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PROTOCOLOS CLÍNICOS INSTITUCIONALES BOGOTÁ- COLOMBIA 2015

PROTOCOLOS - Cancer Protocolos... · 2018. 9. 21. · El SLT fue descrito por primera vez en 1929 por Bedrna y Polcák (4). La incidencia de esta condición se ha reportado desde

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  • PROTOCOLOS CLÍNICOS INSTITUCIONALES

    BOGOTÁ- COLOMBIA 2015

  • 2 | Instituto Nacional de Cancerología ESE

    PROTOCOLO

    Síndrome de Lisis Tumoral

    Grupo Área Atención oncológica general

    GAICA Grupo de atención inmediata al

    paciente con cáncer Instituto Nacional de Cancerología ESE

  • Sarcomas de tejidos blandos de extremidades versión 1 | 2014 PCI

    Instituto Nacional de Cancerología ESE | 3

    PRÓLOGO

    El cáncer en general es un reto especial para los equipos de cuidado de la salud contemporáneos. El aumento de la expectativa de vida así como nuevas tecnologías en el tratamiento de esta enfermedad han hecho que en muchos casos las patologías malignas se conviertan en enfermedades crónicas lo que hace que su manejo sea aún más complejo, teniendo en cuenta no sólo la etapa de la enfermedad en que se encuentra el paciente, sino también sus necesidades, deseos e interacción con su medio ambiente. Todos los aspectos anteriores hacen que dentro de la medicina moderna varios paradigmas hayan cambiado drásticamente. Es importante lograr en el manejo del cáncer una atención centrada en el paciente y en sus necesidades, y sustentada por un equipo de trabajo que de manera transdisciplinaria y eficiente logre el mejor resultado posible. Los protocolos clínicos son una herramienta necesaria dentro de este contexto. Permiten a las instituciones de salud prestar un servicio estandarizado a cada paciente, de acuerdo con la mejor evidencia científica disponible, contribuyendo así a alcanzar altos estándares de calidad, y apoyando una experiencia institucional que pueda generar conocimiento a través de investigación clínica, además de un aprovechamiento óptimo del recurso económico disponible. Estos protocolos son el resultado de un esfuerzo en equipo. El desafío consiste en coordinar el trabajo para lograr un buen resultado de salud en todos nuestros pacientes, además de ser un documento referente para la docencia y la investigación clínica.

    Jesús Acosta

    Ginecólogo Oncólogo

    Subdirección de atención medica

    Instituto Nacional de Cancerología ESE

    Bogotá- Colombia

  • 4 | Instituto Nacional de Cancerología ESE

    AUTORES Miembros del Grupo Desarrollador del Protocolo

    Grupo expertos clínicos

    Martha García Médico Especialista en Medicina Interna Coordinadora Grupo urgencias oncológicas Instituto Nacional de Cancerología ESE [email protected]

    Leidy Toledo

    Medica cirujana Grupo urgencias oncológicas Instituto Nacional de Cancerología ESE [email protected]

    Sebastián Alcalá Lara Medica cirujana Grupo urgencias oncológicas Instituto Nacional de Cancerología ESE [email protected]

    Grupo expertos metodológicos

    John E. Feliciano-Alfonso Médico Cirujano, Especialista en Estadística MSc. Epidemiología clínica Grupo de investigación clínica- Protocolos Instituto Nacional de Cancerología ESE [email protected]

    Milady Johanna García Pérez

    Psicóloga Grupo de investigación clínica- Protocolos Instituto Nacional de Cancerología ESE [email protected]

    Juan Camilo Fuentes Médico cirujano MSc. Salud y Seguridad en el Trabajo Grupo de investigación clínica- Protocolos Instituto Nacional de Cancerología ESE [email protected]

    Karem J. Delgado Garcia Médica cirujana Especialista en epidemiología clínica Grupo de investigación clínica- Protocolos Instituto Nacional de Cancerología ESE [email protected]

    Revisores externos

    Nombre José Leonardo Enciso Médico Especialista en Hematología Instituto Nacional de Cancerología ESE [email protected]

    INSTITUCIÓN QUE ELABORA Instituto Nacional de Cancerología ESE

    ENTIDAD FINANCIADORA Instituto Nacional de Cancerología ESE

    DECLARACIÓN DE CONFLICTOS DE INTERES Los miembros del grupo desarrollador declararon no tener conflictos de interés en la elaboración de este protocolo.

    mailto:[email protected]

  • Tabla de contenido 1. Justificación .................................................................................................................................................................................... 6

    2. Alcance y Objetivos ..................................................................................................................................................................... 6

    3. Población diana y usuarios del protocolo ......................................................................................................................... 6

    4. Metodología ................................................................................................................................................................................... 6

    5. Aspectos Generales ..................................................................................................................................................................... 7

    5.1 Definición ..................................................................................................................................................................................... 7

    5.2 Epidemiología ............................................................................................................................................................................ 7

    5.3 Fisiopatología ............................................................................................................................................................................. 7

    6. Aspectos clínicos .......................................................................................................................................................................... 8

    6.1 Diagnóstico y evaluación de riesgo ................................................................................................................................... 8

    6.2 Prevención y tratamiento general ................................................................................................................................... 10

    6.3 Hidratación ............................................................................................................................................................................... 11

    6.4 Manejo de la hiperuricemia ............................................................................................................................................... 11

    6.5 Manejo de la hiperfosfatemia ............................................................................................................................................ 11

    6.6 Manejo de la hiperpotasemia ............................................................................................................................................ 12

    6.7 Manejo de la hipocalcemia ................................................................................................................................................. 12

    6.8 Terapia dialítica ...................................................................................................................................................................... 13

    6.9 Otras tecnologías .................................................................................................................................................................... 13

    Diagrama de flujo 1. Prevención y tratamiento del síndrome de lisis tumoral .................................................. 14

  • 6 | Instituto Nacional de Cancerología ESE

    1. Justificación El síndrome de lisis tumoral (SLT) en adultos es una

    condición frecuente en los pacientes atendidos en el

    servicio de urgencias del Instituto Nacional de

    Cancerología (INC), que puede tener complicaciones

    graves de no ser manejado de una manera adecuada.

    Mejorar los resultados en salud de los pacientes con

    esta condición requiere una atención oportuna que

    siga lineamientos claros de prevención y tratamiento.

    El desarrollo de un protocolo clínico institucional

    basado en la mejor evidencia disponible, brindará una

    herramienta fundamental para orientar el manejo del

    SLT y reducir la variabilidad de las conductas clínicas,

    con lo cual es posible mejorar la calidad de la atención

    y consecuentemente disminuir la morbimortalidad

    asociada a este síndrome.

    2. Alcance y Objetivos 2.1 Alcance Este protocolo servirá como referencia para el

    abordaje del paciente con riesgo, sospecha o

    diagnóstico de síndrome de lisis tumoral, quien esté

    hospitalizado o sea atendido en el servicio de

    urgencias en el INC. No incluye el manejo de SLT en

    población pediátrica.

    2.2 Objetivo general Establecer los lineamientos de manejo para unificar la

    atención clínica de los pacientes adultos con SLT en el

    INC.

    2.3 Objetivos específicos 1. Definir el SLT y describir los mecanismos

    fisiopatológicos que lo originan.

    2. Determinar el sistema de clasificación de

    riesgo de SLT más adecuado para los

    pacientes atendidos en el INC.

    3. Establecer los criterios y el abordaje

    diagnóstico para el SLT.

    4. Determinar las estrategias terapéuticas más

    apropiadas para el manejo del paciente con

    SLT en el INC.

    3. Población diana y usuarios del protocolo

    3.1 Población diana Pacientes mayores de 18 años con riesgo, sospecha o

    diagnóstico de SLT, que reciben atención médica en el

    INC de forma ambulatoria o intrahospitalaria,

    incluyendo quienes consultan por el servicio de

    urgencias.

    3.2 Usuarios del protocolo Médicos generales del servicio de urgencias y

    hospitalarios, especialistas en medicina interna,

    oncología, endocrinología, hematología, especialistas

    en formación, residentes y estudiantes.

    4. Metodología El desarrollo de este protocolo clínico institucional

    (PCI) se basa en la metodología descrita en el

    documento: “Protocolos clínicos institucionales de

    atención en cáncer: Manual metodológico, 2013.

    Grupo de investigaciones clínicas. INC” disponible en

    sitio web del Instituto Nacional de Cancerología,

    sección guías y protocolos.

    El sistema de graduación de las recomendaciones

    corresponde al utilizado por las guías de práctica

    clínica de referencia(1, 2). El nivel de evidencia y

    grado de recomendación de las diferentes alternativas

    terapéuticas se presenta en la Tabla 1, con excepción

    del manejo de la hiperpotasemia, en el cual se utiliza

    el sistema GRADE.

    Tabla 1. Niveles de evidencia y grados de recomendación Nivel o grado Niveles de evidencia y grado de recomendación

    Nivel I Evidencia obtenida de metaanálisis de múltiples estudios controlados bien diseñados. Ensayos clínicos aleatorizados con bajo error de falsos positivos o falsos negativos (alto poder).

    Nivel II Evidencia obtenida de al menos un estudio experimental bien diseñado. Ensayos clínicos aleatorizados con alto error de falsos positivos o falsos negativos (bajo poder).

    Nivel III Evidencia obtenida de estudios quasiexperimentales bien diseñados tales como ensayos clínicos no controlados, de un solo grupo, o de antes y después; estudios de cohortes o casos y controles.

  • Síndrome de Lisis Tumoral | 2015 PCI

    Instituto Nacional de Cancerología ESE | 7

    Nivel o grado Niveles de evidencia y grado de recomendación

    Nivel IV Evidencia de de estudios no experimentales bien diseñados tales como estudios descriptivos comparativos y correlacionales, o series de casos.

    Nivel V Evidencia de reportes de caso y ejemplos clínicos

    Grado A Existe evidencia tipo I o resultados consistentes de múltiples estudios tipo II, III o IV.

    Grado B Existe evidencia tipoII, III o IV y los resultados son generalmente consistentes.

    Grado C Existe evidencia tipoII, III o IV pero los resultados son inconsistentes.

    Grado D Existe poca o no sistemática evidencia empírica.

    Adaptado de: Coiffier B, Altman A, Pui CH, Younes A, Cairo MS. Guidelines for the management of pediatric and adult tumor lysis syndrome: an evidence-based review. J Clin Oncol. 2008;26(16):2767-78.

    5. Aspectos Generales

    5.1 Definición El SLT se define como un cuadro clínico producido

    por un grupo de alteraciones metabólicas que ocurren

    cuando son liberados a la circulación los componentes

    de células tumorales, como consecuencia de la lisis

    celular que generalmente sucede después de la

    quimioterapia o radioterapia en neoplasias de alta

    tasa de proliferación, gran carga tumoral o alta

    sensibilidad al tratamiento. La lisis celular también

    puede ocurrir espontáneamente alterando los

    mecanismos de homeóstasis. Los principales

    componentes celulares liberados a la circulación son

    potasio, fósforo y ácidos nucleicos, y en consecuencia

    el cuadro clínico consiste en las manifestaciones del

    exceso de los mismos (1, 3).

    5.2 Epidemiología El SLT fue descrito por primera vez en 1929 por

    Bedrna y Polcák (4). La incidencia de esta condición

    se ha reportado desde entonces dentro de un amplio

    rango de valores dependiendo de la patología tumoral

    a la cual está asociada, el tamaño del tumor, el

    potencial celular para lisarse, las características del

    paciente, las medidas de prevención y la

    quimioterapia usada (5, 6). El SLT se clasifica según la

    presencia de síntomas en SLT por laboratorio y SLT

    clínicamente establecido; según esta clasificación la

    incidencia varía entre 0,42 – 42% y 0,33 – 27%

    respectivamente (5) y la mortalidad por SLT se ha

    reportado hasta en 35% (7).

    Las neoplasias que han mostrado mayor riesgo de

    desencadenar SLT son la leucemia linfoide aguda

    (23%), linfoma no hodking (LNH) de células B (9-

    26%) o linfoma de Burkitt y la leucemia mieloide

    aguda (9.8-17%) (6). No obstante, el SLT también se

    puede presentar como complicación de tumores

    sólidos, como se muestra en una revisión de la

    literatura publicada en el año 2014 en la que reportan

    casos de SLT relacionados con cáncer de pulmón,

    seno, ovario, vulva y útero, urogenital (próstata,

    testicular y renal), hepático, colon y recto,

    adenocarcinoma gástrico, estroma gastrointestinal,

    páncreas, sistema nervioso, piel y sarcomas (8).

    5.3 Fisiopatología Cuando ocurre la lisis masiva de células neoplásicas,

    se liberan a la circulación grandes cantidades de ácido

    desoxirribonucleico ADN, fósforo, potasio y

    citoquinas. El ADN liberado es metabolizado en

    adenosina y guanosina, luego de lo cual ambos son

    convertidos en xantina, que por efecto de la xantina

    oxidasa produce ácido úrico. Éste es un metabolito

    poco soluble en agua que es eliminado por el riñón, y

    cuando su concentración es alta tiende a precipitarse

    y formar cristales en los túbulos renales. Existen dos

    factores que promueven el fenómeno de precipitación

    tubular del ácido úrico: el pH urinario ácido y la

    hipovolemia. Cuando los niveles de uricemia son

    mayores a 7 mg/dl aumenta la precipitación del ácido

    úrico lo que puede causar obstrucción tubular y

    subsecuentemente insuficiencia o falla renal (1).

    Los niveles intracelulares de fosfatos en las células

    tumorales pueden ser varias veces superiores a los

    existentes en las células normales. Cuando estos

    fosfatos llegan a la circulación puede desarrollarse

    hiperfosfatemia. La respuesta renal inicial es un

    incremento de la excreción urinaria y una

    disminución de la reabsorción tubular, no obstante,

    este mecanismo eventualmente es saturado

    provocando un aumento del nivel de fósforo. La

    hiperfosfatemia puede ser incrementada por la

    insuficiencia renal secundaria a hiperuricemia. A su

    vez, la hiperfosfatemia puede aumentar la formación

    de cristales de fosfato de calcio, favoreciendo, por un

  • 8 | Instituto Nacional de Cancerología ESE

    lado la aparición de hipocalcemia, y por otro, el

    desarrollo o el empeoramiento de falla renal, lo que

    genera un círculo vicioso (1).

    De manera simultánea, liberación masiva de potasio

    intracelular hacia el compartimento extracelular

    genera hiperpotasemia, que puede ser exacerbada en

    caso de falla renal, constituyendo una complicación

    grave que en algunos casos es letal, lo que depende de

    la velocidad de instalación y la presencia de daño

    renal (1).

    Los altos niveles de fósforo resultantes del proceso

    antes descrito, puede provocar nauseas, vómito,

    diarrea, letargia y convulsiones. La hipocalcemia

    puede ser asintomática o sintomática, caso en el cual

    puede producir arritmias cardiacas, hipotensión,

    tetania y calambres musculares. La hiperpotasemia

    puede generar alteraciones del ritmo cardiaco como

    taquicardia ventricular, fibrilación y paro; además de

    efectos musculares como calambres y parestesias (1).

    Cuando el acúmulo de fosfatos, potasio, xantinas y

    ácido úrico es mayor que su excreción, se desarrolla el

    SLT. En respuesta, se activa la producción de

    citoquinas, que a su vez generan hipotensión,

    inflamación y falla renal, la cual incrementa el riesgo

    SLT (6).

    En conjunto, la falla renal aguda es producida por tres

    mecanismos básicos:

    1. Obstrucción tubular por la precipitación de

    los cristales de fosfato de calcio y los uratos.

    2. Procesos de alteración de la autorregulación

    vascular renal por el efecto proinflamatorio y

    vasoconstrictor renal de los uratos.

    3. Efecto nefrotóxico del tratamiento

    antineoplásico de ciertos citostáticos como

    son asparaginasa, busulfan, cisplatino y

    daunorrubicina entre otros.

    Si bien la insuficiencia renal es causada

    principalmente por la acumulación de ácido úrico en

    los túbulos renales, ésta también puede ser provocada

    por precipitación de fosfato de calcio, cristalización de

    xantinas, infiltración tumoral del riñón, uropatía

    obstructiva asociada al tumor, nefrotoxicidad por

    medicamentos o sepsis aguda (1).

    6. Aspectos clínicos 6.1 Diagnóstico y evaluación de riesgo De acuerdo al sistema de clasificación actualmente

    aceptado, propuesto por Cairo y Bishop (9), el SLT se

    divide en SLT por laboratorio y SLT clínicamente

    establecido. El diagnóstico de SLT por laboratorio se

    determina cuando, entre los tres días previos y los

    siete días posteriores al inicio del tratamiento

    citorreductivo, se encuentran resultados anormales o

    cambios iguales o mayores al 25% en los resultados

    de dos o más de las siguientes pruebas de laboratorio:

    ácido úrico, potasio, fósforo y calcio, según los valores

    mostrados en la Tabla 2.

    Tabla 2. Definición de Cairo y Bishop del síndrome de lisis tumoral por laboratorio Prueba Valor Cambio desde la línea de base

    Ácido úrico ≥ 476 µmol/L u 8 mg/dl Incremento del 25%

    Potasio ≥ 6.0 mmol/L o 6.0 mEq/L Incremento del 25%

    Fósforo ≥ 1.45 mmol/L o 2.9 mEq/L Incremento del 25%

    Calcio ≤ 1.75 mmol/L o 3.5 mEq/L Disminución del 25%

    Adaptado de: Coiffier B, Altman A, Pui CH, Younes A, Cairo MS. Guidelines for the management of pediatric and adult tumor lysis syndrome: an evidence-based review. J Clin Oncol. 2008;26(16):2767-78.

    El SLT clínicamente establecido requiere para su

    diagnóstico cumplir los mismos criterios descritos

    para el SLT por laboratorio más uno de los siguientes

    eventos (9).

    Insuficiencia renal (Creatinina > 1.5 veces el

    límite superior normal en pacientes mayores

    de 12 años o ajustado a la edad)

    Arritmia cardiaca

    Convulsiones

    Muerte súbita

    Con el propósito de establecer el diagnóstico de SLT,

    en todo paciente con neoplasias hematolinfoides o

    tumores sólidos con alta tasa de proliferación celular

    (enfermedad bultosa o Bulky > 10 cm), se deben

    realizar las pruebas de laboratorio requeridas para

    confirmar o descartar su presencia. En caso de

  • Síndrome de Lisis Tumoral | 2015 PCI

    Instituto Nacional de Cancerología ESE | 9

    confirmar la presencia de SLT clínico o por

    laboratorio se deben seguir las conductas pertinentes

    (ver diagrama de flujo 1), no obstante, en el evento de

    no confirmar el diagnóstico es necesario evaluar el

    riesgo que tiene el paciente de desarrollar el

    síndrome con el objetivo de instaurar las medidas

    adecuadas para prevenir su aparición y sus

    potenciales complicaciones (ver diagrama de flujo 1).

    Las medidas de prevención son la base del manejo del

    SLT, y teniendo en cuenta que dichas medidas son

    determinadas por el riesgo que tiene cada paciente de

    desarrollar el síndrome, la evaluación del riesgo es

    fundamental para definir la conducta clínica.

    Los principales factores de riesgo asociados al

    desarrollo de SLT se describen en la

    Tabla 3.

    Tabla 3. Factores de riesgo Grupo de factores Factores de riesgo

    Factores asociados al paciente Edad avanzada (> 65 años) Hiperuricemia pretratamiento (ácido úrico > 8 mg/dl) Hepatoesplenomegalia Deshidratación Hiponatremia Daño renal previo Uropatía obstructiva Infiltración renal previa

    Factores asociados a la patología Leucemia linfoblástica aguda Linfoma no Hodgkin Tumores con mayor sensibilidad a la quimioterapia

    Factores asociados a resultados de laboratorio

    Leucocitosis> 50.000 /mm3 Lactato deshidrogenasa (LDH) > 400 U/L Transaminasa Glutámico Oxaloacetica (TGO) > 50 U/L Creatinemia > 1, 4 mg /dl Hiperuricemia (por cada 1 mg /dl de aumento, el riesgo de SLT aumenta 1, 7 veces y el de disfunción renal 2,2 veces)

    Factores asociados al tratamiento ARA-C Cisplatino Corticosteroides (Menos incidencia con: Metrotexate, anticuerpos monoclonales, radioterapia, talidomida, e imatinib)

    Adaptado de: Síndrome de lisis tumoral en terapia intensiva: encare diagnóstico y terapéutico. Medicina intensiva. 2010;35(3):170-8.

    Con el objetivo de clasificar cada paciente en un nivel

    de riesgo que permita determinar las medidas

    preventivas requeridas, se han definido tres grupos

    de riesgo con base en el tipo de neoplasia, el conteo

    leucocitario, el tratamiento recibido y la respuesta

    esperada al tratamiento (ver Tabla 4).

    Tabla 4. Estratificación del riesgo

    Tipo de cáncer Riesgo

    Alto Medio Bajo

    LNH Burkitt, linfoblástico LDCBG LNH indolente

    LLA LLA - B Leucocitos ≥ 100.000

    Leucocitos 50.000 - 100.000 Leucocitos ≤ 50.000

    LMA Monoblástica Leucocitos ≥ 50.000

    Leucocitos 10.000 - 50.000 Leucocitos ≤ 10.000

    LLC Tratamiento con fludarabina Leucocitos 10.000 - 100.000

    Leucocitos ≤ 10.000

  • 10 | Instituto Nacional de Cancerología ESE

    Otras neoplasias hematológicas (Incluyendo LMC y mieloma múltiple) y tumores sólidos

    Proliferación rápida con rápida respuesta esperada

    Otros pacientes

    Adaptado de: Coiffier B, Altman A, Pui CH, Younes A, Cairo MS. Guidelines for the management of pediatric and adult tumor lysis syndrome: an evidence-based review. J Clin Oncol. 2008;26(16):2767-78. Abreviaturas: LNH: Linfoma no Hodgkin; LDCBG: Linfoma difuso de células B grandes; LLA: Leucemia linfoide aguda; LLA - B: Leucemia linfoide aguda - Burkitt; LMA: Leucemia mieloide aguda; LLC: Leucemia linfoide crónica.

    6.2 Prevención y tratamiento general Debido a la severidad de las complicaciones

    secundarias al desarrollo de SLT, es muy importante

    iniciar oportunamente medidas preventivas en

    pacientes de alto riesgo y tratamiento si se ha

    instaurado el síndrome, por lo cual la identificación de

    factores de riesgo, el monitoreo estricto de los

    pacientes a riesgo y el rápido inicio de las

    intervenciones adecuadas son la base de la

    prevención y el tratamiento del SLT (1).

    La conducta para cada grupo de riesgo depende de la

    evaluación inicial, no obstante, el monitoreo y la

    evolución clínica del paciente determinan cambios

    posteriores en el nivel de riesgo y en las

    intervenciones requeridas (6). Independientemente

    del nivel de riesgo o del establecimiento de SLT, se

    requiere corregir las alteraciones hidroelectrolíticas

    presentes en cada caso y mantener un adecuado gasto

    urinario.

    En los pacientes de bajo riesgo se debe administrar

    hidratación basal vía intravenosa, y se debe hacer

    monitorización diaria en busca de signos de SLT

    (nivel de evidencia: V; grado de recomendación D), en

    tanto que aquellos pacientes en riesgo intermedio

    deben recibir hidratación vigorosa con 2000 a 3000

    ml por m2 cada día, tratamiento con alopurinol (nivel

    de evidencia: V; grado de recomendación D) y

    monitoreo cada 8 – 12 horas.

    Los pacientes de alto riesgo y quienes cursan con SLT

    por laboratorio, adicionalmente deben recibir

    monitoreo cardiaco, interconsulta con medicina

    interna y nefrología, y en caso de ser pertinente se

    debe indicar diálisis, bajo los mismos criterios tenidos

    en cuenta el daño renal de otros orígenes. En estos

    pacientes se debe realizar monitoreo cada 6 – 8 horas

    y vigilancia estrecha por enfermería. Se recomienda

    en la medida de lo posible, acceso a unidad de

    cuidados intensivos (UCI) en caso de que su estado

    clínico se deteriore. Puede ser beneficioso en este

    grupo de pacientes retrasar el tratamiento citotóxico

    inicial o administrar un esquema inicial de baja

    intensidad, solamente en casos seleccionados. (nivel

    de evidencia: II; grado de la recomendación: A) (1).

    En pacientes con SLT clínicamente establecida,

    además de las medidas requeridas para alto riesgo y

    SLT por laboratorio, se debe asegurar atención en UCI,

    corrección de las alteraciones clínicas y monitoreo

    cada 4 – 6 horas.

    En todos los casos se deben corregir las alteraciones

    hidroelectrolíticas identificadas en el diagnóstico o

    durante el monitoreo. Las dosis recomendadas para

    las intervenciones utilizadas en la hidratación, la

    corrección de la hiperuricemia y el tratamiento de los

    desórdenes electrolíticos frecuentes en los pacientes

    con SLT o a riesgo, son resumidas en la Tabla 5.

    Tabla 5. Recomendaciones de dosis

    Agente o intervención Recomendación de dosis

    Hidratación Basal 1500 ml/m2/día o 30-35 ml/kg para pacientes de 18-65 años de edad y 25 ml/kg para mayores de 65 años.

    Hidratación vigorosa 2000 - 3000 ml/m2/día

    Alopurinol

    50 - 100 mg/m2 cada 8 horas o 10 mg/kg/día dividido en 3 dosis (cada 8 horas) VO. Dosis máxima 800 mg/ día. Reducir el 50% de la dosis o más en falla renal. Cuando se administre de manera concomitante con 6-mercaptopurina o azatioprina, reducir la dosis de éstas en 65 - 75%. Se puede requerir ajustar la dosis de dicumarol, diuréticos tiazídicos, clorpropamida y ciclosporinas cuando se administren concomitantemente con alopurinol.

  • Síndrome de Lisis Tumoral | 2015 PCI

    Instituto Nacional de Cancerología ESE | 11

    Agente o intervención Recomendación de dosis

    Hidróxido de aluminio 50 - 100 mg/kg/día VO o por sonda nasogástrica, dividido en cuatro dosis para administrar cada 6 horas.

    Carbonato de calcio 50 mg/kg día (de calcio elemental) VO.

    Solución polarizarte Dextrosa al 10% 5 ml/kg (o dextrosa al 50% 1 ml/kg) + insulina de rápida acción 0.1 U/kg en infusión IV; o glucosa 0.5-1 gr/kg +insulina 0.3 u/gr de glucosa infusión IV en 2 horas.

    Gluconato de calcio Solución al 10% 50 – 200 mg/kg /dosis. Infusión IV lenta1 (pasar en 15 minutos).

    Bicarbonato de sodio 1 a 2 meq /kg IV push2.

    Agonistas β2 Nebulizaciones por 10 minutos.

    Abreviaturas: VO: vía oral; IV: vía intravenosa 1. Siempre administrar bajo monitoría electrocardiográfica 2. Tener en cuenta que no debe administrarse por la misma vía del gluconato de calcio 3. Se debe iniciar 12 a 24 horas previas al inicio de la quimioterapia y debe continuar por 3 a 7 días

    6.3 Hidratación La hidratación constituye la primera medida de

    prevención y tratamiento del SLT, porque mejora la

    perfusión renal, disminuyendo a su vez la acidosis y

    subsecuente precipitación de cristales de ácido úrico.

    La hidratación también previene las alteraciones del

    fósforo, potasio y calcio. Dependiendo de la

    instauración de SLT o del nivel de riesgo, se requiere

    mantener esquemas de hidratación basal o vigorosa.

    La hidratación basal se recomienda en los pacientes

    de riesgo bajo. La necesidad basal de líquidos

    diaria es de 1500 ml/m2 o 30-35 ml/kg para

    pacientes de 18-65 años de edad y 25 ml/kg

    para mayores de 65 años (10).

    La hidratación vigorosa se recomienda para pacientes

    de riesgo intermedio en adelante. El volumen de

    líquidos administrados debe ser 2000 a 3000 ml/m2

    cada día. Debe evitarse en pacientes con falla renal u

    oliguria. (nivel de evidencia: V; grado de la

    recomendación: D) (1).

    6.4 Manejo de la hiperuricemia Para favorecer la eliminación del exceso de ácido

    úrico en la sangre, se debe promover la eliminación

    renal de este metabolito mediante la hidratación del

    paciente y el incremento de la diuresis.

    Se debe hacer hidratación agresiva a las dosis

    previamente recomendadas, con el objetivo de

    mantener un adecuado gasto urinario (80 – 100

    ml/m2/h). Si no hay evidencia de uropatía obstructiva

    y/o hipovolemia se pueden usar diuréticos para

    lograr mantener el gasto urinario deseado (nivel de

    evidencia: V; grado de la recomendación: D) (1).

    Adicionalmente se puede usar alopurinol ya que este

    fármaco es un inhibidor competitivo de la xantino-

    oxidasa, mecanismo por el cual disminuye la

    producción de ácido úrico.

    En caso de pacientes con SLT establecida o de riesgo

    medio y alto, se debe administrar alopurinol en dosis

    de 50-100 mg/m2 VO cada 8 horas, con una dosis

    máxima de 800 mg/día. Se debe reducir la dosis al

    50% en pacientes con falla renal y evitar en caso de

    antecedente de alergia a este medicamento. Su

    administración debe iniciarse a más tardar en las 12 a

    24 horas previas al inicio de la quimioterapia y debe

    continuar por 3 a 7 días según el riesgo del paciente

    para desarrollar SLT (nivel de evidencia: II; grado de

    la recomendación: B) (1, 6), hasta que los niveles de

    ácido úrico se normalicen y los resultados de los

    laboratorios indiquen bajo riesgo de SLT (1).

    6.5 Manejo de la hiperfosfatemia Esta alteración es tratada según las manifestaciones

    clínicas que la acompañan y su gravedad determina el

    la conducta terapéutica. El tratamiento de la

    hiperfosfatemia asintomática o moderada (P

    plasmático ≥ 4.5 mg/dl) requiere mantener una

    hidratación IV adecuada, eliminar el fósforo de las

    infusiones IV, restricción dietética de fosfatos

    (salvado, chocolates, bizcochos rellenos de avena,

    pescados, vísceras, todo tipo de nueces y semillas), y

    administración de quelantes del fósforo como

    hidróxido de aluminio o carbonato de calcio.

    El hidróxido de aluminio se administra a dosis de 50 a

    100mg/kg/día VO o por sonda nasogástrica cada 6

    horas. Su uso se debe limitar a 1 o 2 días por la

    toxicidad del aluminio. El carbonato de calcio se

    administra con las comidas a dosis de 50 mg de calcio

  • 12 | Instituto Nacional de Cancerología ESE

    elemental/kg/día VO. No se debe utilizar en pacientes

    con niveles elevados de calcio.

    El tratamiento de la hiperfosfatemia severa requiere

    adicionar terapia dialítica, bien sea hemodiálisis o

    diálisis peritoneal, sin embargo, se recomienda el uso

    de hemodiálisis dado que ha mostrado mayor

    efectividad (Nivel de evidencia: V; grado de la

    recomendación: D) (1).

    6.6 Manejo de la hiperpotasemia El exceso de potasio en la circulación es el

    desequilibrio electrolítico más peligroso en el SLT

    dado que puede desencadenar muerte súbita

    secundaria a alteraciones del ritmo cardiaco (6).

    El diagnóstico de hiperpotasemia debe hacerse

    considerando que la muestra sea tomada en óptimas

    condiciones que garanticen valores reales y no falsos

    positivos, de lo contrario debe corroborarse con una

    segunda muestra. Según el resultado de laboratorio la

    hiperpotasemia se clasifica en leve (5.5-5.9 mmol/L),

    moderada (6.0-6.4 mmol/L) o severa (≥6.5 mmol/L)

    (1C)(2).

    El tratamiento debe darse de acuerdo a la gravedad

    de la hiperpotasemia, que es determinada por los

    valores reportados por el laboratorio, la presentación

    clínica y los hallazgos electrocardiográficos del

    paciente.

    Inicialmente en todo paciente con niveles de potasio

    ≥ 6.0 mmol/L se debe realizar un electrocardiograma

    (ECG) de 12 derivaciones de manera urgente (1B)(2).

    Posteriormente la monitorización cardiaca debe

    realizarse en forma continua con ECG de 3

    derivaciones para los pacientes con potasio sérico

    ≥6,5 mmol/L, para aquellos a quienes se les

    identifiquen cambios electrocardiográficos

    secundarios a hiperpotasemia tales como, ondas T

    picudas, ondas P aplanadas y complejos QRS amplios

    en el ECG de 12 derivaciones y para los pacientes que

    tengan un potasio sérico entre 6.0 - 6.4 mmol/L, que

    se encuentren sintomáticos o en quienes se prevé un

    aumento rápido de los niveles de potasio (1C)(2).

    Los pacientes con cambios electrocardiográficos

    independientemente del nivel de la hiperpotasemia,

    requieren protección cardiaca con el propósito de

    evitar arritmias fatales (1A) (2), por tanto se les debe

    administrar gluconato de calcio al 10%, 100 a 200

    mg/kg/dosis en infusión IV lenta, siempre con

    monitorización cardiaca.

    Otro objetivo en el tratamiento de la hiperpotasemia

    es promover la entrada de potasio al interior de las

    células, para esto se debe usar solución polarizante en

    todos los pacientes con niveles séricos de potasio ≥

    6.5 mmol/L (1B) y se sugiere su uso en aquellos con

    niveles de potasio de 6.0-6.4 mmol/L (2C) (2). La

    solución recomendada consiste en dextrosa al 10%, 5

    ml/kg (o dextrosa al 50% 1 ml/kg) + insulina de

    rápida acción 0.1 U/kg en infusión IV; o glucosa 0.5-1

    gr/kg +insulina 0.3 u/gr de glucosa infusión IV en 2

    horas (2).

    Con el mismo propósito de facilitar la entrada celular

    de potasio se recomienda el uso de salbutamol

    inhalado o nebulizado en los pacientes con niveles

    severos de potasio ( ≥ 6.5 mmol/L) (1B) (2) y se

    sugiere su uso en aquellos con niveles moderados de

    potasio (6.0 - 6.4 mmol/L) (2C) (2). La dosis

    recomendada es de 10 a 20 mg como adyuvante al

    tratamiento pero no como monoterapia dado que no

    todos los pacientes responden al salbutamol de forma

    predecible y su efecto es mejor si se asocia a la

    solución polarizante mencionada (1A) (2).

    Las infusiones con bicarbonato de sodio no se deben

    usar rutinariamente para el tratamiento agudo de la

    hiperpotasemia severa, por cuanto no hay fuerte

    evidencia que lo soporte y por el contrario pueden ser

    mayores los riesgos que los beneficios por

    secundarios a la sobrecarga de líquidos y sodio, en el

    contexto de estos pacientes que presentan lesión

    renal aguda (2C)(2).

    Los pacientes con hiperpotasemia y alteración de la

    función renal requieren ser valorados por nefrología

    para considerar la indicación de hemodiálisis, diálisis

    peritoneal o hemofiltración (6).

    6.7 Manejo de la hipocalcemia El tratamiento de esta alteración se inicia cuando el

    reporte de laboratorio indica valores de Ca ≤ 1.76

    mmol/L o 1.76 mEq/L. Su presentación puede darse

    en ausencia de síntomas o con presencia de los

    mismos.

    La hipocalcemia asintomática no requiere

    tratamiento. En los pacientes sintomáticos se debe

    administrar gluconato de calcio 50 a 100 mg/kg IV, en

    infusión lenta con monitoreo electrocardiográfico y a

    la más baja dosis que controle los síntomas (nivel de

  • Síndrome de Lisis Tumoral | 2015 PCI

    Instituto Nacional de Cancerología ESE | 13

    evidencia: V; grado de la recomendación: D) (1, 6).

    Es necesario tener en cuenta que la administración de

    calcio puede aumentar el riesgo de precipitación de

    fosfato de calcio en tejidos y riñones causando

    uropatía obstructiva (1).En caso de que paciente

    concomitante tenga elevados niveles de fosfato debe

    consultarse al nefrólogo para determinar el

    tratamiento (nivel de evidencia: V; grado de la

    recomendación: D) (1).

    6.8 Terapia dialítica Todo paciente de alto riesgo de SLT y que presente

    gasto urinario bajo, niveles de fosfatos

    persistentemente altos, hipocalcemia o falla renal

    preexistente, debe ser valorado por nefrología para

    determinar el requerimiento de terapia dialítica (1).

    Debido a que en el INC se cuenta con acceso a esta

    tipo de terapia, no se requiere suspender el

    tratamiento oncológico en pacientes de alto riesgo de

    SLT, pero se deben ajustar las dosis de los

    medicamentos para evitar aumentar el riesgo de

    nefrotoxicidad.

    6.9 Otras tecnologías 6.9.1 Rasburicasa

    La rasburicasa es una alternativa al alopurinol como

    agente hipouricemiante. Es una forma recombinante

    de la enzima urato-oxidasa, cuyo mecanismo de

    acción consiste en favorecer el catabolismo del ácido

    úrico hacia la molécula de alantoína, un producto no

    tóxico, con mayor solubilidad que el ácido úrico, lo

    que facilita su eliminación.

    Los resultados de diferentes estudios han mostrado

    mayor velocidad de la rasburicasa para disminuir los

    niveles de ácido úrico en comparación con

    alopurinol(11). Los efectos adversos reportados son

    poco frecuentes e incluyen anafilaxia, erupción

    cutánea, hemolisis, metahemoglobulinemia, fiebre,

    neutropenia, cefalea y dificultad respiratoria. Una

    ventaja adicional de éste medicamento consiste en

    mayor facilidad de administración dado que su vida

    media permite la administración de una sola dosis

    diaria.

    La rasburicasa es el medicamento recomendado en

    diferentes GPC de Norteamérica y Europa para el

    manejo de pacientes con SLT establecido y en

    pacientes de riesgo intermedio y alto. Este

    medicamente cuenta con registro INVIMA a partir del

    año 2015, no obstante, en la actualidad su uso no está

    aprobado en el INC.

    6.9.2 Resinas de intercambio catiónico

    Las resinas de intercambio catiónico son polímeros

    cargados negativamente que pueden intercambiar

    sodio o calcio por cationes de potasio a nivel

    intestinal.

    La evidencia sugiere que no sean usadas en el manejo

    agudo de la hiperpotasemia severa, pero puede

    considerarse en casos de hiperpotasemia leve y

    moderada (2B)(2).

    Lo anterior obedece a que el inicio de acción de las

    resinas de intercambio es lento, de hecho algunos

    estudios han mostrado que se requieren múltiples

    dosis por varios días para disminuir el potasio sérico

    y no es claro si la disminución de potasio se debe

    directamente al efecto de la resina o más bien a la

    diarrea secundaria a los catárticos que se suelen dar

    concomitantemente por la constipación que suele

    presentarse como efecto adverso de las mismas (2).

  • 14 | Instituto Nacional de Cancerología ESE

    Diagrama de flujo 1. Prevención y tratamiento del síndrome de lisis tumoral

  • Síndrome de Lisis Tumoral | 2015 PCI

    Instituto Nacional de Cancerología ESE | 15

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