Responsabilidad Social de las Empresas Una mirada desde España hacia América Latina

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  • 7/28/2019 Responsabilidad Social de las Empresas Una mirada desde Espaa hacia Amrica Latina

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    Responsabilidad Social de las Empresas

    Una mirada desde Espaa hacia

    Amrica Latina

    Documento deTrabajo n 7

    Ramn Juregui (coord.)

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    CONSEJO EDITORIAL

    Presidente:

    Jess Sebastin

    Vocales:

    Ins Alberdi, Julio Carabaa, Marta de la Cuesta,

    Manuel Iglesia-Caruncho, Toms Mallo, Mercedes Molina,

    Eulalia Prez Sedeo

    Secretario:

    Alfonso Gamo

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    RESPONSABILIDAD SOCIALDE LAS EMPRESAS

    Una mirada desde Espaahacia Amrica Latina

    Ramn Juregui (coord.)Leire Pajn

    Jess Caldera

    Valeriano Gmez

    Fernando Casado

    Mara Rodrguez

    Jos Ignacio Goirigolzarri

    Manuel SotoJuan R. Quints Seoane

    Juan Miguel Villar Mir

    Jordi Torrents

    Francisco Galindo

    Rosa Conde

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    Estos materiales estn pensados para que tengan la mayordifusin posible y que, de esa forma, contribuyan alconocimiento y al intercambio de ideas. Se autoriza, portanto, su reproduccin, siempre que se cite la fuente y serealice sin nimo de lucro.Estn disponibles en la siguiente direccin:http://www.fundacioncarolina.es

    Primera edicin, noviembre de 2006Segunda edicin corregida y ampliada, febrero de 2007 Fundacin Carolina - CeALCI

    Guzmn el Bueno, 133 - 5 dcha.Edificio Britannia28003 Madrid

    [email protected]

    De los autores

    Diseo de la cubierta: Alfonso GamoFoto de la cubierta: BID. Mariano Matamoros

    DERECHOS RESERVADOS CONFORME A LA LEY

    Impreso y hecho en EspaaPrinted and made in Spain

    ISSN: 1885-866-XDepsito legal: M-44.948-2006

    Fotocomposicin e impresin: EFCA, S.A.

    Parque Industrial Las Monjas28850 Torrejn de Ardoz (Madrid)

    Impreso en papel reciclado

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    PRESENTACIN. LA RSE Y LA FUNDACIN CAROLINA, Ramn Juregui......... VII

    DISCURSO DE INAUGURACIN, Leire Pajn........................................................... 1

    PONENCIAS

    1. LOS RETOS DE LA RSE EN ESPAA, Jess Caldera....................................... 9

    2. RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LAS EMPRESAS Y DILOGO SOCIAL,Valeriano Gmez................................................................................................ 13

    3. LAS CARENCIAS DE LA RSE. DE LA RESPONSABILIDAD AL COMPROMI-SO, Fernando Casado........................................................................................ 17

    4. LA RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL Y LOS CONSUMIDORES,Mara Rodrguez................................................................................................. 27

    EXPERIENCIAS PRCTICAS

    5. LA RESPONSABILIDAD SOCIAL EN EL SECTOR FINANCIERO: EL BBVA,Jos Ignacio Goirigolzarri.................................................................................. 45

    6. LA RESPONSABILIDAD SOCIAL EN EL SECTOR FINANCIERO: EL GRUPOSCH, Manuel Soto.............................................................................................. 53

    7. LAS CAJAS DE AHORROS EN EL MBITO DE LA RESPONSABILIDAD SO-CIAL CORPORATIVA, Juan R. Quints Seoane................................................. 61

    8. EMPRESAS ESPAOLAS EN LATINOAMRICA Y RSE, Juan Miguel VillarMir....................................................................................................................... 85

    9. LA EXPERIENCIA DEL GRUPO AGBAR EN LATINOAMRICA. AGUAS AN-DINAS: UNA EMPRESA RESPONSABLE, Jordi Torrents................................. 91

    10. CULTURA Y RSE, Francisco Galindo................................................................. 97

    DISCURSO DE CLAUSURA, Rosa Conde................................................................. 103

    NDICE

    V

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    ANEXO

    LA FUNDACIN CAROLINA Y LA RESPONSABILIDAD SOCIAL. UN COMPRO-MISO RESPONSABLE CON LA SOCIEDAD.............................................................. 111

    Introduccin........................................................................................................ 111I. Aspectos clave de la Responsabilidad Social ........................................... 111II. La Fundacin Carolina y la Responsabilidad Social ................................. 123Bibliografa ......................................................................................................... 128

    Ramn Juregui (coord.)

    VI

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    A lo largo de los das 3 y 4 de noviembrede 2005 se celebr, en la Casa de Amri-

    ca de Madrid, una Conferencia Interna-

    cional sobre la Responsabilidad Social

    de las Empresas organizada por la Fun-

    dacin Carolina y la Fundacin Euroa-

    mrica. La iniciativa no pudo ser ms

    oportuna. De una parte, porque la Fun-

    dacin Carolina ha incluido entre sus

    objetivos estratgicos el fomento de

    esta cultura empresarial y es una plata-

    forma privilegiada para servir de inter-

    mediaria entre las grandes empresas

    espaolas y el entorno sociopoltico de

    Amrica Latina. De otra, porque el deba-

    te de la RSE est alcanzando en Espaa

    un nivel de mxima intensidad.

    Efectivamente, en estos momentos se

    estn produciendo en nuestro pas cua-tro grandes iniciativas de corte institu-

    cional:

    1. Un foro social de expertos que, con-

    vocados por el Ministerio de Traba-

    jo, agrupa a medio centenar de or-

    ganizaciones cvicas, universidades

    y expertos, que estn desgranando

    y definiendo los principales rasgos

    de la RSE en Espaa.

    2. El dilogo social en una mesa crea-

    da ad-hoc, constituida por Comisio-

    nes Obreras, UGT y COE, que orien-

    tar al gobierno en sus polticas de

    RSE desde el punto de vista de sin-

    dicatos y empresarios.

    3. La subcomisin parlamentaria crea-

    da en el Congreso de los Diputados

    e integrada por todos los grupospolticos que elaborar un Libro

    Blanco sobre la RSE en Espaa jun-

    to a una serie de conclusiones y

    propuestas en materia de polticas

    pblicas sobre RSE.

    4. La comisin de expertos creada en

    el seno de la Comisin Nacional del

    Mercado de Valores (CNMV) que

    est elaborando la actualizacin de

    las normas de transparencia y de

    buen gobierno de las empresas es-

    paolas.

    Paralelamente, son muy numerosas las

    iniciativas y las actividades de desarro-

    llo de la RSE en nuestro pas que surgen

    desde mbitos privados. Son cada vez

    ms frecuentes los proyectos de investi-

    gacin, incluidas ctedras universita-rias, dedicadas a este tema, que afloran

    en universidades y escuelas de post-

    grado. Son tambin notables las orga-

    nizaciones empresariales que, con ca-

    rcter asociativo, estn desarrollando

    polticas de RSE. Se conocen tambin

    diversas propuestas de autorregulacin,

    guas y herramientas diversas para la

    puesta en marcha de las polticas de

    RSE de las empresas espaolas. Desde

    luego, las memorias sociales y sosteni-

    bles proliferan en la mayora de las

    grandes empresas. Una buena muestra

    de todo este enorme mundo que est

    surgiendo sobre la RSE es el hecho de

    que nuestro pas es uno de los que des-

    tacan por el nmero de empresas que

    se han incorporado a los diez principios

    PRESENTACIN. LA RSE Y LA FUNDACIN CAROLINA

    Ramn Juregui (coord.) *

    * Diputado. Portavoz del PSOE en la Subcomisin de RSE del Congreso.

    VII

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    de Global Compact, iniciativa lanzadapor Kofi Annan en el ao 2000.

    Las jornadas internacionales organiza-

    das por la Fundacin Carolina y la Fun-

    dacin Euroamrica se inscribieron en

    este contexto y se han sumado a otras

    muchas propuestas de reflexin que se

    vienen produciendo en nuestro pas

    desde muy diversas iniciativas. La parti-

    cularidad de estas jornadas ha sido el

    que, en una nica sesin, se han podido

    analizar todos los planos principales del

    debate sobre la RSE en nuestro pas.

    Efectivamente:

    a) Una mirada al exterior nos permiti

    conocer la experiencia britnica, da-

    nesa y el estado de la cuestin inter-

    nacional desde Naciones Unidas.Manuel Escudero, asesor actual de

    Naciones Unidas para el desarrollo

    de la RSE, nos traslad el punto de

    vista de la iniciativa Global Com-

    pact. El seor Roberts nos inform

    de la poltica britnica a favor de la

    RSE, siendo como es el Reino Uni-

    do uno de los principales promoto-

    res de la cultura de RSE. Jette Steen

    Knudsen nos explic el peculiar sis-

    tema de partenariado entre las Ad-

    ministraciones Pblicas y las em-

    presas, que dirige la poltica de RSE

    en Dinamarca.

    b) La mesa que reuni al Ministerio de

    Trabajo, Comisiones Obreras, UGT

    y COE nos permiti conocer el pun-

    to de vista de los interlocutores so-

    ciales y del gobierno espaol y losplanes de todos ellos en la poltica

    del gobierno y en las previsionesdel dilogo social.

    c) ONG, consumidores, ecologistas y

    medios de comunicacin discutie-

    ron sobre RSE, desde el punto de

    vista, tan importante en esta mate-

    ria, de los protagonistas de una so-

    ciedad civil, cada vez ms articulada

    y ms presente en el mundo de las

    empresas.

    d) Cajas de ahorros y los principales

    bancos del pas analizaron la RSE

    desde el sector financiero y, espe-

    cialmente, la problemtica relativa

    a las inversiones socialmente res-

    ponsables.

    e) Auditoras, consultores y gestores

    de la RSE, analizaron junto a un re-

    presentante de AENOR las aplica-

    ciones de RSE a las empresas y es-pecficamente los sistemas de

    control y verificacin de la RSE en

    nuestro pas y en el mundo.

    f) Por ltimo, los representantes de

    las grandes compaas espaolas

    en Latinoamrica analizaron sus po-

    lticas de RSE en Espaa y sus ac-

    tuaciones en esta materia en Amri-

    ca Latina.

    Una de las grandes conclusiones de las

    jornadas tiene que ver precisamente

    con este ltimo punto, porque su actua-

    cin constituye el mascarn de proa de

    nuestro pas en Amrica Latina y en casi

    todo el mundo. Hoy, la imagen de Espa-

    a la dan grandes multinacionales es-

    paolas que operan en 30 o 40 grandes

    pases del mundo desarrollando polti-cas de relacin laboral, social y econ-

    Ramn Juregui (coord.)

    VIII

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    mica que son evaluadas por millones depersonas.

    El fomento de la RSE en estas grandes

    compaas propicia la percepcin fa-

    vorable de nuestro pas en enormes es-

    pacios planetarios. Una empresa con

    actitudes de RSE es una empresa com-

    petitiva, moderna y sostenible en el ho-

    rizonte empresarial del futuro. Los inte-

    reses de empresa y de pas convergen

    en las polticas de RSE. A su vez, las

    grandes compaas arrastran a sus pro-

    veedores en esta cultura empresarial y

    probablemente sea sta, la mejor y qui-

    zs la nica, manera de trasladar a las

    PYMES la aplicacin de los criterios so-

    ciales y sostenibles que entraa la RSE.

    Carlos Solchaga, moderador de la mesaredonda en la que participaron las gran-

    des multinacionales espaolas, seala-

    ba en su introduccin al coloquio la

    enorme importancia de esta cultura de

    responsabilidad social en las relaciones

    con los pases de Amrica Latina, dadas

    las peculiares circunstancias que atra-

    viesan estos pases. La negativa expe-

    riencia vivida en algunos pases con las

    empresas norteamericanas, las enor-

    mes tensiones polticas producidas en

    la superacin de las dictaduras y las

    enormes necesidades sociales que si-

    guen existiendo en toda Amrica Latina,

    hacen especialmente sensibles a esas so-

    ciedades para con las empresas espa-

    olas. No hay que olvidar tampoco que

    nuestras empresas prestan servicios

    bsicos para la comunidad: servicios fi-nancieros, energa, telecomunicacio-

    nes, agua, son elementos esenciales de

    la vida y estn sometidas, adems, a in-

    tervenciones pblicas y regulaciones

    estatales imprescindibles. Ese delicado

    contexto, unido a la importancia de lo

    espaol en ese continente, hace parti-

    cularmente sensible la percepcin de

    nuestras empresas y es en ese marco

    en el que la RSE adquiere capital impor-

    tancia como vitola de excelencia de las

    empresas espaolas y de Espaa en

    Amrica Latina.

    La funcin de la Fundacin Carolina en

    esta materia resulta insustituible. As lo

    puso de manifiesto Rosa Conde en la

    inauguracin de la Conferencia, quien

    comprometi el trabajo futuro de laFundacin en el desarrollo de otras ini-

    ciativas en la promocin de esta cultura

    empresarial. Compromiso que previa-

    mente haban asumido Leire Pajn, Se-

    cretaria de Estado de Cooperacin Inter-

    nacional y el Ministro de Trabajo, Jess

    Caldera, quien particularmente anunci

    la posibilidad de medidas legales de Fo-

    mento a la RSE en nuestro pas, antes

    de que finalice esta legislatura.

    En el ao 2006 culminarn todas estas

    iniciativas que se estn desarrollando, y

    esperamos que sea un gran ao para el

    avance de la Responsabilidad Social de

    las Empresas.

    Madrid, 16 de noviembre de 2005

    Presentacin. La RSE y la Fundacin Carolina

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    Estimados amigos y amigas:

    Es para mi una satisfaccin especial in-augurar este importante foro sobre laResponsabilidad Social de la Empresa.Quiero agradecerles a todos y todas us-tedes su participacin no slo en esteseminario, sino en la construccin co-mn de unas orientaciones claras parala Responsabilidad Social de la Empresaen nuestro pas. S que muchos de uste-des tienen importantes responsabilida-des en sus empresas, y en el mbitoacadmico y social, y trabajan desdehace tiempo preocupados para hacerposible el mejor impacto social median-te la accin de las empresas.

    Le quiero agradecer especialmente a

    Ramn Juregui, a la Fundacin Euroa-mrica y a la Fundacin Carolina, su es-fuerzo organizador, y a las empresaspresentes en el patronato de esta lti-ma, que estn presentes y van a teneruna destacada participacin en este se-minario. Sin duda, para poder avanzarresulta trascendente dar a conocer yponer en comn las diferentes expe-riencias que las ms importantes em-presas estn poniendo en marcha enmateria de RSE. Es igualmente impor-tante tener la ocasin de contar con laaportacin y la visin de los sindicatos,de las organizaciones sociales y de im-portantes expertos nacionales e inter-nacionales.

    Gracias a todos por sus importantes

    aportaciones, que sern tenidas en cuen-ta por nuestro Gobierno en las reflexio-

    nes y trabajos que estamos llevandoadelante en diferentes instancias, in-cluida esta Secretara de Estado sobreel tema de la Responsabilidad Social delas Empresas. Como sabrn, la RSE yaera un elemento de peso en el programaelectoral con el que el Partido Socialistagan las elecciones generales.

    Obviamente, para la Secretara de Esta-do de Cooperacin Internacional quetengo el honor de dirigir, la preocupa-cin principal es cmo mejorar el im-pacto positivo sobre el desarrollo delconjunto de las acciones y estrategiasemprendidas por todos los que trabaja-mos con y en el mundo en desarrollo:administraciones pblicas de diferentenaturaleza, empresas privadas, organi-

    zaciones sociales, principalmente.

    En el campo del desarrollo en este ao2005 hemos acabado una primera etapaen el avance hacia el cumplimiento delos Objetivos de Desarrollo del Milenio,suscritos en septiembre de 2000. En laque est siendo una etapa marcada pre-cisamente por el consenso internacionalsobre dichas metas, aunque tambin in-fluida por los problemas de seguridaden el mundo entero fruto de los sucesi-vos ataques terroristas.

    Es este un tema que merece toda laatencin, pero en ningn caso puededistraernos del primer problema de lahumanidad: la pobreza, que afecta a3.500 millones de seres humanos y a

    800 millones en grado extremo. Una po-breza que, por darse en el mundo ms

    DISCURSO DE LA SECRETARIA DE ESTADODE COOPERACIN INTERNACIONAL, LEIRE PAJN,EN LA INAUGURACIN DE LA CONFERENCIA SOBRE RSE

    Leire Pajn

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    desigual de la historia, resulta especial-mente dolorosa. Y que para quienes vi-vimos en el mundo rico produce ver-genza, pues sabemos que es evitable yque est en manos de todos y todas no-sotras contribuir a esa causa.

    En ese marco de consenso sealado,que es el de las Naciones Unidas, tam-bin ha cobrado una importancia es-pecial el llamado Global Compact,que nos hizo entrar en el siglo XXI con laperspectiva de una sociedad global enque el sector privado asumi un papelespecial en relacin con dimensiones desu trabajo, que en el pasado no fuerontan centrales en su actividad. El PactoMundial, que en Espaa tiene un nota-ble xito de participacin, marca una

    nueva etapa primero de suscripcin desus principios generales, luego de esta-blecimiento de mecanismos de implan-tacin y verificacin de los mismos.

    La voluntariedad de la suscripcin delos principios del Pacto Mundial nopuede confundirse con laxitud en suaplicacin. A esta tarea puede contri-buir un dilogo fluido con sindicatos,sociedad civil, y el establecimiento dealguna normativa que invite a profun-dizar en la Responsabilidad Social de laEmpresa.

    Como les deca, es inters prioritario dela Secretara de Estado de CooperacinInternacional el desarrollo de los pasesdel Sur, y en este contexto nos interesa

    mucho el papel que el sector privado hajugado y puede jugar. Espaa se ha

    convertido en la ltima dcada en unpas promotor de la inversin directa ennumerosos pases en desarrollo, muyespecialmente en Amrica Latina perotambin en el Norte de frica y, en cier-tos sectores en algunos pases de fricay Asia. Las inversiones de las empresasespaolas tienen una particular inci-dencia en los procesos de desarrollopor intervenir en muchos casos en sec-tores estratgicos como el energtico,las comunicaciones o el sistema finan-ciero.

    Sin duda esas inversiones y la actividadempresarial espaola han tenido unefecto positivo sobre el desarrollo, peroeso no quiere decir que no haya nadaque mejorar o que no sea posible una

    accin que consiga multiplicar los efec-tos positivos en el campo econmico,social, ambiental y hasta poltico. Y revi-sar aquellos aspectos en los que la ac-cin de las empresas pueda haber teni-do resultados no tan positivos paraalgunos sectores sociales.

    Todos nosotros, empresas, organizacio-nes sociales, administraciones y Gobier-no, somos parte de la imagen de Espaaen el mundo en desarrollo y nuestrasacciones son la imagen que de nuestropas y nuestro pueblo se percibe en elmundo. Eso supone una responsabili-dad ampliada para cada uno de nos-otros y nos exige un especial cuidadotanto en nuestra actividad profesionalcomo en la presencia pblica en los di-

    ferentes pases. Aqu son importanteslas actuaciones que llevemos adelante,

    Leire Pajn

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    pero tambin las actitudes humanasque demostremos en el da a da.

    Creemos firmemente en la bondad delas alianzas pblico-privadas para eldesarrollo, y pensamos que es posibleavanzar significativamente en ese mbi-to en relacin con la presencia de todosnosotros en los pases en desarrollo.Muchos de los temas centrales que nosocupan en nuestra relacin con estospases son preocupacin compartida,creo, por todos los aqu reunidos: el im-pacto de las migraciones y las remesas,la necesidad de servicios pblicos acce-sibles y de calidad, la lucha contra la po-breza y el deterioro ambiental. Sin dudatenemos un campo muy frtil para eldesarrollo de actividades conjuntas que

    sera muy deseable explorar en el tiem-po venidero.

    Creo que Gobiernos y empresas com-partimos una responsabilidad especialen dos terrenos, la promocin del des-arrollo acompaada de la reduccin dela desigualdad a travs de un empleode mayor calidad, una fiscalidad pro-gresiva y un gasto pblico focalizado enlos sectores ms pobres, y la luchacontra la corrupcin. La corrupcin esun mal que daa profundamente a lasinstituciones y a la credibilidad que losciudadanos de un pas tienen en su fu-turo.

    Cuanta mayor corrupcin, mayor des-confianza, peor gobernabilidad y me-

    nos esperanzas en definitiva de unbuen desarrollo futuro, y por cierto,

    mayores migraciones hacia los pasesricos. As, empresas y Gobiernos, he-mos de ser claros y radicales en nues-tro rechazo a participar en cualquiermecanismo directo o indirecto de co-rrupcin, y estamos obligados a operaractivamente en defensa de la transpa-rencia, aun cuando ello pueda suponeralguna dificultad. El Gobierno espaolamparar totalmente las actividades deaquellas empresas que contribuyan demanera especial a la lucha contra la co-rrupcin, tal y como seala el PactoMundial, incluidas la extorsin y el so-borno. Y creo que las actitudes decidi-das contra la corrupcin sern unaaportacin de un incalculable valor po-ltico para fortalecer las institucionesdel mundo en desarrollo y contribuir a

    restaurar su confianza en las mismas yentonces en su propio desarrollo.

    Djenme terminar refirindome a lastres dimensiones esenciales que la Res-ponsabilidad Social de la Empresa abor-da, en lo que supone un salto cualitativomuy importante de estos ltimos aos.Y subrayo la importancia del proceso deasuncin de estas lneas, pues cuantoms responsables socialmente sean lasempresas mejor desarrollo podremosentre todos y todas alcanzar. Habrquien piense que las empresas tienenpor nico inters el beneficio econmi-co, e incluso habr quien piense que esedebera ser su nico inters, sin repararen otras consideraciones. Por eso es tanbuena noticia el compromiso creciente

    que el sector empresarial espaol estasumiendo con la RSE y el sobresaliente

    Discurso de la Secretaria de Estado de Cooperacin Internacional

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    inters de los diversos sectores socialesllamados a acompaar este proceso,sean del sector sindical, de la sociedadcivil, o por supuesto del Gobierno y elParlamento Nacional.

    La primera lnea se refiere a la cuestinlaboral. La RSE implica garantizar unasbuenas condiciones laborales a los tra-bajadores, incluyendo el derecho a ele-gir a sus propios representantes. En elpasado se consider una ventaja la vi-gencia de normas laborales ms laxasen los pases en desarrollo y pudieronproducirse algunos casos en que esosderechos no eran debidamente respeta-dos. Es obvio que el diferencial de sala-rios es un factor importante para deci-dir una inversin, pero siendo menores

    los mismos en los pases en desarrollose debe evitar caer en el pago de sala-rios extremadamente bajos. La RSEaborda esta cuestin precisamente, yplantea la importancia de que los dere-chos laborales en el marco de los de-rechos humanos sean un valor de lasempresas instaladas en los pases endesarrollo.

    Una segunda cuestin que a todos nospreocupa, especialmente en un ao enque hemos tenido demasiadas sealesinquietantes del cambio climtico quese est produciendo por la accin delhombre sobre el planeta, es la del respe-to y la preservacin del medioambiente.Las normas ambientales en los pasesen desarrollo no son tan estrictas como

    en nuestros pases, pero es preciso noaprovechar esa circunstancia para ser

    menos cuidadosos en el respeto al me-dioambiente.

    La pervivencia de los ecosistemas natu-rales y de un medioambiente sano es underecho de las generaciones futuras, ysu deterioro es entonces una privacinpara ellos y tambin para nuestros hijosy nietos, pues aunque el deterioro am-biental tenga lugar a escala local, susimpactos de medio plazo son de escalaplanetaria. Para este Gobierno las leyesespaolas en materia ambiental sonigualmente aplicables en cualquier lu-gar del mundo, y nos gustara que nues-tras empresas fueran igual de escrupu-losas en el respeto al medioambientetanto en nuestro pas como fuera de l.

    Me referir por ltimo a aspectos socia-les tambin muy importantes dentro dela Responsabilidad Social de las Empre-sas. Lo primero en este caso que cabesealar es que en ocasiones las inver-siones o las actividades de las empre-sas pueden generar algunos perjuiciossobre grupos concretos de poblacin.Cuando as sea, es clave entablar un di-logo y una negociacin constructiva conesos sectores de poblacin, evitandoque haya vctimas sociales sobre todode operaciones que afectan a territoriospoblados por comunidades campesinase indgenas alejadas.

    Junto a esta dimensin de bsqueda dela concertacin primero, y de una ade-cuada compensacin si llega el caso, es

    muy destacable tambin el desarrollode proyectos sociales por parte de las

    Leire Pajn

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    empresas y sus Fundaciones. Es este uncampo tambin propicio para alianzascon otros actores pblicos y privados, ycon organizaciones sociales en los pa-ses en desarrollo. Un campo en el queofrecemos todo nuestro aliento y nues-tra mejor disposicin a colaborar.

    Les agradezco de nuevo a todos y to-das ustedes su participacin, y deseoque su debates y aportaciones sean unpaso en la construccin de unas orien-taciones claras para la Responsabili-dad Social de la Empresa en nuestropas.

    Discurso de la Secretaria de Estado de Cooperacin Internacional

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    PONENCIAS

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    Quisiera comenzar estas palabras felici-tando a la Fundacin Carolina y a la Fun-

    dacin Euroamrica por la iniciativa

    tomada al organizar la Conferencia In-

    ternacional de Responsabilidad Social

    de las Empresas, tema ste que genera

    un enorme inters en muchos mbitos y

    al que, por supuesto, no puede ser aje-

    no el Gobierno.

    Naturalmente, una poltica de progreso

    social como la que estamos llevando a

    cabo en nuestro pas no estara comple-

    ta si no contramos, como elemento es-

    tratgico, con un determinado modelo

    de empresa. Para este Gobierno, la em-

    presa no es, no puede ser, un asunto pri-

    vado. Al contrario, la empresa, su activi-

    dad y la forma en que la desarrolla, es

    hoy un asunto que concierne a toda lasociedad. Paralelamente, la marcha de

    la sociedad es un asunto que tambin

    compete y concierne a las empresas.

    Debe haber, as pues, una mutua rela-

    cin entre empresas y sociedad o entre

    sociedad y empresas. Relacin que el

    Gobierno trata de afianzar, de hacer ms

    estrecha, impulsando una poltica que

    favorezca la responsabilidad social de

    las empresas.

    Con esta poltica, queremos crear un

    marco que fomente, como dice el Pacto

    Mundial de la ONU de 2000, la respon-

    sabilidad cvica mediante un liderazgo

    empresarial comprometido y creativo.

    Y lo queremos hacer porque creemos

    firmemente que la generalizacin de las

    prcticas de responsabilidad social delas empresas tiene una doble utilidad

    social. De un lado, sirve para potenciar

    las aportaciones positivas de las empre-

    sas a la sociedad. De otro, y no menos

    importante, contribuye a consolidar un

    tejido empresarial ms consistente, efi-

    ciente y competitivo, fortaleciendo, por

    tanto, la competitividad de nuestra eco-

    noma y su capacidad de desarrollo.

    Lgicamente, en un mbito de estas ca-

    ractersticas, sobra por mi parte definir

    qu es la responsabilidad social de las

    empresas. Por ello, voy nicamente a

    perfilar algunas lneas sobre la forma

    que este Gobierno tiene de comprender

    este concepto y de actuar en relacin

    con l.

    Como no puede ser de otro modo, nues-

    tra poltica en materia de responsabili-

    dad social de las empresas est guiada

    por las directrices de los organismos in-

    ternacionales y de la propia Unin Euro-

    pea.

    La Declaracin Tripartita de la OIT de

    principios sobre las empresas multina-

    cionales y la poltica social, las Directri-

    ces de la OCDE para las empresas multi-

    nacionales y el propio Pacto Mundial de

    la ONU, al que antes me he referido,

    son, efectivamente, nuestros elementos

    de partida. En ellos late la preocupacin

    por algunos efectos de la globalizacin

    y del comportamiento internacional de

    las empresas transnacionales. Y son,

    1. LOS RETOS DE LA RSE EN ESPAA

    Jess Caldera Snchez-Capitn*

    * Ministro de Trabajo y Asuntos Sociales.

    9

  • 7/28/2019 Responsabilidad Social de las Empresas Una mirada desde Espaa hacia Amrica Latina

    21/143

    por esa razn, expresin de la necesi-dad que hoy tenemos de construir espa-

    cios de regulacin social a escala plane-

    taria y de introducir elementos que

    legitimen socialmente la actuacin de

    las empresas. Ambos son los objetivos

    ambiciosos objetivos que se atribu-

    yen, y que nosotros debemos atribuir

    tambin, a la responsabilidad social de

    ellas.

    Iguales son las preocupaciones y los ob-

    jetivos expresados por la Unin Euro-

    pea. El Libro Verde de 2001, la Comuni-

    cacin de la Comisin de 2002 y la

    Resolucin del Consejo de 2003, todos

    ellos relativos a la responsabilidad so-

    cial de las empresas, abundan en las

    ideas que acabo de expresar y nos pro-

    porcionan, a su vez, los criterios que ha-brn de guiar nuestra propia poltica in-

    terna.

    El primero de ellos es, como ya dije an-

    tes, la clara y evidente compatibilidad

    entre la eficiencia y la responsabilidad

    social de las empresas. Hay que deste-

    rrar viejas creencias y apostar, como

    nosotros hicimos en nuestro propio pro-

    grama electoral, por una idea moderna

    de competitividad empresarial, donde

    los valores de calidad y excelencia sean

    los que otorguen a las empresas venta-

    jas competitivas en el correspondiente

    mercado. Son la calidad y la excelencia

    empresarial, y no la simple rebaja de los

    costes de produccin, las que pueden

    hacer que la Unin Europea, y con ella

    Espaa, alcance el objetivo estratgicoestablecido en marzo de 2000 en la cum-

    bre de Lisboa y se convierta en la eco-noma basada en el conocimiento ms

    competitiva y dinmica del mundo, que

    fomente la integracin social y el des-

    arrollo sostenible.

    El segundo de los criterios procedentes

    de la Unin Europea que marca nuestra

    poltica de responsabilidad social de las

    empresas es la no confusin de sta con

    el cumplimiento de las normas labora-

    les o medioambientales de nuestro pas.

    La responsabilidad social est ms all

    del cumplimiento de los estndares la-

    borales o medioambientales estableci-

    dos en nuestra legislacin. No viene a

    reemplazar a stos, sino a complemen-

    tarlos y aadirse a ellos, haciendo que

    se avance un paso ms en aspectos tan

    vitales como: la igualdad de gnero; laconciliacin de la vida familiar y laboral;

    la calidad en el empleo; la formacin

    profesional de los trabajadores; la pre-

    vencin de los riesgos laborales; o la in-

    sercin laboral de personas con disca-

    pacidad y excluidos sociales.

    Sabemos, en tercer lugar, que la respon-

    sabilidad social de las empresas es de

    carcter voluntario. Que es, como dice

    el Libro Verde que acabo de citar, la in-

    tegracin voluntaria, por parte de las

    empresas, de las preocupaciones socia-

    les y medioambientales en sus opera-

    ciones comerciales y sus relaciones con

    sus interlocutores.

    Sin embargo, voluntariedad no es nece-

    sariamente sinnimo de unilaterali-dad. Al contrario, el escenario en el

    Jess Caldera Snchez-Capitn

    10

  • 7/28/2019 Responsabilidad Social de las Empresas Una mirada desde Espaa hacia Amrica Latina

    22/143

    que debe desarrollarse la responsabili-dad social de las empresas es el del di-

    logo y el acuerdo con todas las partes

    interesadas, especialmente con las or-

    ganizaciones que representan los inte-

    reses de los trabajadores y de la socie-

    dad en general. Debemos hacer que las

    prcticas de responsabilidad social de

    las empresas sean crebles y, para ello,

    no pueden ser definidas, aplicadas y

    evaluadas de manera unilateral por las

    propias empresas, sino con el concurso

    y el consenso de todas las partes impli-

    cadas en ellas.

    Finalmente, hay un cuarto elemento que

    tambin quiero destacar. Es posible que

    el carcter voluntario de la responsabili-

    dad social de las empresas nos impida

    imponerla por ley, pero no adoptar unaposicin positiva y activa de apoyo al

    desarrollo responsable de las empresas

    para que, en los prximos aos, y en

    concordancia con la sensibilidad y la de-

    manda de los ciudadanos, las empresas

    espaolas adopten una gestin respon-

    sable tanto en Espaa como en sus acti-

    vidades en el extranjero, involucrando

    en ello a sus proveedores y subcontra-

    tistas.

    Que la responsabilidad social de las em-

    presas sea voluntaria no significa que

    no pueda disearse, de un modo reflexi-

    vo y dialogado, una ley de responsabili-

    dad social corporativa, que contribuya

    al desarrollo de un marco de accin que

    promueva la transparencia y la credibili-

    dad de las prcticas de responsabilidadsocial de nuestras empresas. Ese fue

    nuestro compromiso electoral, que aho-ra quiero volver a reiterar.

    Tenemos que dar cuerpo a polticas de

    promocin e incentivos de la responsa-

    bilidad social de las empresas, que se

    apliquen en las grandes corporaciones,

    pero tambin en las pequeas y media-

    nas empresas; regular y universalizar

    los aspectos cruciales que dan credibili-

    dad y rigor a las prcticas de responsa-

    bilidad social; fomentar la educacin y

    la formacin, la informacin y el apoyo

    tcnico para el desarrollo de la respon-

    sabilidad social entre los diversos agen-

    tes de la sociedad civil; consolidar la voz

    de trabajadores, consumidores y orga-

    nizaciones en el mbito de la empresa;

    impulsar, en fin, dentro del propio Esta-

    do, las pautas de conducta responsableque intentamos promover en la socie-

    dad.

    Para hacerlo, estamos trabajando ya en

    un triple mbito. Hemos formado una

    subcomisin parlamentaria en el Con-

    greso de los Diputados dedicada, con

    carcter exclusivo, a la responsabilidad

    social de las empresas. Hemos abierto

    tambin una mesa especfica de dilogo

    social formada por el Gobierno y las or-

    ganizaciones de trabajadores y empre-

    sarios. Y en marzo de 2005 creamos el

    Foro de Expertos en Responsabilidad

    Social de las Empresas, muchas de cu-

    yas aportaciones se reflejan hoy en mis

    palabras.

    Termino ya, no sin antes volver a felici-tar a la Fundacin Carolina y a la Funda-

    Los retos de la RSE en Espaa

    11

  • 7/28/2019 Responsabilidad Social de las Empresas Una mirada desde Espaa hacia Amrica Latina

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    cin Euroamrica por su trabajo en fa-vor de la responsabilidad social de las

    empresas y subrayar que, en el camino

    que este Gobierno ha iniciado para ha-

    cer de la empresa y del mundo un lugarmejor, las reflexiones que se contienen

    en esta publicacin nos sern de suma

    utilidad.

    Jess Caldera Snchez-Capitn

    12

  • 7/28/2019 Responsabilidad Social de las Empresas Una mirada desde Espaa hacia Amrica Latina

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    Quiero agradecer la oportunidad quese me brinda de participar en esta mesa

    redonda dentro de la Conferencia Inter-

    nacional de RSE organizada por la Fun-

    dacin Carolina y la Fundacin Euro-

    amrica.

    Considero que sta es una buena oca-

    sin para hablar de un tema que cada

    vez ms est presente en nuestra socie-

    dad como es la Responsabilidad Social

    de las Empresas, RSE.

    Voy a aprovechar este acto para exponer

    la posicin del Gobierno en esta materia,

    cuya importancia ha llevado a aprobar,

    con el consenso de las organizaciones

    de empresarios y trabajadores, su incor-

    poracin en la mesa del dilogo social.

    El Gobierno, tomando como referencia

    el camino emprendido por la Unin

    Europea, se ha propuesto elaborar una

    poltica de fomento de la RSE partiendo

    del criterio de que la RSE es un conjunto

    de prcticas voluntarias de las empre-

    sas y complementarias respecto a las

    normas legales.

    El carcter voluntario no significa que el

    Gobierno ha de dejar de aprobar nor-

    mas, por ejemplo, en materia de protec-

    cin medioambiental o de mejoras so-

    ciales que forman parte asimismo del

    concepto de RSE.

    Tampoco pretendemos sustituir la regu-

    lacin laboral existente y las modifica-

    ciones que se acuerden por ejemplo enla mesa del dilogo social por una polti-

    ca de voluntariedad de las empresas en

    materia sociolaboral.

    Se trata de estimular acciones adiciona-

    les que aumenten la transparencia en el

    modo de gestin empresarial y mejoren

    la calidad socioambiental de las empre-

    sas, y para ello vamos a llevar a cabo

    una poltica de fomento que cuente con

    la opinin de todas las partes interesa-

    das. En este sentido tomaremos buena

    nota en las reflexiones que a tal efecto

    se realicen en la Subcomisin Parla-

    mentaria creada con este motivo en el

    Congreso de los Diputados de un lado, y

    en el Foro de Expertos que se constituy

    en el Ministerio de Trabajo y Asuntos

    Sociales, as como de los acuerdos a losque lleguen los agentes sociales en el

    marco del dilogo social.

    Quiero referirme a continuacin a este

    ltimo aspecto del dilogo social.

    Actualmente los representantes de los

    empresarios y de los trabajadores y el

    Gobierno venimos debatiendo diversos

    aspectos de las relaciones laborales con

    el objeto de mejorar nuestro mercado

    de trabajo dentro del marco del dilogo

    social iniciado a partir de la Declaracin

    firmada por el Presidente del Gobierno

    y los dirigentes de las organizaciones

    empresariales CEOE y CEPYME y de

    los sindicatos UGT y CC OO en el

    mes de julio de 2004.

    2. RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LAS EMPRESASY DILOGO SOCIAL

    Valeriano Gmez*

    * Secretario General de Empleo del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales.

    13

  • 7/28/2019 Responsabilidad Social de las Empresas Una mirada desde Espaa hacia Amrica Latina

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    Quizs sea excesivo hablar de un nue-vo modelo de empresa, pero losacontecimientos que se estn dando a

    nivel internacional en esta materia pare-

    cen caminar en esa direccin. En Espa-

    a el fenmeno es ms reciente, pero va

    ganando cada vez ms adeptos la idea

    de que la empresa adems de producir

    bienes y servicios, crear riqueza y gene-

    rar empleo, se ha de comprometer con

    el entorno social y medioambiental.

    Permtanme que haga referencia al tex-

    to del acuerdo al que se lleg para in-

    cluir este tema en el dilogo social, que

    acota con meridiana claridad lo que va-

    mos a debatir sobre RSE.

    En primer lugar, considera el citado tex-

    to, que la economa espaola debe ca-minar hacia un modelo de crecimiento

    estable y sostenido, y que existen cues-

    tiones referidas a la responsabilidad so-

    cial, econmica y medioambiental que

    deben ser valoradas.

    Alude igualmente, a que el modelo eco-

    nmico y social desarrollado por los pa-

    ses de la Unin Europea contempla entre

    sus objetivos la promocin del progreso

    econmico junto con la cohesin social

    y, en ese sentido, la responsabilidad so-

    cial de las empresas adquiere una es-

    pecial relevancia en cuanto postula el

    desarrollo sostenible, compatible con

    preocupaciones ambientales y sociales.

    Estos aspectos son los que se incluyen

    en el concepto de Responsabilidad So-cial de las Empresas (RSE), recogidos en

    las Resoluciones adoptadas por la Co-misin y el Consejo de la Unin Euro-

    pea, con un claro punto referencial en el

    Libro Verde publicado por la Comisin.

    Concluye el texto sealando que el Go-

    bierno, las organizaciones empresaria-

    les y sindicales han decidido incorporar

    esta materia al temario de asuntos a tra-

    tar en el marco de la Declaracin del di-

    logo social. A tal efecto, en el mbito del

    dilogo social, previo anlisis del estado

    de la cuestin y a la vista de las prcti-

    cas existentes en nuestro pas, se deba-

    tirn y formularn una serie de reco-

    mendaciones al Gobierno sobre:

    Propuestas de distinta naturaleza y

    alcance con el fin de estimular y di-

    fundir prcticas de Responsabi-lidad Social de las Empresasdentro de un adecuado marcopromocional.

    El impulso de estas polticas en los

    mbitos de las AdministracionesPblicas. La definicin del papel ycompromiso que en este contexto

    pueden asumir las organizaciones

    empresariales y sindicales en cola-

    boracin con las Administraciones

    Pblicas.

    El estudio y, en su caso, la definicin

    de las bases que permitan frmulas

    de colaboracin con otros gru-pos de inters en este mbito, ascomo los cauces de participacin

    institucional.

    En el debate entre voluntariedad y obli-gatoriedad de las prcticas de RSE, el

    Valeriano Gmez

    14

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    Foro de Expertos de RSE ha dado unaeficaz definicin, que sirve como punto

    de referencia para salvar la confronta-

    cin que se ha venido dando. Dice as:

    La Responsabilidad Social de la Empresa es,

    adems del cumplimiento estricto de las

    obligaciones legales vigentes, la integracin

    voluntaria en su gobierno y gestin, en su

    estrategia, polticas y procedimientos, de las

    preocupaciones sociales, laborales, me-dioambientales y de respeto a los derechos

    humanos que surgen de la relacin y el di-

    logo transparentes con sus grupos de inte-

    rs, responsabilizndose as de las conse-

    cuencias y los impactos que se derivan de

    sus acciones.

    Los conceptos voluntariedad y obli-

    gatoriedad se complementan, y la RSE

    se entiende como un conjunto en el quelas prcticas sociales, medioambienta-

    les, de derechos humanos y de relacio-

    nes laborales adoptadas voluntariamen-

    te por las empresas no pueden sustituir

    la responsabilidad que tienen las em-

    presas de cumplir con las normas vigen-

    tes en estas materias.

    La RSE significa un paso ms de las em-

    presas en el empeo, compartido por el

    conjunto de la sociedad, de hacer ms

    habitable nuestro planeta.

    Esta definicin no es incompatible con

    la adopcin de normas que regulen los

    acuerdos que vayan adoptndose en-

    tre las organizaciones de empresarios

    y trabajadores en los distintos mbi-

    tos, de dilogo social o negociacin co-lectiva.

    El concepto de responsabilidad socialde las empresas, en mi opinin, est es-

    trechamente vinculado a las relaciones

    laborales y al desarrollo sostenible.

    Por esta razn, quisiera hacer una espe-

    cial mencin a la necesidad de que la

    poltica de fomento de la RSE que va-

    yamos a disear, contemple de forma

    especial aspectos de las relaciones labo-

    ralesque, sin que tengan que ser nece-

    sariamente reguladas, estimulen a las

    empresas para que colaboren en la me-

    jora de la calidad de vida de los trabaja-

    dores y en general de los ciudadanos.

    En concreto, quisiera destacar algunas

    de estas actuaciones:

    Posibilitar la igualdad de gnero, enun sentido amplio.

    Propiciar la conciliacin de la vida la-

    boral y personal, articulando medidas

    de flexibilidad en las jornadas labora-

    les y fomentando medidas de trabajo

    a tiempo parcial estable.

    Reducir la precariedad en el empleo,

    tendiendo a disear polticas de esta-

    bilidad en el empleo y dejando la utili-

    zacin de la contratacin temporal

    para cuando realmente la actividad

    as lo demande.

    Apoyar la empleabilidad de los traba-

    jadores mediante el estmulo en for-

    macin profesional continua, que les

    sirva no slo para la actividad concre-

    ta que desarrollan en la empresa sino,

    fundamentalmente, para consolidar

    su profesin y mejorar su cualifica-cin.

    Responsabilidad social de las empresas y dilogo social

    15

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    Promover planes sociales de empleoen las empresas que vayan a realizar

    ajustes laborales con el objeto de que

    esta medida no sea traumtica, posi-

    bilitando la recolocacin de los traba-

    jadores excedentes.

    Apostar por un mayor esfuerzo en la

    prevencin de los riesgos laborales

    reduciendo la siniestralidad laboral y

    favoreciendo la disminucin del ab-

    sentismo.

    Apoyar, en fin, la insercin laboral de

    las personas con discapacidad y de

    los excluidos sociales.

    Para concretar esta poltica de fomento

    de la RSE queremos contar con todas

    las partes interesadas, sin excepcin,

    pero de forma especial consideramosque las prcticas de responsabilidad so-

    cial de las empresas tendrn una mayor

    eficacia si cuentan con el acuerdo y el

    apoyo de las organizaciones empresa-

    riales y de los trabajadores.

    Estoy persuadido de que en el marco

    del dilogo social avanzaremos en el

    diseo de este nuevo enfoque de lo

    que ha de ser la empresa en el que la

    obtencin de beneficios, la transparen-

    cia en la gestin, la informacin sufi-

    ciente a accionistas y trabajadores, y la

    preocupacin por el entorno socioam-

    biental interactan diariamente con na-

    turalidad sin carcter exclusivo ni ex-

    cluyente.

    Valeriano Gmez

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    I. EL AUGE DE LA RSE: PROGRESOO BURBUJA?

    El boom de la RSE de los aos noventaha parecido consolidar definitivamentelas polticas sociales dentro de la ges-tin de la empresa. Prcticamente, to-das las grandes ya tienen su divisinRSE formada, y las pequeas y media-nas han adoptado estndares y publica-

    do informes sociales en funcin de suscapacidades. Acadmicos, consultores,ONG, sindicatos, y otros agentes socia-les han creado nuevas organizaciones,foros de expertos, clubes y asociacionesespecializndose en gestin RSE y de-batiendo, publicando y analizando estanueva tendencia de ResponsabilidadCorporativa. Se han formado sistemas

    de gestin, fondos de inversin, meto-dologas para formular informes de sos-tenibilidad, auditoras y estndares so-ciales para gestionar lo que parece estardictaminando la moda en las ltimastendencias empresariales del momento(Cramer, 2002) 1.

    A simple vista, podramos decir que seha vencido la batalla al escepticismo ini-cial y, finalmente, se ha conseguido con-solidar la RSE como tendencia naturalde la empresa. Pero una lectura ms cr-tica de su integracin en el mercado nos

    exige ser ms escpticos sobre los lo-gros conseguidos (Zadek, 2001) 2. Qucambios concretos ha aportado la RSE ala cultura empresarial? Cmo ha varia-do el comportamiento y la gestin de laempresa desde entonces? Podemosconfirmar que las empresas son, real-mente, ms responsables que hace unadcada?, y considerando la ltima etapade bonanza econmica sin precedente,existe un compromiso real por parte dela empresa con el progreso social?(Adams y Kuasirikun, 2000) 3. O esta-mos presenciando una burbuja especu-lativa sobre temas sociales? (Lozano yVilanova, 2004) 4.

    Para responder a estas preguntas ten-dramos que remontarnos al origen de

    la RSE y analizar cules fueron los mo-tivos intrnsecos que crearon su auge,as como entender dnde se origin lapreocupacin corporativa por temas so-ciales.

    II. BUSCANDO UN ORIGEN

    Evidentemente, la preocupacin socialde la empresa es milenaria, y all dondeexisti una actividad empresarial, desdesu ms lejano origen, se podran encon-

    3. LAS CARENCIAS DE LA RSE.

    DE LA RESPONSABILIDAD AL COMPROMISO

    Fernando Casado *

    * Coordinador General de Naciones Unidas para la Campaa del Milenio en Espaa. [email protected] J. Cramer (2002): From Financial to Sustainable Profit. Corporate Social Responsibility and Environmen-tal Management 9.2 Simon Zadek (2001): The Civil Corporation. Londres. Earthscan.3 C. A. Adams y N. Kuasirikun (2000): A Comparative Analysis of Corporate Reporting on Ethical Issuesby UK and German Chemical and Pharmaceutical Companies, European Accounting Review, 9: 53-80.4 Josep M. Lozano y Marc Vilanova (2004): Existe una burbuja RSC?, Expansin. 23/06/2004.

    17

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    trar ejemplos de RSE. Pero la consolida-cin de estas prcticas en el mbito em-presarial empez a formarse a partir delos aos sesenta, caracterizados por tresolasconcretas (Elkington, 2004) 5:

    Primera ola (1960-1980): Se empieza aexigir una reduccin del impacto me-dioambiental y una limitacin de la de-manda de recursos naturales. Surge lalegislacin ambiental. La empresa re-acciona a la defensiva, y en el mejorde los casos, cumpliendo con la ley.

    Segunda ola (1980-1990): Crecientereconocimiento de que es necesariocrear nuevos sistemas de produccin,nuevas tecnologas y nuevos produc-tos para garantizar el desarrollo soste-nible. Se pone en evidencia que el

    sector empresarial ha de ser la princi-pal fuerza motriz de este cambio. Al-gunas empresas empiezan a liderar elproceso hacia la sostenibilidad.

    Tercera ola (1990-2000): Se identificala necesidad de que para alcanzar eldesarrollo sostenible se requiere uncambio profundo en la gobernanza delas empresas, as como en todo el

    proceso poltico de la globalizacin. Elpapel del sector pblico y la sociedadcivil adopta una importancia crecien-te. Las empresas se centran en crea-cin de nuevos mercados y en gene-rar valor.

    La RSE surge entre la segunda y la ter-cera fase, y a pesar de sufrir todava una

    definicin ambigua y difusa, en pocotiempo ha sido capaz de integrar todoslos aspectos sensiblesentre la empresay la sociedad (medioambiente, dere-chos humanos, seguridad, condicin la-boral, impacto en la comunidad, etc.) enun solo concepto.

    III. EL INTERS DE LA EMPRESA:COMPROMISO O SUPERVIVENCIA?

    Existen muchos factores que determi-nan la necesidad empresarial de adop-tar polticas RSE. Entre las principales,se pueden mencionar las siguientes:

    Auge de la sociedad civil organizada:

    Los movimientos de sociedad civil or-ganizada y la democratizacin de lainformacin con herramientas comointernet han fomentado una concien-cia social preocupada por el desarro-llo humano y la justicia universal. Lacreciente influencia de la opinin p-blica, que en los ltimos cinco aosha pasado a ser un actor indispensa-

    ble en el balance del poder, ha gene-rado un cambio indiscutible en cmola empresa est siendo percibida,obligndola a dar contabilidad sobresus impactos sociales y gestionar susprocesos de forma transparente e in-tegradora.

    El nuevo mercado global: La globali-zacin ha creado un mercado global

    Fernando Casado

    5 John Elkington (2004): The Tripple Bottom Line: Does it all add up?Editado por Adrian Henriques y JulieRichardson. Earthscan. Cap. 1 Enter the Tripple Bottom Line, pp. 7, 8.

    18

  • 7/28/2019 Responsabilidad Social de las Empresas Una mirada desde Espaa hacia Amrica Latina

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    competitivo, que por un lado, creauna legislacin cada vez ms exigen-te, y por el otro, obliga a la empresa asatisfacer a un consumidor cada vezms sensible, ms informado, y msexigente.

    Las nuevas tecnologas de la informa-cin: A travs de las nuevas tecnolo-gas es posible monitorear y comuni-car actitudes empresariales en zonaslejanas teniendo un impacto directoen el mercado de origen de la empre-sa. Asimismo, han permitido crear re-des virtuales uniendo a diversos gru-pos de la sociedad civil, y facilitandola comunicacin sobre las actitudespoco ticas de las empresas. Comosolan decir los directores de Shell,vivimos en un mundo CNN, y hemos

    de ser conscientes de nuestras actitu-des.

    El valor de la reputacin:A raz de di-versos escndalos que causaron unimpacto negativo en la cuenta de re-sultados por ejemplo, salarios dedirectores, prestigio o solvencia finan-ciera, ventas poco ticas, degradacinmedioambiental, calidad del producto

    o prcticas laborales poco solida-rias la reputacin empieza a consi-derarse como un intangible importan-te que hay que gestionar y potenciar.

    La dimensin de las empresas: Ac-tualmente, 51 de las 100 economasms grandes del mundo son empre-sas privadas 6, y el poder creciente

    que est adquiriendo el sector priva-do en el orden internacional lo con-vierte en un actor cada vez ms esen-cial a la hora de garantizar ciertosbienes pblicos y establecer unasreglas de juego que mantengan losvalores de justicia, respeto a los dere-chos humanos y aseguren la sosteni-bilidad medioambiental. Este nuevopapel tambin ha generado ms ex-pectativas externas sobre la actitudsocialde la empresa, y por lo tanto,ms exigencias por parte de la so-ciedad.

    Estas circunstancias sugieren que elauge de la RSE ha sido promovido porunas necesidades imperativas externasque han obligado a la empresa a adop-

    tar este tipo de polticas. Esta actitud leha permitido adaptarse a las exigenciasy expectativas de un mercado cada vezms sensible e informado.

    Desgraciadamente, este auge no se haacompaado siempre con un compro-miso real de la empresa por temas so-ciales, sino con una necesidad de adap-

    tacin y supervivencia. En la mayora delos casos se han adoptado polticas pun-tuales a travs de un proyecto piloto,pero quedaban muy distantes de gene-rar el cambio cultural y conceptual de laempresa que se propona desde segnqu movimientos sociales (MaxGilli-vray, 2002) 7.

    Las carencias de la RSE. De la responsabilidad al compromiso

    6 Sarah Anderson y John Cavanagh (2000): Top 200: El ascenso mundial del poder corporativo. Institutefor Policy Studies.7 A. MaxGillivray (2002): Whats Trust Worth?Londres. New Economics Foundation.

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    IV. POR QU NO NOS CONVENCE

    Acostumbrada a evaluar sus polticasestratgicas e inversiones en funcin dela rentabilidad y beneficios generados,la empresa debera cuestionarse si haamortizado su inversin en crear ima-gen RSE y si est obteniendo sus bene-ficios deseados.

    Cuando el responsable empresarial deRSE va al Consejo de Direccin, deberaser capaz de demostrar a travs de indi-cadores cuantitativos los beneficios ob-tenidos, presentar la estrategia de pla-nificacin, y proyectar los beneficiosesperados de su departamento.

    Aunque nos encontraramos con un pro-

    blema de base: por lo general, el respon-sable RSE no acude al Consejo de Direc-cin porque suele ir su jefe, el director demarketing o comunicacin. En el caso deque fuera, no sabra cules son sus bene-ficios porque desconoce qu tiene quemedir o cuantificar. Si al margen de expli-car el estado de la publicacin de su infor-me social anual, le dejaran presentar laestrategia de planificacin, generara va-rios rechazos y enemistades, ya que nocontribuye directamente a la cuenta tradi-cional de resultados. Y no podra proyec-tar los beneficios esperados porque porun lado, son intangibles, y por el otro, sontan a largo plazo que estn fuera del radarestratgico de la empresa. Bienvenido almundo empresarial de la RSE.

    Por ello no nos debera extraar que laRSE no convenza. Y no convence ni a laopinin pblica ni dentro de la mismaempresa. A continuacin se describenalgunas de las carencias que impidenque la RSE pase de ser una herramientade comunicacin a una poltica quecambie la cultura de la empresa:

    Carencia 1. Dilema entre generarvalor y aumentar la cuenta deresultados

    La empresa siempre ha sido la fuerza mo-triz del progreso, creando nuevos produc-tos, aumentando la productividad, fo-mentando la calidad, mejorando losbienes y servicios, y potenciando el des-

    arrollo de tecnologa. Su actividad ayudaa crear mejor acceso a los bienes de la so-ciedad a un precio razonable. El procesoempresarial est regido por la competiti-vidad, y genera la necesidad de obtenerbeneficios a los que arriesgan sus aho-rros en inversin (Handy y Handy, 2004) 8.Pero asumir que el objetivo y finalidad dela empresa sea generar beneficios y au-

    mentar la cuenta de resultados sera con-fundir el medio con la causa.

    Tal y como comenta Dave Pakard 9, mu-chas personas asumen que la empresaexiste slo para generar dinero. Mien-tras que es un resultado imprescindiblepara la existencia de la empresa, deber-amos profundizar y describir las verda-

    Fernando Casado

    8 Charles Handy y Elizabeth Handy (2004): The New Alchemists. Hutchinson.9 D. Packard (2005): HP Way: How Bill Hewlett and I Built Our Company. Harper Collins.

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    deras razones de nuestra existencia. Ungrupo de personas se juntan y existencomo una institucin que llamamos em-presa, y son capaces de conseguir algotrabajando colectivamente, que no po-dran conseguir individualmente reali-zan una contribucin a la sociedad, unafrase que suena banal pero que es fun-damental.

    Siguiendo esta definicin, la RSE no de-bera limitarse a asegurar que su pro-duccin se realice respetando los cdi-gos morales y ticos a nivel laboral,respetando los derechos humanos, elmedioambiente y luchando contra lacorrupcin. Estos son aspectos impres-cindibles de una gestin socialmenteresponsable, y tarde o temprano sern

    regulados por la ley. Al margen de man-tenerse en la legalidad, la empresa ha deidentificar el valor generadoa los agen-tes de inters, su aportacin a la triplecuenta de resultados (Elkington, 1997) 10,y el valor aadido que aporta a la socie-dad. Mientras las lneas estratgicas dela empresa no identifiquen objetivos enlas reas sociales y medioambientales,

    paralelamente a la cuenta de resultadostradicional, ser muy difcil valorar el im-pacto de la RSE y si realmente est con-tribuyendo al progreso social.

    Para ello, es necesario reconceptualizarla manera en que cuantificamos los

    intangibles de la empresa y cmose internalizan las externalidades(Doane, 2004) 11. Pero, est la empresapreparada a asignar el mismo valor abeneficios no financieros? Una de lasprimeras carencias de la RSE es que noexisten herramientas que evalen todoel impacto socioeconmico o medioam-biental de la empresa en el entorno en elque opera. Una primera necesidad seratangibilizar los bienes y beneficios delas reas sociales y ambientales paraque puedan tener un impacto en la tomade decisiones y las lneas estratgicasde la empresa.

    Carencia 2. No contar lo que cuenta

    Por lo general, la empresa no tiene unaidea clara de qu resultados desea obte-ner a travs de su poltica de RSE. Se in-tuye el deseo de ser mejor aceptada enla comunidad en que trabaja, tener ma-yor aceptacin en el mercado de consu-midores y ser respetada por los agentesde inters. Pero muchas empresas dise-an polticas RSE sin tener un conoci-

    miento profundo del impacto que de-sean generar.

    Es difcil cuantificar los resultados deuna poltica si no se sabe lo que se de-sea. Debido a ello, la empresa suelecuantificar la informacin incorrecta so-

    Las carencias de la RSE. De la responsabilidad al compromiso

    10 John Elkington (1997): Cannibals with Forks: The Tripple Bottom Line of the 21st Century Business. Ox-ford. Capstone.11 Deborah Doane (2004): Beyond Corporate Social Responsibility: Minnows, Mammoths and Markets.Londres. The New Economics Foundation.

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    bre aspectos relacionados con su activi-dad que no informan cmo la empresaes percibida a travs de sus agentes deinters, y por lo tanto, no puede valorarsi sus polticas estn dando resultadospositivos o no (CAD, 2005) 12.

    Una segunda carencia es la falta deconcrecin sobre qu se debera cuanti-ficar, qu partidas deberan incluirse,cmo se debera informar y a quin de-bera incluir. El Globlal Reporting Initia-tive (GRI) 13 es la iniciativa ms avanza-da en el esfuerzo por crear un sistemade informacin sobre las reas econ-micas, ambientales y sociales de la em-presa, pero sigue siendo incapaz deevaluar la percepcin de los agentes deinters y genera demasiadas discrepan-

    cias sobre los indicadores utilizados enel rea social.

    Carencia 3. La soledaddel Director RSE

    La gran mayora de departamentos deRSE siguen dependiendo del rea de

    marketing y su presupuesto suele surgirde las cuentas de comunicacin. Estodemuestra que, en gran medida, se si-gue considerando a la RSE simplementeuna herramienta de comunicacin; tilporque permite ensear el lado ms hu-mano de la empresa y acceder al merca-do ms sensibilizado. En este sentido, el

    perfil del director RSE suele ser el de untcnico convencido del potencial de suempresa en generar valor social, buenorador y comunicador social, con gran-des dotes de relaciones pblicas, perocon muy poca incidencia en las lneastradicionales de negocio, y por lo gene-ral, ignorado por su Consejo de Direc-cin.

    Una tercera carencia es que la voluntaddel departamento RSE no suele tener in-cidencia en la estrategia general de laempresa, y por lo general, la siguenconsiderando como una asignacin pre-supuestaria especfica para mejorar laimagen corporativa, no para cambiar lacultura empresarial.

    Carencia 4. Conflicto de intereses:corto plazo y sostenibilidad

    El desarrollo sostenible es una meta in-alcanzable con estrategias a corto plazo.El hecho de que uno de sus componen-tes bsicos integre los intereses de futu-ras generaciones, obliga a considerar el

    consumo de recursos y la utilizacin deactivos a medio y largo plazo. Asimis-mo, los beneficios sociales esperadosde una buena poltica social, en especialen relacin a la confianza y aceptacinde la comunidad en que se trabaja, nopuede lograrse con planes anuales. Laconfianza y el respeto mutuo, condicio-

    Fernando Casado

    12 Collaborative For Development Action, Inc. (2005): Defining and Measuring Successful Relations withCommunities: Developing Indicators of Impact. Cambridge, MA.13 GRI (2005): www.globalreporting.org.

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    nes bsicas para crear un marco de tra-bajo productivo y slido entre los agen-tes de inters y la empresa, son bienesintangibles que debern trabajarse a lolargo de los aos, y las inversiones enestas reas exigen amortizarse a travsde proyecciones largas de futuro.

    Una cuarta carencia es la no comple-mentariedad entre las estrategias anua-les de la empresa con sus previsionesde inversin a corto plazo, y las necesi-dades de compromisos con el desarro-llo sostenible a largo plazo. Generar unarelacin estable y de mutua confianzacon los trabajadores de la empresa, conla comunidad local, y con asociacionesrelacionadas, a la vez que asegurar lasostenibilidad del medioambiente, no

    slo requerir un compromiso constan-te en el tiempo por parte de la empresa,sino que exige que todas las partes pue-dan proyectar un futuro comn y com-partido.

    Carencia 5. Los propietarioslegtimos de la empresa

    La revolucin industrial se gener en unmarco de alianzas pblico-privadas,donde los gerentes de las empresaseran propietarios de las mismas y traba-jaban en estrecha colaboracin con elsector pblico. A medida que las empre-sas crecieron, tambin lo hizo la necesi-dad de capital, y surgi la idea de que

    actores privados invirtieran en la em-presa pasando a poseer un porcentajede su propiedad. A finales del siglo XIX,esta prctica domina claramente el es-cenario industrial con un nuevo actorposeyendo la propiedad de las empre-sas: los accionistas (White, 2005) 14.

    Pero esta relacin de propiedad, tan co-mnmente aceptada hoy en da, genermucho escepticismo a la hora de apro-barse. El mismo Adam Smith critic lasempresas de accionistas por como ame-nazaban la proteccin de intereses so-ciales, fomentando el monopolio y si-tuaciones privilegiadas.

    Este conflicto incluso enfrent a lde-res empresariales, como Henry Ford y

    Owen D. Young, presidente de GeneralElectric, con el Tribunal Superior de Esta-dos Unidos. En 1920, dos accionistas deFord denunciaron a la empresa ya quesuspendieron los dividendos a accionis-tas por priorizar la inversin en una nue-va planta de produccin. Al preguntarlea Henry Ford en el juzgado cul era elobjetivo de su empresa, contest hacer

    el mayor bien posible, en todos sitios,beneficiando a todo el mundo () y demanera indirecta, generar dinero. Fordperdi el juicio y se vio obligado a sus-pender sus planes de expansin para re-partir dividendos a sus accionistas 15.

    La problemtica se ha acentuado a partirde los aos ochenta debido a la partici-

    Las carencias de la RSE. De la responsabilidad al compromiso

    14 Allen White (2005): Fade, Integrate or Transform?: The Future of CSR. Boston. Tellus Institute.15 Referenciado del artculo de Allen White (2005).

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    pacin cada vez mayor de los gerentesen las acciones de la empresa a travsde las stock options. Si en 1980, la me-dia del salario en stock options de Di-rectores Generales era de un 2%, actual-mente es un 60% (Handy y Handy, 2004).

    Debido a ello, las empresas tienen ma-yor inters en priorizar el alza de sus ac-ciones a corto plazo que en crear unaproduccin sostenible y coherente conlos agentes de inters involucrados. Talcomo seal Paul Kennedy, las empre-sas hipotecan su futuro por una valori-zacin de acciones en el presente 16.

    La falta de confianza es evidente. Encues-tas recientes reflejaban cmo el 90% delpueblo americano no confa en los Direc-

    tores Generales de empresa a la hora dedefender los intereses de sus trabajado-res, y el 43% cree que su nico inters esbeneficiarse personalmente (Gallup) 17.En Gran Bretaa esta cifra llega al 95%.

    Los trabajadores se conciben como unapropiedad de la empresa, y el resto deagentes de inters como sujetos pasi-

    vos que han de contribuir a ese enrique-cimiento cortoplacista. 400 veces sala-rio. Tal y como cuestiona Ghoshal, si lacreacin de valor se consigue a travsde la combinacin entre accionistas ytrabajadores, porqu la distribucindel valor generado slo beneficia a los

    accionistas? Porqu sigue predomi-nando la teora tradicional de maximizarnicamente el beneficio a los accionis-tas? (Ghoshal, 2004) 18.

    La quinta carencia de la RSE es la mono-polizacin de la propiedad de la empre-sa por parte de los accionistas, jerarqui-zando el proceso de toma de decisionessin considerar a los principales partici-pantes en el desarrollo del capital inte-lectual de la empresa, los trabajadores,o a los agentes de inters que interac-tan con ella.

    V. EL NUEVO PAPEL DE LA EMPRESA ENEL FUTURO: DE LA RESPONSABILIDAD

    AL COMPROMISO

    Parece evidente que el futuro de la RSEy su consolidacin como prctica em-presarial depender principalmente dela capacidad de la empresa de integrarladentro de sus lneas de negocio tradicio-nales, superando su actual fase de ins-trumento de comunicacin o de proyec-

    to piloto puntual.La empresa privada es un organismoactivo que se nutre de su entorno paraexistir. Depende de trabajadores forma-dos, de consumidores con dinero paraconsumir, de comunidades abiertas que

    Fernando Casado

    16 Referencia del artculo de C. Handy en Harvard Business Review on Corporate Responsibility(2005).17 Gallup Survey: Confidence on Institutions (2004).18 Sumantra Ghoshal (2004): Bad Management Theories are Destroying Good Management Practices,Academy of Management Learning & Education, vol. 4 (1): 75-91.

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    los aceptan, de un medioambiente sos-tenible del cual se nutren, y de una coe-xistencia pacfica.

    Muchas empresas han entendido quetienen una responsabilidad moral a lahora de responder a los problemas glo-bales que enfrentan a la humanidad,pero muy pocas son conscientes de quesu supervivencia depender de su capa-cidad de resolverlos (Kaku, 2004) 19.

    La empresa no puede aislarse de los re-tos que afectan a la humanidad, ya quees parte intrnseca de ellos, y su futurodepender de cmo se resuelvan. De lamisma manera, pocos negarn que elfuturo global de la humanidad est inex-tricablemente ligado al futuro del mun-

    do empresarial.

    Para que la empresa pueda responder alos retos globales, deber superar su ac-titud filantrpica o de accin social ac-tual e integrar las implicaciones de laRSE en sus lneas de negocio: en la es-trategia, gestin y gobernanza de su ac-tividad empresarial. Es necesario resol-

    ver cmo maximizar el potencial quetienen las empresas a la hora de generarbienes y servicios de inters pblico, sincondicionar los activos esenciales delempresariado: creatividad, innovacin ycompetitividad.

    Pero para ello se debera ser ms ambi-cioso con las implicaciones de la RSE y

    convertirla en un mecanismo correctivode la cultura empresarial y de la maneraen que se toman decisiones en la empre-sa (White, 2005). No tiene ningn senti-do que en un siglo de democratizacinexpansiva, las empresas sigan pertene-ciendo a individuos annimos externos(accionistas), la toma de decisiones seadopte de forma antidemocrtica, y elpoder sea gestionado a travs de un sis-tema dictatorial, o como mucho, oligr-quico (Handy y Handy, 2004).

    La RSE debera proponer la descentrali-zacin de la toma de decisiones empresa-riales para transformar los objetivos prin-cipales de la empresa, de forma que pasede priorizar la generacin de beneficiospara los accionistas a fomentar la genera-

    cin de valor en la triple lnea de resulta-dos. Asimismo, debera sugerir ampliarla participacin de los agentes de interspara que el dilogo y las estrategias seanrealmente integradores y transversales yno posicionen el valor de la accin a cor-to plazo por encima de los objetivos y elvalor agregado de la empresa.

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    Las carencias de la RSE. De la responsabilidad al compromiso

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    Fernando Casado

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    Desde la sociedad civil hay que ver laResponsabilidad Social Empresarial(RSE) como una oportunidad, como unaherramienta que asiente los derechosde los ciudadanos en general (en su ver-tiente de consumidores y usuarios, en-tre otras facetas) y que impulse un des-arrollo socialmente justo, responsable ysostenible.

    Desde la Confederacin de Consumi-dores y Usuarios (CECU, www.cecu.es)hemos valorado, adems, que la RSEposibilita y adems hace necesaria lacolaboracin de organizaciones de lasociedad civil que operan desde dife-rentes mbitos, tanto en el plano nacio-nal como internacional. Esto nos per-mite una interrelacin importante para

    poder plantear (cada uno desde susrespectivas actuaciones prioritarias) l-neas de trabajo que puedan confluir enun proyecto comn; adems, al traba-jar de forma conjunta, estamos apor-tando una mayor visibilidad a todas lasactuaciones y propuestas que desarro-llemos.

    Fruto de la reflexin anterior es la par-ticipacin de CECU en el Observatoriode Responsabilidad Social Corporativa(www.observatoriorsc.org) junto conotras organizaciones que representan aotros grupos de inters, entendemosdesde el Observatorio que la gestin dela RSE supone el reconocimiento e inte-gracin en la gestin y las operacionesde la organizacin (empresa, adminis-

    tracin, etc.) de las preocupaciones so-ciales, laborales, medioambientales, derespeto a los derechos de los consumi-dores y usuarios, as como a los dere-chos humanos, que generen polticas,estrategias y procedimientos que satis-fagan dichas preocupaciones y configu-ren sus relaciones con sus interlocu-tores.

    Sera interesante constatar que el ori-gen del debate sobre RSE de forma ge-neralizada, surge como consecuenciadel impulso que la Comisin Europearealiza a travs del Libro Verde (2001),explicitando los factores que han impul-sado este avance de la responsabilidadsocial. Podramos citar cuatro razonesque motivaron el debate:

    1. Las nuevas inquietudes y expectati-vas de los ciudadanos, consumido-res, poderes pblicos e inversoresen el contexto de la globalizacin yel cambio industrial a gran escala.

    2. Los criterios sociales que influyencada vez ms en las decisiones decompra o inversin de los consumi-

    dores.3. La preocupacin cada vez mayorsobre el deterioro medioambiental,provocado por la actividad econ-mica.

    4. La transparencia de las actividadesempresariales propiciada por losmedios de comunicacin y las mo-dernas tecnologas de informaciny comunicacin.

    4. LA RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL

    Y LOS CONSUMIDORES

    Mara Rodrguez Snchez*

    * Sociloga, presidenta de la Confederacin de Consumidores y Usuarios (CECU).

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    Lo que hace el Libro Verde es fomentarla responsabilidad social, que hasta lafecha ha sido muy dbil o inexistente,salvo excepciones.

    La globalizacin fractura la sociedad eincrementa la distancia entre la riquezay la pobreza. La actividad econmica de-teriora el medio ambiente e incumplelos derechos de los consumidores y losmedios de comunicacin convierten entransparente los vacos, los abusos y fa-llos del mundo empresarial, que ante-riormente eran ignorados.

    Por tanto, la RSE no debiera ser inter-pretada como un valor aadido, sinocomo la constatacin de un dficit.

    Por otra parte, el contexto global en elcual desarrolla su actividad la empresadeja al descubierto la existencia de va-cos legales o legislaciones laxas, que espreciso cubrir a travs de polticas pbli-cas y/o de RSE por parte de la empresaque toma sus decisiones de acuerdocon criterios ticos de funcionamientoque han de ser coherentes con todos los

    entornos en los que opera.Este abuso de comportamientos hacereforzar, en el nivel de los conceptos, losvalores contrarios a esos abusos. Se tra-ta de que la empresa cambie su formade hacer las cosas. Se trata de hacer lascosas bien, como deben ser, estar en elmercado honestamente, respetando alcliente (consumidor o usuario) a las per-

    sonas relacionadas con la empresa, es-pecialmente a los trabajadores, gestio-

    nar como se espera que se gestione yser respetuoso con el medio ambiente.

    Aparece por tanto un nuevo modelo dehacer empresa, que trata de interiorizaren la accin econmica comportamien-tos que se apoyan en valores ticos, res-petuosos con los derechos de las perso-nas y con el medio ambiente. De aquque uno de los elementos que se debe-ran valorar para la RSE es la aportacinque se pueda hacer desde los poderespblicos y tambin desde la empresa enla construccin de un dilogo civil queimplique a todos los que actan en el te-rritorio, para que ste sea ms equitati-vo y ms justo. Se trata de instaurar unanueva tica en las relaciones.

    El Libro Verde de la UE viene a cubrir unvaco cuya solucin es oportuna y nece-saria, aunque adolece de algunas im-precisiones que requieren de un mayordebate. Es un documento expresivo delas preocupaciones que un da sern in-cuestionables en una sociedad desarro-llada social y econmicamente.

    Por otra parte, deben ser aplicados e in-tegrados en este debate todas las inicia-tivas y los principios de los documentosinternacionales que ya recogen aspec-tos de gestin de la RSE (ONU, OIT,OCDE, UE). Es imprescindible tener pre-sente la aprobacin en agosto de 2003de las Normas sobre las Responsabili-dades de las Empresas Transnacionalesy otras Empresas Comerciales con res-

    pecto a los Derechos Humanos, aproba-das por la Subcomisin de la ONU para

    Mara Rodrguez Snchez

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    la Promocin y Proteccin de los Dere-chos Humanos.

    Los trabajos iniciados en el marco del Mi-nisterio de Trabajo y Asuntos Socialeseste ao, a travs del Foro de Expertos,considero que deben ser valorados en sujusto trmino. Hubiera sido convenienteque empresarios y sindicatos tambinparticiparan en el mismo y no a travs deotro Foro en el que slo estn presentesesos agentes sociales. La RSE es un pro-yecto comn de toda la sociedad civil.

    Desde el movimiento de consumidoreshemos reflexionado a nivel internacio-nal sobre determinados aspectos quehoy han confluido en lo que se viene de-nominando RSE.

    En la dcada de los setenta iniciamos elproceso de reflexin bajo un epgrafeque aparentemente no tiene nada quever con lo que hoy se va configurandocomo definicin de RSE.

    Pero bajo el epgrafe Existen consumi-dores desprotegidos? No al doble es-

    tndar, se fijaron hiptesis de trabajoque han permitido a las asociaciones deconsumidores avanzar en el proceso.

    Partamos de la base de que en el mar-co de la globalizacin econmica, losconsumidores tenamos que ser capa-ces de generar valores imprescindiblespara la sociedad, y por tanto, tambin,para la prctica empresarial, bajo el

    concepto No discriminacin, no al do-ble estndar.

    Constatbamos que las empresas trans-nacionales histricamente han aplicadouna doble moral en sus polticas, inten-tando garantizar los derechos bsicosde los ciudadanos en sus pases enlos que existen movimientos socialesorganizados con fuerte presencia social(sindicatos, consumidores, ecologistas,asociaciones de derechos humanos,etc.) y en los pases a los que acudana instalarse, como consecuencia de unamenor regulacin legal, intentando de-bilitar al mximo esos mismos movi-mientos y por supuesto, aprovechandola falta de derechos que provocaban lasdiferentes legislaciones de esos pases.

    En la dcada de los noventa, algo empe-z a cambiar:

    La sociedad civil se organiz y presio-n a los Gobiernos y Parlamentos paraconseguir leyes que garantizaran losderechos mnimos de los ciudadanosen los pases menos desarrollados.

    Se produjo con carcter general, unfuerte movimiento de globalizacineconmica y un incipiente movimien-

    to de coordinacin social y relacionesbilaterales entre asociaciones porejemplo, de consumidores de unospases y otros.

    Los ciudadanos empezaron a exigirun modelo nuevo de prctica empre-sarial y comercial. La incorporacinde valores a los actos de compra ocontratacin de servicios es un hechodiferencial de los ltimos aos.

    Las nuevas tecnologas permiten a lasasociaciones (tambin a las de consu-

    La responsabilidad social empresarial y los consumidores

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    midores) una comunicacin fluida yun intercambio de experiencias y deposibles acciones comunes que enotras pocas era muy difcil.

    Desde CECU hemos desarrollado ac-tuaciones, fundamentalmente con lasorganizaciones de consumidores deAmrica Latina, de forma permanen-te, desde 1995, el elemento de refle-xin conjunto siempre ha sido NO ALDOBLE ESTNDAR. Continuamos esta l-nea de actuacin en los aos 1998(Madrid), 2000 (Buenos Aires), 2001(Madrid), 2003 (Valencia), 2005 (Ma-drid) y seguiremos trabajando, aun-que ahora de forma ms coordinaday ya bajo la denominacin de RSE.17 pases de Amrica Latina partici-pan de forma asidua de estos marcos

    de reflexin: Brasil, Mxico, Nicara-gua, El Salvador, Costa Rica, Panam,Bolivia, Ecuador, Colombia, Venezuela,Per, Argentina, Chile, Repblica Do-minicana, Cuba, Uruguay y Paraguay.

    Promover el comportamiento tico delas empresas transnacionales ha sidouna preocupacin central de Consu-

    mers Internacional (CI) (www.consu-mersinternational.org) (Federacin deconsumidores, fundada en 1960 paraproteger y promocionar los intereses delos consumidores en todo el mundo. Esuna organizacin sin fines de lucro, quecoordina las actividades de 250 organi-zaciones miembros en 115 pases y re-presenta a los consumidores ante losorganismos regionales e internaciona-

    les) de la que CECU es miembro y ac-tualmente miembro de su Consejo de

    Direccin desde la dcada de los aossetenta.

    Diferentes Resoluciones en los Congre-sos de CI as lo manifiestan, por ejemploen el Congreso de Durban, Sudfrica(2000) se destac: El movimiento deconsumidores debe trabajar como partede un fuerte movimiento de participa-cin ciudadana que insista en la idea deque el mercado sirve a los derechos y alas necesidades de los seres humanos yque sus intereses se ubican en el centromismo de la actividad comercial y gu-bernamental. Es necesario mejorar lafiscalizacin tanto del gobierno como dela actividad comercial.

    En el ao 2001, a iniciativa de Consu-

    mers International, CECU particip el 15de marzo (Da Mundial del Consumidor)en una campaa desarrollada en todo elmundo bajo el ttulo Responsabilidadempresarial en el mercado global.

    Este ao culmin el trabajo desarrolladoen el Marco de la OCDE con una campa-a que las asociaciones de consumido-

    res pusieron en marcha de forma con-junta en todo el planeta previamenteen el ao 2000 fueron actualizados losprincipios contemplados en las Direc-trices para las Empresas Multinaciona-les de la OCDE. Consumers Internatio-nal jug un papel fundamental para lainclusin por primera vez de una sec-cin sobre la proteccin del consumi-dor. Las lneas Directrices de la OCDE se

    adoptaron inicialmente en 1976, fueronrevisadas en 1979, 1982, 1984, 1991 y

    Mara Rodrguez Snchez

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    2000 (ese ao se incluy el captulo deIntereses de los consumidores).

    An cuando estos principios son volun-tarios, se fijaron Puntos de Contacto Na-cionales en cada pas adherente paracontrolar su puesta en prctica. LosPuntos de Contactos Nacionales debenoperar de acuerdo con cuatro criteriosesenciales:

    visibilidad accesibilidad transparencia rendicin de cuentas

    y la OCDE prepara informes anuales so-bre lo que los gobiernos han hecho pararespetar su compromiso de poner en

    prctica esas Directrices.

    Como resultado de la ltima revisin delas Directrices, stas se aplican a todaslas empresas multinacionales dondequiera que operen (incluyendo en pa-ses que no hayan suscrito aqullas)Tambin se ha incluido la responsabili-dad a lo largo de toda la cadena de su-

    ministro lo que supone que las multi-nacionales deben atender a sus socioscomerciales, incluidos los subcontratis-tas, para que sus negocios sean compa-tibles con las Directrices.

    Me gustara resear el captulo VII de lasDirectrices: Las prcticas comerciales,publicitarias y de marketing de las em-presas debern regirse por normas ti-

    cas. Las empresas adoptarn todas lasmedidas que sea menester para garanti-

    zar la inocuidad y calidad de los bienes yservicios que producen; en particular,las empresas debern:

    Comprobar que los bienes y serviciosque ofrecen al mercado cumplan contodas las normas legales relativas a lasalud y a la seguridad del consumi-dor.

    Entregar informacin fidedigna res-pecto de contenido, uso seguro, alma-cenamiento y descarte de los produc-tos.

    Instaurar un procedimiento efectivopara la resolucin oportuna y equitati-va de conflictos con