Que Hace Una Chica Como Tu en Un Lugar Como Este

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    QU HACE UNA CHICA COMO TEN UN SITIO COMO STE?

    (ALGUNAS REFLEXIONES ACERCA DE LARELACIN ENTRE LA HISTORIA DEL ARTE Y

    EL PATRIMONIO CULTURAL)

    ASCENSIN HERNNDEZ MARTNEZ*

    Introduccin

    Una vez que el patrimonio cultural se ha puesto de moda, ya queaparece da a da en los medios de comunicacin expuesto como la pana-cea para resolver los problemas econmicos y sociales, bien sea conside-rado como recurso inagotable o como elemento clave en las seas de iden-tidad de los grupos sociales, ha sido frecuente en los ltimos aos elanlisis del mismo desde la perspectiva de diferentes ciencias sociales, lahistoria entre ellas. En este campo son muchos los profesionales que hanmeditado sobre cmo se relacionan la historia y el patrimonio, mxime

    cuando en medio se encontraba implcita la cuestin no siempre men-cionada expresamente de que ste poda constituir una fuente crecientede puestos de trabajo para una profesin como la nuestra, en crisis labo-ral desde hace ya bastante tiempo. En este sentido, y aprovechando laoportunidad de meditar sobre este tema que se me plante en 1999 al pre-parar la oposicin a la plaza de Profesora Titular de la asignatura Tc-nicas Artsticas y Conservacin y Restauracin del Patrimonio Artsticodel Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza,recog y analic una amplia gama de opiniones al respecto, aadiendo aellas una serie de reflexiones personales que espero resulten de inters,puesto que considero que ste es un tema todava abierto y susceptible dediscusin, sobre todo desde el punto de vista administrativo en tanto queen la prctica nuestra presencia en este campo sigue dependiendo enmuchos casos de la buena voluntad de profesionales (arquitectos o tc-nicos de la administracin) sensibles a la necesidad de utilizar la historiacomo elemento crtico y fundamental para la conservacin y restauracindel patrimonio cultural.

    Artigrama, nm. 15, 2000, 543-564 I.S.S.N.: 0213-1498

    * Profesora Titular del Departamento de Historia del Arte, Universidad de Zaragoza. Investi-ga sobre arte contemporneo aragons, tcnicas artsticas y conservacin y restauracin del patri-monio cultural.

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    1. El papel de los historiadores del arte en la conservacin y restauracin

    del patrimonio artstico en los dos ltimos siglos

    La preocupacin de los historiadores del arte por el patrimonio cul-tural no es algo nuevo. De hecho, su participacin se remonta a media-dos del siglo XVIII, precisamente a raz de la aparicin de esa concienciahistrica respecto al pasado que es el origen del concepto moderno depatrimonio, sucedindose desde entonces las aportaciones de historia-dores, y muy en especial de los historiadores del arte, en la construccinde la disciplina de la conservacin y restauracin cientfica de los monu-mentos1. Baste citar al prestigioso historiador austraco Alos Riegl y suobraEl culto moderno a los monumentos (original de 1903)2, o, cronolgica-mente anterior, al propio Viollet-le-Duc, quien fue no slo arquitecto yrestaurador, sino un excelente historiador de la arquitectura medievalfrancesa.

    La catalogacin de monumentos

    En el mbito espaol, y sin nimo de realizar un estudio exhaustivoque, por lo dems, ha sido ya analizado de modo excepcional en trabajoscomo los de la historiadora Isabel Ordieres Dez3, es necesario mencio-

    nar la importante labor desarrollada por historiadores (algunos de ellosasimismo arquitectos) como Manuel Assas, Antonio Caveda, Anbal Alva-rez y Jos Amador de los Ros entre otros, quienes desde las ComisionesProvinciales de Monumentos y a travs de las revistas de la poca se esfor-zaron por concienciar a la sociedad respecto al vandalismo que sufranlos monumentos4, a la vez que estudiaban y catalogaban el patrimonio

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    1 Esta contribucin ha sido estudiada por la profesora de la Universidad de Santiago de Com-postela, FONTENLA SANJUAN, Concha: La Historia del Arte, una ciencia al servicio del conocimien-

    to del monumento, en Arte e Identidades Culturales. Actas del XII Congreso del CEHA (28 septiembre-1 octu-bre 1998, Oviedo). Oviedo: Universidad de Oviedo, CEHA, 1998, pp. 453-459.

    2 RIEGL, Alos:El culto moderno a los monumentos. Madrid: Visor, 1987.3 Esta historiadora realiz su tesis doctoral sobre la historia de la conservacin y restaucin del

    patrimonio artstico espaol en las dos ltimas centurias, modlica investigacin dirigida por el Dr.Pedro Navascus Palacio a quien se deben tambin numerosas investigaciones sobre el tema, publi-cada aos despus a instancias del Instituto de Conservacin y Restauracin de Bienes Culturales.ORDIERES DEZ, Isabel: Historia de la Restauracin monumental en Espaa (1835-1936), Ministerio de Cul-tura, Madrid, 1995.

    4 Son numerosos los artculos publicados que se conservan de aquella poca: CARDERERA, Valentn de: Sobre la conservacin de los Monumentos de Artes, enEl Artis-

    ta. Madrid: 1835-1836, tomo II, pp. 217-218. MADRAZO, Pedro de: Bellas Artes. Demolicin de conventos, en El Artista. Madrid: 1836,

    pp. 97-100. ASSAS, Manuel de: Sobre destruccin de monumentos, enEl Renacimiento. Madrid: 1847,pp. 81-82.

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    monumental espaol. Esta tarea fue asumida por el Estado en 1900 cuan-do mediante un R.D. se encargaba al historiador Manuel Gmez Moreno

    la redaccin del Catlogo Monumental y Artstico de la Nacin; pocosaos despus, en 1903, el historiador Rodrigo Amador de los Ros pre-sentaba a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando el primerfichero razonado de monumentos. En las dcadas siguientes se insistiraen la misma tarea: el trabajo de los historiadores espaoles en la realiza-cin del Fichero de Arte Antiguo elaborado por el Centro de EstudiosHistricos dependiente de la Institucin Libre de Enseanza, sirvi debase para la declaracin masiva de monumentos realizada por el gobier-no de la Repblica por R.O. de 3 de junio de 1931. Haban participadoen su realizacin profesionales de la talla del ya citado Manuel GmezMoreno, Elas Tormo, Garca Bellido, Snchez Cantn y el arquitectoTorres Balbs.

    La presencia de los historiadores del arte en la redaccin de inven-tarios y catlogos ser desde entonces imprescindible y as, a partir de1940, se encarga de la realizacin de los mismos el Instituto Diego Velz-quez. Una nueva situacin se produce a partir de 1975, con la institucinde un rgimen democrtico y descentralizado en su gestin (Comunida-des Autnomas) y con el diseo de nuevos catlogos ms complejos y fun-cionales, pero los historiadores del arte continan desempeando unpapel predominante en este campo5.

    La defensa de nuestro patrimonio artstico

    No hemos dejado tampoco, en el siglo XX, de denunciar las situa-ciones de indefensin y ataques contra el patrimonio. Si el prestigioso his-toriador Juan Antonio Gaya Nuo afrontaba el tema en La arquitectura ensus monumentos desaparecidos6, fuente fundamental por desgracia dado

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    QUADRADO, Jos M.: Del vandalismo en Arquitectura, en Semanario Pintoresco Espaol. 1851Han sido estudiados por SAZATORNIL RUIZ, Luis: Historia, historiografa e historicismo, en His-

    toriografa del Arte Espaol en los siglos XIX y XX. VII Jornadas de Arte. Departamento de Historia del ArteDiego Velzquez (C.S.I.C.). Madrid: editorial Alpuerto, 1995, pp. 63-75.

    5 Es mucha la bibliografa dedicada en Espaa al tema de la catalogacin de bienes culturales,pero pueden destacarse entre las publicaciones ms recientes: V.V.A.A.: Catalogacin del Patrimonio His-trico. Sevilla: Instituto Andaluz del Patrimonio Histrico, 1996, y HERNNDEZ NEZ, Juan Carlos: Losinstrumentos de proteccin del Patrimonio Histrico Espaol. Sociedad y bienes culturales, Sevilla, Grupo Publi-caciones del Sur, S.A., 1998. Un artculo de aproximacin al tema puede ser el de P EREDAALONSO,

    Araceli: Los inventarios del Patrimonio Histrico-Artstico Espaol, Anlisis e Investigaciones Cultu-rales, n. 9, 1981.

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    GAYANUO, Juan Antonio: La arquitectura en sus monumentos desaparecidos. Madrid: Espasa-Cal-pe, 1961, una triste y ejemplar gua sobre los efectos del vandalismo y la desidia en la conservacindel patrimonio artstico de nuestro pas. Este historiador del arte, uno de los grandes maestros de

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    que se refiere a numerosas obras tristemente desaparecidas, en las lti-mas dcadas han sido muchos los historiadores que se han pronunciado

    pblicamente contra la destruccin del patrimonio artstico, ya desde lafiebre devastadora de los aos setenta cuando la especulacin inmobilia-ria acab con una parte importante de los centros histricos espaoles 7,como en tiempos ms recientes cuando bajo la apariencia de una socie-dad ms sensible respecto a su patrimonio se siguen desarrollando acti-tudes de manifiesto desprecio por los valores que ste encierra y de aten-tados contra el mismo. Son muchos los testimonios, y de hecho slo saltanal panorama nacional los ms escandalosos como la execrable demolicinde una de las piezas ms exquisitas de la arquitectura contemporneaespaola: el edificio de Laboratorios Jorba de Miguel Fisac8, por lo quees probable que hayan escapado a nuestro conocimiento muchos otrospequeos episodios (nos excusamos por ello); a ttulo de referencia pode-mos citar algunos de los innumerables artculos en defensa del patrimo-nio artstico: p.e. los relacionados con el desmonte y traslacin de reta-blos y coros en catedrales e iglesias9, o la labor desarrollada desde revistas

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    nuestra disciplina en Espaa, ya se haba dedicado aos antes a estudiar y rastrear el destino de nume-rosas piezas de nuestro patrimonio artstico en GAYANUO, Juan Antonio: La pintura espaola fuerade Espaa. Madrid: 1958.

    7 En el caso del patrimonio aragons, habra que enumerar el largo nmero de viviendas moder-nistas desaparecidas. Un caso singular fue el del Nuevo Mercado (1903), que iba a ser demolido parafacilitar el trfico rodado en el interior del casco histrico de Zaragoza. La defensa activa de profe-sores de la Universidad de Zaragoza, entre ellos el Dr. Gonzalo M. Borrs Gualis, salv para la ciu-dad y para la historia de la arquitectura aragonesa y espaola, esta exquisita obra en hierro del arqui-tecto Flix Navarro. Ms informacin sobre estos y otros hechos en FATS CABEZA, Guillermo:Zaragoza desaparecida en Gua Histrico-Artstica de Zaragoza. Zaragoza: Ayuntamiento de Zarago-za, 1993, pp. 405-418; BUESACONDE, Domingo: El patrimonio artstico altoaragons. Emigraciones

    y destruccin, en Signos. Catlogo de la exposicin. Huesca: Gobierno de Aragn, 1993; HERNNDEZ MAR-TNEZ, Ascensin: Patrimonio artstico y periodismo en Aragn (la prensa de Zaragoza y la defensadel Patrimonio en el cambio de siglo), Artigrama, Departamento de Historia del Arte de la Univer-sidad de Zaragoza, n. 12, 1996-97, pp. 583-603; BORRAS BUALIS, Gonzalo M.: El expolio de nuestropatrimonio artstico. Crnica de una muerte anunciada en Trbede. Zaragoza: n. 1, abril 1997, pp.

    43-47; GARCA GUATAS, Manolo: Una reflexin sobre el patrimonio artstico de Aragn, en Rolde.Zaragoza, n. 82-83, octubre 1997-marzo 1998, pp. 142-151.8 Los arquitectos comparan el derribo de La Pagoda de Fisac, con la quema de un mir,

    enEl Pas, 21 julio 1999, p. 33; Los arquitectos madrileos convocan una protesta al pie de La Pago-da contra su derribo, enEl Pas, 22 julio 1999 (ver tambin el chiste de Mximo editado este mis-mo da en el peridico).

    9 NAVASCUS PALACIO, Pedro: Aprecio y desprecio del coro en Teora del Coro en las CatedralesEspaolas. Barcelona: 1998 (Discurso de ingreso a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernan-do leido el 10 mayo 1998, Madrid). Otros artculos del mismo autor: sobre el mismo tema el captu-lo dedicado a la catedral de Sto. Domingo de la Calzada en el libro Catedrales de Espaa. Madrid: Espa-sa-Calpe, 1997, y Arte, hipocresa e Iglesia, enEl Pas, 7 febrero 1998, p. 34; acerca de la destruccinde la Cartuja de Sevilla Presente del pasado. La condicin histrica de la arquitectura, en Arqui-tectura Viva. Madrid: 1993, n. 33, pp. 22-25.

    Un caso similar a los coros denunciados por el profesor Navascus ha sido el desmonte parasu restauracin y posterior e inexplicable traslado de su situacin original a una capilla lateral, delretablo mayor de Sto. Domingo de la Calzada: ARRE UGARTE, B. et. alt.: El historiador del Arte y la

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    especializadas10y prensa diaria11 defendiendo y difundiendo el patrimo-nio artstico.

    La investigacin del patrimonio

    Otro modo de contribuir a la proteccin de nuestro patrimonio hasido la valorizacin de obras poco apreciadas o desconocidas, a travs deestudios en los que se destacaba su trascendencia respecto a su poca y anuestro tiempo; as, el incremento del conocimiento (objetivo de cual-quier disciplina cientfica) se convierte tambin en patrimonio. Casos bas-tantes ejemplares respecto a los trabajos desarrollados en las ltimas dca-

    das son los estudios realizados sobre la arquitectura del siglo XIX12

    , laarquitectura industrial13, la arquitectura franquista14, en este caso cargada

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    tutela del patrimonio histrico de la comunidad autnoma de la Rioja: la transmutacin del retablomayor de Sto. Domingo de la Calzada (1940-1975), en Actas Simposio el historiador del Arte, hoy. Soria:Comit Espaol de Historia del Arte, 1997, pp. 143-163. Otros casos: MOYAVALGAN, Jos Gabriel:As no: a propsito de una intervencin en Sta. M. la Real de Njera, en Anuario del Departamentode Historia del Arte,vol. 1, Universidad Autnoma de Madrid, 1989, pp. 69-78; RUBIO LAPAZ, Jess: Unejemplo de destruccin del patrimonio: la demolicin del convento de franciscanos de Puebla deDon Fadrique (Granada), pp. 99-104, y SNCHEZ REAL, Javier: Abandono y deterioro de la arqui-tectura religiosa alpujarrea: la iglesia de Guarros en Paterna del Ro, Almera, pp. 105-108, ambosen Historia del Arte y bienes culturales. Actas de las Jornadas organizadas por el Comit Espaol de Historia delArte (CEHA) en colaboracin con el Instituto Andaluz del Patrimonio Histrico (Cdiz, 1992). Granada: Ins-tituto Andaluz de Patrimonio Histrico, Junta de Andaluca, 1998.

    10 El Consejo de Redaccin de la revista Artigrama publicada por el Departamento de Historiadel Arte de la Universidad de Zaragoza decidi en 1995 incluir una seccin titulada Patrimonio Arts-tico, de acuerdo con el concepto operativo que el historiador debe jugar en la conservacin del mis-mo; as, a partir del nmero dcimo de la revista se han ido publicando en esta seccin diversos art-culos denunciando determinadas intervenciones o instando a la defensa de notables piezas delpatrimonio aragons. A destacar, p.e., los artculos de los catedrticos Gonzalo M. Borrs y Guiller-mo Fats, junto con la profesora Carmen Gmez, en defensa del Tubo, una delicada y degradadazona del centro histrico de Zaragoza: cfr. BORRS et. alt: Lo que el Tubo ya ha perdido y lo que anpuede perder, en Artigrama, n. 10, 1993, pp. 561-563.

    11 En el caso de nuestra comunidad autnoma, la Asociacin de Defensa Pblica del Patrimo-

    nio Aragons (APUDEPA) lleva desde hace ms de un ao publicando en el Heraldo de Aragn, dia-rio de mayor tirada, artculos relativamente extensos sobre piezas del patrimonio en peligro.12 La recuperacin historiogrfica de la arquitectura del siglo pasado y, en especial, del moder-

    nismo, condujo a una proteccin ms efectiva hasta llegar al reconocimiento internacional con ladeclaracin del Palacio Gell de Gaud (Barcelona), como Patrimonio de la Humanidad en 1985; setrata de la primera vez que la UNESCO inclua un edificio moderno en su inventario de maravillas;el palacio haba sido declarado Monumento Histrico-Artstico de Inters Nacional en 1969.

    13 Son numerossimos, aunque podemos destacar la monografa de SOBRINO, Julin: Arquitec-tura industrial en Espaa. Madrid: Ctedra, 1989, en la que se incluyen referencias bibliogrficas a nivelnacional; si bien en el caso de la comunidad aragonesa faltan obras fundamentales como el NuevoMatadero Municipal (1885, arquitecto Ricardo Magdalena), lo cual nos extraa dada la relevanciade este edificio. Otros trabajos de inters son:

    LVAREZ QUINTANA, Covadonga: El patrimonio arquitectnico-industrial asturiano: estado

    actual y reivindicaciones de su valor histrico, arquitectnico y generador de identidades, en Arte eIdentidades Culturales. Actas del XII Congreso del CEHA (28 septiembre-1 octubre 1998, Oviedo). Oviedo: Uni-versidad de Oviedo, CEHA, 1998, pp. 355-369.

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    evidentemente de una serie de inevitables connotaciones ideolgicas queno han favorecido su pervivencia, o la arquitectura racionalista que, supe-

    rada ya por nuevas teoras arquitectnicas (el posmodernismo, la decons-truccin, etc.), ha pasado a convertirse en una arquitectura histrica msy por tanto susceptible de conservacin15. En todos estos casos han resul-tado fundamentales las publicaciones y la labor de los historiadores sitenemos en cuenta los problemas especficos que planteaban estas obras:amn de la resistencia ideolgica antes sealada, su proximidad crono-lgica impeda una cierta perspectiva histrica y sus caractersticas for-males (en general ausencia de decoracin, lo que el pblico comn aso-cia con un estilo y por tanto con algo valioso) no han gozado del apreciosocial, todo lo cual se ha traducido en que estos edificios han sido reuti-lizados y modificados a placer, en funcin de las necesidades de propie-tarios y usuarios.

    El estudio de la historia de la restauracin

    Una aportacin ms reciente ha sido la reconstruccin de la historiade la restauracin en Espaa. Conscientes de la importancia de conocerlas modificaciones de las obras de arte a lo largo del tiempo, los historia-dores nos hemos acostumbrado a incluir el estudio de las restauracionescomo una parte imprescindible de la valoracin crtica de monumentos,

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    CAPEL, Horacio: El turismo industrial y el patrimonio histrico de la electricidad, en Cata-logacin del Patrimonio Histrico. Sevilla: Instituto Andaluz del Patrimonio Histrico, 1996, pp. 170-195.

    GAUTIER, Benoit: Le Centre dInterpretation de lIndustrie de Shawiningan: descriptiondu projet de Parc Thmatique sur lIndustrie, en Association Qubcoise Pour le Patrimoine Industriel.Qubec: 1994.

    A nivel nacional e internacional la conservacin del patrimonio industrial ha sido objeto denumerosos congresos y exposiciones: entre ellos La obra pblica, patrimonio cultural, exposicin reali-zada en el Museo Arqueolgico Nacional (madrid, 1986), las I Jornadas sobre la protecci i revaloritzacidel Patrimoni industrial (Bilbao, 1982), o las I Jornadas Ibricas del Patrimonio Industrial y de la Obra Pbli-

    ca. Sevilla: Junta de Andaluca, Conserjera de Cultura,1994.14LVAREZ QUINTANA, Covadonga: El compromiso del historiador del Arte con la arquitectu-ra espaola en la etapa franquista (1940-1975), en Actas Simposio El historiador del Arte, hoy. Soria:CEHA, Caja Duero, 1997, pp. 133-142.

    15 RIVERA, Javier: Las arquitecturas industriales y del Movimiento Moderno y su valor monu-mental en Recuperacin de la Arquitectura Industrial. La Yutera. Palencia: 1991, pp. 11 y ss.; id.: Laconservacin de la ciudad y de la arquitectura del movimiento moderno, en Astrgalo, n. 3, sep-tiembre 1995, pp. 63-66.

    Otros esfuerzos por la conservacin de este patrimonio se han realizado desde el DOCOMO-MO (Proyecto internacional de Documentacin y Conservacin de la arquitectura del Movimiento Moder-no): cfr. COSTA, Xavier: El proyecto DOCOMOMO y la mise en musede la arquitectura moderna,en Catalogacin del Patrimonio Histrico. Cuadernos del Instituto Andaluz de Patrimonio Histrico n. VI.Sevilla: Instituto Andaluz del Patrimonio Histrico, Junta de Andaluca, 1996, pp. 152-155; o a travs

    de simposios y reuniones internacionales como la VI Conferencia Internacional sobre conservacin de Cen-tros Histricos y Patrimonio Edificado Iberoamericano. La Conservacin de la arquitectura moderna. Caracas(Venezuela), 24 al 30 de julio 1994.

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    pinturas y esculturas, porque la historia de un objeto no se detiene en elmomento de su creacin ni mucho menos, sino que est llena de

    transformaciones, cambios, recreaciones, de tal modo que el estado delmismo si ha tenido la fortuna de llegar hasta nuestros das no es enningun caso el original. En este sentido se expresa el historiador PedroNavascus Palacio, a quien se debe uno de los primeros trabajos sobre eltema.

    La restauracin de monumentos, adems de una praxis profesional desde elcampo especfico de la arquitectura, supone para el historiador del arte, en general,y de la arquitectura, en particular, un conocimiento obligado para la correcta inter-pretacin de los edificios. Esta necesidad viene exigida por los cambios que se hanido produciendo en los monumentos hasta variar aparente o sustancialmente su ori-

    ginal aspecto de un modo, en muchos casos, sorprendente e inimaginable16.El profesor Gonzalo M. Borrs ampliaba esta idea, extendiendo la

    historia de la restauracin al resto de las obras de arte y plantendolacomo una parte indispensable de la labor crtico-valorativa del historia-dor del arte.

    La crtica de autenticidad en el estudio monumental y artstico ya no puedelimitarse a las transformaciones histricas sino que debe incorporar un cuidado an-lisis de las actuaciones restauradoras, particularmente cuando no se han utilizadocriterios puristas, sino mejoradores y conservacionistas, que han sido los ms fre-

    cuentes en la prctica espaola y aragonesa17

    .En las dos ltimas dcadas ste ha sido un tema que ha merecido

    estudios profundos, al menos varias tesis doctorales de mbito nacionalentre las que hay citar las de Alfonso Muoz Cosme, Isabel Ordieres Dez,Susana Mora e Ignacio Gonzlez-Varas, junto con muchas otras investi-gaciones de tipo local o regional que por lo numeroso resulta ya casi impo-sible resear. Un buen punto de partida para aproximarse al tema es elestado de la cuestin La restauracin de monumentos en Espaa: apro-ximacin bibliogrfica (1954-1994)18 realizado por el profesor Pedro

    Navascus Palacio, notable especialista en la historia de la arquitecturaespaola. Del anlisis de esta comunicacin, junto con la revisin de labibliografa existente, puede deducirse una valoracin inicial: conocemosmuy bien los orgenes de la restauracin monumental en Espaa y el pe-

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    16 NAVASCUS PALACIO, Pedro: La restauracin de monumentos en Espaa: aproximacin biblio-grfica (1954-1994), en Historiografa del Arte Espaol en los siglos XIX y XX. VII Jornadas de Arte. Depar-tamento de Historia del Arte Diego Velzquez (C.S.I.C.). Madrid: editorial Alpuerto, 1995, pp. 77- 88.

    17 BORRS GUALIS, Gonzalo M.: Patrimonio cultural y arte, ponencia expuesta dentro de lasJornadas sobre Patrimonio Cultural: un enfoque pluridisciplinar, organizadas por el Departamento de Edu-

    cacin y Cultura de la Diputacin General de Aragn, Zaragoza, 11-13 mayo 1998, (actas en prensa),p. 10.18 Cfr. NAVASCUS, ..., op. cit., n. 16.

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    rodo comprendido entre 1900 y 1936 (incluso puede decirse que hemosllegado a un punto en el que existen ya numerosos estudios que, par-

    tiendo de las mismas fuentes, resultan repetitivos y no aportan nada denovedad), parecindonos significativa y preocupante la falta de estudiossobre el siguiente perodo, la dictadura de Franco y la historia ms recien-te de nuestro patrimonio (la de la democracia), precisamente cuando seha producido un impulso cualitativo y cuantitativo mayor en este campo.

    Planteados por orden de aparicin cronolgica, los principales estu-dios histricos son los siguientes: una sugerente y acertada sntesis es larealizada por el profesor Navascus La Restauracin Monumental comoproceso histrico: El caso espaol, 1800-1950 dentro del Curso de Mec-nica y Tecnologa de los Edificios Antiguos19; a continuacin, la obra de Alfon-so Muoz Cosme La conservacin del patrimonio arquitectnico espaol20,publicacin realizada a partir de la tesis doctoral del autor leda en laEscuela de Arquitectura de Valencia en 1986, tiene el mrito de ser elprimer ensayo generalista sobre la situacin de nuestro pas en esta mate-ria, lo que inclua el anlisis de la situacin actual, puesto que el pero-do estudiado era de 1800 a 1985; del mismo ao data el discurso de ingre-so en la Real Academia de Bellas Artes de la Pursima Concepcin de

    Valladolid del profesor Javier Rivera Teora e historia de la intervencin enmonumentos espaoles hasta el romanticismo21; pero el estudio ms comple-to a nivel nacional realizado hasta el momento y creemos que de dif-cil superacin es la Historia de la Restauracin monumental en Espaa(1835-1936)22 de Isabel Ordieres Daz, libro que corresponde prctica-mente en su integridad a la tesis doctoral defendida por la autora en laUniversidad Complutense de Madrid en 1990 bajo la direccin del pro-fesor Navascus, obra muy interesante no slo por los argumentos quedesarrolla en los que sobrepasando el ttulo se incluyen aspectos legisla-

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    19 NAVASCUS PALACIO, Pedro: La Restauracin Monumental como proceso histrico: El casoespaol, 1800-1950 dentro del Curso de Mecnica y Tecnologa de los Edificios Antiguos. Madrid: COAM,1987, pp. 285-329.

    20 MUOZ COSME, Alfonso: La conservacin del patrimonio arquitectnico espaol. Madrid: Ministe-rio de Cultura, Direccin General de Bellas Artes y Archivos, 1989.

    21 RIVERA, Javier: Teora e historia de la intervencin en monumentos espaoles hasta el romanticismo.Valladolid, 1989

    22 ORDIERES DEZ, Isabel: Historia de la Restauracin monumental en Espaa (1835-1936), Ministeriode Cultura, Madrid, 1995. Esta historiadora ha seguido ocupndose del tema y publicando breve sn-tesis bien planteadas del mismo como ORDIERES DEZ, Isabel: Historia de la restauracin: Ideologa

    y prctica, en Cursos monogrficos sobre el Patrimonio Histrico 1. Actas de los VII Cursos Monogrficos sobreel PatrimonioHistrico (Reinosa, julio-agosto 1996), editor Jos Manuel Iglesias Gil, pp. 217-245. San-tander: Universidad de Cantabria, Ayuntamiento de Reinosa, 1997, adems de encargarse de la difu-

    sin del patrimonio a travs de exposiciones como la organizada por la Comunidad de Madrid el pasa-do verano: ORDIERES DEZ, Isabel: La memoria selectiva 1835-1936. Cien aos de conservacin del patrimoniomonumental. Catlogo de la exposicin organizada por la Comunidad de Madrid. Madrid: 1999.

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    tivos, administrativos, histricos (es novedosa toda la aportacin que rea-liza la autora relativa a la labor de las Comisiones de Monumentos), jun-

    to con una serie de apndices documentales y referencia de arquitectos,informes, miembros de las citadas comisiones, etc. muy tiles para lainvestigacin.

    Adems de las tesis ya mencionadas, el arquitecto Salvador PrezArroyo dirigi la tesis doctoral de Susana Mora La restauracin arquitect-nica en Espaa: antecedentes, teoras, tendencias e influencias23 leda en laEscuela Tcnica Superior de Arquitectura de Madrid en 1991 y que per-manece indita. Una tercera tesis doctoral sobre el tema fue la del his-toriador Ignacio Gonzlez-Varas Restauracin arquitectnica en Espaadurante el siglo XIX. Teora, fuentes e ideologa defendida en la Facultad deFilosofa y Letras de la Universidad de Len en 1994, publicada dos aosdespus bajo el ttulo Restauracin Monumental en Espaa durante el sigloXIX24; en este caso la intencin del autor es realizar un ensayo de snte-sis en el que domina la preocupacin por las reflexin terica ms quepor la acumulacin de datos (tal y como expresa el historiador en la pre-sentacin del libro), lo cierto es que no ofrece novedades relevantes aun-que el discurso terico est muy bien elaborado y conectado con el con-texto internacional. Con posterioridad a estos trabajos, se han sucedidodiferentes publicaciones que no ofrecen nuevos datos, sino ms bien ejer-

    cicios de sntesis a menudo reiterativos; no obstante, consideramos opor-tuno mencionar otro tipo de estudios histricos que indirectamente ilus-tran acerca de determinados importantes episodios como es elinteresantsimo trabajo de Josefina BelloFrailes, intendentes y polticos. Losbienes nacionales 1835-185025, que desde el mbito socioeconmico anali-za la desamortizacin de los bienes eclesisticos, un complejo fenmenode gran trascendencia para la conservacin de nuestro patrimonio nacio-nal.

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    23 MORA MUOYERRO, Susana: La restauracin arquitectnica en Espaa: antecedentes, teoras, ten-dencias e influencias. Madrid: ETSAM, 1991 (indita). Un resumen de sus investigaciones centradasen los proyectos de restauracin conservados en el Archivo General de la Administracin de Alcalde Henares, fue publicado en el artculo MORAMUOYERRO, Susana: Reflexin histrica sobre reha-bilitacin. O el valor de lo existente, en Proyectos de intervencin en edificios y recintos histricos. Madrid:1987.

    24 GONZLEZ-VARAS IBEZ, Ignacio: Restauracin Monumental en Espaa durante el siglo XIX.Valla-dolid: mbito ediciones, 1996. Esta obra le ha servido de punto de partida para posteriores amplia-ciones, nos referimos al ya citado manual editado por ctedra que en nuestra opinin es bas-tante ms interesante y muy recomendable al alumno por la claridad en la exposicin, el riguroso ycompleto contenido y las importantes referencias bibliogrficas que incluye. Se trata de GONZLEZ-

    VARAS IBEZ, Ignacio: Conservacin de bienes culturales. Teora, historia, principios y formas. Madrid: ed.

    Ctedra, 1999.25 BELLO, Josefina:Frailes, intendentes y polticos. Los bienes nacionales 1835-1850. Madrid: Taurus,1997.

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    Por otro lado, desde la perspectiva regional han sido numerosas lastesis y trabajos de investigacin centrados en el anlisis de las interven-

    ciones realizadas en territorios menos extensos, pero con singularida-des manifiestas como son las Comunidades Autnomas, cuyo estudioaporta una visin complementaria sobre la conservacin del patrimoniocultural espaol. Por desgracia es frecuente que estas obras sufran unamala fortuna editorial, perdindose en el marasmo de publicacionesque casi ahoga el mercado mxime si se tiene en cuenta la psima dis-tribucin que tienen, por lo que es de justicia mencionarlas aqu.Entre otras merecen destacarse Restauracin e Historia del Arte en Galicia26

    de la historiadora Concepcin Fontenla San Juan, oEl prerromnico astu-

    riano. Historia de la arquitectura y restauracin (1844-1976)

    27

    de la histo-riadora M. Pilar Garca Cuetos, quien nos muestra cmo la imagen dela arquitectura prerromnica asturiana, uno de los principales conjun-tos monumentales del patrimonio cultural de esa comunidad, en reali-dad ha sido formulada recientemente, si por tal entendemos las nume-rosas y profundas intervenciones realizadas en los ltimos doscientosaos en comparacin con el largo lapso de tiempo de siglos pasados des-de su creacin. Un planteamiento similar es el desarrollado por IsabelOrdieres Dez, cuya tesis acabamos de mencionar, como comisaria de laexposicin La Memoria Selectiva 1835-1936. Cien aos de conservacin monu-mental en la Comunidad de Madrid28, cuyo catlogo resulta hoy funda-mental para conocer las transformaciones sufridas por monumentos tansignificativos para la arquitectura madrilea como la Torre de Los Luja-nes, caso singular de desrestauracin en los aos treinta de una falsifi-cadora intervencin neogtica anterior. Por ltimo, publicada hacepocos meses, ha aparecido la tesis doctoral de Raquel Lacuesta Contre-ras, Restauraci monumental a Catalunya (segles XIX i XX). Les aportacionsde la Diputaci de Barcelona29, centrada en el estudio de las fuentes docu-mentales conservadas en el Servei de Catalogaci y Conservaci deMonuments de la Diputaci de Barcelona, institucin pionera en Espa-a en la gestin del patrimonio monumental y que fue dirigida duran-te muchos aos por el excelente arquitecto restaurador Jeroni Marto-rell.

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    26 FONTENLASANJUAN, Concha: Restauracin e Historia del Arte en Galicia. Santiago de Compos-tela: Cuadernos de Estudios Gallegos, anexo XXV, 1997.

    27 GARCA CUETOS, M. Pilar: El prerromnico asturiano. Historia de la arquitectura y restauracin(1844-1976). Oviedo: Editorial Sueve, 1999.

    28

    Cfr. ORDIERES, ..., op. cit., n. 22 (1999).29 LACUESTA CONTRERAS, Raquel: Restauraci monumental a Catalunya (segles XIX i XX). Les apor-tacions de la Diputaci de Barcelona. Barcelona: Diputaci de Barcelona, 2000.

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    Respecto a las intervenciones realizadas a partir de la instauracin dela democracia en 1975, hemos precisado prrafos atrs que los historia-

    dores nos hemos pronunciado escasas veces al respecto, con excepcinde casos muy puntuales como el de los profesores Javier Rivera30y PedroNavascus31; sta es, por lo tanto, otra de las tareas pendientes para nues-tra profesin y como tal deberamos asumirla32. Para realizar esta laborcontamos con diversas fuentes: en primer lugar los repertorios de inter-

    venciones o inventarios de las obras realizadas publicadas por las admi-nistraciones33 o reseadas en revistas especializadas34, que constituyen unmaterial de trabajo a partir del cual poder construir futuros ensayos ana-lizando los criterios y prcticas desarrollados, y en segundo lugar, los estu-

    dios monogrficos y ensayos tericos a partir de la prctica restauratoria,

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    30 RIVERA, Javier: Restauraciones arquitectnicas y Democracia en Espaa, BAU (Revista deArquitectura, Urbanismo, Arte y Diseo), Revista del Colegio Oficial de Arquitectos de Castilla y LenEste y Colegio Oficial de Arquitectos de Castilla-la Mancha, Ao II, n. 4 (1990), Valladolid, pp. 24-41; y El debate sobre la pertinencia de los nuevos usos en la reciente historia de la restauracin,en Cursos monogrficos sobre el Patrimonio Histrico 2. Actas de los VII Cursos Monogrficos sobre el Patrimo-nioHistrico (Reinosa, julio-agosto 1997). Santander: Universidad de Cantabria, Ayuntamiento deReinosa, 1998, pp. 269-275.

    31 NAVASCUS PALACIO, Pedro: Restaurar la arquitectura, enDescubrir el Arte,Ao I, n. 6, agos-to 1999, pp. 56-62.

    32 Esto no quiere decir que en el mbito local no hayan existido comentarios o crticas pun-tuales a determinadas intervenciones, p.e. el estudio crtico realizado por los profesores CABAEROSUBIZA, Bernab; ESTEBAN LORENTE, Juan Fco. y GARCA GUATAS, Manuel: Siresa. Crnica de una res-tauracin polmica, en Artigrama, n. 6-7 (1989-1990). Zaragoza: Dpto. Historia del Arte, Universi-dad, pp. 241-296, y otros muchos publicados en diferentes comunidades autnomas; sin embargo, seecha en falta la ausencia de un panorama histrico globalizador en el que se sealen tendencias, cri-terios, etc.

    33 Entre otras, pueden researse las siguientes obras:GONZLEZ, A., JAN, G. y BASTARDES, A.: Memria 1981-1982. La restauraci ara i aqu. Barcelona:

    Diputacin de Barcelona, 1983.GONZLEZ, A., y LACUESTA, R.: Memria 1983. 1380-1980 Sis segles de protecci del patrimoni arqui-

    tectnic de Catalunya. Barcelona: Diputacin de Barcelona, 1984.GONZLEZ, A., y otros autores: Memria 1984. Histria i Arquitectura. la recerca histrica en el procs

    dintervenci en els monuments. Barcelona: Diputacin de Barcelona, 1986.GONZLEZ, A., LACUESTA, R. y LPEZ, A.: Memria 1985-1989. Com i per a qui restaurem. Objectius,

    mtodes i difusi de la restauraci monumental. Barcelona: Diputacin de Barcelona, 1990.VV.AA.: Veinte aos de restauracin monumental(catlogo de la exposicin organizada por el arqui-tecto Fernando Chueca Goitia). Madrid: Ministerio de Educacin Nacional, 1958.

    VV.AA.: 50 aos de proteccin del Patrimonio histrico-artstico 1933-198 (catlogo de la exposicin).Madrid: Ministerio de Cultura, 1983.

    VV.AA.: Restauracin, nmero monogrfico de la revista Arquitectura, n. 244, sept-oct. 1983.Madrid: Ministerio de Cultura, Instituto de Conservacin y Restauracin de Bienes Culturales, COAM.

    VV.AA.: Intervenciones en el Patrimonio Arquitectnico (1980-1985) (catlogo de la exposicin).Madrid: 1990.

    VV.AA.: Monumentos y proyecto. Jornadas sobre criterios de intervencin en el patrimonio arquitectnico.Madrid: Ministerio de Cultura, 1990.

    VV.AA.: III Simposi sobre Restauraci Monumental, en Quaderns Cientfics i Tcnics, n. 5, Barcelo-na: Diputaci de Barcelona, noviembre 1993.

    34

    Como LOGGIA (publicada por la Universidad Politcnica de Valencia), o Restauracin&Reha-bilitacin(publicacin privada), o el resto de revistas especializadas de las Escuelas de Arquitectura yColegios Profesionales que tambin incluyen artculos sobre este tema.

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    realizados por destacados arquitectos por su larga trayectoria profesionalcomo Antn Capitel35, Antoni Gonzlez36y Antonio Fernndez Alba37.

    Para concluir este apartado, es evidente tras el anlisis de la biblio-grafa mencionada que los histsoriadores espaoles nos hemos centradoen la restauracin de monumentos y, por contra, debemos constatar nues-tra penuria historiogrfica en relacin con la restauracin de bienes mue-bles; si bien existen excelentes publicaciones de carcter general en lasque se incluyen referencias puntuales a nuestro pas (nos referimos a laHistoria y Teora de la Conservacin y Restauracin Artsticade M. Jos Mar-tnez Justicia38 o las dos publicaciones de Ana M. Macarrn39), la nicaobra de conjunto es la de M. Dolores Ruiz De La Canal Conservadores yrestauradores en la Historia de la Conservacin y Restauracin de Bienes Cultu-rales40 en la que su autora, profesora de la Facultad de Bellas Artes de Sevi-

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    35 CAPITEL, Antn: Metamorfosis de monumentos y teoras de la restauracin. Madrid: Alianza Forma,1988; Criterios de restauracin. Eclecticismo y analogas, en Restauracin y Anlisis Arquitectnico. IICurso de Rehabilitacin.Jrez: Colegio Oficial de Arquitectos de Andaluca Occidental, 1989, pp. 173

    y ss.; Proyectar para una arquitectura dada: analoga y diversidad, enEl Croquis, n. 42 (marzo 1990),pp. 64 y ss.; La restauracin y la actitud ante la Historia de la Disciplina, en Restauracin arquitect-nica II.Valladolid, Universidad, serie Arquitectura y Urbanismo, n. 31, 1998, pp. 33-44.

    36 GONZLEZ, Antoni: La re-significacin de la arquitectura histrica, en Basa. Revista del Cole-gio Oficial de Arquitectos de Canarias, n. 12, mayo 1990, pp. 24-45; La restauracin de monumentos alas puertas del siglo XXI, en Informes de la Construccin,vol. 45, n. 428, (dic. 1993), pp. 19-38. Madrid:Instituto Eduardo Torroja, Consejo Superior de Investigaciones Cientficas; Especificidad y dificul-tad de la restauracin de la arquitectura testimonial, en Actuacions en el patrimoni edificat: la restau-raci de larquitectura dels segles IX i X. Barcelona: Diputaci, 1992; Restauracin: Mtodo y Arquitec-tura (A propsito del Teatro de Sagunto), en Informes de la Construccin,vol. 45, n. 428, (nov-dic1993). Madrid: Instituto Eduardo Torroja, Consejo Superior de Investigaciones Cientficas, pp. 3-8;La restauracin del Palau Gell de Barcelona. Barcelona: Diputacin Provincial, Servei del Patrimoni,1994; A propsit de Jeroni Martorell, Puig i Cadafalch y Torres Balbs, en Monografies, n. 3. Bar-celona: Diputaci, pp. 37 y ss.; Restaurar la autenticidad. El ejemplo del Palau Gell, en HispaniaNostra, n. 65-66 (1995), Madrid; Falso histrico o falso arquitectnico, cuestin de autenticidad,en Loggia, n. 1 (1996), Valencia: Universidad Politcnica, pp. 16-23; De la reutilizacin indiscrimi-nada al uso sensato de los monumentos, en Cursos monogrficos sobre el Patrimonio Histrico 2. Actas delos VII Cursos Monogrficos sobre el PatrimonioHistrico (Reinosa, julio-agosto 1997). Santander: Uni-

    versidad de Cantabria, Ayuntamiento de Reinosa, 1998, pp. 285-298; El monumento, documento y

    arquitectura. Apuntes sobre su posible restauracin objetiva, en Restauracin arquitectnica II.Valla-dolid, Universidad, serie Arquitectura y Urbanismo, n. 31, 1998, pp. 45-60; Algunas reflexionessobre la restauracin monumental, en Cuadernos del Patrimonio, n. 1 (febrero 1999), pp. 13-14.

    37 FERNNDEZALBA, Antonio: De varia restauratione. Intervenciones en el patrimonio arquitectnico.Madrid: Celeste ediciones, 1999; Patrimonio arquitectnico y proyecto de arquitectura, en Astr-galo, n. 3 (1995), pp. 37-46; El proyecto moderno de la arquitectura en los territorios del Patrimo-nio Histrico, en Cursos monogrficos sobre el Patrimonio Histrico 2. Actas de los VII Cursos Monogrficossobre el PatrimonioHistrico (Reinosa, julio-agosto 1997). Santander: Universidad de Cantabria, Ayun-tamiento de Reinosa, 1998, pp. 277-283.

    38 MARTNEZJUSTICIA, M. Jos: Historia y Teora de la Conservacin y Restauracin Artstica. Madrid:Tecnos, 2000.

    39 MACARRN MIGUEL, Ana M.: Historia de la conservacin y restauracin. Madrid: Tecnos, 1995. yde la misma autora en colaboracin con GONZLEZ MOZO, Ana:La conservacin y la restauracin en el

    siglo XX. Madrid: Tecnos, 1998.40 RUIZ DE LACANAL RUIZ MATEOS, M. Dolores: Conservadores y restauradores en la Historia de la Con-servacin y Restauracin de Bienes Culturales, Sevilla, 1994.

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    lla, busca la conexin de la realidad nacional con lo que suceda en el res-to de Europa.

    En resumen, hasta ahora los historiadores del arte han desarrolladola siguiente serie de funciones en la conservacin del patrimonio artsti-co: el estudio de los monumentos (y en este caso el propio conocimien-to histrico que han creado se ha convertido tambin en patrimonio), sudivulgacin, su defensa, pero sobre todo su labor se ha identificado casien exclusiva con la realizacin de catlogos e inventarios, tarea bsica paraproteger el patrimonio ya que no puede protegerse lo que se desconoce.Sin embargo, la transformacin de la conservacin y restauracin delpatrimonio en una compleja disciplina cientfica que ha merecido la cali-ficacin de sciences du patrimoine41, conlleva la aparicin de una meto-dologa de trabajo nueva que incluye diversas funciones. Esta situacinobliga a todos los profesionales implicados en la tutela del patrimonio

    y muy en especial a los historiadores del arte, a adaptarse a un trabajointerdisciplinar en el que cada profesin debe dar lo mejor de s misma,con el nico objetivo de la perpetuacin de los bienes culturales en elmejor estado posible. Pero, qu objetivos cumple la metodologa hist-rica en la conservacin del patrimonio? Conocer la respuesta a esta pre-gunta puede ofrecernos indicaciones ms precisas acerca de nuestra fun-cin en estos equipos, indicando a la vez cul puede ser la evolucin futura

    de nuestra profesin.

    2. La metodologa histrica como elemento bsico en la conservacin yrestauracin del patrimonio artstico

    Si bien es cierto que la restauracin pertenece a la disciplina de la arquitec-tura, sta no es posible hacerla sin conocimiento crtico ni sentido histrico42.

    Desde sus orgenes la historia ha sido un instrumento fundamentalen la metodologa de la restauracin moderna, en especial en la arqui-tectura. Antes an de que Viollet-le-Duc utilizara la historia como mto-do de conocimiento de la arquitectura a travs del concepto de estilo, enla primera mitad del siglo XVIII el papa Benedicto XIV encarg una inves-tigacin al tcnico Giovanni Poleni sobre el estado de la cpula de SanPedro, trabajo que concluy con la redaccin de una Memorie istoriche della

    QU HACE UNA CHICA COMO T EN UN SITIO COMO STE?... 555

    41As las califica Jean-Pierre Mohen, conservador general de patrimonio en Francia y director

    del Laboratorio Cientfico de los Museos de Francia (en el Louvre); MOHEN, Jean Pierre:Les Sciencesdu Patrimoine. Identifier, conserver, restaurer. Paris: Editions Odile Jacob, 1999.42 ESTEBAN CHAPAPRIA, Julin: Presentacin a la obra de GARCACUETOS, ..., op. cit., n. 27, p. 14.

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    gran Cupola nel Tempio Vaticano e dei danni di essa e de ristoramenti loro43. Enel siglo siguiente, adems del mencionado y famoso arquitecto francs,

    Luca Beltrami y Camillo Boito utilizaron la historia para poner de mani-fiesto el valor documental de los monumentos. Entrado el siglo XX, lasCartas Internacionales sealaron la necesidad de realizar estudios previosen los que destacaba la importancia concedida a la historia.

    Como en las restauraciones, as tambin en la restauracin de los monu-mentos ser condicin esencial y determinante que una documentacin precisa acom-pae a los trabajos adems de una relacin analtica recogida en un diario de res-tauracin e ilustrada con dibujos y fotografas, de modo que todos los elementosdeterminados en la estructura y en la forma del monumento, todas las fases de laobra de recomposicin, de liberacin, de complementacin, queden reflejadas de modo

    permanente y seguro. en la Carta de Atenas sobre la Conservacin de los Monu-mentos de Arte y de Historia, 1931.Prembulo (...) la conservacin y la restauracin de los monumentos consti-

    tuye una disciplina que reclama la colaboracin con todas las tcnicas que puedencontribuir al estudio y a la proteccin del patrimonio monumental (...) Artculo nove-no: (...) la restauracin estar siempre precedida y acompaada por un estudio arque-olgico e histrico del monumento en la Carta de Venecia, 1964.

    Artculo octavo (...) Toda intervencin debe ser estudiada previamente y argu-mentada por escrito y durante su curso deber llevarse un diario, al que seguir uninforme final, con la documentacin fotogrfica de antes, durante y despus de laintervencin (...) Anexo B. Instrucciones para la ejecucin de restauraciones arqui-

    tectnicas (...) La redaccion del proyecto de restauracin de una obra arquitectni-ca debe estar precedida de un estudio atento del monumento, elaborado desde dis-tintos puntos de vista (que tenga en cuenta su posicin en el contexto territorial oen el tejido urbano, los aspectos tipolgicos, las apariencias y cualidades formales,los sistemas y caracteres constructivos, etc.) tanto en relacin a la obra original, comotambin a los posibles aadidos y modificaciones. Parte integrante de este estudiosern las investigaciones bibliogrficas, iconogrficas y de archivo, etc., para reca-bar todos los datos histricos posibles. en la Carta del Restauro, 197244.

    Asumidos estos nuevos criterios en materia de conservacin y res-tauracin de obras de arte y el papel fundamental que juega la historia

    en su definicin, necesariamente deba desarrollarse una metodologa detrabajo distinta a la que se vena desarrollando a golpe de experienciaacumulada desde el siglo pasado; a este respecto es necesario realizar unaserie de consideraciones previas antes de profundizar sobre las activida-des que incluye esta nueva metodologa de intervencin en el patrimo-nio. En primer lugar, debe advertirse que ste no es considerado del mis-

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    43 Este caso se analiza en ESTEBAN CHAPAPRIA, Julin: Estudios previos a la restauracin demonumentos, en Restauracin Arquitectnica. Secretariado de Publicaciones de la Universidad de

    Valladolid, 1992, pp 160-161.44 MARTNEZJUSTICIA, M. Jos: Antologa de textos sobre restauracin. Seleccin, Traduccin y Estudiocrtico.Jan: Universidad de Jan, 1996.

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    mo modo por todos los profesionales; en efecto, para los historiadores elpatrimonio es una manifestacin material del pasado, una fuente para

    reconstruir la historia y la cultura de las civilizaciones, para los socilogoses un bien de consumo y un elemento sobre el que se construye la iden-tidad cultural, en cambio para los arquitectos es una materia sobre la queintervenir, un reto para el diseo y la creatividad contemporneas, y paralos restauradores un conjunto de objetos en los que intervenir para devol-

    verlos a su estado original, sin entrar aqu en lo que pueda entendersepor original (otro ambigo trmino a discusin). Este es el motivo de quecada disciplina aborde el patrimonio cultural con unos mtodos espec-ficos; ahora bien, es posible una metodologa comn? Creemos que s,

    no slo posible sino absolutamente indispensable y han sido muchos losesfuerzos realizados en este sentido, en especial desde la restauracin dearquitectura, intentando conseguir una metodologa integradora queabarcase los esfuerzos de diferentes profesionales y que garantizase la efec-tividad del trabajo interdisciplinar (no siempre presente en los trabajossobre patrimonio, algo de lo que se lamentan con frecuencia todos losimplicados en estos equipos).

    El historiador del arte, algo ms que un mero documentalista

    En este sentido, han sido numerosos los estudios realizados parademostrar que el papel del historiador no es el de un profesional pasivo,mero documentalista rendido ante el criterio cientfico, sino que sus inves-tigaciones pueden servir para desarrollar los criterios de una restaura-cin45; en algunos casos denunciando que la limpieza de algunas obras nopuede ser tan radical como han pretendido instituciones tan prestigiosascomo la National Gallery de Londres, ya que lo que sta consideraba comosuciedad y repintes no originales en un cuadro, podan deberse a la manomisma del artista, por lo que una limpieza excesiva causara un dao irre-parable al cuadro. Otras opiniones expertas procedentes de diferentesmbitos han apoyado esta tesis Entre ellas la Comisin de Museos y Gale-ras de la Administracin britnica que, en su informe relativo a las res-tauraciones realizadas en el ao 1980, analizaba el problema de la limpiezade obras de arte, aludiendo al peligro de ignorar los datos proporciona-

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    45 Esta es una idea compartida por otros muchos profesionales. As se han expresado, por ejem-

    plo, WALDEN, Sarah: The ravished image or How to ruin masterpieces by restoration.London: Weidenfeld andNicolson, 1985, y BECK, James: La restauracin de obras de arte. Negocio, cultura, controversia y escndalo.Barcelona: Ediciones del Serbal, 1997.

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    dos por la historia del arte que conducira a graves errores en la restau-racin.

    (...) the history of art has accumulated a large body of works of art about theprocedures and the standards of various cultures and periods. The results of thisresearch mus not be ignored even where they appear to go against the inclinations ofcontemporary taste46.

    En suma, al margen del innegable valor de los estudios histricoscomo elemento a tener en cuenta en el momento de decidir los criteriosde restauracin de una obra, se plantea aqu uno de los problemas bsi-cos en la restauracin: la integracin de los profesionales en equipos detrabajo y, en este caso concreto, la colaboracin entre historiadores y res-

    tauradores. Para el historiador italiano Alessandro Conti, la autoridadincontestable ejercida por estos ltimos en todo lo que tuviera que ver conlas tcnicas de conservacin y restauracin ha perjudicado en muchassituaciones a las obras de arte, conduciendo al silencio a los historiado-res quienes han quedado reducidos a la tarea de documentalistas, de estu-diosos de los problemas iconogrficos y de atribucin, despreciando laexperiencia y los conocimientos del historiador por considerarlos comoproducto subjetivo de la experiencia esttica frente a la (pretendida) obje-tividad de las prcticas cientfico-tcnicas47. El nico modo de solucionar

    esta situacin sera un verdadero trabajo en equipo en el que se supera-se esta rgida distribucin de las tareas a realizar que arrincona y despre-cia la labor del historiador, cuyo trabajo es decisivo como demuestran losartculos de los historiadores Gombrich y Kurtz de los aos sesenta queno han perdido actualidad, constituyendo un perfecto ejemplo di ci chelo studio delle fonti e una conoscenza reale della storia dellarte pu verificare percomprendere limmagine che attraverso il restauro dovremmo conservare o recupe-rare48.

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    46 Cfr. WALDEN, ..., op. cit., n. 45, p. 129.47 CONTI, Alessandro: Sul restauro.Torino: Einaudi Editore, 1988, p. 95: Tutto questo porta ad unaprecisa etica che si impone nei rapporti fra restauratore e storico dellarte. Il curatore dei dipinti dovr rispettare,in quanto oggettive, le scelte del capo restauratore e dovr finire per formarsi unimmagine dei dipinti quale egli

    propone sulla base di tale esperienze, anche se differiscono da quella che si formata nello studio di tante opereviste nel corso di molti anni ed avvicinate nelle pi varie circostanze.

    Conti tambin pensaba que las limpiezas de obras realizadas por la National Gallery demos-traban la validez de las teoras de Brandi y Carbonnara respecto a la subjetividad de la restauracin

    y cmo esta actividad est condicionada por el gusto de la poca, algo que tambin haba sido adver-tido por Gombrich y otros crticos quienes denunciaban que muchos restauradores (primero losingleses, luego una prctica extendida en el mundo anglosajn) buscaban la mxima potencia decolor influidos por el arte del siglo XX (desde las vanguardias hasta el arte pop), cfr. C ONTI, Ales-sandro: La pattina della pittura a ventanni dalle controversie storiche. Teoria e pratica della con-

    servazione, en Ricerche di Storia dellarte 16. Firenze: La Nuova Italia, 1986.48 CONTI, Alessandro: Manuale de Restauro. (a cura di Marina Romiti Conti). Torino: EinaudiEditore, 1996, p. 99.

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    Hacia una participacin operativa y de calidad de los historiadores del arte en

    la conservacin del patrimonio artstico y cultural

    Superada la consideracin del historiador como un mero documen-talista y asumiendo que su participacin no es algo gratuito ni de merotrmite ni antojo de nuestra profesin, sino que se basa en la doctrina delas Cartas Internacionalesy en el propio concepto de restauracinadmitidodesde las teoras de Cesare Brandi y el Istituto Centrale del Restauro: larestauracin como acto crtico y de cultura, por tanto, si la restauracines ms un problema crtico que un problema tcnico, determinar lo quedebe ser conservado, restaurado o lo que, por contra, debe eliminarse, esuna cuestin de crtica histrica y esttica que resulta competencia fun-damental del historiador49; quedara por definir del modo ms precisoposible en qu consiste nuestra intervencin. Esta tarea se desarrolla pre-cisamente en las fases de estudio previo y de realizacin de la interven-cin, pero la labor de los historiadores no acaba aqu.

    Tal y como ha sealado el arquitecto cataln Antoni Gonzlez, esnecesario tambin que el historiador documente y valore el proceso y losefectos de cualquier intervencin en una obra de arte, que haga historiacon ellos, pero adems y siguiendo la metodologa que l propone,su trabajo es fundamental en la fase de apropiacin social del monu-

    mento, ya que slo el historiador por sus conocimientos y formacin escapaz de comprender y hacer comprender el monumento en su globali-dad, por lo que es fundamental su participacin en las tareas de exhibi-cin, interpretacin y difusin del patrimonio, con lo cual cumplimostambin el compromiso tico y profesional que tenemos con la sociedad.Por tanto, el papel del historiador se proyecta sobre todas las fases de laintervencin en el patrimonio cultural, debiendo reclamarse en especialnuestra participacin en aquellas en las que tan poco se cuenta con noso-tros como son la definicin del proyecto y la planificacin urbanstica50,

    QU HACE UNA CHICA COMO T EN UN SITIO COMO STE?... 559

    49 El historiador deber representar la conciencia histrica y crtica que por razones de formacin hace fre-cuentemente fallar a los dems tcnicos: arquitecto, restaurador, qumico, etc., en el desarrollo de los trabajos, perotambin en la contribucin en la formacin especial de los tcnicos y cientficos que se orientan hacia la restau-racin; cfr. FERRERAS ROMERO, Gabriel: Las relaciones entre historiadores del arte y dems especia-listas de la Conservacin y la Restauracin, en Boletn Informativo del Instituto Andaluz de PatrimonioHistrico. Ao II, N. 9, diciembre 1994, p. 43.

    50 Existen ya bastantes casos de estudio evidenciando la utilidad de nuestros trabajos en estatarea: ANTIGEDAD DEL CASTILLO-OLIVARES, M. Dolores: Historia del Arte y ciudad: reflexiones sobrela intervencin en los cascos urbanos en Arte e Identidades Culturales. Actas del XII Congreso del CEHA(28 septiembre-1 octubre 1998, Oviedo). Oviedo: Universidad de Oviedo, CEHA, 1998, pp. 377-383; es sta

    una comunicacin muy interesante en la que su autora reclama la participacin del historiador enel diseo urbano y en la conservacin del patrimonio histrico urbano (trazados histricos, ambien-tes, etc.) a travs de la redaccin de Planes Generales o Especiales.

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    tal y como han denunciado en repetidas ocasiones entre otros histo-riadores los profesores Gonzalo M. Borrs Gualis51 e Ignacio Henares

    Cuellar52

    . Siguiendo, asimismo, las ideas expuestas por el profesor Borrs,el papel de la historia del arte es fundamental en los tres niveles operati-vos a que puede reducirse la intervencin en el patrimonio artstico: elexamen, lapreservaciny la restauracin, como expresaba en unas jornadassobre el tema realizadas en nuestra comunidad autnoma en 1998.

    Cuntos aspectos dejan de apreciarse en un examen previo, aparentementeuna operacin tan inocua desde el punto de vista de la intervencin y luego contantas consecuencias, tan slo por no contar con la mirada del historiador del arte,una mirada fundamentada en la investigacin previa, que le permite apreciar lo queotros ojos no ven en una exploracin preliminar! Cuntas veces se recurre tarde y

    mal al historiador del arte!53.

    El profesor Borrs establece asimismo otros tres niveles especficospropios de la tarea del historiador del arte que siempre deben prece-

    560 ASCENSIN HERNNDEZ MARTNEZ

    51 BORRS GUALIS, Gonzalo M.: el historiador del arte no puede aislarse en la campana de cristal dellaboratorio sino que ha de jugar un papel irrenunciable en la intervencin en el Patrimonio. Este papel del his-toriador no puede constreirse a la elaboracin de inventarios artsticos y catlogos monumentales sino que hade extenderse a una colaboracin activa y profesional en todas las fases de la intervencin en el Patrimonio y dela planificacin urbanstica. Estimamos que este papel en el momento actual todava dista bastante de ser reco-nocido por las instituciones competentes; por ello, al mismo tiempo que lo reivindicamos una vez ms, queremosdejar constancia de lo mucho que podemos aportar, junto a otros profesionales, en este sentido, en Presenta-cin de la Seccin de Patrimonio Artstico, en Artigrama, n. 10, 1993, pp. 525. Pero, adems, la pre-sencia del historiador debera estar exigida por la ley y no deberse a la iniciativa del arquitecto quelidere el proyecto: cfr. BORRS GUALIS, Gonzalo M.: Patrimonio cultural y arte, dentro de lasJorna-das sobre Patrimonio Cultural: un enfoque pluridisciplinar, organizado por el Departamento de Educacin

    y Cultura de la Diputacin General de Aragn, Zaragoza, 11-13 mayo 1998, (actas en prensa) p. 8.52 HENARES CULLAR, Ignacio: Previamente al anlisis concreto de las diferentes responsabilidades desem-

    peadas por el Historiador de Arte en los instrumentos urbansticos elaborados para la ordenacin y proteccinde los bienes inmuebles, convendra sealar, de forma general, que el protagonismo que hoy en da tiene el histo-riador es bastante menor del que debera corresponderle, lo que implica que debera existir una reformulacin delos criterios y contenidos formativos, as como de sus objetivos, tendentes a crear una conciencia, adems de capa-citacin, de participacin activa y responsable en estas tareas de ordenacin de la ciudad y el territorio.

    Un primer nivel de participacin del historiador se sita en el diseo de la estrategia global de un plan

    urbanstico (objetivos, mtodos, instrumentos, etc.) en condiciones de igualdad respecto a otras disciplinas comola arquitectura, el urbanismo o la geografa. Hablo, especialmente, de Plan General de Ordenacin Urbana y, ensu caso, de Normas Subsidiarias. La razn de esta participacin obedece a varios argumentos de importanciaderivados no de una reclamacin infundada de participacin disciplinar, sino de las propias condiciones o carac-tersticas del objeto a tutelar: el Conjunto Histrico (...) la elaboracin de un plan general debe primar, o al menosconsiderar de forma significativa, y aplicado al conjunto de sus disposiciones, la accin en los conjuntos hist-ricos, de ah la necesidad de una participacin activa de la Historia del Arte, en cuanto disciplina que debe recla-mar sus competencias en el estudio y proteccin de la ciudad artstica en su dimensin patrimonial como con-

    junto histrico. A este principio de carcter general debemos unir el hecho de que, por exigencia legal, es obligatoriodelimitar y proteger el entorno de los conjuntos y monumentos, que en ocasiones puede ocupar la totalidad del tr-mino municipal (mbito del Plan General), lo que exige la participacin del historiador del arte, ya que el plandebera incluir los requerimientos proteccionistas establecidos en la delimitacin y de la cual, de forma general, seocupa nuestra disciplina. en La historia del arte como instrumento operativo en la gestin y protec-

    cin del patrimonio, en Centros Histricos y conservacin del patrimonio, Madrid, Fundacin Argenta-ria-Visor ed., 1998, pp. 88-89.53 Cfr. BORRS, ..., op. cit., n. 51 (1998), p. 7.

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    der y acompaar al examen, preservacin y restauracin del patrimo-nio artstico y cultural y que son la investigacin pura, la catalogaciny la

    interpretacin de los valores histrico-artsticos de la obra de arte, o msgenricamente del bien cultural, que suele presentarse a travs delinforme histrico-artstico. En este caso una de las exigencias bsicasde nuestro trabajo es que no nos quedemos en la mera recopilacin dedatos54, ni en el anlisis de lo existente; es necesario conocer los pro-cesos y condiciones de creacin, de ah por tanto la necesidad de estu-diar los materiales y las tcnicas artsticas, pero sobre todo nuestroautntico papel esponer de relieve los valores artsticos y por tanto histricosdel Bien Cultural a preservar, su interpretacin cultural, emitiendo juicios devalor sobre el mismo en los que se puedan fundamentar los criterios a adoptaren los diferentes proyectos de intervencin55. Cmo se consigue realizarcorrectamente esta tarea? La respuesta es estudiar la obra de arte ensus ms variadas formas de expresin: encuadrndola en su poca y enuna determinada corriente esttica, dilucidando sus diferentes etapasde realizacin, estudiando sus peculiaridades materiales y tcnicas, pro-fundizando en su contenido simblico, desvelando los problemas rela-cionados con su autora, analizando las transformaciones fsicas que hasufrido, estableciendo las conexiones con sus precedentes y las conse-cuencias que produjo y valorndola para el presente y el futuro. Una

    frase resume muy bien el objetivo del trabajo del historiador: conocermejor para conservar mejor56, sin olvidar que nuestra disciplina tiene unpapel importante que jugar en lo que denominamos propiamente res-tauracin, tal y como han expresado las historiadoras Carmen Bernr-dez Sanchs y M. Angeles Toajas Roger, profesoras responsables de las

    Jornadas sobre Arte: Materiales y Conservacin, celebradas en mayo de 1996en la Facultad de Geografa e Historia de la Universidad Complutensede Madrid.

    QU HACE UNA CHICA COMO T EN UN SITIO COMO STE?... 561

    54 Son muchas las opiniones que inciden en esta idea: Es preciso superar el tpico de que el histo-riador tiene una especial propensin a la bsqueda archivstica del documento fundacional o de la pgina dellibro de fbrica que indique exactamente las obras y cantidades de cada campaa constructiva olvidando, muchasveces, que el primer documento a analizar es el propio monumento. De igual modo, es necesario evitar la naturalinclinacin del historiador del arte hacia el anlisis estilstico e iconogrfico de los elementos decorativos, con obje-to de establecer paralelismos con estilos o talleres. Aspectos que no pueden obviar, o dejar en segundo trmino, elestudio de la propia fbrica. en FONTENLA SANJUAN, , op. cit., n. 1, p. 458.

    55 Cfr. BORRS, ..., op. cit., n. 51 (1998), p. 8.56 Cuanta ms informacin se tenga de un bien cultural, mucho ms efectiva y adecuada ser la redac-

    cin de los instrumentos para su proteccin y mucho ms perfectas y respetuosas las intervenciones de conserva-cin y restauracin que sobre ste se realicen, opinin expresada por el historiador HERNNDEZ NEZ,

    Juan Carlos: Una propuesta metodolgica. El proyecto de restauracin del Templete de San Pietro

    in Montorio, Roma en Historia del Arte y Bienes Culturales (Actas de las jornadas nacionales Historia delArte y Bienes Culturales celebradas en Cdiz, junio 1992). Granada: Instituto Andaluz del Patrimonio His-trico, Consejera de Cultura de la Junta de Andaluca, 1998, pp. 71.

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    No se pretende aqu, desde luego, que el historiador del arte o arquelogo

    asuma entre sus tareas profesionales la de actuar fsicamente en la obra en s como

    si fuera un tcnico conservador, sino que est alerta y pueda prevenir posibles ries-

    gos en la manipulacin e instalacin de la pieza; que pueda formarse una opininms cualificada que le permita afrontar sus investigaciones y desarrollar su tra-

    bajo profesional con un punto de vista ms amplio. Por ltimo, que pueda esta-

    blecer un criterio de prioridades y trabajar en colaboracin con el restaurador sobre

    la base de un mnimo conocimiento de cmo respetar la integridad de la obra has-ta que sta entre en el laboratorio, donde estar bajo jurisdiccin cientfica y tc-

    nica, y desde que salga de aqul para ser almacenada, estudiada, trasladada o

    expuesta57.

    Especificando estos niveles de trabajo, podemos enumerar una serie

    de actividades58

    que el historiador del arte desarrolla o puede desarro-llar en la prctica diaria de la conservacin del patrimonio.

    Realizacin de estudios histrico-artsticos que aumenten el cono-cimiento que tenemos de nuestro patrimonio artstico y de la his-toria de su conservacin y restauracin.

    Realizacin de inventarios y catlogos y revisin de otros ya exis-tentes, para la administracin pblica o para particulares.

    Realizacin de expedientes para la declaracin de BIC. Definicin de normas y criterios incluidos en planes urbansticos y

    normas legislativas para la proteccin de monumentos y centroshistricos.

    Realizacin de informes histrico-artsticos dentro de proyectos derestauracin.

    Participacin y seguimiento de las las restauraciones realizadas enun bien cultural, con la realizacin de informes finales al concluirlas mismas.

    Actividades relacionadas con la intepretacin y difusin del patri-monio: redaccin de guas y otro tipo de folletos y publicaciones,

    vdeos, montaje de exposiciones, jornadas de divulgacin, progra-mas de radio o televisin ...

    Traduccin y edicin crtica de obras clsicas de la disciplina (y sonmuchas las que no se han traducido todava a nuestra lengua), o

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    57 BERNRDEZ SANCHZ, Carmen y TOAJAS ROGER, M. Angeles: Presentacin, Arte: materiales yconservacin. Madrid: Fundacin Argentaria-Visor Dis., 1998, p. 10.

    58 Estas actividades estaban ya claramente especificadas en el BOE, 29 febrero 1996, en el que

    se haca pblico el plan de estudios conducente a la obtencin del entonces nuevo ttulo deLicenciado en Historia del Arte a impartir en la Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad deZaragoza.

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    cualquier otra actividad relacionada con la publicacin y edicin de tex-tos historico-artsticos.

    La preocupacin por la necesaria definicin de las funciones pro-pias de nuestra profesin en el mundo actual, y en particular en relacincon el patrimonio artstico, est en sintona con la atencin que las ins-tituciones internacionales han dedicado a la formacin del personalimplicado en la conservacin del patrimonio cultural. En este sentidoresulta significativo consultar las directrices que segun la UNESCO debe-ran regir la educacin de los conservadores, ya que el perfil de los mis-mos coincide estrechamente con el del historiador. As, en la reunindel ICOMOS de 1993 celebrada en Sri Lanka, se adoptaron los siguien-

    tes acuerdos:5. ... La enseanza y la formacin de la conservacin debera formar una

    categora de profesionales capaces de:a) Leer un monumento, un conjunto o un yacimiento e identificar su signifi-

    cado simblico y cultural, as como su funcin.b) Comprender la historia y la tecnologa de los monumentos, los conjuntos y

    los yacimientos con el fin de poder definir su identidad, interpretar los resultados detal investigacin y encontrar los medios adecuados para conservarlos.

    c) Comprender el contexto y el entorno de un monumento, un conjunto o unyacimiento; y, en concreto, su relacin con otros edificios, jardines o paisajes.

    d) Investigar y analizar todas las fuentes de informacin disponibles en lo queconcierne al monumento, al conjunto o al yacimiento estudiado.

    Estas operaciones requieren unas habilidades y conocimientos bsi-cos en el historiador que debe: conocer bien su propia disciplina, la his-toria del arte, conocer la legislacin que rige la conservacin y restaura-cin, y en general la tutela del patrimonio artstico, conocer la historiade la restauracin para manejar correctamente los criterios de restaura-cin y debe tener un conocimiento actualizado de los problemas diariosque plantea la conservacin del patrimonio artstico.

    Y, cules sern las labores del historiador en un equipo interdisci-plinar? Adems de su propio trabajo, puede: Coordinar y unificar la informacin del grupo en las tareas de docu-

    mentacin que incluyen otro tipo de anlisis adems de los hist-ricos, facilitando la diagnosis, punto de partida para la redaccindel proyecto de intervencin.

    Participar en el seguimiento de las diferentes fases de la interven-cin-restauracin; en este proceso su opinin puede ser muy inte-resante para explicar las novedades o hallazgos que aparezcan y

    que pueden modificar algunos aspectos del proyecto. Al final del proceso, unificar toda la documentacin producida,

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    exponiendo el mtodo de trabajo utilizado, incluyendo los infor-mes previos, el diario de la restauracin y el informe con los resul-

    tados finales.Para muchos historiadores opinin que suscribimos, nuestra dis-ciplina debe dejar de convertirse en una ciencia auxiliar ms para con-vertirse, con su presencia, en garanta de cientificidad en la restauracin59.

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    59 LPEZ GARCA, Juan Sebastin: La Historia del Arte y su papel en el conocimiento y la sal-

    vaguarda de Monumentos y conjuntos, en Historia del Arte y Bienes Culturales (Actas de las jornadas nacio-nales Historia del Arte y Bienes Culturales celebradas en Cdiz, junio 1992). Granada: Instituto Andaluzdel Patrimonio Histrico, Consejera de Cultura de la Junta de Andaluca, 1998.