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José Miguel Yrarrázaval Larraín SAN MARTIN, SEGUN DOCUMENTOS DEL * "PUBLIC RECORD OFFICE" DE LONDRES (Publicado en el Boletín de la Academia Chilena de la Historia) SANTIAGO DE CHILE IMPRENTA UNIVERSITARIA VALENZUELA BASTERRICA Y CÍA. LTDA. 1955

SAN MARTIN SEGU, DOCUMENTON DEL S PUBLIC RECOR …

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José Miguel Yrarrázaval Larraín

SAN MARTIN, SEGUN DOCUMENTOS DEL *

" P U B L I C RECORD O F F I C E " DE LONDRES (Publicado en el Boletín de la Academia Chilena de la Historia)

SANTIAGO DE CHILE

I M P R E N T A U N I V E R S I T A R I A VALENZUELA BASTERRICA Y CÍA. LTDA.

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José Miguel Yrarrázaval Larraín

SAN MARTIN, SEGUN DOCUMENTOS DEL "PUBLIC RECORD OFFICE" DE LONDRES

(Publicado en el Boletín de la Academia Chilena de la Historia)

SANTIAGO DÉ CHILE

IMPRENTA UNIVERSITARIA VAIFENZUELA BASTERRICA Y CÍA. LTDA.

1955

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Para el estudio del período de la independencia de los paí-ses de Sud América no son de desdeñar las informaciones ofi-ciales de funcionarios extranjeros que actuaron en ellos, in-formaciones casi siempre bien inspiradas, salvo en los casos en que reflejaban avisos de personas, movidas por el interés de presentar los sucesos bajo engañosos aspectos.

Los documentos de tal naturaleza y época, concernientes a Cfeile y custodiados en el importante archivo, el Public Record Office de Londres, fueron examinados en 1914 por don Juan Luis Espejo en cumplimiento de una misión que le enco-mendara el Ministerio de Instrucción Pública de Chile.

Si no completa al parecer su revisión, dado el no figurar referencias a algunos de los volúmenes que contienen docu-mentos utilizables en relación con el período de que se trata, la labor del señor Espejo fué en extremo interesante, deján-dolo así ver la Memoria, dada a luz en 1915, que presentó a la Sociedad Chilena de Historia y Geografía.

Por su parte, el argentino don Pacífico Otero, en su Historia de San Martín (1932) inserta (1) varias de las car-tas cambiadas entre este general y el jefe de marina inglés, Mr. William Bowles, como asimismo algunos de los numero-sísimos despachos del último, dirigidos al Almirantazgo britá-nico durante los días de la lucha de la independencia y regis-trados también en el indicado Public Record Office.

Los antecedentes que presenta el señor Otero son sin du-

(1) Tomo II, capítulo XV, "San Martín y el comodoro Bowles".

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da importantes, aun cuando omite otros, de mayor transcen-dencia, (como, v. gr., los que ponen de manifiesto el monar-quismo de San Martín y sus intentos de colocar a Chile bajo el protectorado inglés) que no pudo dejar de conocer al ha-llarse archivados juntamente con los que transcribe.

Hacia 1950, el señor Juan José Fernández Valdés, fun-cionario en esos días en la Embajada de Chile en Gran Bre-taña, verificó indagaciones en la misma fuente, y fruto de ellas ha sido la publicación de valiosos documentos, realizada en unión con el señor Luis Oyarzún o personalmente (2).

Y en 1953, quien estas líneas escribe, «caminó (sin agotar ciertamente la materia) documentos del Public Record Office que dicen relación a determinados aspectos de las actividades de San Martín en las Provincias Unidas y en Chile.

Preséntanse a continuación estas materias por separado, observándolas a la luz de esos documentos y citando al efec-to párrafos pertinentes de los mismos o transcribiendo ínte-gramente algunos.

Ha de admitirse que no todos los instrumentos de que se habla pueden ser colocados en plano igual en lo referente a la verosimilitud e importancia que haya de atribuírseles, como a la sagacidad de sus distintos autores.

Mas, emanando los principales de entre ellos del jefe de marina antes señalado, Mr. Bowles, han de ser reconocidas asimismo a su respecto relevantes cualidades de escrupulosi-dad y precisión en sus informaciones. Y de modo aproxima-do, tales atributos pueden ser también aplicados en relación con el cónsul británico en Río de la Plata, Mr. Robert P. Staples.

I.—PRIMEROS PASOS DE SAN MARTÍN EN LAS PROVINCIAS UNIDAS

Una curiosa desorientación caracteriza los informes da-dos a conocer en los días de la llegada de San Martín a Bue-nos Aires en 1812.

A poder del cónsul Mr. Staples, ya señalado, llegó una carta fechada en Londres el 13 de agosto de dicho año que le dirigiera el señor M. Castilla, de Lake Place, Queens Elms. Un extracto de ella, que se conserva en el Public Record Office (3), dice así, vertido en español:

(2) V. Boletines de la Academia Chilena de la Historia, N.° 43 (2.o semestre de 1950), N.° 47, (2.o semestre de 1952), y N.o 48 (1er. semestre de 1953). Don Juan Luis Espejo en su Memoria citada (págs. 25 y 26) hace un acabado resumen de la más importante comunicación de Bowles (la N.o 59, de 14 de febrero de 1818) la que, completa, apa-rece en el N.» 43 del Boletín.

(3) Foreign Office, Spain, 72/157. Jan. 1812, to. Dec. 1813.

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"No dudo que Ud. recordará la llegada a Río de la Plata en febrero último del bergantín George Canning desde Lon-dres, a bordo del cual venían 15 o 20 pasajeros, quienes a su llegada encontraron medios para acomodarse con buen éxito en el Ejército. No dudo asimismo que Ud. debe haber obser-vado el cambio del sistema político que tuvo lugar en el Go-bierno de Buenos Aires inmediatamente después de su llegada. Se me informa por personas interesadas y que ahora se en-cuentran en Londres, que estos pasajeros fueron enviados y provistos de dinero por el Gobierno Francés/ La Negociación fué abierta por el edecán del Mariscal Víctor, que en un tiem-po estuvo prisionero en Cádiz, habiendo sido liberado y en-viado a Francia. . . Entre los pasajeros venía un Barón Ale-mán, Oficial de Ingenieros, quien —si no estoy mal infor-mado— llevaba consigo despachos del Emperador Francés. Había también un Coronel San Martín, quien fué Ayudante y partidario principal del difunto Marqués de Solano, Gober-nador de Cádiz, y quien, no tengo la menor duda por su pa-sada conducta, está al servicio de Francia y es un enemigo de los intereses británicos"...

Staples no tardó en poner en conocimiento de su Go-bierno estas confidencia®, volviendo al año siguiente a refe-rirse a días, aunque modificando en parte su alcance. En ofi-cio, fechado en Buenos Aires el 18 de noviembre de 1813 (4), dice aquél:

"Los pasajeros que llegaron aquí en un bergantín, llama-do George Canning desde Inglaterra, cuyos nombres son San Martín, Alvear y Barón D'Arenberg, se cuentan ahora entre los principales hombres de Buenos Aires.

"El primero manda la Caballería» Es particularmente acti-vo y ha adquirido gran popularidad; el segundo, manda la In-fantería, y el último, el Departamento de Ingenieros.

"En una carta al Foreign Office que tuve el honor de enviarle, usted encontrará que yo había insinuado que éstas tres personas estaban al servicio de los intereses de Francia. Tienen gran influencia en el país, pero no parece existir mo-tivo para suponer que esa opinión está bien fundamentada to-davía; si llegara una fuerza francesa, que disiparía el temor de cualesquier tropas de España, las posiciones que ocupan los harían formidables"...

A poco, el entonces capitán del barco de guerra Aquilón, el también citado Mr. W. Bowles, en oficio enviado al Almi-rantazgo (5) el 26 de enero de 1814, junto con- rebatir el fran-

(4) Foreign Office, Spain, 72/157. Extract. (5) Oficio N,° J3.—Cap. B. 175, Adm, 1/155?. Extract.

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cofilismo de San Martín, lo exhibe, ppr el contrario, como un decidido partidario de Inglaterra.

Después de una descripción del carácter, vida pasada y actividades de don Carlos Alvear y Balbastro, Bowles escribe:

"Siguiéndole en el escalafón militar, está don José San Martín, quien recientemente ha sido designado General.en Je-fe del Ejército en el Perú (Alto Perú), hasta hace poco co-mandado por Belgrano. Este Oficial es también criollo de na-cimiento, pero a temprana edad ingresó al ejército español, y gradualmente ascendió a Tte. Coronel en la Guardia Valona. Entiendo que se estimaba que poseía un talento militar consi-derable, y formó parte del estado mayor del General Castaños al tiempo de la rendición de Dupont, y posteriormente sirvió bajo el Marqués Romana y el General Peña, en cuyes puestos deben haberlo conocido muchos británicos. Profesa una gran amistad hacia los ingleses y estimo con toda razón que abriga una sincera antipatía contra los franceses, cuyas crueldades y enormidades en España yo le he oído frecuentemente relk-tar y explayar en público.

"Se retiró del Ejército Español al mismo tiempo que Alvear, con quien se juntó en Inglaterra, y juntos vinieron a este país.

"Sus simpatías en materia de una pacificación son aún más violentas que las de otros, y ejerce una considerable influen-cia personal entre todas las clases sociales como igualmente entre las tropas, pero es mayor y más reposado, y tiene me-nos ambiciones, como asimismo menos inclinación a intrigas políticas, y aunque se le ha ofrecido un puesto en el Gobier-no Ejecutivo, invariablemente lo ha rechazado.

"Inmediatamente antes de salir de este lugar hacia el Perú (Alto Perú), solicitó una entrevista privada conmigo, y después de lamentar la situación actual del país, y la falta completa de integridad como asimismo de talento entre los hombres influyentes del país, informó que tenía razón para creer que se habían hecho proposiciones a Francia por medio de América hace tres meses por algunas personas de aquí, y me rogó que se ejerciera la mayor vigilancia posible de parte de los cruceros británicos, para interceptar cualesquie-ra agentes o abastecimientos que pudieran ser enviados desde ese país.

"Me expresó gran ansiedad para lograr la paz, si ésta pudiera obtenerse en términos que les evitara futuras repre-salias, pero parecía totalmente determinado a resistir hasta el'extremo arites que entregarse, sin una garantía, al poder de los Españoles. Me caucionó sin reserva contra las intrigas de algunas personas, en especial, las cuales no es necesario nombrar por ahora, y me aseguró que si cualquiera revolu-

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oión anti-inglesa estallara aquí, él regresaría del Perú (Alto Perú) para hacerle frente, y sabía que tenía suficiente in-fluencia entre las tropas locales, para contar con que ellos estarían de su lado. Relato la conversación én forma extensa, ya que dará a Sus Señorías una idea más clara de las ten-dencias de San Martín que cualquiera descripción que yo pu-diera hacer.

"He sido minucioso en mi relación del carácter de estos dos hombres, porque en este momento son las únicas perso-nas de peso e influencia en este país, y porque las sospechas originalmente manifestadas sobre que eran aventureros y emisarios de Francia, que no considero que sean de manera alguna bien fundamentadas, pueden producir efectos como igualmente impresionas desagradables en este momento".

Es del caso poner en parangón el aserto transcrito de Bowles de que "aunque se le ha-ofrecido (a San Martín), un puesto en el Gobierno Ejecutivo, invariablemente lo ha recha-zado", con las pintorescas noticias que en los días siguientes a la emboscada de San Lorenzo, dirigida por San Martín y en que resulto lesionado, hace llegar a sus superiores otro capi-tán de navio, el del Nereus, Mr. P. Heywood.

En nota fechada en Buenos Aires, el 10 de febrero de 1813 (6), expone este corresponsal:

"El coronel Martín, el amigo de D. Carlos Alvear, Presi-dente de la Soberana Asamblea, que salió de Inglaterra con él en el navio George Canning en la encubierta calidad de criado suyo; fué hoy elegido Jefe del Poder Ejecutivo por di-cha Asamblea, aunque todavía esta elección es mantenida se-creta. San Martín será asistido por un Asesor Legal y dos Secretarios y renunciará al mando de su Regimiento. Un ca-rruaje con una fuerte escolta fué enviado el lunes en la no-che para convoyarlo hasta Buenos Aires tan pronto como sus heridas le permitan viajar".

II.—PROPÓSITO DE SAN MARTÍN DE SOMETER A CHILE A LA TUTELA INGLESA

El anglofilismo de San Martín, que da a conocer Bowles en la información ya transcrita, aparece confirmado en otros avisos del mismo, y en forma tal, que no es dable poner en duda el formal intento que abrigara de colocar a Chile bajo la protección de Inglaterra, halagando a esta nación —prác-tica por excelencia— con ofrecimientos de sujetarse a las normas que ella fijara y a las condiciones que impusiera en compensación de su ayuda.

(6) F. O. 72/152. Spain, 1813, f. 197,

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Una temprana sugerencia de ideas de esta clase formula ya San Martín en los días en que, en 1816, proyectaba la in-vasión de Chile.

En comunicación al capitán Bowles, fechada en Mendo-za él 7 de setiembre de tal año, le expone:

"Ya habrá V. recorrido todos los sucesos acaecidos en el período de su separación de estas Provincias; yo estoy se-guro de la admiración de V. al contemplar el encadenamiento no interrumpido de desastre; desorganización y amargura: no es esto lo peor, mi buen amigo, si no qe. el orizonte no pro-mete despejarse, y sí el qe. los' males vayan en aumento: Yo protesto a V. a (fe) de hombre de bien, qe. la sola conside-ración de poder servir algo a mi patria no me ha echo to-mar el partido de abandonarla y no ser testigo de su total rui-na; ésta no la fcsmo de los españoles, pero sí de las desavenen-cias Domésticas, de nuestra.falta de Educación y juicio; pr. fortuna la única provincia y tropas qe. mantienen el orden, y se han libertado del contajio general son éstas, pero crea V. qe. me ha costado esfuerzos sobre naturales para conseguirlo, ya empleando un vigor extraordinario —qe. mis Paysanos lla-man crueldad y depotismo— ya halagando acá; en conclusión repito a Vd. lo qe. en nuestros ratos de amable sociedad solía decirle a saber era moralmeyite imposible el qe. ' nosotros mis-mos nos constituyéramos: somos muy muchachos," y nuestros Estómagos no tienen suficiente calor para digerir el alimento qe. necesita; baxo estos principios calcule Vd. qué esfuerzo no me será necesario, pa. sobre ponerme a estas demostraciones geométricas. En medio de estas tristes reflecciones no me queda otro consuelo qe. el trabajar quanto esté a mis alcan-zes en beneficio del suelo que me ha dado el Ser y dexar a la Providencia sus resultados". (7).

Dicho marino, Bowles, escribiendo a su Gobierno desde Río de Janeiro, el 9 de abril de 1817, después de conocer el éxito de Chacabuco, asienta ya su convicción de tener San Martín en la mente un plan en el que cabría participación al Gobierno inglés (8).

"Incluyo para la lectura por Sus Señorías —dice en la ocasión Bowles— copia de carta que acabo de recibir del Ge-neral San Martín. El párrafo de ella en que expresa sus deseos

(7) Adm. 1/1563. Captain's letters B. 1816-434. Extract. En el Bo. letin de la Academia Chilena de la Historia, N.° 48 (pág. 155—4.°) apa-rece publicado este trozo de carta sin fecha, y traducido del extracto que en idioma inglés existe también en el Public Record Office. La. trans-cripción del texto es la de la copia en español ahí existente.

(8) Oficio N.° 33, secreto, registrado en P. R. O. Adm. 1/23-72/206, Spain, 1817. Un fragmento de este oficio, sin fecha ni indicación de N.o, aparece en el Boletín de la Academia Chiletia de la Historia, N.° 48, p. 154,—(3.°) El oficio completo se transcribe en el Apéndice.

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SA.N MÁ&TÍN/SEGÓN DOCUMENTOS DEL «PUBLÍC RKCORt) OFFICt» l l

de entrevistarse conmigo y su convencimiento de las ventajas que de nuestra reunión podía derivar para estas provincias puede solamente interpretarse como que él tiene algún plan qU& cohfiarrw en él cual la intervención del Gobierno de S. M. debe éer necesaria, y que no desea confiar ál papel. Por la pri-mera Oportunidad le avisaré que el alejamiento del Río de la Plata me es imposible al presente. Confío que no necesito ase-gurar a Sus Señorías que en ésta como en toda otra ocasión sabré cuidadosamente evitar toda intervención política no au-torizada por sus instrucciones".

Refiérese en esta ocasión Bowles a la carta que le escri-biera San Martín desde Santiago, el 22 de Febrero del mismo año, imponiéndolo de su entrada en Chile, y en la que inserta estos párrafos:

"Muy necesaria sería su presencia de V. en ésta: una entre-vista entre V. y yo podía contribuir mucho al bien de estos países y yo espero qe. si está en su arbitrio lo hará.

"Sería muy conveniente viniesen a estos mares algunas fuerzas de guerra Británicas, tanto pa. protejer @u comercio como pr. las ventajas qe. podían resultar con su presencia" (9).

A poco, toman contornos definidos estas insinuaciones de San Martín. BoWles, en oficio "extremadamente secreto", de 24 de mayo de 1817, anota (10):

"En mi carta secreta N° 33 tuve el honor de incluir para información de Vuestras Señorías copia de una carta que aca-baba de recibir entonces del General San Martín, y muy en particular dirigí vuestra atención hacia cierto pasaje que se-ñalé.

"Durante mi ausencia él llegó aquí procedente de Chile, pero como partiera de nuevo a reasumir su mando allá antes de mi regreso de Río de Janeiro me dejó la carta cuya copia acompaño a la presente".

En esta nueva carta, datada en Buenos Aires el 17 de abril de 1817, le decía San Martín:

"Mi amigo muy apreciable: he tenido el gran sentimto. de que mi penoso y dilatado viaje haya sido inútil, ps. mi prin-cipal objeto no era otro qe. el de abrazarlo y repetir nuestras antiguas conferencias en beneficio de estos Países; la suerte así lo ha dispuesto y no resta otro arbitrio qe. conformarse con ella: "Mr. Estaples informará a V. de todo y baxo estos principios haré quanto este amis alcances pa. la terminación de

(9) Esta carta se registra en el P. R. O. como anexo al .oficio N.® 33 de Bowles. Otero, en su Historia de San Martín (t. XI, p. 421) la transcribe, pero omitiendo la post-data que se inserta más adelante.

(10) Registrado en el P. R. O. con la anotación de Feb. 1818—2.'—20. -—El Boletín de la Academia Chilena, de la Historia lo publica en su N.o 48, pftgs. 151/153.

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JÓSÉ MÍGUEL YRARRAZAVAL LARRAÍN

una Guerra desastrosa, y exterminación del poder Español en esta America" (11).

En el mismo oficio de Bowles ya señalado, de 24 de ma-yo del 17, se incluía este párrafo: "Vuestras Señorías verán que el General me remite a Mr. Staples —Cónsul de Su Mages-tad— respecto a puntos que deseaba confiarme personalmen-te" . . .

Mr. Staples, por su parte, había escrito el 11 de abril del 17 al Ministerio de Relaciones Exteriores (12), aramciasdo la llegada desde Chile —el 30 de marzo— del general San Martín a Buenos Aires. Y el mes siguiente —él 25 de mayo— amplía de este modo sus noticias (13):

"Antes de partir (San Martín) de ésta, solicitó una entre-vista conmigo, en la que entró en mayores detalles en lo re-ferente a sus operaciones en Chil%y a sus proyectos en el Perú y declaró que su principal deseo era que él Gobierno británi~ co le informara en alguna forma privada del curso que le con-vendría seguir para obtener su aprobación. Solicitó con gran insistencia que se autorizara a alguien con quien consultar a fin de que le señalara qué giro habría que dar a los asuntos de Chile y obtener el fin propuesto... Se muestra plenamen-te dispuesto a cooperar con el Director de Chile —el general O'Higgins— en cyalesquier medidas que se concertaren de la manera ya dicha, y confía en que la'influencia combinada de ambos será suficiente para llevar a efecto cualquier plan así concertado".

Y San Martín le habría agregado textualmente en la oca-sión: "Quienquiera que fuere la persona autorizada para tratar conmigo de los asuntos que os he mencionado, que sea con la mayor reserva. Podéis estar seguro de mi ^convicción de que cualesquiera ventajas (que) pueda ofrecer este país, su pros-peridad depende de que las conceda a Inglaterra; hablo más particularmente en cuanto a Chile" (refiriéndose de paso al Perú, como se indicará después)... "Encomiendo en muestras manos —habría terminado San Martín— la tarea de poner es-to en conocimiento de vuestro Gobierno en la forma más expe-dita y privada".

Y Bowles, con un día de diferencia, hacía al Almirantaz-go revelaciones del todo semejantes.

"He creído necesario tantos preliminares —escribe en el

(11) En el P. R. O. figura esta carta como acompañada al despa-cho de Bowles, N.<> 38. El sefior Otero la incluye en el t n , p. 422, de su Historia mencionada.

(12) F. O. 72/202—f. 39/41. (13) Oficio de Staples, publicado en Boletín de la Academia Chilena

de la Historia, N.° 47, págs. 92/94.

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SA.N MAftTÍN, SEG¿H DOCtJMEXtOS I)ÉI, «PUBLIC RECORD OPFlCÜ» 13

oficio mencionado de 24 de mayo de 18X7 (14)— para expli-car el que él se haya aventurado a hacer personalmente «ña petición de naturaleza tan importante cuyo objeto és solicitar, en su nombre como en el del Director de Chile, O'HigginS, tal comunicación de los deseos de Su Magestad y tales sugeren-cias para la futura acción de ellos, como puede estimarse pro-pio concederles, declarando al mismo tiempo su propia dispo-sición y la de su colega para seguir fielmente las recomenda-ciones que pueda recibir"r Y añade Bowles en un párrafo fi-nal: "Sólo me resta agregar que el General San Martín me rogó muy encarecidamente el mayor secreto en estas comuni-caciones y, en especial, que nada se confiara al papel que pu-diera comprometerlo en alguna forma".

Mas no pareciéndole bastar para el logro de sus anhelos la labor de intermediarios, por activos e influyentes que los estimara, resolvió San Martín dirigirse personalmente a los gobernantes ingleses. Y así, entrando al terreno de la acción y valiéndose de la "completa ascendencia" que se preciaba tener sobre Chile, conforme lo confía en la misma ocasión a Bowles, obtiene de O'Higgins, —quien guerreaba en Talcahuano— le firme una extensa nota preparada en Santiago para ser diri-gida al Príncipe Regente de Inglaterra. Allí, en medio de alti-sonante fraseología, aparecen estas declaraciones concretas, del todo acordes con las empleadas por San Martín en comuni-caciones directas suyas:

"El feliz éxito- que ha coronado los esfuerzos de V. M. pr. la pasificación de la Europa correspondería sin duda a ser su intervención poderosa pr. la felicidad del nuevo Mundo y quándo al alto influxo de V. A. R. debiese Chile la temperación de sus der°s. quando los Buques de los súbditos de Inglaterra visiten" libremte. nuestros Puertos, y quando al abrigo de una Constitución liberal pueda ofrecer el oro desentrañado de las montañas de este País en cambio de la industria de sus labo-riosos Vasallos, entonces, me lisongeo, se abrirían canales que indemnizaren en parte las quiebras de la Europa, los conoci-mientos útiles se propagarían en estas deliciosas Comarcas y los Pueblos de Chile cederían en sus transacciones políticas y comerciales lo que debiese la gratitud a los mediadores por la Indepen*1. de la América" (15).

Tal nota del Director de Chile la acompañó'San Martín al siguiente despacho que dirigió al "Excmo. Sr. Ministro de Re-laciones Exteriores (de Gran Bretaña) Vizconde de Castle-reagh" (16). "Valparaíso, Er°. 12 de 1818. Excmo. S°r. Ten-

d í ) Boletín de la Academia Chilena de la Historia, N.» 48, citado. (15) La nota compléta de O'Higgins —qué aparece fechada en Con-

cepción el 20 de noviembre de 1817— se inserta en el Apéndice. (16) F. O. 72/215—Spain 1818, f. ¿72.

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14 JOSÉ MtGDfct, YRARRAZAVAL LARfeA^N

go el honor de acompañar a V. E. el Despacho cerrado (!) que el Director Supremo de Chile se ha servido pasar a mis manos con dirección a S. A. R. el Príncipe Regente de Inglaterra pa. qe. V. E. se digne elevarlo a su Real conocimiento.

"Con este motivo séame permitido aprovechar la agrada-ble ocasión de tributar el más profundo respeto y la conside-ración con que se complace en ser Excmo. S°r. su mas atento y Obedte. servr. José de Sn. Martin".

Y lleno de euforia después de Maipú, se dirige, no ya en representación del Director de un país que se consideraba in-dependiente, como en el caso anterior, sino en su propio nom-bre, al mismo Secretario de Estado inglés:

A su comunicación, que fecha el 11 de abril de 1818, (17) pertenece este párrafo:

"La Inglaterra — que ha tenido la gloria inmortal de ha-ber dado la Paz al antiguo Mundo (alude sin duda a Waterloo) se cubrirá de nuevos Laureles, prestando igual beneficio al pueblo; son demasiado conocidos los sentimientos benéficos de S. A. R. el Príncipe Regente de la Gran Bretaña para dejar gemir la umanidad ultrajada en estos Países; su respetable mediación pondría un paréntesis a los padecimientos de estos avitantes, contribuyendo a la consolidación de su libertad po-lítica".

El comodoro Bowles da cuenta fielmente a sus superiores en su comunicación tan preñada de interés, N.° 59, del 14 de fe-brero de 1818, (18) de estos pasos de San Martín.

"Un día después de mi regreso a Valparaíso —se lee en esa nota—, el General San Martín llegó a este puerto, trayen-do consigo la carta que tengo el honor de incluir, dirigida al Secretario de Estado de Su Magestad, encargado de las Rela-ciones Exteriores (la carta de San Martín de 12 enero del 18 con que acompaña el oficio de O'Higgins citado) y aunque dicho General tal vez no pueda reconocerlo directamente, co-legí de su conversación que la solicitúd dirigida a Buenos Aires había fracasado (19) en vista de lo cual él ha decidido

(17) El texto integro de esta nqta de San Martin se publica en el Apéndice.

(18) Boletín de la Academia Chilena de la Historia, N.® 43, p. 72 y stg.

(19) Confirma el hecho, tanto de "la solicitud dirigida a Buenos Ai-res", de que habla Bowles, como de haber actuado O'Higgins en el caso de la nota al gobierno inglés, prestando sólo (y esto en el mejor de los casos) su firma a una imposición de San Martin, el oficio de Guido, de 1.° de Noviemfire del 17, en que da cuenta desde Santiago al Director de las Provincias Unidas del paso que se hará dar a O'Higgins, inser-tándole por adelantado copia de la nota (que tiene la fecha de 2(T de tal mes como se ha expuesto), llamándole la atención a los términos "in-definidos" en que se solicitará la intervención inglesa, e instando al DI-

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al Gobierno de Chile —sobre el cual ejerce una influencia ili-mitada— a actuar sin pérdida de tiempo en lo que se refiere a dar este paso que él ha recomendado tan vehementemente du-rante tan largo tiempo".

En nueva comunicación —la N.° 85, de 10 de junio de 1818 (20)— Bowles agrega:

"En mi carta secreta de 14 de febrero —N.° 59 —detallé a Sus Señorías el tema de varias conversaciones con el Gene-ral San Martín, acerca de los asuntos de este país (Chile) y puse en conocimiento de Uds. su deseo de obtener la media-ción en favor del gobierno, de Su Alteza Real.

"Habiendo encontrado en éste (Buenos Aires), a mi re-greso de Río de Janeiro no ha dejado pasar ocasión en que no me haya asegurado que su sentir a este respecto no ha cambiado y que los resultados de la última campaña, lejos de suscitar ideas de conquista o de ambición personal, le prueban más claramente la necesidad de pacificar América del Sur con la mayor celeridad. Me informa que su primera iniciativa des-pués de la batalla de Maipú fué inducir al Director de Chile a renovar su petición de un mediador a S. A. R. él Principe Re-gente y a quien se envió una carta a este respecto, vía Río de Janeiro, aproximadamente a mediados de abril" (21).

Y como no obstante el alto renombre que estimaba debía procurarle la acción de Maipú, debió San Martín en su fuero interno encontrar un tanto excesivo su propósito de dirigirse en nombre propio al Jefe de la Cancillería británica, siendo co-mo era tan sólo un general al servicio de las Provincias Uni-das y de Chile, dio a conocer a Bowles sus escrúpulos.

"En la primera conversación que con él tuve (durante la estada de San Martín en Buenos después de Maipú revela Bowles en la misma nota N.° 85, de junio de 1818) pidió mi opinión si una comunicación directa de parte suya al gobierno británico sería mal recibida o considerada en algún modo im-propia, y al responderle negativamente ha decidido escribir por el Hyacinth, pero como no me ha dado su carta ni me ha

rector de aquéllas a dar un paso similar, para facilitar la tramitación del cual ofrece también los servicios de Bowles. (Vindicación histórica. Pa-peles del General Guido. Buenos Aires, 1882, p. 92).

(20) Boletín de la Academia Chilena de la Historia, N.° 47, p. 95. (21) En abril de 1817, después de Chacabuco, O'Higgins se dirigió

a diversos soberanos, entre ellos al Príncipe Regente de Inglaterra, pero sólo con el intento de "estrechar la amistad, vigorizar el comercio", y hacer resaltar la hospitalidad que podría Chile brindar a los extranjeros. (V. Barros Arana, Historia General de Chile, t. XI, págs. 253 a 256). En Vindicación Histórica, de Guido, donde se transcriben (págs. 27 a 32) estas comunicaciones, la dirigida al Príncipe Regente de Inglaterra apa-rece, por error sin duda, fechada el 1.° de octubre de 1817 en vez niel 1.° de abril.

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sugerido su contenido, no puedo por lo pronto agregar mayo-res detalles". Y añade Bowles en post scriptum en que resal-ta una intencionada observación acerca de la data de la comu-nicación de San Martín al Vizconde de Castlereagh: "Al ter-minar este despacho el General San Martín me ha traído la carta dirigida al Primer Secretario de Estado de Su Magestad para Asuntos Extranjeros. Me la leyó antes de sellarla, pero yo no advierto en ella parte alguna que sea necesario comen-tar, excepto que está fechada con anterioridad en Chile (22). Creo que tiene para ello ciertas razones que no creí valiese la pena preguntar".

Y que atribuía San Martín importancia grande a la ges-tión que desarrollaba, lo deja comprender todavía su interés en poner al tanto de sus pensamientos a otras personas de in-fluencia ante los gobernantes ingleses.

Es sabido que San Martín conoció durante la guerra en España a un oficial británico distinguido, el conde de Fife, cuya amistad siguió cultivando. A él se dirige San Martín también en los finales de 1817 en términos bien aproxima-dos a los que emplea en sus confidencias a Staples y Bowles. Y el hecho de figurar en el Public Record Office una trasla-tion en.inglés de la carta privada de San Martín a dicho lord (23) revela que éste supo comprender la intención de San Martín de que hiciera llegar a conocimiento del Gobierno in-glés los planes que abrigaba.

"¡Qué entusiasmo ha causado en el mundo —dícele San Martín en un párrafo de ella— la conducta del príncipe re-gente de Inglaterra! Libertando a Europa, ha detenido los to-rrentes de sangre que se venían derramando. ¿No favorecerá con una de sus miradas compasivas a los desafortunados Americanos? Estoy seguro que si el cuadro de horrores que pre-sentan estos deliciosos países pudiera ser contemplado por él, su tierno corazón sq ablandaría; y estoy igualmente seguro que en corto plazo la gratitud de los americanos se mostraría su favor de los subditos de Su Alteza Real. Oh, mi amigo, con-tribuya a la terminación de tanta miseria; es un buen oficio digno de su mente benévola".

III.—INTENTOS MONÁRQUICOS DE SAN MARTÍN SOBRE CHILE

Estrecha relación con intentos de esta naturaleza guar-dan los reseñados en el Párrafo II y los que en la mente de su

(22) Está datada la nota en Santiago, con fecha 11 de abril de 1818. (23) La carta al conde de Fife, que se inserta completa en el Apén-

dice, está, datada en el "Cuartel General de Santiago de Chile" y lleva la fecha de 9 de diciembre de 1817.

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autor, habrían de constituir, es de creerse, el primer paso pa-ra el afianzamiento de una monarquía.

La divulgación, en anteriores números de este Boletín (24), de confidencias definidas y concluyentes del todo, ema-nadas del comodoro Bowles y del cónsul Staples, han aportado una luz no susceptible de ser desvanecida acerca de los propó-sitos de San Martín —concordantes por lo demás con sus reco-nocidas convicciones— de implantar en Chile la monarquía.

Parece bastante sobre el particular traer a la memoria cortos, aunque decidores párrafos, de uno de tales documentos y remitirse a los demás sin transcribirlos de nuevo.

En la comunicación, varias veces citada, de Bowles —la N.° 59, de 14 de febrero de 1818 (25)—se expone por su autor:

"Además, me informó (San Martín) que el Agente del Gobierno de Chile en Londres, don J. Yrizarri está facultado para ofrecer las siguientes ventajas y concesiones si Gran Bre-taña llega a favorecer la causa de la Independencia:

"1.°) La cesión de la isla de Chiloé y el Puerto de Valdi-via, y

"2.") La reducción de un diez a un quince por ciento en las importaciones y un cuatro por ciento en las exportaciones en todos los buques británicos durante treinta años.

"Agregó que estas preferencias se concederían en propor-ción de la asistencia que fuera dada, pero que si un príncipe de la Familia Real de Gran Bretaña aceptara el trono de Chile, sería aquí 'recibido sin condición alguna, excepto la del estable-cimiento de una monarquía constitucional".

En presencia de los antecedentes hechos valer y de las conclusiones establecidas en anterior ocasión (26) ha de asen-tarse: 1.°) que, paralelamente a las gestiones de protectorado. San Martín elaboró en el curso de 1817 un plan concreto oue incluía cesiones territoriales y ventajas en favor de Inglate-rra a trueque de la aceptación del "trono de Chile" por un príncipe de esa nación; 2.°) que tal ofrecimiento debía trasmi-tirlo Irisarri, encargado de una misión para la que O'Higgins. con ignorancia total de los manejos de San Martín, había fija-do desde Concepción instrucciones bien precisas y de las que estaban por entero ausentes cesiones de territorio como pre-tensiones monárquicas de cualquier género (27); y 3.°) que só-

(24) V. especialmente el N.° 43 del Boletín con el despacho de Bowles y los despachos, también de Bowles y de Staples, en los Nos. 47 y 48 del mismo.

(25) Boletín de la Academia Chilena de la Historia, N.o 43, p. 75. (26) V. Boletín de la Academia Chilena de la Bistoria, N.o 44, págs.

5 a 11. (27) £<as instrucciones de O'Higgina para Irisarri figuran en el t. XI,

p. 257, 4c J» Historia Qentrtf de QhU*, de Barro» ¿ron»,

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lo la circunstancia de venir de regreso al país Irisarri antes de conocer su nombramiento, frustró en esa oportunidad la tenta-tiva de San Martín, i uien había ya alistado fondos del Gobier-no de Chile para hacerlo llegar a Irisarri por intermedio preci-samente del comodoro Bowles (28).

Y ha de admitirse, a la vez, como deducción lógica de ta-les premisas, haber emanado del mismo San Jilartín, de acuer-do esta vez con Irisarri, y a espaldas siempre de O'Higgins, las instrucciones que Irisarri, a poco de partir efectivamente para Inglaterra a fines de 1818 en cumplimiento de una misión en Europa» pretendió desde San Luis le autorizara O'Higgins, di-ciendo vagamente haberlas recibido del "Supremo Gobierno". Estas supuestas instrucciones reproducían aproximadamente los puntos —de cesiones territoriales y proyectos sobre una monarquía en Chile— contenidos en las de que impuso San Martín a Bowles el año anterior, y siendo que de nuevo O'Higgins señaló, como normas para la misión de Irisarri, las mismas que había preparado para la que no alcanzó éste a ini-ciar. Y es sabido, a mas, que O'Higgins, junto con rechazar du-ramente la exigencia de Irisarri, declarando no tener conoci-miento alguno de las pretendidas instrucciones, llegó más tar-de, en los días en que se agudizaba la contención que mantuvo con el Senado, a achacar injustamente a este cuerpo el haber-las preparado, engañada sin duda su buena fé y acaso por per-sonas comprometidas en la intriga y deseosas de descargar so-bre otros hombros su responsabilidad.

# * #

Son de considerar también otros documentos del Public Record Office no examinados antes y que refuerzan el hecho del planteamiento de fórmulas monárquicas que afectaban a Chile.

El 15 de agosto de 1817, y desde Buenos Aires, dirige el co-modoro Bowles al Almirantazgo el siguiente oficio (29): "H. M. S. "Amphiori", Buenos Ayres. 15 de agosto de 1817.

(28) En comunicación de San Martín a Guido, de 23 de febrero de 1818 (que debe haber coincidido con el conocimiento que tuvo del re-greso de Irisarri a Chile) dícele aquél: "Diga V. a nuestro Cruz que, res-pecto a la venida de Irisarri, escriba al Comodoro Bowles, sobre los 12.000 pesos que se le remitieron". (Vindicación histórica. Papeles del briga-dier General Guido'*. Buenos Aires, 1882, p. 84). Esta referencia a D. Luis de la Cruz, puede completarse con la aserción de Barros Arana en su Historia General de Chile (t. XI, págs. 301 y 234) de que, al nombrar San Martín a De la Cruz como Director delegado de Chile, empleó el mis-mo' método que pusiere en práctica en la designación, también hecha por él, de la anterior Junta de Gobierno, esto es, "suponer un decreto que se dijo expedido, en Concepción", por O'Higgins.

(29) N.° 51, "secreto y confidencial". P. R. O. 2.*—31.

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Señor: Tengo que rogaros que informéis a Sus Señorías que en el curso de una conversación con el Director, hace unos días, aquí, sobre el asunto del atropello cometido contra un barco británico por uno particular que izaba esta bandera, éste apro-vechó la ocasión para explayarse sobre la presente situación del país y terminó solicitándome que trasmitiera de parte suya la comunicación confidencial que sigue al Gobierno de Su Ma-jestad, la que transcribo lo mas fielmente posible, en sus pro-pias palabras.

"El Congreso de estas Provincias está al presente abocado a la formación de una constitución. El Director cree y espera que se pronunciará por una forma de gobierno monárquico, la única que está de acuerdo con el estado y disposición del país. Ha retardado el envío de representantes ante las Cortes ex-tranjeras mientras no se declare tal cosa y así tampoco ha que-rido tomar la menor determinación respecto a solicitar la me-diación de éstas, pero se intenta al presente publicar un mani-fiesto que establezca los fundamentos de la separación de estas Provincias de España, y la imposibilidad de su reincorporación a la Madre Patria, etc., pero donde se declare al mismo tiempo, su ardiente deseo de paz a base de términos razonables, cuales-quiera que éstos sean siempre que les aseguren la indepen-dencia. El cree que, a pesar que la dureza con que se ha lleva-do la guerra, y otras circunstancias, han predispuesto los áni-mos en contra del nombre y carácter españoles, de hecho un Príncipe de esa rama de la Casa de Borbón, podría aun ser re-cibido aquí como monarca, si se diesen suficientes seguridades y garantías a fin de tranquilizar el recelo y desconfianza que tal medida pudiera suscitar. Al preguntarle yo hasta qué punto podría contarse con la colaboración de Chile, me respondió que él estaba seguro que adoptaría el sistema y política de este Go-bierno y que consentiría en ser incluido en el nuevo Reino.

"Con el fin de confirmar plenamente la fidelidad de la pre-cedente comunicación, juzgué propio leerla esta mañana al Di-rector, quien acordó que exponía fielmente su sentir, y sólq me pidió que agregase que si bien aun es posible establecer aquí un príncipe español, se preferiría uno de cualquier otra pación.

"No pretendo hacer ningún comentario sobre asunto de tal importancia. Sus Señorías serán talvez de opinión que la muerte del Conde de Barca —y el consiguiente cambio de ré-gimen en la Corte de Río de Janeiro— ha influido en la presen-te comunicación. Ese hecho, y el término de la rebelión en Per-nambuco, se han sabido aquí solamente en los últimos quince días.

"Incluyo, a pedido del Director, un "exposé" que acaba de publicar sobre el estado del país al presente en compara-ción con el de hace doce meses. En partes es bastante parcial

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2 0 JoSÉ MtGfcFX tRÁkHÁZAtÁL LARftAffJ

pero en general puede considerarse como una declaración bien fundada y auténtica.

Tengo el honor de ser, Señor, vuestro obediente servidor. William Bowles, comodoro".

Un año después —el 8 de agosto de 1818— el mismo Bowles asienta, siempre desde Buenos Aires, en comunicación "muy secreta" (30):

"Estoy ya seguro de que aquí el Congreso ha optado por una forma de gobierno monárquico con dos cámaras, pero dan-do amplias facultades al Poder Ejecutivo. El Director va a ejer-cer esas facultades ad^ interim, pero si mi afirmación es co-rrecta, se mantiene la perspectiva de un príncipe extranjero sin que se haya estipulado que éste profese la religión del Esta-d o . . . Sus Señorías no dejarán de observar cómo coinciden es-tas medidas con la información comunicada en mis cartas se-cretas núms. 30, 31 y 59, y que la mano que los impulsa puede sospecharse fácilmente".

No cabe dudar, a causa de la referencia que hace Bowles a su oficio N.» 59 especialmente, sea San Martín la persona a que alude,

Y en relación con las orientaciones en tal sentido de este último, pueden citarse todavía los enunciados que aparecen en su carta de 9 de diciembre de 17, al Conde de Fife, donde afir-ma:

"Los acontecimientos de una revolución devastadora y de una guerra ruinosa han enfriado las pasiones inherentes a to-do cambio político, y las mentes de los hombres, a la fecha más reposadas, aspiran únicamente a una emancipación de España y al establecimiento de una forma sólida de gobierno cualquiera que sea. En una palabra, mi amigo, las naciones democráti-cas han perdido un noventa por ciento entre los dirigentes, no menos en este Estado (Chile) que en las Provincias Unidas. Evidentemente el motivo es que la guerra ha asentado los ánimos de hombres vacilantes; los gobiernos cada día se con-solidan aun más y el orden gana ascendiente en forma sorpren-dente".

• • •

Algunas particularidades dignas de fijar la atención —y aparte del absoluto sigilo exigido por su autor— rodean los planes e intentos de protectorado y monarquía antes diseñados.

(30) N.° 106.—P. R. O.—2."—55. Un fragmento de este oficio, sin in-dicación de N.° ni data, aparece en el Boletín de la Academia, Chilena de la Historia. (N.° 48, pág. 153—2.°), insertándose ahora el resto del oficio en el Apéndice.

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En primer término, el apremio con que San Maftín invi-ta a Bowles a entrevistarse con él, ofreciendo trasmitirle con-fidencias, y el sentimiento que manifiesta por no haber logrado en ocasiones llevar a cabo sus deseos. De todo lo cual dejan testimonio las comunicaciones de esos días de San Martín a Bowles.

Al respecto, cuida el último en sus informaciones al Almi-rantazgo de poner bien en claro que "las comunicaciones de San Martín en tan importante y delicada materia fueron entera-mente ajenas a cualquiera iniciativa de su parte, no dejando él (Bowles) de tener presente el requerimiento (de su gobierno) de abstenerse de toda interferencia política". Y agregando: "El general San Martín tiene pleno conocimiento de mis instruc-ciones en esta materia" (31).

Contraste grande con esta aseveración de Bowles guardan las afirmaciones que Guido •—hechura de San Martín— atribu-ye a aquél y que, bien examinadas, no son sino una muestra más de los métodos de precaución y disimulo habituales en San Martín, y aplicados en la ocasión a planes que mucho le interesaba mantener en la penumbra.

'En el mismo oficio de Guido al Director de las Provin-cias Unidas, de 1.° de noviembre de 1817, ya señalado al tra-tar de la nota firmada por O'Higgins y enviada por San Mar-tín al Príncipe Regente de Inglaterra, se establece, (32): "He sido informado por el Excmo. Señor Capitán General D. José de San Martín, que en las sesiones privadas que ha tenido con el Comandante de la fragata de guerra de S. M. B., la "Am-phion", Camodo D. Guillermo Bowlels, desde su arribo a Val-paraíso, ha dado a entender éste que S. A. R. él Príncipe Re-gente de Inglaterra no distaría en mediar por la independencia de Chile y de las Provincias Unidas, siempre que por los res-pectivos Gobiernos de ambos Estados se pidiese su augusta mediación... Los brindis del Comodoro en las concurrencias públicas y las reflexiones que ha esforzado en cada una de las entrevistas en favor de las pretensiones de estos países dejan traspirar un interés directo del gabinete de San James para intervenir en nuestras diferencias con la España e inclinar la opinión de estos pueblos a la constitución de una monarquía moderada. El Comodoro ha procurado vivamente explicacio-nes de las bases en que debe fundarse la emancipación de este país para trascribirlas a Su Soberano" ...

Parece de justicia, en presencia de tan contradictorios tes-timonios, pensar que Bowles —a quien no se ocultaban las ven-

(31) Oficio N.° 59 de 14 de febrero de 1818. (Boletín de la Academia Chilena de la Historia, N.» 43, págs. 75 y 76).

(32) "Vindicación histórica" citada, p&gs. 92 y 93.

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i i JOSÉ MTOÜttt láAttRÁ£AVAL i - A M U Í S

tajas que para su patria podían derivar de los planes de San Martín— estimularía en algún sentido su avance y buen éxito. Y una manifestación de esta clase échase de ver en las tan halagüeñas referencias que acerca del autor de aquellas propo-siciones, San Martín, hace a sus superiores con ánimo sin du-da de inclinar a éstos a prestarles consideración y favor.

Tales elogios coinciden precisamente con la trasmisión de las insinuaciones o proyectos de San Martín, relacionados con Gran Bretaña y sus gobernantes, Así lo pone de manifiesto la extensa y encomiástica semblanza que hace de él al imponer al Almirantazgo del más concreto y trascendental de los ofre-cimientos de San Martín, contenidos la una y los otros en el despacho, que acaba de ser citado, de 14 de febrero de 1818.

Ya antes, en su oficio N.° 33, de 9 de abril de 1817 (33), refiriéndose al deseo de una entrevista formulada por San Martín que, a juicio de Bowles y conforme se ha expuesto, po-día únicamente significar que tiene algún plan que confiarle en el cual "debía ser necesaria la intervención del Gobierno 'de S. M.", añade: "Ya he tenido oportunidad de darles mi opi-nión sobre este tan distinguido oficial, cuyos propósitos real-mente están exentos de toda ambición personal y tienden.úni-camente a la pacificación y felicidad del país".

Alude sin duda Bowles a una comunicación suya de fecha anterior, la N.° 13, de 22 de septiembre de 1816, en que inser-taba este párrafo:

"El agregado N.° 2 contiene un extracto de la carta recibida a mi regreso aquí del General San Martín (la de fecha 7 de setiembre de 1816 antes transcrita) que Sus Señorías pueden conceptuar interesante como que encierra los sentimientos de un Oficial que desde su llegada ha demostrado un carácter de integridad, honor y desinterés, por desgracia extremadamente raro entre sus compatriotas" (34).

• • •

Otra de las señaladas particularidades consiste en el he-cho, que fluye de esos documentos, de haber intentado em-peñosamente San Martín colocar a Chile bajo su personal pre-dominio, apartando de toda ingerencia sobre su futuro políti-co a las Provincias Unidas, hasta llegar a ocultar al Director de ellas —de que no obstante dependía— graves pasos que po-dían influir en el destino de ambas naciones.

Y no ha escapado ciertamente esta actitud de San Mar-tín a la observación de los corresponsales del gobierno inglés.

Staples, expone al respecto datos bien terminantes. Des-

(33) P. R. O. Adm. 1/23. (34) P. R. O.—Cap. B. 434. Seeret N.« 13.

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pués de afirmar (en su despacho de 16 de agosto de 1817, des-de Buenos Aires) (35), que el Director Pueyrredón había pe-dido al comodoro Bowles hiciera saber a su gobierno que el Congreso^ (de las Provincias Unidas) "estaba abocado a la elaboración de una nueva constitución" que creía había de ser monárquica, y de agregarle que "podía responder de la adhe-sión de Chile a esta medida y de su consentimiento a formar parte de un gobierno semejante", hace esta observación:

"Al respecto debe hacer notar que el General San Martín no se expresó del mismo modo. En cuanto a la descripción del Gobierno, él admite que la forma monárquica es la mejor calculada para el pueblo de Chile, pero afirmó en términos muy claros que a pesar de lo ventajoso de los mutuos esfuer-zos para asegurar la independencia de esos países, la unión de Chile y Buenos Aires bajo un gobernante común no concorda-ría con sus intereses respectivos y sería inadecuada al carác-ter de sus diferentes habitantes.

"Las consecuencias para San Martín de cualquiera oposi-ción a sus planes desde Buenos Aires, pueden explicar su ac-tuación, aparentemente bajo la dirección de su gobierno, e in-cluso haber tomado vigorosas medidas para reforzarlos, pero toda subordinación permanente no concordaría de ninguna ma-nera con lo que confidencialmente me dió a entender o con su insistencia en que nadie en absoluto aquí, sin exceptuar al Di-rector, se enterase de lo que él deseaba se escribiese al gobier-no de Su Magestad".

Ya anteriormente el mismo Staples, —el 11 de abril de 1817 (36) — al hablar de actividades de San Martín en Bue-nos Aires después de Chacabuco, había dicho:

"Ha demostrado interés en conseguir cuántos oficiales ex-tranjeros puede conseguir y aunque actúa bajo la autoridad de este Gobierno, debe comprenderse que considera a Chile como algo completamente separado, y he observado que él Di-rector Pueyrredón se expresa en forma muy diferente sobre este punto".

Y por su parte Bowles, quien en oficio N.° 84, de 7 de junio de 1818, había hecho constar que "el Director (Puey-rredón) y él (San Martín) no son de ningún modo amigos cordiales" (37), amplía a poco en esta forma su pensamien-to <38):

(35) Boletín de la Academia Chilena de la Historia, N.o 47, pAgs. 94

irse* 9. O. 72/202, a. 39-41. sta nota de Bowles en t, H,

88, de 10 de junio de 1818. Boletín de la Academia Chir

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"El hecho de haber ocultado cuidadosamente esta medida (el envío de oficios suyos al Gobierno británico antes trans-critos) al gobierno de Buenos Aires, proporciona una prueba más de la falta de confianza y de cordialidad a que hice refe-rencia en mi última carta, de fecha 7 del presente".

Y que en concepto de dicho informante tal falta de cor-dialidad se extendía a rivalidades de orden político, lo deja conocer su oficio N.° 111, de 21 de setiembre de 1818 (39), en el que, tras de dejar constancia de la renuncia de San Martín al comando del Ejército de los* Andes por móviles que se atribuyen ser "el no habérsele suministrado los fondos prome-tidos para la mantención y armamento del ejército", observa Bowles: "Por mis cartas del 20 y 30 último, Usted habrá po-dido conjeturar hasta qué punto ésto puede ser sincero o sim-plemente el motivo ostensible para la línea de conducta que él ha estimado conveniente trazar y que probablemente dentro de poco demostrará cuál es el partido más fuerte, el suyo o el de Pueyrredón".

Y poco antes, en una de las cartas a que alude —la de 20 de agosto del 18—, junto con relatar extensamente ciertas in-trigas para derrocar a Pueyrredón, que atribuye a Sarratea y a Alvear, había expuesto: "Una idea muy generalizada preva-lece, de que San Martín sostiene la oposición contra Pueyrredón, y su peso —si ésta fuera realidad— arrojado en la balanza contraria será probablemente decisivo" (40).

IV.—SAN MARTÍN Y LOS CARRERA

En los documentos que se analizan, ciertas alusiones a los Carrera sen puestas en boca de San Martín.

Después de referirse el cónsul Staples a la influencia nor-teamericana en Chile que habría fomentado don José Miguel Carrera, y de dar a conocer haberáe marchado éste a Estados Unidos desde Buenos Aires con el fin de preparar una expedi-ción contra los españoles de Chile, señala err el comunicado a que acaba de hacerse referencia, de 11 de abril del 17:

"San Martín me ha informado que con este objeto, los Carrera han convenido en un tratado con los Estados Unidos mediantte el cual, en el caso de tener éxito, Chile oedería a

(39) P. R. O. Adm. 1/23. (40) Oficio secreto N.° 108. P. R. O. 2.*—57. Otero, citando a Bowles

en su Historia de San Martín ( t II, p. 442), altera del todo su declara-ción, al traducir la frase "A very general idea prevails that San Martin eountenam.ee the opposition against Pueyrredón", de este modo; "Una idea muy generalizada existe de que San Martin ataca la oposición costra Pueyrredón"...

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los Estados Unidos de Norte América, las islas de Chiloé, y Santa María con el Puerto de Valdivia".

Y asevera por su lado el comodoro Bowles, en su oficio (41), de 24 de mayo de igual año, haberle sido hechas con-fidencialmente por San Martín afirmaciones acerca de ofer-tas territoriales por los Carrera a los Estados Unidos, mas acompañando su información de este prudente juicio:

"En qué medida estas últimas insinuaciones han sido lanzadas (por San Martín) para despertar nuestra envidia, o en qué fundamentos se sustentan, es cosa que no pretenderé afirmar".

Y no parece aventurado pensar que, como antecedente y en apoyo de los ofrecimientos territoriales formulados efecti-vamente sobre Chile y en obsequio de Inglaterra por San Martín, haya podido servirse éste de los atribuidos a Carrera.

V.—AMBIGÜEDADES DE SAN MARTÍN CON RESPECTO AL PERÚ

Hace referencias el comodoro Bowles, en su oficio al Almi-rantazgo, N.° 85, de 10 de junio de 1818 (42) a dos cartas "se-cretas" enviadas por San Martín al Virrey Pezuela.

Ambas, que llevan una fecha igual, la del 11 de abril de ese año, las dirigió su autor, como se ve, a raíz de Maipú (43).

Entre otros, figuran ahí estos párrafos: "Las Provincias Unidas y Chile piden únicamente una

constitución liberal y moderada libertad; y los habitantes del Virreinato de Lima pueden participar en su destino político y ser elevados de su envilecimiento colonial a igual dignidad que las dos naciones contiguas . . .

"Ninguno de estos anhelos está reñido en modo alguno con la amistad, la protección y relaciones de la madre patria, España. . .

"Permítase al pueblo, bajo vuestros auspicios decidir sobre su propia forma de gobierno... Esto será el preliminar para un compromiso pacífico que pueda restablecer en este conti-nente las relaciones de amistad"

Bowles, a quien dió a conocer San Martín tales oficios, repara sagazmente en su equívoco texto.

"Observando —dice en el mismo despacho citado, N.° 85—

(41) Oficio N.o 38. Boletín de la Academia Chilena de la Historia, N.o 48, p. 152.

(42) Boletín de la Academia Chilena de la Historia, N.° 47, p. 95. (43) P. R. O.—F. O. 72/215. Extractos.—En Archivo de San Martin

(i. V, p&ga. 820 y 623) figuran las contestaciones de Pezuela a dichas eartaa de San Martin y ambas llevan la fecha de 11 de junio de 1818. El historiador Otero, no obstante, habla de un solo oficio de San Martin al Vfannp, $ue lleve lá fecha dicha de 11 de abril del 18, y transcribe en su obra alftmoede mu párrafos ( t n , pága. 399 y 400 y p. 405).

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2 6 JOSÉ MIGUEL YRARRÁZAVAL LAltRAÍN

que en su segunda carta secreta al virrey Pezuela, incluida en mi despacho N.° 84, marcado A, no menciona la palabra inde-pendencia y que muchas de sus expresiones son ambiguas, me he esforzado por descubrir si hasta cierto punto ha echado pie atrás en su determinación al respecto; pero me siento in-clinado a pensar que la carta a que me refiero fué escrita con la esperanza de poder convertir al Virrey en instrumento de su propia caída, induciéndolo, por medio de la situación críti-ca en que se encontraría una vez se supiese en Lima la noticia de la derrota de Osorio, a adoptar ciertas medidas populares que debilitarían su autoridad; no dudo que cualquier plan de pacificación que no tomara como base la independencia sería rechazado de plano.

"Sin embargo, debo hacer justicia al General San Martín diciendo que siempre ha expresado la mayor ansiedad por evi-tar cualquier revolución en Lima que pudiera provocar derra-mamiento de sangre y calamidades. Yo creo... que desearía más bien concertar una suspensión de las hostilidades antes de emprender su expedición contra esa capital".

A más, desde esos lejanos días, antes que cualquiera ac-ción contra el Perú pudiera ponerse por obra, abrigaba San Martín en su mente planes políticos en relación con ese país.

Staples, en la comunicación anteriormente señalada de 25 de mayo de 1817 (44) apunta ya esta confidencia de San Martín:

"Si se realizaren sus proyectos con respecto al Perú con-templa la rivalidad de partidos que seguiría a la extiftción de la autoridad española en dicho país, con mayor aprehensión que cualquier otro acontecimiento que hasta ahora haya ocu-rrido. Frente a estas impresiones, desea ansiosamente cierta influencia extranjera".

Y expone en otro párrafo esta declaración directa de San Martín a él: "quiero estar preparado —en caso de que Lima se agregara al número de territorios ya emancipados de Es-paña— para las consecuencias que he señalado antes, infor-mándome previamente (del gobierno británico) de los pasos que hubiere de dar".

Y Bowles, en el oficio reiteradamente citado, de 14 de febrero de 1818, (45) asienta por su parte que "el General San Martín solicita ardientemente una comunicación de par-te del gobierno de Su Magestad que pudiera guiar su conduc-ta para el caso de que los acontecimientos de la guerra colo-caran la totalidad del Perú-bajo su imperio, y para estar ca-pacitado, en tal caso, para tomar de inmediato las medidas ne-

(44) Boletín de la Academia Chilena de la Historia, N." 47, p. 93. (45) Boletín indicado, N." 43, p. 75.

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cesarías evitando encontrarse en la necesidad de rectificar sus errores".

A la luz de acontecimientos posteriores, es razonable pre-sumir que en el pensamiento de San Martín, que no podían sondear a fondo sus confidentes, se albergaban ya propósitos que ostensiblemente dió a conocer más tarde, desde el día que desembarcara en el Perú con el ejército que le confió Chile para luchar con lote españoles: hacer cesar la situación ahí existente, no por medio de la independencia ganada en los campos de batalla, sino pedíante combinaciones de diverso ca-rácter y las que, en último término, conducirían á la implan-tación de una monarquía, con el Perú por base.

VI.—DESTEMPLANZAS DE SAN MARTÍN EN SUS REFERENCIAS A ESPAÑA Y A LOS JEFES ESPAÑOLES

Numerosas declaraciones, en los documentos que se anali-zan, dan a conocer la falta de moderación de San Martín a es-tos respectos.

En post-data de carta suya, de 22 de febrero de 1817 (46) en que comunica San Martín a Bowles sus actuaciones en Chile siguientes a Chacabuco, dícele:

"El general Marcó y principales jefes han sido tomados prisioneros, todos serán tratados con consideración, a pesar de qe. la conducta del 1.° pa. con migo, es la mas despreciable qe. pueda haver tenido hombre alguno: baste decir a qe. V. (a V. que) en sus papeles públicos, después de tratarme con los dicterios mas asquerosos me ofrece la orea en caso de to-marme" . . ,

Y entre otros conceptos cercanos a los apuntados, léense los siguientes en la carta al conde de Fife, de 9 de diciembre de 1817:

"¡Qué impresiones de pesar debe provocar el destino de estas maravillosas regiones en su corazón, mi querido amigo! Parecería que los españoles estuvieran resueltos a convertir-los en un desierto, tal es el tipo de batalla que libran. Ni edad ni sexo se escapan a su espada y al patíbulo. Un gran núme-ro de lugares ha sido reducido a cenizas. En resumen, hablan-do sin prejuicios, parecen brutos más bien que seres dotados de razón".

No han de omitirse tampoco en confirmación, las expre-siones estampadas en la nota dirigida el 20 de noviembre del

(46) Carta registrada en el P. R. O. como anexo al despacho 83, de Bowles y que, como se ha expuesto antes, publica Otero pero ffín 1» post-data que en. el texto se tranfleribe-.

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2 8 JOSÉ MIGUEL YRARRÁZAVAL LAltRAÍN

17 al Príncipe Regente de Inglaterra, firmada por O'Higgins a instigación de San Martín, como ha quedado expuesto:

"Esta tierra empapada en sangre por el desenfreno de los feroces agentes de Madrid ofrece al genio magnánimo de V. A. R. un campo inmenso en que examinar los horrores co-metidos por los Españoles contra la humanidad".

Y estrecha consonancia con las afirmaciones señaladas guardan las que se incluyen en la nota personal de San Mar-tín al Ministro de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña, de 11 de abril de 1818, en parte transcrita anteriormente:

"Es savida —escribe San Martín en ella— la conducta que los Españoles han guardado con sus Colonias : savido es qual el género de guerra que han adoptado para bolberlas a subyugar. Al siglo de la Ilustración, Cultura y filantropía es-tava reservado el ser testigo de los horrores cometidos por los Españoles en la apacible América. Horrores que la humanidad se estremece al considerarlos"...

Y como conclusión del tema, no parece fuera de propó-sito exponer los términos en que el Virrey del Perú, al contes-tar una de las cartas citabas de San Martín, de 11 de abril de 1818, puntualiza los hechos ante las incriminaciones ahí estam-padas.

"Algún recelo (dícele en nota registrada en el Archivo de San Martín, tomo V, págs. 620 y 621) podría inspirar, no obstante, la injuriosa suposición de que si se hubieren cam-biado las situaciones, nuestras tropas habrían ejecutado en sus soldados un horrible trato, conforme a las bárbaras órdenes de su Jefe. Tan atroces calumnias no están bien en todo hom-bre bien complexionado; el general Osorio en todas partes y en este mismo reino ha dado pruebas de un carácter decidido hasta la compasión en favor de sus desventurados semejan-tes; y el trato que aquí se les ha dado siempre a los prisione-ros hechos en el Alto Perú es un comprobante de que una conducta contraria no le habría sida aprobada por sus jefes superiores".

V I L — S A N MARTÍN EXALTA SU PROPIA ACTUACIÓN y DESESTIMA LA DE SUBORDINADOS SUYOS

Bowles, en su extensa e importante comunicación N.° 84, de 7 de junio de 1818, dirigida a sus superiores (47), junto con dejar constancia que "el relato de San Martín sobre la bata-lla de Maipú puede considerarse como muy auténtico", con-signa entre las informaciones de él emanadas:

(47) P. R. O., 2.*—34. Otero inserta este oficio de Bowles en W Mittona de San Martin, t. n , p&gs. 429/433.

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SÁN VJARTÍN, SEGÚN DOCUMENTOS DEL «PÜBLIC RÉCORD OFFICE» 2 9

"El fué la sola persona que estuvo en favor de combatir al ejército español en Maipú (!) y sus esfuerzos personales resr tauraron la batalla cuando el ataque a la derecha española fué rechazado y sus tropas fueron quebrantadas y cedieron. El general Brayer abandonó el ejército en la mañana del. 5 de abril con el pretexto de mala salud y en general los Franceses se comportaron mal mientras algunos oficiales ingleses se dis-tinguieron especialmente".

El hecho histórico por nadie discutido es que, poniendo en ejecución la acertada medida dispuesta por San Martín en las "Instrucciones" impartidas antes del combate, y según las cuales los jefes de cuerpo "sin esperar órdenes" prestarían ayuda a otros que la necesitaran, Las Heras restableció de hecho el de Maipú, apoyando con su tropa la división de Alva-rado, en franca retirada1 ante la derecha española.

Y- si bien parece haber coincidido la decisión espontánea del jefe de la reserva, De la Quintana, de hacerla entrar en ac-ción, con una orden en igual sentido que en esos momentos le enviaba San Martín, nadie ciertamente podrá subscribir a la afirmación del mismo de "haber restablecido la batalla sus esfuerzos personales", considerados éstos en el alcance que pretende dárseles, de una intervención suya activa en la lu-cha, al igual que la que cupo, por ejemplo, a Bueras, Freire, etc.

Por lo demás, igual obsesión de hacer valer "esfuerzos per-sonales" la patentizará largos años más tarde San Martín al atribuir también a una imaginaria intervención suya al frente de los granaderos el restablecimiento de la batalla de Chaca-buco (48).

En la misma comunicación de Bowles que se analiza y proveniente también de la fuente señalada, formúlase el aser-to de que San Martín, después de Cancha Rayada "incrementó muchísimo su reputación militar por el modo cómo reunió sus esparcidas y desanimadas tropas, especialmente cuando es co-nocido que sus oficiales en general mostraron poca firmeza y lo asistieron malamente" (49).

Si cabe aplicar estos dictados a conocidos oficiales del ejército de los Andes que arribaron a Santiago desde Cancha Rayada, sin haber realizado labor alguna útil en el trayecto, ha de considerarse la obra admirable de Las Heras en especial, de Blanco y otros jefes y oficiales, iniciada en el campo mis-mo de la derrota y sin la cual Maipú no habría tenido reali-dad, con el consiguiente cambio del destino de Chile y del pro-pio San Martin.

(48) V. "San Martin y sus enigmas" de J. M. Yrarrázaval L., t. I, P- 142.

(49) "And avpported hfm, bodly", se lee en el original. Otero, «n au Bteíorfc», »»vi*a la expresión diciendo: "plantándote eseaeo apoyo".

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3 0 JOSÉ MIGUEL YRARRÁZAVAL LAltRAÍN

Y estas manifestaciones de crítica o menosprecio no apa-recen aisladas en las informaciones que registra el Archivo inglés.

El comandante del navio de guerra Hyacinth, capitán Sharpe, escribe al Almirantazgo desde Buenos Aires, el 19 de abril de 1818 (50): "Las cartas de San Martín, del 1.° de abril (días antes de Maipú), así expresan mucha duda acerca del éxito de una batalla, confiando él poco en las tropas de Chile".

Aunque atendido el carácter cauteloso de San Martín y avivado su recelo ante el severo descalabro a que lo condu-jeron en Cancha Rayada sus propios errores, quisiera precau-cionarse de algún modo ante un nuevo posible fracaso, deriva-do precisamente del anterior, nada lo autorizaba para basar sus temores en sólo la calidad de "las tropas de Chile" que ha-bían hasta entonces, puesto de manifiesto sus excelentes dis-posiciones militares, y que confirmarían a poco en forma bri-llante en Maipú.

# # #

Una noticia curiosa, que, entre no pocas otras, puede ser extraída al espigar en los documentos de que se está tratan-do, es la que trasmite Bowles (51), con respecto a la misma sor-presa de Cancha Rayada, noticia que posiblemente fuera pues-ta en circulación en Buenos Aires para paliar la responsabili-dad de San Martín en el desastre.

"Al anochecer del 19 (de marzo) —refiere Bowles— un oficial de ingenieros español -que ha estado por algunos años empleado al servicio de Buenos Aires y era muy de la confian-za del general San Martín, llegó hasta el general Osorio y le djó informes, tales como para permitirle sorprender durante la noche a Balcarce (!), cuya división toda fué completamente derrotada y,dispersa, y siendo tan grande el pánico que el ge-neral San Martín fué obligado a retirarse a San Fernando".

Y completando o enmendando la noticia, agrega Bowles en oficio del 7 de junio (52):

"En mi carta del 2 de mayo atribuí el desastre (de Can-cha Rayada) a la traición de un oficial de ingenieros español al (servicio de este país (Provincias Unidas), cuya repentina ausencia dió semblante a la sospecha. Sin embargo," posterior-mente ha resultado que después de la derrota del 19 cabalgó a, toda velocidad hacia Valparaíso, pensando sólo en escapar por lo cual ha sido después degradado por una Corte Marcial" (53).

(50) P. R. O. Captain's letters. Adm. 1/2546. Secret N.° 14. (51) Oficio N.e 82, de 2 de mayo de 1818 citado. (52) Oficio N.o 84, también indicado. (53) Otero (Historia de San Martin, t. II, p. 427) séllala a Alvares

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ÍAK UAÜLífe, SEGÚN í>OCÜ«ÉKTO» DÉL «PÜÍLÍC *S¡C0*1> OFUCÉ» 1 }

v m . — L A IGNORANCIA EN CHILE, SEGÚN SAN MARTÍN

La enunciada desestimación relativa a Chile la extendía San Martín a otros campos, según dejan verlo los documentó» de que se trata.

En párrafo de la carta que dirige desde Santiago al como-doro Bowles, el 18 de junio de 1817, asienta San Martín (54): "Veo con desconsuelo la falta de ilustración de este País, al que verdaderamente se le pueda dar el título de Paraizo pr. su feracidad, amenidad y temperamento, sus gentes participan del carácter apático de los Españoles y aun de sus costumbres —especialmente la nobleza— pero son subseptible de mejorar pr. su docilidad y luces despejadas, solo les falta modelos y un Gobierno consolidado lo qe. apetecen con ansia".

El juicio transcrito no es sino la reiteración del que ma-nifestara, aun antes de pasar a Chile y de conocer el país, acer-ca de la cultura chilena. En carta a Guido, dirigida a Buenos Aires desde Mendoza el 14 de junio de 1816 (55), inserta San Martín esta declaración que es del caso reproducir como ante-cedente de la formulada a Bowles:

"Sería conveniente llevar desde ésta a Chile ya plantea-do el establecimiento de educación pública bajo la inmediata dependencia de esa ciudad (Buenos Aires); esto será muy con-veniente, por cuanto el atraso de Chile es más de lo que pare-ce: hágalo V. presente al gobierno por si es de su aprobación empezar a ojear algunos alumnos".

Y ante la declaración a Bowles, como ante la precedente, queda siempre en pie la interrogación acerca de la base en que fundaba San Martín sus apreciaciones, siendo que por esos años era la educación que se daba en Chile superior a la que se proporcionaba en las Provincias Unidas, bastando al efecto citar el hecho de que personas oriundas de ellas —así Dorrego, Alvarez Jonte, etc.—, como otros sudamericanos, pasaban a Chile a seguir los cursos de la Universidad de San Felipe.

que las informaciones transcritas se refieren a Arcos quien, como es sabido, escapó desde Cancha Rayada a Valparaíso con ánimo de refu-giarse en algún barco español o neutral y siendo también conocido que San Martin lo libró de todo castigo formal.

(54) Carta adjunta al despacho de Bowles, N.» 45.—P. R. O. Adm. 1/23—V. también Otero, Biatoria de San Martin, t. II, p. 423.

(55) Carta inserta en la obra El General don Tomás Guido y el pato de loa Andes, por Ricardo Guido Lavalle (LA Plata, 1917, p. 144). Esta carta que San Martin firma con el seudónimo de Lancero, no fi-gura entre las que con igual nombre se insertan en el tomo VI del Archi-vo dé San MartU» .

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fosé MÍGÜEL YRARRAZAVAL LARRA? N

IX.—SAN MARTÍN Y ALVAREZ CONDARGO

Con referencia al punto tratado por Mitre: el envío a In-glaterra con Alvarez Condarco después de Chacabuco, de fon-dos por cuenta personal de San Martín y O'Higgins, en algo contribuyen a levantar el "misterioso velo" (conforme a la ex-presión de aquél) los datos que se consignan en algunos de los documentos en estudio.

Calurosamente recomienda San Martín a Alvarez Con-darco en comunicación a Bowles, de 1Y de abril de 1817 (56):

"El Sargto. Mayor, díeele, Dn. Antonio Albarez Cordo-vez, (sic) (57) se presentará a V: es un amigo íntimo mío, y sujeto de la mayor virtud, valor y honradez; pasa a Inglate-rra comisionado pr. el Director de Chile pa. la compra de al-gunas máquinas, libros pa. una Biblioteca Pública y algunos otros efectos necesarios al Estado de Chile: espero qe. me lo atienda V. en un todo, como el qe. lo recomiende a sus amigos en Londres y demás".

Alvarez Condarco, llevó también consigo en su viaje a Lon-dres una presentación al Conde de Fife como aparece de la carta a éste de San Martín, muchas veces citada, donde se lee: "En el mes de abril último entregué a mi amigo, mayor don Antonio Alvarez, una carta de recomendación para V. E. y confio que este caballero conquistará su estimación".

* * *

El comodoro Bowles, en comunicación al Almirantazgo, en-teramente consagrada a Alvarez Condarco, hace de él una prolija semblanza.

"En mi carta N.-' 37 de 24-último —dice Bowles desde Buenos Aires, el 30 de junio de 1817 (58)—di cuenta a Sus señoriafi que dos agentes han sido enviados desde aquí a Es-tados Unidos con una suma que asciende a alrededor cien mil dollars (sic) proporcionados por el Gobierno de Chile para compra de navios para su servicio en el Pacífico Sur; y que una persona iba pronto a ser despachada a Inglaterra con una comisión semejante. Esta última se embarca en uno o dos días más en el Duchess of York, navio mercante con destino a Lon-

(56) P. R. O. Esta carta se registra como anexo al despacho N.o 38, de Bowles.

(57) Otero (quien inserta esta carta de San Martin en su Historia, tomo XI, p. 422) transcribe: Antonio Alvarez Condarco.

(58) P. R. O. Secret., N.° 43—2.*—25. Otero publica también esta nota en su Historia de San Martin, t. II, p&gs. 438/440.

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§AN MARTÍN, SEGtJN DOCÜMÉNTOá DEL «fUBLÍC RÉCORD OFFÍCE»

dres; y Sus Señorías contarán con que yo les dé un corto boa* quejo de su carácter y designios.

"Don José Antonio Alvarez de Condarcos (sic) es un na-tivo de Tucumán y Mayor de Artillería en el ejército de estas Provincias. Ha servidQ principalmente bajo él general San Martín y fué ocupado por él para reconocer los pasos de la Cordillera durante el invierno anterior al ataque a Chile, co-mo también para manejar toda su correspondencia secreta con esa Provincia, y fué la sola persona en el Ejército, además del General, que cuando se apartaron de Mendoza conoció la di-rección en que avanzaban. El está de este modo verosímilmen-te a gran altura en la confianza de su jefe y es enviado a In-glaterra por una parte como un Agente de O'Higgins, el Di-rector de Chile para adquirir barcos que puedan ser armados y empleados contra los Españoles en los mares del sur, pero por otra parte, imagino, con miras de intentar abrir algún trato con el Gobierno de Su Majestad y aprovecharse de al-guna circunstancia favorable que pueda presentarse.

"Yo no estoy seguro, hasta dónde puede él estar informa-do acerca del encargo que trasmití en mi carta N.9 38, no obs-tante que él vino aquí vehementemente recomendado a mí por el General, como observarán Sus Señorías si recurren al anexo a ese despacho, y en consecuencia lo he visto mucho desde su llegada, ni siquiera una vez ha aludido a ese particular en sus conversaciones conmigo restringidas a la verdad siempre a tópicos corrientes.

"Yo conozco por otra información que lleva consigo 100,000 dollars (sic) en especie y un poder del Director de Chile para girar sobre el Tesoro de esa Provincia por cualquier cantidad que pueda encontrar necesario. Sospecho que está autorizado para contratar oficiales para el servicio naval de Chile y tam-bién para entrar en cualesquiera negociaciones políticas per-mitidas por las circunstancias. El dice que no tiene comisión o autoridad derivada del Gobierno de Buenos Aires y yo co-nozco que se le rehusó permiso para exportar desde aquí más de 20.000 dollars y que ha sido obligado a embarcar el resto secretamente".

"Por todo lo que he visto de él se me figura un joven hom-bre que no obstante ser modesto, y reservado hasta un grado muy poco común entre sus compatriotas, posee superior habi-lidad natural y juicio. Sus ideas, respecto a la presente situa-ción del país, son correctas y moderadas y está completamen-te imbuido de las dificultades que la falta aquí de unión y de sistema oponen a todo plan de pacificación o mediación.

"Si desearan Sus Señorías mayores informaciones concer-nientes a él pueden obtenerlas dirigiéndose a los señorés Mr.

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i 4 t O S ¿ i t I C C E t YftAlUÁZAVAk LAtoAÍM

Neile y Cía., Bucklesbury, quienes son sus agentes en Lon-dres" (59),

Las informaciones apuntadas, que emanan de quien tan es-trecho contacto tuviera con Alvarez Condarco por esos días (€0) y según las cuáles habrían sido entregados a éste cien mil pasos (dollars, como sé expresa Bowles) para trasladar a Inglaterra, agregan un antecedente más a la opinión corriente, de haber sido confiada por San Martín a Alvarez en esa oca-sión una suma cuantiosa, muy superior a los 28.000 pesos que confesará más tarde el último haber recibido en total, tanto del Gobierno de Chile (25.000 pesos), como de fondos particu-lares de San Martín (3.000) (61).

Y otro antecedente en igual sentido cabe derivar del cho-cante contraste entre las cálidas recomendaciones e hiperbóli-cos elogios que formulara San Martín, respecto a Alvarez, co-mo acaba de verse, y las ultrajantes expresiones que aplicará al mismo año después y en relación precisamente con el encar-go que le diera para Londres en 1817 (62).

X.—OPTIMISMOS ENGAÑOSOS DE SAN MARTÍN

A poco de Chacabuco, el 22 de febrero de 1817, en carta a Bowles ya señalada, asevera San Martín: "El país (Chile) es-tá todo por nuestro, excepto Concepción, qe. sólo contaba con 500 hombres disgustados (63): a esta fecha ya estarán di-sueltosLa tenaz defensa dé Talcahuano y Túmbez, que no logró O'Higgins doblegar en todo el curso de 1817 con un fuer-te ejército, prueba cuánto de ilusorio encerraban los cálculos de San Martín.

El 18 de junio del mismo año 1817, en carta a Bowles ya citada, incurre de nuevo San Martín en sus engañosos pronós-ticos, no ya sobre Concepción solamente, sino sobre Valdivia y todo el sur de Chile.

"Nuestra división de Concepción —afirma— sigue con

(59) Debe observarse que un Mr. Neil, verosímilmente de la firma indicada, aparece como amigo común de San Martin y de Bowles, con-forme lo da a conocer' el primero en la carta de 18 de junio del 17, ya mencionada: "He sabido con gusto la llegada feliz (a Buenos Aires) de nuestro amigo Mr. Neil". (V. Otero, t. II, de su Historia, pág. 423).

(60) En la misma carta de San Martin a Bowles de 18 de junio de 1817 aquél le dice: "Agradezco infinito la fineza de V. con mi amigo Al-varez. Este me escribe muy reconocido a las distinciones que V. le ha hecho".

(61) Archivo de San Martin, t. VHI, p. 231. (62) V. Epistolario de O'Higgins de De la Cruz, t. I, p. 380 y Ar-

chivo de O'Higgins, t. VIII, pága. 214 y 215. (63) Otero que inserta parte de esta carta en su Historia de San

Martín (t. H, p. 421) transcribe "disgregados", en vez de "disgustados" como dice el original.

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SAN MARTÍN, SEG*' N DOCUMENTOS DEL * PUBLIC RECORD OFFICE» 3 5

muy buen éxito, creo qe. los enemigos tendrán qe. ahandonar a Talcahuano por falta de subsistencias: todo el sur de Bio-Bio está por nosotros y creo ge. a esta fha. Valdivia habrá levan' todo el Estandarte de la independencia Española".

La plaza de Valdivia y su región sólo fueron conquistados por Cochrane como es sabido, cerca de tres años después y tardando también muchos en serlo, y por las armas de Chile, el territorio al Sur del Bío-Bío.

Y a efecto también de infundado optimismo —si no es a voluntario propósito, lo que sería más grave—puede atribuirte el desconocimiento de situaciones amenazadoras para Chile, de que aparecen no obstante bien impuestos algunos de los infor-madores ingleses de que se habla.

Así Bowles el 8 de agosto de 1818, o sea, cuatro meses después de Maipú, sienta en su oficio N.° 105 ( 64):

"No ha sucedido ningún hecho de importancia en Chile desde la fecha de mi último informe, y las lluvias incesantes que predominan en las provincias sureñas durante los meses de invierno impiden cualquier operación militar en esa región. Tengo entendido que ningún regimiento, excepto algunos es-cuadrones de caballería, ha cruzado todavía el Maule, y el Ge-neral .Osorio puede considerarse en posesión nominal de la mayor parte del territorio comprendido entre ese río y Con-cepción.

"Los indios de Arauco continúan adhiriendo firmemente a los españoles y aun hay un fuerte sentimiento a favor de la causa real en el sur de Chile donde, si Osorio tuviera tiempo para reorganizar sus fuerzas, podría ser mantenida por un tiempo considerable una guerra defensiva".

Y de este grave peligro del lado de los indígenas —que no decayó un momento, al contrario— se desentiende San Mar-tín hasta el punto de declarar, y con reiteración, en enero de 1819: "concluida la campaña de Concepción felizmente... por los sucesos favorables de nuestro ejército del Sud" (65), y siendo por entonces la realidad —del todo acorde con las aprensiones de Bowles— que se incubaba, para eístallar a po-co con el decidido apoyo de las indiadas de la frontera, la sal-vaje y prolongada lucha que protagonizaría el feroz Benavi-des.

XI.—INTRIGA DE SAN MARTÍN CONTRA O'HIGGINS Y CHILE

Ño son las de menor importancia ciertamente, dentro de las informaciones de los corresponsales del gobierno inglés, las

(64) P. R. O. Adm. 1/23.—2."—54. (65) Archivo de San Martin, t. IV, p. 400.

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3 6 JOSÉ MIGUEL YRARRÁZAVAL LAltRAÍN

que ponen de manifiesto manejos desarrollados por San Mar-tín a fines de 1818 y primeros meses del 19, y cuyo objetivo —apreciado justamente por Mitre— no fuera otro que derro-car el gobierno de O'Higgins y sustituirlo por alguno que res-pondiera incondicionalmente al anhelo del primero, orientado a que Chile proporcionara sin tardanza los elementos todos —así militares, navales y financieros— para una expedición al ÍPerú, comandada precisamente por San Martín.

Si bien esos corresponsales, ignorantes de los amaños ver-daderos de éste y ateniéndose sólo a sus expresas intencio-nadas declaraciones, hablan de "desinteligencias" entre él y O'Higgins, es lo cierto que del lado del último nunca se dejó ver señal alguna de disensión sino tan sólo una total ignoran-cia de la intriga, manteniendo en todo mbmento su amistad y su ingenua y leal confianza hacia el conductor de la misma.

Ni tampoco pudieron aquéllos entrever que tal maquina-ción obedecía en su fondo a los recelos despertados en San Martín por la adhesión y ayuda prestados en esos días por Chile a Cochrane y a sus proyectadas empresas en el Perú que podían llegar a frustrar la siempre ambicionada interven-ción personal suya en esa nación.

Los siguientes párrafos de comunicaciones secretas del comodoro Bowles al Almirantazgo proyectan sobre el tema abundante claridad.

Sirven de anuncio sobre el particular y como un primer paso en la preparación de la atmósfera de suspicacias y desin-teligencias que se quería ir formando en Buenos Aires, estas frases del oficio de Bowles dirigido desde esa ciudad el 3 de octubre de 1818 (66):

"Predomina gran sorpresa y ansiedad aquí puesto que no se han recibido cartas de Chile en fecha posterior al 18 de agosto, un intervalo bastante más largo de lo que se recuerda; y se tienen grandes temores que algo muy desagradable pue-da haber ocurrido allí, ya que se sabe que existe gran rencor entre las tropas nativas y aquellas de Buenos Aires y que du-rante la ausencia del General San Martín reinó una total falta de disciplina en ambos ejércitos".

Y no mucho tiempo después, junto con las noticias de "di-ferencias" entre San Martín y O'Higgins que "circulan" en Buenos Aires, pone a la vista Bowles un doloso testimonio emanado del propio San Martín (67):

"En una corta conversación —relata aquél— que tuve hoy día con Mr. Worthington, me ha quedado la impresión de

(66) N.« 113, P. R. O. Adm. 1/23. (67) Oficio de Bowles, N.» 168, de J.* de manso <Je 18J9. J». B. O.

A<lm. 1/4392.

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SÁN VJARTÍN, SEGÚN DOCUMENTOS DEL «PÜBLIC RÉCORD OFFICE» 3 7

que es posible que las noticias que circulan sobre las diferen-cias entre el General San Martín y O'Higgins, y el retiro del primero de Chile, pueden ser con el fift de despistar, y que su retirada de Santiago y acantonamiento de su ejército al pie de la Cordillera, tendrían por objeto simplemente producir una falsa impresión a Lima. El Ejército está actualmente en una situación muy conveniente, ya sea para embarcar en Val-paraíso, o para volver a cruzar los Andes si fuere necesario.

"Confieso que no estoy en situación de determinar entre los dos informes que he trasmitido, y sólo puedo decir que re-cibí el primero del padre y cuñado del General San Martín —el último de los cuales vino con los despachos— y que vi la carta del General escrita de su propia letra, quejándose amargamente de la ingratitud y mal trato que había experi-mentado en Chile".

Insistiendo en la veracidad de las "desaveniencias" que re-velara y en sus posibles efectos, dice Bowles el 15 de marzo de tal año (68):

"Ya no queda duda alguna sobre el retiro del Ejército de Buenos Aires de Chile, a consecuencia de la desavenienda entre San Martin y O'Higgins mencionada en mis cartas an-teriores. Era para ocultar esta circunstancia del mundo lo más posible que el Congreso ha ofrecido al primero la Co-mandancia aquí, y el regreso del Ejército probablemente se-rá atribuido a la necesidad de prepararse contra la Expedición de Cádiz que se espera en el Río. Hasta la fecha, sin embar-go, el Gobierno ha guardado el más profundo silencio sobre el asunto. No he sabido que las tropas hayan cruzado todavía la Cordillera, pero San Martín llegó a Mendoza a mediados del mes pasado, y prosiguió en seguida a San Luis, donde está con-ferenciando con Belgrano, quién fué allá desde Córdoba, para encontrarlo, siendo la persona más indicada para suceder a Pueyrredón si San Martín no acepta el Directorado. Algunos cambios importantes vendrán probablemente como resultado de sus deliberaciones, pero a menos que un sistema totalmente nuevo se adopte y . se lleve a efecto vigorosamente, no veo que pueda producirse un'mejoramiento".

Y como un eco todavía de la maquinación, comenta Bow-les el 3 de abril del mismo 1819 (69) :

"Aunque la desaveniencia entre O'Higgins y S. Martín pueda haber aplazado momentáneamente la Expedición contra Lima, el descontento y necesidades crecientes en la Capital, según todas las apariencias en este momento, deben producir

(68) Oficio N.° 168. P. R, O. Adm. 1/4362. (09) Oficio N." 174, P. R. O. Adm. 1/4902.

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3 8 JOSÉ MIGUEL YRARRÁZAVAL LAltRAÍN

una explosión fatal a la autoridad de la Madre Patria en el Perú" . . .

Cuando ya tocaba a su término la intriga de San Mar-tín, desvanecida por efecto de las seguridades recibidas de la Logia de Chile de que se verificaría en todo caso —o sea, tu-viere o no éxito Cochrane en sus empresas sobre la costa del Perú— una expedición comandada por él, otro marino inglés, el capitán Gordon Falcon del navio Tyne, trasmitía desde Bue-nos Aires sus impresiones al Almirantazgo el 11 de .mayo de 1819, exponiéndole (70):

"Informaciones de Chile indican que una Expedición de 5.000 hombres será montada inmediatamente y embarcada, pa-ra proceder contra Lima y Arica. Esta fuerza ciertamente se-ría considerada insuficiente para dicha empresa, si no fuera que se espera confiadamente que al hacer su aparición se le incorporarán todos aquéllos que están en favor de la Indepeñ-dencia, cuyo número se dice que es considerable en el Perú. El General San Martín ha sido designado como él Oficial que tendrá él mando de este Ejército, pero como las últimas in-formaciones indicaban que aun estaba en Mendoza eon su sa-lud quebrantada, no estoy en condiciones, por el momento, de hablar con seguridad sobre esta parte de los preparativos. Ni he sabido si su desaveniencia con O'Higgins, el Director de Chile, ha sido salvada, medida que me imagino es absoluta-mente necesaria, antes de reasumir la Comandancia del Ejér-cito de ese Estado en tan importante empresa. Una cosa pa-rece segura, es decir, que la orden para que las tropas de Buenos Aires, que formaron parte del Ejército de San Martín en Chile, regresaran a este lado de la Cordillera como conse-cuencia de su retiro de esa Provincia, ha sido revocada, y las tropas han quedado detenidas al otro lado".

X I I . — S A N MARTÍN Y LA EXPEDICIÓN DE CÁDIZ

Los marinos ingleses en estación en las costas del Sur de América estaban al tanto, como lo estaba el Gobierno de las Provincias Unidas, de los ingentes preparativos que España realizaba en Cádiz para tratar de reconquistarlas, y que, a la postre, sólo casuales circunstancias vinieron a malograr.

Conocían también aquéllos que el Gobierno de dichas Pro-vincias había depositado para conjurar el peligro toda su con-fianza en San Martín, confianza que, hay asimismo que recor-dar, burló éste con reiterados subterfugios, haciendo primar sobre el cumplimiento de los deberes para con su patria, las atracciones de una largamente ambicionada empresa sobre el

(70) Oficio N,° 12. P. R. O. Adm. 1/1814.

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8 A » MARTÍN, SÍÍGUN ÓOCUMfefíTOS »ÍÍL «I 'UBttC RfcCÓRb OFFICE» &

Pery, para la que hubo Chile de brindarle todos los elementos con generosidad a que no supo tampoco corresponder.

Aparte de noticias que aparecen en otros informes, son de considerar la® que dirige desde Buenos Aires a sus Superiores navales el capitán Gordon Falcon ya mencionado. Escribe,éste el 12 de junio de 1819 (71):

"Se ha llamado al General San Martin desde Mendoza, pues se le ha nombrado Comandante en Jefe del Ejército que será unido y puesto sobre el mejor pié de guerra, tan pronto como llegue aquí la confirmación de la noticia sobre las fuer-zas y condiciones de la Expedición de Cádiz.. "

A P E N D I C E S

I

Formación de la escuadra chilena

Aunque ligado sólo indirectamente a San Martin, con todo, siendo el de la formación, por Chile de una escuadra punto que mucho llegó a afectarle, pues permitió se emprendiera la expedición al Perú para la que lo designó Chile jefe,, es de interés hacer referencias a las infor-maciones suministradas sobre tal particular por quien trataba un te-ma ; de su especial competencia.

A su vista queda de manifiesto una vez más el esfuerzo prodigioso realizado por Chile al formar en brevísimo tiempo y por sus solos me-dios una escuadra potente que, enseñoreándose de los mares que baña-ban las colonias españolas de la América del Sur, hizo posible la con-sumación de su independencia.

Se ha dado a conocer la información del comodoro Bowles de 30 de junio de 1817 (1). Deja constancia ahí de haber sido enviados dos agentes a los Estados Unidos con una suma ascendente a 100.000 dállara suministrados por el Qobierno de Chile para comprar barcos («ludiendo aquí a la desgraciada misión encomendada a Aguirre por San Maitta con fondos de Chile), y que otra persona estaba también por ser enviada a Inglaterra con igual objeto (Alvarez Condarco).

Al afto «iguiente, el mismo Bowles, en medio de la relación del des-calabra dte Cancha Rayada, intercala la noticia enaltecedora de que "el Winálum, ipi vasto navio inglés, que montaba 34 cañones y llevaba 110 hombres? llegó a Valparaíso y fué inmediatamente comprado por el Gobierno de Chile en 180.000 dollars" (2).

(71) Oficio N.° 15, secreto, P. R. O. Adm. 1/814. Cap. F. 53. (1) Oficio N.° 48. P. R. O.—2.'—25. (2) '-Oficio de Bowles, N.° 82 desde Rio Janeiro, el 2 de mayo de

1818. P. R. O. ?.•—28.

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4 0 JQ9É MIGUEL YRARRÁZAYAL LAIÍÜAÍN

Y en comunicación bien inmediata, del 7 de junio (3), en la que da cuenta de la victoria de Maipú, después de hacer constar que el WfatdAo» "había sido armado como barco de guerra por el Gobierno de Chile" y de reseñar el combate sostenido por él bajo el nombre de Lautaro con la fragata española Esmeralda frente a Valparaíso, aña-de: "Otro gran navio inglés, llamado el Cumberland de 1.400 toneladas ha sido, según se sabe, adquirido secretamente en Londres y es espe-rado dentro de muy poco en Valparaíso".

El de agosto del mismo alio 1818 (4) instruye «i comodoro Bowles al Almirantazgo:

"Tengo informes de Chile hasta el 24 último. La nueva que acaba-ban de recibir entonces de la expedición de Cádiz había movido al Go-bierno a un esfuerzo naval más grande, y la escuadra —ahora en Val-paraíso y que consta de los siguientes navios— está alistándose con to-da la celeridad posible (5) :

Cumberland 60 cañones Chileno 16 cañones Lautaro 54 " Aguila 12 " Coquimbo 24 " Fortuna 10 " Columbus 18 " Witch 10 Ariel 16

"En la actualidad está mandada por un norteamericano de nom-bre Higginson antes patrón de un barco mercante, pero yo creo no hay duda que Lord Cochrane es esperado en cort,o plazo en Valparaíso para asumir el mando en jefe. Se dice que una expedición contra Arica está en estudio".

Y pocos meses después, en oficio N.<> 174 de 3 de abril de 1819 (6), incluye Bowles estas informaciones que muestran los primeros fru-tos prácticos de la creación de la escuadra chilena:

"La batalla de Maipú destruyó todas las esperanzas que se habían abrigado en Lima sobre la reconquista de Chile; y aunque la falta de medios y energía han envitado que esta victoria produzca los resul-tados decisivos que en un principio se esperaban, sus efectos no deben pasarse por alto. El Gobierno de Chile ha quedado en condiciones de poder dedicar todos sus recursos a la creación de una Marina, que es ahora decididamente superior a aquélla de España, y que por lo me-nos podrá interceptar cualesquiera refuerzos que Ueguen de Europa, si Ja posición defensiva adoptada por la Escuadra en Callao la obtuviera del ataque meditado de Lord Cochrane. El Comercio Español en el Pa-cifico Sur puede considerarse completamente aniquilado".

(3) Oficio N.° 84, desde Buenos Aires, P. R. O., 2."—34. (4) Oficio N." 108, P. R. O.—2.'—57. (5) Otero que inserta este párrafo en su Historia de S. Matrín (t.

II, p. 443) suprime la traducción de la frase del original referente a la escuadra de Valparaíso: "is getting ready with att possible speed".

(6) P. R. O. Adm. 1/4362.

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SAN MARTÍN, SBÓÜN bÓCGMÉN70S D É t <j?UBLtC RÉCORD 0®#ICfe» 41

Y tanto más de señalar es esta última aserción áe Bowles, ai se considera que menos de dos años antes, al anunciar desde Buenos Aires al Altamirazgo, el 24 de mayo de 1817 (7), su propósito de dirigirse a Valparaíso con el fin de prestar ayuda a algunos comerciantes británi-cos, describe él mismo de este modo la situación del momento:

"Esto (su traslado a Valparaíso) será aun más necesario «i loa cru-ceros españoles en los mares del sur capturaran, como temo que lo ha-gan, todos los barcos que encuentren que se dirigen a Chile. Sé expli-cado en detaUfi a los comerciantes de aquí el riesgo que se corre, pero a pesar de esto varios barcos mercantes ingleses, de mucho valor han sido despachados a Valparaíso".

I I

Documentos

a) Nota firmada por O'Higgins y dirigida al Principe Regente de Inglaterra

Señor: Apenas fueron vencidos los opresores de este hermoso pais por el

Ecto. de las Provincias Unidas de Sud América en la memorable acción de Chacabuco, uno de mis primeros cuidados al recibirme de la Suprema Dirección de Chile, fué tributar a V. A. R. el homenaje de mi respeto como debido a quién tiene ¡la gloria de presidir al pueblo más libre y poderoso del globo.

Si la sabiduría no dirigiera al consejo de V. A. R. y los derechos del hombre no existieran bajo la tutela de todas las sociedades cultas seria necesario... (8) las causas impulsivas de la Revolución de la América contra Ja España, el origen de sus progresos y el objeto de sus aspiraciones pa. elusidar la justicia: pero establecida en la historia de la grra. desde el año 1810 la diferencia de los hechos públicos de los españoles y americanos; equilibrada la conducta de unos y otros y calculado el interés relativo de las naciones europeas que puede deri-varse al triunfo de cualquiera de los Estados beligerantes, descubrirá. V. A. R. fácilmte. el contraste de la crueldad y moderación del egoism,o y la liberalidad.

Esta tierra empapada en sangre pr. el desenfreno de los feroces agentes de Madrid ofrece al genio magnánimo de V. A. R. un campo in-menso en que examinar los horrores cometidos por los Españoles contra la humanidad. Sin otro crimen que reclamar los Amemos, la aplicación a las diferencias que les arman a los unos contra los otros, la España in-tenta desbastar nuestros campos ensordeciendo a la razón y a su propio interés. Como si la naturaleza tuviese adjudicados los Ricos frutos del

(7) Oficio N.o 37—P. R. 0.-*r2.'—18. (8) Palabra ininteligible.

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42 JOSÉ M1GÜÍÉL YRARRÁZAVAL ÍARRAÍK

nuevo Mundo exclusivamte. a la Península, la política del S. D. Fer-nando 7.° se empeña en alejar de estas costas la industria, las luces y la comunicación (con) el resto de nuestros semejantes y estrechar el sis-tema colonial hasta esclavizar el pensamiento en las cárceles de la In-quisición.

Si el derecho de la conservación individual no fuera la primera Ley a que se inclina el hombre y extrema necesidad a que ha conducido la ferosidad de la España a los naturales de este hemisferio, si el espíritu público por la independa, absoluta de la Metrópoli no fuera un senti-miento común entre los súbditos de mi dependencia y si los prósperos sucesos no hubieran multiplicado unos recursos pa. seguir ventajosamte. la grra. podría tal vez esperarse qe. al espectáculo de los horrores que afligen a la América renunciasen a su emancipación pero la injusta, de sus agresores ha inflamado el espíritu de libertad de los Americanos hast$ hacerlos fríos expectadores de la ruina de sus hogares y del ani-quilamiento de sus fortunas en cambio de triunfar sobre las pretensio-nes de sus enemigos y de conservar su libertad política y civil.

Después de siete años de la contienda más empeñada no puede ocul-tarse a la viva penetración de V. A. R. hasta que . . . (9) debe subir el encono de los combatientes las quejas amargas de la América contra la España, y qual será el trágico desenlaze de esta escena, si V. A. R. no opone a nombre de la humanidad su augusta Mediación a la inun-dación (¿) de tantos males.

El feliz éxito que ha coronado los esfuerzos de V. A. R. pr. la pacificación de la Europa correspondería sin duda a ser su interven-ción poderosa pr. la felicidad del nuevo Mundo y quando al alto influ-jo de V. A. R. debiese Chile la temperación de sus deros., quando los Buques de los súbditos de Inglaterra visiten libremte. nuestros Puer-tos, y quando al abrigo de una constitución liberal pueda ofrecer el oro desentrañado de las montañas de este País en cambio de la industria de sus laboriosos Vasallos, entonces, me lisonjeo, se abrirían canales que indemnizasen en parte las quiebras de la Europa, los conocimientos útiles se propagarían en estas deliciosas comarcas y los Pueblos de Chile cederían en sus transacciones políticas y comerciales lo que debiese la gratitud a los mediadores por la Independencia de la América.

Yo no dudo que V. A. sentirá un placer en el alivio de la hu-manidad oprimida y que tomando bajo su protección la justicia de nues-tras pretensiones propenderá a que se suspendan las desgracias que aso-lan este Pais y se dignara tocar los resortes más eficaces para lo pros-peridad e inmunidad de Chile.

Dios guarde a V. A. R. muchos años. Cuartel general en Concepción, a 20 de noviembre de 1817.—Señor.

BERNARDO O'HIGGINS.

A S. A. R. El Príncipe Regente de Inglaterra.

(9) Palabra ininteligible.

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SÁN VJARTÍN, SEGÚN DOCUMENTOS DEL «PÜBLIC RÉCORD OFFICE» 4 3

b) Nota de San Martin al Ministro de Relaciones Exteriores inglés.

"Excmo. Señor: Los deseos que me animan por el honor y felicidad de los habi-

tantes de la América del Sud es el móvil que me impulsan a molestar la Alta atención de V. E.

Es savida la conducta que los Españoles han guardado con sus Co-lonias: savido es qual el género de Guerra que han adoptado para bol-berlas a subyugar. Al siglo de la Ilustración, Cultura, y filantropia, esta-va reservado el ser testigo de los horrores cometidos por los Españoles en la apasible América. Horrores qutf la humanidad se extremece al con-siderarlos, y que se emplea con los Americanos que tenemos el gran cri-men de sostener los derechos de la Voluntad General de sus Habitantes: en retribución de tal conducta los hijos de este suelo han empleado los medios opuestos.

La batalla del 5 de éste ha decidido —por decirlo así— la Suerte de la América del Sud, sin embargo, de esto y de que me consta los deseos pacíficos de los Gobiernos.de Chile y Provincias Unidas, estoy se-guro que el Virrey de Lima no entrara en la menor negociación como la base preliminar no sea la de la esclavitud de estos Países.

El adjunto impreso que téngo el honor de incluir a V. E. demuestra claramte. los deseos que me animan por la terminación de una Guerra que al paso que imposibilita la prosperidad de esta América, destruye los intereses del Gobierno Español, aumentando progresivamente los en-conos de aquel Estado y éste.

Los progresos de nuestras armas pone a estos Países en estado de no rogar a nuestros enemigos con la Paz, pero el bien de la Humanidad exije imperiosamente una transacción: La América del Sur será sepulta-da en sus ruinas antes que sufrir la antigua dominación.

La Inglaterra que ha tenido 13 gloria inmortal de haber dado la Paz al antiguo Mundo, se cubriría de nuevos Laureles, prestando igual beneficio al nuevo: son demasiado conocidos los sentimientos benéficos de S. A. R. el Príncipe Regente de la gran Bretaña para dejar gemir la humanidad ultrajada en estos Países; su respetable mediación pondría un paréntesis a los padecimientos de estos habitantes contribuyendo a la consolidación de su libertad política.

Yo he molestado la alta atención de V. E. no como Gral. de los Es-tados de las Provincias Unidas y Chile, sino como un Ciudadano que no puede ver con indiferencia los males de sus semejantes.

Esta ocasión me proporciono ofrecer a V. S. mis respetos y alta con-sideración.

Dios Güe. a V. E. muchos años. Santiago de Chile, 11 de abril de 1818.

Excmo. Señor. JOSÉ DE SN. MABTlN.

Excmo. Sr. Visconde de Castlereagh.

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4 4 JOSÉ MIGUEL YRARRÁZAVAL LAltRAÍN

c) Carta de San Martín al Conde de Fifp.

(Copia, Traducción). Cuartel General, de Santiago - Chile, 9 de Di-ciembre de 1817.

Excelentísimo señor y apreciado amigo, Por el último correo he recibido su atenta del 3 de junio ppdo. Deseo

expresar a V. E. mis más sinceros agradecimientos por sus felicitacio-nes con ,ocasión de la afortunada expedición a Chile, que aunque debe atribuirse únicamente a la valentía de las tropas y no a cualquiera mo-desta habilidad que yo pudiera poseer, es imputada por V. E. a lo último, debido a los sentimientos de amistad que Ud. siempre ha profesado para conmigo, y de los cuales me ha hecho tantas demostraciones.

¡Qué impresiones de pesar debe provocar el destino de estas mara-villosas regiones en su corazón, mi querido amigo! Parecería que los españoles estuvieran resueltos a convertirlas en un desierto, tal es el tipo de batalla que libran. Ni edad ni sexo se escapan a su espada y al patíbulo. Un gran número de lugares ha sido reducido a cenizas. En resumen, hablando sin prejuicios, parecen brutos más bien que seres do-tados de razón. Puedo verificar este cargo citando la conducta del Ca-pitán General Español mismo, quien mantuvo el comando supremo en esta provincia. Algunos dias antes de mi entrada, anunció en los diarios públicos que me impondría, no el tipo de muerte que se adapta a los militares, sino la horca, como si yo fuera un bandido. Podría haberme vengado; en cambio, él, junto con 150 oficiales y 3.000 hombres que fue-ron tomados prisioneros, han sido tratados con todas las consideraciones que se conocen en nuestra era de civilización. V. E. exclamará que ésta es una lucha en condiciones muy desiguales. En realidad, el periodo de tanta generosidad está tocando a su fin; pues si ellos continúan con el sistema feroz de guerra que han seguido hasta ahora, V. E. puede estar seguro que, muy a mi pesar, me veré en la triste necesidad de sacrifi-carlos.

¡Qué entusiasmo ha causado en el mundo la conducta del príncipe regente de Inglaterra! Libertando a Europa ha detenido los torrentes de sangre que se venían derramando. ¿No favorecerá con una de sus mi-radas compasivas a los desafortunados Americanos? Estoy seguro que si el cuadro de horrores que presentan estos deliciosos países pudiera ser contemplado por él, su tierno corazón se ablandaría; y estoy igualmen-te seguro que en corto plazo la gratitud de los americanos se mostraría en fav,or de los súbditos de Su Alteza Real. Oh, mi amigo, contribuya a •la terminación de tanta miseria; es un buen oficio digno de su mente benévola.

Estoy seguro que los Americanos aceptarían condiciones razonables, siempre que no se les propusiera depender en lo más mínimo de la Vieja España. Pues no tengo la menor duda de que preferirían morir antes de someterse a sus opresores y destructores.

IJos acontecimientos de una revolución devastadora y de una guerra

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SÁN VJARTÍN, SEGÚN DOCUMENTOS DEL «PÜBLIC RÉCORD OFFICE» 42

ruinosa han enfriado las pasiones inherentes a todo cambio político, y las mentes de los hombres, a la fecha más reposadas, aspiran únicamente a una emancipación de España, y al establecimiento de una forma sóli-da de gobierno cualquiera que sea. En una palabrá, mi amigo, las nocio-nes democráticas han perdido un noventa por ciento entre los dirigen-tes, no menos en este estado que en las, Provincias Unidas. Evidentemen-te, el motivo es que la guerra ha asentado los ánimos de hombres vaci-lantes; los gobiernos cada día se consolidan aun más y el orden gana ascendiente en forma sorprendente.

V. E. no puede formarse un concepto del progreso alcanzado en cuatro años por los ejércitos en esta parte del mundo en cuanto a co-nocimientos militares y disciplina, que causan admiración aun a los ex-tranjeros. Puedo especialmente, y sin exagerar, comparar la caballería a la mejor de Europa, no sólo en cuanto a su intrepidez, sino también por la firmeza, poder y soltura con que manejan sus caballos.

En el mes de abril último, entregué a mi amigo, mayor don Antonio Alvarez, una carta de recomendación para V. E., y confío que éste ca-ballero conquistará su estimación.

Puede estar seguro que en todo lugar y en cualquiera circunstan-cia el llamarse el más sincero y el más afectuoso amigo de V. E. será siempre el orgullo de

(Fdo.): JOSÉ DE S A N MARTÍN.

d) Despacho N.° SS del capitán Bowles, de 9 de Abril de 1817.

Secreto N.o 33. H. M. S. Amphion —Río de Janeiro— Abril 9 de 1817. Señor: Desde que escribí mi carta de fecha 4 del presente (núm. 30), he recibido informes de Buenos Aires hasta el 1G del ppdo., y gracias a que el Chesterfield —paquete— no zarpará hasta mañana en la ma-ñana, me es posible trasmitirlos para la información de Vuestras Señorías:

Aparentemente no se han adoptado disposiciones con el objeto de hacer cumplir las medidas anunciadas en la proclamación de 103 Direc-tores del 3 de marzo, pero los Portugueses, que debieron haber sido en-viados a Luxan el día 6, quedaron en sus casas hasta el 16 sin ser mo-lestados. Es opinión general que debe haberse recibido alguna comuni-cación privada del General Le Cor, pero nada se dio a la publicidad so-bre el particular.

Desde que envié mis últimos informes ningún incidente de impor-tancia habia ocurrido en la ribera izquierda del Plata. Sin embargo, en general todas las noticias concuerdan en que tanto Artigas como Ribera están aumentando sus fuerzas y confianza. Se decía que el último de los nombrados no estaba en buenas relaciones con su Jefe, y que en las últimas comunicaciones con Buenos Aires daba la impresión que estaba dispuesto a tratar independientemente con el Gobierno, lo que causaría gran resentimiento a Artigas. Aproximadamente 300 fusiles, una canti-dad de lanzas y otros pertrechos de guerra fueron embarcados el 14 del

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46 JOSÉ MIGUEL YRARRÁZAVAL*LARRAÍN

ppdo. para abastecer las tropas de Ribera, y se informó que el General Rondeau, que comandó el Ejército del Perú en la Batalla de Tipe Tipe (Si-pe Sipe) sería enviado con una fuerza auxiliar. Los Portugueses no ha-bían avanzado a Entre Ríos, pero una carta interceptada del General Le Cor a Curado, ordenaba a éste hacerlo inmediatamente, al saberse del fracaso de San Martín en Chile; informándole al mismo tiempo que no debía inquietarse con respecto a Paraguay, ya que la Corte de Brasil había logrado un entendimiento perfecto con aquella Provincia; esto con-cuerda con otros informes que recibí hace algún tiempo en Buenos Aires, que indican que el Gobierno está en posesión de documentos que prueban que Francia, que ha sido por algún tiempo Director de Paraguay, habría acordado entregarle en su debida oportunidad a los. Portugueses, y que recibiría como compensación 200.000 dólares, el título de Conde de la Unión, y el Gobierno de la Provincia.

Se han producido algunos cambios de consideración en el Gobierno de Buenos Aires. Los dos secretarios de Estado, Terrada y López, cu-yos votos decidieron las medidas hostiles en contra de los Portugueses el 3 del ppdo. han sido destituidos y reemplazados por hombres sobre quienes puede tenerse mayor confianza. Sin embargo, no me cabe duda alguna de que todo el partido verá el peligro y la impracticabilidad de esta conexión Portuguesa, y que se están uniendo y reforzando c o n . . . (Sigue el fragmento publicado en Boletín de la Academia Chilena de la Historia, N.° 48, p. 154 (N.° 3). Y concluye la carta):

.... están tomando cargamento para proceder alrededor del Cabo de Hornos hacia la costa de Chile.

Incluyo para la información de Vuestras Señorías, copia de una car-ta que acabo de recibir del General San Martín. Ese párrafo en que expresa sus deseos de sostener una entrevista conmigo y su opinión de las ventajas que estas provincias podrían derivar de nuestra entrevista, podría únicamente significar que tiene algún plan que desea confiar-me, en el cual podría ser necesaria la intervención del Gobierno de S. M., y lo cual no se arriesga a consignar al papel. En la primera oportunidad que se presente, le advertiré que me es imposible abandonar el Río de la Plata por el momento, y espero que no tendré necesidad de asegurar a Vuestras Señorías que, tanto en esta ocasión como en las que se pre-senten, cuidadosamente evitaré toda interferencia política no autorizada por sus instrucciones.

Ya he tenido oportunidad de darles mi opinión sobre este tan dis-tinguido oficial, cuyos propósitos realmente están exentos de toda ambi-ción personal y tienden únicamente a la pacificación y felicidad del país.

El Ejército Español en Perú se está retirando muy debilitado por las enfermedades y deserciones, y se supone que tendrá que abandonar Potosí e invernar en Oruro. Por un despacho del Virrey de Lima al Go-bernador de Chile, tomado de éste último —anexo N.° 2— parece que es-te ejército, según el plan de la campaña, debió haberse establecido fir-memente en Tucumán, preparándose para actuar según lo requirieran la» circunstancias contra los Insurgentes o los Portugueses,

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SAN MARTÍN, SEGÚN DOCUMENTOS DEL «PUBLIC ftECORl) ÓFFÍCfc» 4 ?

Belgrano debió avanzar a Salta a fines de febrero con aproximada-mente 800 hombres, y se informó que el Comandante en Jefe Español, La Serna, había solicitado una entrevista con el revolucionario General GUemes.

No se han recibido mayores informes de Pernambuco, ni han llega-do barcos de los puertos del Norte desde la fecha de mi última carta.

Tengo el honor de quedar, Señor, como su obsecuente servidor, Wm. Bowles. Capitán.

e) Despacho N.° 106 del comodoro Bowles, de 8 de agosto de 1818.

Muy Secreta, N.° 106. H. M. S., Amphion. Buenos Aires, 8 de agosto de 1818.

Señor: Desde que recibí la información contenida en mi carta secre-ta, N.° 99, he estado tratando de obtener aquí mayores informes sobre el mismo asunto, y en el curso de mis averiguaciones he oído algunos deta-lles muy curiosos que, a pesar de su aparente improbabilidad, creo con-veniente comunicarlos a Sus Señorías sin comprometerme en cuanto a su autenticidad, aunque el conducto a través del cual las he recibido hasta la fecha rara vez me han engañado.

Se me informa que los Comisarios Americanos, durante su perma-nencia en este país, urgieron al Gobierno a que declarara la guerra a Ru-sia, sosteniendo que la ayuda naval que dicho poder había suministrado a España justifica. . .

(Sigue el fragmento publicado en Boletín de la Academia Chilena de la Historia, N.° 48, p. 153, N.° 2).

III

Los documentos del Public Record Office revisados durante 1953 son los siguientes:

Cartas de San Martin a D. Guillermo Bowles de 7 de setiembre de 1816; de 22 de febrero de 1817, de 17 de abril de 1817, de 18 de junio/ 17; al Conde de Fife, de 9 de diciembre 1817 (copia en inglés); oficio al Ministro de Relaciones británico, de 12 de enero de 1818 con inclu-sión del oficio firmado por O'Higgins, el 20 de noviembre/17, dirigido al Príncipe Regente de Inglaterra; oficio de San Martín al- Ministro de Relaciones británico, de 11 de abril de 1818; y dos oficios (extractos) al Virrey del Perú, de 11 de abril de 1818.

Del capitán W. Bowles al Almirantazgo, oficio de 26 de enero de 1814; oficio (extracto) de 18 de febrero 1814; oficio de 21 de agosto de 1816; oficio (N.» 13), de 22 setiembre 1816; oficio de 21 de noviem-bre de 1816; oficio (N.° 21) de 10 de enero 1817; oficio de 5 de febre-ro/17; oficio (N." 24) de 18 de marzo/17; oficio (N.° 30) de 4 de abril/17; oficio (N.° 33) de 9 de abril/17; del Comodoro Bowles, oficio (N.« 37) de 24 -4e mayo/17; oficio N.° 42) de 22 de junio/17; oficio

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4 8 JOSÉ MIGÜÉL VRARRAZAVAL LARRAÍN

(N.« 43) de 30 de junio/17; oficio (N.° 48) de agosto/17; oficio (N.« 51) de 15 agosto/17; oficio de 28 noviembre de 1817; oficio (N.o 82) de 2 de mayo de 1818; oficio (N.° 83) de 5 de junio/18; oficio (N.° 84) de 7 de junio/18; oficio (N.° 105) de 8 de agosto/18; oficio (N.o 106) de 8 de agosto/18; oficio (N.o 108) de 20 de agosto/18; oficio (N.o 111) de 21 de septiembre/18; oficio (N.« 113) de 3 de octubre/18; oficio N.» 166) de 1.° marzo de 1819; oficio (N.° 168) de 15 de marzo/19; y oficio (N.° 174) de 3 de abril/19.

Del cónsul R. P. Staples al Ministerio de Relaciones Exteriores, ofi-cio de 18 de noviembre de 1813; oficio de 29 de enero de 1814; oficio de 8 de mayo/14; oficio de 11 de abril de 1817; oficio de 10 de enero de 1818; oficio de 14 de febrero de 1818; oficio de 16 de febrero de 1818;,oficio de 7 de marzo de 1818; oficio de 20 de abril de 1818; ofi-cio de 12 de junio de 1818; oficio de 12 de octubre/18; y oficio de 28 de diciembre de 1818.

Del capitán Sharpe al Almirantazgo, oficio (N.o 3) de 8 octubre de 1817; oficio de 8 de noviembre/17; oficio (N.o 5) de 16 de noviem-bre/17; oficio (N.» 7) de 7 de diciembre/17; oficio (N.o 11) de 16 de febrero de 1818; oficio (N.o 14) de 19 de abril/18; y oficio (N.° 16) de 20 de mayo de 1818.

De M. Castilla a Mi. R. P. Staples, carta de v13 de agosto de 1812. Del capitán P. Heywood al Almirantazgo, oficio de 27 de enero de

1813; y oficio de 10 de febrero de 1813. Del capitán G. Falcon al Almirantazgo, oficio (N.o 12) de 11 de

mayo de 1819; y oficio (N.° 15) de 12 de junio de 181Í».

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I N D I C E

PÁgS.

I—Primeros pasos de San Martín en las Provincias Unidas 6

II.—Propósitos de San Martín de someter a Chile a la tutela inglesa 9

III.—Intentos monárquicos de* San Martín sobre Chile 16 IV.—San Martín y Los Carrera 24 V.—Ambigüedad de San Martín con respecto al Perú 25

VI.—Destemplanzas de Sán Martín en sus referencias a España y a los jefes españoles 27

VII.—San Martín exalta su propia actuación y des-estima la de subordinados suyos 28

VIII.—La ignorancia en Chile, según San Martín 31 IX.—San Martín y Alvarez Condarco 32 X.—Optimismos engañosos de San Martín 34

XI.—Intriga de San Martín contra O'Higgins y Chile 35 XH.—San Martín y la expedición de Cádiz 38

APÉNDICES 3 9