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RESEÑAS 65 iCHON, Alain y René VIEL: La periode formative á La Lagunita et dans le Quiché méridionel, Guatemala. Institut D Ethnologie, Paris, 1984, 122 páginas, 60 figuras, 9 tablas. Cinco intensas temporadas de trabajo en el sitio arqueológico de La Lagunita (localizado entre los mu- nicipios de San Andrés Sajcabajá y Canillá, en el sur del Departamento de El Quiché), han permitido a los miembros de la Misión Cientifica Francesa en Guate- mala obtener una amplia visión de esta región, lo cual, junto con el reconocimiento y rescate arqueológico efectuado en la cuenca media del rio Chixoy, les sit ŭ a en una posición envidiable a la hora de reconstruir los procesos histórico-culturales ocurridos en la zona a lo largo de la etapa prehispánica. La publicación que reseñamos en esta ocasión in- tenta precisamente confeccionar una sintesis históri- ca de La Lagunita y de una serie de pequeños sitios cercanos durante el periodo formativo, a partir de dos fuentes de información diferentes pero altamente in- formativas de los sistemas de vida de las poblaciones del pasado: la arquitectura y la cerámica. Tal análisis está dividido en tres amplios capitulos: los dos prime- ros, construidos por Alain Ichon, están dedicados al estudio de las cuatro grandes pirámides y otras es- tructuras menores (desde juegos de pelota a platafor- mas de habitación) excavadas en La Lagunita, que manifiestan una ocupación preclásica; y la confección de una historia cultural de la región a partir del estudio de los monumentos, estructuras y hallazgos efectua- dos en la zona. El tercero es un estudio de los materia- les cerámicos extraidos en la estructura A-6 de La La- gunita, los cuales fueron considerados por René Viel ser más representativos y útiles para confeccionar la secuencia estratigráfica del sitio. Quizás, uno de los avances que estimo más funda- mentales con la publicación de este estudio, es el ha- Ilazgo de varios yacimientos que se pueden datar du- rante el Formativo Medio, de los cuales San Andrés Sajcabajá (630 a.C.) sería el más antiguo. Además, es- tos asentamientos, junto con muchos otros del Pre- clásico Tardío, ponen de manifiesto que la región es- tuvo densamente poblada en estos momentos. Este dato, unido a otros muchos procedentes de la aplica- ción de diversos programas arqueológicos a zonas muy diferentes de las tierras altas (Sakajut, El Portón, Sulin, Kaminaljuy ŭ , yacimientos de los Cuchumatanes y de la zona Quiché), confirman la idea de que las tie- rras altas era una zona con poblaciones ya desarrolla- das para el Formativo Medio. Si a esta información añádimos que para este mo- mento los sitios ya se organizan de manera estratifica- da —existiendo yacimientos de monticulo ŭ nico de carácter funerario con enterramientos complejos, y unidades de habitación—, con una variación que re- cuerda una organización territorial de ámbito regional con sitios dependientes y principales, se puede con- cluir que esta zona, y otras muchas más de los Altos (en El Portón se ha encontrado el Monumento 1 rela- cionado estilisticamente con Kaminaljuy ŭ e Izapa, y que puede ser el texto jeroglifico más antiguo del área maya), era al menos tan compleja como otras de las tierras bajas y de la Ilanura costera de Guatemala du- rante el Preclásico Medio. Esta cuestión, naturalmente, no es banal: en áan Andrés Sajcabajá, La Lagunita y otros muchos sitios del altiplano están representadas unas tradiciones y unos sistemas de vida que, si bien emparentados con aquellos otros de ámbito mesoamericano, van a estar preentes en amplias regiones del mundo maya; es de- cir, que es una cuestión medular y muy pertinente con el poblamiento del área maya. En lo que se refiere al tercer capítulo, pienso que resulta de gran valor para la arqueologia de tierras al- tas emplear el sistema tipo-variedad en el análisis de las cerámicas, aún cuando su aplicación necesite de- terminadas correcciones o adiciones con respecto al planteamiento original; es la ŭ nica manera de unificar criterios y Ilegar a conclusiones que sean realmente informativas y relevantes en esta confeccción de la historia cultural de la región a que me he referido. Desde el punto de vista evolutivo, el estableci- miento de los complejos cerámicos Santizo (Preclási- co Medio) y Noguta (Preclásico Tardío), pone de mani- fiesto la afiliación del área tanto a una esfera cerámica con fuertes implicaciones olmecoides para el momen- to de ocupación más temprano, como la independen- cia y la aparición de centros fuertes como Kaminaljuyú para el Preclásico Tardio, y la consiguiente recrgani- zación de las relaciones de poder y prestigio en el área. En definitiva, pienso que la publicación de infor- mes finales, no sólo de las investigaciones Ilevadas a cabo por la Misión Francesa sino de aquellos otros programas arqueológicos protagonizados por diver- sos investigadores, resulta de gran utilidad para los estudiosos de esta región maya. En numerosas oca- siones se ha puesto de manifiesto la escasez de aná- lisis e investigaciones controladas, tanto es asi que en muchas obras generales la historia del pueblo maya

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RESEÑAS 65

iCHON, Alain y René VIEL: La periode formative á La Lagunita et dans le Quiché méridionel,Guatemala. Institut D Ethnologie, Paris, 1984, 122 páginas, 60 figuras, 9 tablas.

Cinco intensas temporadas de trabajo en el sitioarqueológico de La Lagunita (localizado entre los mu-nicipios de San Andrés Sajcabajá y Canillá, en el surdel Departamento de El Quiché), han permitido a losmiembros de la Misión Cientifica Francesa en Guate-mala obtener una amplia visión de esta región, lo cual,junto con el reconocimiento y rescate arqueológicoefectuado en la cuenca media del rio Chixoy, les sit ŭ aen una posición envidiable a la hora de reconstruir losprocesos histórico-culturales ocurridos en la zona a lolargo de la etapa prehispánica.

La publicación que reseñamos en esta ocasión in-tenta precisamente confeccionar una sintesis históri-ca de La Lagunita y de una serie de pequeños sitioscercanos durante el periodo formativo, a partir de dosfuentes de información diferentes pero altamente in-formativas de los sistemas de vida de las poblacionesdel pasado: la arquitectura y la cerámica. Tal análisisestá dividido en tres amplios capitulos: los dos prime-ros, construidos por Alain Ichon, están dedicados alestudio de las cuatro grandes pirámides y otras es-tructuras menores (desde juegos de pelota a platafor-mas de habitación) excavadas en La Lagunita, quemanifiestan una ocupación preclásica; y la confecciónde una historia cultural de la región a partir del estudiode los monumentos, estructuras y hallazgos efectua-dos en la zona. El tercero es un estudio de los materia-les cerámicos extraidos en la estructura A-6 de La La-gunita, los cuales fueron considerados por René Vielser más representativos y útiles para confeccionar lasecuencia estratigráfica del sitio.

Quizás, uno de los avances que estimo más funda-mentales con la publicación de este estudio, es el ha-Ilazgo de varios yacimientos que se pueden datar du-rante el Formativo Medio, de los cuales San AndrésSajcabajá (630 a.C.) sería el más antiguo. Además, es-tos asentamientos, junto con muchos otros del Pre-clásico Tardío, ponen de manifiesto que la región es-tuvo densamente poblada en estos momentos. Estedato, unido a otros muchos procedentes de la aplica-ción de diversos programas arqueológicos a zonasmuy diferentes de las tierras altas (Sakajut, El Portón,Sulin, Kaminaljuy ŭ , yacimientos de los Cuchumatanesy de la zona Quiché), confirman la idea de que las tie-rras altas era una zona con poblaciones ya desarrolla-das para el Formativo Medio.

Si a esta información añádimos que para este mo-mento los sitios ya se organizan de manera estratifica-

da —existiendo yacimientos de monticulo ŭnico decarácter funerario con enterramientos complejos, yunidades de habitación—, con una variación que re-cuerda una organización territorial de ámbito regionalcon sitios dependientes y principales, se puede con-cluir que esta zona, y otras muchas más de los Altos(en El Portón se ha encontrado el Monumento 1 rela-cionado estilisticamente con Kaminaljuy ŭ e Izapa, yque puede ser el texto jeroglifico más antiguo del áreamaya), era al menos tan compleja como otras de lastierras bajas y de la Ilanura costera de Guatemala du-rante el Preclásico Medio.

Esta cuestión, naturalmente, no es banal: en áanAndrés Sajcabajá, La Lagunita y otros muchos sitiosdel altiplano están representadas unas tradiciones yunos sistemas de vida que, si bien emparentados conaquellos otros de ámbito mesoamericano, van a estarpreentes en amplias regiones del mundo maya; es de-cir, que es una cuestión medular y muy pertinente conel poblamiento del área maya.

En lo que se refiere al tercer capítulo, pienso queresulta de gran valor para la arqueologia de tierras al-tas emplear el sistema tipo-variedad en el análisis delas cerámicas, aún cuando su aplicación necesite de-terminadas correcciones o adiciones con respecto alplanteamiento original; es la ŭ nica manera de unificarcriterios y Ilegar a conclusiones que sean realmenteinformativas y relevantes en esta confeccción de lahistoria cultural de la región a que me he referido.

Desde el punto de vista evolutivo, el estableci-miento de los complejos cerámicos Santizo (Preclási-co Medio) y Noguta (Preclásico Tardío), pone de mani-fiesto la afiliación del área tanto a una esfera cerámicacon fuertes implicaciones olmecoides para el momen-to de ocupación más temprano, como la independen-cia y la aparición de centros fuertes como Kaminaljuyúpara el Preclásico Tardio, y la consiguiente recrgani-zación de las relaciones de poder y prestigio en elárea.

En definitiva, pienso que la publicación de infor-mes finales, no sólo de las investigaciones Ilevadas acabo por la Misión Francesa sino de aquellos otrosprogramas arqueológicos protagonizados por diver-sos investigadores, resulta de gran utilidad para losestudiosos de esta región maya. En numerosas oca-siones se ha puesto de manifiesto la escasez de aná-lisis e investigaciones controladas, tanto es asi que enmuchas obras generales la historia del pueblo maya

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tan sólo está protagonizada por los habitantes de lastierras bajas; sin embargo, los mayistas ya están pre-parados para diseñar los procesos culturales ocurri-dos en la región y establecer de manera definitiva

su pertenencia o no al área maya, y esta publicációnes una buena muestra de ello.

Andrés CIUDAD RUIZ

FARRIS, Nancy M.: Maya society under colonial rule. The collective enterprise of survival,Princeton, Ne.w Jersey, Princeton University Press, 1984. XII, 585 páginas. 14 ilustracio-nes, 9 cuadros, 3 esquemas, 3 mapas. Glosario de términos. Indices.

Desde que en 1964 Charles Gibson publicara suinvestigación sobre los aztecas bajo el dominio espa-ñol, el cual se ha convertido en justicia en un clásico,han venido apareciendo sistemáticamente una seriede monografías sobre pequeñas comunidades indige-nas o estudios parciales de otras más amplias en !asque, estudiando la evolución habida en el mundo indí-gena tras la conquista, se trata de comprender las so-ciedades prehispánicas, el carácter y manifestacionesconcretas de los diversos mecanismos coloniales dedominación y sus interacciones. En este sentido eraevidente y urgente contar para el mundo maya conalgo parecido al trabajo de Ch. Gibson. Esto es preci-samente lo que nos brinda Nancy M. Farris.

La misma autora en el prólogo declara que su libroes un estudio de los mayas de Yucatán desde losaños anteriores a la conquista hasta el final del perio-do colonial, que, adoptando los métodos y las técnicasde la etnografía histórica, trata de reconstruir en su to-tal complejidad el mundo maya sobre las bases funda-mentales de la ecología, modos de subsistencia, for-mas sociales y sistemas de creencias y concretar loscambios operados en él a lo largo de la época colo-nial. Pretende además no quedarse en el caso concre-to maya sino servir de base a la comprensión de untema más amplio y ambicioso cual es el funciona-miento de las sociedades agrarias y sus transforma-ciones bajo el impacto de la dominación colonial.

El estudio comienza con una discusión del régi-men colonial español en Yucatán (capitulos 1 a 3) en-tendido como el contexto en el cual la historia de losmayas transcurrió durante tres siglos. El mismo régi-men es analizado como el producto de la interacciónentre los elementos del medio ambiente básicos, don-de se incluye el elemento humano como un condicio-nante más, y los fines de la Corona española y sus ins-tituciones. En la esfera económica la escasez de re-cursos exportables y el consecuente bajo nivel de in-migración española combinado con una relativa abun-

dante mano de obra (a pesar de los efectos devasta-dores de epidemias y hambres), retardaron el paso deuna economía tributaria a otra de mercado. En la esfe-ra política el fuerte peso demográfico favoreció un sis-tema de dominio indirecto a pesar de que el clero,como principal agente del control español, dejó mu-chas de las administraciones parroquiales en manosde la élite maya. Se acaba esta primera parte analizan-do cómo las influencias no se dieron tan sólo en unadirección al subrayar el proceso de mayanización (len-guaje, dieta, círculo doméstico) del sector español,factor que siempre se suele olvidar en los estudios deesta clase.

En el capítulo 4 se entra de Ileno en el análisis delproblemático entramado social repasando para ellolos diversos modelos explicativos existentes tantoecológicos como demográficos y económicos. La au-tora ofrece un modelo alternativo basado en la con-cepción colectiva de supervivencia y la crítica del rolmilitar y de mediación divina de la élite como funda-mento ideológico de dominio.

Los capítulos 5 a 7 analizan los efectos desintegra-dores del dominio colonial en el ya frágil de por sí or-den social. Las dilatadas estructuras políticas mayasfueron fragmentadas en comunidades autónomas ydentro de estas comunidades y de sus grupos de pa-rentesco la cohesión fue socavada por las exigenciasespañolas y los modos en que estas se aplicaron. Lossignos de tensión se observan no tanto en un enfren-tamiento abierto sino más bien en la respuesta calladay constante de la huida de los indígenas hacia zonasfronterizas y milpas alejadas de la presencia del ele-mento blanco colonizador.

En los capítulos 8 a 11 se analiza extensamentepor qué, a pesar de aparentes amplias causas y clarossignos, los lazos sociales mayas no desaparecieroncompletamente. Para ello la autora ofrece varias expli-caciones. Una es la continuidad territorial, genealógi-ca y funcional que percibe en la nobleza maya aún ha-