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CAPITULO 2 LA NATURALEZA DE LAS PALABRAS And so tbe Word had breath, and wrough! With human hands the creed of creeds In loveliness of perfect deeds, More strong than all poetic thought 1 . Este pasaje de In Memoriam, de Tennyson, es un ejemplo típico de los numerosos intentos realizados por los poetas para cristalizar, en forma de imagen, su visión interna de la palabra. Mu- chas de estas imágenes son de origen bíblico; su principal fuente de inspiración es el capítulo inicial del Evangelio de San Juan. Otras repiten el repertorio de metáforas de la antigüedad clásica. La comparación entre las palabras y el dinero, que hemos encontrado en Bacon 2 y que reaparece en varios escritores modernos, ya era corriente entre los antiguos autores griegos y romanos 3 ; Horacio, por ejemplo, habla de emitir palabras nuevas marcadas con la impresión del cuño del año 4 . Algunas de estas imágenes están arraigadas en una analogía intemporal y universalmente válida, otras reflejan modas cambiantes, otras en fin brotan de un modo de percepción altamente personal. En esta rica y variada imaginaría centrada sobre la palabra, se destacan claramente uno o dos temas persistentes. Así es usual pintar a las palabras como armas afiladas. Esta noción no se limita a nuestra civilización; los indios kwakiutl, de la isla de Vancouver, tienen un símil notable: “las palabras del habla hieren a los huéspedes, como una lanza hiere la caza o como los rayos del sol hieren la tierra” 5 . En Much Ado About Nothing, Benedicto dice de Beatriz: “Habla puñales y cada palabra suya es un golpe” (Acto 11, escena 1) 6 , y Oscar Wilde se refiere a las palabras que

Semántica

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CAPITULO 2. LA NATURALEZA DE LAS PALABRASCAPÍTULO 3. EL SIGNIFICADOCAPITULO 7. AMBIGÜEDADCAPÍTULO 8. CAMBIO DE SIGNIFICADO

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CAPITULO 2

CAPITULO 2

LA NATURALEZA DE LAS PALABRAS

And so tbe Word had breath, and wrough!

With human hands the creed of creeds

In loveliness of perfect deeds,

More strong than all poetic thought 1.Este pasaje de In Memoriam, de Tennyson, es un ejemplo tpico de los numerosos intentos realizados por los poetas para cristalizar, en forma de imagen, su visin interna de la palabra. Mu- chas de estas imgenes son de origen bblico; su principal fuente de inspiracin es el captulo inicial del Evangelio de San Juan. Otras repiten el repertorio de metforas de la antigedad clsica. La comparacin entre las palabras y el dinero, que hemos encontrado en Bacon 2 y que reaparece en varios escritores modernos, ya era corriente entre los antiguos autores griegos y romanos 3; Horacio, por ejemplo, habla de emitir palabras nuevas marcadas con la impresin del cuo del ao4. Algunas de estas imgenes estn arraigadas en una analoga intemporal y universalmente vlida, otras reflejan modas cambiantes, otras en fin brotan de un modo de percepcin altamente personal. En esta rica y variada imaginara centrada sobre la palabra, se destacan claramente uno o dos temas persistentes. As es usual pintar a las palabras como armas afiladas. Esta nocin no se limita a nuestra civilizacin; los indios kwakiutl, de la isla de Vancouver, tienen un smil notable: las palabras del habla hieren a los huspedes, como una lanza hiere la caza o como los rayos del sol hieren la tierra 5. En Much Ado About Nothing, Benedicto dice de Beatriz: Habla puales y cada palabra suya es un golpe (Acto 11, escena 1) 6, y Oscar Wilde se refiere a las palabras que

1 Y as la Palabra tuvo aliento, y forj con manos humanas el credo de los credos en la belleza de las obras perfectas, ms fuerte que todo pensamiento potico.

2 Vase anteriormerte, pg. 16.

3 Vase H.WEINRICH, Mnze und Wort, Untersuchungen an einem Bildfeld, Romanica. Festschrift fr Gerhard Rohlfs, Halle a. S., 1958, pgs. 508-21.

4 ... licuit semperque licebil Signatum praesente nota producere nomen. (Ars Poetica, vs. 58 y sgs.)

5 F. BOAS. Metaphorical Expressions in the Language of the Kwakiutl Indians, en Donum Natalicium Schrijnen, Nijmegen-Utrecht, 1929, pgs. 147-53.

6 SHAKESPEARE, Obras completas, trad. Astrana Marn, 10 a ed., Aguilar, Ma- drid. 1951, pg. 1158.

cortan el aire como una daga (Dorian Grey, cap. 5). Tenemos una variacin del tema de las armas cuando Swift habla de la artillera de las palabras (*Ode to Sancroft), o Emerson de palabras tan duras como balas de can (*Essays II), y una versin todava ms moderna en expresiones corrientes como una andanada o una cortina de humo de palabras.

Otro tema metafrico favorito es la descripcin de la palabra como un agente o sustancia qumica. Encontramos esto en una forma simple en *Progress of Poesy, de Thomas Gray:

Bright-eyed Fancy, hovering oer,

Scatters from her pictured urn

Thoughts, that breathe, and words that burn 1,

y en una forma muy elaborada en el famoso episodio de las palabras heladas en Rabelais:

Lors nous jecta sus le tillac pleines mains de paroles geles, et sembloient drage perle de diverses couleurs. Nous y vismes des mots de gueule, des mots de sinople, des mots dazur, des mots dors. Lesquels estre quelque peu eschauffs entre nos mains fondoient comme neiges, et les oyons ralement 2.

Proust habla repetidamente de palabras que forman una costra y obstruyen los canales de nuestra vida interior, mientras que otras, ligeras, fluidas y respirables, circulan libremente en nuestro sis- tema 3. De esta extraa qumica de la palabra solo hay un paso a lo que Rimbaud llam su alquimia 4. Este escritor abrigaba la esperanza de que podra inventar un lenguaje potico que fuese un da accesible a todos los sentidos. Maupassant ha hablado de la luz que algunas palabras emiten cuando entran en contacto con otras, y en nuestro propio tiempo el novelista Jean Giono ha descrito la palabra como algo que apela a todos nuestros sentidos, algo que tiene un peso, una luz y un gusto propios 5.

1 La Fantasa ojialegre, revoloteando, esparce de su pintada urna pensamientos que alientan y palabras que arden.

2 Entonces nos arroj sobre la tilla manojos de palabras heladas, y parecan grageas perladas de diversos colores. Vmos all palabras de gules, palabras de sinople, palabras de azur, palabras doradas, las cuales al calentarse un poco entre nuestras manos se fundan como nieve, y las oamos realmente. (Quart Livre, cap. 56.).

3 Vase mi Style in the French Novel, pg. 202.

4 Cf. la seccin Alchimie du verbe, en Une saison en enfer.

5 Antes de escribir una palabra, yo la gusto como un cocinero gusta el producto que va a poner en su salsa; la examino a la luz como un decorador examina un jarrn chino que quiere hacer resaltar; la peso como un qumico que vierte en una probeta un cuerpo que puede hacer volar todo, y no empleo ms que palabras de las que s el sabor ntimo y la potencia de evocacin y de resonancia. (Cf. Style in the French Novel, pg. 228, n. 3.).

La fascinacin que poseen las palabras para el escritor creador explica el hbito de personificarlas y visualizarlas como animales o seres humanos. Ya hemos visto que Horacio las comparaba con los pjaros, y Shelley, en una vena ms siniestra, con una nube de serpientes aladas (pgs. 11 y 48). A Milton se le aparecan como giles y areos servidores girando en derredor a nuestro mandato 1 (*Apology for Smectymnus), y en David Copperfield Dickens traz un cuadro similar de un grande y superfluo establecimiento de palabras que nos sirven como criados de librea en una ocasin de gran ceremonia 2. La suprema forma de personificacin es alcanzada en el poema de Vctor Hugo, Rponse un acte d'accusation. Suite, en donde un crescendo de imgenes casi surrealistas nos conduce a una verdadera apoteosis de la Palabra. Entre las innumerables maneras como aparece la palabra en este poema hay algunas metforas animales perturbadoras: las palabras bullen en enjambres en nuestra mente, abren sus manos, garras y alas, se mueven como plipos negros en el ocano del pensamiento o se arrastran como serpientes monstruosas, devorndolo todo, oscureciendo la tierra como moscas sobre un campo. Otras personificaciones asimilan la palabra a los seres humanos:

Le mot veut, ne veut pas, accourt, fe ou bacchante...

Tel mot est un sourire, et tel autre un regard...

Les mots sont les passants mystrieux de lme...

Algunas de las imgenes evocan visiones aterradoras de la pala- bra manteniendo en cautiverio a la tierra y minando la vitalidad de los hombres:

...prsent partout, nain cach sous les langues,

Le mot tient sous ses pieds le globe et l'aswrvit...

Mets un mot sur un homme, et lhomme frissonnant

Sche et meurt, pntr par la force profonde...,

1 Nimble and airy servitors tripping about us at command.

2 Large superfluous establishment of words. Cap. 52. pg. 707. de la ed. Everyman. Cf. JESPERSEN, Growth and Structure of the English Language, 6.a ed., Leipzig. 1930. pg, 126.

mientras que otras, en una parfrasis potica del Gnesis, celebra an su potencia csmica y su fuerza creadora:

A son haleine, Ime et la lumire aidant,

Lobscure normit lentement sexfolie... 1. El poema culmina en un fortissimo que ya ha sido citado (pg. 6): seis poderosas imgenes estallan en un solo verso y son seguidas por una proclamacin triunfante que tiene ecos de las palabras del Evangelio:

II est vie, esprit, germe, ouragan, vertu, feu;

Car le mot, cest le Verbe, et le Verbe, cest Dieu.

El propsito de esta digresin era esclarecer indirectamente actitud hacia las palabras del hombre ordinario que habla, mostrando cmo-aparecen a la exaltada sensibilidad del escritor imaginativo. No cabe duda de que la apreciacin de las palabras, como distintas de otras unidades lingsticas, yace en la raz misma de la concepcin entera que el hombre tiene del lenguaje. En la pgina escrita y en la impresa, se enfrenta con palabras netamente delimitadas como elementos discretos, y en el diccionario las encuentra en estado puro, libres de asociaciones contextuales, cada una de ellas puesta a la vista como una entidad independiente con su propio significado o significados. El vocabulario da as la impresin de un vasto sistema ordenado en el que todos los artculos de nuestra experiencia estn registrados y clasificados. Estamos tan convencidos de la validez de nuestras palabras que automticamente suponemos la existencia de cosas detrs de los rtulos, e implcitamente creemos en la realidad de las ideas abstractas. Es esta aceptacin sin crtica de los

-ismos y otros fantasmas debidos al poder refractor del medio lingstico 2, lo que los filsofos y otros crticos del lenguaje nunca se cansan de denunciar (cf. pgs. 12 y 13).

No slo est convencido el hablante ordinario del valor y efectividad de sus palabras; incluso est receloso de su poder y su tirana3. Como un medio de autoproteccin se ha rodeado de varios

1 La palabra quiere, no quiere, acude, como un hada o una bacante... Tal palabra es una sonrisa, tal otra una mirada... Las palabras son los transentes misteriosos del alma ..., presente en todas partes, un enano escondido bajo las lenguas, la palabra tiene bajo sus pies el globo y lo esclaviza... Pon una palabra sobre un hombre, y el hombre tembloroso se seca y muere, penetrado por la fuerza profunda... A su aliento con la ayuda del alma y la luz, la oscura enormidad lentamente se exfolia.

2 OGDEN-RICHARDS, op. cit., pg. 96.

3 Vanse especialmente S. CHASE, The Tyrany of Words, ed. Londres, 1938; d., The Power of Words, ed. Londres, 1955; T. T. SEGERSTEDT, Die Macht des Wortes, trad. Alemana, Zurich, 1947.

tabs verbales que van desde las supersticiones burdas hasta las prohibiciones y rituales elaborados, tales como la evitacin del nombre de Dios en algunas religiones, tales tabs, que se encuentran en todos los niveles de civilizacin, han dejado su huella en nuestro vocabulario y han desempeado un papel importante en los cambios semnticos; sern considerados en detalle en el ltimo captulo.

Hasta la gente que normalmente no piensa mucho acerca de las palabras puede apreciarlas fcilmente. Esto se halla confirmado por ciertas observaciones hechas por el fallecido Edward Sapir sobre el habla de los indios americanos: El indio ingenuo, escribe, completamente desacostumbrado al cencepto de la palabra escrita, no tiene, sin embargo, ninguna dificultad seria en dictar un texto a un erudito lingista palabra por palabra; tiende, por supuesto, a juntar sus palabras como en el habla real, pero si se le hace parar y se le da a entender lo que se desea, prontamente puede aislar las palabras en cuanto tales, repitindolas como unidades (op. cit., pgs. 33 y sgs.). Esta apreciacin potencial de las palabras se aguzar naturalmente con la instruccin; de hecho, se ha sugerido que una palabra podra definirse como "un segmento de una oracin limitada por puntos sucesivos en el que es posible una pausa" 1.

La apreciacin de las palabras por el hablante ordinario, en la medida en que puede indagarse por mtodos objetivos, es un hecho psicolgico de considerable importancia 2; no proporciona, sin em- bargo, una gua segura para la estructura real del lenguaje. Se deben buscar, por tanto, criterios puramente lingsticos, que confirmarn, invalidarn o limitarn esta creencia implcita en la independencia de la palabra. A este fin considerar brevemente las palabras desde tres puntos de vista: como elementos fonolgicos, como unidades gramaticales y como portadores de signifcado.

1. La palabra como unidad fonolgica

En el fluir del habla, las palabras individuales rara vez se destacan corno unidades fonticas. Dos o ms palabras pueden combinarse en un solo grupo fnico, sin interrupcin, y dentro de estos grupos, las palabras pueden perder su nfasis e incluso quedar mutiladas y unidas. En francs, este proceso de encaje y de prdida de nfasis puede conducir a veces a la ambigedad, como en el retrucano atribuido a Luis XVIII en su lecho de muerte: Allons, finissons-en, charlatans 3, en

1 HOCKETT, op. cit., pg. 167.

2 Cf. A. MIRAMBEL, Essai sur la notion de conscience lingistique, Journal de Psychologie, IV (1958), pgs. 266-301.

3 Vamos, acabemos, charlatanes.

donde la ltima palabra puede tambin interpretarse como Charles attend 1. En un pareado de Marc Monnier, citado con frecuencia, los dos versos son fonticamente idnticos, aunque estn constituidos por palabras enteramente diferentes:

Gal, amant de la reine, alla, tour magnanime,

Galamment de lArne la Tour Magne, Nimes 2.

Semejante prdida de independencia en el habla trabada puede tener efectos permanentes en la forma de una palabra. Puede dar por resultado o bien una reconfiguracin 3 de su sustancia, o bien el uso de dos o ms formas variantes segn el contexto. Hay diversos ejemplos de reconfigura-cin en ingls. Algunas palabras han perido una |n| inicial a causa de que se perciba como perteneciente al artculo indefinido; as nafu-gar del antiguo ingls, nave-borer, se ha convertido en an auger [un taladro]; naedre, del antiguo ingls, ha dado an adder [una serpiente], y, entre las palabras extranjeras, naperon, del antiguo francs, se ha cambiado en an apron [un delantal], nonper en an umpire [un rbitro], y el vocablo rabe naranj en el ingls y francs orange 4. Tambin hay testimonios del proceso opuesto, en el que una |n| se separa del artculo indefinido y se une a la palabra siguiente: a newt [una lagartija] procede de an ewt, y a nickname [un apodo] de an eke-name, literalmente un nombre adicional. No todas las reconfiguraciones son debidas a la confusin con el artculo indeterminado: for the nonce [al presente] debera ser realmente for then once, el verbo to atone [acordar] proviene de la frase at one [a una]; los tres Ridings [distritos] de Yorkshire fueron originalmente thridings. terceras partes, tercios, cuya|th|inicial se confundi con la |t|o la |th| final de East, West y North [este, oeste y norte]. Anlogamente, el vocablo francs lierre, yedra, se remonta a lierre (latn hedera), en donde el artculo determinado l se uni errneamente a la palabra; dinde, pava, se deriva de coq dInde, poule dInde, gallo de India, gallina de India, mientras que el trmino griego apotheke ha perdido su vocal inicial absorbida por el artculo determinado en la palabra francesa boutique, tienda. Una mutilacin ms reciente y drstica es el trmino francs chandail, chaleco de punt", que procede de

1 Carlos espera, una referencia al futuro Carlos X, hermano de Luis XVIII y heredero del trono.

2 Gal, amante de la reina, march, gesto magnnimo, galantemente de la Arena a la Torre Magna en Nimes.

3 HOCKETT, op. cit., pgs. 287 y sgs., considera la reconfiguracin como un caso especial de la reinterpretacin o metanlisis. Cf. JESPESEN, Language its Nature, Development and Origin, Londres, reimp, 1934, pg. 173.

4 Cf., en cambio, el termino espaol naranja y el hngaro naranes, en los que se ha conservado la n-.

marchand dail, vendedor de ajos, ya que esta prenda era popular entre los verduleros del Mer- cado Central de Pars (Bloch-Wartburg).

La existencia de dos o ms formas variantes usadas en diferentes contextos fonticos se conoce en la lingstica con el nombre de sandhi, un trmino tomado de la antigua gramtica hind, que sig- nifica literalmente acumulacin. Un ejemplo muy conocido es la elisin y la ligazn en francs: le garonlhomme [el muchachoel hombre], les garonslhommes [los muchachoslos hombres]. Estos rasgos pueden desempear un papel importante en la diferenciacin de homnimos: ltre el serle htre la haya, plural les tresles htres. La razn de que exista la llamada h aspirada, es decir, un hiato compulsorio, en le hros, el hroe, pero no en el femenino hrone ni en el adjetivo hroque, se debe a la necesidad de evitar la confusin en el plural entre les hros, los hroes, y les zros, los ceros 1. Algunas palabras francesas tienen tres formas diferentes segn su entorno fontico: el numeral six [seis] se pronuncia |sis|al final de un grupo ernitido sin interrupcin, |siz|delante de una palabra que empieza por vocal (six ans), y |si|ante una palabra que comienza por consonante (six garons). Las lenguas clticas tienen un sistema de reglas shandi todava ms intrincado: en el irlands moderno, |uv|, huevo, adquie- re una t- en |an tuv|, el huevo, una n- en |na nuv|, del huevo, y una h- en |a huv|, su huevo (de ella) 2.

Resulta claro de lo que precede que las palabras individuales no son tratadas normalmente como unidades fonticas en el habla. Surge ahora la cuestin de si deberan ser consideradas como unidades fonolgicas en la lengua. Hace un cuarto de siglo, K. Bhler sugiri que las palabras tienen un sello fonemtico distintivo 3, y recientes investigaciones han descubierto, en efecto, cierto nmero de rasgos que sirven para indicar los lmites de las palabras 4 o para mostrar de una manera ms general la unidad fonolgica de la palabra:

1 Esto ya fue reconocido por el gramtico del siglo XVII Vaugelas; cf. J. ORR. Words and Sounds in English and French, Oxford, 1953, pg. 138.

2 BLOOMFIELD, Language, pg. 188.

3 Op. cit., pgs. 297 y sgs. Vanse sobre estos problemas REICHLING, ROSETTI y TRUBETZKOY, op. cit.; CH. BALLY, Linguistique gnrale et linguistique franaise, 3a ed., Berna, 1950, pgs. 320 y sgs., y artculos por B. COLLINDER (Sprkvetenskapliga Sllskapets in U psala Frhandlingar, 1937-39, pgs. 63-75), P. DELATTRE (Le Franais Moderne VIII (1940), pgs. 47-56), H. GALTON (Archivum Linguisticum, VII (1955), pgs. 123-39). A. W. DE GROOT (Neophilologus, XXIV (1939), pgs. 221-33), D. JONES (Le Matre Phontique, IX (1931), pgs. 60-5), etc. Sobre las conexiones entre los lmites de las palabras y la juntura (transicin abrupta como en night ratevariacin nocturnaen contraposicin a nitratenitrato), vase HOCKEET, op. cit., pgs. 58 y sgs.

4 Signos delimitativos (Grenzsignale) en la terminologa de Trubetzkoy. Cf. recientemente V. M. ZHIRMUNSKU, Voprosy Jazykoznanija, 1961. nm. 3, pgs. 3-21.

1) Acento.En las lenguas con acento fijo, este no tendr evidentemente ninguna funcin distintiva (ver ms arriba, pgs. 28 y sgs.), sino que actuar meramente como un signo delimitativo" que manifiesta dnde empieza o dnde termina una palabra. En fins, hngaro y en checo todas las palabras estn acentuadas en la primera slaba, en polaco en la penltima, y en francsen la medida en que existe en todo caso un acento independienten la ltima slaba. Las reglas latinas de acentuacin son ms conplejas, pero en tanto que hay reglas generales, el acento puede estimarse como una indicacin de las fronteras de las palabras.

2) Alargamiento compensatorio.En algunas lenguas, la prdida de un sonido es compensada por el alargamiento de otro sonido de la misma palabra. Al vocablo finlands antura, quilla, corresponde en estoniano la forma andu, con |n| larga, en donde la prdida de la vocal final est contrapesada por el alargamiento de la |n| 1 .

3) Sonidos iniciales y combinaciones de sonidos.Cada lengua tiene unas formas propias y caractersticas de estructuracin de 1as palabras. Ciertos sonidos, o combinaciones de sonidos, por ejemplo, nunca o pocas veces se encuentran al comienzo de las palabras en una lengua particular. As el sonido |z|, que es muy comn en el interior o al final de las palabras inglesas o francesas, es extremadamente raro en la posicin inicial: hay menos de doscientos ejemplos en el Shorter Oxford English Dictionary 2, y casi el mismo nmero en el Nouveau Petit Larousse (ed. 1954), y la mayora de las escasas palabras que empiezan con una |z| son trminos raros, cultos y extranjeros. Anlogamente, algunas lenguas no toleran ciertas combinaciones de sonidos iniciales que son comunes en otros y que en un tiempo fueron aceptables dentro de una lengua; as la oclusiva en los grupos iniciales |kn-| y |gn-|viene siendo muda en ingls desde el siglo XVII, aunque todava se escribe knave [bribn], gnaw [roer], etc., y el grupo inicial |ps-1| ha ido desenvolvindose en el mismo sentido, dando as P. G. Wodehouse su celebrado equvoco: Psmith la p es muda. Es de todos sabido que las palabras tomadas de una lengua extranjera a menudo se adaptan a la estructura fontica del idioma receptor: tanto la palabra finesa como la hngara para significar libre se basan en formas eslavas del tipo de svobod, pero el grupo inicial |sv-|se ha reducido por desaparicin del primer elemento o del segundo: en fins vapaa, en hngaro szabad.

4) Armona voclica.En algunas lenguas la unidad fonolgica de la palabra est eficazmente subrayada por la armona voclica, lo cual quiere decir que la estructura voclica del tema determina la de los sufijos e inflexiones que le siguen. Muchos de tales sufijos e inflexiones tienen

1 COLLINDER, loc. cit., pg. 67.

2 3a ed. revisada, reimp. 1952.

dos formas, una con una vocal o vocales palatales y la otra con vocales velares, y depender de la estructura del tema cul de las dos variantes le ser aadida 1. Como las lenguas de este tipo (fins, hngaro y turco) son altamente aglutinantes e inclinadas al empleo de numerosas inflexiones y sufijos alineados en un orden fijo, con frecuencia cabe encontrar una serie entera de semejantes elementos ajustndose todos a la misma norma voclica, como en las siguientes palabras hngaras:

kegy-etlen-sg-k-ben en su crueldad (de ellos), literalmente: humani-dad-in-su-en

gond-atlan-sg-uk-ban en su negligencia (de ellos), literalmente: considera-cin-in-su-en

en donde las inflexiones y sufijos estn soldados en una palabra unificada de acuerdo con la norma predeterminada de la armona voclica, reforzada por una vigorosa acentuacin en la slaba inicial.

Resultar claro as que las lenguas tienen sus medios propios, algunos muy enrgicos, otros ms discretos, para mostrar la unidad de la palabra en el plano fonolgico, independientemente de lo que pueda acontecerle en el plano fontico, en la fluencia efectiva del habla.

2. La palabra como unidad gramatical. Palabras plenas y palabras-formas

La consideracin de la palabra como elemento gramatical suscita, ante todo, una cuestin bastante trivial: las formas del mismo tema modificadas por inflexin han de ser consideradas como una palabra sola o como varias?. En los diccionarios y vocabularios son tratadas usualmente como una sola palabra, aun en el caso extremo conocido como suplecin, en donde un paradigma es proporcionado por dos o ms temas separados: goodbetter [buenomejor], gowent [irfui], en francs je vais yo voy nous allons nosotros vamos jirai yo ir, etc. Esta cuestin nos lleva a otra ms interesante: el contraste entre la estructura concreta y la abstracta de las palabras 2. En el latn y en otras lenguas de abundante inflexin sucede a menudo que una palabra

1 Puede haber incluso tres variantes, una con una vocal velar, otra con una vocal patatal cerrada y la tercera con una vocal patatal abierta: en hngaro, ajt, puerta ajthoz, hacia la puerta; tz, fuego tuzhz, hacia el fuego; vz, agua vzhez, hacia el agua.

2 Vanse A. MEILLET, Le caractre concret du mot, op. cit., II, pgs. 9-13, y P. NAERT, Rflexions sur le caractre concret du mot dans les langues anciennes et dans les langues modernes, Acta Linguistica, II (1940-41), pgs. 185-91.

no existe en estado abstracto, como una pura designacin de la cosa que representa: hay annus, nominativo singular; annum, acusativo singular; annorum, genitivo plural, etc., pero no hay ninguna forma particular que denote la idea de ao en cuanto tal, sin especificar su funcin en la oracin. En este sentido, la palabra latina es concreta, es decir, gramaticalmente determinada, mientras que el francs an o el ingls year son abstractas, gramaticalmente neutrales hasta que son colocadas en una expresin especfica.

Una distincin ms importante relacionada con la situacin gramatical de la palabra es la que se da entre las palabras plenas, y las palabras-formas. Esta dicotoma se remonta a Aristteles 1 y ha reaparecido, en diversos aspectos y bajo diferentes nombres, en muchas obras filosficas y lingsticas; los trminos aqu utilizados fueron introducidos por Henry Sweet en su New English Grammar 2. La distincin se basa en un criterio puramente semntico. Consideremos los dos grupos siguientes de palabras:

tree [rbol]

the [el, la, los, las]

sing [cantar]

it [ello]

blue [azul]

of [de]

gently [suavemente] and [y]

Es obvio que las palabras de la primera columna tienen algn significado aun cuando aparezcan aisladas, tal como ocurre en esta pgina, mientras que las de la segunda columna no tienen significado propio independiente: son elementos gramaticales que contribuirn al significado de la frase o de la oracin cuando se usen en conjuncin con otras palabras 3. Como dira una moderna escuela de pensamiento, las palabras plenas son autosemnticas, significativas en s mismas, en tanto que los artculos, preposiciones, conjunciones, pronombres, adverbios pronominales y similares son sinsemnticas, es decir, significativas solo cuando se encuentran en compaa de otras palabras 4.

Dejando de lado por el momento la cuestin de si cualquier palabra puede ser estimada como significativa en s misma, el contraste entre los dos tipos de palabras parece ser evidente de suyo y

1 Vase ROBINS, Ancient and Mediaeval Grammatical Theory, pgs. 19 y sgs.; cf. anteriormente, pg. 5.

2 Oxford, 1892, vol. 1, pgs. 22 y sgs.

3 Por esto Aristteles las denomin ((((((((, conjunciones, dando a este trmino una significacin mucho ms amplia que aquella en la que lo usamos hoy.

4 Esta distincin fue propuesta primero por A. Marty y desarrollada posteriormente por O. Funke; vanse ms recientemente las Proceedings of the Seventh Internacional Congress of Linguists, pgs. 252 y sgs. Cf. B. TRNK, Omagiu lui Al. Graur, Bucarest, 1960, pgs. 761-3.

fundamental. Hay, no obstante, una dificultad. Los lingistas modernos se muestran hostiles a reconocer ninguna categora gramatical sobre bases semnticas nicamente; solo reconocen tales categoras cuando reciben expresin formal en una lengua determinada. Las palabras-formas no pueden, por tanto, establecerse como una categora especial, a menos que pueda probarse que existen algunos rasgos fonolgicos o gramaticales que las distingan de las palabras plenas.

En el nivel fonolgico, semejantes rasgos no son numerosos, pero hay algunos ejemplos bien definidos. El caso ms sorprendente en ingls es el tratamiento del grupo th- inicial. En las palabras plenas, este sonido es siempre sordo: thank [agradecer], theft [hurto], thin [delgado], thorn [espina], thread [hilo], thump [porrazo], etc., mientras que en las palabras-formas es regularmente sonoro: than [que], the [el], then [entonces], there [all], they [ellos], this [este], those [aquellos], though [aunque], thus [as], etc. Solo hay una excepcin: through [a travs de], que es la nica palabra-forma que principia por th- ms consonante; la presencia aqu de la r hara difcil pronunciar una th- sonora. Una formulacin ms precisa de la regla sera la de que el grupo th- inicial seguido de una vocal es sonoro en las palabras-formas y sordo en las palabras plenas.

En francs, cierto nmero de palabras-formas estn constituidas por una consonante ms la llamada e muda, y la e se elide usualmente cuando la palabra siguiente empieza por vocal, de suerte que la palabra-forma se reduce a una consonante sola. Esta estructura mnima de las palabras se encuentra en el artculo y el pronombre le, la preposicin de, la conjuncin que, la partcula negativa ne y cierto nmero de formas pronominales: ce, je, me, se, te. No se encuentra en ninguna palabra plena en francs.

En el sistema gramatical, ciertas palabras-formas no solo desempean el mismo papel que las inflexiones, sino que en algunos casos son intercambiables con ellas. My friends mother significa exactamente lo mismo que the mother of my friend [la madre de mi amigo]. En latn aptus, apto, puede construirse o bien con el dativo o bien con la preposicin ad ms el acusativo. En ingls, algunos comparativos y superlativos se forman con las terminaciones -er, -est; otros con los adverbios more, most, y hay casos en que ambos son permisibles: stupidestmost stupid [estupidsimomuy estpido]. El efecto estilstico del curiouser and curiouser de Alicia en el Pas de las Maravillas, es debido a esta posibilidad de eleccin. Esta afinidad entre las inflexiones y las palabras-formas distingue a las ltimas de una manera muy definida de las palabras ordinarias.

La diferencia entre los dos tipos de palabras puede tambin ponerse de relieve en el orden de las palabras. En francs, el pronombre personal tono puede estar separado de su verbo por una o mas palabras-formas, pero nunca por una palabra plena: je crois, yo creo; je ne le crois pas, yo no lo

creo; je ny crois pas, yo no creo en ello. La estructura inglesa es muy diferente de la francesa a este respecto: I rarely see HIMje LE vois rarement [yo lo veo raramente].

A la luz de semejantes criterios formales, se puede aceptar con seguridad la distincin tradicional entre palabras-formas y palabras plenas. Pero inmediatamente surgir otra cuestin: si las palabras- formas se diferencian as de las palabras plenas y si, tienen una funcin puramente gramatical, pueden, en modo alguno, ser consideradas como palabras?. Esta pregunta, como la precedente, habr de responderse en primer lugar con argumentos formales en vez de semnticos.

El primer punto a dilucidar es el de si las palabras-formas satisfacen la definicin de la palabra dada en la pg. 32: si son formas mnimas libres capaces de actuar como una expresin completa. Algunas palabras-formas, tales como los pronombres o los adverbios pronominales, con frecuencia aparecen aisladas, pero las preposiciones, conjunciones y artculos rara vez subsistirn por s mismos, aunque cabe imaginar oraciones sumamente elpticas en las que s subsistan: una persona impaciente puede interrumpir las palabras de alguna otra con un Y? aislado para apresurar el relato. En el caso del artculo, Bloomfield ha sugerido una salida ingeniosa de esta dificultad: puesto que el uso del artculo es estrechamente paralelo al de los pronombres this y that, que son, indudablemente, formas libres, el artculo tambin debera clasificarse como tal:

this thing: that thing: the thing [esta cosa: esa cosa: la cosa]

this : that : (the) 1 [esta: esa: la]

Desde el punto de vista fonolgico, las palabras-fomnas estn sometidas a las mismas reglas de estructura que las palabras plenas, teniendo, adems, como hemos visto, algunas peculiaridades propias. Si todas las palabras de una lengua estn acentuadas en la primera slaba, todas las palabras-formas lo estarn de esa manera. Si los grupos |kn| y |gn| iniciales no son permisibles en las palabras inglesas, ninguna palabra-forma comenzar con estos grupos. En las lenguas con armona voclica, las palabras-formas se regirn por las mismas reglas que el resto del vocabulario: en hngaro, la postposicin alatt debajo, da la forma posesiva alatt-am, debajo de m, mientras que fltt, encima, da fltt-em, encima de m. El criterio de la pausa potencial despus de cada palabra, que se mencion ms arriba (pg. 46), es aplicable igualmente a las palabras-formas; el hablante ordinario, acostumbrado corno est a escribirlas y verlas escritas como palabras

1 Language, pg. 179.

separadas, no tiene ninguna duda sobre su condicin independiente.

Pueden reputarse las palabras-formas como unidades independientes desde el punto de vista gramatical?. Muchos eruditos responderan negativamente. Argiran que los artculos, las preposiciones y los pronombres personales con oficio de sujeto son, en ingls y en francs, exactamente paralelos a las declinaciones y terminaciones verbales en latnsiendo la nica diferencia real la de que estas son sufijos, mientras que aquellos estn prefijados a las palabras que modifican. Veamos el contraste entre el latn y el francs:

soror-i, a la hermana

la soeur

soror-is, de la hermana

de la soeur

dic-o, digo

je dis

dic-is, dices

tu dis

Un lingista ha descrito la construccin francesa moderna como una especie de inflexin por prefijos (flexin par lavant) 1. Hay, indudablemente, alguna verdad en este argumento; pero sera errneo equiparar las palabras-formas del ingls o del francs con las terminaciones inflexionales del latn. Existen dos diferencias importantes. En primer lugar, las palabras-formas inglesas y francesas son separables de los trminos que modifican, mientras que las inflexiones latinas no lo son 2. As, puede colocarse un adjetivo entre el artculo y el nombre: la soeur la jolie soeur, to the sisterto the pretty sister [a la hermanaa la linda hermana], mientras que el dativo singular latino sorori es una unidad indivisible. Anlogamente, los pronombres personales sujetos pueden separarse de su verbo en ingls y en francs (ver ms arriba, pgs. 52-53), pero en latn nada puede intercalarse entre el tema verbal y la desinencia. En segundo lugar, algunos pronombres personales sujetos son inversibles en ingls y en francs: il ditdit-il, he sayssays he [l dicedice l], en tanto que en latn las terminaciones inflexionales nunca pueden invertirse. Resulta as sobradamente claro que las palabras-formas inglesas y francesas no son equivalentes a las inflexiones latinas y que tienen mucha ms independencia que estas.

Resumiendo: cabe probar por criterios puramente formales, sin recurrir al significado, que las palabras-formas tienen algunos rasgos en comn con las palabras plenas, pero que difieren de ellas

1 J. VENDRYES en Meillet, op. cit., vol. I, pg. 17; cf. BALLY, op. cit., pg. 301.

2 Este no es, sin embargo, un criterio universalmente vlido. En portugus, por ejemplo, el futuro se forma aadiendo ciertas terminaciones al infinitivo, pero los dos pueden estar separados por un pronombre personal o reflexivo con oficio de objeto: servir-ei, yo servirservir-me-ei, yo me servir.

en otros aspectos. Dado su carcter hbrido, he sugerido en otra parte que podran denominarse seudo-palabras 1. No debe pensarse, sin embargo, que la frontera entre las dos categoras es absoluta e inmutable; como la mayora de las fronteras de la lengua, puede ser cruzada, y algunos elementos incluso pueden encontrarse a horcajadas sobre ella. Se ha cruzado, por ejemplo, cuando el nombre latino casa se convirti en la preposicin francesa chez, en, y el nombre latino homo en el pronombre personal indefinido francs on, uno, se, o cuando la frase espaola vuestra merced se contrajo hasta dar el pronombre de tratamiento. Otros elementos, tales como considering y notwithstanding, usados como preposiciones (considering his age = in view of... [en vista de su edad], notwithstanding his resistance = despite... [a pesar de su resistencia]), parecen hallarse a horcajadas sobre la lnea de demarcacin: en lo que atae a su funcin, son palabras-formas, pero, gracias a su conexin con los verbos consider [considerar] y withstand [oponer], conservan algo de la autonoma semntica de las palabras plenas. Un caso interesante es el de algunos participios pasados franceses, tales como compris, incluido; vu, visto, etc., que, cuando se usan preposicionalmente, no concuerdan en nmero y gnero con el nombre que los sigue: compris quelques rponses, incluido algunas respuestas (en lugar de comprises), vu sa charge norme, visto su carga enorme (en vez de vue) 2. Esta falta de concordancia muestra claramente han de estimarse como palabras-formas, pero una vez ms conservan algo de su condicin semntica independiente a causa de su asociacin con sus verbos.

Puede ocurrir inclusive que el mismo trmino pertenezca a varias clases de palabras, de las cuales unas son palabras plenas y otras palabras-formas. Down, como adverbio y como preposicin [abajo, debajo de], es una palabra-forma, pero tambin puede ser usada como una palabra plena: como adjetivo en down train [tren descendente], como verbo en to down tools [tirar las herramientas], como nombre en ups and downs [altos y bajos], y en la locucin familiar have a down on somebody [tener dominio sobre alguien]. Pero si bien la lnea divisoria no es definitiva, y puede ser fluida ciertos puntos, no cabe duda sobre su importancia fundamental en la estructura de la lengua.

Se ha dicho bastante ya acerca de las palabras-formas para mostrar que su funcin es ms sintctica que lxica. Aunque poseen cierto grado de autonoma, son funcionalmente ms afines a 1as inflexiones que a las palabras plenas: su cometido en la economa de la lengua es el de instrumentos gramaticales, ms bien que el de trminos independientes. En consecuencia, su

1 The Principles of Semantics, pg. 59.

2 Cf. M. GREVISSE, Le bon usage, 7.a ed., Gembloux-Pars, 1959, pgs. 692 y sgs.

estudio caer dentro de la sintaxis, no de la lexicologa, y los importantes y complicados problemas semnticos relacionados con ellas sern tratados en la parte semntica de la sintaxis. Como el presente libro se ocupa solamente del significado lxico, no se prestar ms atencin a la semntica de las palabras-formas.

3. La palabra como unidad de significado. El papel del contextoCuando yo uso una palabra, dijo Humpty Dumpty en Alicia en el Pas de las Maravillas, esta significa justamente lo que yo quiero que signifiqueni ms ni menos. Algunos lingistas, en su anhelo por subrayar la importancia del contexto y por demoler la creencia de que hay un significado propio inherente a cada palabra, van casi tan lejos como Humpty Dumpty en sus afirmaciones dogmticas. Declaraciones como la de que le mot nest que par le contexte et nest rien par lui-nme 1, que se oyen con frecuencia en nuestros das, no son ni exactas ni realistas. Aunque es perfectamente cierto, e incluso una perogrullada, que las palabras se encuentran casi siempre encastradas en contextos especficos, hay casos en que un trmino subsiste enteramente por s mismo, sin ningn apoyo contextual, y todava tendr sentido. Un ttulo de una sola palabra, tal como Resurreccin, de Tolstoy; Espectros, de lbsen, o Persuasin, de Jane Austen, puede estar poderosamente cargado de significado y hasta ttulos tan elpticos como If [S], de Kipling, y Nothing [Nada], de Henry Green, evocarn alguna suerte de idea. En la vida diaria uno se pregunta a menudo: Qu significa tal o cual palabra, o Cmo diras tal o cual palabra en francs?, y si bien en algunos casos es difcil o incluso imposible contestar, en otros puede hacerse as sin un momento de vacilacin; nadie que sepa francs tendr ninguna dificultad en dar el equivalente de un adjetivo como amarillo; de un verbo como escribir, de un nombre concreto como lpiz, o de un nombre abstracto como igualdad. Si las palabras no tuvieran significado fuera de los contextos sera imposible compilar un diccionario. No hay escape ante el hecho, escribe un eminente semntico, de que las palabras particulares tienen significados ms o menos permanentes, de que se refieren realmente a ciertos referentes y no a otros, y de que esta caracterstica es la base indispensable de toda comunicacin 2. Esto es solo sentido comn, y ha sido confirmado

1 La palabra no existe ms que por el contexto y no es nada por s misma. (ROSETTI, op. cit., pg. 38.) Sobre este problema. vase ahora T. SLAMA-CAZACU, Langage et contexte, La Haya, 1961, esp. parte II, cap. 3. Cf. tambin L. ANTAL, Sign Meaning and Context, Lingua, XI (1961), pgs. 211-19.

2 STERN, op. cit., pg. 85.

recientemente por datos experimentales. Una serie de pruebas destinadas a estudiar la influencia del contexto ha mostrado que hay usualmente en cada palabra un slido ncleo de significacin que es relativamente estable y que solo puede ser modificado por el contexto dentro de ciertos lmites 1.

Al mismo tiempo, nadie negara la importancia decisiva del contexto en la determinacin del significado de las palabras. En lo que concierne al papel del contexto verbal, esto ya fue reconocido como fundamental por algunos de los pioneros de la semntica moderna; Darmesteter, por ejemplo, habl de los diversos elementos de una oracin que concurren, por su distribucin y su colocacin, a modificar el significado de las palabras individuales 2. Anlogamente, la cita de contextos fue reconocida como un principio gua en la lexicografa por el doctor Johnson y ms tarde por los editores del Oxford English Dictionary 3. Los lingistas modernos, sin embargo, no solo han dado mayor nfasis al contexto, sino que han ensanchado considerablemente su radio de accin y han indagado ms profundamente tambin su influencia sobre los significados de las palabras.

El alcance del trmino contexto ha sido ampliado en varias direcciones 4. Incluso el contexto estrictamente verbal ya no est restringido a lo que precede y sigue inmediatamente, sino que puede abarcar todo el pasaje, y a veces el libro entero, en que se encuentra la palabra. Esta tendencia es particularmente notable en la crtica estilstica, en donde con frecuencia se reconoce que la significacin completa de un trmino importante slo puede captarse a la luz de la obra en su conjunto. Cuando se comienza a leer la novela La peste, de Camus, la palabra peste parece referirse al principio a la enfermedad especfica que devast la ciudad de Orn por los aos de 1940. Al avanzar la lectura percibimos gradualmente que el trmino tiene asimismo diversas capas superpuestas de significacin simblica: es una alegora de la ocupacin alemana de Francia y, en un sentido ms amplio, del mal en todos sus aspectos metafsicos y morales, y todas estas implicaciones continan ensanchndose y ahondndose hasta la oracin final del libro 5.

Adems del contexto verbal, el lingista debe tambin prestar atencin al llamado contexto de situacin, que ya ha sido mencionado brevemente (pg. 37). Este til concepto fue introducido en

1 T. CAZACU, Le principe de ladaptation au contexte. Revue de Linguistique, I (1956), pgs. 79-118, esp. pgs. 93 y sgs. (Editions de lAcadmie de la Rpublique Populaire Roumaine.)

2 Op. cit., Pars, ed 1946, pg. 126; cf. BRAL, op. cit., 6.a ed., Pars 1924, pgs. 145 y sgs., y J. STCKLEIN, Bedeutungswandel der Wrter, Munich. 1898.

3 Cf. J. R. FIRTH, Papers in Linguistics, Londres, 1957, pg. 7.

4 Cf. I. A. RICHARDS, The Plilosophy of Rhetoric, Nueva York, 1936, pginas 32 y sgs.

5 Vase J. CRUICKSHANK, Albert Camus and the Literature of Revolt, Londres, 1959, Cap. 8.

en la lingstica por el antroplogo Bronislaw Malinowski, quien lo deriv de sus trabajos experimentales sobre la lengua y la cultura de los habitantes de la isla Trobriand, en el Pacfico Sur1. Significa, en primer lugar, la situacin efectiva en que se encuentra una expresin, pero conduce a una visin todava ms amplia del contexto que abraza el fondo cultural entero frente al cual ha de colocarse un acto de hablar.

La concepcin del contexto, escribe Malinowski, debe rebasar los lmites de la mera lingstica y trasladarse al anlisis de las condiciones generales bajo las cuales se habla una lengua... El estu- dio de cualquier lengua, hablada por un pueblo que vive en condiciones diferentes de las nuestras y que posee diferente cultura, debe llevarse a cabo en conjuncin con el estudio de su cultura y de su medio ambiente (op. cit., pg. 306).

Este principio es de vital importancia para la semntica histrica. El significado pleno y el tono de ciertas palabras solo puede apresarse cuando las restituimos al contexto cultural del perodo. El vo- cablo latino rex no es un equivalente exacto del ingls king o del francs roi, desde el derrocamiento de la monarqua en los primeros tiempos de la historia romana, adquiri una connotacin nefanda y se convirti en el smbolo de la tirana: despus de la expulsin de Tarquino el pueblo romano no poda tolerar el or la palabra rey, escribe Cicern en De re publica (Lewis and Short). El contexto cultural es ms apropiado an para una comprensin cabal de las llamadas palabras-claves 2, que compendian los ideales de una civilizacin particular: el (((((((((( 3 de la antigua Grecia, el cortegiano del Renacimiento italiano, el honnte homme de la Francia del siglo XVII 4, y sobre todo el gentleman ingls 5. Este ltimo ha sobrevivido a sus rplicas continentales, pero ha habido sutiles alteraciones de nfasis y cambios de implicacin y de matiz, como puede medirse comparando los pasajes siguientes:

I do not think a braver gentleman,

More active-valiant or more valiant-young,

1 The Problem of Meaning in Primitive Languages, Suplemento I a Meaning of Meaning, de OGDEN-RICHARDS. Cf. J. R. FIRTH, op. cit., pgs. 181 y sgs.

2 Sobre las palabras-claves, vase G. MATOR, La mthode en lexicologie. Domaine franais, Pars, 1953, pgs. 67 y sgs.

3 Un hombre perfecto un hombre como debe ser (literalmente: bello y bueno) (Liddell and Scott).

4 Sobre el desarrollo de este concepto, vase recientemente M. WANDRUSZKA. Der Geist der franzsischen Sprache, Hamburgo, 1959, pgs. 92 y sgs.

5 K. NYROP, Quest-ce quun gentleman?, en Linguistique et histoire des moeurs, Pars, 1934, cap. 2.

More daring or more bold, is now alive

To grace this latter age with noble deeds.

* King Henry the Fourth, parte I, acto V, escena 1 1.

He was the mildest mannerd man

That ever scuttled ship or cut a throat,

With such true breeding of a gentleman,

You never could divine his real thought.

* Byron, Don Juan, canto III, est. 41 2.

And thus he bore without abuse

The grand old name of gentleman,

Defamed by every charlatan,

And soild with all ignoble use.

* Tennyson, In Memoriam, CXI 3.Tea, although an Oriental,

Is a gentleman at least;

Cocoa is a cad and coward,

Cocoa is a vulgar beast.

* G. K. Chesterton, The Song of Right and Wrong 4.Esta ampliacin de los contextos, lingsticos y no lingsticos, ha abierto nuevos horizontes al estudio del significado. A lo que ahora hemos de apuntar es a una contextualizacin en serie de nuestros hechos, con un contexto dentro de otro contexto, siendo cada uno una funcin, un rgano del contexto mayor y hallando todos los contextos un lugar en lo que puede denominarse el contexto de la cultura 5.

La moderna semntica ha empezado tambin a comprender ms precisamente el impacto del contexto sobre el significado de las palabras. Este impacto, que tiene numerosos aspectos, quedar ms claro en los ulteriores captulos de este libro, y ser suficiente en esta etapa mencionar brevemente algunas de sus formas principales. Hablando en trminos generales, hay dos clases de influencias contextuales: las que afectan a cualquier palabra y las que afectan a unas palabras ms

1 No me parece que exista hoy ms bravo caballero, de una actividad ms valiente o de una ms corajuda juventud, ms atrevido o ms intrpido y que sea ms a propsito para adornar esta edad nuestra con nobles acciones. SHAKESPEARE, Obras completas, 10.a ed., Madrid, Aguilar, 1951, pg. 449.

2 Era el hombre de modales ms dulces que jams barren un barco o cercen una garganta, con tan verdadera educacin de caballero que nunca podas adivinar su pensamiento real.

3 Y as llevaba sin abuso el grande y viejo nombre de caballero, difamado por todos los charlatanes, y ensuciado con los usos ms innobles.

4 El t, aunque oriental, es al menos un caballero; el cacao es un grosero y un cobarde, el cacao es una bestia vulgar.

5 FIRTH, op. cit., pg. 32.

que a otras. Toda palabra, por precisa e inequvoca que sea, derivar del contexto una cierta determinacin que, por la naturaleza misma de las cosas, solo puede surgir en expresiones especficas. Hasta los nombres propios, las ms concretas de todas las palabras, tienen una variedad de aspectos, uno solo de los cuales ser adecuado para una situacin particular; nicamente el contexto mostrar si, cuando hablamos de la reina Victoria, nos estamos refiriendo a la joven reina aconsejada por lord Melbourne, a la anciana seora que reinaba en la poca de la guerra ber, o a otra etapa cualquiera de los ochenta y dos aos de su vida. Otro factor que depende en gran medida del contexto es el lado emotivo del significado de las palabras. En principio, prcticamente cualquier trmino puede adquirir tonos emotivos en un contexto conveniente; a la inversa, incluso palabras con una fuerte carga emotiva pueden ser empleadas en ocasiones de una manera puramente objetiva. Home, por ejemplo, es una de las grandes palabras emocionales de la lengua, y se usa en tal sentido en muchos contextos (Home, sweet home [Hogar, dulce hogar] ; * England, home and beauty [Inglaterra, patria y belleza]; * Home is the sailor, home from the sea [En su casa est el marinero, en su casa desde el mar], etc.), pero est desprovista de toda emocin en Home Office [Oficina de asuntos interiores] o en B. B. C. Home Service [Servicio nacional de la radiodifusin britnica].

Aparte de esta influencia general, el contexto puede desempear un papel vital en la fijacin del significado de palabras que son demasiado vagas o demasiado ambiguas para tener sentido por s mismas. Tomando un caso extremo, el verbo do [hacer] tiene tan extensa variedad de usos que virtualmente carece de significado en s mismo. Es interesante sealar, sin embargo, que, en casos menos avanzados de ambigedad, hay a veces una especie de jerarqua entre los diversos significados, que en gran parte es independiente del contexto. Recientes experimentos han mostrado, por ejemplo, que cuando se les pide a individuos alemanes que construyan una oracin que contenga la palabra Nagel, todos los sujetos la toman automticamente en la acepcin de clavo; al parecer, nunca se les ocurre pensar que tambin significa ua 1.

Otro tipo de ambigedad que solo el contexto disipar se encuentra en vocablos que pertenecen a ms de una clase de palabras. Esto es particularmente comn en ingls, en donde las palabras pueden pasar libremente por un proceso conocido como conversin de una clase a otra. Ya

1 H. WISSEMAN, Erlebte and abstrahierte Wortbedentung, SybarisFestchrift H. Krahe, 1958, pgs. 195202: pg. 201.hemos visto (pg. 55) que la palabra down puede pertenecer a no menos de cinco partes de la oracin. Aqu tambin hay, sin duda, una jerarqua de funciones: fire [fuego] es primariamente un nombre, aunque cabe usarlo como un verbo; have [haber] es primordialmente un verbo, si bien se convierte en nombre en the haves and the havenots; savage [salvaje], que normalmente es adjetivo o nombre, se emplea a veces como verbo: he was savaged by his horse [fue maltratado por su caballo]. La conversin puede transformarse tambin en un artificio estilstico, como en it outherods Herod [supera a Herodes], de Shakespeare; but me no buts [excepto yo, ningn pero], de Sir Walter Scott (NED), o feelofprimrose hands [manos hechas a tocar primaveras], de Gerard Manley Hopkins (The Habit of Perfection).El papel del contexto es ms esencial an en el caso de los homnimos. Carecera evidentemente de sentido pedir a alguien que encuentre el equivalente de la palabra inglesa sole en un idioma extranjero; primero habra que especificar a cul de los tres soles se refiere: al adjetivo [solo], al pez [lenguado] o a la suela del zapato por no mencionar soul [alma] que, aunque se escribe de distinta manera, se pronuncia igual. El equvoco shakespeariano:

Not on thy sole, but on thy soul, harsh Jew,

Thou makst thy knife keen.

The Merchant of Venice, acto IV, escena 1 1.

se basa en esta ambigedad.

Resulta claro as que la influencia del contexto es sumamente variable: difiere de una palabra a otra y de una lengua a otra. Los idiomas infectados de homnimos, por ejemplo, contarn ampliamente con el contexto para desvanecer esta forma particular de ambigedad. La frecuencia de la conversin en el ingls aumenta la importancia del contexto en esta lengua. Cierto nmero de factores que gobiernan el papel del contexto aparecern gradualmente al ir considerando las peculiaridades de nuestras palabras. No obstante, ser necesario, en primer lugar, que examinemos ms atentamente el ncleo de toda la teora semntica: la naturaleza del significado mismo.

1 No es en tu suela, sino en tu alma, spero judo, donde sacas filo a tu cuchillo. SHAKESPEARE, Obras completas, 10.a ed., Madrid, Aguilar, 1951, pg. 1082.

CAPTULO 3

EL SIGNIFICADO

1. EL CONCEPTO DE SIGNIFICADO

El significado es uno de los trminos ms ambiguos y ms controvertidos de la teora del lenguaje. En The Meaning of Meaning, Ogden y Richards recogieron no menos de diecisis definiciones de lveintitrs si se cuenta separadamente cada subdivisin 1. Desde entonces, muchos nuevos usos, implcitos o explcitos, se han aadido a esta formidable fuente de ambigedad 2, y en opinin de algunos tratadistas el trmino se ha vuelto inutilizable para los propsitos cientficos. Como se declara ingeniosamente en un reciente libro sobre la teora de los signos: Las informaciones del significado lanzan usualmente un puado de masilla al blanco de los fenmenos de los signos, mientras que una semitica (= teora de los signos) tcnica debe proporcionarnos palabras que sean flechas aguzadas...; por eso es deseable que la semitica renuncie a ese trmino y que introduzca trminos especiales para los varios factores que el significado no logra discriminar 3. La mayora de los tratadistas, sin embargo, son reacios a abandonar un trmino tan fundamental; prefieren definirlo de nuevo y aadirle varias calificaciones.

La ambigedad puede reducirse, aunque en modo alguno disiparse, si limitamos nuestra atencin a los significados de las palabras. Cabe decir que muchos elementos lingsticos distintos de las palabras tienen un significado de alguna especie: todos los morfemas son por definicin significativos (pg. 30), e igualmente lo son las combinaciones en que entran, y todos estos varios significados desempean su papel en el significado total de la expresin. Como el profesor J. R. Firth escribi, en un artculo precursor, hace un cuarto de siglo:

Propongo dividir el significado o funcin en una serie de funciones componentes. Cada funcin ser difinida como el uso de alguna forma o elemento del lenguaje en relacin a algn contexto. Esto quiere decir que el significado ha de considerarse como un complejo de relaciones contextuales, y que la fontica, la gramtica, la lexicografa y la semntica manejan cada una sus

1 Op. cit., pgs. 186 y sgs.

2 Vase C. C. FRIES, Meaning and Linguistic Analysis, Language, XXX (1954), pgs. 5768: pg. 62 y sgs.

3 MORRIS, op. cit., pg. 19.

propios componentes del complejo en su contexto apropiado 1.

Otros tratadistas han juzgado conveniente distinguir entre el significado lxico y el estructural2 una eleccin de trminos bastante desafortunada, puesto que parece implicar que el vocabulario no tiene estructura; significado lxico y gramatical quiz sera preferible 3. Sea como fuere, el presente libro se ocupa solamente del significado de las palabras.

Se ha escrito mucho en los ltimos aos sobre la definicin del significado de las palabras, y aunque no estamos ms cerca de una respuestarealmente no puede haber una sola y definitiva respuesta a tal cuestinestamos al menos comenzando a ver ms claramente las lneas principales del pensamiento contemporneo sobre el problems 4. Hablando en trminos generales, hay dos escuelas de pensamiento en la lingstica actual: la tendencia analtica o referencial, que intenta apresar la esencia del significado resolvindolo en sus componentes principales, y la tendencia operacional, que estudia las palabras en accin y se interesa menos por lo que es el significado que cmo opera.

1 Op. cit., pg. 19 (el artculo original apareci en 1935 en las Transactions of the Philological Society, bajo el ttulo de The Technique of Semantics).

2 FRIES, op. cit., pgs. 65 y sgs.

3 BLOOMFIELD, Language, pg. 264. Cf. A RAUN, Grammatical Meaning, Verba Docent (Festschrift L. Hakulinen), Helsinki, 1959, pgs. 3468; A V. ISA O grammaticheskom znachenij, Voprosy lazykoznanija, 1941, nm. 1, pgs. 2843.

4 Los libros y artculos siguientes ayudarn a orientar al lector en la vasta bibliografa sobre la materia: BLOOMFIELD, Language, cap. 9, y Meaning, Monatshefte fr deutschen Unterricht, xxxv (1943), pgs. 1016; FIRTH, op. cit caps. 3 y 15; FRIES, loc. cit.; GILL, loc. cit.; W. HAAS, loc. cit.; R. S. HATTORI, The Analysis of Meaning, For Roman Jakobson. Essays on the Occasion of his Sixtieth Birthday, La Haya, 1956, pgs. 20712; W. HENZEN, Wortbedeutung und Wortnatur, Sprachgeschichte and Wortbedeutung. Festschrift A. Debrunner, Berna, 1954, pgs. 17994; C. E. OSGOOD, G. J. SUCI, P. H. TANNENBAUM, The Measurement of Meaning, Urbana, III., 1957, pgs. 210; A. W, READ, The Term Meaning in Linguistics, Etc., XIII (1956), pgs. 3745; R. H. Robins, A Problem in the Statement of Meanings, Lingua, III (195253), pgs. 11937; S. ULLMANN, The Concept of Meaning in Linguistics, Archivum Linguisticum, VIII (1956), pgs. 1220; R. WELLS, Meaning and Use, Word, x (1954), pgs. 23550. Veanse tambin las Proceedings of the Seventh International Congress of Linguists, pgs. 517 y 181233; K. L. PIKE, Language in Relation to a Unified Theory of the Structure of Human Behavior, parte III, ed. preliminar, Glendale, California, 1960, cap. 16; K. AMMER, Einfhrung in die Sprachwissenschaft, vol. I, Halle a. S., 1958, parte I, cap. 6; H. S. SORENSEN, Wordclasses in Modern English, with Special Reference to Proper Names, with an Introductory Theory of Grammar, Meaning and Reference, Copenhague, 1958; P. ZIFF, Semantic Analysis, cap. 5.

1. Definiciones analticas (referenciales) del significado

El ms conocido modelo analtico del significado es el tringulo bsico de Ogden y Richards (pg. 11):

PENSAMIENTO O REFERENCIA

CORRECTOADECUADO

SimbolizaRefiere a

(una relacin causal)

(otras relaciones causales)SIMBOLO

REFERENTE

Representa

(una relacin imputada)

VERDADERO

La caracterstica esencial de este diagrama es que distingue tres componentes del significado. Segn esta interpretacin, no hay relacin directa entre las palabras y las cosas que aquellas representan la palabra simboliza un pensamiento o referencia que a su vez refiere al rasgo o acontecimiento sobre el que estamos hablando. No hay nada fundamentalmente nuevo en este anlisis del significado; los escolsticos medievales ya saban que vox significat mediantibus conceptibus (la palabra significa mediante los conceptos), y Robert Browning expres la misma idea en un contexto algo diferente:

Art may tell a truth

Obliquely, do the thing shall breed the thought,

Nor wrong the thought, missing the mediate word.

The Ring and the Book, XII, vers. 85860 1.

Para un estudio lingstico del significado, el tringulo bsico ofrece a la vez muy poco y demasiado. Demasiado porque el referente, el rasgo o acontecimiento no lingstico 2 en cuanto tal,

1 El arte puede decir una verdad oblicuamente, la cosa engendrar el pensamiento, y no es errneo el pensamiento cuando falta la palabra intermediaria. Cf. S. W. HOLMES, Browning: Semantic Stutterer, Publications of the Modern Language Association of America, LX (1945), pgs. 23155: pg. 236.

2 El referente puede ser un fenmeno lingstico en los raros casos en que usamos el lenguaje para hablar del lenguaje; cf. BLOOMFIELD, Secondary and Tertiary Responses to Language, Language, XX (1944), pgs. 4555.

claramente queda fuera de la provincia lingstica. Un objeto puede permanecer inalterado y, sin embargo, el significado de su nombre puede cambiar para nosotros si hay alguna alteracin de nuestra , percepcin de l, de nuestro conocimiento acerca de l o de nuestro sentimiento hacia l. El tomo es lo mismo que era hace cincuenta aos, pero desde que ha sido desintegrado sabemos que no es el constitutivo ms pequeo de la materia, como su etimologa sugiere 1; adems, se ha enriquecido con nuevas connotaciones, unas fascinantes, otras aterradoras, desde el advenimiento de la era atmica y de la bomba atmica. El lingista ser, por tanto, lo bastante avisado como para limitar su atencin al lado izquierdo del tringulo, a la conexin entre el smbolo y el pensamiento o referencia.

Antes de proseguir, ser necesario adaptar la terminologa a la tarea entre manos. No nos interesa aqu la simbolizacin en general, sino la definicin del significado de las palabras. Se podran elegir o acuar algunos trminos tcnicos especializados, tales como signifiant y signifi de Saussure (op. cit., pgs. 97 y sgs.), pero personalmente me ha parecido ms oportuno, en la enseanza y en la investigacin, utilizar palabras inglesas simples y cotidianas, dndoles un poco ms de precisin de la que tienen en el use ordinario. Los tres trminos que yo sugerira son: nombre (name), sentido (sense) y cosa (thing). El nombre es la configuracin fontica de la palabra, los sonidos que la constituyen y tambin otros rasgos acsticos, tales como el acento. El sentido, expresado en trminos generales sin encerrarse en ninguna doctrina psicolgica particular, es la informacin que el nombre comunica al oyente, mientras que la cosa es el referente de Ogden y Richards, el rasgo o acontecimiento no lingstico sobre el que hablamos. La ltima, como hemos visto, cae fuera del mbito del lingista, pero la relacin entre el nombre y el sentido tendr que ser considerada ms atentamente.

Es en este punto donde el esquema de Ogden y Richards no va lo suficientemente lejos. Da cuenta de cmo acta la palabra sobre el que escucha, pero parece descuidar el punto de vista del que habla. Para el oyente, la secuencia de acontecimientos ser como se muestra en el tringulo bsico: al or la palabra, supongamos puerta, pensar en una puerta y as comprender lo que el que habla est diciendo. Para este ltimo, la secuencia ser justamente la inversa: pensar, por una razn u otra, en una puerta, y esto le har pronunciar la palabra. Hay, por tanto, una relacin recproca y reversible entre el nombre y el sentido: si uno oye la palabra pensar en la cosa, y si piensa en la cosa dir la palabra. Es esta relacin recproca y reversible entre el sonido y el sentido lo que yo propongo llamar el significado de la palabra. La eleccin de los trminos es, por supuesto, de

1 Del griego atomos, que no puede cortarse, indivisible.

importancia secundaria, mientras sea aceptado el anlisis mismo 1.

La anterior definicin del significado, y el anlisis subyacente, no son en manera alguna nuevos: fueron enunciados explcitamente por algunos semnticos hace ms de treinta aos 2, y estn implcitos en la teora del signo lingstico de Saussure y en varios desarrollos de su doctrina 3. Es sintomtico de la popularidad de este modo de acceso el que, en una conferencia sobre semntica celebrada en Niza en 1951, la definicin del significado en la lnea que acabamos de mencionar fue uno de los pocos principios fundamentales sobre los que hubo un alto grado de conformidad 4. Por otro lado, la teora ha estado expuesta al ataque violento de varias direcciones en los ltimos aos, y las discusiones han revelado una profunda escisin de opiniones acerca de las miras y los mtodos de la lingstica. Las crticas se agrupan bajo tres ttulos principales:

a) Se ha expresado el temor de que, al excluir el referente, el rasgo o acontecimiento no lingstico referido, la semntica habr de caer presa de un formalismo esotrico extremo 5. Una breve reflexin mostrar que esto no es as. Es verdad que el referente en cuanto tal queda excluido, pero todos sus rasgos lingsticamente apropiados estn incluidos en tanto que forman parte del sentido. Al excluir el referente separamos meramente lo que es lingsticamente apropiado de lo que es inapropiado. En palabras de Bloomfield,

es claro que debemos discriminar entre los rasgos no distintivos de la situacin tales como el tamao, la figura, el color, etc., de una manzana (apple) particular, y los distintivos, o significado lingstico (los rasgos semnticos) que son comunes a todas las situaciones que ocasionan la emisin de la forma lingstica, tales como los rasgos que son comunes a todos

1 La experiencia muestra que no es provechoso empezar el estudio de una materia pretendiendo definir los trminos populares o tcnicos que estn asociados con ella. Es mucho mejor examinar simplemente el objeto de nuestra curiosidad, y luego, cuando tropezamos con un rasgo que parece merecer un nombre, asignar a este rasgo un trmino familiar que parezca ajustarse aproximadamente al caso. O si no, podemos preferir inventar alguna palabra nueva para nombrar el rasgo que hemos visto. (BLOOMFIELD, Meaning, pg. 101.)

2 Z. GOMBOCZ, Jelentstan (Semntica), Pcs, 1926, pgs. 31 y sgs., y L. WEISGERBER, Die Bedeutungslehre ( ein Irrweg der Sprachwissenschaft?, GermanischRomanische Monatschrift, IX (1927), pgs. 16183.

3 Por ejemplo, la distincin entre expresin y contenido de la escuela danesa de glosemtica; vase L. HJELMSLEV, Prolegomena to a Theory of Language (trad. F. J. Whitfield), Baltimore, 1953.

4 G. DEVOTO, La Conferenza di semntica di Nizza, Archivio Glottologico Italiano, XXXVI (1951), pgs. 824.

5 H. WERNER, Language, XXVIII (1952), pg. 255.

los objetos para los que la gente qua habla ingls emplea la palabra apple (Language, pg. 141).Esta distincin es inherente a la naturaleza genrica de nuestras palabras, lo cual ser discutido en el Captulo 5.

b) La segunda objecin es mucho ms seria y ms difcil de impugnar. Est ntimamente ligada con una de las ms grandes cuestiones filosficas de la lingstica contempornea: la controversia entre los mentalistas y los mecanicistas 1. Los estructuralistas norteamericanos en particular 2 son hostiles a operar con entidades mentales vagas y elusivas, que son inaccesibles al anlisis y solo pueden observarse mediante el mtodo notoriamente indigno de confianza de la introspeccin. Se oponen a admitir que, previamente a la emisin de una forma lingstica, tenga lugar dentro del qua habla un proceso no fsico, un pensamiento, concepto, imagen, sentimiento, acto de voluntad, o algo parecido, y que el oyente, igualmente, al recibir las ondas sonoras, experimente un proceso mental equivalente o correlativo (Bloomfield, Language, pg. 142). Con el fin de evitar el tener qua recurrir a estos factores psicolgicos, los antimentalistas prefieren eliminar el vrtice superior dal tringulo y establecer una relacin directa entre el nombre y la cosa. De aqu la famosa definicin de Bloomfield del significado de una forma lingstica como la situacin en que la emite el que habla y la respuesta que ocasiona en que escucha (ibd., pg. 139). Esta definicin se refiere primariamente al significado de una expresin entera, pero el significado de las palabras individuales se obtiene por la misma va; como explica en otra parte bajo la forma de una parbola divertida, un visitante de otro planeta advertira pronto que las expresiones humanas estn asociadas con ciertas situaciones y acompaadas por ciertas respuestas, y aprendera a reconocer las partes recurrentes de las expresiones, y a ver que palabras como cerradura, puerta, manzana, aparecan en locuciones que estaban relacionadas con actos de cerrar algo y con objetos de cierto tipo definido (Meaning, pg. 101).

Es fcil probar qua la concepcin de Bloomfield del significado, que virtualmente equipara a este con el referente, es insostenible. Por no mencionar ms que una o dos de sus debilidades, no tiene en cuenta los innumerables casos en que la cosa referida no est presente en el momento de hablar, ni mienta las enunciaciones sobre fenmenos abstractos. Bloomfield estima tales situaciones como

1 Sobre esta controversia, vanse especialmente BLOOMFIELD, Language, pginas 32 y sgs., y su artculo sobre las respuestas secundarias y terciarias en el lenguaje (vase anteriormente, pg. 64, n. 2), as como la rplica de L. SPITZER en Language, XX (1944) pgs. 24551.

2 Para una objecin similiar de los no estructuralistas, vase el artculo de A. Gill aludido anteriormente, en la pg. 23, n. 2.

usos desplazados del habla que se derivan de un modo francamente uniforme de su valor primario, y que no requieren ninguna discusin especial (Language, pg. 141); pero es perfectamente claro que un enunciado acerca de un terremoto a miles de millas de distancia, o sobre los males del totalitarismo, solo puede ser comprendido si las palabras terremoto y totalitarismo corresponden a algo en la memoria del oyente. Otra dificultad es la de que el mundo exterior no solo est registrado en el lenguaje, sino dividido, analizado y clasificado en cada idioma de una manera diferente. Este hecho, que ser discutido en el captulo final, es reconocido por Bloomfield (ibd., pg. 280), pero no hay modo de ajustarlo a su definicin del significado.

Una consecuencia inevitable de la concepcin de Bloomfield del significado es que este queda relegado fuera de la lingstica propiamente dicha. Puesto que el significado es un rasgo o acontecimiento en el mundo no lingstico, es natural que Bloomfield sugiera que debemos definirlo, siempre que, podamos, en trminos de alguna otra ciencia, diciendo, por ejemplo, que el significado ordinario de la palabra inglesa salt [sal] es cloruro sdico (sodium chloride, NaCI) (ibd., pgs. 139 y sgs.). Pero cabe preguntar si es este realmente el significado de la palabra por el hablante medio, el cual probablemente no tiene idea de la composicin qumica de la sal. Cuando llega a definir sentimientos y otros estados de nimo, el sesgo antimentalista que est en la raz de la teora de Bloomfield conduce a mtodos que solo pueden ser calificados de procustianos 1:

Los trminos relacionados con el comportamiento social, tales como amor, amigo, benvolo, odio, podran definirse en trminos de la etnologa, el folklore y la sociologa, con tal que estos estudios hubiesen alcanzado una perfeccin y una exactitud insospechadas en la actualidad. Los trminos que se refieren a los estados del cuerpo del que habla, que son perceptibles para l solo, tales como nauseoso, asqueado, triste, alegre, contento, feliz, podran definirse nicamente si tuviramos un conocimiento minucioso de lo que pasa dentro del cuerpo de una persona viva (ibd., pg. 280).

Completamente aparte del intento de reducir la tristeza, la felicidad y otros sentimientos a estados del cuerpo 2, cabe preguntar si una definicin rigurosamente cientfica de tales palabras, aun

1 Cf. ROBINS, Lingua, III, pg. 131. Como correctamente apunta Mr. Robins, los sentimientos y pensamientos deberan ser reconocidos como una parte irreductible de muchos contextos de situacin, contextos que a su vez seran definidos como abstracciones analizadas por nosotros de la totalidad de nuestra experiencia. (lbd.. pg. 134.)

2 Cf. M. SCHLAUCH, Early Behaviorist Psychology and Contemporary Linguistics, Word, II (1946), pgs. 2536.

cuando fuese factible, correspondera a to que significan para el hablante ordinario. En vista de estas normas nada realistas 1 no es sorprendente que Bloomfield llegase a una conclusin desalentadora: La exposicin de los significados es, por tanto, el punto dbil del estudio del lenguaje, y permanecer as hasta que el conocimiento humano avance mucho ms a11 de su estado presente (ibd., pg. 140). Aunque es enteramente injusto decir que Bloomfield no prest ninguna atencin al significado 2, no cabe duda de que su actitud tuvo una influencia negativa sobre muchos de sus seguidores y contribuy a apartarlos de los problemas semnticos.

El fracaso del experimento de Bloomfield muestra claramente que no se puede obtener una definicin referencial del significado sin poner un trmino medio entre el nombre y el referente. Esto no quiere decir, sin embargo, que hayamos de recaer en una forma ingenua de mentalismo, establecer entidades psicolgicas espreas, y operar con conceptos vagos y nebulosos, tales como ideas, imgenes mentales y similares. La experiencia del significado, en la medida en que en todo caso puede ser indagada cientficamente, ha de ser dilucidada por el psiclogo, y aunque los recientes estudios sobre los reflejos condicionados y procesos semejantes han empezado a arrojar cierta luz sobre el problema 3, sera imprudente para el lingista encerrarse en cualquier teora psicolgica particular. La exacta naturaleza psicolgica del significado no es de importancia extraordinaria para el lingista: este se halla ms interesado por la informacin que una palabra proporciona realmente al hablante ordinario. Incluso esto es, por supuesto, extremadamente difcil de establecer, ya que el mismo trmino puede ser usado en incontables situaciones por millones de personas. El estudio paciente de una amplia y representativa muestra de contextos, como en la compilacin de un gran diccionario, puede contribuir de algn modo a la solucin del problema, y el lingista puede recibir tambin cierta ayuda de las modernas tcnicas experimentales, segn se ver ms adelante en este captulo.

c) Otra crtica dirigida contra las teoras referenciales del significado es la de que estn inspiradas por la vieja(y declaradamente anticuada(metafsica del cuerpo y el alma. As como, en una

1 Lo que l [Bloomfield( parece desear, la reciente filosofa de la ciencia ha mostrado que es algo sin esperanza. Lo que l quiere, en principio, es renunciar a todas las construcciones y variables interpuestas, y correlacionar directamente los observables con los observables. Puesto que la desesperanza de este vasto sueo no se demostr hasta mediados de los aos treinta, y todava no es de conocimiento comn..., no hay que tachar a Bloomfield de ignorancia. Baste reconocer que lo que era plausible en su tiempo no lo es ahora, dos dcadas ms tarde. (R. WELLS, Word, x, pg. 241.)

2 Vase sobre esta cuestin FRIES, Language, xxx, pg. 58 y sgs.

3 OSGOOD y otros, The Measurement of Meaning, pgs. 3 y sgs.

persona humana, se supone que el alma o espritu acompaa al cuerpo en su comportamiento exterior, as tambin en un signo lingstico se supone que un significado acompaa a la forma en sus varias manifestaciones. El signo lingstico se supone que surge de una correspondencia, de una especie de paralelismo psicofsico, entre una forma y un significado 1. Habra que advertir que esta crtica no se limita a las definiciones mentalistas del significado, sino que se aplica a todas las teoras referenciales, incluso al intento de definir el significado en trminos de distribucin 2.

Esta objecin, si fuese vlida, atacara la raz misma de todas las definiciones mencionadas hasta aqu, ya que pone en duda el dualismo sobre el que se basan. Parece, no obstante, que la crtica brota de un malentendido sugerido por una metfora de la que se ha abusado mucho y que ya fue desechada como insatisfactoria por Saussure hace medio siglo (op. cit., pg. 145). El dualismo de sonido y sentido, que est implcito en todas las teoras referenciales, nada tiene que ver con la metafsica del cuerpo y del alma. Es un gnero completamente diferente de dualismo: el inherente a cualquier signo, lingstico o de otra clase. Todos los signos, por definicin, apuntan a algo distinto, se refieren a algo ms a11 de s mismos (ver anteriormente, pg. 18). Esto es verdad de cualquier signo, desde el ms simple al ms complejo, desde las luces de trfico a los ms recnditos smbolos del poeta; y las palabras no son una excepcin a la regla. Negar la naturaleza dual(bifronte como Jano(de las palabras sera equivalente a negar que son signos, y la mayora de los lingistas seran reacios a dar ese paso.

Si se requiriese alguna analoga para ilustrar la relacin entre el sonido y el sentido, se podra, con Saussure, comparar una palabra a una hoja de papel, cuyas dos caras son dos facetas de un todo indisoluble, de suerte que no es posible cortar una cara sin cortar tambin la otra 3. Pero quiz es ms seguro evitar las metforas y similes cuando se definen conceptos fundamentales. Es suficiente decir que las palabras tienen una estructura dual, sencillamente porque son signos; si se interpreta

1 HAAS, Transactions of the Philological Society, 1954, pg. 71; cf. FIRTH, op. cit., pgs. 19 y 227; d., A Synopsis of Linguistic Theory, 19301955, Studies in Linguistic Analysis. Volumen especial de la Philological Society, Oxford, 1957, pgs. 132; READ, Etc., XIII, pg. 38.

2 HAAS, loc. cit., pgs. 72 y sgs. La teora distribucional aludida es la propuesta por Z. S. HARRIS, Methods in Structural Linguistic,. Chicago, 1951.

3 La langue est... comparable une feuille de papier: la pense est le recto et le son le verso; on ne peut dcouper le recto sans dcouper en mme temps le verso; de mme dans la langue, on ne saurait isoler ni le son de la pense, ni la pense du son. (Op. cit., pg. 157). Si bien este pasaje se refiere a la lengua en general, resulta claro de otras partes del libro (cf. pgs. 99 y sgs. y 144 y sgs.) que el mismo principio se aplica a las palabras individuales.

esta estructura dual en trminos mentalistas o de cualquier otro tipo, es una cuestin que no se suscita en este contexto.

Ninguna de las crticas precedentes compeler, pues, al lingista a abandonar las definiciones referenciales del significado. Tales definiciones, sin embargo, tendrn que expandirse en dos direcciones antes que puedan ser utilizadas en la investigacin efectiva. Habr de hacerse, en primer lugar, una provisin de significados mltiples. En las situaciones idealmente simples examinadas hasta ahora, slo un nombre y un sentido estaban implicados(una relacin que puede representarse simblicamente por una sola lnea que une dos polos:

s

n

en donde n = nombre, s = sentido, y las dos flechas muestran que la relacin es recproca y reversible. Como se ver con mayor detalle en los captulos 6 y 7, este esquema puede complicarse de dos maneras: varios nombres pueden estar conectados con un solo sentido, como en los sinnimos little [pequeo] y small [chico], y viceversa, diversos sentidos pueden estar ligados a un solo nombre, como en conductor, director de orquesta; conductor de autobs o tranva; cosa que transmite el calor o la electricidad. En forma de diagrama:

s

s1s2s3

n1 n2 n3

n

En segundo lugar, la definicin referencial del significado no debe llevarnos a una visin atomstica del lenguaje, en la que cada palabra fuese considerada como una unidad aislada y cerrada en s misma. Adems de la relacin muy especial y sui generis que enlaza al nombre con el sentido, las palabras estn tambin asociadas con otras palabras con las que tienen algo en comn, en cuanto al sonido, al sentido, o en ambas cosas. El nombre light [luz], por ejemplo, estar conectado con darkness [oscuridad], day [da], sun [sol], etc., por asociaciones entre los sentidos; con el adjetivo

light [ligero, no pesado] porque las dos palabras son homnimas 1; y con el adjetivo light (claro, no oscuro), el verbo to light (iluminar), el nombre light-ning (relmpago), etc., tanto sobre bases formales como semnticas.

Este principio desempea un papel importante en los cambios de significado y en la estructura del vocabulario, segn se ver en los dos ltimos captulos de este libro. Esquemticamente podra representarse de esta manera:

S1

S2

S3 S4

n1

n2

n3

n4

Las dos primeras palabras estn conectadas a la vez por el sonido y por el sentido, la segunda y la tercera por el sentido nicamente, y la tercera y la cuarta solo por el sonido. Si se tiene presente que los tres tipos de asociacin pueden irradiar en varias direcciones desde una misma palabra, y que el modelo puede adems complicarse con significados mltiples, se tendr una idea de la infinita complejidad de las relaciones semnticas.

Las definiciones referenciales del significado suscitan una interesante cuestin de metodologa lingstica. Como el significado es una relacin recproca y reversible entre el nombre y el sentido, puede ser investigado partiendo de cualquiera de los dos extremos: cabe comenzar por el nombre y buscar el sentido o los sentidos ligados a l, como hacen todos los diccionarios alfabticos; pero tambin se puede empezar por el sentido y buscar el nombre o los nombres conectados con l. Se ha afirmado categricamente que en todo estudio del lenguaje debemos partir de las formas y no de los significados 2. Esto no es enteramente cierto. En la mayora de las investigaciones habr obvias ventajas en tomar las formas como nuestro punto de partida; hay, sin embargo, importantes y fecundos tipos de indagacin en los que se ha de proceder justamente de la otra manera 3. Los dialectlogos y los gegrafos lingistas a menudo se interesarn por hallar las palabras para denotar objetos o procesos particulares en un rea dada. Los diccionarios conceptuales, tales como el

1 Para una explotacin estilstica de esta homonimia, vase ms adelante, pg. 217.

2 BLOOMFIELD, Meaning. pg. 103.

3 Vase, en el campo de la sintaxis, la obra monumental de F. BRUNOT, La pense et la langue, 3.a ed., Pars, 1936. Cf. igualmente JESPERSEN, The Philosophy of Grammar, pgs. 39 y sgs., y para la estilstica, mi Style in he French Novel, pg. 20.

Thesaurus de Roget, se compilan segn el mismo principio 1, y el estudio de ciertas nomenclaturas slidamente organizadas (campos semnticos), que sern discutidas en el ltimo captulo, tiene una orientacin similar. Esta rama de la semntica que parte del sentido y trata de identificar el nombre o los hombres ligados a l se conoce como onomasiologa 2. Se ha intentado en el pasado separar la onomasiologa de la semntica y considerar a 1as dos como ciencias paralelas, ocupndose la semntica del significado y la onomasiologa de la designacin 3. Esto es completamente innecesario si se adopta una definicin referencial del significado: los dos modos de acceso se vern entonces, no como dos disciplinas distintas, sino como mtodos paralelos que parten de extremos opuestos. Los dos mtodos son complementarios, y en ciertos tipos de investigacin incluso pueden combinarse con resultados interesantes 4.

2. Definiciones operacionales (contextuales) del significado

En los ltimos aos ha empezado a tomar forma dentro y fuera de la lingstica una nueva y enteramente diferente concepcin del significado. Recibi su formulacin ms acentuada y ms provocativa en las Philosophical Investigations, de L. Wittgenstein, que se publicaron pstumamente en 1953. Un cuarto de siglo antes, P. W. Bridgman haba recalcado, en The Logic of Modern Physics, el carcter puramente operacional de conceptos cientficos como longitud, tiempo o energa. Entendemos por cualquier concepto, arga, nada ms que una serie de operaciones; el concepto es sinnimo con el correspondiente conjunto de operaciones 5. Este modo de acceso, conocido con el hombre de operacionalismo, se extendi de los conceptos cientficos a las palabras en general, y fue resumido en la famosa frmula: El verdadero significado de una palabra ha de encontrarse observando lo que un hombre hace con ella, no lo que dice acerca de

1 Vase especialmente la introduccin del libro de F. DORNSEIFF, Der deutsche Wortschatz nach Sachgruppen, 5.a ed., Berln, 1959.

2 Del griego onoma, nombre. Una til perspectiva de la investigacin en este campo se encontrar en B. QUADRI, Aufgaben and Methoden der onomasio logischen Forschung, Romanica Helvetica, XXXVII, Berna, 1952.

3 Vanse mis Principles of Semantics, pgs. 161 y sgs.

4 K. JABERG, Aspects gographiques du langage, Pars, 1936.

5 Nueva York, 1927, pg. 5. Cf. ibd: Si el concepto es fsico, como el de longitud, las operaciones son operaciones fsicas efectivas, a saber, aquellas por las que se mide la longitud; o si el concepto es mental, como el de continuidad matemtica, las operaciones son operaciones mentales, a saber, aquellas por las que determinamos si un agregado dado de magnitudes es continuo. Cf. tambin pg. 6: La definicin propia de un concepto no es en trminos de sus propiedades, sino en trminos de sus operaciones efectivas.

ella 1. Wittgenstein da un paso ms: no dice meramente que podemos establecer el significado de una palabra observando su uso; afirma audazmente que el significado de una palabra es su uso: Para un gran nmero de casos(aunque no para todos(en que empleamos la palabra significado, este puede definirse as: el significado de una palabra es su uso en el lenguaje (pg. 20). Esta idea reaparece en formas variantes en el libro, aunque a veces parecera que Wittgenstein tuviese ciertas vacilaciones sobre eila (pgs. 53, 215); es como si sintiera que haba algo ms que el use en el significado de una palabra, pero que este algo eluda nuestra captura y nada podia decirse provechosamente acerca de l.

Wittgenstein utiliza diferentes analogas para mostrar las implicaciones de su frmula. El lenguaje(escribe(es un instrumento. Sus conceptos son instrumentos (pg. 151). En otra parte desarrolla la semejanza entre las palabras y las herramientas: Pensad en los utensilios de una caja de herramientas: hay a11 un martillo, alicates, un serrucho, un destornillador, una regla, un bote de cola, cola, clavos y tornillos. Las funciones de las palabras son tan diversas como las funciones de estos objetos (pg. 6). Como Saussure 2, pero sin duda independientemente de l, compara el lenguaje a un juego de ajedrez: La pregunta Qu es una palabra realmente? es anloga a Qu es una pieza en el ajedrez? (pg. 47); y de nuevo: Digamos que el significado de una pieza es su papel en el juego (pgina 150). Tambin habla del campo de fuerza de una palabra (pgina 219) y de todas las extensas ramificaciones del enlace efectuado por cada una de las palabras (ibd.). Todas estas comparaciones ponen de relieve una notable afinidad entre su pensamiento y la teora lingstica contempornea. No es sorprendente, por tanto, encontrarlo usando un procedimiento que es conocido en la moderna lingstica como la prueba de sustitucin. A1 discutir el verbo es en las dos oraciones: la rosa es roja y dos veces dos es cuatro, escribe: La regla que muestra que la palabra es tiene significaciones diferentes en estas oraciones es aquella que nos permite reemplazar la palabra es de la segunda oracin por el signo de igualdad, y que prohbe esta sustitucin en la primera oracin (pg. 149). Este es el mtodo empleado por los lingistas para la identificacin de los fonemas y de otros elementos distintivos: sustituyendo los fonemas unos por otros obtenemos palabras diferentes: (pat [apto] ( bat [garrote] ( pet [mimar] ( pad [cojn]), y sustituyendo unas palabras por otras, conseguimos sentencias diferentes: (A young man came into

1 Cf. STUART CHASE, The Tyranny of Words. pg. 7 y cap. 8; FIRTH. Proceedings of the Seventh International Congress of Linguists, pg. 8.2 Op. cit.. pgs. 125 y sgs.: cf. anteriormente, pg. 10.

the garden [un joven lleg al jardn] ( An old man came into the garden [un viejo lleg al jardn] ( A young woman came into the garden [una joven lleg al jardn] ( A young man ran into the garden [un joven corri al jardn] ( A young man came into the house [un joven lleg a la casa]). En una fecha tan lejana como 1935, el profesor I. R. Firth haba definido la palabra como una ficha lxica de sustitucin 1, y esta concepcin se ajusta muy fcilmente a la filosofa del lenguaje de Wittgenstein.

Las ideas de Wittgenstein tuvieron algunas repercusiones inmediatas en la lingstica 2, y han fortalecido la posicin de aquellos lingstas que, antes que l, haban definido el significado en trminos semejantes 3. Su frmula atraer al estudioso del lenguaje no solo por su nitidez y simplicidad y porque est muy en la lnea de las tendencias corrientes en la lingstica, sino tambin porque ofrece varias ventajas slidas. Por el lado negativo, evita cualquier recurso a estados o procesos mentales vagos, intangibles y subjetivos. Por el lado positivo, tiene el mrito de definir el significado en trminos contextuales, es decir, puramente empricos. La cuestin crucial que ahora se plantea es esta: cmo se comporta la definicin operacional comparada con la referencial (a) en cuanto instrumento de investigacin, y (b) en cuanto hiptesis de trabajo en la teora semntica?

a) Cul es el valor de la definicin operacional en el estudio de palabras particulares, por ejemplo, en lexicografa? La respuesta depender de cmo se interprete la definicin. Si se la toma como queriendo decir que el investigador debe reducirse a reunir y analizar contextos en los que se encuentre la palabra, entonces la tarea parecera tan ingrata como poco concluyente. Se ha sugerido que las sustituciones de gato, en unidades ms comprensivas tales como El ( coge al ratn, Compr pescado para m (, etc., manifiestan su significado; su privilegio de aparicin en estos contextos, con una cierta distribucin de frecuencias entre las apariciones, es el significado lingstico de gato 4. Tales contextos podran, por supuesto, multiplicarse indefinidamente, y

1 Op. cit., pg. 20. Cf. tambin HAAS, loc. cit., pg. 80.

2 Vase especialmente WELLS, op. cit. Cf. asimismo HAAS, loc. cit., pg. 81, n. 1, y mi artculo The Concept of Meaning in Linguistics, mencionado ms arriba.