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Estudio de la variación lingüística

Reseña y cuestionario sobre Gramática Generativa

27/10/2015Valiente. Gómez

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Gómez. Valiente. ISP. Dr. Joaquín V. González. Estudio de la variación lingüística Prof.: Lucas M. Scavino

ReseñaTexto elegido: Procesos de transitivización en el español del Río de la Plata,

de Mercedes Pujalte y Pablo Zdrojewski

EpítomeNo se pretende aquí despojar de tecnicismos al texto base, ni ofrecer garan-

tías de una lectura rigurosa a través de la repetición disimulada. A lo sumo, se

ofrecerá un comentario general que debería llevarnos unas pocas líneas, para

luego darle paso al comentario crítico y a la reflexión: en el artículo “Procesos

de transitivización en el español del Río de la Plata”, los autores describen dos

fenómenos que operan sobre la clase de verbos que las distintas teorías gra-

maticales han dado en llamar intransitivos. Esos fenómenos, transitivización y

causativización, ofrecen usos alternativos -vale decir variantes- a cierta natu-

raleza semántica inherente a los verbos intransitivos. Diacrónicamente, tales

variantes han sido observadas -mas no estudiadas rigurosamente- no sólo en

nuestra lengua, sino también en lenguas tan dispares como el hebreo, el vasco

y el inglés.

Una primera diferenciación, dentro del paradigma de verbos intransitivos,

entre verbos inergativos y verbos inacusativos, asignará sendos procesos de

naturalezas distintas y cuyos resultados son también disímiles: el proceso de

causativización afectará a los verbos inacusativos (morir, llegar, crecer) y el

proceso de transitivización, a los inergativos (caminar, bailar, delirar). La dife-

rencia más sustancial que comportan estos procesos, de acuerdo con los auto-

res, es que el primero (la causativización) arroja resultados más o menos pre-

decibles desde el punto de vista interpretativo (“Al avión polaco lo cayeron” =

“alguien hizo caer al avión”), y el segundo (la transitivización) ofrece resulta-

dos no predecibles, ya que, por lo general, esos usos se fundan sobre la metá-

fora (“a tu amigo lo caminaron” = “a tu amigo lo estafaron”).

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Salvedades

Aun más que los procesos de causativización, nuestra variedad presenta

sobrados casos de transitivización de inergativos, y muchos de ellos relaciona-

dos con un mismo campo semántico: la estafa, el lucro, la morosidad en térmi-

nos económicos:

Bicicletear (algo o a alguien): especular, dilatar el cumplimiento de un de-

terminado compromiso.

Acostar, dormir, madrugar, caminar, cagar: estafar, engañar, “vender gato

por liebre”, “meter el perro”, sacar ventaja.

Por el contrario, son más infrecuentes -o no están del todo popularizados

entre los hablantes- los usos transitivos de verbos inacusativos, y los ejemplos

que ofrece el artículo resultan bastante particulares; excepcionales, inclusive.

En todo caso, sus apariciones parecen más restringidas al registro escrito (ta-

les son las fuentes):

“Que lo soporten las cuarentonas que lo crecieron”,

“Lo llegaron a Tévez al hospital”.

“A los padres se los muere otra vez cuando se olvida de hacer lo bueno que

nos enseñaron”.

A su vez, no podemos ignorar que el enfoque generativista no tiene por ob-

jeto la descripción de los fenómenos de una lengua, sino más bien su explica-

ción. Basta con la aparición de una determinada variante para que esta sea

tomada como objeto de análisis, independientemente de su frecuencia, su pro-

liferación y su eventual incorporación al sistema.

Al margen de esta salvedad, “los procesos de transitivización del español

del Río de la Plata” son observables fundamentalmente sobre verbos de carác-

ter inergativo, y es innegable que la frecuencia y la masificación de esos usos

constituye una diferencia significativa con respecto al uso transitivo de inacu-

sativos (proceso de causativización). En otras palabras, o bien el error es res-

tringir el título al español rioplatense (ya que, de acuerdo con esa restricción,

los usos estudiados son lo suficientemente consistentes en nuestra variedad) o

los autores no han hilado fino en cuanto al carácter que dentro del sistema

esos usos poseen al momento de efectuar el análisis (i.e. identificar si se trata

de indicadores o de marcadores: en el caso de los inergativos usados como

transtivos -dormir, acostar, madrugar-, el proceso de asimilación al sistema

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resulta más evidente, y por ende más consistente para el análisis, razón por la

cual la etiqueta de marcador se ajusta bien al estado de esas variantes; en

cambio, el caso de los inacusativos con valor transitivo es más opaco, más ais-

lado, y resultaría apresurado admitir que son usos incorporados al sistema por

las diferentes comunidades de hablantes; antes bien, son usos casi embriona-

rios, en potencia, indicadores).

Tal y como lo hizo en su Poética1, Aristóteles zanjaría la discusión sobre el

carácter de marcador o indicador que desarrollamos en el párrafo anterior,

diciendo que ocurrirá lo que es verosímil o lo que es necesario. Si “a determi-

nado tipo de hombre corresponde decir u obrar determinada clase de cosas

según lo verosímil o lo necesario”, podemos extrapolar la fórmula y aventurar

que de acuerdo con la necesidad de los hablantes, con sus propósitos comuni-

cativos (Lavandera, Variación y significado, 1984) y con un desarrollo espera-

ble de los procesos de cambio, estas variantes se incorporarán al sistema o no.

Observaciones finales

El proceso de causativización de verbos inacusativos se presenta como aca-

so el más problemático. Por un lado, la ya mencionada frecuencia de uso es

discutible. Por otro, los dos casos más difundidos en la variedad de español

rioplatense, i.e. morir y desaparecer, tal vez no constituyan sino una excep-

ción.

A nuestro entender, y contrariamente a lo que sostienen Pujalte y Zdro-

jewski, la causativización de inacusativos no tolera la prueba de compatibili-

dad con la construcción resultativa de estar + participio.

Reproducimos, textual, el ejemplo propuesto en el capítulo en cuestión:

(1) A Pedro lo murieron. Pedro está muerto.

(2) A Juan lo desaparecieron. Juan está desaparecido.

La hipótesis se confirma, pero no logra abarcar a todos los verbos inacu-

sativos. Basta confrontar los (1) y (2) con nacer y aparecer:

(3) *A Pedro lo nacieron.*Pedro está nacido.

1 Aristóteles, Cap. IX, Poética, trad.: Eilhard Schlesinger. Buenos Aires: Losada, 2003.

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(4) #A Juan lo aparecieron.*Juan está aparecido.

De este modo, habría que considerar que los procesos de transitivización no dependen enteramente de la clase ni de la subclase a la que pertenezca determinado verbo, sino que son irreductibles a su aspecto semántico en particular. En cuyo caso, verbos como nacer y morir deberían ubicarse en un tercer nivel de división dentro de los intransitivos inacusativos. Operación que, sin embargo, tampoco garantizaría un margen de predictibilidad infalible.Y es que cualquier intento por sistematizar la lengua en uso estará afectado por sus inevitables puntos ciegos.

Por último, como ocurrencia reciente (o, al menos, posterior al trabajo hecho por los autores ya referidos y no contemplada en su estudio) cabe destacar el caso de la transitivización del inacusativo quedar, restringida al uso del clítico femenino singular:

Casi la queda el cantante de La Mosca, yo creí que se había muerto hace rato2.

Siguiendo la lógica desarrollada hasta ahora, deberíamos obtener un verbo causativizado, de interpretación predecible. Pero el resultado es un verbo transitivizado de interpretación idiosincrásica, dado que el significado de quedarla es morir.

Insistimos, entonces, en lo obvio: la variación lingüística no sólo estará siempre un paso por delante de su estudio, sino que aun el corte sincrónico es incapaz de agotar todas las posibilidades de una variable.

Cuestionario

1) ¿En qué consiste la variación dentro del enfoque de la gramática generativa? Recuerde lo vistosobre este tema en Lavandera, B.

La gramática generativa, según Bosque y Gutiérrez Rexach3, considera el fenómeno de variación como toda aquella diferencia lingüística observable entre una variante y otra(s). A su vez, distingue cuatro aspectos distintos de dicha diferencia: la variación diacrónica, la diatópica, la diastrática y la diafá-sica. De este modo, las variedades se definirían respecto de la información que arroje su descripción, i.e. la información externa (factores como el en-torno social y la ubicación geográfica) y la interna (la estructura sintáctica particular de la variedad de que se trate). Beatriz Lavandera recoge estos mis-mos criterios a la hora de definir variación. Sin embargo, el enfoque generati-vo deja de lado las variables significativas que sí consignan autores como Tru-dgill y Chambers. En otras palabras: la variación, desde la perspectiva del ge-nerativismo, respondería a las elecciones de uso que permite la gramática de una variedad X, y no consistiría más que en las posibilidades combinatorias dentro del sistema de la lengua (sea la estándar, sea un dialecto, sea entre

2 https://twitter.com/josue8martinez/status/6431628411854069763 Bosque, Ignacio y Gutiérrez-Rexach, Javier, Fundamentos de sintaxis formal. Madrid: Akal, 2009.

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registros), sin que intervengan decisiones comunicativas con finalidades iden-titarias, valorativas, de prestigio (encubierto o no), de carga léxica, etcétera.

2) ¿Qué tratamiento general hacen los autores del artículo elegido respecto de las variantes en relación con la norma? ¿Hay anomalías, aberraciones o juicios de valor hacia los ejemplos? Sea crítico.

Pujalte y Zdrojewski, los autores del artículo “Procesos de transitivización

en el español del Río de la Plata”4, presentan una serie de ejemplos actuales

sobre los fenómenos de transitivización y causativización de los verbos intran-

sitivos en el español rioplatense. En ese artículo, la única mención a algo pare-

cido a la norma es la siguiente:

Por su parte, algunas gramaticales tradicionales con un sesgo más normativo, como la

de Cano Aguilar (1981), aluden a estos usos dialectales como desviaciones de la norma.

Hecha la salvedad de que estos usos han proliferado en el español de Amé-

rica (pues “se registran en todas las zonas de habla hispana; basta hacer una

búsqueda en internet para encontrar casos en la Argentina, Chile, Ecuador,

México, Nicaragua, Perú y en muchas otras zonas”), los autores alegan que la

norma, como es predecible, etiqueta estos usos como “desviaciones”, pero a

su vez admiten que no hay grandes antecedentes de estudios relacionados con

estos fenómenos, a pesar de que también se han encontrado casos similares

en el hebreo y en el vasco.

El artículo, de carácter explicativo, apunta a fijar una distinción entre los

procesos de transitivización y causativización, hallar las particularidades (se-

mánticas y sintácticas, fundamentalmente) de cada cual, y vaticinar, en la me-

dida de lo posible, sus contextos o al menos sus condiciones de aparición. No

se observa ningún tipo de animosidad, desde el punto de vista normativo,

contra los ejemplos. De hecho, la valoración de los fenómenos es optimista:

…los procesos de incremento de la valencia argumental de los verbos nos permiten

comprender mejor cuestiones relativas al problema general de las alternancias argumen-

4Pujalte, M., Zdrojewski, P, “Procesos de transitivización en el español del Río de la Plata”, en El español de la Argentina: estudios gramaticales, Ángela Di Tullio (coord.) Buenos Aires: Eudeba, 2013.

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tales. Además, iluminan la discusión sobre la implicancia de la sintaxis en la determina-

ción de las propiedades idiosincrásicas de los verbos.

3) ¿Qué son los principios y los parámetros? Ejemplifique.

En la teoría chomskiana, principios y parámetros son las dos categorías que configuran la capacidad o competencia lingüística del ser humano. Conforman la gramática universal. Por un lado, los principios son innatos y comunes a todas las lenguas; por otro, los parámetros varían de una lengua a otra, y constituyen sus particularidades y diferencias entre sí. Ambos funcionan como “filtros” que discriminan las secuencias gramaticales posibles de las imposi-bles.

Por ejemplo, concordancia, jerarquía y la relación sujeto-verbo son princi-pios, dado que se verifican en todas las lenguas. En cambio, el orden de los constituyentes en un sintagma y la presencia o ausencia de sujeto son paráme-tros, dado que responden a las leyes gramaticales (sancionadas o no, sistema-tizadas o no, explícitas o no) de cada lengua. Y es en el nivel de los parámetros que operan los fenómenos de variación lingüística.

Consideremos el verbo “comer”. La selección de argumentos es un princi-pio. Por el contrario, los argumentos que selecciona son un parámetro. Aquí, el argumento interno, por ejemplo, habrá de ser un objeto [+comestible]:

De chico, mientras mis amigos comían milanesas, en casa se preparaba comida mediterránea, chilena, peruana5.

Sin embargo, y a raíz de la flexibilidad de los parámetros, en la variedad del español rioplatense, el verbo “comer” selecciona argumentos [-comestible], aun cuando el sentido de la frase sea metafórico y exprese una idea distinta a la original:

Somos gente normal que nunca se comió el viaje6.

4) ¿Qué es la gramaticalización y qué relación guarda con la lexicalización y el reanálisis? ¿Son estos conceptos propios de la gramática generativa?

Texto base: Los procesos de gramaticalización y la formación de palabras, Cristina

Buenafuente de la Mata (Universidad Autónoma de Barcelona)7

5 http://www.lanacion.com.ar/1381557-con-nombre-y-apellido6 http://tiempo.infonews.com/nota/57938/me-preocupo-por-hacer-buena-musica-y-seguir-siendo-querido7Buenafuente de la Mata, C. Tesis doctoral: “Procesos de gramaticalización y lexicali-zación en la formación de compuestos en español”, Universidad Autónoma de Barcelo-na: Belaterra, 2007.

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Gramaticalización

Origen y definición del término:

De acuerdo con la autora, el término gramaticalización fue acuñado por el

francés Antonie Meillet (seguidor de Saussure y encargado de formar a

lingüistas tales como Benveniste, Tèsniere y Martinet), quien, en 1912, lo

definió así:

…le pasage d’un mot autonome aû role d’element grammatical […], l’attribution du

caractère grammatical à un mot jadis autonome. 8

De acuerdo con Meillet, las palabras sólo poseen contenido léxico y en ese

sentido son autónomas del contenido gramatical. La gramaticalización supone

una pérdida de esa autonomía y una consecuente adquisición de rasgos

gramaticales.

Por su parte, el lingüista polaco JerzyKurylowicz9, hacia 1965, redefiniría (o

completará la definición de) la gramaticalización como:

…the increase of the range of a morpheme advancing from a lexical to a grammatical,

or from a less grammatical to a more grammatical status.10

Esto es: cualquier morfema (gramatical o léxico) adquiere sistemáticamente

rasgos que lo vuelven cada más vez gramatical y lo despojan de contenido

léxico.

Fue Kurylowicz quien, además, introduciría la noción de gradualidad al

fenómeno de gramaticalización. A grandes rasgos, sostiene que la

gramaticalizaciónes el proceso del cambio gradual. De ello, en principio, se

8Melliet, A (1912), “L’evolution des formes grammaticales”, en LinguistiqueHistorique et Linguistique Générale, Paris, Champion.Traducción de la cita: “El pasaje de una palabra autónoma a un rol de elemento gra-matical; la atribución de carácter gramatical a una palabra anteriormente autónoma”. 9Kurylowicz, J. (1965), “The evolution of grammatical categories”, EnquissesLinguis-tiques, II.10 “El incremento de rango de un morfema avanzando de uno léxico a uno gramatical, o de un estatus menos gramatical a uno más gramatical”.

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deduce que la gramaticalización es un proceso que se manifiesta

diacrónicamente. Sin embargo, de acuerdo con Angela Di Tullio11:

Tanto la gramaticalización como la lexicalización pueden ser consideradas como

procesos de doble perspectiva, en la medida en que se les reconoce una faz diacrónica y

otra sincrónica; es decir, como cambios o como elementos presentes en el conocimiento

que el hablante tiene de su lengua, que le permiten ordenar las subcategorías de una

categoría dada (…) Así, al gramaticalizarse algunos sustantivos como rumbo, camino,

cara, frente -en frases direccionales como rumbo al trabajo, camino a la estación o

locativas como frente al cine- se reinterpretan en relación con las preposiciones y con los

adverbios prepositivos, y no ya con los sustantivos de los que provienen.

Si pensamos en el verbo estar, podremos observar, desde el punto de vista

diacrónico, una ampliación, una diversificación de su significado original (en

caso de que tal cosa pudiera rastrearse): un proceso gradual condujo al verbo

desde lo más concreto a lo más abstracto (vale decir, de lo más léxico a lo más

gramatical), de manera que, con el paso del tiempo, el verbo que en un

principio tenía una carga decididamente léxico-semántica, adquirió, sin ir más

lejos, un valor netamente gramatical: verbo auxiliar.

No obstante, desde el punto de vista sincrónico, el verbo estar comporta un

haz de rasgos que oscilan entre lo léxico y lo gramatical: estar como verbo

locativo [+léxico] (“Juan está en la cancha”), estar como verbo cópula [-léxico]

(“Juan está contento”) y por último, estar como auxiliar [+gramatical] (“Juan

está leyendo una revista”). En otras palabras, conviven las tres variantes, y en

ese sentido la gramaticalización forma parte también del eje sincrónico.

En suma, las dos definiciones articulan la concepción actual de

gramaticalización, que podríamos resumir como “la adquisición por parte de

una unidad lingüística de un contenido gramatical o más abstracto, o bien el

paso de una unidad de contenido gramatical a otro más gramatical”.

(Cifuentes Honrubia, 2003)

No obstante, Cifuentes Honrubia12 sostiene que luego de las nociones de

Melliet y Kurylowicz, las distintas disciplinas dentro de la lingüística han

11 Di Tullio, A. (2003) “La corriente continua: entre gramaticalización y lexicalización”, en Revista de Lingüística Teórica y Aplicada de la Universidad de Concepción (Chile) 41-2003 (pp. 41-55)12 Cifuentes Honrubia, J. L. (2003), Locuciones prepositivas. Sobre la gramaticaliza-ción preposicional en español. Alicante: Universidad de Alicante.

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introducido nuevas ideas en la teoría de la gramaticalización: la pragmático-

discursiva, cuya hipótesis es que la gramaticalización responde a fenómenos

de índole pragmática, y la cognitiva, donde la gramaticalización está motivada

por la estructura conceptual humana y por fenómenos de tipo metafórico

(Lakoff13, 1987)

Como queda demostrado, las nociones de gramaticalización y lexicalización

se originan mucho antes de la Gramática Generativa.

Relación entre gramaticalización, lexicalización y reanálisis:

La gramaticalización opera básicamente por reanálisis, definido por

Company14 como “una reinterpretación de las relaciones o de los valores que

conllevan formas, y supone una manipulación conceptual y/o formal de las

formas lingüísticas por parte del oyente”. El reanálisis supone, entonces, una

transformación interna de los elementos que forman parte del proceso de

gramaticalización, pero no necesariamente una transformación de la

configuración externa (i.e. su forma). Veamos el ejemplo que propone Castillo

Lluch15:

Una construcción como hijo de puta, que en su origen se utilizaba con un

significado referencial (“persona despreciable”), fue adquiriendo, a través de

un proceso de gramaticalización -y, por extensión, de reanálisis-, un valor

interjectivo, conativo, expresivo, y abandonando, paulatinamente, su

significado referencial:“¡Qué hijo de puta, se ganó la lotería!” supone, por un

lado, que el oyente no se sienta agredido directamente (de hecho, la intención

es exactamente la contraria), y por otro lado, que el componente léxico-

semántico no entre en juego, o dicho de otra forma, que la expresión no sea

entendida literalmente. Así, la expresión gana en valor gramatical y pierde

rasgos léxicos a través de una resignificación de esa forma lingüística por

parte del hablante y del oyente (reanálisis).

13Lakoff, G. y Johson, M. Metáforas de la vida cotidiana, Ed. Cátedra: Madrid, 2005. 14 Company, C. (2003), “La gramaticalización en la historia del español”, Medievalia15 Castillo LLuch, M. (2006), “Del denuesto a la interjección: la historia de la expresión fijo de puta”, en Bustos Tovar, J. J. y Girón Alconchel, J. L (eds.), Actas del VI Congreso Internacional de Historia de la lengua española, Vol. III, Madrid, Arco Libros, pp. 2697- 2708.

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De cualquier manera, el reanálisis no es una categoría privativa de la

gramaticalización. Los procesos de lexicalización, entendida, a pesar de la

diversidad de criterios, como: a) cualquier cambio que se produzca en la

lengua que implique la adición de un nuevo elemento en el lexicón; b) la

conversión de cualquier elemento gramatical, o bien la transformación de una

unidad léxica en otra unidad “más léxica” (este segundo criterio es un poco

más estricto y sustancial que el primero), presentan también como pauta de

operación el reanálisis.

Del mismo modo que la gramaticalización, la lexicalización es un proceso

gradual. A continuación, un resumen del cuadro de Brinton y Traugott16

(2005) que condensa los paralelismos entre un fenómeno y otro:

Lexicalización Gramaticalización

Gradualidad + +

Unidireccionalidad + +

Fusión + +

Metaforización

/Metonomización

+ +

Descategorización - +

Como cualquier cambio lingüístico -pues, en definitiva, tanto

gramaticalización como lexicalización suponen un cambio lingüístico-, ambos

procesos se refrendan en el uso.

Se ha hablado de gramaticalización y lexicalización como dos fenómenos

opuestos. Tal noción parte de la premisa que la lexicalización como un proceso

de desgramaticalización. La hipótesis ha sido rebatida con el siguiente

argumento: el hecho de que se pierda una oposición gramatical

(desgramaticalización) no implica que se convierta en un elemento léxico

(lexicalización). En todo caso, se trata de procesos paralelos que arrojan

resultados diferentes dentro del sistema de la lengua:

16Traugott, E. C. (1994), “Grammaticalization and Lexicalization”, en Stein, D. y Wright, S. (eds.), Subjectivity and subjetivisation. LinguisticsPerspectives. Cambridge, Cambridge UniversityPress.

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5) ¿Qué son los cuantificadores en gramática?

Se conoce como cuantificador a aquellas palabras o sintagmas que indican tanto una cantidad exacta (uno, cinco, cien) como indefinida (poco, mucho, bastante), independientemente del número de dicha palabra o sintagma y de su concordancia con el elemento al que modifican (1), sin designar una enti-dad específica (2) (es decir, los cuantificadores actúan sobre elementos inter-cambiables e indistintos):

(1) Mucha gente, pocas personas17.(2) Invitaron a 700, asistieron 4518.

6) Defina la idea de modalidad y de marcador (no confunda el término con lo visto en Estudio de la Variación).

De acuerdo con la definición que otorga la RAE19, se llama MODALIDAD a

la expresión de la ACTITUD DEL HABLANTE (modus) en relación con el contenido de

los mensajes (dictum) Se distinguen habitualmente dos tipos de modalidades: las de la

enunciación y las del enunciado. Las modalidades de la enunciación son las estructuras

mediante las que se realizan los diferentes actos de habla o actos verbales, tales como

preguntar, ordenar, saludar, prometer, rechazar, etc. […) Las modalidades del enunciado

se manifiestan por medio de ciertos valores de la flexión verbal (en particular el subjunti-

vo) y de los verbos auxiliares (poder, deber, etc.).

17 http://www.lahuelladigital.com/mucha-gente-pocas-personas/18 http://periodicotierracaliente.com.co/2015/10/invitaron-a-700-asistieron-45/19 RAE, Manual de la Nueva Gramática de la lengua española (2009-2011), Espasa Calpe, España.

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En rigor, la definición se inscribe en el marco de la gramática estructural y

es similar a la que podemos encontrar, por ejemplo, en los estudios de Ofelia

Kovacci, para quien “la modalidad incluye la presencia del hablante como “di-

cente”, pero también la actitud que este adopta frente al dictum, la posibilidad

de referencia al oyente, e inclusive, la indicación de otro ego como responsa-

ble de una determinada actitud. Dentro de la oración, la modalidad se mani-

fiesta por diversos rasgos gramaticales (modos verbales, índices de actitud) y

fonológicos (entonación)” (Kovacci, 1986)20. Cabe aclarar que, dentro del mar-

co de la Semántica transformacional (Fillmore), la modalidad ya era un com-

ponente separado que, sumado al componente proposicional (o sea el dictum)

formaban la oración. Así, la oración podría formularse como Modalidad + Pro-

posición (o en términos de Kovacci, Modus + Dictum).

Dentro de la teoría generativa, la modalidad se encuentra repartida en dos

grandes nodos: el sintagma complementante (SC), donde se aglutinan lo que

Austin denominaría, en su Teoría de los actos de habla, los actos ilocutivos o

fuerzas ilocucionarias (o en términos estructurales, la actitud del hablante),

además de todo lo concerniente a la información (tópicos y foco) y, por otro

lado, el nodo verbal, donde residen las características morfológicas de la mo-

dalidad más asociadas al evento del verbo: modo subjuntivo, indicativo, impe-

rativo.

Con respecto a la noción de marcador, en el marco de la gramática genera-

tiva no es ni más ni menos que la “estructura arbórea”, “ahormante”, pharse

marker o “marcador de frase”, es decir, el diagrama que contiene una deter-

minada construcción sintagmática:

20Kovacci, Ofelia. (1986), “Modificadores de modalidad”, en Estudios de gramática española. Buenos Aires; Hachette.

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7) ¿Qué es un rasgo télico? Ejemplifique.

El aspecto semántico de los verbos (o perífrasis y sintagmas equivalentes) depende del tipo evento que describan. Vendler clasificó estos eventos en es-tados, actividades, realizaciones y logros, asignando a cada uno la presencia y ausencia de los rasgos de duratividad, dinamicidad y telicidad. Realizaciones (1) y logros (2) son eventualidades télicas, en tanto que tienen un fin luego de haberse completado: las primeras suponen un límite interno a la duración del proceso implicado; los otros no tienen duración y se agotan en un límite preci-so. Una eventualidad es télica, entonces, cuando tiene un punto final o de ter-minación en el que culmina o se completa, y tras el cual ya no tiene lugar.

(1) La mujer, que era española, cocinó una paella21.(2) En la décima etapa del Rally Dakar, el argentino Marcos Patronelli sufrió un con-

tratiempo y en medio del tramo, pinchó una goma de su cuatriciclo Yamaha22.

Los distintos significados de un mismo verbo variarían en función de la pre-sencia o ausencia de los rasgos aspectuales.

Tomemos el verbo “pintar”. Al asignársele [+telicidad], puede expresar tan-to realización [+duratividad] [+dinamicidad] (3) como logro [-duratividad] [+dinamicidad] (4):

(3) En 1904 Matisse pintó Lujo, Calma y Voluptuosidad, considerada como la obra síntesis del postimpresionismo…23

(4) Pedimos unas cervezas y cuando pintó el hambre, una pizza24.

Y si, a la inversa, se le asigna [-telicidad], el verbo “pintar” puede expresar tanto estado [+duratividad] [-dinamicidad] (5) como actividad [+duratividad] [+dinamicidad] (6):

(5) La cara de tu papá diciendo “pinta para boludo”…25

(6) Un “héroe” pinta los autos mal estacionados en Brasil26.

8) ¿Qué es una construcción comitativa?

“Fuimos al cine con María”, en una primera lectura y ateniéndonos a las

reglas de concordancia sujeto-verbo, parece significar que “[Nosotros] fuimos

21http://www.laizquierdadiario.com/spip.php?page=movil-nota&id_article=249422http://www.lanoticia1.com/noticia/dakar-2013-patronelli-pincho-una-goma-y-llego-retrasado-pero-sigue-lider-57942.html23http://www.jardindegente.com.ar/index.php?nota=paralelos_15424http://www.viajeros.com/diarios/ouro-preto/historico-y-amigable-ouro-preto25https://twitter.com/Gabyta1881/status/61266065436590080026http://diarioterritorio.blogspot.com.ar/2014/05/un-heroe-pinta-autos-mal-estacionados.html

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al cine con María”; sin embargo, en Latinoamérica el sentido es otro: “María y

yo fuimos al cine”. Si bien en el español rioplatense no cabe duda de que

quien fue al cine con María es el propio emisor de ese enunciado lingüístico,

la construcción comitativa no deja tranquilos a los más puristas, que

“recomiendan” el uso del clásico “María y yo…”

Definida por la RAE como “aquellas construcciones donde un verbo de

primera persona del plural aparece con un sujeto tácito -con los rasgos de 1°

persona del singular- y un grupo preposicional introducido por la preposición

con”, la construcción comitativa supone más que la subordinación, la

coordinación: una vez hecha la paráfrasis, el “con” se neutraliza y en su lugar

debemos reponer una conjunción coordinante copulativa, “y”. (cfr. María

Mare, “La concordancia comitativa en el español rioplatense”27)

En este último sentido, hay cierta similitud con lo que ocurre en el yiddish:

“Der tate mit der mamen tantst”: “El padre con la madre bailan” (=El padre y la

madre bailan)

9) ¿Qué es, dentro de la gramática generativa, una proforma? Ejem-plos.

La noción de proforma abarca desde un morfema (un clítico, por ejemplo) hasta una palabra o sintagma; es un constituyente sin significado intrínseco que sustituye al referente de que se trate. Pero, la proforma no reemplaza ne-cesariamente a una única palabra en una relación uno-a-uno, como en el si-guiente caso:

María saludó a Juan María lo saludó.

Antes bien, puede contener una cantidad de información más extensa.

(1) Las cartas de amor preservan siempre su contenido de los ojos extraños. No es posible hablar de códigos propiamente dichos. Pero los recursos tales como “aquello que te dije”, “lo que pasó el otro día”, “esa persona” o “lo que bien sabemos”, expresan el propósito de tornar infructuosa cualquier lectura indiscreta28.

De esta manera, el contenido al que refiere “aquello que te dije” en (1) pue-de ser toda una conversación. La proforma “hacerlo” consta de apenas del in-

27 María Mare, “La concordancia comitativa en el español rioplatense”, en El español de la Argentina: estu-dios gramaticales, Ángela Di Tullio (coord.), Buenos Aires: Eudeba, 2013.28Dolina, Alejandro, “Claves, jeroglíficos y emblemas”, en Crónicas del Ángel Gris. Bue-nos Aires: Ediciones de la Urraca, 1988.

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finitivo “hacer” y el enclítico “lo”, pero no por esto equivale ni reemplaza úni-camente a otro verbo (2):

(2) Si te despiden, tienen que hacerlo [despedirte] por escrito29.(3) Para salir del país los chicos con sus padres tienen que hacerlo [salir del país

los chicos con sus padres] con todos los documentos más la libreta familiar o partida de nacimiento30.

Un proforma es capaz, pues, de absorber no sólo al verbo sino también a sus argumentos y complementos, como ocurre en (3).

10) ¿Qué es un verbo inacusativo? Ejemplos. Texto base: Manual de Sintaxis del Español, de Teresa María Rodríguez Ramalle. 31

Los verbos inacusativos representan una subclase dentro del sistema de

intransitividad. Así, los verbos intransitivos pueden clasificarse en dos

grandes clases: verbos intransitivos puros (o inergativos) y verbos

inacusativos (o ergativos). La diferencia sustancial entre una subclase y la

otra reside en el papel temático de los argumentos que soportan. En el caso

de los inergativos, el sujeto es normalmente agente, y en el caso de los

inacusativos, la posición de sujeto está ocupada por un paciente o un tema. La

nomenclatura de “inacusativos” responde, como es lógico, a la imposibilidad

de asignar caso acusativo a sus argumentos (el caso que en latín suple

normalmente la función de OD).

Dentro de los verbos que califican como inacusativos, hay también

subclases:

a) verbos que nunca admiten la presente de un agente o causa, y en los que

opera un cambio de estado innata: arder, crecer, florecer, palidecer.

b) verbos que denotan existencia, aparición y sus opuestos: vivir, morir,

nacer, expirar.

c) verbos que denotan cambios de estado físico o psíquico: engordar,

asustarse, mejorar, emocionar. Estos también poseen una variante transitiva:

“El clima mejoró”

“Juan asustó a su novia”

29 http://www.leyparatodos.gob.ar/trabajo30 http://www.sirchandler.com.ar/2015/09/consejos-para-viajar-al-exterior/31 Rodríguez Ramalle, T. M, “Clases sintáctico-semánticas de verbos”, en Manual de Sintaxis del Español, Madrid: Castalia, 2005.

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“El terrateniente engordó al ganado”

d) los verbos de movimiento de dirección inherente: acercarse, alejarse,

bajar, cruzar, entrar, llegar, salir, subir, ir.

No obstante, estos últimos parecen contener un sujeto agente que efectúa

los movimientos, y se corresponden más con los del tipo inergativo. Rodríguez

Ramalle32 pensaba en autómatas, evidentemente:

“… sujeto es el elemento que representa el cambio de lugar expresado en el verbo, es el

objeto que ha seguido la trayectoria implícita en el significado verbal”.

Una segunda forma de clasificar estos verbos es la que adoptan Pujalte y

Zdrojewski33, quienes determinan que “los inacusativos pueden pertenecer a

dos clases: aquellos que denotan predicados de estado (faltar) o aquellos que

denotan predicados de logro (nacer o entrar).

11) ¿Qué son los clíticos? ¿Qué relación guarda esto con la teoría del ligamento? Ejemplos.

Los clíticos son pronombres átonos que -desde el punto de vista sintáctico- se comportan como palabras, aunque son, también, un caso fronterizo de mor-fema ligado. En español, se trata de los pronombres “lo/s”, “la/s”, “le/s” (y su alomorfo “se”), es decir, los que funcionan como objeto directo o indirecto. Cabe señalar que los clíticos “los”, “la” y “las” son homófonos y homógrafos de los determinantes actualizadores de masculino plural y de femenino singu-lar y plural. Por lo tanto, es necesario especificar que los pronombres clíticos (o clíticos a secas) están asociados únicamente a los verbos. Los casos de mo-vimiento y ascenso se restringen a posiciones adyacentes al verbo principal del sintagma, de modo que la proximidad con otra clase de palabra (como, por ejemplo, un sustantivo) no genere confusión entre ambas categorías. Equívo-co, este último, del que el siguiente diálogo para lograr el efecto humorístico:

MUJER (a propósito de un parapsicólogo): Sí, señor. Y los cura, eh.TANGALANGA: Y los cura, mire usted. Los cura’ o las monja’34.

Por otro lado, se llama enclíticos a los que se sufijan a los verbos, y proclíti-cos a aquellos que los preceden. Respectivamente, y por lo general, son las formas no finitas las que admiten la sufijación de clíticos (1), mientras que los proclíticos se asocian a formas conjugadas (2). La enclisis en estas últimas es o bien arcaizante (3), o bien se limita a registros muy puntuales (4).

32 Ver nota 15.33 Ver nota 1.34Doctor Tangalanga, “Autosanación”, en Los llamados inéditos del Doctor Tangalanga vol. 4.Buenos Aires: Musimundo, 1994.

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(1) Un árbitro denunció que intentaron sobornarlo en un partido de la “B”35.(2) Mientras tanto, algunos habían asegurado que la vieron comprando un test de

embarazo…36

(3) Los cafés a través de las vidrieras veíanse abarrotados de consumidores…37

(4) Siguióla, atacóla, golpeóla / violóla y matóla / con una pistola38

La teoría del ligamiento se ocupa de, precisamente, de las relaciones de correferencia entre pronombres y antecedentes. Y es que la sola concordancia flexiva no aporta suficiente información para identificar a unos con otros.

NERD: Necesito conectar un multiplexor.BART Y LISA: ¡Conectalo, conectalo!NERD: ¿El multiplexor o el televisor?BART Y LISA: ¡La tele! ¡La tele!39

En la primera parte de este fragmento, no se dispone de la información sufi-ciente para recuperar el referente del enclítico -lo; al menos en la versión tra-ducida al castellano, se añade un sinónimo femenino (“la tele”) para uno de los dos objetos masculinos (“el televisor”), con el fin de desambiguar la referen-cia.

12) ¿Qué son las construcciones pseudopartitivas? Ejemplos.

Violeta Demonte, en su artículo “Construcciones partitivas y pseudo

partitivas en español”40, define estas últimas como “sintagmas nominales que

indican la cantidad de una sustancia. Estas estructuras se caracterizan porque

en la cabeza aparece un nombre que expresa medida/cantidad, y en la coda un

SN escueto, esto es, sin determinante (…) La coda indica el tipo de unidades

sobre las que se cuantifica”. La definición, bastante transparente, se amplía

con una tipología que transcribimos a continuación:

a) Sustantivos numerales colectivos que expresan una cantidad con-vencionalizada:

centenar, millar, millón, veintena, docena, decena, (y otros como sinnúme-ro, sinfín,

35http://www.minutouno.com/notas/358016-un-arbitro-denuncio-que-intentaron-sobornarlo-un-partido-la-b36http://www.pronto.com.ar/articulo/famosos/ola-embarazos-desmentidos-mira-famosa-aseguro-no-estar-dulce-espera/20150924113534189892.html37Arlt, Roberto, El juguete rabioso, Losada, Buenos Aires, 2001, 14° ed.38Botellita de Jerez, “Alarmala de tos”, en Botellita de Jerez. México: Mercury Records, 1984.39The Simpsons, temporada 5, episodio 84.40Demonte, V. y Pérez Gímenez, I., “Construcciones partitivas y pseudopartitivas en español: concordancia híbrida y variación en la interficie sintaxis-semántica”, ILLA-CCHS Consejo Superior de Investigaciones Cientí-ficas; UAH & ILLA-CCHS-CSIC

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montón), etc.b) Sustantivos numerales multiplicativos: doble, triple, etc.c) Sustantivos de medida fija: kilo, tonelada, libra, etc.d) Sustantivos cuantificativos de grupo que expresan colecciones de

objetos yformas de presentar conjuntos: alud, aluvión, avalancha, conjunto, grupo,

hilera,legión, multitud, puñado, manada, rebaño, etc.…a) Sustantivos contenedores: saco, plato, vaso, bote, cucharada, etc.

La Rae, por su parte, define a las construcciones pseudopartitivas como

grupos nominales en los que aparece un sustantivo cuantificador de grupo

(grupo, conjunto, montón, puñado) que puede con el verbo principal tanto en

singular como en plural cuando actúa como sujeto de la oración:

“Un grupo de inmigrantes cruzó/ cruzaron la frontera”.

Si se toma como núcleo de la construcción nominal “grupo”, la concordan-

cia será en singular. En cambio, si se toma por núcleo de la construcción “ma-

nifestantes”, la concordancia obedecerá al plural. Este segundo caso no es

privativo del español. Ya en latín, la concordancia AD SENSUM era frecuente:

“Pompeio senatus populus que Romanus amplissimae dignitatis praemia de-

dit” (Cic.): El senado y el pueblo romanos concedieron a Pompeyo premios de

grandísimo prestigio.

En el español rioplatense, contamos con una gran variedad de sustantivos

cuantificadores: “bocha”, “banda”, “vagón”, “toco”, “sarta”. Ejemplos: “una

bocha de personas”; “una banda de cosas”; “un vagón de putas”; “un toco de

guita”; “una sarta de mentiras”.

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