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Recordando a Bertolt Brecht en el Día de la victoria sobre el fascismo: "Las cinco dificultades para decir la verdad" (1934), texto completo. Bertol Brecht. Autor de la fotografía y fecha: no conocidos. Wirklich, ich lebe in finsteren Zeiten! ¡Realmente, vivo en tiempos sombríos! Bertolt Brecht En más de una ocasión, todos hemos leído un par de citas magistrales de Bertolt Brechtsobre el fascismo: "¿de qué sirve decir la verdad sobre el fascismo -que se condena- si no se dice nada contra el capitalismo que lo origina?" "estar contra el fascismo sin estar contra el capitalismo, rebelarse contra la barbarie que nace de la barbarie, equivale a reclamar una parte del ternero y oponerse a sacrificarlo". Ambas citas están sacadas de un texto de Brecht escrito en 1934, "Las cinco dificultades para decir la verdad".

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Recordando a Bertolt Brecht en el Da de la victoria sobre el fascismo: "Las cinco dificultades para decir la verdad" (1934), texto completo.

Bertol Brecht. Autor de la fotografa y fecha: no conocidos.

Wirklich, ich lebe in finsteren Zeiten!Realmente, vivo en tiempos sombros!Bertolt BrechtEn ms de una ocasin, todos hemos ledo un par de citas magistrales deBertolt Brechtsobre elfascismo:"de qu sirve decir la verdad sobre el fascismo -que se condena- si no se dice nada contra el capitalismo que lo origina?""estar contra el fascismo sin estar contra el capitalismo, rebelarse contra la barbarie que nace de la barbarie, equivale a reclamar una parte del ternero y oponerse a sacrificarlo".Ambas citas estn sacadas de un texto de Brecht escrito en1934,"Las cinco dificultades para decir la verdad".

B. Brecht. Escultura en bronce,realizadaporFritz Cremer.MemorialBertolt Brecht,Berln.Fotografa (2011):Manfred Brckels.

A pesar de los aos transcurridos desde su publicacin,el artculo mantiene plena vigencia en el mundo en el que vivimos, particularmente en esta Europa amenazada de nuevo por el lgubre manto del fascismo.Os ofrecemos eltexto completo de Brecht, en dos versiones de traduccin diferentes. Tambinpodisdescargarlas al final enpdf o en word.

El texto de Brecht est reproducido en ms sitios de Internet, pero desde elblog del viejo topoqueramos sumarnos a su difusin, por la vigencia e importancia de sus contenidos.Este artculo tuvo algunas modificaciones por parte de su autor. Inicialmente lo public (en alemn) elPariser Tageblatt(12-12-1934), que era un diario que se editaba en Pars para exiliados alemanes. El ttulo de esta primera versin era"Los poetas han de contar la verdad("Dichter sollen die Wahrheit schreiben"). Al ao siguiente, en abril de 1935, Brecht public lo que sera la versin final, en la publicacin antifascistaUnsere Zeit. A partir de 1938, comenz a circular una nueva reedicin, de forma clandestina, en la Alemania nazi.Conmemoracin delDa de la victoria sobre el fascismo.Te animamos a difundir el texto, pero, especialmente, a explicrselo a quienes no entiendan su sentido profundo. Hemos elegido esta fecha para sacar laentrada, con el propsito tambin de recordar que, en una buena parte de la Europa oriental sobre todo, se celebra elDa de la victoria sobre el fascismo.El9 de mayo de 1945(uso horario de Mosc), el Mariscal de Campo Wilhelm Keitel, firmaba la rendicin incondicional de la Wehrmacht, en la sede de la Unin Sovitica en Karlshorst, Berln.

A menudo, la historiografa hasobrevaloradoel papel desempeado por estadounidenses y britnicos en la derrota nazi, a la vez que siempre se dio latendencia a infravalorar el papel ejercido por lossoviticos(como tambin se ha infravalorado el papel de laResistencia). Por otra parte, el cine deHollywoodse ha encargado de forjar unimaginario colectivomuy popular, que presenta a los anglo-norteamericanos como los grandes liberadores de Europa. Sin embargo,el protagonismo principal de la derrota nazi fue desempeado por elEjrcito Rojo(Ejrcito Rojo de Obreros y Campesinos, como se denominaba oficialmente cuando fue creado en 1918), gracias al sacrificio pico del pueblo ruso.

Es un momento muy especial para celebrar esteDa de la victoria sobre el fascismo,y seguro que la mayoratenispuesta la miradaenUcrania. Los neonazis han protagonizado un golpe de estado en ese pas, apoyado por EEUU y la UE. A estas alturas ya existe constancia de que grupos de paramilitares ucranianos fueron entrenados en pases de la UE (y en alguna que otra base militar de la OTAN). Todava estamos en estado de shock por lasanguinaria matanza en laCasa de los Sindicatosde Odesa, en la que los neonazis quemaron vivas a ms de 40 personas, incluyendo nios (ver el artculo deAndrei Vorontsov,"El olor de la carne humana quemada", enlarepublica.es). Los comunistas son expulsados del Parlamento ucraniano, perseguidos y en ocasiones torturados y asesinados. Ya en su momento los neonazis haban prometido privar del pasaporte y expulsar de Ucrania a todos los ruso-parlantes, que son mayora en la parte oriental del pas...

Todos ellos y otros que no mencionamos, son hechos que nos hacen pensar enla Europa de la Alemania de Hitlerde los aos 30, de ah que digamos que esteDa de la victoriaadquiere un significado especial en el contexto de estos acontecimientos.Pero, precisamente por este motivo, tambin tiene mucho sentido recordar el artculo del poeta y dramaturgo antifascista alemn,Bertolt Brecht, que os ofrecemos a continuacin.Bertolt Brechtfue de los intelectuales alemanes que denunciaron y avisaron de lo que habra de suceder.Brechtentendi a la perfeccinel origen y las causas que incubaronel huevo de la serpiente, parafraseando el ttulo de la pelcula de Ingmar Bergman(1977).

Lo mismo que dijo Bertolt Brecht en su poca,tambin hoy podemos decir"Wirklich, ich lebe in finsteren Zeiten!",Realmente, vivo en tiempos sombros!ADVERTENCIA sobre las dos traducciones del texto de B. Brecht.Las dos versiones de traduccin son bastante diferentes, sin que tengamos una explicacin al respecto. Si algn lector conoce detalles que puedan explicar tal disparidad, agradecemos que nos facilite una explicacin en un comentario.

La primera traduccinal castellano fue realizada en laUniversidad de Salamanca en 1963, siendo publicada en noviembre de ese ao por elBoletn del Seminario de Derecho Poltico(n 29-30, noviembre de 1963) que editaba la universidad salmantina.

La segunda traduccincorresponde con la realizada porJ. Fontcuberta en1973, cuando se public este artculo como parte del libroBertolt Brecht, El compromiso en literatura y arte(Ed. Pennsula, Barcelona, 1973, pp. 157-171).

Desconocemos si hubo modificaciones posteriores a la versin original publicada en 1935 enUnsere Zeit. De ser as, esto pudiera explicar las diferencias entre las dos traducciones, presuponiendo que sendos traductores habran partido de fuentes originales distintas.

* * *Las cinco dificultades para decir la verdadBertolt Brecht

[Versin: traduccin de 1963 (autor no identificado), publicada elBoletn del Seminario de Derecho Poltico(n 29-30, noviembre de 1963), de la Universidad de Salamanca]El que quiera luchar hoy contra la mentira y la ignorancia y escribir la verdad tendr que vencer por lo menos cinco dificultades. Tendr que tener el valor de escribir la verdad aunque se la desfigure por doquier; la inteligencia necesaria para descubrirla; el arte de hacerla manejable como un arma; el discernimiento indispensable para difundirla.Tales dificultades son enormes para los que escriben bajo el fascismo, pero tambin para los exiliados y los expulsados, y para los que viven en las democracias burguesas.1. El valor de escribir la verdadPara mucha gente es evidente que el escritor debe escribir la verdad; es decir, no debe rechazarla ni ocultarla, ni deformarla. No debe doblegarse ante los poderosos; no debe engaar a los dbiles. Pero es difcil resistir a los poderosos y muy provechoso engaar a los dbiles. Incurrir en la desgracia ante los poderosos equivale a la renuncia, y renunciar al trabajo es renunciar al salario. Renunciar a la gloria de los poderosos significa frecuentemente renunciar a la gloria en general. Para todo ello se necesita mucho valor.Cuando impera la represin ms feroz gusta hablar de cosas grandes y nobles. Es entonces cuando se necesita valor para hablar de las cosas pequeas y vulgares, como la alimentacin y la vivienda de los obreros. Por doquier aparece la consigna:No hay pasin ms noble que el amor al sacrificio.En lugar de entonar ditirambos sobre el campesino hay que hablar de mquinas y de abonos que facilitaran el trabajo que se ensalza. Cuando se clama por todas las antenas que el hombre inculto e ignorante es mejor que el hombre cultivado e instruido, hay que tener valor para plantearse el interrogante: Mejor para quin? Cuando se habla de razas perfectas y razas imperfectas, el valor est en decir: Es que el hambre, la ignorancia y la guerra no crean taras?Tambin se necesita valor para decir la verdad sobre s mismo cuando se es un vencido. Muchos perseguidos pierden la facultad de reconocer sus errores, la persecucin les parece la injusticia suprema; los verdugos persiguen, luego son malos; las vctimas se consideran perseguidas por su bondad. En realidad esa bondad ha sido vencida. Por consiguiente, era una bondad dbil e impropia, una bondad incierta, pues no es justo pensar que la bondad implica la debilidad, como la lluvia la humedad. Decir que los buenos fueron vencidos no porque eran buenos sino porque eran dbiles requiere cierto valor.Escribir la verdad es luchar contra la mentira, pero la verdad no debe ser algo general, elevado y ambiguo, pues son estas las brechas por donde se desliza la mentira. El mentiroso se reconoce por su aficin a las generalidades, como el hombre verdico por su vocacin a las cosas prcticas, reales, tangibles. No se necesita un gran valor para deplorar en general la maldad del mundo y el triunfo de la brutalidad, ni para anunciar con estruendo el triunfo del espritu en pases donde ste es todava concebible. Muchos se creen apuntados por caones cuando solamente gemelos de teatro se orientan hacia ellos. Formulan reclamaciones generales en un mundo de amigos inofensivos y reclaman una justicia general por la que no han combatido nunca. Tambin reclaman una libertad general: la de seguir percibiendo su parte habitual del botn. En sntesis slo admiten una verdad: la que les suena bien.Pero si la verdad se presenta bajo una forma seca, en cifras y en hechos, y exige ser confirmada, ya no sabrn qu hacer. Tal verdad no les exalta. Del hombre veraz slo tienen la apariencia. Su gran desgracia es que no conocen la verdad.2. La inteligencia necesaria para descubrir la verdadTampoco es fcil descubrir la verdad. Por lo menos la que es fecunda. As, segn opinin general, los grandes Estados caen uno tras otro en la barbarie extrema. Y una guerra intestina que se desarrolla implacablemente puede degenerar en cualquier momento en un conflicto generalizado que convertira nuestro continente en un montn de ruinas. Evidentemente, se trata de verdades. No se puede negar que llueve hacia abajo: numerosos poetas escriben verdades de este gnero. Son como el pintor que cubra de frescos las paredes de un barco que se estaba hundiendo. El haber resuelto nuestra primera dificultad les procura una cierta dificultad de conciencia. Es cierto que no se dejan engaar por los poderosos, pero escuchan los gritos de los torturados? No; pintan imgenes. Esta actitud absurda les sume en un profundo desconcierto, del que no dejan de sacar provecho; en su lugar otros buscaran las causas. No creis que sea cosa fcil distinguir sus verdades de las vulgaridades referentes a la lluvia; al principio parecen importantes, pues la operacin artstica consiste precisamente en dar importancia a algo. Pero mirad la cosa de cerca: os daris cuenta que no dejan de decir: no se puede impedir que llueva hacia abajo.Tambin estn los que por falta de conocimientos no llegan a la verdad. Y, sin embargo, distinguen las tareas urgentes y no temen a los poderosos ni a la miseria. Pero viven de antiguas supersticiones, de axiomas clebres a veces muy bellos. Para ellos el mundo es demasiado complicado: se contentan con conocer los hechos e ignorar las relaciones que existen entre ellos.Me permito decir a todos los escritores de esta poca confusa y rica en transformaciones que hay que conocer el materialismo dialctico, la economa y la historia. Tales conocimientos se adquieren en los libros y en la prctica si no falta la necesaria aplicacin. Es muy sencillo descubrir fragmentos de verdad, e incluso verdades enteras. El que busca necesita un mtodo, pero se puede encontrar sin mtodo, e incluso sin objeto que buscar. Sin embargo, ciertos procedimientos pueden dificultar la explicacin de la verdad: los que la lean sern incapaces de transformar esa verdad en accin. Los escritores que se contentan con acumular pequeos hechos no sirven para hacer manejables las cosas de este mundo. Pues bien, la verdad no tiene otra ambicin. Por consiguiente esos escritores no estn a la altura de su misin.3. El arte de hacer la verdad manejable como armaLa verdad debe decirse pensando en sus consecuencias sobre la conducta de los que la reciben.Hay verdades sin consecuencias prcticas. Por ejemplo,esa opinin tan extendida sobre la barbarie: el fascismo sera debido a una oleada de barbarie que se ha abatido sobre varios pases, como una plaga natural. As, al lado y por encima del capitalismo y del socialismo habra nacido una tercera fuerza: el fascismo. Para mi, el fascismo es una fase histrica del capitalismo, y, por consiguiente, algo muy nuevo y muy viejo. En un pas fascista el capitalismo existe solamente como fascismo. Combatirlo es combatir el capitalismo, y bajo su forma ms cruda, ms insolente, ms opresiva, ms engaosa.Entonces, de qu sirve decir la verdad sobre el fascismo -que se condena- si no se dice nada contra el capitalismo que lo origina?Una verdad de este gnero no reporta ninguna utilidad prctica.Estar contra el fascismo sin estar contra el capitalismo, rebelarse contra la barbarie que nace de la barbarie, equivale a reclamar una parte del ternero y oponerse a sacrificarlo.Los demcratas burgueses condenan con nfasis los mtodos brbaros de sus vecinos, y sus acusaciones impresionan tanto a sus auditorios que stos olvidan que tales mtodos se practican tambin en sus propios pases.Ciertos pases logran todava conservar sus formas de propiedad gracias a medios menos violentos que otros. Sin embargo, los monopolios capitalistas originan por doquier condiciones brbaras en las fbricas, en las minas y en los campos. Pero mientras que las democracias burguesas garantizan a los capitalistas, sin recurso a la violencia, la posesin de los medios de produccin, la barbarie se reconoce en que los monopolios slo pueden ser defendidos por la violencia declarada.Ciertos pases no tienen necesidad, para mantener sus monopolios brbaros, de destruir la legalidad instituida, ni su confort cultural (filosofa, arte, literatura); de ah que acepten perfectamente oir a los exiliados alemanes estigmatizar su propio rgimen por haber destruido esas comodidades. A sus ojos es un argumento suplementario en favor de la guerra.Puede decirse que respetan la verdad los que gritan:Guerra sin cuartel a Alemania, que es hoy la verdadera patria del mal, la oficina del infierno, el trono del anticristo? No. Los que as gritan son tontos, impotentes gentes peligrosas. Sus discursos tienden a la destruccin de un pas, de un pas entero con todos sus habitantes, pues los gases asfixiantes no perdonan a los inocentes.Los que ignoran la verdad se expresan de un modo superficial, general e impreciso. Peroran sobre el alemn, estigmatizan el mal, y sus auditorios se interrogan: Debemos dejar de ser alemanes? Bastar con que seamos buenos para que el infierno desaparezca? Cuando manejan sus tpicos sobre la barbarie salida de la barbarie resultan impotentes para suscitar la accin. En realidad no se dirigen a nadie. Para terminar con la barbarie se contentan con predicar la mejora de las costumbres mediante el desarrollo de la cultura. Eso equivale a limitarse a aislar algunos eslabones en la cadena de las causas y a considerar como potencias irremediables ciertas fuerzas determinantes, mientras que se dejan en la oscuridad las fuerzas que preparan las catstrofes. Un poco de luz y los verdaderos responsables de las catstrofes aparecen claramente: los hombres. Vivimos una poca en que el destino del hombre es el hombre.El fascismo no es una plaga que tendra su origen en la naturaleza del hombre.Por lo dems, es un modo de presentar las catstrofes naturales que restituyen al hombre su dignidad porque se dirigen a su fuerza combativa.El que quiera describir el fascismo y la guerra - grandes desgracias, pero no calamidades naturales- debe hablar un lenguaje prctico: mostrar que esas desgracias son un efecto de la lucha de clases; poseedores de medios de produccin contra masas obreras. Para presentar verdicamente un estado de cosas nefasto, mostrad que tiene causas remediables. Cuando se sabe que la desgracia tiene un remedio, es posible combatirla.4. Cmo saber a quin confiar la verdadUn hbito secular, propio del comercio de la cosa escrita, hace que el escritor no se ocupe de la difusin de sus obras. Se figura que su editor, u otro intermediario, las distribuye a todo el mundo. Y se dice: yo hablo, y los que quieren entenderme, me entienden. En la realidad, el escritor habla, y los que pueden pagar, le entienden. Sus palabras jams llegan a todos, y los que las escuchan no quieren entenderlo todo.Sobre esto se ha dicho ya muchas cosas, pero no las suficientes. Transformar la accin de escribir a alguien en acto de escribir es algo que me parece grave y nocivo. La verdad no puede ser simplemente escrita; hay que escribirla a alguien. A alguien que sepa utilizarla. Los escritores y los lectores descubren la verdad juntos.Para ser revelado, el bien slo necesita ser bien escuchado, pero la verdad debe ser dicha con astucia y comprendida del mismo modo. Para nosotros, escritores, es importante saber a quin la decimos y quin nos la dice; a los que viven en condiciones intolerables debemos decirles la verdad sobre esas condiciones, y esa verdad debe venirnos de ellos. No nos dirijamos solamente a las gentes de un solo sector: hay otros que evolucionan y se hacen susceptibles de entendernos. Hasta los verdugos son accesibles, con tal que comiencen a temer por sus vidas. Los campesinos de Baviera, que se oponan a todo cambio de rgimen, se hicieron permeables a las ideas revolucionarias cuando vieron que sus hijos, al volver de una larga guerra, quedaban reducidos al paro forzoso.La verdad tiene un tono. Nuestro deber es encontrarlo. Ordinariamente se adopta un tono suave y dolorido:yo soy incapaz de hacer dao a una mosca. Esto tiene la virtud de hundir en la miseria a quien lo escucha. No trataremos como enemigos a quienes emplean este tono, pero no podrn ser nuestros compaeros de lucha.La verdad es de naturaleza guerrera, y no slo es enemiga de la mentira, sino de los embusteros.5. Proceder con astucia para difundir la verdadOrgullosos de su valor para escribir la verdad, contentos de haberla descubierto, cansados sin duda de los esfuerzos que supone el hacerla operante, algunos esperan impacientes que sus lectores la disciernan. De ah que les parezca vanoproceder con astucia para difundir la verdad.Confucio alter el texto de un viejo almanaque popular cambiando algunas palabras: en lugar de escribirel maestro Kun hizo matar al filsofo Wan, escribi:el maestro Kun hizo asesinar al filsofo Wan. En el pasaje donde se hablaba de la muerte del tirano Sundso,muerto en un atentado, reemplaz la palabra muerto por ejecutado,abriendo la va a una nueva concepcin de la historia.El que en la actualidad reemplaza pueblo por poblacin, y tierra por propiedad rural, se niega ya a acreditar algunas mentiras,privando a algunas palabras de su magia. La palabra pueblo implica una unidad fundada en intereses comunes; slo habra que emplearla en plural, puesto que nicamente existen intereses comunes entre varios pueblos. La poblacin de una misma regin tiene intereses diversos e incluso antagnicos. Esta verdad no debe ser olvidada. Del mismo modo, el que dice la tierra, personificando sus encantos, extasindose ante su perfume y su colorido, favorece las mentiras de la clase dominante. Al fin y al cabo, qu importa la fecundidad de la tierra, el amor del hombre por ella y su infatigable ardor al trabajarla!: lo que importa es el precio del trigo y el precio del trabajo. El que saca provecho de la tierra no es nunca el que recoge el trigo, yel gesto augusto del sembradorno se cotiza en Bolsa. El trmino justo es propiedad rural.Cuando reina la opresin, no hablemos de disciplina, sino de sumisin pues la disciplina excluye la existencia de una clase dominante. Del mismo modo, el vocablo dignidad vale ms que la palabra honor, pues tiene ms en cuenta al hombre. Todos sabemos qu clase de gente se precipita para tener la ventaja de defender el honor de un pueblo, y con qu liberalidad los ricos distribuyen el honor a los que trabajan para enriquecerlos.La astucia de Confucio es utilizable tambin en nuestros das. Tambin la de Toms Moro. Este ltimo describi un pas utpico idntico a la Inglaterra de aquella poca, pero en el que las injusticias se presentaban como costumbres admitidas por todo el mundo.Cuando Lenin, perseguido por la polica del Zar, quiso dar una idea de la explotacin de Sajaln por la burguesa rusa, sustituy Rusia por el Japn y Sajaln por Corea. La identidad de las dos burguesas era evidente, pero como Rusia estaba en guerra con el Japn la censura dej pasar el trabajo de Lenin.Hay una infinidad de astucias posibles para engaar a un Estado receloso. Voltaire luch contra las supersticiones religiosas de su tiempo escribiendo la historia galante deLa Doncella de Orleans: describiendo en un bello estilo aventuras galantes sacadas de la vida de los grandes. Voltaire llev a stos a abandonar la religin (que hasta entonces tenan por caucin de su vida disoluta). De repente se hicieron los propagadores celosos de las obras de Voltaire y ridiculizaron a la polica que defenda sus privilegios. La actitud de los grandes permiti la difusin ilcita de las ideas del escritor entre el pblico burgus, hacia el que precisamente apuntaba Voltaire.Deca Lucrecio que contaba con la belleza de sus versos para la propagacin de su atesmo epicreo. Las virtudes literarias de una obra pueden favorecer su difusin clandestina. Pero hay que reconocer que a veces suscitan mltiples sospechas. De ah la necesidad de descuidarlas deliberadamente en ciertas ocasiones. Tal sera el caso, por ejemplo, si se introdujera en una novela policaca -gnero literario desacreditado- la descripcin de condiciones sociales intolerables. A mi modo de ver, esto justificara completamente la novela policaca.En la obra de Shakespeare se puede encontrar un modelo de verdad propagada por la astucia: el discurso de Antonio ante el cadver de Csar. Afirmando constantemente la respetabilidad de Bruto, cuenta su crimen, y la pintura que hace de l es mucho ms aleccionadora que la del criminal. Dejndose dominar por los hechos, Antonio saca de ellos su fuerza de conviccin mucho ms que de su propio juicio.Jonathan Swift propuso en un panfleto que los nios de los pobres fueran puestos a la venta en las carniceras para que reinara la abundancia en el pas.Despus de efectuar clculos minuciosos, el clebre escritor prob que se podran realizar economas importantes llevando la lgica hasta el fin. Swift jugaba al monstruo. Defenda con pasin absolutista algo que odiaba.Era una manera de denunciar la ignominia. Cualquiera poda encontrar una solucin ms sensata que la suya, o al menos ms humana; sobre todo, aquellos que no haban comprendido a dnde conduca este tipo de razonamiento.Militar a favor del pensamiento, sea cual fuere la forma que ste adopte, sirve la causa de los oprimidos. En efecto, los gobernantes al servicio de los explotadores consideran el pensamiento como algo despreciable. Para ellos lo que es til para los pobres es pobre. La obsesin que estos ltimos tienen por comer, por satisfacer su hambre, es baja. Es bajo menospreciar los honores militares cuando se goza de este favor inestimable: batirse por un pas cuando se muere de hambre. Es bajo dudar de un jefe que os conduce a la desgracia. El horror al trabajo que no alimenta al que lo efecta es asimismo una cosa baja, y baja tambin la protesta contra la locura que se impone y la indiferencia por una familia que no aporta nada. Se suele tratar a los hambrientos como gentes voraces y sin ideal, de cobardes a los que no tienen confianza en sus opresores, de derrotistas a los que no creen en la fuerza, de vagos a los que pretenden ser pagados por trabajar, etc. Bajo semejante rgimen, pensar es una actividad sospechosa y desacreditada. Dnde ir para aprender a pensar? A todos los lugares donde impera la represin.Sin embargo, el pensamiento triunfa todava en ciertos dominios en que resulta indispensable para la dictadura. En el arte de la guerra, por ejemplo, y en la utilizacin de las tcnicas. Resulta indispensable pensar para remediar, mediante la invencin de tejidos ersatz, la penuria de lana. Para explicar la mala calidad de los productos alimenticios o la militarizacin de la juventud no es posible renunciar al pensamiento. Pero recurriendo a la astucia se puede evitar el elogio de la guerra, al que nos incitan los nuevos maestros del pensamiento. As, la cuestin cmo orientar la guerra? lleva a la pregunta: vale la pena hacer la guerra? Lo que equivale a preguntar: cmo evitar la guerra intil? Evidentemente, no es fcil plantear esta cuestin en pblico hoy. Pero quiere decir esto que haya que renunciar a dar eficacia a la verdad? Evidentemente no.Si en nuestra poca es posible que un sistema de opresin permita a una minora explotar a la mayora, la razn reside en una cierta complicidad de la poblacin, complicidad que se extiende a todos los dominios.Una complicidad anloga, pero orientada en sentido contrario, puede arruinar el sistema. Por ejemplo, los descubrimientos biolgicos de Darwin eran susceptibles de poner en peligro todo el sistema, pero solamente la Iglesia se inquiet. La polica no vea en ello nada nocivo. Los ltimos descubrimientos fsicos implican consecuencias de orden filosfico que podran poner en tela de juicio los dogmas irracionales que utiliza la opresin. Las investigaciones de Hegel en el dominio de la lgica facilitaron a los clsicos de la revolucin proletaria, Marx y Lenin, mtodos de un valor inestimable. Las ciencias son solidarias entre s, pero su desarrollo es desigual segn los dominios; el Estado es incapaz de controlarlos todos. As, los pioneros de la verdad pueden encontrar terrenos de investigacin relativamente poco vigilados.Lo importante es ensear el buen mtodo, que exige que se interrogue a toda cosa a propsito de sus caracteres transitorios y variables. Los dirigentes odian las transformaciones: desearan que todo permaneciese inmvil, a ser posible durante un milenio: que la Luna se detuviese y el Sol interrumpiese su carrera. Entonces nadie tendra hambre ni reclamara alimentos. Nadie respondera cuando ellos abriesen fuego; su salva sera necesariamente la ltima.Subrayar el carcter transitorio de las cosas equivale a ayudar a los oprimidos. No olvidemos jams recordar al vencedor que toda situacin contiene una contradiccin susceptible de tomar vastas proporciones. Semejante mtodo -la dialctica, ciencia del movimiento de las cosas- puede ser aplicado al examen de materias como la biologa y la qumica, que escapan al control de los poderosos, pero nada impide que se aplique al estudio de la familia; no se corre el riesgo de suscitar la atencin. Cada cosa depende de una infinidad de otras que cambian sin cesar; esta verdad es peligrosa para las dictaduras.Pues bien, hay mil maneras de utilizarla en las mismas narices de la polica. Los gobernantes que conducen a los hombres a la miseria quieren evitar a todo precio que, en la miseria, se piense en el Gobierno. De ah que hablen de destino. Es al destino, y no al Gobierno, al que atribuyen la responsabilidad de las deficiencias del rgimen. Y si alguien pretende llegar a las causas de estas insuficiencias, se le detiene antes de que llegue al Gobierno.Pero en general es posible reclinar los lugares comunes sobre el destino y demostrar que el hombre se forja su propio destino. Ah tenis el ejemplo de esa granja islandesa sobre la que pesaba una maldicin. La mujer se haba arrojado al agua, el hombre se haba ahorcado. Un da, el hijo se cas con una joven que aportaba como dote algunas hectreas de tierra. De golpe, se acab la maldicin. En la aldea se interpret el acontecimiento de diversos modos. Unos lo atribuyeron al natural alegre de la joven; otros a la dote, que permita, al fin, a los propietarios de la granja comenzar sobre nuevas bases. Incluso un poeta que describe un paisaje puede servir a la causa de los oprimidos si incluye en la descripcin algn detalle relacionado con el trabajo de los hombres. En resumen: importa emplear la astucia para difundir la verdad.ConclusinLa gran verdad de nuestra poca -conocerla no es todo, pero ignorarla equivale a impedir el descubrimiento de cualquier otra verdad importante- es sta: nuestro continente se hunde en la barbarie porque la propiedad privada de los medios de produccin se mantiene por la violencia. De qu sirve escribir valientemente que nos hundimos en la barbarie si no se dice claramente por qu? Los que torturan lo hacen por conservar la propiedad privada de los medios de produccin.Ciertamente, esta afirmacin nos har perder muchos amigos: todos los que, estigmatizando la tortura, creen que no es indispensable para el mantenimiento de las formas actuales de propiedad.Digamos la verdad sobre las condiciones brbaras que reinan en nuestro pas; as ser posible suprimirlas,es decir, cambiar las actuales relaciones de produccin.Digmoslo a los que sufren del statu quo y que, por consiguiente, tienen ms inters en que se modifique: a los trabajadores, a los aliados posibles de la clase obrera, a los que colaboran en este estado de cosas sin poseer los medios de produccin.

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Las cinco dificultades para escribir la verdadBertolt Brecht

[Versin:traduccin de 1973 a cargo deJ. Fontcuberta:Bertolt Brecht,Schriften2, Teil I; enGrosse kommentierte Berliner und Frankfurter Ausgabe, Suhrkamp Verlag, Frankfurt am Main, 1993, pp. 74-89. La traduccin castellana ha sido tomada de Bertolt Brecht,El compromiso en literatura y arte. Ed. Pennsula, Barcelona, 1973, pp. 157-171]Quien quiere hoy da combatir la mentira y la ignorancia y escribir la verdad, tiene que vencer por lo menos cinco dificultades. Deber tener el valor de escribir la verdad, aun cuando sea reprimida por doquier; la perspicacia de reconocerla, aun cuando sea solapada por doquier; el arte de hacerla manejable como un arma; criterio para escoger a aquellos en cuyas manos se haga eficaz; astucia para propagarla entre stos. Estas dificultades son grandes para aquellos que escriben bajo la frula del fascismo, pero existen tambin para aquellos que fueron expulsados o han huido, e incluso para aquellos que escriben en los pases de la libertad burguesa.

1. El valor de escribir la verdad

Parece cosa sobreentendida que el escritor debe escribir la verdad, en el sentido de que no puede reprimirla o callarla y de que no puede escribir nada falso. No debe doblegarse a los poderosos, no debe engaar a los dbiles. Naturalmente que resulta muy arduo no doblegarse a los poderosos, y en cambio es muy provechoso engaar a los dbiles. Desagradar a las clases acomodadas significa renunciar a la posesin de bienes. Renunciar a la paga por el trabajo efectuado significa, en ocasiones, renunciar al trabajo, y rehusar la honra entre los poderosos significa a menudo rehusar toda honra. Para esto hace falta valor. Las pocas de represin ms extremada son generalmente pocas en que se habla de cosas grandes y sublimes. Hace falta valor, en estas pocas, para hablar de cosas tan vulgares y pequeas como la comida y la vivienda de los obreros, en medio de un gran vocero que proclama que lo principal es el espritu de sacrificio. Cuando se colma a los campesinos de homenajes, tener valor es hablar de mquinas y forrajes a bajo precio que facilitara su tan venerado trabajo. Cuando por todas las emisoras de radio se proclama a gritos que es mejor el hombre sin erudicin y cultura que el sabio, entonces tener valor significa preguntar: para quin es mejor? Cuando se habla de razas perfectas e imperfectas, tener valor es preguntar si el hambre, la ignorancia y la guerra no engendran deformaciones graves. Asimismo se precisa valor para decir la verdad sobre s mismos, los vencidos. Muchos de los que son perseguidos pierden la capacidad de reconocer sus errores. La persecucin les parece la mayor injusticia. Los perseguidores son, puesto que persiguen, los malos; ellos, los perseguidos, son perseguidos a causa de su bondad. Pero esta bondad ha sido golpeada, vencida y prohibida, y era por eso una bondad dbil; una bondad mala, inconsistente e insegura: porque es inadmisible atribuir la debilidad a la bondad como a la lluvia su humedad. Para decir que los buenos no fueron vencidos porque eran buenos, sino porque eran dbiles, hace falta valor. Naturalmente, hay que escribir la verdad combatiendo la falsedad, y no puede ser una cosa genrica, abstracta y ambigua. De esta especie abstracta, genrica y ambigua es precisamente la falsedad. Cuando se dice de alguien que ha escrito la verdad, por de pronto es que algunos o muchos o uno solo han dicho algo distinto, una mentira o algo genrico, pero l ha dicho la verdad, algo prctico, positivo, innegable, ha puesto el dedo en la llaga.

Menos valor se precisa para quejarse en trminos generales de la ruindad del mundo y el triunfo de la barbarie y amenazar con el triunfo del espritu, en una parte del mundo donde esto todava est permitido.

Entonces muchos actan como si se les apuntara con caones, cuando en realidad slo se ha dirigido hacia ellos unos anteojos de teatro. Proclaman a gritos sus pretensiones de orden general en medio de un mundo de amigos insignificantes. Piden una justicia universal por la cual nunca han hecho nada, y libertad universal para obtener parte del botn que fue compartido con ellos largo tiempo. Tienen por nico verdadero aquello que suena bien. Cuando la verdad se presenta como algo numrico, seco, real, algo cuyo hallazgo requiere esfuerzo y estudio, entonces no es una verdad para ellos, nada que les suma en el entusiasmo. Tienen nicamente el comportamiento de aquellos que dicen la verdad. Su miseria es que no saben la verdad.

2. La perspicacia de reconocer la verdad

Puesto que es difcil escribir la verdad, porque se ve reprimida por doquier, les parece a la mayora que escribir o no la verdad es cosa de convicciones. Creen que para ello slo hace falta valor. Olvidan la segunda dificultad, el descubrimiento de la verdad. Ni hablar de que es fcil encontrar la verdad.

Para empezar, ya no resulta fcil averiguar qu verdad vale la pena decir. Hoy, por ejemplo, ante los ojos de todo el mundo, los grandes estados civilizados se precipitan uno tras otro en la mayor de las barbaries. Adems, cualquiera sabe que la guerra civil, realizada con los ms atroces medios, cada da puede convertirse en una guerra exterior que tal vez deje a nuestro continente convertido en un montn de escombros. Esto, indudablemente, es una verdad, pero hay otras, desde luego. As, por ejemplo, tambin es verdad que las sillas tienen asientos y que la lluvia cae de arriba abajo. Muchos escritores escriben verdades de este gnero. Se parecen a los pintores que cubren de naturalezas muertas las paredes de barcos zozobrantes. No existe para ellos nuestra primera dificultad, y no tienen, no obstante, ningn remordimiento. Impertrritos ante los poderosos, pero sin turbarse tampoco por los gritos de los oprimidos, van pintando sus cuadros. Lo absurdo de su manera de obrar engendra en ellos mismos un profundo pesimismo que venden a buen precio y que, a decir verdad, a la vista de tales maestros y de tales ventas, sera ms justificado en otros. Con todo, no resulta fcil tampoco darse cuenta de que sus verdades son del mismo gnero que las de las sillas y la lluvia, por lo general suenan de modo muy distinto, como si fueran verdades acerca de cosas importantes. Porque la creacin artstica consiste precisamente en atribuir importancia a una cosa.

Slo fijndose bien llega uno a distinguir que solamente dicen: Una silla es una silla y No hay nada que hacer contra el hecho de que la lluvia caiga hacia abajo.

Esta gente no encuentra la verdad que vale la pena escribir. Otros, por su parte, se ocupan realmente en las tareas ms urgentes, no temen a los potentados ni a la pobreza, y no obstante no pueden encontrar la verdad. Carecen de conocimientos. Estn llenos de viejas supersticiones, de prejuicios ilustres y bellamente formulados en la antigedad. El mundo es demasiado complicado para ellos, desconocen los hechos y no perciben las causas. Aparte de los propios sentimientos, hacen falta conocimientos que se adquieren y mtodos que se aprenden. A todos los escritores de este tiempo de confusin y grandes cambios les es preciso conocer la dialctica materialista, la economa y la historia. Este conocimiento puede obtenerse en los libros y a travs de una iniciacin prctica, cuando existe la aplicacin necesaria. Se pueden descubrir muchas verdades de la manera ms simple, partes de verdad o estados de cosas que conducen al encuentro de la verdad. Cuando uno quiere buscar, le ir bien un mtodo, pero tambin puede encontrar sin mtodo, incluso sin buscar. Pero de una manera tan casual difcilmente se consigue una exposicin de la verdad que baste por s sola a ensear a los hombres cmo deben actuar. La gente que slo toma nota de pequeos hechos, no est en condiciones de hacer manejables las cosas de este mundo. Y sin embargo la verdad tiene este nico objetivo, no otro. Esta gente no es capaz de cumplir con la exigencia de escribir la verdad.

Cuando alguien est dispuesto a escribir la verdad y en condiciones de reconocerla, le quedan an tres dificultades.

3. El arte de hacer la verdad manejable como un arma

Hay que decir la verdad por las consecuencias que se desprenden de ella en cuanto a la conducta a seguir. Como ejemplo de una verdad de la cual no pueden sacarse consecuencias o tan slo consecuencias falsas, nos servir la opinin muy extendida de que las graves circunstancias imperantes en algunos pases provienen de la barbarie. Segn este modo de ver las cosas, el fascismo es una ola de barbarie que ha irrumpido en algunos pases por fuerza natural.

Segn esto, el fascismo es una tercera nueva fuerza junto a (y por encima de) el capitalismo y el socialismo; no solamente el movimiento socialista, sino tambin el capitalismo, no hubieran podido continuar existiendo, siempre segn esta opinin, sin el fascismo, etc. Naturalmente se trata de una afirmacin fascista, de una capitulacin ante el fascismo. El fascismo es una fase histrica en la que el capitalismo ha intervenido en tanto que algo nuevo y a la vez viejo. El capitalismo existe en los pases fascistas nada ms que como fascismo, y el fascismo slo puede ser combatido como capitalismo, como el ms desnudo, insolente, contundente y falaz de los capitalismos.

En consecuencia, cmo quiere alguien decir la verdad sobre el fascismo, contra el cual est, si no quiere decir nada en contra del capitalismo que lo engendra?

Cmo ha de resultar entonces practicable la verdad?

Aquellos que estn en contra del fascismo, sin estar en contra del capitalismo, que se lamentan de la barbarie originada por la barbarie, se parecen a aquellas personas, que quieren comer su racin de ternera, pero sin que haya que degollar la ternera. Quieren comer la ternera pero no ver la sangre. Se contentarn con que el carnicero se lave las manos antes de servirles la carne. No estn en contra de la situacin creada por la barbarie respecto de la propiedad, slo en contra de la barbarie. Levantan su voz contra la barbarie, y lo hacen en pases donde impera la misma situacin econmica, pero donde los carniceros todava se lavan las manos antes de servirle la carne.

Las acusaciones pblicas contra medidas barbaras pueden surtir efecto un tiempo corto, en tanto quienes escuchan crean que no viene al caso hablar de tales medidas en sus pases. Ciertos pases estn en condiciones de mantener su situacin respecto de la propiedad con medios menos violentos que en otros. La democracia les presta an servicios que otros tienen que conseguir recurriendo a la fuerza, a saber, la garanta de la propiedad en los medios de produccin. El monopolio sobre las fbricas, minas, tierras, crean en todas partes situaciones de barbarie; sin embargo, son menos visibles. La barbarie se hace visible tan pronto como el monopolio cnicamente puede ser protegido gracias al poder pblico.

Algunos pases que, a causa del monopolio, no tienen an necesidad de renunciar a las garantas formales del Estado constitucional, as como a comodidades tales como el arte, la filosofa, la literatura, escuchan con especial complacencia a los forasteros que recriminan a su patria por haber tenido que renunciar a ellas, por cuanto van a sacar provecho de ello en las guerras que se avecinan. Puede decirse que han reconocido la verdad aquellos que piden a gritos guerra sin cuartel contra Alemania porque es la verdadera patria de la maldad en esta poca, la filial del infierno, la morada del Anticristo? Ms bien habra que decir que son gente necia, desorientada y perniciosa. Porque la consecuencia que se saca de su palabreo es que este pas debe ser aniquilado. El pas entero con todos sus habitantes, porque el gas txico no escoge a los culpables cuando mata.

El hombre despreocupado, que no sabe la verdad, se expresa de forma general, abstracta e imprecisa. Dice disparates de los alemanes, se lamenta del mal, y quien escucha no sabe qu hacer, en el mejor de los casos. Ha de decidirse a no ser alemn? Desaparecer el infierno, si l es bueno? Tambin la charlatanera sobre la barbarie que nace de la barbarie es de esta especie. A juzgar por lo que dicen, la barbarie proviene de la barbarie, y deja de existir por la civilizacin, que viene de la cultura. Esto viene expresado de una forma demasiado general, no de cara a las consecuencias para una conducta prctica, y en el fondo no va dirigido a nadie.

Tales declaraciones muestran muy pocos eslabones de la concatenacin de causas y presentan determinadas fuerzas motrices como fuerzas indomables. Tales declaraciones entraan mucha oscuridad, y esta oscuridad oculta las fuerzas que preparan las catstrofes. Un poco de luz y aparecen en escena hombres como causantes de las catstrofes! Pues vivimos en un tiempo en que el destino del hombre es el hombre.

El fascismo no es una catstrofe natural que pueda comprenderse partiendo de la naturaleza del hombre. Pero incluso en el caso de las catstrofes naturales, hay maneras de describirlas que son dignas del hombre, porque apelan a su fuerza combativa.

Despus de un gran terremoto, en muchas revistas americanas se podan ver fotografas que mostraban un campo de ruinas. Al pie se pona steel stood (el acero resisti), y realmente, quien a primera vista slo haba visto ruinas, se daba cuenta ahora, atrada su atencin por la leyenda, de que algunos edificios altos haban quedado en pie! Entre las relaciones que se pueden dar de un terremoto, tienen una importancia imponderable las de los ingenieros, los cuales toman en cuenta el movimiento del suelo, la fuerza de los impactos, la temperatura que se desarrolla y cosas por el estilo, y conducen a la construccin de edificios que resistan a los sesmos. Quien quiera describir el fascismo y la guerra, las grandes catstrofes que no son catstrofes naturales, debe presentar una verdad practicable. Debe mostrar que son catstrofes preparadas a las enormes masas de trabajadores sin medios de produccin propios por los poseedores de estos medios.

Quien quiera escribir con xito la verdad sobre estado de cosas graves, deber escribir de tal manera que se hagan reconocibles las causas evitables de aqullos. Cuando se conocen las causas evitables, puede combatirse una situacin grave.

4. Criterio para escoger a aquellos en cuyas manos la verdad se haga eficaz

Por la costumbre secular de comerciar con lo escrito en el mundo de las opiniones y narraciones, por el hecho de haber descargado al escritor de la preocupacin por lo que haba de escribir, el escritor tuvo la impresin de que su comprador o comitente, el intermediario, haca llegar lo escrito a todos. Pensaba: yo hablo, y los que quieren or, me oyen. En realidad, l hablaba, y los que podan pagar le oan. Sus palabras no eran odas por todos, y los que las oan, no queran orlo todo. Sobre esto se ha hablado mucho, aunque no an lo suficiente; yo nicamente quiero poner de relieve que escribir a alguien se ha convertido en un escribir. Pero no se puede simplemente escribir la verdad, hay que escribirla indispensablemente a alguien que con ella pueda empezar algo. El conocimiento de la verdad es un paso previo comn a escritores y lectores. Para or cosas buenas hay que poder or bien y or cosas buenas. La verdad tiene que ser dicha con fundamento y tiene que ser oda con fundamento. Y es importante para nosotros, los escritores, saber a quin la decimos y quin nos la dice.

Debemos decir la verdad sobre situaciones graves a aquellos para quienes la situacin es ms grave que nadie, y debemos enterarnos por ellos. No slo hay que hablar a personas de una mentalidad determinada, sino a aquellas a las cuales corresponde esta mentalidad en virtud de su situacin. Y nuestros oyentes se transforman a cada paso! Incluso de los verdugos se puede hablar, cuando ya no corre dinero para pagarles las ejecuciones o el peligro es demasiado grande. Los campesinos bvaros estaban en contra de cualquier revolucin, pero cuando la guerra hubo durado lo suficiente y sus hijos volvieron a casa y no encontraron sitio en las casas de campo, entonces se les poda ganar para la revolucin.

Para los que escriben es importante encontrar el tono de la verdad. Por lo regular se oye por ah un tono suave, quejumbroso, el de las gentes que no son capaces de matar una mosca. El que escucha este tono y est en la miseria, se hace ms miserable. As hablan algunos que quiz no son enemigos, pero indudablemente no son compaeros de lucha.

La verdad es algo belicoso, no combate nicamente la falsedad, sino tambin a determinadas personas que la difunden.

5. Astucia para difundir la verdad ampliamente

Muchos, orgullosos de tener valor para decir la verdad, felices de haberla encontrado, cansados tal vez de la labor que exige darle una forma manejable, esperando impacientes a que echen mano de ella aquellos cuyos intereses comparten, no consideran necesario hacer uso de la industria oportuna para la difusin de la verdad. Y as pierden toda la eficacia de su labor. En todas las pocas se ha utilizado la astucia para la difusin de la verdad, cuando sta es sofocada y embozada. Confucio false un viejo almanaque histrico patritico. Se limit a cambiar ciertas palabras. Donde deca El monarca de Kun hizo matar al filsofo Wan, porque haba dicho esto y lo otro, Confucio puso asesinar en vez de matar. Donde se deca que el tirano Fulano de Tal haba perecido en un atentado, el escribi fue ajusticiado. Con esto Confucio abri nuevos horizontes a la crtica histrica.

Quien en nuestra poca dice poblacin en lugar de pueblo y fincas rsticas en vez de suelo, deja de fomentar ya muchas mentiras. Quita a las palabras su mstica corrompida. La palabra pueblo expresa cierta uniformidad y denota intereses generales, por lo tanto slo debera emplearse al hablar de varios pueblos, ya que a lo sumo entonces es fcil imaginarse una comunidad de intereses. La poblacin de una regin tiene intereses distintos, opuestos incluso, a los de otra, y esto es una verdad prohibida. Apoya tambin las mentiras de los que gobiernan aquel que habla de suelo y describe los campos a satisfaccin de las narices y los ojos, hablando de su olor a tierra y sus colores; porque no es la fertilidad del suelo lo que interesa ni el amor del hombre hacia l, ni siquiera su cultivo, sino sobre todo el precio de los cereales y el coste del trabajo. Los que obtienen beneficios del suelo no son aquellos que sacan el grano de l, y el sabor al terruo es desconocido a las bolsas. Estas huelen a otra cosa. Frente a suelo, la palabra apropiada es finca rural; as se engaa menos. Para disciplina habra que elegir, donde hay opresin, la palabra obediencia, porque la disciplina tambin es posible sin seor y por esto mismo tiene algo de ms noble que la obediencia. Y mejor que honor es dignidad humana. Con ello el individuo no desaparece tan fcilmente del campo visual. Ya sabemos, no obstante, qu tipo de granujas aspiran a poder defender el honor de un pueblo! Y cun prdigamente los hartos dispensan honor a aquellos que les hartan a costa de su propia hambre. La astucia de Confucio es todava hoy til.

Confucio sustituy opiniones injustificadas sobre acontecimientos nacionales por otras justificadas. El ingls Toms Moro describi en una utopa un pas en donde imperaban unas condiciones justas era un pas muy distinto del pas en que viva, pero se le pareca mucho, incluso en las condiciones de vida!

Lenin, amenazado por la polica del zar, quiso describir la explotacin y opresin en la isla Sajaln por parte de la burguesa rusa. Puso Japn en vez de Rusia y Corea en lugar de Sajaln. Los mtodos de la burguesa japonesa recordaron a todos los lectores los de la rusa empleados en Sajaln, pero el escrito no fue prohibido, porque Japn estaba enemistado con Rusia. Mucho de lo que en Alemania no est permitido decir sobre Alemania, puede decirse de Austria.

Existen muchas tretas con que engaar al Estado suspicaz.

Voltaire combati la creencia en milagros de la Iglesia escribiendo un obsequioso poema sobre la Doncella de Orleans. Narr los milagros que sin duda tuvieron que ocurrir para que Juana permaneciera virgen en medio de un ejrcito, en una corte y entre monjes.

Con la elegancia de su estilo y la descripcin de aventuras erticas suministradas por la vida lujuriosa de los soberanos, sedujo a stos a abandonar una religin que les facilitaba el medio para esta vida relajada. Y bien, de esta manera se cre la posibilidad de que sus trabajos llegaran a aquellos para quienes estaban destinados. La gente poderosa entre sus lectores fomentaba o toleraba su difusin. Y as no recurrieron a la polica, la cual protega sus diversiones. Y el gran Lucrecio subraya expresamente que esperaba mucho de la belleza de sus versos para la difusin del atesmo epicreo.

Realmente un alto nivel literario puede servir de proteccin a un relato. Sin embargo, a menudo despierta tambin sospechas. Entonces cabe la posibilidad de que uno baje de tono intencionadamente. Esto sucede, por ejemplo, cuando en la forma menospreciada de una novela policaca se introducen subrepticiamente en pasajes disimulados descripciones de condiciones de vida malas.

Tales descripciones justificaran del todo una novela policaca. El gran Shakespeare, por toda una serie de consideraciones ms ftiles, baj el nivel al restar fuerza deliberadamente a las palabras de la madre de Coroliano con las que hace frente al hijo que marcha contra su ciudad natal quera que Coroliano desistiera de sus planes no por motivos reales o por una profunda emocin, sino por cierta desidia con que se abandon a una antigua costumbre. En Shakespeare encontramos tambin una muestra de verdad difundida con astucia en el discurso de Antonio ante el cadver de Csar. Subraya sin cesar que el asesino de Csar, Brutus, es un hombre honorable, pero describe tambin su accin y esta descripcin es ms impresionante que la de su propio autor; el orador mismo se deja arrastrar as por los hechos, les confiere una elocuencia ms grande que ellos mismos.

Un poeta egipcio, que vivi hace cuatro mil aos, empleo un mtodo parecido. Fue una poca de grandes luchas de clases. La clase hasta entonces dominadora se defenda con dificultad de su gran adversario, la parte de la poblacin hasta entonces servidora. En su poema aparece un sabio en la corte del soberano, al cual exhorta a la lucha contra los enemigos internos. Describe profusa y enrgicamente el desorden surgido a causa de la rebelin de las capas inferiores. La descripcin era de este tenor:

As es: los nobles se lamentan y los humildes se alegran. Todas las ciudades dicen: arrojemos a los poderosos de nuestro seno.

As es: Se destrozan las oficinas y se llevan sus listas; los siervos se convierten en amos.

As es: Ya no es posible reconocer al hijo de un notable; el hijo del ama se convierte en el hijo de su esclava.

As es: Los burgueses han sido atados a la piedra del molino. Los que nunca vieron el da, se han ido.

As es: las cajas de las ofrendas son destrozadas; despedazan la madera preciosa de Sesnem para hacer camas.

Mirad, la capital se ha venido abajo en una hora.

Mirad, los pobres del pas se ha vuelto ricos.

Mirad, quien no tena pan, posee ahora un granero; lo que abastecer su almacn ser la hacienda de otro.

Mirad, le sienta bien al hombre tomar su sustento.

Mirad, quien no tena un grano, posee ahora graneros; quien iba a por donaciones de trigo se hace ahora l mismo la parte.

Mirad, quien no tena una yunta de bueyes, posee ahora rebaos; quien no poda procurarse bestias de labranzas, posee ahora tropas de ganado.

Mirad, quien no poda construir para s una alcoba, vive ahora entre cuatro paredes.

Mirad, los consejeros buscan cobijo en el granero; a quien apenas era lcito dormir en las murallas, ste posee ahora una cama.

Mirad, quien antes no poda construirse un bote de madera posee ahora naves; si su propietario mira por ellas, encontrar que ya no son suyas.

Mirad, quienes posean vestidos van ahora andrajosos; quien no teja para s posee ahora finas telas.

El rico duerme sediento; quien antes le mendigaba las sobras, posee ahora cerveza de la fuerte.

Mirad, quien no entenda nada del taido del arpa, tiene ahora un arpa; aquel ante quien nadie cantaba, pondera ahora la msica.

Mirad, quien por pobreza dorma solo, encuentra ahora damas; quien contemplaba su rostro en el agua, tiene ahora un espejo.

Mirad, los ms ilustres del pas corren sin ocupacin alguna. A los grandes ya no se le comunican nada. Quien era mensajero, manda ahora a otro

Mirad, cinco hombres son enviados por sus amos. Ellos dicen: haced vosotros el camino, nosotros ya hemos llegado.

Es evidente que este desorden as descrito debe aparecer por fuerza como un estado de cosas envidiable a los oprimidos. Y sin embargo el poeta se expresa de forma difcil de comprender. Condena categricamente este estado de cosas, aunque mal

Jonathan Swift propuso en un opsculo que, para que el pas alcanzara la prosperidad, se escabechara a los hijos de los pobres y se les vendiera como carne. Hizo clculos muy exactos que demostraban que se puede economizar mucho si uno no se detiene ante nada. Swift se hizo el tonto. Con gran fuego y bien documentado, defendi cierta ideologa, odiosa para l, en una cuestin en que apareci evidente para todo el mundo toda su infamia. Cualquiera poda ser ms listo que Swift o al menos ms humano, sobre todo aquel que hasta entonces no haba analizado ciertas ideas en las consecuencias que de ellas se derivaban.

Hacer propaganda en pro del pensamiento, en cuyo terreno siempre da buenos resultados, es til a la causa de los oprimidos. Una propaganda de este tipo es muy necesaria. El pensamiento pasa por ser cosa vil bajo gobiernos que sirven a la explotacin.

Pasa por cosa vil aquello que es til a los envilecidos. Pasa por vil la preocupacin constante por el hasto; el desprecio a los honores que se ofrecen a los defensores del pas en el cual aqullos pasan hambre; dudar del Fhrer cuando ste conduce al desastre; la aversin al trabajo que no alimenta a quien lo ejecuta; la irritacin contra la obligacin de adoptar actitudes absurdas; la indiferencia hacia la familia, cuando el inters por ella no servira de nada.

Se injuria a los hambrientos tachndoles de glotones que no tienen nada que defender, de cobardes que dudan de su opresor, de gente que duda de su propia fuerza, que quiere tener la recompensa por su trabajo, de holgazanes, etc. Bajo tales gobiernos el pensamiento es considerado por regla general algo vil y cae en descrdito. Ya no es enseado en ninguna parte y, donde aparece, es perseguido. Sin embargo, siempre existen zonas donde, sin ser castigado, uno puede llamar la atencin sobre los xitos del pensamiento; son aquellas zonas en las cuales las dictaduras necesitan del pensamiento. As, por ejemplo, se pueden acreditar los triunfos del pensamiento en el campo de la ciencia blica y de la tcnica. Tambin el alargamiento de las existencias de lana con una buena organizacin y la invencin de materias substitutivas necesita del pensamiento. La mengua de alimentos, la preparacin de la juventud para la guerra, todo esto necesita del pensamiento: puede describirse. El encomio de la guerra, objetivo inconsiderado de este pensamiento, puede eludirse con astucia; as, el pensamiento suscitado por la cuestin de cmo hacer mejor la guerra, puede llevar a la cuestin de si esta guerra es razonable y utilizarse en la cuestin de cmo evitar de la mejor manera una guerra absurda.

Esta cuestin, claro est, difcilmente puede plantearse en pblico. Por tanto, no se puede aprovechar el pensamiento ya propagado, esto es, configurarlo radicalmente? Claro que se puede.

Para que en una poca como la nuestra siga siendo posible la opresin, que sirve a la explotacin de una parte de la poblacin (la mayor) por la otra (la menor), se requiere una determinada actitud base de la poblacin que debe abarcar todos los campos. Un descubrimiento en el campo de la zoologa, como el del ingls Darwin, pudo resultar de repente peligroso para la explotacin; sin embargo, durante mucho tiempo, slo la Iglesia se ocup de ello, mientras que la polica todava no cay en la cuenta. Las investigaciones de los fsicos en los ltimos aos han llevado a consecuencias en el campo de la lgica que, sin duda alguna, podan poner en peligro toda una serie de dogmas que sirven a la opresin. El filsofo nacional prusiano Hegel, entregado a arduas investigaciones en el campo de la lgica, proporcion a Marx y Lenin, los clsicos de la revolucin proletaria, mtodos de valor incalculable. La evolucin de las ciencias es un resultado de conjunto, pero desigual, y el Estado se ve incapaz de controlarlo todo. Los campeones de la verdad pueden escoger campos de batalla que pasen relativamente inadvertidos. Pero todo estriba en que se ensee un pensar justo, un pensar que interrogue todas las cosas y todos los acontecimientos por lo que tienen de efmeros y variables.

Los que mandan sienten una gran aversin hacia los cambios profundos. Quisieran que todo permaneciera igual, con preferencia miles de aos. Lo mejor sera que la luna se quedara quieta y el sol no siguiera ya su curso! Entonces nadie pasara ms hambre ni tendra ganas de cenar. Cuando ellos han disparado, el adversario no tiene derecho a disparar; su disparo tiene que ser el ltimo.

Un modo de ver las cosas que subraye especialmente lo efmero es un buen medio para estimular a los oprimidos. Tambin el hecho de que en cada cosa y en cada situacin nazca y crezca una contradiccin es algo que debe utilizarse como argumento en contra de los vencedores. Puntos de vista semejantes (como el de la dialctica, de la doctrina del fluir de las cosas) pueden emplearse en la investigacin de materias que escapen durante cierto tiempo a los que mandan. Pueden aplicarse en la biologa o la qumica. Pueden tambin ensayarse en la descripcin de las vicisitudes de una familia, sin llamar demasiado la atencin. La dependencia de cualquier cosa respecto de otras muchas, constantemente cambiantes, es una idea peligrosa para las dictaduras y puede cundir de muchas y variadas maneras sin que la polica tenga en donde agarrarse. La descripcin completa de todas las operaciones y eventualidades por las que tiene que pasar un hombre que abre un estanco, puede resultar un duro golpe para la dictadura. Quienquiera que reflexione un poco, encontrar el porqu. Los gobiernos que conducen las masas humanas a la miseria tienen que evitar que, en medio de la miseria, se piense en el gobierno. Hablan mucho del destino. Este, y no ellos, es el culpable de la escasez. Quien investiga las causas de la pobreza, es detenido antes de que d con el gobierno. Con todo, es posible, por lo general, hacer frente a esta chchara sobre el destino; se puede mostrar que el destino del hombre viene preparado por otros hombres.

Y esto, por otro lado, puede hacerse de diferentes maneras. Se puede narrar, por ejemplo, la historia de un casero. Todo el pueblo comenta que pesa una maldicin sobre la casa. Una campesina se ha arrojado al pozo, un labrador se ha ahorcado. Un da se celebra una boda, el hijo del labrador se casa con una muchacha que aporta unos cuantos acres de tierra al matrimonio. La maldicin desaparece del casero. El pueblo no juzga con unanimidad este feliz cambio. Unos lo atribuyen al natural alegre del muchacho, otros a los acres que aporta la joven campesina y que convertirn por fin el casero en un lugar viable.

Pero incluso puede lograrse algo con una poesa que describa la campia, es decir, siempre que se incluyan en la naturaleza las cosas creadas por la mano del hombre.

Se requiere astucia para que la verdad se difunda.

Resumen

La gran verdad de nuestra poca (cuyo conocimiento solo no resuelve nada, pero sin el cual no puede encontrarse ninguna otra verdad de alcance) es que nuestro continente naufraga en la barbarie porque la propiedad se encuentra forzosamente atada a los medios de produccin. De qu sirve en este caso escribir algo valiente de lo cual se desprenda que el estado de cosas en el cual nos hundimos es propio de la barbarie (cosa que es verdad), si no queda claro por qu hemos ido a parar en l?

Es necesario decir que se tortura a la gente porque tienen que subsistir las mismas condiciones de propiedad. Cierto, si decimos esto, perderemos a muchos amigos que estn en contra de la tortura, porque creen que estas condiciones podran mantenerse tambin sin tortura (lo cual es falso). Hemos de decir la verdad sobre las condiciones de barbarie que reinan en nuestro pas, hemos de decir que existe la manera de hacerlas desaparecer, esto es, modificando las condiciones de propiedad.

Hemos de decirla, adems, a aquellos que ms sufren bajo estas condiciones, que tienen el mximo inters en su reforma, a los trabajadores y a aquellos que podemos presentar como aliados suyos, porque, bien mirado, tambin carecen de propiedad en los medios de produccin, aunque tengan participacin en los beneficios.

Y, en quinto lugar, debemos proceder con astucia.

Y debemos superar estas cinco dificultades a un tiempo, ya que no podemos investigar la verdad sobre condiciones de barbarie, sin pensar en aquellos que sufren bajo ellas, y mientras buscamos las verdaderas causas, sacudindonos sin cesar todo amago de cobarda, en atencin a aquellos que estn dispuestos a conocerlas y utilizarlas, debemos pensar todava en hacerles llegar la verdad de tal forma que pueda convertirse en un arma en sus manos, y al propio tiempo hacerlo con tanta astucia que esta entrega no pueda ser descubierta ni estorbada por el enemigo.

Todo lo ms que se pide, si es que algo se pide, es que el escritor escriba la verdad.

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