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Silvia Velayos Granda Ivan Santolalla Arnedo Escuela Universitaria de Enfermería Grado en Enfermería 2015-2016 Título Director/es Facultad Titulación Departamento TRABAJO FIN DE GRADO Curso Académico Beneficios de la inteligencia emocional aplicada en la contención verbal en situaciones de agitación psicomotriz Autor/es

Prevención y control de la agitación psicomotriz · trastorno por ideas delirantes (paranoia); y la no psicótica, que incluye crisis de angustia, crisis histérica, trastorno de

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Silvia Velayos Granda

Ivan Santolalla Arnedo

Escuela Universitaria de Enfermería

Grado en Enfermería

2015-2016

Título

Director/es

Facultad

Titulación

Departamento

TRABAJO FIN DE GRADO

Curso Académico

Beneficios de la inteligencia emocional aplicada en lacontención verbal en situaciones de agitación

psicomotriz

Autor/es

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© El autor© Universidad de La Rioja, Servicio de Publicaciones, 2016

publicaciones.unirioja.esE-mail: [email protected]

Beneficios de la inteligencia emocional aplicada en la contención verbal ensituaciones de agitación psicomotriz, trabajo fin de grado

de Silvia Velayos Granda, dirigido por Ivan Santolalla Arnedo (publicado por laUniversidad de La Rioja), se difunde bajo una Licencia

Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported. Permisos que vayan más allá de lo cubierto por esta licencia pueden solicitarse a los

titulares del copyright.

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Universidad de la Rioja

Escuela Universitaria de Enfermería (Antonio Coello Cuadrado)

TRABAJO FIN DE GRADO

BENEFICIOS DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL

APLICADA EN LA CONTENCIÓN VERBAL EN

SITUACIONES DE AGITACIÓN PSICOMOTRIZ

Silvia Velayos Granda

Iván Santolalla Arnedo

Logroño, 17 de Junio de 2016

Curso académico 2015-2016

Convocatoria de defensa ordinaria

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ÍNDICE

1. RESUMEN ------------------------------------------------------------------------------------------- 2

2. INTRODUCCIÓN ----------------------------------------------------------------------------------- 4

AGITACIÓN PSICOMOTRIZ ----------------------------------------------------------------------- 4

CONTENCIÓN VERBAL ---------------------------------------------------------------------------- 7

INTELIGENCIA EMOCIONAL ---------------------------------------------------------------------- 9

3. DESARROLLO------------------------------------------------------------------------------------ 15

OBJETIVOS ------------------------------------------------------------------------------------------ 15

METODOLOGÍA ------------------------------------------------------------------------------------- 16

RESULTADOS --------------------------------------------------------------------------------------- 23

4. CONCLUSIONES -------------------------------------------------------------------------------- 35

5. BIBLIOGRAFIA ----------------------------------------------------------------------------------- 38

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1. RESUMEN

La agitación psicomotriz es un síndrome inespecífico, en el que se produce una

alteración del comportamiento de la conducta motora, ansiedad, agresividad, pánico y

otros estados emocionales.

Para controlar la agitación es posible llevar a cabo unas intervenciones terapéuticas,

como son la contención verbal, contención farmacológica y la contención física o

mecánica.

La contención verbal es una medida terapéutica de primera elección. Los objetivos que

se quieren conseguir son lograr una alianza terapéutica con el paciente, disminuir la

agresividad y la conducta motora, la ansiedad, la labilidad emocional y mejorar la salud

mental y la empatía, potenciando así, su autocontrol, para lo que Neisser afirma, que

la inteligencia emocional (IE a partir de ahora) es beneficiosa.

En esta revisión bibliográfica se ha planteado como objetivo general, establecer los

beneficios de la inteligencia emocional aplicada a la contención verbal en situaciones

de agitación psicomotriz, y como objetivos específicos analizar los beneficios de la

Inteligencia emocional sobre la conducta motora y agresividad, la ansiedad, la labilidad

emocional, las relaciones empáticas con el personal sanitario y su entorno, y sobre la

salud mental.

Los resultados han sido obtenidos de la selección de 44 estudios, sobre los que se

han estudiado los beneficios de la inteligencia emocional, pudiendo observar su

efectividad.

Como conclusión, se ha comprobado que las intervenciones de la inteligencia

emocional tienen beneficios al aplicarlas en la contención verbal en situaciones de

agitación psicomotriz.

ABSTRACT

Psychomotor agitation is a non-specific syndrome, in which an alteration of the

behavior of motor behavior, anxiety, aggression, panic and other emotional states

occurs.

To control agitation is possible to perform a therapeutic interventions, such as verbal

containment, containment pharmacological and mechanical or physical restraint.

The verbal containment is a therapeutic measure of first choice. The objectives to be

achieved are to achieve a therapeutic alliance with the patient, reduce aggression and

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motor behavior, anxiety, emotional lability and improve mental health and empathy,

thereby enhancing their self-control, for what Neisser says, that emotional intelligence

(EI from now on) is beneficial.

This literature review has been raised as a general objective, establish the benefits of

emotional intelligence applied to verbal restraint in situations psychomotor agitation,

and specific objectives analyze the benefits of emotional intelligence on motor behavior

and aggressiveness, anxiety, emotional lability, empathic relationships with health

personnel and their environment, and mental health.

The results have been obtained from the selection of 44 studies, those who have

studied the benefits of emotional intelligence, being able to observe its effectiveness.

In conclusion, it was found that interventions of emotional intelligence have benefits

when applied in verbal restraint in situations psychomotor agitation.

PALABRAS CLAVE

Inteligencia emocional, contención verbal, agitación psicomotriz, herramienta

terapéutica, intervención enfermera, estrategias de comunicación.

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2. INTRODUCCIÓN

AGITACIÓN PSICOMOTRIZ

La agitación psicomotriz es un síndrome inespecífico, de etiología muy variable, “se

caracteriza por una alteración del comportamiento motor, que consiste en un aumento

desproporcionado y desorganizado de la motricidad, acompañado de una activación

vegetativa (sudoración profusa, taquicardia, midriasis), ansiedad severa, agresividad,

pánico u otros intensos estados emocionales” (1-4, 8).

El tratamiento deberá ir dirigido a abordar la causa que provoca dicha agitación, ya

que es un error frecuente asumir un origen psiquiátrico, olvidando descartar un

proceso orgánico que puede ser potencialmente vital. Tanto para la prevención, como

para la intervención efectiva de los profesionales, las medidas terapéuticas son

esenciales, siendo muy importante informarse acerca de los pacientes a su cargo,

conocer los antecedentes previos, la situación clínica, la evolución, los datos de

agresividad previa, así como saber reconocer las señales de violencia, ya que a veces,

el personal sanitario, puede no ser capaz de actuar correctamente ante un paciente

que está agitado, en el que el paciente está confuso y generalmente demandante u

hostil. Los estados de agitación psicomotriz son situaciones que se pueden presentar

en cualquier servicio de hospitalización, los posibles daños y consecuencias que

pueden derivarse de estas conductas, justifican la preocupación en torno a este

problema. Estos episodios son protagonizados tanto por pacientes con problemas

psiquiátricos, como por pacientes con problemas orgánicos, pudiendo presentarse

como síntoma aislado, o asociados a distintas enfermedades (4, 5).

En estas situaciones, garantizar la seguridad, es un objetivo fundamental e implica

practicar una atención a la salud sin de daños que se puedan evitar, aumentar la

probabilidad de detectarlos cuando ocurren y disminuir sus consecuencias. Por ello, el

equipo terapéutico, debe dirigir sus intervenciones a proteger a la persona agitada y

quienes la rodean en el momento de la agitación, y facilitar un ambiente sin riesgos,

tranquilo y terapéutico (6).

Que exista un protocolo, facilita la actuación socio-sanitaria y aumenta la seguridad del

paciente y del personal, facilitando la aplicación de la mejor práctica clínica y el

respeto de los derechos de pacientes que, con frecuencia, no quieren o no pueden

colaborar (7).

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Etiología

Se consideran como posibles causas de las agitaciones, aquellas que tienen un origen

orgánico (como en el caso de los trastornos metabólicos, en intoxicaciones), las de

causa psiquiátrica (psicótica y no psicótica) y las debidas a reacciones agudas al

estrés (8).

Las causas orgánicas son más frecuentes en ancianos, sobre todo en aquellos con

deterioro cognitivo, debiendo descartar con rapidez las causas potencialmente letales

como la hipoxia, hipoglucemia, arritmias, encefalopatía hipertensiva, intoxicaciones y

meningitis. Las infecciones urinarias y respiratorias son muy frecuentes, siendo común

la deshidratación y la sobredosificación de psicofármacos. En los jóvenes destaca el

consumo y abstinencia de sustancias tóxicas (9).

Las principales causas orgánicas de agitación psicomotriz son el trastorno endocrino-

metabólicos que incluyen la hipoglucemia o hiperglucemia, la hipoxia o hipercapnia, la

acidosis y los trastornos electrolíticos (Na, K, Mg, Ca), la encefalopatía hepática y la

urémica, el hipo e hipertiroidismo, la insuficiencia suprarrenal aguda, etc.; las

enfermedades neurológicas, que incluyen, encefalopatía hipertensiva, accidente

cerebrovascular, tumores, meningitis y encefalitis, traumatismo-craneoencefálico, etc.;

fármacos y tóxicos, que incluyen, psicofármacos (hipnóticos, ansiolíticos,

anticolinérgicos), simpaticomiméticos, corticoides, sustancias de abuso (alcohol,

cocaína, opiáceos, alucinógenos), síndrome de abstinencia, etc.; y otras causas

orgánicos son las infecciones, las enfermedades tumorales, las enfermedades

autoinmunes, los déficit vitamínicos, las reacciones anafilácticas, etc (1, 3, 5, 8-12 ).

Las principales causas no orgánicas de agitación psicomotriz son la psiquiátrica y la

reactiva, dentro de la causa psiquiátrica se encuentra la psicótica, que incluye

esquizofrenia y trastorno esquizoafectivo, episodio maníaco, episodio depresivo,

trastorno por ideas delirantes (paranoia); y la no psicótica, que incluye crisis de

angustia, crisis histérica, trastorno de personalidad, alteración de conducta en el

retraso mental o demencia; dentro de las causas no orgánicas reactivas se encuentran

las reacciones de estrés agudo (1, 3, 5, 8, 10-12).

Factores de riesgo

Existen una serie de factores favorables que debemos tener en cuenta, ya que su

presencia puede indicar un riesgo más elevado de que se presenten conductas

agresivas, son los factores demográficos, clínicos y ambientales. Entre los factores de

riesgo demográficos, nos encontramos que los pacientes con más riesgo de presentar

un episodio agresivo son los varones, jóvenes (menores de 40 años), con un bajo nivel

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educativo, problemas económicos y procedentes de ambientes socio-familiares

desestructurados. Las mujeres serían propensas a la autoagresión, una historia

personal y/o familiar de conductas violentas, antecedentes de abuso de alcohol y

tóxicos, impulsividad, baja tolerancia a la frustración, falsedad, rasgos asociales de

personalidad, circunstancias vitales estresantes y sobre todo de pérdidas reales o

imaginarias. Entre los factores de riesgo clínicos, hay más probabilidad en personas

con rasgos de personalidad antisocial o borderline. Tienen mayor posibilidad de

presentar agitación los pacientes con psicosis descompensadas con síntomas

catatónicos, alucinaciones que les ordenan realizar actos violentos, delirios de control,

preocupaciones con fantasías violentas, irritabilidad (más que la euforia), suspicacia u

hostilidad. Dentro de este grupo, son los pacientes maníacos los que tienen mayor

riesgo de violencia si se comparan con el resto de trastorno mentales, especialmente

cuando presentan estados de ánimo disfóricos, en los que pueden pasar con facilidad

de una fácil amigabilidad al enfado, también son más susceptibles las personas con

trastornos mentales orgánicos, y abuso de sustancias, así como los pacientes que

tienen poca adherencia al tratamiento (7).

Entre los factores de riesgo ambientales, nos encontramos que los episodios de

agitación o agresividad son más frecuente en pacientes ingresados de forma

involuntaria, así como en ingresos en unidades poco confortables, masificadas y con

un entorno poco estructurado (ausencia de horarios y normas claras), son más

probables que puedan ocurrir estos episodios cuando existen conflictos con el

personal u otros pacientes, aumentando el riesgo cuando el personal es inexperto y

temporal, un exceso de personal puede también incrementar el riesgo (11).

Intervenciones

Ante situaciones de agitación psicomotriz se debe garantizar la seguridad del paciente

y la nuestra propia, por lo que se hace necesario tener las pautas de actuación

previstas y protocolarizadas. Hay que abordar la causa que provoca la agitación en la

medida que sea posible, y observando reacciones en el paciente que generen estrés y

factores desencadenantes, porque los mecanismos de afrontamiento pueden ser

inadecuados o desproporcionados. Hay que vigilar un aumento de la actividad motora,

movimientos estereotipados, conductas demandantes dirigidas con suspicacia y

desconfianza. Nuestro objetivo es aplicar las medidas correspondientes para

garantizar la seguridad del paciente y la del equipo asistencial que lo atiende, para lo

cual, hay que negociar soluciones terapéuticas, disminuir en la medida de lo posible la

agresividad y hostilidad, informando al paciente y a la familia que es un episodio

transitorio, ya que son situaciones difíciles de entender para su entorno (7, 11).

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Para controlar la agitación, es posible llevar a cabo unas intervenciones terapéuticas,

que se pueden clasificar en tres tipos para abordar el tratamiento de estos pacientes

dentro del ámbito hospitalario, serían, la contención verbal, contención farmacológica y

la contención física o mecánica. La contención verbal es una medida que se utiliza

como primer recurso para intentar disminuir la ansiedad del paciente, así como su

hostilidad y crear un ambiente idónea para que esto suceda. En esta fase, algún

miembro de la familia o personas de confianza puede contribuir, sobre todo en

pacientes con agitación leve o moderada. La indicación de la terapia farmacológica

estará condicionada por el grado de agitación que tenga el paciente y la sospecha

diagnóstica. La vía de administración más recomendable es la vía oral, pero en la

práctica del paciente agitado, tanto esta vía, como la intravenosa, son difíciles de

aplicar por las características de estos enfermos, por lo que se optará por la vía

intramuscular, que si bien es cierto, no es tan rápida como la endovenosa, pero resulta

más segura. Con respecto a los fármacos que se utilizan en situaciones de agitación,

dependerá de la intensidad del cuadro en sí. De forma genérica se hace uso de las

benzodiacepinas en paciente que no presentan síntomas psicóticos, y es el personal

de enfermería el que ha de conocer las indicaciones y los posibles efectos adversos

de estos fármacos y cómo se deben tratar (12).

La contención mecánica o restricción física es un procedimiento terapéutico que

permite limitar los movimientos del paciente agitado o que supone un riesgo para la

integridad física de ellos mismos o de quienes les rodean, y se lleva a cabo mediante

sistemas de inmovilización física. Para realizar el procedimiento, antes debemos

conocer las indicaciones, contraindicaciones y su mecanismo de actuación, y de esta

manera poder evitar posibles complicaciones, y si las hubiera, saber cómo debemos

de actuar. No hay que olvidar, que dicha medida terapéutica, sitúa al paciente en un

estado de privación de libertad con implicaciones legales, y que la acción terapéutica

en estas situaciones, no suele ir precedida de consentimiento informado, estando esta

circunstancia regulada desde el Código Civil, la Ley General de Sanidad y la

Constitución, actuando así, bajo su autoridad (8, 12).

CONTENCIÓN VERBAL

La contención verbal es una medida terapéutica a utilizar en aquellos casos en los que

la pérdida de control del paciente no sea total. Siempre será la primera pauta a

emplear en la medida que sea posible. Los objetivos que se quieren conseguir

mediante la contención verbal es lograr una alianza terapéutica con el paciente,

negociando situaciones que favorezcan su recuperación, y así se podrá disminuir la

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ansiedad, hostilidad y posible agresividad del paciente, conseguimos de esta manera

potenciar el autocontrol. Antes de comenzar cualquier intervención, el personal que va

a realizarla, debe recabar información sobre los antecedentes, situación clínica actual

y tratamiento que recibe el paciente antes de entrar en contacto con él. Por la

seguridad tanto del paciente como del profesional, hay que asegurar una vía de salida,

para evitar que el paciente se interponga entre el profesional y la puerta, y nunca

realizar dichas intervenciones en solitario (4).

Para llevar la técnica a cabo, hay que seguir ciertas pautas de actuación, como

sentarse a la misma altura que el paciente, presentarnos e informar al paciente en

todo momento de lo que se le va a hacer, no mentir, ni ofrecer promesas falsas,

mostrar actitud conciliadora pero a la vez firme, aparentando calma y control de la

situación. El tono de la conversación debe ser suave, sin alzar la voz, realizando

preguntas cortas, y escuchando activamente sin mostrar prejuicio. No debemos

enfrentarnos al paciente en cuanto a ideas y aspectos conflictivos, sin mantener la

mirada fija, ya que puede ser interpretado como signos de amenaza, aunque evitarlas,

puede ser interpretado como signo de debilidad y miedo, por lo que hay que mantener

al paciente dentro del campo visual. Hay que cuidar nuestro lenguaje no verbal,

evitando gestos amenazantes o bruscos, como cerrar los puños, elevar las manos u

ocultarlas, evitaremos el contacto físico con el paciente, así como favorecer el diálogo.

Es importante estar atentos a cualquier signo de violencia como un aumento del tono

de voz, lenguaje con amenazas, nerviosismo, miradas de reojo y sobre todo al

comportamiento de gestos y movimientos que pueden ser el signo más importante de

violencia inminente. Hay que advertir al paciente que la violencia no será aceptada y

ofrecerle la posibilidad de administrar medicación sedante por vía oral, tipo diacepam o

haloperidol para ayudarle a ver las cosas de una manera más relajada, si es preciso.

Se podría recurrir a una exhibición de fuerza del personal de seguridad, ya que a

veces solo la presencia de otras personas provoca un cambio de actitud y

colaboración, ante la posibilidad de una contención física (12).

Como en cualquiera de las intervenciones, hay que tener ciertas precauciones para

llevar a cabo la contención verbal, procurando un ambiente calmado y silencioso que

evite reacciones de tensión o violencia, permitiendo la presencia de personas que

faciliten la relación con el paciente, como figuras de autoridad, o figuras que sean

significativas para el enfermo, podemos facilitar posibles demandas del paciente que

aumenten su confianza y capacidad de acuerdo, como realizar alguna actividad,

informar al paciente sobre su situación, llegada al hospital y los procedimiento que el

personal sanitario va a realizar, atender las demandas, quejas o críticas del mismo, y

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establecer acuerdos terapéuticos que ayuden a la relación con el paciente en el

hospital y que éste acepte (16, 17).

Entre las habilidades comunicativas, hay muchas técnicas y pautas que se llevan a

cabo para lograr tranquilizar al paciente que está iniciando una agitación psicomotriz,

evitando así, su progresión, dentro de estas técnicas se encuentran las que van

orientadas a trabajar la inteligencia emocional, que en general podríamos definirla

como un compendio de emociones y sentimientos que por medio de una serie de

habilidades nos permiten reconocer tanto nuestras sensaciones como las de los

demás. Por ello, es fundamental para hacer un uso efectivo de las emociones, el saber

identificarlas y reconocerlas (18).

INTELIGENCIA EMOCIONAL

En el artículo de 2013, Collado Fernández D. mos dice que la psicología del

comportamiento o psicofisiologia nos definió la emoción como “un constructo del

comportamiento desencadenado por causas directas, indirectas, externas e internas,

que persisten mucho tiempo después que el estímulo ha desaparecido y que por ello

se convierte en una fuerza motivadora del comportamiento individual”. En todos los

comportamientos hay un contenido emocional, por lo que dependiendo de la historia

genética y personal de cada persona, tendrán unas características típicas que las

diferencien. Teniendo en cuenta que “los comportamientos son las reacciones que

tenemos ante los estímulos que recibimos y tienen un carácter transitorio, a diferencia

de la conducta que tiene carácter permanente, ya que ella agrupa la suma de

comportamiento y el análisis de estos comportamientos, es lo que nos va a decir

finalmente si hay trastorno o no en la conducta”. Encontramos que “la dosis emocional

inscrita en nuestros comportamientos puede ser facilitadora, despertadora, animadora,

motivadora, generadora, directora, de nuestra conducta cuando la vida emocional es

armónica, así como perturbadora, congeladora, distorsionadora, alteradora y/o

desconcertadora, cuando nuestra organización emocional es disarmónica”. Como diría

Pérez Encizo, “la emoción es la base dinámica de la personalidad que se ha

constituido por la interacción del organismo y el medio”. Se puede aprender a

organizar nuestra vida emocional, a multiplicar nuestros recursos personales para

manejar distintas situaciones y/o problemas de manera más eficiente y finalmente,

lograr utilizar elementos dinámicos de expresión conductual que nos conlleven una

salud emocional más satisfactoria. Esta “salud emocional” se lleva a cabo a través del

ejercicio de la IE que incluye a las conocidas inteligencia intrapersonal e inteligencia

interpersonal y que esa definición sencilla y dinámica de la IE que se interpreta en la

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aceptación, expresión y control de las emociones, lo que quiere decir es que entran en

juego interrelaciones básicas, como son interrelación familiar, con compañeros y

amigos, con la comunidad y otras, y no solo la dimensión personal. “Si nos centramos

en las investigaciones realizadas por los diferentes investigadores de la IE, todos ellos

coinciden al afirmar que aproximadamente el 90% de la comunicación que realiza el

ser humano, es no verbal; y todos sabemos que en toda comunicación no verbal existe

hay comunicación emocional y realizándose a través de la expresión corporal, ya sea

a través de cualquiera de las partes corporales o de combinaciones de los mismos”.

Las emociones, la manera de regulación y sus potenciales implicaciones en nuestra

vida diaria, han provocado un interés creciente en la última década. Gran parte de esta

expectación se debe a un nuevo ámbito de estudio denominado inteligencia emocional

(19).

Las investigaciones sobre la relación entre emoción e inteligencia no son nuevas pero

desde que Salovey y Mayer definieron el término en 1990, el campo de estudio de la

IE ha generado un creciente desarrollo de estudios e investigaciones. Durante el siglo

XX el punto de interés de la psicología de la salud, ha sido fundamentalmente la

enfermedad y los factores de riesgo asociados, como es el estrés o las emociones

negativas, el patrón de conducta de las personas tipo A, la baja autoestima y los

estilos de personalidad. Sin embargo, no hace mucho, ha surgido un interés creciente

hacia el estudio que relaciona el proceso de salud-enfermedad y variables “positivas”

como son la inteligencia emocional, la competencia social o la conducta psicosocial

que estudiaba Martínez en 2009. El concepto de IE se definió a comienzos de la

década de los 90 por Salovey y Mayor, como “la capacidad para supervisar los

sentimientos y las emociones de uno mismo y de los demás, de discriminar entre ellos

y de usar esta información para la orientación de la acción y el pensamiento propios”.

Según el artículo de Neisser en 1996, “la inteligencia puede ser entendida como la

habilidad de comprender ideas complejas, de adaptarse eficazmente al entorno, de

aprender de la experiencia, de encontrar varias formas de razonar, o de superar

obstáculos mediante la reflexión” (20).

Como exponían Cano-Vindel y Miguel-Tobal en 2001, en el artículo IE en la salud

física y emocional, “las emociones aluden a reacciones psicofisiológicas de las

personas ante situaciones relevantes desde un punto de vista adaptativo, tales como

aquellas que implican peligro, amenaza, daño, pérdida, éxito, novedad que son de

carácter universal, bastante independientes de la cultura, producen cambios en la

experiencia afectiva, en la actividad fisiológica y en la conducta agresiva” (21, 22).

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En la actualidad pueden distinguirse dos posturas a la hora de describir la IE: el

modelo de habilidad o ejecución y el modelo de rasgo. La primera conceptualización

concibe la IE como una habilidad similar a la inteligencia cognitiva en cuanto a su

concepción y evaluación. Así, Mayer, Salovey y Caruso (2000) plantean que “la IE

puede ser entendida como una forma de inteligencia social, separada de la inteligencia

general y que tiene relación con la emoción y la cognición”. El modelo de IE de Mayer,

Salovey y CAruso de 2004 propone 4 habilidades básicas: “1) la habilidad para percibir

las emociones propias y de los demás; 2) para utilizar las emociones con el fin de

facilitar la toma de decisiones; 3) para conocer las emociones; 4) para regular las

emociones propias y de los demás”. De acuerdo con esta conceptualización se han

desarrollado diferentes escalas, tales como la Multifactor Emotional Intelligence Test.

El MSCEIT es el más empleado y consta de cuatro componentes: “percepción de las

emociones”, que se evalúa mediante la presentación de fotografías de una persona y

pidiendo que se estime el nivel de tristeza, felicidad, miedo, etc.; “Gestión de las

emociones”, (asimilación emocional), que se evalúa solicitando a la persona que

indique en qué grado considera determinados estados de humor como el aburrimiento

o la felicidad, puede ser útiles para realizar ciertas actividades; “Comprensión de las

emociones”, donde se deben completar frases que se evalúan el conocimiento sobre

el vocabulario relacionado con las emociones y sobre la evolución y su cambio; y

“Control de las emociones”, que mide la habilidad para manejar las emociones.

Respecto a la segunda forma de concebir la IE, ésta “mide la IE como un rasgo similar

a las características de personalidad”, descrito por Neubauer y Freudenthaler en 2005

y Petrides y Furnham en 2001. Esta propuesta ha supuesto la creación de escalas

como el Trait MetaMood Scale (TMMS; Salovey, Mayer, Goldman, Turvey y Palfai en

1995) o en Emotional Quotient Inventory (EQ-I; Bar-on, 200), que han sido adaptadas

al castellano (TMMS-24). La TMMS es una de las escalas más utilizadas para evaluar

la IE como rasgo de meta-conocimiento de los estados emocionales. Evalúa las

diferencias individuales en el grado de conciencia de los individuos de sus propias

emociones, así como su capacidad para regularlas. Presenta 3 dimensiones: “Atención

a los sentimientos”, que mide el grado en el que las personas creen prestar atención a

sus emociones y sentimientos; “Claridad emocional”, que se refiere a cómo las

personas creen percibir sus emociones; y “Reparación de las emociones”, entendida

como la capacidad para interrumpir y regular los estados emocionales negativos y

prolongar los positivos. Sin embargo, esta prueba solamente hace referencia a las

percepciones que tienen las personas sobre sus propias habilidades emocionales más

que a los niveles reales de IE. Por lo que sería más adecuado denominar su medida

como Inteligencia Emocional Percibida (IEP en adelante) para diferenciarlo de las

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pruebas de ejecución o habilidad (Salovey, stroud, Woolery y Epel, 2002). Así pues,

esta capacidad para identificar y gestionar las propias emociones, así como de

empatizar hacía los demás, juega un papel importante a la hora de razonar o

reflexionar sobre una situación problemática. “La IE es una habilidad que unifica las

emociones y el razonamiento, facilitando un razonamiento efectivo y un modo de

pensar más inteligente ante situaciones problemáticas”, como ya afirmaban Mayer y

Salovey en 1997 (23).

Desde el marco teórico del modelo transaccional del estrés, Lázarus sugiere que “ante

una situación de estrés hay que tener en cuenta: a) la valoración o apreciación que la

persona hace de los estresores, b) las emociones y afectos asociados a dicha

apreciación y c) los esfuerzos conductuales y cognitivos realizados para afrontar

dichos estresores. Por lo tanto, el afrontamiento puede estar orientado: 1) hacia la

tarea, centrándose en resolver el problema de manera lógica, las soluciones y en la

elaboración de planes de acción; 2) o hacía la emoción, centrándose en respuestas

emocionales (ira, tristeza, etc.), en la evitación, preocupación y reacciones fantásticas

o supersticiosas” según afirman Endler y Parker en 1990. Esta última estrategia de

afrontamiento es la más desadaptativa en situaciones de estrés según Lázarus, ya

que un método de afrontamiento incorrecto y pasivo puede aumentar la intensidad de

la respuesta de estrés percibida y provocar repercusiones negativas en el aspecto

emocional y en el rendimiento. Whaeton en 1990, Gotttlieb en 1997 y Smith en 1986

concluyen que “un afrontamiento inadecuado en una situación de estrés agudo puede

llevar a un estrés crónico y a la aparición de estados emocionales negativos y

psicopatológicos, a padecer un síndrome de bournot, así como a una alteración de la

capacidad para tomar decisiones”. Podemos decir que la IE incluye cuatro grupos de

habilidades, si excluimos las habilidades sociales, tenemos la conciencia de sí mismo,

la autorregulación, la motivación y la empatía (23).

En el artículo de la IE de la revista de “desarrollo personal y laboral” refieren que “la

habilidad de conciencia de sí mismo podemos definirla como la toma de conciencia y

expresión de las propias emociones en la capacidad de reconocer una emoción o

sentimiento en el mismo momento en que aparece, y constituye la piedra angular de la

inteligencia emocional. Hacernos conscientes de nuestras emociones requiere estar

atentos a los estados internos y a nuestras reacciones en sus distintas formas

(pensamiento, respuesta fisiológica, conductas manifiestas) relacionándolas con los

estímulos que las provocan. Según este artículo, “la comprensión se ve facilitada o

inhibida por nuestra actitud y valoración de la emoción si mantenemos una actitud

neutra, sin juzgar o rechazar lo que sentimos”. La autorregulación es la segunda de las

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habilidades en la capacidad de controlar las emociones, de tranquilizarse uno mismo,

de alejarse de la ansiedad, la tristeza y la irritabilidad exageradas. El objetivo no es

intentar reprimirlas, sino de conseguir su equilibrio, debido a que cada una tiene su

función y utilidad. Podemos controlar el tiempo que dura una emoción, pero no el

momento en el que la sentimos. El arte de calmarse a uno mismo es una de las

habilidades vitales más importantes, que se adquiere como resultado de nuestras

experiencias, es decir, aprendemos a calmarnos tratándonos como nos han tratado,

pudiendo aprenderlo y mejorarlo en todo momento de la vida. Con relación al enfado,

hay que conocer que su detonante universal es la sensación de hallarse amenazado,

bien real o simbólicamente. Los autores refieren que “Consiste desde la perspectiva

hormonal en una secreción de hormonas que producen un acceso puntual y rápido de

energía, una hipersensibilidad difusa que puede durar horas o incluso días,

descendiendo progresivamente nuestro umbral de irritabilidad”. Los autores afirman,

que esta es la emoción que más dura en el tiempo y es la más difícil de controlar,

aunque dicen que “el peor consejero es la creencia errónea de que es ingobernable”.

“Lo importante para su control es intervenir en la cadena de pensamientos hostiles que

los alimenta”. La motivación es la habilidad que nos hace motivarnos, el optimismo, es

uno de los requisitos esenciales para la consecución de nuestras metas relevantes y

tareas complejas y se relaciona con multitud de conceptos psicológicos que usamos

normalmente como el control de impulsos, inhibición de los pensamientos negativos, el

estilo de atribuir, el nivel de expectativas y la autoestima. “La motivación parece ser

una de las habilidades psicológicas más importantes y relevantes, preocuparse

consume los recursos que necesitamos para afrontar con éxito los retos vitales y

académicos”. La autoestima, puede incorporarse como uno de los elementos

esenciales, no sólo del proceso de aprendizaje escolar, sino de salud mental y

desarrollo sano y global de la personalidad. “La capacidad de motivarse a uno mismo

se pone especialmente a prueba cuando surgen las dificultades, el cansancio, el

fracaso, es el momento en que mantener el pensamiento de que las cosas irán bien,

puede significar el éxito o el abandono y el fracaso”. “El desarrollo del optimismo, la

autoestima y la expectativa de éxito, están relacionados con las pautas de crianza y

educación, evitando el proteccionismo y la crítica destructiva, favoreciendo la

autonomía y los logros personales, utilizando el elogio y la pedagogía del éxito,

completando con la exigencia y la ayuda”. Por último tenemos la empatía, que es la

capacidad de intuir los estados emocionales de otras personas y tener una reacción

apropiada socialmente. “En la base de esta capacidad están la de captar los propios

estados emocionales y la de percibir los elementos no verbales asociados a las

emociones” (24).

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14

Tras lo expuesto, se considera de interés analizar los beneficios de la inteligencia

emocional en una intervención de enfermería como es la contención verbal, sobre el

paciente afecto de un episodio de agitación psicomotriz.

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15

3. DESARROLLO

OBJETIVOS

Generales:

Analizar los beneficios de la inteligencia emocional aplicada en la contención

verbal en situaciones de agitación psicomotriz

Específicos

Analizar los beneficios de la Inteligencia emocional sobre la conducta motora y

la agresividad.

Analizar los beneficios de la inteligencia emocional sobre la ansiedad.

Analizar los beneficios de la inteligencia emocional sobre la labilidad

emocional.

Analizar los beneficios de la inteligencia emocional sobre las relaciones

empáticas con el personal sanitario y su entorno.

Analizar los beneficios de la inteligencia emocional sobre la salud mental

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16

METODOLOGÍA

El trabajo consiste en realizar una revisión bibliográfica con el objetivo de analizar los

beneficios que se pueden obtener utilizando la inteligencia emocional en la contención

verbal ante una situación de agitación psicomotriz, centrándose en distintos

protocolos, estudios y artículos, con el fin de obtener información más amplia sobre los

beneficios de la inteligencia emocional. Este análisis consistirá en analizar los

beneficios de la Inteligencia emocional sobre la conducta motora, la ansiedad, la

agresividad, la labilidad emocional, y sobre las relaciones empáticas con el personal

sanitario, su entorno y la salud mental. Con el objeto de conocer la situación actual, la

importancia del tema a tratar e identificar estudios relacionados, se realizó una

búsqueda bibliográfica en las principales bases de datos de ciencias de la salud:

SCIELO, COCHRANE LIBRARY, LILACS, y DIALNET, con el objeto de conocer la

literatura escrita a cerca del tema, que ayudará a definir el objetivo que se pretende

conseguir.

Asimismo, se utilizaron otras estrategias con la intención de cubrir la mayoría de los

artículos publicados en esta área: a) búsqueda manual en revistar relevantes dentro

de esta temática; b) búsqueda manual a partir de listas de referencias bibliográficas de

los artículos más relevantes sobre el tema y así enriquecer la base de información tras

una revisión inicial; c) información contenida en manuales; d) buscadores de internet

académicos, entre otros, cuya bibliografía, será posteriormente referenciada.

Adicionalmente, se consultaron los boletines de la sociedad Española de Enfermería

de urgencias y Emergencias, Organización Mundial de la Salud, entre otros.

Finalmente, se seleccionaron las referencias que estuvieran acordes con los criterios

de inclusión.

Para llevar a cabo la búsqueda bibliográfica se han utilizado los siguientes términos

libres en castellano: “Inteligencia emocional (IE)” “inteligencia”, “agitación”, “ansiedad”,

“empatía”, “psicomotriz”, “agresividad”, “labilidad”, usando diferentes sinónimos y

realizando diferentes combinaciones entre ellos.

Sinónimos:

Los sinónimos utilizados en las búsquedas han sido los siguientes:

- Agitación, inquietud

- Psicomotriz, psicomotor

El booleano utilizado para combinar los términos y llevar a cabo la búsqueda

ampliándola o reduciéndola, han sido: AND.

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17

La búsqueda se realizó durante los meses de febrero y marzo, dándoles por finalizada

en Abril del año 2016.

Los criterios de inclusión que se han utilizado para llevar a cabo la revisión son, la

limitación de la búsqueda a los estudios en seres humanos, concretamente en

población adulta e infantil de ambos sexos, con disponibilidad a texto completo, que

fueron publicados con una antigüedad de máximo 20 años, en español.

Inicialmente se realizaron búsquedas generales en Dialnet y otros buscadores

académicos, así como en guías y manuales, con el fin de obtener información para

centrar el tema y realizar la introducción del mismo.

Posteriormente se procedió a realizar las búsquedas en cada una de las bases de

datos. Primero se llevaron a cabo búsquedas generales sin establecer ningún tipo de

filtro, y después se fueron combinando términos e introduciendo filtros con el fin de

afinar las búsquedas.

En DIALNET, se realizaron búsquedas básicas con términos generales sin establecer

ningún tipo de filtro. LILACS, es otra de las bases utilizadas donde a priori se

realizaron búsquedas sin establecer ningún tipo de filtro y después para concretar más

se establecieron filtro como la disponibilidad del documento, los años de publicación

(inicialmente a 10 años y posteriormente aumentó a 20) y el idioma en español, y en

algunas ocasiones el tipo de documento para afinar más la búsqueda a revisiones

sistemáticas en muchos de los casos.

La siguiente base de datos utilizada fue SCIELO, y la estrategia de búsqueda fue

similar, inicialmente sin establecer filtros y más adelante limitando los años de

publicación, el idioma.

Otras bases utilizadas fueron COCHRANE Library, donde el único filtro establecido

fueron los años de publicación, inicialmente a 10 años y en algunos de los casos se

aumentó a 20 años para obtener un mayor número de documentos.

En las tablas de “Estrategias de búsqueda”, pueden verse, las bases de datos

utilizadas, las fechas en las que se realizaron las distintas búsquedas, las diferentes

combinaciones de términos utilizados en cada una de ellas, así como los artículos

inicialmente seleccionados junto con los utilizados definitivamente para llevar a cabo la

revisión.

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18

Los motivos por lo que se han seleccionado las bases de datos citadas anteriormente

han sido los siguientes:

DIALNET:

Se trata de un servicio de alertas sobre publicaciones de contenido científico al cual

está asociada la Universidad de La Rioja por lo que como alumna me facilita el acceso

al mismo y a muchos de los artículos que contiene. Me ha sido de gran utilidad para

encontrar artículos que posteriormente utilicé para la introducción del trabajo.

SCIELO (Scientific Electronic Library o Biblioteca Científica Electrónica en Línea):

Es un proyecto de biblioteca electrónica, iniciativa de la Fundación para el Apoyo a la

Investigación en Brasil y del centro Latinoamericano y del Caribe, que permite la

publicación electrónica de ediciones completas de las revistas científicas, mediante

una plataforma de software que posibilita el acceso a través de distintos mecanismos,

incluyendo listas de títulos y por materia, índices de autores y materias y un motor de

búsqueda.

LILACS (Literatura Latinoamericana y del Caribe en Ciencias de la Salud):

Es una base de datos cooperativa de la red BVS (biblioteca virtual en Salud) que

comprende la literatura relativa a las ciencias de la salud, publicada en los países de

Latinoamérica y Caribe, a partir de 1982. Recoge más de 400000 registros y contiene

artículos de cerca de 1300 revistas del área de la salud, de las cuales

aproximadamente 730 siguen siendo actualmente indizadas y posee también otros

documentos tales: tesis, libros, capítulos de libros, anales de congresos o

conferencias, informes científico-técnicos y publicaciones gubernamentales.

COCHRANEPLUS LIBRARY:

Es una base de datos elaborada por la Colaboración Cochrane, a través de la cual se

difunden sus trabajos. Los documentos se encuentran en inglés y contiene el texto

completo de revisiones y protocolos actualmente en curso y las referencias

bibliográficas de otros documentos de interés.

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19

TABLA 1 “ESTRATEGIA DE BÚSQUEDA DIALNET”

BASE DE DATOS: DIALNET

FECHA ESTRATEGIA DE

BÚSQUEDA

ARTÍCULOS

ENCONTRADOS

ATÍCULOS

SELECCIONADOS

10/03/2016 Agitación

psicomotriz

24 2 (2, 5, 9)

10/03/2016 Contención verbal 9 1 (1)

10/03/2016 IE y ansiedad 69 2 (36, 38)

10/03/2016 IE y agresividad 11 1 (25, 27)

10/03/2016 IE y agitación 1 0

10/03/2016 IE y empatía 66 3 (21, 39, 28 )

10/03/2016 IE y felicidad 30 6 (40, 43, 18, 33,

34, 35 )

IE y practica

psicmotriz

3 1 (19)

IE y calidad de las

relaciones

25 1 (20)

10/03/2016 IE y labilidad 1 0

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20

TABLA 2. “ESTRATEGIA DE BÚSQUEDA SCIELO”

BASE DE DATOS: SCIELO

FECHA ESTRATEGIA DE

BUSQUEDA

ARTÍCULOS

ENCONTRADOS

ARTÍCULOS

SELECCIONADOS

Inteligencia

emocional

22 0

22/03/2016 Inteligencia

emocional AND

ansiedad

2 0

22/03/2016 IE y agitación 0 0

22/03/2016 Inteligencia

emocional y

agresividad

1 1 (30)

22/03/2016 Inteligencia

emocional y

labilidad emocional

0 0

22/03/2016 Inteligencia

emocional y

empatía

1 0

22/03/2016 Contención

mecánica

1 1 (14)

TABLA 3 “ESTRATEGIA DE BÚSQUEDA LILACS”

BASE DE DATOS: LILACS

FECHA ESTRATEGIA DE

BUSQUEDA

ARTICULOS

ENCONTRADOS

ARTICULOS

SELECCIONADOS

29/03/2016 IE AND agitación 1 0

29/03/2016 IE AND ansiedad 5 2(38, 41)

29/03/2016 IE AND labilidad

emocional

0 0

29/03/2016 IE AND empatía 8 1(28)

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21

TABLA 4 “ESTRATEGIA DE BÚSQUEDA EN COCHRANE PLUS LIBRAY”

BASE DE DATOS: COCHRANE PLUS LIBRARY

FECHA ESTRATEGIA DE

BÚSQUEDA

ARTICULO

ENCONTRADOS

ARTICULOS

SELECCIONADOS

06/04/2016 Inteligencia emocional

AND agitación

2 0

06/04/2016 Inteligencia emocional

AND ansiedad

9 0

06/04/2016 Inteligencia emocional

AND labilidad

emocional

2 0

06/04/2016 Inteligencia emocional

AND agresividad

0 0

06/04/2016 Inteligencia emocional

AND empatía

0 0

06/04/2016 Inteligencia emocional

AND alteración

psicomotriz

0 0

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22

TABLA 5 “ESTRATEGIA DE BÚSQUEDA EN BUSCADORES ACADÉMICOS DE

INTERNET”

BASE DE DATOS: BUSCADORES ACADÉMICOS DE INTERNET

FECHA ESTRATEGIA DE

BÚSQUEDA

ARTÍCULOS

ENCONTRADOS

ARTÍCULOS

SELECCIONADOS

15/02/2016 IE y salud física y

mental

3 (22, 36, 20)

15/02/2016 IE y estrategias de

afrontamiento

1 (23)

15/02/2016 IE y salud 3 (31, 32, 42)

20/02/2016 IE y acoso escolar 1 (37)

20/02/2016 IE en España 1 (26)

20/02/2016 IE y violencia 1 (29)

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23

RESULTADOS

LA INTELIGENCIA EMOCIONAL, LA CONDUCTA MOTORA Y LA AGRESIVIDAD

Según Núñez Lara M. en su artículo sobre “La IE en la práctica psicomotriz”, en todos

los comportamientos hay un contenido emocional y dependiendo de la historia

genética y personal de cada uno de ellos, tendrán características típicas diferenciales,

consideran así, todos los pedagogos que, “para la Inteligencia Emocional, casi todas

las técnicas psicopedagógicas ayudan a la práctica psicomotriz, conduciendo a un

mejor desarrollo”. La “salud emocional” se dinamiza a través del ejercicio de la

inteligencia emocional que envuelve a las conocidas inteligencia intrapersonal e

inteligencia interpersonal y que esa definición sencilla y didáctica de la IE traducida en

la aceptación, expresión y control de las emociones. Como explica Núñez Lara M. en

su artículo todos los movimientos psicomotriz comparten de alguna manera una dosis

de tipo emocional, por lo que Pierre Vayer en su libro “el diálogo corporal” “afirma que

el primer yo que se construye en el ser humano durante el proceso del crecimiento

para convertirse en persona es el yo corporal” (19).

Como exponen en el artículo “conducta agresiva e IE en la adolescencia” los autores

refieren que “la congruencia de los resultados en la relación entre IE y relaciones

sociales (independientemente de la conceptualización de la IE) pone de manifiesto la

relevancia del manejo emocional en las interacciones agresivas. Presentar

pensamientos negativos sobre los demás y sobre la vida son los aspectos más

relacionados con las dificultades para gestionar las emociones propias y ajenas”. Las

diferencias de mayor magnitud en inteligencia emocional, estos autores, las

encontraron “en relación a las dimensiones de agresión física y hostilidad”. Diversos

autores han puesto de manifiesto que las personas con comportamientos agresivos

muestran deficiencias en autocontrol emocional y empatía, características propias de

la IE rasgo, la cual definen como “constelación de disposiciones y habilidades

autopercibidas relacionadas con la emoción”. Refieren que las personas con

puntuaciones bajas en IE tienen más dificultades para abordar las situaciones

sociales, debido a que no son capaces de manejar adecuadamente sus emociones,

pudiendo llegar a actuar de forma agresiva ante situaciones que les desconciertan.

Inglés CJ, et al., afirman que las personas “con altas puntuaciones en agresión física,

verbal y hostilidad e ira presentaron puntuaciones significativamente más bajas en IE

(entendida como habilidad y percepción sobre las relaciones interpersonales) rasgo”.

Por lo que en el estudio realizado con adolescentes, concluyen que “aquellos con

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24

mayor habilidad para entender las emociones de otras personas tenían una mejor

percepción de sus relaciones. Los autores de este trabajo concluyen que la IE rasgo

está especialmente vinculada a las manifestaciones agresivas conductuales de tipo

físico y a las cogniciones” (25).

Blázquez Alonso M y Moreno Manso JM, en el artículo “análisis de la inteligencia

emocional en la violencia de género” nos exponen que “las habilidades emocionales

aparecen como herramienta de prevención terciaria, es decir, como elementos

paliativos de un fenómeno ya avanzado, con el objetivo terapéutico de intervenir

trastornos o sintomatología ya consolidada y prevenir así su proyección o ascenso

futuro”. Los hallazgos encontrados por Blázquez Alonso M, et al., en su artículo

“señalan como principales carencias, en las habilidades de comunicación, como a la

hora de mantener relaciones sanas con los demás, un pobre control emocional, lo que

conlleva a una incapacidad para controlar sus impulsos violentos, un nivel bajo de

autoestima, dificultades en la toma de decisiones y resolución de problemas y manejo

de estrés” (27).

La capacidad de regular las emociones negativas a través del uso de las mismas

como estrategias prácticas de afrontamiento, pueden ayudar a evitar la perpetración

de la violencia, como afirman Blázquez-Alonso M, et al., en su artículo “La

competencia emocional como recurso inhibidor para la perpetración del maltrato

psicológico en la pareja”. Como concluyen Ratner de Rais K, en su artículo “Diseño de

un programa de actividades que promueven la inteligencia emocional como

herramienta preventiva contra la violencia”, “la falta de competencia emocional es una

de las razones por las que se puede manifestar la sobre activación del

comportamiento violento, debido a una falta de regulación de las emociones, y a una

falta de comprensión y empatía por los sentimientos ajenos”. “Los descubrimientos

neurológicos sobre las emociones han demostrado la influencia que tienen las

emociones en la toma de decisiones, en la claridad del pensamiento, y también en el

comportamiento agresivo y violento”. Ratner de Rais K, concluyen que reforzar las

habilidades emocionales son esenciales para evitar los problemas la agresividad y la

violencia (29).

En el artículo “Emociones, estilos de afrontamiento y agresividad en la adolescencia”

redactado por Mestre V, et al., afirman que “en todos los modelos, el efecto directo de

la inestabilidad emocional y la empatía sobre la agresividad es significativo, siempre

positivo en el primer caso pero negativo en el segundo, estos resultados confirman la

importancia de la empatía como una emoción orientada al otro, que incluye la

comprensión y la expresión de sentimientos, en la inhibición de la agresividad”.

Page 28: Prevención y control de la agitación psicomotriz · trastorno por ideas delirantes (paranoia); y la no psicótica, que incluye crisis de angustia, crisis histérica, trastorno de

25

Acaban concluyendo que la inestabilidad emocional y la falta de autocontrol en

situaciones sociales, derivan en una escasa capacidad para frenar la impulsividad y la

emocionalidad, que correlaciona negativamente con la empatía y tiene un efecto

directo y positivo sobre la agresividad. Estos resultados son coherentes con otros

estudios realizados que concluyen que el efecto de la impulsividad y la falta de

autocontrol conllevan a la agresividad y al desajuste social (Caprara & Pastorelli, 1993;

Carlo et al., 2010; Del Barrio et al., 2009) (30).

LA INTELIGENCIA EMOCIONAL Y LA ANSIEDAD

Martínez González, et al., en el artículo de “Inteligencia emocional en la salud física y

mental” refieren que “puntuaciones altas en IE se han asociado con una mejor

recuperación ante eventos negativos, menor nivel de estrés, mayor satisfacción vital,

menor alexitimia”. En este artículo los autores concluyen que “niveles bajos de IE se

relacionan con ciertos desajustes emocionales como la sintomatología depresiva, la

alexitimia o dificultad para expresar verbalmente sentimientos y escasa conciencia

emocional, niveles mayores de ansiedad, trastornos de personalidad, conducta

antisocial, trastornos de alimentación, como la bulimia y sintomatología somática. La

inteligencia emocional actúa como protector de la salud mental e influye en la

disminución de la vulnerabilidad hacia los estados emocionales negativos y

depresivos”, por lo que, como afirman en este artículo de “Inteligencia emocional en la

salud física y mental” los autores Martínez González AE, et al., “las personas con

ciertos rasgos de personalidad (neuroticismo y extraversión) tienen una mayor

tendencia a realizar estrategias de regulación emocional ante situaciones de estrés o

depresión”, exponiendo como conclusión que “las personas que presentan

diagnósticos de trastornos de personalidad se caracterizan por tener una capacidad

baja para auto-regularse emocionalmente y afrontar las situaciones de estrés. Esto es

así, posiblemente, debido a la dificultad o falta de comprensión de las emociones” (22).

Martínez González AE, et al., en el artículo “Relaciones entre Inteligencia Emocional y

Estrategias de Afrontamiento ante el Estrés” afirman que “niveles altos de IE se

relacionan con estrategias de afrontamiento basadas en la reflexión y la resolución de

problemas, mientras que el déficit de habilidades de competencia emocional, como la

expresión emocional y el conocimiento de las propias emociones, interfieren en la

capacidad para utilizar estrategias de afrontamiento adaptativas ante las emociones

negativas o el estrés, basadas en la inhibición activa, la evitación y la rumiación

cognitiva perjudicando a la salud física y mental”, por lo que “las personas con

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26

puntuaciones bajas en los componentes de la IEP (Inteligencia emocional percibida)

se asocian a niveles altos de estrés”. Según estos autores, “la IEP no solamente

facilita la mayor asimilación y adaptación en situaciones de estrés con estrategias

activas de afrontamiento, sino que ayuda a la mayor comprensión, aceptación y

adaptación en momentos de estrés continuo e intenso como son los procesos de

dolor, enfermedad y muerte, reduciendo los niveles de ansiedad y de deterioro”. Por

todo ello, Martínez González AE, et al., concluyen que “la IE está asociada a ciertas

estrategias de afrontamiento al estrés y auto-regulación emocional, que la IEP está

implicada en la adecuada gestión de las emociones y es un factor determinante para la

salud, siendo un buen predictor de la salud mental y física, facilitando el afrontamiento

al estrés” (23).

Hervás G y Vázques C, en el artículo de “La regulación afectiva: Modelos,

investigación e implicaciones para la salud mental y física” afirman que “La evitación

de la experiencia emocional se ha descubierto como una estrategia de regulación

desadaptativa que lejos de ser útil, parece estar asociada a ciertos problemas como el

trastorno de pánico (Feldner, Zvolensky, y Spira, 2003), o el trastorno de ansiedad

generalizado (Roemer, Salters, Raffa, y Orsillo, en prensa)” (35).

Según el artículo “Factores protectores de la salud mental: Un estudio comparativo

sobre valores, autoestima e inteligencia emocional en población clínica y población

general” de los autores Góngora VC y Casullo MM, refieren que “la dimensión estado

de ánimo también contribuyó a distinguir una alta proporción de sujetos con alta y baja

ansiedad junto con la dimensión manejo de estrés” (41).

LA INTELIGENCIA EMOCIONAL Y LA LABILIDAD EMOCIONAL

Jiménez MI y López-Zafra E, en el artículo “El autoconcepto emocional como factor de

riesgo emocional en estudiantes universitarios” afirman que “el factor neuroticismo, es

el que más se relaciona con la IE”, como afirman también los autores Martínez

González AE, et al., en el artículo de “Inteligencia emocional en la salud física y

mental” (22).

Mestre V, et al., en el artículo “Emociones, estilos de afrontamiento y agresividad en la

adolescencia” refieren que la inestabilidad emocional favorece el afrontamiento

improductivo (30).

Ortega Navas MC, en su artículo “La educación emocional y sus implicaciones en la

salud”, expone que “la educación emocional es el desarrollo de competencias

emocionales y su finalidad, precisamente, es la optimización y armonización del

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27

bienestar personal y social. Las competencias emocionales hacen referencia a un

conjunto de conocimientos, habilidades, actitudes, procedimientos y comportamientos

que permiten comprender, expresar y regular de forma apropiada los fenómenos

emocionales”, refiere que “la educación emocional permite un mejor conocimiento de

nosotros y de los demás que se traducen en una mejor comprensión y control de las

emociones negativas, contribuyendo a una mayor posibilidad de prevenir

enfermedades que repercuten negativamente en nuestro estado de bienestar, adoptar

estilos de vida más saludables y afrontar las situaciones de estrés. La IE es

fundamental para la educación emocional”, como concluye Ortega Navas MC, “al

contribuir a una mejora de la salud física y mental, a la reducción de conflictos en las

interacciones sociales, al aumento de la empatía, a la reducción del estrés y a la

mejora del estado de bienestar” (31).

En el artículo de 2008, exponen que “se han obtenido correlaciones significativas y

positivas entre neuroticismo y percepción de emociones, así, altas puntuaciones en

este factor de personalidad que es el más universal, indican que la persona tiende a

ser emocionalmente más inestable, es decir que el sujeto presenta una mayor

susceptibilidad o una mayor vulnerabilidad a las perturbaciones psicológicas”. Estos

autores concluyen con que “la presencia de estado de ánimo depresivo, problemas de

sueño y apetito, pérdida de energía y de la capacidad de pensar (Percepción,

comprensión y regulación de emociones), parecen correlacionar con la aparición de

sintomatología depresiva” (32).

Salvador Ferrer CM, en su artículo “estudio de la relación entre la inteligencia

emocional y la gratitud”, afirma que “la inteligencia emocional influye sobre la gratitud,

siendo especialmente importante la regulación emocional”, coincidiendo estos

hallazgos con los resultados obtenidos en el trabajo de Anmin, Qinyuan, Qiuping y

Qiuping (2012). “Estos autores estudiaron la relación existente entre la gratitud, la

inteligencia emocional y el burnout en una muestra de profesores. Entre sus hallazgos

se obtiene una relación entre la gratitud y la inteligencia emocional, datos similares se

encontraron en otro estudio desarrollado por Qiuping y Anming (2012). Según señalan

Fernández-Berrocal y Extremera (2002) ser capaces de dirigir nuestra energía hacia el

logro de una meta, siendo capaz de superar los obstáculos encontrados durante el

proceso, o dicho con otras palabras, la “regulación emocional”, es un elemento

fundamental en la inteligencia emocional”. Estos hallazgos van en consonancia con los

hallados en el “Estudio de la relación entre la inteligencia emocional y la gratitud”,

demostrándose además, que la regulación emocional es fundamental en la gratitud.

Los resultados coinciden con los ofrecidos por Rey (2009), quien señala que “el auto-

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28

control es un componente muy importante y que existe cierta relación con la gratitud”.

Se han hallado similitudes en el trabajo de Nelson, de Lucca, Brien, Calkins, Leerkes y

Marcovitch (2013), donde estos autores encontraron que “existía una vinculación entre

la gratitud y el conocimiento de las emociones”. Salvador Ferrer CM, en este trabajo

concluye que “existe evidencia empírica para demostrar la importancia de la gratitud y

la inteligencia emocional, además, los hallazgos reflejan que la inteligencia emocional

es determinante de la gratitud, luego si queremos que las personas muestren

comportamientos de agradecimiento, y consecuente con ello que sean más felices o

gocen de bienestar, tendríamos que trabajar la inteligencia emocional, especialmente

la regulación” (33).

El concepto básico de inteligencia emocional, desarrollado por Salovey y Mayer

(1990), afirma que “la capacidad de las personas para ver, comprender y regular sus

emociones y las de los demás, favorece la adaptación emocional”. Según Limonero

(2012), “la inteligencia emocional puede ser considerada una variable importante en la

mediación de los acontecimientos vitales y sus consecuencias sobre la salud y el

bienestar de las personas. Por ello podemos entender que esta forma de inteligencia

puede ser capaz de disminuir la emociones desadaptadas y facilitar los estados de

ánimo positivos” (MacCann, Fogarty, Zeidner y Roberts, 2011), “de ahí su importancia

en la configuración de los niveles de resiliencia”. “Otros estudios que muestran la relevancia de la inteligencia emocional en la configuración de la resiliencia afirman que

las emociones positivas se relacionan significativamente con estrategias de regulación

de acontecimientos estresantes, recursos para afrontar el riesgo y la adversidad, y la

capacidad de resiliencia” (Fredrickson, 2001; Lengua y Long, 2002; Limonero, Tomás

y Fernández, 2006; Lyubomirsky, King y Diener, 2005; Salovey, Rothman, Detweiler y

Steward, 2000; Tugade, Fredrickson y Barrett, 2004). En cuanto a los trastornos

psicológicos, que mencionan Hervás G y Vázques C “en primer lugar debemos citar el

trastorno de personalidad límite cuyo elemento central es precisamente la

desregulación emocional” (Linehan, 1993). “Conductas muy patológicas propias de

este trastorno como son las autolesivas o los intentos de suicidio se consideran cada

vez más como intentos extremos de regular estados emocionales muy negativos

(Gratz, 2003). Pero la desregulación emocional puede estar en la base de una gran

variedad de trastornos psicológicos. Algunos autores por ejemplo sugieren que los

trastornos por consumo de sustancias como el alcohol a menudo son mantenidos e

incluso iniciados por un intento de controlar y escapar de estados emocionales

negativos (McNally et al., 2003)”. “De forma complementaria, la evitación de la

experiencia emocional se ha descubierto como una estrategia de regulación

Page 32: Prevención y control de la agitación psicomotriz · trastorno por ideas delirantes (paranoia); y la no psicótica, que incluye crisis de angustia, crisis histérica, trastorno de

29

desadaptativa que lejos de ser útil, parece estar asociada a ciertos problemas como el

trastorno de pánico (Feldner, Zvolensky, Eifert, y Spira, 2003), o el trastorno de

ansiedad generalizada (Roemer, Salters, Raffa, y Orsillo, en prensa) entre otros” (34).

Como argumentan Hervás G y Vázques C, en el artículo de “La regulación afectiva:

Modelos, investigación e implicaciones para la salud mental y física”, refieren que “la

influencia de la regulación afectiva y los rasgos asociados en los niveles de felicidad y

satisfacción con la vida parece evidente, pero también hay una creciente evidencia de

que las disfunciones en los procesos que modulan una efectiva regulación emocional

pueden jugar un papel destacado en la propensión a desarrollar diferentes trastornos

psicológicos e incluso físicos” (35).

En el estudio transcultural, realizado por Fernández-Berrocal P, et al., en el artículo

“Cultura, Inteligencia emocional percibida y ajuste emocional: Un estudio preliminar”

exponen que “el ajuste emocional se asocia primordialmente con la IEP (un 23% de la

varianza) y con dimensiones culturales (aproximadamente un 7%). En concreto, las

personas con mayores puntuaciones en Claridad y Reparación percibida presentan

indicadores de Ajuste Emocional mejores tal como ocurre en estudios previos

(Fernández-Berrocal, Ramos y Extremera, 2001; Salovey, et al., 1999; Salovey, et al.,

1995; Salovey, et al., en prensa)” (36).

LA INTELIGENCIA EMOCIONAL Y EMPATÍA

Según afirman Extremera Pacheco N y Fernández Berrocal P, en el artículo de

“Inteligencia emocional, calidad de las relaciones interpersonales y empatía en

estudiantes universitario”, “las habilidades de manejo emocional predicen mejores

interacciones positivas y menores interacciones negativas, por lo que una atención

emocional negativa no solo afecta al ajuste psicológico sino que, además, o bien como

consecuencia de esto último, también tiene repercusiones en el funcionamiento social.

La comprensión de las emociones de los demás parte de un conocimiento adecuado

de las propias emociones. Así, es posible que las personas con una buena compresión

de sus emociones extrapolen esa habilidad al campo extrapersonal, así los individuos

que prestan una atención excesiva a sus sentimientos realizarán el mismo proceso

cuando atienden a los sentimientos de otras personas, lo que explicaría las relaciones

positivas entre atención emocional propia e implicación emocional ajena”. Extremera

Pacheco N y Fernández Berrocal P, explican que “los factores de claridad (mayor

capacidad de discriminación entre los estados emocionales de los demás y los

propios) y reparación se han visto vinculados con indicadores positivos de bienestar,

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30

salud mental y autoestima, por lo que no parece extrañar que correlacionen

negativamente con la dimensión empática de malestar personal y positivamente con

toma de perspectivas” (20).

Con respecto a las relaciones observadas en el estudio de Gorostiaga A y Balluerka N,

en el artículo “Evaluación de la empatía en el ámbito educativo y su relación con la

inteligencia emocional” refieren que “entre la empatía y la inteligencia emocional se

asemejan a las encontradas en otros trabajos, al evidenciarse que las personas con

una buena atención a sus emociones extrapolan esa habilidad al campo interpersonal

(López-Pérez et ál., 2008). Esto explicaría las relaciones positivas de la Atención

emocional con la Empatía global y con sus dimensiones. Por otro lado, las bajas

correlaciones del Estrés empático con la claridad y la reparación emocional pueden

deberse a la vinculación existente entre estas dimensiones y los indicadores positivos

de bienestar, salud mental y autoestima (Salovey et ál., 2002). Así, a pesar de que las

personas con alta claridad y reparación son capaces de trasladar estas habilidades

emocionales intrapersonales a las demás personas, desde un punto de vista

adaptativo, comprender y compartir el malestar emocional de los demás (Estrés

empático) requiere un gran esfuerzo. En este sentido, sus resultados son similares a

los observados en diferentes estudios (Extremera y Fernández-Berrocal, 2004; López-

Pérez et ál., 2008; Salovey et ál., 2002)” (21).

Como nos exponen Mestre V, et al., en el artículo de las “Emociones, estilos de

afrontamiento y agresividad en la adolescencia”, “la empatía facilita el afrontamiento

centrado en la resolución de problemas y en la relación con los demás, mientras que la

falta de empatía guarda relación con un estilo de afrontamiento más improductivo”

(30).

En el artículo de “Inteligencia emocional en las víctimas de acoso escolar y en los

agresores” de los autores Garaigordobil M. y Oñederra JA, afirman que “los

adolescentes que tenían un nivel alto de conductas antisociales-delictivas mostraban

bajo nivel de pensamiento constructivo global o IE, bajo nivel de eficacia, de actividad,

de responsabilidad, de extremismo, de ilusión, de pensamiento estereotipado y de

tolerancia, concluyendo así que, los agresores tienen un bajo índice de inteligencia

emocional, en los aspectos de empatía, autocontrol y habilidades sociales” (37).

Los autores López Jiménez MT, et al., en el artículo “Funcionamiento familiar,

creencias e inteligencia emocional en pacientes con trastorno obsesivo-compulsivo y

sus familiares”, nos explican que “al mejorar el funcionamiento familiar, el perfil de IE

presenta características óptimas tanto en el paciente como en los familiares,

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31

situándolos en condiciones de lograr mejores resultados terapéuticos durante algún

tiempo, con lo que afirman que las familias con menor adaptación y mayor rigidez

tienen dificultades en su regulación emocional sobre todo en el área de inhibición de

impulsos, por lo que logra ejercer un control en sus familias que los lleva a presentar la

desregulación emocional obstaculizando un funcionamiento apropiado y productivo en

las relaciones consigo mismo, con los otros y con su entorno, concluyen que, en las

familias con alta cohesión y adaptación baja, se presentan niveles más elevados de

depresión y ansiedad tanto en pacientes como en familiares”. Según los autores,

“estas modificaciones cognitivas y conductuales favorecen que la familia se encuentre

en mejores condiciones de proporcionar al paciente un apoyo efectivo, que se traduce

en constancia para la aplicación de las estrategias conductuales que favorecen un

mejor manejo de los síntomas” (38).

Isaza-Zapata GM y Calle-Piedrahíta JS, en el artículo “Un acercamiento a la

comprensión del perfil de la Inteligencia Emocional” refieren que “las relaciones que

se generan a partir de la autorregulación o control de sí mismo, se pueden considerar

como una habilidad para controlar las propias emociones e impulsos y canalizarlos

hacia una meta; permiten una mayor probabilidad que las personas tengan autocontrol

ante diversas experiencias”. Estos autores afirman que “la empatía se relaciona con

colocarse en la posición del otro y descubrir los sentimientos de otros, por medio del

comportamiento y del diálogo, juzgarse a sí mismo es una característica de la

autoestima; es aprender de sí mismo, logrando abrir la inteligencia emocional hacia los

demás, en relación con una imagen mejorada de su ser. Goleman (1995) buscó inducir

a las personas a desarrollar a plenitud habilidades y destrezas emocionales, para

lograr ser más eficaces en la vida y en el trabajo, en razón del dominio de éstas; es

decir, controlar las emociones analizando sus efectos y causas en el ser humano para

lograr una interrelación social más abierta. Por lo tanto, es una forma de expresión -

verbal o no verbal de las emociones; es aprender a controlarlas, para equilibrar lo inter

e intrapersonal”. Según Isaza-Zapata GM y Calle-Piedrahíta JS, “actualmente la

inteligencia emocional lleva al ser humano a equilibrar las emociones, las reacciones,

los sentimientos, la motivación, entre otros, hacia una capacidad de relacionarse mejor

con las personas, de ser único y original basado en el control de la emoción y del

intelecto, para reflejarse en los demás” (39).

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32

LA INTELIGENCIA EMOCIONAL Y LA SALUD MENTAL

Collado Fernández D y Cadenas Sánchez C, en el artículo “Educación de las

emociones ¿un reto?” afirman que “se ha comprobado como las personas con actitud

positiva tienen una salud óptima frente a aquellas que tienden a generar pensamientos

pesimistas que, posteriormente, se verán afectados con más enfermedades y una

forma física perjudicada” (18).

Según el artículo “la investigación emocional en España” por Fernández-Berrocal P y

Extremera N, “las variables que mejor explican la autoestima fueron expresión

emocional, atención emocional y regulación emocional, así como los niveles de

satisfacción vital son predichos por la claridad emocional y la regulación emocional

incluso controlando la variable autoestima. Este estudio evaluó la validez predictiva e

incremental de la inteligencia emocional sobre depresión, controlando variables

sociodemográficas y los estilos de respuesta, encontrando relaciones significativas

entre el estilo de respuesta utilizado por los individuos y sus niveles depresivos”. En

este artículo, los autores, observan “un patrón progresivo de déficit emocional: Las

personas con depresión grave y ligera muestran menos habilidades emocionales que

las que no tienen depresión, por lo que los hallazgos del presente estudio apoyan la

importancia de la inteligencia emocional en la comprensión de las diferencias

individuales en sintomatología depresiva. También hay relaciones significativas entre

los componentes de la inteligencia emocional percibida (IEP) y el ajuste psicológico,

existiendo un perfil de IEP característico en las personas con mayor emocionalidad

negativa” (26).

Como conclusión del artículo “Un acercamiento a la comprensión del perfil de la

Inteligencia Emocional”, los autores Isaza-Zapata GM y Calle-Piedrahíta JS,

comparten la afirmación de que “cuando se aprende a identificar y a analizar las

sensaciones y no a las personas, a tomar tiempo para reflexionar e identificar deseos y

temores más que acciones, se mejora la inteligencia emocional que contribuirá a la

búsqueda de la felicidad” (39).

Como afirman Fernández-Berrocal P y Extremera N, en su artículo “La inteligencia

emocional y el estudio de la felicidad” las diferentes investigaciones y los resultados

demuestran que las habilidades propias de la inteligencia emocional, como la de

percibir, comprender, asimilar y regular emociones, tienen una relación positiva con la

felicidad, el funcionamiento social y el bienestar físico y psicológico, tanto en los

individual como en los social. Como exponen en este artículo los autores, “en una

investigación llevada a cabo en EEUU en 2009 muestran que la IE es un factor

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protector tanto de la ideación como de los intentos de suicidio. Otras investigaciones

han indicado que la IE no es sólo un factor protector de los estados emocionales

negativos, sino que además está relacionada directamente con las emociones

positivas y el bienestar psicológico”. En este artículo, han comprobado como una baja

inteligencia emocional “es un factor de riesgo para el consumo de tabaco y alcohol en

la adolescencia, ya que los adolescentes emocionalmente inteligentes comprenden

mejor las presiones de sus compañeros para consumir y gestionan mejor las

discrepancias entre sus compañeros y las de su grupo, y en consecuencia, les facilita

la reducción de consumo de alcohol y tabaco” (40).

Góngora VC y Casullo MM, en su artículo “Factores protectores de la salud mental: Un

estudio comparativo sobre valores, autoestima e inteligencia emocional en población

clínica y población general” afirman que “un nivel alto de autoestima, mediante la

habilidad de sentir satisfacción de la vida, de disfrutar con otros expresando

emociones positivas (felicidad) claramente ha sido asociado con una población con

mejor salud mental, en tanto que los niveles bajos se asociarían con una población

con trastornos mentales”. En el estudio realizado, Góngora VC y Casullo MM, exponen

que, “el componente del estado de ánimo (felicidad y optimismo) resultó la variable

que mayor contribución tuvo para discriminar entre personas con alto y bajo nivel de

depresión. Desde el punto de vista de la patología, la formulación misma de depresión

supone un alto pesimismo, desesperanza y anhedonia, así como una baja

autoestima”. Los autores ponen de manifiesto que “los resultados están en clara

concordancia con los principio de la psicología positiva, que afirman que los aspectos

positivos también contribuyen a las variables patológicas y por lo tanto pueden

fortalecer a través de intervenciones positivas. La autoestima, como las dimensiones

de la inteligencia emocional, pueden ser promovidas a través de intervenciones

positivas específicas. Existen diversos programas de intervención destinados al

desarrollo de una alta autoestima así como a estimular la percepción de momentos de

satisfacción y bienestar” (41).

Rodríguez Corrales J, en su artículo “Inteligencia emocional y salud”, refiere que

“multitud de estudios experimentales han corroborado que las emociones tienen

influencias en la salud estableciendo un correlato entre el sistema nervioso (por donde

fluyen las emociones) y el inmunológico. Así un apropiado funcionamiento del sistema

inmunológico dependería en parte de una correcta regulación emocional. Si

catalogamos las emociones en positivas y negativas, podríamos decir que las positivas

(optimismo, alegría, esperanza, comprensión, solidaridad…) previenen la enfermedad

o la soportan mejor y aportan más garantía de éxito hacia la recuperación de la salud,

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34

y por el contrario, que las negativas (ira, desesperanza, estrés, ansiedad, depresión,

tristeza, pesimismo…), alteran el sistema inmunológico, favorece la aparición de la

enfermedad y la recuperación es más lenta y con menos garantía de éxito”.

Profundizando más en el tema de las emociones negativas como perturbadoras de la

salud, Rodriguez Corrales J, expone que “se descubrió que los sujetos que padecían

ansiedad crónica, hostilidad, periodos grandes de depresión, tristeza o pesimismo,

doblaban el riesgo de contraer enfermedades como dolores crónicos de cabeza, asma,

artritis, úlceras pépticas o problemas cardíacos, a causa del efecto poderoso de estas

emociones en el sistema nervioso autónomo (simpático) que es el que regula diversas

funciones del organismo” (42).

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35

4. CONCLUSIONES

En todos los comportamientos que tenemos en nuestra vida y en los actos que

realizamos, existe contenido emocional, que llevamos a cabo por alguna emoción que

nos hace reaccionar ante ciertos estímulos, por lo que para desarrollar la inteligencia

emocional, las técnicas psicopedagogas son de mucha ayuda. Para tener un buen

equilibrio de la salud emocional hay que poner en práctica ejercicios de la IE,

empezando cada uno con sus emociones y siguiendo con las de los demás, mediante

la aceptación, expresión y control de las mismas. En los artículos revisados

encontramos que la inteligencia emocional ayuda a interaccionar en las relaciones

sociales en el manejo emocional sobre las interacciones agresivas, ya que si nosotros

tenemos pensamientos negativos sobre lo que nos rodea, tendremos más dificultades

para gestionar esas emociones, y en consecuencia, las de los que nos rodean. Los

estudios han revelado que las personas que tienen una puntuación baja en IE, tienen

más dificultades para manejar correctamente sus emociones, lo que les lleva a unas

situaciones que no saben gestionar, como sus impulsos violentos, lo que conlleva a

que tengan un nivel bajo de autoestima, dificultades en la toma de decisiones y

resolución de problemas. Cuando se ven ante estas situaciones que les desbordan

emocionalmente, la forma que tienen de defenderse es la agresividad, que como se

dicen vulgarmente es “ponerse a la defensiva”. Como conclusión a los artículos

revisados, podemos decir, que los beneficios de la IE se basan en la capacidad de

poder regular las emociones negativas a través del uso de las mismas, como

estrategias de afrontamiento, por tanto, las habilidades emocionales son una

herramienta que previenen la proyección de una situación de agitación psicomotriz

durante la intervención de contención verbal realizada por la enfermera.

La IE está muy relacionada con la ansiedad, y ésta con el estrés, ya que el estrés nos

puede venir de una situación que requiera una adaptación, y si nuestra respuesta es

desadaptativa, entramos en situación de estrés, que prolongado en el tiempo, puede

crearnos una situación de ansiedad. La IE además de ayudarnos a asimilar y

adaptarnos ante ciertas situaciones de estrés, nos ayuda a comprender y aceptar la

situación, pudiendo adaptarnos a ella en un momento de estrés continuo e intenso,

como son los procesos de dolor, enfermedad y muerte, reduciendo así los niveles de

ansiedad que nos acarrea el estrés mantenido en el tiempo. En los artículos revisados

encontramos que las personas con bajos niveles de IE tienen ciertos desajustes

emocionales, lo que les lleva a tener niveles mayores de ansiedad entre otros

trastornos, como la sintomatología depresiva, alexitimia (dificultad para expresar

verbalmente los sentimientos) y escasa conciencia emocional. Los estudios concluyen

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que las personas que evitan la experiencia emocional, que se utiliza como una

estrategia de regulación desadaptativa, está asociada a trastornos de ansiedad

generalizada. Podemos concluir que la IE tiene beneficios sobre los trastornos de

ansiedad, ya que lleva a cabo estrategias de adaptación adecuadas, minimizando los

niveles de estrés continuos y consecuentemente de ansiedad durante la contención

verbal como intervención enfermera para evitar su progresión.

La labilidad emocional es un trastorno de la emoción, son altibajos emocionales,

cambios en la manera de expresar la afectividad, existiendo incongruencia, tanto en

las emociones negativas como en las positivas que podemos ver en la depresión o en

los trastornos de ansiedad generalizada. Los autores que hemos leído nos confirman

que la regulación afectiva, los niveles de felicidad y satisfacción con la vida influyen de

una manera evidente, por lo que una alteración en los procesos que modulan la

regulación emocional pueden desencadenar diferentes trastornos psicológicos como

por ejemplo el trastorno de personalidad límite, que se desencadena por una

desregulación emocional, y sus conductas se dice que son intentos extremos de

regular sus estados emocionales negativos. Por lo que se concluye que la IE se asocia

positivamente con el ajuste emocional, sobre todo las personas con mayores

puntuaciones en claridad y reparación, presentan indicadores de ajuste emocional

mejores como se ha podido comprobar es algunos estudios realizados, y por el

contrario se ha comprobado que la inestabilidad emocional favorece el afrontamiento

improductivo. En este caso podemos afirmar que la aplicación de la IE tiene beneficios

sobre la labilidad emocional, mejorando el ajuste emocional mientras se lleva a cabo la

intervención de contención verbal realizada por la enfermera.

Según los artículos revisados, hay evidencias que relacionan la IE y la empatía,

refiriendo que las personas que prestan una buena atención a sus emociones, harán lo

mismo con las emociones de los demás. Los autores comentan que, pese a las

evidencias anteriores, comprender y compartir el malestar emocional de los demás, lo

que se denomina estrés empático, requiere un gran esfuerzo, aún por parte de las

personas que tienen una alta claridad y reparación. La empatía la definen como la

habilidad de ponerse en el lugar del otro y descubrir los sentimiento de los demás a

través de las estrategias sociales, para ello es importante saber juzgarse a sí mismo,

característica importante de la autoestima, ya que aprendes de los sentimientos de

uno mismo y ello te lleva a lograr abrir la inteligencia emocional hacía los demás. La

falta de empatía con el entorno tiene relación con un estilo de afrontamiento

improductivo, lo que genera una falta de conocimiento de los propios sentimientos, y el

descontrol de los mismos, por lo que podemos encontrar también, que hay personas

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que prestan una atención excesiva a sus propios sentimientos, y como tal lo harán a

los de los demás, lo que relaciona la atención emocional propia e implicación

emocional ajena. Por todo ello, podemos concluir que aplicar la IE sobre el manejo de

la empatía tiene beneficios respecto a las relaciones intrapersonales como las

interpersonales en el trascurso de la intervención enfermera de contención verbal.

Los estudios realizados demuestran que la IE es un factor protector tanto de la

ideación como de los intentos de suicidio y está relacionada con las emociones

positivas y el bienestar psicológico. Las personas con un nivel alto de autoestima, que

tienen una buena habilidad de sentir satisfacción de la vida y de disfrutar con otros

expresando emociones positivas (felicidad), ha sido asociado con una población con

mejor salud mental, por el contrario los niveles bajos se asocian con una población

con trastornos mentales. Según los autores que hemos revisado la variable que más

contribuye para discriminar entre las personas con alto o bajo nivel de depresión es el

componente del estado de ánimo que es la felicidad y el optimismo. Patológicamente

las características de la depresión serían un alto pesimismo, desesperanza y

anhedonia, así como una baja autoestima. También los autores refieren que las

influencias de las emociones sobre el sistema nervioso y el sistema inmunológico,

obteniendo como resultado que una correcta regulación emocional es esencial para un

apropiado funcionamiento inmunológico. Podemos concluir que la aplicación de la IE

tiene beneficios sobre la salud mental durante la intervención de contención verbal

realizada por la enfermera, ya que las personas con actitud positiva tienen una salud

óptima, pudiendo fortalecerla a través de las intervenciones positivas, frente a aquellas

personas que tienden a generar pensamientos pesimistas que se verán afectados con

más enfermedades.

Tras el análisis realizado podemos exponer que la IE aplicada en la contención verbal

en situaciones de agitación psicomotriz, tiene beneficios para poder disminuir la

agresividad y la alteración psíquica y motora, así como la ansiedad, la labilidad

emocional, la empatía y la salud mental en pacientes que cursan con estos episodios.

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