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    LA CARIDAD MEDIANTE LA LIMOSNA:

    ¿SOLUCIÓN O PROBLEMA PARA LA MENDICIDAD?

     José Antonio Rivera Ruiz, sss*

    * Párroco del Santísimo Sacramento (Madrid). Delegado Provincial en España de la Congregación del Santísimo Sacramento. .

    Sal Terrae | 103 (2015) 885-897

    Fecha de recepción: agosto de 2015Fecha de aceptación y versión final: octubre de 2015

    Resumen

    El artículo afronta el complejo y actual tema de la limosna que dan algunas per-sonas a quienes la piden a las puertas de los templos. A partir de un estudio re-alizado en una céntrica parroquia de ciudad, se enfatiza en que la limosna nodebe ser entregada en mano, aunque ello parezca un acto contrario a la caridad.La prioridad está en canalizar dicha ayuda a través de instituciones que puedan

    invertir ese mismo dinero en estas personas, ayudándolas de manera profesional a salir de la mendicidad. Esto no significa evadirse de la realidad de estas per-sonas, motivo por el que al final del artículo se sugiere un ejemplo de proyecto para concretar en una realidad parroquial.

    P ALABRAS CLAVE: Iglesia, ayuda, pobres, exclusión, compasión.

    Charity through almsgiving

    a solution or problem to begging?

    Abstract

    This article approaches the complex and relevant topic of almsgiving; in particu-lar that which occurs at the doors of places of worship. From a study carried out in a central-city parish, emphasis is placed on the fact that alms should not be 

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     given in person, even if this seems contrary to the notion of charity. Priority is  given to channeling our help via institutions which can invest the money we give in these people, professionally helping them out of a life of begging. This does not 

    mean you should ignore the real-life struggle of these people. Because of such, the article’s conclusion gives an example of a project we can carry out within the setting of our own parish.

    K EYWORDS: Church, help, the poor, exclusion, compassion.

    –––––––––––––––

    1. Un posible enfoque teórico para la contextualización

    de la limosna como acto caritativo frente a la mendicidad 

    En la tradición cristiana, fe y caridad resultan un binomio indisoluble,dos vertientes de una misma realidad que en ningún caso pueden sepa-rarse. Como se puede apreciar, la caridad, que es parte integrante de esebinomio, puede expresarse de muchas maneras, pero su expresión quizásmás acabada es «el amor a Dios y al prójimo», que son, a su vez, partesconstitutivas de nuestro ser cristiano.

     A este respecto, la Escritura lo deja muy claro en la respuesta que Jesúsda al maestro de la ley: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón,con toda tu alma y con toda tu mente. [...] Amarás a tu prójimo comoa ti mismo» (Mt 22,36-39). Con lo anterior como premisa para cual-quier forma de abordar el tema de la limosna como acto de caridad, nó-tese que todo parte primero del amor a Dios, porque solo a través de Élse podrá llegar a amar al prójimo; pero ese amor al prójimo precisa deacciones conjuntas y colectivas, más que de expresiones aisladas, pormuy caritativas que parezcan.

     Ya desde sus comienzos, la Iglesia fue muy consciente de todo lo ante-rior: las primeras comunidades cristianas lo tuvieron muy presente des-de el momento en que «lo ponen todo en común para que nadie pasenecesidad» (cf. Hch 2,44-45; 4,32-35).

     A lo largo de los siglos han ido surgiendo diversas formas de ejercer la caridad, en función de las necesidades de personas y colectivos del mo-mento: la atención médica, la ayuda asistencial, la tarea educativa; a es-

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    1. R EAL A CADEMIA ESPAÑOLA DE LA LENGUA , Diccionario de la lengua española (DRAE),

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    , en línea, http://lema.rae.es/dra/?val=limosna (consulta el 12 de agosto de 2015).2. CONCILIO V  ATICANO II, Apostolicam Actuositatem, n. 8.

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    tas, entre otras, habría que añadir la limosna como expresión de la cari-dad que, por lo general, siempre ha estado presente.

    El diccionario de la Real Academia Española define la caridad con variasacepciones, entre las cuales se incluye la siguiente:

    «Limosna que se da, o auxilio que se presta a los necesitados»1.

    Esta acepción, concebida de forma literal, puede inducir a pensar que la limosna es un acto personal y espontáneo de cada cristiano como forma de expresar su amor a Dios y al prójimo. Podría pensarse, incluso, que la definición es el resultado de una tradición consolidada.

    Sea como fuere, la Iglesia, en su replanteamiento sobre el modo de ejercerla caridad, considera que la acción caritativa –la limosna, en este caso–debe ir encauzada en pos de alcanzar la plena autonomía de la persona másallá del mero hecho asistencial. El Concilio Vaticano II, relacionando la li-mosna con el ejercicio de la caridad, lo confirmaba en esta línea:

    «[...] se satisfaga ante todo a las exigencias de la justicia, y no sebrinde como ofrenda de caridad lo que ya se debe por título de jus-

    ticia; se quiten las causas de los males, no solo los efectos; y se or-dene el auxilio de forma que quienes lo reciben se vayan liberando,poco a poco, de la dependencia externa y se vayan bastando por símismos»2.

    La pasada campaña de Cáritas del domingo del Corpus Christi (defini-do como Día de Caridad) nos recordaba, con el lema  ¿Qué haces con tuhermano? , que todos y cada uno somos guardianes de nuestros herma-

    nos, guardianes de sus derechos y de los nuestros, de los que nos hacenpersona. No es casual que sea precisamente el día del Señor en el que serecuerde el vínculo con nuestros hermanos más desfavorecidos. La ac-ción de celebrar la Eucaristía pasa, necesariamente, por humanizar y compartir, por tener en cuenta al hermano más desfavorecido. ¿Cómo

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    3. J. A. P AGOLA , La Eucaristía, experiencia de amor y de justicia , Sal Terrae, Santander1996, 4.

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    celebrar «con fe» la Eucaristía si no tenemos en cuenta al hermano másdesfavorecido? ¿Cómo superar, en palabras de José Antonio Pagola, «elcisma entre el sacramento del altar y el sacramento del hermano?»3.

    La limosna referida al ejercicio de la caridad nos interpela a todos loscristianos. Observando la realidad en la que nos movemos, se aprecian a las puertas de nuestras iglesias, o nos abordan por la calle, personas (pen-semos en sujetos que piensan, sienten, padecen, desean, eligen, actúan,tienen cualidades, necesidades) que piden una ayuda.

    Es evidente, que el modo de ejercer la caridad por medio de la limosna,entendida como dinero dado en mano a una persona que lo demanda sin

    más conocimiento que un saludo, una mirada, un gesto, en algunos ca-sos una encubierta coacción, no es garantía de una caridad que promue-va realmente la justicia, como afirmaba el Concilio, ni la solución defini-tiva en el caso que nos ocupa: «la ayuda a la persona que lo necesita».

    La situación se revela ciertamente preocupante y motivo de escándalo para aquellos que lo tenemos casi todo asegurado. La presencia de personas quepiden una ayuda nos interpela a cuantos celebramos la Eucaristía. De no

    existir esta preocupación, podríamos caer en lo que el Papa Francisco de-nuncia como «la globalización de la indiferencia ». No hacernos cargo deesta realidad supondría que nuestras liturgias carecerían de contenido,convirtiéndose en un mero culto al culto o en culto al rito; pero... ¿cómohacerlo?; ¿bajo qué premisa?; ¿exhortar al dinero en mano como expresiónde caridad para que resuelva la mendicidad y la exclusión?

    El tema de la limosna como expresión y acción de caridad ante la men-dicidad conlleva un análisis mucho más profundo por parte de institu-ciones o personas relacionadas con esta problemática. Para ello es másimportante investigar y atacar las raíces profundas, responsables de losproblemas visibles en sí. El análisis, quizá, convendría realizarlo desde la perspectiva de la investigación para dilucidar algunas constantes de tandelicado problema.

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    4. Cf. J. M. G ARRÁN, La prohibición de la mendicidad. La controversia entre Domingode Robles y Juan de Soto en Salamanca (1545), Ediciones Universidad Salamanca,Salamanca 2004; F. S ANTOLARIA , El gran debate sobre los pobres en el siglo XVI.Domingo de Soto y Juan de Robles 1545 , Ariel, Barcelona 2003.

    5. F. LLANOS Y TORRIGLIA , Ineficacia e inconveniente de la limosna callejera , Estableci-miento tipográfico de J. Ratés, Madrid 1911.

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    Se parte de que la actual crisis económica mundial ha golpeado con fuer-za a la sociedad española. Basta con echar una ojeada al VII Informe so-bre exclusión y desarrollo en España de la Fundación FOESSA (2014) o a 

    los últimos informes de Cáritas. Esta situación genera efectos diversosque, por múltiples factores, afecta a unos mucho más que a otros.

    Por el lado de los que son más afectados, se aprecia que la crisis ha inci-dido notablemente en el aumento del número de personas que acuden a Cáritas parroquiales en busca de empleo, vivienda o ayudas materiales;también se ha incrementado el número de personas que piden a las puer-tas de los templos o por la calles.

    Por otro lado, el ejercicio de la caridad por medio de la limosna ha sidodesde siempre un tema controvertido: basta con recordar los distintosdebates ideológicos surgidos en la Edad Media, en la que nos encontra-mos con tratados como De eleemosyna , de Tomás Cayetano; Deliberatioin causa pauperum, de Domingo de Soto, o, posteriormente, la posiciónde Juan de Robles, que trató de legitimar la obligación natural de todosde trabajar y ganarse el propio sustento4. En España, llama la atenciónque en el año 1911 surgiera nuevamente la cuestión sobre la convenien-cia o no de la «limosna callejera» y se llegara a la conclusión de su «ine-ficacia», reconociendo que la «limosna organizada» aventajaba a la li-mosna callejera 5.

    Hoy, como entonces, este sigue siendo un tema controvertido y de totalactualidad. En enero del presente año 2015, varios medios de comuni-cación, entre ellos el diario ABC, se hacían eco del comunicado de la diócesis de Bilbao ante la situación de «desasosiego de los vecinos que

    acuden a misa, ya que los párrocos habían decidido leer una nota en la que pedían a los feligreses que «no se fomentara la mendicidad dando li-

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    6. L. D ANIELE – A. C ARRA , «La limosna, un recurso inútil para resolver el problema de la pobreza»: Diario ABC , 18 de enero de 2015, Madrid, en línea,http://www.abc.es/sociedad/20150118/abci-limosna-solucion-mendicidad-problema-201501172205.html (consulta el 27 de julio de 2015).

    7. Ibid.8. Ibid.

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    mosna a las personas que están en las puertas de los templos», recordan-do que la Iglesia «tiene otras formas de resolver situaciones de pobreza y,por lo tanto, se pueden canalizar las aportaciones económicas de mane-

    ra más efectiva» a través de Cáritas»6.El mismo diario corroboraba este posicionamiento, contrario a dar li-mosna por las calles o a las puertas de las iglesias, añadiendo otras opi-niones de personas conocedoras de la situación por su labor profesional:entre ellas, la del director del Secretariado de la Comisión de Pastoral So-cial de la Conferencia Episcopal Española, Fernando Fuente Alcántara,quien explicaba que «el problema que tienen estas personas no se resuel-

    ve con una moneda. Como mucho, puede salvarles el día, y no más. Poreso, cuanto más se acerquen estas personas a servicios organizados, mu-cho mejor y por muchas razones»7.

    También destacaba la opinión de Darío Pérez, responsable del serviciosocial de atención municipal a las emergencias sociales en la ciudad deMadrid, que afirmaba que «hay que convertir las limosnas en donativos,porque estos últimos construyen tejido social. Al derivar ese gesto de darunas monedas hacia las organizaciones asistenciales, se consigue conver-tir una ayuda a la subsistencia en un impulso a la promoción personal.Solo las organizaciones que se dedican a estos colectivos tienen profesio-nales capacitados y preparados para ayudarles a salir de la situación devulnerabilidad en que se encuentran»8.

    Sin embargo, no todas las personas están de acuerdo con este punto devista tan tajante. Tal es la opinión de Ferran Busquets, que en el blog de«Cristianisme i Justícia» termina diciendo: «[...] no existe un manual ni

    una solución universal. Que cada uno haga lo que considere convenien-te; pero, sea lo que sea, que lo haga pensando en lo mejor para la perso-

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    9. F. BUSQUETS, Limosna , Blog de CJ, 29 de septiembre de 2014, en línea,http://blog.cristianismeijusticia.net/?p=11410&lang=es(consulta el 27 de julio de 2015).

    10. J. A. R IVERA , La limosna. Su repercusión en la solución del «sinhogarismo», TrabajoFinal para la obtención del título de Grado en Trabajo Social en la Facultad de Cien-

    cias Humanas y Sociales de la Universidad Pontificia Comillas, dirigido por la pro-fesora Carmen Meneses, Madrid 2012.

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    na. Esto implicará informarse, preguntar, dudar, equivocarse, aprender,exigir que los servicios públicos den respuesta. Si nos importa y centra-mos la acción en la persona que tenemos delante, seguro que valdrá la 

    pena, hagamos lo que hagamos»9.

    2. La pertinencia o no de la limosna 

    Con estos antecedentes, en estas líneas se pretende incidir en un colecti-vo de personas que, con el mejor deseo de hacer una obra de caridad, danlimosna a personas que la piden en las puertas de las iglesias y por la ca-

    lle, sin olvidar que existen cuestionamientos más complejos de la talla de: ¿cómo entender la caridad en relación a la limosna? ¿Es la limosna,entendida como dinero dado en mano, el mejor medio para ayudar a losque piden? ¿Cómo ayudar a estas personas que piden?

    Para la comprensión de estas cuestiones se recurrió a un estudio realiza-do para la Universidad Pontificia Comillas10 en una céntrica iglesia deMadrid. Se partió de la hipótesis de que, dando dinero a las personas quelo piden en la entrada del templo –la clásica «limosna»–, no se les ayuda a salir de su situación problemática, sino que, por el contrario, se lesacrecienta y perpetúa.

    Se presupone que la limosna, en todo caso, les ayuda a paliar momentá-neamente su situación de necesidad. En parte, porque se supo previa-mente que son personas con historias de vida marcadas por el desarrai-go, la marginalidad y la extrema pobreza.

    El estudio realizado abarcó a los dos grupos implicados: los que piden la limosna y los que la dan. A partir del paradigma cualitativo, a través de

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    entrevistas y observación participante, en el grupo de los que piden, la investigación se centró en sus relatos de vida para identificar las dificul-tades que tenían; el cómo llegaron a la situación en que se encontraban;

    la descripción, en profundidad, de su mundo social, y las relaciones in-terpersonales que establecen entre ellos. Elementos que difícilmente pue-den ser mensurables o cuantificables.

    En el segundo grupo implicado –los que dan la limosna–, la investiga-ción se centró en la recogida de respuestas de esas personas sobre el tema de la limosna dada en mano. Esta segunda parte del trabajo se realizódesde el paradigma cuantitativo, mediante un cuestionario en el que fi-

    guraban preguntas de tipo general, relacionadas con aspectos sociode-mográficos y parroquiales; y, en un segundo apartado, con preguntas es-trechamente relacionadas con el tema de los que piden limosna en la entrada de los templos y de los que la dan en mano a quienes la piden.

    Con el desarrollo de la investigación, he aquí, en primer lugar, algunosde los resultados obtenidos y una valoración de los mismos en relacióncon la situación particular de las personas sin hogar que piden en la puerta de la iglesia. En un segundo momento, se valorarán las respues-tas dadas por los que dan la limosna en mano en la puerta del templo.

    En la puerta de la iglesia había, en el año 2012, entre diez y doce perso-nas que pedían la limosna a las personas que acudían al templo. De lasdoce, ocho lo hacían habitualmente, y tres o cuatro más se incorporabanlos domingos y días de fiesta. Eran personas con características diferen-tes: tres eran inmigrantes, y el resto de origen español, con problemáti-cas diversas y comportamientos dispares.

    Teniendo en cuenta los relatos de vida de las personas entrevistadas y lasnecesidades manifestadas –a excepción de una–, se confirmaba que eranpobres, vulnerables, excluidas y en situación de calle. Evidenciaron serpersonas con sucesos vitales traumáticos, con un gran deterioro físico y psíquico debido a enfermedades crónicas de adicciones y diversas de-pendencias, producto del consumo de alcohol y, en algunos casos, delconsumo de drogas.

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    11. El nombre y los datos no relevantes son ficticios, con el fin de salvaguardar la inti-midad de la persona.

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    Tal es el caso, por poner un ejemplo, de Manuel11:

     Manuel nació en Madrid el 7 de abril de 1969. Su padre era abogado,

     y su madre ama de casa. Tras su paso por varios institutos, termina sus estudios de bachiller en un internado y se especializa, realizando algu-nos cursos, en informática. Trabaja en varias empresas en procesamien-to de datos y sistemas informáticos. A la edad de diecinueve años, sus pa-dres se separan, lo que le supuso un fuerte trauma. Comenzó a consumir sustancias psicotrópicas en los tiempos del instituto, llegando incluso a traficar con ellas. Tras la separación de sus progenitores, es el padre el que se responsabiliza de él, con diversos enfrentamientos a causa de la adic-

    ción a las drogas (heroína, cocaína, LSD...) Tras varios intentos por par-te del padre por reconducir su conducta, llegando incluso a proporcio-narle un piso de su propiedad, Manuel termina viviendo en la calle,durmiendo en un cajero automático y pidiendo limosna en la puerta de la iglesia, en la que lleva más de seis años.

    Durante este periodo han sido numerosos sus ingresos hospitalarios por diversas enfermedades. Igualmente, han sido más de quince las estancias 

     prolongadas en centros de recuperación para toxicodependientes, con sus consiguientes recaídas. Recientemente, ha estado más de dos meses ingre-sado en un hospital cercano por tuberculosis, a la espera, una vez resta-blecido de sus enfermedades, de conseguir una plaza en el Albergue SanIsidro. A día de hoy [marzo 2012], se encuentra de nuevo en situaciónde calle, con una recaída en el consumo de sustancias y pidiendo limos-na en la puerta de la iglesia.

    Según la investigación, la historia de vida de Manuel, así como la del res-to de personas que pedían limosna, mostró que eran personas carentesde capacidades básicas y habilidades sociales, con conductas problemáti-cas y factores de riesgo importantes, que presentan dificultades para asu-mir y aceptar normas y responsabilidades; personas con redes socialesmuy precarias, como consecuencia de una multicausalidad y de la mul-

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    tidimensionalidad de circunstancias, manifestando ser personas con una situación difícil para poder afrontar por sí solas el futuro.

    Se pudo reafirmar que la limosna obtenida les ayudaba a cubrir sus ne-cesidades diarias muy básicas –por definirlo de algún modo, «malvivir»:comiendo algo y manteniendo sus adicciones–, pero no aquellas defini-das como «otro tipo de necesidades», «relativas» al afecto, atención, sa-nitarias, laborales, relacionales, educacionales y/o de espacios propios.Por lo que la respuesta a la hipótesis inicial fue que la limosna, en el con-texto en que se desarrolló el estudio, «no ayudaba a salir de la situación;

     por el contrario, la perpetuaba ».

    En cuanto al grupo de los que daban la limosna en la puerta del temploa los que la pedían, los resultados del cuestionario evidenciaron que setrataba de personas de edad avanzada, por encima de los 65 años, jubi-lados o pensionistas, con un nivel educativo alto. En su mayoría eranmujeres con una buena relación con la iglesia a raíz de las valoracionespositivas que realizaban del templo, de las eucaristías, de las celebracio-nes y de otros aspectos.

    Es de destacar en los resultados que uno de cada cuatro encuestados noidentificaba la pobreza con las personas que piden limosna en la puerta dela iglesia; sin embargo, la mayoría sí identifica a los pobres con personasque han tenido mala suerte en la vida, lo que significa que no culpabiliza-ban tanto a las personas cuanto a las circunstancias; y, de hecho, casi la mi-tad de los encuestados no relacionaba la pobreza con las adicciones.

    También resultaba preocupante el dato que reflejaba que más de un ter-cio de los encuestados no conociese la situación de las personas que pe-

    dían limosna y que más de la mitad respondiese que no conocía ni susnombres, a pesar de saber los muchos años que llevaban pidiendo a la entrada del templo, de lo que se infería el escaso vínculo relacional exis-tente entre ellos.

    Resultó igualmente significativo el dato de que más de un cuarto de los en-cuestados afirmó darles limosna: por lo general, menos de un euro a la se-mana. Afirmaban hacerlo, principalmente, por sentimientos de lástima ode compasión, o para ayudarles a salir de la situación en que se encontra-ban, a pesar de que, entre las personas que decían dar limosna, más de la 

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    mitad aseguraba que nos les ayudaría a salir de ella, lo cual constataba la contradicción entre su forma de pensar y su forma de actuar.

    Sobre cómo salir de la situación para los que piden, los encuestados suge-rían como primera opción la búsqueda de trabajo; en segundo lugar, acu-dir a los Servicios Sociales; y como tercera vía, acudir a Cáritas. Más de la mitad de los encuestados se mostraban dispuestos a colaborar, principal-mente con medios materiales y formando un grupo de voluntariado.

    Evidentemente, la mera exposición de los resultados anteriores podría in-ducir a la tentación de una despreocupación o evasión de la problemática señalada. De ahí que en el cuestionario se formulase la pregunta sobre la 

    modalidad de colaborar directamente en aras de solucionar el problema delas personas que pedían a la puerta de la iglesia, en la que más de la mitadde los encuestados se mostraban dispuestos a colaborar, principalmentecon medios materiales y formando un grupo de voluntariado.

    3. Un proyecto parroquial con voluntarios para ayudar a paliar la mendicidad a través de la limosna dada a la Parroquia 

    En cuanto a la implantación de un proyecto con la feligresía para ayudara paliar la mendicidad a través de la limosna dada a la parroquia, habrá deir orientado hacia la creación de un grupo de voluntarios, con el objetivoprincipal de informarse y formarse acerca de la pobreza, la exclusión y la vulnerabilidad social, encaminado hacia la ayuda eficaz de personas conesas situaciones por medio de la escucha, del acompañamiento y, sobretodo, en coordinación con instituciones a las que remitir a las personas.

    Este tipo de proyecto debe tener siempre presente, entre otros, los si-guientes aspectos:

    – Las personas que piden dinero a la puerta de los templos son perso-nas con trayectorias vitales diferentes, pero que en su mayoría se ca-racterizan por un continuo de circunstancias similares de tipo trau-mático, conflictivo, afectivamente negativas, especialmente ligadas a enfermedades, de las que por sí solas no logran salir y que han con-tribuido a su actual situación.

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    – Lo anterior, a su vez, conduce y concibe una relación directamenteproporcional que tiende hacia la destrucción personal y psicológica del propio individuo víctima de ella, quien pierde casi toda habili-

    dad y capacidad de resolución de problemas, a la que contribuye, sinquererlo, el hecho de que, por una mal considerada caridad, le ofre-ce en mano, y no a través de instituciones especializadas, una dona-ción generosa.

    – Las necesidades de estas personas que piden limosna requieren otrotipo de enfoque y solución, que pasa por el modo de ejercer la cari-dad, manteniendo el fin último de «ayudar» a esas personas.

    – La limosna directa, concebida como dinero dado de persona a per-sona, habría de replantearse de otro modo. Se puede dar esa ayuda de manera que revierta «íntegramente» en ellas, pero que les sirva para cubrir necesidades prioritarias que no conspiren contra la saludy les ayuden a superar la situación en que se encuentran y a reen-cauzar su vida y su desarrollo personal.

    Para ello se podría trabajar desde una perspectiva integral y unitaria,

    uniendo ambas realidades: la de quienes dan limosna y la de quienes la piden. Ello facilitaría también:

    – Un ejercicio de la caridad «más consciente», traducido en términosde ayuda a personas que «realmente lo necesitan»; por otro lado, laspersonas que piden la ayuda se sentirían más valoradas y aceptadaspor personas que se interesan por ellas.

    – La comprensión de la caridad, no como forma personal de actua-

    ción, sino como parte de un programa planificado y organizado quenecesita ser guiado y conducido, que persiga objetivos a corto, me-dio y largo plazo para que ayuden a la superación de la situación quehoy presentan las personas que piden en las puertas de la iglesias.

    – Un proyecto comunitario con un «enfoque individualizado de cada caso». Para los que dan limosna, se enfocaría hacia la comprensiónde esta como ejercicio de la caridad, en función del desarrollo plenode la persona que la recibirá, y no como mecanismo de expiación deculpas, así como hacia la formación y el acompañamiento. En el caso

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    de los que piden, hacia la formación, pero en función de la dismi-nución de los riesgos, de la superación de conductas negativas per-petuadas en el tiempo por falta de comprensión y/o de apoyo, y de

    la participación consciente en mecanismos y programas de ayudasprofesionales, con objetivos planificados hacia la consecución de la salida de la situación en que se encuentren.

    4. Conclusiones finales

    No es, en modo alguno, contradictorio que los cristianos nos veamos«obligados» a vivir nuestra fe ejerciendo la caridad, haciéndonos cargodel hermano que lo necesita y haciéndolo de la manera más adecuada posible. No se trata de demonizar a quienes piden una limosna ni de cul-pabilizar a quienes la dan; tampoco se trata de criticar lo ya hecho, sinode emprender nuevos caminos para poner en práctica esa necesaria «ca-ridad». De lo que se trata es de un tipo de actuación con el fin de ayu-dar eficazmente a estas personas en situaciones de mendicidad, vulnera-bilidad y exclusión, para que logren salir de ellas.

    La caridad no debe ser solo «una beneficencia caritativa»: requiere una mayor implicación, que va más allá de unas simples monedas entregadasa un «desconocido». Al respecto, el Papa Benedicto XVI, el 16 de juniode 2010, en su intervención en el Congreso Eucarístico de la Diócesis deRoma, animaba a todos en el delicado y fundamental campo de la edu-cación en la Caridad. Más recientemente, el Papa Francisco, en su Men-saje de Cuaresma de 2014 , afirmaba: «Es necesario que las conciencias se

    conviertan a la justicia, a la igualdad, a la sobriedad y al compartir. [...]Desconfío de la limosna que no cuesta y no duele».

    Sal Terrae | 103 (2015) 885-897

    la caridad mediante la limosna: ¿solución o problema...? 897

  • 8/17/2019 RIVERA, José Antonio - Caridad mediante limosna ¿Solución o problema ante la mendicidad.pdf

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    No hay vida sin conflictos, nacidos por lo general de la convivencia conlos demás. Partiendo de determinados relatos bíblicos, y teniendo presen-tes las conclusiones a que han llegado la psicología y la investigación refe-

    rida a los conflictos, Anselm Grün reconoce en dichos relatos algunas so-luciones concretas en relación al modo en que debemos manejar hoy losconflictos que se nos presentan en la familia y en la relación de pareja, enel mundo del trabajo y en el ámbito de las parroquias y de las comunida-des religiosas.

     A NSELM GRÜN

    Resolver los conflictos

    160 págs.P.V.P.: 11,00 € 

    Apartado de Correos, 77 - 39080 Santander (ESPAÑA)[email protected]