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5/13/2018 r'Equien Por Un Amigo[1] - slidepdf.com
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RÉQUIEM POR UN AMIGO
El 16 de enero pasado falleció Manuel Lugo Meléndrez, el último del grupo de
destacados mochitenses de ímpetu gallardo, de principios admirables y voluntad dehierro que, en torno al luchador social Margarito Quiñónez Escamilla, se unió para
fundar el ejido de Corerepe, en el valle del Fuerte, en el municipio de Guasave.
Con la pérdida de este hermano de ideales se termina el sueño de crear un ejido
moderno, próspero, que tuviera los mayores avances tecnológicos para su
funcionamiento óptimo y mejorara su productividad. La organización, sumada a la
tecnificación, redundaría en el beneficio de los miembros de esta importante comunidad
agraria sinaloense.Manuel Lugo Meléndrez formó parte de varias directivas ejidales. Poco después
de la muerte del fundador del ejido fue presidente del Comisariado ejidal. Siempre se
distinguió por ser un promotor dinámico de los proyectos en beneficio de la comunidad
de Corerepe, por lo cual tuvo el respecto y el reconocimiento de los ejidatarios como el
más fiel exponente de la lucha, del trabajo y de la justicia social por la cual nace el
núcleo ejidal.
La sola evocación lleva a la emoción al recordar el entusiasmo que puso en su
apoyo al fundador del ejido, Margarito Quiñonez Escamilla, en los momentos más
difíciles que sorteó el ejido después de que fuera fundado.
Manuel Lugo Meléndrez siempre estuvo defendiendo, en la primera fila de la
batalla, la integridad del ejido frente a los embates que, a toda costa, pretendían
desintegrarlo con todas las artimañas y de la más baja estopa posible.
La muerte de Lugo Meléndrez fue muy sentida por la población de Corerepe.
Los viejos y nuevos ejidatarios lo despidieron con la conciencia clara que con su
desaparición física se estaba presenciando la pérdida definitiva del último auténtico
líder de la comunidad ejidal. Cuando se le dio el último adiós había la tristeza implícita
por perder aquello que sabes que jamás se ha de recuperar.
Si hacemos un recorrido histórico vemos que Manuel Lugo Meléndrez fue de los
primeros en trasladarse a vivir a la zona urbana de Corerepe ya que, apenas dotado el
ejido el 6 de agosto de 1956, llegó en compañía de su esposa, la Sra. Arcelia Picos; ahí
formó su familia, en el seno de la comunidad agraria.
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Consciente de lo importante que es la educación, a sus 8 hijos les dio una carrera
profesional, lo que merece todo el respeto. A sus hijos les inculcó un alto sentido ético
desde el hogar y con el ejemplo de su trabajo. Sobre estas decisiones se crea un mejor
estado, un mejor país. No hay vuelta de hoja y él lo sabía, la educación es la herramienta
de la libertad del hombre en sociedad.
Si pensamos en su batalla cotidiana vemos que, desde que el ejido le entregó su
parcela, siempre se dedicó a cultivarla con esmero hasta el final de sus días, dando un
ejemplo de apego a la tierra (una tierra que con ahínco lograron arrancar a los
terratenientes en beneficio de 230 padres de familia campesinos, censo con el que se
formó originalmente el ejido).
Corerepe, como lo hemos dicho, es una comunidad ejidal enclavada en el Valle
del Fuerte, con una importante historia de lucha por las reivindicaciones de sus
agremiados. Este ejido se explica, se forma, se logra y se crea por la entereza de un
grupo de personas como Manuel Lugo Meléndrez que mantuvieron su apoyo
incondicional, económico y moral, a su guía y fundador Margarito Quiñonez Escamilla.
Asimismo, una vez dotado el ejido, Lugo Meléndrez, mantuvo una actitud
positiva, aportando ideas para el desarrollo del centro agrario, por eso su muerte caló
hondo en la conciencia del ejido de Corerepe, ya que hombres como él no nacen todos
los días, de eso hay plena certeza entre sus compañeros ejidatarios que lo conocieron y
compartieron sus ideas para detonar el progreso en el ejido.
Con la desaparición física de Manuel Lugo Meléndrez, a sus más de 88 años de
edad, el ejido queda huérfano de verdaderos dirigentes, se han ido ya todos aquellos que
le daban certidumbre a este núcleo humano del norte del estado, se han ido todos y esa
sensación de indefensión es abrumadora hasta la solemnidad, es inquietante porque el
silencio devorador parece consumir la esperanza de todos aquellos que soñaron y
lucharon por un espacio común, como es el ejido en toda la extensión de la palabra.
En el aniversario de los primeros 50 años de fundado el ejido de Corerepe, el 6
de agosto de 2006, el que escribe, en la presentación de su libro Corerepe. Ejido y
Agrarismo en Sinaloa, contó con los importantes comentarios de Manuel Lugo
Meléndrez junto con los académicos oriundos de Corerepe, Prudenciano Moreno
Moreno y Rito Terán Olguín; la historia viva relatada por boca de Manuel Lugo dio
gran relevancia al acto.
El legado que deja Manuel al ejido trasciende a la comunidad y pasan al corazónde la población, para erigirse como el baluarte histórico del cual penden las