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CONDICIÓNCOLONIAL YCONCIENCIACRIOLLA ENGUATEMALA(1524-1821
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Q
C
PORTADA: MARCELLA VALDEAVELLANO
CONDICIÓN COLONIALY
CONCIENCIA CRIOLLAEN GUATEMALA
1524-1821)
ANDRE SAINT-LU
CONDICIÓN COLONIALY
CONCIENCIA CRIOLLAEN GUATEMALA
(1524-1821)
Colección Luis Lujan MuñozUniversidad Francisco Marrtquín
www.ufm.edu - Guatemala
Guatemala* Centroamérica* Edilorial Uniyersilaria, 1978
Título original: Condilion Coloniale el Conscience Créele au
Guatemala (1524-1821)
Impr€«o por: Presses Universitaires de France
!• edición en francés, 1970
It «didón en castellano, 1978
Traducdóo: Pierrette de Villagrán
EDITORIAL UMVKRSITARIACOLECCIÓN "REALIDAD NUESTRA"
Vol. Núm. 5
Universidad de San Carlos
de Guatemala1978
Impreso N? 1141
C«KrMffi^ca ~ EDITORIAL UNIVERSITARIA
PROLOGO EDICIÓN EN CASTELLANO
Por mediación del profesor Jorge Lujan Muñoz, la Uni-
versidad de San Carlos se ha hecho cargo de la traducción
española de mi libro Condición colonial y conciencia criolla
en Guatemala, y de realizar su publicación. Quisiera ex-
presar a mis colegas guatemaltecos cuánto agradezco el
honor que me hacen. Ojalá encuentren aquí la expresión
de mi agradecimiento más cordial.
Es una obra sin pretensiones. Nacida fortuitamente
hace algunos años debido a investigaciones emprendidas
con otra finalidad: a lo largo de mis investigaciones en el
Archivo General de Indias de Sevilla, tratando de recons-
truir documentalmente la historia de la Vera Paz (véase
sobre este asunto La Vera Paz, esprit évangelique ET CO-LONISATION, París, Centre de recherches hispaniques,
19C8), se me presentó la ocasión de poner al día ni merosos
textos que aclaraban la evolución del criollismo guatemalte-
co a lo largo de la colonización. Tal fue el punto de partida,
un poco fortuito, del presente estudio. Muy pronto, el temame pareció de interés considerable, pero por varias razones
y principalmente por falta de tiempo, no me ha sido posible
darle toda la amplitud que merece. De hecho, no se trata
más que de una aproximación, pero mis deseos se veríancumplidos si suscitara entre los lectores, y principalmente—puesto que acaba de traducirse— entre los lectores hispa-noamericanos, el deseo de realizar investigaciones más pro-fundas y reflexiones más hondas. Concretamente, sería
ANDRÉ SAINT-LU
completar los íondos documentales que he podido
D el Archivo General de Indias, con una búsqueda
de las fuentes del Archivo General de Centro
Mide nunca he tenido la posibilidad de investi-
P¿r otra |>arte, no ignoro las numerosas deficiencias
de mi libro: por no citar más que un ejemplo,
de la tercera parte donde se evocan, muy su-
ite« las grandes figuras de la élite ilustrada guate-
de fines del siglo XVIII, y que ganarían, al ser es-
de nuevo y desarrolladas sobre bases más amplias,
atentamente los trabajos ya existentes.
Ho podría cerrar este breve prólogo sin aprovechar la
que me proporciona la actualidad para retornar sobre
loe principales protagonistas de la historia colonial
Fue una suerte que esta historia nos ofre-
época particularmente critica en la que se*
ti porvenir de las posesiones españolas de América,
el tnfttDtamiento directo de los colonos con el censor másMCVntaado de la colonización, fray Bartolomé de Las Ca-M. iFodta haber mejor revelador del espíritu colonial, enel OMmenlo en que comenzaba a definirse también como es-
jfMt$ criollo, que la presencia real de Las Casas en el senodt tai eoomnidad guatemalteca? En este año de 1974, en el
Qjue te celebra con fervor en todas partes el quinto cente-
de iu nacimiento, quisiera dedicar la presente edi-
• la memoria del gran dominico español que fue tam-una de las personalidades más importantes del pasado
André Saint-Lu
París, 18 de junio de 1974
PROLOGO DE LA EDICIÓN FRANCESA
El presente estudio intenta definir, con base en hechos
históricos debidamente comprobados^ el sentimiento criollo en
Guatemala bajo la dominación española, tal como puede ser
observado y caracterizado , en relación con las realidades "colO'
niales'*^ desde la época de la conquista y de la implantación de
los primeros inmigrantes, la independencia centroamericaiíia,
pasando por un largo período de estabilidad del régimen: dicho
sentimiento ha sido captado, sucesivamente, en su génesis ysus expresiones iniciales, en su afirmación bajo formas especí-
ficas, y en las modificaciones que han sufrido como consecuen-
cia del cambio de situación política.
Por sentimiento criollo, hay que entender la conciencia de
una población de origen español, más o menos antigua, pero
establecida definitivamente en el país, ya sea natal o de adop-
ción o asimilada de alguna manera a la sociedad colonial.
La Guatemala española constituía una unidad orgánica de-
signada bajo los términos de Gobernación, Reino o Capitanía
General de Guatemala y era mucho más extensa que el Estado
actual que lleva ese nombre.
1 Se entiende que no empleamos ese término en su sentido másestrecha
andr« saint-lu
^ pggo^ ^ #Uo. la ciudad capital de Guatemala, en sí, si-
9Í^éo la qu0 ofrece el medio social mas indicado para el
del cnolIiMmo guatemalteco.
8t kmm analizado repetidas veces, por una parte, la psico-
Im wuntñtkk^á de los conquistadores, y por otra, los mó-
ét km emancipadores de América española. Pero así
\ Ib tmlod del largo periodo colonial llameó menos la aten-
ea te kisloriadores que sus inicios o su fin, pocos estu-
fa J^ dedicado, en conjunto, salvo algunos ensayos de
\er g^nenü o de algunas investigaciones monográficas^,
irf 9tmitmirnló criollo tal como se desarrolló durante tres si-
0m^ y mi proc—o por el cual los Europeos (de origen, directa
• tmÜkmei&menle) llegaron a sentirse Americanos,
El emo de Guatemala, relativamente poco conocido, es uno
éi Iw aiát representativos: por su importancia, viene inmedia-
r# después de México y el Perú, tiene la ventaja de no
€omo por ejemplo la Plata, sus características son
m la vez, de la fortaleza de la Nueva España y de la
critica del Perú, Rica en hechos significativos,
ignorados, la Guatemala colonial es un buen
de la América española: mejor que un ejemplo, es,
aMpectos, un microcosmo.
t WtUm Iw prtmuoé citaremoe, de Mariano Picón Salas, De la con-
• • li ^M^J» <«<• (México: 1944), de José Durand, La transforma-
iMül M mmtuktMit t (México: 1953), de Salvador de Madariaga, El
W ti mmtm étt im^trU Mpañd en América (Buenos Aires: 1&55), de las
de Rodolfo Barón Castro, El centro-america-
( Madrid: 1959), de Ernesto Chinchilla Aguilar,
4$ la ciudad de Guatemala (Guatemala: 1961), etc.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA g
Este ensayo no se basa en ninguna idea preconcebida, en
ninguna línea pre-establecida: basado en los hechos, no obe-
dece, en su desarrollo más que a las realidades históricas.
Respetuosa de la cronología, su estructura no es ni abstracta-
mente equilibrada, en función de la sucesión de los siglos y de
cualquier otra serie temporal muy esquemática, ni arbitraria-
mente lógica bajo forma d^ una trayectoria demasiado armo-
niosa.
Elaborado a partir de textos y documentos de la época,
muchos de los cuales ya eran comocidos —aunque mal aprove-
chados— y varios nuevos^, este estudio no pretende ser ni
exhaustivo ni definitivo: para ello se necesitaría datos de los
cuales carecemos, en parte, sin duda, por insuficiente investi-
gación, pero también por falta de trabajos básicos principal-
mente en el campo económico y social.
Dicho esto, nos hemos detenido más en los hechos ejempla-
res, seleccionados como tales, que en la integridad de una ma-teria, por otra parte, desigualmente significativa.
Antes de entrar al tema, quiero rendir homenaje a los nu-
merosos historiadores de ayer y de hoy quienes me han prece-
dido en este camino, y agradecer a los profesores Aubrun yVerdevoye, el primero por haber querido asesorar y dirigir
este trabajo como Tesis complementaria para el Doctorado en
Letras y el segundo por haberme hecho partícipe de opiniones
y sugerencias.
Agradezco igualmente a la Facultad de Letras y de Hu-manidades de Poitiers por haber incorporado este trabajo en
su colección y participar en los gastos de impresión.
3 De los textos inéditos, entre los cuales una serie de cartas de ca-
bildos coloniales cieímos interesante reproducir alsrunos de ellos en el Apéndice.
Primera Parte
LA CONQUISTA Y LAS PRIMICIASDEL espíritu CRIOLLO
Capítulo Primero
espíritu de conquista y espíritu colonial
La conquista de Guatemala no es más, en su origen,
que la prolongación normal de la de México. Cuando Cor-
tés, a finales del año 1523, encarga a uno de sus principales
lugartenientes, Pedro de Alvarado, y a unos quinientos hom-bres sin contar los auxiliares indígenas, de reconocer esos
pueblos aún inexplorados y someter a sus poblaciones, trata
en primer lugar de redondear el territorio de esa NuevaEspaña ya sólidamente asentada sobre las ruinas del México
indio. Algunos contactos anteriores con los emisarios de los
jefes de tribus permitieron suponer que esas regiones po-
drían ser dominadas pacíficamente, pero noticias más re-
cientes dejaban sospechar una voluntad de resistencia: la
expedición de Alvarado tiene por objeto liquidarla y apo-
derarse de un país del cual se decía ser uno de los más ricos.
A la vez, se trataba de definir el límite de las fronteras del
istmo centroamericano, mal conocido en su configuración,
pero donde se podía prever que Pedrarias Dávila, el ambi-
cioso gobernador de "Tierra Firme", haría todos los esfuer-
1^AÑORÉ SAINT-LU
por extender sus conquistas y su jurisdicción.
, en lo esencial, los objetivos de Cortés.i
pare Alvarado y sus compañeros, Guatemala era
d que debían cumplir, y sobre todo se presentaba
por veHoe motivos, como una buena ocasión para una pro-
ra empresa. El encargo que Alvarado recibió de
era una distinción y una recompensa, probablemente
jaf ,pero sin duda acordadas con entusiasmo: ni Cor-
Mi al tu turbulento lugarteniente tenían interés en perma-
ntcvr Juntos en un México pacificado.^
Pm« todos esos conquistadores, voluntarios o no —^posi-
blemente voluntarios en e^a circunstancia— podía ser la
«porlunidád de una fructífera campaña, justo premio para
una existencia más acorde a sus sueños.^
1 Se» drducen con bastante claridad del propio testimonio de Cortés:
CtHm ¿0 Rrlaeión (1624). B.A.E., t. XXII, p. 102b y 108b.
S VaMrU U pena señalar lo que dice Remesal, primer cronista de••. . .ofício que le dio [Cortés] en premio de lo mucho que con el
cinco años que anduvo en su compañía, y por alejarle de
( con otros capitanes, porque ya deseaba Cortés verse solo
iu arbitrio sin respeto y parecer ajeno, lo que había con-
Y vor mtm misma razón, Pedro de Alvarado deseó, procuró y
Fray Antonio de Remesal, O. P. Historia General de loA
K W 1»rticuiar de la Gobernación de Chiapa y Guatemala,
fthtPfim de la Provincia de San Vicente de Chiapa y Guatemálat
éé nmettro glorioso Padre Santo Domingo), Madrid, 1619 (B.A,
r CLXXXIX): cf. libro I, cap. I, par. 9.
MMOB osa ve» más a Remesal, aunque sólo fuera por su humor:4t México con mucha y muy lucida gente y lo más calificado y
MÜt ém todos loi castellanos que allí se hallaron, con grandes esperan-• ^ aaspliar el señorío de España, extender la religión católica,
famo inmortal y mejorar su fortuna con la riqueza que les
* tiorra, para poder proseguir sus altos y buenos intentos».
rntéj
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 15
Para eze entonces Alvarado gozaba desde hacía tiempo
de un prestigio de valiente conquistador y audaz capitán>
En Cuba, con Diego Velásquez, en Yucatán, luego en Méxi-
co, con Grijaiva y sobre todo con Cortés, se hizo acreedor
de una extraordinaria reputación de valentía e impetuosi-
dad. Tal vez de excesivo atrevimiento, pues sus temera-^
rías iniciativas no siempre eran las más indicadas; pero enmateria de intrepidez, para dejar asentada una fama de con-
quistador, más vale abundar que escasear.
La energía de Alvarado, su vitalidad, su decisión no po-
dían dejar de seducir, por lo menos al principio, a quienes
iban a unir su destino al suyo. En cuanto a Alvarado tenia
alma de aventureo más que de colono. De un aventurero
de gran envergadura ávido de ganancias, pero también de
poder y, ante todo, de acción.
«Corrió Pedro de Alvarado con su ejército toda la
tierra como un. rayo, sujetando a la mayor parte de ella
por armas, y lo demás por miedo. . .»
Con una síntesis sorprendente, Remesal, cronista domi-nico,^ supo, mejor que nadie, plasmar la brutal rapidez deuíia conquista realizada en un abrir y cerrar de ojos. Enpocos meses, de Soconusco a Cuscatlán por Quezaltenango
y Utatlán, por Iximché y Atitlán, luego por Escuintla y Aca-jutla, el poblado país de los quichés y de los cakchiqueles,
de los tzutuiies y de los pipiles son irremisiblemente inva-
didos y casi enteramente dominados. La resistencia de los
4 Sobre la personalidad y la carrera de Alvarado, se pueden consul-
tar —además de las crónicas— las biografías modernas, un tanto tendencio-
sas o noveladas, de Ángel de AltolaguiíTe (Don Pedro de Alvarado, conquisa
tador del Reino de Guatemala, Madrid, 1927), Rodolfo Barón Castro (Pedra
de Alvarado, Madrid, 1943) y Adrián Recinos (Pedro de Alvarado, conquvs-*
tador de México y Guatemala, México, 1953).
5 Op. cit., libro I, cap. II, par. 1.
j^ANDRÉ SAINT-LU
muy desigual, por momentos hace más lento el
„.,p^ «vanee de los españoles: herido, Alvarado, sigue
ti nada. Sólo las lluvias le obligarán a interrumpir
que él preveía más vasta aún. Y en dos cca-
a Cortés un informe triunfante, un impresio-
^^^^^ de victoria: la expedición logró su objetivo,
f é9 •» mifión cumplida con tanta celeridad, los resulta-
duda ya, se anuncian decisivos.
De Inmediato las ventajas obtenidas de esas nuevas con-
BO ton tan grandes, si debemos creer al mismo tes-
como para ratisfacer a quienes supieron llevar a su
Ha tmk brillantes operaciones.
«Suplico a vuestra merced le haga relación (a su
HfjjfftaH) de quien yo soy (...) y cuan poco sueldo hasta
r» he ganado yo y estos hidalgos que en mi compa-
andan, y el poco provecho que hasta agora se nos
ha aeguido».''
A pesar de las decepciones que haya podido, ocasionar la
rvifltiva tMcanT de metales preciosos, hay que desconfiar de
lo Moa fundado de ese descontento. Por lo que se refiere a
AhnnKio, la sumisión de Guatemala constituyó para él unencólente negocio que no tardó en explotar de la mejor
OMBOro a favor de sus intereses personales: prueba de ello
loi bemUflcw, los honores, los poderes que no tarda en re-
COfar. Trag un muy oportimo viaje a España (1527) y hábi-
lOB aMniobras en la Corte, fue nombrado gobernador del
pais que conquistó, recibiendo el envidiado título de Ade-
y las insignias de la orden de Santiago. Pero si su
d 11 de ebril (Utatlán) y el 28 de julio de 1524
t) : B.A.E., t. XXII, pp. 457-463. Una primeara carta,
b^brim sido enviada desde Soconusco,
t OmU del tS de julio, in fine (p. 463b).
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 17
gobierno, del cuál toma po^eáón en 1530 rio sin haber su-frido en México, muchas molestias y contratiempos, 'le oca-siona grandes beneficios, todo eso no logra satisfacer su am-bición ni apagar su pasión.
Cuando le llegan las primeras noticias acerca del Perúy de sus riquezas, su decisión es inmediata y nada lo de-tendrá, desde entonces, hasta llegar a ese fabuloso país.
¡Cuántos esfuerzos y cuan duros trabajos impuestos a
los naturales para (constituir) construir una flota; cuántossufrimientos, fatales para los auxiliares de color, para alcan-
zar las cimas nevadas que bloquean el camino hacia Quito!
Y todo oso para nada, o caai, pues Almagro y Pizarro noestán dispuestos a dejarse arrebatar, el país de. los Incas.
Alvarado se hace a un lado, sin duda de mala gana; pero si
bien es cierto. que vendió, sus barcos, no por eso deja desoñar en otras aventuras marítimas.
Desde hace tiempo le atraen las is?.as de lai .especies, ycualesquiera otras t'erras desconocidas que él podría des-
cubrir en el Mar del Sur. De.spués de otro viaje a España,
vía Honduras, que le peiTnite negociar ventajo :as capitula-
ciones (1536-1539), se dedica activamente a reconstruir unagran annada, y toma acuerdos con el virrey -Mendoza sobre
los estatutos de una compañía de navegación, de descubri-
mientos y de comercio en el Pacífico pero mientras el em-prendedor Adelantado vislumbra la más fa"cíñante carrera
de su vida, la muerte, accidental, lo sorprende 'en México,
donde llega a prestar ayuda a los españoles de Nueva Ga-licia amenazados por una sublevación indígena (julio de
1541). Alvarado, quien nunca retrocedió frente a ningún
peligro, a quien ninguna dificultad podría detener, perece
súbitamente de una mala caída, lo cual en el fondo, es unfinal de los menos sor|?rendentes. Por otra parte, ¿no cabía
jgANDR£ SAINT-LU
, en la lógica de esa azarosa existencia, que se termi-
por una muerte violenta en un lejano pais?
«41
ti la inquieta personalidad del Adelantado, sus
de conquistador errante, no marcaron el es-
pM¿a dt conquista y vida sedentaria de los colonos quienes
^ehMtm rafcm en el pais conquistado, por lo menos estable-
ció y organiíó «ólidamente, en el marco de su gobierno gua-
l^l^H^i^ el mundo colonial que le sobrevivirá.
n efecto, las primeras instituciones, decisivas para la
eoBtoUdación de la conquista, principian al día siguiente de
le campaña de descubrimiento y de sumisión. Cuando la
jBlylrtn de lluvias obligan a Alvarado a establecer un cuar-
M de invierno, éste procede, (25 de julio de 1524, día de
SenUago) a la fundación de la ciudad española de Santiago
de los Caballeros^. Fundación provisional en cuanto a sus
que cambiarán muchas veces de lugar y que
en el corazón mismo del pais cakchiquel es de-
dr en ri pleno centro de Guatemala, una fijación del invasor
definitiva*. Con el nombramiento de los dos
alcaldes, de cuatro regidores y de un alguacil, que-
de establecido el cuerpo municipal. Al año siguie]:ite, en
ttaiTa cuscatlece ya conquistada, funda la ciudad de San•, un primo de Alvarado fungiendo como lugarte-
Otras ciudades más excéntricas —San Miguel, Gra-
venido a esta ciudad por las muchas aguas,
y pacificar esta tierra tan grande y tan recia
•B nombre de su majestad una ciudad de españoles,
Sefior Santiago». (Carta del 28 de julio, p. 463a).
aquí está en el riñon de toda la tierra, y hay másp^m la dkha con<iuista y pacificación, y para poblar lo de
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA ClilOLLA 19
cias a Dios, San Pedro Sula— llevarán, a su vez el testimo-
nio de los afanes colonizadores del conquistador.
Para asegurar, más ampliamente de lo que se quiere
admitir, los medios de existencia de la población española
en vías de instalación, Alvarado organiza, no sin brutalidad,
una explotación sistemática del país sometido. La invasión
armada va acompañada de apropiaciones violentas, de ra-
piñas y de pillajes. Permitió también que se hicieran es-
clavos:
«. . . todos los que en la guerra se tomaron se herraron
y se hicieron esclavos. . .»^^.
y esa práctica se extenderá a las numerosas campañas de
las sublevaciones indígenas. Es así como los conquistadores
tendrán a su disposición, como amos, tanto para las tareas
domésticas como agrícolas y mineras, una abundante manode obra servil, sin prejuicio de las ganancias que podrán
sacar de los Indios, cuando éstos queden "repartidos" por
el gobernador o su substituto^^ en lucrativas encomiendas
entre quienes de derecho o reputados como tales.
Durante la conquista, la vida de las tropas era azarosa
y agitada pero estaba sujeta a reglas disciplinarias estrictas.
La del grupo colonial recién radicado exige una ^'policía"
apropiada a la situación creada por la conquista y a las
perspectivas de un futuro estabilizado: necesidad a las cua-
les responden las ordenanzas de buen gobierno promulgados
10 Carta del 11 de abril, p. 459a.
11 Sobre el repartimiento efectuado —no sin desacuerdos— por Jorge
de Alvarado, Justicia Mayor, en ausencia de su hermano, véase. Libro de
Actas del Aimntamienfo de la Ciudad de Santiago de GuatemaJa, publicado por
Rafael Arévalo, Guatemala, 1850, pp. 105 y sig.
ANDRÉ SAINT-LU
por d Adelantado a partir de 1530, en virtud de los poderes
me recibióla
Entre éetos «e destacan al lado de las banales disposi-
doMt de ofdcn moral y religioso y de las medidas materia-
tai de tateréi común, una serie de prescripciones que regla-
mffUtn las relaciones entre Españoles e Indígenas^-^ en un
eiplrtlu de protección de las poblaciones subyugadas que
rwtta, eiendalinente, la preocupación de conservarlas, mien-
imi tee podble, como masa de trabajo y de explotación. Al
fVipeclO, ton muy significativas, entre las ordenanzas que
tratan de reprimir los malos tratos^^ y a limitar las tareasis,
aquellas que tienen por objeto preservar a los naturales de
lades que los diezman^^'. e impedir que sean ven-
de la gobernación! 7.
IñsT twl cédula del 18 de diciembre de 1527: «...y podáis hacer
m toda vuestra gobernación y particulares en cada
y provechosas a la dicha tierra y vecinos della, y que
cristianos y en toda paz y sosiego». Texto citado por
Fuentes y Guzmán, Recordación Florida, Discurso kisto-
ir y político del Reyno de Goathemala, final del siglo XVII
Ccwaiii idlelón, Guatcmnla, 1932-1933, Biblioteca "Goathemala", vol. VI,
Vn y Tul). 1* parte, libro VII, cap. I.
IS F^MOtcs y Guarnan, Recordación Florida, . . op. cit., 1? parte, li-
ht% TU, cBPw I: «De laa ordenanzas que en lo primitivo de la fundación de
li dMii «Btlsita de Goathemala hizo, para el buen gobierno de la república,
•I Áéénátéú DoQ Pedro de Alvarado, como gobernador y capitán general
é* éh», iTortOi reproducidos según el registro de las ordenanzas).
14 ProkibiciÓB, para los españoles, de alejarse de su ciudad, de pcr-
ticmpo en sus encomiendas, de tomar medidas de hecho con-
dt Inmiscuirse en su comercio (tiánguez)^ etc.
PlohiUdón de obligar a los indígenas a trabajar los días de fias-
en de lluvias (julio-septiembre) ; reglamentación de las
If FlckiUdón de obligar a los indígenas a desplazarse en regiones
dUiventcs; ói-dencs para ubicarlos e instalarlos y darles asis-
te epidemias.
'^ ^3o« iccpcelo a estas últimas medidas, tomadas para eliminar de-
^ CBtIo da etdavos a Nicaragua y al Perú, debemos señalar,
tefrinsfaa diehaa disposiciones podían ser condenados a muerte.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 21
Entre las numerosas necesidades créádns por el naci-
miento de una vida colonial organizada, figura también la
in-:talación de los eclesiásticos, tanto más necesaria puesto
que se trata de asegurar, junto al cuidado pastoral de lóS
españoles, la ''conquista espiritual" de las poblaciones átí-
tóctonas. Los raros clérigos de modestas capacidades quie
acompañaban a los conquistadoresi^ pronto son insuficientes
para realizar esa doble tarea. Parece ser que, sin dar mues-tra del mismo celo que Cortés, Alvarado no deja de intere-
sarse en la cuestión: si el dominico, Domingo de Betan-
zós que Alvarado recluta en México, hace en Guatemalaefímera carrera^, apostólica!^, en cambio el licenciado Fran-
cisco Marroquín, llegado de España junto con Betanzos en
1530, cuando el Adelantado volvía será el fundador de unaduradera y floreciente comunidad cristiana-^.
-V cuando Marroquín, ya obispo, encargara a uno de los
i-oligiósos de 'sü diócesis, el diligente Bartolomé de las Ca-
sas, de ir a la metrópoli a buscar nuevos misioneros, Alva-
rado no dejara de recomendar al mensajero^!.
18 Los cronistas señalan los nombres de Juan Godínez (capellán . de
li tiopr) y Juan Díaz, prime''08 curas de Guatemala.
19 Llegado probablemente a principios del año 1529, B.etanzo3 salió
)>H!a México en 1680 (o 1531) /llamado por sus superiores por i-azonés que
los cronistas no esclarecen: ver, por ejemplo, Remesal, op, cit., libro 11; cap.
IV, par. 2. Sin dQda, se juzgó necesaria la presencia de Betanzos en Mé-
xico, en un mrtménto cuando la joven comur,idad dominicana de Nu^va Es-
paña aspiraba constituirse en provincia distinta (cf. fray Juan R. Cabal,
O. P., Betanzos, evangelizador de México y Guaiemala, Villava-Pamp'.ona,
1967, pp. 8T V srsr:).
20 Acerca de Ift carrera y escritos de Marrociuín, cf. Carmelo <le Sáerz
do Santa María, S. J.,El licenciado don Francisco MaYroqmn, pñmer obispo
4ie Gúntemala (iyj9-ir,'6S), Madrid, 1964, Fdicio>-cs Gultnra H's^ánie •
'
21 Alvarado' al emperádorj 18 de noviembre de 1539: carta reprodu-
cida eh C.D.LAr (Colección de Documentos inéditos {,. .^ de Am^Wca;, 'Ma-
drid, 1S64-1881, t. XXIV, pp. 339 y sigr. '-^ '
ANDRÉ SAINT-LU
f{fm^m loe aícntamientos familiares de la sociedad espa-
(dnnadón en Guatemala merecieron, de alguna
la atención del Gobernador de la colonia. Al re-
da tu icgundo viaje a España, al no más desembarcar
Puarto da Caballos (Honduras), dirige al Cabildo de la
da Santiago una carta optimista, que termina con
uoa noticia sorprendente:
cSolamente me queda de decir que vengo casado,
y Dofia Beatriz está muy buena; trae veinte doncellas
muy gantiles mujeres, hijas de caballeros y de muybuanot linajes; bien creo que es mercadería que no mequedará en la tienda nada, pagándomela bien, que deotra manera escusado es hablar en ello»^^.
El buen humor de la misiva se explica por el estado de
del Adelantado, cuyos negocios nunca fueron másEl hecho, dicho con ironía, es importante: para
de inmigrantes, en cuyo seno el elemento femeni-forzosamente limitado, para esos Españoles que no
a las indias como concubinas, pero que pretenden
con españolas y, de ser posible, de alto linaje, la
de veinte doncellas de buena familia^s, es una ben-
tt Curta del 4 de abril de 1539, publicada por Rafael Arévalo, Colee-
ét DmmmmmttM ^mtiguot del Ayuntamiento de Guatemala, 2» edición,
SMS CBIbttoUea "Goathemala", vol. XUI) cf. p. 423.
St Ba «a Apoca, no ea un caso único en los anales de las Indias, (ver
Dwand, íxl transformación social del conquistador, México,I» !• pp. S7-St>. Pero d acuito femenino de Doña Beatriz —ella misma
a la llastrw familia de lo« Albuquerque— constituía sin dudanumeroBOS y más distinguidos de jóvenes casaderas
Seéalemo» que Doña Beatriz y varias de sus damasIMI, oi la catástrofe que destruyó la primera capital de Gua-
rCONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 23
dición tanto más apreciada que el casamiento parece ser
entonces la condición casi necesaria para la promoción sociaL
Esa comunidad colonial, constituida sobre la base de los
participantes en la conquista, o sea un grupo itinerante yprovisorio, nace como sociedad con la fundación de las ciu-
dades y de la inscripción de los españoles en calidad devecinos-^, acom,pañada de la atribución de terrenos (solares)
para las futuras viviendas-^, y de la repartición de enco-miendas para la explotación del paísSC; entonces, el con-quistador se transforma en colono.
24 La primera lista de vecinos de Santiago de Guatemala, registrada
el 29 de julio de 1524, se compone de un centenar de nombres (cf. Remesal,
op. cit.. Libro I, capítulo III, par. 1); luego, rápidamente le siguieron otras
inscripciones.
25 La primera fundación de Santiago de Guatemala (en Iximché)
corresponde a un período transitorio; sin embargo se previo una repartición
de solares (cf. Libro Viejo de la fundación de Guatemala, Guatem-ala, l^Z^í»
Biblioteca "Goathemala", vol XII, pp. 10-11). La segunda fundación (Al*
molonga, 22 de noviembre de 1527) pretendía ser duradera, con nuevas atri-
buciones de solares, cf. Libro Viejo. . ., op. cit., pp. 29 y BÍgs. Al mismotiempo que los terrenos para construcciones, se distribuyeron parcelas culti-
vables (caballerías y peonías) cerca de la ciudad ("valle de Guatemala");
cf. Libro Viejo. . . tbtd, y Remesal, op, cit.. Libro II, cap. I, par. 2.
26 Por regla general, las encomiendas eran consideradas recompen-
sas para los conquistadores con más méritos o considerados como tales; la
repartición de éstas siempre suscitaba descontentos, de manera especial entre
los artesanos, quienes, sin embargo, lograron obtener lotes de Indios: cf.
Remesal, op. cit., libro IV, cap. IV, par. 3, donde se evocan las inesperadas
consecuencias, aun cuando previsibles, de dichas insólitas atribuciones: **E1
herrero apagó la fragua, el sastre cerró la tienda, y tan lejos estaba de dar
puntada que aun no sabía cómo se llamaba la aguja y dedal, aunque la una
le picase y el otro se le entrase por el dedo. El zapatero no conocía las
hormas, y para sí mismo enviaba por zapatos fuera de la ciudad. El car-
pintero huía de la azuela", etc.
AKDRjft SAINT-LU
A decir verdad, si en su fase decisiva la conquista, —la
¡urlmera— fue rápida, la estabilización de la colectividad
colonial guatemalteca ya no se opera instantáneamente: el
periodo inicial, a pesar de todo es difícil para los menos
fa%*orccÍdot: tal vez decepcionante para los más exigentes,
apropTado también para las querellas y los desacuerdos:
mvchoi partirán pero luego volverán tanto de México, co-
mo de BqMiña. quiene? más saldrán hacia otras expedicio-
net» olrat conquistas. Entre lo 3 que volvieron a España hay
que aeftalar, en 1526, el de un grupo de unos cincuenta des-
COOtentoe (calificados por Alvarado como amotinados) -^^ y,
en loe afioe siguientes, aquellos colonos insatisfechos, en
general toltc^ros. que se consideraban afectados por los re-
partimientos o la tasación de tributos^^. En cuanto a los
enrolamientoi masivos para nuevas cam.^añas, éstos serán
motivados por la atracción del rico Perú, desde donde el
firue o de las tropas de Alvarado contrariamente a su jefe,
nunca regresará-*^, así como por la aventura marítima y el
espejismo de las islas de las especies'''^.
tr Bb oeaslón del proseso enlAblado contra él en 1529 (México) : cf.
fcUri VUi0,m^ ejX cit^ p. 192, Alvarado acusó a esos amotinados de ha-
pnmMú fBfgo a la ciudad de Guatemala, antes de dejarla.
SS lAn» i€ ÁeUM, . ., op. cíe., acta del 24 de septiembre de 1529; ver
UwMÜ, •p. eit„ libro IV, cap. IV, 1, y Fuentes y Guzmán, Re-
FWrMa. . ., op, eit., 2» parte, libro V, cap. 8, y libro VI, cap. 7.
Si Fttt vsa expedición de quinientos Españoles (llegados, en verdad,
\} la que partió con el Adelantado a principios de 1534.
d eorso de las duras etapas andinas. Finalmente, si
hk aiiyor parte da dloa se quedó en el Perú, es porque esperaban encontrar
tm aoawaBtancia. Aeerea de esos acontecimientos, la extensa carta de Alva-
»áa al « Scradar fechada 12 de mayo de 1535 C.D.I.A., t. XXIV, pp. 221
W ils» MB üdtt arrónea), la cual, por preciosa que fuera, constituye unoS» toi titlMOiiloi más discutibles.
Si Bl 1S40 una docena de barcos se hicieron a la mar: cerca de uníji abandonaron entonces Guatemala, de los cuales un gran
de Kipafla y otras regiones de Indias. Después de la
dt Ahrarado, el irrey Mendoza, su antiguo socio le dio forma a los
de dcacttbrímiento (expedición de Raúl López de Villalobos, 1542).
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOIXA 25
Pero si bien es cierto que entre los conquistadores y los
primeros pobladores de Guatemala, muchos sólo iban de
paso y prefirieron regresar esas partidas apresuradas e7tán
compensadas, a la vez, por llegadas tardías. Cuando se le
reprocha a Alvarado que está vaciando al país de sus colo-
nos en ocasión de su exped'ción al Perú, éste contesta que
siguen llegando en número suficiente desde México^i. Si
bien resulta difícil llevar una cuenta exacta de todo> esos
movimientos, por lo menos las actas del Consejo de la Ciu-
dad de Santiago dan fe que la primera capital, cuya des-
trucción accidental coinc:.dirá cronológicamente con la muer-
te de su fundador, sigue acogiendo nuevos vecinos32. Y la
catástrofe de 154i —terremotos e inundaciones-'*^— , dura prue-
ba para la joven colonia, sólo detiene momentáneamente su
crecimiento demográfico.
Sin embargo, para quienes, más o menos pronto, se ins-
talan definitivamente, el período de las operaciones militaren
no está cerrada. La campaña interrumpida de 1524, se pro-
longará, algunos meses mái tarde, en la región de Cuscatlán
(el actual Salvador). Por otra pai'te, una sublevación gene-
ral de los Cakchiqueles, imitada por otras tribus, obliga a
31 Alvarado al Emperador, carta citada del 12 de mayo de 1535. in
fine. '
.
82 Libro de Acta». . ., op. eit.t parsim; R.megal (op. cit., libro I, cop.
IV, par. 4 y cap. XVI, par. 3), también reproduce las listas rccapitulativa»
de las nuevas inscripciones. Ver también la moderna Prehistoria e Historia
antigua de Guatemala, de J. Antonio ViUacorta, Guatemala, 1938, pp. 352-
3G4 y 380: eea importante obra, que reproduce muchos extractos de Actas de
Cabildo, representa una útil consulta para los veinte prinvros años de la his-
toria de la Guatemala española.
33 Informes de un anónimo (C.Ü.I.A., t. III, pp. 378 y sía:.), del
obispo Marroquí» (ibid, pp. 386 y ssr.) y del escribano Juart Rodríguez Ca-
brillo {Libro Viejo, . .t op. cit., pp. 387 y sí?.).
jjANDRÉ SAINT-LU
los españoles, durante muchos años, a una continua defensa
de kM sedores ya conquistados»^.
Queda aún por conquistar y explorar toda la región sep-
tentrional de Guatemala, montañosa y de bosques; se orga-
yii—ti varías expediciones en esa zona de confines, pero di-
^Jl^^ ragiones periféricas de poblaciones belicosas sólo serán
jtffmtftHa*, más o menos, en los decenios o en los siglos si-
guientes.
Sin embargo, esta continuación forzada de represalias
episódicas de una actividad militar cada vez menos gloriosa,
no dejaba abrigar muchas ilusiones sobre la pasión aventu-
mra de los expedicionarios: confirma, más bien, a su ma-
nera, que el espíritu colonial relegó el espíritu de conquista.
Un excelente ejemplo de ese espíritu colonial cada vez
más exclusivo, nos lo ofrece Bernal Díaz del Castillo, en
perfecto contraste con el espíritu conquistador de Alvarado.
Sorprendente contraste, si se piensa en la excepcional ca-
rrera de conquistador de ese joven Castellano llegado a In-
dJaiB en 1514 al servicio de Pedlrarias en Tierra Firme y deVelázquez, en Cuba, luego compañero de Hernández de
t4 B«niAl Diñz del Castillo, llegado de Honduras con Alvarado (quien
a ptÜción de Corté* h&bfa hecho un recorrido por el país), participó en di-
opermelonet, 1526: cf. Historia verdadera de la conquista de la NiUevai
I, «mp. CXCm (Colección Austral, n^» 1274, pp. 588-589).
•1 corazón mismo de esos "países de guerra** los religiosos
bajo el impulso de Las Casas, lograron instalar, con métodos
pactneoi^ la célebre mtoión de la Vera Paz. Sin embargo, el sometimiento
tribus máa excéntricas y agresivas, como los Lacandones y los
odo vealisarte y no en su totalidad, a costa de muchas campa
-
éL BlMatro estudio: La Vera Paz, Esprit évamgéliqce et coloni-
Paria, (Centre de recherchcs de Tlnstitut d Etudes Hispaniques) 1»
pait* y 2* parte, eap. 11.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 27
Córdova, de Grijalva, luego de Cortés, a lo largo de las tra-
vesías y de las campañas que culminarían en el descubri-
miento y en la conquista de México: carrrera tan intensa,
tan agitada como la de Alvarado. Pero cuando se convierte
en encomendero en la región de Coatzacoalcos (finales de
1522), Bernal, cuyas esperanzas se habían desvanecido mu-chas veces^^, siente nacer en él decididamente, la vocación
de colono.
Sin embargo, no depondrá las armas muy pronto: pero
si Bernal sigue participando en muchas expediciones, está
claro que lo hace para evadir misiones que le pesan u obli-
gaciones que le repugnan. Ya se trate de apaciguar los al-
rededores de la ciudad de Espíritu Santo, donde reside, o
someter a los chiapanecas y los zapotecas o sobre todo
acompañar a Cortés en Honduras, es generalmente para res-
guardarse, que el nuevo colono obedece las órdenei de su
gobernador, como lo atestiguan tantas páginas de la Histo-
ria Verdadera, donde manifiesta sus viejas quejas.
«. . .Para ir a entradas que le convenían, bien se
acordaba [Cortés] a donde estábamos, y nos enviabaa llamar para las batallas y guerra. . .»
«. . .y en el tiempo que habíamos de reposar de los gran-des trabajos y procurar de haber algunoi bienes ygranjerias, nos manda ir jornada de más de quinientas
leguas. ..»^'.
De todas maneras, en Nueva España, Bernal no tiene
motivos para sentirse satisfecho de sus primeras encomien-
das, ni de otras que le fueron concedidas posteriolmente,
36 En el capítulo I de la Historia Verdadera, rccucrcla las promesas
de encomiendas que le fueron hechas en Cuba y que no fueron cumplidas.
37 Historia Verdadera, op, eit., cap. CLXIX (p. 507) y cap. CLXXV(p. 529); ver también los caps. CLX y CLXVI.
23 ANDRÉ SAINT-LU
ya sea que no le alcancen o incluso, porque se le desposeyera
de ellas en ocasión de nuevas reparticiones^"^. Sus reitera-
radas gestiones, ante la primera y la segunda Audiencia,
luego ante el Consejo de Indias, concluyen con otras tantas
deeepdones. Sin embargo, en 1540, por cédula real se reco-
nocen sus derechos los cuales concretizan poco después con
la adjudicación de poblados indígenas en Guatemala, donde
Bernal se establece definitivamente.^»
Allí» en la capital reconstruida, Bernal llevará una larga
existencia de colono sedentario; explota sus encomiendas,
adquiere el rango de notable en la ciudad que él administra
como Regidor y deja, a su muerte (15S4), una numerosa des-
cendencia que echará raíces en el país. Nada más pacífico
que esa vida de antiguo soldado. Eso no significa que el
colono está contento con su suerte: al contrario, Bernal es
un eterno insatisfecho, constantemente ocupado en obtener
una mejor recompensa a sus méritos y servicios. Puesto
que él estima, no sin razón, que las justas promesas que le
habían hecho no fueron enteramente cumplidas y que sus
recursos, de todas maneras, no le permiten hacer frente,
decentemente, a sus necesidades y a sus cargos. Es así comono ceja en sus reclamos ya sea en España donde llega, porsegunda vez en 1550, ya sea desde su casa, por cartas diri-
gidas directamente al soberano o destinadas a un intercesor
tS Ihid., c*p. CLX (p. 450) y CLXVI (p. 489).
ti Su instalación tuvo que coincidir con la fundación de la nueva
Mpital (la actual Antigua). Los pueblos que recibió ( Sacatepéquez, Gua-
MlCMapa...) eran considerados de poco provecho. Para la Biografía de
Itinill Díaz, cf. Joaquín Ramírez Cabalas, Introducción a la Historia Verda-
étrm, Xéxieo, 19(5. Pon-úa (4» edición), Alberto María Cai-reño, Bernal Díazéti CmttíOo, é$9eubridor, conquistador y cronista de la Nxteva España, México,
Ifü y la rédente lntrod%icción critica a la **Historia Verdadera'* de Bernal^
Dims déí CcMtiOo, de Carmelo Súenz de Santa María, S. I., Madrid, 1967 (Ins-
titBto G. F. de Oviedo).
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 29
tan influyente como las Casas, para obtener ventajas y re-
muneraciones que estén mejor en relación con sus cualida-
des, comenzando, sin gran éxito, por las nuevas "mercedes
de indios"-*». Hasta llegar a su gran HISTORIA VERDA-DERA, enteramente escrita en Guatemala, la cual más que
el deseo de realizar una obra de historiador verídico, refleja
la preocupación del autor por reivin^dicar lo que él considera
como su derecho* 1.
Aunque menos ilustres, habrá otros muchos casos se-
mejantes en la joven sociedad colonial guatemalteca. Afalta de escribir crónicas de la conquista más o menos fie-
les, todos esos antiguos conquistadores dirigirán instancias
legales con "informaciones de méritos y servicios" más o me-
nos sinceras. Ya que, para los colonos recientemente insta-
lados, no se trata de ganar nuevos títulos, será más impor-
tante que se les reconozca los ya adquiridos.
40 En 1660, Bernal, el cual participa en los debates sobre la perpe-
tuidad de las encomiendas (Valladolid), obtiene a favor suyo una cédula de
indios, la cual, sin embargo, quedará sin efecto. Acerca de su corresponden-
cia con la Corona, cf. Cartas de IndioM, Madrid (Ministerio de Fomento),
1S77: no VI, carta al Emperador del Í2 de febrero de 1552, y n' VII, carta
al Rey del 20 de lebrero de 1668; y además una carta al Rey del 19 de fe-
brero de 1575 (Archivo General de Indias, Sevilla, Sección Guatemala, fajo
54), que transcribimos más adelante, en el Apéndice VI, ya que la re-
ciente obi-a de Carmelo Sáenz de Santa María (ver nota anterior) si bien
cita todas las demás cartas conocidas, no hace mención de ésta, lo cual nos
hace suponer que todavía es inédita. Acerca de las relaciones de Bemal
Díaz con Las Casas, ver M. Bataillon, "Las Casas et le licencié Cerrato"
Bidletin Hispdniqíie, Bordeaux, 1953, pp. 79-87; artículo reproducido en
Etiédea sur Bartolomé do Las Casas, París, 1966 (Centre de íecherches de
l'Institut d'Etudes Hispaniques), pp. 239-247.
41 Sobre el carácter autobiográfico y reívindicador de la Historia Ver-
dadera; ver las acertadas observaciones de Ramón Iglesia en su Introducción
al estedio de Bemal Díaz del Cantillo y de su Verdadera Historia (El hombre
'Colón y otros ensayos, México, 1944).
Capítulo Segundo
FORMAS DEFENSIVAS Y REIVINDICATIVASDE UN ESPÍRITU DE POSESIÓN
Para los conquistadores convertidos en colonos, la preo-
cupación más inmediata es la de un asentamiento y de unaexplotación que debe concretarse en las condiciones másseguras y más ventajosas: el espíritu colonial es, en primer
lugar, un espíritu de posesión. Lo cual, por una parte, se
traduce por la vountad de estar en lo suyo.
Una vez llevada a buen tétmino la Conquista de Gua-temala, no se^ trata únicamente de preservarla contra las
sublevaciones indígenas o de terminarla en aquellos secto-
res lejanos aún. no penetrados; además hay que defenderla
contra las usurpaciones de los españoles vecinos. Los de
Pedrarias, establecidos en Nicaragua, manifiestan de todos,
lados pretensiones territoriales que no dejan de ser inquie-
tantes. Honduras ya fue teatro de sangrientas rivalidades
Alvarado, en campaña en esos confines (1526) se preocupópor fijar los líniites de sus posesiones; sin embargo, un pocomás tarde, aprovechando su ausencia, los hombres de Pe-drarias, bajo las órdenes de Martín de Estete, se dirigen,
hacia la provincia de Cuscatlán y amenazan San Salvador.
ANDRA SAINT-LU
La dudad se niega a someterse, pero no puede resistir por
tus propios medios. Frente al peligro, los colonos de la
Ctpttfit reaccionan a su vez y organizan una expedición que
tia muchos esfuerzos derrota a los invasores^. Se acabaron
las alannas y la primera Audiencia de los Confines fundada
en 1543, incorpora Nicaragua y el resto del istmo a la mis-
ma circunscripción que Guatemala.
Por el lado de la Nueva España, no hay propiamente
hablando, rivalidades territoriales, pero de todas maneras re-
sultan sintomáticas las reacciones emancipadoras que se afian-
san, en vida de Alvarado y después de muerto, con respecto a
las autoridades de México. Después de la conquista, Alvara-
do pronto se desprendió de la dependencia de Cortés: ese
fue el objetivo de su viaje a España en 1527. Sin embargo,
la cédula real del 18 de diciembre de ese año, que lo nom-bra gobernador y capitán general de Guatemala, estipula
su subordinación administrativa y jurídica a la Audiencia-
cancillería instituida en Méxicos. Sujeción que no deja decausarle muchos sinsabores y, en su ausencia, sus familia-
res y partidarios son objeto de los rigores de un juez visi-
tador (Francisco de Orduña) enviado por la Audiencia asolicitud de algunos colonos insatisfechos^. Pero el Ade-
1 VUlacorU. Prehistoria. . .. op. cit,, pp. 336 y 393-394. De las actas
SftiiUaRo de febrero de 1530, se podría deducir que la expediciónfácilmente: Francisco López, su jefe designado, sólo se
de haber sido objeto de una verdadera conminación.{Ukf 4m AeiOB,.^ op. eit, pp. 152-153).
t cCoB tanto que en todas las cosas ansí de grobernación como devoa el dicho Pedro de Alvarado y vuestros oficiales y lugares the-
•cáU y sean subjetos a la nuestra abdiencia y chancillería rea] queVMldir en la gran cibdad de Tenustitán México». Texto completo en
Prehistoria, . ^ op. cit., pp. 384-386.
t Aeerea d«l proceso de Alvarado en México y el perturbado períodode Ordufia (1529-1530), cf. Villacorta, Prehistoria... op. cit..
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 33
lantado supera esas dificultades y liquida las viejas quere-
llas. Igualmente, algunos años más tarde, logra eludir las
molestias de una inspección (residencia) que hubiera po-
dido perjudicarle.^
Claro está, esa actitud de Alvarado retrata, en primer
lugar, al individuo, al jefe; pero la de los cabildos, es decir,
de la comunidad colonial, es muy reveladora de un espíritu
colectivo que tampoco se acomoda fácilmente al someti-
miento a las autoridades mexicanas. La visita de Orduñadespertó en seguida muchas protestas.'» El gobierno del Oi-
dor Maldonado, (de 1536 a 1539) no provocó al parecer tangraves descontentos; pero si los portavoces de los colonos
hacen fácilmente profesión de lealtad, no olvidan recordar,
en la ocasión, la autonomía por lo menos parcial, de la go-
bernación de Guatemala.
«También envió V. M. a mandar que lo que por supresidente y oidores de la Nueva España se enviase amandar a esta cibdad, se hiciese como si por V.M.fuese mandado. Esta cibdad, después que en nombrede V. M. se pobló, hizo (sic) esta provincia goberna-ción por sí, dividiéndola de la jurisdicción de México,
todo lo que por el abdiencia real le ha sido mandado,lo ha hecho siempre de manera que V. M. de ello sea
siempre muy servido»^.
Y cuando después de la muerte de Alvarado —seguida
de cerca por la de su viuda— a quien el Consejo de la Ciu-
dad de San Santiago le confía el gobierno, el virrey Men-doza nombra a Maldonado como sucesor del Adelantado,
4 Visita del Oidor Alonso Maldonado (1536) y segundo viaje de Al-
varado a España, tan oportuno como el primero.
5 Por causas diferentes, es cierto: cf. siguiente capítulo, pp. 41.
6 Extracto de una carta del Cabildo de Santiago al Emperador, 20
de febrero de 1538 (Arévalo, CoUcción. . ., op. ctt., p. 306); la reproducción
parece defectuosa, pero el sentido general de ese pasaje es bastante claro
(ver al respecto Villacorta, Prehistoria..., op. cit.» p. 425).
34 ANDRÉ SAINT-LU
los ediles de la capital manifestaron aunque en forma pru-
dente, su voluntad de ser dueños de sus propios asuntos:
tque se diese cumplimiento a la real provisión (del vi-
rrey) en cuanto de derecho hubiese lugar y no más»'''.
Se supone qi%e con ese mismo espíritu los colonos de
Guatemala desaprobarán, ulteriormente, el desplazamiento
momentáneo de la Audiencia de los Confines a Panamá^,
aun cuando esa jurisdicción, expresión de la soberanía me-tropolitana, no siempre estaba de acuerdo con sus intereses
ni se demostraba favorable a sus reivindicaciones.
Pero para volver al período de la conquista, es esen-
cialmente en la búsqueda de un máximo de ventajas compati-
bles con un mínimo de legalidad donde radica, en Guatemala,
como en cualquier otra parte de Indias, la preocupación cen-
tral de los inmigrantes españoles.
Las actas de los Cuerpos municipales, en el curso de los
primeros años, son testimonio de la vital preocupación deorganización material y administrativa: edificación de ciu-
7 Declaración del Regidor Méndez de Sotomayor (17 de mayo de
1S42). ciUda por Fuentes y Guzmán, Recordación Florida, op. cit., 2» parte,
titeo I, cap. 1; cf. también Villacorta, Prehistoria. , ., op. cit., p. 444.
8 Eae desplazamiento fue decidido en 1564 (cf. Remesal, op. cit., li-
bro X, cap, XVm, par. 7); por carta al soberano del 19 de agosto de 1566,
d Gabildo de Santiago pedía el regreso de la Audiencia (A.G.I., Guatemala,
^)X ^ít* pionto fue restablecida, con gran satisfacción de los colonos (car-
Ift M Cabildo del 12 de xnarxo de 1570, Arévalo Colección. . „ op. cit., pp^tt7-tt8).
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 35
dades (selección de los sitios, construcción, mantenimiento);'^
ordenamiento de los servicios públicosio; fijación de pre-
cios y salarios!!; reglamentación de los abastecimientos ypolicía de mercados!2, etc.
Se trata de las necesarias medidas de instalación, quenormalmente le incumben a los responsables locales de los
asuntos de la joven comunidad. Pero al mismo tiempo, ycon insistencia, se manifiesta con respecto a la autoridadmetropolitana, un espíritu reivindicativo no siempre jus-
tificado.
9 Ver, por «jemplo, por lo quo concierne a Santiago de Guatemala, las
actas del 28 de octubre y 21 de noviembre de 1527, relativos al sitio; del 3
do abril y 8 de juHo de 1628, sobre la oblifración de ocupar los solaresi yconstruir en ellos las casas; del 8 marzo y 4 mayo de 1540, sobre el deshierbe
y la limpieza de los sitio»; del 9 de noviembre de 1530 y 29 diciembre 1540
sobre los terreros reservados al hospital y a la iglesia; del 27 de abril y 15 de
mayo de 1540, sobre la primera alcaldía y el acueducto (Libro de Actas, . ., op.
ctí., pp. 60, 165, 164; Remcsal, op. cit., libro 1, cap. IX, par. 4, cap. XI, par.
5, cap. XI, par. 1; Fuentes y Guzmán, Recordación Florida. . ., op. cit.» 1» Par-
te, libro IV, cap. 5; Villacorta, Prehistoria. . ., op. cit., pp. 374 y 382. Por lo
que concierne a la fundación de la nueva ciudad después de la catástrofe de
1541, cf. a partir de finales de septiembre de esc mismo año, las numerosas
decisiones municipales acerca del cambio de sitio, la repartición de los terrenos
y las construcciones (José Joaquín Pardo, Efemérides de Santiago de Gua-
témala, Guatemala, 1944, pp. 6 y Bg.)
.
10 Notarios, escribanos, procuradores, administradores, mayordomos:
actas del 27 de julio de 1626, 6 de mayo de 1526, 4 de enero de 1527, 23 de
marzo de 1628, etc. (Villacorta, Prehistoria. . ., op. cit., pp. 349, 352, 362,
382)., .
11 Las numerosas tarifas establecidas desde los orígenes de la colonia
(ver, entre otras, las actas del 27 de julio y 12 de diciembre de 1524, 6 de
mayo de 1525, 17 de abril de 1528, 16 de abril de 1529, etc.: Libro de Ac-
tos. . ., op. cit., pp. 10 y sig.; Villacorta, Prehistoria. . ., op. cit., pp. 349, 350,
382) respondían al afán de eviUr abusos en los precios de los productos y
objetos de primera necesidad: productos alimenticios, vestidos, utensilios.
12 Actas del 28 de octubre de 1527, 24 de enero de 1533, 30 de no-
viembre de 1537. 19 de marzo de 1543, etc., (Ramesal, op. cit., Lib. 1, cap.
XV, par. 3; Villacorta, Prehistoria.,., op. cit. p. 372; Pardo, Efemérides..,,
op. cit., p. 8).
36 ANDRÉ SAINT-LU
No nos detendremos más de lo necesario acerca de las
solicitudes —reguramente muy legítimas— de favores ho-
noríficos (titulo de ciudadanía, blasones) para las principa-
les ciudades coloniales recientemente fundadas. Obtenidassin muchas dificultadesi», e?as ^'preeminencias, prerrogati-
vas e inmunidades'' representan para los colonos, un pre-doso reconocimiento de sus méritos de conquistadores y depobladores.
Más discutibles y, en conjunto, mucho más controver-tidas las solicitudes de exención o de reducción de cargos,ya sea qiie tratare del diezmo considerado en un primertiempo prematuro^"* luego abusivo, ya que la Iglesia deGuatemala estaba constituida desde hace tiempo en obis-
pado'A; o el quinto rey sobre el producto de las minas^
IS Ver en Arévalo, Colección, . ., op, cit., pp. 299-300, la cédula real
M tS d« julio de 1632 en la que ae acuerda, a petición del procurador Ga-
brlll ém Cabrcnu asisnar las armas de la capital de Guatemala ("un Sanc-
Uago a cabaUo (...) tres sierras altas (...) ocho veneras de oro"); cf.
taoiMto P^ra Ciudad Real de Chiapa, las cédulas del 1? de marzo de 1535 yM T de julio de 1536 reproducidas en Remesal, ov, cit., \\h. V, cap. XV, pág*.
4 y S: y para San Salvador, la del 27 de septiembre de 1543, mecionada por
Franciaeo Váaqces» O.F.M., Crónica de la Provincia del Santísimo Nombreda Jmé» áf GuaUmaJUí, principio del siglo XVIII, 2» edición, Guatemala, 1937
(BlbMotaca "Goathemala", vol. XIV-XVII), t. 1, p. 236.
14 C • .para pairar dichos diezmos, debía haber pueblo donde los es-
íijeza, con templos donde el culto divino fuese celebrado
y predicadores, a quienes se pagasen tales diezmos»: petición
ém Sancho de Barahona, procurador de Santiago de Guatemala, 4 de sepMem-
kvt St 1527; el gobernador interino, Jorge de Alvarado accedió provisional-
mmte a la súplica de los colonos (Villacorta, Prehistoria. . ,, op, cit., ppS7Í-S72: Bcmesal, op. cit., lib. 1, cap. IX, par. 3).
15 €. . .porque esta tierra es muy diferente de la Nueva España yae redundará mucho daño a los naturales y a los españoles, ycoea de que V. M. no sería servido. . .» carta, citada, del Ca-
de Santiago al Emperador, 20 de febrero de 1538 (Arévalo, "Colee»Hdn...» oP. di., p. S06; Villacorta, Prehistoria..., op. cit., p. 425). Elob^o Ifarroquin había obtenido del virrey de la Nueva España una provi-Mte CB apoyo de sus dei-echos: cf. su carta al Cabildo de Santiago del 25de acorto de 1587 (Sáenz de Santa María, El licenciado. . ., op. cit., p. Í37)-tolMI, d mlamo virrey [Mendoza] intervenía, una vez más, para que los4hmoa focaen debidamente cumplidos (cf. su carta del 5 dé diciembre alCabildo de Santiago: Arévalo, Colección..., op. cit., p. 425).
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 37
finalmente reconsiderado y, como en otras partes, estable-
cido en décimoi<5. Entre otras peticiones de interés colec-
tivo, podemos también citar aquellas instancias del Cabildo
de Santiago acerca de la concesión de comunas^^ a la atri-
bución de subsidios^». Más que el simple argumento de la
pobreza, esgrimido con frecuencia en las súplicas^®, el delo precario de la conquista, también invocado a menudo—rebelión de los Indios, incendios, cataclismos— puede ser
considerado más válido2o, sin embargo fuera de las cir-
cunstancias excepcionales, las cuestiones más escabrosas,desde el punto de vista legal, son las que se desprenden delas relaciones entre españoles e indígenas.
Encomiendas, esclavitud, servicios personales: tantasinstituciones que se establecieron en Guatemala como enMékico y en otras partes sobre bases legales dudosas, con-secuencia de una conquista que en si misma, había grave-mente transgredido las normas oficiales. En 1523-1524, las
expediciones militares siempre estaban sujetas en Indias, a
16 El 27 de agosto de 1629, el Cabildo de Santiajco comisiona a Pe-
dro de Cueto para que reclame ante la Audiencia de México la reducciór de
esa obligración (Villacorta, Prehistoria,,,, op, <nt„ p. 891); reducción con-
cedida por cédula real del 16 de lebrero de 1586 (cf. Fuentes y Guzmán,
Recordación Florida.,,, op. cit., 1» parte, lib. VII, cap. 4).
17 Carta al soberano del 26 de mayo de 1542, pidiendo que uno de
los pueblos que habían pertenecido a Alvarado le sea otorgado a la ciudad
a título de propios (A.G.I., Guatemala, 41).
18 Instrucciones del Cabildo de Santiago a su representante en Es-
paña, para que se cubran los gastos de reconstrucción de la ciudad damnifi-
cada, 15 do septiembre de 1541 (Pardo, Efemérides. , ., op. cit., p. 8)
.
19 C£. por ejemplo, las del procurador Méndez de Sotomayor, recor-
dadas en varias cédulas reales del 6 de febrero de 1535 (A.G.I. Guatemala,
393, reí?. 1., fol. 111 y sg.).
20 Los miembros del ayuntamiento de Santiago no eran Iqs únicos en
quejarse y en reivindicar. Para sólo citar otro caso más, los de Gracias a
Dios (Honduras), por carta al Emperador del 10 de abril de 1551. (A.G.I.,
Guatemala, 44), se lamentaban del abandono de su ciudad desde que la
Audiencia de los Confines había sido transferida a Guatemala y que la fun-
dición del oro se estableció en San Pedro Sula.
ANDRÉ SAINT-LU
las obligaciones, verdaderamente ilusorias, del famoso Re-
querimiento, puesto en vigor diez años antes^i.
Pero, recientes instrucciones (Valladolid, 26 junio de
1523) destinadas a Cortés y, por consiguiente a sus lugarte-
nientes, precisaban que la guerra sólo debía ser defensiva
•*.. .avéis de mirar que por ninguno caso se les haga guerra
(a los indios) no siendo ellos los agresores. . .", y que la
atracción de los naturales debía operarse "por buenas obras
y buenos tratos"22. No hay seguridad que Alvarado cono-
ciera en tiempo útil, esas consignas: nada más defensivo,
en todo caso, de no ser por el azar de las situaciones, nada
menos humano que su brutal campaña conquistadora. Des-
pués de eso las poblaciones sojuzgadas, ya duramente espo-
leadas, conocieron todo el rigor de la servidumbre. Si bien
se admitía oficialmente^s que los prisioneros fuesen hechos
esclavos, por lo menos debian ser capturados en justa gue-
rra. En cuanto al régimen un poco menos severo de la
Encomienda, las mismas instrucciones de 1523, acababan de
proscribirlo categóricamente:
«Yo os mando que en esta dicha tierra no hagáis,no concertéis hacer, repartimientos, encomiendas, nidepósito de los indios, sino que los dejéis vivir libre-mente como nuestros vasallos viven en nuestros reinosde Castilla:-^.
21 Texto publicado en C.D.I.U. (Colección de Documentos inéditos
(...) de Ultramar), Madrid, 1885-1932', t. XX, pp. 311-314. Numerosas re-
produeefoncs.
22 C.DJ.U., t. IX, pp. 167 y sg; ver aquí pp. 173-174.
23 Ibid., p. 175: «...le daréis primero a entender (...) que los que
se tomaren en ella an de ser esclavos».
24 /6¿cf., pp. 170-171; señalemos también: «. . .si cuando llegare ésta
tuviereis hecho alsrún repartimiento o encomienda (...) luego que la reci-
hiércdes revocad cualquier repartimiento o encomienda de indios que hayáis
hceho en esa tierra a los cristianos que en ella han sido o estuvieren. . .»
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 39
Al "repartir" a los Indios conquistados, Alvarado o sus
lugartenientes contravenían las prescripciones legales. Cier-
to es que éstas, ya violadas por Cortés^^, fueron pronta-
mente revisadas, y la política "India" quedó, con respecto alas encomiendas y la esclavitud, más bien movediza e inde-
cisa en el curso de los años siguientes2<5. Sin entrar en las
particularidades de esas fluctuaciones, conviene observar
aquí que los colonos se movilizaron con alguna eficacia pa-
ra defender sus prerrogativas: por ejemplo cuando piden
después de 1530, conservar el derecho, de momento recha-
zado, de tomar esclavos^T; cuando protestan, en 1538 contra
la obligación impuesta a los encomenderos de casarse den-
tro de los tres años, bajo pena de perder a su indios-s.
Sin embargo, ya no está muy lejano el momento en queuna poderosa tendencia reformadora, viva desde hace mu-cho tiempo pero fortalecida ahora por las inquietantes pers-
pectivas de una conjuntura colonial cada vez más critica, se
impondrá sobre los responsables de los asuntos de indios
hasta el punto de traducirse en una nueva legislación ge-
neral, netamente orientada hacia una restricción de los de-
rechos de los españoles. Dejando a un lado las circunstan-
cias, muchas veces esbozadas pero siempre un tanto con-trovertidas, de esa importante revisión, sólo recordaremos,
25 Cf. Ángel de Altolaaruirre, Descubrímiento y Conquista de México,
Barcelona, Salvat, 1954, pp. 829 y sig.
26 Cf. Silvio Zavala, La Encomienda indiana, Madrid, 1935, pp. 60 y
sg. Por lo que concierne a la esclavitud y más exactamente para Guatemala,
Ver, del mismo autor. Contribución a la Historia de las Instituciones colonia-
les en Guatemala, México, 1945, pp. 11 y sg.
27 Cf. las cédulas reales del 20 de julio de 1532 y del 19 de marzo de
1533, derogado a petición del procurador Gabriel de Cabrera, las disposicio-
nes prohibitivas de un decreto de 1530 (Zavala, Contribución. . ., op. cit.,
PP. 15-16).
28 El Cabildo de Santiago al Emperador, carta citada, del 20 de fe-
brero de 1538 (Arévalo, Colección.,., op. cit., p. 305).
^ ANDRÉ SAINT-LU
siunariamente, las cláusulas esenciales de las principales
ordenanzas o Leyes Nuevas de 1542-154329: suspensión o
moderación inmediata de las encomiendas más abusivas, in-
corporación a la Corona, a medida que hubiera vacantes de
todos los Indios ya "repartidos" o prohibición absoluta de
efectuar nuevos repartimientos; prohibición general de la
esclavitud, con efecto retroactivo para los casos juzgados
ilegítimos; limitación del acarreo u otras tareas; reglamen-
tación de los descubrimientos y de las conquistas en el sen-
tido de un control más eficaz de las operaciones y de unamejor protección de los pueblos conquistados.
Hay motivos para dudar que esas medidas oficiales, por
favorables que fueran para los indígenas, no satisficieron
a cabalidad a los más indófilos de sus inspiradores, el do-
minico Bartolomé de las Casas conociendo sus puntos devista, tan avanzados en materia de reformas, y de su reac-
ción crítica frente a las Nuevas Leyes,30. Pero lo que está
29 Lev€B y Ordenamzas nuevamente hechas por su Majestad para la-
och^niaeión de las Indias y buen tratamiento y conservación de los indios,
Baredpna, 20 de noviembre de 1542; disposiciones complementarias, Valla-
doUd» 4 de junio de 1543. Facsímil, transcripción y notas de Antonio Muro
Orejón» Anuario de Estudios Americanos, t. II, Sevilla, 1945. Sobre las Le-
yes Nuevas y el movimiento reformador que desembocó en ellas, cf . la obra
considerada clásica de Lewis Hanke: La lucha por la justicia en la caciquista
^América (Buenos Aires, Editorial Sud-Americana, 1949), 3* parte, cap. 4
y, en una perspectiva más jurídica, la de Juan Manzano Manzano: La íw-
corporactón de las Indias a la corona de Castilla (Madrid, Ediciones Oultura
Hispánica, 1948), 1» parte, cap. 2; ver también los estudios "lascasianos'*
citados en la nota siguiente.
30 Sobre el ideario lascasiano de 1542-1543 y la acción de Fray Bar-
tolomé en sus reacciones con la coyuntura del momento, ver de manera espe-
cial Bataillon, "La Vera Paz, román et histoire'*, Bulletin Hispanique, Bor-
deanx, 1951, pp. 265 y sg. (Etudes, . ., op. eit., pp. 107 y sg.); Juan Pérez
de TudeU, Significado histórico de la vida y escritos del Padre Las Casase
B.A.E., t. XCV. pp. CXL y sg.; y nuestro estudio, La Vera Paz. , ., op. cit.,
pp. 188 y siflT. Los escritos de Las Casas correspondientes a ese período se
encontrarán en el t. CX de la B.A.E., pp. 69 y sg.; pero las críticas y re-
Mnras con respecto a las Leyes Nuevas se encuentran sobre todo en el Me-morial Lüm Casas-Ladrada de 1543 (ihid., pp. 181 y sg).
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 41
ampliamente comprobado en cambio, es que las leyes Nue-vas, inmediatamente suscitaron una virulenta respuesta por
parte del mundo colonial.
De ese fenómeno generalizado, aunque diferente por
sus formas y por su gravedad, el Perú ofrece, seguramente,
la manifestación más brutal, con el recrudecimiento de vie-
jos disturbios civiles y la propagación, bajo Gonzalo Piza-
rro, de una temible rebelión armada. Nada que le equi-
valga en Guatemala^i: ni por su situación geográfica, ni por
las condiciones humanas y económicas de su colonización,
ese país no es comparable al Perú, tierra alejada y codicia-
da donde las uasiones se exaltan en medio de revueltas yviolencias32. La reacción de los colonos de Guatemala se
asemeja más bien, aunque menos definida, a la de sus ve-cinos de la Nueva España, donde la resistencia a las LeyesNuevas, en un ambiente mucho menos febril que en el Perú
y que la prudencia de las autoridades, ordinarias o comisio-nadas'^'^ contribuye aun a tranquilizar, se encauza decidida
y eficazmente, tras algunos desórdenes, por la vía de las
peticiones y de los recursos"^^.
81 Único caso y ademiís tardío (1550 localizado en NicarasTua de
insurrección sanarrienU, cf. tn/m, pp. 88-89.
32 Las leyes Nuevas fueron tanto más controversiales en el Perú.
como más erraves eran loe abusos que éstas pretendían reprimir. Hay que
señalar que los espaik>lea comprometidos en las gruerras civiles eran despo-
jados de sus encomiendas. Hay que tomar en cuenta también la poco afor-
tunada intransigencia dd virrey Núñez Vela, encargrado de hacer cumplir
las Ordenanzas.
33 El virrey Mendoza, el obispo Zumárraga y el visitador Tello de
Sandoval, que se demuestra moderado.
34 A las peticiones dirigida», in situ, al visitador, se agregaron los
informes y memoriales enviados a España o presentados directamente a la
Corona, ya sea por medio de los procuradores de los Españoles o sea por los
provinciales de las Ordenes misioneras, quienes, en esa ocasión, hicieron
suya la causa de los colonos. Esas apremiantes diligencias tuvieron mucho
que ver con la rápida revocación (1545-1546) de las principales prohibiciones
concernientes a las encomiendas.
^ ANDRA SAINT-LU
Al t»er conocimiento de las medidas que les atañen,
tai iurtfr^H* de Guatemala dirigen al soberano sus prime-
ras qiatlit''* pero testimoniando su fidelidad ''Los más fie-
tai vmUos, vecinos de Guatemala, que V. M. tiene". Lo
cual no les Impide hacer gran escándalo:
cDecimos que, no obstante que por no haber vis-
to tu real firma no la podemos creer, estamos tan es-
candalizados como si nos enviara a mandar cortar las
Por lo demás, no les faltan argumentos a esos antiguos
CQnqaMadores o pobladores: después de haberlos obligado
a caUTH*^, para sus hijos vislumbran la miseria ¿entonces
eóno ae poblará el país? más bien, acaso no tienen derecho
a acrecentados favores, quienes tuvieron que soportar la
reciente destrucción de su ciudad^T y ss. Renovada en va-
is Bl Cabildo de SantiasTo al Emperador, 10 de septiembre de 1543
CaiivalOw Cthcdán, . ., op, eit, pp. 307-310). Esa carta es anterioo* de más
4t mkm wmtn m la publicación (30 de mayo de 1544) de las Leyes Nuevas
«B am|il09 (Pardo. Efemérides. , .» op. cit.» p. 9).
ti tCmdoi y cargados de hijos, i qué resta, si se cumple lo que se
atat fW vWaeB proveído, sino que muchos mueran, desesperados, pues noMÉfftt ll pArfaneia y caridad, y que los hijos que dejaremos pidan por Dios
F Ito hÜM CB condición de se perder? [. . .] Y lo peor es que jamás se po-
«tft tierra, ni de cristianos, ni de fe, ni de buenas costumbres».
" €T laplicamos a V. M. tenga memoria del acelerado, grande yenvió Dios por nuestros pecados, cuando asoló la mayor
de perdimos casi todo lo que teníamos, y los grandes
•• •• !••» hecho en edificarla de nuevo no tien« cuento».
^ •^ ^ Raynos dd Perú, si están debajo el yugo y sujeción de V.H* m tasto t«oro ae ha sacado y saca, ¿quién ha sido la causa? Los ca-
Mulat y armas que desta cibdad y gobernación salieron, y cada,
lo cMl ct notorio».
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 43
rias ocasiones'*'''^, esa defensa escrita se duplica con el envío,
más eficaz, de emisarios de confianza encargados de pre-
sentar directamente a la Corona las quejas de la comuni-
dad colonial: recurso acostumbrado en Indias, por lo menos
en los momentos críticos, pero que para el caso, no deja
de tener dificultades en cuanto a la designación y la len-
titud de ejecución^o.
De todas maneras, los encomenderos de Guatemala ob-
tienen oficialmente, sin mucha tardanza, las mismas im-
portantes derogaciones que los de México: por decreto del
20 de marzo de 1546, publicado en Graicas a Dios —prime-
ra sede de la Audiencia recientemente instituida—, el 25
de agosto siguiente, el príncipe Filipo confirma la vigencia
de la ley de Malines (20 de noviembre de 1545), según la
cual, como disposición principal, se restablece la herencia
de las encomiendas'* ^ Cabe decir que las reivindicaciones
de los colonos fueron apoyadas por autoridades muy influ-
yentes y, en primer lugar, por el virrey Mendoza, quien las
89 A las nuevas peticiones del Cabildo de Santiago, como la del 7 de
mayo de 1545 (A.G.I., Guatemala, 41), se sumaban las de las ciudades cer-
canas como San Salvador (ver por ejemplo la Información del 20 de abril
de 1545, citada por Lewis Hanke y Manuel Giménez Fernández en su Bar"
tolomé de las Catas (H7J^-1566). Bibliografía critica. . ., Santiago de Chile,
1964, doc. n9 250a).
40 Los cronistas (Remesal, op. cit., lib. VII, cap. XI, par. 5, Fuen-
tes y Guzmánv Recordación Florida. . ., op. cit., 2» parte, lib. V, cap. 10 al
13), según las actas del Cabildo de la ciudad, se hacen eco de esos temores,
de 1543 a 1545, que dejan sospechar las divergencias de intereses y rivalida-
des de personas. Los doa procuradores que por fin designaron fueron HernánMéndez de Sotomayor y Alonso de Oliveros (Entre los primeros consultados,
el gobernador Maldonado y el obispo Marroquín se habían excusado de
aceptar).
41 Remesal, op. cit., lib. VII, CBp. XIII, par. 3; Fuentes y Guzmán,
Recordación Florida. . ., op. cit., 2» parte, lib. C, cap. 13. Decisión reiterada
por real cédula del 30 de junio de 1547.
^ ANDRÉ SAINT-LU
ivspaldó al mismo título que las de los españoles de la
NlMva ftpaña<2. Por su parte, el obispo Marroquín, al
trantroitir sus protestas, se sintió obligado de hacer elogio
de los "^muy leales vasallos'' de Su Majestad y recomendó
al aoberano confiar enteramente en la opinión de los reli-
glOToa enviados de México-^^. En cuanto a la Audiencia
de los Confines, creada justamente para velar la aplicación
de las Leyes Nuevas, en definitiva parece que no dio prue-
ba de mucho rigor, aun cuando sus oidores, recién llegados
y menos vinculados que su presidente, el exgobernador
Maldonado a los intereses de los colonos, manifestaron al
principio cierto celo reformadora^. En efecto, los informes
dirigidos entonces a la Corona, si bien tratan de probar o
demostrar, en materia de liquidación de los esclavos, la
rectitud de los magistrados responsables, sólo son peticiones
de prórrogas o de constancias de impotencia-* 5.
42 Cf. 8U respuesta del 2 de noviembre de 1543 a una reciente súplica
dd Cabildo de Santiago (Arévalo, Colección..,, op. cit., p. 424).
43 Marroqufn al Emperador, 4 de junio de 1545 (Sáenz de Santa
Marfa» El lice^iciado.
.
., op. cit., pp. 197 y sg.)
.
44 Acerca de la relativa firmeza de los Oidores (Herrera, Ramírez,
Bqptl) y U influencia moderadora de Maldonado, ver de manera especial
Wmtáitm y Guzmán. Recoráación Florida. . ., op. cit., 2* parte, lib. V, cap.
IS. En cuanto a Remeeal (op. cit, lib. VII, cap. XIII, pág. 3) éste no hacía
Aferencia entre el Presidente y los Oidores; pero no hay duda que
directamente interesado, por su casamiento con la hija de Mon-Addantado de Yucatán, al mantenimiento de los derechos establecidos,
a» 4HMMtr6 prisa en ejecutar las ordenanzas.
4f Ver las cartas de la Audiencia al Emperador del 31 de agosto de1S44, teformando que el Cabildo de Santiago apeló a las Leyes Nuevas (ci-
•^ P^ Zagala, Contribución..., op, cit., p. 25). Cartas del 20 de jiiiio
^ IMS» aHIalando la oposición provocada por las primeras medidas toma-4m o wnmkím para aplicar las ordenanzas (C.D.I.A., t. XXIV, pp. 382 yiB>) y M M de diciembre de 1645. alegando la imposibilidad de liberar a
y lo inoportuno de suprimir las encomiendas (ibid., pp. 421 y sg.).
CONÜICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 45
Resumiendo, en cuanto al conjunto de Guatemala y de
las provincias adyacentes, si bien la controversia fue se-
ria, no podríamos hablar, de manera general, de crisis agu-
da ni de graves amenazas. Sin embargo, un hecho parti-
cular llama la atención de los historiadores, a la vez por
su singularidad y por su dramatismo: ese hecho, por otra
parte revelador y altamente significativo, aunque localiza-
do, es la presencia combativa de Las Casas, en el seno de
una comunidad colonial decidida a enfrentársele.
Presente en Guatemala antes de la época de las Leyes
Nuevas, Las Casas ya era inoportuno. Según un testimonio
de Marroquín fechado el 26 de marzo de 1538 (o 1539),
Fray Bartolomé, llegado por petición del obispo, escanda-
lizaba a los españoles con sus sermones acusadores^^. Másexplícito, el informe dirigido al emperador, en noviembre
de 1539, por el Consejo de la Ciudad de Santiago, denuncia
el rigorismo del Dominicano, como predicador y confesor,
con respecto a la restitución de bienes y la liberación de
los esclavos-* 7.
Los colonos despechados, hasta entonces ignorantes de
esas actividades^s^ se quejan con amargura (abril de 1540)
de las maniobras lascasianas para someter pacíficamente a
los Indios no sometidos de la "Tierra de Guerra'*.
El anuncio de las Leyes Nuevas, tan manifiestamente
inspiradas por Las Casas, no hizo sino agravar esos viejos
46 Marroquín al Cabildo de Santiago (Sáenz de Santa María, El li-
cenciado. . ., op. cit., p. 149 )
.
47 Texto reproducido por Fuentes y Guzmán, Recordación Florida. . .,
op. cit., 2» parte, lib. V, cap. 8.
48 El Cabildo de Santiago al Emperador. 20 de abril de 1540 (Aré-
lalo, Colección. . ., op. cit., p. 307).
^ ANDRÉ SAINT-LU
wgentimienlos y no debe causar sorpresa alguna que la
primera protesta de los españoles de Guatemala^», al ha-
oer hincapié en el contenido de las rigurosas ordenanzas,
•efiala particularmente a su principal instigador. La viru-
lencia de los ataques da la medida de la impopularidad de
Ftay Bartolomé.
«fraile no letrado, no santo, ynvidioso, vanaglo-
rioso, apasionado, ynquieto y no falto de cudicia (. . .) ysobre todo escandaloso. . .»
Cargado de pecados, el Dominicano es también acusado,
concretamente, de haber contribuido cuando era clérigo, a
despoblar la Española y Cuba. . . Sobre todo —^y ese ar-
gumento, valga lo que valga, es decisivo— se le describe
como ignorante de las realidades coloniales de la Nueva
España (es decir también de Guatemala) y, por consiguien-
te, inepto para dar testimonio correcto de las cosas de Indias.
«Pues como no sea profesa ese Religioso, ni me-nos lo haya por ciencia alcanzado, que no la tiene ni
menos por experiencia (. . .), él no puede dar testimo-nio de indias, que es la Nueva España, que lo demásno se llaman indias.»
Pero ese mi^mo hombre que se conquistó, ahí en Gua-temala, una sólida reputación de estorbo, que llegó a la me-trópoli para transformarse en enemigo público, vuelve a
América, en 1544-1545, como obispo de Chiapa (provincia
contigua a Guatemala y adscrita a la misma jurisdicción)
con la muy evidente intención de hacer respetar las nue-vas leyes. En las etapas de Santo Domingo y de Campe-che, empieza a sentir las primeras resistencias, anticipo de lo
49 Texto citado aiipra, nota 35.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 47
que le espera en su diócesis^o. De hecho, si el recibimiento*
de los colonos de Ciudad Real, cabecera del obispado, es-
Cortés y hasta agradable-'» ^ si las relaciones se alteran encuanto el prelado aborda la espinosa cuestión de la escla-'
vitud y acercarse la Semana Santa, la situación se vuelve
extremadamente crítica cuando prohiben las confesiones.
Sintiéndose fuertes por el apoyo cada vez más decisivo del
decano del capítulo, rebelde a su obispo en esta circunstancia,
los españoles se dedican entonces a maniobras de intimida-
ción hasta llegar a las amenazas de las armas,'>2.
Pero frente a esta reacción, cuya amplitud y grosería
posiblemente no había previsto, y mientras que un grupode misioneros dominicos recién llegados y favorables a la
causa indófila también eran objeto de la hostilidad y ma-los tratos de los habitantes de Ciudad Real y sobre tododel poderoso encomendero de Chiapas cuya astucia los ha-bía desorientado de momento-"»^, Las Casas juzga preferible
50 Acerca de la p«ermanencia de Las Casas en Indias como obispo
de Chiapas —su última estancia—, cf. lo más importante en Pérez de Tu-
dela. Significado hiatórico. . ., op. cit., pp, CLVII-CLXIV.
51 Carta del Cabildo de la Ciudad, del 12 de febrero 1545 (C.D.LA.»
t. VII, pp. 211 y sg.) : augurios de bienvenida acompañados de un subsidio.
52 El Deán Gil Quintana, detenido por órdenes de Las Casas, fue
liberado por la población y el obispo, en esa ocasión fue amenazado de
muerte. Un informe anónimo de aquellos acontecimientos de la Semana
Santa de 1545 subraya decididamente la intransigencia de fray Bartolomé,
en contraste con la buena voluntad de los españoles. . . (C.D.I.A., t. VII,
pp. 156 y sg) ; en realidad, sea como fuera las pretendidas disposiciones
acomodaticias de los colonos, el conflicto, tarde o temprano, era inevitable.
53 Acerca de las dificultades de los religiosos con los vecinos de Ciu^
dad Real y con Baltasar Guerra, Encomendero de Chiapas, cf. nuestro ar-
tículo "Colons et missionnaires en Amérique au XVIo siécle", Cahiers des
Amériques Latines, París, 1968, (Serie Sciences de l'homme n^ 2, pp. 60-
72). El mismo Las Casas se dejó engañar, al principio, por las premoni-
ciones y las declaraciones hipócritas de Baltasar Guerra, como lo atestiguan
la cordialidad y la confianza de la carta que le escribió el 18 de mayo de
1545 (publicada por nosotros: La Vera Paz., op. cit.» pp. 454-456).
ANDRÉ SAINT-LU
ir a Gracias a Dios para reclamar en la Audiencia él apoyo
V !a prolección de la justicia real^^.
Es entonces cuando los magistrados y, particularmente,
el ptetidenle Maldonado, colocados frente a sus más direc-
tm fifponsabilidades^s, ponen de manifiesto su falta de
«Btotiasino con respecto a la aplicación de las Leyes Nue-
vaa, a las cuales habían rápidamente aceptado que los colo-
nos ae ampararan. Si bien los magistrados consienten or-
denar una revisión de los excesivos tributos en la región
de Chiapa, y le dan al obispo ciertas seguridades en cuan-
to a la eventual ayuda del brazo secular, también eluden
en lo esencial, las cuestiones más delicadas, como la con-tlicación de las encomiendas abusivas y, en primer lugar,
la de las autoridades^e. Contra aquel que pretende dispu-
liraeia, recurren a la acusación, conociendo su envergadura,
$4 DUiírcncia que pretendía ser secreta (cf. las confidencias conteni-
ém MI U carta citada en la nota anterior) pero que los españoles de Gua-
tMMda conocieron, no se sabe bien cómo: carta del 20 de mayo de 154^, el
OÉkMo de Santiago daba aviso al de Ciudad Keal acerca de las intenciones
M oM^o —el cual debía visitar también la nueva misión de la "Tierra de•—
^ y formulaba el deseo que se le impidiera partir (texto reprodu-
j comentado por Francisco Ximénez, O.P. Historia de la Provincia de
Viumt§ dé Chiapa y Guatemala de la Orden de Predicadores, escrita. aU
d aislo XVIII y editada en 1929-1931, Guatemala, Biblioteca *'Goa-
r\ vol. I. II, III: cf. t. I, pp. 855-356); sin embargo, la carta llegó
lo tarde. .
.
U En una "Representación** de siete puntos fechada 22 de octubre
at 1S4S, Laa Casas reclamaba» entre otras cosas, la represión de todos los
los cuales eran víctimas los naturales y la estricta ejecución de las
\ «n materia de liberación de los esclavos y liquidación de las encomien-
(B.A.E., t. ex. pp. 218 y sg.).
£4 Constcstación de la Audiencia a la petición de Las Casas, 26 oc*
dt U4S (B.A.E., t. ex, pp. 221-222). Con respecto a la supresión de
aoomUndin ilegítimas. Las Casas escribía: (séptimo punto de su Re-
Btadóa) "Su Majestad es y ha sido muy deservido y la tierra muy da-
ida en no haberse hecho**. A lo cual la Audiencia contestó: *'. . .de lo
m osle caso en esta Real Audiencia se ha hecho. Su Majestad ha sido
oenrido, y de lo contrario pudiera ser muy deservido*'.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 49
de usurpación en la jurisdicción civil^^. Impotente parahacerse oír eficazmente^s, expuesto además a ser el blancode las injurias y vejaciones de aquellos mismos —Maldo-nado y Marroquín— que poco antes lo favorecían,^». LasCasas no duda en tomar el único partido que se le impone:regresar a España pasando por su obispado para proseguir,desde allí, su acción, a pesar de la persistente hostilidadde sus ovejas españoías^o.
En ausencia del prelado, éstas siguieron presionando al
substituto, el real canónigo Juan de Perera^i. La noticia
67 Contestación de la Audiencia: ". . .el dicho obispo de Chiapa haprocurado usurpar la jurisdicción de Su Majestad, como parece por lo que en
esta Audiencia ha pedido y procurado y acaecido". Ver también una carta de
Maldonado al Emperador del 81 de diciembre de 1545 (D.D.I.A., t* XXIV, pp,
442 y sg:.). Las Casas, a decir verdad, daba lugar a ese argumento: cf. su
Representación del 22 de octubre, cuarto punto: ". . .que Vuestra Alteza
declare pertenecer el conocimiento y protección de las causas de las misera-
bles personas, como son estas arentes indiana, al juicio eclesiástico. .."
68 Sólo el Oidor ILerrers se mostraba atento a las quejas lascasianas:
cf. su carta al Emperador del 24 de diciembre de 1545 (A.C.I., Guatemala,
9; extractos en Antonio María Fabié, Vida del Padre Fray BaHolomé de Loa
das también por el obispo de Nicaragua, fray Antonio de Valdivieso, O.P.)
Casas, Madrid, 1879, p. 649) donde denunciaba la insuficiente protección
prestada a los indígenas: empero, la Corona le reprochó haber faltado de
solidaridad con sus colegas: el príncipe Felipe a Herrera, 10 de septiembre de
1546 (A.G.L, Guatemala, 402).
59 Ver las cartas de Las Casas al príncipe del 25 de octubre (firma^
y del 9 de noviembre de 1545 (B.A.E., t. CX, pp. 222 y sg. y 229 y sg) yuna carta de MaiToquín al Emperador del !*> de diciembre del mismo aña
(Sáenz de Santa María, El licenciado. . ., op, cit., p. 209). Marroquín, quien
también llegó a Gracias a Dios, se declara violentamente contra el rigorismo
de Las Casas, el cual por su parte, pronunciaba contra su colega las máagraves acusaciones.
60 Cf. la carta del 9 de noviembre citada en la nota anterior.
61 Acerca de los acontecimientos de Ciudad Real en ausencia de Las
Casas y luego a su regieso (Navidad de 1545) hasta su partida definitiva
(primera semana de cuaresma de 1546), cf. nuestro estudio, basado en las
crónicas y algunos documuentos inéditos: "Un episodio novelado de la bio-
ífafía de Las Casas; la última permanencia del obispo de Chiapa entre sus
ovejas", Mélanges offersá Marcel BataíUon par les hisparvistesi franjáis, t-
LXIV bis du Bullctin Hispánique, Bordeaux, 1963, pp. 223-241.
-0 ANDRÉ SAINT-LU
del rtgrtso de Las Casas y la de la próxima llegada de su
oidor» transmitidas desde Guatemala^s, provocando una ver-
movilización: reunidos en cabildo abierto, los colo-
de Ciudad Real toman la decisión de rechazar al obispo
si no ceja en su actitud rigurosa. No obstante los consejos
de prudencia de sus amigos dominicanos, fray Bartolomé
entra a la ciudad. Sin alcanzar llegar hasta la tensión y
^ dramatismo que aparentemente se refleja en cierto 5ii-
fonne**, el encuentro con los españoles, cada vez más exci-
tados, toma entonces un giro inquietante y posibles violen-
cias pudieron ser finalmente superadas gracias a un opor-
tuno cambio de actitud de Las Casas, repentinamente másconcirante por la conciencia del peligro y el sentimiento desu impotencia"-*. Las Casas, siempre irreductible, en ver-
dad, pero decidido a dar la batalla en otra parte, juzga pre-
ferible contemporizar, en vista de su próxima partida. Sinembargo, si Las Casas prolonga su última estancia de algu-
nas semana % antes de dirigirse a México y luego a España,es seguramente para esperar al Oidor (Rogel), encargado derevisar los tributos, con el fin de controlar las operaciones.
Pero el magistrado, no sin razón, le hará comprender que supreKncia es más bien molesta, dado el estado de ánimoImperante. .
.*''*
¡apañóles de Santiago decididamente eran muy vigilantes e
dispuestos que los de Ciudad Real con respecto a Las Casas;
qu* Marrofiufn Je daba una buena acogida al Deán rebelde Quintana
C^íwr la carta citada de Las Casas al príncipe del 25 de octubre de 1545) és.
•i todtabaa al maestrescuela de Chiapa, Luis de la Fuente a rebelarse,
a flv ves, contra su obispo haciendo que éste escribiera una carta amenazan-te (fUwtMci, op, eiL, lib. VII, cap.VI, par. 3).
es Rcmcsal. op. cit., lib. VII, cap. VIII.
•4 Bajr que desconfiar de la versión demasiado edificante (explica-
dte ttUafroaa) que da Remcsal acerca de la resolución de ese conflicto.
M Cttando menos eso es lo que señala Remesal (ov- cit., lib. VII, ch.
Xni. P4r. 7) quien se inspira, es verdad, en un testimonio contemporáneo,il iHirlü cacHto por el dominico fray Tomás de la Torre (reproducido porXim¿n.-^ op, ciL: cf. aqui t. I, p. 401).
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 51
Reducido a la impotencia no hay lugar a dudas que el
célebre campeón de la causa indófila hubiera corrido la
misma suerte en todas partes y más aún en el Perú (donde
había rechazado el obispado de Cuzco). En todo caso, la
reacción de los españoles de Chiapa y de Guatemala —in-
cluidas, ralvo excepción, las autoridades— es muy sintomá-
tica, hasta en su hostilidad fuera de toda lógica hacia la
persona misnia, símbolo viviente, de fray Bartolomé*''^, de
su firme resolución de conservar, en la medida de lo posi-
ble, las prerrogativas adquiridas, consideradas como inhe-
rentes a la condición colonial.
Aunque los colonos ganaran rápidamente su principal
batalla, la de la herencia de las encomiendas, la crisis sus-
citada por las Leyes Nuevas, parecía en cierta forma, supe-
rada sin muchas dificultades^^^ ; sin embargo, ésta se prolon-
ga en Guatemala, con la llegada del presidente Cerrato. Ese
ma^íistrado que goza de una sólida reputación de integridad,
sustituye a Maldonado en 1548: la influencia de Las Casas
66 Seprún xíI diario de U Torre (Ximéncz, op. cit., t. I, p. 480), re-
producido libremente por Remesal (op. cit., lib. VIII, cap. XXIII, par. 4),
la nueva re<lucción de los tributos indi^enas que debía ser efectuada a algrunori
años mú» tarde (1549) y precisamente el 24 de agrosto, fue diferida por un
dia a petición de los españoles de Ciudad Real, para quienes el día de San
Bartolomé representaba im sino de mal auerurio. . .
67 Sin embarjco, no faltan documentos que demuestran que las pocas
medidas tomadas para hacer cumplir las leyes, i>or moderadas y parciales
que fueran, habían creado descontento: ver por ejemplo, la exposición amar-
ga y apasionada de un tal Alonso García, de Gracias a Dios, portavoz de
los conquistadores afectados por la Audiencia (carta al Emperador de febre-
ro do 1546. C.D.I.A., t. XXIV, pp. 352 y sjr.), las protestas del Cabildo de
Ciudatl Real contra las tasaciones efectuadas por Rogel (Remesal, op. cit.,
lib. VII, cap. XVIII, par. 2) y las del Cabildo de Santiago contra la inter-
vención del mismo Oidor (evocadas en una carta a los Regidores del obispo
Marroquín, 20 de julio de 1546,: Sáenz de Santa María, El licenciado. . . op.
cit., pp. 211-213).
j2JUíDRÉ SAINT-LU
en las altas esferas no tarda en producir sus frutos. Desde
su entrada en funciones, Cerrato da la medida de su celo, que
no cejará, ejecutando estrictamente las ordenanzas, tanto
en materia de encomiendas abusivas y de esclavitud ilegíti-
ma, como en materia de tributos y servicios excesivos o de
malos tratos. De esa pasión reformada dan testimonio, no
s61o los propios informes del presidente^s, sino sobre todo
las vehementes protestas del mundo colonial.
La abundancia de quejas y de reclamos dirigidos enton-
ces a quien de derecho pone de manifiesto en sí, la ampli-
tud del descontento ocasionado por Cerrato. Los cabildos,
en primer lugar, acumulan las quejas^^. De creerles, la li-
beración de los esclavos, general y precipitada arrastró al
país a la ruina: cultivos y rebaños están en vía de desapa-
recer; las minas y los ingenios abandonados''^^; la supresión
de los servicios personales detuvo la reconstrucción de la ca*
pital, mientras que la prohibición de cargar dificulta suaprovisionamiento'^^. Las confiscaciones de las encomien-das, a las cuales el presidente o sus delegados procedieronmuy a la ligera, y la reducción de los tributos concedida a
68 Ver de manera especial los del 21 mayo 1549', firmado también
por d Oidor Ramírez (A.G.I.» Guatemala, 9; citado por Zavala, Contribu*
hmtUm^ . », op. cit., p. 83) y del 15 de marzo 1551 (A.G.I., Guatemala, 9).
•• Las colecciones impresas para ese período son incompletas; por
lo tanto, nos pareció oportuno, no teniendo conocimiento de otras ediciones
y, para que nuestros lectores puedan fácilmente consultar dichos textos, pu-
co Apéndice (infra, pp. 136 y sg) según los manuscritos que pudimos
a la mano en el Archivo General de Indias, algunas cartas de los ca-
de dudad particularmente substanciales y reveladoras.
?• Adfinái de una súplica del Cabildo de Santiago a Cerrato, fecha-
da t< de MpCIembre de 154^ (citada por Zavala, Contribución, . ., op. cit., Pw
t7), iFcr ca particular los informes del mismo cabildo y el de Ciudad Real
al Kwpwador, fechados 1^ de agosto de 1549, 24 de enero y 1? de mayo de
liM (ApiBdiee, pp. 187, 1.27 y sg.; 148, 1.25 y sg).
71 Informes del 19 de agosto de 1549, 24 de enero y 1^ de mayo do
1B50 ApAndke, pp. 189, 1.28 y sg.; 142, 1.9 y sg.; 149, 1.1 y sg.).
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 53
los naturales, privan a la mayor parte de los colonos de
toda subsistencia, a la vez que se desata la carestía y la
penuria'^2. Lq más grave, es que los indígenas, libres de
cualquier prestación, no sólo se niegan a trabajar, sino que
ya no reconocen la autoridad de los Españoles y amenazan
con sublevarse, peligro tanto más temible si se toma en
.cuenta que los conquistadores ya son viejos y sus hijos aún
muy jóvenes73. No es nada extraño entonces que los que
pueden salgan del país^-*, tanto más que el presidente, ti-
rano e insolente, manifiesta con respecto a los intereses ylas personas de los colonos el más injurioso de los despre-
cios75: ese mismo presidente cuya ambición, no apagada por
una vejez desatinada, **mendiga los favores" de algunos re-
ligiosos dominicanos, dignos émulos de fray Bartolomé ydueños y señores de esas desdichadas provincias. . J^
A las protestas de los Concejos de la ciudad, se agregan
muchas quejas o súplicas de particulares y no sólo de colonos
como Bernal Díaz del Castillo cuyas cartas al emperador y al
Consejo de Indias anticipan o renuevan calurosamente las sú-
72 Ibid.» Apéndice, pp. 137, 1.44 y sg.; 141, 1.38 y sg.; 144, 1.11 y
sgr. 148, 1.25 y sg.: ver también otra carta del Cabildo de Santiago al Empera-
dor del 19 de junio de 1560 (Apéndice, pp. 152 1.31 y sg.).
73 Textog citados del lo de agosto de 1549 y del 24 de enero de 1550
(Apéndice, pp. 137, 1.1 y sg.. 139, 1.43 y sg.; 1.40 y sg.).
74 Ibid,» pp. 140. 1.21; 142, 1.40 y sg.: agregar otra carta del Cabildo
de Santiago al Emperador del 10 de marzo de 1551 (A.G.I., Guatemala; re-
producción parcial en Arévalo, Colección.,,, op, cit., ver aquí p. 312).
75 A los diversos infornuís de los Cabildos a la Corona citados más
arriba (Apéndice, pp. 140. 1.40, 1.14; 142, 1.48 y sg.; 147, 1.12 y sg) agre-
gar el del 12 de marzo de 1552 (Apéndce pp. 159. 1.12 y sg.).
76 Ibid. Apérdice, pp. 136, 1.32 y sg. 142, 1.15 y sg.; 143, 1.17 y
sg.; 146, 1.13 y sg.; 147, 1.32 y sg.; 153, 152 y sg.; 158. 1.7 y sg.
^ ANDRÉ SAINT-LU
plicas de los cabildos^^, o Diego de Salamanca —privado de
sus esclavos sin indemnización'''^^, sino también de magistrados
como el Oidor Tomás López, recién llegado, quien traza un
cuadro sombrío de la situación,'^» u otros eclesiásticos como el
comisario franciscano Bustamante quien opone al rigor des-
considerado de perrato, la prudencia de los gobernantes de
yUadooJ^ y el obispo Marroquín, cuyos numerosos informes
articulan contra el presidente las mismas acusaciones de pa-
sión y tiranía denuncia las desastrosas consecuencias de su
administración.^^ A todas esas críticas y quejas, a las peticio-
nes de reparación y de remedios entre los cuales se puede
señalar el desplazamiento de Cerrato y la reforma de la Au-diencia*2 no parece ser que la Corona, durante los seis años
de esa presidencia, haya puesto nunca mucha atención -.83 tan
77 Petición al Consejo como procurador síndico de Santiago de Gua«
I* de febrero de 1549 (citada por Zavala^ Contribución. . „ ap. dt.,
pp. S9 y sff.; carta al Emperador, citada del 22 de febrero da 1552 (Cartas
ám IwÜa». op. eit*. pp. 38-44; extractos en Bataillon, "Las Casas et le licen-
etf Ccrrmto", op. cit,. Eludes. . ., pp. 244-247).
78 Zavala, Contribución. . ., op, cit., p. 84.
79 Tomás López a la Corona, 25 de marzo de 1551 (A.G.I., Guatema-la, t).
80 Memoria del 22 de marzo de 1551 Zavala, Contribución. . ., op. cit.,
p. 88).
81 MarroQuin al Emperador, 8 de mayo de 1549 y 3 de febrero de(Sáens de Santa María, El licenciado. . ., op. cit., pp. 246-249 y 256-
).
9t Ver entre otras las caírtas de los Cabildos del 19 de mayo y 1^ deApéndice, pp. 148. 1.15-lC; 155, 1.19 y sg.) y el informe de Tomás
L^pci dH 28 de marzo de 1551.
88 Hay que señalar, sin embargo, el curso favorable (cédula de la
AodlcBcia del 17 de abril de 1553, A.G.I., Guatemala, 65) dado a una peti-
dém 4m Francisco Girón, Regidor de la ciudad de Santiago, el cual solicita-
^ P»** ^ cabildos y vecinos oprimidos la entera libertad de información
9 úm redamen Por otra parte, no es imposible que tales reivindicaciones
fueran bien acogidas, pero sólo a título excepcional.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 55
grande es la confianza que supo ganarse Cerrato y tan per-
sistente la influencia de Las Casas, el cual en esa ocasión
contraatacó las diligencias de los colonos,^^ a pesar de que
sólo aprobara con serias reservas la política del presidente
en materia de encomiendas.^^ A decir verdad, si las pro-
testas tenían cierto fundamento en la medida en que el in-
tratable Cerrato dio prueba de arbitrariedad y autoritaris-
mo,^** sería azaroso tomarlas todas al pie de la letra, por lo
menos en lo que respecta a la pretendida gravedad de los
perjuicios sufridos. Sea como fuera en conjunto las reac-
ciones del pequeño mundo colonial guatemalteco no pasaron
del estadio pacífico de las recriminaciones.
No hay que desestimar, sin embargo, el caso particular
de rebelión abierta que estalla en ése entonces en Nicaragua.
El tristemente famoso episodio de la sublevación de los hijos
Contreras, asesinato del obispo Valdivieso, robo del dinero
del rey, (de agitadas consecuencias), saqueo de Panamá, mar-cha sobre Nombre de Dios y su desenlace catastrófico paralos rebeldes (capturados o aniquilados),^? inmediatamente
84 Cf. : su Representación al Consejo de Indias (sin fecha, pero de
la época aíiuí tratada) contra las píretensiones de un procurador enviado
de Guatemala (B.A.E., T. CX., pp. 290-292).
85 Cf.: su crítica de las redistribuciones de los repartimientos en
detrimento de los conquistadores más necesitados: carta al Consejo de In-
dias (1552), publicada en Bataillon "Las Casas et le licencié Cerrato", op.
cit., Etndes. . ., pp. 241-244.
86 otro motivo de quejas, ampliamente comprobado, cf., infra, cap.
III, p. 42.
87 Acerca de estos hechos bien conocidos documentalmente y abun-
dantemente divulgados por los cronistas, los informes proporcionados por
los colonos de Chiapa y de Guatemala (informes del 1^ de mayo y del 1<>
de junio de 1550: cf. Apéndice, pp. 232, 1.40 y sg. y 237, 1.2 y sg.) aunque
incompletos, no dejan de tener interés: si desaprueban la sublevación, lo
imputan a las exigencias abusivas de Las Casas, de Valdivieso y de Cerrato;
por otra parte, este último, es acusado de no haber hecho nada para detener
la rebelión antes de que se propagara.
^ ANDRÉ SAINT-LU
de las grandes revueltas del Perú es sin duda alguna
uno de los más tumultuosos y más violentos que conocen las
Indias. Pero ese ímpetu de anarquía, de origen complejo ;s^
que nace en un sector alejado y que progresa en dirección de
una zona peligrosa, parece ser, bajo muchos aspectos; como un
lejano contragolpe de los disturbios peruanos ;89 pero de todas
maneras es un hecho excepcional en el medio de la Audiencia
de los Confines.
Sin embargo, después de Cerrato, cuyos sucesores se
muestran más bien acomodaticios en Guatemala las reivin-
dicaciones, aunque persistentes, pierden su unanimidad ysu pafl(!¿n. La vida colonial entra entonces en un largo pe-
riodo de estabilidad. Treinta años después de la conquista,
se abre camino la época en la cual la generación de los con-
quistadores cede el paso a sus descendientes.
88 Exasperación provocada por la reiterada intervención de las au-
toridades; risores y torpezas del obispo, por otra parte, desautorizado por«I Prttidcnte: yer, por ejemplo, una carta real a Valdivieso del 9 de octubre
da 1549 (A.G.I.* Guatemala, 401, fol. 172v9 y un informe de Cerrato a la
Oonma áti 80 de enero de 1560 (Colección Muñoz, —manuscrito— Real Aca-ñmním de la Historia, Madrid, t. 85, fol. 337v9) ; resentimiento personal deloa Contreraa. .
.
89 Varios plzarristas se habían refugiado en Nicaragua; y se sabe
4pa d dinero trafdo por La Gasea excitaba la codicia de todos aquellos aven-
Capítulo Tercero
PRIMERAS MANIFESTACIONES DEL SENTIMIENTOCRIOLLO
Los hechos analizados en las páginas anteriores corres-
ponden esencialmente al espíritu colonial de los fundadores
de la Guatemala española un espíritu de posesión que es
también un espíritu de conquista, ya que los inmigrados se
preocupan por asegurar, en el país mismo, su futuxo y el
de sus familias. Bajo ese aspecto, por ejemplo, el precio
acordado a la herencia de las encomiendas era muy revela-
dor. Sin salir del oeríodo de la fundación, es posible detec-
tar, entre los conquistadores y los pobladores de la joven
colonia, los índices y las primeras expresiones de un senti-
miento más propiamente criollo.
La voluntad de estar en lo suyo se había manifestado,
como hemos visto, contra los colonos o las autoridades ve-
cinas; pero es muy significativo que esa voluntad se mani-
fieste también, desde el principio, contra los recién llegados
de España, considerados, no sin motivos, como unos aprove-
chados. Ese es el sentido de las oposiciones surgidas en
152^1530, contra la atribución de encomiendas a ciertos
españoles (¿familiares de Alvarado?) recién llegados, causa
^ ANDKÉ SAINT-LU
dirtcU de las rivalidades que provocan el envío del visita-
dor Ordufta», Hay que señalar, en particular, la protesta
dil alcalde de Santiago, —Gonzalo de Ovalle, designado por
(MuAft— contra las concesiones de Indios efectuadas por
Jorge de Alvarado, gobernador interino, en favor de perso-
Ucgadas de Castilla hace poco tiempo y que no habían
I, por consiguiente, los mismos servicios que otros2.
Amenaiante, el conflicto se resuelve, por lo que parece, con
ti rtgreiO del Adelantado, cuya autoridad se impone. Pero,
no ct una casualidad que vuelvan a renacer los antagonis-
iBQi^ Im)o forma de procesos, en ocasión del segundo viaje
de Alvarado a España (1536)^
En los años siguientes, se señalan muchas quejas con-
tra el favoritismo de los magistrados de la Audiencia, tan
perjudiciales para los conquistadores y los inmigrantes másanlifuot: es asi como los cargos públicos o el lote de Indios
distribuidos por Maldonado y algunos oidores a sus amigoso allegados, suscitan denuncias de los colonos de Santiago
y de Gracias a Dios*. Pero, es en la época de Cerrato cuan-do la reacción se generaliza, contra el despotismo escanda-
del nuevo presidente: llegado a cierta edad, ese gober-
1 Cí., stiprm, p. 24.
t AcU del Cabildo, 23 de agosto de 1529 (Libro de Actas. . ., op€tLm p, Itl; VlUacortA, Prehistoria,,,, op. cit,, pp.390-391). El tesorero
ttÜiiMM» ! <! Quc kM últimos llegados (entre los cuales figuraba él mis-
M»| PbAmhi vtelbir Indios —después de los conquistadores— a fin de llenar
f«0 « iHiH ail i i OM.),t Bb UñM, emrU al Emperador del 20 de septiembre de 1541 (AG.I..
St), rimneisco de la Cueva, Gk)bemador adjunto interino (con
!)• pide que •• prohiban dichos procesos, que se habian multipli-
• oeaalón de la visita efectuada por Maldonado (es decir
ét Ahrarado).
* OMta dt Alomo García al Emperador, febrero de 1546 (citada
«Bp. U. BOtm 67) ; informe de Gonzalo Ortiz y Francisco López, Re-2S de junio de 1546 (Colección Muñoz, t. 84, fo. 156rí^).
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 59
nador que se decía integro, no hace honor a su reputación.
Los favores que Cerrato concede a su numerosa parentela
o clientela recién desembarcada, provocan, de todos lados,
avalanchas de protestas: demasiados testimonios, en verdad,
y, sobre todo, muy diferentes en cuanto a sus orígenes, para
que su fundamento, pudiese ponerse en duda.
Por parte de los cabildos, la denuncia es la que podía
esperarse: ese capítulo no es el de menor importancia; a lo
largo del m-smo se extienden —y se repiten— sus indigna-
dos informes, con las precisiones deseadas en cuanto a la
identidad (o el parentesco: hermanos, hijos, nietos, primos,
etc.) de las personas favorecidas y, acerca de la naturaleza
(y la importancia) de las prerrogativas concedidas: rico
3
repartimientos, prebendas de toda especie, subvenciones e
indemnizaciones^. Las preferencias que la ley exige acordar
a los conquistadores y a los primeros pobladores, Cerrato
las vierte abiertamente y con desprecio de toda justicia,
sobre una muchedumbre parasitaria de parientes y fami-
liares:
€. . .este mandato tan necesario, que no ay acá
otro caudal, él lo ha cumplido a la letra con sus deu-dos, parientes y amigos, a vanderas desplegadas, y hadexado de proveer a los pobres malaventurados que lo
ganaron y conquistaron con su sangre»^.
¡He aquí la verdad sobre aquel que en España es consi-
derado justo!
5 Ver en particular los textos citados del 24 de enero y de] 1^' de
mayo de 1550 y del 12 de marzo de 1552: Apéndice, pp. 143, 1.33 y sg. y
159, 1.23 y sg.
6 Texto citado del 12 de marzo de 1552: Apéndice, p. 160, 1.1 y sg.
eo ANDRÉ SAINT-LU
Volvemos a encontrar las mismas quejas, acompañadas
con los mismos argumentos, bajo la pluma de Bernal Díaz
del Castillo, quien nunca se queda atrás en materia de que-
jas^. Pero los colonos no son los únicos en denunciar el
iwcéndalo La prevaricación del presidente, si bien es acep-
tada por ciertos oidores tan culpables como él (Ramírez, Ro-
gel), provoca la reprobación de los más íntegros o de los
manos comprometidos (Herrera, luego Tomás López)8. Yentre la curia, al lado de Marroquín, siempre vigilante ycuyas acusaciones, si bien moderadas, no podrían sorprén-
dete, están los religiosos dominicanos, por largo tiempo con-fiados en la rectitud de Cerrato, quienes, una vez conven-cidos por la evidencia denuncian su deplorable corrupción:
Ha me puesto en gran admiración —escribe en 1552un viejo compañero de fray Baltolomé que se habíaquedado en el lugar— que hasta el Licenciado Cerratoque Se mostró tan recto i hizo buenas cosas ha procu-rado de enriquecer a sus parientes con los trabajos delos más infelices Yndios. .
.»io.
t Texto citado del 22 de febrero de 1552. El tono, amargo e irónico
troca curioeamente el del Cabildo en su carta del 12 de marzoaño: dtemoe, paralelamente con el pasaje citado más arriba:
ittsto mando puede ser que este? Sepa V. M., qce si el mismoV» M. lo oviese dado diziendo; 'Mira que todo lo bueno que bacare y• «itaa provincias todo lo deys a vuestros parientes*, no lo a hecho• •*•; y observamos que la carta del Cabildo, contemporánea de la de
so firma (entre otras) como Regidor.
S Herrera al Emperador, 9 de mayo de 1549 (Colección Muñoz, t. 85M. 14S)s Tomás López, ver las cartas citadas de Bernal Díaz, 22 de febrero4m lüC, y dd Cabildo de Ciudad Real. 1? de mayo de 1550.
^ Carta al Emperador del 20 de marzo de 1551: **. . .como cargaron
y hermanos, hijos y nietos, no pude dexar de cumplir con<••• ^ Santa Marfa, El licenciado, . ., op. cií., p. 267).
^ '^y Podro de Ángulo al Emperador, 19 de abril de 1552 (cartapor noootroB, La Vera Paz, . ., op. cit., Apéndice, p. 457, 1.33 y sg).
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA Ql
Y hasta La3 Casas, tan caluroso antaño en el elogio, su-ma ahora su dura requisitoria contra los agravios hechos alos colonosii; Las Casas, ampliamente informado del tráficode Cerrato, no puede admitir que algunos parásitos se re-partan las riquezas de India 3, aunque fuera a expensas delos verdaderos conquistadores sienapre menos indignos, apesar de su infamia. ¡Sorprendente alianza —y sin dudaeficaz 12— , de viejos artífices de la conquista y de su másdeclarado enemigo! Sea como fuera, existe, por parte dela joven sociedad colonial, como de quienes de algunas ma-neras toman parte en su destino, una actitud de defensa queSe afirmará más adelante, bajo distintas formas, como típi-
camente criolla.
El móvil de esas tempranas manifestaciones defensivas
y exclusivista-, es esencialmente el espíritu de posesión deaquél que llegó primero; pero es también, sin estar del todo
conscientes de ello, el apego de los españoles hacia el país
colonizado. El mismo Alvarado, en su segundo viaje a Es-
paña (1536), en una carta al Consejo de la Ciudad de San-tiago, emplea el término "patria" para designar a la capital
de Guatemala:
«Yo residiré en la corte todo lo que mis negocios du-raren; si a vuestras mercedes o a esa Cibdad tocarealgo, os pido por merced me lo escribáis; porque yo lo
haré como por patria y personas a quien yo tanto de-bo»i3^
11 Carta del Consejo de Indias, citada arriba, supra, cap. II nota 85;
tiBxto y comentarios en Bataillon, "Las Casas et le licencié Cerrato", op. cit,
12 Considerando el peso de las intervenciones lascasianas, podemos
establecer una relación entre el informe de fray Bartolomé al Consejo de
Indias y la residencia a que, finalmente, fue sometido Cerrato; pero el viejo
Presidente murió durante el proceso (1555)...
13 Carta escrita desde San Pedro del Puerto de Caballos, 27 de julio
de 1536 (Arévalo, Colección..., ap. cit., p. 422).
^ ANDRÉ SAINT-LU
Esa sugestiva denominación debe imputarse a la diplo-
macia de su lenguaje, ya que el Adelantado, viajando su-
bf^pUciamente con la intención de negociar asuntos perso-
nales se preocupa por disfrazar su viaje con motivos menos
afoitlas. Pero si los lazos que lo unen, a pesar de todo, al
patt por él conquistado, no lograrán detenerlo de ir tras
otras conquistas, sus ausencias serán advertidas y denumcia-
das por la mayoria de los colonos.
Impacientes (por lo menos sus partidarios) de que Al-
varado se integre de nuevo a su gobierno, mientras éste
prolonga su estancia en México en 1529-153014, después de
su expedición al Perú, que no había sido del agrado de to-
dos*^ los ediles de Santiago tratan de impedir que parta
una vez más y, sobre todo, que no emprenda nuevas cam-
pañas>^ Platónicas peticiones siempre renovadas. ..i^. En
primer lugar, por razones de seguridad y de interés, clara-
mente formuladas en algunas súplicas: necesidad de la pre-
sencia permanente de un gobernador respetado o temido
para mantener a los indígenas en su estado de sujeción yasegurar la paz entre los españoles; perjuicio caucado a la
economía del país por la organización de expediciones mili-
tares. Lo que confirma la fuerza de esas razones y que
revela, de una manera más general, toda la importancia quele atribuyen los colonos, es que muchos de ellos, durante
ese período de conquista prefirieron partir, en los momentos
14 El 26 de junio de 1529, el Cabildp de Guatemala deaide intervenir
kl Aodltneia de Nueva España para que se obligue a Alvarado que vuej-
1MI a M Gobenuteión (Villacorta, Prehistoria..., op. cit., pp. 889-3«0).
15 Bcmcsal, op. eit., lib. III, cap. VI, par. 4.
It B Cabildo de Guatemala al Emperador, 14 de mayo de 1535 (A.
GX, Cwtttmili. 41).
IT V«if taaaWén una carta del Cabildo de Guatemala al Emperador,ád tt de febrero de 1688 (Arévalo, Colección, . ., op. cit., p. 306).
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 63
difíciles, ya para buscar fortuna en otra parte, o para sal-
vaguardar los bienes adquiridos^^. Sin embargo, si los que
se quedan son más numerosos, no es sólo porque la mayoría
de ellos se consideran lo suficientemente ricos, sino porque
además se sienten con o sin razón en seguridad. Interés, sen-
timientos (lazos del corazón o de sangre nacidos y consoli-
dados en el lugar), apego a un nuevo género de vida en unpaís nuevo: es imposible de dosificar pero, tomar en cuenta
sólo los móviles materiales sería partir de una apreciación
abstracta.
En todo caso, los temas que se repiten en los textos co-
loniales de la época son: el del arraigamiento "hacer asien-
to" y de la estabilidad "el asiento de la tierra", especialmen-
te en los períodos críticos o considerados como tales. Apartir de 1529, el Consejo de la ciudad de Guatemala estima
necesario prohibir la venta de terrenos repartidos en los al-
rededores, a fin de contrarrestar los proyectos de irse demuchos vecinos 1^. Texto que podría ser interpretado con-tradictoriamente, pero está fechado en los primeros años dela colonia y, por otra parte, precisa que los que quieren irseson solteros. En 1538 cuando Alvarado de nuevo está lejos,
el Cabildo, al deplorar su ausencia, invoca expresamente la
"perpetuación" del país:
«Parece que si el Cxobernador que aquí reside o resi-
diere fuese casado y permaneciese, que se dolería másde la tierra, y del asiento y perpetuación della»^^.
18 Cf. supra, cap. I. p. 18 y, para la época de Cerrato, las cartas de
los Cabildos, citadas, del 1^ de agosto de 1549, 24 de enero de 1550 (Apén-
dice, pp. 138, 1.20; 140, 1.21-22; 142, 1.40 y sg.) y 10 de marzo de 1551
(Arévalo, Colección..., op. cit., p. 312). En cuanto al período conrespon-
diente a la permanencia de Las Casas como obispo de Chiapa, el regreso o
a España del Encomendero Baltasar Guerra (1545) es igualmente significa.
tivo (cf. nuestro estudio citado supra, cap. II, nota 63).
19 Acta del 24 de septiembre de 1529, citada supra, cap. I^ riota 28.
20 Carta al Emperador del 20 de febrero de 1538, citada más arriba,
nota 17.
M ANDRÉ SAINT-LU
l^itimonio de esa preocupación de permanecer en lo ya
establecido es la reconstrucción en un lugar cercano, des-
pués de la catástrofe de 1541, de la ciudad de Santiago yla firme voluntad de asegurar la continuidad de una vida
colonial tan duramente golpeadasi. En cuanto a la crisis de
lai Leyes Nuevas, que se produjo inmediatamente después,
no debe sorprender que se traduzca, entre otras, en la mis-
ma preocupación, aunque fuera intencionalmente exagera-
da, de un futuro estable. A los textos ya examinados22^
agregaremos las actas del Cabildo de Guatemala (23 de oc-
tubre de 1543 y 29 de febrero de 154423 que colocan en pri-
mer plano de su argumentación la salvaguarda de la pobla-
ción y el mantenimiento de la colonia.
Pero es sobre todo en la época de Cerrato, vejez de los
primeros conquistadores y pobladores y crecimiento de unajoven generación de colonos ya no inmigrantes sino nativos
cuando se manifiesta con insistencia —período durante el
cual la aplicación de las leyes se torna más estricta— ese
J9>ego de los españoles, cuelesquiera sean las razones, a su
nue\'o país. Son significativas al respecto, incluso si el ele-
mento básico sigue siendo discutible, las recriminaciones
dirigidas al presidente y a los religiosos que lo asesoran quie-
nes, en su egoísmo, sólo piensan en el presente, en lugar dejnneocuparse del futuro de su comimidad:
«. . .no^ les duele el bien ni el mal desta tierra, ni mi-ran más de a lo presente. . .».
ti Hmy que señalar, una vez más, la prohibición de vender los solares
de cinco año« cumplidos (decisión municipal del 18 de noviembre detS41). duda por Remesal, op. cit.» lib. VII, cap. II, par. 5).
tt Supra, p. 80.
23 BgmcMl, op. cü., lib. VII, cap. XI, par. 5.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 65
c. . .conteníanse con lo que a ellos les está bien o lesparece bien sin mirar adelante, que los unos y los otrosse piensan yv mañana, y si pensasen hazer aqui suasiento para siempre, otro juizio y otra suerte echa-rían»24.
Repetidas con dureza en todas las cartas del Cabildóss,
esas acu aciones subrayan, por contraste, el interés, diz queavisado de los colonos, por la suerte futura de una provin-
cia ganada por ellos y donde pretenden, de derecho segúnellos, echar raíces:
4:Los que sea de acertar en buscar los medios necesa-rios para que esta gente pobre (los indios) se sustente
y se aumente esta nueva iglesia y crezca en rerviciode dios nuestro señor y vuestro, son los que se alegrancon «?u bien y prosperidad y les pesa de todo su maly adversidad, y que tienen prenda y que piensan bivir
y morir en esta tierra donde an gastado sus vidas ydesean que su nombre perezca y que sus hijos quedenheredados»26.
El que los españoles se consideren como los más califi-
cados para hacer la felicidad de los indígenas, es una opi-
nión que el historiador no tiene por qué compartir: que se
preocupen del futuro y que quieran asegurarlo ahí mismo,
para ellos y para sus hijos, es una reacción más que explica-
ble, bajo muchos aspectos bien motivada cuyo valor y signi-
ficación no debe desconocerse.
24 Carta citada del Cabildo de Santiago al Emperador, I9 de agosto
de 1549 (Apéndice, pp. 136, 1.15-16; 137, 1.20 sg).
25 Ver en particular las del 19 de junio de 1550, del 12 de marzo de
1552 (Apéndice, p. 155, 1.3 sg; 158, 1.22 sg; 158, 1.42 sg); así como la del
10 de marzo de 1551 (A.G.I., Guatemala, 41. La última parte de la carta
no fue publicada por Arévalo),
26 Carta del 10 de marzo de 1551, última parte.
^ ANDRÉ SAINT-LU
Sin exi^erar su envergadura, sino como un hecho sin-
lomitico y que remonta a los primeros años de la colonia,
hiy que señalar igualmente la importancia asignada a la
edebradón de las fiestas de la fundación, Es así como, el
acto de instalación fh-mado por el gobernador Jorge de Al-
varado, en ocasión del establecimiento de los españoles en
AUnolonga (22 de noviembre de 1527), registra el compro-
miso de celebrar cada año con ceremonias y festividades,
el dia de Santiago, en conmemoración del 25 de julio de
1524, fecha de la creación oficial de la ciudad de Santiago^T.
Como lo comprueban, más adelante, muchas decisiones mu-nicipales, esa promesa solemne será honrada con esplendor,
y las carreras de toros y otras festividades formalmente
previstas por el fundador serán objeto de la mejor dedica*
ción por parte de las autoridades organizadorasss. A ese
aniversario se agregan el del 22 de noviembre (Santa Ceci-
lia) en conmemoración del acontecimiento de 1527-^ y por
iniciativa del obispo Marroquín, el del 11 de septiembre de
1541 (destrucción accidental de la primera capital), másaustero y más recogido, por lo menos al principio. . .30. Dela misma manera, las demás ciudades españolas adoptarán
y mantendrán celosamente la costumbre de las fiestas con-
fT Texto reproducido por Remesal, op. cit., lib. I, cap, X, pan 4.
t8 Cabikk» del 20 de julio de 1520 y 20 de julio de 1543 (Remesal,
«9k 0IL. Ub. I. cap. XIII, par. 3).
ti Remesal, op, eit., lib. I, cap. XI, par. 1; dicha fiesta de Santa Ce-
al cabo de treinta años una mayor solemnidad, para recordar
mctaa— la conquista del país por los españoles; en Bemal Díaz
reesjró d honor de llevar el estandarte de la ciudad en ocasión
desfile (1S57).
M Fardo, Efemérides. . ., op. cit., p. 8; Vázquez, Crónica. . ., op. di.»
t. I. pp. 161.162.
CONDICIóX COLONIAL Y CONCIENCL\ CRIOLLA 67
memorativas-': vieja tradición peninsular, pero cuya rápida
adopción en América es el signo de un apego al país con-
quistado y de un arraigamiento de los inmigrados a un suelo
que muy pronto, en su gran mayoría, dejaron de considerar
extranjero.
Como ilustración individual de ese criollismo naciente
del cual acabamos de observar, en un plano principalmente
colectivo, algunas manifestaciones, muy positivas, ¿no po-
dríamos proponer un ejemplo más elocuente, hasta en sus
particularidades y en sus matices —e incluso podríamosdecir también, más edificante, por la amplitud de sus pro-
pósito^— que el de Marroquín?
Llegado a Guatemala poco después de la conquista (1530)
y aún joven,"*- Marroquín continuará en el país hasta su
muerte (1563): treinta y tres años de permanencia, de los
cuales veintiséis de episcopado, a lo largo del delicado perío-
do de instalación y de fijación. Para él esa tierra, dondepasó lo esencial de su existencia, y del cual tomó en sus ma-nos el destino —según él— con una dedicación total, ese país
que Marroquín alimentó con su propia vida, es más que unapatria, su hija:
«. . .tengo esta tierra por hija y la he criado y susten-tado veinte años. . .t>.
31 Ver por ejemplo, por lo que que se refiere a Ciudad Real de
Chiapa, Remcsal, op. cit., lib. V, cap. XV, pjir. 6). "Sácase el pendón de la
ciudad ol dia de San Cristóbal". (La ciudad, que cambió vai-ias veces de
nombre, se había llamado durante cierto tiempo San Cristóbal de los llanos
de Chiapa; el día de San Cristóbal como el de Santiago, cae el 25 de julio).
32 Había nacido hacia el año 1499 (Sáenz de Santa María, El Li-
cenciado. . ., op. cit., p. 12).
^ ANDRÉ SAINT-LU
c he gastado lo más y mejor de mi vida en esta go^
bernación, que puedo decir con verdad que la he cria-
do a mis tetas, con mi sudor y mi sangre. ..»^'^
Pdr otra parte, muy pronto, a juzgar por su copiosa co-
rrespondencia con la Corona cuyo tema centraF* sera un
•Msionado interés hacia la prosperidad y la felicidad de la
¿^onia —"el bien destas partes": ese bien del cual todos
U» responsables no tienen, como él, la preocupación. ..Em-
pegando, deplora Marroquín, por las más altas autoridades
foctües, poco ligadas a un país cuyo destino no se asimila a
su aventura personal. Muy reveladora, bajo ese pimto de
vista* la instancia de Marroquín, en los primeros años, cuan-
do desea que los gobernadores tomen mujer y se instalen
dernitivamente; asi se sentirán más apegados al suelo dondeviven y se preocuparan por perpetuar la población y la colo-
nización.
Alvarado: «. . .siendo casado, tendría respeto a que te-
nia de vivir y morir en ella (la tierra). . .»
*
Francisco de la Cueva: «. . .de lo que más tenía necesi-
dad era ser casado, para tomar amor y deseo a la per-
petuidad de la tierra»35.
tS Cartas al Emperador del 16 de julio de 1549 y del 23 de mayo de
(Sáens de Santa María, El Licenciado, . ., op. ctt., pp. 269 y 306)
:
las del 3 de febrero y del 17 de marzo de 1550: "ha veinte años
y do » mamar a esta provincia": **este p«jugal (sic) que he cria-
dow cu que he sactado lo mejor de mi vida*' (ibid., pp. 257 y 261).
t4 Cérea de unas sesenta cartas a Carlos V y a Felipe II fueron
por Sácnz de Santa María (El licenciado. . ., op. cit.,) así como
otras con diferente destino (Cabildo de Santiago, Audiencia de
• ) Si alffunas de ellas revisten un carácter personal y hasta pri-
loa asuntos públicos, sin embargo, constituyen lo esencial de esa abun-
matcria epistolar.
S6 Cartas al Emperador del 10 de mayo de 1537 y del 15 de noviem-
tot de 1S41 (Sáena de Santa María, El licenciado, . ., op, cit., pp. 132 y!••• Sobre el mismo tema, ver las cartas del 30 de marzo de 1534 y d^If ét mayo de 1686 a la Audiencia de México (ihid.^ pp. 114 y 116) y laM 4 de jimio de 1646 al Emperador, relativas a Maldonado Cibui, p. 204)»
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA gg
Ya vimos que ese era también el deseo de los colonos,
í^sa coincidencia hasta en los términos empleados, volvere-
mos a encontrarla en la época de Cerrato, ahora más amar-
ga en los reproches dirigidos al presidente y a la Audiencia
asi como a los religiosos que comparten la indiferencia delos gobernantes por el futuro de esta tierra que no conside-
ran como de ellos:
«El presidente y religiosos no les duele, a mi sí. Ellostodos piensan ir mañana, y ansí tratan esta tierra comocosa que les ha de durar poco^^^e.
Y el obispo deplora, al mismo tiempo, que muchos es-
pañoles, desalentados, se vean obligados a dejar el país37.
Pero mucho antes de esos años difíciles, se había preo-
cupado del lamentable estado de ánimo de algunos de ellos
quienes aspiraban más bien volver a España, tras haber
hecho fortuna, antes que consagrar el resto de su vida a la
consolidación de la colonia:
«Sería ansimismo cosa muy acertada —escribía en1537— que los questamos en estai partes perdiésemosla esperanga de volver a vivir y morir en Castilla (. . .)
Donde cada uno es aprovechado, es justo que resida yviva y muera, y aproveche a quien lo aprovechó; quepoca necesidad hay en Castilla de más mayorasgos; yno que desfruten la tierra y la dexen»38.
3C Carta a! Emperador del 3 do febrero de 1550 (ibid., p. 257); ver
también la de] 16 de julio de 1549 (ibid., p. 251). Después de la muerte de
Cerrato, Marroquín seguirá, en el mismo espíritu, acusando a los oidores
y a los reüpiosos; ver, por ejemplo, las cartas del 23 de mayo de 1556 y
>del 6 de septiembre de 1658 (ibid., pp. 309 y 328).
37 Cartas del 16 de julio de 1549, 3 de febrero de 1550 y 20 de mar-
zo de 1551 (ibid., pp. 251, 259, 266).
38 Carta al Emperador del 10 de mayo de 1537 (ibid., p. 126); cf.
^también la del 20 de febrero de 1542 (ibid., p. 177).
^QANDRÉ SAINT-LU
Esa defensa de una tierra nueva, promovida a la digni-
dad de una verdadera patria de adopción, va mucho más
allá, en Marroquín, de los objetivos interesados y los puntos
de vista demasiado cerrados del común de los colonos. Si
bien Marroquín sostiene sin reticencias la prioridad de los
conquistadores^», también admite a los inmigrantes tardíos,
ya que es bueno que el país se pueble:
«También hay necesidad que los vecinos sean más cada
día. . .>
<. . .por sólo querer pasar acá merece mucho (porquede tales personas conviene que estas partes se plan-
ten):&40.
Si en conjunto, Marroquín apoya los derechos de los
españoles, con ima condescendencia que él mismo llega a
considerar culpable^i, también protege a los Indios, a la vezpor humanidad —de acuerdo con las funciones de protector
S9 Ver por ejemplo las cartas del 24 de julio de 1550 (bid,» p. 290 ydd 20 de marzo de 1558, de donde citamos (Ihid., p. 322) "Acuérdese V. M.4«gfeM pobres conquistadores, pues se les debe y es justo que sean preferi-
dos. . ., Por otra parte se sabe que Marroquín protestaba contra los fa-
voritUmos concedidos por Cerrato a ciertos recién llegados: cf. supra, p. 43.
40 Cartas del 10 de agosto de 1548 (ihid,, p. 166) y dd 22 de m^rzo
de 1561 (iMd., 271); señalemos que el inmigrante del cual se habla en
esta última carta, un llamado Juan de Miranda, cuñado del obispo, es ca-
lificado como **hombre de bien, hijodalgo y caballero".
41 "...si nos acordamos del tiempo pasado y todos están ricos, ¿quéha sido la cabsa callar yo como ruin perlado y pastor y protector, viendo
eme se comían los lobos mis ovejas, y yo me estaba holgando y callando?":
carU del 27 de marzo de 1538 (o 1539) al Cabildo de Santiago, en ese en-
tonces Marroquín se encontraba de gira (ihid., p. 148).
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 71
oficial, según su calidad de obispo— y por espíritu colonial
esclarecido'*^.
Sin embargo, como hombre de juicio y de experiencia,
se interesa en todos los problemas de administración y va-
lorización de la provincia-*'^; lo que le preocupa cada vez
más, justamente cuando se extingue la generación de los
conquistadores y primeros pobladores, es el futuro de la
colonia cuya mejor garantía está en la juventud española—incluso la numerosa juventud mestiza— del país44. Deahí sus esfuerzos, señal de una previsión a la vez caritativa
y política, por crear, en la ciudad instituciones educativas:conventos para albergar a las hijas abandonadas o sin re-cursos, en espera de casarlas; colegio para instruir a losjóvenes mestizos, en particular los huérfanos^S; y hasta—cosa de la más alta importancia— en vista de las nece-
42 M.uy revelador de sus preocupaciones indigenistas y de su afán
de conocer bien la extensión de sua poderes como protector de los Indios
(carta al Emperadir do] 16 de agosto de 1539, ibid,, p. 151). Además,) su
acción moderadora en materia de escIavRud, de tareas y de tributos^ así
como su política de concentración del habitat autóctono, sin hablar de sus
actividades propiamente eclesiásticas (ibid, paaaim) atestigruan de sus in«
tenciones humanitarias, dirigidas —no sin escrúpulo de conciencia— hacia
todas las necesidades de la colonización.
43 Ver por ejemplo su carta al Emperador del 10 de mayo de 1537
(ibid., pp. 124-185, donde se refiere a muchos asuntos de interés públiico
(como los del comercio, de los puertos, de los caminos, hospitales, etc.) yque abordará varias veces más adelante.
44 Cosa normal, el obispo abogra en favor de una población que ase-
gure una descendencia española legítima: "es grande fundamento para que
esta tierra se pueble y grande bien para adelante que quede en ella fructo
de bendición": carta al emperador del 20 de enero de 1539 (ibid., p. 143);
pero también le asigna un creciente interés a la suerte —muy incierta, por
lo menos al principio— de loe niños, con frecuencia no reconocidos, de los
españoles y de mujeres indígenas: ver su carta del 10 de mayo de 1537 (ibid.,
P. 125) y las del 15 de enero de 1543 (íbid., p. 189) 4 de junio de 1545
(ibid., p. 205), etc.
45 Cf. las tres cartas citadas al final de la nota anterior y la ma-
yoría de las que le siguieron hasta 1564, fecha de la muerte de Marroquín.
IJ2 ANDRÉ SAINT-LU
de la cristianización-universidad, para formar los fu-
turos ministros del Evangelio:
*. . .porque ya está tierra de su cosecha hijos criados
nascidos, y como haya quien los doctrine, criar se hanpara ministros del evangelio»46.
Esfuerzos que las autoridades apoyarán sin mucho en-
tusiasmo, pero que en vida del prelado, se concretizaran,
aunque modestamente, gracias a sus generosas iniciativas^'^.
Gran obispo fundador, de la especie de Quiroga y deZumárraga (sus hermanos de la Nueva Es.paña), más ape-
gado que fray Bartolomé (su homólogo de Chiapa) a la dió-
cesis que está a su cargo, menos severo que este íiltimo ha-
da sus ovejas españolas, Marroquin representa, con sus evi-
dentes virtudes y, tal vez, también con sus debilidades, la
mus destacada encamación del espíritu criollo guatemalteco
en los primeros tiempos de la colonización.
4« Carta al Emperador del 20 de abril de 1556 (ibid., p. 300). Lam ma milTerfldad ("un estudio a manera de universidad") aparece^ pHliiia ^m en una carta del U de agosto de 1548 (ibid,» pp. .235^236) ;
y ynirtrA a wer mencionada incansablemente en correspondencia posterior.
47 Abrió, a sus costas, una institución para muchachas y comenzóla eoMUuceión de un colero universitario. Ver su última carta al sobe-taBo. 12 da febrero de 1563 (ihid,, p. 355).
Segunda Parte
LA ESTABILIZACIÓN DELRÉGIMEN Y LA AFIRMACIÓNDE LA CONCIENCIA CRIOLLA
Capítulo Primero
PERSISTENCIA DE LAS REIVINDICACIONESCOLONIALES
Una vez regularizada, la vida colonial de Guatemalatranscurrirá, durante dos siglos y medio, más bien tranqui-la y monótona. Parecería banal, a propósito de ese periodode dominación española de considerable duración, hablar deestabilidad o más bien de letargo. Claro está, como en to-
das partes en Indias, donde la tediosa existencia de las ma-sas indígenas sojuzgadas era muy uniforme en su miseria,
la vida diaria de los colonos era, sin duda, poco variada, pocoagitada, a pesar de las fiestas o de las celebraciones civiles
y religiosas y de los acontecimientos más o menos escanda-losos que alimentaban las crónicas locales.
Sin embargo, eso no quiere decir que no pasara nada.
Dos clases de perturbaciones, entre las más serias que tuvo
que enfrentar el Nuevo Mundo, afectaban de manera parti-
cular el :.stmo centroamericano: los terremotos, de terribles
efectos^ y la presencia de corsarios o piratas, desvastadoras
i Después de la catástrofe de 1641, lo» terremotos más praves fue-
roi^ los de 1717 (destrucción parcial de Guatemala) y de 1773 (destrucción
y consideradlos daños). La ciudad fue reconstruida en un nuevo lugar, el
Mue ocupa actualmente. San Salvador y otras aglomeraciones también fue-
ron dañadas, repetidas veces por los terremotos o erupciones volcánicas:
cf. Villacorta, Historia de la Capitanía general de Gwitemala (obfa Quc*
s^igue a Prehistoria e historia antigua, op. cit.,), Guatcmaia, 1943, pp. 416
y sg.
76 ANDRÉ SAINT-LU
en forma desigual, pero siempre temidas^. Por otra parte^
por ab-íoliita y definitiva que pareciera la dominación de
los españoles, el peligro indígena, ataques de tribus malsometidas, levantamientos de las poblaciones oprimidas, no
estaba totalmente eliminado: prueba de ello las incursiones
de los feroces Lacandones, que no lograron dominar varias
expediciones como por ejemplo la gran rebelión de los Zen-
dales (Chiapas, 1712), motivada principalmente por las exac-
ciones de las autoridades regionales y de la curia^.
Sin embargo, sería excesivo estimar que el futuro de la
comunidad colpnial guatemalteca se encontrara alguna vez
en peligro, ni tampoco amenazando el orden político-social
establecido desde la conquista.
Pero, hay que tener en cuenta que esa seguridad, esta-
bilidad, tranquilidad, no significan inmovilismo, o por lo
menos, satisfacción unánime y total. Es un hecho amplia-mente comprobado que una vez superado el período de lá
conquista, los colonos de Guatemala (como los de las demásprovincias de Indias, pero en función de su situación parti-
cular) siguieron planteando reivindicaciones con éxitos dife-
rentes según el caso o el momento, en todos los campos queles atañe. Fenómeno complejo, no sólo por los múltiplesproblemas planteados, sino también por el enredado juegode móviles e intereses a veces muy personales y no siempreclaramente reductibles o perfectamente identifcables a las
t A partir de la segunda mitad del siglo XVI (Drake) la historiade 1a Guatemala colonial está llena de esas incursiones de marinos extran-Jnoa (iasiCMi, franceses y holandeses) quienes traficaban o pirateaban enal Paafíleo y en el Caribe. Algunos de dichos episodios indudablemente«táa dramatisadoe en las narraciones de los cronistas.
S Acerca de los lacandones, cf. nuestro estudio La Vera Paz» op.^
€iL, 2» i>arte, cap. II; acerca d^ la sublevación de los Zendales, ver en partidcalar, Xim^nex, Historia. . .^ op. cit., t. IH, pp. 257 y sg.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 77
tendencias más generales. Aquí nos limitaremos, tratando
de no esquematizar, a los hechos cuya envergadura es me-
nos controvertida.
En el plano administrativo, en el curso de los primeros
años las relaciones, a veces difíciles, entre los Concejos de
las ciudades —organismos propiamente coloniales— y los
magistrados nombrados por la autoridad metropolitana, su-
frirán tensiones muy sintomáticas —posiblemente menos«videntes en esa época que hoy día— hasta en la mezquindadque a menudo las caracteriza. La designación anual de
Alcaldes ordinarios, que se efectuaba al principio según la
conveniencia de los gobernadores, ahora la practicaban los
mismos colonos. Legalmente reconocida, la libertad de ele-
gir fue objeto de múltiples amenazas, por la ingerencia de
algunos presidentes. Hasta la mitad del siglo XVIII, hay
querellas que testimonian el interés que los cabildos le
prestaban a dichas elecciones libres^, y los informes oficia-
les demuestran que la Corona, a ese respecto, apoyaba sin
reserva los derechos municipales^.
4 Ver por ejemplo un informe del Cabildo de Santiago al soberano
del 29 de abril de 1611, donde se denuncian las maniobras del Preeidente
Criado de Castilla quien pretendía, como Gobernador, controlar la selección
de los Alcaldes limitándola a una lista de diez españoles designados por él;
el Cabildo reclama que se respeten sus privilegios, "y que en su cumplimien-
to, ninguna persona impida a la Ciudad la libre elección que V. M. manda
<iue ten.cra en sus elecciones" (Arévalo, Colección.,,, oj). cit., pp. 383-384).
Acerca de otras protestas contra las violaciones de la misma naturaleza,
(1639-1641), cf. José Milla, Historia de la América Central, Guatemala, 1879,
t. II, cap. 15.
5 Cédulas reales de 1565 (Milla, Historia..., op. cit., t. II, cap. 19),
16C0 y 1651 (Fuentes y Guzmán, Recordación Florida.,., op. cit., 1» parte,'
lib. VII, cap. 5).
78 ANDRÉ SAINT-LU
La misma preocupación de independencia administrativa
o por lo menos de protección contra los posibles abusos de
los representantes del poder real, se refleja, bajo otra forma
en las peticiones en favor de una denuncia directa, hecha
por los Concejos de las ciudades, de los excesos o injusticias
que pudiera cometer la Audiencia en detrimento de los par-
ticulares*^: privilegio ampliamente confirmado, una vez más,
por los textos legales, pero destinado, como se puede supo-
ner, a provocar un sinfín de controversias^.
Celosos de sus prerrogativas, los Cabildos harán todos
los esfuerzos posibles para hacer respetar semejantes atri-
buciones tradicionales, altamente codiciadas por su prestigio
honorífico o sus ventajas materiales. De esa manera, los car-
gos particularmente apetecidos de "alguacil mayor'', alférez
mayoi**' o "fiel ejecutor'*, inherentes al cuerpo municipal,
serán objeto de especial vigilancia, muy justificada si se
toma en cuenta el interesado tráfico que las autoridades
hacían de ellos».
Pero es el privilegio llamado de "corregimiento del va-lle de Guatemala" el que suscita, durante dos siglos, las más
6 El Cabildo de Guatemala al Rey, !<? de abril de 1581 y 29 de abril
de IGOl (Arévalo, Colección. ., op. cit„ pp. 342-343 y 363).
7 Los requerimientos citados en la nota anterior eran motivados,
precisamente, por la oposición de la Audiencia. Las cédulas reales que las
aeompañan, sin exactitud cronológica, podría ser la ya citada del 17 de abril
de 1653 (Milla, Hietoria. . ., op. cit., t. II, cap. 5), la del 28 de mayo de 1564
iFxjcntos y Guzmán, op. ciL, 2» p.. I, VIII, cap. 25), u otra también de la
época de Felipe U (Milla, t. n, cap. II).
8 Ver las cartas del Cabildo de Santiago del 16 de febrero de 1595,
4 de julio de 1597 y 29 de abril de 1601 (Arévalo, Colección. . ., op. cit., PP.S5e-S67, 867-358 y 362-363): protestas en contra de la venta, por parte del
Preiidaite, de diversos cargos. Acerca del cargo de Fiel Ejecutor (del cual
Berna] Díai fue titular en 1558), cf. también Fuentes y Guzmán (Recorda-eión Florida, , ., op. eit., 1» parte, lib. VII, cap. 3) donde se menciona unapeal eédula del 3 de marzo de 1556 y varias más posteriores, favorables a los
eabildoe:
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 7a
vivas competencias. Atribuida a los alcaldes ordinarios, porcédula real del 18 de junio de 1559^, esa jurisdicción, exten-
dida a una vasta zona aledaña a la capital y muy poblada
de Indios, pronto será confiscada por los presidentes-gober-
nadores a favor de sus familiares. De donde, las reiteradas
protestas de los Concejos de ciudad bien acogidas por la
Corona (sensible, entre otros, al argumento de la economía
de un cargo de corregidor), sin que por ello el conflicto tu-
viera una solución duradera^o. En el siglo XVIII, a pesar
de las nuevas súplicasi^, seguidas siempre de respuestas fa-^
vorables, el privilegio, con la creación de dos alcaldías ma-yores (1753) será abolidois.
Acerca de esas cuestiones de jurisdicción, habría quecitar otras querellas entre los representantes de los colonos
y los del poder central: gobernadores-presidentes, oidores,
fiscales!^, siendo los administradores regionales frecuente-
mente acusados de usurpar la competencia de los oficiales
9 Fuentes y Guzmán, Recordación Florida. , ., op. cit., 1» pai-te. lib.
XVIT, cap. 16.
10 El Cabido de Santiago al Rey, 29 de abril de 1601, 13 de mayo de
1605 y 18 de mayo de 1606 (Arévalo, Colección, . ., op. cit., pp. 363-364. 371
y 373); ver también, de la misma época (1604), un voluminoso expediente
conservado en la A.G.I., Guatemala, 41. Acerca de los decretos reales corres-
pondientes (1604, 1606, 1607, etc.), cf. Fuentes y Guzmán, Recordación Flori-.
da. . ., op, cit., 1» parte, lib. VII, cap. 4.
11 Estas no emanaban solamente del Cabildo; cf., en 1735 las inter-
venciones de los religiosos de las diversas órdenes (A.G.I., Guatemala, 919).
12 Cf. Agustín Gómez Carrillo, Historia de la América Central (con-
tinuación de la obra de MUla), Guatemala, 1895-1897, t. IV, p. 42. Acerca
de un último respaldo oficial, de algunos años antes, ver (ibid., t. III, p. 263).
13 Ver varios incidentes, mencionados por Fuentes y Guzmán, Recor'
dación Florida. . ., op. cit.» 1» parte, lib. VII, cap. 5 y 2» parte, lib. VII,
cap. 13. Cf., también los informes del Cabildo de Santiago del 20 de mayo
de 1594 (Arévalo, Colección.,,^ op. cit., pp. 355-356), 18 de marzo d© 159S
(ibUd., p. 359) y 20 de octubre de 1598 (A.G.I., Guatemala, 44).
ANDRjfi SAINT-LU
¿bmünaiesW'
Xa¿ibién hay que 'áarle su justo lugar, ^ por
ser un hecho real, a los asuntos de las prerrogativas y las
preíerencias, mucho menos fútiles, en ese pequeño mundocolonial de los que pudiera parecer en nuestros días. Exen-
ción del servicio de guardia en determinadas ceremonias;
exclusividad de alzar el estandarte en las procesiones del
Corpus Christi; derecho de ser recibido en la catedral, por
una delegación del cuerpo de canónigos y usar los cojines
igual que los magistrados de la Audiencia; prioridades va-
rias, en relación a los demás funcionarios, etc.i^; exonera-
dones, monopolios y privilegios altamente estimados por
la autoridad superior, la cual los tomaba muy en serio ytenía tendencia a limitarlas o a negarlas cuando entran encompetencia con sus representante^i^. i^rejín íbití üsh
Para finalizar, en lo que concierne a la administración
colonial a nivel municipal, no podríamos dejar de señalar,
más allá de las rivalidades y de los conflictos de intereses,
14 Cf. Fuentes y Guzmán, Recordación Florida. . ., op. cit., 2» parte,
Whk 3, cap. 11: conflictos entre el Cabildo de Santiago y el Alcalde Mayor de
• Soosonate (1572...). Acerca de cierta oposición del Cabildo de San Salva-
dor «1 Corregidor de la región (1575), o£^ Jijilla, Historia*.^.•^.op, cit., t. II,
cap. 8. .--;,-,, ,,j^ ,,..
.
15 Sucesivamente: cartas del Cabildo de Santiago, sin fecha (princi-
pio dd siglo XVII) (Arévalo, Colección,,,, op. cit,, p. S78) ; —2 de octubre
^'ét Hh9 (ibid,, p. 391); —11 de febrero de 1^35 ( A.G.I., Guatemala, 241);
—«In fecha (principio del siglo XVII) (Arévalo, p. 366); —s. f. (principio
•del tiglo XVII) (ibid., p. 379); ver también un grueso expediente del 29 de
mAjro de 1743 (A. G. I., Guatemala, 241). Por su argumentación y su esti-
lo, reproducimos en Apéndice, infra, pp. 164-165j,|^a (^u4p^ (y dob^ei^ peti-
ci6n inédiU del 11 de febrero de 1735. ^ ,y r.?!, ^ív.1;,^ ^ í-^^"^ ^'
^, 16 Señalemos las respuestas negativas, a propósito del uso de cojines
jfTde la recepción por el cuerpo da canónigos. En ocasión de los solemnes
funaraleB de la Reina Elisabeth Farnese (viuda de Felipe V, fallecida en
1766) • la Corona hizo saber que el lugar destinado al Cabildo debía ser me-
nos alto (de cuatro dedos) que el de la Audiencia... (Gómez Carrillo, His»
.. op, eit., t. IV. p. 179).
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 81
de prestigio o de poder, las reivindicaciones inherentes a los
recursos comunales (propios), de los cuales la ciudad de
Guatemala —si debemos creer al Concejo— padece una ex-
trema penuria. En todo caso, tema permanente en los in-
formes dirigidos a la Corona, el de la carencia de medios
financieros, indispensables a cualquier gestión eficaz de los
asuntos, aunque fuera sólo para el envío y mantenimiento,
tan necesarios como onerosos, de los procuradores en corte,
sin hablar de la justa participación en los gastos de utilidad
públicaí'^. Señalamos que la metrópoli, muy atenta a sus
propios intereses, fácilmente se vuelve sorda a ese tipo de
quejas, posiblemente exageradasi^.
En el campo militar, no debe extrañarnos que los co-
lonos se preocupen de la defensa del país, cuando éste está
amenazado, sobre todo si la autoridad superior no le presta,
a la protección de las costas y de los puertos, toda la vigi-
lancia necesaria. A decir verdad, los ataques del exterior,
bajo la forma específica de incursiones de los corsarios o
de los piratas, ponen menos en peligro el territorio colonial,
eso es la vida de los habitantes, que los bieaies materiales, demanera especial las mercaderías cuyo comercio es esencialpara el aba'=!tecimiento de la población. Sea como fuere,por voz de los cabildos, éstas no dejan de manifestar sus
17 Muchas cartas de Cabildos: ver en especial las de los años 1558-
1562 y las del principio del siglo XVII (Arévalo, Colección. . ., op. cit). Un,
argumento invocado varias veces: todas las demás ciudades coloniales (Nue-
va España, Perú) tenían comuneros (ibid., pp. 813, 318, 819).
18 Hay que señalar, sin embargo, algunas respuestas favorables: cé-
dulas del 16 de julio de 1690 y del 19 de junio de 1599 (Fuentes y Guzmán,
Recordación Florida..., op. cit.» 2» parte, lib. VIH, cap. 26); sin embargo,
era necesario renovar i)€riód¡camente las peticiones para obtener la prórroga
de los beneficios concedidos.
32 ANDRÉ SAINT-LU
preocupadxjnes ya sea en la Audiencia, a quien le señala
el peligróla, o a la Corona, de quien solicita apoyólo.
La fortificación de los puertos y de sus accesos, en
especial los del "Mar del Norte'' (Golfo de Honduras, Golfo
Dulce) —Puerto de Caballos, Santo Tomás, luego San Fe-
lipe por donde se realiza el tráfico con España, es objeto
de múltiples peticiones, cada vez que los riesgos se aproxi-
man^i. Por otra parte, los colonos de la capital, animados—^por lo menos así dicen— por el mejor celo militar, no des-
cvjHan ni la^ maniobras ni, sobre todo, las revistas, y se
declaran listos a defender su segiiridad, siempre que la me-
trópoli les proporcione, por lo menos, armas individuales
dp^'^nsiva*? v ofensivas, y que puedan importar de México,para la fabricación de la pólvora, el salitre que les hace£alta22. Sin embargo, en esa época —segunda mitad delsi"lo XVI y prmcipio del XVII— en que los presidentes-go-bernadores son hombres de toga, los españoles formulanvotos para que sean sustituidos por "soldados* (presidentes decapa y espada) por estar en mejor capacidad de apreciar lasnecesidades de la defensa y hacerle frente23. Igualmente,
19 Cf. Fuentes y Guzmán, Recordación Florida. . ., op. cit., 2? parte,
lib. VI, cap. 2 y 4, donde se hace mención de varias diligencias, no siempre
afortunadas, del cabildo de la ciudad de Guatemala: 1572, 1578, 1583.
20 Una decena de cartas de la Colección Arévalo, corresponden en bu
mayor parte al final del siglo XVI y principio del XVII y abordan el pro-
blema de la defensa contra los corsarios.
21 Ver, por ejemplo, acerca de la protección del Golfo Dulce, la carta
del Cabildo de Santiago del 4 de marzo de 1586 (Arévalo, Colección. . ., op.
cit, p. 347 y sg), consecutiva a la toma de Santo Domingo por Francis Dra-
ke: y acerca de la defensa de Santo Tomás de Castilla, las del 18 de mayode 1606, 29 de abril de 1611 y otra, sin fecha, pero de la misma época (ibid.,
pp. 874. 376-378 y 381-382). Acerca del puerto de San Felipe, cf. Mariana
Rodríguez del Valle, El Castülo de San Felipe del Golfo Dulce, Sevilla, 1960.
22 Cartas del 4 de marzo y del 8 de mayo de 1586 (Arévalo, Colee-
cián,.,, oj>. cit., pp. 347-348 y 351-352).
28 Cf. la carta del 29 de abril de 1601 (ibid., p. 365) y una nota re-
eapitulativa sin fecha (principio del siglo XVII) (ibid., p. 368).
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 33
cuando a partir de 1611 son esos militares quienes forman,la mayoría de las veces, el gobierno de Guatemala, y se
muestran a la altura de la situación, los calbidos, en sus im-formes a la Corona, se extienden en hacer sus elogios24.
La iglesia colonial es una institución que se remonta a
la coinquista. Obligadamente modesta en sus inicios, la
Iglesia fortalece sus bases y gana importancia al mismoritmo de la conquista española. Crecimiento muy explicable
en una sociedad de inmigrantes cuyo transplante no provoca
ningún cambio en sus tradiciones religiosas bien arraigadas.
Sin contar las inmensas necesidades misioneras a quienes
con el apoyo de la Corona, la curia metropolitana brinda,
aún cuando insuficiente, una ayuda considerable. Lros co-
lonos no siempre ven con buenos ojos la instalación y, sobre
todo, las actividades de los eclesiásticos llegados de España,
en especial de los religiosos de las Ordenes apostólicas: es
un hecho que en Guatemala, o en las provincias adyacentes,
sus relaciones con los Dominicos indófilos, durante muchotiempo sufrieran tensiones a veces dramáticas; y más de
medio siglo después de Las Casas, el obispo fray Juan Ra-mírez, perteneciente como él a los Predicadores y también
proclive a proteger a los indígenas contra los abusos de
que son víctimas, despertará en su diócesis guatemalteca
reacciones sin duda menos violentas pero igualmente apa-
sionadas-*^. Sin embargo, a pesar de los antagonismos yde las divergencias que a veces toman un giro personal, las
24 Ver la carta del 9 de julio de 1782, la que, en un tono ditirámbico,
cuenta los éxitos del mariscal de campo Don Matías de Calvez en el curso de
sus recientes campañas contra los Ingleses (Honduras y Nicaragua). El
Cabildo de Guatemala pide que, se prorrogue el gobierno de Gálvez (ibid., pp.
419-421).
25 Cf. las numerosas denuncias circunstanciadas emanadas del cabiU
do de la ciudad de Santiago, 1G02-1603 (A.G.I., Guatemala, 41).
jlANDRÉ SAINT-LU
relaciones entre los civiles y el clero —incluso el clero regu-
lar— tienen la tendencia a normalizarse en todas partes,
tanto más que la Iglesia de Indias, al perder poco a poco
(y tal vez demasiado rápido) su carácter misionero, se in-
tegra cada vez mejor a un medio social que se amolda a
ella. Citemos sólo estos ejemplos: los españoles de Santia-
go y de Ciudad Real, antes tan hostiles hacia los hermanos
de hábito de fray Bartolomé, llegarán a elogiar a los domi-
nicos y lamentar su pequeño núm.ero26. Por otra parte, la
multiplicación de las ca as religiosas de todas las órdenes27,
en particular en las ciudades, es la mejor demostración de
esa asimilación de la Iglesia a una sociedad colonial de
donde saca, a la vez, un buen porcentaje de sus recursos yde sus efectivos28.
Entre las múltiples e insistentes peticiones de las auto-
ridades de la capital figura la elevación del obispado deGuatemala a la categoría de metrópoli eclesiástica. Desde
1580, y tal vez antes gustaban subrayar la antigüedad yla dignidad de la catedral de Santiago.
26 Cartas al soberano del 29 de enero y 8 de febrero de 1594, respecti-
vamente (A.G.I., Guatemala, 41 y 44). En un informe del 9 de julio de 1567
(Arévalo, Colección,.., op. cit.» pp. 326:327), el cabildo dle Guatemala cele-
braba los méritos apostólicos de los frailes predicadores, que en esa época
estaban en conflicto con el obispo.
27 Dominicos, franciscanos, mercedarios (1* mitad del siglo XVI);
asnstinos y jesuítas (principio del siglo XVII) etc. Señalemos la orden de
B^n, propiamente guatemalteca (fundada en el siglo XVII por Pedro de
Betbancoart) . Acerca de dichas instituciones y de las numerosas comunida-
des £emeninas, cf. ViUacorta, Historia. . ., op. cit., lib. II, oap. 2.
28 Aunque se haya realizado sin mayores problemas, la expulsión de
los jesuítas (1767) entre los cuales se contaban muchos emparentados con
las principales familias, n© dejó de provocar cierto malestar (cf. GómeaCarrillo, Historia...» op. c¿¿., It. IV, pp. 332 y sg).
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 85
«. . .la más antigua y la más honrada después de la deMéxico, y a donde se sirva y honre el culto divinocomo en ella. . .»;
y hacer valer la utilidad de reunir en una misma jurisdic-
ción espiritual a todas las provincias adscritas, para lo tem-
poral, a la Audiencia de los Confiness». Súplica interesada
pero no sin razón, si se piensa que, como diócesis, Hondu-
ras dependía de Santo Domingo y Nicaragua de Lima.
Renovada con toda la fuerza de su argumentación^o pero
sujeta a oposiciones y moratorias internacionales, aun cuan-
do previsibles, no logrará su cometido sino hasta la mitad
del siglo XVIIpi.
Por lo que concierne a las necesidades educativas yculturales, las sugestiones y las peticiones formuladas por
Marroquín y hechas suyas por los colonos en vida del obis-
póos, serán reiteradas con una constancia que testimonia
el profundo interés suscitado por esas cuestiones. Ya se
trate de un convento o de una pensión para señoritas o
también de un colegio para la educación de los hijos de
españoles, las peticiones se multiplican, por lo menos hasta
principio del siglo XVIII, ya sea para pedir su fundación.
29 Carta al soberano del 20 de julio de 1660 (Arévalo, Colección. . .,
op. eit., p. 316). Segrún dicho texto, el cabildo ya habia hecho numerosas
peticiones.
30 Cf. la carta del 2 de mayo de 1604 en la cual los signatarios (ibid.»
pp. 369-370) proponen el desplazamiento de fray Juan Ramírez sustituyén-
dolo por don Juan 'Fernández Rosillo, ex-obispo de la Vera Paz, quien sería
elevado a arzobispo.
31 Promoción »del obispo Pardo de Figueroa, 1745.
32 El Cabildo de Santiago al Rey, 18 de febrero de 1558: arguye la
necesidad de un monasterio para las hijas de los españoles y de una casa de
estudi»3 para los mestizos huérfanos (Arévalo, Colección.,,, op. cit., p. 313).
86 ANDRÉ SAINT-LU
O —una vez creadas— para solicitar una ayuda oficial que
permita acrecentar sus escasos recursos^s.
En cuanto a la universidad, el previsor Marroquín per-
cibía toda su importancia para el desarrollo de la Iglesia
colonial y la persistencia de las peticiones a las cuales da
lugar, durante todo un siglo, pone en relieve la amplitud
de las dificultades que provoca y el precio que le confieren
los españoles de Guatemala a esa alta institución. Cierto
es que a esto3 últimos no les faltan los argumentos que legi-
timlcen sus diligencia?: la ciudad de Santiago, capital deuna vasta circunscripción administrativa, donde los jóvenesafluyen en busca de instrucción, sería —subrayan^— tanto
más indicada como centro universitario, ya que la lejanía deMéxico frustra muchos talentos de su legítima consagración;además, se puede encontrar en la misma Guatemala sufi-
cientes personas calificadas —literatos, juristas, teólogos
—
para garantizar el nivel de la enseñanza impartidas^. Igual-mente, si la autoridad superior difiere en su consentimiento,no es por desacuerdo sobre el fondo del problema sino porrazones de orden financiero de la Corona y sin duda tam-bién por los obstáculos nacidos de las rivalidades entrejesuítas y dominicos, comunidades dedicadas a la enseñanzade determinadas disciplinas y, contradictoriamente preocu-padas del futuro de sus propios colegios35. Incluso después
83 Cartas del cabildo de Santiago del 26 de enero de 1564, 15 de oc-
tubre de 1573, 19 de marzo de 1578, 17 de marzo de ¡1600 y 2 de mayo de1604 (ibid., pp. 323, 331, 336, 361-362, 370).
34 Ver en especial las cartas del Cabildo del 1? de abril de 1581 ydel 29 de abril de 1611 (Arévalo, Colección, . ., op, cit., pp. 343-344 y 384)
;
acerca de las peticiones anteriores (21 de marzo de 1572, 20 de julio de1580), cf. Fuentes y Guzmán, {Recordación Florida,.., op, cit,, 2» parte, lib.
Vni, cap. 24.
35 Fuentes y Guzmán, Recordación Florida. . ., op. cit., 2» parte, lib.
X, cap. 2; Milla, Historia. , ., op. cit., t. II, cap. 20. Para una historia com-pleta de la Universidad de San Carlos hasta el final de la época colonial, cf.
John Tate Lanning, The üniveraity in the Kingdom of Guatemala, KewYork, 1955.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 87
de que un legado inesperado hiciera posible que los Herma-
nos predicadores tomaran la dirección de una universidades.
Aun fueron necesarias muchas instancias para obtener el
consentimiento oficial (1676), sin que la fundación tan lar-
gamente esperada pusiera fin a todos los problemas^T.
En materia fiscal, no debe extrañarnos el lugar queocupan, en las cartas de los cabildos, las quejas y las sú-plicas; tanto más que la Corona, en déñcit crónico, no es-
taba muy dispuesta a consentir desgravámenes y las rarasexenciones o reducciones que finalmente acepta serán otor-gadas, por principio, a título temporal. Entre los argu-
mentos generalmente esgrimidos en apoyo de esas banales
quejas, vale la pena relevar el de la pobreza, diz que ex-cepcional, de la provincia y de su capitales, sin poderrivalizar, en cuanto a bienes materiales, con los de las ricasregiones mineras de Indias, es posible que los colonos deGuatemala, salvo en períodos de calamidades o de fuertes re-cesiones, no tengan otro fundamento para lamentarse acercade su pretendida miseria sino invocando —como tambiénlo hacen— sus particulares méritos de vasallos y de ciu-
dadanos39.
3G Carta del Cabildo de SantUgo del 26 de febrero de 1652 (Arévalo,
Colección,,,, op, cit„ p. 388).
37 Carta del Cabildo de Santiago del 2 de octubre de 1659 (ibid., p.
389); cf. también Fuentes y Guzmán (Recordación Florida.,, op, cit., 2»
parte, lib. X, cap. 3), el cual cita otras cartas de 1663 y 1667. Después de su
fundación, que provocó múltiples litigios, la Universidad tuvo que sufrir la
competencia de la Compañía, insuficientes recursos, conflictos con las autori-
dades, además de las divisiones intestinas; a pesar de todo ello ni su existencia
ni funcionamiento fueron gravemente amenazados.
38 Ver, por ejemplo, las cai-tas dc4 14 de marzo de 1575, 19 de marzo
de 1578, 8 de mayo de 1586, etc. (Arévalo, Colección. , „ op. cit., pp. 334,
335. 336, 351).
39 Ver las cartas del 19 de marzo de 1578 y del 24 de marzo de 1579
(ibid., pp. 336 y 337).
88 ANDRÉ SAINT-LU
Entre los impuestos peor aceptados, están los derechos
de aduana (almojarifazgo) y el impuento sobre las ventas
(alcabala). Los derechos de entrada o salida de las mer-
cancías, que afectan (desde la segunda mitad del siglo XVI)
todos los intercambios de una ''provincia" a la otra, pesan
tan gravemente, estima el Concejo de la ciudad de Santiago,
sobre la economía y especialmente sobre las exportaciones
de su principal producto, el cacao, hacia México, que los
recursos del país, bajaron a la mitad en un período de dos
años, mientras que los tributos sufrían una disminución aún
más acentuada^^^. Al mi:mo tiempo, el impuesto del 2%instaurado sobre todas las ventas precipitaba la ruina del
comercio local^i. Cuadro sombrío, pero que no logrará im-
presionar a la autoridad superior al punto de aceptar las
exoneraciones solicitadas42. Otros requerimientos más oca-
sionales tienen relación con los impuestos sobre el consumo(sisa, gabela), ya fueran debidamente establecidos por el
presidentes^, o que las circujistancias los volvieran parti-cularmente pesados44. y será hasta la bula, llamada de la
40 Cartas del 14 ^de marzo de 1575, 19 de marzo de 1578 y 24 de mar-
zo de 1579 (ibid., pp. 335. 336. 337).
41 Cartas del 19 de marzo de 1578 y 24 de marzo de 1179 (ibid,, pp.
836 y 387). En cuanto a otras quejas acerca de la alcabala (instituida en
1576-1577), cf. Milla, Historia.,., op. cit., t. II, cap. 12 y 13 y también
García Peláez, Memorias para la historia del antiguo reino de Guatemala
(3 vols.), Guatemala, 1852, t. I, p. 225. Al principio del siglo XVII, la
percepción de dicho impuesto, rigurosamente controlado por el Presidente
(Conde de la Gomera), suscitó vivas reacciones por parte del Concejo de la
ciudad de Guatemala.
42 O que se pudieran obtener prórrogas (Milla, Historia. . ., op. cit.,
t. n, cap. XII; García Peláez. Memorias. . .. op. cit., t. I, pp. 225 y 227.
43 Carta sin fecha (1607?) del cabildo de Santiago al soberano,
donde se exige la abolición de la sisa del vino y de la carne (Arévalo, Co-
lección. , ., op. cit.» p. 378).
44 Cf., entre las súplicas consecutivas a los terremotos de 1717, la
goe concierne la supresión del impuesto sobre la carne (ibid., p. 400).
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 39
Santa Cruzada, recibida en Guatemala —se subraya— con
alegría general, cuando se hará una petición de "modera-
ción" C*a lo menos en la mitad de los precios*'), tomandoen cuenta que deben haber seis predicaciones en seis años
y que los impuestos son excesivos: su disminución, afirma
el cabildo, resultará rentable. . A^,
Igualmente provechosa en definitiva, para el tesoro real
—siempre según el criterio de los colonos—, la reducción al
diezmo del quinto tradicional sobre la fuente de metales
preciosos. Acordado en varias oportunidades desde 1536^6
pero sólo por períodos breves y, con menor frecuencia, por
lo que se refiere a la plata y el oro^*^, ese apreciable alige-
ramiento da lugar a reiteradas súplicas que tienen por ob-
jeto hacer que se admita su extensión o su renovación:
«. . .si se le hubiere de llevar el quinto, no habría mineroque no saque los esclavos que tuviere de las minas, ylos ocupe en otras grangería, porque las costas de la
plata son muchas, y lo que se saca poco, y ansí sería
más el gasto que el provecho.»
«Convendrá a vuestro real servicio e bien desta tierra,
se les haga merced de que paguen décima como hasta
aquí por otros veinte años, con que todavía les será
45 Carta del 14 de marzo de 1575 (ibid., pp. 334-336), ver también
la del 24 de marzo de 1579 (ibid., p. 337).
46 Cf., aupra, 1» parte, cap. II, nota 16.
47 Cf.: las cédulas de concesión (20 de junio de 1571 y de 9 de
abril de 1587) mencionadas por Fuentes y Guzmán, Recordación Florida. . .,.
op. ctt.. 1* parte, lib. VII, cap. 4; éstas serán recordadas, sin precisar fechas,
en las nuevas peticiones del Cabildo de Santiago.
90 ANDRÉ SAINT-LU
alivio, y se animarán a proseguir en la busca y bene-
ficio de las dichas minas, pues que en efecto es el to-
tal remedio desta tierra»^». ,
Al abogar por los intereses de los propietarios de las
minas, los magistrados municipales toman también la defensa
de los intereses de los encomenderos, solicitando la supre-
sión, sea momentánea, sea incluso definitiva, de las reten-
ciones sobre los beneficios de los repartimientos: ya queesos recursos —dicen— gravados de tantas cargas, son ape-
nas suficientes para el mantenimiento de sus beneficiarios^*^.
Sin pretender agotar aquí el tema de las reivindica-
ciones fiscales, cabría señalar aún las reacciones motivadaspor el recurso, que toma la Corona, de establecer estancos,
los cuales se multiplican durante el siglo XVIII por las
crecientes dificultades financieras: alcohol (1753), sal, pól-
vora, tabaco (1766), naipes. ..^o. A pesar de que la corres-
pondencia de los cabildos no registra mayores detalles, esos
impuestos indirectos, por atenuados que fueran como mu-chos otros, por prácticas fraudulentas, no dejaban de pro-
vocar protestas, y diiturbios pasajeros"^!. En Guatemala,
48 Cartas del 14 de marzo de 1575 y del 8 de mayo de 1586 (Aré-
valo. Colección..., op. cit., pp. 334 y 351): ver también la del 24 de marzo
de 1580, y otra, sin 'fecha, de principios del- siglo XVII (1607?) (ihid., pp.
840 y 878). Esas peticiones volverán a plantearse en el siglo XVIII, des-
pués de la catástrofe de 1717: "Porque los mineros con este beneficio se
aplican a beneficiar los minerales en mayor abundancia, y se consigue pro-
duzca mayores cantidades este ramo de hacienda que con el quinto. ..**
(ibid., p. 400; cf., además A.G.I., Guatemala, 241; petición de 1719 (?),
favorablemente [acogida],
49 Carta del 27 de mayo de 1650 (Arévalo, Colección. . ., op. cit., pp*
886-387); los signatarios, quienes piden la abolición total del quinto de las
encomiendas, empiezan agradeciendo al soberano por algunas exoneraciones
ya concedidas.
60 Cf. Gómez Carrillo, Historia. . ., cp, cit.. t. IV, 'pp. 295 y sg.;
Vaiacoita. Historia. . ., op. cit., p. 156.
51 Acerca de los desórdenes suscitados por el precio del tabaco (quefue rebajado), cf. Gómez Carrillo, Historia..., op. cit., i. IV, p. 295.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA QX
sin embargo, la fiscalidad, en cualquiera de suS formas nun-ca ocasionó una agitación comparable a la provocada en el
Perú, por ejemplo, a propósito de la alcabala.
Es en el campo de la economia, por su misma impor-
tancia y por los antagonismos o divergencias, no siempre
conciliables, entre las orientaciones fijadas por la metrópoli
y las pretensiones del mundo colonial, donde las súplicas ylos reclamos se vuelven más insistentes y ofrecen una ma-yor continuidad en lo que se refiere, por una parte, a las
limitaciones legales de la explotación de los indígenas y,
por la otra, las restricciones impuestas a la valorización eco-
nómica por la política española de monopolio. Campo don-
de los rechazos son también más frecuentes que los consen-
timientos, a pesar de que la Corona, a la larga y, sobre
todo hacia el final del siglo XVIII se ve obligada, bajo la
presión de las circunstancias, a soltar muchas restricciones,
sin hablar de su atenuación, en los hechos, por las múltiples
infracciones de las disposiciones legales.
La sucesión de las encomiendas, abolidas por las Leyes
Nuevas pero vuelta a establecer casi de inmediato, quedabalimitada, en principio, a los primeros herederos, quienes
disponían de ella en vida pero que, a su vez, no podrían
transmitirlas. Desde entonces, en Indias, el principal obje-
tivo de los encomenderos fue obtener la prórroga o hasta la
perpetuación de los repartimientos. En Guatemala, ese tema
reivindicativo alimenta periódicamente, en la segunda mitaddel siglo XVI y aun en el siglo XVII, las peticiones de los
Concejos de las ciudades, cuyos miembros están en su mayorparte, directamente interesados en el asunto.í'^ Esas peticio-
62 Ver las cartas del Cabildo de Santiago del 17 de mayo de 1561,
26 de enero de 1662, 20 de diciembre de 1564, 14 de marzo de 1575 y otra
sin fecha (principio del siglo XVII (Arévalo, Colección. . ., op. cit., pp. 319,
320, 825, 333 y 367; cf. también Milla, Historia. . ., op. cit., t. II, cap. 7,
9. 10, 14).
92 ANDRÉ SAINT-LU
de conservar por una o dos "vidas" más, o a perpetuidad,
ie apoyan, valga lo que valga, en el argumento más bien
rebatído de la pobreza de los españoles y de los riesgos de
ruina para el país:
cPorque como otras veces hemos informado, si los re-
partimientos que en esta 3 provincias hay encomendadosen particulares vecinos, cuando vacasen se pusiesen
en la real corona, la tierra se consumiría, y sería impo-sible poderse sustestar ni permanecer, por la pobreza
y pocas grangería que en ellas hay»^^.
Hay que señalar también, por ser muy guatemalteca
—^y la misma observación podría repetirle en otros argumen-
tos— la manera de invocar para exigir el beneficio, el régi-
men en vigor en la vecina Nueva España:
c. . .y entre tanto V. M. provea como se guarde lo ove enla Nueva España, cerca de que en el suceder de los indios
los nietos no se haga novedad hasta tanto que V. M.provea otra cosa. . .»»4.
Más convincentes, a su manera los substanciales ofreci-
mientos pecimiarios (no menos de doscientos mil ducados en
1565) que por intermedio de sus procuradores los colonos
dirigen a la Corona en recompensa de los privilegios soli-
citados55. Sin embargo, incluso esas alentadoras propues-
tas —que tienen sus equivalentes en los otros reinos de
India^— no son suficientes para forzar el consentimiento
5S Carta citada del 14 de marzo de 1575.
64 Carta citada del 20 de diciembre de 1564; ver también la de prin-
cipio del siglo XVII, sin fecha.
66 Milla, Historia, . ., op, cit,, t. II, cap. 7; la ^suma propuesta era
muy superior a los ingresos anuales —posiblemente subestimados— de cerca
de doeclentas encomiendas de las provincias de Guatemala, Chiapa, San Sal-
vador y San Misruel.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 93
de la autoridad real, probablemente tentada pero siempre
desconfiada, políticamente, frente a las concesiones defini-
tivas, ya que éstas sólo le ocasionan un beneficio financiero
inmediato que excluye las ganancias a largo plazo que pue-
de implicar el statu quo'*^. Es un hecho que las negativas
se repiten sistemáticamente en las respuestas oficiales^^. Es-
to no significa que todas las encomiendas desaparezcan
cuando se produce la muerte de los primeros herederos:
muchas subsistirán, por tolerancia (disimulación) durante
una ^'tercera vida" o más; y la transferencia de títulos po-
drán impedir que éstas pasen automáticamente **bajo la Co-
rona" en caso de quedar vacante. Su número, sin embargo,
parecía acusar una baja sensible, por lo menos desde los
primeros años del siglo XVII.^* Fenómeno progresivo y que,
en un medio social mucho más complejo que al principio
de la época colonial, no parece, además, provocar graves
descontentos. Incluso cuando se decretó oficialmente la
extinción de los repartimientos para el conjunto de Indias,
(1718), parece ser que tal medida aplicada sin mucho rigor.
(.b 'l'al vez habría que tomar en cuenta, en esa época (la de los últi-
mo ^ añütt (le Las Casas), de la siempre viva oposición, de los defensores de
loe Indios. Acerca de esta cuestión de la perpetuidad de las encomiendas y
de su abolición, en el siglo XVIII, cf. Zavala, La encomienda. . ., op. cit.,
pp. 205 y sg.
57 Cf. Milla, Historia. , ., cap. citados. Acerca de un caso (distinto;
de regr'.amcnto favorable a los encomenderos, en un primer tiempo afecta-
dos por las medidas de confiscación del gobernador Briceño, cf. su carta
citada del Cabildo de Santiago, 14 de marzo de 1575.
58 Según un censo citado por Milla (Historia. . ., op. cit., t. II, cap.
7), en 1604 sólo habia setenta y seis encomenderos en Guatemala (sobre
un total de ochocientos noventa vecinos) ; en 1626, sólo quedaban cuarenta
y t'-es (García Peláez, Memorias. . ., op. cit., t. I, p. 229), a la vez que las
encomiendas, al producirse las sucesiones, frecuentemente se dividían en-
tre varios beneficiarios (cf. la carta ciUda del Cabildo de principio del si-
glo XVII).
ANDRÉ SAINT-LU
decir verdad— no haya dado lugar, en Guatemala a se-
rias controversias, por lo menos bajo forma de protestas
colectivas»».
Los tributos obtenidos por los Españoles encomenderos,
único beneficio legalmente inherente a su condición, estaban
sometidos a gravámenes oficiales revisables. Pero mien-
tras Las Casas, en 1557, denuncia las exigencias exorbi-
tantes que sufren los indígenas de las provincias de Guate-
mala, Honduras y Nicaragua.
«. . .las grandes cargas que tienen de los tributos, deque cada dia son más agraviados, así con la cantidadcomo con la calidad, forzándolos a dar de lo que notienen ni pueden haííer de sus tierras. .
.»6o^
Los colonos protestan contra las desastrosas reducciones
otorgadas a la ligera —dicen— por magistrados inexpertos:
«Porque con la cómoda sustentación de los encomen-deros se sustenta la tierra, y careciendo dellos se pier-de; y los naturales, siendo relevados de sus justos tri-
butos se consumen e disminuyen con la ociosidad. . .»^^
Para que cesara lo que ellos llaman la inquietud de losnaturales quiene % inducidos por los religiosos u otras per-sonas "apasionadas", reclaman a la Audiencia una disminu-ción de los tribuaos, sin otro motivo que su propia pereza—"viciosamente y sin causa"—, los españoles piden que el
Oidor más antiguo proceda a una tasación definitiva (comoen la Nueva España^s, sujeta a poderse modificar en perío-
69 Personalmente, no tenemos conocimiento de ello.
60 "Representación" al Consejo de Indias, B.A.E,, t. CX, p. 460.
61 El Cabildo de Santiago al Rey, 1^ de enero de 1564 (Arévalo,
Coleeeión. , ., op. cit., p. 321).
62 Ibid.; ver también la carta del 20 de julio de 1560 (ihid., p. 317).
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 95
dos de calamidades63. Solución harto sumaria, sin duda,
para obtener la aprobación de la autoridad superior. Detodas maneras, habrá otras quejas, como consecuencia de
nuevas reducciones decididas por la Audiencia^^^.
No menos reveladoras, por su naturaleza y espíritu, de
las pretensiones del mundo colonial, las múltiples peticio-
nes con respecto al libre empleo de mano de obra indígena
para los trabajos agrícolas o manufacturero?. Igual que en
el caso de los tributos, Las Casas condenaba vigorosamente
las inhumanas tareas impuestas a los naturales^». Acerca
de dichos servicios prestados en la producción del cacao o
la fabricación del añil y que son también los más durps para
los jornaleros indígenas, los españoles dan una imagen me-nos aflictiva, que contradice la nocividad tomada como pre-texto para prohibirlas:
«Este aprovechamiento desta tinta se ha quitado, pororden de la real audiencia, so color de que los indiosque la ayudaban a hacer se mueren. Esta C:udad se h^a
procurado informar bien del daño, y es sin compara-ción menor del que han significado a esta real audien-cia. . .»«6.
y a la vez que manifiestan su preocupación por la salud delos Indios
b3 "Y si en tiempos venideros sucediese alguna desgracia por pe:.ti-
lencia, o por otra alguna causa, la audiencia o el Presidente lo remedia-
rían. . ." (carta del 20 de julio de 1560). (Las Casas -seguía insistiendo
acerca de la rápida despoblación de los pueblos indígenas y pedía una ta-
sación "por cabezas" (Representación citada, B.A.E., T. CX, p. 4Gla).
64 Cf. un memorial del Cabildo de Santiago del 18 de mayo de 160G,
citado por Milla, Historia. . ., op. ctt., t. II, cap. 12.
65 Representación de 1557, texto citado, B.A.E., t. CX. pp. 461b-
462.
66 El Cabildo de Santiago al Rey, l^ de abril de 1581 (Arévalo, Co-
leoción. , ., op, cit., p. 343).
AJUOl»:» '^' "ANDRá SAINT-LÜ
tY aunque es verdad que se ha de tener más respetó
a la conservación y bien de los naturales que a otro
ningún aprovechamiento temporal. ..»—
,
exigen que se quítein las prohibiciones, tanto menos justi-
ficadas que lesionan no sólo los intereses del país sino tam-
bién los de la Corona^^. Esas súplicas se repiten periódi-
camente<^8, sin lograr derrotar, a pesar de algunas fluctua-
ciones, una tendencia oficial netamente contraría, inspirada,
no sólo por consideraciones humanitaria s^», pero que a to-
das hices era impotente para eliminar todos los abusos.
Como reivindicaciones complementarias, citaremos aquí
las quje conciernen a la esclavitud. Abolida desde las Le-
yes Nuevas, había sufrido, en Guatemala, bajo la presiden-
cia de Cerrato, si no una total desaparición, una regresión
bien efectiva. Luego, sin poner en entredicho el principio
de libertad de los naturales, se produjeron algunas deroga-ciones ocasionales en consideración de la hostilidad de algu-
ü< **A esta Ciudad le parece convernía dar lugar para que se diese
alSÚA fcrvtcio, para que este trato no se perdiese, pues era tan principal y
Bjrudaba tan bien al sustento desta tierra y a todo lo demás dicho, y se se-
guía también apovechamiento a la real hacienda de V, M." (ibidj.
€9 Ver, por eiempto, la carta del 18 de mayo de 1606, relativa a las
plantaciones de cacao y aquella otra en seguida después de la catástrofe de
i717# que se refiere, de nuevo, al trabajo del añil.
60 Fuera de algunas concesiones (cédula de 1616 autorizando los
Tepatini lentos de Indios para los trabajos agrícolas en el valle de Guate-
mala) CMilla, Historia. . ., oj>. cit., t, 11, cap. 13 y otro decreto, también
favorabb de 1626, cf. tbid., cap. 14) la mayoría de las respuestas reales se
Hmitan a estrictas prohibiciones; cédulas del & de junio de 1581 (ibid., cap.
9)» 20 de mayo de 1582 (Fuentes y <Guzmán^ Recordación Florida. , ., opJ
cit., 2f parte, llb. XI, cap. 14), 29 dé septiembre de 1662 y 25 de otctubre
de 1667 (ihid^ 2» parte, lib. VI, cap. 24); asi como ciertos decretos que
prohibían emplear a los indígenas en el cultivo de la uva, de la aceituna
o de la mora que entraban claramente en el marco de la política de los mo-
nopolios.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 97
ñas tribus (Lacandones, Chontales)jo Pero más que los In-
dios, los negros, como mano de obra servil, son objeto delas peticiones de los colonos, principalmente en la segunda
mitad del siglo XVI. Pedida por cargas de mil o quinientos,
para la explotación de las minas de plata de Honduras, o
paira la producción del añiHi, la importación de esas precio-
sas "piezas" chocan también con la oposición de la autoridad
metropolitana72. Traba cuyos efectos serán pronto atenuados
por el contrabando aún cuando nunca hubo muchos ne-
gros en esas provine as.
Es un hecho bien conocido, que los gravámenes fis;-
cales o las limitaciones de orden social, bajo muchas de las
formas arriba mencionadas, coincidían en Indias, con unapolítica de monopolio económico cuyas obligaciones oficia-
les —o privadas— no dejaban de afectar sensiblemente la
explotación colonial. Más que sobre la producción agrícola,
minera o manufacturera, propiamente dicha, era sobre el
comercio —en su doble función de aprovisionamiento y de
venta, con los beneficios derivados de ello— donde se hacia
sentir el embargo metropolitano, no sólo, como acabamos
de ver, por medio de la fiscalía, sino sobre todo por un.
"exclusivo" cuyo contrabando sólo logrará balancear sus
efectos tardíamente. Tal situación provocaba reacciones de
defensa y de anhelos de libertad, tendientes a proteger o a
favorecer el comercio colonial en sus intereses netamente
TU Zavala, Contribución , op. cit., pp. 47 y sg; acerca de los la-
candones, cf. nuestro estudio La Vera Faz. . ., op, cit., 2» parte, daíp. II,
par. II.
71 El Cabildo de Santiago al Rey, 12 de marzo de 1570 y 24 de marzo
de 1579 (Arévalo, Colección,.,, op, cit,, pp. 328 y 338); acerca de posterio-
res peticione», cf. Milla, Historia. . ., op. cit., t. II, cap. 10 y ViHaeorta, His-
toria. . ., op, cit., lib. I, cap. 6.
72 Milla, Historia. . „ op. cit.. 2? parte, cap. 8 y 10; Villacorta, His-
toria. . ., op. cit., lib. I, cap. 6.
ANDRÉ SAINT-LU
americanos. Fenómeno general en Indias, pero en esa ma-
teria, cada país tenía sus problemas específicos. Aquí se-
ñalaremos, principalmente, las reivindicaciones particulares
de Guatemala, acerca de las cuales, una vez más, la pre-
ciosa correspondencia de los cabildos, reúne lo esencial.
El tráfico con España poco a poco se había ido regula-
rizando, pero no pasaba de dos o tres cargamentos al año en
las dos vías: vino, aceite, objetos en hierro, telas y otros
productos de Europa; añil, cacao, zarzaparrilla, cueros ymetales preciosos de Guatemala. Intercambios necesarios,
claro está, para la vida de la "colonia", sin embargo, ésta
no tenía por qué estar totalmente satisfecha con su sistema
impuesto por la metrópoli, primordialmente en provecho
prooio. A decir verdad, a través de los requerimientos, al
principio los colonos no expresaban quejas, sino propuestas
o peticiones, evidentemente interesadas con respecto a la
extensión del comercio existente en función de las posibili-
dades —^reales o supuestas— que ofrecía el país. Lo másnotable y, a primera vista la más inesperada, se refiere a
la navegación entre España y Perú que se realizaba por
Nombre de Dios y Panamá, mientras que los españoles deGuatemala solicitaban el desplazamiento en beneficio de sus
puertos: Puerto de Caballos, luego Santo Tomás, en el "Mardel Norte*', Fonseca en el "Mar del Sur''. Ese proyecto,
cuya concepción era relativamente antigua, despertó cierto
interés en la autoridad superior, prueba de ello la investi-
gación efectuada por orden de la autoridad superior por laAudiencia de los Confines y recordada por el Consejo de laciudad de Santiago en 1559'73, gin embargo, a pesar de rei-teradas súplicas, donde se esgrimen argumentos —distan-cias, protección, equipos, clima— algunos de los cuales sonvalederos.
73 Carta dd 22 de diciembre, Arévalo, Colección, , „ op. cit., p. 315;
la petición fue presentada por el procurador Hermosilla.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 99
—«. . .por ser la navegacLón para las provincias delPerú tan trabajosa e peligrosa por el dicho Nombrede Dios, el cual es sepultura de españoles. . .»
—"7^.
El cambio de itinerarios, sin duda menos ventajoso de lo quese suponía y que vende barato los interese rivales, nimcaserá adoptado. En la misma época, hay que señalar, las
solicitudes de autorización de tráfico con Asia ("licencia
para enviar algunos navios a la China"). Esos intercambios,
expone el cabildo, estimularían la economía del país y per-
mitiría dar ocupación a muchos ociosos que estorban la ca-
pital. ..'*'». Previsiones demasiado optimistas, aparentemen-
te, aunque fuera sólo por la escasez de barcos. Sin embar-
go, se observa un principio de actividad cuando la Coronada su consentimiento^^.
Mas, las verdaderas quejas o reivindicaciones, concer-
nientes a la situación comercial de Guatemala, sólo se pro-
ducen (por lo que permite afirmarlo la documentación dis-
ponible) cuando se comienzan a percibir las primeras fallas
en las relaciones regulares con la metrópoli. Si bien las
condiciones no son plenamente satisfactorias, la súbita pri-
vación de esa contratación anual como sucedió en 1582^'^,
resulta sumamente dañina, frustrando la colonia de los pro-
ductos esenciales que resultaría costoso y difícil obtener por
otras vías. Esa es la razón por la cual los españoles de
Guatemala suplican al soberano de velar porque el tráfico
74 Cartas del IT de mayo de 1561, 26 de enero de 1562 (donde apare-
ce el pasaje citado acerca del Nombre de Dios) y principio del siglo XVII
(1607?,) (ibid,, pp. 318, 820 y 375-376); cf. también las actas del Cabildo
IS y 22 de enero de 1572 (citadas por Fuentes y Guzmán, Recordación Flo-
rida, op. cít., 2» parte, lib. XII, cap. 2).
75 Carta del 14 de marzo de 1575 (Arévalo, Colección. . ., op. cit., p.
334).
76 Carta del 28 de febrero de 1590 (ibid., p. 353).
77 Ver la carta del 11 de noviembre de ese mismo año (ibid.. Vi 345),
100ANDRÉ SAINT-LU
con España continúe como en el pasado y, más exactamen-
te, impedir que los "intereses particulares" sean un obstácu-
lo para la llegada de los dos o tres barcos habituales:
y no permita V. M. que persona alguna sea parte para
lo estorbar, como dicen que este año lo impidió un '
mercader dé Sevilla por su particular interese»"^».
Ese indispensable comercio^sbis el cual por muy oficial
y protegido que sea no escarba ni a los azares de la compe-
tencia ni a los peligros de la piratería, sufrirá en el siglo
XVni graves vicisitudes, y la supresión en 1633, de la "flo-
ta de Honduras"'^» \q asestará un golpe decisivo. De donde
las nuevas quejas de los voceros de los colonos, quienes rei-
vindican ahora, —para salir de un marasmo y de una ca-
restía que ellos describen como dramática— la plena liber-
tad de tráfico —anteriormente negado o limitado en virtud
del monopolio sevillano— con los demás países de Indias,
y, de manera especial con el Perú^o.
Entre los productos cuya falta se resiente más, están
los vinos que, con algunas otros (aceite, alcohol), son objeto
de muchas instancias de los Cabildos. A falta de los deEspaña que ya no llegaban, los vinos del Perú, antes des-
preciados, serían altamente apreciados, ya que en esa época
48 Ibid; en apoyo de su petición, los signatarios hacen valer que el
tofioro real también saldría perdiendo. «. . .demás del daño que dello viene a
la real hacienda de V. M., cesando los derechos de lo que se trae y vuelve. . .».
78bis Tanto más que los intercambios con el extranjero estaban ofi-
cialmente prohibidos.
79 Cédula del 17 de abril: cf. Milla, Historia. . ., op, cit., t. II,
cap. 14.
80 Una cédula real del 20 de marzo de 1620 autorizaba dos barcos
peruanos para que, todos los años, se aprovisionaran en Guatemala, pero
prohibía el tráfico inverso (ibid., t. II, cap. 13).
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA IQl
la penuria —afirman— amenazaba con impedir hasta la ce-
lebración de la misa^i. Sin embargo, a pesar de reiterados
requerimientos^^ y ¿e la elocuencia de los argumentos es-
grimidos«3, las prohibiciones, renovadas por largo tiemposerán temporalmente revocadas, sólo al final del siglo XVIIy, definitivamente, en el siglo XVIIP^.
Entre las innumerables peticiones de interés vital, osupuesto, para la economía de Guatemala y el bienestargeneral de los habitantes, hay que destacar la libertad decomercio con La Habana, considerada ventajosa bajo cual-quier aspccto,85 y por lo que se refiere a productos expor-tados, se exigía una protección especial para el cacao, todavez que los beneficios sobre la venta de ese producto es-
taban seriamente amenazados por la competencia (ilegal)
del Perú en el mercado mexicano^^. Finalmente, junto con
81 Ver las cartas del 2 de octubre de 1669 y 9 de marzo de 1709
(Aitvalo, Colección..., op. ctí., pp. 889-390 y 395-397).
82 Acerca de otras diUgenclas de I03 Cabildos (1668-1679), ef. Milla,
Historia. . ., op. cit., t. 11, cap. 19, 20, 21.
83 Ver en especial la lar^a carta del 9 de marzo de 1709, en la cual
no se omiten las ventajas fiscales que puede obtener la Corona del libre co.
mercio con el Perú.
84 Cf. los numerosos decretos realeg recordados en la carta de 1709
y, acerca de la autorización difinitiva, una cédula del 22 de ferbrero de
1718 (García Pelúez, Aícmortcs. . ., op. cit., t. II, pp. 57 y sg;)í tatmbién
hubo súplicas posteriores «por no haverse observado lo mandado» informa-
ción presentada por el Cabildo de Guatemala (1730?), adjuntando la cédula
de 1718 (A.G.I., Guatemala, 241).
85 Carta citeda del 9 de marzo de 1709 (Arévalo, Colección. . ., op.
cit., pp. 397-399).
86 Caita de 1709 (ibid., pp. 393-394; cf. también Milla, Historia...,
op. cit., t. II, cap. 21, Garoia Peláez, Memoriae. . ., op. cit., t. II, p. 45. Lacompetencia del cacao de Guayaquil se dejaba sentir también en el mercado
interno de Guatemala. Por otra parte, se sabe que el Cabildo se quejaba de
los derechos de aduana los cuales gravaban la exportación de ese producto
(cf. supra, p. 61).
202 ANDRÉ SAINT.LU
el interés por las vías y los medios de comunicación terres-
tres y marítimos,87 cabe señalar la preocupación que se ma-nifiesta, en el siglo XVTI, a causa de la falta de moneda,
cosa que se resuelve en el siglo XVIII con la aquiescencia
oficial, mediante una incipiente fabricación local, limitada
por la insuficiente producción minera^».
Pasado el difícil escollo de la mitad del siglo XVIII,
las autoridades de Guatemala se vuelven defensoras de unproyecto de compañía de comercio a la imagen de la de ^Caracas, pero que muchos intereses en competencia en Ma-drid, en Cádiz y en las Indias (hasta en el círculo de nego-
cientes guatemaltecos) no dejarán prosperarlo; de esa ma-nera, las viejas obligaciones del "pacto colonial'* limitadas,
en los hechos, por el contrabando organizado y casi recono-
cido, caerán progresivamente^^. Esto no significa que las
libertades legales —sometidas a prueba en las próximas
87 Ver, por ejemplo, acerca de los puertos y de la navegación, las
cartas del Cabildo de Guatemala, del 24 de marzo de 1580, 20 de abril de
1691 y 29 de abril die 1611 ( Arévalo, Colección. . ., op. cit., pp. 341, 354, 382)
;
y, aceroa de los caminos y los puentes, la del 10 de octubre de 1574, 11 de
mayo de 1592 y 29 de abril de 1611 (ibid,, pp. 332, 355, 382).
88 El numerario, frecuentemente defectuoso, llegaba del Perú y de
la Nueva España; acerca de la fundación de la 'Casa de Monedas de Cuate-
mala (cabildo abierto de 1729; real cédula del 17 de enero de 1731), of. GómezCarrillo, Historia. . ., op. cit., t. Ilí, pp. 124 y sg. y 229-230.^
89 Memorial del cabildo de la ciudad de Guatemala al Rey, 10 de
enero de 1749 (A.G.I., Guatemala 533); en cuanto a ese proyecto, apoyado
r>or el Presidente Echevers, pero que choca a una oposición a la vez oficial
y privada, cf. también Gómez Carrillo, Historia. . ., op. cit., t. III, pp. 275
y sg., y García Peláez, Memorias. .]., op. cit., t. III, pp. 9 y sg.).
90 1760: apertura del comercio vía La Habana; 1774: libre tráfico
por el mar del Sur (Perú, Nueva Granada, Nueva España); 1778: apertura
de los puertos de Omoa y Santo Tomás para los intercambios con España(Gómez (barrillo. Historia..., op. cit., t. IV, pp. 184 y £"61; García Peláez,
Memoria». . ., op. cit., t. III, p. 94) ; lo anterior, en espera del libre acceso
de los puertos de Indias a los barcos neutrales (1797).
I
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 103
guerras— conlleven una extensión efectiva del comercio yde la economía, ni tampoco que se amolden a ellas quienes
sacan provecho del monopolio.
Pero con el siglo XIX se anuncia ima nueva época no
muy influenciada por la que está por terminar. Vinculado
a la condición colonial, ese aspecto reivindicativo que aca-
bamos de analizar en sus expresiones más reveladoras —
y
que, en Guatemala no se caracteriza por su violencia— tam-
bién es criollo en la medida en que la sociedad colonial es-
pañola es, a la vez, una sociedad criolla instalada sin re-
torno en una tierra donde busca afanosamente asegurarse
condiciones de vida más acordes a sus necesidades, a su
seguridad, a sus aspiraciones y a sus intereses. Nos deten-
dremos ahora más detalladamente en ese criollismo guate-
malteco, aislando las tendencias específicas, que, proviniendo
directamente de él, lo definen en su afirmación frente a los
peninsulares en América y en España.
Capítulo Segundo
DEFENSA DE LA CALIDAD DE CRIOLLO
Ei obispo Marroquín, preocupado desde tiempo atrás
—como hemos visto— por el futuro de los descendientes delos conquistadores, en su última carta al soberano (12 defebrero de 1563) llamaba la atención de la autoridad real,
usando el término (¿nuevo?) de criollos, al referirse a esa
juventud nativa de Guatemala que, según él, llevaba en si
los destinos del país y que estimaba digna de toda la aten-
ción oficiala En su espíritu, la noción de mérito, normal-mente asociada a los servicios de los padres, se transmitía
de alguna manera a los hijos como una herencia a la vez
natural y legítima. Igualmente, aunque Marroquin no lo
aplica propiamente a los descendientes de los fundadores de
la colonia, la expresión de beneméritos que menciona hacia
la misma fecha en su correspondencia^, califica dichos co-
lonos entre los aspectos que considera recomendables, y node menor importancia, el de tener muchos hijos que podrán
sucederles con toda dignidad:
1 Sáenz de Santa María, El licenciado. . ., op. cit., p. 355.
2 Cartas al Rey del 7 de febrero y 30 de abril de 1562 (ihid., p. 3i45).
106 ANDRÉ SAINT-LU
«Demás desto es casado y tiene seis hijos, no le falta-
rán herederos para las mercedes que v. mt. le hicie-
re. . .»3.
Ahora bien, a partir de la época en que se produce el
cambio de generación, la toma de conciencia de la calidad
de criollo, cabalmente identificada a la de benemérito, hará
que los colonos asuman desde entonces, una actitud cons-
tante de defensa de las justas o supuestas prerrogativas queésta le confiere.
Son muy comunes, en la correspondencia de los cabil-
dos y otros textos coloniales, las súplicas a favor de esos
causahabientes tendientes a que se reconozca y respete
su prioridad sobre eventuales pretendientes con menoresméritos y en especial, los recién llegados. Bien sabemos, queesa reacción venía de lejos y había conocido bajo Cerrato, unperíodo de exasperación, pero de ahora en adelante durantevarios siglos, entrará en su fase crónica —^y no sólo en los
momentos críticos— como una constante específicamentecriolla.
Hasta cerca de 1560 seguirán siendo los conquistadores
y antiguos pobladores cuyos intereses —^tanto en materia deencomiendas como de cargos públicos o de ayudas— serándefendidos, según la calidad de su persona.
«que en los indios que vacaren, corregimientos, ayudasde costas y aprovechamientos desta tierra, los tales con-quistadores y pobladores antiguos sean siempre ante-puestos y preferidos, teniendo siempre consideración ala calidad y méritos de cada uno»^.
3 Carta del 30 de abril de 1562; recomendación de Vázquez de Co-
ronado.
4 Carta del Cabildo de Santiago al Rey, 18 de febrero de 1558 (Aré-
valo. Colección,.,, op. eit, p. 314).
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 107
Entre los méritos croncretamente mencionados figura, enbuen lugar, el hecho de estar casado y con mucha familia.5Una carta del 19 de enero de 1563 al pedir la prioridad sobrelas ^'personas inméritas", asocia formalmente (por primeravez) los padres y los hijos, y marca el momento justo cuandolos segundos toman la delantera sobre los primeros.^ Luego,todag las reivindicaciones de esa naturaleza se harán en nom-bre de los hijos de vecinos, implícita o explícitamente (exclu*yéndose siempre a los no criollos) asimilados a los benemé-ritos.
A propósito de las encomiendas, vimos que los colonostrataban de impedir o retardar su confiscación por parte de la
Coronad Al proceder de esa manera, pretendían conservarsu beneficio para los herederos sucesivos de los primerosposeedores,^ y no debe extrañarnos que, en la medida en queéstas estaban llamadas a subsistir, fuesen también objeto de
la más celosa vigilancia con respecto a las pretensiones rivales
de personas privadas, en especial cuando éstas se aprovecha-
ban del apoyo de las autoridades locales. Sintomáticas son
6 Ver, por ejemplo, las cartas dd 26 de enero de 1562 y del 12
de febrero de 1568 (ibid., pp. 820 y 822); cf. también como ejemplos de las
peticiones privadas donde aparecen los mismos argrumentos, las cartas cita-
das, de Bernal Díaz deJ Castillo, 20 de febrero de 1558 y 1^ de febrero de
1575; esta última fecha es particularmente tardía, pero se sabe que Bernal
Díaz fue uno de los últimos sobrevivientes de la generación, de los con-
quistadores.
6 Arévalo, Colección, . ., op. cit., pp. 320-S21.
7 Cf., SHpra, pp. 63-64.
8 A las cartas del Cabildo citadas supra, pp. 63-64, notas 52^-54,
deben agregarse las del 12 de abril de 1570 y del 15 de octubre de 1573, ya
que hacen expresamente mención de los "hijos de conquistadores" o de los
^'beneméritos" (Arévalo, Colección.],,, op, cit., PP. 329 y 331); ver también
las diligencias concordantes —muy significativas de la asimilación de las
órdenes religiosas a la sociedad colonial— de los franciscanos y dominicos
de Guatemala "en recomendación de los hijos de los conquistadores": cartas
al Rey del 12 de marzo de 1574 y del 1^ de abril de 1575, respectivamente
(A.G.I., Guatemala, 169).
108 ANDRÉ SAINT-LU
las quejas, varias veces renovadas al principio del siglo XVII,
contra la nueva costumbre instaurada por el presidente
(Criado de Castilla) en la sucesión de lote 3 de Indios vacan-
tes, a saber, su repartición abusiva entre muchos beneficiarios
que no tenían los mismos méritos, en detrimento de los causa-
habientes.o Sea cual fuere la preocupación acerca del bien-
estar de los indígenas, ésta se reñeja en estas quejas:
«—de darse a muchos es ocasión de asolarse y des-truirse los pueblos de indios»—
,
donde aparece claramente que traducen una preocupación
conservadora, verdadero espíritu de casta
«...es gran y menoscabo de la nobleza y poblacióndesta Ciudad y provincia».
Y siempre en nombre de la misma '^nobleza" —''estas
nobles personas"— protesta un siglo más tarde, el cabildo
de Guatemala, al denunciar ciertas expropiaciones de tri-
bus de que son víctimas "los descendientes de los primerosdescubridores de esas provincias". 10
A falta de encomiendas o como fuente adicional de ga-
nancias, para los criollos los puestos administrativos —ademásmuy honoríficos— constituían un campo que tenían quedefender contra la condición y las ambiciones rivales. Sa-
bemos también que los colonos le atribuían un gran interés
tt Cartas del Cabildo de Santiago del 29 de abril de 1601, 13 de
mayo de 1605 y 18 de mayo de 1606 (Arévalo, Colección. . ., op. cit., pp.
364-365, 371, 373; cf. también p. 367).
10 «... con lo cual han quedado y están despreciados, o a lo me-
nos olvidados, los méritos y servicios de los descendientes de los primeros
descubridores de este reino. . .» carta al soberano del 9 de marzo de 1709
(ibid., p. 393).
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 109
a los oficios municipales.il Frente a las usurpaciones fa-
vorecidas por la venalidad, pronto consentida, de esas fun-
ciones, los beneméritos reclamaban vigorosamente una prio-
ridad que los privilegios de la fortuna o la protección de las
autoridades no podrían poner en entredicho.12 Igual vigilan-
cia e iguales protestas con respecto a los altos cargos de la
adminstración provincial o regional (gobernaciones, alcaldías
mayores, corregimientos).! 3 Citaremos, por su explícita sig-
nificación, un informe inaudito de los ediles de Guatemala9 de marzo de 1709), después que los corregimientos tradi-
cionalmente atribuidos a la aristocracia criolla pasaran a
manos de los españoles peninsulares, como consecuencia deuna venta precipitada de esos oficios:
«Y el caudal que en ellos adquirían, no sólo les servíapara su más decente porte, sino que se quedaba entreellos, y los unos tenían con que socorrer y ayudar a
, los otro "5, y en él se interesaban todos estos moradores(...) Y con las '^rovis'ones en los dichos naturales dee<?os reinos, se hallan los de éste tan destituidos, queles falta hasta la esperanza de la remuneración y pre-mio de los servicios propios y heredados de sus an-tepasados, que regaron estos países con su sudor ysangre, para sujetarlos al dominio de V. M.i^».
i. oi. supra, pp. 68-64.
12 Ver la carta del Cabildo de Santiago del 24 de marzo de 1579,
relativa a los regimientos y las del 4 de julio de 1597, 18 de marzo de 1599
y 29 de abril de 1601, acerca de las pretensiones de un rico comerciante
(Francisco de Mesa), "hombre sin mérito y calidad", a varios empleos mu-
nicipales (Arévalo, Colección op. cit. pp. 338, 357, 369, 361 y 362-363).
13 Cartas del 4 de julio de 1597 (ibid., p. 357) y del 9 de marzo de
1709 (ibid., p. 393); acerca de una petición mucho más tardía (1735?) cf.
A.G.I., Guatemala, 241 (extracto del relator). Señalemos que ese tipo de
requerimientos no se referían, por lo menos formalmente, a los cargos de
Oidores o de Presidentes-Capitanas Generales.
14 Arévalo, Colección, . ., op. cit., p. 393.
lio ANDRÉ SAINT-LU
Al reivindicar los puestos civiles, los colonos reclaman
los beneficios eclesiásticos, haciendo valer que la juventud
del pais e taba perfectamente preparada para asumir sus
responsabilidades
:
«. . .suplicamos a V. M. sea servido de los mandar pro-veer en hijos de vecinos desta Ciudad, que hay muchosmuy hábiles e muy buenas lenguas, que estudian condiligencia, con confianza que V. M. los ha de mandarpreferir a los advenedizos» i"^.
Finalmente, en nombre de las viudas y de los*'pobre
beneméritos" los cabildos insisten para que se entreguen,
en tiempo útil, las prestaciones anuales (ayudas de costa)
legalmente instituidasi^.
Cabe señalar que esas numerosas súplicas, en general, nochocan ni con la hostilidad y ni siquiera con la indiferen-
cia de la autoridad superior. Acordadas la mayoría de las
veces sin dificultades, las prioridades requeridas se renue-
van sin muchos problemas^^, Pero las medidas oficiales
en contra de los intereses opuestos o las pretensiones de los
rivales, quienes también cuentan con apoyos, con frecuen-
cia quedan en letra muerta: esto explica que, a lo largo delos siglos coloniales se sigan reiterando las instancias pero,
lo El Cabildo de Santiago al Rey, 15 de octubre de 1573 (ihid., p.
331) ver también la carta del 12 de abril de 1570, otra, sin fecha, de prin-
cipios del siglo XVII y la del 26 de febrero de 1726, a favor un descendiente
de Jorge de Alvarado (ihid., pp. 329-330, 380 y 404-407).
16 Carta del 29 de abril de 1601 (ibid., p. 365; ver también p. 367).
17 Además de las disposiciones legales recordadas en lag cartas del
Cabildo, ver por ejemplo las cédulas reales del 4 de marzo de 1558 (sobre los
corre^mientos), 27 de abril de 1574 (sobre los beneficios ecle£Íásticos- y 11 de
julio de 1596 (sobre las encomiendas! : Fuentes y Guzmán, Recordación Fio*
rída, . ., op. cít., 2» parte, lib. XI, cap. 1 y 2. Señalemos también la res-
puesta favorable ("como lo pide") a la petición tardía mencionada arriba
(nota 13).
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA m
por la documentación disponible que tuvimos a la vista^
parece ser que éstas disminuyen durante el siglo XVIII.
*
Como encarnación de ese criollismo reivindicador, es
preciso citar al historiador guatemalteco Fuentes y Guzmán^cuya Recordación Florida (a finales del siglo XVII), utiliza-
da a menudo en este estudio por su abundante y objetiva
información, constituye una apasionada defensa a favor delos hijos del país, pero una defensa en forma de lamento. .
.
Francisco Antonio de Fuentes y Guzmán (1643 a 1700)i»
pertenece a la alta sociedad criolla de Santiago de Guate-
mala, donde nació en una familia de notables, cuyos ante-
pasados estaban emparentados a los más antiguos conquis-
tadores o pobladores del paísi®. Regidor perpetuo desde la
edad de d'ez y ocho años, electo varias veces como primero segundo alcalde de la capital, desempeña también funciones
lucrativas de alcalde mayor de Totonicapán, luego de Sonso-
nate, sin perjuicio de su calidad de encomendero^^ y, con-
18 Oí. entre otraa, lu noticias bio-bibliofirráficas de Juan Gavarrete,
1876 (Biblioteca "Goathemala". vol. VI, t. 1 de la Recordación Florida, pp.
XIX-XX); Agrustín Meneos, 1889 (Biblioteca "Goathemala", vol. III, T. III
de la Historia de Ximénez, pp. XIII-XX); y Sinforoso Aguilar, 1933 (Analea
de la Sociedad de Geografía e Historia de Guatemala, t. IX, n9 4, pp. 375-
402. PrólOKO del t. III de la Recordación Florida), Que nosotros sepamos no
existe, sobre Fuentes y Guzmán una obra proporcional a la importancia de
ese autor.
Nota adicional (1970). Esa laguna ha sido superada: cf. un sustancial
'«Estudio preliminar" de Carmelo Sáenz de Santa María, S. J., como intro-
ducción de una nueva edición de toda la Recordación Florida, B.A.E., t.
CCXXX (Madrid, 1969), pp. V-LXXXII.
19 Entre éstos Beraal Díaz del Castillo, que Fuentes se place en lia-
mar *'mi progenitor".
20 Acerca de sus encomiendas de Yzquintepcque, cf. la Recordacióiá
Florida» op^ eit,» 2» parte, lib. II, cap. 2.
112 ANDRÉ SAINT-LU
juntamente con un cargo oficial (capitán) que le dan mo-tivos de sentirse orgulloso. Situación envidiable, evidente-
mente tanto por el lustre y la autoridad inherente, como por
las sustanciales ventajas finacieras que ella implica. Si bien
Fuentes y Guzmán escribe la historia de su patria guatemal-
teca para celebrar su grandeza y sus méritos mal conocidos
hasta entonces2i, parecería, al leer varios pasajes, que tam-
bién haya querido aprovechar la ocasión para expresar ex-
tensamente sus agravios de criollo con respecto a las dificul-
tades de su época.
Para Fuentes y Guzmán, los derechos y las prerrogativas,
muy legítimas, de las familias más antiguas no están reco-
nocidos. Esos numerosos descendientes de los*'héroes" de
la conquista22 —entre los cuales se cuenta él mismo— es-
tan reducidos a un estado miserable, despreciados hasta
por la ley y contra toda justicia:
«Y aunque algunos, no tan apagados como otros, soli-
citan el premio tan justo y tan debido a la sangre ysudores de sus pasados, rara vez o nunca lo consiguenen limitada recompensa; porque aunque Su Magestadmanda que sean promovidos y preferidos, quieren dara entender envidiosos y apasionados que ya no haydescendientes de aquellos heroicos conquistadores, y,que si hay algunos beneméritos, que ya están premia-dos; siendo verdad que ninguno hay que pueda con-servar su nombre con un maravedí de renta a la pos-teridad; gozándose en España, no r>or mayores ni másseñalados servicios, el lustre y esplendor de la gran-deza de muchos millares de renta al año»23.
SI Asi se afirma en las declaraciones preliminares y así se mani-
fiesta a lo larfiro de toda la obra (Acerca del carácter laudatorio de la Re-
cordación Florida, cf. infra, cap. III).
22 «Sólo en la ciudad de Guatemala hay ciento once familias de con-
quistadores» (Recordación Florida, op. cit., 1* parte^ lib. III, cap. 7).
23 Ibid.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 113
Bajo la pluma intencionadamente enfática de ese bene-
mérito, el tema del mérito que se ha quedado sin recom^
pensa en Indias, mientras que lo era en España vuelve a
repetirse con insistencia,
«. . .como si no fuere el premio sombra que sigue al
mérito, o como si la virtud en estas partes del ponientese obscureciera con las sombras del ocaso. . .»24,
Concretamente, Fuentes quien tiene buen cuidado, en la
copiosa documentación reseñada, de no olvidar las más insig-
nificantes, de las cédulas favorables a los criollos, deplora
que las prioridades oficialmente establecidas en materia deencomiendas, de corregimientos y otras funciones públicas
de beneficios eclesiásticos o prestaciones, se violen con de-
masiada frecuencia con la complicidad de gobernantes poco
escrupulosos^^. En ese desconocimiento del mérito, subraya,hay una erran injusticia en si, la cual puede desalentar alos mejores2«. Mas la iniquidad se vuelve intolerable cuan-do favores y prerrogativas son abusivamente otorgadas aquienes no tienen ningún derecho. Imbuido del espíritu decasta, Fuentes denuncia las atribuciones de puestos y sub-sidios o personas de la **plebe*'27; pero, en su criollismo de
24 Ibid., 1» parte, Ub. XVII, cap. 9.
25 Ibid., ver por ejemplo 2» parte, lib. VI, cap. 24 y lib. XI, cap,
1 y 2.
26 «. . .el premio y los honores en los subditos los adelanta en el es-
fuerzo y en el amor del principe (...) el olvido de los servicios desmaya, ai
no arruina los espíritus más ardientes de los vasalloa» (ihid., 2» parte, lib.
III, cap. 5): esaa reflexiones están inspiradas por las costumbres políticas
de los Indios (quienes sabían, dice el autor, recompensar el mérito); pero
no cabe duda que los criollos no contaban mucho en ello.
27 Ver su crítica acerca de la distribución de las "ayudas de costa"
a los mestizos, mulatas y negras, las cuales podrían, —dice— servir o men-
digar (ihid., 2» parte, lib. VI, cap. £4): cf. Umbién, a propósito de los car-
gos militares, el reproche que le formula al Presidente [Escobedo], quien lo»
confía a "personas muy inferiores y mecánicas" (ihid., 2» parte, lib, XI,
cap. 6).
2J4 ANDRÉ SAINT-LU
Guatemalteco de vieja cepa, Fuentes se rebela sobre todo
contra el parasitismo de los españoles peninsulares, contra
todos aquellos que "sin estar cansados, gozan del precio de
los méritos de otros"28^ ya sea que su llegada fuera tardía,
Io incluso como muchos encomenderos que radican en
España! 2». Parasitismo tanto más deplorable, agrega Fuen-
tes, con respecto a ese último caso (y también a otros) que
conllevan la ruina del país:
«...con grande ruina y daño de estos Reynos de las
Indias, que cada día caminan a gran pobreza. . .»
Ese tono airado que caracteriza con tanta frecuencia —so-
bre la condición de la aristocracia colonial y el estado de
Guatemala en su época^o—. Las reflexiones de un criollo
que, personalmente, posee riquezas y honores, tal vez no sea
muy convincente. Además, sería difícil, por muy elocuen-
temente que se exprese a propósito,
—«Permítaseme el exordio, que es mi patria y la amo,y el Rey es mi señor y le quiero temido»^!,—
considerar el patriotismo de Fuentes y Guzmán como unsentimiento del todo desinteresado. Bajo su instancia rei-
vindicadora, la clara profesión de fe criolla de un personaje
¿ . 28 /¿id., 2» parte, lib. II, cap. 7.
29 Ibid., 2» parte, lib. V, cap. 3.
30 Cuando, excepcionalmente, un, gobernante supo favorecer a los
beneméritos. Fuentes naturalmente, lo alaba: este es el caso del obispo Don
Juan de Santo Mathia Presidente interino en 1670, a quien Fuentes exculpa
éé ciertas calumnias.. . , (ibtd.» 2? parte, lib. I, cap. 2 )
.
31 Recordación Florida, op. cit., 2'^ parte, lib. III, cap. 6 (con res-
pecto a las negligencias en la construcción de un puerto).
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA US
tan reparesentativo como el autor de la Recordación Florida,
se revela a todas luces muy significativa del estado de ánimo
de sus semejantes.
*
Legitimas o no, y aunque fueran legalmente sanciona-
das, las pretensiones criollas tendrían que chocar con opo-
siciones y provocar conflictos. Igualmente, puesto a prueba
de intereses rivales sólidamente defendidos y marcadamente
acaparadores, el criollismo reivindicador de los colonos de
Guatemala tomó, por su parte, un carácter militante y hasta
agresivo. A menos que su combatividad, como podremosver por un ejemplo significativo, se derive primordialmente
de un complejo psicológico.
Se sabe que los requerimientos a favor de los beneméri-
tos, bien acogidos por la autoridad metropolitana, a menudoencontraban dificultades a nivel de las altas instancias ad-
ministrativas locales, cuyo personal superior —presidentes,
oidores, fiscales— en general, de origen peninsular, no sim-
patizaba, forzosamente, a pesar de los lazos que a veces
existían, con la causa exclusivista de la aristocracia criolla.
Que se produjeran ten iones entre los representantes de
las viejas familias coloniales y los magistradores de la Au-
diencia, lo te timonian ampliamente los documentos citados
y muchos otros; asi fue por ejemplo en ocasión de la repar-
tición de las encomiendas —conflictos entre el cabildo de
Santiago y los presidentes González (hacia 1570)32 y Criado
de Castilla (principio del siglo XVIF3__., q de la atribución
82 Cf. la carta citada del 12 de abril de 1570 (Aréyalo, Colección, op.
cit.p pp. 328-329).
83 Cf. supra. p. 74. Ver también Milla. Historia,.., op. cit., t. II,
cap. 12.
126 ANDRÉ SAINT-LU
de los oficios civiles —desavenencias del mismo Oonsejo
de la ciudad con los presidentes Sandé (final del siglo XVI)34,
E<?robedo, Enríquez de Guzmán (segunda mitad del siglo
XVID35, etc. De la msma menera, la comparación con los
bentíicios eclesiásticos podía dar lugar a querellas entre
los colonos y los obispos en vista de que estos últimos, comoen el caso de Villalpando, sucesor de Marroquín, desdeñaban
dar curso a las solicitudes de los hijos de vecinos^s.
Pero aún más que las divergencias con las autoridades
coloniales, los anitagonismos directos a nivel de personas,
grupos o clases, plasman ese espíritu de celosa defensa de los
criollos, o más bien de sus impulsos a veces belicosos. Alrespecto, la vieja institución de los Cuerpos municipales^
en cT^yo seno los descendientes de los conquistadores y pri-
meros inmigrantes tratan de conservar sus posiciones tradi-
cionales frente a nuevas ambiciones que no se basan yaen los méritoi heredados o los atributos de casta, consti-
tuye el medio selecto donde se afirma ese exclusivismo
combativo. Habría que recordar aquí, para subrayar su
tono despectivo, la oposición de los ediles de la capital—"personas nobles y de mucha calidad y experiencia"
—
con respecto a las pretensiones de ciertos individuos deb3ia extracción —"que ni ellos ni sus padres tienen méri-tos"— quienes aspiran a ocupar los cargos de regidoresque queaan vacantes (1579)37; más aún en el mismo estilo,
óA Carta citada del 4 de julio de 1597 (Aróvalo, Colección. . ., op,
eit,, pp. 357-358); según dicha carta, la querella, relativa al cargo de alfé-
re« mayor, había tomado un ton© bastante violento.
35 Cf. Fuentes y Guzmán, Recordación Florida. . . op. cit., 1* parte,
Kb. VII, cap. 3 y 4; el mismo Fuentes, como regidor, interviene varias ve-
ces en dichos conflictos.
36 Cf. la carta citada, del Cabildo de Santiago del 12 de abril de1670 (Arévalo, Colección..., op. cit., pp. 329-330).
37 Carta al soberano del 24 de marzo, citada supra, nota 12 (ibid.,
p. 338).
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA II7
los ataques contra el "mercader" Francisco de Mesa, quiencompra a precio de oro los empleos más honoríficos (final
del siglo XVF8.No hay duda de que entre todas las funciones muni-
cipales, la más codiciada y disputada, por las atribuciones
judiciales y el prestigio inherente es la de "alcaldes ordi-
narios'* —doble cargo renovable anualmente— . Vimos cómosu elección, asegurada en principio por los regidores, podía
dar lugar a ingerencias presidenciales^». A decir verdad,
independientemente de las rivalidades de carácter perso-
nal, tanto los criollos como los "peninsulares** mantienen,
al respecto de las alcaldías, una competencia que la prác-
tica de la alternabilidad, instaurada poco a poco, no logra-
rá mitigar. La documentación inmediata es poco explícita
acerca de esos litigios, pero los cronistas y los historiado-
res se hicieron, aún cuando con prudencia, el eco de las
intrigas y las disputas en las que están empeñados a veces
con violencia, verdaderos clanes. Así sucedió por ejemplo
hacia la mitad del siglo XVII (en la época de los presiden-
tes Avendaño y Altamirano) cuando las apasionadas diver-
gencias entre Carranzas y Padillas comprometían repeti-
das veces la tranquilidad de la capital y, por contragolpe,
también de las provincias^o. El turbulento don Diego de
Padilla, jefe del partido criollo quien intriga para obtener
el carpió de alcalde, choca entonces con la oposición unifi-
cada de sus rivales y de los gobernantes^^ bis.
38 Ver las diferentes cartas citadas supra, nota 12.
39 Cf. supra, p. 54.
40 Fuentes y Guzmán, Recordación Florida. . ., op, cít., 2» parte, lib.
1. cap. 2: Milla, Historia. . ., op. cit., t. II, cap. 16 y 17. En Mira aparece
más explícitamente, a propósito de ciertos episodios un tanto oscuros, la
rivalidad entre cilollos y peninsulares.
40bi3 Terminaría sus días en el presidio del Golfo Dulce. .
.
118 ANDRÉ SAINT>LU
Menos ruidosos pero igualmente empecinados o, mejor
dicho, más escadalosos i)ero solapados, los conflictos que
dividen el clero y, en especial, los que perturban la monó-
tona vida de los claustros. Uno de los primeros ejemplos
—^y no el de menor importancia— de antagonismo clerical
en Guatemala y que pude darnos una visión de la hostilidad
que habrán de enfrentar con frecuencia criollos y peninsulares
es el que se produce en 1560-1562, cuando chocan el obispo
electo de Verapaz, fray Pedro de Ángulo y la comunidad
dom?jiica a la cual pertenece^^: comunidad formada en su
mayoría por religiosos llegados tardíamente de Salamanca
o de Valladolid, mientras que Ángulo, establecido en Indias
desde 1524, había tomado el hábito en Nueva España. Par-
tidario de poblar el país bajo el espíritu colonial que los
misioneros de Verapaz rechazan. Ángulo, considerado inepto
para asumir su alto cargo-, pronto se vuelve objeto de undespiadado ostracismo que en algo contribuyó a su prema-
tura desaparición.
Pero con los años, como sucedió en todas partes en
Indias, el elemento criollo del clero guatemalteco progresa
en número y en poder. Lucha entonces, y con éxito, para
asegurarse imánimemente, frente a los peninsulares, el lu-
gar que según él, le corresponde. La elección de los pre-
lados de las Ordenes religiosas, cuyos títulos y funciones
son altamente estimados, ofrece sin duda el mejor testi-
monio de ese espíritu de competencia. Hasta bien avanza-
do el siglo XVII, no es raro que los superiores de los con-
ventos sean originarios de Guatemala: en cambio los Padres
provinciales, casi en su totalidad, son escogidos entre los
41 C£. nuestro estudio La Vera Paz. , ., op. cit., pp. 254 y sg.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 119
regulares llegados de España-i2. Ese estado de cosas fuecreando resentimientos y provocando controversias entre los
criollos: eso dejan suponer ciertas reflexiones esbozadas porlos cronistas de las órdenes:
—«. . .dentro de casa tienen tantos trabajos, con mie-dos de otros mayores que comienzan a asomar por lascumbres de los montes, que para salir bien dellos se-rán muy necesarios las oraciones de los buenos e inter-cesión de los santos para con la divina Magestad deDios43»^
y relevadas muy explícitamente por algunos observadores
discretos, tales como el viajero irlandés Thomas Gage, quien
se encuentra en Guatemala en la primera mitad del siglo
42 «Cien años cabales habían corrido desde que aquesta santa pro-
vincia (la provincia dominica de San Vicente de Chiapa y Guatemala) se
había erigido en el Capitulo general que, como se ha dicho, se celebró en
Salamanca el año de 1651, hasta éste que va corriendo de 1651, en que con-
tinuaba y sucesivamente todos los Provinciales que la habían srobemado
habían sido venidos de las provincias de España, sin que hubiese entrado
alguno de los nacidos en esta tierra, de los que llaman crioUos» (Ximénez,
Historia,.., op. ctf., p, 278). Entre los franciscanos (Provincia del Santí'
simo nombre de Jesús de Guatemala, fundada en 1559), hubo un provincial
criollo en 1598, otro en 1623, un tercero en 1638, etc. (cf. las "Prelimina-
res" de fray Lázaro Lamadrid, O.F.M., que encabezan el II tomo de la
Crónica de Vázquez, op. cit., pp. IV y V).
43 Remesal, Historia..., op, cit., lib. XI, cap. XXIV, par. 5: última
frase de la obra, escrita en 1617. Cf. también el comentario de Ximénez,
que siffue al pasaje citado en la nota antei'ior: «Si fue o no aceptación de
personaí?, sólo Dios lo sabe, pero si hubo algo de eso, no hay duda de qtie
fue cosa muy perniciosa y muy del desagrado de Dios. . .». pero el mismo
autor observa en seguida que, salvo por lo que se refiere al provincialato, los
predicadores nativos del país no habían sido vistos de menos; «echando ma-
no la provincia de los muchos sugetos muy beneméritos y religiosos que tuvo
la nación criolla, para todos los oficios y grrados de la Religión».
J20 ANDRÉ SAINT-LU
VXII'*^. En esa época y justamente como resultado de las
jactancias y de las diligencias —^por largo tiempo obstaculi-
zadas— de algunos de los religiosos más emprendedores, se
prepara un cambio considerable con la instauración de la
alternativa, la cual asegura a los dos campos de igualdad
de acceso a la dirección de las comimidades^ó. Sin embar-
go, eso no quiere decir que ese sistema —por muy pronto
que llegue a regularizarse su aplicaciones— mitigue inme-
diata y definitivamente las rivalidades entre los dos par-
tidos: al lado de los informes optimistas como el del Con-
sejo de la Ciudad de Santiago "—los unos y los otros están
44 Nueva Relación que contiene loa viages de Tomás Gage en Nueva
España (primera edición, en inglés, 1648) : citada por Sáenz de Santa Ma-
ría, "Estudio preliminar", a la Historia de Remesal, op. cit., B.A.E., t.
CLXXV, p. 21. En la época d© Gage, en Guatemala los religiosos peninsu-
lares aún eran más numerosos que los criollos, mientras que en México sucedía
lo contrario. Cabe señalar que Gage, en la exposición general que hace de
dichas rivalidades (cf. 1? parte, cap. 1), toma visiblemente partido de los
•'pobres criollos",
45 En la primera fila de aquellos criollos decididos a lograr sus rei-
vindicaciones, hay que citar al dominico fray Francisco Morcillo, prior
del convento de San Salvador, su ciudad natal, el cual, sin autorización,
viajó a España y a Roma donde^ tras largas negociaciones, obtuvo la bula
pontificia (1643) la cual instituía el régimen de la alternativai entre los
predicadores de Guatemala (cf. Ximénez, Historia. . ., op. cit., 2» parte, Hb.
IX, cap, 23). Acerca de un informe cicrunstancial de las dificultades que
tuvo que superar, hasta la confirmación papal de 1664 la instauración de la
altei-nativa entre los Franciscanos, cf. Vázquez, Crónica. . ., op. cit., t. II,
pp. 256-271.
46 Como lo demuestra, por lo que se refiere a los Franciscanos, la
lista cronológica de los provinciales hasta el final de la época colonial ("Pre-
liminares", citados de fray Lázaro Lamadrid, t. II de la Crónica de Váz-<
quez, pp. V a IX). Entre los dominicos, si bien el capítulo de 1647 es-
cogía, todavía, un provincial peninsular, decidió para el futuro, aplicar
normalmente la alternativa: el primer criollo electo (1651) fue nada menosque un nieto de Bernal Díaz de] Castillo (Ximénez, Historia. , . op. cit., t.
II. p. 274).
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 121
con paz y qui€tud*'47_^ o de testimonios endulzados comolos de las crónicas religiosas:
—«Con esto quedó en su estable firmeza la alternati-va, y la Provincia en tranquila paz, sin que haya ha-bido quien intente alteración ni novedad en su prác-tica. . .3>48__^
no faltan los índices de la persistencia de las tensiones yde los antagonismos. Desde 1655, la autoridad metropoíT-
tana es llamada a intervenir con el presidente y el obispo
de Guatemala, para que ellos hagan que vuelva la con-
cordia entre los dominicos^ ^. Por otra parte, si a los pe-
ninsulares se les acusa de parasitismo^o, ellos arguyen nosin amargura, que los criollos los desprecian o los tiranizan:
—«El pecado de haver nacido en España, y venir ainstruir y reformar la América, es irremisible en es-
tas parte'í, de que podría dar buenos documentos, yentre ellos el de sugeto sabio y virtuoso, según apa-rece, que para purgarse enteramente de semejante
47 Carta al soberano del 8 de enero de 1652 (Arévalo, Colección. . .,
op. cit., p. 387), a propósito de la elección de fray Jacinto de Cárcamo y
del Castillo; el Cabildo se felicita de esta promoción criolla.
48 Vázquez, Crónica. . ., op, cit,, t. IV, p. 270.
49 Cédula Real del 10 de junio de 1655 (A.G.I., Guatemala, 387, reg.
4, fol. 259v^): dicho texto menciona, sin admitirlas, las quejas de los reli-
giosos llc^dos de España, quienes estimaban ser afectados. Acerca de las
primeras desavenencias dominicas después de haber sido adoptada la alter-
nativa cf. también Ximénez, Historia, . ., op. cit., t. II, p. 348.
50 Incluso para los civiles: cf. Fuentes y Guzmán, Recordación Flo-
rida. . ., op., cit., 2» parte, lib. IX, cap. 8; el cual les reprocha a los vicarios
y comisarios grenerales de las diferentes Ordenes haber llegado a esquilmar
ai país.
122 ANDRÉ SAINT-LU
culpa, se dexaría (según se dice) abrir todas sus ve-
nas para limpiarse de alguna porción de sangre quetuviera de España»5i.
Significativas hasta sus últimos extremos, esas acusa-
ciones no permiten, sin embargo, zanjar la cuestión de los
agravios y de las responsabilidades, por lo visto reciprocas.
Pero creemos que no faltaremos a la verdad al decir quelo> criollos, cada vez más numerosos en relación a los pe-ninsulares, manifiestan hacia ellos una creciente agresividad.
Un caso de criollismo militante, digno de señalarse (po-siblemente un caso extremo por su insólita virulencia— yque llamó la atención de los historiadores, pero más bienindirectamente por las tribulaciones a que se viera sujeto,
por contragolpe, el cronista dominico Remesal) es el per-sonificado en los primeros años del siglo XVII, por el De-cano del cuerpo de c?nóniP'os de la catedral de Guatemala,don Felipe Ruiz del Corrales.
Ese importante personaje ocupa, tanto por ascenden-
cia como por sus funciones, un lugar privilegiado en la
51 Pedro Cortés y Larraz, arzobispo de Guatemala, Descripción geo^
gráfico-moral de la diócesis de Goathemala (hacia 1770), Guatemala, 1958,
Biblioteca "Goathemala", vol. XX, t. II p. 77. El arzobispo arremete aquí,
principalmente, a la insoportable arrogancia de los hijos del país; pero unsiglo antes, el obispo fray Andrés Navas, O.M. denunciaba **los malos tra^
tos" infligidos a seis religiosos llegados de España por sus hermanos crio-
llos (cartas de Navas al Rey, 26 de julio de 1681; A.G.I., Guatemala, 158).
52 Acerca de Ruiz del Corral y su querella con Remesal, cf. el es-
tudio del erudito mexicano Francisco Fernández del Castillo, reproducidaa la cabeza del t. II de la Historia de Remesal, edición de Guatemala, 1932!
(Biblioteca "Goathemala", vol. V, pp. 7-35) y los trabajos posteriores deCarmelo Sáenz de Santa María: "La tradición lascasiana y los cronistasguatemaltecos". Revista de Indias, n*? 64 (Madrid 1956), pp. 267-285; —FrayAntonio de Remesal, O. P., y su obra, Madrid 1964 ("Estudio preliminar",t; I de la Historia de Remesal, B.A.E., t. CLXXIV, pp. 7 sg.). Acerca deleonjunto de actividades de Ruiz del Corral como comisario del Santo Oficio,ver de manera especial Chinchilla Aguilar, La Inquisición en Guatemala,Guatemala, 1953, pp. 51-57 y 195.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 123
sociedad criolla de la capital colonial. Emparentado condestacadas familias como lo 3 Díaz del Castillo y los Valle
Marroquín, aún joven llega a ser uno de los miembros másrelevantes del clero secular guatemalteco: profesor de teo-
logía en 1595 (y luego primer doctor del colegio dominico
de Santo Tomás), tesorero del cuerpo de canónigos de la
catedral en 1599, comisario de la Inquisición en 1602 y de-
cano de la catedral (llamado varias veces a ocupar el cargo
de vicario capitular) a partir de 1604, encontrará en sus tí-
tulos y atribuciones, y, de manera especial en su calidad
de representante del Santo Oficio, la autoridad y los me-dios propios para satisfacer una ambición, una combativi-
dad, una voluntad de triunfo que se manifiestan, más que
por interés, como el signo mismo de su orgullosa perso-
nalidad.
Su condición de criollo no es extraña a ese tempera-
mento en pugna constante. Eso es lo que deja suponer,
entre los primeros ataques^s, aquellos dirigidos contra el
obispo fray Juan Ramírez O. P., de origen peninsular. Ese
prelado amigo de los indios, no goza del aprecio de los co-
lonos; buen teólogo (según afirma Remesal), choca con Ruiz
del Corral por una cuestión litúrgica, otro conflicto másagudo, surgió en ocasión de un proceso inquisitorial inten-
tado por el comisario contra un cura secular protegido por
Ramírez'^^bis. Después de la muerte del obispo Ramírez
1609, el deán busca y encuentra otros adversarios entre las
autoridades civiles. Pero donde su criollismo se traiciona
por su celosa agresividad, es cuando se le presenta un rival
63 Entre aquéllas citaremos también las que se refieren, por cuestio-
nes de preferencia, al Presidente y los magisti-ados de la Audiencia.
53bi8 Acerca del conjunto de querellas entre el Deán y su obispo, cf.
los volimiinosos expedientes (1607, 1609) que se conservan en la A.G.I.,
Guatemala, 165.
124 ANDRÉ SAINT-LU
tan temible —o temido por tal— como es fray Antonio de
Reme al (llegado a Guatemala en 1613).
Eise dominico llegado de Salamanca no parece anima-
do de intenciones belicosas hacia quienquiera. Pero las
simpatías que pronto sabrá conquistarse en el medio ofi-
cial empezando por las del Presidente, Conde de la Gomera(de quien será confesor), y del fiscal Juan Maldonado de
Paz; el éxito de un famoso sermón de Semana Santa, donde
el "presentado" fray Antonio despliega su elocuencia y su
erudición hebraizante; esas prerrogativas pronto adquiri-
das por un recién llegado tan emprendedor, son suficien-
tes para ganarse la enemistad del envidioso y desconfiado
dignatario criollo, el cual, efectivamente busca pleitos' con
el religioso acerca de las citas demasiado sabias de su ser-
món. Cuando más tarde Remesal manifiesta su intención
de escribir una crónica de la provincia dominica de Chiapa
y Guatemala que sea, a la vez, una historia civil de la
colonia desde sus orígenes, la inquietud y la hostilidad de
Ruiz del Corral se agudiza tanto más que abriga cierto
temor con respecto a la reputación de sus antepasados^^.
El sombrío don Felipe se dedica entonces, y con cierto éxi-
to, a desacreditar a su rival en el ánimo de los colonos.
Tal es su influencia que los propios superiores de fray An-toTÚo le comunican a su hermano de hábito que lo consi-
deran indeseable.El historiador dominico termina su libro en Oaxaca
(1616-1617) y, después de volver por poco tiempo a Guate-mala, es en España donde se ocupará de su impresión (1619-
1620). En 1621 está de nuevo en Santiago donde le prece-dieron irnos doscientos ejemplares de su obra. ¿Se aprestará
64 Una de las fuentes manuscritas llegadas a manos de Remesal, el
Discurso de desventuras de un tal Luis Ponce de León, revelaba que Fran-
cisco del Valle Marroquín. de la familia de Ruiz del Corral, había sido im-
plicado en un esunto de brujería.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 125
Remesal con serenidad a difundir su obra? En la dedica-
toria al Conde de la Gomera, Remesal creyó oportuno de-
clarar que su Historia, totalmente inofensiva, no tiene ne-
cesidad de ser defendida:
«Tampoco le suplico a V. S. la defienda y ampare:deshechas las opiniones fantásticas del año pasado,cuando este libro no era común, ahora que puederesponder por si, no sé que tenga o pueda tener ene-migos contra quién sea necesaria esta diligencia. Quesi éstos nacen de dos principios, que son envidia o in-
juria, no es posible que la tenga quien me conozca; ysi el hacer agravios causa émulos, ¿cómo se puede en-tender que los tenga una historia que no trata de ha-cer mal a nadie, sino de honrar y autorizar a todos?»^'»
Es un hecho que ni el autor —por lo que se sabe de
él— ni su obra pecan de malevolencia o animosidad. Con-
cillante y hasta elogioso con respecto a los criollos, Remesalse vuelve a veces burlón y acusador, aún cuando ese apo-
logista de Las Casas enfila sus ataques, de preferencia,
contra los conquistadores y los primeros colonos. Sea comofuere, el libro encontrará, aun antes de su difu^^ión, un en-
carnecido opositor en la persona de Ruiz del Corral, quien
se apresura en decomisarlo para luego denunciarlo al Santo
Oficio.
El informe del comisario^^* pretende que esa obra vaen contra de la verdad histórica, adolece de objetividad en
sus juicios y podría lesionar justas susceptibilidades:
«Y puede ser también que de salir este libro a luz se
si^an algunos disgustos y sentimientos de las personas
üo B.A.E., t. CLXXV. p. 72a.
56 Localizado y publicado por Fernández del Castillo, estudio citado
(Biblioteca "Goathemala", vol. V, pp. 23-35).
126 ANDRÉ SAINT-LU
ofendidas y de sus descendientes o deudos, porque sonmuchos los a quienes tocan las cosas que en algunos
capítulos de él se refieren. ..»'^7,
Agravios sin duda excesivos, pero que explican, a pe-
sar de lo que pudiera pensar el buen Remesal, la envidia yel despecho del criollo herido: envidia y celo de un clérigo
muy pagado de su ciencia, pero que nunca tuvo la posibi-
lidad de mandar a imprimir sus escritos'»^; despecho por
verse mofado por esa misma pluma que cubre de elogios a
uno de sus enemigos:
«Habia tenido ciertas pesadumbres —revela Remesalacerca del obispo Ramírez, de quien elogia amplia-mente las virtudes— con una dignidad de su iglesia
se trata del deán— que viéndole llano y humilde, sele quiso atrever, y salió tan con las manos en la cabeza,que hoy no se le han cerrado las descalabraduras,aunque no por eso deja de procurar encuentros»»^).
Sea como fuere, calumniando a diestra y siniestra y tanlibremente que sigue prohibiendo la venta de la obra, el
temible comisario logra lenvantar contra su desafortunadavíctima la cólera reprobadora de la sociedad colonial. Apesar de una sentencia favorable del tribunal de la Inqui-
57 i5id.. p. 23.
68 Era autor de numerosos tratados: Arte y vocabulario para los cU'
rae; Culto y veneración de la Iglesia; Cosas eclesiásticas de Indias, y dos
volúmenes de Co^isultas y Sermones. Sus diligencias (infructuosas) en la
perspectiva de un viaje a España para imprimir algunas de sus obras, están
atestiguadas por varias súplicas conservadas en la A.G.I., Guatemala^ 165:
tres cartas del 7 octubre 1619; Guatemala, 54; una carta del 8 de junio de
1622). No sabemos si alguno de sus escritos finalmente fue publicado, pero
puede ser que, de todas maneras lo lograra después de la época de sus pro-
blemas con Remesal.
59 Historia. . ., op. cit., lib. XI, cap. XXII; en cambio, Remesal no
dice nada comprometedor sobre la ascendencia de su adversario.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 127
sición, Remesal, quien desde su regreso se encuentra en re-
sidencia vigilada y condenado hasta por los miembros de
su convento, terminará por salir del país (1622) y llevará
en la Nueva España, probablemente hasta su muerte^o, una
peno:a existencia de proscrito.
En la belicosa carrera de Ruiz del Corral, se podría en-
contrar por lo menos un episodio más que permita captar,
a la vez su celo inquisitorial más o menos esclarecido y su
reacción de guatemalteco ofuscado frente a un europeo.
Se trata de un curioso conflicto que lo enfrenta en 1628, al
dominico italiano Angelo María, supuesto arzobispo de My-ra, llegado a Indias en misión especial, pero que el vigilante
comisario del Santo Oficio, pronto sospecha de impostor^i.
Señalaremos aquí el gran escándalo provocado —según el
deán— en la sociedad local por las amenazas de excomimión
que el arzobispo hace caer sobre su contrincante, sin por
ello pagar su pasión combativa.
Sin duda la agresividad de Ruiz del Corral se explica
también por razones de carácter; en el seno de una comu-
nidad colonial que a menudo está de acuerdo con él y, don-
de él mismo ejerce una fuerte influencia, Ruiz del Corral
representa, aún bajo una forma más cercana a la provoca-
ción que a la simple exhibición, la defensa de la calidad de
criollo contra todo lo que trata de opacarla.
60 Se ignora el lugar y la fecha.
61 Acerca de este asunto, ver la información sacada de los archivos
de la Inquisición de México y publicada en los AruiUs de Ui Sociedad de
Geografía e Historia de GmtenuUa, t. XXI, n^ 2 (Guatemala, diciembre de
1939), pp. 132-155.
Capítulo tercero
ILUSTRACIÓN DEL MUNDO GUATEMALTECO
Efn pleno período colonial, la conciencia criolla se ex-presa también por una ilustración y exaltación del mundolocal. En Guatemala es una de sus más notables manifes-
taciones. Volveremos a encontrar aquí la sorprendente Re-
cordación Florida de Fuentes y Guzmán, obra que mere-
cería ser mejor conocida —al menos por los historiadores
—
a pesar de su estilo pomposo, insoportable, a veces, para el
lector actual, pero representativa de un barroco típicamen-
te criollo. Haciendo a un lado el gusto literario, Fuentes
no tiene igual para celebrar la excelencia de las cosas del
país, de no ser —un siglo más tarde— el jesuíta Landívar,
el delicado poeta autor de la famosa Rusticatio Mexicana^,
pero, en el caso del exiliado Landívar, se debe tomar en
cuenta el factor nostalgia. Algunas otras obras, nada des-
preciables pero menos ricas, completarán, con esa glorifi-
1 Ese poema latino en quince cantos fue escrito en Italia (edición
definitiva, Bolonia, 1782) y varias veces traducido al Español; cf. la edi^
ción bilingüe de la "Sociedad de edición franco-americana", México, 1924
(traducción de Ignacio Loureda), y la edición en español de Octaviapo
Valdés, México. 1942 ("Biblioteca del estudiante universitario'*, 34).
130 ANDRÉ SAINT-LU
cación de Guatemala, el panorama literario o historiográ-
fico, del cual la Recordación Florida, por su exuberante
enciclopedismo, debe ser considerada, en cualquier campo,
una pieza preciosa.
*
«No será defraudar el asunto histórico de que trato,
referir por menor y con prolija curiosidad las cosas
que ilustran y ennoblecen lo dilatado y admirado deeste Reino»2.
Oportuna o no, esa prolijidad es significativa, primor,
dialmente en materia geográfica. En el corazón de un Nue-
vo Mundo cuya grandeza exalta,^ Fuentes erige a su Gua-
temala natal en una tierra de maravillas donde la belleza
de sus lugares corre a la par con la providencial abundancia
de recursos. Para el lector, todo en esa naturaleza, es digno
de admiración: valles risueños donde anidan pueblos y ran-
chos (valle de Guatemala, valle de Mesas, etc.)^; la altiva
silueta de los volcanes que dominan las mesetas:
«Levántase (el volcán de Agua) por eminente profun-didad, a maravillosa y descollada altura, con alegre ydesenfadada disposición en su corpulenta forma, sin
que la arrime otro monte alto ni bajo que le confun-
2 Recordación Florida, . ., op. cit., 1» parte, lib, XIII, cap. 2.
3 Ibid,, 2» parte, lib. XIV, cap. 3. Señalemos que, según el espí-
ritu del autor, la Recordación Florida no estaba destinada únicamente a los
lectores americanos; es más, pretendió sin éxito —posiblemente a causa de
fiu tendencia reivindicadora— editar su libro en España (inédito hasta
1882), a pesar de que desde 1660 se había instalado, en Guatemala, una im-
prenta. Cf. los estudios citados supra, 2* parte, cap. II, nota 18.
4 Recordación Florida, 1» parte, lib. VIII, cap. I y lib. IX, cap. 1.
rCONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 131
da; dejándose admirar por su descuello a mucha dis-
tancia de leguas, examinada y repechada la eminen-cia de su cumbre. . .»5:
las cascadas, los lagos, un sinnúmero de ríos que fertilizan
y embellecen los campos^. Cierto es que dichos paisajes
guatemaltecos, de una luminosa armonía, merecen ser ad-
mirados. En cambio, resulta un tanto exagerada, cuando
menos por la generalización que de ella se hace, la fertili-
dad natural del suelo, visiblemente alabada por una preo-
cupación criolla de no quedarse atrás^; aún más acrecen-
tada, incluso en esa época, la riqueza minera de algunas
regiones^, muy modesta en relación a la de muchos otros
países americanos. Pero se entiende que Fuentes, habitando
en los trópicos, guste celebrar, para sus lectores europeos,
la exótica variedad de la flora y de la fauna de esas regio-
nes. A decir verdad, hace galas de un saber y un cuidado
que parecen testimoniar una verdadera vocación naturalis-
ta, a la vez que sus descripciones y algunos de los dibujos
que a menudo las acompañan son el reflejo de un verdade-
ro talento^.
5 Ibid., 1» paite, lib. III. cap. 5; acerca del «Volcán de Fuego", otro
del centro de Guatemala, cf. 1» parte, lib. IX, cap. 6; descripción admirada
de la lava; en otra parte (1» parte, lib. VIII, cap. 1) Fuentes seáíala que
hasta la nieve no es desconocida en su país.
6 /bid.. 1» parte, lib. IX, cap. 8 y lib. XVII, cap. 16.
7 «. . .no se hallan mal en las remotas y desfavorecidas Indias las
nobles semillas españolas» (Ibid., 1» parte, lib. X, cap. 1, cf., también 1»
parto, lib. XV, cap. 3, 2» parte, lib. III, cap. 16, etc.).
8 Ibid., 2» parte, lib. IV, cap. 9, 11, 13 y 14.
9 Entre las estampas botánicas, ver por ejemplo las de la papaya
(árbol y fruta) (II, II, 4) del achiote (II, II, 8) de la pina (II, VIII, 10)
de la higuerilla (II, VIII, 12) del árbol sintosóchil y su flor (II, XIV. 8);
y por lo Que se refiere a los dibujos zoológicos, los de la iguana (H. ni.
14) y del manatí (II, VI, II).
132 ANDRÉ SAINT-LU
Desde el maguey, de múltiples usos alimenticios, tex-
tiles, etc. 10, hasta el maíz, no menos providencial y fabulo-
samente fecundoii; un sinnúmero de especies de frutas in-
dígenas o aclimatadas, —entre ellas, las primeras, como la
pina o el zapoteas, no son las menos sabrosas y las segun-
das como los melones y las naranjas^^ son más hermosos que
sus homólogos de Europa—, a las infinitas variedades de plan-
tas aromáticas (café, cacao, tabaco, vainilla), tintes (cochi-
nilla, añil) o medicinales (zarzaparrilla, mandragora), pa-
sando por muchos otros productos agrícolas o forestalesi^,
es una profusión de riquezas vegetales con las cuales el
Creador ha colmado esta tierra privilegiadaí^. Riquezas
y encantos, es cierto, pero también lo es la fre'^cura de los
prados americanos que sólo pueden negarla los espíritus
prevenidos en contra:
—«. . .la delicia de estos amenos prados americanos es
tan patente a los desapasionados. . A^,
y las flores, en su belleza, son dignas de las de España, pormucho que digan ciertos Peninsulares:
«Y aunque algunas personas de España apocan y des-precian las cosas de las Indias, y dicen que estas flo-
10 Ibid,, 1, vil, I.
11 Ihid., I: IX, 1 y X, 1.
12 Ibid,, II: I, 11. V, 7 y VIII, 10.
13 Ibid,, I, IX. 3 y II, II. 2.
14 Con respecto a esa materia, sumamente abundante, ver de manera
especial, Ibid., I, IX,6 y 7; II:II, 4, 7 y 8; III, 14, 15 y 16; V, 7; VI.l;
y XIV,8. Algunos de dichos capítulos tratan de varias docenas de plantas,
de nombres exóticos o evocadores: aguacate, chicalote, chulbalam, viravira,
doradilla, lechuguilla. .
.
15 «Bendita sea la misericordia de Dios, por lo tan» liberalmente
nos ha comunicado para nuestras necesidades» (ibid.^ I, IX, 7.).
16 Ibid., I. V. 10.
I
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 133
res ni otras parecen a las de allá, como no hemosvisto aquellas, éstas nos parecen flores bien perfectasy hermosas, y serán estás como aquellas. .
.»i7.
En cuanto a la fauna salvaje o doméstica, no se queda atrás,
en su. abundante variedad, a una flora tan lujuriosa y enevidente que Fuentes se complace en multiplicar las fichas
zoológicas, tanto por lo que se refiere a los animales feroces
o no domesticados como los criados o domésticos. De las
primeras se esmera en señalar, como anatomista y etnólogo,
los rasgos más curiosos, que sus lectores extranjeros podrían
ignorar. Cabe mencionar, entre muchas otras, las páginas
que consagra a las numerosas especies indígenas de cani-
nos y felinos, como los coyotes o las onzas; a I03 caimanes
y serpientes (gigantescas anacondas, minúsculas culebrillas
pardas); la iguana y el manatí; a los peces de ríos y lagu-
nas (mojarras, tepemechines) ; a I03 pájaros diurnos y noc-
turnos (chiltote, sinsonte, jujuyo), etc.i^ A los inagota-
bles recursos de la caza y de la pesca se agregan todos los
productos de la ganadería guatemalteca —ganado y aves
de corral—1», y seguramente, cual buen conocedor. Fuen-
tes alaba los excelentes jamones de Totonicapán, inferiores,
sin embargo, a los de Momostenango. ..20.
Admirable fecundidad de esa generosa tierra india dig-
na de ser cantada por los más inspirados poetas:
17 Ibid., I, VIII.S; una larga enumeración de las flores de Guatema-
la encontramos en, cf. I, III, 5.
18 Ibid., ver de manera especial I: X,2 y 3; XV, 4; II: I, 11; H,
3 y 6; III, 14; IV.IS; VI, 1 y H. Acerca del jujuyo. Fuentes (11,11,6) ee
empeña en refutar al cronista español Gomara, el cual confunde (según
Fuentes) ese pájaro nocturno con un escarabajo luminoso llamado cocuyo.
19 Ibid., 11,1, y II y paasim.
20 Ibid., II. VIII.l.
234 ANDRÉ SAINT-LU
«. . .por estos montes pudiera mejor el poeta mantua-no que por los de Arcadia haber compuesto, si se hu-bieían conocido en su tiempo, la numerosa cadenciade su Égloga cuarta»^^
A falta de Virgilio y de su famosa Bucólica, el virgi-
liano Landívar, como si contestara a esa sugestión de Fuen-tes y Guzmán, evocará, más bien al estilo de las Geórgicas,
pero con la emoción del exilio, los rústicos encantos de la
naturaleza centroamericana^s.
«Salve, cara parens, dulcis Guatimala, salve,
Delicium vita? fons, et origo meae. . .»22bis.
El saludo del poeta a su país natal es el primer acorde
de un himno a la grandeza:
«Qualis ubi aerio nimbos abrumpit OlympusVértice, et aethereos ausus conscendere traetusAstra petit, Phsebemque amens, Phaebumque minatuír:Haud aliter pulchri frondosa cacumina montisNubibus abruptis crista, se in sydera tolimt»22ter
a la opulencia:
21 Ibid., I,X,I.
22 La Rustieatio Mexicana describe la vida del campo "mexicano.*
en el sentido más amplio del término; algunos de sus cantos (sobre las cata^
rata», o sobre el añil) se refieren más a Guatemala. A la nostalgia de la
lejanía definitiva, se añade, en algunos de los pasajes dondle el autor evoca,
no los campos sino la ciudad misma de Guatemala, la conmoción provocada
por el catastrófico temblor de 1773, aun muy reciente en la fecha cuando
Landívar estaba componiendo su poema.
22bis Primeros versos del poema.
22ter «A semejanza del Olimpo que, con su airoso vértice, rasga las
nubes, y en ascensión atrevida por el aire sutil hasta los astros amenaza
ensoberbecido a la luna y al sol; así también las cumbres boscosas de la bella
montaña, con la cresta a través de las nubes, se alzan hasta las estrellas».
(Canto III; traducción de Octaviano Valdés).
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA -[35
«Turba tamen solers Australia terga frequentat,Maturos citius lectura ex arbore fructus,Férvida quod pingui tellus uligine laetaLargius edat opes nigra spectabilis umbra.Sic Pepones, sic Pruna manu, Citrosque, NucesqueInnumerosque alios foetus plebs Inda legebatFertilis assiduis terrea proventibus uber»23.
y a los encantos agrestes:
«Insuper in magnos se mons abscindit hiatusA summo passim porrectos culmine ad imamRadicem; sed que foUis virgulta tenellisUndique distinguunt, annosa et robora densant,Exuto doñee demissa per aequora fastuPlanet iter purisque riget sata laeta fluentis»23bis
de las tierras guatemaltecas: una efusión lírica, un cantoconstantemente alimentado por la llama interior de un crio-
llismo espontáneo-3ter.
23 «Solícita la fl:ent« acude a las laderas meridionales a cosechar delos árboles los frutos que la tierra ardorosa, fértil por su rica humedad»produce con largrueza, admirablemente cobijada de la ne^a sombra. Deepte modo el indio recogía por su mano melones, ciruela», cidras, nueces yotroa frutos innumerables, y se enriquecía con el asiduo rendimiento de la
pródiga tierra» (Ibid.)
2Sbis «Arriba se parte la montaña en abismos enormes que se ahon*
dan aquí y allá, desde lo más alto de la cumbre a los bordes de la falda.
Se encuentran adornados con el tierno follaje de los arbustos y densos ro-
bles añosos, hasta que la abrupta cresta, apaciguándose en la planicie,
allana el camino y riega con transparentes arroyos las lozanas sementeras»
(íbid,),
23ter Cf. acerca de Landívar, los sugestivos análisis de Menéndez yPeJayo, Historia de la po€8Ía hispano^merieana, edición de 1948 (Santander),
t I, pp. 178 y sg.; Mariano Picón Salas, De la Conquista a la Independencia,
México, 1944, pp. 177 y sg.: y Carlos V. Aubrun, Histoire dea Lettres hispan
niMiméricaines, Paris, Colín, 1954, p. 101; así como la docta "Introducción"
136 ANDRÉ SAINT-LU
Al elogiar, en un espíritu claramente apologético, las
bellezas y las riquezas de Guatemala, la Recordación Flo-
rida también toma la defensa de las poblaciones autóctonas,
para refutar a la opinión muy difundida, que éstas vivían en
la más oscura barbarie. Ya que los naturales de esas re-
giones, afirma Fuentes, no eran tan primitivos como algu-
nos lo hacían creer. Y compara, no sin malicia, a los mássalvajes de ellos con los Batuecos, "no menos agrestes que
estos de quienes hablamos".24 Acerca del error en el cual
viven los Indios, Fuentes extema juiciosas explicaciones,
basadas en la extraño de sus lenguas y la decadencia de
su condición:
«. . .el no entenderles su idioma, y el estar ellos tanapagados y distantes de la memoria de sus principios,
los hace parecer algo menos que brutos»25.
Es verdad que muchos de ellos son deplorablemente
rústicos, y Fuentes (quien en el fondo no los estima mucho)no deja pasar ocasión para denunciar su pereza o su fero-
cidad26. Sin embargo, cuando trae a cuento las grandes
de José Mata Gayidia para la edición en facsímil de la Rusticatio MexicáWhGuatemala., 1950 (Editorial Universitaria).
En la misma perspectiva de inspiración criolla, Landívar tuvo lejanos an-
tecesores en aquellos poetas olvidados cuyas obras se han perdido, como por
ejemplo Juan de Meztanza, Baltasar de Drena, quienes vivieron en Guate-
mala hacia finales del aiglo XVI y de quienes Cervantes hace elogio en la
Calatea (Canto de Calippe) y en eWiaje del Parnaso (Vil). ( ?) Cf. la hipó-
tesis formulada por Luis Nicolás d'Olwer ("América en la obra de Cervan-
tes'*, Cuademo8 americanos. I, México, 1948, pp. 162-184) : **Si Cervantes^
en 1590, solicitaba al rey un empeo en Guatemala ¿no sería acaso por el
clogrio que de ella, de isu suelo, y de su cielo, le hiciera su amigo Juan de
Meztanza?".
24 Recordación Florida, 1, I, 4.
25 Ibid.
26 Ibid., 1: I. 4 y XVIl, 2; ll, XI, 12.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 137
discusiones del siglo XVI sobre la racionalidad de los indí-
genas americanos, tiene buen cuidado de imputar su salva-
jismo, no a su naturaleza, sino simplemente a una falta deeducación-7.
Además, si no se queda atrás al denunciar su rudeza,
por el contrario se muestra muy atento en poner en relieve
el alto nivel de civilización y de cultura a la cual habían
llegado, en muchos campos, los más evolucionados entre
esos pueblos. Al respecto, le presta mucha atención a las
"escrituras" ideográficas —a decir verdad muy rudimenta-
rias— de los Pipiles, de los Cakchiqueles y otras tribus28.
Las piedras talladas, las plumas ornamentales, las armas,
los utensilios, le proporcionan las pruebas de la habilidad
técnica y del sentido artístico de los naturales^».
Pero los vestigios de las construcciones que aún sub-
sisten son los que testimonian su ancestral civilización:
'*.. .los nobles y generosos vestigios que hoy duran son
claros testimonios de la policía indiana"3o. Menos preciso,
menos técnico que en otras materias. Fuentes cae fácil-
mente en el estilo pomposo:
c. . . hoy se comprueba la notoriedad de esta opinión
(la grandeza de las ciudades indígenas) con lo que ve-
mos ve^tigioso, y por otras partes de pie, de ostenta-
tivas máquinas materiales. ..»3i.
Esos admirables edificios que causan gran sorpresa a
los españoles, proporcionan índices bastante evidentes so-
27 ibid., II, XIV, 10.
28 Ibid., II: II, 11 y 12 (capítulos muy documentados y acompañados
de reproducciones) y XII, 12.
29 /6úf., I, XIV, 2; II. II. 11, etc.
30 Ibid,» I. IX, 3.
31 Ibid., I, 1,2; cf., también I. XV.l: desoripción administrativa de
la ciudad fortificada de Tecpanguatemala.
238 ANDRÉ SAINT-LU
bre el origen de los Indios —estima Fuentes— para que
de ellos se pueda deducir algo más que conjeturas.
Las estelas en forma de obelisco ("columnas o agu-
jas") y los templos piramidales que abundan en Guatemala,
¿no sugieren claramente un antecedente egipcio? Por otra
parte, si se considera el hecho de que eran grandes cons-
tructores, la diversidad babélica de sus idiomas y algunos
rasgos físicos como el color particular de su piel y lo lacio
del vello, ¿cómo no llegar a la conclusión, por asociación,
de una ascendencia hebraica de esos pueblos, corroborada
—siempre según Fuentes— por el recuerdo de Abraham,
conservado en ciertos manuscritos? 32. Acerca de la identi-
ficación exacta de antiguas tribus judías que habrían emi-
grado al Nuevo Mundo, el autor de la Recordación Florida
queda algo perplejo,33 pero lo importante para él era acre-
ditar un origen étnico de consideración, el cual, además se
mantenía, en tanto que teoría, por una tradición ya antigua
en su época-"^. Dicha tradición volverá a actualizarse enGuiatemala, en los primeros años del siglo XVIII, con la
sistemática apología escrita por un Dominico anónimo, au-
tor de la curiosa Isagoge histórica apologética de las Indias
32 Ihid.^ I. II, 1 y XVII, 3; ver también II: VII, 2 y XII, 12.
*' 33' /&«., I, II, 1.
34 Fuentes se refiere a Torquemada y a Solórzano Pereira, autores
del si^o XVII, pero la teoría profesada en primer lugar por algunos reli-
giosos en una perspectiva misionera, más o menos iluminada, remontaba al
siglo XVI: Torquemada (Monarquía indiana, lib. I, cap. 9) se apoya en
Bartolomé de Las Casas: cf. Bataillon "Estas Indias (hipótesis lascasia-
nas) '*, Cultura universitaria, Caracas, 1959, p. 102, y **Etudes. . .", op. cit.,
P. 266.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 139
occidentales-'. En esa obra, inédita pero sin duda no des-conocida en su tiempo, se sostiene ampliamente la tesis
de origen israelita de los indígenas americanos^e. Es más,los primeros habitantes de Guatemala serían los descen-dientes de las diez tribus antaño capturadas por el AsyrioSalmanasar37. Sería deseable tener más información acercade la identidad del religioso que escribió ese libro: criollo
o peninsular, en todo caso, después de Fuentes y Guzmánal cual se refiere a menudo, se muestra muy decidido adignificar el pasado de Guatemala, tanto prehispánico comocolonial.
En el orden moral, según la Recordación Florida la ci-
vilización indígena era tan notable, bajo muchos aspectos,
como en el campo material. Es verdad que esos infieles,
presa favorita del demonio, no se beneficiaban de las luces
de la verdadera fe^O; pero en Guatemala sus supersticiones
35 Isagoge histórica apologética de loe Indias occidentales ^ y especiaV
de la Provincia de San Vicente de Chiapa y Guatemala de la Orden de Pre^
dicadores, escrito hacia 1711; 1» edición, Guatemala, 1892, 2» edición, Guate-
mala, 1935 (Biblioteca «iGoathemala", XIII). El texto publicado, incompleto,
comprende un primer libro sobre el origen de ¡os Indios, y, un segundo, in-
terrumpido, sobre la conquista de Guatemala y la llegada de los primeros
religiosos dominicos (con una serie de capitanes sobre fray Domingo de
Betanzos)
.
36 Ver de manera especial lib. I, cap. 6, 7, 8, edición citada de
1935, pp. 48-67.
37 El autor se apoya en el cuarto libro de Esdras (Antiguo Testa-
mento), siguiendo en eso —declara sin más precisiones»— la opinión de Las
Casas, "primer autor de esta sentencia". Sin embargo, dicha tesis tuvo
muchos otros adeptos.
88 Ese es el caso aquí: cf. cap. 8, p. 61. Cabe señalar que Ximénez,
algunos años más tarde, también se referirá (pero sin insistir mucho) en la
ascendencia hebraico de los Indios: Historia. . ., op. cit., t. I, p. &•
39 Recordación Florida, I, XII, 3: "De los muchos y grandes agüeros
y supersticiones que los indios de este pueblo y los demá* generalmente de
este reino tenían, y en que aún algunos puede ser perseveren hasta hoy
día". El autor insiste mucho sobre el papel del diablo.
J40 ANDRÉ SAINT-LU
sólo rara vez los llevaban hasta la práctica de los ritosi
más inhúmanoslo. Además, aun cuando en una óptica ne-
tamente corporal, no dejaban de creer en la inmortalidad
del alma^i y, ¿quién sabe si no guardaban algún recuerdo
de una antigua evangelización, cuyos artífices hubieran po-
dido ser San Bartolomé y Santo Tomás? Suposiciones de
Fuentes, quien también sigue una vieja tradiciones.
Por lo menos los más evolucionados eran capaces, en su
sensatez política de gobernarse pacíficamente por leyes ra-
zonables y justas que garantizaban el orden sociales. Pue-
blos libres y orgullosos, supieron, hasta la llegada de los
españoles, preservar una independencia que las ambiciones
y la codicia de los mexicanos había puesto en peligro va-
rias veces^e. La potencia, aun patente, de sus antiguas
fortalezas^s, así como el recuerdo de las guerras civiles quesostuvieron, entre ellos, por largo tiempo los Quichés, Cak-chiqueles y Tzutuiles (y que Fuentes reseña en forma épi-
ca)46, sin hablar de su heroica resistencia a los españoles,
todo ello testimonia con elocuencia sus grandes capacida-
des militares.
*
40 Ibid., I, IX, 11: los sacrificios humanos sólo se practicaban (con
moderación) entre los Quichés.
41 Ihid., II, XIII, 7.
42 Ibid,
43 Ibid., I. 1,4; II: II, 5 y XII, 12.
44 Ibid,, I: I, 1 y III, 3: refutación un tanto laboriosa de una tra-
dición según la cual las tribus de Guatemala habían sido sometidas por los
aztecas. Argumentación retomada en la Isagoge, op. cit., lib. II, cap. 1, pp;
175 y sg. donde el autor —después de Fuentes (Recordación Florida, II,
VII, 10)— pone el acento sobre la grandeza del reino quiche, igual o hasta
superior a la de los Mexicanos.
45 Recordación Flonda, I, I, 3 y II, VIII,18.
' 46 Ibid., II, 1 6 ai 9.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 141
Al celebrar las virtudes y la fuerza de los indígenas,
Fuentes y Guzmán mata dos pájaros de un tiro, ya queasi estará en mejor capacidad de elogiar los méritos de los
conquistadores (es decir, sus antepasados). Ese tema es
objeto de una vehemente apología puesto que algunos, yasea por ignorancia o por celos, le niegan a los españoles la
gloria de las victorias obtenidas en Indias:
«. . .dicen muchos necios por baldón que fue por milagrola conquista y así lo confesamos con gloria los descen-dentes de aquellos heroicos españoles conquistadores,a quien Dios escogió y destinó para instrumentos suyos,en una ocasión que desde el principio de las cosas,
ninguna corre parejas con ésta»^^.
El autor se rebela contra aquellos que minimizan la
valentía de los naturales y, por ende, la de los vencedores:
«. . .los que desdeñan los admirables y grandes servi-
cios de la América y que quisieran que no tuvieranombre de hazañas éstas que no se ejercitaron allí,
de la otra parte del mar; y es tal la ceguedad de unapasión que no quieren sea valor el de unos indios
desnudos de acá, que no acusan entrar en batalla conhombres armados de allá, y que el haber vencido a
éstos no sean hazañas»48.
Argumentación muy discutible. . . Por lo que Fuentes
prefiere, entonces hacer uso de la grandilocuencia:
«. . .tanto cuanto llenaron (los conquistadores) a su
patria E paña de inmarcesible gloria, colmaron a las
naciones extranjeras de marchita envidia»^^.
47 Ibid., Il, VIII,20.
48 íbid,
49 Ibid., 1,111,6.
142 ANDRÉ SAINT-LU
Ese es el tono del informe sobre la conquista de Gua-
temala que toma, en la Recordación Florida, las dimensio-
nes y los colores de una extraordinaria epopeya y donde
encontramos, junto con lo maravilloso, muchos procedimien-
tos, clásicos de engrandecimiento y de exaltación propios
de ese género, disminuidos, a veces por un exceso de énfa-
sis y efectos de un gusto incierto. Bajo la égida conjugada
de Marte y de la Providencia, los combatientes españoles,
presionados por todos lados por multitudes de indios se
entregan a la lucha con tal encarnizamiento que la sangre
corre por torrentes en los valles:
«. . .la sangre de ellos corrió a manera de un arrollo
desde la falda del monte adelante, quedando todo aquelsitio anegado en ella».
«Ya en la sangre rebalsaba en aquella pavorosa lla-
nura nadaban los penachos y saetas entre los cuerpospalpitantes que batallaban con la muerte»*'*^.
Rendida pero despiadada, Átropos, ascendida al papel de
Sepulturera, corre el riesgo de carecer de tierra:
«. . .nunca la inexorable Parca necesitó de tanto polvocon que cubrir la miseria de los muertos»^!.
Tal exceso parece tanto más incongruente que hastallega a mezclarse en los informes muy concretos y hasta
técnicos acerca de las operaciones militares^s. Lo mismosucede con las arengas y los discursos, en un estilo exage-
50 Ibid., I, II. 3 (batalla de Quezaltenango) y II, Vin,20 (batalla de
Malacatán).
51 Jhid,, II, VII, 5, oonquista de Utatlán.
62 Ver, par ejemplo, íbid.. I, XIII, 4 y 5 (guerra de Sacatepéquez)
y II, III, 1 a 4 (conquista de Guazacapán), Habría que preguntarse, ade-
más, si esos relatos no son parcialmente imaginarios.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 143
radamente declamatorio, que adornan —o dañan— dichos
relatos53. Ese pesado andamiaje, de todas maneras, no tie-
ne nada que hacer en una obra que pretende ser, en pri-
mer lugar, histórica, pero es muy reveladora de esa tenden-
cia básicamente criolla de sublimar la conquista y que en
Fuentes y Guzmán se afirma desmedidamente.
En ese ambiente de epopeya, en el gran escenario de
las campañas y de los combates donde se suceden las ha-
zañas, los héroes resultan ser inesperados actores. Algunos
de ellos episódicos, como el intrépido Pedro González Ná-
jera quien, cuando el cerco de Santiago por los Cakchique-
les insurrectos (1526), atravesó las líneas enemigas, disfra-
zado de indio, para ir en busca de refuerzos'^^. Pero por
encima de aquellos mismos cuya presencia es más notable,
se destaca por su gigantesca estatura, la impresionante fi-
gura de Alvarado, el conquistador ejemplar. La Recorda-
ción Florida, cuyos primeros libros de la primera parte es-
tán consagrados a la conquista de Guatemala por los Espa-
ñoles (y en especial el libro IV, a las acciones clamorosas
de su jefe), y donde volvemos a encontrar la misma mate-
ria, más detallada y aumentada de la historia propiamente
colonial, en la cual abunda la descripción geográfica y po-
lítico social del país, es un inagotable panegírico del Ade-
lantado.
Como conquistador, Alvarado se asemeja a la vez a los
más famosos héroes de la antigüedad y a los más legenda-
53 Ibid.» II. IV, 10: discurso de Hernando de Chávez y respuesta del
cacique Copan Calel; II. XIV. 16: debate público con Pedro González Ná-
jera y Pedro Portocarrero. etc.
54 Ibid., II. XIV, 15. Nájera, precisa Fuentes, había embadurnado
su cuei-po con un coíorante; su cuerpo, pero no su rostro: "el rostro sin bija,
porque este caballero, como sus descendientes Vélez. son tan trigueños que
igualan en el color a los mulatos claros". . .
144 ANDRÉ SAINT-LU
rios caballeros de la edad media. Tiene la fuerza de Hér-
cules y el valor de Aquiles o de Héctores; cualidades que
aun cuando prodigiosamente exaltadas, no están en con-
tradicción con los rasgos reales del personaje, ni tampoco
de su audacia, su ascendente, su astucia y su sagacidades.
Pero, qué decir de su docilidad, de su obediencia a las ór-
denes superiores y la irreprochable lealtad a las consignas
bajo las cuales se cobijan las iniciativas más que dudosas,
de su campaña mexicana con Cortés^T o, más tarde otras
tantas empresas sospechosas como su expedición al Perúes.
¿Y qué pensar del espíritu de justicia o mejor dicho de
clemencia y humanidad, de caridad cristiana del cual ese
jefe magnánimo hace galas a favor de los vencidos, para
5u propia edificación?»^ A Fuentes y Guzmán, descendien-
te de conquistadores e historiador de Guatemala, le impor-
taba dar de la conquista de su país la mejor Imagen posible.
Como le resultaba difícil —^mientras la exalta— negar su
realidad guerrera y sangrienta, la legitimiza afirmando la
imposibilidad de un sometimiento pacificólo y subrayando
•el espíritu de justicia de los requerimientos oficiales los
cuales estaban forzosamente precedidos por intervenciones
armadas^i. además, la purifica de todo aspecto belicoso ysanguinario demostrando lo inverosímil de las supuestas
atrocidades62, refutando el vil móvil de la avidez,^^ y cele-
56 Ibid,, I, IV, 1 y 6, y passim.
56 Ihid., ver por ejemplo I, II, 4 y II, VII, 6.
57 Ibid., I, IV, 1: "Don Pedro se preciaba tanto de obediente como
^e alentado. . .".
68 Ibid., I, IV, 3: "... no fue sino casual el aportar al Perú".
59 Ihid., I, IV,5 y XIV, 3; II: II, 10 y VII, 6, etc.
•€0 Ibid., II, VI,7 y IX, 14.
^61 Ihid., II, IV, 6.
•62 Ihid., ver de manera especial I, II (entero).
v63 ihid., II, VIII, 26.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA I45
brando los nobles ideales de los españoles^^-*. En esas condi-
ciones, Alvarado sólo podía ser un modelo de virtudes, comoefectivamente lo plasma la pluma de Fuentes, a pesar de
algunas ligeras reservas ocasionales^'^. Pero, ¡qué distancia
entre tal idealización de la conquista y del conquistador yla sombría realidad!
El autor de la Recordación Florida, por más que alabe
la persona y la carrera del Adelantado, se queda atrás, po-
siblemente, frente a su contemporáneo, el franciscano Váz-
quez, criollo como él y, como él muy preocupado por glo-
rificar a los hombres y las cosas de su Guatemala natal.
Llevado por el entusiasmo, Vázquez transforma sucesiva-
mente al valiente don Pedro en Héctor, en Bellerophon
vencedor de la Quimera y en Caleb elegido de Moisés yvictorioso de los tres gigantesca. Cabe señalar su manera
de alabar las hazañas de Alvarado al lado de Cortés: elo-
cuente elogio, que le atribuye al teniente un papel másimportante que el de su capitán. .
.^'^, Para volver a Fuen-
tes y Guzmán, tampoco es raro encontrar en él los mismos
juicios preferenciales con respecto a la conducta y las proe-
zas de su héroe. Acontece que la fama de Cortés quede
64 Ibid., II: III. 9 y V.S.
65 A propósito del ataque de Yzquintepeque (ibid., II, II, 1) el autor
señala la total ausencia de una notificación previa: en otra parte (II,IV,14)
reconoce que Alvarado tenía muchos Indios, agregando, en verdad, que los
merecía: "mas todo merecido de muy loables servicios".
66 Crónica. . ., op. cit., t. I, pp. 157-158.
67 "En las guerras de Tabasco él fue quien venció a los indios, sien-
do la primera victoria que se cantó por las armas españolas, la que él con-
siguió". "¿Qué acción, qué proeza, qué hazaña, entre tantas y tan grandes
del Marqués del Valle, no tuvo por consejera la industria, valor y resolución
de don Pedro?" "¿no dio vista a México primero que los demás? ¿no entró
tres días antes que Cortés, y fijó los reales estandartes en el Tlatilulco?"
(ibid., T. I, p. 167).
146 ANDRÉ SAINT-LU
algo afectada^s y si el Perú fue conquistado posiblemente
no se deba tanto a los méritos de Pizarro y de Almagro,
como a la providencial intervención de don Pedro^o.
Como gobernador, Alvarado también encarna un mo-delo. Ese Aquiles se torna un "Numa^^Oj prueba de ello
sus sabias ordenanzas "para el buen gobierno de la Repú-
blica'* y, aún más, su avisada prudencia frente a situacio-
nes tan delicadas como la que confronta en Guatemala, en
1530, después de una ausencia de cuatro años'^i Prudencia
que seria más bien despotismo matizado de sorna. Pero
Fuentes nunca tuvo enxpacho en transformar en edifican-
tes operaciones políticas las maniobras más dudosas de su
personaje'^2.
¡Tiempos felices aquellos del principio de una colonia
establecida bajo los auspicios de semejante jefe! Si bien
deplora la decadencia, real o supuesta, del país que lo vio
nacer, el historiador guatemalteco abunda en elogios hacia
su ilustre pasado. En la perspectiva frecuentemente nos-
tálgica de la Recordación Florida, se repite como un estri-
billo, en oposición a la dureza de los tiempos presentes el
retroceso del civismo, la decadencia de las instituciones yla pérdida de prestigio de la aristocracia criolla, la prospe-
68 Recordación Florida, I,IV,2: con respecto a la expedición de Cor-
tés a Honduras y los disturbios de México,
69 Ihid., I,IV,3 y 11,11.10.
70 Ibid., I.VII,1.
71 Ihid., 1,1V,3; para cortar por lo sano con las divisiones, Alvarado
designó nuevos alcaldes y prohibió hablar del pasado.
72 Ver también ihid., I,IV, 5; II:II,10, IV, 7, y XIV,16.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 147
ridad, la grandeza y el lustre de la Guatemala colonial al
amanecer de su historiaos. Al evocar la mañana esplen-
doro :a del 27 de noviembre de 1527, día de la fundaciónefectiva de Santiago de los Caballeros, Fuentes y Guzmánle imprime una clara significación augural:
«Amaneciendo el día siguiente 22 de noviembre del mis-mo año de 1527 con despejado y claro lucimiento, porser el principio de la estación alegre del verano, se llenóde regocigo y festiva aclamación el sitio y plaza de Coc-temalán. .
.»'^4,
¿Estarían en los documentos, esas precisiones de orden
climático? Cabe suponer, más bien, que el autor se inspiró,
sin mencionar la fuente, del bello cuadro hecho por Remesal,
del primer establecimiento —provisorio— de los españoles,
en 15247f>. Remesal, a pesar de no ser criollo, también
contribuyó, seducido como lo estaba por el medio y ultra-
sensible a las motivaciones de su tema, a la formación de
un cierto folklore guatemalteco. Para circunscribimos a
la fundación de 1524, es interesante constatar que, tenien-
do lugar el día de Santiago, es decir el 25 de julio, el buentiempo, aquella mañana era excepcional en un país tropical
—^y eso es lo que el cronista no se cansaba de subrayar:
73 Conocemos el contenido reivindicatívo de la obra y el tono un
tanto decepcionado que lo caracteriza (cf. aupra, pp. 77 y sg) ;ahora es con-
veniente observar el efecto del contraste entre la imagen del presente y la
visión del pasado: *'. . .así me suele acontecer el decir que sólo ha quedado
el esqueleto de Goathemala, porque de lo que fue y es ahora, sólo parece
que no ha quedado otra cosa". (Recordación Florida, II,XI,8) ; ver también
I,VI,5: "Ya no hay fray Domingos de Azcona que nos ayuden. Paciencia
que esto ha sido hasta hoy Goathemala y amenaza a las cenizas de Troya,"
así como 11:1,2; VI.9; VIII, 24, etc.
74 Ibid., 1,111,4.
75 Remesal, Historia. . ., op. cit., lib. I, cap. Il, par. 4.
148 ANDRÉ SAINT-LU
«Y viendo el día señalado que amaneció sereno, yclaro, con ser entonces la fuerza de las aguas y el
invierno de esta tierra, se armaron todos y pusieron
en forma de ejército. ..»'^6.
Si bien explota algunos datos ya envejecidos, Fuentes
también aporta su contribución personal al patrimonio de
las tradiciones criollas, siempre susceptible de enriquecerse.
De esa manera se complace en identificar, entre los prime-
ros vecinos de Santiago, al descendiente del famoso piloto
precursor de Cristóbal Colón^T^ legendario navegante que
permaneció durante largo tiempo en el anonimato, pero a
qu:.en el Inca Garcilaso se había encargado de darle unnombre, sin duda fantasioso. Identificación bien azarosa,
en todo caso, la del supuesto descendiente, si es cierto quese basa en la lectura defectuosa (¿intencionalmente defec-
tuosa?) de los antiguos registros municipales'^^. Dicha in-
formación será retomada —y ampliada— por el autor dela Isagoge hisiórica apologéiica siempre en el espíritu deglorificación de la ilustre capital de Guatemala^».
76 Ese invento de Remesal inspiró a los demás historiadores domini-
cos de Guatemala: cf. Ximénez, Historia. , ., op. cit., t. I, p.l3l: *'.. . ama-
neció alegre y placentero, sin duda convidándolos a que permaneciesen enaquel sitio. . ."; y la anónima Isagoge histórica apologética, op. cit., pp.
196-197: "Amaneció, pues, el 25 de julio, tan alegre que parecía celebrar
también toda esta tierra la dicha que se la había de seguir de esta fundación",
77 "Juan Sánchez de Huelva, descendiente de Alonso Sánchez de
Huelva, que fue el piloto que dio las embarcaciones a Colón": Recordación
Florida, 1,111,6.
78 Registros donde aparece el nombre de González de Huelva, pero
no el de Sánchez: cf. nuestra nota "La légende du pilote précurseur de
Christophe Colomb dans l'historiographie du Guatemala", BuUetin Hispani'
que, 1959, T. LXI, n? 1, pp. 74 y sg.
79 Isagoge. . ., op. cit., pp. 147-148: Juan Sánchez de Huelva se iden-
tifica aquí como el "hijo legítimo** de Alonso Sánchez.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA I49
Acerca de esta insigne ciudad, la cual —precisa— sólo
durante cinco días fue villa (?)80, Fuentes exalta con igual
calor a sus fundadores y primeros pobladores, por la triple
excelencia de su nobleza^i civismo82 y urbanismo^s. Des-
pués del panegírico de Alvarado los elogios a Marroquín a
Maldonado y las alabanzas a los ediles se inscriben clamo-
rosamente en esa elocuente celebración^^. Incluso el sim-
ple hecho, ejemplar sin embargo, de que el país haya sido
gobernado, por espacio de un solo día por una mujer (Doña
Beatriz, viuda de Alvarado, en 1541) le parece un título de
gloria:
«. . .más que México y Lima podrá Goathemala contar,
entre sus blasones, lo que las monarquías de Francia, In-
glaterra, España y Flandes, a quienes gobernó y mantuvoel gobierno de mujeres: siendo ejemplar en nuestrasIndias occidentales este accidente glorioso de Goathe-mala que, desde el principio de su infancia, empezóa correr parejas de grandeza con las mayores monar-quías de Europa. Y en fin, a veces es mejor ser go-
bernado por una mujer heroica que de un hombrecobarde y flaco^s.
Habrá que admirar la prudencia política de la última
aseveración. . . Pero hay que decir que el heroísmo de do-
fia Beatriz, personaje cuya conducta ha suscitado más de
80 Recordación Florida, 1,111,4.
81 Ibid., I.in,6 y 11,111,13.
82 Ibid., I,V, 1 y II,VI,15.
83 Ibid., I.IV,5.
84 Ibid., I: V,7 y VII,1; II; IV,16 y VIII,27.
85 Ibid., I,IV,7. Las mujeres que gobernaron los reinos de Francia,
de Inglaterra, de España y de Flandes, eran respectivamente —nos dice el
autor— Catarina de Médicis, Isabel de Inglaterra, Mariana de Austria (tu-
tora de Carlos II) y la duquesa de Parma.
250 ANDRÉ SAINT-LU
alguna controversia, sigue sin inspirar mucha confianzasc^
Fuentes y Guzmán, cuyo eclecticismo se amolda mal a
los criterios muy selectivos, celebrará con complacencia to-
do lo que más tarde podrá concurrir, de alguna manera a
la ilustración de Guatemala. La capital de la Capitanía Ge-
neral, transferida y reconstruida después de la catástrofe
de 1541 y convertida, al final del siglo XVII en una de las
más importantes ciudades coloniales de IndiasS^^ constituye
Un tema inagotable para la pluma prolifera y entusiasta del
historiador criollo^s.
«El ilustre y decoroso centro de esta nobilísima repú-blica se admira majestuoso, peregrinamente adornadode singulares, magníficas, elegantes fábricas, que au-
torizan y noblemente acreditan lo generoso y noble
de su dichosa fundación» S9,
De todos los edificios públicos, la imponente catedral
es la que más inspira su prolija y pomposa calificación:
«. . .con gallardía y ostentación, campea la augusta yreal basílica, con peregrina maravillosa material fá-
brica. . .»
«. . .consta toda la magnifica augusta fábrica de se-
senta y ocho bóvedas, con que se cubre y corona la
majestuosa, elegante máquina de su decoro. Entrase
86 Fuentes, naturalmente, se empeña en salvar la memoria de doña
Beatriz **la Sin Ventura", de las acusacioaies de ambición e hipocresía le-
vantadas contra ella de manera especial por Remesal (Recordación Florida,
I,IV,7).
87 Aunque decaída, lo testimonia la actual ciudad de Antigua.
88 Ver de manera especial el libro V de la 1» parte de la Recordacióni
Florida,
89 Ibid., I,V,7.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 151
a la hermosura de decentísima de este templo porsiete puertas» etc.^*^.
Ninguna de las veinticuatro iglesias, ninguno de los
diez conventos con los que cuenta, en su época, la clerical
metrópoli guatemalteca escapa al inventario del locuaz des-
criptor. Eso le da la oportunidad de consagrar largas pá-
ginas a las imágenes piadosas y a sus tradiciones milagro-
sas que, gracias a Dios, no faltan^i. Inestimable patrimo-
nio a los ojos de ese criollo, tan preocupado en testimoniar
que en cualquier cosa, y en primar lugar en el campo de
lo sagrado, el Nuevo Mundo puede rivalizar con el Viejo.
Después de declarar que no pretendía autorizar milagros:
**no califico milagros que no me toca". Fuentes reseña
—primordialmente— las bendiciones acostumbradas de cier-
ta Virgen invocada en período de sequía:
«. . .antes de llegar la orden y solemnidad de la pro-
cesión rogativa al sitio y lugar sagrado de la estación,
vamos bastantemente mojados y alegres»»2^
y se hace eco de la devota leyenda según la cual la estatua
encorvada de Nuestra Señora de la Merced, en su nicho
demasiado bajo, perpetuaba una inclinación voluntaria de
la Reina de los cielos»3. Más significativa, la creencia se-
gún la cual lo huida de Drake (a menos que fuera "Pie de
Palo"), fue obra de la Virgen de Loreto, cuya imagen, or-
gullo del convento de los Franciscanos, habría sido robada,
90 Ibid. En ese capítulo. Fuentes menciona su "Descripción" de la
catedral en "ai-te mayor", poema que, ¡gracias a Dios!, se ha extraviado.
91 Ese es el tema, en particular, de todo el libro VI de la 1^ parte.
92 Recordación Florida, I,VI,1.
93 Ibid., I,VI,2.
152 ANDRÉ SAINT-LU
en Eapaña, en un acceso de ciega piedad, por un guatemal-
teco que se encontraba viajando por España^^.
Orgulloso de todas las iglesias de su ciudad natal, el
autor de la Recordación Florida también se ufana de sus
seis hospitales e incluso, parecería, de sus ocho cárceles. ..^s,
aun cuando, para abarcarlo todo, se vanaglorie aún más de
su Universidad y del saber de los estudiantes criollos "fé-
nix o monstruos de sabiduría" al decir, precisa Fuentes, de
testigos europeos quienes, al pasar por Guatemala, pudie-
ron apreciar la vivacidad y la fineza ("lo pronto y lo delga-
do") de su inteligencia^^. Y cita, entre otros, al joven Juan
de Oviedo y Baños,
«criollo de estas partes, que se vio graduado de bachi-ller de Filosofía, licenciado y doctor de Teología es-colástica, siendo admiración y crédito de ambos mun-dos por lo corto de su edad, pues solo rayaba en losdiez y nueve años. . .»
Sin agotar la materia, cabe revelar, refiriéndose a la
capital, el elogio de las plazas públicas y sus fuentes y, enespecial, la Plaza Mayor,
94 Ibid., I,VI,3 y II,XIII.18. Dicha tradición y muchos otros mila-
nos son extensamente relatados en la Crónica franciscana de Vázquez,
Lib. V., tratado II (edición citada., t. IV, pp. 219 y sg) ; ese mismo histo-
riador, criollo como Fuentes y amigo suyo, también escribió una Historia
Lauretana, acerca de los orígenes y vicisitudes de dicha estatua que, afirma,
no era sino la que, antaño, había protegido el infante don Pelayo. (Sobre
el culto de la Virgen de Loreto en Guatemala, cf. Rubén Vargas TJgarte,
Historia de culto de María en Ihero-Amérvca, Madrid, 1956, pp. 300-301).
95 Recordarión Florida, I,V.S.
96 Ihid. Fuentes se refiere a un tal Baldecebro, autor aragonés (Go-
bierno general, etc.,). r/,^ ,
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 153
«grave, decente sitio de los más severos majestuosostronos, para los más superiores autorizados y ^rimerostribunales; teatro de decorosas lucidas representacio-nes y anfiteatro de indómitas lunadas fieras»^!.
En el renglón de las fiestas, civiles, religiosas o milita-
res y de los juegos y representaciones cuyas plazas son el
escenario, Fuentes no se queda atrás en cuanto a precisio-
nes descriptivas, además muy acertadas, y comentarios elo-
giosos. Acerca de la fiesta "del volcán", una especie de
gran desfile que evoca la conquista, se empeña en especifi-
car que es muy particular de Guatemala y que no se cele-
bra en ninguna otra parte»». La del **volador" —ese palo
alrededor del cual revolotean hombres suspendidos en la-
zos— inmemorial tradición mantenida por los Indios, tam-
bién excita su imaginación»». Esa misma fiesta motivará la
inspiración emocionada de Landívar —con las corridas yalgunos otros juegos— siendo el tema de uno de sus másbellos cantos^í^^.
En cuanto al celo, verdaderamente desbordante, con el
cual se consagra al elogio de su país, más que abogar en
favor de la categoría social a la cual pertenece, es el justo
título que Fuentes y Guzmán, cuya influencia y crédito
fueron sin duda más grandes de lo que podríamos supo-
97 Recordación Florida, I, V, S.
98 /6id., I, XVI, 6.
99 Ibid., 1, XVI, 5.
100 El canto quince de la Rusticatio Mexicana, de donde extraemos:
. . .*'mox machina gyro
Flectitur, et bifido evolvens revoluta cylindro.
Lora, urget súbito producto fuñe volantes.
Ducere lunatos circum per inania flexus.
154 ANDRÉ SAINT-LU
ner^oi, puede ser considerado, en el corazón de los siglos
coloniales, como el principal representante o, en todo caso
como el mejor portavoz del criollismo guatemalteco.
Nectereque, inmensis inmensos orbitus orbes.
Tune Quatiunt ccelum pedibus, manibusque sonora
Sistra movent, magnoque reptent, subsellia plausu
ímpetus in terram laxis dum prorsus habenis
Ceu Baccho victos, nutanti poplite, fundat."
(*'Gira luego la máquina, y desenrollando las sogas enredadas en el
bifico cylindro, impulsa inmediatamente a los voladores, alargada su cuerda,
a girar por el aire, a dar vueltas como lunas, enlazando unos con oftros
circuios desmesurados. Entonces sacuden el aire con los pies, o agitan sus
manos sistros sonoros, y resuena el aplauso atronador en los bancos, hasta
que el vertiginoso movimiento, sueltas ya las sogas, los arroja al suelo, tam-
baleándose rendidos como ebrios*'. Traducción de Octaviano Valdés),
^101 Aunque inédita la Recordación Florida fue una de las principales
fuentes historiogi'áficas de la anónima Isagoge histórica apologética y del
Compendio de la historia de la ciudad de Guatemala, de Domingo Juarros
(principio del siglo XIX). Señalemos también que en 1808, en ocasión de
las manifestaciones de lealtad hacia Fernando VII, se erigió un monumento,
en Guatemala, donde la efigie de Fuentes y Guzmán, entre las de otros his-
toriadores locales, ocupaba un lugar de honor (cf. Sinforoso Aguilar, es-
tudio citado, in fine).
Tercera Parte
"CRIOLLISMO" Y EMANCIPACIÓN
I
Capítulo Primero
LUCES EUROPEAS Y SENTIMIENTO AMERICANO
Sería difícil descubrir, ya sea a través de las reivindi-
caciones coloniales, o en la defensa de la calidad de criollo
o en la ilustración del mundo guatemalteco (tal como dichas
manifestaciones se nos han presentado hasta aquí) las másmínimas primicias de un verdadero espíritu de emancipa-ción política. Por muy insistentes que fueran, en el con-
junto, las quejas acerca de las penurias, de las trabas o de
las imposiciones de la autoridad metropolitana; por amar-gas o vigorosas que fueran las protestas contra tales pri-
vilegios de hecho de los "peninsulares", por quisquillosas
que fueran ciertas reacciones del amor propio local y por
celoso que fuera el sentimiento del valor y de los méritos
de las cosas y de los hombres del país, nunca por lo quéparece, los "colonos" de Guatemala pusieron en entredicho
su apego por España y su condición de españoles.
También es importante, para captar el fenómeno de la
independencia, tomar en cuenta, como un background,* esa
conciencia criolla tan acendrada. Pero el hecho nuevo —^no
entenderlo así sería ima falta de consideración— es que en
* En inglés en el original.
158 ANDRÉ SAINT-LU
Guatemala como en cualquier otra parte, el signo precursor
de cambios decisivos, incluso si no representa, propiamente
hablando, una etapa hacia la vía de la autonomía, se da
a finales del siglo XVIII, con la aparición de las "luces".
No nos detendremos aquí en los aspectos más genera-
les de la ilustración hispanoamericana, fenómeno consecu-
tivo a la progresiva apertura de las Indias españolas a las
influencias culturales del mundo europeo, él mismo en unaetapa de transición. Muchas veces estudiada en sus causas
y sus formas aunque diversamente apreciada en su reali-
dad cuantitativa y cualitativa, la penetración de las ideas
nuevas y de los conocimientos recientemente adquiridos es
un hecho histórico indiscutible, cuya manifestación especí-
fica se registra hasta en las más alejadas provincias ame-ricanasi.
Si bien es cierto que existe cierta distancia temporal
en relación a otros países como México, por ejemplo, másaccesibles a la filosofía moderna, Guatemala, menos visita-
da por sabios extranjeros como lo fueron el Perú y otros
territorios de América del Sur^, también era tierra fértil
para que se sembraran y fructificaran, en los espíritus másabiertos de Su élite culta, las ideas del siglo. Dentro del
eclectisismo de tendencia pragmática de las actividades in-
1 En cuanto a América anglosajona, considerablemente más avan-
iincluso antes de su independencia) se podría, desde el punto de vista
de las "luces" asimilarla a Europa más que al resto del Nuevo Mundo.
2 Acerca del paso o la permanencia, durante el siglo XVIII, de va-
rios médicos franceses (de reputación mediocre) en Guatemala, cf. Jacques
Houdaille, "Les Francais et les afrancesados en Amérique cenitrale, 1799-
1810", Revista de Historia de América, n9 44, diciembre de 1967, pp. 805-
380; el autor menciona también la penetración, un tanto tardía, de la li-
teratura filosófica de origen francés.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA I59.
telectuales de la época, en medio de una eclosión de tra«
tados, memorias, ensayos sobre problemas jurídicos, políti-
cos, sociales, económicos, técnicos, etc. . . a los cuales el
magistrado Jacobo de Villa Urrutia, los gaceteros y publi-
cistas Alejandro Ramírez, Antonio García Redondo, SimónBergaño y Villegas y otras personas de talento unen su
nombre^, es primordialmente en el campo científico donde
se percibe en su esplendor, esa influencia de las "luces"
en los guatemaltecos más inteligentes.
Entre éstos, tres criollos, ocupan un lugar eminente ygozan en los últimos años, del siglo XVIII y los primeros
del siglo XIX, de una celebridad que se extiende fuera delas fronteras del país. El Franciscano José Antonio Liendo
y Goycoechea, de origen costarricense, doctor en Teología
y profesor de moral y particularmente conocido como in-
troductor de los métodos experimentales en las ciencias
físicas; José Felipe Flores, oriundo de la ciudad Real deChiapas, botánico, físico, anatómico y fisiólogo y, sobre to-
do, médico (promotor de la vacunación contra la viruela,
divulgador de un tratamiento de las afecciones cancerosas)es el mejor representante de la erudición enciclopédica;
Narciso Esparragosa y Gallardo, procedente de Caracas,fundador, en Guatemala, de la cirugía científica (y el pri-
mer oftalmólogo del país que practica la operación de lacatarata) encarna la figura del sabio especializado, en unarama hasta entonces menospreciada"*.
3 Por lo que se refiere a la vida intelectual guatemalteca en la
época de las Luces —unida a la coyuntura histórica—, ver entre otros tra-
bajos esijecializados (bastante desiguales), John Tate Lanning, The Eighteenth.
Century Enlightenment in the University of San Carlos de Guatemala, Cor-
nell University Press, Ithaca, New York, 1956, y Elisa Luque Alcaide, i».
Sociedad Económica de amigos del país d<í Guatemala, Sevilla- (Escuela de^
Estudios Hispanoamericanos).
4 Cf. E. Luque Alcaide. La Sociedad. . ., op. cit., p. 83-86 y 92-97;
J. T. Lanning, The Eightcenth-Century Enlightenment. . ., op. cit., passim
(ver el índice).
160 ANDRÉ SAINT-LU
Para paliar el handicap de su aislamiento, dichos eru-
ditos, investigadores y practicantes, podían encontrar, en
el lugar las obras que les proporcionarían una información,
cuando menos parcial, acerca de los progresos realizados
en otras partes en los métodos; las adquisiciones teóricas ysus aplicaciones: es bien sabido que en esa época, los libros
extranjeros, tanto los científicos como los literarios o filosó-
ficos, circulaban, a pesar de los escollos que tenían quesuperar, en todos los países de la América española. Enverdad, causa sorpresa la importancia y lo moderno de los
fondos bibliográficos de que, parece ser, disponían para la
enseñanza y para sus trabajos los sabios de Guatemala-^:
Sin duda, pudieron formarlo y enriquecerlo directamente
en ocasión de sus viajes. Esas mentes inquietas y curiosas,
trataron de conocer el mundo y de entablar, con sus homó-logos de las naciones más cultas, contactos que no fuesen
solamente librescos. En ocasión de su estancia en España,
donde visita escuelas y museos, a la vez que conoce algunos
hombrea eminentes, Goycoeohea trae consigo además delibros, varias máquinas y aparatos científicos. Flores yEsparragosa también viajan a Europa, donde el primero,
—quien también vivió en los Estados Unidos— pasará (en
la Península) el resto de sus días^.
Esa élite esclarecida, que no se conforma con abrirse a
las conquistas de la ciencia, sino que también aporta impor-
tantes contribuciones personales, se siente a la altura de los
5 Señalemos, en materia de teología, los tratados de Colet, Genet,
^enntiB y Toumély; en física, las obras de Bayle, Brixia, Jacquier, Nollet y
Pinche; en medicina, los trabajos de Boerhaave, Boyle, Bninet, Haller, Hoff-
mann, Limery, Piquer, etc^: cf. Lanning, The Eighteenth-Century Enlight'
enment. . ., op. cit., pp. 70, 72, 288 y passim; E. Luque Alcaide, La Socie-
dad, . ., PP. 40-41.
6 E. Luque Alcaide, La Sociedad. . ., op, cit., pp. 44, 86, 94.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 161
mejores cerebros de otros países, sin distinguir muy bien,
posiblemente, más allá de sus capacidades y sus méritos, la
distancia que aún le separa de las culturas más avanzadas"^.
Sea como fuere, es muy comprensible que los ilustrados de
Guatemala, conscientes de su valor, hayan reaccionado vigo-
rosamente contra la tendencia de ciertos europeos a deni-
grar el mundo americano.
Sabemos que en la segunda mitad del siglo XVIII se de-
sarrolló, en Europa occidental, y especialmente en Francia,
una conceoción filosófica y científica de las cosas y de los
hombres del Nuevo Mundo la cual acreditaba, la idea de su
inferioridad con respecto al Viejo Mundo. De la Hisioire Na-turelle de Buffon a las Recherches philosophiques sur les
Américains del abate Cornelius de Pauw (1768), esa tenden-
cia se fortalece, no sin polémicas, y la volvemos a encontrar
con matices y correcciones en varios filósofos y enciclope-
distas de este tiempo^. Frente a una tesis que, por muchoque sus sostenedores consideren suficientemente fundada en
la teoría y en la experiencia, no puede ocultar una aparien-
cia despreciativa, o de cualquier manera mortificante; frente
a esa tesis, aplicada en primer lugar a la naturaleza y a los
indígenas y que tampoco perdona a los habitantes de raza
blanca arraigados allende el Atlántico, la élite criolla gua-
7 Habrá que desconfiar de las apreciaciones demasiado optimistas
do algunos historiadores (si bien, otros por el contrario, tienden a poner en
entredicho el esplendor de esas "luces" americanas).
8 Abundante bibliografía: ver de manera especial Antonello Gerbi,
La Disputa del Nuevo Mundo, Historia de una polémica (1750-1900), México,
1960 (traducción), y Silvio Zayala América en el espíritu francés del siglo
XVIII, México, 1949; agreguemos el sabio estudio de Marcel Bataillpn:
"L'unité du genre humain: du P. Acosta au P. Clavigero", Melúnges a lo
mémoire de Jean Serrailh, Paris, 1966. (Centre de rechercHes de l'Instítut
d'Etudes Hispaniques), t. 1, PP. 75-96.
162 ANDRÉ SAINT-LU
temalteca, ampliamente informada, reacciona afirmando con
orgullo su eminente dignidad y el nivel de sus aptitudes
intelectuales.
«Desmiente este Reyno la ignorancia de los enciclo-
pedistas y los filósofos superficiales que pregonan la
debilidad del talento americano->>.
Aunque mal desarrollada, esa declaración^ de Jacobo
de Villa Urrutia, antillano de nacimiento, radicado en Gua-
temala (en calidad de Oidor) y director de la primera So-
ciedad Económica de Amigos del País, define bastante bien
la posición americanista de la capa social esclarecida a la
cual pertenece: una posición de autodefensa bajo forma deuna simple refutación por los hechos. El mismo orador pun-
tualiza:
«. . .produce eminentes físicos, descubrimientos degrandes sistemas en la economía animal, autores yexecutores de delicadas estatua-; anatómicas [. . .] in-
ventores de instrumentos quirúrgicos [. . .] y por sussólidos conocimientos en la política económica, mere-cen sus h'jos la palma en la contienda más gloriosapara la humanidad y para los adelantamientos de laNación» ^í>.
A ese sistema de defensa, más la desmedida directa, los
criollos agregan, llegada la ocasión, el comentario irónico:
«O ilustre Nezahualcoyotl, o insigne Manco Capac oIncas respetables [. . .] sí hubieseis nacido en coyun-turas y en tierras más felices, vuestros nombres esta-rían hoy inscriptos al lado de los bienhechores del gé-
9 Citada según E. Luque Alcaide, La Sociedad. . ., op. cit., p. 148.
10 Ibid., p. 147: extractos del discurso de Villa Urrutia a la 3? Juntapública de la Sociedad Económica (Ír97); el texto completo lo reproduce
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 153
ñero humano [. . .] y si en los mismos payses hubieseistardado algunos años en venir al mimdo, ésta fuera lahora en que se os disputara la racionalidad, en que seos confinara en una especie media entre el hombre yel mico» 11
o la réplica despreciativa:
«. . .admira al mundo la arrogancia insana de un hom-bre que, desde su f'abinete de Berlín, y sm haber vistomás cielo que aquel en que nació, se atrevía a cubrirde oprobio a to^o el orh^ nuevo: el nombre de Pawpasó en execración a todas las gentes sensatas los mis-mos seqüaces de la p^-etendida filosofía que él preco-nizaba le abominaron» 12^
Es muy significativo que a pesar de los prejuicios racia-
les y de la conciencia de casta que los separan de los indios,
los blancos americanos (muchos de ellos mestizos) se sienten
o se d'cen, frente a la denigración de la cual son objeto, soli-
darios con la población indígena, víctima del mismo descré-
dito. En oposición abierta contra las ideas pauwianas, cuyaautoridad recusan, presentan a las antiguas culturas autóc-
tonas como superiores, en muchos planos, a las de los pue-blos de la antigüedad, referencia predilecta de aquellos ilus-
Irados que se jactan de humanismoi3.
11 Extractos de un artículo de la Gaceta de Guatemala titulado: <'Ex-
tracto razonado de un libro que no se ha escrito" (16 de junio de 1797).
Dicho artículo y los que se citan más adelante, pudieron ser consultados en
el Archivo General de Indias de Sevilla, donde se conserva una colección
(incompleta) de la Gaceta de Guatemala.
12 ('Memorias para hacer una descripción puntual del Reyno de Gua-
temnln. Introducción" (Gaceta dd 8 de mayo de 1797). En Apéndice repro-
ducimos (¿nfixL, pp. 170) un extracto más largo de ese artículo anónimo,
donde se expresa, a la vez, el sentimiento de cierta responsabilidad criolla.
13 Cf., entre otros, el artículo de la Gaceta titulado: "Sobre la reli-
gión de los antiguos mexicanoa" (1798, muchos números a partir del 26
de marzo)
.
164 ANDRÉ SAINT-LU
I^ro esas actitudes, que ahora toman un aspecto más
filosófico y más científico, no son totalmente nuevas, y el
presente ensayo puso de manifiesto en el capítulo anterior,
reseñando la Recordación Florida de Fuentes y Guzmán, unaapoiogia de Guatemala la cual, un siglo antes de la edad de
las luces, ya era una ilustración. Pero si dichos anteceden-
tes no deben sorprendernos, en la medida en que sólo son
revelaciones (con demasiada frecuencia) se ha descuidada
conocerlas, no hay duda que en el umbral del siglo XVIII^
las múltiples reacciones de los criollos frente al desprecio
euror^eo que ellos resienten como un insulto, representan, a
través de la susceptibilidad que la desencadena, un decidido-
fortalecimiento de la conciencia americana.
Sin duda no deberíamos exagerar la extensión ni los
efectos de ese fenómeno: las mentes esclarecidas de Guate-
mala siempre fueron una pequeña minoría y además, noeran exclusivamente crioUasi^. Pero sería abstracto —en
una sociedad donde a una enorme proporción de la población
(indígena, mestiza y hasta blanca) no le anima de todas ma-neras, ningún ideal espiritual ni ninguna conciencia política
digna de ese nombre— medir la importancia de esa minoría
14 Así como en otras capitales de la América española, la alta ma-gistratura, de origen peninsular en su gran mayoría, no era impermeable»
en su conjunto, a las ideas nuevas, ni tampoco insensible a las realidades
esfyecíficamente americanas. . . Los Pnesidentes de esa época: Troncóse
Martínez del Rincón, Domas y Valle y, en especial, González Mollinedo ySarmvia, parecen haber sido, con mayor o menor eficacia, hombres de pro-
zreao y de buena voluntad; por el contrario, el regente Gerdán y Pontero (el
carso de Regente de la Audiencia, creado en 1776, implicaba poderes a ve-
oes superiores a los del propio Presidente-gobernador) y algunos Oidores,
manifestaron claramente su hostilidad a las "luces".
CONDICIÓN COLONIAX. Y QONCIENCIA CRIOLLA 165
por SU bajo porcentaje numérico en relación a la totalidad
de los habitantes. Sobre todo si la élite de que se trata,
incluso si ella misma se siente y probablemente quiere ser
considerada como tal, no por eso deja de ser una élite ac-
tuante y, en cierta medida militante. Su influencia, ademásde la acción directa en un plano individual, favorecida porel prestigio de sus representantes más autorizados, tiene la
posibilidad de ejercerse más ampliamente, a través de ins-
tituciones antiguas pero en vía de renovación, como la cen-tenaria Universidad de San Carlos (abierta entonces, precisa-
mente, a las perspectivas de reformas orientadas hacia unamodernización de la enseñanza) ^^^ o nuevas como la Socie-
dad Económica de Amigos del País de Guatemala, fundadaen 1795 sobre el modelo de las de España (y de algunas otras
que ya habían sido creadas en Indias) i«, y su órgano perió-
dico, la Gacela^ 7 —Sociedad y Gaceta sometidas, es cierto, a
15 Acerca del papel de crítico y acusador del peninsular fray Fermín
Aleas» O.P., y acerca del papel de reformador prosrresista del criollo Licndo
y Goycoechea, O.F.M., cf. Lanning, The Eighteenth-Century Enlightenment. . .,
pp. 38 y sff. El final de la obra de Lanning (pp. 116 y sk), basada, en lo
esencial, en el examen de las tesis presentadas por lo» candidatos a los di-
ferentes grados, pretende formar prueba de adhesión de la Universidad de
Guatemala *'a la revolución fundamental en la filosofía y en las ciencias":
tesis que, por otra parte, merecería matizarse.
16 La de Guatemala fue fundada por el Oidor Villa ITrrutia, bajo el
gobierno de José Domas y Valle. Algunas Sociedades ya existían (o habían
existido) en Manila, Monpós (Nueva Granada), Santiago de Cuba y LaHabana, Vera Cruz y Mérida, Lima y Quito; las de México, Bogotá, Cara-
cas. . . son posteriores. Cabe señalar, en 1819, la creación de una Sociedad
en la provincia de Chiapas (independiente de la de Guatemala): cf. E. Lu-Que AlcrJde, La Sociedad. . ., op. cit., pp. 11 y sg.
17 Una primera Gaceta de Guatemala, de existencia efímera, apare-
ció en los años 1729-1731; simple boletín oficial de noticias. Como periódico
al scvicio de lo-^ ilustrados, pronto controlada por los miembros más influ-
yentes de la Sociedad Económica (Villa Umitia, Goycoechea, García Redon-do, Ramírez, etc.). La Gaceta reapareció regularmente en 1797 (Ignacio
Beteta, editor) durante cerca de veinte años: cf. E. Luque Alcaide, LaSociedad. . ., op. cit.» pp. 119 y sg.; Lanning. The Eighteenth-Century En-lightenment. . ., op. cit., pp, 83 y sg.
lee ANDRÉ SAINT-LU
condiciones de vida más bien precariasi».
No será superfluo recordar aquí que la ilustración guate-
malteca, por efecto mismo de su vocación es sistemáticamente
promotora de reformas y de pxogreso, en función de las rea-
lidades locales a las cuales se ve confrontada. En función
también, naturalmente, de la concepción imperante entonces,
del progreso y de las opciones o de las prioridades que im-
plica. Y, finalmente, en función o en el limite, de sus pro-
pias posibilidades de acción tomando en cuenta, igualmente,
las oposiciones que encuentra.
En el sector cultural, el esfuerzo —bastante modesto,
como era de esperarse— a nivel de la educación básica, con-
siderado fundamental, por lo menos en relación a lo que
debía de haber sido una evaluación democrática de las ne-
cesidadesi^, se dirige esencialmente, junto al simple apren-
dizaje artesanal y de la enseñanza profesional (hilado y te-
jido, técnica de la seda)2o, hacia la creación —precaria por
falta de medios o de interés por parte del público— de es-
tablecimientos especializados: escuelas de matemáticas, eco-
nomía política, dibujo2i; renovación de los estudios superio-
18 La Sociedad fue disuelta en 1800, por orden de la metrópoli; vuelta
a establecer en 1810, sobrevivió, más o menos bien, hasta 1818. La Gaceta
varias veces amenazada por las autoridades locales fue marcada, antes de
sucumbir y desaparecer, por una orientación netamente satíríca, con Ber-
iraño y Villegas (hacia 1806). A los estudios citados, agregar Carlos Mar-tínez Duran, "La Sociedad Económica de Amigos de Guatemala", Revista da
la Universidad de San Carlos, t. 26, Guatemala, 1952.
19 Algunas escuelas "de primeras letras" fueron fundadas, en la ca-
pital y en otras partes, por el arzobispo Cayetano Francos y la Sociedad
de Amigos del País (E. Luq^e Alcaide, La Sociedad. . ., op. clt.y pp. 106 y118); la educación familiar es objeto de directrices publicadas por La Gacetas
(ihid., pp. 144-45).
20 Ihid., pp. 37-38 y 104-106.
21 Ihid., pp. 113-115 y 128.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA lg7
res, estimulada por algunos y combatida por otros22; promo-ción de las ciencias físicas y naturales —difusión de nuevas
teorías y experiencias, divulgación de los nuevos descubri-
mientos en el campo de la medicina, creación de un Jardín
Botánico. . .23; y, en grado menor, estímulo de las letras y de
las artes: concurso para un estudio sobre el estado de la li-
teratura guatemalteca; creación-tardía en comparación a Mé-xico y Lima— de un teatro en la ciudad capital. . .24.
En materia económica, de un interés tan directo para
las concepciones "progresistas" de la época, pero más que
cualquier otra, sometida a la fuerza conservadora de elemen-
tos privilegiados (en su mayoría criollos: grandes propieta-
rios productores y en proporción menor con respecto a los
peninsulares negociantes monopolizadores radicados en Gua-temala), la acción de los ilustrados* bajo forma de tra-
bajos teóricos o experiencias, campañas de información yvulgarización, de premios y de recompensas, etc., se dirige
sobre todo en el sentido de un crecimiento del rendimiento
(añil), y de una diversificación de los cultivos (cacao, algo-
dón, lino. . .) lo cual no deja de provocar cierta resistencia
de parte de los hacendados25 ; de una modernización de las
técnicas industriales (hilados, tejidos, tintes, curtido) 2C; y de
una expansión comercial (apertura y equipo de puertos,
desarrollo del tráfico interno y externo) favorecida por la
relativa liberalización de las tendencias oficiales, pero per-
22 Referencias citadas supra, nota 15. Es necesario aclarar que la
autoridad metropolitana, aunque prudente, no era hostil a las reformas uni-
versitarias, ya parcialmente realizadas en España.
23 E. Luque Alcaide, La Sociedad. . ., op. cit., pp. 116-117 y 140-142.
24 Ibid., pp. 45 y 118.
25 Ibid., pp. 99 y sg.
26 Ibid., pp. 105 y sg.
168 ANDRÉ SAINT-LU
turbada por las guerras y contrarrestada, además, por la
fracción más conservadora del cuerpo de mercaderes guate-
maltecos-7.
En el campo social, el espíritu reformador de la élite es-
clarecida, se aleja lo más posible del "igualitarismo",
—«. . .la desigualdad de los haberes nace del mismo prin-
cipio que la desigualdad de los talentos. Es preciso,
pues, que haya pobres y ricos, que unos posean muchosuperfiuo, y otros carezcan de lo necesario»^^
—
pero dirigido, más bien, hacia un paternalismo menos huma-no que utilitario, se manifiesta bajo la forma de im ensayo,
—visto con agrado por la Corona— de reglamentación de los
gremios por oficios: código gremial de Villa Urrutia^»; de
proyectos, bastante platónicos, de lucha contra el desempleo
y la vagancia3í>. y finalmente, algunos intentos, —^muy mo-destos y apreciados en forma desigual por la aristocracia
criolla— para una mejor incorporación de los Indios a la
sociedad civilizada: instrucción elemental, vestimenta, tra-
bajo^i.
En resumen, ese aspecto progresista de la ilusiración gua-temalteca, que no se debe ni sobrestimar, por lo que hemos
27 ibid., pp. 33-34, 82, 165-166. Desde la mitad del siglo XVIII los
principales comerciantes estaban organizados en un "Consulado de Comercio*
28 Extracto de una memoria de Goycoechea "sobre los medios de
destruir la mendicidad y de socorrer los verdaderos pobres de esta capital"
(Oaceta del 26 de febrero de 1798).
29 E. Luque Alcaide, La Sociedad, . ., ov. eit., pp. 76 y 110-111.
30 Memoria de Goycoechea citada nota 28 (Gaceta del 26 de febrero;
y del 19 de marzo de 1798) ; ese memorial pretendía resucitaT la antigua
institución romana de la clientela.
81 E. Luque Alcaide, La Sociedad. . ., op. cit., pp. 112-113 y 152-
164. Cf. la Memoria de fray Matías de Córdova: "Utilidades de que todos
los indios ladinos se vistan y calcen a la española" (Gaceta del 25 de junio
de 1798).
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 169
visto acerca de la diversidad de sus manifestaciones, ni mi-
nimizar por el solo hecho de su relativa ineficacia, ni, sobre
todo, desnaturalizar por una interpretación demasiado suma-ria, corre a la par con la generalidad de las tendencias re-
formadoras que se abren camino, más o menos en la mismaépoca, en todas las Indias. Sin embargo, tenemos la impre-
sión que no se singulariza por su audacia, que las innova-
ciones más notables sólo se realizan, esencialmente, en la
técnica y en la ciencia.
Sólo quedaría el campo político.
En ese campo tampoco se presentan situaciones muy ex-
tremistas ni francamente revolucionarias; sino más bien undespertar del espíritu crítico, a la luz de las ideas y los ejem-
plos traídos del extranjero: un despertar favorable —^hasta
cierto punto, en espera del juego determinante de las circuns-
tancias— a una toma de conciencia de la nacionalidad ame-ricana.
El conocimiento de las nuevas doctrinas filosóficas ypolíticas se produce, en el seno de la élite guatemalteca, por
la lectura de obras importadas que ni las prohibiciones le»
gales, ni el control inquisitorial logran impediros. Además
32 El Oidor Villa Urrutia tenía las obras de Condillac y de Montes-
quieu; el franciscano Goycoechea, calificador del Santo Oficio, tenia él
también, decían, algunos libros franceses en su biblioteca (cf. Houdaille
Lea Francais, . ., op. cit., p. 324). Sin embargo, la inquisición en los año»
inmediatamente anteriores a la independencia, confiscó los libros de Voltaire,
Mably, Marmotel, etc. (ibid., p. 325). Acerca de la masonería (y su repre-
sión) en Guatemala, cf. Lanning, The Eighteenth-CeiUury Englightenment. , .*
op. cit., p. 320 y Alcázar Molina, Loa Virreinatoa en el siglo XVIII, Barce.
lona, 1945, p. 226.
170 ANDRÉ SAINT-LU
los extranjeros que pasan o que permanecen algún tiempo
en el país —y en especial los franceses— no pierden ocasión,
incluso si las autoridades civiles o religiosas les causan al-
gunos problemas, para propagar las ideas de libertad y de
soberanía nacionales. Además, la ignorancia acerca de la
historia o de la actualidad mundial no llega a tal punto de
que no sean lo suficientemente conocidos los regímenes y los
gobiernos de las grandes naciones, algunos de los cuales, se
consideraban en ese entonces, ejemplares.
En esas condiciones, no debe sorprender que las mentes
más esclarecidas se rebelen, aunque prudentemente, contra
el absolutismo corrupto de la monarquía española. A través
de un artículo de la Gacela, acerca de las leyes de los anti-
guos mexicanos (1798), donde se llamaba la atención sobre
la sensatez de su sistema de acceso y de sucesión al trono,
concebido para garantizar la legitimidad y la autoridad del
soberano:
—«para conservar el esplendor de la corona, e impedirque nunca ocupase el trono un hombre de baxa es-fera»—
,
se puede captar la condena a la incapacidad de Carlos V yde su favoritismo por GodoyS^. por otra parte, el contrasteentre las debilidades y los vicios del gobierno español y la
sabiduría política de los monarcas filántropos como Pedro I
y Catalina II de Rusia, está fuertemente marcados^. Frenteal despotismo a todas luces reprobable (a cuya crítica noescapa el de Pedro I) los regímenes constitucionales de In-
33 Houdaille, Lea Francais, . ., op.\cit., pp. 314 y sg.
34 Gaceta del 13 de agosto de 1798 (extractos traducidos de los es-
critos de jesuíta Clavijero) ; cf. E. Luque Alcaide, La Sociedad, . ., op, cit.,
pp. 167-158.
35 Artículo "De la Rusia**, Gaceta del 27 de febrero de 1797.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 171
glaterra y de Suecia son objeto de grandes elogios. Muy re-
veladora y de una característica preocupación americana, esa
apología muy particular, de Catalina II:
«. . .en el reinado de la actual emperatriz se ha hechoun código de leyes sabias, tanto más digno de elogioscuanto fue formado en una especie de Cortes compues-tas de los Diputados de todas las provincias, entre las
quales hay muchas a donde aun no se ha extendido la
cultura, y de hombres diferentes en religión en costum-bres y en opiniones» •'^*\
Además los "vicios del gobierno interno de América'*
—título de un discurso enviado a la "Económica" por unode sus miembros, fray Antonio de San José Muro— se con-
virtieron entonces en un tema público de estudios y deba-
tes37. ¿No será que detrás de esa admiración por la libre
Holanda, hija de sus obras, se esconde la idea de una cierta
autonomía, si no de independencia?:
«. . .siendo una porción muy pequeña de nuestra Mo-narquía, logró nivelarse con ella misma, y aun ponercontrapeso a nuestro poder»38.
Sin embargo, no se puede poner en duda, por lo menos en
conjunto, la lealtad política de la Ilustración guatemalteca:
cuando más se podría hablar, en tanto que perspectivas para
el futuro, de vagas ideas autonomistas recientemente forma-
se Ibid., cf. E. Luque Alcaide, La Sociedad. . ., op. cit., p. 159.
87 E. Luque Alcaide, La Sociedad. . ., op. cit., p. 118.
38 Ibid., p. 160 (Gaceta áe\ 20 de marzo de 1797: ailículo: "De la
Holanda").
272 ANDRÉ SAINT-LU
das. Esencialmente pacíficas^», las tendencias esclarecidas,
alrededor de 1800, no constituyen una amenaza directa para
el régimen y las instituciones coloniales. En la medida en
que anuncia la conjugación de un espíritu innovador y de
una conciencia americana, hay que considerarlas como unfermento de inquietud, de un clima favorable a la cercana
eclosión de un sentimiento nacional.
39 Cf., a propósito de Suecia, el elogio implícito de una revolucióa
llevada a cabo sin derramamiento de sangre: "Jamás se ha visto un tras-
tomo más completo en el gobierno y en las opiniones de una nación sin
derramar una gota de sangre." (Gaceta del 17 de abril de 1797: artículo:
"De la Suecia y Dinamarca").
Capítulo Segundo
espíritu criollo y espíritu de independencia
La independencia de la Capitanía General de Guatemala
(1821) es un hecho histórico que no tiene mucho relieve si
se compara a la de otros países de la América española: noestá a la vanguardia —es lo menos que se puede decir— ni
tampoco a la retaguardia, como la del bastión peruano, sin
hablar de Cuba; y circunstancia que la singulariza, se opera,
ya que no sin choques, casi sin combates. Eso no significa queno tenga historia, y si su originalidad consiste únicamente
en esa falta de lustre, no es una razón para no tratar de de-
finirla y explicarla de una manera muy concreta. Ademásen la perspectiva del tema aquí tratado, no podríamos eludir
esa exigencia ya que esa independencia está condicionada, en
gran parte, a los caracteres propios del criollismo guate-
malteco.
Hemos seguido el criollismo desde sus orígenes como un
fenómeno histórico vivo, en sus relaciones con las realidades
coloniales que constituyen su substrato. Al abordar la crisis
174 ANDRÉ SAINT-LU
que pone fin a la dominación española, en la cual está com-
prometido de manera directa pero compleja, sería oportuno
hacer un balance, tanto acerca de las bases sociales como de
las tendencias y aspiraciones de ese criollismo, tal como se
define en ese principio del siglo XIX. Análisis molesto, si
no imposible, a causa precisamente de la complejidad del
fenómeno, así como de la imprecisión de las informaciones
que disponemos, empezando por los datos sociológicos.
Generalmente se estima en un quinto de la población
total, es decir cerca de trescientos mil (o un poco menos) el
número de blancos con que cuenta en ese entonces la Capi-
tanía General! : evaluación forzosamente aproximativa, aun-
que sólo fuera por las dificultades de apreciación del mesti-
zaje. ¿Será entonces, como se considera para el conjunto de
la América española, que los criollos representan un 90%de esa población de raza blanca o supuesta como tal? Laproporción, aquí también, sólo puede ser aproximativa y co-
rre el riesgo de pecar de quedarse atrás, por lo menos si nose limita estrictamente dicha categoría a los nativos de Gua-temala sino que se extiende a los elementos asimilados, yasea a causa de una larga permanencia en el país o por unio-
nes familiares o profesionales. Lo cierto es que después detres siglos de colonización española, los criollos llegaron aser fuertemente mayoritarios con respecto a los peninsulares.
Pero más allá de las simples realidades demográficas,
una sociología del criollismo concebida como auxiliar de la
historia debería diferenciar, en el seno del elemento criollo,
la élite consciente y actuante de una masa amorfa y despro-
vista de cualquier potencialidad determinada. La primera
1 Según el testimorio contemporáneo de Humboldt y la evaluación
de Rosenblat, citados por Villacorta, Historia. . ., op. cit., p. 365.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 175
está concentrada en las ciudades y, en especial, en Guatema"la, centro político, económico, religioso, universitario y mun-dano de la vida coloniaP, ¿y cómo podría ser de otra mane-ra, en una sociedad hispanoamericana básicamente urbanapor tradición? El hecho en sí es importante, pero ademássería conveniente llevar el análisis hasta las categorías socio-
profesionales: terreno insuficientemente explorado- para quepodamos apoyarnos en datos completos y precisos. Hechaesta reserva, podemos asegurar que la alta magistratura de
la Capitanía central o provincial* estaba confiada, en la ma-yoría de los ca os, a los peninsulares llegados directamente deEspaña, o procedentemente en funciones en otras circunscrip-
ciones americanas^. Esto representa un niímero limitado depuestos, pero mucho más importante de personas, tomando encuenta los parientes y familiares. En cuanto a los oficios yempleos de las diferentes administraciones, de la justicia y dela milicia, reivindicadas desde tiempo atrás por los beneméri-tos, el reclutamiento es más heterogéneo y casi se transformaen el monopolio de los criollos por lo que se refiere a los cuer-
2 Sin embargo, la capital, Guatemala de la Asunción, trasladada yreconstruida después de los temblorea de 1773, no volvió a cobrar el lustre
de la antiifua, la segrunda Santiago de Guatemala, que lleva hoy el nombrede Antigua. Las preocupaciones de la lenta reconstrucción deben tomarse
en consideración en el contexto de la independencia que ya se anuncia, apesar de que pudieran incidir en forma contradictoria, agudizando por unlado ciertos agravio^ y, por el otro, acaparando las actividades de los colonos.
3 Por lo menos, no conocemos ningún estudio sistemático de la ma-teria.
4 A la cabeza, el Presidente-capitán general, la Audiencia con su
regente, sus auditores, su pi*ocurador. . .; en las provincias, los gobernado-
res y, más recientemente, los intendentes (cargos instituidos hacia los años
1785-1786, con poderes acum.ulados, en las circunscripciones de Chiapa, SanSalvador, Honduras y Nicaragua).
5 Entre los últimos capitanes generales de Guatemala, Bustamante
y Gaínza habían ejercido funciones militares o administrativas en América
del Sur. En cuanto al Oidor Villa Urrutia, formado en España, había na»
cido en Santo Domingo.
17G ANDRÉ SAINT-LU
pos municipales donde los miembros de las más antiguas fa-
milias coloniales lograron formar una verdadera casta, al
lado de algunos advenedizos salidos generalmente del co-
mercio^.En esa sociedad, fuera de lo3 altos funcionarios, los gran-
des propietarios constituyen, con los comerciantes, lo esen-
cial de la clase pudiente. Los dueños de las haciendas anti-
guas o recientes"^, incluso si no son de una vieja cepa colonial,
se asimilan bastante rápidamente al medio criollo. Los nego-ciantes, fuertemente organizados en Guatemala para asegu-rarse al máximo (aunque fuera en detrimento de las provin-cias) el control del tráfico externo e interno, forman un c^rupo
disparejo por sus orígenes a la vez peninsulares (predomi-nantemente vasco-navarro y catalán) y locales, pero unidopor el interés y por algunas alianzas matrimoniales^, lo cual
6 Cf. Chinchilla Aguilar, Ernesto. El Ayuntamiento colonial de la
ciudad de Guatemala, Guatemala, 1961. (Editorial Universitaria), pp. 173 y
sg. El autor observa que cierto número de patronímicos bien conocidos, vuel-
ven a repetirse con regularidad en la lista de los Alcaldes ordinarios.
7 Los hacendados no deben ser confundidos con los antiguos enco-
menderos; sus bienes podían provenir de las encomiendas, pero también de
concesiones o compras de tierras (o de la expoliación) : cf. en cuanto a la
Nueva España, Francois Chevalier, La fondation des grande domaines au Me-
xique (París: Institut d'Ethnologie, 1952 (obra que no tiene equivalentes
por lo que se refiere a América Central), Nota bene, 1974: Justo es señalar
ahora el estudio de Severo Martínez Peláez, La patria del criollo. Ensayo de
interpretación de la realidad colonial guatemalteca. (1» ed. Guatemala: Edi-
torial Universitaria, 1970).
8 Cf. el importante artículo de Troy S. Floyd: "The Guatemalan
Merchants, the Government, and the Provincianos, 1750-1800", The Hispanic
Amei'ican Ilistorícal Review, vol. XLI, n^ 1, febrero de 1961, pp. 90-110.
"El autor habla de una "falange de criollos y peninsulares, sólidamente unida
-por los lazos del matrimonio, de sangre, y de intereses comerciales*' (p. 90);
-por lo que se refiere a los peninsulares, cita los nombres de Aycinena, Mar-^icorena, Barrundia (navarro); Pinol, Mont, Baucells (catalán); Lópe^(aragonés); Taboado (no se precisa la pro^/incia)
, y menciona el segundo•matrimonio d^ Juan Fermín Aycinena con una joven Nájera (una de las
primeras familia3 del país) y la unión de Taboado con la hermana de unrico comerciante en ganado, Miguel de Asturias. Acerca del negociarte ar-mador J. B. Irisarri y sus actividades, ver Ramón A. Salazar, Historia deveintiún años; Iq, independencia de Guatemala, Guatemala, 1928.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 177
no impide que entre ellos exista cierta competencia. Peque-
ños comerciantes y artesanos, categorías más numerosas pero
menos homogéneas y políticamente menos importantes, di-
fieren ellos también en cuanto a su procedencia (a veces
extranjera) sin hablar de su diversidad racial. La clase que
podríamos llamar de los intelectuales (profesores, médicos,
abogados, "ingenieros", etc., y que forma el grueso de la
élite guatemalteca esclarecida, aunque parcialmente integra-
da por europeos, en su mayoría es criolla de hecho y de es-
píritu». Por último el clero, cuyo nivel cultural es desigual,
pero cuya influencia social es considerable, se recluta cada
vez más entre los hijos del país, mayoritarios entre los regu-
lares y sobre todo entre los seculares, aun cuando los españo-
les conservan fuertes posiciones en la jerarquía eclesiástica^®.
Este breve bosquejo muestra al menos cuan enmarañadoestá el cuadro de los elementos criollos y no criollos en la
sociedad guatemalteca del final de la época colonial, pero
también señala el predominio de unos u otros en función de
tal o cual categoría. No hay duda que los primeros repre-
sentan, potencialmente una fuerza política muy apreciable.
En cuanto a las tendencias y a las orientaciones que definen
entonces ese criollismo, de un pasado casi tan largo como la
dominación española misma, siempre están determinados,
9 Algunos peninsulares como Alejandro Ramírez, preceptor de los
hijos de Villa Urrutia, o Pedro Garci-Agruirre, gtrabador y arquitecto, son
muy buenos ejemplos de criollización de la élite intelectual (cf. E. Luque
Alcaide, La Sociedad..., op. cit., pp. 79. y sg. y 87 y sg.).
10 El arzobispo Casaus y Torres, el cual ocupa la sede metropolitana
de Guatemala durante el período de la independencia (que no se singulariza
precisamente por su audacia autonomista ni revolucionaj-ia) era un dominico
de origen aragonés, pero con una vieja experiencia colonial (obispado de
Oaxaca): cf. Villacorta, Historia. . ., p. 468.
I «78 ANDRÉ SAINT-LU
globalmente, por la rivalidad fundamental que divide, según
su origen local o peninsular, a los españoles de Guatemala.
Con respecto a la actualidad de ese antagonismo y de sus
deplorables consecuencias para la prosperidad del país, po-
demos encontrar una prueba fehaciente en un testimonio dela Gaceta (1797), notable cuando menos por su franqueza yobjetividad:
«Una de las causas de que no prospere este país, de queningún pensamiento útil florezca, de que ninguna em-presa patriótica surta los efectos saludables que surtiría
en otra parte, es el espíritu de partido que reyna entreEuropeos y criollos. Parece que hay una rivalidadenemiga entre estas dos clases de habitantes, cada unade las cuales ambiciona la preponderancia. Hay pan-dillas, hay bandos, hay secretas parcialidades, no menosfunestas al bien público que las de los antiguos Güelfos
y Gibelinos en la Italia. Un criollo, por el hecho denacer en América, parece que hereda la ojeriza y el
mirar de soslayo a todo Europeo. Un Europeo, por la
causa de haber nacido en la Metrópoli, se cree con de-recho de preeminencia sobre todo criollo; y esta rivali-
dad odiosa se nota en las cosas serias, en las frivolas,
en los asuntos políticos en los privados, en todos aque-llos en que intervienen criollos y Europeos» ii.
Y el clarividente acusador (que sin duda sólo se ilusiona,
en la medida en que se imagina que Guatemala constituye
una excepción), pone el acento en el desprecio básico, pero
tan irrisorio en su vanidad, que nutre esas divisiones:
«Unos y otros desprecian lo que es del país en que na-cieron, se desprecian entre sí, y creen que es amor ver-dadero de la patria lo que no es más que un amor tontode ellos mismos».
11 Gaceta del 3 de abril de 1797: extracto de un artículo (carta al
editor) firmado "Guatemalófilo". Por su interés, reproducimos el texto
completo en Apéndice, (infra, p. 265).
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 179
Sin embargo, por marcada que sea una oposición len-
tamente cristalizada en el curso de varios siglos, y hemosvisto que los criollos la empujaban de buena gana hasta la
agresividad, también se observa —principalmente a nivel de
categorías o de grupos sociales— que al lado de los desacuer-
dos internos que pueden engendrar fricciones o choques (co-
mo por ejemplo en el seno de las comunidades religiosas o
de los Concejos de las ciudades), se producen arreglos o in-
teligencias, uniones materiales o espirituales (así sucede enel pequeño mundo del negocio y entre la élite esclarecida),
gracias a los cuales la tradicional hostilidad entre criollos ypeninsulares se estanca o desaparece. Asi, hay que tomar
en cuenta, para la mejor comprensión del fenómeno de la
independencia, tras fuerzas y otros antagonismos que coe-
xisten pero que no coinciden con la simple rivalidad entre
españoles llegados de Europa y españoles de Guatemala.
Conflictos de aspiraciones pero sobre todo de intereses, auncuando las posiciones fuesen matizadas o no de progresismo
o patriotismo. Mientras que se vislumbra —sin mucha pri-
sa— un movimiento de emancipación, el mismo desigusil-
mente convencido aunque cada vez más firme frente a unalealtad decadente.
Como en cualquier otra parte en Indias, en Guatemala la
crisis española de 1808 provoca de inmediato una manifesta-
ción general de fidelidad hacia Fernando VIIi^: todas las au-
toridades —civiles, religiosas, militares—, todos los notables
multiplican los juramentos y las proclamas en un ambiente
12 Acerca de los acontecimientos del período 1808-1821 (si no de
su apreciación) ; cf. Villaoorta, Historia. . ., op. eU. Pí>. 456 y sg., que com-
pletaremos con algunos trabajos especializados, citados más adelante.
jg^ANDRÉ SAINT-LU
de regocijo y de aparato que, de septiembre de 1808, se pro-
longa hasta febrero de 1809. Sin embargo, el 24 de enero,
los ediles de la capital dirigen a la Junta central de España
UTiH comunicación que, al renovar las protestas de lealtad,
denuncia sin ambages, en una perspectiva criolla bien carac-
terizada, los vicios de un sistema colonial tiránico y cerrado:
«Se ha creído ¡y con cuanta injusticia! degradado enestas partes el espíritu español, como si nuestros padres,
al pisar estos reinos, se huberen desnaturalizado, se hanvisto en desprecio subsiguientes generaciones y se hanexcluido del gobierno. Destinados para el de estos Rey-nos Gefes, Prelados y Magistrados imbuidos en aque-llos principios, y la más veces .in las luces necesarias,
Guatemala entre otros ha caminado lenta pero conti-
nuamente a su ruina [. . .]• iQue funestas. Señor, las
consecuencias que ha traído tal sistema! El ha sido
causa de que la España Europea haya vivido hastaahora persuadida que para mantener y conservar la
España Americana, es preciso regirla con un cetro dehierro; que conviene mantenerla en la ignorancia y quees debido exaltar la reputación de las autoridades pú-blicas en estas remotidades ha :ta el extremo de no es-
cuchar las sentidas quexas que desde el fondo de lá
opresión lanzan los pueblos del nuevo mundo» is.
Y, al poner de manifiesto la ejemplar fidelidad ameri-
cana en las terribles circunstancias de los últimos mesesi^,
13 Texto reproducido según Villacorta, Historia. . ., op. cit., pp. 459-
460.
14 "¿Cuál ha sido el porte de la América en un lance tan tremendo?
Vtiestra magestad lo sabe bien por dicha nuestra. No ha sido, señor, la
dureza, no el abatimiento ni el desprecio el que ha conservado felizmente la.
unión de entrambos mundos. Ha sido la fidelidad Americana, la lealtad
sin ejemplo de estos pueblos y el amor incomprensible a su Monarca. ¡ Qué
prodigio obrara esta gente bajo un Gobierno paternal y justo!".
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 181
los signatarios exponen su convicción —simple manera de
expresar su voluntad— de que las próximas Cortes sabrán
encontrar el ansiado remedio:
«Reunidos los Reynos todos^ por medio de sus escogi-
dos Diputados, en el Congreso más respetado y cele-
brado que ha visto la Nación, la voz de los pueblos seráescuchada benignamente [. . .] y las provincias del úl-
timo ángulo del Orbe, descansando a la sombra de unaautoridad soberana que conoce sus males, que sabe ydesea remediarlos, no llorarán más la distancia del
trono».
• Sugestivo artificio cargado de quejas: pero la pleitesía
Tendida a la Junta y, detrás de ella, al legitimo soberano
sigue siendo incondcional.
Al año siguiente la Gaceta se apresura en publicar la
famosa proclama del Consejo de Regencia: *'Desde este mo-mento, españoles americanos, os veis elevados a la dignidad
de hombres libres"i5. Lag Instrucciones dadas al diputado
de Guatemala a las Cortes de Cádiz^o contienen una Decla-
ración de los derechos ciudadanos, donde los principios —^muy
generales— de libertad y de igualdad van a la par con los
de seguridad y de prop^'edadi^. En todo caso, nada demues-tra que la idea de independencia ocupe las mentes, incluso
si el Presidente González Mollinedo siente la necesidad decrear un Tribunal de fidelidad para prevenir el espionaje
francés, real o supuesto, y sus posibles relaciones con sus
gobernados.
15 Núrrero del 14 de junio de 1810.
16 El canónigo Antonio de Larrazábal, criollo; y otros cinco diputados
representaban las provincias de la Capitanía General.
17 Villacorta, Historia, , ., op, cit., pp. 462 y sg.; señalemos además:
". . . no puede establecerse contribución sino por utilidad general (...) todo
estanco es una violación del derecho natural". Dichas intrucciones fueron
:redactadas por el Regidor José María Peinado.
182 ANDRÉ SAINT-LU
Parece ser que la preocupación central es promover o
salvaguardar, no sin conflictos internos, intereses inmediatos
y bienes materiales que, por mucho que se consideren colec-
tivos y adornados de civismo, la mayoría de las veces sólo
son intereses de grupos. Al respecto, el incidente suscitado
en 1810, por las molestias y ios peligros crecientes de la si-
tuación externa (repercusiones de la guerra marítima y del
bloqueo) es extremadamente reveladoras. Frente a la ame-
naza de una invasión, verdadera o supuesta, el Cabildo de
Guatemala, ostensiblemente preocupado por fortalecer la de-
fensa del país, propone la fundación de una compañía en-
cargada de estimular la economía, especialmente por mediodel libre comercio con el extranjero, a fin de que el aumentode las riquezas permita preservar mejor la seguridad del te-
rritorioi». Empero, el Consulado de los mercaderes se opone
de inmediato, estimando que la protección armada no plantea
tantos problemas (además el peligro no era tan grande) y,
de cualquier manera, rechazando la extensión del comercioexterior, tanto en consideración de la legalidad como en
18 Cf. Ralph Lee Woodmard, Jr., **The Guatemalan Merchants and
National Defense: 1810, The Hispanic American Historical Review, vol. XLVín9 3, agosto de 1965, pp. 452-462.
19 El Cabildo justificaba la libertad de comercio con el extranjero
(replanteada oficialmente en los años anteriores) por el carácter excepcio-
nal de las circunstancias: ". . .el comercio nuestro directo con los extrange-
ros sólo puede ser malo por prohivido; pero esta prohivición dictada en
tiempos muy diversos, quando solo el Monarca español poseía Américas, y
en circunstancias ordinarias, no puede regir en las extraordinarias de el
día, ni para un caso tan urgente, y en que la observancia de una ley, cuya¡
justicia y sabiduría es en el día problematical, choca inmediatamente con
la fundmental de la seguridad, defensa y conservación de los Dominios"
(Ibid., p. 355).
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 183
aras del interés de la comunidad2o. Dicho conflicto pone demanifiesto que la cuestión de la seguridad, en el fondo noes más que un pretexto ya que el verdadero antagonismoestriba únicamente en el comercio que la aristocracia edili-
cia, en su mayoría criolla, quisiera liberar de un monopoliode hecho, del cual sólo algunos grandes negociantes criollos
y peninsulares (predominando estos últimos) sacan el mayorprovecho.
Los primeros movimientos insurgentes de Guatemala se
produjeron posteriormente a los de la Nueva España (Hidal-
go, luego Morelos) y como contragolpe —un contragolpe muyatenuado. Probablemente fueron las sorprendentes noticias
de México y, un poco más vagas, las de Venezuela, las quedeterminaron las inquietudes, al inicio imperceptibles, de los
"patriotas" guatemaltecos. El Cabildo de la capital, uno decuyos miembros más influyentes, el Regidor Peinado hace
un llamado a la calma al comienzo de 1811, contestará algu-
20 Habiendo declarado cl Cabildo que el "interés de los comerciantes
no era el de la nación", el sindico de loe mercaderes califica esa manera de
ver las cosas como "raciocinios de una metafísica quisquillosa y juego de
voces"; y explica: "El comercio Nacional que es una de las principales
vasas de la prosperidad de un Reyno, lo forma una porción de sug indivi-
duos llamados Comersiantes aunque cada uno trabaje para sí, pero con
refluxo a todo el estado, pues ¿cómo no ha de ser interés de la Nación lo
que constituye su prosperidad?" Señalemos también esta refutación de la
prosperidad y de la seguridad como consecuencias de la expansión comercial:
"¿No será acabar de poner en la horrible precisión al industrioso artesano
de ropas de nuestro país de que, para no espirar de hambre, salga a robar
de noche? Esto heriza los cabellos. ¡Y qué bonito tiempo y circunstancias
las del día para entablar relaciones mercantiles con los extrangeros ! ¿ Qué
otra cosa podían apetecer mejor los emisarios del tirano para efectuar sus
depravados fines?". (Ibid., pp. 459-460).
184ANDRÉ SAINT-LU
nos meses más tarde al nuevo Capitán General Bustamante
y Guerra, quien pretende imponérsele, poniendo sobreaviso
contra los riesgos de la tiranía. Pero será en las provincias
de El Salvador y Nicaragua donde surgirán los primeros
desórdenes. Eso no debe sorprender ya que el aparato del
estado de esas provincias es menos fuerte, mientras que los
problemas son seguramente más numerosos y más graves.
Esas manifestaciones sediciosas, dirigidas contra los in-
tendentes (cuya instalación sólo data de un cuarto de siglo,
pero cuya autoridad harto brutal no goza de las simpatías
de los administrados) y contra los numerosos funcionarios yempleados peninsulares de su camarilla, son provocadas ycontroladas por los criollos más destacados de la sociedad
local y, hecho significativo, apoyadas y acuerpadas por una
parte considerable del pueblo (sin que por ello podamosafirmar que la participación popular sea espontánea)^!. EnSan Salvador, el levantamiento organizado por un grupo de
criollos agrupados alrededor del Padre Matías Delgado, se
desencadena (noviembre de 1811) bajo la doble consigna de
fidelidad a Fernando VII y lucha abierta contra los "chape-
tone-^" y "chaT3etonistas"22, Derrocado el Intendente, expul-
sados los peninsulares, la ciudad se da instituciones libres,
sin por ello desprenderse de la autoridad metropolitana. Lainsurrección repercute, de ciudad en ciudad, en la vecina
Nicaragua: en León, cabecera de la provincia, los criollos
21 Además de Villacorta, Historia. . ., op, cit„ pp. 471 y sg., cf.
Rodolfo Barón Castro, *'E1 primer movimiento insurgente de Centroamérica"
(San Salvador, 1811), Estudios sobre la emancipación de Hispanoamérica,
Madid, C.S.I.C., 1961, pp. 113-132; dicho autor insiste sobre el apoyo del
pueblo, no como simple masa sino como grupo social consciente.
22 Dichos términos despectivos se empleaban paralelamente con el
de gachupines (muy difundido en México) para señalar a los peninsulares
y sus partidarios.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 185
obligan al Intendente y otros administradores españoles a
renunciar de sus puestos; en Masaya, en Granada, donde las
facciones rivales se reparten por barrios según la distribución
demográfica, las conspiraciones y los golpes tienen éxitos
diversos.
Aun cuando exitosas, esas primeras revueltas locales co-
rrían el riesgo de ser efímeras. De hecho, los insurgentes de
San Salvador, quienes no imitaron a sus vecinos cercanos deSan Miguel, San Vicente, Santa Ana, Sonsonate, se ven obli-
gados a aceptar la intervención conciliadora, de las autorida-
des de Guatemala23. Los de Nicaragua chocan con las tro-
pas gubernamentales, y son sometidos a una represión mássevera24. Es cierto que algunas secuelas de dichos aconteci-
mientos se dejarán sentir en la capital, donde el Concejo dela Ciudad abogará por la causa de los provinciales condena-
dos y denunciará, en las altas e'^feras, la dureza de Busta-
mante. Allí se urdirá también la conspiración del Conventode Belén (finales de 1813) a cuyo respecto algunas informa-
ciones son sospechosas, pero cuya finalidad secreta parece
haber sido la de derrocar a los peninsulares en el poder ycambiar el gobiernos». Sea como fuere, dichas manifesta-
23 A petición del Cabildo de Guatemala, el capitán general Busta-
mante encarga a dos notables (José de Aycinena y Joeé María Peinado) a
que normalicen la situación en San Salvador y tomar en sus manos eil go-
bierno de la provincia. Barón Castro (artículo citado) estima que Busta-
mante, al hacer eso, jugaba la carta del criollismo; observa también que en
San Salvador había criollos incondicionalmcnte "realbtas" (como el co-
mandante de los voluntarios José Guillermo Castro) y presenta bajo un punto
de vista bastante favorable el oportunismo ("ortodoxia del momento") del
cual hizo gala el cura Matías Delgado.
24 Numerosos prisioneros, trasladados a Guatemala.
25 Cf. Villacoi-ta, Historia. . ., op. cit., pp. 481 y sg. Los conjurados
eran religiosos, militares, civiles, entre los cuales gente del pueblo, mestizo»
y hasta indios.
186 ANDRÉ SAINT-LU
clones abiertas o clandestinas, en Guatemala pronto serán
sofocadas, no sin rigores, mientras que en San Salvador, una
nueva oleada de desórdenes, debida a los desacuerdos entre
la municipalidad criolla —que trata de apoyarse en el pue-
blo— y el nuevo Intendente (Peinado) serán reprimidas por
la fuerza. Represión tanto más fácil que la tarea del vigi-
lante "Jefe Político" Bustamante, de momento afectada por
las disposiciones liberales de la Con'^titución de Cádiz27 se
expedita, a partir de 1814, por un cambio de la situación en
la metrópoli. Pero lo que debemos dejar muy claro, en este
cuadro de los acontecimientos del período 1811-1814, es que
tanto las oposiciones que se abren camino, como las revueltas
que se anuncian o estallan aquí y allá, si bien aspiran a unacierta autonomía administrativa, no están claramente orien-
tadas hacia la independencia política.
A partir de 1820, con la vuelta al régimen constitucional
y bajo el efecto de circunstancias externas cada vez más de-
terminantes, la tendencia emancipadora se afirmará y, fi-
nalmente, se impondrá. Sin embargo, no se puede decir quecontara con el sufragio unánime.
Desde 1818, Carlos Urrutia y Montoya, viejo oficial su-
perior del ejército español, sustituyó a Bustamante a la ca-
beza de la Capitanía General: Cambio bien acogido, auncuando el nuevo Gobernador, al hacer promesas de paz, pron-
to se demuestra incapaz de hacerle frente a los problemas
26 Sentencias al exilio y hasta la muerte; estos últimos no fueron
ejecutados pero se produjeron decesos entre los exiliados.
27 Entre otras innovaciones, la Constitución creaba un nuevo cuerpo,
la Diputación Provincial, que compartía el poder con el Capitán General,
quien tomó el nombre de Jefe Político.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 187
del momento y, a la vez, impotente para controlar la vida
política que volvía a nacer al calor de las libertades consti-
tucionales restablecidas. Dos grupos o esbozos de partidos,
fundados uno y otro en 1820, se repartían a los miembros
más influyentes de la sociedad guatemalteca. El partido lla-
mado de los "Cacos" (o *Tiebres") nacido de una 'Tertulia
patriótica" reúne a los criollos esclarecidos y a los peninsu-
lares liberales28, pero también recluta adeptos en el seno de
la aristocracia de las "familias"29. Frente a ese partido, el
grupo de los **Bacos'* (o "Gazistas") está formado por pe-
ninsulares y criollos "españolistas**, o rivales de las ricas fa-
mílias'^o Rivalidades de influencias y de intereses en el
fondo, más que oposiciones propiamente políticas, además
lo que está en juego de inmediato son las elecciones al Cabil-
do de la capital, a la Diputación Provincial y a las Cortes
españolas. De cualquier manera, si bien a través de sus
respectivas publicaciones (El Ediíor Constilucional« El Ami-go de la Patria) acontece que algunos Cacos militen a favor
de las libertades y de las franquicias americanas, mientras
28 Molina, Barnindia, Montúfar, Castilla, Zebadúa, Beteta, Grana-
dos, etc.
29 Acerca de la composición completa de las "familias" o de la "Fa-
milia", c£. Louis E. Bumfirartner, José del Valle of Central America, Durham,
Noth Carolina, 1963, p. 112: obra bien documentada sobre el período de la
independencia y Que pone en evidencia el enredado juego de los intereses d^
clanes o personas, mucho mas determinantes, en una alianza —o colusión—
>
tan disparate como la de las familias y de los liberales más avanzados, que
las simples afinidades ideológicas (ibid., pp. 117 y sg).
30 Valle, Ibarra, Foronda, Larrave, López, Robles, etc. El anta^
gonismo entre ese grupo (del cual José del Valle, criollo originario de Hon-
duras, es la figura más destacada) y las grandes familias de Guatemala, se
explica de manera especial por la vieja competencia entre la capital y las
provincias.
238 ANDRÉ SAINT-LU
que los Bacos más bien hacen profesión de lealtad, en oca-
sión de esos primeros debates la cuestión de la independen-
cia no se plantea ni inmediata ni directamente.sobis.
Será necesario que el ejemplo y la incitación vengan
otra vez de la Nueva España^i, donde la situación, al prin-
cipio de 1821 ha cambiado en forma decisiva como conse-
cuencia de la colusión Iturbi de-Guerrero y del famoso Plan
de Iguala o de Las Tres Garantías: independencia, catolicis-
mo y monarquía constitucional protegiendo la propiedad
—^forma de autonomía, viéndolo bien, bastante tranquilizan-
te32. En Guatemala, —donde el viejo Gobernador Urrutia
acepta cederle provisionalmente el lugar al brigadier Gabino
Gaínza, personaje que se anuncia maleable— las mentes másavanzadas, o más realistas, muy atentas a las noticias de Mé-xico (que las autoridades se esfuerzan en deformaras em-prenden ahora una campaña cada vez más abierta en pro dela emancipación. El periódico de los "Cacos" que a partir
del 27 de agosto de 1821 toma el nuevo nombre de Genio de
30bis Ver en particular, en El Editor Constitucional (reeditado bajo
el título Escritos del Doctor Pedro Molina. 3 vols., Guatemala, 1954, Minis-
terio de Educación Pública; estudio preliminar del Doctor Salvador Mendie-
ta). Los artículos relativos a la Constitución y el libre Comercio, y los que
abogan por la plena ciudadanía de los Indios; t. I, julio-diciembre de 1820,
passim.
31 Las noticias llegadas de la cercana Nueva Granada (la futura
Colombia) donde las tropas españolas habían capitulado, también pudieron
contribuir a apresurar los acontecimientos. Acerca del plan de ataque de
los insurrectos de ese país contra los puertos hondurenos de Omoa y de
Tnijillo, cf. Hubert H. Bancroft, History of Central America, San Francisco,
1883, t. VIII, p. 24.
32 Se sabe que Iturbide era el hombre de los conservadores y del alto
clero, asustados por el restablecimiento de la constitución liberal de Cádiz.
33 Manifiesto de Gaínza contra Iturbide (10 de abril de 1821) anun-
ciando falsamente su derrota.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 189
la Liberlad33bis publica artículos muy explícitos, detrás deuna satírica fantasía^^. o una patriótica exaitación^^bis queculminarán con el **Canto a la Libertad'* de Barrundia:
33bi8 Cambio de titulo qae va acompañado de una "Declaración**
de los editores: "Cuando publicamos nuestro periódico bajo el título de Edi-
tor Constitucional, nos propusimos ilustrar al pueblo, dándole idea de sus
verdaderos intereses. Hicimog algrunas observaciones sobre la desigualdad que
producía el nuevo sistema respecto de los americanos; sin embargo, como la
preocupación tenía en estoe paises su imperio muy extendido, juzgamos no
era tiempo oportuno de manifestar con claridad nuestro modo de pensar.
Posteriormente advertimos los rápidos progresos de la ilustración debidos a
la libertad de imprenta. Las obras de M. Pradt, dignas del aprecio de los sa-
bios, disipan errores que, por envejecidas se veneran como verdades. Las
cataratas que obscurecían la vista política de los americanos insensiblemente
fueron desapareciendo de sus ojos. Seguimos el curso de las ideas en nues-
tros escritos, hasta tocar en el término feliz en que ahora nos hallamos". .
.
(cf. la edición de 1964, t. JII, p. 748).
84 Ver de manera especial es curioso "Viaje a la luna", o sueños
político» y morales" (N? del 4 de junio de 1821, edición cítala, t. III, pp.
613 y sg) : ese viaje fantástico cuenta la insurección del pueblo Airebi, ti-
ranizado por el feroz Odnanref el Otargni, nombres raros, pero si se leen
al revés dejarán de serlo... En el número siguiente (12 de junio), los
editores, quienes aclaran que dicho artículo provenía de un periódico de
Londres, El Español Constitucional, lo comentan en un tono falsamente in-
genuo: "Sentimos no haberlo advertido antes [. . .] aquellos epítetos no pue-
den convenir a un rey constitucional" (ibid., p. 629). El número del 6 de
ago to nos informa que, como consecuencia de la acusación del fiscal, la
Junta de Censura declaró que el artículo era inofensivo: ". . .nada contiene
de injurioso ni ofensivo al Soberano, pues según el artículo 3, cap. I, tit. 1
de la Constitución política de la Monarquía, la Soberanía reside esencial-
mente en la Nación..." (ibid,, p. 711). La misma Junta estimaba que de
todas maneras, los anagramas no designaban a Fernando VII: ". • .siendo másbien un efecto de maliciosa interpretación la inteligencia que se ha querido
dar a dicho papel, aplicándolo precisamente a la persona de S. M. [. . .]
con las mismas letras que contienen las palabras anagramadas del Viaje a
la luna resultan varias palabras castellanas, según la combinación que se
dé a sus letras y sílabas. . ." (n9 del 20 de agosto, ibid., p. 732).
34bis "Caigan las ruinas de la patria sobre nosotros si no hiciéremos
3)or mejorar su futura suerte [. . .] Americanos, nuestra suerte futura está
190 ANDRÉ SAINT-LU
«Libertad, don divino dado a los hombres por el creadorpara alivio de sus penas, yo te bendigo [. . .] Los ame-ricanos te han erigido un altar indestructible, tú esgri-
mirás en favor nuestro el acero de la justicia, y la ti-
ranía dejará de existir. Eterna maldición a los enemigosde tu nombre; loor y bienes eternos a los que te aman»33.
Se reúnen firmas y peticiones dirigidas al Jefe político.
Mientras tanto, la provincia de Chiaoas, vecina de la de
Oaxaca, se declara independiente de EspañaS^bis. Desde en-
tonces en Guatemala, el desarrollo de la crisis sólo es cues-
tión de días ya que, además, los propagandistas "patriotas*'
no se quedan inactivos^s. El día 15 de septiembre de 1821,
una asamblea extraordinaria de todas las autoridades (civi-
les —incluso la municipalidad—, militares, religiosas, uni-
dccretada por la Providencia". (N*? del 28 de mayo de 1821, ihid., p. 599).
"¡ Oh cuan dulce y hermosa/por la patria es la muerte!'* (traducción de
una Oda de Horacio, n*? del 23 de julio ibid., p. 691). Ver también en .el*
n'> del 21 agosto, la reproducción de una exhortación del célebre cura ar-
srentino Gregorio Funes (ihid., p. 734 y sg.).
Es conveniente señalar que la sed de emancipación que se expresa en
dichos textos no va explícitamente a la par con la aspiración de la inde-
pendencia. Varios artículos definen el futuro de América —y el de España
—
bajo forma de una confederación,: "La confederación es el único medio de
hacer firme la unión de españoles y americano" (N*? del 25 de junio de
1821, ibid., p. 650) ; "Si la conquista de América ha condueido a la metró-
poli a un casi total exterminio, su emancipación y confederación la exal-
tarían a la más alta gloria y opulencia". (N^ del 9 de julio, ibid., p. 674).
35 Texto publicado el 3 de septiembre; acerca de tales hechos, cf. Vi-
üacorta. Historia, . ., op. cit., pp. 514 y sg.
35bis Sermón de fray Matías de Córdova, una de las mentes másdistinguidas de la época (28 de agosto) ; proclamación de la independencia
de Ciudad Real, Tuxtla y Comitán (3 de septiembre).
36 Maniobras de Molina, Barrundia y Mariano Aycinena para ase-
gurarse €l apoyo de la población de los barrios.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 191
versitarias), o sea unos cincuenta notables^^, después de los
debates más bien confusos debido a ciertas tergiversaciones
y sobre todo a la presión de una muchedumbre bulliciosa
e indisciplinada, proclama la independencia de Guatemala,
hecha pública de inmediato por medio de un manifiesto del
Jefe Político a los ciudadanos^»: declaración (la de Gaínza)
que, detrás de la prudencia diplomática de sus consideran-
dos, no deja de reflejar con bastante fidelidad la realidad
de las cosas:
«. . .era imposible que, conmovida al Sur y al Norte to-
da la masa de este continente, siguiese el centro en re-poso [. . .] Los guatemaltecos, pacíficos siempre y tran-quilos, esperaban que los de México llegasen a su últimotérmino. . .^^sbis.
Realmente la independencia de la Guatemala española nopodría comprenderse sin tomar en cuenta el juego de cir-
cunstancias externas30 y de que su realización fue un poco
87 Lista completa en Villacorta, HUtoria. . ., op. cit., pp. 514 y sg,
88 Textos del Acta y del Manifiesto en Villacorta, Historia. . ., op..
cit., pp. 523 y sflr. V 630 y sg.
38bi3 El editor del "Genio de la Libertad" ese mismo día da libre
curso a su exultación; "¿Es posible, amada patria mía, que mis ojos os
hayan visto independiente? ¡Oh placer soberano, oh gloria incomparable
a otra cualquiera glorial" etc. (N» extraordinario del 15 de septiembre de
1821, edición citada., t. III, p. 774).
39 Algunos historiadores americanos son proclives en minimizar eV
aspecto coyuntural del fenómeno y a ver en él esencialmente la actualiza-
ción de profundas tendencias, incluso tendencias de masa; cf. José Mata
Gavidia, "Lo auténtico y lo circunstanciado en la independencia de Centro
América", Revista Universidad de San Carlos, n9 26, 1952, pp. 213-244
("lo auténtico' significa propiamente "el convencimiento y la voluntad de
1^2 ANDRÉ SAINT-LU
a remolque, en particular, de la de México. Sin embargo,
si bien las causas más generales del acontecimiento son las
mismas que en otras partes, las condiciones locales explican su
carácter propio y, a veces, su mediocre dinamismo: relativo
aislamiento, por lo menos con respecto a la América del Sur;
carecía de líderes de fuerte personalidad^o, particularismos
provinciales y locales, poco propicios para movimientos co-
ordinados; rivalidades de intereses que tratan de satisfacerse
en la competencia más que resolverse en la unión; débil
conciencia política de un pueblo a quien sólo se le consulta
esporádicamente; conservadurismo o reformismo cerrado de
una fracción influyente de la sociedad criolla. .
.
En cuanto a los criollos, es importante subrayar aquí,
para finalizar, el carácter en conjunto moderado y desigual-
mente convencido de su acción^i. El hecho, en sí no es tan
un pueblo") : tesis a veces forzada, según nuestra opinión, a pesar de las
juiciosas consideraciones a la cual se opone decididanxente la de Rodolfo Ba-
rón Castro en **E1 centroamericanismo como sujeto histórico" (Revista de
Indias, n^ 75, Madrid, 1959, pp. 17-34) donde justamente se pone el acento
en el aspecto local, minoritario y circunstancial de los movimientos de eman-
cipación (a pesar de que el mismo Barón Castro subraye, además, la parti-
cipación popular en las primeras insurreccionics (cf. más arriba nota 21).
40 Los Molina, Barrundia, Córdova, etc.. actúan tardíamente. Cabe
además señalar —hecho un tanto banal— que la independencia, en Guate-
mala, fue proclamada por hombres que no hicieron nada para obtenerla:
Gaínza y Valle (probable redactor dej Acta); además, todas las autoridades
.<iuedaron en sus puestos.
41 Es difícil hacer la cuenta de los tibios y de los indiferentes, pero
sin duda fueron numerosos los que se sumaron por oportunismo. Además de
los casos de Gaínza y de Valle (sin hablar del arzobispo Cassaus), podemos
citar el de Joaquín Fernández Lindo, Regidor de Comayagua (Honduras)
menos conocido, pero notable: cf. nuestro trabajo *'Le rachat de Ferdinand
VII, ou comment un Américain loyaliste concevait, en 1811, la délivrance
de l'Espagne", Les Langues Néo-Latines, n«? 160, París, 1962, pp. 40-47.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA I93
original, pero completa el cuadro de un criollismo guate-
malteco que, por su trayectoria histórica, a pesar de unacombatividad a veces bien acendrada, no estaba muy pre-
dispuesto a las soluciones revolucionarias. Sea como fuere,
una vez adquirida la independencia, sólo habrá, como en
todas partes, que consolidarla.
Capítulo Tercero
HIPOTECAS COLONIALES Y FUTURO NACIONAL
Este breve capítulo final —o epílogo— va más allá del
período colonial, sin embargo lo consideramos necesario. Laindependencia significa el fin del régimen español, y, bajo
ese aspecto, nunca se pondrá en entredicho. Pero si bien
marca una ruptura, no constituye un estatuto: ¿cómo vaAmérica Central a concebir y sentar las bases de su futuro?
Es esa una cuestión que no podemos dejar de examinar, pues
en la medida en que la condición colonial, aunque formeparte del pasado, deja no sólo sobrevivencias sino también
secuelas, recuerdos, y, por otra parte, la conciencia criolla
no desaparecerá como por arte de magia de la mente de
hombres que permanecerán, sino que sencillamente estará
destinada a transformarse; entonces veremos que esta cues-
tión no es ajena, en sí misma, al tema aquí tratado.
***
Ese futuro que ahora es "nacional" o supuesto como tal,
será concebido —o se pre entará— de manera muy indecisa,
cambiante y fatalmente precaria. El Acta de la independen-
196 ANDRÉ SAINT-LU
cia preveía que un próximo congreso decidiría los destinos
del país. Las posibilidades se ofrecían entonces a los gua-
temaltecos, a saber: adhesión al Plan de Iguala y unión al
México de Iturbide o, por el contrario, constitución de unEstado soberano de América Central. La primera, hecha
para satisfacer a la aristocracia criolla conservadora cuyas
posiciones no fueron afectadas, pero que necesitaba sentirse
bien segura de ello^, tenía tantas más posibilidades de inir
ponerse que las provincias rivales de la capital podían ver
en ello una buena ocasión de liberarse de su yugo^. Conexcepción de la lejana Costa Rica y, cosa curiosa, de El Sal-
vador, que no quería saber nada ni de México ni de Guate-
mala3 (pero que se verá obligado a cerrar filas), la antigua
Capitanía General no opuso muchas dificultades para acep-
tar su integración al imperio mexicano, si bien es verdad quelas presiones tomaron la forma apenas solapadas de un en-
vío de tropas diz que de protección^
La caída de Iturbide (1823) vuelve a replantear todo el
problema, a Desar de que la incorporación ni siquiera tuvo
tiempo de llevarse a la práctica. El México republicano ya
1 Acerca de los disturbios populares en la región de Totonicapán,
y una proclama anónima exhortando a los ciudadanos de la capital a formar
un partido opuesto a la clase "llamada noble", cf. Bumgartner, José del Va-ife. . ., op. cit., p. 148.
2 La independencia fue proclamada en las diferentes provincias de
la Capitanía General, ya sea antes (Chiapas) o después de su proclamación
en Guatemala. Acerca de los acontecimientos del período inmediatamente
posterior a 1821, cf. de manera especial Gordon Kenyon, "Mexican Influence
in Central America, 1821-1823", The Híspante Ameriean Historical Review,
vol. XLI, n? 2, mayo de 1961, pp. 175-205.
3 Sin gran realismo, se esperó el momento oportuno para adherirse
a los Estados Unidos de América del Norte.
4 El Acta de unión (5 de enero de 1822) concretizaba una decisión
tomada por el gobierno provisional y no por el Congreso, como previsto eael Acta de Independencia.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 197
110 tiene la misma atracción para los conservadores y, en los
liberales, suscita muchas dudas. Así, en la segunda fase de
su titubeante carrera nacional, Centroamérica logra reunir,
trabajosamente —quedándose Chiapas con México— una ma-yoría para proclamar la independencia de sus "Provincias
Unidas'* (19 de julio de 1823)5. Sin embargo, las circunstan-
cias externas siguen determinando el destino del país^. Deahora en adelante, empero, parece que lo tienen en sus ma-nos: resposabilidad cuyos principios son seguramente másfáciles de asentar que resolver sus exigencias más concretas.
La cuestión que se plantea con prioridad es la de la unión
de las Provincias en una sola nación: una unión, o unidad,
considerada necesarias, en parte por respeto al pasado y,
sobre todo, por precaución para el futuro. Pero los antago-
nismos regionales, siempre actuales, son una pesada hipoteca
para que pueda vislumbrarse ima forma más perfecta. Alfinalizar una larga cesión, la Asamblea Nacional Constitu-
yente adopta una fórmula de tipo federal (Constitución deNoviembre de 1824)7.
Con todo, la solución federativa era aún demasiado ideal
para ser viable. Los conflictos de intereses y de tendencias,
las irreductibles rivalidades regionales, los celos y las diver-
gencias individuales ^e suman a las dificultades fmancieras
y económicas que llevarán al fracaso, —Después de quince
5 Los esfuerzos de Filísola (el mexicano que sustituyó a Gaínza)
para convencer al Congreso —donde se notaba la ausencia de varias delega-
ciones— de no votar la separación, chocaron con una sólida oposición.
6 Cf. la justa observación de Barón Castro ("El centro-americanis-
mo. . .", op. cit., p. 33) : "La América Central, emancipada en gran medida
por la presión de determinados hechos externos (...) queda finalmente en
libertad de organizarse, por la concurrencia de un hecho igualm^ente extemo,
como es la cr'ídn ñ(*\ ImT^p^-'o meleno'*.
7 G. Kenyon. "Mexican Influence. . .", art. cit., p. 203; Bancroft,
Miatory. . ., op. cit.. t. VIH, p. 75.
298 ANDRÉ SAINT-LU
años de discordias y de guerras civiles en las cuales partici-
pan mestizos e indios— una Federación que la arbitrariedad
de sus jefes (''liberales" o "conservadores") no logrará man-
tener firmes. Entonces, un tercer período —que perdura
aún— cinco pequeñas Repúblicas, con problemas internos yexternos cuya gravedad comprometerá con frecuencia la es-
tabilidad política, la paz social, el desarrollo económico yhasta la independencia misma de dichos estados más que
vulnerables cinco pequeños países tratarán, con diferentes
éxitos, de llegar a un difícil equilibrio nacional, no sin añorar
la unidad perdida y hacer algunos intentos, en verdad untanto irrisorios, para recuperarla^^.
Ahora bien, esos hechos post-coloniales, aunque parezcan
casuales, en ciertos aspectos responden a una lógica ya tra-
zada en la época de la dominación española. Fluctuaciones
y divagaciones en la dirección de los asuntos públicos pue-
den explicarse, en parte, por lo menos en sus inicios, por la
falta de preparación de los nuevos gobernantes, imputable
precisamente a la condición colonial. Pues hasta la élite
ilustrada, por apta que fuera para hacerle frente a las reno-
vaciones culturales o técnicas, no se había visto suficiente-
mente confrontada, de no ser en un plano teórico y en unaperspectiva más crítica que constructiva, a los problemas
8 Cf. Charles V. Auburn, UAmérique Céntrale, Paris, Presses tJni-
versitaires de France ("Que sais-je?") 1952, pp. 25 y passim. Acerca de la
mala administración financiera y el aborto de la política económica de la
Federación, cf. Robert S. Smith "Financing the Central American Fede-
ration, 1821-1838", The Hispanic American Historical Review, vol, XLIII, n'
4, noviembre 1963, pp. 183-510.
9 Aubrun, UAmériqíLe Céntrale, op. cit., pp. 26 y sg.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA I99
políticos. Y la independencia había llegado sin transición.io
Por lo demás, los antagonismos de las personas, de los gru-
pos y regiones, que no se limitaba a un conflicto entre crio-
llos y peninsulares, no pronosticaba un buen inicio en la di-
fícil vía de la emancipación.
Por lo que se refiere a las diversas agrupaciones nacio-
nales que se constituyeron sucesivamente, es dable observar
que éstas reflejan, detrás de sus titubeos las viejas estructu-
ras administrativas españolas. Si la unión con México sólo
recordaba los lazos efímeros cortados desde hace mucho tiem-
po, o por lo menos, unos amarres muy relajados, la fórmula
centroamericana (federación) se basaba en una realidad a la
vez muy reciente y multisecular. Pero se entiende que haya
sido balanceada y, finahnente, suplantada, por ciertos parti-
cularismos que, también, venían de lejos y que se habían
consolidado a favor de la emancipación.
En cuanto a los problemas económicos y financieros, vi-
tales para la verdadera independencia de las naciones, comolo demuestran, justamente en el caso de esos países, los sa-
queos imperialistas del siglo XIX y, en especial, del siglo
XX, se desprendían, a pesar de cierta prosperidad privada
(la de las ^'familias'*) de una herencia colonial sumamenteprecaria en el plano de las es'tructuras de explotación, de la
productividad y de los recursos públicos y que la brusca
ruptura con España no estaba hecha para mejorar las cosas
de inmediato.
10 Lanning (The Eighteenth-Century Enlightenmenl. . ., op. cit., úl-
tima parte) estima que la Universidad dispensadora de una cultura que po-
día comparai-se a la de las europeas, le permitió a la juventud del país, asu-
mir las nuevas funciones políticas exigidas por la enmancipación y que
Guatemala había sabido prepararse por sí sola para la independencia: tesis
que nos parece pecar de exageración.
ANDRÉ SAINT-LU
Y finalmente, ¿qué decir de los problemas sociales (inte-
gración material, moral, cultural y cívica de los indígenas yde los mestizos) si no que eran el legado, cada día más pesa-
do, de un régimen de otros tiempos, desafortunadamente per-
petuado, para el cual los pueblos sometidos no eran más que
una masa para la explotación, más o menos protegida y ci-
vilizada? Un régimen en el cual las responsabilidades de
los criollos estaban tan comprometidas como las de los pe-
ninsulares y de la metrópoli. . .
Pero, si la sucesión colonial implicaba muchas hipotecas,
no por eso dejaba de ser un precioso patrimonio. Puesto
que, justamente a través de los siglos de dominación espa-
ñola se fue formando poco a poco la conciencia criolla y por
eso es que al final de cuentas, aunque con menos dinamismo
que en otras provincias de las Indias, el Reino de Guatema-la pudo transformarse en América Central. Tanto los hom-bres de la independencia, como las generaciones que le si-
guieron no tenían por qué renegar —^y no lo hicieron— de la
herencia del crioUismoii. Ya que a ellos les corresponde
(y, en la medida en que las hipotecas no han sido subsanadas
les corresponde a los hombres de hoy) conservar lo mejor,
pero asociándolo cada vez más estrechamente a los valores
más que desdeñados de la herencia indígena.
11 La exaltación de Guatemala que se manifiesta en los escritos o
declaraciones de los hombres de la independencia no deja de recordarnos la
Recordación Florida de Fuentes y Guzmán (cf. con respecto a José del Valle,
Antonello Gerbi, La dieputa, . „ op. cit., pp. 351 y sg). &eñalemjO(s también
la pubPcación, en Guatemala (1809 y 1818) del importante CoTnpendio de la
Historia de la Ciudad de Guatemala del criollo Domingo Juarros, netamente
in pi'-ado en Fuentes y Guzmán. Los historiadores y escritores de los siglos
XIX y XX conservan muy vivo, aun cuando su orientación no fuera preci-
samente pro-hispánica, el recuerdo del criollismo guatemalteco de la época
colonial.
CONCLUSIÓN
Hemos creído útil agrupar, para subrayarlos, los aspec-
tos más originales del criollismo colonial guatemalteco. Si-
guiendo el hilo de la historia, sobre un fondo de conquista
brutal y una in'^talación un tanto precaria pero rápidamente
consolidada, se destacan las figuras contrastantes de Alva-
rado, fascinante conquistador, prototipo del aventurero de-
cidido a ir siempre más adelante; Bernal Díaz del Castillo^
conquistador apegado a las tradiciones no olvidadas de su
rango quien —eso es lo principal— ha aprendido a ser colono,
pacífico y reivindicador, según el caso. En medio de ese pe-
queño mundo muy preocupado por sus intereses, surge unaguafiestas: Fray Bartolomé, influyente, intransigente, in-
quietante defensor de los indios, quien puede comprometerlo
todo si no se le pone freno; y un pastor más comprensivo quesevero ya criollo de espíritu y de corazón: Marroquín.
A continuación, una vida colonial más bien deslucida,
mucho más agitada por los sismos e intranquilizada por los
piratas que perturbaba por los conflictos sociales o políticos,
pero netamente marcada por la afirmación de un criollismo
ya sea celoso y agresivo (Ruiz del Corral); ya sea acusador
pero un tanto desilusionado, por lo menos en apariencia, en
202 ANDRÉ SAINT-LU
SUS protestas (Fuentes y Guzmán) proclive a manifestar su
desacuerdo —pero sin violencia— presto al reclamo y, por
otra parte, notable en la exaltación que hace de los hombres
y las cosas del país (otra vez Fuentes).
Finalmente, en un ambiente sin duda tan esclarecido, en
particular en el campo científico pero menos revolucionario
y heroico que en otras partes, un acceso a la independencia
sin derramamiento de sangre o casi (caso relevante por lo
excepcional pero, ¿pudo haberse logrado la independencia de
Guatemala sin las guerras por las que pasaron los países ve-
cinos?); una emancipación sin grandes sacudidas de las es-
tructuras sociales a pesar de la diversidad de las tendencias
y de los antagonismos. Preludio de un futuro nacional quesólo puede brindarle, a los herederos de los criollos de anta-
ño, una libertad menos exigente y menos difícil de asumir.
En resumen, esta historia del criollismo guatemalteco que
acabamos de recorrer podrá parecer más descolorida —^y en
efecto lo es que la mexicana, peruana o (en su último acto)
la venezolana. Y sin embargo, cuando en el prólogo, anun-ciábamos una gran riqueza de aspectos significativos, no
exagerábamos. No fue la arbitrariedad la que nos movió a
poner en relieve y observar de cerca determinados hechos,
determinadas figuras, determinadas manifestaciones indivi-
duales o colectivas de la vida colonial de Guatemala. El
contraste entre Alvarado y Bernal Díaz del Castillo; la de-
mostración de fuerza que empujó a sus ovejas españolas a
levantarse contra Las Casas; la sabiduría política de Marro-
quin; las duras reacciones de los Cabildos contra la tiránica
administración de Cerrato; la persecución de Remesal por el
agresivo Ruiz del Corral; la Recordación Florida de Fuentes
y Guzmán como testimonio y manifestación del criollismo ensu período de madurez; el esplendor científico de las "luces''
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 203
y el orgullo de sus representantes; hasta llegar, finalmente a
esa pequeña llama encendida por la emancipación. Rasgos,
todos ellos, altamente representativos del fenómeno estudia-
do cuyo valor histórico ^'ejemplar", en algunos casos va másallá de los alcances generalmente limitados de un simple
hecho local, mientras que otros se distinguen más bien por
su originalidad.
Y a pesar de que seguramente más de im aspecto de la
materia aquí tratada, nada tiene de excepcional o notable,
tampoco hay razón para subestimarlos. De esa manera es-
peramos que este estudio, si logra aclarar un poco más algu-
nos aspectos de la conciencia criolla en Guatemala, en sus
relaciones con la condición colonial, habrá contribuido, de
todas formas, a un mejor conocimiento de la América es-
pañola.
APÉNDICE DOCUMENTAL
Advertencia:
Se conservó la ortografía de los manuscritos utilizados.
La acentuación y puntuación han sido normalizadas. Se in-
trodujeron algunos "punto y a parte" en aquellos textos quecarecían de ello.
Los términos de dudosa lectura se pusieron entre cor-
chetes. Hay algunas partes en blanco (también entre corche-
tes) que correponden a aquellos pasajes que no pudieron
ser descifrados.
EL CABILDO DE SANTIAGO DE GUATEMALAAL EMPERADOR CARLOS QUINTO
Guatemala, 1^ de agosto de 1549.
S.C.C.M. 1 r9
Ahunque no seamos tan buenos como nos sería me-nester, deseamos el servicio de dios nuestro señor y devuestra magestad, y que en todo acierte, y así siempre
rrogamos y suplicamos al señor alumbre a vuestra 5
magestad para todas sus cossas, en especial para el
buen goviemo y asiento destas tierras. Mas por nues-
tros pecados o los destas gentes, como vuestra mages-
tad está tan ausente y los pareceres que de acá bandeven ser diferentes, deve vuestra magestad allegarse 10
a lo que parece que es más seguro para la conciencia,
y así tenemos por cierto que a de dar vuestra magestadpor buena la libertad y tassagión que el licenciado
cerrato, presidente desta audiencia, ha hecho sin thener
especial mandato para esto de la libertad, siendo una 15.
cossa tan grave, más de las pramáticas generales delas quales thenemos supplicado.
Tal [parecer] paresce sancto y bueno a los que no en-
tienden más ni entran más adentro, y como al que lo
haze ni al que lo aconseja no les duele el bien ni el mal 20
desta tierra, ni miran más de a lo presente, passan por lo
que les paresce bien. Y cierto, si bivir sin tributtos fuese
lo mejor y más sano, razón sería se hiziese en todos los
reynos y señoríos de cristianos, y que no oviese mejo-ría de unos a otros, ni menos huviese rentas, ni otros 25
208 ^ ANDRÉ SAINT-LU
señoríos. Quan ageno sea esto y quan contrario a lo
que es necesario al buen govierno de la república, no-
torio es del principio del mundo acá. Ensemplo tenemos
de muchos que se han desvelado en administrar justi-
5 ^a, y como aya paz y quietud y obidiengia al príncipe yhermandad entre sí, mas no en quitar los tributos nece-
sarios, que es la llave de la obidiengia. Si esta tierra
no es de vuestra magestad, déxese y vamonos todos;
y si lo es, mande vuestra magestad damos borden como10 bivamos sin tanto dessasosiego.
Sacra magestad, todo esto dezimos a caussa que en esta
governación y provincias devemos ser los más m.alos
de todos, o ay quien diga más mal de nosotros que de
todos, porque somos perseguidos y alterados con pro-
15 vissiones y nuevas cédulas pedidas e sacadas con si-
1 v^ niestras relaciones, y una a otras se aTcangan. Y esto
bien veemos que lo causa/aver hallado los religiosos
tan buen acogimiento en esta provingia más que enotras, y entremeterse ellos en lo que no es de su pro-
20 fesión. A los religiosos parésceles que es bien que to-
dos seamos religiosos, y no puede ser, y parésgeles quesomos sus enemigos, y júzgannos por enemigos destos
pobres yndios, y ansy se lo han dado a entender; y en
verdad que los amamos tanto y más que ellos, y les
25 deseamos todo el bien que ellos les pueden desear.
Con el fabor que el presidente les da, a venido la cosa
a tales méritos qu!e ya los yndios no nos conosgen antes
nos menospresgian. Quanto daño sea esto, el tiempo
lo dirá, que por malos que somos, si nos quitásemos de
"30 medio verían los religiosos y sabrían que todos en que
parava esta tierra y todas las demás.
Vuestra magestad tenga por cierto que el pricipal fun-
4
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 209
damento para perpetuidad destas partes es que seamos
todos buenos cristianos, y que seamos amados destos
yndios, y a falta desto seamos temidos. Paresge que
el presidente y oidores entienden todo esto al revés,
pues han procurado y procuran que en lugar de amar- 5
nos nos aborrezcan, y en lugar de themernos nos
menosprecian. Crea vuestra magestad que todos pre-
tenden su ynterese: el presidente pretende que los
religiosos escrivan del que es divino, y por esto, aun-
que hagan mayores desatinos de los que hazen, que 10
cada día los harán mayores, todo le paresqe santo; conesto y con los fabores que de allá le escriven y nego-
cios que a él solo vienen remitidos, no tiene cuenta deoidores ni haze caso dellos, ni ay más audiencia dela que él quiere. 15
Los religiosos pretenden ser adorados; esto no se pue-
de hazer syn menosprecio nuestro y mucho perjuizio
de la fee y dotrina de Jesucristo; y como no les duele
el bien o mal de la tierra, conténtanse con lo que a
ellos les está bien o les paresia bien, sin mirar ade- 20
lante, que los unos y los otros se piensan yr mañana,
y si pensasen hazer aquí su asiento para siempre, otro
juizio y otra suerte echarían. Esta es la verdad, ca-
tólico señor: duélenos veer que se pierde lo que hatreinta años que avemos trabajado y que está en ser- 25
vigió de dios y de vuestra magestad; y ellos piensan
que se gana, y como dezimos el tiempo lo dirá.
Quiere vuestra magestad veer que es así que el presi-
dente no osa governar por miedo de los frayles por lo
dicho. Y a esta causa dio los esclavos por libres, y 30
es lo bueno que paresgerá a vuestra magestad y a su
consejo que esta libertad a seído grandíssima satisfigión
a dios nuestro señor y gran descargo para su congiengia
210 ANDRÉ SAINT-LU
real. Si tuviésemos por delante lo que ha de ser aquí
a diez años y algo menos, conosgerseya muy a la clara
que el mayor daño que se ha hecho en esta governagión
a seydo la libertad de la manera que se ha dado. ¿A5 quién ha de ser buena la libertad sino a quien se haze?
Pues es asy que el provecho que les ha venido y vendráes grand confusión y alteragión en lo temporal y espi-
ritual, y a la república grand perjuizio./
2 r^ Mas ha de quinze años que se avían dexado de hazer,
10 e ya no se avían de hazer más, y a los presentes temá-moslos por hijos, e como tales heran tratados, amados
y queridos. Tal servidumbre, libertad hera para sus
ánimas y cuerpos. En verdad que se an engañado los
religiosos por servirse dellos como se sirven. Tienen
15 por eregía que nos sirvan a nosotros e tienen por sancto
que sirvan a ellos. Seguras teníamos nuestras congien-
^ias con nuestra buena yntengión y mejores obras, pues
si dezimos de la tassagión de los tributos es cossa de
burla que los mismos [yndios] se rríen. ¿Qué governa-
20 ^ión puede la que es ser, regida y governada por reli-
giosos?
Quando entró el presidente gerrato, no avía después de
méxico tal giudad tan abastada, tan bien rregida, tan
contenta y que cresgía cada ora. Paresce que ha en-
25 trado Satanás, de pura embidia, y ha procurado de
confundirlo todo, y paresge que saldrá con ello, porqueesta giudad se va deshaciendo y deshordenando, y los
buenos que algo tuvieren se yrán. República, no ayquien mire por ella, cabildo, no lo ay, porque si se jun-
30 tan y piden y suplican algo, luego remanesgen veyntepregones contra ellos. Pues si los cabildos no buelvenpor sus repúblicas, no ay para qué los haya. Los al-
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 211
caldes son como si no lo fuesen, y así tenemos por cierto
que no avrá otro año ningund bueno que lo quiera ser.
Bivimos en tanta servidumbre que en Guinea tienen
más libertad. Hanse mostrado nuestros enemigos pre-
sidente e religiosos sin aver por qué, y pluguiese a 5
dios que ellos acertasen, pero no pueden, que están
con pasión y siguen su ynterese y no el de dios y de
vuestra magestad derechamente. Los írayles oren ylos que han de mandar manden: éste es el camino de-
recho; no se puede hazer cosa buena ni que dure como 10
no vaya a derechas.
Quando entró el presidente halló esta provincia muybien tratada y muy bien dotrinada, que es lo quevuestra magestad quiere y manda, y a todos muy apa-
rejados para ymprimir en nosotros todos los demás 15
[mandos] que convinieran para mejor descargo de vues-
tra rreal con^iengia, asta agora de tal arte que pro-
metemos por la fee que devemos a dios y a vuestra
magestad que no ay hombre que se acuerde que es
cristiano en veer tanta confusión y perdición. Ya 20
todos desean ser ydos; no estiman quanto acá tienen
en un cornado. ¿Puede ser mayor descontento que
veer que etamos subjettos al más chiquito motilón de
quantos ay, veer que si avemos de comer o an de venir
bastimentos o a de aver servigio, todo ha de ser por 25
su mano? Y asi lo dizen ellos que por qué no vamosa comunicar nuestras necesidades con ellos; otro es
veerlo que dezirlo. Siempre los bastimentos an valido
en prestios convenibles, y agora todo ha subido a pres-
tios desmoderados. Buena ayuda es ésta para que se 30
aumente la república.
Todo quanto daño y [desabrimiento] pueden los reli-
giosos hazemos lo procuran, no podemos saber por qué,
sino [ambición] y obra de satanás; y agora, para echar
212 ANDRÉ SAINT-LU
el sello, han procurado por vías exquissitas no de reli-
2 v^ giosos/quitarnos todo nuestro servigio, y pueblan unpueblo junto a su monesterio, de los que nosotros ave-
rnos entrado y sustentado y enseñado a offigios; el fin
5 avrá, vuestra magestad lo oyrá.
Verdaderamente, señor, en esta provincia los religiosos
no se han mostrado religiosos sino bulliciosos y amigos
de negogios. No engañen a vuestra magestad con falsos
zelos ni con palabras generales que tienen buen sonido:
10 vedaderamente no entienden. Prometemos a vuestra
magestad no se suelde el daño que se ha hecho a la go-
vernagión, que lo nuestro particular no lo tenemos en
nada, con muchos beneficios ni en muchos años; senti-
mos lo que ha de ser, y por eso nos duele. Los reli-
15 giosos, con este zelo de hazer bien a esto pobre gente,
engáñalos el demonio, mételos por la manga y sácalos
por el cabegón, para que dexen de ser religiosos. Porgierto tenemos que si no cresge la obra de dios quees porque no se derrama su semilla como conviene y
20 conforme a la dotrina de Jesucristo. Qué quiere vues-
tra magestad más que no ay frayle pobre; ellos puedendar de comer a todo el pueblo porque ellos son los se-
ñores de los pueblos y ellos los mandan y a ellos obe-
desgen. Y es gierto que nunca los pueblos de yndios
25 estuvieron tan descontentos como están el día de oy,
porque los traen alterados, lebantados y confusos, yno saben atinar qué cosa sea ésta. Y de todo esto nopuede redundar sino daños, e tanto que si dios nuestro
señor no lo provee de su mano y vuestra magestad,
30 en breve se conosgerá el gran yerro. Qué más malquiere vuestra magestad de religiosos de avernos ene-
mistado con los yndios y hazerse ellos adorar: si es ésta
obra de dios o de satanás, juzgárloha un ciego.
i
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 213^
Por SU consejo y paresger a mándalo la audiencia que no
aya criados nuestros en los pueblos españoles, con zelo
que dan mal emxemplo; en verdad que no es syno
por que no aya quien dé testimonio de lo que hazen ydeshazen, por ser absolutos. Ya que esto no fuese, 5
ciertamente se engañan, porque serán causa que en los
pueblos se hagan grandes ofensas a dios nuestro señor.
Por malo que sea el español, es cristiano, sino en obras
en el corazón, e como tiene cargada la fee, no permite
que en público se ofenda a dios; y como siempre ay 10
pasiones entre estas gentes unos descubren a otros, ya faltas de sacerdotes y religiosos es muy nesgesario
que ala españoles en los pueblos, y con pena a los
encomenderos que les pongan y tengan, y al que fuereruin, castigarle. Lo contrario es dessatino e muy en 15perjuizio de la fee; como no es a su propósito, ynter-pétranlo por malo.
Otro semejante mandó que no vamos a los pueblos, e
que si fuéremos que no estemos más de ocho días. Oes que vuestra magestad nos ha de hazer merced que 20
tengamos estos pueblos en su real nombre e para nues-tros hijos y herederos o no: si no, poco va que se
mande, si sí, es muy grand menospresQÍo que tengamosnombre que sean nuestros, e que no/tengamos benia 3 r^
para los visitar es saber cómo biven y sus necesidades, y 25
remediarlas o proveerlas como siempre lo avemos he-cho. No tenga vuestra magestad esto en poco, que enverdad a seído y es un ynconveniente de los mayoresque se pueden ofresger para su daño y para nuestromenospresgio. 30
Otro daño muy grande con la quitada del servicio e
con no querer los yndios ya servir a nadie, todos los
ganados se han de perder, uorque como no los guardenlos yndios los han de matar como lo han comentadoa hazer, que de quatro meses a esta parte han muerto 35
214 ANDRÉ SAINT-LU
muchas yeguas e vacas y potros y muchos ganados.
Finalmente no ha de quedar vaca ninguna, ni a de aver
granjeria, porque no ay yndio que quiera trabajar ni
estar con español, por ynduzión de los religiosos, que
5 no porque no nos quieren más que a ellos. Ello parará
en lo que vuestra magestad verá antes de mucho. Pro-
piamente, lo que agora anda es behetria, que ni los
frayles se entienden ni el presidente se atina, y los yn-
dios andan todos como locos y confusos que no saben
10 qué sea esto, y si nosotros estamos descontentos, muchomás lo están los naturales; y como el presidente les ha
dado tanta mano tienen creído los yndios que los re-
ligiosos son los que los pueden dar la vida o la muerte,
y con esto no osan salir de su mano.
15 En verdad que esta tierra en breve se desbaratará, e
sy se desbarata, tarde o nunca se lebantará, sy nofuere con la langa. Ya somos viejos y los chicos muychicos para poder resistir a qualquier desatino quequieran hazer los yndios; no se maraville vuestra ma-
20 gestad, no ay que fiar, que por enemigos nos tienen.
Ya que por la bondad de dios esto no sea, para ende-
rezar lo que está caydo o para caer, será menestermucho más trabajo e ayuda de dios que para hazello
de nuevo, px^rque lo an dañado mucho. Y agora acaba25 de llegar otra cédula en que se quiten los servicios
personales: bien lo entieden los que lo aconsejan, biense acabará de edificar la república. Y a lo que puedendezir que se lo paguen, no dezimos menos; y en las
tasssagiones a este servicio se tuvo respeto e va poco30 en esto. No está en esto el bien de los yndios, que en
dos años se acabarían los edificios, y es de más ym-portancia que las ciudades e villas se acaben de edifi-
car con toda moderación, que el daño que les podríavenir del servigio. Querríamos que vuestra magestad
35 preguntase a los religiosos por qué no toman ni guar-
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 215
dan esto para sí, que ellos son los que los trabajan ycargan y aprietan contra las leies y ordenanzas, ha-
ziendo y deshaziendo casa, y el presidente no les osa
hablar. A vuestra magestad suplicamos sea servido
de creemos y de ymbiar quien nos oyga e nos dé 5
libertad/para hablar y para ser oydos. Y vuestra ma- 3 v^
gestad, pues oye a todos, óyanos a nosotros por amorde dios, y dénos un hombre sin pasión, un hombremucho amigo de justicia, y no enemigo de buenos yenemigo de pobres que no los puede veer, amigo de 10
rrigor y no ay quién le ose hablar, luego los afrenta yamenaza; por su ynterese, por que suene, va fuera de
toda buena governagión. Si fuese amigo de consejo y de
tomar paresger, abría enmienda; mas no lo es syno de
hazernos mal e perseguir; e por esto suplicamos a 15
vuestra magestad no permita que por cada culpa venial
ni mortal pueda el aujdiengia quitar los yndios, si nofuere por delicto que meresca perder la hazienda e la
vida. Con este themor nos tiene avasallados, y al cabo
todos se abrán de yr y dexar esta carga tan pesada. 20
Y por que vuestra magestad tenga entendido que de-
zimos verdad, el ligengiado ramírez, oydor, irá muypresto a esos Reynos, mande vuestra magestad guar-
dar esta carta y tómesele juramento si es verdad todo
lo contenido en esta carta. Y ansí suplicamos a vues- 25
tra magestad por reverencia de dios no permita que
esta tierra se pierda; sólo este remedio tiene que vues-
tra magestad nos crea y tenga en posesión que avemosde dezir verdad a nuestro rey y príncipe e señor, a
quien dios nuestro señor guarde y prospere por muchos 30
años, con abmento de mejores reynos e señoríos, yensalzamiento de nuestra santa fee. Desta giudad de
santiago, primero de agosto 1549.
216 ANDRÉ SAINT-LU
S.C.C.M.
humildes criados y vassallos de vuestra sacra magestadque sus reales pies y manos bessan, la Qiudad desantiago,
Juan Pérez Dardón
Francisco Girón
Hernán Méndez de Sotomayor
Francisco López
Bartolomé Bezerra
Antonio de Salazar
Martín de Guzmán.
A.GJ., Guatemala, 41.
— II—
EL CABILDO DE SANTIAGO DE GUATEMALAAL EMPERADOR CARLOS QUINTO
Guatemala, 24 de enero de 1550
S.C.C.M. 1 v^
Porque es justo vuestra magestad sea ynformado de las
cosas que en esta tierra pasan, y en espegial de lo que ahecho el ligengiado gerrato después que por mandado de
vuestra magestad vino por presidente del audiengia
rreal que en esta ciudad rreside, y por estar esta tierra 5
tan rremota de do vuestra magestad está no podemosynformar sino por escrito, sabrá vuestra magestad quie
luego que el ligengiado gerrato vino por presidente dela dicha rreal audiencia, tomó rresidengia al presidente
e oydores que en ella avían sido, y tomada bolbió al 10
cargo al ligengiado rrogel, de que no poco escándalo
hubo en la tierra, porque los que abían dicho contra él
sus dichos se fueron por temor que del hubieron, por
manera que ya que vuestra magestad enbíe otro presi-
dente a tomar rresidengia, no avrá quien quiera depo- 15
ner lo que sabe, rrezelándose que volviéndolos al cargolos agrabiarán por se vengar dellos; y estando de ca-
mino para se venir a esta giudad, llegó el ligengiado
rramírez del perú y lo tomó tanbién al cargo; y todosjuntos vinieron a esta giudad, y al tiempo que binieron 20estava la giudad muy poblada de vassallos de vuestramagestad, y proveída en abundancia de toda manerade bastimentos.
Y luego mandó dar un pregón que todos los que tenían
esclavos los trujesen ante él dentro de diez días so 25
218 ANDRÉ SAINT-LU
cierta pena, sin pasar por tela de juyzio ni oyr las
partes; e no embargante las cabsas que se le dieron ysuplicación que dello por parte desta giudad se hizo,
los dio por libres y sacó de las minas cincuenta qua-
5 drillas que cogían oro y plata, de lo qual vuestramagestad perdió gran cantidad de lo que le venía desus quintos. Sacó ansy mismo de todos los oficiales
de oficios mecánicos y del serbicio de casa de los ve-zinos otra mucha cantidad de yndios que abían com-
10 prado por sus dineros, por do cesó todo lo en que los
dichos yndios serbían, de que no poco daño a la tierra
vino, y fue tanta la pérdida que los ofigiales que los
abían comprado por sus dineros y mantenían con ellos
sus casas, mugeres, hijos, por no se poder mantener se
15 fueron a buscar la vida por otra parte. Y todo esto hizo
el presidente por una carta de vuestra magestad que diz
que truxo de santo domingo, que hablava en lo que to-
caba de la dicha isla y no a esta tierra, porque de la ley
sobre este caso por vuestra magestad hecha estava su-
20 plicado y pendiente la suplicación ante vuestra ma-gestad, y no se abía mandado otra cosa en contrario
por vuestra magestad, ni por el Audiencia pasada se
abía usado della hasta que vino el ligenciado gerrato.
1 v^ Acabado esto/x:omenQO a tasar la tierra, y para ello
25 mandó llamar los cagiques y principales desta provin-
cia, y esto sobre averse ya tasado por el obispo y go-vernador de esta giudad tres vezes y otras dos por el
audiengia pasada. Y la tasación que hizo fue de tal
manera que los más vezinos desta giudad quedaron30 tan pobres que no les dexó para mantenerse ellos solos,
quando más sus casas mugeres e hijos; y si éstos notobieran se obieran ya ydo a buscar de comer de nue-bo, porque a los que tenían servigio personal les quitóa unos la mitad y a otros las dos partes y aun más; y
35 en los^ demás tributos se hizo tanbién desta manera, ymandó que los bastimentos que les hiziesen los yndios
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 219
en sus pueblos, y no los truxesen a la giudad, y comola tierra es áspera que no pueden andar carretas ni
bestias cargadas para los traer, se pierden en los pue-
blos y la República padesge harta necesidad y porque
ya que algunos se puedan traer sería más la costa de 5
traerlos que su valor, y ansy tanbién por esta razón
se dexan de traer.
En este comedio vino una cédula rreal de vuestra ma-gestad sobre que no oviese serbigio personal. Ya le
consta a vuestra magostad cómo esta giudad se des- 10
truyó con el terremoto, y estávase hedificando quandollegó esta cédula, y como el presidente mandó que nose sirviesen de los yndios, quedó todo suspenso, queno ay quien haga casa ni acabe las comentadas, ni Isis
yglesias ni otros ningunos edifigios se hazen, sino son 15
los monesterios, porque los Religiosos dellos hazen ydeshazen y usan de la tierra como si fuese suya, y noobedesgen cédula ni probisión ni cosa ninguna de lo
que vuestra magostad a mandado en esta tierra, ni el
ligengiado gerrato aunque lo vee y sabe no lo quiere 20
evitar, antes da lugar a ello por que escriban a vuestra
magostad ques muy bien hecho lo que haze. Acaba-ron de gesar tanbién con esto del todo las labrangas ygrangerias de sementeras y guardas de ganados, quescon qué se sustentaba la tierra, y si vuestra magostad 25no lo manda rremediar, antes de mucho no abrá quienpueda sufrir estar en la tierra, por no se poder en ella
sustentar ni tener que comer, que los yndios, con el
favor que el presidente les da, están en tanta libertad
que con paga ni sin ella no ay quién les haga trabajar, 30
ni connosgen ni temen a los españoles, ni en los pue-
blos a los caminantes quieren dar de comer aunquese lo paguen; y se les a dado facultad para que puedanprender españoles, y con esta facultad an prendido
algimos y agotándolos y hecho otros malos tratamien- 35
220 ANDRÉ SAINT-LU
tos; y a un español an muerto a pedamos y a otro he-
rídolo por los prender, y habiéndole sobre ello dixo
que hera muy bien hecho, y ansy se quedaron los quele mataron sin castigo, y aun quedarán todos los que
5 mal hizieren, porque dize que no vino a esta tierra
sino a favores?er los yndios, y que no se le da nadaque se pierdan los españoles; y con estas cosas cadadía, según lo muestra la esperiengia, estamos esperandogrande algar, y se lo an dicho los frailes franciscos
10 que en esta tierra están, y burla dello. Y porque estecabildo le a dicho tanbién que ponga rremedio en ello,.
que se pierde la tierra, rresponde que no se le da nada,que buenos siete pesos se gana cada día.
Con esta negesidad que en la tierra se pasa, se an de-
15 savezindado e ydo ya desta giudad muchos vezinos consus casas, mugeres e hijos, no porque vayan rricos r>ino
por no se poder mantener, porque con las cosas hechaspor el presidente an gesado tanbién todas las contra-
taciones que en la tierra solía aver, ansy por mar como20 por tierra, porque no ay quién quiera tratar ni traer
nada a esta giudad, viéndola tan perdida como está, ni
aun nabíos no vienen a los puertos como solían, ansy
2 r^ de España como del perú y nueba españa, por la/nueba
que de la tierra tienen, y por temor que tienen del
25 presidente, que es tan bravo y tan rregio y tan malcriado que no ay quién le pueda soportar ni aun quiénle tome tiento en lo que dize, manda y haze: porquesi algimo le pide de comer y no es casado dize casaos,
y si le dize que no tiene con qué se casar y que se lo
30 dé y se casará, rresponde que no tiene cuidado deso;
e si algún conquistador o poblador casado le pide decomer por ser casado, dize que para qué se casó, quevuestra magestad no le deve nada para que se lo dé,
y ansí los despide. Y a los vezinos desta giudad y de35 otras partes cada dia los molesta con mandos y autos
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 221
que haze por tener de qué asir para los destruir y qui-
tar lo que tienen, porque no es otro su deseo y ansy lo
dize públicamente, y ansy lo tenemos del por gierto,
porque es tanta la enemistad que nos tiene que aun nola puede encubrir sino mostrárnosla con ynjurias y 5
afrentas que de cada día nos haze, llamándonos detraidores y rrobadores y otras palabras feas que no sonpara dezir. Y con esto no ay quién le ose hablar nidezir nada, ansy en lo tocante a la rrepública ni a otracosa alguna, de que tanbién se rrecresge que se pierda 10
la tierra más de lo que está, ni tampoco con las afren-
tas que dize a los que van [ante él] ay quién le osepedir justigia, y más la quieren perder que yr ante él,
porque es tan absoluto en lo que dize y haze que pa-resge no rreconosger superior ninguno; y sentado en 15los estrados es tan mal criado como fuera dellos, quepocas vezes se sienta que no desonrre y afrente a al-
gunas personas y, no nos trata como vasallos de vuestramagestad, sino como si fuésemos de otro rrey estraño;
y lo que peor es que caduca ya, y ansí se conosge del 20en las cosas que dize y haze, porque lo que manda ala mañana deshaze a la noche, y dize [clara]mente: si
lo he mandado, agora lo desmando.
Enfin sepa vuestra magestad que él manda de tal ma-nera que los oidores no son parte para hazer más delo que él quiere, y no está esta auliengia más de co- 25
mo si él solo estoviese en ella; y hablando sobre esto
al ligengiado rramírez, que es el que más a [rresistido]
con él, dize que ya se lo a dicho y que no puede más,
y que no quiere estar mal con él porque le metió enla audiengia y es su oidor y no de vuestra magestad, 30
y que no puede hazer sino lo que le manda. En lo quetoca a cumplir lo que vuestra magestad manda que nose pasen yndios, tanpoco a cumplido porque a pasadomuchos, en especial pasó unos en gragias a dios, y al
que los dexó dio después otros en esta giudad; tanbién 35
222 ANDRÉ SAINT-LU
pasó otros de otro vezino de sant salvador en otra
persona que no hera vezino ni casado, y otros de otro
vezino de san pedro. Pues en el dar de comer no adescargado ni descarga la congien^ia de vuestra ma-
5 gestad, porque luego que vino a esta giudad vino unsu hermano y otros sus parientes, y al hermano le dio
unos yndios en nicaragua en la giudad de granadaque heran dos rrepartimientos que tenían dos capita-
nes, que rrentan más de dos mili pesos, y todos los
10 más pueblos de aquella giudad rrentan poco más queesto. Iten otros dos primos suyos que vinieron de
méxico, a uno dellos le hizo juez de rresidengia y vi-
sitador de la provincia de chiapa con salario de dos
pesos y medio cada día, y al otro le dio la contaduría
15 desta provincia que estava vaca, y a otro criado suyo
que truxo consigo de santo domingo le hizo rrelator,
y ganando más de seiscientos castellanos le dio másun corregimiento de otros gient pesos, y a los pobres
conquistadores que no tienen que comer y se lo pi-
20 den, ya que les da algo es a cinquenta y a sesenta
pesos; y a su hermano le dio tanbién antes que le
diese los pueblos dozientos y ginquenta pesos de co-
rregimiento e a5^uda de costa y los tiene al presente;
y este su hermano a rresumido corona por la muerte25 de hombre que mató en españa y es letrado, y por
aprovecharle a vedado que nadie haga petigiones ni
entienda en pleito ninguno, y ansí aunque a pocotiempo que vino y bien pobre, está ya rrico. Y a otro
su primo hizo visitador de las minas, de do no a sido
30 poco lo que a ávido. Y a un cuñado de gregorio lópez
del consejo de vuestra magestad, dio unos yndios engracias a dios, con no aver un año que estava en la
tierra, abiendo hartos conquistadores que morían dehanbre. Y por aprovechar a estos sus parientes no
35 quiere que ningún oidor como vuestra magestad mandó
CONDICIÓN COLONIAL t COííClliNCIA CRIOLLA 223
visite la tierra sino ellos, Y a'un.aldnso buesó, ©nbrebien rrico que lo abía ganado a; ser minero, le dio en la»
dicha ciudad otros yndios porque se casase con ^.el cu- 2 v^nado (sic)/ deste cuñado de gregorio lópez; y a),QtrQS^
criados que tiene, el serbigio que le hazen les p^ga en, .. 5
penas de estrados,, pprque nunca' falta que les maíidar^
para tener color de les pagar en esto; y las penas gu^'
a aplicado para estrados después qué está eii fista,9iur.
dad son en muy grap. 'cantidad, y enbianda vuestra*
magestad a tomarle cuenta se verá en qué se an gastado:' . . 10
A tanbién rresumido muchos • rrepartimientos de, yn-.
dios contra lo que vuestra magestad sobre esto tiene,
proveído, dándolos a otros vezino^ que tienen prepar-:.
timientos y en esta giudad quitó unos yndios a un ,po-
bre onbre que le avía costado mili e doziéntos pesos, 15
y los dio a otro vezino, teniendo otros yndíos y v§ilien-.
do su hazienda veynte mili pesos. A esta ^iüdad* quitó;
un exido que tenía más a de veynte años, do andabanmuchas vacas y yeguas, diziendo que la tierra es delos yndios y no de otro ninguno. Mandó matar todas "20
las vacas y bestias que hiziesen algún daño en las mill-
pas, y ansí los yndios an muerto gran cantidad dellaS,
de que no poco daño muchas personas an rregebido, yaun algunos an quedado perdidos por ellos.. Y no. te-
niendo los vezinos desta ciudad otra grangería siiió el 25cacao que se les da de tributo y lo venden para fue-
ra, parte lo a vedado, y algunos que lo an llebado se
lo a hecho volver a la ciudad de muy lexos, de que an
rregebido mucha pérdida. A un vezino desta ciudad,
porque faltaban herramientas para abrir un camino y 30
él las tenía, porque no las quiso dar por el precio queél quiso, le mandaba llevar a la cárcel, sino fuera por
rruego de buenos, y lo mismo hizo con un mercader
porque no le quiso dar cierto lienco como él quería.
Luego que vino a esta ciudad mandó echar a la plata 35
2X4 AKDRÉ SAINT.LU
maravedís^ no embargante que muchas vezes se les dixo
no lo echase porque se perdería la tierra; y después dev>' ^' echada^como vido el dañQ-que avía hecho, tomó a man-'^ dar no se echase más y que corriese la que ya estava
5 echados los maravedís; y queriendo hazer un vezino de
esta QÍudad cierta paga en ella a un allegado de el dichopresidente^ díxo que no la quería rregebir, y fueron
sobre ello al presidente, el qual mandó no la rre-
gibiese; diziéndole el que hazía la paga: esta moneda10 no es de su magestad y a la a mandado hazer, dixo
que no, que no la avía hecho sino el audiengia, y que
I agora quería que no valiese; y dándole cuenta el fac-
tor de vuestra magestad desta provincia de lo que era
a su cargo, y dándole para en pago del alcance alguna
15 plata de ésta de maravedís que avía rresgebido y es-
tava en la caxa, no la quiso rregebir sino que pagase
la rrefacción y sobre ello lo echó preso, y lo estubo
hasta que lo pagó; y de averse echado como se echó
a gran cantidad de plata los maravedís, gesaron por"20 esto tanbién muchas contrataciones, porque no ay quién
quiera contratar con la dicha plata, y en esto vera
¡vuestra magestad cómo a govemado y gobierna la
tierra.
En lo que toca en las cuentas que a dado en los nego-
25 gios que se an ofresgido, paresge ser más por vía de
pasión y querer hazer más y mostrarse cruel como lo
es y él se alaba dello, que no de hazer justigia, porque
los que vuestra magestad^ a mandado que vayan por
casados a castilla, a algunos que no an ydo a día diado
¿O y teniendo cabsas justas, los lleva toda la pena sin les
h perdonar nada, y atros, aunque enbiaron por fee comojr\ eran ya partidos y hechos, a la vela, porque se partie-
*K . JCQiL fuera del tiempo se les llevó ansí mismo por en-
cero, y tanbién se a llevado a algunos que murieron
.55 antes de se poder yr. En la provingia de nicaragua a* • quitado a* muchas persorías los 5nn.dios que tenían, y
CONDICIÓN OOLONIAIi Y CONCIENCIA CRIOLLA 225
aun condenádoles en otras graves penas, y a los de-
xado tan pobres que muchos an desanparado la tierra e
ydose al perú e por otras partes, y algunas de estas
penas a sido por cosas muy libianas. El primo suyoque enbió a chiapa a quitado veyute rrepartimientos, 5
los mejores que allí avía, y a éstos a quien los quitó
hubo honbre dellos a quien condenó en más de siete
mili pesos/e a otros a dos mili e a mili e quinientos; 3 t^
y a uno que hera íallesgido seis años abía, por delitos
que abía hecho condenó a sus herederos en perdimiento 10
de los yndios y en mili e ochocientos pesos de pena.
Y desta manera condenó a los susodichos, siendo todos
los vezinos de aquella probingia, tan pobres que noalcanzan un rreal en dinero, y an estado determinados,
según aquí se a publicado, de dexar la tierra e yrse a 15
la nueba españa, y lo obieran hecho sino por estar
cargados de mugeres e hijos e pobres; pues no les de-
xando que comer, vea vuestra magestad lo que pasarán,
que acá gran lástima a puesto a todos; y ase holgado
dello tanto el presidente que dize que no le pesa sino 20por que no ganó él la onrra que ganó su primo en hazer
lo que hizo. Y a otro su amigo que traxo con él de la
isla española, le enbió por juez de rresidencia del rrey-
no de tierra firme, y lo usó de tal manera que en la
rresidengia que a ésta le tomó al govcrnador que por 25
vuestra magestad fue enbiado al dicho rreyno le enbió
preso a los rreynos de castilla, en el camino se soltó yvino a puerto de cavallos, y lo está agora aguardandoque venga a esta giudad; y otro que tanbién enbió por
juez de rresidencia de la provingia de yucatán, que- 30
riendo ymitar al presidente en ser cruel, se hubo detal manera en la dicha provincia que otro juez que pormandado de vuestra magestad a ella vino, lo echó tan-
bién preso y dizen que le tiene sentenciado a muerte;y desta manera lo an hecho los juezes que el presidente 3oa enbiado por el distrito desta audiencia.
Utf ANDRÉ SAINT-LU
Entre los procuradores de las giudades que vinieron
a esta audiengia a suplicar de averse quitado el serbi?io
personal vino un procurador de gracias a dios, porque
todo lo más que allí tenían era este servigio, y hizo
5 sus diligencias, y como no se le proveyó cosa ninguna,
pidió las peticiones que avía dado con lo decretado
para ocurrir a vuestra magestad, por lo qual lo mandó..-; • echar en la cárcel, y no se las quiso mandar dar. Ni
tampoco a esta giudad a querido mandar dar otras
10 peticiones por su parte presentadas, gerca de lo con-
tenido en esta rrelagión, aunque se le an pedido mu-chas vezes; y aun en ello se a ávido de tal maneraque no ay quien ose ser procurador desta giudad ni
pedirle cosa alguna que conbenga a esta giudad. Y,J5 porque sepa vuestra magestad de la manera que SU3
juezes se an con los vezinos desta giudad, queriendoesta giudad hazer un rrequerimiento al presidente solo
por sí, porque él solo es el que haze y deshaze todo lo
que quiere, para que no diese lugar a que la tierra
20 se perdiese, y veniendo a notigia del ligengiado rra-
mírez, dixo que juraba a dios que el primero queen ello hablase le abía de dar de puñaladas; y a esta
cabsa se dexó de pedir lo que conbenía a la tierra. Yel ligengiado rrogel, oidor ansí mismo desta audiengia,
25 a más de ocho meses que anda ausente de ella, y se anescripto a esta giudad cosas muy feas que a hecho,con no tener más de quinientas mili maravedís de sa-por donde a andado en casos de mugeres y en cargaryndios y hazer otras cosas yndevidas. Y no quiera
30 vuestra magestad saber más destos oidores, sino quelario y abiendo de comer y gastar dello, tienen cada
diez o doze mili pesos de oro y aun más. Y bolbiendo
a lo que toca a la tierra, certificamos a viiyestra ma-gestad que con las cosas que el presidente a hecho y
35 haze, y por su [rezísima] y mala condigión no ay hon-bre de ninguna calidad que sea que si se pudiese yrde la tierra no se fuese; y ansí los que pueden están
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 227
para se yr, demás de otros muchos que ya se an ydo,
porque la cosa va de tal manera que por no aver
serbigio ni querer los yndios trabaxar, no se hazen
millpas ni entienden en las grangerías que sustentaban
la tierra, y los ganados, por no aver quien los guarde 5
se pierden, y todo se va destruyendo si vuestra mages-tad no lo manda rremediar.
Y todo lo que el presidente a hecho a sido por yndu-zimiento de unos frayles dominicos que están en estaQíudad, y no de todos sino de tres o quatro dellos poco 10
sabios y muy ambiciosos y amigos de su ynterese, a los
quales el presidente quiere agradar porque escriban dela vuestra magostad bien y no mal, y porque sabe que aellos se a de dar crédito y no a otro ninguno. Del qualcrédito se a rrecresgido estar esta tierra cómo está, por- 15
que ellos son los que la an rrebuelto, y si pudiesen nopararían hasta verla toda destruyda. porque muy claro
se conosge así dellos. Y porque el licenciado Alonso mal-
donado, presidente que fue/en esta audiencia es ydo a 3 v9esos rreynos de castilla, y el licenciado herrera y el 20
licenciado pedro rramírez, oidores della. están de caminopara se yr, y ansí mismo otros vezinos de esta ciudad,
suDplicamos a vuestra magestad se mande ynformardellos de lo que pasa en esta tierra, porque dellos sabrá
vuestra magestad ser verdad todo lo que aquí dezimos 25
y aun otras muchas cosas que por no ser prolixos de-
xamos de dezir. Y sabido por vuestra magestad el
estado en que la tierra está, le supplicamos la manderremediar y con brebedad, porque ay dello harta ne-
cesidad; y que nos enbíe persona de calidad y que sea 30
cristiano y zeloso del servicio de vuestra magestad
y del bien desta rrepública. Y sobre todo supplicamos
a vuestra magestad que en pago de los serbicios queen esta tierra le avemos hecho como leales subditos
y vasallos que somos, no permita que seamos tan mo- 35
lestados y fatigados y maltratados como lo somos del
228 ANDRÉ SAINT-LU
licenciado gerrato.
Nuestro señor la s.c.c. persona de vuestra magestad
guarde y prospere con aumento de más rreynos yseñoríos. Desta giudad de santiago de Guatemala, veyte
y quatro de henero de 1550 años
S.C.C.M.
de vuestra s.c.c. magestad,
humildes vasallos que sus rreales pies y manos besamos,
Bartolomé MarroquínJuan López
Antonio de Salazar
Bartolomé Bezerra
Francisco LópezSantos de Figueroa
por mandado del cabildo,
Joan [Guerra] de Madrid,escribano de su magestad.
A.G.I., Guatemala, 41.
—HI-
ÉL CABILDO DE CIUDAD REAL DE CfflAPASAL REY Y LA REINA DE BOHEMIA
Ciudad Real de Chiapas, 1^ de mayo de 1550
Muy poderosos y serenísimos rrei y rreina de bohemia: 1 r'
Por la sacra magestad nos fue mandado tuviésemos a
vuestra alteza por amparo, y diésemos rrelagión delo que desta tierra [ ] hasta la llegada del
licenciado serrato vuestro presidente desta audiencia 5
ode guatimala, no teníamos que ynformar, que todosestávamos sosegados y sin ninguna [desyución], man-teniéndonos en la tierra con nuestras encomiendas deyndios y grangerías y haziendas, de que rresultaba granpaz y concordia en vuestra tierra, no aviamos hecho 10
esto; y agora como se ofrecen cosas tan importantes a
vuestro rreal serbicio, y para dar alguna rrazón desta
1 tierra y de lo ofrecido en ella y esperramos se ofrecerá,
para que vuestra alteza lo provea y mande, es negesa-rio dezir lo siguiente. 15
El licenciado gerrato llegó a esta tierra con tanta furia
y soverbia que si estuviéramos rrevelados contra vues-
tra rreal corona no [esperaríamos] más bravas obras
ni más malas palabras; porque a parecido no venir agovernar sino a conquistar nuestra lealtad y asiento 20
y rreposo; y así a parecido que la tierra sosegada ypacífica del [destrito] quél governava a hecho desver-
gonzados a vuestra rreal corona y rrevelados contra
vuestro rreal servicio ques de la provincia de nicaragua
de lo qual [ ] parece pequeño daño para el 25grande que se espera.
A causa de estar la gente desta governación tan maltratada, y por haver quitado sin ninguna ecepgión todo
lo necesario para nuestra sustentación, viendo ser tan
pertinente y necesario a la governación de vuestra 30tierra lo contrario y para la perpetuidad en particu-
230 ANDRÉ SAINT-LU
lar desta ciudad y no tener atención a nuestras gran-
des necesidades y trabaxos, ni querer dolerse de los
que le iban a pedir piedad por no caer de sus es-
tados y honrras, a sido causa que este descontento
5 en la tierra a causa de ser ansi governada inficione la
que con tantos trabaxos y gastos se avía pacificado entiempos pasados, y en los presentes las demás tierras
que se esperan a esta causa se an de rrebelar; lo
qual no escrevimos muy particularmente por tener
10 vuestra alteza la rrelagión más larga de quien lo sabrá
mejor, porque los de Guatimala y San Salvador lo
podrán mejor aver dado a vuestra alteza.
Lo que desta ciudad tenemos que dar a vuestra alteza
cuenta para que vuestra alteza se compadezca y rre-
15 medie nuestras necesidades, y para que con este rre-
medio crezca y no caiga esta desventurada ciudad,
perseguida y conquistada de frailes de la borden desanto domingo y obispo desta provincia, que contino
dan a vuestra alteza quejas de los daños y males que20 ellos an dado causa, y poniéndonos culpas que no te-
nemos por pasiones y pequeñas ocasiones, y lo princi-
pal por seguir sus intentos, que sin son buenos u malosdios es el testigo, y de lo desta tierra el tiempo decla-
rará sus sucesos según lo sucedido a su causa, y lo que25 adelante se espera no mirándolo mucho, que en tan
grandes daños dios se desirve y vuestra alteza, y la per-
dición de vuestras rrepúblicas por tan pequeño interese
de anbigión de mandar y governar, que tenemos por
cierto que si al obispo de chiapa consintiéramos y ca-
30 liáramos lo que él en la tierra quería hazer y mandary grangear, así en comprar yndios como en hazer
labrancas de morales para hazer seda y maíz y trigo y1 v9 allegar allí esclabos que se diesen por libres/y otros
yndios libres para servirse dellos, y en procurar algún
35 yngenio y hazer casas para su morada, y en procurar
para sus parientes la haziendas ajenas y para criados, y
i
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 231
satisfazerse de los que le avían enojado, es así quél
contradixera todo lo que ante vuestra alteza a pro-
puesto; y así a parecido por pasión averse rejido ycon crueldad avernos correjido, y a vuestra alteza aver-
ie desservido él y los frailes de su horden, la qual 5
ynfoirmagión irá ante vuestra alteza en su tiempo ylugar, y aver puesto la tierra en los términos quel día
de oy está, y se espera que si dios no pone en ello sumano y vuestra alteza no traspone el licenciado gerrato
desta tierra después de aber dado quenta de lo hecho, y 10
manda a los rreligiosos que no gobiernen más ni haganmás que ser frailes, pues en lo governado a dado tan ma-la quenta, pues an puesto en términos de perdigión la
tierra de vuestra alteza y vasallos, y los que an sido
desleales no lo fueran sino uvieran hecho lo dicho 15
y por ellos hecho y causado.
La justicia de vuestra alteza no manda en cosa de yn-
dios sino los frailes, y si los españoles no hazen en mu-chas cosas su boluntad se [ ] el licenciado
serrato por su rrelagión. 20
An dexado las tasaciones tan cortas y tales que parece
aver sido de yndustria para que los españoles se des-
pueblen y se vayan de la tierra, y el licenciado gerrato
así lo a dicho muchas vezes públicamente que se vayan
y despueblen la tierra: tiénese por cierto que es para 25
dalla a sus parientes; en las quales tasaciones les an de-
xado solamente para vivir, probemente, ni servicio, ni
tienen posibilidad para comprallo ni lo necesario para
sus casas, lo qual por relación de los frailes lo an qui-
tado, y no se an acordado ni an querido jmformar a 30
vuestra alteza de la gran perdición de la tierra para
que vuestra alteza lo rremediase, a causa de seguir sus
intentos y pasiones.
232 ANDRÉ SAINT-LU
An quitado todos los esclavos yndios y yndias que en
este destrito avía, no aviéndose quitado en ninguna
otra parte desta nueva españa, por averies paregido a
los que govieman ni sufrillo la tierra ni convenir a
5 vuestro rreal servicio, porque con los esclavos quitados
se an perdido todas las grangerías y estancias y ha-
ziendas y minas que en esta tierra avía; porque las
que traen negros en ellas son muy pocas y no ay enellas para pagar vuestros [apostamientos] digo de las
10 demás ciudades y lugares deste destrito, que en esta
ciudad no ay negro ninguno que ande en minas, ni
ay quien le pueda comprar para el servicio de sus
casas, en las que les an quedado solas las mugerespara servirse en ellas de todo lo necesario; por lo qual
15 a sido grande el sentimiento que en esta tierra se a
hecho, según lo mucho que a dolido. Y si algunos
yndios o yndias de su voluntad en alguaias cosas quie-
ren servir, no lo consienten los frailes dominicos, de
lo qual a rredundado gran mal y gran perdición en
20 vuestras rrepúblicas, y en la pérdida de las haziendas
gran daño de vuestras rreales rrentas, por lo qual de
aquí adelante no podrá ir oro ninguno a vuestra alteza,
acabado lo que hasta agora estava rrecogido.
An quitado que no traigan a la ciudad los bastimentos
25 ni tributos de los pueblos de encomienda, y así todos
padecen gran hanbre.
Anse perdido por falta de guarda la mayor parte de
los ganados desta tierra, y a mandado gerrato que el
ganado que a los yndios hiziere algún daño que los
30 flechen y maten y después de muertos, no ay quien
ose pedir nada, ni ay ynformagión ni castigo.
Anse perdido en esta giudad siete yngenios de azú-
car que estaban molientes y corrientes, que eran las
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 233
mejores haziendas y grangerías que abía en esta tierra,
los quales sus dueños, por ponerlos en estado de moler
como lo estaban todos siete, avían gastado todas sus
haziendas y están adeudados en gran cantidad de pe-
sos de oro, los quales no pueden pagar. Sosteníanse 5
los yngenios con los esclavos yndios y con algún servi-
cio personal que para las cañas les abían dexado delos yndios de su encomienda por ser pequeño el traba-xo. y agora querían los dueños de los yngenios a los
esclavos yndios pagarlos entre tanto que buscaban 10negros, por que las haziendas no se disypasen ni
perdiesen, lo qual los frailes de santo domingo no lo
consintieron forzándoles a ello, antes les dieron y hi-
zieron dar al presidente serrato una provisión para
que les diesen mucha cantidad de tierra junto a la 15
ciudad en gran perjuicio della, no embargante que fue-
se de ningún vezino, y junto a su monasterio parajuntarlos allí y tenerlos cerca para su servicio. Yagora los dueños de los yngenios no tienen con quéles aviar ni sustentar ni pagar sus deudas, y es tanta 20lástima de ver tan gran perdición que no se puedehazer relación a vuestra alteza. Eran con los yngenioslas rreales rrentas de vuestra alteza acrecentadas y los
dueños muy aprovechados de su trabaxo, y la ciudad
y vezinos della se rremediavan y sustentavan la más 25parte dellos, y el trato era muy mayor en la ciudad.
Demás de lo que en lo temporal se a hecho con noso-
tros por parte de los frailes y obispo, a cerca de cinco
años que no nos quieren confesar ni asolver, y los hon-
bres se mueren sin confesión, pidiéndola, si no cumplen- 30
doze/rreglas que el obispo mandó que se guardasen, no
siendo así en todos los obispados destas yndias sino sólo 2 r*?
en esta provincia de chiapa, y si no dexan a los frai-
les los vezinos sus haziendas para que ellos dispongan
dellas a voluntad de los frailes, porque desta manera 35
dizen se descargan las congiencias de los vezinos.
234 ANDRÉ SAINT-LU
Lo que pasa de la alteragión que acá a pasado es quese alteró en la provincia de nicaragua contra vuestra
alteza por las grandes crueldades que con ellos se
usado y cada día se usaban, que después de aber yd5 tres visitadores, honbres favorecidos del presidente, en
término de diez meses, y aviéndoles quitado los yndios
a muchos dellos y llevándoles muchas penas y hécholes
venir a gastar sus haziendas a guatimala, y quería
enviar el presidente otro pariente suyo que abía ydo10 [a] destruir esta ciudad, y como vieron esto, o a lo
menos a esta ocasión según se dize público, y el obispo
de nicaragua ynduziéndole a estas cosas y maltratandopor otra parte a los vezinos él y los frailes, vino asuceder y a quebrar de manera que mataron al obispo
15 de nicaragua y le saquearon la casa, y sacaron la caxade vuestra rreal hazienda y la quebraron y la rroba-
ron, lo qual al principio pudo tener rremedio y no lo
puso vuestro presidente que a la sazón estaba enguatemala, solo de oydores porque el licenciado rra-
20 mírez era ydo a pacificar con gente la provingia de la
verapaz que llaman, y el licenciado rrogel era ydo avisitar la provincia de honduras, el qual a la sazón
está a la muerte. Y el licenciado cerrato, aunque los
de la ciudad de guatemala le daban medios para
25 ello, no lo quiso proveer. Pudo tener rremedio porqueporque (sic) como sucedió el yerro eran pocos y teníanpoca posibilidad de gente y armas, y después fue cre-
ciendo hasta dozientos honbres, otros dizen que tre-
zientos, y rrehiziéronse de lo negesario de navios, y30 domingo de lázaro, de mañana, en el año de cinquenta,
se hizieron a la vela con quatro nabíos grandes yprque.ios para yr a panamá y el nombre de dios ytomarlos y tomar el oro que vuestra alteza allí tiene,
que avía enviado el presidente gasea; y de lo que se
35 a hecho y susgedido no se sabe hasta agora, por no aberpodido venir nueba, y en este tiempo los de nicaraguaeran ya partidos. Y estando la tierra en este balancepor la gran necesidad y descontento que todos tienen
e
i
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 235
por no tener caballos y armas y la posibilidad que parael caso se rrequiere, ni dar el [principal] medio de lo
negesario para lo uno y para lo otro, llegó a esta tierra
el licenciado tomas lópez, oydor de vuestra alteza, queabía desenbarcado en puerto de caballos, y allí estuvo 5
a la muerte cien días; el qual, visto el poco rremedioque se ponía a cosa tan ymportante y estar la tierra
en tal estado, se quiso volver a españa a dar a vuestraalteza quenta y razón de su llegada. Apaciguó la
tierra y la consoló en gran manera del descontento 10
grande, por ver el desservigio que vuestra alteza rre-
gibía en contrario, y procuró se rremediase porque le
paregía convenir así. Y a sido poca parte, porque dize
cerrato públicamente que vuestra alteza tiene en pocolas yndias y que se pierda todo, que no haze al caso. 15
Y vista su determinación, todos los de la tierra le su-plicaron que no hiziese tal ni dexase la tierra en tal
estado, pues su venida los abía animado y consoladotanto, y le rrequerían y ponían delante el servigio devuestra alteza y el gran daño que las rrepúblicas rre- 20
cebían de su ida, de lo qual se seguía gran deservigioa dios y a vuestra alteza; y visto lo dicho, a su yns-
tancia de todos se a detenido y a dicho que no se yrá;
no sabemos lo que hará. Es negesario, a nuestro pa-
reger, que en tal tienpo vuestra alteza le mande que 25
no dexe la tierra, pues con su estada se haze tanto
servigio a vuestra alteza y al bien de la tierra [de-
seado], que parece dar corte de suerte que vuestra
alteza sea dello muy servido y vuestras rrepúblicas no
acaben de caer y la negesidad de lo necesario sea rre-
mediada, para que mejor puedan todos servir a vuestra
rreal corona y vuestra rreal hazienda sea aumentada.
An venido a esta tierra un hermano, hijos y nietos yparientes de gerrato, en los quales y en los que quisieron
poner la mejor parte de la tierra, según lo que a pa-
recido, y a esta causa están algo disformes el licenciado
30
35
236 ANDRÉ SAINT-LU
serrato y el licenciado tomas lópez. Al hermano del
presidente dieron unos pueblos en granada que dizen
que rrentan dos o tres mil pesos, y a una nieta otros
dos mil pesos de rrenta; y agora quiso dar a ima hija
5 suya unos yndios que rrentan otros dos mil pesos. El
licenciado tomas lópez dize que no lo manda así vues-
tra alteza, y que no se a de hazer porque no es justicia.
Y a un pariente suyo envió por visitador a honduras
donde hizo mucho daño, y otro pariente suyo dio la
10 contaduría de guatemala, y otro pariente suyo envió
aquí a chiapa con grandes poderes, en contrario de lo
que vuestra alteza tiene mandado, que es que vayaoydor a visitar, el qual es un honbre pobre y sin letras
y de no mucho entendimiento y esperiencia. Vino a
15 cumplir su necesidad con nuestras haziendas, las qua-les nos tomó y llevó mucha parte dellas, y lo demásquedó destruido y asolado; y aunque emos pedido quela visita se dé por ninguna, por quanto vuestra alteza
manda que sea oydor el que haga la visita, por lo qual
20 el presidente, por sustentar lo que hizo, no lo quiere
deshazer. Y para ver lo hecho, suplicamos a vuestra
2 v^ alteza mande se les/tome rresidengia al licenciado ge-
rrato y su visitador por uno de los oydores de la
audiengia de méxico que no sea el doctor quejada,
25 porque es grande amigo suyo, o quien vuestra alteza
fuere servido, para que nos rrestituya nuestras ha-
ziendas y castigue los malos tratamientos hechos, y
esto con la mayor brebedad que sea posible.
Todo esto escrevimos a vuestra alteza para dar rrazón
30 de parte de lo que pasa y para informar del poco
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 237
rremedio que los vasallos de vuestra alteza en todo
tenemos, no siendo rremediados de vuestra rreal mano,
para que vuestra alteza esté advertido de las falsas rre-
lagiones que a vuestra alteza se le an dado de parte del
licenciado gerrato y obispo de chiapa y frailes domi- 5
nicos, tan contrarios de vuestro rreal servicio y de lo
necesario para la buena governagión destas tierras yrrepúblicas, por cuyo rrespeto a sido la perdición quetenemos y la grande que se espera.
No enviamos procuradores desta ciudad que de todo 10
den a vuestra alteza quenta y sostengan la verdad de
lo que en esta carta dezimos y de otras cosas que por
la proligidad no escrevimos, porque no tenemos dinero
con que enviar procurador ni otra cosa que le dar,
[ni aun nos] queda con qué nos poder sustentar. A 15
vuestra alteza suplicamos humildemente sea servido de
nos dar rremedio, y no permita que caigamos de nues-
tras honrras y haziendas, pues tan lealmente estamos
ofrecidos a vuestro rreal servicio para siempre, lo qual
supplicamos, cabildo, vezinos y moradores desta qUi- 20
dad, pues con tan gran bien y merced serán vuestros
vasallos favorecidos y la ciudad de vuestra alteza no
perecerá. Rogamos nuestro señor dé a las mui pode-
rosas y serenísimas personas de vuesas altezas larga
vida, con acrecentamiento de grandes rreinos y seño- 25
ríos. Desta ciudad de ciudad rreal de chiapa, primero
de mayo de mil e quinientos y cinquenta años.
menores criados de vuesas altezas que sus rreales pies
besan.
238 ANDRÉ SAINT-LU
Gonzalo de Ovalle
Andrés Benavente
Diego García de Paredes
[Pedro Moreno]
[ ] Vásquez Rivadeneyra
Martín de la [Garga].
A.G.I., Guatemala, 44.
— IV—EL CABILDO DE SANTIAGO DE GUATEMALA
AL EMPERADOR CARLOS QUINTO
Guatemala, 1^ de junio de 1550
1 r9 S.C.C.M.
En cumplimiento de lo por vuestra magestad a esta
ciudad mandado sobre que informe de lo que en esta
provingia pasa, por otras esta giudad a hecho relación
a vuestra magestad de lo susgedido en estas governa- 5^
cienes después que a ellas vino el ligengiado gerrato,
presidente de la real audiengia que está en esta giudad.
An susgedido después acá otras cosas, que para quedallas vuestra magestad fuera ynformado y para quemandara en esta tierra poner rremedio, por que no 10
se perdiera como se va perdiendo y perderá mássi no se pone y con brevedad, quisiera esta giudad enbiarprocuradores y lo a procurado, mas está tan pobre y los
vecinos della tan nesgessitados y puestos en tanta es-
trechura que no a ávido para ello posibilidad. Y asi 15
tomamos por rremedio el escrevir: y es que todo el
desasosiego, perdigión y alteragión desta tierra, demásde se aver causado por el presidente gerrato, comoa vuestra magestad esta giudad ha hecho saber, a
sydo dello tanbién causa de fray bartolomé de las 20
casas, obispo de chiapa, y algunos de los frayles do-
minicos que en esta provingia andan. Porque es-
tando fray bartolomé en la provingia de nicaragua,
predicando un día en el pulpito, dijo ciertas palabrasfeas y afrentosas contra rodrigo de contreras, gover- 25
nador de aquella provingia, por las cuales su mugerdel govemador le mandó hechar del pulpito. Penadodesto, fray bartolomé, como hombre apasionado y ven-gativo que es, se fue a españa y ganó una gédula real
para que aquella provincia se visitase. Vino dirigida 30
240 ÁNDRÉ SAINT-LU
al presidente serrato con carta del mismo fray barto-
lomé en que ahincadamente le rrogava entendiese en
esta visita. Cuando esta gédula vino, estava ya visi-
tada aquella provingia por mandado del audiencia pa-
5 sada, y la visitó el licenciado herrera, oydor della. Noembargante esto, el presidente, por complazer a fray
bartolomé, la envió a vissitar y con un Villalobos no
letrado ni hombre de negocios. Tras éste enbió al li-
gengiado quexada, y largo tras él bolvió a embiar al
10 mismo Villalobos.
Pusieron estos visitadores, conosgiendo la voluntad e
intención del presidente, en tanta estrechura a aquella
provingia, así por los muchos yndios que quitaron comopor las tasagiones que hizieron y grandes salarios que
15 llevaron y costas y gastos muchos que a los vezinos
causaron, que quedaron tan perdidos y tan desespera-
dos que un hermando de contreras, hijo del governador,mató al obispo de aquella provincia a puñaladas y le
rrobó lo que tenía, que fueron más de seys mili pesos.
20 Rrobó tanbién la caxa de vuestro magestad todo lo
que en ella avía, y como la gente de aquella provinciaestava tan descontenta y perdida, halló aparejo parahazer lo que hizo y lo que tenía en voluntad de hazer,
como a paresgido por lo después susgedido, que fue que25 luego se nombró capitán general y algo bandera por
sí, y en muy breve tiempo rrecogió casi tregientos
onbres/así de los que estavan en la tierra como de los
que del pirú avían venido desterrados; y tomó unos
navios dellos de los que avía en el puerto cuando se
30 algo y dellos (sic) que llegaron después de la nuevaespaña, con muy gran cantidad de mercaderías que en
ellos avía. Y como se vido poderoso por tierra y por
mar y jurado por capitán general, no dexó arma en
toda aquella provingia que no tomó, y hecho a fondo
35 las fragatas y navios pequeños por que no oviese lugar
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 241
de dar aviso a panamá, do tenía yntengión de yr por
destruir aquella tierra y rrobar lo que vuestra mages-
tad allí tenía, porque así lo dezían públicamente, ypara se proveer de más gente y armas que tenían no-
ticia avía mucha en aquel rreyno. Y así se partió y 5
hizo a la vela el domingo de rramcs próximo pasado,
y hasta agora no se a sabido el susgesso dello, más de
que se tiene por gierto que como los de aquel rreynono estaban avisados y avía en él algunos de los des-
terrados de pirú, fácilmente podrán hazer lo que 10*
quisieren.
Trnenos entendido que si el presidente gerrato no
uviera molestado y puesto a los vezónos de aquella
provincia en tanta estrechura y nesgesidad como los
puso, que hemando de contreras no hiziera lo que hizo, IS
o a lo menos no saliera con la que ha salido, porqueya que mató al obispo, pudieran muy fácilmente evi-
tar ouG pasara la cosa afielante como a passado, porquequando lo mató no fueron en el negocio sino seis o
siete, y como todos estavan descontentos del presidente 20dexáronle hazer todo lo que quiso sin le yr a la mano.De todo esto el presidente fue ynformado y muy en
breve, y diose tan poco por ello y de poner el rremedioque convenía, que hasta agora no ha hecho sobrello
cosa alguna, antes como tiene malas entrañas para 2í>
con los vezinos desta giudad, dezía que aquí lo levan-
taran [ ] por le hazer enojo. Tenga vuestra
magestad por cierto que si luego que el presidentelo supo proveyera un oydor o otra persona que fuera
£ aquella provincia, todo se apaciguara, porque a la 30
sazón los alterados heran muy pocos, y los más dellos
forjados, y como [vieran] la voz de vuestra magestadtodos se rrindieran sin premia alguna, porque no de-
searan syno que cbiera alguno de parte de vuestra
magestad adonde se poder yr. Tanbién se le dixo al ' 35
.«242 ANDRÉ SAINT-LU
presidente que la yntengión desta gente hera yr a pa-
namá y nombre de dios, y rrobar todo lo que vuestra
magestad allí tenía, y que diese aviso por que no les
tomasen de sobresalto, y huvo vezinos desta ciudad
5 que se ofrecieron a yr, porque a la sazón avía navios,
y tanpoco lo quiso hazer; y a esta causa a susgedido lo
que hemos dicho, y lo que podrá susgeder si vuestra ma-gestad no lo manda rremediar, pues acá tan poco cuy-
dado dello se tiene. Y como en todo lo que dicho
10 tenemos el presidente se a hallado culpado, por dar
a entender a vuestra magestad que no lo es hizo imaprovanza provincia que al tiempo de las alteraciones
se hallaron en esta giudad, a los quales dio los yndiosque a otros en aquella provincia avía quedado.
15 Y por que vuestra magestad sepa de cierto que toda
la destruición y perdimiento desta tierra a causado
frai bartolomé y estos frayles dominicos, como por otra
hemos hecho saber a vuestra magestad, el presidenteenbió a visitar la provincia de chiapa con su pariente,
20 y dexó los vezinos de aquella provincia muy peores quelos de nicaragua; y esto fue por complazer a frai bar-
tolomé y a estos frayles, por le aver fray bartoloméescripto sobre ello, y segund a paresgido a efecto dese vengar de algunos vezinos de aquella provingia, por-
25 que no le consintieron comprar el pueblo que se dize
chiapa, que era de baltasar guerra que quería com-prar, y por otras pasiones que por ellos tenía. Y por
que vea vuestra magestad quién son estos frailes y quépretenden en esta visitación induzieron a algunos yn-
30 dios que se perjurasen contra los españoles, como se
perjuraron y por sus dichos les [ ] el vissitador,
y después que vino a esta giudad, por descargar su con-
ciencia, declaró que los frayles avían encerrado en una
cámara a ciertos yndios y los avían hecho perjurar.
35 Y si ©viésemos de dar rrelagión de las cosas que hacen,
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 243
sería nunca acabar. Solamente diremos que ellos sonlos que mandan y govieman y no el audiengia, porquetodas las cosas que en ella se han proveydo y proveentocante a la tierra y moradores della, ellos lo hazen,
y aunque el presidente lo vee y que se pierde por ello 5
la tierra, él ni los oydores no lo quieren rremediar, porno les enojar y porque dizen los frayles que ellos los
sosternán en la tierra. Y tienen tanta anbigión enestas cosas que dizen que antes se dexarán hazerpedamos que ninguna cosa de las hechas buelva atrás. 10
Y paresce que lo quieren defender a langa y espada vno como rreligiosos, porque es tanta la mala voluntadque tienen a los vezinos desta ciudad syn aver hechopor qué que no la pueden encobrir, que aun hasta enlos pulpitos nos desonran llamándonos tiranos rroba- 15
dores, malos cristianos y otras afrentas que no ay quienlas pueda soportar. Y todo su deseo es y así lo dizen
que no oviese en esta tierra syno ellos solos, y así es
de tener por cierto, y no por el fruto que piensan hazer
en ella, syno por se aprovechar della mejor de lo que 20
se aprovechan. Porque si los españoles ya no tienen/ 2
esclavos, ellos los tienen y se sirven dellos mejor quese servían sus amos. El servicio personal nunca los
españoles lo tuvieron tan cumplidamente como ellos
lo tienen, porque se sirven de los yndios como si fuesen 25
suyos y no se oviese mandado lo que sobrello por vues-
tra magostad está mandado. Y el provecho que dellos
han, y en espegial de los yndios de la verapaz que vues-
tra magostad les tiene encomendado es muy grande,
y tanto que por que no se les quite no consienten que 30
nadie entre en equella provincia. Los tamemes yano los ay, que se han quitado, mas para con los frailes
no se ha esto entendido, porque cargan quantcs yndios
quieren sin que aya quien se lo estorve; y aun no hamuchos días que de la verapaz, con ser bien lexos 35
desta ciudad, les vinieron quatrogientos yndios car-
244 ANDRÉ SAINT*LU
gados, y los vieron el presidente y oydores, y comosupieron que heran de los frayles disimuláronlo. Fi-
nalmente todo lo que vuestra magestad tiene proveído
para estas partes se guarda, si no es por estos frayles,
5 y desto y de otras muchas cosas que hazen se daría
bastante ynformagión si vuestra magestad fuese servi-
do me mandaría rre^ibir.
Viendo esta ciudad todas estas cosas y el gran perdi-
miento desta tierra después que a ella vino el presi-
10 dente, porque está tal que no ay quien en ella se pueda
sustentar ni tanpoco ay que comer, pidió al audiencia
mandase proveer algunas cosas que convenían pararremedio della, y aviándose así proveído [syéndolo] a
firmar del ligengiado rramírez, lo rrasgó todo, y así gesó
15 el rremedio desta tierra, del qual se a tenido y tiene
tan peco cuydado en esta audiengia como sy la tierra
y los que en ella abitan no fuesen de vuestra mages-tad. Y aun dizen clara mente que no se les da nadaque se pierda y que los vezinos no tengan de comer,
20 que a ellos no les falta; y gertifleamos a vuestra mages-
tad que no tienen manera para la rremediar ni go-
vernar, porque como en la cosa de la govemagión ay
interese y algunas pretenden hazer más por quien quie-
ren que lo deven, nunca se conforman, y aun an venido25 a ver sobrello palabras de enojo. Y esto no cesará si
vuestra magestad no comete la governagión a una per-
sona sola como en la nueva españa, y que ésta sea de
calidad y tal que se le tenga rrespeto; y esto cumplemucho al servigio de dios y de vuestra magestad y
30 bien y sustentagión desta tierra. Vuestra magestad lo
mande proveer y con brevedad, antes que venga esta
tierra en más diminugión de lo que está.
Demás de lo dicho, sabrá vuestra magestad que es-
tando el ligengiado pedro rramírez, oydor, en esta giu-
35 dad quando vino a ella a hazer gierta gente para yr a
pirú en socorro del de la gasea, sacó desta giudad hasta
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 245
setenta ombres, y se le dieron de la caxa de vuestra
magestad veynte y ginco mili castellanos; y llegado
que fue a la provingia de nicaragua do estava el li-
gengiado maldonado, presidente que a la sazón hera,
le dio otros veynte y ginco mili, y así se fue a pirú. 5
Y a más de un año que vino, y hasta agora no se le
a tomado quenta de los dineros, ni el presidente ge-
rrato se la querido (sic) ni quiere tomar, por lo tener
de su mano como lo tiene para todo lo que quiere hazer.
El ligengiado tomas lópez llegó por oydor desta au- 10
diengia a postrero de marzo que agora pasó. Traya
muy buen zelo a lo que del se a conosgido, de lo queconvenía al servigio de dios y de vuestra magestad ybien y sustento desta tierra, la qual quando llegó
halló de la manera que al presente está, y avía más 15
de un mes que avía susgedido lo de nicaraguSa, por
manera que no a sydo en su mano poder rremediai
cosa ninguna de lo hecho ni lo será, por la gran con-
formidad que tienen el presidente y el ligengiado rra-
mírez; los quales, conogiendo del esta voluntad y porque 20
^no viene en las cosas que ellos quieren hazer, an de-
I Iperminado de lo embiar fuera de la tierra; y como es
•en ella nuevo y anda enfermo y descontento de ver lo
que pasa segund se dize/se quiere bolver a castilla a 2
dar quenta de sí y hazer relagión a vuestra magestad 25
de lo que por acá pasa.
I
.^También somos ynformados que el presidente, por dar
l^á entender a vuestra magestad que la tierra no está
perdida y que los vezinos tienen más rrenta que de
antes, ha embiado testimonios de cómo los diezmos
an subido este año mucho más que los años pasados,
y en esto tiene rrazón; mas por sólo esto verá vuestra
magestad el gran perdimiento y diminugión desta tie-
rra, porque son hasta diez o doze los aprovechados,
30
246 ANDRÉ SAINT-LU
y toda esta república y toda esta tierra padesce extre-
ma nes?esidad: porque se an encaresgido las cosas de
tanta manera que son pocos los que tienen posybilidad
para las comprar; y aun lo que peor es que no se hallan
5 ya con dinero ni sin ello, y al presente se basa en esta
giudad tanta nesgesidad que si dios no lo rremedia an-
tes de mucho avrá muy gran hambre. Suplicamos a
vuestra magestad por servicio de dios nuestro señor
se conduela destos sus leales y subditos vasallos, man-10 dando rremediarnos de manera que no padezcamos las
nesgesidades y trabajos que pasamos. Nuestro señor la
s.c.c. persona de vuestra magestad guarde y prospere
con augmento de más reynos y señoríos. Desta giudad
de santiago, a primero de junio 1550 años.
S.C.C.M.
de vuestra s.c.c.r. magestad,
humildes y leales vasallos que sus rreales pies y ma-nos besan,
Bartolomé Marroquín
Juan López
Antonio de Salazar
Bartolomé Bezerra
Francisco López
Santos de Figueroa.
A.G.I., Guatemala, 41.
M
—V—EL CABILDO DE SANTIAGO DE GUATEMALA
AL EMPERADOR CARLOS QUINTO
'Guatemala, 12 de marzo de 1552
S.C.C.M. 1
Besamos los pies y manos de vuestra magestad comode nuestro príncipe y señor, y por ser servido acor-
darse de nos escrevir y rresponder a nuestras cartas
En la de vuestra magestad nos manda tengamos por 5
bueno lo que el presidente cerrato ha hecho y hage.
Vuestra magestad sienpre provee como cristianisimo
príncipe, con el deseo que tiene de descargar su rreal
congienQia y con zelo que nos salvemos todos y estas
gentes que están a cargo de vuestra magestad. Sacra 10
magestad, vuestro zelo sanctísimo es, mas ¿quién es
en el cunple vuestros mandatos como los mandáis yse conforma con vuestra rreal yntengión? Tiene vues
tra magestad y vuestro alto consejo entendido que con
la venida del presidente gerrato está todo cunplido; 15
pluguiese a dios que ansí fuese, mas si no lo es, ¿por
qué no avernos de ser creídos?
Preguntamos a vuestra magestad: para que uno sea
buen govemador ¿qué se rrequiere? La rrespuesta es
que haga justicia y que la haga justamente, que es 20
dar a cada uno lo que es suyo, a dios principalmente
fee, devoción y obras. Estas no las vemos, que con-
forme a su hedad en esto se avía de enplear para su
provecho e para nuestro exemplo, dando a la rrepública
lo suyo, que es a buena governación. ¿Y en qué con- 25
siste esta buena governación? es que tenga cuydadode sí y de sus hijos, nietos, hermanos primos y amigos?
248 ANDRÉ SAINT-LU
Ciertamente no se acordó de lo que el rredemptor del
mimdo dixo a sus dos primos quando le pidieron la
mano derecha y la mano yzquierda. Aviase de acor-
dar el presidente que esta tierra es de vuestra mages-
5 tad y manda en todas sus rreales provisiones que se
dé a los que lo han travajado, conquistado y poblado
que para estos tales lo tiene vuestra magestad apare-
jado. La buena governagión y el buen governador
ha de tener cuydado de todo: si biven bien los espa-
lo ñoles, que es lo principal y la llave de esta nueva ygle-
sia, tener cuydado de los huérfanos y de los pobres,
ynquirirlo, saberlo, proveerlo, proveer y mandar que
se provean las cosas nesgesarias a la rrepública. Esto
los giegos lo verán. No haze más que si no fuese a
15 su cargo en proveer que aya justicia. En los naturales,
nunca menos huvo ni menos orden ni menos obidien-
gia. Prometemos a vuestra magestad como cristianos
y vuestros vasallos que no tenemos pasión ni habla-
mos con ella, mas r>ara dezir la verdad, que no es para
20 ser juez, quanto más para un cargo tan preminentecomo éste que tiene; y gerca desto, tome vuestra ma-gestad grave juramento a los oidores herrera y rrcgelque están allá, y a pedro Ramírez que va a?ora, quedigan lo que sienten y saben, que verdaderamente
25 quando avía dos alcaldes y su rregimiento, que i>odían
1 w^ hazer algo y aora no/pueden nada; avía más justigia
y estava mejor governada, y si agora los alcaldes quie-
ren administrar justigia, no se la dexan hazer.
Tiene vuestra magestad y vuestro alto consejo por muy30 justo al presidente gerrato. En un hombre justo no
cave temor. No se ha visto un honbre tan tímido, yesto no puede nasger sino de conosger él en sí queno haze lo que deve, porque el temor es pena de la
culpa. Si él hiziese lo que deve, no tendría de qué35 temer ni andaría mendigando favores de frayles, que
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 249
aunque los más son buenos, sienpre ay algtinos apa-sionados que con un zelo falso y mal entendido dizen
y hazen, y permítelo dios, porque se apartan de lo
que deven y son obligados a su rreligión, y estos bas-
tan a apartar los demás y ha tener engañados a vues- 5tra magestad y a su consejo. Y sepa vuestra magestady su consejo y adviertan a esta palabra, que todo hanasgido y nasge de su propia concupiscencia, de supropio amor, de su propio ynterese; y es lo bueno quelo atribuyen a la honrra de dios y al bien de los na- 10
turales y descargo de vuestra rreal conciencia. ¿Quierevuestra magestad conoscer claramente el engaño? si
este zelo fuese por dios, sería perfecto y meritorio, yno estarían con pasión como están; con otro zelo se-guirían estos negocios. Cierto, aunque dizen que lo 15han por esto, no les duele el bien ni mal de la tierra,
qué si esto les doliese, no lo dexarían al mejor tiempo,que como no tienen heredades que dexar, en henoján-dose y no haziéndose las cosas a su apetito, luego lo
dexan todo. 20
Bolviendo al propósito, el presidente ha querido apro-vecharse de estas pasiones, y como favorito seguir supasión; y para que vuestra magestad y su consejo es-tén muy claramente advertidos de su buen juizio yrrazón, ¿qué se puede dezir de un hombre de setenta 25
años que espera el juizio cada ora, si procura por víasylícitas sustentarse en este tan travajoso y peligrosocargo que tiene. Y es el caso que se juntó con unfrayle de la orden del señor sancto domingo, moco quees yntérprete y lengua de estos naturales y hizo junta 30
de muchos principales y caciques de la tierra, y há-zeles entender lo que él quiso, y que den poder al
obispo don fray bartolomé de las casas y a un fraile
mercenario para que en su nonbre lo pidan por pre-
sidente perpetuo y su govemador, como si estos natu- 35
rales supiesen qué cosa es poder, y como si él supiese
250 ANDRÉ SAINT-LU
qué cosa son yndios más de lo que el frayle les dize,
tuerto o derecho, hágase o no se haga, aquello hazen.
Que esto sea verdad, tómese jurcimento al li^en^iado
Ramírez que diga lo que sabe, y a los rreligiosos de
5 sancto domingo que van; que un frayle mogo como éste
y apasionado, no pretende este tal y otros semejantes
más de lo que tienen por delante y presente; no miran
a mañana ni hazen consideración ni tienen estimativa
ni para juzgar ni para determinar lo que puede ser;
10 no les duele porque no tienen prenda, y a esta causa
ynforman a vuestra magestad al rrevés de lo que con-
viene a vuestro rreal servicio. Y este prove viejo, en-
gañado con lo que le haze entender el fraile, ha hecho
y haze mil desatinos, creyendo valer más; y si él cre-
15 yese de sí que meresge lo que tiene y que lo ha hechono es falso y lleno de ypocresía, no andaría mendigan-do semejantes favores, que el bueno y justo con solo
dios se contenta y con hazer justigia, y no teme a nadie
Verdaderamente, sacra magestad. jamás estuvo esta go-
20 vernagión tan descontenta, tan perdida, tan sin provechocomo está y cada día será más y falta de justicia: queno ay justicia, sacra magestad, y ay mucho mal, que nola saben hazer, y lo peor de todo que no la quieren
hazer. Goviérnanos esta audienr^ia por mandado de vues-
25 tra magestad, y el audiegia es govemada por los frailes
por sus propios yntereses. Suplicamos a vuestra mages-tad nos diga una cosa, donde ay división y diversos pa-
resgeres, ¿puede aver buena govemagión? Para prueva
desto, lea vuestra magestad las cartas del presidente y30 las cartas de los oidores y las de unos frailes y las de
otros, y vea si se conforman. Si esto vuestra magestad
sabe y no lo provee, buena estará vuestra rreal congien-
gia, y [quan] bien governados estaremos los pobres de
vuestros vasallos, a los quales nos trata de tal m.anera
35 que la mejor rrespuesta que nos da es llamamos de rro-
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 251
badores, ladrones y traidores, lo qual no cabe en la
lealtad que esta giudad a vuestra rreal corona ha te-
nido y tiene. Y el presidente, no solamente a los
legos pero a los clérigos dize peores cosas, en especial
al deán de la yglesia catedral desta ^iudad, sobre una 5
palabra que le rrespondió liviana, se fue a él e algo
un palo para él, e si no fuera por el obispo des-ta pro-
vincia e otros que allí mesmo porque el tesorero desta
yglesia/catedral no le hazía pagar unos dineros, siendo 2
clérigo e dignidad le mandava llevar a la cárcel pú- 10
blica, diziéndole palabras feas de ynjuria.
Si se le ofresge al presidente un poco de ynterese depariente o amigo, pasión o afición por que se haga a
su voluntad, le harán hazer quantas ynjustigias qui-
sieren sin tener rrespeto a dios ni a las gentes. Y 15
para que más claro conste a vuestra magestad, es [así]
que él tiene en esta rreal audiencia un francisco demorales escrivano, por Relator de la audiencia y escri-
vano de quentas y de minas y fundiciones, contra el
qual la rreal audiencia, de pedimiento de partes y 20
delactores que dieron delación de cohechos excesivos
que en los dichos oficios ha llevado, tomó ynformación,
la qual es tan fea que por dicho de algunos de vues-
tros oydores dizen que meresce ser muy bien castigado;
y con todo esto lo sustenta y tiene en el audiencia, lo 25
qual es cosa muy fea y de mal exemplo, quanto más
que según dichos de personas que vinieron con el pre-
sidente de sancto domingo, se averigua que el mesmopresidente cerrato, siendo allí juez por vuestra ma-
gestad, lo privó de officio rreal perpetuamente por
ciertos delictos que contra él halló.
La mayor pena que tenemos es que este honbre esté tan
abonado, no sabemos por qué, y vuestro consejo tan
engañado, que no será Razón que lo estuviese, y no-
sotros perdido todo el crédito sin aver por qué. Pía- 35
30
252 ANDRÉ SAINT-LU
zerá a dios que vuestra magestad nos hará justicia en
enbiar quien vea y conozca a la clara que nosotros de-
zimos verdad y deseamos justicia, y aprovechará mu-
cho para el descargo de vuestra rreal congiengia y5 será mucha limbre para conos^er el yerro de muchas
cosas pasadas, y será dotrina y aviso para proveer en
lo porvenir, y con esto y con lo que nuestro procura-
dor avrá pedido y propuesto en vuetro rreal consejo,
^ conos^erá vuestra magestad si tenemos rrazón de nos
10 quexar de lo que el presidente ha hecho o tenerlo por
bueno como vuestra magestad nos lo manda en su rreal
carta. Plugiera a dios que él oviesse hecho lo que
vuestra magestad manda, pero ha hecho lo que no le
mandaron, en perjuizio de los pobres conquistadores
15 y pobladores, y sobre todo contra vuestros Reales man-datos, que sienpre mandáis y sois servido que en los
rrepartimientos y aprovechamientos sean preferidos,
y este mandato tan nes^esario, que no ay acá otro cau-dal él lo ha cumplido a la letra con sus debidos, pa-
20 rientes y amigos a vanderas desplegadas, y ha dexado
de proveer a los pobres malaventurados que lo ganaron
y conquistaron con su sangre.
Este que aquí avemos dicho es el presidente serrato
que allá está tan nonbrado por justo. Si él fuera buen25 presidente, no se holgara y procurara de quedarse solo
en la audiengia rreal en la hedad que está, y dar comodio al ligengiado thómas lópez, oidor, la governación
de yuicatán con quatrogientos mili maravedises, queesta yda, sin yr el oidor tenia Remedio; y asi mesmo
30 dexar yr al li^engiado pedro Ramírez, oidor, a castilla,
y esto bien se podía suspender otro año hasta que ovie-
ra oidor. Pero todos procuran su ynterese, que si ellos
fueran lo que convenía que fuesen, no abían de dexar
el audiengia sola, y que los negogios no pueden con
35 sólo el presidente despacharse. Lo peor que sentimos
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 253
deste honbre es que ni tiene devogión ni conpasión, ya honbre que esto le falta no puede ser cristiano.
Vuestra magestad sepa que en presengia de muchos le
dixeron el otro día y muchas vezes se lo han dicho
que proveyese como los pasajeros y caminantes tengan 5
de comjer por sus dineros por los pueblos de los cami-
nos, y se le notificó la rreal gédula que vuestra ma-gestad sobre ello proveyó, y Respondió e sienpre lo
rresponde así: que no coman ni se lo den, y que si los
mandó el rrey venir acá, y que todos son rrobadores 10
y traidores. Estas son rrespuestas tan dessabridas ytan ayradas que hazen desatinar a los honbres.
Orden ni justicia, como avernos dicho, no la ay, y la
que abía la han quitado él y los frailes por quien él
se ha governado, y han alterado en tanta manera estos 15
naturales que plega a dios no se pierda lo ganado.
Un poquillo de señal de fee y cristiandad solían tenei
y mostrar ya a la nuestra fee; todo se ha perdido con
averse perdido la obidiengia, y han venido a tanto quemuchos dizen que si quisieren pagar tributos que lo 20
pagarán, y sino que dirán que no pueden y así, comodizen a los frailes que no pueden pagar, envían luego
sus cartas al presidente con los tales yndios que lo
dizen, y los frailes, por seir estimados de los yndios, y
el presidente por ser estimado de los frailes, dizen que 25
no paguen los tributos, que así lo manda el rrey.
Sacra magestad, cada uno haga su ofigio, el fraile en-
tienda en su rreligión, el presidente e oidores hagan
su ofigio visitando la tierra casa por casa, que esto
nunca lo han hecho ni lo hazen/porque no lo en- 2 v9
tienden, ni saben dar paso sin que vuestra magestad
se lo pague. Uno en el [ ] visítelo bien casa
por casa, y visitado y sabido manden y tasen lo que
han de tributar conforme a su calidad y cantidad, y
mandado y proveydo cúnplalo, que diez tanto más 35
254 ANDRÉ SAINT-LU
solían dar y cunplir; y como los tienen alterados, apro-
véchanse de lo que ven que les ha de aprovechar.
Plega a dios que no nazca de aquí y de no tener a los
españoles en la estima que es rrazón otro escándalo
5 mayor.
Vuestra magestad sepa que en esta governagión ay po-
cas granjerias fuera de los tributos, y las que avía ya
se han perdido, que ni para nosotros ni para ellos quie-
ren cultivar la tierra, y así padesgemos grandísima nes-
10 ^esidad de bastimentos, y los que ay son muy caros
por la causa dicha, pues ganados ya no los ay sino po-
cos, y estos no ay quien los pueda rrecoger por falta deque no ay quien los guarde ni quiera guardar; y unacédula que vuestra magestad enbió al obispo de desta
15 ciudad sobre este artículo, muy favorable y muy sancta
y muy buena, no enbargante que se presentó por
esta giudad y se pidió se obedesgiese y cunpliese, yotras muchas provisiones y gédulas rreales, jamás el
audiengia las ha querido cunplir, y a esta causa están
20 los ganados que ay perdidos, pues sin bastimentos ni
ganados, ¿qué quiere vuestra magestad que hagamos,
y si los tributos se quitan y no se mandan pagar, ¿có-
mo se han de sustentar los españoles? que si ellos fal-
tan, vuestra magestad crea que ni los frailes ni el
25 audiengia sustentarán la fee.
Sacra magestad, solían ser los vasallos naturales des-
tas partes muy subjetos a sus señores y cagiques, y los
cagiques muy señores; agora ni ay subjegión entrellos,
ni ay señor: ¿cómo quiere vuestra magestad que dure30 este barbarismo? A vuestra magestad suplicamos por
un solo dios y por la salvagión de su alma sea servido
de proveer con toda brevedad como bivamos en justi-
cia y tengamos paz, sosiego y rreposo para que nos sal-
vemos y esta tierra esté sienpre en vuestro rreal servi-
35 gio, y esta nueba yglesia crezca y sea más cada día.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 255
Nuestro señor dios la vida de la S.C.C. persona devuestra magestad guarde y prospere con augmento demayores rreynos y señoríos, como sus criados y leales
vasallos deseamos. Desta giudad de santiago de la
Provincia de guatemala, 12 de mar?o de 1552 años.
De V.S.C.C.M.
humildes criados y vasallos que los rreales pies de
vuestra magestad besan, la ciudad de santiago de gua-
temala,
Vázquez de Coronado
Antonio de Paz
Francisco López
Don Francisco de la CuevaBernal Díaz del Castillo.
Por mandado de la QÍudad,
Joan de Rojas, escribano del cabildo.
A.G.I., Guatemala, 41.
— VI—
BERNAL DÍAZ DEL CASTILLOAL REY FELIPE II
Guatemala, 1^ de febrero de 1575
C.R.M. 1 r9
Como de muchos tiempos ya pasados mis antesgesores
y mi Padre que se dezía francisco Díaz del Castillo el
galán, Regidor de vuestra villa de medina del campo,fueron criados de los muy poderosos y cathólicos reyes 5don femando y doña ysabel vuestros bisabuelos, y del
cristianísimo y gran Emperador de gloriosa memoriavuestro Padre que está en la Sancta gloria, e yo siendo
de hedad de veynte y dos años vine a descubrir de los
primeros a mi costa estos vuestros Reynos, antes que 10
a ellos pasase el valeroso y buen capitán don hemandoCortés marqués del valle, y tercera vez bolví con él yme hallé en muchas y muy heridas batallas hasta aca-
bar de ganar esta nueva españa, y hecho otros muybuenos y notables servicios a vuestra magestad, de los 15
quales hizo relación el marqués del valle en una carta
que escrivió al ynvictísimo emperador vuestro Padre en
el año de quinientos y quarenta, e dixo en ella que comotestigo me vio en las batallas hazer como muy buen yesforzado soldado y salir muchas vezes mal herido, y 20
que se lo hazía así saber porque su magestad le avía
mandado le hiziese relagión de los que bien le avían
servido para descargar con ellos su rreal congiengia, e
yo pues soy uno dellos e se me deve muy bien devido;
pues altísimo Rey lleno de toda virtud, yo como vues- 2:5
tro criado y gran servidor le hago saber agerca de esta
governación de guatimala, pues soy vuestro Regidor
258 ANDRÉ SAINT-LU
della, y porque así me lo embió a mandar el marqués
de Mondéjar en el tiempo que fue vuestro Presidente
de yndias, como conoció de mi fidelidad, para que
diese avisos que conviniesen a vuestro Real servicio,
5 de los quales algunas vezes e hecho relación de gover-
nadores y de su goviemo, e agora es bien que comohe dicho de los que mal an govemado, que no quede en
olvido uno de los que bien y con rrecta justicia govier-
nan esta provincia, que me paresce que si en todos
10 estos vuestros Reynos y los del Pirú en vue'stras Rea-
les abdiencias estuviese un Presidente de la maneraque agora está en esta gibdad, que se dize el doctor
Pedro de Villalobos, vuestra magestad podrá estar siguro
que no dexara de hazer Recta justicia, e tal fama dexó
15 en lo de méxico, sino que es tan limitado que aunque
tiene vuestro Real Poder para hazer algunas mergedes
a los verdaderos conquistadores dize que primero que
lo dé a de hazer Relación dello a vuestra Real Persona,
Puesto que sabe las Reales provisiones y executorias
20 que tengo del muy celebrado ynvictísimo Emperador
vuestro Padre de glorioso memoria, para que me case
una hija que se dize Doña clara bezerra, y ansimismo
vuestra magestad lo a embiado a mandar, ele pedido
que me deposite unos yndios que están vacos, que
25 eran de un molina, para la casar, e dize que hasta
que vea a vuestro Real mandado (sic) Humilmente su-
plico a vuestra magestad que para en pago de los mu-chos e notables servicios que le e hecho e a toda la
cristiandad, sea servido de le embiar a mandar que lue-
30 go me dé los yndios que dicho tengo para ayuda (sic) a
casar a mi hija, e que en todo me faborezca e conozca
lv9 mejoría, porque así/lo a mandado vuestra magestad.
35 Nuestro Señor Jesucristo la católica e Real Perso-
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 259
na de vuestra magestad guarde con acres^entamiento
del universo como yo su leal criado e vasallo deseo.
Desta gibdad de Guatimala, Primero de hebrero de
MDLXXV años.
C. Real M.
humilde criado y grand servidor de vuestra magestad
que vuestros Reales Pies besa.
Bernal Díaz del Castillo.
I
A.C.I., Guatemala. 52.
En el dorso del y>\ic«o: Recibida a 19 de r.gosto 1575. Visto. No ay que
Re pondev.
—vn—EL CABILDO DE GUATEMALA AL REY FELIPE V
Guatemala, 11 de febrero de 1735
1 r9 Señor:
Por máxima discretíssima, afin de tener sugeto a obe-
diencia a el Pueblo, se ha tenido la de que el Prínsipe
honrre por todos medios a sus Ministros y procure siem-pre que sean obedecidos y Respectados con grande 5
veneración, cuio orden se instruye por varios dociimen-tos de la Sagrada escriptura, y que nos enseñaron los
hechos practicados por muchas de las Magestades queocuparon el solio que dignamente Vuestra magestadobtiene, y entre ellas la de el Señor emperador Don 10
Carlos Quinto, que la practicó con tantos exfuerzosque dejó en su nombre publicando las glorias de los
efectos de su observancia; y como el exersisio de ésta
resplandesca en Vuestra Magestad por fuerza de ella,
suplica este Ayuntamiento, con el Rendimiento de su 15
mayor veneración, se digne Vuestra Magestad conce-
derle / dos privilegios, el uno que quando concurriere lv9
con Vuestro Presidente y Oydores de esta Real Au-diencia a funciones de Iglesias, se le dee a besar la
paz, después de haverla tomado dicho Vuestro presi- 20
dente y oidores, o a un tiempo si fueren dos los Ope-
rarios que los Ministraren, a exemplar de las Audien-
cias de Lima y Panamá donde se practica, no obstante
la costumbre que es el que no se le da paz a besar a
el Ayuntamiento quando concurren dicho Vuestro Pre- 26
sidente y oydores. Y como este seremonial no le quite
lustre al tribunal de la Real Audiencia, no ceda en su
perjuicio ni de otro, y alias con este honor resplandese
a la vista de el Pueblo el Respecto que demanda su
representación, es de hazerse sin embargo de la mayo- 30
ría de aquél, pues con este acto no se le quita ella, del
mismo modo que al emperador Trajano no se le dimi-
nuyó su respecto por haverlo hecho comunicable en
262ANDRÉ SAINT-LU
los Magistrados, con el fin de que éstos fuesen más
2r9 bien respectados de el Pueblo (como lo consiguió)./
El segundo privilegio es que quando ocurriere este
Ayuntamiento a la Santa Iglesia Cathedral presuamen-
5 te (sic) salgan a las puertas de ella a Recevirle quatro
o dos de los capellanes de Choro, y del mismo modo a
dejarle hasta el mismo lugar quando saliere, del modoque lo practican las Sagradas Religiones quando ocurre
a las Iglesias de sus Monasterios, enmendándose la cos-
10 lumbre que con reparo notable del Pueblo ha sido el quejentra y sale la ciudad con masas sin este Recevimiento,
que desdize a la devida política, y tiene sabor de de-
sestimación contra aquel honor que demanda el Res-
pecto a su Representación. Y como este Ceremonial15 de el mismo modo que el antecedente impetrado no
sea en perjuicio de alguno, y sí los dos en el mayor lus-
tre de esta ciudad, y que de su respecto (con las honrras
que Vuestra Magestad se digne ministrarle) se consiga
el fructo de la más segura obediencia de el Pueblo,
20 queda este Cavildo esperanzado el (sic) merecer de
Vuestra Magestad su gracia en la concesión y de con-
tar éstos entre los expeciales que con las demás Ma-
gestades se han dignado de favorecer / esta capital por
gloria y exmalte de su Real Corona. Dios guarde la
25 C.R.P. de Vuestra Magestad los muchos años que la
Cristiandad ha menester, con augmento de mayores
Reinos y Señoríos. Ciudad de Guatthemala en su
Ayuntamiento y febrero 11 de 1735.
Juan Joseph González Batres
Joseph de [Zamalloa]
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 263
Pedro Ortiz de Lettona
[ ] de Zepeda NáxeraPedro Carrillo
Fernando [ ]
[Augustín] Quiroga
Antonio Guttiérrez [de los Amparos]Joseph Pedro [ ]
[ ] Jiménez
[ ] Orduña
[ ]
A.G.I., Guatemala, 241.
En el dorso del pliego: El fiscal dice tfue los ejemplos que se han puesto
de Panamá y Guadalajara (sic) no conducen al intento de la licencia por
hablar en distinto punto.
Consejo 9-XI.1735: No a lugar.
I CARTA AL EDITOR DE LA GACETA DE GUATEMALA
«Homo sum: humani nihil a me alienum puto» (Terent.) 58
Señor Editor:
Déxese Vuestra merced ya de confutar el extravagantesistema de los climas. Para conocer su ridiculez, noes menester más que vivir en América, en estos paísesque Montesquieu no conoció, y de los cuales ningún 5
Europeo puede formarse idea desde su gabinete. Deellos como son en sí, a ellos como están descriptos enlas relaciones de los viageros, hay tanta diferencia
como de lo negro a lo blanco. La tierra / en que vivi-
mos es sin duda «de lo mejor que rodea el sol»i, «donde 59
el ayre y cielo es saludable, alegre y apacible, dondeni se sabe qué es invierno que aprieta con fríos, ni
estío que congoja con calores; donde con una estera se
reparan las gentes de qualesquier injurias del tiempo;donde apenas hay que mudar vestido en todo el año; 15
donde se puede hallar quanto los poetas cantan de los
Campos Elíseos y de la famosa Tempe, y lo que Platóncuenta o finge de aquella su Isla Atlántida»2. . . Todoesto es tan notorio que no hay necesidad de citas ni
de argumentos para convencerlo. 20
Pero confesando la excelencia de estos países sobreinfinitos del continente antiguo; confesemos también
ique ellos no son tan felices como pudieran serlo, y tra-
^ temos de descubrir las causas que se oponen a su pros-
peridad, para que conocidas se destruyan. En esto 25
consiste el verdadero amor de la patria, y no en hacer
su panegírico en todo y por todo, siempre que se ofre-
ce hablar de ella.
Yo quisiera poder explicar a Vuestra merced un mon-tón de cosas con la energía con que las pienso; pero 30
la regla de que quien discurre bien escribe bien es
muy incierta. A mí me cuesta mucho travajo el vertermis ideas en el papel con pulimento y con orden, ynunca puedo dar a mi expresión la fuerza de que está
dotada mi alma. Me contentaré, pues, con sugerir a 35
266 ANDRÉ SAINT-LU
Vuestra merced algunas especies, y Vuestra merced
cuidará de afinar el estilo, coordinarlas, si le parecie-
sen dignas de su papel.
Una de las causas de que no prospere este país, de que
5 ningún pensamiento útil florezca, de que ninguna em-presa patriótica surta los efectos saludables que surtiría
en otra parte, es el espíritu de partido que reyna entre
Europeos y Criollos. Parece que hay una rivalidad
enemiga en estas dos clases de habitantes, cada una10 de las cuales ambiciona la preponderancia. Hay pan-
dillas, hay bandos, hay secretas parcialidades, no menosfunestas al bien público que las de los antiguos Guelfos
y Gibelinos en la Italia. Un Criollo, por el hecho de
60 nacer en América, parece que hereda la ojeriza y el mi-
15 rar de soslayo a todo Europeo. Un Europeo, por la
causa de haber nacido en la Metrópoli, se cree con de-
recho de preeminencia sobre todo Criollo; y esta riva-
lidad odiosa se nota en las cosas serias, en las frivolas,
en los asuntos políticos, en los privados, en todos
20 aquellos en que intervienen Criollos y Europeos. Unos
y otros desprecian lo que no es del país en que nacie-
ron, se desaprecian entre sí, y creen que es amor ver-
dadero de la patria lo que no es más que un amor tonto
de ellos mismos.25 Discurra Vuestra merced sobre esto, Señor Editor. El
asunto no puede ser de más interés, y requiere ser tra-
tado por un hombre que reúna la fuerza del pensar
con la del decir, el patriotismo con la elocuencia. Si
yo tuviese estos dotes, nunca pudiera hacer un uso más30 Importante de ellos, hablaría el lenguaje de la razón;
el amor de la patria dirigiría mi pluma; jamás los Pla-
tones ni los Xenócrates defendieron una causa más sa-
grada, y los hombres sensatos de todos los países
reunirían sus votos en mi favor, por/que el espíritu
35 de patriotismo que es hoy tan general en ellos hace
I
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 267
que cada uno estime a los que se declaran patriotas
respec'-ivamente en los suyos.
Trataría de introducir entre mis paisanos el espíritu
benéfco de los antiguos Autochtones, aquel espíritu
de los antiguos Griegos, por el qual creyéndose todos 5
originarios de un mismo país, hijos todos de una mis-ma madre, se amaban como hermanos en qualquie'ralugar donde naciesen, defendían siempre una causacomún, por ella peleaban, por ella empleaban sus ta-
lentos, por ella se sacrificaban, por ella hacían los 10
mayores prodigios que el amor de la patria ha produ-cido en todos tiempos.Haría entender a niis paisanos quál es este amor de la
patria, en qué consiste, a qué nos obliga. Europeos, gri-
taría yo, si el don de la palabra me fuera dado: Euro- 15
peos, que para estableceros en estos países habéis renun-ciado vuestros hogares, arrostrado peligros, triunfadode los elementos! desde el punto en que abandonasteisel svelo patrio, perdió éste toda la acción que tenía
a exigir de vosotros una compensa/ción de los be- 20
neficios que os hizo. Allí está la patria donde está
el hombre, donde se establece, donde encuentra susubsistencia o su comodidad. Qualquiera país es pa-tria para quien conoce los deberes de ciudadano ¿Quéimporta dónde se ha nacido? ¿Qué nos importan los 25
que nos vieron nacer? La casualidad nos hizo conocer
la luz en esta o en la otra parte; pero las leyes sagra-
das, eternas, indelebles del Sumo Hacedor, para quientodos los lugares son un punto, y todo el mundo es
un átomo, nos imponen el deber de retribuir a la tierra 30
que nos sustenta, de serla agradecidos, de amarla, de
sacrificarnos por ella; las leyes imprescriptibles de la
sociedad corroboran este deber ¿Y será hombre el que
le desconoce, el que le niega, el que nada hace por el
país en que vive? Hay ciertos cosmopolitas que aman 35
a los Tártaros por eximirse de amar a sus propios con-
ciudadanos: y así son los Europeos que aparentan
amar a la Metrópoli por dispensarse de amar a la
268 ANDRÉ SAINT-LU
cclonia en que viven, porque aquella no les exige ciu-
dades algunos, y ésta sí; al modo que los males fingidos
nos arrancan lágrimas en una tragedia, y los males ver-
daderos vistos de cerca en los infelices que nos rodean
5 no nos causan sensación alguna, porque los males fin-
gidos o remotos, excitando nuestra sensibilidad, no nos
obligan a poner nada de nuestra parte, en vez de que
los infortunios reales en personas inmediatas exigen de
nosotros alivios, consuelos, cuidados y travajos que
10 nuestra indolencia nos hace mirar como penosos.
Los descendientes de aquellos hombres valerosos, intré-
pidos, que ganaron a lanzadas estos países, que plan-
taron en ellos el estandarte de la fe, que con las luzes
de Europa ahuyentaron las tinieblas de la América, o
15 los descendientes de aquellos Europeos que sucedieron
inmediatamente a los conquistadores, que ayudaron a
conservar la conquista, que introduxeron el comercio
y las artes en una tierra donde todo estaba en embrióno en confuso, que fomentaron las producciones que aho-
20 ra hacen nuestra riqueza, ésos son los Criollos ¿Puede
darse un origen más noble, más digno de la veneración
de todo Europeo que pone por primera vez los pies en
estos países?
Europeos, Respetad a los Criollos, porque son sangre
25 de vuestra sangre, porque provienen de donde vosotros
venís, porque sus padres conquistaron estas tierras o
las conservaron, porque ellos han descubierto y fo-
mentado las riquezas que venís a coger, y los países
donde venís a gozar de las comodidades de la vida.
30 Vuestros hijos entrarán mañana en esta clase que ahora
miráis vosotros con desdén ¿Y os parecerá justo que
los que os sucedan en la calidad de Europeos miren a
vuestros hijos con ese mismo desafecto con que voso-
tros miráis a los Criollos?
35 Criollos, amad a los Europeos, porque vienen de donde
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 269
provenís vosotros, porque vuestros padres nacieron ensus hogares, porque os anima un mismo espíritu, pro-fesáis una misma religión, una misma sangre circulapor vuestras venas. No hay más diferencia sino quevosotros llegasteis ayer a estos lugares, y ellos han 5venido hoy ¿Será esta pequeña diferencia bastantepara ensobervegeros, para arrogaros una superioridadque repugna a la razón, a la himianidad, y que escontraria a vuestro mismo interés, y al de vuestrapatria? 1q
En la clase de Españoles, ninguna diferencia razonablese puede notar entre los del mundo antiguo y los delnuebo. Una misma es la educación, unas mismas lasdisposiciones del espíritu, a menos que adoptemos la
opinión ridicula de que el clima de América hace de- 15
generar a los hombres; opinión desmentida por la ex-
periencia, por los hechos, por quantos testimonios pue-den servir para establecer y demostrar una verdadirrefragablemente. El orbe literario ha admirado los
ingenios pasmosos de un sinnúmero de Españoles Ame- 20
ricanos; y Guatemala misma se gloria de haber pro-
ducido entre otros muchos un Alfonso de Arrevillago,
un Rafael Landívar, y de que el ilustre Pineda naxiese 63
bajo su cielo. En las / armadas, en los Consejos, en
los Tribunales, hay hoy un número copiosísimo de Es- 25
pañoles criollas, capaces de dar honra, no sólo a su
patria, sino a toda especie humana.Esta misma verdad, que es constante y notoria, debepervir a los Criollos para que depongan el sobrecejocon que miran a los Europeos. Yo creo que este 30
desafecto proviene en gran parte de creerse aquéllos
postergados a éstos en el goce de los empleos, en la
participación de las gracias del Soberano. Es menester,
Señor Editor, que Vuestra merced se dedique con to-
das sus fuerzas a rebatir este error, que es tan con- 35
trario a la sabia imparcialidad de nuestro Gobierno.
270 ANDRÉ SAINT-LU
como a los mismos qu^ viven en él. Es menester queVuestra merced los persuada que no hay tal posterga-ción, que nuestro Ministerio premia al mérito dondelo halla, y que en igualdad de circunstancias, tanto vale
5 a sus ojos el Español Americano como el Europeo.
Que si algunas veces es preferido éste para algún em-pleo a que aquél parece más acreedor, sin que consista
esta predilección en motivos menos nobles, hay unonaturalísimo a que debemos atribuirla. Los Españoles
10 Americanos no están tan cerca del trono como los Eu-ropeos; he aquí la principal razón de que no sean
64 igual/mente atendidos. Si viven a dos mil leguas dedistancia de la Corte, sin ocasiones de dar a conocersu mérito, ¿cómo es posible que se descubra, y que se
15 premie con una proporción igual a la que tiene un Eu-ropeo que desde que empieza su carrera es observadode los mismos que han de proponerle para los des-
tinos? En la misma España, dentro de la misma Corte,
¿de qué le sirve a un hombre sin mérito, si viviendo20 retirado de ella, no se da a conocer de los que pueden
premiarle? Los Españoles Americanos que pasando a
la Europa han hecho ver sus talentos, no han tenidoque quejarse de injusticia o de parcialidad en nuestroMinisterio. Vea Vuestra merced una prueba en la Real
25 Audiencia, y en el Cabildo Eclesiástico: por mitad se
componen de Europeos y de Americanos.Estas y otras verdades que yo sugeriré a Vuestra mer-ced para que las lime y las acomode a su estilo, podránhacer alguna impresión en los ánimos de mis compa-
30 triotas. A lo menos conocerán por ellas los verdaderos
sentimientos de Vuestra merced respecto del país enque escribe, y no le tildarán de desafecto o de mal in-
tencionado.
Es de Vuestra merced, etc.
35 Guatemalófilo.
Gaceta de Guatemala, 3-IV-1797.
1 Acosta, Historia Natural y Moral de las Indias, lib. III.
2 Ibid., lib. II. cap. 14.
— IX—EXTRACTO DE UN ARTICULO
DE LA GACETA DE GUATEMALA
Memorias para hacer una descripción puntual del Rey-no de Guatemala.
Introducción.
...Hacer conocido un reyno tan grande de América,
en tiempo en que una filosofía petulante ha acumuladolos sarcasmos contra esta parte la más vasta como lamás rica del globo, es una empresa que dará honorcon sólo intentarla. Los pretendidos filósofos han en- 5
negrecido la América sin conocerla. Tal vez las re-
laciones infieles o conocidamente falsas de los viageros
les han suministrado razones especiosas para apoyarsus paralogismos. El único modo de desvanecerlos es
oponer hechos constantes a sus razonamientos capcio- 10
sos, y verdades notorias a sus argumentos falaces.
Desde que el libro de Paw^ salió a la luz pública, la
parte más sana de la Europa se declaró contra él:
admiró al / mundo la arrogancia insana de un hombreque desde su gabinete de Berlín, y sin haber visto 15
más cielo que aquél en que nació, se atrevía a cubrir
de oprobio a todo el orbe nuevo; el nombre de Paw
Gaceta de Guatemala, 8-V-1797.
1 Intitulado Investigacionea jiloaóficaa sobre los Amertcunos. S\it
opinión es que la especie humana ha degenerado en América, igualmente que-
las especies animal y vegetal; que la flaqueza, la pusilanimidad, la indolen--
cia componen el carácter de todos estos pueblos, el qual es un efecto de el i
clima general y del suelo de la América, donde la naturaleza degradada sólfU
es fecunda en animales nocivos, serpientes, vívoras, alacranes, mosquitos law-
gostas, hormigas, y otros insectos innumerables, etc. Un análisis más ex-
tenso del libro de Paw sería importuno en este lugar.
272 ANDRÉ SAINT-LU
pasó en execración a todas las gentes sensatas, los mis-
mos sequaces de la pretendida filosofía que él preco-
nizaba le abominaron; y sin embargo, Paw tiene toda-
vía partidarios en gran número, y no nada vulgares,
5 sino de nombre y de gerarquía. Tan cierto es que no
hay desatino, por monstruoso que sea, que no tenga
aclamadores, y que los mayores despropósitos suelen
ser partos de los hombres más insignes de todas clases.
A la verdad, el sistema de Paw, ridículo, extravagante
10 y descabellado en sí mismo, no deja con todo de pre-
sentar por algún lado una falsa luz capaz de deslum-
hrar, un acinamiento de especies y de citas capaz de
atraher, y el oropel de un estilo florido capaz de em-baucar a los menos cautos. El prurito de decir cosas
15 nuevas ha hecho discurrir los mayores disparates. Pero
a vuelta de esta ridiculez, y de este prurito, no es
nuevo todo lo que dice Paw; y debemos confesar a
pesar nuestro que tal vez nosotros mismos, sin que-
rerlo ni pensar en ello, le hemos suministrado armas
20 para que nos hiera, y le hemos dado materia a manopara que nos mofe, nos vilipendie, y nos escarnezca.
Confesémoslo de buena fe. No todos los escritores de
las cosas de América han tenido aquella imparcialidad,
aquel tino crítico ni aquel discernimiento feliz que de-
.25 bía caracterizar a los primeros que se pusieron a es-
cribir de todo un mundo recientemente descubierto,
^onde encontraban cosas de que no tenían idea, y que
.no era fácil explicar por medio de analogías ni de se-
mejanzas. .
.
CATALOGO DOCUMENTALY BIBLIOGRÁFICO
(orden cronológico)
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TT
CATALOGO
1613
26-VI-1523
Valladolid
1 .^Requerimiento dirigrido por Pa-
lacios Rubios.
C.D.I.U.. XX, 311-314.
Manzano, 43-47.
Hanke. 62-54.
2.—Instrucciones reales dirigidas a C.D.I.U., IX, 167 y sg,Hernán Cortés: la sruerra debe ser
defensiva; hay que atraerse a los in-
dígenas con suavidad; prohibición de
las encomiendas.
ll-IV-1524 8.—Alvarado, Pedro de: Relación B.A.E., XXII (1946),
Utatlán a Hernán Corté». 457-459.
27-VII-1524 4.—Acta del Cabildo de Cuaterna- Villacorta, Prehistoria,
Guatemala la: desiirnación de un pregonero; se 349.
fijan precios y salarios.
28-VII-1524 6.—Alvarado. Pedro de: Relación B.A.E., XXII (1946),
Guatemala a Hernán Cortee. 460-463.
29-VII-1624 6.—Primera liste de vecinos de Remesal, I, III, 1.
Guatemala Santiago de Guatemala.
16-X-1524 7.—Cortés, Hernán: Cuarta Carta
Temixtitán de Relación al emperador.
B.A.E., XXII (1946),
96-118.
12-XII-1524 8.—Acta del Cabildo de Guate-
Guatemala mala: se fijan los precios que debían
cobrar sastres y herreros.
Arévalo, Actas, 10-11.
Villacorta, Prehistoria,
350-352.
6-V-lo25 9.—Acta del Cabildo de Guatema-
Guatemala la; se nombra un mayordomo de pro-
pios y un mayordomo de la iglesia;
se fijan precios.
Arévalo, Actae. 12-13.
Villacorta, Prehistoria,
352.
284 ANDRÉ SAINT-LU
4>I-1627 10.—Acta del Cabildo de Guatema-
Guatemala la: se nombra un escribano público.
Villacorta, Prehistoria,
369.
4-IX-1627 11.—Petición de Sancho de Baraho-
Guatemala na, procurador de Santiago de Gua-
temala: que se exima a los vecinos
del pago del diezmo.
Villacorta, Prehistoria,
371-372.
Remesal, I, IX, 3.
28-X-1627 12.—Acta del Cabildo de Guatema- Arévalo, Actas, 30.
Guatemala la: se nombra un escribano público. Remesal, I, IX, 4.
2I-XI-1527 13.—Acta del Cabildo de Guatema-
Guatemala la: sobre el asiento de la nueva ciu-
dad.
Arévalo, Actas, 31,
22-XI-1527 14.—Acta de fundación de la ciu-
Guatemala dad de Santiago de Guatemala en Al-
molonga.
Remesal, I, X, 4.
18-XII-1527 15.—Real Cédula: se nombra a Al-
varado gobernador de Guatemala (pe-
ro queda subordinado a la Audiencia
de Nueva España) ; podrá promulgar
ordenanzas.
Villacorta, Prehistoria,
884-386.
Fuentes, I, VII, 1.
23^111-1528 16.—Acta del Cabildo de Guatema-
Guatemala la: s^ nombra un mayordomo de pro-
pios y un procurador.
Villacorta, Prehistoria,
382.
S-IV-1528 17.—Acta del Cabildo de Guatema-
Guatemala la: obligación de ocupar los solares.
Arévalo, Actas, 31.
Villacorta, Prehistoria,
382.
17-IV-1528 18.—Acta del Cabildo de Guatema-
Guatemala la: se fijan las tarifas de los zapate-
ros, sastres, herreros y pregoneros.
S-Vn-1528 19.—Acta del Cabildo de Guatema-Guatemala la: obligación de construir en los so-
lares.
Arévalo, Actas, 46-47,
Villacorta, Prehistoria,
382.
Arévalo, Actas, 45.
Villacorta, Prehistoria,
382.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 285
16-IV-1529 20.—Acta del Cabildo de Guatema-
Guatemala la: se fijan los precios.
Arévalo, Actas, 72-76.
26-VI-1529 21.—Acta del Cabildo de Guatema-
Guatemala la: decisión de solicitar la interven-
ción de la Audiencia de México para
que se obligrue a Alvarado a regresar
a su gobernación.
Villacorta, Prehistoria,
389-390.
23-VIII-1529 22.—Acta del Cabildo de Guatema- Arévalo, Actas, 107.Guatemala la: protesta del alcalde Gonzalo de Villacorta, Prehistoria,
Ovalle contra la cesión do indios a 390-391.
personas recién llegadas de España.
27-VIII-1629 23.—Acta del Cabildo de Guatema-
Guatemala la: se desisna a Pedro Cueto para
que gestione ante la Audiencia de Mé-
xico que por el oro de minas se pa-
gara el diezmo y no el quinto real.
Villacorta, Prehistoria,
391.
24-IX-1529 24.—Acta del Cabildo de Guatema-
Guatemnla 1«: prohibición de la venta de tierras,
para evitar la marcha de los colonos
insatisfechos.
Arévalo, Actas, 126.
n-1680 26.—Actas del Cabildo de Cuaterna- Arévalo, Actas, 152-
Guatemala la respecto a enviar una expedición 153.
a Cuscatlán contra los hombres de
Pedrarias.
8-III-1680 26.—Acta del Cabildo de Cuaterna- Arévalo, Actas, 155
Guatemala la: sobre la propiedad de los lugares.
4-V-1530 27.—Acta del Cabido de Guatema- Arévalo, Actas, 164.
Guatemala la: orden para que limpien las huer-
tas.
20-VII-1630 28.—Acta del Cabildo de Guatema- Remesal, I, VIII, 3.
Guatemala la. decisión de torear un toro el día
de Santiago.
286 ANDRÉ SAINT-LU
2-VIII-1530 29.—Cédulas reales a las Andien- Zavala, Contribución,
cias y gobernadores: prohibición de 12.
la esclavitud.
9-XI-1680 30.—Acta del Cabildo de Cuaterna- Remesal, I, XIV, 1.
Guatemala la: acerca del emplazamiento del hos-
pital.
1630-1687 31.—Ordenanzas de buen gobierno Fuentes, I, VII, 1.
Guatemala promulgadas por Alvarado.
29-XII-1631 32.—Acta del Cabildo de Guatema- Remesal, I, XI, 6.
Guatemala la: aerea del emplazamiento de la
iglesia.
20-VII-1532 33.—Real Cédula a Alvarado y al Zavala, Contribución,
Medina del obispo Marroquín, a petición de los 15.
Campo españoles en Guatemala, se autoriza
la esclavitud por rescate.
28-Vn-1532
Medina del
Campo
34.—Real Cédula: escudo de armas Arévalo, Colección,
de Santiago de Guatemala. 299-300.
24-1-1633 35.—Acta del Cabildo de Guatema- Remesal, I, XV, 3.
Guatemala la: se regula el mercado nombrandoun celador.
19-III-1533
Guatemala
80-III-1534
Guatemala
36.—Real Cédula a Alvarado y Ma-rroquín: autoriza la esclavitud de los
indios capturados en justa guerra.
37.—Marroquín a la Audiencia de
México: sobre la necesidad de que el
gobernador se case y se instale defi-
nitivamente.
Zavala, Contribución,
16.
Sáenz, Marroquín,
114.
6-n-1686 38.—Varias reales cédulas: recor- A.G.I., Guatemala,
datorio de las súplicas del procurador 393, I, 111 y sg.
de Guatemala (Méndez, de Sotoma-
yor) ; ge otorgan diversas exenciones.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 287
1-III-1535
Madrid
12-V-1585
Guatemala
14-V-1585
Guatemala
7-VII-1586
Valladolid
27-VII-1B86
San Pedro
del Puerto
de Caballos
39.—Real provisión: escudo de ar- Remesal, V, XV, 5.
maj5 de San Cristóbal de los Llanos
de Chiapa.
40.—Alvarado al emperador: acer-
ca de su expedición al Perú.
C.D.I.A., XXIV, 211
y sg.
41.—El Cabildo de Guatemala al A.G.I., Guatemala,emperador: que Alvarado no se ausen- 41.
te más y que no emprenda nuevas
campañas.
15-V-1635 42.- -Marroquín a la Audiencia de Sáenz, Marroquin,Guatemala México: sobre la necesidad de que el 116.
gobernador se case y se instale de-
finitivamente.
16-11-1586 43.—Real cédula: concede la reduc- Fuentes, I, VII, 4.
Madrid ción a la décima parte del quinto
real sobre el oro.
44.- Real Provisión: se otorga el Remesal, V, XV, 4.
título de ciudad a la villa de San
Cristóbal de los Llanos de Chiapa, que
se convierte en Ciudad Real.
45.—Alvarado al Cabildo de Gua-
temala: en su segundo viaje a Españaemplea el término de "patria" para
nombrar la capital de Guatemala.
Arévalo, Colección,
422.
lO-V-1537 46.—Marroquín al emperador: de-
México sea que Alvarado se case y se instale
definitivamente en Guatemala; deplora
que algunos españoles piensen en vol-
ver a Eápaña, opina sobre varios
asuntos de interés público.
Sáenz, Marroquín,
124-135.
25-VIII.1537 47.—Marroquín al Cabildo de Gua-
México témala: ha obtenido una provisión del
virrey autorizándole a suspender el
diezmo.
Sáenz, Marroquín,
137.
286 ANDRÉ SAINT-LU
S0-XI-16S7 48.—Acta del Cabildo de Guatema- Remesal, I, XV, 3.
Guatemala la: prohibición a los negros de fre-
cuentar los mercados.
20-II>1588 49.—El Cabildo de Guatemala ai
Guatemala emperador: protestas de lealtad, pero
^recordándole la autonomía con respec-
to a México; protestas contra el diez-
mo y contra la obligación de casarse
en tres años para conservar la enco-
mienda: el gobernador deberá rseidir
personalmente en el país.
Arévalo, Colección,
305-306.
Villacorta, Prehistoria,
426.
27-III-1588 50.—Marroquín al Cabildo de Gua-
(o 15S9) témala: sobre los escándalos provoca-
dos en Guatemala por los sermones de
Las Casas; el obispo rechaza acusa-
ciones de los españoles de Guatemala
Sáenz, Marroquin,
148-149.
20-I-16S9 51.—Marroquín al emperador: pide Sáenz, Marroquín,
Guatemala que se pueble Guatemala con una des- 143.
cendencia española legítima.
4-IV-1539 52.—Alvarado al Cabildo de Guate-
Puerto de mala: anuncia que vuelve de EspañaCaballos acompañado de su esposa doña Bea-
triz y de veinte doncellas de familias
nobles.
Arévalo, Colección,
423.
15-Vin-1539 53.—Marroquín al emperador: qui- Sáenz, Marroquín,
<3uatemala siera conocer la extensión de sus po- 151.
deres como protector de los indios.
18-X1-1539 54.—Alvarado al emperador: reco- C.D.I.A., XXIV, 339
Guatemala mienda a Bartolomé de Las Casas, en- y sg.
cargado de reclutar misioneros en la
metrópoli.
XI-1589 55.—El Cabildo de Guatemala al
Guatemala emperador: denuncia el rigor de Las
Casas como predicador y confesor.
Fuentes, II, V, 8.
I
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 289
20-1V-l 5.40 56.—El Cabildo de Guatemala al Arévalo, Colección,
Guatemala emperador: protesta contra los pre- 307.
tendidos acuerdos entre Las Casas con
los indios no sometidos.
27-1V-l 540 57.—Acta del Cabildo de Guatema- Fuentes, I, IV, 5.
Guatemala la: sobre la primera casa capitular
de teja.
15-V-l 640 58.—Acta del Cabildo de Guatema- Fuentes, I, IV, 5.
Guatemala la: Bobre la construcción de un acue-
ducto.
9-VI-1640 69.—Real cédula otorgando a Ber- Sáenz, Bernal Diaz
nal Diaz del Castillo indios en enco- 85-86.
mienda en Guatemala.
15-IX-1641 60.—Instrucciones del Cabildo de
Guatemala Guatemala a su representante en Es-
paña (Hernán Jiménez) para obtener
ajruda en log gastos de reconstrucción
de la ciudad destruida.
Pardo, Efemérides^
8.
20-IX.lf41 61.—Francisco de la Coeva, tenien-
Guatemala te de grobernador interino, pide que
se prohiban los procesos entre espa-
ñoles con motivo de los repartimientos.
A.G.I., Guatemala,.
39.
1641 a par-
tir de IX
62.—Actas del Cabildo de Guatema- Pardo, Efemérides,
la sobre el traslado de lusrar, el re- 6 y ssr*
parto de terrenos y las construcciones.
15-XI-1541 63.—Marroquln al emperador: con- Sáenz, Marroquín,
Guatemala vendría que Francisco de la Cueva 169.
(teniente de gobernador interino), se
casara para asentarse en el país.
18-XI-1541 64.—Acta del Cabildo de Guatema- Remesal, VII, II, 5.
Guatemala la: prohibición de vender los solares
antes que transcurran cinco años.
290 ANDRÉ SAINT-LU
1641 66.—MarroQUín, Francisco: Reía- C.D.I.A., III, 386
Guatemala ción del cataclismo del lO-IX-1541, que y sgr,
destruyó la primera capital de Gua-
temala.
1641 66.—Rodríguez Cabrillo, Juan, es- Libro Viejo, 387 y
Guatemala cribano: Relación de la catástrofe del sg.
10-IX.1641.
1541 67.—Anónimo: Relación de la ca- C.D.I.A., III, 378
Guatemala tástrofe del lO-IX-1541. y sg.
:20-II-1542 68.—Marroquín al emperador: de- Sáenz, Marroquín,
Guatemala plora que los colonos no se arraiguen 174-182.
en su nuevo país.
17-V-1642 69.—^Declaración del regidor Mén- Fuentes, II, I, 1.
Guatemala dez de Sotomayor; acepta el nombra- Villacorta, Prehistoria,
miento de Maldonado (hecho por el 444.
virrey Mendoza), como gobernador de
Guatemala, pero solamente en los lí-
mites de la legalidad.
25-V-1542 70.—El Cabildo de Guatemala al
Guatemala emperador: pide que uno de los pue-
blos que pertenecieron a Alvarado
(muerto en 1541), se done a la ciu-
dad a títulos de propios.
A.G.I., Guatemala,
41.
t)-IX-1542 71.—Acta del Cabildo de Guatema- Pardo, Efemérides,
Guatemala la: por iniciativa del obispo Marro- 8.
quín, se toma la decisión de conme-
morar con una procesión la catás-
trofe del lO-IX-1541.
20-XI-1642 72.—Leyes Nuevas: "Leyes y Or- A.E.A., II, 1945.
Barcelona denanzas nuevamente hechas por Su
Majestad para la gobernación de las
Indias y buen tratamiento y conser^
vació n de indios*'.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 291
15-I-I543 73.—Marroquín al emperador: so-
Guatemala bre el problema de los hijos mestizo?.
Sáenz, Marroquín,
189-
1-III-1543 74.—Acta del Cabildo de Guatema-
Guatemala la. sobre el aprovisionamiento de tri-
go y maíz.
Pardo, Efemérides,
8.
4-VI-1548 75.—Leyes Nuevas
Valladolid complementarias)
.
(disposiciones A.E.A., II, 1945
20-VII-1543
Guatemala
lO-IX-1643
Guatemala
76.—Acta del Cabildo de Guatema-
la: Decisión de torear seis toros el
día de Santiasro; otras fiestas previs-
tas para el futuro.
77.—El Cabildo de Guatemala al
emperador: primeras quejas suscita-
das por las Leyes Nuevas; acusacio-
nes contra Las Casas.
27-IX-1543 78.—Real cédula: título de ciudad
Guadalajara para la villa de San Salvador.
28-X.1643
Guatemala
2.XI-1543
México
s.d. (debut
1543?)
1543-1545
Guatemala
Remesal, I, XIII, 3.
Arévalo, Colección,
307-310.
Vásquez, I, 236.
Remesal, VII, XI, 5.79.—Acta del Cabildo de Guatemala:
el poblamiento está en peliarro si se
aplican las Leyes Nuevas.
80.—El virrey Mendoza al Cabildo Arévalo, Colección,
de Guatemala (respuesta a una súpli% 424.
ca reciente) : apoya las reivindicacio-
nes de los colonos de Guatemala a
propósito de las Leyes Nuevas.
Sl.~Memorial de Laa Cama y La- B.A.E., CX, 182-
drada al emperador: críticas y reeer- 203.
vas a propósito de loe Leyes Nuevas
QU0 juzga insuficientes.
82.—Actas del Cabildo de Guatema-
la: se designan procuradores contra las
Leye^ Nuevas.
Remesal, VII, XI,
5.
Fuentes, II, V, 10
a 13.
292ANDRÉ SAINT-LU
1544-1545 83.—Informes, memorias y peticio-
r^s de los colonos y de los provincia-
les de las órdenes misioneras de la
Nueva España contra las Leyes Nue-
Zavala, Encomienda,
103 y sg.
Hanke, 232-233.
vas.
20-II-1544 84.—Acta del Cabildo de Cuaterna
-
Guatemala la: protesta contra las Leyes Nuevas
en nombre de la "perpetuación" de
la colonia.
Rcmesal, VII, XI, 5.
30-V-1544 85.—Se publican en Guatemala las Pardo, Eieméridea, 9.
Guatemala Leyes Nuevas.
31-VIII-1544 86.—La Audiencia de los Confines Zavala, Contribución,
Gracias a al Emperador: informa que el Cabil- 25-26.
Dios do de Guatemala ha protestado contra
las Leyes Nuevas.
1544-156'
(?)
12-11-1545
Ciudad Real
de Chiapa
20-IV-1545
San Salva-
dor
87.—Fray Tomás de la Torre O. Ximénez, I, pp. 249 yP.: diario de viaje de los dominicos sg.
venidos a las Indias en 1544 y cró-
nica de sus actividades.
88.—El Cabildo de Ciudad Real a C.D.I.A., VIL 211, y
Las Casas, le da la bienvenida y le sg.
otorga un subsidio.
89.—Memorial del Cabildo de San Hanke-Giménez, n^
Salvador contra las Leyes Nuevas y 250 a.
contra Las Gasas.
s.f. (1545- 90.
—
Relación anónima de los pro-
IV o V) blemas acontecidos en Ciudad Real de
Chiapa (Pascuxi de 1545): se quejan
de la intransigencia de Las Casas.
C.D.LA., VII, 156 y
sg.
7-V-1545 91.—El Cabildo de Guatemala al A.G.I., Guatemala, 41.
Guat«nala Emperador: nuevas protestas contra
las Leyes Nuevas.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 293
18-V-1645 92.—Las Casas al encomendero de A.G.I., PatronatoCiudad Real Chiapa Baltasar Guerra: testimonio de 60-3-1.
de Chiapa amistad y de confianza; el obispo Saint-Lu, Vera Pazanuncia confidencialmente su visita a 454-456.
la Audiencia de los Confines.
20-V-1645
Guatemala
4-VI-1545
Guatemala
20-VII-1545
Gracias a
Dios
93.—El Cabildo de Guatemala al Ximénez, I, 355-356.Cabildo de Ciudad Real de Chiapa: le
informa del próximo viaje de Las Ca-
sas a Honduras (visita a la Audien-
cia), y desea que se le impida.
Sáenz, Marroquín,
197-206.
94.—Marrofiuín al emperador: elo-
gia a lo3 españoles de Guatemala yapoya sus reivindicaciones con respec-
to a las Leyes Nuevas. Se congrra-
tula del reciente matrimonio de Mal-
donado; se interesa por la suerte de
los hijos de españoles e indias.
96.—La Audiencia de los Confines C.D.I.A., XXIV, 382
al emperador: informa de la oposición y sgr.
provocada por las primeras medidas
tomadas para aplicar las Leyes Nue-va*.
20-X-1545 96.—Real Cédula: se revocan las
Malines prohibiciones concern'entei a bs en-
comiendas (medida completada en fe-
brero 1646).
22-X-1646 97.—Representaciones de Lag Ca-
Gracias a sas a la Audiencia de los Confines:
Dios pide el estricto cumplimiento de las
Leyes Nuevas y el castigo de todos
los abusos.
Hanke, 239-240.
B.A.E., ex, 218-221.
25-X-1545 98.—Las Casas, obispo de Chiai>a,
Gracias a y Valdivieso, obispo de Nicaragua,
Dios al principe Felipe: sus problemas
coi\ el presidente Maldonado y con
Marroquin, obispo de Guatemala.
B.A.E., CX, 222-229.
294 ANDRÉ SAINT-LU
2$-X-1546 99.—Respuesta de la Audiencia a
Gracias a las representaciones de Las Gasas:
Dios elude el asunto de la representación
de las encomiendas abusivas, acusa a
Las Gasas de entrometerse en la ju-
risdicción civil.
B.A.E., ex, 221-222.
9-XI-1545 100.—Las Gasas al príncipe Felipe: B.A.E., CX, 229-233.
Gracias a sus roces con la Audiencia y Marro-
Dios quín; anuncia su próximo viaje a
España.
l-XII-1545 101.—Marroquín al emperador; es- Sáenz, Marroquín,
Gracias a tigmatiza la actitud de Las Casas 209-211.
Dios ante la Audiencia,
24-Xn-1545 102.—El oidor Herrera al empera-
Gracias a dor: denuncia como insuficiente la
Dios protección acordada a los indígenas.
A.G.I., Guatemala, 9.
Fabié, 549 (extractos)
30-XII-1545 103.—La Audiencia de los Confines
Gracias a al emperador imposibilidad de liberar
Dios a los esclavos; inoportunidad de la
supresión de las encomiendas.
C.D.I.A., XXIV, 421
y sg.
Sl-XII-1545 104.—El presidente Maldonado al C.D.LA., XXIV, 442
Gracias a emperador: denuncia las pretensiones y sg.
Dios de Las Gasas.
1545 105.—Luis de la Fuente, maestres- Remesal, VII, VI, 3.
Guatemala cuela de Chiapa a Las Casas: Carta
de amenazas, (según dice Remesal).
11-1546 106.—García, Alonso, español de C.D.I.A., XXIV. 352
Gracias a Gracias a Dios, al emperador: amar- y sg.
Dios gas quejas de un portavoz de los con-
quistadores que estiman lesionados sus
intereses por la Audiencia.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 295
20-III-1546 107.—Real Cédula confirmando la Remesa!, VII, XIII, 3.
aplicación de la ley de Malinas (rees- Fuentes, II, V, 13.
tablee imiento de las encomiendas), en
la jurisdicción de la Audiencia de
los Confines.
25-VI-1546 108.—Informe al emperador de los Muñoz, t. 84, 156.
Guatemala regidores Gonzalo Ortiz y Francisco
López: denuncian el reparto de indios
efectuado por el presidente Maldonado
en favor de sus parientes y amigos.
20-VII-1546 109.—Marroquín al Cabildo de Gua- Sáerz, Marroquín,México témala: evoca las protestas de los 211-213.
colonizadores contra la intervención
del oidor Rogel.
25-VIII-1546 110.—Publicación de la Real cédula Remesal, VII, XIII, 3.
Gracias a del 20-III-1646 (véase más arriba).
Dios
lO-IX-1546 111.—El príncipe Felipe al oidor He- A.G.I., Guatemala,
Guadalajara rrera: le reprocha el no solidarizarse 402.
con el resto de la Audiencia a pro-
pósito de las quejas lascasianas.
SO-VI-1547 112.—Real cédula: renueva las dis- Remesal, VII, XIII, 3
Zaragoza posiciones de la del 20-III-1546 (vea- Fuentes, II, V, 13.
se más arriba).
l-VIII-1648 113.—Marroquín al emperador: su- Sáenz, Marroquín,
Guatemala giere la fundación de una Universidad 235-236.
en Guatemala.
lO-VIII-1648 114.—Marroquín al emperador: es Sáenz, Marroquín,
Guatemala bueno que el país se pueble. 166.
26-IX-1648 115.—El Cabildo de Guatemala al Zavala, Contribución,
Guatemala presidente Cerrato: ha sido mal in- 37.
formado por los religiosos; los escla-
vos son bien tratados por sus dueños
y son necesarios.
296 ANDRÉ SAINT-LU
1.II-1549
Guatemala
8-V-1649
Guatemala
O-V-1649
Guatemala
21-V-1549
Guatemala
16-VIM549
Guatemala
l-VIII-1549
Guatemala
9-X-1649
ValladoHd
24-1.1550
Guatemala
116.- -Petición al Consejo de Indias
de Bernal Díaz del Castillo, como pro-
curador síndico de Guatemala: para
que se mantenga la esclavitud.
117.—Marroquín al Emperador: de-
nuncia la desastrosa tirania del pre-
sidente Cerrato.
Zavala, Contribución,
109 y sg.
Sácnz, Marroquin,
246-249.
118.—El oidor Herrera al empera- Muñoz, t. 85, 148.
dor: denuncia el nepotismo del pre-
sidente Cerrato.
119.—El presidente Cerrato y el oi- A.G.I., Guatemala,
dor Ramírez al emperador: informan 9.
sobre las medidas de reforma y la Zavala, Contribución,
represión de los abusos. 33.
Sáenz, Marroquin,
250.
120.—Marroquín al emperador: se-
ñala su dedicación al bien del país y
reprocha al presidente Cerrato su in-
diferencia; deplora que muchos espa-
ñoles se hayan visto obligados a aban-
donar el país.
121.—El Cabildo de Guatemala al A.G.I., Guatemala,
emperador: quejas contra el presiden- 41.
te Cerrato; consecuencias catastróficas El presente libro,
(según el Cabildo), por la ejecución Apéndice I, pp. 136
de las Leyes Nuevas. Cerrato y los y sg,
religiosos no se preocupan del por-
venir del país.
122.—Real cédula al obispo de Ni- A.G.I., Guatemala,
caragua (Valdivieso) : con respecto a 401, 172 v^ .
sus diferencias con e] presidente Ce-
rrato.
123.—El Cabildo de Guatemala al A.G.I., Guatemala,
emperador: quejas contra el presiden- 41.
te Cerrato y su administración, juzga El presente libro,
desastrosa. Apéndice, II, pp.
44 y sg.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 297
30-1-1560 124.—El presidente Cerrato a la Co-
Guatemala roña: denuncia los abusos del obispo
de NicaraflTua (Valdivieso).
Muñoz, t. 85, 337 v9
8-II-1550 125.—Marroquín al emperador: se-
Guatemala ñaia su dedicación al bien del país:
denuncia la mala administración del
presidente Cerrato, su indiferencia y
la de los religiosos hacia el porvenir
de Guatemala.
17-III-1550 126.—Marroqufn al emperador: sub-
Guatemala rajra su devoción al bien del país.
l-V-1650 127.—El Cabildo de Cii^ad Real al
Ciudad Real emperador: quejas contra el nepotis-
de Cliiapa mo del presidente Cerrato y la apli-
cación de las Leyes Nuevas. Rela-
ción de la sublevación de los hijos
de Contreras.
Sáenz, Marroquín,
256-260.
Sáenz, Marroquín,
261.
A.G.I., Guatemala,
44.
El presente libro.
Apéndice, III, pp.
y sg.
l.yM550 128.—El Cabildo de Guatemala al
Guatemala emperador: contra Cerrato y su ad-
ministración, juz)?ada catastrófica por
los colonizadores y para el porvenir
del país. Relación de la sublevación
de los hijoa de Contreras.
A.G.I., Guatemala,
41.
El presente libro.
Apéndice, IV, pp.
y sg.
24-VII-1660 129.—Marroqufn al emperador: apo- Sáenz. Marroquín,
Guatemala ya la prioridad de los conquistadores. 263.
1-Xn.l550
Valladolid
180.—Real cédula en favor de Bernal Sáenz, Bemal Díaz,
Díaz del Castillo: renueva la del 9-
VI-1540: algunas otras cédulas (mer-
cedes diversas en favor del mismo)
en 1551.
89.
(1660 T) 131.—Información de Diego de Sa-
lamanca: sobre la confiscación de los
esclavos por Cerrato.
Zavala, Contribución,
34.
298 ANDRÉ SAINT-LU
s. f. (1B60 ?) 132.—Representaciones de Las Ca- B.A.E., CX, 290-292.
sas al Consejo de Indias: contra las
pretensiones de un procurador envia-
do desde Guatemala.
10-III-1561 138.—El Cabildo de Guatemala: al A.G.I., Guatemato,
Guatemala Emperador: denuncia el gobierno de 41.
Cerrato, juzgado como catastrófico pa- Arévalo, Colección,
ra el presente y el porvenir. (reproducción
parcial).
15-III-1551 134.—El presidente Cerrato al em- A.G.I., Guatemala,
Guatemala perador: largo informe de denuncia. 9.
20-III-1551 135.—Marroquín al emperador: de- Sáerz, Marroquín,
Guatemala nuncia el nepotismo del presidente 265-269.
Cerrato. deplora que muchos españo-
les abandonen el país.
22-III-1551 136.—Informe del comisario francis- Zavala, Contribución,
Guatemala cano Fray Francisco de Bustamante 35.
al emperador: denuncia los rigores de
Cerrato en materia de liberación de
esclavos,
22-III-1561 137.—Marroquín al rey: en favor Sáenz, Marroquín,Guatemala de su cuñado que desea venir a Gua- 271.
tmeala.
26-III-1551 138.—El oidor Tomás López al em- A.G.I., Guatemala,
Guatemala perador: sombrío cuadro de la sitúa- 9.
ción en Guatemala en la época de
Cerrato.
lO-IV-1551 139 —El Cabildo de Gracias a Dios
Gracias a al emperador: se lamenta de la de-
Dios cadencia de la ciudad.
A.G.L, Guatemala,
44.
6.XII-1551
México
140.—El virrey Mendoza al Cabildo Arévalo, Colección,
de Guatemala: le hace saber que dé- 425.
bcn pagar el diezmo.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 299
22-11-1552 141.—Bernal Díaz del Castillo al Cartas, Vi.
Guatemala emperador: critica la administración
del presidente Cerrato y su nepotismo.
12-III-1552 142.—El Cabildo de Guatemala al A.G.I., Guatemala,Guatemala emperador: contra Cerrato, su despre- 41.
ció de los colonizadores y del por\e- El presente libro,
nir del país y su nepotismo. Apéndice, V, pp.
157 y sg.
19-IV-1552 143.—Fray Pedro de Angrulo, O.P. Muñoz, t. 86. 97 y sg.«Vera Paz» al emperador: denuncia el niepotismo Sain-Lu, Vera Pa»
escandaloso del presidente Cerrato. 456-459.
8. f. (hacia 144.—Las Casas al Consejo de In-
1662) dias: critica las redistribuciones de
encomiendas hechas por Cerrato en
detrimento de los colonizadores másnecesitados.
Bataillon, Eludes» 241-
244.
1552 146.—López de Gomara: Historia B.A.E., XXII, 155
General de las Indias, y sg.
17-IV-1668 146.—Real eédula a la Audiencia de A.G.I., Guatemala,
Madrid Guatemala: respuesta favorable a una 55.
petición de Francisco Girón, regidor Milla, II, V.de Guatemala, que solicitaba la liber-
tad de información y de reclamación.
8-III-1556 147.—Real Cédula: reserva el oficio Fuentes, I, VII, 3.
de fiel ejecutor a los miembros del
Cabildo de Guatemala.
20-IV-1556 148.—Marroquín al emperador: pi- Sáenz, Marroquín,
Guatemala de la fundación de una Universidad. 296-306.
28-V-1556 149.—Marroquín al emperador: sub- Sáenz, Marroquín,
Guatemala raya su dedicación al bien de Guate- 306.
mala; acusa a los oidores de no in-
teresarse en el porvenir de la colonia.
800 ANDRÉ SAINT-LU
IO-VII-1667
al IX-1
Guatemala
150.—Actas del Cabildo de Guate-
mala: decisión de conmemorar el ani-
versario del establecimiento de la ca-
pital (22-XI-1527).
Remesal, I, XI, 1.
s. f. (hacia 151.—Representaciones de Las Ca-
1667) sas al Consejo de Indias: denuncia
los tributos excesivos impuestos á los
indios.
B.A.E., ex, 460-462.
18-11-1558 152.—El Cabildo de Guatemala al
Guatemala rey: pide una renta anual de mil pe-
sos para la ciudad, que carece de
recursos; reclama un convento para
los hijos de españoles y un colegio
para los mestizos huérfanos; suplica
en favor de los conquistadores y an-
tigruos pobladores.
Arévalo, Colección,
313-314.
10-11-1568 153.—Bernal Díaz del Castillo al rey:
Guatemala expone sus cargas familiares; recla-
ma el puesto de fiel ejecutor; se pre-
senta como recomendado de Las Casas.
Cartas» VIL
4-III-1558 154.—Real cédula: prioridad de los
Valladolid conquistadores para la designación de
corregimientos.
Fuentes, II, XI, 2.
20-III-1558 155.—Marroquín al rey: apoya la Sáenz, Marroquín,
Guatemala prioridad de los conquistadores. 322,
6-IX-1558 166.—Marroquín al rey: acusa a los
Guatemala religiosos de indiferencia con respecto
al porvenir del país.
Sáenz, Marroquín,
327-330.
18-VI-1559 157.—Real cédula: atribución del co- Fuentes, I, XVII, 16.
rregimiento del valle a los alcaldes
ordinarios de Guatemala.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 301
22-XII-1659 158.—El Cabildo de Guatemala al Arévalo, Colección,
Guatemala rey: le pide recursog para la ciudad, 314-815.
recuerda la petición de la Audiencia
sobre reemplazar nombre de Dios por
Puerto Caballos para Navesración con
Perú.
20-VIM660 169.—El Cabildo de Guatemala al Arévalo. Colección,
Guatemala rey: pide qu« se le asigne una rentí S16-817.
a la ciudad; que se eleve el obispado
de Guatemala a la categoría de me-
trópoli eclesiástica, una tasación de-
finitiva de los tributos impuestos a
los indios.
17-V.1661 160.—El Cabildo de Guatemala al
Guatemala rey: pide una renta dorant« seis afios
y la prórroga de las encomiendas;
hace ver las ventajas de reemplazar
Nombre de Dios por Puerto Caballos,
para la comunicación Espafta-Perá.
Arévalo. Colección,
317-819.
26-1-1562 161.—El Cabildo de Guatemala a]
Guatemala rey: pide el beneficio de una renta
de mil posos y la prórroga de las
encomiendas; ruega en favor de loa
colonizadores con mueha familia; ha*
ce ver las ventajas de Puerto Caba-
llos sobre Nombre de Dios para la
relación España-Perú.
Arévalo, Colección,
319-820.
7-II-1562 162.—Marroquin al rey: apoya la Sáenz, Marroquin,
Guatemala causa de los beneméritos. 845.
30-IV-1662 168.—Marroquin al rey: recomen-
Guatemala dación en favor de Vázquez de Co-
ronado, benemérito.
Sáenz, Marroquin,
845.
S02ANDRÉ SAINT-LU
1-1.1568 164.—El Cabildo de Guatemala al
Guatemala rey: protesta contra la reducción de
loft tributos impuestos a los indios er
encomienda; pide una tasación definí*
tiva; suplica en favor de los bene-
méritos.
Arévalo, Colección,
320-322.
12-11-1668 165.—Marroquín al rey: recuerda Sáenz, Marroquín,
Guatemala sus esfuerzos para la educación de la 355.
juventud "criolla" del país; suplica en
favor de los colonos con mucha fa-
milia.
12-11-1563 166.—El Cabildo de Guatemala al
Guatemala rey: protesta contra las pretensiones
de los "recién llegados", y pide que
se reconozca la prioridad de los an-
tiguos conquistadores o de los inmi-
grantes casados.
Arévalo, Colección,
322-323.
26-1-1664 167.—El Cabildo de Guatemala al Arévalo, Colección,
Guatemala rey: pide la fundación de un conven- 323-324.
to de religiosas para el cual Marro-
quín ha legado una casa.
28-V-1564 168.—Real cédula: que la Audien- Fuentes, II, VIII, 25.
Aranjuez cia de Guatemala no impida al cabildo
o a los particulares de informar di-
rectamente a la corona.
20-XII-1564 169.—El Cabildo de Guatemala al Arévalo, Colección,
Guatemala rey: pide que en Guatemala el régi- 325.
men de la sucesión de encomiendas
sea igual qixe en Nueva España.
1565 170.—El procurador del cabildo de
Guatemala ofrece 200.000 ducados si
la corona concede las encomiendas por
"tres vidas".
Milla, II, VII.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 303
1565 171.—Real cédula: apoya los dere-
chos municipales con, respecto a la
libertad de las elecciones de alcaldes.
Milla, II, IX.
l-VIII-1566 172.—El Cabildo de Guatemala al A.G.I., Guatemala,Guatemala rey: pide que vuelva a Guatemala la 41.
Audiencia de los Confines, trasladada
recientemente a Panamá.
9-VII-1567 173.—El Cabildo de Guatemala al
Guatemala rey: elogria los méritos apostólicos de
los dominicos.
Arévalo, Colección,
326-327.
Hacia 1568 174.—Díaz del Castillo Bernal: His- B.A.E., XXVI (1928).
torta de la verdadera conquista de la Austral, 1274 (1955).Nueva España.
12-III-1670 176.—El Cabildo de Guatemala al
Guatemala rey: expresa su satisfacción por el re-
prreso de la audiencia a Guatemala;
pide mil esclavos.
Arévalo, Colección,
327-328.
12-IV-1570 176.~E1 Cabildo de Guatemala al
Guatemala rey: apoya los derechos de los benie-
méritos (mal conocidos por el presi-
dente y por el obispo) en la sucesión
de las encomiendas y en la atribución
de beneficios eclesiásticos.
Arévalo, Colección,
328-330.
20-VI-1571 177.—Real cédula: reducción al dé- Fuentes, I, VIJ, 4.
Madrid. cimo del quinto tradicional sobre los
metales preciosos.
18-1-1572 178.—Acta del cabildo de Cuaterna- Fuentes, II, XII, 2.
Guatemala lá: elección de un procurador para
negrociar el cambio de Nombre de Dios „ , .^^
por los puertos de Honduras (comuni-
cación España-Perú).
22-1-1572 179.—Acta del Cabildo de Guatema-
Guatemala la: td.
Fuentes, n, XIT, 2'.
m ANDRÉ SAINT-LU
21-IIM672
Guatemala
167S
Guatemala
180.—El Cabildo de Guatemala so- Fuentes, II, VIII, 24
licita la fundación de una universidad.
181.—Acta del Cabildo de Guatema-
la: petición a la Audiencia a propó-
sito de log piratas.
Fuentes, II, VI, 4.
16-X-1578 182.—El Cabildo de Guatemala al
(«untemala rey: pide ayuda para la fundación de
un convento de religiosas; reclama la
prioridad de los beneméritos en la su-
cesión de las encomiendas y en la
atribución de beneficios eclesiásticos.
Arévalo, Colección,
330-337.
12-III-1574
Guatemala
27.IV-1574
Madrid
IO-X-1574
Guatemala
1-II-1575
X^uatemala
14-III-1575
Guatemala
183.—Los franciscanos de Guatema- A.G.I., Guatemala,
la al rey: recomendación en favor de 169.
los descendientes de los conquistadores
(herencia de encomiendas).
184.—Real cédula: atribución de be- Fuentes, II, XI, 1.
neficios eclesiásticos a los hijos legí-
timos de los conquistadores y vecinos
de Guatemala.
185.—El Cabildo de Guatemala al Arévalo, Colección,
rey: alaba el celo del Presidente Vi- 332-333.
llalobos para el mantenimiento de ca-
minos y puentes.
186.—Bernal Díaz del Castillo al rey:
alaba al Presidente Villalobos; recla-
ma nuevas mercedes de indios.
187.—El Cabildo de Guatemala al
rey: pide que la exoneración de varios
gravámenes (almojarifazgo, décimo de
la plata, bula de la cruzada) ; hace
ver que la extinción de las encomiendas
significaría la ruina del país; reclame
el permiso de comerciar con Asia.
A.G.I., Guatemala,
54.
El presente libro.
Apéndice, VI, pp.
y sg.
Arévalo, Colección,
333-335.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA o^fe
l.IV-1575 188.—Los dominicos de Guatemala A.G.I., Guatemala»
Guatemala al rey: recomendación en favor de 149.
los descendientes de los conquistadores
(herencia de encomiendas).
19-III-1578 189.—El Cabildo de Guatemala al Arévalo, Colección,
Guatemala rey: pide una ayuda para el con- 335-337,
vento de relisriosas que se ha funda-
do, solicita algrunas exoneraciones (al-
mojarifazgo, alcabala), por falta de
recursos y en consideración a los mé-
ritos de los colonizadores.
.578 190.—Acta del Cabildo de Guatema- Fuentes, II, VI^
Guatemala la: petición a la Audiencia con res- 2 y 4
pecto a los piratas.
24-III-1679 191.—El Cabildo de Guatemala al Arévalo, Colección-,
Guatemala rey: reclama algunas exoneraciones 337-339,.
(almojarifazgo, alcabala, bula de la
Cruzada), en razón, de la falta de
recurso^ y en consideración a los mé-
ritos de los colonizadores; pide escla-
vos negros para las minas de plata
en Honduras; protesta contra la con-
cesión de regimientos a personas de
baja extracción social.
24-III-1580 192.—El Cabildo de Guatemala al Arévalo, Colección,.
Guatemala rey: reclama la prórroga de la reduc- 339-341.
ción al décimo del quinto sobre los
metales preciosos.
20-VII-1580 193.—El Cabildo de Guatemala: pide Fuentes, II, VIII, 24.
Guatemala la fundación de una universidad; re-
clama (lue se abra el puerto de Iztapa.
306 ANDRÉ SAIKT-LU
l-IV-1581 194.—El Cabildo de Guatemala al
Cimtcmfüa rey: pide el derecho de informar so-
bre los abusos de la Audiencia: recla-
ma la fundación de una universidad;
pretende que la fabricación del añil
no es dañina para los indios, y pide
Que se levante su prohibición.
Arévalo, Colección,
342-344.
í^-VI-158l 195.—Real cédula: prohibe los jue-
ces de milpas (para el reparto del
trabajo agrícola).
Milla, II, IX.
'20-V-1682 196.—Real cédula: reglamenta el tra-
liishon bajo de los indios en la fabricación
del añil.
Fuentes, II, XI, 14.
ll-XI-1582 197.—El Cabildo de Guatemala al
'Giintemala rey: se queja de la falta de comercio
con la metrópoli; denuncia los "inte-
reses particulares" que se oponen a
ello.
Arévalo, Colección,
344-345.
1583 198.—Acta del Cabildo de Cuaterna- Fuentes, II, VI,
<]:iiatema]a la: petición a la Audiencia con res- 2 y 4
pecto a los piratas.
1585 199.—Cervantes; La Calatea (elo-
gio de un poeta de Guatemala).
Madrid, 1961 (Clásicos
castellanos, n^ 154-
155).
4-III-1586 200.—El Cabildo de Guatemala al
Guatemala rey: expone la necesidad de la de-
fensa de Golfo Dulce; reclama armas.
Arévalo, Colección,
347-450.
8-V-1586 201.—El Cabildo de Guatemala al
Guatemala rey: pide armas contra los corsarios,
informa de las revistas y maniobras
efectuadas recientemente; solicita al-
gunas exoneraciones debido a la falta
de recursos (décimo sobre los metales
preciosos)
.
Arévalo, Colección,
350-352.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 307
9-1 V- 1587
Acc'ca
202.—Real cédula: reducción al dé- Fuentes, T, VI, 4.
cimo de quinto tradicional sobre los
metales preciosos.
28-I1-1G90 203.—El Cabildo de Guatemala al Arévnlo, Colección,C.untomnla rey: informa que el comercio con la 353.
China es efectivo.
I6-VII-1590 204. -Real Cédula: concesión de pro- Fuentes, II, VIII, 26.
San I^)renzo píos a la ciudad de Guatemala.
20.iy.l691 205.—El Cabildo de Guatemala al Arévalo, Colección,Guntemnla rey: descubrimiento del puerto de El 354.
Patero del Salto.
II.V-1592 206.—El Cabildo de Guatemala al
(iuHlemala rey: e\os[io del srobierno de Mallén de
Rueda (se ha preocupado entre otros
asuntos por las vías de comunicación).
A lévalo. Colección,
:?54-355.
29-1-1594 207.—El Cabildo de Guatemala al A.G.I.. Guatemala,
Guatcmnln rey: elogio de los dominicos. 41.
8-11-1594 208.—El Cabildo de Ciudad Real de
Ciudad Real Chiapa al rey: elogrio de los dominicos.
de Chlnpn
A.G.I., Guatemala,
44.
20-V-1694 209.—El Cabildo de Guatemala al
Guatemala rey: conflicto con lo-, oidores, recusa
su compotencia.
Arévalo, Colección,
355-356.
16-11-1596 210, -El Cabildo de Guatemala al
Guatemala rey: protesta contra la venta de oficios
(fiel ejecutor), efectuada por el pre-
sidente (Sandé).
Arévalo, Colección,
35G-357.
ll-VII-1596 211. Real cédula: concesión de las
Toledo encomiendas a los descendientes de los
primeros descubridores e irmigrantes.
Fuentes, II, XI, 1.
308ANDRÉ SAINT-LU
4-VII-1697 212.—El Cabildo de Guatemala al
Guatemala rey: protesta contra la venta de ofi-
cios (alférez), efectuada por el presi-
dente (Sandé); pide que se concedan
los corregimientos a los beneméritos.
Arévalo, Colección,
357-858.
18-III-1598
Guatemala
213.—El Cabildo de Guatemala al Arévalo, Colección,
rey: pide el traslado del oidor Gómez
de Abaunza; contra la concesión del
cargo de alférez al comerciante Fran-
cisco de Mesa.
358-360.
20-X-1590 214.—El Cabildo de Guatemala al A.G.I., Guatemala,
Guatemala rey: id, 44.
(época de 215.—Real cédula: el Cabildo de Gua.
Felipe II) témala tiene derecho a denunciar los
abusos de la Audiencia.
MiUa, II. XI.
15-V-1599 216.—El Cabildo de Guatemala al
Guatemala rey: protesta contra la venta del ofi-
cio de alférez al comerciante Francis-
co de Mesa.
Arévalo, Colección,
360-361.
19-VII-1599 217.—Real cédula: concesión de pro- Fuentes, II, VIII. 25.
Tarragona pios a la ciudad de Guatemala.
17-III-1600 218.—El Cabildo de Guatemala al
Guatemala rey: pide una ayuda para el colegio
recientemente fundado.
Arévalo, Colección,
361-362.
29-IV-160I 219.—El Cabildo de Guatemala ai
Guatemala rey: reclama el derecho (reconocido
oficialmente pero protestado) de in-
formar respecto a los abusos cometi-
dos por la audiencia; protesta contra
la venta de oficios (alguacil mayor,
corregidor del valle) y contra los re-
partimientos de indios efectuados por
el presidente; desea que el presidente
sea militar (peligro de los corsarios).
Arévalo, Colección,
362-364.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 309
29-IV-1601 220.—El Cabildo de Guatemala al Arévalo, Colección,
Guatemala rey (carta distinta de la precedente)
:
364-366.
suplica en favor de las viudas y de
los "pobres beneméritos".
8. f. (inicios
del sigrlo
XVII)
221.—El Cabildo de Guatemala al
rey (carta reiterativa) : reclama el de-
recho, protestado por los oidores, de
usar cojines cuando asisten a log ofi-
cios relisriosos, pide que el presidente
sea un militar (y no un togado) de-
bido al pelifirro de los corsarios; su-
plica en favor de la herencia de las
encomiendas.
Arévalo, Colección,
366-368.
IV-1602 222.—El Cabildo de Guatemala al
Guatemala rey: informa contra el obispo fray
Juan Ramírez.
A.G.I., Guatemala,
41.
1-11-1608 228.—El Cabildo de Guatemala al
Guatemala rey: id.
A.G.I., Guatemala,
41.
29-IV-1608 224. -El Cabildo de Guatemala al
Guatemala rey: id.
A.G.I., Guatemala,
41.
2-V-1604 226.—El Cabildo de Guatemala al
Guatemala rey: pide que se transforme el obis-
pado de Guatemala en arzobispado.
Arévalo, Colección,
369-370.
2-V-1604 226.—El Cabildo de Guatemala al
Guatemala rey (carta diferente de la anterior)
:
pide ayuda para un convento o pen-
sionado de doncellas recientemente fun-
dado.
Arévalo, Coleeeión,
370.
4-IX-1604 227.—Real Cédula anulando el nom- Fuentes, I, VII, 4.
Lerma bramiento de un corregidor del valle,
de Guatemala.
310 ANDRÉ SAINT-LU
1504 228.—Petición del Cabildo de Gua-
Guatemala témala: para que se restituya a los
alcaldes ordinarios el corregimiento del
valle.
A.G.I., Guatemala,
41.
18-V-1606 229.—Petición del Cabildo de Gua-
Guatemala témala al rey: acerca del privilegio
del corregimiento del valle y los con-
flictos de jurisdicción que provoca;
protestas contra la concesión de en-
comiendas hechas por el presidente
(Criado de Castilla).
Arévalo, Colección,
370-372.
18-V-1606 230.—El Cabildo de Guatemala al
Guatemala rey: protesta por inobservancia del
decreto real que concede el corregi-
miento del valle a los alcaldes ordi-
narios de Santiago de Guatemala, ycontra la concesión de encomiendas
hechas por el Presidente; reclama la
defensa del puerto de Santo Tomás de
Castilla; pide que no se reduzcan los
tributos, y que los indios cultiven ca-
cao. '
Arévalo, Colección,
372-375.
Milla, 11, XII.
4-XI-1606 231.—Real Cédula anulando el nom-
Lerma bramiento de un corregidor del valle
Fuentes, I, VII, 4.
7-VII-1607 232.—Real Cédula: id. Fuentes, I, VII, 4.
1607 233.—Expedientes relativos a los con-
flictos entre el obispo Ramírez y Ruiz
del Corral.
A.G.I., Guatemala,
165.
B.f. (1607 T) 234.—El Cabildo de Guatemala al
Guatemala rey: pide la exoneración de un servi-
cio de guardia (procesión de la sema-
na santa ) ; reclama varias prioridades
en favor de los alcaldes ordinarios ydel síndico procurador; expone la ne-
Arévalo, Colección,
375-381.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 311
cesidad de mejorar la defensa de los
puertos; solicita la supresión de la
sisa del vino y de la carne, y la pró-
rroga de la reducción al décimo del
quinto sobre los metales preciosos; pre-
senta las ventajas de un itinerario
España-Perú pasando por Santo To-
más de Castilla y Fonseca; suplica que
los beneficios eclesiásticos se concedan
a los beneméritos.
1609 285.—Expedientes relativos a Jos con-
flictos entre el obispo Ramírez y Ruiz
del Corral.
A.G.I., Guatemala,
165.
29-IV-16I1 236.—El Cabildo de Guatemala al
Guatemala rey: denuncia las maniobras del pre-
sidente (Criado de Castilla), que pre-
tendía controlar la elección de log al-
caldes ordinarios; expone la necesidad
de construir una defensa en Santo To-
más de Castilla, y alaba las ventajas
del puerto de Fonseca. reclama la fun-
dación de una univeridad.
Arévalo, Colección,
381-385.
1614 237.—Cervantes, Miguel : Viaje cU Madrid, 1935
Pamoéo (eloflrio de un poeta de Gua- (Bermejo)
témala).
1616 288.—Torquemada, Juan de, O.F.M.: Madrid, 1723, 3 vols.
Monarquía Indiana.
1616
s.f. (antes
de 1619)
239.—Real Cédula: confirma, por pe- Milla, II, XIII.
tición del Cabildo de Guatemala, los
repartimientos para trabajos agrícolas
en el valle.
240.—Ruiz del Corral, Felipe: Arte
y Vocabulario para I03 curas; — Cia-
to y veneración de la Iglesia; — Cosas
eclesiásticas de Indias; — Considtas
y Sermones,
(Obras no conocidas,
menicionadas en
cartas del autor al
rey).
312 ANDRÉ SAINT-LU
7-X-1619 241.—Tres cartas de Ruiz del Corral
Guatemala al rey: trata que se publiquen en Es-
paña sus escritos.
A.G.I., Guatemala,
165.
1619-1620 242.—Remesal, Antonio de, O.P.:
Historia general de las Indias Occi-
dentales, y particular de la Goberna-
ción de Chiapa y Guatemala.
Madrid, 1619-1620.
Guatemala, 1932, 2
vol. (B.G., IV
y V). B.A.E.,
CLXXV y
CLXXXIX(1964-1966)
20-III-1620 243.—Real cédula: autoriza qut todos
los años dos barcos peruanos tomen
provisiones en Guatemala, pero prohi-
be el tráfico inverso.
Milla, II, XIV.
s.f. (hacia 244.—Informe del comisario del San-
1621) to Oficio Ruiz del Corral, sobre la His-
toria de Remesal,
Guatemala, 1932
(B. G., V, 23-35)
8-VI-1622 245.—Ruiz del Corral al rey: pide A.G.I., Guatemala,
Guatemala volver a España para publicar sus 54.
escritos.
VI-1626 246.—Real cédula: petición del Ca-
bildo de Guatemala, autoriza los repar-
timientos de indios por los jueces de
milpas.
Milla, II. XIV.
(? 1628) 247.—Encuesta inquisitorial sobre los
actos de fray Angelo María "arzo-
bispo de Myra", sospechoso de impos-
tura según el comisario Ruiz del Co-
rral.
A.S.G.H.G., XXI
(1939), 132-155.
17-iy-1633 248.--Real cédula: supresión de la Milla, II. XIV.
"flotilla de Honduras".
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 313
1643
Roma249.—Bula papal instituyendo el ré- Fuentes, II, IX. 23.
i^imen de alternativa en los dominicos Ximénez, II, 348.
de Guatemala.
1648 250.—Solórzano Pereira: Política In-
diana.
Madrid, 1930, 5 vol.
1648 (1» 261.—Gage, Tomás: Nueva relación
edición en que contiene loa viajes de Tomás Gageinglés) en la Nueva España,
Guatemala, 1946.
ll-V-1660 262.—Real cédula: libertad de elec-
Aranjuez ción de Alcaldes.
Fuentes, I, VII, 5.
27-V-1660 268.—El Cabildo de Guatemala al rey:
Guatemala pide la abolición del quinto sobre las
encomiendas.
Arévalo, Colección,
386-387.
18-IX-16B1
Madrid
264.- Real cédula: id. Fuentes, I, VII, 5.
8-T-1652 266.—El Cabildo de Guatemala al
Guatemala rey: se felicita por el régrimen de al-
ternativa entre los dominicos y de la
elección de un criollo (descendiente
de Bernal Díaz del Castillo), como
provincial.
Arévalo, Colección,
387.
26-11-1662 266.—El Cabildo de Guatemala al Arévalo, Colección,
Guatemala rey: pide que los dominicos se hagan 388-389.
carero de la universidad, que acaba de
recibir un legado.
lO-VI-1666 257. Real cédula al presidente y al A.G.I., Guatemala,
Buen Retiro obispo de Guatemala: para que inter- 387, 4, 259 v»
vengan en la disputa de los domini-
cos (a propósito de la aplicación de
la alternativa )
.
314ANDRÉ SAINT-LU
S-X*1669 258.—El Cabildo de Guatemala al Arévalo, Colección,
Quatemiüa rey: reclama contra la Audiencia, la 389-391.
exclusividad de llevar estandarte en las
procesiones del Corpus reitera su pe-
tición de Que se funde una Universi-
dad; solicita la autorización para im-
portar aceite y vino de Perú.
S9-IX-1662 259.—Real cédula: prohibición de Fuentes, II, VI, 24.
emplear a los indios en los ingenios.
1663 260.~E1 Cabildo de Guatemala al Fuentes, II, X, 3.
Guatemala rey: reitera su demanda de fundación
de una universidad.
1664 261.—Confirmación papal del régi- Vázquez, II,
Roma men de alternativa entre los francis- 256-271.
canos de Guatemala.
26-X-1667 262.—Real Cédula: prohibe emplear Fuentes, II, VI, 24.
Madrid a los indios en los ingenios y en las
obras públicas.
1667 263.—El Cabildo de Guatemala al Fuentes, II, X. 8.
Guatemala rey: reitera su petición relativa a la
universidad.
1668 264.—El Cabildo de Guatemala al Milla, II, XIX,
Guatemala rey: pide mayor libertad de comercia
con Perú (vinos).
31-1-1676
1679
Guatemala
265.—Real Cédula: autoriza la fun- Fuentes, II, X, 3.
dación de la Universidad de Guate-
mala.
266.—Gestiones del Cabildo de Gua- Milla, II, XX-XXI.
témala para lograr mayor libertad de
comercio (vinos) con Perú.
i
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 315
26-VII-1681
Guatemala
267.—El obispo Navas de Quevedo A.G.I., Guatemala,al rey: denuncia los malos tratos in- 158,
flibidos a aeis religriosos venidos deEspaña.
fines del
siglo XVII
fines del
siglo XVIIGuatemala
268.—Fuentes y Guzmán, Antonio Fuentes, I, V, 7de: Descripción de la Catedral de Gva- (poema sotemaJa, conocido).
269.—Fuentes y Guzmán, Antoniode: Recordación Florida, Discurso his-
torial, natural, militar y político del
Reyno de Goathemala.
Madrid, 1882,
2 vols.
(1» parte).
Guatemala, 1932-
1933, 3 vols.
(! y 2» partes),
B.G., VI, VII.
VIIL
9-III-1709 270.—El Cabildo de Guatemala al
Guatemala rey: reclama la autorización para im-
portar vinos de Perú (expone las ven-
tajas fiscales que representaría para
la corona) ; pide la libertad de comer-
cio con La Habana: denuncia la com-
petencia del cacao peruano; dtrplora
que se despoje a los beneméritos de
tributos y de puestos administrativos.
Arévalo, Colección,
392-399.
hacia 1711 271.—Anónimo (un religioso domi- Guatemala, 1935
nieo) : Isagoge Apologética de las In- (B.G., XIII).
dio» Occidentales,
inicios del
XVIII (?)
Guatemala
272.—Vázquez, Francisco,
Historia Lauretana.
O.F.M.: Meneos, Vázquez,
1714 273.—Vázquez, Francisco, O.F.M.: Guatemala, 1937
Guatemala Crónica de la Provincia del Santísimo (B.G.» XIV-XVII)
Nombre de Jesús de Guatemala,
316 ANDRÉ SAINT-LU
•.f. (1717
ó 1718)
274.—El Cabildo de Guatemala al
rey: reclama la siipresión del impues-
to lobre la carne, y la reducción al
décimo del quinto sobre los metales
preciosos; pide que puedan emplearse
indios en el trabajo del añil.
Arévalo, Colección^
399-401.
22-11.1718 276.—Real cédula: autorización defi-
nitiva del comercio con Perú (vinos).
García Peláez, II. 57.
28-XM718 276.—Real cédula:
encomiendas.
extinción de las Zavala, Encomienda,
338-339.
1719 (7) 277.—El Cabildo de Guatemala al A.G.I., Guatemala,
Guatemala rey: reclama la reducción al décimo 241.
del quinto sobre los metales preciosos.
Hacia 1721 278.—Ximénez, Francisco, O.P.: His- Guatemala, 1929-
toria de la Provincia de San Vicente 1931, 3 vols.
de Chiapa y Guatemala de la Orden (B.G., I, II, III).
de Predicadores.
26-11-1726 279.—El Cabildo de Guatemala al Arévalo, Colección,
Guatemala rey: en favor de un sacerdote des- 404-407.
cendiente de Jorge de Alvarado.
1729 280.—El Cabildo de Guatemala (ca- Gómez Carrillo, III,
Guatemala bildo abierto) reclama la fundación de 229-230.
una casa de moneda.
18-11-1780 281.—El Cabildo de Guatemala al A.G.I., Guatemala,
Guatemala rey: reclama la aplicación de la real 241.
cédula del 22-11-1718 sobre la impor-
tación de vinos de Perú.
17-1-1781 282.—Real cédula: establece una ca- Gómez Carrillo, III,
sa de moneda en Guatemala. 229-230.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 317
11-11-1786 28».—El Cabildo de Guatemala al A.G.I., Guatemala,
Guatemala rey: reclama el derecho a ser recibido 241.
en la catedral por una delegación del El presente
capitulo, y el de bajar la cruz. libro. Apéndice,
PP. y sg.
17t5 284.—Varias peticiones de religiosos A.G.L, Guatemala,
de las distintas órdenes para que se 919.
mantesga a los alcaldes ordinarios en
el Corregimiento del Valle.
1735 ( 7) 285.—Petición del Cabildo de Gua-
temala (resumen presentado al Con-
sejo de Indias) : para que se conce-
dan los puestos administrativos a los
beneméritos.
A.G.I., Guatemala,
241.
hacia 1740 286.—Real cédula: confirma contra Gómez Carrillo, III,
Guatemala el voto de la Audiencia, el privilegio 236 aq.
municipal del Corregimiento del Valle.
29-V-1748 287.—Petición e información acerca A.G.L, Guatemala,
Guatemala de ciertas preeminencias (lugares pa- 241.
ra sentarse, llevar espada) de los al-
caldes ordinarios.
10-1-1749 288.—El Cabildo de Guatemala al A.G.L, Guatemala,
Guatemala rey: utilidad de una Compañía de Co- 533.
mercio en Guatemala.
a partir de
1749
1753
6-IIM760
289.—Buffon, Conde de: Historia
NaturaL
290.—Real cédula: creación de dos Gómez Carrillo, IV,
alcaldías mayores para el valle de 42,
Guatemala.
291.—Real cédula: apertura de co- Gómez Carrillo, IV,
mercio entre Guatemala y La Ha- 184.
baña.
318 iVUL^if ^ ANDRÉ SAINT-LU
1766 (7) 292.—Real cédula: el túmulo del Ca- Gómez Carrillo, IV,.
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Guatemala
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Gaceta,
El presente
libro, Apén4ice,
VIII, pp.
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CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 319
17-IV.1797
Guatemala
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CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 321
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28-V 1 11-1821
Ciudad Rea]
de Chiapa
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8-IX-1821
Guateniala
3-IX-1821
Chiapa
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';, Í!' 'a :•."* Vf "*•
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1.
ANDRÉ SAINT-LU
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107. 43.
108. 58.
109. 51.
110. 43.
111. 49.
112. 43.
113. 72.
114. 70.
115. 52.
116. 54.
117. 54.
118. 60.
119. 52.
120. 68, 69.
121. 62, 54, 61.
122. 55.
123. 52, 54, 59, 60.
124. 56.
125. 54.
126. 68.
127. 52, 55, 58, 60.
1Z8. 55, 65.
iZ9. 70.
130. 28, 29.
131. 54.
132. 55.
133. 53, 63, 65.
134. 52.
135. 60, 69.
136. 54.
137. 70.
138. 54, 55.
139. 37.
140. 36.
141. 29, 59, 60.
142. 53, 59, 65, 247,
a 255.
143. 60.
144. 55, 78.
145.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 335
226.
227.
228.
229.
230.
231.
232.
233.
234.
235.
236.
237.
238.
239.
240.
241.
242.
243.
244.
245.
246.
247.
248.
249.
250.
251.
252.
253.
254.
255.
256.
257.
258.
86.
79.
79.
96.
79, 82, 95, 96,
108.
79.
79.
123.
80, 81, 88, 90.
123.
77, 82, 86, 102
136.
138.
96.
126.
126.
14, 15, 21, 23,
24, 25, 34, 35,
36, 43, 44, 50,
51, 62, 64, 66,
67, 119, 122,
123, 124, 125,
126, 147, 148,
150.
99.
125.
126.
96.
127.
100.
120.
138.
120.
77.
90.
77.
121.
87.
121.
80, 87, 101.
259. 96.
260. 87.
261. 120.
262. 96.
263. 87.
264. 101.
265. 87.
266. 101.
267. 122. HBl
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269. 20, 24, 35, 37,
43, 45, 77, 78,
80, 81, 82, 8687, 89, 96, 99,
110, 111, 112,
113, 114, 116,
117, 121, 129,
130, 131, 132,
133, 134, 137,
138, 139, 140,
141, 142, 143,
144, 145, 146,
147, 148, 149,
150, 151, 152,
153, 154, 164,
200, 202.
270. 101, 108, 109.
271. 139, 140, 148,
154.
272. 152.
273. 36, 66, 121,
145, 152.
274. 88, 89, 96.
275. 101.
276. 93.
277. 90.
278. 48, 51, 76, 119,
120, 148.
279. 110.
280. 102.
281. 101.
283.
336 ANDRÉ SAINT-LU
325.
índice de nombres propios
Abraham: 138.
Acajutla: 15.
Acosta, José: 270.
Agua (volcán de): 130,
Aguilar, Sinforoao: 111, 154, 323.
Ahitzaa: 26.
Albuquergue: 22.
Alcázar Molina» Cayetano: 169, 328.
Aleas, Fray Fermín, O.P.: 165.
Almagro, Diego de: 17, 146.
Altamirano, Femando de: 117.
Altolaguirre y Duvale, Ángel: 15,
89, 322, 325.
Alvarado, Jorge de: 19, 36, 58, 66,
110, 316.
Alvarado. Pedro de: 13, 14, 15, 16,
17. 18. 19, 20, 21, 24, 25, 26. 31,
82, 33. 37. 88, 89, 57, 68. 61. 62.
63. 68, 108. 143, 144. 145, 146.
149, 202, 288, 284, 285, 286, 287,
288, 828.
América: 46. 67, 121, 141, 171, 178,
180, 182, 190. 202, 265, 268, 269.
271, 272, 321, 322.
América angrlo-sajona : 158.
América Central (o Centroamérica)
:
168, 176, 187, 191, 195, 196, 197,
200.
América del Sur: 158, 175, 192, 195,
196.
América española: 8, 160, 164, 203.
Ángulo, Pedro de: O.P.: 60, 118,
299.
Anónimo (Isagoge): 139, 140, 148,
1Ó4, 315.
Anónimo (relación del cataclismo de
1541): 290.
Antigua Guatemala: 175.
Arévalo Rafael: 19, 22, 33, 34, 36,
53, 62, 65, 78, 79, 80, 81, 82, 84.
85, 86, 87, 88, 90, 95, 97, 98,
99, 101, 102, 106. 107, 108, 109,
115, 116, 121.
Arrevillago, Alfonso de: 269.
Asia: 99, 304.
Asturias, Miguel de: 176.
Atlántico: 161.
Aubrun, Charles V,: 9, 135, 198,
324, 325.
Avendaño, Diego de: 117.
Aycinena, José de: 185.
Aycinena, Juun Fermín: 176.
Aycinena, Mariano de: 190.
Azcona, Fray Domingo de: 147. '
Aztecas, 140.
Baldecebro: 152.
Bancroft, Hubert H.: 188, 322.
Barahona, Sancho de: 36, 284.
Barón Castro, Rodolfo: 8, 15, 184,
185, 192, 197, 323. 326, 327.
Barrundia, José Francisco: 176, 187,
189, 190, 192, 321.
Bataillon, Marcel: 29, 40, 49, 55,
138, 161, 324, 325, 326. 328.
Baucells: 176.
Bayle: 160.
Benavente, Andrés: 238.
Bergaño y Villegas, Simón: 159, 166.
Berlín: 163, 271.
340 ANDRA SAINT-LU
Bethaneourt, Pedro de, O.F.M.: 84.
BétanMOBt Domingo de, O.P.: 21,
139.
Beteta, Ignacio: 165, 187.
Dexerra, Bartolomé: 2, 16, 228, 246.
Bezerra, Clara: 258.
Boerhaave: 160.
BosTotá, 16o.
Bohemia (el rey y la reina de): 229.
Briceño, Francisco: 93.
Brixia: 160.
Bmnet: 160.
Bue80» Alonso: 223.
Buffon, Conde de: 317.
Bumgartner, Louis E.: 187, 196, 328.
Bustamante, Fray Francisco de, O.
Bustamante y Guerra, José de: 184,
F.M.: 298.
185, 186.
Cabrera, Gabriel de: 36.
Cádiz: 102, 181. 186, 188.
Cakchiqueles : 15, 18, 25, 137, 140,
143.
Campeche: 46.
Caracas: 159, 165.
Cárcamo y del Castillo, Jacinto, O.
P.: 121.
Caribe: 76.
Carlos II: 149.
Carlos IV: 247.
Carlos V: 68, 170, 207, 217, 239.
Carranza (familia) : 117.
247, 261.
Carreño, Alberto María: 28, 324.
Carrillo, Pedro: 263.
Cassaus y Torres, Ramón: 177, 192.
Castellanos: 58.
Castilla, José Marta: 187.
Castilla: 38, 58, 68, 224, 245, 252.
Castro, José Guillermo: 185.
Catalina de Médicis: 149.
Catalina II de Rusia: 170, 171.
Cerdán y Pontero: 164.
Cerrato, Alonso López de: 52, 54,
55. 56, 58, 59, 60, 61, 63, 64,
68, 69, 70, 96, 106, 202, 207, 216,
217, 228, 229, 231, 233, 234, 235.
236, 237, 239, 241, 245, 247, 248,
251, 295, 296, 298, 299.
Cervantes, Miguel de: 136, 306, 311.
Ciudad Real de Chiapa (actual San
Cristóbal Las Casas) : 36, 47, 48,
50. 51, 52, 84, 159, 229, 237,
287, 292, 297, 307.
Clavijero, Francisco Javier, S.J.:
170.
Coatzacoalcos : 27. H •*
Colección (Juan Bautista) Muñoz: 56,
58, 60.
Colet: 160.
Colombia: 188.
Colón, Cristóbal: 148.
Comayagua: 192.
Comitán: 190.
Condillac: 169.
Contreras (hijos): 55, 297.
Contreras, Rodrigo: 239.
Copan Calel (cacique): 143.
Córdova, Matías de, O.P.: 168, 190,
192.
Cortés, Hernán: 13, 14, 16, 21, 27,
38, 39, 144, 145, 146, 283.
Cortés y Larraz, Pedro: 122, 318.
Costa Rica: 196.
Criado de Castilla, Alonso: 77, 107,
108, 115, 310, 311.
Cuba: 27, 46, 173.
Cueto, Pedro de: 285.
Cueva, Beatriz de la: 22, 149, 150.
fr$S Mt .g«
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 341
Cueva^ Francisco de la: 58, 68, 255,
289.
Cuscatlán: 15, 25, 31, 285.
Cuzco: 51.
Chávez, Hernando de: 143.
Chevalier, Francisco: 176, 324.
Chiapa, Chiapas: 14, 46, 47, 48, 49.
60. 61, 55, 63, 67, 76, 92, 124,
165. 175. 189, 233, 236, 239, 242,
293, 294.
China: 99.
Chinchilla Apuilar, Ei-neato: 122,
176, 325. 327.
Chontales: 97.
Dávila, Pedrariae: 13, 26, 31, 285.
Delgado, José Matia»: 184. 185.
Diaz, Juan: 21.
Díaz del Castillo, Bemol: 26. 27, 28.
29, 53, 60, 66. 78. 107. 111, 120,
122. 128. 201. 202. 255. 257. 259,
289. 296. 297. 299. 800. 304, 813,
823.
Diaz del Caatillo, FrancUeo (el
sralán): 257.
DoindB y VaUe, José: 164, 165.
Drake, Francia: 76. 82, 151.
Duraiid, Joaé: 8, 22. 325.
Echévere, Antonio: 102.
El Salvador (pafs): 25, 175, 184,
196.
Enriquez de Guzmán, Enrique: 116
Eacobedo, Francisco de: 113, 116.
Escuintla: 15.
Eadraa (libro 4?) : 189.
España: 14, 16. 17. 22, 24. 32. 41,
50. 61. 68, 69. 81, 82, 83, 98.
100, 102, 103, 112. 114, 119, 121,
122. 124. 130, 132. 141. 152. 165,
167, 175, 180, 189. 220. 239, 270,
287, 289, 294, 301, 303, 311, 315,
318, 321.
Española, La: 46, 225.
Eaparragosa y Gallardo, Narciso:
159, 160.
Espíritu Santo: 27.
Estados Unidos de América: 160,
196.
Estero del Salto: 307.
Estete. Martín de: 31.
Europa: 132, 149, 161, 178, 179.
268, 270, 271.
Fabié, Antonio María: 49.
Farnesio, Isabel: 80, 318.
Felipe (el príncipe): 294, 295.
Felipe II: 68, 257.
Felipe V: 80, 261.
Fernández del Castillo, Francisco:
122, 125, 322.
Fernández Lindo, Joaquín: 192.
Fernández Rosillo, Jvxin: 85.
Fernando El Católico: 257.
Fernando Vil: 154, 179, 184, 189, 19*¿.
Figueroa, Santos de: 228, 24G.
Filísola, Vicente: 197.
Flandes: 149.
Flores. Jos't Felipe: ló9, 160.
Floyd, Troy S.: 176, 327.
Fonseca (puerto): 98, 311.
Foronda, Ignacio: 187.
Francia: 149, 161.
Francos y Monroy, Cayetano de: 166.
Fuego (volcán de): 131.
Fuente, Luis de la: 50, 294.
Fuentes y Guzmán, Francisco Antonio
de: 20, 24, 35, 37, 43, 44, 45, 77.
78, 79. 80. 81. 82, 86, 87, 96, 99.
110, 111. 112, 113, 114, 116,
117, 121, 129, 130, 133, 134, 136.
137, 138, 140, 141, 143, 144, 145,
146. 148, 149, 150, 151, 152, 153.
342 ANDRÉ SAINT-LU }\j'ix^:.Aj:
154. 164, 200, 202, 315, 823.
Funes, Gregorio: 190, 321.
G<ige, Thomaa: 118. 119, 313.
Gainza, Gabina: 188, 191, 192, 197.
Gálvex, Matías de: 83, 318.
Garca, Martin de la: 238.
Garci-Aguirre, Pedro: 177.
Garda, Alonso: 51, 58, 294.
García de Paredes, Diego: 238.
García Peláez, Francisco de Paula:
88, 93, 101, 102, 322.
García Redondo, A^itonio: 159, 165.
Gasea, Pedro de la: 56.
Gavarrete, Juan: 111, 322.
Genet: 160.
Gerbi Antonello: 161, 200, 327.
Giménez Fernández, Manuel: 43.
Girón, Francisco: 54, 216, 299.
Godinez, Juan: 21.
Godoy, Manuel: 170.
Golfo Dulce: 82, 117, 306.
Gomara, Francisco López de: 133,
299.
Gomera, Conde de la: 88, 124, 125.
Gómez Carrillo, Agustín: 79, 80, 84,
90, 102, 322.
Gómez de Abaunza: 308.
González, Antonio: 115.
González Batres, Juan Joseph: 262.
González de Huelva, Juan: 148.
González Mollinedo y Saravia, An-tonio: 164, 181.
González Najera, Pedro: 143.
Gracias a Dios: 19, 37, 48, 51, 58,
221, 222, 225, 294, 298.
Granada (Nicaragua) : 185.
Granados: 187.
Grijalva, Juan de: 27.
Guadalajara (México) : 263.
Guanagazapa (Juanagazapa) : 28.
Guatemala (Ciudad: Santiago de los
Caballeros de Guatemala y Gua-
temala de la Asunción) : 8, 16,
18, 19, 20, 22, 23, 25. 29, 33, 34,
35, 36, 37. 39, 42. 44. 45, 50,
52, 53, 54, 62, 63. 64. 65. 70, 75.
77. 78. 79, 80, 81. 83, 84, 85, 86,
87, 89, 91. 93. 94. 95, 98, 101,
102, 106. 108. 109, 110. 111. 115.
116, 119, 124, 130. 143, 147, 148.
175, 181, 185, 207, 215, 216, 228,
239, 246. 247, 258, 261, 262, 283,
284, 285, 286, 287. 288. 289, 290.
291, 292, 293, 295, 296, 297. 298.
299, 300, 301, 302, 303. 304. 305.
306, 307, 308, 309, 310, 311, 312,
313, 814, 315, 316, 317, 318.
Guatemala (País) : 6, 7, 8, 13, 14.
16, 18. 21, 22, 24, 25, 26, 31. 32,
33. 34, 36, 37, 42, 44, 48, 51. 55.
57. 58, 67, 75, 76, 83, 84, 86.
87. 88, 89, 90. 91. 94. 96. 98. 99.
100. 101. 102. 103. 105, 107, 114,
118, 119, 120, 121, 124, 129, 130,
131, 134, 136, 138, 139. 140. 142,
143, 144, 145. 146, 147, 149, 150.
152, 153, 154. 156, 158, 159, 160,
161. 164, 165. 167. 172. 176. 177.
178, 179. 181, 183, 185. 186, 190,
191. 192. 196. 199. 200, 202. 203,
230, 234, 236, 255, 269, 270, 286,
292, 293, 296. 297. 298. 300, 302.
303, 304, 305. 306, 312, 313. 314,
315, 316, 317. 321, 322.
Guayaquil: 101.
Guazacapán: 142.
Guerra, Baltasar: Al, 63, 242, 293.
Guerra de Madrid, Juan: 22 S.
Guerrero, Vicente: 188.
Guinea: 211.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 343
Guiérrez de Loa Amparoe, Antonio:
263.
Guzmán, Martín de: 216.
Habana, La: 101, 102. 165. 316. 817.
Haller: 160.
Hanke, Lewis: 40, 43, 324. 825.
Hennus: 160.
Hermano Pedro (véase Bethancourt,
Pedro de) .
HermoBÜUi: 98.
Hernández de Córdoba, Francisco:
27.
Herrera (oidor) : 44, 60, 227, 240,
248, 294, 295, 296.
Hidalgo y Coatüla, Miguel: 183.
Hoffmann: 171.
Honduras: 17. 22, 26, 81, 37, 83. 85.
146, 187, 293. 305, 312.
Honduras (Golfo de): 82. 85, 97,
100, 175, 192, 234, 308.
Horacio: 189, 321.
HoudaiUe, Jacquca: 158. 169. 170,
326.
Humholdt, Alejandro: 174.
Iharra: 187.
Iglesia, Ramón: 29, 823.
Iguala: (Plan de): 188, 196.
Incas: 17.
Indias: 24, 34, 102, 127, 131, 132,
141, 149. 150, 165, 200, 296, 299,
817.
Inprlaterra: 171.
Isabel La Católica: 267.
Isabel I de Inglaterra: 149.
Iturbide, Agitetin: 188, 196. 320.
Iximché: 15, 23.
Iztapa: 305.
JacQuier: 160.
Jiménez: 263. •• ' ^ /
Jiménez, Hernán: 289.
Juarros, Domingo: 154, 200, 320.
Kenyon, Gordon: 196, 197, 327.
Lacandones: 26, 76, 97.
Ladrada, Rodrigo, O.P.: 40, 291.
Lamadrid, Lázaro, O.F.M.: 119, 120,
323.
Landívar, Rafael, S.J.: 129, 134, 135,
136, 153, 269, 318.
Lanning, John Tate: 86, 159, 160,
165, 169, 199. 325. 326.
La Plata: 8.
Larrave, Mariano: 187.
LarrazábaX, Antonio de: 181.
Las Casas, Bartolomé de, O.P.: 6,
21, 26, 29, 40, 44, 45, 46, 47, 48,
49, 50, 61, 53, 55, 60, 61, 63, 83,
84, 86. 93. 94, 95, 125, 138. 139.
140, 201, 202, 239, 240, 242, 249,
288, 291, 292, 293. 294, 298, 300.
León (Nicaragua) : 184.
Liendo y Goicoechea, José Antonio:
159, 165, 168, 169, 319.
Lima: 85, 149, 160, 165, 166, 167,
169, 261.
Limery: 160.
López: 176, 187.
López de Cervato, Alonso (véase:
Cervato)
.
López de Gomara, Francisco (véase:
Gomara).
López de Villalobos, Raúl: 24.
López, Francisco: 32, 58, 216, 228,
246, 255, 295.
López, Gregorio: 22, 223.
López, Juan: 228, 246.
López, Tomás: 54, 60, 235, 236, 245.
252, 298.
344 ANDRÉ SAINT-LU
Loureda, Ignacio: 129.
Luque Alcaide, Elisa: 159, 160, 162,
166, 166, 168, 170. 171, 177, 319.
827.
Mably: 169.
Madariaga, Salvador de: 8, 326.
Madrid: 102, 192.
Malacatán: 142.
Maidonado, Alonso: 33, 44, 48, 49,
68, 227, 245, 293, 294.
Maidonado de Paz, Juan: 124.
Malinas: 43, 295.
MaUén de Rueda, Pedro: 307.
Manila: 165.
'Manzano Manzano, Juan: 40, 324.
Mar del Norte: 82, 98.
Mar de] Sur: 17, 98, 102, 318.
María Angelo, O.P.: 127, 312.
Mariana de Austria: 149.
Marmontel: 169.
Marroquin, Bartolomé: 228, 246.
Marroquín, Francisco: 21, 25, 36,
44, 49, 50, 51, 54, 6G, 67, 68, 69,
70, 71, 85, 86, 105, 116, 149, 201,
202, 286, 287. 288, 289, 290, 291,
293, 294, 295, 296, 297, 298. 299,
300, 301, 302.
Marticorena: 176.
Martínez Duran, Carloe: 166, 325.
Martínez Peláez, Severo: 176.
Masaya: 185.
Mata Gavidia, José: 1S6, 191, 324,
325.
Medina del Campo: 257.
Meneos Franco, Agustín: 111, 322.
Méndez de Sotomayor, Hernán: 84,
37, 43, 216. 286, 2S0.
Mendieta, Salvador: 188.
Mendoza, Antanio de: 17, 24, 33, 36,
41, 43, 216. 256, 290.
Menéndez y Pelayo, Marcelino: 135*
322.
Mérida. (Yucatán) : 165.
Mesa, Francisco de: 109. 117, 308.
Mesas (valle de las): 130.
México: 14. 15, 17, 24. 25, 32, 33,
37, 43, 50, 62. 68, 82, 85, 86. 88,
120, 145. 146, 149, 158, 165, 167,
183, 184. 188, 191, 192, 196, 199,
258, 285, 288, 322.
Meztanza, Juan de: 136.
Milla, José: 77, 78, 80, 88. 91, 92,
93, 95, 96, 97, 100, 101, 115, 117.
322.
Miranda, Juan de: 136.
Moisés: 145.
Molina: 187.
Molina, Pedro: 188, 190, 192.
Momostenango: 133.
Mondéjar: 258.
Monpós: 165.
Mont: 176.
Montejo, Francisco de: 44.
MontesQuieu, Charles Louis: 169, 265.
Montúfar y Coronado, Manuel: 187.
Morales, Francisco de: 251.
Morcillo, Francisco, O.P.: 120.
Morelos y Pavón, José María: 183.
Mundo Antiguo: 151, 161.
Muro Orejón, Antonio: 40.
Myra: 127, 312.
Najera (familia) 176.
Najera (véase: González Najera).
Navas y Quevedo, Fray Andrés de
las: 122, 315.
Nazahualcoyoti: 162.
Nicaragua: 20, 31, 32, 41, 55, 56,
83, 85, 94, 175, 184. 185, 224,
234, 239, 242, 245, 293, 296.
Noilei: 160.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 345
Nombre de Dios: 98, 99, 234, 801,
803.
Nueva España: 8, 13, 26, 27, 38, 41,
44, 46. 92, 94, 102, 118, 127, 176,
183, 188, 220, 225, 240, 244. 284.
Nueva Galicia: 17.
Nueva Granada: 165, 188.
Nuevo Mundo: 75, 130, 138, 150,
158, 161.
Núñez de Vela, Blanco: 41.
Oaxaca: 124, 177.
Olivero», Alon»o de: 43.
Olwer, Luis Nicolás de: 136, 324.
Omoa: 818.
Orduña: 263.
Orduña, Francisco de: 32, 33, 53.
268.
Orena, Baltasar de: 136.
Orftz, Gonzalo: 68.
Ovaüe, Gonzalo de: 68, 238, 286.
Oviedo y Ba'^», Juan: Ió2.
Pacífico: 17, 76.
Padüla (familia): 117.
Padilla. Diego de: 117.
Palacio» Rubio», Juan López de: 283.
Panamá: 65, 98, 234. 241, 242, 261,
268. 803.
Pardo, José Joaquín: 35. 37, 42, 66.
Pardo de Figueroa, Pedro: 85.
Parma, Duque»a de: 149.
Pauw (Paw) Cornelias de: 161, 163,
271, 272, 318.
Paz, Antonio de: 255.
Pedrarias (ver Dávüa, Pedraria»).
Pedro 1 de Rusia: 170.
Peinado, José María: 181, 183, 185,
186.
Pelayo: 152.
Perera, Juan de: 49.
,U 3i
Pérez Dardón, Juan: 216.
Pérez de Tudela, Juan: 40, 47, 326.
Perú: 8, 17, 20, 24, 25, 41, 42, 61,
55, 81, 91, 98, 99, 100, 102, 144,
146, 158, 217, 220, 225, 210, 241,
258, 287, 301, SOS, 311, 314, 315,
316.
Picón Salas, Mariano: S, 135, 323.
Pineda: 269.
Pinol: 176.
Pipües: 137.
Piqaer: 160. ^^>- 'SI MI ,í^t'
Pizarro , Francisco : 17, 146. ' -
'
Pizarro, Gonzalo: 41.
Platón: 265.
Pluche: 160.
Ponce de León, Luis: 124.
Portocarrero, Pedro: 143.
Pradt: 189.
Puerto de Caballos: 22, 61, 82, 225,
235, 301.
Quejada (Quexada): 236, 240,
Quezaltenango: 15, 142.
Quichés: 15, 140.
Quintana, Gil: 47, 50.
Quiroga, Agustín: 263.
Quiroga, Vasco de: 72.
Quito: 17, 165.
Ramírez, Alejandro: 159,
Ramírez Cabanas, Joaquín:
Ramírez, Juan, O.P.: 83,
126, 309, 310, 311.
Ramírez, Pedro: 44, 52, 60,
226, 227, 234, 244, 248.
Recinoa, Adrián: 15, 325.
Remesal, Antonio de, O.P.
21, 23. 24, 25, 34, 35, 3(
50, 51, 62, 64, 66, 67,
123, 124, 125, 126, 127.
165,
346 ANDRÉ SAINT-LU
202. 312, 322.
Robles, Antonio: 187.
Rodríguez Cabal, Juan: 21, 328.
Rodríguez Cabrülo, Juan: 25, 290.
Rodríguez del Valle, Mariana: 82,
827.
RogeU Juan: 44, 50, 60, 217, 226,
234, 248, 295.
Roma: 120.
Rosenblat, Ángel: 174, 323.
Ruiz del Corral, Felipe: 122, 123,
124, 125. 127, 201, 311, 312.
Rusia: 170.
Sacatepéquez: 28, 52.
Sáenz de Santa María, Carmelo, S.
J.: 21, 28, 29, 36, 43, 44, 45, 49,
51, 54, 60, 67, 68, 105, 111, 111,
122, 286, 326, 328, 329.
Saint-Lu, André: 26, 40, 47, 49, 60,
76. 97. 118, 148, 192, 327, 328,
329.
Salamanca: 118, 124.
Salamanca, Diego de: 54, 297.
Salazar, Antonio de: 216, 228, 246.
Salazar, Ramón A.: 176, 322.
Salmanaear: 139.
San Bartolomé: 140.
San Cristóbal de los Llanos de Chia-
pa: 67, 287.
Sánchez de Huelva, Juan: 148.
Sandé, Francisco: 116, 307, 308.
Sandoval, Tello de: 41.
San Felipe: 82.
San José Muro, Fray Antonio de:
171, 319.
San Miguel: 18, 92, 185.
San Pedro de Puerto Caballos (véa-
se: Puerto de Caballos).
San Pedro Sula: 19, 37, 222.
San Salvador: 18, 31, 43, 92, 120,
184, 185, 186, 222, 230, 291, 292.
Santa Ana: 185.
Santiago de los Caballeros de Gua-
temala (ver: Guatemala, Ciudad).
Santiago de Cuba: 165.
Santo Domingo: 46, 82, 85, 175, 218.
230, 251.
Santo Mathia, Juan de: 114.
Santo Tomás: 82, 123, 140, 318.
San Vicente: 185.
Sevilla: 100, 163.
Smith, Roberto S.: 198, 328.
Soconusco: 15, 16.
Solórzano Pereirá, Juan de: 138,
313.
Sonsonate: 111, 185.
Suecia: 172, 319.
Tabasco: 145.
Tabeado: 176.
Tecpanguatemala: 137.
Terencio (Publio) : 265.
Tierra de guerra: 45, 48.
Tierra firme: 13, 26, 225.
Tlatelolco: 145.
Torquemada, Juan de, O.F.M.: 13S,
311.
Torre, Tomás de la, O.P.: 50, 292.
Totonicapán: 11, 133.
Tournely: 160.
Trajano (emperador) : 261,
Troncoso Martínez del Rincón, Ber-
nardo: 164.
Trujillo (Honduras): 188.
Tuxtla: 190.
Tzutuiles: 15, 140.
Urrutia y Montoya, Carlos: 186, 188.
Utatlán: 15, 16, 142.
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 347
Valdéa. Octaviarlo: 129, 134, 154.
Valdivieso, Antonio: 49, 55, 56, 296,
297.
Valladolid: 38. 40, 118.
Valle, José Cecüio del: 187, 192, 196,
200.
Valle Marroquxn, Francisco del: 123,
124.
Varga» ligarte, Rubén: 152, 326.
Vázquez, Rivadeneyra: 238.
Váaquez, de Coronado: 106, 255, 301.
Vázquez, Francisco, O.F.M.: 36, 66,
120, 121, 146, 152, 815, 322, 323.
Vega, GarciUuo de la (El Inca):
148.
Velázquez, Diego: 16, 19.
Vélex (familia): 148.
Venezuela: 188.
Veracnix: 166.
Verdevoye, Paul: 9.
Villacorta C, José Antonio: 25, 82,
88. 84, 86. 87. 68, 62, 75, 84. 90.
97, 177. 179. 180. 181, 184, 185,
191, 828.
Villalobos: 240.
Villalohoa, Pedro: 268. 804.
VilíoZpatMlo, Bemardino de: 116.
Viüaurrutia, Jaeobo de: 169. 162.
166, 168, 169. 175, 177. 179. 180.
181. 184, 186. 191. 328.
Virgüio: 134.
Voltaire: 169.
Wooduard, Ralph Les: 182. 828.
Xenócrates: 266.
Ximénez, Francisco, O. P.: 48, 60, 61,
76. 119, 120, 121, 139, 148, 316.
Yucatán: 16, 44, 225, 252.
Yxquintepeque: 111, 145.
Zamaüoa, Joseph de: 262.
Zapotecas: 27.
Zavala, Silvio: 39
161, 323, 324.
Zebadúa: 187.
Zendales: 76.
Zepeda Nájera: 261.
Zumárraga, Juan de, O.F.M.
72.
44, 52, 54, 93. 97
41,
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índice general
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Prólogo a la edición en castellano 5Prólogo a la edición francesa 7
Primera Parle
LA CONQUISTA Y LAS PRIMICIAS DEL ESPÍRITUCRIOLLO
Capitulo Primero. Espirilu de conquista y espíritu
colonial 13
La conquista de Guatemala: Una empresa prometedora 14Alvarado o el aventurero ^ 15El otro Alvarado: el fundador 18La instalación colonial 23Bernal Díaz del Castillo o el conquistador que se trans-
forma en colono 26
Capitulo Segundo. Formas defensivas y reivindicativss
de un espíritu de posesión 31
La voluntad de estar en su tierra 31Las reivindicaciones coloniales 32La crisis de las Leyes Nuevas 39Los colonos contra Las Casas 45Prolongaciones críticas: Cerrato, Presidente controver-
tido ^ 52
Capitulo Tercero. Primeras Manifestaciones del senti-
miento criollo 57
Oposición a los recién llegados 57El apego al país conquistado 61
Marroquín, obispo fundador 68
352 ANDRÉ SAINT-LU
Segunda Parie
LA ESTABILIZACIÓN DEL RÉGIMEN Y LA AFIRMACIÓNDE LA CONCIENCIA CRIOLLA
Capilulo Primero. Persislencia de las reivindicacionescoloniales 75
Estabilidad e insatisfacción 75La administración municipal 77Protección del territorio 81La iglesia y la sociedad colonial 83Necesidades educativas y culturales 85Reivindicaciones fiscales 87
Problemas económicos i 92
Capitulo Segundo. Defensa de la calidad del criollo .... 105
Los beneméritos 105Defensa de las prioridades 106Profesión de fe criolla de Fuentes y Guzmán 114Rivalidades entre criollos y peninsulares 115El criollismo agresivo de Ruiz del Corral 123
Capitulo Tercero. Ilustración del mundo guatemalteco 129
Exaltación de Guatemala 120La Recordación Florida de Fuentes y Guzmán 130La Rusticatio Mexicana de Landívar 134Apología de las civilizaciones indígenas 136Epopeya de la conquista 141
Glorificación del pasado colonial 146Elogio de la Capital 150
Tercera Parte
"CRIOLLISMO" Y EMANCIPACIÓN
Capítulo Primero. Luces europeas y sentimiento ame-ricano 157
CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIA CRIOLLA 353
Aparición de las **luces" i58La élite esclarecida guatemalteca 1d8Progresismo cultural, económico y social 167Preocupaciones politicsis 169
Capitulo Segundo. Espíritu criollo y espíritu de inde-pendencia 173
Sociología del criollismo guatemalteco 173Antagonismos de grupos 17oPrimeras manifestaciones autonomistas 181Avance de la tendencia emancipadora 186Una independencia tardía 192
Capítulo Tercero. Hipotecas coloniales y futuro na-cional 195
Una titubeante carrera nacional 198El peso del pasado 198El patrimonio criollo 200
Conclusión 201
Apéndice documental 205
I. El Cabildo de Santiago de Guatemala al Empe-rador Carlos Quinto (1-VIIM549) 207
II. El Cabildo de Santiago de Guatemala al Empe-rador Carlos Quinto (24-1-1550) 217
III. El Cabildo de Ciudad Real de Chiapas, al Rey yla Reina de Bohemia 229
IV. El Cabildo de Santiago de Guatemala al Elmpe-rador Carlos Quinto (l-VI-1550) 239
V. El Cabildo de la Ciudad de Santiago de Guate-mala al Emperador Carlos Quinto (12-III-1552) 247
VI. Eernal Díaz del Castillo al Rey Felipe II (l-II-
1575) 257
VII. El Cabildo de la Ciudad de Santiago de Guate-mala al Rev Felioe v (11-11-1735) 261
VIII. Carta al editor de la Gaceta de Guatemala (3-
IV-1797) 265
354 ANDRÉ SAINT-LU
IX. Extracto de un artículo de la Gaceta de Gua-temala (8-V-1797) 271
Catálogo Documental y Bibligráfico
(orden cronológico) 273
Abreviaturas (Referencias) 275Catálogo 281
índice Documental y Bibliográfico 331índice de nombres propios 337índice General 349
192
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CONDICIÓN COLONIAL Y CONCIENCIACRIOLLA EN GUATEMALA (1524-1821)
por André Saint-Lu, Volumen 5 de la Colec-
ción Realidad Nuestra. Editado con autoriza-i
ción expresa del autor y traducido por Plerre-
tte de Villagrán. Se terminó de imprimir
el día veintiocho de abril de mil novecientos
setenta y ocho, en los Talleres de la Editorial
Universitaria de la Universidad de San Carlog
de Guatemala.
o id 9ÍJ
Es este un libro moderno y penetrante sobre la
historia colonial de Guatemala. En esquemaapretado e introductorio se define y documenta el
origen y evolución de la conciencia criolla,
partiendo desde la conquista misma y la crisis de
las leyes nuevas durante la presidencia de López de
Cerrato. La parte más novedosa se refiere a los
inicios del descontento entre los criollos, para
llegar a trazar la forma como se convierte en
sentimiento de separatismo y nacionalismo a
principios del siglo XIX.
El autor, gran hispanista francés, ha sido profesor
de la Universidad de Poitiers (1959-69) y de la
Sorbona (1969 a la fecha), donde es miembro de la
sección de Estudios Ibéricos del Institut d'Etudes
Hispaniques. Es un especialista lascasiano. Sobre
este tema ha publicado numerosos artículos y unlibro en colaboración con Marcel Bataillon: Las
Casas et la Défense des Indiens (París: Julliard,
1971), recientemente traducido al español
(Barcelona: Ediciones Ariel, 1976).
Sin duda, sus obras más importantes se refieren a
Guatemala: La Vera Paz, Esprit Evangélique et
Colonisation (Paris: Centre de Recherches
Hispaniques, 1968), en que meticulosamente
estudia la llamada ''conquista pacifica'' de esa
región, y el que ahora se publica, editado
originalmente en 1970. El conocimiento en
Guatemala de este libro, por medio de la presente
traducción, representará, sin duda, un gran aporte a
la historiografía guatemalteca.
COLECCIÓN REALIDAD NUESTRA