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Repercusión de la Independencia americana en la opinión pública española Ronald ESCOBEDO Universidad del País Vasco Lo primero que llama la atención al aproximarse al tema es la enorme diferencia que existe entre la repercusión que tuvo en España la pérdida de las islas de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, en 1898, y la aparente abu- lia e indiferencia con que se recibe la pérdida de todo un continente en 1824. En el primer caso la conmoción hunde sus efectos en lo más profundo del ser español, en todos los estamentos de la sociedad, hasta llegar a dar nombre a una generación literaria caracterizada por su amargura y criti- cismo. En nuestros días ha surgido, sin embargo, una nueva corriente que trata de revisar este lugar común de la historiografía española, en su in- tento de minimizar los efectos de la guerra hispano-norteamericana en la opinión pública, circunscribiéndolos a los sectores militares y económi- cos más directamente afectados. En mi opinión sean cuales fueren la in- tensidad y los agentes que lo provocan, la pérdida de las últimas posesio- nes del antiguo imperio produce un innegable choque en la conciencia es- pañola, fácilmente detectable por el historiador y que aún hoy permanece vivo en la cultura popular de los españoles. T<>do lo contrario ocurre con la independencia del inmenso continente americano, en la que los esca- sos testimonios hay que buscarlos afanosamente en los archivos. Este fenómeno tuvo también su reflejo en la historiografía tradicio- nal. Hasta hace unas pocas décadas la repercusión de la Independencia americana en España era un tema que sólo se trataba ocasional y tangen- cialmente por los historiadores de ambos lados del Atlántico. El primero en analizar con seriedad y extensión un aspecto tan importante de las re- laciones hispanoamericanas fue Melchor Fernández Almagro en su dis- curso de ingreso de la Real Academia de la Historia, «La Emancipación de América y su reflejo en la conciencia española», leído en febrero de Quinto centenario, núm. ¡4. Edil. Llniv. Complutense. Madrid, 1988

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Repercusiónde la Independenciaamericanaen la opinión pública española

RonaldESCOBEDOUniversidaddel País Vasco

Lo primeroquellama la atenciónal aproximarseal temaesla enormediferenciaqueexisteentrela repercusiónque tuvo en Españala pérdidade las islas de Cuba,PuertoRicoy Filipinas, en 1898,y la aparenteabu-lia e indiferenciacon que se recibela pérdidade todo un continenteen1824.

En el primercasola conmociónhundesusefectosen lo másprofundodel serespañol,en todos los estamentosde la sociedad,hastallegara darnombrea unageneraciónliteraria caracterizadaporsu amarguray criti-cismo.Ennuestrosdíashasurgido,sin embargo,unanuevacorrientequetratade revisarestelugarcomún de la historiografíaespañola,en su in-tentode minimizar los efectosde la guerrahispano-norteamericanaen laopinión pública, circunscribiéndolosa los sectoresmilitares y económi-cos másdirectamenteafectados.En mi opinión seancualesfuerenla in-tensidady los agentesquelo provocan,la pérdidade las últimas posesio-nesdel antiguoimperioproduceun innegablechoqueen la concienciaes-pañola,fácilmentedetectableporel historiadory queaúnhoy permanecevivo en la cultura popularde los españoles.T<>do lo contrarioocurreconla independenciadel inmensocontinenteamericano,en la que los esca-sos testimonioshay que buscarlosafanosamenteen los archivos.

Este fenómenotuvo tambiénsu reflejo en la historiografíatradicio-nal. Hasta haceunaspocasdécadasla repercusiónde la Independenciaamericanaen Españaeraun temaque sólo se tratabaocasionaly tangen-cialmentepor los historiadoresde ambosladosdel Atlántico. El primeroen analizarcon seriedady extensiónun aspectotanimportantede lasre-lacioneshispanoamericanasfue Melchor FernándezAlmagro en su dis-cursode ingresode la RealAcademiade la Historia, «La Emancipaciónde América y su reflejo en la concienciaespañola»,leído en febrerode

Quinto centenario,núm. ¡4. Edil. Llniv. Complutense. Madrid, 1988

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1944 ‘. Pocosañosdespués,en 1949,JaimeDelgadoretomabael proble-maparaanalizarlodesdeun perspectivamuy concretapero enormemen-te esclarecedora:la visión de la prensaespañolasobrelos sucesosamen-canos,desdelos primerospronunciamientoshastalos alboresde la con-sumaciónde la IndependenciaenAyacucho2. aunque,comoel mismoau-tor señala,ésta,la prensade entonces,estabasujetaa muchoscondicio-nantesparapermitirseserun reflejo perfectodelestadode opiniónen Es-paña.Másrecientemente,en 1967, Luis Miguel Encisoha vuelto a insis-tir sobre el mismo aspecto~, concretandosu aportaciónen los años¡819-1820,cuandoel intentode FernandoVII de influir en la opiniónpú-blica internacionala travésdel mantenimientode un periódicoen la ca-pital inglesa«El ObservadorEspañolen Londres»,que da pie al autorpararevivir desdeunaperspectivapersonalel ambientepolítico, militar,diplomático,etc. de la Españade esemomentoen relacióncon los gravesacontecimientosde América.

Otrosautorescomo FedericoSuárez o Patricio Peñalverhan anali-zadola repercusiónde la Independenciadesdeunaperspectivaideológi-ca, en las concomitanciaso paralelismosqueexisteentrelos sucesoses-pañolesy americanos.

Estepequeñorepasode la producciónmoderna,en el que encontra-moshistoriadoresde primerafila, no permitela pretensiónde una abso-luta originalidad,aunque, esosí, posibilita un replanteamientopersonalde un temasugerenteen si mismo e imprescindibleparaser tratadoeneste simnposium.Las obrascitadasme relevan de entraren pormenoresde un desarrollo cronológico o de un análisisorgánicode las fuentespe-riodísticaso de otra índole, imposibleporotra partedadaslas limitacio-nesde tiempo, paracentrarmeen la resoluciónde una preguntafunda-mental: ¿porqué?¿Cuálesson las causasde estaactitud,aparentementeindolente,del puebloespañolfrentea la desintegraciónde lo mássustan-cial delimperio hispánico?

Melchor FERNANDEZALMAGRO: La EmancipacióndeAméricay su reflejoen la concienciaespañola (Madrid, 1944)

2 JaimeDELGADO: La IndependenciadeAméricaen laprensaespañola(Madrid,

1949)Luis Miguel ENCISO RECIO: La opinión pública española y la Independencia

deHispanoamérica,1819-1820<Valladolid, 1967).~ FedericoSUAREZ: Elproblemadela IndependenciadeAméricaen «Revistade

EstudiosAmericanos»(Sevilla, 1949)núm. 2, Pp. 229-244.LateoríadelprofesorSuá-rez la desarrollade algunamaneraOctavio GIL MUNILLA centrándoseprincipal-menteen la decisivainfluenciade las burguesiasespañolasy americanas:Teoríadela Emancipaciónen «Revista de Estudios Americanos»(Sevilla, 1950) núm.7,Pp. 329-351.

PatricioPEÑALVER: El pensamientode la Emancipaciónen «Revistade Estu-dios Americanos»(Sevilla, 1953) núm. 9, Pp. 201-227.

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Piensoque no podemoshablarde indiferencia.La mayorpartede laopinión pública españolasiguió con preocupaciónlos acontecimientosallendelos maresy sedecantóporla unidadde la monarquía.Es unaac-titud casiunánime,independientementede lashondasfisurasideológicasquedesdeentoncesenfrentana la sociedadespañola,aunque,comoesob-vio, estesentimientoseconcreteen la prácticacon maticesmuy diferen-tes. Sólo muy pocosespañolesmetropolitanosseatrevieronadefenderalos independentistas.La figura de Alcalá Galianose nos presentadesdeestaperspectivacomoexcepcional,porqueen laopiniónde FernándezAl-magrono sólo soliviantaa las tropasen el pronunciamientode Riegosa-biendoque ello precipitaríala independenciade América,sino seducién-dolede verasestaposibilidad~. Si fueronmuchoslos quepensabancomoél no se atrevierona expresarseabiertamenteen la prensao en lascortesespañolas.En la sesióndel 25 de junio de 1822 es el mismo Alcalá Ga-liano quien planteasin ambagesla cuestiónsin que en los demásdiputa-dos se produzcanviolentasreaccionesa favor o en contra.Lo mismosu-cedecon los furibundosataquesque de vez en cuandolanzanlos perió-dicoscontralos insurgentesqueno tienentampocoun ecopopularreseña-ble.

¿Porqué estaactitud de apatía,indolenciao conformidad?Se trataevidentementede una actitud psicológicacolectiva,que podríaresolver-se acudiendoa uno de los muchostópicosdel carácterhispánico,comoal que recurreFernándezAlmagro: «El proverbialno importa —dice—,ofrecedos carasde contradictoriosentido:por un lado,espoleala acciónmásvehementey eficaz;porotro, justificaunaciertapasiónnegativa,unadepresióndel espírituquelo acomodaa lascircunstancias1k» Peroéstaocualquieraotra explicacióndel carácterespañolno nos exime de buscarlas causashistóricasque le llevarona tomaresaactitud.

Tareaciertamentedifícil, comocualquierotra enla quesetratede ex-plicar las razonesúltimas de un hechohistóricocomplejo,másaúnsi setratade actitudesmoralesy psicológicas.Lascausas,enconsecuencia,sonmúltiplesy de diversanaturaleza,formandoun verdaderomosaico.Conel deseode unamayorclaridadexpositivapuedendividirse en tres órde-nesdistintos:

a) Causastemporalesy circunstanciales.b) Afinidadesideológicas.c) El conceptode América.

6 FERNANDEZ ALMAGRO: op. cit. Pp. 54 y ss.

~ Lx. c¡t.

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Causastetnpora/esy circunstancia/es

El procesopropiamentedicho de la Independenciaamericanasede-senvuelveen un largoperíodode tiempo—casitreslustros—y de unafor-magradual.Gradualen lo cua/itativa desdela fidelidad al monarcadelas primerasjuntasa laviolentarupturapolíticay emocional.Gradualenlo cuantitativo: de los primerosfocosinsurreccionalesla revolucióny laconcreciónde la ideaseparatistaseva extendiendo,con éxitosy fracasos,portodo el Continente.Porotraparte,la Emancipaciónamericanaseini-cia y correparalelamentecon uno de los períodosmásagitadosde la his-toria española,en el que la atenciónfundamentalde los peninsularessecentraen la supervivenciadel propio Estado,comoen la luchaideológicaque divide profundamenteal país.

Es un hechoincuestionablequela ocupaciónnapoleónicade la Penín-sula ibéricaactúacomodesencadenantede los sucesosque culminanconla independenciapolítica de los estadosamericanos.Es cierto también—aunquenosarriesguemosa jugar con futuribles— que éstase hubieraproducidofatalmenteen un tiempoindeterminado,incluso sin esepode-rosoagentehistóricoqueaceleróel inicio del proceso.todos tenemosenmentelos auguriosde tantosarbitristas«Américase pierde»o los pro-yectospremonitoriosde Aranday Godoy,que demuestrancon claridadque muchos españoles hablan interpretado correctamente los signos delos tiempos.Perolo indudablees, repito, quela Emancipaciónamerica-na seinicia pocodespuésde la ocupacióndel territorio metropolitanoporlas tropasfrancesas.Estehecho,desdeel puntode vistaqueahoranosin-teresa,tiene una doble importancia:en primer lugar porquelos sucesosmáspróximosrestanimportanciaa los del otro lado del Mary, después,porquela autonomíade lasjuntasamencanas—que declaransu fideli-dadaFernandoVII— aunquecon disgusto,seintegradentrode unapro-blemáticade conjunto. Condisgusto,digo, porquepeseaesereiteradofi-delismo de lasjuntasamericanashay un principio de rupturacon el Es-tadoespañol.

En las circunstanciasya mencionadasy en la incapacidadde la socie-dadespañolay de lo querestadel Estadoparadarunarespuestacontun-dentey eficaz,sólo cabeadmitirla esperanzade que las protestasde fi-delidad a la monarquíaseansincerasy que llegada la oportunidadlasaguasvuelvana su cauce.Peroen la prácticalaasunciónde esanuevarea-lidad americanasólo sirvió paraprepararel ánimo de los españolesaunsegundopaso,comoun amortiguador,paraasumircon resignaciónla es-caladadel separatismoamericanode los siguienteslustros,másaúncuan-do la llegadadel «Deseado»no solucionael conflicto político planteado,antes,al contrario, con su indiscriminadapolítica de represiónen laPe-nínsulay Américaahondala escisiónespiritual. La inestabilidade inde-finición de éstey los siguientesperíodos,el trienio liberal y la «ominosa

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década»,favorece,por una parte,la insurrecciónamericanay, porotra,impide que la opinión pública españoladesvíesu atenciónpreferentealos sucesosdel Imperioultramarino.

A esteabúlico estadode opinión contribuye la falta de informaciónque padecela sociedadespañolarespectode 1<> querealmentesucedeenAmérica;no sólo espúblico mayoritario,sino inclusolasclasesdirigentesdel país. Las mismas Cortes españolas carecen de la información necesa-ria para tomar decisiones, hasta el punto de que un diputadoprotesta:«El Congresodebesaberlotodo y se sabemásen las tabernasde Londresque en el Congresode España».Efectivamente,las noticiasprocedentesde América eran difusas, pocas, tardías, pero, sobre todo de fuentes indi-rectas. Las noticias procedían principalmente de Inglaterra, que mante-nía una comunicación más fluida con el Nuevo Continente, ya que los pe-riódicosespañolescarecían,por lo general,de mediospropios y directosde información~.

Con ser todo ello muy grave lo era mucho más la desinformación,latergiversación de lo escasamente conocido. Fenómeno que se produce poruna doble vía: En primer lugar a través de los debates de la prensa espa-ñola, más o menos frecuentes y apasionados exilas etapas liberales, sobrela naturaleza, causas, soluciones, etc., de lo que ocurre en América. De-bates que se orientan más por consideraciones emocionales, que por elanálisis de los hechos. Especialmente significativo es el primer debate quese produce por la reacción del periódico gaditano «El Observadon> con-tra el certero análisis político de Blanco White, el sevillano que publicaen Londresun periódicoen castellano«El Español»,el primero,porotraparte,en dar cuentade los sucesosde Caracasen 1810 ~.

Y, en segundolugar, porla tendenciade la prensapeninsular—oficialo no e independientementede su adscripciónpolítica— de «endulzan>lasmalasnoticiasde Ultramar. Así por ejemplo, si se comunica un revés delos ejércitosrealistasse matizarácon otros triunfos —realeso supues-tos—, con la esperanzade unaprontarecuperaciónde la plaza o territo-rio o con el comentario de la reacción de la propia población,mayorita-riamenteleal, sojuzgadaporuna minoríaaudaz.

Todo esto,por supuesto,contribuíaa paliarcualquiersentimientodedolor, a la vez que preparabasubconscientement&cl ánimo parala si-guientederrota militar o pérdidaterritorial.

La recepciónde la noticiade la definitiva batallade Ayacucho—en-tendida así desdeel primermomentopor los americanos—es paradig-máticade estaactitud. FernándezAlmagro La describecon minuciosi-dad ¡O• La noticiano llega a Españahastael 4 de mayo de 1825 portada

8 Ibídem. p. 66

DELGADO: op. cit. Pp. 13 y ss.lO FERNANDEZ ALMAGRO: op. cit. Pp. 72 y ss.

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por el Coronel José María Casariego, procedente del Perú vía Rio de Ja-neiro. El 17 de ese mes se inserta en la «Gaceta de Madrid» como la «des-graciada acción del 9 de diciembre» y sin ofrecer mayores datos sobre laderrota —porque, como comenta el propio periódico, de sus circunstan-cias ninguna relación de oficio ha recibido aún el Gobierno, del GeneralLa Serna—pasainmediatamenteacompensarla malanoticiaconcomen-tarios esperanzadores:es un revés más, momentáneo;el mando delas fuerzasrealistaspasaal mariscalde campoPío Tristán;el ejércitodeOlañetase mantieneincólumecon 5.000 hombresy pronto superaráalde los rebeldes«fundandosu esperanza—dice—en el valor y disciplinade las tropas,en los vastosrecursosde quepuededisponertodavíay enla fidelidady amor al Rey nuestroseñor,que animaalos oprimidosha-bitantesdel Perú».

«El CorreoMercantil»deCádizde 19 de abril de 1825, llega inclusoa dudarde la veracidadde la noticia porotrasprocedentesde América,«conlo quedudamos—dice----que tal capitulaciónesuno de los muchosinventosde los colombianos“».

Poco a poco las esperanzassepierden,el eco de la derrotase apaga,los periódicosno vuelvena acordarsede aquellosterritorios. No haypro-testas,quejasni quebrantosdel serespañol.Si hubodolor—quedebióha-berlo— la procesiónfue pordentro.

Afinidadesideo/ógicas

Es frecuenteentrelos historiadoresdel períodoestableceruncierto pa-ralelismo entrelos grupos ideológicospeninsularesy amencanos,perohastaahoranadadefinitivo sehaescritosobreestarealidad,másintuidaque comprendida; porque lo cierto es que nos encontramos ante un pro-blema enormemente complejo. Una de las pocas cosas que se pueden afir-mar sin temor a equivocarse es que los políticos españoles, en su incom-prensión de lo que sucedía en América, proyectaron en sus propuestas desoluciónsus propiaspreocupacionesideológicas:del mismo modo, diceFernándezAlmagro,quelos doceañistascreyeronquela Constituciónda-ría cumplidarespuestaa lademandaamericana,los partidariosdel poderabsolutode FemandoVII estimaroncon palmariasimetría que el malquedabaconjuradosi eraraídodel haznacionaltodo lo hechoo intenta-

i2

do durantela expatriacióndel monarcaSi la composición,pensamientoy propósitosde talesgruposen Espa-

ña son máso menosconocidos,no podemosdecir lo mismo en el casoamericano,o, pordecirlo de otra forma,las conclusionesa las quese han’

loc. cit.12 Ibídem,p. 43

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llegado son tan contradictorias que es muy difícil establecer una síntesisde conjunto. Por lo menossepuedendetectartres caracterizacionesdife-rentesy enfrentadasentresí ‘~: Parala másantigua,la historiografíare-volucionaria,los independentistasfueronlos hombresalimentadosen losideales de progreso y libertad de la Revolución francesa, mientras que losfidelistas fueron los enemigos de estos ideales, oscurantistas, fanáticos re-ligiosos... Marius André invierte absolutamente los términos de ese plan-teamiento: <dos españoles son los enciclopedistas, los volterianos, los queintroducenla masonería...»mientrasque los rebeldescontra las autori-dades españolas «son los defensores del trono y la religión.., los que com-baten por el sistemade ideastradicionalbajoel quehabíanvivido susan-tepasados».Y porúltimo, la másreciente,iniciadaporGiménezFernán-dezy queha tenidomuchosseguidores,entrelos quecabedestacara Car-los Stoetzer,es la «quecaracterizaa los insurgentescomo los continua-doresde la teoríapolítica de Suárez»en tantoquelos fidelistasseríanlosconservadores,absolutistasy regalistas.

Aunquepoco a pocose van superandoestasvisionesmaniqueas,to-davíaquedamuchopor esclarecer.Un buencamino,aunqueinsuficien-te, esel análisisdiacrónico,como por ejemplo,aplicarlo queMario Her-nándezSánchezBarballama el ejede inflexión, que sesituaríaalrededordel añodieciséisy en el quedetectaun cambioradical:de la justificaciónde la Independenciadesdeuna posturatradicionala las actitudesabier-tamenterevolucionarias.

Quizá la solucióndel problemapasepor lo que en el año 1949 pro-poníaFedericoSuárez‘~: no prescindirde la historiaespañolaal estudiarel movimientode la Emancipaciónamericana,comono lo hanhecholoshistoriadoresdesdeel Descubrimientohastael siglo XVIII. Deestamane-ra, ésta,la Independencia,sesituarlaen la crisisdel Antiguo Régimen,fe-nómenocolectivo de todo el mundooccidental,quecomportaantetodoun cambiodementalidad.En España,sin embargo,el fenómenopresentaunascaracterísticaspeculiares:antela crisisdelAntiguo Régimenen 1808surgenpor lo menosdos respuestasdiferentes.Una, la liberal de raízre-volucionariafrancesay, otra,la reformistaquemantieneen el cambiolosvalorestradicionalesespañoles.En la insurgenciaamericananos encon-traríamospor lo tanto con estasdoscorrientes,unidasen el ideal de In-dependencia,fruto comúndel cambiode mentalidad.

Volvemosal estrictoplanteamientode la repercusiónde la Emanci-paciónen España.El paralelismoideológicoa ambosladosdel Atlánticopudo quizácontribuir a unaciertacomprensiónde los postuladosde los

13 Paraestacaracterizacióny clasificaciónde los gruposideológicosamericanos,

segúnlas diferentescorrientesSistoriográficas,sigo a FedericoSUAREZ en su obraya citada.

14 Ibídem.

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respectivos correligionarios, con excepción, por supuesto, de lo que eramá~ importante,el anhelode independencia,que, comovimos, fueacep-tado por la gran mayoríade la poblaciónpeninsular,salvo poralgunoscontadosliberales.Perosi enfocamosel problemadesdela soluciónquenosproponeFedericoSuárez,esdecir, con una visión másamplia,esta-remosenmejorescondicionesparaexplicarla situación:Los españolesen-tendieron,al menosintuitivamente,el momentohistóricoen que vivíany, porlo tanto,que los sucesosde América no eranmuy distintosde lossuyos,queel cambiode mentalidadles eracomúny quelas diversasac-titudesde los americanoseran lassuyaspropias,con excepción—volve-mos a lo mismo,pero ahoracon posibilidadde resolverlo—del plantea-miento separatista,que racionalmenteno llegarona aceptar,pero la in-tuición de esecambiode mentalidad,del procesohistóricoqueles habíatocadovivir, les condujoaadoptarla actitudde resignacióntantasvecescomentada.

E/ conceptodeAmérica

Si todo lo dicho hasta ahora tiene importancia para comprenderlaes-casarepercusiónenla metrópolide la Independenciaamericana,creoquela tienemayor comprenderel conceptode Américaque teníala mayoríade los españolesen el momentode la Emancipación.

Las Indias, comodijo RicardoLevene“y lo handemostradomuchoshistoriadoresdel Derechoquehan hechoprofesiónde americanismo,nofueron colonias,sino parteinalienablede la Corona,como lo proclamósolemnementeel EmperadorCarlosV en Barcelonael 14 de septiembrede 1519,en igualdadde derechoscon los restantesreinosy territoriospe-ninsulares,declaraciónquefue reiteradapor sucesivosmonarcascastella-nos hastarecogersecon igual solemnidaden la Recopilaciónde Indias 16•

Aunqueestanormao declaraciónjurídicano fue derogada,el cambiode la monarquíapatrimonialal de la monarquíanacionalqueseproducecon la dinastíaborbónicacomienzaa introducir profundoscambioseneste concepto: los territorios americanospierdensu carácterde reinosparaintegrarsedentrode unateóricaigualdadcon las provinciaspenin-sulares.Teóricamentedigo, porqueparalelamentemuchoseconomistasypolíticos de la Ilustraciónempiezana considerara los territorios ultra-marinoscomosimplescolonias,tratandode reflejarseen el espejodel nue-vo colonialismode las potenciaseuropeasal otro ladode los Pirineos.

“ RicardoLEVENE: Las Indias no eran colonias(BuenosAires, 1951)

16 Recopilaciónde Leyesde los Reynosde Indias, última ed. (Madrid, ¡973) Li-bro, III, tItulo 1, Ley 1.

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Sonmuchoslos ejemplosquepodríantraersea colación ~,pero estosdos, de distinto orden, son, creo, bastante ilustrativos de esta nueva men-talidad: en 1743 Campilloen su NuevoSistemade GobiernoEconómicodice«Debemosmirarla Américabajodosconceptos:1. en cuantopuededar consumoanuestrosfrutosy mercancías,2. en cuantoesunaporciónconsiderablede la monarquía,no cabehacerlas mismasmejorasque enEspaña»‘~. Porotraparte,esbienconocidoel proyecto del conde de Aran-da de 1783 de dividir Américaen reinosautónomos,gobernadospor in-fantes de.España;pero quizálo seamenosla propuestade 1786 de ad-quirir Portugala cambiodel Perú,e inclusoparafacilitar la aceptaciónlusitana,de Chile y BuenosAires ‘~. Ejemplosque encierranesaenormecarga de pensamiento colonialista y, en el segundo, el compromiso solem-ne de inalienabilidad de aquellas posesiones ultramarinas. En general eltérmino colonia parareferirsea aquellosterritorios, sefue introduciendolentamente,inclusoen algunosdocumentosoficiales.

Mentalidad y práctica ante la que los americanos reaccionan, ampa-rados en la tradición jurídica, con energía y dignidad.Así por ejemploelmoderadoArzobispode Charcas,Moxó y Francolí,denunciael estadodepostraciónal queconduceestepensamientoy proclama«quela Américano era una colonia, sino unaparteintegrantede la monarquíay quelosamericanoseranigualesa todoslos demásespañoles.»20

Perola extensiónde la nuevamentalidadcolonialistaen los añoscrí-ticosde la Emancipaciónamericanano eratodavíala dominanteen laso-ciedad española,al menosen los grandessectoresde poblaciónancladosaúnen los conceptosjurídicostradicionalesde lamonarquíapatrimonial.

La comparacióncon queiniciabaestaponenciaseajustaperfectamen-te a lo que ahorapretendoexpresar:La profundaconmociónen la con-cienciaespañolaquedejala pérdidade Cuba,PuertoRicoy Filipinas, nosólo esatribuibleal dolorde la pérdidasterritorialesy a susconsecuentesperjuicioseconómicos,o al fracasomilitar ante la potenciaamericana,sino y sobretodo a la heridaen el orgullo nacional,que veíaperderselosúltimos vestigiosimportantesdel imperio colonial, ilusorio signoexternode serunapotenciaen igualdadde condicionescon susvecinoseuropeos,

~ Sobreestosaspectoses interesantela consultadel articulo de Miguel ARTO-LA: Américaen elpensamientoespañoldelsiglo XVIII, En «(Revistade Indias»(Ma-drid, ¡969) núm. 115.

18 Ibídem,Pp. 52 y ss. El propioMiguel ARTOLA enotro artículodesarrollaam-pliamentela figuray obrade estearbitrista delxv¡¡¡: Campilloylas ReformasdeCar-los IIL en «Revistade Indias»(Madrid, 1969) núms. 115-118.

‘~ FERNANDEZ ALMAGRO: op. cii.20 RubénVARGAS UGARTE: Don Benito María deMoxó y Francol( arzobispo

de Charcas, (BuenosAires, ¡931).

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Franciae Inglaterra,principalmente,que extendíansu presenciaeconó-mica y política por todo el orbe conocido.

Desde esta perspectiva para la gran mayoría de españoles del primercuartodel siglo XIX, lapérdidadel Continenteamericanono significósus-tancialmentela deun imperio colonial,quedabapodery gloria a la me-trópoli, sino la desmembraciónde unosterritorios, unidospor muchosla-zos,aunque,en lo jurídico, lo estuvieranúnicamenteenla CoronadelMo-narca.Continenteal quela lejanía,lascríticascircunstanciaspolíticasdelmomento,el cambiode mentalidad,obligabana emanciparse.Seuníaasílo viejo y lo nuevoparacomprenderla separación,no de unaformara-cional, repito,pero sí intuitivamente.No puedenegarseque los pueblostienen un especial instinto para interpretar, aunque no lo sepan explicar,los signos de los tiempos.