Programa de gobierno - Alcaldia 2016 2019

Todos Somos Medellín Dialogamos, decidimos, gobernamos.

TODOS SOMOS MEDELLÍN

Programa de gobierno Alcaldía de Medellín 2016 – 2019

EUGENIO PRIETO SOTO Candidato a la Alcaldía de Medellín

Julio de 2015

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MEDELLÍN SOMOS TODOS

Tabla de contenido Presentación de Eugenio Prieto Soto Nuestra declaración ética Medellín: Una ciudad construida por todos Nuestro ideario social-demócrata, plural e incluyente Nuestra visión del desarrollo territorial Nuestra apuesta por el desarrollo de Medellín y su entorno

Por un territorio equitativo e incluyente Educación, salud, servicios públicos, seguridad alimentaria, trabajo digno y sostenible, encadenamiento social e Instituto para el Desarrollo Económico y Social. Por un territorio competitivo Productividad e innovación. Por un territorio integrado socialmente Espacio público, cultura y deporte. Por un territorio seguro, gobernable y transparente Vicealcaldías territoriales, Planeación participativa, Consejos de gobierno territorial, seguridad integral, posconflicto, gobierno abierto y transparente, comunicación pública y ciudad inteligente. Por un territorio organizado y sostenible Vivienda y hábitat, infraestructura y movilidad sostenible, desarrollo sostenible. Medellín ciudad metropolitana Visión estratégica y de largo plazo para el territorio metropolitano.

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Presentación de Eugenio Prieto Soto

Eugenio Prieto nace con el impulso para superar las adversidades y con la vocación de servicio adherida al alma. El trabajo, el estudio y el contacto permanente con la gente le despiertan la pasión por lo público. Muy pronto entiende que la política es su instrumento para proyectarse a los demás y que la honestidad, la mesura y la responsabilidad son las coordenadas de su viaje permanente en búsqueda de un futuro mejor para sus conciudadanos.

Eugenio Prieto habla desde la comuna, el barrio, el corregimiento, la vereda, desde el corazón de las comunidades y de sus territorios porque es un hombre nacido de la entraña popular. Con los suyos camina las mismas calles y acaricia los mismos sueños de los habitantes de Medellín y de Antioquia: educarse y crecer para ser útiles a la sociedad y a la familia. Integrante de una familia trabajadora formado por sus padres William Prieto y Ligia Soto y seis hermanos mayores, ingresa al Gilberto Alzate Avendaño y se gradúa como bachiller del Liceo Marco Fidel Suárez. Siguiendo la tradición familiar, estudia Contaduría Pública en la Universidad de Medellín, donde se forja como un acatado líder estudiantil, ganador del concurso de oratoria Héctor Abad Gómez. La vida le enseña que el ser humano merece todas las prioridades, porque la persona es el origen y el destino de todas las empresas y de todos los proyectos políticos, económicos y sociales. Esa es la constante en su desempeño público, como diputado a la Asamblea de Antioquia entre 1998 y el año 2000 y como gerente del Idea, cargo para el cual es nombrado en enero de 2001 por el gobernador Guillermo Gaviria Correa. Las dolorosas circunstancias que vive el Departamento con motivo del secuestro del gobernador Guillermo Gaviria Correa y de su asesor de paz, Gilberto Echeverri Mejía, lo convierten en gobernador encargado por voluntad del propio Gaviria Correa. Ante el asesinato de estos dos grandes personajes de la paz y la noviolencia, asume en propiedad la Gobernación hasta el 31 de diciembre de 2003. Eugenio Prieto cumple a cabalidad el programa de “Una Antioquia Nueva”: la creación de Maná y de la empresa Viva, los avances de la conexión vial a Occidente, el Plan Congruente de Paz, la pedagogía de la noviolencia, el Laboratorio de paz del Oriente son algunos aportes de su gestión. En enero de 2004 vuelve a la gerencia del IDEA, nombrado por el nuevo gobernador Aníbal Gaviria Correa. Le imprime al Instituto para el Desarrollo de Antioquia un sello social, que se proyecta en el apoyo


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a los municipios y sus culturas, al tiempo que le marca una organización administrativa reconocidos ampliamente y un rigor de verdadero apoyo y fomento al desarrollo social. En el Senado de la República se destaca como una de las nuevas figuras del liderazgo antioqueño, presenta proyectos de ley y plantea debates sobre servicios públicos domiciliarios, telefonía móvil y telecomunicaciones, temas en los cuales se le reconoce gran autoridad. Claridad conceptual, un ejercicio intachable en lo político y en lo administrativo, con una experiencia que pasa por lo regional y lo nacional en las ramas ejecutiva y legislativa, le permiten una visión de conjunto de los problemas y de las soluciones y lo dotan de las mejores credenciales para convertirse en el alcalde que Medellín necesita para proyectarse como la ciudad de la esperanza y de las oportunidades, con la gente y para la gente. Su sensibilidad social le permite proponer como líneas básicas de este programa de gobierno el desarrollo humano integral como condición de vida digna y equidad, la gestión social del territorio para ganar en democracia, en descentralización y en buen gobierno, mientras se acentúa la participación social como expresión de una Alcaldía cercana a los ciudadanos. De igual manera, su hoja de servicios es una garantía de que actúa con firmeza ante los problemas, con transparencia en los nombramientos y en el control de la burocracia y con austeridad en la gestión de los recursos públicos. PEDRO JUAN GONZALEZ CARVAJAL Gerente de campaña

Poner fotos de eps de su trayectoria


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Nuestra declaración ética Durante la contienda electoral y el gobierno actuaremos con respeto, con reconocimiento, aprecio y valoración de las cualidades de los demás, así como de sus diferencias. No se permitirán ofensas de palabra u obra a quienes no compartan los principios, fundamentos y propuestas de nuestro proyecto ético político. Asumiremos con responsabilidad, conscientes de que quienes gobiernan o pretendemos acceder a posiciones de gobierno mediante la voluntad popular estamos obligados a responder ante la sociedad por las consecuencias de nuestras conductas, comportamiento y actitudes, así no signifiquen una infracción de las leyes vigentes. Trabajaremos con honestidad y transparencia, buscando siempre que los actos, los procedimientos, los acuerdos y la gestión de los recursos económicos se realicen de forma abierta y de cara a la sociedad y, por lo tanto, puedan ser conocidos y escrutados sin ninguna limitación por parte de quienes ejerceremos la dirección y organización de la campaña. No se permitirán prácticas encaminadas a acumular beneficios personales a través del acceso al poder político, como tampoco las que pretendan constreñir la decisión libre del elector. Nuestra campaña sólo aceptará recursos provenientes de entidades y personas que actúen dentro de la legalidad y la institucionalidad. Hemos constituido una Gerencia de la Campaña que debe dar garantía de transparencia y contrataremos una firma que haga la auditoria rigurosa de las contribuciones y de los gastos en que incurra la campaña. Actuaremos bajo el principio de la legalidad, sujetando todos nuestros actos y conductas al cumplimiento de la Constitución y las leyes Colombianas, al tiempo ratificamos nuestra vocación ideológica con el cambio social que reclama el sufrimiento del pueblo.


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Medellín: Una ciudad construida por todos TODOS SOMOS MEDELLÍN, porque esta ciudad es construida entre todos, la sociedad en su conjunto con todos sus estamentos y el Estado en todos sus órdenes, el gobierno municipal con el alcalde a la cabeza y el Concejo. Cada uno aportando según sus funciones propias, sus capacidades y su peculiar comprensión de lo que es gobernar y de lo que significa ejercer el poder. A comienzos del siglo XX Medellín empieza a despegar como ciudad que busca incorporarse a la modernidad. Para mediados del siglo ya es “la ciudad industrial de Colombia” y sede de varios centros universitarios y de atención en salud. Cuenta, además, con transporte público urbano, tranvía, aeropuerto y una amplia unidad deportiva. La sociedad civil activa y con una clara noción de lo público y de su vocación de servicio, se organiza alrededor de la Sociedad de Mejoras Públicas, la cual actúa en estrecha colaboración con los alcaldes y el Concejo. Veinte años más tarde, la ciudad empieza a mostrar una desaceleración de su actividad industrial en lo económico, mientras que en lo social la creciente ola de migrantes provenientes de las subregiones del departamento, en las que la violencia y la pobreza hacen cada vez más difíciles las condiciones de vida, presagian ya problemas de calidad de vida, servicios públicos y empleo. Ante estas señales de amenaza, retadoras para el futuro de la ciudad, el sector privado empieza a movilizarse con la convicción de que es necesario tener miradas de largo plazo, auscultar el presente con sus potenciales y déficits y trazar nuevos rumbos. El primer esfuerzo es el proyecto Antioquia Siglo XXI del año 1986, surgido en Proantioquia y financiado conjuntamente por Colciencias y la Fundación FES, el que se constituye en el primer esfuerzo de prospectiva del desarrollo en el mediano plazo. Luego surge el Plan Estratégico de Medellín (1995), impulsado por el municipio y los sectores empresarial y social, cuya característica principal es la amplia convocatoria a la ciudadanía y la entusiasta respuesta recibida de todos los sectores. El proyecto Antioquia Convergencia y Desarrollo (1996), iniciativa de la sociedad civil con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo, busca hacer de los temas del desarrollo un asunto de comunicación pública.


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Paralelamente se inicia la Visión Antioquia 2020 (1996), surgida del proyecto Monitor de la Cámara de Comercio de Medellín y continuada por la Corporación Consejo de Competitividad de Antioquia. Finalmente, el Plan Estratégico de Antioquia (1999), convocado por algunas de las entidades participantes en la Visión, único ejercicio de los anteriores que tuvo carácter público privado, expresado en un Consejo Rector representativo de todos los estamentos sociales y creado por ordenanza departamental, suspendido por el Gobernador de Antioquia en el 2004. Muy poco queda de los esfuerzos anteriores, producto de una inteligencia social cuyos resultados no han sido valorados y, más grave aún, recogidos. Pero además de ejercicios de planeación, a finales del siglo surgen importantes iniciativas promovidas por Proantioquia: el Centro de Tecnología de Antioquia, CTA, para el impulso a la investigación, la Cátedra del Agua, el Parque Explora y la propuesta de una política integral de Atención a la primera infancia en Medellín, primera en su género en el país. Por otro lado, el gobierno municipal, toma cartas en el asunto del ordenamiento territorial. A mediados de los noventa se formula el “Plan Estratégico de Medellín y su Área Metropolitana”. Más adelante se entregan dos versiones del “Proyecto Metrópoli”. También, las “Directrices Metropolitanas de Ordenamiento Territorial”, novedosa iniciativa que propone un “modelo de ciudad” y que cobra importancia como consecuencia de la expedición de la Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial (LOOT) y de la creación de la Comisión de Ordenamiento Territorial (COT). A finales del siglo pasado, el Municipio formula y aplica el Plan de Ordenamiento Territorial, recientemente revisado y actualizado. La Universidad Nacional, por su parte, crea el CEHAP para estudios del hábitat. Es en este contexto -a partir de la década de los 80- cuando hace su irrupción el narcotráfico que pone en jaque la ciudad, no sólo en términos de una violencia desconocida hasta ese momento, sino también de cultura, al instaurar prácticas y formas de vida en las que el dinero es el único valor. En algún momento la ciudad, perpleja y sobrepasada por los acontecimientos, parece incapaz de enfrentar con éxito la situación de orden social que se vive. Es, entonces, cuando el gobierno nacional crea la Consejería Presidencial para Medellín, institucionalidad inédita en el país que en cabeza de una mujer antioqueña tiene el mérito de convocar a la ciudadanía y de interactuar paralelamente con el gobierno municipal para conseguir, de una parte, un resurgir del optimismo y de la esperanza, y de otra, un compromiso de la sociedad mediante el fortalecimiento de numerosas organizaciones sociales, en su mayoría integradas por jóvenes.


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A partir de estas dos vertientes (la planificación y la acción social) Medellín se introduce en el siglo XXI con una visión de futuro, en un mundo globalizado en el que la ciencia, la investigación y la innovación (la educación) fueran determinantes; con una clara conciencia de la importancia de las organizaciones sociales y de su interacción con el Estado municipal, a fin de lograr resultados; con la convicción de hacer de la equidad, de la vida digna y segura y del acceso a las oportunidades, los ejes del desarrollo de la ciudad hacia el futuro. Los gobiernos municipales de este siglo reciben esta herencia y la preservan. El desarrollo de Medellín como urbe moderna, innovadora y vital no empieza una década atrás, es el resultado de una historia de casi un siglo y en cuanto tal, este gobierno se incorporará en este proceso con gratitud hacia nuestros antecesores, con respeto y reconocimiento hacia sus logros y con la voluntad de continuar aquellos programas e iniciativas que sean todavía pertinentes. Quiero asumir esta tarea de responsabilidad social y de racionalidad administrativa con entusiasmo y determinación.


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Nuestro ideario social-demócrata, plural e incluyente Esta propuesta se inspira en el espíritu liberal que tan importantes aportes hace a nuestra historia política y social, con sus principios de igualdad, de respeto por el individuo y sus derechos, de reconocimiento de la participación como condición de gobernabilidad para el logro de los bienes públicos necesarios al desarrollo y a la implantación de la justicia social. Ello corresponde al ideario de la social-democracia: equidad, libertad, solidaridad y paz son las ideas-fuerza que lo transversalizan, buscando responder a las nuevas problemáticas sociales y económicas (el desarrollo, las oportunidades, la competitividad, las TIC), a la ampliación del ámbito de los derechos humanos (individuales, colectivos y de última generación) y al proceso de paz. En este marco se ubican como principios, el respeto por la vida y la igual dignidad de todos, la seguridad humana, el reconocimiento de la pluralidad y la inclusión, la gestión social del territorio, el ejercicio del diálogo y la comunicación; y como colofón a todo lo anterior, la equidad y la paz. El reconocimiento de la igual dignidad de todos. Reconocer la dignidad humana es aceptar que todos pertenecemos a una común humanidad y que, por tanto, ella es inherente a cada uno de nosotros: nadie nos la da ni la quita, no aumenta ni disminuye, cualesquiera sean las circunstancias en las que el ser humano se encuentre. Pero a veces, las condiciones de vida no permiten que esa dignidad se haga visible o que las personas la vivan en medio de las precarias condiciones en que se desenvuelven. Por ello hay que visibilizarla y promoverla mediante el acceso a las condiciones que permiten alcanzarla e impulsar su desarrollo pleno, mediante el derecho a los bienes públicos y a las oportunidades a través de una asertiva intervención del municipio con políticas y programas sociales en beneficio de la población más vulnerable. El respeto por la vida es un mandato de la humanidad desde sus orígenes. La seguridad de que este mandato va a ser respetado es la primera aspiración de toda sociedad ordenada y se convierte entre nosotros en la primera preocupación de la ciudadanía. Se habla de la seguridad política como la reacción, el control y la coerción efectivos por parte del Estado, de los actores ligados a las manifestaciones violentas; y de la seguridad humana, como la prevención, protección y atención o reparación a las comunidades involucradas. Ambas son necesarias y se refuerzan mutuamente, se requiere de una justicia cercana al ciudadano y dotada de legitimidad y de relaciones de corresponsabilidad con el Estado y de confianza entre vecinos y amigos. Hay que mantener el interés prioritario por lograr que Medellín sea una ciudad en la que la ausencia del miedo y la amenaza hagan de ella un entorno protector y acogedor en el que la vida con dignidad sea posible.


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La pluralidad y la inclusión. Nuestra sociedad es plural, en ella convergen diversas etnias, grupos sociales y poblaciones minoritarias, con sus visiones del mundo, formas de vida, es decir, culturas, que son una enorme riqueza. Aceptar esa pluralidad, respetarla, tenerla en cuenta y permitir su inserción social es un presupuesto de la vida democrática. Las sociedades que lo son, genuinamente, aseguran a todos sus miembros, de cualquier raza o condición la garantía de sus derechos, el acceso efectivo a los diversos escenarios de la vida (social, política y moral) y la participación en los circuitos de la vida económica y productiva, cultural y política. Es a esto, a lo que se llama inclusión. Las sociedades excluyentes, como la nuestra, suelen ser sociedades con altos niveles de inequidad. Favorecer la construcción de espacios públicos como escenarios de encuentro ciudadano y apoyar las manifestaciones artísticas y culturales es reconocer el valor de la pluralidad y de la inclusión. Gestión social del territorio. La intervención sobre el territorio no es una decisión de orden físico únicamente, sino ante todo, de orden social, político y cultural. Por tanto, toda decisión y actuación sobre él requiere del reconocimiento, respeto e inclusión de quienes lo habitan, cuyo conocimiento y aporte se han de convertir en el más valioso capital que requiere toda sociedad para su transformación y que, en tanto es tenida en cuenta se hace corresponsable. La gestión social del territorio es el reconocimiento de la competencia de los actores locales como sujetos del desarrollo, que tiene sentido en la medida en que es expresión de una comunidad participante y responsable. El Plan de desarrollo local, el Presupuesto participativo, las Jornadas de vida, instrumentos para el desarrollo de las comunidades, son construidos en conjunto entre la sociedad y el Estado y deben entenderse como escenarios para pensarse, reconocerse, deliberar y tomar decisiones. Ellos requieren de un adecuado sistema de información al servicio tanto de las comunidades como del estado; esta iniciativa (SIFRA), podrá ser asumida conjuntamente entre el municipio y el departamento. Ejercicio del diálogo y la comunicación. La comunicación es considerada como un importante medio de construcción del territorio, es mediante la palabra como los seres humanos establecen relaciones de confianza conducentes al diálogo y a la participación e interacción, para la transformación de su entorno físico y social. Puede decirse que a través del habla se construyen sujetos sociales y, sobre todo, políticos capaces de argumentar y deliberar, con el fin de llegar a acuerdos necesarios para una vida en la que la convivencia, la colaboración, la participación y la solidaridad sean valores fundamentales. Para ello, ofrecer programas de educación formal e informal para formar sujetos capaces de comunicarse es un requisito para que el diálogo entre los ciudadanos y entre éstos y el municipio esté siempre abierto.


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Como colofón, la equidad, que junto con los principios anteriores, expresa la aspiración de un gobierno que quiere a partir del reconocimiento irrenunciable de la igual dignidad de todos y su derecho a vivir una vida digna, del respeto por la vida y la búsqueda de la seguridad humana, de la valoración de la pluralidad y de la inclusión social, de la gestión social del territorio y del uso comunicativo del lenguaje, llegar a acuerdos de beneficio mutuo que se traduzcan en una efectiva disminución radical de las condiciones de inequidad de nuestra sociedad. El fundamento de la inequidad es el desconocimiento e irrespeto de la igual dignidad de todos los seres humanos y se alimenta de las desigualdades de todo tipo y de la exclusión. No hace referencia únicamente a lo económico, aunque se acepta que la insuficiencia de ingresos es un factor importante, pero más que el fracaso para satisfacer necesidades básicas de determinados bienes de consumo, la inequidad es el fracaso en el acceso a oportunidades que permitan desarrollar las capacidades que hacen posible elegir la vida que la persona quiere realizar, por eso sus consecuencias no son solo económicas, también sicológicas y morales, lo que es más grave aún, tales el miedo y la frustración, la desmoralización y la desesperanza que agobian a amplios sectores de nuestro municipio. Pensando en estos rostros humanos de la inequidad y no solo en las cifras y estadísticas, este gobierno quiere enfocarse en reducir significativamente la inequidad en Medellín. Porque si no avanzamos en la ruta de la equidad, jamás alcanzaremos la paz que todos anhelamos. La paz no se firma, se construye. Si llegamos a un acuerdo de suspender el conflicto o la confrontación armada, como fruto de los diálogos en La Habana, tenemos que acometer el largo y arduo camino hacia una sociedad en paz, en la que la justicia como equidad, el reconocimiento de la igual dignidad de todos, la vigencia de un Estado de derecho y la garantía de unas condiciones de vida digna para todos, sean una realidad. Este gobierno quiere trabajar en esta dirección e invitar a toda la sociedad a asumir esta tarea.


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Nuestra visión del desarrollo territorial ¿Cuál es nuestra concepción del desarrollo? Según la Constitución Nacional y el régimen municipal, las principales funciones del alcalde están relacionadas con la promoción y gestión del desarrollo del territorio. Resulta de la mayor importancia que precisemos cómo concebimos esta tarea. Muchos especialistas coinciden en que el desarrollo es un fenómeno localizado, endógeno y de naturaleza cualitativa. Es decir, que ocurre en territorios concretos en torno a personas de carne y hueso. También, en que no surge espontáneamente, pero puede ser inducido si existen ciertas condiciones y se crean algunas capacidades. Además, en que resulta de una compleja tarea de coordinación donde la organización social es la clave. “Vivimos en la “sociedad del conocimiento”. De acuerdo con el PNUD, el desarrollo depende del conocimiento y es, en esencia, desarrollo humano. Este, a su vez, consiste en la ampliación de las oportunidades y capacidades del hombre. Esta responsabilidad no es sólo del Estado, mediante una gestión pública transparente y eficiente; pasa por garantizar un crecimiento económico sostenible, encuentra en la política social el instrumento para lograr la equidad distributiva que es el propósito central y se fundamenta en la libertad humana como la máxima aspiración de la sociedad. La equidad se refiere a la existencia de un conjunto de condiciones que hacen posible el pleno desarrollo de las personas. También, está relacionada con la igualdad económica, asunto relativo a la distribución de la renta y de la riqueza entre los distintos sectores de la sociedad. La acumulación de capital humano produce equidad en la medida en que también crea condiciones y capacidades. En el mundo contemporáneo (en términos de globalización), lo más importante es la innovación, motor de la productividad, base del crecimiento económico y de la competitividad, de las que también depende el desarrollo humano. Pero, para lograr la equidad no sirve cualquier tipo de crecimiento económico. Se requiere, además, una sociedad integrada, capaz de eliminar las barreras de discriminación en el mercado. Una ciudadanía activa y la existencia de una cultura de la solidaridad y la cooperación que sean el complemento necesario de la competitividad y constituyan un fundamento de la gobernabilidad. No habrá buen gobierno, eficiente, legítimo y con respaldo social, que asegure el desarrollo sostenido del territorio y la disciplina de los ciudadanos en el marco del estado de derecho, sin la mirada vigilante de la sociedad organizada sin la cual no hay gobernabilidad.


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Todo lo anterior ocurre en territorios específicos, configurando un modelo de ocupación territorial. Como se comprenderá, un territorio organizado contribuye a la acumulación de los diferentes capitales (humano, productivo, social, institucional, natural, físico, etc.) que hacen posible el desarrollo. Un territorio, cualquiera que sea su escala, debe ser visto como un sistema abierto que interactúa con su entorno. En otros términos, aunque tiene una estructura interna sus articulaciones externas son determinantes, entendiendo por ellas las relaciones con el Estado, el mercado y el resto del mundo. La equidad, la competitividad, la organización social, la gobernabilidad, la organización territorial y las articulaciones con el entono, no sólo son las dimensiones del desarrollo territorial como lo concebimos, sino que son también atributos deseables, objetivos específicos que hay que alcanzar para avanzar en la perspectiva señalada. La articulación de intervenciones estratégicas y estructurantes en las diferentes dimensiones, generaría el “círculo virtuoso” que produce el desarrollo, que no es otra cosa que el resultado de la acumulación del conjunto de capitales que hacen del desarrollo territorial “una propiedad emergente de un sistema altamente complejo y sinergizado” (Boisier). Gráfico 1. El círculo virtuoso del desarrollo territorial.

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Nuestra apuesta por el desarrollo de Medellín y su entorno

Por un territorio incluyente y equitativo

Siendo la equidad el propósito fundamental del desarrollo, la entendemos como el acceso de todos los miembros de una sociedad a las oportunidades que les permiten potenciar sus capacidades para vivir con dignidad. En este sentido, la inequidad expresa una desigual distribución de los beneficios de la vida social que termina en la exclusión de los menos favorecidos y que va más allá del crecimiento económico y la disminución de la pobreza. El caso de Colombia, el país más desigual de la región más desigual del mundo, deja ver que es posible avanzar en la reducción de la pobreza, a la par que se aumenta la brecha entre ricos y pobres. Muestra de ello es Medellín, considerada por el Informe de Inequidad Urbana en América Latina de ONU-Hábitat como la ciudad más desigual de Colombia que ha logrado mantener la tendencia en la reducción de la línea de pobreza, pasando del 19.2% al 14.7% en 2014 y la pobreza extrema pasó del 4.0% en el 2011 al 2.8% en el 2014, el índice más bajo de la historia. No obstante lo anterior, en el último año ha evidenciado una mayor concentración del ingreso de sus habitantes, expresado en el aumento en el índice de GINI que pasó de 0,500 en 2012 a 0,526 en 2014. Desde 2010 la administración municipal usa el Índice Multidimensional de Condiciones de Vida –IMCV- que expresa el nivel de desarrollo de cada territorio a través de 15 dimensiones que abarcan las condiciones que posibilitan una vida digna. La comuna con mejores condiciones de vida, según el IMCV es la Comuna 14 - El Poblado, con 75,9, mientras la Comuna 1 - Popular se ubica en el último lugar con 32,8. Si bien persisten preocupantes diferencias entre todas las comunas, es necesario destacar que en los últimos 5 años la diferencia del IMCV promedio ha pasado de 72,5 a 66,0. Esta realidad no puede marcar una ruta distinta para los próximos años de la ciudad que el trabajo continuo, prioritario y decidido por la reducción de la inequidad, entendida como carencia de oportunidades, para lo cual la educación resulta determinante. Por ello, esta administración dará prioridad y continuidad a los programas que en esta dirección se vienen adelantando, sin desconocer otras dimensiones necesarias para el desarrollo: salud y seguridad alimentaria, empleo e ingresos, servicios públicos y encadenamientos sociales. La construcción de una sociedad igualitaria e incluyente, como condición de la equidad supone una verdadera innovación en la forma en que se gobierna la ciudad. Para enfrentar la desigualdad, la pobreza y la inequidad, proponemos:


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Educación, que es sin duda el principal factor para enfrentar la inequidad mediante la generación de oportunidades; ella ocupará lugar central en nuestro gobierno, mediante el impulso a un Plan educativo orientado a hacer de Medellín un territorio de oportunidades, que retome los ambientes territoriales como espacios de aprendizaje para toda la comunidad sin descuidar los espacios institucionales, con un servicio de calidad, acceso y permanencia, profesorado idóneo, plantas físicas y dotación adecuadas, cobertura universal en TIC, servicios sociales, todo con el fin de recuperar el carácter formativo de la educación, necesario en la construcción de los sujetos (sociales, políticos y morales) que la sociedad requiere. En esta dirección, se universalizará la atención integral a la primera infancia; se alcanzará cobertura universal en todos los niveles de la educación básica y media, tanto en la ciudad como en el campo, se incorporará la población en extraedad y adulta y se buscará reducir el analfabetismo. Por otro lado, en la búsqueda de calidad se mantendrá la jornada complementaria, los estímulos para el ingreso a la profesión docente y a la cualificación de los educadores en ejercicio y se fomentará la investigación pedagógica con vistas al logro de currículos pertinentes e innovadores. Se continuará con la política de fortalecimiento de la educación superior en sus tres niveles para ampliar significativamente la cobertura, con énfasis en los programas de becas, préstamos y subsidios, privilegiando los niveles técnico y tecnológico en aquellas áreas más acordes con la demanda laboral de la ciudad, las propuestas de los clusters y las apuestas de desarrollo local. Para ello, la alianza entre las instituciones municipales y sus nuevas sedes debe continuar y servir de plataforma para convocar al sector productivo a una acción conjunta a favor de los jóvenes. La salud, que es otro de los factores relevantes para avanzar hacia la equidad no solo por su significación económica (costos del servicio, incapacidades y riesgos profesionales), sino por su significación humana en lo que la enfermedad no atendida supone de sufrimiento y marginación. Se atenderá por igual a la promoción y prevención (enfoque integral e intersectorial identificando nuevos riesgos y atacando factores culturales, ambientales y socioeconómicos en buena medida relacionados con las condiciones de pobreza y que son determinantes para la salud). Y a la calidad y prestación del servicio mejorando la atención y acceso con oportunidad y calidad para todos, buscando la prestación universal y garantizando atención permanente y funcionamiento en red de los prestadores de servicios de salud. La seguridad alimentaria, que guarda estrecha relación con la salud, pues la desnutrición está en la base de muchas enfermedades y limitaciones, particularmente en la infancia, obliga a liderar la formulación de un Plan de Seguridad Alimentaria y Nutricional 2016- 2028 y sus estrategias, con un marco conceptual multicausal consensuado entre los actores gubernamentales, institucionales y sociales. La definición de

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sus contenidos y diferentes contextos se hará con el enfoque de derecho a la alimentación, a la integralidad de los servicios y a la consideración territorial. En nuestro gobierno se buscará erradicar la desnutrición infantil en cualquiera de sus modalidades. Los servicios públicos son hoy condición de vida digna y por ello, su ausencia es manifestación de inequidad. Acataremos plenamente la doctrina de la Corte Constitucional en relación con el mínimo vital y el debido proceso en la suspensión o el corte de servicios domiciliarios, garantizando el acceso de subsistencia a usuarios en condiciones constitucionales protegidas. Por otra parte, en Medellín hoy, los servicios públicos de energía, gas, alcantarillado y recolección de basuras, deben tener una cobertura universal y una calidad garantizada a través de la creación de la defensoría de los usuarios de los servicios públicos. Igualmente, el acceso a internet y las redes de comunicaciones inalámbricas, en soluciones comunitarias serán gratuitos. Los recursos del fondo territorial de las TIC tendrán como prioridad el acceso de los sectores con menor capacidad de pago. Trabajaremos por una mejor operación del servicio de aseo y basuras por el fomento y la consolidación de la cultura del reciclaje separando desde la fuente, bajo un esquema de inclusión económica y social de los recuperadores. El trabajo digno y sostenible es manifestación del respeto a la dignidad de todo ser humano y expresión de una sociedad equitativa, más allá de la dimensión económica que le es concomitante y de la cual se hablará más adelante. Por ello, nuestro gobierno prestará particular atención a la disminución del desempleo, especialmente juvenil y a la formalización, que en nuestra ciudad solo llega al 40% de la población ocupada, a lo cual da respuesta la Ley de Formalización y Primer Empleo. La educación y la capacitación para el trabajo son herramientas fundamentales como ya se dijo, resta promover contactos y alianzas con los sectores productivos para no sólo aumentar el empleo sino fomentar cadenas de proveedores organizados y formalizados. El Encadenamiento social. En situaciones extremas de inequidad, se habla hoy de la discriminación positiva, esto es, de la necesidad de dar más a quienes han recibido menos. En esta dirección, conviene crear el Cluster social de Medellín como un mecanismo de articulación de políticas, instituciones y programas de atención a las poblaciones más vulnerables y con mayores dificultades para su desarrollo humano, su progreso económico y su reconocimiento social, tales la población en situación de discapacidad, étnicas, la población LGTBI, equidad de género, víctimas y habitantes de calle. Dadas las dificultades de esta tarea es preciso recurrir a la innovación social. El cluster tendrá como punto de partida las potencialidades socioculturales de cada territorio y grupo poblacional, servirá como instrumento para el fomento del cooperativismo y la asociatividad, mediante procesos educativos. La

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rehabilitación y resocialización del habitante de calle y la problemática de las adicciones y la delincuencia que afectan especialmente a la población juvenil, están en el primer plano de las preocupaciones de la ciudadanía y del gobierno municipal y merecen particular y urgente atención. La creación del Instituto de Desarrollo Económico y social para Medellín, nos permitirá profundizar el trabajo por la equidad, la igualdad y la inclusión. Trabajaremos por la movilización y articulación de los diferentes actores del territorio para planear, gestionar y apoyar el desarrollo económico y social, bajo el liderazgo de una institucionalidad fuerte, transparente y eficaz que genere posibilidades reales de desarrollo en cada territorio, valorando siempre el potencial endógeno y la construcción de tejido social e institucional como mecanismos para equilibrar la ocupación territorial y ampliar las oportunidades. Pensando en el desarrollo local.

Por un territorio competitivo

No es posible trabajar por la equidad e impactar positivamente las tasas de desempleo e informalidad, el nivel de desigualdad, la pobreza y la indigencia, si el territorio no es competitivo, si no tiene la capacidad de innovar e incrementar su productividad. En las últimas décadas Medellín ha sufrido una transformación de su vocación económica: el proceso de desindustrialización y el paso al sector de los servicios, desplazó grandes cantidades de mano de obra no calificada y reacomodó toda su estructura empresarial, que actualmente, según datos de la Cámara de Comercio, representa unas 200.000 empresas y unas 600.000 unidades económicas, de las cuales el 96% corresponden a la categoría de famiempresas y microempresas y el otro 4% a las pequeñas y medianas empresas, acompañado por un fenómeno creciente de informalización y de afectación por el tema del lavado de dinero. En relación al PIB per cápita la ciudad se sitúa detrás de Bogotá con 19 millones de pesos vs 23 millones de la capital para 2013, un valor nada despreciable considerando que el promedio nacional es de 15 millones y el de Antioquia de 14,7 millones. Al momento de entrar en vigencia la Constitución Política de 1991, la economía antioqueña representaba cerca del 24% del PIB nacional y Medellín cerca al 70% del PIB de Antioquia. Hoy, la economía de Antioquia representa cerca del 13% de la economía colombiana y Medellín un poco más del 85% de la economía antioqueña, lo que evidencia una pérdida de peso en lo nacional y una enorme concentración en lo local.

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Este análisis preliminar da cuenta de aquellas grandes transformaciones que se requieren para potenciar el desarrollo con equidad de Medellín, y desde Medellín para el resto del Departamento. La pérdida del peso relativo de la economía antioqueña, la enorme y creciente concentración de la actividad económica en Medellín y el Valle de Aburrá, el reconocimiento de que Antioquia y Medellín son el departamento y la ciudad más inequitativos del país, la falta de definición de sectores estratégicos, la búsqueda incipiente de la productividad y la competitividad, la volatilidad y movilidad empresariales, la inexistencia de una clase media fuerte, el proceso de informalización de las actividades empresariales y el crecimiento e influencia de Empresas Públicas de Medellín, son algunas de las realidades que debemos enfrentar. Para hacer de Medellín y el Valle de Aburrá un territorio competitivo, este gobierno se compromete en promover la productividad, impulsar la innovación y hacer de Medellín una ciudad inteligente. La productividad, ha estado afincada en la estrategia de Clusters (Textil, confección, diseño y moda; Energía eléctrica; Construcción; Turismo de negocios, ferias y convenciones; Servicios de medicina y odontología y Tecnología, información y comunicación) que se ha venido desarrollando desde comienzos de siglo, liderada por la Cámara de Comercio de Medellín para Antioquia. Además de continuar apoyando estas iniciativas se impulsarán también aquellos sectores que potencialmente pueden servir para la reorientación de la vocación económica y el fortalecimiento de la estructura productiva, la minería, la educación superior(investigación y posgrados), los servicios logísticos, la reforestación y la biología tropical. Será nuestra tarea Implementar una Política de Desarrollo Productivo en articulación con el nivel nacional y regional que apunte a la creación de las condiciones necesarias para sofisticar y diversificar la economía y que fortalezca los sectores económicos que generen mayor valor agregado para la región, de forma que puedan ser más competitivos nacional e internacionalmente. Queremos hacer de Medellín un destino turístico competitivo, sostenible e innovador, para ello debemos pasar de la existencia de enormes potencialidades turísticas al desarrollo de capacidades avanzadas en su oferta turística integral, institucional y comercial. La innovación, es la base del crecimiento económico, es el motor de la productividad y la competitividad. Mede debe conservar el rumbo que se ha propuesto para continuar siendo un referente mundial en el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la innovación, de forma que el progreso social y económico del territorio y sus habitantes pueda ser apalancado por estos factores cada vez con mayor contundencia. Si bien este es un esfuerzo de largo aliento esperamos durante nuestro gobierno contribuir en este aspecto fortaleciendo el sistema de financiamiento en ciencia, tecnología e innovación, robusteciendo las capacidades de las instituciones públicas y privadas del nivel local para impulsar la innovación, la investigación y la agregación de valor.

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Por un territorio integrado socialmente Para lograr el desarrollo no es suficiente el crecimiento económico, resulta necesaria la construcción de capital social y la eliminación de todas las barreras que impidan la interacción entre los actores de la sociedad. No es posible la consolidación de un territorio equitativo y competitivo si no logramos vencer todo tipo de exclusión. La presencia en la última década del siglo XX de la Consejería Presidencial para Medellín, fue un hito que marcó el inicio de un proceso consciente, planeado y exitoso en torno a la integración social de una ciudad escindida que no se comunicaba y que había establecido una barrera geográfica y urbana entre el norte y el sur, evidenciando las profundas diferencias e inequidades existentes. Este proceso ha tenido continuidad gracias al Municipio y sus programas de integración social, mediante la construcción de espacios públicos y a la sociedad civil, organizada en numerosas ONG, cuyo accionar, mediante la educación y las actividades culturales, apunta en la misma dirección. En una sociedad que busca la integración social, la construcción y el fortalecimiento de lo público se convierten en una herramienta fundamental para la satisfacción de los derechos y para el acceso a los recursos que permitan a los ciudadanos cubrir sus necesidades, realizar sus propios proyectos y participar en la vida política, social y cultural de la ciudad. En este sentido, el espacio público, más que un lugar común, es el medio donde se expresan las manifestaciones culturales de una sociedad y donde es posible la integración a través del deporte y el encuentro. En Medellín es necesario contribuir a la construcción de una cultura que permita reconocer y valorar la diferencia y la pluralidad, respetar la ley y la norma y elevar el nivel de conciencia sobre lo público. En esta dirección, nuestro gobierno se compromete en el mantenimiento y ampliación de los espacios públicos, la promoción de la cultura, el apoyo a la recreación y el deporte y la atención a la familia como núcleo de integración social. El espacio público como lugar de encuentro y escenario para la manifestación de la identidad cultural y la integración social, incluye las plazas, parques, plazoletas, zonas verdes y andenes, que en la medida en que sean apropiadas por las comunidades, aportan al bienestar de éstas y aseguran su sostenibilidad. Nuestro gobierno se compromete a conservar y potenciar estos espacios y a construir nuevos donde sea necesario, en el entendido de que ellos fomentan la interacción, tanto social como política, en la búsqueda de una sociedad no solo articulada sino también integrada.

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La cultura expresa fundamentalmente la identidad de un grupo social: su forma de vida, visión del mundo, sistema de valores, símbolos y creencias, prácticas sociales, expresiones artísticas y sentido de la existencia. Por ello, este gobierno estimulará y reconocerá las manifestaciones culturales de cada comunidad, a fin de contribuir a la construcción de una identidad (personal y social) que se valore, reconozca sus potencialidades, aprecie la diferencia, respete al otro, cumpla la ley y la norma, eleve el nivel de conciencia sobre "lo público", conviva de manera armónica y tramite de manera pacífica los conflictos. También contribuirá al afianzamiento y valoración de la memoria y de los patrimonios material e inmaterial como legado, como soporte de la cultura. A aquellos lugares ya existentes en los que el arte y la cultura se manifiesten y celebren, tales como, museos, bibliotecas, teatros, parques, festivales, ágoras, centros de encuentro, se les garantizará su sostenimiento y funcionamiento adecuados. Las escuelas abiertas de música en los barrios y las bandas de música para todas y todas, recibirán especial atención en nuestro gobierno. La creación de un Cluster para la cultura nos permitirá articular todas las instituciones, políticas, programas y proyectos para la promoción de la cultura. El deporte hoy se entiende como una actividad formativa en cuanto promueve el desarrollo físico y mental, como práctica social que desarrolla la capacidad de interacción y colaboración y como un ejercicio moral que posibilita el autocuidado, el control de la agresividad, la formación del carácter y la superación de las propias limitaciones. Incluye actividades lúdicas, competitivas, de salud y extremas, que lo hacen atractivo para la totalidad de la población en cualquier momento de su ciclo de vida. Por ello, nuestro gobierno buscará un desarrollo más equilibrado de la actividad deportiva y recreativa, convirtiendo la ciudad en un escenario en el que las diferentes expresiones del deporte puedan darse. El propósito no sólo es recuperar el liderazgo nacional y la incursión internacional que proyecten a Medellín como potencia deportiva, sino hacer de la actividad física un instrumento de convivencia, de interacción y de inclusión social. Punto central de esta política será la creación de las Escuelas Abiertas del recreación y deporte como instrumento de pedagogía en la formación de ciudadanía y como instrumento de promoción de la vida saludable e integración social en el territorio. La familia, cualesquiera que sean su estructura y conformación es el núcleo de la integración social, y de su correcto funcionamiento depende el aprendizaje de prácticas conducentes al ejercicio de las relaciones fundamentales en la vida social. La crisis familiar que se vive hoy, se traduce en las dificultades para las relaciones de género, en la violencia intrafamiliar, en los conflictos entre vecinos que generan hábitos nocivos para la interacción. Este gobierno dará atención prioritaria a la familia, en primer lugar, en lo relativo a la protección del grupo y de sus integrantes; luego en la atención a sus miembros según el ciclo vital de cada uno, en particular a los niños y a los ancianos; a los primeros desde su gestación y a los

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adolescentes hasta los 18 años, previniendo el maltrato, la desnutrición, la explotación sexual y el reclutamiento por grupos ilegales. A los segundos, proveyéndoles salud y nutrición, respeto, compañía, afecto y recreación. Según sus condiciones étnicas, respetando sus pautas de crianza y valores culturales y ofreciéndoles oportunidades para la generación de ingresos. De acuerdo con su estado físico y psicológico se dará apoyo a los miembros en situación de discapacidad, mediante la atención a su salud, a la educación y a la capacitación para el trabajo. En todos los casos, se buscará que estos grupos poblacionales en condiciones de vulnerabilidad, logren por una parte, remover las barreras que les impiden su integración a la sociedad mayor y, por otra, articular las políticas y programas de la administración relacionados con las particularidades de los grupos poblacionales alrededor de la familia. Caso aparte es el de las acciones orientadas al reconocimiento e incidencia de las mujeres en la vida social, mediante programas que les permitan la construcción de proyectos de vida saludables, libres de maltrato y con plena libertad de decisión.

Por un territorio serguro, gobernable y transparente Solo es posible avanzar en equidad, competitividad territorial e integración social si se cuenta con una institucionalidad legítima que ejerza el poder con transparencia, eficiencia y eficacia y con la existencia de una ciudadanía consciente de sus derechos individuales y sus deberes públicos. Medellín necesita enfrentar y superar los recurrentes problemas críticos de anomia, desgobierno, delincuencia e impunidad, que vienen dificultando la construcción social de un nuevo proyecto ético-político de ciudad y ciudadanía. Por ello, recogiendo los mandatos constitucionales y legales de garantía de los derechos humanos y del democrático ejercicio del poder público en las entidades territoriales de nuestro Estado social de derecho, planteamos el horizonte prospectivo y la ruta estratégica de un nuevo modelo en el que la gobernabilidad sea condición para la gestión social del territorio, modelo que integra renovados elementos de gobernanza local que facilitarán las condiciones suficientes y necesarias para que en el 2020 Medellín sea identificada y reconocida como una ciudad de paz con una nueva ciudadanía: corresponsable, democrática, noviolenta y justa. Seis ejes estratégicos interdependientes guiarán las acciones necesarias para el logro de este propósito.

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Las Vicealcaldías territoriales, nos permitirán fortalecer la legitimidad de la autoridad municipal y profundizar el gobierno territorial. Pasaremos del modelo de presencia gubernamental al de legitimidad institucional delegando en las Vicealcaldías la función de administrar los entornos territoriales (zonales) específicos. Ello nos permitirá acercar la administración a la escala de la gente buscando mayores niveles de gobernabilidad por la vía del permanente y cercano diálogo entre la administración y la ciudadanía. Planificación participativa, Modificaremos el Sistema Municipal de Planeación para que la planeación inicie en los planes de desarrollo local, los planes especiales y otros planes resultado del diálogo ciudadano en el territorio. Para ello, articularemos el Plan de Desarrollo municipal a los Planes de Desarrollo de Local y fortaleceremos el Presupuesto Participativo como instrumento de cogobierno para que las políticas públicas del municipio impacten efectivamente las necesidades de cada territorio. Los Consejos de gobierno territoriales nos permitirán gobernar articuladamente en el territorio, tomando como insumo el diálogo ciudadano y la agenda construida por los consejos de convivencia ciudadana y contando con la dirección permanente del vicealcalde territorial respectivo. Este nuevo modelo de gobierno territorial nos exigirá el fortalecimiento de las capacidades de la ciudadanía, la Escuela de Gobierno y Políticas Públicas nos servirá de instrumento político y comunitario y la creación de capacidades de gobierno y de poder de decisión de la gente en sus territorios. El modelo de gestión prospectiva territorial de la seguridad integral. Con un enfoque de seguridad humana, nuestro gobierno realizará la construcción social y protocolización institucional de una nueva política pública de seguridad y convivencia que a manera de acuerdo ciudadano, vincule a todas las dependencias de la administración, a los empresarios y en general a toda la ciudadanía, en función de la instrumentación de los dispositivos de seguridad pública. Aplicaremos estratégicamente la fuerza del Estado contra las Bacrim, los GAML y las redes criminales mafiosas. El problema de la criminalidad no tiene fronteras administrativas, la creación de la crear la Agencia Metropolitana de Seguridad nos permitirá combatir de manera eficaz la micro extorsión, el hurto y las bandas criminales con enfoque territorial. La agenda municipal de justicia restaurativa para el posconflicto. Transformaremos los riesgos de violencias en oportunidades para la paz, avanzando de la red de oportunidades a la agencia de posconflicto regional. Y trabajaremos por la garantía de no repetición, la prevención social y situacional para reducir las probabilidades de que la población vulnerable, los jóvenes en alto riesgo y los pertenecientes al conflicto, den inicio a carreras criminales.

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La cultura ciudadana, fomento de una nueva ciudadanía y cultura de convivencia para una ciudad de paz. Fomentaremos una nueva ciudadanía y cultura de la convivencia para una ciudad de paz, en estrecha articulación con el sistema educativo, cultural y recreativo y mediante un aprovechamiento y generación de sinergias en la red de espacios y equipamientos públicos de la ciudad y los canales públicos audiovisuales y redes virtuales del municipio de Medellín. Así mismo, estructuraremos un proceso continuo de comunicación pública y pedagogía social, que soporte la construcción evolutiva de un nuevo imaginario y sentido colectivo de orden político-administrativo municipal y de responsabilidad cívico-social local, que empodere y dote de capacidades socio-culturales a las ciudadanías de los diversos territorios de Medellín, en función de la construcción de acuerdos ciudadanos de garantía de los derechos individuales y de cumplimiento de los deberes comunitarios. Transparencia y el gobierno abierto, Nos comprometemos a promover mayor acceso y divulgación de las actividades gubernamentales, a través de la implementación de nuevas tecnologías para la apertura y acceso abierto a la información (open data) y la rendición de cuentas a la ciudadanía, incrementando la frecuencia y los mecanismos. Gobernar es comunicar. La comunicación pública busca desarrollar mecanismos de participación efectiva de los ciudadanos, las organizaciones y las empresas en la toma de decisiones. La comunicación pública se nutre de la información pero no se queda allí. Promueve la participación y la comunicación interpersonal u horizontal al establecer mecanismos de consulta, diálogo y concertación entre las autoridades y los ciudadanos. La comunicación pública, con enfoque transversal y territorial, nos permitirá cambiar paradigmas con prácticas de buen gobierno de la ciudad, al promover la participación de la sociedad civil en la discusión de los retos de la ciudad y en la definición de sus políticas públicas Queremos hacer de Medellín una Ciudad inteligente, ello nos permitirá aumentar la eficiencia de la gestión pública, mejorar las relaciones entre gobierno y ciudadanía al hacer más transparentes las acciones de la administración y ampliar los canales de comunicación con el ciudadano. Una ciudad que haga de las tecnologías de la información y las comunicaciones una herramienta de gestión impactará directamente el bienestar de los ciudadanos al incrementar la calidad y cobertura de los servicios de educación, salud, movilidad y seguridad. Las TIC nos ayudarán a tener un sistema de educación más incluyente que mejora la calidad del aprendizaje, mediante una plataforma de educación digital es posible aumentar cobertura, además de virtualización de las aulas y el desarrollo de contenidos digitales.

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En salud, la ciudad inteligente nos permitirá mejorar el acceso mediante proyectos de telemedicina y la digitalización de la información médica. Los centros de comando y control, las alarmas comunitarias y las cámaras inteligentes de fotodetección serán herramientas eficaces para mejorar la seguridad en nuestro territorio.

Por un territorio organizado y sostenible La búsqueda de un territorio más organizado y sostenible, exige la definición de un modelo de ocupación que ordene la estructura y distribución de las actividades y la población, con la intención de mejorar progresivamente y hacia el futuro las condiciones de vida de los habitantes y la base económica de Medellín, en términos de equidad, eficiencia, sostenibilidad y competitividad. El diagnóstico base para la formulación del nuevo Plan de Ordenamiento Territorial de Medellín, puso en evidencia que Medellín seguía creciendo de forma expandida hacia los bordes y periferias, en contradicción a lo acordado desde la formulación del primer Plan, una ciudad compacta, con mayor crecimiento sobre la zona del río, limitando la expansión a los bordes altos de montaña, preservando la biodiversidad y la estructura ecológica del suelo rural. La actualización del Plan de Ordenamiento Territorial (POT) de Medellín, en el año 2014, significó capitalizar un cúmulo de experiencias y aprendizajes. Su implementación, representa un proyecto colectivo de máxima prioridad, que comprometerá los períodos de gobierno municipal 2016-2027 y permitirá armonizar un conjunto de acciones políticas y administrativas, de planificación física y estratégica, con los proyectos urbanos que se han venido formulando y ejecutando en la ciudad. En este contexto, en la búsqueda de una ciudad con mayor compacidad y densidad, están definidas las intervenciones urbanísticas estructurales, capaces de desarrollar áreas de oportunidad con potencial para superar los problemas y carencias originados por los desequilibrios urbanos e inequidades territoriales diagnosticadas. El reto para las próximas administraciones municipales –y mi gobierno lo aceptaría–consiste en honrar el modelo de ocupación territorial pactado, buscar una ciudad más compacta, integrada, equitativa y sostenible, más competitiva, racional e inteligente en su funcionamiento y desarrollo. Lo anterior implica conservar y fortalecer los proyectos asociados a la recuperación del eje del río y la conservación de la ladera. La vivienda y el hábitat. Diseñaremos una política integral de vivienda que incorpore vivienda de interés prioritario con complemento social, vivienda de interés social, mejoramiento de vivienda, legalización de predios y de vivienda, plan terrazas, leasing habitacional y mercado de la vivienda usada.

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Nuestro gobierno transformará la política actual de construcción de vivienda social en una política social de la vivienda ( 1 ), mediante una estrategia pública de gestión social de la vivienda, innovador, de carácter comunitario, con énfasis verdaderamente social, que permita ofrecer soluciones comunitarias, técnicas, financieras y operativas como alternativas de mercado, para contribuir a solucionar el déficit cualitativo y cuantitativo de vivienda y del hábitat, vigente en la ciudad. La vivienda social, será una política pública integral de hábitat, para fomentar la inclusión, la equidad y el acceso a la ciudad. La infraestructura y la movilidad sostenible. Trabajaremos por consolidar un sistema de movilidad sostenible, que privilegie y proteja a los peatones y ciclistas urbanos, promueva un sistema de transporte público intermodal con integración física y tarifaria, con plena cobertura y alta calidad para toda la ciudad. Mejoraremos la conectividad de la infraestructura vial, mediante la construcción de vías longitudinales y dobles calzadas en vías urbanas de alto tráfico. Y buscaremos optimizar el sistema de movilidad y distribución de mercancías en la ciudad, mediante la construcción de plataformas logísticas metropolitanas que concentren servicios de valor agregado y permitan optimizar la distribución urbana y el tránsito de vehículos de carga por el Valle de Aburrá. El desarrollo sostenible. Es inaplazable la adaptación de nuestro desarrollo al cambio climático. Reconociendo el agua como eje estructurador de la gestión ambiental de Medellín, gestionaremos y daremos impulso a la estrategia orientada a la articulación de las instituciones y actores estratégicos para lograr integrar a los proceso de crecimiento de la cuidad, al mejoramiento de espacios públicas y calidad de agua y ecosistemas a lo largo del Valle de Aburrá, como eje que articula la gestión en el territorio. La gobernabilidad incluye una cultura ambiental ética y responsable con el medio ambiente, como eje transversal a la gestión ambiental, por ello, buscamos transformar en la ciudadanía su relacionamiento con los recursos naturales y el ambiente, que permita generar el cada individuo una reflexión sobre su responsabilidades, derechos y deberes para con la naturaleza y los otros seres vivos que habitan el territorio. Crearemos la cultura del reciclaje y el aprovechamiento de residuos para la ciudad de Medellín, así como medidas de protección de la población de recuperadores.

1. Esta propuesta está enmarcada en Plan de Ordenamiento Territorial de Medellín, Acuerdo municipal 48 de 2014, y como elemento complementario al Plan Estratégico Habitacional de Medellín recientemente formulado.

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Medellín, ciudad metropolitana El municipio de Medellín es el núcleo de una aglomeración urbana que se extiende por todo el Valle de Aburrá. Es también la capital del departamento de Antioquia y el principal centro regional del noroccidente colombiano. Desde el punto de vista económico y demográfico es, después de Bogotá, la ciudad más importante del país. Tal proceso de concentración poblacional y de actividades productivas se dio a expensas de Antioquia. En efecto, hace menos de un siglo la región antioqueña disponía de un sistema urbano más equilibrado y las subregiones tenían un mayor peso económico. Muchos fueron los factores que favorecieron tal aglomeración, que hoy genera enormes desafíos y obliga a repensar el desarrollo de la región en su conjunto, correspondiéndole al municipio capital una responsabilidad insoslayable en esta exigente tarea. Ello es así porque la deuda de Medellín con Antioquia crece al mismo ritmo de los problemas que se originan en la desbordada aglomeración metropolitana. No es sino darle una mirada a la llamada “huella ecológica o de carbono” para entender cuán insostenible resulta dicho crecimiento, que ya excede la oferta de bienes y servicios ambientales del departamento, mientras las otras subregiones carecen de oportunidades claras de desarrollo económico y social. Es más, tal proceso de concentración urbana no sólo ha saturado el Valle de Aburrá sino que se expande, también acelerada y desordenadamente, hacia los Valles de San Nicolás (oriente cercano) y del Cauca (occidente antiqueño), proceso que se intensificará como consecuencia de los desarrollos infraestructurales en curso, originando problemas similares a los de la aglomeración central, con lo que se estaría configurando una región metropolitana, figura que aún no existe en nuestro ordenamiento constitucional y legal. Desde los orígenes del proceso de conformación de la actual aglomeración metropolitana, el Valle de Aburrá ha sido un importante cruce de caminos no obstante las limitaciones que le impone su geografía. Su localización estratégica en el noroccidente y su cercanía a la costa marítima ha favorecido el desarrollo de su economía. Sin embargo, dada la incapacidad del Estado para controlar el territorio, también han florecido numerosas actividades ilegales. Esta condición también se acentuará como consecuencia de los impactos que generará la construcción y puesta en funcionamiento de las llamadas “autopistas para la prosperidad”, que buscan conectar de

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forma más eficiente la región central del departamento de Antioquia o región metropolitana con los sistemas portuarios y los otros centros regionales de importancia nacional. Infraestructuras fundamentales para la competitividad de Medellín y Antioquia. Que el fenómeno urbano que caracteriza a Medellín sea de naturaleza metropolitana y regional, significa que excede las fronteras político administrativas municipales. Esta circunstancia es de la mayor relevancia puesto que la gestión del desarrollo se realiza actualmente a escala municipal, lo que origina un desajuste significativo entre las dinámicas de “la ciudad real” y las capacidades existentes para gestionarlas. En efecto, desde esta perspectiva, los principales problemas que enfrenta el territorio metropolitano hace rato dejaron de ser municipales. Es más, en sus orígenes y consecuencias desbordan la frontera del municipio capital y exceden las capacidades institucionales disponibles, casi todas de naturaleza municipal. Quizá el principal problema de la aglomeración urbana del Valle de Aburrá sea la inequidad, aunque en las encuesta de percepción ciudadana la inseguridad ocupe tal lugar. Ambos problemas, más los asociados a la movilidad y al transporte, al desarrollo económico y al empleo, al medio ambiente, para mencionar sólo los principales, no pueden seguir siendo gestionados solamente desde una perspectiva municipal. Ahora, desde el punto de vista institucional, el municipio de Medellín ha desarrollado notables capacidades de gestión, las cuales contrastan fuertemente con las de los municipios conurbados y con las del departamento de Antioquia, siendo también muy débil la institucionalidad metropolitana existente. El conglomerado público que gravita en torno al municipio capital hace aún más visible este fuerte desbalance, genera la sensación de que existe una especie de hiperdesarrollo en una parte de lo que debería ser visto como un sistema territorial y pone en evidencia la precariedad institucional existente para gestionar “la ciudad real”, aquella que se extiende por el territorio de diez municipios. Las relaciones de Medellín con los otros municipios del Valle de Aburrá y con la gobernación de Antioquia han estado tradicionalmente mediadas por los intereses políticos dominantes en cada coyuntura. También, se ven limitadas por la autonomía municipal y por el precario desarrollo de la institucionalidad metropolitana. Sólo muy recientemente se intentó avanzar en un acuerdo de naturaleza programática (Acuerdo Tripartita), que en vez de fortalecerse se ha venido debilitando.

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Que el fenómeno territorial que caracteriza a Medellín es único pero se encuentra fragmentado desde el punto de vista político-administrativo, es un asunto que reciente pero crecientemente se ha venido reconociendo. Ello significa que el Estado va a la zaga de las dinámicas territoriales, económicas, sociales y culturales que hacen de la concentración metropolitana un proceso que desbordó el viejo contenedor municipal. No obstante las limitaciones de nuestro ordenamiento territorial, en virtud del cual la base de la arquitectura institucional del Estado es el municipio, es de la mayor importancia que el fenómeno de la aglomeración urbana empiece a ser reconocido, como se desprende de “La Misión de las Ciudades”, estudio realizado recientemente por el DNP. También, que en la legislación y en las políticas públicas se hayan introducido una serie de figuras que favorecen la asociatividad territorial. Ello es así, porque en las actuales circunstancias, dados los problemas mencionados y habida cuenta de las limitaciones existentes, el principal desafío consiste en gobernar “la ciudad real”, no en administrar bien un municipio, lo que apenas constituye una condición necesaria. Como se desprende del marco conceptual que ha sido adoptado para orientar la formulación del Programa de Gobierno, un territorio, cualquiera sea su escala, “no flota en el éter”, razón por la cual el análisis de su entorno resulta fundamental, así como identificar y gestionar iniciativas orientadas a favorecer la articulación e integración territorial. Tres cuestiones son esenciales para entender la forma como una entidad territorial interactúa con su entono, a saber: el Estado; el mercado; las relaciones externas. Como se comprenderá, unas son de alcance internacional, otras nacionales, regionales y metropolitanas. En torno a esas relaciones es necesario estructurar propuesta explícitas, que complementen la gestión interna del municipio. En lo internacional, Medellín debe persistir en la estrategia que le ha cambiado su imagen, tanto nacional como internacionalmente. Estrategia que, igualmente, ha permitido una inserción más dinámica en algunas actividades (centro de eventos de relevancia mundial y turismo de negocios) y ha visibilizado y legitimado el importante proceso de transformación en curso (ver Relato). En el mismo sentido, debe fortalecer sus relaciones con otras ciudades del mundo, participando activamente en las redes y organizaciones existentes. También, en concordancia con el reciente encuentro mundial de ciudades, debe tener un gran protagonismo en la construcción de la nueva agenda urbana mundial, que se oficializará en “Hábitat III”.

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A nivel nacional, debe tomar la iniciativa para liderar una agenda parlamentaria orientada a la profundización del proceso de modernización del Estado, particularmente en lo relacionado con la búsqueda de la autonomía territorial. Debe crear las condiciones para tener un papel más activo en la formulación y gestión de las políticas públicas nacionales orientadas al desarrollo de los territorios subnacionales. También, debe ser protagonista en la promoción de soluciones metropolitanas a los problemas de la aglomeración urbana ya señalados (Asociación de AM y de ciudades capitales). Debe, igualmente, utilizar apropiadamente el conjunto de instrumentos que favorecen la integración territorial, a nivel metropolitano y departamental (asociaciones, contratos-plan, COT, RAP, políticas públicas territoriales y gestión de recursos). A nivel subnacional, en lo departamental y en lo metropolitano, es hora de que el municipio de Medellín asuma más decididamente sus responsabilidades como núcleo dinamizador de la metropolización y capital de una región que excede también la frontera departamental. En otros términos, se requiere que las capacidades institucionales del municipio de Medellín se proyecten hacia lo metropolitano y regional. En el desarrollo de una nueva institucionalidad metropolitana y regional radica el principal desafío que debe enfrentar la región en su conjunto y que debe liderar la capital del departamento. Por ello, es necesario profundizar tales relaciones y utilizar los recursos legales e institucionales existentes para trabajar por una región más cohesionada, integrada y equilibrada en sus posibilidades de desarrollo. También, mejor articulada con su entorno. Al respecto, existe un importante antecedente que ya sirvió de fundamento al proceso de revisión y ajuste del POT de Medellín. Se trata de las Directrices Metropolitanas de Ordenamiento Territorial (DMOT), adoptadas por Acuerdo Metropolitano en el 2006, pero que aún no se materializan plenamente en los POT de los otros municipios que hacen parte de la conurbación central y que enfrentan problemas similares a los que desafían las capacidades de gestión del núcleo de tal aglomeración. Además de contribuir a la alineación plena de todos los POT municipales en torno a las DMOT, a través de la entidad metropolitana existente, es necesario impulsar la concreción de los elementos principales que derivan de aquellas y que han sido más elaborados en Bío 2030. Es el caso del corredor del río como eje principal de todos los desarrollos futuros, las centralidades de equilibrio metropolitano al norte y al sur del Valle de Aburrá y los centros logísticos a ellas asociados.

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Justamente, con la expedición de la LOOT se crean unas posibilidades importantes, tanto a nivel institucional (COT departamental y metropolitana) como en relación con las políticas públicas de ordenamiento territorial (Directrices o Lineamientos de OT). En relación con esto también existen unos antecedentes importantes que es necesario recuperar y que resultaron del Acuerdo Tripartita. Se trata de los “Lineamientos de Ordenamiento Territorial de Antioquia” (LOTA). El Acuerdo Tripartita, la Alianza AMA, las potenciales Áreas de Desarrollo Territorial (ADT) y las posibilidades en torno a las RAP (LOOT), las nuevas instituciones de naturaleza metropolitana (seguridad, movilidad, desarrollo económico, etc.), cuya necesidad se origina en los problemas que resultan del proceso de concentración urbana, constituyen un conjunto de iniciativas y de nuevas oportunidades que hay que potenciar cuando existan, explorar y desarrollar en el caso de los principales hechos metropolitanos y regionales ya referidos. En 2015 se vence el Plan Estratégico de Medellín para Antioquia, hoy más que nunca es necesario recuperar el diálogo en el territorio para recuperar la visión estratégica y de largo plazo para el desarrollo. Formularemos y pondremos en marcha un plan estratégico con visión de largo plazo para el desarrollo social y económico de la ciudad que priorice su articulación con su área metropolitana y el departamento de Antioquia, que retome las visiones de desarrollo que ya se han realizado a nivel local, regional y nacional, que involucre a los diferentes actores (Instituciones públicas nacionales, gobiernos locales, gobiernos regionales, asociaciones gremiales y comunitarias, organismos no gubernamentales, universidades, centros de investigación técnica, sector privado, entre otros) y los distintos niveles del territorio (vereda, barrio, comuna, corregimiento y zona). Las dificultades de Medellín para Nuestra propuesta Es necesario un replanteamiento del modelo, sin perder lo construido, haciendo una relocalización del desarrollo, mayor presencia del gobierno en el territorio. a fortaleciendo En conclusión, grandes son los resultados de Medellín, para sobreponerse de un pasado reciente de resquebrajamiento de su tejido social, fundamnetalmente desde el espíritu de la propuesta y la construcción colectiva a través de los diálogos ciudadanos acumulados en el Plan Estrategico de Medellín y el Área Metropilitana 1995-2015, apuesta colectiva de largo plazo, que permite desatar procesos de buenos gobiernos y sociedad participante, que hoy se reflejan en el impetu de una ciudad que no se arredra ni se detiene, pero que para poder avanzar en el corto y largo plazo con superior ímpetu y vigor, debe profundizar su compromiso como sociedad con la inclusión y la equidad para la vida digna.

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Como lo hemos reiterado, no obstante los esfuerzos y el compromiso por disminuir la pobreza y los indudables avances que evidencian los informes de la Adminjistración municipal, de los importantes logros en innovación y productividad, y del fortalecimiento de las alianzas alianzas publico privadas para el desarrollo, se requiere un modelo de desarrollo social, más redistributivo e incluyente, que nos permita asumir conjuntamente como sociedad el gran reto que hoy vivimos, transformar esta realidad, avanzando en la reducción de las brechas de inequidad entre nuestros 21 territorios, en la busqueda de una ciudad cada día más inlcuyente y equitativa, con más oportunidades para todos, para que en cada rincón de nuestra geografia, sin distingos de ningún tipo de condición humana, economica, social, politica, religiosa, de diversidad, podamos decir con epseranza y orgullo, que TODOS SOMOS MEDELLÍN.


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Programa de gobierno - Alcaldia 2016 2019