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Relativismo El relativismo es una posición filosófica que sostiene en ciertos aspectos que no existen hechos o principios universales compartidos por todas las culturas humanas. En general las discusiones sobre el relativismo se centran en aspectos particulares así se habla de: relativismo cultural , relativismo moral, relativismo lingüístico , etc. Contenido [ocultar ] 1 Introducción 2 Relativismo en ciencias sociales o 2.1 Relativismo cognitivo o 2.2 Relativismo cultural y moral 3 Relativismo en ciencias naturales y formales o 3.1 Relativismo en física o 3.2 Influencia de la teoría de la relatividad en las ciencias sociales o 3.3 Relativismo en la lógica 4 Referencia o 4.1 Bibliografía o 4.2 Enlaces externos 5 Véase también [editar ] Introducción Tradicionalmente se ha considerado que existen dos posicionamientos opuestos respecto a la naturaleza de la sociedad y los aspectos humanos, o por lo menos a ciertos hechos sociales: el objetivismo y el relativismo. El objetivismo es la pretensión de que la verdad es independiente de las personas o grupos que la piensan, o en una forma más lógicamente menos restrictiva, la pretensión de que existen algunos hechos objetivos en los que existe acuerdo universal. Por otro lado, el relativismo considera que la verdad depende o está en relación con el sujeto, persona o grupo que la experimenta, y que en ciertos aspectos no pueden existir acuerdos universales compartidos por todos los seres humanos. Es preciso tener cuidado con la definición del relativismo, así, por ejemplo, no es relativismo aceptar que existen muchas opiniones acerca de las mismas cosas, esto es obvio y nadie lo ha negado. El relativismo aparece

Relativismo y subjetivismo

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Relativismo

El relativismo es una posición filosófica que sostiene en ciertos aspectos que no existen hechos o principios universales compartidos por todas las culturas humanas. En general las discusiones sobre el relativismo se centran en aspectos particulares así se habla de: relativismo cultural, relativismo moral, relativismo lingüístico, etc.

Contenido

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1 Introducción 2 Relativismo en ciencias sociales

o 2.1 Relativismo cognitivo o 2.2 Relativismo cultural y moral

3 Relativismo en ciencias naturales y formales o 3.1 Relativismo en física o 3.2 Influencia de la teoría de la relatividad en las ciencias sociales o 3.3 Relativismo en la lógica

4 Referencia o 4.1 Bibliografía o 4.2 Enlaces externos

5 Véase también

[editar] Introducción

Tradicionalmente se ha considerado que existen dos posicionamientos opuestos respecto a la naturaleza de la sociedad y los aspectos humanos, o por lo menos a ciertos hechos sociales: el objetivismo y el relativismo.

El objetivismo es la pretensión de que la verdad es independiente de las personas o grupos que la piensan, o en una forma más lógicamente menos restrictiva, la pretensión de que existen algunos hechos objetivos en los que existe acuerdo universal. Por otro lado, el relativismo considera que la verdad depende o está en relación con el sujeto, persona o grupo que la experimenta, y que en ciertos aspectos no pueden existir acuerdos universales compartidos por todos los seres humanos.

Es preciso tener cuidado con la definición del relativismo, así, por ejemplo, no es relativismo aceptar que existen muchas opiniones acerca de las mismas cosas, esto es obvio y nadie lo ha negado. El relativismo aparece cuando a continuación decimos que dichas opiniones son verdaderas si a las personas que las defienden les parecen verdaderas.

El relativismo mantiene que existen muchas "verdades" o formas de conceptualizar ciertos hechos sociales, en general imcompatibles entre ellas. En cuestiones humanas y sociales se reconocen tres formas básicas de relativismo:

a) Cognitivo b) Moral c) Cultural

Es conveniente tratarlos juntos ya que se hallan estrechamente vinculados.

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Por ejemplo el relativismo lingüístico considera que existen interrelaciones entre el nivel cognitivo, el nivel cultural y la lengua materna de una persona. Incluso, quienes se adhieren a uno de ellos, generalmente se adhieren también a los restantes, mientras que quienes los rechazan, lo hacen en forma conjunta.

O. Spengler escribió: “Toda cultura tiene su propio criterio, en el cual comienza y termina su validez. No existe moral universal de ninguna naturaleza”.

En el primer caso, admitiendo su veracidad, se niega la verdad absoluta, por lo que no existiría interés por buscarla.

En el segundo caso se niega la existencia del Bien objetivo, por lo que habría que borrar a la Ética como actividad intelectual que busca un camino para alcanzarlo. En el tercer caso, no existiría una cultura mejor que otra, por lo que tampoco deberíamos esmerarnos por buscarla. Algunos autores estiman que, en el nivel epistemológico, el relativismo surge de una actitud escéptica, mientras que en el nivel moral surge de una actitud cínica.

Hay varias razones por las que algunos autores consideran adecuado el relativismo. Se pueden destacar entre ellas:

la influencia de elementos físicos, psicológicos o culturales en las creencias de las personas;

La observación de las muchas ideas o concepciones que tienen los distintos grupos o culturas;

La observación del cambio de ideas a través del tiempo.

[editar] Relativismo en ciencias sociales

El término relativismo es muy amplio y puede manifestarse de manera bastante diverso en las ciencias sociales como en las ciencias físicas y formales. Por esa razón una discusión coveniente del mismo debe hacerse distinguiendo los tipos particulares de relativismo.

[editar] Relativismo cognitivo

Relativismo cognitivo es todo sistema de pensamiento que afirma que no existen verdades universalmente válidas, ya que toda afirmación depende de condiciones o contextos de la persona o grupo que la afirma. Como pensamiento, movimiento o propuesta sobre el conocimiento humano viene estudiado dentro de la Epistemología o Filosofía del conocimiento. Cuando se afirma que el conocimiento cierto es relativo a condiciones propias del sujeto (intereses personales, creencias previas, estado ánimo,...) entonces se suele hablar de Subjetivismo, y a veces recibe un tratamiento independiente.

El Relativismo es conceptualmente cercano al escepticismo, aunque éste llega más lejos: no sólo es imposible establecer verdades absolutas, sino que no se puede llegar a conocer certeramente ninguna verdad.

Las primeras afirmaciones del Relativismo se inician en Grecia con los sofistas, siendo el más famoso Protágoras de Abdera con su expresión: "el hombre es la medida de todas las cosas" y fue desarrollado dos mil cien años después por Descartes con la polémica entre el racionalismo y el empirismo. A partir de Kant, con su giro hacia el idealismo

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transcendental, se puede empezar a discutir el carácter relativista de algunos planteamientos.

Actualmente vuelve a tener una gran importancia en el pensamiento filosófico y teológico, pues numerosos autores y corrientes filosóficas del siglo XX se han clasificado como relativistas o subjetivistas: Nietzsche, James, Dewey, Wittgenstein, Rorty... Entre las corrientes filosóficas, son o impulsan el relativismo: el existencialismo, el estructuralismo, el constructivismo social, junto con las nuevas concepciones de la filosofía de la ciencia (Kuhn, Lakatos, sobre todo Feyerabend). Pero la gran corriente relativista es la posmodernidad.

El relativismo tiene connotaciones teoréticas, pragmáticas y éticas, morales y culturales. Puede ser un relativismo fuerte o absoluto, o una afirmación limitada a un solo campo (la religión, las normas morales, el derecho,...). El desarrollo fundamental es en torno a dos temas o dos posturas, diferentes en su tratamiento: el relativismo cognitivo (hay diversas interpretaciones del conocimiento) y el moral (hay normas culturales que se encuentran en cada sociedad particular).

El Relativismo cognitivo es el que centra sus argumentos en la incapacidad del conocimiento humano para establecer verdades universalmente válidas. Cada afirmación es dependiente (relativa) a un contexto o estructura que la condiciona. Estas estructuras que hacen relativa toda afirmación son: el lenguaje, la cultura, los paradigmas de un período histórico, las creencias religiosas, el género, raza o estatus social, y sobre todo la experiencia e historia de cada individuo.

El relativismo es una idea que ha existido desde la antigüedad. Los sofistas del siglo V a.C. fueron los primeros en aportar la idea del subjetivismo. Este subjetivismo suponía que cada individuo y cultura debería vivir según sus propias convicciones. Actualmente esta filosofía ha permeado e invadido el posmodernismo, que equipara creencias y se abstiene de criticarlas por considerar que no existe una base objetiva en la que basar dicha para dicha crítica.

El relativismo cognitivo sostiene que no existen verdades absolutas y asegura que cada persona tiene diferentes perspectivas. Es frecuente que los defensores de este relativismo razonen que, puesto que cada quien "tiene su verdad".

[editar] Relativismo cultural y moral

Artículo principal: Relativismo cultural

Se plantea el problema del relativismo cultural, cuando afirmamos que la diversidad de ideas y valores entre las distintas sociedades es irreducible; no se puede juzgar un elemento cultural desde otra sociedad, lo único importante es que tenga sentido dentro de esa cultura.

El relativismo cultural llega a afectar seriamente la moral como usos y costumbres, magnificando el concepto: no hay una verdad absoluta y ésta depende de cada individuo en un espacio o tiempo concreto o intereses. Según estas posturas, cada afirmación moral depende de convenciones de las personas de esa cultura, y no puede ser cuestionada.

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Sus defensores afirman que el relativismo salvaguarda la subjetividad y promueve el respeto hacia opiniones diversas y culturas distintas.

Sus detractores afirman la necesidad de asumir la existencia de verdades reales, objetivas, válidas para toda cultura. Se afirma asimismo que la verdad está ligada a la práctica, y que la acción concreta exige valorar el acierto o el error como algo real, no relativo. Una salida dura al relativismo es el positivismo como metodología de la objetividad para teorías verificables, para evitar la relativización del acceso a la verdad. Un nuevo principio incorporable al conocimiento científico es la relativización, no deseable como categoría o como marco, perfeccionando la percepción de las metodologías.

La paradoja tolerancia - pluralidad contra uniformidad.

Mely.el subjetivismo es conocimiento humano mas emociones y relativismo es conocimiento humano, mas culturas, mas emociones

[editar] Relativismo en ciencias naturales y formales

[editar] Relativismo en física

En el ámbito de la ciencia experimental, se buscan modelos descriptivos que se acercan cada vez más a la realidad. Cuando los modelos son altamente predicitvos y tienen un error pequeño, se considera que hay un gran acercamiento a la verdad o se ha podido avanzar en la comprensión del fenómeno modelizado. Todas las teorías físicas "normales" consideran que el mundo físico es objetivo en el sentido de que todas las mediciones hechas por diferentes observadores pueden ser relacionadas entre sí. Por lo que en general en un universo dado se considera que no existe relativismo alguno.

Sin embargo, el origen del valor concreto de las constantes físicas fundamentales y se cree que dicho valor quedó fijado en el big bang de manera contingente, y no necesaria. Así otro universo podría haber "empezado" con valores diferentes de esas constantes, lo cual habría dado lugar a "fenómenos físicos" no observados en nuestro universo. Por otro lado, se discute la validez de ciertas leyes físicas es de carácter contingente o necesario. Es decir, se desconoce si ciertas leyes físicas podrían haber sido diferentes en otro universo o son condiciones necesariamente imperantes en cualquier universo realista.

Relativismo

Subjetivismo

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[editar] Influencia de la teoría de la relatividad en las ciencias sociales

En cuanto a las ciencias sociales, en general se admite la existencia de vínculos causales entre actitudes y acciones, de ahí que es posible calificarlas según sean los efectos que produzcan. El bien, o lo deseable, tanto como el mal, o lo no deseado, surgen como categorías que se asocian a los valores asignados a las posibles acciones humanas. Existiría un relativismo moral estricto si tales vínculos causales cambiaran con las épocas o con las sociedades en las cuales se realizan.

A partir del surgimiento, en física, de la teoría de la relatividad, se ha pretendido en forma injustificada fundamentar adicionalmente los distintos relativismos mencionados. Sin embargo, debe tenerse presente que el principio de relatividad indica que los fenómenos físicos son invariantes ante movimientos inerciales y que, si bien el ordenamiento espacial y el temporal dependen de los sistemas de coordenadas en que se los describe, existe un intervalo espacio-temporal absoluto para todos los sistemas inerciales.

Más aún, Bertrand Russell, en su obra "ABC de la Relatividad", expresa claramente que es lejos de establecer relativismo, la teoría del Dr. Einstein no hizo más que definir un marco super-absoluto, inamovible, válido para todo el universo conocido, partiendo de la velocidad de la luz en el vacío. En otras palabras, va en sentido opuesto a una pretendida relatividad de los fenómenos físicos. El mismo autor, Russell, expresa su parecer afirmando "cierto tipo de gente que se cree superior suele decir con suficiencia que 'todo es relativo', lo cual es absurdo, porque si todo fuese relativo, no habría nada relativo a ese todo".

[editar] Relativismo en la lógica

Basado en los últimos avances de la física cuántica y en la relatividad de Einstein, deriva la última de las novedades referentes a la relatividad de la realidad, sobre ciertos sistemas donde, sí solamente sí, es válida y “real” el Ser. Por lo que se convierte en un tema metafísico del Ser en referencia al Estar, de modo que el Ser se convierte en “estante”, y a estos sistemas de referencia, se denominarán “estancias”. Estas tesis proclaman, por tanto, una “metafísica del Estar” (metafilosofía), en sustitución de la “tradicional” en la historia de la filosofía, como Metafísica del Ser (ortofilosofía).

El Relativismo en Lógica, debemos de entenderlo, en una nueva acepción semántica, que va más allá del sentido del entendimiento cultural, comportamiento y/o ética del hombre, como es la Lógica en sentido extenso. Para ello, una de las nuevas corrientes basadas en esta “Metafísica del Estar”, es el Estancialismo Potencial, basado en la “metalógica”, como planteamiento de crítica y estudio de la relatividad de la lógica, como el más reciente planteamiento ante la realidad de las cosas.

El Estancialismo Potencial, promulga una nueva visión de ultraperspectiva de la realidad, no ya desde distintos punto de vista lógicos, sino desde distintos punto de vista “metalógicos”. Es decir, las cosas (estantes) ya no son sólo ”Ser o No-ser”, sino “Ser y/o No-ser, según la estancia potencial de referencia vinculable.

La originalidad de este sistema metafilosófico, es afirmar, que la “existencia” ya no es “algo” en el Porque-Sí lógico, sino en el Porque-Está metalógico. Pero lo más importante es la potencialidad en como se relacionan las cosas con su verdad: Un cosa es, que esto pueda ser y/o no ser según la estancia, y otra cosa muy diferente (desde el punto de vista ético convencional), es que no tenga que ser como el hombre de manera ética quiere que “sea” o “esté”, respecto a su conciencia, ley o tradición.

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Por ello, el relativismo metalógico no es antiético, ni va contra la idea de Dios. Pues Dios “existe y/o no-existe” (depende de la estancia). Dios es bueno y/o no-es bueno (según el individuo de referencia).

A modo de ejemplo, se entiende que, respecto al diablo, Dios es malo, no respecto al hombre. Asimismo, Dios existe respecto a la existencia del hombre, pero “no-existe” respecto a los posibles condenados del infierno.

Todas estas posibilidades metafísicas, son replanteadas desde esta nueva visión de relativismo metalógico de estancias.

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SubjetivismoDe Wikipedia, la enciclopedia libreSaltar a navegación, búsqueda Para otros usos de este término, véase subjetividad.

El subjetivismo es la postura filosófica que toma como factor primario para toda verdad y moralidad a la individualidad psíquica y material del sujeto particular, siempre variable e imposible de trascender hacia una verdad absoluta y universal.

El subjetivismo limita la validez de la verdad al sujeto que conoce y juzga principalmente según su entendimiento y en consideración a su realidad específica (entorno e interacción social) entendida no como un hecho "externo" sino como parte constitutiva del sujeto.

No debe confundirse el subjetivismo con el relativismo. El relativismo, que se asemeja mucho al escepticismo, tampoco admite ninguna verdad absoluta que tenga validez universal, pero mientras el subjetivismo hace depender el conocimiento humano de factores que residen en el sujeto cognoscente, el relativismo subraya la dependencia casi exclusiva de factores externos. Como tales considera la influencia del medio, del espíritu, del tiempo, de la pertenencia a un determinado círculo cultural o clase social, y los factores determinantes contenidos en ellos.

Una variante del subjetivismo es el subjetivismo ético, el cual afirma que lo bueno o lo malo en la moral depende de las actitudes morales individuales. Por lo tanto cuando alguien siente que "P" es bueno de manera sincera entonces "P" es bueno por lo tanto, de acuerdo con los subjetivistas, no puede estar equivocado moralmente.

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Subjetivismo moralDe Wikipedia, la enciclopedia libreSaltar a navegación, búsqueda

El subjetivismo moral es una doctrina ético filosófica que afirma que lo bueno y lo malo, en la moral, es reducible a nuestras actitudes y opiniones personales. Si alguien cree que p es bueno, entonces p es bueno para él. Por lo tanto, si el subjetivismo moral fuese correcto, las opiniones morales subjetivas serían infalibles, en la medida en que fuesen auténticamente subjetivas.

No debe confundirse el subjetivismo moral con el egoísmo moral, de acuerdo con el cual las personas deben tener la normativa ética de obrar para su propio interés. En el segundo caso se trata de lo que más nos conviene, mientras que en el primero se trata de nuestros valores, forma de pensar y sentimientos personales. En el primer caso, no existe un punto de vista objetivo desde el cual juzgar moralmente, mientras que el egoísmo moral podría admitir la existencia de opiniones objetivas acerca de lo que más nos beneficia.

David Hume pintado por Allan Ramsey en 1766.

Es falsa la repetida idea según la cual la subjetividad de los valores es una mera extensión del subjetivismo en general, o bien que el escepticismo frente a la objetividad de la Ética es una consecuencia de un escepticismo generalizado con respecto al conocimiento. Por el contrario, muchos filósofos (especialmente dentro del empirismo) tendieron a negar la existencia de un conocimiento moral en parte debido a su creencia en un conocimiento genuino (el científico), y a que lo moral no pueda satisfacer sus duros criterios.

Contenido

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1 Tipos de subjetivismo moral 2 Pensadores del subjetivismo ético

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3 Argumentos en contra del subjetivismo simple 4 Argumentos en contra del emotivismo 5 Véase también 6 Bibliografía

Tipos de subjetivismo moral

Los valores pueden, grosso modo, interpretarse como objetivos (si existen independientemente del sujeto) o como subjetivos (si deben su existencia a reacciones del sujeto que valora). Pero dentro del subjetivismo axiológico (entendido en sentido amplio como toda posición que define los valores por su referencia al hombre) hay algunas diferencias en las maneras de entender el valor.

Así, desde la tradición filosófica del subjetivismo se los interpreta en general como reacciones sentimentales (aunque con características especiales) ante ciertas acciones humanas. Desde una perspectiva psicologista, a su vez, el pensador norteamericano R. B. Perry define los valores como todo aquello que interesa a un sujeto humano. Desde un punto de vista sociológico, se los suele entender como criterios sociales de preferencia que influyen en el comportamiento selectivo, destacando rasgos como su condición de guías con respecto a la toma de decisión en las acciones. El sociólogo Robin Williams Jr. los caracteriza como patrones de deseabilidad que, a diferencia de las normas -que suelen indicar cómo comportarse en circunstancias concretas- tienen una mayor independencia de las situaciones específicas.

Desde una perspectiva estrictamente filosófico, se fueron dando distintas versiones del subjetivismo axiológico. En primer lugar, el llamado "subjetivismo simple" expresa la idea básica del subjetivismo moral que es la afirmación de que algo es moralmente bueno o malo de acuerdo con una perspectiva individual y, en consecuencia, aprueba esa cosa o la desaprueba solamente sobre esa base. En consecuencia surgen dos posturas individuales distintas, una persona que aprueba que “x” es moralmente aceptable, y otra que sostiene que “x” es moralmente inaceptable. De aquí surge un desacuerdo,por que ambos defienden distintas cosas de acuerdo a lo que dicta su actitud hacia "x".

En segundo lugar, el emotivismo es una versión sofisticada de subjetivismo moral que asocia el lenguaje moral con actitudes expresivas, no informativas. El objetivo del lenguaje moral, de acuerdo con la perspectiva emotivista, es influenciar la conducta de los demás mediante expresiones tales como "¡Aléjate!" o "Prohibido el paso" (que serían aproximadamente equivalentes); "¡Viva la República!" o "El sistema republicano es mejor que el monárquico" (también semejantes).

A diferencia del subjetivismo simple, el emotivismo señala que hay más de una manera en que las personas pueden estar en desacuerdo:

1.- En cuestiones de creencias: Este es un desacuerdo de hechos, yo creo que "y" es veraz y tú cres que "y" es falso, pero las dos posturas pueden no ser verdaderas

2.- Desacuerdo de actitudes,nombrado así por Charles L. Stevenson : consiste en lo que cada uno quiere, "y" puede querer que suceda algo pero "x" quiere que no suceda, por lo tanto estamos en lados opuestos respecto a lo que ambos queremos que suceda.

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Pensadores del subjetivismo ético

David Hume

La idea del subjetivismo ético surgió como una idea sencilla, en las palabras de Hume, enunciando que la moral es cuestión de sentimiento más que de hecho; sin embargo, los teóricos del subjetivismo quisieron mejorar esta teoría. En su libro Tratado de la naturaleza humana (1740), Hume dice: "sea el caso de una acción reconocidamente viciosa: el asesinato intencionado, por ejemplo. Examinadlo desde todos los puntos de vista posibles, a ver si podéis encontrar esa cuestión de hecho o existencia a que llamáis vicio... Nunca podréis descubrirlo hasta el momento en que dirijáis la reflexión a vuestro propio pecho y encontréis allí un sentimiento de desaprobación que en vosotros se levanta contra esa acción. He aquí una cuestión de hecho: pero es objeto del sentimiento, no de razón". Ahora bien, aun siendo un inspirador del subjetivismo ético, Hume no era propiamente un subjetivista, pues confiaba en que el sentido moral propio a la naturaleza humana era estable y compartido por todos los hombres. Hume confía en que el ser humano posee sentimientos morales comunes tales como la clemencia, la caridad, la amabilidad hacia los niños y el amor a la vida, por lo cual más que un subjetivista moral Hume ha sido calificado por John Rawls como un fideísta de la naturaleza.

Charles L. Stevenson

Teórico del subjetivismo moral, quien adopto una perspectiva emotivista, de hecho Stevenson en su libro Ética y lenguaje (1944) dice: “Cualquier descripción acerca de cualquier hecho que cualquier hablante considere que probablemente cambiará actitudes puede aducirse como una razón a favor o en contra de un juicio ético."

Argumentos en contra del subjetivismo simple

Según Rachels, el subjetivismo simple no puede explicar nuestra falibilidad, el hecho notorio de que ninguno de nosotros es infalible. Al hacer una evaluación o un juicio, no estamos exentos de equivocarnos y al darnos cuenta del error probablemente queramos corregirlo. Así que el subjetivismo simple no puede ser correcto porque entonces cada uno de nosotros sería infalible.

El subjetivismo simple no puede explicar desacuerdos, lo que quiere decir que si tenemos un problema de índole moral y de dos personas la primera aprueba una acción y la segunda la desaprueba, ambas defenderán su postura y, por lo tanto, no se llegará a una conclusión en la que ambos estén de acuerdo. Por ejemplo, un patriota siente que su deber es ir a la guerra para defender a su país, en cambio un pacifista cree que cualquier guerra esta mal y se niega a pelear en ellas.

Argumentos en contra del emotivismo

El emotivismo no explica el lugar de la razón en la ética, considera un juicio moral como una orden, pero ésta debe de ir acompañada de buenos argumentos, porque si alguien trata de influir acerca de tu manera de pensar, antes de aceptar su juicio como verdadero habría que verificar si su juicio está apoyado por buenas razones, porque todos los juicios morales necesitan este respaldo y de no ser así se convierten en arbitrarios.

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Las verdades deben ser objetivas en el sentido que sean verdaderas, y estás serán independientes de lo que podamos querer o creer. No podemos hacer que algo malo sea bueno o viceversa, sólo porque uno lo desea.

La ética requiere que hagamos cosas que por mero placer no querríamos hacer.

¿Qué es lo que ha motivado el surgimiento del subjetivismo moral? De acuerdo con lo que dice Rachels, como los valores no son algo tan tangible como la tierra o las estrellas, mucha gente entra en conflicto cuando considera sólo dos posibilidades:

1.- O bien que existen hechos morales exactamente de la misma manera en que hay hechos acerca de la estrellas ( y como decíamos, sabemos que es intuitivamente falso, pues los datos empíricos difieren de las creencias que tenemos acerca de los valores);

2.- O bien que los valores sólo son una expresión de nuestros sentimientos subjetivos (esta es la conclusión a la que se ven conducidos los subjetivistas morales).

Es importante señalar que las dos opciones anteriores no son únicas y el dilema es falso, pues el hombre no está constituido exclusivamente de sentimientos, también tiene la capacidad de razonar y para entender la naturaleza de la ética no debemos hacer a un lado la razón. Las verdades en ética siempre estarían, entonces, respaldadas por la razón.

Véase también

Emotivismo Soberanía personal Ley Campoamor

Bibliografía

Rachels, James (2007). Introducción a la filosofía moral. México: Fondo de Cultura Económica.

Zavadivker, Nicolás (2006), “El subjetivismo axiológico de David Hume”, en Revista Humanitas nº 33, Tucumán: Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Tucumán.

Williams Jr, Robin (1979), "Valores", en Enciclopedia Internacional de Ciencias Sociales, Madrid: Aguilar.

Hooker, Brad (2001). Voz "Subjectivism" en Becker, Charlotte, Encyclopedia of Ethics. Tomo tres. Nueva York: Routledtge, pp. 1665-1668.

Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Subjetivismo_moral"Categoría: Ética

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Podrian darme ejemplos de subjetivismo,relativismo y pragmatismo?

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by lore s Miembro desde el

07 febrero 2008 Puntos totales:

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El subjetivismo en general es la postura filosófica que toma como factor primario para toda verdad y moralidad a la individualidad psíquica y material del sujeto particular, siempre variable e imposible de trascender hacia una verdad absoluta y universal. Ej: Cuando X afirma que el aborto es inmoral, según el subjetivismo lo que está diciendo en realidad es que él, lo desaprueba.

El relativismo considera que la verdad depende o está en relación con el sujeto, persona o grupo que la experimenta. Es preciso tener cuidado con la definición del relativismo, así, por ejemplo, no es relativismo aceptar que existen muchas opiniones acerca de las mismas cosas, esto es obvio y nadie lo ha negado. El relativismo aparece cuando a continuación decimos que dichas opiniones son verdaderas si a las personas que las defienden les parecen verdaderas. El relativismo mantiene que existen muchas verdades acerca de las cosas, al menos tantas como personas creen tener un conocimiento de ellas. Ej: El relativismo, por ejemplo, haría perfectamente justificables los gobiernos de Hitler, Pol Pot y Stalin y los genocidios que ellos realizaron. Si se acepta que cada quien tiene una verdad y que esa verdad relativa y personal es legítima, necesariamente debe llegarse a la conclusión de que es moralmente aceptable el tener campos de concentración para condenar allí al que sea que se oponga a la verdad del gobernante, como en esas dictaduras.

Término procedente del griego "pragma" (acción). Corriente filosófica que surge en los EEUU, en reacción contra el positivismo, a finales del siglo XIX, impulsada por Ch. S. Pierce y William James, entre otros, quienes lo desarrollarán en direcciones distintas. En general, el pragmatismo supone que el significado de una proposición consiste en sus consecuencias futuras, por lo que los objetos han de ser concebidos en función de los efectos prácticos que producen, o que se espera que produzcan en el futuro. En William James, para quien lo verdadero es lo ventajoso, (es decir, lo que resulta práctico o

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satisfactorio), el pragmatismo alcanza también un desarrollo en el ámbito de la moral.Ej:La tarjeta de crédito es un símbolo por antonomasia del pragmatismo porque permite la satisfacción inmediata del deseo sin pensar, «Es que no hay que pensar a la hora de satisfacer el deseo. Pensar tiene que ver con el futuro, y lo que importa sólo es el ahora», diría el pragmático.

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El subjetivismo y el relativismo:

El escepticismo sostiene que no hay verdad alguna. El subjetivismo y el relativismo no son tan radicales. Con ellos se afirma que si existe una verdad; sin embargo, tal verdad tiene una validez limitada. El subjetivismo, como su nombre lo indica, limita la validez de la verdad al sujeto que conoce y juzga. El relativismo afirma que no existe alguna verdad, alguna verdad absolutamente universal.El subjetivismo y el relativismo son análogos, en su contenido, al escepticismo. En efecto, ambos niegan la verdad; no en forma directa como el escepticismo, pero sí en forma indirecta al dudar de su validez universal.

El pragmatismo:

El escepticismo presenta una actitud esencialmente negativa. Formula la negación de la posibilidad del conocimiento. El escepticismo adquiere un cariz positivo en el pragmatismo moderno. El pragmatismo, al igual que el escepticismo, desecha el concepto de la verdad considerado como concordancia.

El pragmatismo cambia el concepto de la verdad en cuanto que es originado por una peculiar concepción de lo que es el ser humano. Dentro de tal concepción el hombre no es primordialmente un ser especulativo y pensante, sino un ser práctico, un ser volitivo.

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FORMACIÓN DE VALORES EN LA INFANCIA  

  1. SOBRE LA AXIOLOGÍA O FILOSOFÍA DE LOS VALORES. DEL DEVENIR HISTÓRICO DEL CONCEPTO DE VALOR  

  Toda teoría psicológica o pedagógica parte de una concepción filosófica que la sustenta conceptual y metodológicamente; lo mismo sucede con la formación de los valores.

La Axiología o ciencia filosófica que estudia los valores ha tenido un singular desenvolvimiento teórico e histórico. El término proviene del griego axia (ἄξιος, valor) y logos (estudio o tratado). Aunque estos están presentes desde los inicios de la humanidad, el tema de los valores es relativamente reciente en la filosofía. De hecho, la teoría de los valores fue reconocida solamente cuando, a principios del siglo XX, se la consideró como parte importante de la filosofía; se la valoró como tal al ser calificada como una filosofía de los valores, y es en los primeros decenios del siglo cuando esta nueva ciencia comienza a denominarse axiología.

El individuo siempre ha valorado y considerado la existencia de cosas valiosas, que incluso han llegado a ser catalogadas como virtudes o paradigmas, tales como el bien, la verdad, la belleza, la felicidad, la propia virtud. No obstante, el criterio para atribuirles un valor ha variado considerablemente a través de los tiempos, y desde variados puntos de vista: estéticos, sociales, éticos, morales, económicos y utilitarios, entre otros.

Las primeras obras en las que comienza a utilizarse este término para referirse a los valores son La lógica de la voluntad, de P. Papie, en 1902; el Compendio de Axiología, de E. von Hartmann, en 1908; y Valoración, de W. M. Urban, en 1909.

Así, este término fue rápidamente aceptado, en detrimento de otros no tan afortunados, propuesto por otros autores.

Por lo tanto, según su formulación filosófica y sistemática, la filosofía de los valores es una tendencia de muy reciente adquisición, si bien el valor en cuanto tal siempre ha existido, pues ya desde los sofistas griegos comienzan a separarse los valores objetivos de los subjetivos.

Entre los grandes pensadores griegos de la Antigüedad clásica, Sócrates establece una valoración de los valores, basada en el criterio de la eudemonía. A su vez, Platón, ya desde de su República, obra que está considerada como uno de los primeros proyectos educativos reconocidos por la historia, hace ya una jerarquización axiológica en su teoría de las ideas, situando a la idea del bien como el pináculo de los valores, para formar determinadas características en los alumnos. Posteriormente, Aristóteles se refiere a lo ético con carácter de adjetivo, y aborda en su obra el tema de la moral y las concepciones del valor que tienen los bienes.

Es decir, ya desde los principios del género humano como ser pensante, van a aparecer los valores como un producto de cambios y transformaciones a lo largo de la historia, que surgen con significados especiales, transformándose o desapareciendo de acuerdo con las particularidades de las distintas épocas. Es así como, por ejemplo, un valor como la virtud tenía una determinada connotación en la etapa medieval que no podría asumirse por los hombres y mujeres del mundo actual, pues no podrían ser virtuosos de la misma manera que lo eran aquellos de la Edad Media, o según la concepción que tuvieron los griegos de la Antigüedad. Es por ello que el significado social que se atribuye a los valores es uno de los factores que influye para diferenciar los valores antiguos o históricos y que guiaron a la sociedad en el pasado, muchas veces relacionados con las costumbres culturales o principios religiosos, y los valores de la sociedad moderna actual, en la que, aunque también puedan ser culturales o religiosos, tienen un contenido es completamente diferente.

En realidad, es con la escolástica medieval cuando se conoce una jerarquización axiológica que culmina en la idea del bonum, pues antes de esa etapa histórica no hay concepto y sentido coherentes referente a

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los valores y no hay, por tanto, una teoría axiológica.

En este sentido, y durante prácticamente todo el medioevo, la lucha por el establecimiento de los valores casi siempre fue tarea de la Iglesia, ya que era la institución educativa más importante; y, en particular, de la religión, como forma de la conciencia social dominante, bajo los designios divinos.

Con el Renacimiento, el tema de los valores adquiere una nueva dimensión al tomarse al individuo como medida de todas las cosas.

Antonio Ashley Cooper, conde de Shaftesbury, a finales del siglo XVII y principios del XVIII, habla de lo que denomina como «placer inmediato» para encontrar la problemática de lo valioso. En este sentido, el término «valor» no surge de la filosofía, sino de la economía política, a partir de Adam Smith, quien define el término como el sentido que cobran para las personas los bienes concretos, relacionados con la concienciación del papel que los mismos representan para la satisfacción de las necesidades humanas.

Desde esta aproximación teórica, comienzan a surgir disímiles criterios respecto a lo que constituye o define los valores como categoría filosófica o del conocimiento; es así como reaparece con Hobbes la noción subjetiva del valor, planteando que el valor o estimación de un hombre es como el de todas las demás cosas, cuyo precio depende de cómo sería dado por el uso del poder, lo que lo hace no como algo absoluto, sino como una consecuencia de la necesidad y del juicio de los demás; es decir, tiene un carácter subjetivo.

Hasta este momento de la historia de los valores y luego en la Axiología, se expresa el significado externo de los objetos para el individuo, y se hace un análisis idealista subjetivo; desde este punto de vista, los valores se vuelven fetiche o se reducen a propiedades naturales.

Durante el siglo XIX, surgen grandes discusiones producidas por la extensión del significado económico del término, que se había convertido en fundamento de la ciencia económica. Debido a este hecho y a la agudización de las contradicciones propias de la sociedad burguesa en la mitad del siglo, el estudio de los valores ocupó un lugar propio e independiente en la filosofía, convirtiéndose en una de sus partes integrantes.

Es con la figura de Kant cuando se establece una total identificación del valor con el bien en general, calificándolo con lo que cada uno aprecia o aprueba; o sea, aquello en que existe un valor objetivo, y que es tal para todos los seres racionales. Sin embargo, él reducía la palabra valor al bien objetivo, excluyendo lo placentero y lo bello. Pero en su obra hay consideraciones axiológicas al plantear que, suponiendo que existiese una cosa cuya existencia tomada en sí misma tuviese un valor absoluto, sería en ella y solo en ella, donde se podría hallar el fundamento de un imperativo categórico; es decir, de una ley práctica.

En esta misma época, H. Taine plantea el valor como la idea central de su estética y trata de establecer una escala o tabla, jerarquizando los valores morales según la importancia y beneficio de sus resultados, concepción realizada dentro de su punto de vista estético-moral.

Con H. Lotze, también en el siglo XIX, se desarrolla la concepción más coherente para su época de los valores, y traza una distinción entre la verdad y el valor que intenta superar al empirismo, que sirve de base al relativismo axiológico, considerando que los valores no lo son como tales, sino que valen, y precisamente su forma de ser es justamente eso, el hecho de que valen. Por lo tanto, además de fundamento de cualquier filosofía, el valor resume en sí mismo lo ético, lo lógico y lo metafísico.

La obra de Lotze tiene una considerable influencia en pensadores como H. Rickert, W. Wildeband y otros, y la terminología utilizada por el mismo (tablas de valores, trasmutación e inversión de los valores) cobra importancia, en particular, en la obra de F. Nietzsche.

Aun así, en Lotze no se halla una doctrina axiológica constitutiva, pues a este le interesa más tomar una posición frente al valor, abogando por una moral más allá del bien y el mal, mediante la inversión de los valores, concepto que nace en él fruto de su continuada crítica sobre la moral de la Europa de entonces, y

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que implicó un agudo e incisivo análisis de los valores que el filósofo ve representado en el cristianismo, entre otras vertientes del pensamiento filosófico y político.

Con Nietzsche se convierte el concepto del valor en uno de los conceptos básicos y fundamentales de la filosofía, implicando la discusión de prácticamente todo el campo de los problemas morales. Al igual que en su teoría del bien, con la teoría del valor se produce una oposición entre el concepto metafísico (absoluto) del mismo y el concepto empirista (subjetivista).

Para este autor, los valores son absolutos e independientes del individuo y el género humano, pero, a la vez, son relativos en la medida en que dependen del mundo del hombre. En este sentido, ante la moral cristiana que postula valores fundados en el resentimiento, la renuncia y el ascetismo, antepone los valores vitales, que nacen de la afirmación de la vida.

Esto ha concitado críticas a Nietzsche, al que los absolutistas acusaron de ser relativista. Sin embargo, N. Abbagnano considera que no es así, que en aquel no hay una relatividad de valores, sino un intento de restablecer una tabla auténtica de estos: la de los valores vitales, en lugar de los valores ficticios que la moral del resentimiento había hecho propia. En realidad, la tesis principal de Nietzsche es la de la estrecha relación del valor con el individuo, de tal manera que no existe un valor que no sea una posibilidad o un modo de ser del hombre mismo; de ahí que esta interpretación del valor se haya denominado empirista o subjetivista.

También en este período aparece A. Meinong, con su subjetivismo valorativo, el cual señala por primera vez el subjetivismo de modo explícito en la concepción de los valores, planteando que el valor de un objeto radica en su fuerza de motivación, línea que sigue M. Gullau, que critica la moral tradicional en nombre de los valores esenciales de la vida.

Es F. Brentano, a finales del XIX y principios del siglo XX, quien en la investigación filosófica de la Axiología plantea aportes que son considerados esenciales, como señalar que el valor se funda en un sentimiento de existencia que envuelve un juicio también existencial, o que los juicios de valor se enlazan con los fenómenos de amor y de odio, y cuya aceptación o negación tiene su aplicación en la esfera del conocimiento moral, lo cual es considerado por algunos autores como una puerta abierta hacia una moderna concepción de los valores.

Los seguidores de Brentano, como es el caso de F. Urban, quien plantea que el valor de un objeto es una determinada significación que se presenta en este y que se halla en relación con el sentimiento, o C. von Ehrenfels, para quien el valor no tiene realidad objetiva, sino que es una simple relación resultado de la interdependencia entre un objeto y un sujeto, donde el deseo y el sentimiento se hallan estrechamente relacionados, han sido catalogados como de tendencia psicologista en la concepción de los valores, donde la utilidad del objeto siempre es la medida de la estimación de su valor.

Por esta línea destacan también R. Eisler, quien plantea una concepción de los valores de carácter teleológico; H. Münsterberg, para quien la teoría del valor tiene un carácter absoluto, diferenciando los valores éticos, lógicos y estéticos; R. Eucken, que desarrolla una línea metafísica, y cuya teoría general está ligada a una ética, a una teoría de los valores y a una filosofía de la religión; y H. Hoffding, quien rechaza la posibilidad de los valores absolutos, sosteniendo que tanto para uno como para diferentes individuos, en momentos diversos, valen diferentes valores.

Esta dirección psicologista, que extiende el término de valor no solo al bien, sino también a lo verdadero y lo bello, se expresa abiertamente en el kantismo y neokantismo; es así como F. Beneke afirma que la moralidad no puede determinar una ley universal de la conducta, sino que solo debe y puede determinar el orden de los valores que deben preferirse en las elecciones individuales, por eso los valores están determinados por los sentimientos. Wildeband, por su parte, dirige la extensión de la ética hacia los valores, y distingue entre un valor de verdad y un valor de belleza, además de un valor del bien. Para este autor, lo fundamental es la cultura y los valores, principio también de toda posible concepción del mundo. Como el valor resume todo dentro de sí, incluyendo la verdad, se infiere que incluso la misma ciencia natural encuentra lugar dentro de esta teoría del valor. Rickert, a su vez, señala que los valores son entes

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de los cuales solo puede predicarse que valen; reconoce los valores en las ciencias naturales, y estos, al llevar la dignidad y jerarquía de la ciencia cultural, la dotan de una objetividad que la coloca al lado de la ciencia natural.

M. Scheler y N. Hartmann son dos de los autores que asumen el método fenomenológico en la concepción de los valores, el primero caracterizando los valores por su intencionalidad, tratando de eliminar todo posible relativismo axiológico, y elevando la auténtica dignidad del valor; el segundo abogando por una teoría de los valores fundada en el ser espiritual (concepción de la tradición clásica), donde el espíritu es el lugar donde irrumpen los valores en el individuo, por lo que los valores son tan ideales como lo lógico y lo matemático.

G. Radbruch aplica la noción del valor en la cultura, en la que su carácter esencial consiste en ser una conducta orientada hacia valores, independientemente de su realización o de su fracaso.

Para Scheler, el valor es el objetivo intencional del sentimiento, y este objeto es aprehendido en su relación jerárquica con los demás objetos de la misma especie; de este modo, la intuición sentimental del valor es también un acto de elección preferencial: elección que sigue una jerarquía objetiva de los valores, que implica el valor de lo agradable y lo desagradable (correspondiente a las funciones de gozar y sufrir), los valores vitales (que se relacionan con los modos de sentimiento vital, tales como salud, enfermedad, etc.), los valores espirituales (estéticos y cognoscitivos), y los valores religiosos, propuesta que resultó ser ineficaz.

Dicho de otro modo: considera que los valores son cualidades de orden especial que descansan en sí mismos y se justifican por su contenido. El sentimiento de valor es, entonces, una capacidad que tiene el género humano para captar los valores y, por tanto, para Scheler el hombre es hombre porque tiene sentimiento de valor.

Hartmann, por su parte, afirma que los valores son tales solo en referencia con el ser del sujeto y, por consiguiente, reconoce sus relaciones, no su relatividad. Asimismo, señala que los valores constituyen auténticos objetos independientes de los criterios del sujeto y que, si bien no reales como los objetos de las ciencias naturales, tienen un modo de ser igualmente inmutable y absoluto.

Toda esta diatriba filosófica va a tener múltiples vertientes durante principios y mediados del pasado siglo XX: numerosos autores se debaten entre atribuirle a los valores dos caracteres antagónicos, el absolutismo y la relatividad. El primero (lo absoluto) constituiría el modo de ser del valor en sí mismo; el segundo (lo relativo), su modo de ser en la historia.

Una de estas vertientes, presente ya a finales del siglo XIX y principios del XX, se corresponde con el marxismo, que comienza a abordar el concepto sobre la base de la relación sujeto-objeto, de la correlación entre lo material y lo ideal. De ahí que dicha filosofía establezca el análisis objetivo los valores, a partir del principio del determinismo aplicado a la vida social, donde se gesta el valor y las dimensiones valorativas de la realidad; o sea, la capacidad que poseen los objetos y fenómenos de la realidad objetiva de satisfacer alguna necesidad humana.

Para esta filosofía, los valores surgen en la relación práctico-objetal y no en el simple conocimiento de las cosas por el individuo, pues son un resultado de la actividad práctica del hombre. Si bien las necesidades de este desempeñan un papel importante en el surgimiento de los valores, no implica que la actividad subjetiva haga que los valores sean también subjetivos, ya que están determinados por la sociedad y no por un individuo aislado.

Desde esta perspectiva, también pueden convertirse en valor determinadas formaciones espirituales: las ideas, las teorías, etc. No obstante, estos fenómenos espirituales, siendo subjetivos por su existencia, solo se convierten en valor en la medida en que se correspondan con las tendencias del desarrollo social. De tal forma, los valores no existen fuera de las relaciones sociales, de la sociedad y los seres humanos. El valor es un concepto que, por un lado, expresa las necesidades cambiantes del hombre y, por otro, fija la

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significación positiva de los fenómenos naturales y sociales para la existencia y desarrollo social.

M. Weber, por esa época, a pesar de insistir en torno a la pluralidad de los valores y de las esferas del valor, vio en la historia no una incesante creación de valores, cada uno con referencia a un fugaz momento de ella, ni una relación fugaz con los valores absolutos, sino una lucha entre valores diferentes ofrecidos a la elección del individuo.

Este mismo reconocimiento de la multiplicidad de los valores y de la importancia de la elección, que de continuo exige tal multiplicidad al hombre, se encuentra en J. Dewey, que definió la filosofía como crítica de los valores.

En Abbagnano quedan resumidas algunas ideas esenciales respecto a la cuestión de la filosofía de los valores, con la que coinciden varios autores. Una de esas conclusiones es que el valor no es siempre la preferencia o el objeto de la preferencia misma, sino más bien lo preferible, lo deseable, el objeto de una anticipación o de una espera normativa.

Además, el valor no es un simple ideal del que puedan prescindir completamente las preferencias o las elecciones efectivas, sino que es más bien la guía o norma (no siempre seguida) de las elecciones mismas y, en todo caso, su criterio de juicio. Por consiguiente, la mejor definición es la que considera el valor como una posibilidad de elección, una disciplina inteligente de las elecciones, que puede conducir a eliminar algunas o a declararlas irracionales o dañosas, y puede conducir (y conduce) a dar privilegio o otras, prescribiendo la repetición cada vez que determinadas condiciones se verifiquen. En otros términos, una teoría del valor como crítica de los valores tiende a determinar las auténticas posibilidades de elección; o sea, las elecciones que, pudiendo siempre volverse a presentar como posibles en las mismas circunstancias, constituyan la pretensión del valor a la universalidad y a la permanencia.

La reflexión actual de la Axiología destaca que en la Filosofía Antigua no estaba ausente el valor, a pesar de que la reflexión axiológica se halla supeditada a la Ontología y a la Metafísica, dirección que predomina sobre las otras y donde, en la gran mayoría de los casos, el valor se identifica con el ser.

En cambio, en la filosofía contemporánea, el valor y su esencia forman una disciplina independiente, y es así como las escuelas actuales aceptan la existencia del valor, difiriendo básicamente solo en su fundamentación, bien sea social, psicológica, metafísica, lógica o fenomenológica, y en la que la reflexión axiológica da mucha preeminencia a las consideraciones morales. En este sentido, para algunos el valor solo se refiere a lo ético, lo cual, por supuesto, es un enfoque reduccionista de la realidad, ya que la realidad misma del valor hace tan valiosos a los valores estéticos, sociales, jurídicos, entre otros, como a los éticos.

En el presente, la clasificación y jerarquización de los valores depende del sistema filosófico en que se basan, y ninguna de las escuelas actuales niega la existencia de los valores, pero sí existen diversos enfoques cuando se trata de determinar su esencia y fundamentar su modo particular de ser, lo que está estrechamente relacionado con la posición filosófica de la vertiente en cuestión.

Desde el punto de vista de una fundamentación sociológica, es posible plantear que el tema de los valores se trata conceptualmente a partir del término de valor, de orientaciones de valor u orientación valorativa, indistintamente, teniendo en cuenta el peso social; es decir de las condiciones sociales sobre determinadas ideas o juicios de valor, para lo cual es importante no perder de vista la relación existente entre lo objetivo y lo subjetivo en el devenir histórico, teniendo en cuenta que, independientemente de que los valores u juicios de valor obedecen de circunstancias históricas concretas, es innegable que las ideas y valores pueden contribuir al perfeccionamiento de las circunstancias.

También existe una fundamentación psicológica, iniciada con Meinong, a quien no le interesan los objetos axiológicos, sino la posición ante ellos, y en la que el valor aparece como un elemento de relación. Lo fundamental es el acto psíquico de tener algo por valioso y, por tanto, la presencia del valor va a depender de la actitud valorativa. Esta línea es proseguida por Ehrenfels, para quien la magnitud del valor es proporcional a la intensidad del deseo, por y F. Kruger, quien señala que el verdadero fundamento del

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valor es una relación constante entre contenidos psíquicos. A su vez, J. Kreibig destaca que la significación objetiva es la base del valor, pero que los valores son subjetivos, y niega toda objetividad de lo valioso.

Es decir, la concepción psicologista relacional niega la objetividad del valor, y considera que después de la existencia de la relación psíquica entre el sujeto y el objeto viene la designación del valor: la aceptación o no aceptación, el aprobar o reprobar, preferir o posponer (relativismo axiológico).

Desde la óptica psicológica, el estudio de los valores se enmarca fundamentalmente desde su expresión subjetiva, buscando explicación acerca del origen y regularidades y desarrollo de aquellas formaciones psíquicas de su estructura y funcionamiento, que posibilitan la orientación del individuo y su valoración con relación al mundo que lo rodea, en particular con relación hacia las relaciones humanas, los sistemas de valores morales y su imbricación con la esfera moral de la personalidad de la persona.

Es así como, por ejemplo, desde el enfoque psicoanalítico de los seguidores de S. Freud, estos consideran que las normas y valores sociales se interiorizan a partir de un mecanismo de defensa del yo o principio de la realidad, que es la identificación, lo cual garantiza la formación de una instancia de la estructura de la personalidad; o del superyó, que tiene la función del control, de regulación de los impulsos (necesidades) que emanan de los instintos del hombre y cuya satisfacción debe realizarse de acuerdo con las exigencias sociales, con las normas aceptadas en la sociedad, por lo que los valores cumplen básicamente una función de regulación de la conducta social. Como puede verse, esta teoría trata de interpretar los mecanismos sociales a partir de las necesidades y deseos reprimidos por ser humano.

Por el contrario, el enfoque conductista y neoconductista, al tratar de hacer a la Psicología una ciencia más objetiva y científica sobre las bases de una concepción positivista y pragmática del individuo en su relación con la realidad, centra su objeto de estudio en la conducta, y ello lo conduce a considerar los valores morales en su expresión o componente conductual.

Para el conductismo, la formación de valores no es más que un proceso de aprendizaje de conductas morales sucesivas a partir de los mecanismos de recompensa y castigo, que actúan como reforzadores de dichas conductas a través de acondicionamiento. De este modo, los elementos de carácter interno o subjetivo de los individuos no juegan un carácter activo en el proceso de la formación de valores.

Frente al psicologismo y el relativismo axiológico, se establece la fundamentación lógica de los valores, que trata de asentar la objetividad de lo valioso, a los cuales solo se llega mediante lo histórico. En el juicio tienen lugar dos contenidos representativos: la conciencia, que juzga el objeto representado; y la conciencia axiológica, donde se dan los valores (un aceptar o negar en la conciencia).

Oponiéndose al deber ser absoluto de la concepción lógica, se plantea la fundamentación metafísica, a la cual le interesa la realidad misma del valor, por lo que hay que introducirse en el dominio mismo de lo valioso, que considera valiosas todas las relaciones que resultan de la autoconservación de las vivencias. En este enfoque, el valor se da en las cosas, transformándolas en bienes portadores de valor, por lo que no se puede decir que algo es un valor, sino que tiene valor o es valioso.

Finalmente, la fundamentación fenomenológica de los valores plantea que al valor no se llega por medio de la inferencia, sino por la intuición, a través de un movimiento hacia el valor.

Haciendo un resumen general de la filosofía de los valores o Axiología, la visión subjetivista considera que los valores no son reales, no valen en sí mismos, sino que son las personas quienes les otorgan un determinado valor, dependiendo del agrado o desagrado que producen, o de cuán importantes resultan en la psique de los hombres.

Desde esta perspectiva, los valores son subjetivos, dependen de la impresión personal del ser humano. Es por ello que la escuela neokantiana afirma que el valor es, ante todo, una idea. Por lo tanto, lo que es valioso se diferencia de lo que no lo es, en dependencia de las ideas o conceptos generales que comparten las personas.

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Algunos autores indican que los valores no son el producto de la razón, no tienen su origen y su fundamento en lo que perciben los sentidos; por consiguiente, no son concretos, no se encuentran en el mundo sensible y objetivo. Es en el pensamiento y en la mente donde los valores se aprehenden, cobran forma y significado. La escuela fenomenológica, desde una perspectiva idealista, considera que los valores son ideales y objetivos; valen independientemente de las cosas y de las estimaciones de las personas, por lo que un valor como la justicia ha de seguir siéndolo, aunque la misma no se practique.

En contradicción con estos enfoques, están aquellos denominados realistas o materialistas, que plantean que los valores son reales, y que valores y bienes son una misma cosa, por lo que todos los seres tienen su propio valor.

En síntesis, las diversas posturas conducen a inferir que existen dos teorías básicas acerca de los valores, dependiendo de la postura del objetivismo o del subjetivismo axiológicos.

En definitiva, la ciencia elemental de los valores destaca que estos son una relación, y que los mismos son objetivos, subjetivos y relativos, así como también absolutos y relativos, aceptando la subjetividad, y sin negar lo absoluto del valor. Esto que aparentemente es tan fácil de comprender y aceptar no lo ha sido por los teóricos de la formación de valores, en la que cada concepción ha pretendido ser hegemónica o determinante.

Como se observa, la comprensión de qué son los valores ha sido objeto de reflexión y polémica por los más relevantes filósofos hasta la actualidad, lo cual se evidencia en el objetivismo y el subjetivismo como corrientes axiológicas; es decir, si en realidad es el individuo el que crea el valor o lo descubre. Así, desde una posición metafísica, los valores son objetivos y valen por sí mismos; desde una visión psicológica son subjetivos y valen solo si el sujeto dice que valen; y desde el aspecto sociológico, los valores son circunstanciales, valen según el momento histórico y la situación física en que surgen. Por eso es necesario integrar todas las posiciones científicas en una concepción única y coherente, puesto que en cada una de ellas existe una verdad.

La significación para la psicología del desarrollo de la formación de los valores es evidente, porque, desde el punto de vista filosófico, de acuerdo a cómo se conciba esta formación, se determinarán los procesos psíquicos y sociales que han de estar involucrados en dicha formación, el papel que juegan lo interno y lo externo, el rol de la actividad y la comunicación, la relación entre los procesos afectivos y los cognoscitivos, y que han de conformar una concepción psicológica de esa formación.

De igual manera, tiene una implicación pedagógica importante, porque de acuerdo con la posición psicológica que se asuma, asimismo se han de plantear las vías para su formación y enseñanza, que han de determinar los métodos y procedimientos, los contenidos y actividades, los recursos que se utilicen y las formas de evaluar esta formación, particularmente durante la primera infancia.

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4.2.1.- La problemática moderna:

A medida que los sistemas de enseñanza fueron difundiéndose con una fuerza sin precedentes en los países desarrollados, el papel de la pedagogía fue objeto de nuevas reflexiones, dando lugar a corrientes a veces contrapuestas.

Así, Émile Durkheim, al tiempo que afirmaba que la pedagogía era un producto de un determinado momento de la historia, le asignó como misión constituir un proyecto susceptible de preparar al niño para la sociedad en la que está llamado a evolucionar. Desde finales del siglo XIX, y a partir de una perspectiva relativista, la pedagogía ha visto sus objetivos cuestionados en el marco de una interrogante que abre el camino a una pluralidad de concepciones pedagógicas, convirtiéndola, muy a menudo, en un campo de enfrentamientos.

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RELATIVISMO AXIOLÓGICO CIENTÍFICO I.- IDEA CENTRAL.

En el presente ensayo el autor intentará aclarar el concepto de Relativismo Axiológico

Científico como un concepto contrario del método científico. En primer lugar se hará una

definición para los conceptos de relativismo y axiología. Posteriormente, se hará

referencia a aspectos de la teoría del relativismo axiológico científico donde se relata

aspectos relacionado a los valores y que es o no valioso, como asimismo se mencionan

aspectos de juicios de valor y se enunciarán tipos de comportamientos relativistas,

destacando el del tipo neutral, para terminar con una breve conclusión.

II.- DESARROLLO. A.- CONCEPTOS.

En primer lugar, para una mejor comprensión del trabajo se definirá el concepto de

relativismo, el cual se establece como aquello que considera que la verdad obedece

o está en relación con el sujeto, persona o grupo que la aprecia. Es preciso

reflexionar sobre la definición del relativismo, así, por ejemplo, no es relativismo admitir

que existen varias opiniones acerca de las mismas cosas, esto es obvio y no se ha

negado. El relativismo aparece cuando a continuación expresamos que dichas

opiniones son verdaderas si a las personas que las defienden les parecen

verdaderas. El relativismo defiende que existen muchas verdades acerca de las

cosas, como tantas sean las personas que creen tener un conocimiento de ellas.1 Elaborado por Óxido Pág. 1de 10

En segundo orden definiremos axiología, este concepto se deriva

del griegoaxios, "lo que es valioso o estimable", ylogos, "ciencia", y es la

teoría del valor o de lo que se cree valioso. La axiología trata no sólo de

los valores positivos, sino también de los valores negativos, estudiando y

analizando los principios que permiten considerar que algo es o no

valioso, y considerando los fundamentos de tal juicio.2

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B.-TEORÍA DEL RELATIVISMO AXIOLÓGICO CIENTÍFICO.

Quiero iniciar señalando que Max Weber protestaba por el

término relativismo, ya que, según él, ese término está relacionado

con quien piensa y niegan la superioridad de algunos valores sobre

otros. El relativismo axiológico científico se desprende como la

necesidad lógica de la aceptación del método científico, siendo conocido

también como "alternativismo axiológico científico" o simplemente

como "alternativismo".3

El relativismo axiológico científico enseña que la materia de si algo es

valioso no puede responderse científicamente más que recurriendo a un

fin u objetivo, para cuyo seguimiento sea valioso o no decir algo o, por

otra parte a representaciones, ideas u opiniones que tengan una persona

o un grupo de ellas acerca de lo que es valioso y lo que no lo es. Esto

nos lleva a que es imposible determinar científicamente que fines u

objetivos son valiosos sin recurrir al valor que tengan para el logro de

otros fines su objetivos o a la representaciones, ideas u opiniones que

alguien tenga acerca de fines y objeciones deseables, especialmente

acerca de fines u objetivos indirectos o últimos.

Valores o criterios de valor últimos, supremos o absolutos son

elegidos por el espíritu o la voluntad humana o son recibidos por la fe,

intuición o instinto, pero no pueden ser probados por la ciencia, con la

reserva en todo caso que la ciencia puede colaborar en la elección de

valores últimos al aclarar el significado de ciertos "juicios de valor"4 y las

consecuencias de sus logros, es decir, la ciencia puede acercarse

indirectamente a los valores. En cierto sentido, el relativismo axiológico científico es el reverso y la cara sombría del método científico.5

Page 25: Relativismo y subjetivismo

El problema para el método científico se presenta cuando se debe

establecer cual valoración es correcta y cual no, cuál es condenable y

cual es digna de elogios. Ante esta situación el método científico tiene

que evitar a tomar una posición que sobrepase la descripción de las

consecuencias. Las cosas que llamamos valiosas son aquellas

situaciones, hechos, acciones o juicios que son útiles para obtener un fin

determinado que perseguimos.

Algunas ramas de la ciencia tienen relación con valores específicos

como la medicina con la salud, la economía con los bienes y la

jurisprudencia con la justicia. Pero el concepto de valor es otra

preocupación, ya que la política y la ciencia política tienen que ver con

valores en muchas áreas como salud, derecho, religión, cultura, trabajo,

descanso, reproducción, etc.

Llamamos valioso a cosas, situaciones, acciones o juicios que son

útiles para lograr un fin determinado que estamos efectivamente

persiguiendo o que podamos perseguir en el futuro.

El relativismo axiológico científico establece en forma consecuente

que toda apelación a fines últimos de la vida del hombre tiene que dejar

de lado la discusión científica salvo que se haga a través de hipótesis. El

relativismo axiológico científico no afirma, en todo caso, que no exista

ningún valor absoluto, lo que enuncia es que no se puede probar

intersubjetivamente6 que existan o no dichos valores absolutos.

Desde la visión de hoy y del punto de vista pedagógico, considerando

que el relativismo axiológico se resiste a aceptar valores universales.

Para nuestros jóvenes los valores son individuales y particulares. Para

cada uno es valioso lo que favorece sus intereses, sus convicciones y

sus creencias.

Page 26: Relativismo y subjetivismo

Es un antivalor lo que se opone a los propios intereses,

convicciones y creencias. Cada cual tiene derecho a defender sus

intereses por cualquier medio eficaz, aunque sea perjudicial para

otros. Bajo esta perspectiva el relativismo axiológico se puede

transformar en una posibilidad educativa. A partir de él, se puede

desarrollar una conciencia ético-crítica respetuosa con el pluralismo

moral y religioso existente en la sociedad, una conciencia crítica contra

todos los fundamentalismos sociales, morales, religiosos y políticos y,

especialmente, contra el etnocentrismo.7

Por otra parte se puede señalar que el relativismo se encuentra

emparentado con el subjetivismo, ya que ambos establecen que no

hay verdad absoluta, ninguna verdad es universalmente válida; toda

verdad es relativa, ya que tiene una validez limitada. Pero esto es una

contradicción, ya que una verdad que no sea universalmente válida

representa un sinsentido.

La validez universal de la verdad está fundada en la esencia de la misma. La verdad significa la concordancia del juicio con la realidad objetiva.8

Cuando el relativista sienta la tesis de que toda verdad es relativa,

está convencido de que esta tesis reproduce una situación objetiva y es,

por ende, válida para todos los sujetos pensantes.9

El relativismo axiológico afirma la relatividad existente de los

valores en relación con la historia, cultura, sociedad, etc. La prédica

relativista es seductora: "Los tiempos cambian, los valores

envejecen y son reemplazados por nuevos valores". Usted viaja por

Page 27: Relativismo y subjetivismo

el mundo y advierte escalas de valores diferentes en las distintas

culturas y pueblos.10

El relativismo, en la post modernidad, es llevado a extremos. Ya no

se trata de pueblos y culturas que coparticipen de un conjunto de valores

diferentes de los otros pueblos y culturas, sino de pequeños grupos y,

finalmente, de cada individuo. Sin embargo, el relativismo axiológico

se resiste a aceptar que existan valores de orden universal,

aceptando los valores individuales y particualres, ya que para cada

uno es valioso lo que favorece los intereses, convicciones y

creencias personales.

La armonía en valores comunes y compartidos es necesaria para que

exista una nación y un proyecto nacional. Ahora bien, si se acepta la

OEA o la ONU, se está aceptando un conjunto de valores compartidos

de base, común entre todos los países de América (OEA) o en

cuestiones generales de marco político (ONU). Lo mismo sucede con

tantas organizaciones mundiales o internacionales sobre diversos

asuntos.

En este marco, la declaración universal de los derechos del hombre

ratifica una amplia y sólida aceptación de un importantísimo conjunto de

valores por parte de todos los estados firmantes.

El relativismo axiológico está contradicho por lo expuesto y por la

realidad cultural misma. Que alguien diga yo lo creo de esta forma no es

razón para que su juicio tenga valor de verdad. Caso contrario,

echaríamos por tierra todo proceso judicial, pues bastaría que el asesino

recurriera a esa frase y se transforma en imputable.

Page 28: Relativismo y subjetivismo

El relativismo axiológico científico no se refiere al progreso evolutivo ni

al condicionamiento histórico y económico, sino a los juicios de valor, no es

positivista sino suprapositivo (legislativo), deja la latencia y se transforma en

explícito y activo y neutral.

Los padres del relativismo axiológico en Europa subrayaron desde el

primer momento los aspectos positivos de esta doctrina y en especial del

servicio que prestaría a la ciencia en la decisión de problemas prácticos de

valoración, gracias al análisis de las implicancias lógicas y las

consecuencias reales, mostrando con ello la utilidad práctica de la ciencia

en la elección entre axiomas de valor contradictorios o en pugna.11

C.-TIPOS DE COMPORTAMIENTO RELATIVISTA.

El relativismo axiológico científico permite la existencia de distintos tipos de

comportamientos.

El relativismo puede ser positivista o suprapositivo, siendo este

segundo tipo relativismo axiológico científico, ya que éste investiga

valores independientemente de su aceptación o no aceptación por el

gobierno o por el derecho positivo. Este último no considera más

leyes vinculatorias que las que se encuentran en vigor en un país y

momento determinado.

El relativismo axiológico científico también es suprahistórico (y no

histórico) ya que investiga problemas de valores independientes de

las condiciones históricas. Esta investigación no se realiza en

forma exclusiva.

Page 29: Relativismo y subjetivismo

El relativismo histórico rechaza la existencia de valores

suprahistóricos interesándose sólo por el condicionamiento

histórico de los juicios de valor y de la ciencia.

No obstante lo dicho anteriormente, debo señalar que el relativismo

axiológico científico se presenta de diversas formas. Estas son

latentes o manifiesto, también se presenta como partidista o neutral.

1.- Relativismo axiológico científico latente, se dice así por su condición

oculta antes de convertirse en una doctrina formulada, definida y

manifiesta. Muchos historiadores y juristas fueron positivistas latentes

por lo que sus valores fueron suprahistóricos y suprapositivos antes de

que apareciera explícitamente el relativismo axiológico científico.

2.-Relativismo axiológico científico partidista, se dice así de aquél

donde el relativista o no relativista toma partido en su trabajo científico

por determinados valores o en contra de ellos, haciéndolo tan decidido

como su actuar en su vida privada, prescribiéndose los fines y objetivos

que le parecen supremos y poniendo la ciencia a su servicio.

Relativismo axiológico científico neutral, reconoce el derecho del relativista

partidista, pero siempre y cuando éste ni olvide reconocer explícitamente

sus juicios de valor ni su base pre científica, así como el que nunca

abuse de su autoridad científica para fines propagandísticos bajo el

concepto de libertad académica. El relativista neutral cree que el mejor

modo de servir con su trabajo científico es poner en juego lo que la

ciencia puede aportar para la solución de los problemas humanos, pero

Page 30: Relativismo y subjetivismo

sin mezclar los intereses personales con los científicos. Cree que la

ciencia puede prestar un servicio específico mediante la investigación

neutral del origen y consecuencias de los juicios de valor y destaca que

sólo el relativismo neutral permite a la ciencia suministrar aportes

científicos, incluso en situaciones de pugna entre juicios de valor

incompatibles.12

La neutralidad axiológica no admite que se presenten como

verdades científicas algunas convicciones personales y subjetivas bajo el

hábil subterfugio de enredar, con pretendida buena conciencia, las

observaciones empíricamente comprobables o científicamente

controlables con las tomas de posición o juicios de valor cuya

justificación revela sólo una creencia en fines últimos discutibles y

arbitrarios.13 Desde el punto de vista de la pedagogía, la axiología neutral

juega un rol fundamental en el desempeño del profesor, ya que éste

debe responsabilizarse de sus actos, y debe ser independiente y con

dominio sobre si mismo para reforzar la independencia de su enseñanza.

La línea de conducta del docente debe ser con un desempeño sencillo,

sustrayéndose a cualquier otra causa que no sea

propia de la enseñanza. No debe ignorar los problemas de su disciplina

durante la exposición de ella, los hechos desagradables y sobre todo los

que pueden serlo debido a su posición personal y hacer la distinción

entre la comprobación empírica y los juicios de valor entre la

investigación y la convicción particular.

Bajo este tipo de relativismo neutral se debe interpretar, analizar y

exponer una situación con todos los recursos del método científico, no

aportar el juicio personal o dar razón a una clase de opinión y considerar

erróneas otras.14

Page 31: Relativismo y subjetivismo

4.-Relativismo axiológico científico neutral pasivo. El relativista pasivo se

mantiene fuera de la lucha política, ya que lo considera asunto de la

política y no de la ciencia, y por lo tanto se dedica sólo a la teoría

científica y a la investigación, en especial de los valores en pugna.

5.-Relativismo axiológico científico neutral agresivo, Es un relativismo que

entra en la arena política con espíritu combativo enfrentando a todos

aquellos que intentan difundir sus propios sistemas de valores bajo la

falsa bandera de la ciencia, independiente se trate de organizaciones

religiosas o políticas que traten de justificar aduciendo que han

confirmado o verificado sus dogmas en forma racional o que afirman

basarse en aspectos de predicción científica.

III.- CONCLUSIÓN.

A través del relativismo axiológico científico se puede apreciar que no es tema para ser aclarado por medios científicos el hecho de si algo es o no valioso, a

menos que sea recurriendo a un fin que para su seguimiento sea

realmente valioso decir o no decir algo, así como es imposible

determinar científicamente que fines son valiosos a menos que se

recurra al "valor" que se le da para la consecución o logros de otros

fines.

Se establece que los valores supremos o absolutos son elegidos por

la voluntad humana o por el espíritu y que éstos no pueden ser

probados por la ciencia; destacando que ésta si puede colaborar en la

elección de valores últimos al aclarar el significado de algunos juicios de

valor.

Page 32: Relativismo y subjetivismo

Se establece que aquello que llamamos valioso son juicios, acciones o hechos que son útiles para lograr un fin perseguido.

Asimismo, desde la perspectiva pedagógica el relativismo

axiológico científico puede ser un aporte en el desarrollo de

una conciencia ético-crítica respetuosa del pluralismo moral y

religioso existente en la sociedad.

Finalmente, se concluye que de los tipos de relativismo axiológico

científico, el más completo de estudiar es el de tipo neutro o neutral,

ya que la neutralidad axiológica estima que el mejor modo de servir a

través de lo científico es ocupar lo que la ciencia aporta, pero sin mezclar

los intereses personales con los científicos. No permite que se presenten

como verdades científicas las convicciones personales. El relativismo

axiológico científico del tipo agresivo entra de lleno en la arena política

con espíritu de combatir a aquellos que inatentan incluir sus sistemas de

valores bajo una falsa bandera de ciencia.