104
Sembrando ilusiones Mirta SusanaTagliatore Mónica Yerutí Beneroso Salvano Loreto Silva Ethel Saavedra García Antología Cuentos infantiles

SEMBRANDO ILUSIONES

  • Upload
    ethel

  • View
    240

  • Download
    1

Embed Size (px)

Citation preview

Sembrando ilusionesMirta SusanaTagliatore

Mónica Yerutí Beneroso SalvanoLoreto Silva

Ethel Saavedra García

Antología Cuentos infantiles

Título:Sembrando Ilusiones

Autoras: Mirta Susana Tagliatore (Argentina) Mónica Yerutí Beneroso Salvano (Uruguay) Loreto Silva (Chile) Ethel Saavedra García (Colombia)

Diagramación e ilustraciones: Ethel Saavedra García

Este libro se terminó de diagramar en febrero de 2014.

© Todos los derechos están registrados.

Este libro puede reproducirse todo o partes de él, pero siempre nombrando cada una de las autoras.

Índice

Prólogo 5 La gallina Cloc-Cloc y su hijo Cloquito 8La almohada Ludmila 10El jilguerito Salvador 13El potrillo azul 15El pajarito andariego 17Los tallarines 19 Brenda la paloma mensajera 21La abuela Hortensia y la tortuga Carolina 23El elefante Tati 26La paloma de la paz 28Caty, la ardillita traviesa 30Buenos corazones 34El violinista 37 Una dulce amistad 41La ciudad frutal 44La sopa de Calabaza 47 La hamaca de Priscilla 49El tesoro de la abuela 51Los cerditos artistas 54 El payaso Peluquín 55Por un pastel de Nuez 56 El gato Mirrín 58Cuento poco feliz 60 Cantarín y sus hermanas 62Un pacto de convivencia 64El Girasol 66La mancha de color café 68El cuadro de las mariposas 70Estrellas fugaces 73Campo de Girasoles 75El pío, pío 77Carmencita:Llegada a casa 80Segundo día en mi hogar 83

En el hospital 85Mi primer baño 88Soy una gatita fallada 90Tengo mi propia canción 92Haciendo visitas 93Aprendiendo a acicalarme 95Pintando la casa 97Otra vez en el hospital 99Regreso de papá 102

PRÓLOGO

La escritura es el arte de la palabra y yo añadiría que la escritura de cuentos infantiles, es un arte singular, el más hermoso pero también el más difícil , arteprecisamente por ir dedicado a las genuinas mentes de los niños.

Los cuentos leídos en la infancia, llegan a unas mentes limpias como un papel en blanco a la espera de la impresión. A unas mentes que absorben las enseñanzas como una esponja recién estrenada y aunque, como dijo uno de mis profesores de literatura, “en la actualidad ya se ha escrito sobre todo” cada escritor es único y sabe plasmar en el papel, de una manera personal y, por lo tanto, diferente, una historia que aun siendo ya conocida, proporciona la posibilidad para una nueva interpretación. Así son los cuentos en el mundo, todos viejos, siempre nuevos para cada infante. Son historias que se graban en nuestro intelecto con la fuerza indeleble de un primer descubrimiento, de aquella novedad que, luego, se recordará toda la vida.

En este libro de cuentos, se reúnen cuatro escritoras de características especiales: Mirta Tagliatore, Mónica Beneroso, Ethel Saavedra García y Loreto Silva. Cada una de ellas única, con gran personalidad literaria y con una capacidad particular para contar historias.

A la mente y corazón de los niños se llega mediante la sencillez, la belleza y el amor. Este libro contiene todos los ingredientes para conseguirlo. Al leer estas narraciones cuidadosamente relatadas para grabar sanas ideas en esas mentes vírgenes, he vuelto a ser niña y el gozo de la lectura me ha invadido de felicidad. La ternura de la gallinita Cloc-Cloc o de la gata Carmencita. La bondad de la mariposa de las alas dulces, del conejito Orejas y la simpatía de la gata Mirringa Mirronga unida a la fácil prosa, da agilidad a la imaginación infantil para comprender y disfrutar de los relatos además de desarrollar en su carácter la empatía con sus semejantes, el respeto a la naturaleza y el valor por el orden universal. De todos es bien sabido cómo, en la actualidad, tanto psicólogos como pedagogos, están de acuerdo en el impacto que puede tener la lectura de cuentos en el desarrollo intelectual de los niños y cada vez, con más frecuencia, se incrementa en las aulas de preescolar, el aprendizaje a través de los cuentos. Algo muy a tener en cuenta tanto por docentes como por escritores.

El escritor de cuentos debe ser verdadero, puesto que el niño tiene esa facultad genuina para descubrir la falsedad y, ahí, no se le puede engañar. Debe explicar las fábulas desde la autenticidad de su corazón porque la fantasía desbordada de la mente infantil es auténtica, su imaginación tiene la facilidad de transformar los más inverosímiles sucesos en hechos corrientes de una total creencia. Los conejitos hablan, las tortuguitas van a la escuela y la mamá gallina regaña a sus polluelos que también saben portarse mal. Esta es una gran verdad para ellos con la que se identifican. Es el privilegio de su libre imaginación infantil y los cuentos del presente libro, contienen estas verdades porque, si hay un detalle que los hace destacar, puedo asegurar que es el de estar narrados desde los profundos amorosos sentimientos que albergan los corazones de las escritoras. Esta es la única forma de llegar a los sentimientos infantiles, de corazón a corazón. Y estas cuatro autoras, MirtaTagliatore, Mónica Beneroso, Ethel Saavedra y Loreto Silva, lo han conseguido con estos cuentos.

No puedo finalizar este corto prólogo sin hacer una mención especial a la genial ilustradora del libro, polifacética artista Ethel Saavedra; escritora, pintora e ilustradora, a quien profeso un gran afecto. Sus dibujos, rebosantes de colorido y belleza, llenarán de luz los ojos de esos infantes lectores a quienes va dirigida la hermosa prosa de estas cuatro escritoras. Las flores, pájaros, cielos de un azul intenso, nubes, ríos y graciosos animalitos que animan sus páginas, son la guinda de la tarta de este magnífico libro. El redondeo del círculo, el punto donde se funde toda la hermosura de este conjunto literario. Sin estas ilustraciones sólo existiría una hermosa y cálida prosa, sí, pero le faltaría la sal, el toque mágico que le da vida a un cuento.

Sólo me resta decir que el presente libro de cuentos Sembrando ilusiones no defraudará ni a mayores ni a pequeños, los niños disfrutarán con las tiernas aventuras de cada historia y los mayores volveremos a recordar aquella ingenuidad llena de asombro ante lo desconocido que no deberíamos perder nunca.

Leer cuentos es un espléndido entretenimiento en donde la edad carece de valor y con este libro en particular, el alma se ensancha, se llena de amor ante la sinceridad, ternura, simpatía y belleza de estas narraciones magníficamente ilustradas.

Disfrutad de su lectura tanto como yo lo he hecho.

Magda Rodríguez Martin (España)

Nací y vivo en San Pedro, provincia de Buenos Aires, Argentina.

Desde pequeña siento placer al leer o escribir cuentos. Es algo que está dentro de mí como si el alma de niña amante de la narrativa se hubiese enquistado en mi ser.

La magia, la fantasía, ese mundo de ilusiones me acompaña desde la infancia vivida en el campo, en contacto con la naturaleza, con relatos de abuelos que me transportaban a lugares de ensueño.

Escribir para niños requiere de un trabajo especial pues hay que comprender sus intereses, su mundo. He tratado de volcar mis experiencias de vida en estos cuentos que forman parte de esta antología, que no sólo entregamos a los niños sino a los padres, abuelos, docentes… para que sean “mensajeros de ilusiones”.

He escrito otros cuentos infantiles y algunos de ellos hicieron parte de la Antología Infantil Internacional “Escalera de Sueños, edición en papel, publicada por la Editorial Sade San Luis, en el año 2010.

Mirta Susana Tagliatore(Argentina)

Las primeras flores aparecieron en el jardín. Desde el gallinero Cloc- Cloc

disfrutaba del perfume y el canto de los pájaros. Se quedaba muy quietita por miedo

a romper los huevos que calentaba con mucho amor.

Cierto día sintió golpecitos debajo de su panza. Dio vuelta la cabeza y vio que un

huevo se rompía y apareció un piquito, luego una cabecita mojada y un cuerpito que

se deslizaba hacia ella. No pudo contener la emoción y se cubrió de lágrimas. Se

levantó muy despacio y ¡Oh!

Su sorpresa fue tremenda otros dos huevos se habían roto y allí estaban unos

hermosos pollitos.

La gallina Cloc-Cloc y su hijo Cloquito

8

Abrió sus alas y los cobijó. ¡Oh, Estaba tan orgullosa de sus hijos!

Coqui, Cla- Cla y Cloquito comenzaron a crecer sanos y fuertes. Coqui y Cla-

Cla era amarillos y Cloquito tan blanco como la nieve y tan travieso que siempre

tenía que vigilarlo.

Un anochecer cuando Clo- Clo fue hasta el granero a ver si había unos granos de

maíz para el día siguiente Cloquito a los saltitos se separó de sus hermanos.

Cuando la mamá regresó no escuchó su piar y se alarmó. Se sentó a esperarlo.

Pasaron los minutos, las horas y no apareció. Coqui y Cla- Cla se fueron a dormir y

Clo- Clo tuvo que mentirles diciéndole que su hermano se había quedado en el

gallinero grande con su abuela.

Clo- Clo esperó que sus hijos estuvieran dormidos y salió rumbo al bosque.

Caminó por senderos cubiertos de pastos, pasó frente al río y sintió un frío que le

sacudía el cuerpo.

—Cloquito, hijo mío ¿Dónde estás? —No tuvo respuesta. Solo se oía el cri cri de

los grillos y el croac croac de las ranas. La luna le iluminaba el sendero y la veía cada

vez más lejana por eso suponía que era casi el amanecer.

De repente algo se movió a un costado del camino. Clo- Clo regresó unos metros

con su pico abrió un matorral y allí un débil pío pio: Era Cloquito que apenas podía

moverse.

—Mi amor ¿Qué te sucedió? —Clo- Clo lo apretó junto a su pecho y empezó a

darle calor.

9

—Fue tremendo, mamita quise seguir a doña Pata y sus patitos que iban a la

laguna y me extravié. Después vi un perro salvaje y me quedé quietito. Cuando

quise moverme las patitas no me respondían. ¡Ah! Mamita fue horrible. Tuve

mucho miedo. Pensé en vos y mis hermanos. Lloré tanto…—Cloquito seguía

temblando.

—Vamos a casa pequeño. Nunca más tienes que salir sin mi permiso ¿entiendes

hijito? En el mundo que nos rodea no todo es maravilloso también hay cosas malas

y feas. Ya aprenderás a vivir y cuando seas grande podrás salir solo y defenderte si

alguien te ataca. Por ahora debes estar con tu familia. En la escuela de la vida hay

mucho que aprender.

Clo- Clo y Cloquito llegaron cuando el sol despuntaba en el horizonte. Desde

ese día Cloquito fue el más obediente de los tres hermanos. Nunca más se alejó sin

el permiso de su madre.

10

Ludmila se sintió cansada. Su dueña era muy preguntona y cada noche debía

darle miles de respuestas, resolver problemas, sugerirle ideas… en fin decidió salir

en busca de aventuras.

Caminó hasta la playa y cuando vio la arena dorada se recostó. Se quedó

dormida y después de horas comenzó a sentir que la goma pluma se estaba

derritiendo. Se levantó de un brinco y corrió hasta el río. Se zambulló y pronto

estuvo rodeada de muchos peces de colores.

Se dejó llevar por la corriente hasta que chocó con la madera de una canoa.

—¡Sube te llevo hasta la costa — gritó el pescador.

Así se encontró en una isla. Sólo se oía el canto de los pájaros. Se internó en un

sendero y halló una cabaña. Entró sin hacer ruido y vio un catre con una sola manta.

Se ubicó en él. Descansó hasta la noche. Solo la luz de la luna iluminaba el cuarto.

De repente vio una sombra y sintió que algo muy pesado se tiraba sobre ella. Al rato

un fuerte ronquido la dejó sin aliento.

La almohada Ludmila

Casi no podía respirar. Se movió un poquito y empezó a sentir golpes. Primero

leves, luego, fuertes, tan fuertes que el dolor le arrancó lágrimas.

—Quédate quieta, maldita. Te castigaré toda la noche — la voz ronca de un

hombre la hizo temblar.

Cuando los primeros rayos de sol entraron por las rendijas Ludmila salió sin

hacer ruido.

Llegó justo cuando un trencito pasaba por el lugar. Se acomodó en un asiento

desde donde veía como los patos y gansos salían a buscar su comida.

Arribó a su casa cuando su dueña se cepillaba el cabello y se ponía el camisón.

—¡Al fin te encuentro, bribona! — Anoche te extrañé. No supe dónde te había

dejado y hoy me dolió la cabeza todo el día —la voz de su ama le pareció la más

dulce de la tierra. Al final era preguntona pero nunca la había golpeado, al contrario

le daba palmaditas de cariño.

12

Don Domenico se levantaba con el canto del primer gallo. Tomaba unos mates y

cuando el sol comenzaba a dar los primeros rayos iba al jardín a regar las flores, que

parecían contentas cuando el agua de la regadera caía sobre ellas.

Tenía que estar a las diez en punto sentado en un viejo sillón con el diario en la

mano ¿Saben por qué? El abuelo recibía una visita…sí, una visita muy especial: Un

jilguerito de plumas brillantes que se paraba en la reja de la ventana y con su pico

hacía toc...toc...toc...en el vidrio. Así se anunciaba. Domenico abría los postigos y el

pajarito comenzaba a cantar tan dulcemente que al pobre abuelo se le caían las

lágrimas de emoción. Cerraba los ojos y recordaba cuando era niño, sus travesuras,

esa pelota de cinco colores que hacia rodar en el campo también el barrilete que

tanto trabajo le daba los días en que había poco viento.

— Debes tener un nombre, amigo —¿Qué te parece Salvador?

La respuesta fue un trino largo, melodioso que era un —Sí, me gusta.

Así Salvador pasó a ser el mejor amigo de don Domenico.

El Jilguerito Salvador

13

Llegó el invierno y el abuelo tuvo que encender la fogata, ponerse la bufanda, las

medias de lana y el gorro. A pesar de todo sentía mucho frío. Miraba por la ventana y

veía caer la nieve y se sentía triste, muy triste: Salvador no aparecía.

Por las noches soñaba que lo veía temblando buscando abrigo, algún grano para

alimentarse. Miraba la imagen de la Virgen de las Rocas y le pedía:

—Quiero un milagro. Por favor, Virgencita que aparezca Salvador.

Un domingo se levantó más tarde que de costumbre. Sus piernas no le

respondían y empezó a buscar el bastón hasta que… ¡puf! Cayó al suelo.

Pasaron horas y el pobre viejo seguía en el suelo ya casi sin conocimiento cuando

de repente sintió:

—Toc…toc…toc.

—¿Salvador? ¿Eres tú?

—Toc…toc…toc:

—Sí, si eres tú. Ve a la casa de mi hijo y pide ayuda.

Salvador voló sin descanso y llegó a una casa junto al río. Buscó una ventana y—Toc…toc…toc

—¡Vamos rápido! Algo le pasó al abuelo —dijo el hijo de Domenico mientras

corría a buscar el caballo.

Al otro día Domenico, con una pierna enyesada se ubicó en el lugar de siempre

solo que ese día parecía más cálido. Desde su asiento vio unas madreselvas que

asomaban tímidamente y allí estaba su amigo:

—Toc…toc…toc…

—¡Qué bien elegí tu nombre! Gracias Salvador, te debo la vida.

Una mañana primaveral la tropilla pastaba bajo la luz del sol. De repente se

produjo un alumbramiento. Todos quedaron impactados cuando vieron que el recién

nacido era un potrillo azul.

Vivió con la misma hermosura con que había llegado al mundo. Pasaba horas

encantado viendo cómo jugaban las olas del mar dejando un manto de espuma.

Los compañeros lo dejaban solo. Su vida era tan solitaria que se transformó en un

ser salvaje y hasta un poco rencoroso.

El potrillo azul

15

Cierto día en que se encontrada aburrido

comenzó a trotar por la playa acercándose a

la línea del horizonte donde se unía el azul del

mar con el cielo. El andar era cada vez más

rápido hasta llegar a la velocidad de un rayo.

Su figura se fue diluyendo en la lejanía hasta

convertirse en un punto.

Al amanecer un potrillo tan blanco como

la nieve comenzó a corretear por la arena.

Había perdido el azul en algún lugar del

universo y lucía el nuevo pelaje que era la

admiración de sus camaradas.

16

Bartolito era un pajarito muy inquieto. Dormía en el hueco de un viejo árbol y en

las largas noches de invierno soñaba con lugares lejanos.

Cuando llegó la primavera tomó la gran decisión: Partir hacia zonas

desconocidas.

Voló entre montañas. Sintió el frío de la nieve y el calor de la arena del desierto.

Cantó junto a pájaros multicolores en la selva. Probó las aguas dulces de los ríos y

las saladas del océano.

El pajarito andariego

17

Se detuvo en los tejados de castillos y por las ventanas vio grandes banquetes.

Escuchó melodías maravillosas y durmió

en parques donde sólo se oía el rumor de

las cascadas.

Cierto día, cuando el verano estaba por

llegar, se sintió cansado.

—Creo que lo mejor para descansar es

el huequito del añoso árbol —pensó

mientras hacía esfuerzo para desplegar sus

alitas.

El viaje de regreso fue más rápido. No

comió ni bebió hasta no ver su nidito.

Esa noche, en su hogar, tuvo los

mejores sueños de su vida.

Hace muchos, muchos años en el norte de Italia vivía Francesca una hermosa

joven un poco distraída a quien le gustaba mucho cantar. Pasaba el día entre

canciones y a veces olvidaba las tareas que le encargaba su madre.

Un día la mamá fue al pueblo a hacer las compras y le encargó que hiciera una

pasta grande bien cuadrada. Francesca puso harina, agua, huevos, sal los mezcló,

los amasó mientras cantaba:

“Al pasar la barcame dijo el barquerolas niñas bonitas mo pagan dinerolarará, larará, larará”

HARINA

Al pasar la barcaMe dijo el barqueroLas niñas bonitas No pagan dineroLarará, larará , larará”

Los tallarines

19

Cuando se dio cuenta la masa no era cuadrada: Tomó un cuchillo y empezó a

cortar una tirita a la derecha, otra a la izquierda, otra a la derecha ….y así pronto

había infinitas tiritas.

—¡Qué horror! ¿Y ahora qué hago? Mamá se va a poner furiosa y no me dejará

ir al baile — pensó mientras ponía en el fuego una gran olla. Cuando el agua hirvió

tiró las tiritas en ella y pronto estuvieron flotando. Al ratito puso un colador y volcó

el agua con las tiritas en él.

Cuando regresó la mamá las tiritas lucían sabrosas en un plato. Las había

adornado con tomates.

Habían nacido los tallarines.

20

Llovía y llovía en la aldea “Esperanza”. Los campesinos no podían trabajar pero

eran felices en sus humildes casitas de adobe y chapas de cinc. Durante las noches

contaban cuentos y jugaban a las cartas.

Los Sarti estaban convencidos que la mayor felicidad era tener salud; así que

aprovechaban para hacer trabajos en los telares. La familia estaba compuesta por

los padres y tres hijos: María, Julián y Neco, el benjamín.

La noche del 24 de diciembre cuando se preparaban para recibir la Navidad con

lluvia y hacían “panettones” mientras asaban castañas, Neco comenzó a sentir

fiebre y dolores.

—Tenemos que llevarlo al hospital —repetía desesperada la madre.

—Es imposible, mujer. El agua ha hecho caer el puente y no se puede cruzar el

arroyo. Sabes que es muy peligroso ya que nadie conoce su profundad pero cuentan

que tiene muchos metros hasta se animan a decir que no tiene fin —respondió el

padre con angustia.

Brenda la paloma mensajera

21

Julián, lleno de dolor al ver que su hermano empeoraba, salió desesperado hacia

el galpón. Se sentó sobre unas mantas y quedó mirando el techo hasta que una luz

fosforescente lo encandiló.

Caminó hasta el ventanal y allí la vio: Era una paloma hermosa, extraña, que

emitía un arrullo matizado con dulces palabras.

La escuchó decir con nitidez: —Soy Brenda. Vengo enviada por el Señor

para ayudar a tu hermanito.

—¿Cómo puedes hacerlo? — preguntó Julián con gran curiosidad.

—Ata un mensaje en mi pata y lo llevaré a destino — replicó Brenda.

Sigilosamente Julián cumplió con lo pedido y vio como Brenda emprendía

vuelo en medio de los rayos que parecían romper el cielo en mil pedazos.

Pasaron las horas y no sucedía nada. Julián no podía controlar sus nervios

hasta que…un ruido extraño sacudió el rancho.

—¡Un avión! —gritó el padre. Julián abrió la puerta y observó como un

helicóptero trataba de aterrizar en medio de una lluvia que parecía el diluvio

universal.

22

La abuela Hortensia vivía en una casita rodeada de flores. Ella era jubilada. Les

cuento: una jubilada es una persona que ha trabajado toda su vida y cuando llega a

viejita le pagan para descansar tranquila pero a veces lo que le dan no alcanza y

deben seguir haciendo otros trabajitos.

Hortensia estaba muy sola. No tenía hijos y su única compañía era Carolina, la

tortuguita que todas las mañanas la despertaba con un golpecito porque también era

la hora de su merienda: unos ricos huevos duros.

Un día Hortensia no se sintió bien. Estaba cansada, muy cansada de limpiar

pisos. Carolina vio que sus ojos celestes, que siempre brillaban de alegría, se

estaban cubriendo de lágrimas.

La abuela Hortensia y la tortuga Carolina

23

—Tengo que buscar algo que le alegre la vida —pensó Carolina mientras se

arrastraba hacia el patio.

Cuando los rayos de sol impactaron en su cuerpo dio varias vueltitas entre los

canteros. Saludó a los jazmines, rosas y nomeolvides y llegó hasta el añoso pino. Se

recostó en su tronco y quedó dormida.

A las dos horas despertó al oír un ruido extraño: Rum, rum, rum, rim, rim, ram

ram …Allí vio a un duende vestido de rojo que arrastraba una gran bolsa.

—¿Quién eres? Nunca te he visto por aquí —dijo Carolina intrigada.

— Shhh… calla que nadie más me vea. Soy Patín el duende de la felicidad. Sé

que la abuela Hortensia está triste y vos también porque no puedes ayudarla.

Bueno, aquí te traigo monedas de oro para que la vendas de a poco y así la Abu no

tiene que trabajar más.

—No puedo aceptarlas. Quizás las robaste y vamos a ir presas— le contestó la

tortuguita asustada.

24

—Patín no roba, amiguita. Estas monedas son del Banco de Ayuda del Rey del

Bosque. Allí trabajamos los duendes, hadas y gnomos para que no haya más tristeza

en el mundo.

Puedes llevarlas con tranquilidad. Espera te ayudo hasta la puerta —replicó

Patín.

Los dos amigos se dieron la mano. Carolina entró con la bolsa y debió darle

largas explicaciones a Hortensia que al final se convenció.

Desde ese día vivieron felices y cuando veían a algún viejito con tristeza sacaban

monedas y compartían la comida aunque Patín a menudo las visitaba y Carolina le

entregaba una notita donde anotaba a quién le gustaría ayudar. Casi siempre eran

viejitos jubilados.

Cuando la tarde empezó a despedirse el viejo elefante, a paso lento, se encaminó a la casa que había construido en un lugar especial: A la derecha tenía un arroyo de aguas cristalinas, tan cristalinas que se podían ver los pececitos de colores que realizaban piruetas tras piruetas. A la izquierda, un árbol de flores doradas como el sol del África, por delante, un sendero de piedritas plateadas por donde pasaban los pavos reales con sus colas de mil colores, detrás se veía la montaña con la cumbre cubierta de nieve.

La cabaña era muy espaciosa, con una sola sala donde el pesado elefante

podía estirar sus patas y tirarse a descansar sobre la piel de un camello.

El elefante Tati

Sus días eran felices a veces pensaba sí, los elefantes también piensan, a veces

reían otras lloran. Lo que más le agradaba era caminar por el bosque con Mimí la

elefanta, que era su novia.

Una tarde mientras dormía la siesta sintió un ruido detrás de la cabaña. No

era rápido para levantarse y cuando se dio cuenta varios hombres lo rodeaban.

A los pocos minutos se vio atado de pies y manos.

—Lo embarcaremos hoy mismo —dijo el hombre negro.

Cerró los ojos y cuando se dio cuenta estaba arriba de un barco que se

deslizaba por el océano con rumbo desconocido.

Pensó en Mimí y sus ojos se cubrieron de lágrimas.

Nunca supo cuántos días pasaron: quince, veinte quizás treinta o más. Una

mañana escuchó una sirena y a través del ojo de buey vio muchas luces.

Al otro día amaneció en una gran jaula en medio de un parque cubierto de flores.

Era un lugar encantador pero a él le faltaba la libertad: Lo más hermoso que pueden

tener los hombres y los animales para poder correr, bailar, caminar…

Escuchó que lo llamaba Tati ¡Hasta nombre le habían puesto! No encontraba

consuelo a su desdicha solo un rayito de sol iluminaba su rostro y así vio que

pocos metros en una jaula de barrotes amarillos estaba Mimí con la cabeza

baja mientras daba pataditas en el piso.

—¡Mimí, Mimí! Aquí, estoy — gritó desesperado.

Escuchó un gruñido y la vio levantar la cabeza y mover las orejas.

—Al menos no estoy tan solo en este cautiverio — pensó mientras saludó a

su amor levantando una pata.

27

En un lejano país había dos pueblos: Uno gobernado por el Rey Tuan y el otro

por el Rey Luan.

Durante muchos años fueron felices pero cierto día se enemistaron por los

campos que estaban cruzando el Río Amarillo. Comenzaron a preparar sus

ejércitos, a comprar armas, a hacer prácticas de lucha.

Una mañana los relámpagos parecían romper el cielo en miles de pedazos

mientras las negras nubes corrían desesperadas. El ejército de Tuan salió rumbo al

río y en la otra orilla encontró al de Luan ya preparado para la lucha.

Los soldados levantaron las armas y caminaron unos en búsqueda de los otros.

De repente una luz brillante iluminó el paisaje.

La paloma de la paz

28

Cuando los ojos se alzaron hacia el cielo vieron una paloma blanca que batía sus

alas y hacía círculos que iban desde el ejército de Tuan al de Luan. Los soldados

bajaron las armas y exclamaron—¡Es la paloma de la paz!

En medio del río se dieron las manos mientras la paloma seguía dando

volteretas.Desde ese día comparten el río, los campos, la comida y cuando tienen algún

problema tratan de resolverlo con las palabras.

Caty es la única hija de Yenny y Cristóbal. Desde pequeña fue la mimosa de la

familia de ardillas y también la más caprichosa. Sus primos ya andaban solos por el

bosque, en cambio ella se entretenía en su casa: un viejo pino que se encontraba en

el rincón de la plaza.

Todas las mañanas Caty se asomaba por el hueco del árbol y disfrutaba al ver

cómo los chicos jugaban.

Cuando la dejaron salir sola probó subir primero a la hamaca, luego al tobogán.

Un domingo escuchó la música de la calesita y quedó extasiada. Al atardecer

cuando todos se fueron de paseo a la costa del río subió despacito y comenzó a girar

hasta que sintió que el mundo daba vueltas.

Caty, la ardillita traviesa

Un día de mucho calor cuando el sol apareció en el horizonte y los pájaros

comenzaron a cantar Caty probó dar saltitos cada vez más rápidos, luego trepó por

el tronco de un añoso abedul mientras cantaba:

“Un saltito arriba, otro abajo, uno a la derechaotro a la izquierdala larará larará”

-¡Bájate, ya! Es peligroso. Puedes caerte – gritó la mamá.

-No, ma. No tengas miedo. Soy grande y poderosa.

-Eres pequeña. Tienes mucho que aprender. Hazme caso -Yenny estaba

desesperada.

31

Caty seguía trepando y cantando:

“Arriba, al cieloabajo, al sueloun saltito a la derechados saltitos a la izquierdatres saltitos hacia atráscuatro hacia adelantela lararà larará…”

De repente ¡Puf! Un ruido tremendo hizo volar las palomas, que comían

granitos en los caminos de la plaza.

¿Dónde estaba Caty? Pues allí tendida debajo del subibaja.

Mamá Yenny llegó junto a su hija rápidamente. La tomó en brazos y corrió a la

cueva del oso hormiguero: El doctor de los animalitos del lugar.

Al otro día vimos a Caty con una venda en su nariz mientras la mamá intentaba

darle una pastilla azul, muy difícil de tragar por su hocico. La ardillita estaba

acurrucada junto a su mamá, que la cubría con una manta y repetía con los ojos

llenos de lágrimas:

-Las mamás son sabias. Hay que obedecerles porque te protegen de los peligros.

32

Mi nombre es Mónica Yerutí Beneroso Salvano, en Septiembre de 1973.

Descubrí un día, que podía desahogar mi alma escribiendo y desde entonces es

mucho más que un hobbie, se ha convertido en un estilo de vida, una necesidad, el

espacio donde el alma puede expresarse libremente, a rienda suelta.

Mi amor por las letras, hace que encuentre poesía en todo lo que me rodea, los

animales (nuestros hermanos) y la naturaleza entera (nuestra madre) siempre son

parte de mis letras, porque lo son de mi vida.

Hace años participo en foros literarios, los que me han regalado momentos

hermosos, es maravilloso compartir lo que uno ama hacer y a su vez hacer amigos,

ahora incursionando en la literatura infantil, la que me llena de alegría y

satisfacción. El poder sacarle una sonrisa a un niño, o llevarle un minuto de

felicidad, es algo que no tiene precio. Tengo muchos sueños por cumplir, como

publicar mi libro, una novela, filmar un corto, entre otras cosas, pero mi mayor

sueño es que los pequeños granitos de arena que aporto en el día a día a favor y en

defensa del planeta, de la paz y el amor, sean capaces de multiplicarse y logremos

entre todos, un planeta mejor, justo y en armonía.

Mi blog : http://infanti-landia.blogspot.com

Mónica Beneroso(Uruguay)

Buenos corazones

Muy lejos de la ciudad, existe un bosque muy especial, donde muy, muy pocos

han tenido el placer de ver y recorrer y muy pocos lo tendrán, hasta que no

entienden que a la naturaleza es necesario cuidarla y protegerla. La misma

naturaleza, a veces se encarga de volverlo invisible, escondiéndolo, detrás de alguna

catarata gigantesca o dentro de una profunda cueva que esconde un hermoso valle, o

en el corazón de un bosque o selva impenetrable.

Para la naturaleza, todo es posible.

En este hermoso lugar, los árboles son enormes, con troncos tan gordos que

varios hombres, no los abrazarían y sus ramas, son tan altas, que casi le hacen

cosquillas a las nubes.

Pero, también allí sobrevive un viejo árbol. Un árbol muy añoso, que cuenta con

cientos de años. Él perteneció al antiguo bosque que existía allí, hace mucho y que

los humanos, destrozaron sin piedad.

A él… intentaron arrancarlo de cuajo, como no pudieron, debido a sus grandes

raíces que se aferraron con fuerza a la tierra, lo talaron por la mitad. Pero le dejaron

grandes heridas, un hoyo quedó sobre su base, a ras de la tierra. Con el tiempo, sus

ramas crecieron, pero eran muy débiles y casi sin color. Pero él tenía un corazón tan

noble, que perdonó a aquellos humanos, porque sabía que no sabían lo que hacían.

34

Luego de las semillas de los demás árboles, fueron naciendo hijitos, que

crecieron muy fuertes. Son los que hoy, conforman

este bosque, pero a diferencia del viejo, tienen un

corazón duro.

Se burlaban de él, por su tronco agujereado, por

sus pocas ramas casi peladas. Se reían… hacían

bromas y el jamás les insultó o les tomó rencor, por

el contrario se reía con ellos pero por dentro sufría

mucho.

Todos los árboles sueñan, con ser habitados por

duendes; que éstos lleguen y hagan su hogar en

sus troncos. Los árboles de este bosque también

soñaban, hasta el viejo, aunque sabía que a él

jamás lo elegirían.

Un hogar debe ser construido sobre algo firme y

fuerte y él…. por poco se estaba

cayendo…ahuecado… casi sin sombra, así que ya

ni lo soñaba, solo escuchaba a los demás cuando

alardeaban, a mí me elegirán… no, no, a mí y

reían felices.

¡Un día a lo lejos se escuchaban voces! Todos

quedaron en absoluto silencio, en realidad porque

se asustaron. —Dijeron: ¡Humanos se acercan!

Hasta podía vérseles temblar.

_Pero el viejo árbol, les dijo, tranquilos, no son

humanos, son duendes. Los reconocería aún del

otro lado del mundo.

—Uffff... qué alivio dijeron con un gran suspiro y

dejaron de temblar del miedo, para hacerlo de

emoción.

De a poco las voces se fueron acercando hasta verlos entran al bosque.

Era una familia de hermosos y pequeños duendecitos. Vestían ropas de colores y

graciosos sombreros. Miraban a los árboles alucinados por su belleza y se

abrazaban, reían y bailaban en ronda.

—¡Al fin! Se les escuchaba decir, al fin, hemos encontrado el reino que nuestros

antepasados contaban.

Y caminaron y eligieron un árbol. Comenzaron a marcar donde harían la

entrada, pero aquel árbol eran tan duro, que no pudieron. Eligieron otro y otro y

otro… y nada.

—¿Qué pasa con éstos árboles? Preguntó uno de los pequeños.

—Es que tienen el corazón muy duro hijo; dijo la mamá duende ¡Qué extraño,

tan bellos, tan enormes, tan perfectos y tienen un corazón impenetrable!

Siguieron caminando y vieron al viejo árbol, que lloraba de emoción al

verlos y de tristeza a la vez, ya que sabía no lo elegirían.

Y así fue… pasaron delante de él, lo saludaron y siguieron camino. Pero

entonces, el papá duende dijo…

— ¡Claroooo! Éste es el indicado. ¿Ven cómo tiene el corazón? Tiene un

corazón noble y blando.

Y comenzaron a trabajar y la casita se hacía casi sola.

¡Ufff que felicidad! tenía el viejo. Y los demás… ¡Qué desilusión! ¡Qué

rabia!

¡Los duendes, hicieron casi un palacio! En pocas horas, estaba el viejo árbol

iluminado, decorado y tenía una familia reunida en su corazón. De la felicidad,

al pasar los días le habían brotado nuevos gajos y hasta pequeñas florecitas, que

hacía muchos años no tenía.

Así los demás pudieron comprender, lo injustos que habían sido con el viejo

árbol, por ser anciano, diferente y menos agraciado que ellos. Aprendieron tan

bien la lección, que semanas después, llegaron al bosque muchos duendecitos y

todos fueron habitados. Una aldea de duendes, vive hoy, en el mágico bosque de

los “Buenos corazones”... como los duendes lo bautizaron.

El violinista

Estaba todo listo para la gran cena de

gala. La entrada con alfombra roja, para

recibir a los invitados; todos, ricos y

famosos.

El músico había tenido un inconveniente grave de salud y le sería imposible

llegar a la cena.

No podían decirles a los invitados, sabían que todo terminaría muy mal, si les

decían que el músico no llegaría.

Había mucho movimiento de los guardias de

seguridad, no fuese cosa que alguien se colara.

Ya podían escucharse algunas melodías, pero

todos esperaban ansiosos la llegada de un

violinista, que según decían era extraordinario.

Una mujer, muy altanera y presumida, decía...

—¿Cuánto más tendremos que esperar? —

¿De dónde viene, del otro lado del mundo?

Poco después a Mario y Susana, los anfitriones,

les llega un comunicado.

37

Uno de los guardias, llama a un costado a Mario y le cuenta, que en el jardín encontraron a un

hombre que parece medio tonto, pero que insiste en que

es músico, que le permitan tocar en la fiesta,

que es su sueño y que sería una gran

oportunidad para él.

—¿Qué hacemos jefe? —dijo el guardia

—¿lo sacamos a patadas?

¿Llamamos a la policía? Usted indique

jefe.

Pero Mario y su esposa, tenían un gran

corazón, eran ricos sí, pero sumamente

bondadosos y generosos con los demás, no

hacían diferencias sociales de ningún tipo, así

que una gran idea vino a su cabeza.—¡Quizá es la

solución! —pensó Mario—… confiaré que

realmente sabe tocar, la ropa que trae no está tan

mal, solo le quedaba bastante grande, quizá los

invitados se traguen el cuento y terminamos la

fiesta en paz.

Cuando le comunican al extraño, que lo dejarían tocar; éste saca de un

escondite entre las plantas del jardín, dos instrumentos.

—Vaya… —dijeron los guardias—¡sí que venía preparado!

38

39

Aquel hombre que parecía ser medio tonto, iba transformándose a medida

que acortaba distancia con el gran salón y el escenario que lo esperaba. Sus

pisadas eran fuertes, decididas, como si estuviese acostumbrado a presentarse

ante público.

Ya todo estaba en marcha, no había vuelta atrás, el músico saldría a escena y

que fuese lo que Dios quiera… —dijo uno de los guardias— menando la cabeza y

pensando que el patrón realmente se había vuelto loco. Aquello podría

convertirse en el ridículo más grande y humillante de todos.

Se abrió el telón y algunos enseguida repararon en su vestimenta, que no es de

gala, que es un andrajoso, que si tiene los pelos revueltos, que si un ojo chueco… el

pobre músico era la comidilla de los presentes.

Mario y Susana, rogaban al cielo porque aquel hombre tocara de maravillas, de

otro modo... ufff tendrían que soportar años de críticas y burlas, pero sinceramente

no les importaba mucho, al fin y al cabo estaban cumpliendo un sueño a alguien y

eso era maravilloso.

Para asombro de todos, la primera nota del arpa, ya hizo las delicias de los

presentes. Los aplausos no pudieron demorarse. Dejó el arpa y tomó un violín y fue

entonces que los dejó mudos.

Después de dar un magnífico e impresionante concierto, saludó con una

reverencia y tomándose el pelo con una mano, se quitó la peluca. Debajo tenía el

pelo perfectamente engominado. Luego se quitó aquel saco que le quedaba

enorme, para quedar vestido de etiqueta.

En el salón, no volaba una mosca. Todos, estaban atónitos.

El músico se acercó al micrófono, agradeció a todos por los aplausos y se

presentó.

— Buenas noches a todos. Soy Aroldo, el famoso violinista.

Contó a todos, lo sucedido esa noche antes de comenzar el concierto.

Hoy Mario y Susana, le dieron la oportunidad a un desconocido que solamente

les pidió cumplir un sueño.

Después de viajar por el mundo entero y ver que

la mayoría de las veces, las oportunidades se

dan porque tienes un nombre, o porque eres

famoso, decidí hacerle ver a los demás, que

todos tenemos derecho a cumplir los sueños

y a tener oportunidades, para mostrar y

compartir lo que amamos hacer.

Ojalá lo ocurrido esta noche, les sirva a

todos, para recordar siempre, que un traje de

gala, alhajas caras, buen auto, mucho dinero, no

hacen a las personas mejores. Lo que hace a una

persona mejor es su corazón, su don de gente, su

respeto y amor por el trabajo de los demás. Lo

realmente valioso es lo que llevamos en el interior,

lo exterior, con los años… desaparece.

40

Dulce, era un hada con alitas de azúcar. Tenía siempre a su alrededor muchas

mariposas, que no dejaban de darle besos en sus alitas, es que eran tan dulces

mmmm… ¡No podían dejar de hacerlo! Mientras más amor le daban las

mariposas, más dulces se volvían sus alitas.

Dulce tenía muchos amiguitos, pero Orejas un conejito, había crecido con ella,

era como su hermanito y le adoraba. Una tarde estaban jugando en el bosque y

Dulce, se entretuvo oliendo las flores y jugando con unas abejitas que en ellas había.

Orejas también estaba con ella, pero, una hermosa conejita pasó por el lugar y la

siguió. ¡Es que era tan linda! Orejas, se enamoró a primera vista, y se fue tras ella. La

conejita parecía muy curiosa, y saltaba de aquí para allá y terminaron los dos

perdidos. Llorando los dos, se encontraron detrás de un árbol y se pusieron a

conversar. Ella se llamaba Pompita. Le contó que había quedado solita, porque unos

cazadores le habían matado a su mamá y ella escapó por poco. Orejas, le contó que

él tenía una amiguita muy buena, el hada Dulce, que tenía las alitas de azúcar.

Una dulce amistad

—¡Si supiera regresar! Decía Orejas muy triste. Te llevaría conmigo, seguro serías muy feliz con nosotros. Pero no sé cómo regresar y está por anochecer.

Debemos estar juntos y protegernos. Dulce debe estar muy preocupada, no debí

irme sin avisarle, que triste debe estar por mi irresponsabilidad.

Mientras tanto Dulce, estaba desesperada ya, buscando y llamando a Orejas, que

por ningún lado aparecía. Tuvieron que regresar a la casa porque ya estaba

anocheciendo. Estaba muy triste, lo extrañaba mucho. Lloró toda la noche, tanto,

que sus alitas, comenzaron a derretirse.

Se quedó sin alas y sin magia. Las maripositas estaba desesperadas viendo a

Dulce tan triste. Algo debían hacer. A la mañana siguiente bien temprano se fueron

al bosque con Dulce.

Buscaron mucho, caminaron, subían a los árboles y nada, Orejas no aparecía. Cansada Dulce, se recostó en la hierba a los pies de un árbol a descansar y se

durmió exhausta.

Las maripositas dijeron, saldremos nosotras solas, ella no puede seguir más. Así

que agitaron mucho sus alitas y subieron lo más alto que pudieron.

Sobrevolaban el bosque y ya cuando estaban por darse por vencidas, vieron a

Orejas con Pompita. Bajaron y él les contó que siguiendo a Pompita, se había

perdido. Ella no tiene a nadie les decía, debemos ayudarla también. Así que las

mariposas guiaron a los conejitos hasta donde se encontraba Dulce.

La pequeña aun dormía así que Orejas y Pompita comenzaron a darle besos. Las

mariposas se dieron cuenta que sus alitas, se recuperaban. Comenzaban

nuevamente a destellar aquellos hilitos de plata que parecía tener. Así que ellas

también, le daban besos como siempre en sus alitas, hasta que estuvieron sanas

totalmente. Dulce despertó y al ver a sus amigos con ella y sus alitas restablecidas

pensó que había soñado todo. Entendió que no, cuando vio a Pompita.

42

Sus amigos le contaron todo lo sucedido y no hicieron más que abrazarse entre

todos y decirse cuánto se querían y cuánta falta le había hecho uno al otro.

Pompita ahora tenía muchos amigos, una familia. Nunca más estaría solita. Y

Orejas, Dulce y las mariposas, aprendieron a valorar mucho más la amistad,

diciéndose siempre cuanto se amaban y acompañándose en todo, en las buenas y en

las malas.

43

En ciudad Frutal, las casas tenían formas de frutas. Todo era color y belleza, un

lugar muy tranquilo y muy limpio. El desorden, la basura y la contaminación, allí

no existían. Juanita vivía en una manzana, Luisito en una pera, Agustín en el

edificio de uvas y así los demás chicos en distintas casitas, pero siempre con forma

de frutas. La escuela quedaba en la sandía. Los grandes y más modernos edificios,

eran las bananas, construidos recientemente. Los tomates, conformaban un barrio

privado, para personas sin hijos, ya que eran casitas pequeñitas. En un melón

inmenso, estaba el supermercado, la policía estaba ubicada en un kiwi, la iglesia en

una piña enorme, y la clínica estaba construida sobre una pequeña mora.

La ciudad“Frutal”

44

Era una ciudad muy visitada, mucho turismo llegaba al lugar, por la novedosa

forma de las casas. El colorido era espectacular, parecía una gigantesca ciudad de

juguete.

Muchos árboles rodeaban la ciudad, varias plazas, un bosque con un río de aguas

cristalinas, y muchas granjas, donde las verduras, hortalizas y las frutas, eran de

gran tamaño y de exquisito sabor.

Todo el que llegaba no podía resistirse a probar alguna fruta.

Pero siempre terminaban comprando para llevar. Todos

coincidían en que nunca habían probado algo tan rico, que en

donde vivían las frutas casi no tenían sabor. Éstas eran tan

dulces… mmm ¡un verdadero manjar!

Pancho, un señor mayor, era el guía turístico de los visitantes. Los llevaba a

recorrer toda la ciudad. Debían llegar temprano, antes del amanecer, para

aprovechar la brisa de la mañana, para poder percibir el olor a la hierba mojada y ver

cuando amanecía sobre el río; luego hacían una caminata por el bosque, para

apreciar las variedades de árboles y aves, luego llegaba la hora del almuerzo, el que

había sido preparado con mucho amor y dedicación por un grupo de señoras.

¡Todos se chupaban los dedos! Se escuchaba durante todo el almuerzo: mmmm

mmmm qué rico (de grandes y chicos) … ¡qué exquisitez!

El postre siempre preparado con frutas, de increíble variedad y color. ¡Qué decir

del sabor!

Al correr de la tarde, recorrían la ciudad, desde las construcciones más pequeñas

a los edificios más nuevos. Al caer la tarde, ya todos se iban despidiendo para

regresar a sus casas.

Se creaban hermosos grupos, se hacían amigos, compartían charlas y

hasta se visitaban y más de uno regresó a pasear a ciudad frutal y algunos

hasta se vinieron a vivir a aquel lugar soñado.

A todos les llamaba la atención, que no tenían hospital, solo una pequeña

clínica para todos los habitantes que si bien no eran miles, pero si cientos, así que al

despedirse esa tarde…alguien preguntó, porqué era tan pequeña la clínica y por

qué no había hospital. 45

Entonces Pancho respondió:

¡Qué bueno que lo preguntan! ¡Al fin lo preguntan! Creí que esta vez se irían sin

darse cuenta.

Cuando alguien enferma, hay hospitales donde ir o médicos llegan hasta aquí.

¿Pero no se han dado cuenta, que aquí todo es natural y sano? Aquí las frutas y

verduras son cultivadas por nosotros, las tratamos con cosas naturales, nada de

venenos y son parte del menú diario. Para que queremos un hospital o una gran

clínica. En vez de eso, tenemos escuela, bibliotecas, parques, piscinas, juegos y

granjas para cultivar lo nuestro y seguir así, mostrando y enseñando que con amor,

cuidados, respetando a los demás y a la naturaleza, comiendo sano, haciendo

ejercicios, casi nunca enfermamos.

Siempre espero que alguien haga esa pregunta. Ahí les cuento el porqué de la

ciudad frutal. Las casas son construidas con esas formas, por eso, como en

homenaje a la naturaleza que nos brinda las frutas y verduras para que estemos

sanos y felices, si es que hacemos las cosas, correctamente. Como sucede en la

vida, en los demás órdenes. Si te comportas correctamente, respetas a los demás,

amas, si eres solidario, generoso, bondadoso, siempre tendrás la posibilidad de

una vida feliz, en este caso si te alimentas bien, rico pero sano y saludable, tienes

salud.

La sopa de Calabaza

Después del desayuno, Julia la señora que aseaba el castillo,

fue a cortar las flores para el casamiento de la princesa, Cecil. Camino del jardín,

recordó el último baile que habían hecho en el castillo, hacía unos 12 años, antes de

morir el Rey. Luego no se hicieron más aquellas fiestas que reunían a tanta gente,

invitados y empleados, los que se contrataban por docenas. Ese día encontró escondido en el desván, a un niño pobre y de mirada

entristecida, sin zapatillas que olía a pescado y tenía las manos muy sucias. Se le

veía desesperado, no era difícil adivinar, que lo habían abandonado. Era pleno

otoño y el frio ya se hacía sentir, por lo que el pequeño no demoró en comenzar a

estornudar. Julia era muy especial, quería mucho a los niños, así que no dudó, en

hacerle una sopa de calabaza, para que entrara en calor al menos y la panza dejara

de hacerle aquel terrible ruido, que parecía un gato gruñendo.

Que habrá sido de aquel pequeño pensaba la mujer.

_Recuerdo que luego de comerse la sopa, con un hambre voraz, parecía haber

recuperado hasta los sentidos. Sus manos y pies se entibiaron y su mirada recobró

algo de brillo.

Me dio un beso que jamás podré olvidar y corrió por el jardín hasta perderse de

vista.

A la mujer le dolía el corazón, solo de recordarle. ¿Cómo estaría hoy después de

tantos años?

Ya cortadas las flores, regresaba al castillo, cuando escuchó las campanas que

indicaban que alguien estaba llamando.

El portero se acercó, y un joven le entregó un paquete.

Era para Julia. Una pequeña cajita acompañada de un hermoso pergamino con

una inscripción que decía:

Mi padre había caído enfermo y ese día me había confiado todo el pescado, para

que yo lo entregara en la fiesta. En el camino, alguien intentó robarme el pescado y

yo no podía permitirlo. El dinero que me darían sería para comprar la medicina de

mi padre y el sustento de la familia, mientras él no pudiera volver al mar. Yo logré

escaparme del ladrón, pero caí en un pozo, perdí las zapatillas y quedé oliendo

apestosamente a pescado. Al llegar al castillo vi las puertas abiertas y entré, dejé el

pescado en una mesa de la cocina pero alguien entró y al verme andrajoso, antes de

dejarme hablar, gritó que había un ratero y comenzaron a correrme y a decir que me

dejarían en un orfanato, ya que ni padres tendría.

Solo pude correr y esconderme en aquel desván. Tenía miedo, hambre y frio. Y

usted se apiadó de mí sin importarle mi apariencia. Trabajé mucho después de eso,

para ayudar a mi familia y cuando hicimos aquel hallazgo con mi padre, supimos

que una le pertenecía a usted. Nunca olvidé su gesto, y prometí regresar para

decírselo.

Gracias, por esa exquisita sopa de calabaza, que aquel otoño, le dio calor a mi

vida.La mujer no podía contener las lágrimas. Como pudo abrió la pequeña cajita,

que contenía nada más ni nada menos que una hermosa y enorme perla.

Aquel niño andrajoso, era hoy un joven de muy buena posición, gracias a las

perlas que un día encontraron con su padre. Pero nunca olvidó el

gesto de la mujer que le ayudó, sin juzgar las apariencias.

En un bosque, muy alejado de la

ciudad, vivía Priscila, un hada muy

pequeñita, la que nació con las alitas

enfermitas y no le permitían volar. Junto

a toda su familia, eran muy felices en el

reino de las hadas.

Era muy curiosa, así que siempre

acompañaba a sus padres, cuando

visitaban a una humana que las protegía.

Un día, en uno de esos paseos, vio a una

niña volar, sentada en su hamaca, tan alto

que tocaba con los pies las ramas de los

árboles.

Le dijo a sus padres, que quería volar,

como esa pequeña y su padre le

prometió, hacerle una hamaca, pero su

cuerpito era tan pequeñito, que todo, era

demasiado grande.

Así pasaba el tiempo y Priscila

soñaba, que volaba como los pajaritos,

que llegaba hasta la punta de los árboles y

que hasta en las nubes, se escondía para

jugar con las demás haditas niñas.

La hamaca de Priscilla

49

Los humanos, muy lejos estaban de saber, lo que en la

profundidad de aquel bosque había. Los árboles eran muy añosos,

enormes y muy altos, ya que eran cuidados y respetados, por toda

la comunidad. Era un reino hermoso y mágico. Allí solo se

dedicaban a cuidar a la naturaleza, los animalitos y a jugar.

Priscila, fue creciendo siempre con aquel sueño. Sus padres la adoraban y la

llevaban abrazada a volar con ellos, pero sabían que no era lo mismo, ella quería

hacerlo sola y quizá nunca podría hacerlo. Sus alitas no mostraban mejoría.

Era época de nacimientos y las aves no salían de sus nidos, esperando ver al fin,

nacer a sus polluelos. Había un ave, muy particular, que solo habitaba en aquel

bosque, pequeñita y muy colorida. Al nacer el último de sus polluelos, dejó el nido

unos minutos y fue a llevarle a Priscilla, el mejor regalo que podrán ofrecerle.

Priscilla no entendió, pero al llevarle a su padre, aquel medio cascarón, a éste,

una sonrisa se le dibujó en el rostro.

¡Era la hamaca perfecta! Solo restaba que unas guías de la enredadera hicieran

de soga y lista la hamaca. Pero no le dijo nada a la niña, solo dejó el cascarón en la

sala y dijo que al día siguiente verían que podrían hacer con él.

Cuando la niña se durmió, sus padres trabajaron de noche y le hicieron la más

hermosa de las hamacas, hasta adornada con flores.

Al despertar la pequeña y salir a saludar al sol, quedó inmóvil, con los ojos

grandes, mirando la hamaca, sin poder creer que fuese verdad.

¡Es tu hamaca hijita! Decían los padres… ¡Sube hija y vuela!!

¡Priscilla al fin sonreía feliz! Se hamacaba tan alto, que sacudía las ramitas con

sus pies. Los árboles, en complicidad, se mecían de un lado a otro, para que la

pequeña lograra lo que tanto deseaba.

Una vez más en el reino, gracias a la unión y a la solidaridad de todos, habían

hecho que una pequeña sonriera con ganas. La felicidad de la pequeña,

curó sus alitas y pudo volar por sí misma, pero aquella hamaca, fue

tan importante para ella, que jamás dejaría de usarla. 50

La abuela había salido, así que los chicos que eran muy curiosos, no perdieron la

oportunidad de ver que había en aquel baúl, que ella tanto cuidaba.

—Debe esconder algún secreto, o algún tesoro, decían.

Subieron las escaleras con mucho cuidado, cerraron la puerta y no perdieron

tiempo en abrirlo.

Bolsas y más bolsas sacaron hasta llegar al fondo. Nada raro encontraron y

seguían preguntándose por qué lo cuidaba tanto.

Así que siguieron investigando y abrieron una de las bolsas.

—¡Disfraces! Dijeron a coro.

Había vestidos, un sombrero gigante y unos zapatos rarísimos. Todas las bolsas

contenían lo mismo, ropa extraña, disfraces, decían los chicos.

—¡Tengo una idea! dijo la más pequeña, ¿Y si nos ponemos los disfraces?

El tesoro de la abuela

51

En eso escucharon que alguien subía las escaleras, así que se quedaron

quietecitos y en silencio para no ser descubiertos. La puerta se abrió y apareció un

señor que no conocían. Se llevaron un gran susto, porque llevaba la ropa muy

parecida, a la que había en el baúl.

La más pequeña, llorando salió corriendo, pasando al lado del hombre casi

llevándolo por delante. Así uno a uno corría, como si temieran que aquel hombre los

fuese a perseguir.

Abajo estaba la abuela, esperándolos.

—¿Qué pensaron chiquillos? ¿Que no los iba a descubrir? Dijo la abuela

sonriente. Quiten esas caritas tristes, que no pasa nada y abrazó fuerte a la pequeña

que lloraba sin consuelo.

El hombre extraño para ellos, bajó también las escaleras, riendo como la abuela.

—¡Qué nietos tan lindos y graciosos tienes hermana mía! Dirigiéndose a la abuela

de los chicos.

Los pequeños no entendían mucho, así que la abuela los invitó a sentarse en la

sala, a comer un rico postre que les había comprado y les contaría quién era ese señor

y porqué tanto cuidaba aquel baúl.

Hace muchos años, comenzó diciendo la abuela, me casé con su abuelo y nos

vinimos a vivir aquí. Yo vivía en otro país, muy lejos de acá, con otras costumbres,

otra vestimenta otra música.

52

Así que cuando llegamos, mi ropa se veía extraña, por lo que tuve que comenzar a

vestir como los demás, pero guardé mi ropa, mis zapatos, mis sombreros y mis

discos como un tesoro, era lo que me mantendría unida a mi familia que tan lejos

quedó, a mi país al que tanto amo y a sus costumbres tan

distintas.

Los pequeños escuchaban muy atentos. No era nada de lo

que pensaban, cuando tan intrigados se preguntaban que

tendría el baúl.

—¿Y tienes música abuela? Preguntó el mayorcito.

¡Queremos escuchar!

Así que trajeron los discos, e intentaban bailar con aquella música que les sonaba

divertida.

La abuela y su hermano, no podían más que observar a los pequeños con una

sonrisa en sus rostros.

Ese día los pequeños aprendieron una gran lección.

La abuela cuidaba tanto aquel baúl, porque en él, guardaba lo

único que la hacía sentirse cerca de lo que tanto amaba y extrañaba,

sus seres queridos y la tierra donde creció.

Las cosas no siempre tienen que tener un valor material para ser

tesoros.

Los tesoros más valiosos son aquellos que guardamos en el

corazón; aquello que nos recuerda o acerca a las personas que queremos, llega a

convertirse en el tesoro más valioso del mundo, porque no se puede comprar con

dinero. ¡Es el tesoro del corazón, es el amor!

53

En la granja tres cerditos soñaban con ser artistas. eran todos igualitos,saltarines y equilibristas. Se pasaban ensayandoni la lluvia los frenaba.Siempre alegres y cantando,la energía les sobraba.Un día los rodearon,a ver aquella función,asombrados se quedaronde la gran exhibición.De pronto llegan aplausosy los cerditos no entienden...quedaron todos confusosy el ejercicio suspenden.¡Sigan sigan, les cantaban!¡esto está re divertido!Los cerditos festejaban,¡Es nuestro sueño cumplido!Todavía con más fuerzahicieron sus mil piruetas.

¡Aquel que mucho se esfuerzaconsigue todas sus metas!

L s e ito r i to c r td s a s as

54

El payaso Peluquínestá triste y cabizbajoha perdido el maletíncon las cosas del trabajo.

A descansar se ha sentado, pero está triste y llorando.¿Adónde se habrá quedado,el maletín esperando?

Tenía que ir a una fiesta...y estaba muy deprimido...¡Oh! Si tuviera una orquesta,pensaba muy afligido..

Escondidos tras las floreslos conejitos espiaban,y mariposas de coloresal payaso acariciaban.

Verte triste no podemoste ayudamos a buscar,y una historia contaremos,para tu vida alegrar.

Sonrió feliz Peluquín¡Sí, ya sé! Gritó contento..No preciso un maletín,¡sí puedo contar un cuento!

En la casa de Benitojuegan todos ajedrez,hasta el gato y el loritoy comen pastel de nuez.Se ha escondido un ratón,¡dentro de una pantufla!Corre y cruza la habitación,y en la alfombra se camufla.Es que tiene mucho olfatohuele muy bien el pastel,se ha olvidado del gatoy trepa por el mantel.Ya está arriba de la mesaviendo de cerca el manjar,pero vaya que sorpresael pobre se iba a llevar.Cuando va a dar el mordiscove que lo están observando.Del susto, se quedó bizcoy quiso salir volando.Tranquilo, dijo Benitoven a jugar y a comer.No te asustes ratoncitono tienes porqué temer.Acá todos son amigos,acércate a conversar.No existen los enemigosnadie te va a lastimar. Como en familia vivíansin mirar las diferencias.Y mucho se divertíancon el loro y sus ocurrencias.

Por un pastel de nuez

56

Teniendo conciencia que escribir para los más

pequeños no es tarea fácil y comprendiendo que

soy una escritora aún en pañales, hice mi mayor

esfuerzo para acercarme a los niños a través de

estos cuentos donde he querido plasmar algunos

criterios acerca del acontecer de la vida misma.

A través de ellos quise hacer énfasis en

algunos valores que considero necesario inculcar

en los niños a través de la narrativa, partiendo del

mundo que los rodea.

Así, con este pensamiento, hoy intento dejar

huellas en el mundo de ellos y de paso en el corazón de los padres que pueden leer a

los más pequeños y ayudar en el proceso de lectura no solo a los pequeños sino

también a los más grandecitos.

De igual forma y sin ser dibujante profesional me lancé a ilustrar todo el libro

tratando de llevar el colorido necesario a cada imagen con el fin de alegrar la visión

de los niños y acercarme un poco a lo escrito en cada cuento, sembrando en ellos

también todo un mundo de flores, animales, casas y demás. Gracias por

comprender ambos esfuerzos.

En el año 2010 participé en la Antología Internacional Infantil: “Escalera de

Sueños”, edición en papel publicado por la Editorial Sade San Luis. Argentina.

Ethel Saavedra García(Colombia)

El papá oso todas las noches les leía cuentos a sus dos

hijitos. Ellos agradecidos antes de cerrar sus ojitos le daban

un beso en la mejilla y el oso papá se sentía feliz por el

intercambio que se daba todas las noches.

Así vivieron muchas noches y poco a poco los ositos iban

comprendiendo el mundo a través de las palabras del papá,

quien dependiendo del cuento hacía rondas con ellos y se

escuchaba la algarabía en las afueras de la casa.

Una noche como muchas otras pasó por ahí un gato y

extrañado porque no escuchaba las risas, solo la voz del Oso

leyendo la primera estrofa del cuento Mirringa Mirronga:

“Mirringa Mirronga, la gata candongaVa a dar un convite jugando escondite…”

El gato Mirrín

ngri ariM , Mirronga

la gata candonga

58

se detuvo y a la casa se dio sus mañas hasta entrar por una ventana. Se encontró

con la escena del Oso sentado sobre un sofá y sus dos hijitos sentados en sus muslos

escuchando atentamente.

El gato escuchó todo el cuento y hasta se vio vestido con un frac elegante y

comiéndose un trozo de chorizo tal como estaba escrito en el cuento. Su

imaginación volaba pensando en el gran convite y hasta se veía enamorando a otras

gatitas.

Desde esa noche el gato llegaba a la hora cuando la reunión familiar se iniciaba,

hasta que finalmente los ositos empezaron a jugar con él y el gato en

agradecimiento se quedó a vivir orgulloso de escuchar los cuentos que el Papá oso

leía.

Uno de los ositos como no conocía el nombre del gato lo bautizó con el nombre

de Mirrín, al igual que uno de los gaticos que existía en la narración escrita por el

gran escritor colombiano Rafael Pombo.

Había una vez....

Era la historia,de un solecitoque sonreía atodos los niños.....

y el perritoera dueño de una casita roja.

59

Era una gran bodega donde había toda clase de alimentos. Hortalizas, granos,

carne, tomates, etc.

Una noche muy tranquila entraron varios habitantes de manera sigilosa a una

bodega. Diminutos, pequeños, todos blancos. Algunos flacos porque hacía días

no comían nada.

Uno de ellos era el guía quien dirigía a los demás.

—Vamos a entrar poco a poco, primero uno, luego vamos siguiéndolos hasta

estar tranquilos y saber que nadie hay dentro de ella.

Fueron entrando y la tranquilidad los invadió.

Pepito se introdujo en una gran bolsa llena de hortalizas y cuando salió de

ella, Toñita le dijo:

Cuento poco feliz

60

—¡Estás lindo!, estás verde y gordo. Pepito rió feliz.

Camilito cuando escuchó esa alabanza salió del lugar donde estaba y con

gran tristeza escuchó que alguien decía:

—Camilito no cambió de color, pero algo engordó.

Carmencita iba feliz, estaba untada de un rojo impresionante y cremoso, el

olor que despedía era dulce y dejaba caminitos por donde pasaba. Los otros se

arrimaban para comer las sobras que quedaban en el lugar.

Alguien que aún estaba en el lugar de donde Carmencita había salido gritó:

—Aquí… vengan aquí, hay mermelada de tomate...y corrieron muchos al

lugar.

De otra bolsa más grande salió un gusanito relleno de un color rojizo y con un

gran pedazo de algo que arrastraba mientras otros le seguían. El olor no era muy

agradable pero ninguno de ellos sabía que provenía de la carne e iba dejando

unos caminitos que atrajeron la atención de otros que llegaron hasta ese lugar.

Ya amanecía y escucharon unos pasos muy fuertes que abrieron la puerta de

la bodega.

Seguidamente voces de los dueños que decían: ¡gusanos por todas partes!

Todo cuento tiene su final feliz, este no lo fue, llegaron unos pies gigantescos y

aquí este cuento terminó, ante el dolor de los gusanitos que quedaron por ahí.

61

Cantarín y sus hermanas

Había una vez un sapo llamado René que se encontraba

muy triste, ya estaba llegando a la vejez y sentía temor morirse

y dejar a su familia desamparada. Tenía tres hijos: dos ranitas

Carmencita, Lucecita, y un sapo llamado Cantarín.

Cantarín había formado coro con las dos ranitas y cada día

le cantaban canciones distintas para animarlo. El sapo con un

croar muy recio les agradecía, pero había perdido su alegría de

antes.

Un día se reunieron sus hijos preocupados de ver la tristeza

del sapo. No sabían qué hacer. Le preguntaron a Don René por

la razón principal de su tristeza y él les contestó:

—Estoy muy preocupado porque cuando su mamá rana murió, yo busqué este

pozo para que pudiéramos vivir tranquilos, pero ya se dan cuenta que está muy

habitado y no conozco otro pozo cerca para que nos traslademos. No quiero

morirme y dejarlos a ustedes sin un espacio más grande.

62

Terminada la reunión, Lucecita a quien su nombre le hacía honor porque

siempre era la que tenía las mejores ideas dijo:

—Hermano Cantarín creo que te corresponde salir a buscar otro sitio para que así

nuestro padre esté mejor. Y Cantarín sin mediar más palabras decidió ir en busca del nuevo hogar.

Pasó una semana y Carmencita y Lucecita como don René estaban preocupados

porque Cantarín no volvía.

No sabían las dos ranitas si había sido peor la idea del viaje de Cantarín. Don

René dijo que saldría a buscarlos al día siguiente.

No hubo necesidad de buscarlo porque las ranitas escucharon el canto alegre de

Cantarín. Éste llegó muy contento y les dijo:

—Encontré el sitio apropiado no muy lejos de aquí, de modo que si quieren ya

mismo podemos irnos.

Respiró tranquilo el papá Sapo y se dispusieron a ir al nuevo hogar.

Como dijo Cantarín, el sitio estaba muy cerca, pero la demora en volver fue

motivada porque él decidió amoblar primero el lugar que estaba cerca de una vieja

casa de madera abandonada y no muy visible. Había un estanque cerca. Ahí estarían

unos cuantos años más y podrían venir hasta el lugar para conseguir parejas para

una posterior prole. Y así con mucha tristeza su padre podría morir en paz.

63

Un pacto de convivencia

Kevin escuchaba casi todos los días, diferentes frases que su mamá le decía. A él

no le gustaban y con ellas solo lograba ponerse de mal genio:

—No arrojes papel al piso, ni dentro de la casa ni en la calle, tira la goma de

mascar a la basura, lávate las manos con más frecuencia, etc. etc.

El niño a sus 9 años después de cada frase preguntaba:

¿Y por qué? —

Su mamá solo contestaba:

Porque no debes hacerlo.—

Entonces Kevin alzando sus hombros continuaba haciendo lo mismo.

Un día en el colegio a la hora del recreo, Kevin estaba reunido con cuatro niños

más y otro niño llamado Julián dijo que estaba aburrido en su casa porque su mamá

lo regañaba mucho. Daniel, otro de los niños contestó que era que los padres tenían

que enseñarles muchas cosas para que ellos fueran ciudadanos de bien.

El grupo de niños estaba sentado sobre el césped del patio y uno de ellos observó

mientras escuchaba las quejas de los otros sobre el mismo tema, cómo un pajarillo

que brincaba por entre la hierba, se quedó atascado y no podía volar, sus alitas

trataban de tomar vuelo pero no podía.

De pronto el niño gritó:

BASURA

ESCUELA

64

BASURA

ESCUELA

_ ¡Miren ese pajarito, se quedó pegado en la hierba!

Todos corrieron a mirar y observaron cómo las patas del pajarillo se habían

quedado pegadas en una goma de mascar.

Kevin empezó a llorar porque no podían despegarlo de ahí y el pajarillo se estaba

lastimando mucho.

En ese momento ante los gritos de los niños y al acercarse otros, una de las

profesoras llegó hasta el lugar y abriéndose paso entre los niños, se agachó y con

mucha calidez empezó a quitar la goma de las paticas del pajarito diciendo:

—Yo no sé hasta cuándo se les dice que no tiren goma de mascar afuera. Este

pobre pajarito ojalá sobreviva.

La profesora lo llevó al interior de la escuela mientras varios niños observaban

la acción de ella, (entre ellos Kevin). Ella logró con agua fría, quitar poco a poco la

goma. Luego lo soltó para que volara. El pajarito al principio cayó mal, pero luego

se reincorporó y voló lejos.

Los niños que se quejaban porque sus mamás los regañaban cuando dejaban la

goma en el piso, entendieron el por qué no debían hacer esta acción y pensando que

quizás pronto verían de manera clara las otras prohibiciones que les hacían,

decidieron hacer un pacto de buena convivencia con los otros y la naturaleza.

El Girasol

Habían muchas flores de diferentes colores: rosadas, rojas, amarillas y azules.

habían blancas como símbolo de pureza. Unas pequeñas, otras grandes.

Pero un gran día apareció en el campo florido una gran flor, más grande que

todas. Las mariposas giraban en torno a ella queriendo conocerla, los pajaritos

intentaban posarse, pero estaban un poco temerosos, no querían dañarla.

Gran trabajo le costó al caracol pararse a mirarla, su cuello no le alcanzaba para

observarla bien.

La naturaleza estaba contenta y el sol había salido radiante.

Y así pasaron las mariposas, las aves varios días observando la flor nueva. Ella

giraba sobre su tallo, todos creían que orgullosa estaba mostrando sus pétalos y su

gran centro café.

66

Pasaba por el sitio un hombre que provenía de otro país y al mirar la

aglomeración de especies a su alrededor y al notar la admiración por ella, les

preguntó: _ ¿Qué tanto observan a la flor?

De pronto una vocecita de manera tímida dijo:

_Nunca habíamos visto algo semejante.

El hombre no se preocupó por saber quién había hablado y así contestó:

_Esta planta es originaria de Norteamérica y se ha extendido por la polinización

de los insectos a otras partes del mundo, sobre todo en zonas calientes. A partir de

las semillas se extrae el aceite de girasol. Su pulpa central es muy rica en nutrientes.

Su altura es de 3 metros, por eso la dificultad del señor caracol para verla en su

totalidad.

Y continuó: le dicen girasol porque se cree que gira en torno a la luz del sol.

Y el hombre prosiguió su marcha con la seguridad que hasta las mariposas

habían entendido la lección.

67

La mancha color café

Era un edificio alto, rodeado de plantas llenas de flores. En él vivían varias

familias. Una gran puerta de reja blanca había antes de la entrada al edificio. El

vigilante de turno era quien la abría y daba indicaciones o llamaba a través del

teléfono para anunciar a la persona que llegaban.

Antes de la entrada de la puerta, había una banca que servía como descanso y

relax de las personas que vivían en el edificio. Junto a la reja había sembrado un árbol de carbonero que daba sombra al lugar y

en él vivían muchas aves y entre ellas una pareja de periquitos australianos que

cantaban todo el día junto a otros pajaritos.

La pareja de periquitos desde lo alto miraba cómo las personas se sentaban en la

banca y no queriendo quedarse atrás, una tarde soleada esperaron el instante justo

cuando la banca estuviera desocupada para posarse ahí. Veían cómo el vigilante se

paseaba por la banca con bastante frecuencia, labor que antes no habían visto.

basura

Cuando el vigilante se retiró y se metió en su caseta, decidieron volar hasta la

banca. Cuál no sería su sorpresa cuando al posarse sintieron un gran olor que

fastidió su nariz y de inmediato apareció el vigilante y les dijo:

—¡Largo de aquí!

Asustados y sin comprender las palabras del hombre, volaron nuevamente a la

rama del árbol, pero esta vez al mirarse, uno de ellos vio que las paticas del otro

tenían unas manchas café oscuro.

—¡Mírate las patas! Le dijo el uno al otro.

Al tratar con el pico de quitarlas se escuchó de nuevo el grito del hombre:

—¡No se sienten ahí, la banca la acabo de pintar!

El periquito de las patas con manchas de café entendió al hombre y empezó a

reírse haciendo gran algarabía.

El otro preguntó ¿De qué ríes?

—Mira en la parte de atrás del hombre que se sentó, lleva una mancha más grande

que la que yo tengo en mis patas. Supongo que el susto que tiene debe ser mayor al

nuestro. ¡Pobre hombre! ¿y ahora cómo se quitará eso? Al menos con los días a mí

se me pasará la mancha cuando caiga un aguacero.

Y días después el lorito con sus patas limpias vio cómo el hombre botaba al gran

tarro de basura que esperaba el carro para llevársela, la ropa con la gran mancha

café y volvió a hacer tal algarabía riéndose que su compañero le dijo:

—¡No te burles del pobre hombre, ¿no ves que su ropa es de fina seda?

Y así los periquitos jamás volvieron a intentar hacer lo mismo que las personas.

Prefirieron quedarse en las ramas de los árboles, comprendiendo que ése era su

lugar y seguir alegrando con sus cantos a las personas del lugar.

basura

69

El cuadro de las mariposas

Cuentan que un día muy temprano se levantó Rosita llena de alegría. Se vistió

con camisa de cuadros rojos y un pantalón blanco, moño rojo en la cabeza atajando

su pelo negro en una gran cola de caballo.

Pronto arribaría a su cumpleaños número 8.

—Mamá, mamá, ya sé qué quiero para mi cumpleaños.

¿Esta hija mía ahora qué ocurrencia tendrá?—

En efecto, Rosita le dijo a su mamá que quería un cuadro grande donde hubiese

muchas flores y muchas mariposas.

70

Doña María extrañada preguntó:

—¿ Y por qué ese regalo y esta vez no pides muñecas?

Me sentiría muy feliz rodeada de un mundo de flores y sobre ellas muchas

mariposas de todos los colores.

Doña María empezó a buscar el regalo tal como la niña lo quería y no lo encontró.

De tanto buscar y ya cansada llegó hasta un lugar donde vio un cuadro pintado

con muchas flores pero sin mariposas. Así lo compró esperando que la niña no fuera

a rechazarlo. Para que ella no lo viera lo colocó en un lugar muy alto encima de un

armario.

El día del cumpleaños de la niña hubo tremenda celebración de parte de sus

compañeritos y la profesora, celebración a la cual fueron invitados sus padres.

Rosita llegó a su casa con varios regalos pero triste porque el de sus padres no se

lo entregaron en la escuela y supuso que no le habían comprado nada.

Sin decir nada los padres de Rosita invitaron a la niña para que entrara a su cuarto

y se cambiara el uniforme del colegio.

Tan pronto ella entró a su cuarto dio un grito de alegría.

—¿Mamá, papá! Qué lindo mi cuadro.

Parecía olvidar que las mariposas no estaban ahí pintadas, situación que hizo que

sus padres se sintieran aliviados.

El cuadro estaba ubicado frente a la ventana del cuarto de la niña.

71

Esa noche Rosita tuvo un sueño: Estaba viendo el cuadro cuando de repente

entraron varias mariposas por su ventana y se posaron sobre él. Ella las

contemplaba, unas azules, otras amarillas y otra con visos rojos y amarillos. La niña

solo sonreía.

Al día siguiente Rosita se fue para la Escuela y al volver entró como de

costumbre a su cuarto y cuál no sería su sorpresa que sobre la pintura, se habían

posado varias mariposas. Ella para no asustarlas se sentó junto a la cama y movía su

cabeza en señal de aprobación y les dijo: “Están invitadas cada vez que quieran

venir a darme alegría”.

Y las mariposas como por arte de magia entraban de vez en cuando a su

habitación.

72

Estrellas fugaces

Victoria tenía como costumbre en algunas noches acostarse sobre el piso del patio de su casa a mirar estrellas. Oía decir a su mamá que habían estrellas que eran fugaces y ella no entendía cómo alguna podía fugarse de semejante cúmulo de luces.

—¿No eran felices? ¿Sería que se peleaban entre ellas?

Estas y otra gran cantidad de preguntas le hacía Victoria a su papá. Don Ernesto en una noche estrellada se acostó junto a la pequeñay le dio esta explicación:

—Las estrellas fugaces son en realidad pequeños trozos de roca que están en el

espacio y cuando se chocan contra la atmósfera se queman emitiendo luz y se

desintegran en su totalidad formando ese hermoso espectáculo de luz.

—¿Papá hace días cuando leías el periódico dijiste que habían épocas que caían

más estrellas. ¿Por qué no todos los días?

73

—Hija: según leí, dicen los científicos que durante esos días la tierra se está

moviendo por una parte mucho más poblada de estrellas y entonces podemos ver

más estrellas fugaces. Victoria le contó que su mamá le había dicho que cuando las viera pidiera un

deseo.

Don Ernesto le contestó que eran ilusiones que las personas se forjaban.

Esa noche al dormirse la niña empezó a soñar que se subía por una escalera en

medio de las nubes y llegaba a la luna. Ahí se sentó con un canasto y una vara de

pescar y así pescaba estrellas y las depositaba en él. Luego bajó hasta donde sus

padres y se las entregó como símbolo de amor hacia ellos.

Campo de girasoles

En una partecita del mundo se formaban todas las nubes que recorrerían los

cielos de él.

Dos de ellas muy afanosas por avanzar en el espacio que tenían asignado antes

que los vientos las difuminaran, se dieron a la tarea de mirar hacia abajo.

Sorprendidas porque pasaban por un lugar donde no habían flores, una nube le

preguntó a la otra:

Mira, ahí abajo, ¿por qué no hay flores?

La otra le respondió:

—Debe ser que no hay quien polinice el lugar, no hay quien deje caer semillitas

para que crezcan nuevas plantas.

—¡Qué triste dijo la otra!

—Pero tengo una idea, mira más adelante la cantidad de flores que hay, vamos

hasta allá y traigamos quien ayude a dejar este lugar hermoso.

75

Así lo hicieron, bajaron un poco donde la corriente de aire no fuese tan fuerte,

pero con la seguridad de llegar ahí antes que se desintegraran.

Una de ellas entró en el espacio donde se encontraba un pajarito, el cual traía en

su pico semillas y la otra nube envolvió a dos abejas que se habían subido un poco

buscando su colmena.

Llegaron hasta el lugar desértico llevando a las abejas y al pajarillo quienes

dejaron caer las semillas y el polen en una que otra flor que se encontraba abajo.

Las nubes satisfechas subieron hasta lo alto y siguieron a otras nubes hasta que

se difuminaron en un cielo azul, satisfechas de haber ayudado al planeta,

convencidas que sus hermanas nubes las regarían de vez en cuando.

Al poco tiempo el lugar estaba lleno de girasoles, admiración de todos los que

pasaban por el lugar.

El pío pío

Amarillito no sabía qué hacer, la burla de sus congéneres lo tenían al borde de la

desesperación.

Ellos de la misma camada, cantaban el pío, pío todo el día hasta casi llegar la

noche. Al principio, cuando ellos empezaron a cantar, lo miraban esperando que él

dijera su primer pio.

Pasaron los días y por más esfuerzos que Amarillito hacía para cantar no podía,

escuchó decir a un hombre que un día lo revisó que tenía en su paladar un

impedimento y que jamás cantaría. Él supo que algo malo pasaba por las lágrimas

de Juliana.

Su dueña, una niña de 8 años a quien sus padres, los dueños del corral se lo

habían regalado, lo había bautizado con el nombre de Amarillito porque su plumaje

era de ese color. Ella muy preocupada por la actitud de los otros pollitos decidió un

día darle una gran lección a ellos.

77

Al empezar la mañana los polluelos abrieron sus ojos y empezaron a cantar: pío,

pío, pío. Aún estaba un poco oscuro. Y todos miraban al pollito que no cantaba, éste

corrió a sentarse en las faldas de Juliana quien observaba la escena. Entonces ella

empezó a silbar de manera armoniosa, con el polluelo cerca de su cara. Los demás

pollos se quedaron callados al instante y con ojos de admiración miraban a

Amarillito. De pronto uno dijo: pío y la niña silbó igual. Todos los demás

empezaron a cantar fuerte: pío, pío. Y así continuaron un buen rato hasta que al salir

la luz del sol Juliana se fue del lugar y Amarillito muy contento la siguió.

La niña al observarlo lo cargó y le dijo:

—No te volverán a molestar, el canto de ellos se hace tan fuerte que no notarán

que tú no cantas. Quédate tranquilo.

Él en señal de agradecimiento le daba piquitos en sus manos y ella amorosa

depositó un beso en su cuerpecito y lo soltó para que volviera al gallinero feliz.

oíP , , ,

píopío pío

Me llamo Loreto Silva (Vivo en Chile) soy

Ingeniero y Diplomada en Administración de

Empresas, el año 2005 me reinventé, di un vuelco a mi

vida y comencé a escribir narrativa. Luego estudié

Guión de Cine y Literatura en Argentina.

Mi producción incluye novelas de ciencia ficción,

cuentos, obras de teatro, guiones de cine y ensayos.

Uso internet en forma intensiva para realizar y promocionar mis proyectos, a la

fecha tengo más de 100 enlaces URL a mis publicaciones virtuales en diferentes

sitios de literatura de Latinoamérica y el mundo, incluyendo audiocuentos para

personas ciegas en mi sitio web:

www.loretosilva.com.

He publicado dos libros de cuentos, el año 2010 participé en la antología

internacional “Escalera de Sueños” y acabo de publicar el libro de cuentos

ilustrado para niños:

“Aventuras de Juanito Hormiga”.

Mi pasión por la literatura infantil nace con la temprana lectura de

H.C.Andersen y se pulió con los cuentos de otros autores tradicionales; y después

con los inventados, que conté a mis hijos cada noche durante más de diez años.

Hoy estoy muy complacida de participar en esta antología internacional, para

que niños de diferentes lugares vivan mágicos momentos como los de mi infancia.

Loreto Silva(Chile)

Hace un par de años mi mamá se fue al cielo, Pili, mi esposo y yo

nos sentíamos tristes, el tata Dios nos envió una hija peluda,

Carmencita, quien alegró nuestras vidas.Estas líneas fueron tomadas del “Diario de Carmencita”, para

compartirlas con ustedes.

Llegada a casa

Carmencita

Jueves 5 de abril de 2012Hoy llegué a mi hogar, me trajo en una jaula la doctora Beti Rinaria.

Nos recibió una señora gordita, la doctora me entregó diciendo que era tan chica

y oscura que parecía un ratón añadiendo que en poco tiempo iba a ponerme linda.

Dio instrucciones para cuidarme e insistió mucho en que si no se adaptaba conmigo

me podía devolver y traería en mi lugar otro gato más grande. La señora gordita me

80

tomó en brazos, comentó que era puros ojos y panza. La miré a los ojos para saber

cómo era, pues los gatos, incluso los pequeñitos como yo, tenemos la facilidad de

ver el alma y sabemos si las personas son buenas. Ella también me miró y nos

enamoramos. Mamá agradeció por traerme a casa diciendo en mi orejita que no me

cambiaría porque los hijos no se eligen. Cuando se despidió la doctora dijo que yo

tenía un mes de vida. Mamá consideró que más bien parecía recién nacida y

todavía no se me secaba el cordón umbilical, pero mi pancita ya está sana y tengo

todos mis dientecitos.

Mamá entró feliz a la casa, con una receta en la mano y en la otra estaba yo. En la

cocina me presentó con Pili que es una señora que la ayuda a hacer las cosas de la

casa y deben ser muchas cosas porque la casa es bien grandota.

Como mamá y Pili tengo deberes, el mío es acompañar a mamá, portarme mal,

ensuciar la casa y alegrar la vida de todos. Me parece que es harto trabajo.

No tenían comida para gatitos, y era muy tarde para ir a comprar porque hoy es

jueves santo, y todo se cierra temprano. Mamá dijo que era un día muy especial en

el que yo había llegado y que siempre lo iba a recordar.

Venía sucia y hedionda así que me restregaron un algodón untado en un líquido

frío, quedé con olor a flores, ellas no saben que los mininos tenemos un olfato como

doscientas veces mejor que los humanos así que me sentí mareada y el olor era…

¡puaj!, ¡qué asco!

En una caja pusieron unos paños

peludos de color rosa metiéndome

adentro con un plato de comida y

hojas de diario. Aburrida del viaje en

que venía encerrada hice lo posible

para salir de ahí, mamá se dio cuenta

explicándome que soy muy chica y

81

era peligroso que caminara por ahí porque me podían pisar, me regresó a la caja

cerrándola bien. Lloré un largo rato hasta que me quedé dormida.

Por la noche vinieron a revisarme tía Caro y su novio, Mario, son estudiantes de

veterinaria. Me encontraron pelada, mal alimentada, desnutrida y con parásitos en

la guatita. Agregaron que era posible que tuviera hongos, que son unos bichitos

que están en la piel de todos los gatitos y se desarrollan cuando están muy débiles.

Mamá no había escuchado que los gatitos tuvieran hongos y tía dijo: “tiña, tía, le

dicen tiña”. “¡Ahh!” –respondió ella-, “entonces tengo una gatita desnutrida y toda

roñosa”. ¡Guau!”. —Mamá se reía porque dijo: “vaya, vaya, vamos a tener harto

trabajo aquí”.

Parezco un gremlin disfrazado de ratón y no puedo ser más fea y flaca, es la

opinión de tío Mario que es un pesado.

Como hoy inicio mi diario tengo que contarte que soy una gatita rusa de pelo

corto, color azul, tengo ojos azules muy grandes y una panzota; mis patitas y mis

manos son flaquitas, flaquitas, así de finitas; mis orejas son grandotas de este porte;

camino con las patitas tiesas y duermo casi todo el día. Estoy muy contenta en “mi”

casa y con “mi” mamá.

82

Segundo día en mi hogar

Viernes 6 de abril de 2012Ayer en la noche, cuando se fue Pili, cerramos la casa con cerrojos y trancas y

nos acostamos. Yo estaba envuelta en una mantita. Descubrí que si ella se daba

vuelta en la cama, como me tiene abrazada, yo me doy una vuelta, cuando me

acostumbré resultó rico, es como en un carrusel.

Hoy a la madrugada fuimos a recibir a papá, que viene llegando de Copiapó, me

presentó como Carmencita y él me recibió encantado, me hizo cariño... Nos

acostamos los tres y me dormí de nuevo.

En el desayuno me seguí enterando de cosas importantes. Papá trabaja de lunes

a viernes en Copiapó y viene a casa los fines de semana, bromean entre ellos, dicen

que son novios de fin de semana, Estaremos solas por las noches cuando Pili se

83

vaya. Los fines de semana Pili no viene pero llega papá.

Parece que él no me encontró muy bonita, dice que le produzco mucha ternura

al ver lo mal alimentada y malos cuidados que he tenido.

Hace frío, papá me envolvió en una manta y me llevó a conocer el jardín. Quedé

impresionada observé todo con los ojos muy abiertos, mi mundo hasta ayer era mi

jaula de treinta por cuarenta centímetros, cuando entramos a casa vio mis ojos

redondos y rió: “Es grande el mundo”-dijo meneando la cabeza.

Al mirar su alma me di cuenta que es buena y generosa. Soy afortunada de tener

un papá así.

Por la tarde jugamos en el antejardín. Mamá entristeció porque lengüeteo todo

lo que está a mi alcance, el suelo, las murallas, la tierra; ella pensó que tenía

hambre, tía Caro dijo que se me quitará cuando no tenga bichos en mi guatita.

84

En el hospital

Lunes 9 de abril de 2012Por fin hoy lunes mamá me trajo a casa, el doctor dijo que peso doscientos

ochenta gramos y mido doce centímetros de la cabeza al inicio de la cola, mi cola

mide ocho centímetros más. Me dieron comida especial para que crezca y me

tienen que controlar en siete días.

Se me olvidaba, me raparon un lado de mi cabecita para saber si tengo hongos.

Escribo ahora la parte contada por mamá, (no la recuerdo).

El sábado íbamos de viaje a Valparaíso, cuando me preparaban vieron que no

me sostenía en mis patitas llamaron a tía Caro quien les recomendó que me llevaran

al Hospital Veterinario de Santiago, HVS, donde trabaja su profesora de la

Universidad.

El médico de turno me llevó a urgencia. Mientras me atendían ellos llenaron

unos papeles llamados ficha y preguntaron mi nombre, ahí quedé adoptada cuando

papá dijo: Carmencita Gómez Rojas.

85

Como una hora después el doctor habló con ellos, dijo que podía tener una

enfermedad grave y debía internarme por tres días y hacer hartos exámenes. Mamá

se puso a llorar y papá le dijo al médico que me tenía que salvar. Cuando pasaron a

verme estaba en una camilla envuelta en una manta y me calentaban con otra manta

eléctrica y una estufa de aire caliente, mientras una enfermera sostenía una máscara

de oxígeno de esas que ponen en la nariz y la boca, pero en mi caso metieron

adentro mi cabeza, y tenía una aguja puesta en el cuello conectada a una bolsa con

suero. Ellos se pusieron a llorar.

De aquí en adelante me acuerdo.

Domingo 8 de abril de 2012Desperté el domingo por la mañana en una jaula forrada en ese plástico

transparente, de ese en que guardan las comidas, con estufa y una aguja puesta en

mi manita, tenía puesto suero y antibióticos. Una enfermera me ofrecía comida con

la mano, decía que si yo comía solita me sacaban la aguja. Me explicó que el suero

era como tomar agua y comida y los antibióticos eran guerreros que peleaban para

sacar la enfermedad. Por la tarde vinieron a verme mis papás, los vi, olvidándome

de la aguja corrí hacia ellos y me caí, así que mi mamá me acurrucó en su cuello,

estábamos felices las dos y papá nos miraba.

Lunes 9 de abril de 2012Debo comer un paté que viene en una lata, es bien rico. Mamá se descuidó, metí

mi cabeza dentro del tarro y comí hasta cansarme, mi pancita se puso redondita,

redondita y me dormí adentro del tarro.A contar del minuto en que llegué, se les

revolucionó la vida a mamá y Pili. Soy una gatita silenciosa, no maúllo y no me

ven. Caminaban poniendo mucha atención en dónde pisaban, creyendo que si me

daban un pisotón podía morir.

Martes 10 de abril de 2012Mamá hizo una bolsa con tirantes de una capucha de piel, la coloca en su guatita

y me mete ahí. Estoy calentita y duermo casi todo el día.

86

Cuando estamos solas con Pili, ella me mete

en el bolsillo de su delantal y hace las cosas de la

casa conmigo ahí, donde estoy abrigada y me

duermo.

Si no, me meten en una casita para gatos,

gatera, que me compró mi papá. Está forrada por

dentro con una manta peluda, por fuera con

plástico igual que en el hospital y tiene una rejilla

enrollada en la puerta. Me asusta salir, siempre

estoy adentro y como es calentita... me duermo.

Jueves 12 de abril de 2012Para abrigarme me ponen un traje que se le ocurrió a Pili y lo hizo mamá.

Parezco una princesa con capa, tengo trajes azules y rojos. Lo mejor es que tapa mi

pancita y mis patitas flacas.

Viernes 13 de abril de 2012¡Esta es vida! Me tratan con algodones, tengo mis propias mantitas, mi estufa,

no me dejan caminar sobre el suelo frío, me llevan a todas partes envuelta en una

manta y en brazos, soy muy friolenta y les da susto que me enferme de nuevo.

Desde que llegué del hospital los días son casi iguales, como y duermo, como y duermo, como y duermo y hago pupú.

87

Mi primer baño

Lunes 16 de abril de 2012Siendo lunes, mamá me llevó al control de la semana.

El doctor me encontró mejor, peso doscientos noventa gramos y

sigo del mismo porte. Me deben dar remedios para la infección

respiratoria, ponerme vitaminas, otro jarabe para que me dé

hambre y baños día por medio con un shampoo especial porque

tengo hongos.

¡Ahá! ¿Te diste cuenta?, me dieron autorización para

bañarme, parece importante.

Para no equivocarse, mami hizo una lista con horarios y qué remedios me tenía

que dar.

Jueves 19 de abril de 2012A cada rato me llaman para tragarme alguna cosa, las pastillas son chicas y no

me importa. Los jarabes son ¡huácala! Hago hartas arcadas esperando no me den

más. Es inútil, mami dice: “las mamás son para cuidar a las niñas”.

¡Terrible!, ¡terrible!, ¡terrible!, no sé cómo le hacen eso a una preciosura como

yo. Mamá me metió al lavamanos con agua tibiecita restregó shampoo sobre mi

cuerpito me tuvo un rato largo envuelta en una toalla y abrazada, después de nuevo

al lavamanos y de ahí a la toalla me restregaron por todas partes y debí sacarme una

foto en su mano, mi cabecita medio pelada aparece entre sus dedos y parezco un

ratón. Fue una foto para “el postre y la edad”, no entendí.

88

Secaron mis pelitos con una cosa como una pistola gigantesca que tiraba aire

caliente, suena fuerte con una bulla como “¡shiiii!” Pili lo llamó secador de pelo. Yo

le digo: “Malo con las gatitas lindas”.

Quedé como una bolita con todos mis pelos parados. Chillé cuanto se me dio la

gana, oyeron mi voz por primera vez.

Yo no maúllo, doctora Lina dice que mi mamá debía enseñarme eso mi primer

mes y estuve sola. Hay cosas que los mininos aprendemos de las mamás, maullar,

hacer pupú, acicalarnos; y otras de los hermanos, jugar, no mordernos entre

nosotros, socializar. Ahora mami hace unos ruidos de maullidos, yo la miro y me

pregunto ¿qué le pasa?

Con mami somos inseparables, cuando duermo de repente me da susto y

despierto creyendo que sigo en mi jaulita. Para evitarlo me pone a su lado en la

mesa de la cocina porque así la veo y sigo durmiendo.

89

Soy una gatita fallada

Viernes 20 de abril de 2012Mamá está preocupada porque tengo la panza dura y no

hago pupú. Fuimos al doctor, me hicieron un tratamiento

¡huácala!, mejor no cuento. Dijeron a mamá que me

bañaron porque había hecho un pupú “de aquellos”.

Agregó que podía tener “migas en el colon”.

Lunes 23 de abril de 2012Mami me llevó a sacar exámenes, me porté tan mal que tuvieron que

anestesiarme y no recuerdo que me hicieron.

El resto del día me sentí rara, como feliz y con harto sueño.

Viernes 27 de abril de 2012El doctor nos dijo que yo tenía “migas en el colon” y además los exámenes

indicaban otras cosas, así que desde ahí en adelante me atendería la doctora Lina,

que es jefe de todo el hospital.

La doctora nos contó que la tripita en que se junta el pupú es muy larga (eso eran

las migas en el colon). Tendrán que darme un jarabe para hacer pupú todos los

días. También pueden faltarme “monas” que son unas cositas que sirven para que

crezca. Harán más exámenes para saber qué tengo, porque hay una enfermedad

buena (la de las “monas”) y otra mala. La enfermedad mala en una cosa terrible que

espera que no sea. Mami preguntó qué pasaba conmigo si era la mala, la doctora

nos miró y dijo que me disfrutara y cuidara mucho.

Cuando salimos mami dice que no me preocupe, que pidió a Dios una gatita

para cuidar y que las dos vamos a llegar a viejitas juntas.

Viernes 4 de mayo de 2012Ahora estoy pesando trescientos cuarenta y cinco gramos, mis “trutritos” no

90

alcanzan ni para un mondadientes, eso dijo Pili cuando mamá le contó orgullosa.

Por correo electrónico doctora Lina dice que estemos contentas porque era la

enfermedad buena, no fabrico las “monas” que hacen crecer, quedaré chica para

siempre. Mamá está feliz siempre quiso tener una gatita de bolsillo.

Soy un caso único en Chile y quizá en Latinoamérica, porque los gatitos como

yo se van al cielo antes de cumplir un mes y no se sabe mucho de nosotros.

Averiguarán mi historia familiar para saber qué pasó con mis hermanitos de

camada.

Lunes 7 de mayo de 2012Mamá esta chocha cuenta a todos que no creceré. Hace dos días le dio por

llevarme a pasear adentro de un calcetín y a quienes le preguntan me muestra y

cuenta que no creceré. Pili dijo que mejor dejase de “quebrarse” y terminara su

libro. Mami dijo: “Hablas de puro envidiosa, porque es “mi” niñita”.

Martes 8 de mayo de 2012Conversaron con doctora Beti Rinaria. Mi mamá gata había tenido muchos

problemas antes de que naciéramos, sin hogar y mal alimentada llegó al albergue

para gatos justo el día que nacimos. Fuimos seis hermanitos, ella no tenía leche y

nos criaron separados en jaulitas, de mis cinco hermanitos, cuatro se fueron al

cielo antes de cumplir un mes y queda otro que pareciera tener mis mismos

problemas, también es chiquito.

91

Tengo mi propia canción

Lunes 23 de abril de 2012Mami está contenta. Al quedarnos solas pone música y baila conmigo, hasta

escribió una canción para mí:

El rap de CarmencitaCuando llego a nuestra casa parece que no existo,y todo esto a causa, de ese mefisto.Venía panzona, con parásitos, tiña,mi madre, que es muy fina, la bañó en la tina.Parece que es un gremlin disfrazado de ratón,sin embargo mi mamá la quiere un montón.No sé qué hizo, para a ella embrujar,pero a mi vieja le dio por bailar.Es todo un chiste ver la cucha caminar,porque sus patas flacas se doblan al andar.La perla se sabe el foco de atenciónlevanta una uña y se provoca la acción.Si fuese el caso, que un ratón llegara a ver,le da infarto y al otro patio va a caer.Da un maullido y le sirven, su plato preferido,si es una pichadita le acarician su guatita.Y no es que tenga celos, pero esto ya es un duelocreo que a mi madre un nieto voy a dar,para que Carmencita no me pueda boicotear.

Estribillo¡Bien por Carmencita que se lame la patita!¡Bien por Carmencita que se lame la orejita!¡Bien por Carmencita que se lame la guatita!¡Guau!, ¿apuesto a que tú no tienes una canción?

Domingo 27 de mayo de 2012 Tengo mi propio rap, mi hermano Juan Carlos que es músico lo grabó y mami lo

puso en youtube.

En la tarde lo bailamos con mami hasta que nos cansamos.

92

Haciendo visitas

Jueves 10 de mayo de 2012Fuimos a casa de Sonia, una tía de mamá en Malloco que es un pueblito en las

afueras de Santiago. Para el viaje en el auto, mamá me enrolló en una mantita y me

metió entre medio de sus piernas, abajo del manubrio.

Iba calentita y durmiendo, al llegar me puso en las manos de tía Sonia, casi

siempre estoy con una manita fuera de la manta para que mamá la bese. Tía intentó

tocármela y la escondí, a mí solo mi mami me besa.

Cuando Tía me vio sin la manta se puso a llorar y mamá la

consoló.

Pusieron mi gatera arriba del mueble de

cocina y vi como mami, tía Sonia, Tía Polly y su

prima Paulina hacían calzones rotos, que son

unas masitas dulces con azúcar encima. De

pronto chillé, mami colocó sobre el suelo papel

absorbente, me puso encima y yo hice pipí, me

secó la colita y regresó a la gatera.

Preguntaron a mamá como había hecho para enseñarme.

Fue casual, ponían diarios en un lado de la gatera, yo hacía pipí ahí y luego una

noche mami ordenaba papeles sobre la cama me senté arriba de la ruma e hice pipí

chorreándole todos los documentos además de su chaleco nuevo. Ella reía, ahora

tiene un diario a mano, por si acaso, cuando ve que me siento y levanto la colita ya

sabe que voy a hacer pipí.

Miércoles 16 de mayo de 2012Doctora Lina mandó email con los exámenes. Tengo tiña y cuando pese un kilo

y medio me harán tratamiento.

Mamá se preocupó porque hace tres semanas estoy con tratamiento para la tiña

y porque estoy muy, pero muy panzona. Yo me siento bien y feliz, igual me llevará

a la doctora.93

Desde que tomo “monas” estoy despierta más tiempo, paso casi todo el día en

mi habitación, ahora la conozco entera. Salgo a mirar a la puerta, si viene alguien

me escondo en mi gatera. Me cuesta caminar mami dice que mis patitas están

tullidas y flacas.

Mi comida cambió de paté a una galletitas duras, yo no las como. Mamá las

mezcla con paté. Lengüeteo el paté y tampoco las como.

Mi pelito crece me estoy poniendo linda. Estoy feliz.

Miércoles 13 de junio de 2012Volvimos a Malloco, me entretuve toda la tarde jugando arriba de los sillones y con

las luces del teléfono. Tía Sonia estaba feliz de verme jugar.

Llegó tía Polly al verme, sonriéndome dijo: “Mira que estai agallá, hace un mes no

te tirabai ni un peo”.

Miércoles 30 de mayo de 2012Peso seiscientos sesenta gramos eso es más del doble de cuando llegué a casa. Mis

papás están muy contentos, te conté que cada vez que me pesan mamá llama a papá

a Copiapó y le cuenta cuanto subí. Igual sigo siendo pequeña es decir tengo tres

meses y parezco como de uno.

Sábado 2 de junio de 2012Después del desayuno papá estaba leyendo el diario sobre la cama y yo me

acomodé, entonces mamá me tomo en vilo y me puso sobre un diario viejo. Dijo a

papá que ella podía enseñarme a hacer pipí sobre un diario, pero no había logrado

que les revisara la fecha.

Lunes 4 de junio de 2012Mami le envió mi rap a la doctora, y abajo firmó “Mamá chocha”, eso significa que

me quiere mucho pero mucho, mucho, mucho.

94

Aprendiendo a acicalarme

Martes 12 de junio de 2012Estoy muy linda me creció el pelo, está brillante, brillante.

Antes me limpiaban por todos lados, los ojitos por la mañana, la guatita cuando

comía, la colita cuando hacía pipí o pupú.

Ahora soy grande y me lavo solita. Al verme Mamá y Pili me festejaron, eso sí

para lavarme las patitas tienen que ayudarme me las sostienen cerca de la boca y yo

las lengüeteo.

Esto de ponerse linda es agotador, trabajo tanto que me duermo enseguida,

cuando fui a control médico me sacaron fotos. También me mostraron un bicho rojo

yo me puse a perseguirlo pero desapareció, dijeron que estaba muy activa. Mamá

agregó: “y malula”.

95

Martes 19 de junio de 2012Estoy hecha una bolita, peluda y feliz. Como paté a

cada rato, mami se preocupó, piensa que quizás ahora

puedo engordar demasiado.

Miércoles 20 de junio de 2012Mami es más acusete, mandó email a la doctora y

le dijo que yo era comilona y pesaba casi un kilo.

Por email ordenó que no me dieran más patecito rico, debo comer galletitas de

pellet para gatitos en crecimiento hasta cumplir diez meses. Yo me niego y no

como.

Jueves 21 de junio de 2012Mamá me da de a uno los pellets en la boquita, Pili cree que con dos días de

hambre comeré cuanto me pongan por delante. Mami no le hace caso, descubrió

que no sé masticar. Insiste dándome de a uno los pellets dice que debo aprender a

comer sola.

Sábado 23 de junio de 2012

¡Ah!, ¡es más lindo mi papá!, lo miro a los ojos y cuando me mira pestañeo y me

da patecito. Mami lo retó porque me consiente en todo, cuando él está en casa yo

me hago la guagüita y paso casi todo el tiempo con él, en sus brazos.

Paté para

gatos

Pelletts

96

Pintando la casa

Lunes 9 de julio de 2012Los maestros están pintando la habitación que era de mi

abuela. Desde mi puerta, veo cómo lo hacen.

Martes 10 de julio de 2012Pili dice que estoy inquieta y curiosa. Cada vez que escucho

un ruido o siento algún movimiento voy a ver de qué se trata.

Mamá dice que somos bisagras, igual que las viejas

copuchentas estamos en la puerta o en la ventana.

Miércoles 11 de julio de 2012Fui a mirar que hacían los maestros. Son dos señores que

usan ropas manchadas de colores, y otra señora que pinta las murallas por fuera.

Me acerqué a uno de ellos que estaba sobre una escalera y quise trepar por sus

pantalones, como él movía la pierna tratando de sacarme de ahí, me caía a cada rato,

aún no estoy robusta. Después de intentarlo varias veces el maestro se dio cuenta

que era yo. Me metió en la gatera encerrándome en mi habitación.

97

Al rato lo oí conversar con mamá que se puso a reír.

Por la tarde cuando tomamos onces mamá contó a Pili que el maestro se había

asustado, pensaba que mi abuela Carmen lo estaba penando porque sentía que le

tiraban los pantalones y creyó que ella lo molestaba porque estaban en su

dormitorio. Dijo que casi se había muerto del susto y que de repente se atrevió a

mirar, viéndome colgada de sus pantalones y se había reído mucho de lo cobarde

que había sido.

Jueves 12 de julio de 2012Ya no puedo ver lo que hacen los maestros. Si trabajan me encierran en mi

habitación. A mí no me molesta porque tengo hartos juguetes colgando del techo y

una tablita para afilarme las uñas. Aunque mi mejor juguete es mamá ella siempre

juega conmigo, Me tira las patitas, pelea con sus dedos y hace cosas para

fortalecerme, dice que soy una gatita perezosa y que debo ser más pilla. Yo la

mordisqueo y le pongo mi guatita para que me dé besitos.

98

Otra vez en el hospital

Lunes 6 de agosto de 2012Mamá deseaba que yo tuviese gatitos y dicen que estoy lista que ando loquita,

loquita; corro, salto, juego, quiero estar al aire libre. Doctora Lina sugiere que me

operen para no tener gatitos dice que soy muy especial y no saben que pueda

pasarme o quizás ellos no sean sanitos. Yo entiendo, tuve la fortuna de tener los

papás que tengo y es mejor ser sanito que tomar un montón de remedios y que te

hagan exámenes a cada rato, como me pasa a mí.

Fuimos a la doctora y me van a “estirar”, ¿eso será como hacerme crecer?

Miércoles 22 de agosto de 2012Llegó otro email de la doctora Lina, me bajó las “monas”, siempre me dan en la

mañana y en la tarde, pero menos que antes, ahora me sobran un poquito.

Dice a mamá que puede operarme el jueves próximo y debo quedarme un día

hospitalizada y no me podrá ver.

Lunes 3 de septiembre de 2012Menos mal que estoy de nuevo en casita.

Anteayer estaba enojada, mamá me tenía sin comer desde la noche anterior y

toda la mañana, yo tenía harta, harta hambre, y ella no me dio pelletcitos. Decía que

era por la operación.

Después me llevó al hospital y me dejó allá con una enfermera bien amorosa.

Mami me dio hartos besos antes de dejarme.

99

No recuerdo que pasó después, supe que me operaron. Al despertar tenía una

cosa al cuello, como un embudo, y me dormí de nuevo.

Por la mañana de hoy mami fue a buscarme, yo solo quería volver a mi casita.

Martes 4 de septiembre de 2012No sé para qué me fueron a buscar, desde que llegué a casa me tienen encerrada

en mi pieza, me compraron una cama redonda, es blandita y me acomoda bien.

No sé qué hice, mami y Pili no juegan conmigo. Me dio penita y me quedé en mi

cama, tampoco comí.

Miércoles 5 de septiembre de 2012Te escribo cortito, tengo pena, sueño y no quiero comer.

Viernes 7 de septiembre de 2012Dejé de escribir hace varios días te cuento que pasó.

Cuando Pili pasaba la aspiradora yo no arrancaba

ni jugaba con ella, la miraba quedándome en mi

camita. Pili y mamá se dieron cuenta que

estaba triste y dejé de comer. La doctora dijo

que estoy estresada y me bajaron las defensas.

Por eso me salieron heridas dentro de la boca y

me duelen.

Me dieron más remedios, los tomé sin chistar ni siquiera tenía ganas de hacer

pataleta.

Domingo 9 de septiembre de 2012Después de todo hoy no estoy tan mal, con los remedios no me duele la boquita y

me hacen “cariñoterapia”. Me toman en brazos me pasean y me dicen a cada rato

que me quieren mucho y hacen cariño.

Se me está pasando la penita.

100

Lunes 10 de septiembre de 2012Ya estoy bien contenta y mis papis también. Pili dice que si hay una gatita con

suerte esa soy yo.

Martes 11 de septiembre de 2012Aunque peleo contra ese cuello tonto, lo trato de morder y tironeo que es un

gusto, no me lo puedo sacar. Me siento ridícula y además no me puedo intrusear la

guatita.

Mami me rescata, me sacó el embudo y puso una faja para guatitas.

Ahora ya no estoy molesta. Juego a romper la faja, le tironeo los bordes y ya

obtuve un hilo, ahora estoy trabajando para sacar más.

Miércoles 12 de septiembre de 2012He hecho las delicias con mi faja, la tengo toda rota y además de tanto jugar me

llegó a la cabeza y saqué una manita por ella, cuando Pili me vio se echó a reír,

mami la volvió a colocar, no me importa porque me saqué casi todos los puntos,

queda uno solo. Es bien fácil hacerlo, con mis colmillos lo engancho y entre que los

tiro y mordisqueo hasta que salen. No me gusta tener esos hilos duros en mi pancita.

Mamá me llevó a control médico y me sacaron el único punto que dejé, el doctor

reía y dijo que yo era mi propia Beti Rinaria.

101

Regreso de papá

Sábado 7 de septiembre de 2013Papi regresó a Santiago, lo trasladaron de su trabajo y ahora es

novio puertas adentro. No entiendo que pasará

con esto, mis papis están emocionados.

Lo bueno de que papá esté en casa es que lo

miro fijo, pestañeo seguido y rápido y él me da

atuncito.

Domingo 8 de septiembre de 2013Adoro a papi, él no juega rudo conmigo,

me trata como su bebita, nunca me ha tirado

agua en la cara y si trato de pelear dice que sale

la felina que hay en mí y me calma dándome

besos en el “coyotito”.

Lunes 9 de septiembre de 2013Con papi en casa estoy feliz, cada vez que

lo siento bajar a la cocina parto corriendo a

pedirle una cucharadita de atún.

Mami se enoja, dice que me malcría, pero no es cierto, ella está feliz de que papi

y yo nos llevemos tan bien.

Martes 10 de septiembre de 2013No me molesta que esté papá, yo lo quiero, lo que no me gusta es que me quite a

mamá. Antes dormíamos juntas todos los días y si yo despertaba le daba

lengüetazos y seguía durmiendo y si ella despertaba me daba besos en la guatita. Si

había ruidos, las dos levantábamos la cabeza, mamá decía que como hurones, nos

mirábamos y seguíamos durmiendo.

102

Miércoles 11 de septiembre de 2013Mamá no duerme conmigo como antes y tampoco me lleva en brazos a cada

rato, ahora también lo tiene a él.

Reconozco que papá me mima y me da atún a cada rato.

Jueves 12 setiembre de 2013Pili pregunta a mama qué me pasa me encuentra triste, ella me mira y dice que

me nota así hace dos días y justo es la fecha que papá regresó a Santiago. Pili

comenta que los gatitos somos celosos. Mama dice

que desde que llegó papá me voy a dormir al primer

piso.

Mamá me tomó en brazos diciendo: “tenemos

que hacer algo no quiero que te deprimas otra vez”.

Viernes 13 de septiembre de 2013Ayer por la noche, papá, mamá y Pili me

hicieron cariñoterapia. Hoy día por la mañana

también.

Anoche papá colocó mi camita entre ellos dos en

la cama grande y me hizo tuto en sus brazos.

Por fin entiendo que ya no somos dos sino tres.

103

Fin

Las autoras de esta Antología: Mirta SusanaTagliatore, Mónica Yerutí Beneroso Salvano, Loreto Silva y Ethel

Saavedra García,al iniciar este proyecto, lo hicimos

siempre pensando en sembrar valores en la mente de los niños a quienes está dirigida esta obra y escribiendo cada cuento desde el corazón rebosante de

amor por los pequeños.