Sáhara Occidental: Independencia, Paz y Seguridad (Carlos Ruiz Miguel)

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    SHARA OCCIDENTAL:INDEPENDENCIA, PAZ Y SEGURIDAD

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    La poltica exterior en torno al Shara Occidental se construyesobre una alternativa. Las dos opciones son: o apoyar la legalidadinternacional y, consecuentemente, defender la autodeterminacindel pueblo saharaui o alinearse con la violacin del derecho inter-nacional sosteniendo o justificando la anexin del territorio sin cele-brar el referndum de autodeterminacin del Shara Occidental. La

    anexin, en s misma, no es una opcin ilegal o descartable, siemprey cuando sea fruto de una decisin libre y democrtica del pueblosaharaui. En efecto, de acuerdo con el Derecho Internacional de ladescolonizacin, la autodeterminacin no significa otra cosa sino laposibilidad de que el pueblo colonizado pueda elegir libre y demo-crticamente entre varias propuestas: plena integracin en la metr-poli, libre asociacin con la misma, asociacin con otro Estado oindependencia. Sin embargo, la vertebracin de una poltica exterioren torno a la autodeterminacin es necesaria, pero no suficiente. Estoes as por dos motivos. En primer lugar, una poltica organizada entorno a la autodeterminacin debe tener preparada una respuesta

    para el supuesto de que la metrpoli, contraviniendo el DerechoInternacional, bloquee el imprescindible referndum de autodetermi-nacin. En segundo lugar, una vez que se produzca la eventualidad dela autodeterminacin y el pueblo saharaui pueda elegir entre variasopciones: cul de ellas debe apoyarse?

    CARLOS RUIZ MIGUEL

    Carlos Ruiz Miguel es Catedrtico de Derecho Constitucional, Universidad Santiago de Compostela.

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    En este trabajo se pretende argumentar que la independencia delShara Occidental es la solucin razonable ante la negativa del ocu-pante a permitir la celebracin del referndum de autodeterminacin.Adems, se sostendr que, en el supuesto de que ese referndum deautodeterminacin se celebre, existen poderosas razones para apoyar,de entre las diversas opciones posibles, la de la independencia. Esasrazones estriban en las siguientes consideraciones: primero, que la in-dependencia del Shara Occidental es la nica solucin para conse-guir la estabilidad del norte de frica afirmando de modo indiscutiblela intangibilidad de las fronteras heredadas del colonialismo, y penali-

    zando, por ende, la alteracin de las mismas por la fuerza; segundo,que la independencia del Shara Occidental permitir a Occidentegozar de un aliado fiable en el norte de frica; tercero, que la inde-pendencia del Shara Occidental es la nica solucin para obtener lapaz y la estabilidad en el interior del Shara Occidental; cuarto, que laindependencia del Shara Occidental es un elemento imprescindiblepara Espaa por cuanto no slo garantiza las fronteras de Ceuta, Me-lilla y los islotes, sino que diluye la reivindicacin marroqu sobre elterritorio espaol en Canarias; quinto, que la independencia del Sha-ra permitira cerrar la amenaza migratoria que presiona a Espaa a

    travs de Canarias; sexto, que la independencia del Shara Occiden-tal, al tener como origen un referndum, que es el instrumento demo-crtico por excelencia, no slo desencadenara el proceso de la demo-cratizacin de Marruecos, sino que adems hara surgir una repblicacuyo principio bsico no podr ser un ttulo divino o religioso, sinola democracia; y, sptimo, que la independencia del Shara Occiden-tal introducir un cortafuegos en la peligrosa expansin del islamismomarroqu impidiendo su extensin a una zona estratgica.

    RAZONES TCTICAS PARA LA INDEPENDENCIA

    La legalidad internacional estipula con absoluta claridad que la cues-tin del Shara Occidental es un asunto de descolonizacin que deberesolverse mediante el ejercicio del derecho de autodeterminacinque corresponde al pueblo saharaui. Pero la cuestin es, cmo se lle-va a la prctica el referndum de autodeterminacin? De acuerdo conla Carta de las Naciones Unidas existen dos posibles vas: la del acuer-

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    do entre las partes (en el marco del captulo VI de la Carta de las Na-ciones Unidas) o la de la imposicin a las partes de la solucin (segnestipula el captulo VII de la Carta).

    En el caso del Shara O ccidental, la primera va se ha ensayado ya.Las dos partes negociaron y pactaron en 1988 los acuerdos de paz,que fueron avalados por el Consejo de Seguridad en 1990 y 1991.Ms adelante, las dos partes negociaron y pactaron los acuerdos deHouston, que fueron igualmente convalidados por el Consejo de Se-guridad en 1997. Y dos aos despus las dos partes volvieron a nego-ciar y pactar otros acuerdos relativos al procedimiento de apelacionescontra la exclusin del censo de votantes en el referndum, que nue-vamente fueron endosados por el Consejo de Seguridad. Sin embar-go, desde el ascenso de Mohamed VI al poder, en julio de 1999, Ma-rruecos decidi incumplir los pactos con el Frente Polisario quefueron convalidados por el Consejo de Seguridad. En este momento,el Marruecos de Mohamed VI rechaza abiertamente la celebracindel referndum de autodeterminacin.

    Ante el bloqueo provocado por la negativa de Marruecos a seguirnegociando con el Frente Polisario y a cumplir lo pactado, James Ba-ker propuso, en 2003, que las Naciones Unidas gestionaran el asunto

    del Shara Occidental a partir del captulo VII de la Carta de las Na-ciones Unidas. La ONU aprobara el procedimiento de descoloniza-cin sin contar con el consentimiento de las partes. Los Estados Uni-dos (EE.UU.) presentaron un proyecto de resolucin en ese sentido.Sin embargo, esa va de solucin fue abortada cuando Espaa, ha-cindose eco de los temores marroques, pidi a EE.UU. que no em-prendiera el camino del captulo VII 1. Por tanto, el captulo VII siguesiendo una va posible de solucin no explorada.

    El problema entonces es cmo hacer efectiva la autodetermina-cin del pueblo saharaui si, por un lado, la va de las negociaciones di-

    rectas entre las partes (captulo VI de la Carta) es intil al negarse unade las partes (Marruecos) a negociar y, por otro, se elude la va de laimposicin coactiva de una solucin (captulo VII de la Carta). Anteesta situacin de bloqueo, la nica va posible es el reconocimiento dela Repblica rabe Saharaui Democrtica (RASD) como Estado in-

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    1 Cfr. Ignacio Cembrero, Vecinos alejados, Gutemberg/Crculo de Lectores, Barcelona, 2006.

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    dependiente. Este es el camino que tom Sudfrica al reconocer a laRASD. En la carta (1-VIII-2004) que el presidente sudafricano Mbekidirigi al rey de Marruecos 2, se expresa con toda claridad este argu-mento. En efecto, cuando Sudfrica anunci su decisin de reconocera la RASD, Hassn II pidi a este pas que reconsiderara su decisin,como tambin lleg a hacer el entonces Secretario General (SG) de laONU, Butros Gali. El argumento es que haba que dar una oportuni-dad a las negociaciones directas auspiciadas por el Consejo de Segu-ridad y el SG de la ONU y que el reconocimiento de la RASD mina-ra las negociaciones en curso. Sin embargo, el presidente sudafricano

    dice en esa importante carta que la situacin ha cambiado sustancial-mente tras la respuesta oficial enviada por Marruecos al plan BakerII. En efecto, en la carta del ministro de Exteriores Benaissa al SG dela ONU de 9 de abril de 2004 (nada ms producirse el cambio de go-bierno en Espaa) se excluye la opcin de independencia de un refe-rndum de autodeterminacin y se considera que la soberana ma-rroqu sobre el territorio no es negociable. Ahora bien, como biendice el presidente Mbeki, la respuesta oficial de Marruecos contenidaen la carta de 9 de abril de 2004, constituye una denegacin de la au-todeterminacin del pueblo saharaui violando as la legalidad interna-cional, adems de una ruptura del compromiso libremente asumidopor Marruecos de celebrar un referndum de autodeterminacin. A laluz de esa carta, Mbeki considera que Marruecos no tiene ninguna in-tencin de respetar el derecho del pueblo saharaui a determinar libre-mente su destino, por lo que el no reconocimiento de la RASD en esecontexto significara un abandono del apoyo a la autodeterminacin.

    RAZONES ESTRATGICAS PARA LA INDEPENDENCIA

    La independencia del Shara Occidental,clave de la estabilidad en el Magreb

    A. CAUSAS DE LA INESTABILIDAD EN EL NORTE DE FRICA

    1. Hace 29 aos, Hassn II consigui conjurar las gravsimas ame-nazas que acechaban su trono mediante la invasin del Shara Occi-dental. Aunque a menudo se diga que tal ocupacin fue pacfica, lo

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    2 El texto ntegro de la carta puede leerse en: http://arso.org.site.voila.fr/MBK.htm

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    cierto es que se trat de una invasin militar en toda regla, pues con-viene recordar que mientras en la frontera noroccidental del territorioentraban en el Shara los integrantes de la Marcha Verde (con apo-yo logstico del Ejrcito, no se olvide), en la frontera nororiental lo ha-ca el Ejrcito marroqu. Ya en aquel momento la invasin del Sharaestuvo a punto de provocar una guerra de grandes dimensiones. Arge-lia afirm que la ocupacin marroqu del Shara sera considerada co-mo casus belli; sin embargo, Marruecos ocup el territorio y Argeliadecidi no ir a la guerra. Con aquella operacin, diseada por los Esta-dos Unidos 3 (aunque Hassn dijera que se la inspir Al en un sueo),

    se consigui el objetivo de dar a su rgimen un triunfo exterior quepermiti silenciar la oposicin interior. Sin embargo, aquella solu-cin se demostr un fracaso. Por qu? Por varias razones. La primeraes que Hassn, en lugar de aprovechar tan favorable situacin paraacabar con las causas internas de la inestabilidad de su rgimen y po-der impulsar a su pas hacia el futuro, lo que hizo fue agravar an mstodas esas causas de la inestabilidad interna y adems crear un foco deinestabilidad externa.

    2. Las dos grandes causas internas de la inestabilidad poltica de Ma-rruecos eran la tirana y la corrupcin. Ambas no hicieron sino agra-

    varse tras la entrega del Shara.

    A. En primer lugar, la tirana poltica. En efecto, con la entrega (queno devolucin, pues nunca Marruecos lo posey antes, como dicta-min el Tribunal Internacional de Justicia) del Shara, Hassn acentums, si cabe, su poltica represiva (torturas, desapariciones y repre-sin) ensandose de forma muy especial (aunque no nicamente) conlos opositores saharauis. El nuevo triunfo exterior tambin le permitiejercer su represin contra los opositores internos marroques que sehallaban en crceles secretas de triste recuerdo. Las violaciones masivasde derechos humanos realizadas por Hassn II (los aos de plomo)

    son indiscutibles y han sido reconocidas oficialmente por la InstanciaEquidad y Reconciliacin que instituy Mohamed VI 4.

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    3 Cfr. Jacob Mundy, How the US and Morocco seized the Spanish Sahara, Le Monde Diplomatique(enero de 2006).

    4 Una sntesis (en francs) del informe final de esta Instancia puede verse en: http://www.ier.ma/_fr_article.php?id_article=1496 El texto del informe ntegro en rabe se puede consultar en:http://www.ier.ma/_ar_sommaire.php

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    Junto a las violaciones masivas de derechos humanos, Marruecosse ha caracterizado por una falsificacin permanente de la democra-cia. Ni qu decir tiene que el fraude sistemtico y masivo de las elec-ciones que se celebraban en Marruecos no mereci el ms mnimoreproche en Occidente, lo cual no pudo dejar de animar al Rey a con-tinuar con estas prcticas. Con su sucesor, Mohamed VI, poco hacambiado. Las prisiones secretas siguen existiendo, pero en otro lu-gar. Los asesinatos de manifestantes, las torturas y los encarcelamien-tos arbitrarios persisten.

    B. En segundo lugar, la corrupcin. En la nueva situacin Marrue-cos recibi cuantiosas ayudas econmicas de sus aliados para afrontarla guerra del Shara as como apoyo poltico para recibir ingentescantidades de Espaa, Francia y la Unin Europea en concepto deayudas. Es notorio que de toda esta inmensa cantidad de dineromuy poca benefici al pueblo marroqu que se empobreca an ms.

    3. Junto a estas causas internas de inestabilidad, la ocupacin del S-hara es producto y causa generadora de inestabilidad externa en la regin.

    La ocupacin del Shara es una consecuencia ms de una causa

    que es la ambicin expansionista de Marruecos, es decir, el proyectodel Gran Marruecos formulado por Allal El Fassi, fundador del par-tido nacionalista marroqu Istiqlal, y asumido por los sultanes. Segneste proyecto, las fronteras autnticas de Marruecos engloban terri-torios espaoles, argelinos y de Mali, adems de todo el Shara Occi-dental y toda Mauritania. Ha sido Marruecos y nicamente Marrue-cos el nico Estado del noroeste africano que ha iniciado guerras deagresin contra sus vecinos o ha defendido polticas agresivas frente alos mismos. El proyecto imperialista del Gran Marruecos (la semi-lla de la inestabilidad del Magreb) se encuentra consagrado en elartculo 19 de la Constitucin marroqu de 1996 que establece que elRey garantiza la integridad territorial del Reino en sus fronteras au-tnticas. Esta referencia a las fronteras autnticas (las del GranMarruecos) evitando hablar de las fronteras internacionales o in-ternacionalmente establecidas tiene un alcance muy importante.

    A. Elproyecto imperialista marroqu ha causado conflictos con E spaa,con Mauritania y con A rgelia. Y a ello se ha aadido la entrega del S-

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    hara, que supuso la creacin de un nuevo importante foco de inesta-bilidad en todo el norte de frica por cuanto supona el visto bueno aese proyecto expansionista.

    En primer lugar, Marruecos no ha cesado de provocar conflictoscontra Espaa. Primero, con la guerra de agresin del Ifni-Shara de1957-1958 en la que intent anexionarse el Ifni y el Shara. Despus,en la crisis de 1975 que condujo a la ocupacin del Shara. En el2001, reivindic como propias las aguas de la zona econmica exclu-siva y de la plataforma continental espaola en Canarias con un argu-

    mento que anticipa una futura reivindicacin territorial sobre todo elArchipilago: las Canarias emergen de la plataforma continental ma-rroqu. Finalmente, el 11 de julio de 2002 invadi militarmente la islaespaola de Perejil.

    En segundo lugar, Marruecos dirige sus ambiciones contra Mauri-tania. La guerra de 1957-1958 se intent tambin para anexionarseMauritania. Poco despus, cuando Mauritania accede a la indepen-dencia en 1960, Marruecos se niega a reconocer a Mauritania comoEstado independiente con los mismos argumentos utiliz ados para reivin-dicar el Shara. Slo en 1970, diez aos despus de su independencia,

    Marruecos reconoci al Estado mauritano. Como ahora, tambin en-tonces Marruecos se opuso a reconocer el derecho de autodetermina-cin a Mauritania. La revista marroquTel Quel ha revelado que en1960, Hassn, prncipe heredero del trono y jefe del Ejrcito plane lainvasin de Mauritania 5. Cuando en 1999 (en 1999!) el secretario deEstado de Exteriores mauritano se pronunci en la OUA a favor delreconocimiento de la RASD, el semanario cercano al poder, Maroc-

    Hebdo, public un artculo del autor del libro oficioso sobre la ma-rroquinidad del Shara atacando la existencia del Estado mauritanoindependiente y reiterando los viejos argumentos de que Mauritaniaera un territorio marroqu6.

    En tercer lugar, contra A rgelia. En 1963, Marruecos emprendiuna guerra de agresin contra Argelia, la guerra de las arenas para

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    5 Tel Quel(n 201): Histoire. Quand le Maroc voulait envahir la Mauritanie [http://www.telquel-onli-ne.com/201/sujet2.shtml]

    6 Mohamed Boughdadi, Province marocaine. Leons dhistoire au secrtaire gnral des Affairestrangres mauritanien, n 367 de Maroc Hebdo(9-IV-1999).

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    anexionarse toda la franja suroccidental de ese pas (la regin en laque estn Bechar y Tinduf ) por considerarlo territorio marroqu,tambin aqucon los mismos argumentos utiliz ados para reivindicar elShara. Marruecos an no ha reconocido esas fronteras. Cuando aprincipios de 2002 se public la propuesta de particin del territo-rio, la prensa oficiosa del rgimen marroqu (Le Matin du Shara etdu M agreb 7 yMaroc-Hebdo8) publicaron sendos art culos reivindican-do (en 2002!) esas zonas de Argelia. En julio, antes de que el Con-sejo de Seguridad estudiara de nuevo el caso del Shara Occidental,el ex primer ministro Ahmed Osman manifest que el conflictofronterizo marroco-argelino no est cerrado ya que los acuerdosmarroco-argelinos de Ifrn, de 1972, no fueron ratificados por elParlamento marroqu9. Este mismo importante personaje, en sep-tiembre de 2004, volvi a insistir en la idea de que la regin de Tin-duf es marroqu10.

    B. La responsabilidad marroqu en el origen de la inestabilidad regionalmagrebse encuentra fuera de duda. Las pruebas son abundantes.

    En primer lugar, cuando Marruecos firma, como miembro funda-

    dor, la Carta de la OUA hace constar su reserva al principio de intan-gibilidad de las fronteras heredadas del colonialismo. Es la pruebadocumental de que Marruecos, y slo Marruecos, es el factor de deses-tabilizacin territorial mxima en la regin.

    En segundo lugar, Marruecos se ha cerrado a s misma las puertasa cualquier solucin de compromiso en el Shara rechazando cual-quier solucin distinta de la anexin haciendo gala de una arroganteintransigencia.

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    7 Abdelaziz Jazouli, Diversion de lAlgrie militaire, Le Matin(7-III-2002). Jazouli es profesor de laUniversidad Mohamed V.

    8 El artculo de portada del n 500 de Maroc Hebdo(1-II-2002), escrito por el editorialista de la publi-cacin, Abdellatif Mansour, titulado La junte dAlger veut la guerre comienza con este prrafo: Tin-duf, donde se encuentran los campos de secuestro de nuestros compatriotas saharauis, as como denuestros prisioneros de guerra, es marroqu. Touat, Saoura, Tidikelt, tambin. Son territorios marroquesque la potencia colonial francesa ha anexionado y que la Argelia independiente siempre ha rehusadoretroceder. El resto del trabajo contina este alegato.

    9 N 518 de Maroc Hebdo(4-VII-2002) y edicin de 7-VII-2002 de Acharq El-Awsat.

    10 Despacho de la agencia MAP de 28-IX-2004 [Le mmorandum du Maroc rvle la nature du con-flit].

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    C. Para llevar a cabo su proyecto imperialista Marruecos no exclu-ye ningn medio. Desde la condescendencia con organizaciones te-rroristas hasta el recurso a la fuerza.

    a. El deseo de mantener la ocupacin del Shara es una de lascausas de los movimientos islamistas terroristas que han asola-do Argelia. Ha sido Marruecos quien les ha dado apoyo logs-tico. El propio ex ministro del Interior de Hassn y nmerodos del rgimen, Driss Basri, en una entrevista ha revelado la

    pasividad marroqu ante el terrorismo islamista en Argelia. Aello se le suman otros datos anteriores 11. Hassn II tcitamen-te lo admiti con aquella frase terrible: dadme el Polisario yos dar el GIA.

    b. La radicalizacin marroqu es algo ms que una pose. Daidea de la misma el espectacular rearme que ha efectuado en es-tos ltimos dos aos. Por un lado, Marruecos lleg a provocarun escndalo en Inglaterra al convencer al Reino Unido paraque le vendiera una cantidad importante de armas ligeras parala lucha en el desierto. Por otro, Marruecos ha renovado su

    Ejrcito del Aire comprando 20 modernos aviones cazabom-barderos F-16 con la financiacin de sus tradicionales aliados:las corruptas e integristas monarquas del Golfo Prsico. Estosaviones, y las bases en las que se pretende que operen, alteransustancialmente el equilibrio regional pues el radio de alcancede los mismos abarca todo el Shara, las Canarias, el oeste ar-gelino. El rearme marroqu en este contexto parece dar a en-tender que Mohamed, asimilando las enseanzas de su padre,quiere jugar la poltica del chantaje: o la entrega del Shara ola guerra. La consecuencia necesaria ha sido que Argelia ha

    llevado a cabo en 2006, como respuesta, uno de los contratosde compra de armas ms grandes de la historia.

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    11 Entrevista a Driss Basri en el diario ABC(30-V-2004): P.: Cuando Argelia arda por el terrorismo, elGobierno de Argel acus a Marruecos de dejar pasar a su territorio a los terroristas para descansardespus de cometer sus atentados en suelo argelino. Era cierto aquello? R.: S, estbamos al corriente,pero no podamos hacer nada. Esos maquis atraviesan la frontera, para ver a sus parientes, y no siem-pre sabamos quines eran. Aun si lo hubiramos sabido, si no cometen ningn acto delictivo en nuestro

    territorio no tenamos motivos para intervenir.

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    La primera opcin, darle el Shara, si antes de esta crisis ya resul-taba dudosamente aconsejable (pues no iba a eliminar la inestabilidadprovocada por la poblacin saharaui independentista), despus de lahisteria colectiva nacionalista resulta an menos probable. En efecto:cmo va a avalarse la entrega del Shara a un pas que ya da mues-tras de abrir nuevos frentes reivindicativos territoriales en Espaa yArgelia? Cmo va a garantizar la estabilidad del Magreb el fortale-cimiento de un Estado que ya anuncia la creacin de nuevos focos deinestabilidad (Perejil, Canarias, Ceuta, Melilla, Bechar, Tinduf...)?

    La segunda opcin, ir a la guerra, buscada como aglutinador inter-no marroqu quiz tenga efectos contrarios a los esperados: la juven-tud que en poca de paz se juega la vida en las pateras para huir deMarruecos, va a quedarse en Marruecos para ir a la guerra? Unadesercin masiva puede ser el inicio del fin del rgimen marroqu. Esms, la sbita supresin del servicio militar obligatorio, en septiembrede 2006 hace que pierda efectividad esta opcin.

    4. El discurso promarroqu de la estabilidad, se ha visto cuestio-nado tras la publicacin del informe del SG de 19 de febrero de 2002que abra la puerta a una particin del territorio entre Marruecos y laRASD. La sola idea de una particin del territorio ha servido al Sul-tn marroqu para provocar una ola de histeria colectiva nacionalista(de la que, significativamente, han estado un tanto al margen los me-dios ms democrticos y los islamistas). En medio de esta manipula-cin de masas, incluso se ha llegado a exhumar el proyecto delGran Marruecos (que engloba territorios espaoles, argelinos y deMali, adems del Shara Occidental y Mauritania). Argelia y Espaase han visto demonizadas por el Majzn. Argelia, al parecer inspira-dora de la idea de particin del territorio, ha pasado a convertirse enel enemigo por antonomasia. Para debilitar al enemigo argelino,

    Marruecos est intentando convencer a Tnez y a Libia para quecon ella formen un frente comn contra Argelia para obligar a estaltima a redefinir sus fronteras en beneficio de los otros tres pases.En cuanto a Espaa, la presin para intentar modificar su postura enla cuestin del Shara lleg al extremo de invadir una isla espaola,Perejil, violando as el statu quo. Mauritania, por su parte, mantenin-dose escrupulosamente neutral de momento se ha visto exenta de es-

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    tas pretensiones imperialistas de las que fue tambin objeto en todala dcada de los sesenta; sin embargo, la resurreccin del proyectodel Gran Marruecos no puede sino provocar lgica preocupacintambin en ese pas.

    B. LA EVENTUAL ENTREGA DEL SHARA A MARRUECOS,CAUSA DE LA INESTABILIDAD EN EL MAGREB

    En esta situacin, hoy como hace 26 aos se habla de la entrega del

    Shara Occidental a Marruecos como nica frmula capaz de dotarde estabilidad al Magreb y, de esta suerte, hacer posible el desarro-llo de sus potencialidades econmicas. Sin embargo, es fcil adivinarque si se otorga ahora a Marruecos este nuevo triunfo exterior, lascausas de la inestabilidad interna marroqu y las de la inestabilidad ex-terna del Magreb no desaparecern. La entrega del Shara a Marrue-cos provocar un agravamiento de las causas de la inestabilidad polticaexterna del Magreb.

    1. Si Marruecos consigue quebrar el principio de intangibilidad de

    las fronteras heredadas del colonialismo y lo hace de este modo: esdecir, mediante una guerra de agresin (como fue la de la ocupacindel Shara) que no slo no es castigada, sino que es premiada, esaltamente probable que Marruecos se vea alentado a progresar en supoltica expansionista frente a Espaa, Argelia y Mauritania. Es ms,aunque el dato es generalmente desconocido y pudorosamente ocul-tado por la cartografa de la ONU, el muro construido por Marrue-cos para apropiarse del Shara Occidental ocupa una pequea por-cin del territorio mauritano. De ahora en adelante Marruecos yasabe qu debe hacer para apropiarse indefinidamente de un territo-rio. Si el modo actual de apropiacin del Shara es bendecido, ser

    probable que Marruecos lo ut ilice en el futuro para ocupar Maurita-nia, Perejil, Ceuta, Melilla, las Canarias o el suroeste argelino, excep-to si alguien le frena por la fuerza. Se est, por tanto, incentivandouna guerra imperialista en la regin.

    2. Si Marruecos constata que la tctica de alimentar en su territo-rio grupos terroristas que operen en los Estados vecinos no es casti-

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    gada, se encontrar un poderoso aliciente para hacer lo mismo consus vecinos. Marruecos, no slo apoya el terrorismo islamista queopera en Argelia, sino que actualmente apoya movimientos inde-pendentistas canarios y andaluces y ha llegado a comparar a ETAcon el Frente Polisario: pretende que ETA sea nuestro polisariopor seguir con la teora de Hassn II? Algo parecido puede hacertambin, sin dificultad, en Mauritania pues Marruecos tiene excelen-tes relaciones con Senegal, de donde proviene una gran parte de lapoblacin negra que se encuentra enfrentada con la poblacin rabeen Mauritania. Senegal y Mauritania mantienen un conflicto fronte-

    rizo que en 1988 degener en un enfrentamiento armado que co-menz en Diawara. El apoyo mutuo de Marruecos y Senegal, portanto, se explica fcilmente desde la comn apetencia sobre Mauri-tania. Es til recordar que, para justificar su apoyo a Senegal duranteesa crisis, Hassn II dijo que Senegal es un pas hermano y Maurita-nia un amigo. No es menos conveniente recordar que a esta afirma-cin el Frente Polisario respondi, por boca de Abdelaziz, que iba aapoyar a Mauritania.

    La independencia del Shara Occidental comogaranta de estabilidad en la estrategia de Occidente

    1. Desde mediados de los aos noventa del pasado siglo se ha cons-tatado una nueva circunstancia que en parte ha modificado el rumbode los acontecimientos en un sentido favorable a la RASD. EstadosUnidosparece adoptar una postura neutral ante el conflicto saharaui.Esta posicin puede tener varias explicaciones que no son necesaria-mente excluyentes entre s.

    A. La primera sera moral y radicara en el demoledor informe pre-

    sentando el 25 de enero de 1995 ante un comit de la Cmara de Re-presentantes de Estados Unidos por el embajador norteamericano yvicepresidente de la MINURSO, Frank Rudy 12, donde se denunciansin tapujos todos los obstculos marroques al plan de paz (Rabat haimpedido a la ONU contratar espacios publicitarios en la prensa para

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    12 El texto de esta importante intervencin puede consultarse en: http://www.arso.org/06-3-1.htm

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    informar a la poblacin saharaui de los territorios ocupados sobre elproceso de identificacin; agentes policiales disfrazados de periodistashan grabado en video a los saharauis que se inscriban para el refern-dum en los territorios ocupados, etc.) y la connivencia de la MINUR-SO con Marruecos. Rudy lleg a decir que en el Shara ocupado exis-ta un clima de persecucin contra los saharauis comparable al deSudfrica durante el apartheid.

    B. La segunda consistira en una mera operacin de imagen. Enefecto, el apoyo moderado al plan de paz, de un lado, no parece que

    tenga fuerza suficiente para alterar el statu quo, claramente favorable aMarruecos, y de otro, permite dar una cierta credibilidad al nuevo pa-pel de gendarme internacional desempeado por los EE.UU. tras ladesintegracin de la URSS.

    C. La tercera explicacin, de tipo poltico, estribara en que losEE.UU., tras un detenido examen de la trayectoria de la monarquamarroqu tanto bajo la frula de Hassn como de su hijo, consideraque es un aliado poco fiable y frgil. Un anlisis de la trayectoria deHassn, de sus alianzas y promesas, pudo haber llevado a la conclu-

    sin de que ste era demasiado listo, demasiado poco fiable y menostil que en un principio. En efecto, el Tratado de Uxd (1984) conGadaffi fue una maniobra extraordinariamente inteligente por partede Hassn que le rindi excelentes frutos a corto plazo en su luchacontra los saharauis. Ahora bien, en tal operacin (fraguada en unmomento de mxima tensin de EE.UU. con Libia a la que los ame-ricanos pretendan aislar) dej en evidencia que le importaban mu-cho ms sus propios intereses que los norteamericanos. Es decir, quellevando a las relaciones internacionales la soberbia desptica queejerca en el interior de su pas, se crey que en el tablero internacio-nal no era un simple pen (de los EE.UU.) sino que era rey: dema-

    siado listo. Pero la frialdad con la que se apart de sus compromisoscon Occidente al pactar con el coronel libio y el descaro con el querompi esa alianza abri los ojos a los EE.UU. acerca de la escasafiabilidad de la palabra de Hassn: demasiado poco fiable. Por aadi-dura, el nuevo clima de paz que se ha ido imponiendo en las relacio-nes de los Estados rabes con Israel devalu el concurso de H assn:menos til. Su sucesor, de momento, parece mostrar idntica falta de

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    credibilidad y de fiabilidad. Los agasajos al presidente ruso, VladimirPutin, en su visita a Marruecos el 7 de septiembre de 2006, pudieranser una prueba de ello.

    D. Una cuarta explicacin, econmica, tambin poltica, radicaraen el cambio producido con la instauracin del nuevo orden mundial.Tras la desaparicin de la URSS y del peligro sovitico, Argelia hadejado de ser la amenaza que constitua antes. En las nuevas circuns-tancias, un Shara marroqu puede tener ms inconvenientes queventajas, analizando la cuestin tanto desde la perspectiva econmica

    como poltica.Por un lado, Argelia est abandonando el socialismo y abrazando el

    capitalismo. Ello supone que tambin se pueden hacer (y de hecho sehacen ) grandes negocios con Argelia. Nada indica que no ocurrira lomismo con el Frente Polisario. Es ms, el apoyo de la posicin argelinay saharaui sera la va para que EE.UU. iniciara una penetracin ideo-lgico-econmica en un espacio no hollado por ellos hasta ahora. Enunas circunstancias en que la RASD asumira la economa de mercadosera peligroso dejar en manos de un Marruecos demasiado listo y po-co fiable el monopolio mundial del mercado de los fosfatos.

    Por otro lado, es evidente que Argelia, ante un asunto vital para supropia seguridad, se inclina hacia aquellos pases ms receptivos a lastesis que defiende, es decir, la independencia. Las contrapartidas es-tratgicas que puede ofrecer Marruecos a Occidente a cambio delapoyo a la anexin est claro que en ningn caso pueden estar a la al-tura de la riqusima Argelia. Si se apoyara una solucin contraria a losintereses argelinos se correra el riesgo de abrir la posibilidad de pene-tracin en ese territorio a potencias no occidentales a cambio de suapoyo en el conflicto del Shara Occidental. El mejor modo de inte-grar plenamente a Argelia y al Shara Occidental en un sistema de re-

    laciones fluidas y estables con Occidente sera, por tanto, la indepen-dencia del Shara Occidental.

    Quiz ello explique la relativa equidistancia de los EE.UU. Enefecto, un Shara independiente hara mucho ms fcil la construc-cin de un oleoducto que permita exportar al continente americanoel petrleo argelino (y libio) sin tener que pasar por el Estrecho deGibraltar.

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    2. La escasa fiabilidad de Marruecos no slo se demostr cuando,obstaculizando la poltica de EE.UU., se ali con Libia en un mo-mento de mximo enfrentamiento de ese pas contra el Occidentedebido a las actividades terroristas que ese Estado impuls, pensan-do en conseguir ms facilidades para la anexin. Tambin se hapuesto de manifiesto con la estrechsima relacin mantenida porMarruecos con Arabia Saud, con el mismo objetivo. Pero de eso sehablar ms adelante.

    3. Precisamente para recuperar el apoyo de Estados Unidos, Has-

    sn, primero, y Mohamed VI, despus, han realizado varios viajes aEstados Unidos. No deja de ser llamativo que una de las ltimas visi-tas de Hassn a Washington fuera en septiembre de 1991, meses an-tes de que Prez de Cullar redactara su informe desvirtuando grave-mente el Plan de Paz pactado entre las partes, como igualmente fuellamativo que visitara EE.UU. el 15 de marzo de 1995, en un mo-mento clave para el desarrollo del plan de paz. En esa visita aprove-ch para hablar tambin con Butros Gali. La monarqua marroqu

    jug sus habituales cartas ante EE.UU.: primero, vendi la idea (po-co creble para los bien informados) de que segua teniendo una con-

    tribucin crucial en el proceso de paz entre rabes e israeles: pero siesto pudo tener alguna credibilidad con Hassn, la ha perdido total-mente con Mohamed VI; segundo, que su papel era importante parafrenar el radicalismo islmico; y, tercero, que su presencia era econ-micamente rentable (aprovech su visita para firmar un contrato conuna empresa norteamericana para la construccin de un proyectoenergtico en Casablanca valorado en 1.500 millones de dlares, casi200.000 millones de pesetas). El problema es que Argelia es econ-micamente ms rentable y constituye un freno ms importante queMarruecos al auge del islamismo.

    La independencia del Shara Occidental, clavede su estabilidad interna del Shara Occidenal

    La aceptacin por Marruecos, en 1981, del referndum de autode-terminacin supuso un importante paso hacia a la estabilizacin in-terna del territorio. Ciertamente, a pesar de su aceptacin exterior,

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    Marruecos en el interior no disminuy la represin de quienes pos-tulaban el referndum. Sin embargo, el principio del referndum erala base para poder devolver la paz al territorio. En efecto, el refern-dum constituye el medio mediante el cual se puede formalizar elconflicto a travs de un procedimiento objetivo que permite una so-lucin justa e indiscutible.

    Resultaba inconcebible que Marruecos pusiera en cuestin su pala-bra, volvindose atrs despus de haber aceptado solemne y repetida-mente (cumbre de la OUA en Nairobi, aceptacin del plan de paz en1988, aceptacin de los acuerdos de Houston en 1997) ante la comu-nidad internacional el principio del referndum. Sin embargo, la llega-da de Mohamed VI ha tenido como consecuencia que Marruecos hafaltado a la palabra dada a toda la comunidad internacional. Era sabi-do que Marruecos tena miedo e inseguridad ante la consulta. A pesarde las afirmaciones de Hassn II y de Mohamed VI de contar con elapoyo de sus fieles sbditos saharauis, el intento, primero, de am-pliar de forma brutal el censo y, despus, de no admitir ni siquiera uncenso ampliado, traduce la conviccin interna marroqu de que la po-blacin saharaui quiere la independencia.

    1. En efecto, de un lado, parece claro que, pese a las deserciones dedirigentes saharauis a las filas marroques, el pueblo residente en loscampamentos de Tinduf apoya de forma total la independencia. Co-mo afirma Barbier, la proclamacin de la RASD y la organizacin delpueblo saharaui no slo han colmado un vaco jurdico permitiendosobrevivir a los refugiados, sino que ha conseguido administrar y en-cuadrar polticamente la poblacin de los campos subviniendo a susnecesidades esenciales (alimentacin, educacin, sanidad) creando unverdadero Estado en el exilio. Gracias a los innumerables sacrificios ydificultades se ha logrado formar un verdadero pueblo saharaui, uni-

    do y solidario, dotado de una conciencia nacional y encaminado ha-cia la lucha por su liberacin nacional 13, algo que pareca lejano en1975 cuando los lazos tribales an se cruzaban peligrosamente con laconciencia nacional 14.

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    13 Maurice Barbier, Le conflit du Sahara Occidental, LHarmattan, Pars, 1982, p. 213.

    14 Juan Segura Palomares, El Shara, razn de una sinrazn, Acervo, Barcelona, 1976, p. 197.

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    2. Por lo que respecta a los saharauis de las zonas ocupadas, Ma-rruecos ha realizado una intensa poltica de captacin de los saha-rauis (y de paso tambin de tentacin a los refugiados de Tinduf)con cuantiosas inversiones en el Shara para mejorar la vida en su zo-na, impulsando la construccin de servicios (mezquitas, edificios, ho-teles, mercados y aeropuertos), con aumento del comercio y de laprosperidad de la gente. Adems, Hassn ha establecido exencionesde impuestos, crditos fciles y promesa de trabajo a todos los resi-dentes en el Shara Occidental 15. Estos beneficios tambin se aplicana la multitud de colonos marroques trasladados all16. Algunos analis-

    tas llegaron incluso a decir que la poblacin del Shara ocupado vo-tara sin duda en favor de convertirse en parte de Marruecos 17. Loshechos han demostrado lo contrario.

    En primer lugar, tambin Espaa realiz muy cuantiosas inversio-nes en el Shara y mejor sensiblemente las condiciones de vida delos nativos sin que por ello, antes al contrario, se frenara el indepen-dentismo.

    En segundo lugar, la venida masiva de marroques (hoy da slo ElAain tiene unos 130.000 habitantes, en su inmensa mayora marro-ques) muy posiblemente ha podido despertar el pnico de los saha-

    rauis que han quedado all, que ven marroquinizarse su tierra, suscostumbres, su lengua, etc.

    En tercer lugar, existe un importante factor sociolgico que nopuede olvidarse: aunque el hombre saharaui es uno de los rabes msoccidentalizados, la mujer saharaui es muy tradicional y se ha consti-tuido en el autntico depsito de la tradicin de su pueblo, que ha co-municado a los hijos constituyendo de este modo una autntica ba-rrera a la marroquinizacin de los saharauis de las zonas ocupadas.

    En cuarto lugar, y como corolario lgico de lo anterior, los testimo-nios sobre revueltas de la poblacin saharaui bajo dominio marroqu

    (El Aain, Smara) y sobre detenciones, desapariciones y torturas de

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    15 Gilles Perrault, Nuestro amigo el rey, trad. de Fernando Santos Fontenla, Plaza&Jans/Cambio 16,Barcelona, 1981, p. 285.

    16 Juan Madrid: Los bonitos domingos de El Aain, El Pas, 29-5-1994, suplemento Domingo, p. 14.

    17 Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional (CESEDEN): Resumen estratgico 1983-1984del International Institute form Strategic Studies (trad. de Francisco Planelles Bonells), Boletn de In-formacin, n 2/1985, p. 183.

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    saharauis por parte de los agentes de Hassn, parece que avalan que lapoblacin autctona sigue rechazando a Marruecos. Adems de estarepresin fsica tambin se ejercen diversas formas de represin psi-colgica: vigilancia continuada, prohibicin de visitar a parientes,etc 18. La intifada saharaui desencadenada el 20 de mayo de 2005 yque un ao despus sigue activa es la prueba de cuanto se dice aqu.

    Pero hay, en quinto lugar, un argumento definitivo: si MohamedVI no celebra ahora el referndum es porque, simplemente, est segu-ro de perderlo.

    3. Hassn, primero, y Mohamed VI, despus, han intentado con supoltica sembrar la discordia futura en el Shara Occidental. La pecu-liar soberbia de Hassn 19 estaba profundamente herida por la resisten-cia saharaui a rendirle acatamiento, por lo que, en venganza, Hassnquiso obstaculizar y, envenenar un posible triunfo saharaui.

    Para obstaculizar un eventual triunfo saharaui en el referndum,Hassn II dise una poltica de transferencia de colonos, de clarainspiracin estalinista, con la intencin de bloquear la situacin, concontinuas violencias intercomunitarias entre los saharauis y los ma-

    rroques unionistas (como de hecho cierta propaganda marroquempieza a denominar a los colonos). Este ltimo supuesto sera elpreferido por Hassn como acto ltimo de venganza, al disear eltraslado de colonos 20. Lo cierto, sin embargo, es que desde que se

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    168 SHARA OCCIDENTAL: INDEPENDENCIA, PAZ Y SEGURIDAD/CARLOS RUIZ MIGUEL

    18 Valgan dos datos a ttulo de ejemplo. Por un lado, Mohamed Gali Ahmed, saharaui que huy de losterritorios ocupados, me explic personalmente su tragedia familiar. Varios familiares fallecidos en lascrceles marroques; tena prohibido visitar a sus hermanos; si por una urgencia se ausentaba de la ciu-dad donde resida deba presentarse inmediatamente en la comisara del lugar al que se hubiera dirigidoy hacer acto de presencia en la misma dos veces al da. Por otro lado, cuando el 16-17 de julio visit ElAain una delegacin polisaria para entrevistarse con Marruecos (reunin que fue boicoteada por Ma-rruecos, por cierto) los familiares de los polisarios en las zonas ocupadas no pudieron hablar siquieracon sus parientes del exilio a pesar de la presencia de la MINURSO.

    19 Refiere Perrault acerca de Hassn que todos los que le rodean deben recibir sus humillaciones,aceptarlas y volver a besarle la mano, en la palma y en el dorso. (...), durante un Consejo de Ministros, unmiembro del Gobierno, abrumado por la clera real, haba balbuceado: Majestad, soy vuestro esclavo,y Hassn haba exclamado: No basta con decirlo! Hay que serlo. As es como quiero que se me sirva(Perrault, op. cit., p. 209).

    20 En unas importantsimas declaraciones, las primeras admitiendo que aceptara un resultado en elreferndum a favor de la independencia, a la pregunta Y qu pasara si el Polisario ganase? contes-

    t: Los partidarios de Marruecos en el Shara estaran expuestos a un genocidio y habr que defen-derlos. Marruecos se retirar, pero dejar a su gente los medios para sobrevivir asegurndoles su leg-

    tima defensa (Entrevista con Patrick Sabatier, El Pas29-X-1994, p. 2).

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    desencaden la rebelin pacfica contra la ocupacin (la intifada dela independencia), el 20 de mayo de 2005, han sido escasos los su-puestos en que ha habido enfrentamientos entre civiles. En efecto,en el Shara se da una circunstancia que distorsiona aquellos planesde Hassn II: en un Shara anexionado a Marruecos las riquezas sonaprovechadas slo por la monarqua y su majzn, mientras en unShara independiente los colonos mejoraran sustancialmente su ni-vel de vida. Eso podra explicar por qu los colonos no se han movi-lizado tanto como el rgimen marroqu hubiera esperado en favordel unionismo.

    Pero si, a pesar de estos obstculos, vencieran los saharauis el refe-rndum, se encontraran con que en su pas existen 65.000 soldados(segn las previsiones del plan de paz, pues ahora hay 120.000) ycasi 250.000 civiles marroques, frente a la escasa poblacin saharaui.El objetivo sera envenenar la victoria con un conflicto intercomuni-tario. La experiencia sovitica, sin embargo, demuestra que por msque las repblicas fueran intensamente rusificadas, los rusos (ma-rroques) terminaron aceptando los Estados independientes surgidosde la desintegracin de la URSS.

    Ahora bien, si el referndum lo ganaran los marroques, la situa-cin sera mucho ms inestable. O bien se reanudara la guerra porquienes no acepten el resultado, o bien el interior del Shara estaraabocado a una violencia desesperada. Sera discutible si esa situacingenerara violencia terrorista, pues hasta el momento los saharauis nohan acudido a ese expediente, pero si todas las salidas se cierran tam-poco sera excluible esta hiptesis como medio de minar el apoyo in-terno marroqu a la anexin.

    Finalmente, en el supuesto de que se produjera un retraso sine diedel referndum se agravara la actual situacin de exilio de los saha-rauis. Sin embargo, no parece que el exilio prolongado vaya a acabar

    con el problema. Otros exilios, ms largos an, son prueba de ello. Elcaso palestino, con todas las diferencias que existen con el caso saha-raui, demuestra que un largo exilio no necesariamente se traduce enuna integracin de los exiliados en las sociedades de acogida.

    4. En conclusin, la nica solucin viable a largo plazo para laestabilidad de Marruecos es la independencia del Shara. De la inte-

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    ligencia de la monarqua marroqu depender realizar con dignidadesa operacin.

    La independencia del Shara Occidental, clavede la seguridad de las fronteras espaolas

    1. Es conocido que Marruecos tiene una reivindicacin expresasobre Ceuta, Melilla y los peones e islas norteafricanos (Perejil,

    Vlez, Alhucemas y Chafarinas) y una reivindicacin latente sobreCanarias. Esa reivindicacin se encuentra tanto en el plano simblicocuanto en el de ciertas prcticas diplomticas.

    En el plano simblico, es importante recordar que los monarcasmarroques (Hassn II y Mohamed VI) suelen recibir a los lderes in-ternacionales en un saln decorado con un mapa donde est colorea-do en amarillo lo que ellos entienden por territorio marroqu. Estemapa, que han podido ver presidentes espaoles como Felipe Gonz-lez, Jos Mara Aznar o Jos Luis Rodrguez, no slo sombrea enamarillo como territorio marroqu todo el Shara O ccidental, sino

    que tambin incluye en ese color a Ceuta, Melilla, los peones delnorte de frica... y el archipilago canario!

    En el plano diplomtico, la reivindicacin sobre Ceuta, Melilla ylos peones se traduce en actos hostiles como la concesin de licen-cias petrolferas en las aguas espaolas adyacentes a estos territorios,efectuada el 30 de julio de 2004. Meses antes, en diciembre de 2003,Marruecos protest contra unas concesiones petrolferas que el Go-bierno espaol (presidido entonces por Aznar) hizo a la empresaRepsol sobre la plataforma continental que se encuentra en el ladoespaol de la mediana trazada entre las costas espaolas de Canarias

    y las costas marroques (de la regin de Tarfaya). Marruecos no hareconocido que la plataforma continental ms all de la mediana(desde el lado marroqu) pueda ser espaola y, lo que es ms grave,nunca ha dicho hasta dnde llega su plataforma continental. En eldiscurso, de momento oculto, late la idea delirante de que las islasdel archipilago emergen de una plataforma continental que es ma-rroqu... luego las islas tambin seran marroques.

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    2. La independencia del Shara Occidental contribuye a la seguri-dad de todas nuestras fronteras del sur, tanto las de Ceuta, Melilla elislotes, como las de Canarias.

    A. En el caso de Ceuta, Melilla y los peones, la independencia delShara tendra un significado muy ntido: la violacin de la fronteradel Shara Occidental, internacionalmente reconocida, operada apartir de 1975 no sera reconocida. Con este antecedente, se podraobtener la seguridad de que una eventual violacin de la frontera en-tre Espaa y Marruecos en el norte de frica no tendra ninguna po-

    sibilidad de ser consagrada con el tiempo.Desde esta perspectiva, la tesis de negociar con Marruecos el pro-

    grama Ceuta y Melilla espaolas, a cambio del Shara Occidentalmarroqu sera un suicidio, pues el reconocimiento de la soberanadel Shara sera un precedente de que otra futura violacin de la fron-tera internacional y subsiguiente invasin y ocupacin podra termi-nar igualmente con la consagracin de la anexin. Por tanto, frente aesa tesis slo resulta viable la de Ceuta y Melilla espaolas y SharaOccidental independiente.

    B. En el caso de Canarias, los argumentos seran dos. El primer ar-gumento sera una reproduccin del expuesto para Ceuta, Melilla ylos peones. Ante una eventual violacin de la frontera martima ouna eventual ocupacin de alguna isla, sera trasladable el argumentoexpuesto para responder a una eventual violacin de las fronteras conestos territorios norteafricanos del Mediterrneo.

    Pero, adems, hay un segundo argumento. Como se ha dicho, Ma-rruecos tiene una no concretada reivindicacin sobre las aguas, la pla-taforma continental y, eventualmente, las Islas Canarias. En esta si-tuacin no da igual, ni mucho menos, que lo que haya enfrente de lasislas sea un solo Estado (Marruecos) o sean dos (Marruecos y la

    RASD). Si existieran dos Estados, en lugar de uno, la reivindicacinsobre las aguas o la plataforma continental (y, eventualmente, las is-las) espaolas en el Atlntico quedara desactivada. En efecto, cmoargumentar que el archipilago emerge de la plataforma continentalmarroqu si comparte plataforma continental tambin con laRASD? No slo eso. En la medida en que el Estado con el que la Es-paa archipelgica del Atlntico tendra ms fronteras martimas sera

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    la RASD, y dado que la RASD no es un Estado de aspiraciones ex-pansionistas sobre Espaa, se podra tener la muy razonable seguri-dad de que las fronteras espaolas en Canarias quedaran estabiliza-das con la existencia de un segundo Estado vecino: una repblicasaharaui independiente.

    3. La amenaza del expansionismo marroqu en el futuro podraafectar a los territorios peninsulares. Esa amenaza slo se conjuraracon un Shara Occidental independiente.

    El objetivo expansionista marroqu del Gran Marruecos utiliza-do para reivindicar el Shara Occidental, no es sino la reivindicacinde las fronteras alcanzadas por el imperio almorvide en su momen-to de mximo desarrollo territorial. El Shara Occidental, Maurita-nia, el oeste de Argelia, Ceuta, Melilla y los islotes se reivindicanporque formaban parte del imperio almorvide. Ahora bien, el impe-rio almorvide tambin comprendi Al Andalus, es decir, la zonade la Pennsula Ibrica dominada por los musulmanes. Si se preten-den unos supuestos derechos h istricos basados en el imperio al-morvide, no se ve la razn de excluir de esa reivindicacin en el fu-turo a la mitad sur de la Pennsula, excepto que, de momento, no se

    quiera alarmar.Desde esta perspectiva, la independencia del Shara Occidental,

    entendida como negacin de unos supuestos derechos histricos he-redados del imperio almorvide sera una garanta ante la futura ten-tacin de reivindicar los territorios peninsulares que tambin fueronocupados por los almorvides.

    La independencia del Shara Occidental, necesariapara impedir el acoso migratorio a Canarias

    La independencia del Shara Occidental constituye un elementoesencial para frenar la ofensiva migratoria que est amenazando gra-vemente al Archipilago Canario. La que puede calificarse, sin exage-racin, como invasin de emigrantes ilegales, constituye la mayoramenaza social y econmica que han sufrido las Canarias desde hacemuchsimo tiempo.

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    La relativa cooperacin marroqu para disminuir (en ningn caso,eliminar definitivamente) la emigracin ilegal a travs de las fronterashispano-marroques en Ceuta y Melilla y a travs del Mediterrneo,no ha sido una cooperacin plena con Espaa. La prueba, definitiva,es que por las fronteras hispano-marroques siguen entrando sbditosmarroques y que Marruecos sigue negndose a aplicar el Acuerdo dereadmisin de emigrantes ilegales de terceros Estados, ratificado en1992. Esa relativa cooperacin, en realidad, ha sido un desplazamien-to de la presin migratoria desde el Mediterrneo hasta el Atlntico.Esa presin se puso de manifiesto, primero, con el envo de pateras

    desde el Shara Occidental ocupado por Marruecos. En un segundomomento, se intent desplazar el punto de partida de las embarcacio-nes a Mauritania, pero ante la existencia de una colaboracin rpidapor las autoridades mauritanas, en un tercer momento se ha traslada-do la base a Senegal. No casualmente, Senegal es uno de los ms fir-mes aliados de Marruecos en el continente africano. A da de hoy, lacooperacin marroqu contra la emigracin ilegal no consta que sehaya traducido en ninguna gestin ante Senegal.

    El hecho es que la emigracin ilegal que parte de Senegal, no slodebe atravesar las aguas de Mauritania (pas que dispone de una Ar-

    mada de mnima entidad), sino tambin las aguas del Shara Occi-dental. Y aqu encontramos una de las claves de la crisis de los cayu-cos. La Armada marroqu, tan diligente en el apresamiento debuques pesqueros espaoles, no consta que haya detenido un slo ca-yuco cargado de emigrantes ilegales.

    La situacin es verdaderamente humillante. Por un lado, Marrue-cos considera que las aguas del Shara Occidental son suyas y, porello, no ha cejado de trabajar para firmar un acuerdo pesquero (ilegal)con la Unin Europea que le reconozca derechos sobre esas aguas 21.Sin embargo, por otro lado, Marruecos no se considera concernido

    en absoluto a la hora de localizar y detener los cayucos que, rumbo aCanarias, cruzan por esas mismas aguas del Shara Occidental ricasen pesca que se hallan bajo su control. El asunto tiene an mayor gra-vedad porque fue el gobierno del presidente Rodrguez el que presio-

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    21 He argumentado la ilegalidad de este acuerdo en mi trabajo El acuerdo de pesca UE-Marruecos oel intento espaol de legalizar la ocupacin marroqu del Sahara Occidental (7-III-2006), publicado enla pgina web del Grupo de Estudios Estratgicos: http://www.gees.org/articulo/2232/

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    n en todos los niveles de la Unin Europea para que se firmara esteacuerdo de pesca con Marruecos englobando las aguas del SharaOccidental, mientras ahora no ha hecho la ms mnima gestin paraexigir la colaboracin marroqu para detener a los cayucos que transi-tan por esas aguas.

    Un Shara Occidental independiente, sin duda, mantendra unaactitud de mayor colaboracin con Espaa y, especialmente, con Ca-narias. La relacin de amistad entre Canarias y el Shara Occidentalse remonta a muchos siglos. Y, adems, es notorio que si el Shara

    Occidental fuera independiente sera un territorio prspero, l mismotambin objetivo de la emigracin ilegal. Un Shara independiente notendra ningn inters en no colaborar con Espaa en la lucha contrala emigracin ilegal, a diferencia de lo que ocurre con Marruecos.Puede decirse, con toda rotundidad, que la crisis de los cayucos quesufre Canarias en el ao 2006 tiene su causa, directa, en que el SharaOccidental no sea un Estado independiente.

    La independencia del Shara Occidental, germen

    de la democracia en la regin

    La independencia del Shara se puede obtener mediante la retiradaunilateral de Marruecos o por medio de un referndum de autodeter-minacin. La primera no es, evidentemente, imposible, pero a da dehoy aparece sumamente improbable. Por ello, parece que la indepen-dencia completa del Shara Occidental slo ser posible merced a lacelebracin de un referndum de autodeterminacin. La celebracinde este referndum no slo tendra una importancia jurdico-polticaen el plano internacional. Tambin sera de extraordinaria relevanciaen el plano interno como afirmacin del principio democrtico.

    El norte de frica, y todo el mundo rabe, constituye una reginen la que la democracia o es negada o es desvirtuada.

    1. En el caso de Marruecos, como es sabido, el principio ms im-portante del rgimen poltico no es la democracia sino la monarqua,entendida, no como forma de gobierno (es decir, como una forma de

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    ejercer un poder constituido, el ejecutivo), sino como forma de Esta-do (es decir, como afirmacin de que el titular del poder constituyen-te es el monarca). Toda tentativa de democratizacin y de estableci-miento de un Estado de Derecho en Marruecos se enfrenta con esteobstculo insalvable: una monarqua soberana.

    En primer lugar, la celebracin, por impulsos internacionales, deun referndum de autodeterminacin en el Shara ocupado por Ma-rruecos supondra una consagracin del principio democrtico por-que la decisin sobre un asunto esencial de la poltica marroqu ya noestara en las manos soberanas del rey, sino en las manos soberanasdel pueblo: del pueblo saharaui, en este caso. La soberana del rey,como todo poder absoluto, se quebrara en el momento en que ya nofuera un poder absoluto... y, en efecto, ese poder habra dejado de serabsoluto porque tendra una importante excepcin: el Shara Occi-dental. A partir de ah, en mi opinin, la democracia se convertira enun camino imparable en Marruecos.

    En segundo lugar, la celebracin del referndum de autodetermi-nacin sellara la idea de Estado de Derecho en Marruecos. La ideade Estado de Derecho se puede resumir en que el poder est someti-do en su actuacin a reglas previas que debe respetar. En el caso delShara Occidental est claro que hay un Derecho que ordena cele-brar un referndum de autodeterminacin. La celebracin por Ma-rruecos de este referndum sera vista como una seal creble de queMarruecos est dispuesto a asumir la idea de Estado de Derecho, estoes, la idea de que el poder acta de acuerdo con el Derecho tal y co-mo est formulado previamente.

    La cuestin es an ms importante porque no slo la realizacindel referndum en el Shara Occidental ser el desencadenante de lademocracia y del Estado de Derecho en Marruecos... sino que su norealizacin supondra la imposibilidad definitiva de democratizar Ma-

    rruecos y convertirlo en Estado de Derecho. Si en este asunto en elque las exigencias jurdico-internacionales son tan claras, Marruecosno acepta el principio de la democracia (referndum de autodetermi-nacin) y del Estado de Derecho (cumplimiento de las resolucionesaprobadas por la ONU y confirmadas por el Tribunal Internacionalde Justicia), cmo confiar en que en el futuro Marruecos vaya a con-vertirse en un Estado de Derecho democrtico?

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    2. En el caso del Shara Occidental, nos encontraramos ante la ba-se de un futuro Estado democrtico. No es casual, ni mucho menos,que el Estado ms democrtico del norte de frica y, quiz, del mun-do rabe, sea Argelia, pas que ha celebrado las nicas elecciones notrucadas en esa regin (en concreto, las ltimas elecciones presiden-ciales). Y no es casual porque Argelia, adems de a una cruel guerracivil, debe su independencia a un referndum de autodeterminacin.La decisin del pueblo, la democracia, se halla inscrita como princi-pio mximo desde el momento mismo del nacimiento del Estado y,por eso, es indiscutible.

    La idea democrtica se halla inscrita en la RASD. Esto es as,en primer lugar, porque la propia Repblica, proclamada el 27 defebrero de 1976, est dispuesta a someter a la decisin del pueblosu propia continuidad (para que el pueblo decida si quiere seguirexistiendo como repblica independiente o quiere integrarse enMarruecos). Pero adems, en segundo lugar, la idea democrtica esla gran aspiracin del pueblo saharaui que no hace sino reclamarla celebracin justa y transparente de un acto supremo de demo-cracia para decidir sobre el destino de todo el Shara Occidental.Finalmente, en tercer lugar, conviene no olvidar que la RASD haido desarrollando instituciones democrticas que han alcanzadoun notable desarrollo y que son fruto de elecciones libres y com-petitivas, dentro de las grandes limitaciones que impone su situa-cin actual.

    En el Shara Occidental es muy probable que pueda suceder lomismo. Precisamente porque la independencia sera fruto de la apli-cacin del principio democrtico, desde sus propios orgenes unEstado saharaui independiente no reconocera un principio superioral democrtico. Y, precisamente por eso, si hubiera tentativas de

    desvirtuar este principio democrtico, la sociedad reaccionara res-tablecindolo.

    No slo eso. Un referndum de autodeterminacin consagrara uncuerpo electoral nico que nadie se atrevera a alterar en el futuro.Creara, de esta forma, una unidad poltica que desactivara eventua-les disensiones tribales o tentativas de fragmentacin del pueblonico en agrupaciones de tribus.

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    La independencia del Shara Occidental,freno al islamismo en el norte de frica

    1. Se ha hablado antes de la escasa fiabilidad de la monarqua alauita,que hace econmicamente muy peligroso un Shara marroqu. Si seconsolidara el dominio marroqu, la explotacin plena y pacfica delos fosfatos del Shara convertira a Marruecos en poseedor de lastres cuartas partes de las reservas mundiales de fosfatos, lo que de fac-to le situara en una posicin de monopolio peligrossima para la agri-cultura del mundo occidental ante la eventualidad de que Mohamed

    VI, si as conviene a su permanencia en el trono, d un giro antiocci-dental y proislamista, o de que, ante la corrupcin del rgimen alauita,los islamistas se hagan con el poder. Es mucho ms prudente que lasreservas de un mineral tan estratgico como los fosfatos estn en va-rias manos y no slo en unas. A esto se le aadira el riesgo aadidode ver a ese Marruecos anexionista explotando el eventual petrleodel Shara Occidental.

    2. El riesgo apuntado no es retrico. En primer lugar, es un hechoque la monarqua marroqu no dud ni un momento en entregar el al-ma de los marroques al wahabismo si a cambio el principal promotorde esa secta (Arabia Saud), financiaba con su abundante dinero laocupacin militar del Shara... como as ocurri. El resultado de eseirresponsable juego ha sido un auge espectacular de grupos de yiha-distas marroques 22. Por si fuera poco, la estrategia de la monarqua deMohamed VI es la de fomentar entre la juventud saharaui de las zo-nas ocupadas el islamismo bajo la forma en que lo predica el PJD(Partido de la Justicia y el Desarrollo, partido islamista cercano alMajzn). Ante la constatacin de que los saharauis de las zonas ocu-padas no se integran en los partidos tradicionales marroques, el Maj-zn ha lanzado una ofensiva para que los jvenes de las zonas ocupa-

    das canalicen sus entusiasmos hacia el islamismo en lugar delindependentismo.

    Si Marruecos quedara en manos de los islamistas, importantes ri-quezas estratgicas quedaran en manos de ellos. Desde esa perspecti-

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    22 He tratado de ello en mi anlisis Integrismo y crisis poltica en Marruecos, Real Instituto Elcano(3-VI-2003) [http://www.realinstitutoelcano.org/analisis/298.asp]

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    va el peligro del islamismo podra aminorarse o controlarse mejorcon un Shara independiente. El islamismo es un peligro real, no sloen frica o en Asia atacando o desestabilizando a aliados de EE.UU.(Turqua, Egipto, Israel), sino en la propia Europa y aun en losEE.UU. (atentado a las Torres Gemelas). El islamismo terrorista,constituye una clara evidencia de ello. En efecto, llama la atencin elelevado nmero de marroques que engrosan los grupos terroristas is-lmicos, mientras que a da de hoy, no consta que ni un solo saharauise haya enrolado en esas actividades.

    3. El Shara Occidental ha mostrado ser ajeno al islamismo, a dife-rencia de Marruecos, donde el islamismo pulula cada da con ms in-tensidad. La sociedad saharaui, quizs por el nomadeo, quizs por lamayor presencia de la herencia bereber, ha probado ser menos recep-tiva a las corrientes del integrismo islmico. No deja de ser llamativoque, pese a los esfuerzos marroques, ni la sociedad saharaui ha cadoen el islamismo, ni se haya podido detectar la presencia de ningn sa-haraui implicado en el terrorismo yihadista, como contraste con lasnumerossimas implicaciones de ciudadanos marroques que dicenmuy poco de los gobernantes marroques.

    CONCLUSIN

    La pregunta interesa un Shara Occidental independiente?, tienecomo respuesta un inequvoco S porque:

    1. La independencia del Shara Occidental es la nica solucin pa-ra conseguir la estabilidad del norte de frica, afirmando de modo in-discutible la intangibilidad de las fronteras heredadas del colonialismo.

    Todo lo que suponga una alteracin de estas fronteras por la fuerza su-pone un aliciente para provocar la inestabilidad poltica en la regin. Ysin estabilidad poltica en la regin, no habr aprovechamiento pacfi-co de sus riquezas naturales. Por esa razn, el Shara nodebe ser entre-gado a Marruecos.

    2. La independencia del Shara Occidental es la forma de queOccidente pueda gozar de un aliado fiable en el norte de frica.

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    3. La independencia del Shara Occidental es la nica solucinpara obtener la paz y la estabilidad en el interior del Shara Occiden-tal, evitando que la revuelta pacfica de la poblacin saharaui de losterritorios ocupados degenere en formas de protesta violenta.

    4. La independencia del Shara Occidental es un elemento im-prescindible para diluir la reivindicacin marroqu sobre el territorioespaol en Canarias.

    5. La independencia del Shara constituira un impedimento defi-nitivo a la emigracin ilegal que por va martima amenaza a Espaa

    en el archipilago canario.6. La independencia del Shara Occidental tendra como origen

    un referndum que es el instrumento democrtico por excelencia. Porun lado, es la va idnea para desencadenar el proceso de la democra-tizacin de Marruecos: si se negase el principio democrtico aqu, se-r difcil que el Majzn acepte democratizar Marruecos. Por otro la-do, en caso de victoria de la opcin independentista lo que surgirser una repblica cuyo principio bsico no podr ser un ttulo divi-no o religioso, sino la democracia. Eso impregnar todo el sistema.

    7. La independencia del Shara Occidental introducir un corta-

    fuegos en la peligrosa expansin del islamismo marroqu impidiendosu extensin a una zona estratgica.

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