146

Signo Ascendente

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Ebook de creación colectiva del taller de escritores: Los Campos Magnéticos.

Citation preview

Page 1: Signo Ascendente
Page 2: Signo Ascendente

1

Signo Ascendente.Medellín, 2015.Coordinador: Oscar Jairo González Hernández.Editor: Mateo Sepúlveda GómezIlustraciones: César del ValleTaller de escritura: Los Campos Magnéticos.Universidad de Medellín, Facultad de Comunicación.

Page 3: Signo Ascendente

PRÓLOGO

2

2

OSCAR JAIRO GONZÁLEZ HERNÁNDEZ

Page 4: Signo Ascendente

Nada que nos pueda hacer iniciar la escritura, que no sea quizá, un llamado o una invoca-

ción. Nada que nos lleve a nosotros mismos que no sea una indicación o una rara intensi-

dad. Nada que nos posea para someternos al destino incalcinable que no sea dado por

una tensión e irritación crítica extrema. Nada que no sea para construir nuestra masa ten-

tacular de sentido, sino aquello que alcanzamos desde lo que somos; porque solo alcanza-

mos lo que somos, nada más es lo que buscamos. Y es la escritura (y todo aquí es escri-

tura) la que nos propicia movernos en esas nuevas condiciones del ser nosotros mismos, en

donde nos probamos como medida de nosotros mismos, en su temperatura indecible, en

su melancolía que mueve nuestros hilos de heliconias al mediodía, que son nuestra turbu-

lencia hacia el sentido que le damos a los signos, que son de nuestra esencia en la mismi-

dad que somos. Y escribimos, porque en nosotros se da, la necesidad irresistible de inven-

tarnos en otra dimensión, de hacernos de otra manera en nuestra visión del mundo, de

buscar lo nuevo, lo nuevo que es en nosotros, por medio de metódicas que así nos los reve-

len. No estamos sino dominados por nosotros mismos, dominados desde la inquietud que

en nosotros es insaciable. Y por eso escribimos, porque vivimos en la escritura y ella nos

vive a nosotros. Tensión e intensidad de la escritura como mirada. Nuestra mirada es la

que escribe. Miramos y escribimos para que nada de nosotros sea destruido y para que na-

die sea destruido entre nosotros, en este nuestro Telar y nuestro Taller. Hiladores que so-

mos.

3

Page 5: Signo Ascendente

UN POQUITO DE VIENTO

3

4

MANUEL A HENAO MORA

Page 6: Signo Ascendente

PREFACIO

Me interesa el alma y todo lo que en ella se pueda leer.

El otro día mientras me recostaba sobre la baranda del metro pensaba- vaya como

nos ha rebasado la rutina y los afanes de la vida cual puertas del metro abriendo en san

Antonio a eso de la hora pico, escupiendo y succionando personas-, quisiera yo entonces

divagando en mis pensamientos más enredados, ser una levantadora de pesas para tener

la fuerza de resistir estás ganas de una vida distinta que siempre he llevado conmigo más

no sé cómo soportar sola sobre mi frágil espalda.

¿Por qué no algo más descabellado?, o no tal vez solo el hecho de estar descabel-

lado, más bien el hecho de llevar los peinados a mi manera, de ser, ver, y vivir diferente;

¿por qué no exorcizar las vidas ajenas cual chaman exorciza a los calamares de su tinta in-

terior?, ¿Alguna vez se ha preguntado usted el por qué de esta tinta arrojada sin razón y

repentinamente al mar?... Bueno pues yo también, es más, es uno de mis dilemas presen-

tes esos días en los que mi mirada se queda atrapada entre el viento y las pelusas presen-

tes en el aire, casi avergonzadas, ocultas tras los rayos del sol.

Bueno y es que me he desviado un poco en cuanto a historia y excedido en cuanto

a palabra así que lo invito a dejar a un lado todos sus compromisos , mientras este tropel

de letras presente lo llevan como usted desee ya sea como la sutil brisa o como el huracán

cual quimera enfurecida.

5

Page 7: Signo Ascendente

EL INSECTICIDA

Yo creía que a las mujeres bonitas no se les pegaban los bichos, pero resultaron ser

las que más les atraen.

Verá usted don Juan, era Domingo de compras y me levanté temprano para acom-

pañar a mi hermana, ella siempre ha sido la princesa de la casa. Mientras nos preparába-

mos el desayuno ella se disponía a tomar la caja del cereal integral de esas que prometen

mejorar la figura, y al poner la mano en la caja se dio cuenta de que una pequeña cucara-

cha rozó sus dedos a lo que inmediatamente ella reaccionó arrojando la caja al fregadero;

yo mientras tanto soltaba la carcajada preparando mi sanduche, al finalizar corrí rápido

al baño ya que si ella entraba primero terminaríamos haciendo las compras a la hora de

la cena. Un baño relajante con burbujas no más de 15 minutos mientras escuchaba sus

quejas fuera del baño, al salir ella procedió a ducharse ; cuando algunos minutos después

entré por mi cepillo de dientes ella estaba comenzando a alisar su cabello pero cuando se

disponía a conectar su plancha en el toma, unas pequeñas antenitas se asomaron ha-

ciéndola gritar como si hubiera visto la cara de mamá esos viernes que llegaba a las 2 de

la madrugada. Como estaba tan atemorizada por las antenitas, me dejó en el baño y fue a

alisarse a la habitación. No me fastidiaba el pequeño visitante pero tampoco me agradaba

así que simplemente lo dejé allí sin ceder a la tentación de estamparle un zapato, ni al

miedo para dejarme dominar por él y abandonar mi labor de cepillarme los dientes.

Cuando acabé me dirigí a tomar mis zapatos mientras mi hermana se maquillaba (labios

color sangre y bastante sombra oscura en los ojos) pero, Oh, le faltaba el corrector de

ojeras que lamentablemente no le corregía esas mañas de vanidosa que mamá le inculcó

antes de dejarnos.

Cuando por fin terminó recordó que no se había puesto su faja, se la había man-

dado el cirujano para poner “cositas en su lugar” ya que se había practicado una liposuc-

ción hace ya como medio mes o dos meses, corrió al closet y se subió en la escalera, sí,

guardaba sus fajas en la parte alta lo cual me parecía gracioso ya que era bajita y sus

6

Page 8: Signo Ascendente

tacones no le daban para alcanzarlas, aunque uno veía esas agujas y daban la sensación

de abrir agujeros en el suelo con cada pisada.

En fin cuando se subió a la escalera y puso su mano sobre la faja sintió unas alas y

un cuerpo extraño como pegajoso y cascaroso, el pavor la invadió provocando que uno de

sus tacones se enredara haciéndola caer; ya podrá adivinar usted don Juan que nuestras

compras terminaron en el hospital donde irónicamente el médico le puso al brazo enye-

sado de mi hermana un cabresto con dibujitos de bichos ya que los sobrios de color

oscuro se habían acabado y necesitaban sostenerle el brazo con algo, y así nos fuimos a

casa sin compras, con un brazo roto y sin repelente para tanta vanidad. Ah se me olvid-

aba comentarle don Juan mi madre murió hace un año durante una operación estética, se

nos fue sin alcanzar la perfección que buscaba, dejándonos sin madre, sin compras y lam-

entando no haber encontrado un insecticida a tiempo para tanto bicho que se le metió en

la cabeza viendo a esas mujeres bonitas a las que se les pegan los bichos pero saben bien

como maquillarles o hacerles un accesorio más de su glamuroso ser.

7

Page 9: Signo Ascendente

SEPIA

De color sepia se tornó el viaje que había implicado conocerla, puso mis pensamien-

tos a secar al sol, colgados de una cuerda como saco de tinta, hirvió mis sentimientos se-

cos con amoníaco eliminando así todo fragmento de mí que le molestara, convirtió mi san-

gre en tinta de sepia y así me utilizó para crear un escape a la fotografía en blanco y ne-

gro de su vida, sustituyendo esos grises por un color rojo casi anaranjado de ese mismo

que se tornaban sus cabellos cuando el sol de la tarde los tocaba, llevó a mis ojos a viajar

demostrándome que es posible elevarse sobra la gama de colores oscuros que a veces se

cruza en la vida.

Y me elevó me hizo mirar más allá del blanco, del negro, del sepia, de las sombras,

ella me hizo mirar hacia arriba y perder el control de todo lo que podía divisar bajo mis

pies, pero perdí el control de todo lo que podía divisar bajo mis pies.

Pero perdí el control quise ser libre, ir más allá del cielo, me dediqué a mirar mucho

pero no ver nada, anhelaba esa sensación de libertad que me daba el estar suspendido en

el aire y poder ver más que allá plantado en la tierra; y me convertí en un ciego que al cer-

rar los ojos le inundaba el blanco pero aún a pesar del dolor de perder mi vista comprendí

la sencillez de aquel asunto y mis ojos en blanco se convirtieron en el lienzo para que esa

mujer de sepia me enseñara a ver el mundo y ser libre sin necesidad de abrir los ojos.

8

Page 10: Signo Ascendente

CIUDADES EN CONTRASTES

La ciudad hoy está tan radiante, las fachadas de las casas contrastan muy bien con

ese azul celeste del cielo que parece a su vez haber derramado un poco de su viveza en el

agua que rodea la ciudad, a la vez si la miras de lejos esa ciudad parecen ser cajas arroja-

das al mar por algún barco; perfectamente alineadas, volviendo a la ciudad imagina una

visita allí. Casas agradables donde alzas la mirada y divisas un sinnúmero de casas con

diversas fachadas de amplios colores ventanitas con plantas algunas hasta parecen sacadas

de los sueños más locos.

Calles con banquitas y ancianos jugando ajedrez, niños jugando juegos aún en la

calle, una ciudad mágica, perfectamente iluminada casi podríamos decir “Detenida en el

tiempo”, radio en las tardes, bailes de luces en las noches tan perfectamente alineadas cau-

sando que el mirar el reflejo en el agua fuera como estar ante un inmenso vitral, terrazas

con una amaca presente casi como requisito para cada habitante de aquella ciudad para

recostarse y mirar el amanecer mientras el sonido de las olas además de traer espuma a la

orilla la acompañaba de calma, una ciudad donde el día y la noche se vuelven uno solo,

una ciudad donde el día y la noche contrastan a la perfección.

9

Page 11: Signo Ascendente

ROMPECABEZAS DE PORCELANA

Fueron fragmentadas de tanto ser observadas y juzgadas, agujeros en brazos, co-

razón, vacíos en la espalda. Y hasta parte de sus cabezas se llevaron, las comparaciones

terminaron por fundirlas unas con las otras necesitando como en un rompecabezas partes

de cada una de las otras para lograr ser una completa.

Y gritan por dentro reclamando lo que les fue arrebatado, pero conservan su angeli-

cal porte por fuera para seguir deleitando a los espectadores. Elegantes y refinadas aún en

su desnudez, desesperadas aún en su calma, esperando por alguien que les devuelva esa

parte de sí mismas que les fue arrancada.

10

Page 12: Signo Ascendente

SILUETAS

Muchas veces la ciudad no es más que un colador de desconocidos, un sitio en el

que un gran grupo de individuos van gastando su vida mientras caminan por tu lado, al-

gunos agrietados como las calles aún en construcción en esta ciudad, otros simplemente

mal pavimentados tal vez por las situaciones de la vida que han presenciado, o simple-

mente porque se les olvido esparcir bien la brea ya que solo querían terminan rápido así

como pasa en muchas calles de Medellín, cansados de llenar su billetera día a día y va-

ciar sus almas; van andando entre siluetas por las calles. Una que otra persona por ahí va

cantando y sonriendo o tal vez discutiendo, las almas agotadas buscan donde descansar el

peso de sus huesos.

Días en los que vemos pasar autos y más autos en la silla del autobús al igual que los

recuerdos en la carretera estropeada de la memoria y noches en las que el camino a casa

se junta con el peso de la jornada y no deja ver más que caras largas en los vagones del

metro.

11

Page 13: Signo Ascendente

UNA TAZA DE USTED CON SABOR A NOSTALGIA

En 3 meses voy a estar muy lejos ya, pero comencé a esperarte desde el último beso,

aunque hace días sabía lo mucho que a usted iba a echarlo de menos.

Dos miradas a medias que formaban una perfecta mezcla: El color caramelo de mis

ojos y el negro tostado de los suyos, se unían perfectamente dejando en mí un saborcito

fuerte, dulce y cargado, como aquellas tazas de café caliente a las 3 de la tarde.

Éramos dos sonrisas a medias, correctamente encajadas por coincidencias de

la vida, ahora separadas por un cristal que no entiende de amor.

Le leí un te quiero en los labios, e hice mi mayor esfuerzo para que el café de mis

ojos no se tornara cargado y lleno de amargura en cuestión de minutos, sólo quedaba el

reflejo de su silueta desvanecido en ese vidrio, y en mi memoria una mano levantada dán-

dome un adiós que prometía ser solo un hasta luego.

Dejé alma y corazón atados a su cama, ahora habían sido destrozados por las suelas

de sus zapatos cuando emprendió marcha.

Ahí fue que decidí escribir, para aliviarme de su ausencia. Abandonada a la sensa-

ción de sentirme vulnerable y utilizando lápiz y papel como si fueran un botiquín de

primero auxilios, supliqué en susurro que ese último te quiero que entró como bala a mis

costillas, no se moviera tan brusco porque dolía hasta respirar.

Y me di cuenta que me había olvidado de mí, que mi recuerdo estaba en tus manos

a 1 avión y 6 horas de distancia.

No tengo ni la más mínima idea de lo que era dormir, sin soñar contigo, cómo era la

música antes de escuchar tus latidos, cómo estrenaba vestido nuevo con la ilusión de saber

si te gustaría como me quedaba.

Entonces... ¿Cómo era eso de querer? ¿Por qué lloraba si no era por echarte de me-

n o s ? ¿ C ó m o e r a e l s i l e n c i o ? Que alguien me explique de qué me servía el tiempo sino era para olvidarme de él

cuándo me dabas un abrazo.

12

Page 14: Signo Ascendente

Ahora sin rumbo y con la razón perdida espero que aparezcas como solías hacerlo,

pero ya no vuelves y mi corazón me desea suerte, y que catástrofe es eso de querer quer-

erme y no saber hacerlo y que tragedia es eso de querer quererte y no poder hacerlo.

13

Page 15: Signo Ascendente

AMAPOLA

De color amapola se tiñen los asuntos de la vida, voy a la deriva como un pétalo de

amapola: Suave, frágil, y un poco arrugado por los cambios bruscos que ha tenido ese vi-

ento rojo que me lleva a la deriva. Porque mi alma tiene una amapola que se cierra en las

noches ante la calidez de los recuerdos, porque lloran en un tono rojo escarlata como si

cada ausencia o despedida en su vida hubiera contribuido con una pincelada.

Porque yo ya no sangro, sino que me florecen amapolas desde adentro.

14

Page 16: Signo Ascendente

BAJO EL AGUA

4

15

GUILLERMO SAJAL

Page 17: Signo Ascendente

PREFACIO

Muchas veces hay situaciones, momentos, fotogramas o escenas de la cotidianidad

que perturban mi existencia, que la tensionan, la exhalan y reviven mi subconsciente, la

llenan de preguntas, de odios y también de alegrías. Diría yo que no escribo, nunca lo he

hecho, más bien la escritura me encuentra y hace de mi lo que le plazca, como una mario-

neta, como un grito.

Muchas veces no sé lo que escribiré ni cómo va a terminar solo escribo ideas

atoradas que quieren salir como ríos, corrientes, como sangre que se estanca, que no

pasa, que se detiene y comienza a producir cosquillas, como aquellas que sienten las libélu-

las al aparearse, aquellas que encarnan el cosmos y se liberan en miles de partículas car-

gadas de energía y de toda la sabiduría de la tierra, esas cosquillas suben y se agarran en-

tre las paredes de todas y cada una de tus venas, así es como comienzan a coagularse las

letras. En realidad no sé si escribo para que me lean, se supone que para eso se hace pero

no creo que sea mi último fin, a veces, más de una, lo hago porque me nace hacerlo y

siento que si no lo hago no estaría completo, como si fuera una extensión de mi cuerpo es-

cribir lo que me atraviesa el alma, claro está esto no siempre pasa; la gravedad y la física

hace que las ideas se encuentren con el idealista y juntos formen ambigüedades en la

tinta, en la piel, en el espacio y en el tiempo, aquí es cuando aparece el escándalo y

erupciona en versos, en palabras, en letras y en caos.

Por eso muchas cosas no quiero que sean leídas pues ese no es su fin, mientras

que otras quiero que las escuchen, que las lean, que las relean y perturben a todo aquel

que estanque sus pupilas en mi alma de papel. Es la teatralidad de la vida, una escena

efímera que cautiva o estremece al espectador moviendo tus dendritas sacudiendolas den-

tro de aquel universo que entraña cada humano. Es pararte y sentir algo como la muerte

de un ser querido, sientes que ya no sientes y el sueño eterno aparece, el entumecimiento

de la vida como solo lo sienten los pesistas luego de una competencia. Luego se termina

de vivir, de dormir, de morir, luego del tiempo cuando las corridas de caballos entre los

cabellos de tu conciencia ya no tengan sentido acabará mi obra. Eso me sacude pero tam-

16

Page 18: Signo Ascendente

bién entreteje las relaciones de mi interior con mi exterior, de mi luminicencia con mi

oscuridad, de mi vida con cada escena.

17

Page 19: Signo Ascendente

EL AGUA TODO LO CURA

Vi mi muerte en aquella clara y helada agua, intentaba soltarme pero estaba ven-

dado, estaba atado y los malparidos ladrillos pesaban demasiado, me arrastraban al fondo

al fondo de la infinita oscuridad, de la infinita agonía que sentía.

Como un pequeño milagro en el infierno, pude ver; la venda se cayó y la sal marina

entro en mis retinas con tanta desesperación como cuando se abraza la luz y helado tienes

el corazón. Ya no había aire, mis manos seguían atadas y los ladrillos continuaban pega-

dos a la soga, luego la soga entre mis pies, siempre mis pies.

De pronto mis dedos aflojaron las cuerda, esperanza, cada burbuja que exhalaba se

llevaba mis alientos, eso me taladraba las costillas; mis manos se liberaron como gritar en

medio de un concierto, como conocer el cielo y luego la tierra, se soltaron cuando mi

vista se nublaba, cuando mi vista gritaba.

Traté de concentrarme en soltar la soga de mis pies, luego la libertad limitada,

comencé a exhalar los últimos suspiros que yacían dentro de mi efervescencia mientras

traba de llegar a la superficie. Entonces pensé lo que me podría pasar cuando saliera,

probablemente un tiro en la cabeza si estoy de suerte o un machetazo a medio dar si no,

da igual los tombos no iban a llegar, mi esperanza en ellos se había acabado.

Luego oscuridad.

Luego desespero.

Luego calma.

Luego fin.

18

Page 20: Signo Ascendente

¿EN QUE TRABAJA TU PAPÁ?

Fue difícil; era una pregunta que la profe les hizo a todos, cuando me miró, respondí:

-Mi papá planta rosas para regalarle a las mujeres.

Las niñas dijeron que eso era bonito; la profesora preguntó:

-¿Tienes una floristería? –No, pero ya empezaron a construir una muy grande a las

afueras, dije. Todos sonrieron.

Cuando llegue a casas hablé con papá y le pregunté:

-¿Como te fue en el trabajo? –Muy bien mijo; me dijo –Hay mucho trabajo.

-¿Te puedo acompañar a entregar rosas a las mujeres? Le dije.

Él miró extrañado y se quedó en silencio un instante –Eh, no se puede, las entregas son

en las noches... Luego de eso todo fue blah blah blah, nos acostamos a dormir.

Al día siguiente papá recibió una llamada y luego se sentó a mi lado:

-Hoy me vas a acompañar a la oficina, me besó en la frente, yo empaqué los marca-

dores. Salimos a la oficina de uno de sus amigos. Ellos se encerraron a hablar mientras yo

daba vueltas en la sala de espera, había un cuadro mal pintado de una rosa en la pared.

Un hombre salió de un cuarto y me observó:

-¿Estas son las rosas que se entregan en las noches? Pregunté.

El señor entre risas contestó:

-Esa no es una rosa. Se marchó.

Papá se asomó entre la puerta y me hizo pasar, parecía que le picaba la nariz, me hizo

señas para que le diera la espalda, abrió mi mochila y metió varios ladrillos blancos; pesa-

ban mucho.

-Cielo, dijo, vamos a ir derecho al carro, sin detenernos ¿bueno? -¿Que empacaste?

Le dije. –Tú no vendes rosas a mujeres -¿Que flor es la que está pintada afuera?

Papá me empujó, mientras el otro hombre me miró y dijo:

-Amapolas pelao, vendemos amapolas; papá observó al hombre un momento y dijo:

19

Page 21: Signo Ascendente

-Es la última vez.

Papá y yo salimos del cuarto y caminamos, el pasillo era largo, los ladrillos pesaban y la

flor malpintada no me gustaba. llegamos al auto, al entrar guardó mi mochila en el

asiento de atrás, el auto daba la impresión de estar sucio, no estaba sucio, pero me daba la

impresión.

Arranco el motor. Arrancó el motor por segunda vez, entonces una gota rojiza salió de su

nariz.

–Es del color del cuadro, le dije. Papá se limpió y arrancó.

-Rojo amapola, le dije, el color de tu sangre es amapola.

Él me miró y abrochó mi cinturón mientras avanzamos en la carretera.

20

Page 22: Signo Ascendente

EL RELOJ

Los engranes en los autos,

las esquinas de cada encuadre,

las pulsaciones de tu corazón.

La milimetria del parpadeo es exacto, todo va al mismo ritmo, en el mismo sentido, es

como si fueramos máquinas, como si vivieramos dentro de una, por eso no avanza el co-

razón;

solo deja de latir,

deja de llevar el ritmo.

El reloj que observo, el reloj en el que estoy, todo es reloj, ella es reloj y él suena a las 12.

Nuestros pulmones necesitan aire.

Como cuerda el despertador.

Como alimento para degustar.

Como arena para contar.

Como las ansias para mortificar, para mentir y arrebatar, para todo hay una alarma; la

mia aún no suena. Aveces hay retrasos pero no fallos, pequeños retrasos que tambien son

calculados, también están pensados, por eso no queda mas que sacar el reloj y romperle el

corazón, que sufra y dejé de titilar pues a la hora de contar él continuará.

21

Page 23: Signo Ascendente

ENTERRANDOME

Era como estar entre una lluvia de maná, pero espera, no voltees atrás, algo se está

pudriendo allá.

Todo era blanco y perfecto, entonces sonó el celular y lo blanco chocó con la reali-

dad, entonces todo fue miseria. Desconocimiento absoluto de lo que fui o algún día seré.

Parte de mi se quedó en mi universo y algo se asomó, se asomó él, un yo irrefutable, irre-

versible e imperfecto. Ah no, es perfecto, en toda su magnitud.

Me conozco, me siento, mi cuerpo es una herramienta y mis ideas son mis mundos,

son mis amaneceres, mi luz.

Mi cordura.

22

Page 24: Signo Ascendente

NOSTALGIA

5

23

SARAH ECHEVERRRI MEJÍA

Page 25: Signo Ascendente

Nadie nos preparó para esto. Somos la generación del vacío. Qué habremos de contar cuando se nos

caiga la piel y la nariz toque el suelo. Somos una masa esperando que pase algo, tal vez esperando que nos

llegue la muerte.

LA LÍNEA DEL DESTINO

… por eso encendió la luz.

El verde neón inundaba la habitación fastidiada en deseo, ahogada miraba sus pupi-

las a punto de reventarse, me derribé en el suelo. El cielo dormía vencido por los colores

que mutilaban nuestro espectro, la música aturdía la mente pero mis oídos aún escucha-

ban el rugir de su corazón derrumbando mis paredes. Fue entonces cuando descubrí una

constelación llena de gracia, María se recogía el cabello.

—¿Estás preparada? —preguntó ella—

—…

Intuía de qué iba, pero no estaba completamente segura. No llegué aquí por coinci-

dencia ni por conveniencia.

Horas antes, el bar y tres luces rojas colgadas del techo, una mesa llena de cocteles,

cuatro ángeles bailando (entre ellos María), cuatro sillas vacías y yo. Del otro lado del bar

una mesa con tres hombres que superaban los cuarenta.

María nunca había sido la mujer excepcional, no era primavera, ni invierno; solo es-

taba ahí, bailando, mientras yo miraba la suavidad de sus movimientos.

Uno de los hombres, el más esquelético, se acercó a ella; ninguno delimitó el espacio

y se entregaron al baile de la muerte. Los otros dos hombres caminaron en dirección a mí;

uno de ellos que ocupaba tres baldosas, se quedó en el camino vigilando al otro que llegó

hasta mi mesa y se sentó.

El hombre me dijo que se llamaba Elías, pero de profeta ni el pelo ni la profecía. Me

preguntó que quería tomar, yo le dije que no tomaba licor. Alzó el brazo llamando la aten-

24

Page 26: Signo Ascendente

ción de una de las vírgenes que atendía el bar, agitó la mano con el dedo índice señalando

el cielo. La mujer afirmó con la cabeza, se agachó y sacó una botella de tequila.

Elías sirvió dos copas pequeñas y me entregó una, le repetí que no tomaba licor y el

sonrió, por varios minutos su sonrisa permaneció clavada en la mesa. Comenzaba a sentir

miedo, miré a María, nada había cambiado.

Cuando regresé la mirada, Elías tenía un billete de cincuenta mil pesos en la mano.

—¿Eres un ángel? —me preguntó—.

Yo no sabía que responder, sentía el sudor recogerse en la línea del destino, me miré

el palmo de ambas manos.

—¡Lo sabía!—dijo él—.

Yo lo miré sin entender nada.

—Toma el dinero y vete, los angelitos no tienen por qué estar por aquí a esta hora

—dijo haciendo énfasis en la palabra “angelitos”.

Tomé el dinero y me paré sin dudar un segundo, caminé hacia María. El hombre

que había estado mirándonos se paró enfrente obstruyendo mi camino, con los ojos me

direccionó para que mirara más abajo, bajé la mirada y vi como con la mano derecha

aprisionaba el borde del pantalón dejando ver la silueta del revólver.

Lo miré de nuevo, giro la cara con fuerza hacia la entrada sin dejar de mirarme,

ahora era mi vida, o la de María.

—Es mi hermana—dije en voz alta.

El hombre me mandó un manotazo a la boca, mi voz había llamado la atención de

María, y ella giró con el larguirucho para mirarme mientras bailaban. Yo miré al hombre

de la mesa, su sonrisa permanecía ahí. Miré la virgen en la barra y ella asintió con la

cabeza. Sabía que María me seguiría con la mirada pero no sabía cómo iba a sacarla de

allí. Caminé a paso lento a la puerta, porque mi cuerpo tembloroso no daba para más. Es-

peraba que María pensara en algo para hacer. Bajé las cuatro escalas que me separaban

de la calle, allí ya no me veían los hombres, sólo María. Ella con la mano izquierda oculta

entre el torso del hombre me hizo señas estirando dos dedos, entendí que debía parar un

taxi, en el momento en que el taxi frenó y abrí la puerta, María como una bala se clavó

25

Page 27: Signo Ascendente

en el asiento de atrás, yo me subí enseguida, me agaché y con una voz que apenas alcaz-

aba a salir —Lo más rápido que pueda —le dije al taxista.

Fueron mis últimas palabras aquella noche. María me abrazó desde que entramos

en el taxi, yo temblaba, —Ya pasó, todo está bien —me decía al oído. Su voz me hacía

sentir como un recién nacido, el ser más indefenso del planeta. Su boca cada vez se acos-

tumbró más a mi oído y mi cuerpo al suyo.

Llegamos a su casa, ella me tomó de la mano y mis pies aún no dejaban del temblar,

subimos las escaleras, llegamos a una habitación, sabía que era suya porque tenía un olor

característico que ni muy dulce ni muy amargo se me incrustaba en los pulmones. La luz

estaba apagada, me dijo que pondría música para que me relajara, me dejó sobre su

cama y fue al computador.

—¿Qué quieres hacer?—me preguntó.

Recostado en la ventana miraba el cielo. Ella siempre lo supo, yo odiaba las banali-

dades de lo cotidiano, por eso encendió la luz.

26

Page 28: Signo Ascendente

LA BESTIA

Se estremece mi corazón mirando el fallecimiento de mis calles fatigadas, calles que

se agrietan inundadas en recuerdos. En el día, el cielo se viste de luto para regocijar mi co-

razón, pero en la noche el silencio me aturde, el pasado me mantiene bajo la bruma y las

estrellas se burlan de mis canas. No soy ni una sobra de lo que dispuse. Paso mis días

soportando conversaciones vacías con los párpados a medio abrir, porque mi mirada se

pierde entre las arrugas y mi nariz se hace cada vez más larga sin reconocer olor alguno.

Recuerdo cuando llegué aquí, una joven seducida por el sonido de un motor en mar-

cha; un Mercury Monterey 54 con asientos de cuero rojo y un avión enfrente que como

lanza se clavó en mi corazón.

Desde el patio me acompaña Gardel, resoplando vientos bohemios que se mezclan

con el llanto de un triste bandoneón. La melancolía inunda mi cuerpo, el farolito de la es-

quina se convierte en reliquia de mi pasado y este barrio de arrabal tan muerto como la

vida misma.

Me voy perdiendo en las memorias del mismo infierno porque la vieja calle donde

crecieron mis hijos se hunde enfrente de mí. Y yo, sola, con un soplo de vida que espera a

que le abran la puerta, recuerdo el día que la bestia le arrancó la vida a mi primer amor.

PARA USTED QUE TANTO ELOGIÓ MI TRISTEZA

Un naufragio, eso fue usted para mí.

La maté un primero de octubre con el otoño sobre mi cabeza, cuando los pájaros

cantaban y la ciudad olía a miseria. Los árboles acompañaron mi llanto, inundamos el su-

elo con tonos marrones y promesas vacías.

Usted se fue desbaratando, sus pedazos quedaban enredados en mi cabello, su silen-

cio agujereando mi alma y mi voz se quebraba como se quebró su cuerpo.

Pedí auxilio, pero nadie vino. Charcos de sal inundaban mis zapatos, zapatos que

nunca me habían quedado tan grandes y tan vacíos. Inhalé su nombre mientras limpiaba

el color de las grietas del suelo. Usted ya no estaba ahí pero yo podía recordarla, por eso

fue que la maté.

27

Page 29: Signo Ascendente

LA PALABRA

-¿Quieres té?

-Sí, quiero té

-Qué extraño

-¿Por qué?

-Porque me recuerda lo que éramos antes

-¿Desconocidos?

-No, Amantes.

A ELLA

Tú que a mi has dedicado la vida,

Que tu alma dieras por verme reír.

Déjame adorarte en esta poesía,

Déjame sentirte antes de morir.

Recuerdo los viajes tomando tu mano,

Mirando hacia el cielo, pidiéndole a Dios,

Que alargue mi tiempo cerca de tus manos,

Aunque el mar te cele con su loco amor.

No quiero que sufras por habladurías,

Ni quiero que llores de rabia mamá.

Quiero que me quieras como yo te quiero,

Porque nadie sabe lo que es amar.

28

Page 30: Signo Ascendente

EXPERIENCIA FABULIZADA

6

29

MATEO SEPÚLVEDA GÓMEZ

Page 31: Signo Ascendente

¡LIBEREN A BARRABAS!

-Solo sé que tengo sed.

¡Cicuta en las rocas, Por favor!

A solas reía de su chiste, Barrabas, hombre de gusto refinado y exquisito, bastaba

con ver el traje que había elegido para la ocasión, telas finas, confección precisa, digno del

más fino dandy parisino del siglo XIX. Se encontraba en su estudio que era como un pe-

queño museo, en el podrías encontrar múltiples estilos mezclados con sutileza y gusto,

una simbiosis producto del gusto estético de un auténtico sibarita. Todo estaba dispuesto

como si esperara que Jacques Louis David llegara para pintar su muerte.

Sentado en su sillón estilo Arts and Craft, deja sobre una mesa la pipa, el ambiente

se mantiene con un espeso humo que hace visible la luz que entra a través de las ven-

tanas, que dibuja en la alfombra sus barrotes.

Barrabas alza la copa llena de veneno, y hace toda la ceremonia como si se tratase

del mejor Pinot Noir. Color deficiente, primera nariz nada frutal, segunda nariz igual de

decepcionante, bebe, lo mueve por su boca y finalmente lo escupe. No soporta que tal sa-

bor tan insípido sea el último. Se limpia la boca con un pañuelo de seda color borgoña.

Barrabas saca de su cava la reserva más especial que tiene, se sirve una copa, mezcla el

vino con el veneno y lo intenta de nuevo. Pero el vino termina manchando su nívea alfom-

bra. Se la pasa toda la noche haciendo combinaciones como si se tratara de un alquimista

vinícola.

No consigue ningún resultado, su paladar no puede ser engañado ante la presencia

de tan desagradable sabor. Así que Barrabas reflexiona en el diván alguna forma estili-

zada para morir, pero el escritor de este texto decide matarlo antes de que consiguiera sui-

cidarse, de manera cruel le despojo de la única decisión que le podría rotular como libre.

30

Page 32: Signo Ascendente

SUPERFICIAL

Ella ocultaba sus deseos haciéndolos tan obvios que nadie los juzgaría verdaderos.

Su superficialidad, que se creía máscara, era la expresión de si misma. Todos quienes tra-

tasen de descifrarla, terminaban por idealizarla. La mayoría de ellos, con la pretensión de

creerse superiores, la veían con la postiza mente de un poeta en busca de musa.

Exhibía una belleza apreciable desde cualquier ángulo, la naturaleza alardeaba en

cada poro, su nívea piel pavoneaba tersa y delicada. ¿Sería posible que ese mismo tono

permaneciera por toda su extensión? se preguntaban todos cuantos la veían y se encontra-

ban tentados a comprobarlo.

Su figura era una sublime experiencia, como observar por primera vez el paisaje

desde la cima de un acantilado; contemplar los peñascos al fondo y dar un paso atrás.

Aquellos hombres que hoy se niegan primitivos, que se revisten de “humanidad” -como si

lo humano no fuera animal- y pretenden ser mejores; estos hombres, que son los mismos

pero ocultos bajo otro ropaje, la veían y se preguntaban por los secretos que ocultaría tal

perfección, la arropaban con los más abstractos conceptos que podían pronunciar para

ocultar su primitivo deseo.

Si estos hombres que la pretendían eran postizos, ella era todo lo contrario, era real-

mente simple, tomaba decisiones según lo que deseaba; era extraño, pero en ella no se evi-

denciaba un conflicto de intereses interno. Al parecer todas sus pasiones iban en una sola

dirección. Siempre se exhibía sin máscaras, tal cual era, y pocos podían verla así. Nadie

notaba esa ternura maliciosa, ni esa gran ingenuidad que le revestía, tan tierna, tan

osada, nadie la veía en realidad, porque proyectaban en ella todo lo que pudiera elevarla,

pero no era más que una niña curiosa.

En su nombre se han compuesto poemas y relatos, se han firmado grandes lienzos,

todos buscan una musa, pero en su lugar solo hay una persona desgarradoramente hu-

mana. Era quizás una musa con la lira rota, un fracaso de la idealización alimentado por

la pretensión de sublimar lo primitivo.

31

Page 33: Signo Ascendente

OTOÑO

Ambivalencia de sentimientos: Felicidad por los viejos tiempos, y la triste certeza de

que no volverán. Paso la última página y me sobrecoge la nostalgia del punto final. Con el

tiempo he aprendido a apreciar este momento final, fatal y mordaz, trágico igual que la

vida, que nos oculta que solo la belleza puede nacer en aquello que se sabe perecedero.

Divago fuera de la diégesis a través de ese lienzo amarillo y seco que me sirve de con-

suelo. Otra historia se abre ante mí, una que no tiene punto final, una que se interpreta

en un ambiente con olor a polvo y madera, y que está plagada de esquinas dobladas que

se resquebrajarían si alguien osase devolverlas a su lugar, yo solo pretendo adivinar a cuál

constelación apuntan, descifrar qué me indican los viajeros del pasado. Los bordes ocres

impiden que las palabras se escapen cuando no son leídas, la paleta cromática está

dominado por los naranjas de un ocaso nublado, comienza en un trigal seco y termina en

tejas de barro cocido, llenas de grietas por el sol que recorre el desierto en un eterno

crepúsculo.

Pasar las hojas con velocidad me permite ver el camino que seguía la humedad

hasta la mitad, donde el sol en el cenit frustraría su trasegar. Este movimiento deja en el

ambiente notas de otro olor mucho mas particular, por mas que gustaría de usar metáfo-

ras para describir el olor no podría hacerlo, es un olor tan particular que no tiene equiva-

lente, es olor a libro añejo, uno cuyas páginas lucharon contra el tiempo, no sin dejarlo

con las cicatrices que hoy lo hacen más atractivo. Sufro una terrible fascinación por estas

hojas únicas y maravillosas, hojas que no crecen en los arboles.

32

Page 34: Signo Ascendente

FRIVOLIDAD

Intento invocarte,

mas mi memoria no puede contenerte;

Tu existencia desborda toda representación.

Tus imágenes,

son solo figuras inertes.

Tu voz,

es solo la mia con tu tono superpuesto.

Tu abrazo,

es la calidez que hoy me abandona.

Solo me acompaña tu ausencia,

una quimera sin vida con una fría mueca

y una mosca en la frente.

I

Tras varios años he descubierto que soy irreconciliable. Mis ideas se oponen a mí

como un par de vikingos, a quienes se les negó el Valhalla, peleándose por la última cer-

veza. Como la serpiente que se muerde la cola, Ourobolos, o como el tonto perro que

quiere olerse su trasero, no puedo dejar de volver sobre las cuestiones que creía resueltas.

Soy incapaz de definirme, carezco de carácter. Me asusta hablar de mí porque

siento que la sinceridad es imposible cuando me observo a mí mismo. Ocasionalmente

cuando comparto por prolongado tiempo con personas que tienen los ideales colectivos

que generalmente patrocinan nuestra sociedad, puedo por pequeños instantes compartir

un poco de la seguridad que ofrece la comunidad, pero luego en la soledad de mi aparta-

mento viendo las pequeñas luces de la ciudad, consumido por la inmensidad del universo

me niego a ser parte, soy como un pequeño mosquito con un ala rota en medio de un

gran océano intentando emprender vuelo, a veces no me asusta la parte, y me siento

como la inmensidad, como un todo indivisible, pero luego mi maldita conciencia me recu-

erda que soy un individuo y no consigo reconciliar lo individual con la inmensidad. Hay

33

Page 35: Signo Ascendente

muchas cosas que quisiera pensar y poder tener convicción sobre ellas, como la de que la

muerte no existe, porque no existe el individuo que muere sino que es una congregación

accidental de particulares que vuelven a dividirse para unirse con todas en diferentes tiem-

pos y lugares. Más la convicción no es fruto de un deseo, y a veces quisiera no considerar

ciertas posibilidades. Muchas veces he deseado tener un vida simple, primaria y básica,

me pregunto por qué evolucionamos cuando la vida era tan jodidamente simple, cuando

éramos simios, todo era paja y banana. No entiendo por qué complejizo lo que es simple,

y por qué todo lo complejo busco reducirlo en una serie de simples explicaciones para en-

tenderlo, y a veces cuando lo entiendo, lo olvido, como ahora que llevo casi una página y

he olvidado a donde quería llegar, o solo pensaba en partir y que el destino me esperara

en algún sitio por ahí, aunque siempre que pienso llegar a él, veo algo más lejano.

II

La calidez me abandona esta noche en que la animosidad colectiva se encuentra

eufórica y ávida de placeres dionisiacos. Es también mi deseo el disfrutar de los baca-

nales, pero un frío entre el vientre y el pecho impide que mi voluntad se incline hacia ac-

ción alguna, así permanezco inerte, la noche pasa y yo solo veo como las oportunidades

se desvanecen ante mí, paso no sé cuánto tiempo condenado a la inacción, auto-

saboteado y sentenciado a un ascetismo impávido. Luego comprendo que la apatía que

me sobrecoge intensifica mis sentidos y les permite dirigir su atención ante el espectáculo,

ante ellos, aquella tensión entre lo apolíneo y lo dionisiaco siempre presente en la condi-

ción humana.

III

Nuestra existencia se debate entre una cruel lucidez y una feliz ignorancia, las pulsio-

nes vitales de cada individuo nos hacen tender hacia uno u otro propósito, lo cierto es que

ninguno ofrece una completa satisfacción al individuo. El hombre lúcido es agobiado por

las indolencias de la existencia debelada ante sus ojos, y anhela esa felicidad de la que el

ignorante goza. Tanto el lúcido como el ignorante viven condicionados, pero el ignoran-

34

Page 36: Signo Ascendente

tes es incapaz de dilucidar sus prisiones, y por tanto de romper el más pequeño grillete,

mientras que el lúcido libre de cadenas extraña la certeza y seguridad que esa cárcel le of-

recía.

35

Page 37: Signo Ascendente

ALQUIMIA DEL VERBO

7

36

CARL A DUQUE MONSALVE

Page 38: Signo Ascendente

PREFACIO

La escritura en mi mundo expresivo como liberación de los sentimientos que se ex-

tremisan y torturan, corroen y devoran mis entrañas. Temas variados pero siempre apun-

tando a mi perspectiva, mi manera de analizar el mundo y como este me impacta, afecta

y transforma día a día. Desde lo básico de la existencia hasta la nostalgia del viento o el

miedo del cielo azul.

La exteriorización de sensaciones muchas veces sin ninguna intencionalidad radical

o escandalosa. La sutileza del dolor, la felicidad crítica del mundo, la terrible y excitante

humanidad. Lo pacífico y exorcizante del arte; VIDA.

Todos tienen un alias, una máscara que se muestra al mundo, sin importar su oficio,

cada uno busca y escritura un acto, una obra insaciable e interminable que oculta y camu-

fla la esencia, sólo por supervivencia o por protección propia, dando como resultado un

ser que niega su esencia, hibridándose hasta el desconocimiento total, desapareciendo

poco a poco, desfigurándose y muchas veces perdiéndose en el total desprecio. La qui-

mera como resultado a estas máscaras que deforman el yo para pertenecer a una socie-

dad corrupta e inaportante, discriminante y encadenadora.

Pero cómo sobrevivir en el mundo, cómo resistir a los dedos apuntando, cómo lo-

grar ser aceptado sin perder la esencia, es acaso tan elemental e importante que el levanta-

dor de pesas sea un tipo rudo, cómo creerle a un chamán su acto zodiacal sino interpone

su acto lleno de elementos y garabatos sagrados, ¿es necesario crear y mantener tal pa-

traña?¿Cómo liberarse, cómo ser yo?

Las letras no como tarea, como necesidad casi primordial, una extensión más del cu-

erpo, uno más de mis órganos. Son parte de mí pero representan un instrumento de

búsqueda de mi ser, de ese yo esencial realmente placentero y puro, que día a día tortura

con agobiantes dudas y cuestionamientos que no logro resolver, pero que las pocas re-

spuestas que surgen, aún incorrectas y retorcidas sacan poco a poco verdades dolorosas

37

Page 39: Signo Ascendente

que dan cuenta de una verdadera existencia del alma misma, alma como revelación esen-

cial de un yo inexpresado y enjaulado que busca salir pero que aún no ha hallado la libera-

ción total.

38

Page 40: Signo Ascendente

MEDELLÍN, ADIÓS

Decepción, miedo… miedo.

Tú que nunca me has hecho sentir menos, que siempre me has abrazado y ayudado

a sentirme fuerte y segura.

Hoy señora, usted me recordó lo débil que soy, lo diminuta e impotente que puedo

llegar a ser. Un pequeño ser que se deja azotar y solo puede estar allí, observando y sopor-

tando golpes.

Usted Ciudad que alguna vez fue sueño y comodidad, hoy me recuerda que soy mu-

jer y que vivo en tu mundo machista. Rodeada de dementes sin principios que no lo pien-

san dos veces para arremeter en contra de cualquiera, sin ninguna razón.

Y no puedo hacer nada, defenderme. Podría desatar una ira incontenible con resulta-

dos probablemente peores. Más dañinos y más hirientes.

Hoy tengo miedo de caminar, la paranoia me acompaña de nuevo.

Usted señora, hoy me ha recordado por qué quiero irme, por qué aunque la amo y

amaré, mi deseo es estar lejos de usted, lo más lejos posible. Si, huyo… De usted pero so-

bre todo de los pacientes mentales que usted ha parido.

Allá, donde no me alcance.

39

Page 41: Signo Ascendente

COMO LAS AMAPOLAS

Suave apariencia, contemplarla es placer, es éxtasis, es imposible resistirse, contagia

su sensualidad pasiva.

Al tocarla… ¡Todo cambia! Se precipita, se derrumba turbulosamente, su armadura

desaparece, se desvanece más rápido. Es más débil de lo que parece.

Poco a poco su interior se revela, su esencia venenosa, corrosiva al descubierto. Se

desata una toxicidad casi letal, destruye todo a su paso, no se da cuenta de lo extrema que

puede llegar a ser.

Deja esparcir su veneno y cuando todo está podrido, se camufla nuevamente, en su

mar de belleza y perfección.

40

Page 42: Signo Ascendente

FRUTA PROHIBIDA

Quién en su real estado de cordura podría acaso renunciar a lo más preciado, a su

yo liberado, sólo por un papel.

Oro desechable y comprometedor, atadura irrelevante, mundana y pesada.

Es la pieza clave para muchos rompecabezas, no para el mío, quizá muera en pe-

nuria, prefiero un futuro devastador acompañado de un camino de placentera autonomía

y espontánea travesía. Libre.

FRAGMENTADO HEDONISMO

Naturaleza clara, nada de confusión, no hay tapaduras, convivencia, transparencia,

placer, explosión.

Nada es necesario, todo es irrelevante, sólo es permitido disfrutar. Implosión, intérva-

los pasionales, teknicolor de sensaciones inalcanzables, inagotables, insostenibles, frag-

mentación, leve dolor, interrupción, realidad…

¡Oh cruel realidad! Penetración, interrupción, nada… Nada… Escasez, soledad, ab-

stinencia… ¡Nada!

GRAVEDAD “0”

He despertado de un extraño sueño, un vuelo inesperado, la ilusión de libertad ilu-

mina mis deseos, mis deseos, mis necesidades más profundas, aparente novedad, ansie-

dad, ¡ganas!

¡No! Quién me observa, alguien me observa… lo siento… ¡me mira!

¡Demonios! ¿Cómo huyo?, no puedo bajar, el aire me levanta, veo a la tierra volv-

erse cada vez más pequeña, no sé qué hacer, ¿cómo huyo?. ¡Despierta...! ¡Despierta!

Una fuerza me sigue halando, oh no, no, no, no… ¡No más!¡No me mire, no me

ate…! ¡Suélteme!

De repente todo se detiene, y estoy ahí, suspendida… Estancada… Gravedad Cero.

41

Page 43: Signo Ascendente

MAÑANA

Ella está ahí, mirándome desde lejos, esperándome… No veo la hora, necesito estar

allá, la busco por todos los medios posibles.

¿Cómo esperar con paciencia? Es imposible, no puedo, si la busco hasta en mis

sueños, los pocos que tengo, ya que hasta eso me quita, sólo me da ansiedad e insomnio.

No puedo hacer nada, no me queda nada, sólo me acompañan mis fieles y ambiciosas

tazas de café, pero no logran saciarme, mi deseo es demasiado intenso, no puedo esperar.

Espero… espero… con angustia, con tortura. Una oleada de miedo me ahoga, po-

dré ir hacia ella, ¿verdad? Es tan angustioso el tiempo, tan vergonzosa la espera.

La red de angustia y demora no termina.

ESO DICEN

Escucho a las personas hablar, historias de romances eternos, angustiosos y maravil-

losos, quiero sentirlo, trato de imaginarlo, de estar en sus zapatos, sentir lo que sienten…

nunca resulta lógico, no parece real, estas reacciones irracionales, inservibles, no parecen

posibles…

¿Acaso hay algo malo en mí, seré incapaz de amar, al menos de esta b forma retor-

cida y romántica que todos hablan, o soy tal vez una de tantas femme fatale que sólo va

por lo que quiere y desecha las sobras?

No entiendo la lógica de lo ilógico, de qué hablan, qué hacen, estoy podrida, sin co-

razón, sin alma.

42

Page 44: Signo Ascendente

MI TRIBU

NO VÍ

Estoy a cientos de kilómetros. Cuando estaba cerca no lo notaba, era una constante,

un silencioso y secretamente útil adorno, ignorado, subvalorado. Estoy lejos y lo necesito,

necesito su soporte, su incondicionalidad, sigilosa ternura, casi invisible, lo extraño y lo ex-

trañé, allí a su lado, aquí sin él.

A mi padre.DESTELLO

Guía, camino a seguir, más bien a no seguir, siempre está a mi lado, siempre la ex-

traño, sino está me asfixio, claustrofóbica ceguera. Iluminación dolorosa, real, cruda-

mente acertada. Me lleva, me trae, me perfecciona, me emociona, destruye y reconstruye.

No puedo estar sin ella, siempre la recuerdo, su imagen me reconforta, un solo vistazo. Fe-

licidad, plenitud, silenciosa paz…

A mi madre. SOPORTE INTERNO

Difícil, interior, real… triste, sombría, cruel, realmente despiadada, su mera existen-

cia es tortura, es dolor, es quebrarse, quedarse sin nada después de tenerlo todo. Pero…

¿qué puedo hacer? Es la estructura base, es lo que me sostiene, lo que me deja recibir

cada golpe y seguir sobreviviendo. Ella es todo… Ella soy yo.

A mi hermana pequeña. YA NO

He abandonado toda actitud atemorizada y sigilosa, es necesario tomar riesgos,

salir, dejar de ser este pequeño pájaro asustado, la puerta abierta y sique enjaulado. Es

hora de salir, llegó el verano y lo olvidé todo, ya no soy, ya no puedo ser, no más. No un

tornado de ataduras, hay que fluir, es necesario ser viento, suave brisa que mueve el pasto,

con valor, con calma, osada… libre…

43

Page 45: Signo Ascendente

SIN SUEÑO

Tensión… parpadeo… parpadeo… miro a mi alrededor, debo dormir, es necesario,

mi humanidad lo exige, cierro los ojos, cientas de imágenes se revelan, voces y frases circu-

lan en una pequeña recámara, no se detienen… infinitas…

Trato de apagar todo, ¡es imposible!

Abro los ojos, sombras se mueven en la oscuridad, me levanto rápidamente, al

encender la luz lo veo allí, picaresco, intenso, juguetón…

Lo tomo con la ensoñación con la que un adicto persigue su droga. A medida que la

tinta queda tatuada en la hoja, arranca palabras una a una… cada vez menos tensión,

algo de paz. Letra a letra se expande una sensación placentera, de éxtasis.

Termina casi sin darme cuenta, cae allí, moribundo, sin vida. Yo, aquí, pasmada…

suspendida…

Vuelvo a la realidad y me acuesto extasiada, la tortura terminó. Un momento de

tranquilidad, un leve e ilusorio instante de quietud…

Quietud…

¡NO! ¡OTRA VEZ! Un millar de voces invade y corrompe la jamás posible y siem-

pre anhelada quietud.

Hola mi fiel compañero nocturno,

usted señor insomnio merece todo mi odio.

44

Page 46: Signo Ascendente

COTIDIANO

8

45

ESTEFANIA HERRERA

Page 47: Signo Ascendente

PREFACIO

La única tensión que en mí existe, cuando escribo, es la tensión de lo no ocurrido,

de lo que no ha pasado, de lo que dada su condición de incertidumbre desata en mí la pre-

sión ansiosa de crearlo. Escribo, entonces, porque me gustan los ensambles, los troncos y

la madera. Escribo para insultar al caos.

Es así, en esta medida tensional, como establezco relaciones con otras tensiones con

diferentes dimensiones y tiempos; es decir, con las excentricidades del mundo. Puedo, en-

tonces, desde mi mano, ser ellas. Las creo -desde cero- o, con mayor simpleza, amaso la

materia que las constituye hasta que se asemejen a mí o a los míos o a lo que yo quiera

que sea mío. Porque puedo ser mansedumbre o rareza.

En definitiva, en mi escritura no existe mayor obsesión teatral que la ansiedad; que

el escribir por ella.

46

Page 48: Signo Ascendente

COTIDIANO

Tío: ¿alguna vez pensaste que yo te escribiría? ¿Pensaste que la niña de vestido rimbom-

bante alguna vez podría escribir? ¿Que podría sudar, como tú, haciéndolo? Ya no sé

dónde estás. Por 57 años te he estado buscando. Vi como tus ojos diminutos, cuencos,

soportaron el peso de tus párpados caídos. Siempre propensos a cerrarse y cegarlos. Resis-

tiste tanto tiempo. También vi como dejaron de pesarte, cuando te encontramos echado

en la mesa de la casa con las dos manos ocupadas. Tu lapicero azul en la izquierda y, en la

otra, el frasco de la sertralina, vacío. Tus fluidos estaban contenidos, espesos, cuajados en

tu cuerpo. No manchaste la madera de nuestra mesa. Siempre estuviste muy pendiente de

la higiene. La lámpara colgante te alumbraba todo, con su foco amarillo, examinándote y

alabándote. Eso fue lo último que vi. No te volví a ver jamás. Quisiera contarte que tam-

bién escribo, pero ya no sé dónde estás. Te he buscado en la gaveta de la cocina, abriendo

y cerrando, compulsa, sus puertas. Las abro y las cierro. Las abro y las cierro. Las abro y

las cierro. Las abro y las cierro. Las abro y las cierro. Lo hago 5 veces: la edad que tenía

cuando vi tu cabecita descansando sobre la mesa. Mientras te escribo, me corre la gota de

sudor que también te corría a ti, que baja del maxilar y llega a la clavícula. Ya no sé

dónde estás, pero te voy a seguir buscando. Quizás algún día salgas expulsado de la punta

de mi lapicero.

47

Page 49: Signo Ascendente

EL OBJETO DE LAS COSAS

9

48

JUAN PABLO AREIZA

Page 50: Signo Ascendente

PREFACIO

Al escribir, busco un punto de partida impactante para romper el hielo entre la hoja

en blanco y yo lo más rápido posible, ese instante que se revela ante mi o yo ante él, traza

un camino por el cual las letras se hilan y buscan una línea coherente que van sacando lo

que quiero decir. Aunque lo describo como algo fácil, difícilmente me resulta algo impac-

tante en el primer momento, así que recurro al razonamiento, a los formalismos y a lo

gramáticamente correcto para distorsionarlo luego y tratar de sorprender/me.

Puedo decir con certeza, que la única parte del cuerpo que ejercito son mis ojos, con

ellos me deslizo sigilosamente por las siluetas que marca el sol de las 5:30 de la tarde sobre

las personas que caminan apresuradas por las cebras cuando el semáforo está en rojo. Y

me entero también con mis oídos de las conversaciones más banales de las que está hecha

la vida en los metros, calles, buses. Historias que son poesía y donde la magia

“chamánica” se revela ante nosotros los que constantemente estamos en la bùsqueda de

sentido, en esta vida tan vacìa.

Por medio de las letras se fabrican mundos, es, después de la imaginación, el lugar

donde habitan los sueños. Por esto primordial transmitir las ideas al papel, no como un

simple ejercicio de bocetación sino de creación continua, porque solo allí los sentimientos

del artista y las emociones del lector/espectador se encuentran por primera vez y pueden

ser palpadas mínimamente por la observación, la razón y la pasión.

49

Page 51: Signo Ascendente

DE PRESIDENTES Y DIOSES

Ya que me haces esta pregunta – respondió él mientras leía en el periódico la noticia

de la muerte del primer ministro y continuó - Te digo que soy un hombre bastante preven-

ido con el orden social, y aunque al decirte esto parezca que soy muy paranoico, siempre

he sabido que el mundo se mueve por fuerzas humanas superiores a los poderes que todos

conocemos y si lo vemos constantemente en las películas, creo que es hora también de pre-

decir mi propio apocalipsis: Existe una gran mesa de reuniones donde se toman decisio-

nes arbitrarias sobre el destino de todas las naciones y por supuesto no se llama la ONU,

ni el “foro mundial”, es un gran salón de estructura metálica y de vidrio ubicado estratégi-

camente bajo las profundidades del mar (lugar casualmente menos explorado por la hu-

manidad durante su permanencia aquí en la tierra) fabricado con la más exquisita tec-

nología. Muy pocos se han atrevido a preguntar o indagar sobre su ubicación y los valien-

tes no han aparecido en décadas, allí se reúnen cada cierto tiempo el dinero, la religión, y

el sexo, representados a su vez por un ministro diferente encargado de todos los asuntos

correspondientes; precios, tendencias, escándalos, costumbres y demás. Ninguno de ellos

tiene contacto directo con el presidente Obama, claro, quien es la marioneta que sale a

hablar ante los medios del país que se supone posee dominio sobre el globo terráqueo, él

como todos los otros solo recibe la información y la recita ante las cámaras, los medios de

comunicación solo son élites que se pronuncian y cambian el rumbo de la cultura de los

pueblos, así como usted que está aquí porque por un descuido me atreví a colocar infor-

mación personal en internet, ahora me han “jaqueado” y seré desterrado, conozco muy

bien lo que le sucede a las personas entrometidas como yo.

- No creo absolutamente nada de lo que usted me está diciendo - La periodista se le-

vantó de la mesa sin terminar de tomarse el café, miró por la ventana y dirigiéndose hacia

la puerta le hizo una seña cómplice a dos hombres fuera de la van del canal de televisión,

ellos se aproximaron al interior del restaurante y la periodista afuera encendió un cigar-

rillo, escucho un par de disparos y gritos, exhaló y una vez estuvo dentro del carro se

quitó la peluca rubia.

50

Page 52: Signo Ascendente

HOY HE MUERTO

Hoy he muerto, sucedió hace unos minutos mientras tomaba una taza de café de

esas que sirvo, bueno, servía para asomarme como siempre a la terraza cuando la ciudad

apenas despertaba los domingos de calles vacías y misas de seis. Aún no estoy seguro de lo

que está pasando, siento una fuerte presión en la cabeza, como si no me perteneciera,

pero mis brazos están inmóviles y no puedo comprobar que está en su lugar, el aire se

rehúsa a fluir por mis pulmones y a cambio recibo un hormigueo intenso que invade mi

pecho y estómago, siento náuseas pero sé que vomitar sería contraproducente, llegué a

pensar que se trataba de una pesadilla horrible, sin embargo nunca me había visto a mí

mismo dormido, menos tendido de semejante manera.

El cemento me quema la piel que se torna amarillenta, el cigarrillo que solo alcancé

a encender de desintegra entre los dedos a medida que la sangre en mi interior reposa de

la monótona agitación, una mosca optimista alza el vuelo alrededor del trozo de carne sin

vida, he muerto, ya lo sé, pero siento miedo. No vi pasar mi vida ante mis ojos como

dijeron que sería, tampoco hay un túnel de gusanos luminosos esperando por mí, enton-

ces… ¿Qué debo hacer? ¿Qué dirección voy a tomar? Por ahora seguiré contemplando el

sol, es la única luz que veo y no puedo dirigirme hacia ella, ¿flotaré? ¿Desapareceré?

Era un sueño – dije aliviado cuando al abrir mis ojos me quedé observando la lám-

para que dejé encendida anoche – Ahh! Esta pieza es un desorden - pongo los libros en el

suelo, camino esquivando algunas botellas de vino vacías, el collar de Lucía todavía está

sobre la mesa, siento resaca, sirvo una taza de café, subo las escaleras despacio, extraño a

Lucía, enciendo el cigarrillo y respiro.

51

Page 53: Signo Ascendente

ALTA MAR

Soy un explorador del mar, he encontrado todo tipo de criaturas y en más de una

ocasión he estado al borde de la muerte, cada vez que realizo una expedición procuro esta-

blecer una ruta, pero hoy estoy perdido. Las profundidades de tu cuerpo me obligan a

continuar sin brújula, tu boca se hace más torrentosa que la marea en alta mar, me

deslizo y te escabulles, recorro sin mapas cada centímetro de piel que te contiene, quiero

ir por el tesoro, te tengo y me sientes más cerca, respiramos intranquilos en el lugar más

estrecho de la habitación. Estoy por fin anclado a tu cuerpo, soy un bote herido esperán-

dote en el muelle, no me olvides mujer.

SIN TINTA

¿A caso no es la vida un cuento? De esos malos que no hayan sido escritos por nadie

ni siquiera un ser supremo con su mano poderosa, narrado por sus personajes vagando,

movidos por la inercia del tiempo, su relato en el constante nudo y clímax del conflicto le-

jos del final. Tramas eternas de miradas inconclusas en los vagones del metro de dos

amores que van en direcciones diferentes, los personajes ya no mueren, son inanimados

ocultan sus rostros al futuro, solo importa que en el libro del destino se escriba, se escriba

quien quiera que sea el autor porque si algún día falta la tinta ya no habrá vida en este

cuento.

DISLEXIA

Mar absurdo reloj piropo, cuando tijera arboletes cambiarían las rojo. Trinchando

Quevedo absoluto revistas control mojar divertimento vaciante de estúpido nobleza carro

brincos allá podrido, contiendas a marines azulejos merienda pollo sortija que no, caen

sillón oblicuo las exterminio.

*(Nota escrita en una hoja amarilla, encontrada al azar sobre una mesa de madera)

52

Page 54: Signo Ascendente

LEJOS DEL JARDÍN

No sé cómo son las amapolas desde que me abandonaste esa tarde en el jardín, ya

no distingo entre los colores ese que se extiende entre los campos, como el fuego eterno

palpitando con el viento, te has ido y has dividido el cielo con tus pasos inseguros, dán-

dole cabida a la lluvia mortecina que mofa sus cristales en medio de los pétalos, las hojas

y de mi corazón roto por tu partida, ya no distingo cuál de todas es la luz del día, ni la me-

lodía del pájaro cantor, he olvidado hasta mi nombre y la inclemencia del sol, lloro para

que vuelvas a mi, porque ya no reconozco las amapolas desde que alzaste el vuelo mari-

posa.

UN CADÁVER EN LA DUCHA

Hoy encontré el cadáver de una araña en la ducha

O ella encontró el mío cuando sucumbí

Al ver sus patas con dirección al mismo punto.

Los huesos se me helaron cuando el agua bajaba en silencio por mi cuerpo, a ella en

cambio la inundaba el vacío de la espuma blanca adherida al lomo y extremidades.

Pero el agua la hizo libre, ya no quería ser más una araña, ahora, en medio de las on-

das era el más hermoso calamar.

ALGUIEN

¿Quién necesita a la cordura cuando el tiempo sigue siendo el mismo?

¿Quién puede estar tan cuerdo como para trabajar ocho horas diarias?

¿Quién consigue estar tan loco para mirar el sol en la mañana?

¿Quién trata de soñar despierto sin salir del manicomio?

¿Quién se conoce lo suficiente para matar a otro?

53

Page 55: Signo Ascendente

CIAO

10

54

DIEGO CAÑOL A

Page 56: Signo Ascendente

PREFACIO

Las tensiones cotidianas. Con la intención de que haya critica y asombro hacia el

arte, a veces con vagas intensiones. Escribir, leer, publicar eso es básico. Es ambiguo re-

sponder qué pretendo con lo tarea de escribir, lo más seguro es que cambiar al mundo,

no. Esperar a que alguien me lea, por fuera de mi círculo familiar.

Conozco muy pocos levantadores de pesas pero si muchos levantadores de libros, de

rosas, de amores, les aprecio. El último chamán que hubo en mi familia murió por falta

de iluminación zodiacal.

Sobre la Quimera Barroca se me vienen dos cosas a la mente a la una será un

destello perdido, y la otra, es que así funciona mi mente en un estado barroco y Medellín

es Barroca.

Libertad, la juiciosa y poética lectura de la vida y sus dimensiones cotidianas, ser

consientes de nostra existencia, alejarse de la apabullante masa (personas de poca fe en el

arte y en la creación artística individual). Zarandearnos. No he encontrado ese pretexto

para escribir, ese pretexto me ha encontrado, la escritura me amo primero y luego la

descubrí para crear mundo, ya que, no hay mundo en las tinieblas y en el olvido.

55

Page 57: Signo Ascendente

I

La tinta debe ser roja, para que las letras queden grabadas en la mente del que se

atreve a leer mis últimas palabras, para que se anime a escribir sus últimas palabras. Para

que entienda que cuando por última vez utilicé el lapicero, tenía la lapida pegada al culo.

II

Bajo la mesa encontré el amor de mi vida, cuando su servilleta cayó, yo recogía la

mía, el corazón me palpitaba, a estilo taquicardia, ella me miraba suavemente con mirada

angelical, bajo la mesa la encontré, bajo la mesa la bese.

III

Pasarán 90 años. No me asusta la idea. Lo que era mi cuerpo será solo cenizas, me

alegra mucho, Servirán para abonar las plantas del jardín de mis nietos. El cráneo no será

cremado servirá como cueva para murciélagos, colgado en lo más alto del samán.

IV

El amor que tú me das es como una lámpara de luz en el bosque sombrío.

V

La entrada esta al fondo a la derecha, no se preocupe conocerá a todas la estrellas

del inframundo, y la realidad es que usted es otra de ellas.

56

Page 58: Signo Ascendente

3 CUESTIONES DE LA MUERTE

I

Reverénciate ante la muerte, hijo, profeta, hermano, anciano de vuestro tiempo, y

escribe tus memorias con la sangre derramada por tus llagas.

II

Ustedes, ante mi presencia aparentan ser fuertes, pero ante la soledad de sus cora-

zones son débiles mortales.

III

Mientras dormir, se palpita, se respira… no es garantía de estar en este mundo, dor-

mir es viajar al más allá y despertar es una tarea que se batalla en el silencio.

57

Page 59: Signo Ascendente

LOS DE LA VENTANA

Tiranos que hacen la guerra

Con la biblia bajo el brazo,

Con su buena fe, creen en la multiplicación de los muertos

Se glorían de tener el manto poderoso de dios

Y aún esperan esa tierra prometida, que yace sobre los escombros.

A lo lejos seguimos viendo.

La sangre como agua bendita, que penetra

La tierra árida y sin oportunidad

Para que de la semilla más seca

Crezca el árbol más frondoso,

Y de por fruto, la manzana prohibida.

Niños y niñas, que se escoden

Tras esas sofisticadas cortinas de humo,

Y que se desvanecen, como la sombra en la oscuridad.

Volvamos a dormir, dicen los poderosos que callan.

POR LAS PALABRAS

Por las palabras comenzó la vida.

… fuimos hechos imagen y semejanza del creador.

… aprendimos a conocer el mundo.

… nos enamoramos.

… nos entendemos todos los días.

… transmitimos sentimientos.

… manifestamos lo que pensamos.

… reconocemos al otro.

… creamos la academia.

… creamos mundos de ensueño.

… transformamos nuestra realidad.

58

Page 60: Signo Ascendente

… enfrentamos el presente.

… dormimos pero también despertamos.

… hablamos del mar.

… se detiene el reloj.

… tenemos nombres.

Por las palabras Morimos y resucitamos;

Sin las palabras somos silencio.

AMAPOLA

Desnuda, silenciosa.

Hermosa y delicada,

Reposa bajo el soplo de los vientos

Olímpicos.

Amapola la más bella de la musas

Esperando como se espera al invierno en verano,

Al dios que quitará el peso de su virtud,

¡Guardad!

¡Probad!

¡Deleitad! De este humilde manjar que he apartado de los ruidos del mundo

59

Page 61: Signo Ascendente

SIN DOMINIO DE LA LEY LITERARIA

11

60

NESTOR BEDOYA

Page 62: Signo Ascendente

PREFACIO

La escritura es la liberación de un peso, la expulsión de un deseo reprimido que car-

come el cuerpo hasta encontrar la salida. Este deseo se adquiere de forma imperceptible y

poco a poco se apropia de toda mi humanidad. Cuando se hace perceptible, ya es inevita-

ble su dominio, no hay otra forma de contrarrestarlo diferente a la escritura. Una mirada,

una palabra o un objeto se convierten pronto en un paroxismo introspectivo. No escribo

por hábito, por diversión o para perder el tiempo. Escribo porque lo necesito, es un acto

indispensable en mi existencia si quiero exorcizar demonios o generar fantasías. Historias

que no he vivido, personajes que no son semejantes a mí, lugares desconocidos pronto se

vuelven acompañantes comunes en cada segundo de mi existencia y no me abandonan si

no los plasmo en un papel. Ese papel se convierte en un oxímoron, en una paradoja, pues

si bien es el lugar donde acabo con su existencia, es donde realmente adquieren vida

eterna. Por eso el escritor se asemeja tanto a un levantador de pesas, aquel cuyo peso es su

mayor enemigo, pero también el sentido de su existencia. Esta carga nunca debe aliger-

arse, antes por el contrario, siempre debe hacerse más pesada. Sólo mediante un peso

cada vez mayor el escritor puede sentirse satisfecho. Creo que como escritor nunca se lo-

gra escribir la obra definitiva. Esa obra significaría el fin del peso y, por lo tanto, de la

vida. Los textos, como las personas que los crean, nunca serán perfectos. La obra del escri-

tor siempre es, en mayor o menor grado dependiendo del sujeto, un producto inacabado. 

Dicho deseo, dicha necesidad, no conoce límites. Su único límite son las palabras,

pues éstas son su medio de expresión. No conoce de diplomacia, no le importan los elo-

gios ni las ofensas. Sólo le interesa expresar, pues lo importante es qué se escribe, sin

jamás tener en cuenta para quién se escribe. Ser instrumento de dicho deseo puede llevar

a generar un escándalo radical o una tranquilidad absoluta. Una buena obra debe hablar

por sí misma, no hay mejor argumento que las líneas que ella misma contiene. La escri-

tura es como la vida: sólo el tiempo la destruye. Pero mientras el tiempo transcurre, no

puede detenerse, el escrito debe transgredir los límites existentes para realmente ser crea-

tivo y acabar con esa monotonía a la que su deseo ya no le permite resignarse. 

61

Page 63: Signo Ascendente

SENTIRSE EXTRAÑO

Adrián se sentía extraño. Ese día se había despertado sin sentirse cómodo con su cu-

erpo. Empezó a tomar conciencia de aspectos que antes nunca había notado. No era alto,

pero tampoco era bajo. No tenía barba aún, sólo un pequeño bigote y una chivera

ridícula en el rostro. Su cuerpo empezaba a transformarse, pero sin tener una uniformi-

dad. Había sufrido un estirón, pero su columna poco podía resistir esa espalda tan larga.

Las piernas no habían crecido tan rápido como su torso, pero no podría decirse que era

deforme. En el espejo, podía notar los extraños puntos que le empezaban a invadir el ros-

tro. Le dolían, y si los manipulaba mucho, pronto explotaban y un líquido amarillento

salía de ellos. Su rostro empezaba a esconderse detrás de estas erosiones. En el pecho las

cosas no podían ir peor. Sentía como el vello lo invadía y no podía hacer nada para evi-

tarlo. No tenía el más mínimo dominio sobre su cuerpo.

Las mujeres no le resultaron una gran ayuda. Ellas habían iniciado su proceso de

transformación muchos días antes que Adrián y otros chicos, así que poco les interesaban

los problemas que estos podían tener. Pese a ello, Adrián se sentía atraído hacia ellas, sin

embargo, su anterior desfachatez infantil había mutado a una timidez absoluta frente a las

féminas. Tampoco frente a ellas podía controlar su cuerpo. Era normal que comenzara a

sudar, tartamudeara y sintiera grandes elevaciones en su pantalón, las cuáles intentaba

ocultar para no ser ridiculizado. Decidió refugiarse en sí mismo hasta que se diera cuenta

de lo que le ocurría. No sabía ya quién era, posiblemente antes tampoco lo supiera, pero

no se lo había preguntado esto antes y la duda lo hacía sentirse extraño en el mundo.

Todos sus cuestionamientos se veían empeorados por conversaciones con sus ami-

gos. Cada uno había comenzado su transformación también, pero ninguno tenía un

pensamiento igual a otro. Todos creían que su cambio era único, pero se sentían apena-

dos de reconocerlo y fingían que no les ocurría nada, para que nadie pudiera notar su de-

bilidad. Esta desconfianza en sí mismos, pronto se vio reflejada en su relación con los

demás. Ya ninguno se sentía parte de ningún grupo. Sentían que necesitaban compañía,

pero no sabían exactamente de quién. Las mujeres que los atraían no los determinaban,

62

Page 64: Signo Ascendente

los compañeros que habían conocido ya no los reconocían, los adultos se burlaban de sus

cambios y siempre decían que dentro de algunos años entenderían qué les ocurría. Pero

Adrián no podía esperar unos años, él quería entender inmediatamente que le ocurría.

Se sentía extraño entre las personas. Ya no encontraba agradables los juegos infan-

tiles, pero tampoco entendía las conversaciones de los adultos. Sus compañeros querían

lucir maduros y siempre hablaban a los demás sobre sus grandes logros en la vida, sobre

lo independientes que eran. Adrián quería ser como ellos, pues su inmadurez no le per-

mitía darse cuenta de que ellos también fingían. Inmadurez, esa palabra que utilizaban

tanto los mayores pero que Adrián nunca supo exactamente qué significaba.

Pronto comenzó a sentirse como una culebra que cambia de piel. Sólo que él no

sabía en qué terminaría convertido. Lo más difícil era soportar el cambio en completa

soledad. Su familia le resultaba molesta e incomprensiva. Sólo parecía que su mascota, su

hermoso y amado springer spaniel, se seguía comportando igual con él a como siempre lo

había hecho. Adrián buscó en los libros las respuestas a su situación. Sin embargo, ahí

hablaban de amores y desengaños, de grandes héroes y de extrañas tragedias. Experien-

cias muy fuertes como para que el alma de Adrián pudiera entenderlas en forma alguna.

Si el alma era una mariposa, Adrián apenas comenzaba a parecer una crisálida. Este con-

stante cambio, este devenir contra su voluntad le hacía sentir que no pertenecía al mundo.

Cada día se convirtió en una extraña búsqueda de sentido. No entendía su razón de

vivir. No entendía por qué él, entre tantas personas existentes, era el único que parecía no

tener un lugar en el mundo. La ropa que antes había disfrutado tanto, de un día para otro

le parecía ridícula. No entendía porque había comenzado a necesitar la aceptación de los

demás. No entendía por qué las clases le parecían tan inútiles. Llegó a creer que era inca-

paz de entender la más mínima verdad sobre el universo. Lo que Adrián no sabía, era

que su crisis era normal y que no sería eterna, así él lo creyera. Cuando se tienen pocos

años, un poco de sufrimiento hace creer a las personas que ha sido algo que ha durado, y

durará, toda la vida. Adrián no era un bicho raro, ni siquiera era muy diferente a los

demás. Pero él aún no podía darse cuenta de esto. Su gran mal, su gran cruz iba a ser un

motivo de risa en algunos años. Pero él no creía que podría superarlo, porque no podía

63

Page 65: Signo Ascendente

ver el futuro. Lo que Adrián no sabía era que, después de un par de años de existencia,

había comenzado esa etapa difícil en la vida de un ser humano que denominan:

ADOLESCENCIA.

64

Page 66: Signo Ascendente

LA CIUDAD DE LAS CONTRADICCIONES

Las carreteras siempre estaban llenas de vendedores que invadían el espacio de los

automóviles, los automóviles invadían el espacio de los peatones y los peatones siempre in-

vadían el espacio reservado a la naturaleza, si es que antes las carreteras no lo habían

hecho. Era difícil encontrar un lugar donde algo tuviera sentido. Los habitantes no daban

razón de lo que ocurría. Cuando alguien preguntaba por la alta inseguridad de las calles,

todos respondían que la envidia de otras regiones les había creado mala fama. Cuando al-

guien era estafado, nadie lo consideraba un robo, sino que lo defendían como una conse-

cuencia natural del talento del avispado. No había un solo problema que no pudiera ex-

plicarse sin exonerar a la ciudad y sus habitantes de responsabilidad.

Si alguien sufría un atraco, era su culpa por exhibir en público sus pertenencias. Las

mujeres que sufrían algún tipo de abuso, eran atrevidas que provocaban a sus atacantes. Y

cuando alguien era asesinado, aunque no se le conocieran antecedentes, todos considera-

ban que algo debería estar haciendo para merecer dicho destino. Nadie deseaba estudiar,

porque el estudio era para los brutos. La ciudad tenía hermosos sitios para visitar: par-

ques, museos y centros comerciales. Pero si alguien tenía la osadía de preguntar por los tu-

gurios, alejados de la urbe, donde las montañas escondían la pobreza, nadie daba razón

de ellos, como si ignoraran completamente su existencia. Quienes los conocían, indicaban

que la pobreza era culpa de cada quién, que la gente era pobre porque quería en una

tierra plagada de oportunidades. Creían imposible que a minutos de sus hogares hubiera

personas que se estuvieran muriendo de hambre y sin lugar donde protegerse de la lluvia

o del sol, pues el clima del lugar era imprevisible, aunque siempre se anunciaran fuertes y

prolongadas jornadas de invierno o verano.

Los habitantes de piel morena su burlaban de aquellos que tenían la piel negra. To-

dos hablaban de los orígenes europeos en sus apellidos y nadie admitía la sangre indígena

que corría por sus venas. Las clases sociales se detestaban, pero guardaban las apariencias

propias de las personas de buenas costumbres. Los ricos eran vistos como avaros, ladrones

y explotadores, quienes debían su riqueza al trabajo de los pobres. Los pobres eran señala-

65

Page 67: Signo Ascendente

dos como perezosos, pueriles y con tendencias biológicas al crimen. Ni siquiera los dirigen-

tes actuaban con coherencia. Defendían la corrupción como algo inherente al ser hu-

mano. Nunca eran elegidos por la mayoría, pues la gente siempre era indiferente a cu-

alquier votación, pero ellos se arrogaban la representación y soberanía que les había otor-

gado el “pueblo”, término extraño y que la mayoría de veces era peyorativo. La cor-

rupción nunca fue un delito, pues no tenía sentido que las personas trabajaran por los

demás sin recibir nada de ellos a cambio. Además, si ellos no lo tomaban, alguien más lo

iba a hacer, así que mejor dejar las cosas en manos conocidas. Incluso, en una ocasión, el

alcalde, al ser cuestionado sobre los altos índices de prostitución infantil que se presenta-

ban en su ciudad, respondió que eso sólo podían preguntarlo aquellos que querían

desconocer su gran logro al reducir los altos índices de homicidios.

Sin embargo, la peor contradicción era que todo parecía funcionar perfectamente.

Las personas se sentían satisfechas con criticar su situación, pero la más mínima pro-

puesta para cambiar algo no era propio de ellas. Los años transcurrían, los edificios

crecían, los automóviles eran más rápidos, pero el pensamiento siempre se mantenía

igual. El cambio no era propio de esta ciudad, las desigualdades seguían existiendo y to-

dos consideraban algo natural que así fuera, porque algún dios así lo había querido.

Podían innovar cada vez más, siempre y cuando no deberían modificar su anquilosada cul-

tura. Cada día la burbuja en la que vivía la ciudad parecía crecer más, pero nadie tenía

miedo de que explotara. Nunca lo había hecho y no tendría por qué hacerlo en un futuro.

Así pensaban sus habitantes y al parecer, en esto sí tenían la razón.

66

Page 68: Signo Ascendente

LA TINTA CON SANGRE

El problema de la traición no es el dolor que produce. El ser humano pasa toda su

vida sufriendo, así que es algo con lo que pronto aprende a vivir. Tampoco es la de-

cepción, al ver cómo se rompe la confianza y las ilusiones depositadas una persona, pues

ese alguien roto tendría que ser muy orgulloso para creer que nadie tiene derecho a her-

irlo. No, el problema de la traición es que deja un vacío. O realmente no es un vacío, sino

una muerte espiritual. Esta muerte no es completa, sólo se da en una parte del espíritu,

pero lo hace por una vez y para siempre. Como todas las muertes, la muerte de ese frag-

mento es irreversible. No tiene solución, no tiene arreglo, sólo se puede aprender a sopor-

tarla, a vivir incompleto. Así se sentía Angélica en el momento que descubrió la tinta re-

gada en el saco de Juan Pablo.

El saco era sencillo, como cualquier saco de abogado. Gris, de paño fino, de pocos

usos que no habían alterado en nada su lujoso aspecto. Juan Pablo lo había dejado sobre

el nochero negro, de dos cajones y arabescos que estaba de su lado de la cama. Angélica

lo había tomado como lo hacía cada día, dispuesta a limpiarlo. Así fue que encontró la

tinta, en el bolsillo interno del saco. Este hecho pudo haber pasado desapercibido, de no

haber sido por un evento en la juventud de la pareja, que siempre Angélica había consid-

erado su mejor recuerdo, su más grande tesoro.

Angélica y Juan Pablo tenían una relación de más de 20 años, la cual había comen-

zado cuando ambos eran bastante jóvenes. En ese momento, Angélica tenía 18 años, Juan

Pablo 22. Ella era una mujer tímida, de cabellos dorados y la mirada más tierna que al-

guien podía imaginar. Juan Pablo era elegante, siempre con la mirada altiva y eso fue lo

que atrajo a Angélica. Desde el día en que se conocieron ambos creyeron que estaban des-

tinados a pasar el resto de su vida juntos. No necesitaron intercambiar muchas palabras

para enamorarse, la universidad fue el lugar que les sirvió como excusa para encontrarse

cada día. Angélica sentía que Juan Pablo era todo lo que había soñado, pues también ad-

miraba su inteligencia, ya que mientras ella comenzaba su carrera, él ya la estaba termi-

nando. Él sentía que si decidía compartir su vida con ella, siempre podría estar seguro de

67

Page 69: Signo Ascendente

su fidelidad y lealtad. Lo cual era bastante, teniendo en cuenta lo hermosa que era Angé-

lica, con su cabello dorado, sus ojos tiernos y su tímido caminar. No era una mujer que se

pudiera encontrar en cualquier parte.

Angélica supo que ya no podía luchar contra su voluntad desde el primer día.

Nunca había creído en el amor a primera vista, ni mucho menos esperaba enamorarse

tan joven, pero fue lo que le ocurrió. Sin embargo, no trató de luchar contra sus emocio-

nes, simplemente dejó que la invadieran. Poco a poco, la pasión fue creciendo entre am-

bos, pues eran jóvenes y querían explorar no sólo el corazón, sino el cuerpo de cada uno.

Nunca se dijeron te amo durante los primeros años. Ni siquiera lo necesitaban, pues cada

uno estaba seguro de lo que el otro sentía. No necesitaban palabras cuando hacían el

amor y tampoco las necesitaban en el tiempo que transcurría entre cada acto. Porque

para Angélica, el sexo se convirtió en el momento más importante de cada día. Para Juan

Pablo era la oportunidad de sentir cómo se unía completamente con Angélica, cómo

podía herirla sin realmente hacerle daño, antes por el contrario, era una herida que le

daba placer y no empeoraba con el tiempo, aunque parecía que cada vez era mayor la

emoción que le producía.

Durante sus primeros años, nunca pudieron pasar una noche entera juntos. Como

simples estudiantes que eran, no podían pagar un apartamento o una habitación donde

tuvieran la tan anhelada privacidad. Debían aprovechar los momentos en que no tenían

vigilancia de sus familias, los cuales nunca fueron muy prolongados. Fue por esto Juan Pa-

blo ideó una forma de compensar a Angélica en las horas en que debía abandonarla.

Siempre dejaba que ella se durmiera, exhausta luego de cada acto, de cada entrega. Una

vez Angélica no podía darse cuenta de lo que ocurría a su alrededor, Juan Pablo iba hacia

su chaqueta y sacaba una pequeña libreta. Ahí escribía un par de mensajes de amor para

Angélica, en ellas le agradecía por los momentos que acaban de compartir, por las cosas

que había aprendido y por la entrega absoluta que siempre sentía de su parte. Pero no

todo era ternura, pues siempre tomaba el último espacio de la pequeña hoja para escribir

un mensaje que fuera lascivo, que provocara a Angélica y la hiciera sentir la excitación

suficiente como para que en el siguiente encuentro estuviera ávida para entregarse una

68

Page 70: Signo Ascendente

vez más. Esto mensajes habían dejado una marca evidente en Juan Pablo también, o me-

jor dicho, en su ropa. Porque él no era un hombre muy cuidadoso con los objetos que

llevaba y nunca notaba cómo el lapicero que utilizaba para escribir las especiales notas

manchaban su saco. A Angélica este detalle siempre le dio risa, pues con el tiempo tam-

bién aprendió a enamorarse de algunas torpezas de Juan Pablo.

Los años pasaron y así pudieron finalmente irse a vivir juntos. Juan Pablo dejó de es-

cribir las notas, pues ya no debía compensar a Angélica por no estar toda la noche a su

lado. Por esto fue tan doloroso para Angélica cuando encontró de nuevo manchas en su

saco. Era obvio que había estado escribiéndole notas para alguien y ese alguien no era An-

gélica. Ella pensó que podía soportar el desengaño, perdonar la infidelidad. Pero lo que

nunca iba a aceptar era que alguien más recibiera el mismo regalo que él le había hecho

hacía ya tantos años. Porque ninguno de los dos era ya joven, porque no podían devolver

el tiempo y Juan Pablo no podía pretender revivir con alguien más lo que ellos dos habían

vivido. Se sintió traicionada al ver cómo le había resultado tan fácil a él hacerle el mismo

regalo a otra. Se sintió vacía, traicionada. No le temía ya a la soledad, no le importaba si

él la abandonaba, lo único que deseaba era vengarse. El problema con el vacío y la

muerte que produce la traición, es que pronto el cuerpo empieza a buscar algo con qué

reemplazarlo. Es obvio que la rabia pronto puede aparentar que llena ese vacío y por eso

la venganza siempre será la más lógica consecuencia de una traición.

Ella se llenó de ira, pero decidió no decirle nada. Esperó que esa noche Juan Pablo

llegara y se comportó como siempre. Cuando estuvieron en la cama comenzó su ven-

ganza. Hicieron el amor como nunca lo habían hecho, dejándose llevar por la rabia y el

resentimiento que sentía Angélica. Ella se encargó de arrancarle el poco amor que podía

quedar en Juan Pablo. En cada movimiento, en cada latido, en cada exhalación, Angélica

secretaba rabia y venganza. Juan Pablo no sabía cómo sentirse, aunque la excitación lo in-

vadía, sentirse dominado no era algo que hubiera ocurrido durante toda su relación, siem-

pre había considerado que estaban en igualdad, incluso a veces sentía que por ser mayor

estaba en ventaja. Pero esa noche, Angélica le demostró lo difícil que es dominar una mu-

jer con una herida profunda en el alma. Aunque trató de luchar contra la pasión con la

69

Page 71: Signo Ascendente

que Angélica lo atacaba, pronto sólo pudo ceder. Se sintió abrumado y quedó tan ex-

hausto que esta vez fue él quien se durmió primero, sin conciencia de lo que ocurría a su

alrededor.

En ese momento, Angélica decidió completar su venganza. Buscó el saco de Juan Pa-

blo, llevó su mano al lugar donde estaba la mancha y sacó el lapicero que la había produ-

cido. Decidió dejar una nota que Juan Pablo no olvidara nunca. No utilizó papel ni es-

cribió nada. Simplemente, tomó el lapicero y aprovechando la indefensión en que se en-

contraba su pareja, lo atacó. Le clavó el lapicero en el mismo lugar donde él había lle-

gado con sus notas: directo al corazón. Quería vengarse de la mancha, quería llenar el

vacío. Si él había logrado despertar su pasión, ella vería qué tanta sangre había en su

alma y dejaría que se desbordara a su lado. Pensó llenar su vacío con los estertores de

Juan Pablo. Él no gritó, Angélica lo había dejado tan exhausto que simplemente sintió un

fuerte punzón en el pecho y al intentar ver lo que ocurría, sólo vio el rostro colérico de An-

gélica sobre él. Inmediatamente entendió lo que pasaba y se sintió perdonado. Angélica

no retiró su mano hasta que sintió que el corazón de Juan Pablo había dejado de latir. No

derramó ninguna lágrima, pero se sintió exhausta por toda la pasión que había dejado

salir en su puñalada. Se reacomodó en su cama, en el lado que le pertenecía y en ese mo-

mento, no miró a Juan Pablo, sino al nochero que estaba al lado de él. No se sintió culpa-

ble y la calma invadió su alma. Ese nochero ya nadie lo utilizaría. Nunca volvería a tener

sobre su superficie las notas de Juan Pablo, fueran para ella o para alguien más.

70

Page 72: Signo Ascendente

LA PRIMERA LÁGRIMA

Hoy, por primera vez, había ocurrido. Algo tan normal en los demás seres humanos,

en él era una novedad: Por primera vez desde que se sabía de su existencia, Alberto Du-

ata lloraba. No es que fuera un ser particular, un insensible o un hipócrita que escondía

sus sentimientos. Sencillamente, el viejo Duata era dueño de una funeraria y por lo tanto,

había aprendido a lidiar con las emociones humanas hacía bastante tiempo. Cuando los

demás lloraban, él tenía la responsabilidad de que todo funcionara, pues cuando se ha per-

dido un ser querido, nadie tiene la capacidad de organizar un funeral, a menos que el fal-

lecido no fuera realmente querido. Así, quien debía encargarse de las flores, del ataúd, de

los tintos y hasta del vestido del fallecido, siempre era Duata. Pero a él nunca le molestó,

pues para eso le pagaban y él amaba su trabajo, o más bien, amaba ganar dinero.

El aspecto de Duata no tenía nada extraño: siempre vestía un traje negro de corbata

para no desentonar con sus clientes. Desde varios metros podía percibirse un fuerte olor a

cigarrillo Piel Roja sin filtro, por ser el más fuerte para ayudarle a soportar largas jornadas

en salas de espera durante noches mortuorias. Por causa de su trabajo, llevaba siempre

unas marcadas ojeras, suficientes para hacerlas su signo característico, si bien sus ojos

nunca estaban rojos ni perdían expresividad. Duata era elegante, sabía tomar tinto en un

velorio como nadie, siempre tomando el recipiente con su dedo pulgar y su dedo índice,

sin levantarlo mucho, sólo lo suficiente para acercarlo a su boca, esa pequeña boca ador-

nada con un delgado bigote, el cual demostraba lo pulcro y perfeccionista que era Duata.

No era alto, como esas grandes representaciones alegóricas de la muerte, pues él no

mataba a nadie, su rostro no era huesudo como el de los sonámbulos, ni mucho menos se

burlaba de la desgracia ajena. Mejor dicho, Alberto Duata era un ser humano.

Ahora bien, ¿por qué lloraba? Nadie lo sabía con exactitud, aunque no era difícil de-

ducirlo. Por su pueblo habían pasado un gran bus, viejo, destartalado y cuya pintura

hacía años que no había sido renovada. Como inicialmente sus colores habían sido tan vi-

vos, era fácil darse cuenta de la decadencia que los años de servicio le habían producido.

La falta de mantenimiento, tan común en este tipo de transportes, había causado una tra-

71

Page 73: Signo Ascendente

gedia: su motor había fallado y en vez de echar humo, había echado fuego. El fuego sí fun-

cionó perfectamente y en pocos segundos, todo el vehículo fue incinerado, sin que nin-

guno de los pasajeros a bordo -los cuales en un bus intermunicipal siempre son más de

cien- tuviera tiempo para salir. Duata presenció este hecho y lloró, lloró inconsolable-

mente. Quienes lo observaron, pensaron que por primera vez su corazón se había con-

movido. Unos apostaban que habían sido los gritos de los niños incinerados los que lo

habían dejado tan afectado. Otros afirmaban que eran los lamentos de los ancianos la

causa de su sufrimiento y algunos más conciliadores decían que se debía a la unión de los

anteriores. Sin embargo, lo que ellos no sabían, era que Duata lloraba porque cuando un

cuerpo se incinera, sencillamente queda hecho cenizas, y no necesita pagar un entierro en

una funeraria.

72

Page 74: Signo Ascendente

PANDEMÓNIUM

12

73

ESTEBAN BELTRÁN

Page 75: Signo Ascendente

PANDEMÓNIUM

Una vez más la noche se cerraba automática, como una trampa para ratas, era el

tercer día que Ang pasaba enajenada, inmóvil por la presión que Mr. Cáncer ejercía so-

bre ella y sobre los valles que formaba su cuerpo petrificado en la superficie de la cama;

Ang, escatimaba toda posibilidad distinta a la de velar para así poder escuchar los oscu-

ros secretos de los insectos flotantes que se manifestaban en el preámbulo del sueño y que

obstruían su paso por el umbral. En medio de ese entumecimiento fue que su conciencia

huyó el día primero, aterrada por los zumbidos emitidos por los aquellos bichos astrales,

bajas frecuencias que la afectaron al punto de no saberse vestigio de nada, desde entonces

nada volvería a ser igual para ella.

Ardieron arreboles al amanecer, las partículas de estrella se propagaron en el vacío

inundando la habitación, dejando al descubierto formas y majestuosidades tan inteligen-

tes que lloraban los dinosaurios, Ang, no alcanzaba a dimensionar cuánto tiempo más ten-

dría que mantenerse en su cualidad de esfinge, maldita, paralizada para siempre en me-

dio del deseo de hallarse tibia, reptil, invadida desde el centro por la sustancia límpida ele-

mental que días atrás Mr. Cáncer le prescribió en su fórmula para el dolor de conciencia.

– ¿Estás seguro de que con esto podré liberarme de la monstruosidad en el espejo? –

Preguntó Ang, un poco ansio-sísmica

–Ésta vez corremos un riesgo muy alto, Ang, podrías quedarte extraviada en medio

del camino, no sé si entiendes a lo que me refiero, quiero decir, podrías no llegar, no regre-

sar, oscilar eternamente junto con toda la energía oscura del universo, no es como esos via-

jes de las películas, debo mencionártelo– Dijo Mr. Cáncer mientras observaba con deteni-

miento el jugueteo digital en las manos de Ang.

–Pienso que exageras un poco con el asunto del viaje, lo peor que pudo sucederme

es haber quedado atrapada aquí, luego de esto, cualquier intento por reconectarme con

mi estado original, cualquiera que sea mi esperanza de resonar de nuevo en cada rincón

74

Page 76: Signo Ascendente

de la expansión sin este intenso padecer que representa para mí el haberme encendido en-

tre la nada ciega, es un motivo para lanzarme al abismo profundo de la inconsciencia.

Mr. Cáncer hizo un ademán altanero, habían hablado de eso durante semanas sin

llegar a una decisión precisa, se levantó para servir un poco más de vino, el reloj se había

detenido sobre las once.

–Deberías morirte de una vez, digo, si tanto te aflige el hecho de no poder sin-

tonizarte con la belleza de las cosas, tu última gran hazaña debiera de ser entonces

volarte los sesos y dejar eso de pretenderte mártir de esta especie al igual que todos los lo-

cos que han visitado el planeta en el que siempre salen con la cabeza untada de excre-

mento alienígena -Dijo Mr. Cáncer con un tono obstinado.

75

Page 77: Signo Ascendente

JUEVES ÁCIDO

Asisten a mí, como si se tratase de una orquesta de fúlgidas luciérnagas, las memo-

rias lisérgicas de una madrugada de abril.

Me siento, respiro. Suspiro. Atrás, la trama de eventos causales que me condujo

hasta el sitio del accidente. Una lluvia corrosiva de imágenes endebles, reminiscencias fu-

gaces e instantes desorbitados; la sublime irreflexión que se perpetúa congelada en la

bóveda del recuerdo. Adelante, las Moiras a carcajadas.

Me quedo estático, errático. Muero. ¿Obra de Dios? Pero si hasta el mismo Dios no

es más que una alucinación sonora. Entonces comienzo el descenso, ¿O el ascenso?,

¡Donde me encuentro no hay un arriba o un abajo! Olvido por un intervalo que la grave-

dad aferra mi cuerpo convulso al suelo y voy sumergiéndome despacio en los caóticos

mares de la sensibilidad, Entonces… la caída, caigo a modo de escupitajo cósmico: arro-

jado a la nada y enajenado en la irrealidad que me rodea, en la que vegeto desde el géne-

sis; la no-razón, suplicio de una humanidad famélica que anhela el retorno a sus

instintos primigenios reprimidos.

Dos forajidos me acompañan. Un burro y un ateo con cierto poderío sobre mí, so-

bre nada, sus voces escudriñan en mi interior, en la profunda ingenuidad de mi alma.

Desde la ventana contemplo con estupor cómo el sol comienza a irisar el crepúsculo de

un verdadero nuevo amanecer. Siento una invasión de arácnidos trepándose en mi cabeza

y tejiendo inescrutables redes de pánico y desesperación en los abismos de mi conciencia.

Escalofrío.

El éter desde el horizonte comienza a serpentear, un vaivén, un cosquilleo visual.

Cada cosa a mí alrededor expide un efluvio de ondas amorfas e iridiscentes que se repro-

ducen una tras otra expandiéndose hacia el infinito. Tengo la sensación de estar burlando

el holograma que habito, que me habita, desafío la deformación espacio-temporal. No es-

toy aquí. Soy energía. No soy más que restos fúnebres cantando en un Réquiem de estrel-

las.

76

Page 78: Signo Ascendente

Todos los objetos dentro de mi espectro se vuelcan continuamente en direcciones dis-

tintas en medio de un bailoteo macabro, y, atraídos van navegando hacia el mismo vór-

tice de delirio, me asalta el vértigo con sólo vislumbrar la posibilidad de lanzarme al vacío

junto con todo a mi alrededor, como participando de un suicidio colectivo de materia. Dis-

torsión. Asisto a la evanescencia de mis pensamientos y mis conceptos.

Extraviado, Abúlico, me reduzco a silenciosas auto auscultaciones en las que ad-

vierto el eco de los acelerados latidos de mi corazón reverberantes en cada rincón de mi

cuerpo, no tengo dónde ocultarme y mucho menos salvación alguna, la demencia posa

sus labios sobre los míos y me arranca el último beso. Éxtasis. Átropos ya viene en

camino, seguro que ésta vez no dudará en cortar el hilo mientras celebra con hilarantes

risotadas en el jardín de lo inevitable de la existencia. Sólo una idea vacua me socorre: Es-

toy en el infierno, me encuentro cara a cara con mis demonios y sin embargo… sin difer-

encia alguna a otro lugar… El terror se produce por la ubicuidad de la nada. Aquí, nada

también.

ÉXTASIS

Sólo los mártires se conjuran como vestigio del llanto de los planetas, en el camino

suntuoso hacia el ser, son la memoria del amor, son la verbena en la gruta al paraíso inin-

teligible de un dios atrapado.

77

Page 79: Signo Ascendente

REGRESO AL TRABAJO  Gusanos a borbotones   afilan las visiones   de los tristes bueyes, su flácida carne,   carente de ventura  transita informe las calles   en el pico de las horas  que proveen de alimento  a todo vivo muerto. 

EXPLORACIONES DE UN MOLUSCO CASI INHUMANO

Sin fundamento óseo para mantener la forma,

Reposa el escurrido invertebrado

Desgastado por el ardor que le produce

El propulsarse venéreamente por los oscuros abismos,

Donde resuenan las risas remotas

De la redentora de su carne.

ECTOPLASMA

Luminoso es el encuentro entre fluidos,

Donde gime la soledad,

Donde estamos en completa resonancia

Cuando somos oscilaciones del vacío.

SAMSARA

El uróboros nos come una vez más,

¿Recuerdas cuando nos prendíamos ingrávidos de su cola en medio de la fiesta de la ex-

pansión?

78

Page 80: Signo Ascendente

ERES

Bajo las filosas arcas que

Atraviesan el sueño, eres ámbar,

Eres luz propagándose,

Modelando sistemas de nada

Que también me integran

Y entonces

Somos.

NOCHE Cuando el destino es la luz;  la muerte,  medusa ubicua  calcinante y cegadora,  se precipita  en el instante, bajo la lluvia,  bajo los puentes

HOMBRE MUERTO  Bullen moscas  En el sueño de un espantapájaros, Zumban la carne;  Hiede a lengua muerta,  Es la lengua del hombre  Petrificado  Por el hombre  Que necio predica,  Con un fruto podrido, 

79

Page 81: Signo Ascendente

Atascado,  En el trago  De la consciencia.

80

Page 82: Signo Ascendente

MOÑOS DE CINTAS LARGAS

13

81

MARIA PAULINA BARRERA VILL A

Page 83: Signo Ascendente

PREFACIO

La nada también quiere que la cuente.

Escribo porque las letras le ayudan al tacto; escribo desde mi piel, desde mis contraccio-

nes y silencios, escribo para mí, para el ojo que me encuentre y desentierre esas que fui en

el papel. Escribo para pensarme, matarme y reinventarme, para aislarme y encontrarme,

para viajar, para invernar, para poner moños de cintas largas a la nostalgia, halos de colo-

res a la luna y rostros a tu recuerdo.

Escribo aun cuando muto a bestia, cuando me convierto en Quimera; cuanto me invade

el miedo de no saber quién soy hoy, si te devorare, me devorare, incendiare el otoño con

una exhalación o dormiré apacible en hilos de plata, como una funambulista que en sus

caminos oníricos trata de no caer.

Escribo como invocación a las hojas de calendario enterradas en el jardín trasero, como

ritual de exhumación, como adoración a la luz, alabanza a mi propio espíritu. Escribo en-

tre humos y rezos, con plumas y visiones, con cielos turbados por relámpagos, con ecos de

aullidos mientras tejo pensamientos, mientras erupciona el volcán y duermen las flores en

el fuego.

Escribo sobre las tablas y bajo las líneas de luz que me enceguecen cuando mi cuerpo se

mueve en una coreografía interminable y a-rítmica, cuando reencarnan en mí personajes

de otros tiempos, vidas que no recuerdo. Escribo cuando se me olvida el parlamento y no

hay más opción que balbucear las canciones de mi infancia; cuando me traiciona la me-

moria y deliro, cuando los gatos descansan, cuando el sol se esconde, cuando respiro por

que el aire, solo aire me inyecta fragmentos de nada y la nada también quiere que la

cuente.

82

Page 84: Signo Ascendente

DÉSOLÉ

Désolé mon amour, son mis manos las que están huelga, hace ya más de un mes que

no responden a mis peticiones, me desobedecen, como desobedecí yo al fuego cuando me

advertía de las heridas que él y tu podrían causarme. Se rebelaron, sin amenazas previas o

manifestaciones con indicios. Aunque creo que una vez, sólo una vez, me hablaron casi

imperceptiblemente en el salón de danza de M. Paul, "desolación" dijeron, y yo en este

afán de hacer lo impropio mío, como quien se extrapola de sus entornos naturales, con un

ego más grande que mi soledad, les pedí que no se disculparán y seguí caminando con el-

las por tu cuerpo, mientras los cuadros de la baldosa daban vueltas.

Se sentían desoladas Mi Amor, quizá como un terreno árido , afligido, sin vida; en

una fórmula tan simple pero tan irreconocible: " de- sola- das" , como dos hadas en el sol

( de-sol-adas) , dos opuestos que me contienen en el centro, con cautela para que yo no

caiga "des-sola-das" des y das, él y ella, mis manos con género y sin sexo, vos y yo con

sexo y sin génesis, sin principio ni fin, vos y yo entre dos seres en huelga que no quieren

tocar más.

Désolé, mon amour, Désolé.

83

Page 85: Signo Ascendente

II

"Id siempre hacia una mayor simplicidad " (práctica zen)

Camino, acuarela, línea, silla, plato, taza, café, huella, boca, mano, bolígrafo, punta,

azul, tinta, Tú.

Tu presencia. Tu recuerdo. Tu ausencia. Tu piel. Tus huellas. Mi piel. Mi ausencia.

Mi presencia.Mis recuerdos de Ti.

Estás en este espacio vacío, en esta hoja con pintas diminutas como tus pestañas,

como tu pupila contraída cuando abro las cortinas del ventanal y la luz empieza a pintar

las paredes de un color naranja, cual fuego que funde las sombras de la noche anterior.

Noches inclementes y fugaces, noches de diálogos inconscientes, oníricos. Restos del día

que se acuestan en la almohada donde tu cabeza y la mía se posan, para enredar los hilos

al movimiento de las ideas. Pensamientos huracanados, vientos fuertes de mis exhalacio-

nes, que se despiertan como tus ojos, que me recorren como tus ojos, que me dan los bue-

nos días como las aves al cielo con su vuelo.

III

Un piano carga los libros, como vos abuelo cargas tu vida... En el reflejo del negro

que lo cubre me veo, negra también como quien sufre, brillante también como quien se

deja tocar por la luz. No se sí esto que nos une viene de otras vidas, porque mis calen-

darios no alcanzan para fortalecer un sentimiento, tanto, como el que yo tengo por vos.

Temo tu muerte, temo el día inesperado en el que a pesar de tu lucidez y tus movimientos

aún motrices, te vayas con ese mismo paso lento con el que atraviesas en las noches el

corredor, susurrando una oración que nunca entiendo, pero con la que me siento acarici-

ada por algún ala angelical. Te visualizo mientras vuelo en mi globo ocular, tarareando a

Vieco y limpiando mis partituras inutilizadas, ya pegajosas del polvo que carcome nues-

tros deseos de seguir en este camino de acordes que sólo paga con el desprecio y el olvido.

Yo no te olvido abuelo, así a veces me demore en llamar o visitarte. Te encuentro

siempre, en las canas de los hombres que se citan en el café que frecuento, en las iglesias

por las que paso, en el solfeo de mis palabras al sol, en la luz del sol, en el color ilusorio

84

Page 86: Signo Ascendente

del sol, en los colores que quedan cuando muere el sol, como morirás vos, como moriré

yo con tus ojos aureolados en prolongaciones barrocas de nuestra suite final.

IV

Vi la muerte colgando de un pino seco, de un semáforo, de un hilo magenta en mis

pestañas, de una flor de algodón.

Vi la muerte, la sentí, desayune con ella, me desnudé con ella; me puse de rodillas,

alineé la espalda, tendí las manos sobre las piernas, inhale, la inhale, la aclamé, la deseé,

la re-inventé e hice el amor con ella en agua, seda, tierra y quizá, no lo recuerdo bien, en

un espacio interestelar.

V

Miro la pared desde este sillón verde, del mismo color del Garden Green que infun-

siona en mi tetera; “Por medio de la palabra el hombre se crea a si mismo e inventa su

mundo” dice Hesíodo en la Teogonía y cita Leticia flores en un libro gastado de filosofía y

literatura que encontré en la biblioteca.

Si me creo en la palabra y puedo inventar mi mundo, ¿porque no re-inventarte en

estas letras?, crear un esquema nuevo y más simple para tu amor inentendible, para los en-

cuentros esporádicos, casi nulos, intermitentes como las luces que titilan en este cielo de

Marzo.

Te re-invento imantado a mí, con ese sentimiento que jala desde las entrañas, ese al

que tu renunciaste.

Te re-invento cálido, con abrazos multiplicados, indestructibles, reconfortantes.

Te re-invento extrañándome, con esa melancolía propia del amor cuando está lejos,

con el deseo inherente del retorno.

Te re-invento, mejor, igual que siempre, para no perderme de la belleza que hay en

la ausencia, en la posibilidad real de imaginarte a ciegas, de inventarte en mi cabeza más

que en letras, aun cuando ya existes, aun cuando deberías y no estás; porque no puedo re-

85

Page 87: Signo Ascendente

inventar algo que me precede, algo que me inventó, quizás sin dimensionar las magni-

tudes y responsabilidades de su creación.

Desisto de re-inventarte Padre y mejor te dejo en la nulidad de mis recuerdos, en la

magia propia de las figuras amorfas que ni se aman, ni de odian, que solo existen como

tributo estático de la historia, lo que es, lo que fue, lo irremediable.

Me arrojo con una soga al vientre de tu presencia ilusoria, para quedar suspendida

en tu amor incomprensible, que al fin de cuentas es amor.

VI

Con estas letras pretendo pagar mis deudas a esas almas atormentadas que vieron

en mí una luz que yo ni siquiera puedo ver. Deudas que más que una imposición son un

deseo que se ha visto estancado por falta de fuerza y coraje, por disolvencias obligadas de

un amor que no se desintegra y de una reciprocidad que aunque anacrónica y disímil en

tonalidades, late, y lo hace tan fuerte que puedo escuchar mi vida en dos notas de ida y vu-

elta.

VII

Te he soñado recurrentemente, detrás de una puerta, afuera; yo adentro te miro con

nostalgia. Te irás, sé que es un presagio, creo en mis videncias; pero guardaré silencio,

solo te miraré de espaldas a mí en este laberinto.

VIII

Hoy me vestí de rosas como tributo a la muerte, contraria a cualquier consenso so-

cial de luto y duelo, me puse flores en el pecho para que su pigmento cubriera mi piel

pálida, para que su agua humedeciera mi boca seca y su olor aromatizara esta putrefac-

ción que emana el dolor, la perdida, tu ausencia.

86

Page 88: Signo Ascendente

IX

Cartas no entregadas ( No.36 )

Perdóname las ausencias, sabes que con facilidad desaparezco, ya me lo has recla-

mado, ya te lo he debatido, ya hemos llegado a conclusiones, pero aun así seguimos con

estos mensajes bidireccionales y anacrónicos.

A tus preguntas no tengo muchas respuestas, por eso mejor te lo resumo en que

tengo el corazón aún adolorido, no sé si por todo esto que me ha pasado últimamente o

por las lunas que vienen de otras vidas a posarse en las noches cerca de mi balcón.

Quisiera pensar que es la muerte la que trae consigo todo este sufrimiento, pero en la bre-

cha lucida de mis horas presentes y mis recuerdos me doy cuenta que no, que ya bastante

interiorizado tengo el fin, el préstamo y los regalos con caducidad.

Definitivamente no es su partida lo que me acongoja, aunque quizás hayan sido el

detonante para todo el caos que se formó, para las pesadillas, para el cuerpo vacío, vacío

de espíritu y lleno de enfermedades. Hace ya dos meces que caigo y me repongo, mi cu-

erpo se siente cansado, mi mente agotada, todo está nebuloso y he tenido crisis de ansie-

dad que me asustan mucho. Quiero llamarlas crisis pos-traumáticas o de ansiedad,

porque no quiero abrir puertas a una posible locura.

Una semana atrás me daba miedo mirar al vacío, mirar la oscuridad de noche, los

reflejos en los espejos y tu bien sabes que yo no soy de esos miedos irracionales; después

de estos sucesos lo pensaba con cabeza fría y me parecía absurdo, pero en ese momento,

en el momento exacto del ensueño no sabes cuánto miedo sentía, aparecían en mi cabeza

las amapolas rojas haciendo más pesados los ojos, no quería parpadear, la nariz se conge-

laba, la cabeza iba bajando lento como buscando los hombros para esconderse, tenía

mucho frío y negaba con la cabeza lento, perdiéndome en la hipnosis que generaban los

objetos moviéndose en mi rango visual.

Esa es solo una de las 4 que han sucedido, todas son diferentes, no se repiten patro-

nes, el miedo se radica en elementos diferentes en cada episodio, pero se me ancla en el

mismo sitio y cada vez más profundo.

87

Page 89: Signo Ascendente

Con estas sensaciones he llegado a deducir que a mi edad no conocía el miedo, tal

vez me asustaba pequeña por un golpe, por un regaño, por un pequeño abismo o una

idea posible pero incierta; sin embargo nunca sentí este apretón en el centro del pecho,

la adrenalina, las sustancias que alertan mi cerebro y aumentan la percepción ante cu-

alquier estimulo, la sombra oscura que predomina en la atmosfera, la presencia tras la es-

palda respirándome en el cuello. No sé cuánto tiempo más deba estar así, a veces pienso

que debo irme, darme una especie de año sabático y reponerme, luego pienso en mis obli-

gaciones y lloro, impotente ante cualquier llamado de auxilio; me siento atrapada, no

confío en los psicólogos y las pocas personas en las que descanso no me entienden , dicen

que todo va a pasar, me abrazan, pero esta vez no es tan simple ni cotidiano, si se escapa

de mis manos es un monstruo suelto y sin amaestrar que amenaza con la destrucción.

¿Tu cómo estás? Cuéntame de ti, yo iré a llevar las amapolas que compré para su

lápida esta mañana, es que ahora las lápidas tienen un cajoncito chiquito para las flores,

debe ser para ahorrar espacio… si ya no hay lugar acá en la tierra para tanto muerto y

eso que se desintegran, ¿ te imaginas en el cielo?. Guardaré dos amapolas para cuando en-

cuentre un lugar diferente y con más espacio, una para Ti y una para Mi. Buen día mi

amor.

X

Amapolas en la nieve.

Estaba sentada cruzando hilos blancos, me decía que cada palito era un padre-

nuestro y que cada vuelta un rosario completo; mientras tanto yo miraba esas agujas

grandes que se movían con destreza, haciendo palitos y bolitas… me imagino que la agili-

dad de su mente debe ser proporcional a la de sus manos y la de sus manos a la extrac-

ción de recuerdos de sus ojos en cada rincón de la casa; por eso debe ser que le está doli-

endo tanto, porque en cada rincón y con cada objeto puede asociar su nombre, sus recor-

ridos, su manera de mirar y de moverse sin prisa… El no tenía prisa para vivir, la abuela

no tiene prisa para olvidarlo, al fin y al cabo esa es su manera de mantenerlo vivo, aún a

costa de su dolor.

88

Page 90: Signo Ascendente

Después de que él murió la abuela comenzó a mirar más que de costumbre el niño

Jesús de la sala, no sé muy bien si a manera de reproche o de súplica, supongo que por sus

costumbres y creencias es más probable la segunda, ya que en su cabecita deben haber

constantes diálogos con el de arriba, pidiéndole un campito para el muerto, entendi-

miento para los vivos y fuerza para pasar esa pena amarga que ella nunca, ni siquiera, al-

canzó a ver venidera. Es que se supone que las cosas ocurren a la inversa, primero se mue-

ren los que más canas tienen y en eso la cabeza blanca de la abuela lleva la delantera; de-

spués los hijos de los viejos y por allá de últimos los hijos de los hijos, pero este hombre de-

cidió rompernos los esquemas, cambiarnos la lógica e invertir la escala, la ruta natural.

Felipe tenía 24 años, era un hombre tímido, silencioso, buena gente, comía lento y

caminaba rápido, siempre llevaba pantalones anchos y relevaba a la abuela cuando se

cansaba de grabar con su cámara de video, que casi siempre era muy temprano, recién

comenzada la velada; así que siempre terminaba siendo Pipe el camarógrafo de todos los

eventos familiares. Tenía dos hermanos y un sobrino, el pequeño Matías, que tiene la

misma sonrisa constante del Tío.

Siempre que Felipe visitaba a los abuelos se sentaba a leer a su lado, pocas palabras

se pronunciaban en la sala, mientras este evento casi ritual se llevaba a cabo, La abuela en-

redaba hilos, el pasaba las páginas, un silencio acogedor los acompañaba, solo se escucha-

ban de fondo los videos que la abuela ponía a reproducir todo el día para renovar sus recu-

erdos y evitarle hongos a las cintas.

En el caset que vemos hoy, mientras escribo, se ve Felipe en un espejo, paradito con

cámara en mano, en un rincón. La abuela se agacha tratando de ocultar una lagrima, yo

alcanzo a ver una parte de su cabellera blanca manchada de rojo, asustada pero sin aler-

tarla me acerco a ella la miro más de cerca; mi tía me llama con su mirada, me pide que

no le hable de las dimensiones de su herida y me explica que tal vez dormida se lastimo

una de las bolitas que tiene en la cabeza y que nunca quiso hacerse revisar del doctor, yo

creo que fue la celeridad de sus recuerdos lo que exploto, la agilidad para hacerse imáge-

nes de Felipe en cada rincón, quizás a ellas como a los padrenuestros que se quedaron sin

hilo no les alcanzó toda la cabeza para reacomodarse y se convirtieron en amapolas rojas

89

Page 91: Signo Ascendente

sobre la nieve… el dolor inflama y desborda, como se desbordan los recuerdos de la abu-

ela manchando su cabello.

90

Page 92: Signo Ascendente

DIVAGACIONES 

14

91

EL IZABETH HENAOGÓMEZ

Page 93: Signo Ascendente

PREFACIO

Escribo porque cuando mis pensamientos salen a hacerse uno con la hoja en blanco

puedo escuchar el espacio, detenerme y hablar con mis fantasmas en el silencio de la sole-

dad. Escribo cuando me siento inundada de certezas, busco la incertidumbre, la inquietud

en medio de la rutina, busco puertas que me conduzcan al camino de una gran montaña

en la que no hallaré salidas sino más caminos inciertos.

La escritura reivindica la vida,

guarda sus secretos en una especie de código del alma

¿A quién vomitaría las palabras que escribo 

si no pudiera plasmar en una hoja en blanco aquello que nadie quiere escuchar?

Una ola efervescente de pensamientos recorre mi cuerpo

y a veces salen por mi boca en forma de avalancha de irracionalidades,

palabras desordenadas, al aire, clamando ser escuchadas.

Pero no hay mejor confesionario que el papel

y agradezco cada acto que se rehúsa a entregarle a otro a gritos mi carga

porque creo ciegamente en algo que leí una vez:

En el silencio empieza la transformación de los hombres.

Y aunque escribir una idea es correr el riesgo de que alguien quiera leerla

y pueda hacerlo,

eso será un evento generado por la casualidad o la intencionalidad de otro,

provocado indirectamente por mí, no lanzado como una bala obligada

al cerebro de alguien que no quiere escuchar. 

92

Page 94: Signo Ascendente

VOLVER A NACER

La vida es un misterio cuyos fragmentos se revelan ante los ojos humanos cuando

uno como ser de este planeta siente la presencia de todo lo que lo rodea incluso aunque

no lo pueda ver. Un día detuve mis pasos para analizar el recorrido que había estado haci-

endo y el mundo me anunció que vibraba al ritmo de mi respiración, por lo tanto, cada

paso era un acontecimiento más que se unía al movimiento de todas las cosas.

Entonces pensé: religión, re-ligión, re-lación con el mundo, con la naturaleza, con

mi vida. Concluí que necesitaba un vínculo con algún tipo de existencia, llenar el espacio

que ocupaba la incertidumbre con imágenes y sensaciones que me incitaran a darme un

lugar como habitante de este universo que se ha puesto ante mí incluso desde antes de na-

cer.

Se han nublado un poco los recuerdos que tengo de la primera vez que hablé con

un niño santo. No sabía que iba a hacerlo ni estando ya en su morada, solo me puse

cómoda, asumí lo que sucedía y su magia me condujo a lo que soy ahora.

El festín comenzó de pie frente a la montaña, entramos, escalamos, cada paso hacia

adelante era un poco menos de oxígeno y mucha ansiedad de saber qué iba a ver, qué era

lo que insistentemente Sammy quería mostrarnos, por qué, para qué.

Éramos aproximadamente diez personas, caminamos por el valle extenso de las bru-

jas buscando la presencia de los hongos. Tres o cuatro horas de camino hasta que alguien

anunció con un grito de alegría su primera aparición, luego, casi como una sinfonía, los

gritos alegres marcaron el ritmo de nuestros pasos que se fueron sincronizando hasta pare-

cer uno solo, nos mezclamos con los árboles, la tierra, el cielo… hicimos parte del mundo,

fuimos conscientes de estar aquí, vivos, respirando, bailando, cantando, bebiendo.

Las risas sonaban antes de cualquier movimiento, algunos caminaban como bai-

lando con el aire, otros abrazaban los árboles y lloraban, otros se lanzaron a la tierra

como si fuera un colchón, parecían volverse uno con ella, reconocimos que somos hijos de

la tierra, volvimos a nacer.

93

Page 95: Signo Ascendente

Pasada la tarde nos sentamos bajo la sombra de un gran árbol, comimos mandari-

nas, abrimos una nueva botella de vino y nos fumamos un porro. Nadie hablaba, El

primer álbum de Pink Floyd sonaba en los pequeños parlantes que colgaban del cuello de

William, el sonido iba y venía igual que él desapareciendo en la niebla.

Pasó el tiempo, tal vez horas, hasta que la figura de William se dibujaba de nuevo en

el horizonte pero la música ya no estaba, su cabeza miraba al suelo y junto a él había dos

hombres vestidos con traje militar, armas al hombro y pasos firmes, se dirigían hacia noso-

tros.

La psilocibina ya corría por nuestras venas, por lo tanto, sobre eso no podían decir

nada. Ninguno de nosotros entró en pánico pero los soldados estaban evidentemente alte-

rados por nuestra presencia allí. – ¿Qué están haciendo?, ¿Muchos honguitos? Están inva-

diendo propiedad privada, ¡Párense! Yo aún era menor de edad, no dije nada. El resto de

mis compañeros estuvieron en silencio hasta que uno de ellos les dijo unas cuantas

palabras que no recuerdo bien, los soldados se enojaron más, nos llevaron a todos a la esta-

ción de policía.

En el camino vi muchos hongos que no noté antes de sentarnos bajo el árbol, el pai-

saje ahora era de color púrpura, el frío invadía el espacio que ocupábamos, escuchaba las

risas de los alcaravanes, incluso los árboles se burlaban también de la situación, pensaba

que un soldado podría estar haciendo cualquier cosa útil en su vida, sobre todo en un país

como Colombia, pero éstos solo querían pretender que hacían algo en su jornada laboral

evitando que un montón de niños siguieran sentados bajo un gran árbol.

La decisión de la policía fue no movernos de ahí hasta que algunos padres de familia

fueran por nosotros, no todos éramos menores de edad pero ya que todos estábamos en el

mismo viaje, incluso después de ver a tan desagradables personas, seguimos riendo y

hablando juntos en la estación a la espera de lo que iba a suceder.

En la noche llegaron mis padres, pero no encontraron el desastre que el policía les

anunció por teléfono, en ese punto ya había terminado todo, por lo tanto, ninguno se

alarmó, saludaron al policía dándole golpesitos en la cabeza como a un niño confundido,

se rieron y fuimos a tomar cerveza en la tienda que quedaba frente a la estación.

94

Page 96: Signo Ascendente

PERRO FALDERO

Estar a tu lado es como caminar en una superficie de lava ardiente, desnuda, mien-

tras millones de personas alrededor se ríen y me señalan.

¿En qué momento ocurre que uno quisiera ser el perro faldero de otro? ¿Acaso soy

la única con tanta carencia de autoestima? ¿O en realidad esto es una etapa normal de la

vida, otro nuevo y natural fracaso al que tengo que hacerle frente con esta cara en la que

se han secado ya varias lágrimas?

Si somos lo que comemos entonces soy todas las palabras que he debido tragarme

para que seas feliz. No sé por qué me piden entonces motivos para justificar esta cara, de

hecho, es la única que tengo, deformada por la vida.

95

Page 97: Signo Ascendente

BANALIDAD

Comprar, gastar y tirar en lugar de nacer, crecer y morir. El ritmo de esta vida lo dicta el

televisor que le dice a mi mamá cuando es hora de almorzar,

La prensa que le dice a mi papá cuándo debe ir a votar y por quienes debería hacerlo,

La publicidad que cambia de rostro todos los días para ir de un lado a otro, confundir y

vencer.

Tantos caminos y todos tienen ese callejón sin salida

en el que la ausencia de dinero significa que no hay forma de seguir,

sin importar como comenzó la historia.

El arte y los actos de muchos

Los dicta el ritmo al que caen los billetes sobre la mesa mientras los cuentan,

Casi babean aquellos que venden la idea

de entregarse transparentes al mundo

Y con esa mentira creen ser dueños de él.

Se acercan convenientemente a alguien que consideran llenará sus bolsillos

con ese papel insípido que llaman dinero.

Mueven sus piernas, sonríen como un perro que al olfatear un pedazo de carne fresca

hace todo lo posible para conseguirlo.

El problema al final no es el dinero sino la venda que se ponen

Para disfrutar su olor y restregárselo por el cuerpo sin más.

Sacan sus palabras gastadas del cajón

Y creen que lo que entregan vale la pena.

96

Page 98: Signo Ascendente

EL TIEMPO LO ENFERMA TODO

He terminado por pensar que el tiempo lo enferma todo,

Acumulamos decepciones y tristezas y las asumimos con tal resignación

Que no nos damos cuenta de esa actitud de mierda y la llamamos indiferencia cual

eufemismo para morir de una manera menos humillante.

En el fondo, te busco más en mis pensamientos aunque ya pueda detener la inercia de mis

dedos que con teléfono en mano, si no hago algo al respecto, marcan tu número como si

fuera la línea de emergencia.

LA PUERTA

No existe hasta ahora, para mí,

una incertidumbre similar a la que nace mientras abro una puerta

en el intento por descubrir

lo que se oculta detrás de ella.

Una puerta es un portal

que mantiene concentrada la intimidad de un espacio,

siendo la puerta misma un espacio que hay que superar.

97

Page 99: Signo Ascendente

GRITOS PARA QUEMAR

15

98

JOAN SEBASTIAN VALDERRAMA

Page 100: Signo Ascendente

PREFACIO

En el uso de palabras hechas imágenes se puede adentrar a un mundo metafórico

lleno de sentimientos, pensamientos encontrados, puntos de vista acerca de uno tema,

una situación, un recuerdo. En las frases escritas podemos identificarnos totalmente, casi

como si no tuviéramos identidad y volviéramos a adaptarnos a una. Al escribir hago el

ejercicio de conversar con mi yo interno y real, es casi una actividad de reconocimiento y

de terapia, pues partiendo de allí se crea una catarsis construida por los ladrillos de mi

mente. 

El "escándalo" puede partir de algo tan curioso, de que los versos y frases creadas, se

pueden aplicar a diferentes vidas, desde sus diferentes puntos de vista y así, como yo, sen-

tir una identificación.

Cada poema, cada escrito, cada palabra ligada a otra crean un mundo, crean una

representación, un peso casi que material, solo que aguardado en lo mas puro e intimo de

cada ser. El levantador de pesas mientras ejerce su labor a parte de sostener una carga ma-

terial, también la lleva mentalmente, pues de allí es que sale la verdadera fuerza, la verdad-

era concentración, mas grande y mas pesada que la que está presente en el mundo real,

es decir, la del mundo de las ideas. De allí parte cada metáfora escrita, cada imagen

creada con el pincel mágico, con el oleo espiritual. 

Ahora, lo que une al mundo de las ideas con los Chamánes, es que la única llave

maestra para entrar a él es aceptar la invitación  que nos hace para creer, a ese mundo

casi onírico en el que varios hacemos un pacto poético y nos adentramos en él, nos cobija-

mos en él. El Chamán cree en éste mundo, incluso él es a veces quien lo edifica, el paso de

su cliente es: creer. Por consiguiente, un escritor es arquitecto de todo un universo, lo

único que tiene que hacer el lector, es adentrarse en él y aceptarlo como propio. 

La literatura es todo un teatro gramatical que no está cubierto totalmente por man-

tos rosas y embellecidos con la mano de Miguel Ángel, también tiene riesgos y como una

montaña rusa tiene picos altos que avivan la esperanza a la cual se accede lentamente y

99

Page 101: Signo Ascendente

de repente, cuando hemos visto el Olimpo, una fuerza poderosa nos empuja inmediata-

mente a las sombras una vez mas. En las letras se esconde algo de terror también, así

como en el mundo real, mitológico y barroco se esconden o se escondían Quimeras, mon-

struos, ya sea con barba y tapado en nubes o con lengua larga y sepultado en cuevas oscu-

ras. Con las imágenes gramaticales podemos estar abiertos a las sorpresas, al amor y al

temor. 

Mediante la escritura intento no dejar de ver la esencia del mundo, de la vida y de

las cosas según mi percepción, pues en compañía de ella se puede hacer un tratamiento

constante a manera personal, mental, y en donde hay un redescubrimiento de una identi-

dad, de una manera de ser, con cada frase hecha, con cada imagen creada. La mayoría de

palabras hechas por mi salen de experiencias propias, sean sentimentales, sean familiares,

sociales, personales, en las que me apoyo para crear un mundo mas amplio, no solo hab-

lar del hecho literal que recuerdo, percibo o que siento, sino elevarlo a un nivel en donde

cualquier persona pueda tomar su posición de lo que lee o al menos internar hacerlo, y de

esa manera no sentirse totalmente solo en cuanto al escrito en cuestión pues es él el que

adjunta a varias personas en un mismo escenario pero con universos diversos, por lo que

no busco persuadir a alguien para que siga una forma de pensar exacta, un punto de

vista, una opinión o sentimiento sino que cada quien independientemente adapte una ex-

periencia intima y personal. Es decir, aparte de que la escritura te da una identidad, te da

una compañía también. Ahora, no solo son experiencias, puede ser algo del mundo real,

algo que imagine, algo que escuche o divise y ahí partir a completar la premisa que

conocí. 

100

Page 102: Signo Ascendente

AGONÍA 

Acostado, postrado en un hospital pegado al oxigeno mientras dedico mis últimos

días a pensarte, a extrañarte. Es media noche, hace calor… la luz de los postes se filtra en

mi habitación y el ruido urbano de la ciudad se desnuda; se vuelve mi interior. Se torna

insoportable, estoy inestable.

El cansancio y el sueño pasan por mi lado rozando mi camilla, advirtiendo el silen-

cio, pero aun así no logran atraparme. ¿Quieren apartarme? No he dejado de pensarte y

mi enfermedad en esta camilla es no poder olvidarte. No dejo de añorar todo lo que pude

hacer contigo y por el hecho de hacer eso ya dices que soy tu enemigo. Fui quien habló,

fui quien buscó, quien caminó, quien saludó, quien lamentó y tropezó. Fueron un par de

descuidos y solo espero seguir con vida para ser solo tu amigo. Si, también recuerdo los

malos momentos, en esos donde los jardines parecían desiertos aunque me hiciste apren-

der y todo lo que hice fue perder, responder a preguntas sin respuestas, intentar cerrar

puertas que siempre permanecían abiertas.

Eras la luz que dabas vida y confiaba en que cada día iba a ser bueno apenas

amanecía; esa que en las mañanas me saludaba y nuestras manos siempre estaban atadas.

Dabas la bienvenida a una nueva oportunidad. Nunca pensé terminar ligado a esta enfer-

medad.

Eras la oscuridad que nunca sintió piedad. La crueldad que rápidamente cambiaba

de personalidad. Ojos que morían, abrazos que mentían, palabras sin vida que resucita-

ron año tras año, maldita agonía solo muestras engaños. Pierdo la vida, pierdo el senti-

miento, pierdo lo que alguna vez sentí dentro y perdóname si aún existes, es lo que pi-

enso.

101

Page 103: Signo Ascendente

Es difícil encontrarte, a ti, la única que odie pero no tanto como amé. Siempre me

demostraste reto tras reto aunque cambiabas todos los días tu elenco con palabras diferen-

tes y con esos cariños que mienten. Me acompañaste cuando nadie lo hizo y espero

rápido acabar contigo. Tú, vida, mi fiel amiga y amante, mi fiel compañera y consejera

que nunca estuvo distante aunque demasiado cambiante. Tú, vida, la que me hizo experi-

mentar y evocar tanto.

Faltan pocos días, según el doctor, para perderte por siempre y quedar en el limbo

absoluto. No pido que nadie esté de luto aunque de este dolor disfruto.

102

Page 104: Signo Ascendente

RAFIZAJJI BATRAMPTI

Magia te doy mis gratitudes 

Ha pasado el tiempo y espero que lo expulses

Tu sangre lleva el poder de la muerte 

Tu belleza es la plaga en mi mente 

Vi que llorabas en la oscuridad 

Vi que lamentabas tu eternidad 

Mirabas al cielo viendo tu reflejo en la luna 

Pisabas el suelo y aceptabas la verdad cruda 

Magia te deseo lo mejor en el camino

Ha pasado el tiempo y solo queda el olvido

Tu singularidad ya en la calle se encuentra 

Tu inocencia ahora llena de odio y miseria 

Vi que apretabas los puños en púas

Vi que las cuencas de tus ojos eran lagunas 

Amabas el sonido de las aves en el crepúsculo 

Ignorabas tu imagen en la mente de algunos 

Magia has trapeado tus golpes 

Ha pasado el tiempo y deseo que no estorbes 

Tu dolor cubre las heridas

Tu placer cubre las mentiras 

Vi que el llanto cesó 

Vi que el tatuaje manchó 

Ignorabas el sabor de la realidad 

103

Page 105: Signo Ascendente

Abrazaste pura hipocresía y nada más 

Magia te has desvanecido en el viento

Ha pasado el tiempo y yo sin poder entenderlo 

Tu polvo en la antigüedad está

Tu dulzura con amargura se va

FRASES DE LOCURA

Llenas de luz oscura

En medio del ruido, de la inocencia, no me doy cuenta…

Es mi memoria, ¿Es mi conciencia?

El dolor ha desaparecido

Los recuerdos son abismos

Son caminos sin salida

Son sonrías sin alegría

Y la vibración llenó el lugar

Una sensación difícil de acordar

Simplemente aparece, se hace presente…

Y los recuerdos ya no me tocan

Son cenizas

Y los rostros se difuminan

Son ilusiones

Y las palabras

Son canciones

Llenas de sensaciones

Sentimientos muertos

Al menos en este momento…

¿Llegaste para desaparecer?

¿Qué más puede acontecer?

104

Page 106: Signo Ascendente

¿Y si te olvido?

¿Que sigue escondido?

Frases de locura

En mi memoria, en mi conciencia

Enseñadas por el licor, por la música, por mi inocencia…

Llena de luz oscura

De sombras sin luna

De sonrisas sin alegrías

De lágrimas embellecidas

Caminos sin salida

Vida en silencio

Vendados los ojos

Atados los sentimientos

Sin memorias, sin recuerdos

Muerte profunda

Frases de locura

SE AGRUPA EL OLVIDO 

En los cielos se escondía el verdadero yo

Y acá, debajo, escondo mi abrumada mente

Caen sentimientos y se levantan rápidamente

Todo lo que puedo decir es todo lo que puedo callar

Y hacia donde miro se llenan las sombras, se agrupa el olvido

Debería volar por los cielos azules

Viendo cómo se acaba el desastre

Pretendiendo tener todo en cuenta como nada importante

Emanando luces de esperanza para quien no la tiene

Haciéndole creer que en lo alto alguien responde

105

Page 107: Signo Ascendente

Perdí el control

Perdí el amor

Sangré cuando el alba cesó

Y desee haber estado muerto para no verlo

Proteste con mi otro yo

Esperando sensaciones

Respondiendo a mentiras

No necesite ser algo

No necesite ser más estúpido de lo que soy 

Pude fingir estar ciego y no lo hice

Preferí divisar el dolor a través del vidrio

Escupí ensueños

Moví músculos como ladrillos 

Olvide el dolor

Olvide donde quedaba el sol

Nunca pensé que fuera real

Ya ha pasado un tiempo

Y el bolígrafo no ha dejado de escribir

Sin saber cuándo descansara

Cuando su tinta se acabará

Y sin razón alguna sentí…

Presentí,

Divise auroras llenas de vida

Cargadas de sentido, de gracia

Desligadas del tiempo y del espacio

106

Page 108: Signo Ascendente

Aferradas al poder de la mente

Del amor creciente

Despreciando los cuerpos inertes

Deseando poder encontrarte

Despertar y ser lo primero que vea

Convencer al corazón a que sienta

Y la vida me ha engañado de nuevo

Me ha entregado cartas,

Ha borrado las palabras

La agonía se vuelve cenizas

Los gritos son solo susurros

La santidad se viste de maldición

Las caricias de dolor

El sexo ya solo crea gemidos que cubren lágrimas

Y las lágrimas no encuentran una razón de ser

Aparecen sonámbulas

Cansadas

Queriendo desaparecer

¿Qué harías si la mirada solo concibiera al pasado?

¿Si a millas de distancia has dejado tu identidad?

Y el balance de la vida se pierde

Y el odio por la vida emerge

Hipnotizado de lo que pudo ser

De como pude ver

Y lo negué

Cerrando cápsulas 

Perdiendo el control

107

Page 109: Signo Ascendente

Admitiendo el error

Buscando la luna cada noche, esperándola

Esperar sentir, esperando volar

Dejando atrás los desastres naturales 

Los viajes astrales a los que me he entregado

Despertar y que seas lo primero que vea

Convencer a mi corazón, para que sienta

Para que muera

MORTEM

Muerte… tú que celaste a las miradas perdidas 

Tú que escondiste las salidas, los escapes 

Quemaste los dormitorios, abriste paso al purgatorio 

Generaste el cáncer y diste como normal al aborto 

Acallaste los gritos en la oscuridad 

Desgarraste tu propio rostro 

Todos vieron y nadie pudo hablar 

Fue cuando prometiste soledad 

Amenazaste con hacer sangrar… nadie podía gritar 

Incluso el lugar se llenó de ensueño y nadie… sin espabilar 

Al nivel de todos esperar tu regreso

QUIMERA

Dijiste que un Dios se escondía en el cielo

Y todos nos pusimos como pendejos a verlo

Viendo su dominante azul, esperando ver caras 

Deseando volar sin que hubieran murallas 

Aunque si te confirmo que allá arriba no hay nada

Sales corriendo, gritando y me pegas en la cara

108

Page 110: Signo Ascendente

Le pegas al espejo que te vio nacer

Al reflejo que te vio crecer

Hieres a tu propia piel 

Por alguien que ni piensa en responder

Ignorando a la rabia que llamas vida 

E intentas liberar tu ira

Liberar y plantar más mentiras 

Sin saber si estarán ciegas

Si las palabras seguirán sin tener voz 

Si los abrazos ya no salen del corazón 

Si la libertad es la garantía de un castigo 

Como si el cielo te generará: desolación 

Como si el cielo materializara el frio

Una apatía que temprano se postró en mi cama 

De inmediato supe que no había tiempo para la esperanza 

Y siempre supe que la certidumbre se iba con el tiempo…

Y lo que alguna vez quise se desvaneció lento…

Al cerrar los ojos me fui perdiendo 

Fue cuando ignoré el dolor en mis venas

De la mano con el miedo entrando por mis vertebras

Golpeando, deteniendo mis piernas

Y prometiste que entre las nubes alguien me hablaría 

Humillaste todo lo que de mi salía 

Y dijiste que todas mis alegorías eran una farsa sobre otra 

Muchas caras, muchos idiotas 

Repetiste: “Eres el que tiene la gran bocota”

Y tú solo insultaste sentada… una marmota 

109

Page 111: Signo Ascendente

Deja de callar mis dudas

Me sigues manipulando, adhiriendo todo lo que expulsas 

Para ya de sofocarme, de apartarme 

No me molestes, ni siquiera me toques 

No me escuches, no me provoques 

Ni siquiera sabes que hay en el interior 

Aparte de tu rostro muerto por fin lejos del rencor 

¿Sigues sin ver a Dios? 

Vete y cúbrete de decepción

TRETA

Al cruzar la calle todos señalaban con armas en mano 

Con ojos vendados

Y todos inmutados, marchando 

Guardando en la mente la desgracia de sí mismos

Soy uno de ellos y anhelo recuperar lo que perdimos 

Quiero ser lo que éramos 

O puedo al menos pretender serlo 

Siendo parte de ello, de la gran mentira 

De lo que todos se olvidan 

Atentos a lo que la caja nos diga 

Lo que las pancartas muestren y exhiban 

Atentos a como las voces del receptor silban 

Como pájaros sin conciencia 

Como policías sufriendo demencia

110

Page 112: Signo Ascendente

TRANQUILIDAD

Tranquilidad: es el hogar de mi alter ego 

Ese otro yo que constantemente aparece 

Yo solo espero a que empiece 

A que comience la deforestación de ese sitio 

De ese nido que no me quiere soltar 

Que lo quiero acabar 

Un lugar que siempre desaparece

Que nunca está presente 

Una cometa que se dibuja en el cielo 

Un susurro bañado por lamentos 

Creando duda, manufacturando mascaras 

Ilusiones malformadas 

Con caricias distorsionadas 

Con caricias apagadas

Tranquilidad y luego llanto 

Gritos, muertes y espantos 

Ruidos, voces y sangre en el asfalto 

Cuerpos podridos – niños rezando 

Curas corrompidos – la religión siempre en lo alto

Las mentiras en los oídos – La desesperanza desaparece el sentido 

Y nunca esperé que nada fuera perfecto 

Porque nunca lo ha sido - nada esbelto 

No he esperado vida donde hay muerte 

He mirado al cielo, a los ojos del creador

Odiándome si responde

111

Page 113: Signo Ascendente

Muérete… desaparece

No pintes ilusiones en la ventana 

Eso ya no sirve para nada 

Cuando la memoria solo esta nublada 

Y sin embargo las palabras de amor ya han sido habladas 

El paraíso ya solo es un ideal 

El edén pareciera ser algo astral 

Y el santo en la iglesia algo inmortal

El mundo ya no solo se compone de héroes 

Se construye con lo que encuentre 

Así la sangre reine 

Y los campeones vean como pierden 

Pero las aversiones son los obstáculos

Son los dados que se rotan el juego 

Son los lloriqueos que intercambian el miedo 

Son las plegarias que resultan en lamentos 

Son los niños dañando muñecos 

Y los padres golpeando con rejo 

Las suplicas del niño enfermo 

Y tú, tranquilidad, libre de esto 

Fosas comunes llenas de mierda

Y en las calles putas con la cara en esperma 

Rogando por no llegar con sus niños y puras blasfemias 

Tranquilidad no me pidas que me calme, es tarde

Desaparece, Muere

Desvísteme, Golpéame

Tranquilidad ahógame

112

Page 114: Signo Ascendente

APAÑO- PELDAÑO

Quizá no te hubiese conocido 

Quizá la noche hubiese elegido otro camino 

Y las copas tendrían aun su líquido

Imaginaciones de la mente, del cerebro 

Y los recuerdos fueran solo paradojas del destino

Miré al cielo y te conocí

Fuiste un resplandor apenas te vi 

Alumbraste todos mis días y me abrazaste

Cada fin de semana me sonreíste, me hablaste 

Momentos de cenizas que volaron junto al polvo

Y se asentaron con el tiempo

Fueron adornos… de casa puestos a momentos

Utilizados como caprichos, de atuendo 

Manipulados al amaño 

Y yo me dije: ¿Hasta cuándo?

Olvidamos quienes éramos

Perdimos el camino por dónde íbamos 

Se oxidó el enlace por donde nos conectamos 

Y ahora es todo lo que extrañamos 

Fallamos al tirar los dados 

Saltamos y caímos por los estragos 

Fuimos ciegos y sordos – el carro siguió andando 

Saltamos, nos golpeamos… y fallamos

¿Dónde estás? 

¿Miras la luna antes de dormir? 

113

Page 115: Signo Ascendente

¿Aun tienes ganas de huir? 

¿A quién ves en tus sueños… a mí? 

¿Lograste superarme? 

Inténtalo… no es tarde

Como estrella fugaz tras años pasaste 

Hablaste un momento y solo miraste 

Un par de risas y saludaste 

Te mostraste con seguridad aunque con ese contraste 

Fue todo de maravilla pero poco aguantaste

Y quise olvidarte, borrarte 

Tacharte y marcharme 

Quemar las páginas, recrear la historia 

Borrar las memorias e inventar una propia 

Otros caminos se dejaron ver 

Y pregunte: ¿Qué más puede acontecer? 

Su brillo era tan potente, tan singular 

Casi como el tuyo aunque están lejos de comparar 

Me tomó, me ató

Me cuidó, me amó 

No me descuidó y como apoyo sirvió 

Fue un error tomarlo como un segundo plan 

Aunque ya es la prioridad y es lo que tengo para avivar

Y a millas de distancia nos esperaba la mentira, la vida real

El fin del ensueño, la aceptación del error, el apagón del fuego 

Cenizas entre pesas de balanzas 

Tan apegadas, tan cercanas 

Tan idiotas, tan lejanas 

Y sigo mirando al cielo 

114

Page 116: Signo Ascendente

Porque cuando lo miro, imagino tus ojos y tu cabello 

Y pienso en ti al caminar en la calle 

Muchos pasos y es la razón para ser un andante 

Y espero que todo esté bien 

Sino llámame, puedo aun cuidarte 

Y anhelo que de alguna manera aun… me ames

ECO

Los diferentes caminos hacia el horizonte 

Los rostros destripados en el norte 

Los difusos focos proyectados desde el cielo

Los nombres falsos como espectros

Las ranas muertas en el fango

Las aves agonizando sin parecer algo extraño

Las hojas extintas, secas por el atardecer

Las esperanzas por un nuevo amanecer

El viento es fuerte en su plenitud 

El niño ve al adulto con gratitud 

El miedo es presente en su esplendor 

El pensamiento se detiene cuando evoca al error 

El llanto del no escuchado 

El odio del no perdonado

El grito hecho por las almas olvidadas 

El eco que dejaron las voces calladas

La frontera de ilusión que se derramó

La llamada de ayuda que alguien despreció 

La princesa muerta y su recuerdo que pereció

115

Page 117: Signo Ascendente

La traición a la familia que aconteció 

La mirada cruda de la reina en su altar

La triste mente de un vagabundo al matar

La inocencia del recién nacido al llorar 

La blasfemia en el templo de evangelizar

Por los nombres nunca nombrados 

Por los rostros olvidados 

Por los recuerdos marcados 

Por esos momentos congelados

Quizá la enfermedad consumió al pueblo

Quizá la envidia opacó el cielo

Quizá los sentimientos se extinguieron 

Quizá el icono desapareció en silencio

Y fue la desesperación la culpable

El eco que nadie escuchó

Y fue el insomnio el importante 

El eco que ya se esfumó

Y fue el subconsciente la razón del error

El eco que se pronunció

Y fue el tiempo el que no sanó el dolor

El eco que con el reloj murió

116

Page 118: Signo Ascendente

ANHELANDO CADA SEGUNDO 

No estoy solo y nunca lo estaré

Aprendí a herir y no lo volveré hacer 

Mi mente y mi ser están completos

Mis sueños no son perfectos pero trataré obtenerlos 

Dudo en el futuro

Pienso en el pasado

Muchos saludos y a veces nadie está a mi lado

Procuro mantenerme en el presente 

En las despedidas todos dicen:

“Qué bueno sería volver a verte”

Pensar en cómo el tiempo se encarga de las reglas

Las madres siempre aconsejan, son casi expertas

Pensar en lo que ha hecho

En las rosas naciendo, en los abuelos muriendo

Pensar en la razón del porqué no ha parado

Y cuando todo sale mal, el prójimo es el acusado 

Pensar en cómo el tiempo no cura nada

Cuando las experiencias son heridas en la espalda

Ansío ver a mi gente

Ver sus rostros en el espejo, sonrientes 

Ansío verlos vivir - crecer

Verlos pisar fuerte para así no caer

¿Cuántos en el camino van a perecer?

¿Cuantos recuerdos se pueden desvanecer?

Ansió que fijen la mirada con precisión 

Deseo que sigan al frente – concentración

117

Page 119: Signo Ascendente

Las montañas en momentos son tan grandes

Las distancias entre ellas no parecen amables

Los abrazos son calurosos pero distantes 

Los besos cargan mentiras – falsos amantes 

El anciano en el acilo siempre espera 

El Dios en los cielos sufre de ceguera

El preso en su celda extraña

El político en su trono engaña

Los ojos guardan la esencia del alma 

La esperanza se esconde en el alba 

El policía con su poder maltrata 

Vida injusta, vida macabra

Por ahora comenzare la travesía

Seguiré buscando el significado de la vida

Con mis ojos directos, con mente de acero

Quizá obteniendo lo que no espero

No mirando el reloj

Idealizando momentos en donde esté yo

Armado de deseos profundos 

Anhelando cada segundo

118

Page 120: Signo Ascendente

SOY

Soy lagrimas entre pañuelos

Soy vacío en la abundancia 

Soy invisible en el espejo

Soy el olvido de la esperanza 

Soy victoria enmascarada 

Soy tristeza en sonrisas 

Soy el alma amparada 

Soy lo seco en las brisas 

Soy falsedad decrépita

Soy disforia eufórica 

Soy tranquilidad hipócrita

Soy normalidad insólita

Soy noticia callada 

Soy realidad de unos ojos 

Soy actitud encriptada 

Soy por lo que dan nada y todo

Soy vida bautizada 

Soy árbol mutado 

Soy muerte anunciada 

Soy tumba y su esclavo 

Soy corazón mutilado 

Soy pintura interminada 

Soy odio destapado 

Soy mierda industrializada

Soy piedad abrazable 

Soy discurso impostado 

Soy cobardía improbable 

Soy el comportamiento obligado 

119

Page 121: Signo Ascendente

Soy la puta plaga de la sanidad

Soy rencor en crecimiento 

Soy estafa visible en la sociedad 

Soy sinsentido en el lamento

Soy, nada, no soy 

Soy viento, vuelo, me voy

Soy, no seré

Soy cegues, no llegaré a ser 

Soy y nunca fui 

Soy risa, soy llanto, me perdí 

Soy brillo y soy espanto 

Soy vomito, soy barro 

Soy… soy

CONTROL DOBLE U

Giré la cabeza y todo lo que había conocido había cambiado 

La pasión se desvaneció luego de haberla encontrado 

Lo que tenía desapareció, lo que quería cambió 

La brisa despertó susurros mudos

El infierno se volvió un lugar más seguro 

Con deseos muertos en miradas frágiles 

Pasé de encanto a odiar tus obras ágiles

Nubes cargadas de ideales, cruces llenas de ilusiones

En las cuevas del exilio vi pasar tus sombras sin conocerlas 

La evocación de algo que nunca viví… mil recuerdos, una mente seca

Palabras quebrantadas perdieron su esencia 

Momentos con transiciones negras, sin magia, en miseria 

Los dolores mentales ya son intocables 

120

Page 122: Signo Ascendente

Y las ausencias… son las llamas cubriéndome

Dos pasos más cerca y nuestras auras harán real el destino 

Volvería a vivir lo que viví y sin embargo no lo recuerdo 

Dos miradas, tus caricias y tu alma es lo que pido 

No me dejes caer aunque de todas maneras has creado el abismo 

Cántame, abrázame… vuelve a creer en el cielo, deja tu ateísmo 

Levanta la ventana y deja ver el rostro, revive las pulsaciones

Crea un nuevo tipo de química, si quieres, con tus condiciones 

Termina el viaje que has creado, suelta la soga y en cenizas tus emociones 

Acaba la pasión y desvanécela luego de haberme encontrado 

Gira la cabeza y todo lo que conociste habrá cambiado

Y LAS NUBES PARECÍAN TOCAR LA TIERRA

Lo frio en las personas y lo cálido en la naturaleza

Pétalos de rosas tan cerca de Dios 

Luces brillantes y oscuras juntas, juntos los dos

Contactos visuales tan puros, tan humanos

Sexo y caricias tan helados, desperdiciados 

Y los brazos casi volaron con las aves

Esperaron viajar acompañados, no estar distantes

Marcas de niebla escondieron odio e indiferencia

Almas en vela quisieron esconderse, perdiendo la paciencia

Las bancas del parque esperaron y esperaron

Espaldas ciegas sin ver el apoyo que siempre buscaron

Y los azules estelares cubrieron la bóveda celeste

Tontos mostraron miradas rebeldes con la palabra “amor” en sus frentes

Tormentas agobiantes devolvieron todo lo relegado y estuvieron siempre presente 

Reacciones oscilantes ignorando tragedias - realidades dementes

121

Page 123: Signo Ascendente

Sombras persiguieron personas haciendo preguntas pero nadie con respuestas concretas

Corazones celados de su verdadera esencia: búsqueda incompleta

Y las nubes parecían tocar la tierra

Ruido invisible envenenó los poros

Estados sentimentales y palabras que no dijeron algo, expresando con eso todo

Arrojando los desechos que siempre portaron otros 

Angustias desmanteladas por la estrella de la mañana - cielos llorosos

Y las nubes parecían tocar la tierra

VOZ DEL MÁS ALLÁ

Tú, la voz del más allá que entregas esperanza a los que fueron arrebatados 

Que cubres con naturaleza aquellos hoyos incesantes de dolor que nunca fueron tapados 

Que le das una identidad, una máscara a los desenmascarados 

Que llamas por el nombre a los que nunca fueron nombrados 

Tú, la entidad que das aliento a los enfermos que nunca fueron tratados 

Que das apoyo a los que en prisión nunca han sido visitados 

Que das consuelo a los que bajo la lluvia de la calle viven sepultados 

Que le das impulsos a los que sin culpa viven maltratados 

Tú, voz del más allá que entregas esperanzas a las sombras que pronto abrazarás

SE EVADEN LOS REFLEJOS 

Retratos perdidos al no querer enfrentar los espejos

Convencidos de tener alas mientras vuelan solo en los infiernos 

Para algunos, peleas internas sin soluciones y sin embargo, siguen entregando su dinero 

Sombras organizadas en filas para adorar los domingos al engendro

Cegadas por sí mismas al ignorar al prójimo: a su reflejo 

Falsas liberaciones dominadas por el líder y sus consejos

En lo alto del cielo se reúnen las miradas de los ignorados y se esconde la del espectro 

Muy lejos de formar esperanzas, encerradas y ahogadas por el miedo 

122

Page 124: Signo Ascendente

Salvaciones traidoras conduciendo a la libertad solamente del opuesto 

Estimulando la obsesión que edifica la perdición con el tiempo 

Las metrópolis en las noches cubren de luces el paisaje, dándole otra cara a lo complejo

Y la codicia es la cama, el apoyo que juzga y humilla al que con eso se siente contento

TE ALEJASTE

Te vi ponerte el velo que distanció nuestro contacto visual

Junto a la duda y tu oscuridad que dieron paso a un cambio radical

Te vi a través del cristal de manera borrosa, empezaste a ser otra

Y pusiste de argumento tu supuesta fortaleza tormentosa

Te vi renacer en la debilidad y tú como si nada

Ojos que decían tener más de dos miradas

Te vi ponerte pálida en la indiferencia

Y aunque sé que estabas en contra de tu naturaleza, quisiste volar en tu inconsciencia

Te vi cambiar y ser otra, vi que te alejaste y te alejaste…

CON DESEO Y CANSADAS

Cansadas, luego de experimentar el deseo, entre tragos y fetiches

Cuerpos desnudos sedientos del contacto, del desquite

Rodeadas de rosas, observadas por las pinturas, acostadas en suaves nubes

Censuradas por cortinas e inmersas en sensaciones que fueron de todo menos horribles

Rearmando el momento en que nos conocimos, recreando algo tan puro

Dilucidando el momento en que el océano conoció nuestros flujos

Acompañas del firmamento azul, inducidas a los besos, las caricias y la excitación

Escoltadas por muchas más almas como las nuestras, dispuestas a la exploración

A la sensación inolvidable que pretendemos revivir con cada noche, con cada sueño

Con nuestras lenguas en nuestros labios, algo tan perfecto

Y el sueño siempre de estar juntas, de vivir, de ser libres

Para terminar cansadas, luego de experimentar el deseo, entre tragos y fetiches

123

Page 125: Signo Ascendente

TAN CERCA DEL LIMBO

Burbujas flotantes, distantes al suelo 

Que encierran calaveras, anhelos muertos, a veces en el silencio 

Aunque no siempre acojan solo la desolación y el miedo 

Que muestran que el sueño si es posible

El deseo de volar y ser libre

Pensar y respirar sin ningún complique 

Pueden ofrecer paisajes llenos de calma y soledad 

Campos tan naturales, tan puros, tan lejos de la verdad

Tan sensibles y tan inertes, tan maltratados sin piedad

Globos levitando tan separados de la tierra, en cielos sepia, tan cerca del limbo 

Mostrando en el horizonte un edén cada vez más lindo

Aferrado a unos grandes ojos que miran arriba, por fin, con un sentido distinto 

Nuevas vistas dirigidas a la bóveda celeste, nuevas miradas que cambiaran al mundo

LO IMPOSIBLE

Decidirse y viajar en un bote rodeado por quimeras, en olas que solo yo he visto 

Senderos trazados, marcados con la perfección de un pincel 

No sé adónde me dirijo, solo tomé la decisión, me cansé de la vida y agarré el camino 

Divagando sobre las mareas preguntándome: “¿Que de mi puede ser?”

Con sensaciones amargas de que heridas llegará hacer el destino

En la pelea interna, tratando de sentir un sabor de sangre, no de miel 

Confundido de no saber si el cielo es real o sigo encadenado al laberinto 

Cansado de la cotidianidad, de una normalidad, al punto de aborrecer

Tomo el reto, acepto que nunca saldrán las manos salvadoras del paraíso 

Doblegado por mi alter ego, impedido a sanar las heridas que él alguna vez hizo 

Los demonios rodean la vista, vigilan al peón como si fuera parte del castigo 

Quisiera reescribir el libro de mi vida, reeditar las paginas, salir del perímetro 

Y hacer cercano lo imposible, secar las lágrimas incesantes, arrojarme al abismo.

124

Page 126: Signo Ascendente

ENTREVISTA

125

LESLY CASTRO

Page 127: Signo Ascendente

¿En qué momento descubre en usted el interés y la necesidad de la foto-

grafía, cuál es esa temperatura que la mueve?

El momento en el que descubro el interés por la fotografía es cuando empiezo a cu-

estionarme, a cuestionar lo que me rodea y a esa necesidad que tenemos todos de comu-

nicarnos, en la fotografía encontré esa forma a la que le llamo “hablar sola” que me re-

sulta fascinante.

¿Por qué, cómo y desde donde realiza está serie de desnudos, qué  le in-

teresa de la fotografía y del desnudo y qué sentido quiere provocar o no?

La fotografía de desnudo la realizo siempre sola, en mi casa o habitación, porque

aprendí a descubrir a través de la luz un momento preciso para capturar y me resulta un

reto el intentar crear composiciones, iluminaciones y mensajes distintos en un mismo en-

torno y con iluminación natural, me gusta mucho “redescubrir” rincones, paredes y pisos

que veo cotidianamente y que gracias a la fotografía se convierten en escenarios.

126

Page 128: Signo Ascendente

El tema del desnudo es por supuesto una provocación que hago intencionalmente,

es evidente el papel que cumplen las luces y sombras en el arte y que éste a su vez permite

la libertad y materialización del poder femenino a través de la fotografía de desnudo a

nivel mundial.

¿Tiene o se ha dado usted un método estético para realizar su fotografía

y sí este método es racional o intuitivo, o sí por el contrario es una mezcla de

los dos y por qué?

Siento que sería una mezcla tanto de lo intuitivo, porque trato siempre de plasmar

de mi sentir como mujer, pero sin dejar a un lado la intencionalidad racional del mensaje.

El trabajo de las fotografías realizadas reúne una mirada de cómo se retrata y se percibe

el cuerpo y la relación con el mismo, es por eso que la luz y sombra muestran el cuerpo

como portador de mensajes propios. 

127

Page 129: Signo Ascendente

¿Cada gesto que lleva a la mirada y a la cámara, es realizado por usted,

es lo que podríamos llamar una: Dialéctica del Gesto o no?

Más que una dialéctica del gesto es un lenguaje modificado según el momento, el

sentimiento y según la intencionalidad. La fotografía de autorretrato ha sido para mí un

proceso catártico, porque me permite una autoexploración constante, interminable e ilimi-

tada.

¿Qué técnica desarrolla y cómo hace lo que hace y qué la hace poderosa

herramienta creadora o no desde una metódica de la provocación o no? 

La fotografía es sin duda una herramienta que gracias a su función natural de provo-

cación permite un empoderamiento propio no solo del cuerpo sino también de los mensa-

jes que se desean transmitir a través de ella.

128

Page 130: Signo Ascendente

El papel que cumplen las líneas de luz muestran el camino que recorre el cuerpo, re-

flejando una analogía entre la represión (con lo que se oculta en las sombras) hacia la mu-

jer a través de la censura y al mismo tiempo cómo el cuerpo desnudo (apenas tocado por

la luz) recorre un camino en pro de una liberación; es una forma de ver como nuestra

propia experiencia permite cambiar la manera de mirarnos, de percibirnos y de reinter-

pretarnos con la luz, a través de cada fotografía. 

Entrevista realizada por el profesor Oscar Jairo Gonzáles Hernández(en negrita) a Lesly Castro.

129

Page 131: Signo Ascendente

HERMOSA HABANA

17

130

ANA MARÍA CHICA

Page 132: Signo Ascendente

¿Qué fuerza y vértigo, la llevo a usted a la fotografía y como se mantiene

hoy en ella y desde dónde se sostiene en su tarea y por qué?

La primera vez que agarre por primera

vez una cámara profesional supe que

tenía en mis manos un objeto mágico

con el cual podía capturar el tiempo,

desde ese día empecé a amar enorme-

mente la fotografía, a través de ella

puedo transmitir y plasmar emociones,

mostrar parte de nuestra realidad de

una manera estética y diferente. Hoy en

día no paro de disparar mi cámara, de

capturar ciudades, de retratar rostros,

miradas, detalles. La Cámara es mi

amiga más fiel porque cada fotografía

que saco tiene algo de mí y algo de los

otros, muchas veces de aquellos que no

se atreven a hablar pero que a través de

la mirada fija que le dan al lente dicen

mucho más que las propias palabras

¿Por qué la fotografía sobre La Habana y desde qué perspectiva y posi-

ción se instaló usted en la ciudad para observarla desde y en su cámara sensi-

ble?

En el mes de mayo de este año se me presento la oportunidad de viajar a La Ha-

bana, Cuba, uno de los países que estaba en mi lista de lugares soñados, sin lugar a dudas

en lo primero que pensé cuando supe que iba a viajar a este país fue en llevar mi cámara

con muchas memorias las cuales me permitieran tomar muchas fotografías. Pienso que

una de las ventajas que tuve en este país fue el estar en los barrios humildes de la bella Ha-

131

Page 133: Signo Ascendente

bana, aquellos barrios que no salen en revistas y los cuales no hacen parte del tour turís-

tico que nos venden a los extranjeros. A eso me lance a observar y a capturar detalles y

miradas en aquellos barrios que muchos veces tratan de ocultarnos, los que no tienen

nada que ver con aquellos sitios magníficos y los cuales tienen el verdadera esencia de lo

que es Cuba en su cotidianidad. Fotografié rostros y miradas de Los Habaneros quienes

con una mirada dicen más que mil palabras, detalles que muchos pasan por alto y que

contienen en sí mismos los sentimientos, emociones y sueños de los que allí viven.

¿Cómo se observa cuando no lleva su cámara real y solamente tiene y

posee la cámara de la mirada y qué hace después de haber observado sin la

cámara real: instante decisivo?

Cuando no llevo mi cámara fotográfica siento que me falta algo, mi complemento,

mi mejor compañía, en especial cuando me encuentro con un momento decisivo, es una

gran impotencia porque observo detenidamente lo que está ocurriendo ante mis ojos e

132

Page 134: Signo Ascendente

imagino la composición, el encuadre, el ángulo de toma que podría tener la fotografía so-

bre aquel momento y siento que perdí una gran oportunidad de tener en mis manos un

momento, un instante que no se volverá a repetir.

¿Podría indicarnos dos principios estéticos en los que basa su tarea con

la fotografía y por qué, qué es lo que busca realizar de usted en ella y ella en

usted?

Uno de mis principios estéticos es que en gran parte de mis fotografías este plas-

mada la realidad, siento un gran amor por la fotografía documental, por todo aquello que

tiene que ver con lo que cotidiano, con los sucesos que merecen ser mostrados, todo

aquello que para algunos se convierte en algo normal; a través de una fotografía se puede

mostrar de una manera mágica, desde otro punto de vista. La fotografía Documental tras-

mite emociones y muchas veces se convierte en “la voz” de los que no se atreven a hablar.

133

Page 135: Signo Ascendente

La fotografía de ciudad es una de mis preferen-

cias. Las ciudades contienen en sí mismas un

mundo completo, una cultura, unas costumbres

que merecen ser mostradas. Cada detalle que fo-

tografió de ellas tiene un gran sentido, muestra

la relación que el hombre tiene con ella, el odio,

el amor, la conexión que sentimos por la ciudad

en la que tenemos puestos nuestros pies. Otro

principio estético en los que baso mi tarea como

fotógrafa es tratar de ser lo más observadora po-

sible, lograr ver más allá , ver cosas que no to-

dos logran percibir , de los pequeños detalles lo-

grar una excelente fotografía que logre trasmi-

tirle algo a quienes la observan.

134

Page 136: Signo Ascendente

¿Qué le ha propiciado realizar a usted como fotógrafa las nuevas tec-

nologías y sí considera que le dan y le llevan a hacerse más exigente y rigu-

rosa con su tarea ante la cámara y ante sí misma?

Las nuevas tecnologías me han brindado la oportunidad de conocer más amplia-

mente sobre el arte de la fotografía, por medio de páginas y blogs dedicados a los fotógra-

fos conozco el trabajo de personas que se dedican a esto; muchos de estos me han servido

como referentes en mi trabajo.

Las redes sociales me permiten visualizar que en el medio hay mucha competencia,

ya que las nuevas tecnologías como las cámaras, celulares permiten que muchas personas

puedan tomar fotos fácilmente por eso trato cada día de exigirme más y de hacer este tra-

bajo con mucho amor y pasión y lograr trasmitir esto en mis fotos, lograr tener mi propia

marca de estilo en cada fotografía.

Entrevista realizada por el profesor Oscar Jairo Gonzáles Hernández(en negrita) a Ana María Chica.

135

Page 137: Signo Ascendente

MI VIAJE LITERARIO SIN FRONTERAS

18

136

KARINA BARRETO

Page 138: Signo Ascendente

Un viaje que inicia internamente, sin muros ni fronteras.

Ponte de inmediato los pantalones cortos o largos; y antes de coger a tu pareja del

brazo, amárrate bien el sombrero el camino espera…Las estaciones del metro están lo

suficientemente vacías para hacer de este viaje algo más ameno.

Los minutos pasan y siguen pasando, y…Bueno ahí estoy aquí sigo ya me está salpi-

cando la aventurera que llevo dentro.

Es un viaje bastante corto, pero siento como si no fuera a llegar nunca. Pero no me

afano, porque tampoco viajare por donde me lleve el viento, viajaré donde lo decidan mis

ganas, esencialmente mis sueños literarios. Cuando todos los caminos parecieran haber

sido recorridos, esa necesidad de querer ir más allá de donde me encuentro me agobian.

Pero yo, yo con mis ganas quisiera revelar el mundo que nadie ha visto, pero eso ya esta

hecho. Entonces soy tan convencida y me conformo con aquel que yo no conozco, y es

ese el que quiero revelarme a mi misma. Luego quizás se lo revele a unos cuantos. Es

como tener el recuerdo de un recuerdo próximo.

Septiembre de todos los meses es mi favorito, es el mes en que nací; es el mes de lec-

tores, escritores, libreros, bibliotecarios y otros tantos interesados.

Al fin llegamos. Un mundo empapelado e infinito espera por mi. Que disfrute.

Este viaje sin escape es y ha sido ese rescate por lo extraño, por lo que antes imagin-

aba ordinario y hasta por eso otro; lo perfectamente armónico. Tener los pies bien pues-

tos para perderse con cada libro elegido, en cada hoja rayada que te adentra en un

mundo eterno en posibilidades es algo que se me hace bastante complejo.

Ya bien adentro de esta legendaria fiesta no dejo de reencontrarme con un buen

amigo, no muy intimo pero lo justamente amigo. Es lo bastante seguro a su edad.

Él nunca miente. Su mente y alma estuvo un tanto dedicada a dar intentos. Su-

pongo ahora es cosa del pasado.

Caminamos, descubriendo un mundo multicultural, yo disfruto el dejarme llevar

por su camino, es que con cada paso nos identificamos uno con el otro. Hablamos un

poco de todo y de nada, con el interés primordial cada uno de encontrar eso que en casa

137

Page 139: Signo Ascendente

no está, posiblemente porque se ha escapado a este mágico lugar. Paramos curiosos con

los cuatro ojos bien abiertos, ante la atracción imponente de arrumes de letras convertidas

en libros presuntuosos que nos coquetean de lejos y de cerca.

La tarde va perfecta, y termina siendo mucho más perfecta cuando nos encontra-

mos con la majestuosidad de los que sin duda para muchos son y siguen siendo: Los Cuen-

tos de los hermanos Grimm. En su mejor versión animada y a escala. Sin duda impre-

sionante.

Todo es asombroso, los siete enanitos por un lado, la bruja mágica por el otro. Los

tres cerditos en una esquina… En fin.

Y bueno sin duda lo que más ha robado mi atención; la rubia cabellera colgante de

la legendaria << Rapunzel>> que de inmediato conectamos con la historia popular, “de

la joven que es entregada por sus padres a una bruja a cambio de alimento. La bruja la

encerraba en una torre, pero un príncipe la descubría y cada noche escalaba hasta ella

gracias a sus largas trenzas”

Más tarde nos sentamos, hablamos otro rato del pasado, del presente no tan pre-

sente, y de nuestro futuro cercano muy próximo. Él siempre merece que se le escuche con

serenidad; sus historias jamás me han dejado de agradar. Es que bueno… Poco es lo que

nos vemos, supongo entonces que así debe ser.

Quizás todo lo que aquí describa sea un viaje peripatético lleno con un universo ínti-

mamente personal, cargado de humor y energía.

Pero bien, quien me lo impide, en fin es mi viaje y ya esta.

Tiene toda la pretensión de ser personal

Con amor y cariño.

Dedicado a mi amigo Sebastián Betancur

138

Page 140: Signo Ascendente

DE LOS AROMAS Y SABORES A LOS PLACERES

Los vagones están vacíos, salvo por los fantasmas de los pasajeros que ya se acercan

por los pasillos impregnando de perfume la quietud del aire vacío.

El tenue rastro de la música de piano suena en la oscuridad apacigüe de esa noche,

abriéndose paso entre el susurro y promesa, hasta desvanecerse.

Quizás en mis viajes me ha pasado mucho, quizás no me ha pasado nada; miles de

historias de esperanza, de pasión, de desengaños, reconciliación y despedida.

En este viaje como en otros, pero precisamente en este, noto en los demás pasajeros

lo mismo que en mí; temblamos ligeramente. La emoción nos acompaña.

Pero entonces para darme la seguridad que necesito, y que en ese momento me

hace falta, debo recordar que ya he volado más de 29 horas, y que no me puedo devolver

así no más. Me lleno de aliento, me paro firmemente en el pavimento pues no quiero pare-

cer que ando volando, hago memoria forzosamente y aparece de repente. Esta ahí, en mi

mente: “Para hallar el equilibrio que buscas debes tener los pies tan firmemente plantados

en la tierra que parezca que tienes cuatro piernas en lugar de dos. De este modo podrás

estar en el mundo. Pero debes dejar de mirar el mundo con la mente. Tienes que mirarlo

con el corazón” Recordado perfectamente en el momento justo. Para dar inicio a mi

viaje, un viaje que me ha llevado a definirme a mi misma; que me ha reflejado lo compli-

cado que es entenderme en otro lugar que esta fuera del mío, donde las infaltables diferen-

cias culturales aparecen, las posturas multiculturales afloran, sus ironías e incluso el

idioma no se quedan atrás pues esto no lo he aprendido de inmediato. Otro idioma que se

me restriega hasta en los libros.

Este viaje sin escape es y ha sido ese rescate por lo extraño, por lo que antes imagin-

aba ordinario y hasta por eso otro; lo perfectamente armónico. Tener los pies bien pues-

tos para perderse con cada viaje, en cada cuidad que te adentra en un mundo infinito en

posibilidades. Es aquí, en este punto donde me doy cuenta de lo bello que es mirar desde

y con el corazón. Un corazón que se excita, se eleva cuando se siente en otro lugar que le

139

Page 141: Signo Ascendente

da la vuelta al mío, otro continente que te enamora y te permite desencadenarme. Reiter-

ando que estoy con el corazón bien abierto; viajar es la tranquilidad de perderme.

Ya siento escuchar los sonido del aterrizaje próximo y previamente cercano.

Me están agitando estas ganas de explorar, de descubrir, de satisfacer el espíritu y no

tanto por afanarme a recorrer distancias siderales. Por el contrario son esas ganas de

imaginarme volando sin ataduras. Ya espero con esas mismas ganas de imaginación po-

der encontrar en este mismo viaje; la luna, el cielo, el sol y el mar. Llegar a donde parece

que puedo coger las nubes. No lo pensaré más. Este es mi viaje transformador, un viaje

que revela a la viajera que lo emprendió. Así es como quiero que sea…

Ponte de inmediato los pantalones cortos o largos; y antes de sorprender a tu pareja

del brazo, amárrate bien el sombrero porque es tu asiento quien espera…

140

Rio Neckar

Page 142: Signo Ascendente

Las horas pasan y siguen pasando, y….Bueno ahí estamos, aquí seguimos. La

primera imagen del sol se posa, se asoma y nos calienta…-Que disfrute-

Ya me está salpicando la aventurera que llevo dentro.

Es un viaje lo suficientemente largo, yo sé, aún no llegamos. Pero no apuro porque

tampoco viajare por donde me lleve el viento, viajaré donde lo decidan mis ganas, esenci-

almente mis sueños.

Cuando todos los caminos parecieran haber sido recorridos, esa necesidad de

querer ir más allá de donde me encuentro me agobian.

Lo cierto de este viaje es que ya hace años otros lo han hecho, viajes en barcos, a

pie, en piragua; cuando cualesquier camino parece estar recorrido, en todo lo que exista

aparezco yo con mis pretensiones. Pretensiones de querer desnudarle al mundo algo que

nadie haya visto, pero eso ya esta hecho. Entonces sigo y soy tan convencida que me con-

141

Tubinga

Page 143: Signo Ascendente

formo con aquel que yo no conozco; precisamente ese mundo es el que quiero revelarme

a mi misma. Luego quizás se lo revela a unos cuantos.

Es como tener el recuerdo de un recuerdo próximo.

De momento siento que las horas no se detienen.

El recorrido parece tener por fin un fin. Llegamos….

La hermosa cuidad imponente, el verdor contrasta con el inmenso cielo azul que no

quiere darle espacio a las nubes.

Altos espejo, innumerables balcones, ventanas cuadriculadas, casas colorientas.

La primavera y el verano parecen unirse para formar esta hermosa cuidad de Tübin-

gen. En este lugar permanece cualquier olor, palomas sobre cuerdas, tenderos revolo-

teando, las calles empedradas, verde y más verde. La imponente universidad.

El metal, la madera, el hierro, las flores se unen, se abrazan, renacen.

De la larga espera, del largo viaje me queda esto: Estoy aquí, Tubinga y sus

placeres frente a mis sentido y mis ojos. Ya la puedo disfrutar física y humanamente. No

dudaré. Mi camino por acá permanecerá más que en minutos eso lo sé con pretenciosi-

dad.

¿Cómo es posible que no haya venido antes?

Esta pregunta sólo la puedo contestar desde mi yo: Pensé que debía darle prioridad

a las verdaderas ciudades imponentes, ilustradas en el mundo por muchos hace siglos.

Hoy soy la observadora mas intensa e intrépida del lugar. No daré paso a momentos

perdidos. No existe cansancio ni vuelta atrás.

Inútilmente podría describir esta cuidad de manera fácil, como darle el numero ex-

acto a las escaleras que tiene cada calle estrecha, el tipo de arco que conforma los ven-

tanales, o lo menos interesante, el tipo de personas a mi alrededor.

Esta soberbia cuidad no esta hecha de eso, posee más...Un espacio, un tiempo lleno

de acontecimientos que no perdonan, ni permiten ser olvidados.

Un presente entre el río Neckar, los paseos en las tradicionales Stocherkahn, y el

pasado que rodea a la torre Hölderlin; casa del grande “loco” poeta Friedrich Hölderlin.

142

Page 144: Signo Ascendente

Su casa esquinera de color amarillo pálido sobresale en la inmensidad de los arboles. Lo

que fue su hogar por muchos años, es hoy una quimera, un estado ideal de su

pensamiento.

Un hombre que abrió una lucha

para crear una sociedad en la que

la virtud se sostuviera. Hölderlin,

personaje de tintes mitológicos. El

poeta y visionario en quien se refle-

jaba la armonía inherente a la uni-

cidad, la serenidad que acompaña

a la maduración para su propia

muerte que vendría después de per-

manecer incluyendo algunos textos

todo bajo su apacigüe demencia.

No solo Hölderlin y su locura me

ha traído a este lugar, las razones

me sobran.

Tübingen es y sigue siendo una cui-

dad de artistas, estudiantes, de per-

sonajes memorables. Es una ciudad

que pese a los años nunca ha de-

caído, por el contrario ha resaltado las artes. Es la cuidad que veo en sueños, una vida cita-

dina no rutinaria.

No existe el tedio, no existe ruido ensordecedor.

El mapa no parece tener fin, las calles no dejan de tener final, los arboles no per-

miten hoja en el suelo.

Para mi como para muchos tarde que temprano llega el fatal día de partir, de irme

de la cuidad que me vio plantarme desde el inicio sin querer volar.

143

Casa del escritor y poeta Friedrich Hölderlin

Page 145: Signo Ascendente

La mañana empieza para mi de malhumor

El tedio me persigue. Bebo viajar, continuar. En fin…

¿Quién puede limitarme a tal invitación?

Con afecto, amistad y cariño.

Para mi profesor Oscar Jairo González.

El disfrute de viajar.

144

Page 146: Signo Ascendente

cxlv