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1 er TEMA 2 YO SOY LA VID VERDADERA (Jn 15, 1-16) “TE CONOCIMOS Y NOS ENCONTRAMOS AL PARTIR EL PAN“ MATERIAL DE REFLEXIÓN PASTORAL PARA EL 1 er CONGRESO EUCARÍSTICO ARQUIDIÓCESIS DE COCHABAMBA 1 er Congreso Eucarístico

Reflexión 2 yo soy la vid verdadera

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Reflexion 2

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Page 1: Reflexión 2 yo soy la vid verdadera

1er C o n g r e s o Eucarístico

No basta decir que somos católicos: hemos de demostrarlo con los hechos.

TEMA

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TEMA 2YO SOY LA VID VERDADERA

(Jn 15, 1-16)

“TE CONOCIMOS Y NOS ENCONTRAMOS AL PARTIR EL PAN“

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ARQUIDIÓCESIS DE COCHABAMBA

1er C o n g r e s o Eucarístico

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1er C o n g r e s o Eucarístico No basta decir que somos católicos: hemos de demostrarlo con los hechos.

TEMA

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1.ELEMENTOS INTRODUCTORIOS

1.1. Objetivo

Reconocer que sirviendo a los demás, en especial a los más necesitados, damos testimonio de nuestra unión con Jesús.

1.1. Ambientación

Ambientar el salón con macetas con plantas naturales y ramas se-cas al rededor; la imagen de Cristo al fondo y una frase que diga: “permanezcan unidos a mi”

1.2. Acogida a los participantes

El animador acoge a los participantes con un canto, o con unas palabras de bienvenida.

1.3. Oración inicial

• Señal de la Cruz

• Lectura del evangelio de Juan 15,1-16.• Salmo 128

Felices los que temen al Señor y siguen sus caminos.

Comerás del trabajo de tus manos, esto será tu fortuna y tu dicha.

Tu esposa será como vid fecunda en medio de tu casa, tus hijos serán como olivos nuevos alrededor de tu mesa.

Así será bendito el hombre que teme al Señor.

¡Que el Señor te bendiga des-de Sión: puedas ver la dicha de Jerusalén durante todos los días de tu vida! ¡Que veas a los hijos de tus hijos y en Israel, la paz!

• Peticiones Espontanea

Padre Nuestro Gloria Señal de la Cruz

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1er C o n g r e s o Eucarístico

No basta decir que somos católicos: hemos de demostrarlo con los hechos.

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VER

2.VEAMOS NUESTRA REALIDAD

Con un ejemplo muy sencillo Jesús nos dice que los cristianos debemos estar unidos a él. Nos habla de una planta, de una vid. Todos sabemos que una rama separada del tronco se seca y si es una rama pequeña, como el sarmiento de una vid, sepa-rada del tronco no puede dar uva y no sirve ya para nada sino para bo-tarla… Debemos estar unidos a Je-sús y debemos estar unidos entre nosotros, porque sólo hay una vid y esta vid es Jesús.

Somos muchos los bautizados. Cuando éramos niños casi todos fuimos llevados a la iglesia por los papás para recibir el sacramento del bautismo. Allí se nos dijo que la fe crece como una planta y que por ello necesita ser cuidada y regada. Tam-bién se nos dijo que un día recibiría-mos el sacramento de la eucaristía. Y se nos dijo también que debíamos vivir como hermanos y hermanas, porque en el bautismo recibimos la vida misma de Dios.

No es necesario hacer muchos son-deos para ver que los bautizados no siempre cultivamos la planta de la fe, que no siempre participamos los domingos en la santa misa, que a veces no vivimos el amor y la solida-ridad en la familia, en la escuela y en la universidad, en el trabajo, en los negocios y en la vida social y política. ¿Dónde quedó nuestro bautismo?

La Eucaristía, una mesade todos ypara todos

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1er C o n g r e s o Eucarístico No basta decir que somos católicos: hemos de demostrarlo con los hechos.

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JUZGAR

3Escuchemos la palabra de Dios

Leamos lo que nos dice Jesús en el ejemplo de la Vid verdadera que él pone a sus discípulos antes de ir a la Pasión (Leer Jn 15,1-16). Son palabras sa-lidas de su corazón, son palabras de despedida. Jesús ya no hablará más con ellos hasta después de su resurrección. ¿Qué les dice y qué nos dice?

«Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el labrador. Toda rama que no da fruto en mí, la corta. Y toda rama que da fruto, la limpia para que dé más fruto. Ustedes ya están limpios gracias a la palabra que les he anunciado, pero permanezcan en mí como yo en ustedes. Una rama no puede producir fruto por sí misma si no permanece unida a la vid; tampoco ustedes pueden producir fruto si no permanecen en mí.

Yo soy la vid y ustedes las ramas. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, pero sin mí, no pueden hacer nada. El que no per-manece en mí lo tiran y se seca; como a las ramas, que las amontonan, se echan al fuego y se queman.

Mientras ustedes permanezcan en mí y mis palabras permanezcan en ustedes, pidan lo que quieran y lo conseguirán. Mi Padre es glorificado cuando ustedes producen abundantes frutos: entonces pasan a ser discípulos míos. Como el Padre me amó, así también los he amado yo: permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanece-rán en mi amor, como yo he cumplido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.

Les he dicho todas estas cosas para que mi alegría esté en ustedes y su alegría sea completa. Este es mi mandamiento: que se amen unos a otros como yo los he amado. No hay amor más grande que dar la vida por sus amigos, y son ustedes mis amigos, si cumplen lo que les mando. Ya no les llamo servidores, porque un servidor no sabe lo que hace su patrón. Los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que aprendí de mi Padre. Ustedes no me eligieron a mí; he sido yo quien los eligió a ustedes y los preparé para que vayan y den fruto, y ese fruto permanezca. Así es como el Padre les concederá todo lo que le pidan en mi Nombre.

PALABRA DE DIOS.....

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1er C o n g r e s o Eucarístico

No basta decir que somos católicos: hemos de demostrarlo con los hechos.

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JUZGAR

Meditemos:

- Yo soy la vid verdadera. Ustedes son los sarmientos. De la misma manera que la ramita recibe la savia del tronco, nosotros hemos quedado unidos a Jesús en el Bautismo y hemos recibido su vida. Y como Jesús está unido con su Padre y con el Espíritu Santo, nosotros hemos recibido la vida misma de Dios.

- Permanezcan unidos a mí, como yo permanezco unido a ustedes. Jesús quiere vivir con nosotros, sus discípulos, pero nosotros a veces vivimos alejados de él. Este alejamiento de Jesús por nuestra parte a él le duele. Por esto nos pide y nos suplica desde el fondo de su corazón que no nos apartemos de él.

- El que permanece unido a mí y yo en él, ése da mucho fruto. No somos cris-tianos para encerrarnos en nosotros mismos, sino para abrirnos a los demás, para ser misioneros y para hacer un mundo mejor. La iglesia, la familia cristiana, cada creyente ha de producir frutos. Si no producimos frutos nuestra religión es vana. Si permanecemos unidos a Jesús daremos frutos en favor de los demás.

- Sin mí no pueden hacer nada. Debemos convencernos de que si no estamos unidos a Jesús estamos perdiendo el tiempo. Los que realmente han cambiado el mundo son los que han seguido los caminos de Jesús que pasó por el mundo haciendo el bien. Y para esto hemos de estar, como ellos, unidos a Jesús con la oración, estudiando su Palabra, participando en la Eucaristía, respetando y sirvien-do a los demás como hizo él.

- Mi Padre es glorificado cuando ustedes producen abundantes frutos. Dios quiere un mundo que sea habitable, un mundo fraterno, un mundo dialogante, un mundo que no dependa de las armas, de los cerrojos ni de muros y trancas. Los cristianos solo daremos gloria a Dios y seremos verdaderos discípulos de Jesús si nos sentimos enviados por él y contribuimos a cambiar nuestro mundo y a construir un mundo mejor.

- Igual que el Padre me ama yo los he amado a ustedes. Manténganse en ese amor. Jesús nos ama con el mismo amor con que el Padre lo ama a él. Parece increíble, pero Jesús no miente. Y la prueba de este amor es que en la cruz ha dado su vida por nosotros y que en el bautismo puso el Espíritu Santo en nuestros corazones. ¿Qué nos pide a cambio de este amor? Que le amemos a él de igual manera y que amemos a su Padre. Debemos pasar de un cristianismo del temor a un cristianismo del amor; de un cristianismo de cumplimiento a un cristianismo filial.

- Este es mi mandamiento: que se amen unos a otros como yo los he amado. A veces decimos que amamos a Dios, que amamos a Jesús, que nos acordamos de él en la oración y cada domingo. Pero esto no basta. Hay que demostrarlo. La señal y la prueba de que amamos a Dios es amarnos como hermanos y hermanas. Porque, como dice la primera carta de Juan, si uno dice que ama a Dios (al que no ve) y no ama a su hermano o hermana (a los que ve) es un mentiroso.

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1er C o n g r e s o Eucarístico No basta decir que somos católicos: hemos de demostrarlo con los hechos.

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ACTUAR

4Nuestro compromiso

Después de escuchar el ejemplo de la vid y de los sarmientos es el momento de hacernos preguntas y de tomar decisiones:

¿Recordamos nuestro bautismo y vivimos de acuerdo con la fe del bautis-mo cada día?

¿Vivimos cerca de Jesús o alejados de él, unidos a él o separados de él?

¿Nos acordamos de Jesús cada día o no? ¿Participamos el domingo en la oración de la Iglesia, en la escucha de la Palabra de Dios y en la comunión eucarística?

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No basta decir que somos católicos: hemos de demostrarlo con los hechos.

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El pecado y el egoísmo nos alejan de Jesús; el servicio a los demás, en especial el servicio a los más débiles y necesitados, nos une a Jesús.

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Sin la oración y la escucha de la palabra de Dios esto no tendremos energías para vivir la vida diaria y superar las dificultades y el cansancio del camino.

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1er C o n g r e s o Eucarístico

No basta decir que somos católicos: hemos de demostrarlo con los hechos.

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¿Damos frutos o somos troncos estériles e inútiles?

¿Amo a Dios o no? ¿Tengo miedo a Dios y por qué? ¿Amo y respeto a mis prójimos? ¿Cómo lo demuestro: solo con palabras o con hechos? ¿Contri-buyo a mejorar la vida de las personas que están cerca de mí?

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Un cristiano es un discípulo enviado por Jesús: ha de dar frutos, ha de servir a los demás, ha de ser imagen viviente de Jesús. No basta ser cristianos de misa dominical; hay que ser cristianos los siete días de la semana.

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Los buenos deseos y las buenas intenciones no bastan: debemos tomar resoluciones en favor de la sociedad y en especial de las personas más frágiles o necesitadas… a nivel personal o grupal, en la familia, en el propio trabajo u oficio, en el voluntariado, en la OTB, en la parroquia…

ACTUAR

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ARQUIDIÓCESIS DE COCHABAMBA2014

Fuente: Comisión Teológica para el Congreso Eucarístico Diocesano de Cochabamba - Roberto Tomicha - Bernardeth Caero - Víctor Codina - Eileen Fitzgerald - Luís Palomera

Arzobispado de Cochabamba, junio 2014