52

René Binet Contribución A Una Ética Racista

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Obra analítica de René Binet sobre su particular visión sobre una ética racial

Citation preview

Page 1: René Binet  Contribución A Una Ética Racista
Page 2: René Binet  Contribución A Una Ética Racista

Rene Binet

LA BIBLIOTECA DE LOS TIEMPOS DIFICILES

Libro editado en 1980 por:Ediciones WOTçNApartado de Correos 14.010 BarcelonaTraducci�n de V�ctor PizarroISBN 84-85156-68-4Dep. legal M32674- 1980Impreso en Espa�a

Page 3: René Binet  Contribución A Una Ética Racista

Contribución a una ética racista

LA BIBLIOTECA DE LOS TIEMPOS DIFICILES

INDICE

PROLOGO DEL TRADUCTOR

PREFACIO

NOTAS BIOGRAFICAS

CREACION DEL HOMBRE NUEVOSOCIALISMO Y RACISMOEL PENSAMIENTO DEL HOMBRE NUEVOEL RACISTA Y SU PUEBLOEL RACISTA Y SU PARTIDOEL RACISTA Y LA LIBERTADEL RACISTA Y LA MORALEL PARTIDO Y SU PROGRAMAUN RENACIMIENTO PERSONAL Y EL PARTIDOUNA ULTIMA PALABRA

Page 4: René Binet  Contribución A Una Ética Racista

Rene Binet

LA BIBLIOTECA DE LOS TIEMPOS DIFICILES

PROLOGO DEL TRADUCTORCuando en julio de 1978, y d�as despu�s de la adquisici�n y lectura de esta brillante obra, me propusetraducirla al castellano, no pens� que una fatal coincidencia iba a establecerse entre mi modestotrabajo y la existencia de una persona �ntimamente relacionada con la misma.As�, cuando el libro empezaba a rebasar los l�mites idiom�ticos, y mientras era animado por elProfesor Amaudruz para continuar en el cumplimiento de mi deber de revolucionario ysocialistanacional la Se�ora Marie Binet, viuda del autor de ÒCONTRIBUCI0N A UNA ETICARACISTAÓ, viv�a sus �ltimos d�as en la Francia por la que su marido vivi� y luch� para transformar.Sea esta versi�n castellana un postrer homenaje la esposa en vida del ide�logo y militante Ren� Binet,quien, no obstante la desaparici�n f�sica de su marido, continu� siempre en la propaganda entusiastade sus: ideales. Hoy, que el destino le apart� de nuestro lado, nos corresponde seguir manteniendoizada la Bandera de nuestra Dignidad y Civilizaci�nEs por ello que las juventudes de habla hispana, tanto de Europa como de ultramar, deber�n leer yestudiar esta obra con ah�nco sincero, �nico medio de comprender y ampliar el caudal de susconocimientos, la grandeza de su ideal y la defensa de su Raza.

Page 5: René Binet  Contribución A Una Ética Racista

Contribución a una ética racista

LA BIBLIOTECA DE LOS TIEMPOS DIFICILES

PREFACIOComo resultado de una propuesta del Movimiento C�ltico en Barcelona, en 1,969, la X Asamblea delNOE (Nuevo Orden Europeo) decidi� la creaci�n del Instituto Superior de Ciencias Psicosom�ticas,Biol�gicas y Raciales. Este Instituto, que ya ha publicado varias obras para la defensa de la Raza, deb�aeditar una obra p�stuma de Ren� Binet, quien en 1951 fue uno de los cinco miembros fundadores delNuevo Orden Europeo.A pesar de haber transcurrido m�s de 30 a�os desde que este libro fue escrito, su contenido no hasido sobrepasado por la investigaci�n cient�fica ni por los acontecimientos pol�ticos ocurridos desdeentonces.ÒContribuci�n a una Etica RacistaÒ puede decirse que est� en la vanguardia del pensamiento racista yque, precisamente, hoy m�s que nunca abre nuevos e inmensos horizontes � quienes deseen rescatar anuestra Europa (en su significado �tnico y no s�lo geogr�fico) de la decadencia y encaminarla por elcamino de la ascensi�n biol�gica.Ren� Binet muestra, en efecto, que el Socialismo aut�ntico no es marxista; demuestra, adem�s, que esesocialismo estar�a condenado a la descomposici�n si se desvincula de sus ra�ces populares, es decir, dela Raza que le da justificaci�n y vida. S�lo el Racismo conquistar� la unidad deseada por elMovimiento Socialista, porque el verdadero Socialismo no es m�s que la consecuencia l�gica de ladefensa de la Raza.En momentos tan dram�ticos como los actuales, en los que el t�rmino Socialismo est� secuestrado ydesnaturalizado por los manipuladores sionistas ( no en vano, el marxismo y el capitalismo financiero,aliados, ganaron la guerra 19391945), la presente obra de Binet aporta soluciones y clarifica las ideas alconfundido hombre de hoy; a todo hombre preocupado. por el porvenir de Europa y de suCivilizaci�n.Ren� Binet nos habla como si en realidad estuviera todav�a expectante ante la realidad angustiosa deeste final del siglo XX que ya vivimos. En realidad, su mensaje es eterno como la Raza. Por eso, estelibro lo leeremos y lo releeremos forzando nuestra reflexi�n, y nuestra acci�n.Ren� Binet muri� f�sicamente; pero el esp�ritu de la Raza habla, a trav�s de su obra, sobre todo a losj�venes que est�n dispuestos a dar su vida incluso por algo que vale m�s: la Raza, el destino gloriosode Europa.Esta meta y este camino s�lo es posible - seg�n Binet - mediante la edificaci�n de un partido nuevo,de estilo Nacional-Revolucionario y, evidentemente, Racista y Socialista.El lector juzgar� por si mismo y comprender� quiz�, por qu� un entusiasta militante del PartidoComunista, encontr� la revelaci�n del Socialismo nacional, o mejor, del Socialracismo

NOTAS BIOGRAFICASAunque la masa est� acostumbrada a poner sobre cada uno la etiqueta precisa que le clasifica dentrode las categor�as pol�ticas existentes parece dif�cil admitir que un hombre, un grupo de hombres o unpartido, rechace entrar en esta clasificaci�n tan simplista y a la vez se proclame mandatario y represen-tante de todo un pueblo o de toda una Raza. En seguida las gente de la chusma se sienten molestosfrente a tal hombre o a tal Movimiento; ensayan vestirlo con una etiqueta de derechas o de izquierdas,conden�ndole como de izquierdas o de derechas, alternativamente, sin saber que �l no es ni lo uno nilo otro porque, sobrepasando a ambos, lucha por unir a ambos campos en el marco del Pueblo y de laRaza. Esa es nuestra posici�n pol�tica y del que esto escribeA veces, el desarrollo inesperado y brutal de la situaci�n pol�tica puede ser el origen de esta superaci�nde puntos de vista, de esta ampliaci�n. Pero a menudo el estudio perseverante y met�dico es el queobliga a tomar, una posici�n nueva que, de conclusi�n en conclusi�n, inevitablemente llega a conocercomo la m�s justa y veraz.

Page 6: René Binet  Contribución A Una Ética Racista

Rene Binet

LA BIBLIOTECA DE LOS TIEMPOS DIFICILES

Condenado desde l.936 como ÓfascistaÓ por comunistas y socialistas, es decir, por los marxistas, fui,asimismo, condenado, por Òcomunista" por los Tribunales, en l939 y perseguido como comunizantepor los Jefes de la Brigada S.S. en 1944/45 Finalmente, perseguido como nazi por el GobiernoFranc�s en los a�os 1946/47. Esto no es sino la consecuencia de cierta continuidad pol�tica que noaceptando a ninguno de los bandos en lucha, tuvo que alzarse contra su alternativa dominaci�nNo pretendo explicar mi posici�n a aquellos que jam�s han entendido nada de pol�tica. No pretendojustificarme ante los que la desesperada situaci�n de Occidente no logra hacer salir de su torpeza.Llegu� a las Juventudes Comunistas porque cre�, a mis 17 a�os, que s�lo ellos ofrec�an un programapreciso de uni�n del pueblo sobre una base de disciplina y de acci�n social.Que yo me haya equivocado al confundir marxismo con socialismo no aporta nada al tema. Yodeseaba una unidad del pueblo franc�s a trav�s de m� socialismo centralizador. No obstante, lanegativa del Komitern bajo su secci�n francesa, el Partido Comunista, Franc�s, Ñdeclaraba que esoera imposible a pesar de la lucha encabezada por los Doriots, los Barb�, los Celor, etc. Desde 1928hab�a una oposici�n seria entre la l�nea llamada de los ÒrusosÓ y la tendiente a la unificaci�n de las tresclases, estallando el primer enfrentamiento entre 1933 y 1934, siguiendo posteriormente por todaFrancia. La controversia terminar�a para mi, con la expulsi�n del Partido el 20 de junio de 1934.Tambi�n Doriot y Barb� serian expulsados posteriormente.En. 1936 escrib�a que lo que nos preocupaba como socialistas era defender a Francia y no a Rusia, conmotivo de la amenaza de guerra que se ve�a venir.En 1939 publiqu� un manifiesto en el que declaraba que la guerra era reaccionaria y que Francia y -Alemania deb�an oponerse a la misma, porque no representaba los intereses del Pueblo Franc�s nitampoco- del Alem�n.Vino la Òguerra rel�mpago de 1940. Despu�s el cautiverio. Completamente separado y desconectadode mis camaradas que la guerra dispers�, me encontr� inmerso en medio de los hombres del pueblo,venidos de todas las ideas pol�ticas, las discusiones comenzaron pronto. As�, perdido en el fondo deun Komando de disciplina, entre Peine y Hannover, despu�s de tres meses de prisi�n, despu�s de tresevasiones frustradas,en las horas de ocio que me quedaban tras cavar durante todo el d�a, me propuse redactar unÒProgramaÓ.Desde el principio lo enfoqu� como socialista unitario y franc�s. Despu�s algunos, pasada la guerra yuna vez publicado, han querido encontrar en �l la influencia del ambiente en que viv�a. Pero aquellosque han vivido la dureza del Komando de disciplina, el aislamiento de la cautividad aumentado por elaislamiento de una guardia de refuerzo, sonreir�n conmigo. Durante esos tres a�os de prisionero enAlemania no hab�a tenido m�s de dos horas de conversaci�n con alg�n alem�n, no hab�a le�do un solodiario de ellos y, en definitiva, el contacto con Alemania hab�a sido a trav�s de la culata de un fusil.Si algo hab�a influido en m� al redactar el programa era la presencia de los obreros y campesinosfranceses que hab�an convivido conmigo durante tantos meses.Por lo tanto, este programa no ha sido sino la s�ntesis, la conclusi�n de todas las conversaciones,explicaciones y discusiones que he tenido con las m�s amplias capas de campesinos y obrerosfranceses, que me han seguido a trav�s de los 14 Komandos de disciplina en que permanec� cautivo,como consecuencia de mi actitud firmemente francesa.Programa que representa las aspiraciones profundas del pueblo socialista que considera que elsocialismo debe ser para todas las clases y que su unidad no puede hacerse sino Naci�n por Naci�n yRaza por Raza. No es una posici�n te�rica m�s, sino la voluntad misma del pueblo.

RENE BINET

Page 7: René Binet  Contribución A Una Ética Racista

Contribución a una ética racista

LA BIBLIOTECA DE LOS TIEMPOS DIFICILES

CREACION DEL HOMBRE NUEVOEl Racismo, tanto como concepci�n particular del mundo, como nacimiento de una nueva doctrinapol�tica y social, aporta, indudablemente, un importante mensaje al hombre al hombre europeo;aunque �ste no lo perciba claramente, el fermento de un nuevo mundo ha sido lanzado. El Racismopuede enfrentarse a una oposici�n seria, a una incomprensi�n moment�nea sin embargo, tarde otemprano ser� entendido.Sin duda el hombre europeo parece tender m�s a su propia degeneraci�n que a su progreso; pareceorgulloso de su decrepitud racial de su decadencia, ante el hecho de que el Racismo est� destinado aprocurar una nueva especie de hombre blanco en la medida en que esta Selecci�n pueda liberarle deun mundo que �l rechaza, sin saberlo y afectado por su propia vanidad intenta alzarse contra Iacuraci�n de su salud y la de su pueblo.Se trata de galvanizar las Òfuerzas que aun subsisten en nuestra sangre, de volver a traer, hoy; losvestigios de una antigua nobleza racial que caracteriz� a la cultura y al hombre europeo. Es el intentode apresurar el nacimiento y advenimiento de un individuo m�s fuerte y m�s completo que hagaestallar los l�mites de una sociedad mezquina y de un mundo sin perspectivas.Frente al �ltimo hombre de la decadencia, procurar el nacimiento del primer hombre de un mundonuevo, del Orden Nuevo digno de una filosof�a y de una �tica apropiada al nivel de conocimiento denuestra �poca. Ese es el mensaje y el objeto de nuestro Racismo.El racismo es, al mismo tiempo; la negaci�n m�s total y la afirmaci�n m�s completa. Frente a ladesesperaci�n y el envilecimiento que la mezcla de sangres y la influencia de filosof�as asi�ticas oafricanas producen en el hombre europeo, el Racismo busca despertar la confianza y la fe en elhombre que viene.Debe, para ser �l mismo, oponerse desde el principio a todos aqu�llos que vueltos hacia el pasado,hacia sus m�todos y valores caducos, ven la edad de oro detr�sy no delante de s�; debe oponerse a todo desorden, a todo caos, a la insuficiencia de las sociedadesactuales que heredan conocimientos y t�cnicas de las que no son dignas y de las que no saben hacerbuen uso.Nuestro mensaje utiliza a�n ciertas palabras del hombre de ayer, en la medida en que los valoresnuevos, aun en gestaci�n, no han creado todav�a su propio lenguaje. Desde ahora, por lo tanto, lasantiguas palabras se llenan para nosotros de una sustancia nueva. Es as� como la voz de la Raza quecomienza a balbucear sus primeras palabras debe ser despertada cada vez mas rotundamente.Se puede esperar, por otra parte, que el orgullo inmenso de gestar y de ver nacer al hombre de lanueva era, pueda en muchos, sofocar el peque�o ego�smo, la estrecha sed de alegr�as inmediatas, lavoz de la raza en decadencia que yace y subsiste en cada uno.La primera selecci�n racial que crea el Partido Revolucionario, la expresi�n de su meta la forma de sucombate, prefiguran desde ahora la nueva Raza. Su mensaje no es recibido sino por aquellos quedentro de su carne y de su esp�ritu est�n prestos a recibirlo. Este ha nacido de su propio movimiento,de su voluntad y de su representaci�n del mundo nuevo.Nosotros agregaremos que el mensaje no es un dogma inmutable, sino una figura animada, siempreincompleto, siempre en devenir, viviente, marchando como y con el hombre combativo y creador quelo concibe. Es por lo que el Partido, como expresi�n m�s completa, como s�ntesis del hombre de ayery de hoy, debe llegar a ser a la vez heredero y juez del pasado, creador y legislador del porvenirEn cada �poca los hombres-masa rechazan una perfecci�n nueva para unirse a aquello que ha sido laperfecci�n en el pasado. Pero, en cada �poca, el Partido Revolucionario y la minoritaria �lite queexpresa su mensaje, suscitan una serie de combates en el individuo y en la sociedad. Deseamos quenuestro partido permanezca siempre joven para desencadenar constantemente esta lucha interna y des� contra todos; no como lo desear�an las morales y .las religiones negativas para reprimir las

Page 8: René Binet  Contribución A Una Ética Racista

Rene Binet

LA BIBLIOTECA DE LOS TIEMPOS DIFICILES

aspiraciones instintivas y profundas del hombre, sino, por el contrario, con objeto de exaltarla ysublimarlas.La Ley del hombre completo es el esfuerzo y el combate. S�lo el hombre del Partido, preparado f�sicae intelectualmente puede vivir totalmente, en s� mismo esta lucha.Si el hombre, en efecto, est� perpetuamente dividido entre su deseo de superarse personalmente enfavor de una necesidad colectiva imperiosa de su inercia puramente animal, entonces s�lo aqu�l queest� de antemano preparado, ser� el �nico que pueda triunfar.Corresponde a las minor�as tomar total conciencia de los intereses generales de la especie y entrenar ala masa del pueblo en ese sentido, que es el de la necesidad colectiva, como heredero y comoascendiente, como creador y mediador, como juez y legislador, es el Partido quien ha de superar yhacer superar esta indecisi�n y conducir al pueblo a su meta.Esto crea Ia obligaci�n para el hombre del Partido de interesarse constantemente en las tradiciones,en los h�bitos, en las aspiraciones y en las necesidades de su pueblo, no en la medida en que �ste seexpresa espont�neamente, sino en la medida en que �l Partido las expresa, piensa y prefigura.El Partido debe mantener contacto permanente con aquello que es positivo para su pueblo, del cu�l esgu�a y responsable y descubrir todo lo que sea causa de su debilitamiento y decadencia; No se trata decontacto f�sico, de una adaptaci�n pura y simple, sino de una cr�tica permanente y aguda, de unintercambio activo y creador que d� el fermento del progreso racial, de la selecci�n, de la crisispermanente dentro del car�cter de todo el pueblo. El hombre del Partido en perpetua inquietud es elprecursor del devenir constante del pueblo y de la Raza; su vida es el rechazo constante de la normade vida que es suya y de su pueblo. Debe ver a cada instante m�s all� del estado actual, el fin nuevo, laconquista nueva, el tipo nuevo que ha de realizar. Recibiendo en s� mismo la expresi�n de su pueblo yde su Raza, debe superarla para extraer un impulso nuevo y conducir a su pueblo dentro de unmovimiento ininterrumpido de selecci�n dentro de una crisis permanente de parto racial y derevoluci�n permanente. Una vez el tipo alcanzado ese d�a debe ser visto como un tipo ya cumplidopara alcanzar un modelo racial m�s seleccionado, modelo que su voluntad proyecta y dise�a.No es para el hombre del Partido cuesti�n de objetivo fijo, de fin en s�, de idea final y permanente. Yano hay como en las religiones del pasado un tipo eterno a imitar perpetuamente; �l deja de concebirque sea posible modelar su vida y su porvenir bas�ndose en tal o cu�l tipo humano ya pasado.Para �l hombre europeo nuevo creador de su raza, el fin es un fin que marcha, el modelo est� delantey no detr�s; su ideal racial cada d�a recreado no es arbitrario y exterior, sino que est� dentro de laelevaci�n y divinizaci�n de la Raza; para �l se diviniza - en cierto modo el tipo ideal y m�vil de laRaza. Este modelo viviente, perpetuamente increado y constantemente recreado, es la proyecci�n desu voluntad dentro del mundo. Pero el Partido y el hombre del Partido s�lo pueden recrear esta metay este tipo mediante la sumisi�n total de su vida y de su Moral al imperativo del desarrollo y de laelevaci�n de su Raza: herederos y creadores de su Raza.Nosotros vimos, sin duda un momento en que los portadores del ideal racial, Ios creadores de laRaza, han dejado por un instante de ser los conductores de una cultura y de un tipo humano superior;�stos han sido de momento, debilitados y menoscabados por la mezcla de sangres, por el caos social,por el contacto continuo con una escala de valores creada por elementos venidos de Asia o de Africa;su contacto espiritual con los valores negativos les han hecho soportar, de vez en cuando, que otrasrazas fuesen consideradas como iguales al hombre europeo. Estos valores asi�ticos y africanos,adaptados sin duda, al nivel, a las aptitudes y a las necesidades de las razas que los han recibido, noson ciertamente malos en s� mismos, pero, a�n siendo v�lidos para esas razas, son, por el contrario,portadores, para las Razas de Europa de hipnosis y de muerte.El drama de nuestra �poca es que los hombres europeos, por cansancio y debilidad, han abandonadoel sentimiento de superioridad propio y evidente de su Raza, de su Sangre y de su Cultura; creadores

Page 9: René Binet  Contribución A Una Ética Racista

Contribución a una ética racista

LA BIBLIOTECA DE LOS TIEMPOS DIFICILES

de toda cultura, constructores de toda civilizaci�n han aceptado como iguales a aqu�llos que, lejos decrear, han destruido las culturas y civilizaciones que han encontrado en la ruta de su expansi�n.Los hombres europeos, igualmente, han condenado a sus dioses y su moral para aceptar la fe lospueblos del desierto, sin percatarse que as� han provocado la destrucci�n de aquello, que cre� susvalores superiores, la altura de sus ideales y la validez de sus metas.Los europeos han llegado a veces hasta preguntarse, si los pueblos que durante milenios han estadosumidos en la apat�a f�sica y en la negligencia intelectual, en el estancamiento moral y la degradaci�nsocial, no habr�an descubierto en sus ÒcontemplacionesÓ valores iguales o superiores? Han tenido quesoportar los europeos que se desarrolle esta idea contra natura, que los individuos que han imitado suCultura y su Civilizaci�n sean considerados al mismo nivel y tengan la misma importancia que la Razaque cre� verdaderamente esta Cultura y esta Civilizaci�n. Los europeos han ÒdescubiertoÓ aquello quelas otras razas llaman Òhumanidad culturalÓ, frente a otros continentes han adoptado la postura de unprofesor que desea instruirse sobre la ciencia de sus alumnos, la autoridad del maestro les parece unprivilegio exorbitante; adem�s, si esta autoridad debe llegar a ser permanente, los maestros, prefierenretirarse antes que tener que aceptar esta evidenciaEn su propio inter�s los europeos tienen la misi�n de conservar los valores de los cuales sondepositarios y deben, asimismo, rechazar la suposici�n absurda de que se puede sustituir la culturatradicional del hombre blanco por la de las razas que en el curse de siglos y siglos han sido inferiores.De igual forma, deben conservar la pureza de su sangre, para que sea garant�a de permanencia ydesarrollo de dicha Cultura tradicionalDebemos vigilar celosamente la pureza, rechazar toda mezcla, modo de vida, escala de valores yense�anzas que puedan conducir a la debilidad de nuestra Raza.Aceptando discutir la evidencia hist�rica de la superioridad de la Raza blanca, su Raza, el europeo abrelas puertas a la desintegraci�n de su personalidad y de su Raza. La apertura del debate no es otra cosaque la manifestaci�n previa de una duda sobre el valor y la misi�n hist�rica de su Raza.La potencia de la Raza no procede solamente de constataciones culturales razonadas, sino que nace deuna voluntad evidente y cong�nita, es un sentimiento interior de superioridad, una fe en la potencia dela sangre.La toma de conciencia total sobre la realidad racial conduce y debe conducir al sentimiento conscientede participar en el logro de la forma m�s perfecta del devenir humano y del mundo mismo.El mayor insulto que puede lanzarse a la Raza e indirectamente a su propia personalidad es,indiscutiblemente, la duda o la sugerencia opuesta a la idea de la superioridad del hombre europeo,tanto, como creador y legislador, como part�cipe de un tipo �nico, m�tico y divino.Por la herencia del capital racial se desarrolla eI sentido de la superioridad absoluta de la Raza, almismo tiempo que el sentido de la responsabilidad de este aporte hereditario, debe ser transmitido�ntegro a la Raza creada dentro de cada hombre.Podemos resumir en una sola formula nuestra concepci�n: la Raza determina al ser pero el serinconsciente crea la Raza; la acci�n es consustancial al ser. La obediencia al imperativo racial seidentifica con el conocimiento; as�, la raza no act�a en ning�n caso fuera del hombre, sino que elhombre puede moverse m�s all� de la Raza bajo su forma actual. Es solamente as� como se expresa lam�xima libertad del hombre: en la creaci�n consciente y permanente del tipo racial; es esta creaci�n,:es esta libertad hacia lo alto, lo que determina la soluci�n al problema de las relaciones de la Raza y delmundo, de la Raza y del individuo y que determina, por consiguiente, la actitud del hombre europeofrente a otras razas, y a otras sociedades.El hecho de que las diferentes razas se encuentran en el momento presente, frente a frente y amenudo cohabitan, hacen imposible descartar esta cuesti�n. M�s all� de todas las razas el hombreblanco alza y debe mantener eternamente la llama de una Cultura y de una escala de valores que le

Page 10: René Binet  Contribución A Una Ética Racista

Rene Binet

LA BIBLIOTECA DE LOS TIEMPOS DIFICILES

pertenecen en propiedad y, aunque no sea v�lida para otras razas, son las �nicas que pueden, elevarla,de su eterno estado vegetativo.Es bueno, por otra parte no dar a esta �ltima afirmaci�n una interpretaci�n equ�voca. Sin duda lacultura del hombre europeo es la �nica que pueda contribuir de alg�n modo a elevar el nivel de vidade otras razas.Nosotros no pretendemos que nuestra concepci�n del mundo y nuestra escala de valores seaaplicable, o accesible a esas razas. Sabemos y afirmamos lo contrario. Pensamos que esos elementosson, en ciertos dominios, capaces de reproducir y. copiar, de modo muy consecuente y para ellos �tillas manifestaciones de nuestra Cultura; no es imposible que para adaptarlas a sus necesidades lastransformen y mejoren. En este caso, como en los otros, ellos no habr�n m�s que manifestado su faltade empuje para crear a nuestro nivel e influir en nuestro propio desarrollo.El sentido verdadero de nuestra Raza, que es la iniciativa y la creaci�n, se encuentra opuesta a lasaptitudes de otras razas no por odio estrecho o incomprensi�n de nuestra parte, sino porque nuestrasactitudes son las que generan el desarrollo armonioso de nuestra Raza en los mismos dominios.Es de este modo in�til insistir en qu� se diferencia nuestra Raza de las otras y que es lo que la hace unproducto �nico sin que ninguna analog�a exterior o sentimental pueda jam�s compar�rsela.Se nos objetar� que no existe en la actualidad la actualidad raza pura; no tenemos tiempo para replicarque existe de hecho en todas las manifestaciones de una cultura absolutamente �nica y que, es unhecho, est� biol�gicamente presente en la mayor�a de los pa�ses europeos; pero si, sobre esta basebiol�gica, tambi�n se nos quisiera refutar y acusar de hacer una noci�n puramente subjetiva, diremosque existe sobre todo, dentro de nuestra voluntad de verla renacer y, replicaremos, adem�s, que estambi�n la voluntad creadora la que crea y define las condiciones de la existencia de la Raza.La identidad de nuestra representaci�n del mundo y la expresi�n de nuestra voluntad en la acci�nconstituyen las �nicas bases v�lidas de un desarrollo individual y colectivo en el seno de los puebloseuropeos; la proyecci�n de esta voluntad y de este pensamiento en la vida corriente de nuestra �pocadeben recrear, por s� mismas condiciones biol�gicas de la unidad social y pol�tica de sus pueblos m�sall� de las nacionalidades libremente asociadas del continente europeo.Aquellos que hablan de federaci�n o de uni�n europea, de Europa o de uni�n del continente sinconcebir o expresar que esta uni�n deber� nacer dentro de las aspiraciones m�s profundas de lospueblos del continente y por la aparici�n progresiva de la Raza europea y no por la creaci�n de unmagma informe de pueblos y razas sin car�cter; estos son los que traicionan la Cultura y la cierran elpaso al progreso.En efecto, aquellos que adoptan la idea de la creaci�n de una raza europea sin ver claramente que esnecesario para conseguirlo eliminar primero todas las causas de degeneraci�n en el seno de cadacomunidad nacional, son los que impiden la verdadera liberaci�n racial del continente.Toda actitud confusa e indecisa en est� dominio, toda soluci�n que no d� preponderancia absoluta alos mejores elementos producto de una selecci�n de conjunto en toda Europa, no podr� sino atenuary hacer est�ril toda construcci�n social y pol�tica y no har� m�s que contribuir al declive mas r�pido denuestra Civilizaci�n de origen.Nunca insistiremos bastante sobre el abismo fundamental que debe existir entre la futura Razaeuropea y las otras razas, cualquiera que sea su aparente nivel actual . De todos modos no nosoponemos de forma negativa, simplemente pertenecemos a una Raza y de ella creamos una Razamejor y, as�, chocamos con otra raza que se interpone en nuestro camino y en nuestro devenir.Nuestro, Racismo, manifestaci�n de fe, de fuerza, y de plenitud no es ni puede ser negativo. Es, ennombre de su devenir, que �l aparta aquello que se opone a su futuro.Hemos admitido y comprendido la unidad de esencia de la Raza y del individuo dentro de la Raza ypor consiguiente, la tendencia a, la unidad del mundo y del hombre en la medida en que el mundo seextrajo de un concepto de la voluntad. La meta suprema del racista consecuente es realizar

Page 11: René Binet  Contribución A Una Ética Racista

Contribución a una ética racista

LA BIBLIOTECA DE LOS TIEMPOS DIFICILES

enteramente en una unidad voluntaria su concepci�n de la Raza, del hombre y del mundo. El centroinmutable de nuestra concepci�n del mundo es la voluntad, el imperativo de la Raza, tal como semanifiesta fragmentariamente en cada individuo sano.Habr� sin embargo cierta contradicci�n en el hecho de querer elevar sobre nuestra concepci�n de laRaza del mundo y del hombre, una teor�a especulativa y abstracta, en cuanto que solo la raza viviente,el hombre viviente en devenir constante son las �nicas premisas v�lidas de nuestra concepci�n. Lavoluntad de la Raza se manifiesta en el hombre sano y consciente como un acto concreto y no comouna especulaci�n metaf�sica. Todo debilitamiento liberal de esta concepci�n no puede sino abrir unabrecha y minar la base social del devenir racial; la Raza no puede sobrevivir ni progresar sin lacreaci�n constante en la vida, sin la selecci�n sistem�tica y la elaboraci�n de teor�as m�s o menosintelectuales desvinculadas de la realidad, Tales teor�as esterilizantes son simples negaciones sinperspectivas constructivas raciales o sociales. No negamos que el rechazo en la aceptaci�n de ciertaproximidad de razas y ciertas manifestaciones sociales y pol�ticas procedentes de esas razas es biententador, sobre todo en la medida que ellas requieren menos esfuerzo. Sin embargo, tales solucionesf�ciles no pueden agradarnos; no es la huida la que protege a la Raza, sino el combate; no es ladefensiva est�ril lo que conduce a la victoria sino, solamente, el combate, el ataque permanente.Cuando observamos la historia de las migraciones, por ejemplo, y las transformaciones de ordenracial, social y pol�tico debemos no s�lo captar las particularidades org�nicas y analizar la capacidad decombate y virulencia de las razas, presente entre las tropas, tambi�n debemos expresar de qu� maneray en qu� medida el devenir de nuestra Raza las superar� y sobrepasar�Por otra parte no se trata de escoger entre los valores admitidos por el adversario los que podr�an aprimera vista parecer aceptables para nosotros, es decir, no se trata de una elecci�n determinada porcomparaci�n con el enemigo, incluso de un valor que parece aceptable -en ese caso no puede sertenido por tal sino como consecuencia de un error de apreciaci�n moment�neo- por que ello no es laexpresi�n de una realidad. Ning�n valor puede ser patrimonio de dos razas, ni de dos especies. En elcaso de que esa forma sea parecida, su esencia, por definici�n, no podr� ser m�s que contradictoria y,por consiguiente, perjudicial al desarrollo de nuestra Raza.No se puede, en ning�n caso escoger entre valores de otras razas. Esos valores por ser reales en otrasrazas, son falsos dentro de nuestro devenir. Toda adopci�n, toda aceptaci�n de un valor no original esun acto contra natura; incluso el valor m�s pr�ximo a nosotros est� mancillado en el fondo por la tarade origen que lo marca.La diferencia esencial entre nuestra escala de valores, nuestra concepci�n del mundo y la de otrasrazas, reside en el hecho de que cada escala de valores se funda. sobre el influjo de una voluntad racialbien precisa y altamente caracter�stica. Ahora bien la voluntad de la Raza en tanto que esrepresentaci�n del mundo es, a su vez, la ley, la crisis y el juicio de todo acto humano, de toda historia,de toda filosof�a y es, por lo tanto, inconcebible que sea accesible a otra raza que no sea ella, si es queesta raza no desea traicionar ni su misi�n ni su vocaci�n.Todos los hechos Intelectuales, morales, sociales y pol�ticos, nacen de tomas de posici�n claras sobrela naturaleza y la voluntad de la Raza, sobre la naturaleza y la voluntad del individuo, en tanto que �lha escogido en su campo, ser legislador y creador de la Raza.No es posible admitir que la colectividad social, cualquiera que sea, pueda encontrarse siempreprotegida de debilidades y de compromisos, de tendencias al abandono y a la decadencia, porque laformulaci�n mas rigurosa y la vigilancia m�s grande son requeridas de cada uno, a medida que sucargo sea m�s importanteUna sola forma de sociedad puede garantizar el retorno autom�tico a la salud racial y a la obediencia alimperativo de la Raza; es la sociedad en la que la Ley corresponde lo m�s posible a las necesidades dela Raza. No se trata para el hombre de aceptar o rechazar esta Ley, ni tan siquiera obedecerlapasivamente; por el contrario, en Ia medida en que ella corresponda a su propia necesidad; es como se

Page 12: René Binet  Contribución A Una Ética Racista

Rene Binet

LA BIBLIOTECA DE LOS TIEMPOS DIFICILES

alzar� como palad�n de la misma y se identificar� con ella. De su actitud deviene un estado constantede oposici�n a todo valor extra�o a la Raza; un estado de tensi�n constante y de militancia, en tantoqu� �l es creador de esta Raza y heredero de su imperativo.Ahora bien, el hombre nuevo no emerge a un mundo o a una sociedad donde es el due�o absoluto deun dominio solo a �l reservado, donde la oposici�n vendr�a solamente del exterior; no se encuentra enun espacio virgen que podr�a poblar de su concepci�n pol�tica, social y cultural; por �l contrario, supropio espacio est� cubierto por una vegetaci�n parasitaria considerable producto de todas las razasque le rodean y adem�s, en su propio seno, por la mezcla de sangre anterior a �l, se le han introducidoaspiraciones que le son extra�as y debilitantes.Si hablamos de una nueva Raza en devenir permanente no podemos imaginar que esta se creeespont�neamente. Tal espontaneidad har�a in�til la organizaci�n y el Partido. Se tratar�a de casosindividuales y colectivos de perfecci�n que la Historia humana no ha conocido. Es, en todo caso,inconcebible, dentro del estado actual del desarrollo humano.No podemos, por consiguiente, descuidar el estudio sistem�tico de la Historia de las Razas superioresde Europa, ni la preparaci�n met�dica individual elaborada colectivamente en el seno del Partido y delpueblo. As� el Partido act�a como factor subjetivo del pueblo y de la Raza.La ense�anza racial ser� as� compuesta de nociones familiares y conocidas, pero deber� tambi�nimplicar la profundizaci�n en los valores enteramente nuevos y revolucionarios, valores de choque yde crisis.La religi�n de la Raza no es ni sumisi�n ni obediencia, sino herencia y creaci�n permanente. No es larespuesta a una consigna o a una disciplina exterior, o a un dogma misteriosamente justificado,establecido o ÒreveladoÓ, sino la brusca toma de conciencia de una realidad reencontrada, de uncriterio que fue un imperativo en los tiempos en que dentro de las sociedades nacientes la jerarqu�aespont�nea de la Raza se estableci�. Es el retorno a la toma de conciencia de un sentimiento quesiglos de sumisi�n a los dogmas de religiones negativas, de corrupci�n falsamente igualitaria, dehumanitarismo vac�o habr�an sofocado y algunas veces casi destruido.La primera tarea ser� entonces denunciar la fragilidad de este barniz, desenmascarar la parodiainmunda que bajo el pretexto de Òamor a la humanidadÓ aniquila en el hombre lo mejor de s� y lepriva de todo lo que ser�a su fuerza y su valor; sea necesario denunciar sin cesar la amenaza que pesasobre la Raza, que es necesario volver a hacer total y pura de toda hipocres�a falsamente moral. Ser�necesario denunciar todo aquello que podr�a restringir el orgullo victorioso que debe habitar en cadauno, aunque se sienta poco heredero y continuador de una Raza de conquistadores, de legisladores yde creadoresSer�a necesario, en fin, reunir las energ�as esparcidas, los miembros dispersos de un gran cuerpo racialperdido y que se reencuentra.Participaci�n voluntaria en la creaci�n del hombre nuevo en el seno de la Raza nueva; adhesi�nespont�nea al cuerpo popular y racial; participaci�n constante en el Partido y en el devenir de la Razadentro de su voluntad, tales ser�n los deberes de aquellos que en nuestra �poca osan oponerse a ladecadencia general, al rebajamiento progresivo de su Pueblo y de su Raza. La toma de conciencia deesta necesidad es el primer paso dentro de la senda de lucha del hombre europeo que vuelve a izar labandera de su dignidad y de su civilizaci�n.

I. SOCIALISMO Y RACISMOLa civilizaci�n que hemos convenido en llamar Occidental, no ha nacido con la aparici�n de unareligi�n o con el comienzo del resplandor de una ciudad, sino, verdaderamente, con la aparici�n deuna Raza superior que desde entonces, a causa de su aspecto externo, es llama da Raza Blanca.

Page 13: René Binet  Contribución A Una Ética Racista

Contribución a una ética racista

LA BIBLIOTECA DE LOS TIEMPOS DIFICILES

En el momento hist�rico en que retroced�an las primitivas razas amarillas o negroides, que hastaentonces hab�an ocupado nuestro continente europeo, el hombre blanco aport� ya su incuestionablesuperioridad intelectual y t�cnica como, asimismo, las formas m�s desarrolladas de su arte. Laexpresi�n conjugada de su superioridad t�cnica, de su inteligencia y de su sentido de las bellas formasson tales que, desde ese momento, se puede hablar, casi, de una intelectualidad blanca relativa a suscontempor�neosSin duda, ciertas etnias de esta Raza magn�fica han podido sufrir el mestizaje, degenerar y desaparecer;sin embargo, otros grupos del mismo origen, y que se encontraban preservados, aseguraron siempre elrelevo y la subsistencia de lucha en lucha, de migraci�n en migraci�n. A trav�s de los siglos seencuentra siempre la presencia activa de una Raza superior que representa un tipo f�sico y moral biendefinido. Gracias a esta Raza, la antorcha de una Civilizaci�n pas� desde el mundo hist�rico hastanosotros, herederos responsables de sus legados.Hubo �pocas en que la pureza de este tipo extensamente expandido en todo el continente, sinvecindad inmediata de razas menos desarrolladas y menos elevadas, no tuvo ning�n problema dedefensa, ni de unidad. Hubo por el contrario, otras �pocas en que esta Raza superior ya no seencontraba sola en las vastas superficies europeas, sino que los movimientos de invasi�n, aportando lamezcla mas o menos fluida de sangres, trajeron, al mismo tiempo, la divisi�n y la parcelaci�nterritorial. No obstante, en los momentos de descenso como en los de elevaci�n, el genio de la RazaBlanca mantuvo la superioridad de su nivel sobre todas las otras.Se tratar� de oponernos, como argumento, la vieja existencia de una civilizaci�n amarilla en china, porejemplo y se nos. indicar� que los chinos hab�an resuelto ciertos problemas sociales mediante lanacionalizaci�n y el cultivo com�n de la tierra 600 a�os a. C., compartiendo el cultivo personal con elcultivo del ÒKoljozÓ, lo que conduce a ciertas comparaciones. Sin embargo, un estado de guerra civilconstante, hizo de su historia una serie de largas convulsiones, donde cada movimiento se manifest�por algunas centenares de millares de cabezas cortadas. Se puede concluir con cierta raz�n que suineptitud para un gobierno y una organizaci�n estables, es la prueba, junto a ciertas capacidadest�cnicas, de su incapacidad en el dominio de la organizaci�n social.La similitud de sus reacciones frente a problemas, como el de la organizaci�n agraria permite tambi�n,por otra parte, encontrar razones raciales a ciertas manifestaciones Òpol�ticas y socialesÓ de nuestra�poca. Por el contrario, mientras las cabezas chinas Ñca�an por millares, en los confines de la China,en sus guerras civiles renovadas sin cese, la Civilizaci�n Hel�nica, la Civilizaci�n Romana, por no citarsino las pr�ximas a nosotros, brillaban con un resplandor particular.Aquellos pueblos que los griegos y los romanos llamaban Òb�rbarosÓ hab�an alcanzado un grado decivilizaci�n mucho m�s elevado que China; esto es tan verdadero, que todav�a su organizaci�n pol�ticay social es capaz de inspirar nuestra pol�tica moderna.Tambi�n el comparar las filosof�as chinas con las nuestras, cuando aquellas no son sino la teor�a degimnasias f�sicas tendentes a un estado est�tico, o, m�s bien, la copia mal asimilada de las filosof�as dela India Aria.Al mismo tiempo, los fil�sofos m�s puros de Grecia, hab�a aparecido ya - Plat�n, Arist�teles,Her�clito, Pit�goras, etc. donando al mundo Blanco las premisas de los sistemas actuales.Desde entonces, cada retroceso del mundo, de la Civilizaci�n en Occidente, ha coincidido con elavance del mundo oriental o africano, ha coincidido con una penetraci�n de las razas inferiores y de lamezcla de sangres, esta mezcla que siempre se tradujo inmediatamente, en un retroceso socialimportante en todos los aspectos.En el apogeo de la cultura griega, el genio de la Raza Blanca inspir� a Plat�n la primera de lasdoctrinas socialistas la concepci�n de un Estado unitario y Socialista y una cr�tica de los principios depropiedad que a�n hoy no est�n completamente dirimidos.

Page 14: René Binet  Contribución A Una Ética Racista

Rene Binet

LA BIBLIOTECA DE LOS TIEMPOS DIFICILES

En los tiempos en que la cultura romana llega a su cumbre comenz� a caminar por la v�a de ladecadencia, como consecuencia de los aportes asi�ticos. Julio Cesar, amigo y adherente al complot deCatilina, vuelve hacerse cargo de las principales leyes y reivindicaciones sociales de su tiempo eimponi�ndolas al Imperio, cimenta las bases del primer Estado social de forma dictatorial deOccidente.Por consiguiente, peri�dicamente el pensamiento occidental se alz� frente a la anarqu�a de Oriente,frente a una comunidad de miseria predicada tanto por los amarillos como por los semitas y bajoformas ligeramente diferentes, alza tambi�n la idea de un Estado poderosamente unido y responsable,asegurando a todos sus s miembros los derechos a una libertad y a un nivel de vida material eintelectual, �nicos en cada �poca.Esta es la historia del desarrollo del pensamiento socialista que, como manifestaci�n del genio de laRaza Blanca, habr�a que escribir. La aptitud de la Raza blanca para unir el orden m�s riguroso con elSocialismo m�s popular, dentro del gobierno del Estado, es una caracter�stica de dicho genio.Hasta hoy, cada vez que Occidente se ha logrado unificar alrededor de un pensamiento social venidodel fondo de su genio, una nueva ola de invasiones llegadas de Africa o del Oriente, ha tratado deromperla por la doble acci�n de la fuerza y de la mezcla de sangres. Es necesario destacar, por otraparte, que la mezcla de sangres por la v�a pacifica es la que rompe la cohesi�n como fue el cas� deRoma y Grecia, sin que sea necesaria la intervenci�n de la fuerza.Cada vez que por esos medios fue rota la unidad, una nueva era de anarqu�a pol�tica comenz�; el nivelde vida material y espiritual de los pueblos retrocedi� otro tanto. No es solamente la anarqu�a, en s�misma la que rebaj� este nivel, ni las consecuencias de guerras civiles o externas, sino la aparici�n deteor�as sociales extra�as a la concepci�n de Europa, y que negaban la importancia de las realizacionessociales, concepciones que predicaban el abandono y el desprecio de los bienes que sustitu�an a laorganizaci�n social por una caridad arbitraria e impotente.Es as� como Grecia, se hundir� menos por los golpes de los Medos o de Alejandro, que por la venidade millares de orientales que, desliz�ndose dentro de la falange macedonia, quebraron la unidad racialy popular e introdujeron sus filosof�as y religiones negativas.De igual forma, Roma no se hundir� por los golpes de los Germanos, m�s, bien por los golpes deSpartaco, y sus semejantes -jud�os y esclavos-, que predicaban, la igualdad de las razas y de loshombres, el desprecio de los bienes de este mundo, del mundo social, en una palabra.Cuando m�s tarde la Iglesia toma en sus manos ciertas realizaciones sociales, fue en la medida en quela invasi�n e influjo de los pueblos europeos, la liber� por la fuerza de sus or�genes sem�ticos.El Ògenio latinoÓ del que habla Maurr�s, habr�a sido letra muerta como ocurre en ciertos lugares delOccidente actual, si la nueva sangre de los Òb�rbarosÓ no la hubiera purificado y animado; dichoÒgenio latinoÓ habr�a muerto si los pueblos a�n sanos de Raza no hubieran introducido su esp�ritu deempresa, de conquista y de combate.No es casual que los Ògrandes PapasÓ que tendieron hacia la unidad de Occidente portando suvoluntad de conquista y de combate alertan al pueblo llano a exigir sus derechos. No es casualtampoco que �stos hayan sido francos o normandos y que uno de los m�s grandes fue Hildebrando ysaliera de Cluny.No es tampoco casual que los Emperadores de Occidente vieran sus imperios desplomarse m�s porlos golpes de las invasiones orientales y de ideolog�a sem�tica, que por el peso de sus errores o derevoluciones internas.El esp�ritu de la Raza europea, esp�ritu de orden, de jerarqu�a y unidad al mismo tiempo que esp�rituprofundamente social, debi�, en toda �poca del desarrollo de Occidente, oponerse al esp�ritu deanarqu�a comunizante del semita.Hoy en d�a, que es posible al fin conocer las verdaderas causas de decadencia y divisi�n entre lospueblos, tenemos el derecho de descubrir todo lo que el genio de la Raza Blanca puede y debe aportar

Page 15: René Binet  Contribución A Una Ética Racista

Contribución a una ética racista

LA BIBLIOTECA DE LOS TIEMPOS DIFICILES

a�n a la civilizaci�n, de orden, de progreso y de desarrollo armonioso para las realizaciones socialesdel pueblo y de la Raza.Es necesario subrayar que todo pensamiento socialista ha salido de Occidente, en tanto que el esp�ritudel semitismo no ha sido m�s que un factor de falso igualitarismo, de orden, divisi�n, envilecimiento,social y humano.Nosotros tendremos que resolver los problemas de la unidad racial, social y popular de Europa, almismo tiempo que el problema pol�tico y social, propiamente dicho, de la unidad socialista. Cada vezque hablemos de la Raza o de la pol�tica, cada uno de los problemas se resuelve solamente por el otroRemont�ndonos a los or�genes de nuestra Cultura y de nuestra Civilizaci�n, podremos. expresar cualha de ser la concepci�n m�s conforme a nuestras tradiciones y necesidades y diremos c�mo el Partidodebe ser el portador de esas tradiciones y de esas concepciones adapt�ndolas a las necesidades denuestra �poca.Representante de un ideal positivo, unitaria, y socialista, ligado a una historia y a un desarrollo racialdeterminados, Àpodr�, nuestro pueblo liberarse de la hipoteca que siglos de abandono y de decadenciahacen pesar sobra �l? Podr� dicho ideal racista y socialista imponerse en una naci�n que desde hacemucho tiempo ha perdido de vista su rol y su dignidad primordial?, SI, si nosotros estamos prestos adevolver poco a poco sus caracter�sticas, espec�ficas y a mejorarlas.ÀMarchamos hacia el aislamiento de una minor�a racial que deber�, durante d�cadas manteneralumbrada la antorcha del progreso y tenerla fuera del alcance de manos mal�ficas?.ÀVamos, por el contrario hacia un renacimiento de Los pueblos de Occidente, dentro de lacomprensi�n armoniosa del rol de cada uno y hacia la unidad reconquistada?.

S�lo nuestra acci�n incesante nos permitir� responder a estas preguntas.La soluci�n de estos problemas est� ligada a nuestra propia capacidad de organizaci�n de las fuerzasrenovadoras y en nuestra aptitud para recrear la nueva �lite que ser� capaz de transportar nuestrosprincipios al pueblo y al Estado.A nosotros se nos presentar�n, a partir de ahora los problemas de la organizaci�n de la vida p�blica yde la educaci�n de la juventud. Al lado de estos problemas que son inmediatos, existen otros apenasmenores y qu� son aquellos de la civilizaci�n y del lugar que daremos a la comunidad �tnica querepresentamos. Sabemos que nuestros pueblos pueden tener un lugar importante y ser un factordirigente de la historia de la raza Blanca y por consiguiente, de la historia de la humanidad entera.Porque somos y deseamos ser de nuestra �poca, tendremos que ver cuales son los problemas quecomportan la Òdistorsi�nÓ de los movimientos socialistas por los jud�os -que le han inculcado teor�asextranjeras- y el problema que comporta la divisi�n de Europa en las circunstancias actuales. En fin,veremos qu� tareas nos impone la pertenencia a una Raza superior, hoy en d�a.Es por esto, por lo que tendremos presente en el esp�ritu que somos el producto de una largaevoluci�n que nos transmite un patrimonio bien determinado.No olvidaremos que como socialistas no podemos estar desligados de los grandes precursores delpensamiento socialista tales como: Plat�n, Tomas Moro, Proudhon, Blanqui, Sorel, y as� llegamos a la�poca del desarrollo cient�fico, que hace posible reconciliar lo que parec�a irreconciliable: las teor�asaristocr�ticas de Gobineau, Chamberlain, Vacher Lapouge, Nietzsche, con las teor�as de los maestrosdel socialismo, gracias a los estudios m�s recientes de las leyes biol�gicas.Nos ser� posible, entonces, reconciliar al pueblo con su �lite, y decir a este mismo pueblo Òhay queactuarÓ, al mismo tiempo que los hombres del Partido dir�n y tendr�n derecho a decir: ÒquieroÓ. Ser�posible poco a poco que el pueblo se funda y se confunda con el Partido progresivamente y puedallegar a decir, a su vez: ÓquieroÓ, sin perjuicio del imperativo racial que lo determina. porque habr�tomado conciencia de ese imperativo.Reconciliando al pueblo consigo mismo, reuniendo a los trabajadores intelectuales y manuales yconfiando a cada uno la tarea que le reserva su propia val�a, tendremos la oportunidad de crear una

Page 16: René Binet  Contribución A Una Ética Racista

Rene Binet

LA BIBLIOTECA DE LOS TIEMPOS DIFICILES

nueva unidad basada en una nueva conciencia y podremos decir a cada uno: ÓEs tiempo dereencontrar tu orgullo original, tu fuerza y tu salud. T� debes superar la triste humanidad de nuestrotiempo para crear un hombre nuevo; m�sall� y por encima de ella no tengas compasi�n ni pena; los viejos dioses est�n muertosÓ. Habr� nacidoun hombre nuevo, nacido de nuevas medidas y con la posibilidad de realizar su destino y su obra.Estos son los or�genes de los movimientos socialistas que han puesto delante de nosotros, losproblemas de la unidad de una manera imperiosa: la unidad del mundo y su propia unidad comomovimiento: para reformar este mundo reunificado por el Socialismo.Ahora bien su nacimiento no est� ligado a las mismas causas ni ha conocido los mismos m�todos nimedios. En cada pa�s su unidad estuvo de este modo amenazada desde su nacimiento. Los diferentesgrupos han nacido bajo el impulso de necesidades inmediatas y no ideol�gicas; variables seg�n �ldesarrollo social y t�cnico de cada regi�n; variables seg�n los niveles de los grupos �tnicos que losconstitu�an.Esas necesidades impusieron a los grupos socialistas, m�todos diversos. De la justificaci�n de esosm�todos surgieron teor�as diversas. As� en el plano ideol�gico, incluso en el caso en querepresentaban problemas absolutamente id�nticos, cada etnia racial expres� sus necesidades yorganiz� su propio socialismo, en forma diferente. M�s ordenado en los pa�ses n�rdicos e Inglaterra;sufriendo m�s netamente la influencia sem�tica en Alemania; enteramente semitizado en Rusia y conformas m�ltiples, debido a la inestabilidad y a la mezcla racial, en Francia e Italia.De este modo, desde el nacimiento de la 1» Internacional, la divisi�n profunda estall�, y en la 2»Internacional, la divisi�n se manifest� con agudeza a�n mayor y cada grupo fue llamado al ejerciciodel poder en sus diferentes pa�ses.Ser�, sin embargo, un error el tratar de estudiar el socialismo solamente a trav�s de las internacionales,las cuales no fueron, hablando con propiedad, sino fragmentos de socialismo.Las Internacionales fueron empresas destinadas a canalizar y a desviar de sus verdaderos objetivos, lastendencias profundas y socialistas de los pueblos europeos. La voluntad de unidad y disciplina fue loque les llev� a desear esas organizaciones; pero el pueblo no deseaba confiar la direcci�n de esasorganizaciones a elementos extranjeros a la Raza europea.Al lado de la necesidad para un proletariado naciente y explotado, de dotarse de organismos decombate y de defensa, el an�lisis del desarrollo hist�rico por los te�ricos de la Raza Blanca, condujo aestos �ltimos a trazar las bases de una concepci�n del mundo m�s acorde al equilibrio humano, a lanaturaleza y al genio de las Razas europeas. Esta ultima influencia, que hizo concordar cada desarrolloconceptual a cada grupo racial, fue el origen de diversas teor�as en los comienzos, m�s que lascondiciones econ�micas dispares de los grupos europeos.As� pues, al mismo tiempo que Ia organizaci�n de combate, la organizaci�n socialista fue, desde suscomienzos, organizaci�n de pensamiento y de educaci�n. Al lado de los movimientos puramentematerialistas-socialistas, nacieron los movimientos socialistas esencialmente idealistas, entre los cuales,los anarquistas, sin lugar a dudas, son los representantes aut�nticos de nuestra �poca. El hecho de quese hayan apartado de su meta primitiva y de su verdadero origen no puede en nada modificar nuestropunto de vista a este respecto.El hecho de que la Banca Jud�a internacional y despu�s el Estado Sovi�tico financien abundantementelas Internacionales (dirigidas por jud�os), no ha servido para nada a la unidad del socialismo, noobstante su r�pido crecimiento, poniendo a su disposici�n los medios econ�micos y de todo tipo quelos grupos socialistas no pod�an reunir a trav�s de sus militantes , es decir, mediante el fruto de sutrabajo. La financiaci�n fue su factor de crecimiento.Por otra parte los jud�os adinerados han, igualmente, marchado alineados con la Banca Jud�a muchom�s que sus compatriotas socialistas lo que motiv� el estancamiento de los movimientos, quepermaneciendo nacionales fuera de las internacionales segu�an siendo socialistas.

Page 17: René Binet  Contribución A Una Ética Racista

Contribución a una ética racista

LA BIBLIOTECA DE LOS TIEMPOS DIFICILES

El desarrollo de los acontecimientos cient�ficos y notablemente de la antropolog�a y biolog�a, habr�anpodido y debido conducir a la atenuaci�n de las divergencias de origen, permitiendo la unificaci�n delas bases doctr�nales de los diferentes socialismos nacionales. Sin embargo esta unificaci�n no se hizorealidad y fue solamente la guerra de 1939 lo que hizo tomar conciencia a numerosos socialistas de larealidad nacional y racial y, a su vez, tomar conciencia a numerosos nacionales, de la realidad social, loque permite una mayor capacidad de maniobra entre los pueblos europeos a nivel de movimientospol�ticos y de capas sociales, inclusive. As� se establecen nuevas relaciones de raza a raza, de gobiernoa gobierno y de grupo a grupo. En lo sucesivode una cierta unidad de todo Occidente, vuelve a ser sensible, al mismo tiempo que la idea de unanueva unidad del socialismo occidental sobre la base de los parentescos raciales, aparece como la ideam�s capacitada para preparar un nuevo reagrupamiento de los pueblos de Occidente.La divisi�n continua de los movimientos socialistas en su forma moderna, parece un problemainsuperable, teniendo en cuenta que ha sido mantenida por los te�ricosÓ Ña menudo jud�osÑ y porarribistas de todas las raleas. De aqu� viene la actual situaci�n que no es la ebullici�n del ideas en elseno de los socialismos de occidente, sino m�s bien de su debilidad ideol�gica y de la impotencia enque se han encontrado para superar la falta de un programa conjunto. Este mal vino del hecho de quenadie hab�a atinado a concretar doctrinalmente las razones profundas y reales de sus divisionescontinuas, ni los motivos, ni la justificaci�n de la unidad desde el punto de vista de los datos esencialesdel programa.Peri�dicamente nacen en efecto, dentro del socialismo occidental, grandes movimientos tanto detendencia sindicalista como de tendencia puramente pol�tica y que han tenido la pretensi�n dedespertar y renovar el socialismo europeo. Cada uno de ellos no ha obtenido como resultado m�s queel escindir aun m�s el socialismo, faltos de encontrar un alma y un raz�n de ser. La voluntadexpresada por los ÒrenovadoresÓ de regresar, unos a Marx, otros a Proudhon o a Jaur�s, no han sidom�s que las manifestaciones de su incapacidad para crear por s� mismos la gran corriente socialista quereincorpor�ndose las tradiciones m�s puras del socialismo occidental se adaptasen al nivel de nuestrodesarrollo t�cnico y a las necesidades dominantes de las razas europea.S�lo la conmoci�n causada en el mundo por el advenimiento del Socialismo Alem�n bajo su formaracista, en l933, condujo a un cierto numero de te�ricos a revisar varias de las consignas de base desus programas y de sus doctrinas. Sin embargo no fueron lo bastante originales para digerir la lecci�ny repensarla.Del mismo modo que, ellos hablan seguido a Marx o a Rusia o a Jur�s, se engancharon al remolquedel Nacionalsocialismo, sin comprender que este no hacia sino lo que correspond�a a las necesidadesde un cierto grupo racial y que pod�a, tal cual aplicarse al Occidente entero; el sentimiento oscuro deesta insuficiencia y de esta impotencia, carencia sin embargo habitual, hace posible la multiplicaci�n deprogramas y de organizaciones. Varios movimientos y corrientes paralelas a menudo contrarias entres�, se reparten una vez m�s al pueblo franc�s. El hecho de la Òocupaci�nÓ, que incit� al ocupante adividir o a agudizar las divisiones que le pod�an ser �tiles, no pudo, evidentemente, facilitar la tarea denecesaria clarificaci�n ideol�gica. El resultado m�s claro de esta situaci�n fue que el socialismo semitade las Internacionales 2» y 3» tom� la ventaja en todos los dominios de la pol�tica occidental, a pesarde las tendencias espont�neas, completamente contrarias al semitismo, de amplias capas populares deOccidente, las cuales todav�a esperan la orientaci�n y la doctrina que les falta.Se podr�a preguntar por qu� los franceses cuyas tendencias a la unidad han sido siempre profundasfueron el primer pueblo en encontrar la unidad nacional, hayan aceptado tambi�n f�cilmente lasescisiones dentro del movimiento socialista. Se trata sin duda de que para los franceses, ni el principiode la unidad ni eI principio de la autoridad, deben subordinarse al orden organizativo y les pareceposible, siguiendo una consigna famosa Òmarchar separadamente para golpear juntosÓ. Lo que noconcebir�a, naturalmente, ni un alem�n, ni tampoco un ingl�s.

Page 18: René Binet  Contribución A Una Ética Racista

Rene Binet

LA BIBLIOTECA DE LOS TIEMPOS DIFICILES

Al pueblo franc�s le parece l�gico seguir aquello que �l cree, en lugar de seguir con disciplina a unaorganizaci�n en la que aunque no aprovechase todas las consignas, pudiese influir eficazmente desdeel interior. Su preocupaci�n de lo absoluto y de la claridad le hace exigir posiciones tajantes y nomedidas previsoras que permitir�an, sin embargo, conseguir resultados tangible m�s r�pidamente.La tarea inmediata de todo socialista consecuente es, entonces, responder inmediatamente y demanera clara, totalmente a los problemas expuestos y despejar, principalmente las grandes consignarpermanentes que, resolviendo de una vez por. todas las preguntas pendientes, permitir�n captarmasivamente corrientes diferentes de un socialismo nacional franc�s consciente de su europeidad yligado a los diferentes movimientos similares de Europa.Es inexacto e injusto decir que la divisi�n es el resultado de una individualismo excesivo, dentro de losfranceses, o el fruto de principios cr�ticos imprudentemente introducidos en la doctrina socialista.Nunca, en efecto, las teor�as socialistas occidentales han pretendido que es mejor estar solos, antesque aceptar una divergencia en el seno de la organizaci�n. Solo los semitas han podido erigir estaf�rmula que les favorece y apoy�ndose sobre el deseo de lo absoluto de los occidentales, han estafadoas� una de las tendencias m�s puras.Realmente, cuando observamos la historia de las escisiones m�ltiples del movimiento socialista bajosu forma no semita, constatamos que su frecuencia es debida, sobre todo, a la coexistencia, dentro del.Movimiento de principios que ha recibido del marxismo, junto a otros que le pertenec�an enpropiedad. Esta coexistencia antinatural es la que forz� las escisiones.Socialismo Nacional, sea sindicalista o pol�tico, sea racista o no, inmediatamente ha aplicado esteprincipio esencial que la realidad sustancial dei socialismo no es de esencia organizativa, sino doctrinal,y que se caracteriza no por el aumento del nivel de los salarios del numero de delegados de laempresa, m�s bien por una concepci�n nueva del papel del hombre en el mundo y en la sociedad.Esta misi�n, para la creaci�n de un hombre m�s sano, m�s completo, m�s responsable, entra�a seg�nsu concepci�n, una renovaci�n social. Pero al socialista le ha costado mucho tiempo comprender; si esque lo ha comprendido que esta concepci�n doctrinal puede sufrir ciertas interpretaciones de forma odetalle, a condici�n de que la l�nea fundamental y las grandes normas sean respetadas y mantenidas.A�n no se ha comprendido que la calidad del militante no puede estar ligada solamente alcumplimiento de actos exteriores de propaganda pol�tica, sino a una militancia profunda, a unareforma individual, que erige a cada uno de ellos como modelo y ejemplo.Muchas escisiones han sido provocadas por el autoritarismo doctrinal, no en las cuestionesfundamentales, no en las cuestiones de aplicaci�n de detalles, sin ver que s�lo cuenta la unidad decombate de los militantes, teniendo sobre los grandes problemas una misma orientaci�n y aceptandoen su vida personal las consecuencias de esta orientaci�n general.Se trata para nosotros, no de realizar una unidad formal sobre una consigna inmediata de aplicaci�n,sino la unidad profunda sobre las formas generales de la orientaci�n personal y doctrinal; las diversasformas o modalidades de aplicaci�n pueden concurrir hacia �l mismo fin si una disciplina deorganizaci�n, bien flexible permite las realizaciones pr�cticas inmediatasDestacamos, que despu�s de 1945, una tendencia precisa a la uni�n se manifiesta en los movimientosque la guerra y sus consecuencias han condenado a la desaparici�n. Es as� como los mejores hombreslos m�s desinteresados de los movimientos nacionales y socialistas, han buscado dentro de una feevidente, acercarse y colaborar. De modo que asistimos a un movimiento exactamente inverso deaqu�l que ha esparcido a los socialistas de finales del siglo XIX y principios del XX. Que falta ladoctrina definitiva que le dar� cohesi�n, no hay duda, en Francia al menos; pero el hecho de la uni�nde diferentes tendencias, debe permitir una elaboraci�n doctrinal m�s activa. As� se cumplir� la tareaque los organismos dispersos no han podido llevar a cabo, ya que aparentemente los elementos de ladoctrina est�n ya reunidos.

Page 19: René Binet  Contribución A Una Ética Racista

Contribución a una ética racista

LA BIBLIOTECA DE LOS TIEMPOS DIFICILES

Se puede encontrar una raz�n a esta tendencia a la unificaci�n, en el hecho de que las clases han vistoesfumarse los antagonismos que los movimientos socialistas sem�ticos hab�an sustentadosistem�ticamente. Los ÒcapitalistasÓ nacionales parecen, en muchos dominios, tomar un poco m�s deconciencia de sus deberes sociales y los militantes socialistas aprecian m�s justamente el papel dedirecci�n y de organizaci�n del capitalista, cuando �ste �ltimo queda ligado a su empresa y trabajarealmente.As� se llega a una concepci�n m�s arm�nica del rol de cada uno y en el conjunto doctrinal la idea de launidad nacional y racial, fuera de antagonismos y consideraciones de clase, ha hecho progresosevidentes. Al mismo tiempo, esta idea crea un sentimiento m�s claro de solidaridad entre miembrosde una misma comunidad popular, desarrolla la voluntad de las realizaciones sociales y la comprensi�nreciproca. Esto es lo que explica la atenuaci�n de las divergencias de clase y la posibilidad inmediatade un socialismo que sea tambi�n nacional.Si esta situaci�n no es captada, ser� evidente que los antagonismos volver�n a surgir. Si el PartidoSocialista de la Unidad Nacional y Racial no puede ponerse a realizar un programa de educaci�n y deconstrucci�n socialista y racista, la lucha de clases a pesar de su tendencia a desaparecer por el hechodel progreso t�cnico, ser� prolongada y endurecida por un tiempo imposible de predecir. Pero la tareainmediata es la creaci�n de un cuerpo de doctrinal suficientemente preciso y completo, para que laeducaci�n individual de todos los miembros de la comunidad impida, en lo sucesivo, escisiones o leshaga ineficaces.Se trata, en lo sucesivo, de reunir los elementos esparcidos y realizar la s�ntesis. Estudiando toda lahistoria del socialismo, se concluye que es solamente en los momentos de torpeza intelectualindividual en que el estudio y la adhesi�n personal ceden su lugar al seguidismo de organizaci�n o deuna persona, cuando las escisiones se produjeron m�s f�cilmente. En efecto, si el papel del jefe secambi� tanto que pidi�, una obediencia pasiva pura y simple y en la que el menor error personal nopudo ser discutido, �ste se qued� solo, falto de una adhesi�n m�s profunda, basada sobre el estudio yla educaci�n pol�tica, lo que entra�a una adhesi�n y una obediencia sincera.No es verdad que el principio de escisi�n sea inherente al pueblo franc�s, o a la doctrina socialista, sino, sobre todo, al hecho de que cada te�rico se ha abocado a tener una visi�n fragmentaria delsocialismo, en lugar de crear la doctrina conjunto ya que s�lo ella puede permitir la unidad de fondodiversamente expresada en la forma.No es la doctrina sino la insuficiencia doctrinaria; no es la discusi�n sino la discusi�n superficial lo queha entra�ado las escisiones vayamos as� al fondo del problema y extraigamos algunas verdadesfundamentales de la doctrina y sus necesidades y en la sucesivo toda escisi�n ser� evitada. El militantemismo estar� mejor armado para juzgar la sinceridad del jefe que le ofrecer� una tendencia ÒnuevaÓpor la escisi�n; el militante estar� en estado de evitar una divisi�n tal y preferir� romper con el jefe encuesti�n que con la unidad indispensable del movimiento y del pueblo.As�, en la medida en que el militante sepa responder a todas las preguntas, resolver todas losproblemas y ser verdaderamente unitario, el socialismo realizar� las condiciones de la fidelidadindividual, �nica condici�n de la unidad. En la medida en que sepa afirmar sus propias principios, susm�todos particulares, el Socialismo Nacional ser� verdaderamente nacional y unitario. Es necesarioque sea �l mismo el encargado de ubicar su responsabilidad personal y su deber propio en todomilitante nuevo, frente a la necesidad que el Partido se impone de darse por entero a la causa de supueblo y de su Raza.Esta actitud es la que permite combinar la absoluta libertad de cada uno con la adhesi�n personalprofunda.En, la medida en que una comunidad espiritual se establezca entre el militante y su raza, as� comoentre el militante y su Partido, expresi�n de la Raza y del pueblo, la unidad ser� salvaguardada yasegurada. La unidad no debe ser buscada en una atenuaci�n de tal o cual posici�n doctrinaria o para

Page 20: René Binet  Contribución A Una Ética Racista

Rene Binet

LA BIBLIOTECA DE LOS TIEMPOS DIFICILES

evitar tal o cual susceptibilidad sino en el examen total y profundo de todos los problemas, en unaacentuaci�n y profundizaci�n del estudio en su aplicaci�n franca y sistem�tica.A la luz de los acontecimientos de 1939Ñ1940, el socialismo parece haber comprendido que lacuesti�n de la unidad del movimiento en Francia est� ligada �ntimamente a la unidad de losmovimientos de Europa. En la medida en que el Socialismo Nacional franc�s resuelva sus propiosproblemas, contribuir� a aclarar los problemas de la unidad de Europa y del mundo, mediante suprestigio del Imperio.Los pueblos coloniales soportan, en efecto, con m�s y m�s impaciencia, el peso de una dominaci�n lacual no llegan a comprender el sentido, puesto que los pueblos blancos no parecen capaces deorganizar entre ellos, ni la paz ni la guerra, ni tampoco realizar la armon�a que a ellos les parecenid�nticas en su esencia. Parece que en estas circunstancias los pueblos bancos no saben dirigirse nientenderse. Sin embargo se atreven a mostrarse como modelos y a comportarse como amos. Estospueblos blancos se muestran m�s animados cuando los coloniales les dan derechos excepcionales y lesllaman para constituirse en verdaderos �rbitros de sus querella externas e internas.Es hora ya de reconquistar para el Socialismo, por la toma de conciencia de las necesidades raciales ynacionales, de una unidad y autoridad que son las condiciones b�sicas de nuestra supervivencia y delmantenimiento de nuestra direcci�n moral y material. Es evidente que cuando realicemos el trabajo deunificaci�n de las fuerzas socialistas y nacionales nosotros choc�remos con las fuerzas internacionalessemitas existentes ya que estas no aceptar�n ver sustituida su noci�n de partido internacional(declarado expl�citamente en la 3» Internacional y virtualmente en la 2») por la noci�n de partidosesencialmente nacionales, uni�ndose por la v�a de la representaci�n mutua y de negociaciones porafinidades raciales, en una verdadera Federaci�n de Partidos y Estados Socialistas y Nacionales Ser�dif�cil igualmente, hacer aceptar a dichas organizaciones, dirigidas como est�n por semitas, losprincipios de Naci�n y de Raza, as� como los principios de selecci�n y jerarqu�a.Tendremos que luchar sistem�ticamente por la unidad de las organizaciones que aceptan ya lasgrandes l�neas de nuestra concepci�n, y por otro lado, por la unidad con las individualidades de lasgrandes internacionales que aceptan estos mismos principios. Es posible as� que grupos enteros de lasinternacionales vengan a nosotros, pero no creemos, naturalmente, que estas secciones de laInternacional puedan pasar sin usar la fuerza es decir, por decisi�n de organizaci�n, hasta el planote�rico en que nosotros nos ubicamos. Ellos no podr�an aceptar una unidad org�nica que ser�a laconfesi�n. abierta de su derrota pragm�tica. La adhesi�n no ser� entonces mas que individual, en sumayor parte.Por otra parte, el hecho de que pidamos a cada uno estudiar y que nosotros damos los medios, nos dala seguridad de que las viejas teor�as deben en un plazo no demasiado largo, hundirse y desaparecer.Al imperativo de la Òl�nea generalÓ, impuesta por el bureau pol�ticoÓ de la U.R.S.S., nosotrosoponemos la adhesi�n profunda de cada uno, no tanto a un partido, sino a una concepci�n de la viday del mundo.La organizaci�n debe ser un Partido fundado en el contacto personal con el alma de la Raza. A cadauno decimos, siguiendo una frase c�lebre ÓLlega a ser lo que t� eresÓ y le pedimos que si su virtud ysu elecci�n llevan el mismo nombre y tienen el mismo sentido profundo que la virtud y la elecci�n desu vecino, no es la misma virtud ni la misma elecci�n, sino algo diferente que le pertenece enpropiedad y que no es igual a la de los otros. A cada uno de los miembros del Partido ense�ar estapalabra que la democracia ha proscrito de su vocabulario: ÓYO SOYÓ y ÒYO QUIERO. A cada uno,cuando haya conquistado esta posici�n moral nueva para �l de Òyo soyÓ, esta conciencia de su val�a encalidad de miembro de la Raza, le diremos que todav�a este valor no es suficiente porque es s�lo lamanifestaci�n de la herencia recibida. M�s aIl� de �l mismo, m�s all� del Òyo soyÓ, cada uno debeconquistar para la Raza un valor nuevo; super�ndose �l mismo, debe crear para su generaci�n y paralos milenios venideros, una emoci�n nueva, un valor nuevo.

Page 21: René Binet  Contribución A Una Ética Racista

Contribución a una ética racista

LA BIBLIOTECA DE LOS TIEMPOS DIFICILES

ÀQu� desear� aqu�l que es el mejor en el seno de una humanidad degradada disminuida y degenerada?Ese no ser� m�s que el m�s grande de los degenerados y de los enanos en nuestra sociedad.El hombre que nosotros deseamos crear no es aquel que va delante de una humanidad tal cual esahora; m�s bien aqu�l, que m�s all�, es el pionero de un hombre nuevo y de una sociedad nueva.Aqu�l que tiene la inspiraci�n corta y los m�sculos relajados, aqu�l que teme el peligro y el esfuerzo.Aqu�l que teme estar solo frente a los abucheos de la multitud, se aparte de nuestra ruta y deje v�alibre al libre desarrollo de la Raza.Aqu�l que se crea predestinado por los derechos y privilegios, ap�rtese de nuestra ruta. Nosotrosofrecemos el esfuerzo y las penalidades, la certeza de los golpes y la fe en la victoria final. Aqu�llosque encuentran ins�pido nuestro alimento, que se aparten tambi�n; no son de los nuestros.Con nosotros est�n los deberes, no hay salarios y recompensas materiales. Por el contrario, aqu�l queest� presto a perder y arriesgarlo todo, que desea trabajar y elevarse a s� mismo que venga a nuestrasfilas porque est� destinado a vivir en nuestra atm�sfera y cualquiera otra le ser�a sofocante.

EL PENSAMIENTO DEL HOMBRENUEVONo podemos esquivar los problemas del pensamiento individual, tal como se presentan a losmiembros del nuevo movimiento, desde el momento mismo de su adhesi�n. Por eso creemosnecesario decir algo antes de ir m�s lejos en nuestro estudio.Los problemas que se presentan para un nuevo movimiento, tal como nosotros deseamos verlo nacer,surgen del hecho de que queremos no solamente un movimiento pol�tico y social, sino unmovimiento que pueda dar a cada miembro del mismo, una filosof�a, una teor�a del conocimiento yuna visi�n del mundo. Deseamos pues que sea un movimiento que desborde los estrechos l�mitespol�ticos de las para penetrar profundamente en la vida de cada uno y en las de su familia.La pol�tica no es como algunos creen err�neamente un negocio p�blico, sino que debe llegar a ser untrabajo privado, moral y espiritual.Esta toma de posici�n moral y filos�fica que nosotros pediremos que tome cada uno, deber�determinar en cada militante, no un conjunto sistem�tico de conclusiones, sino una actitud generalintelectual una manera part�cula de enfocar y de analizar los problemas de la vida La originalidad denuestro pensamiento y de nuestra concepci�n se manifestar�, tanto por la base sobre la que plantealos problemas de todos los actos de la vida, como por la soluci�n que se propone para resolverlos.El Social Racismo es la afirmaci�n del rol preponderante de la Raza dentro de la determinaci�n detodos los problemas relativos a la vida de cada miembro del pueblo y dentro de la soluci�n que hayque aportar. Se trata de la reivindicaci�n de la predominancia absoluta del factor racial, en todas lasmanifestaciones de la vida de los hombres y de los pueblos. De aqu� se define nuestra posici�n frentea los miembros de la organizaci�n pol�tica y del pueblo.Presentando como primordial la autoridad del factor racial y rechazando el derecho a corromper lavida de los hombres de nuestro pueblo a todo individuo, grupo o doctrina negadora de esta realidad,nosotros nos separamos radicalmente de ellos, pero a su vez, encontramos en nuestro camino a todoslos grupos sanos nuestro pueblo.Al mismo tiempo que rompemos todos los lazos con las doctrinas y los grupos negadores del factorracial, restablecemos los contactos con los hombres de nuestraRaza de nuestro pueblo que, enga�ados siguen todav�a dichas doctrinas negativas. Nuestra actitud a sulado ser�, por consiguiente, comprensiva, amistosa, acogedora y no hostil.La afirmaci�n de este valor unitario de la Raza nos separa, tanto del pensamiento religioso vulgar,como del pensamiento materialista, tal como fue desarrollado por el socialismo semita.

Page 22: René Binet  Contribución A Una Ética Racista

Rene Binet

LA BIBLIOTECA DE LOS TIEMPOS DIFICILES

Introducimos en la vida de cada uno, el criterio definitivo absoluto que le dar� orientaci�n moral en elcurso de toda su actividad, sea familiar personal, o m�s ampliamente pol�tica.Ahora bien, del hecho que este factor, por definitivo que sea en su esencia, es, igualmente, evolutivo ycient�fico en cuanto a su destino y opone su devenir y la agilidad de su dial�ctica a un rigor dogm�ticoincompatible con la ciencia y el razonamiento cient�fico. Se opone tanto al dogmatismo de lasreligiones oficiales como a la actitud de infalibilidad igualmente dogm�tica, de la dial�ctica marxista.Estas teor�as dogm�ticas, apoy�ndose cada, una en una �nica teor�a v�lida del conocimiento, niegantoda posibilidad de desarrollo intelectual fuera de ellas, mientras que nuestra afirmaci�n racial fijasolamente un punto de referencia, m�s all� del cual se halla la degeneraci�n racial y la decadenciaintelectual, dejando la investigaci�n enteramente libre para lo dem�s. Por consiguiente, nuestraposici�n racial, deja el pensamiento libre de todo dominio excepto en aquel donde el pensamiento sesuicide pura y simplemente.Nuestro pensamiento no pueda ser un Òlibre pensamientoÓ ya que est� limitado por la frontera de ladecadencia y la degeneraci�n de la Raza. No es tampoco un pensamiento y una doctrina de autoridadabsoluta que coarte la acci�n del pensamiento, puesto que ella se podr� elevar tan ampliamente comolo desee en todos los dominios positivos. No es as� de ning�n modo, una concepci�n del ÒjustomedioÒ sino la doctrina de hombre que desea elevarse siempre, y ensanchar su dominio. Por eso, ellosse cuidan bien del �nico factor que es capaz, de forma decisiva, de conducir a la degeneraci�n total: ladegeneraci�n racial,Esta tendencia a la conquista de posiciones siempre nuevas, pero siempre m�s altas y m�s sanas, estodav�a la �nica concepci�n que puede permitir m�s unidad y m�s armon�a debido a la jerarquizaci�nrigurosa de las valores individuales y colectivos. Es entonces, en virtud de estos principios, por lo quecada uno estudiar� la historia y la filosof�a, las ciencias y la pol�tica por lo que apreciar� la literatura y elarte y los utilizar� de la manera m�s progresiva para �l mismo y para su pueblo.La b�squeda intelectual ser� as� funci�n no de un partido o de la doctrina particular de ese partido,tomado como partido pol�tico, sino como factor obligado de las necesidades del desarrollo del puebloy de la Raza. Esta b�squeda estar� exenta de toda traba por parte de las autoridades pol�ticasconsideradas como tales en tanto que estas nvestigaciones no puedan aparecer como factor dedisgregaci�n racial;No podemos admitir; por supuesto, que en ning�n orden de ciencia, el resultado sea el previamenteindicado o sea el impuesto por una autoridad del Partido, bajo el pretexto de su concepci�n pol�ticaparticular. No tiene sentido fijar a una ciencia, cualquiera que sea, otros limites que los que le fijen suspropios m�todos La decisi�n del partido estaliniano de prohibir tal o cual investigaci�n con elpretexto de que es Ócontraria a la l�nea generalÓ, o de oponerse a una creaci�n literaria o filos�fica porlos mismos motivos, es sencillamente rid�cula y al mismo tiempo anticient�fica.En fin, incluso dentro del dominio filos�fico el Socialismo Racista est� bastante seguro de susm�todos como para no temer un desarrollo que no estuviese conforme a sus conclusiones, sabiendocon certeza que su refutaci�n doctrinal junto a un pueblo consciente de su devenir racial tiene m�sposibilidades de �xito y de obtener resultado que con una condena o una interdicci�n pura y simple.En todo caso, como el pueblo con conciencia racial no es partidario de ninguna democracia formalque no ser�a sino demagogia, al mismo tiempo que acepta la expresi�n de todo pensamiento sano,reserva la manifestaci�n de esa expresi�n a los que est�n aptos para beneficiarse eventualmente pararefutarla.Se podr� objetar que esta manera liberal de permitir la expresi�n de un pensamiento adverso, en unmedio que es capaz de entenderlo es una f�rmula democr�tica. Por el contrario, encontramos en loscriterios raciales un terreno firme, sabemos que siempre, frente a una tendencia a la decadencia, elpueblo no se doblegar� ante conclusiones establecidas no cient�ficamente. Dicha tendencia tendr�, por

Page 23: René Binet  Contribución A Una Ética Racista

Contribución a una ética racista

LA BIBLIOTECA DE LOS TIEMPOS DIFICILES

otra parte, que encontrarse con su limite m�s all� del cual la libertad no tiene derecho a ir sinperjudicar el bien com�n.Por el hecho de que la Raza es para nosotros el punto de partida de toda forma de pensamiento y devida, es la raza por lo tanto la que se opone a esta forma de pensamiento y de vida que perjudica sudesarrollo y puesto que esta actitud proporciona las bases de una concepci�n del mundo, esta �ltimaresponde totalmente a las cl�sicas interrogantes sobre origen y fin.As� el l�mite est� establecido, no por una decisi�n de organizaci�n pol�tica o por las basas de un texto,sino por el sentimiento de que la Raza ha hecho lo que somos y que somos por eso depositarios de unbien sagrado cuya presencia sentimos tan imperiosamente que su legado deviene obligatorio paracualquiera que admita este factor determinante; por consiguiente toda desviaci�n le est� prohibida.Aparte del razonamiento y de la discusi�n de la convicci�n que nace del pensamiento una especie deinstinto nacido de la pureza racial reconquistada, recrea da, debe hacer sentir a cada uno que tal gesto,tal acto, tal escrito es contrario al destino y a la permanencia de la Raza. As�, para el Socialista Racistaesta base es dada no por la afirmaci�n precisa de una ley o de un reglamento, incluso moral, o por undogma sino por el sentimiento interno de pertenecer a una l�nea que no puede degenerar, de serresponsable de su herencia y en fin, de un contacto espiritual permanente con el genio, las tradiciones,las aspiraciones y las necesidades del Pueblo y de la Raza. Este sentimiento se trata solamente deeducarlo. Por eso el contacto permanente con la realidad viviente de la Raza debe hacer que nadiepueda sustraerse a su imperativo sin. condenarse a s� mismo, sin abocarse a la degeneraci�n de s�mismo y de su Raza. S� trata, a partir de ahora, para �l, de la adopci�n de una escala de valores que leinspire y cuya obediencia voluntaria sea el �nico medio de satisfacer su propio destino.As�, al mismo tiempo que la voluntad de investigaci�n queda libre de todo obst�culo, para el que sanomantiene en s� y en su Raza un pensamiento sano, se impone un termino absoluto que no aceptaponer en duda ni sobrepasar. Esta concepci�n de valor absoluto atribuida a la realidad racial entra�aen la pr�ctica pol�tica una doble actitud: considerando que cada individuo debe alcanzar un estado desalud f�sica e intelectual, al concebir esta realidad, al tomar conciencia y al orientar su vida enconsecuencia, s� niega a imponer esta manera de ver. No se trata sino de una adhesi�n profunda; elformulismo aceptable, sin duda, desde el punto de vista pol�tico, pero insoportable para la conducci�nde la vida y de la elaboraci�n de una moral personal, har�a r�pidamente degenerar la organizaci�n, almilitante y con ello al pueblo mismo.Decidido a salvaguarda la unidad y la salud en todos los dominios, el militante est� dispuesto, aoponerse por todos los medios a los factores de corrupci�n y de degeneraci�n f�sica y moral;asimismo, se opone por todos los medios a las tentativas de corrupci�n o debilitamiento. que seanintentadas por los elementos degenerados dentro de la Raza y del Pueblo.Para resumir en una f�rmula breve: es permisible a cualquiera no ser racista, pero no est� permitido anadie ;ser en enemigo de su propia Raza. La neutralidad, la indiferencia, la ignorancia, son normalesfuera del Partido; la negaci�n, no lo ser� jamas.En efecto cualquiera que se oponga a una posici�n moral y te�rica debe conocer esta posici�n ycualquiera que habiendo estudiado la cuesti�n insiste aun en combatir aparece como un factor dedisgregaci�n voluntaria, como portador por su propia degeneraci�n del declive de la RazaNo, hay as� ninguna contradicci�n en esta actitud doble y esta conciliaci�n no es. posible sino a partirdel hecho de la seguridad en que se encuentra el Socialismo. Racista frente a su propia concepci�n.Nosotros llegamos ahora al dominio pr�ctico de la misma y del criterio que nos permite reconocercomo �nica v�lida esta forma de organizaci�n.Si la convicci�n del Socialista Racista est� estrechamente ligada a Ia concepci�n racial, es entonces,evidente que el criterio ser� la integridad de la Raza y su unidad.Este ser� el �nico medio de medir lo acertado del criterio. Es posible que el Partido no correspondarealmente por un cierto periodo a aquello que �l esperaba. Sin embargo, el militante tendr� cuidado de

Page 24: René Binet  Contribución A Una Ética Racista

Rene Binet

LA BIBLIOTECA DE LOS TIEMPOS DIFICILES

mantener intacta la unidad de la Raza y de conservar su �nica arma: el partido. Se opondr� a todatentativa de debilitar y menoscabar esta unidad.c�mo podr�a el militante concebir que la Raza sea otra vez dividida, siendo su propia voluntad la deunirla? C�mo podr�a aceptarlo sabiendo que el Partido, que es un arma poderosa de uni�n, se leescapar do las manos y con ello la uni�n de la Raza? El inter�s superior de la Raza pesar� sobre todaotra consideraci�n y le har� continuar su acci�n unitaria y persistir en su actitud.Una objeci�n de valor, un Ògran argumentoÓ que desean oponernos nuestros enemigos es el siguiente:ÒPuesto que ustedes han aceptado el estudio de la Historia d�ndole una base racista, Àno temer�nustedes que los nuevos descubrimientos cient�ficos puedan derribar vuestro sistema y arruinar vuestrapropia teor�a?Ser�a ocioso responder que el tipo racial que deseamos ver nacer est� delante de nosotros y no detr�sy que la concepci�n que tenemos del hombre tiende m�s hacia el futuro que hacia el pasado.podr�amos decir que nuestra concepci�n es tal que pensamos que cient�ficamente no se puede adoptarotra actitud. Reconocemos, en efecto, que en el momento actual no existe ninguna raza pura, peroque ciertos tipos de las mezclas actuales estabiliz�ndose pueden crear tipos de inter�s particularmenteadaptados, para ayudar al progreso armonioso de la humanidad. Esto es perfectamente posible desdeel punto de vista cient�fico; que trata solamente de escoger los tipos humanos que hist�ricamente,incluso sin ser puros, han sido dotados de cierto numero de cualidades espec�ficas.Finalmente, partiendo de esto podemos decir que si la Historia ha sido trastornada en su desarrollopasado por el descubrimiento sensacional de documentos, contradiciendo todos los hechos, el tipo.ideal de hombre hacia el cual tendemos y que debemos mantener y seleccionar, tambi�n subsistir�como meta esperada.Esta posici�n que moralmente es la nuestra, ser� la de los idealistas que tienden a recomenzar elmundo, intentando desligarse de toda tradici�n extra�a.Nuestra posici�n es entonces totalmente diferente. El hecho de que nosotros animamos y admitimostoda investigaci�n cient�fica positiva no puede presentar, en nuestra opini�n, el menor peligro para lafirmeza de nuestras teor�as respecto a los or�genes y fundamentos.El desarrollo de los conocimientos actuales ha permitido en el transcurso de un siglo, analizar lasbases esenciales de la evoluci�n humana y el papel que han desempe�ado las razas que desde losor�genes han ocupado el Occidente Europeo.Estamos as� perfectamente tranquilos y seguros en lo que concierne a los descubrimientos que puedenser efectuados referentes a esta materia. Las bases fundamentales de nuestras concepciones no puedenencontrarse amenazadas. Es por lo que no podemos estar en contra de la tradici�n de nuestras razas,ni en contra de la obligaci�n de mantenerlas y perpetuarlas. Si lo hici�ramos ser�a una construcci�narbitraria e ideal de un tipo humano sin conexi�n con los or�genes de nuestras razas y de nuestrascivilizaciones. Afirmamos sin temor a ser desmentidos por la critica hist�rica, que desde la mitolog�aaria, hasta nuestros d�as y a trav�s de los tiempos, siempre se encuentra un tipo de hombre que lejosde ser el guardi�n de n�madas semitas, lejos de estar ansioso de sacrificios humanos a la manera deAbraham, lejos de estar formado de una voluntad abstracta de dominaci�n barbara sobre los pueblosextranjeros, pretendiendo encorvarlos sobre Òuna varilla de hierroÓ, es la encarnaci�n del pensamientoalto y sereno que hizo posible el nacimiento de los conquistadores, civilizadores y constructores detemplos y catedrales.Este tipo que va desde Rhama � Orfeo, de Orfeo a Plateen y de Plat�n hasta nuestras civilizacionesmodernas, uni� la virtud del guerrero a la del sabio, y esta virtud es la que ha dado al mundooccidental a Alejandro, C�sar, Carlomagno. por no citar sino a los mas conocidos o a los m�s grandes.La permanencia de este tipo es una segura garant�a de que ninguna falsificaci�n de la historia ser� losuficientemente fuerte como para lograr disminuirlo.

Page 25: René Binet  Contribución A Una Ética Racista

Contribución a una ética racista

LA BIBLIOTECA DE LOS TIEMPOS DIFICILES

En fin, de la contemplaci�n de este tipo humano. nosotros extraemos la certeza y la seguridad moralde nuestra verdad y del destino de nuestra Raza.Nuestra voluntad es por supuesto, no la de erigir la apoteosis de un hombre tomado en particular,aunque sea un h�roe u otorg�ndole un valor personal, divino o absoluto, lo que ser�a simplista desdeun punto de vista cient�fico, sino extraer del modelo dado por cada uno de los grandes hombres denuestra Raza, aquello que fue precisamente la raz�n esencial de su grandeza perteneciendo al tipocom�n de la Raza.As� conseguimos un tipo permanente, no solamente del Ògran hombreÓ de nuestra raza, sino delhombre occidental en el estado de salud f�sica y moral del hombre racialmente sano. Nos esforzamosen ver qu� cualidades particulares repite este tipo en sus diferentes manifestaciones personales a fin dereencontrar en cada uno de los hombres de nuestra �poca, de las razas occidentales y de nuestropueblo cuales son los individuos, las razas y los pueblos m�s cercanos a este tipo a fin deseleccionarlos y fomentar su descendencia.legamos as�, por el examen y el fomento de este tipo, a adquirir una idea del mundo en su origen y finen el que reencontramos, al mismo tiempo que una base racial permanente, un sistema de creaci�nintelectual igualmente permanente. Esto es a nuestros ojos el mejor medio de construir una v�a cuyaval�a parte del hecho de que es heredera de las grandes figuras de la Raza y que se esfuerza portransmitir enriqueciendo la herencia tradicional y purific�ndola.La nueva regla no es el resultado de una construcci�n, abstracta sino la manifestaci�n actual de undestino milenario del cual nadie puede sustraerse Sin traicionar sus or�genes y su propia existencia. Esel motivo por el que el Socialista Racista que tiende a elevarse siempre, no puede de ning�n modohacerse portador de un ideal de nivelaci�n, sino, por el contrario, de un ideal de jerarquizaci�n de losvalores, mediante una selecci�n rigurosa. Al desorden y a la incapacidad actual del pensamiento,debido a la falta de perspectiva para el futuro y a la carencia de tradiciones, el Socialista opone unpensamiento claro, consciente de su destino inmemorial y de su tarea inmediata, alza la imagen de unmundo en el que la grandeza y el valor no sean excluidos, desacreditados ni disminuidos, sino por elcontrario, elevados y glorificados a fin de que sirva de modelo y gu�a.Esta es la raz�n por la que este pensamiento es lo bastante y ampliamente abierto como para admitirtodos los desarrollos posibles del conocimiento humano en la medida en que ellos sean afirmativos yno negativos. Este pensamiento considera que la civilizaci�n occidental no puede sobrevivir nisubsistir sino gracias a su Partido y a su Pueblo. Asimismo tampoco reencuentra el sentido de sudestino si no resuelve, teniendo en cuenta las necesidades vitales, las interrogantes m�s importantes yelevadas que dominan su existencia.Considera, en fin, que el estrangulamiento de la investigaci�n y el estudio podr�a impedir la selecci�nde las grandes individualidades-gu�a que hacen falta en nuestra sociedad artificialmente nivelada.Por la liberalizaci�n de un tipo hist�ricamente eterno, pero en nuestra sociedad nueva, estepensamiento aportar� a nuestro mundo la base de una escala de valores renovada que permitir� aOccidente reencontrar su equilibrio y armon�a mediante el establecimiento de la jerarqu�a m�s naturalcomo m�s rigurosa.Es solo una condici�n particular del hombre lo que nos conduce a una toma de posici�n pol�tica,mientras que la mayor parte de las organizaciones cuando llegan a una concepci�n del mundo lohacen a trav�s de la pol�tica.Este ultimo hecho ha sido causado porque el desarrollo cient�fico y social del siglo XIX ha sido milveces m�s r�pido que el desarrollo y adaptaci�n del hombre a su propio progreso. El hombre actual,sin quererlo, conserva formas de pensar del siglo XVIII a la vez que se encuentra en presencia detodo el desarrollo t�cnico del siglo XX. Es decir, ha sido precipitado dentro del siglo XX rompiendocon todo un pasado de tradiciones a las que no puede hoy sustituir. Adem�s, una terrible mezcla racialha tenido lugar en nuestra Europa sin que los valores morales de defensa hayan sido alcanzados.

Page 26: René Binet  Contribución A Una Ética Racista

Rene Binet

LA BIBLIOTECA DE LOS TIEMPOS DIFICILES

Esta mezcla no ha hecho sino acentuar el desorden y el desequilibrio. Se llega as�, con una humanidadoccidental disminuida por el mestizaje a gobernar sin principios generales y actuar solamente al d�a sinperspectivas de futuro ni orientaci�n alguna.Sin duda, los ÒsocialistasÓ fueron los primeros y, ellos dir�n, los �nicos en intentar elaborar una teor�aque fuese capaz de resolver las dificultades materiales de su �poca, previniendo eficazmente elporvenir. Pero la falta de premisas generales debida, en gran parte, a la ausencia del estudio suficientedel desarrollo humano les impidi� hacer otra cosa que no fuera ÒeconomismoÓ. Otro factor m�sgrave, como ya vimos, intervino: el nacimiento de una teor�a sem�tica del socialismo, v�lida tal vezpara los semitas, pero no para nuestro grupo de razas europeas.As� los gobiernos, tambale�ndose entre teor�as caducas del conservadurismo social, las teor�asnecesariamente incompletas del Socialismo economista y las teor�as sem�ticas, ten�an en sus manos laspalancas para ordenar los Estados sin saber utilizarlas. De vez en cuando el triunfo de una tendencia�nica permiti� por alg�n tiempo evitar el desorden, pero la teor�a aplicada no correspondiendo con eldesarrollo hist�rico de la Raza, hizo que al sistema se hundiera r�pidamenteEl liberalismo, lejos de ser una f�rmula de libertad si fue en realidad la manifestaci�n palpable de laincapacidad para prevenir, organizar y gobernar la confesi�n clara de una incertidumbre en lospropios m�todos del partido en el poder.Si el r�gimen, en efecto, no corresponde a las necesidades morales, intelectuales y materiales delPueblo y de la Raza, no puede sino vegetar y vivir de expedientes y decretos ;hubo necesidad paraellos, faltos de la adhesi�n profunda de los pueblos, de dejar subsistir� una infinidad de partidos,dentro de los cuales, la sucesi�n peri�dica, pod�a, en el mejor de los casos, detener sucesivamente lasincapacidades m�s peligrosas de cada uno.Por el contrario, cuando un r�gimen dotado de una visi�n o programa de conjunto, resuelve losproblemas diarios y prepara la soluci�n de los de ma�ana, la adhesi�n del pueblo deviene r�pida, totaly profundamente y los partidos desaparecen faltos de una raz�n por la cual existir.Existe un orden natural basado sobre la Raza y el valor personal; que las cualidades de cada uno seanpuestas a realizarse, que los medios de todos se manifiesten libremente mediante la organizaci�nmet�dica de las posibilidades latentes. Es entonces cuando el equilibrio se establece en una justajerarqu�a de valores La funci�n del Estado se convierte en la de �rbitro y regulador de las diferentesfunciones sociales, sin m�s actuaci�n que su tarea tradicional.En un Estado Racial y socialmente sano no se trata sino de establecer una especie de Òreglamentointerior, fijando deberes y obligaciones, a cada uno, respecto a la comunidad, para que por la v�a de laconsecuencia los derechos de cada uno destaquen claramente; no quedan sino deberes rec�procos y elcumplimiento de estos permite, el nacimiento de los derechos de cada uno. No podemos dejar dedecir que estos deberes son, por encima de todo, los que incumben a la Raza y que todas las dem�sobligaciones se derivan de esta obligaci�n �nica, sean materiales o morales.Importa poco, por consiguiente que el t�tulo del Estado sea rep�blica o monarqu�a. Lo importante esque las garant�as del suelo y de la Raza, as� como el desarrollo armonioso de cada uno, est�n asumidasen la Ley Fundamental del Estado. Sometiendo al individuo a la obligaci�n permanente de servir a suRaza, se le conf�a el criterio permanente desde el que podr� juzgar si el Estado es bueno o no,conforme al orden natural o no. As� cada uno deducir� con toda naturalidad la regla de relaciones queunen al individuo, al Partido y al Estado.Si el Estado es antirracial o neutral, el Partido deber� ajustarse a �l y oponerse para conquistarlo,modificarlo o abatirlo. Pero no podr� aceptar transigir con �l puesto que no garantiza los valores queson imperativos para cada raza. Por el contrario, si el Estado es Racial, el Partido se encontrar�fundido dentro del Estado, el Pueblo en el Partido y una armon�a decisiva mediante la jerarquizaci�nautom�tica de los valores se establecer�. As� puede haber inmediatamente identidad entre laConcepci�n individual y la del Partido, entre la del Partido y la del Estado, y entre el Pueblo y el

Page 27: René Binet  Contribución A Una Ética Racista

Contribución a una ética racista

LA BIBLIOTECA DE LOS TIEMPOS DIFICILES

Estado. Desde el d�a en que la concepci�n general del hombre y del mundo, que es lo propio seaaplicada, entonces el Estado ser� verdaderamente unitario en su forma y en su manifestaci�n.Es en este momento en el que se crea la libertad individual, cuando llega a su estado m�s elevado yamplio. Es la libertad de cada miembro del Pueblo mediante la realizaci�n colectiva de aquello que esel destino de cada uno dentro del Pueblo y de la Raza. La cuesti�n grave, por otra parte, de laobediencia al Estado, no tendr� que ser resuelta en este caso, puesto que la obediencia al Estado seconfunde con la obediencia para cada uno a su propia regla moral, con la obediencia a su propiodestino. De ah� solamente puede nacer la disciplina m�s firme porque es �nica, libremente consentiday voluntariaLa actitud unitaria del Estado comporta as� una actitud clara respecto a la educaci�n, si el destino feuno se confunde con el destino de la Raza, del Pueblo, del Partido y del Estado que conlleva losprincipios de la posibilidad. de realizaci�n. El problema de la educaci�n de los ciudadanos y de laescuela ser�, entonces el de la formaci�n de ciudadanos conscientes desde la infancia, de su destino yde la responsabilidad social y racial que de ello se deriva. Por consiguiente, del mismo modo y con el�nico fin de llevar al m�s alto grado la capacidad del Pueblo y la Raza, de permitir la selecci�n m�srigurosa posible, el acceso a la cultura debe ser� ampliamente abierto y gratuito, de modo que cadauno pueda realizar totalmente todas las facultades que le son propias: una Raza superior tiene m�snecesidad de sabios que de armas. Los sabios son siempre aptos para proporcionar las mejores armasen el instante en que las necesidades as� lo requieran. As�, muchos cr�ditos reservados habitualmenteal armamento ser�n empleados en el desarrollo general de la Cultura, siempre que sirvan a la elevaci�ndel nivel general y a la jerarquizaci�n de todos los valores del Pueblo y de la Raza. En cuanto alcontenido moral de esta educaci�n, el hecho, de que sea una preocupaci�n tanto moral como pol�ticao econ�mica que anima al Socialista Racista, as� como la voluntad de realzar su concepci�n del mundodentro de la organizaci�n del Estado, le crearla obligaci�n de aportar a todos los ni�os de su Razatodos los medios para adoptar esta concepci�n del mundo que es la suya. Casi, en un mundo dondetodo es lucha, cada uno ser� armado para el combate por su propia existencia. El sabr� qu� el lugarque ocupar� no lo obtendr� sino por la lucha elevada, todos los hombres de su Pueblo y de su Razahabr�n tomado la salida al mismo tiempo, que �l y con las mismas ventajas que �l. Es tal vez unaimagen brutal, una sociedad en la que todos deber�n ser combatientes; pero no es en las sociedadesafeminadas ni en las razas que subestiman donde la humanidad ha encontrado a sus gu�as. Somosdemasiado Socialistas como para adoptar el grito implacable de Roma: ÒVAE VICTISÓ. Haremos lasociedad de tal manera que el vencido tenga a�n su lugar bajo el sol pero sabr� que es de gracia no dederecho y que s�lo as� el vencedor se lo otorgaAs� ser�n utilizadas las fuerzas al m�ximo y lo m�s armoniosamente posible, salvaguardando losderechos y las posibilidades de cada uno en las mejores condiciones.

EL RACISTA Y SU PUEBLOCuando Paul Valery declar� que el europeo actual hab�a nacido del aporte griego, romano y cristiano,sobrepas� y se aparto de la realidad. El cristianismo, no es. por supuesto, desde el punto de vista de laformaci�n del hombre occidental llamado cristiano, sino un factor aparente y superficial. Elcristianismo nos ha llegado completamente transformado por San Pablo, a trav�s de la filosof�a griegacomprendida por un jud�o y semitizada y revisada por la catolicidad que habi�ndola en gran parte,latinizado y germanizado, la ha hecho para Occidente un conjunto aceptable, m�s directamenteheredera de Grecia y de Roma. Con riesgo as� de espantar a ciertos esp�ritus conformistas diremos quetodo Occidente en sus manifestaciones pol�ticas, filos�ficas y morales es heredero de Grecia y de

Page 28: René Binet  Contribución A Una Ética Racista

Rene Binet

LA BIBLIOTECA DE LOS TIEMPOS DIFICILES

Roma y que su mismo cristianismo ha sido suficientemente occidentalizado, como para no ser tansemita como ser, sobre todo, greco-latino y germ�nico.Solo una estrecha capa semita y negroide intenta a partir de ahora infundir a Occidente sus valorespropios de anarqu�a, disgregaci�n y nomadismo pero el fondo del pensamiento y de la vida occidentalpermanece greco-latino y germ�nico totalmente.El Racista deber�, dentro de la civilizaci�n occidental, discernir con cuidado los aportes recientes delas razas inferiores, y descubrir el metal puro de la tradici�n grecolatina y germ�nica que es la nuestra.Solo el reagrupamiento de individualidades capaces de delimitar estos aportes podr�n crear los cuadrosdirigentes que faltan a nuestro Pueblo para reencontrar las v�as de su destino racial. Dentro del trabajode limpieza, el Pueblo tendera a desprenderse de sus elementos semitas y negroides, como tambien ase�alar la v�a de las concepciones sociales tradicionales de nuestra Raza, seg�n las ense�anzas m�scaracter�sticas de los grandes te�ricos socialistas de Occidente, desde Plat�n hasta Sorel y pasando porBlanqui, �sas son las tareas m�s urgentesPero tendr� que recordar constantemente que la teor�a no es nada en s� misma, si la corrupci�n racialimpide al Pueblo tomarla y utilizarla.Por lo tanto, el trabajo del Racista ser�, al mismo tiempo, el de recalcar la necesidad de realizacionessociales y de demostrar de no son posibles sino dentro un Pueblo racialmente homog�neo y en unPartido racialmente escogido. No basta tener el poder pol�tico y aplicar resueltamente las grandesmedidas sociales si el Pueblo adentrado y sumido dentro del camino de la degeneraci�n racial nopuede ni comprenderlas ni salvaguardarlas. No es solamente en su aspecto externo en el que lasociedad Occidental llegar� a ser socialista, sino interiormente mediante su actitud para recrear supropio socialismo dentro de la unidad moral y racial; m�s a�n, si la idea de solidaridad profunda quedesde el principio ha unido a los hombres de la misma raza no est� presente en el esp�ritu de cada unotoda realizaci�n social llegar� a ser imposible.Durante el largo tiempo que su partido no haya alcanzado el poder, el militante racista deber� obrarcon toda sus fuerzas para transformar moralmente su medio de antemano y para preparar laRevoluci�n de los esp�ritus sin la que la Revoluci�n Social no puede concebirse cuanto su partidotenga el poder, su tarea no disminuir�, m�s a�n, se ampliar� por los nuevos medios que ser�n puestosa su disposici�n. Al mismo tiempo fijar� las bases raciales y por consiguiente morales y pol�ticas de suacci�n; as� deber� dentro de su vida personal, aplicar severamente las premisas de sus principios de talmanera que sea un modelo y un ejemplo en su propio �mbito.El hombre de nuestro pa�s, incluso cuando se acerca a nuestras concepciones, tiene una tendenciamuy marcada a sufrir la influencia de su medio y hacer su vida en dos partes: una destinada a lapol�tica y otra a sus intereses privados, sin comprender que sin una unidad total de su vida alrededorde principios firmes no hay acci�n pol�tica profunda, ni vida privada consecuente; es decir, que a lavez que condena ciertos m�todos actualmente corrientes y heredados de los jud�os se acomoda a ellosen los hechos cuando se encuentra en medio de sus negocios o de su vida privada.Es indispensable que el Racista unifique resueltamente, su vida, la de su familia y la de su entorno siquiere unificar despu�s la vida de su Pueblo y la de su Raza. Tomando conciencia de sus deberespermanentes para con los hombres de su raza, estar� m�s animado y a favor de las realizaciones, queinmediatamente puedan crear la atm�sfera revolucionaria, necesaria a toda revoluci�n, y predicandocon el ejemplo. Estando as� comprometido combatir� con m�s actividad el sistema actual de gobiernoy organizaci�n social, en cuyo nombre millones de nuestro Pueblo son privados de las m�selementales libertades bajo el pretexto de querer liberarles de algunos m�nimos. deberes. No podr�aceptar m�s alrededor suyo las servidumbres y degeneraciones que una sociedad dominada por lasrazas inferiores mantiene y desarrolla sistem�ticamente. Se indignar�. no en nombre de no se sabecual. caridad, ni en el de una falaz solidaridad social sentimental sino porque �l ver� millones de vidas

Page 29: René Binet  Contribución A Una Ética Racista

Contribución a una ética racista

LA BIBLIOTECA DE LOS TIEMPOS DIFICILES

de hombres de nuestra Raza derrochadas, envilecidas y dispersadas sin provecho alguno para la Raza yel pueblo.Por otra parte, no se contentar� con las realizaciones sociales fragmentarias, es m�s, querr� llegar a lara�z del mal modificar la estructura del Estado y de la sociedad mediante la toma de conciencia delinter�s colectivo de la Raza entera y de la solidaridad estrecha que une a sus miembros, creando laobligaci�n para unos de ayudar al completo desarrollo y liberalizaci�n de los otros.No ser� posible, por otra parte, olvidar el problema colonial, en la medida en que afect� losplanteamientos sociales y pol�ticos del racista.Aunque nos pongan objeciones , nosotros afirmamos que s�lo los europeos son capaces de concebirciertas formas de socialismo y ciertas normas de civilizaci�n. ÀSignifica esto que las otras razas nopueden llegar a un nivel de civilizaci�n relativo y crear una clase de socialismo adaptado a su raza?El Socialismo para nosotros, entra�a la concepci�n de que �ste no se realiza sino cuando cadaindividuo ha podido, gracias a la sociedad, llegar a un desarrollo completo, f�sico, moral, intelectual ymaterial y ocupa el lugar que le reserva su val�a.Es as� evidente que si cada raza o pueblo, dentro del dominio que le pertenece en el mundo, estableceun r�gimen donde est�s condiciones son realizadas habr� accedido a su socialismo, como nosotroshabremos realizado el nuestro .Cuando reclamamos para nuestra Raza el derecho de realizar ÒnuestroSocialismoÓ, salvaguardando nuestra salud f�sica y nuestras tradiciones, no rechazamos el quecualquier otra raza tenga las mismas posibilidades, sabiendo muy bien que entonces, dentro de unorden mundial consecuente, una jerarqu�a de razas se establecer� por la fuerza de las cosas, as� comouna jerarqu�a social en el seno de cada raza. Esta ser� la �nica organizaci�n valida del mundo parapreparar una paz duradera. Sabemos que as� los n�madas semitas retornar�n poco a poco a sunomadismo, y que los mongoles retornar�n a su ÔyourteÓ. Nada tenemos que tener de estadelimitaci�n neta de los dominios de cada raza. Ser� por el contrario, el medio de manifestar m�sclaramente que nunca la superioridad de Occidente. Este es el motivo por el que los semitas,mongoles y negroides se oponen con tanta severidad a su implantaci�n, ayudados como est�n por laBanca Jud�a Internacional y el Estado Mongol estaliniano. Es el por que tambien nosotros luchamoscon tanta energ�a contra el nivelamiento y la corrupci�n ocasionada por dicho enemigo. Todaconcesi�n hecha a la idea de la igualdad de las razas y a la mezcla de sangres no es m�s que un nuevohito dentro del sentido de una guerra inexpiable. Si la degeneraci�n es bastante grande, si ladecadencia y la dimisi�n del deber se acrecienta Occidente entero se sumergir�. en la barbarie y laanarqu�a, como lo fue China miles de a�os antes de Cristo, como lo fueron tambien Grecia y Roma enla �poca de su decadencia y como ocurre con toda civilizaci�n que renuncia a su destino. Pero cuandoel derecho a realizar su destino sea reconquistado por nuestra Raza, una era de paz se abrir� antenosotros y ante los descendientes de nuestro Pueblo.El socialismo de Occidente ha tenido como primera preocupaci�n no tanto la de realizar el Socialismoen cada pa�s, sino de realizarlo al mismo tiempo o casi por doquier. La revoluci�n mundial fue el mitoque vio mover las masas haci�ndolas perder su destino, pa�s y raza.Ha sido normal para un socialista tener una concepci�n de la organizaci�n general para dar al mundo,pero lo l�gico es, antes de desear liberar el Universo y organizarlo, tratar primero de organizar supropio pa�s y su propia raza. Lo mismo que antes de aconsejar a otros que realicen el socialismo, esjusto experimentarlo en casa, para erigirlo en ejemplo. Es justo reconocer que el pensamientosocialista naci� en el seno de algunos pueblos que ten�an una composici�n racial particular. Ha sidointeligente notar que de las tendencias que existen en el socialismo, cada una de ellas correspondi� a laconcepci�n que cada grupo racial tuvo del socialismo. De este modo antes de erigirse en el campe�ndel universo y de la Internacional, modesta y sencillamente unido a su pueblo y Raza, el militantesocialista habr� comprendido que las internacionales apresuradas y sentimentalmente construidas, han

Page 30: René Binet  Contribución A Una Ética Racista

Rene Binet

LA BIBLIOTECA DE LOS TIEMPOS DIFICILES

sido manejadas por jud�os y no han hecho sino aportar las teor�as raciales sociales de los jud�os y node los occidentales, y que la �ltima Internacional no es ni siquiera jud�a sino mong�lica.De conclusi�n en conclusi�n, el socialista europeo se habr� preguntado que socialismo conviene a supa�s ya su raza, y comprender� que una cierta forma de socialismo ser� capaz de realizar la unidad decada pueblo de Europa. As�, habr� preservado al Socialismo y a su Pueblo de las infiltracionessem�ticas degradantes y el Socialismo ser�, sin duda, una realidad en una Europa pacificada.

EL RACISTA Y SU PARTIDOLa pertenencia a una raza crea en cada uno cierto numero de aptitudes. Estas son m�s o menosdesarrolladas, seg�n los individuos, pero es posible extraer las constantes para cada raza.As� la concepci�n del mundo y de la vida tender� a ser la misma entre individuos del mismo origenracial antes que intervenga la educaci�n. El hecho de que constantes an�logas pueden ser notadasentre las diferentes razas (etnias arias) que pueblan Occidente, nos hace creer que los pueblos puedenelaborar no un sistema com�n o exactamente parecido entre s�, pero s� fuertemente emparentados.Esto nos permite afirmar que el origen de, los movimientos pol�ticos, sociales o morales tiene unacausa mas profunda que la educaci�n, la coacci�n religiosa o gubernamentalLa preocupaci�n de un socialismo cient�fico consecuente ser� buscar las causas profundas, queindiscutiblemente son de origen racial, aislarlas y reunirlas, salvaguard�ndolas o restableci�ndolasdentro de su parentesco de origen.Se habr� as� constatado que las condiciones de creaci�n de una teor�a propia de Europa. residen en lasalvaguarda de las constantes Ñ de las tradiciones raciales de los pueblos europeos. Esta teor�a sededicar� a desarrollar entre los pueblos y los gobernantes la voluntad de garantizar una estabilidadracial que ser� su mejor garant�a.Esta actitud no estar� sino en relaci�n con la misi�n particular de cada uno. Ser� necesario proseguirla tarea de defensa racial concienciando a todos de la importancia del factor racial que fijairremediablemente el destino del individuo y del pueblo.As� est� determinada de antemano la actitud pol�tica y moral de todo socialista cient�fico consecuenteque tienda a realizar la unidad del Pueblo y de la Raza en torno a doctrinas que emanen del genio deese Pueblo y de esa Raza.Para caracterizar la actitud del Socialismo Racista, no es suficiente decir que hay que analizar tal o cualcar�cter, o precisar tal o cual posici�n; es necesario decir que en nuestra �poca el Socialismo Racista esel promotor de un verdadero drama, despu�s de haber crecido en un mundo que niega la realidad delhecho racial, despu�s de haber actuado en un medio pol�tico que lo niega, el Socialismo Racista debeenfrentarse a ambos y conducirlos al camino del pleno Socialismo popular y racial.Descubriendo la importancia de la Raza dentro del desarrollo de las sociedades humanas. dentro de laevoluci�n del conocimiento y del pensamiento, el Socialismo Racista debe retornar las teor�associalistas y pesar las con ayuda de este nuevo patr�n.As� al relacionarse con el movimiento socialista tradicional y al descubrir el factor primordial de laRaza, el Socialismo Racista debe revalorar todo y crear un movimiento nuevo dei pensamientosocialista y darle una determinaci�n completamente moderna.La base sobre la que el socialista racista establece su doctrina es la concepci�n de que toda existenciaindividual est� determinada por su herencia no s�lo familiar, sino racial y por consiguiente de buen omal grado, el hombre pertenece por su herencia � la raza que le ha dado nacimiento. Si desea obedecerla ley de su destino no tendr� m�s que una v�a: conformarse a las necesidades y a los imperativospropios de su Raza.De ah� se desprende l�gicamente, que un pueblo no podr� realizar plenamente su destino si no sepliega a las leyes de su devenir racial y al reforzamiento constante de su salud racial.

Page 31: René Binet  Contribución A Una Ética Racista

Contribución a una ética racista

LA BIBLIOTECA DE LOS TIEMPOS DIFICILES

No es entonces una obligaci�n externa, una imposici�n pol�tica o social lo que conduce al individuo aescoger tal genero de vida m�s que otro, sino, porque ha tomado conciencia de su destino racial. Setrata de una verdadera elecci�n voluntaria: una v�a lleva a la degeneraci�n y. la muerte, la otra, a lacompleta realizaci�n de sus posibilidades. Ahora bien, dentro del desarrollo de la sociedad actual,pocos son aquellos que est�n en condiciones de proceder a tal elecci�n, puesto que el mundo mismodonde uno crece se opone a ella o al menos se ignora la necesidad de elegir.Por Io tanto, todo el problema del devenir humano pasa por esta pregunta precisa: El hombre. est� ono determinado? ÀEs total su libertad individual o depende de una autoridad superior? Problema decar�cter casi religioso en ciertos casos, pero problema tambi�n biol�gico, f�sico y pol�tico. En el casopresente, llega a ser mucho m�s grave que un simple problema pol�tico. Si el individuo es portador deun capital racial dado, si est� determinado por ese capital, tiene derecho a desperdiciarlo o destruirlo?;y si legalmente est� autorizado, Àpuede estarlo moralmente? A falta de una ley pol�tica de preservaci�nÀuna ley moral no se opone a la dispersi�n de su herencia? ÁSi! Si generaciones de hombresprecedi�ndole en la existencia se han comportado y desarrollado de tal manera que �l ha podidorecibir una suma de cualidades particulares, �stas no le pertenecen en propiedad, pues es solamente eldepositario provisional de las mismas. Est� obligado no s�lo a conservar intacta esta herencia sino aacrecentarla m�s; antes de transmitirla a su descendencia tiene la obligaci�n de no romper la cadenageneracional por ser el sost�n de la Raza y su continuaci�n. Problema colectivo, luego social, pero almismo tiempo imperativo individual, trazando a cada uno la v�a de su devenir personal y pol�tico.Sin duda, esta inmensa importancia dada a la responsabilidad individual est� en oposici�n y rupturatotal con mucho de lo que la mayor�a de la gente tiene por costumbre admitir. Pero acaso no ha sidoesta la actitud de las griegos en su buena �poca cuando deseaban sobre todo Òser buenos y bellosÓsabiendo siempre que los dioses castigar�an tanto el crimen de desmesura como el atentado contra laRaza? Est� noci�n est� expresada en su totalidad en el Mito de Edipo y de su descendencia.As�, al tiempo que cada uno puede preparar para s� la degeneraci�n y la de su propia raza, una nuevanoci�n interviene prohibi�ndoselo: la toma de conciencia racial de su Raza.Por medio de esta toma de conciencia racial descubre que no pertenece a s� mismo, sino a ciertacadena de hombres que le han precedido y que debe continuar siendo �l uno de sus eslabones.Es en nombre de los derechos de la Raza el motivo por el que se alza el socialista racista y en nombrede �stos reclama para el Estado una forma que le garantice a �l y a su pueblo una forma de vida, de talmanera que el desarrollo armonioso de todas las calidades raciales est� asegurado al m�ximo. Es,finalmente, la voluntad de garantizar el papel predominante del concepto racial lo que le hacereivindicar un rol dirigente en la sociedad y en el Estado a fin de ser el Arbitro y gu�a de todos losmiembros de la Òfamilia popularÓ a la que pertenece.En Francia, m�s que en ning�n otro pa�s, tropezar� con la voluntad que tiene el individuo deconservar su Òlibre determinaci�nÓ, de considerar que Òsu vida es de �lÕ, que su cuerpo es de �l, pordecirlo con la frase de un conocido corruptor. Esta actitud es el resultado de decenas de a�os decorrupci�n intelectual sistem�ticamente conducida en Occidente, por los elementos extra�os aEuropa. Contra ellos, precisamente, se alza con vigor el Socialismo. Racista. Quien no es conscientede las necesidades de su raza en todos los dominios y act�a contra ella, deliberadamente ha escogidoel camino de la enfermedad y decadencia. Es por esto por lo que el socialista racista trata deconducirle a una concepci�n sana o resuelve pedir su exclusi�n de la comunidad racial.El partido Racista es pues, a los ojos del Socialista Racista el medio de regenerar una sociedad y unpueblo que vuelve la espalda a su verdadero destino y a su meta m�s profunda.El Partido no es sino una primera selecci�n que intenta restablecer en su integridad el tipo de hombreque tradicionalmente representa lo mejor de la Raza. El Socialista Racista se hace propagandista no delPartido sino de la sociedad renovada que concibe el Partido; no se hace agente de una camarilla queespera el poder, es el campe�n de un mundo nuevo, restablecido sobre su verdadera base.

Page 32: René Binet  Contribución A Una Ética Racista

Rene Binet

LA BIBLIOTECA DE LOS TIEMPOS DIFICILES

La sociedad cuyas l�neas �l dise�a no es solamente una imagen del porvenir, m�s bien una realizaci�npersonal cotidiana.El Partido no es el boceto de la sociedad nueva; el hombre nuevo no es para ma�ana o m�s tarde,sino para hoy, mediante la reforma personal, la actividad y organizaci�n del Partido.El Socialista Racista no se realiza de acuerdo a su concepci�n, en el cabecilla o vulgar agitador que semueve encima de un tabladillo; por el contrario, toma uno a uno a los hombres de su Pueblo parafortalecerlos y restituirles el sentido de su destino; despu�s de esta reconquista y recogida su adhesi�nles conducir� al combate de liberaci�n y purificaci�n.Lo m�s importante a nuestros ojos sobre el sendero de este renacimiento popular no es el m�todo quecada uno escoger� para conducir a los otros a una concepci�n sana de la vida y del mundo, sino lamanera de como cada uno se erigir� en ejemplo y modelo.Poniendo de relieve el tipo humano hacia el que se tiende, es como el Socialista Racista obtendr� losmejores resultados pr�cticos. Nosotros no deseamos decir aqu�, se sobreentiende, que debecontentarse con tender en solitario hacia ese tipo. Dentro de la sociedad degenerada en la que vivimosen medio de la corrupci�n generalizada, no podr� acercarse suficientemente hacia dicho tipo. Deber�,adem�s, rebuscar y restituir para los hombres de nuestro Pueblo la imagen como en una especie deleyenda dorada de Occidente. Esta leyenda falta a�n por escribir pero es de esperar que nuestra acci�ninspirar� a alguien el deseo de recrearla sobre tantos documentos que permiten hacerla.Desde el momento en que los rostros de Rhama, Orfeo, Plat�n, San Luis, Carlomagno, etc., hayanreencontrado sus rasgos caracter�sticos raciales en la memoria de los pueblos, un gran paso se dar�para su propia liberaci�n. El d�a en que cada uno de nosotros en el seno de nuestro Pueblo sepa que lalucha que le pedimos continuar ha comenzado en el linde de los tiempos, el pueblo sentir� suverdadero sentido, se sentir� heredero de tantas cruzadas conducidas para la defensa de la RazaBlanca.As� el Partido de la Raza dar� por entendido el hecho de no presentar al pueblo la teor�a de unafilosof�a muerta y polvorienta, sino, primero una galer�a de rostros donde finalmente los gestos yrasgos constituyen a trav�s de las edades, la imagen �nica, m�vil y viviente del hombre blanco, elhombre blanco en el combate por la supervivencia de su Raza.Esta realidad convertida en mito es la que hace que la doctrina y la ley se incorporen de maneraviviente a la marcha de cada uno. No se trata de una adhesi�n formal a una organizaci�n culturalsocial o pol�tica; sino la aceptaci�n para cada uno del modelo viviente, mediante la orientaci�n hacia eltipo ideal de la Raza.Es cierto que una forma de organizaci�n particular, un Partido y una cierta forma de Estado son nece-sarias para pode conseguir dentro de la sociedad, la formaci�n de este hombre nuevo, pero esconveniente saber que la prefiguraci�n del fin siempre le es anterior.Nietzsche escribi� que cada uno debe hacer su vida de tal modo que merezca ser vivida. despu�s de �l,durante milenios. Esta imagen del gran pensador debe llegar a ser realidad para el Socialista Racista.As� como antes de �l, cientos de hombres han construido su vida para verla tambi�n elevada durantemilenios, cada uno establece su plan de vida para que durante milenios, un pensamiento nuevo, unasensaci�n o una emoci�n nueva se sumen al capital racial y sean eternamente revividos por todos loscontinuadores y herederos de su l�nea. No es mediante la persistencia de una forma de organizaci�nsocial o pol�tica fija ni mediante el tab� de una Òteor�a del conocimientoÓ como �l pretende desarrollareste ideal, sino, solamente, por la fidelidad a un tipo al que es un deber desarrollar y aumentarle lapureza. Esta f�rmula viviente propuesta por el Socialista Racista es la ant�tesis de la f�rmulamatem�tica fr�a y econ�mica del semita marxista.Lejos de imponer un cuadro estrecho y definitivo al desarrollo humano, el Socialista Racista aboca porampliar su campo de acci�n y elevarIo neg�ndose a creer que la evoluci�n progresiva de los mileniospueda jamas llegar a una perfecci�n definitiva o a un callej�n sin salida.

Page 33: René Binet  Contribución A Una Ética Racista

Contribución a una ética racista

LA BIBLIOTECA DE LOS TIEMPOS DIFICILES

El marxismo se consagra a un cierto arado de desarrollo, falto de poder concebir otra cosa m�s vastafuera de la Ôperfecci�nÓ de la sociedad comunista que le parece debe constituir el punto final de todaevoluci�n; como si durante veinte mil a�os el hombre no hubiera evolucionado m�s que para llegar alfinal comunista. El Socialista Racista acepta que el progreso humano atraviesa por rupturas,convulsiones pol�ticas sin, por eso, apartarse de su fidelidad permanente al tipo racial que �l hareconocido como suyo. La certeza de la solidez y persistencia de este tipo a trav�s de las edades le dala seguridad de que toda evoluci�n es posible y deseable, de que toda b�squeda y todo desarrollo sonposibles en todos los sentidos, a condici�n de que sea garantizada la existencia de este tipo.Que la supervivencia de la Raza implica obligaciones sociales imperiosas y particularmente un nivel devida conveniente al desarrollo completo de sus miembros no es m�s que la consecuencia inevitable dela posici�n socialista Racista. Es por lo que, siendo racista, es socialista. Tendr� una raz�n m�s, lafidelidad a la herencia espiritual de los grandes precursores que jalonaron la vida de la Raza y �sto leapremiar� record�ndole que todos fueron reformadores sociales y que aseguraron siempre, lo m�sampliamente posible la vida material y moral de sus pueblos. As� pues, la fidelidad a la tradici�n es lamisma que se impone al Socialista Racista oblig�ndole a ser un revolucionario. un reformador, unsocialista, en lugar de un mezquino conservador. Es esta fidelidad a la tradici�n lo que le obliga acortar por lo sano en esto que algunos llaman Òtradici�nÕ y que no es m�s que una manifestaci�n desenilidad y decadencia.Lo que le pierde a nuestra sociedad actual, no es la falta de Òtradici�nÓ o eso que farisaicamentellaman as�, sino el exceso de falsas tradiciones que son las formas vac�as de una organizaci�nantirracial y antisocial. No son las formas sociales caducas desde hace muchos a�os, ni la conservaci�nde privilegios inicuos, debilitando y disminuyendo la raza, lo que puede restablecer las tradiciones ensu integridad. La transformaci�n radical del estado de cosas actual sumergir� a cada uno en las fuentesmismas de las verdaderas tradiciones.El Socialista Racista se arroga as� el derecho de crear y �sto es lo que le caracteriza y distingue. Unidoa la roca m�s antigua de nuestra civilizaci�n decide, construir sobre la misma una sociedad que seadigna de sus inspiradores, que derive de la fidelidad a estos, precursores que �l reivindica. ÀNo fueronacaso ellos los creadores de imperios, los fundadores de doctrinas, los legisladores, etc.? Defendiendoesta tradici�n se obliga y compromete a continuarla y renovarla. Tambi�n para su Pueblo debe ser unfundador de imperio, un conquistador y un legislador; �sto es para �l la forma suprema de fidelidad ala Raza.Nosotros hemos visto m�s arriba que para el Socialista Racista, el Partido representa la primeraselecci�n que tiende a restablecer un tipo de hombre particular en su integridad. As�, el Partido,dentro de sus miembros, realiza el primer ejemplar de este tipo para la �poca actual, que ser� capaz derenovar en el curso de la evoluci�n ulterior de la sociedad y de Ia humanidad blanca.Es entonces, no solamente un grupo de hombres unidos alrededor de un programa inmediato derealizaciones pol�ticas o sociales, es mucho m�s. El Partido representa para el Socialista Racista elveh�culo de una concepci�n de la vida y del hombre, idea que unida a las tradiciones m�s profundasde las razas europeas est�, sin embargo, enteramente adaptada al nivel actual del hombre occidental.En la medida en que el Partido tome el car�cter de un agrupamiento de hombres que realizan unaconcepci�n del mundo, tanto como una �gil doctrina pol�tica, el �xito est� asegurado.La doctrina pol�tica se deriva, en su caso, solamente de la concepci�n del mundo; estando delimitadaesta concepci�n se puede lograr una amplia flexibilidad dentro de los medios de su realizaci�n puestoque la base sobre la que reposan el Partido y su doctrina est� s�lidamente asentada. Es este hecho elque precisa los limites m�s amplios entre la libertad individual y la disciplina de organizaci�nindispensable en todo combate social, pol�tico u otro cualquiera.

Page 34: René Binet  Contribución A Una Ética Racista

Rene Binet

LA BIBLIOTECA DE LOS TIEMPOS DIFICILES

No podemos decir que esta agilidad misma comporta una obligaci�n moral para el que hareconocido la justeza de los principios te�ricos defendidos por nosotros, de adoptar esta manera dever y vivir.Esta flexibilidad, obliga a unirse al Partido a cualquiera que desee servir a su Raza y a su Pueblo y noes posible imaginar una acci�n en este sentido sin que se establezca una relaci�n entre ella y el Partido.La idea de la unidad dentro de la Raza y del Socialismo entra�a, con mayor raz�n, la idea de la uni�ndentro de la organizaci�n portadora de los principios y que es, a su vez, el cuerpo activo.La afirmaci�n y determinaci�n del Socialista Racista es sobre todo ideol�gica, pero tambien individual.Su actividad, en la medida en que es concebida como tendente a la unidad, debe agregarse al conjuntounitario del combate. La idea Socialista Racista puede aparecer y aparece normalmente fuera delPartido y dentro del esp�ritu del individuo, pero no puede manifestarse m�s que en la unidad del �nicopartido apto para dar vida a est� idea. Fuera del Partido no hay militante posible.El Partido no es entre los racistas como tiende a ser entre los marxistas un Òpartido internacionalÓ sino se desarrolla dentro del cuadro de una unidad cultural dada. No son los l�mites geogr�ficos actualesde un estado los que ponen sus propios l�mites, sino las fronteras raciales y culturales de cada grupoeuropeo. La unidad de lenguaje, de las tradiciones inmediatas y de la educaci�n, incluso fuera de todaunidad gubernamental actual, deben establecer las fronteras del desarrollo del Partido. As�, en loconcerniente a Francia, ser�n tenidos por franceses todos aquellos que de pensamiento socialistaracista, hablen franc�s, pertenezcan a las capas raciales constituyentes del pueblo franc�s y conservenlas tradiciones esenciales.El Partido, manifestaci�n nacional de la Raza no puede aceptar las estrechas fronteras que leimpusieron tratados anticuados o gobiernos extra�os al Pueblo y a la Raza. El Partido no es unacreaci�n. artificial debida a los esp�ritus especulativos sino que responde a la necesidad de un Puebloque trata de reencontrar su unidad y participar en la lucha de su Raza aport�ndole el concurso m�sconsciente posible.Hist�ricamente se observa que las razas blancas, extendi�ndose a trav�s del Occidente europeo comoconsecuencia de necesidades climatol�gicas, sociales, pol�ticas, militares y otras, han sido llevados acrear culturas nacionales diferentes en sus formas, aunque obedeciendo a constantes generalescomunes. Cada partido debe aceptar este echo. Pero all� donde a pesar de las fronteras artificiales veun pueblo se declara su representante.El Partido no es solamente el medio de reencontrar la unidad para el Pueblo sino tambi�n para laRaza. Ahora bien, puesto que �l se encuentra ante una divisi�n de hecho intentar� por lo menosatenuar los efectos de la divisi�n, mediante los contactos personales, permanentes de partido a partidoen el marco de la Raza; se esforzar� en ayudar a la realizaci�n de una federaci�n de pueblos de lamisma raza, habiendo reencontrado el sentido de su destino y la organizaci�n pol�tica quecorresponde a su propio genio.El Partido surge del Pueblo, pero es tambien un brote de la Raza y no le es posible al Socialista-Racista tener separado su partido de los dem�s partidos racialmente emparentados. Aunque no aceptaninguna sujeci�n de su Pueblo por otro pueblo,. Incluso si ese pueblo es de su Raza, estar� siemprelisto a estudiar los mejores medios de proteger mediante una luchacohe ren t e l o s i n t e r e s e sfundamentales de la Raza. Si nosotros quisi�ramos dar una imagen figurada de este desarrollo,dir�amos que las razas blancas se encuentran en Europa como el �rbol que ha posado sus ramas endiferentes sitios. Las ramas no pueden confundirse pero est�n todas unidas al tronco com�n; as� losdiferentes pueblos y partidos socialistas que los representan deben sentir la necesidad de tomar sualimento del tronco com�n, sin deber, por lo tanto confundirse.Se nos objetar� sin duda, que no existe ning�n partido Socialista Racista. y que es dif�cil sostener estaposici�n de unidad m�s all� del pueblo mismo; nosotros responderemos que la Historia delSocialismo est� llena de ejemplos de grupos nacionales que, prohibidos o disueltos, nunca han cesado

Page 35: René Binet  Contribución A Una Ética Racista

Contribución a una ética racista

LA BIBLIOTECA DE LOS TIEMPOS DIFICILES

de mantener los contactos; el que esos contactos a menudo hayan tendido a crear una internacionalno invalida nuestro ejemplo. A trav�s de estos contactos siempre se logr� restablecer un desarrollocoherente de estas organizaciones socialistas, como as� mismo, su tradicional contenido vivientefinalmente se impuso.Hemos definido lo que es el Partido en su conjunto, pero es bueno saber lo que ser� el PartidoSocialista Racista para el militante, puesto que el fin del Partido es realizar las condiciones pol�ticas,personales y sociales de salvaguardia del Pueblo y de la Raza. Este debe aportar y crear los mediosnecesarios para alcanzar esta meta y aportar al militante todo aquello que es deseable reunir dentro dela vida moral y pol�tica. El Partido deber� reunir en s� a las organizaciones sociales, de ayuda mutua,sindicales y juveniles que son indispensables para su desarrollo y el de sus miembros; al mismotiempo, deber� crear los cuadros necesarios para sus diferentes organizaciones y vigilar que los cursosde formaci�n, verdaderos seminarios den a los futuros cuadros y militantes los medios para guiarse ensu combate y conducci�n del Pueblo.Pero deber�, adem�s, crear luna atm�sfera alrededor del militante de tal modo que jam�s se sientaaislado y que en los instantes de fatiga pueda encontrar todav�a, una expansi�n y un consejo junto asus jefes.El Partido debe crear locales donde se desarrollar�n libremente las aspiraciones de todos susmiembros y donde una atm�sfera de combate y unidad racial prevalezca. La permanencia dentro delPartido deber� constituir un verdadero hogar de cultura racial y social, al mismo tiempo que debe serel lugar de acogida para los miembros del Pueblo. Es necesario que all� cada uno pueda encontrar elconsejo, el apoyo, la protecci�n, que la son necesarias en toda clase de circunstancias.Un grupo del Partido que no se dedicase a estar presente en todos los lugares en que el pueblo tenganecesidad de su presencia y direcci�n, traicionar�a a la base misma de su programa que le obliga a estaral servicio del Pueblo y de la Raza y de ser su alma y su medio.En este sentido cada Socialista Racista debe sentir y comprender que todo lo que haga as poca cosa,mientras no haya realizado la unidad de su Pueblo, ni renovado su sentido racial, incluso entonces, sutarea no habr� terminado: habr� de seguir profundizando en la conquista de su Pueblo y Raza.Sin embargo, m�s que en la reuni�n y permanencia, es en el dominio de la propaganda en su propiomedio, en su hogar, en el que el Socialista Racista debe mantener su adhesi�n a una concepci�nparticular de la vida y del mundo. Tal vez, esta exigencia parezca exorbitante o exagerada, pero Àno esall�, donde se encuentra m�s a menudo y donde debe defender, y continuar siendo integrante de unpueblo y de una, raza? No es su rol, entonces, dar a su propia existencia el sentido racial que es elsuyo, el de su Partido y el de su Pueblo? Podr� f�cilmente, dar a todos los miembros de su casa loselementos de reflexi�n �tiles para una toma de posici�n sana. No podr�a, por ejemplo, al comienzo deuna tarde, cuando est�n todos reunidos, leer un corto pasaje de alg�n te�rico de nuestrasconcepciones, a fin de comentarlo simplemente? Incluso, sin comentario, una repetici�n de nuestrasideas debe hacer .reflexionar a aquellos que le rodean y conducirles a una actitud positiva.Lo que el hombre del pueblo pide particularmente al militante del Partido para poder tomarconciencia de las necesidades de su lucha es no que sea un jefe, sino un consejero y un gu�a que lepermita comprender los grandes problemas pol�ticos y sociales. No le pide que sea el hombrepredestinado sino el educador que le ayude a liberarse.En la historia de las grandes figuras de nuestra Raza, el militante deber� hacer resaltar claramente losprincipios y las inspiraciones que les han cambiado, m�s que los gestos de su propia existencia. Deeste modo, en cada instante, detr�s del gesto y m�s all� del acto, el hombre del Pueblo sentir� el m�vilprofundo venido de la Raza. Por consiguiente, el militante deber� ense�ar, no tanto la historia, sino,m�s bien, la explicaci�n de la historia a fin de que, habitu�ndose a analizar los hechos del pasado enraz�n de ciertos principios, pueda cambiar los hechos del presente en virtud de los mismos principios.Lo que el Socialista Racista busca dentro de la historia de las grandes figuras de Occidente, es la

Page 36: René Binet  Contribución A Una Ética Racista

Rene Binet

LA BIBLIOTECA DE LOS TIEMPOS DIFICILES

historia del desarrollo de un principio o de un conjunto de principios, no la del hombre solamente. Deque si es �til resucitar esta tradici�n y mostrar sus realizaciones sucesivas no nos cabe la menor duda,pero �ste no debe ser sino un medio y no un fin; m�s all� del hombre y por encima de �l est� la Raza ysu tipo ideal; todo otro medio conducir�a a un romanticismo de la acci�n, absolutamente vac�o desentido y demasiado superficial para crear un militante activo. Nuestra preocupaci�n es la de tender ala calidad antes de desear la cantidad, tanto en el partido como en el Pueblo.Ser�amos poco consecuentes si deseando una jerarqu�a no nos exigi�ramos una selecci�n met�dica yprevia entre nosotros.

EL RACISTA Y LA LIBERTADSe ha reprochado largo tiempo a los Socialistas su desorganizaci�n su desorden, su incapacidad, yparece que al decir esto, se ha tenido en cuenta exclusivamente, lo que es constante a las grandesorganizaciones del socialismo sem�tico-marx�sta En SU incapacidad para unirse a una tradici�npopular y racial, el socialismo marxista se esforz� en destruir todo y calific� como caduca toda noci�nque no proviniera de sus propios m�todos. Por otra parte, no teniendo que continuar con ning�npasado se vio impotente para dar al futuro otro contenido que no fuese el econ�mico. Cuando,. por elcontrario, el socialista conserve sobre el plano social la integridad de sus reivindicaciones y se una a latradici�n viviente de su pueblo, no ser�, entonces, posible objetarle nada. Cesando en su rebeld�a sesomete enteramente a la noci�n de organizaci�n, que un an�lisis consecuente de las formulastradicionales de su Raza, le indica como el m�s apropiado. Descubre que lo que considera como ideasoriginales en el pla�o social son, por el contrario, simplemente habituales a su Raza y que dichasconcepciones fueron aplicadas cada vez que una reacci�n de defensa de la raza las indujo a tomar masnetamente conciencia de sus destinos.Acertando solamente esta disciplina racial, la acepta moralmente y modifica por lo tanto su manera deser.En fin, a quienes el mito de la divisi�n de un mismo Pueblo, en clases antag�nicas e irreconciliablespudo equivocar, deben constatar que si bien existe esta divisi�n moment�nea, no es de car�cterpermanente o irreductible. El restablecimiento de una conciencia racial dentro de un Pueblo unidodebe, gracias al arbitraje de un Partido y Gobierno fuerte, resolver, lo mejor posible lo que no es sinouna querella de intereses en el seno de una misma familia.Ahora se trata del problema contrario: si a �l le parece que abandonando su actitud marxista renunciaa una cierta libertad, constata de hecho que la libertad es el derecho de cada uno de realizarenteramente sus facultades y dones naturales. La �nica libertad posible existe cuando cada uno,cumpliendo todos sus deberes respecto a los dem�s, recibe a cambio una suma de posibilidades quening�n otro r�gimen le puede garantizar. Quedar� sorprendido, en definitiva, al comprobar que lalibertad es solamente una suma de deberes y no la afirmaci�n de una serie de derechos. Elcumplimiento de los deberes crea los derechos; la reivindicaci�n de derechos crea solamente lairresponsabilidad y el desorden.Naturalmente las condiciones en las que el Socialismo moderno ha nacido influyen sobre la actitudindividual del socialista haci�ndole alguna veces, ser un revoltoso revolucionario, y otras un revoltosotimorato.Es as� que la revoluci�n de inspiraci�n jud�a de 1.789, al mismo tiempo que permiti� a los semitas to-mar en sus manos las riendas del poder pol�tico, fij� la prohibici�n de unirse y de asociarse a todas lascategor�as trabajadoras del Pueblo. La revoluci�n burguesa, de inspiraci�n mas�nica, tuvo lugar enotros momentos y en otros pa�ses, pero casi en las mismas condiciones de prohibici�n.Por consiguiente, las organizaciones socialistas y sindicalistas fueron desde el principio clandestinas yperseguidas. Esta herencia de sufrimiento y dificultades sin numero no dio m�s que una actitud

Page 37: René Binet  Contribución A Una Ética Racista

Contribución a una ética racista

LA BIBLIOTECA DE LOS TIEMPOS DIFICILES

an�rquica al socialista revolucionario. Al mismo tiempo su organizaci�n tom� a menudo las formasapropiadas a este estado de cosas y no del socialismo y de la uni�n de todas las capas del puebloalrededor de un programa social com�n. As� ha resultado que el socialista ha estado desde el principiom�s ÒcontraÓ todo el orden existente que con una mentalidad constructiva. Dentro de los pa�sesdonde el socialismo no ha estado perseguido ha tomado otra fisonom�a distinta (Inglaterra. Alemania,Estados Unidos) lo que demuestra ampliamente esta afirmaci�n. Sin embarro, el hecho que nosotrosdestacamos m�s arriba, la de su ignorancia del hecho racial, le hizo incapaz de realizar la unidad delPueblo e, incluso, de constituir un programa social y pol�tico realizable Esta ignorancia se debe a quedesde el comienzo y muy r�pidamente los jud�os se apoderaron del socialismo y reivindicaron sumonopolio y direcci�n. As� se disfraz� la realidad al Pueblo y la realidad de que el Pueblo estabadividido presionado por la Banca, con mayor�a jud�a y por el Estado donde los jud�os reten�an lospoderes decisivos.Es de este modo como se propaga la noci�n de que Òel capitalÓ tomado en bloque ha sido el �nicoresponsable de este estado de cosas, mientras que los modos jud�os o impuestos por los jud�os hansido realmente el origen de este estado de Òdivisi�n de clasesÓ Que el ego�smo inevitable de algunosno jud�os ha permitido un desarrollo m�s r�pido todav�a de este error y de su perpetuaci�n, no impideel hecho de que a menudo los capitalistas no jud�os se han esforzado en paliar las desigualdadesflagrantes, confundidos y con una prudencia que s�lo lo explica su posici�n social, intentaronenunciar algunas teor�as sociales (paternalismo u otra). As�, cualquiera que fuera su posici�ncapitalistas o proletarios, los no jud�os intentaron y propusieron resolver el problema social, mientrasque las ÒinternacionalesÓ jud�as intentaban oponerse a toda soluci�n viable que no les llevaba al poderni les garantizaba su explotaci�n sobre los pueblos.Que el socialista, presionado entre estas tendencias diversas y opuestas tuvo una posici�ndesordenada, se explica perfectamente.Fue dado a los socialistas racistas resolver estas contradicciones y estas oposiciones indicando cual esel principio de uni�n y elaboraci�n de una teor�a socialista, subrayando la importancia primordial de laRaza en el destino de los pueblos y en eI nacimiento de sus teor�as sociales, pol�ticas y de gobierno. Laignorancia de esta ley fundamental de la Raza ha conducido � la revuelta, a la negaci�n y a la anarqu�adentro de las teor�as socialistas El descubrimiento y aceptaci�n de esta ley debe restablecer la unidad.El verdadero socialista siempre ha hablado de unidad sin descubrir el medio. Su conciencia fuesiempre desgarrada entre la sed de unidad que deseaba para su organizaci�n y su pueblo y lasobligaciones antiunitarias de una teor�a que le era ajena. El Socialista Racista ha resuelto de unamanera enteramente responsable y coherente la cuesti�n de la unidad al mismo tiempo que la de laaceptaci�n de las normas sociales, no por una ÒclaseÓ sino por las tres agrupaciones del Pueblo:obreros, campesinos e intelectuales. El Socialista Racista restituye todo el valor de las nociones deautoridad y jerarqu�a que hab�a llegado a ser ajena al socialismo, a pesar de las protestas contrarias. Silas tres partes vivientes de un pueblo se encuentran de acuerdo sobre el principio de unareorganizaci�n social unitaria, no podemos decir m�s que la jerarquizaci�n del mismo se desprendepor s� sola. La contradicci�n mortal del socialismo sem�tico que debi�, para mantener la Òdictadura delproletariadoÓ apoyarse sobre una camarilla de extranjeros (jud�os), se encuentra frente a esta teor�aunitaria racial reducida a la nada El Socialismo pertenece a todos, cada uno encuentra su lugar y cadauno se encuentra en su sitio. Si las querellas de familia estallasen algunas veces, el Partido y el Estado,�rbitros del Pueblo, porque son la elite del Pueblo y la Raza, sabr�n resolverlas y apaciguarlasLa Ley no es para el Socialista Racista, ni el resultado de un sobresalto pol�tico temporal de unacamarilla en el poder, ni la manifestaci�n del inter�s de una clase, sino la regla leg�tima y permanente,inspirada por los intereses superiores del Pueblo y de la Raza para la defensa, protecci�n, y desarrollode los mismos. La autoridad que �l acepta obedecer como una ley moral y a la que obedeceespont�neamente dentro de la conducta de su vida, la reencuentra en el esp�ritu de las Leyes del

Page 38: René Binet  Contribución A Una Ética Racista

Rene Binet

LA BIBLIOTECA DE LOS TIEMPOS DIFICILES

Estado. Lejos de parecerle una ley que se respeta por el Òmiedo al gendarmeÓ, le parece la reglavoluntariamente admitida porque la misma no puede ser mejor para �l y su Pueblo, dentro del estadode desarrollo particular en que se encuentran. As� se dan las condiciones de una libertad tan completacomo es posible dentro de la vida en sociedad, as� como la disciplina m�s libremente aceptada para elbien com�n.El Socialista Racista se alegra al ver esta unidad de la disciplina y de la libertad reunidas tan f�cilmentey de reencontrar su responsabilidad individual en la alternativa y adhesi�n.Por el contrario, el socialismo sem�tico tiende cada vez m�s a imponerle una ortodoxia agobiante,cuya ultima manifestaci�n muestra sus resultados en la URSSAs�, al mismo tiempo, como un hilo conductor, un punto de referencia le es dado de formapermanente: la Raza. Ve asegurar a su desarrollo personal y a la actividad de su esp�ritu, unaindependencia que habla cesado de esperar. En fin, encuentra su espontaneidad propia,sumergi�ndose en las fuentes vivas del genio de su Raza, de las que hab�a estado separado largotiempo. Ya no existe para �l la oposici�n entre la actividad de la colectividad y la suya, puesto que lasdos, a partir de ahora, beben de la misma fuente.De todas formas, la aplicaci�n de la Ley, sea personal o colectiva, cesa de ser la observancia impuestapor la autoridad policial, de reglamentos sin vida.Llega a ser como un contacto permanente del ciudadano con su Pueblo y su Raza, sin duda como fueen otro tiempo cuando la Ley y la Fe pod�an confundirse. El hombre de la Edad Media no ve�aninguna diferencia esencial entre la Ley del Estado y la de la Iglesia, entre la de la Iglesia y su propiaconcepci�n de la vida. El Cristianismo estuvo en ese tiempo enteramente adaptado a la Raza. Tuvo ysupo reunir a todas las capas del Pueblo alrededor de un ideal y de un fin com�n, realizando unaunidad popular de la que muchos a�n guardan nostalgia.Sin embarg�, la Iglesia, a falta de comprender la importancia de la Raza y de su unidad que presinti�algunas veces, ha olvidado esta organizaci�n y esta concepci�n y esta actitud. El tiempo de un relevodentro del dominio temporal parece haber llegado. La misi�n que la Iglesia no ha podido satisfacer, elSocialista Racista la conducir� a su termino.

EL RACISTA Y LA MORALHemos indicado en otra parte de esta obra que no es moment�neamente, sino, constantemente comoel socialista racista permanecer� fiel a su ideal y a su concepci�n del mundo. Su vida entera est�condicionada por una actividad asumida respecto del pueblo y de la Raza en raz�n a su pertenencia ala, mismaPor consiguiente esta actitud no puede estar superficialmente limitada a la participaci�n en unareuni�n, sino que, en la medida, en que su toma de conciencia de la realidad racial despierta en �l unorgullo, y una fe profunda llega a ser una actividad constante, modela su vida para siempre.Cuando viniendo del local del Partido el militante retorna a la vida cotidiana, cuando va a encontrarsecono una masa, que no ha tomado conciencia de esta verdad; que a �l le transporta y sostiene, nopensar�, como hacen los militantes de otros partidos que su labor ha terminado, no supondr� quepuede Òvivir como todo el mundoÓ y pasar desapercibido. Por el contrario, su trabajo comienza en esemomento; ha cogido argumentos nuevos, y, el contacto con el Partido y sus camaradas le haninfundido un nuevo ardor: retornar� m�s decididamente al servicio de su Pueblo.El Racista sentir� en su vida personal el orgullo de pertenecer a tal Raza, de mantener y elevar cadavez m�s esta dignidad, esta nobleza que es la suya.Dentro de la vida colectiva har� respetar esta dignidad, esta nobleza y este honor primero, en s�mismo y, dentro de su Pueblo despu�s. Empujar� a sus compatriotas a tomar concienciadirectamente. La dignidad de la Raza es una realidad permanente y no una afirmaci�n vocinglera de

Page 39: René Binet  Contribución A Una Ética Racista

Contribución a una ética racista

LA BIBLIOTECA DE LOS TIEMPOS DIFICILES

m�tines espor�dicos; es por �sto que no puede haber eclipse en las manifestaciones de esta dignidad,porque ella es la vida misma.Aquel que perteneciendo a una raza de civilizadores, conquistadores y legisladores, act�a como uncivilizador y un conquistador no hace sino cumplir el imperativo racial.El Racista excluye absolutamente de su concepci�n y de su pensamiento toda noci�n de un partidocon miembros ÒhonorariosÓ qu� se contentan con tener un carnet en el bolsillo y pagar una cuota, sinque la adhesi�n les comprometa a otra cosa que ese esfuerzo simb�lico o insulsamente material.Para �l. el obrero que ha dado su adhesi�n total y que ha modificado profundamente su forma devida, tomando conciencia de su dignidad racial, es m�s noble y est� m�s cerca de la sana realidad delPueblo, que el hijo de una familia aristocr�tica que se ha contentado con una adhesi�n s�lo de forma.Un solo criterio: se es o no se es digno de su Raza y de su Pueblo; el origen social no significa nada.Hay un solo camino abierto para poder manifestar la ÒnoblezaÓ verdadera: el Pueblo, con todas susreivindicaciones, sus necesidades y la liberaci�n que espera. As�, cada uno, donde se encuentre, en laescuela, en la f�brica, en el campo o en la oficina, sea un director o un simple obrero, no debe conocersino un ideal: servir a su Raza y a su Pueblo, y obrar para su elevaci�n y liberaci�n, para concienciarsede su dignidad y de su destino. No negamos que ciertas posiciones sociales impiden, por alg�n tiempoa algunos, dar toda su energ�a a la causa pero lo que nosotros deseamos, sobre todo afirmar, es queninguna posici�n puede disculpar la indiferencia o la tibieza. Hay siempre un modo de contribuir a laliberaci�n del Pueblo y de la Raza, al desarrollo del Partido.No hay ninguna v�a que pueda escapar f�cilmente a la determinaci�n racial y aquel que no conduce suvida teniendo en cuenta la Ley Racial ha traicionado los intereses de su propio Pueblo y de su propiodestino.Que nadie piense que es �sta una tarea m�s baja que su destino, si esta tarea est� al servicio del Puebloy de la Raza. La actividad m�s humilde, hoy d�a, es tal vez, aquella que ser� la m�s rica en resultados,llevando un militante al Partido; qui�n sabe si este nuevo militante no ser� aqu�l que liberar� al Puebloy a la Raza?.As�, esta toma de posici�n es totalitaria, unitaria y determina todos los actos de la vida del Racistaparticularmente sus obligaciones respecto al Partido, que �l ha declarado voluntariamente ilimitadas.Pero, puesto que esta adhesi�n penetra en todos los dominios, Àhabr�, as�, una moral SocialistaRacista? S�, y es lo que nosotros no cesamos de repetir. La moral, en efecto, no es una creaci�nartificial de esp�ritus man�acos, sino que tiene su ra�z en la observaci�n de, todos los primeroshombres que vivieron en sociedad. Ya la familia primitiva, despu�s la tribu, el clan, tuvieron su moral,que fue siempre agrupada por una misma raza, alrededor de principios constantes a trav�s de lahistoria de esta raza. Lo mismo que el canibalismo o los sacrificios humanos pertenecen a las razasasi�ticas o africanas, el rechazo a los sacrificios humanos. y el respeto al cuerpo pertenecen a las razasblancas; Rhama mismo, Àno fue asesinado, por las sacerdotisas negras a causa de su rechazo a lossacrificios humanos?.La preocupaci�n de obedecer al imperativo de la raza llevar� al Socialista Racista a rechazar en todomomento ciertas actitudes, ciertas maneras de vivir, contrarias a las tradiciones y m�s aun a la salud dela Raza. Frente a la depravaci�n y relajamiento que propagan encarnizadamente las razas extranjeras aEuropa y aquellos que han sido podridos por su contacto, el Racista adopta todos los imperativos dela moral tradicional de nuestra Raza. Es caracter�stico, por otra parte, que las nociones de virtud hayansido las mismas entre griegos y romanos, en sus mejores �pocas, entre los germanos y en todas lassociedades occidentales. En consecuencia, las nociones morales esenciales ser�n f�ciles de reconocer yencontrar y la noci�n ,de ÒpecadoÓ no ser� desconocida. Peca contra la Raza todo aquello queintelectual, moral y f�sicamente puede perjudicar el desarrollo, la salud o la dignidad de la Raza.El Socialista Racista obedecer� a esta ley moral tradicional, no porque ha sido impuesta por un sistemametaf�sico cualquiera, sino porque dentro de su esp�ritu habr� reconocido en cada instante que

Page 40: René Binet  Contribución A Una Ética Racista

Rene Binet

LA BIBLIOTECA DE LOS TIEMPOS DIFICILES

conducirse en forma diferente causar�a un perjuicio a su Raza y a s� mismo. No ser� una disciplinaimpuesta desde el exterior, sino la toma de conciencia permanente de una necesidad de la que nopuede sustraerse sin mancillar su Raza, sin atentar contra su dignidad. Rehusar�, del mismo modo,toda hipocres�a formal, porque el juicio no vendr� desde el exterior, sino de su propia apreciaci�n.Nadie le pedir� cuentas o no habr� necesidad de ped�rselas, porque sabe que actuar contra losprincipios aprobados de la tradici�n racial es contrario a su propia dignidad. Su propio juicio le bastar�para negarse a despreciarse a uno mismo, a trav�s de una acci�n indigna o da�ina a su desarrollo. Eljuicio del Partido o del Pueblo, intervendr� a continuaci�n.Solo el contacto intelectual permanente con el esp�ritu de su Pueblo y de su Raza, permitir� a cadauno llegar sin esfuerzo a esta actitud. Es de notar que el socialismo sem�tico, haciendo del hombre unasola unidad econ�mica, no ha podido responder como nosotros a estos interrogantes.Una clase despose�da de soporte popular y racial negando toda tradici�n anterior, refutando todaherencia hist�rica, que no sea la econ�mica, no pod�a tener a su disposici�n ninguna regla moral, aligual que ning�n concepto moral.Solo el Racista, viendo en las Òrelaciones de clases de la actualidadÓ un accidente moment�neo que nole puede impedir permanecer ligado al porvenir de la Raza, ha superado esta contradicci�n y estadebilidad, que remediar�, y �l lo ha hecho, remont�ndose m�s all� de los siglos y a trav�s de ellos, atodas las fuentes espirituales y filos�ficas de la Raza.Es, �sto lo que hace de la concepci�n moral del Racista, un car�cter popular accesible a todos, como,as� mismo, un car�cter unitario, puesto que cualquiera puede reconocerlo, sea cual sea su grado dereligiosidad Es �sto, tambi�n, lo que permite al Racista admitir todas las pr�cticas religiosas, dentro dela medida en que las mismas no desborden su cuadro espiritual y moral, es decir, en la sola medida enque no perjudiquen el desarrollo armonioso del Pueblo y de la Raza.As� el Partido, diferente de otros partidos pol�ticos, rechaza, tanto la neutralidad moral, como laactitud profesional. Mientras algunos partidos se declaran ligados al Catolicismo o simplementeÒindiferentesÓ considerando que la moral es de orden privado, el Partido Socialista Racista, por elcontrario, debido a su concepci�n unitaria del mundo, no permanece neutral frente a este problema ylo resuelve, pero sin enfrentarse a ninguna de las confesiones europeas, puesto que su solareivindicaci�n es el contacto con el esp�ritu de la Raza.Es altamente probable, por el contrario, que su concepci�n moral choque con todas las religionesasi�ticas y sem�ticas, hechas de resignaci�n, de dimisi�n, de fatalismo y de inercia. Nuestra moral es delucha de conquista, es defensa de la Raza. No decimos, parodiando la frase de Lenin, "es moral todoaquellos que sirve a la razaÓ, aunque esta concepci�n pueda estar cerca de la nuestra, nosotrosdecimos: es moral todo aquello que afirme al hombre, que le ayude a superarse completamente, que leayude a realizarse, para permitirle crear valores y nociones nuevas. As�, el hombre super�ndose ycreando valores nuevos para s� mismo, los crea tambi�n para su Partido y para su Pueblo y Raza. Soloaquel que no ha creado nada, cela su tesoro, pero aquel que ha creado, entrega su creaci�n en la plazapublica; aquel que crea se aleja de su creaci�n para aventajarla y superarla y para crear otra cosa m�spor encima de su creaci�n. Desde entonces, su creaci�n puede estar en la plaza publica pues sucreador tiende hacia una nueva obra y hacia una superaci�n. He aqu� el hombre que el Partido necesitay entiende debe ayudar a crear. Que los d�biles y partidarios de p�lidas virtudes se aparten denosotros, tambi�n los de pensamiento igualitario y los modestos, porque nuestra moral no es la deellos y porque nuestro orgullo les har� perecer.

Page 41: René Binet  Contribución A Una Ética Racista

Contribución a una ética racista

LA BIBLIOTECA DE LOS TIEMPOS DIFICILES

EL PARTIDO Y SU PROGRAMAS�lo podr�n vencer y merecer�n la victoria aquellos que hayan decidido usar todas sus fuerzas alservicio de su Pueblo.Por tanto, hay varias maneras de considerar un programa, y cada partido presentando el suyo hademostrado que su concepci�n era diferente en cuanto a su destino y origen mismo. No obstantetodos los partidos han tenido algo en com�n: su programa ha estado motivado por los apetitosinmediatos, los que se imponen satisfacer lo m�s r�pido posible, sea cual sea, el resultado final de surealizaci�n. No han visto el inter�s profundo y lejano dentro de un desarrollo ordenado del Pueblo yde los hombres del Pueblo, menos aun, han tenido en cuenta una realizaci�n dentro de los hechos deuna concepci�n del mundo que crease sucesivamente un hombre particular y una sociedad adaptada ala vida y desarrollo de este tipo de hombre particular.Constatamos que ha existido un tipo de hombre griego, y m�s anteriormente un tipo ateniense y unoespartano, un tipo romano, incluso, un tipo de hombre de la Edad Media. Si se tuviera que representarahora el tipo de hombre actual, h�brido e inacabado, se renunciar�a enseguida.Nuestro programa es en �sto muy diferente: deseamos que sea expresada, fuera del programa primeroy anterior a �l, una teor�a filos�fica, una concepci�n del mundo, cient�ficamente basada y que seacapaz de ÒcrearÓ un tipo de hombre particular para lo que debemos, apoy�ndonos en la necesidad deÒcrearÓ �ste tipo de hombre, crear un programa que responda a esta necesidad y la satisfaga; programapol�tico, sin duda, que no decida solamente la inmediata reivindicaci�n, sino un programa de gobiernoque tenga proyectos a largo plazo, precisos, teniendo en cuenta las constantes de un desarrollohumano realmente sano, que comprenda desde el principio de las causas hist�ricas, marcando yse�alando la decadencia o la grandeza de los imperios y de los pueblos.De aqu� a analizar la situaci�n presente, de una forma nueva, no hay m�s que un paso. Se reduce acierto numero de necesidades que se reconocen como vitales para el desarrollo y la supervivenciamisma de un pueblo, de una Raza o del grupo racial al que se pertenezca.De ah�, la necesidad del rigor, la amplitud y el car�cter lejano y permanente de las reivindicaciones denuestro programa el cual afirma que sin una pol�tica de proyectos a largo plazo y aplic�ndose sobrevarias generaciones, la decadencia, en la que hemos entrado se acentuar�. Nuestro programa afirmatambi�n que falto de aplicar las medidas que preconizamos, nuestro Pueblo y el grupo de razas(blancas) a la que pertenecemos, est� condenado a la desaparici�n m�s o menos r�pida, bajo lainvasi�n de los hombres de las razas obscuras.He aqu� lo que el programa debe aportar de nuevo. Es por lo que exige en su aplicaci�n una entregatotal a cada uno de aquellos que lo admiten No se trata ya de una mezquina agitaci�n pol�tica o delinter�s personal que despiertan los programas habituales; se trata para cada uno de asegurar la vidafutura de la Raza y del Pueblo. Por consiguiente, cada uno debe sentir cuanto lleva en s� de herenciade toda una l�nea de hombres de su sangre; cada uno debe sentir el peso de esta herencia y medir laimportancia permanente de su rol, comprometi�ndose con toda la fe, que cada uno tenga en su Raza yen s� mismo. Cada uno debe medir y sopesar el alcance de su gesto.Por lo, tanto no nos equivoquemos. Si la base, ideo l�gica de nuestro programa es permanente, nonegaremos jam�s que el programa pol�tico que se deduce por remotas que sean sus metas, no es sinola expresi�n de las necesidades y de los deberes de un momento hist�rico dado. Si bien el programarepresenta los imperativos actuales de una lucha por el Suelo y la Sangre, por la Raza y el desarrollo

Page 42: René Binet  Contribución A Una Ética Racista

Rene Binet

LA BIBLIOTECA DE LOS TIEMPOS DIFICILES

armonioso de cada uno de sus miembros, no es m�s que transitorio dentro del cuadro de undesarrollo humano completo.Es posible que los acontecimientos, modificando la situaci�n hist�rica, entra�en el reajustamiento dealgunos de sus puntos. Esto no cambia la premisa ideol�gica del programa. Sabemos que el mundoest� siempre en ÒdevenirÓ y que, por consiguiente, para estar siempre Òal d�aÓ cada programa y cadaagrupamiento humano deber�a tambi�n modificarse constantemente. Pero sabemos que nada ser�realizable, sin la fijaci�n moment�nea de una ley admitida como v�lida para un periodo hist�rico dado.El error ser�a, dentro de un programa, ver un valor definitivo o, por el contrario, negar en nombre deno se sabe cu�l Òdial�ctica hist�ricaÓ la necesidad de esa fijaci�n provisoria. Por definici�n, unprograma debe presentar, al mismo tiempo, la lucha de varias generaciones para su desarrollo y uncriterio permanente para la etapa de duraci�n de este combate.Es as� que tal cual programa perdurar�, aun despu�s de nosotros; es el �nico que, partiendo de basesideol�gicas del porvenir humano, las aplica a nuestro Pueblo. Es el arma para la supervivencia denuestro Pueblo.Que cada uno sienta este programa y lo sepa. Que cada uno se dedique a convencer a los hombres denuestro Pueblo de las necesidades de su realizaci�n pr�ctica. Trabajo obscuro y paciente, en vez debrillante y coronado por el �xito. Pero el sentimiento de combatir por el destino de su Raza sostendr�a cada uno de su obra de renovaci�n. Nosotros veremos un hombre nuevo dentro de un pa�s nuevo yde un mundo nuevo. Ahora bien un programa nuevo necesita, igualmente, un partido de tipo nuevo y,dentro del Partido, un hombre, un militante diferente del tipo que tienen por costumbre exigir losactuales partidos pol�ticos.El marxismo afirma que el partido pol�tico, sea cual sea, es el medio exterior de acci�n de una clasesocial determinada; su estado mayor. La definici�n marxista de partido pol�tico presupone laexistencia de una clase social la cual da nacimiento al partido porque necesita una organizaci�nparticular que dirija y oriente la lucha. Por consiguiente, ni el hombre crea la idea, ni la idea que vienedel hombre son, en opini�n de los marxistas el origen del Partido y del programa, sino los interesesmateriales de una clase son los que suscitan la necesidad de una teor�a. Esta teor�a aparece como unasecreci�n natural a esta clase y crea el partido.El marxismo est�, duda, en contradicci�n con su propia definici�n. Hubo necesidad, en efecto, paradar nacimiento a una teor�a proletaria que la clase existiera y puesto que despu�s la clase crear�,mediante sus Òte�ricos proletariosÓ, una teor�a particular que condicione su lucha. Los te�ricosproletarios ser�n hombres emanados de la clase interesada.Ahora bien, el marxismo declara que el marxismo es una teor�a ÒburguesaÓ al servicio delproletariadoÓ. He aqu�, pues, una clase que no tiene teor�a propia para su emancipaci�n y, por otraparte, una clase que crea la teor�a destinada a su aniquilamiento, en este caso, la clase burguesa al decirde Marx. Marx, y los marxistas, han indicado que cre�ndose, por ejemplo, un proletariado cada vezmas numeroso y centralizado cada vez m�s, el capital, la sociedad burguesa organizaÒinvoluntariamente" la lucha de clases y las condiciones materiales de su ca�da mediante undesequilibrio econ�mico y social m�s profundo. Esto no implica, de ning�n modo, que deba al mismotiempo aportar los te�ricos a sus adversarios.Yo a�ado que la teor�a marxista parec�a en estado de probar la exactitud de su demostraci�n; ellaindica claramente que la burgues�a naciente hab�a creado sus propios te�ricos (los enciclopedistas)para derrocar Ôal feudalismo. ÀPor qu� esta verdad no actu� para el proletariado? Simplemente porque�sta no ha sido sino una verdad aparente. En todos los casos son los intelectuales los que hanaportado las teor�as pol�ticas y no los miembros de una clase particular . A lo sumo, la teor�a una vezexpresada, llega a ser un arma en las manos de los jefes (igualmente intelectuales) de una claseparticular.

Page 43: René Binet  Contribución A Una Ética Racista

Contribución a una ética racista

LA BIBLIOTECA DE LOS TIEMPOS DIFICILES

El marxismo, en esto, como en otras cosas se ha equivocado o ha equivocado a las gentes que se handejado atrapar. En realidad la idea es anterior a la agrupaci�n y Marx, enredado en su propiacontradicci�n, ha debido eludirlo. Nosotros afirmamos que hay en el marxismo una teor�a particularque preexisti� y fue el origen de una agrupaci�n de hombres. Ocurre que, provisoriamente, estaagrupaci�n fue reclutada dentro de un medio social que no fue siempre el mismo, seg�n las �pocas yes esto lo que prueba nuestros puntos de vista que no es nuevo tampoco respecto a �sto.Nosotros llegamos, pues, sobre el terreno m�s firme, al de la creaci�n intelectual e ideol�gica a secas.El marxismo es una teor�a burguesa como todas las teor�as porque vienen solamente de aquellos quetienen los medios materiales para estudiar y, por consiguiente, la libertad para la elaboraci�n te�rica.Pero el marxismo, decimos nosotros, Òteor�a burguesaÓ, Ás�!, pero teor�a de la Òburgues�a jud�aÓ, Áquees diferente!Si toda teor�a emana, por la fuerza de las cosas, de una capa social, particular, siempre la misma, esdecir, en todas las sociedades, la clase adinerada, por lo menos la teor�a refleja el esp�ritu y lasnecesidades de un pueblo crecido dentro de las normas y siguiendo los criterios raciales de unacivilizaci�n particular. Los te�ricos jud�os no pueden, entonces, y por l�gica, sino aportar una teor�ajud�a, sea cual sea. Los te�ricos no jud�os aportar�n siempre una teor�a diferente, siendo la de unosinasimilable e inaceptable para los otros. No es pues asombroso que, solo quienes no est�n bienarmados para defenderse contra los sofismas de una teor�a jud�a, es decir, los obreros, se hayan dejadoembaucar.Sea como sea �sto es lo que nosotros deseamos decir: si el Partido llega a ser algunas veces el lugar dereuni�n de hombres de una capa social, no es fortuito. El Partido es el lugar de reencuentro dehombres que tienen una comprensi�n com�n o parecida del mundo, una doctrina o una filosof�a.comunes. Para la aplicaci�n de esta idea ellos crean una organizaci�n que es el Partido, el cual es suarma. Solo el contenido ideol�gico y social entra�ar� por consiguiente, a tal o cual capa socialalienable en el partido. He aqu� la verdad para nosotros.Expresi�n de concepciones diversas de una Raza, las teor�as pol�ticas ser�n m�s o menos adaptadas aldesarrollo de esta Raza y algunas ser�n, incluso, perjudiciales, siendo factores, de debilitamiento deesta Raza. El Partido que es para nosotros factor subjetivo dentro de la lucha de razas, es el Ò medioÓde una ideolog�a y de una teor�a que es, m�s o menos favorable a esta raza; igualmente, algunospartidos nocivos al desarrollo de la Raza, deben borrarse o ser borrados de su vida.Creemos tambi�n que el Partido, que es portador de todos los medios de la Raza, debe serdesarrollado, ya que s�lo �l debe, a fin de cuentas, triunfar, so pena de ver al Pueblo y a la Razapericlitar, caer en decadencia y desaparecer.Es por �sto que, tanto como sea posible, el Partido que nosotros definimos debe ser el representantey portador de una concepci�n del mundo y de una filosof�a que sean, eminentemente, adaptadas aldesarrollo y a la expansi�n de las cualidades propias a nuestro Pueblo y al grupo de razas que loconstituyen. As� como los partidos marxistas son los portadores de una concepci�n jud�a del mundo,adaptada al desarrollo y a la dominaci�n de los jud�os sobre el mundo, nuestro Partido ser� elrepresentante de las fuerzas de nuestra Raza y de las concepciones particulares de los pueblos quedesde los or�genes ocupan occidente y han dado, poco a poco, al mundo entero, nociones de Culturay Civilizaci�n elevadas.El Partido, siendo el medio de realizaci�n de una teor�a viviente del mundo y del hombre, no es ya �lrevoltijo de apetitos que se asocian durante un tiempo, sino la uni�n de hombres que han trazado parasi una imagen del mundo y de la sociedad, sobre la que desean crear y hacer vivir un hombre de Razaparticular, el cual definen como el tipo que ellos recrean y representan.Concepci�n de forma teocr�tica, dir�n algunos, sin duda; pero nosotros no hacemos sino retomarpara la defensa y el desarrollo de nuestra Raza el m�todo que ha tomado Marx y los suyos para ladefensa y el desarrollo de la suya y por lo tanto, para el sometimiento de la Raza Blanca.

Page 44: René Binet  Contribución A Una Ética Racista

Rene Binet

LA BIBLIOTECA DE LOS TIEMPOS DIFICILES

No obstante, hay una diferencia fundamental entre su aplicaci�n y la nuestra. Ellos afirman, pero sinque pueda ser otra cosa que propaganda, que de su modificaci�n de la estructura econ�mica delmundo, surgir� un hombre. Esto fue, por otra parte, uno de los t�picos de la propaganda sovi�tica.Ahora bien, el hecho de que el hombre no sea considerado por los marxistas sino como unaabstracci�n econ�mica, les impide tratarlo de otra manera y aportarle las posibilidades de undesarrollo completo. Por el contrario, seg�n nosotros, los racistas, como consecuencia de la toma deconciencia de los or�genes del hombre, de su Raza, de sus tradiciones, de las constantes de sudesarrollo y mediante la adopci�n en un cierto modo de una fe nueva, el hombre modifica su propiavida, su propio comportamiento y por eso debe modificar la sociedad que le rodea y transfigurar elmundo. Los marxistas van desde una manipulaci�n puramente econ�mica a la promesa de unaevoluci�n de la naturaleza del hombre. Nosotros vamos desde una reforma individual, f�sica y moralhasta un modificaci�n social colectiva.Hemos hablado de una nueva. En efecto, nos oponemos absolutamente tambi�n a esta concepci�nque hace de la preexistencia de un jefe la condici�n previa a la de la existencia de todo movimiento ydesarrollo pol�tico, moral o social. Es posible, probable y deseable que uno o varios jefes lleguen a serlos campeones y representantes de la Idea, de la nueva fe, pero no consideramos que la condici�nprevia para el nacimiento del nuevo movimiento sea la existencia de un jefe.Cada uno debe sentir y encontrar en s� mismo primeramente la fuerza de la Idea que nosotrosdefendemos, el instinto de su Raza.El gran error de los movimientos parecidos al nuestro ha sido querer designar o seguir primero a unjefe y despu�s observar hacia donde va y por �ltimo tratar de reformarse, adapt�ndose a la Idea.Por el contrario, la condici�n de participaci�n en el movimiento es comprender y admitir su forma yfin y llegar a ser un misionero del movimiento, una especie de ap�stol.Lo que vagamente desean hacer los comunistas es Òhacer militantesÓ aptos para orientarse en la luchapol�tica y social; nosotros reafirmaremos en alto grado este procedimiento para conseguir nuestrosfines que son los de la Raza y el Pueblo.As�, cada uno llegar� a ser un hombre que vive siguiendo una fe particular y subordina todo a esta fe.Desde el momento en que cinco hombres forman una c�lula desaparece la adhesi�n desordenada quehay siempre en el entusiasmo de las muchedumbres, queda el deber y la adhesi�n profunda comoresultado del estudio.Poco a poco cada uno aprender� mejor a saber lo qu� quiere y c�mo lo quiere; sentir que la Ideareposa tambi�n sobre su persona, y sinti�ndose profundamente responsable del Partido, llegar a serconscientemente un representante y un ap�stol del mismo.El Partido, como una Orden tiene suÕ Óiniciaci�nÓ qu� es la adhesi�n consciente a su punto de vista.Despu�s de esta Òiniciaci�nÓ, la Idea se adhiere al hombre tanto como el hombre se adhiere a la Idea.Si, adem�s, un jefe representa la personificaci�n de la direcci�n de la Idea, no deja de ser un factorsecundario. Cada uno, individualmente, debe ser el Partido, como cada fiel cristiano debe ser laIglesia.Es cierto que el acceso a tal ÒOrdenÓ no ser� para todos, ni f�cil. Igualmente no podr�n entrar sinolos que racial y personalmente sean aptos.ÀC�mo un ser extra�o a la Raza podr�a aceptar tal concepci�n de la vida y del Partido? Dicho enpocas palabras y simplemente, dicha concepci�n le es ajena. Por otra parte, el indiferente, el esc�ptico,el fr�volo, podr�an encontrar aqu� su sitio y la satisfacci�n de sus necesidades?. ÁImposible!La definici�n ser� entonces �sta: el Partido es una Orden al servicio de una Idea; sus miembros sonlos servidores de esta Orden y de esta Idea. Cada uno de sus miembros, incluso solo, debe propagaresta fe por doquier y en todo momento. Estos miembros no son los que nos siguen ciegamente, sinopor el contrario, est�n para servir voluntariamente.

Page 45: René Binet  Contribución A Una Ética Racista

Contribución a una ética racista

LA BIBLIOTECA DE LOS TIEMPOS DIFICILES

No est�n solamente para recolectar el fruto del esfuerzo pol�tico de algunos jefes o de algunosmilitantes, sino que est�n, adem�s para combatir y conquistar. No est�n para conocer el plan dulz�nde ÒCosecharÓ; est�n para conocer la alegra profunda y el esfuerzo del que labra y siembra. No lesbasta ya con sopesar, con aire satisfecho, la espiga inflamada y el grano que brota, necesitan desgarrarel suelo y arrojar los granos, que tal vez nunca recoger�n. Deben cumplir este acto de fe que consisteen sembrar un grano cuyo valor se conoce, sin saber si fructificar�, pero teniendo en el coraz�n lacertidumbre gratuita y fehaciente de que traer� una mies. ÁHe aqu� el hombre que nosotros deseamosencontrar en el partido .nuevo.

UN RENACIMIENTO PERSONAL Y ELPARTIDOHemos de decir que no es necesario obtener se nuestro Pueblo la levadura de un hombre nuevo;afirmarlo y esbozar un programa no basta.Para un hombre nuevo y un Partido nuevo es necesario palabras que tengan nuevo significado y queno est�n unidas a la idea e imagen de un partido corriente. Un hombre nuevo, gestos nuevos.Cada uno de vosotros, camaradas, conocidos y desconocidos, miembros de nuestro Pueblo y denuestra Raza, debe tener en el coraz�n el amor profundo a su Partido, no porlo que es, sino por lo que debe ser y por lo que ser� en s�, de savia, de sangreY de promesa.El amor al Partido debe ser como el acto de fe en la Idea de la que el Partido es el portador y no elafecto Superficial a su forma externa o a sus jefes.La idea del Partido debe ser para cada uno de sus miembros como la confianza fehaciente y a�ngratuita que el novio tiene a su novia en lo m�s profundo de su coraz�n y en cada uno de sus gestos.Si estas Palabras nacen nuevas en nuestro esp�ritu refiri�ndose a un partido pol�tico, diremos que elpartido debe llevar en s� la Vida y la Sangre, la fuerza y el porvenir de una Raza y de un Mundo.Que cada uno de vosotros al levantarse por la ma�ana se pregunte, Àqu� voy a hacer hoy por la Idea ypor el Partido? Que ello no sea sino como un nuevo acto de fe en la Raza y en la Sangre, en el Suelo yen el Partido. Se es miembro del Partido las veinticuatro horas del d�a, y tambien en el umbral delsue�o.Algunos han dicho que no se ocupan de la pol�tica m�s que en las horas de poca actividad, en losratos libres, en los momentos de ocio. Por el contrario, es durante las horas de actividad, cuando hayque ocuparse de la Idea y durante las horas de ocio hay que pensar y prepararse. Se debe actuar comohombre del Partido, portador de la Idea, y en los instantes Òvac�osÓ pensar que se podr� hacer por lacausa durante las horas de actividad. ÀQu� te reporta esto?, dir�n algunos.ÀCrees t�, que el hecho de pertenecer a cierta Raza, de tener ciertas afinidades, de vivir en medio designos evidentes de una Cultura y una concepci�n del mundo, no son cosas acaso, que t� tienes y quehas recibido?No est�n ah� por azar. T� las has recibido en dep�sito, tienes una deuda. El hecho de luchar en elPartido y por la Idea reporta que t� las guardes y enriquezcas. Nadie, puede decir Òdespu�s de m� eldiluvioÓ, por que el diluvio est� aqu� antes de que �l se vaya si le ha dejado venir.Aprende que no puedes dejar enga�arte por nadie si sirves no aun hombre sino a una Idea. Sirviendosolamente a una doctrina el que te quer�a embaucar se enga�ar� por tu propia fe. En efecto, sin la fe,no osar� hacer lo que t� osas, no cumplir� lo que t� cumples.El movimiento y la vida, gracias a tu fe, barrer�. Caer� en una situaci�n tal que la verg�enza le abatir�;huir� � se dejar� ganar por la misma fe.

Page 46: René Binet  Contribución A Una Ética Racista

Rene Binet

LA BIBLIOTECA DE LOS TIEMPOS DIFICILES

Otras personas dicen: trabajo por la causa por el Partido de vez en cuando; pero el domingo por latarde cuando estoy con mis amigos, con mi mujer o con mi novia, entonces no. Muy bien, podr�aspensar como un cat�lico durante diez horas al d�a y la onceava actuar o razonar como un protestanteo un budista? Si lo haces, entonces ya no puedes durante algunas horas reclamar una cierta manera, devivir y despu�s otras horas desmentir y olvidar tu concepci�n de la vida y la Idea que la determina.ÀPodr�as demostrar durante cuatro horas los perjuicios del mestizaje y despu�s a la quinta contribuir aadulterar tu Raza? Esto es imposible o despreciable.Con tu familia, all� donde vivas, en todo instante tu vida debe permanecer siempre elevada y tuesp�ritu debe estar guiado por la Idea y el Partido.Es posible que algunas veces, por la fuerza de las cosas, te encuentres en medio de un ambiente dondetu Idea no puede ser emitida; mejor es tararse que renegar de aquello que es la raz�n de tu vida.Es mejor la descortes�a que la capitulaci�n y mejor la groser�a, que la traici�n.Por otra parte, si con firmeza, dignidad y calma, osas defender tu concepci�n, no hay medioque pueda permanecer completamente hostil y cerrado. Esto es solamente cuesti�n de corajey de fe.Porque el Partido es portador de la Idea y de la Fe y porque tu adhesi�n es meditada y profunda, novienes al Partido de paso como cuando vas al sindicato. Siempre tienes necesidad del Partido, vives en�l o �l vive en ti, como el fiel vive para su Iglesia y la Iglesia para sus fieles.Has venido al Partido y te has enrolado en �l para vivir de una manera nueva, pues has aceptado lanueva forma de comprender el mundo, que es la del Partido.Has adoptado un nuevo patr�n, de medida para valorar las cosas y los seres. Desde entonces tu vidaprivada deja de ser la misma que tu viv�as anteriormente. Al alistarte te has enrolado no solamentepara cumplir algunas tareas autom�ticamente, tales como pegar un cartel o distribuir un diario, sino tuesp�ritu y tu coraz�n se han enrolado, igualmente. Toda tu vida y tus relaciones con el medio ambientehabitual deben ser modificadas y transformadas, ve�as el mundo como todos lo ven, pero ahora tusojos lo descubren de nuevo.Esto es lo que exige de t� el Partido. He aqu� lo qu� t� ganas con ayuda del Partido.Desde el momento en que ingresas en �l, tus actos tienen m�s resonancia y alcances insospechados.Tus actos ya no te pertenecen, pertenecen al Partido y a la Idea que �l personifica. Si admites que tuconvicci�n y la opini�n del Partido deben reformar la sociedad no solamente en lo superficial, sinoque deben transformarla en su sustancia misma aport�ndola valores nuevos; si piensas que loscriterios nuevos, la nueva escala de valores que aportas con el Partido deben transformar no solo elmundo sino el hombre, entonces sentir�s tu responsabilidad.Desde el d�a en que llegaste al Partido dejaste de decir ÒyoÓ para decir nosotros; esta �lite de hombresque parten no solamente a la conquista del Poder, no solamente a la lucha pol�tica, que ser� simple ym�nima, sino a la conquista del hombre y su fin mismo. Nosotros, ese pu�ado de combatientes ymaestros (en el sentido educador) que aportan una verdad para todo un milenio.Dejas, evidentemente, de ser libre en el sentido individual que le han dado los insulsos dem�cratasburgueses, pero llegas a fortalecerte con esta adhesi�n y es esta fuerza la que te hace libre, con unamaravillosa libertad venida del fondo de ti mismo. Sabes que has sido libre de venir o no venir, deescoger esta vida nueva y cuando la has escogido has sentido la certeza de estar al fin en la senda quebuscabas. Has sentido que las fuerzas que ten�as a tu alrededor se han agregado a la tuya para liberarteun poco mas.Ser libre es tener la posibilidad de realizar dentro de la vida y del mundo, la concepci�n que se tiene deesa vida y de ese mundo. Cuando has venido al Partido tu concepci�n y la del mundo se han fundido,y has adquirido por ello la posibilidad, la libertad de realizar tu concepci�n; el Partido ha agregado lafuerza para realizarla, ha acrecentado as� tu libertad en toda la amplitud de su fuerza, con toda lavoluntad de su n�mero. Es la sola fuerza, la fuerza de la adhesi�n y de la participaci�n en la vida del

Page 47: René Binet  Contribución A Una Ética Racista

Contribución a una ética racista

LA BIBLIOTECA DE LOS TIEMPOS DIFICILES

Partido la que te da la libertad y la fuerza. He aqu� lo que recibes del Partido. He aqu� lo que hace tudeber ilimitado, como ilimitado tu esfuerzo y como ilimitado tu poder dentro del Partido. T� dastodo, pero rec�procamente te aporta todo. Esto no significa que el Partido te sustente materialmente,sino que intelectual y moralmente, responder� a todas tus inquietudes, necesidades e interrogantes.Sabemos qu� el peque�o burgu�s, el hombre vulgar, aquellos que piensan y pesan la moral con elest�mago no podr�n soportar tal concepci�n, tal adhesi�n y tal don. Pero el Racismo no hace, no creaun Partido ni un mundo para que los mezquinos reinen y para que su moral llegue a ser la ley en todoslos d�biles, inseguros; aquellos que desean una vida f�cil y mediocre se aparten del Partido; no sesentir� a gusto, no podr� vivir con nosotros y, sin duda, nos impedir�n mantenernos firmes en elPartido.Por eso, nosotros que hemos aceptado de antemano obligaciones, estos deberes que aceptamos vivirpeligrosamente, que hemos deseado que esta concepci�n y esta moral sea nuestra, decimos a todosaquellos que pesan la moral en una balanza de tenderos: Ádejadnos el camino libre, vuestra ruta no esla nuestra!; pero, por el contrario, a quienes son capaces de darse por entero, a los que son capaces deconcebir esta causa y valorarla, para los que la vida debe ser una lucha, un combate, una disciplina, atodos decimos: ÓVenid a nosotros y juntos marchemosÓ.ÔNo deseamos hacer una capilla ni una iglesia nueva; nuestro Partido no es lugar de acceso dearribistas electoreros. Portamos la Idea al servicio del Pueblo y de la Raza, actuamos para unir elPueblo y salvar a nuestra Raza, si puede a�n ser salvada.No vamos a ocuparnos de los grupos o partidos existentes. Tal vez ellos deseen ocuparse de nosotrosy oponerse a nuestra obra; peor para ellos porque ser�n barridos y vendidos por el �mpetu de unPueblo o que se libera de una Raza que vuelve a tomar conciencia. �stos, (los partidos) retornar�n alolvido de donde, han venido de la nada.A partir de ahora, a ti que has venido y has hecho tuya nuestra concepci�n, te decimos: que la alegr�adel combate sea contigo. Es necesario que de ahora en adelante, cada ma�ana, tu despertar sea comoun grito de guerra y de victoria, como un himno de vida a la jornada que empieza. Aprender� a cantarcuando despiertes a fin de que la fuerza y alegr�a de tu canto despierte tambien la fuerza y alegr�a de tucoraz�n.No cantar�s esas amaneradas melod�as que las guitarras el�ctricas hacen sonar por las discotecas, sinonuestras canciones del Pueblo y nuestros himnos de combate; esos c�nticos que han ido al fin delmundo al paso r�tmico de nuestros ej�rcitos. A�n menos. cantar�s esos cantos est�pidos de bestiasllorando sino los que aseguren unir la lucha Socialista a la voluntad de combate. Cuando comiences as�el d�a, partir�s con un paso m�s decidido hacia el trabajo y har�s con mayor entusiasmo tu laborpropagadora de nuestra idea; pero no solamente querr�s suscitar el impulso que te har� triunfar cadama�ana, en tu diaria labor, sino que guardar�s algunos instantes de silencio y reflexi�n.Hemos dicho que has llegado a ser un hombre nuevo. Esos minutos de silencio te ayudar�n a serlo.Los hombres de nuestro Pueblo han olvidado meditar en silencio y soledad; en esos minutos medir�stu fuerza y tu meta. Tal vez al principio no pienses en nada o tu mente vagabundear�, pero bienpronto esos cinco minutos llegar�n a ser por su disciplina, ricos en sustancia y vida.En esos momentos llamar�s a todas las fuerzas que est�n esparcidas en t� y alrededor tuyo, para estecombate inmenso que has emprendido y para guiar la meditaci�n, que es todo el esp�ritu de tu Raza yde tu Sangre que viene en tu ayuda.

Esp�ritu de nuestra Raza y esp�ritu de nuestra Sangre.Sed, en nosotros mismos y en nuestro Pueblo, penetraen nuestros esp�ritus y en nuestros corazones.Anima nuestros pensamientos y nuestros actos eneste d�a y los venideros, porque eres t�, esp�ritu

Page 48: René Binet  Contribución A Una Ética Racista

Rene Binet

LA BIBLIOTECA DE LOS TIEMPOS DIFICILES

de nuestra Raza y de nuestra Sangreque has hecho la grandeza y la potencia de nuestro Pueblo.T� que has hecho nacer en nuestro Pueblo a loscombatientes y a los conquistadores.Haz de nosotros tambi�n, combatientes y fielesconquistadores de un Mundo nuevo.T� que has hecho la Cultura y el resplandor deOccidente, danos la fuerza para luchar y vencer.Haz de nosotros los Campeones del Suelo y de laSangre, del Partido y de la Libertad.

UNA ULTIMA PALABRAEl Socialista europeo haÕ asistidoÕ a la sucesi�n de innumerables escisiones que han tenido lugar en elmovimiento socialista. Si ha sido un militante de base ha permanecido en contacto con su Pueblo, haconservado la nostalgia de una organizaci�n unificada la convicci�n de que el Socialismo es unodentro de su esp�ritu. Sin cesar ha deseado la unidad, esa unidad que tantos ÒbonzosÓ han roto y quetantos te�ricos han dicho que es imposible; esta unidad, en fin, a la que ellos han impuesto tantascondiciones previas que la han hecho imposible.As� despu�s de haber pretendido que el pueblo estuviera y que deb�a estar dividido en sociedadesantag�nicas, obraron de tal modo que el Socialismo, siendo emanaci�n, seg�n ellos de una clase �nica,ha sido condenado a la fragmentaci�n. Asimismo, esta ÒclaseÓ de la que ellos se hicieron campeones ya la que ellos consagraronse como representantes, se ha escindido en fracciones rivales y enemigascuyos miembros a menudo, terminaron c�mo sucedi� en Alemania, Austria, Polonia y tantos otroslugares, por enfrentarse violentamente entre s�.Jam�s un hombre del Pueblo se ha resignado a esta divisi�n, ni comprendi� las razones y dif�cilmentesoport� las consecuencias.Hemos dicho cuales fueron los motivos de la divisi�n, tambi�n hemos precisado qu� es lo que har�posible la unidad, pues ya sabemos donde se encuentra el principio com�n del ÔSocialismo quepermitir� restablecer la unidad del movimiento socialista en el seno de una misma Raza.Desde el instante en que pueda establecerse de modo consciente y claro un principio que sea admitidopor todos y que domine las otras nociones condicion�ndolas, la cuesti�n de la unidad ser�r�pidamente resuelta. Las tendencias pueden llegar a concurrir todas al mismo fin. El rol del jefe ser�coordinarlas y dirigirlas utilizando cada fuerza all� donde sea m�s �til. Est� claro que lostemperamentos diversos hacen a unos reformistas y a otros violentos, pero lo mismo que dentro deun pueblo se encuentra a hombres de gabinete y a militares, es posible dentro de un mismo partidoutilizar las tendencias particulares para el inter�s del Partido. Esto ha sido imposible durante el largotiempo que la violencia o no violencia sirvieron de criterio a una discusi�n doctrinal; es f�cil cuando elcriterio viene a ser la obediencia a las leyes de la Raza o su rechazo.Hasta ahora, debido a que el problema se plante al rev�s, la consecuci�n de la unidad ha sido una qui-mera que tropezaba con la discusi�n bizantina: violencia o no violencia, tomada como base doctrinal.Del hecho de que la lucha por la Raza y por el Socialismo, dentro de la Raza, necesita la utilizaci�nsimult�nea o sucesiva de las v�as pac�fica y violenta, se deduce que la divisi�n del movimientoSocialista no tiene raz�n de ser: las dos v�as son necesarias.No hay progreso sin educaci�n, sin propaganda, en una palabra, sin juristas. Pero si la propaganda noest� protegida, si la educaci�n no se conduce firmemente, si la ley, en una palabra, no se apoya en suÒbrazo secularÒ, ning�n progreso es posible. Si politizamos un poco nuestras expresiones dir�amosque sin te�ricos, ni parlamentarios ni delegados, el contrato social es imposible; pero sin

Page 49: René Binet  Contribución A Una Ética Racista

Contribución a una ética racista

LA BIBLIOTECA DE LOS TIEMPOS DIFICILES

manifestaci�n y sin organizaci�n de combate la acci�n de los te�ricos y parlamentarios est�condenada al fracaso. ÀAcaso no ocurre que un simple ruido de sables apresura y facilita lanegociaci�n?Dentro del movimiento Socialista, Àqui�n renunciar�a a este m�todo? Quien ignora, tambi�n, que estem�todo aislado no lleva sino a la destrucci�n y al fracaso?El Socialista Racista sabe que la Historia se hizo mediante la utilizaci�n de los dos medios combinadosen diversa proporci�n y acepta, dentro del Partido, toda la gama de tendencias extremas e intermedias.Pide solamente lo que es f�cil; que la disciplina sea respetada; que los jefes utilicen ambos medios ymidan sus efectos y tengan Ia posibilidad total de maniobra. En una palabra: el Racista exige la unidadde mando dentro del combate social como el �nico medio de vencer siendo el criterio �nico, el inter�ssuperior del Pueblo y de la Raza.Naturalmente. este jefe, como humano que es, no podr� ser totalmente imparcial, pero sabr� rodearsede consejeros juiciosos. Si el jefe comete un error no tendr� importancia grave si la unidad r�gida de laorganizaci�n permite repararlo. La unidad y disciplina son los dos polos vivientes de la organizaci�nque permiten siempre separar todos los errores y a menudo usar los errores para el mayor provechodel Partido y del Pueblo.Aquellos que asegurara la unidad y permanencia del movimiento, es decir, del Socialismo unificadosobre su base racial y popular, ser� su aptitud para seleccionar a los jefes que sean capaces de ver lejosy profundamente el inter�s del Pueblo y de la Raza; cuyas vidas sean modelo para cada racista; de loque debe ser y puede ser el militante. Lo que asegurar� la permanencia de la acci�n es la aptitud, encada momento hist�rico, para resolver cada problema y darle una respuesta adecuada al destino racialdel Pueblo.As�, toda la vida del movimiento Socialista todo el porvenir y la permanencia de la unidad est�n ligadasa la capacidad de selecci�n constante y rigurosa de sus mandos y sobre todo de sus mandossuperiores.Ning�n sacrificio ser� demasiado grande para asegurar est� selecci�n, el reclutamiento sistem�tico y laformaci�n de estos cuadros.Se nos objetar� que el peligro de confiar a algunos o a uno solo el cuidado y la responsabilidad dedecidir cuales son los intereses de todo un Pueblo e incluso de toda la Raza, es considerable y enormeen el sentido de que la autoridad a �l conferida es fuerte en el caso de un error.Una vez m�s pensamos que esta unidad de mando es la condici�n de la unidad y si deseamosejemplos hist�ricos de organizaci�n que hayan utilizado el mismo proceder de direcci�n notendr�amos dificultad en encontrarlos. La unidad absoluta de mando y la disciplina r�gida permiten entodos los casos una permanencia segura y una vitalidad sin desfallecimiento a toda organizaci�n. Lacondici�n de aceptaci�n de esta disciplina y de esta unidad es solamente la sumisi�n individual a lameta propuesta. Nuestro fin es tan importante, vasto y elevado como para que cada Racista someta suvida a este imperativo.Resumiremos as� lo dicho: con el Partido el militante es reintroducido en la gran realidad de la luchasocialista, tras haber tomado conciencia de la permanencia racial. Esta toma de conciencia no le esimpuesta por el Partido, sino por el estudio personal de la Historia de su Raza y de las teor�as socialessurgidas del genio de su Raza. El tipo humano que ha reencontrado y aceptado reproducir no podr�reproducirlo, sino en el Partido y mediante el Partido, �nico medio del Pueblo y de la Raza pararealizar su destino. Podr� confiarse al Partido porque s�lo el Partido realiza la selecci�n rigurosa quepermitir� orientar al Pueblo en raz�n de sus necesidades profundas. He aqu� la posici�n del SocialistaRacista.Concluimos diciendo que: el militante s�lo reconocer� como justas y aceptables las decisiones delPartido como tome conciencia de que el Partido es el heredero de milenios de Civilizaci�n Blanca quenos han precedido.

Page 50: René Binet  Contribución A Una Ética Racista

Rene Binet

LA BIBLIOTECA DE LOS TIEMPOS DIFICILES

La necesidad de tomar conciencia individual, antes de la adhesi�n nos lleva constantemente a noaceptar a la ligera la adhesi�n del primero que llega. Un tiempo de prueba debe imponerse a cadasimpatizante, tiempo de pr�ctica en el que conoce el Partido y sus concepciones, en el que demuestretambi�n su determinaci�n de aceptar el nuevo genero de vida que comporta su adhesi�n.La mayor parte de los hombres de nuestro Pueblo hasta ahora, cuando ha ido a un partido pol�tico leha acogido con los brazos abiertos y sin explicaciones, ni obligaciones previas De lo que se trata�nicamente es de aceptar algunas reivindicaciones demag�gicas e inconscientes de ese partido, sinque, rec�procamente, derivara para ellos obligaci�n alguna. Esos partidos no se creen obligados arealizar su programa; tampoco podr�a pedir a sus militantes m�s devoci�n y honestidad.Los Racistas deber�n intentar una renovaci�n total de las nociones de programa, de doctrina yadhesi�n. Ellos han presentado como reivindicaci�n no tomar meramente el Poder, sino recrear unPueblo unido y una Raza fuerte. El fin esencial no es el de reemplazar una constituci�n por otra sinofijar a cada uno la meta de Ôsu vida, sabiendo muy bien que si los h�bitos y las costumbres cambian, laconstituci�n y la ley tambi�n.Se trata pues de crearle a cada uno una obligaci�n moral y de escoger entre la salud y la degeneraci�n,y todo hombre del Pueblo deber� hacer esta elecci�n en un momento dado.Por consiguiente a partir de ahora, para cada uno se abre una serie de interrogantes, en la vidacotidiana. ÀHe conducido y construido mi vida personal en el sentido de la Raza a la que tengo elhonor de pertenecer? ÀHe adoptado ese sentido primordial, cumplido toda mi tarea y he realizadoenteramente en m� y al m�ximo lo que el tipo racial al que pertenezco puede realizar?En fin, habiendo adoptado ese sentido, habiendo hecho en el plano personal todo lo que de m�depend�a para desarrollar en mi persona las cualidades de la Raza. que se encuentran en potencia, Àheparticipado en el combate colectivo de la Raza. para su defensa y progreso? Hay entonces, tresescalones: la toma de conciencia personal, el esfuerzo personal y el esfuerzo colectivo. S�lo aquel quelogre franquear estas tres etapa, que satisfaga estas tres necesidades podr� y tendr� el derecho a decirque es digno de su Pueblo y de que participa en el destino de su Raza. S�lo aquel tendr� su lugar en elPartido. Seg�n sea la respuesta, afirmativa a estos tres. Imperativos, as� ser� medido el nuevomilitante. Su val�a personal, es decir, el modo en que personalmente pueda dedicarse al esfuerzopersonal y colectivo, le dar� la ocasi�n de elevarse en el Partido pero habr� de pasar por esta previaselecci�n.Aqu� llegamos al fondo moral del problema para ser un individuo realmente �til a su Pueblo y a suRaza, es necesario no s�lo no entorpecer el desarrollo de los mismos, sino tambi�n, cumplir con sudeber racial durante toda la vida.Aquel que cada d�a cumple su trabajo normal y permanece pol�ticamente ÒneutralÓ, podr� pensarseque del hecho mismo del cumplimiento de su faena, ha ayudado a la vida de su Pueblo. Desde elpunto de vista marxista, desde el estricto punto de vista de una econom�a matem�tica, esto es exacto;pero para nosotros, aquel que s�lo hace �sto no ha, de ning�n modo, cumplido su deber. No hacontribuido de ninguna manera a asegurar la permanencia y elevaci�n de su Pueblo, y he aqu� lo quenosotros le reprochamos: ni en su trabajo, ni en su familia, ni en la sociedad habr� sido un ejemplo, unconquistador, un legislador y, por consiguiente, no habr� alcanzado el tipo racial que deseamos comonuestro.La noci�n puramente legal, jur�dica: Òyo no he hecho nada contra mi Pueblo y mi. RazaÓ, no puedebastar al Racista. La noci�n misma: ÒYo he hecho algo por mi Raza y mi PuebloÓ, le es igualmenteextra�a. La concepci�n v�lida es la siguiente: ÓHe hecho, en todos los dominios todo lohumanamente posible por mi Raza y mi PuebloÓ. Es m�s, haciendo eso, no ha hecho m�s de lo quedeb�a, en raz�n de la herencia inmensa que ha recibido en dep�sito, de su Raza. Toda otra actitud escasi negativa. Aquel que no act�a no representa el tipo de Raza que es esfuerzo, combate, conquista ytendencia a la perfecci�n. Ahora bien aquel que no ese tipo no ha hecho nada por su Raza, puesto que

Page 51: René Binet  Contribución A Una Ética Racista

Contribución a una ética racista

LA BIBLIOTECA DE LOS TIEMPOS DIFICILES

la representar� y perpetuar� incompleta. Ser�, sin saberlo o desearlo, causa de degeneraci�n racial.Seg�n el Racismo, por consiguiente, incluso aquel que est� contento de hacer ÒmuchoÓ por la Raza yel Pueblo, sin hacerlo todo, es un factor de declinaci�nSer digno de la Raza se confunde con la idea ininterrumpida que viene desde el fondo de las edadesagreg�ndose a su herencia; he aqu� el fin. Se podr� preguntar qu� es lo que cada uno debe hacer paracumplir con su destino racial. Nosotros respondemos simplemente que su deber es integrarse en elPartido, �nico organismo capaz de indicarle el mejor medio para orientar su esfuerzo. Se puede, porotra parte, suponer que el Pueblo y la Raza terminen por confundirse el d�a en que todo hombre delPueblo tome conciencia de esta meta. Es por eso que nosotros insistimos sobre el hecho de que nos�lo debe haber adhesi�n formal; no tendr� valor e impedir� al Partido cumplir su verdadera tarea. Elmayor valor que puede aspirar un hombre si el Partido es digno de su misi�n, que ha aceptadoconducir, es la de ser miembro del Partido, porque el Partido es el medio que permite realizarcompletamente su ideal.Por lo tanto, la autoridad de la que ya tantos franceses recelan, Àno ser� demasiado dura en un partidoque pretende regir todas las actividades de sus miembros e incluso penetrar en sus vidas privadas?Cada uno debe fijar esa disciplina que pesar� sobre �l, y nosotros estamos persuadidos de que ser�bien leve para cualquiera que haya venido deliberada y honestamente al PartidoSer�a, sin duda, simplista hablar de pol�tica sin disciplina, de lucha pol�tica sin direcci�n pol�tica y deautoridad moral del Partido sin considerar que el Partido debe estar poderosamente centralizado. Porlo tanto, si la adhesi�n de cada uno est� bien madurada, si su obediencia a los imperativos de laTradici�n Racial es absoluta, la disciplina del Partido no s�lo le ser� leve, m�s bien, le ser� un apoyo yuna fuerza.Si se somete a una disciplina, �sta ser� mayor porque su conciencia se la habr� impuesto y no elPartido. La disciplina del Partido no ser� para �l sino la normal de una asociaci�n destinada a realizaral m�ximo la propia voluntad del militante convencido.Es eI momento en que habr� realizado al m�ximo su libertad al mismo tiempo que la unidad total desu propio destino. La autoridad r�gida del Partido ser� tanto m�s r�gida y justificada en tanto est�basada en la convicci�n y conciencia profunda de cada uno de sus militantes. Es as� como serespaldan constantemente la libertad del individuo dentro de su determinaci�n, y la disciplina delPartido para su realizaci�n.Esta libertad y disciplina est�n ligadas a la calidad de los individuos que la aceptan y no es el individuoal que veinte mestizajes le han bastardeado, el que podr� acceder a tal opci�n ni someterse a laautoridad. El mestizo no comprende ni lo uno ni lo otro.Esta determinaci�n individual y colectiva se concibe solamente en raz�n de la teor�a que la origina. Escasi imposible para el militante de un partido burgu�s o marxista resolver un problema personal,pol�tico, social o moral, tal como nosotros le resolvemos; le es dif�cil dar su confianza total y laintegridad de sus esfuerzos a una causa y partido que le represente, esto innplica un cierto nivel racial,moral y pol�tico que no se da en los partidos pol�ticos burgueses.Dado que nuestros principios trazan una imagen del hombre singularmente poderosa y atractiva, yporque la fuerza de la evocaci�n de la Raza es ilimitada, la convicci�n, acci�n, disciplina, libertad,determinaci�n personal y vida colectiva pueden alcanzar el esp�ritu de nuestro Pueblo. Por �sto,estamos persuadidos del �xito final de nuestras reivindicaciones y del triunfo de nuestra concepci�nde la vida y del mundo.

Diciembre 1946

Page 52: René Binet  Contribución A Una Ética Racista

Rene Binet

LA BIBLIOTECA DE LOS TIEMPOS DIFICILES