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Los residuos son los restos, las sobras o desechos originados en los procesos de producción, distribución o consumo, destinados al abandono, a desprenderse de ellos. Es de destacar que hay una gran subjetividad en este concepto, porque lo que para unos es un residuo para otros puede ser materia prima, un recurso. Dada la diversidad de residuos existentes pueden clasificarse de múltiples formas, atendiendo a diversos criterios: origen, estado, peligrosidad, etc... Según su estado: sólidos, líquidos y gaseosos. Según su peligrosidad: inertes, no peligrosos y peligrosos (tóxicos, explosivos, radiactivos, etc.). Según su procedencia o fuente de producción: domiciliarios o urbanos, agrícolas, ganaderos, forestales, industriales, sanitarios, mineros, inertes (RCD). Cuando hablemos de residuos, no pensemos solo en las basuras, porque estas solo suponen un 5% del total de los residuos sólidos, sino también en la cantidad de escombros que generan las obras, en los excrementos sólidos y líquidos que se generan en las granjas, en las montañas de coches fuera de uso, en los residuos que se generan para obtener los minerales o recursos energéticos, etc. El ruido, las radiaciones ionizantes y electromagnéticas, la luminosidad y las emisiones de calor también pueden ser consideradas residuos. Por su cantidad (no hay sitios adecuados donde almacenarlos), por su perdurabilidad, por su impacto contaminante en el agua, en el aire, en el suelo y en el paisaje, por el alto coste económico que supone su gestión, por el agotamiento de los recursos, etc. En esta suciedad de consumo, de usar y tirar, el volumen de los residuos ha crecido de forma desorbitada. No somos conscientes de la basura que generamos, porque la recogen y nos la quitan de la vista.

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Los residuos son los restos, las sobras o desechos originados en los procesos de producción, distribución

o consumo, destinados al abandono, a desprenderse de ellos. Es de destacar que hay una gran subjetividad en este concepto, porque lo que para unos es un residuo para otros puede ser materia prima, un recurso.

Dada la diversidad de residuos existentes pueden clasificarse de

múltiples formas, atendiendo a diversos criterios: origen, estado, peligrosidad, etc...

Según su estado: sólidos, líquidos y gaseosos. Según su peligrosidad: inertes, no peligrosos y peligrosos (tóxicos, explosivos, radiactivos, etc.). Según su procedencia o fuente de producción: domiciliarios o urbanos, agrícolas, ganaderos, forestales, industriales, sanitarios, mineros, inertes (RCD).

Cuando hablemos de residuos, no pensemos solo en las basuras, porque estas solo suponen un 5% del total de los residuos sólidos, sino también en la cantidad de escombros que generan las obras, en los excrementos sólidos y líquidos que se generan en las granjas, en las montañas de coches fuera de uso, en los residuos que se generan para obtener los minerales o recursos energéticos, etc. El ruido, las radiaciones ionizantes y electromagnéticas, la luminosidad y las emisiones de calor también pueden ser consideradas residuos.

Por su cantidad (no hay sitios adecuados donde almacenarlos), por su perdurabilidad, por su impacto

contaminante en el agua, en el aire, en el suelo y en el paisaje, por el alto coste económico que supone su gestión, por el agotamiento de los recursos, etc. En esta suciedad de consumo, de usar y tirar, el volumen de los residuos ha crecido de forma desorbitada. No somos conscientes de la basura que generamos, porque la recogen y nos la quitan de la vista.

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En 2050 habrá más plástico que peces en los océanos. La 'isla' de plásticos flotantes que se arremolina

en el Pacífico, a medio camino entre Hawai y California, conocida como el gran parche de basura del Pacífico, es ya tan grande como Francia, España y Alemania juntas.

Solo de basuras, los españoles generamos una media de 1,6kg. al día (600 kg. por persona al

año). En 2010 duplicamos la basura doméstica de 1990. Para que nos hagamos una idea: la basura producida anualmente en España equivale a una montaña tan alta como el Mulhacén (3.479 metros). De ella, el 60% fue depositada en un vertedero, el 10% fue incinerada y tan solo un 30% es reciclada o compostada, mucho menos de lo que exige la Directiva de Residuos de la Unión Europea, que tampoco es muy ambiciosa, porque sólo obliga a reciclar el 50% de los residuos municipales para 2020. Asimismo, exige que sólo se mande a vertederos el 10% de la basura generada, siempre que sea previamente tratada. Metas que nuestro país está muy lejos de alcanzar y por eso está siendo sancionado.

Por un lado, el concepto de progreso se sigue identificando mayoritariamente con el mito del crecimiento económico ilimitado, con el aumento de la producción, con la constante expansión del mercado, donde los límites biofísicos del planeta, el agotamiento de recursos y la generación de residuos importan muy poco. La sociedad cree que es bueno que la economía crezca como sea, porque piensa que es la única forma de crear bienestar. Por otro lado, el concepto dominante de felicidad está basado en el consumismo compulsivo, en tener o en aparentar que se tiene. Somos una sociedad que valora la acumulación, y la acumulación – poseer mucho más de lo que necesitamos– se convierte en basura. Nuestro modelo económico crece a lo loco, porque está enfocado al lucro (a ganar dinero), no a satisfacer las necesidades básicas de la población mundial. Para dar salida a una producción creciente y variada, el sistema crea necesidades prescindibles (las modas) y convierte en perecederas, en obsoletas, cosas que aún tienen utilidad. Las cosas ya no están hechas para durar, sino para convertirse en residuos lo antes posible. Todo lo que se consume hoy (ropa, coches, ordenadores, muebles o electrodomésticos) tiene un ciclo de vida útil corto (obsolescencia programada), para que volvamos a entrar en la rueda del mercado, ya sea porque son difícilmente reparables, porque son de usar y tirar -como los envases- o porque se vuelven anticuados muy rápidamente. Son las grandes empresas las que controlan las innovaciones tecnológicas y las van introduciendo en sus productos a dosis, según su conveniencia. Este modelo de consumo compulsivo genera gran cantidad de residuos y de contaminación,

sin que la administración tome medidas eficaces para evitarlo. Por eso se le ha llamado la suciedad de consumo, la sociedad del despilfarro o del usar y tirar. Siempre se han producido residuos, pero es ahora, con tantos productos artificiales, cuando nos encontramos con un agravamiento mayúsculo del problema de los residuos. Durante siglos, las sociedades rurales han producido alimentos y bienes a partir de materias naturales, generando escasos residuos, porque en la Naturaleza todo lo orgánico se recicla (se pudre). En el medio natural no existen residuos: los desperdicios de un ser vivo son aprovechados por otros. En cambio, la industria actual, basada en el despilfarro de materias primas, energía y agua, genera masivamente residuos y sustancias tóxicas que los sistemas naturales no pueden asimilar o degradar, pues son ajenas a la Naturaleza. Incluso hay residuos domésticos que, pese a su corta vida útil, duran cientos de años, porque no se pudren, no se desintegran: envases de vidrio, plástico o aluminio. Y otros residuos muy peligrosos -como el plutonio- que duran más de 24.000 años emitiendo radiactividad.

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No podemos continuar tratando mares, ríos, campos y atmósfera como vertederos infinitos donde dispersar o diluir todo tipo de residuos contaminantes. Los métodos de "final de tubería" (filtros, depuradoras, vertederos) y los de tratamiento de residuos (incineradoras y plantas de separación) son parches que no atienden lo esencial del problema: el aumento desorbitado de residuos, el despilfarro de recursos que supone y el incremento de la contaminación.

La Naturaleza no es una fuente inagotable de recursos: bosques, bancos de pesca, minerales, agua dulce... son finitas. El actual modelo de producción es insostenible, porque también es de destrucción. Paradójicamente, en la basura de hoy estamos tirando los recursos que mañana se pueden echar en falta (aluminio, celulosa, hierro, etc.). Para mantener el modelo necesitaríamos tres planetas y solo tenemos uno. Ya hoy día se está produciendo una crisis ecológica con fenómenos difícilmente controlables, cuando no irreversibles, como el cambio climático, la desertificación, la pérdida de biodiversidad, etc.

Existe mucha permisividad hacia la exagerada producción de residuos, hasta el punto de que el reciclaje está sirviendo de coartada para seguir manteniendo el mismo modelo de hipergeneración de residuos. El reciclaje puede evitar la extracción de nuevos recursos naturales, pero no necesariamente nos impulsa a un estilo de vida sustentable. Todavía nos cuesta creernos el cuento de “que viene el lobo” y por eso estamos instalados en una gestión que concibe los residuos como un negocio, No se está cumpliendo con el orden prioritario de tratamiento, es decir, el principio de jerarquía de los residuos, establecido en la legislación europea: 1º prevención o reducción 2º reutilización 3º reciclaje 4º valorización material o energética y 5º eliminación (vertedero o incineración sin recuperación energética o con baja recuperación energética). España está a la cola de la UE en prevención, reutilización y reciclaje. Los residuos, en su mayor parte, se están incinerando o depositando en vertederos controlados e incontrolados.

Los vertederos ocupan mucho terreno, contaminan suelos y aguas, desaprovechan recursos y nadie quiere tenerlos cerca. La incineración tampoco es la solución, pues no elimina los residuos sino que los concentra; traslada los contaminantes de lugar y medio, al transformar los sólidos en gases; aumenta los riesgos para la salud, puesto que produce partículas en suspensión ultrafinas (compuestos orgánicos volátiles, dioxinas, furanos, dióxidos de azufre, monóxido y dióxido de carbono) que pasan fácilmente a los pulmones y a la sangre con efectos cancerígenos. Además, las cenizas y escorias resultantes de la combustión son más tóxicas que los residuos que trata.

Por estas razones, nos oponemos a ese proyecto de convertir en incineradora la cementera de Alcalá, pues será otro factor de peligro para la salud de la comarca de Los Alcores.

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Es necesario la adopción de un nuevo modelo de gestión de las basuras. Las políticas de prevención, reducción o minimización de residuos brillan por su ausencia. No se ponen medidas drásticas para acabar con el derroche actual y con la recogida mezclada. Mezclar los restos de comida con otros residuos es desperdiciar recursos por un tubo, todo un contrasentido que va contra la ecología y contra la economía. La falta de medios y la precaria educación ambiental hace que la reutilización sea marginal y que el reciclaje esté en pañales. Urge un cambio profundo en nuestros valores y en nuestra forma de producir y consumir. Tenemos que aprender a vivir mejor con menos, la actual cultura del derroche debe dar paso a una cultura de la autolimitación. Se trata, por tanto, de que, por un lado, prevengamos la producción de residuos hasta lo inevitable y, por otro, que a los residuos inevitables le saquemos el máximo provecho: reutilizándolos, reciclándolos, valorizándolos, es decir, pasar, de una vez por todas, del "usar y tirar" al "usar y reusar". Se debe acabar con la barra libre en la generación de basuras e incluso con el concepto basura.

Actualmente tenemos una economía lineal, que significa extraer, fabricar (más bien importar lo

fabricado en otro sitio), consumir y tirar, contraria a las prioridades que marcan las leyes de la UE y al sentido común. Es necesaria una producción limpia -que no produzca residuos o los minimice, que no use o produzca sustancias tóxicas, que priorice los recursos renovables y minimice su consumo- como base de una economía circular que debe cerrar los ciclos de los materiales, reintroduciendo los residuos en el ciclo industrial, sustituyendo la actual cadena lineal que convierte recursos en residuos. La economía circular se basa en repensar, rediseñar, refabricar, reparar, redistribuir, reducir, reutilizar, reciclar, recuperar energía. La economía circular puede ser nuestra última oportunidad para evitarlo, pero la economía circular solo resultará efectiva si todos circulamos hacia ella.

Los procesos de Producción Limpia son la puesta en práctica del principio de prevención.

Se trata de implantar un cambio de modelo de producción y consumo, un estilo de vida sostenible, en el que el consumo responsable es clave. Un modelo en el que los productos se diseñen con porcentajes crecientes de materiales reciclados y reciclables, sin materiales tóxicos, que sean reparables y duraderos y en el que la basura se considere como un recurso más. En este sentido, se necesitan cambios legales y fiscales: se debe evitar por ley la rápida conversión de los recursos en residuos, aumentando la calidad de los productos, su mayor durabilidad posible; ampliando el "período de garantía"; evitando la obsolescencia programada; facilitando la reparabilidad posterior; incentivando el mercado de piezas de automóviles y electrodomésticos; estableciendo penalizaciones (e incluso prohibiciones) para el sobreempaquetado y para los productos que no se puedan reciclar o biodegradar y para los desechables (de usar y tirar); potenciando los envases reutilizables con incentivos económicos (devolución del casco). De los 18.000 millones de envases que circulan al año en España, un 80% acaba en vertederos e incineradoras. La Nueva Economía Circular que promueve Bruselas nos exige poner fin a los vertederos como alternativa de gestión, no sólo por sus costes económicos y ambientales, sino también por el tremendo despilfarro de recursos que conlleva. La estrategia del “Vertido 0” no es solo una reclamación ecologista, sino un requerimiento legal. Los planes de basura cero tienen como fin que desaparezcan las soluciones de final de tubería, léase vertederos e incineradoras.

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Necesitamos una transición hacia una sociedad eficiente en el uso de los recursos, que responsabilice al

ciudadano de los residuos que genera. Hay que acabar con la dispersión en el medio de los residuos, evitar la recogida mezclada y apostar por la recogida selectiva o separada de los residuos, a fin de facilitar su reutilización, reciclaje o valorización. Así se ahorran recursos naturales, se disminuyen los residuos y el daño al medio ambiente.

Los residuos orgánicos (restos de comida, lodos de depuradoras y residuos vegetales) deben

convertirse en compost (abono orgánico). Además, son necesarios acuerdos internacionales sobre reducción de extracción de materias primas y energías fósiles.

Al Ayuntamiento de El Viso del Alcor le cuesta la gestión de las basuras y los escombros del Punto Limpio

870.000 euros anuales, es decir, 144.7 millones de pesetas: un auténtico despilfarro de recursos económicos que no para de aumentar y que necesitamos para otras cosas. Y la mayor parte de este dinero se gasta en enterrar recursos (materias primas), porque de lo que tiramos al contenedor sólo se recicla un 30%, un panorama desolador.

El Viso del Alcor pertenece a la Mancomunidad de Municipios de Los Alcores para la Gestión de

los Residuos Sólidos Urbanos. El Ayuntamiento recoge con sus propios medios la basura orgánica y la fracción resto y la lleva a la planta de recuperación y compostaje de Alcalá de Guadaíra. Se puede ver un numerito el día que se colmate este vertedero. Sin embargo, la recogida selectiva del cartón, vidrio y envases es realizada por la Mancomunidad. Urge estudiar si le conviene al municipio gestionar por sus propios medios este servicio y vender directamente los envases, el vidrio y el cartón. Haciendo un buen plan de recogida puede resultar rentable económica y ecológicamente.

En nuestro pueblo hay una preocupación por la mala imagen de los residuos, pero no tanto por su

producción o por su toxicidad. Y esto debe cambiar. El fomento de la prevención de residuos brilla por su ausencia. Pese al problemón que suponen los residuos, estos en nuestro pueblo no paran de crecer. Superamos las 8.000 toneladas al año solo en residuos domésticos. Desde hace tiempo se carece de una estrategia de gestión sostenible de los residuos. El Ayuntamiento tenía que tener aprobado desde 2013 un programa de prevención de residuos para reducir el peso de los residuos producidos en 2020 en un 10%, respecto a los generados 2010 y no lo ha hecho (Art. 15.1 de la Ley de Residuos).

Artículo 15 Programas de prevención de residuos 1. Las administraciones públicas, en sus respectivos ámbitos competenciales, aprobarán antes del 12 de diciembre de 2013, programas de prevención de residuos en los que se establecerán los objetivos de prevención, de reducción de la cantidad de residuos generados y de reducción de la cantidad de sustancias peligrosas o contaminantes, se describirán las medidas de prevención existentes y se evaluará la utilidad de los ejemplos de medidas que se indican en el anexo IV u otras medidas adecuadas. Estas medidas se encaminarán a lograr la reducción del peso de los residuos producidos en 2020 en un 10% respecto a los generados 2010.

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También está muy lejos de cumplir lo establecido en el art. 22 de la Ley de Residuos, en el

PEMAR 2016-2022 (Plan Estatal Marco de Gestión de Residuos) y en la Directiva 2008/98/CE Marco

de Residuos: -En el año 2016, se tenía que haber reducido -y no se ha hecho- en 12 puntos porcentuales el vertido de residuos biodegradables desde 2012. -En 2020, no se podrán verter residuos municipales sin tratar previamente y los tratados que se lleven a vertedero no podrán superar el 35% del total de los producidos. -En 2020, se tiene que reciclar el 50% del total de los residuos municipales (aunque de los envases, cartón y vidrio se exige llegar al 70%), -En 2020, en relación a los escombros (RCDs), el 70% tiene que destinarse a preparación para la reutilización, el reciclado y otras operaciones de valorización.

Aunque el modelo de gestión de los residuos en nuestro pueblo no funciona y no para de crear problemas y gastos crecientes, nadie se ha planteado un cambio profundo.

En El Viso persiste una recogida de residuos absurda -por estar mezclada y desperdiciarse

recursos-, una infraestructura para separar insuficiente, una escasa contribución al reciclaje y escombreras in crescendo. Parece como si las leyes no fueran con nosotros. El visueño de a pie sigue teniendo barra libre en la generación de residuos; ningún impedimento, ni siquiera se potencian los éticos.

El planeta no da para más y esto nos debería llevar a reducir nuestra presión sobre los recursos

del planeta, acabar con el derroche. El Ayuntamiento tiene que introducir una nueva cultura de los residuos (ver las basuras como recursos, no como desechos, pasar del "usar y tirar" al "usar y reusar o reciclar”)". Tiene que ser de los primeros en cambiar el modelo de gestión de los residuos, implantando medidas para cambiarlo radicalmente. Podemos ser la última generación con capacidad para mitigar el cambio climático y resolver problemas como el de los residuos, a fin de evitar los peores escenarios de futuro. Tenemos que asumir nuestra responsabilidad ya.

El gobierno municipal debe echar el resto para revertir

la situación actual, empezando por acabar con el desorden en el depósito de residuos. La falta de civismo y la cultura de la impunidad -de la que es responsable el Ayuntamiento y su policía- han hecho que no se respetan horarios, condiciones, lugares. Así, nos hallamos los contenedores con basura durante todo el día, gente que tira los restos de comida a granel, depósito en la calle de electrodomésticos y muebles, vertido en los contenedores de basura de residuos peligrosos (disolventes, pinturas, fluorescentes, amianto...) que fastidian el compostaje y ponen en peligro la salud de los basureros, escombros que rompen el sistema compactador del camión, cajas de cartón sin plegar que llenan el contenedor, bolsas de basura por los suelos, envases que no se comprimen para que ocupen menos espacio y se ahorren transportes, cacas y orines de perros no limpiados por sus propietarios, etc.

El vertido incorrecto no se está penalizando y esto aumenta los gastos municipales, dificulta la reutilización y el reciclaje, le hace un flaco favor a la imagen de nuestro pueblo y crea molestias en el vecindario: malos olores, suciedad, focos de infección, animales molestos, etc.

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Depositar en el contenedor verde toda la basura mezclada que el usuario no sabe, no quiere o no puede separar, es a estas alturas injustificable, es rendirse ante el desastre ambiental. Mucho mejor que separar en planta residuos mezclados, sucios y contaminados, es separar en los domicilios todo lo que se pueda y así optimizar su aprovechamiento. No puede pasar ni un día más sin que este Ayuntamiento, en coherencia con lo recogido en el artículo 24 de la Ley de Residuos, se plantee la recogida selectiva de los restos de comida (la fracción orgánica fermentable, que supone el 42% de la basura) para su posterior aprovechamiento como alimento de animales o como compost (abono) para comercializarlo en la agricultura local y en parques y jardines. Se posibilitaría un mejor tratamiento de los otros residuos y se lograría un compost de calidad - no el “biorresiduo” que sale hoy de las plantas de compostaje- para cerrar el círculo, volviendo al suelo lo que es del suelo.

El gobierno municipal debe impulsar un debate público y una campaña de gestiones en los organismos supramunicipales (Diputación, Mancomunidad, Consejerías, Parlamento, etc) en favor de que se adopten todas las medidas necesarias para facilitar la recogida separada y el compostaje de la materia orgánica, a fin de obtener un compost puro y la conversión en energía del biogás resultante. De resultar infructuoso, debería plantearse la posibilidad de montar una planta de compostaje en la Vega (los terrenos ya los tiene e inutilizados).

Mientras una de las dos opciones anteriores se

hace realidad, la Delegación de Medio Ambiente ha de promocionar el autocompostaje de los residuos vegetales en huertas, colegios, parcelas y viviendas con corrales y zonas verdes. Debería impulsar un programa de subvenciones para la adquisición de composteras o incluso la bonificación de la tasa de basuras para quien presente factura de adquisición de compostera. En fin, puede haber distintas medidas para potenciar el compostaje y la reducción de este tipo de residuo. En una anterior legislatura del PSOE, se llevó a cabo un interesantísimo programa de compostaje, a través de un convenio de colaboración con Amigos de la Tierra, el Ministerio de Agricultura y los parcelistas. Esta iniciativa debería ir a más, en vez de languidecer, porque reduce

el volumen de residuos. Es plausible la recogida por separado que hace el Ayuntamiento de los residuos vegetales de los parques y jardines municipales, para su posterior compostaje en el parque, aunque hay un desalmado que malogra este esfuerzo, porque no para de meterle fuego.

Un residuo orgánico especial, que se debería recoger por separado para ser aprovechado como

alimento del ganado, es el pan duro. Medio Ambiente debería tantear la posibilidad de un convenio con pequeños y grandes ganaderos interesados en el aprovechamiento del pan duro. También puede hacerse lo mismo con la comida sobrante en los comedores de los colegios, en la hostelería, en el Mercadona y en la residencia de mayores, siempre que se comprometan a una separación pura.

Dada la cantidad de problemas que generan los contenedores en la calle

y lo costosa que es la gestión de la basura con el sistema actual, creemos que no sería descabellado sustituirla por una recogida puerta a puerta, como exitosamente están llevando a cabo más de 100 municipios. Ese debate, promoviendo la participación ciudadana, hay que hacerlo. Solano, a bote pronto, le ve a este sistema muchas ventajas: reducción de los residuos, aumento del reciclaje, eliminación de suciedad en las calles, reducción del coste de gestión y posibilidad de transitar a un sistema de pago más justo.

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Las tasas de basuras se calculan en base a criterios como la superficie del local o vivienda, su valor

catastral, la actividad económica desarrollada o una combinación de ellos. Estos criterios no son adecuados para incitar a los ciudadanos ni a las empresas a adoptar medidas de prevención de los residuos o a realizar una separación más adecuada de los mismos, ya que no se basan en la producción de residuos sino en otras consideraciones. Al igual que en el consumo de agua, de gas o de electricidad, la tasa de basuras se debería pagar en función de lo que genera o consuma cada casa. La manera de controlarlo podría ser a través de la compra de bolsas oficiales obligatorias, pues de lo contrario no se le recoge la basura, o de pegatinas homologadas. En el precio de la bolsa o pegatina se incluye parte de la tasa. Cuanto más bolsas llenes, más tasas pagas. Para los residuos no orgánicos, se pueden establecer otros criterios para reducir las tasas como el uso del punto limpio. Se trata de darle rienda suelta a la imaginación para incentivar cambios en las conductas.

Por otra parte, en la contratación pública, se deben incluir cláusulas que premien la

prevención de residuos y el empleo de los materiales procedentes de RCD valorizables en sustitución de los materiales nuevos. Y en las compras que efectúe el Ayuntamiento, se debería apostar por productos reciclados y reciclables.

Mejora de la limpieza de calles, plazas y mobiliario urbano El suelo es el escaparate del civismo de un pueblo. Mairena del Alcor nos da siete vueltas en limpieza viaria. En El Viso, este servicio deja mucho que desear. Se junta el hambre con las ganar de comer (falta personal y parte del que entra carece de vocación de servicio). La picaresca está a la orden del día y el gobierno se muestra incapaz de hacerle frente.

Recientemente, la Delegación de Medio Ambiente ha emprendido una plausible y necesaria

campaña de sensibilización sobre los residuos, contratando a dos educadores de calle que están informando a quienes tienen conductas incorrectas y sancionables, porque ensuciar no es un derecho. Está muy bien fomentar la cultura de la limpieza y de respeto al suelo, pero esta actuación puede caer en saco roto y quedar en un tímido intento de abordar el problema, si no se complementa con multas de la policía y con una mayor dotación de infraestructuras y servicios. Es escandalosa la falta de papeleras, aunque eso no justifica que se tiren las cosas al suelo, porque hay contenedores cada 30 metros. El Ayuntamiento tiene que predicar con el ejemplo si quiere ganarse el respeto de la gente. Los contenedores -y el suelo en el que se encuentran- tienen que limpiarse con más asiduidad y eficacia. Están asquerosos y tardan en ser limpiados. También hay otros impresentables (sin tapaderas, quemados o rotos) que deben ser repuestos.

Los operarios y operarias de la limpieza tienen que ser

muy conscientes del papel que juegan. No se pueden limitar a barrer, también deben depositar en los contenedores de selectiva el vidrio y el cartón que se encuentren por el suelo o encima de los contenedores. No deben tirar la basura de día en los contenedores. Se debería establecer un servicio de recogida con un vehículo municipal de las bolsas de los carros de los operarios de limpieza viaria para depositarlas en el punto limpio. Las limpiadoras de los edificios municipales también deben respetar las normas de depósito de residuos. Puntos calientes. Hay varios lugares en los que suele quedar un rastro de basuras evitable y contra los que hay que actuar urgentemente: la portada del punto limpio, el mercadillo, los sitios de botellonas, el Mirador de la calle Sol, el recinto de la Romería, el recorrido de los Reyes Magos, etc. Intensificando la vigilancia policial o poniendo cámaras es posible evitar la montaña de basuras que a diario se tiran en el suelo de la puerta del punto limpio. Haciendo una campaña policial de advertencia,

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se puede evitar lo del mercadillo, lo del mirador y lo de las botellonas, ya sea tomando nota de los puestos que se quedan sucios y no utilizan recipientes para sus residuos, ya sea anotando las matrículas de los que van a hacer botellonas como medida preventiva. En cuanto a los Reyes Magos, ya es hora de que se impida que tiren los caramelos sueltos sin empaquetar, pues apenas se aprovechan y ensucian muchísimo. Y en relación a la Romería, a las cofradías y a las organizaciones que hagan celebraciones en la calle, tienen que corresponsabilizarse de los residuos que generan sus eventos, poniendo medios y servicios para minimizarlos.

Abundando en la limpieza o prevención de la suciedad de las calles, se debe aumentar la

vigilancia de los repartidores de folletos a domicilio, porque se ha relajado mucho este asunto y los repartos se siguen haciendo bastante mal, generando mucha suciedad. También se debe exigir a los bares que ocupan espacios públicos que tengan papeleras junto a los veladores y que limpien a fondo lo ocupado.

En la fase de transición al nuevo modelo de gestión de

residuos propuesto, es obvio que hay que seguir incrementando el reciclaje de residuos, porque aunque no evite el agotamiento de recursos y la crisis ambiental, la retrasa en parte. En El Viso se puede depositar, a cualquier hora, en contenedores específicos - para facilitar su reciclado- lo siguiente:

Ubicados en las calles: papel y cartón, vidrios, envases de plástico, brick, latas y corcho blanco, ropas, calzados y bolsos, juguetes, aceites vegetales, bombillas de bajo consumo, disquettes, cargadores de móviles, cintas de cassette, tapones de corchos, CDs y DVDs. Ubicados en el punto limpio: maderas, chatarras, plásticos film de embalaje, cartuchos de tinta, tóner, móviles, pilas, baterías, aceites vegetales y de motor, pinturas, barnices y disolventes, restos de poda, enseres voluminosos (colchones, muebles, sofás, aparatos eléctricos y electrónicos), lámparas y tubos fluorescentes, plástico duro (paragolpes, cajas, garrafas, cubos, tubos, sillas, etc.), escombros y sanitarios, neumáticos, bombillas de bajo consumo, Cds, DVDs, cargadores de móviles, cartuchos de impresora, cintas de cassette, disquetes, tapones de corcho, residuos peligrosos domésticos y material no reciclable. Ubicados en farmacias: medicinas.

Si queremos cumplir los objetivos de reciclaje que nos marca la legislación para no ser

sancionados, el gobierno municipal debe hacer un mayor esfuerzo en dos sentidos:

1º Impulsando campañas de información-concienciación, dirigidas a distintos sectores

(empresas hosteleras, comercios, oficinas, colegios, empresas de la construcción, etc.). Esta campaña

debe extenderse también a la prevención y la reutilización, poniendo un énfasis especial en la sensibilización sobre el consumo de productos de usar y tirar y enseñando prácticas que facilitan la reutilización.

2º Ampliando la flota de contenedores de selectiva y los días de recogida. Hay mucha gente

que quiere reciclar y no tiene la infraestructura a mano. Parece que una de las razones de este deficitario servicio estriba en la deuda que mantiene este Ayuntamiento con la Mancomunidad de Los Alcores -la prestataria del servicio- y que arranca de gobiernos anteriores.

El Ayuntamiento viene prestando un servicio gratuito de recogida de enseres voluminosos a domicilio. Debería informarse con fotos en las redes sociales de los enseres recogidos a diario, que estén en buen estado, con el objetivo de que puedan ser aprovechados por personas interesadas.

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Partiendo de la base de que a los establecimientos se le cobra una tasa de basura industrial, por la

que pagan más, se debería estudiar la posibilidad de prestarle a estos un servicio de recogida a domicilio del papel y el cartón, estableciendo un convenio de condiciones con ellos.

Además, se debe hacer extensiva la recogida por separado en el punto limpio a otros residuos

(pvc, pan duro, cristal plano, radiografías) y buscar empresas autorizadas que los recojan.

A estas alturas, no es de recibo que el Ayuntamiento esté recogiendo

menos aceite frito que recogía el Colectivo Solano cuando fuimos pioneros en la prestación de este servicio y sin apenas medios. En su día, Solano instaló dos contenedores en las calles del pueblo. Hoy solo queda uno. Y ya está tardando el Ayuntamiento en ampliar esa flota de contenedores. Por otra parte, debe hacer un censo de todas las empresas que generan aceite frito para facilitar su entrega a una empresa gestora de aceites y alentar a los hogares al depósito del aceite frito en los contenedores específicos de la calle o del punto limpio. El aceite frito de la feria también sebe ser recogido.

Todos los años en otoño se cae la naranja amarga y los limones del arbolado urbano, ensuciando las

calles. La Delegación de Medio Ambiente debe tener planificada la recogida con antelación y darla a conocer públicamente para que puedan optar personas interesadas.

Es vergonzoso el sarpullido de escombreras (vertederos incontrolados) que hay en la piel de nuestro

término municipal: Tío de las Barbas, aledaños del cementerio, zona ganadera, Cañada de las Tinajas (junto a Poliviso), La Santa, los arroyos, etc. Se deben censar todas las que hay e impulsar un plan de erradicación de las escombreras ilegales.

Para erradicarlas, es necesario como primer paso proceder a la limpieza y restauración de los

sitios degradados, así como a su “blindaje” (vallado o cercado). Se puede aprovechar el Plan Emplea Joven y del Plan Emplea 30+ para la limpieza de los escombros que hay en espacios municipales o públicos (cunetas). También hay que actuar rápidamente en zonas de

riesgo, cuando se produzcan los primeros vertidos, para evitar su consolidación como escombrera.

Para prevenir el vertido incontrolado de escombros hay mecanismos legales que nuestros gobernantes no han querido aplicar como intensificar la vigilancia de las obras, no dar licencias de uso de viviendas si no se justifica la correcta gestión de los escombros o el cobro de una fianza adicional por escombros a la hora de conceder licencias de obras, irrecuperable si no se entreguen los justificantes de que los escombros se han depositado en un vertedero controlado.

1. Los proyectos de obra sometidos a licencia municipal deberán incluir la estimación de la cantidad de residuos de construcción y demolición que se vayan a producir y las medidas para su clasificación y separación por tipos en origen, de conformidad con el artículo 104.1 de la Ley 7/2007, de 9 de julio. Para el otorgamiento de la licencia municipal de obras, las personas o entidades productoras tendrán que constituir a favor del Ayuntamiento una fianza o garantía financiera equivalente, a fin de asegurar la correcta gestión de los residuos generados.

2. No se podrán conceder licencias municipales de obra sin que se haya constituido previamente la fianza, la cual se reintegrará a la persona o entidad productora en el momento en que aporte el certificado emitido por persona autorizada acreditativo de la operación de valorización y eliminación a la que han sido destinados los residuos.

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Resulta que la fianza no ha sido establecida en nuestro pueblo por no tener hechos los deberes legales, esto es, la ordenanza de escombros. El comprobante que justifica una correcta gestión de los escombros tampoco ha podido ser aplicado porque depende de la fianza. El descontrol sobre los escombros está servido, pues depende de los escrúpulos de los particulares.

El Ayuntamiento disponía de un plazo de un año, desde la entrada en vigor del Decreto 73/2012,

de 20 de marzo, por el que se aprueba el Reglamento de Residuos de Andalucía, para regular mediante ordenanza la constitución de la fianza, pero no lo hizo el gobierno municipal del PSOE ni el actual (Véase la disposición transitoria décima del Reglamento de Residuos de Andalucía).

En relación a la tasa por licencia de obras -no la confundan con la fianza- y con el fin de

estimular el aprovechamiento de los escombros, el Ayuntamiento debería establecer una bonificación para aquellas personas que acrediten con factura que han adquirido materiales usados provenientes de derribos.

La uralita contiene fibrocemento, compuesto por el cancerígeno amianto. Es inocua cuándo está entera,

pero muy tóxica si se rompe e inhalamos el polvo que suelta. Son peligrosas en las escombreras: el agua arrastra el amianto a los acuíferos. El amianto está prohibido en el Estado español desde 2001, pero el legislador se ha preocupado más del negocio que se crea con su desmontaje para favorecer a las empresas que de la salud y el control del amianto. La ley prohíbe que los particulares puedan desmontar la uralita. En el punto limpio no la recogen. Se exige que sea una empresa autorizada quien lo haga, pero las tarifas son muy caras. Es como si un propietario de un automóvil tuviese que pagar al desguace diez veces el precio de compra para que te lo recoja del garaje. Consecuencias: descontrol sobre un residuo peligroso, porque la gente desmonta la uralita y la tira en un descampado.

El Ayuntamiento debe denunciar esta situación en los medios de comunicación y en las

instituciones y exigir que sea la Junta de Andalucía la que impulse un plan de recogida gratuita de la uralita. Algo parecido ocurre con las radiografías, pues debieran ser los centros sanitarios quienes las recogieran y no hacer cargar con esa responsabilidad y gasto a los ayuntamientos.

Existe en nuestro municipio una ordenanza (normativa local)

desde hace una década, cuyo cumplimiento mejoraría con creces el depósito de residuos y la convivencia, pero apenas se ha puesto en valor. La primera que desconoce su contenido es quien la tiene que aplicar: la Policía Local. En la ordenanza se recogen sanciones para quienes no recojan la caca del perro, tiran la basura de día, escupen en la calle, depositan cajas y otros residuos en el suelo, etc., pero mucho nos tememos que nunca se han puesto multas por estos asuntos, dada la persistencia de estas conductas incívicas. El Ayuntamiento debería reunirse con los agentes, dedicar alguna jornada a su estudio e impulsar su aplicación como una prioridad. Simultáneamente debería hacerse una campaña informativa para darla a conocer a los distintos sectores de la población. Teniendo un instrumento tan adecuado como es la ordenanza, no entendemos que a estas alturas no se acabe con determinados conductas incívicas.

Dentro de esa ordenanza están incluidas las sanciones por tener solares abandonados, sin limpiar.

Es una de las pocas cosas que se ha venido cumpliendo, pero dada la cantidad de solares que se vieron sucios el año pasado, parece que la Policía ha relajado la vigilancia.

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El Ayuntamiento no está haciendo un seguimiento de los residuos no urbanos. No estaría de más

tener un conocimiento exhaustivo de todos los residuos que se generan en nuestro pueblo (industriales, ganaderos, agrícolas y de obras) y del destino que tienen, a fin de evitar vertidos incontrolados y estudiar las posibilidades de aprovechamiento. Una vigilancia especial requieren los abonados químicos intensivos y los vertidos incontrolados de purines y gallinaza, causas fundamentales de la contaminación por nitratos de las aguas de los pozos visueños.

SOLANO INVITA A LA POBLACIÓN A QUE, EN LA LÍNEA

ABIERTA POR NUESTRO COLECTIVO CON ESTE INFORME,

SIGA HACIENDO PROPUESTAS PARA MEJORAR LA

GESTIÓN DE LOS RESIDUOS EN NUESTRA LOCALIDAD.

Directiva 2008/98/CE Marco de Residuos. Ley 22/2011, de 28 de julio, de residuos y suelos contaminados. Ley 7/2007, de 9 de julio, de Gestión Integrada de la Calidad Ambiental. Plan Estatal Marco de Gestión de Residuos 2016-2022. Plan Director Territorial de Residuos No Peligrosos de Andalucía 2010-2019 (aprobado mediante Decreto 397/2010, de 2 de noviembre). Decreto 73/2012, de 20 de marzo, por el que se aprueba el Reglamento de Residuos de Andalucía.