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1 Producción de ensayos Claudio Pizarro Esquivel Coordinador área de Lenguaje y Comunicación UDD En el contexto universitario, la expresión de ideas por escrito, resulta una labor fundamental para los estudiantes y un gran desafío en el ámbito de la evaluación para los profesores; ya que la habilidad de producir textos queda, en muchos de los casos relegada al área humanista o como un valor preciado de aquellos estudiantes que han tenido históricamente “buena redacción”. Por lo que es usual observar que muchos de los docentes que utilizan el ensayo como herramienta, evidencian un desempeño regular o deficiente, de sus alumnos. Como parte de las acciones estratégicas de la Coordinación del Área de Lenguaje, en las carreras de pregrado de la FEH de la UDD, existe el interés de utilizar esta estrategia discursiva por lo menos una vez dentro de cada cátedra; es por esto que resulta necesario aunar criterios para poder utilizarla de la mejor forma. El objetivo de esta acción es desarrollar en nuestros estudiantes, habilidades de pensamiento de orden superior, evidenciadas en la creación de un texto personal, que a su vez permitirá el aprendizaje de diversos contenidos. En primer lugar es trascendental definir conceptualmente esta tipología discursiva, para ello aludimos a la reflexión que entregó Weinberg (2001): Interpretación de interpretaciones, representación de representaciones, se despliega terrenamente entre el paraíso del sentido total y el infierno de la incomprensión(…) Por muchos años la crítica asoció el ensayo con las nociones de subjetividad, arbitrariedad, dispersión, falta voluntaria de profundidad en el tratamiento de los temas; se lo clasificó como género, anti género, género desenmarcado, género periférico en el sistema literario, forma discursiva no tradicional; fue saludado, a la vez criticado, por su desapego a la verdad “científica”(…) Y sin embargo, anidan en el ensayo marcas distintivas, tareas a cumplir que solo él ha de cumplir y que garantizan su larga vida, su expansión, su mestizaje con otros géneros, su constante revalorización por parte de las sociedades, hombres y disciplinas cada vez más escindidos y empobrecidos, que buscan recuperar en sentido lo que se perdió en especialización.(pp. 21-22) en Moreira y Medina (2009, p.53) Si desglosamos la cita recién expuesta, observamos que el ensayo ha mutado a lo largo del tiempo, ha tenido seguidores y detractores, se constituye en sí mismo como un híbrido de distintas manifestaciones tanto literarias como no literarias, unidas por la expresión de ideas personales de un autor; quizás no con el nivel de precisión de un artículo científico, pero sí con la manifestación de temas a través del juicio de quien las emite, en un intento por reconstruir una

Producción de Ensayos

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texto que sirve para aprender a redactar ensayos principalmente universitarios, explicando la manera de hacerlo con la mayor coherencia y cohesion posible. junto con orientar al futuro a escritor a organizar sus ideas de la mejor manera posible. ademas posee ejemplos para guiarle en como realizarlos.

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Producción de ensayos

Claudio Pizarro Esquivel Coordinador área de Lenguaje y Comunicación UDD

En el contexto universitario, la expresión de ideas por escrito, resulta una labor fundamental para los estudiantes y un gran desafío en el ámbito de la evaluación para los profesores; ya que la habilidad de producir textos queda, en muchos de los casos relegada al área humanista o como un valor preciado de aquellos estudiantes que han tenido históricamente “buena redacción”. Por lo que es usual observar que muchos de los docentes que utilizan el ensayo como herramienta, evidencian un desempeño regular o deficiente, de sus alumnos.

Como parte de las acciones estratégicas de la Coordinación del Área de Lenguaje, en las

carreras de pregrado de la FEH de la UDD, existe el interés de utilizar esta estrategia discursiva por lo menos una vez dentro de cada cátedra; es por esto que resulta necesario aunar criterios para poder utilizarla de la mejor forma. El objetivo de esta acción es desarrollar en nuestros estudiantes, habilidades de pensamiento de orden superior, evidenciadas en la creación de un texto personal, que a su vez permitirá el aprendizaje de diversos contenidos.

En primer lugar es trascendental definir conceptualmente esta tipología discursiva, para

ello aludimos a la reflexión que entregó Weinberg (2001):

Interpretación de interpretaciones, representación de representaciones, se despliega terrenamente entre el paraíso del sentido total y el infierno de la incomprensión(…) Por muchos años la crítica asoció el ensayo con las nociones de subjetividad, arbitrariedad, dispersión, falta voluntaria de profundidad en el tratamiento de los temas; se lo clasificó como género, anti género, género desenmarcado, género periférico en el sistema literario, forma discursiva no tradicional; fue saludado, a la vez criticado, por su desapego a la verdad “científica”(…) Y sin embargo, anidan en el ensayo marcas distintivas, tareas a cumplir que solo él ha de cumplir y que garantizan su larga vida, su expansión, su mestizaje con otros géneros, su constante revalorización por parte de las sociedades, hombres y disciplinas cada vez más escindidos y empobrecidos, que buscan recuperar en sentido lo que se perdió en especialización.(pp. 21-22) en Moreira y Medina (2009, p.53)

Si desglosamos la cita recién expuesta, observamos que el ensayo ha mutado a lo largo del

tiempo, ha tenido seguidores y detractores, se constituye en sí mismo como un híbrido de distintas manifestaciones tanto literarias como no literarias, unidas por la expresión de ideas personales de un autor; quizás no con el nivel de precisión de un artículo científico, pero sí con la manifestación de temas a través del juicio de quien las emite, en un intento por reconstruir una

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visión propia a través de los fragmentos desplegados de la visión de los otros, como dijo el autor recién citado, interpretaciones de interpretaciones; como un juego de espejos donde la última copia resulta tan interesante como el primer reflejo. El ensayo entonces se convierte en un terreno fértil para la indagación y la retrospección, en una búsqueda de las palabras precisas que den validez al discurso, como una nueva representación de los antes dicho o del universo temático del cual versa.

Como ya se mencionó, en el contexto universitario que nos compromete, los estudiantes no poseen las armas necesarias para abordar la producción escrita u oral de un ensayo de calidad, se quedan la mayoría de las veces con: relecturas, resúmenes o interpretaciones muy básicas de los temas abordados o si bien hay atisbos de lucidez, algunos erran al momento de plasmar esas ideas en palabras, más si estas son por escrito.

Entendiendo el ensayo entonces desde la perspectiva de Moreira y Medina (2009) quienes

mencionaron que esta tipología es:

Un género híbrido en el que se desarrolla el análisis de datos, hechos e informaciones objetivas tratados de un modo personal y desde una perspectiva subjetiva.(…) El ensayista, como no se dirige a lectores especializados, emplea un lenguaje animando de imágenes y recursos, pues debe reconstruir el contexto. (p. 53)

De lo antes dicho se desprende que el ensayista tendrá la misión de entregar, a través de

su discurso la expresión de su perspectiva frente al tópico abordado; pero que como hemos mencionado, nuestros ensayistas, nuestros alumnos, carecen de herramientas que se lo permitan. Bajo este escenario resulta trascendental entregar un algoritmo que pueda andamiar la gran labor que implica escribir un ensayo, aludiendo a la estructura externa e interna.

Estructura externa Para poder redactar un ensayo es preciso aludir a su estructura externa: como todo texto,

el ensayo cuenta con una macro estructura que contempla: INTRODUCCIÓN-DESARROLLO Y CONCLUSIÓN, comprendiendo que esta es una forma de dividir el texto, no resulta pertinente, poner dichos títulos para separarlo, sino más bien se propone el uso de marcadores y conectores discursivos, que permitirán guiar la lectura, sin perder la fluida redacción que debe ser empleada desde la primera línea. A demás de esto y como en todo texto resulta imperioso poner un título, utilizaremos uno de fantasía, que debe hacer alusión al contenido temático del ensayo, pero que también debe motivar a su lectura, este puede ser: una pregunta, una frase significativa del ensayo, también se puede jugar con: la ambigüedad, la ironía o cualquiera de los recursos que nos ofrece la retórica. Además de un título genérico propio de la tipología que en este caso es ENSAYO.

A continuación se presenta una tabla con conectores y marcadores discursivos, que ayudarán a los estudiantes a construir sus ensayos.

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Introducción A continuación…En el presente ensayo… En las líneas que siguen… En adelante…

Desarrollo En primer lugar…En segundo término…Siguiendo con la temática…

Conclusión En resumen…Reformulando…Lo antes mencionado alude a… En síntesis…

Para finalizar… Para concluir…

Estructura interna Utilizando la maqueta de la estructura externa, haremos alusión a lo que internamente

debe incluir cada apartado. Así como elementos que docentes puedes utilizar para aclarar instrucciones y asignar puntaje.

Títulos

Título de Fantasía- debe inducir el contenido y motivar a la lectura Título genérico- Ensayo o Ensayo sobre… Para efectos evaluativos se le debe asignar puntaje a los títulos.

introducción En este apartado se debe dar respuesta a tres interrogantes básicas: ¿Qué tema se abordará? ¿Cuál es la tesis? ¿Cómo se abordará esta temática? Se presenta el tema a través de una descripción, aludiendo a sus aspectos más relevantes o acotándolo al contenido del ensayo, como estamos utilizando un orden deductivo, la tesis se plantea en la introducción; es decir la opinión que el autor tiene en torno al tópico tratado, la tesis es un enunciado afirmativo. Como se ha señalado el uso del lenguaje es muy relevante, por lo que se recomienda incluir en la introducción algún elemento que permita acercar al lector a la temática expuesta, motivando a la lectura del ensayo, puede ser una anécdota, vivencia personal en relación al tema, aludir a un autor representativo, entre otros recursos que bridarán estilo al ensayo.

Desarrollo O Cuerpo

En este apartado se exponen los principales argumentos y contrargumentos a tratar, estos deben estar organizados en párrafos para ordenar la lectura, apoyados por los marcadores discursivos, quienes cumplirán una misión fática, permitiendo el vínculo entre emisor y receptor. Es muy relevante incluir una variedad de elementos discursivos en el desarrollo, entregar: ejemplos, datos relevantes, citas de autores, reflexiones críticas en torno a los sub-temas abordados, análisis de la información entregada, comentarios acerca de lo que se está entregando, entre otros elementos que harán que el ensayo tenga un peso discursivo, lo que hay que cuidar en el desarrollo es no perder de vista dos elementos fundamentales la cohesión, referida al uso correcto de la sintaxis y la gramática, pero sin lugar a dudas no perder la coherencia, dada por la relación de todos estos elementos con la idea principal y con la tesis expuesta, si bien se puede jugar con la ambigüedad o figuras literarias, estas deben estar al servicio de la coherencia global. Para efectos evaluativos, el profesor debe entregar una cantidad base de elementos claves que deberán ser abordados en el cuerpo del ensayo, de esta manera como docentes podemos salvaguardar que los contenidos conceptuales que se desean abordar con esta estrategia discursiva, sean tratados por los estudiantes, asignando puntaje a cada elemento desarrollado de forma óptima.

Conclusión La conclusión parte con un párrafo de recapitulación o reformulación, que permite al autor poner sobre la mesa los aspectos más relevantes tratados en el cuerpo, para que las conclusiones tomen más peso y efectivamente se conviertan en un conjunto de ideas nuevas en torno al tema expuesto, si bien el objetivo fundamental de una conclusión de un ensayo es reafirmar la tesis, no se puede concretar en un sólo párrafo, sino más bien estas nuevas ideas

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que giran en torno a la tesis son expuestas de forma concluyente ordenadas en párrafos, que permitirán a su vez al lector comprender el sentido global del texto y, en el caso de los docentes evidenciar la compresión de los contenidos por parte del estudiante. Para efectos evaluativos se le debe asignar puntajes tanto a la reformulación como a las conclusiones.

Referencias bibliográficas

Estas deben estar según el formato usado en la UDD (APA). Para efectos evaluativos se le debe asignar puntaje a las referencias, tanto por uso de APA, como también que estén acorde al contenido.

Recursos estilísticos

En relación a la estructura interna de un ensayo, este puede seguir la misma lógica que un discurso argumentativo, esto debido a que el ensayo, incorpora una tesis u opinión a defender, a través de argumentos. Sin embargo un ensayo tiene muchos más elementos estilísticos que un discurso argumentativo, esto dado por la naturaleza diversa a la que hemos aludido y que mezcla en sí otros discursos, que lo alimentan y le entregan riqueza. Estos discursos son:

Literario: está dado por el uso del lenguaje, este debe entregar un sello propio del autor, marcando sus rasgos de identidad, el escritor debe usar el lenguaje explorando todas las variables que este ofrece, utilizando la connotación si es necesario, es por esto que al leer un ensayo este parece como si fuera un texto literario incluso de poesía, tal como los textos de Octavio Paz. Dentro de esta línea se puede aludir a cualquiera de los géneros literarios y sus formas propias, por ejemplo, se pueden incluir: narraciones, experiencias, historias, propias del género narrativo; también figuras literarias propias del género lírico y anécdotas, diálogos, propios del género dramático. Expositivo: está dado por la variedad de argumentos que el emisor puede entregar para dar validez a su tesis, en el ensayo se exponen: datos, ejemplos, cifras, gráficos, definiciones, descripciones, entre muchas otras, expresiones del discurso expositivo. Dialógico: los discursos argumentativos tradicionales poseen un carácter dialógico, partiendo de la base que existe una opinión contraria a la que se defiende generándose un diálogo implícito entre las dos voces, ya que el tema de un discurso argumentativo debe ser controversial; sin embargo es aquí donde se presenta un matiz con el ensayo, ya que el ensayista no pretende convencer o persuadir a sus receptores, sino más bien expresar su opinión de manera libre frente a una temática que puede ser o no controversial, utilizando estructuras argumentativas para darle peso y validez. No obstante esto, la presencia de lo dialógico está dado por la incrustación de discursos de autores pretéritos quienes se refirieron al tema tratado, citas o parafraseos de otros autores y también como parte , por ejemplo de diálogos, que sirvan para ilustrar un suceso, una experiencia, entre muchas otras. Argumentativo: está dado por la presencia de una tesis avalada por una variedad de argumentos conducentes a una conclusión, tendiente a apoyar la tesis propuesta. Otro elemento propio del discurso argumentativo es la presencia de la dialéctica dada por la discusión interna de argumentos y contrargumentos, estos últimos para mostrar qué opinan otros autores en relación al tema abordado, pero utilizados de forma estratégica para apoyar la tesis.

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Para finalizar, hemos revisado que el ensayo es una tipología discursiva que se alimenta de muchos discursos pertenecientes a textos literarios o no literarios, que se los permite, pues tiene un carácter inclusivo y no excluyente, por ende podemos afirmar que cualquiera podría escribir un ensayo, ya que cualquiera podría hacer uso de su lenguaje para expresar opiniones en torno a diversos temas.

Lo que importa es que este procedimiento discursivo se haga de forma ordenada

siguiendo una lógica o un algoritmo como el que hemos planteado, ya que de esta forma, podemos asegurar un estándar de calidad en las producciones de los estudiantes y, también criterios que pueden utilizar los docentes para usarlo como una instancia evaluativa.

El ensayo es una herramienta que al servicio de la pedagogía y que bien utilizado se

convierte en un elemento que permitirá la comprensión profunda de los temas abordados, así como también el desarrollo de habilidades superiores de pensamiento y que, por su naturaleza personal, no permite el plagio académico; por otra parte trabajado de esta forma permitirá a los docentes tener pautas para poder evaluar estas producciones textuales.1

Referencia

Moreira, T. Medina, L. (2009). Te acompaño mientras escribes. Ediciones U.C. Santiago.

1 Se anexa un ejemplo de una pauta de un ensayo utilizado como certamen de una asignatura y también un

ensayo a modo de ejemplo. También dos ejemplos de ensayos.

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Anexo 1

Ejemplo de pauta para la elaboración de un ensayo

Elabora un ensayo, que manifieste tu opinión acerca de la pregunta propuesta.

¿Cómo un profesor puede convertirse en un gestor o

arquitecto de los procesos pedagógicos?

Indicador Desglose Puntaje

Títulos Que estén acorde al contenido 1

Introducción Que motive la lectura La introducción incluye la tesis, exposición general del tema, objetivos claros y temas principales.

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Tesis Presentación de una tesis u opinión coherente con el tema expuesto (subrayada). El ensayo contiene una tesis que está presentada de manera clara, concisa.

3

Desarrollo Incluir a lo menos 14 de los siguientes conceptos trabajados en clases, los cuales deben estar subrayados: Ajustes curriculares, Aprendizaje significativo, aprendizaje constructivo- aprendizaje colaborativo, Arquitectura del conocimiento, Autonomía, Bases Curriculares, Competencia, Currículum, Enfoque curricular, Estándares de desempeño y de contenidos, Evaluación, Habilidades, conocimientos y actitudes, Mapas de progreso, Movilizar recursos, Niveles de concreción: macro, meso, micro, Niveles de logro, Objetivos de Aprendizaje, Objetivos de Aprendizaje Transversales, Paradigmas: conductual cognitivo, socio cultural, Proceso enseñanza –aprendizaje, Profesor reflexivo, arquitecto, gestor. Programas de estudio. Saber, saber ser, saber hacer, saber convivir. Tridimensionalidad Todos los argumentos están vinculados a una idea principal (tesis) y están organizados de manera lógica.

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Conclusión Reformula aludiendo a los tópicos más relevantes del cuerpo Son coherente con la tesis planteada organizadas de forma coherente y cohesionada

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Ortografía Acentual-literal y puntual 2

Redacción Coherencia y cohesión Selecciona cuidadosamente las palabras. Las ideas se presentan en orden lógico. Tiene coherencia y presenta fluidez en la transición de las ideas. El orden de los párrafos refuerza el contenido. Cada párrafo presenta una idea distinta. Usa conectores apropiados. El trabajo está muy bien escrito con un estilo formal apropiado.

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Letra legible Que permita la comprensión del mensaje 2

Referencias bibliográficas

Siguen el formato APA, además de tener estrecha vinculación con el contenido 3

Puntaje total 39

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Anexo 2

Urbanofagia e identidad

Ensayo Por Claudio Pizarro Esquivel, Diciembre de 2008.

El siguiente ensayo abordará la temática de la construcción de una identidad urbana, por

parte de quienes participan en el concurso literario “Santiago en 100 palabras”, certamen que se

realiza en la ciudad de Santiago de Chile, que invita a los habitantes de todo el país a crear

cuentos: cortos, inéditos, originales y que traten sobre la vida urbana contemporánea; este

concurso es organizado desde el año 2001 por el grupo creativo Plagio, en conjunto con Minera

Escondida y el Metro de Santiago.

Uno de los objetivos del certamen es intervenir el espacio público con textos literarios, así

como fomentar la reflexión creativa sobre la vida urbana, en el mundo contemporáneo

encabezado por el siguiente eslogan:

“Santiago en 100 palabras: una ciudad que se escribe”.

A continuación, no deseo resaltar el concurso en sus supuestos aportes a la literatura

nacional, pues pienso que muchos de los textos se alejan estéticamente de ser buenas creaciones;

sino más bien comprender el concurso desde el punto de vista fenomenológico, entendiéndolo

como un hito social, que impacta fuertemente en la cultura urbana y que cada año va ganando

terreno permitiendo dejar registro de una ciudad que como lo dice su eslogan “se escribe”,

permitiendo afirmar que a través de la escritura Santiago en 100 palabras conforma una identidad

cultural y urbana.

El concurso, va permitiendo que los habitantes de la cuidad, se vean a sí mismos, en sus

prácticas cotidianas, preguntarse qué significa vivir en una ciudad como esta, lo que va creando

redes ocultas de identificación, de sentirse, no un ente aislado; sino que ir reflejándose en las

identidades de los otros.

Estas redes se van ampliando cada año, en sus inicios, el año 2001 se presentaron 2.691

cuentos; cifra que ha aumentado considerablemente cada año, llegando a un total de 37.162

cuentos en la versión 2008, esta cifra es histórica y no tiene referentes en otras ciudades del

mundo.

Desde sus bases, el concurso nos presenta el concepto de contemporaneidad:

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“La temática de los cuentos debe estar relacionada con la vida urbana contemporánea y/o

la ciudad de Santiago.” (www.santiagoen100palabras.cl), metiendo en un gran saco en donde se

puede incluir muchos elementos, pero que no necesariamente son entendidos por todos, creo que

la mayoría de los habitantes de Santiago no está seguro de estar viviendo en la Época

Contemporánea, comprendiendo también que existen cambios trascendentales, desde que se

acuñó el término, sobre todo en la configuración de la visión de mundo de los habitantes de la

cuidad, más aún cuando este periodo de la historia se sitúa desde 1789 con la revolución francesa

hasta la actualidad, periodo en el que han existido fuertes cambios, sobre todo en el siglo XX,

además de los avances tecnológicos y en las comunicaciones del s. XXI.

En este escenario, los sujetos urbanos somos altamente fragmentados, ni rastros de las

certezas cartesianas, tan difundidas en épocas pasadas en pos de la modernidad y el progreso; los

santiaguinos somos entes fracturados desde distintos ámbitos, ejemplos vivientes del hombre de

época cuyos saberes, segmentados van en contra de naturaleza propia del conocimiento, que en

palabras de Moran (1999):

“La inteligencia parcelada, compartimentada, mecanicista, disyuntiva, reduccionista,

rompe lo complejo del mundo en fragmentos separados, fracciona los problema, separa los que

está unido […]” (p.19)

Por ende, este sujeto fragmentado busca recomponer la realidad, podemos decir que

observa, a través de los intersticios creados por las partes, tratando de encontrar imágenes de la

cuidad de Santiago y así configurar una cierta identidad urbana, entendida desde el punto de vista

del filósofo e investigador social, Silva (2003):

Hoy el concepto de identidad urbana lo entendemos más como un proceso que

como un estado, ósea, vamos siendo; no somos algo definitivo y estático el

espejo como lógica refleja y mecanicista, ya no devuelve nuestra figura única y

nítida, la identidad pasa a entenderse como construcción desde el otro y

entonces lo poroso y difuso entra en escena (p.58)

Así nos damos cuenta de cómo esta ciudad se va conformando como una urbe,

enmascarada de primer mundista, tal como lo percibe, Richard y Ossa (2004), quienes publican

Santiago Imaginado, donde construyen el imaginario de la cuidad con epígrafes de unas tarjetas

postales que representan los exteriores felices de la nueva cuidad neoliberal, en contraste con el

paseo Ahumada, donde se encuentran los residuos de una economía global, en mercancías

callejeras que se mezclan con el sin número de personajes que deambulan por el centro de

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Santiago: charlatanes, artistas, prostitutas, vendedores ambulantes, lanzas, entre otros. Tal como

sucede en los textos presentados al certamen literario.

Los temas abordados en este ensayo se han movilizado entre: la ciudad, la literatura e

identidad, a partir del fenómeno de masas, llamado “Santiago en 100 palabras”, resulta

interesante mezclar estos tópicos, que desde el punto de vista de la crítica y teoría literaria,

permiten conocer la identidad de un pueblo, antecedentes que nos llevar a concluir que los

cuentos del concurso, se convierten en productos culturales, que van reflejando, no sólo la

identidad física de una ciudad aspiracionalmente primer mundista, sino que se adentra en la

psicología del santiaguino, aquel que: se pasea por las calles, que viaja en metro, que mira el cerro

Santa Lucia y el San Cristóbal o el que reclama por el Transantiago.

El concurso ha motivado a un sin número de personas a volcar la mirada hacia adentro,

practicar por así decirlo la urbanofagia, alimentarse de la ciudad, para luego regurgitarla disfrazada

de literatura, en un intento de recoger aquellos fragmentos rotos imposibles de juntar en el

mundo real, construyendo de este modo una identidad urbana, a través de este fenómeno social,

llamado “Santiago en 100 palabras”.

Referencias bibliográficas

Morin, Edgard. (1999) Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. UNESCO, París. Richard, Nelly y Osaa, Carlos.(2004) Santiago imaginado. Bogota: convenio Andrés Bello,

Universidad nacional de Colombia-Taurus. Silva Armando.(2003). Urba imaginaries from Latin America. Cantz Edition.

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Anexo 3

El Arte de Amar Erich Fromm I. ¿ES EL AMOR UN ARTE? ¿Es el amor un arte? En tal caso, requiere conocimiento y esfuerzo. ¿O es el amor una sensación placentera, cuya experiencia es una cuestión de azar, algo con lo que uno «tropieza» si tiene suerte? Este libro se basa en la primera premisa, si bien es indudable que la mayoría de la gente de hoy cree en la segunda. No se trata de que la gente piense que el amor carece de importancia. En realidad, todos están sedientos de amor; ven innumerables películas basadas en historias de amor felices y desgraciadas, escuchan centenares de canciones triviales que hablan del amor, y, sin embargo, casi nadie piensa que hay algo que aprender acerca del amor. Esa peculiar actitud se basa en varias premisas que, individualmente o combinadas, tienden a sustentarla. Para la mayoría de la gente, el problema del amor consiste fundamentalmente en ser amado, y no en amar, no en la propia capacidad de amar. De ahí que para ellos el problema sea cómo lograr que se los ame, cómo ser dignos de amor. Para alcanzar ese objetivo, siguen varios caminos. Uno de ellos, utilizado en especial por los hombres, es tener éxito, ser tan poderoso y rico como lo permita el margen social de la propia posición. Otro, usado particularmente por las mujeres, consiste en ser atractivas, por medio del cuidado del cuerpo, la ropa, etc. Existen otras formas de hacerse atractivo, que utilizan tanto los hombres como las mujeres, tales como tener modales agradables y conversación interesante, ser útil, modesto, inofensivo. Muchas de las formas de hacerse querer son iguales a las que se utilizan para alcanzar el éxito, para «ganar amigos e influir sobre la gente». En realidad, lo que para la mayoría de la gente de nuestra cultura equivale a digno de ser amado es, en esencia, una mezcla de popularidad y sex-appeal. La segunda premisa que sustenta la actitud de que no hay nada que aprender sobre el amor, es la suposición de que el problema del amor es el de un objeto y no de una facultad. La gente cree que amar es sencillo y lo difícil encontrar un objeto apropiado para amar -o para ser amado por él-. Tal actitud tiene varias causas, arraigadas en el desarrollo de la sociedad moderna. Una de ellas es la profunda transformación que se produjo en el siglo veinte con respecto a la elección del «objeto amoroso». En la era victoriana, así como en muchas culturas tradicionales, el amor no era generalmente una experiencia personal espontánea que podía llevar al matrimonio. Por el contrario, el matrimonio se efectuaba por un convenio -entre las respectivas familias o por medio de un agente matrimonial, o también sin la ayuda de tales intermediarios; se realizaba sobre la base de consideraciones sociales, partiendo de la premisa de que el amor surgiría después de concertado el matrimonio-. En las últimas generaciones el concepto de amor romántico se ha hecho casi universal en el mundo occidental. En los Estados Unidos de Norteamérica, si bien no faltan consideraciones de índole convencional, la mayoría de la gente aspira a encontrar un «amor romántico», a tener una experiencia personal del amor que lleve luego al matrimonio. Ese nuevo concepto de la libertad en el amor debe haber acrecentado enormemente la importancia del objeto frente a la de la función.

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Hay en la cultura contemporánea otro rasgo característico, estrechamente vinculado con ese factor. Toda nuestra cultura está basada en el deseo de comprar, en la idea de un intercambio mutuamente favorable. La felicidad del hombre moderno consiste en la excitación de contemplar las vidrieras de los negocios, y en comprar todo lo que pueda, ya sea al contado o a plazos. El hombre (o la mujer) considera a la gente en una forma similar. Una mujer o un hombre atractivos son los premios que se quiere conseguir. «Atractivo» significa habitualmente un buen conjunto de cualidades que son populares y por las cuales hay demanda en el mercado de la personalidad. Las características específicas que hacen atractiva a una persona dependen de la moda de la época, tanto física como mentalmente. Durante los años que siguieron a la Primera Guerra Mundial, una joven que bebía y fumaba, emprendedora y sexualmente provocadora, resultaba atractiva; hoy en día la moda exige más domesticidad y recato. A fines del siglo XIX y comienzos de éste, un hombre debía ser agresivo y ambicioso -hoy tiene que ser sociable y tolerante- para resultar atractivo. De cualquier manera, la sensación de enamorarse sólo se desarrolla con respecto a las mercaderías humanas que están dentro de nuestras posibilidades de intercambio. Quiero hacer un buen negocio; el objeto debe ser deseable desde el punto de vista de su valor social y, al mismo tiempo, debo resultarle deseable, teniendo en cuenta mis valores y potencialidades manifiestas y ocultas. De ese modo, dos personas se enamoran cuando sienten que han encontrado el mejor objeto disponible en el mercado, dentro de los límites impuestos por sus propios valores de intercambio. Lo mismo que cuando se compran bienes raíces, suele ocurrir que las potencialidades ocultas susceptibles de desarrollo desempeñan un papel de considerable importancia en tal transacción. En una cultura en la que prevalece la orientación mercantil y en la que el éxito material constituye el valor predominante, no hay en realidad motivos para sorprenderse de que las relaciones amorosas humanas sigan el mismo esquema de intercambio que gobierna el mercado de bienes y de trabajo. El tercer error que lleva a suponer que no hay nada que aprender sobre el amor, radica en la confusión entre la experiencia inicial del "enamorarse" y la situación permanente de estar enamorado, o, mejor dicho, de «permanecer» enamorado. Si dos personas que son desconocidas la una para la otra, como lo somos todos, dejan caer de pronto la barrera que las separa, y se sienten cercanas, se sienten uno, ese momento de unidad constituye uno de los más estimulantes y excitantes de la vida. Y resulta aún más maravilloso y milagroso para aquellas personas que han vivido encerradas, aisladas, sin amor. Ese milagro de súbita intimidad suele verse facilitado si se combina o inicia con la atracción sexual y su consumación. Sin embargo, tal tipo de amor es, por su misma naturaleza, poco duradero. Las dos personas llegan a conocerse bien, su intimidad pierde cada vez más su carácter milagroso, hasta que su antagonismo, sus desilusiones, su aburrimiento mutuo, terminan por matar lo que pueda quedar de la excitación inicial. No obstante, al comienzo no saben todo esto: en realidad, consideran la intensidad del apasionamiento, ese estar «locos» el uno por el otro, como una prueba de la intensidad de su amor, cuando sólo muestra el grado de su soledad anterior. Esa actitud -que no hay nada más fácil que amar- sigue siendo la idea prevaleciente sobre el amor, a pesar de las abrumadoras pruebas-de lo contrario. Prácticamente no existe ninguna otra actividad o empresa que se inicie con tan tremendas esperanzas y expectaciones, y que, no obstante, fracase tan a menudo como el amor. Si ello ocurriera con cualquier otra actividad, la gente estaría ansiosa por conocer los motivos del fracaso y por corregir sus errores -o renunciaría a la actividad-. Puesto que lo último es imposible en el caso del amor, sólo parece haber una forma adecuada de superar el fracaso del amor, y es examinar las causas de tal fracaso y estudiar el significado del amor.

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El primer paso a dar es tomar conciencia de que el amor es un arte, tal como es un arte el vivir. Si deseamos aprender a amar debemos proceder en la misma forma en que lo haríamos si quisiéramos aprender cualquier otro arte, música, pintura, carpintería o el arte de la medicina o la ingeniería. ¿Cuáles son los pasos necesarios para aprender cualquier arte? El proceso de aprender un arte puede dividirse convenientemente en dos partes: una, el dominio de la teoría; la otra, el dominio de la práctica. Si quiero aprender el arte de la medicina, primero debo conocer los hechos relativos al cuerpo humano y a las diversas enfermedades. Una vez adquirido todo ese conocimiento teórico, aún no soy en modo alguno competente en el arte de la medicina. Sólo llegaré a dominarlo después de mucha práctica, hasta que eventualmente los resultados de mi conocimiento teórico y los de mi práctica se fundan en uno, mi intuición, que es la esencia del dominio de cualquier arte. Pero aparte del aprendizaje de la teoría y la práctica, un tercer factor es necesario para llegar a dominar cualquier arte -el dominio de ese arte debe ser un asunto de fundamental importancia; nada en el mundo debe ser más importante que el arte. Esto es válido para la música, la medicina, la carpintería y el amor-. Y quizá radique ahí el motivo de que la gente de nuestra cultura, a pesar de sus evidentes fracasos, sólo en tan contadas ocasiones trata de aprender ese arte. No obstante el profundo anhelo de amor, casi todo lo demás tiene más importancia que el amor: éxito, prestigio, dinero, poder; dedicamos casi toda nuestra energía a descubrir la forma de alcanzar esos objetivos y muy poca a aprender el arte del amor. ¿Sucede acaso que sólo se consideran dignas de ser aprendidas las cosas que pueden proporcionarnos dinero o prestigio, y que el amor, que «sólo» beneficia al alma, pero que no proporciona ventajas en el sentido moderno, sea un lujo por el cual no tenemos derecho a gastar muchas energías? Sea como fuere, este estudio ha de referirse al arte de amar en el sentido de las divisiones antes mencionadas: primero, examinaré la teoría del amor -lo cual abarcará la mayor parte del libro-, y luego analizaré la práctica del amor, si bien es muy poco lo que puede decirse sobre la práctica de éste como en cualquier otro campo. Recuperado de: http://www.opuslibros.org/libros/arte_amar/capitulo_1.htm