Resena Javier Rebolledo Publicada (3)

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    A cuarenta aos del golpede Estado en Chile.

    Vas para repensar la relacinentre violencia y poltica

    Forty years from the coup in Chile;ways to rethink the relation betweenviolence and politic

    J R (), ELDESPERTARDELOSCUERVOS. TEJASVERDES,ELORIGENDELEXTERMINIOENCHILE, C , S

    C, .

    El 2013 fue particular en la historia contempornea de Chile: a fines deese ao, Michelle Bachelet fue reelecta, por primera vez en la historiareciente, presidenta del pas con una diferencia de votos enorme conrespecto a su contrincante de la derecha Evelyn Matthei. Ambas candi-datas representan simblicamente un conflicto originado hace ya varias

    dcadas, por una parte, Michelle Bachelet es hija de Alberto Bachelet,general de la Fuerza Area de Chile, muerto de un infarto en 1974 trassufrir reiteradas torturas realizadas por otros miembros de la aviacin; porotra, Evelyn Matthei es hija de Fernando Matthei, comandante en Jefede la Fuerza Area y miembro, a partir de 1978, de la Junta Militar deGobierno, relacionado, por la Agrupacin de Familiares de EjecutadosPolticos, con la muerte de Alberto Bachelet.

    Coincidencia o no, la campaa presidencial de ese ao revivi, muchasveces de manera forzosa, el antagonismo entre izquierda y derecha quedefine todava a gran parte del electorado: ser de izquierda significa estaren contra del golpe de Estado y haber votado noen el plebiscito realizadoen 1988 relativo a la continuidad de los militares en el poder; ser de de-recha significa estar a favor de la dictadura y haber votado sen dichoplebiscito. La inclusin del Partido Comunista en la coalicin de gobier-no contribuy a crear esta imagen de polarizacin institucional. El lemade la Nueva Mayora, a la postre vencedora en las elecciones, fue Todoscontra la derecha.

    La conmemoracin de los cuarenta aos del golpe de Estado contri-buy bastante a reforzar esta imagen. A este respecto, en la televisinabierta, se elabor una programacin especial relativa a este periodo: enCanal 13 se exhibieron los programas Los mil dasy Once ntimo; canal 7

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    (Canal del Estado) reestructur sus programas de entrevista regulares;Chilevisin exhibi una serie dramtica realizada por el prestigioso ci-neasta chileno Andr Wood llamada Ecos del desiertodonde se narra lahistoria de lucha de Carmen Hertz, abogada y defensora de los derechoshumanos, cuyo marido fue asesinado en 1973 por la operacin conocidacomo Caravana de la muerte; finalmente, el canal La Red, a travs de suprograma regular Mentiras verdaderas, dedic una semana especial a laconmemoracin del golpe, donde se entrevistaron a vctimas de violacio-nes a los derechos humanos, as como al hijo del exjefe de la Direccinde Inteligencia Nacional (Dina), principal organismo represor a inicios dela dictadura (1973-1977).

    La conclusin parece bastante clara: el pas en su conjunto, indepen-diente de su color poltico, condena las violaciones a los derechos humanos.La reconciliacin nacional es posible solamente si nos comprometemoscomo pas a que nunca msllegaremos a dirimir nuestros conflictos me-diante la violencia y la barbarie. En el mismo espritu, Hernn Larran,expresidente de la Unin Demcrata Independiente, partido que albergaa la mayora de civiles ligados a la dictadura, pidi perdn por las viola-ciones a los derechos humanos cometidas tras el golpe de Estado. Asimis-mo, Camilo Escalona, expresidente del Partido Socialista, partido donde

    militaba el expresidente Salvador Allende, pidi perdn por haber con-tribuido a la polarizacin social que pareciera haber gatillado el golpe.El presidente Sebastin Piera, militante de Renovacin Nacional

    (segundo partido de mayor importancia de la derecha), no quiso estarajeno a la conmemoracin: rememor la gran obra realizada por la dic-tadura militar, refierindose en duros trminos a la colaboracin de pol-ticos de su sector en la represin ejercida durante esa poca. Llam a estaparticipacin de civiles en el gobierno militar como una complicidad

    pasivarespecto a la sistemtica violacin a los derechos humanos.

    Con el mismo afn, Piera cierra el Penal Cordillera, que al igual quePunta Peuco fueron construidos exclusivamente para militares condena-dos por violaciones a los derechos humanos, con el fin de separarlos de losreclusos ordinarios. Ambos centros de reclusin han generado enormepolmica en el pas por los privilegios que ostentan los exmilitares, lo quecontrasta con las condiciones infrahumanas en que se encuentran lospresos comunes. Lo paradjico del cierre del Penal Cordillera es que fuerealizado por un presidente de derecha, mientras que su construccinfue promovida por el expresidente socialista Ricardo Lagos, supuestamente

    para reducir la poblacin del penal Punta Peuco, el cual alberga actual-mente a 18 personas.

    Ms all de las diferencias polticas, izquierda y derecha instituciona-les estn de acuerdo: el pas viva una polarizacin indeseable, una suerte

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    de esquizofrenia social a fines de los aos sesenta que hizo inevitable laintervencin militar, como se le suele decir eufemsticamente al golpe deEstado. Lo condenable no es, a este respecto, la ruptura (poltica) de lademocracia, sino los excesoscometidos por militares (no polticos) a vc-timas (no militantes). De este modo, se podra constatar una cierta con-tinuidad entre la obra del rgimen militar y los gobiernos democrticos,salvo por el parntesis de salvajismo que constituy la violacin de losderechos humanos. No la de algunos humanos con militancia de izquier-da, sino la de todas los humanos. As, uno podra realizar la hiptesissiguiente: la gobernabilidad democrtica de Chile en el presente se sus-tenta sobre la negacin del posible vnculo entre violencia y poltica.

    El cuerpo como lugar de memoria

    La poltica institucional en Chile se ha construido sobre una evidenciahistrica bastante particular: la violencia, en general, es algo externo a lapoltica. La obra del rgimen militar se evala principalmente segn siconstituye o no un progreso para el desarrollo econmico del pas, dejan-do de lado el momento fundacional que representa la violencia en l, lacual se caracteriz por un aniquilamiento masivo de las fuerzas polticas

    opositoras1

    . El problema de fondo pareciera ser, entonces, bastante msparcial: el orden en Chile no se relaciona o se relaciona muy poco con laviolencia ejercida en dictadura, hay temas judiciales por resolver, pero queslo afectan a vctimas y victimarios.

    En los ltimos aos, ms all de los informes oficiales construidos alrespecto (Informe Rettig, 1990; Informe Valech, 2011), historiadores yperiodistas, principalmente, se han dedicado a reconstruir los trazos de larepresin y violencia en Chile. Entre los libros ms destacados quisiramosnombrar: Las letras del horror, dos tomos, de Manuel Salazar, en 2011 y

    2012; Villa Grimaldi (Cuartel Terranova) Historia, testimonio, reflexin,de Gabriel Salazar en 2013; Retorno a Dawson, de Miguel Lawner, reedi-tado en 2012, todos publicados por LOM Ediciones.

    Sumado a estos estudios, Javier Rebolledo, joven periodista, realiza unaporte fundamental a la exploracin de la violencia poltica ejercida endictadura: public un libro en 2012 sobre las vejaciones y ejecucionescometidas en el cuartel Simn Bolivar de la Dina La danza de los cuer-vos. El destino final de los detenidos desaparecidos, de la casa editora CeiboEdiciones, en 2013; a cuarenta aos del golpe de Estado en Chile, una

    1Cabe recordar que entre ejecutados, torturados, detenidos desaparecidos y presos polticos, lasvctimas del rgimen sobrepasan a las cuarenta mil personas, de las cuales ms de tres mil fueronejecutadas o desaparecidas.

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    nueva investigacin titulada El despertar de los cuervos. Tejas Verdes, elorigen del exterminio en Chile, correspondiente tambin a Ceibo Ediciones.

    En este libro, Rebolledo reconstruye la historia del centro de deten-ciones Tejas Verdesdirigido por el futuro jefe de la Dina, Manuel Con-treras a partir de cuatro testimonios de vctimas y el testimonio de unmilitar inicialmente implicado. El libro est estructurado en cuatro partes(I. El origen, II. Los sueos y los tormentos, III. La expiacin de los pe-cados, y IV. Los caminos) donde articula de forma eficaz la informacinobtenida directamente a travs de los testimonios y la correspondiente afuentes secundarias. Adems, el libro incluye bastantes fotos que permitenponerles rostro a aquellas personas que los informes tratan usualmente

    como casos.En este centro, segn indica el autor, se experiment respecto a lasposibilidades del cuerpo para resistir la tortura. Por ello, es uno de loscentros que presenta mayores muertes (sin ser directamente un centro deexterminio); en la mayora de los casos, resultado de excesoscometidos enla tortura misma. Este libro no es un informe sobre la violencia, sino unasuperficie de inscripcin de la experiencia de la violencia.

    Lo primero que llama la atencin, evidentemente, es la crudeza de lostestimonios. Difcilmente uno podra imaginar las variantes que la vio-

    lencia y la crueldad ofrecen. Tal como lo sugiere Agamben, en los camposde concentracin la vida se presenta desnuda. El cuerpo est a disposicinentera del poder. Una primera tarea es despersonalizar a la vctima.Carevic, jefe del campo de prisioneros, lo deja rpidamente en claro:Nunca ms por el nombre. Entendieron? les dijo en la formacin. Apartir de hoy son un nmero (p. 135). Luego eliminar el gnero: Unade las primeras medidas del teniente Carevic fue cercar el campo y sepa-rarlas totalmente de los hombres (p. 126).

    La sexualidad desaparece, no hay eleccin posible, dentro del campo

    est prohibido ser sujeto: No haba forma de detenerlos. No queransaber nada de nada. Primero la penetr uno. Y sus gritos: no, por favor,los iba a acusar, los iba a acusar. Jams un hombre haba estado ah y elrecuerdo y los sueos con Juan Carlos. El hombre me viol hasta acabar.Luego vino el segundo, hasta acabar tambin. Y tambin el tercero y uncuarto. Hasta ah alcanc a contar. Despus de eso me desmay (p. 189).

    Frente al cuerpo desnudo, sin nombre, sin gnero, el dolor no essimplemente intensidad, tiene forma, olor: cuando le cauterizaban unaherida con una plancha, y el dolor de mi propia piel quemada. Muy

    parecido a los recuerdos del sur, cuando un chancho se enfermaba y losjefes le pedan a mi pap que lo quemara (p. 300).

    La violencia ejercida sobre el cuerpo busca eliminar la diferencia, loheterogneo de la experiencia humana. No hay diferencia significativa.

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    Todo es masa amorfa, homognea, maleable, disponible para su uso. Espor ello que el excomandante en Jefe de la Armada y miembro de laJunta de Gobierno, Jos Toribio Medina se refera a los militantes comu-nistas como humanoides.

    Lo segundo que llama la atencin es el perfil de los torturados. Lamayora de las veces tienen un escaso poder: Ana y Olga, militantes delMovimiento de Izquierda Revolucionaria (), de diecisiete y diecisisaos, respectivamente, y Feliciano, sin militancia poltica, cuyo nicopecado fue ser hermano de un dirigente sindical del que huy elmismo 11 de septiembre. El nico testimonio de una persona con parti-cipacin activa en el gobierno de la Unidad Popular es el de Anatolio,

    militante del Partido Socialista, representante del gobierno en el direc-torio de la Pesquera Arauco.No quisiera sugerir que en un caso la tortura es justificada y en los

    otros tres, no, sino que, a ratos, es difcil encontrar una utilidad detrs dela tortura. Si bien stas se inscriban la mayor parte de las veces en inte-rrogatorios, cuyo fin era recabar informacin relevante respecto al de-clarado enemigo, el dolor tambin poda ser absurdo, intil, slo gasto.Por no aprenderse un himno militar, Carevic le orden a Olga regar elpatio entero con una cuchara de t. Todo el da, desde la maana hasta

    la noche. Sin tomar agua, sin comida, custodiada (p. 130).La violencia, de este modo, no aparece como un recurso, un mediopara lograr algo, sino como un fin en s mismo. Tal como lo afirma Ricura propsito de la lectura de Arendt del totalitarismo, la posibilidad delmundo totalitario hay que buscarla en una meditacin sobre el mal radi-cal. La violencia no est fuera de la poltica. Javier Rebolledo nos mues-tra cmo en centros infames se est construyendo el nuevo orden, se estnproduciendo sujetos, se estn fijando identidades. Es en este sentido queel libro nos abre a la experiencia del mal, de la violencia intil, de aquello

    que no puede ser simplemente excluido de lo razonable.Los abusos estaban a la orden del da. Haba llegado a pensar que erauna forma de adoctrinarlas, de hacerlas mejores personas. Una especie deser humano nuevo, con una receta que combinaba golpes, aislamiento,tortura y rigidez (p. 130).

    Toda construccin deja rastros, huellas. El despertar de los cuervosexpone una muestra de esos vestigios. Representa un relato fundamentalacerca de la historia reciente. El orden en Chile ha sido construido conbase en esta violencia. Los cuerpos de las personas torturadas son nuestra

    mancha de nacimiento. Actualmente, la violencia fsica es cada vez me-nos necesaria, basta con excluirla del discurso poltico para que seaefectiva. La criminalizacin de la protesta, la persecucin del pueblomapuche, la ley antiterrorista son todos dispositivos que permiten poner

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    los conflictos sociales entre parntesis y poder as administrarlos. Sinembargo, tal como lo seala Foucault, el lmite a la obediencia es elcuerpo vivido. Al interior del encierro, de la tortura, de la indefensinse crearon solidaridades, amores, tcticas individuales y colectivas deresistencia. La dictadura fracas.

    Conmemorar los cuarenta aos del golpe de Estado en Chile no sig-nifica solamente recordar un acontecimiento traumtico en nuestro pa-sado reciente, significa tambin pensar de nuevo el lugar que tiene laviolencia en la construccin del orden social, significa reflexionar entorno al valor poltico de sta, comporta una oportunidad fundamentalpara reintegrarla en nuestra historia. Libros como el de Javier Rebolledo

    nos muestran que todava tenemos tiempo; an quedan testigos que nospueden ayudar.

    Bibliografa

    Informe Rettig (1990), Informe de la comisin nacional de verdad yreconciliacin, Corporacin Nacional de Reparacin y Recon-ciliacin, Santiago de Chile.

    Informe Valech (2011), La Comisin Asesora para la Calificacin deDetenidos Desaparecidos, Ejecutados Polticos y Vctimas dePrisin Poltica y Tortura, Comisin Nacional sobre PrisinPoltica y Tortura, Santiago de Chile.

    Recibida: 13 de diciembre de 2013.Aceptada: 10 de febrero de 2014.

    N A-GUniversidad Diego PortalesCorreo-e: [email protected]

    Nicols Salvador Gregorio Angelcos Gutirrez. Es doctorante en socio-loga, bajo la direccin de Michel Wieviorka, en la cole des Hautestudes en Sciences Sociales, Pars. Actualmente es profesor de la Escuelade Sociologa de la Universidad Diego Portales. Es miembro del NcleoTeora Social en la misma universidad. Su lnea de investigacin actual es

    sociologa de los movimientos sociales. Entre sus ltimas publicacionesdestacan: en coautora: L exprience participative des pobladores auChili: entre rsistance aux modes de gestion de la pauvret et nouvellesformes de politisation Revue Lien Social et Politiques, 71, Montral, Ca-

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    nad, en proceso de publicacin (2014) ; en coautora, La reconstructionde la mmoire de la dictature par les jeunes militants syndicaux et pobla-dores au Chili, Revue mulations, 11, Lovaina, Blgica (2013); Casonasocupadas y lucha por la vivienda en el casco histrico de Santiago deChile, Revista Interdisciplinaria de Trabajos sobre las Amricas, 6, Pars,Francia (2013); Lucha por la vivienda y politizacin de las trayectoriasindividuales, Revista Polis, 31, Santiago, Chile (2012).