medios informativos educativos sobre la salud animal y si los hay no se presentan en forma comprensible y didác-tica para él. El ranchero ganadero sabe solu-cionar problemas de salud a la manera tradi-cional y, en ciertos casos, y hasta con reservas, sabe que hay beneficios cuando se pide apoyo al veterinario. El veterinario o el técnico tiene que presentarle al ganadero tradicional una solución que él entienda muy bien que es para mejorar su sistema productivo, si no el gana-dero no tiene fe y no ve la razón de hacer cambios o gastar más dinero. Con los saberes ganaderos que tiene ha sobrevivido por mu-cho tiempo. Pero la situación es más comple-ja ahora que existen problemas nuevos no conocidos anteriormente por él o por el vete-rinario. El mal de la “vaca loca” y el abuso de anabólicos son dos de esas nuevas preocupa-ciones de la salud animal y humana. Otro problema nuevo es la transmisión de virus y de bacterias causantes de epidemias en el ganado por el incremento en el movimiento transfronterizo mundial de personas, animales de granja y productos contaminados. El vete-rinario de ganado mayor y el ranchero gana-dero en Jalisco no tienen los saberes especiales para enfrentar esos nuevos problemas porque antes no existían.

Al preguntar acerca de las vacunas, el ran-chero ganadero comenta: son muy caras, yo no tengo para gastar en esas cosas. Además demuestran mucha duda acerca de la efecti-vidad. Más cuando se trata de productos que trabajan a largo plazo y son preventivos. Como no se ve el problema inmediato ni resultados, el concepto de medicina preventiva es dema-siado vago para el ranchero sin estudios supe-riores. Para él es incomprensible cómo actúa un virus o una bacteria y, mucho menos, cómo funciona una vacuna a largo plazo con la for-mación de anticuerpos. Son cosas que él no puede ver ni tocar y tiene que creer y tener fe

Page 157: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

157

en lo que el veterinario dice. Sus experiencias son en gran parte físicas con el ganado, o sea, el trato directo de algo que puede sentir, ver, oír u oler, como una herida o el mal estado del animal. Cuando un veterinario o un téc-nico propone que en teoría tal cosa debe funcionar para la mejor salud del animal en el futuro, al ranchero ganadero le cuesta mu-cho aceptarlo. Pero cuando el veterinario propone alguna solución inmediata a un pro-blema grave, el ganadero es más receptivo, especialmente, cuando calcula la posible pér-dida de su animal.

Con todo, hay cambios. Un ejemplo son los que salen del rancho a estudiar alguna carrera como agricultura o veterinaria; otro es la ad-quisición de nuevos saberes ganaderos entre personas que van como trabajadores migran-tes a los Estados Unidos, donde están expuestos a otros sistemas productivos. Al regreso a su rancho, con dinero y nuevos saberes, intentan, en algunos casos con éxito, cambios importan-tes en la ganadería. En el extranjero, ellos tie-nen la experiencia directa de la aplicación de nueva información en los cuidados de la salud, la reproducción, la genética, la importancia de la alimentación balanceada del ganado, pero lo más importante es que se dan cuenta de los beneficios de la medicina preventiva.

ALIMENTACIÓN

En los lugares de ganado de alto valor econó-mico y productivo, es común tener una perso-na especializada en la preparación de los ali-mentos. Esa persona es el responsable de que el alimento esté en buen estado, y también de las medidas de los alimentos: las proporciones de grano, concentrado y forraje de acuerdo con las distintas necesidades de cada tipo de animal. La persona encargada sabe, por ejem-plo, que las vacas lecheras en plena produc-ción necesitan una alimentación alta en pro-teínas y las vacas no lactantes, menos. El caballerango responsable del alimento sabe

que un caballo deportivo muy activo necesita una alimentación alta en proteínas y carbohi-dratos, lo contrario al caballo de campo de menos exigencias. Al caballo de mucha exi-gencia alimentaria le es proporcionada alfalfa de buena calidad, grano como avena y suple-mentos de minerales y de vitaminas. En los casos de caballos que no tienen tanta necesi-dad de proteínas y de grasas, como en el campo, el alimento es más sencillo. El encar-gado de estos caballos sabe por su experiencia que puede darles rastrojo solamente o, cuan-do el animal tiene suerte, algo de maíz.

En la ganadería tradicional, donde hay escasez de dinero, muchas veces las vacas y los caballos tienen que sobrevivir pastando en la zona. En la Sierra del Tigre hay suficiente pasto natural para mantener el ganado, aun-que no en las mismas condiciones físicas que cuando son complementados con alimento preparado. Los tiempos alimentarios críticos para el ganado bovino son durante la produc-ción de leche de las vacas y la etapa de engor-da de los toretes destinados a carne. El ran-chero ganadero de escasos recursos, sin tierras suficientes para sembrar maíz como suplemen-to, obtiene muy poco rendimiento de sus animales. Esta persona depende de sus saberes del campo para el acceso a zonas donde sí puedan pastar sus animales. Como él maneja, por lo general, poco ganado, puede moverlos fácilmente con ayuda de un familiar. En estos casos es frecuente ver ganado pastando a los lados de las carreteras, donde el pasto crece libremente. La persona, en estos casos, arries-ga la pérdida de un animal por accidente automovilístico, con la esperanza de lograr mejor alimentación para la mayoría. Esto es difícil de concebir, más aún, calculando las posibles muertes humanas. Pero para la gente es una forma de salir adelante con su ganado, y los demás problemas que puede causar esta práctica le son muy ajenos.

Lo que nombran concentrado en el mundo pecuario se refiere a una alimentación mez-clada que contiene una serie de componentes

Page 158: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

158

según las necesidades del animal en cuestión. Por lo general, consiste en granos variados, forraje molido, minerales y vitaminas y, en el caso de ganado mayor, para darle sabor y energía, se añade melaza. Estos concentrados son en parte granos completos o triturados y en parte granos y forraje molidos combinados con minerales y vitaminas procesados de ma-nera peletizada, hechos “churritos”, como dicen en el campo. Hay una gran variedad de mezclas y de recetas para la preparación de los concentrados y depende mucho del laborato-rio o de la forrajera. El ganadero tiene los saberes para pedir lo indicado para su ganado bovino. Cuando se trata de engordar toretes destinados a carne, necesita preparar o pedir un concentrado alto en carbohidratos como maíz y sorgo. Los becerros tienen otras nece-sidades de proteínas, minerales y vitaminas, más aún cuando no se alimentan de la madre. Ellos incluso, cuando son muy jóvenes, nece-sitan suplementos de leche. En pequeñas y medianas unidades productivas, en el campo es común que les dejen algo de leche de la madre después de la ordeña matutina.

Los laboratorios comerciales tienen técni-cos con los conocimientos científicos suficien-tes para crear una alimentación totalmente balanceada, según el propósito de la ganade-ría. En estos casos, el ranchero ganadero no tiene que saber cómo formular el concentra-do, solamente tiene que seguir las recomen-daciones del laboratorio, del zootecnista o del veterinario.

LOS REMEDIOS CASEROS Y LA MEDICINA VETERINARIA

Un aspecto importante de las actividades ran-cheras ganaderas es cómo solucionar los pro-blemas comunes del ganado bovino. La meta es la producción de leche y de carne y para ello el bienestar del ganado es primordial. En Ja-lisco, y en particular en la Sierra del Tigre, existe una larga tradición en el uso de remedios

caseros con el ganado equino y bovino. Se dan algunos conflictos de ideas entre rancheros ganaderos y veterinarios a causa de creencias heredadas sobre la salud animal y por el hecho de tener más confianza en los remedios que han funcionado por generaciones, que en la medicina veterinaria moderna. Otro factor importante para no aceptar fácilmente nuevos tratamientos es la situación económica, pues las más de las veces se trata de unidades pro-ductivas tradicionales en pequeña escala que no soportan el gasto en medicinas comerciales y en los honorarios del veterinario. Al respecto surge una pregunta doble: ¿qué tanto incor-pora el veterinario los saberes rancheros sobre curaciones, y en qué instancias el ganadero tradicional de la sierra acepta los consejos y el tratamiento del veterinario?

LOS VETERINARIOS

Por lo general, los veterinarios de la sierra son nativos de la zona y provienen de familias rancheras. Son los que regresan a sus pueblos después de terminar los estudios. Se dedican, principalmente, al ganado bovino, aunque también atienden puercos y pollos. El caballo, si no es algo especial, recibe menos atención del veterinario. La escasa importancia que da el ranchero a la salud del caballo se debe, quizás, al hecho de que éste fue desplazado de las actividades ganaderas por la camioneta y por el tractor, y ya no es tan necesario en el trabajo.

Su experiencia en la sierra, según los vete-rinarios, es que los ganaderos los buscan cuando sus propios remedios han fallado y el animal se está muriendo. En estos casos, según me han dicho los veterinarios, los ganaderos esperan que el veterinario haga milagros. No hacerlos y la consecuente muerte del animal, les reitera que la medicina del veterinario no sirvió. Estos casos, obviamente, son un extre-mo. El concepto de la medicina preventiva es escaso entre los ganaderos, y el veterinario

Page 159: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

159

reniega de eso. En vista de que las vacunas y los tratamientos al inicio de un problema de salud son caros, el ganadero trata de evitar lo más posible el gasto, sin tener en cuenta la posibilidad de pérdida total del animal o de la baja de la producción. Los ganaderos que hacen caso al veterinario respecto a la medi-cina preventiva, son los de más éxito, sin duda. Uno de los problemas reside en que el ran-chero tampoco entiende muy bien para qué sirven y cómo funcionan las vacunas y, por lo mismo, no tiene fe en ellas. Es un gasto, según él, que quién sabe si vale la pena, y, ante esa duda, es mejor no hacerlo. Predomina un esquema mental de la no prevención y de dejar al azar la salud del animal.

Un veterinario de Concepción de Buenos Aires coloca a los ganaderos en tres categorías: los que consultan al veterinario, los que utili-zan los remedios caseros, y los que aplican medicamentos bajo su propio criterio. En se-guida su descripción:

vet.: Sí, hay varias cuestiones. Está el ganade-ro que está consciente de que debe hablar siempre al médico, que está conscientizado porque ve que es el tratamiento más adecua-do y que oportunamente la enfermedad se retira, ¿verdad?, el animal se alivia bien. Es un tipo de ganaderos que piensa así. El otro es el tipo de ganaderos que tienen todavía su pensamiento pues muy tradicional, muy con-servador, que usan remedios caseros, que hay quien usa, por ejemplo en el caso de la mas-titis, ¿verdad?, lavando la ubre se inflama, se pone muy dolorosa y tumefacta, y ellos hacen un medicamento: revuelven alcohol, choco-late, alcanfor, vaselina y aceite de ese con el que guisan las mujeres, aceite comestible; lo revuelven todo eso y se lo untan a la ubre en la vaca o algunos de ellos le ponen hasta mezcal de ese que usan, mezcal de ese que está en el campo, maguey que le dicen. Es un tipo de ganaderos, y el otro es el tipo de ga-nadero empírico que nomás va y compra el medicamento con el médico o en alguna farmacia. Yo quiero una inyección para la ubre, o que pide directamente la consulta. Sí, oye, fíjate que mi vaca hoy amaneció inflama-

da de la ubre y con dolor, aventó sangre, o la leche estuvo con tolondrones o de consisten-cia acuosa.

LOS GANADEROS

Para las personas de rancho, los remedios caseros han sido la solución desde muchas generaciones. Ellos afirman lo efectivo que son y es común que se pasen las recetas unos a otros. Los remedios caseros van desde la curación de heridas, la mastitis en las vacas lecheras, hasta el timpanismo y los partos con complicaciones. Por lo general, los remedios se componen de productos caseros y de hier-bas comunes y de fácil adquisición. Aunque cuando se trata de fetos en mala posición, los que no pueden nacer sin ayuda, hay casos en que han tratado de sacarlos amarrados a un tractor o a una camioneta. Cuando estos in-tentos fallan, finalmente, el encargado llama al veterinario porque la vaca se está muriendo. El veterinario encuentra una vaca con terribles desgarres, en estado grave con un feto muerto todavía adentro. Estos casos son los más drás-ticos y dañinos para el ganado y muy desespe-rantes para el veterinario. Pero, con un caso en que se logre sacar el feto con el tractor o con la camioneta, se pasa la información de que es un método efectivo. Aunque para uno es como un cuento de terror, también hay que entender al ranchero: él quiere salvar su vaca y no siempre hay un veterinario cercano o disponible, sobre todo en zonas muy aisladas; así que tiene que basarse en sus propios recur-sos cognitivos y físicos para resolver la situa-ción. Hay que recordar que si esta persona no cursó la escuela superior tiene, por lo general, una idea limitada de la anatomía interna de la vaca y, mucho menos, comprende lo que es la limpieza. O sea, que haya un medio estéril. Sus saberes están asociados con experiencias directas con el ganado en el campo. Es aquí donde cuenta mucho la paciencia del veteri-nario para explicar, en términos comprensi-

Page 160: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

160

bles para el ranchero ganadero, por qué pasó lo que pasó y cómo tratar de mejorar la situa-ción la próxima vez que ocurra.

Para curar el timpanismo, o gases intestina-les, que es un problema recurrente con el ga-nado en el campo, un ganadero de la sierra recomienda lo siguiente: “Les damos carbona-to, o leche, o les ponemos un freno como un palo y se los amarra uno y se les mete al hocico, pa que lo traigan abierto. [Se sale] Ey el aire. Antes había un fierro que les metíamos”.

Según él, el exceso de gases del estómago puede salir a través de la boca al tenerla abier-ta forzosamente con un palo atravesado. El carbonato o la leche provoca la salida de los gases. Se basa en el uso humano de carbonato y de leche para la acidez, mala digestión y problemas asociados.

El mismo ganadero comentó que cuando se enferma su ganado y no tiene una inyec-ción, acostumbra darle linaza, limones, carbo-nato, hierbabuena o alguna raíz. Pero aclara que, en su caso, por lo regular aplica antibió-ticos y vacunas a sus animales. Es un ejemplo en el que el ganadero respeta la medicina veterinaria y reconoce su importancia, pero en su ausencia tiene sus propios remedios que para él son confiables. Él recurre a los saberes adquiridos mediante su experiencia con el veterinario y de la aceptación de tratamientos y de la medicina moderna. Por otro lado, tiene saberes sobre los remedios tradicionales pertinentes al mundo ranchero ganadero donde siempre ha participado. Son saberes adquiridos por medio de una larga experien-cia con ganado mucho antes de que hubiera veterinarios en la zona. Difícilmente este ga-nadero puede negarlos.

Un veterinario de la zona, que también es ganadero y proviene de una familia de larga tradición ranchera, comentó que él trata de buscar remedios económicos para sus clientes ganaderos y aprovecha sus saberes rancheros para buscar soluciones. Para tratar el timpa-nismo, recomienda el siguiente remedio: “Lo más económico en el caso de timpanismo es

jabón o diesel mezclado con agua; hay también algunos productos, pero salen un poco más caros, y uno lo que trata es de usar lo que está más a la mano, que sea más económico y que funcione”.

Sobre cómo administrarlo, comenta lo si-guiente: “Puede ser por sonda o con una bo-tella. En el caso de los caballos tiene que ser por sonda, en el caso de los rumiantes sí se puede dar con una botella, [pero] lo más in-dicado es sonda, porque es lo más seguro”.

Aquí, se advierte que él combina remedios del campo con el saber del profesional. La aplicación por sonda implica un conocimien-to especial que no todos tienen, y en los casos difíciles, solamente el veterinario lo va a hacer bien. Este mismo veterinario agrega:

Para las heridas de las vacas, uno de los reme-dios tradicionales en el campo es ponerles una pasta hecha de la penca del mezcal ma-chucada. Otro es la sábila: se corta la parte del cristal, como dicen, y se les aplica. Los ganaderos también usan el limón, que tiene el efecto de que no se acercan tanto las mos-cas, un repelente natural.

Él no niega la efectividad de los remedios, incluso dice que, en ciertos casos, tienen valor y, más que nada, no implican gasto en medi-cinas comerciales.

Otros veterinarios se quejan de lo contra-rio, de que sus clientes tratan todos los reme-dios caseros primero y solamente buscan ayuda médica cuando la situación es grave. Me tocó estar en una farmacia veterinaria de San José de Gracia cuando llegó una señora bus-cando una inyección para su vaca. La vaca tenía unos días con diarrea muy fuerte y ya se encontraba acostada sin poderse levantar. Ella describe el problema: “Mira, le pegó chorro de sangre, anda pegando en todas, anda por acá y por acá, ‘onde quiera, pero muy fuerte, que casi quedó con las chichis blancas, co- mo que se le salió toda la sangre”.

Según ella, su compadre le había dicho que necesitaba una inyección de cajita azul. Por

Page 161: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

161

más que el veterinario trató de explicarle que había otros medicamentos para aplicarle a la vaca que no eran de cajita azul, la señora in-sistió en que tenía que ser de cajita azul, como había dicho su compadre. Ella no tenía fe en las recomendaciones del veterinario. La seño-ra, dadas sus experiencias en el mundo ran-chero, estaba más segura de los saberes de una persona proveniente del mismo, que de los del veterinario que representa alguien de más allá de su mundo ranchero. En la mente de la señora, el compadre, de cierta edad, tenía mucha más experiencia con el ganado y, ade-más, era gente como ella. En cambio, el vete-rinario era un joven que no tenía ganado y estuvo fuera estudiando quién sabe qué. ¿Cómo va a saber más el veterinario que el compadre?

Este veterinario me platicó que a él le inte-resa mucho promover la inseminación artifi-cial en el ganado bovino para que mejoren las razas. A mí me consta que hace un esfuerzo grande en ese sentido, pero la mayoría de los ganaderos no cree en eso. Según ellos, tiene que ser el toro directo. Claro, existen excep-ciones, hay personas que han hecho esfuerzos por mejorar su ganado y, en consecuencia, su producción. Pero son contados. Además, son los que cuentan con mejor situación econó-mica y la infraestructura necesaria para alcan-zar sus metas. Ellos suelen tener ranchos grandes, tierra para sembrar pastura, establos, corrales y maquinaria. El ganadero tradicional, que cuenta con unas diez o veinte vacas leche-ras, dispone de una infraestructura de lo más rudimentaria para la ordeña: banquitos, cu-betas, tambos lecheros, comederos sencillos y, con suerte, un tejaván. Es frecuente que el ganado pastoree en terrenos rentados o pres-tados, porque el propio no es suficiente y lo aprovechan para sembrar maíz, como un apoyo alimenticio familiar y del ganado.

Un aspecto vital para el ranchero ganadero es su capacidad de reconocer el estado de ánimo y de salud de su ganado. Eso permite tratarlo a tiempo con sus propios remedios o

buscar al veterinario. Para los veterinarios es tener ojo clínico, que le dé elementos para identificar el estado de salud y formular una primera opinión antes de realizar una revisión más detallada. En el caso de los remedios ca-seros, muchos representan experiencias de la vida diaria para tratarse de malestares huma-nos. El uso de carbonato y de limones para mejorar problemas digestivos es un buen ejemplo. La lógica reside en que si a mí me sirve en ciertas circunstancias, vale la pena intentarlo con mi ganado en las mismas situa-ciones; debe funcionar igual. Las plantas cu-rativas, en muchos de los casos, son aplicadas también en condiciones similares a los seres humanos: limones y sábila para sanar heridas, árnica para desinflamar, marihuana con alco-hol como un tónico tópico para músculos y tendones en caballos son algunos ejemplos.

También existen muchas hierbas específi-cas para tratar problemas del ganado que no son de uso humano. Son las recetas casi secre-tas que tienen algunas personas. Al pregun-tarles de qué se trata el remedio, contestan solamente que es una mezcla de hierbas o una hierba especial que se encuentra en el monte, pero no dan el nombre de la planta. Un ejem-plo es el de una hierba del campo que se uti-liza para quemar la piel y el tejido subcutáneo en el tratamiento de una inflamación del hue-so largo, conocido como “sobrehueso”, que es doloroso en los caballos. La persona que me contó de esa hierba dice que a él le pasó el remedio un ranchero y que ha resultado muy bueno, pero que el ranchero no quiso decirle el nombre de la planta. En seguida, un frag-mento de la entrevista con este ganadero en que explica el remedio:

Hay muchos cáusticos en las plantas, ¿ver-dá?… Casi no le dan a uno los nombres, pero yo platicando siempre con las gentes del rancho, gente ranchera, dicen, “yo conozco una yerbita que le arranca hasta la mano”. Así dicen. “Mira de ésta”, dice, “toma directamen-te eso y hasta te...” Entonces yo la preparo y veo cómo es, que me va a servir sin ser tan

Page 162: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

162

peligrosa, ¿verdá? Por ejemplo, hay una yer-bita allá para San Miguel, que la corta así y da una lechita y los rancheros van y cortan la yerbita y le ponen la lechita directa allí y, pos no le sale ni pelo ya de que le queda allí la cicatriz de tan fuerte. Entonces yo dije, yo esta lechita la voy a rebajar a un noventa por cien-to, si es tan fuerte, ¿verdá? Ellos la ponen al cien por ciento y yo nada más la porción con que la hago tiene un diez por ciento, ¿verdá? Entonces yo hago mis medicinas para mis propios caballos. Y sé con qué se les quitan los sobrehuesos.

Otro aspecto importante al hablar de la salud del ganado en el campo son las creencias y etnoteorías sobre los factores causantes de las enfermedades. En un contexto comparati-vo, vale la pena mencionar la propuesta de Adrian Furnham,1 quien propone que las creencias y etnoteorías sobre la salud y la me-dicina humanas se pueden colocar dentro de cuatro mundos.

1) El mundo del paciente, donde la perso-na toma la responsabilidad, por ejemplo, mala dieta, higiene, etcétera.

2) El mundo natural, donde la causa es el ambiente animado e inanimado como el cli-ma, los signos astrológicos, los gérmenes, etcétera.

3) El mundo social, donde la causa es la brujería, el mal de ojo, y en las culturas occi-dentales, factores como el estrés.

4) El mundo sobrenatural donde los espí-ritus, los dioses, etc., son los culpables.

Furnham propone que algunos grupos ét-nicos o religiosos están inclinados hacia uno u otro tipo de explicaciones.2

Las creencias sobre la salud animal, como la salud humana, pueden ser colocadas dentro de uno u otro de estos mundos. Entre ranche-ros ganaderos, es posible identificar por lo menos dos. La primera sería que las personas

asumen la responsabilidad sobre la salud de su ganado. Si algo pasa, es por su culpa al no cuidar mejor la dieta o no poner a tiempo las vacunas. En muchos casos, ellos consultan y trabajan junto con un veterinario responsable, hacen revisiones periódicas al ganado y, en el caso de las vacas, se hace la inseminación cuando es factible y hay una atención rápida de las enfermedades, las heridas y otros pro-blemas de salud. Estos ganaderos reconocen la necesidad y los beneficios de mantener un alimento balanceado y, cuando se trata de establos lecheros, la limpieza de las vacas y del equipo. Según estas personas, los problemas de salud surgen cuando hay descuido por parte de los responsables.

Por otro lado, existen personas que creen que el ambiente y los fenómenos naturales, ajenos a ellos mismos, son los causantes de los males. Sería como la segunda propuesta de Furnham. La salud del ganado, como la pro-pia, está fuera de sus manos y hablan de la buena o la mala suerte. La vaca flaca y de baja producción de leche es porque no hubo sufi-ciente lluvia y hay poco pasto en el campo. Al caballo le dio cólico y se murió porque comió una campamocha u otra cosa desconocida. Un ejemplo más raro es la creencia de que un eclipse lunar o solar es el causante de defor-midades en los fetos antes de nacer. Estas personas culpan a las situaciones fuera de su control. Es común que la gente atribuya la culpa al viento, a un chiflón, al agua como la causa de una gripe, dolores artríticos o los reumas. Existe una cierta forma de fatalismo en la manera de ver el mundo. Por ejemplo, el becerro anda muy mal, quién sabe que le pasó y si va a vivir o no. Dios dirá.

Aquí no se trata de decir que uno u otro mundo de creencias es mejor, sólo que hay distintas maneras de concebir los problemas relacionados con la salud. Y durante esta dis-cusión sobre salud ganadera, se pueden apre-ciar estos dos modos de confrontar la proble-mática del bienestar animal.

1 Adrian Furnham, Lay Theories: Everyday Understand-ing of Problems in the Social Sciences, Pergamon Press, Oxford, 1987.

2 Ibid., p. 115.

Page 163: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

163

Conclusiones

hay más oportunidad de acceso a servicios ve-terinarios, información técnica pertinente y mejores condiciones económicas.

La hipótesis principal de esta tesis, presen-tada desde la introducción, fue que la gana-dería equina y bovina es una actividad produc-tiva que solamente funciona a partir del trabajo en equipo, que implica una distribu-ción de los saberes ganaderos especializados entre los diversos actores que componen este mundo. Las actividades ganaderas son llevadas a cabo por equipos. Así pues es indispensable examinar cómo se distribuyen en ellos las ta-reas, cognitivas y físicas, muchas de las cuales son claramente especializadas: la ordeña, la herrada, la jineteada y el manejo del ganado bovino en el campo, entre muchas más. El ve-terinario, como profesional, tiene una espe-cialidad clave respecto a la salud animal y la reproducción que, finalmente, es indispensa-ble para obtener una producción óptima. Pero para lograr esta meta se necesita la participa-ción de todo un conjunto de personas espe-cializadas en las distintas tareas que afectan la salud animal. Para eso, existe una jerarquía en la distribución de las tareas cognitivas y físicas, a la que está sujeta la actividad en cuestión y que depende de quién tiene más autoridad o más saber.

Los fundamentos teóricos necesarios para los fines de la investigación se encuentran en

Mis experiencias personales con el mundo ganadero a partir de esta investigación han sido enormes. Espero que los resultados sirvan para una mejor comprensión de un sector productivo de este mundo tan particular, el del ganado equino y bovino. La manera de llegar a entender mejor ha sido mediante la exploración y la identificación de procesos cognitivos como el saber ganadero, las metá-foras y modelos de las personas relacionadas con las actividades ganaderas en cuestión. La participación y observación directa es lo que más me ha permitido profundizar en este medio con el objetivo de identificar lo que distingue a los rancheros ganaderos y demás personas que, aunque de otros medios, como puede ser el urbano, participan en la ganade-ría. El enfoque central es el saber ganadero, las formas de pensar, comunicar y actuar, que son tan especiales.

La región de la Sierra del Tigre, tratada en el capítulo II, de donde proviene la mayoría de los casos estudiados, es un medio geográfico y social en el que desde hace 400 años existe la actividad de la ganadería. Ahí siguen vigentes ciertas formas tradicionales de llevar a cabo la producción. Esto tiene una importante relación con los saberes ganaderos del ranchero de la sierra, pues existe cierta herencia cultural que contrasta con la actividad del centro de Jalisco, donde predomina la producción tecnificada y

Page 164: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

164

la antropología cognitiva, en la que los plan-teamientos teóricos de Edwin Hutchins son muy significativos. Hutchins, mediante sus propuestas, hace un análisis del saber en con-diciones naturales. Él utiliza el medio de un barco de los Estados Unidos para analizar el trabajo en equipo de marineros. Analiza cómo resuelvan problemas y cómo distribuyen las tareas. En el capítulo IX trato sobre casos es-peciales que implican el trabajo en equipo. Uno de éstos trata de una intervención qui-rúrgica en un caballo, y la sala de operaciones es el escenario del drama. Se trata de cómo el equipo de veterinarios y ayudantes intenta resolver la crisis que implica un paro cardiaco en el caballo bajo los efectos de la anestesia. En este caso, se analizan la jerarquía respecto al saber, las formas comunicativas entre los participantes y los cambios en la distribución de las tareas. Lo interesante es cómo hay un giro en las tareas cognitivas al tratar de resolver el problema. Se observa la necesidad de mo-dificar rápidamente una rutina cognitiva y fí-sica, que por lo general funciona en el trabajo de un equipo específico. Además, se demues-tra cómo el saber especializado adquiere rele-vancia y cuáles pueden ser las consecuencias de no distribuirlo de manera eficaz durante una crisis.

Los actores son variados y de ambos géne-ros, abarcan desde los mismos propietarios, dueños de los ranchos y el ganado, que pue-den ser productores en pequeña o mayor es-cala. Luego están los profesionales, como los veterinarios, que son muy necesarios porque la salud del ganado es primordial para la pro-ducción; los especialistas, como los ordeñado-res, vaqueros, jinetes y herreros, son también indispensables para que funcione este medio productivo. Ellos forman el equipo, junto con el ganadero y el veterinario que, de una u otra manera, es necesario para que se logren las metas de la ganadería mayor. También son importantes las señoras e hijos que participan en las tareas de apoyo al trabajo del ganado. Otros hacen el queso y otros productos lácteos.

Un ejemplo es la señora, esposa del veterina-rio, que maneja la farmacia cuando el veteri-nario se encuentra ausente por el trabajo en el campo. La señora tiene suficientes conoci-mientos sobre qué medicinas sirven para ciertos problemas y es capaz de venderlas cuando se requiere. Así, la farmacia sigue funcionando aunque no esté presente el vete-rinario responsable. La ausencia por el traba-jo migratorio de los hombres de los ranchos es otra causa de la participación de las esposas y los hijos en las tareas ganaderas, especial-mente cuando se trata de mantener la produc-ción del ganado lechero.

La participación de la mujer como ganade-ra, veterinaria o especialista, como jinete u ordeñadora, es de gran significación en esta actividad, ya sea en la Sierra del Tigre o en el centro. La mujer frecuentemente pasa inad-vertida, puesto que se trata de un ambiente que al parecer se halla dominado por el géne-ro masculino, hasta que el investigador se in-troduce en el medio, y entonces se da cuenta de la importante participación de la mujer. En los ranchos de la Sierra del Tigre, muchas mujeres aparentan ser la sombra del esposo. En situaciones más urbanas, dentro de la ca-rrera de la medicina veterinaria, pasa lo con-trario. Es común verlas luchando por ser re-conocidas dentro de la profesión. En los ranchos existen casos en los que son las muje-res las que llevan a cabo solas la producción ganadera, la lechera principalmente; por ha-berse quedado viudas o por la falta de hombres de edad adecuada para trabajar en el campo a causa de la migración en busca de mejorar la situación económica.

El contexto situacional de la acción y la comunicación de los actores ha sido clave para el análisis del saber. Todo lo que es la comu-nicación no verbal o corporal, por ejemplo, solamente es identificable mediante la obser-vación y el registro de la acción en el medio. El contexto situacional podía ser en el corral, durante la separación de becerros y la ordeña, o a caballo, durante el movimiento de ganado

Page 165: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

165

bovino en los potreros, entre otros. El saber ganadero es clasificado para su análisis y des-cripción como perceptivo, práctico y comuni-cativo, pero eso no implica que funcione de manera separada.

Por ejemplo, cuando se trata de separar los becerros de sus madres, o algunos toretes a otro corral, el vaquero necesita emplear constante-mente durante la tarea los tres tipos de saber. La percepción es indispensable para calcular para dónde va arrancar el becerro o torete, con el fin de adelantarse en la acción de bloquear-lo y desviarlo hacia el lugar de destino. Para eso utiliza la voz, gritos y silbidos, junto con movi-mientos corporales, como moverse de un lado a otro, agitando los brazos y el sombrero. En el caso de andar a caballo, implica el saber prác-tico de montar, junto con los demás saberes necesarios, para alcanzar el éxito en esta tarea, tan común en la ganadería.

Siempre existe una jerarquía en los saberes; uno predomina sobre los demás, dependiendo de la situación. Un vaquero, por ejemplo, puede estar sentado sobre su caballo obser-vando su ganado pastando en el potrero, y de repente observa una vaca con la cabeza hacia abajo, sin comer. La mira desde lejos, la vaca no se mueve y el vaquero sabe que algo anda mal con esa vaca. Eso implica el saber percep-tivo, que en ese momento es el dominante. El vaquero sabe que el comportamiento de la vaca representa la posibilidad de alguna en-fermedad u otro problema físico. El vaquero, a partir de sus saberes prácticos y comunicati-vos, hace que su caballo se mueva en dirección de la vaca. Utiliza su voz para dar órdenes a su caballo, pero también es importante el uso de sus piernas, brazos, manos y asiento para re-afirmar la acción. En el momento de despla-zarse con su caballo, el saber práctico es el dominante. Al llegar a la vaca, otra vez depen-de de sus saberes perceptivos para evaluar rápidamente la situación y decidir cómo se debe proceder.

La adquisición de los saberes ganaderos está fuertemente ligada con la experiencia

directa y el contacto diario, sea físico o por observación, desde la infancia, junto con la comunicación oral entre la familia y las demás personas activas en las tareas comunes a la ganadería. Para mí, es la manera principal de adquirir los saberes, los esquemas, los modelos mentales y las etnoteorías, tan peculiares del mundo ganadero. El saber ganadero es algo colectivo dentro del grupo cultural. Cuando el individuo nace dentro de esta cultura, co-mienza desde la niñez a procesar y retener mentalmente ese saber colectivo, o saber ga-nadero, como lo uso en mi texto. Eso ocurre a través de los procesos mentales de fijar en la memoria nueva información y, a la vez y cuan-do sea necesario, la capacidad mental de modificar y transformar la información pre-existente. En el capítulo VI se expone un ejemplo del proceso de aprendizaje en los niños, donde ellos adquieren cierto saber ganadero por la observación y participación física con los adultos en una ordeña.

El contenido de una entrevista, en muchos casos, cambió según la situación en que fue lograda. Los refranes, dichos o proverbios son más comunes cuando el actor puede reflexio-nar más sobre ellos en un medio tranquilo, sin demasiada distracción. Lo mismo sucede en el caso del discurso narrativo, en que el actor narra partes de su vida o del trabajo. Cuando la acción física requiere mucha concentración, el registro de la comunicación fue otro; en estos casos, la situación del momento provocó la forma y el tema. Un ejemplo es una entre-vista durante la ordeña. La vaca se mueve y por poco tira la cubeta llena de leche recién orde-ñada, y don Juan suspende la conversación de la entrevista y fija su atención en la vaca, la regaña con un grito y luego reacomoda su banca y la cubeta. Con eso, el hilo del pensa-miento quedó interrumpido y don Juan reini-cia con un cambio de tema; comienza a contar la historia de la vaca mal comportada.

Un caso como éste es muy rico en informa-ción espontánea del momento, aunque el propósito inicial de la entrevista era otro. El

Page 166: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

166

lenguaje, el tono de voz, junto con la comuni-cación corporal que utiliza don Juan con la vaca, son muy distintos de los que usa conmi-go durante la entrevista. Eso es muy valioso cuando se trata de la comunicación entre seres humanos, vacas y caballos, tema que me inte-resa mucho seguir en el futuro. El cambio de tema es a veces muy valioso porque abre la puerta a otro dominio no esperado que resul-ta de interés para el estudio. En otros casos, es frustrante porque se pierde la trayectoria planeada de la entrevista, como en el caso del registro de la terminología de los colores del pelo del ganado, que de repente cambia al tema de los remedios caseros.

El léxico es muy importante porque refleja mucho sobre las particularidades del mundo ganadero en Jalisco; señala la necesidad de expresarse sobre cosas y situaciones no comu-nes a otros medios, especialmente el urbano. Un ejemplo son los colores del pelo en el ganado equino y bovino tratado en el capítu-lo X, que para la persona urbana es una ter-minología muy complicada, pues hay dema-siada distinción de colores y tonos, difícil incluso de captar, y cada una con su propio término. Para el ganadero estas distinciones y léxico especial para designarlas son indispen-sables para la identificación más precisa de su ganado.

George Lakoff1 es un autor clave para la antropología cognitiva, y en especial para la lingüística cognitiva. Su propuesta de que la metáfora funciona como sistema conceptual en el lenguaje es importante para el análisis del pensamiento del ganadero. En el capítu-lo XI presento un caso de cómo un ganadero teoriza metafóricamente en torno a la repro-ducción de garrapatas. El análisis es con base en los planteamientos teóricos de Lakoff. Es un ejemplo significativo, porque da una idea

de cómo un ranchero ganadero teoriza sobre un fenómeno ligado al bienestar del ganado, sin contar con una explicación científica. A partir de una conceptualización metafórica, este ranchero ganadero da una amplia expli-cación de cómo la tierra es el medio repro-ductor de las garrapatas. De otra manera, sería muy difícil para esta persona, sin contar con estudios especializados, producir una explica-ción o argumentación de cómo se reproducen las garrapatas. Para él es relevante tratar de entender este fenómeno, porque es un cons-tante problema con el ganado y afecta su producción. Cabe mencionar que su explica-ción contrasta con la científica que proviene de la biología. El ganadero, que también es agricultor, vive con una fuerte dependencia y experiencia diaria con la tierra: siembra maíz para alimentar su ganado y también le impor-tan el crecimiento y la calidad del pasto natu-ral de los potreros para sus animales. Al en-tender eso, su teorización metafórica de la tierra como ente reproductor tiene algún sentido. Una persona totalmente urbana muy probablemente nunca se le ocurriría tal cosa o, más bien, ni intentaría teorizar sobre este tema, por su lejanía del mundo rural.

El análisis de las entrevistas grabadas y transcritas o documentadas por escrito es muy significativo en la medida en que da las pautas de los distintos modos de pensar, expresados por medio del lenguaje. En el discurso de tipo narrativo, que refleja el modo fundamental del pensamiento, es donde se encuentra una gran riqueza en la información. Es notable, duran-te las entrevistas, el cambio que se puede ob-servar cuando el informante va de un discurso de tipo descriptivo o argumentativo, que re-quiere más reflexión y más esfuerzo para or-ganizar las ideas, al tipo narrativo, donde se facilita mucho más la expresión verbal con más fluidez del pensamiento. En forma narrativa, el pensamiento puede viajar en el tiempo con toda libertad, una idea lleva a otra, sin las trabas de tener que dar una explicación exacta de algo, salvo que venga al caso.

1George Lakoff, Women, Fire, and Dangerous Things: What Categories Reveal about the Mind, The University of Chicago Press, Chicago, 1987; George Lakoff y Mark Johnson, Metaphors We Live By, The University of Chicago Press, Chicago, 1980.

Page 167: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

167

En un discurso narrativo se intercalan par-tes de un discurso de tipo descriptivo y argu-mentativo, pero sólo como apoyo al tema del discurso general. Es más común encontrar entre los veterinarios ejemplos de discurso de tipo descriptivo y argumentativo. Ellos con frecuencia necesitan explicar sus tratamientos y los padecimientos del ganado bajo su cuida-do. Además, existe la tendencia a justificar sus acciones y sus criterios, que a menudo con-trastan con los del ranchero ganadero. Y para lograr eso, el discurso de tipo descriptivo y argumentativo es el más indicado.

En el dominio de la salud ganadera es don-de se encuentran muchas de las creencias, et-noteorías, esquemas y modelos mentales tan particulares de este mundo. Como la ganadería se trata precisamente de la cría y explotación de animales, en este caso equinos y bovinos, estos animales toman un lugar central en la vida y el pensamiento de las personas que interac-túan con ellos. Muchos rancheros ganaderos dependen totalmente de su ganado para sobre-vivir; por eso no resulta sorprendente que gran parte de sus preocupaciones giren alrededor del bienestar de sus animales. La necesidad de buscar soluciones y explicaciones dentro de este mundo ha producido modelos mentales y etnoteorías propias que a veces chocan con los planteamientos de la medicina veterinaria y los programas agropecuarios oficiales. Esta preocupación también ha fomentado una ri-queza de remedios caseros, e incluso muchos de los veterinarios en el campo utilizan estos remedios, por ser más económicos y a falta de otros recursos y productos farmacéuticos.

La experiencia adquirida por el largo tiem-po de participar juntos en el campo, ha facili-tado en ciertos casos que veterinarios, técnicos y rancheros ganaderos, compartan mucho entre ellos. Muchos de estos remedios caseros son iguales para los seres humanos, o sea, son tomados de la experiencia humana, con la idea de que si a mí me sirve, también va a servirle a mi vaca en las mismas condiciones. También pasa lo contrario, que un tratamien-

to común para el caballo, por ejemplo para desinflamar un golpe, es aplicado a un ser humano con la misma idea, de que si al caba-llo le dio buen resultado, a la persona en cuestión debe funcionarle igual. Eso cambia en ambientes que implican actores urbanos empresarios y situaciones de unidades produc-tivas grandes; en éstas hay una separación más marcada entre lo que es el veterinario, el téc-nico, el ganadero y las demás personas rela-cionadas con las actividades que, en estos ca-sos, son personas muy especializadas; el aprendizaje y las experiencias de éstas son muy variados. En este medio, pocas veces se cues-tiona un tratamiento propuesto por el veteri-nario. En cambio, en el ambiente ranchero tradicional, lo más común es no hacer caso al veterinario, y seguir con los remedios caseros lo más que se puede. Claro, si el animal se pone grave, se llama al veterinario.

Ahora, con mis experiencias con criadores y veterinarios en el extranjero, en especial Alemania y España, se me ha despertado la inquietud de hacer más comparaciones entre lo que son los esquemas, modelos mentales y etnoteorías sobre la crianza, el desempeño, el rendimiento y la salud con el ganado mayor. Es muy valioso entender las diferencias y las similitudes en cómo confrontan cognitivamen-te estos dominios de la ganadería, sea en forma tradicional o tecnificada. En Europa existen sistemas productivos totalmente distintos de los que vemos en México y, por lo mismo, tienen otra problemática. Las maneras de comprender, confrontar y solucionar cogniti-vamente sus diversas situaciones es fascinante, más cuando se trata de culturas ganaderas heredadas desde tiempos muy remotos en Europa. Hice una visita, con intención de emprender un estudio comparativo, a una zona ganadera de la Sierra de Ávila, localizada entre Salamanca y Ávila, en España, donde presumen del ganado bovino negro avileño, natural de la zona. Son bovinos que han exis-tido allí desde hace mucho tiempo, sin cruzar-se con otras razas. La producción de bovinos

Page 168: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

168

para carne es hecha en una forma tradicional que motivó mi interés en documentarlo. Ade-más, resulta especial porque las vacas pastan dentro de un sitio arqueológico pertenecien-te a la cultura celta que habitaba allí hace 3 000 años. Provenientes de este lugar y de esta cultura, hay esculturas grandes en piedra de toros o vacas. Eso implica que allí, hace 3 000 años, ya existía una cultura ganadera.

En Europa, con la fuerte tecnificación y modernización de la producción ganadera, resultan otros problemas. Una situación im-presionante es la concentración de ganado en espacios muy reducidos. Por ejemplo, un caso que documenté en Westfalia, Alemania, fue un edificio enorme, techado y totalmente encerrado por el clima extremo en invierno, con corrales de 5 por 4 metros, cada uno con 10 a 15 toretes llegando a 400 kilos de peso. Estaban tan apretados que casi no podían moverse, se empujaban unos a otros para obtener algún espacio. Comprendí, después de ver otros ejemplos similares, de borregos y puercos, la gran preocupación, que llega has-ta el terror, ante las enfermedades infecciosas como la fiebre aftosa, o cualquier otra enfer-medad viral que implica la posible pérdida de miles de animales en una zona. En México, salvo los pollos destinados a la producción de

huevo y algunas instalaciones para la cría de puercos, los espacios son amplios para los animales. Todo el año el clima permite que el ganado mayor pueda estar en los potreros al aire libre. En esta forma, el contagio de enfer-medades infecciosas es mucho menos violen-to que en los casos del ganado concentrado en espacios reducidos y encerrados en edifi-cios; muchos virus son transmitidos por el aire o el suelo que contiene el estiércol. En el fondo, el factor económico desempeña un papel muy importante en cómo conciben y actúan un granjero europeo y un ranchero mexicano sobre la producción y problemática de la salud animal.

Otra inquietud que se me ha despertado con este trabajo es estudiar e investigar más sobre cognición animal y la relación que tiene con la humana. Solamente toqué algo sobre la comunicación entre bovinos, equinos y seres humanos. Ahora me interesa profundizar en por qué y cómo funcionan los procesos neu-rológicos que hay detrás de todo esto. La mente es algo apasionante para mí, y conside-ro que las ciencias cognitivas tienen mucho que aportar a las ciencias sociales en general, y a la antropología en particular. Este trabajo es sólo un modesto intento de caminar en esa dirección.

Page 169: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

169

Glosario

oscuro (alazán claro, alazán deslavado, alazán dorado, alazán jilote, alazán tostado, alazán chocolate, alazán rabicano).

Albino: adj., en los caballos, pelo color blanco o amarillo muy claro con piel de color rosa y ojos claros.

Amañado: adj., ganado bovino o equino de comportamiento difícil por culpa de mal manejo de los encargados (usted ya sabe, está amañado, los rancheros le dicen manoseado).

Apaloosa: adj., en los caballos, pelo color va-riado con manchas también de color varia-do de tamaños distintos por la grupa, ex-tendidas por el lomo y a veces sobre la mayor parte del cuerpo, las manchas tienen bordes de colores que contrastan con el resto, lo que hace distintiva a esta variedad, u.t.c. sust., la raza apaloosa.

Aparejo: sust. masc., una bolsa de yute re-lleno de zacate que sirve de cobertura y protección para el lomo del burro o de la mula, encima de éste se pone la carga o una persona (el aparejo es nomás una bolsa rellena de zacate).

Artesa: sust. fem., una especie de batea incli-nada donde se trabaja a mano el queso (...las artesas son en donde se pone la cuajada).

Bayo: adj., en los caballos, pelo color amarillo con variaciones desde claro hasta oscuro, las extremidades, la cola y la crin van desde el color negro hasta colores muy claros con

Abrebocas: sust. masc., aparato especial para mantener abierta la boca del caballo duran-te el trabajo del sistema dentario por parte del veterinario (colocar el abrebocas fijo para ver cuál es el trabajo que necesita en sí el caballo en cada una de sus piezas dentarias).

Aflojar: v. intr., cuando el caballo no pisa bien con una o más de sus manos o patas por causa de dolor (el caballo salió aflojando de la mano derecha).

Agostadero: sust. masc., un espacio más rústico que el potrero y a veces libre en el campo para que pastoree el ganado.

Aguadura: sust. fem., infección causada por hongos dentro de la ranura de la planta del casco del caballo o de las pezuñas de las va-cas (la aguadura se le hace por falta de limpieza del casco, por crecimiento de la ranilla).

Aguaje: sust. masc., lugar donde el ganado va a beber agua en el campo (ahí se sube al ganado para los aguajes).

Alambrada: adj. der. de alambrar, v. tr. (se alam-bró el caballo), la herida causada por el alam-bre de púas en el ganado bovino o equino (cuando la alambrada no afecta las tetas).

Alazán: adj., en los caballos, pelo color café ladrillo con variaciones desde claro hasta

Nota: Las citas en cursiva que ilustran el uso de las palabras de este glosario están tomadas de las entre-vistas.

Page 170: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

170

muchas variaciones (bayo cabos negros, bayo almendrado, bayo canelo, bayo cocinero, bayo deslavado, bayo gateado, bayo lobo, bayo raya de mula, bayo dorado, bayo tordillo).

Bebe: sust. masc., caballo con una mancha de pelo color blanco en el belfo superior.

Beef master: sust. masc., raza europea de ga-nado bovino (luego traje yo toros beef master para mezclarlos).

Bofel: sust. masc., una variedad específica de pasto de alta calidad nutritiva para ganado bo-vino (lo sembré de bofel, que es el que se da allá).

Caballerango: sust. masc., persona que se dedica al cuidado de los caballos (trabajé de caballerango en el Hipódromo de Las Américas).

Cabrilla: sust. fem., un armazón rústico de madera puesto sobre una cobija protectora del lomo del caballo o de la mula (eso se llama cabrilla; la cabrilla esa es para fijar la carga o para sentar a los niños).

Calor: sust. masc., en los caballos de reproduc-ción, el ciclo estral en las yeguas con cam-bios de carácter (la yegua entró en calor).

Camuca: sust. fem., parecida a la cabrilla, un armazón rústico de madera con apoyos para los brazos para que se sienten las mujeres de lado sobre la mula o el caballo (había una que se llamaba camuca, era como una mecedora; como es la cabrilla, pero en lugar de los dos picos, tenía un brazo como si fuera una mecedora, una silla, y esa era para las mujeres cuando iban de camino).

Careto: sust. masc., en los caballos, mancha de pelo color blanco que cubre toda la frente y lados de la cara, cuando cubre la mitad de la cara es medio careto.

Cargar: v. tr., en reproducción, inseminar una yegua vía natural o artificial para que resul-te preñada (la yegua salió fácil de cargar).

Casco: sust. masc., en los caballos la parte dura que cubre el pie (está compuesto por un casco que está protegiendo la zona blanda).

Champurrado: adj., en los caballos, pelos de colores variados mezclados, distintas varia-ciones entre blanco, negro, café, colorado o alazán.

Claudicar: v. intr., sinónimo de aflojar (el caballo comenzó a claudicar).

Colorado: adj., en los caballos, pelo color café rojizo que va desde tonos más fuertes a más opacos y de claros a oscuros en la crin, en la cola y en la parte inferior de las extre-midades de color negro (colorado manchado, colorado oscuro, colorado retinto, colorado rosillo, colorado lomos pintos, colorado zaino).

Concentrado: sust. masc., mezcla balancea-da de granos, vitaminas y minerales para alimentar el ganado.

Cordón: sust. masc., en los caballos, mancha de pelo de color blanco en forma de raya angosta a lo largo de la línea media de la cara.

Corriente: adj., variedad de ganado bovino mestizo, en que no se puede identificar ninguna raza pura y que está adaptado a una zona geográfica por generaciones (don José tiene solamente ganado corriente; su ganado es corriente mezclado con cebú).

Criollo: adj. y sust., en el ganado equino y bovino, raza mezclada particular de una zona determinada.

Cuajar: v. intr., metonimia, elaborar el queso (ya estaba cuajando todos los días).

Cuajo: sust. masc., sustancia natural del estó-mago del bovino para cuajar la leche en el proceso de hacer queso (el cuajo lo sacan creo de la panza de la vaca).

Cuarto de milla: adj. y sust., en los caballos, raza americana dedicada a la carrera de corta distancia o cuarto de milla, el trabajo en los ranchos y de paseo.

Cuatroalbo: adj., un caballo que tiene pelo de color blanco en las cuatro patas (es cua-troalbo si tiene las cuatro blancas).

Dañera: adj., referente a las vacas, vaca que hace daños en los potreros con los lienzos y las siembras.

Degeneración sanguínea: sust. fem., referente al ganado, se dice cuando la calidad genética de una raza comienza a perderse (mezclarlos con la raza Santa Gertrudis porque ya teníamos un problema de degeneración sanguínea).

Page 171: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

171

Derrama: sust. masc., en los caballos, mancha de pelo color blanco en el belfo inferior, bebe y derrama, cuando la mancha blanca cubra ambos belfos, superior e inferior.

Descremadora: sust. fem., una máquina para separar la grasa de la leche (tiene dos salidas, una es donde sale la crema y la otra es donde sale la leche descremada o el suero descremado).

Desmontar: v. tr., limpiar un terreno de toda vegetación no deseada (entonces empecé a desmontar el rancho).

Desparasitar: v. tr., dar medicina especial para matar los parásitos intestinales que afectan al ganado equino (yo hace quince años empecé a ver que se desparasitaba a los caballos en el alimento una vez al año y le echaban el polvito y si no se lo comían no se desparasitaba).

Destetar: v. tr., separar definitivamente al becerro de la madre para que no mame leche (...es tiempo de destetar a los becerros), cf. sust. masc., destete (te hablo de pesos al destete, a los siete meses).

Diente de lobo: sust. masc., diente supernu-merario anterior a los molares superiores en los caballos que provoca molestias y comúnmente se quita (aquí vemos que tiene ciento cinco, que sería lo que es diente de lobo, doscientos cinco también que es el diente de lobo del otro lado de arriba).

Dosalbo: adj., un caballo con el pelo de color blanco en la parte inferior de dos de sus extremidades (con dos es dosalbo).

Empastar: v. tr., sembrar un terreno con pasto para ganado (un rancho donde estaban empas-tadas mil hectáreas).

Empelar: v. tr., seleccionar dos o más caballos o, a veces, otros animales de tiro, del mismo color de pelo, manchas y tamaño por efec-tos estéticos (bueno, dice uno empelar, empelar un tiro, empelar una yunta; quiere decir, buscar dos animales que se parezcan).

Enmontado: adj., der. de monte (lo compré en-montado y empecé prácticamente de cero).

En pie: adj., ganado vivo que va al rastro o a compraventa (don Miguel vendió cincuenta en pie).

Enquesar: v. tr., producir mayor cantidad de queso de la que se vende (se llegaba como dicen aquí, a enquesar, a llenar de queso).

Estrella: sust. fem., en los caballos, mancha de pelo color blanco con bordes irregulares en el frente de la cabeza.

Extensiva: adj., forma productiva de mantener el ganado bovino suelto en potreros o en el monte (la forma extensiva es la mas común en la sierra).

Faja: sust. fem., en los caballos, mancha de pelo blanco que cubre lo ancho de la frente de la cabeza entre los ojos y las fosas nasales.

Fiebre carbonosa, piojo, mal de rayo, mo-rriña: sust. coloq., distintas maneras en el campo de referir a la enfermedad de ántrax (algunas personas lo conocen por fiebre carbono-sa, por piojo, mal de rayo, morriña, también le dicen así por la razón de que son enfermedades que fulminan al animal rápidamente).

Fina: adj., referente a las vacas, vaca de raza pura (es vaca fina, es suiza).

Frontino: sust. masc., en los caballos, mancha de pelo color blanco que cubre todo el frente de la cara; si sólo cubre media cara se dice medio frontino.

Garrocha: sust. fem., se refiere al lado dere-cho del caballo, viene porque en la mano derecha del jinete se lleva la garrocha en el manejo del ganado bravo (...entre los parejeros le nombran también el lado de la garrocha, el otro es el lado de montar); n. b. es costumbre subir o montar el caballo por el lado izquierdo.

Grullo: adj., en los caballos, pelo de color gris de apariencia, pero el pelo es ennegrecido en la base y más claro en la punta.

Güinduri: adj., en los caballos, pelo color va-riado con una mancha blanca de tamaños distintos por la grupa y a veces extendida por el lomo, entre esta mancha hay man-chas chicas del color general del resto del cuerpo muy parecido o igual al apaloosa.

Herraje: sust. masc., en la ganadería se refiere a la herradura (...vamos a poner herraje nuevo).

Herrar: v. tr., poner la herradura a un caballo (...lo importante es herrarlo).

Page 172: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

172

Holstein: adj. y sust., en ganado bovino, raza europea dedicada a la producción de leche, en los caballos, raza alemana dedicada al deporte de salto o de alta escuela.

Horra: adj., vaca que no produce leche (...o sea son dieciséis en total, de las dieciséis son once para ordeña, cuatro están gestantes, o aquí les llaman horras, vacas horras o ganado horro).

Inseminación artificial: sust. fem., der. de inseminar, v. tr., introducir el semen fresco o congelado del macho a la hembra con fines de reproducción, se dice artificial porque no implica el contacto del macho con la hembra, es llevado a cabo por el veterinario o especialista (...lo llevé yo a mi rancho para hacer inseminación artificial).

Intensiva: adj., forma productiva de mantener el ganado bovino en establos y corrales adjuntos.

Jersey: sust. y adj. ing., en ganado bovino, raza europea dedicada a la producción de leche.

King ranch: sust. y adj. ing., nombre de un rancho muy extenso de Texas, famoso por su ganado equino y bovino (...la raza precisa-mente del King Ranch de Estados Unidos).

Ladina: adj. referente a las vacas, vaca que tiene carácter y comportamiento difícil para el manejo.

Limosine: sust. y adj., raza europea de ganado bovino (una mezcla con toros limosine).

Listón: sust. masc., en los caballos, mancha de pelo blanco en forma de raya ancha a lo largo de la parte plana de el frente de la cara.

Lucerillo: sust. masc., en los caballos, pe-queña mancha de pelo color blanco en el frente de la cabeza.

Lucero: sust. masc., en los caballos, mancha de pelo color blanco mayor que lucerillo en el frente de la cabeza.

Lugareño: adj., una persona que reside o es nativo de una zona específica (si Concepción de Buenos Aires, de hecho así lo conocemos todos los de la región, los lugareños, como Pueblo Nuevo).

Maíz milo; milo maíz: sust. masc., una variante del sorgo (concentrado lechero, usan de ingre-diente el maíz o el sorgo para hacerlo, sorgo o maíz milo; le dicen también milo maíz).

Manoseado: adv., sinónimo de amañado.Montar: v. tr., en la reproducción ganadera,

la copulación sexual del toro o del garañón con la hembra de manera natural, contra-rio de la inseminación artificial; cf. sust. monta (...monta natural o monta directa).

Moro: adj., en los caballos, pelo de color ne-gro dominante con mezcla de pelo color blanco en menor proporción.

Navicular: sust. masc., hueso que forma parte del pie del caballo (un herraje de huevo especial para el caballo que tiene problemas en naviculares).

Monte: sust. masc., campo con vegetación natural (las vacas se van al monte).

Novillo: sust. masc., toro joven (van a torear novillos).

Novillona: sust. fem., vaca joven (seguí compran-do yo sementales y más ganado, novillonas).

Ordeña: sust. fem., lugar donde se ordeña a las vacas lecheras (la ordeña de don Juan); medi-da de cantidad de vacas lecheras, antes fue de cuarenta y cinco vacas y ahora es de diez o más productoras (una ordeña de diez).

Oscuro: adj., en los caballos, pelo de color café casi negro con variaciones (oscuro lobo, oscuro lomos pintos).

Paloma: sust. fem., bebida hecha de leche recién ordeñada que cae encima de azúcar y alcohol, se toma al momento de la ordeña (es blanca como una paloma).

Pajarete: sust. masc., bebida hecha de leche recién ordeñada que cae encima de choco-late, azúcar y alcohol, se toma al momento de la ordeña.

Pajilla: sust. fem., tubo delgado relleno de semen de toro o garañón para la insemi-nación artificial.

Pasmada: sust. fem., una herida causada por la silla de montar en los caballos (...unas pasmadas así en la espalda), cf. v. intr. pasmar (...cuidado, este caballo se va a pasmar).

Page 173: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

173

Pasto mejorado: sust. masc., pasto selec-cionado por su calidad alimentaria para ganado equino y bovino (a sembrarlo de pasto mejorado).

Pial: sust. masc., mecate de uno a uno y medio metros de largo para amarrar las patas y la cola de la vaca para la ordeña; cf. v. tr. pialar (...otra persona que piala).

Pollinaza: sust. fem., excremento de pollos que se acumula en las instalaciones de producción de huevo y pollo destinado al consumo. Dicen que es nutritivo porque estos pollos están alimentados con Purina y, por lo mismo, se utiliza la pollinaza como componente en el alimento preparado para ganado bovino (...la pollinaza, pos es la misma mierdilla del pollo).

Potrero: sust. masc., un espacio para el gana-do con limitaciones definidas y, por lo gene- ral, con pasto que sirve de alimento.

Prieto: adj., en los caballos, pelo color negro con variaciones en las marcas (...prieto moro, prieto zaino, prieto mohíno, prieto azabache).

Productor (a): sust. m. o f., ganadero o agri-cultor que produce, en principio, alimento (...yo al menos, como productor, la mentalidad que he tomado es sobrevivir, sobrevivir en una actividad que me gusta).

Purasangre: sust. masc., en los caballos, raza inglesa dedicada a la carrera de larga dis-tancia y salto, también usado para mezclar y mejorar otras razas equinas.

Rabicano: adj. se dice a los caballos que tienen pelos blancos mezclados entre pelos de otro color en la cola (...porque tiene pelo blanco entre, es rabicano).

Ranilla: sust. fem., parte hundida en forma de V en la planta del casco del caballo (por crecimiento de la ranilla).

Rastrojo: sust. masc., los tallos y hojas secas de la planta del maíz que queden después de la cosecha, utilizado como alimento para el ganado.

Raza: adj., en el ganado equino y bovino, fenotipo y/o genotipo en común entre un grupo específico de ganado.

Rendar: v. tr., domar un caballo, der. de rienda (lo mandó a rendar con un charro).

Renquear: v. intr., sinónimo de aflojar y clau-dicar (los caballos que renquean, que muestran signos de dolor).

Retinto: adj., en los caballos, pelo de color café oscuro con la crin, o la cola y las par-tes inferiores de las extremidades de color negro (retinto renegrido).

Rienda: sust. fem., una tira de cuero o mecate que va desde el freno a las manos del jinete (...las riendas son nuevas); u.t.c. sust. abstr., la habilidad de un caballo o la calidad de manejo (es de buena rienda; aquí lo hizo Salvador a la rienda y todo, llegó de dos años).

Roblas: sust. fem., la cabeza en forma cua-drada del clavo especial para poner los herrajes a los caballos (quitar las roblas de los clavos anteriores).

Rosillo: adj., en los caballos, pelo de color blanco mezclado con pelos de colores varia-dos no negros (rosillo canelo, rosillo moro, rosillo flor de durazno, rosillo aceitero, rosillo claro).

Ruano: adj., en los caballos, pelo de color muy claro o blanco mezclado en el pelo color alazán.

Sangre: sust. fem., en el caso de reproducción ganadera, la sangre refiere a la composi-ción genética del ganado (ya teníamos un problema de degeneración sanguínea porque no encontrábamos otras líneas de santa gertrudis para renovar la sangre).

Santa gertrudis: sust. fem., una raza europea de ganado bovino dedicado a la carne (tenía la raza santa gertrudis).

Semental: sust. masc., toro dedicado a la reproducción.

Semiintensiva: adj., forma productiva de man-tener el ganado bovino parte del tiempo en los establos y parte en los potreros.

Chut, chute: sust. masc., der. del sust. ing. shu-te, pasillo angosto largo para pasar el ganado bovino de un corral a un pozo para un baño desinfectante, una prensa para tratamientos o a un camión de transporte (el movimiento del ganado en el chut y en la prensa).

Page 174: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

174

Silo: sust. masc., lugar construido de tres muros, parte subterránea y sin techo, para almace-nar los tallos del maíz después de la cosecha para que se fermenten y se conserven para alimentar al ganado (entonces ya nos da el olor característico, ácido tipo el silo de las vacas).

Solteado: adj., se dice de un caballo con el pelo color blanco en una pata de un lado y la mano del otro.

Suadero: sust. masc., una especie de cobija que absorbe el sudor (sudadero) y que protege el lomo del caballo, burro o mula y encima de éste se coloca la silla de montar, el aparejo o la cabrilla para la carga (se echa el suadero y luego se echa el aparejo y encima la cincha).

Suizo: adj. y sust., en el ganado bovino, raza eu-ropea dedicada a la producción de leche.

Timpanismo: adj., en el ganado bovino y equino el aumento exagerado de gases en el tracto digestivo con el peligro de rotura (timpanismo y también cólicos en este tiempo).

Tipo: sust. masc., el conjunto de características que representa a un grupo de ganado en particular (depende el tipo, la raza, todo).

Tolondrones: sust. masc., bolas de leche cuajada por causa de infección tipo mastitis en las vacas lecheras.

Tordillo: adj., en los caballos, pelo de color negro con pelo de color blanco mezclado en diferentes proporciones y variaciones (tordillo quemado, tordillo almendrillo, tordillo chancaco, tordillo moro).

Torete: sust. masc., un toro joven, antes del desarrollo físico completo.

Trampa: sust. fem., reja de fierro para sostener la cabeza de la vaca dentro del comedero durante el proceso de la ordeña (entra a esta hora en esa trampa).

Tresalbo: adj., un caballo con el pelo color blanco en tres patas (con tres patas es tre-salbo).

Unalbo: adj., un caballo con el pelo de color blanco en una pata (con una pata es unalbo).

Vara: sust. fem., sinónimo de garrocha, se re-fiere al lado derecho del caballo, el fuete o vara es llevado en la mano derecha entre los jinetes de carreras (el lado de la vara, con esta mano se lleva la vara), una medida de distancia en las carreras de caballos tipo parejera.

Zaino: adj., en los caballos, pelo de color oscuro hasta negro sin ninguna marca de pelo color blanco.

Page 175: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

175

Bibliografía

Coseriu, Eugenio, Principios de semántica es-tructural, Gredos, Madrid, 1977.

Chávez, Martha, “‘Uno es de todo’: trabajo femenino y toma de decisiones en una sociedad ranchera”, en Esteban Barragán López (coord.), Rancheros y sociedades ran-cheras, El Colegio de Michoacán/orstom/cemca, Zamora, 1994, pp. 109-124.

Chenevix-Trench, Charles, A History of Horse-manship: The Story of Man’s Ways and Means of Riding Horses from Ancient Times to the Present, Doubleday & Company, Nueva York, 1970.

D’Andrade, Roy, The Development of Cognitive Anthropology, Cambridge University Press, Cambridge, 1995.

D’Andrade, Roy y Claudia Strauss (comps.), Human Motives and Cultural Models, 2a. ed., Cambridge University Press, Cambridge, 1994.

———, “Afterword”, en Roy D’Andrade y Claudia Strauss (comps.), Human Motives and Cultural Models, Cambridge University Press, Nueva York, pp. 192 y 193.

Fernández, Rodolfo, Latifundios y grupos dominantes en la historia de la provincia de Ávalos, Instituto Nacional de Antropología e Historia/Ágata (Colección Científica, núm. 292), Guadalajara, 1994.

———, Mucha tierra y pocos dueños: estancias, ha-ciendas y latifundios avaleños, Conaculta/inah (col. Regiones de México), México, 1999.

Arias, Patricia, Los vecinos de la sierra: micro-historia de Pueblo Nuevo, Universidad de Guadalajara/Centre d’Études Mexicaines et Centraméricaines, Guadalajara, 1996.

Baldinger, Kurt, Teoría semántica: hacia una semántica moderna, Alcalá (col. Románica, núm. 12), Madrid, 1970.

Barragán López, Esteban, Más allá de los caminos: los rancheros del Potrero de Herrera, El Colegio de Michoacán, Zamora, 1990.

Bavera, Guillermo Alejandro, Curso de produc-ción bovina de carne, Universidad Nacional de Río Cuarto, Río Cuarto, Argentina, 2000.

Berlin, Brent y Paul Kay, Basic Color Terms: Their Universality and Evolution, Berkeley, University of California Press, (1969) 1990.

Bruner, Jerome S.,“On cognitive growth”, en Jerome Bruner et al., Studies in Cognitive Growth: A Collaboration at the Center for Cogni-tive Studies, John Wiley & Sons, Nueva York, 1967, pp. 1-67.

Burling, Robbins , “Burmese kinship termi-nology”, en E. A. Hammel (comp.), Formal Semantic Analysis, American Anthropologi-cal Association, Wisconsin, vol. 67, núm. 5, parte 2, 1965, pp. 106-117.

Contreras Silva, Rodrigo, Nostalgias de pino y madroño: historia de Valle de Juárez, comp/UdeG, Guadalajara, 1995.

Page 176: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

176

Fernham, Adrian, Lay Theories: Everyday Un-derstanding of Problems in the Social Sciences, Pergamon Press, Oxford, 1987.

Gardner, Howard, The Mind’s New Science: A History of the Cognitive Revolution, Basic-Books, Nueva York, 1998.

Geckeler, Horst, Semántica estructural y teoría del campo léxico, Gredos, Madrid, 1976.

Gentner, Dedre y Albert L. Stevens (comps.), Mental Models, Lawrence Erlbaum Associa-tes, Nueva Jersey, 1983.

Ginzburg, Carlo, El queso y los gusanos: el cos-mos según un molinero del siglo xvi, Océano, México, 2003.

González, Luis, Pueblo en vilo, El Colegio de México, México, 1968.

González Cárdenas, Luis, Memorias y reflexio-nes, México, 1972.

Goodenough, Ward H., “Yankee kinship terminology: a problem in componencial analysis”, en E. A. Hammel (comp.), Formal Semantic Analysis, American Anthropologi-cal Association, Wisconsin, vol. 67, núm. 5, parte 2, 1965, pp. 259-287.

Holland, Dorothy C., “How cultural systems become desire”, en Roy D’Andrade y Clau-dia Strauss (comps.), Human Motives and Cultural Models, 2a. ed., Cambridge Univer-sity Press, Cambridge, 1994, pp. 61-89.

Holland, Dorothy y Naomi Quinn (comps.), Cultural Models in Language & Thought, Cam-bridge University Press, Nueva York, 1995.

Holland, John H., Keith J. Holyoak, Richard E. Nisbett y Paul R. Thagard, Induction: Processes of Inference, Learning, and Discovery, The mit Press, Cambridge, Massachusetts, 1993.

Hutchins, Edwin, Cognition in the Wild, The mit Press, Cambridge, Massachusetts, 1996.

———, “Myth and experience in the Tro-briand Islands”, en Dorothy Holland y Naomi Quinn (comps.), Cultural Models in Language & Thought, Cambridge University Press, Nueva York, 1995, pp. 269-289.

———, “Understanding Micronesian na-vigation”, en Dedre Gentner y Albert L.

Stevens (comps.), Mental Models, Lawrence Erlbaum Associates, Nueva Jersey, 1983, pp. 191-226.

Jakobson, Roman y Linda Waugh, The Sound Shape of Language, The Harvester Press, Sussex, 1979.

Kempton, Willett, “Two theories of home heat control”, en Dorothy Holland y Naomi Quinn (comps.), Cultural Models in Langua-ge & Thought, Cambridge University Press, Nueva York, 1995, pp. 222-242.

Lamb, Sydney, “Kinship terminology and linguistic structure”, en E. A. Hammel (comp.), Formal Semantic Analysis, American Anthropological Association, Wisconsin, vol. 67, núm. 5, parte 2, 1965, pp. 37-64.

Linde, Charlotte, “Explanatory systems in oral life stories”, en Dorothy Holland y Naomi Quinn (comps.), Cultural Models in Language & Thought, Cambridge University Press, Nueva York, 1995, pp. 343-368.

Lounsbury, F. G., “Another view of the Trobriand kinship categories”, en E. A. Hammel (comp.), Formal Semantic Analysis, American Anthropological Association, Wisconsin, vol. 67, núm. 5, parte 2, 1965, pp. 142-185.

Lutz, Catherine, “Motivated models”, en Roy D’Andrade y Claudia Strauss (comps.), Human Motives and Cultural Models, 2a. ed., Cambridge University Press, Cambridge, 1994, pp. 181-196.

Mathews, Holly F., “The directive force of morality tales in a Mexican community”, en Roy D’Andrade y Claudia Strauss (comps.), Human Motives and Cultural Models, 2a. ed., Cambridge University Press, Cambridge, 1994, pp. 127-162.

Norman, Donald A., “Some observations on mental models”, en Dedre Gentner y Albert L. Stevens (comps.), Mental Models, Lawren-ce Erlbaum Associates, Nueva Jersey, 1983, pp. 7-14.

Quinn, Naomi, “Convergent evidence for a cultural model of American marriage”, en Cultural Models in Language & Thought,

Page 177: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

177

Cambridge University Press, Nueva York, 1995, pp. 173-194.

Quinn, Naomi y Dorothy Holland, “Culture and cognition”, en Dorothy Holland y Naomi Quinn (comps.), Cultural Models in Language & Thought, Cambridge University Press, Nueva York, 1995, pp. 3-40.

Stevens, Albert L. y Dedre Gentner, “Intro-duction”, en Dedre Gentner y Albert L. Stevens (comps.), Mental Models, Lawrence Erlbaum Associates, Nueva Jersey, 1983, pp. 1-6.

Strauss, Claudia, “Models and motives”, en Roy D’Andrade y Claudia Strauss (comps.), Human Motives and Cultural Models, 2a. ed., Cambridge University Press, Cambridge, 1994, pp. 1-20.

Vanderwood, Paul, “Region and rebellion: the case of the Papigochic”, en Eric van Young (comp.), Mexico’s Regions: Comparative History and Development, Center for U.S.-Mexican Stu-dies/ucsd, San Diego, 1992, pp. 167-190.

Van Young, Eric, “Introduction: are regions good to think?”, en Eric van Young (comp.), Mexico’s Regions: Comparative History and De-

velopment, Center for U.S.-Mexican Studies/ucsd, San Diego, 1992, pp. 1-38.

DocumentosArchivo Municipal de Concepción de Buenos

Aires, Jalisco, lo relativo a ganado equino y bovino, guías sanitarias del rastro, docu-mentos de compraventa y listas de ganado perdido.

Elementos de análisis de las cadenas productivas: carne de bovino, Banco de México-fira, Do-cumento Técnico, 1996.

Elementos de análisis de las cadenas productivas: leche, Banco de México-fira, Documento Técnico, 1994.

fao (Food and Agriculture Organization of the United Nations), http.www.fao.org/waicent/portal/statistics, 2003.

inegi (Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática), Aguascalientes, 1993.

Oportunidades para el desarrollo de la ganadería bovina productora de carne en México, Ban-co de México-fira, Boletín Informativo, núm. 295, vol. XXIX, 30 de junio de 1997.

Page 178: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH
Page 179: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

179

APÉNDICE

Contenido: El tema de las entrevistas fue acerca de los colores del pelo y las marcas es-peciales del ganado equino y bovino. Afortu-nadamente, don Pablo no se limitó al tema. Habló sobre su larga vida de ganadero, sobre las costumbres de antes y cómo fueron cam-biando. Hizo muchas descripciones de objetos de trabajo, de las formas de trabajo, de la crianza y alimentación del ganado mayor. Las entrevistas con él son muy ricas en narraciones de hechos de épocas anteriores del mundo charro y ganadero. Don Pablo tenía 75 años cuando se efectuaron las entrevistas y parecía vivir en sus recuerdos. Mostraba poco entu-siasmo por las cosas nuevas y modernas.

Ficha 2Informantes: Elías Contreras Solís, mvz, y ran-cheros ganaderos.

Actividades: Veterinario y actividades rela-cionadas con la ganadería.

Lugar: Concepción de Buenos Aires, Maza-mitla y San José de Gracia.

Fecha: 1995.Condiciones: La sesión fue durante una co-

mida en el terreno de la familia Durand/Arias cerca de Mazamitla. Fue una plática espontá-nea que no fue posible grabar. Se documentó por escrito la información pertinente al pro-yecto.

Duración: 2 horas.

Cada ficha representa entrevistas grabadas y transcritas o, en algunos casos, una descripción de los sucesos. En algunas fichas se incluyen varios informantes que participan durante la sesión grabada y en otras es todo un equipo de trabajo. El tiempo de las grabaciones es variable, va de una a cuatro horas, según los casos y el número de entrevistas. También se registra una descripción de lo observado directamente, que se conserva en un diario de campo, y en ciertos casos hay documentación fotográfica y video.

Ficha 1Informante: Pablo Barba Barba.

Actividad: Charro ganadero.Lugar: Rancho en Los Altos de Jalisco y ca-

ballerizas en Guadalajara.Fecha: 1995.Condiciones: Fueron dos entrevistas graba-

das; la primera fue en el restaurante Tizoc de Jardines del Bosque, en Guadalajara, donde se reúnen todos los días los viejos charros a desayunar. La segunda entrevista fue en las instalaciones pegadas al lienzo charro, junto a la Expo-ganadera. Las condiciones fueron mucho mejores y el hecho de estar en presen-cia de sus caballos y sus instrumentos de tra-bajo produjo una entrevista muy buena.

Duración: Fueron 4 horas de grabación y otras 4 de observación en su cuadra de caballos charros.

Fichas de informantes,

equipos o casos específicos

Page 180: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

180

Contenido: La discusión entre los ganaderos y el veterinario comenzó con preguntas diri-gidas a mí sobre la salud, la resistencia y la capacidad de trabajo de las razas de caballos europeos, el purasangre y el árabe. Lo impor-tante para mí fue mi aceptación entre ellos, pues logré ganarme su confianza para futuras entrevistas. Ellos mismos mostraron deseos de comunicar sus conocimientos sobre el ganado y la problemática de la zona. Documenté lo que observé sobre las relaciones humanas y cómo fueron segregándose por género y por intereses durante la reunión y en la comida. Lo interesante fue que los rancheros se apar-taron desde el principio de la reunión, se alejaron de los académicos y su discusión sobre política.

Ficha 3Informantes: Elías Contreras Solís fue el prin-cipal y hubo intervenciones de Nicolás Con-treras G. y Benjamín Contreras S.

Actividades: Veterinario de ganado mayor, y los otros, ganaderos.

Lugar: Concepción de Buenos Aires, Jalisco, comedor de la casa del seminario.

Fecha: 1995.Condiciones: La entrevista en grupo fue

hecha dentro del edificio antes de que sirvie-ran la comida. El ambiente fue bueno para la grabación; el único problema fue que habla-ban unos y otros de distintos lugares, y la cla-ridad de algunos de ellos no siempre fue buena. Otro problema fue que para describir algunos colores y marcas en el ganado, los informantes se referían a un objeto y apunta-ban con la mano hacia el objeto. No estaba preparada para la documentación de estos casos durante la entrevista. Fue uno de mis primeros intentos.

Duración: 1 1/2 a 2 horas aproximadamente.Contenido: La entrevista tuvo el propósito

de buscar descripciones de los colores y mar-cas en el ganado mayor. Se trató sobre la ga-nadería a partir de la descripción en las guías sanitarias y en las facturas de compraventa, y

de cómo describir e identificar un animal robado.

Ficha 4Informante: Ramón Garza.

Actividad: Charro ganadero.Lugar: Exhacienda de San Francisco Javier,

de Tizapán, Jalisco.Fecha: 1996.Condiciones: No fue posible grabar las con-

versaciones, pero se documentó por escrito y con fotografías.

Duración: 5 horas de participación y obser-vación.

Contenido: Se trató de una comida y visita para conocer los restos de la ex hacienda, además de platicar con los actuales dueños del lugar y su cuñado Ignacio Hernández, el his-toriador aficionado de Tizapán. Todo fue or-ganizado por don Bernardo González, gana-dero de San José de Gracia, Michoacán, y otros tres aficionados a la historia de su pueblo, Concepción de Buenos Aires, el pianista Sal-vador Yáñez, el “Lic.” Jesús Torres y el veteri-nario Elías Contreras. Entrevisté a Ramón Garza sobre sus caballos y vacas y acerca de la charrería de esta zona. Registré la fuerte se-gregación de género masculino y femenino en las relaciones sociales rancheras.

Ficha 5Informante: Salvador Bravo, con intervenciones de su hijo del mismo nombre.

Actividad: Criador de ganado equino.Lugar: Rancho Los Alamitos, Tlajomulco,

Jalisco.Fecha: 1996.Condiciones: Las entrevistas fueron hechas

durante las horas de trabajo en el rancho, al aire libre. Hubo interferencias en algunas de las grabaciones a causa del viento. El hijo participó cuando discutimos el problema es-pecífico de un caballo.

Duración: La primera entrevista, 3 horas grabadas; la segunda, 1 hora (sin grabar), documentada por escrito.

Page 181: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

181

Contenido: En esta entrevista, el informante narra su pasado de jinete, de entrenador y cómo fue cambiando la situación de la crian-za de caballos en México. Habla de remedios caseros tradicionales para las curaciones de los caballos y hace la comparación con la me-dicina veterinaria. Mantiene una posición a la defensiva de sus conocimientos; él, como persona de procedencia humilde, de rancho, versus los “catrines” ricos urbanos.

Ficha 6Informante: Guadalupe Contreras Díaz.

Actividad: Ganadero de vacas lecheras y to-retes de engorda.

Lugar: Concepción de Buenos Aries, Ja-lisco.

Fecha: 1996.Condiciones: Otros participantes fueron la

esposa, el suegro —también ganadero—, una señora que desgranaba el maíz y un vaquero del rancho. La entrevista fue en dos partes: la primera en la casa del informante, con inter-vención de la señora. La segunda fue en los corrales del rancho, durante el trabajo, con intervención del suegro, la trabajadora y el vaquero. Hubo interferencias en la grabación por causa del viento. En una segunda visita al rancho, tuve más de cuatro horas de observa-ción directa de las tareas con el ganado.

Duración: 3 horas (aproximadamente) gra-badas y 4 horas de observación.

Contenido: El informante es representativo del ganadero ranchero acomodado de la Sie-rra del Tigre, que sigue con las técnicas tradi-cionales de la ganadería bovina. Los temas de la entrevista fueron la crianza, la ordeña, la engorda, la alimentación, la salud y la produc-ción de queso tradicional de la zona. Este in-formante muestra la importancia de estar en presencia de sus objetos y su ganado, o sea, en el lugar de las actividades ganaderas, para lograr la entrevista deseada.

Ficha 7Informantes: Manuel y Lourdes Matos.

Actividad: Ganaderos de bovinos destinados al consumo humano.

Lugar: Guadalajara y La Venta, Zapopan.Fecha: 1996.Condiciones: La entrevista grabada fue hecha

en su casa de Guadalajara, donde reside parte del año. El ambiente fue excelente para la grabación pero, por otro lado, el hecho de estar en su casa produjo un discurso de tipo narrativo y descriptivo sobre la historia de sus logros. Creo que si hubiera sido posible estar en el lugar con el ganado y los objetos de trabajo, habría cambiado el contenido hacia situaciones específicas: cómo se resolvieron los problemas en sus ranchos y descripciones más detalladas de los diferentes aspectos de la ganadería con tecnología moderna.

Duración: 3 horas de entrevista grabada y 4 de observación en el rancho.

Contenido: Este informante es representati-vo de los ganaderos empresarios de ranchos extensos con tecnología moderna: Ciudad Mante, Tamaulipas; Palenque, Chiapas; La Venta, Zapopan. La entrevista es importante por el contraste que hay con los ganaderos tradicionales de la Sierra del Tigre. El infor-mante trata de la ganadería como empresa y la presenta como negocio exitoso si se intro-duce tecnología moderna. Esta forma de or-ganización contrasta con la de los ganaderos rancheros de unidades productivas pequeñas, donde la ganadería es la única forma de vida que conocen.

La observación en el rancho La Venta, Zapopan, fue muy productiva, porque es ma-nejado por la señora Lourdes: es rancho de equinos.

Ficha 8Informantes: Victoria Zermeño (vz) y Juan Carlos Galán (jcg), mvz.

Actividad: vz ganadera de vacas lecheras y jcg veterinario de equinos y medicina alterna-tiva para el ganado.

Page 182: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

182

Lugar: Establo La Esperanza, carretera a Chapala.

Fecha: 1996.Condiciones: La entrevista fue hecha duran-

te el trabajo con ambos informantes. Durante la documentación en los potreros hubo mucha interferencia de ruido por la maquinaria de ordeña y una camioneta vieja.

Duración: 3 horas con ambos informantes.Contenido: Durante esta entrevista hubo

participación de una pareja, la señora gana-dera y el esposo veterinario. Lo interesante es la forma de participación de ambos informan-tes, o sea, cuándo y por qué toma la palabra uno u otro. En general se trata sobre ganado bovino, y los temas fueron la ordeña, la crian-za, la salud, el comportamiento, la genética, las razas, y las formas de manejar el ganado. Hay discusión sobre técnicas tradicionales versus modernas.

Las aportaciones del esposo veterinario son importantes porque hasta ahora él es el único que trata sobre la medicina alternativa de una manera más formal que los remedios caseros comunes en el campo.

Ficha 9Informante: Sergio Salinas, mvz.

Actividad: Veterinario de equinos.Lugar: Clínica Eqcovet, El Coli, Zapopan.Fecha: 1997.Condiciones: La entrevista se efectuó en la

clínica, en la oficina del informante, por lo que el ambiente para la grabación fue bueno. Utilicé una lista de preguntas relacionadas con los distintos dominios de la medicina veteri-naria en ganado mayor.

Duración: 1 hora.Contenido: Esta entrevista se hizo con el

propósito de aplicar un cuestionario para ve-terinarios. Hasta cierto punto se respondió bien a las preguntas, pero al llegar a las que se refieren a los instrumentos de trabajo, al veterinario le costó mucho más esfuerzo y terminó enlistando brevemente los nombres de los mismos. Al comenzar a platicar de un

incidente anterior, el informante cambió a un discurso de tipo narrativo mucho más rico en información. Al observar el problema de la descripción de los instrumentos, volví a inten-tarlo con los instrumentos presentes en la sala de operación de la clínica. Las entrevistas con los veterinarios cambiaron del todo cuan-do las preguntas se formularon en presencia de los instrumentos, y entonces sí se ofreció una explicación sobre sus usos.

Ficha 10Informante: Ignacio Rodríguez, mvz.

Actividad: Veterinario de equinos.Lugar: Clínica Eqcovet, El Coli, Zapopan.Fecha: 1997.Duración: 2 horas en dos sesiones.Contenido: La primera sesión fue en la clí-

nica, mientras se atendía a un caballo que sufría un cólico. Resultó muy buena la entre-vista porque el informante fue explicando las tareas al mismo tiempo que él y un ayudante las realizaban. Los problemas fueron que mucho quedaba sobreentendido, por lo que no hubo necesidad de expresarlo verbal-mente. Por lo mismo, hubo referencias hacia ciertos objetos solamente con la mirada, de manera que no se registran en la grabación. Con todo, se trata de un buen ejemplo, aun-que corto, de estas formas de comunicación y del saber colectivo.

La siguiente sesión fue mucho más larga, y en ella se trató sobre la interpretación de un estudio radiográfico de un caballo. En presencia de las radiografías, el informante da una amplia explicación técnica. Es un ex-celente ejemplo de discurso de tipo descrip-tivo y argumentativo. Al terminar con las in-terpretaciones, comenzamos a platicar sobre el problema que representan las garrapatas. Aquí el informante titubeó un poco al expli-car el proceso de reproducción de estos ani-males. Resultó pues interesante, aunque el informante no mostraba mucha seguridad al abordar el tema, ofreció una explicación convincente.

Page 183: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

183

Fichas 11, 12 y 13Informantes: Sergio Salinas, Ignacio Rodríguez y Luis, equipo de veterinarios, y Simón Cer-vantes y otros dos mozos ayudantes.

Actividad: Cirugía equinos.Lugar: Clínica Eqcovet, El Coli, Zapopan.Fecha: 1997.Condiciones: Estos tres casos fueron de ob-

servación participante durante tres distintas intervenciones quirúrgicas. El ambiente era muy ruidoso y hubo mucha interferencia. Otro problema fue que, por la misma acción del equipo, no siempre se grabó todo lo que de-cían. El micrófono de la grabadora no alcanzó a captar con claridad todas las voces de los participantes, pero esto se compensó docu-mentando las sesiones por escrito.

Duración: 3 sesiones de 4 horas cada una; 12 horas en total.

Ficha 11Contenido: Esta sesión de trabajo en equipo trata de una intervención quirúrgica a un ca-ballo. El registro no se transcribió por lo mal grabado y la poca comunicación. La cirugía fue para quitar un fragmento de hueso de la rodilla, pero el caballo se murió a causa de un choque y paro cardiaco. El drama de la sala de operaciones ilustra bien la problemática de la distribución de las tareas cognitivas y el conocimiento colectivo en general. Este caso se documentó por escrito. La grabación captó fragmentos de la comunicación en la voz del cirujano principal.

Ficha 12Contenido: Esta intervención fue de un caballo triptórquido. Son caballos en los que se cierra el canal inguinal por donde baja el testículo; por problemas de comportamiento peligroso, en este caso se optó por castrarlo completa-mente. El registro de la conversación fue muy bueno, esta vez con la participación de dos veterinarios. Se registraron ejemplos de distri-bución de las tareas cognitivas y buenos ejem-plos del conocimiento mutuo y compartido;

mutuo porque los informantes están cara a cara y se comunican con miradas, gestos y pocas palabras. En la entrevista hay una buena descripción de los instrumentos por el hecho de tenerlos presentes. También se documentó el proceso y el ambiente de trabajo con cierto detalle y por escrito.

Ficha 13Contenido: En este caso se trató de una neurec-tomía, o sea, de cortar ciertos nervios que van hacia la parte de atrás de las manos, para que el caballo no sienta dolor por problemas en los huesos naviculares. La documentación grabada es muy buena y se registró la partici-pación de tres veterinarios y un ayudante du-rante todos los pasos de la operación, hasta que despertó el caballo. Hay una buena expli-cación, por parte del anestesista, de su equipo y del procedimiento. El registro del trabajo en equipo fue bueno, con mucha interacción de los actores.

Ficha 14Informante: Sixto Báez, mvz.

Actividad: Veterinario, reproducción equina.Lugar: Rancho Verea, Tesistán, Zapopan.Fecha: 1997.Condiciones: La entrevista se realizó en una

terraza, en un ambiente tranquilo, sin inter-ferencias. Utilicé el cuestionario para veteri-narios.

Duración: 2 horas de grabación y 20 horas de observación directa del trabajo en el rancho.

Contenido: La entrevista comenzó bien, pero el informante comenzó a salirse del cuestio-nario. Es una entrevista sobre la reproducción equina que aborda principalmente el asunto de las yeguas y sus crías, los cuidados, los ali-mentos y el trabajo especializado del parto y del recién nacido. Se grabó en video el naci-miento de un potro atendido por el informan-te. La entrevista es importante también porque se trata acerca de la reproducción equina como punto central y ofrece material que

Page 184: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

184

puede compararse con lo informado por los rancheros ganaderos de bovinos.

Duración: Además de la entrevista grabada, hubo tres sesiones de 6 horas cada una de obser-vación participante en el trabajo del rancho.

Ficha 15Informante: Pablo González, mvz.

Actividad: Ganadero y veterinario.Lugar: Rancho El Ojo de Agua, San José de

Gracia, Michoacán.Fecha: 1997.Condiciones: La primera entrevista se grabó

en una pequeña fonda del pueblo Tizapán el Alto, Jalisco. La grabación es buena. La segun-da entrevista fue en el rancho, al aire libre, durante el trabajo de revisión al ganado y un recorrido por el rancho. Pese a la interferen-cia causada por el viento se logró transcribir casi en su totalidad.

Duración: Un total de 4 horas de entrevista grabada y 12 horas más de observación parti-cipante, y documentación por escrito del trabajo en general.

Contenido: Durante la primera entrevista se aplicó el cuestionario para veterinarios y el resultado fue bueno en comparación con otros casos, pero al abandonar el guión de entrevis-ta, el informante comenzó a hablar libremen-te sobre su mundo ganadero, la producción, la política y la problemática del medio gana-dero de la sierra en general. Durante la segun-da sesión en el rancho, el informante comen-zó con un discurso extenso con un trasfondo económico-político interesante porque con-trasta con lo expuesto por otros ganaderos rancheros de la sierra. Este informante utiliza mucho el discurso de tipo descriptivo y argu-mentativo, aunque puede identificarse el na-rrativo en buena parte de las entrevistas.

Ficha 16Informante: Eduardo Partida, mvz.

Actividad: Veterinario de ganado mayor.Lugar: Farmacia del entrevistado, San José

de Gracia, Michoacán.

Fecha: 1998.Condiciones: La entrevista fue en su farmacia

y la grabación fue buena. Hubo intervenciones de clientes que se registraron en la graba-ción.

Duración: 1 hora.Contenido: El informante comienza narran-

do cómo logró su preparación profesional, pero luego llegaron clientes a la farmacia y se interrumpió la entrevista. La grabadora estaba sobre el mostrador de la farmacia y grabó toda la interacción de los clientes y el veterinario. Es un caso excelente y muy valioso porque fue espontáneo y la gente no se dio cuenta. Pue-den identificarse los cambios en los registros del habla por parte del veterinario. Otro de-talle interesante es el contraste en los concep-tos sobre la salud del ganado, las enfermeda-des y el manejo de los medicamentos, entre el veterinario y los rancheros que acuden a con-sulta sobre sus animales enfermos.

Ficha 17Informante: René López, mvz y compañero.

Actividad: Veterinarios.Lugar: Eqcovet, Zapopan.Fecha: 1998.Condiciones: La entrevista y videograbación

se realizaron durante un trabajo de arreglo dental. Hubo cierta interferencia por el ruido de la fresa, pero la grabación resulta entendible.

Duración: 1 hora.Contenido: Se trata de la atención dental de

un caballo. René explica el proceso mientras él y su compañero trabajan en equipo. Se trata de limar las muelas con una limadora eléctrica, de limar a mano los incisivos y ex-traer dos dientes de Lobo. El discurso es de tipo descriptivo y argumentativo en su mayor par-te. Los instrumentos de trabajo son importan-tes en este caso y se documentan con video y con una descripción verbal por parte del ve-terinario. Esta documentación es significativa también por el trabajo en equipo y la distribu-ción de las tareas cognitivas, el conocimiento

Page 185: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

185

compartido entre los dos veterinarios y el ca-ballerango ayudante.

Ficha 18Informante: Arturo Ángeles.

Actividad: Herrador de caballos.Lugar: Zapopan, Jalisco.Fecha: 1998, 1999.Condiciones: Las entrevistas se hicieron

durante el trabajo y las grabaciones fueron buenas.

Duración: Un total de 2 horas de grabación y otras 40 horas de observación.

Contenido: Estas entrevistas, en conjunto con la documentación en video, fotográfica y por escrito del trabajo de los herreros, son importantes porque representan una de las tareas muy especializadas dentro de la gana-dería mayor. En el caso de este herrero se registró por escrito el trabajo en equipo de él y su ayudante, el caballerango, el jinete y el veterinario. Ejemplifica el trabajo en equipo para solucionar un problema y cómo cada quien participa con conocimientos especiali-zados. Hace mucho que observo el trabajo en equipo del herrero, e incluso participé como observadora en una clínica para herreros que impartió el Master Ferrier Clark, de la Univer-sidad de California en Davis.

Ficha 19Informante: Laura González.

Actividad: Producción de queso de manera tradicional.

Lugar: La quesera de Laura, en San José de Gracia, Michoacán.

Fecha: 1998, 1999.Condiciones: La primera entrevista se realizó

en un cuarto y la grabación fue buena. La segunda sesión fue más ruidosa porque se efectuó en el lugar de trabajo.

Duración: 3 horas de grabación y 15 horas de observación participante documentada por escrito y videograbada parcialmente.

Contenido: La importancia de estas entrevis-tas y su documentación radica en que el pro-

ducto final de la ganadería bovina lechera, de la sierra en particular, es el queso. El proceso se registró parcialmente con otros informan-tes, con Laura el registro fue completo. Otro aspecto muy relevante es que se trata de una mujer que realiza un trabajo que suele consi-derarse masculino en la cultura ganadera. En las entrevistas ella señala algunos aspectos de la problemática entre los géneros en el mundo ganadero.

Ficha 20Informante: Juan del Toro.

Actividad: Ganadero.Lugar: Rancho pequeño cerca de Mazamitla,

Jalisco.Fecha: 1998, 1999.Condiciones: Las entrevistas se hicieron en

tres ocasiones durante el trabajo de la ordeña. La grabación fue buena pese al ruido de la lluvia.

Duración: 4 horas de entrevistas grabadas, 2 horas de videograbación y 20 horas de ob-servación directa de las actividades de la orde-ña y del rancho en general.

Contenido: La entrevista resultó muy buena, pues don Juan es un excelente informante sobre los distintos aspectos de la ordeña en pequeña escala. La entrevista abarca todo lo que implica la ordeña y la relación que él y su señora tienen con las vacas. Don Juan y su familia, la señora y dos hijos, representan el mundo ranchero muy sencillo, en el que apenas sacan adelante la tarea con sus vacas lecheras. Su forma de vida contrasta con la de los ganaderos de ranchos o establos ma-yores.

Ficha 21Informante: Alicia Cazares.

Actividad: Ordeñadora.Lugar: Rancho pequeño cerca de Mazamitla,

Jalisco.Fecha: 1998, 1999.Condiciones: La entrevista se realizó durante

el trabajo de ordeña. La grabación fue buena.

Page 186: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

186

Duración: 1 hora.Contenido: La informante es la señora de

don Juan (ficha 20), quien fue entrevistado en la misma ordeña. Esta entrevista fue difícil de concertar. Alicia no quería hablar en pre-sencia de su esposo, pero cuando éste se alejó de la ordeña y nos quedamos a solas empezó a comunicarse conmigo. La entrevista con ella es significativa porque ofrece una versión fe-menina de las actividades relacionadas con las vacas lecheras.

Ficha 22Informante: Jesús Cazares.

Actividad: Vaquero.Lugar: Rancho pequeño cerca de Mazami-

tla, Jalisco.Fecha: 1999.Condiciones: La entrevista fue en el campo,

durante el trabajo que consiste en bajar el ganado del cerro a los corrales. La grabadora no funcionó y se perdió todo. Pero sí se docu-mentó en video y fue posible reconstruir el trabajo en equipo de los vaqueros.

Duración: El tiempo de observación fue de 8 horas en total, con una hora de videograba-ción aproximadamente.

Contenido: Don Jesús es padre de Alicia (ficha 21) y vive muy cerca de la casa de ella. Ha pasado toda su vida trabajando con ganado y ahora sus hijos participan en lo mismo. Él es el encargado de los potreros de una familia de ganaderos de La Manzanilla que también tienen un establo en Tlajomulco. La documen-tación en video y por escrito es sobre el mane-jo de las becerras en el campo mediante gritos, chiflidos y actividad corporal.

Ficha 23Informante: José Luis Sánchez, mvz.

Actividad: Ganadero y veterinario de bovi-nos y administrador del rancho.

Lugar: Los potreros en La Manzanilla, po-treros en Mazamitla y rancho La Suprema en San Isidro, Tlajomulco, Jalisco.

Fecha: 1999.

Condiciones: La entrevista se efectuó en los corrales de los potreros de Mazamitla donde don Jesús Cazares trabaja como vaquero (ficha 22). La grabación no sirvió, pero se documen-tó en video con sonido. Después documenté por escrito la sesión.

Duración: 4 horas.Contenido: Lo más importante fue sobre el

trabajo en equipo al separar las becerras que iban a ser transportadas a otro potrero en La Manzanilla. El informante fue trabajador mi-grante en los Estados Unidos, e incluso habla-ba conmigo en inglés. Pertenece a la familia Sánchez, que son dueños de los potreros y ranchos en la Sierra del Tigre y del establo de Tlajomulco. Este informante es un destacado ganadero y veterinario que participa en los ranchos de la sierra y en un establo moderno de vacas lecheras de alto registro cerca de Guadalajara.

Ficha 24Informante: Elías Contreras Solís, mvz.

Actividad: veterinario.Lugar: Concepción de Buenos Aires, Jalisco.Fecha: 1999.Condiciones: La entrevista tuvo lugar dentro

de una casa, en muy buenas condiciones para la grabación.

Duración: 2 horas grabadas y 6 horas de observación participante en un rancho de este municipio.

Contenido: Este informante comenzó na-rrando sus experiencias recientes de viajar a los Estados Unidos. Después siguió con un discurso de tipo narrativo pero con una buena parte descriptiva sobre la situación de la gana-dería en la zona de Concepción de Buenos Aires. Este informante es importante porque forma parte de los trabajadores migrantes y en este caso es un profesionista. He documen-tado otros casos de veterinarios y caballerangos migrantes. Lo interesante es el prestigio que ellos obtienen al regresar a su lugar de origen, por los conocimientos adquiridos en el extran-jero. En otra ocasión hice una entrevista larga

Page 187: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

187

en un rancho durante las horas de trabajo. La entrevista se grabó y también se videograbó el trabajo. El material resulta muy valioso por documentar el trabajo en equipo en un rancho de ganado lechero.

Ficha 25Informante: Luis Díaz.

Actividad: Caballerango.Lugar: Hípico El Bajío, Zapopan, Jalisco.Condiciones: Las entrevistas se realizaron a

cielo abierto durante el trabajo general con los caballos. La grabación es clara.

Duración: 2 horas de grabación y un día de trabajo documentado por escrito y mediante fotografía durante distintas sesiones. Observa-ción directa por 7 años.

Fecha: 1999, 1997-2003.Contenido: Se trata del trabajo diario con los

caballos; la alimentación, la limpieza del ca-ballo, la limpieza de la caballeriza, limpieza del equipo de montar, la aplicación de trata-mientos curativos, el trabajo del caballo y la participación con el herrero y el veterinario. En este caso puede observarse la relación ín-tima entre el caballerango y los caballos. Él cuenta sus experiencias en los Estados Unidos, donde trabajó un tiempo. Se trata de un tra-bajador migrante que regresa a su punto de partida como un experto en su trabajo: el sa-ber especializado. La documentación por es-crito trata de reconstruir un día de trabajo del caballerango.

Ficha 26Fecha: 1999.

Se trata de la documentación detallada de un caso de cólico; abarca desde que se identi-fica el problema hasta la muerte del caballo, y cómo se dio la participación en equipo de las personas. La documentación se hizo por escrito.

Participantes: Sergio Salinas, veterinario; Simón Cervantes, ayudante y yo misma.

Contenido: Se trata de observaciones sobre la distribución de las tareas cognitivas y físi-

cas, y el conocimiento compartido y especia-lizado. Hay buenos ejemplos de procesos de inferencia.

Ficha 27Informante: Ignacio Rodríguez, mvz.

Actividad: Veterinario.Lugar: Clínica Eqcovet, El Coli, Zapopan.Fecha: No registrada.Condiciones: La entrevista se efectuó prime-

ramente durante el trabajo y después en la clínica. Las grabaciones son buenas.

Duración: 2 horas de grabación de entrevis-ta y 8 horas de observación de las actividades de un día de trabajo.

Contenido: Se trata de reconstruir un día de trabajo de un veterinario de equinos en una situación más urbana. La idea es tener la com-paración con un día de trabajo de un veteri-nario de bovinos en el campo (ficha 24).

Ficha 28Informante: Marcela González de la Vara, mvz.

Actividad: Veterinaria con especialidad en etología.

Fecha: 1999, 2000.Condiciones: Ella es hija de don Luis Gonzá-

lez y trabaja en la unam en etología. Platicamos sobre sus investigaciones en torno del com-portamiento de las vacas lecheras. Para mí es importante estudiar su forma de observarlas. En dos ocasiones posteriores entrevisté a Mar-cela, sólo que no se grabaron las sesiones.

Ficha 29Informante: Honorato González.

Actividad: Ganadero de bovinos.Lugar: Rancho, San José de Gracia, Mi-

choacán.Fecha: 1999.Duración: 1 hora de entrevista sin graba-

ción.Contenido: No hubo condiciones para gra-

bar la entrevista, de modo que se documentó por escrito. Es un ganadero muy reconocido en la zona que maneja tecnología más actua-

Page 188: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

188

lizada que la de los demás. Es muy buen ejem-plo del ganadero próspero de San José de Gracia. Maneja ganado lechero y de carne.

Ficha 30Informante: Salvador Cisneros.

Actividad: Ganadero.Lugar: Rancho El Arriero, municipio de

Concepción de Buenos Aires.Fecha: 1999.Duración: 2 horas de entrevista grabada

y 8 horas de observación con 2 horas de video-grabación.

Contenido: Es un excelente ejemplo de las actividades de la ganadería lechera durante un día completo.

Ficha 31Informante: Gorgonio Buenrostro López, tío de Elías Contreras.

Actividad: Ganadero.Lugar: Rancho Los Llanitos, municipio de

Concepción de Buenos Aires.Fecha: 1999.Duración: 4 horas de observación directa y

documentación por escrito, en video y con fotografía.

Contenido: Es un ejemplo del ganadero en pequeña escala: 11 vacas lecheras. Las instala-ciones son muy sencillas y la forma de trabajo es tradicional.

Ficha 32Informante: Nicole Beteta, mvz.

Actividad: Veterinaria.Lugar: Guadalajara.Fecha: 2000, 1999-2003.Duración: Entrevista de 4 horas, grabada.

Contacto y experiencia en el trabajo con ella durante 4 años.

Contenido: La profesión veterinaria vista por una mujer. Nicole narra sus experiencias, sus relaciones de trabajo con veterinarios de gé-nero masculino. Son importantes sus observa-ciones sobre las diferencias entre los géneros y el trato de los animales.

Ficha 33Informante: Margarita López, mvz.

Actividad: Veterinaria e hija de ganadero.Lugar: Autlán y Zapopan, Jalisco.Fecha: 2000-2003.Duración: Observación participante en el

trabajo por 3 años.Contenido: Es importante por tratarse de

una mujer veterinaria que, además, trabaja con su padre en el rancho de ganado bovino para carne. Es una excelente informante del género femenino que participa a la par con los hombres en las tareas del ganado mayor.

Ficha 34Informante: Martha Briseño.

Actividad: Caballeranga.Lugar: Estados Unidos.Duración: 4 horas de entrevista no grabada

en una visita de ella a México para ver a su familia.

Contenido: El trabajo de caballeranga de una mujer de Jalisco que migró como trabajadora a los Estados Unidos. Es un caso especial, porque no es común en México que la mujer trabaje como caballeranga.

Ficha 35Informante: Josefina Valencia y familia; un hermano mayor, su hija Olivia y los nietos: Iris, Juan, Omar y Pablo.

Actividad: Ganadera de vacas lecheras.Lugar: Mazamitla, Jalisco.Fecha: 2000.Duración: 4 horas.Contenido: La documentación de toda la

ordeña de una mañana; participan en la acti-vidad distintos miembros de la familia: es una ordeña familiar.

Ficha 36Informante: Juan Briseño.

Actividad: Caballerango.Lugar: Hípico El Bajío, Zapopan.Fecha: 2000.Duración: 4 horas.

Page 189: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

189

Contenido: Entrevista grabada por una hora; 3 horas de entrevista y observación del trabajo, sin grabar. Juan relata sus experiencias como caballerango y trabajador migrante a los Esta-dos Unidos.

Ficha 37Informante: Israel Cervantes.

Actividad: Caballerango.Lugar: Hípico El Bajío, Zapopan.Fecha: 1998-2003.Duración: 6 años de observación directa.Contenido: El trabajo diario con caballos.

Ficha 38Informante: Gabriel Tejeda.

Actividad: Caballerango.Lugar: Hípico El Bajío, Zapopan.Fecha: 1999-2003.Duración: 5 años de observación directa.Contenido: El trabajo diario con caballos.

Ficha 39Informante: Beatriz Pino.

Actividad: Jinete.Lugar: Hípico El Bajío, Zapopan.Fecha: 1993-2003.Duración: 10 años de observación directa.Contenido: La monta de caballos de salto en

entrenamiento y competencia.

Ficha 40Informante: Salvador Fernández, arquitecto.

Actividad: Entrenador y jinete.Lugar: Hípico El Bajío, Zapopan.Fecha: 1986-2003.Duración: 17 años de participación y obser-

vación directa.Contenido: Participación en entrenamiento

en equitación y competencia de salto; observa-ción directa en el entrenamiento de potros.

Ficha 41Informante: Javier Fernández, arquitecto.

Actividad: Entrenador y jinete.Lugar: Hípico El Bajío, Zapopan, Jalisco.

Fecha: 1993-2003.Duración: 10 años de observación directa.Contenido: Participación directa en entrena-

miento y competencias de salto de caballos. Es un jinete que ha participado en el extranjero con otros trabajadores migrantes de Jalisco.

Ficha 42Informante: Héctor de la Torre.

Actividad: Jinete.Lugar: Hípico El Bajío, Zapopan, Jalisco.Fecha: 2000-2003.Duración: 3 años de observación directa.Contenido: La monta de caballos de salto en

entrenamiento y competencia. La particulari-dad del caso es que el informante es un ex jugador de futbol. Se compara con otro jinete, Beatriz Pino, respecto al conocimiento de montar a caballo y el género.

Ficha 43Informante: Isidro Falcón, militar jubilado.

Actividad: Proveedor de alfalfa.Lugar: Sayula, Jalisco.Fecha: 1998-2003.Duración: 6 años de observación directa.Contenido: Entrevistas periódicas, no graba-

das, sobre la problemática de la alfalfa como alimento para el ganado. Todo el proceso de la siembra, el corte, el secado, el empaque y almacenamiento de la alfalfa, así como la distribución entre clientes ganaderos.

Ficha 44Informante: Adrián Alcaraz.

Actividad: Forrajero.Lugar: Ciudad Granja, Zapopan, Jalisco.Fecha: 1986-2003.Duración: 17 años de observación directa.Contenido: Entrevistas periódicas, no graba-

das, sobre la problemática de las distintas mezclas de granos para los caballos. Se trata de un empresario importante entre los forrajeros que proporciona mucha información en torno de aspectos económicos, la calidad del produc-to y los distintos tipos de clientes ganaderos.

Page 190: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH
Page 191: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

Sobre vacas y caballos en Jaliscose terminó de imprimir en agostode 2008 en los talleres gráficos del

Instituto Nacional de Antropología e Historia.Producción: Roberto Zavala Ruiz editor/Dirección de Publicaciones

de la Coordinación Nacional de Difusión.

Page 192: Sobre vacas y caballos en Jalisco - Mediateca INAH

Sobre vacas y caballos en Jalisco

533

Daría Deraga

Sobr

e va

cas

y ca

ballo

s en

Jal

isco

Dar

ía D

erag

a

Esta investigación se basa en la antropología cogni-

tiva, a la que apoyan tanto la lingüística como la an-

tropología social, y pone énfasis en los procesos del

conocimiento, el pensamiento, la motivación y la co-

municación. Su objetivo es dar a conocer una cultura

específica: cómo los ganaderos ven, conciben e inte-

ractúan en su mundo productivo, cuál es su relación

con la tradición y su percepción de la modernidad.

La ganadería equina y bovina es una actividad

productiva que funciona sólo mediante el trabajo en

equipo, en la que cada uno aporta su saber especia-

lizado. Como el estudio se focaliza en un lugar, la

Sierra del Tigre, en el sureste de Jalisco, se describen

las condiciones geográficas y socioeconómicas, así

como la historia de la cría de ganado, a lo largo de

cuatrocientos años. Para organizar y describir los sa-

beres ganaderos, la autora los divide en perceptivos

—proceso mental de percepción—, prácticos —accio-

nes prácticas con el ganado en los ranchos y esta-

blos— y comunicativos —interacción verbal entre los

participantes del ámbito ganadero.

El saber especializado: un estudio en antropología cognitiva