RESEÑA RAYUELA

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  • NOTASGua para el Lector de Rayuela

    E L comentarista incgnito del Times Literary Szpp1lem#nt del 3o deseptiembre de 1965 (London, ao 64, n 3,318, p. 867) dicede Rayu1?la de Julio Cortzar (Buenos Aires, Editorial Sudamericana,1963 y 1965), "this is the first great novel of Spanish America". La afir-macin del crtico desconocido cierra un ponderado estudio en el quese analizan las obras de varios escritores contemporneos de la Amricaespaola. Rayuella, sin embargo, no ha recibido su merecida recepcinentusiasta. Los libros de Cortzar no parecen ser grandes xitos de cri-tica, quiz por ser demasiado avanzados para el gusto esttico de lasmayoras. No ha tenido ms suerte en traducciones porque Los premiosapareci en ingls un poco despus del Ship of Fo'ols de la muy veneradaKatherine Anne Porter. Confrontados con un tratamiento ms simblicoy ms moderno del mismo tema, los crticos norteamericanos decidieronignorar el libro argentino. Despus de todo, Ship of Fools estaba ya enmanos de Hollywood con toda su maquinaria propagandista en plenamarcha.

    Rayuela no es una novela fcil. Las instrucciones del autor requierenque se lea jugando a la rayuela, es decir de salto en salto, con omisiones,aadiduras y treguas, todo lo cual requiere paciencia, una buena memoriay un buen conocimiento de autores contemporneos. El resultado sicolgicodel salto de pginas y los vaivenes de la accin tienen por objeto sumergiral lector en el mundo desconcertado en que se desarrolla la novela, apre-sando tanto al personaje como a sus intrpretes. Se presencian las deci-siones, dudas y renuncias de un hombre un poco atolondrado, pero muyperspicaz, que va recordando su pasado en cuadros imprecisos. Se con-

  • R VISIS TA IBEROAM E RICANAtemplan los episodios en el momento mismo de desarrollarse y sus re-cuerdos redivivos dos veces, por el protagonista y por el autor, en dife-rentes facetas. Y se deja al lector en completa libertad de interpretar elrelato mientras va y viene a travs de los senderos que Cortzar le seala.El resultado es que el lector tiene que meterse dentro de la novela, tantoestructuralmente como subjetivamente. La misma tcnica ha seguido MartaMinujin, que recibi en Buenos Aires el premio Tella en 1964: en Elbatacazo ha creado un cuadro-escultura que no es solamente para ser vistosino para ser compartido. En El batacazo es necesario entrar, subir, resbalary sufrir, para entender el propsito del artista y su genio plstico. TantoRayuela como El batacazo corresponden a una nueva lnea artstica queexige del espectador algo ms que un homenaje visual.

    La novela est aparentemente dividida en dos partes. La primera "esmuchos libros, pero sobre todo es dos libros", como dice el autor refi-rindose al libro total. Este libro completo tiene dos aspectos, uno que selee hasta el captulo 56, donde termina con tres elegantes estrellas comocualquier libro comiin y corriente. Otro libro que se lee alternando cap-tulos, segin las instrucciones debidamente provistas por el autor y eltipgrafo, y que se supone es todo el libro tal como el autor quiere quese lea. Todo sucede al mismo tiempo, pero no bajo el tratamiento tradi-cional de Durrell en el Cuarteto de Alejandria o en el Quijote de laprimera parte. Pero Cortzar tiene que profundizar ms porque no estdescribiendo aventuras sino el extraordinario paisaje interior de un hombreque lucha contra su propia destruccin espiritual a travs de la memoriay el sueo. Un hombre que siente los peligros de su frialdad introspectivapero que no puede renunciar ni al anlisis ni a la duda. Un hombre sinms fuerza ni recurso que su propio yo negativo, envuelto en palabras ycitas, y que incapacitado por el miedo para el amor y el sacrificio, esttambin incapacitado para vivir y para crear.

    En lo que llama Cortzar el primer libro vemos a este hombre endos facetas de su vida, la primera en Pars, la segunda de regreso en laArgentina. El segundo libro es a manera de ampliacin, con capitulosexplicativos, recuerdos detrs de los recuerdos, las lecturas y preferenciasliterarias del prot4goista y del autor, y este autor en persona, vivo y en-trometido, disfrazado de personaje al que hay que visitar en un hospitaly en su propia casa. En los dos libros abundan las citas, pero ms en elsegundo, y van desde Paz y Ferlinghetti en las Amricas hasta el britnicoMalcolm Lowry. La teora e intencin de Morelli-Cortzar es "hacer del

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  • lector un cmplice, un camarada de camino". La primera impresin es deuna novela sin argumento, una pesadilla irracional en que el viejo gritoclsico de la vida es sueo se ha convertido en el sueo ,s la vida. Noslamente deja de existir la realidad, sino que tambin se borran loslmites del tiempo. Inevitablemente se piensa en Michel Butor y en AlainRobbe-Grillet. Pero tambin en Cervantes, que tuvo el imprudente descarode visitar una imprenta catalana hacindose pasar por Don Quijote. Por-que todo el francesismo aparente de la novela sigue la inescapable tNadi-cin del realismo prctico de las letras espaolas, y corresponde a unalinea exacta en que el protagonista lucha por apartarse de la realidad perosta lo envuelve con sus fros brazos vengativos. Envuelve tambin alautor, que cuando discute la realidad aade de si mismo: "Morelli nocree en los sistemas onomatopyicos ni en los letrismos. No se trata desustituir la sintaxis por la escritura automtica o cualquier otro trucoal uso. Lo que l quiere es transgredir el hecho literario total, el libro, siquers". Aqu el autor est glosado por el protagonista, pero el resultadoes que a pesar de las explicaciones y esclarecimientos y a pesar de lasinstrucciones especficas, la novela tiene una estructura discernible y sepuede leer en un lineamiento tradicional. La primera parte es la novela-novela. Los captulos "prescindibles" abrazan el diario de la novela queemerge, la lucha del autor con sus personajes, el desaliento de todos, in-lusive del lector. Esta segunda parte contiene autodefensas, explicaciones,divertimientos, notas autobiogrficas, fuentes y dudas. Es la novela de losiniciados tal como la otra es la novela para el lector sin pretensiones y sincuriosidad. Slo que este lector tmido y holgazn es una victima propi-ciatoria para Cortzar, ya que la primera novela no termina, como lafirma, en el captulo 56. Hay que leer mucho ms, porque para que lahistoria sea completa hay que incluir los captulos finales en sucesinestrecha: 135-63-88-72-77-131-58.-3z_58.131, seguir esta repeticin 58-I31 y cerrar con el capitulo 73, que no es como el autor afirma el primercaptulo sino el ltimo. Estos ltimos siete captulos son parte principalde la novela intrnseca; en ellos el antihroe confunde realidad y recuerdoy se desmiente el cierre prometedor y optimista del capitulo 56. Tambines indispensable la repeticin de los dos ltimos captulos, 58 y 1, quecon su martilleo montono descubren que el protagonista est envuelto enun mundo alucinado.

    La trama de esta novela-novela dentro de la novela es aparentementesimple. Un expatriado argentino en Pars, sin oficio ni beneficio, se ena-mora, a su manera de don Juan hispanoamericano, de otra expatriada untanto ingenua, un tanto irresponsable. Las conversaciones son arbitraria-

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    mente zigzagueantes, algunos episodios son patentes flashbacks, se sienteel aire y el sabor de largas sesiones de sicoanlisis. Las conversaciones ymonlogos se convierten en asambleas de autoexoneracin. En esta parteel captulo maestro -uno de los mejores de toda nuestra novelstica-es la muerte del hijo de la querida, en medio de una reunin de intelec-tuales, cobardes frente a la catstrofe definitiva. La verdad se oculta entre"caaverales de palabras". De tal manera se acenta la labia desmedidade los hispanoamericanos y de la bohemia artstica que se adivina la ironacortante, aunque involuntaria, en la larga transcripcin de conversacionesbrillantes y fofas como fuegos fatuos.

    El protagonista -que es en el fondo un meteco- cree sentirse agusto en Pars. Solamente un gesto lo delata, el constante subirse delcuello de la "canadiense", l refugiar las manos en los bolsillos, la sub-terrnea protesta de hallarse en un clima extrao entre gentes descono-cidas. Este individuo, que se pasa la vida "enhebrando palabras" como lmismo dice, deja cobardemente a su querida cuando ella ms lo necesita.Buscndola se enreda en una escena repugnante con una vagabunda andra-josa, en casi una parodia deliberada de lo ms escogido de Genet conGenet mismo encerrado en l coche de la polica que se los lleva a todos.Como resultado tiene que salir de Pars y regresar a Buenos Aires. Aqu,en el captulo 37, empieza la segunda parte de la novela, que se mueveen un mundo ms tangible. Antes eran los viejos blues transportados,ahora es el tango autctono. La nueva querida es una Penlope nrdicaque ha esperado pacientemente. Al muelle han ido a recibirlo Traveler-el brazo del destino- y su mujer Talita, que lleva un gato amaestradoen una cesta. Irremisiblemente el personaje se enamora de la mujer deTraveler y ste lo nota, una especie de contraparte al Curioso inzperti-wite. El fin, al revs que en Cervantes, sacrifica solamente a un amigo,no porque vivamos en tiempos ms libres sino porque no hay adulterio.Traveler consigue para el hroe un trabajo en un circo y despus se lolleva fatalmente a un manicomio cuando l mismo cambia de trabajo. Yes aqu donde la locura callada del protagonista se descarga en delirio depersecucin, en el que Traveler sera el victimario. Este "primer" librotermina aparentemente, segn consejo del autor, cuando el protagonistaen el captulo 56 se detiene al borde del suicidio.

    Como Cortzar est jugando al escondite con sus lectores o exigiendode ellos un esfuerzo personal para hallar la verdad, el que haya empezadoel primer libro con toda inocencia, franqueando los nmeros al pie decada captulo, se encuentra que el 55 no conduce a ninguna parte. Aquse acaban las instrucciones y se pierde el placer de desobedecer al autor,

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  • NOTAS

    pero se queda en cambio el protagonista camino de una felicidad- increble,capaz de debilidades humanas, apto para la comprensin. Pero despusde una ligera duda los osados pueden seguir al captulo 56 en que elprotagonista ha descubierto los bordes de la locura, los ejes del suicidio,simplemente por negarse a pagar el precio del sufrimiento y renuncia quela vida requiere. Para l la existencia es una rayuela donde sus amigos semueven mecnicamente mientras l los contempla y cree con soberbia quetiene el poder milagroso de manejarlos como tteres.

    Pero todo es una broma para despistar a los arrogantes y descora-zonar a los humildes que todava creen en la leche de la bondad hu-mana. Podemos asistir a la desintegracin total del hroe, a las escenasde la cura de emergencia y a sus alucinaciones. Y luego de percibir directa-mente su locura en la repeticin de los dos ltimos captulos, cerrar conel 73, en el que nuestro hombre descubre que nadie lo curar del fuegoque le roe el alma, ni siquiera los smbolos. En resumen, para no ser vcti-ma del juego sabio de Cortzar hay que leer su novela como si fuera unlibro convencional, desde el i al 56, terminando en la secuencia sealadapor el autor y rematar con el captulo 73. En cambio, para ser partcipe ycmplice en la perdicin total del protagonista, para recrear la novela,es necesario seguir al pie de la letra las instrucciones de su autor, que esen definitiva quien tiene que decir la ltima palabra. Pero Cortzar nosiempre ha seguido las reglas del juego y ha arreglado los captulos asu gusto y travesura. De seguir fielmente sus instrucciones nos quedamossin leer el captulo 55, duplicado por el 133, en donde est la clave de laestructuracin cortaziana. El 55, convencional dentro de la novela con-vencional, nos presenta a Traveler en la noche decisiva emborrachndosemientras espera a su mujer, que cuando llega despliega "diversas teoras".En el captulo i33 el episodio est detalladamente elaborado, las lecturas,los pensamientos, la borrachera y las teoras desmenuzados y expuestos. Ysi es necesario aceptar que hay que leer el libro tal como su autor y ver-dadero legtimo dueo quiere que se lea, tambin es preciso reconocerque para ser usado en una clase, para que un grupo de estudiantes jvenesy simples entiendan, aunque sea a medias, las tonalidades del libro deCortzar, es preciso llevarlos paso a paso por la novela convencional antesde sumergirlos en el terremoto de sus ramificaciones. Con este propsitouna gua para leer a Cortzar, ms que til, es necesaria.

    El libro es demasiado difcil para los suscriptores de la Novela Rosay demasiado crptico para los que no estn insertos en el lenguaje literario.Hay referencias significativas slo para los iniciados, "no solamente a lasAlbertinas" o "caer en lo ms profundo de la estupidez para acertar con

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    el picaporte de la letrina", Proust y Joyce sin cartilla que deletree susnombres. Lo mismo pasa con Neruda -pero Neruda nos es ms fcil-cuando se habla de la alegra del ajo. En cambio la novela se burlaabiertamente de Julin Maras y de algn que otro escritor sentimentalde habla espaola. La rayuela, por su parte, puede interpretarse como laprisin en que vive el personaje central -y sus amigos-, sus pasiones,su tradicin, su argentinismo, aunque para el personaje mismo la rayuelaes la crcel en que viven los otros. El seudohroe vive preso en su propiojuego, saltando de cuadro en cuadro, sin ms refugio que su canadiense,es decir, su propia piel. Casi podra afirmarse que la tesis de Cortzar esque la palabra sin accin, la palabra sin voluntad y sin tica, la palabrasin ternura, es la nada, romanticismo de sicpatas, la bancarrota de laretrica del hedonismo. La angustia egosta y la estructura de la novelaconfrontan la pesadilla y el despertar, las relaciones entre la filateria y elarte hasta confundirse en una fbula moral. El hombre que no puede nicrear ni sentir ha perdido su derecho a la vida.

    La novela de Cortzar tiene que ser reescrita cada vez que es leda.Siguiendo los elementos que gobiernan un "happening", metiendo lasmanos hasta el fondq de los sucesos mismos y marcando sus aristas, hadejado atrs a todas las novelsticas hispanoamericanas del presente, in-cluso a las ms ambiciosas. La artesana superior de Cortzar se evidenciatambin en la aplicacin estilstica del lenguaje. Con simulado descuidose usan los cliss de la clase media hispanoamericana, los que se entien-den lo mismo en Mxico que en el Per, sin estridencias de lunfardo oaztequismos de tribu, a diferencia de la gran mayora de nuestros escri-tores que an no han descubierto que el avin y la radio han reducidola gran frontera americana. El resultado es cosmopolita. Las referencias ylas citas -como tambin la msica- no son solamente europeas, sontambin americanas y comprenden lo mismo una alusin a Gonzlez Mar-tnez que versos de Rubn Daro. El vocabulario comn, los dichos, losmodismos, la riqueza descriptiva y concisa del hablar cotidiano formanparte, no slo del hablar de sus personajes sino tambin de las disquisi-ciones y apartes del autor, todo dentro del marco hispanoamericano sinconcesiones a lo peninsular. Y para colmo ha construido el gran chistede enhebrar en una sola entidad la famosa alieenacn de los europeos conel ms directo significado de nuestro vocablo, el alienado-alienado, elalienado-demente, el alienado-loco de atar.

    ESPERANZA FIGUEROAElmira College

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