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Qvadis - Noviembre 2013

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Edición de Noviembre de 2013 de Qvadis, la revista del Vicerrectorado de Formación de la Universidad Católica de Salta

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Equipo de Qvadis

Editor Responsable:Vicerrectorado de Formación

Redacción:Prof. Fernando Gonzá[email protected]

Diagramación y Diseño:Y Punto | Agencia de Diseño Gráfico

Corrector:Lic. Mónica Plaza

Tapa:Fotografía: Y Punto

Mail:[email protected]

El Editor no se responsabiliza por el contenido de las notas, las cuales no necesariamente representan su opinión.

Indice

Editorial página 4

página 6

página 10

página 13

página 19

página 22

EducaciónEducación Personalizada y Comunitaria Para un Mundo Cambiante

ReligiónDisolución del Campo Reiligioso o Nueva Conciencia en la Teologíaemergente del Pluralismo Religioso

Para ReflexionarCartas del Profesor

Política y EconomíaEl Consejo Económico y Social Herramienta para la geoestrategia

Fe y CompromisoPalabras del Papa Francisco a los Jóvenes de Asis

página 29En Primera PersonaHablamos con la Lic. en Teología Silvia PeraltaActual Rectora del Colegio Salesiano de Salta

página 31¿Qué leemos?Las Fronteras de la JusticiaHeidegger y AristótelesEl Amor a la Vida

página 33En el Final, un Testimonio¿De donde nace el odio anticristiano?

Este año el proyecto de nuestra Revista no pudo ser desarrollado con la continuidad deseada pero queremos seguir adelante. Ofrecemos este número con la intención de seguir acercando elementos para la reflexión y para el análisis.

Agradecemos a todos los que colaboran en este número y al nuevo equipo que se incorpora.

Esperamos poder reconstruir lo iniciado en el 2011 cuando la Revista tuvo un desarrollo pleno.

La idea es la de siempre adentrarnos en las realidades sociales desde una perspectiva académica y comprometida.

Equipo Qvadis

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Editorial

......................................................................Educación

Educación Personalizada y comunitaria para unmundo cambiante

La educación personalizada, comunitaria, genera-dora de personas integradas, solidarias y compro-metidas en la transformación del mundo en este nuevo milenio, es el gran desafío no sólo para las instituciones educativas, sino para toda la sociedad en este período de cambio epocal de la historia de la humanidad.Por ello, invitado a participar en la revista “Quo Vadis”, se me ha ocurrido retomar algunas reflexio-nes y proponer una consideración sobre “la educa-ción personalizada y comunitaria para un mundo cambiante”. Por tal motivo, para afrontar esta temática de presentar ante los apreciados lectores de nuestra comunidad educativa un panorama de la educación en los valores, en un contexto de crisis de la civilización y ante el desafío de un saber integrador e interdisciplinar, plantearé tres ítems de reflexión, que ofrecidos en tres números de nues-tra revista, pretenden ser disparadores para abrir un debate:

1.La postmodernidad y la crisis de la civilización.

2.Los valores y la vida virtuosa en el milenario

mundo de la Biblia.

3.Desafíos para el “educador social”: la formación

en la solidaridad, el espíritu participativo y comu-

nional. La educación personalizada y la autoestima.

LA POSTMODERNIDAD Y LA CRISIS DE LA CIVILIZACIÓN

Parece oportuno, antes de proponer tal o cual valor como norma estructurante de una educación para nuestro tiempo, realizar un somero análisis de la situación actual, y tentar algunas explicaciones de

de las causales de la presente crisis.Ante todo, como homenaje respetuoso a alguien que iluminó el último cuarto del siglo pasado, no sólo a los creyentes sino a la humanidad entera, deseo traer a la memoria un diagnóstico de nuestra época del beato JUAN PABLO II, quien en la carta Novo Millennio Ineunte (Comenzando un nuevo milenio), con la cual abría este tercer milenio, agudamente reflexionaba:

“En efecto, son muchas en nuestro tiempo las necesi-dades que interpelan la sensibilidad cristiana. Nuestro mundo empieza el nuevo milenio cargado de las contradicciones de un crecimiento económico, cultural, tecnológico, que ofrece a pocos afortunados grandes posibilidades, dejando no sólo a millones y millones de personas al margen del progreso, sino a vivir en condi-ciones de vida muy por debajo del mínimo requerido por la dignidad humana. ¿Cómo es posible que, en nuestro tiempo, haya todavía quien se muere de hambre; quién está condenado al analfabetismo; quién carece de la asistencia médica más elemental; quién no tiene techo donde cobijarse?...”(NMI 50)

“¿Podemos quedar al margen ante las perspectivas de un desequilibrio ecológico, que hace inhabitables y enemigas del hombre vastas áreas del planeta? ¿O ante los problemas de paz, amenazada a menudo con la pesadilla de guerras catastróficas? ¿O frente al vilipendio de los derechos humanos fundamentales de tantas personas, especialmente de los niños? Muchas son las urgencias ante las cuales el espíritu cristiano no puede permanecer insensible...” (NMI 51)

Estos y otros desafíos fueron retomados por los Obispos argentinos en un documento programáti-co para el presente tiempo. De manera sintética son mencionados los retos principales del nuevo milenio, comenzando por la crisis de la civilización

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como desafío totalizante en el cual se inscriben los restantes, tales como: la búsqueda de Dios, el escándalo de la pobreza y la exclusión social, la crisis del matrimonio y la familia, y la necesidad de mayor comunión. 3

Los Obispos escriben: “Al comenzar el nuevo milenio, la humanidad entera se encuentra sumergida en grandes dificultades: la alarmante extensión de la pobreza y la escandalosa concentración de la riqueza, la corrupción de las clases dirigentes, los conflictos armados de insospechables consecuencias, los nuevos fundamentalismos, las formas inimaginables de terro-rismo y la crisis de relaciones internacionales. Son evidentes las contradicciones entre lo que se dice y lo que se hace, el relativismo, el menosprecio de la vida, de la paz, de la justicia, de algunos derechos humanos fundamentales, de la preservación de la naturaleza, que desafían a todos por igual y exigen respuestas comunes. Estos problemas también inciden de manera acuciante en nuestra patria.” (NMA 22).En el análisis de la situación actual, los Obispos argentinos, además de sostener que la crisis de la civilización se ha profundizado, afirman que no sólo se trata de una “época de cambios sino de un cambio de época” (NMA 24). 4

El contexto actual, no es solamente el avance conti-nuo del tiempo cronológico, sino que esta-mos asistiendo a un cambio epocal, es decir, una evolución cualitativa de la historia. En efecto, la aceleración del cambio 5 y las nuevas características surgidas como consecuencias del mismo han deter-minado un cambio de época. Por tal motivo, desde hace tiempo se habla de la postmodernidad 6 , la cual en su proceso de afirmación y desarrollo, genera en los seres humanos perplejidad y desconcierto.7

Esa sensación está justificada por el desencanto de la posmodernidad frente a la fe en el progreso inde-finido que ofrecía la modernidad.8 Al respecto conviene escuchar a un especialista

como Jean - Yves Calvez 9 quien al reflexionar sobre el actual siglo se preguntaba: “¿Puede ser grave el porvenir?”, ?”, a lo cual respondía: “No podemos, creo, ser optimistas (y añado que de hecho no lo somos tanto). Quién podía prever lo que ha acontecido en el siglo XX en su comienzo mismo; cuando estaba todavía en marcha la coloni-zación (no la descolonización en la que no se podía ni pensar), cuando todavía no había tenido lugar la explosión demográfica (había 1,6 mil millones de hombres mientras al finalizar el siglo estamos en 6 mil millones), y cuando todavía no se había produci-do el fenómeno profundamente innovador, la gran sacudida cientificista, de admiración por la prima-cía cultural de Alemania, etc. Y sabemos lo que sucedió. ¡No queremos ser de nuevo tan ingenuos!

... Cualquiera sea el caso, nos preguntamos si hay que pensar en un porvenir con igual o todavía mayor grado de cambios (de cambios inesperados, añadamos), sacudiendo a los seres humanos. Por un lado, nos damos cuenta de un problema de ritmo. El hombre no es infinitamente adaptable (son muchos hoy los que, aún a una edad no tan avanzada, no alcanzan a seguir). Se vive cada vez más en un estado de tensión extrema, de stress. Por otro lado, el mundo cambió tanto en el siglo XX que, a diferencia de los seres humanos del 1900, no nos atrevemos a prever el siglo próximo.”10

En efecto, de esta reconfiguración de la realidad “brota así una primera experiencia vital: la perpleji-dad frente a la complejidad. Una suerte de conjun-ción entre "no saber a qué atenerse", no querer perder un núcleo de valores fundamentales y no estar dispuestos a renunciar a seguir el ritmo de la renovación del mundo; entre una falta de síntesis y cosmovisión y un deseo profundo de certezas y armonías.” 11

Ligado a esta sensación de perplejidad, aparece la legitimación del “cambio continuado” y del “plura-

1Ponencia presentada en el “V Congreso Nacional de Educación social en la transformación educativa”, 9-11 de agosto de 2012, Catamarca. 2Docente de la Universidad Católica de Salta; Tel: 0383-154325751; E-mail: [email protected]; [email protected] 3Cfr. Conferencia Episcopal Argentina, Navega mar adentro, Ed. Oficina del Libro, Buenos Aires 2003, 15-26 (no 21-48). 4“El desafío radical y englobante que queremos asumir en la Argentina es la profunda crisis de valores de la cultura y la civilización en la que estamos inmersos...” (NMA 23)“La ruptura entre Evangelio y cultura es sin duda alguna el drama de nuestro tiempo. En efecto, nadie puede negar que en estas últimas décadas la crisis se ha profundizado. No estamos sólo en una época de cambios sino ante un cambio de época que compromete seriamente la identidad de nuestra nación...” (NMA 24)5Equipo Episcopal De Educación Católica Educación y Proyecto de Vida, Ed. Oficina del Libro, Buenos Aires 1986, 4-5.

lismo cultural e ideológico”, que se vive en la fami-lia, en el trabajo, en los medios de comunicación, en la legislación estatal, etc.En este nuevo clima que exige constantemente la adaptación a “sistemas de referencia”, y que por lo mismo conlleva la problemática del sentido y de la identidad, el ser humano es conducido en muchos casos a un sincretismo contradictorio. Lógicamen-te, en un mundo plural que le plantea constante-mente elegir entre una gama amplia de valores, le pide establecer prioridades y fijar criterios, no siempre puede lograr una síntesis armoniosa y coherente. 12

A esos cambios significativos, deben sumarse otros elementos estructurales como el proceso continuo de urbanización, que no sólo ha llevado al paso

masivo de la mano de obra agrícola y artesanal a la industria y al sector de servicio en el mejor de los casos (pues no debemos olvidar el fenómeno de las villas miserias), sino incluso conlleva la pérdida de las barreras ambientales entre la ciudad y el campo. Todos estos factores indudablemente rompen con el “entorno social homogéneo” en el que se habían acostumbrado a vivir las generaciones anteriores. Por lo tanto, hoy, las instituciones educativas y las otras instituciones civiles y confesionales tienen que lidiar con un nuevo escenario social y cultural.Conviene no olvidar que la posmodernidad, como actitud existencial, como forma de vida, aún siendo una atmósfera cultural de los países desarrollados, sin embargo va llegando en oleadas a nuestro conti-nente latinoamericano13 , y por consiguiente, a

6Cfr. I. Gastaldi, El hombre un misterio, Ed. Don Bosco, Buenos Aires 1999, 11-26 (“La nueva imagen del hombre en un mundo en transformación”) 7“Es una constatación dolorosa que las personas, las familias, las instituciones y la sociedad, en general, no encuentran nuevos cauces para sostenerse y creer.” (NMA 25) 8“Quiero recordar que, antes de hablar de postmodernidad, estuvimos durante una temporada hablando de "desencanto": esta palabra me parece importante porque hace de eslabón de empalme entre Modernidad y Postmodernidad. La postmodernidad comienza a nacer cuando parece constatarse palpablemente la imposibilidad de ese cambio histórico soñado. Cuando el hombre cae en la cuenta de que ya "hace siglos que pensaron: las cosas mañana irán mejor" y, por tanto, cuando la ilusión de Prometeo se transforma en la repetida constatación de Sísifo.” J. I.González Faus, “Postmodernidad Europea y Cristianismo Latinoamericano”, en Specchia N. G. - Morello G. (eds.), Crisis, rupturas y tendencias. Lecturas críticas de la globalización en la óptica de Cristianisme i Justicia, Ed. EDUCC, Córdoba 2003, 40.

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9 Jean-Ives Calvez, sacerdote francés de la Compañía de Jesús, participó como Experto en el Concilio Vaticano II y durante quince años ha sido Consultor del Secretariado para los no-creyentes. 10J.-Y. Calvez, “La Iglesia que podemos pensar para el siglo XXI”, en AA.VV., La Iglesia de cara al siglo XXI, Ed. San Pablo, Buenos Aires 1999, 61-62.. 11M. González, “La globalización y la teología. Un enfoque desde Argentina”, en AA.VV., La Iglesia de cara al siglo XXI, 122.12Cfr. C. Schickendantz, “El cristianismo es gracia (NMI 4). Algunas reflexiones sobre antropología y santidad”, en Comisión Episcopal De Fe y Cultura, Caminemos con esperanza! Propuestas para un mundo que cambia, Ed. San Pablo, Buenos Aires 2003, 85-89. 13Cfr. Gastaldi, El hombre un misterio, 22-24 (“La posmodernidad en América Latina”).14R. Larrain, “Modernidad y teorías irracionalistas de la ideología”, en Estudios Sociales 78 (1993). Santiago de Chile, 31. 15Gastaldi, El hombre un misterio, 23. 16 Cfr. González Faus, “Postmodernidad Europea y Cristianismo Latinoamericano”, 61-64 ("valores de las postmodernidad); Conferen-cia Episcopal Argentina, Navega mar adentro, 18 (no 28). 17 Cfr. Schickendantz, “El cristianismo es gracia (NMI 4). Algunas reflexiones sobre antropología y santidad”, 86-87.

nuestras provincias norteñas. Esto significa, que en países del Tercer Mundo, donde apenas ha arriba-do la modernización con la industrialización, ya tienen que afrontar esta “tercera ola”, como la llamó A. To�er. “Somos ya posmodernos sin saberlo: artesanales pero posmodernos.”14

A modo de síntesis, conscientes de este nuevo escenario histórico, desearíamos resaltar algunos de “los rasgos principales de la posmodernidad:

1.Desconfianza de la razón y desencanto frente a los ideales no realizados por la modernidad.2.Desaparición de dogmas y principios fijos: agnos-ticismo, pluralidad de verdades, subjetivismo.3.Abolición de los "grandes relatos". Fragmenta-ción de las "cosmovisiones".4.Disolución del sentido de la historia. También la realidad se disuelve en fragmentos.5.Pluralidad ideológica y cultural. Fuerte dosis de eclecticismo.6.Distancia creciente entre las generaciones.7.Crisis aguda de la ética: individualismo (narcisismo), hedonismo, flexibilidad de las costum-bres, permisivismo.8.Ateísmo práctico y fragmentación religiosa.

Lo que salta a la vista es una caótica proliferación de valores y antivalores, como consecuencia de la filosofía relativista propia de la posmodernidad. Los valores que propone son hijos del relativismo, del presentismo (lo inmediato, lo momentáneo) y del hedonismo.”El panorama planteado no es sombrío sino desa-fiante, pues cabe preguntarse dónde están los signos del bien; en palabras del evangelio “el trigo que crece en medio de la cizaña” (cfr. Mt 13,24-30.36-43)

Aún, habiendo acentuado a propósito los desafíos, no debemos olvidar los muchos valores del nuevo milenio16 , que exigen agudizar la mirada esperanza-da del educador, quien siempre es o debe ser un

ser humano solidario que abre horizontes a las generaciones nuevas..Como se trata de una sociedad “moderna” que legitimando el cambio continuo y el pluralismo, se mira más bien desde el presente y el futuro, rele-gando la tradición y el pasado como elementos arqueológicos17 , habrá que revisar criteriosamente la tradición y las tradiciones de nuestros pueblos. Aquellos que adhieren a la fe cristiana, tienen el deber evangélico de asumir los desafíos del presen-te y del futuro con mirada de fe esperanzada en Jesucristo que es el mismo ayer y hoy y por los siglos (Heb 13,8); quienes profesan otros credos, o bien, simplemente apuestan filantrópicamente por un mundo más humano y fraterno, deberán confiar y apelar a lo mejor de las potencialidades humanas para revertir la crisis. En fin, antes de abrir el debate y el diálogo, desea-mos insistir en la condición de disparador de la reflexión de estas afirmaciones que suscribimos, pues corresponde ahora a nosotros, educadores del presente siglo, discernir los signos de los tiem-pos en la porción geográfica concreta del mundo, donde llevamos a cabo no sólo un trabajo, sino también, donde se juega nuestra vocación e identi-dad, es decir, nuestra autorrealización como perso-nas, que mediante el trabajo y el servicio colabora-mos en la transformación del mundo.El cambio epocal con su consabida sensación de inseguridad y perplejidad, nos ha despojado de recetas mágicas, de proyectos mesiánicos, y nos impele a transitar caminos nuevos con audacia y esperanza, pero como no vamos a inventar la histo-ria, proponemos para la segunda entrega una mirada retrospectiva a unas culturas milenarias de oriente y a su modo de proponer los valores y una vida virtuosa de modo ejemplar.

Lic. Pbro. OSCAR TAPIA Docente de la Universidad Católica de Salta; Tel: 0383-154325751

E-mail: [email protected]; [email protected]

......................................................................Política y Economía

El Consejo Económico y Social,herramienta para la geoestrategia

"No hay vientos favorables para el marineroque no sabe qué rumbo poner" (Séneca)

PLENITUD DE TIEMPOS

No es momento para reproches sino de celebra-ción… y cauto optimismo. Pero algún día sabremos en detalle por qué los principales actores políticos de la Provincia demoraron 27 años en aprobar esa ley. Una respuesta sincera –y quizás contrita- a este requerimiento servirá para garantizar la supervi-vencia y eficacia del nuevo ente público no estatal, cuya vigencia han reclamado sin pausa los sectores sociales intermedios en diversas oportunidades y de muchas maneras. [De lejos abruma una sospe-cha: en la política vernácula, pequeña y hostil, el uso y abuso de lo coyuntural continúa siendo pingüe negocio de filibusteros]. La sanción a mediados de agosto ocurre en un contexto inauditamente propicio: el Gobierno provincial cuenta desde 2009 con una Secretaría de Planificación Estratégica y la Fundación Salta -con apoyo oficial y de la Universidad Austral- aportó un Plan de Desarrollo Estratégico SALTA 2030, empe-ñosamente elaborado. Finalmente los planetas se alinearon y hoy es ahora o nunca.Corresponde en breve la no menos difícil tarea de reglamentar la ley, de modo que su representativi-dad –clave de proyección futura- sea lo suficiente-mente amplia y un legítimo reflejo de la manda del resucitado art. 77 de nuestra Constitución, para que el CEyS no se canse en partidas. Pero no haré acá una crítica de algo perfectible como todo corpus jurídico; propongo analizar al Consejo como herramienta geoestratégica[2].Dice la norma que consultarlo es obligatorio para

los poderes públicos, lo cual implica que de acá en más será ineludible pensar políticas de estado en función del mediano y largo plazos. Y entiéndase bien: se trata de un órgano de consulta inhibido de competir –y menos remplazar- ningún poder esta-tal, e inscripto en la democracia participativa que las sociedades están reclamando en casi todos los países del mundo, según se está viendo. Los planes económico-sociales, que en adelante genere con la contribución de los sectores productivos y del trabajo, mejorarán el perfil productivo y económico-social salteño.

PLANIFICACIÓN Y GEOESTRATEGIA

¿Por qué geoestrategia y no geopolítica? En la ante-rior ocasión expuse lo siguiente:

“Si la geopolítica consiste en la interpretación de una realidad en función de los elementos que integran su objeto (política, población, espacios físicos), la geoestrategia se ciñe más a la geografía, es decir, refiere a la incidencia de la geografía en un diseño político. No es, empero, la geoestrategia una especie dentro del género sino que acota su interés a un contexto témporo-espacial determinado”[3].

De tal modo reservemos para la Nación en conjun-to la proyección geopolítica; aquí pensemos apor-tar una visión particular, geoestratégica, básica-mente salteña pero en función de nuestros más nuestros más genuinos intereses nacionales.Por lo demás, quede claro también que geopolítica y geoestrategia requieren de la planificación estra-

El martes 3 de septiembre en la sede del COPAIPA, por su iniciativa y la del Círculo de Legisladores y FEPUSa, hubo un acto de apoyo a la sanción de la ley de creación del Conse-jo Económico y Social (CEyS)[1], órgano consultivo incorporado a la Constitución de Salta, en la reforma de julio de 1986. En la ocasión se homenajeó a las Cámaras de Comercio e Industria y de Comercio Exterior, al grupo GEICOS, Fundación Salta y a Pro Cultura, enti-dades de larga trayectoria en nuestro medio.

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tegia requieren de la planificación estratégica. Utili-zan geopolítica y geoestrategia las unidades nacio-nales y subnacionales con vocación de liderazgo, abiertas al mundo y con sensata autoestima, que saben lo que quieren y les conviene y cómo lograrlo. Abunda bibliografía al respecto, y de la buena.La planificación constituye una tarea elemental para actores públicos y privados, en cualquier sociedad que pretenda funcionar bien. Cada acción de gobierno necesita planificarse con el concurso de los sectores intermedios a fin de resolver cuestio-nes de coyuntura, como por ejemplo el tránsito vehicular en una circunstancia concreta; o proble-mas de mayor envergadura relacionados al sistema de transporte; o de largo plazo, si se trata de definir los accesos a una ciudad de medio millón de habi-tantes y su articulación con los de localidades veci-nas. La planificación, pues, resulta indispensable para que las obras necesarias se hagan de la mejor manera, al menor costo y tiempo posibles, dado que la chapucería y su vieja pariente, la corrupción, son su contracara. Igual de imprescindible es plani-ficar cuando deban encararse propuestas de escala mayor, por la inversión requerida: si en tres déca-das hubiésemos sabido exigir el aprovechamiento de las aguas de nuestros grandes ríos, Bermejo por caso, para la incorporación de más hectáreas productivas o para el riego de campos, evitaríamos que dos o tres años de seca (que se sabía iban a ocurrir) tuviesen el impacto devastador que esta-mos conociendo. ¿Qué hará el poder público si el CEyS le eleva un plan al respecto: lo archivará por inviable o procurará los fondos?Los ejemplos expuestos saludan a los planes estra-tégicos, que no son sino el hacer las obras como corresponde y en el momento oportuno. Cual-quiera sea el gobierno de turno, sus urgencias y necesidades, las acciones que realice deben responder a la planificación, la cual, por su natura-leza, presupone además la previa definición de prioridades para evitar la improvisación siempre costosa, desviaciones o sobreprecios.

SOBRE LA META / VISIÓN

¿Qué papel juega la geoestrategia? Básicamente procurar que la sumatoria de los objetivos conve-nientemente planificados converjan en una meta o visión histórica, que exprese en este caso el papel histórico que Salta en conjunto ofrece a la Nación: un proyecto provincial para el largo plazo, solidario, responsable, transparente. En suma, definir la meta/visión con el concurso de todos los actores públicos y privados y -en función de ella- trazar los objetivos primarios y secundarios, lo cual implica a su vez otra lectura previa y desapasionada de los signos del complicado tiempo que nos toca vivir[4]. En aquella nota citada arriba, he planteado sin ambages lo que considero la meta o visión en cues-tión: Salta –sexta extensión territorial y octava en población de Argentina, provincia fundante que cargó en sus espaladas una parte sustancial de la independencia, consciente de su matriz indoameri-cana y apoyada en tres límites internacionales y seis provincias hermanas- debe asumirse como núcleo geohistórico en concurso con las provincias involu-cradas en el Norte Grande, bisagra de esa vaste-dad geográfica ubicada en la periferia del cuerno de oro del Mercosur, lejos de todo pero no de Dios por suerte, puente además de integración con áreas vecinas de países del Atlántico y del Pacífico. Pero, sobre todo y en función del encastre nacio-nal, Salta tiene la misión de abrir otra “puerta de la tierra”[5] antes de que concluyan los Bicentenarios, para equilibrar el injusto, frustrante y desnaturaliza-do esquema de poder de la Argentina de los últimos 100 años, en todas sus expresiones. ¿Podrá logarlo una Provincia cuya tercera parte de paisa-nos vive bajo la pobreza y lacras asociadas, con números globales que no alcanzan un magro 3% en la mayoría de los casos?

[1] A la fecha de escribir esta nota, la ley aún no había sido promulgada; ello ocurrió el 24/09/2013.[2] Para entender mejor esta nota, léase “Un proyecto estratégico para Salta” (Claves nº 176, diciembre 2008), con la cual inicié varias notas sobre la geopolítica y geoestrategia en perspectiva provincial.[3] Cito otra vez a H.O. Gómez Rueda en Teoría y doctrina de la Geopolítica, p. 89, Ed. Astrea, Buenos Aires, 1977; y al francés Pierre Clerier, que aborda la geoestra-tegia desde una óptica militar en Geopolítica y geoestrategia, Ed. Pleamar, Buenos Aires, 1983.[4] Puede ayudar un repaso de “Cambio de época, ¿cambio de paradigmas?: resultados inciertos”, Claves nº 205 – noviembre 2011.[5] Ver “Abriendo máspuertas”, Claves nº 189, mayo 2010.

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A MODO DE CONCLUSIÓN

Saber describir el escenario, distinguir cada árbol del bosque, es un arte que requiere preparación, esfuerzo y honestidad. ¿Es necesario aclarar que el CEyS no resolverá nuestras pasadas y pesadas rémoras? Antes bien contribuirá a resolver problemas –cuanto antes mejor- pensando en las generaciones venideras y sin desentenderse de la “cuestión” nacional, pues eso sería suicida. El CEyS es un instrumento, una herramienta que bien usada ha de producir resultados formidables. Pero así como será de vital importancia para (re)construir, igualmente puede ser muy útil para diseñar el proyecto de Provincia en dirección de la meta anhelada, expuesta en este trabajo.

Pocos son los distritos donde, con mayor o menor eficacia, funcionan órganos similares; ni todos tienen rango constitucional. Los hay en la Ciudad de Buenos Aires, en Chaco, Córdoba y Tierra del Fuego, y de a poco empiezan a aparecer iniciativas tendientes a instalarlos. Salta se agregó a la lista y eso refuerza el compromiso de que nuestro Consejo empiece a funcionar pronto.

La tarea no será fácil ni sus frutos se cosecharán como las brevas, pues así sucede con los cambios culturales; y de eso se trata. De acá en más todo depende de la lucidez de la dirigencia e intelectua-lidad salteñas, de sus fuerzas vivas, del conjunto social. Si no sabemos aprovecharlo, el juicio histó-rico será drástico e inapelable.

GUSTAVO BARBARÁN Abogado y Docente de la Universidad Católica de Salta

Publicado en Revista Claves n°223 - Septiembre de 2013

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......................................................................Religión

Disolución del Campo Religioso o Nueva Conciencia en la Teología

Emergente del Pluralismo Religioso

¿Se diluye el campo religioso?

En la comunicación presentada por Pierre Bour-dieu en Estrasburgo en octubre de 1982, concluye tal comunicación con la problemática de la disolu-ción de lo religioso en el contexto del debate sobre los “nuevos clérigos”. Se propone ver la problemá-tica de la disolución de lo religioso no sólo como una lucha del monopolio de lo sagrado por parte de los agentes de la religión como sacerdotes, profeta, hechicero que manipulan los símbolos religiosos, sino que se propone entender la trans-formación del campo religioso como un “un campo orientado hacia la cura de los cuerpos y de las almas” 1 reducido al cuidado de la salud. Es a partir de esta transformación que aparecen los llamados “nuevos clérigos” que ya no son agentes propios del campo religioso sino de otros campos, mayor-mente de la medicina, y clérigos que empiezan a usar las metodologías de las ciencias, debido a que se redefinieron los campos y los límites de los mismos tendieron a desfigurarse o bien a diluirse. Bourdieu advierte que esta nueva configuración del campo religioso “tiene algo de ambiguo, hasta un poco de sospechoso: por una parte, en razón del hecho de que el campo religioso se encuentra disuelto en un campo de manipulación simbólica más amplio, todo ese campo está coloreado de moralismo y los no religiosos mismo ceden a menudo a la tentación de transformar los saberes positivos en discursos normati-vos, propios para ejercer una forma de terrorismo legitimado por la ciencia. Para Bourdieu la disolución del campo religioso se hace efectiva por el acceso a mejor educación y de un mejor nivel de vida social que sería el “principio de una transformación de la oferta de bienes y de servicios de salud de las almas y de los cuerpos” 3 que provoca, en definitiva, “la autogestión espiri-tual”. Si bien el nivel discursivo de Bourdieu está en un marco europeo (de crecimiento social) se

podría uno preguntarse ¿qué sucede en las socie-dades en donde los niveles de educación y de vida no son tan accesibles? O plantear la pregunta de otra forma ¿son los pobres capaces de autogestio-nar lo espiritual? De hecho entre las clases sociales de escasos recursos existen formas de autogestión espiritual, como por ejemplo el caso del pentecos-talismo como disidencia de la Iglesia protestante, así lo describe Daniel Míguez al estudiar el pente-costalismo en Argentina: “El pentecostalismo surgió en Los Angeles (EE.UU) como una religión de sectores marginales y en disidencia con iglesias protestantes más establecidas; esto hizo que la doctrina pentecostal priorizara los liderazgos caris-máticos por encima de las estructuras institucionales fijas”.4Otro factor por el cual Bourdieu determina la diso-lución de lo religioso es el hundimiento de los controles colectivos provocado por los fenómenos de urbanización y de la privatización de la vida: “está fuertemente ligado al hundimiento de los marcos colectivos que controlaban los clérigos pero también sostenían los laicos correspondien-tes y hacían posible la religión que los sociólogos de la religión designaron como popular, esa religión ritualista de la cual todo el mundo está de acuerdo en decir que está en vías de desaparición”. 5 Lo que se plantea en esta instancia discursiva sería la desaparición de la construcción ritual de la religión, que habría dado al clérigo tradicional su monopolio sobre el ritual social, sería “el ordena-dor de las ceremonias sociales”. Esto sucede porque “el ritual mismo se intelectualiza: se vuelve cada vez más verbal, es decir, reducido a palabras, y palabras que funcionan cada vez menos en la lógica de la coacción mágica, como si la eficacia del lenguaje ritual debería reducirse a la acción del sentido, es decir a la comprensión” . Pero se debe advertir que lo ritual es una dimensión de la religio-sidad, como lo propone Glock “al analizar el despertar religioso en los Estados Unidos, distingue

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cuatro dimensiones de la religión: la experiencia (la vida espiritual), la ideología (dogma – creencia), la ritual (las prácticas religiosas) y la consecuencial (la relación de los hombres entre sí)” 7

Es cierto que hay un proceso de descontrucción del monopolio religioso y que cada vez el clérigo tradicional tiene menos control de aquello que le era propio a su función, pero también es cierto que los nuevos clérigos terminan resurgiendo aquellas construcciones rituales de los clérigos tradiciona-les. Sino pensemos en ciertos videntes que se apar-tan de la matriz principal 8, en el marco de las mariofanías, que para sustentar sus experiencias con lo sagrado repiten estructuras rituales de las iglesias de monopolio, lo cual permite que los cléri-gos tradicionales terminen perdiendo interés por estos asuntos ya que parecen favorecer más que perjudicar sus prácticas religiosas. En este sentido Cecília Mariz dice: “Além da diminuição do poder repressor da Igreja, parece estar havendo uma dimi-nuição do interesse da Igreja nessa mesma repressão. A experiência de visões, relatos de aparições, e outro fenômenos similares de contato direto com o sagrado, que no passado podiam ser muito combatidas por seu carácter ameaçador ao poder institucional, podem estar agora sendo relativamente melhor recibidas. Talvez essas experiências passem agora a serem vistas como possíveis aliadas da institução…”. 9

Parece difícil pensar, entonces, que el campo religioso este en un proceso de disolución, por eso, sería mejor pensar en un proceso de pluralización que estaría ocurriendo hacia adentro de los siste-mas religiosos tradicionales provocando nuevas experiencias religiosas y hacia fuera independi-zándose del monopolio religioso de las institucio-nes matrices, reconfigurándose en la diversidad de elementos religioso, en la que algunos religioso lo denominan “nueva religiosidad” y que está presen-te en todos los estratos sociales.11

Pensar en la pluralización de las experiencias

religiosas, llevaría a concentrar este estudio en el pluralismo religioso, pero no como un mercado de bienes religiosos, sino como una nueva conciencia que está exigiendo una reconfiguración del plantea-miento teológico que desmitifique toda tendencia al monopolio de la propia experiencia religiosa. Se ha de comenzar, entonces, a escudriñar cómo la idea del pluralismo religioso termina reconfiguran-do los conceptos de una teología tradicional por una nueva conciencia en que la idea del absoluto teológico no sea propia de una sola experiencia religiosa.

El Pluralismo religioso como nueva conciencia:

El teólogo latinoamericano José María Vigil advierte que la realidad plural es una novedad: “Somos la primera generación en toda la historia de la huma-nidad que se encuentra en esta situación. Es la primera vez que una gran parte de la Humanidad vive en un ambiente religioso realmente plural. Es la primera vez que la parte de la Humanidad que se ha pasado la vida sin relación con personas e insti-tuciones de otras religiones, tiene ahora en sus manos esta posibilidad: si no practicamos el diálo-go interreligioso es por falta de costumbre y porque nos falta imaginación, no porque sea una posibilidad fuera de nuestro alcance. Por su parte, la conciencia de la nueva generación que surge tiene que habérselas con un oferta de sentidos (culturales y religiosos) no sólo plural, sino enor-memente plural, y, por supuesto, no convergente ni armonizada, sino de un pluralismo simplemente yuxtapuesto, sin ordenamiento ni diálogo interno (hasta ahora). Es una transformación que supone una “verdadera revolución en la conciencia religiosa de la Humanidad; estamos viviendo en un momento de la historia en el que el acceso a las diferentes religiones tiene una amplitud y una profundidad sin precedentes”12 .

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1Bourdieu, P; “La Disolución de lo Religioso”, Cosas Dichas; Barcelona, Gedisa 1988; Pág. 103 2 IDEM; Pág. 105 3IDEM 4Míguez, D; “El protestantismo popular en la Argentina. Las lógicas de la expansión del pentecostalismo durante el siglo XX”; Anuario del IEHS, 17, 2002; Pág. 163 5Op. Cit Bourdieu, P; “La Disolución de lo Religioso”, Pág. 106 6IDEM 7Roldán, V; “Formas religiosas de fin de milenio. El movimiento carismático católico de Buenos Aires y Roma”. En: Sociedad y Religión Nº 18/19 1999. En este estudio también se propone como análisis de las dimensiones de la religiosidad las propuestas por el equipo de investigadores de la Universidad Católica de Milán con las categorías de creencia – experiencia – práctica (que sería la ritual de Glock) y la pertenencia. 8Un caso cada vez más creciente es el da la Virgen del Cerro en la ciudad de Salta - Argentina; para este análisis ver: Ameigeiras, A; Suárez, A; “La Virgen del Cerro en Salta. Continuidades y singularidades respecto a las principales apariciones modernas y contemporáneas”. En Revista Cultura y Religión, Vol. V. Nº2 (Diciembre del 2011) Pág. 19 – 32. http://www.revistaculturayreligion.cl/articulos7vol_5_n2/3.pdf

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Es importante que se observe que Vigil comienza diciendo que somos la primera generación que vive esta realidad del pluralismo religioso. En este sentido hay que afirmar que la realidad del pluralismo en sí no es nueva, ya que desde el nacimiento del cristianismo, éste se vio con la necesidad de mostrar el mensaje de la buena nueva primeramente con el judaísmo y luego con las religiones de los otros pueblos llamados “paganos”. Es así que el filósofo español Francisco Javier Carballo Fernández dice: “La conciencia de la diversidad religiosa no es algo nuevo. Sin ir más lejos, los creyentes cristia-nos casi siempre han tenido conciencia, más o menos explícita a lo largo de su historia, de la existencia de otros creyentes no cristianos. Esa conciencia de la existencia de personas que profesan una fe distinta a la propia ha sido compartida por las demás grandes religiones. Pensemos, por ejemplo, en cómo los prime-ros cristianos tuvieron que situar su mensaje primero en relación con el Judaísmo y luego con las otras religiones que se fueron encontrando” . 13

Pero el pluralismo religioso de estos tiempos tiene una novedad que hay que resaltar, y es lo que Carballo Fernández va ha denominarlo con el concepto de una “nueva conciencia” y que esta nueva conciencia ya estaba en la percepción del teólogo John Hick al decir que la teología iba a sufrir una “revolución copernicana” dada desde esta conciencia del pluralismo religioso. “Lo nove-doso de nuestros días es que la presencia de las distintas religiones, a través de múltiples medios, es una realidad de la vida cotidiana y que la realidad socio-cultural se caracteriza generalmente como una situación de pluralismo religioso. Por ello, los partidarios de la hipótesis pluralista casi siempre comienzan, cuando abordan este problema, refiriéndose a la “nueva conciencia” de la diversi-dad religiosa en la actualidad. E insisten en las consecuencias de crisis que esta nueva conciencia traerá a la mayoría de las conciencias religiosas. Tanto es así, que John Hick lo equipara a una revo-lución comparable a la “revolución copernicana” del siglo XVI o al descubrimiento de la evolución de las especies del XIX. En este mismo sentido, afirma Joseph Runzo: “Hoy la llamativa piedad y la evidente racionalidad de los sistemas de creencia de las otras tradiciones religiosas confronta inevita-blemente a los cristianos con una crisis y una potencial revolución” . 14

En el texto citado anteriormente de Vigil, ser puede notar que él también percibe la idea de una nueva conciencia que nace de las experiencias religiosas y que lleva al sentido religioso, no a una sola experiencia, sino que a múltiples experiencias y por lo tanto la realidad religiosa se hace plural o más bien “enormemente plural”.Por otro lado Vigil advierte que esta realidad plural de lo religioso, es un “pluralismo simplemente yuxtapuesto”; es decir, que todavía no se ha encon-trado las dinámicas que permitan elaborar análisis y diálogo de las distintas experiencias religiosas. De hecho, esto se nos presenta como un desafío, del cual vamos a hablar más adelante. La idea de “revolución de la conciencia” que apare-ce ya en la teología de John Hick, en el pensamien-to de Joseph Runzo y hasta el entendimiento de Vigil; es una revolución que rompe con todo concepto, o por lo menos con los que se está acos-tumbrado a relacionarse con las otras experiencias religiosas. Ya que en el análisis del pluralismo religioso, no se trata de ver cuanto de parecido hay entre las religiones y cuanto de verdad hay, sino que es un análisis en el cual se reconoce las expe-riencias religiosas en cuanto son eso, experiencias. Es aquí donde se puede hablar de revolución como lo dice el teólogo Frédéric Lenoir: “Para compren-der el alcance de esta revolución -que sigue siendo marginal en los monoteísmos-, hay que tomar la medida de las posiciones anteriores: el exclusivis-mo y el inclusivismo. En la concepción exclusivista, los creyentes afirman que su comunidad constituye el único espacio de verdad y salvación. Las demás religiones están excluidas de la salvación. La postu-ra inclusivista, por el contrario, tiene apariencia de apertura, en la medida en que reconoce la presen-cia de verdades parciales en las otras religiones. Esto no significa en cambio que las otras religiones se consideren medios de salvación completos […]. Esto supone una evolución, pero no una revolución.La verdadera revolución está aún por llegar, aunque acabe de comenzar, esencialmente en medios cristianos, a través de la elaboración de una teología pluralista de las religiones que reconoce al otro en tanto que otro y no en cuanto "se nos parece un poco". Los cimientos de la teología del pluralismo son muy diversos, pero residen a menudo en el vínculo sutil entre teología negativa

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(que llega a cuestionarse la pretensión de ser "el intérprete" de lo absoluto) y reconocimiento posi-tivo de alteridad. Sin poder entrar aquí en los deta-lles del análisis, citemos, entre los promotores de esta revolución, al teólogo protestante John Hick, que pone lo real en el centro de lo absoluto y no al Dios personalizado, a Cristo o a la Iglesia; el pastor Jean-Claude Basset, que ha profundizado en la teología negativa; el padre Stanislas Breton, a partir de su interés por el budismo zen y la meditación sobre la kenosis de Cristo (la renuncia de Cristo muerto en la cruz); el sacerdote y psicoanalista Eugen Drewermann, que se inspira sobre todo en la psicología profunda de Jung; o el teólogo jesuita Jacques Dupuis, que recientemente ha sido llama-do al orden por Roma por haber pasado de una postura inclusivista a una postura pluralista, a partir de la meditación profunda sobre el verbo cósmico, como aparece sobre todo en el prólogo del Evan-gelio de Juan” . 15

Por otro lado hay teólogos que dicen, que las posturas anteriores responde todas aun pluralis-mo, a un análisis de la experiencia religiosa, dividiendo tal pluralismo en extremo, fuerte, moderado y revisionista, en esta línea se encuentra el teólogo Keith Ward. “K. Ward distingue el “plu-ralismo extremo”, que sostiene todas las posibles tradiciones religiosas son igualmente verdaderas y válidas, y que a su juicio es lógicamente contradic-torio. El “pluralismo fuerte” que postula que las principales religiones no contienen creencias mutuamente excluyentes sino caminos igualmente válidos de salvación y de auténtica experiencia de lo Real. A su juicio, este sería el pluralismo de Hick. El “pluralismo moderado” mantiene que lo Real puede manifestarse en las principales religiones y los creyentes pueden responderle de un modo apropiado en ellas. Este tipo sería compatible, o por lo menos muy cercano al paradigma inclusivista

que cree que una religión está más cerca de com-prender mejor lo Real y de ser el camino correcto de salvación. Y el “pluralismo revisionista” que reclama que las principales religiones revisen sus creencias para hacerlas mutuamente compatibles. Philip Quinn y Kevin Meeker creen que el pluralis-mo de Hick más bien pertenece a este último tipo, pues acertadamente cree que las creencias sobre la Realidad Última son muchas veces incompatibles y de este modo también lo comprenden los creyen-tes religiosos. Por ello, Hick va a presentar una teoría revisionista de la religión y de la experiencia religiosa que a su vez comprenda de un modo satis-factorio la razón de ser de esa diversidad excluyente” .16 El problema de cómo abordar la temática del pluralismo religioso, se basa, según Jean Claude Basset en cuatro puntos fundamentales: “Lo interreligioso es un fenómeno social y cultural a la vez. En sentido social se trata de la interacción de minorías religiosas importantes y activas (una situa-ción que caracteriza al subcontinente indio desde hace mucho tiempo, aunque también a la Europa occidental contemporánea, con la presencia de millones de musulmanes y de comunidades budis-tas, hindúes o sikhs, junto a cristianos y judíos), trabajadores emigrados, refugiados económicos y refugiados políticos, estudiantes, ejecutivos profe-sionales que por su trabajo llevan un tipo de vida cosmopolita como ciudadanos internacionales o ciudadanos del mundo; está también la multiplica-ción de los matrimonios mixtos en sentido religio-so y la formación religiosa de los niños; está tam-bién la difusión de informaciones y de emisiones religiosas diversificadas en los medios de comunicación”.17

Hay que decir que estos cuatro puntos fundamen-tales de Basset, conforman toda realidad pluralista. Pero lo cierto es que en este cosmos pluralista lo que está en juego es una comprensión de la reali-

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9Mariz, C; “As aparições da Virgem e o Fim do Milênio”. En: XI Jornadas sobre Alternativas Religiosas en América Latina, Universidad de Santiago de Chile, octubre 2001. 10 En esta línea de análisis se puede pensar el caso del judaísmo y los diferentes grupos que se reconfiguraron a partir de diferentes experiencias. Ver: Setton, D; “Modernidad religiosa, ortodoxia judía y pluralismo”. En: XIV Jornadas sobre Alternativas Religiosas en América Latina, Buenos Aires, 2007 11Sobre las nuevas religiosidades ver: Míguez, D; Gonzales, A; “La creencia de los Pibes Chorro: dimensiones contestatarias de una religión minimalista”. En: II Jornadas de Ciencias Sociales y Religión, Buenos Aires 2002. http://wwww. Ceil-piette.gov.ar/areasinv/religión/relpub/jornadas/IIcom2/2miguez.html. Viotti, N; “La literatura sobre las nuevas religiosidades en las clases medias urbanas. Una mirada desde Argentina”. En: Revista Cultura y Religión, Vol. 5, Nro 1, junio de 2011. http://www.revistaculturayreligion.cl/articulos7vol_5_n1/vol_5_n1_2011_01_NicolasViotti.pdf. 12 Vigil, J; “La Nueva Situación del Pluralismo Religioso”; En: http://www.cetr.net/modules.php?file=article&name=News&sid=474

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dad religiosa como lo describe Torres Queiruga en el prólogo del libro de teología popular de José Vigil: “La pluralidad de las religiones, en un mundo en trance de unificación tan acelerada como jamás había conocido la historia humana, nos coloca a todos, creyentes y no creyentes, ante una de las tareas más urgentes y decisivas. Ya no caben ni la ignorancia mutua ni la distancia indiferente. El contacto resulta continuo y el contraste, inevitable. Como Karl Jaspers decía de las situaciones-límite, eso no podemos cambiarlo: lo que está en nues-tras manos es modificar y configurar la propia actitud. El futuro dependerá, en efecto, del modo como logremos afrontar su desafío. Y su oportuni-dad. De hecho, basta con una mirada sobre nues-tro mundo para percatarse de lo que está en juego. Nada menos que la comprensión de lo religioso como tal, en primer lugar. No sólo aparece cues-tionada la verdad específica de la religión propia, que ha dejado de ser la «única» y está muy escar-mentada de todo exclusivismo, etnocentrismo o pretensión de privilegio, sino también la verdad de la religión en sí misma, amenazada por su misma pluralidad, disparidad y contradicción. En juego está la misma convivencia, pues sería inhumano vivir al lado de personas que, por muy distintas que sean sus ideas, esperanzas o prácticas religiosas, se remiten en definitiva al mismo Misterio que a todos nos funda y envuelve. Cabe incluso, finalmente, temer por la misma pervivencia, en un mundo donde lo religioso, llamado a ser paz y concordia, se convierte demasiadas veces en pólvora y espada, como lo muestra cada día el horror de los conflictos armados y lo recuerda el lema de Hans Küng, afirmando que no puede haber paz entre las naciones, si no la hay entre las religiones” .18

Hay que notar que Torres Queiruga pone en el centro de la problemática actual de la humanidad la comprensión de lo religioso y esto nos da la idea de

que el problema pasa por la construcción gnoseo-lógica de las experiencias religiosas, es decir, que hay que comprender que no hay una sola experien-cia religiosa que abarque toda la realidad de lo divino. Para Carballo Fernández, el problema de compren-der el pluralismo religioso y el pluralismo de las experiencias religiosas pasa, no por lo gnoseológi-co, sino por la incompatibilidad epistémica, es decir, por el análisis, el estudio de las formas exte-riores o por las prácticas en las cuales expresa su experiencia religiosa (doxología) el creyente. “Evi-dentemente, se podría pensar que la práctica religiosa propia es la correcta y que las otras, en la medida en que son incompatibles con ella, son falsas. Pero esto, según Alston, no mejora la preca-ria situación epistémica, porque recordemos que no hemos encontrado una prueba externa para la fiabilidad de una práctica y no hemos podido esta-blecer de este modo su verdad, luego toda práctica religiosa está por igual en su estatuto epistémico. Ninguna tiene un estatuto epistémico privilegiado. Así pues, en el caso de incompatibilidad, cada una de las prácticas considera las contrarias como no fiables al dar lugar a creencias falsas. Por lo tanto, esto conduce a un debilitamiento general de la fiabilidad de toda práctica religiosa”.19

En este caso de análisis epistemológico el problema sería la incompatibilidad de las prácticas en las cuales se expresa la realidad Última, Dios, y que por lo tanto cada una de ella trata de postularse como la verdadera, como la que tiene la propuesta más fiable para la experiencia espiritual de la divini-dad. “Así, la incompatibilidad ha de referirse o bien a propiedades contradictorias de un mismo objeto de percepción o bien a incompatibles concepcio-nes de la Realidad Última. Sobre esto último es sobre lo que discrepan fundamentalmente las distintas religiones: cada una ofrece una descrip-ción de la Realidad Última difícilmente compatible

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13Carballo Fernández, F; “EXPERIENCIA RELIGIOSA Y PLURALISMO RELIGIOSO: naturaleza y epistemología de la experiencia religiosa con especial atención a las tesis de William P. Alston”; Universidad Complutense de Madrid – Facultad de Filosofía Tesis presentada en el Dpto. de Filosofía del Derecho, Moral y Política-II(Ética y Sociología) para la obtención del grado de Doctor; Madrid 2006; Pág. 273. 14IDEM . 15Lenoir, F; “El pluralismo Religioso como Revolución”. En: http://www.cetr.net/modules.php?name=News&file=article&sid=178. Extracto de la obra de Frédéric Lenoir: Las metamorfosis de Dios. La nueva espirituali-dad Occidental. Madrid: Alianza editorial, 2004. pgs. 298-299 . 16Op. Cit. Carballo Fernández, F; “EXPERIENCIA RELIGIOSA Y PLURALISMO RELIGIOSO…”; Pág. 276.17 Vigil, J; “La Nueva Situación del Pluralismo Religioso”; En: http://www.cetr.net/modules.php?file=article&name=News&sid=474 18Vigil, J; “Teología del Pluralismo Religioso Curso sistemático de Teología Popular”; Editorial Abya Yala; Ecuador 2004; Pág 7. 19Op. Cit. Carballo Fernández, F; “EXPERIENCIA RELIGIOSA Y PLURALISMO RELIGIOSO…”; Pág. 279. En este punto el autor hace un análisis del pensamiento de William P. Alston quien estudia la diversidad religiosa desde el modelo perceptual, es decir, aquello que aparece y en lo cual se expresa la religiosidad.

20 IDEM; Pág. 280 21IDEM; Pág. 283. En este sentido hay que decir que la teoría de William P. Alston intenta superar la teoría de la solución a la problemática del pluralis-mo religioso que da Jhon Hick, el cual dice que hay que someter el estudio a lo que las religiones tienen en común; esto implicaría que las doctrinas religiosas y teológicas tengan que pagar un alto precio, dejarse de lado o como lo afirma Jhon Hick desmitologizarse.

con las otras. Y esta incompatibilidad es fundamen-tal por cuanto las creencias sobre la Realidad Última se transmiten a casi todas las demás creen-cias religiosas, y, a su vez, son constitutivas del sistema básico de creencias, algo esencial para identificar una práctica doxástica. Esto es lo que le lleva a afirmar que hay, más allá de las posibles coincidencias, una “seria incompatibilidad” de las distintas prácticas religiosas y de sus creencias preceptúales” .20

Hasta aquí parece que Carballo Fernández es muy negativo en su análisis epistémico sobre la realidad del pluralismo religioso, ya que él ve que hay incompatibilidad en las experiencias religiosas, pero justamente esta incompatibilidad es la que se debe respetar a la hora de realizar cualquier análisis sobre el pluralismo religioso. En este sentido dirá: “Por último, el que cada creyente esté justificado en su práctica religiosa no significa que permanezca encerrado en ella, sino que esta situación de diver-sidad debe potenciar el diálogo interreligioso. El reto que se le plantea al epistemólogo con preocu-pación interreligiosa será la búsqueda de posibles bases comunes de discernimiento racional de sus incompatibilidades. Curiosamente, en este punto Alston apela a razones, argumentos y evidencias para discernir las incompatibilidades interreligiosas, integrando de este modo la racionalidad filosófica y teológica como otra base que coopera con la experiencia a la fundamentación de la creencia religiosa” .21

CONTINUARÁ.....

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Lic. Claudio RAMIREZ

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......................................................................Fe y Compromiso

Palabras del Papa Franciscoa los jóvenes de Asís

El papa integra la misión de los jóvenes con el testimonio de San Francisco de cara a los desafíos del mundo actual.

¡Gracias por haber venido, gracias por esta fiesta! De veras: ¡esta es una fiesta! Y gracias por sus preguntas.Me alegra que la primera pregunta haya sido de un matrimonio joven ¡un lindo testimonio! Dos jóve-nes que han optado, que han decidido formar una familia, con alegría y con valor. ¡Sí, porque es cierto, se necesita ser valientes para formar una familia! ¡Hace falta valor! Y la pregunta de ustedes, jóvenes esposos, se enlaza con la de la vocación.

¿Qué es el matrimonio? Es una verdadera vocación, al igual que el sacerdocio y la vida religiosa. Dos cristianos que se casan han reconocido en su histo-ria de amor la llamada del Señor, la vocación para formar de dos, hombre y mujer, una sola carne, una sola vida. Y el Sacramento del matrimonio envuelve este amor con la gracia de Dios, lo arraiga en Dios mismo. ¡Con este don, con la certeza de esta llamada, se puede partir seguros, no se tiene miedo de nada, se puede afrontar todo, juntos!Pensemos en nuestros padres, en nuestros abuelos o bisabuelos: se casaron en condiciones mucho más pobres que las nuestras, algunos en tiempo de guerra, o en la posguerra; algunos emigraron, como mis padres. ¿Dónde encontraban la fuerza? La encontraban en la certeza de que el Señor estaba con ellos, de que la familia está bendecida por Dios en el Sacramento del matrimonio, y de que es bendita la misión de tener hijos y de educar-los. Con estas certezas superaron incluso las pruebas más duras.Eran certezas simples, pero verdaderas, formaban columnas que sostenían su amor. Su vida no era fácil: había problemas, tantos problemas. Pero estas certezas simples les ayudaban a ir hacia delan-te. Y lograron hacer una bella familia, a dar vida, a hacer crecer sus hijos.¡Queridos amigos, se necesita esta base moral y espiritual, para construir bien y de forma sólida! Hoy en día, las familias y la tradición social ya no garantizan esta base. Aún más, la sociedad en la que ustedes nacieron privilegia los derechos indivi-

duales en lugar de la familia, estos derechos indivi-duales, privilegian las relaciones que duran hasta que no surgen dificultades, y por esta razón a veces habla de relación de pareja, de familia y de matri-monio de forma superficial y equívoca.Sería suficiente ver ciertos programas de televisión: y se ven estos valores, ¿no? Cuántas veces, los párrocos – también yo, algunas veces lo he escu-chado – oyen una pareja que viene a casarse: “Pero, ¿ustedes saben que el matrimonio es para toda la vida?”. “Ah, nosotros nos amamos tanto, pero…estaremos juntos mientras dure el amor. Cuando termina, uno por un lado y el otro por otro.” Es el egoísmo: cuando yo no siento, termino el matrimonio y me olvido de aquella “una sola carne” que no puede separarse.Es arriesgado casarse: ¡es riesgoso! Es aquel egoís-mo que nos amenaza, porque dentro de nosotros todos tenemos la posibilidad de una doble perso-nalidad: aquella que dice “yo, libre, yo quiero esto…”, y la otra que dice: “Yo, me, mi, conmigo,por mi…”: ¿eh? El egoísmo siempre, que regresa y no sabe abrirse a los otros. La otra dificultad es esta cultura del provisorio: parece que nada sea definitivo. Todo es provisorio. Como dije reciente-mente: pero el amor, hasta que dura. Una vez oí un seminarista – bueno, ¿eh? – que decía: “Yo quiero ser sacerdote pero por diez años. Luego volveré a pensar”. Pero… ¡es la cultura de lo provisorio, y Jesús, no nos ha salvado provisoriamente: nos ha salvado definitivamente!¡Pero el Espíritu Santo suscita siempre respuestas nuevas a las nuevas exigencias! Y así se han multipli-cado en la Iglesia los caminos para los novios, los cursos de preparación para el Matrimonio, los grupos de matrimonios jóvenes en las parroquias, los movimientos familiares... ¡Son una riqueza inmensa! Son puntos de referencia para todos: para los jóvenes en busca, para las parejas en crisis, para los padres que tienen problemas con sus hijosy viceversa. Pero nos ayudan todos.

VATICANO, 04 Oct. 13 - 05:08 pm (ACI).

Y luego están las diferentes formas de acoger: acogida, adopción, hogares de acogida de diversos tipos... La fantasía – me permito la palabra - ¡La fantasía del Espíritu Santo es infinita, pero también es muy concreta! Entonces les quiero decir que no tengan miedo de dar pasos definitivos en la vida: no tener miedo de darlos. Cuántas veces he oído madres que me decían: “Pero, Padre, yo tengo un hijo de 30 años y no se casa: ¡no sé qué cosa hacer! Tiene una bella novia, pero no se decide…” ¡Pero, señora, no le planche más las camisas! ¡Es así! No tener miedo de dar pasos definitivos, como el del matrimonio: profundicen su amor, respetando sus tiempos y expresiones, recen y prepárense, pero luego ¡confíen en que el Señor no los deja solos! Háganlo entrar en su hogar como uno de la familia, Él los sostendrá siempre.La familia es la vocación que Dios ha escrito en la naturaleza del hombre y de la mujer, pero también hay otra vocación complementaria al matrimonio: el llamado al celibato y a la virginidad por el Reino de los Cielos. Es la vocación que el mismo Jesús vivió. ¿Cómo reconocerla? ¿Cómo seguirla? Es la tercera pregunta que me han presentado.Pero, alguno de ustedes puede pensar: “pero, ¡qué bien este Obispo! Hicimos las preguntas y ¡tiene las respuestas todas listas, escritas!” Yo recibí las preguntas algunos días atrás, ¿eh? Por eso las conozco… Y yo les respondo con dos elementos esenciales, sobre cómo reconocer esta vocación al

sacerdocio o a la vida consagrada. Primer elemen-to: orar y caminar en la Iglesia.Estas dos cosas van de la mano, se entrelazan. En el origen de toda vocación a la vida consagrada siem-pre hay una fuerte experiencia de Dios ¡una expe-riencia que no se olvida, se recuerda para toda la vida! Es aquella que tuvo Francisco, ¿no? Y esto no lo podemos ni calcular ni programar. ¡Dios siempre nos sorprende! Es Dios el que llama; pero es importante tener una relación diaria con Él, escu-charlo en silencio ante el Tabernáculo y dentro de nosotros mismos, hablarle, acercarse a los Sacramentos.Tener esta relación familiar con el Señor es como tener abierta la ventana de nuestra vida, para que Él nos haga escuchar su voz, lo que quiere de noso-tros. Sería lindo escuchar aquí a los sacerdotes presentes, a las religiosas... Sería lindísimo, porque cada historia es única, pero todas empiezan con un encuentro que ilumina en lo profundo, que toca el corazón y envuelve a toda la persona: afecto, intelecto, sentidos, todo. La relación con Dios no concierne sólo a una parte de nosotros mismos, sino que abarca todo.Es un amor tan grande, tan hermoso, tan verdade-ro, que merece todo y merece toda nuestra confianza. Y me gustaría decir una cosa con fuerza, sobre todo hoy: ¡la virginidad por el Reino de Dios no es un "no" es un "sí"! Por supuesto, implica la renuncia a un vínculo conyugal y a una familia propia, pero la base es el "sí" como respuesta al "sí"

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total de Cristo hacia nosotros, y este "sí" hace fecundos.¡Pero aquí, en Asís no hay necesidad de palabras! ¡Está Francisco, está Clara allí, ellos hablan! Su caris-ma sigue hablando a muchos jóvenes en todo el mundo: muchachos y muchachas que dejan todo para seguir a Jesús por el camino del Evangelio.He aquí, el Evangelio. Quisiera tomar la palabra "Evangelio " para responder a las otras dos pregun-tas que me han formulado, la segunda y la cuarta. Una se refiere al compromiso social, en este perío-do de crisis que amenaza la esperanza; y la otra se refiere la evangelización, llevar el mensaje de Jesús a los demás. Ustedes me preguntan: ¿qué podemos hacer? ¿Cuál puede ser nuestro aporte?Aquí, en Asís, aquí cerca de la Porciúncula, me parece oír la voz de San Francisco, que nos repite: "¡Evangelio, Evangelio!” Me lo dice también a mí: aún más, en primer lugar a mí: ¡Papa Francisco, sé servidor del Evangelio! Si yo no logro a ser un servi-dor del Evangelio, ¡mi vida no vale nada!Pero el Evangelio, queridos amigos, no concierne sólo a la religión, concierne al hombre, a todo el hombre y concierne al mundo, a la sociedad, a la civilización humana. El Evangelio es el mensaje de salvación de Dios para la humanidad. ¡Pero cuando decimos "mensaje de salvación", no es una forma de hablar, no son meras palabras o palabras vacías, como tantas que hay hoy en día!¡La humanidad necesita realmente ser salvada! Lo vemos todos los días cuando leemos el periódico, o escuchamos las noticias en la televisión, pero también lo vemos a nuestro alrededor, en las personas, en las situaciones..., ¡y lo vemos en noso-tros mismos! ¡Cada uno de nosotros tiene necesi-dad de salvación! ¡Solos no podemos! ¡Tenemos necesidad de salvación! ¿Salvación de qué? Del mal.El mal obra, hace su trabajo. Pero el mal no es invencible y el cristiano no se resigna ante el mal. Y ustedes, los jóvenes ¿quieren resignarse ante el mal, las injusticias, las dificultades? ¿Quieren o no quieren? [Los jóvenes responden: ¡no!] Ah, ¡está bien! Esto me gusta. Nuestro secreto es que Dios es más grande que el mal: ¡es verdad, Dios es más grande que el mal! Dios es amor infinito, misericor-dia sin límites, y este Amor ha vencido el mal en su raíz en la muerte y resurrección de Cristo. ¡Éste es el Evangelio, la Buena Nueva: el amor de Dios ha ganado!Cristo murió en la cruz por nuestros pecados y resucitó. Con Él podemos luchar contra el mal y

vencerlo todos los días. ¿Creemos en ello, o no? [Los jóvenes responden: ¡sí!] Pero este ‘sí’ debe ir en la vida ¿eh? Si yo creo que Jesús venció el mal y me salvará, debo seguir a Jesús, debo ir por el camino de Jesús toda la vida.Entonces, el Evangelio, este mensaje de salvación, tiene dos destinos que están enlazados: el primero, suscitar la fe, y ésta es la evangelización; el segundo, transformar el mundo según el designio de Dios, y ésta es la animación cristiana de la sociedad. Pero no son dos cosas separadas, son una sola misión: ¡llevar el Evangelio a través del testimonio de nues-tras vidas transforma el mundo! Éste es el camino: llevar el Evangelio a través del testimonio de nuestra vida.Miremos a Francisco: él hizo ambas cosas, con la fuerza del único Evangelio. Francisco hizo crecer la fe, renovó la Iglesia, y al mismo tiempo renovó la sociedad, la hizo más fraterna, pero siempre con el Evangelio, con el testimonio. ¿Saben qué cosa dijo una vez Francisco a sus hermanos? “Prediquen siempre el Evangelio y, si fuera necesario, ¡también con las palabras!”. Pero, ¿cómo? ¿Se puede predicar el Evangelio sin las palabras? ¡Sí, con el testimonio! Primero, el testimonio, luego, las palabras. ¡El testimonio!¡Jóvenes de Umbría: hagan lo mismo! Hoy, en nombre de San Francisco, les digo, no tengo ni oro, ni plata para darles, sino algo mucho más valioso, el Evangelio de Jesús, ¡vayan con coraje! Con el Evan-gelio en su corazón y en sus manos, sean testimo-nios de la fe con su vida: lleven a Cristo a sus hoga-res, anúncienlo entre sus amigos, acójanlo y sírvan-lo en los pobres. ¡Jóvenes: Den a Umbría un men-saje de vida, de paz y de esperanza! ¡Ustedes pueden hacerlo!

Y, por favor les pido:

Extractado de: vaticano.org

¡Recen por mí!

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Roma, 31 de julio de 2011

Querido Ignacio:

Ya estoy muy cerca de casa. En realidad, yo ya me siento en casa. Estoy en Roma. Esta ciudad es caótica, y profundamente bella. He estado muchas veces aquí y siempre vuelvo a descubrir-la. Sus calles están llenas de vida, de paredes desconchadas que no necesitan pintarse, de personas que gesticulan exageradamente sin que signifique enfado, de semáforos que nadie obedece porque hay una especie de entendimiento humano que no necesita a las máquinas, de iglesias abiertas como parte de la plaza, de cultura que no entiende de fronteras entre lo religioso y lo pagano, de vida, Ignacio, de vida.Y este lugar es precisamente el sello de la Iglesia para el mundo. Te estoy escribiendo sentado en la plaza de San Pedro. Frente a mí, la fachada imponente de la basí-lica, rodeada por los brazos de piedra que diseñó Bernini. Una y otra vez el abrazo de la Iglesia en mi vida. Sin embargo, entre nuestra última carta y este abrazo hay un salto grande, o un foso, como lo llamaba el filósofo alemán Lessing. Efectivamente, Ignacio, si Jesús fue todo eso que vimos en las otras cartas, si hizo lo que parece que hizo, pero ¡hace dos mil años!, nos separa un foso insalvable. Este maldito foso del que habla Lessing me condena a ver a Jesús sencillamente como un personaje, un discurso... un difunto. Al final, Jesús no está. Pero si Dios se ha hecho hombre, ¿no previó un método para acompañar al ser humano hasta el fin del mundo?, ¿la Encarnación de Dios se interrumpe con su muerte en la cruz y su resurrección? Para mí y para muchos, la Iglesia ha sido la gran posibilidad de conocer a Cristo, y de que Él me conozca a mí. Por eso no la vivo como un partido, o una asociación donde comparto con otros socios una estrategia de una idea... No, para mí la Iglesia es un lugar, y allí, Jesús de Nazaret, el de hace dos mil años, tiene la misma fuerza y presencia que para Juan y Santiago, que para Pedro, que para los que estuvieron con Él. Por eso la Iglesia es la gran posibilidad de que mi vida tenga que ver con la de aquel que se dijo Dios. Ignacio, a mí también me tronaba en la cabeza tu pregunta. ¿Cómo puedes ofrecer tu con-fianza a un grupo humano que se dice la Presencia viva de lo divino? ¿Lo divino en lo humano? ¡Esencialmente imposible! Todo eso me resonaba en la mente y en el corazón cuando conocí a Agustín, el cristiano del que te hablé en otra carta. En ese momento me di cuenta de que la forma de comprobar-lo seguía siendo la misma de hace dos mil años, «Ven y verás», lo mismo que dice Jesús a Juan y Santiago a las tres de la tarde en la ribera del Jordán... Ven y verás, no hay más. La invitación de Jesús no era «ven y verás como lo que te encuentres será perfecto y sin tacha moral»; no, ven y verás, porque quizá aquí encuentres el sentido de tu vida... Y eso es lo que me pasó a mí. Y muchas veces me sorprendo experimentando aquellas palabras de Juan Pablo II: «Cristo resucitado se hace literal-mente contemporáneo de nuestra vida mediante el encuentro con la Iglesia, ese extraño pueblo nacido para comunicar lo divino a través de lo humano».

Y la Iglesia, ¿qué tiene que ver con todo esto? O sea, con el acontecimiento de Jesús

Para Reflexionar

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mente contemporáneo de nuestra vida mediante el encuentro con la Iglesia, ese extraño pueblo nacido para comunicar lo divino a través de lo humano». No hay más estrategia ni complejidad. Sé que es simple, pero es el único punto de vista con el que la Iglesia puede entenderse. Porque lo único que ofrece la Iglesia es una Presencia, la de Cristo vivo. Si queremos hacer un juicio adecuado sobre la Iglesia, tendremos que verificar, antes de preguntarle sobre cualquier otro asunto, si esto que ella dice de poder darme a Cristo es verdad o no. Porque si no lo es, no interesa. La Iglesia, sin Cristo, no es nada. Pero, insisto, la pregunta no es teóri-ca, sino existencial. Si no te pones en juego, es difícil comprender algo de la Iglesia, como lo es poder comprender algo de Cristo, y diría más, poder comprender algo de ti mismo.

Pero, ¿en serio quiso Cristo la Iglesia?

A lo largo de la historia humana, cuando alguien ha creído que tenía algo importante para decir a los demás, algo que permanezca vivo después de que él muera, normalmente ha escogido el mismo método de permanencia: reunir un grupo de discípulos que, cuando él pase, continúe con la enseñanza de una forma de vivir, de una filosofía. Es el caso de Sócrates, Platón, Buda y otros. Y es que hay cosas de gran importancia para la vida que no se aprenden en libros o en conferencias, sino participando de las comunidades que las conocen, las estudian, y tratan de vivirlas. Es claro que Jesús de Nazaret era uno de los que querían que su mensaje y su obra perdura-ran más allá de su vida terrena. Y su método fue el de otros iniciadores: reunir a un grupo de discípu-los. Con ellos vivió unos años, escucharon sus enseñanzas, comprendieron su misión y aceptaron vivir para ella. El método no es nuevo, la novedad radica en la forma de su presencia en el grupo de sus dis-cípulos, que con los años terminó autodenominándose Iglesia. Lo novedoso consiste en que Jesús per-manece con ellos de una manera distinta, no como recuerdo o una memoria de sus enseñanzas y los gestos de su vida. Aunque nos parezca increíble, el Maestro dejó a su grupo unos signos que lo hacen presente en momentos importantes de la vida. Los sacramentos que administra la Iglesia no son ideas ni símbolos, sino la acción y el acompañamiento de Jesús mismo, que está vivo. Él dejó también una Palabra que, leída y meditada, lo hace presente como alguien que realmente se comunica por medio de ella. Y dejó su Espíritu, que hace posible todo esto en el corazón de los que viven en esa comunidad. Esto, que parece tan imposible, es la Iglesia. Jesús no tenía una expectativa de la Iglesia distinta a la que tú y yo podemos conocer ahora. No tenía una estrategia escondida que no fue respetada para la creación de su «escuela». No. Contaba con la fragilidad de sus seguidores. Y esa debilidad no ha sido obstáculo para que a ti y a mí nos llegue su Presencia. Echa un ojo a estos textos, Ignacio. Te los enumero por si quieres pensar en ellos antes de que nos podamos ver en la universidad. La pregunta inevitable es: ¿qué pasajes hay en el Evangelio que nos permitan afirmar que Cristo quiso realmente fundar la Iglesia? (Mc 3): Le sigue mucha gente, ya había escogido a algunos para que le siguieran pero ahora selecciona a doce de ellos, por su nombre, para que «estuvieran con él y para enviarlos a predicar, y que tuvieran autoridad para expulsar a los demonios» (v 13-19). Empieza a configurar la estructura y la cabeza del grupo que va reuniendo.

(Lc 10): Envía al grupo de los 72, «y los mandó delante de Él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir Él». Este entrenamiento no es en vano. Es algo muy serio: «como corderos en medio de lobos», «no llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias», «decidles: el reino de Dios ha llegado a vosotros»... «Quien a vosotros escucha a mí me escucha; quien a vosotros rechaza a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí rechaza al que me ha enviado»... Les da ideas claras e instrucciones precisas, forja una identidad entre Él y ellos, establece una relación entre lo que Él hace y lo que ellos hacen... No está jugando con ellos, los está preparando para que continúen todo cuando Él no esté. (Mt 16): Llega un momento muy especial, al constatar que al menos algunos de ellos ya veían que era «el Cristo, el Hijo de Dios vivo»: «¡Bienaventurado tú, Simón, hijo de Jonás! Porque eso no te lo ha revelado la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Ahora yo te digo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos, lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos». Por la solemnidad del momento está clara la voluntad de Cristo de dar a su Iglesia un fundamento de unidad y una dirección, una Roca. Y esa Roca no era un hombre intachable y perfecto. En su momento fue un traidor, abandonó a Cristo en la cruz por miedo. Aun así, Jesús resucitado vuelve a confirmarle en la misión: «Pedro, ¿me amas? Apacienta a mis ovejas». Parece ser que Cristo ya contaba con el pecado en los miembros de su Iglesia y esto no fue un obstáculo. Si sigues leyendo el texto propuesto, verás que se muestra el poder de «atar y desatar» las cosas en la tierra para que así permanezcan en el cielo. Es lenguaje rabínico que significa admitir o rechazar a alguien en el pueblo de Dios, y también aplicar la ley de Dios en situaciones concretas. Queda claro cómo va configurándose muy en serio una comunidad en torno a Él, y que la iniciativa es suya: «No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca. De modo que todo lo que pidáis al Padre os lo dé» (Jn 15, 16). (Lc 22): Cristo entrega su cuerpo y su sangre, la de una alianza nueva (un pacto nuevo entre Dios y su pueblo). Lo hace en el sacramento que hoy llamamos Eucaristía. Esta entrega es una preten-sión inaudita. Además, se la confía a unos cuantos de ese pueblo porque les da el poder de «hacer eso»: «Haced esto en memoria mía». La Iglesia, que sigue configurándose, ya tiene un centro especialísi-mo. La familia tiene una mesa común, un alimento común. (Jn 20): Si era escandaloso que Él dijese que podía perdonar los pecados, ¿qué pretende cuando hace participar de ese poder a esos escogidos por su nombre? «Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. A quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos». Esto no es dado a unos individuos a título personal, sino a unos pocos para una comunidad que lo viva y lo comunique a todo el mundo. Aquellos que son pecadores, que no son puros, son los encargados de transmitir el perdón de Dios, y así, generación tras generación. (Mt 28): Y en su despedida, después de haber resucitado, todo queda claro: «Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado.

Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos». En este texto Jesús da un mandato solemne a un grupo específico de personas para que hagan crecer el grupo y enseñarles a vivir de una manera concreta. Un estilo de vida marcado por el mandamiento del amor: «Os doy un mandamiento nuevo, que os améis unos a otros; como yo os he amado» (Jn 13). Jesús está mandando a su Iglesia a cambiar el mundo con el amor. Ignacio, si quieres, cuando nos veamos nos detenemos a juzgar si lo ha conseguido o no, pero es evidente que ésta es la misión para la que Jesús fundó su Iglesia. Te mando estos textos como una invitación, para que afrontemos la respuesta como si con-templásemos un mosaico. En realidad, igual que todo el Evangelio nos muestra a Cristo, también todo él deja entrever la continuidad en la Iglesia. Sólo he señalado algunas teselas. Al final, al tomar algo de distancia y verlas en conjunto, podemos hacernos una primera imagen de la voluntad de Cristo de fundar la Iglesia.

La Iglesia: familia sí, partido religioso no

Los primeros cristianos no estaban reunidos en una especie de comuna. No eran una congre-gación amorfa. Su estar juntos estaba vertebrado en una unidad donde cada uno tenía una función específica. Había una Misión para cada uno, una vida nueva para cada miembro de la Iglesia, una familia... y Jesús en medio. Y esa familia no ha dejado de tener vida, y por eso puede surgir una Teresa y un Juan de Ávila; y una comunidad de monjes que son asesinados en grupo en Argelia, como hermanos, sostenidos por su Hermano Mayor, Cristo; y un Karol y Joseph que se dan el relevo en la Misión... y una multitud de jóvenes que sin conocerse se unen para recibir al representante de la Iglesia y se llaman Familia. Sólo si Jesús está en medio de todos ellos, si Jesús sigue estando presente real-mente, y no sólo como un recuerdo, se puede vivir esta unidad, se puede seguir siendo Comunidad que le sigue. Sólo tú puedes dar el paso para conocer a esa Familia, Ignacio. Mi experiencia es que encon-tré en ella a unos amigos que no me han abandonado jamás. Unos amigos a los que, sin tener mi misma sangre, llamo hermanos. Sabemos que nuestra unidad no está en la perfección de nuestras vidas, sino en Otro que nos une y nos hace mirarnos con ojos nuevos, como un gran regalo donde Él se hace presente. «Si yo estoy en la Iglesia es por las mismas razones por las que soy cristiano. No se puede creer en solitario. La fe es posible en comunión con otros creyentes. La fe por su misma naturaleza es fuerza que une. Esta fe o es eclesial o no es tal fe. Además, así como no se puede creer en solitario, sino sólo en comunión con otros, tampoco se puede tener fe por iniciativa propia o invención.» [1] Estas palabras no son mías, pero te las escribo porque a veces lo dicho por otro es justo lo que, de peor forma, queríamos decir nosotros. Esto que dice el cardenal Ratzinger es mi experiencia. Yo no podía sostener todo aquello que me estaba pasando al descubrir a Cristo, necesitaba no sólo compartir-lo, sino confrontarlo con otros, vivirlo en otros.

Sí, pero ¿y el pecado?, ¿y el escándalo de la Iglesia?

¿Y el pecado?, me dirás tú, ¿dónde colocamos la existencia de esta realidad que parece tejer la historia de la Iglesia? Te aseguro que me extraña tanto como a ti el hecho de que Jesús quisiera prolongarse en la Tierra a través de cobardes que no dieron la cara por Él (Pedro) o que incluso llegaron a traicionarle (Judas). Y es que el método que Dios ha elegido para darse a conocer a su criatura está llevado por el ser humano. Pero no sólo por aquellos aspectos de nuestra naturaleza que más nos agradan, sino por todo el ser humano, incluidas las cosas que desecharíamos si pudiésemos. Jesús, hombre como cual-quiera de nosotros, es el vehículo de transmisión de Dios Padre. «¿No es éste el carpintero, el hijo de María? (...) Y se escandalizaban a cuenta de él» (Mc 6, 3), le reprochaban a Jesús. ¿Cómo va a ser posible que Dios se haga alguien tan normal? El mismo escándalo que Jesús provocaba por su condi-ción humana a los que le conocieron les sucede a los cristianos hoy. Esta metáfora me la habrás escuchado alguna vez en clase, seguramente no he mencionado a la Iglesia en ella, sino que la habré aplicado a otro aspecto de la vida, pero el original dice así:«Podemos pensar en la Iglesia católica comparándola con la luna: por la relación luna-mujer (madre) y por el hecho de que la luna no tiene luz propia, sino que la recibe del sol sin el cual sería oscuridad completa. La luna resplandece, pero su luz no es suya sino de otro. La sonda lunar y los astronautas descubrieron que la luna es solo una estepa rocosa y desértica, como montañas y arena, vieron una realidad distinta a la de la antigüedad: no como luz. Y efectivamente la luna es en sí y por sí misma sólo desierto, arena y rocas. Sin embargo, es también luz y como tal permanece incluso en la época de los vuelos espaciales. ¿No es ésta una imagen exacta de la Iglesia? Quien la explora y la excava con la sonda, como la luna, descubrirá solamente desierto, arena y piedras, las debilidades del hombre y su historia a través del polvo, los desiertos y las montañas. El hecho decisivo es que ella, aunque es solamente arena y rocas, es también luz en virtud de otro, del Señor. Yo estoy en la Iglesia porque creo que hoy como ayer e independientemente de nosotros, detrás de «nuestra Iglesia» vive «su Iglesia» y no puedo estar cerca de Él si no es permaneciendo en su Iglesia. Yo estoy en la Iglesia porque a pesar de todo creo que no es en el fondo nuestra sino suya».[2]Una noticia no depende de la dignidad del mensajero, ni de su credibilidad, sino del contenido de la información que tiene que transmitir. ¿Recuerdas a Filípides, Ignacio? Podía ser un soldado ateniense mentiroso, pero ante la perspectiva de la muerte segura frente al enemigo, el anuncio de una victoria suponía un respiro para el que esperaba angustiado. Nadie, en ese momento vital, analizaba los méri-tos del soldado mensajero. Sólo si lo que decía era verdadero. El pecado es algo con lo que Cristo contaba para que todo hombre, tú y yo, nos sintiéramos incluidos en la salvación a través de la Iglesia. ¿Cómo sentir que podemos pertenecer a una Familia, si ésta se convierte en un club de élite de los fieles cumplidores de la ley donde sólo tiene plaza lo inma-culado? ¿Qué familia puede cerrar la puerta al hijo que no se comportó como hijo? A veces, nuestro objetivo de ser fieles cumplidores de una ley exigente que nos excede nos ha hecho alejarnos de un

pueblo que anhela, igual que nosotros, que su vida tenga sentido, pero que, ¡al igual que nosotros!, no encuentra en la perfección moral su rescate, sino en el amor, que por agradecimiento quiere ser perfecto moralmente. Ya ves, Ignacio; una vez más la pregunta de fondo es la misma: o la Iglesia, con pecado o sin él, me da a Cristo, o no me importa lo que tenga que contarme, porque será una invención más de la búsqueda del paraíso que resuena en nosotros. El fraude no está en una Iglesia que no es perfecta (y sé bien que no es perfecta porque estoy dentro de ella), el fraude estaría en una Iglesia inmaculada que no me da a Cristo.

Los sacramentos: signos que atraviesan «el maldito foso»

Si creemos que la pretensión de Cristo y su Iglesia son verdad, y realmente pueden transfor-marnos por dentro, si realmente podemos atravesar «el maldito foso» que nos separa de Jesús, ense-guida nos preguntaremos: ¿cómo es posible la transformación?, ¿cómo puede la Iglesia darnos la vida divina que Jesús prometió? El mero hecho de plantearnos estas cuestiones nos desconcierta, pues somos hombres normales y corrientes, y nos parece que ni siquiera podemos desear algo tan grande, ¿verdad? Y es aquí donde la vida sacramental de la Iglesia tiene su sentido. El valor que tiene cada sacramento para los distintos momentos de la vida de cada hombre es una muestra del poder de transformar al individuo poniéndolo en contacto con Cristo, desde su realidad, desde su deseo más profundo. Así contamos con el bautismo. Jesús, al decidir compartir con nosotros el peso de la vida -esto es, experimentar el límite que nos hace no poder darnos la felicidad que ansiamos-, se puso en la fila con los pecadores y se sumergió en las aguas del río Jordán para recibir el bautismo de Juan el Bautista. Los cristianos retomamos este bautismo con un sentido nuevo. Sumergir al bautizado en el agua de la fuente bautismal, o mojarle la cabeza, significa unirle al mismo Cristo en el acto de su entrada en el sepulcro en solidaridad con nuestras muertes, y resurgir con Él, participando así en pri-mera persona de su victoria sobre la muerte. Ésta es la grandeza del bautismo: de manera indeleble, nuestra existencia es sólidamente unida a la de Cristo y a la del resto de los cristianos; nos hacemos un único cuerpo, el cuerpo de Cristo que es la Iglesia: ser cuerpo entregado, vivir según la lógica evangélica de la semilla consumida para dar frutos de amor.Y así, todos los sacramentos son participación de nuestra vida en la de Cristo. Éstos remiten al corazón incandescente de Dios, a la Pascua de Cristo que llega hasta el final en la donación de sí y de este modo vence a la muerte y hace que la vida merezca la pena vivirse. A través de los sacramentos, la vida en sus distintas etapas (nacimiento y muerte, salud y enfermedad, amor de pareja y servicio a la comu-nidad, pecado y perdón...) se introduce en el acontecimiento pascual de Jesús, de quien recibe la fuerza y el sentido. Es el mismo Cristo, mediante los sacramentos, quien entra en nuestra vida, actuando en ella con el poder de su amor. NOTAS[1] Cfr. «¿Por qué permanezco en la Iglesia?» (conferencia-testimonio en Alemania, 1971), en H.U. VON BALTHASAR y J. RATZINGER, ¿Por qué soy todavía cristiano? ¿Por qué permanezco en la Iglesia?, Ediciones Sígueme, Salamanca, 2005, pp. 81-113.[2] Ibíd.

De nuevo, la pretensión de Cristo y de su Iglesia puede parecerte increíble, pero te aconsejo una vez más que trates de adentrarte desde tu propia vida en este misterio inefable. Yo tardé mucho en hacerlo, pero sólo cuando me acerqué de esta forma a la Iglesia pude tener la certeza de su veracidad. Mientras te escribo, miro de frente aquel lugar en el que la tradición afirma que está Pedro enterrado. Pedro, el discípulo que por miedo negó conocer a Jesús, murió años más tarde crucificado como su maestro por dar testimonio de su resurrección. ¿Qué no habría visto para dejarse crucificar boca abajo por Él? Le mataron a las afueras de Roma y dejaron allí su cuerpo para evitar que sus seguidores le veneraran. Una vez más, quisieron acabar con esto que se había hecho tan incómodo. Sobre su tumba, varias basílicas, miles de peregrinos, decenas de artistas, han ido escribiendo la his-toria; la historia de la Iglesia, y la historia del hombre. Veinte siglos han pasado, y algunos, en esta plaza, nos sentimos en casa. Éste es el secreto para que yo haya podido experimentar que todos y cada uno de los lugares del mundo pueden ser nuestra patria. Querido Ignacio, espero que la próxima conversación sea con una copa en la mano. Llegaré dentro de unas semanas. Mientras tanto, renuevo el deseo que ha tejido estas cartas: que encuentres la respuesta a tu vida. Si descubres que Jesús de Nazaret tiene algo que ver con ella, déjale entrar, no tengas miedo. No te digo esto como una respuesta prefabricada, sino como la verdad más grande que he encontrado en mi vida. Porque la fe no es creer en Dios, sino descubrir que Dios cree y actúa en ti todos y cada uno de los días de tu vida.Gracias por haber hecho este viaje conmigo. Por cierto, muchas felicidades (es tu santo). Un fuerte abrazo,

Tu Nuevo Profesor

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......................................................................En Primera Persona

Hablamos con la Lic. en Teología Silvia Peralta,

actual Rectora del Colegio Salesiano de Salta

¿Cómo llega una mujer, una profesora, a este cargo, teniendo en cuenta el contexto de formativo del Salesiano en donde la población es masculina?

Es una muy buena pregunta. La población no es solamente masculina sino que en 102 años de trayectoria es la 1era vez que en el Colegio Salesia-no Ángel Zerda el cargo de Rector/Director de Secundaria lo ocupa una mujer, joven y no salesia-na. Cuando me dieron la noticia de que había sido elegida para el cargo me hicieron caer en la cuenta de que conmigo rompieron una tradición. Siempre tuve la inquietud personal por dedicarme de lleno a la gestión educativa. El Colegio Salesiano lanzó una convocatoria por un diario del medio para cubrir el cargo de Director del secundario y sin dudarlo decidí intentarlo. Algo en mi interior me decía que debía intentarlo. Creo que fue una gracia actual, un toquecito del Espíritu Santo que ilumina determina-das situaciones personales. La selección de directi-vos para el nivel secundario fue exigente y seria, puesto que proponía diferentes etapas. A Dios gracias las fui superando a todas hasta que final-mente apostaron por mi persona, profesionalidad y experiencia. Puedo compartir, que entre otras cosas, llamó la atención mi formación docente religiosa-teológica. Una laica que apostó por formarse en el área de las ciencias religiosas y de la teología a nivel terciaro como universitario resulta-ba novedoso y gratificante.

¿Tenes una formación teológica muy impor-tante, nos la podes contar?

Mi formación teológica la inicié en el Profesorado de Ciencias Sagradas Monseñor Roberto José Tavella. Allí obtuve el título de Profesora en Cien-cias Sagradas para EGB, Polimodal y Superior no

Universitario. Luego continué mi formación en la Escuela Superior de Teología de la Universidad Católica de Santiago del Estero, donde obtuve le título de Licenciada en Ciencias Religiosas. Más tarde decidí continuar mis estudios de Bachilller en Teología y de Licenciada en Teología Sistemática en la Facultad de Teología de la Pontificia Universi-dad Argentina en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Dios mediante cuando tenga alguna posibili-dad cursaré algún doctorado en Ciencias Religiosas y/o Teología. Por ahora estoy finalizando la Maes-tría en Relaciones Humanas y Gestión del Conoci-miento con la Universad Miguel de Cervantes en España.

¿Qué es lo que más te gusta de tu labor como docente?

Lo que más me gusta de mi labor docente es com-binar la gestión educativa (secundario) con el ejer-cicio de la docencia en el aula (terciario- universita-rio). Es todo un desafío. Requiere dedicación, entrega, compromiso y actualización permanente.

¿Qué diferencias existen entre la tarea docen-te y la gestión docente?

La tarea docente también es gestión pero a nivel micro, en el aula, con un grupo de alumnos, donde interactúan el currículum explícito y el oculto. En la gestión docente de un cargo directivo se toman decisiones a nivel macro permanentemente. Lo macro comprende lo micro. Ambas tareas son altamente satisfactorias.

¿Cómo ves a los adolescentes en relación a su compromiso con el estudio?

Hay que apuntalarlos permanentemente, acompa-ñarlos, motivarlos, incentivarlos.

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Razón y corazón, corazón y razón con esta pobla-ción estudiantil tan particular. Los jóvenes están llenos de vida, son inquietos, serviciales. Tienen problemas como todos pero en la familia salesiana se encuentran muy bien contenidos.

¿Cuáles son los principales valores que la formación salesiana quiera brindar a los jóvenes?

La formación salesiana apuesta a la formación integral del joven educando. Nos interesa que desarrolle y madure todas y cada una de sus dimen-siones: la física, psíquica, social y espiritual. Se trabaja aplicando el sistema preventivo que imple-mentó San Juan Bosco, que busca que el joven reflexione sobre los actos que va a realizar. Se hace la prevención asistiendo al joven para que en lo posible evite comportamientos inapropiados. La formación salesiana es 100% pastoral educativa. Se evangeliza educando y se educa evangelizando teniendo en cuenta el proceso de secularización que hoy en día se vive en nuestra sociedad y que ha llegado hasta nuestros colegios.

Alguna conclusión personal (si te parece)

Considero mi nuevo trabajo como una bendición de Dios. Más allá de reunir los requisitos para ocupar el mismo, se trata de una verdadera “Misión”. Desde mi fe cristiana católica sólo quiero poner al servicio de mis hermanos en la tarea educativa los talentos que el Señor me concedió, siempre abierta a seguir aprendiendo, creciendo y madurando. De esta manera contribuyo al logro del bien común social y del bien común sobrenatu-ral. Para el cristiano, trabajar es construir el Reino de Dios.

Entrevista: Lic. Prof. FERNANDO GONZÁLEZ.

Producción: DÉBORA MARTINEZ

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......................................................................¿Qué leemos?

Autor: Martha NussbaumTítulo: Las Fronteras de la JusticiaEditorial: PaidósAño: 2012

La autora continúa su reflexión sobre los temas sociales más candentes uniendo su análisis de Aritóteles con una lectura crítica y personal los filósofos políticos más importantes del mundo contemporáneo.

Aquí el tema es la exclusión en el contexto de socieadades que priorizan la productuvi-dad sobre lo humano.

Autor: Franco VolpiTítulo: : Heidegger y AristótelesEditorial: FCEAño: 2012

Una investigación que intenta acercar a Heidegger a los griegos y en particular a Aristóteles. Pero además, una reflexión que pone al autor alemán en el contexto de los grandes momentos de la filosofía occi-dental.

Un texto original que nos permite seguir profundizando en el ámbito de la metafísica.

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é le

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s?

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Autor: Erich FrommTítulo: : El amor a la vidaEditorial: Paidós – Nueva Biblioteca Erich FrommAño: 2011

Conferencias y charlas realizadas por Fromm en la última década de su vida. Una muy buena síntesis de su pensamiento realizada por Rainer Funk, el compilador. Pero claro, estamos hablando que las pala-bras son del propio Erich Fromm, de allí la bondad intrínseca de esta lectura para conocer de manera cabal al gran pensador alemán.

Producción: Equipo de Redacción QVADIS ¿Qu

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......................................................................En el final,un testimonio

De dónde nace el odio anticristiano

Dos atentados suicidas en una iglesia del norte de Pakistán han causado la muerte a más de 80 perso-nas que se habían reunido allí para celebrar la misa dominical. Los talibanes pakistaníes han reivindica-do este atentado en Peshawar, subrayando que se trata de una forma de tomar represalias por los ataques con drones americanos en las zonas triba-les del país. También este domingo otro movimien-to vinculado a Al-Qaeda, Boko Haram, actuó en la capital nigeriana, Abuja, para impedir a las fuerzas del orden apropiarse de un contingente de armas. El padre Piero Gheddo, periodista y misionero del PIME, considera que «esta identificación de los cristianos con el enemigo por parte de los extre-mistas islámicas toma su origen en las responsabili-dades históricas de las potencias occidentales en Oriente Medio».

Padre Gheddo, ¿qué tiene que ver el atentado en una iglesia con los ataques con drones esta-dounidenses?

En países como Pakistán, Irán y Arabia Saudí espe-cialmente, se mira a los cristianos como enemigos del islam. A los Estados Unidos se les ve como los “líderes” del mundo cristiano y por tanto como enemigos a batir. Puesto que los talibanes ya no tienen fuerza para atacar el corazón del imperio americano, como sucedió el 11 de septiembre, atacan a las iglesias. Esa ideología islamista de la yihad y de Al Qaeda está triunfando dentro de una parte del mundo islámico, y sobre todo entre los más pobres e ignorantes. Los talibanes atacan a los cristianos para hacer daño a los Estados Unidos, pero también a Francia, Reino Unido y otros países occidentales.

¿Las potencias occidentales son responsables de lo que les sucede a los cristianos en Oriente Medio?

Las potencias occidentales son responsables en un sentido histórico. Durante más de dos siglos, hasta el año 1797, islam y cristianismo vivieron en paz. Con la conquista de Egipto por parte de Napoleón Bonaparte las cosas cambiaron, supuso un shock tremendo para el mundo islámico de la época bajo el Imperio Otomano. Desde entonces el islam se ha sentido amenazado por Occidente, que progre-só muy rápidamente desde el punto de vista técni-co, económico, médico y científico. El mundo islámico quedó atrás respecto a Occidente, luego llegó la conquista de Argelia en 1836. Todo lo que vino después no hizo más que empeorar la situa-ción: la conquista italiana de Libia en 1911, la diso-lución del Imperio Otomano en 1920 y el nacimien-to de los Hermanos Musulmanes egipcios en 1928.

¿Por qué el odio anticristiano tiene tanta fuerza en Pakistán?

Pakistán nació de una guerra civil en la India británi-ca en los años 1946-1947. Cuando Inglaterra se retiró de la India después de mantenerla como colonia durante casi un siglo, empezó el brazo de hierro entre las dos principales fuerzas políticas de entonces. Por un lado estaba el Partido del Con-greso, vinculado a Gandhi y Nehru, de inspiración laica, y por el otro la All India Muslim League de Aga Khan, que era islamista. Mientras duró el dominio inglés, ambas facciones se mantuvieron bajo control; pero tras la independencia el partido de Gandhi intentó llegar a varios acuerdos con los musulmanes, sin conseguirlo.

¿Cuáles fueron las consecuencias?

Estalló una guerra civil muy sangrienta, que en el arco de pocos meses provocó entre cinco y seis millones de muertes, y los cristianos se convirtie-ron en el punto de mira tanto para los hindús como

El llanto de una mujer tras el ataque suicida a una iglesia de Peshawar, en Pakistán.

para los musulmanes. La situación se hizo tan insos-tenible que llevó a la secesión de Pakistán, que todavía hoy lleva en su ADN la sangre que le hizo nacer. Es un país que surgió por tanto de un fuerte antagonismo contra Inglaterra, y por tanto lleva dentro de sí esa rabia y esa violencia.

¿Y cómo se explica, por otro lado, la violencia sectaria que ha estallado en Nigeria los últimos años?

También en este caso se trata de razones históri-cas. A mediados del siglo XIX, Inglaterra conquistó el país y retiró del poder a los reyes y sultanes que gobernaban allí. En aquella época los musulmanes se estaban extendiendo como una mancha de aceite, desde el norte hacia el sur, gracias a una serie de victorias militares. Los ingleses bloquearon esta expansión, introduciendo leyes y fuerzas del orden capaces de controlar el país. Desde media-dos de 1850 hasta la independencia en 1960, los cristianos crecieron más que los musulmanes gracias al desarrollo y a la educación que promo-vieron en el sur de Nigeria. Se creó así una especie de competición entre cristianos y musulmanes sobre la que hoy se apoya Boko Haram.

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Publicado en 23/09/2013 - Il Sussidiario

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