Upload
lamtu
View
235
Download
0
Embed Size (px)
Citation preview
Secuencia. Revista de historia y ciencias
sociales
ISSN: 0186-0348
Instituto de Investigaciones Dr. José María
Luis Mora
México
San Miguel, Pedro L.
Mito e historia en la épica campesina: John Womack y la revolución mexicana
Secuencia. Revista de historia y ciencias sociales, núm. 76, enero-abril, 2010, pp. 133-156
Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora
Distrito Federal, México
Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=319127434006
Cómo citar el artículo
Número completo
Más información del artículo
Página de la revista en redalyc.org
Sistema de Información Científica
Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal
Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto
Pedro L. San Miguel
Obtuvo un doctorado en Historia de América Latina en la Columbia University (1987) y es catedrático (profesor titular) en el Departamento de Historia de la Universidad de Puerto Rico, recintode Río Piedras. Ha publicado varios libros, entre ellos, Los campesinos del Cibao: economía de mercadoy transformación agraria en la República Dominicana, 1880-1960 (1997), La isla imaginada: historia,identidady utopía en La Española (1997, 2a. ed., 2008, y ed. en inglés, 2005), y Los desvaríos de TiNoel: ensayos sobre la producción del saber en elCaribe (2004). Actualmente estudia las representaciones de América Latina (con énfasis en México y el Caribe) en la historiografía de Estados Unidos.
Resumen
En este artículo se efectúa una reflexión en tornoa la obra Zapata and the Mexican Revolution delhistoriador estadunidense John Womack, Jr. Elanálisis se funda en el concepto de mitohistoria,el cual parte de la premisa de que todo granrelato histórico posee una estructura mítica. Enconsecuencia, se intenta identificar tales rasgosen el texto de Womack, sobre todo su construc-
ción del estado de Morelos y de EmilianoZapata, como espacio y como héroe míticos,respectivamente. Por otro lado, se arguye que taltipo de construcción respondió a las corrientesintelectuales y políticas que permearon los estudios latinoamericanos en Estados Unidos en losaños sesenta y setenta del siglo pasado.
Palabras clave:Revolución mexicana, John Wornack, Jr., Emiliano Zapata, historiografía, mito.
Fecha de recepción:noviembre de 2008
Fecha de aceptación:marzo de 2009
Myths and History of the Peasant Epic:John Womack and the Mexican Revolution
Pedro L. San Miguel
Obtained a Ph. D. in Latin American History at Columbia University (1987) and is a professorat the History Department at the Universiry ofPuerto Rico, Río Piedras Campus. Has publishedsevera! books, including Los campesinos del Cibao: e.onomia de mercado y transformación agraria en laRepública Dominicana, 1880-1960 (1997), La isla imaginada: historia, identidady utopía en La Española (1997, 2a. ed., 2008, and published in English, 2005), and Los desvaríos de Ti Noel: ensayos sobrela producción del saber en elCaribe (2004). Is currently srudying the representations ofLatin America(with an emphasis on Mexico and the Caribbean) in the historiography of the United States.
Abstract
This article contains a reflection on Zapata andthe Mexican Revolution by US historian, JohnWomack, J r. The ana!ysis is based on rhe concept of myth-history, based on the premise thatany great historica! account possesses a rnythica! structure. The author therefore attempts toidentiíy these features in Womack's text, parti-
cularly in his construction of the stare of Morelos and Emiliano Zapata, as a mythical spaceand hero, respeetively. At the same time, heargues that this type of construction reflectedthe intellectual and political trends prevalentin Latin American studies in the 1960s and1970s.
Keywords:Mexican Revolution, John Womack, Jr., Emiliano Zapata, historiography, myth,
Final submission:November 2008
Acceptance:March 2009
Mito e historia en la épica campesina:John Womack y la revolución mexicana
Pedro L. San Miguel
Quiero que cantes mi victoria y mi loa.
Yo seré Eneas; rú serás mi Virgilio.
¿Te crees capaz de acometer esa empresa,
que nos hará inmorrales a los dos'
Borges .
LIKE A SORT OF DUMMY: UN GRINGO
JOVEN EN BUSCA DE UN TEMA
Un alumno de la Universidad deHarvard emprende un viaje hastaColombia con la intención de ela
borar una tesis doctoral. Ya en Bogotá, eljoven gringo leyó -like a sort ofdummysobre diversos temas. Finalmente decidióque escribiría su tesis en torno a la violencta.' Lejos de menguar, las aflicciones deljoven se acrecentaron: ¿cómo estudiar esefenómeno histórico-social?, se preguntaba.No obstante, los acontecimientos quevivía Colombia en esos años -la décadade los sesenta del siglo XX recién se iniciaba- se encargaríande zanjar ese dilema.El joven había decidido marchar a Cali,pero antes de partir, un grupo armadoasaltó un camión que transitaba por esa
1 Sobre la violencia véase Bergquist, Peñaranda ySánchez, Violenee, 1992, pp. 1-166.
ruta y degolló a unos pasajeros: hasta ahíllegaron sus afanes de estudiar la violencia.Entonces viajó rumbo a Santa Marta,esperanzado con una nueva pista quehabía encontrado en sus lecturas, una delas cuales se refería a una huelga de trabajadores bananeros en el año 1928. Ilusionado con esta posibilidad, el joveninquirió en la Asociación de Agricultoresde Banana sobre dicho movimiento. Lacontestación que recibió lo desconcertó:en esa región jamás había ocurrido ninguna huelga. 2
Esta nueva decepción llevó al joven areflexionar sobre su elección. Sentía querealmente quería escribir sobre México yque le atraía el tema de la revolución. Recordó que había leído una obra acerca delos ejércitos revolucionarios franceses ypensó que podía efectuar algo similar entorno al ejército zapatista, Su atracciónhacia el zapatismo fue bastante natural.De hecho, previamente había escrito unatesis sobre un movimiento de agricultoresarrendatarios (tenant farmers) en su estadonatal." Así que marchó a México, dondefue más afortunado que en Colombia, ylo que inició como un estudio sobre el
2 MARHO, Visions, 1984, pp. 247-262.3 Womack, Jr., "Oklahorna's", 1959.
Secuencia [135] núm. 76, enero-abril 2010
ejército zapatista se convirtió en una investigación sobre el movimiento zapatista.Intentó "comprender de dónde surgía taltipo de movimiento y cómo operaba, dedónde provenía su fortaleza y cuáles eransus debilidades"." La culminación de esteesfuerzo fue Zapata and the MexicanRevolution (1969), que le ganó a su autor,John Womack, un éxito instantáneo.? Nofue poco su mérito dado que tenía 24 añoscuando se percató de que era posible convertirse en historiador. Pese a ello, seenfrascó en el estudio de la realidad latinoamericana, al igual que otros jóvenesestadunidenses de su generación, estimulado por los conflictos de esos años. Lohizo examinando un movimiento campesino y proyectándolo como una epopeya.
MITO + HISTORIA = MITOHISTORIA
(B]s destino de todo mito irse deslizando a
rastras poco a poco en la estrechez de una
presunta realidad histórica
Nietzsche
En los años sesenta ciertos intelectualesconcibieron al campesinado como unsujeto épico debido a su participación enlos movimientos revolucionarios. Tal concepción respondió en parte a un anhelopor el "retorno del héroe", por lo que eseregreso fue una especie de "explosiónmítica". Esa "entidad imaginaria" en quese convirtió el campesinado llegó a trazarun "camino heurístico", incitando "la búsqueda científica o técnica". Hasta ese mo-
4 MARHO, Visions, 1984, p. 249. Las traducciones del inglés son mías.
) Womack,]r., Zapata, 1979.
136
mento, entre los historiadores el campesinado había sido un "mito latente", perodicha latencia se convirtió en "historiapositiva", es decir, en objeto de las investigaciones acerca del pasado. Como resultado, los imaginarios respecto a loscampesinos transitaron del mythos al/ogos.Conceptos como campesino, campesinado ymovimiento campesino pasaron a formar parte de una "cuenca semántica" adoptadapor la historiografía, confluenciade "precipitados históricos" que fueron a la vez"precipitados míticos"." En efecto, lanoción de movimiento social es una construcción cuasimítica, vinculada de maneradirecta con la idea de la revolución, que esparte esencial de los imaginarios políticosmodernos." Las ideas de movimiento socialy revolución forman parte de una misma"constelación mitológica" ya que giranalrededor de la utopía, que actúa como"meta política de un orden futuro". 8
Como ha dicho Iván de la Nuez refiriéndose a la revolución cubana que, al igualque la mexicana, se ha caracterizado poractivar los "precipitados míticos": "en eldiscurso utópico que emana de la revolución, [...] fantasía, ingenuidad y esperanza coinciden en la construcción de unamitología"," En el ámbito de la historiografía, esta activación ocurrió a partir deuna concepción cienrificista que asumióuna bipolaridad entre "mito y razón".Según esa episterne, el mito es lo opuestoa una "explicación racional", por lo quela "imagen científica" se concibe "comola disolución de la imagen mítica del
G Durand, Mitos, 2003, pp. 35, 71-113, 119,137,139 Y 147.
7 Girarder, Mitos, 1999, pp. 11 Y15.8 lbid., p. 20, YGadamer, Mito, 1997, p. 16.9 Nuez, Fantasía, 2006, p. 15.
PEDRO L. SAN MIGUEL
mundo't.l? Tal transición remite al logos, aun saber que descansa "en la fundamentación y en la prueba", lo que supuestamente lo distingue del mito o de la literatura ya que estos últimos se basan en"una simple narración". 11 Así se erradicaría lo fabuloso y lo imaginario, conceptuados por el saber moderno como lo falso, loilusorio o lo errado, aunque, como ha dicho Octavio Paz, las "verdades científicas"no son sino "nuevas expresiones de tendencias que antes encarnaron en formasmfticas".'? Por ende, los relatos míticoscontienen explicaciones que las cienciassociales modernas pretendieron transformar en leyes, modelos y proposicionesabstractas.
Además, se puede argumentar que losrelatos históricos siguen arquetipos narrativos que remiten a alegorías y a nocionesmíticas. Como ha dicho Hayden White,
historiar una estructura, escribir su historia,es mitologizarla, ya sea con la intenciónde promover su transformación demostrando cuán "antinatural" es (...], o con el finde reforzar su autoridad demostrando lo bienque concuerda con su contexto, cuán adecuadamente se ajusta al "orden de lascosas". 13
Esa dimensión mítica de los relatoshistóricos se percibe en aquellas obrasque abordan temas saturados de connotaciones épicas, dramáticas o trágicas. Con
10 Gadamer, Mito, 1997, p. 14. Sobre la relaciónentre miro, ciencia y verdad véase Hübner, Verdad,1996.
11 Gadamer, Mito, 1997, pp. 25-26.12 Paz, Laberinto, 2004, p. 230.13 Whire, Tropics, 1986, pp. 103-104. Cursivas en
el original.
JOHN WOMACK y LA REVOLUCiÓN MEXICANA
propiedad, dichas obras son "mitohistoria"14 ya que, como ha dicho NorthropFrye, cuando la obra histórica "alcanza una cierta amplitud, cobra formamítica" Y
CON EL CORAZÓN EN LA MENTE
As the compromiso comes frorn the best in
tenrions, ir makes for vicarious experience,
U.S. American versions of Latin American
eonflicts and issues, inevitably romances,
ficrion.
Womack
En Estados Unidos, la "condensaciónmítica" en torno a la utopía se manifestócon intensidad en la "generación del babyboom". En la década de los sesenta, marcada por la lucha a favor de los derechosciviles, la guerra de Vietnam, la revolución cubana, el auge de los movimientossociales en el Tercer Mundo, las luchasestudiantiles y juveniles, y el surgimientode la "contracultura", comenzó a dejarsesentir la progenie de historiadores quegerminó en el periodo de la segunda posguerra mundial y que jugó un destacadopapel en la renovación de la vida intelectual y política del país. 16 Ese grupo deintelectuales puso en entredicho los metarrelatos de la historia estadunidense prevalecientes hasta ese momento. Para estageneración resultaba difícil concebir eldevenir de su sociedad desde la perspecti-
14 McNeill, "Myrhistory", 1986, pp. 1-10, YMali, Mythistary, 2003.
15 Citado en Burke, c·Qué?, 2006, p. 103.16 Novick, Noble, 1997, vol. 2, pp. 497-559, y
Ross, "Grand", 1995, pp. 662-664.
137
va del "consenso", en la que primaba "ladefensa de la libertad como la trama conque se te[jía) toda la historia de EstadosUnidos". Tal noción rechazaba el conflictosocial como elemento central de la historia, por lo que resaltaba "lo que habíaunido a los estadunidenses más que [...)lo que los había dividido". 17
Para muchos jóvenes intelectuales delos años sesenta y setenta, tanto el panorama nacional como el internacional proyectaban imágenes muy distintas a laspromovidas por la "escuela del consenso":eran testigos del "derrumbe de la armonía". En el clima de conflictividad queanunciaba la década de los sesenta, comenzó a cuajar la Nueva Izquierda. Marxistas, neomarxistas, filomarxistas, demócratas radicales, antibelicistas, voceros ymilitantes de las minorías étnicas, feministas y defensores de los derechos civilesconfluyeron en ese abigarrado movimiento. El vínculo más significativo entreesas tendencias residía en que cada una deellas expresaba algún tipo de querella contra el establishment. 18 Entre los intelectuales de la Nueva Izquierda resurgió esa tradición, vinculada con los historiadores"progresivistas'I.!? que resaltaba la luchade los pobres contra los ricos o del "pueblo" contra los "grandes intereses" y quedesconfiaba de la "historia oficial".20 Paraesos intelectuales, el debate en torno a lasestructuras de poder remitía "a las causas
17 Novick, Noble, 1997, vol. 2, p. 404.18 Ibid.; Ross, "Grand", 1995; Unger, "New",
1967, pp. 1237-1263, YMrwement, 1974; Higham,"Chaning", 1989, pp. 460-466, y Wiener, "Radical",1989, pp. 399-434.
19 Hofstadter, Progressice, 1970, y Breisach,American, 1993.
20 Novick, Noble, 1997, vol. 2, pp. 497 y ss.
138
de la miseria humana y a las propuestaspara eliminarlas".21
Aunque nació en 1937, una décadaantes que los baby boomers, Womack sedesarrolló como historiador en los añossesenta, cuando empezó a sentirse el vendaval ideológico que perturbaría a EstadosUnidos conforme maduraba esa generación. En esa época, la sociedad estadunidense redefinió su posición frente al restodel mundo. En América Latina se sintieron de manera directas las posiciones queasumía Estados Unidos en el ámbito mundial. Como resultado de la creciente rivalidad con el comunismo, aumentó su injerencia en la región. Pero entre ciertossectores intelectuales América Latina seproyectó como uno de esos lugares dondedebían expresar su solidaridad; también,asumió un aura heroica y utópica en virtud de las luchas sociales que en ella seescenificaban. Tales luchas desafiaban lasestructuras de poder, alegadamente apoyadas por el complejo industrial-militardel país norteño, que era cuestionado en elmismo Estados Unidos. En AméricaLatina parecía dirimirse su futuro, asícomo la posibilidad de lograr otro destinopara la sociedad estadunidense.
El nexo entre la existencia de tensionesinternas en Estados Unidos y el surgimiento de un gran interés por América Latinano era inédito. En otros momentos delsiglo xx, sobre todo en coyunturas de crisis en Estados Unidos, América Latina-México en particular- había ejercido ungran atractivo entre aquellos grupos quepretendían modificar la sociedad estadunidense. En tales contextos, la región ejercía, más que nunca, ese influjo utópicoque ha sido una de las expresiones de los
21 Van der Linden, Revolt, 1996, pp. 240-241.
PEDRO L. SAN MIGUEL
imaginarios estadunidenses sobre esta.22
En un testimonio ofrecido en 2003, Womack realizó un juicio introspectivo sobrelos factores que impulsaron, hacia los añossetenta del siglo xx, a decenas de jóvenesestadunidenses a estudiar a América Latina. Muchos se dedicaron al estudio delpasado latinoamericano "como un actomoral y político de solidaridad", por loque producían historias escritas "con elcorazón en la mente". 23 Entre ellos proliferaron las indagaciones sobre aquellossectores sociales que eran percibidos comoexplotados, marginados y dominados. Deigual forma, intentaron rastrear las estructuras económicas y políticas que propiciaban la dominación y la expoliación. Fueesta una de las razones por las cualesaumentaron las investigaciones sobre lasestructuras agrarias mexicanas, como lahacienda. La nueva historia mexicanistaque emergió en Estados Unidos en ladécada de los sesenta empalmó con unatradición de ese país que se remonta aprincipios del siglo xx y que emanó delas denuncias que realizó John KennethTurner contra el sistema latifundista y quetuvo continuadores en el ámbito académico.i" En esta tradición, la hacienda
22 Tenorio, "Viejos", 1991, pp. 95-116; Delpar,Enormous, 1992; Pike, United, 1993, y Bri tron,Revolution, 1995.
23 Womack, Jr., "History", 2003. Este texto sepresentó en un homenaje a Michael Jiménez, quienhabía fallecido recientemente. Aunque en él Womackse refiere a los jóvenes estadunidenses que se dedicaron a la historia latinoamericana, a parrir de 1970 susobservaciones aplican igualmente a muchos noveleshistoriadores de la década anterior, entre ellos élmismo. Agradezco a Catherine LeGrand el habermeindicado la existencia de este texto.
24 Turner, Barbarous, 1911; McBride, Land, 1923;Tannenbaum, Mexican, 1929; Simpson, Ejido, 1937;
JOHN WOMACK y LA REVOLUCiÓN MEXICANA
encarnaba todo lo nefasto del pasado mexicano: emblematizaba un sistema quereproducía la expoliación y la opresión.
EN BUSCA DEL "REBELDE PRIMITIVO"
[110 find [... ] an "Erniliano Zapata", ac leasta revolutionary village likeAnenecuilco.
Womack
La injusta estructura agraria condensabaun pasado del que la sociedad mexicanaera víctima. Por eso, los historiadores estadunidenses pasaron del análisis del avasallamiento que ella generaba al estudio delas resistencias y la rebelión que, comocontrapartida, procreaba. La obra de Womack constituyó el estandarte de lo quese convirtió en una de las principales vertientes de la historiografía estadunidensesobre México y América Latina en generaU5 Una de las razones que propició suéxito fue que relataba la historia de unmovimiento campesino que luchaba por
Whetten, Rural, 1948; Simpson, Exploitation, 1952,y Wolf y Minrz, "Haciendas", 1957. No obstante, laobra que marcó el arranque de los estudios contemporáneos sobre la hacienda en México fue Chevalier,Formacián, 1982, cuya edición en francés data de 1953.Sobre la evolución de los estudios agrarios véase VanYoung, "Mexican", 1983, y "Beyond'', 2003.
25 Tutino, Insurrection, 1986, y Katz, Revuelta,1990. En México son escasos los estudios sobre lahistoriografía estadunidense en relación con el país,entre ellos, Meyer, Conciencia, 1970; Rico, Pasado,2000, y -de especial relevancia para el tema de esteensayo- San Pedro, "Otro", 2002. Entre los historiadores mexicanos ha sido Tenorio Trillo quien seha dedicado de manera más insistente a esta cuestión. Véase Tenorio, "Viejos", 1991; "Encuentros",1996, y Cómo, 2000.
139
defender tanto sus tierras como su formade vida; era "la historia de un patbos", 26
En esta obra, los campesinos de Morelos ysu caudillo ocupan el papel protagónico,lo que contribuyó a proyectar a las clasespopulares como agentes activos de losgrandes procesos que han definido al México contemporáneo.
La visión de Womack era cónsona conlas formas en que comenzaban a percibieselas magnas revoluciones campesinas quehabían jalonado la historia del siglo xx,que se habían escenificado en regiones"periféricas" (México, Rusia, China), ycuyas reverberaciones (ideológicas) se percibieron en los centros metropolitanos apartir de los años sesenta. Ese renacer delos movimientos sociales fue un acicatepara los estudios sobre rebeldías campesinas.:" Zarandeados por los procesos demodernización, los campesinos y el mundo rural se convirtieron en una realidadevanescente, lo que incrementó su auracomo entes exóticos. Las culturas ruralesse transformaron en objetos de estudio,mirada indagadora que con frecuencia asumía una óptica romántica que pretendíareivindicar un mundo noble que desaparecía. En Estados Unidos ese escrutiniocolocó a América Latina como uno de susfocos preferentes. Dicho interés se originócon frecuencia en las posiciones políticasde los académicos radicales, quienes trataron de identificar a los grupos o las clasesque contribuirían a realizar la anheladatransformación social o que habían coadyuvado a mantener viva la llama de larevolución. En esta búsqueda, los campesinos y los trabajadores rurales del TercerMundo adquirieron un nuevo lustre. Esa
26 Cumberland, "Reseña", 1970.27 Wolf, Peasant, 1969, y Seott, MlJral, 1976.
140
visión era congruente con determinadanoción sobre cómo habría de producirseesa transformación social que ya oteaba enel horizonte, y que señalaba al TercerMundo como el lugar desde el cual ellaavanzaba: la revolución marchaba desdeel campo hacia la ciudad. En esta relaciónentre el radicalismo político, la fascinación con lo exótico y el renacer de losmovimientos rurales, el campesino rebeldese trocó en el emblema de la "larga marcha" hacia la revolución.
Ese creciente interés fue apuntaladopor los antropólogos y los sociólogos, paraquienes los campesinos y los trabajadoresrurales constituían un "objeto de estudio"habitual. México figuraba como uno delos lugares privilegiados en el que losantropólogos habían hurgado en busca deesa "clase incómoda" que eran los campesinos. Cobijados en los community studies,28emergió una tradición de investigaciónsobre los campesinos mexicanos que repercutió en los enfoques de los historiadores,quienes se habían mantenido ajenos a talestemas. Aún así, entre los años treinta ylos cincuenta, a los historiadores esradunidenses les interesó muy poco la historiadel campesinado; mucho menos les interesaron las rebeliones rurales. A excepciónde Frank Tannenbaum, los historiadoresestadunidenses que estudiaron la revolución se enfocaron en la historia tradicional,centrada en la modernización económicay política. Por eso se concentraron en losmagnos acontecimientos políticos o enlos "grandes personajes históricos", entrequienes no se encontraban caudillos comoEmiliano Zapata o Pancho Villa.r" Res-
28 Redfield, Tepoztlán, 1930.29 Cumberland, Mexican, 1952; Ross, Francisco,
1955; Quirk, Mexican, 1960, y Cline, Mexico, 1962.
PEDRO L. SAN MIGUEL
peeto al vínculo de los campesinos con larevolución (Tannenbaum aparte), PaulFriedrich resultó determinante. Su obraAgrarian Revolt in a Mexican Village, si bienpublicada en 1970, se originó en los añoscincuenta-'? esta constituye una transición entre lo que originalmente eran losestudios de las comunidades campesinas,centrados en las estructuras económicosociales y políticas, y lo que de manerapaulatina llegaron a ser esas indagaciones,que pusieron mayor énfasis en las resistencias de esas comunidades.P'
Lo local y lo regional fueron revalorizados debido a la influencia de los estudiosantropológicos y de los desarrollos de lahistoriografía mexicana que, hacia fines delos años sesenta, se sensibilizó ante losespacios "micro".32 Hasta entonces, los historiadores estadunidenses habían ignoradolas dimensiones regionales de los procesossociales y políticos. Pero esto cambió rápidamente a partir de los años sesenta -yenesto el Zapata de Womack también constituyó un hito-, cuando se hizo patente lamultiplicidad de experiencias históricas porlas que habían pasado las regiones deMéxico y las implicaciones que habíantenido esospatrones para sus sectores turales.33Lo regional se convirtió en un factorsignificativo para determinar la inclinacióno la aversión de loscampesinosa la revuelta.
El estudio de lo regional formó partede ese "segundo 'redescubrimiento de
Sobre Tannenbaum véase Delpar, "Frank", 1988;Hale, "Frank", 1995, y Knight, "Frank", 1999.
30 Friedrich, "Cacique", 1957, y Agrarian, 1977.31 Bailey, "Revisionisrn", 1978, y Peña, "Desa
fíos", 2001.32 González, Pueblo, 1968.33 Benjamin y McNellie, Other, 1984, YBenjamin
y Wasserman, Prouinces, 1990.
JOHN WOMACK y LA REVOLUCiÓN MEXICANA
México' (y de sus revoluciones) durante ladécada de los sesenta", por lo que los académicos de Estados Unidos se lanzaron aindagar sobre las rebeliones campesinas.Entre los factores que contribuyeron a ellose encuentran: la institucionalización delos Latin American Studies, "el surgimientode la New Left", "y el ascenso de la nuevahistoria social y [dell estudio de las sociedades tradicionales".' 4 Por tal razón, haciafines de esa década aumentó "la literaturahistórica especializada en el análisis de laparticipación campesina e indígena en elconflicto revolucionario mexicano'L'? Estaeclosión respondió también a ese escenariode tensiones en que, en esos años, se convirtió la sociedad estadunidense.
Bajo la mirada de los historiadores de laNueva Izquierda, el conflicto social derivado de la lucha de clases, la búsqueda de lautopía (una sociedad democrática más quesocialista) y la idealización del granjero estadunidense eran elementos que informaronsu interpretación de la historia de EstadosUnidos. 36
Desde este imaginario, sustentado porlas concepciones antropológicas acerca delas "sociedades tradicionales", las visionesprogresistas y radicales sobre la historiaestadunidense, y las utopías políticas, losmexicanistas de las nuevas generacionesse lanzaron a buscar a esos otros que constituían los "grupos rurales, campesinos eindígenas allende sus fronteras".37 Iban,
34 San Pedro, "Desde", 2002, pp. 73-74. Sobre elsurgimiento de los LatinAmerican Studies véase Berger,Under, 1995, y Delpar, Looking, 2008.
35 San Pedro, "Otro", 2002, p. 55.36 lbid., p. 114.37 [bid.
141
quizá, con la esperanza de encontrar a esossujetos revolucionarios que contribuyeranal arribo del paraíso. Alegóricamente, erigieron una crítica a una cuyas perniciosasrepercusiones se dejaban sentir más alláde sus confines.
Viaje al terruño de la utopía campesina
Por centrarse precisamente en un campesinado que era golpeado con fuerza por el"progreso" y que emblematizaba la oposición a los procesos modernizadores, en laproducción historiográfica estadunidensesobre México -y sobre América Latina engeneral- pocas obras ostentan un caráctermitohisrórico tan patente como el Zapatade Womack. Esta obra se inserta en unacorriente, común entre los intelectuales radicales de Estados Unidos, según la cuallas "comunidades auténticas y la autonomía individual" se contraponen a las fuerzas coercitivas de la sociedad moderna. Endicha tradición, la modernización no seconcibe como una gesta de progresivalibertad personal; constituye más bien unaparábola acerca del detrimento de la sociedad y la comunidad-" Por prestar relevancia a los rasgos distintivos de las comunidades que resisten los embates de lamodernización, dentro de esta concepción,la cultura y la tradición desempeñan papeles determinantes: ellas les brindan firmezay solidez a las comunidades amenazadaspor el progreso, inspirando su voluntad deseguir siendo lo que han sido. Como resaltaWomack al inicio de su obra:
Este es un libro acerca de unos campesinosque no querían cambiar y que, por eso
38 Ross, "Grand", 1995, pp. 664-665.
142
mismo, hicieron una revolución. Nuncaimaginaron un destino tan singular. llovierao tronase, llegaran agitadores de fuera o noticias de tierras prometidas fuera de su lugar,lo único que querían era permanecer en suspueblos y aldeas, puesto que en ellos habíancrecido y en ellos, sus antepasados, por centenas de años, vivieron y murieron.:'"
Esta concepción de una sociedad campesina afincada en añejas costumbres quele brindan sentido a su existencia, tantomaterial como culturalmente, coindicecon la noción, en boga en los años sesenta,de la "comunidad campesina cerrada'v'?Así, el campesino termina convirtiéndoseen un ente primigenio que pertenece auna sociedad igualmente primitiva, definida por su congruencia interna ya que susmiembros se rigen por códigos que expresan un saber ancestral. Fue la amenaza aesa congruencia lo que habría impulsadoa los campesinos de Morelos a la revolución. El peligro era encarnado por los "poderosos empresarios" que impulsaron elavasallador cultivo de la caña de azúcar.
La obra de Womack constituye unaimpugnación de ese proceso modernizador y una reivindicación de las formas tradicionales de vida que eran zaheridas porél. Por ello, en su relato la construcción delespacio (el estado de Morelos) es un símbolo de las fuerzas que pugnan por definir los rasgos de la sociedad. Al igual queen la mitología, esa pugna se manifiesta enuna oposición binaria, mediante la confrontación entre los pueblos y los latifundios, entidades que representan principioséticos acerca de cómo convenía organizar lasociedad, y de las normas que debían regir
39 Womack, Jr., Zapata, 2000, p. XI.
40 Wolf, "Closed", 1957, y "Types", 1955.
PEDRO L. SAN MIGUEL
entre los grupos sociales que ocupaban (oque podían ocupar) dicho espacio.
En esa aleporía espacial, la aldea deAnenecuilco, cuna de Zapata, ocupa especial relevancia. Como en los relatos míticos, el lugar de origen del héroe se convierte en "el punto central u ombligo delmundo", es la "fuente" desde donde surgen "las ondas" que definen el universo.Anenecuilco constituye una sinécdoquedel estado de Morelos, de un ámbito edénico debido a que respondía a normas ancestrales que garantizaban la equidad y lajusticia. En Anenecuilco la responsabilidad de mantener el orden tradicionalrecaía sobre los "viejos", "los regentes establacidos del pueblo"; durante "su difícilhistoria, la aldea había vivido gracias a lafuerza de voluntad de hombres comoellos".41 Íntegros, sabios, valientes y arrojados cuando las circunstancias lo habíanameritado, ellos representaban una dinastía de líderes aldeanos cuya probidad eraun derivado de una vida comunal virtuosay ejemplar. Como suele ocurrir en los imaginarios sobre las comunidades utópicas,en Anenecuilco los gobernantes formabanparte de una estirpe cuya autoridad no sebasaba en la violencia o la coacción, sinoen su entereza moral que trasciende la factualidad del poder.42
Mas ese orden fue trastornado por elorden plantador. A esto se añadió el nombramiento de un hacendado, PabloEscandón, como gobernador de Morelos.Los potentados querían en el puesto a unode su clase que los favoreciera en sus pleitos con los pueblos. Esa "ofensiva de loshacendados" contribuyó a articular la "resistencia de los naturales". Compuesta
4\ Womack,]r., Zapata, 2000, p. 2.42 Girarder, Mitos, 1999, pp. 68-76.
JOHN WOMACK y LA REVOLUCiÓN MEXICANA
principalmente por "familias que teníanagravios con las autoridades locales", laoposición era tenaz sobre todo en las áreasrurales.P En medio de la pugna en tornoa la gobernación del estado, el crecienteactivismo de los sectores populares constituyó un elemento pasmoso en la políticalocal. Para "los liberales de las ciudadesde Morelos" resultaba inquietante "que lagente del campo se atreviera a hablar", yaque esto infringía "todos los principiosconsagrados de la política estatal"] resultaba "desagradable y aterrador"."
Anenecuilco, de nuevo, actúa en la narrativa de Womack como un emblema delo que ocurría en decenas de pueblosde Morelos. De hecho, la escena inicial dellibro -la asamblea en la cual el jovenEmiliano Zapata es electo como líder comunitario- es de gran dramatismo y genera múltiples reverberaciones simbólicas. En tal reunión, los ancianos que eranregentes de Anenecuilco, reconociendo su"incapacidad física", "decidieron traspasarsu autoridad a otros que pudiesen dirigir". En un acto que constituyó un verdadero rito de pasaje, de claras connotacionesmíticas, los sabios ancianos cedieron suautoridad a aquellos jóvenes que podíanenfrentar los monstruos que amenazabana la comunidad. De esos adalides, ninguno sobresalía tanto como Zapata; ningunoposeía "un sentido más claro y verdaderode lo que era ser responsable del pueblo".45
La manera en que Womack relata laelección de Zapata contrasta con la formaen que narra la elección --{) más bien, laimposición- de Escandón como gobernador de Morelos. En el primer caso, se en-
43 Womack,]r., Zapata, 2000, p. 18.44 ¡bid., p. 22.15 Ibid., p. 3.
143
tiende que la elección de Zapata es producto de fuerzas telúricas, y que respondióa lo más genuino de Anenecuilco, comunidad que ernblernatiza "la pureza de losorígenes".46 Por el contrario, Escandónaparece como un ente externo a la sociedadmorelense, que representa el puro interéseconómico. Escandón es presentado comouna persona frívola que carece de la dimensión moral de Zapata. Mediante esaconstrucción binaria, Womack va perfilando una de sus estrategias discursivas,que estriba en la utilización de personajeshistóricos para encarnar principios éticosy políticos, lo que enlaza su relato con lanovela, la épica y el mito."?
La contraposición entre Zapata y Escandón también actúa como una alegoríasobre la naturaleza del poder. Zapataencarna una autoridad legítima debidoa que está enraizada en las tradiciones dela comunidad y en su pasado. Escandón,por el contrario, representa un poder espurio e ilegítimo. Y esta es una forma adicional mediante la cual Womack, recurriendo a Anenecuilco, alude a un pasadovirtuoso que es alterado por las transformaciones que ocurren en el presente.La suya es la imagen de "un pasado hecholeyenda". Ante un presente que representa"un momento de tristeza y decadencia",el pasado de Anenecui1co es una época de"plenitud y luz", por lo que "la representación del 'tiempo de antes' se convierte en mito".48
Tal evocación de los tiempos idos sirvecomo fundamento de la utopía revolucionaria, como evidencia el capítulo VIII del
46 Girardet, Mitos, 1999, pp. 101 Y lOS.47 Bajcín, Estética, 2003, y Kirk, Naturaleza,
2002.48 Girardet, Mitos, 1999, pp. 93-94.
144
libro, titulado "Los pueblos claman revolución", que describe la vida de Morelosmientras el zapatisrno tuvo pleno controldel estado.v' En una evidente alusión alas concepciones del historiador FrederickJackson Turner, que vinculó la vida en lafrontera y el surgimiento de la culturapolítica democrática en Estados Unidos,50Womack refiere cómo en Morelos -un"territorio socialmente salvaje"-los campesinos establecieron "municipios democráticos, vecindarios rurales en los quecada familia ejercía influencia en la utilización de los recursos locales", prácticaque respondía a la "utopía de una asociación libre de clanes rurales", añejo"idealde los aldeanos [del centro y el sur de México] desde mucho antes de la llegada delos españoles". 51 Asimismo, dicha concepción acerca de las comunidades rurales de Morelos entronca con "el arquetipojeffersoniano'', que concebía a la sociedadestadunidense "como una sociedad agmria,como una 'nación rural' integrada por familias campesinas aurosuficienres con unatradición política de autogobiernov.V Alremontarse a tan lejanos tiempos, Womackrealiza lo que constituye, según Girardet,el "tercer grado de la construcción mítica",la alusión a un "tiempo de referencia" que"escapa a la cronología" y que fue la edadde "la inocencia y la felicidad" .53
49 La construcción de ese periodo como una vueltaa la edad de oro constituye un poderoso tropo dentrode cierra tradición historiográfica sobre la revoluciónmexicana, como se evidencia en Gilly, Revolución,2000, pp. 261-323. Para otra visión del movimientozapatista, véase Brunk, "Sad", 1996.
50 Turner, Frontier, 1996.51 Womack, Jr., Zapata, 2000, p. 220.52 San Pedro, "Otro", 2002, p. 166.53 Girardet, Mitos, 1999, p. 97.
PEDRO L. SAN M,GUEL
En el contexto de la evolución ese sueño comunitario tuvo su expresión más directa en el ejército zaparista, es decir, un"ejército popular" para el cual "el ser 'pueblo' tenía más importancia que el ser 'ejército'''.54 Zapata no era sino la encarnaciónde esa consubstanciación entre los pueblos y el ejército. Tanto los regentes delos poblados como la autoridad ejercidapor el zapatismo expresaban las "esperanzas populares de lo que debía hacerel gobierno civil". Las intenciones de losdirigentes eran "francas pretensiones campesinas" ya que no "habían perdido el sentido de lo que eran: hijos de sencillos campesinos, de trabajadores del campo, deaparceros y rancheros". Desde los inicios,su propósito fue "restablecer la integridadde los pueblos". Por ello, la reforma agraria se convirtió en su objetivo fundamental, pues la tierra era uno de "los motorestradicionales de la sociedad local" y unade "las fuentes del poder y del sustentocotidiano" de los jefes zapatistas y del ejército popular. 55
Gracias a la reforma agraria, "los pueblos de Morelos nacieron de nuevo".56 Envirtud de ella fue posible superar el "tiempo actual" -definido por la decadenciay recuperar el "tiempo de antes". La reforma agraria zapatisra fue la manera en quelos campesinos expresaron su "voluntadde desandar el camino de la historia". Ese"retorno a la tierra" era un paso imprescindible para lograr una "regeneración de lascostumbres", que implicó el restablecimiento de la autarquía perdida.?" En esa
54 Esta concepción se relaciona con las nocionessobre la "guerra popular". Véase VO, People's, 1962.
55 Womack, Jr., Zapata, 2000, pp. 220-224.56 tu«, p. 230.57 Girarder, MitoJ, 1999, pp. 101,107 Y 109.
JOHN WOMACK y LA REVOLUCiÓN MEXICANA
nueva Arcadia se recuperaron los ritmossosegados que habían prevalecido en elpasado, antes de que la modernizaciónlacerase la vida rural.
EL REGRESO DEL HÉROE
Si Morelos evoca la imagen de una Arcadia, Zapata es concebido a partir de unaconcepción heroica que arranca de su genealogía. El líder suriano pertenecía a unaestirpe de adalides que remitía al pasadode Anenecuilco y que había mostrado uninsobornable compromiso con su patriachica. La familia de Zapata contaba conuna gran reputación en el poblado, prestigio que se remontaba a la independencia de México. Tanto su familia paterna(los Zapata) como la materna (los Salazar)"llevaban en los huesos la historia deMéxico".58 Tal como lo presenta Womack,el linaje de Zapata posee fuertes resonancias míticas ya que le adscribe virtudes. . .que se ongmaron en un tiempo remotoy que se evidenciaron generación trasgeneración. 59
En la figura de Zapata se fundían "naturaleza" y "cultura", fusión que constituye uno de los rasgos típicos de los héroesmíticos.v" Su misma personalidad era unacondensación de ese cruce. La biografía deZapata que erige Womack está demarcada por rasgos que se pueden rastrear enlos arquetipos míticos acerca de los héroes.?' Ya he mencionado la forja de una
58 Womack,Jr., Zapata, 2000, pp. 3-7.59 Hübner, Verdad, 1996, p. 119.60 Kirk, Naturaleza, 2002, pp. 194-203.61 Para una ripología del género biográfico que
aborda sus dimensiones míticas, véase Keren, "Biography", 2000.
145
genealogía heroica. En dicha elaboración,Zapata es el heredero de los valores morales que habían destilado sus antepasadoscomo resultado de la confluencia entrehistoria, cultura y naturaleza. Desde esaóptica, Zapata era acreedor de uno de losrasgos fundamentales del "salvador",puesto que expresaba "una visión coherente e integral del destino colectivo". 62
Sus experiencias de niñez y juventudrevelaban ya una suerte de destino o predestinación. Esto se relaciona con la propensión a reconocerle al héroe capacidades extraordinarias desde sus orígenes, demanera que toda su vida aparece "comoun conjunto de maravillas con la granaventura central como culminación" y enla que el heroísmo resulta un hado, el cual"está predestinado más bien que simplemente alcanzado".63 El adolescente insumiso preludiaba al campesino rebelde, alcaudillo de tropas insurrectas. Las experiencias traumáticas de la juventud operaron como una fase preparatoria que incluyó épocas de separación, se~uidas de etapasde iniciación y de retorno. Luego, siendoun joven adulto, se incorporó de maneraactiva a "la defensa del pueblo".'? Según]oseph Campbell, se puede argüir que tales actividades culminaron el "ciclo de lainfancia" y desembocaron en la eventualmetamorfosis de Zapata en héroe.P" Estatransición fue acompañada de una crisisprofunda, localizable en la insurrecciónde los campesinos morelenses. EntoncesZapata, como Hércules, tuvo que realizaruna serie de esforzados "trabajos" que lo
62 Girardet, Mitos, 1999, p. 67.63 Campbell, Héroe, 2005, p. 285.64 lbid., pp. 35 y 285 Yss.65 Womack,Jr., Zapata, 2000, pp. 3-4.66 Campbell, Héroe, 2005, p. 294.
146
enfrentaron a una legión de monstruos yleviatanes.
En la mitología, el héroe adopta múltiples "caras" y ejecuta diversas "funciones", y se caracteriza porque "ha sido capazde combatir y triunfar sobre sus limitaciones históricas personales y locales",expresando valores generales o universales. Una de sus hazañas estriba en "volvera nosotros transfigurado y enseñar las lecciones que ha aprendido sobre la renovación de la vida". 67 A lo largo de suexistencia, el héroe muestra un conjuntode virtudes, las cuales dependerán de lafunción que cumpla este en un momentodeterminado o del arquetipo general querepresente. Según Georges Dumézil, elhéroe mítico suele cumplir tres funcionesbásicas: el sacerdote (o profeta), el r~(legislador y gobernante) y el guerrero. 8
Por su parte, Raoul Girardet, en su estudioacerca de las "mitologías políticas", concibe al "salvador" -vertiente moderna delhéroe mítico- con base en una tipologíacuatripartita: 1) la del anciano venerable"que se hizo ilustre en otros tiempos en lostrabajos de la paz o la guerra" y que, antealguna amenaza, abandona su retiro con elfin de proteger a la sociedad; 2) la del jovenguerrero o conquistador; 3) la del legislador, que reproduce la "imagen del 'BuenRey'", y 4) el profeta, quien "lee en la historia lo que los otros aún no ven", por loque se convierte en guía de su pueblo/'?
67 lbid., p. 26.G8 Dumézil, Destino, 2003.69 Girardet, Mitos, 1999. Esta clasificaciónpuede
simplificarse si se considera que el primer modelo --eldel anciano venerable- no es sino una manifestaciónconcreta del tercer arquetipo, el de legislador. Así, latipología cuatripartita de Girardet puede ceñirse a latripartita propuesta por Dumézil.
PEDRO L. SAN MIGUEL
En el texto de Womack, Zapata desempeña varios de estos arquetipos. Paraempezar, funge como guerrero que desafíaal "ogro-tirano" que actúa desde el POdery se autojustifica mediante sus hechos portentosos, en este caso, la modernización yla "paz porfiriana". Zapata se enfrenta al"monstruo del statu quo" que se arroja"sobre la comunidad", cebándose en ella, ya "los tiranos humanos, que usurpan losbienes de sus vecinos y son causa de que lamiseria se extienda". En tanto que guerrero, la misión fundamental del héroeestriba en "limpiar el campo", actuandocomo "exterminador de monstruos" y como "campeón de la vida creadora't'?Conel envío de tropas federales para combatira los rebeldes fueron puestas a prueba lascapacidades de Zapata como guerrero. Habiendo perdido entonces los campesinos"la esperanza de una revolución oficial",Zapata y sus seguidores demostraron ser"los probados y verdaderos campeones delpueblo"." Y aquí estribó, según Womack,la clave de la estrategia de Zapata y de sudesempeño como guerrero. Para él, lo fundamental era implementar el reparto detierras, principio recogido en el Plande Ayala, que se convirtió en acta constitutiva del nuevo orden social y político alque aspiraba. Zapata insistió en todomomento en proteger a las comunidades yen mantener los vínculos orgánicos de suscombatientes con los pueblos y sus habitantes. En los meses aciagos en que las tropas federales intentaron hacer "trizas elfirme tejido de la sociedad provinciana","Zapata se esforzó especialmente por organizar de verdad las fuerzas populares". 72
70 Campbell, Héroe, 2005, pp. 300-303.71 Womack, ]r., Zapata, 2000, p. 153.72 [bid.,p. 167.
JOHN WOMACK y LA REVOLUCiÓN MEXICANA
Zapata trató de brindar orden a sustropas y combatientes, perfeccionando "laestrucrura formal del ejército".73 Pese aello, las tropas zapatistas no perdieron sucarácter popular y campesino. Sus estrategias bélicas -basadas en la guerra deguerrillas- eran una expresión de esoslazos. Asimismo, esto determinó las relaciones de Zapata con los caudillos queoperaban en otros lugares de México y conlas demás fuerzas revolucionarias del país;"había aprendido perfectamente a no confiar en que otros llevasen a cabo las reformas por las cuales sólo él y sus jefes habíanluchado't.?" Para Zapata, ese anhelo demantener su independencia frente a lasdemás facciones revolucionarias -hasta conPancho Villa fueron tensas sus relaciones75
_ se convirtió en una obsesión.Para explicar la misma, Womack recu
rre al cruce entre "naturaleza" y "cultura",que generó una "xenofobia" entre los campesinos del estado respecto de lo fuereñoy ajeno a Morelos. La fuente de esa "desconfianza" era "un miedo nacido de losabusos y de las traiciones que los forasteros habían perpetrado allí en el pasado".Zapata no hacía sino expresar "los sentimientos de su pueblo (e inclusive de susdebilidades)". Tanto fue así que Zaparaera "[u]n hombre obsesionado por su autenticidad" y llegó a sentirse aterrado por"traicionar sin querer la confianza que susiguales y su gente habían puesto en él".76
73 lbid., p. 175.74 [bid., p. 183.75 Katz, Pancho, 2003.76 Womack, ]r., Zapata, 2000, p. 201. El
supuesto temor de Zapata a traicionar la confianzade su pueblo constituye un elemento destacado de lapelícula Víva Zapata! de Elia Kazan. VéaseSteinbeck,Zapata, 1993.
147
Esa obsesión se tradujo en obstinación,por lo que resistió tentaciones, amenazasy feroces ataques con tal de defender susprincipios. Al igual que muchos héroesmíticos, Zapata tuvo que luchar contrainsidiosos demonios interiores, sobre todocontra la seducción del poder, pesadilladel "padre ogro".77
Pero el caso es que, en la obra de Womack, Zapata se mantiene fiel a sí mismoy logra evadir esos peligros y esas amenazas que forman parte del cúmulo de"pruebas" que debe superar el héroe.?"Como guerrero y como gobernante, Zapata se comportó de acuerdo con los principios que se derivaban de su papel comoprotector de la comunidad y como "exterminador de monstruos". El poder zapatista se distinguió por su probidad; los"abusos eran ocasionales y personales, yno constituían señal de una intención demandar". En el caso de Zapata, su ejercicio del poder se originaba en "su sentidodel deber", que "no tenía como objeto elejército, sino los pueblos". Esto posibilitóla existencia de reales "democracias" enlos pueblos, impulsadas por "los motorestradicionales de la sociedad local"."? Comobuen gobernante, Zapata dirigió la restauración de la Arcadia perdida, encabezóla vuelta a los "tiempos idos", a un pasadoque conllevaba el restablecimiento de comunidades que habían sido amenazadas.
Por eso, en el relato de Womack, Zapata actúa también como profeta, de esehéroe cuya función estriba en leer los signos del pasado y el presente, e interpretándolos, proyectar los destinos de lacomunidad hacia el futuro. Imbuido de
77 Campbell, Héroe, 2005, p. 129.»uu, pp. 94-104.79 Womack, Jr., Zapata, 2000, pp. 222-224.
148
una inspiración trascendente, el profetaconduce a su pueblo hacia el mañana, aun mundo en el que quedarán atrás laspenurias actuales. Movido por ese ímpetu,el líder actúa como extasiado. Porque "lleva en su seno el pasado de todo un pueblo", la suya es una "mirada inspirada queatraviesa la opacidad del presente, una vozque viene de más arriba o más lejos y revela lo que debe verse y reconocerse comocierto".80 lo que sustentaba la firmeza desus seguidores era las acciones de Zapata-manifestación de la "intransigencia 10cal"-, que expresaban fielmente sus vínculos con los pueblos.v' Como Moisés,Zapata conducía a los morelenses haciauna tierra de promisión. Igual que el dirigente bíblico, Zapata esgrimía sus tablasde la ley -el Plan de Ayala-, que refrendaba "el control local de la economía". Lasacciones de Zapata como legisladorgarantizaron "para siempre las tradiciones delas que no creía que su pueblo pudieraprescindir".82
Convencido de su "verdad" y actuandocon la inflexibilidad de todo buen profeta, el líder suriano cayó víctima de unatraición, factor que completa el registrode su vida desde una perspectiva heroica.En efecto, la muerte del héroe "sintetizatodo el sentido de la vida";83 contribuyea brindarle significado a su existencia yaque incide sobre las formas en que ellaserá evocada y recordada. Así, la muerteprematura del héroe -como fue el caso deZapata- evita que este llegue a abandonar "la idea que sostiene a la comunidad",manteniéndose sólo mediante la fuerza y,
80 Girardet, Mitos, 1999, pp. 74-75.81 Womack, Jr., Zapata, 2000, p. 190.82 lbid., p. 274.8; Campbell, Héroe, 2005, p. 316.
PEDRO L. SAN MIGUEL
por ende, transmutándose en un "ogrotirano".84 La muerte de Zapata ocurrió enun momento en que su movirruenro pasaba por una de sus épocas más aciagas; elcarrancismo se fortalecía mientras queel zapatismo se contraía. Urgido porencontrar aliados y por impedir la debaclede su causa, pese a su perenne suspicacia,Zapata aceptó entrevistarse con Jesús Guajardo, oficial carrancista que había ofrecidopasarse a las filas zapatistas y que actuócomo Judas, como el traidor que ejecutóal caudillo.
Al enterarse del asesinato de Zapata,"la gente del campo [...] se sintió ultrajada", aunque "el espíritu local" no fuequebrantado. Hubo incluso quien dudasede la muerte de su líder, sentimiento queembargó a los campesinos tanto "por lavergüenza de no seguir luchando, comopor el sentimiento de culpa de haberleencargado una tarea imposible de realizar, de haberlo entregado a la muerte".85Igual que Cristo, Zapata se inmola parasalvar a los humanos, si bien, muerto este,parecía que los campesinos morelensesquedarían irredentos. Pero el héroe, hadicho Campbell, "después de su muertees todavía una imagen sintetizadora" ypermanece entre los vivos "bajo otra forma".86 De las diversas fuerzas que habíadesatado la revolución saldrían las figurasque vinieron a efectuar las funciones -sinpoder ocupar su lugar- que había realizado Zapata. En las filas del zapatismoemergieron varios aspirantes a ocupar elpuesto de dirigente máximo de la revolución morelense. Y aquí el destino jugóuna treta; el electo no fue un combatien-
84 Ibid., p. 310.85 Womack,]r., Zapata, 2000, pp. 324-325.86 Campbell, Héroe, 2005, p. 317.
JOHN WOMACK y LA REVOLUCiÓN MEXICANA
te sino Gildardo Magaña, un intelectual.Este, alega Womack, era quien "podíavincular la revolución nativa de Morelosa un nuevo régimen nacional't." Representados por un hombre de letras, loszaparistas rompían su molde provincianoy se incorporaban a la vida nacional; bajosu dirección se reconocieron "conscientemente" como mexicanos." Había llegadoel ocaso del guerrero y se había iniciado la hora del legislador.
Irónicamente, del carrancismo saldríaotro "héroe popular" bajo cuya égida "larevolución mexicana volvió a tomar suverdadera dirección". El arribo de ÁlvaroObregón a la presidencia de México habríaposibilitado, según Womack, "que loshombres del común pudiesen fijar las normas de sus propias vidas espléndidamentemagnificadas en la vida del jefe". Con ello,"los nuevos dirigentes" reavivaron "lasesperanzas que el pueblo había puesto enla revolución" y volvieron "a conquistarsu asentimiento". En virtud de ese nuevoconsenso, "los revolucionarios de Morelosdesempeñaron papeles decisivamenteimportantes para el estado".89 Durante latoma de posesión de Obregón como presidente, Genovevo de la 0, el recio comandante zapatista, se encontró entre laspersonalidades que observaron el desfileoficial desde el Palacio Nacional.?? Pocossímbolos resultaban más apropiados acercade los nuevos tiempos. A la hora del ocasodel héroe-guerrero ocurría "la reconciliación con el padre" ,91 la unión entre aquely el poder. Como resultado, en el estado de
87 Womack, ]r., Zapata, 2000, p. 330.88 Ibid., p. 343.89 Ibid., pp. 326-327.90 Ibid., p. 359.91 Campbell, Héroe, 2005, p. 119.
149
Morelos se realizó una reformaagraria gracias a la cual "los aldeanos podían seguirsiendo aldeanos'U" Los pueblos morelenses "habían demostrado su apego perseverante a las tradiciones locales de susantepasados"; ese apego les había brindado la fortaleza para soportar años depenuria durante los cuales habían enfrentado fuerzas que habían atentado contrasus costumbres. Gracias a su resistencia ya adalides como Zapata, "habían ganadouna victoria [...] para poder seguir siendosimplemente campesinos'T"
MEMORIA DE LAS PENAS
Lamitología no es una vanidad de los diccio
narios; es un ererno hábito de las almas.
Borges
La historia de los campesinos morelensesnarrada por Womack comparte la paradoja de todo anhelo por recuperar los. ... "tiempos prirrugeruos, un perpetuo y
doloroso balanceo [...] entre la impotencia para reconstruir lo que fue y el pesode esperanza que siempre guarda el recuerdo.?" Womack se inserta en esa tradición intelectual que resalta los valoresde las sociedades "atrasadas", "primitivas"o "tradicionales" con el fin de impugnarlos estilos de vida y las tendencias destructivas de las sociedades modernas.Pertenece, además, a una tradición romántica según la cual, lo que es creado por elpueblo, que encarna las fuerzas generadoras de la vida, es corrompido por las pér-
92 Womack,)r., Zapata, 2000, pp. 361-363.93 lbid., p. 364.94 Girardet, Mitos, 1999, p. 132.
150
fidas elites.9 5 Esta tradición resalta aquellos grupos que han sido marginados delos grandes relatos acerca del pasado. Supropósito estriba en lograr que aquellossectores sociales que han "perdido en lavida" no sean también vencidos o arrinconados historiográficamente. Dicha tradición romántica requiere, si no una victoria, "al menos un marco narrativo ~ue
valide ya sea el triunfo o la derrota"."Lejos, pues, de los "análisis" socioló
gicos -vale decir, de las pretensiones máscientificistas de la historia-, Womackseñala que su obra constituye un "relato"(story, según el original en inglés). Suintención no era dilucidar "abstractas cuestiones de clase", propio de la sociologíahistórica, sino realizar "un estudio de historia social" de "la revolución de Morelos'',cuya "verdad" no se "podría dar a entender con sólo definir sus factores". Al contrario, la "única manera de lograrlo eshaciendo una detallada narración't.?" Atono con su intención de alejarse del cientificismo, Womack expresasu renuencia autilizar el término peasant y su preferenciapor el vocablo "campesino"; mientras queeste expresa lo que realmente era la mayoría de los habitantes de Morelos que novivía en las ciudades, peasant, concepto de
95 Breisach, Historiography, 1994, p. 242.96 Ross, "Grand", 1995, p. 667.97 Womack, )r., Zapata, 2000, pp. XI-XII. Desde
entonces Womack ha modificado sus concepciones.En el presente busca abordar los problemas históricosdesde posiciones ancladas en la ciencia; por ejemplo,estudiando el proceso laboral como lo haría un "ingeniero", como afirma en "Doing", 2005. Para una crítica a sus concepciones, véase French y)ames,"Travails'', 2007. Pese a todo, algunos de los escritosrecientes de Womack evidencian sus grandes dotesde narrador. Véase por ejemplo, "Chiapas", 1999.
PEDRO L. SAN MIGUEL
uso común en las ciencias sociales angloparlantes, sugiere "una criatura que pertenece a una sociedad exótica [... ], unasociedad esencialmente foránea y ajena anuestro tiempo".98
Womack, pues, se mantuvo aferradoa la historia narrativa. Su concepción del"oficio de historiar" se basaba en la capacidad de contar algo, de construir un relato, cuyo mérito principal estriba -segúnWalter Benjamin- en su capacidad de"referir una historia libre de explicaciones". El "arte de la narración" posee una"utilidad", ya que el relato que generaencierra una moraleja, una "indicaciónpráctica" o un "proverbio o regla de vida".y esto remite a la "sabiduría", que no essino "el aspecto épico de la verdad't.?? Detal forma, el arte de narrar se vincula conla búsqueda de una trascendencia, de unsaber "poético" -es decir, retórico y discursivo- capaz de generar relatos fundacionales sobre las sociedades y su devenir. 100
Lo que es de igual manera significativo,es que probablemente "el número de fábulas o de metáforas" que sustentan talesrelatos sea limitado. 101
De hecho, la obra de Womack poseeun modesto antecedente: la tesis de bachillerato (licenciatura) del autor, texto quepresagia su Zapata. Está, por supuesto, el
98 Womack,]r., Zapata, 2000, p. x. Esros pasajes fueron suprimidos de la versión en español. Dealguna manera, esa posrura de Womack anricipa elargumenro cenrral de Fabian en su imporranre obraTime, 2002.
99 Benjamin, "Narrador", 1998. Si bien Benjamin se refiere a la narración oral, sus observacionesiluminan igualmenre la labor de quien narra medianrela escrirura.
100 Ankersmit, Historical, 2001, e Historia, 2004.101 Borges, Otras, 2005, r. 2, p. 163.
JOHN WOMACK y LA REVOLUCiÓN MEXICANA
hecho de que en ambos casos se estudianmovimientos agrarios. Pero lo relevantees que la estructura narrativa es muy similar en ambos textos. Tales similitudes parecen manifestar "la estructura profundade la imaginación histórica" de Womack-al menos del Womack que era aqueljoven extraviado de los años sesenta. Dichocontenido "estructural profundo", comoalega Hayden White, es "de naturaleza poética" y opera "como paradigmaprecríticamente aceptado", por lo que"funciona como elemento 'metahistórico'en todas las obras históricas de alcancemayor". 102
La rebelión en el estado de Oklahoma,según relatada por Womack, distó deinducir una crisis política profunda, comosí lo hizo la rebelión zapatista en Morelos.Aún así, Womack le confiere a esa rebelión un significado que trasciende pormucho sus repercusiones. Es ese significado lo que hace que su narración de lainconsecuente Green Corn Rebellion pueda figurar como antecesora de su obrasobre el movimiento zapatista. Pese a susino tragicómico, Womack juzga la GreenCorn Rebellion más por su significadoque por sus efectos políticos. Y buenaparte de lo que representó fue, precisamente, que fue protagonizada por gente"todavía esencialmente primitiva" que seenfrentó a las repercusiones de una "modernidad despiadada'l.Y" En ambos casos
102 Whire, Metahistoria, 1992, p. 9.103 Womack,]r., "Oklahornas", ¿1961?, p. 138.
la versión de esre rrabajo que ciro, localizada en labiblioreca de la Universidad de Oklahoma, pareceque se sometió como manuscriro de libro (tiene incluso notas y comenrarios de un lector anónimo). Nohe podido corroborar si ese manuscriro es igual ala tesis sometida a Harvard en 1959. En todo caso,
151
se trató de gente del campo, de rústicosesencialmente premodernos que encararon una transformación que amenazabacon destruir sus formas tradicionales devida. Entre una y otra historia existe unhilo conductor, presente incluso en susinvestigaciones posteriores acerca de lahistoria del trabajo. Pese al tiempo transcurrido entre su estudio sobre la GreenCorn Rebellion, el del zapatismo y susesrudios sobre el trabajo fabril, ellos estánmarcados por una preocupación acerca del"sistema industrial" y sus repercusionessobre la vida de las clases subalternas.
Esto remite a las inquierudes éticas ypolíticas de Womack, a su representaciónde las vidas y las luchas de esos sectoressociales, que se han enfrentado a fuerzascapaces de barrerlos de la faz de la Tierra.Las historias de Oklahoma y de Morelosnarradas por Womack son ejemplos de esanarración arquetípica que relata el asediode una comunidad y la denodada defensaque de ella realizan sus integrantes.l?" Enel caso de Womack, esa voluntad se manifiesta en su empeño por dar cuenta de losque perdieron, de aquellos sectores sociales que "no podían haber ganado", inclusoporque "su éxito hubiese representado unintolerable anacronismo". 105 Aún así, considera que se debe estudiar también a losderrotados ya que "el historiador que seocupa sólo de los que ganan no es un historiador, sino un propagandista"; los perdedores "se merecen algo más que risas ymotes". Después de todo, el sentido deun acontecimiento se pierde sin "la memoria de su pena", si no se tienen pre-
asumo que sus argumentos fundamentales sonsimilares.
104 Borges, Oro, 2005, t. 2, p. 538.105 Womack, "Oklahorna's", ¿1961?, p. 146.
152
sentes los sufrimientos y las angustias de. .sus protagonistas, y SI no se rememora alos derrotados de la historia.
y aquí termina mi narración en tornoa un joven gringo que, hace décadas ya,buscaba afanosamente un tema y que terminó, como Virgilio, cantando las loas deun héroe y de quienes, valientemente,marcharon tras él e hicieron una revolución porque "no querían cambiar". Comoel poeta, alcanzó la fama gracias a tan laudable empresa, basadaen arquetipos narrativos presentes en la mitología. Por demás,si en efecto existe un número limitado derelatos posibles -y cada día me convenzomás de ello-, supongo que mi interpretación remitirá, asimismo, a alguna deesas narraciones arquetípicas. ¿Acaso serámi relato un ejemplo de lo que Borgesdenomina "la tercera historia", la de labúsqueda?106 Porque ¿no he representadoal joven Womack como un moderno] asón, lanzado a una aventura, al igualque el mitológico héroe griego, tras unfabuloso vellocino de oro? ¿No habré visitado yo sus textos históricos, efecruandoun accidentado, temerario y prolongadoperiplo -acto semejante al de Dante alvisitar el país de los muertos-, con el finde encontrar otro vellocino dorado? Nome extrañaría, tampoco, que mi relatoesruviese elaborado a base de quimeras eilusiones, de errores sustanciales o, a losumo, de unas exiguas, accidentales y circunstanciales verdades. En absoluto "mesorprenderíaque mi propia historia" fuese,a su vez, "legendaria".'?"
106 Borges, Oro, 2005, t. 2, p. 538.107 lbid., 2005, t. 2, p. 128.
PEDRO L. SAN MIGUEL
FUENTES CONSULTADAS
Bibliografía
-Ankersmit, F. R., Historical Representation, Stanford Universiry Press, Stanford, 2001.
__, Historia y tropología: ascenso y caída dela metáfora, FCE, México, 2004.
-Bailey, David c., "Revisionism and theRecent Historiography of the Mexican Revolurion", Hispanic American Historical Reuieui, vol.58, núm. 1, 1978, pp. 62-79.
-Bajtín, M. M., Estética de la creación verbal,trad. de Tatiana Bubnova, Siglo XXI, 11a. ed.,México, 2003.
-Benjamin, Thomas y Mark Wasserman(eds.), Provinces of the Revolution: Essays on Regional Mexican History, 1910-1929, University ofNew Mexico Press, Albuquerque, 1990.
-Benjamin, Thomas y William McNellie(eds.), Other Mexicos: Essays on Regional MexicanHistory, 1876-1911, University ofNew MexicoPress, Albuquerque, 1984.
-Benjamin, Walter, "El narrador" en Parauna crítica de la violencia y otros ensayos (Iluminaciones IV), Tauros, Madrid, 1998, pp. 111-134.
-Berger, Mark T., Under Northern Eyes: LatinAmerican Studies and US Hegemony in the Americas, 1898-1990, Indiana University Press,Bloomington e Indianapolis, 1995.
-Bergquist, Charles, Ricardo Peñaranda yGonzalo Sánchez (eds.), Violence in Colombia: TheContemporary Crisis in Historical Perspective,Scholarly Resources, Wilmington, DE, 1992.
-Borges, Jorge Luis, El oro de los tigres enObras completas, Emecé Editores, Buenos Aires,2005, vol. 2, pp. 487-551.
__, Otras inquisiciones en Obras completas,Emecé Editores, Buenos Aires, 2005, vol. 2, pp.11-163.
-Breisach, Ernst A., American ProgressiveHistory: An Experiment in Modernization, University of Chicago Press, Chicago, 1993.
JOHN WOMACK y LA REVOLUCiÓN MEXICANA
__, Historiography: Ancient, Medieval, &Modern, University of Chicago Press, 2a. ed.,Chicago, 1994.
-Britton, John A., Revolution and Ideology:Images of the Mexican Revolution in the UnitedStates, University Press ofKenrucky, Lexington,1995.
-Brunk, Samuel, "The 'Sad Situation ofCivilians and Soldiers': The Banditty ofZapatismo in the Mexican Revolution", AmericanHistorical Reuieto, vol. 101, núm. 2, 1996, pp.331-353.
-Burke, Peter, ¿Quées la historia cultural?,Paidós, Barcelona, 2006.
-Campbell, Joseph, El héroe de las mil caras,FCE, México, 2005.
-Chevalier, Francois, La formación de los latifundios en México: tierra y sociedad en los siglos XVI
y XVII, FCE, 2a. ed., México, 1982.-Cline, Howard F., Mexico: Revolution to
Evolution, 1940-1960, Oxford University Press,Londres y Nueva York, 1962.
-Cumberland, Charles c., Mexican Revolution:Genesis under Madero, University ofTexas Press,Ausrin, 1952.
__, "Reseña", American Historical Review,vol. 75, núm. 3, 1970, pp. 963-964.
-Delpar, Helen, "Frank Tannenbaum: TheMaking ofa Mexicanist, 1914-1933", The Americas, vol. 45, núm. 2, 1988, pp. 153-171.
__"The Enormous Vogue ofThings Mexican:Cultural Relations between the United States andMexico, 1920-1935, University of AlabamaPress, Tuscaloosa, 1992.
__, Looking South: The Evolution of LatinAmericanist Scholarship in the United States, 18501975, University ofAlabama Press, Tuscaloosa,2008.
-Dumézil, Georges, El destino del guerrero:aspectos míticos de la función guerrera entre los indoeuropeos, Siglo XXI, 3a. ed., México, 2003.
-Durand, Gilbert, Mitos y sociedades: introducción a la mitodología, Biblos, Buenos Aires, 2003.
153
-Fabian, Johannes, Time and the Other: HowAnthropology Maker its Object, Columbia University Press, Nueva York, 2002.
-French, John D. y Daniel James, "TheTravails of Doing Labor History: The RestlessWanderings of]ohn Womack]r.", Labor: Studierin Working-Class History of the Americas, vol. 4,núm. 2, 2007, pp. 95-116.
-Friedrich, Paul, "Cacique: Recent Historyand Present Strucrure of Politics in a TarascanVillage", tesis de doctorado, Yale University,New Haven, 1957.
__, Agrarian Revolt in a Mexican Village,University ofChicago Press, Chicago, 1977.
-Gadamer, Hans-George, Mito y razón,Paidós, Barcelona, 1997.
-Gilly, Adolfo, La revolución interrumpida,Era, México, 3a. ed., 2000.
-Girarder, Raoul, Mitos y mitologías políticas,Nueva Visión, Buenos Aires, 1999.
-González, Luis, Pueblo en vilo: microhistoria deSanJosé de Gracia, COLMEX, México, 1968.
-Hale, Charles A., "Frank Tannenbaum andthe Mexican Revolurion", Hispanic AmericanHistorical Review, vol. 75, núm. 2, 1995, pp.215-246.
-Higham,]ohn, "Changing Paradigrns: TheCallapse ofCansensus History",Journal ofAmerican History, vol. 76, núm. 2, 1989, pp. 460-466.
-Hofstadter, Richard, The Progressiie Historians, Vintage, Nueva York, 1970.
-Hübner, Kurt, La verdad del mito, SigloXXI, México, 1996.
-Katz, Friedrich (comp.), Revuelta, rebelión yrevolución: la lucha ruralen México del siglo XVI alsiglo XX, Era, México, 1990, 2 vols.
__, Pancho Villa, Era, 2a. ed., México,2003, 2 vols.
-Keren, Michael, "Biographyand Historiography: The Case of David Ben-Gurion", Biography, vol. 23, núm. 2, 2000, pp. 332-351.
-Kirk, G. S., La naturaleza de los mitos griegos,Paidós, Barcelona, 2002.
154
-Knight, AJan, "Frank Tannenbaum y la revolución mexicana", Estudios de Historia Moderna yContemporánea de México, vol. 19, 1999, pp. 33-52.
-Mali, ]oseph, Mythistory: The Making of aModern Historiography, University of ChicagoPress, Chicago, 2003.
-MARHO: The Radical Historians Organization, Visions of History, Pantheon, Nueva York,1984.
-McBride, George McCutchen, The LandSystems ofMéXico, American Geographical Sociery,Nueva York, 1923.
-McNeill, William H., "Mythistory, orTruth, Myrh, History, and Historians", AmericanHistorical Reiieu., vol. 91, núm. 1, 1986, pp. 1-10.
-Meyer, Eugenia, Conciencia histórica norteamericana sobre la revolución de 1910, INAH, México, 1970.
-Novick, Peter, Ese noble sueño: la objetividady la historia projesional norteamericana, InstitutoMora, México, 1997, 2 vols.
-Nuez, Iván de la, Fantasía roja: los intelectuales de izquierdas y la revolución cubana, Random House Mondadori, Barcelona, 2006.
-Paz , Octavio, El laberinto de la soledadlPostdatalVuelta a ellaberinto de la soledad, FCE,
3a. ed., México, 2004.-Peña, Guillermo de la, "Los desafíos de la
clase incómoda: el campesinado frente a la antropología americanista" en Miguel León-Portilla(coord.), Motivos de la antropología americanista:indagaciones en la diferencia, FCE, México, 2001,pp. 134-166.
-Pike, Frederick B., The United States andLatinAmerica: Myths andSterectypes ofCivilizationand Nature, U niversity of Texas Press, Austin,i993.
-Quirk, Roben E., The Mexican Retolution,1914-1915: The Convention ofAguascalientes, Indiana University Press, Bloomingron, 1960.
-Redfield, Robert, Tepoztlan, A MexicanVillage: A Study in Folk Life, University ofChicago Press, Chicago, 1930.
PEDRO L. SAN MIGUEL
-Rico Moreno, Javier, Pasado y futuro enla historiografía de la revolución mexicana, UAM
Azcapotzalco/CoNAcuLTAlINAH, México,2000.
-Ross, Dorothy, "Grand Narrative in American Historical Writing", American HistoricalReview, vol. 100, núm. 3, 1995, pp. 651-677.
-Ross, Stanley R., Francisco 1. Madero: ApostleofMexican Democracy, Columbia University Press,Nueva York, 1955.
-San Pedro López, Patricia, "Desde el otrolado del río: las rebeliones campesinas delperiodo revolucionario vistas por la historiografía norteamericana, 1960-1980", tesis de maestría, uAM-Azcapotzalco, México, 2002.
-Scott, James c., The Moral Economy of thePeasant: Rebellion andSubsistence in Southeast Asia,Yale University Press, New Haven, 1976.
-Simpson, Eyler N., The Ejido: Mexico's WayOut, University ofNorth Carolina Press, ChapelHill,1937.
-Simpson, Lesley Byrd, Exploitation ofLandin Central Mexico in the Sixteenth Century, University of California Press, Berkeley, 1952.
-Steinbeck, John, Zapata, ed. de Robert E.Morsberger, Penguin, Nueva York, 1993.
-Tannenbaum, Frank, The Mexican AgrarianRevolution, Macmillan, Nueva York, 1929.
-Tenorio Trillo, Mauricio, "Viejos gringos:radicales norteamericanos en los años treinta y suvisión de México", Secuencia, Instituto Mora,núm. 21, 1991, pp. 95-116.
__, "De encuentros y desencuentros: laescritura de la historia en Estados Unidos. Ensayo de una visión forastera", Historia Mexicana,vol. 46, núm. 4, 1996, pp. 889-925.
__, De cómo olvidar, FCE/crDE, México,2000.
-Turner, FrederickJackson, Frontier in American History, Dover Publications, Nueva York,1996.
-Turner, John Kenneth, Barbarous Mexico,C. H. Kerr & Cornpany, Chicago, 1911.
JOHN WOMACK y LA REVOLUCiÓN MEXICANA
-Tutino,John, From Insurrection to Revolutionin Mexico: Social Bases ofAgrarian Violence, 17501940, Princeton University Press, Princeton,1986.
-Unger, Irwin, "The 'New Left' and American History: Sorne Recent Trends in UnitedStates Historiography", American HistoricalReview, vol. 72, núm. 4, 1967, pp. 1237-1263.
__, The M()/)ement: A History of the American New Lejt, 1959-1972, Dodd Mead, NuevaYork, 1974.
-Van der Linden, Adrianus A. M., A RevoltAgainst Liberalism: American Radical Historians,1959-1976, Rodopi, Amsterdam y Arlanta,1996.
-Van Young, Eric, "Mexican Rural Historysince Chevalier: The Historiography of the Colonial Hacienda", LatinAmerican Research Review,vol. 18, núm. 3, 1983, pp. 5-61.
__, "Beyond the Hacienda: AgrarianRelations and Socioeconomic Change in RuralMesoamerica", Ethnohistory, vol. 50, núm. 1,2003, pp. 231-245.
-Vñ, Nguyén Giáp, People's War, People'sArmy: The Viet Cong Insurrection Manualfor Underdeveloped Countries, Praeger, Nueva York, 1962.
-Whetten, Nathan L., Rural Mexico, University of Chicago Press, Chicago, 1948.
-White, Hayden, Metahistoria: la imaginación histórica en la Europa del siglo XIX, trad. deStella Mastrangelo, FeE, México, 1992.
-White, Hayden, Tropics of Discourse: Essaysin Cultural Criticism,Johns Hopkins UniversiryPress, Baltimore, 1986.
-Wiener, J onathan M., "Radical Historiansand rhe Crisis in American History, 1959198ü",joumalofAmerican History, vol. 76, núm.2, 1989, pp. 399-434.
-Wolf, Eric R., 'Types ofLatin American Peasantry: A Preliminary Discussion", American Anthropologist, vol. 57, núm. 3, 1955, pp. 452-471.
__, "Closed Corporate Peasant Communities in Mesoamerica and Central Java", South-
155
western}ournal 01Anthropology, vol. 13, núm. 1,1957, pp. 1-18.
__, Peasant Wárs 01the Twentieth Century,Harper & Row, Nueva York, 1969.
-Wolf, Eric R. y Sidney W. Mintz, "Haciendas and Plantations in Middle America andthe Antilles", Social and EconomicStudies, vol. 6,núm. 4, 1957, pp. 380-412.
-Womack, John, Jr., "Oklahorna's GreenCorn Rebellion: The Importance of Fools", tesisde BA (licenciatura), Harvard University, 1959.
__""Oklahomas Green Corn Rebellion:The Importance of Fools'', manuscrito inédito,Biblioteca de la Universidad de Oklahoma,¿1961?
__, Zapata and the Mexican Revolution,Vintage, Nueva York, 1979.
156
__, "Chiapas, the Bishop of San Cristobal, and the Zapatista Revolt" en Rebelfion inChiapas: An Historical Reader, The New Press,Nueva York, 1999, pp. 3-59.
__, Zapatay la revolución mexicana, trad.de Francisco González Aramburo, Siglo XXI,24a. ed., México, 2000.
__, "A History of Hearts and Minds:Michael Jimenez, His Unfinished Book, andYoung American Historians of Modern LarinAmerica, 1970-2003", ponencia en el XXIVCongreso de LASA, Dallas, EUA, 27-29 de marzo de 2003.
__, "Doing Labor History: Feelings,Work, Material Power" ,}ournal01the HistoricalSociety, vol. v, núm. 3,2005, pp. 255-296.
PEDRO L. SAN MIGUEL