40
RESEÑAS DE LIBROS CHAFFÉE-SORACE, Diane. Góngora's poetic textual tradition. An analysis of selected variants, versions and imitations of his shorter poems. London, Tamesis Books, 1988. XIII - 82 p. (ISBN : 0-7293-0280-6 ; Colección Támesis, Serie A, Monografías, 132 ; £ : 12,80) Este volumen reúne el contenido de cinco artículos de Diane Chaffée-Sorace, dedicados al estudio de las variantes en las obras de Góngora y publicados en varias revistas entre 1981 y 1988. Las poesías examinadas son las siguientes : 1. El romance "Servía en Oran al rey", cuyo final, dado por perdido por Chacón, solicitó la curiosidad de los investigadores de la generación de 1927. D. Schaffée-Sorace analiza cuatro versiones publicadas o estudiadas entonces : la de E. Hermán Hespelt, la de Mille, la de Foulché- Delbosc y la de un joven erudito que se llamaba Antonio Rodríguez-Moflino, publicada por primera vez en 1928 en la Revista del Ateneo de Jerez. Esta última es la que le parece contener el desenlace auténtico que Chacón buscó vanamente. Opinión razonable, aunque convendría, antes de llegar a una conclusión, tener en cuenta otras versiones que se han publicado, o vuelto a publicar, en el ínterin : la de los Romancerillos de la Biblioteca Ambrosiana, y las dos de las primeras "partes" sueltas del Romancero general {Flor de Pedro de Moncayo, Barcelona, 1591, segunda parte, fo. 141 ; Tercera parte de Felipe Mey, Valencia, 1593, fo. 115). El que, a estas alturas, se halla sin duda en mejores condiciones para rematar esta largo debate es Antonio Carreira, que tiene recogidas todas las variantes asequibles de los romances de Góngora, en vista de la edición crítica que está terminando. 2. La letrilla "No son todos ruiseñores", confrontándose las dos estrofas de Chacón con la tercera, que figura sólo en seis manuscritos y contiene la clave explicativa del conjunto. D. Chaffée-Sorace se inclina a considerar auténtica esta tercera estrofa, y piensa que pudo haber sido suprimida por el propio Góngora, quizás por razones estéticas, según un procedimiento parecido al que utilizaban a menudo los colectores dé romances viejos 0). 3. La letrilla "Un buhonero ha empleado", estudiándose las cuatro estrofas apócrifas añadidas a las diez de Chacón, y las variaciones que provocan en el orden de los estribillos. O) Puesto a hablar de esta letrilla, sobre la que yo también tuve ocasión de meditar in ¡lio tempore, quisiera añadir una reflexión que se me ocurrió recientemente, al ver la insistencia con que los manuales de historia literaria se refieren a ella, citando las expresiones "violín que vuela", "inquieta lira", o "sirenas con plumas / cuyas húmidas espumas / son las verdes alamedas" como ejemplos típicos de metáforas y perífrasis gongorinas. Creo que se están equivocando, porque toman en serio lo que Góngora escribió con intención burlona y, seguramente, paródica (aunque pueda ser, en parte, autoparodia, autocrítica). Hay indudablemente ironía en estas expresiones, sobre todo en la tercera, tan artificialemente elaborada que parece estar esperando del lector una sonrisa de complicidad. Hacia el mismo efecto de distanciación me parecen tender los demostrativos que introducen las otras dos metáforas ("aquel violín que vuela", "esotra inquieta lira"), levemente sarcásticos, como si aludieran a fórmulas de sobra conocidas. Es que los poetas contemporáneos de Góngora (y 61 mismo, sin duda) habían abusado tanto de estos clisés, que el público y ellos mismos estarían hartos.

RESEÑAS DE LIBROS · El romancillo "Hermana Marica". La autora rechaza con razón la atribución a Góngora de dos romancillos anónimos derivados de éste : "Hermano Perico / que

  • Upload
    others

  • View
    4

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: RESEÑAS DE LIBROS · El romancillo "Hermana Marica". La autora rechaza con razón la atribución a Góngora de dos romancillos anónimos derivados de éste : "Hermano Perico / que

RESEÑAS DE LIBROS

CHAFFÉE-SORACE, Diane. Góngora's poetic textual tradition. An analysis ofselected variants, versions and imitations of his shorter poems. London, TamesisBooks, 1988. XIII - 82 p.

(ISBN : 0-7293-0280-6 ; Colección Támesis, Serie A, Monografías, 132 ; £ : 12,80)

Este volumen reúne el contenido de cinco artículos de Diane Chaffée-Sorace, dedicados alestudio de las variantes en las obras de Góngora y publicados en varias revistas entre 1981 y 1988.Las poesías examinadas son las siguientes :

1. El romance "Servía en Oran al rey", cuyo final, dado por perdido por Chacón, solicitó lacuriosidad de los investigadores de la generación de 1927. D. Schaffée-Sorace analiza cuatroversiones publicadas o estudiadas entonces : la de E. Hermán Hespelt, la de Mille, la de Foulché-Delbosc y la de un joven erudito que se llamaba Antonio Rodríguez-Moflino, publicada porprimera vez en 1928 en la Revista del Ateneo de Jerez. Esta última es la que le parece contener eldesenlace auténtico que Chacón buscó vanamente. Opinión razonable, aunque convendría, antes dellegar a una conclusión, tener en cuenta otras versiones que se han publicado, o vuelto a publicar,en el ínterin : la de los Romancerillos de la Biblioteca Ambrosiana, y las dos de las primeras"partes" sueltas del Romancero general {Flor de Pedro de Moncayo, Barcelona, 1591, segundaparte, fo. 141 ; Tercera parte de Felipe Mey, Valencia, 1593, fo. 115). El que, a estas alturas, sehalla sin duda en mejores condiciones para rematar esta largo debate es Antonio Carreira, que tienerecogidas todas las variantes asequibles de los romances de Góngora, en vista de la edición críticaque está terminando.

2. La letrilla "No son todos ruiseñores", confrontándose las dos estrofas de Chacón con latercera, que figura sólo en seis manuscritos y contiene la clave explicativa del conjunto.D. Chaffée-Sorace se inclina a considerar auténtica esta tercera estrofa, y piensa que pudo habersido suprimida por el propio Góngora, quizás por razones estéticas, según un procedimientoparecido al que utilizaban a menudo los colectores dé romances viejos 0).

3. La letrilla "Un buhonero ha empleado", estudiándose las cuatro estrofas apócrifas añadidas alas diez de Chacón, y las variaciones que provocan en el orden de los estribillos.

O) Puesto a hablar de esta letrilla, sobre la que yo también tuve ocasión de meditar in ¡lio tempore,quisiera añadir una reflexión que se me ocurrió recientemente, al ver la insistencia con que los manualesde historia literaria se refieren a ella, citando las expresiones "violín que vuela", "inquieta lira", o"sirenas con plumas / cuyas húmidas espumas / son las verdes alamedas" como ejemplos típicos demetáforas y perífrasis gongorinas. Creo que se están equivocando, porque toman en serio lo que Góngoraescribió con intención burlona y, seguramente, paródica (aunque pueda ser, en parte, autoparodia,autocrítica). Hay indudablemente ironía en estas expresiones, sobre todo en la tercera, tanartificialemente elaborada que parece estar esperando del lector una sonrisa de complicidad. Hacia elmismo efecto de distanciación me parecen tender los demostrativos que introducen las otras dosmetáforas ("aquel violín que vuela", "esotra inquieta lira"), levemente sarcásticos, como si aludieran afórmulas de sobra conocidas. Es que los poetas contemporáneos de Góngora (y 61 mismo, sin duda)habían abusado tanto de estos clisés, que el público y ellos mismos estarían hartos.

Page 2: RESEÑAS DE LIBROS · El romancillo "Hermana Marica". La autora rechaza con razón la atribución a Góngora de dos romancillos anónimos derivados de éste : "Hermano Perico / que

92 CRITICÓN 49, 1990

4. El soneto "Grandes más que elefantes y que abadas", que, antes de ser recogido por Chacón,aparece con muchas variantes en el Cancionero de corte e de magnates (publicado en 1968 porArthur Lee-Francis Askins). Según la autora, podría ser que Góngora, después de una hipotéticapérdida del texto inicial, haya vuelto a hacer su soneto, tomando por base la transcripción infiel deese cancionero.

5. El conocidísimo soneto "Mientras por competir con tu cabello", comparado con la versiónrecogida por José de Valdivielso en su olvidada antología Varias descripciones del tiempo y de lasestaciones del año, y con la que aparece bajo el nombre del "sargento mayor Antonio Vázquez" enlos Discursos, epístolas y epigramas de Artemidoro, publicados por Andrés Rey de Artieda en 1605en Zaragoza. D. Chaffée-Sorace supone que el texto de Vázquez (inspirado en el célebre soneto "Entanto que de rosa y azucena" de Garcilaso) fue imitado por Góngora, mientras que el texto de laantología de Valdivielso no sería más que una copia, hecha de memoria, del de don Luis. Meadhiero fácilmente a lo segundo, pero lo primero se me hace duro de admitir, porque en este caso,teniendo en cuenta que los nueve primeros versos son casi idénticos en las dos versiones, no sepodría hablar de imitación, sino de plagio : Góngora plagiando a un poeta desconocido, es pocoverosímil ; y lo es todavía menos que, plagiándolo, lo haya mejorado, cambiando la arquitecturaprimitiva del soneto y sustituyéndole otra que (¡ milagrosa coincidencia !) prolonga de maneramucho más eficaz el movimiento retórico iniciado en los dos cuartetos "ajenos".

Y no lo digo para defender a toda costa la originalidad de Góngora en este caso preciso. SiD. Chaffée-Sorace hubiera conseguido demostrar que "Mientras por competir con tu cabello" debemenos al vate cordobés que a un sargento mayor del ejército español, casi me hubiera alegrado,porque, como tuve ya ocasión de lamentarlo, este desdichado soneto ha sido tantas veces citado,estudiado, comentado, manoseado y descuartizado por la crítica moderna, que se ha llegado atomarlo por el dechado más perfecto de la poesía gongorina, y a olvidar a veces que hay en ella- ¡ felizmente !- cosas mucho más originales, sinceras y profundas.

6. El soneto "¡ Oh claro honor del líquido elemento ]", comparado con su fuente italiana, "Opuro, o dolce, o fiumicel d'argento" de Bernardo Tasso.

7. El romance "Trepan los gitanos", comparado con la versión corta de la Segunda parte delromancero general (1605) de Miguel de Madrigal. Examina la autora varias hipótesis cronológicas,concluyendo que la versión de Madrigal parece ser una versión primitiva de la refundición más largaque aparece en Chacón. Llegué yo también a una conclusión semejante, en un artículo que sepublicó, hace diez años, en esta misma revista {Dos sátiras vallisoletanas de Góngora, en Criticón,10,1980, pp. 31-57). Me alegro de ver que las deducciones de D. Chaffée-Sorace confirman lasmías, sin haber sido influidas por ellas.

8. El romance "Los rayos le cuenta al sol", del que, según Chacón, solos los cuatro primerosversos y el estribillo serían auténticos. D. Chaffée-Sorace compara las dos "continuaciones ajenas"que se conocen, la de Chacón y la del ms. Álava. Refiriéndose al estudio publicado en 1956 porFrancisco García Lorca, que se inclinaba a considerar auténtica la versión de Chacón, concluye(creo que con razón) que los argumentos de Francisco García Lorca no son suficientementeconvincentes. Tampoco le parece posible demostrar la autenticidad de la versión de Álava, aunteniendo en cuenta que no es formalmente rechazada por Chacón, que ignoraba su existencia.Adopté la misma reserva al analizar brevemente este romance en 1967 {Études..., p. 401).

9. El romancillo "Hermana Marica". La autora rechaza con razón la atribución a Góngora dedos romancillos anónimos derivados de éste : "Hermano Perico / que estás a la puerta" y "HermanaJuanilla / entremos en cuenta".

Con estas nueve poesías no se puede decir, ni mucho menos, que se ha agotado el tema de las

Page 3: RESEÑAS DE LIBROS · El romancillo "Hermana Marica". La autora rechaza con razón la atribución a Góngora de dos romancillos anónimos derivados de éste : "Hermano Perico / que

RESEÑAS DE LIBROS 93

variantes, refundiciones y atribuciones en la obra de Góngora, ni tal era la ambición de la autoraque, con mucha prudencia, se limita a proponer conclusiones muy limitadas. El interés del libroreside además en la cantidad de informaciones reunidas sobre cada una de las poesías examinadas, enel análisis detallado y en el esfuerzo de interpretación que representa la traducción al inglés de cadauna. Añadiré que no es mala idea la de reunir en un volumen una serie de artículos dispersos sobreun tema único : iniciativas de este tipo facilitan mucho el trabajo de los demás investigadores yson siempre apreciadas.

Robert JAMMES(Université de Toulouse-Le Mirail)

PÉREZ LÓPEZ, Manuel María, Pedro de Valencia, primer crítico gongorino (Estudioy edición anotada de la "Carta a Góngora en censura de sus poesías"), Salamanca,Acta Salmanticensia (Estudios Filológicos, 207), Universidad de Salamanca (Servicio dePublicaciones), 1988, 83 p.

Uno de los mayores misterios de la polémica gongorina en torno a las Soledades y el Polifemolo constituye el humanista de Zafra, Pedro de Valencia, cuya actitud ante la "nueva poesía" fuereivindicada a favor de detractores y apologetas. Recientemente, Manuel María Pérez López hapublicado una edición de las dos versiones de la carta que Pedro de Valencia escribió como censurade las Soledades. En esta obra, el editor incluye una interesantísima introducción en la que analizasucintamente algunos de los aspectos que aquí estamos tratando. Tras describir las circunstancias dela escritura de las Soledades y la petición del parecer del sabio humanista, comenta Pérez López laconciencia que el propio Góngora tuvo de su obra, determinando las hondas raíces humanas ypersonales que alentaron la génesis de su poema :

Sería vana la pretensión de intuir siquiera el grado de anuencia que el poeta tuvo del significadoprofundo y consecuencias futuras de su labor. Pero, ateniéndonos a los hechos comprobables, cabeafirmar que Góngora fue consciente de la novedad de aquellas obras suyas y del peligro de entregarlasindefensas, por una divulgación precipitada, a la incomprensión de los inmovilistas o a la hostilidadcruel de sus rivales literarios. Una de las consecuencias de su prudencia o de su cálculo esprecisamente la Carta de Pedro de Valencia, el más temprano juicio crítico que puede leerse sobre elPolifemo y las Soledades.1

Seguidamente, nos sitúa ante la personalidad de Pedro de Valencia (sus aspectos científicos yliterarios -las censuras a los libros de Carrillo y Sotomayor, al Tesoro de Covarrubias o a laedición postuma de las poesías de Herrera) y habla del posible trato y conocimiento entre elhumanista de Zafra y el poeta cordobés. Apunta Córdoba como posible lugar de encuentro. Creo

1 Pérez López, op. cit., p. 12. Sobre la génesis de las Soledades, vide Emilio Orozco, "Espíritu y vida enla creación de las Soledades gongorinas (Por qué se escribieron y por qué no se terminaron)", en Papelesde Son Armadans, LXXXVII, núm. 87 (1963), pp. 227-252 (reproducido en En torno a las "Soledades" deGóngora, Granada, Universidad, 1969, pp. 21-49 ; también mi artículo "Góngora y el derecho (Apropósito de la Fábula de Píramo y Tisbe)", en Anuario de Filosofía del Derecho, 1986, pp. 501-515,separata, especialmente p. 512.

Page 4: RESEÑAS DE LIBROS · El romancillo "Hermana Marica". La autora rechaza con razón la atribución a Góngora de dos romancillos anónimos derivados de éste : "Hermano Perico / que

94 CRITICÓN 49, 1990

que no se puede olvidar que -casi con toda seguridad- ambos personajes debieron coincidir en lasaulas de la Universidad de Salamanca en 1576, uno en su último curso y otro de principiante,porque cuando Pedro de Valencia salió de Córdoba, Góngora contaba tan sólo con once años.

A través de Pedro de Cárdenas, Pedro de Valencia recibió una misiva de Góngora, adjuntándoleel Polifemo y la Soledad primera. La carta no se conserva, por lo que suscita algunas dudas sobrela verdadera intención del poeta : ¿ autorizar su nuevo estilo, "fingida demanda de consejo" -comoapuntaba Menéndez Pelayo 2 - o "plan cuidadosamente trazado, dirigido a silenciar de antemano lascríticas diversas mediante el escudo protector de opiniones favorables de indiscutible autoridad" ? 3

Pérez López se inclina por la última posibilidad, ya que Góngora pediría posteriormente su parecera Francisco Fernández de Córdoba, abad de Rute, a Tamayo de Vargas, y las copias enviadas a laCorte irían acompañadas de Xas Advertencias de Andrés de Almansa y Mendoza. Todo parece indicarque la intención de Góngora era controlar la difusión que sus difíciles obras iban a tener entre loshombres doctos y que, por lo tanto, sus movimientos obedecían a un proceso calculado en el que elcreador era plenamente consciente de cuanto hacía ; pensaba y sopesaba, desde su Córdoba natal, elalcance de sus jugadas. Sin embargo, estas afirmaciones parecen contradecir las opinionesdefendidas por Pellicer, el Escrutinio o, incluso, Salazar Mardones, sobre la docilidad de don Luispara corregir sus obras cuando sus amigos le criticaban algún verso o alguna circunstancia.

Y vayamos ya con la carta. Don Luis fechó su misiva el 11 de mayo de 1613 ; Pedro deValencia data la suya el 30 de junio de ese mismo año. Mucho tiempo pueden parecer estoscincuenta días para elaborar un examen de estas dos obras. Aunque existieron varias circunstanciasque retrasaron la contestación (tardanza en la entrega de la carta del cordobés, un inoportunoresfriado), lo cierto es que parecen "pretextos que resultan poco convincentes" 4 :

No parece arbitrario adivinar, tras las disculpas aducidas, la presencia de razones internas másprofundas como causa verdadera del retraso. La misma existencia de dos redacciones de su carta revelaque no hubo negligencia u olvido, sino más bien una larga reflexión en medio de las dudas sobre laforma más adecuada de salir airoso del compromiso. Tengo la impresión (...) de que el encargo deGóngora resultó para Pedro de Valencia comprometido e incómodo.

Pero el conflicto más desasosegante debió de plantearse entre seguir los impulsos de la amistad ode la sinceridad ; entre abandonarse a la indudable admiración que la capacidad poética del amigodespertaba en él o mantenerse fiel a sus convicciones clasicistas y condenar sin paliativos aquellosversos transgresores. Sus vacilaciones, a la búsqueda de un difícil equilibrio entre ambas exigencias,dieron lugar al pequeño misterio textual que envuelve su Carta : el problema de las dos redacciones. 5

El problema, justamente, surge de la existencia de estas dos versiones autógrafas de la mismacarta. Pérez López edita las dos redacciones, sirviéndose de los sendos manuscritos de la BibliotecaNacional de Madrid : el 5855 (fols. 165r-168v), para la versión que denomina I, fechada en junio(sin especificar el día) de 1613 y el 3906 (fols. 64r-67r), para la versión designada como II, fechadael 30 de junio de 1613. Menciona la existencia de otro códice, citado por Menéndez Pelayo y que

2 Menéndez Pelayo, Marcelino, Historia de las ideas estéticas, en Obras Completas, Santander, C.S.I.C.,1962, t. II, p. 331. Lo recoge Dámaso Alonso, Góngora y la censura de Pedro de Valencia, en Jemasgongorinos, I, Revista de Filología Española, XIV (1927), pp. 329-404 (recogido en Estudios yensayos gongorinos, Madrid, Gredos, 1955 y en Obras Completas, Madrid, Gredos, 1978, t V, pp. 495-517).3 Pérez López, op. cit., p. 16.4 Ibidem, p. 17.5 Ibidem, p. 17.

Page 5: RESEÑAS DE LIBROS · El romancillo "Hermana Marica". La autora rechaza con razón la atribución a Góngora de dos romancillos anónimos derivados de éste : "Hermano Perico / que

RESEÑAS DE LIBROS 95

perteneció a Aureliano Fernández Guerra, que contiene otra copia de la carta de Pedro de Valencia aGóngora y de cuyo paradero dice no poder dar noticia. Puedo asegurar que se trata del manuscrito19004 de la Biblioteca Nacional de Madrid, donde se lee :

Versos satyricos / Del gran Don Luis de Góngora y Argote, / Príncipe y Hornero de las Poesías deEspaña, / que por lo satyrico no se an impreso con las demás / obras suyas. // Trasladadas delvolumen manuescrito de todas las / obras que deste gran varón se han podido ad- / quirir. corregidas delos vicios que hasta aora / padecen las impresiones todas que de ellas an sa / lido, por las noticias quedexó su Autor, que que / dó en la librería del Dl[ustrísi]mo señor Don Luis Vene- / gas de FigueroaObispo que fue de la santa Iglesia / de Almería de donde los hice trasladar en este libro / siendoAlcalde mayor de aquella ciudad. // Año de 1663. [rúbrica]

La carta ocupa los fols. 13r-19r y está encabezada por el siguiente título (que se repite en elíndice que se ubica al principio del códice) :

Censura de las Soledades, Polyfemo, / y obras de Don Luis de Góngora / hecha a su instancia porPedro / de Valencia coronista / de su Mag[esta]d.

Tal como intuye Pérez López, la versión que incluye este manuscrito corresponde a la quedenomina II, que principia :

Por muy grande, y acresçentada con réditos, como V. M. por su modestia, y gusto de hacermem[e]r[ce]d la considera, que aya sido la deuda de escriuirme, la paga V. M. con tales vsuras, que setruecan los nombres, y de acreedor, quedo de nueuo deudor, como siempre lo ê sido, y lo seré más demuy buena gana a V. M., cumpliendo con aquella manera de pagar con que dice nuestro Filósofo, quepagan los pobres, etc. 6

El problema que se plantea Pérez López es determinar el orden de escritura de ambas versiones.La crítica apenas ha analizado este problema : Dámaso Alonso no se define ; C. C. Smithconcluye que la primera copia es un borrador que Pedro de Valencia no tuvo en cuenta por optar porredactarla de nuevo ; de ahí, que no incluya el día 7 . Y aquí viene, desde mi punto de vista, elmayor mérito del libro de Pérez López : esclarecer de forma definitiva, con muy sólidosargumentos, esta cuestión :

Por mi parte, puedo afirmar que un cotejo minucioso de ambas redacciones conduce a una soluciónsemejante [a la de Smith], al demostrar que la II mejora en varios aspectos a la I y, sobre todo, que esindudablemente posterior a ésta. Las pruebas, en síntesis, son las siguientes :

1. Resulta ya reveladora la comparación entre las referencias temporales implícitas en algunospasajes de uno y otro texto (...). Pero es que además se añade una circunstancia nueva. El recadoimpaciente de Pedro de Cárdenas es testimonio inequívoco del tiempo transcurrido (...).

2. La redacción de Et supera claramente en mi opinión a la I (...).3. La estructura general, desproporcionada en I, se corrige para lograr un mayor equilibrio en ü

(...), en la segunda aborda la crítica concreta de los poemas, enumerando recursos retóricos cuyo usodebe ser evitado o al menos moderado, y mencionando pasajes impropios (...).

6 La carta de Pedro de Valencia se incluye también en el códice núm. 90 de la Biblioteca MenéndezPelayo : Censura de las Soledades y del Polifemo, por Pedro de Valencia, 14 folios, con letra moderna yque, seguramente, es copia del 19004 de la Biblioteca Nacional de Madrid al que se refería don Marcelino.7 C. C. Smith, Pedro de Valencia's Letter to Góngora (1613), en Bulletin of Hispanic Studies, XXXIX(1962), pp. 90-91.

Page 6: RESEÑAS DE LIBROS · El romancillo "Hermana Marica". La autora rechaza con razón la atribución a Góngora de dos romancillos anónimos derivados de éste : "Hermano Perico / que

96 CRITICÓN 49, 1990

4. Finalmente, se encuentran nuevas pruebas en el análisis de las citas en las que P. de Valenciatraduce versos de autores clásicos (...)•

La conclusión puede establecerse ahora sobre bases muy firmes. Pedro de Valencia se puso a latarea -quizás sin mucha convicción— a los pocos días de recibir la carta de Góngora. Fue redactando laconstestación que hemos designado como versión I. Al concluirla y fecharla, deja en blanco elespacio correspondiente al día, ya que (...) era preciso pasarla a limpio. Pero, insatisfecho con elresultado de su incómoda labor, va demorando el envío. Da lugar a que Pedro de Cárdenas reclameurgentemente su respuesta. Aun acuciado por la prisa, prefiere redactar de nuevo la carta. No puedeevitar que un par de tachaduras se le deslicen en el texto. Su sentido de la pulcritud y el respeto, superfeccionismo, se traslucen en esa escrupulosa petición de disculpas (...). *

Pasa a continuación Pérez López a analizar el diseño y el contenido crítico de la carta de Pedrode Valencia, basándose en la estructura tradicional del ars dictaminis y su revisión por parte de loshumanistas renacentistas, para concluir que la carta se ajusta a los esquemas retóricos, por lo quepresenta "un cierto grado de academicismo" que, de alguna manera, implicaría un trato, aunquecordial, algo distante.

Como rasgo esencial, podemos afirmar que Pedro de Valencia apoya decididamente elpredominio del ingenium sobre el ars :

En la evolución de la teoría literaria renacentista hacia el Barroco -exaltador del ingenium y lainventio- es uno de los puntos de tensión, en que más tempranamente se produce la ruptura delequilibrio clásico. Pero no sería prudente extraer conclusiones apresuradas sobre el progresismo delautor en este aspecto. Junto a la defensa del ingenium, recomienda eclécticamente la imitatio de lospoetas grandes, que para él son sólo los antiguos (...) Y parece claro (...) que su concepto de ingeniocarece de los concretos perfiles de aquel plenamente barroco de Gracián. '

Señala también Pérez López la adscripción implícita que Pedro de Valencia hace de un género aun estilo concreto. Es decir, la necesidad de que exista una perfecta correspondencia entre materia yestilo :

Cuestión que llevaba aparejada la aplicación de unas u otras categorías críticas, la pertinencia oinadecuación de ciertos recursos o licencias poéticas, la posibilidad de admitir o no un cierto grado deoscuridad. Ni el Polifemo ni las Soledades eran poemas heroicos, pero tampoco podían asimilarse alos subgéneros menores del indefinido cajón de sastre de la lírica, sin rango de género unitario,mayor, en la preceptiva clásica. Esto produjo una indudable desorientación, convertida luego por loscontendientes en motivo de enfrentamiento. Desorientación perceptible, creo, en Pedro de Valencia.Y más en el Abad de Rute, primero en abordar directamente el problema, quien rectificó en su Examendel Antídoto la calificación de poesía bucólica dada a las Soledades en su Parecer sobre esta obra.Desorientación comprensible, por otra parte, si a la falta de rango y definición genérica de la líricaen la preceptiva clásica se une el indudable carácter innovador de los poemas de Góngora respecto alas formas poéticas tradicionales. 10

8 Pérez López, op. cit., pp. 19-22.9 Y continúa : "Pedro de Valencia no podía dejar de advertir la evolución experimentada por Góngora. Ensu carta aparecen las primeras y repetidas referencias a las dos maneras o 'épocas' del poeta, ligadas ya ala oposición claridad-oscuridad (...). Hay que precisar que en Pedro de Valencia (...) la distinción no llevaaparejado el rechazo de la nueva modalidad en nombre de los valores perdidos de la antigua. Pero suaceptación y elogio de la nueva orientación no excluye el afán de perfeccionarla y pulirla, desde el temorde que el poeta, en su ambicioso vuelo, abandonara el ámbito familiar y seguro de las normas clásicas"{Ibidem, pp. 29-30).™ Ibidem, p. 30.

Page 7: RESEÑAS DE LIBROS · El romancillo "Hermana Marica". La autora rechaza con razón la atribución a Góngora de dos romancillos anónimos derivados de éste : "Hermano Perico / que

RESEÑAS DE LIBROS 97

Analiza los pasajes que Pedro de Valencia considera defectuosos, entre ellos, la afectación,defectos de elocutio (hipérbatos), uso profuso de cultismos, italianismos y neologismos deacepción, uso de atrevidas metáforas, "alusiones burlescas" "que no convienen a este estilo imaterias graves". Góngora -como estudió Dámaso Alonso- corrigió todos estos pasajes, aunque, aveces, no muy acertadamente u .

Pedro de Valencia toca, de alguna manera, todos los aspectos que hemos ido analizando enpáginas anteriores, manifestando su punto de vista estético que, en absoluto, coincide con elpropósito subvcrtidor de don Luis. Leamos en la carta :

no se desfigure por agradar al vulgo diziendo gracias i juegos del vocablo en poema grave y que vade veras (...) siendo tan lindo i tan alto este poemas de las Soledades, no sufro que se afee en nada nise abata con estas gracias o burlas, que pertenecían más a las otras poesías que v. m. solía ludere enotra edad.

A lo que comenta Pérez López :

Es verdad que con la perspectiva de hoy, el componente humorístico, la profunda y distanciadamirada irónica con que el poeta contempla el inevitable choque de lo absoluto y lo contingente,aparecen como valiosos y sugestivos componentes del estilo gongorino. Pero Pedro de Valencia nopodía saber que ese camino que a él le parece de riesgos conducía a una cima : la Fábula de Píramo yTisbe. 12

Comienza aquí a centrar la cuestión en el discurso que venimos estudiando, ya que las críticasde Pedro de Valencia están indicando los límites mismos que este humanista concebía para lapoesía ; exigía la perfecta armonía entre res y verba y condena la hinchazón o afectación y laoscuridad, que "constituyó no sólo pieza central de la polémica gongorina, si no encrucijadaestética entre el Renaciemiento y el Barroco" :

La actitud de Pedro de Valencia era a este respecto tan arraigada y común, que la estrategia habitualde los defensores del poeta de Córdoba consistiría en negar la oscuridad de los poemas, alegando laignorancia de quienes se escandalizaban ante ellos, o en salvaguardar su clasicidad aduciendomodelos grecolatinos, o en dignificarla afirmando su origen conceptual y no meramente formal :oscuridad legitimada ya hasta un cierto grado por Herrera en sus Anotaciones y aceptada por todoscomo ortodoxa. 13

La carta del humanista de Zafra, pese a las consideraciones de Menéndez Pelayo, alaba lagrandeza de las Soledades ; aunque critica lo que considera incorrecciones, su juicio es,esencialemente, positivo. En cuanto a las autoridades, destaca Pérez López el predominio de autoresgriegos, debido a su formación helenística. Finalmente, las conclusiones de este apartado soninteresantes y coinciden con las ya vertidas en el presente estudio :

las convicciones críticas del autor de la Carta corresponden a una intepretación del pensamientoclasicista propia de un humanista del Segundo Renacimiento español. Pese a la buena disposición del

H Dámaso Alonso, Primitiva versión de las "Soledades", en Correo Erudito, 20 (1943), pp. 61-62(incluido en Estudios y ensayos gongorinos, éd. cit., y en Obras Completas, éd. cit., t. V) y RobertJammes, Elementos burlescos en las "Soledades", en Edad de Oro, H (1983), pp. 99-117.12 ¡bidem, p. 32.13 Ibidem, pp. 32-33.

Page 8: RESEÑAS DE LIBROS · El romancillo "Hermana Marica". La autora rechaza con razón la atribución a Góngora de dos romancillos anónimos derivados de éste : "Hermano Perico / que

98 CRITICÓN 49, 1990

censor, se percibe un íntimo e inevitable desfase entre sus concepciones y las innovacionesestéticas de Góngora. En Pedro de Valencia, todo (...) confirma su apego al ideal clásico de armoníade la obra. Ideal que estaba amenazado de subversión, como los propios poemas de Góngorareclamaban. Y efectivamente el equilibrio se rompió en todos los puntos centrales de tensión delsistema : ars-ingenium, imitatio-inventio, docere-delectare, res-verba. El sentido de la evoluciónhizo que el acento de modernidad recayera en el predominio de los dualismos enfrentados.14

En el último apartado, analiza Pérez López la polémica gongorina y el papel que tuvo elhumaniste extremeño en ella. Aparte numerosas cuestiones personales o regionales, la polémicagongorina enfrenta "diferentes interpretaciones de la función de la poesía en relación con elpúblico" aunque "ambos bandos combaten al amparo de un mismo sistema de doctrina literaria"15

. Cuestiona los análisis que se han verificado desde los prejuicios de escuelas poéticas y lasimplificación de guerra entre conceptismo y culteranismo. La carta de Pedro de Valencia debió deser recibida por los círculos más allegados al poeta con cierto desencanto e, incluso, comedidaindignación. ¿ Cuál es, entonces, la causa de que el cronista real aparezca en las listas de losdefensores de la nueva poesía ? Que la carta no bastó como autoridad suficiente nos lo demuestrael hecho de que fuera demandada la opinión del abad de Rute, que escribirá, no sin cierta reticencia,su Parecer, que coincide sustancialmente con la carta de Pedro de Valencia. Existe, sin embargo,otra carta de este personaje que ha pasado inadvertida por la crítica, a pesar de que Gates, en 1951,ya la recordó : la que recoge parcialmente Díaz de Rivas en sus Discursos apologéticos 16, fechadael 6 de mayo de 1614. Por entonces, Andrés de Almansa estaría ya divulgando las obras de donLuis, haciéndolas acompañar de sus Advertencias17, donde, al mencionar los "ingenios" de Madrid,se "olvida" de Pedro de Valencia, a la vez que alaba irónicamente alguno de los versos criticadospor éste. La conclusión de Pérez López sobre este aspecto es interesante y acertada :

... la Carta no fue recogida precisamente con entusiasmo unánime. Sí queda demostrado que elefecto correcto que se le atribuye no fue fulminante : Góngora difundió las Soledades sin habercorregido ese pasaje desaprobado, ni tampoco, seguramente, los otros. 18

Prueba de ello es el hecho de que algunos pasajes corregidos posteriormente aparecen en lasLecciones Solemnes de Pellicer, en el Cancionero de 1628 o en la imitación que Matías Ginovésllevará a cabo en su Silva al verano 19.

Las Advertencias dieron lugar a la Carta de Lope de Vega y a la consiguiente contestación deGóngora. Prosigue la polémica con la intervención de Antonio de las Infantas. Lope responde a lasdos misivas mencionando a Pedro de Valencia como autoridad ignorada en la cuestión de la "nuevapoesía" y utilizará sus argumentos en su más extensa y reflexionada Respuesta al papel que

14 Ibidem, p. 34.!S Ibidem, p. 37.16 E. J. Gates, An unpublished leiter, from Pedro de Valencia lo Góngora, en Modem Langage Notes,LXVI (1951), pp. 160-163. Los Discursos apologéticos fueron publicados por la misma autora enDocumentos gongorinos, México, El Colegio de México, 1960.17 Advertencias de Andrés de Almansa y Mendoza para inteligencia de las "Soledades" de Don Luis deGóngora, en E. Orozco, La polémica de las Soledades a la luz de nuevos textos. Las "Advertencias" deAlmansa y Mendoza, en Revista de Filología Española, XLIV (1961), pp. 29-62.18 Pérez López, op. cit., p. 43.19 Vide mi artículo Silva y soledad (Análisis comparativo de algunos pasajes de Ginovés y Góngora), enRevista de Filología y Española, LXVffl (1988), pp. 119-140.

Page 9: RESEÑAS DE LIBROS · El romancillo "Hermana Marica". La autora rechaza con razón la atribución a Góngora de dos romancillos anónimos derivados de éste : "Hermano Perico / que

RESEÑAS DE LIBROS 99

escribió un señor destos reinos en razón de la nueva Poesía, en 1617 y publicado en su Filomena(1621). Jáuregui continuará con su Antídoto, contestado por el Abad de Rute en su Examen,pasando, así, de "fiscal a defensor"20, comenzando con la ya larga lista de defensores de la poesíagdngorina, incluido Pedro de Valencia. Después será Díaz de Rivas quien recoja la desconocidacarta del humanista alabando la poesía gongorina. Y a partir de este momento, el humanista deZafra será citado como apologeta por Ángulo o Vázquez Siruela.

Una sucinta bibliografía antecede a la edición anotada de las dos versiones de la carta primera dePedro de Valencia sobre los poemas gongorinos, con lo que Pérez López pone fin a este importantetrabajo gongorino que nos ayuda a ir reconstruyendo, con mayor acierto, el complicado proceso dela polémica entorno a las Soledades y al Polifemo gongorinos.

Antonio PÉREZ LASHERAS(Universidad de Zaragoza)

WALTERS, Gareth D. The Poetry of Francisco de Aldana. London, Tamesis Books,1988.143 p. (ISBN : 0-7293-0263-6 ; "Col. Támesis. Serie A : "Monografías", 128)

Existe una escuela de estudiosos británicos de la poesía hispana del 500 -Calcraft sobreGóngora, Hughes sobre Torre, Earle sobre Sá de Miranda, Thompson sobre Fray Luis, entre otros-que han aceptado el desafío de un adelanto más allá del estudio de esquemas retóricos, de lenguajefigurativo, o de fuentes y axiologías. Lo que intentan, es un análisis de la poesía lírica con losmismos instrumentos de que otros se han valido para establecer, dentro de la literatura inglesa, laespecifidad de los poemas de Wyatt o de los de Cowley. Puesto que el ideario perceptible en lapoesía renacentista demuestra poca variación de un lírico a otro, o bien de un soneto o poemaelegiaco a otro, se concentran estos comentaristas en la materia prima del poema -ritmo, sonidos,diminutos matices que traduzcan estados momentáneos de las emociones- y lo hacen a menudobajo la influencia de Hopkins, cuando estudia éste la prosodia inglesa y galesa. Hoy día, vieneGareth Walters a alistarse en estas filas con su libro sobre Aldana, al proponernos -más allá de unexamen pormenorizado de "las corrientes temáticas y estilísticas, y las discrepancias entre ellas"(p. 19)-, un estudio de "la atención prestada por el poeta al detalle verbal y formalístico", algo,pudiéramos decir, que se parece al método de Morelli o Berenson delante de los lienzos del mismoperíodo.

No han faltado en los últimos años libros sobre Aldana, y el deseo de Walters es versincronizadas (a) las "perspectivas divergentes" en cuanto a la experiencia amorosa del poeta, y (b)la progresión técnica observable en la trayectoria de su obra. Proyecto éste nada fácil, debido a queno sabemos realmente nada acerca de los amores (si los hubo) de Aldana. Walters, sin embargo,intenta descubrir una trayectoria desde unas "primeras" poesías, poco diferentes de las de la granmayoría quinientista, hacia una expresividad verdaderamente individual, constituyendo ésta un retolanzado por el poeta a las convenciones de la época, tanto amorosas como poéticas. Veamos elcomentario de Walters a algunos sonetos.

Quiere saludar el soneto XII como resultado de la reflexión de Aldana sobre un amor ya

20 Pérez López, op. cit., p. 47.

Page 10: RESEÑAS DE LIBROS · El romancillo "Hermana Marica". La autora rechaza con razón la atribución a Góngora de dos romancillos anónimos derivados de éste : "Hermano Perico / que

100 CRITICÓN 49, 1990

experimentado, desechados ya los sonetos "de ocasión" (p. 32) basados únicamente en la ingenio-sidad. Típicos del Aldana maduro sería el diálogo-dentro-del-soneto : así las verdades del amor no seejemplifican ni se deducen sino que, de manera mucho más sutil, se "inculcan" a las emociones.En otros términos, propuestos por Walters, Aldana nos depara una "perspectiva" amorosa. Nocomenta el crítico el hecho de que aquí la voz que pregunta -¿ al revés de lo que ocurre en LeónHebreo o en Montemayor ?- es la feminina y la que responde es la del varón. Interesante tambiénes la discusión de las dos incidencias de llorar, eso verbo-clave del 500 (y de la Contrarreforma). Ensu análisis del soneto XIV (pp. 46-47), Walters nos ofrece un ejemplo del método que le lleva aintuir el sentido detrás del sonido. La serie de consonantes "que ya que (ya...)" es tachada de pocoeufónica, con lo cual Aldana nos sugeriría "una anticipación de la idea de peligro" (idea que, porotra parte, sirve para poco en la explicación de este oscuro soneto). Al lector le pertenece decidir siesta intuición del trasfondo del sonido -y compárese también lo "sonoro", lo "liso", lo "grave" (p.32)- es de veras sostenible, o si es mero síntoma de subjetivismo.

A Aldana le presentan muchas veces como un poeta anticonformista, debido a su voluntad deno hacer remilgos en la expresión del amor físico y correspondido. Sus versos serían una mina deeufemismos eróticos y, a pesar de los doctos reparos puestos en su tiempo por Otis H. Green, esya casi pasatiempo ir buscándolos, hasta, claro está, hallarlos. También en el libro de Walters, laspáginas 14, 46, 50, 53 y 68-69 se encuentran afeadas por conjeturas de este tipo. En el sonetoXVI, el verso "que el bien casi sintió del Paraíso" se ve como "una alusión al amor físico", aunqueel contexto dice claramente que "el alma" del pastor dormido "sintió", o sea que el soneto habla deldualismo inseparable del neoplatonismo. El análisis del soneto XVII (p. 43) es más sobrio, aunqueno destaque que el tópico del poema es, posiblemente, la retórica amorosa. Acepte o no la pastoralas razones del pastor, no deja de surtir efecto la retórica de la alabanza, y el dios Amor acaba dandosu galardón. ¿ Cabe enmendar el texto del soneto XVII en su tercer verso ? La tradición textualderivada de Cosme de Aldana no es tan fidedigna que "en dulce vista" dé mejor sentido que "condulce vista" (recte). También en el caso de una octava (una de esas astillas del taller de su hermanoconservadas por Cosme) sobre Marte y Venus, la lectura (p. 10) de todas las ediciones ("hembra")debe corregirse en "hebra" -menos sensacional, pero más conforme con su fuente ovidiana : Met.,IV, vv. 169-179, por ejemplo //// iacuere ligad I Turpiter,... (vv. 186-187) y Retiaque et loqueos,quae Iwninafallerepossent, /'... (v. 177).

Walters alaba sobremanera la "inquietud plasmadora" de las epístolas en verso, subrayando almismo tiempo las potencialidades del género, casi exento de estrecheces formalísticas, para el libresondeo de los movimientos del alma. En estos poemas, sí que es lícito andar en busca deeufemismos salaces intercambiados entre cantaradas : la equivalencia retórica entre amor y guerra(p. 77, "Pocos tercetos escritos a un amigo") permite una lectura erótica de "metido","introducción", "muerte al ojo" (?), "trinchea". O sea que la ponderación de la resistencia de la damay la de Alkmaar produce, de forma embriónica, un concepto.

Dentro del corpus de versos "públicos" de Aldana, la política, la religión y el militarismo secompenetran, y Walters, como otros muchos, tiende a lamentar la nota de triunfalismo que podríadesentonar con la del Aldana poeta de amor. Pero ¿ no es éste un juicio anacrónico ? Elpensamiento y la vida emocional del siglo XVI sabían acomodar el amor, el patriotismo (mejordicho la lealtad al señor natural) y el concepto de la guerra justa. ¿ No es que el siglo XX quierajuzgar estas cosas según su propia experiencia de la degradación de las mismas en desenfrenosexual, nacionalismo autoritario, y cruenta matanza ? Walters, por ejemplo, deplora el"nacionalismo" de las "Otavas dirigidas al Rey Felipe", o sea de un poema escrito cuando apenashabía naciones, por un poeta que apenas tuvo contacto con la "nación española", y en una época

Page 11: RESEÑAS DE LIBROS · El romancillo "Hermana Marica". La autora rechaza con razón la atribución a Góngora de dos romancillos anónimos derivados de éste : "Hermano Perico / que

RESEÑAS DE LIBROS 101

cuyo mayor poema, la Araucana, presenta a un italiano como héroe casi único del lado "español".Walters quizá tenga razón en preferir la poesía religiosa de Aldana a la pública, y así quiere, porejemplo, ver un eco de "El aire se serena..." de Fray Luis en el final de la segunda estrofa de las"Otavas" ("que el aire en torno se enamora della"). ¿ No hay aquí una reminiscencia más clara deAntony and Cleopatra, II, II, vv. 216-218 ? ¡ Quizás haya una fuente común ! A pesar de supreferencia por la poesía religiosa de Aldana, muestra Walters poca inclinación para reconocer lasfuentes bíblicas. En un poema sobre la Crucifixión, por ejemplo, pretende ver (p. 104) unareferencia al mito de Orfeo en "... las piedras enternecen su dureza / y la Natura atemoriza al suelo/...", cuando parece ser casi traducción (como también en el soneto XLII) de terra mota est, etpetrae scissae sunt (Matth., XXVII, 51). Y en el soneto XXXVI (pp. 110-111), "... ver pienso almás nevado invierno / más verde la raíz de su costumbre...", es poco probable que "verde"significara "lascivo" ya en el siglo XVI. ¿ No será una adaptación del paulino quod seminas nonvivificatur, nisi prius moriatur (I Cor., xv, 36), o sea, para Aldana como para André Gide, Si legrain ne meurt... ?

Por fin, Walters celebra la poesía filosófica y ascética de Aldana. Aquí (p. 114) comete elpequeño error de leer las palabras "rebelde al cielo" como referentes a la misma profesión militardel poeta, en vez de a la sangre rebelde de los enemigos holandeses. Esto reforzaría el concepto deun Aldana opuesto al militarismo, ya visible, se nos dice, en el célebre soneto XXX, sobre losdesastres de la guerra. Pero en el contexto quinientista de toda la obra de Aldana, lo cuerdo es leereste poema como poema de indignación ante el hecho de que la carne triturada sea de católicos, de"los nuestros", y no carne de herejes. Todos, sin embargo, estarán de acuerdo con Walters (p. 116)para aceptar que Aldana, por el lado ascético de su personalidad poética, ve su profesión como undesvío de los valores religiosos. Walters cita al respecto la "Carta para Arias Montano", y alude aldictamen de Luis Cernuda, que ve en ella "un equilibrio entre el ritmo métrico y el ritmo de lafrase" (p. 127). ¿ Tenemos aquí el origen del método de Walters cuando estudia los "balbuceos" ylos trasfondos del sonido en Aldana ?

Como engastado hacia el centro del libro, encontramos el panegírico que canta Walters alpoeta : pocos poetas españoles, según él, habrán capturado tan bien como Aldana la energíadinámica ínsita en la pasión, y pocos habrán expresado un sentimiento de la emoción no sólocomo existente sino como en movimiento, en un continuo "devenir" (p. 73). Al lector lepertenecerá decidir si efectivamente Aldana ha logrado su importancia por haberse amotinado contrala terminología y las estructuras del lirismo del 500, "adelantando" así el arte del soneto más alláde las potencias de sus sucesores Herrera y Góngora, y si este progresismo avanza al mismocompás que la impaciencia y el desengaño de Aldana frente a la vivencia de los usos amorososreflejados en la poesía convencional.

Resultó este libro de un ciclo de conferencias, y da pena tener que recordar que su estilo es muya menudo de los que no "molestan" al desocupado oyente. La interpretación equivocada, para elsiglo XVI, de "soberano" (p. 124, no aquí "sovereign") y "belga" (p. 113, no aquí "Belgian") sonde poca importancia, pero "appraised" {recte 'apprised', p. I l ) y exempla (p. 42, cuando se tratamás bien de sentencias, tesis) no inspiran confianza. Y habrá que concluir con que un reseñadorpoco familiarizado con una nueva lengua inglesa sólo puede sentir dolor al leer "this data","ploys", "know-how", "crucial" y "différent to". Lo que es más, "the likes of Góngora andQuevedo" (p. 112) deja trasparentar, en un libro sobre poesía, una actitud no poco tosca.

Alan SOONS(State University of New Yord at Buffalo)

Page 12: RESEÑAS DE LIBROS · El romancillo "Hermana Marica". La autora rechaza con razón la atribución a Góngora de dos romancillos anónimos derivados de éste : "Hermano Perico / que

102 CRITICÓN 49, 1990

SALINAS, Juan de. Poesías Humanas. Edición de Henry Bonneville, Madrid, Castalia, 1988.541 p. (Clásicos Castalia, 164)

A Henry Bonneville se debe esta edición de las Poesías Humanas de Juan de Salinas,contemporáneo de Góngora, Lope de Vega y Quevedo, injustamente relegado a un olvido caso totalsi se considera cuan pocas han sido las ediciones de su obra. Afortunadamente Clásicos Castalia havenido a colmar el lamentable hueco que suponía ese silencio editorial, dando hoy a conocer entoda su brillantez a un destacado ingenio del Siglo de Oro, de tanto talento a veces que no vacilóalgún editor en publicar entre las letrillas de Góngora -y reputándola como la mejor del Cisne- elromance "De amor con intercadencias", escrito sin lugar a dudas por el propio Salinas.

Como podrán comprobar los lectores de las Poesías Humanas, este romance no es un casoaislado dentro de la copiosa producción poética profana de Juan de Salinas, o sea más de trescientascomposiciones, que van desde la jocosa evocación de sus años estudiantiles (hacia 1585) y su pasopor Roma, hasta las últimas muestras de su incomparable genio epigramático, manifestado hastasu muerte, en 1643, como en la siguiente redondilla "A un fraile viejo, mentiroso y falto dedientes" (n.° 297 de la edición) :

Vuestra dentadura poca y es la primera verdaddice vuestra mucha edad, que se ha visto en vuestra boca.

Entre esas dos fechas -desde el período segoviano (con sus romances y letrillas, glosas yenigmas, y en el que descuella la sátira) hasta el período sevillano caracterizado por un tono engeneral menos mordaz y por el empleo de sonetos y décimas (período éste de la "poesía de la sal")-media una producción viva, graciosa y elegante, una producción en la que no es de despreciar aveces una delicada inspiración lírica aunque domine el donaire.

A pesar de una brevedad impuesta por los límites de la colección y la abundancia de los versospublicados, la "Introducción biográfica y crítica" (páginas 9-31), compendio de un extenso estudioanterior de Henry Bonneville, suministra los datos fundamentales para una correcta apreciación delos poemas del doctor Salinas, cuyas dificultades, debidas a la originalidad del artista lo mismo quea los referentes aludidos o los incesantes juegos de palabras, hubieran podido revelarse a menudoinsuperables sin esas preciosas indicaciones sobre su vida e itinerario y las no regateadas aunque noexcesivas notas que aclaran el texto.

Éste, pulquérrimamente establecido con sus variantes más significativas, goza de una impresiónmuy cuidada también, puesto que no he observado, a pesar del volumen de la edición, más que unadocena de erratas, las cuales, considerando que este libro no merecía ninguna, indico acontinuación :

- P. 18,1. 3 : suprímase el punto entre "(¡ si decirse puede !)" y "en Fuenmayor esa villa".- P. 39,1. 7 : léase "José Manuel Blecua" en vez de "José María Blecua".- P. 65 ; donde pone 181-182 en las notas, entiéndase 179-180.- P. 98, v. 88 : "con su puntico" debe ser "con su puntica".- P. 145, n. 200, 1. 1 : en vez de "Y a pinta", léase "Ya pinta".- P. 175, n. 200, 1. 1 : en vez de "Debió deber haberse", léase "Debió haberse..."- P. 191, n. 67-68 ; en vez de : "... de muy atrás", léase, como en el verso : "... muy de atrás".- P. 325, v. 2 : falta una coma entre "su pastor" y "se ausentó".- P. 359 : la décima cuyo primer verso es "Mi silla, dice un discreto" tiene la desgracia de verse

cortada en dos partes iguales por su propio epígrafe y el número 105 que tendrían que encabezarla : si eneste caso el parto no ha sido demasiado feliz, no debe achacarse a Salinas ni a Bonneville.

- P. 426, v. 2 de 185 : en vez de "no satisface", léase "no satisfice".

Page 13: RESEÑAS DE LIBROS · El romancillo "Hermana Marica". La autora rechaza con razón la atribución a Góngora de dos romancillos anónimos derivados de éste : "Hermano Perico / que

RESEÑAS DE LIBROS 103

- P. 465 : las coplas n.° 229 bis de la página siguiente tendrían que venir en esta misma página, acontinuación de la décima 229 con la que forma un conjunto como indica la numeración adoptada porBonneville (v. su nota al pie de la página 465)).

- P. 503, nota, 1. 1 : como no hay más que una décima, póngase en singular : "acompaña a esta décimala siguiente".

- Y, finalmente, la lámina de La Justicia que está entre las páginas 440 y 441 vendría mucho mejor allado del poema n.° 97 "Si el que tiene la cruz en el zapato" (véase la nota 10, página 349, donde HenryBonneville comenta la relación entre el poema de Salinas y el fresco de Rafael Sancio).

Como se ve, los más de estos escasos deslices editoriales son insignificantes y no restan interésalguno a esta valiosa publicación de la obra de quien fue, en palabras de H. Bonneville, un"indudable y valioso reflejo de la mentalidad de su época". Y añade el estudioso : "el resplandor delos astros de primera magnitud que poblaron el empíreo de la literatura española de los Siglos deOro anegó injustamente en las tinieblas de la memoria a no pocos pensadores, escritores, poetas,harto apreciables y dignos de mejor suerte, que, habiendo merecido el aplauso de suscontemporáneos, no consiguieron, quizá por no haberlo pretendido, la consagración que pudosalvarles del olvido. Ellos participaron del universo de aquellos luceros, cuyo mecanismo, máscomplejo de los que dejaba entender la símplificadora astronomía de la pasada crítica literaria, puedehacerse más coherente y comprensible mediante un conocimiento más afinado de estos astros dedesigual magnitud, quienes, lejos de pertenecer (como lo dejaron creer apresuradas y perentoriasclasificaciones) a la despreciable turbamulta de los imitadores hueros, contribuyeron, con suvalioso aporte, al celestial movimiento literario, impulsándolo a veces con su genio original ycreativo" (p. 9).

Se definen a continuación los rasgos esenciales de la poesía de Salinas y los hitos de suevolución, corroborándose la opinión de don Justino Matute y Gaviria según el cual "el doctorSalinas no imitó a nadie, defecto muy común en casi todos los poetas, lo que impide poderlocolocar por escuelas, como se hace con los pintores". De ahí que Henry Bonneville convenzafácilmente a los lectores de que la expresión "genio original y creativo" se aplica a Salinas con todapropiedad. Y si al erudito y especialista de la literatura de los Siglos de Oro le conviene no dejararrinconado al doctor de Segovia, so pena de grave carencia cultural, es bueno señalar también quesu lectura será grata al no -o al poco- versado en las letras de aquellas épocas, por poco que sesienta alguna propensión al buen humor elegantemente expresado, sin menoscabo de su legítimapereza de lector desinteresado, ya que las notas de pie de página le ahorrarán todo esfuerzo inútil ogravoso. Pero hay más : a veces le proporcionarán esas notas, amén de la justa y necesariainformación erudita que permite comprender el texto sin la molestia de recurrir a farragososdocumentos, el inefable placer que engendra el sentido del humor. Henry Bonneville, en efecto, hasabido encontrar siempre el tono justo para comentar a Salinas, persuadiéndonos de que "[la]originalidad [de Salinas], que supo evitar cuidadosamente, dentro de un género que a ello seprestaba, el conformismo y la adulación servil de los poetas cortesanos, resguardando laindependencia, aun en poesía, no es uno de los aspectos menos atractivos de su personalidad y desu obra. Se puede afirmar que, pese a la mutación que se observa en su vida como en sus versos,entre Segovia y Sevilla, el doctor Juan de Salinas permanece siendo, en todo su obra a lo humano,con la notable continuidad que es cifra de su arte, uno de los maestros más indiscutibles del donaireen la poesía de los Siglos de Oro españoles" (p. 31).

No habría nada que añadir a esta conclusión sino para insistir en que Salinas, poeta de la salcasi por antonomasia, tiene ahora la edición que se merecía : una obra de consulta y referenciasindispensables para el profesional, y de rancio sabor a vida -a través de vivencias líricas, graciosa o

Page 14: RESEÑAS DE LIBROS · El romancillo "Hermana Marica". La autora rechaza con razón la atribución a Góngora de dos romancillos anónimos derivados de éste : "Hermano Perico / que

104 CRITICÓN 49, 1990

irónicamente evocadas- para el amateur o aficionado, sin que lo uno sea exclusivo de lo otro.

Claude ALLAIGRE(Universidad de Pau)

GARCÍA GÓMEZ, Ángel M. The Legend of the Laughing Philosopher and itsPrésence in Spanish Literature (1500-1700). Segunda edición. Córdoba : Servicio dePublicaciones de la Universidad de Córdoba, 1984 ("Monografías", 7).

Tienen sus destinos los tópicos de la retórica. Sus variaciones pueden enseñarnos mucho acercade la vida cultural, época tras época. Nos encontramos con escritores de renombre que los empleande manera completamente tradicional, mientras que otros menores pueden hacer de ellos el únicotema de sus libros. Aquí examina Ángel M. García Gómez, en un libro hermoso pero de no fácillectura, el tópico de las lágrimas de Heráclito y las risas de Demócrito -presente ya en tantaspinturas del siglo XVII- así como las leyendas asociadas con los dos filósofos, siempre en surelación, entre otras literaturas, con la del Siglo de Oro español.

La "prehistoria" de la materia, en la Antigüedad y la Edad Media, ocupa los capítulos I-IV. Elllanto de Heráclito, según esta tradición, traduce el sentimiento de la miseria humana, mientrasque, al mismo tiempo, las risas de Demócrito -a menudo mal comprendidas y atribuidas a lalocura- surgen de las fuentes oscuras de esa misma miseria. Marsilio Ficino es quien plasma eltópico de forma duradera para los siglos posteriores (caps. V-X) ; lo hace coincidir con la doctrinadel platonismo florentino acerca de la Dignidad del Hombre. Ángel M. García Gómez demuestracómo se establece luego, en España, un vínculo con el dogma del Libre Albedrío : las locuras queprovocan la risa de Demócrito, las que ocultamente lastiman al género humano, son resultado deun voluntarismo extraviado. He aquí, según Ángel M. García Gómez, un origen de aquel trasvasecontinuo entre lo trágico y lo cómico que es la comedia española del Siglo de Oro (p. 274) ; su"comicidad sin humorismo" sería afín a la que incita a Demócrito a sus carcajadas. Más tarde, bienentrado el siglo XVII, se cristianiza a los filósofos (aunque los ejemplos, p. 275, suelen espigarseen el extranjero), y los moralistas se valen del tópico para sustanciar su gran tema, el Desengaño.Se trata pues de un tópico central para la comprensión del momento cultural llamado "Siglo deOro".

Ángel M. García Gómez hace derivarse la leyenda de una chreia de la Antigüedad, o sea unaequiparación de doctrinas filosóficas en forma de diálogo, dentro de una perspectiva didáctica. Paralos estudiosos del Siglo de Oro, establece unas fuentes del siglo XV : hay, para la leyenda, la Cartaa Damogetes del seudo-Hipócrates (traducción al latín de Rinucci, 1449) y también el Liber de vitaet moribus philosophorum de G. Burleigh (incunable de 1472) ; o hay, para el tópico, el epigrama"In vitam humanam" asociado con la labor de Alciato (Ángel M. García Gómez da un florilegio deversiones, pp. 281-286), quien maneja ya a los autores Séneca y Juvenal. Luego se pasa revista alos españoles del siglo XVI. Vives, atraído hacia Demócrito para ilustrar su teoría de los afectos, semuestra al mismo tiempo cohibido por su misión pedagógica : ¡ no hay que avalar las carcajadas delos escolares ! Con el médico Villalobos, encontramos una equivalencia ponderada entre Heráclitoy la melancolía, entre Demócrito y la salud de los espíritus vitales. Luego, con Pero Mexía(p. 126), la leyenda se amplía con materias sacadas de Diógenes Laercio : los filósofos, ahorabiografiados, cobran carne y hueso, con un interés humano, diríase quijotesco, aparte del mero

Page 15: RESEÑAS DE LIBROS · El romancillo "Hermana Marica". La autora rechaza con razón la atribución a Góngora de dos romancillos anónimos derivados de éste : "Hermano Perico / que

RESEÑAS DE LIBROS 105

retoricismo. Insiste aquí Ángel M. García Gómez en que este desarrollo de la leyenda era para laépoca "un acontecimiento cultural, no ya sólo una curiosidad académica" (p. 128). El autor seglar(Huarte de San Juan) se concentrará en Demócrito, mientras que el religioso (Alonso de Barros)ensalzará a Heráclito que, como el Jesús de los Evangelios, no se ríe nunca. Por lo tanto la risa, enel cristiano, es siempre indecorosa ; el llanto se erige ya, en la Contrarreforma (San Ignacio,poemas a las lágrimas de San Pedro), en verdadero culto (p. 140).

Con el nuevo siglo, y con Bartolomé Leonardo de Argensola, entramos ya en el campo de lasobras dedicadas enteramente a los filósofos redivivos : su Demócrito (c. 1610) es un diálogoelaborado sobre la Carta a Damogetes y adaptado a la crítica de su tiempo. La corte de Artajerjes estransparentemente la de Felipe III, y se respira una atmósfera no muy distinta de la de la comedia deaquellos años (p. 154). El Heráclito y Demócrito de nuestro siglo, de Antonio López de Vega(1641), es un estudio de ética, pero presenta al mismo tiempo especulaciones sobre la voluntad yel intelecto como fuentes del comportamiento, y claro está, de la alegría y la tristeza.

El cap. VII es quizá el más revelador de todo el libro. Antonio Enríquez Gómez se vaconvirtiendo, en los últimos años, en el gran "desconocido" de la literatura del seiscientos. Noobstante, el conjunto de sus obras, que ya empieza a darle verdadera categoría, queda, en su mayorparte, sin explorar. Aquí, Ángel M. García Gómez analiza sus cuatro "poemas sentenciosos"(Academias morales de las Musas, 1642) : en ellos, del diálogo entre los partidarios de la risa y delllanto destaca un pesimismo irreductible, de modo que no puede la razón humana sino aconsejaruna áurea mediocritas, una alegría amarga. Ángel M. García Gómez avanza (p. 198) unaespeculación muy original sobre la cosmovisión aparente de Enríquez Gómez : la naturaleza noserá más que una cosa material, el destino humano no más que "el abismo". ¿ Es que estecontemporáneo de Lord Herbert of Cherbury será también un materialista extraviado en su siglo ?

Acaba también La torre de Babilonia (1647) con una conversación entre los dos filósofos, quecritican la ética de su tiempo. Y esto nos conduce al análisis de la que parece ser la única comediaen que salen a las tablas Demócrito y Heráclito, Los filósofos de Grecia, "de Fernando de Zarate".Está ya comprobado que "Zarate" fue un seudónimo utilizado por Enríquez Gómez, pero lascomedias atribuidas a aquél sólo constan en sueltas y partes. Llega a ser imposible saber quién, encada caso, habrá escrito las obras impresas con el nombre de Zarate. (Después del éxito atestiguadode El valiente Campuzano, muchos textos habrán sido achacados a "Zarate", o sea que éste es másbien "marca comercial" que nombre de dramaturgo identificable). El análisis de Los filósofos deGrecia (pp. 206-220 y 223, notas 17-21) es aquí ejemplar : Heráclito y Demócrito adquierenpapeles en un drama de "razón de Estado" urdido alrededor de un personaje femenino fuerte (típico,según se dice, de Zarate -y de Enríquez Gómez). A guisa de contrapunto, se verifica en el dramauna discusión filosófica sobre las lágrimas y la risa, aunque el final más bien risueño exige eleclipse de lo expuesto por Heráclito. Hay un gracioso, pero los disparates de éste se distinguennetamente de las intervenciones intelectualizadas de Demócrito.

El cap. VIII reseña a los grandes escritores del siglo XVII y los avatares que asumen losfilósofos en sus obras : hay, muy corto, el episodio de Penteo en La Circe de Lope de Vega(aunque siga siendo de difícil comprensión el pasaje) ; hay el soneto mofador de Quevedo (pp. 231-233) a expensas de ambos sabios (pero su obra Heráclito cristiano [1613] sólo traduce el tono, nola leyenda, del filósofo) ; y hay el finísimo escarnio de la leyenda de parte de Gradan en "Losprodigios de Salastano" (pp. 236-237). Asimismo Ángel M. García Gómez explica cómo lapresencia del tópico de la risa de Demócrito en Nieremberg y en Saavedra Fajardo se acerca a latradición estoica -el chetofuor de la empresa de La Rochefoucauld- del seiscientos.

Por fin, el vigor del tópico retoricista viene ilustrado por el Heráclito defendido del Padre

Page 16: RESEÑAS DE LIBROS · El romancillo "Hermana Marica". La autora rechaza con razón la atribución a Góngora de dos romancillos anónimos derivados de éste : "Hermano Perico / que

106 CRITICÓN 49, 1990

Antonio Vieira, o sea por su contribución a un debate puramente formal presidido por la reinaCristina en Roma (1674) ; su correligionario Padre Cataneo salió en defensa, también puramenteretórica, de Demócrito. Nada se añade a los argumentos ya trillados, y lo mismo vale para la Vidade Heráclito y Demócrito (1676), de Félix Lucio de Espinosa, último promotor de la materia,también aragonés y también alegorista, en cuya obra las risas y el llanto aparecen como unbarómetro en el relato árido de cualquier vida.

El resto de esta exploración pormenorizada y muy original de una leyenda, y un tópico de vidatenaz, se prosigue fuera de España. Es una pena que el estilo de su autor sea tan poco atrayente parael hispanista : el idioma inglés no tolera, como otros, la redundancias y giros arcaizantes, quetienden aquí a oscurecer el argumento. (Por otra parte hay que señalar algunas formas no inglesasde deletrear nombres griegos y latinos). Entre los detalles, hace falta señalar que Tersites seencuentra en la litada, y no en la Odisea (p. 10) ; nombrar Septimius Severus (p. 24, p. 57) alconocido emperador ; e indicar que las ediciones de Valerio Máximo (por Lipsio, 1640) y de Eliano(por Gronovio, 1731) salieron en Leyde (Holanda), no en León de Francia (p. 37, p. 61).

Con riesgo a hundirse en la pedantería, conviene destacar ciertas faltas en algunas citas de otrosidiomas que el castellano, puesto que este libro tiene todas las señales de llegar a ser clásico en lamateria, ¡ y vendrán otros luego a despojarle de sus citas ! Así, en latín, vultus, melior... (p. 45)se lee mejor como vultus melior ; potest (p. 106) como potes ; y el libro citado en p. 127 y 149se llama Noctes Atticae. En italiano, rivene (p. 44) seguramente será riviene ; abbieto (p. 104) seráabietto ; yfollis (p. 261) será follía. En inglés, sólo podría confundirse el lector con Abderites(p. 9), recte Abderites'. Lo de nacionalidades siempre escuece : Owen (p. 246) fue escritor gales,¡ ay, que no inglés ! ; los eruditos mencionados como "belgas" (p. 147) en 1607 no seríanúnicamente belgas como los del siglo XX. El nombre del traductor de la p. 143 será Le Fêvre (¿ dela Boderie ?), y el célebre palacio citado pp. 236-237 no se levanta en Zaragoza : "El que va aHuesca y no ve la casa de Lastanosa, no ve cosa". P. 157 : ¿ es mentecado o mentecato ?

Ángel M. García Gómez nos pormenoriza una interpretación de cierto terceto de EnríquezGómez (p. 149 y 222, nota 6), pero sin gran confianza. Vaya pues otra lectura arriesgada entreotras : 'el equilibrio en la vida (o en el destino) no se alcanzará en la balanza de este mundo ; en susplatillos la esperanza sola puede aspirar a servir de contrapeso a la plúmbea locura'.

Bajo todos los aspectos, éste es un libro imprescindible para el estudioso del Siglo de Oro.Hace caer nueva luz sobre la cultura de aquella época, y sobre las obras de sus escritores.

Alan SOONS(State University of New York at Buffalo)

RÍO, Alberto del. Teatro y entrada triunfal en la Zaragoza del Renacimiento.(Estudio de la "Representación del Martirio de Santa Engracia" de FernandoBasurto en su marco festivo). Zaragoza, Ayuntamiento de Zaragoza, 1988. 96 p., 4láminas.

En el Primer Coloquio sobre las Fiestas del Renacimiento (impreso en 1956), acababa dedestacar la ilustre historiadora Francés Yates que lo que subyacía todos los otros fenómenosartísticos de la época era el concepto de la armonía de las esferas, cuando con notable prontitud elprofesor Chastel completó la discusión con un memorable : "¡ Y en las fiestas !". Y ahora es

Page 17: RESEÑAS DE LIBROS · El romancillo "Hermana Marica". La autora rechaza con razón la atribución a Góngora de dos romancillos anónimos derivados de éste : "Hermano Perico / que

RESEÑAS DE LIBROS 107

Alberto del Río quien trata de analizar los esfuerzos armonizadores que se plasman en laRepresentación hecha para festejar la llegada de la imperatriz Isabel a Zaragoza en 1533.

Son apenas dieciséis páginas las que se dedican al "Registro" transcrito del MS de Basurto, osea lo que nos queda de lo preparado para la entrada simbólica a la ciudad. Del Río explica que estasentradas eran una especialidad zaragozana, citando la que acompañó a la coronación de Martín I, y laimaginaria incluida por Fernández de Avellaneda en su Quijote. A modo de homenaje a lafundación romana de Zaragoza, todas sus festividades solían revestir un simbolismo imperial. Porlo tanto, no fue esta Representación parte de ningún carnaval "popular", sino parte de algoplaneado como un encarecimiento solemne de las jerarquías y las lealtades constituidas durante lostres lustros del imperio renovado de Carlos V. Los zaragozanos, claro está, metían aquí aguja parasacar reja, y Del Río menciona las grandes cosas que pudieran esperarse de la imperatriz (p. 13).

Aquí, pues, no se trata de destacar la armonía de las esferas, sino más bien la armonía menor,ingeniosa, que se da entre la personalidad de la antes princesa portuguesa y la de Santa Engracia,patraña de Zaragoza : ésta, según la leyenda, era también de origen lusitano y fue víctima de lapersecución durante otra época imperial, la el imperio pagano. Las dos comitivas organizadoras,imperial y municipal, tienen acaso poco éxito en hacer coincidir sus simbolismos (p. 14) ; losarcos cuajados de símbolos cesáreos tienen poco que ver con las escenas de martirio, llenas dedetalles sanguinarios, que representan Engracia, Lupercio y su séquito. Basurto, en suRepresentación, opta por insistir en la alcurnia lusitana y principal de la santa, motivo del discursoen "coplas a la portuguesa" (¿ cinco estrofas para hacer juego con el motivo de las quinas ?)pronunciadas por la representante. Del Río explica el origen de la curiosa devoción zaragozana a losInnumerables Mártires, o sea la lectura equivocada de un texto de Prudencio.

Pasa Del Río a describir las figuras alegóricas de la entrada : los hombres salvajes (y en estaocasión se repitió el accidente del "Bal des Ardents" parisiense de 1392, siendo víctima esa vez unhumilde soguero, y no un representante de la nobleza) ; el dragón tan favorecido por la antiguaCasa de Aragón ; y los acostumbrados moros y cristianos, bailes de espadas y corridas de toros.Este último conjunto de diversiones -o rituales- lo conecta Del Río con "ritos guerreros oagrarios" (p. 26), pero valdría ahora la pena cotejar esta interpretación con lo dicho en la obrareciente de Timothy Mitchell, Violence and Piety in Spanish Folklore (1988), que alega orígenesmuy distintos.

Reproducen los apéndices extractos del Libro de cridas de Zaragoza para el año 1502 y una cartade Felipe III (1598), con encargos para fiestas ; sirven para suplir la ausencia de documentosmunicipales para el año relevante. Aquí hay también dos descripciones de entradas sacadas del librode caballerías Don Florindo, obra del mismo Basurto.

La índole de esta Representación deberá mucho a la situación geográfica de Zaragoza, dondeconfluyen desde Levante varias corrientes culturales, inclusive la nueva ornamentación derivada deAlciato. La presencia de un pastor que recita "en coplas lo que en dicha puerta avía de acaecer"(p. 67) subraya el paralelo con el drama de los prelopistas, con sus introitos, y Del Río se atreve aestimar que el lugar dominante que iba a tener el teatro en la vida cultural de España en el sigloXVII se debería a la impresión inmarchitable que hicieran, entre otras cosas, estas entradas. No todolector asentirá, empero, a la utilización frecuente, por Del Río, de las obras en gran partetendenciosas de José Antonio Maravall ; abundan las frases que suenan a anacronismos :"alienación" (p. 23), "espíritu conservador" (p. 35), "quimérica ilusión de armonía social" (p. 48)y, por supuesto, "las masas" (p. 34).

En cuanto a la "visita del rey Felipe IV a Zaragoza en 1619", ¿ se trata de una visita del futuroFelipe IV ? (p. 27). Y quizá hay que señalar un erratum -de veras hay pocos- en una cita de la

Page 18: RESEÑAS DE LIBROS · El romancillo "Hermana Marica". La autora rechaza con razón la atribución a Góngora de dos romancillos anónimos derivados de éste : "Hermano Perico / que

108 CRITICÓN 49, 1990

Hieroglyphica (p. 36) : giguntur debe ser gignuntur. Aunque ésta no es una edición crítica,interesarán a los lexicógrafos ciertas palabras, por ser aragonesismos o por ser acaso designificación distinta de la llevada en libros de referencia : maçaratas doradas (p. 62), soneto (no setrata aquí, p. 70, de ninguna composición en catorce versos), contrés (o sea, contray, p. 65),morios blancos (p. 65), caxaníes (p. 66), dentrar en Barcelona (p. 76), barrir (por barrer, p. 79),sueldos ophraderos (p. 79) y Carnestulpendas (p. 27 y 74).

Alan SOONS(State University of New Yord at Buffalo)

Les Cahiers du CRIAR. Centre de Recherches d'Etudes Ibériques et Ibéro-Américaines.Publications de l'Université de Rouen, n° 9 : Langues et identités dans la PéninisuleIbérique. Etudes recueillies et présentées par Alain Milhou. 141 p.

Les Cahiers du CRIAR nos brindan, con su número 9, una serie de análisis de las relacionesentre lengua e identidad regionales o nacionales en la Península Ibérica. Los diferentes estudiosreunidos evocan ya la identidad de Gil Vicente, ya la decadencia del valenciano en el siglo XVI, yala estructuración legal del vasco a partir del estatuto de autonomía, ya el bilingüismo y susavatares en Cataluña en la época contemporánea, ya la existencia de modalidades lingüísticaspropiamente asturianas, ya la vagancia ("l'errance") de la lengua gallega.

En el estudio preliminar, Impérialisme linguistique castillan : mythe et réalité, AlainMilhou define la problemática general : el estudio del lugar de la lengua -o de las lenguas- en laidentidad de los pueblos de la Península Ibérica. Se interroga a propósito de los mitos nacionalistascentralistas, procurando remontar hasta el origen de la voluntad de centralismo lingüísticocastellano. Centralismo que se manifestó, como lo apunta el investigador francés, no tanto en laEspaña imperial de los Reyes Católicos o de los Hasburgos como en los intentos decastellanización de las élites catalanas por los Borbones en el siglo Xvm*. Alain Milhou matiza lastendencias que se manifestaron en el Siglo de las Luces, cuando se juntaron de manera muycompleja las luces irradiadas por el poder central y las que procedían de la periferie, las actitudesoriginales de ciertos estudiosos de las zonas alejadas de Madrid. Recuerda sin embargo cómo elespíritu ilustrado soplaba sobre todo en el sentido de la castellanización, cómo los Liberales delsiglo XIX tomaron el relevo de los proyectos de ciertos Ilustrados, y como el Franquismo -quedifícilmente podía recurrir a la ideología del Liberalismo o de la Ilustración- tuvo que recurrir almito unificador de los Reyes Católicos, echando mano de una falsificación notoria. Como losubraya Alain Milhou, la castellanización de las élites, ya sean gallegas, ya vascas, ya catalanas,ya valencianas, siguió un proceso creciente desde la época de los Reyes Católicos, y esto por unaserie de causas que se enumeran en esta inteligente introducción : peso demográfico del reino deCastilla, ausencia de Cortes reales locales, estancamiento de las formas de la gran literaturacatalano-valenciana de la Edad Media, frecuencia de los enlaces matrimoniales entre castellanos ycatalanes, papel de la predicación en castellano de gran parte del clero regular y, por fin, proyeccióninternacional del castellano. Lo cual dice mucho de la riqueza y del interés de este estudiopreliminar que da el tono a los siguientes.

A partir del estudio de la penetración del castellano en Portugal y del bilingüismo de GilVicente, Marie-France Antunes Fernandes procura resolver la paradoja aparente de aquel

Page 19: RESEÑAS DE LIBROS · El romancillo "Hermana Marica". La autora rechaza con razón la atribución a Góngora de dos romancillos anónimos derivados de éste : "Hermano Perico / que

RESEÑAS DE LIBROS 109

hombre a quien se considera como el fundador del teatro nacional y a la vez como un dramaturgobilingüe. Según el parecer de M. F. Antunes Fernandes, Castilla sólo representó un acervo culturaly lingüístico valioso para Gil Vicente. Interrogándose sobre una posible xenofobia del dramaturgocon respecto a los castellanos, M. F. Antunes Fernandes acaba concluyendo que es difícil encasillara Gil Vicente en una categoría muy precisa y que sería un error situar el problema a este nivel. Noes cierto, añade, que Gil Vicente haya querido mostrar, a pesar de su bilingüismo, la primacíapolítica portuguesa, ni que se hiciera el apologista de cierta unidad peninsular. Compartimos laorientación propuesta por la investigadora, que preconiza una visión menos anacrónica de las cosasy aconseja no se racionalicen demasiado las opciones lingüísticas y la aspiración de un hombre queestaba aún inserto en la Edad Media, aunque vivía en una época de transición hacia elRenacimiento. Se le agradece a M. F. Antunes Fernandes haber sabido sortear unos falsos debatesanimados más por el apasionamiento que por el espíritu científico.

El estudio de Philippe Berger se sitúa en la prolongación de sus brillantes y conocidascontribuciones a la historia del libro y de la sociedad valenciana a principios del XVI. Subrayacómo el valenciano, después de haber sido utilizado masivamente en la creación literaria del sigloXV, ya casi no es empleado por los autores regionales de principios del XVI. El punto de vista deun testigo que nos cita -más precisamente el del librero Onofre Almudever- es tanto másinteresante cuanto que traduce, no sólo una toma de conciencia de la decadencia del valenciano, sinotambién un intento de explicación del fenómeno : no tanto una conjura como la negligencia detodos los Valencianos y su convicción de la inferioridad y de la pobreza de su lengua materna.Después de censurar violentamente a cuantos modificaban las joyas literarias del pasado -contribuyendo así a que todos los partidarios de cierta evolución de la poesía valenciana fueran abuscar en el castellano oportunidades para satisfacer su prurito de creación poética-, OnofreAlmudever termina, treinta años después, afirmando que la lengua local podía evolucionar.Concesión tardía, como lo señala Ph. Berger, que por su parte no deja de restringir el impacto deun testimonio que nos parece sin embargo muy revelador.

En cuanto a Jean Haritschelhar, se ha propuesto recordar las diferentes medidas tomadasdesde 1982 y que hacen de la lengua vasca, durante mucho tiempo censurada y perseguida, la lenguaoficial -con el mismo estatuto que el español- de la Comunidad Autónoma de Euskadi. Evoca conprecisión la evolución del vasco en las diferentes regiones y las modalidades del proceso de de-vasquización a fines del siglo XIX y a principios del XX, con la industrialización de Vizcaya yGuipúzcoa. Define a continuación las diferentes medidas tomadas en pro de una nueva políticalingüística y de la difusión del vasco en todas las capas de la sociedad, incluso en la de laemigración reciente.

El problema del bilingüismo se plantea diferentemente en Cataluña, donde ya, dos veces en elpasado, se intentaron experiencias pre-autonómicas en pro de la rehabilitación del catalán.Montserrat Prudon analiza estas dos experiencias. Para precisar las relaciones entre laformación y la fijación lingüística del catalán y su papel político, analiza primero las decisionestomadas por la Mancomunitat (1914-1923) : nuevo impulso dado al Institut d'Estudis Catalans,desarrollo de la enseñanza primaria con la utilización del método de Montessori y, sobre todo,normalización del útil lingüístico confiada a Pompeu y Fabra. Experiencia pronto cortada por laDictadura de Primo de Rivera que se atacó a los símbolos : la lengua, la bandera y la sardana ; peroque, paradójicamente, al obligar a las élites catalanas a sobrevivir en la clandestinidad, preparó laexplosión de 1931 y el advenimiento de la República. En Cataluña, los hombres de la EsquerraRepublicana de Catalunya intentaron promover una segunda experiencia autonómica. El Estatuíreinvindicado insistía en el reconocimiento de la lengua catalana ; reconocimiento que regatearon

Page 20: RESEÑAS DE LIBROS · El romancillo "Hermana Marica". La autora rechaza con razón la atribución a Góngora de dos romancillos anónimos derivados de éste : "Hermano Perico / que

110 CRITICÓN 49, 1990

las Cortes, manteniendo el castellano como lengua de comunicación entre el Estado central yCataluña. El resentimiento, la amargura de los Catalanes no dejaría de aumentar con el triunfo delAlzamiento Nacional. No podemos menos que subrayar el interés de este estudio que dejatransparentar -¿ cómo no ?- todo el entusiasmo de una catalanista, que ya nos avisaba en suintroducción, refiriéndose "a esa relación a la vez turbia, fluctuante y pasional del individuo con sucódigo lingüístico".

Notable es también el estudio llevado a cabo por Jean-Marie Scrive-Loyer sobre LesAsturiens et leur(s) langue(s). Después de describir las evoluciones comprobadas en la auto-percepción por los propios Asturianos de su particularismo lingüístico, da cuenta de la evoluciónrápida de la situación en el marco actual de las Autonomías regionales. El estudio documentado quenos brinda desemboca en una conclusión matizada a causa de las fluctuaciones reveladas por lasdiferentes encuestas realizadas por el investigador. Estas fluctuaciones, nos dice, son la expresiónde una tensión entre recuerdos de desprecio y exaltación repentina y minoritaria de la o de laslenguas habladas por los Asturianos. Se leerá con interés este estudio en que el rigor de los análisiscorre parejo con la soltura de la expresión.

Fernando de Sousa Santos, por su parte, tras evocar la historia de Galicia después de suseparación política de Portugal, procura mostrar la existencia de dos corrientes a propósito delestablecimiento de una norma del gallego : la corriente reintegracionista, que considera el gallegocomo una variante de la lengua portuguesa, y la anti-reintegracionista, que exige que se cultive laespecífidad del gallego, incluso de todos los castellanismos, consecuencia de la colonizaciónpolítica y cultural del centralismo español. Alternativa propuesta a los Gallegos, que Fernando deSousa resume en dos fórmulas "dizer Galiza y viver o decir Galicia y vivir (?!)". La doblepuntuación final expresa claramente el deseo, discutible pero comprensible, que abriga el Lector dePortugués de la Universidad de Rouen.

En resumidas cuentas, un número temático acertado, que patentiza la vitalidad de un Centro deinvestigación animado con eficacia por el profesor Jack Schmidely.

André GALLEGO(Universidad de Toulouse-Le Mirail)

MANCHO DUQUE, María Jesús (éd.), En torno a la mística. Salamanca, Universidad deSalamanca, 1989. 78 p.

María Jesús Mancho reúne en este libro una serie de conferencias, integrantes de un Ciclo en elque se reunieron, en la primavera de 1987, las dos Universidades salmantinas para tratar de las"Corrientes espirituales del siglo XVI y su repercusión lingüística".

Estas conferencias abren distintos caminos y otean diferentes horizontes, pero todas ellasapuntan al mismo blanco, el intento de esclarecer algunos de los muchos interrogantes que planteaeste controvertido período en el que se entrecruzan una serie de movimientos espirituales en unaépoca plena de inquietudes. La novedad tal vez estriba en intentar encuadrar a las grandes figuras deaquel momento marcadas por la impronta del inconformismo y las ansias de renovación en el planoreligioso en un determinado contexto histórico, que es, en definitiva, el que explica su propiaaparición y su trayectoria vital, abarcando a la vez ortodoxia y heterodoxia. Esto conduce también aotro intento un tanto novedoso, el deseo de buscar la relación entre corriente espiritual y expresión

Page 21: RESEÑAS DE LIBROS · El romancillo "Hermana Marica". La autora rechaza con razón la atribución a Góngora de dos romancillos anónimos derivados de éste : "Hermano Perico / que

RESEÑAS DE LIBROS 111

lingüística, que consecuentemente darán lugar al esplendor literario del siglo XVI para configurar enpalabras de la Doctora Mancho "uno de los registros más ricos e inexplorados de la LenguaEspañola del siglo XVI : el registro de la Espiritualidad".

J. García Oro, de la Universidad de Santiago, centra el tema de su conferencia en dos puntosfundamentales : Reformas y Observancias: Da cuenta, como indica en el subtítulo de "La nuevafisonomía de los institutos religiosos españoles durante el Renacimiento". Partiendo de la premisade que la Reforma y Observancia fueron dos títulos definitorios del talante de vida de lasinstitutiones religiosas europeas y especialmente de las españolas, subraya el deseo de estos gruposde reformadores y observantes de ser restauradores, no innovadores, y a la vez muestra las diferentesetapas y matices del proceso reformatorio. Todo este proceso cristalizó en el surgimiento deinstituciones religiosas nuevas llamadas "Reformas o congregaciones de Observancia", con unosrasgos definitorios y con un fuerte tinte testimonial. Esos rasgos definitorios los podemos seguir através de escritos de tipo constitucional (enumerados sucintamente y agrupados por órdenesreligiosas) y espiritual, en que se define el grupo. Como paradigma testimonial señala el ejemplode las comunidades villacrecianas, fundadas por Fray Pedro de Villacreces, y brillantementeorganizadas por su discípulo y escritor, Fray Lope de Salazar y Salinas, en las que "aparecenmodelos de vida religiosa y comunitaria, y no sólo se busca justificación a una práctica fosilizada".Concluye con la idea muy interesante de que "las experiencias religiosas de las observanciasmonacales y mendicantes no ofrecen sólo cuadros de vida religiosa diferente y más actualizado",sino también un "rico plantío de formulaciones literarias de muchos conceptos de vida religiosa e,incluso, apuntan hacia una nueva tipología bibliográfica, que se caracteriza por definicionessencillas y populares". Surge, pues, una terminología destinada más a "describir y pintar que aencasillar los pasos y aspiraciones de la vida religiosa".

Melquíades Andrés Martín (Universidad de Extremadura), en su Introducción a la mística delrecogimiento y su lenguaje, después de una breve exposición de tipo doctrinal (descripción de estavía del recogimiento y sus características más relevantes), establece el desarrollo histórico de estaespiritualidad en el "humus en que florece", dando cuenta que brota en las observaciones de fin desiglo en Galicia y Valencia y algo más tarde en Castilla la Vieja. Señala las razones de ladenominación, mostrando cómo prevaleció la de oración o vía del recogimiento y estudia a losprincipales expositores de esta vía, Francisco de Osuna, Bernabé de Palma y Bernardino de Laredo.A continuación indica las fechas de supervivencia, desde 1480 hasta 1835, y las razones de sudesaparición, lo mismo que su desarrollo e incidencia tanto en diversas órdenes religiosas, como surepercusión e influjo en la literatura religiosa española del Siglo de Oro. Lo más interesante, a mijuicio, es una serie de calas de tipo léxico y fraseológico que hacen referencia a la dinámicaespiritual, teniendo en cuenta textos correspondientes a momentos distintos (Gómez García, 1500,Osuna, 1527, Laredo, 1538, Santa Teresa de Jesús, 1577) y la conclusión de que varias de estasexpresiones y formulaciones tienen también sus precedentes en escritores místicos de esta vía ;porque según Melquíades Andrés "la espiritualidad del recogimiento es la manifestación místicaprimera y más importante de la nueva espiritualidad española del siglo XVI".

Antonio Márquez (Universidad Pontificia de Salamanca) centra su exposición en El léxico delos primeros alumbrados, con mención especial de los alumbrados de Guadalajara y de Toledo.Quedan fuera de su consideración los grupos de Extremadura (Llerena), Andalucía (Sevilla) yMadrid en el siglo XVII. Estudia el área en que se desarrollan los hechos y su ideología ; susfuentes remotas y recientes ; sus antagonistas, etc. En una palabra, se fija en todo lo que puedeconstituir el contexto de su original vocabulario comenzando por el análisis del propio nombre delmovimiento espiritual o secta religiosa para hacer a continuación una crítica a algunas de las

Page 22: RESEÑAS DE LIBROS · El romancillo "Hermana Marica". La autora rechaza con razón la atribución a Góngora de dos romancillos anónimos derivados de éste : "Hermano Perico / que

112 CRITICÓN 49,1990

definiciones hechas por coetáneos, poniendo de relieve que este término alumbrado y sussinónimos dexados, perfectos y el cultismo iluminados es una atribución "popular o escarnio paradesignar a un grupo religioso de una piedad desidente, no conformista, singular y chocante". Soninteresantes los datos históricos que aporta sobre el origen de esta denominación, tomando comobase las deposiciones de los testigos y principales encausados en los procesos inquisitoriales(Ysabel de la Cruz, María de Cazalla, Rodrigo de Bivar). Matiza que el comienzo no es, comopodría creerse, el nombre. EJ nombre connota y presenta un objeto previo. De ahí la difícil tarea dela asignación o establecimiento del contenido de estos vocablos, cuya definición sería cuestión deun trabajo interdisciplinar (filólogos, historiadores, teólogos y filósofos de la religión), peroteniendo siempre como punto de partida los procesos en sí, o sea, sus fuentes directas : ellexicógrafo debe recoger sus materiales tales como se encuentran en sus fuentes, "en su realidadcontenciosa, en sus conflictos, contradicciones y tensión dialéctica", y no tanto en los diccionarios,que mantienen y perpetúan prejuicios y errores históricos fundamentales.

Por último J. Ignacio Tellechea Idígoras (Universidad Pontificia de Salamanca) titula suconferencia : El protestantismo castellano. Introducción a una lectura de textos. Se lamenta en unprincipio del escaso eco que el centenario de Lutero tuvo en España y critica nuestra frivolidadhistórica animada por el voluntarismo y el subjetivismo sin medida, que nos lleva incluso,siguiendo precisamente a Marcel Bataillon, a entrecomillar la palabra "protestantismo"despojándola, según Tellechea, de sentido y llenándola de ambigüedad. Define el protestantismoespañol del siglo XVI en sus "dos dimensiones inequívocas : adhesión a los principiosfundamentales de Lutero y ruptura con la Iglesia Católica". Esta corriente espiritual representa,literariamente hablando, un cupo muy inferior en calidad y cantidad a la católica, pero no por esohemos de negar la consistencia y especificidad de esta parcela marginada, pero real de laespiritualidad española. Distingue entre el protestantismo de dentro y fuera de España. Para elhispano distingue los periodos de 1520-1536 y 1558-1559. Mención especial merecen a partir de1559 los fugados (o sea los de fuera) que sobrevivirán por Europa y serán, por razones obvias, losmás activos con su pluma Esta consideración dentro-fuera va a ser importante y aun determinantede cara al análisis de la producción literaria. Dentro de España no se podía ser protestante, quien lofuese tenía que disimular, practicar el "nicodemismo" (caso de El diálogo de la doctrina cristiana oel Alfabeto cristiano de Juan de Valdés, o el Catechismo christíano del Dr. Constantino Ponce dela Fuente). Carácter protestante tienen los escritos de Fernando de Tejada, Fernando de Valera, etc.,que, huidos al extranjero, publicaron allí sus obras. Esta ambigüedad (poder ser / no poder serprotestante) dará lugar a las diversas calificaciones de erasmistas, alumbrados o luteranos ; de ahí lanecesaria cautela a la hora de abordar el estudio del lenguaje y más concretamente del léxico, todavez que tanto protestantes como católicos parten por derivación genética de un tronco común, laBiblia, teniendo además en cuenta que la ambigüedad no provenía solamente del uso de lamaterialidad de las palabras o expresiones, sino de la intencionalidad de quien las profería o de quienlas interpretaba. De ahí se deduce que se podía ser intencionadamente equívoco o ambiguo paraponerse a salvo de complicaciones.

Josefina PÉREZ TEIJÔN(Universidad de Salamanca)

Page 23: RESEÑAS DE LIBROS · El romancillo "Hermana Marica". La autora rechaza con razón la atribución a Góngora de dos romancillos anónimos derivados de éste : "Hermano Perico / que

RESEÑAS DE LIBROS 113

BENNASSAR, Bartolomé et Lucile. Les Chrétiens d'Allah. L'histoire extraordinairedes renégats, XVl'-XVW siècles. Paris, Perrin, 1989. 493 p., 16 láminas.

Frente a varios siglos de silencio (desde Diego de Haedo, 1612, y François Dan, 1637) y a faltade un estudio de conjunto sobre el problema de los renegados en los Siglos de Oro, Bartolomé yLucile Bennassar presentan hoy un libro apasionante fundado en un importante corpus dedocumentos de la Inquisición en Sicilia, Cerdeña, Mallorca, Canarias, Sevilla, Granada, Murcia,Barcelona y Lisboa. A pesar de que sienten no haber podido, por varios motivos, escudriñar losarchivos de Ñapóles, Udina, Ragusa, Malta y los otomanos, los autores, al reunir unos 1500"dossiers" inquisitoriales, permiten al lector mucho más que una aproximación al problema.

La primera parte de la obra (pp. 27-146) hace de aliciente, ya que relata en estilo vivo ycautivante seis historias singulares o sea seis casos atractivos y reveladores de renegados de variosorígenes : La Mancha, Portugal, Lenguadoc, Ferrara, Sicilia, Segovia. Cada caso es tan novelescoy entrañable, y contado con tanta viveza y suspensión, que el lector se identifica con losprotagonistas, toma parte en los peligros y combates y no puede abandonar la lectura antes deconocer el fin de estas extraordinarias aventuras.

Entonces es cuando los historiadores descubren todo el riguroso aparato científico, mostrandoque estos casos particulares se inscriben en unas series suficientes para bosquejar un cuadro precisode las condiciones de captura, de vida en los territorios musulmanes y de vuelta al país. El númeroimportante de procesos analizados permite dibujar el mapa de los orígenes tan diversos de loscautivos. Se examina la dimensión europea del fenómeno, con datos relativos a ibéricos eitalianos, franceses, escandinavos, pero también eslavos, húngaros, moldo-valacos, griegos,albaneses, malteses y armenios. Los caminos hacia el Islam revelan ser también muy diferentes :hay las capturas en el mar (muy importantes numéricamente), las razzias, los soldados prisioneroscomo los del ejército perdido de don Sebastián de Portugal, o la huida hacia los países musulmanespor motivos privados. Pero no sólo existen diferencias en las circunstancias de las capturas(lugares, número), sino también en la condición de los cautivos (estamento y, sobre todo, edad). Esmuy importante el número de niños y adolescentes capturados o robados, a quienes la mayoría delas veces, no se podía rescatar, como en el caso de adultos, porque los musulmanes se negaban avenderlos. Muchos de estos niños de la "deverchimé" lograron salir de esclavitud, medrar y alcanzarpuestos de confianza en los países de su exilio (rais, jenísario...). A diferencia de los niños y de losjóvenes en edad de combatir o comerciar por tierra y mar, las mujeres son poco representadas y amenudo resultan asimiladas a su nueva nación por casamiento con moros, turcos o renegados, aveces de su propio país de origen.

Es muy pertinente el capítulo donde se examina cómo, cuándo y por qué los cristianosrenegaban : ritos, vestidos, oficios, circuncisión. El hispanista que está descubriendo todos losdetalles de estas historias verídicas no puede sino pensar en tantos casos referidos en obras literarias(obras de Cervantes como las novelas ejemplares de El amante liberal y La española inglesa o unaspiezas de su producción teatral ; también algunas comedias, atribuidas a Castro, como El renegadoarrepentido o El cerco de Tremecén ; El valor de Malta, de Lope, y otras muchas). Ya no se podránleer con la misma mirada después de la erudita aportación de Bartolomé y Lucile Bennassar.

A esta segunda parte de historia "serial" (pp. 147-348) sucede una reflexión histórica,sociológica y filosófica en torno a la vida de los renegados, dividida en dos partes : el sueño turco yla nostalgia cristiana (pp. 349-476). Se evidencian diferencias entre la condición común de lamayoría de los renegados y la emergencia de personalidades de excepción que descuellan en la guerrao en las operaciones de corsarios. De todos modos existe una posibilidad de medrar, que no se da en

Page 24: RESEÑAS DE LIBROS · El romancillo "Hermana Marica". La autora rechaza con razón la atribución a Góngora de dos romancillos anónimos derivados de éste : "Hermano Perico / que

114 CRITICÓN 49, 1990

la sociedad española de la misma época y que quizá explique la atracción del sueño turco. Sinembargo, a pesar de esta posibilidad (que se suma a los casos más numerosos de esclavitud ygaleras), la nostalgia de la tierra natal o el miedo a la muerte y al infierno conducen a muchosrenegados, entre los cuales algunos ya viejos y agobiados, a presentarse, merced a cualquiercircunstancia (captura o evasión), ante los tribunales de la Inquisición para ser acogidos en el senode la Iglesia ("reconciliados" después de duras pruebas por unos tribunales que examinaban, muydetenidamente -y parece que con cierta objetividad- los casos presentados, algunas veces casiincreíbles).

La reflexión llevada a cabo por los autores es apasionante y abre muchas vías de investigacióny de reflexión. Se debe alabar el carácter científico y objetivo de un libro que se apoya siempre enel ingente corpus de los informes inquisitoriales, y nunca ofrece tópicos ni desviacionesideológicas. Este libro será desde hoy un instrumento de trabajo imprescindible para comprender,en la literatura áurea, no sólo las alusiones a renegados y cautivos, sino también el enfrentamientode dos mundos, que no excluye relaciones comerciales ni intercambios culturales. (Listas derenegados y cronología son muy interesantes, pero se echa de menos un índice onomástico tan útil,por no decir indispensable, en este tipo de trabajos.)

Christiane FALIU-LACOURT(Universidad de Toulouse-Le Mirail)

QUEVEDO, Francisco de. El buscón, ed. P. Jauralde Pou, Madrid, Castalia, 1990,256 p.

En el último panorama crítico del Buscón empieza a abrirse camino un nuevo texto, desde quela magistral edición, ya canónica, de Lázaro Carreter sirviera (generalmente) a las posteriores demodelo intocable. Aunque Lázaro ya aportaba en su pie de página el texto del llamado manuscritoB, no se concedía una valoración determinante a este texto, que en poco tiempo ha sido«recuperado» por la edición de Edmond Cros (Madrid, Taurus, 1988) y por esta de P. Jauralde, queofrece una rigurosa documentación y comentario respecto a sus elecciones textuales y al proceso detransmisión que las justifican.

La «Introducción biográfica y crítica» se beneficia de las abundantes investigaciones previas deleditor, cuya amplia nómina desbordaría los límites de mi reseña. Sitúa las circunstanciaspersonales y literarias en que nace el Buscón, remitiendo sobre todo a las experiencias madrileñas,en cuyo ámbito cortesano y urbano se forma el joven Quevedo, que saca de las calles y plazas deMadrid mucho material para sus literarias metamorfosis. Como señala Jauralde «su infancia yadolescencia se realizó siempre a la sombra de la ingente máquina burocrática y servil queacompañaba a la corona» (10). Quevedo no pertenecía a la alta nobleza palaciega, pero tampoco ala plebe: un camino de ascenso y relevancia social y personal se le mostraba abierto en laformación intelectual. Vocación literaria y vocación política definirán buena parte de las actividadesde Quevedo. Esbozo interesante de este quehacer literario se traza en las pp. 13-17 (opúsculosfestivos tempranos, tarea erudita y filológica, correspondencia con Lipsio, polifacetismo...) antesde situar al Buscón en el marco del género picaresco. Cuando se redacta la obra quevediana, a finesde 1604, diversos escritores están intentando renovar el éxito del Guzmán de Alfarache. El Buscónse coloca en esta trayectoria; toma del género el relato autobiográfico de un personaje de ínfimaclase social, el cronotopos realista, etc. Se produce, sin embargo, apunta Jauralde, una «profunda

Page 25: RESEÑAS DE LIBROS · El romancillo "Hermana Marica". La autora rechaza con razón la atribución a Góngora de dos romancillos anónimos derivados de éste : "Hermano Perico / que

RESEÑAS DE LIBROS 115

dislocación ideológica con el autor» (cfr. p.19): frente a esta cuestión, muy debatida por la modernacrítica que examina las instancias narrativas, Jauralde toma una actitud que, quizá con algunamatización, puede resultar iluminadora del modo de escritura quevediano. Para Jauralde no cabedistinguir esas instancias narrativas de narrador, narratario, autor...: «En la conciencia precervantinadel escritor de finales del siglo XVI no cabe la creación exenta de un narrador "independiente" ni deuna figura que se le asemeje. Sencillamente no existe esa categoría mental, no funciona como talen la mente del creador [...] » (19): la fascinación por ese inframundo de la picaresca no es la del"narrador" sino la del propio Quevedo. Me parece correcto este análisis si no se olvida tampoco queexisten unas "voces narrativas" (o locutores poéticos en su caso) que instauran unas determinadasperspectivas de acuerdo a convenciones y normas más o menos genéricas, que no obedecen solo alas fascinaciones personales sentidas por los ingenios. Muy importante me parece resaltar, comohace Jauralde el «deleite continuo de la elaboración artística, la conversión genial en formaslingüísticas y literarias» (20).

Punto, igualmente, de relieve sobre todo desde el punto de vista de la construcción narrativa delBuscón, y que ha dado lugar a muchas discusiones e interpretaciones encontradas es el de laorganización estructural. Para Jauralde, sin tener un plan estricto y absoluto, tampoco carece deorden: «Existe todo un aluvión de motivos que se van encadenando cuidadosamente y se retoman oreproducen en el después de la novela» (21). Muchas de las notas puestas a pie de página en laedición (cfr. pp. 78 lenguaje metafórico de los naipes; 83, motivo de la vergüenza; 87, uso deexpresiones favoritas; etc.) descubren y subrayan útilmente esas ligazones de motivos que paraJauralde se ponen en función «no de la unidad de la novela, sino para el logro del cuadro, de laaventura, de la intriga, del detalle menor» (22).

Para el texto se escoge, como he dicho, el manuscrito B, conservado en el Museo LázaroGaldiano, que presenta una lectura distinta a las ediciones y las copias. Jauralde, que ha estudiadomuy esmeradamente estos aspectos en otros trabajos publicados con anterioridad, niega la dobleredacción del Buscón: en la transmisión textual, cuyo principal testigo sería el manuscrito B, solose observarían deturpaciones y modificaciones sin autoridad del texto único y genuino, representadoen el citado manuscrito. La presente edición integra también, y esta es una de sus principalesvirtudes «un intento de explicar sistemáticamente las variantes más significativas que se produjeronen el proceso de transmisión y copia, las que —equivocadamente— han venido leyéndose comoobra del propio autor» (27). Algunos de los criterios y ejemplos de estas explicaciones se podránver en las pp. 28-33, y, desde luego, a lo largo de las notas a pie de página de la edición. Resultaasí un texto que era necesario hacer asequible, con una serie de pasajes recuperados y un aparato decomentarios que serán imprescindibles en la valoración próxima de la obra.

Las páginas dedicadas a «La aventura crítica de El Buscón» (33-52), constituyen una precisapuesta a punto del estado actual de la cuestión, que recorre, con solvente dominio la historia de lasmúltiples interpretaciones que ha recibido la creación quevediana. En este apartado puede encontrarel estudioso un resumen comentado de los estudios principales o más significativos sobre elBuscón, perfectamente situados en su «contexto de emisión», lo que representa una buena aguja demarear para orientarse en el complejo mundo de las interpretaciones quevedianas, desde los estudiosestilísticos de Lida o Spitzer, a las interpretaciones moralizantes de Parker; desde los bastantediscutibles trabajos de May a las importantes revisiones del sentido de don Diego Coronel (y de lanovela entera desde esta perspectiva) propuestas por C. Johson o Redondo; pasando por trabajosfundamentales como los de Lázaro, Molho, Cros, Iffland o Díaz Migoyo, entre decenas y decenas.Si algo pudiera reclamarse en este capítulo sería, quizá, una conclusión sintética en la que unexperto quevedista tan conspicuo como Jauralde resumiera con más detalles su propia visión de la

Page 26: RESEÑAS DE LIBROS · El romancillo "Hermana Marica". La autora rechaza con razón la atribución a Góngora de dos romancillos anónimos derivados de éste : "Hermano Perico / que

116 CRITICÓN 49, 1990

obra, que para los lectores no demasiado especializados puede resultar difícil de captar después deldespliegue bibliográfico ofrecido.

El texto en sí transcribe con ortografía y puntuación modernizadas el manuscrito B, corregido aveces con las lecturas de los manuscritos de la Biblioteca de Menéndez Pelayo de Santander y el dela biblioteca de la viuda de Rodríguez Mofiino (antes en la catedral de Córdoba). Respecto a laanotación filológica, no acabo de compartir la actitud de Jauralde cuando opta por no sobrecargar eltexto demasiado «para no entorpecer la lectura de la obra» (64). El mayor entorpecimiento meparece ser la falta de comprensión del texto; y el Buscón es realmente un texto difícil, sobre todopara los lectores que se acerquen a él sin el bagaje científico del autor de la presente edición.Probablemente el lector medio, que tiene en ella un excelente texto para conocer mejor la novela,hubiera agradecido una mayor ayuda para el entendimiento de ciertos pasajes. Esto es en parte,claro, un terreno de opiniones personales en el que la elección de Jauralde resulta, naturalmente,muy legítima. Sin embargo la indiscutible eficacia de las notas que sí ha puesto (véanse, entre casitodas, las notas 7, p. 75; 14, p. 77; 30, pp. 79-80; etc., etc.), hacen echar de menos la misma enotras ocasiones. Es obligado señalar también la aceptable explicación aportada para el misteriosoalcotín con que se desayuna don Pablos (p. 189), y tampoco deja de merecer elogios la precisaconcisión con que se ha redactado este aparato crítico. Las observaciones que siguen, pues, noapuntan tanto a los criterios concretos de esta edición, como a la sugerencia de la dicha necesidadcara a lectores posibles del libro, que sin duda serán abundantes y no únicamente especialistas. Melimitaré a algunos ejemplos en los que, a mi juicio, una ampliación de las notas hubiera sidoconveniente, a veces incluso para apoyar la misma defensa del texto B que hace Jauralde. En lap. 74 aparece un chiste «tuvo muy buen parecer para letrado», en un pasaje que provoca ciertassospechas de corrupción: «el pasaje perdido de B, de todos modos, contiene alguna alusión no muyclara, que es la que se ha sustituido. ¿Por qué tuvo muy buen parecer para letrado? La alusión aludea la gravedad y apariencia solemne que se supone en los cargos de justicia [...] La sensación de quefalta por completar el pasaje con las cualidades que acercaban al letrado con la mujer pudo haberprovocado la intervención» (pp. 74-75, n. 6): a mi juicio no hay motivos suficientes para pensaren una deturpación, y el chiste está completo: las cualidades que acercan a la mujer y al letradoradican simplemente en la dilogía con parecer 'opinión del jurista, juicio sobre un asunto' y'aspecto, físico, de la dama': una vez que se menciona la palabra parecer el floreo verbal esinevitable, y además sugiere fealdad, ya que su «buen parecer» hubiera sido más bien el de letradoque el de la belleza. Es, por otra parte un chiste tradicional del que habría numerosos testimoniosen la misma obra de Quevedo (ver la letrilla 646 de la ed. Blecua, donde se repite dos veces). En lap. 75 yo quitaría los puntos suspensivos en el sintagma «por ser tal, que robaba a todos... lasvoluntades»: creo que esos puntos no resaltan maliciosamente la frase, sino que contradicen lo queverdaderamente significa: el lector debe leer de corrido «robaba a todos las voluntades», que es lafrase hecha; y acto seguido darse cuenta de que esa frase hecha es una alusión maliciosa y que noroba precisamente las voluntades, sino el dinero. Los puntos suspensivos hubieran sido adecuadoscon un complemento de 'dinero' no de 'voluntades'. En la p. 79 tengo para mí que «pedigüeño encaminos» se refiere a algo más que a la lacra de la mendicidad, y que significa «ladrón, asaltador delos viajeros», como en la jácara 856 (ed. Blecua), vv. 153 ss.: «Por pedigüeño en caminos, / el quellamándose Juan, / de noche para las capas / se confirmaba en Tomás, / hecho nadador de penca /desnudo fue la mitad». Un pasaje controvertido es el de la p. 94 en donde los comensales de Cabrareciben tan poco carnero que «entre lo que se les pegó en las uñas y se les quedó entre los dientespienso que se consumió todo, dejando descomulgadas las tripas de participantes». Jauralde acepia laexplicación de A, Castro, según la cual «las tripas quedaban castigadas sin haber cometido ninguna

Page 27: RESEÑAS DE LIBROS · El romancillo "Hermana Marica". La autora rechaza con razón la atribución a Góngora de dos romancillos anónimos derivados de éste : "Hermano Perico / que

RESEÑAS DE LIBROS 117

culpa, es decir, sin haber recibido comida, solo por el delito de estar en comunicación con la boca,que era la que se había quedado con la carne; pero nótese que desde el punto de vista de las tripas, elpecado y la culpa son una misma cosa; están castigadas a no comer, no habiendo comido». Estaexplicación de Castro que normalmente suele aceptarse entre los comentaristas del Buscón, mesigue pareciendo a mí confusa y más ininteligible que el texto. Pienso que los juegos pueden sermás complejos, y que empiezan en consumir, término que debe de estar usado dilógicamente en susentido religioso específico relativo a la comunión («Consumir. En el Sacrosanto Sacrificio de lamisa es tomar el sacerdote el cuerpo y la sangre de Cristo Nuestro Señor, debajo de las especies depan y vino», Tesoro de Covarrubias) y en el sentido de 'gastar'; si se consume todo, no queda nadapara otros comulgantes: se puede decir que los restantes quedan descomulgados, interpretando estapalabra literalmente desde su prefijo de privación 'sin poder comulgar, porque no han quedadoespecies que tomar'. El uso de descomulgar se provoca por la dilogía de consumir; y una vez que seutiliza descomulgar, el floreo verbal atrae «de participantes», otra vez con un juego deinterpretación literal de la expresión religiosa (relativa a la excomunión de los que tratan conexcomulgados): 'los demás participantes quedaron descomulgados: las tripas en este caso quedaronsin poder comulgar (metafóricamente: 'sin comer'), sin poder consumir nada, se les privó departicipar en la comida'. En la p. 110 el texto «Déjese vuestra merced gobernar, que en mano está»creo que se comprendería mejor si se recordara al lector que alude al dicho «En manos está elpandero que le sabrá bien tañer, o en manos está el pandero de quien lo sabrá tañer» (Vocabulario derefranes de Correas, ed. RAE, 196), que debe completar la truncada oración en la mente del lector.En la p. 146 «parecía que contaba escudos por maravedís», que se refiere a los novecientos y unsonetos y doce redondillas que ha hecho el poetastro, y que es otro pasaje cuyo significado «noparece muy claro», creo que significa que mencionar cifras tan altas de poesías recuerdan a las cifrasque habría que utilizar si se contara una cantidad de escudos dando su equivalencia en maravedís;según las épocas un escudo valía entre 350 y 600 maravedís aproximadamente, de modo que si, porejemplo, se contasen 10 escudos en maravedís, habría que decir «tres mil quinientos maravedís»,etc. El «concomerse» de la p. 164 no creo que sea 'regodearse', sino hacer el gesto con las espaldas(«mover a un tiempo los hombros y espaldas en señal de que alguna cosa le pica o causacomezón», Autoridades), metafóricamente alusivo aquí al «ademán» de los azotados por el verdugo(véase el contexto en que se habla de azotes). Así que el «concomerse» de la p. 199, significa en loliteral lo mismo que en la ocurrencia anterior. El vedriado de la p. 202 («que mudasen a otra parteel vedriado») se refiere, no al orificio vidriado o lugar donde se hallaba el retrete (que no se podríamudar de sitio), sino a los orinales, que son los que se pueden mover del lugar donde estuvieran, yque se hacían de barro vidriado o vidrio (cfr. Autoridades: orinal). Góngora llama a los orinales«animales vidriados» que pastorea una fregona en el romance «En la pedregosa orilla», verso 20.En la p. 210 «overos de echar agua» me parece que es mera metáfora humorística por 'asnos':overo es palabra que designa un tipo de capa de los caballos; metonímicamcnte significa aquí'caballo'; pero al caballo (animal emblemático de nobleza) se le aplica un complemento 'de echaragua', que en realidad supone una agudeza de improporción, en términos de Gracián (el oficio deaguador era uno de los más viles). Los aguadores usaban asnos («púsome en poder de un asno ycuatro cántaros y un azote, y comencé a echar agua por la cibdad», Lazarillo de Tormes, tratadosexto; véase también La ilustre fregona de Cervantes): overo de echar agua es 'asno', y en asnossacaban a los reos a la vergüenza pública, que es exactamente de lo que trata el pasaje. Es un chisteparecido a aquellos en que llaman caballeros a los reos, porque van a caballo... pero en un burro.

En fin, en estos y algunos otros casos creo que ampliar o precisar las notas hubiera elevado aúnmás la excelencia de este trabajo que todo quevedista y no quevedista leerá con aprovechamiento y

Page 28: RESEÑAS DE LIBROS · El romancillo "Hermana Marica". La autora rechaza con razón la atribución a Góngora de dos romancillos anónimos derivados de éste : "Hermano Perico / que

118 CRITICÓN 49, 1990

placer, perdonando fácilmente las algunas erratillas que advirtiere.

Ignacio ARELLANO

SCHWARTZ LERNER, Lía. Quevedo : discurso y representación. Pamplona, EUNSA,1986. 293 p.(I.S.S.N. : 02132370 ; Anejos de RILCE, 1)

El importante libro de Lía Schwartz Lerner dio lugar a dos reseñas simultáneas (una de PilarAizpún, y otra de Carlos Vaíllo), que Criticón publica hoy juntas porque le parecencomplementarias y, por lo tanto, más provechosas aún para los lectores.

En este importante volumen, Lía Schawartz reúne diez trabajos que estudian distintos aspectosde las sátiras de Quevedo. Fueron escritos independientemente -algunos ya había sido publicadosen distintas revistas- y la autora los ha organizado en torno a tres dimensiones de la sátiraquevediana : "el discurso satírico, la intertextualidad como forma de producción del texto barroco yciertos aspectos de la representación en la poesía y en la prosa" (p. 11). Uti l iza con muchaponderación, en algunos de estos artículos -los que fueron escritos en época más reciente- modelossemióticos de análisis de texto y, en otros anteriores, modelos más o menos tradicionales.

La primera parte, "El discurso satírico", se compone de cuatro trabajos. En Sistemática deljuego de palabras en la prosa satírica (p. 19), se estudia el uso que hace Quevedo del recurso a lolargo de toda su obra. Hace una breve revisión de los diversos juegos de palabras, dividiéndolos endos categorías : aquellos que se dan en el plano del significante, más sencillos y más frecuentes ensus obras tempranas, y aquellos que se dan en el plano del significado (p. 22). En su última época,Quevedo integra los juegos de palabras en estructuras metafóricas y emplea irónicamente fraseshechas y refranes, lo que supone una mayor complejidad y originalidad en la utilización de esterecurso (p. 40). Quevedo nunca dejó de lado totalmente los juegos de palabras, como elementoscreadores de comicidad. En el segundo artículo, Dialectos sociales y poética barroca (p. 47), seanalizan varios textos en prosa de Quevedo, en los que éste expone algunas de sus teorías sobre ellenguaje y la poesía populares. Según Lía Schwartz, para Quevedo "la poesía debe ser una actividadrestringida al intercambio entre un núcleo reducido de autores competentes y un público sofisticadoque pueda descifrarla" (p. 58). Sin embargo, Quevedo utiliza el lenguaje popular y el de lagermanía en su poesía satírica, para satirizar las clases marginales. La autora concluye que "ellenguaje de los marginados fue asumido por la literatura oficial del Siglo de Oro, aunque más nofuera, para marcar las relaciones conflictivas entre dos modelos diversos del mundo. Pero para losdefensores de los privilegios de una minoría selecta, de la voz del lenguaje popular sólo podríadecirse que usurpaba la función de la literatura culta" (p. 71).E1 siguiente artículo, Discursoparemiológico y discurso satírico : de la locura y sus interpretaciones (p. 73), es un espléndidoestudio del tópico de la locura del mundo, y la interacción entre el discurso paremiológico y laliteratura culta. Este tópico de la locura generalizada aparece en refranes y literatura popular. Porotra parte, los escritores cultos también utilizan en ocasiones el recurso de la locura de unpersonaje para ejercer la sátira, ya que sólo al loco le está permitido decirlo todo. En Quevedotambién aparece el tópico de la locura del mundo. Para él, la locura es la manifestación de laperversión que supone todo intento de modificar el orden establecido. Quevedo hizo suyo el tópico

Page 29: RESEÑAS DE LIBROS · El romancillo "Hermana Marica". La autora rechaza con razón la atribución a Góngora de dos romancillos anónimos derivados de éste : "Hermano Perico / que

RESEÑAS DE LIBROS 119

de la locura del mundo y su expresión en el discurso paremiológico porque en él encontró laexpresión del desorden social que rechazaba. El cuarto y último estudio de esta interesante secciónes el titulado Metáfora e ideología, la huida de Astrea (p. 97). En él se estudia una serie deimágenes quevedescas que se refieren al sistema legal, y que lo describen siempre en términossemejantes. Todos sus representantes son figuras corrompidas por la codicia, que ejercen suprofesión buscando únicamente el provecho personal. Quevedo emplea el motivo de la huida deAstrea, pero modificado. Y al criticar el sistema judicial de su época, con el que es imposibleobtener justicia, nos presenta su idea de cómo debería ser ese sistema. Son textos fundamentalespara comprender las estructuras ideológicas que se enfrentaban sobre el poder en el barroco.

A continuación, comienza la sección, quizá más erudita y meticulosa, que estudia laintertextualidad como forma de producción del texto barroco. En De Marcial y Quevedo (p. 133), seafirma que Quevedo no sólo comparte motivos ideológicos con Marcial, sino que éste influyó en laconfiguración del texto mismo de algunos de sus poemas. Así, la influencia de Marcial se muestrade tres modos : la adopción y transformación por parte de Quevedo de una figura retórica o unaescena de Marcial ; o bien la utilización por parte de Quevedo de procedimientos, en su lenguajefigurado, paralelos a los de Marcial ; o bien, la recreación de los mismos motivos satíricos. Elsegundo trabajo es el titulado Supervivencia y variación de imágenes clásicas : la vétula (p. 159),en donde Lía Schwartz analiza, en una serie de páginas que son lo mejor del libro, un conjunto deimágenes que pertenecen todas ellas al ámbito de la descripción de la figura de "la vieja", mostrandola presencia en Quevedo de un juego de variaciones retóricas sobre un esquema inicial, que tiene suorigen en una imagen clásica. Inscripciones de Juvenal en un soneto de Quevedo (p. 231) se dedicaa unos versos de la sátira III de Juvenal, que, al menos en dos ocasiones, sirvieron a Quevedo comosubtexto. Así termina esta apartado, en el que Lía Schwartz estudia la importancia de las sátirasclásicas como intertextos en la sátira de Quevedo.

Por último, la tercera sección de este volumen está compuesta de dos trabajos : Sobre el retratoliterario (p. 251), y Barbas jurisconsultas-Jurisjüeces : traslaciones de un signo cultural (p. 265).El dedicado al retrato estudia las formas que aparecen en las sátiras de Quevedo. Los primerosretratos siguen los esquemas clásicos, pero en seguida Quevedo llega a preferir una forma dedescripción original, que se separa de su punto de partida : los modelos clásicos. Este retrato es unretrato breve, que presenta unos rasgos distintivos para esbozar una figura grotesca. A Quevedo nole importa la verosimilitud, sino el juego de creación de metáforas o figuras retóricas nuevas, conlo cual el interés pasa del personaje al discurso mismo. En el otro, se documenta la traslación dela hipálage horadaría "sapiens barba" a la cultura barroca. Al no existir la figura del filósofo (talcomo se daba en el mundo griego) en el siglo XVII, la figura se re-semantiza en "Barbasjurisconsultas", en las sátiras de los letrados.

En definitiva, creo que es un libro fundamental para los estudiosos de Quevedo, en el que LíaSchwartz analiza con acierto algunos aspectos menos conocidos de la producción del poeta barroco,e ilumina las relaciones de su obra satírica con la sátira clásica.

Pilar AIZPÚN

Diez trabajos (seis ya publicados, cuatro inéditos) se recogen en el libro de la Profesora LíaSchwartz Lerner como fruto de la dedicación de una docena de años al asedio y la aclaraciónestilística de la sección más compleja de la obra quevediana, la sátira. En este intervalo de tiempo,el método de análisis crítico de la autora se ha ido afianzando y haciendo más consciente. Ello ha

Page 30: RESEÑAS DE LIBROS · El romancillo "Hermana Marica". La autora rechaza con razón la atribución a Góngora de dos romancillos anónimos derivados de éste : "Hermano Perico / que

120 CRITICÓN 49, 1990

permitido, desde la perspectiva del presente, distribuir los distintos trabajos en tres apartados quecorresponden a otros tantos niveles de análisis: "el discurso satírico, la intertextualidad como formade producción del texto barroco y ciertos aspectos de la representación en la poesía y la prosa"(p. 11). Tales nociones derivan de los modelos de análisis que ofrecen las modernas teorías decrítica semiológica, aunque la intensidad con que se aplican no es la misma en todos los trabajos.

Se comprueba en el primero -y más primerizo, pues data de 1973- de los trabajos queexaminan la textura del discurso satírico de Quevedo. Es un estudio meramente descriptivo ytaxonómico en el rico campo de los juegos de voces de la prosa satírica quevedesca, aunque con elrigor y la minuciosidad que caracteriza al conjunto del libro. Como conclusión interesante seapunta cautelosamente la mayor frecuencia de tal recurso estilístico en la fase más juvenil delescritor, enlazando con algunos vislumbres de Use Nolting-Hauff en su libro sobre los Sueños. Enla actualización bibliográfica anunciada en el prólogo, se echa de menos cualquier mención de lostrabajos en parecida línea de César Nicolás y María Teresa Llano.

El segundo trabajo aborda otra faceta del discurso literario de Quevedo, no menos compleja: elgrado de permeabilidad a los dialectos sociales. Al pretender imponer en el plano literario (másteórico que práctico) la norma renacentista de claridad de un Fray Luis de León, el escritor se oponepor igual a las soluciones extremas del culteranismo y de la poesía popular para consumo delvulgo. Este último rechazo se ve doblado por el desdén de modismos y locuciones vulgares, en losque advierte un serio peligro para la flexibilidad del idioma y la diferenciación social de loshablantes. La paradoja de que los escritos quevedianos (como Cuento de cuentos) se hayanconvertido en fuente lexicográfica de primer orden para recuperar giros y voces populares se explicaen parte por el decoro satírico, que permite caracterizar mimética o paródicamente a las diversaspersonae satíricas y a los personajes zaheridos. Me temo, sin embargo, que la aversión, compartidapor otros autores coetáneos, por las formas vulgares de expresión, como el refrán otrora ensalzadopor los humanistas, no derive tan sólo de los temores de un privilegiado a cierta nivelación social.El concepto de vulgo del Siglo de Oro no se ciñe forzosamente a una sola clase social, como seencarga de recordar el soneto 613 de la edición Blecua en que se ridiculizan, si bien de modo algooblicuo, ciertos estereotipos de la conversación de los señores. Por el contrario, se detecta enQuevedo una fascinación inconfesada por las virtualidades expresivas de términos y locucionesvulgares, que explota lúdicamente con la misma intensidad que en serio aplica Góngora a lasimágenes agostadas del petrarquismo. Las percepciones inesperadas y efectos cómicos que extrae delsinsentido lógico y del lenguaje fosilizado son compatibles con la censura de la "filosofía vulgar"del refranero, cuya inconsistencia se denuncia hasta el absurdo. En ese último aspecto, habríanservido a la autora los trabajos de H. Iventosh en el número dedicado a Quevedo de Mester (1980) yde M. Gendreau-Massaloux en el volumen colectivo La contestation de la société au Siècle d'Or(Toulouse, 1981).

Sin salir del campo acotado de la paremiología, el tercer estudio arranca del refrán glosado porQuevedo en el romance 728, "Todos somos locos,/ los unos y los otros", para explorar mejor lasdiscrepancias con ciertas actitudes populares ante la locura: "que escritores como Quevedo yGradan incorporaran a sus versiones del topos de la locura del mundo fragmentos de discursopopular apunta precisamente a las relaciones complejas que entablan ideología dominante eideologías dominadas en el siglo XVII" (p. 74). De la locura omnímoda en su versión irónicaerasmiana se desvía la de Quevedo por carecer de los rasgos positivos de clarividencia ysociabilidad, en cuanto se inserta ciegamente en una realidad que ha trastrocado el orden teológico.Pero además el refrán queda rectificado por el Yo que se autoexcluye de la condena universal.Excelente análisis del romance y de la actitud que encierra, pero a la referencia erasmiana cabría

Page 31: RESEÑAS DE LIBROS · El romancillo "Hermana Marica". La autora rechaza con razón la atribución a Góngora de dos romancillos anónimos derivados de éste : "Hermano Perico / que

RESEÑAS DE LIBROS 121

añadir la de una sátira de Horacio (II, 3), en la que se destaca irónicamente la ceguera del críticoestoico Damasippus. Con la doctrina filosófica del sabio, Quevedo parece haber heredado laautosuficiencia que le hace omitir los propios defectos: "Yo digo que no soy ellos,/ y con eso medisculpo" (775, vv. 59-60).

Concluye esta sección con un estudio de la crítica quevediana de la justicia de su tiempomediante lexemas y predicaciones metafóricas del campo semántico de la venalidad. Sin perdersecomo otros autores en visiones idealistas de una mítica edad de oro, la sátira de Quevedo descalificaun presente degradado en mercantilismo y, en una añoranza de un "pasado vagamente feudal"(p. 119), expresa "el deseo de restauración de un gobierno de tipo señorial, que opere en el ejerciciode una justicia espontánea, basada en la práctica de virtudes cristianas" (p. 129). Una vez más, laautora revela en los intersticios de un discurso satírico la mentalidad señorial que racionaliza "ladialéctica del poder en la España del siglo XVII" (p. 129).

Se ocupa la segunda sección del libro de la intertextualidad en la producción de textos satíricos,o, dicho de otro modo que aprovecha el título de uno de los capítulos, de la supervivencia yvariación de motivos tomados de modelos clásicos. Marcial es el primero que pasa por el cedazo dela autora. Al margen de la pesquisa mecánica y rutinaria de fuentes, un cotejo inteligente de textosdemuestra que la imitación de varios epigramas latinos no es copia servil, sino que conduce aadoptar y modificar motivos, situaciones, esquemas lingüísticos y retóricos, en una especie dediálogo a veces irónico y como "estímulo para la creación de un lenguaje satírico personal"(p. 135). La disparidad de los contextos de ambos escritores sugiere o impone buena parte de loscambios observados. Poco es lo que ha dejado de escudriñar la Profesora Schwartz Lerner en lamateria de su estudio magistral, aunque, a mi juicio, podría considerarse de interés para la sátiraquevediana de cornudos el epigrama del bilbilitano (I, 73), en el que un astuto marido añadeincentivos a la "mercancía" con sus precauciones, "que gusto que tiene guarda/ es más hazañavencerle" (730, w . 93-104) y "que esposos de par en par/ empalagan el pecado" (715, vv. 61-62).

Complemento del anterior, es el estudio que se concentra en los antecedentes clásicos de lafigura de la vieja en Quevedo. La compleja red intertextual de relaciones y juegos dialógicos queunen los diversos motivos antiguos con las creaciones quevedianas y a éstas entre sí abonan laafirmación de que "los referentes de la sátira de Quevedo son generalmente pre-texto deexperimentos verbales" (p. 190). Queda desmentida así la crítica que considera la sátira básicamentereferencial. Para más argumentos cabría acudir a un artículo de la misma autora en Edad de Oro, VI(1987), sobre las convenciones satíricas.

El interés del siguiente estudio, no publicado antes, es doble, teórico y concreto. El preámbuloproporciona una justificación teórica de los fundamentos críticos del libro. Se parte de la base que"la producción de un texto satírico constituye un proceso complejo de resemantización demateriales lingüísticos y literarios pre-existentes que se combinan en un nuevo discurso" (p. 195).Las formas de recepción y manipulación de uno o más sub-textos suministran información sobremodelos ideológicos de una época, códigos culturales y literarios del autor, grados de afinidad entreescritores de épocas diversas. Estos presupuestos, seguidos tácitamente en los demás estudios de lasección, se verifican en un motivo satírico recurrente: la plegaria interesada a los dioses. DesdeLuciano y la crítica de filiación estoica en Persio y Juvenal a la recreación efectuada en variostextos quevedianos, pasando por Erasmo y El Crotalón, los numerosos matices introducidosrebajan las analogías aparentes. En Quevedo el tono apocalíptico de acusación e invectiva delata laimposibilidad de un diálogo de Dios y hombre en una sociedad que ha corrompido el ordenteológico del mundo. Sin la ironía ni benevolencia erasmiana, el escritor barroco maneja eldiscurso represivo del poder.

Page 32: RESEÑAS DE LIBROS · El romancillo "Hermana Marica". La autora rechaza con razón la atribución a Góngora de dos romancillos anónimos derivados de éste : "Hermano Perico / que

122 CRITICÓN 49, 1990

De una forma menos rigurosa, a mi entender, se extiende el mismo tipo de análisis a lasmodificaciones que uno de los autores predilectos de Quevedo, "mi Juvenal", sufre en lareelaboración del topos de la corte y la aldea. Góngora sirve de tertium comparutions, aunque noestá claro lo que les une o separa ideológicamente. Se pone de relieve que el discurso satírico delromano queda asumido por el moralizante del español; pero, aparte de los límites a menudoborrosos de uno y otro discurso, no debería sorprender por la frecuencia con que desde la EdadMedia Juvenal es aprovechado por predicadores y moralistas.

La última sección se ocupa de representaciones literarias en la sátira quevediana. En el estudioinicial se comprueba la evolución del arte de retratista del autor desde la clara raigambre clásica delas primeras muestras a las técnicas posteriores más complejas, de formas sincopadas, conimágenes hiperbólicas de difícil y sorprendente encaje, que se estudian más por extenso en otrolibro de la misma autora, Metáfora y sátira en la obra de Quevedo (Madrid, Taurus, 1983).

En el último capítulo de esta sección y del libro, un detalle del retrato caricaturesco de losletrados, la frondosa barba, permite estudiar otro caso notable de resemantización. En Luciano lasanálogas barbas de los filósofos revelan una presunción de saber y se equiparan a las de un machocabrío. En manos de Quevedo, el motivo zahiere la falsedad y engaños de los letrados, reflejando laaversión por un grupo social de advenedizos, que ocupaba importantes parcelas de poder político yadministrativo en España. Creo, no obstante, que no se explora en toda su amplitud la presencia deeste motivo. En la literatura antigua, la Antología griega contiene la equiparación irónica de Platóncon una cabra barbuda (XI, 430). Como en otro epigrama (XI, 156), Persio duda de la relación delsaber con el vello: "scilicet ingenium et rerum prudentia velox / ante pilos venit..." (IV, 4-5), quepuede derivar de un proverbio griego y de un tópico de las diatribas. En la literatura española, soncoincidentes las chanzas de Sebastián de Horozco a un licenciado Oseguera, una anécdota de laFloresta de Santa Cruz (IV, 2, 7) o la sátira de Bartolomé Leonardo de Argensola "InIurisconsultum barbatum", de donde son estos versos: "mas niega este secreto [del saber] a loscabrones/ que aspirarán a ser jurisconsultos". Propiciada por el uso lingüístico del español, quizásea una de las derivaciones fatales del motivo, bien aprovechada por nuestro autor (vgr., 633, vv.50-52; 646, vv. 44-50; 671, vv. 31-32), la figura del letrado barbudo y cornudo, que escapa a laperspicacia de la autora.

En suma, aunque la maraña de ejemplos citados y examinados a veces dificulta la lectura ycomprensión de la obra, se habrá de contar en adelante con ella para penetrar en los recovecos de lasgeniales capacidades estilísticas del gran escritor satírico. La Profesora Schwartz Lerner conjugamuy bien el análisis estilístico de los textos con el trasfondo intertextual y con la peculiar visióndel mundo de don Francisco, que no por conocida deja de ser pertinente para dilucidar el sentido delas tendencias y decisiones del autor en el campo literario. Así se aprecia la literariedad de lostextos quevedianos en el proceso de su constitución a partir de unas convenciones y de unaintertextualidad y en conexión con su calidad de signos culturales. Acaso el inconveniente se halleen un determinismo montado sobre un núcleo coriáceo de ideas sociales del autor que deja pocomargen a otras variables con posible incidencia en obras, en las que el referente es bastantesecundario: rasgos psicológicos, peso muerto de la tradición, mera intención lúdica. Finalmente, esmuy de agradecer que la autora maneje con soltura y prudencia los instrumentos y conceptos de lacrítica semiótica sin beatería ni afán de apabullar con una terminología oscura (aún no meacostumbro del todo a palabras frecuentes en el libro como "recepcionar", "verbalizar", etc., sinduda necesarias, frente a las que tampoco en verdad dispongo hoy de alternativas). Y cosa rara enlos seguidores de estos métodos críticos, demuestra un amplio conocimiento de primera mano delos textos antiguos clásicos, que le libra de los peligros de elucubrar en el vacío o con apriorismos

Page 33: RESEÑAS DE LIBROS · El romancillo "Hermana Marica". La autora rechaza con razón la atribución a Góngora de dos romancillos anónimos derivados de éste : "Hermano Perico / que

RESEÑAS DE LIBROS 123

de escuela. Con lo que se demuestra de nuevo que los buenos resultados se deben más al talento delinvestigador que a determinadas recetas. Pero tampoco se puede negar en la excelente obra de LíaSchwartz Lerner el buen rendimiento de unos métodos críticos ni su valor de ejemplo para lanecesaria renovación de enfoques en el estudio de la literatura del Siglo de Oro.

Carlos VAÍLLO(Universidad de Barcelona)

LARA GARRIDO, José. Alonso Alvarez de Soria, ruiseñor del hampa. Vida enliteratura de un barroco marginal. Málaga. Litoral, 1987, 113 pp.

Libro breve, pero de interés para el estudio de un área literaria y vital poco atendidatradicionalmente (hasta hace poco) en las investigaciones académicas, esta aportación de LaraGarrido incide en un personaje curioso, ejemplo de poeta rufián o jaque poeta: Alonso Alvarez deSoria, cuya muerte en la horca con tanto enternecimiento lloran los rufianes quevedianos en elúltimo capítulo del Buscón. En la introducción se sitúa al personaje en el campo de la literaturamarginal, desde unas perspectivas más modernas que las que habían aplicado a Alvarez de Soria susanteriores estudiosos (especialmente Rodríguez Marín y González de Amezúa), cuya visión estabamediatizada por filtros ideológicos de censura y sentido, reductores de su obra a mera pinturaambiental o a una serie de versos de malas costumbres, sin ver la significativa combinación deexperiencia vital y poesía. En las páginas iniciales del estudio preliminar a la edición de lospoemas, aborda Lara Garrido, a propósito de la ejemplar muerte de Alonso Álvarez, el análisis delespectáculo ritual de los ajusticiamientos, sujetos a una estructura fija (recorrido del reo por lascalles acostumbradas, azotes, etc.) en la que el preso es pregonero y aceptador de su sentenciamerecida (p. 15). Apoyándose eruditamente en las reflexiones de Girard y Foucault, entre otroscríticos, interpreta Lara Garrido estas ceremonias como rituales de represión social, de dimensionessacrificiales que pasan de la mimesis del antagonismo a la de la apropiación (pp. 15-17). Elanálisis complejo de la imbricación vida-literatura en el caso de Álvarez de Soria se resiente de lafalta de una documentación más completa; parece evidente que mantuvo un estrecho contacto con laélite cultural sevillana (p. 21). Autor de unos de los primeros textos de versos de cabo roto, formaculta con antecedentes escasos y minoritarios (cfr. p. 21) que implicaba ciertos rasgos de novedad yvanguardia, Alonso Álvarez escribe según unos modelos retóricos integrados en el código formal dela poesía «oficial», aunque su perspectiva sigue siendo siempre «marginal», en los manejos dedestinatarios y materias de elocución (haciendo destinatario a una dama de no santas costumbres, oexpresando «desmesuras eróticas», por ejemplo, p. 22). ¿Poesía dentro del sistema o poesía deprotesta contra ese orden establecido que acabó colocando al poeta en el cadalso? Recuerda Lara lasdos interpretaciones que se han aplicado a los poemas del jaque sevillano: la que los observa comoburlas apicaradas de dimensiones lúdicas, y la que los considera poesía de revuelta (p. 23). ParaLara, la poesía de Álvarez de Soria presenta un cierto grado de rebeldía que traspasa el marco de loburlesco «para subvertir por sus connotaciones paratextuales el significado de determinadasfunciones tópicas en la tradición burlesca» (p. 23); pero esta transgresión, sin embargo, se refieremás a los códigos de escritura que a los códigos ideológicos dominantes (p. 24). Alonso Álvarez,de familia de mercaderes sevillanos de fortuna cercana al grupo de élite, hijo natural de su padre,protagoniza una trayectoria de declive, con pleitos con sus deudos por la parte de herencia, asunción

Page 34: RESEÑAS DE LIBROS · El romancillo "Hermana Marica". La autora rechaza con razón la atribución a Góngora de dos romancillos anónimos derivados de éste : "Hermano Perico / que

124 CRITICÓN 49, 1990

de su condición de hijo natural, liquidación temprana de sus bienes y problemas con la justicia: yael 11 de abril de 1595 aparece el primer testimonio de encarcelamiento que lo sitúa en la vidadelictiva en donde transcurrirá el resto de su existencia. Poco más se conoce: se intuye una vidahampesca, con los episodios habituales de rufianería, amores y desafíos. Respecto a sumarginalidad delincuente, recuerda Lara la complejidad arbitraria del sistema judicial aurisecular:«sistema de amenaza indefinida y ejemplarización colectiva» (p. 30), en donde la voz arrepentida delreo funciona a modo de recordatorio para el público, aspecto éste que se consituye como uno de losnervios centrales en los poemas que reflexionan sobre el inminente ajusticiamiento del poeta. Enestas páginas preliminares quizá se echa en falta una indagación más literaria acerca de los aspectosretóricos y temáticos de los poemas editados, algunos de los cuales tienen apreciable fuerzaexpresiva y alcanzan una capacidad de comunicación emotiva no desdeñable. En la edición de laspoesías (criterios de edición en pp. 43-48) recupera el editor moderno algunos textos mutilados oexpurgados por anteriores estudiosos, como Rodríguez Marín, que los editó con poco rigorfilológico. Maneja Lara, y recoge las variantes de cinco manuscritos esenciales para elconocimiento de este corpus (cfr. p. 45; su base principal es el ms. 3890 de la Biblioteca Nacionalde Madrid). En relación a estos criterios de edición, creo que hubiera sido más útil modernizar laortografía del texto base, o al menos introducir una puntuación capaz de facilitar algunas lecturas:pongo solo como ejemplo (hay otros casos) el soneto de rimas bíblicas I (p. 49), donde el verso 12«Tanpoco se uoar como a Bacu» puede resultar críptico sin estas ayudas (¿uoar?; «a Bacu» pareceque debe ser interpretado «Habacuc» en rima con «Barauc», etc.). Igualmente el lector se interrogapor qué este y algún otro poema carecen de las notas filológicas, en general excelentes, con las quese ha beneficiado la lectura de los demás. En el corpus editado destacan algunas composicionesespecialmente significativas: «Sátira de Alonso Alvarez de Soria» que comienza «Ninfas que en lastasqueras», espléndido ejemplo de poema prostibulario; y sobre todo la serie de poemas cruzadoscon Cristóbal Flores, en una estructura de invectivas mutuas que ponen a contribución la gamaesencial de insultos: judío («Enemigos judíos maldicientes», p. 60; «Pues mi nobleza niegas porescrito», p. 62), cornudo («Cornudo, cornudillo, cornudete», p. 61), cobarde, hijo de padresinfames (p. 66, 69), etc. Destaca entre otros el poema «De Alonso Álvarez cuando le llevaron aahorcar» (pp. 75-76), en donde el tono serio alcanza unos matices de melancólico desengaño: «Estalumbre de mi vida/ que muere y vive de veces, / ¡qué de contrarios la apagan, / qué de esperanzas laencienden!. / Ya todos me desamparan, / proprio del que pobre muere, / aunque saben que mequedan / muchas desdichas que hereden. / Mis proprios deudos me niegan / y mis amigos memienten, / no porque ellos lo desean, / sino por mi triste suerte» hasta dirigirse en el momentosupremo a la vida eterna que el arrepentimiento final puede granjear: «Muera el cuerpo que pecó, /que bien la muerte merece / y vaya el alma inmortal / a vivir eternamente». Las notas queacompañan a la edición son eruditas, documentadas y ayudan a comprender el mundo literario ysocial en que se insertan estos poemas: expresiones, motivos satíricos, lugares connotados, léxicode gemianía o marginal, datos biográficos aludidos, etc. aportan con precisión y puntualidad unaparato imprescindible para la fruición de unos poemas que sin alcanzar las cimas de las jácaras deQuevedo o las invectivas gongorinas no están escasos de agudeza ni de la peculiar poesía de esemundo marginal que el presente estudio ayuda felizmente a recuperar.

Ignacio ARELLANO(Universidad de Navarra)

Page 35: RESEÑAS DE LIBROS · El romancillo "Hermana Marica". La autora rechaza con razón la atribución a Góngora de dos romancillos anónimos derivados de éste : "Hermano Perico / que

RESEÑAS DE LIBROS 125

GÓMEZ, Jesús. El diálogo en el Renacimiento español. Madrid, Cátedra, 1988. 236 p.

Es tópico referirse al diálogo renacentista español para lamentar la escasez de estudiospropiamente literarios del mismo. Aunque ello ya no es del todo cierto, debido a numerososestudios sobre aspectos formales de algunos diálogos, seguía faltando un estudio profundo y deconjunto sobre el tema. Desde el año 1953 existe la tesis doctoral de Luis Murillo, cuyaoriginalidad y sutileza bien merecen más atención de la que la crítica les ha prestado, si bien escierto que ha sido de difícil acceso, pues nunca se publicó, y sólo algunas de sus conclusionesaparecieron sintetizadas en un artículo de 1959. No es ahora momento de comentar este trabajo,pero en cualquier caso, su carácter pionero y original en un campo en que tanto se ha avanzadodesde entonces exigía un replanteamiento total de la cuestión. La tesis de Jacqueline S. Ferreras(1985) es exhaustiva y muy informada, pero, aparte de unas páginas finales dedicadas a ladescripción de la forma literaria, se ocupa sobre todo del contenido, en busca de un factor comúnque encuentra en un prerracionalismo, una nueva forma de ver el mundo que sería característica delRenacimiento. El libro de Jesús Gómez es, pues, bienvenido porque viene a llenar un espaciovacío en la crítica del Siglo de Oro. Lo es también por algunas virtudes propias, principalmente suplanteamiento inicial: el diálogo es estudiado como obra literaria, se busca su génesis en lastradiciones clásicas y se observan aspectos de su evolución al paso de acontecimientos histórico-culturales. Sobre estos tres presupuestos se articula la obra, dividida en tres capítulos.

Ya en la introducción empieza a llamar al conjunto de obras que estudiará "diálogo didáctico",definido porque en él

los interlocutores, el tiempo y el espacio están al servicio de las ideas que, a su vez, dependen delproceso discursivo, lógico o retórico de la argumentación. Por el contrario, cuando se utiliza eldiálogo en la novela y en el teatro, las ideas tienden a depender de la caracterización individual de losinterlocutores, orientados hacia la acción y determinados por una historia personal concreta. (P.13,subrayado mío)

La distinción no por obvia es menos necesaria al frente de un estudio de este tipo, en el que ademásse estudiarán algunas posibilidades de relación entre los diálogos didácticos, novelescos ydramáticos. En cambio, no creo que esté suficientemente explicada ni en modo alguno justificada laexclusión del diálogo en verso: "no estudio el diálogo didáctico escrito en verso porque la prosa yel verso plantean problemas formales distintos" (pp. 12-13). Ante un género tan poco homogéneocomo el diálogo, las diferencias formales que implica el uso del verso o la prosa soncomparativamente mínimas, mientras que colecciones tan interesantes como los Diálogos demujeres de Castillejo o los Diálogos de varias cuestiones de Suárez de Chaves, escritos en verso,podrían aportar mucho a un estudio de esta índole.

El capítulo I, "La forma literaria", es probablemente el más denso. Estudia en sendos apartadosla tipología y configuración literaria de los interlocutores, el espacio y el tiempo, los clasifica demodo parecido a como lo había hecho Ferreras1 y concluye que lo importante es la oposición entrelos diálogos en que estos elementos circunstanciales están caracterizados y aquellos en que no loestán. Los de esta última modalidad (con personajes arquetípicos o alegóricos, sin mención del es-

1 Los interlocutores pueden ser abstractos, simbólicos, representantes genéricos de un grupo social,alegóricos o históricos; el espacio puede no ser descrito o serlo como locus amcenus, un lugar privado(casa, jardín) o uno público.

Page 36: RESEÑAS DE LIBROS · El romancillo "Hermana Marica". La autora rechaza con razón la atribución a Góngora de dos romancillos anónimos derivados de éste : "Hermano Perico / que

126 CRITICÓN 49, 1990

pació ni el tiempo) son resultado de la tendencia a la abstracción propia del didactismo y son losmás abundantes, a pesar de ser más propiamente renacentistas los diálogos en que el espacio, eltiempo y los personajes, más cuidados que la argumentación lógica, "adquieren con frecuencia unadimensión novelesca o teatral" (p. 14). La demorada descripción de algunos de estos "diálogoscircunstanciales" es otro de los aspectos interesantes del primer capítulo. Como señala JesúsGómez, la topografía y la cronología son elementos accesorios, pero las excepciones pueden sermuy significativas (p. 30). En este sentido estudia la abundancia del locus amcenus como espaciode muchos diálogos, que relaciona con "la importancia que adquiere la naturaleza en el siglo XVI",simplificando en exceso la cuestión, pues el locus amcenus (ya sea bosque desordenado o jardínordenado) había sido ampliamente utilizado como escenario del diálogo clásico y está ausente, encambio, de muchos renacentistas. Lo que sí parece producto de la visión renacentista de lanaturaleza es el "desorden natural" insistentemente atribuido a ese locus amcenus (por ejemplo, enDe los nombres de Cristo), como señala Jesús Gómez, quien lo relaciona además con el peso de latradición pastoril (pp. 31-35).

Lo esencial del diálogo, es decir, el proceso discursivo de las ideas, es estudiado en los dosapartados siguientes: "La argumentación lógica" y "Las circunstancias retóricas". La idea central enambos -y en todo el libro- es la de que el diálogo renacentista no pretende descubrir una verdad,sino defender una opinión. Ello a pesar de las confusas declaraciones de los teóricoscontemporáneos, que sostenían -por imitar a Platón- que el diálogo, debido a su naturalezadialéctica, era el camino para descubrir la verdad. Jesús Gómez comenta, en cambio, cómo lanaturaleza del diálogo es retórica, tanto en los casos en que se abstraen las circunstancias(interlocutores, tiempo y espacio) como en aquellos en que el valor de la verdad depende de lasmismas, es decir, los "circunstanciales":

En los diálogos españoles del siglo XVI, es posible descubrir toda una serie de procedimientosretóricos acumulativos basados en la auctoritas: los exempta, las sent entice, los refranes o las chria.Estos procedimientos retóricos configuran una imagen del diálogo didáctico sustancialmente opuestaa la del diálogo platónico. El pensamiento no progresa por el intercambio lógico de preguntas y derespuestas, sino por la acumulación de testimonios. (P. 51)

Para demostrarlo, elabora una tipología del diálogo desde el punto de vista de su argumentaciónlógica, coincidente en líneas generales con la de Ferreras: junto a los diálogos formados por laspreguntas y las respuestas (indiscutibles) de un discípulo y un maestro, señala los que incluyendiscusión antes del acuerdo final, los polémicos, sin acuerdo posible, y los que defiendenclaramente una determinada posición sin desautorizar la contraria. Tras observar la uniformidadfundamental de todos ellos, concluye, de forma totalmente opuesta a la tesis de Ferreras y quienespiensan que escribir en diálogos tiene implicaciones ideológicas específicas, que

el diálogo del siglo XVI es globalmente un diálogo dogmático y catequístico. Es decir, que no hayuna correspondencia entre la forma del diálogo, aparentemente 'abierta' y su contenido, globalmentedogmático y 'cerrado'. Por lo tanto, es arriesgado asociar a priori los rasgos formales del diálogo conuna determinada concepción ideológica, como se ha venido haciendo hasta ahora. (P. 62)

Más adelante volverá sobre el tema (pp. 74-75) al criticar, con parecidos argumentos, la frecuenteaplicación del concepto bajtiniano de dialogismo a las definiciones del diálogo filosófico odidáctico: el hecho de escribir a dos voces no "refleja una visión plural, racional y antidogmáticadel mundo".

Page 37: RESEÑAS DE LIBROS · El romancillo "Hermana Marica". La autora rechaza con razón la atribución a Góngora de dos romancillos anónimos derivados de éste : "Hermano Perico / que

RESEÑAS DE LIBROS 127

El capítulo II, "La tradición clásica y la imitación de modelos", describe distintos modelos dediálogos en el contexto de las diversas tradiciones desarrolladas desde la antigüedad clásica 2. Vemosasí cómo, a pesar de que los autores de diálogos declaren insistentemente imitar a Platón ySócrates, ello se debe sólo a su prestigio filosófico, pues apenas hay trazas de mayéutica socráticaen los diálogos renacentistas. Señala, en cambio, el éxito del diálogo de tipo ciceroniano, quedefine como "diálogos entre interlocutores doctos, reunidos en un locus amœnus, y que, en unambiente de humanitas, proponen algún tema erudito sobre el que el maestro diserta con amplitud,a petición del domandatore" (p. 101). Un subgrupo de estos diálogos se dedica a la formación de unparadigma de conducta, siguiendo el modelo del De oratore de Cicerón a través de El Cortesano deCastiglione: El Scholástico de Villalón, El Cortesano de Luis Milán, El Regidor de Juan Costa.

Frente al carácter doctrinal y especulativo del ciceroniano, el diálogo de Luciano de Samosata esejemplar y práctico: los mismos temas que habían recibido un tratamiento abstracto o ideal porparte de Cicerón son apenas ilustrados por Luciano con una serie de casos ejemplares. Por ello, sepuede decir que "los personajes no están al servicio de las ideas, sino que éstas dependen de lasperipecias vitales de los personajes. De ahí la importancia que adquiere en los diálogos de Lucianola narración y la caracterización psicológica de los interlocutores" (p. 112). La afirmación quizá seaexagerada si tenemos en cuenta que en Luciano también hay numerosos casos de personajesalegóricos, completamente abstractos; pero es válida para los diálogos españoles de este troncoestudiados aquí, los más "circunstanciales", y no sólo para los de filiación más puramentelucianesca, como el Diálogo de las transformaciones de Pitágoras o El Crótalon, pues JesúsGómez, partiendo de ideas de Bataillon, identifica esta tendencia también en los derivados deErasmo, como los Coloquios matrimoniales de Lujan, y sobre todo en el Viaje de Turquía, dondela caracterización de los interlocutores llega a tal grado y determina de tal modo el contenido deldiálogo que, como estudió Marie-Sol Ortolà, éste se sitúa en el camino de la novela (pp. 137-44).

Se echa de menos en este capítulo un mínimo de atención a las formas dialogadas de la EdadMedia, como el debate poético o la disputación escolástica. Ambas tienen una influencia nadadespreciable en el Renacimiento, que debería ser estudiada y que es apenas señalada en la últimapágina de este libro. Vistos de manera conjunta, el mayor defecto que tienen los dos primeroscapítulos es su independencia: teniendo en cuenta que todos los elementos literarios descritos en Iforman parte de las tradiciones estudiadas en II desde sus mismos comienzos, sería útil estudiar laevolución histórica de tales elementos dentro de cada tradición, con lo que su variedad cobraría unsentido más profundo que la mera casuística o lista de posibilidades literarias.

Para ello habría que contar con los datos incluidos en el capítulo III, "Las condicioneshistóricas", el menos afortunado del libro, cuyo propósito es comentar cómo la evolución históricay religiosa de España afecta a la de los diálogos. Con la excepción de Murillo (1953), se trata de unaspecto demasiado descuidado por la crítica, y Jesús Gómez lo aborda desde varias e interesantesperspectivas, con un resultado muy desigual.

De forma sorprendente en un libro que insiste tanto en disociar forma y contenido, comenta,por ejemplo, cómo la presión inquisitorial se ejerce más sobre los diálogos por ser obras destinadasa la difusión del pensamiento, lo cual es indiscutible, pero también irrelevante para la historia del

2 Con una síntesis de este tipo se abren numerosos trabajos de conjunto sobre el diálogo en otrasliteraturas europeas (Merrill y Wilson para la inglesa, Wyss Morigi y Marsh para la italiana, Bénouispara la francesa). Para la española contábamos con la de Castro Díaz, orientada exclusivamente a poneren contexto su estudio de los Coloquios de Pedro Mejía.

Page 38: RESEÑAS DE LIBROS · El romancillo "Hermana Marica". La autora rechaza con razón la atribución a Góngora de dos romancillos anónimos derivados de éste : "Hermano Perico / que

128 CRITICÓN 49, 1990

diálogo como tal, pues lo que censuraba la Inquisición no eran sus características formales, sinounos contenidos posibles bajo cualquier otra forma literaria. Lo mismo se puede decir de laspersecuciones que sufrieron algunos autores de diálogos (Juan de Ávila, fray Luis de León, MiguelServet), comentadas aquí como si tuvieran alguna relación con el género que en algún momentocultivaron estos humanistes. Incluso se recuerda a Luis Vives por la condena de sus padres. En todaesta sección se implica que los "autores de diálogos" constituyen un grupo intelectual eideológicamente uniforme, lo cual es un despropósito suficientemente contradicho en otras partesde este libro.

Partiendo de la idea de Bataillon del "cambio de atmósfera" que se produce hacia mitad de sigloen el ambiente religioso español, Murillo (1953,1959) separa cronológicamente los diálogos de"estructura crítica" de los de "estructura compendiar. En los primeros, propios de la primera mitadde siglo, sobre todo en los erasmistas, se da un movimiento hacia la verdad, mientras que la"estructura compendiar1, identificable con la dialéctica escolástica tradicional, es propia de lasegunda mitad de siglo y está diseñada para exponer de forma ordenada un volumen de informaciónpreviamente dado por bueno. Jesús Gómez parte en principio de idea semejante y habla de "un giroen la trayectoria del diálogo" (p. 153), pero relativiza con acierto esta polaridad sin desmentirlatotalmente: dice que la "conciencia crítica" se puede rastrear en diálogos postridentinos, y él mismolo hace en varios de carácter religioso, mostrando además cómo no se puede asimilar con laescolástica el proceso dialéctico que encontramos en la Agricultura cristiana de fray Juan de Pinedao en la Microcosmía de fray Marco Antonio de Camós, dos de los ejemplos de Murillo (p.156 ss).De nuevo hay que lamentar que la sección se ocupe muy largamente de caracterizar el contenidoreligioso de estas obras sin mostrar si hay o no conexión con la forma dialogada, que es lo quehabía intentado hacer Murillo.

Detalle interesante de este apartado es la "literaturización [de] progresiva del diálogo". Frente ala tendencia a los diálogos breves, que en la primera mitad de siglo "explotan la ambigüedad entreel escribir y el hablar", en la segunda mitad "el cúmulo de noticias eruditas o directamente librescasfue ahogando la voz propia de los interlocutores, sometidos a la auctoritas de lo escrito" (p. 172).Se publican entonces extensas misceláneas y enciclopedias dialogadas, obras ya dirigidas aespecialistas y no concebidas con un fin didáctico.

Habiendo desmentido en varios momentos la identificación global del diálogo con una supuestamentalidad dialógica o un racionalismo propiamente renacentista, Jesús Gómez da un paso más aldescribir varios diálogos religiosos y varios amorosos para mostrar cómo las diferencias existentesdentro de cada uno de estos grupos impiden asociar determinadas peculiaridades formales adeterminados temas. El razonamiento es riguroso, pero las conclusiones están exageradas. De loscatecismos que describe, por ejemplo, sólo los de Juan de Valdés {Diálogo de doctrina cristiana) yel Dr. Constantino (Suma de doctrina cristiana) son sustancialmente diferentes de los demás en suforma, y el propio Jesús Gómez señala el carácter excepcional de ambos: sobre el primero, leemosque "el esquema catequístico se relaja (...) Todo este planteamiento es extraño al proceso de lacatequesis en sí misma", y de la Suma sabemos que prodiga alusiones temporales "ajenas a laabstracción acrónica característica de los catecismos" (p. 179, subrayado mío). Recordemos,además, que la formación de personajes paradigmáticos (El Cortesano, El Scholástico, etc.) se sirvenormalmente del modelo formal del diálogo ciceroniano, y que el esquema en el que conversan sólodos interlocutores "es el preferido por los diálogos de tema religioso, cuyo contenido tiende a serpresentado como indiscutible" (p. 54). No se puede, por tanto negar que hay una relación entreforma y tema.

Más interesantes son las consideraciones sobre el valor pedagógico del diálogo, relacionables

Page 39: RESEÑAS DE LIBROS · El romancillo "Hermana Marica". La autora rechaza con razón la atribución a Góngora de dos romancillos anónimos derivados de éste : "Hermano Perico / que

RESEÑAS DE LIBROS 129

con el carácter retórico (frente al dialéctico) de que habla en el cap. I: numerosos científicos yfilósofos renacentistas (entre otros Juan de Valdés, Vives, Servet, Fox Morcillo) usan el diálogoconscientes de su valor pedagógico, mientras que para necesidades de más altura científica prefierenla forma del tratado (pp. 194-195). Ello llevará a Jesús Gómez a buscar y encontrar analogíasformales entre el diálogo y otros géneros didácticos renacentistas: la carta, las misceláneas, elensayo y la oratio (pp. 202-206), así como a dar una posible explicación a la clara preferencia delRenacimiento por el diálogo: se debe al carácter práctico de los humanistas y a su interés por ladivulgación de conocimientos; no en vano muchos de ellos eran educadores profesionales.

Otra posible explicación que apunta, sugerida ya por Murillo (1959), se halla en lacorrespondencia entre diálogo y conversación, entre conversación y estilo conversacional o natural.La preferencia de los humanistas por este estilo, didácticamente más apropiado, les haría inclinarsehacia el diálogo. El razonamiento es legítimo y está avalado por numerosas declaracionesprológales de autores de diálogos, pero pierde fuerza si distinguimos entre "conversación" y"ficción conversacional". Hay diálogos en el siglo XVI que, a pesar de cuidar en extremo la ficciónconversacional, tienden a un estilo elevado, incluso latinizante. Es el caso de El Scholástico deVillalón, obra de un típico humanista dedicado a la enseñanza. Por otra parte, la tendencia a lanaturalidad del estilo no es exclusiva del diálogo, como bien señala Jesús Gómez (p. 212).

Completa el libro un catálogo bibliográfico de diálogos en prosa del siglo XVI, impresos omanuscritos, en castellano y en latín. Como explica su autor, es el más completo de los hechoshasta ahora (173 entradas) y es a todas luces un instrumento útilísimo para cualquier investigadorde este campo. Otra de las virtudes bienvenidas de este libro consiste en la incorporación, en lasnotas al texto, de una muy extensa bibliografía, relativa tanto al diálogo clásico como al de otrasliteraturas europeas, generalmente ignorada o mal conocida3. Sería deseable verla recogida en unrepertorio, tanto por su valor refcrcncial como porque facilitaría la lectura de un libro tan abundanteen notas. Por los mismos motivos sería muy útil un índice analítico.

En suma, y a pesar de las objeciones hechas más arriba, estamos ante un libro muy sugeiente yútil, de consulta necesaria para todo curioso y estudioso del diálogo renacentista español.

Obras mencionadas

BATAILLON, Marcel. Erasmo y España. Estudios sobre la historia espiritual del sigloXVI. Trad. A. Alatorre. México y Madrid, Fondo de Cultura Económica, 1966.

BENOUIS, Mustapha Kemal.Le dialogue philosophique dans ¡a littérature française du XVIe

siècle. Paris/The Hague, Mouton, 1970.CASTRO DÍAZ, Antonio. Los "Coloquios" de Pedro Mexía. Sevilla, Diputación Provincial, 1977.FERRERAS, Jacqueline. Les dialogues espagnols du XVI' siècle ou l'expression littéraire d'une

nouvelle conscience. Paris, Didier Érudition, 1985.MARSH, David. The Quattrocento Dialogue. Classical Tradition and Humanist Innovation.

Cambridge, MA, Harvard University Press, 1980.

3 De lo publicado antes de 1988 sólo me atrevo a añadir el excelente libro de K. Wilson (véase infra lalista de las Obras mencionadas) y los y los lúcidos trabajos de Eva Kushner, sobre todo "Le Dialogue enFrance au XVIe siècle: quelques critères génologiques" {Revue Canadienne de Littérature Comparée, 5,1978, 141-53).

Page 40: RESEÑAS DE LIBROS · El romancillo "Hermana Marica". La autora rechaza con razón la atribución a Góngora de dos romancillos anónimos derivados de éste : "Hermano Perico / que

130 CRITICÓN 49, 1990

MERRIL, Elizabeth. The Dialogue in English Literature. New York, Henry Holt,1911. Reimp. N.Y., Archon Books, 1969.

MURILLO, Luis Andrés. The Spanish Dialogue of the Sixteenth Century. Dissertation. HarvardUniversity, 1953.

—. Diálogo y dialéctica en el siglo XVI español. En Revista de la Universidad de Buenos Aires,IV, 1959, pp. 56-66.

WILSON, Kenneth. Incomplète Fictions. The Formation of English Renaissance Dialogue.Washington, D.C., The Catholic University of America Press, 1985.

WYSS MORIGI, Giovanna. Contributo alio studio del dialogo all'epoca dell'umanesimo e delrinascimento. Berna, Artigranelli, 1947.

José Miguel MARTÍNEZ TORREJÓN(Columbia University)