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 Textos imborrables: Posiciones simultaneas y sucesivas del sujeto colonial Author(s): Rolena Adorno Source: Revista de Crítica Literaria Latinoamericana, Año 21, No. 41 (1995), pp. 33-49 Published by: Centro de Estudios Literarios "Antonio Cornejo Polar"- CELACP Stable URL: http://www.jstor.org/stable/4530795  . Accessed: 16/09/2011 17:08 Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at  . http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact [email protected]. Centro de Estudios Literarios "Antonio Cornejo Polar"- CELACP is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to  Revista de Crítica Literaria Latinoamericana. http://www.jstor.org

Rolena Adorno - El Sujeto Colonial

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  • Textos imborrables: Posiciones simultaneas y sucesivas del sujeto colonialAuthor(s): Rolena AdornoSource: Revista de Crtica Literaria Latinoamericana, Ao 21, No. 41 (1995), pp. 33-49Published by: Centro de Estudios Literarios "Antonio Cornejo Polar"- CELACPStable URL: http://www.jstor.org/stable/4530795 .Accessed: 16/09/2011 17:08

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  • REVISTA DE CRITICA LITERARIA LATINOAMERICANA Afio XXI, N2 41. Lima-Berkeley, ler. semestre de 1995; pp. 33-49.

    TEXTOS IMBORRABLES: POSICIONES SMIJLTANEAS Y SUCESIVAS

    DEL SUJETO COLONIAL

    Rolena Adorno Princeton University

    L Introduccion: Texto imborrable y sujeto colonial Al proponer el tema para este coloquio ("quien habla y a quien es-

    cuchamos" en las cronicas de autoria andina o mestiza y en relacion con la cuestion de la subjetividad literaria), Antonio Cornejo-Polar nos pide reconocer que, mas alla de la experiencia escrituraria especifica de un Guaman Poma o un Santacruz Pachacuti y auin las del Inca Garcilaso de la Vega o Titu Cussi Yupanqui, tan diferentes entre si, las lecturas criticas de sus escritos tienen implicaciones mayores que los casos nombrados. Ya no se trata de "explicar" tres o cuatro textos sino de reflexionar sobre ciertos procedimientos o tendencias textuales que tienen relevancia para practicas discursivas y semiologicas asociadas con el colonialismo en general. Los principios o las tendencias en cues- tion no se limitan solo a los sujetos de escritura surgidos de la experien- cia indigena o mestiza sino que pueden abarcar la gama de sujetos percibidos en los discursos coloniales.

    El principio que quisiera elucidar aqui tiene que ver con la multi- plicidad de posiciones asumidas por el sujeto. Aunque he desarrollado en otro momento la idea de multiples y a veces contradictorias posi- ciones ocupadas por un sujeto en un eje sincronico (Adorno 1988a, 1988b), me gustaria afiadir aqui la dimension diacronica. Se trata de ver como se representa en un texto (una entidad sincronica) momen- tos en sucesion como si fueran simultaneas, es decir, se presenta una sincronicidad que se entiende s6lo al atender a las posiciones en suce- sion que alli se encuentran latentes o medio borradas. Para llegar a tales consideraciones, es necesario tomar en cuenta las relaciones en- tre diversos escritos y las de ellos con sus aimbitos contextuales o, mejor dicho, con los factores que se han considerado como constitu- yentes de contextos relevantes.

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    Una de las maneras mas eficaces de contemplar este fenomeno de posiciones del sujeto sucesivas y simultaineas es a traves del concepto del palimpsesto, desarrollado a lo largo de las uiltimas decadas por Ge- rard Genette y muy conocido como una metaifora clave de la descons- truccionl. En su ensayo sobre Proust en 1966, Genette destaca la no- cion de sucesivas capas temporales que se sobreponen y se reempla- zan al senialar "como desaparece la magdalena presente a partir del momento en el cual surge el recuerdo de la magdalena del pasado", y como

    la obra de Proust es un palimpsesto donde se confunden y encabalgan varias figuras y varios sentidos, presentes siempre todos a la vez, y que se dejan descifrar solamente todos juntos dentro de su inextricable totalidad (Genette [1966] 1970:53, 75).

    Obviamente hay diferencias muy significativas entre un Proust que busca "la fusion de un instante presente y de un instante pasado, lo contrario del tiempo que pasa: lo extra temporal, la eternidad" para quien el tiempo perdido no es el "pasado sino el tiempo en estado puro" (Genette [1966] 1970:47).

    Al subrayar el hecho de que la imagen del palimpsesto no es em- pleada en particular por Proust, Genette ([1966] 1970:75) cita a De Quincey de los Paraisos artificiales al respecto:

    ZQue es el cerebro humano si no un palimpsesto inmenso y natural? Mi cerebro es un palimpsesto y tambien el vuestro, lector, innumerables ca- pas de ideas, de sentimientos, han caido sucesivamente sobre vuestro cerebro tan suavemente como la luz. Pareci6 que cada una sepultaba a la precedente. Pero ninguna en realidad ha perecido... El olvido, pues, es nada mas que momentaneo... Asi como toda acci6n, lanzada en el torbelli- no de la acci6n universal, es en si irrevocable e irreparable, haciendo abs- tracci6n de sus posibles resultados, igualmente todo pensamiento es imbo- rrable. El palimpsesto de la memoria es indestructible.

    Aquf se acerca al fenomeno que quisiera relacionar con la idea del suje- to colonial de escritura. Si por un lado pudieramos encontrar en los Comentarios reales del Inca Garcilaso el sujeto que busca "el tiempo en estado puro", en otros casos vemos que el sujeto colonial va en direc- cion inversa a la de Proust, solo revelando a su pesar los elementos de momentos anteriores que se pegan a la superficie del texto. En estos instantes, el pasado y la memoria no se pueden borrar sino que se de- jan vislumbrar por el sujeto para el cual es imposible deshacerse no del pasado sino de las formas ajenas y extranjeras de interpretarlo. Este es el fundamento para las nociones de simultaneidad y sucesividad que quisiera destacar en las paginas siguientes. El palimpsesto es, en fin, una metafora que capta una dimension significativa de la subjetividad colonial, y los instantes que traigo a colacion corresponden solo a una de sus manifestaciones principales.

    Quisiera hacer aquf una aclaracion. Aunque empleo el shorthand acostumbrado de "colonial" en relacion con el sujeto, sea entendido que me refiero solo a las constelaciones textuales del siglo dieciseis y a las

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    primeras decadas del siglo diecisiete. Esta es una epoca virreinal muy particular dentro de la experiencia de Espania en las Indias, y la aparto de la epoca transicional del siglo diecisiete maduro y este lo distingo de la epoca posterior -1700 y en adelante- que se caracterizara a media- dos de ese siglo por las reformas borbonicas y una experiencia que mas apropiadamente se podria liamar "colonial" segun el modelo britanico de cuyo caso se ha venido aplicando el termino al mundo hispainico del siglo diecise6is2.

    II. Las posiciones multiples del sujeto colonial El problema del sujeto colonial y la construccion de la alteridad en

    el siglo dieciseis y principios del diecisiete lo voy meditando desde hace algunos afios (Adorno 1988a, 1990, 1990-91) y lo he considerado pen- sando no solo en cronistas andinos sino tambien en alguno mexicano, como el autor texcocano Don Fernando de Alva Ixtlilxochitl (Adorno 1989a, 1989b). La impresi6n que emergio siempre con ma's claridad acerca de Guaman Poma y Alva Ixtlilxochitl era la idea de que los suje- tos de escritura que produjeron se ubicaban en un discurso que podria- mos llamar -y que he llamado- caballeresco. Es decir, que la posicion fundamental ocupada por aquella subjetividad colonial era, primero, de elite o aristocratica, y segundo, representante de una tradicion guerre- ro-militar de larga trayectoria.

    Esta segunda caracterfstica coincidia tanto con los valores espiri- tuales autoctonos como con los valores espanioles europeos. Lo aristo- cratico caballeresco se sometia asi a una doble lectura, desde la tradi- cion europea y/o la dinastica amerindia. Por otra parte, esta estrategia (aristocratizante, militarista) no se presentaba en un vacfo sino que respondia a las conceptualizaciones europeas de los pueblos amerin- dios que los representaban en las cronicas de Indias, o como cobardes o como guerreros a veces feroces y barbaros pero siempre ineptos, es decir, connotados -contaminados- por cierta caracteristica feminizan- te (Adorno 1989b: 227-232).

    Asf, la dignidad etnica se confirmo en el campo de batalla o a tra- ves de las alianzas diplomaticas. La confirmacion de esa dignidad que encontramos en las cronicas indigenas no fue, por supuesto, un ejerci- cio academico por parte de sus autores sino que surgia a la vez de las exigencias de una practica y un mecanismo legales de las relaciones de meritos y servicios. En cierta medida, podemos decir que las cronicas autoctonas participan casi siempre en el discurso orientado por la re- lacion de los meritos de su autor y la probanza de los servicios de sus antepasados3.

    Ahora me gustaria ankadir la dimension diacronica al plantea- miento anterior. En la medida en que Guaman Poma siempre consti- tufa uno de los casos para tomar en cuenta al llegar a un nivel mas amplio de consideraciones, es precisamente la publicacion de nuevos escritos relacionados con el lo que me estimula a hacer esta indaga-

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    cion. Gracias a una serie de litigios publicados por Elias Prado Tello y Alfredo Prado Tello, escuchamos otra de las voces de Guaman Poma -una anterior a la que conociamos. Al ofrecer el Expediente Prado Te- llo una imagen distinta de la que conociamos de este sujeto, la pre- gunta "quien habla y a quien escuchamos" tiene nueva relevancia. Esta no es la voz del defensor del pueblo andino y de "los pobres de Je- sucristo" que acusa a los colonizadores de abusos crueles e inhuma- nos. Es, al contrario, la voz del senior de tierras, la de un propietario hereditario que pide que los indios comunes intrusos en sus propieda- des vuelvan a sus encomenderos y a las minas de su Majestad -las mismas minas que pintara veinte anios mas tarde como el infierno en que se condena a los mitayos andinos al sufrimiento y la muerte. En otra oportunidad he estudiado el proceso legal que los nuevos escritos revelan, con el fin de insertar al Guaman Poma historico en un proceso social ma's amplio que su propia experiencia y de relacionarlo con el Guaman Poma autor de veinte anios despues (Adorno 1993). Contem- plemos aqui las implicaciones mas abarcadoras de estos hallazgos para luego cerrar la discusion reflexionando sobre las categorias de texto, contexto e historia.

    III. Simultaneidad y sucesividad de posiciones subjetivas En cuanto a la multiplicidad de posiciones del sujeto en la epoca

    que estudio aquf, he dado importancia al fenomeno de la "simultanei- dad de varias posiciones del sujeto exigida por las diversas facetas (po- litico-administrativa, teologico-religiosa, etc.)" de las practicas colonia- listas realizadas en los cargos ocupados por las personas que vivian en aquellas circunstancias (Adorno, 1988b:14). Me parece siempre acla- rador en cuanto a esta simultaneidad de posiciones o afiliaciones de grupo el ejemplo que ofrece Fray Alonso Fernandez al elogiar a Fray Bartolome de las Casas en la Historia eclesia'stica de nuestros tiempos [1611]:

    Cuando vino [el Emperador] de Alemania, [Las Casas] le propuso su causa con mucha erudici6n y prudencia, hablando como santo, informando como jurista, decidiendo como te6logo y testificando como testigo de vista (30).

    Esta multiplicidad sincronica implica a la vez la densidad de niveles discursivos aludidos.

    Ahora quisiera aniadir al planteamiento la dimensi6n diacronica, es decir, la sucesividad de posiciones subjetivas. En el caso de Guaman Poma, esta sucesividad sera obvia y clara por el hecho de ver en un segundo texto lo que otro que es cronologica y logicamente anterior nos ensenia. Aunque no lo podemos plantear exactamente en la misma forma para otros cronistas (las circunstancias nunca se reproducen exactamente), el principio que quisiera destacar es, sin embargo, vi- gente para ellos. Es decir, tanto como la simultaneidad de diversas afi- liaciones de grupo en evidencia en el sujeto, nos llama la atencion la

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    sucesividad de ellas. Aunque no aseveraria que esta caracteristica es unica a los sujetos de escritura coloniales (esto debe ser obvio por ha- ber puesto como marco al problema la lectura genettiana de Proust), si diria que es una tendencia de mucho peso en el sujeto colonial pre- cisamente por los vaivenes de fortuna y la ambivalencia hacia el otro que caracterizan de una manera exagerada la experiencia real y ani- mica de las personas que la habian vivido. En todo caso, esto ocurre en la situacion colonial, sea la identificacion del personaje historico la del colonizado, del colonizador o de la superposicion de elementos de las dos perspectivas que con demasiada frecuencia se encuentran en un solo sujeto.

    Mi hipotesis es que, una vez transformadas estas personas his- toricas en sujetos literarios a traves de sus escritos, tenemos que es- tar atentas a sus afiliaciones de grupo simultaneas y tambien a las sucesivas. Estas se presentan a veces como aparentes contradiccio- nes. No obstante, lo que revelan no es una confusion o contradiccion al nivel sincronico sino una sucesividad animica diacronica, disfrazada como simultaneidad al encontrarselo en un solo escrito o un solo texto.

    El caso que quisiera considerar como ejemplo de este proceso surge de mi estudio del Expediente Prado Tello en relacion con la Nueva coronica y buen gobierno. Al contemplar el Expediente, me di cuenta de la importancia, es decir, el valor peyorativo, que el concepto de mit- maq tenia para la persona andina que querfa reclamar derechos de tierras bajo el sistema administrativo virreinal. El concepto de mit- maq es relevante porque se trata de la identidad heredada cuyo signifi- cado cambia no solo con el fluir del tiempo sino tambien por ser objeto de la politica virreinal a partir del regimen de Francisco de Toledo en la decada de 1570. Al releer la Nueva coronica al lado del Expediente, pude apreciar la forma en que el sujeto Guaman Poma tomaba en cuenta aquella identidad familiar y antiguamente prestigiosa; en efec- to, la manipula y la calla en su propio caso y la menciona solo en for- ma de una acusacion contra sus enemigos. Asi vemos el resultado de un proceso anterior a la Nueva coronica que aparece en esta obra, por un lado, como un pronunciamento -ser se-nor y principe- y, por otro, un silencio -el de no mencionar ser de ascendencia de los mitmaq. Lo que parece la pura simultaneidad resulta ser el rastro o la huella de planteamientos de posicion en sucesion. Veamoslo de cerca.

    IV. Tranformaciones coloniales de conceptos autoctonos: el concepto del mitmaq

    El Expediente Prado Tello, publicado con el titulo Y no ay remedio... en homenaje a Guaman Poma, contiene relaciones de procesos legales sobre el airea de Chupas en las afueras de la nueva ciudad colonial de Huamanga y ofrece datos para la reconstruccion de la historia y otros asuntos pertinentes a la zona rural de Huamanga (hoy Ayacucho) en las primeras decadas de la epoca colonial (Prado Tello 1991, 14). Se

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    trata del periodo que se extiende desde la segunda mitad del siglo die- ciseis hasta aproximadamente 1640. Los procesos describen los liti- gios en que Guaman Poma y los miembros de su familia participaban para reclamar terrenos en el airea de Chupas en un periodo de eferves- cencia juridica a finales del siglo dieciseis.

    De estas lecturas podemos sacar algunas conclusiones nuevas. Primero, en la decada de 1590 Guaman Poma se dedicaba a defender sus intereses economicos y lo hizo precisamente dentro del aparato judicial de la administracion colonial espainola. Segundo, no dejo de per- seguir asiduamente sus objetivos hasta el anlo de 1600. Al recordar los acontecimientos de ese aiio en su Nueva coronica, lamento que "mas hacla por mi perdiciones que peticiones" y que "los dichos procuradores son mas proculadrones"4. Tercero, solo despues de 1600 concibio y elaboro su Nueva coronica y buen gobierno5.

    El nuevo hallazgo y sus implicaciones tambien situian la escritura de la cronica en una perspectiva historica mucho mas amplia. El caso del Guaman Poma historico ejemplifica la situacion de los andinos de- signados como "forasteros" por el sistema colonial. Su defensa revela, como analiza Ann Wightman (1990, 113), que el acceso a la tierra por estos forasteros se habia convertido entonces en una relacion nego- ciada donde, en la primera epoca colonial, una generacion logro asegu- rar sus derechos sobre la tierra y las subsiguientes se tuvieron que dedicar a su defensa.

    Las tierras de Chupas reclamadas por Guaman Poma se encuen- tran en las nacientes de los rios que formaban mas abajo el valle de Chupas, que era el nombre original del valle de Huamanga invadido por los espanioles (Macera 1991, 45-46). Esta red hidraulica estaba for- mada por los rios Guatata, La Teneria, el Yanayaco, y el Vifiaca, "a donde se juntan todos los rios que van al gran rio grande del Marano6n" (Macera 1991, 46). Aunque no se reproduce en este trabajo, el mapa que acompania la demanda muestra la dependencia geografica natural de la ciudad de Huamanga en el territorio de Chupas, que sugiere que el control de esta red fluvial era la fuente del poder economico y politico de la ancestral familia de Guaman Poma (Macera 1991, 46).

    Los antepasados yarovilca de Huainuco de Guaman Poma proba- blemente llegaron al area de Chupas como mitmaqkuna con la con- quista o reconquista de la zona por los Incas en el siglo quince (Macera 1991, 28). Segun la Primera parte de la cronica del Peru' de Pedro de Cieza de Leon ([1553] 1986, 250-51 [cap. 88]), el noveno Inca, Inca Yu- panqui (Pachacuti Inca Yupanqui), conquist6 las provincias de los So- ras y los Lucanas, manteniendo a sus habitantes cercados en su refu- gio serrano por dos afios hasta que se rindieron. Guaman Poma (1:157) dibuj6 este famoso episodio en la Nueva coronica, pintando a los de An- damarcas, Lucanas y Soras encima de su fortaleza en posicion de re- sistencia ante el ataque de los capitanes incaicos. De esta manera, aludio a la historia que confirmo el establecimiento de sus antepasados en Huamanga como mitmaqkuna del Inca6. Cieza ([1553] 1986, 250

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    [cap. 88]) confirma que el area estaba poblada en su mayoria por mitmaqkuna (o mitimaes como se solia escribir la palabra en la epo- ca), es decir, los grupos etnicos enviados por el Inca para poblar, prote- ger o cultivar otras tierras perpetuamente7.

    Los mitmaqkuna cumplian tres prop6sitos diferentes: para asen- tarse en tierras recien conquistadas (el caso de los antecedentes de Guaman Poma), para fortificar las fronteras vulnerables del este del imperio, o para poblar tierras yermas y potencialmente productivas (Cieza de Leon [1553] 1985, 63-66 [ch. 22]). Segun el padre Bernabe Cobo ([1653] 1979, 190), los mitmaqkuna eran especialmente honra- dos y privilegiados por el Inca. A pesar de que estaban subordinados a la administracion local en su nuevo lugar de residencia, mantenfan a la vez la vestimenta y los simbolos etnicos de su lugar de origen. Sus res- ponsabilidades comprendian establecer las instituciones de la cultura incaica (religion y lengua) a la poblacion local. Dada la relacion uinica de superioridad/subordinacion entre el grupo local y el de los mitmaq- kuna, existia (por lo menos teoricamente) un sistema de mutuo control donde cualquier rebeli6n que surgiera entre ellos era suprimida (Cobo [1653] 1979, 190).

    Con la llegada de los europeos, el estatus y prestigio de los "mi- timaes" se perdieron y el concepto tomo nuevos significados. En la de- cada de 1570, Toledo fijo los lugares de residencia de los mitmaqkuna donde se encontraban en aquellos tiempos; de esta manera, ellos y sus descendientes se aislaron de los ayullu locales (Wightman 1990, 87). Toledo dividi6 la comunidad indfgena en dos categorias claramente definidas: los originarios, es decir, los miembros nativos de los grupos indigenas asentados, y los yanaconas, los indios separados de sus ayllu de origen y dedicados al servicio de los europeos (Wightman 1990, 52- 53). Los terminos "forastero" y "yanacona" eran utilizados para deno- minar a los grupos de extranjeros o migrantes y los migrantes mas antiguos retenian el nombre de forastero sin tener en cuenta el tiempo de residencia en su nueva comunidad o el grado de asimilacion a ella (Wightman 1990, 53). En el siglo diecisiete, los administradores colo- niales intentaban distinguir entre los

    forasteros revisitados, es decir, los que vivian en sus ayllu respectivos porque sus antepasados ya habian nacido y se habian integrado alli, de los forasteros advenedizos y otros reci6n Ilegados que se encontraban ac- tualmente en un ayllu especifico pero que podian mudarse a voluntad (Wightman 1990, 54).

    Sin embargo, para mediados del siglo, tomando los comentarios de Cobo ([1653] 1979, 189 [lib. 2, cap. 23]) al pie de la letra, observamos que ya no se hacian distinciones entre los mitmaqkuna establecidos mas recientemente y aquellos que se encontraban ya presentes desde el tiempo de los Incas. Cobo ([1653] 1979, 192-93 [lib.2, cap. 23]) se refirio a los indios que habian sido enviados por temporadas (o quiza's permanentemente) a cultivar otras tierras y que permanecian bajo la jurisdiccion etnica de los sefiores de su tierra de origen. Los espafnoles,

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    no obstante, los exoneraron de sus obligaciones para con sus kuraka- kuna y los pusieron bajo la jurisdiccion de los kurakakuna locales, lla- mando por igual mitimaes tanto a los nuevos como a los antiguos po- bladores (Cobo [1653] 1979, 192-93 [lib. 2, cap. 23]). Aunque tales re- glas se vefan como eficientes desde la perspectiva de la administracion colonial, produjeron un caos para aquellos que estaban obligados a vivir bajo ellas.

    Estas practicas forman un contexto critico para comprender el ejemplo de un Guaman Poma que contemplamos aquf no como perso- naje historico sino como sujeto de escritura. Con respecto a sus pro- pios reclamos de las tierras de Chupas, Guaman Poma acuso a sus enemigos de ser advenedizos y es significativo que nunca reclamo para si ser descendiente de mitmaqkuna8. La situaci6n se complica por el hecho de que ambos -los ancestros de Guaman Poma y los de sus con- trincantes en la disputa sobre las tierras, es decir, los chachapoyas9-, provenian de la tradicion incaica de mitmaqkuna y sufrieron por igual modificaciones durante el dominio espaniol. El cargo, antiguamente prestigioso, ahora denotaba significados perijudiciales a la hora de re- clamar las tierras; asi cualquier identificacion como migrante se usaba mas como elemento acusador que como estrategia de auto-represen- tacionlO.

    Dicho todo esto, habria que aclarar que la bu'squeda de marcos in- terpretativos historicamente plausibles no equivale a buscar la fideli- dad historica, es decir, la fidelidad a la experiencia historica del sujeto. El criterio que me permite hablar del estudio de diversas clases de en- tidades escritas dentro de un mismo marco es el mismo que no me permite idealizar la relacion entre la representacion y lo representado.

    V. El palimpsesto: abogacia y silencios

    Es aquf donde leemos el palimpsesto, ese manuscrito antiguo que conserva huellas de escrituras anteriores borradas, y vemos en una aparente simultaneidad de posiciones articuladas su efectiva sucesivi- dad en el tiempo. Pero, ,que tiene que ver esto con la posicion de un sujeto literario expresamente colonial? Creo que una de las caracterfs- ticas del texto de un sujeto colonial de escritura es que suele permitir leer entre lineas los textos escritos por debajo e imperfectamente bo- rrados. Esta practica ocurre a veces deliberadamente calculada por el sujeto de escritura y en otras ocasiones, no. Es decir, el fenomeno del palimpsesto puede ser o consciente o inconsciente por parte del sujeto escritor. Si se construye inconscientemente, se puede revelar una se- rie de posiciones sucesivas en el tiempo presentadas como si fueran simultaneas en el acto de escribir. Al mismo tiempo, si se construye deliberadamente, se puede aprovechar la ocasion para presentar posi- ciones verdaderamente simultaneas como si hubieran ocurrido se- cuencialmente.

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    Un ejemplo grafico de la segunda praictica se encuentra en la Nue va coronica y sirve para ilustrar el principio mas ba'sico que subyace a la idea del palimpsesto. Este ejemplo se encuentra en enunciados que atacan la legitimidad del derecho de soberania de Manco Capac Inca para reinar en los Andes. El texto (Guaman Poma 1: 82) consiste en palabras, escritas clarisimamente, que condenan a Manco Caipac Inca por ser "hijo del demonio, enemigo de Dios" a quien "no le venia por de- recho de Dios ni de la justicia el ser rrey". De su madre, Mama Huaco Coya, se lee que fue "la mayor y maystra criada de los demonios," a quien "no le veni'a casta ni onrra ni se puede pintar por hombre [sic] de todas las generaciones del mundo". Despues, con el mismo cuidado y en la misma tinta, se pone una raya a traves de estos enunciados de tal manera que el lector intuye que no debe leerlos pero que no lo puede dejar de hacer (Figura 1).

    Asi, estas declaraciones comunican y rechazan a la vez una inter- pretacion del origen de los Incas atribuido a la intervencion de Sata- nas. Se puede suponer que Guaman Poma borro ciertas lineas porque en uiltima instancia condenaron de una manera demasiado rotunda- mente la reputacion historica de los Incas. Por extension, harian daino a la propia dinastia del autor a los ojos de un pu'blico de lectores (foraneos) no discriminadores en asuntos de etnias amerindias, porque el cronista identificaba a su madre, dona Beatriz Curi Ocllo, como hija del decimo Inca, Tupa Inca Yupanqui (Guaman Poma 1:14, 15, 111; 2:752).

    El juego de las palabras borradas y las que no, producen un discur- so que solo aparentemente favorece la idea de que el dominio incaico se impusiera por las creencias y supersticiones inocentes de los primeros Incas en vez de por un plan de origen diabolico. Es decir, se presenta la ilusi6n de plantear y luego rechazar la idea de que Satanas haya sido el autor del dominio de los Incas pero en efecto no es una sucesion de po- siciones comenzando con el demonio y terminando con la mera supers- ticion, sino una posicion ambigua que integra diablo y supersticion en un solo conjunto. Asi se presenta la ilusion de la simultaneidad (una posicion ambivalente y compleja pero coherente) como si fuera una sucesion de impresiones en que la u(ltima sustituyera a las anteriores.

    Aunque este ejemplo nos permite destacar diversos niveles del texto como construcciones habilmente elaboradas y manejadas por el sujeto de escritura, los fenomenos mas interesantes y mas revelado- res de este procedimiento son los que ocurren inconscientemente, qui- zas a pesar de lo que se hubiera querido al momento de la redaccion.

    La nueva coronica y buen gobierno nos ofrece una lectura de pa- limpsesto, es decir, un ejemplo de posiciones en sucesion que parecen ser simultaneas, en relacion con el empleo del concepto ya estudiado de mitmaq. En esta instancia, se nos permite ver un texto anterior: la idea de mitmaq como cargo prestigioso otorgado por el Inca a vasallos ejemplares y leales. Se borra su significado colonial actual -el de forastero o recien llegado- en relacion con la propia familia del sujeto

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    Guaman Poma; se suprime el hecho de haberlo sido ellos en tiempos del Inca porque ahora se lo entenderia en su sentido colonial transfor- mado. Me parece sumamente sugestivo este manejo del concepto au- toctono; a traves de ello y de las ideas europeas, se ve como el sujeto colonial agrupa muchos elementos simultaneos y otros sucesivos en un solo texto. Es precisamente por estas transformaciones y super- posiciones de conceptos andinos y europeos que se hace borrosa y en uiltima instancia inu'til la dicotomia europeo/andino en la medida en que la auto-representaci6n o la auto-censura del sujeto de escritura se contamina por criterios ajenos.

    El sujeto Guaman Poma nunca revel6 su herencia familiar de mitmaqkuna, ni en sus peticiones legales ni en la Nueva coronicall. Sin embargo, aprendimos en el Expediente que acuso a sus enemigos los chachapoyas de ser migrantes recientes (Prado Tello 1991, 362, 363). En solo una instancia en el expediente, concretamente en una peticion hecha no por uno de los propios demandantes sino por el pro- tector de naturales (el abogado espafiol o criollo que se encargaba de representar juridicamente a los indios), se describe a Martin de Ayala, familiar de Guaman Poma, como yanacona del hospital de Huamanga (Prado Tello 1991, 371, 373). Ademas, no hay referencia a la herencia de Guaman Poma de ser yarovilca de Allauca Huanuco en ninguna de las peticiones del Expediente. Este silencio se explica a partir de las modificaciones del concepto, ya que el sujeto de escritura asimilo en su lexico la connotacion peyorativa que el termino mitmaq habia adquiri- do en tiempos recientes. Esto se ve en la Nueva coronica (3:929) donde leemos, en la "Consideracion" moral sobre la soberania en los Andes:

    los yndios son propetarios naturales deste rreyno, y los espanioles, natura- les de Espana. Aca en este rreyno son estrangeros, mitimays. Cada uno en su rreyno son propetarios lexitimos, poseedores, no por el rreyno cino por Dios y por justicia de Dios.

    El argumento destacado aqui aplica la antigua ley andina, segun la cual los mitmaqkuna de la epoca incaica (los extranjeros de su tiempo) tenian que subyugarse a las leyes de la tierra donde migraban. Al mismo tiempo, se hace eco de los principios abogados por Bartolome de las Casas en su penuiltima obra, El tratado de las doce dudas [1564], que dictaban que todos los pueblos -cristianos y no-cristianos- tenian derechos de soberania en sus propias tierras, y que los cristia- nos bajo la jurisdicci6n de un rey no-cristiano estaban obligados a obe- decer las leyes de ese monarca (Casas [1564] 1958, 5: 486, 487, 489; Adorno 1989c: 91-95). El ejemplo nos revela un sujeto de escritura que participa de ambas tradiciones culturales pertinentes -la europea tanto como la andina- para abogar por su posicion.

    No obstante, la interpretacion lascasiana del texto se junta con opiniones expresadas sobre el legado de Toledo. A pesar de que el virrey habia dictado leyes para ordenar y controlar el asentamiento de foras- teros, el acto mismo de hacerlo produjo el cuestionamiento del estatus

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    de originario/migrante y un considerable caos social. El empleo del con- cepto de mitmaq en la cita anterior lleva el peso de la connotacion negativa que quita la relevancia de esta posicion social para el ordena- miento de la sociedad andina del momento y ciertamente para el sujeto colonial andino que ahf se expresa. Los mitmaqkuna antiguos que re- presentaban el poder y el prestigio del Inca y llevaban a cabo su mi- sion imperial se convirtieron en los forasteros de la actualidad colonial.

    El empleo en la Nueva coronica del termino antiguo y su supresion con referencia a la propia identidad familiar de Guaman Poma, tanto en el Expediente como en la cronica, implica que, para este sujeto, los forasteros, es decir, los herederos de los mitmaqkuna, estaban para siempre privados de sus derechos antiguos. Dado lo que hemos obser- vado a traves del Expediente Prado Tello en relacion con la Compulsa Ayacucho, esta idea fue el resultado evidente de la propia experiencia personal vivida por el Guaman Poma hist6rico. El texto de la Nueva co- ronica entreabre la puerta, dejandonos evaluar el significado de mit- maq en tiempos coloniales. Desde la perspectiva del sujeto colonizado, significaba nada menos que la desposesion.

    Asf podemos conocer y apreciar las posiciones asumidas por los sujetos coloniales. Mucho mas tiene que ver el manejo sutil y concreto de conceptos claves que el mero hecho de haberlos utilizado. Es evi- dente que en determinado momento el personaje historico Guaman Po- ma habia sido toledista y en otro lascasista. Es evidente que el Gua- man Poma hist6rico habia sido descendiente de mitmaqkuna aunque lo callaba. De todo esto quedan huellas en la Nueva coronica y buen go- bierno. Pero alli no nos enfrentamos con el personaje historico a quien el sujeto literario debe su existencia. Este sujeto nos da las claves, los hints de una existencia y de una conciencia anteriores que nunca va- mos a conocer. Sin embargo, el cronista andino nos ayuda a compren- der no solo las diversas posiciones asumidas simultaneamente sino tambien como el sujeto es el deposito y portavoz de posiciones suce- sivas, imperfectamente borradas, en el tiempo.

    VL Conclusion: Las fronteras borrosas entre texto y contexto

    Debido al hecho de que son los cotejos de escritos los que nos per- miten introducir la nocion de la diacronicidad en posiciones del sujeto que aparentan revelar la sincronicidad, es necesario reflexionar sobre la relacion entre texto y contexto y las nociones que subyacen al con- cepto de cada uno. Para contemplar este asunto, hay que tomar en cuenta lo que se suele llamar el documento hist6rico (en oposicion al texto ret6rico o literario).

    En una primera aproximacion, se podria pensar que la ausencia de una categoria (mitmaq) es irrelevante al estudio de la Nueva coronica y que el documento legal (el Expediente Prado Tello) es un elemento contextual y asi no apropiado para un analisis comparado con la cro- nica. Tal argumento podria corresponder a cierta posicion teorica o,

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    quizas, cierta politica; me explico. Por un lado, se podria tratar de una aproximacion al texto que borra las consideraciones temporales y que pretende que el texto constituya una entidad fuera del tiempo. De aquella manera, ubicarlo en el tiempo con otra obra de su momento no seria relevante. Por otro lado, podrfa provenir de cierto afan de mante- ner la division entre tipos discursivos y no mezclarlos. Cualesquiera que sean las posiciones adoptadas, el dilema se puede comprender en una pregunta: Z,Como se constituyen texto y contexto? Z,Donde existe la frontera entre los dos?

    En paginas anteriores, he borrado la linea divisoria entre los dos, aprovechando el Expediente Prado Tello no solo para tratar de com- prender cierto silencio en la Nueva coronica sino tambien como objeto de estudio al lado de la cronica. Entonces, la pregunta a formular es: ,Cual es la relacion entre texto y contexto, no desde el lado de su pro- duccion e intencionalidad siglos atras, sino desde el de su recepcion y desciframiento hoy dia? Por otra parte, tenemos que formular tambien la pregunta: ,cual es la relacion de texto y documento? ,Existe una diferencia fundamental entre ellos? Intentar dar una respuesta a la primera interrogante necesariamente implica responder a la segunda. Al buscar la elaboracion de interpretaciones que sean historicamente plausibles, no quiero decir el simple reordenamiento de elementos con- textuales que sigan siendo externos al corpus textual, sino que estos elementos se integran con el propio texto en relaciones que solo para nosotros -a una distancia de siglos- se han convertido en opacas.

    No importa si desde un principio definimos la categorna analitica de texto como una construccion altamente mediada y reflexionada, es decir, reconocida por su caraicter interpretativo y en alguna medida persuasivo, o si por "documento" se entiende la representacion de un hecho o de un proceso que sea verificado o verificable. A pesar de que se suele suponer que la relacion del documento con el referente es mu- cho mas directa y mas clara mientras que la del texto al referente se concibe como mucho mas alusiva, mas indirecta, al fin y al cabo los dos nos piden un tipo parecido de analisis y de reflexion. Esta' implicado un conjunto de operaciones para imponerse sobre el objeto de ana6lisis mas que una serie de elementos que construyen el texto mismo.

    El hecho de que este asunto se debata no s6lo en el campo de los estudios literarios sino tambien en el de la historia lo sugiere un ensayo reciente del historiador del Mexico colonial, Eric van Young (1993). Al estudiar el proceso criminal emprendido contra un indio analfabeto en Cuernavaca en 1812 por insurgencia, Van Young (1993, 10) le da un nuevo e importante matiz cuando se refiere a lo que el llama "la tex- tualidad del documento", es decir, no el contenido manifiesto y explicito, sino su caracter de representaci6n y las circunstancias implicitas en su creacion y la potencia de estos factores para crear y moldear su significado: "No es que tenemos un conjunto de significantes que flotan o circulan libremente sino, al contrario, son significantes anclados fir

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    me y especificamente en circunstancias singulares cuyo significado es oscuro o irrecuperable".

    De esta manera podemos hablar de por lo menos tres elementos compartidos por las formas discursivas tipicamente Ilamadas textua- les o documentales pero cuyas diferencias resultan ser un tanto arbi- trarias. Son en si construcciones interpretativas, de valor persuasivo y de fndole pu'blica. Ninguno de los dos es pura transparencia, pura re- ferencia; ninguno de los dos es pura opacidad, pura auto-reflexividad. Segundo, el contexto no es algo ajeno sino que esta intimamente inte- grado -aunque invisible- a la entidad escrita (llamemosla asi por el momento) con el cual forma un conjunto. Es decir, pensar en la nocion de contexto no es reorganizar una serie de elementos externos que se mantengan aislados de la produccion escrita sino contemplar c6mo se integran en ella aunque para nosotros hoy no sean evidentes. Tercero, en esta red de relaciones, el sujeto historico no desaparece ni se frag- menta sino que se construye, se hace presente, insiste en su presencia y en su autoridad.

    Si a partir de la relacion texto/documento se crea una zona borro- sa en la frontera que los separa, esto, por consiguiente, reorienta la problematica en torno al concepto y el significado del contexto. Una vez que se permita entrar en diailogo a escritos de diversas formacio- nes o categorias discursivas, la cuestion del contexto y su diferencia- cion perfectamente discreta y distinta del texto tambien se vuelve bo- rrosa. Asi, conocer la argumentacion de un Guaman Poma sujeto de escritura contra los chachapoyas intrusos y, veinte aiios mas tarde, contemplar su posicion de portavoz de su pueblo, no es llegar a una contradiccion irremediable. El nuevo escrito (el Expediente) que es el primero cronologicamente, y al pasar del tiempo, la yuxtaposicion de la logica de la auto-justificacion y la auto-abogacia, tanto como la logica del discurso legal, nos ofrecen una red de relaciones y el modo de re- construir una imagen del sujeto mucho mas amplio, mucho ma's plau- sible, de la que tendriamos sin hacerlo. Lo que se da, entonces, no es una interpretacion de textos (La Nueva coronica o el Expediente) de un personaje hist6rico sino una aproximacion a la subjetividad colonial cu- yas huellas se encuentran en aquellos escritos. ,Que imagen del sujeto de escritura es, en uiltima instancia, el objeto de mi argumento? Es una subjetividad que se construye a traves de los textos-contextos y es tan poderosa y tan limitada y fragil como lo es el lenguaje que la consti- tuye. A traves de esta subjetividad textual y presente, se nos permite imaginar como seria la creacion, en otros tiempos, de la agencia hu- mana tanto en sus silencios como en su abogacia.

  • ROLENA ADORNO

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    Un texto imborrable: Guaman Poma caracteriza a Mama Huaco Coya. Felipe Guaman Poma de Ayala, Nueva Cor6nica y Buen Gobierno (Codez p&ruvien

    illustrg), Paris: Institut D'Ethnologie, 1936; reimpresi6n 1968.

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    illustre), Paris: Institut D'Ethnologie, 1936; reimpresion 1968.

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    NOTAS

    1. En su "Subtexto andino y discurso sincr6tico en los Comentarios reales del Inca Garcilaso de la Vega", Jos6 Antonio Mazzotti ha iniciado ya la discusi6n del palimpsesto en relaci6n con el texto colonial, y destaca su propia noci6n de "subtexto" como residuo y derivaci6n de diversos "hipotextos" anteriores en su existencia al "hipertexto" genettiano. Dichos "hipotextos" se esconden asi bajo un "hipertexto" que los imita o los transforma, abarcandolos bajo una nueva apariencia (no siempre evidente) como "subtexto". Mientras que Mazzotti ha- ce referencia a la obra mas reciente de Genette (1982) sobre el tema, yo en cambio vuelvo al ensayo de Genette sobre Proust publicado en Figures en 1966.

    2. Sobre la inaplicabilidad a la Espania de la temprana 6poca moderna de los conceptos y teorias del colonialismo elaborados para el estudio de los poderes coloniales, sobre todo la Gran Bretana, en los siglos diecinueve y veinte, ver Klor de Alva, 1992.

    3. Sobre la relaci6n del discurso juridico de esta indole con la cr6nica escrita por el testigo de vista, se puede ver Adorno, en prensa.

    4. Guaman Poma [1615] 1980, 2:918. Todas las citas de la Nueva cor6nica y buen gobierno provienen de la edici6n Murra-Adorno de 1980. El numero del volumen se acompania por la paginaci6n original del manuscrito de Guaman Poma tal como se reestructura en esa edici6n. Las palabras en quechua se transcriben en el alfabeto fon6mico utilizado por Jorge Urioste en la ya men- cionada edicion.

    5. En estudios anteriores, he aseverado que Guaman Poma escribi6 la versi6n final de su obra durante el reinado de Felipe III, o sea, despu6s de 1598, y que prepar6 la mayor parte de ella durante 1612 y especialmente 1613. Sa- qu6 estas conclusiones en base a las evidencias internas que me ofreci6 el manuscrito aut6grafo al examinarlo en Copenhague en 1977 (Adorno 1980, xlii; idem. 1989c, 54-64).

    6. Guaman Poma (1:104-105) fech6 esta conquista antes, durante el reinado del s6ptimo Inca, Yawar Huacac, en lo que difiere de la fecha que ofreci6 Cieza de Le6n.

    7. Cieza ([1553]1986, 250 [cap. 88]) tambi6n confirmo que los Lucanas y los So- ras pertenecian a la jurisdicci6n de la ciudad de Huamanga en el siglo dieci- s6is.

    8. Guaman Poma insisti6 consistentemente en su segunda petici6n que su clan habia poseido las tierras de Chupas "desde el Inca y desde la conquista" (Prado Tello 1991, 331, 332, 336). En su tercera, cuarta, quinta, y sexta peti- ciones (Prado Tello 1991, 345, 347, 348, 360, 365, 366), sin embargo, espe- cificaba que sus antepasados habian poseido las tierras desde el reinado de Tupac Inca Yupanqui pero deduce de esto que eran meramente la formaliza- ci6n de privilegios ya gozados por ellos como nativos de la zona: "nuestro ti- tulo que nos dio Topa Ynga Yupangui de nuestras tierras y mojones y demas haciendas como naturales" (Prado Tello 1991, 365).

    9. Cieza de Le6n ([1553] 1985, 65, 67 [cap. 22]) nota que los chachapoyas eran mitmaqkuna al describir "como se ponian los mitimaes y quan suertes dellos avia y c6mo eran estimados por los Yngas".

    10. Guaman Poma finalmente fracas6 en sus reclamos a la tierras de Chiara pre- cisamente porque sus rivales persuadieron a los jueces de que 61 no era un cacique local sino un extranjero y por consiguiente un impostor. Los chachapo- yas juegan un papel prominente en el Expediente Prado Tello, al igual que en la Compulsa Ayacucho, al ser ellos los contrincantes de Guaman Poma en el litigio que 6ste perdi6 en 1600.

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    11. Aun en la Nueva cor6nica, el valle de Chupas y el asentamiento de Santa Catalina ocupan un lugar central en la descripci6n de los dominios del padre del autor. En la carta a Felipe II con que se comienza la Nueva coronica y que es identificado en el texto como obra del padre de Guaman Poma, don Martin Guaman Malqui de Ayala, este aparece como el "seflor de la provincia de los Lucanas, Andamarcas y Circamarca y Soras y de la ciudad de Guamanga y de su juridici6n de Sancta Catalina de Chupas" (Guaman Poma 1:5); a lo largo de la obra, se atribuyen a Guaman Malqui s6lo las propiedades en el area de Chupas (3:1058). Aunque en la Nueva cor6nica se describe en varias ocasiones a Guaman Malqui como descendiente de la dinastia de Allauca Huanuco (1:76; 2:423, 433, 564), nunca se lo identifica como descendiente de mitmaqkuna.

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    Issue Table of ContentsRevista de Crtica Literaria Latinoamericana, Ao 21, No. 41 (1995), pp. 1-284Front Matter [pp. 1-255]Seccion Monografica: I Encuentro Latinoamericano en Berkeley Cronicas Indias y Mestizas Andinas: El Problema del Sujeto (Berkeley, 12 y 13 de noviembre de 1993)Presentacion [p. 7]Decires fuera de lugar: Sujetos dicentes, roles sociales y formas de inscripcion [pp. 9-31]Textos imborrables: Posiciones simultaneas y sucesivas del sujeto colonial [pp. 33-49]Las ropas del Inca: Desfiles y disfraces indgenas coloniales [pp. 51-66]Un ballo in maschera: Hacia un Guaman Poma multiple [pp. 69-93]Las ciudades de "Primer nueva coronica" y los mapas de las "Relaciones geograficas de Indias": Un posible vinculo [pp. 95-119]El orden del sujeto en Guaman Poma [pp. 121-134]Amrica y el arte de la Memoria [pp. 135-148]

    Testimonio oral, memoria y violencia en el diario de Diego Perez de Luxan: Nuevo Mexico 1583 [pp. 153-163]El otro boom de la narrativa hispanoamericana: Los relatos escritos por mujeres en la decada de los ochenta [pp. 165-175]Lucio V. Mansilla: El peso de una "Conciencia historica mortificada" [pp. 177-192]"Con indiscreta curiosidad les pregunt...": El discurso heterologo en "La voragine" [pp. 193-211]Marilene Felinto e a diferena [pp. 213-253]ReseasReview: untitled [pp. 257-259]Review: untitled [pp. 259-260]Review: untitled [pp. 260-263]Review: untitled [pp. 263-266]Review: untitled [pp. 266-270]Review: untitled [pp. 270-273]Review: untitled [pp. 273-276]Review: untitled [pp. 276-277]Review: untitled [pp. 278-279]Review: untitled [pp. 279-281]Review: untitled [pp. 281-283]

    Back Matter [pp. 284-284]