Santamaria SafoPoemaVejez

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  • 8/19/2019 Santamaria SafoPoemaVejez

    1/10

    LA SL-IERTE DE

    TITONO. EN

    TORNO

    AL

    I\.II]EVO

    POEMA DE

    SAFO SOBRE LA VEJEZ

    N'f.crrco

    Ax'loxro

    SrvrLrnní,t Ár.r.,rrrr

    z

    I

    i

    t

    i

    L'c'

    t's

    icl

    ttrl tlc,lal ¿t

    nt

    ar¡ cct

  • 8/19/2019 Santamaria SafoPoemaVejez

    2/10

    LA SIJERTE

    DE

    TITO]\O.

    EN

    TORNO AL I\UEVO

    POEMA DE

    SAFO SOBRE LA VEJEZ

    M¡nco

    ANroNro

    S¡Nr¡lrlnÍ¡

    Arv¡Rnz

    Uniuersidacl

    de

    Salamanca

    RACIAS

    a la

    reciente publicación

    de

    tres

    fragmentos

    papiráceos

    dei s. u

    a.C.,

    procedentes

    del carfonaje

    de una ñromia

    y

    conserwados en Colonia,

    hemos

    podido

    conocer algunos restos

    de un nuevo

    poema

    de Safo, otro

    bastante

    completo también

    de

    ella

    y

    un tercero de autor

    inciertol.

    Las lagunas

    que presenta

    al final

    el segundo poema pueden

    suplirse

    gracias

    a otro

    papiro,

    de

    Oxirrinco, que

    transmite las últimas

    palabras

    de

    cada

    1ínea2,

    mientras

    que

    sobre el comienzo

    de

    los cLlatro primeros

    versos

    sólo

    podemos

    hacer

    conietu-

    ras. El poema,

    sobre el

    que

    versa

    este trabajo,

    ha

    sido

    reconstruido

    así:

    metftim:

    hog2'

    ll

    hag2c

    7x

    -

    -

    -

    -

    --)

    a

    [x

    -

    '

    -

    Moícov

    i]or[ó]].nr¡v rúl"cr

    6cipo,

    ficxi6r0cr,

    2

    lx

    -

    -

    -

    -

    tdlv

  • 8/19/2019 Santamaria SafoPoemaVejez

    3/10

    786

    MARCo

    ANToNro SANTAMARÍA

    Álv,A.nnz

    10

    ifrot

    Qit

  • 8/19/2019 Santamaria SafoPoemaVejez

    4/10

    I-A.

    SUERTE

    DE

    TITONO.

    EN

    TORNO

    AI

    NUEVO

    POEMA

    DE

    SAFO SOBRE LA.

    \'ETEZ

    787

    El poema está estructurado en cuatro

    partes

    claramente diferenciadas:

    at

    vt.

    l-2.

    preludio:

    exhortat

    ión a

    las jóvcnes.

    b)

    r..v.

    3-6,

    descripción: efectos

    negativos de 1a vejez sobre el cuerpo

    y

    e1 ánimo

    tle

    1a ar.rtora.

    c)

    r.'v.

    7-8,

    alusión

    personal

    y

    sentencia

    universal.

    ..

    d')

    w.

    9-12,

    conclusión: narración sucinta de1

    mito

    de Titono.

    Estas

    cuatro

    panes

    están distribuidas

    en

    el poema de modo muy cquilibrado

    y

    formando un

    paralelismo, pues ia primera

    y

    la tercera ocupan

    dos versos,

    frente

    a 1os cuatro de la segunda

    y

    la cuafta.

    El

    final de

    todas

    e1las coincide

    con

    fin de

    verso, lo que contribuye

    a

    perfilarlas.

    Además,

    la línea

    de

    pensamiento

    es

    muy

    clara:

    aI

    escenario del

    inicio

    (a)

    opone

    la atrtora su

    situación

    personal

    (b),

    causa

    del

    sentimiento

    y

    de Ia

    idea expresados

    en

    (c),

    los

    cuales se ilustran

    a través de un

    mito

    (d),

    del

    que

    se

    puede

    extraer una conclusión

    táctta.

    A conti-

    nuación se analizarán cada una de estas

    partes,

    atendiendo sobre

    todo

    a la

    lógica

    interna de

    la

    composición,

    más

    que

    a

    sus conexiones con

    pasajes

    paralelos

    de

    Safo u

    otros líricos,

    que ya han

    sido señalados

    y

    estudiados

    por varios

    autoress.

    a)

    Preluclio

    El poema comienza con una invocación

    a

    unas

    muchachas

    (integrantes

    de

    ,-,t

    .oio,

    imaginamos) mecliante

    un

    vocativo,

    luhto

    a1

    cual hay dos

    sintagmas

    nominales, uno en acllsativo

    (cuyo

    núcleo es

    Xelówsv)

    y

    otro seguramente

    también

    (con el núcleo

    6ópcx),

    Ios

    cuales

    han de

    ser complementos directos

    de

    un

    verbo

    o régimen de

    una

    preposición. Por su significado, es

    difícil

    hacer depender

    ambos

    bintagmas

    de un solo

    verbo, por lo

    que

    habría

    que

    suponer

    dos,

    bien

    ambos

    finitos

    y

    coordinados o bien un

    verbo

    finito

    y

    un

    participio. El vocativo hace

    proba-

    ble

    que

    e1

    modo

    del(os)

    verbo(s)

    finito(s)

    que

    falta(n)

    sea

    el imperativo más

    que

    el indicativo,

    pues éste serviría

    para

    describir un

    hecho,

    lo

    que

    no

    casa del

    todo

    bien Con e1

    vocativo.

    Por

    el sentido, hemos de suponer

    que

    el

    primer verbo

    tendría el

    valor de

    'cultivar,

    honrar, móstrar' o similar,

    y

    el segundo de

    'tocar,

    tomar.

    honrar'la lira o actuar según su música

    ('bailar.

    cantar').

    Según estas

    premisas, no

    resultan verosímiles

    algunas conjeturas6.

    Son

    convin-

    centes

    las

    primeras

    propuestas de

    Di

    Benedetto

    (2004),

    aunque tienen el problema

    t5l

    Sobre todo Gronewald-Daniel

    (2004a:

    3,

    6-8);

    (2004b:2-4'\Dr

    Benedetto

    (2004)

    y West

    (2005:

    4-6). Aspectos concretos: Di Benedetto

    (2005:

    18-20);

    Bernsdorff

    Q004

    y

    2005); Puelma-Angió

    (2005);

    Hardie

    (2005:

    27-29); Geissler

    (2005)

    y

    Danielewicz

    (200(r):,

    t6l

    El

    verbo

    en

    primera persona que postulan los editores

    (

  • 8/19/2019 Santamaria SafoPoemaVejez

    5/10

    788 MARCO

    ANTONIO

    SANTAMARÍA

    ÁTv¡R¡z

    de

    que

    los

    dos imperativos

    no

    están

    coordinados

    y

    de que

    uno

    está

    en

    presente

    y

    otro

    en aoristoT.

    Hardie

    sugiere

    (énr-)6eí¡vupr

    como verbo

    inicial,

    baiánclose

    en un paralelo

    de Alcmán8, pero

    no ve

    forma

    de

    acomodado.

    una

    posibilidad

    es

    vüv

    6eí1vute (también

    es

    imaginable

    6érec0e,ud),

    que

    indicaría

    qr_re

    el

    poema,

    escrito

    como

    don

    de

    las

    ryIlrsas,

    es

    actualizado

    o

    mostrado

    en

    ese momento

    mediante

    la

    ejecución

    de las

    muchachas,

    que

    danzan y

    quizá

    también

    lo

    cantan.

    Pan

    el

    segundo verso puede

    proponerse

    exe?npli gratia

    [pé],nec0e

    rdt,

    con

    el valor

    de

    'cantar

    y

    t>ailar'

    ,

    partiendo

    de

    la

    sugerencia

    de Di

    Benedetto

    ftope.(tcureg.

    cualesquiera

    qlle

    sean los

    verbos que

    faltan,

    es claro que

    quien

    exhorta

    a las

    jóvenes

    es la propia

    safo, seguramente

    actuando

    de

    maestra

    del coro.

    No invoca

    directamente

    a

    las Musas

    para

    que

    inspiren

    el

    poema,

    pero

    es muy

    apropiada

    su

    mención

    a

    comienzo

    de verso y

    su

    vinculación

    con el

    poema,

    don suyo

    (v.

    1).

    b)

    Descri.pción

    La reconstrucción

    del v.

    3

    de Di

    Benedetto

    (2004:

    5)

    es bastante

    convincente

    y

    cuenta

    con e1 apoyo

    de

    varios

    paraleloslo.

    Para

    el

    v.

    4,

    6ról,ec€

    es ciertamente

    demasiado

    drástico,

    como

    dice

    \fest

    (2005:

    4), por

    Io que

    parece

    mejor

    su

    opción

    énél,l,cxBe.

    con

    todo, considero

    más

    probable

    rq.uécreOe,

    con

    el valor

    de

    'echarse

    sobre, poseer,

    apoderarse

    de',

    r-rsado

    a menudo

    para

    rndicar

    el manclo

    sobre

    una

    región

    o

    grupo

    (1. /s.

    v.

    II,

    1)11.

    En

    los

    dos siguientes

    dobletes

    la poetisa

    hace

    una enumeración

    de los

    efectos

    que

    ha

    causado

    en

    e1la

    Ia

    vejez

    (en

    puridad

    no

    puede

    hablarse

    de

    síntomas,

    como

    se

    viene

    repitiendo, pues

    no

    se trata

    de

    una

    enfermedad).

    Hemos

    de

    suponer que la

    conciencia

    de

    sus

    achaques surge

    de la contemplación del

    coro

    de doncellas

    (por

    eso las

    menciona

    en primer

    lugar),

    de las que

    se

    ve

    tan

    dife-

    rente.

    Menciona

    cuatro

    males:

    la pérdida

    de tersura

    en la

    piel,

    los

    cabeilos

    canosos,

    eI

    corazón

    pesaroso

    y

    la

    debilidad

    de sus

    rodillas.

    Resultaría

    demasiado

    plano

    y

    monótono

    que

    cada elemento

    ocupara

    un

    verso,

    por

    lo que

    Safo

    ha

    buscado

    una

    distribución

    más

    elaborada:

    el

    primer

    eiemento

    acaba

    (con

    un

    verbo)

    ai

    comienzo

    del

    segundo verso,

    y

    el cuafto

    comienza

    alfinal

    del

    tercer verso

    (también

    t7l

    Menos aceptables

    son

    las segunclas

    conjeturas

    de

    Di

    Benecletto

    (2005:18).

    El v.

    1 quecla

    sobre-

    cargado

    con tres

    acljetivos y

    resulta rara

    la unión

    de un verbo

    elíptico

    éo.n

    en inclicativó

    (v.

    1)

    y

    ¡n

    ve¡bo modal como

    npéner.

    t8l

    Hardie

    (2005:

    27,

    n.95);

    Arc¡¡.

    fr.

    59b,

    fr. 4,1,

    6;

    THGN.

    769-71.

    9l

    Paralelos

    para

    vtv a

    cornienzo

    de verso

    y/o

    con

    imperativo:

    S¡pps.

    fis. 7,25:113,160;

    ALC.

    frs,

    6,

    12; 114,

    8.

    82;

    332;

    inc.

    auct.34a,76.

    y.2:

    Sepps,

    fr.

    27,5:

    ¡t€\,nec},

    úy

    raútal.

    Cf.

    It.

    7,

    247;

    16, 782,

    b.

    bom. 19,21.

    tiOl

    La conjetura

    de

    Gronewald-Daniel

    (2004a:

    7)

    para

    el

    v.

    3

    es

    atractiva, pero

    carece

    cle cone-

    xión sintáctice

    con

    lo anrerior.

    l11l

    Contamos

    con varios paralelos:

    Hns.

    fr.

    133,

    4:

    cl,rpog

    Tdp

    Iño

    núvrr,, rarécyett);

    oct. 11,

    497:

    vtv

    xctd

    yr1-poq

    éyer

    xei,ps4re;

    It.3,213:

    ¡oig

    6'ii6r1 ráre1ev... yoio;

    erc. ii.

    tlz, 12:

    p¿oiw

    xotÉor[e6e;

    119,3:

    ficrpéc:Ke;O',

    a comienzo

    de verso.

  • 8/19/2019 Santamaria SafoPoemaVejez

    6/10

    LA SUERTE DE TITONO. EN TORNO AI NUEVO POEMA DE SAFO SOBRE IA,

    VE.JEZ

    789

    con un

    verbo), lo

    que

    crea Llna estructura simétrica.

    Los elementos

    primero y

    último

    se

    asemejan

    también

    en

    el

    léxico: adj.

    +

    not'

    éovaa"

    (3),

    retomado

    en

    fio:c

    +

    adj,

    +

    éov

    (6),

    con lo

    que

    se

    pone

    fin en ani11o a

    la

    segunda

    parte

    del

    poema.

    La

    variación

    entre los cuatro efectos de la

    vejez

    está conseguida mediante

    los

    tiempos verbales,

    el segundo aoristo

    (éyévovto,

    y

    el

    primero

    probablemente

    también), el tercero

    perfecto

    (nenóqrat)

    y

    el cuarto presente

    (géporcr).

    En los tres

    primeros

    la primera

    palabra

    es

    un adjetivo,

    qLle

    en

    el

    primero indica la

    sitt¡ación

    pasada

    (ónsl,ov)

    y

    en el segundo

    y

    tercero

    la presente

    (l,eurar,

    Pdpr;c)

    El primero

    y

    el

    último

    se

    asemejan

    en

    que

    describen sólo la cualidad

    perdida

    (ú.nat.ov,

    l"críyr¡pc),

    mientras

    que

    el

    tercero menciona

    sólo la

    actual

    (Bápuc)

    y

    el segundo,

    ambas

    (l,e0rar,

    pelaívav).

    Llama

    la

    atención

    qlle

    entre los fenómenos

    físico.s Safo

    haya

    introducido

    uno

    psíquico,

    la

    pesadumbre

    del

    corazón,

    con la

    iunctura

    novedosa

    Búpr-rc

    0tpoc,

    en

    la

    que

    el

    adjetivo tiene

    Lln

    valor

    metafórico, tomado

    de

    la esfera

    del

    cuerpo12.

    Con todo,

    Oópoc no ha

    perdido

    todavía

    las

    connotaciones físicas tan

    presentes

    en Homero.

    E1 adletivo

    puede

    tener una

    finalidacl sorpresiva,

    pues

    lo esperaría-

    mos

    referido

    a1

    cuerpo,

    demasiado pesado

    para

    qLle las

    rodillas 1o

    sostengan,

    y

    no

    aI

    corazón,

    que

    se hace

    insoportable como

    si

    estuviera cargado

    de

    preocu-

    paciones

    (cf.

    en

    español

    los

    términos

    psicológicos

    de

    'pesadumbre'

    o

    'pesar').

    Un medio de mitigar el posible

    hastío

    de

    Llrta

    enllmeración es la

    compara-

    ción de

    sus

    rodillas antaño

    ágiles con

    las de los

    cervatillos,

    la cual cierra elegan-

    temente

    esta

    pafte

    del

    poema

    con Lrn término inesperado

    que aviva la imaginación

    del

    oyente

    alejándolo

    por

    Lln

    momento de una reaiidad triste. Con Ia alusión

    a

    Ia

    danza,

    que probablemente

    abría el

    poema,

    se

    cierra en

    anillo

    su

    prirnera mitad,

    bien

    diferenciada

    de la

    segunda.

    c) Alusión

    personal

    y

    sentencia

    Sigue una

    confesión

    directa y

    rotunda

    de la

    autora,

    sin

    circunloquios ni eufe-

    mismos: td,

    cteva¡íc8co

    0cxpécoc, hecha

    con la

    mayor concisión

    posible.

    Safo

    nos

    revela

    que

    la

    conciencia

    de

    sufrir

    el

    desgaste

    de

    los

    años

    le

    produce un

    frecuente

    dolor

    interio¡

    ya

    aludido al hablar del

    "corazón

    apesaclumbrado'.

    Además,

    se

    considera

    impotente para poner remedio

    a

    su

    angustia,

    como

    expresa

    en

    la

    preglrnta

    retórica

    al,ld tí

    Kev

    [oeínv;,

    1o

    que

    contribuye a agravarla. No

    puede

    hallar solución al

    sufrimiento

    porque no está

    en su

    mano cambiar aqr-rello

    que

    lo

    provoca:

    su

    deterioro físico.

    Esta

    imposibilidad

    de

    actuar, expresada con el

    l12l

    Bernsdorff

    (2004)

    ha mostrado mediante nunerosos

    paralelos que

    la

    expresirin

    Bopr)c

    Oo¡róc

    vale por

    .abatimiento,

    y

    ha

    de

    considerarse

    un

    efecto

    psíqr.rico

    de la

    vejez, Lln

    tenla

    que

    no está

    en

    Homero. pero

    sí encontramos

    en

    Mimnermo.

  • 8/19/2019 Santamaria SafoPoemaVejez

    7/10

    790

    MARCo ANToNIo SANTAMARÍA Árvennz

    verbo en activa

    ruoe͡v,

    negado indirectamente mediante la pregunta

    sin

    respuesta,

    va

    en

    paralelo con el verbo

    en

    pasiva

    fiefióI1:.,olL

    (v.

    5),

    que

    indica el

    proceso

    por

    el cual el O0¡roc se

    1e ha r.uelto pesado

    a Safo,

    y

    finalmente el estado irre-

    versible (expresado

    por

    el

    perfecto). La vejez es

    1a

    única

    que

    actúa,

    mientras

    que

    ella no

    puede

    esperar..sino ser

    1a

    receptora impotente de

    sus

    perjuicios.

    Sólo le

    queda

    el consuelo de 1a resignación, que procura

    de dos maneras,

    mediante dos comparaciones implícitas: la primera,

    con el resto de los hombres,

    que

    no

    pueden evitar

    el

    envejecimiento

    (v.

    8); la segunda, con una figura

    mítica,

    que incluso

    siendo un favorito de los dioses

    y

    habiendo recibido la inmor-

    talidad no

    pr-rdo

    zafarse de Ia ve1ez. El atributo ctyr1poov queda

    enfatizado al

    colocarse a comienzo de verso

    y

    1o más lejos posible

    de su verbo copulativo,

    que va

    justo

    ai final. La

    esperanza

    que podría

    introducir el v.

    8,

    si se tomara

    como respuesta a la

    preÉaunta

    de1

    v.

    7,

    queda

    descafiada con la aparición

    de

    la

    negación

    en

    medio

    del

    verso.

    Safo no

    pane

    de una reflexión

    general

    sobre el hombre

    t.lodos

    envejecen')

    para

    luego aplicarla a sí misma,

    sino

    que

    su

    punto

    de

    partida

    es el análisis de

    un

    sentimiento

    pafiicular doloroso, que

    la lleva, en una línea inductiva, a un

    pensa-

    m¡ento

    universal expresado en

    la

    scntencia

    del

    v.

    8. Lo enuncia no como

    indaga-

    ción en la nafiraleza del ser humano, sino

    para

    obtener consuelo. Incluso

    al

    formular

    una sentencia

    global

    Safo

    permanece

    en el ámbito

    de su

    psicología

    íntima.

    Estos dos versos tan intensos funcionan

    como el eje en torno al cual

    gira

    el

    poema y

    sirven de eslabón entre la segunda

    parte y

    la cuarta.

    cl) Mitu

    Los dos dobletes qr-re

    cierran e1

    poema

    cuentan de manera resumida e1 mito

    de

    Titono,

    cuya belleza

    y

    juventud

    enamoran a la diosa Eos

    (la

    Aurora)

    y

    la

    conducen a raptarlo. Sabemos, aunque nada diga Safo, que Eos pidió

    a

    Zeus

    que

    concediera a su amado la inmortalidad y que

    él accedió,

    pero

    como oividó

    pedir

    también

    para

    él

    la

    eterna

    juventud,

    Titono se vio abocado a envejecer

    sin límite.

    Es

    un mito bien conocido desde Homero

    y

    tratado por

    otros

    poetas

    posterioresl3.

    Los editores

    proponen

    la lectura 6énsc eicavpúpev

    (forma

    inco-

    rrectamente acentuada como

    sobreesdrújula), apoyándose en

    pasajes

    de Estesícoro

    y

    Mimnermola.

    Sin embargo,

    la

    alusión a un

    vaso)

    sin especificar

    que

    es el del

    l13J

    il. 20,237

    =

    Od.

    5,

    7, Tirt. 1-2,5, Mimn. 4, 1. Está narrado

    en h.

    Ven.218-38.

    t1,il

    Gronewald-Daniel

    (2004b:

    3)

    y

    Di Benecleno,

    (2005:

    18ss.): Safo se habría inspirado en

    SrEstcH.

    fr. 185, 1 PMG:'AéLrog... 6énog éorc'uéparve

    y

    habría tomaclo

    su

    verbo

    cambiando rcto-

    por

    civ-;

    Mimnermo usa el mismo

    verbo para

    Eos

    (fr.

    12.3-4

    V/.):

    eioovdBlil. Los editores

    se

    plantean

    una

    posible corrección

    lesbia eicoppá¡rev',

    pero no

    es necesaria, pues

    con

    av

  • 8/19/2019 Santamaria SafoPoemaVejez

    8/10

    LA

    SUERTE

    DE

    TITONO.

    EN

    TORNO

    AL NUEVO

    POEMA DE SAFO

    SOBRE

    T.A,

    \¡EJEZ

    797

    sol, sería demasiado

    desconcertante,

    por

    lo

    que

    parece más

    apropiada la

    conje-

    tura 6ígpov

    de

    Magnanil5.

    En

    cuanto

    al estilo,

    el nombre

    Titono

    queda

    muy

    realzado al

    ir

    bastante

    por

    delante

    del

    verbo

    del

    que depende,

    al final del

    siguiente

    verso (10,

    géporcov).

    Aunque

    el sujeto

    sea

    Eos, la

    prolepsis

    está

    jr-rstificada

    porque

    es

    a

    él

    a

    quien

    se

    menciona

    a

    propósito del envejecimiento,

    no

    a

    Eos. Al

    usar

    el

    término

    épqpVe,

    Safb

    convierte

    a la

    vejez en la antagonista

    de la diosa,

    como si clispLltaran

    por

    Titono: ésta

    lo

    raptó de

    joven,

    pero aquélla

    (personificada

    mediante

    este

    verbo)

    Io ha atrapado

    después, a

    pesar

    de

    su alejamiento.

    En este eiemplo

    mítico

    queda

    de manifiesto

    e1

    poder

    absoluto

    de la

    vejez,

    que

    ni

    siquiera

    estará limitado

    por

    la mlrerte.

    ¿Con

    qué

    objetivo

    se introduce

    este

    mito

    al

    final del

    poema? Gronewald-

    Daniel

    (2004b;)

    creen

    que funciona como

    ilttstración de1

    tema de la

    vejez,

    por

    ser

    Titono

    en

    Grecia

    por

    antonomasia

    el

    hombre

    que

    enveiece. Bernsdorff

    (2005:

    2)

    piensa

    que

    sirve

    para

    mostrar la

    validez del aserto

    de que todos

    los

    hombres

    han de envejecer

    por fuerza,

    pr-res ni siqr-riera

    Eos

    pudo

    sLlstraer

    a sll

    amado de la

    vejez. También se

    ha

    repetido

    que

    el

    mito

    tendría

    r-rna

    función

    consc¡latoria.

    Por ejemplo, Hardie

    (2005:

    28

    ss.) señala

    que

    e1 consltelo

    radica

    en

    qLle

    Safo

    compensaría

    1a pérdida de

    la

    belleza

    física con

    la

    belleza

    moral

    que

    posee y

    que

    articula sus

    versos,

    beilos

    dones de

    las Musas.

    Es ttna idea

    poco

    convincente,

    por

    1o arduo

    que

    es

    percibir

    en

    el

    poema alguna ah-rsión

    a

    esta

    belleza

    perdurablel6.

    Geissler

    (2005:707-1.11)

    bbserva

    qlre

    en el b.

    Ven.237

    se

    dice

    que,

    aunque

    Titono era cada

    vez más decrépito,

    sin

    embargo

    conselvó

    su

    voz.

    Segútn

    éste

    y

    otros paralelos homéricos

    sobre Néstor,

    que

    aLln

    siendo

    anciano

    rnantenía sn elocuencia,

    cree la autora

    que

    Safo apllnta

    a

    la

    conclttsión

    de

    que,

    aLlnqLre ella

    envejezca,

    sLl

    voz poética sigue

    incólume. Su

    perdurabilidad

    en

    e1

    tiempo sería su mejor

    consuelo.

    De

    nuevo es difícil

    que

    e1

    auditorio

    tuviera

    en

    mente estos

    pasajes

    y

    a

    partir

    de

    ellos

    llegara

    a

    tal deducción.

    El mito

    tendría

    una

    fr¡nción demasiado

    débil si

    se

    redujera a ejernplificar

    una

    sentencia

    general

    (por

    lo

    clemás, obvia

    y

    no

    necesitada

    de clarificación)

    y nada

    tr,rviera

    qLle ver con la aLltora,

    como si

    fuera para ella un

    medio de evasión.

    Antes

    bien,

    Safo efectúa

    Lrn sutil

    paralelismo entre Titono

    y

    ella rnisma,

    mediante

    repeticiones léxicas.

    En concreto,

    al

    hablar de él ret

  • 8/19/2019 Santamaria SafoPoemaVejez

    9/10

    1c)7

    MARCo

    ANToNIo

    SANTAMARÍA

    Árv¡nez

    que

    utiliza

    para

    clescribir sus achaques: como ella, también él fue

    joven

    y

    hermoso

    (éov'uq:

    3,

    11) hace tiempo

    (nora:3,6;9)

    y

    le llegó

    laveiez

    (Tnpcrc,

    3,72),

    cali-

    ficada

    como

    canosa, como los cabellos

    de Safo

    (l,eórcr:

    4;

    nó\tov: 12, ambos adje-

    tivo.s

    en

    segr-rndo

    lugar

    de

    verso).

    También

    usa Safo

    de

    nuevo

  • 8/19/2019 Santamaria SafoPoemaVejez

    10/10

    L{

    SUERTts DE TITONO. EN TORNO

    AL NUEVO

    POEMA

    DE SAFO SOI]RE I-{

    \EJEZ

    793

    qlle

    podríamos llamar negativo: ella

    viene a ser una

    más entre todos

    los

    hombres,

    y

    no debería considerarse

    más desgraciada

    que ellos.

    Por

    otro

    lado,

    el mito

    da

    h-rgar

    a

    r¡n

    consuelo

    positivo. Titono sufrió

    r-rn

    completo

    revés

    cle

    su sllefie,

    plles

    pasó

    de

    ser

    privilegiado amante

    cle

    una

    diosa a

    padecer

    una

    desgracia

    peor

    aún

    que 1a muerte

    (cl.

    Mimnermo): el

    eterno envejecimiento.

    Safo,

    como

    cttalquier

    otra

    persona,

    puede

    sentirse

    más dichosa

    que

    é1,

    graciá.s a

    qlle

    conocerá

    ia muefte.

    Su

    consuelo

    radica en

    su mortalidad. Como

    ha señalado

    Hardie

    (2005:

    esp.

    13s.),

    Safo no

    tiene Llna

    visión negativa de

    la

    nnrerte, como

    la qLle encontramos en

    otros

    poetas

    arcaicos,

    sino

    que

    a

    menudo

    la

    concibe

    como una

    liberación. En

    el

    poema

    que precede al de la

    vejez habla incluso

    de una recompensa

    en

    el

    Hades,

    quizá para

    ella

    misma

    (t'v.

    4-5';.

    El

    poema

    está

    articulado mediante

    un

    contraste

    doble, con

    resultados

    opues-

    tos.

    El

    primero

    se

    produce entre

    las

    jóvenes

    y

    Safo,

    y

    causa en ella

    tristeza,

    al

    notar

    que

    ha perdido

    las

    cr-ralidades

    que

    ellas

    aún

    disfrutan. La

    segunda

    anti

    tesis tiene lugar entre

    Safo

    y

    Titono,

    pero

    conduce

    al

    consL¡elo,

    pues

    ella

    está

    en

    mejor sittiación,

    por

    conservar

    a\go

    que

    él

    perdió: su mortalidad.

    El

    punto

    álgido

    del sufrimiento,

    expresado en el

    v.

    7,

    es resuelto

    en

    parte

    por la

    senten-

    cia

    (consuelo

    negativo),

    pero

    definitivamente,

    de

    manera

    velada, mediante

    la

    consecuencia

    que

    se

    desprende

    del

    mito

    (consueio

    positivo). De acuerdo con

    esta

    interpretación,

    el

    poema

    no

    se

    reduce a un

    análisis soble

    la

    vejez

    y

    sus

    secuelas

    negativas, fuentes de

    dolor en

    sll cllerpo

    y

    sLr alma. Antes

    bien,

    clel

    mito

    que

    cierra

    el

    poema

    parece sugerirse

    Llna esperanza,

    fvndada

    en

    Ia

    condición mortal

    de

    todo

    ser

    humano,

    gracias a la

    cr-ral

    Safo

    pr-rede

    tener

    la

    certeza

    de

    verse

    un

    día

    libre

    de

    sus

    males.