19
••••• • +=l• - e • ••••• • •••• • e ••• e. •I•• • ••e• • c• e • •••• • e • e • e. • e • di • N 1 - 11 O II II CCION le ••••• e•e • e -eme •••••• •• •••• • • •• • •••• • ••• • •• •• • •••• Te • •e • e-e ~• •••• • e • •• • • e ••• •••• • e • •••• • e •• •cp• • e• •• •• • e • e • -uy- • e • e • e. • e. • e • ne • e Anunciábamos en la Introducción al primer vo- lumen encuadernado de «EL CABALLO ESPAÑOL. (1978-79) la reimpresión y encuadernación, por bie- nios de sucesivos volúmenes con el fin de conser- var los trabajos relacionados con el caballo de pura raza española recogidos en nuestra publicación, ha- bida cuenta de la escasa bibliogralia existente sobre el tema. A este segundo volumen sirve de prólogo un in- teresante trabajo del acreditado autor y gran amigo nuestro. Dr. D. Juan del Castillo Gigante, texto que se refiere al ALOID1SMO FRONTAL DEL CABALLO ANDALUZ ESPAÑOL en el que con sus relevantes conocimientos y aportación de datos históricos abor- da un problema, que como él dice. .se viene hacien- do polémico y espinoso especialmente desde la dé- cada de los cuarenta, problema más a escala empi- rica que técnica o científica.. En los ejemplares encuadernados —desde el nú- -. mero 17 al número 31— encontrará el lector temas, que como ya dijimos en el volumen primero hemos ido recogiendo de las más diversas fuentes. Asi en- contrará un trabajo sobre fas capas del caballo. solo la parte de las capas tordas, de un libro de Miguel Odriozola. cuyo titulo, por cierto, extrañó por lo ina- propiado a los ganaderos: .A los colores del caballo.. Fiel a nuestro propósito de aportar textos que contribuyan a la aclaración de la historia de nuestro caballo, encontrará •LA HERENCIA ESPAÑOLA DEL CABALLO CRIOLLO» que reproducimos de una vieja revista argentina. «LA RAZA CRIOLLA», de indudable interés para conocer la influencia del caballo espa- ñol en la formación de la población caballar ameri- cana. Hallará también lector valiosas colaboracio- nes: las del Coronel Carda Moriel, siempre ingenioso e imaginativo; de Alvaro Domecq y Diez que aporta su experiencia y profundo conocimiento: la del Doctor Castillo Gigante, autoridad en la materia que no pre- cisa de ponderación. En el número 29 se da testimo- nio de la proyección del caballo español en el mundo, Y continúa la publicación de la Pequeña Antología del Caballo, de cuya dificil recopilación ya tiene no- ticia el lector por nuestro prólogo al Volumen 1. En este segundo tomo hay una mejora general de foto- gralias y dos números en color, el 23 y el 30. No faltan las historias de las ganaderías de nues- tros asociados ni las noticias de actualidad, que ya serán historia. Por último, mi aportación en trabajos relaciona- dos con lo que significa nuestro caballo como patri- monio nacional y un articulo en el que se mezcla la fantasía con datos históricos fehacientes, amén de toda la tarea de redactar textos anónimos y la obli- gada coordinación del boletín. José Maria MARTIN CORNELLO •••• • e • e • e • e • • , e • ••••••• e • •••• • •••••• • •••• • ••••• "I. • ••••• • e. • 4i» • •• •• • ••••• • e • # • • • • e. • •ffil• • •111. • di> • ••••• ••••• • •••• e• • e• em • <41/• *e e. • •ffil• •Ilne • ••• • • •• e • e• e•

Revista El Caballo Español 1980, n.17

Embed Size (px)

DESCRIPTION

 

Citation preview

••••• • +=l• - e • ••••• • •••• • e ••• e. •I•• • ••■• e• • c• e • •••• • e • • e • e. • e • di •

N 1-11 O II II CCION • le ••••• e•e • e -eme ••••••■•• •••• • •■•• • •••• • ••• • ••■•• • •••• Te • •e • e-e ~• •••• • e • ••■• • e ••• •••• • e • •••• • e •• •cp• • e• ••■•• • e • e • -uy- • e • e • e. • e. • e • ne • e

Anunciábamos en la Introducción al primer vo-lumen encuadernado de «EL CABALLO ESPAÑOL. (1978-79) la reimpresión y encuadernación, por bie-nios de sucesivos volúmenes con el fin de conser-var los trabajos relacionados con el caballo de pura raza española recogidos en nuestra publicación, ha-bida cuenta de la escasa bibliogralia existente sobre el tema.

A este segundo volumen sirve de prólogo un in-teresante trabajo del acreditado autor y gran amigo nuestro. Dr. D. Juan del Castillo Gigante, texto que se refiere al ALOID1SMO FRONTAL DEL CABALLO ANDALUZ ESPAÑOL en el que con sus relevantes conocimientos y aportación de datos históricos abor-da un problema, que como él dice. .se viene hacien-do polémico y espinoso especialmente desde la dé-cada de los cuarenta, problema más a escala empi-rica que técnica o científica..

En los ejemplares encuadernados —desde el nú- -.

mero 17 al número 31— encontrará el lector temas, que como ya dijimos en el volumen primero hemos ido recogiendo de las más diversas fuentes. Asi en-contrará un trabajo sobre fas capas del caballo. solo la parte de las capas tordas, de un libro de Miguel Odriozola. cuyo titulo, por cierto, extrañó por lo ina-propiado a los ganaderos: .A los colores del caballo..

Fiel a nuestro propósito de aportar textos que contribuyan a la aclaración de la historia de nuestro caballo, encontrará •LA HERENCIA ESPAÑOLA DEL

CABALLO CRIOLLO» que reproducimos de una vieja revista argentina. «LA RAZA CRIOLLA», de indudable interés para conocer la influencia del caballo espa-ñol en la formación de la población caballar ameri-cana.

Hallará también lector valiosas colaboracio- nes: las del Coronel Carda Moriel, siempre ingenioso e imaginativo; de Alvaro Domecq y Diez que aporta su experiencia y profundo conocimiento: la del Doctor Castillo Gigante, autoridad en la materia que no pre-cisa de ponderación. En el número 29 se da testimo-nio de la proyección del caballo español en el mundo, Y continúa la publicación de la Pequeña Antología del Caballo, de cuya dificil recopilación ya tiene no-ticia el lector por nuestro prólogo al Volumen 1. En este segundo tomo hay una mejora general de foto-gralias y dos números en color, el 23 y el 30.

No faltan las historias de las ganaderías de nues-tros asociados ni las noticias de actualidad, que ya serán historia.

Por último, mi aportación en trabajos relaciona-dos con lo que significa nuestro caballo como patri-monio nacional y un articulo en el que se mezcla la fantasía con datos históricos fehacientes, amén de toda la tarea de redactar textos anónimos y la obli-gada coordinación del boletín.

José Maria MARTIN CORNELLO

•••• • e • e • e • e • •,e • ••••••• e • •••• • • •••••• • •••• • ••••• "I. • ••••• • e. • 4i» • ••■•• • ••••• • e • # •■• • • e. • •ffil• • •111. • di> • ••••• ••••• • •••• e• • e• em • <41/• *e e. • •ffil• •Ilne • •••■• • •• e • e• e•

Inidisme frontal del caballo andaluz-español

Por el doctor Juan del Castillo Gigante

cerámica ibérica. «Caballo con parasol.. Variante mínimo de perfil.

Existe un problema, que se viene haciendo polé-

mico y espinoso especialmente desde la década de

los años cuarenta. problema más a escala empírica

que técnica o científica. Nos estarnos refiriendo al

perfil frontal del caballo español, como elemento de

diagnosis racial, por ser el carácter de mayor fijeza

hereditaria, según aduce CZEKANOWSKI. quien consi-

dera al cráneo como «la parte del esqueleto más con-

. servadora y la más característica expresión del tipo».

Se ha discutido y se ha polemizado. sin que has-

ta la fecha hayamos podido observar una mayoría con-

cordante, cuando para nosotros no existe la más mí-

nima duda de que el perfil de la raza, que como he-

mos dicho en más de una ocasión, es de origen na-

tural y. además, heterocigética. tiende a una fluctua-

ción pendular desde un máximo hasta un mínimo,

dentro de los limites de la subconvexidad. Producto

de esta discordancia «inter nos. ha sido, sin duda, el

hecho lamentable de que estemos actualmente exclui-

dos del Stud-Book internacional por una de esas ex- -Agente.. variante minirria.

, "11(1/.r7i1)311"wlik cINP:0191.11.100

4:11, /III. ití ; . be—,....,...„....:. /Pi

1949,1 In. „‹- •c.•

ZIQI y 'imii'l ao

Aloidismo frontal fipi rallan andaluz-español

trañas paradojas de la historia, cuando. corno todo

el mundo sabe. el caballo español fue el mas célebre

corcel de Europa y América hasta la creación del PS1,

admirado y exportado durante mas de quinientos años

(desde el siglo Xil hasta el XVIII), habiendo contribui-

do, por cruzamiento, en la formación de algunas razas

europeas célebres, como las de: Lipitzia, Kladrub, Fre•

deriksborg, Oldenbourg, Holstein, incluso en el trota-

dor Orlof y también en el trotador francés; así corno

Cerámica Ibérica. perni en so variante rnaxJrna.

en el poney Connemara (en el que interviene el ca-

ballo español. abandonado en las Islas Británicas, des-

pués del desastre de la Invencible), a lo que habría

que añadir la extensa lista de todas las razas ame-

ricanas actuales,

Los zootécnicos de Ja escuela cordobesa, fundada

por don Rafael Castejón y don Gurriersindo Aparicio,

afirman categóricamente que el perfil del caballo an-

daluz-español responde a la plástica del E c, Przewals-

kii, al que se viene considerando científicamente co.

mo el substrato del caballo ibérico, andaluz o esparto),

que pudo venir acompañando a los Iberos por la ruta

Sur del Estrecho de Gibraltar, o bien, según afirma

Tarradell, por la ruta neolítica europea, a través de

los Pirlrieos. Tanto por una como por otra ruta, era el

tipo de caballo que habían manejado en le conquista

de Egipto los HIKSOS, que era un mestizo tarpanico-

mongol. mejor dicho ario-mongol, ya que el Zarpan

dio origen a dos ramas: la ar49 (representada por el

caballo árabe actual) y la céltica (mas cerca por su

talla al primitivo Tarpán, representada actualmente

por los poneys de perfiles rectos), idéntico al E. c.

Przewalskii, descubierto en el desierto de Dzoungaria,

donde según algunos, todavia vive en pequeños reba-

ños. Serie la primigenia raza caballar andaluza, que ya

empezaría a ser famosa a partir de su domesticación

por los iberos, y que gracias a la obletividad del artis-

ta prehistórico, vemos representada con un claro sen-

tido de las formas y con una naturalidad espontánea,

especialmente en lo que se refiere a los perfiles de

los caballos reprsentados, lo que constituye un docu-

mento plástico de incalculable valor para el estudio

zoomorfico, y de una manera particular en las pinturas

de las cerámicas de Uria (antigua .Lauro. ibérica),

en las que podernos observar. corno compendio de

Moidisma frontal del Caballo

andaluz -espanol

Cerámica 'LE:mica. Perfil froritui cumico o mecho.

toda la Iconografía equina de su repertorio, los perfi-

les frontales en su variedad de subconvexo máximo

en el caballo del Jinete Armado: la variedad de sub-

convexo mínimo en el magnifico caballo con «pa-

rasol«.

Hacemos recalcar. para deshacer equívocos, qUe

el gradiente de aproximación extrema, desde la sub-

convexidad máxima hasta la línea próxima a la recta

del frontal, en nuestro caballo andaluz-español actual,

nada tiene que ver con la tan aireada e inoportuna

idea de una impureza racial por infusión, en cualquier

momento de sangre aria, que en su caso hubiera po-

dido aportar ligeras modificaciones del perfil cefálico.

y cumpliéndose los postulados de la correlación de

los metámeros de las demás regiones corporales, mo-

dificaciones que al ser transitorias y ocasionales, y

aunque biológicamente enriquecieran las dotaciones

genéticas, como ocurre siempre en cualquier exoga-

mia, llegarían con el tiempo a diluirse y más tarde a

desaparecer, al comportase como gradualmente rece-

sivas las frentes planas y las grupas horizontales del

caballo árabe. Nuestra raza andaluza-española ha ido

evolucionando de acuerdo con la teoría de DECHAlvi-

BRE, en la que por efecto de «la disyunción de los ca-

racteres y la acción de retorno hacia las formas pri-

mitivas —que Sansón denominó fey de reversión —.

las combinaciones más variadas, no han hecho des-

aparecer los tipos ancestrales. aunque sea tanto más

difícil la determinación de éstos, cuanto más nume-

rosos han sido los cruzamientos y los mestizajes«.

1ÉResatado». Variante máxima de perfil.

Moidisme frontal del caballo andaluz-español

No hay, pues, de momento, ningún inconveniente

en admitir en pureza tres variantes, las cuales pueden

identificarse en le actualidad en nuestra raza caballar

nacional: varíame de peda. frontal mínimo; variante

de perf l. frontal máximo, y variante de perfil frontal

medio o clásico .

La variante minin de perfil subconvexo próximo

a la linea recta en el sentido longitudinal de la base

frontal; variante mejorada o corregida de algunos

autores (pero no modificada como dicen otros) de

fauna más gráciles, más bellas y quizás más armó-

nicas, pero de talla, posiblemente, más pequeña y de

menor peso y volumen. lo que en algunos casos re-

presentaría una característica desfavorable para la

funcionalidad propia del caballo de silla, especialmen-

te en lo que respecta a la potencia, al fondo y a la re-

sistencia.

Variante máxima, de perfil subconvexo muy acu-

sado (sin llegar al convexo o acarnerado), sobre todo

a nivel de subnasales. Variante ya muy escasa en

nuestro país, y, sin embargo, frecuente en la pobla-

ción caballar de Portugal de origen español .

Variante media o clásica. de perfil subconvexo

en el punto medio de inflexión de la cuerda de arco

representada esquemáticamente en frontal. con lige-

rísima depresión fronto-nasal, para continuar en la re•

gión de los subnasales.

La mayoría de los componentes de la población

caballar andaluza.española de las provincias de evi•

Ila. Cádiz, Huelva. Córdoba y Badajoz están encua-

drados en la variante de perfil mínimo, y son, posible-

mente, la elite mejorada y seleccionada. por una eli-

minación sistemática de perfil subconvexo en sus dos

variantes: media y máxima, con el fin de ir consi-

guiendo formas más bellas, sin perder la docilidad

proverbial de nuestra raza, hasta terminar en ese ca-

ballo que viene imponiéndose en la moda zootéonica

de la actualidad, y que algunos hipólogos —que no

zootécnicos— han llamado de tipo «oriental•, de per-

files «corregidos-. y también de perfil -recto•, tanto

por el «slogan atractivo de la palabra. en muchos ca-

sos, como por una falsa impresión óptica, en otros,

Denominaciones todas inexactas, especialmente esta

última, pues si bien a simple vista nos puede pare-

cer que las frentes de esta clase de caballos son pla•

nos. no deja de ser un error de tipo óptico, pues en

las observaciones que algunos investigadores han rea-

lizado sobre calaveras de caballos, que en vivo pre-

sentaban frentes de perfil aparentemente recto. se

ha podido comprobar que esta rectitud absoluta no

existe_ La linea subconvexa se ve siempre de una ma-

nera precisa en el diámetro transversal, aunque. a ve-

ces, sea casi imperceptible en el diámetro longitu-

dinal. Este fue el motivo que ya hace tiempo nos

llevó a considerar como acertado para deshacer el

error a denominar a esta clase de perfil con la palabra

«semirrecto», pero que posteriormente, por parecer-

inidismo frontal del caballo andainz-esparini

nos disonante desde el punto de viste eufónico, e im-

propia, al mismo tiempo, corno tal término zootécnico,

la hemos abandonado, porque, en realidad, no es más

que el subconvexn en su nivel ínfimo de variación

visto, la nomenclatura de subconvexo

J. C. G.

-131 be 1110-. ¡er'til clásico.

perfil en su variante etáSiCa,

rcoY 011éal SpañOr Boletín Informativo de la Asociación Española de criadores de caballos de Pura Raza Española

Numero 17 Director: JOSE ev1.1' MAFITIN C9FINELLO

Trillan O. 2 - Tniolonqf 715347.716=1$& • SEVILLA - 2 ENERO 1979

PEE1LJENA ANTOLOGIA DEL CABALLO

Este poema de Eduardo Marquina se compone de cuatro cantos, del que publicamos en este húmero el tr.°, y los siguientes los iremos publicando en números sucesi-vos.

YEGUADA EN El BOSQUE

las dos gozan prestigio de mando en la yeguada: la tresalba, en las marchas; la negra en los reposos;

y no hay linea, en las otras, atrevida o forzada. que ellas dos no La encierren, en sus cuerpos colosos. La negra va a seguras hasta el sitio, en los prados,

donde la hierba es grasa y hay sombra bienhechora;

la roja, inquieta y ágil, en el aire, avizora

el olor penetrante de los henos segados

Y esta roja, en sus marchas. rigida y violenta, de armaduras quiméricas evoca el férreo empaque;

y tiene, en un encuentro, cuando os observa atenta,

el trepidar de miembros que precede al ataque. Pero la negra. en un desdén de semidiosa.

su gran cola nocturna batiéndole la grupa,

es como el monumento de su raza gloriosa,

cuando, a sombras de un haya, la yeguada se agrupa.

Porque en las horas quietas del arduo mediodía,

mientras en luz incrusta su ritmo de cigarra,

van las yeguas al bosque, que ya las protegía cuando los Sanchos eran señores de Navarra. Y, dándoles una haya lechal, en su ramaje.

y, en su tronco, la verde frescura de una tapia,

ambas, a dos encarnan los timbres del linaje:

la roja su ardimiento; la negra, su prosapia.

Eduardo Marquina

Nieta de otras que a Roma llevaron las legiones

y que en su estampa fueron ejemplar soberano para un caballo en bronce de emperador romano,

cuando Galba a Germanía batió con sus vascones, esta yegua solemne, de pelaje sombro,

unge de calma antigua sus pisadas morosas,

y parece que agite, cuando bebe, en el no, yo no sé qué Lateo de linfas misteriosas.

Y esta roja tresalba que, toda fuego ostenta, sobre tres de sus cascos, tres dedadas de nieve, cuyas crines evocan un soplo de tormenta.

y a relinchar tres veces se para, cuando bebe, menos recia de grupa, más batida de ijares,

tiene un bélico lampo de sangre cuando mira,

porque, en linea directa, perpetúa la ira de aquellas que batieron a Roldán y sus Pares.

Sección de ejemplares en venta

Publicamos relación de ejemplares de pura raza española actualmente en venta, aportando nuevos datos omitidos en la publicada en el número 14 e incorporando un nuevo ganadero, Como ya dijimos, por razones obvias omitimos el nombre de los ga-naderos. si bien las demandas que siempre deben

dirigirse a esta Asociación. serán canalizadas hacia los criadores correspondientes.

Aun cuando por iguales razones se omiten los precios, creemos importante informar que para los animales jóvenes hay precios desde 100,000 pesetas.

Fecha nacimiento Sexo Nombre Padres edad

CLAVE A-1

M LABRADOR CANCIONERA VIII • HABANERO 72-75 M LLAMADO CAPRICHOSA XIII • HABANERO

CLAVE A-2

M KIRIKO FLAUTA - BRINCADOR 11 2-1-77 M KARTUM FRESA II - BRINCADOR 11 3-1-77 M KAROLO (;RASITA VI - BRINCADOR il 5-1.77 M KAPELIN GUAPETONA II - BRINCADOR II 6-1.77 M KAZAN EUROPA - BRINCADOR II 15-1.77 M KABU ESTRELLA IV • BRINCADOR 11 16- I -77 M KAN COQUETA III • BRINCADOR 11 1.2-77 M KOSKETE GUINDA II • BRINCADOR 11 12-3-77 M KAISER LEVA IV - BRINCADOR II 21-3-77 M KOKI GAVIOTA VI - BRINCADOR II 21.4-77 M JALEO LEVA IV - BRINCADOR 11 8.4-76 M JEREZ LEVA 111 - BRINCADOR II 2.3-76

CLAVE A-3

M COMENDADOR BULLICIOSA - FETICHE 15-4-79 M CORREGIDOR FULANA - CALE 1-2-79

CLAVE A.4

M BOTIJO 5 AÑOS Alzada aproximada: 1.64. Está montado y es de gran belleza, Castaño.

M VALENCIANO 3 AÑOS Castaño. Pequeño lucero• calzado en diagonal izquierda. Alzada: 168. Está iniciando en la doma.

CLAVE A-5

M DELEITE 11 SENCILLA - BRINCADOR 11-5-75 M DISTANTE PALMERA • DESTRON 21-3-76 M DIFAMADO UNIVELSAL - DESTRON 17-2-76 M GUADALETE GUADALETE - JECOMIAS 27-2-76

M EGOISTA UNIVERSAL - DESTRON 11-2-77

M GUADALETE ISLERO 31-1-77

3

Sexo Nombre Padres

Fecha nacimiento o edad

CLAVE A-6

H CARIÑOSA ABUNDANTE - ABOGADA 1I 6 años

H DAMA DISPERSA - EBANO 5 años

H DELICIOSA ABOGADA II - EBANO 5 años Fi DESEADA AMAPOLA VII • EBANO 5 años H DICHOSA BARQUERA IV - EBANO 5 años H ESPLENDIDA DUNIA - EBANO 4 años 14 ESTUPENDA CASTAÑERA - EBANO 4 años

14 FARRUCA DECOROSA - REVISTERO IV 3 años H FAVORITA AGUADORA II - IRLANDES III 3 años

M GARBOSO AGUADORA II - UNICO III 30 meses

M GUSTOSO CARIÑOSA - UNICO III 30 meses

M FAVORITO DISPERSA - REVISTERO IV 3 años

M FANFARRON DOÑANA - REVISTERO IV 3 años

M ESPECIAL AGUADORA II - BRIGADIER 4 años

CLAVE A-7

M GRACIOSO-S BRIOSO 11- GRADIOSA 3 años M FURIOSO GERMANO - FURIOSA VIII 3 años M ALEGRADO-S DEFENSOR XIII - ALEGRE IV 2 años M DISPUESTO GERMAN - DISPUESTA II 2 años

M UTR ER A NO-S DEFENSOR XIII - UTRERANA III 1 año H FAISANA HONROSO II - ULTRA II 8 años H JURADA-S CAZADOR VII - DACIA 4 años H MUSULMANAS FELINO - CALABRESA 1 año

H NUMIDA-S FELINO-JURADA 8 meses

CLAVE A-8

M CASTIZO ASTRONAUTA - CASTIZA 19-3-75

M DEBLO ASTRONAUTA - DEBLA 9.3-75

M DIO ASTRONAUTA - DIOSA 14-2-75

M ERGANTE BERGANTE - CASTIZA 13-1-77 M ESTIRADO BERGANTE- DIOSA 15-1-77

M SAETO CALE - SAETA VII 23-3-78 M GITANO JEMAL - GITANA IX 7-1-78

M DIO II BERGANTE - DIOSA 10-5-78

M CASTIZO II BERGANTE - CASTIZA 17-3-78

M CARACOL II BERGANTE - CARACOLA 30-3-78

CLAVE A-9

M CENTAURO III CENTAURO II - BARATERA 4.4-78

M GITANO NEPTUNO - BARATERA 23-2-79

M PAOUIRO NEPTUNO - ATALA 2-5-79

H LIVIANA CENTAURO II - BUCANERA 26-4-77 H TORMENTA CENTAURO II - ATALA 5-4-78

CLAVE A-10

M BELGEBU PAMPERO - TAPICERA 3-77

M BEDUINO PAMPERO - ONTADA 3-77 M CONFEDERACION PAMPERO - TAPICERA 3-78 M CONGRESO PAMPERO - UNTADA 4-78

"4 los colores del caballo" Pesquisa entre la variedad de ellas y pesquisa de romo se originan

por MIGUEL 01)111(1ZOLA

Hemos escogido, para su publicación, el Capí-tulo V del Interesante libro »A los colores del caba-llo» de Miguel Odriozola. por referirse a la capa tor-da. de tanta preponderancia en los caballos de pura raza española y por estar incluido en la parte del libro que más puede interesar al criador de caballos: de pura raza española y por estar incluido en la par-te del libro que más puede interesar al criador de caballos: la descripción y herencia de las capas o pelajes. Por su extensión nos vemos obligados a re-coger en este número la primera parte, continuando la publicación en el número próximo.

TORDO Resulta el pelaje tordo de una decoloración pro-

gresiva en el sistema piloso, proceso que no afecta a fa piel y por el cual van apareciendo en todo el cuerpo pelos blancos, entre los pigmentados.

Los potros que han de ser tordos con el tiempo nacen con uno de los pelajes »sostenidos», es decir como hubiesen nacido si futuros negros, bocifuegos, castaños o alazanes. Sin embargo hay algunos sig-nos por los que muchas veces puede ya reconocerse en el recién nacido un futuro tordo. Los que son bá-sicamente de pelaje obscuro —negros o bocifue-gos— nacen a menudo. si futuros tordos, de un ne-gro limpio e intenso a también de un tono »tiznado... negruzco, mientras que, si no-tordos, el color suele ser arratonado o ceniciento. Los que son básicamen-te castaños o alazanes nacen, tanto si tordos como si no-tordos, en estos mismos tonos, más sucios y menos definidos: la diferencia es que. si futuros tor-dos_ los remos suelen ser al nacer obscuros en ala-zanes y casi negros en castaños, mientras que en el caso contrario, los remos son de tono más pálido que el tronco, aun en el caso de un futuro castaño con cabos negros. En suma, el color del recién na-cido parece tender a contradecir en cada caso su futura vocación.

Después de la primera muda comienzan a apa-recer pelos blancos entre los pigmentados en todas las regiones del cuerpo —incluso crines y cola— el número de pelos blancos va aumentando durante la vida del animal, que acaba por ser de un blanco puro o casi puro. Bajo esta capa casi del todo blanca la niel conserva la pigmentación obscura propia del color inicial del animal y lo mismo ocurre con la pigmentación de los ojos.

De unos a otros tordos hay grandes variaciones en cuanto a las fases o estados de transformación.

CAPRICHOSO POTRO DE 3 AÑOS YEGUADA MARQUES DE BORJA

Según su duración y modo de »dibujarse», una fase determinada puede pasar casi inadvertida en un tor-do, pero en general existen cinco fases: 1) la fase nicial con pelaje sostenido. 2) una fase con pelos blancos repartidos por el pelaje. 3) una fase de equi-librio entre lo blanco y lo coloreado, arrosetándose éste para dar el »tordo rodado». 4) una fase en que los pelos coloreados están ya en franca minoría, a veces reducidos a grupitos (»tordo mosqueado»). 51 la fase blanca completa o casi completa. Parece sin embargo frecuente el caso de animales que no pa-san nunca, por viejos que sean. de la fase 4 y esto se da especialmente en caballos con mocha sangre oriental. incluso se asegura que, en Arabia, anima-les blancos »sin mácula» como fase final del pelaje tordo son una rareza: y ello, unido a su relativa fre-cuencia en el caballo andaluz —donde abundan los negros, al revés que en la población árabe— suge-riría que son los negros iniciales los que llegan al blanco más puro como fase final de su «tordisrno». Asi se ve también en la cría pura de Lippizza —el tipo andaluz— donde el pelaje más característico empieza siendo negro para acabar en blanco puro hacia los cuatro años de edad. En estos animales. la decoración empieza pronto y se completa pronto también. Pero caben todas las variantes posibles en la precocidad relativa del comienzo y de fa comple-ción; lo cual explica la tendencia de mucha gente a considerar lo tordo obscuro, lo tordo claro o incluso la 'fase blanca como el pelaje propio de un animal o de una estirpe.

Se dice también que en Arabia existen algunos animales en que fa decoloración torda es ultra-pre-coz, mucho más aún que en el lipizzano: conside-rando la frecuencia de la decoloración tardía en tor-dos orientales, habria entonces que suponer una tendencia en el orinetal tordo a caer en uno u otro de los extremos para la decoloración.

BELLO EJEMPLAR C GANADERIA D. A. DIOSDADO

Viene todavía a complicar las cosas la reapari-ción del color que se da en ciertos tipos de tordos, por ejemplo en algunos de sangre oriental que son básicamente castaños o alazanes. La reaparición del pigmento rojo en el pelaje se realiza en manchas o puntos: el momento puede variar presentándose en una u otra fase de la decoloración general, de la que parece bastante independiente. En la forma más típi-ca, el punteado de pelos rojos comienza a apreciarse hacia los tres o cuatro años de edad, cuando el ani-mal anda todavía por la fase 3. Si se da sobre un fon-do relativamente oscuro, el punteado rojizo es poco conspicuo; en esta situación es cuando suele hablarse .-e «tordo abutardado». En otros casos en que los puntos o manchitas son rojo vivo y se destacan bien sobre un fondo que es una mezcla de pelos rojos claros con pelos blancos, se tiene la variante llama-da .flor de melocotón». Este pelaje corresponde pro-bablemente al «color de rosa» de los orientales. lla-mado umuwarrad. en Arabia. «mawardi. en Egipto y Siria_

Hacia la fase 4 los pelos coloreados del fondo tienden a desaparecer; pero por otra parte el pun-teado ha ido en aumento y resulta el típico aspecto de motitas rojas sobre fondo blanco que, si para los andaluces es «tordo picazo-. los argentinos llaman «sabino» y. muy expresivamente. «flea-bitten grey. los ingleses.

Hay animales en que, más que un punteado, apa-recen verdaderas manchas formadas por pelos de to-no rojo generalmente muy subido. En este «tordo atruchado» el avance de la pigmentación puede lle-gar casi a reconstruir, hacia la vejez del animal, el pelaje sostenido con que nació.

En cuanto a las regiones del cuerpo, los potros tordos pueden nacer ya con pelos blancos alrededor de los ojos. Antonio de la Flor, veterano yegüero de los Domecq, asegura que este signo no falta nunca en los futuros tordos. En todo caso, de esa región suele partir el emblanquecimiento. siendo lo primero que se aclara la cabeza, la zona interna de la crin y el extremo de la cola, que a veces marca llamati-vamente un mechón blanco cuando aun el animal es casi del todo coloreado.

Más que en estas variaciones de fase parece adecuado basarse en el pelaje inicial, hereditario, de cada animal, para clasificar las variantes del pelo «tordo.. En las etapas medias de la transformación, es decir cuando lo tordo es más marcado por ser la mezcla de pelos planeas y pelos pigmentados más equilibrada, el pelaje tordo varía según que el color inicial sea:

1) Negro. En este caso la mezcla es de pelos negros y blancos solamente, dando diferentes ma-tices de un efecto más o menos grisáceo o apizarra-do, antes de pasar a la típica fase rodada. Este es el pelaje llamado «tordo» a secas y a veces también «tordillo., aunque algunos reserven este nombre a las etapas más obscuras.

Bocifuego. La debilitación del efecto de co-lor propia de la mezcla de pelos blancos. se hace sentir más en los pelos pigmentados menos Inten-samente, es decir, en los rojos. Se comprende que la distinción entre el negro y el bocifuego, que ya requiere cierta atención en los respectivos colores iniciales, se borre mucho más cuando lo blanco in-vade uno y otro pelaje. Es probable, así, que muchos de los caballos clasificados como «tordos. a secas en los libros de yeguada tengan en realidad boci-fuego. no negro. como pelaje básico; y que cuida-dosamente examinados tales animales cuando jóve-nes se apreciase la presencia de pelos rojos en las zonas del cuerpo en que aparecen en el bocifuego.

III) Castaño. La mezcla de pelos que lo tordo provoca sobre este pelaje es fundamentalmente. en el tronco, de pelos rojos y blancos, pero ya se sabe que en muchas variantes del castaño, el colar negro invade íntimamente el pelaje. Resulta de ello un efecto general abigarrado, en que los tres colores negro, blanco y rojo, juegan su papel. En general, lo rojo tiende a ser lo que más pronto pierde terreno en los pelos cortos, esto es, en el pelaje propiamen-te dicho. Cuando no hay pelos negros interpuestos puede resultar un efecto claro más o menos unifor-me y el animal suele ser llamado «tordo., sin darse cuenta o sin precisar, que la mezcla en el pelaje es en este caso de pelos rojizos y pelos blancos, no de neloe negros v blancos. Cuando por haber pelos negros Interpuestos —que tienden a agruparse en determinadas regiones— o aun no habiendolos, la distribución es menos uniforme, contrasta más lo rojo en zonas y entonces, si el matiz de los pelos rojos asi lo sugiere, suele hablarse de «tordo vino-so». En todos estos tordos sobre castaño, normal-mente en crines y cola las cerdas sólo pueden ser negras o blancas, lo mismo que en el tordo sobre negro,

IV) Alazán. La mezcla es aqui de pelos rojos y blancos, tanto en el pelaje corto como en las crines y cola. Pueden darse asi en el pelaje corto efectos

A NVO? '10SO CONJUNTO

GANADERIA O. A DIOSOADO

parecidos a algunos de los que se dan en el grupo anterior, pero la diferencia esencial entre los dos grupos está en el color de las cerdas.

Caben dentro de lo tordo algunas particularida-des aún no mencionadas. A veces aparecen pelos blancos en pequeños flecos —del tamaño de una judía— que se destacan sobre el resto y aparecen más comúnmente sobre la grupa. Esta es la variante !lanuda -tordo estornino» y en Argentina «tordillo bataraz».

En otros casos los grupos de pelos blancos son rnts irregulares en su tamaño y en su distribución. haciendo más que nada el efecto de puñados de cal arrojados contra el cuerpo y que se destacan como permanentes -blancos- en medio de un pelaje que se va aclarando progresivamente. En alemán se da a esta variante el nombre de «Tigerhchimmel» que viene a ser »tordo atigrado», si bien la expresión «atigrado». de dudosa propiedad ya cuando se aplica a manchitas negras sobre fondo claro. lo es menos aún en su extensión a manchas claras sobre fondo más oscuro. Por otra parte estos grupos de pelos blancos de tipo permanente no se encuentran sólo en el tordo sino también en otros pelajes, si bien oarec:en darse más que nada en alazanes y tordos. Resulta preferible el calificativo «nevado» quá suele aplicarse a algunos tordos. pero con el que se de-signará aquí cualquier pelaje que ostente la particu-laridad mencionada.

En cuanto a caretas y calces. los tordos los exhi-ben en semejante frecuencia y extensión que sus respectivos colores iniciales. Muchos errores en este punto provienen de observar animales viejos. en que no es tan fácil clistinauir las caretas y calces sobre un pelaje claro o casi blanco.

(Continuará)

Aclaración sobre el resultado del Campeonato

de España de Enganches

En relación con los resultados del Campeonato de España de Enganches, publicados en n/. Boletín de Octubre, el Teniente Coronel D. Ramón Muñoz Gon-zález nos envie la siguiente carta. con cuya publica-ción queda rectificado el error señalado en la misma.

D. José María Martin Cornello. Sevil la. Muy Sr. mio: Me dirijo a Ud. en mi calidad de residente del Jurado que actuó en la calificación

de los coches que tomaron parte en el Campeonato de España de Enganches, celebrado-en Sevilla en el pasado mes de octubre.

En el Boletín de la A ociación de Criadores, que Ud. tan dignamente dirige, y en su número co-rrespondiente al mes de octubre de este año, y en su última página, se publican los resultados téc-nicos obtenidos en las distintas pruebas que componen el Campeonato y, mucho lamento tener que hacer constar el error cometido por Uds. en la prueba de doma. en donde se da como ganador al coche guiado por D. Federico Torralba y presentado por el Depósito de Sementales de Jerez, cuando en reali-dad quien ganó la dicha prueba de doma (y con un amplio margen de puntos, por cierto, sobre los de-más participantes) fue el coche del 7.° Depósito de Sementales de Córdoba, guiado por D. Rafael León.

Esperando que en aras de la justicia se digne Ud. dar la orden de rectificar este error, en la primera ocasión posible, queda de Uds. atto. s. s.

"La herencia española

del caballo criollo" por o. Fernando Romera Carranza

Niackgro rtifintodo ariligo dee isidore 1. Rol: Iii-Prenir.. de fluvorom Airea Fue !Upar thrbri colección dr fa rei .ístil -LA RAZA CRIOLLA... de la Asoriarián Argenciarz de (.5-íízrlor Cebones Críollth.s.

AI per que dgeadercuirrs ourdirtimenrr Éci arriar lileis -14411-C1111 311

.110'S pernoitinlat pubrionr prirarrn entrega del inri-Fi...plus i rebajo liERENCM 1..:Sil'A.'ti.OL A 111:1 CABALLO CRIOLLO,' del

otee es autor el doctor Fernando Romero Corropme.. wilandor 01.11xolltrio .16 ConeitrAo Cierutlfien Literaria. inmirmítio purr qc.irrotn Rentan de tIr llanas. Ni 91.1e decir arme <me, en sucexirips xegaireino.k. radi-

cando las diremos panie# de eme :tararen' nriginlo todloiro hong emnPiihr-EfiT el texto.

i. INTRODLICCION AL TEMA, EL. CifilGEN DOMESTICO DEL CABALLO

La historia del caballo que hoy criamos en la Argentina, al que denominarnos •Caballo Criollo• y considerarnos constitutivo de una iraZak caballar estable y definida, puede remontarse. a los fines del rastreo de sus más lejanas fuentes, e los orige-nos del caballo primitivo, en las épocas geológicos en las que hieran apareciendo y extinguiéndose sucesivas especies. géne-ros y variedades hasta llegar el ,,equus. donde ubicamos al caballa actual.

Este ha sida y es eh esquema tradicional y el considerado mas científico para el estudio de le historia del cabello, y el que ha permitido la enunciación de innurrherabies teorías de gran valor y complejo desarrollo, tendientes a explicar la evo-lución y consolidación de la morfología actual de la especie caballar, su distribución geográlica, los nexos entre las diversas variedades y ¡as causales de su extinción en zonas que en ori-gen estuvieran sumamente pobladas de equinos. Todas estas teorías se han fundado seriamente en le geología y la paleon-tología, ya que al decir de muchos estudiosos del tema, le evolución del caballa es la que he quedado quizás melar ilUS• trade en la propio naturaleza.

Lo interesante es destacar en esto enfoque del estudio del caballo, tan bien documeMado en forma natural en los es-tratos geológicos, es que generalmente se detiene o finaliza al aparecer el hombre. en las postrimeiías de la era cuaternaria, cuando éste comienza a documentar en forma gráfica sus rela-ciones con aquel animal. representándolo en sus cavernas y en sus utensilios de trabajo. Esto significa tanto para el hombre como para el caballo, que 1100 a ser tan esenciai para su exis-tenla, el fin de su nebuloso pasado geológico, entrando en el ya menos incierto estrenarlo de la prehistoria, donde vemos comr; ambos comienzan a relacionarse y convivir,

Y lo curioso para destacar es que, precisamente cuando finaliza la evolución dei caballo y empieza a aparecer en le his-toria, comienza paradójicamente su extinción como especie natural, el punto del hacer decir a mas de un estudioso del tema, que lo que ha hecho el hombre con la domesticación es demorar unos cuantos siglos más la total desaparición de la especie.

Y no es excesivo el comentario si recordamos que ya no existen hoy poblaciones caballares silvestres conviviendo pa-ralelamente con las domésticas, pues las que se encuentran en libertad, incluso los escasos individuos denominados .Equus Presesvaíski., no son descendientes de caballos salvajes. sino restos de bagualadas tártaras alzadas en épocas históricas; el Tarpan, único resto del caballo asiático silvestre, ya se ha ex-tinguido totalmente.

No podemos hoy estudiar al caballo natural en vivo y en su .habitar. propio, para compararlo can el caballo doméstico; debemos contentarnos con estudiar un caballo al que el hombre rescató de su extinción luego de cientos de miles de años de

GANADERIA DE DA Ma FEPN•INDA In LA 1T7CALEPA

haberse dedicado a su exterminio, persiguiéndolo corno pieza de caza, para alimentarse con su carne, vestirse con su cuero y usar sus huesos y visceras como utensiiios diarios,

Pero lo más destacable de este rescate que efectuó el hombre, cuando mIsterlosamenie Inició ese periodo de su des-arrollo al que sun se llama •cultura-. es que no conservó la especie, como lo hizo con la vacuna o con el reno, para perpe-tuar un ancestrai medio de alimentación. sino que lo hizo por-que advirtió que el caballo podía convertirse en un auxiliar para le caza y para la guerra, que es OtrO de los síntomas típicas de esa otra aptitud del hombre que trastornó a la prehistoria y que aún se conoce can el nombre de •alvilización•.

Por ella es que hoy. cuando estudiamos la especie caballar o una de las razas determinadas, no lo podemos hacer compa-rándola con las que le dieran origen, sino que debemos analizar un agrupamiento grande o pequeño de caballos a los cuales el hombre les imprimió con su domesticación, una característica a características especiales en un pais o zonas determinadas, para un fin o fines específicos, lo que determinó en el transcurso del tiempo la consolidación de un tipo individual o -racial,, más o menos común a todos los Individuos de dicho agrupamiento.

Ese trabajo del hombre que hoy denominamos •selección., que suena siempre a perfeccionamiento, pero que puede y fue en muchos casos sólo -capricho• y significa retroceso cuando se trabaja en base a modas, principios unilaterales o imposicio-nes arbitral-lea, fue dirigido desde el ocaso de la prehistoria, hasta muy avanzada la época medieval. es decir, durante unos ciento diez siglos. a obtener un caballo adaptado a guerrear con armas blancas no debe olvidarse que el caballo para las tareas agrícola; de tracción y para el tiro de la artilleria es una hierra, mienta relativamente moderno y de escasa vida, si se comparan sólo sus ocho siglos de existencia frente e los ciento diez siglos de elaboración del caballo para tiro iiviano o silla, que hemos retomado nuevamente en este siglo XX. no ya para la guerra, sino para actividades auxiliares a la ganadería o meramente deportivas.

Consecuentemente con lo enunciado, estudiaremos a nues-tro caballo criollo prescindiendo de sus antecesores geológicos, para centrarnos en un enfoque histórico tendiente a determinar con [a mayor certeza, dónde. cuándo y por qué se consolidó este tipa caballar doméstico que luego. trasladado a America y liberado en las llanuras del cono sur se convirtió en nuestra •Ftaro Criolla.

Ya dijimos rnaS arriba, que debe tenerse bien en cuenta que la consolidación de les llamados irazes. caballares, obede-cen en todos los casos e procesos de selección, adaptación al medio. alimentación, entrenamiento y remonta de agrupamiento de caballos siempre domésticos en su origen, de características no generalmente uniformes, debidas a la existencia de cruza-mientos entre diversos tipos. productos de los migraciones e invasiones de los pueblos que se trasladaron en distintas épo-cas, llevando consigo sus caballos e influenciando así a íos con-tingentes de las regiones o países que atravesaban o invadían.

Sucedió que una vez producida le domesticación inicial del c-aballo, los pocos individuos pertenecientes al contingente sal. vale. siguieron con su proceso de extinción hasta desaparecer totalmente, sin que el hombre conservara la posibilidad de re-frescar la sangre de sus reproductores. recurriendo a cruzas con Individuos en estado salvaje.

Podemos, pues, asegurar que no subsisten hoy, ni existían ya en el momento en que se inicia la historia de la humanidad, poblaciones caballares salvajes, de importancia, ni menciones de las mismas en las crónicas del hombre civilizado.

Las únicas referencias sobre el caballo salvaje, las encon-tramos antes de conocerse la escritura y sólo a través de re-producciones pictóricas. pero cuando aparece el hombre repre-sentándose sobre url caballo o montándolo, parecerían haber desaparecido ya para siempre los caballos salvajes a quienes pintaba y reproducía con fruición maestría en épocas en que se dedicaba de a pie a su exterminio metódico.

Muchos autores opinan que el hombre que inició la domes-ticación del caballo completó la extinción de las especies de más volumen, talla, peso y rendimiento. diríamos hoy -las más carniceras•, comenzando a uncir en sus carros de guerra o a montar las especies más pobres de estructura o las más peque-ñas; verdaderos •ponies•. que se hablan salvado del exterminio por sus escasas aptitudes y poco rinde .en el gancho.; o por su habilidad para esconderse fuera de las llanuras, en zonas montañosas o pantanosas. que causaron también la reducción de su talla o de su esqueleto,

Las especies extinguidas fueron también las más gregarias. siendo esta aptitud la causante de su exterminio, ya que el sis-tema de caza consistia en arrearías en grandes manadas hasta los despeñaderos y hacerlas caer alli rematándolas luego en el

Los estudiosos de la evolución del caballo, han llegado a conclusiones uniformes sobre la morfo-logía de las especies que subsistieron a la depre-dación prehistórica, y que fueron la base de las razas domésticas actuales, puras o cruzadas en-tre sí. Las clasifican en cuatro tipos, dos que denominan "ponles" y dos que merecen ser de-nominadas "caballos". Reproducimos la repre-sentación gráfica de estos cuatro tipos. a los que nos referiremos luego en el transcurso del tra-bajo.

-

c

Los cuatro tipos de caballos primitivos (según Ebhart), el tipo I y II coexistieron en la Península Ibérica: el tipo IV es el antecesor del caballo árabe moderno: el tipo III nun-ca entró en la Península sino luego de su transformación

en "destrero" o caballo de carruajes en el Siglo XVII.

fondo del barranco: el famoso •Muro de Solutré•, en Francia, da cuenta del sistema usado, por la enorme acumulación de huesos de caballo que allí fueron ultimados por hombres primi-tivos,

Las más antiguas reproducciones de hombres montados a caballo nos muestran a aquéllos lanzando flechas y persiguiendo al reno, al bisonte o al asno salvaje, nunca cazando caballos en libertad.

Por eso es que cuando estudiamos al caballo actual no de-bemos caer en el error de sondear en la prehistoria, sacando conclusiones que no son válidas respecto a imágenes que fue-ron reproducciones de individuos existentes en épocas en que no se domesticaba el caballo, sino que se io perseguia despia-dadamente.

Un ejemplo es la afirmación de que en España hubo siern-pre caballos de perfil recto y de perfil convexo o •acarnerado•; ello es cierto estudiando las reproducciones de las cavernas, pero tal afirmación pierde su valor cuando la aplicamos al ca-ballo ya domesticado; no nos consta que se domesticaran am-bos tipos,

pero éste es un punto que analizaremos más adeiante que-dando como conclusión de esta Introducción, el enunciado del capitulo, el origen indiscutiblemente doméstico del caballo ac-tual y su consolidación a través de una selección estrictamente funcional. guiada por las necesidades cinegéticas o guerreras de .03 pueblos que lo adoptaron_

2. EL ORIGEN HISPANICO DEL CABALLO CRIOLLO

Es hoy en día indiscutible la génesis española de nuestro actual caballo criollo,

En una época bastante cercana, se discutió apasionadamente y se trató de Fundamentar la teoria de la existencia de caballos autóctonos salvajes en el sur de la República Argentina los cuales, cruzados luego con los que introdujeron los conquista. dores españoles en el siglo XVI, habrían formado el contingente de caballos criollos que constituyeron la base de las enormes •bagualadas. que luego fueron comentarlo y crónica de quienes recorrieron nuestras pampas en la época de la Colonia, y que habrían dado origen dei caballo criollo argentino.

La teoría se fundaba en un principio •ab initio• Irrebatible, como es el de la génesis americana del caballo, pero rio conse-gula en definitiva acreditar con hechos fundados o pruebas concretas que existieron caballos americanos que se salvaron de la extinción y que convivieron con los que introdujeron los españoles cruzándose con ellos.

Todo estaba basado en suposiciones, crónicas ambiguas y estadísticas presuntas que llevaron a la conclusión de le im-posibilidad de llegar a la innumerable población caballar, que pastaba en nuestra llanura ya a fines del siglo XVI, tomando como punto de partida solamente los caballos introducidos di-rectamente desde España, y en especial los pocos abandonados en la primera Fundación de Buenos Aires.

Por otra parte, está científicamente comprobado que el aé-nero •equus- se extinguió en toda América por razones aún no determinadas (enfermedades, enemigos naturales o epizootias fatales) salvándose sólo un contingente de ellos que se tras.adó hacia el Continente Asático por el Norte, a través de lo que es hoy el estrecho de Bering, y que habría sido la base del núcleo de caballos euro-asiáticos que luego fueron origen a to-das las razas caballares conocidas en la actualidad (Teoria de la unidad de origen del •equus caballus• actual).

No es motivo de este trabajo volver a reabrir la polémica suscitada entonces sobre el tema. ni aportar más datos o argu-mentos a favor de la que se sustenta el principio del origen hispánico de nuestro caballo criollo. que no ha podido ser reba• tida aún y que cuenta a su favor con la totalidad de la opinión científica e histórica más caracterizada en la materia.

Debemos aceptar, pues. la evidencia que el caballo ame-ricano de la época colonial, fue introducido en un continente carente por completo de ejemplares vivos del género, y desco-nocido por la población nativa.

Las conquistadores españoles, ai decir de muchos estu-diosos. cerraron asi el circulo que había comenzado muchos milenios atrás, cuando los últimos caball❑ s americanos abando-naron el corttioente, salvándose de la extinción total, devol-viéndolos a su tierra de origen,

RELACION DE BANADEROS INSCRITOS EN LA ASOCIACION A. C. C. P. R. E.

ARPA BATLLE, D. MIGUEL Maza de Catoluna - Edificio Cataluña

GERONA

AVALA LOPEZ. D. RAFAEL

Hernan Pérez del Pulgar, 18„ 2.' CIUDAD REAL

SOh ORCIUEZ ESCRIBANO. D. FERMIN

Plaza Angustias, 10 JEREZ DE LA FRONTERA liCati71

BRAVO riJIASTINEZ. D. IGNACIO

Si.nta Marina, 13, 6: A BADAJOZ

BUENAVENTURA BARRIAL, D. ARTURO Finca -LB Nakillia..

VALDEMORILL0 (Madrid}

CAMARA CALVEZ, D. FERNANDO DE LA. HHOS, Av. Republica Argentina, 16 SEViLLA -11

CAÑERO (441JRUBE, D. JUAN LUIS Guatemara, 1

MADRID • 16

CARDENAS LLAVANERA. DE D. MIGUEL A

Avda- de Italia, 3 (CIJA 1Seala)

DOMINGUEZ Y PEREZ DE VARGAS. I-Iros DE

D. CATALINA Patio de Banderas, 16 SEVILLA -4

EROUICIA GUARDIOLA, D. ALFREDO Cortijo .Jedulilriu. ARCOS DE LA FRONTERA (Cádiz) .

ESCALERA DE LA ESCALERA, D.- M:FERNANDA Habitat 71 nUnt, t, 2 6 SEVILLA .7

ESCALERA DE LA ESCALERA. D. JOSE LUIS Certeral Armen:), a3

FUENTES DE ANDAILUCIA (Sevilla)

EJIPLOTACION AGROPECUARIA ..LA CAMORRA, Sociedad Aro:mima..

Julio Cesar, 2

SEVILLA -1

EXPLOTACIONES AGROPECUARIAS ..CASTILLA, Sneledad Anonirria.p ..AGROCASA.

Apartado Correos num, '17 AVILA

IXPEOTACION AGROPECUARIA -LA CEPILLA..

Fernander de la Hez. 5 MADRID .4 11R1.0t4ETE (Madridli-

FERNANDEZ DE CASTILLEJO JIMENEZ, D. JOSE L.

Grao Capitan,. 18. 4.

COROOSA

FERNANOEZ-DAZA Y FDEZ, DE CORDOVA.

D. FRANCISCO Reina Victoria. 13 ALMENDRALEJO [Badajoz)

FERNANDEZ ORDAS, D. ANICETO Paseo Pintor ficsales, 1B

MADRID-4

ALBA AVALA. D. FRANCISCO Piara de Cuba. g. 4,-SEVILLA • 11

ALBA ROMEU, D. ANTONIO

Carretera Cubellas. 25-27 VILLANUEVA Y GELTFIU [Barcelona)

ALIPAREZ COLUNCA, D. RAFAEL María Auxiliadora, 6-8-10 SEVILLA •

CID FERNANDSZ-MENSADUE> D. CYRA DEI Virgen de los Buenos Libros, 1 SEVILLA- 2

CONDE MUÑOZ. O. JOSE MARIA Virgen de Luján, 1, 'I.' B SEVILLA-11

CORELL CORTES, D. EUGENIO Puerta Osario. 4 CORDOBA

CORTES CARCA. D. SALVADOR PI. Generalisiroo, 11 FUENGIROLA [Málaga)

DIOSDADO PALACIO, D. ANTONIO

Maria Antonia de Jesús Tirado, 1 JEREZ DE LA FRONTERA leatlit)

DOMECO ZURITA, D.- BLANCA Apartado 3t0 JEREZ DE LA FRONTERA (Cadlz)

FERNANDEZ DE LA VEGA Y SEDANO.

D. JOSE M: Piara del Caudillos rE.

411,1,0 (Toledo)

GOMEZ-CUEIARA FERNANDEZ. O. JUAN

Jese Rivero 5 n. VILLAREJO DE SALVANES {rulatIridi

GOMEZ LOPEZ, D. JOSE LUIS

Virgen de Lujar'. as, A, 3: A SEVILLA • 11

GONZALEZ BARBA, D. JOAQUIN

Sierra Brava Av. Victoria > 34 SEVILLA • t2

GONZALEZ DEL VALLE, D. JOSE MARIA

Marques de la Vega de Anze Av. del Generalísimo, 16 MADRID -16

iv C St3

FE

10

11Lj

Y

c

N

GRANDA TORRES. D. MIGUEL

Cande de Campos de Orellana

Finca Dofia Catalina

ALDEA DE TRUJILLO (Cáceres)

CUAL DE PONS. D.- MARIA TERESA

Marques de Comillas, 17 CALA DOR SANTANY (Baleares)

GUARDIOLA FANTONI, HROS. DE O. SALVADOR

Plaza Calvo SolLelo. 5

SEVILLA."'

LAZO D]AZ, D. FRANCISCO

Hacienda Lerena

CARRPON DE LOS CESPEDES (Sevilla)

LEBRENA. S. A.

Patio de Banderas, 10

SEVILLA

LOPEZ MENDEZ, D. RAFAEL

Sta. Catalina, 2

ARACENA (Huelva)

LOPEZ PACTOS, D. JOSE

Plaza de Balboena,

VALDEPEÑAS ¡Ciudad Real)

LOVERAS PORRAS, D. ENRIQUE

Jesus Maria, 16, 1." luido.

CORDOBA

MALDONADO RODRIGO. O, ALFONSO

Paseo del Prado. 12, 1.'

MADRID - 14

ORIOL Y uncuuo, D. JOSE MARIA DE

Merques de Casa Oriol Cande de Ybarra. 23

SEVILLA -4

ORIOL YBARRA, D. LUIS FERNANDO DE

Conde Ybarra, 4

SEVILLA

OTADUY MAIDAGAN, D. JAVIER DE

Santo Domingo, 6

JEREZ DE LA FRONTERA (Cádiz)

FOL TORNERO, O. MARTA LUISA

Plaza 18 de Julio. 3

SEVILLA • 2

RoDRicuEz SEVILLANO. D. LUIS Madrid,

EL ESCORIAL (Madrid]

ROMERO BENITEL HIJOS DE RAFAEL

Juan Gavala. 4

JEREZ DE LA FRONTERA (Cádiz}

RUIZ SANCHEZ DE IBARGUEN, HERMANOS

unt ibri, 310

SEVILLA • 11

SACERAS V ALCAZAREN

Cande de Montarco

Paseo de la Castellana. 63 MADRID . 7

MARIN Y AVALA, HIJOS DE D. JOSE

Palos.. 7. EL'

HUELVA

MARTINEZ BOLOIX. D. MANUEL

Cortijo NLas Caleras.> FUENTE PALMERA TCordoba]

MENDEZ MORENO, D. DIEGO

Princesa. 1 MADRID -

MIGUEL-ROMERO GOMEZ RODULFO, D. ANTONIO

Marqués de Borja

Diar Calvo. 2

VILLANUEVA DE LA SERENA [Badajoz).

MONTIJANO CARBONELL. 131, CARLOS Angel de Saavedra, 15

GORDOBA

MORENO LOVERA. JOSE

Obispo Prez Muñoz, 8

LA RAPARLA (Cardaba]

NAVARRO GOMEZ, D. PATROCINIO

Alferez Previ5lanáf, 5

TOLEDO

OLIVERA DELMAS, D. MARIANO

Cervantes. 70

COREA DEL 1110 (Sevilla)

El AAS MESDAG Hacienda ..La Camera» CHURFIPANA (Málaga'

SANCHEZ BARBUDO. D. SALVADOR

Gerona, 5

SEVILLA ,3

SANCHEZ BEDOYA FERNANDEZ-MENSAOUE,

D. ANTONIO

Imagen, 1

SEVILLA -a

MERELLO, D.' ISABEL VDA. DE TERRY

SAN JOSE DEL PEDROSO, S. A.

General Mola, 2 PUERTO DE SANTA MARIA (G5di2)

SES ROTES. S. A.

Muelle Viejo. s n.

PALMA DE MALLORCA

DE LA CALLE JIMENEZ. D. MANUEL

TABAJETE

Lechugas. 1

JEREZ DE LA FRONTERA (Cadiz)

UPOUIJO Y NOVALES, D. JUAN MANUEL DE

Conde de Odiel

Apartado Correos. nUrn, 9

LOS PALACIOS Y VILLAFRANCA (Sevilla)

VIZCONDE DE LA N1ONTESINA

Guadalupe, 2

ALMENDRALEJO (Badajoz]

YEGUADA LOS CEERVOS

0. Antonio de Lorenzo

Joaquin M. López, 62

MADRID • 15

11

Hubo de desarrollar resistencia para atravesar las distan-cias enormes de la medida americana. velocidad y astucia para huir de sus enemigos en la llanura, en el bosque y en la mon-taña, por ello los mejores Fueron los que les toco adaptarse a ta vida en esa llanura. sin limites del sur de América. prodiga en pastos generosos, de clima agradable y abundante en agua• das naturales.

Hubo otros que debieron contentarse con la montaña. con la sabana subtropical, con el ',mato. o con el •pantanal. y para sobrevivir debieron ceder a la Naturaleza muchas de sus carac-terísticas originarias para compensarles con sus necesidades y carencias.

Aunque todos ellos conservaron sus características morfo-lógicas básicas y sus aptitudes funcionaies primigenias, ya que no sufrieron nnestlzación ni con las razas pesadas ni livianas wperfeccionadas. en Europa, los que menos debieron ceder a la naturaleza fueron nuestros criollos. que les cupo la suerte de enseñorearse de un •habilat. privilegiado, donde fue más lo que recibieron que lo que tuvieron que entregar_

El caballo español abandonado a su suerte, debió adaptar. se a esta nueva vida de libertad total luego de haberse conso-lidado durante muchos siglos de cautiverio y domesticación.

Se ha dicho con razón que tal adaptación al nuevo medio, la lucha por la supervivencia v el proceso inverso al de su consolidación, es decir, el cambio de la cris dirigida por el de la selección natural, dieron ni caballo americano las ceracteris-ticas y condiciones que hoy lo distinguen de las demás razas del mundo: es cierto. pero no es menos cierto que esa cria dirigida durante tantos siglos a producir lo que denominamos ho. • el caballo español histórico. que fue en la época de su introducción el mejor caballo de silla del mundo, fue la que le permitió al criollo llegar a lo que es hay.

Otro caballo que no hubiera sido el español no se hubiera adaptado. quizás hubiera desaparecido como sus anteriores con-géneres: presumiblemente las condiciones que debió soportar en el mundo nuevo lo hubieran superado, si no extinguiéndolo. convirtiéndolo en un animal inservible.

(continuará)

2. Jinete Ibero (bronce) montando un caballo de perfil recto, en pelo, sin estribas y armado de espada pesada y carta. El gran yelmo aumenta el con-junto de la figura ecuestre debido a

la poca alzada del caballo.

1. Dibujo de caballo primitivo de la Gruta de BuxU (Astu- rias) donde fas crónicas siempre mencionaron buenas

caballos.

Cabeza de caballo corta y de perfil recto. (Gruta de Mas D'Azil, Francia). (Ambas del tipo I)

Pero eso si. los devo.vieren a un precio muy duró para los moradores del nuevo mundo, el precio de la derrota y la sumi-sión. el costo de la sangre y el exterminio de quienes quedaban paralizados de terror a la vista de estas fieras a quienes cre-yeron inicialmente dioses.

Pero los indígenas, luego de la derrota inicial, al igual de lo que había sucedido en el Valle del Nilo tres mil años antes, cuando los egipcios aprendieron de sus conquistadores hycsos el arte de la caballeria y los vencieron con su misma arma, advirtieron que no eran dioses ni los jinetes españoles, ni ios caballos que montaban, aprendieron también el arte de la equi-tación y se volvieron contra sus invasores sobre el lomo del caballo americano, peleándose de igual a igual.

La lucha fue dura tanto en el norte como en el sur del Nuevo Continente, duró mucho tiempo, pero el triunfo no fue ami para el indígena; la aparición de los rifles de carga rápida y fuego central a fines del siglo XIX cambiaron tanto en Norte América corno en nuestro desierto las tácticas de la guerra y la lucha terminó,

Muchas derrotas de los colonos y ejércitos en Norte Amé-rica se debió a que la velocidad de los caballos indios superó la posibilidad de pronta carga de la fusileria de chispa, lo mismo que ocurrió en nuestras guerras de la independencia, cuando el sable curvo de los granaderos y la lanza larga de los llaneros, utilizada a gran velocidad sobre el flanco de los cuadros de fusileros españoles armados también con rifles a pedernal. desbarató el fuego enemigo,

En San Carlos, la última y decisiva batalla en que las tribus del desierto al mando del gran cacique Calfucuré, enfren-taron al ejército nacional con grandes posibilidades de éxito de su parte. el jefe indio, debió hacer desmontar a sus jinetes y el combate se decidió por la superioridad de la fusilerfa del bando regular.

Sobre el tema volveremos al final del trabajo.

El caballo español de la conquista, abandonado luego en su nuevo •habitat• y recobrando su libertad, hubo de adaptarse a las condiciones que la tierra americana le brindaba. presa• verse de los peligros que le acechaban y reproducirse bajo la ley de la sobrevivencia del más apto, que no significa decir siempre el mejor.

‘ivr u-a(mitz ()-spañor

Volumen 1 1 (Del número 17 al 31}

Enero 1979 - Di.dernbrE 1982