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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE FUNDAMENTOS ANTROPOLÓGICOS DE LA VIDA SOCIAL PROGRAMA DE ANTROPOLOGÍA Profesor: Pedro Morandé 1 ¿Qué es el hombre? I Parte - Coreth (1.) Existen muchas preguntas, pero la de ¿qué es el hombre? es especial. Esto pasa porque es una de las interrogantes que pone al hombre en el punto de mira, y no sólo eso, sino que en parte se responde a sí misma, pues se podría contestar que el hombre es aquél que pregunta. (29) A partir de este comienzo de respuesta, podemos saber qué significa preguntar: significa que el hombre no ve sólo lo concreto, sino también lo posible. Esta capacidad es la que permite hacerse preguntas, pues si no supiéramos que rascosas pueden ser distintas de lo que son (posibilidad) no preguntaríamos por ellas, las daríamos por hecho. Por lo demás, al estar conscientes de nuestra propia esencia podemos preguntar por ella, y eso nos lleva a trascender la inmediatez: somos más que un instante, pues podemos proyectar desde ese instante mediante las preguntas. Pero la conciencia de lo posible no es el único requisito: para preguntar debo saber que no sé algo [docta ignorantia]. Una vez más, esto explota los límites del conocimiento y con ello trasciende el presente: desde mi conocimiento actual comienzo a proyectarme hacia un futuro en el que podría llegar a conocer más aún. Estas características se pueden llevar a la pregunta del hombre por sí mismo: para hacerla, debo saber que soy hombre sin saber claramente en qué consiste serlo. La última condición nombrada puede dividirse en dos áreas esenciales: el saber de mi propia existencia corresponde a la posesión espiritual que tiene el hombre de sí mismo [auto comprensión originaria] y la segunda a lo que, al estar ligado a una realidad que no es completamente transparente, oculta qué es con exactitud [dualidad]. (30-31) (2.) Ahora, es fundamental el concepto de la auto comprensión, pues implica que el hombre sabe instintivamente qué es hasta cierto punto, por lo que resulta claro que para entender al hombre, hay que llevar este pre-conocimiento apalabras. En él se encuentra la posibilidad del hombre de entender el mundo, es todo aquello que posibilita y afecta nuestro actuar en el mundo. Sin embargo, analizarlo objetivamente es complejo, ya que esa totalidad afectará incluso el análisis que se haga de ella, por lo que los puntos de vista podrían afectar la objetividad [problema del método]. Actualmente para lograr conocer al hombre sin esta dificultad existen variadas ciencias particulares que analizan “pedazos” del hombre. Pero el hombre es esencialmente unidad, y las ciencias son esencialmente análisis de ciertos conocimientos limitados a su área. ¿Cómo lograr la unidad? Para juntar toda la información de las ciencias es fácil caer en arbitrariedades, e incluso para unir algo hay que conocer la totalidad para saber que le corresponde, por lo que el hombre como totalidad no es rol de las ciencias particulares si no de una antropología filosófica (32-33) Volviendo a las ciencias particulares, el segundo problema es que al analizar lo hacen empírica- y por ello objetiva-mente. De esta manera cosifican al hombre y no pueden adentrarse en su esencia no-objetiva. Sin embargo, para poder estudiar cualquier cosa objetiva relacionada al hombre deben presuponer esta esencia no objetiva [pre-comprensión]: para saber si cierto dato,

Qué Es El Hombre - Coreth

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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE FUNDAMENTOS ANTROPOLÓGICOS DE LA VIDA SOCIAL PROGRAMA DE ANTROPOLOGÍA

Profesor: Pedro Morandé

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¿Qué es el hombre? – I Parte - Coreth

(1.) Existen muchas preguntas, pero la de ¿qué es el hombre? es especial. Esto pasa porque es una

de las interrogantes que pone al hombre en el punto de mira, y no sólo eso, sino que en parte se

responde a sí misma, pues se podría contestar que el hombre es aquél que pregunta. (29)

A partir de este comienzo de respuesta, podemos saber qué significa preguntar: significa que el

hombre no ve sólo lo concreto, sino también lo posible. Esta capacidad es la que permite hacerse

preguntas, pues si no supiéramos que rascosas pueden ser distintas de lo que son (posibilidad) no

preguntaríamos por ellas, las daríamos por hecho. Por lo demás, al estar conscientes de nuestra

propia esencia podemos preguntar por ella, y eso nos lleva a trascender la inmediatez: somos más

que un instante, pues podemos proyectar desde ese instante mediante las preguntas. Pero la

conciencia de lo posible no es el único requisito: para preguntar debo saber que no sé algo [docta

ignorantia]. Una vez más, esto explota los límites del conocimiento y con ello trasciende el

presente: desde mi conocimiento actual comienzo a proyectarme hacia un futuro en el que podría

llegar a conocer más aún. Estas características se pueden llevar a la pregunta del hombre por sí

mismo: para hacerla, debo saber que soy hombre sin saber claramente en qué consiste serlo. La

última condición nombrada puede dividirse en dos áreas esenciales: el saber de mi propia

existencia corresponde a la posesión espiritual que tiene el hombre de sí mismo [auto

comprensión originaria] y la segunda a lo que, al estar ligado a una realidad que no es

completamente transparente, oculta qué es con exactitud [dualidad]. (30-31)

(2.) Ahora, es fundamental el concepto de la auto comprensión, pues implica que el hombre sabe

instintivamente qué es hasta cierto punto, por lo que resulta claro que para entender al hombre,

hay que llevar este pre-conocimiento apalabras. En él se encuentra la posibilidad del hombre de

entender el mundo, es todo aquello que posibilita y afecta nuestro actuar en el mundo. Sin

embargo, analizarlo objetivamente es complejo, ya que esa totalidad afectará incluso el análisis

que se haga de ella, por lo que los puntos de vista podrían afectar la objetividad [problema del

método]. Actualmente para lograr conocer al hombre sin esta dificultad existen variadas ciencias

particulares que analizan “pedazos” del hombre. Pero el hombre es esencialmente unidad, y las

ciencias son esencialmente análisis de ciertos conocimientos limitados a su área. ¿Cómo lograr la

unidad? Para juntar toda la información de las ciencias es fácil caer en arbitrariedades, e incluso

para unir algo hay que conocer la totalidad para saber que le corresponde, por lo que el hombre

como totalidad no es rol de las ciencias particulares si no de una antropología filosófica (32-33)

Volviendo a las ciencias particulares, el segundo problema es que al analizar lo hacen empírica- y

por ello objetiva-mente. De esta manera cosifican al hombre y no pueden adentrarse en su

esencia no-objetiva. Sin embargo, para poder estudiar cualquier cosa objetiva relacionada al

hombre deben presuponer esta esencia no objetiva [pre-comprensión]: para saber si cierto dato,

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estudio, objeto encontrado, etc., es relevante al hombre debo saber qué es un hombre. Sólo

sabiendo qué es puedo interesarme en él y clasificar cosas como relativas a él. Por ello los

conocimientos científicos no son un verdadero punto de partida para el entendimiento del

hombre, pues ellos mismo tienen un punto de partida instintivo sobre la esencia del hombre, cuyo

análisis es de interés filosófico y no científico. (34-35)

La idea de la evolución, que sigue que “fue” el hombre antes de realmente serlo, no responde por

su esencia. Pues para entender que ha habido un desarrollo debo saber cuál fue el resultado, en

que estamos hoy, para saber que antes era distinto (si no sé qué es un ser humano, no puedo

saber que es distinto y más evolucionado que un mono). Lo mismo pasa con una comparación

entre hombre y animal: cualquier comparación que se haga del ser humano no puede saltarse la

idea de la pre-comprensión, de que hasta cierto punto sabemos qué es ser hombre. Si olvidamos

esto estamos mirando las conductas comparadas desde una perspectiva equivocada, pensando

que hemos descubierto lo que somos comparándonos con otros, siendo que ya sabíamos quiénes

somos y por ello podemos encontrarnos en algo diferente (hasta cierto punto).

(3.) Para entender al hombre hay que aceptar y exponer la existencia de su pre-conocimiento

[hipótesis], que constituye todo aquello que permite dar sentido a la realidad y a todos los nuevos

conocimientos que se irán adquiriendo, y que afecta nuestra conducta y nuestro lenguaje. Es en

este (que no es un objeto, sino una especie de base de conocimientos) “horizonte general” donde

nos realizamos, donde vivimos nuestra vida y construimos nuestro ser. (36-37)

No debemos, sin embargo, entender este horizonte sólo como lo propio de la especie (todos

poseemos este horizonte por ser hombres), sino que es una base particular a cada uno que se va

transformando según las experiencias, y al mismo tiempo transforma a las experiencias [dialéctica]

(mi manera de ver la vida cambiará si tengo una experiencia traumática; al mismo tiempo mi

“horizonte general” me hará ver esa experiencia de manera distinta a como lo vería otra persona

con otra totalidad u horizonte). Sin embargo sería equivocado ver esta totalidad como una

sucesión de experiencias: es un todo, es cómo interactúan estas experiencias, qué había antes de

ellas, etc. Por otro lado tampoco puede exponerse esta totalidad tan abstracta sin hablar de

experiencias. Esta dialéctica, en que la totalidad transforma a las experiencias y las experiencias a

la totalidad, genera un problema metodológico.

Una manera de afrontar este problema metodológico es elegir una experiencia [fenómeno

privilegiado] especialmente “humana”, especialmente transformadora de la totalidad, y tomarla

como punto de partida para analizar la totalidad como un todo. Sin embargo, ya al elegir este

fenómeno afecta en nuestra elección la totalidad que nos hace entender la realidad, o sea, un

punto de vista determinado, sesgado. Hay muchos fenómenos así, por lo que no basta con quedar

secón uno: el hombre es una pluralidad esencial de dimensiones. Al mismo tiempo, sin embargo,

es una unidad estructural, y sólo manteniendo esto en la mira puede usarse una pluralidad para

mirar al hombre. Pero para revelar el todo desde una serie de fenómenos, tenemos que haber

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entendido al hombre desde el mismo todo, pues sólo con este horizonte podemos saber qué cosas

son importantes al hombre: se vuelve a lo mismo. (38-39)

(4.) Incluso para interpretar al hombre desde fenómenos concretos se debe mantener el concepto

de totalidad, y con ello la pre-comprensión, y volvemos a la posibilidad de dar una visión

caprichosa. Estamos ante un círculo [círculo antropológico] para entender al hombre, ya que al ser

él quien pregunta, siempre parte de una base de pre-conocimiento que hace parciales las

conclusiones, pero al mismo tiempo hace posible el preguntar mismo. La solución es mantenerse

abierto a un entendimiento más profundo, al hecho de nuestra propia parcialidad y reflexionar

sobre ella. Puede uno adentrarse en el entendimiento del hombre a través de la fenomenología

[fenomenología], pero siempre y cuando esto no se reduzca a la inmediatez del dato, sino que

salga de sí misma, y pregunte por lo que lo hace posible[trascendental]: mientras que la

reflexión transcendente debe apoyarse necesariamente en los fenómenos, esos fenómenos, para

ser relevantes deben salir de sí mismos y hacerse transcendentes, es decir, preguntar por los pre-

conocimientos que son su condición de posibilidad, que permiten que la pregunta se haga en

primer lugar, iluminando así la verdadera esencia humana. (40-41)

Entonces, al mirar al hombre tenemos las dos dimensiones: una pre-comprensión anterior a la

experiencia, y las experiencias que lo autor realizan y determinan. Por ello sería erróneo entender

al hombre como subjetividad sola: no se encuentra como pura subjetividad, sino concretamente

como un hombre en su mundo. Pero también sería errado entender al mundo como punto último

de la mirada al hombre. Por todo lo que se vio, el hombre es más que momento concreto, tiene

una esencia que es anterior a la experiencia y se proyecta más allá de ella. Por ello, entender al

hombrees entender su dimensión metafísica, su conexión con un algo que va más allá de

la realidad (esta idea tiene un sentido fundamentalmente religioso). De ahí que el “ser” (al

parecer, de nuevo entendido religiosamente) se presente como un absoluto que se aparece en la

vida mundana, de ese valor más allá de lo terrenal la importancia de la libertad y las decisiones, y

de ahí el valor que tiene cada persona y el respeto que merece. Por lo mismo, una verdadera

antropología filosófica debe ser una metafísica: sólo así se entiende el horizonte general del

hombre, ya que mediante el ser absoluto y más allá de lo mundano se posibilita la pre-

comprensión. (42-43)

Conceptos

Docta ignorantia: Conocer los límites del conocimiento, es decir, saber que no sé algo, lo cual me

permite preguntar acerca de ello y así conocerlo. Esta permite trascender la inmediatez, ya que

implica ser capaz de proyectarse hacia la posibilidad de ampliar los límites del propio

conocimiento.

Auto comprensión originaria: Auto posesión espiritual, saber intuitivamente que tengo una

esencia y hasta cierto punto a qué corresponde esa esencia. Coreth amplía este concepto más

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tarde, explicando que es un todo que nos permite comprender la realidad, que configura quiénes

somos y afecta nuestra conducta, nuestro lenguaje y nuestra manera de ver las cosas. Es, en cierta

manera el “yo” que va configurando la experiencia y la interacción de unas con otras, y por ello es

distinto en cada persona. Esta definición posterior la trata más con conceptos como totalidad, pre-

comprensión, horizonte general, etc.

Dualidad: Condición del ser humano en que, por un lado, sabe de su propia existencia e

intuitivamente sabe quién es y por otro se ve inmerso en una realidad que al no ser

completamente transparente le impide conocerse por completo.

Problema del método: Problema que surge al ser el hombre quién analiza al hombre y poder, por

ello, mirarlo de una manera sesgada y condicionada por su propia pre-comprensión. Pre-

comprensión: Ver auto comprensión originaria

Hipótesis: La hipótesis que presenta Coreth es que para entender realmente qué es el hombre

debemos no sólo aceptar la existencia de un pre-conocimiento de sí mismo, sino que exponerla

temáticamente como la visión panorámica que da sentido a la realidad.

Dialéctica: Relación que se da entre totalidad (u horizonte general) y experiencias, en que la

totalidad afectará la manera en que recibo las experiencias, al tiempo que las experiencias

modifican y configuran mi totalidad. Por ejemplo, si nunca se me ha muerto un ser querido,

tomaré la primera muerte de un ser querido como un gran impacto, y una vez que esto suceda, mi

percepción hacia otra muerte será distinta.

Fenómeno privilegiado: Elección de cierta experiencia vital del hombre (amor, experiencia radical,

etc.) que se toma como punto de partida para entender al hombre, y que se elige por considerarse

que lo afecta por entero e influye realmente en la configuración de su totalidad.

Fenomenología: Tendencia filosófica que analiza fenómenos humanos para entender al hombre,

tales como el lenguaje, la gastronomía, el arte, etc.

Transcendental : Corresponde a (no trascendental) sucesos que no sólo abarcan o “recorren” la

vida en su totalidad, sino que van más allá de ella, en este caso entendiéndose en un nivel

metafísico, religioso o espiritual.