Richard Gamboa - Zikaronim Version 3.7 - Parte 1 Pixeles

8/17/2019 Richard Gamboa - Zikaronim Version 3.7 - Parte 1 Pixeles

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PRÓLOGO

No recuerdo cuándo fue la última vez que intenté escribir mis memorias ypublicarlas sin haber completado el objetivo; me he empeñado en esta tareaen más de una ocasión desde mi adolescencia y he tenido que recomenzaresta tarea una y otra vez. Las dos primeras veces que lo intenté fueroncuando yo tenía 13 y 18 años, mi mamá arrojó mis manuscritos a la basurapor considerarlos una demencia de mi parte y una completa pérdida detiempo. La última vez lo guardé en un diskette, pero con tan mala suerte que,por un error de tecleado el sistema lo formateó automáticamente y perdívarios meses de trabajo.

En otra ocasión intenté escribir nuevamente por consejo de una psicóloga enun proceso de terapia que, por cierto, jamás concluyó. Y pasaron los años sinque retomara ese trabajo, hasta que el 9 de Av del año 5765(correspondiente al calendario gregoriano sábado 13 de agosto de 2005 en lanoche) un amigo del Opus Dei, el padre Diego Torres, me invitó a escribirmis memorias; protesté por la razones que ya he expuesto… pero a la finaldecidí tomar seriamente el consejo de este amigo sacerdote y retomé demanera definitiva la redacción de mis memorias.

Quiero dejar aclarado algo de entrada: esta autobiografía no pretende ser unlibro de espiritualidad porque simplemente soy un miserable pecadorpidiendo diariamente la misericordia del Padre Celestial. No soy más que eso,así que pierden tiempo quienes desean encontrar en este libro la vida de unsanto, porque lo único que ustedes van a encontrar en estas páginas es lacompilación de todas las veces que el Todopoderoso no me ha castigadocomo merecen mis pecados, y de todas las veces que El ha mostrado Sumisericordia en mi vida sin merecerlo yo. Es una historia la Infinita Bondad yMisericordia actuante de Dios a pesar de mis continuas pataletas y rabietas.

Pero es también la historia de resistencia, de todas las veces que heacertado y he terminado teniendo la razón, a pesar de que todo el mundome decía una y otra vez que yo estaba equivocado. Y afirmar esto en unasociedad conformista y engañada por falsas humildades, es considerado “malvado”, “arrogante” y “soberbio”.

No quiero que ustedes se lleven la imagen de alguien que no sentíaemociones como cualquier otro. Si escribo de mi vida no quiero dejar de lado



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mi personalidad y cómo he percibido las cosas, aunque eso no será delagrado de muchos. Pretender mostrar otra imagen para conveniencia otranquilidad de algunos, es una infame traición a mi verdad.

Otra razón que me motiva a escribir mis memorias es el temor a que en el

tiempo se pierdan, y cuando digo esto me refiero a que le temo a la amnesia.Hasta el momento conservo muchos recuerdos de mi vida como si loshubiera vivido ayer, pero con el tiempo me hago más viejo. He llegado a labarrera de los 40 años y ya empiezo a detectar fallas en mi memoriacronológica. Quiero dejar archivado y para siempre todo lo que tengo en micabeza y en mi corazón, antes de que la información desaparezca de micerebro por causa del paso de los años.

Y sí! Hay una última razón que me motiva a escribir. Y es que desde muy joven fui (todavía lo sigo siendo!) la piedra en el zapato para muchos de losque me rodearon, y pagué un precio demasiado alto por mantenerme en piee inamovible. No pude vivir muchas cosas que muchos de mi generación, ensu niñez y en su adolescencia, vivieron… pero me queda en el corazón lasatisfacción de que no di el brazo a torcer, y que a pesar de mis duras yprofundas caídas me levanté nuevamente, para dolor de mis enemigos.

Incluso hoy día aún sigo sufriendo en carne propia las consecuencias de nodoblar mi rodilla ante el Sistema. La pobreza, el hambre, la persecución, ladiscriminación, el racismo, la exclusión, las amenazas de muerte, eldesprecio, la traición, el abandono de quienes antes me juraron lealtad yapoyo incondicional, el ver cómo muchos me cierran sus manos cuando les

pido ayuda… todo esto aún tengo que padecer!

Pero como sé que todas estas cosas se ejecutan contra mí para que yo merinda y al final me someta, el simple hecho de saber esto me motivadiariamente para continuar luchando, seguir resistiendo, seguir llevando lacontraria, y continuar trabajando por un mundo mejor, más justo y máshumano.



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INTRODUCCIÓN

(Adaptación del “Manifiesto Cyberpunk” de Christian Kirtchev)

Qué tal si empezamos respondiendo auna pregunta que me suelan hacer lospsicólogos cuando quieren evaluar miestado emocional: “quién es RichardGamboa? Cómo te describes?”

Si ustedes me pidieran que resumieratoda mi personalidad en una solapalabra, esa sería DIFERENTE. Meconsidero una persona demasiadoadelantada a mi tiempo, soy el hombreal que todos consideran extraño porqueve la realidad de maneracompletamente distinta; mi punto devista expresa mucho más de lo que lagente común y corriente se atrevesiquiera a pensar, tal vez por eso me

considero más un visionario que unidealista.

Cuando la gente habla mal de mí a misespaldas, me enoja porque yo soy muyconfrontador… acaso son tan cobardesy mentirosos, como para no podersostener en mi propia cara todas lassandeces que dicen en mi contra?

Siempre he percibido que la gente no me entiende, mi familia jamás pudoentenderme! soy el "raro", el "loco”. Siento que la sociedad me desprecia (ya veces me ha perseguido salvajemente) porque mi pensamiento es global,libre, incluyente, alternativo, de vanguardia, que cambia por completo lasreglas del juego cuando éstas son obsoletas e injustas, o si ya no respondena las necesidades de las nuevas generaciones… pero pensar de esa maneraen una sociedad de mentalidad medievalista e inquisidora está prohibido.



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Tal vez por eso me considero una persona que nació en el lugar correctopero no en la época correcta… siento que debí haber nacido unos doscientoso trescientos años más adelante.

Soy un hombre que, a la vez que ha tenido una experiencia profunda y

radical de Dios, al mismo tiempo soy un hombre de la Era de la Información,por eso no puedo vivir sin una computadora y una conexión a Internet a milado. La Red, la Tecnósfera, es el único espacio en el Universo que me haayudado verdaderamente a difundir sin restricciones mi testimonio, mispensamientos y mis enseñanzas; me ha dado refugio y me ha permitidocultivar valiosas amistades en el mundo físico. Bendito seas, Padre Celestial,el Soberano de todos los mundos!

Soy un hombre rebelde por naturaleza porque yo veo muchas cosas que lagente no ve, y me niego a someterme a los cánones y múltiples reglas de desometimiento y de ciega obediencia que no permiten que la gente piense,reflexione y reaccione… pero el Sistema se esfuerza por empujarmeviolentamente hacia atrás. Cuando hablo de “el Sistema” me refiero a esaestructura económico-político-socio-religiosa que, con sus manuales decasuística, sus dogmas medievalistas, sus narcóticos publicitarios y susterroríficos anatemas, ha esclavizado las conciencias, las mentes y loscorazones de miles de millones de personas, y no permite la naturalevolución humana.

Me gusta construir la historia al lado de los que considero los grandesprofetas de la Humanidad, pero cuando ellos no me acogen ni me permiten

caminar a su lado siendo tal cual soy, o cuando ellos pretenden alienarme ysometerme, entonces los abandono y forjo por mi propia cuenta nuevassendas, abro nuevos caminos para que las futuras generaciones los recorran.El Sistema, en represalia, me acusa de “falso profeta”, “anticristo”, “demonioencarnado”, “desquiciado”, “desadaptado”.

El Sistema puede perseguirme y herirme casi de muerte en el mundo físico…pero en la Red aún a pesar de que allí también se gestan agresivas cruzadaspara destruirme, allí en la Red soy intocable, incensurable, invencible.

Incluso, pueda que no se me permita predicar frente a un atril, dar undiscurso sobre una tarima o impartir una cátedra en un aula de clase… peroel Sistema no puede impedir que cientos de millones de personas dediferentes razas, nacionalidades y religiones, clérigos y laicos, profesores yestudiantes, adolescentes y ancianos, creyentes y ateos, reciban misenseñanzas y lean mis escritos en alguno de mis blogs, textos que descargandesde algún enlace o que reciben en sus buzones de correo electrónico.



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Cuando puedo levantar mi voz en el mundo físico, por lo general produzcocomo resultado un terrible alboroto, las sillas tiemblan y muchos se llevanaterrorizados sus manos a la cabeza en señal de furia desesperada.

Por eso el Sistema me ha considerado, desde mi tierna infancia, su peor y

más peligroso enemigo.

Dios se ha manifestado en mi vida con milagros que me suceden a diario:víspera mañana y mediodía; millones lo ven y así encuentran sentido a susvidas y trabajan por forjarse cada quien y desde sus propios contextos unfuturo mejor; en eso radica mi autoridad y poder y por eso el Sistema meteme con el pánico de una película de terror, y precisamente por eso mismose esfuerza en lograr mi completa aniquilación.

Soy un hombre que vive por el bien de los demás pero no sometido a ellos, yesto le desagrada a quienes confunden “lealtad” con “servidumbre”. Meduelen las injusticias que sufren los jóvenes, las familias, las mujeres, losniños, los trabajadores, las personas de fe, me duele ver a mi paíscaminando hacia la ruina… entonces levanto mi voz en su defensa y paradespertar sus conciencias dormidas por generaciones, y cuando lo hago elSistema nuevamente grita de terror e intenta con su “autoridad”descalificarme públicamente, o si le es posible, exterminarme.

Lo que yo intento hacer es revertir la corriente, cambiar la situación; con milabor intento ajustar el mundo presente a las esperanzas de los demás sindescuidar mis necesidades y visiones, adecuar el Universo a su máxima

función y olvidar toda la basura que nos ha convertido en esclavos congrilletes de fantasía.

En palabras de Verónica Roth, yo soy un divergente porque tengo losaspectos positivos de cada facción, pero no me identifico con ninguna. Y aligual que en la saga de esta escritora, los divergentes son la peor amenazapara la subsistencia del Sistema… es demasiado peligroso no estarencasillado, no estar etiquetado como todos los demás, porque al nopertenecer a ninguna de las facciones establecidas, entonces nadie te puedecontrolar a su antojo!

Eso es lo que soy: un verdadero hebreo, un auténtico jabiru, un hombre quevive “del otro lado”.



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Un Niño Nacido

en el Lugar

Correcto, pero

en la Época

Equivocada



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I

De mis Raíces hasta 1980

Yo no sé por qué los autobiógrafos o los historiadores tienen la benditacostumbre de empezar a contar la vida de alguien desde el momento de sunacimiento. Pues bien, yo voy a empezar a contar las cosas arrancando demuchísimo más atrás, esto para que ustedes puedan comprender muchascosas que me sucedieron.

Esta información fue muy difícil obtenerla, y peor partiendo del hecho de quecasi todos los miembros de mi familia tomaron la postura de olvidardeliberadamente sus orígenes; consideran inútil tal información, peroolvidaron que “quien ignora su historia está condenado a repetirla”. Y comoyo no pienso caer en el mismo ciclo vicioso! Así que me di a la tarea y aquíva lo que logré averiguar.

LOS ORÍGENES DE MI FAMILIA

De la familia Gamboa puedo decirles que siempre los ha caracterizado suinquebrantable unidad como familia y su perseverancia. De hecho, mi familiaes muy conocida y envidiada en El Espinal, Tolima, de donde nacieron todosmis tíos y mi mamá.

Los Gamboa son oriundos de Guipúzcoa, al norte de España y según pudeaveriguar, tenían poder político en el país vasco, pues pertenecían a una élitellamada “Los Señores de Vizcaya”.

Según el doctor Yehudá Manrique, miembro de la Comunidad HebreaSefaradí de Bogotá – quien fue compañero de trabajo del médico ManuelMontealegre, tío de mi mamá – mi familia posee una parte de linajeashkenazi que se nos transmitió a través de la familia Guttmann, lo queexplica por qué varios de mis familiares son de rasgos caucásicos (rubios y/o

de ojos claros).



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Existen en el mundo tres escudos de armas pertenecientes a los Gamboa. Elde los de México va en campo de oro tres hojas de azúr, dos en lo alto y unaen lo bajo. Los de Chile tienen en campo de azúr una camisa de plataatravesada por tres flechas de sable. La almodraza (“escudo” en ladino) demi familia aquí la tienen ustedes: originalmente va coronada por un yelmo deplata con penachos de sinople y plata; es un blasón tronchado por una franjade gules engolada por dos cabezas de dragón de sinople; en campo de orodos calderas de sable, una en lo alto y otra en lo bajo.

Mi familia fue sometida a la conversión forzada alrededor del siglo XIII pero

siempre mantuvieron su estilo de vida en ambas culturas: la judía y lacristiana (y eso fue exactamente lo que yo heredé!); por eso siempre se vana encontrar en ese debate entre la fe aceptada y la identidad ancestralexpresada públicamente o escondida e los secretos de familia, clasificados enel entonces despreciado grupo de los Cristianos Nuevos.

Esto lo explico para que ustedes comprendan por qué mi familia se iba allevar muchas angustias (hasta el punto de negar su propio linaje) desde elmomento de mi teshuvá (retorno a la tradición judía).

En su obra Bienandanzas e Fortunas, Lope García de Salazar cuenta laleyenda del inicio de las hostilidades entre Oñacinos y Gamboínos. Relatacomo en las festividades religiosas del primer día del mes de mayo, lascofradías acostumbraban a llevar enormes cirios a las iglesias. Una de ellasdecidió llevar los cirios en los hombros, por lo alto, y los otros a pie pero conlos cirios a nivel del cuerpo. En la confrontación, los unos gritaban, Gamboa! "por lo alto" y los otros, Onas!, "a pie", lo que terminó en una tremenda



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batalla campal que se multiplicó luego en quemas de pueblos y repetidosataques entre uno y otro bando.

La lucha constante entre Castilla y Navarra por la posesión de las tierras deRioja, Bureba y las provincias Vascongadas alimentaron esta rivalidad, ya

que los Oñacinos apoyaron a Castilla mientras que los Gamboínos apoyarona Navarra. Oñaz y Gamboa se convirtieron en sinónimos de Castilla yNavarra, es decir, la unidad española en la Corona de Castilla y la unidadvasca consolidada bajo la Corona de Navarra.

A pesar de que mi familia fue forzada a convertirse al catolicismo, el simplehecho de tener un historial judío sefardí los incluyó en el decreto de losReyes Católicos en 1492, cuando más de medio millón de sefardíes fueronexpulsados de España y Portugal, y emigraron a Holanda, Rumania, Turquía,África del Norte y América Latina.

Fachada del Castillo de Arteaga, el cual perteneció a mi familia en la Baja Edad Media. Elpredio está ubicado en Viscaya (también llamado “el país vasco”), al norte de España. Siustedes miran con detenimiento la foto de la derecha, está nuestro blasón de armas en

altorrelieve.

Se dice que los Gamboa llegaron a Colombia a mediados del siglo XVI, pero

en 1610 se desplazaron hacia los Santanderes huyendo del Tribunal delSanto Oficio de la Inquisición que se había establecido en Cartagena deIndias. En “La Heroica” varios miembros de mi familia fueron quemados enun auto de fe en 1715. Hace poco pude visitar la Ciudad Amurallada y estarfrente al Palacio de la Inquisición, para rezar un Kadísh en memoria de misancestros asesinados por el simple hecho de querer conservar parte de sunacionalidad judía a la par con su nueva fe.



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Jorge Augusto Gamboa, antropólogo y Magister en Historia de la UniversidadNacional de Colombia e investigador del Instituto Colombiano deAntropología e Historia, nos dice que hubo algunos mercaderes de apellidoGamboa en la ciudad de Pamplona (una habilidad propia de judíos: el

comercio). Uno de ellos, Miguel de Gamboa, se estableció en la ciudad y dejómucha descendencia, y algunos de sus parientes (o él mismo) viajaron alPerú y allí se pierde su rastro, pero otros se quedaron en la ciudad.

Posteriormente encontramos que paralelamente al desarrollo del país através de la construcción del Ferrocarril de Antioquia y la colonización del EjeCafetero a mediados del siglo XIX, se introdujeron al Tolima.

Pero hubo algo con que los demás no contaban: los Gamboa y los Villanueva(esta segunda, también familia sefardí pero no tan asimilada como losGamboa) supieron transmitir la historia a través de la educación moral a loshijos, el respeto a la mujer y al hogar, la importancia de trabajar para unabuena provisión económica para la familia, y una curiosa tradición de la cualyo alcancé a participar cuando pequeño: pelar chivo en Semana Santa o enla fiesta de San Pedro cuando no se podía en Semana Santa, es decir, mataruna cabra y repartir entre la familia y los vecinos la carne junto con papas ycerveza… una forma subliminal de celebrar la Pascua; costumbre, según losexpertos, exclusiva de descendientes directos de judíos e imposible deidentificar en familias que no sean sefardíes.

Nuestra fuente directa nos remonta a los hermanos Isabel, Ricardo y Rosario

Gamboa. No poseemos datos de Rosario, pero sabemos que Rosalbina,Gerardo y Joba (Jobita) fueron hijos de Isabel.

Ricardo Gamboa es mi bisabuelo, pescador en el Río Coello (en Chicoral) yademás talabartero (fabricante de monturas para caballo), casado en primermatrimonio con doña Elvira Sánchez, con quien tuvo a Floro, Ramón yBárbara; doña Elvira no murió de vieja pero sí en santa paz, y luego de unpar de años de duelo, Ricardo contrajo segundas nupcias con mi bisabuela,doña Juana Lozano, su empleada doméstica (mi abuelo Nemesio me contóque en aquella época solamente las familias más pudientes y prestigiosas dela región tenían empleadas domésticas, era un lujo que no cualquiera sepodía dar!) quien acogió a los tres niños de Elvira como sus hijos (conformea lo que la Ley Judía ordena: los hijastros acogidos y amados como hijoslegítimos, y la madrastra amada y respetada como madre legítima).

Además Doña Juana le dio a mi bisabuelo 10 hijos más: Ricardo, Erasmo,Consolación, Lorenzo, Mariano, Teodomiro, Abel, Nemesio, Trifón y Bárbara.Sabemos que Trifón fue padre de don Federico Gamboa.



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Del matrimonio entre Manuel Montealegre y María Villanueva nacieron Ciro,Aníbal, Manuel (quien como mencioné antes, se convirtió en un prestigiosomédico de Bogotá y muy conocido por la colectividad judía) y Alicia, miabuela materna.

Hablemos ahora de mi abuelo Nemesio (su nombre deriva del griegoNémesis, un ser mitológico griego que significa “justicia”). Campesino.Casado con Alicia Montealegre hacia 1942, tuvieron 15 hijos; el primogénitomurió al nacer. Los otros son: Anyul, Ruth, Teresa de Jesús, Martha, Inés,Piedad, Doris, Marfy y Nancy. Y de varones tenemos a Fernando, CésarAugusto, Carlos Oliverio, Euclides, Ezequiel y Ricardo quien murió en unaccidente en 1982.

El abuelo Nemesio tuvo que llevar la peor parte durante la persecución delpartido conservador contra los liberales. Le quemaron la casa y tenía queesconderse en la espesa selva del Valle de las Papas, entre El Espinal,Chicoral y El Guamo.

TOMEN NOTA: Por más de un siglo en Colombia, quienes apoyaban alPartido Conservador eran los oficialmente reconocidos como católicos;en esa época, años 50 del siglo XX, ser liberal era sinónimo de sercomunista, anti-católico, judío y/o masón.

Quizás esta represión fue lo que lo llevó a mi abuelo a educar muyseveramente a sus hijos, tanto que todos en el pueblo le tenían el apodo de

“El Nazi”. Pero debo hacerle un apunte a favor del abuelo Nemesio: jamás sele conoció amante o mujeres e hijos por fuera del matrimonio con DoñaAlicia Montealegre.

Muchos nos han admirado la unidad tan fuerte que hay entre hermanos:problema de uno, problema de todos. Como se meten con uno, se meten contodos. Muy raros los amigos que tienen mis tíos, porque como siempreandan programando algo para los demás hermanos, ahí se hace elambiente…

Claro está que escuchar a los hermanos Gamboa es peor que estar en unaclase de Yeshivá (Seminario Rabínico): todos hablan casi a grito, el uno lepide al otro que baje la voz y al rato es éste quien levanta el volumen de laconversación; pero nunca terminan deseando nunca más verse y jamásacaban agrediéndose, casi siempre terminan sus discusiones en hermandad.Si se enojan entre ellas y ellos, el enojo sólo les dura días o semanas yvuelven a hablarse.



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MI NACIMIENTO

“Ima, qué le vio usted a mi papá?” le he preguntado cientos de veces a mimadre, y esta es la hora en que ella no me ha sabido dar una respuesta

coherente y puntual; digamos que hubo química entre ellos.

Resumamos un poco los años antes de mi nacimiento: ima decidióescapársele a sus padres en busca de salir adelante en la vida, se fue a vivira Bogotá con su tío el doctor Manuel Montealegre (como dije, un médico muyconocido por la judería bogotana); allí aprendió lo que era vivir en la altasociedad, y aprendió los secretos del glamour, el protocolo y la etiqueta, sindejar de lado su sencillez y el estar siempre dispuesta a servir a quien lonecesitara (más tarde ella transmitiría todo eso a sus hijos).

Luego se independiza y mientras vivía en el Hogar de Señoritas de Ravasco(dirigido por una monja salesiana de nombre Leopoldina, al suroriente de lacapital y justo en la esquina sur del Colegio Isaac Newton), encuentratrabajo en la Harinera La Estrella del Norte que estaba administrada por donCarlos Monroy, uno de los integrantes de los famosos Hermanos Monroy quetanto hicieron reír a los colombianos con sus presentaciones músico-humorísticas; luego llegó a la Panadería La Mejor, en donde conoció a mipapá.

Se sabe que mis padres biológicos se conocieron en una fiesta, enlazados poruna de mis tías maternas. Llevaban conviviendo juntos un par de años, luego

se aburrieron de estar solos y se pusieron de acuerdo para complicarse lavida entre ellos, y he aquí el resultado de esa decisión: YO.

Nací en Bogotá, Colombia, el jueves 23 de Siván del año 5737 (9 de junio de1977) a las 15:00 horas en sala de maternidad del Hospital UniversitarioLorencita Villegas de Santos (que hoy se llama “Hospital Infantil UniversitarioSan José).

En el instante mismo en que nací, la muerte ya me estaba esperando: mimadre me cuenta que nací sin respiración. Los médicos me dieron los

cuidados de rigor porque nací muy frágil, estuve 72 horas en observaciónpero salí victorioso de esta lucha contra la muerte.

Para cuando nací, vivían mis papás en el barrio Bosque Popular, cerca alParque El Salitre (que ahora es el Salitre Mágico), y ellos trabajaban en laPanadería La Mejor, con varias sucursales y propiedad de Pascual Pérez. Suhijo, Luis Alberto, era gerente de la sucursal principal en Chapinero (Calle 60





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Como ustedes pueden apreciar en estas fotos, jamás pude permanecerquieto en ningún lado: siempre tenía que estar explorando, agarrando cosas,corriendo, saltando (muchas veces las tablas de la cama se cayeron por miculpa). Sentía desde mi más tierna infancia la necesidad de permanecerocupado haciendo algo; no me gustaba estar presente y quieto ante ningunavisita… todo eso me trajo cientos de reprimendas por parte de mis papás quecreían que yo fastidiaba por simple rebeldía de niño, y ninguno sabía quéhacer conmigo para mantenerme quieto y callado.

TOMEN NOTA: En aquella época ser niño hiperactivo era sinónimo deser rebelde o de estar poseído por un demonio. El imaginario colectivode la sociedad de aquella época era que si un niño era rebelde, lo era por el deseo consciente y deliberado de llevar la contraria. Los niñoshiperactivos eran considerados un problema social que chocabaviolentamente con el estándar del niño ideal de toda familia: quieto, juicioso, callado y tontamente obediente, que no pregunta ni cuestionanada. A un niño hiperactivo no se le consideraba un individuointeligente sino todo lo contrario. Incluso, se decía que un niño rebeldesería en el futuro un subversivo demasiado peligroso que podríadestruir a la sociedad entera si no se le retornaba al control a tierna

edad.

El 24 de Tevét del 5739 (23 de enero de 1979) nace Diego Mauricio, miprimer hermano materno. Cuando él cumplió un añito, solíamos tener uncurioso juego: poníamos una tina azul (en donde nos bañaron cuandoéramos bebés) en el piso, nos metíamos los dos, uno a una esquina y el otroa la otra. La idea era lanzar el uno al otro una pelota sin dejarla salir de la



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tina. En los archivos de la familia existe una foto que nos tomaron de este juego.

SEFARDÍES Y BAUTIZADOS

Diego y yo fuimos bautizados justamente en Jag Purím, el 14 de Adar delaño 5740 (2 de marzo de 1980) en la hoy Basílica Menor de Nuestra Señorade Lourdes, al norte de Bogotá.

Voy a explicarles por qué, aún a pesar del historial judío de mi familiaacabamos bautizados. Hay que dejar en claro que para los Gamboa (conexcepción de algunos familiares que terminaron demasiado aferrados a la fecatólica, a causa de la asimilación) el bautismo no tenía ningún tipo designificación soteriológica, es decir, que uno se fuera a salvar por recibirlo;no tenía ningún tipo de significado como sacramento… nos bautizaban por

una sencilla razón: para asegurar la aceptación de los hijos en la sociedadcolombiana.

Resulta que desde el siglo XVII hasta 1991 en Colombia sólo se reconocíacomo único documento de identidad público y válido la fe de bautismo católico-romana; este documento era obligatorio para posesionarse amuchos cargos públicos, para ingresar a la escuela o para obtener diversosderechos sociales y jurídicos.

Aunque la ley colombiana estableció a partir de 1932 la Cédula deCiudadanía como documento de identidad, en la praxis cotidiana se seguía

exigiendo Fe de Bautismo católica romana y se rechazaba a todos los que nola poseyeran; esta situación se mantuvo hasta 1991, cuando la nuevaConstitución Política Nacional decretó libertad religiosa e igualdad para todaslas iglesias y confesiones de fe en el país.

Mi familia, al igual que cientos de familias sefardíes, mantuvo hasta haceunos años esta práctica que quedó incrustada como “un deber social”, (porejemplo, para facilitarle a los hijos el matrimonio por la Iglesia, proceso quetiene muchas trabas burocráticas para los no-católicos).

Para la Ortodoxia judía los sefardíes bautizados no son judíos y jamás seránreconocidos por ellos, pero para el Judaísmo Liberal el sefardí bautizadosigue siendo halájicamente judío (es decir, legalmente judío y en todosentido), porque la sangre judía no se pierde ni aunque pasen milgeneraciones; y aún más en el caso de la etnia Sefardí, que fue forzada aconvertirse al Catolicismo so pena de muerte, jamás fue una conversiónvoluntaria, deliberada y consciente (y es por esa razón que todos los años en



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Yom Kipúr rezamos Kol Nidré – una invocación para anular cualquier juramento, voto o promesa hecha con o sin nuestro consentimiento).

Al respecto del bautismo les tengo una anécdota: cuenta mi mamá quecuando el galad (“cura” en ídish) me iba a echar el agua bendita sobre mi

cabeza, yo le pegué al pobre sacerdote una insultada: “oiga! usted es unbruto, cómo así que me va a echar agua? Qué le pasa?”. Cuenta mi mamá ymi tía Anyul (madrina de bautismo de Diego) que la monjita que ayudaba alcurita no podía de la risa, que casi arroja al suelo el recipiente con el aguabendita, presa del ataque de risa y de la vergüenza.

TAN CHIQUITO Y YA QUERÍA EXPLORAR EL MUNDO

Uno de los defectos que tuve de pequeño era la excesiva confianza que letenía a los extraños, y sufrí del Síndrome del Patito Feo… no! No le decía

“mamá” al primer palo que veía, pero sí confiaba ciegamente en los extrañosque me hablaban, y si me invitaban a algún lado me iba con ellos sin más nimás.

Parece que desde muy pequeño yo ya había roto el cordón umbilical afectivocon mi madre y quería expresar mi ferviente deseo de tomar las riendas demi vida, ir a donde yo quisiera así mis papás no estuvieran de acuerdo.

Con mi actitud les hice pasar muchos sustos fuertes a mis papás por años,ya que yo había llegado a la niñez en una época en la que los niños eranrobados para extraer sus órganos. Pero yo no veía eso, sólo veía mi deseo de

conocer cada día nuevas cosas, nuevos lugares, nuevas personas.



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De pequeño me caractericé además por ser un destructor profesional decuanto aparato llegara a mis manos. Recuerdo que una Navidad (creo quefue Navidad de 1980) nos regalaron a Diego y a mí un juego de carros acontrol remoto. Si el carrito se topaba con una pared iba y venía una y otra

vez, y para hacerlo salir se le disparaba con una pistola que, no recuerdo quétipo de onda tenía, el caso era que al dispararle el carro éste tomaba otrorumbo y seguía andando.

Al cabo de unos meses despedacé mi carrito para ver lo que tenía por dentro,y quedé asombrado de la cantidad de cositas que tenía: resistencias ycablecitos, y todo soldado en una tarjeta verde con cientos de puntosplateados en la parte de atrás. Y así hacía con cuanto juguete me llegaba alas manos: los abría para mirar su contenido, y ya se podrán imaginarustedes los fuetazos que me daban mis papás para que no destrozara lascosas… esta manía se me extendió hasta los 12 años, así que lasreprimendas no ayudaron mucho.

En otra ocasión, por esa misma época, llegó a mis manos una cámaraPolaroid, que tomaba fotos instantáneas. Hay una foto en la que estoysentado sobre la cama de mis papás con la Polaroid en mano, así queustedes ya podrán deducir la suerte del aparato.

Otro susto que les hacía pasar a mis papás era cuando yo me sentaba en lasilla de conductor de la camioneta que mi papá alquilaba para llevarnos avisitar a mis abuelos en el Tolima. Y los sustos aumentaban más cuando yaestábamos en la finca, pues corría a ver los cultivos de algodón o de sorgo, oal caney (una choza grande en donde se ponen a secar las hojas de tabaco)del abuelo Nemesio, o cuando me acercaba al pozo (que mis abuelos



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llamaban “aljibe”) o cuando salían a correr las temibles reces zebú que salíana pastar y que eran entradas al corral al atardecer.

PLAYLIST

Al final de cada capítulo o sub-capitulo agregaré un listado de las cancionesque identifican esta etapa de mi vida, digamos que viene siendo como labanda sonora interior de mi vida. Búsquenlas en sus listados personales demúsica o en Internet (por ejemplo, en YouTube) y disfrútenlas junto conmigo!

Boney M - “Oceans of Fantasy” (álbum completo)The Tornados – TelstarRick Dees – Disco DuckKraftwerk - The Robots

Kraftwerk – SpacelabKraftwerk – RadioactivityHot Butter – The Popcorn SongJean Michel Jarre – “Oxigen” (álbum completo)Jean Michel Jarre – “Equinox” (álbum completo)



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II

NIÑO PRODIGIO, NIÑO PROBLEMA

1980 - 1985

INVESTIGAR A MI EDAD ERA PELIGROSO

Resulté ser un niño hiperactivo que con absolutamente nada se quedabaquieto; tenía tantos deseos de explorar el mundo, cada detalle, conocer,aprender (y de ser posible aprender por mi propia cuenta!)… y esa sed de

conocimiento me arrastró a que, a mis escasos cuatro añitos de edad, yo yasupiera leer y escribir fluidamente.

De visita en casa de uno de mis tíos paternos, yo asaltaba la biblioteca y lecaía a la enciclopedia “El Mundo de los Niños” y otro libro sobre exploracióndel espacio (siempre me apasionó la astronomía). Y muchas veces meregañaban por estar tomando los libros de la biblioteca, o porque queríallevarme alguno de los tomos para terminar de leerlo en casa. Yo siempresoñé con tener una biblioteca; jamás pude tener una enciclopedia. Hoy díano tengo muchos libros en físico, pero tengo una enorme biblioteca

electrónica a mi entera disposición.Por aquellos años la tecnología apenas estaba entrando a la sociedadcolombiana. Para millones de personas las computadoras y los videojuegoseran toda una novedad, algo traído del otro mundo. Las personas másconservadoras (una significativa mayoría de la población) eran reacias a estanueva tendencia de tecnología y siempre invocaban las delicias de lostiempos pasados… era un mecanismo colectivo de defensa ante el avance delo que ya se visualizaba como la inminente llegada del Futuro, al estilo de laspelículas de ciencia ficción.

Esa misma sed de conocimiento y de acceder a la tecnología de me llevó arecibir la intolerancia de todos los que me rodeaban, porque no comprendíanel por qué me comportaba de esa manera o les molestaba el que yoposeyera un poco más de información de la que los demás tenían (muchasveces mis familiares me despedían de sus conversaciones o cuando yo lescuestionaba en sus opiniones o les preguntaba algo respecto a lo queestaban hablando; me decían: “váyase de aquí! esta es una conversación



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sólo entre adultos!”… pero aún así, a mis cuatro o cinco añitos de edad, yoera plenamente consciente de todo lo que estaba ocurriendo con mi familia yen el mundo, y el por qué).

En mi infancia no pude ver jamás la saga de la Guerra de las Galaxias (Star

Wars) porque las películas dobladas al castellano las transmitían portelevisión en las noches… justamente a la misma hora en que en otro canalpasaban aquellas películas de drama y románticas que tanto gustaban a mispadres. Recuerdo perfectamente una noche en que recibí unas fuertesbofetadas por parte de ima porque yo quería ver junto con Diego “El ImperioContraataca”, pero mis papás querían ver por el otro canal el idílico romancede “La Laguna Azul”.

Pero abá alcanzó a percibir en mí esa pasión por la tecnología y nos compródos juegos: el primero fue una consola de videojuegos de primerageneración. Por años estuve buscando el modelo de esa consola, pero al verque nadie la conocía me permito presentarles un dibujo en Microsoft Paintque hice, para que ustedes sepan, más o menos, cómo era esta consola:

Como ven, era muy sencilla pero a mi edad era gigante y pesada! Incluso mipapá debía sostenerla con ambas manos. Las palancas que ustedes ven a loslados era una para cada jugador (una sola consola de controles para dospersonas!!).

Al centro una perilla similar a la de los televisores de inicios de los añosochenta, para programar cuatro juegos. El primero era el famoso “Pong” que



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aquí aparecía como “Tennis”. También se podía jugar fútbol, squash ypráctica individual de squash. Para visualizar se necesitaba de un adaptadorUHF conectado atrás del televisor y a la antena plana de dos puntas quetantos dolores de cabeza nos dieron a los que pertenecemos a la Generaciónde la Guayaba! (mayor información véase Andrés LÓPEZ. La pelota de letras,

Bogotá 2007).

Podíamos jugar los fines de semana, pero en realidad mi madre se encargóde que prácticamente NUNCA pudiéramos jugar… pero como yo siempre hesido un hombre demasiado rebelde y siempre aplico la manera judía deresolver las cosas, aprovechaba las ausencias de ima para conectar laconsola y jugar junto con Diego, al menos una hora.

El segundo regalo de abá fue para mi cumpleaños número 5: un juegollamado “Estra-Landia”, que consistía en un centenar de fichas en formas deladrillos, puertas, dinteles o caballetes para armar casas de diferentesmodelos; no era un juego para menores de 7 años porque a menos de esaedad no se tiene nociones de espacio y de las proporciones…

… pues bien, qué diríanustedes de un pequeñodiablillo de 5 años que yahacía sus primerasmaquetas de arquitectura,combinando estética ysentido de las proporciones?

Ese era yo a tan tiernaedad.

Otra de mis habilidadesdesarrolladas desde muypequeño fue la música. Yotenía 3 añitos y mediocuando me regalaron unaguitarra de juguete.

No era gran cosa, pero yacon eso tenía para soñar enesa época con entonarcanciones.



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HERIDAS DE LA INFANCIA QUE TARDARON CASI 30 AÑOS

EN SER SANADAS

Esta es una parte de mi vida que mi mamá me suplicó que no les revelara austedes, pero lamentablemente la tengo que contar porque me marcó

dramáticamente todos los demás aspectos de mi existencia. Además es mideber moral e histórico hacerlo. Lo siento, ima!

A medida que yo crecía mis problemas con la familia se agravaban por lo queellos consideraban “una rebeldía sin límites de Ricardo que sólo puede sereliminada a punta de golpes y toda clase de reprimendas”. Especialmente larepresión de mi madre (que siempre esperó de mí un chico completamentedócil, obediente, que jamás cuestionara sus órdenes y que me mantuvieracompletamente callado y quieto) me ocasionó cientos de moretones en micuerpo.

Mis papás biológicos creían que sus golpes con los cinturones o con pantuflas,bofetadas, palos de escoba y puños no dejaban huella y que aparte de misllantos y lamentables gritos de ultratumba la cosa no pasaría a mayores… jamás oculté mi rabia y mis protestas contra sus reprimendas y desafiarlesde esa manera en mi niñez y juventud siempre me causó bombardeos deviolencia por parte de ellos, pero yo siempre oculté ante los demás loshematomas y heridas que me dejaban sus continuos golpes.

Esta situación se mantuvo por muchos, muchos años. Mi cuerpo no presentaningún signo visible de violencia porque, como les decía, yo ocultaba

cuidadosamente los hematomas que me quedaban… pero las heridas delalma tardaron demasiado en sanar! No es algo que se pueda superar de lamisma manera como se supera la pérdida de un juguete; los adultos jamáslo entienden, jamás lo han entendido (o tal vez no lo quieren entender!),pero quienes han pasado por la misma experiencia que yo sabenperfectamente de qué hablo y que no me equivoco en lo absoluto en esteasunto.

Las heridas psicológicas, morales y espirituales que deja la violenciaintrafamiliar tampoco es algo que se sana mágicamente con un congreso de

sanación, con una terapia de constelaciones familiares o con un exorcismo.Pueda ser que tales métodos hayan funcionado para todos los demás, perono es mi caso. Siempre ha sido así: que funcione para todo el mundo nonecesariamente quiere decir que también funcione conmigo. Y como buen judío que soy, el asunto no se trata de perdonar y olvidar impunementecomo muchos pretenden, sino de reclamar verdad, justicia, reparación ygarantías de no repetición; estas palabras no me las tomé del proceso depaz en mi país hace poco, sino que las vengo planteando desde la Primaria...



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y decir eso en una sociedad y una época en la que “la letra con sangreentraba”, era considerado subversivo!

Nadie, ni siquiera mis tíos y tías, se imaginaron a qué niveles de violenciapodían llegar mis papás contra mí, ni siquiera mis hermanos menores

recibieron semejante carga de violencia intrafamiliar que yo sí recibí demanos de mis propios papás.

Mis papás biológicos saben que estoy diciendo la verdad pero ellos insistenen no reconocer su responsabilidad histórica… por un lado los comprendo!Cuando una persona queda cegada por la ira, muchas veces es totalmenteinconsciente de lo que hace. Cuántos han matado y herido a sus seresqueridos sin tener la intención consciente de hacerlo, pero ellos mismos losconfiesan: “me dejé llevar por el mal genio y sin querer me pasé de la raya”.

En respuesta, descalificaban mis denuncias diciendo que yo exageraba todopara ganarme la lástima de la gente, y en muchas otras ocasiones lo justificaban diciendo “se lo merecía, por rebelde y desobediente”.

En esa época no existía en Colombia una política seria de protección almenor de edad, ni siquiera había tal cosa llamada Código de Infancia yAdolescencia! La violencia intrafamiliar no era considerada delito. Por esoinsisto: si yo hubiera nacido al menos cien años más adelante, sin dudaalguna el Estado hubiera intervenido para detener la violencia entre mispadres y la de ellos contra mí, y yo hubiera contado con una asesoríapsiocológica idónea para un caso de hiperactividad como el mío.

DEL CONFORT DE LA SERENA A LAS INCOMODIDADES DE

ROMA

Vagamente puedo recordar mis primeros añitosen el barrio Bosque Popular, pero recuerdo biencuando vivíamos en el barrio La Serena, alnoroccidente de Bogotá, muy cerca al barrioMinuto de Dios. La casa donde vivíamos quedabafrente a un parque y a los Cerros de Suba.

Esta foto me la tomaron en diciembre de 1980,en aquella casa. Recuerdo que mi madreacostumbra vestir el árbol de Navidad usando unchamizo (una rama mediana de algún árbol)sembrado en algún tarro grande con arena, yforrado con algodón.



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Recuerdo que, de un momento a otro, terminamos mudándonos a un lote enel extremo sur de esa época en Bogotá: Roma, un barrio en obra negra (hoyestá localizado en la localidad 8 Kennedy) y con todas las incomodidades delmundo… absolutamente todo lo contrario a lo que mi madre estaba

acostumbrada a vivir.

Era una media-casa a la cual le entraba de todo: aguas negras, polvo,zancudos, ratas, moscas… y a eso súmenle ustedes las incomodidades pormateriales de construcción: bultos de cemento, varillas, ladrillos, etc. Y esopara mi madre, acostumbrada a vivir bien y cómoda, fue todo un trauma,una tragedia y aún más con dos niños pequeños. Se sentía humillada,rebajada, que la familia en lugar de avanzar retrocedía a la Edad Media.

A mi papá, por el contrario, no le importaron las incomodidades; para él, sihabía cualquier cosa para comer y un techo en dónde recostar la cabeza, yacon eso era más que suficiente para vivir la vida.

Y esas diferencias de percepción de la realidad generó demasiadas peleasentre ellos, muchas de ellas pasaron de los insultos a los golpes. Y las cosasempeoraron mucho más cuando mi papá cayó en el alcoholismo.

TOMEN NOTA: Yo con mis papás biológicos siempre he mantenido lamás absoluta y radical oposición y condena a su conducta violenta protagonizada delante de nosotros, sus hijos; y tengo que hablar estascosas porque las mismas escenas que vi de niño las sigo viendo a

diario en las noticias. Y sólo mi esposa ha sido testigo presencial decómo el corazón me sigue doliendo y los ojos se me siguen llenando delágrimas cada vez que veo noticias de violencia intrafamiliar.

Colombia es una sociedad que jamás ha experimentado la paz. Nuncanos educaron para la paz! Por el contrario, nos criaron paraautodestruirnos! Desde nuestra independencia nacional hemos estadoen constante guerra, tanto armada política como social. La guerraentre las familias es la más grave de todas, y según el ex - senadorCharles Schultz, ésta representa el 82% de todos los conflictos socialesque sufrimos. El conflicto armado, por el contrario, es apenas el 18%de la guerra, lo que significa que la firma de la paz entre el gobierno demi país y las guerrillas y el silenciamiento de los fusiles, en ningúnmomento significarán la llegada de la paz nacional… mientras sigahabiendo violencia intrafamiliar jamás habrá paz en Colombia, porqueesa clase de violencia siempre trasciende a las múltiples violenciassociales que, como Pueblo, hemos sufrido por siglos.



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Millones de familias colombianas fueron violentamente forjadas bajovenenosas relaciones de poder y de sometimiento, de machismoenfermizo, de intolerancia y con el azote en la mano bajo el lema “laletra con sangre entra”. Por cientos de años la violencia intrafamiliar nofue considerada tal sino como “problemas internos de familia en los

que ni siquiera el Estado debe interferir”.

Yo veo con tristeza y desesperación cómo las cruentas golpizas que mis papás biológicos se propinaban mutuamente, se siguen replicando condiabólica exactitud y hasta con asesinatos, incluso entre parejas muchomás jóvenes que nosotros! Pero es mucho más diabólico cuando hacenque sus propios hijos sean víctimas pasivas de esa violencia,obligándoles a ver cómo sus papás se agreden entre ellos mismos ydestruyen los objetos del hogar en medio de sus ataques de ira.

Yo juré que en mi vida como marido, esas escenas jamás seríanreplicadas, y hasta la fecha bendigo a Dios por permitirme observarcelosamente ese juramento.

EL ARTE DE LA GUERRA

Mi papá biológico compró una escopeta deportiva de aire y municiones tipodiábolos (balas huecas y en forma de cono, de aluminio y tan pequeñascomo un grano de cebada). No recuerdo si mi madre le armó pelea por ello,pero como la conozco sin duda tuvo que haber alguna trifulca entre ellos porsemejante adquisición (claro! Armas en casa y con niños de por medio, qué

peligro!).

Mi curiosidad de niño no se hizo esperar y me las ingenié para que abá meenseñara a disparar. La bendita escopeta al inicio se me hizo pesada, peroluego de unos días ya la cargaba y la levantaba sin ayuda. Siempre se medificultó sujetar la culata a mi cuello y contra mi mejilla; no podría dispararcon telescopio porque a causa de la fuerza del disparo, me lastimaba el ojo.

Así que desarrollé una fuerza en los brazos tal que me permitía disparar conacierto sin tener que usar la tradicional posición de disparo. A los 7 años yo

ya disparaba con la precisión de un francotirador militar.Yo aprovechaba cuando yo me quedaba solo en casa (que por lo general noera más de dos horas porque Diego se iba con ima a alguna diligenciamientras que el hombrecito de la casa quedaba a cargo del fuerte) parapracticar polígono en el patio y con blancos que yo dibujaba en hojas depapel. Eso sí! Procuraba no gastar mucha munición, para que abá no se



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enojara. Buen recuerdo del rifle: jamás fue usado para agredir a alguien, nien defensa ni en ataque.

Mis habilidades de estratega no sólo se limitaban al entrenamiento individualen artillería, también las desarrollé con las personas. Resulta en que el barrio,

en el mes de abril, teníamos que sufrir una molesta invasión de cucarronesen las tardes; estos insectos eran muy molestos porque picaban y se metíandentro del cabello de las mujeres.

No sé cómo lo logré, pero terminé convenciendo a mis vecinitos paraorganizarnos como un escuadrón exterminador de cucarrones. Y qué creenustedes? Me siguieron! Hasta mi hermanito Diego terminó uniéndose aaquella tropa de chicuelos que enfrentaron valientemente el enjambre, y poruna hora o menos salvaban al barrio de tan molestos insectos. Mis papás jamás supieron de este comando especial, creían que Diego y yo salíamos a jugar los típicos juegos de todos los niños de nuestra edad y época.

Con estos ejercicios aprendí una valiosa lección de liderazgo: la gente nuncasigue a quien no va adelante mostrándoles el camino. Por eso siempreprocuro que mis enseñanzas vayan acompañadas del ejemplo, que la prédicavaya íntimamente acompañada de la práctica. Lamentablemente, la sociedadcon la que me tocó interactuar en los años posteriores resultó ser muycobarde, conformista, miedosa y resignada. Por más que yo les animaba yles daba el ejemplo de lo que había que hacer, no me seguían y preferíanbuscar seguridad en la comodidad de sus cavernas.

UNA CONEXIÓN CON EL CIELO QUE TUVE QUE MANEJAR

CON CUIDADO

Sólo hasta hace unos años revelé al mundo que yo tenía desde los 5 añitosexperiencias con los ángeles. Debido a que no recibí formación religiosa encasa, yo no sabía en aquel tiempo cómo se llamaban aquellos seres quepercibía y con quienes yo hablaba, en especial aquel que me ha acompañadoy cuidado hasta el día de hoy.

Recuerdo que decenas de veces mi vida estuvo en máximo riesgo. Me caía

de lugares muy elevados y me golpeaba con absolutamente todo lo que secruzaba por mi camino. Recuerdo perfectamente cuando tenía 3 añitos que,por estar contemplando unas plantas colgantes, caí al suelo y me fracturé lanariz, mi frente sangró (en el hospital me tomaron puntos cuya cicatrizustedes pueden verme en medio de la cejas y es por esa misma razón quetengo hasta el día de hoy el tabique desviado).



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Cuando me enfurecía me golpeaba compulsivamente contra las paredeshasta sangrar. Me arrojaba de elevaciones de suelo más altas que miestatura, me caí cientos de veces de la bicicleta debido a que yo pedaleaba aaltas velocidades, hasta romper los radios de las llantas y derretirliteralmente las pastillas de los frenos a causa de la misma presión de la

velocidad con la que yo pedaleaba.

Recuerdo que yo tenía 6 años cuando acompañé a mi papá a su trabajo. Elautobús en donde íbamos perdió los frenos y chocó contra un poste delalumbrado. Todas las personas que iban en aquel autobús, sin excepción,salieron heridos o golpeados (incluyendo mi papá, que sufrió un desgarremuscular en el brazo izquierdo)… pero yo no sufrí ni siquiera un golpe niraspón alguno. Mi ángel de la guarda me protegió.

Al principio quise compartir con mi familia la alegría de escuchar a estosbellos seres que me daban consejos y me enseñaban cosas que ni siquieramis papás sabían. Pero ese día mis papás me dijeron que yo estaba loco, quedejara de hablar burradas y que me callara si no quería ganarme unabofetada por estar diciendo bestialidades.

Por esa razón callé durante todos estos años que yo escuchaba a los ángelesy que yo conversaba con ellos, y que en algunas ocasiones yo los podía vercon mis propios ojos.

MODELAJE KIDS

En 1983 mi mamá nos hizo tomar de unfotógrafo unas instantáneas al aire libre yaprovechando un jardín con flores que había enuna casa frente a nosotros.

Diego y yo quedamos bien; sobre todo esta fotola tengo muy en cuenta, porque mucho tiempodespués pude entender que había nacido contalento para posar ante las cámaras; lástima quemodelaje profesional para niños no existía ni en

el concepto por aquel tiempo!De niño me fascinaba posar para las cámaras,eso me ayudó a fortalecer mi autoestima enmedio de todas las contrariedades que estabasufriendo.



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Pero mis papás no lo veían de esa manera, al contrario: a mi rebeldía habíaque sumarle ahora que me estaba volviendo vanidoso!

LA VIDA EN LA CASA DE ROMA. LOS AMIGOS DEL

BARRIO.

Como les decía, Roma, un barrio al sur occidente de Bogotá, era un barrio enconstrucción y las incomodidades de la misma parecían no molestarle a casinadie, excepto a mi mamá. La casa de nosotros se componía de dos plantasen el primer piso: la casa original en ladrillo, húmeda y pequeña (tanto quemi mamá tuvo que poner plástico transparente en las paredes porque lahumedad era terrible y eso me generaba terribles ataques de asma), y unasegunda planta en el mismo primer piso que se levantó luego y a donde setrasladaron nuestras habitaciones… aclaro: todos en sus camas en la mismahabitación, pero al menos ya había más espacio. La cocina fue trasladada

hacia un área que comunicaba las dos plantas, donde antes quedaba el patiode ropas.

A pesar de la incomodidad (ladrillos, cemento en polvo, arena, varillas) losGamboa gozaban pasar los fines de semana allí. La especialidad de la familiapara el fin de semana con todos: arroz con leche (que jamás me pudoentrar!) y carne asada con papas saladas, gaseosa y buen provecho!

Pero no sólo la casa era centro social de mi familia, también fue el hogar dealgunas de mis tías maternas por un par de años, mientras se ubicabanlaboralmente. Ellas, adolescentes de la época, soñaban con Menudo, OscarAthié, escuchaban a Nika Costa, a Pimpinella y la inigualable Yuri, ycoleccionaban en un cuaderno recortes de estos artistas. Por esa época laemisora radial de moda era Radio Tequendama y su programa estrella “ElPatito Discotequero”, hacían sonar lo último en música pop en inglés; yo meincliné mucho a aficionarme a la música moderna que la gente llamaba.

Mi papá biológico poseía un tesoro que años después nos dolió mucho perder:la cantidad de discos de acetato que tenía: Michael Jackson “Off The Wall”,Sabú, Arpa Llanera, los Corraleros del Majagual, Los Melódicos, Boney M “Oceans of Fantasy”, todas las colecciones de Julio Iglesias, Leonardo Favio,

Manolo Otero, Demis Roussos “Forever and Ever”, Jesús David Quintana, LosDiplomáticos, 14 Cañonazos Bailables, Los Hispanos (con los que se prendíanlas fiestas a donde nos invitaran, porque Diego y yo junto con mi papáéramos los que poníamos la música), Salvatore Adamo, Tania, Karina, FrankPourcel, Rocío Durcal, y música italiana, árabe (una compilación orquestadade David Carroll llamada “Percusión Oriental”), melodías francesas de unálbum llamado “Café Internacional”, un par de cassetes de rock que por ahísonaban y una cantidad de música que sólo podía ser igualada por un DJ.



Una guitarra dpesar de lo inaprendí a tocaen honor a la

instrumentosmuchos años:al lado de la cpara plancharsalir corriendodesafinado, im

Diego y yo en un

Pero Diego ynuestros vecinque nos hacíavecina al costparecía muchomuy linda ymás hacia elCock, con susMi mamá esEdwin. Al fren

Johanna.

A qué jugábaque se elige apara no dejartoca salir enrelevo, cuando

e marca Giannini importaensa y pesada que era.

r, bongoes, una guachara verdad les cuento que a

ue compró. Hubo unacuando a mi papá le dabama) le daba por agarrar l(romántica) recostado epara no escucharlo tan

agínenselo con tragos en l

performance musical en casa.

yo nunca fuimos aislados nos estimaban mucho,completamente diferentedo sur de la nuestra vivíaa Julio Iglesias), su espouy parecida a Paulina Rur vivía (y todavía) donseis hijos: Milton, Marcelaomadre de los León, poe vivían doña Vinda y su

os en el barrio? De toduno que luego tocará aos tocar, y el que se dejersecución de todos losse toca a alguien, el que

a de Brasil y que aprendíUn acordeón de botonesca de metal y otra de maá jamás supo tocar ning

scena que se vino repipor beber (media botellaguitarra y ponerse a canla cama. Yo quería mu

destemplado (si en sanoa cabeza!).

La Giannini, la guitarra con la qseriamente a tocar músi

del ambiente del barrionos veían en el trato hacial resto de la vecindad.don Carlos Guzmán (yo lsa Mery y su hija Sandra,bio chiquita (en serio!).Antonio León y su esposAlejandro, Heidy, Edwin

que es la madrina de baermana Edith, y sus hijos

: a “la Lleva”. La Lleva codos; esos todos salimora tocar se convierte endemás. Había dos modastaba haciendo de Lleva

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a tocar, aque nuncadera. Perono de los

iendo porde brandytar músicahas veces juicio era

e aprendía.

, es más:ellos algo

En la casaveía y seuna rubiaDos casas

BereniceAngélica.

utismo de: Ferney y

onsiste encorriendo

lleva” y lelidades: elueda libre.



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La otra es la epidemia, todos los que sean tocados son Llevas y deben tocara los que no han sido tocados.

Otro juego era los Ponchados. Se lanzaba una pelota a una torrecita de tapasaplanadas con una piedra; el que derribara las tapas debía agarrar de

inmediato la pelota mientras todos salíamos despavoridos. El que tenía lapelota debía “ponchar” a todos, es decir, golpear con la pelota a alguien, elque se dejara ponchar salía del juego.

También jugábamos Rejo Quemado, que consistía en encontrar un cinturónque había sido escondido, y quien lo encontrase debía darle un correazo aalguno, y todos debíamos correr para no dejarnos golpear. Esos erannuestros deportes extremos de la época.

MI SALUD EMPEORÓ CON EL PASO DE LOS AÑOS

Una de las más grandes falencias que he tenido en mi vida es no poder gozarde una excelente salud. Toda mi vida he tenido un historial médicoabundante.

Desde el instante mismo en que nací he luchado contra la muerte y siempretuve accidentes de todo tipo… en honor a la verdad, estoy vivo y de pie depuro milagro! Y curiosidad: a pesar de los múltiples accidentes que hesufrido, hasta la fecha jamás he sabido lo que es tener algún huesofracturado. Los ángeles que me asisten me han cuidado muy bien.

A los 3 añitos de edad me rompí severamente la nariz con una materacolgante; me tomaron puntos en la frente entre las cejas (aún se puede verla cicatriz de ese accidente en mi rostro) y el tabique quedó desviado hacia laderecha. Por razones de dinero jamás me pude operar y a veces en elcolegio mis compañeros más malvados se burlaban de mí y me gritaban “nari-chueco” o “deforme” (puedo comprender entonces que, por estedefecto fisiológico, yo no fui en lo absoluto atractivo para casi ninguna chica).

Este accidente dañó para siempre mi salud porque desde entonces no pudevolver a respirar por la nariz, debía tomar aire por la boca, siempre tenía las

fosas nasales tapadas. Roncaba en las noches y eso me hacía ganar muchosmás puños y bofetadas de mi mamá a altas otras de la noche, para que yodejara dormir al resto de la familia.

Y para empeorar la situación, lo que comenzó con una simple sinusitiscrónica se convirtió en el desarrollo de crisis asmáticas. Bastaba una cortaexposición a áreas con partículas de polvo, a cambios bruscos detemperatura o una gripe mal cuidada, y ahí tenía las molestas recaídas que



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me bloqueaban los bronquios, me hacían silbar el pecho y carraspear condesesperación, y me obligaban a tomar aire forzadamente para no morirahogado.

Mi madre jamás supo tratarme esta enfermedad como era debido; en lugar

de llevarme al neumólogo me trató con toda clase de remedios caseros quelas vecinas le sugerían, o ella misma se los inventaba.

Uno de ellas eran las horribles gotas de remolacha en la nariz o beberextracto puro de cebolla cabezona. Por años me torturó obligándome ainhalar el vapor del agua hirviendo mientras ella me mantenía la cabezatapada con una toalla (este tratamiento, en lugar de calmarme la asfixia meempeoraba aún más, pero mi madre estaba obsesionada con que era elmejor de los remedios).

Unciones en el pecho con ungüento mentolado y en las fosas nasales, y eluso de bufandas en la nariz (la lana de las bufandas no sólo me asfixiaba aúnmás, sino que me hacía estornudar de maneras descontroladas, por eso nopuedo usar absolutamente nada que me impida respirar libremente y mebloqueé el paso del aire; incluso debo viajar en autobús con las ventanasabiertas para no asfixiarme, por más frío que esté haciendo), en fin…conmigo experimentó de mil maneras para curarme el asma, aunque imaestaba obsesionada en que lo que yo tenía no era asma sino una ridículasinusitis.

Tuvieron que pasar 20 años para que ima reconociera mi enfermedad, pero

ante el fracaso de las medicinas caseras me encargué desde los 20 años decuidar de mi salud debidamente, gracias a las medicinas ye instruccionesmédicas que recibí en la Clínica de la Policía, cuando presté servicio militar.

PLAYLIST

Eurythmics – Sweet DreamsJonzun Crew - Space is the PlaceKraftwerk – RadioactivityKraftwerk – The Man Machine

Visage – Fade to GreyA Flock of Seagulls – I RanBarrabas – On The Road Again



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III

COMENZANDO A CONFRONTAR AL SISTEMA EN

SU PROPIO TERRITORIO

1983 - 1985

TOMEN NOTA: El modelo de educación colombiano está diseñadoespecíficamente para que los poderosos sigan eternamente en el poder.Se les educa desde niños para gobernar, para decidir los destinos del país y del mundo.

En cambio el resto de la población es educada que sea “alguien en lavida”… por supuesto que sí! Ese “alguien en la vida” es nada más ynada menos que la mano de obra base, el diminuto engranaje quemueve la gigantesca máquina social, la abeja obrera que sostiene a laabeja reina, el asalariado que debe renunciar a sus sueños y a su proyecto de vida, y que en lugar de eso trabaje para hacer más poderoso al poderoso a la vez que sobrevive con un salario de miseriay medio-sostiene a su familia.

De esta manera el Sistema garantiza el status quo y extirpa de raíztoda amenaza de surgimiento de profetas y mesías nacionales que puedan cambiar las cosas y echar a tierra el orden social establecido.

Antiguamente se usaba en la escuela la violencia física y verbal parainfundir miedo en la niñez y así garantizar el buen funcionamiento delSistema. Hoy día recurren a la doctrina de educación igualitaria quedestruye de raíz las excepcionales cualidades y habilidades de los niñossuperdotados, imponen la censura a la libertad de aprendizaje y deinvestigación; está prohibido saber mucho más allá de los currículos

escolares establecidos. Para el Sistema, los niños superdotados son peligrosos porque saben demasiado. Por eso se adoctrina a millones deniños y jóvenes para que no cuestionen ni vayan más allá de losmodelos pedagógicos impuestos, porque cuestionar es despertar, ydespertar es emanciparse.

Y yo descubrí esta diabólica dictadura desde el instante mismo en quemis pies pisaron un aula de clases!



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UN COLEGIO QUE RESULTÓ SER UN CAMPO DE

CONCENTRACIÓN

Porque yo creía que en la escuela se aprendía más, le insistí a ima quequería estudiar, que quería ir al colegio. Así fue que en 1983 mematricularon a cursar Primero de Primaria en el Liceo Pedagógico Pulgarcito(o debería decir “Vulgarcito”?), en el barrio donde vivíamos. Y como en laprueba de admisión demostré mis habilidades de lecto-escritura, no fuenecesario que recomendaran a mis papás que me matricularan en Preescolar.

Aún puedo recordar mi primer día deescuela, iba tan ilusionado! La foto queustedes ven a la izquierda es de ese día: mi

impecable uniforme de escueleritocolombiano (camisa blanca, zapatos negros, jean y suéter azul oscuro en cuello V),lonchera roja de plástico y bien dotada, y lasensación del momento: maletín de cuerocon motivos de Disney (en esa época sólolos niños de clase alta usaban ese maletín, ytener uno sin estar viviendo en las zonasexclusivas de Bogotá despertaba lasenvidias de muchos: miles de maletas comoésta les fueron robadas a muchos niños).

Me enamoré ese día de los pupitres y deltablero, pero me desilusionaron cuandosupe que esos eran los pupitres de Cuarto, yque a nosotros nos correspondía una mesalarga y una butaca larga, como la que hayen la finca de mi abuelita Alicia.

La profesora que me tocó se llamaba Mery y trataba demasiado mal a todos,nos gritaba por todo y por nada, y por nada nos hacía pasar a todos al

tablero a hacer 20 o 30 cuclillas (aún rezumban en mis oídos los aterradoresgritos de esta mujer: “por qué no se callan? Por qué no se callan los niños dePrimero B?!!” ).

Cómo rayos podía uno aprender a sumar y restar con semejante pedagogía?La profesora parecía una neurótica esquizofrénica, y créanme: con esa mujergritando a cada rato (suficiente tenía con los gritos de mi mamá!) no sepodía ni siquiera hacer lo que teníamos que hacer.



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Por otro lado yo me aburrí porque estaban enseñando en Primero dePrimaria cosas que yo ya sabía, nada nuevo me estaban enseñando. La únicaasignatura con la que jamás en toda mi era escolar era Matemáticas. Odiabalos números! Siempre me fascinaron las Ciencias Sociales y Naturales y las

Artísticas. En cambio de eso, y ante la imposibilidad de acceder alconocimiento nuevo, yo pasaba muchas horas de clase dibujando. Laprofesora Mery me regañaba mucho por eso, pero a la hora de los ejerciciosen clase y los exámenes, yo los aprobaba con excelentes calificaciones.

No sé cómo pude soportar medio año, y cómo fue que no perdí la pacienciaescuchando lo que yo ya sabía, bien sea porque mi madre ya me lo habíaenseñado tiempo atrás, o porque yo ya me lo había aprendido con mislecturas de enciclopedia y otros libros.

Mes pesado para mí: Mayo. Quiero aclarar: no soy iconoclasta ni anti-mariano, lo que pasa es que por un lado en casa siempre me educaron en elmás estricto monoteísmo. Mientras mi papá biológico vivió con nosotros jamás permitió que se rezara el Rosario, ni mucho menos que existieraimagen alguna de ninguna Virgen, y la escasa educación católica que aprendífue en el colegio, nunca en casa.

TOMEN NOTA: En los años ochenta del siglo XX aún regía en Colombiauna constitución nacional que proclamaba el catolicismo como lareligión oficial del Estado, y por lo tanto no existían libertadesreligiosas, de conciencia o de culto. Quien no era católico no era

considerado ciudadano – y mucho menos persona! – y sufríademasiada discriminación. Salvo unos cuantos privilegiados colegioscomo el Colegio Americano, el Liceo Francés y el Colegio Colombo-Hebreo, en todos los colegios del país se adoctrinaba por obligación amillones de niñas y niños en el catolicismo.

Por eso a muchos docentes de Educación Religiosa Escolar les cuestatodavía impartir una enseñanza ecuménica, interreligiosa, incluyente ydialogal. Porque sus universidades aún les entrenan profesionalmentecomo si Colombia siguiera siendo un país con religión oficial. Por eso noven más allá de sus narices y por eso tienen hoy día tantos problemascon la resistencia estudiantil y con el laicismo radical que combatenactivamente la clase de Religión – posición que tampoco comparto, pues el hecho religioso es elemento esencial de las personas; negarlo oextirparlo es destruir internamente al ser humano –.



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Comprendan, entonces, que yo con apenas seis añitos y siendo hijo deuna familia de clase media, no podía escapar de esa imposición. Eraeso, o eso!

Por otro lado, con semejante testimonio de la profe (o debo decir “nuestro

capataz”?), cómo podía entender yo que ella, que nos trataba como animales,luego viniera a enseñarnos a rezar el Padrenuestro y el Avemaría, y a cantar “Yo tengo un amigo que me ama” y “el trece de mayo la Virgen María…”?Siempre consideré hipócrita la conducta de la profesora Mery, que rezabaante el altar de la Virgen y luego golpeaba con violencia a los niños quemedio se movieran.

Ocurrió una vez que la profe se puso a revisarnos las manos para ver si lasteníamos sucias; manitas sucias, ahí le iba su golpe con la regla de plástico!

Háganse la imagen de la furia que yo sentía al ver a mis compañeritos (sobretodo a las niñas) llorando de dolor por el reglazo de la profe y sobándose susmanitas… y justamente porque conocía como muy pocos el horror de laviolencia, odiaba este tipo de injusticias. La sangre me hervía de la ira yquería hacer algo para defender a mis compañeritos y compañeritas de lasgarras de este monstruo llamado “profesora Mery”… pero yo era muypequeño: enfrentarse a un adulto con apenas 6 años no era lo recomendable,y esto lo aprendí con los cientos de fuetazos y chancletazos que me ganabaen casa todas las semanas, sin falta (es decir, no había ni una sola semanaque pasara sin que me golpearan en casa!).

Bueno, aquella vez me tocó el turno de mostrar mis manitas, yefectivamente! algo sucias. Pues sucedió que la profe lanzó su reglazo, perofalló en su ataque porque en mi reacción de reflejos alcancé a retirar mismanos, y la regla tuvo un mal final al partirse contra la mesa a causa delimpacto. La profesora gritaba de ira, estaba que se salía de los chirosmientras mis compañeros se reían.

Me sacó a los empujones al tablero a hacer la módica suma de 100 cuclillas.Yo salí a medio hacerlas en medio de la risa que no pude contener… era unavictoria pequeña contra la tiranía de esta profesora, y un aviso de alerta delo que le esperaba conmigo. Sin decir una sola palabra le advertí que yo noera como los demás niños, y que no me iba a dejar pisotear más por ella…pero al parecer nunca entendió el mensaje que le quise dar.

Yo realmente estaba muy aburrido en ese sitio y deseaba ser cambiado aotro colegio, quería salir corriendo y nunca más regresar… sólo estabaesperando el momento indicado para huir, y ese momento llegóprovidencialmente.



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EL GRAN ESCAPE

Todas las mañanas veía que algunos chicos de cursos superiores salían a suscasas por la puerta principal… que quedaba precisamente al lado de nuestro

salón, en el primer piso.

Todo se veía: quién entraba y quién salía. La puerta permanecía sin llave yanalicé la cierta libertad con la que salían los de Cuarto y Quinto a la hora deirse a casa.

Un día de julio decidí ejecutar el escape, pero debía ser hábil y que laprofesora Mery no me viera levantarme del puesto, o podría ser mi últimapilatuna sobre la tierra.

Pues bien, ese día llegó: a eso de las 11 de la mañana. La profesora Merynos dejó solos haciendo un ejercicio de matemáticas y creo recordar que ibaal baño; y mientras todos estaban escribiendo en sus cuadernos losejercicios, guardé rápidamente mis cuadernos y lápices, y ante la mirada y elsilencio impotente de mis 40 compañeritos de curso (que no me preguntaronsiquiera por qué había guardado los cuadernos) me dirigí con la habilidad deuna liebre a la puerta… el corazón me latía con mucha rapidez en esemomento: abrí, salí, cerré la puerta y me dirigí a mi casa a toda prisa, puesno quería que me descubrieran, salieran corriendo a la cacería de Ricardo yme devolvieran al campo de concentración… perdón! Al colegio.

Cuando llegué a mi casa mi mamá estaba lavando el piso, y como es lógicose le hizo extraño que yo hubiera llegado tan temprano, así que le inventéque nos habían enviado temprano a casa. Ustedes creen que ima es boba?Pues se averiguó bien la cosa y la mentira se me cayó de fundamento.Después de una tanda de correazos (que como les aclaré, nunca me faltaron,porque mi mamá tenía conmigo la costumbre de disparar primero ypreguntar después!) y entre lágrimas tuve que contarlo todo, y todo es todo:el por qué me escapé del colegio, el cómo nos trataba la profe y los castigosque nos imponía.

Si algo no se aguantaban mis papás era que alguien diferente a ellos nosgolpeara, y se fueron a poner la queja contra la profesora. Todo lo que contéresultó ser cierto, y mi mamá les dijo hasta de qué se iban a morir; pero lasdirectivas, encerradas en su ideología de la educación tradicional, noprescindieron por ese año del trabajo de la profesora y en cierta manera la justificaron.



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Mis papás decidieron retirarme (tenerme otro día más era ponerme enbandeja de plata ante la “capataz”) y mi primera libreta de calificaciones, lacual tenía muy buenas notas académicas, fue cerrada con esta frase: “SERETIRÓ POR PROBLEMAS PERSONALES”, como queriendo decir que yo era eldel problema y no ellos. Protestamos contra ese concepto, pero las directivas

del colegio no lo quisieron cambiar.

COLEGIO EL LIBERTADOR. ÁNGELA. PRIMERA APARICIÓN

EN PÚBLICO.

Por fin mis papás se pusieron serios en cuanto a mi educación, y me lograronconseguir un cupo para Primero de Primaria en el Colegio El Libertador (hoydía es el Colegio Claretiano El Libertador), en Bosa, que por aquella épocaera un municipio de Distrito Especial de Bogotá y que luego fue anexadocomo localidad. Este colegio, bastante llevado en años, por cierto, era

considerado uno de los mejores de Bosa y allá fui a parar.Recuerdo perfectamente el examen de admisión aunque los profesoresconsideraban en primera instancia que yo debía cursar Preescolar. El examen,para mi pobre intelecto, fue la cosa más sencilla del mundo: consistía enhacer algunas figuras geométricas en el aire y luego plasmarlas en un papel.

Ese fue todo el dichoso examen de admisión, por lo que fui aprobado acursar Primero de Primaria. Yo esperaba no tener en El Libertador losproblemas que tuve en el Pulgarcito. Por ese entonces el colegio estabadirigido por su fundador, don Luis María Hidalgo Dueñas.

Esta es la antigua entrada principal del Colegio El Libertador, frente a la Plaza de Bosa,diagonal a la Alcaldía Local.



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Contábamos con servicio de transporte, desde el barrio hasta el colegio, y losque vivíamos en Ciudad Roma estábamos clasificados entre las “rutas cortas”(siempre a finalizar las clases empezábamos a localizar a nuestroscompañeritos para irnos en el bus, gritando “brutas cortas!”). Nunca se me

va a olvidar a Don Serapio, ese viejito que conducía la ruta de Ciudad Roma,al que yo saludaba sagradamente todas las mañanas y despedía a mediodía.

Edelmira Bejarano fue mi profesora en Primero A, era una maestra en todo elsentido de la palabra, nos trataba bien aunque a ratos apretaba las tuercas alos indisciplinados (13 años después, en servicio militar, fui a visitarla).

Recuerdo con mucho cariño a una niña. Llevo años intentando recordar cómoera ella, pero nada! Sólo recuerdo su nombre: Ángela, y su puesto quedabaa unos cuatro pupitres delante de mí… y yo fui ubicado en un pupitre contrala pared, bien atrás, justo donde estaban los niños más fastidiosos. Yo queríaquedar en el pupitre de adelante para no perderme ni un detalle de las clasesde la profe Edelmira… pero ella me envió atrás, y es que yo contaba con ladesventaja de ser uno de los niños de mayor estatura entre la clase.

Nunca se me va a olvidar que todas las mañanas, sagradamente, Ángela yyo nos saludábamos con un tierno beso en los labios…

… Ahá!! picaroncillo desde chiquillo!! :-P

Así es, señoras y señores, la primera mujer que besé en los labios y durante

un año seguido, pero por qué? Que yo recuerde Ángela no me atraía paranada, y precisamente tenía que ser con ella!! pero para mí era algo tannormal como desayunarme en la mañana con las coladas de Maizena tansabrosas que ima me preparaba.

Este fue uno de mis secretos mejor guardados de toda mi vida, porque nisiquiera la profe Edelmira llegó a saberlo, ni mis papás, ellos jamás losupieron… bueno, no fue un secreto tan bien guardado porque precisamentenos sorprendió una vez uno de los compañeros más terribles: Octavio, y meacuerdo bien de él por su piel cobriza, su cabello negro lacio y con peinadode “lamido de vaca”. El muy desventurado solía gritarme junto a susamigotes en el patio de recreo “tiene novia! tiene novia!”.

Una vez, creo que fue para el mes de agosto, no me aguanté que a la pobreÁngela la metieran a su burla pública, y le zampé su buen empujón. La cosapor poco acaba en un round de boxeo, y de no ser porque la profe Edelmiraintervino, yo hubiera llegado a casa con la nariz ensangrentada.



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Lo mejor de todo es que Octavio no fue capaz de revelarle a la profe delantede mí la razón de nuestra riña, creo que se sintió intimidado porque yo era elfavorito de la clase. Pero a la profe Edelmira se le hizo raro, cómo era posibleque su estudiante favorito, el que en las libretas de calificaciones jamásbajaba del podio académico, fuera agresivo? (para los dos últimos bimestres

ocupé el primer lugar y nadie me pudo arrebatar ese privilegio en lo quequedaba de 1984).

Yo me aguantaba en silencio ese llamado de atención, y le saqué a la profeEdelmira la excusa de que Octavio me tenía ya cansado de tantamolestadera y ese día no aguanté más… pero por nada del mundo mencionéa mi Ángela. Una cosa era que yo casi nunca estaba a su lado en los recreos(en eso siempre nos respetábamos, ella con sus amiguitas y yo con misamigos o jugando solo, cosa que hacía con frecuencia), pero otra muydiferente era que se metieran con ella.

Recuerdo que para el Miércoles de Ceniza nos llevaron a la iglesia de la plazacentral de Bosa, justo diagonal al colegio. El padrecito de esa iglesia,bastante entrado en años por cierto, nos hacía preguntas sobre el Catecismo;hasta donde me acuerdo respondí correctamente un par de esas preguntasreferentes a lo que en esa época se llamaba Historia Sagrada, pero laprofesora me regañó porque no quise ponerme la ceniza, así que el mismocurita acabó convenciéndome de que me la pusiera (o mejor, que él mismome la pusiera). Ese día de regreso a casa mi mamá me felicitaba por laceniza en mi frente mientras mi papá expresaba su enojo y desacuerdo porlo sucedido. Obviamente ellos pelearon esa noche por este suceso.

Para el Día del Idioma le tocaba a Primero la conducción de la Izada deBandera en el teatro pequeño del colegio, para toda la Primaria. La profe meeligió para ser el maestro de ceremonias. Al principio me dio algo de nervios,al estar subido en la tarima y ver a decenas de niños mirándome, pero luegode unos segundos me parecía que eran una montonera de hormigas ante mispies, y en ese momento se me quitó el miedo al público y para siempre.

Hubo algo que siempre me disgustó (y aún!), y era el bendito protocolo deinicio: “programa con el cual los alumnos del curso ____ rinden homenaje alpabellón nacional”. Pues bien, ese día decidí hacerle al protocolo unospequeños cambios sin perder la seriedad del acto.

Me inspiré en esos animadores que yo veía en la televisión: Jairo Alonso, elque por esa década era el maestro de ceremonias de los reinados de bellezaque mi mamá y mis tías no se perdían aunque mi papá echara chispas… élfue mi inspiración ese día. Tomé un profundo respiro y a la señal de la profeEdelmira salí a la tarima. Le di a todos los buenos días y dije que nos



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habíamos reunido para rendir un homenaje a los símbolos patrios y al idiomaespañol.

Las profesoras que estaban presentes palidecieron, muy en especial la

profesora Edelmira, pues creían que yo me había salido deliberadamente delprograma, pero luego suspiraron de tranquilidad cuando leí los puntos de laizada de bandera.

La emoción me había invadido tanto, que cuando había acabado un baile(una cumbia, me acuerdo), leí nuevamente el punto del baile. La profeinmediatamente me corrigió, y me devolví al público con una sonrisa,diciendo “ay, perdón! Eso ya pasó… ahora sí, séptimo punto: a continuación(otra vez saliéndome del protocolo) nuestro compañero _______________de Primero C nos va a declamar unas coplas alusivas al Día del Idioma;recibámoslo con un aplauso!”.

Terminada la Izada de Bandera, la profe me felicitó delante de toda la clase,y mis compañeros me aplaudieron; fue un instante glorioso… pero esemomento de gloria se tornó de repente en instantes de amargura. Mediahora después de haber quedado como un príncipe ante todos, los amigotesde Octavio nos aguaron la clase de Sociales, mi favorita y a la que yo leapuntaba el 100% de atención. La profe Edelmira empezó a ordenar a sussospechosos que se pusieran de pie y se quedaran con las manos en alto. Yno sé qué le dio por pensar que yo había participado en el desorden y meordenó ponerme de pie y levantar las manos.

Sentí que el mundo se me hundía. Desde mi escape del Liceo Pulgarcito, yono había vuelto a saber qué era un castigo en el salón de clase, y ahora esto?Obedecí, pero créanme que no pude contener el llanto. Castigado por unafalta no cometida, eso sí me hería el alma hasta el fondo, y creo que a laprofe le pesó luego cuando supo que yo no había tenido nada que ver en eldesorden. Sin embargo yo no me quedé callado y fui muy radical con la profeEdelmira llamándole la atención por haber castigado a niños que nada teníanque ver con el desorden. La reacción de la profe fue llamar a mis papás poratrevido, y una vez más no me salvé de los correazos de ellos cuando lleguéa casa.

Otra ocasión en la que probé nuevamente el sabor del castigo fue cuando enclase de matemáticas, para eso de agosto, la profe Edelmira borró unasrestas que muchos no alcanzamos a apuntar; y gritamos que no nosborraran, aunque yo grité muy suave, por respeto a la profe. Ellainmediatamente se enojó y preguntó quién había gritado… todos,absolutamente todos mis compañeros me señalaron. A la pobre maestra se



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le saltó el taco y me ordenó con otro grito peor que me saliera del salón, yqué creen? A llorar y a obedecer, señores.

Fue entonces cuando me gané para siempre la fama de llorón y deafeminado, de niñita llorona.

TOMEN NOTA: En esa época en Colombia, y a causa de la culturamachista y bravucona, un niño que lloraba no era considerado unhombrecito sino una “nena” y era el hazmerreír de todos.

Yo tenía dos opciones: responder a actos de violencia en mi contra conotro acto de violencia en igual o peor magnitud, o desahogarmellorando todo lo que pudiera sin lastimar a nadie.

No era signo de cobardía, era mi mecanismo de defensa ante losultrajes que sufría, ya que no quería dañar mis notas académicas, noquería desahogar mi furia agrediendo a nadie – mi ángel de la guardame retuvo muchas veces para que yo no reaccionara con violencia – yno quería que a mis papás los llamaran a hablar con la coordinadora dedisciplina por la violencia de su hijo mayor contra los profesores y suscompañeritos de clase.

O era desahogarme llorando, o era acabar con lo que encontrara a mi paso, no tenía terceras opciones.

Por otro lado en mi país la gente se crió con la idea de “por uno pagan

todos”. Yo siempre protesté contra ese pensamiento y lo ataqué defrente porque era injusto y tiránico; siempre defendí el principio de “elque la hace, la paga” y que nadie más que el que cometió la falta debeser castigado por su proceder. Nunca aprobé las injusticias. Pero servirde abogado de los inocentes a mis escasos 7 añitos me trajo más problemas con mis profesoras que, aferradas a la educación tradicional, preferían mil veces castigar a todos por culpa de los males de un solotravieso.

BERRINCHE POR UNA MEDALLA. LA SOLUCIÓN DE MIS

PAPÁS.

Diego fue matriculado a Kinder en el Colegio El Libertador en 1984 porque élno pudo aprender a leer y escribir como yo sí lo hice a los 3 añitos, pero mesorprendí cuando lo matricularon precisamente en el campo de concentración,o sea, el Liceo Pulgarcito. Y me quedé de una sola pieza cuando supe que éllogró izar bandera el mes de mayo y se ganó una medalla (tenemos unafotografía de Diego que da fe de tal hecho).



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Cuando lo supe no pude controlar la frustración, ya que ni en la Primaria nien el Bachillerato supe lo que era recibir una medalla en una izada debandera. Siempre he sufrido cuando no se valoran mis esfuerzos y otrapersona es homenajeada a costa de mi esfuerzo, llevándose los créditos de

mi trabajo; siempre me habían enseñado que “según el esfuerzo, así larecompensa”. En mis años del Colegio El Libertador siempre me destaquépor sacar las mejores notas del curso, pero ni aún así me dejaron izarbandera.

Eso sí, esa tarde que supe del honor dado a Diego me pegué una lloradamonumental, y los fuetazos de mis papás fueron igual de monumentales.

TOMEN NOTA: Cada vez que me veían llorar, mis papás procedían agolpearme: con chancleta, con correa, con el palo de escoba, con uncable eléctrico (aunque ellos no nieguen, pues en sus frecuentesataques ira no eran conscientes de la violencia con la que actuaban),con los puños o con lo primero que tuvieran a la mano, pues elloscreían que entre más golpes yo recibiera, mucho más macho me haría.

Yo nunca supe lo que era ser consolado por mis padres cuando yolloraba por alguna frustración. Jamás toleraron verme llorar; esesimple gesto de expresar mis sentimientos sin violencia me causabasiempre las bofetadas y correazos que siempre me propinaban.

Entre más fuerte me golpeaban yo lloraba y gritaba con mucha más ira

para protestar contra sus respuestas de violencia para resolverconflictos, y en cambio de eso sí me respondían con mucha másviolencia. Ellos nunca se dieron cuenta del daño que me causaron porque iracundos eran incapaces de ser conscientes de lo que estabanhaciendo.

Sólo se detenían en sus golpes cuando yo quedaba en silencio yexhausto en el suelo o sobre la cama. Pero una vez ellos me dejabansolo en la habitación, yo agarraba una almohada para desahogarme enllanto y sobreponerme del dolor en aquellas partes del cuerpo quehabían recibido los golpes.

Mis papás jamás se imaginaron que todos esos golpes sanabanfísicamente rápido, pero que dejaron en mi alma una serie de heridas yde huellas demasiado profundas que tardaron décadas en sanar.

Para mis cumpleaños decidieron que nos celebrarían a Diego y a mí juntos,eso me agradaba porque era reunir a la familia y a los amigos. Pero ese año



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la estrategia de mis papás fue regalarnos a Diego y a mí unas medallas almérito, como las que daban en nuestras escuelas.

Una de dos: o lo hicieron para que yo me olvidase de lo ocurrido el mesanterior, o porque la conciencia les remordía por causa de la violenta fuetera

que me dieron.

Por esos días sonaba en la radio una canción de los Corraleros del Majagualllamada “La Medallita”, así que cada vez que escucho esa melodía recuerdoestos instantes.

LA NAVIDAD DE 1984. SE PIERDE DIEGO EN SU PRIMER

DÍA DE COLEGIO.

Poco recuerdo de las Navidades que vivía de niño, pero el recuerdo más

cercano de esta festividad me remonta a este año, 1984. Fue una Navidaden la que viví a plenitud todo lo que un niño sueña en Nochebuena. Lanovena rezada por nuestras mamás y tías junto al pesebre, las galletas,natilla y buñuelos al final, algunas de esas noches calurosas en las que jugábamos.

En Nochebuena me regalaron dos cosas: una pistola espacial que, al halarseel gatillo, emitía una luz de chispas al interior del arma de juguete, y uncamión ganadero anaranjado, con el que Diego también jugaba sin que yome enojara por ello. Fue la última Navidad en la que supe qué era recibirregalos de Navidad, reunidos todos en familia. Lo único malo fue que mi

papá biológico se emborrachó como siempre, y eso causó una nueva peleaentre él y mi mamá.

Y entramos al año 1985, un año bastante agitado para Colombia, y digamosque por esa época se empiezan a agitar las cosas para nosotros. Seguí en ElLibertador para cursar Segundo de Primaria. Recuerdo el primer día que mehabían asignado a Segundo A, y luego me trasladaron a Segundo D porqueel primer grupo tenía demasiados niños. Nunca más volví a saber de Ángela,porque por esos días la busqué en los demás grupos de Segundo y nadie mesupo dar respuesta. Segundo D estaba dirigido por la profesora Cecilia, una

rubia obesa, cincuentona, de ojos claros y gafas; fue un año especial porqueexperimenté lo que era recibir clases con profesores distintos.

Diego Mauricio también fue matriculado en el colegio a Primero de Primaria.Yo me culpo por no haber estado pendiente de su salida en su primer día decolegio, el caso es que se quedó del bus y nadie daba razón de él. Cuando yollegué a casa era obvia la reacción de mi mamá: “Dónde está Diego?”…llamamos al colegio y no se sabía de él. Obviamente mi mamá estaba



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angustiada y buscaba responsables de la pérdida de Diego… y hacia las 2 dela tarde no dudó en culparme por no estar pendiente de él. Pero por fortuna,cuando mi mamá estaba apuntando su dedo inquisidor sobre mí, llegó anuestra casa la directora de curso de Diego y con mi hermano. Por primeravez me había salvado de otra golpiza.

En adelante tomé la decisión de no subirme al bus a la salida de clases sinDiego, y así lo cumplí a cabalidad el resto del año.

CAROL ANGELY. DEL AMOR Y OTROS DEMONIOS.

DIFICULTADES CON MATEMÁTICAS Y EDUCACIÓN FÍSICA.

Ya les conté que de Ángela no supe más, correcto? Pues bien, no crean queel corazoncito se quedó quieto en 1985. Por primera vez sentíaverdaderamente algo por una niña, sentía el enamoramiento… pero a eso le

debo echar la culpa a que no podía evitar el ver junto con el resto de la casalas telenovelas de moda (con excepción de mi papá, que las odiaba).

Hagamos memoria: mi mamá se desvivía por ver a doña Victoria Rulfo y aEduardo Capetillo en “La Fiera” (esa telenovela mexicana sí que dio palo!Hasta Lisandro Mesa le sacó vallenato), “Amándote” protagonizada porArmando Gutiérrez y Martha Liliana Ruiz, y la inolvidable actuación de NellyMoreno, que luego se volvió cristiana y llegó a ser congresista.

En fin, el caso es que en Segundo D me hallé con una niña muy linda, ycomo la cantaba Pedrito Fernández: la de la mochila azul, la de ojitos

dormilones, me dejó gran inquietud y malas calificaciones… tal cual secumplió en mí. La susodicha se llamaba CAROL ANGELY RODRÍGUEZTORRES… Waw!! Esto sucedió hace más de 30 años y aún recuerdo sunombre completo como si hubiera sido ayer. Bueno, con ella las cosas nosalieron como con Ángela porque me parecía tan bonita, que me la dejéganar de la timidez. Jamás pude entablar con ella conversación alguna,nunca tuvimos la dicha de realizar algún trabajo en grupo.

El único contacto al que pude llegar con ella fue aprovechando que estabaatrasado en unas tareas y debía adelantarme, y abordé a Carol Angely para

pedirle prestado el cuaderno de matemáticas (justo la materia que nunca megustó y en la que siempre me iba mal, pero por tratarse de hablarle a ellabien valía el esfuerzo). La chica lo pensó dos veces y luego accedió.

Al día siguiente, cumplido el deber, se lo entregué conforme a mi palabra dehonor… yo esperaba alguna palabra más de ella… no sé! Que por lo menosme dijera “nos vemos en el recreo?” o por lo menos que en el recreo mellamara y nos repartiéramos las provisiones de la lonchera entre los dos,



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hubiera sido un buen comienzo… pero nada, señores. Carol Angely recibió sucuaderno de mis manos y no se mutó para nada más, ni una palabradespués de las gracias que le di. Me senté de nuevo en mi pupitre, y bienaburrido!

TOMEN NOTA: Los adultos siempre creen tontamente que los niños notienen su corazoncito, que no desarrollan sentimientos de afecto haciaalguna compañerita o compañerito según sea el caso. En mi épocaenamorarse siendo niño era una aberración, un escándalo, unademencia. Lo que las niñas y niños necesitan no es que les censurensus sentimientos sino ser sabiamente canalizados, orientados,asesorados.

Cuando tú censuras con morboso escándalo los sentimientos de amor yde cariño en una niña o niño, estás destruyendo de entrada sucapacidad de amar en todos los niveles de amor que un ser humano puede desarrollar (el amor no es exclusivamente romántico, sino queabarca múltiples facetas hasta alcanzar el amor al Universo entero),incluyendo la capacidad de amarse a sí mismo.

Yo no tenía más de 8 años de edad y para esa edad yo ya era plenamente consciente de que yo no estaba para vivir solo en estemundo; yo ya tenía en mi mente y en mi corazón la certeza absolutade que existía una chica que me amaría y me valoraría, y quedescubriría en mí todo lo bueno que mi familia y el resto de la genteque me rodeaba no veía en mí.

A mis 8 años yo ya soñaba con aquella princesa de belleza celestial queme acompañaría con amor, devoción y lealtad en el camino de la vida,y rogaba a Dios por su pronta llegada.

Y para colmo de males por esos días la profe Cecilia, que nos dictabamatemáticas, nos la clavó con lo de las divisiones por dos y tres cifras. Mepuso a hacer una división por tres cifras en el tablero, y delante de todos. Laprofe salió del salón, no sé a qué, y un par de minutos después sonó lacampana de cambio de clase. Yo estaba desesperado porque no tenía ni lamás remota idea de qué hacer, así que tomé la tiza y escribí en el tablero: “no sé dividir por dos ni por tres cifras”.

Al menos fui sincero públicamente y no me quedé callado cobardemente.

En otra de las materias en las que me fue mal fue Educación Física, a causade mi pésimo estado de salud.



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UN DISFRAZ QUE RESULTÓ SIENDO VERGONZOSO. NOVENA

EN EL GIMNASIO IMPERIAL.

El 4 de Jeshván del 5746 (19 de Octubre de 1985) nació Kenny, cuandotodos esperábamos una niña como hermanita (mi mamá hasta le tenía

nombre: María Catalina, pero vean cómo es la vida!), pero igual debienvenido fue el nuevo miembro de la familia (llegó el que faltaba paracompletar “Los Tres Compadres”), Diego y yo nos gozamos al máximo el serniñeros de Kenny junto con mi mamá.

Pero volvamos al colegio: nos organizaron una fiesta de Halloween; yo,producto de la sociedad de aquel entonces, me uní al combo de los disfraces.Me encantaba ver a mis compañeros disfrazados de variedad de personajes,y en mi imaginación crear historias en las que ellos eran los personajes, demanera que yo sentía, no estar en el colegio sino en un mundo lejano, con

personajes fantásticos y en el que yo era el protagonista.A propósito, mi disfraz de ese año no me ayudó mucho. Se supone que eraun disfraz de robot y yo me imaginaba que mis papás me habían conseguidoun disfraz que diera esa impresión, pero me llevé una sorpresa: el dichosodisfraz de robot resultó siendo un chaleco de plástico con el dibujo de unrobot y una máscara de plástico que me asfixiaba. No sólo me sentíincómodo con él en la pequeña rumba que nos habían armado, sino queademás pasé la vergüenza la noche del 31 de Octubre en el barrio, ya que lagente me preguntaba de qué estaba disfrazado, porque no daban con la ideadel dichoso disfraz.

Llegó el mes de diciembre de 1985, y detrás de nuestra casa estaba ubicadoel Gimnasio Imperial, cuyo rector era José Cifuentes, mejor conocido en elbarrio como “el viejo Cifuentes”. Supe que él y mi papá habían hecho unnegocio con nuestra casa, mi papá se la había vendido y éste se encargó demontarle a la segunda planta (donde dormíamos) un segundo piso, en el quese ubicaban un par de salones de clase. En diciembre de 1985 la ampliacióndel colegio a costa de nuestra vivienda estaba en obra negra, y Cifuentesorganizó en las instalaciones del colegio la Novena de Navidad. Allá fuimos arezar la novena acompañados de nuestra pandilla de barrio: Ferney y los

hijos de Berenice. Y reconozcámoslo! El ambiente en mi casa (mi papáempezó a beber con mucha más frecuencia) ya no se prestaba para rezar lanovena en familia.

Un par de noches antes del 24 de Diciembre, Cifuentes nos quiso obsequiaralgo a todos los muchachos que habíamos ido, y había escondido los regalosen medio de la oscuridad de la obra en levantamiento, y allá fuimos aencontrar los regalos; luego me vine a dar cuenta de que todos habíamos



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recibido el mismo regalo: pistolas de agua. Y como yo ya estabafamiliarizado con armamento real o de juguete, no me pareció mal regalo.

Así viví la última Navidad en Roma. Ahora se nos venía un cambio de planes.

PLAYLIST

Frank Pourcel – “Concorde” (álbum completo).Los Corraleros del Majagual – La MedallitaMichael Jackson – Beat ItDemis Roussos - “Forever and Ever” (album completo).Boney M – No More Chain GangA Flock Of Seagulls - I Ran (So Far Away)Devo - Whip ItEurythmics - Sweet Dreams

Gary Low - You Are a DangerGary Numan – CarsHerbie Hancock – RockitJonzun Crew - Space Is The PlaceStyx – Mr. RobotoNew Kids On The Block - You Got It (The Right Stuff)Talking Heads - Burning Down The HouseTears for Fears – ShoutThomas Dolby- She Blinded Me With ScienceVisage - Fade To Grey





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para qué comprar un uniforme de un colegio que a mitad de año debíamosabandonar?

En segundo lugar en El Libertador solíamos ir, por lo normal, de particular;sólo se usaba el uniforme de Educación Física cuando era el día y el de gala

(pantalón gris ratón, suéter blanco de cuello tortuga y saco de paño verdeoscuro) para ocasiones especiales. En el Gimnasio Imperial se estudiaba enlas tardes, lo que me desestabilizó en cuanto a la atención a las clases, yaque estaba acostumbrado a estudiar en las mañanas. Y la profesora Yolandase daba cuenta de todo esto.

Jueves 27 de Iyar del 5746 (5 de junio de 1986), dejamos la casa de Roma ynos fuimos a vivir a la casa de José Vásquez y mi tía Anyul Gamboa que elloshabían comprado en el Bosque de San Carlos, en el sector del GustavoRestrepo, al sureste de Bogotá. Yo estaba muy contento porque nuevamenteíbamos a vivir en una casa con dos pisos y alcobas independientes… y lomejor, con calentador de agua.

Era una casa que queda en la Carrera 13 A # 31 F – 23 sur; eran casasnuevas del Conjunto Residencial Bosque de San Carlos; nuestra casaquedaba frente a un potrero en el que luego se construirían edificios deapartamentos.

Escoltados por los bosques de eucaliptos, yo no me cambiaba por nada delmundo, ya que nunca había conocido un bosque y ahora lo tendría todos losdías para ir a jugar.

El Bosque de SanCarlos. Esta fotoestá tomadasobre la Carrera13 mirando hacia

el sur.







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Peleamos un par de veces porque no me apoyaba en la idea, y lo que megané fue una fuetera de mis papás porque según ellos, yo estaba muycansón, pero ellos no se percataban que era mi honor lo que me estaba jugando.

Así que decidí emprender el proyecto por mi propia cuenta. Tomé unasdecenas de ladrillos y construí mi club lo mejor que pude… no tenía sino unmetro cuadrado y un metro de alto, y más bien parecía un calabozo que unclub, je, je…

Dos hechos me entristecieron a raíz de ello: por un lado nadie en absolutome seguía, fue una gran frustración y por un tiempo no entendía a los niñosdel Bosque de San Carlos, si en Ciudad Roma bastaba que yo abriera la bocapara que todos hiciéramos algo… aquí mis dotes de líder no funcionaban.

El otro hecho fue una tarde que uno de los vigilantes de la obra deapartamentos se acercó al potrero y derribó mi obra; bastó una patada delvigilante para que los ladrillos cayesen uno junto al otro como un castillo denaipes. Días después retiraron todo escombro de la zona.

Esta situación se repetiría en años posteriores: proyectos en los queabsolutamente nadie me seguía o que con tanto esfuerzo había levantado yeran destruidos por otros.

ME CONVERTÍ EN PIROTÉCNICO, NO EN PIRÓMANO

Los siguientes días de septiembre de 1986, como no estábamos estudiandoporque abá no quiso matricularnos en ningún colegio, frecuentábamos unazanja de unos ochenta metros cuadrados que habían hecho para el salóncomunal del nuevo conjunto de edificios. Tenía unos tres metros deprofundidad y como el suelo era impermeable, solía quedar lleno de agua.Diego y yo nos divertíamos lanzando piedras de diversos tamaños para crearondas. Entre más grande y pesada la piedra, más grande la onda.

Luego llegó un tiempo de sequía, y por ponernos a hacer una fogataresultamos incendiando todo el pasto del potrero… afortunadamente el

potrero no estaba contiguo a ninguna vivienda, de lo contrario hubieraocurrido una tragedia.

Y cuál propósito creen ustedes que me hice para el futuro?... no volver aencender hogueras? Eso jamás! Me propuse aprender a controlar el fuego.Así que me especialicé en manejo de pólvora... olvídense de las chispitas debengala, eso es para bebés y niñas!! Estamos hablando de artillería pesada:pitos, martillos, varas de colores, mechas, totes, piedras explosivas y rosetas



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que en esa época se vendían en cualquier esquina como vender arepas dequeso. Además yo solía desarmar aquellos juegos pirotécnicos para hacerbolsas de pólvora, a los cuales luego les ponía una mecha... el efecto eraestupendo: una espesa cortina de humo, ideal para escapes de ninja.

Esto jamás lo supieron mis papás, porque como se hubieran enterado lagolpiza que me hubiera ganado hubiera sido brutalmente salvaje!

LIDIANDO CN LAS BORRACHERAS DE ABÁ. INICIACIÓN

AL GNOSTICISMO.

Era curioso y preocupante! Ningún proyecto empresarial que mi papábiológico echó a andar se llevó a cabo, perdió tiempo y dinero invertido. Imale echó en cara eso siempre, y a ratos tenían fuertes peleas por ello...

Para mí era deprimente ver a abá cada semana o dos semanas recostado enla cama con el equipo de sonido, poniendo sus discos de música romántica...y a su lado también, media botella de brandy o aguardiente. Verlo ebrio, aratos le daba por tocar la guitarra y cantar pretendiendo ser Julio Iglesias.

Cuando ima no estaba o salía furiosa de verlo pasado de tragos, ella siemprese llevaba a Diego y a Kenny, pero a mí me dejaba en casa solo con abá.Como ella no podía con sus borracheras, me dejaba a cargo de la situación.Abá me sentaba a su lado y empezaba a echarme sus discursos filosóficos dela vida y de las mujeres; no podía conectar lo que quería decir porquecuando ya estaba en su máximo nivel de inhibición hablaba enredado. Pero

siempre era con el mismo tema: justificar su afición a la bebida alegando quemi mamá no lo quería.

A mí me ofendió la conducta de mi papá biológico porque, cuando estabasobrio era muy callado o incluso en mis levantamientos de sindicato podíallegar a ser mucho más violento con sus golpes que ima. En su sobriedad yono tenía la menor idea de nada en la vida, pero una vez estaba con sustragos en la cabeza me hablaba como si yo fuera otro adulto, y ahí sí meconsideraba “el hombre de la casa”.

Cambiemos la realidad por otra mucho peor, y que nos traería másproblemas. Por influencia de uno de mis tíos paternos, mi papá se hizo amigode un tal Pascal que comercializaba en el barrio con literatura gnóstica.

Como ustedes ya saben, yo era un niño demasiado curioso y libro que llegaraa mis manos lo estudiaba seriamente. Yo no tenía más de 9 añitos y a esaedad yo ha me había leído “Aquí Vive el Horror” de Jay Anson y “El Poder



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Mágico de las Pirámides” de Max Coth y Greg Nielsen (un niño con apenassegundo de primaria, y ya leyendo libros de terror y de Nueva Era?).

Pues no se les haga extraño entonces que los libros de Samael Aun Weorhubieran llegado a mi poder y me los hubiera leído completos. Libros sobre

quiromancia, metafísica, viajes astrales y explicaciones gnósticas de Jesús deNazareth que la Iglesia Católica censuraba, descalificaba y desmentía ante laopinión pública con angustiosa censura.

Téngase en cuenta que antes de los 12 años jamás había tomado una Bibliaen mis manos, así que en materia de Sagradas Escrituras estaba nulo,aunque conocía algo, pero no precisamente por fuentes fidedignas.

Uno en especial, un libro de medicina natural y conjuros, fue el que meacompañó por cuatro años. Me especialicé en algunos, en especial el conjuroa un espíritu llamado Barbas de Oro, al que se le invocaba para producirviento.

Y créanme que no eran hechizos baratos de charlatanes! Abá, mi tío paternoy varios de la familia quedaron aterrorizados de cómo varios hechizos que yoinvocaba me funcionaban. En cambio cualquiera de ellos los recitaba y nosucedía nada.

Mi tío paterno concluyó que el poder sobrenatural que yacía en mí sólo teníauna explicación: que yo era la reencarnación de algún maestro iniciadode la Antigüedad, pues no era normal entre los gnósticos que un niño

estuviera en un nivel tan avanzado de conocimiento y de poder como yo loestaba. Así que accedí a literatura mucho más pesada, que sólo se laacceden a quienes los gnósticos consideran “maestros iniciados”; es lo quellaman “segunda cámara”.

Mis papás accedieron a asistir a una conferencia de inducción a la Gnosis, enla que les explicaron cómo debían usar la Estrella Esotérica. Y hasta donderecuerdo, por esa época se nos agravaron los problemas.

EXTRAÑOS ATAQUES DEMONIACOS CONTRA LA FAMILIA.

Ocurrió que una noche Diego empezó a gritar de pánico, veía que algo asícomo una rata del tamaño de un perro le perseguía. Yo no pude ver elespectro, pero percibí perfectamente la energía de baja densidad quemerodeaba alrededor nuestro con intenciones de atacarnos a Diego y a mí, ycómo en nuestra habitación la temperatura bajó hasta sentir helaje (paraaquel tiempo yo ya había desarrollado ciertos niveles de percepciónextrasensorial, lo que causaba en los demás gnósticos gran interés, pues



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también estaban de acuerdo en que yo era la reencarnación de algúnmaestro iniciado).

No era necesario que yo lo viera con mis ojos, lo sentía, lo percibíaperfectamente y era una presencia muy peligrosa, olía a muerte y yo temía

que esa noche alguien saliera muerto (por algo dicen que “el mal conoce almal”).

Mi papá biológico jamás creyó en esto, pero mi madre lloraba de la angustiaal ver al pobre Diego en pleno ataque de pánico. Su instinto de madre no lefalló esa noche: esto que estaba pasando era el resultado de un ataque debrujería que nos estaban lanzando a toda la familia.

Nadie pudo dormir esa noche. Al día siguiente vine a saber de boca de mispapás que el ataque no era sólo contra nosotros: mi papá, el más incrédulode todos los mortales, también estaba mal, la circulación le estaba afectando,veíamos cómo las venas de sus manos se habían hinchado extrañamente ysu cuerpo de había puesto de color rojizo.

Y para completar los males, la salud de mi mamá andaba de mal en peor. Enese tiempo supe que a ella le habían aplicado radiación nuclear en la matrizpara eliminar un cáncer que amenazaba con matarla. Y no se sabe qué fuepeor, si la cura o la enfermedad.

Mi mamá concluyó que la causante de estos males era la otra mujer que mipapá biológico había tenido, que por venganza contra él había intentado

acabar con él y el resto de la familia. Nunca pude comprobar eso pero fue loque ima dedujo; y cuando a ella se le mete una idea en la cabeza, se lleva ala tumba esa convicción y no hay poder humano que le haga pensar locontrario!

Así que mis papás terminaron llevando a Diego a un brujo, que además deun poco de menjurjes le obligó a Diego usar en su cuello un talismán (ellos lellamaban “contra”) que lo defendería de cualquier ataque maligno y leatraería la paz y la suerte. A mi papá le ordenaron tomar agua con hojaspulverizadas de ortiga. Mi mamá en adelante recurrió a cuanto medicamentoy curandero le recomendaron, sin éxito alguno.

A Kenny le pusieron también un talismán atado al puño derecho de sumanita derecha para protegerlo.

Lo que jamás nadie supo explicarme fue lo siguiente: si todos en la familiaestaban siendo atacados, por qué rayos a mí jamás me llevaron ni measignaron ningún tipo de protección, ni tampoco me hicieron ninguna clase



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de “limpieza”? Por qué todos estaban en tratamientos o con talismanes,excepto yo? Alguien me puede explicar esto? Porque mis papás nunca mequisieron dar respuesta de forma y de fondo a este asunto.

Por otro lado, y después de este diabólico episodio, mis papás jamás

volvieron a bajar a la sala para asegurar la puerta de la casa y apagar lasluces. Siempre me enviaron a mí a enfrentarme a la oscuridad para echartranca y cerrojo y apagar las luces de la sala y la cocina. Conmigo nuncatuvieron compasión y cada vez que yo les protestaba el por qué yo siempretenía que hacer semejante descenso a las tinieblas, me regañaban y meordenaban que bajara, asegurara la casa y apagara las luces – por lo menosno me golpearon! –.

Pues, nada! A tomar respiración, a sacar pecho, a levantar la cabeza, y abajar al infierno en la tierra! Por cientos de noches yo percibí aquella oscurapresencia merodeando en el patio de la casa o en el césped frente a lapuerta principal, pero ya no se atrevía a entrar de nuevo a casa. Ustedes yase imaginarán cómo me tragaba la muerte en aquellos instantes, y de cómoa pesar de que mi ángel de la guarda me cuidaba las espaldas, corríaasustado por las escaleras al segundo piso cuando ya todas las luces delprimer piso estaban apagadas.

Mis papás jamás quisieron ser conscientes ni escucharme con atenciónacerca del pánico que yo también sentía al enfrentarme solito y siendoapenas un niño a semejante amenaza demoniaca. Siempre me dejaronlidiando solo con este problema. Ellos estaban tan absortos en sus propios

problemas, que nunca tuvieron ni el tiempo, ni la paciencia, ni mucho menosel interés para escucharme.

COLEGIO ISAAC NEWTON. PISANDO FUERTE. GERALDO

CARUSO. CAROLINA.

Por fin mi papá accedió a que estudiáramos. Fuimos matriculados en elColegio Isaac Newton, Diego a Segundo de Primaria y yo a Tercero. Elcolegio me agradaba porque era de fachada colonial y tenía su propia capilla;en marzo de 2011 pasé al colegio a saludar a los rectores Francisco Ortiz

Alfonso y su esposa Gloria Moreno de Ortiz, y lamentablemente meinformaron de la muerte de su hijo José Ortiz “Chepe”, quien fue ellegendario coordinador de disciplina, recordado por su extrema severidad.Luego volví en el año 2013 para invitarlos al acto de condecoración que mecelebraron en el Capitolio Nacional, pero no fueron.



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Fachada del Colegio Isaac Newton Fachada principal del Colegio Isaac Newton, ubicado en laCalle 11 sur con Carrera 9. No ha cambiado nada!! Mi esposa también estudió en este

colegio sus primeros años de secundaria. Aquí salíamos a descanso se celebraban las Izadasde Bandera. Hoy día está ocupada por la Fundación Universitaria Remington.

Mi profesor en Tercero fue Carlos Fernando Gil Mora. Lo bueno: que era joven y era excelente maestro. Lo malo: dictaba matemáticas. Por culpa delprofesor Gil me trasnoché en varias ocasiones aprendiendo las divisiones por

cuatro cifras.Pero además el profe Fernando nos dictaba Religión y Manualidades, y porese lado me decidí mandarme con todo.

1987 fue un año de victoria para mí, porque pude potenciar al máximo mishabilidades, en especial las artísticas. Febrero y marzo fueron meses de “vuelo de reconocimiento”. En abril empecé a lanzar mi artillería de liderazgoparticipando en el Día del Idioma. En mayo hice parte de la coral del profesorNorberto Antonio Marín Marulanda (quien fue integrante de la Gran RondallaColombiana, sus recitales están siendo transmitidos por el Canal Radiola TV,

y con quien hoy día tenemos comunicación gracias a que son muy amigoscon mi esposa), quien nos dictaba clases de música cantando “Madre, Óyeme!Mi plegaria es un grito en la noche”. Por obvias razones yo era flojísimo pararezarle a la Virgen, por lo menos procuraba contentarla con mis cantos, a versi era cierto aquello que dicen de “el que canta, ora dos veces”, y de pasoporque la cantada incluía calificaciones académicas.



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En junio toqué para todos el Himno Nacional en flauta y recuerdo que Diegoy yo recibimos en mis cumpleaños videojuegos de bolsillo; el mío era un juego de un taxi que debía llevar a los pasajeros hasta el otro lado de laavenida evadiendo trancones.

En julio organicé con Diego una parodia infantil de Emeterio y Felipe “LosTolimenses” durante el Encuentro Escolar de Artes, lo que nos ameritó unamención de honor. Agosto y septiembre fueron como de receso, pero enOctubre retomamos liderazgo con coplas. Y en noviembre, a recoger el frutode mi trabajo.

Tres compañeros de Tercero de Primaria se quedaron para siempre en misrecuerdos. Voy a hablarles en primer lugar de Geraldo Bastiano Caruso (dedescendencia italiana, curiosamente del famoso barítono que tenía lacapacidad de romper cristales con su alto tono de voz), un chicoterriblemente inteligente. Siempre nos la pasábamos en los recreosdialogando sobre nuestros temas favoritos: astronomía, filosofía, geología,geografía. De religión hablábamos poco porque como él era testigo deJehová y yo estaba metido en el Gnosticismo hasta el cogote, no tocábamosel asunto.

Una vez Geraldo escribió un cuaderno llamado Planeta Tierra, en donde seexplicaría el origen de muchos fenómenos de la Tierra; la idea era que entreCaruso y yo lo escribiéramos, así que un día escribía uno y al siguiente día elotro; si algo no concordaba, el uno rebatía la teoría expuesta. Luego de untiempo tuve que renunciar a la iniciativa porque mi compañero de

disertaciones poseía más fuentes informáticas que yo, pero quedódemostrada mi capacidad de inventar argumentos; eso no me gustó, y parano dañar más la obra de Caruso decidí no seguir más con el proyecto,aunque Geraldo me insistía en que continuásemos.

Caruso fue un digno contrincante académico; era el duro en matemáticas, enespañol, en biología (una vez reprobé un quiz y fue tanta la ira que me dio,que arrojé el quiz calificado a la basura; la profe de Biología se dio cuenta yse fue al coordinador de disciplina, y éste me propinó un horrible jalón deorejas, y me envió llorando a la casa… en donde remataron la nochepropinándome otra fuetera mucho peor que el jalón de orejas de Chepe).

Quien sí fue un mal contrincante fue un compañero de apellido Izquierdo;tenía un peinado de nerd y unas gafas muy grandes, y digamos que no eramuy compañerista que digamos. Me tenía envidia porque junto con Carusoera el estudiante favorito del profesor Gil. Esta envidia estuvo a punto determinar algunas veces en puñetazos, y de no ser por las niñas del salón declases, yo hubiera terminado con las narices rotas.





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explicado, saber lo que el Sistema no quiere que tú sepas es peligroso, poreso el Sistema impone férreos modelos de educación para que tú sepasúnicamente lo que a éste le conviene que tú sepas).

Ima no quería protagonismos de mi parte. Pero jamás logró ponerle el bozal

a su indomable potro, y jamás pudo hallar en mí al hijo ideal que tantoanhelaba. Y saben qué? Pues no me arrepiento de haberla desafiado yconfrontado hasta el último día que viví con ella, porque si yo hubieraobedecido a sus caprichos, sin duda alguna yo no hubiera sido quien soy hoydía.

UN FINAL FELIZ EN EL COLEGIO

Terminé 1987 con excelentes notas académicas: ocupé el primer puesto elprimer y el último periodo, y el segundo puesto en el periodo dos y tres.

Nadie me logró hacer descender del podio, y siempre estuvimos GeraldoCaruso y yo peleándonos en primer puesto; cuando el uno estaba en primerpuesto académico, el otro ocupaba el segundo. Fui yo quien propuso elexamen final de artes: un circo en miniatura con muñequitos de los quevenían en los empaques de papas y chitos.

En la Clausura, Geraldo recibió medalla a la excelencia. Y yo recibí diplomapor rendimiento académico.



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Y aquí está el Podio de los Mejores del Colegio Isaac Newton – Sección Primaria 1987.A mi izquierda está Bastiano Caruso. José Ortiz “Chepe”, el temible coordinador de disciplina, está a laderecha superior de la foto luciendo unas gafas de sol. A la izquierda de la foto la profesora Gloria (de

gafas y vestido blanco), nos dictaba Sociales.

En el Colegio Isaac Newton tuve la libertad de demostrar todo lo que yo eracapaz de lograr si me daban el espacio necesario para hacerlo. Intentécomenzar a cambiar el mundo desde mi entorno escolar y cuestionando latradicional educación colombiana. Yo hablaba muchas veces en el salón declases acerca de todo lo que podríamos hacer para mejorar nuestro país y elmundo si a las niñas y niños nos valoraran mucho más y nos dieran espaciosde participación en los que pudiéramos incidir ante la sociedad. Yo hablabaacerca de que se puede educar sin recurrir a ninguna clase de acciones deviolencia.

Mi profesor Carlos Fernando Gil valoraba mi discurso, pero a las directivasdel colegio les preocupaba mucho mi manera de pensar, porque les estabaechando a tierra el modelo tradicional de educación con miscuestionamientos.



Pueda ser que yo haya hecho historia en el Colegio Isaac Newton, pero ellugar al que llegué al año siguiente se convirtió para mí en una cruentacárcel en la que fui sentenciado a 9 años de prisión.

El objetivo fue muy claro: borrar todo vestigio del Richard Gamboarevolucionario, rebelde y combativo que venció con honores y admiración enel anterior colegio.

PLAYLIST

Bee Gees – TragedyMichael Jackson – ThrillerChic – Good TimesChic – A Warm Summer Night

Chic – Dance Dance DanceDonna Summer – I Feel LoveAnita Ward – Ring My BellBert Kaempfert and his Orchestra – todas.Chicago – It’s Hard to Say I’m SorryLipps Inc – Funky TownMartika – Toy SoldierMiami Sound Machine – Dr BeatModern Romance – Everybody SalsaWilfrido Vargas – ComejénSabrina – Boys

Queen – Another One Bites the DustRichard Clayderman – todas.

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Richard Gamboa - Zikaronim Version 3.7 - Parte 1 Pixeles