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Redes Masonicas

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  • Nueva historia de las redes masnicas

    atlnticas

    Vol. 1:

    200 aos de relaciones masnicas entre

    Argentina, Uruguay, Chile y Francia

    (Siglo XIX)

    Actas del primer seminario euro-argentino de historia de

    las redes masnicas atlnticas

  • Dvrig Molls

    (coord.)

    Nueva historia de las redes masnicas

    atlnticas

    Vol. 1:

    200 aos de relaciones masnicas entre

    Argentina, Uruguay, Chile y Francia

    (Siglo XIX)

    Actas del primer seminario euro-argentino de historia de

    las redes masnicas atlnticas

  • Textos reunidos, preparados, editados y presentados por Dvrig Molls

    Diseo y edicin por Dvrig Molls & Claudio Gimenez

    Editorial de la Universidad Nacional de La Plata (Edulp)

    47 N. 380 / La Plata B1900AJP / Buenos Aires, Argentina

    +54 221 427 3992 / 427 4898

    [email protected]

    www.editorial.unlp.edu.ar

    Edulp integra la Red de Editoriales Universitarias Nacionales (REUN)

    Primera edicin, 2012

    ISBN 978-950-34-0897-1

    Queda hecho el depsito que marca la Ley 11.723

    2012 Edulp

    Impreso en Argentina

    Molls , Dvrig (coord.) Nueva historia de las redes masnicas atlnticas: vol.

    1, 200 Aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay Chile y Francia S. XIX / Dvrig Molls ; coordinado por Dvrig Molls . - 1a ed. - La Plata: Universidad Nacional de La Plata, 2012.

    546 p. ; 14x20 cm. ISBN 978-950-34-0897-1 1. Historia Contempornea. 2. Relaciones

    Internacionales. 3. Masonera. I. Molls, Dvrig, coord. II. Ttulo CDD 366.1

  • Documento 1: El trabajo masnico, Ilustracin de Oprase Alt, sin fecha, Archivo de la Gran Logia Argentina (AGLA)

  • Prefacio

    Aldo Herlaut1

    Las Repblicas argentina y francesa mantienen

    una relacin bicentenaria y polifactica. La calidad y

    la cantidad de estos intercambios humanos,

    culturales, intelectuales, econmicos y diplomticos

    hacen de la Argentina un aliado de primera

    importancia para Francia.

    Esta relacin especial descansa sobre

    fundamentos humanos y culturales compartidos.

    Nuestras dos Repblicas nacieron al comps de

    las grandes revoluciones. Ambas fueron, en su

    hemisferio respectivo, entre las precursoras de una

    nueva era fundada en la libertad de los pueblos,

    el despertar de las nacionalidades, la independencia

    del espritu y el progreso del gnero humano.

    Argentina y Francia son naciones

    cosmopolitas. Fueron y son cunas migratorias

    irrigadas por Europa, frica, Amrica y Asia. En

    ellas, individuos oriundos de todas las latitudes han

    1 Consejero de cooperacin y de accin cultural de la Embajada de

    Francia en Argentina.

  • Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)

    II

    hallado una tierra de asilo adonde aprender, pensar y

    progresar.

    Son naciones cvicas, fueron y son crisoles de

    ciudadana fundamentados en el derecho del suelo,

    sin ninguna exclusin.

    Nuestras dos Repblicas se hermanaron a

    travs de sus exiliados y de sus emigrantes. Los

    franceses fueron en el siglo XIX el tercer grupo

    migratorio en la Argentina, dejando aqu huellas

    mltiples y evidentes en el presente. Por su parte, los

    argentinos se exiliaron o emigraron repetidamente a

    Francia, formando en la actualidad no slo una

    comunidad de artistas de muy alto nivel, si no

    tambin, por ejemplo, el primer cuerpo de cientficos

    de origen extranjero.

    Argentina y Francia adoptaron, para garantizar

    su integracin nacional, los principios universalistas

    de libertad, igualdad, fraternidad y laicidad. Estas

    bases para la organizacin nacional garantizaron la

    igualdad ciudadana en la diversidad cosmopolita.

    Maana, nuestras naciones podran ser un escudo

    frente a los vientos que traen nuevos rumores de

    fanatismos, armadas slo para enfrentar los desafos

    del siglo XXI.

    En este marco, cobra una importancia

    estratgica el fuerte impulso dado a la cooperacin

    cultural entre nuestras dos naciones. La cooperacin

    franco-argentina es excelente y es para mi un orgullo

  • Aldo Herlaut Prefacio

    III

    contribuir humildemente a su desarrollo

    consolidando, con el gobierno argentino, programas

    de apoyo a la edicin, intercambios culturales

    cruzados, cooperacin universitaria bilateral,

    cooperacin cientfica internacional, etc.

    Pero la cooperacin inter-gubernamental slo

    es un aspecto de los mltiples vnculos que unen

    nuestras dos naciones. Redes de cooperacin no-

    gubernamentales juegan un papel capital. Lo ensea

    esta obra, dedicada a una sociedad civil

    internacional, eslabn fundamental en nuestros

    intercambios humanos y culturales, y en nuestra

    comunidad laica, democrtica y social.

  • Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)

    IV

  • Prlogo

    ngel Jorge Clavero1

    La Nacin Argentina, autoconstituida como

    nacin libre e independiente entre 1810 y 1816,

    cumple su bicentenario. La franc-masonera

    argentina y latinoamericana tambin.

    En Amrica Latina, las primeras logias

    masnicas surgieron despus de 1790, en las estelas

    de las Revoluciones francesas y americanas. Salvo

    uno de sus integrantes, la Primera Junta de gobierno

    patrio, creada el 25 de mayo de 1810, estuvo

    integrada por masones. En los aos siguientes, Jos

    de San Martn y otros de los padres-fundadores de la

    nacin crearon una red de logias autnomas en el

    Cono Sur conocidas como Lautaro. Ms al Norte,

    en la Gran Colombia o en Mxico, Simn Bolvar,

    Francisco de Miranda o Vicente Guerrero, entre

    otros, creaban sus propias logias. En el Brasil, hacan

    lo propio Bento Gonalves da Silva en el Ro Grande

    do Sul o, en Rio de Janeiro, Joaquim Gonalves

    Ledo (Diderot, segn su seudnimo masnico).

    Todos ellos eran evidentemente inspirados por los

    1 Presidente de la Gran Logia Argentina de Libres Aceptados

    Masones.

  • Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)

    VI

    modelos revolucionarios, jacobino o federal, de

    Francia y de Estados Unidos. Todos ellos compartan

    tambin una cultura comn, evocada en estas pginas

    por Nelson Vallejo Gmez: la latinidad que,

    laicizada por los filsofos modernos, desemboc en

    la supremaca de la dignidad de la persona humana

    sobre todo dogma religioso o poltico particular.

    En el Cono Sur, las guerras civiles dispersaron

    estas primeras experiencias cuya memoria, sin

    embargo, lleg hasta nosotros. Con la fundacin de

    la Repblica Argentina, en los aos 1850-1860, las

    logias reaparecieron y se multiplicaron. Como lo

    analiza el historiador Dvrig Molls, el fenmeno

    lejos de circunscribirse a la Argentina- fue la

    traduccin regional de una dinmica atlntica que

    abarc a toda Latinoamrica. En el Cono Sur, segn

    l, las logias aparecieron como una encrucijada entre

    los exiliados, emigrados y modernizadores,

    nacionales y extranjeros. Las logias se convirtieron

    en semilleros de actores sociales y actores polticos,

    en crisoles de constructores de Nacin. En su

    diversidad cosmopolita, social y cultural

    contribuyeron de manera decisiva a la organizacin y

    a la modernizacin de la nacin: fueron no slo el

    brote de una opinin pblica y de una sociedad civil

    nacional, sino tambin una red social de integracin

    internacional en la gran comunidad euro-americana.

    Entre los episodios evocados en este volumen,

    recordamos el papel de la masonera en la

  • ngel Jorge Clavero Prlogo

    VII

    unificacin nacional de los aos 1860-1864. Las

    logias organizaron y fiscalizaron el dilogo entre

    algunos de los principales dirigentes polticos de la

    poca; de ello emergi en parte el actual mapa

    poltico de nuestro pas. Recordamos que muchos

    hospitales de Buenos Aires y de las provincias

    argentinas llevan el nombre de masones o que la

    Cruz Roja fue creada por iniciativa masnica.

    Recordamos, con los historiadores Ema Cibotti y

    Mario Dotta Ostra, que la secularizacin del Estado

    y la legalizacin del matrimonio civil tuvieron, en

    Argentina como en Uruguay, fuertes influencias

    masnicas. Que la Ley 1420 de educacin comn

    laica, gratuita y obligatoria (1884) . fue llevada a

    cabo por uno de los Grandes Maestres de la

    masonera argentina, Domingo F. Sarmiento, y a su

    alrededor a nmerosos hombres como Amde

    Jacques, evocado aqu por el profesor Horacio

    Sanguinetti. Recordamos, con Claudio A. Gimenez,

    Mara Elena Rodrguez y Francisco Rubio, el papel

    de los inmigrantes y de los masones italianos en la

    creacin de, por ejemplo, el primer cuerpo de

    bomberos de La Boca. Recordamos, con Martn

    Epeloa, Alejo Neyeloff y Csar Arrondo, que la

    ciudad de La Plata fue imaginacin en el poder: fue

    una ciudad utpica concebida, realizada y organizada

    por masones, entre los cuales el inmigrante francs

    Pierre Benot. Recordamos tambin, para

    publicaciones futuras que ya estn en preparacin,

    que los primeros intentos de legalizar el divorcio

  • Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)

    VIII

    condenado por el partido clerical- tuvieron su origen

    en las logias (1900-1905). Que la creacin y

    organizacin de la Universidad Nacional de La Plata

    (1905) fue obra de masones empeados en la batalla

    an inconclusa- de la libertad de conciencia.

    Recordamos que la universalizacin del sufragio

    electoral cont con el aporte de las logias, en tanto

    que nmerosos masones fertilizaron la Reforma

    Universitaria, democratizando en nuestro pas la

    enseanza superior y erigiendo un modelo

    continental saludado de Mxico a Chile (1918).

    Recordamos por fin que las colectividades

    extranjeras contaron entre sus filas nmerosos

    masones, creadores de, por ejemplo, el Centro

    Republicano Espaol, la Alianza Francesa de Buenos

    Aires, nmerosas asociaciones y mutualistas y

    obreras italianas, etc.

    La lista podra continuar: no que la masonera

    lo haya hecho todo en esta Repblica, sino que sus

    miembros contribuyeron en muchas de las grandes y

    pequeas reformas democrticas, laicas y sociales

    que modernizaron el pas y posibilitaron su

    integracin en la esfera cultural atlntica.

    Por qu, en estas condiciones, la cuestin

    masnica suele ser ignorada por la inmensa mayora

    de los historiadores argentinos y latinoamericanos?

    Por qu los programas de estudios secundarios y

    universitarios evacuan esta cuestin? Pese a su

    presencia bicentenaria en la construccin de la

  • ngel Jorge Clavero Prlogo

    IX

    Nacin Argentina, la masonera sufre un verdadero

    ostracismo historiogrfico que no puede compensar

    una literatura paralela de escaso valor cientfico.

    A qu se debe este silencio? Sin duda, nos

    pertenece una parte de esa responsabilidad y estamos

    examinando en qu consiste. Algunos han

    cuestionado la hegemona de ciertas corrientes

    ideolgicas y religiosas en la Argentina de las

    dictaduras (1930-1983). Otros han apuntado a las

    crisis sufridas por la Universidad durante este

    perodo, que dificultaron la institucionalizacin y la

    profesionalizacin de las ciencias sociales.

    No nos corresponde evaluar estos elementos de

    explicacin. Nos limitamos a constatar la ausencia

    notoria de la masonera en la historiografa argentina.

    Quizs sera oportuno que la comunidad de los

    historiadores profesionales evale el problema.

    La Ctedra de Libre Pensamiento mantenida

    comnmente por la Gran Logia Argentina y por la

    Universidad Nacional de La Plata decidi promover

    una renovacin a travs del primer seminario euro-

    argentino de historia de las redes masnicas

    atlnticas (25 de junio de 2010). Este primer y

    modesto ensayo obtuvo el apoyo de importantes

    personalidades cientficas, de instituciones

    diplomticas y universitarias (como la embajada de

    Francia en Argentina, la embajada de Argentina en

    Francia, la Universidad de Strasbourg), de varios

  • Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)

    X

    ncleos cientficos franco-argentinos (FARE,

    NODAL), etc.

    Naci una dinmica? El pblico presente

    aquel da sorprendi, por su cantidad, a los

    organizadores. Los profesionales y aficionados

    reunidos para la ocasin intercambiaron, produjeron,

    crearon. Este libro rene sus contribuciones. Las

    fuerzas se siguen acumulando en silencio para

    profundizar esta dinmica, como lo ensean la

    prxima organizacin de un centro de

    documentacin e investigacin sobre masonera y

    libre-pensamiento por una parte, y de un museo

    histrico por otra parte. La masonera argentina fiel

    a su mtodo de ciencia, justicia y trabajo, y

    respetuosa de la autonoma de los cientficos- no

    puede sino respaldar y facilitar tal dinmica.

  • ngel Jorge Clavero Prlogo

    XI

  • Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)

    XII

  • Introduccin

    Dvrig Molls

    Es una fecha universal la revolucin de mayo

    de 1810? Anunci el despertar de las nacionalidades

    latino-americanas. Inici la integracin del Cono Sur

    en la gran comunidad euro-americana, en este

    ''Tringulo atlntico'' a partir del cual se difundieron

    la modernidad occidental y su ideologa del

    Progreso. Con sus valores de libertad, igualdad,

    fraternidad, tolerancia religiosa, tnica y cultural, fue

    una heredera directa de la Revolucin francesa y de

    la Independencia norte-americana.

    Fue la franc-masonera, en Argentina y

    Latinoamrica a partir de los aos 1790, el vector de

    nuevas culturas polticas y de nuevas prcticas

    sociales? Con su mtodo flexible, con su sociabilidad

    transversal, con sus pblicos cosmopolitas, con sus

    redes internacionales, fue un factor clave -pero muy

    mal conocido- en la historia de las Amricas

    independientes? Contribuy a su modernizacin y a

    su integracin atlntica?

    En Latinoamrica como en Europa, si

    exceptuamos algunos episodios fundadores, la

    historiografa generalista suele evacuar la cuestin

  • Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)

    XIV

    masnica. Por cierto, la literatura especializada es

    vasta, pero es de calidad muy variable. Los estudios

    universitarios son escasos. Domina la crnica,

    concentrada sobre algunos episodios del siglo XIX,

    desde una perspectiva estrechamente nacional. En

    sntesis, la mayora de las publicaciones carece de

    crtica historiogrfica, de aportes documentales, de

    comparacin internacional y de conceptualizacin

    cientfica, cuatro de los parmetros que han

    determinado la renovacin de las ciencias y artes

    histricas desde la Primera Guerra mundial.

    El presente volumen rene las contribuciones

    realizadas en torno al primer seminario euro-

    argentino de historia de las redes masnicas

    atlnticas. Organizado en la Universidad Nacional de

    La Plata en junio de 2010 con el apoyo de varias

    instituciones y personalidades diplomticas,

    universitarias y masnicas, reuni a historiadores,

    filsofos y socilogos argentinos, uruguayos,

    colombianos y franceses, decididos a contribuir a una

    renovacin historiogrfica, a la circulacin cientfica

    internacional y a subrayar la actualidad de las

    grandes redes civiles internacionales que -como la

    franc-masonera- constituyen un ritmo comn entre

    Argentina y Francia, y entre Europa y Amrica.

    Por qu ubicar este primer seminario bajo el

  • Dvrig Molls Introduccin

    XV

    rtulo de: 200 aos de relaciones masnicas entre

    Argentina y Francia? En efecto, esta relacin no es

    sino un aspecto de una cuestin mucho ms vasta

    que el prximo seminario procurar considerar con

    atencin. En 2010, razones externas y razones

    internas motivaron esta dedicatoria.

    Las razones externas en primer lugar. En

    Buenos Aires y en La Plata, en 2009-2010, un grupo

    de universitarios argentinos y franceses planific la

    celebracin de un programa de actividades culturales

    centrado en los bicentenarios de las Independencias

    latino-americanas. Uno de los momentos claves de

    esta dinmica sera la organizacin bisanual de un

    seminario internacional dedicado a la historia de las

    redes masnicas atlnticas, debido a la presencia de

    especialistas de la cuestin. La Ctedra de

    librepensamiento mantenida por la Universidad

    Nacional de La Plata y la Gran Logia Argentina

    proveera el marco. Paralelamente, en Paris, algunos

    cientficos franceses y argentinos se insertaron en el

    Bicentenario argentino en Francia, programa de

    cooperacin cultural patrocinado por el ministerio de

    Asuntos extranjeros y diversas agencias acadmicas.

    An sin contar con especialistas de la cuestin, este

    grupo deseaba incluir en su dinmica la cuestin

    masnica. Al ponerse en contacto el grupo de Paris

    con el grupo de Buenos Aires La Plata, se acord

    aunar esfuerzos y favorecer convergencias. La idea

    orginal fue la de un doble seminario, simultneo, en

  • Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)

    XVI

    La Plata y en Paris. Lamentablemente, el grupo de

    Paris no ha podido cumplir con su cometido. Sin

    embargo, el primer seminario euro-argentino de

    historia de las redes masnicas atlnticas fue

    realizado en la Universidad Nacional de La Plata en

    junio de 2010, con una nutrida asistencia nacional e

    internacional.

    En el plano interno, la dedicatoria franco-

    argentina de este seminario remite a la filiacin

    existente entre las masoneras de ambas naciones.

    Esta filiacin podra remontar a las Conspiraciones

    de los Franceses ocurridas hacia 1790 en Buenos

    Aires, Rio de Janeiro, Pernambuco o Mxico. Sin

    duda, tuvo mayor impacto el flujo de los exiliados de

    la generacin Waterloo -bonapartistas o

    republicanos- que nutrieron las filas del ejrcito

    constituido en 1815-1817 en Buenos Aires para

    liberar el Cono Sur del colonialismo espaol. Si el

    recuerdo de estos partisanos ha sido borrado por una

    memoria histrica excesivamente nacional, si hasta

    el monumento al Ejrcito de los Andes de Mendoza

    olvid la figura de estos partisanos transatlnticos, su

    papel en la difusin del mtodo masnico y en la

    estructuracin del ejrcito libertador merecera

    profundas investigaciones: despus de todo, no eran

    las logias Lautaro compuestas por jvenes

    americanos fanatizados por las teoras de la

  • Dvrig Molls Introduccin

    XVII

    Revolucin francesa1?

    La filiacin masnica franco-argentina se

    reafirm a travs de una nueva generacin de

    exiliados y emigrados franceses pero tambin

    italianos, espaoles, etc., frecuentemente

    bonapartistas, republicanos, socialistas y libertarios-

    quienes, a partir de 1843, fundaron las primeras

    logias regulares es decir reguladas por las normas

    comunes a determinada federacin masnica- del

    Cono Sur. Desde Montevideo, Valparaso o Buenos

    Aires, difundieron los rudimentos de una cultura

    masnica local. En sus redes, captaron a

    modernizadores latinoamericanos futuras minoras

    dirigentes liberales de Uruguay, Chile y Argentina-

    formando as las primeras generaciones de dirigentes

    masnicos nacionales de la regin.

    Sin pretender hacer de estos exiliados y

    emigrantes el nico centro de una nueva historia de

    las redes masnicas atlnticas, no merecen escapar

    al manto de olvido que les depar la historia-nacin

    de la segunda mitad del siglo XIX y que sigue, a

    principios del siglo XXI, generalizada?

    Nelson Vallejo-Gmez analiza aqu aspectos

    1 Bartolom Mitre, Historia de Belgrano y de la independencia

    argentina, en Obras completas, vol. VII, Buenos Aires, 1945, vol. VII, p. 205.

  • Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)

    XVIII

    filosficos de un patrimonio comn a las naciones

    latinas de Europa y Amrica. El autor aborda las

    races filosficas y culturales de la latinidad. Recorre

    la Antigedad griego-romana y el cristianismo para

    llegar al proceso de laicizacin conllevado por la

    Ilustracin. Segn l, la Revolucin francesa condujo

    al principio de separacin entre las instituciones

    religiosas y polticas, entre las Iglesias y el Estado.

    Ancl en el comn patrimonio del mundo latino los

    metaconceptos de tolerancia y de laicidad, los

    valores universales de dignidad humana, de libertad,

    de igualdad, de solidaridad, de democracia y de

    Estado de derecho. Como lo ensea el autor, esta

    historia no slo es pasado, sino presente y futuro para

    una humanidad agradecida a los que tomaron las

    Bastillas literarias.

    Nicols Orlando Breglia trata de un episodio

    fundacional: las logias en la independencia argentina.

    Acompaando la emergencia de un nuevo sistema

    econmico mundial, acompaando la

    autoconstitucin de mltiples Estados nacionales, las

    primeras logias clandestinas- se instalaron en

    Buenos Aires durante los aos 1790. Laboratorios de

    un naciente nacionalismo, tambin fueron

    laboratorios del universalismo-internacionalismo. El

    autor establece que estas logias eran infludas por la

    masonera francesa y no -como se ha pretendido- por

    la masonera inglesa. Como se sabe, el concepto de

    latinidad posee hondas repercusiones en el mundo

  • Dvrig Molls Introduccin

    XIX

    masnico, dividido entre dos variantes geoculturales:

    latina y anglo-sajona. Esta ltima tuvo segn el

    autor- escasa influencia en el proceso emancipador.

    Horacio Sanguinetti nos recuerda la

    importancia del aporte realizado por los exiliados

    franceses del siglo XIX en la cultura argentina,

    adonde participaron entre otros al nacimiento de la

    escuela laica, del socialismo, etc., a travs de

    Amde Jacques, intelectual disidente exiliado que

    labr los campos de la cultura nacional argentina. Si

    bien no consta que Amde Jacques haya sido

    masn, su cultura poltica era ampliamente

    compartida en las logias francesas de la poca. Entre

    sus compaeros de ruta figuraron nmerosos

    masones argentinos y europeos.

    Ema Cibotti, Felipe del Solar, Mario Dotta

    Ostra, Claudio Gimenez, Dvrig Molls, Mara

    Elena Rodrguez y Francisco Rubio entregan aqu

    algunos frutos de sus respectivas investigaciones,

    nucleadas por los conceptos de cosmopolitismo,

    exilios y migraciones. Procuran rescatar el papel

    clave de las corrientes migratorias en la difusin de

    las redes masnicas en Argentina, Chile y Uruguay,

    aportando tambin problemticas novedosas para una

    renovacin historiogrfica. Esbozan los primeros

    elementos de una historia comparada una historia

    que, conscientemente o no, ser transatlntica- en

    cuya historia vislumbran tres elementos claves:

    inmigracin latino-europea (especialmente francesa e

  • Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)

    XX

    italiana), logias masnicas y laicidad del Estado.

    Csar Arrondo, Alejo Neyeloff y Martin

    Epeloa se refieren a un proyecto utpico: la creacin

    de la ciudad de La Plata. Destacan la filiacin

    masnica de muchos de los inmigrantes que

    pensaron y construyeron esta ciudad diseada

    bsicamente por un inmigrante francs, el masn

    Pierre Benot. Dicho de paso, es menester recordar

    que la Universidad Nacional de La Plata fue fundada

    y organizada por otros dos masones activos, los

    intelectuales de Estado: Joaqun V. Gonzlez y

    Agustn lvarez.

    Este primer y modesto ensayo podr

    convertirse en el primer volumen de una Nueva

    historia de las redes masnicas atlnticas? La

    repuesta no slo depende de los organizadores ni de

    los autores que contribuyeron aqu. Radica tambin

    en las sinergias que se crearn con los colegas

    esparcidos en Amrica, Europa y el resto del mundo.

    El primer seminario euro-argentino de historia

    de las redes masnicas atlnticas fue organizado en

    la Universidad Nacional de La Plata el 25 de junio de

    2010. Desde su origen, se inscribi en la encrucijada

    de cuatro esferas francesas y argentinas: emigrados,

    cientficos, diplomticos y franc-masones.

    Los apoyos institucionales fueron posibilitados

    gracias a la confianza de un pequeo grupo de

  • Dvrig Molls Introduccin

    XXI

    personalidades diplomticas, universitarias y

    masnicas argentinas y francesas. Los organizadores

    desean manifestar su gratitud a ngel Jorge Clavero

    y Nicols Breglia (presidente y vice-presidente de la

    Gran Logia Argentina; Denis Rolland (representante

    del ministro de Educacin nacional en la Guyana

    francesa, director de investigacin en el Centre

    National de la Recherche Scientifique, profesor en la

    Universidad de Strasbourg, miembro del Institut

    Universitaire de France, del laboratorio Frontires,

    Acteurs et Reprsentations de lEurope (FARE) y

    evaluador de la cooperacin cientfico Francia -

    Cono Sur); Nelson Vallejo-Gmez (agregado de

    cooperacin universitaria, embajada de Francia en

    Argentina, 2010; y actualmente encargado de misin

    acerca del director del Institut des Hautes tudes de

    lAmrique Latine); Fernando Tauber (presidente de

    la Universidad Nacional de La Plata); Eric Calcagno

    y Mailmann (ex senador nacional, ex embajador de

    Argentina en Francia y actual diputado nacional);

    Jean-Pierre Asvazadourian (embajador de Francia en

    Argentina); Luis M. Ureta Saenz Pea (embajador de

    Argentina en Francia, 2010); Patrice Vermeren

    (Universidad Paris 8, Institut des Amriques, Centro

    Franco-Argentino-UBA); Lucrecia Escudero

    Chauvel (Universidad de Lille); Carlos Schmerkin y

    Victor Demaria (NODAL).

  • Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)

    XXII

  • Bastillas literarias: la latinidad agradecida*

    Nelson Vallejo-Gmez

    1. Latinidad La Academia de la Latinidad fue fundada en

    Rio de Janeiro, el 13 de marzo de 2000. Su filiacin,

    compleja, conlleva siglos. Academia, por ejemplo, es

    el nombre griego de una de las ms famosas escuelas

    de filosofa de todos los tiempos, fundada por Platn

    y sus discpulos hacia el 387 A.C., en un jardn

    consagrado al hroe ateniense Academos.

    El cartel de entrada rezaba un precepto

    pitagrico: nadie ingrese aqu si ignora la

    geometra. Predominaba la amistad y la enseanza

    oral. No sabemos si los dilogos de Platn que

    animaban la Academia son transcripciones de

    lecciones orales, en particular las de su maestro

    Scrates, condenado a muerte por el Tribunal de

    Atenas, 11 aos antes, por no reconocer ningn Dios

    oficial y sobre todo por desestabilizar irnicamente a

    los maestros pblicos cuando se pretendan sabios y

    * Una primera versin de este ensayo fue presentada en francs en

    el 3er Seminario internacional Latinidad y Herencia islmica, realizado por la Academia de la Latinidad (Paris, marzo de 2003). Versin en castellano por amable cortesa de la profesora Beatriz Nates Cruz (Universidad de Caldas-Colombia).

  • Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)

    2

    virtuosos, o si los famosos dilogos eran ya

    comentarios de los textos de Platn. Por eso

    mismo sigue abierta la pregunta de la filiacin.

    Plagiando a Borges, que plagia a Bernard Shaw,

    digamos que en realidad Scrates parece ser un

    personaje inventado por ese genial novelista llamado

    Platn, quien heredaba por dems en sus dilogos no

    solamente la grandeza inmemorial de la civilizacin

    griega, sino la efervescencia intercultural del

    Mediterrneo, cuenca ancestral entre Oriente y

    Occidente.

    Latinidad lleva, entre otros elementos, muchos

    del platonismo, asimilados por el cristianismo

    durante siglos macerados y puestos de nuevo al

    intercambio abierto de culturas. Como Scrates,

    Jess no reconoca los dolos del poder en plazas ni

    los de tradiciones paganas; igualmente

    desestabilizaba a los Doctores de la Ley. Sus

    lecciones magistrales, en forma de parbolas, fueron

    recogidas por los evangelistas. Siguiendo el juego

    literario borgiano, uno podra decir que Jesucristo es

    el genial personaje inventado por cuatro novelistas

    magistrales: San Juan, San Lucas, San Marcos y San

    Mateo. Sin embargo, estamos en presencia de un

    juego maravillosamente serio. Como quien,

    encerrado en un laberinto, descubre la trama secreta

    que lo libera; como quien, solo, triste y desesperado,

    recibe hospitalidad, alegra y esperanza; como quien

    conoce nicamente la Ley del Talin y la venganza,

  • Nelson Vallejo-Gmez Bastillas literarias, la latinidad agradecida

    3

    y de pronto descubre la maravilla del amor y del

    perdn. Entre la palabra iluminada transmitida por el

    Evangelio y el alma de partera del platonismo

    socrtico hay una profunda filiacin: cosa que se

    forja no como retrica racionalista, sino como

    sabidura de cuerpo y alma, como lo resucitado,

    como lo que da a luz y para lo cual importa tanto lo

    justo como la justicia, lo bello como la belleza, lo

    bueno como el bien.

    De la misma manera, las tramas complejas de

    la Academia de la Latinidad se albergan en los

    jardines del Renacimiento italiano hacia 1600, bajo

    los auspicios de Lorenzo de Mdicis, y en las orillas

    del Sena, en Paris, bajo los de Richelieu.

    De estas tramas recordemos la reforma

    realizada por la Academia Francesa en 1758, cuando

    se propuso, como tema para el Premio anual de

    elocuencia, en lugar del elogio sistemtico del rey

    Saint-Louis, de la devocin o de la moral, el Elogio

    de los hombres clebres de la nacin francesa.

    Conspirando, como suele decir Cndido

    Mendes, Secretario general y alma mater de nuestra

    Academia, y que yo traduzco por inspirarse

    mutuamente, es decir, inspirado en tan audaz

    reforma, propongo que la Academia de la Latinidad

    instaure un Premio a la elocuencia latina.

    Reconociendo as la memoria de grandes hombres,

    no solamente los de tal o cual pueblo, como lo hacen

  • Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)

    4

    los Franceses para los Franceses desde el siglo

    XVIII, sino la de los Humanistas planetarios.

    Aquellos de quienes, digamos, la Humanidad est

    agradecida. Dicha inspiracin-conspiracin hara

    vivir, ms all de pases y naciones, los patrimonios

    espirituales que componen el cuerpo invisible del

    Hombre planetario.

    Antes de buscar el motivo distintivo del gran

    hombre, antiguo o moderno, subrayemos que la

    reforma literaria francesa, treinta aos antes de la

    Revolucin, era un testimonio de la capacidad de

    pensar la trascendencia distinto de lo religioso, la

    espiritualidad distinto de lo divino. Tambin me

    parece ejemplar el sentido agudo de la instauracin

    de los contrapoderes indispensables en toda

    democracia. He ah una de las ms preciosas

    herencias de la Latinidad.

    De hecho, ya no era la Oracin fnebre (el

    Sacerdote) lo que declaraba el verdadero mrito en

    este mundo, sino el elogio literario de los grandes

    hombres; es decir, el elogio de las cualidades de un

    individuo. Cualidades que deban resonar ms all

    del corredorcito del Quai Conti y responder a la

    espera del pueblo. Desde el punto de vista poltico,

    aquello era ya un reconocimiento legitimado por una

    especie de consulta democrtica en plena monarqua.

    Si el Elogio se haca en nombre del pblico,

    como en su tiempo entre los egipcios, donde el

  • Nelson Vallejo-Gmez Bastillas literarias, la latinidad agradecida

    5

    derecho de memoria estaba de entrada sometido al

    juzgamiento del renombre, es decir, de la posteridad,

    entonces cada uno tena el derecho de discutir el

    mrito de aqul a quien se ofreca la admiracin de

    todos. Y no ya nicamente por linaje de sangre o de

    Corte, sino por linaje espiritual. Soy hijo de Csar,

    sola decir Nietzsche, cuando le preguntaban sobre su

    filiacin.

    La reforma acadmica, de aspecto al parecer

    insignificante o simplemente literario, se revel en

    verdad como pieza clave en la transferencia del

    poder que se oper de la Corte al futuro parlamento

    revolucionario. Analgicamente, se podra decir que

    todo Parlamento pronuncia leyes (elogios

    jurdicos) en nombre de todos (en representacin de

    lo pblico). Ms an, esa reforma literaria est en el

    corazn del concepto francs de laicidad. Ella es de

    otra naturaleza que la laicidad revolucionaria

    intolerante y perversa que se idolatra, instaurando un

    culto a la Razn para destruir con pretexto las

    iglesias.

    De hecho, mientras que el rey, los prncipes y

    su corte ejercan el gobierno, la Academia tena la

    autoridad moral que da el juicio sobre las virtudes

    del gran hombre. Autoridad de juicio para decidir

    sobre los valores que deben perseverar en el ser de

    quien aspira a la grandeza humana y esculpir incluso

    la temporalidad de una gran nacin. Gracias a este

    nuevo Elogio se crea una especie de Ctedra Laica

  • Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)

    6

    en la cual la misin es tomar el depsito del tiempo

    humano y ejercer el derecho exclusivo de juzgar las

    cualidades y los mritos de quienes merecen

    pblicamente ser modelos de vida - sean reyes,

    prncipes, militares, sacerdotes, o escritores y artistas

    sin otro linaje que sus propias obras -. Esta ctedra

    laica tena sobre todo una misin pedaggica y

    poltica: atacar hbilmente y a escondidas, como

    deca DAlembert, los prejuicios de cualquier especie

    que se opusiera al progreso del Siglo de las Luces.

    Ahora bien, la esencia de este siglo, como lo

    inmortaliz Kant, es el coraje de servirse de su

    propio entendimiento, de juzgar por s mismo. Dicho

    de otra manera, el juicio del sacerdote, del guerrero o

    del rey era sometido al cuestionamiento radical por el

    tribunal interior de cada individuo. De all a

    decapitar al rey, hacerle colgar los hbitos al

    sacerdote y hacer que el guerrero se sirviera ms de

    la cabeza que de la espada, no haba ms que un

    paso. La Academia lo permita sin que la poca se

    percatara.

    2. El compromiso acadmico Slo me interesa aqu la figura de un

    compromiso acadmico-literario que es, en realidad,

    de carcter teolgico-poltico y que conducir

    progresivamente a la supresin de la persona real, a

    la prdida de su poder espiritual, acaparado de

  • Nelson Vallejo-Gmez Bastillas literarias, la latinidad agradecida

    7

    manera lenta pero segura por el imaginario de los

    nuevos tutores para la humanidad de cada individuo:

    Los grandes hombres.

    Esta especie de Bastilla literaria me parece

    ser un fenmeno tanto ms interesante cuanto que se

    desarrolla en la mira de dos campos sin nombrarlos:

    la Iglesia catlica de un lado y la Realeza del otro.

    Esta va a ser excluida del nuevo Templo de

    Memoria; aquella ser vaciada de contenido sagrado

    y slo ser conservado el recipiente para albergar en

    lugar de Santos a los grandes hombres.

    En bsqueda de legitimidad, la Asamblea

    Constituyente revolucionaria asir rpidamente el

    inters de esa Bastilla Literaria y tomar por su

    cuenta el proyecto del Elogio acadmico. En efecto,

    cuando en abril de 1791, la asamblea revolucionaria

    instituye el rito laico de panteonizacin y consagra

    oficialmente la nueva iglesia Sainte-Genevive,

    patrona parisina, para albergar las cenizas venerables

    de los grandes hombres, el Marqus de Villette dice

    al Parlamento: "tengamos el coraje de no poner ese

    templo bajo la invocacin de un santo! que sea el

    Panten francs ! que reciba las estatuas de nuestros

    grandes hombres; y que las bvedas subterrneas

    encierren las cenizas de los muertos clebres ! ()

    Entonces el Monte Saint-Hilaire sera

    verdaderamente el monte Parnaso () Si de la cruz

    hacemos una lira, los ngeles que se inclinan

    alrededor sin cambiar nada, parecern amores que

  • Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)

    8

    se deleitan en las nubes atrados por los encantos de

    la armona.

    Despus de la audacia, la fuga y los querubines

    en las nubes, corresponder a la Asamblea Nacional

    asumir la duda, lo arbitrario y la impostura de toda

    panteonizacin. Pero sobre todo, le corresponder la

    misin sublimada de encontrar un equilibrio creador,

    pacfico y reconciliador, para conjurar la

    circunscripcin del imaginario francs en dos

    memorias rivales: la cristiana y la laica.

    El punto de articulacin entre un edificio y el

    cielo, entre la ciudad de Dios y la ciudad terrestre es

    una cosa compleja. El Marqus de Villette lo saba

    perfectamente al decir: si de la cruz hacemos una

    lira. Durante la cruzada, se haca del Croissant

    una Cruz y de la Cruz un Croissant. En el siglo

    veinte se busc hacer de la Cruz una Hoz marxista o

    un guila nazi.

    3. El compromiso herodiano o el inters comunitario

    En la Antigedad, atenienses y romanos

    conocan el problema de la arquitectura teolgico-

    poltica y de la instalacin de los cultos. Saban que

    existan dioses buenos y malos, de quienes se meda

    ms o menos la capacidad de favorecer o de

    perjudicar. De all se segua un reglamento preciso

    del rito, conforme a una prudencia politesta que

  • Nelson Vallejo-Gmez Bastillas literarias, la latinidad agradecida

    9

    preservaba el equilibrio de creencias y la paz social.

    En efecto, habra sido imprudente herir a un dios

    persiguiendo a un ciudadano con proteccin divina,

    as fuera inmigrante o extranjero.

    En esos Estados paganos reinaba una tolerancia

    espontnea que modificaba la progresiva

    jerarquizacin de los dioses y de su iglesia, antes del

    surgimiento del dios poltico. En las realezas

    sagradas de Egipto y de Mesopotamia, por ejemplo,

    y despus en las monarquas helensticas corruptas y

    en la Roma imperial de Augusto, una alianza

    escandalosa se produjo entre el rey y la divinidad,

    instaurando una lgica monrquica y monotesta. Se

    le reconoce entonces al rey una cualidad divina; se le

    rinde adoracin y culto. A cambio, l asegura una

    cierta proteccin terrestre, entindase as una

    mediacin celeste. Sin embargo, el rey y el

    emperador son los nicos que legislan las cosas de

    este mundo, y su legitimidad est an ms all de su

    persona y de su territorio: est en el cielo. Ellos

    controlan as, el lazo entre el techo y las nubes del

    Panten; aseguran el Secretariado divino y

    reglamentan los Misterios. Son, pues, los mediadores

    absolutos designados entre Dios y los sujetos por las

    armas o por la herencia sangunea, de ninguna

    manera por el espritu como lo quera el

    compromiso acadmico. Excluyo la argucia que

    consiste en decir que espada y torre no excluyen

    letras, y que juega con el silogismo de la cantidad y

  • Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)

    10

    de la fuerza, y con el cual quien tiene la fuerza tiene

    la ley y de seguido la fuerza de la ley. La falacia

    consiste en excluir la complejidad de la realidad y

    considerar como real el resultado de una abstraccin

    identitaria.

    En ese contexto, el pueblo israelita va a

    transcribir su historia y a trazar para siempre la

    singularidad de su concepcin del poder poltico. Y

    all, se liberar de los tiranos, anteponiendo el

    compromiso herodiano, donde el inters de la

    comunidad israelita encontrar una proteccin segura

    y pasajera. En efecto, El Antiguo Testamento cuenta

    la manifestacin del Dios de Abraham, de Isaac y de

    Jacob, cuyo atributo primordial es el de ser un Dios

    liberador. El Eterno dijo a Moiss: Yo he visto el

    sufrimiento de mi pueblo que est en Egipto, y he

    escuchado los gritos que le provocan sus opresores.

    Yo he descendido para liberarlos de la mano de los

    egipcios. Pero esta liberacin instaura una alianza

    que aliena. As, la exclusividad es el segundo de los

    atributos del Dios israelita. El primero de los Diez

    mandamientos impone el monotesmo. Que, como

    quiera que sea, quien pretenda competir con la

    calidad de divino, deviene de hecho un dolo a

    destruir.

    Israel se cree entonces en posesin del

    verdadero y nico Dios. Pero su situacin de

    subordinacin, en el Imperio Romano y bajo

    Herodes, apela a una hbil negociacin teolgico-

  • Nelson Vallejo-Gmez Bastillas literarias, la latinidad agradecida

    11

    poltica. Israel suplica por el Emperador, pero est

    dispensado de culto imperial. En suma, el panten

    romano est abierto a todos los dioses, pero aqul de

    Abraham, de Isaac y de Jacob, no est obligado a

    entrar all.

    Para Roma, preocupada ms en asentar

    jurdicamente un imperio terrenal, el compromiso

    herodiano era un acomodamiento pragmtico; para el

    pueblo judo era una dialctica sutil que permita

    conservar la identidad de la comunidad y prepararse

    en privado para acoger al Mesas. En otras palabras,

    era recuperar poco a poco un espacio privado para

    fortalecer la identidad de una nacin cuyo imperio

    estatal se constituira solamente a comienzos del

    siglo veinte.

    Sin embargo, en el seno del pueblo judo, la

    fraccin llamada cristiana vive mal ese

    compromiso y contesta abiertamente la calidad

    divina del poder que reina. La venida de Jess, en

    quien dicha fraccin reconoce al verdadero Mesas

    de Israel, separa en dos el Testamento del pueblo

    israelita e inaugura la historia de la nueva Alianza y

    del nuevo testimonio. Los cristianos van a ser

    expulsados para siempre de la Sinagoga. Entre las

    razones que provocan el clebre cisma est la

    proposicin revolucionaria de Jess de preferir a

    cambio de la Ley del Talin, el amor y el perdn.

    Fuera de la Sinagoga, los cristianos ya no se

  • Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)

    12

    beneficiaban del compromiso herodiano y deban

    confrontarse con la ideologizacin teolgica del

    poder imperial, el cual introduca un elemento de

    sumisin total. Acusado de insumisin a ese poder

    terrestre, Jess respondi con la clebre sentencia:

    Dar al Csar lo que es del Csar y a Dios lo que es

    de Dios.

    Voltaire resuma aquella situacin diciendo:

    Los judos no queran ms que la estatua de Jpiter

    estuviera en Jerusaln, y los cristianos no queran

    que estuviera en el capitolio.

    4. El compromiso constantiniano o la ficcin poltica de lo universal

    Para Roma, la reivindicacin cristiana era ms

    difcil de asimilar que la juda. Pues lo que estaba en

    juego era nada menos y nada ms que la

    transformacin del poder espiritual del emperador.

    Csar hubiese estado dispuesto, segn la sentencia de

    Jess, a tomar todo lo que le llegara, excepto

    devolverle a dios la divinidad de su poder. Durante

    tres siglos, los cristianos fueron tildados de culpables

    de todas las calamidades del imperio, comprendido

    all el desbordamiento del Tibre. Por que s o por que

    no, el clamor arda con la terrible arenga: Los

    Cristianos a los leones! Como quien hubiera dicho

    en el siglo veinte: Los Judos a los hornos!

    Ya el Imperio Romano estaba en plena

  • Nelson Vallejo-Gmez Bastillas literarias, la latinidad agradecida

    13

    decadencia. Constantino, poltico sagaz, entendi que

    para salvarlo haba que restablecer la unidad

    espiritual alrededor de la religin mayoritaria, es

    decir, la Cristiana, cuyos fieles irrigaban las

    principales redes romanas. A partir de 312, el

    emperador se aline resueltamente del lado de la

    Iglesia y por el edicto de Miln (313) garantiz a los

    cristianos una tolerancia que equivala al

    reconocimiento del Cristianismo como religin de

    Estado. El compromiso constantiniano comprometa

    a la Iglesia cristiana y al emperador. Este ltimo se

    volva salvaguarda de la salvacin espiritual de sus

    sbditos y haca aplicar, en todo el imperio, la ley

    cristiana, incluyendo a Jerusaln. Por su parte, la

    Iglesia garantizaba la legitimidad del emperador en

    tanto que soberano de derecho divino. El

    compromiso constantiniano volva caduco el

    compromiso herodiano. Los judos fueron entonces a

    su vez perseguidos.

    El nuevo compromiso permita al clrigo

    cristiano sentarse a la derecha del emperador. Se

    instaura enseguida un lmite indiscernible entre el

    poder imperial y la legitimidad de derecho divino.

    Al construirse la cristiandad latina, sta se

    enfrenta a los abusos y a la usurpacin del poder

    eclesistico. Al ligarse demasiado con los asuntos

    pblicos, la iglesia perda su alma; al no ocuparse

    ms que de los asuntos celestes, ella perda pie en la

    tierra.

  • Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)

    14

    La Cristiandad asumi las revueltas del

    imperio, se confront al desarrollo de las herejas y

    finalmente provoc la secesin de la mitad del

    imperio. Algunos se han preguntado si hubo una

    relacin de causa-efecto entre la Victoria del

    Cristianismo y la decadencia del Imperio Romano.

    Como fuera, el compromiso constantiniano dur mal

    que bien hasta la toma de Constantinopla por los

    Turcos.

    San Agustn propuso sacar a la Cristiandad de

    la contradiccin gracias a la doctrina de la doble

    ciudad: la Ciudad de dios y la Ciudad terrestre.

    Tratndose de la vida verdadera, la felicidad est en

    el cielo y el bienestar en la tierra. Agustn dir que la

    felicidad se encuentra en el Estado cristiano mientras

    que el simple bienestar est en el Estado romano.

    Pero esto no bast para evitar la lucha fratricida entre

    Roma y Constantinopla.

    Sin embargo, hasta el siglo XVI, el

    compromiso constantiniano permiti a la iglesia

    desarrollar una doctrina catlica que se pudiera

    entender desde el punto de vista poltico como una

    ficcin de lo universal, que concierna a todos los

    hombres. En efecto, los cristianos apelaban a un

    estatus de derecho pblico, puesto que su verdad

    tena una ambicin universal, all donde los judos

    slo se contentaban con un estatus de derecho

    privado.

  • Nelson Vallejo-Gmez Bastillas literarias, la latinidad agradecida

    15

    5. El fin del compromiso y la pluralidad de las soluciones

    Con la toma de Constantinopla, el imperio

    otomano volvi por as decirlo, al compromiso

    herodiano y dej las diversas iglesias de Oriente

    organizarse a su manera.

    En el siglo XVI la mitad Occidental de la

    cristiandad entra en Reforma. La formacin de los

    Estados Nacin se tuvo que enfrentar y resolver la

    pregunta sobre el origen del poder. Inglaterra,

    Francia, Alemania y Rusia encontraron diferentes

    respuestas. Londres distanci al catolicismo de los

    papistas y puso al calvinismo a beneficio del

    anglicismo. Alemania subdividi el espacio imperial

    y en cada zona el Prncipe local era libre de imponer

    su confesin. La libertad religiosa era entonces

    acordada a los Prncipes y no a los sbditos. Lutero

    lleg incluso a considerar que, puesto que la

    verdadera libertad cristiana es interior, entindase

    privada, la libertad poltica poda ser abandonada a

    los Prncipes.

    La solucin francesa aportada a la cuestin de

    la relacin entre poder espiritual y poder poltico fue

    una ruptura radical. La revolucin condujo al

    principio segn el cual la Iglesia y la fe religiosa, al

    no estar unidas a la poltica, no deben tener lazos

    consubstanciales con la poltica y con el Estado. Los

    metaconceptos de tolerancia y de laicidad se forjaron

    a la francesa; pues esta inconmensurabilidad entre la

  • Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)

    16

    Iglesia y el Estado induce a que en el espacio pblico

    el creyente respete las leyes y los decretos de la

    Repblica y a su vez sta respete las creencias

    religiosas de los individuos. No obstante, el lmite

    est en no acordar la tolerancia a los enemigos de la

    tolerancia. Los catlicos sometidos a Roma y los

    ateos incvicos deban ser expulsados de la

    Repblica.

    Durante el siglo XX, Europa pas de la guerra

    entre religiones a la guerra contra la religin. La

    religin en s fue considerada como alienacin

    (Marx). La Revolucin rusa de 1917 atac la iglesia

    catlica y a su raz histrica, el judasmo, con un

    odio sanguinario, al lado del cual el circo romano era

    un juego de nios. No soportando otro culto ms que

    el suyo, el comunismo se erigi en religin de

    Estado, desenraizando as a la religin misma.

    Como espejo, el nazismo erigi la igualdad

    mecnica entre nacin y raza en parangn de valor

    mximo y virtud suprema y atac con una violencia

    despreciable a los hijos de Abraham, de Isaac y de

    Jacob. Hubo una tentativa de retorno al culto

    imperial, as como la segunda guerra mundial.

    6. El compromiso que viene o la comunidad de destino planetario

    La segunda mitad del siglo XX, en Europa y en

    las Amricas, ve la afirmacin de un pluralismo

  • Nelson Vallejo-Gmez Bastillas literarias, la latinidad agradecida

    17

    religioso, siguiendo as, el precepto voltairiano,

    segn el cual, si no se tiene ms que dos iglesias,

    ellas se destruyen, pero si se tiene una multitud, ellas

    viven en paz. Para la iglesia catlica es un perodo de

    autocrtica benfica, cuando el Concilio Vaticano II

    declara que la libertad del acto de fe, dicho de otro

    modo: la libertad religiosa, est fundada en la

    dignidad de la persona y que eso es un derecho que

    debe ser reconocido en el orden jurdico de las

    naciones conforme a un derecho civil y no a un

    derecho divino.

    El centro de la trascendencia y del poder

    espiritual est as, pues, en la dignidad de la persona,

    de donde se desprende el respeto inalienable de su

    humana condicin. A partir de all, no ms

    compromisos herodianos, ni constantinos, sino un

    compromiso tico basado en la dignidad.

    En el alba del siglo XXI, los europeos parecen

    retomar el inters por las translaciones de poder

    teolgico-poltico, cuando lo incluyen como el

    primer pilar de la Carta de los derechos

    fundamentales de la Unin Europea. Durante su

    redaccin, en el ao 2000 de la era cristiana, los

    representantes de los pueblos europeos entraron en

    controversia para saber si el prembulo de dicha

    carta deba hacer referencia al patrimonio

    espiritual, o a la herencia religiosa, es decir

    cristiana, de Europa. El Estado del Vaticano busc

    hacer presin para inclinar la balanza a su favor.

  • Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)

    18

    Pero, la herencia de la laicidad francesa, hija de la

    Ilustracin y del Iluminismo platnico, de la

    tolerancia y del pluralismo religioso, de la Tragedia

    griega, la danza, la msica y la risa, ha prevalecido.

    En consecuencia, el Prembulo dice bellamente:

    "Consciente de su patrimonio espiritual y moral, la

    Unin Europea se funda en los valores indivisibles

    y universales de la dignidad humana, de libertad,

    de igualdad, y de solidaridad; ella reposa en el

    principio de la democracia y del principio del

    Estado de derecho. Ella pone la persona en el

    corazn de su accin

    As, es la persona en su dignidad y no el rey, ni

    el emperador, ni el Estado, quien est puesto en el

    corazn de la accin de la Unin Europea. Es ella el

    motor y el fundamento del poder espiritual y de la

    nueva alianza laica por una comunidad de destino, en

    un espacio de libertad, de seguridad y de justicia.

    En efecto, el primer captulo de la carta trata

    justamente de la Dignidad, en la cual los cinco

    artculos testimonian para el mundo entero el

    fundamento espiritual de los europeos. El artculo

    uno considera que la dignidad humana es inviolable,

    que ella debe ser respetada y protegida; el artculo

    dos prohibe la pena de muerte e instaura el derecho a

    la vida como un derecho; el artculo tres erige la

    integridad de la persona en derecho y prohbe la

    clonacin y el trfico de rganos; el artculo cuatro

    precisa que la tortura y los tratamientos inhumanos y

  • Nelson Vallejo-Gmez Bastillas literarias, la latinidad agradecida

    19

    degradantes estn prohibidos; finalmente, el artculo

    cinco prohbe la esclavitud y el trabajo forzado.

    Me parece que los acadmicos de la Latinidad

    deberan, bajo la mirada de esta Carta y sus estelas,

    inspirarse de "conspiraciones mendecistas" para

    establecer el perfil distintivo de los grandes hombres

    de los cuales dirn maana, la humanidad

    agradecida. Hay todava pues Bastillas literarias a

    tomar y de las que diramos la Latinidad agradecida.

    7. Bibliografa

    - Bonnet, Jean-Claude, Naissance du Panthon, Ed. Fayard, Paris, 1998.

    - Borges, Jorge Luis, Prosa, Ed. Circulo de Lectores, Valencia, 1975.

    - DAlembert, J. Le R., Eloges historiques, uvres comptes. Ed. Slatkine, Genve, 1967.

    - Diderot, Correspondance. T. V, dition tablie par M. Versini. Ed. Laffont, Paris, 1997.

    - Castel de Saint Pierre, Charles, Discours sur les diffrences du grand homme et de lhomme illustre, Ed. Didot, Paris, 1739.

    - Charte des droits fondamentaux de lUnion europenne (2000).

    - Fnelon, Les aventures de Tlmaque, Ed. Flammarion, Paris, 1968.

    - Jerphagnon, Lucien, Histoire de la pense, Antiquit et Moyen Age, Ed. Tallandier, Paris, 1989.

  • Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)

    20

    - Loraux, Nicole, Linvention dAthnes, histoire de loraison funbre en la cit classique, Ed. Mouton, Paris, 1981.

    - Mendes, Candido et Vallejo-Gomez, Nelson, La Latinit la Recherche de lUniversel, Ed. Acadmie de la latinit, Rio de Janeiro, 2001.

    - Morin, Edgar, La Mthode 5. Lhumanit de lhumanit. Lidentit humaine. Ed. Seuil, Paris, 2001.

    - Pascal, Penses, Texte tabli par Lon Brunschvicg, Ed. Garnier-Flammarion, Paris, 1976.

    - Platn, Apologie de Socrate, Introduction de M. LYvonnet, Ed. Les Belles Lettres, Paris, 2003.

    - Voltaire, loges funbres des officiers qui sont morts en la guerre de 1741, Ed. Garnier, t. XXIII, Paris, 1879.

    - La Bible. Ed. Alliance Biblique Universelle, Paris, 1978.

    - Les Prsocratiques, Ed. tablie par M. Dumont. Ed. Gallimard, Paris, 1988.

  • Nelson Vallejo-Gmez Bastillas literarias, la latinidad agradecida

    21

  • Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)

    22

  • Revolucin de Mayo y masonera

    Nicols O. Breglia

    La Revolucin de Mayo, es uno de los hechos

    polticos ms importantes de nuestra historia. Es el

    comienzo de trascendentales reformas polticas,

    sociales, estructurales y econmicas en nuestro pas.

    La formacin del primer gobierno patrio, es la

    concrecin de los ideales de independencia que se

    vieron concretados el 9 de julio del ao 1816.

    Con anterioridad se haban producido en

    Amrica rebeliones populares con la idea de

    separarse del dominio espaol, todas fracasaron, pero

    se fue gestando paulatinamente un ideal de

    independencia, que fue madurando y se concret

    durante el siglo XIX.

    En Buenos Aires, capital del flamante

    Virreinato del Ro de la Plata, se instal este ideal,

    por el derecho innato del hombre a su

    autodeterminacin a ser el artfice de su propio

    destino, de lograr su libertad e independencia de

    cualquier tipo de dominacin.

    Adems, por razones econmicas, ya que el

    monopolio comercial impuesto por el gobierno

    espaol, impeda el desarrollo de las colonias. Los

  • Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)

    24

    comerciantes y productores de Buenos Aires,

    aspiraban lograr la libertad de comercio, y el

    dominio de la aduana, que era una fuente importante

    de ingresos.

    La masonera no fue ajena a ste hecho

    histrico, la patrocin, fue el nervio motor de la

    formacin del primer gobierno patrio, que culmin

    con la declaracin de la independencia de nuestro

    pas.

    A fines del siglo XVIII y principios del siglo

    XIX, se instalaron logias masnicas, en la ciudad de

    Buenos Aires. Las logias que levantaron columnas

    fueron la denominada San Juan de Jerusaln para

    esta parte de Amrica en el ao 1804 con carta

    constitutiva de la Gran Logia de Maryland y la

    legendaria logia Independencia, cuyo

    funcionamiento data del ao 1795, con carta

    constitutiva de la Gran Logia General Escocesa de

    Francia, antecedente del Gran Oriente de Francia,

    cuyo venerable maestro al producirse los

    acontecimientos de mayo de 1810, era Julin

    lvarez, y tena por objeto lograr la independencia

    del Virreinato del Ro de la Plata de cualquier

    dominacin extranjera. El jefe de la masonera en esa

    poca fue don Saturnino Rodrguez Pea, que a la

    vez era el representante de don Francisco de

    Miranda.

    Las logias que actuaron durante el proceso de

  • Nicols Orlando Breglia Revolucin de Mayo y masonera

    25

    emancipacin, eran logias influidas por la masonera

    francesa y espaola y no como se suele creer por la

    masonera inglesa. Esta ltima tuvo escasa influencia

    en el proceso emancipador.

    La logia Independencia es el antecedente de la

    logia Lautaro , que se denomin tambin la Gran

    Logia de Buenos Aires, que trabajaba con el rito

    moderno francs, que contaba con cinco grados, los

    tres primeros simblicos y los dos restantes

    filosficos: el grado 4 (denominado Rosa Cruz) y el

    grado 5 (Caballero Kadosh), que diriga la Gran

    Logia.

    En el ao 1793, se celebra un pacto entre

    Francisco de Miranda y los dignatarios masnicos

    americanos, entre los que se encontraba don

    Saturnino Rodrguez Pea. Se acord el apoyo de

    tropas inglesas para concretar el proceso de

    emancipacin americana, pero se dej perfectamente

    aclarado que solamente deban intervenir para el

    apoyo militar; deban abstenerse de incorporar estos

    territorios al dominio de la corona inglesa.

    Cuando se produjo la primera invasin inglesa

    en el ao 1806, los masones de Buenos Aires

    creyeron que las tropas enviadas venan a apoyar el

    movimiento emancipador. Advertieron que no era

    as, porque el hermano Beredsford destituy al

    virrey, se proclam gobernador, mantuvo en sus

    puestos a toda las estructuras del gobierno colonial,

  • Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)

    26

    proclam la libertad de cultos y el libre comercio, iz

    la bandera inglesa y orden que los habitantes de

    Buenos Aires juraran fidelidad a la bandera y al

    monarca ingls, habilitando a tal efecto una bitcora

    donde las familias de Buenos Aires, deban suscribir

    la subordinacin a la corona Inglesa.

    Segn las crnicas de la poca 28 familias

    caracterizadas de la ciudad, suscribieron su fidelidad

    a la corona britnica. Cuando los ingleses fueron

    derrotados ocultaron celosamente la bitcora y la

    llevaron a Londres.

    Esta actitud sorprendi a los masones de

    Buenos Aires, en forma inmediata comisionaron al

    hermano Juan Jos Castelli para que se entrevistara

    con el gobernador. La reunin fue muy tensa,

    Castelli en forma imperativa le exigi al general

    Beredsford el cumplimiento del pacto celebrado en el

    ao 1793 con el general Miranda, pero el jefe ingls

    rechaz terminantemente el reclamo. A partir de ese

    momento, naci en la mente de los criollos la idea de

    la Reconquista de Buenos Aires.

    Es importante recordar que la primera invasin

    inglesa fue prcticamente un desfile militar, tuvo

    escasa resistencia y una dotacin de 1200 hombres

    tom la Ciudad de Buenos Aires1.

    1 Para ms datos ver Antonio Rodrguez Ziga, La logia Lautaro y

    la independencia de Amrica, Buenos Aires, 1922, p. 51.

  • Nicols Orlando Breglia Revolucin de Mayo y masonera

    27

    Cuando fue derrotado, el general Beredsford se

    jurament ante los masones de Buenos Aires, que no

    tomara las armas en contra del virreinato, y que se

    comprometa a gestionar por ante su majestad

    britnica el apoyo al movimiento emancipador, y que

    abandonara la idea de anexin de las colonias

    espaolas en Amrica.

    Bajo esas condiciones fue dejado en libertad,

    se traslad a la ciudad de Montevideo, y all se

    encontr con una escuadra que traa 12000 hombres

    para reforzar le dominio sobre Buenos Aires. El

    general a cargo le entreg el mando y el general

    Beredsford se neg terminantemente a hacerse cargo

    de la fuerza militar, por haberse juramentado

    masnicamente a no tomar las armas contra Buenos

    Aires.

    En la segunda invasin Inglesa, advertidos los

    habitantes de Buenos Aires sobre sus intenciones, la

    fuerza que contaba con 12000 hombres, no pudieron

    tomar la Ciudad. Es importante tener en cuenta, que

    se trataba del mejor ejrcito del mundo, y que

    Buenos Aires, contaba en ese momento con 40000

    habitantes, de los cuales aproximadamente 8000 con

    capacidad de combate.

    La ciudad se levant en armas, pelearon desde

    el nieto hasta el abuelo, tambin lo hicieron las

    mujeres, en una gesta sin precedentes el pueblo de

    Buenos Aires en su conjunto se bati heroicamente

  • Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)

    28

    en contra del ejrcito invasor derrotndolo en forma

    contundente.

    Esta victoria envalenton a los patriotas, se

    dieron cuenta que si pudieron vencer al mejor

    ejrcito de la poca, estaban en condiciones de luchar

    por su libertad.

    En forma inmediata, se form el partido de los

    patriotas dirigidos en forma mayoritaria por los

    masones, que aspiraban a obtener la independencia

    de stas tierras, y como contrapartida se form el

    partido de los espaoles, que aspiraban a mantener

    estas tierras bajo el dominio espaol.

    El partido de los patriotas contaba con el apoyo

    del regimiento de Patricios, cuyo jefe era el entonces

    coronel Cornelio Saavedra, hermano masn.

    El partido de los espaoles estaba liderado por

    Martn de Alzaga, apoyados por los regimientos de

    los tercios de gallegos, vizcanos, montaeses

    y andaluces.

    En el ao 1809 el partido de los espaoles trat

    de dar un golpe de estado y designar una Junta de

    gobierno adicta al soberano espaol, pero fueron

    derrotados por la accin decidida y enrgica del jefe

    del regimiento patricio.

    Las posiciones encontradas entre ambos

    bandos, provocaron un estado de inestabilidad en la

    sociedad colonial de entonces y una creciente

  • Nicols Orlando Breglia Revolucin de Mayo y masonera

    29

    desconfianza entre los grupos en pugna.-

    La llegada al puerto de Montevideo de la

    fragata inglesa John Paris el da 13 de mayo, con la

    noticia de la cada de Sevilla en manos de Napolen,

    precipit los acontecimientos en Buenos Aires.

    Al encontrarse acfalo el gobierno en Espaa,

    se convoca a un Cabildo Abierto, para decidir la

    actitud a adoptar, ante el cariz que estaban tomando

    los acontecimientos.

    Se plantearon dos posturas totalmente

    antagnicas: la sostenida por el obispo Benito de Lu

    y Riega, que militaba activamente en el partido de

    los Espaoles, defensor del absolutismo monrquico,

    neg enfticamente el derecho de los americanos

    para hacer innovaciones en el gobierno, destacando

    el hecho de que las Indias eran propiedad de Espaa

    y que mientras exista un espaol en Amrica era el

    que deba gobernarla. La soberana del gobierno

    resida en Espaa y era privativa de espaoles.

    Esta postura fue rebatida por el hermano Juan

    Jos Castelli, que militaba en el partido patriota,

    sostuvo con acierto las modernas teoras de la

    soberana popular basados en las doctrinas liberales

    imperantes en la poca que sostenan que al haber

    caducado el gobierno Espaol, el soberano y por

    ende sus autoridades, el pueblo debe reasumir la

    soberana y designar las autoridades que estime

    convenientes a sus intereses.- Triunfa sta postura y

  • Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)

    30

    el Virrey es depuesto.

    El Virrey y el Partido Espaol no se quedaron

    quietos, no se dieron por vencidos e iniciaron una

    verdadera contrarrevolucin. Ese mismo da, en

    horas de la tarde se procedi a formar una junta de

    gobierno presidida por el Virrey Cisneros, e

    integrada por Saavedra, Castelli, Sola e Inchaurregui.

    sta jugada desconcert a los patriotas porque

    el pueblo pareci satisfecho con la eleccin de las

    autoridades y el Partido de los Espaoles se

    consideraba triunfante por haber salvado la autoridad

    del Virrey.

    Los patriotas que en su mayora eran masones,

    se reunieron en la casa de Rodrguez Pea, y luego

    de largos debates y deliberaciones decidieron

    convocar nuevamente a un Cabildo Abierto, y con el

    apoyo del Regimiento de Patricios, que moviliz sus

    tropas y sus bateras, lograron imponer una Junta de

    Gobierno adicta a su posicin poltica. Pudiendo

    ponerse de acuerdo con los candidatos a integrarla.

    El que redact la lista con los nombres de los

    integrantes de la Junta de Gobierno fue don Antonio

    Berutti.

    Finalmente en el Cabildo Abierto del 25 de

    mayo del ao 1810, se nombr la Primera Junta de

    gobierno. El presidente fue el general Cornelio

    Saavedra (masn); los secretarios fueron Mariano

    Moreno (masn, miembro de la logia Independencia)

  • Nicols Orlando Breglia Revolucin de Mayo y masonera

    31

    y Juan Jos Paso (masn miembro de la logia

    Independencia y la Sociedad de los siete); los vocales

    fueron Manuel Belgrano (masn miembro de la logia

    Independencia, Sociedad de los siete, logia Lautaro,

    venerable maestro de la logia Argentina y

    posteriormente denomidada logia Unidad Argentina

    de la ciudad de Tucumn), Miguel de Azcunaga,

    Juan Jos Castelli, (masn venerable maestro de la

    logia Independencia), Domingo Mathu, (masn

    logia Independencia), Juan Larrea (masn logia

    Independencia) y Manuel Alberti (masn logia

    Independencia y Sociedad de los siete).

    La pertenencia a la orden de la mayora de los

    integrantes de la Primera Junta pone de manifiesto el

    protagonismo que los mismos tuvieron durante los

    sucesos revolucionarios y en la conformacin del

    Primer Gobierno Patrio.

    Fue importante tambin la participacin de un

    sector de la Iglesia catlica en el proceso iniciado

    con la Revolucin de Mayo. La iglesia se dividi en

    forma horizontal: un sector se mantuvo fiel a la

    conduccin del Vaticano, en defensa del absolutismo

    monrquico oponindose a cualquier ideal de

    independencia. El otro sector dirigido por el dean

    Diego Estanislao Zavaleta, rector de la Catedral de

    Buenos Aires, apoyaba decididamente el proceso

    emancipador. Este clrigo olvidado por la historia,

    tuvo una importancia decisiva en los sucesos de

    mayo porque justific bajo el punto de vista

  • Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)

    32

    teolgico la formacin de la Primera Junta. Sus

    bigrafos dan cuenta que era un asiduo concurrente a

    los clubes presididos por don Nicols Rodrguez

    Pea.

    La Revolucin de Mayo es un acontecimiento

    trascendente en la vida poltica de nuestra historia.

    Es el comienzo de importantes reformas polticas,

    sociales y econmicas de nuestro pas, con

    fundamento en los principios de libertad, igualdad y

    fraternidad, que son sustentadas por la masonera.

    Fue a partir de este momento que, basados en estos

    principios, llevaron a la sociedad profana las

    propuestas de organizacin social, poltica y

    econmica de la orden masnica como base para el

    ordenamiento jurdico y constitucional, tales como la

    defensa de la soberana popular, la

    autodeterminacin de los pueblos, la igualdad

    jurdica, la divisin de poderes, la representacin, las

    libertades de pensamiento, expresin y conciencia,

    libertad de cultos que son estudiadas en la pasividad

    de los templos.

    Los hombres de mayo, nos sealaron el

    camino, debemos tenerlo siempre presente, pero

    como la obra iniciada, an no ha concluido, tenemos

    la obligacin de continuar con esos trabajos y lograr

    la concrecin definitiva de los ideales polticos y

    sociales que propone la orden masnica, es la gran

    deuda que tenemos con la sociedad.

  • Nicols Orlando Breglia Revolucin de Mayo y masonera

    33

    Depende de nosotros asumir el desafo, recoger

    y concretar la obra inconclusa de la masonera.

    Obras consultadas:

    - Corbire, Emilio J., La masonera, poltica y sociedades secretas en la Argentina, Buenos Aires, Sudamericana, 1998.

    - De Gandia, Enrique, La independencia de Amrica y las sociedades secretas, Sudamrica, Santa Fe, 1994.

    - Iriarte, Toms Memorias, vol. 2, Napolen y la libertad hispano americana, Buenos Aires, Sociedad Impresora Americana, 1944.

    - Lappas, Alcibades, La masonera argentina a travs de sus hombres, 2 ed., Buenos Aires, 1966.

    - Lazcano, Martn V., Las sociedades secretas, polticas y masnicas de Buenos Aires, Buenos Aires, El Ateneo, 1927, 2 vols.

    - Rodrguez Ziga, Antonio, La logia Lautaro y la independencia de Amrica, Buenos Aires, 1922.

  • Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)

    34

  • Tres ensayos sobre la masonera en el Uruguay (1770-1870)*

    Mario Dotta Ostra

    1. Sobre las primeras manifestaciones de vida masnica en la Banda Oriental

    Desde la poca colonial puede abrirse la puerta

    a la presuncin sobre la existencia -si no de

    masonera como institucin- de masones.

    El primer gobernador de Montevideo, Jos Joaqun de Viana

    No son nuevas las sospechas de que el primer

    gobernador de Montevideo, Jos Joaqun de Viana,

    fuera un hijo de la augusta Institucin. Tampoco de

    que, durante la segunda mitad del siglo XVIII, la

    plyade de comisarios demarcadores enviados por la

    corona para demarcar los lmites con las posesiones

    americanas de Portugal, posean un perfil parecido al

    de Viana, y una relacin que les permiti cerrar filas,

    cuando el pro jesuita y luego Virrey del Ro de la

    Plata, Pedro Antonio de Cevallos, comenz a

    * Una parte de este texto fue publicada en Garibaldi, XVI, 16,

    Montevideo, 2001, pp. 29-45 y fue aqu corregida por el autor. Las maysculas empleadas para palabras como masonera y logia son del autor. Los subttulos son del editor.

  • Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)

    36

    perseguir a Viana. Efectivamente, al firmarse el

    Tratado de Madrid de 1750 y modificarse la lnea de

    frontera, las Misiones Orientales pasaban a dominio

    portugus, cosa que resistieron los Jesuitas formando

    ejrcitos de indios y llevando a cabo una guerra -la

    Guerra Guarantica- que los llev al

    enfrentamiento con los ejrcitos de ambas potencias.

    Fue en el transcurso de esta guerra que Viana sent

    campamento en el Salto, en el lugar en que pocos

    aos despus surgir la ciudad del mismo nombre.

    Con respecto a las relaciones entre Viana y Cevallos

    el historiador y principal genealogista del Uruguay,

    Juan Alejandro Apolant, consign:

    Mientras las relaciones de Viana con el Capitn General Jos de Andonaegui eran excelentes y

    seran nuevamente excelentes con Vertiz, el

    Gobernador de Montevideo choc con Pedro de

    Cevallos prcticamente a partir de su primer

    encuentro; divergencias originadas inicialmente por

    la inclinacin (casi morbosa) de Cevallos hacia los

    Jesuitas y el hecho de considerar tercamente

    adversarios suyos a todos los que pensaban de otro

    modo; y entre los ltimos se encontraba Viana

    quien, desde la poca del Tratado de lmites, era

    contrario a la Compaa de Jess y partidario y leal

    al Marqus de Valdelirios quien nombrado

    Comisario Demarcador por parte de Espaa, haba

    llegado al Ro de la Plata en enero de 1752. De los

    continuos choques entre Viana y Cevallos quien lo

    calumni, difam y denigr en forma inconcebible

    al Gobernador de Montevideo, en cada

    oportunidad, hay infinidad de ejemplos por dems

  • Mario Dotta Ostra Tres ensayos sobre la masonera en el Uruguay (1770-1870)

    37

    reveladores del carcter altivo de Viana y por otra

    parte del carcter repudiable de Cevallos.1

    Cevallos, como defensor de los jesuitas se

    enfrent a Viana, a Jos de Andonaegui, a Toms

    Hilson, a Antonio Aymericha Juan Ruiz de Bonneval

    y a Francisco Saravia, entre otros; promovi un

    juicio contra Viana y Hilson del que sali mal

    parado; ya que, por el contrario, la Secretara de

    Indias fall a favor de los encausados, eximiendo a

    Viana de todos los cargos de que lo acusaba

    Cevallos, y ascendindolo a Mariscal de Campo.

    Estos enfrentamientos, sin duda muy

    sugestivos, presuntamente formaban parte de las

    escaramuzas entre Iglesia y Masonera, que iban a

    animar al proceso que, durante el siglo XIX, fueron

    pautando el proceso hacia la liberacin de los

    absolutismos, y hacia un proceso que culminara con

    la laicizacin. Eran los tiempos en que el Gran

    Oriente de Espaa tena como gran-maestre a Pedro

    Pablo de Abarca y Bolea, Conde de Aranda, primer

    ministro combatido por la gran nobleza espaola y

    por la Iglesia, debido a su poltica de fomento

    econmico y desarrollo social hacia los campesinos

    pobres.

    El malestar hizo crisis y estall el motn -entre

    1 Juan Alejandro Apolant, Gnesis de la Familia Uruguaya,

    Montevideo, 1975, Imp. Vinaak, 2. edicin ampliada, Tomo II, pp. 931-932.

  • Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)

    38

    el 23 y 26 de marzo de 1766- contra la prohibicin

    del uso de chambergos y capas largas -refugio de

    fisonomas y cuchillos- decretado por el Ministro

    Leopoldo de Gregorio, Marqus de Esquilache, causa

    menor que ocultaba la oposicin de las corporaciones

    comerciales y la nobleza terrateniente, contra las

    reformas planteadas en el agro y el comercio,

    asonada en que estuvieron involucrados los jesuitas,

    lo que sin duda influy, dando lugar a la Real

    Cdula, que determin la expulsin de los mismos,

    en setiembre de 1767.

    Los franciscanos: un influjo liberal?

    Luego de este hecho un influjo ms liberal, el

    de los franciscanos, hizo pie y se prestigi en

    Montevideo, retomando la primaca ejercida desde la

    fundacin de la ciudad y que continuara hasta la

    poca de la independencia, incorporando la ctedra

    de filosofa bajo la orientacin sin duda ms liberal

    del Padre Mariano Chambo, primera ctedra de curso

    superior.

    Los franciscanos levantaban recelos en las

    autoridades coloniales por sus posturas liberales y de

    controversia con el centralismo virreinal; de este

    ncleo surgieron los que iban a acompaar el

    movimiento independentista: Monterroso, Carballo,

    Farmian, Pose, Fleitas, etc.

    Estos religiosos imbuidos por el localismo,

    establecieron importantes lazos entre la Iglesia -cuya

  • Mario Dotta Ostra Tres ensayos sobre la masonera en el Uruguay (1770-1870)

    39

    actuacin se vea a travs de estos curas

    franciscanos- y el pueblo, consolidndose lazos que

    luego se haran ms precisos ente el estallido

    revolucionario de 1811.

    La Hermandad de la Caridad: una sociedad masnica?

    Otro componente importante fue la existencia

    de la Hermandad de Caridad, fundada en la segunda

    mitad del siglo XVIII, a cuyo cargo estaban ciertos

    servicios pblicos y esencialmente su creacin

    mayor: el Hospital de Caridad. Estaba caracterizada

    ...por la clase de personas que la integraban y la

    forma secreta de sus actividades...1.

    La Hermandad constitua un fuerte lazo de

    unin entre la Iglesia local y el pueblo; y esos lazos,

    fueron muchas veces mal vistos por las autoridades

    eclesisticas, y no pocas veces entraron en

    confrontacin, como en 1804 durante el viaje de

    inspeccin del Obispo de Buenos Aires Lu y Riega,

    por la campaa oriental y por Montevideo, en el que

    dicho funcionario eclesistico cometi tantos

    atropellos, que determin la protesta del Cabildo de

    Montevideo ante Carlos IV, solicitando la separacin

    de la Banda Oriental de la dicesis de Buenos Aires,

    y la creacin de un obispado independiente en

    1 Pablo Blanco Acevedo, El Gobierno colonial en el Uruguay y los

    orgenes de la nacionalidad, Montevideo, Barreiro & Ramos, 1944, p. 89.

  • Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)

    40

    Montevideo.

    El carcter de puerto de ultramar de

    Montevideo, abierto a todas las tendencias que traan

    los barcos en trnsito, cre un ambiente ms

    cosmopolita, causa de una mayor libertad que

    impriman a sus conductas los orientales religiosos o

    civiles, creando el mbito adecuado para que

    floreciera el liberalismo.

    Si bien no nos consta que la Hermandad de

    Caridad del Hospital Maciel fuera una logia

    masnica, sus caractersticas y estilo pueden llevar a

    presumir que lo fuera. Sobre todo cuando vemos que

    en sus sucesivas integraciones los nombres de

    destacados masones como Joaqun de la Sagra y

    Peris que fue secretario de la misma, Juan M. Besnes

    Irigoyen, Antonio M.Vilardeb, Cipriano de Melo,

    Santiago Vzquez, Eugenio Garzn Manuel C.

    Oribe, Bernardo Pereira Mezquita; el propio

    Francisco Antonio Maciel cuya banda simblica

    aparece en el retrato que se encuentra en el anfiteatro

    del Hospital Maciel, debido al pincel del retratista

    sueco Jos Guth.

    Si bien pueden caber dudas sobre el carcter

    masnico de la Hermandad de Caridad, s estuvo

    integrada en gran parte por masones, sobre todo en

    su segunda poca, cuando se construy la hermosa

    fachada sobre la calle 25 de Mayo, y cuando su

    secretario era Joaqun de la Sagra y Peris, lapso en el

  • Mario Dotta Ostra Tres ensayos sobre la masonera en el Uruguay (1770-1870)

    41

    Documento 2: La capilla del Hospital Maciel en Montevideo: una simbologa masnica? (Fotografa: Mario Dotta)

  • Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)

    42

    que sin duda sesionaba impregnada por el estilo y el

    espritu de la masonera.

    A lo que cabra agregar, la existencia, en la

    capilla de dicho hospital, de smbolos

    indudablemente masnicos, tanto en las paredes

    como en el cielorraso del plpito de los sermones, en

    que se representa -an existente- el tringulo

    flamgero con el ojo del Gran Arquitecto del

    Universo en su centro1. Por la naturaleza de esas

    alegoras, puede admitirse que all podra haber

    funcionado un Captulo de Grado 18.

    En 1824 era recibido por la Hermandad de

    Caridad, Juan Mara Mastai Ferretti, de paso por

    Montevideo; y de ah se ha presumido, no sabemos

    con qu fundamento, que el futuro Papa Po IX

    hubiera recibido all la luz masnica.

    1 Mario Dotta Ostria, Caudillos, Doctores y Masones, Montevideo,

    Ediciones de la Plaza, 2006.

  • Mario Dotta Ostra Tres ensayos sobre la masonera en el Uruguay (1770-1870)

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    2. Notas sobre la poca de la Independencia

    Es posible que en poca de los inicios de la

    invasin portuguesa, Carlos de Alvear haya fundado

    en Montevideo la logia Caballeros Racionales, en

    rivalidad con la Lautaro II, fundaba por San Martn

    y Pueyrredn en Buenos Aires.

    La divisin entre los lautarinos determin la

    presencia en Montevideo de los que acompaaban a

    Alvear y eran opuestos a Jos de San Martn: Juan

    Larrea, Santiago Vzquez, Manuel lvarez,

    Francisco Martnez Nieto, Juan Zufriategui y

    Ventura Vzquez. Sin duda estaba en el tapete las

    diferencias entre San Martn y Alvear, y tambin las

    existentes entre Pueyrredn y San Martn; sobre todo

    al negarse este ltimo a obedecer la orden de volver

    con su ejrcito, desde Mendoza, a combatir a

    Artigas.

    Estando San Martn aliado con Bernardo de

    OHiggins, se explica a su vez que los enemigos de

    este ltimo, como Jos Miguel Carrera, se encontrara

    en Montevideo complotando junto a Alvear, y con la

    tolerancia de Carlos Lecor, el jefe portugus de

    ocupacin de la Banda Oriental; exista algo en

    comn que los una y que explica la actitud del jefe

    lusitano: el odio a Artigas y la necesidad de unir

    fuerzas para acabar definitivamente con l.

    Al tiempo, surgira tambin en Montevideo, la

  • Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)

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    orden de los Caballeros Orientales, logia ms

    populosa y masiva, probablemente como logia

    subordinada a Caballeros Racionales, e integrada

    adems por var