Presentación de Teoria de La Recepción

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Presentación para clase de teoría de la recepción.

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  • TEORIA DE LA RECEPCIN Hans Robert Jauss quien habl por primera vez de la Teora de la

    Recepcin (o Esttica de la Recepcin), en la conferencia inaugural La historia literaria como una provocacin a la ciencia literaria, pronunciada el 13 de abril de 1967 en la Universidad de Constanza.

    Esa conferencia fue publicada en 1970 y alcanz la categora de MANIFIESTO.

    Jauss habl de la necesidad de reescribir la historia literaria teniendo en cuenta no tanto la autora o la obra en s misma, como se vena haciendo hasta el momento, sino ante todo la RECEPCIN, pues era esa la que al fin y al cabo, daba sentido a los textos y de esa manera abri el camino para una sistematizacin terica y metodolgica de la recepcin literaria.

  • Dice Hans Robert Jauss: Una renovacin de la historia de la literatura exige destruir los prejuicios del objetivismo histrico, as como fundamentar la esttica de produccin y de representacin tradicional en una esttica de la recepcin y del efecto. La historicidad de la literatura no se basa en una relacin de hechos literarios, elaborada post festum, sino que se basa en la experiencia procedente de la obra literaria hecha por el lector [] El historiador de la literatura debe convertirse siempre l mismo primero en lector, antes de comprender y clasificar una obra Jauss critica, por tanto, que el receptor adopte una actitud pasiva y se limite a recibir el significado inherente del texto, pues si as fuera: Por qu un texto no es recibido igual por un lector del pasado que por otro actual?

  • Esto tambin se lo pregunta Wolfgang Iser, quien rechaza la idea de que un texto tenga un significado nico e independiente, pues si fuese as: (), entonces nos preguntaremos por qu los textos juegan al escondite con los intrpretes; pero, ms todava, por qu las significaciones, una vez encontradas, pueden cambiar nuevamente, siendo as que las letras, palabras y frases del texto permanecen siendo las mismas. (Iser, en Warning, 1989:134).

  • La respuesta es bien sencilla: porque aunque es cierto que est condicionado por el texto, el significado slo se produce mediante la interaccin entre este y el lector. No debemos confundir el texto con la obra, pues esta ltima se refiere al punto de convergencia entre el texto y el lector, de ah su carcter virtual; en otras palabras: La obra de arte es la constitucin del texto en la conciencia del lector (Iser, en Warning, 1989:149).

  • As, lo que se debe estudiar es esta interaccin, pues de poco servira estudiar los constituyentes de la obra uno por uno de forma aislada. EL SIGNIFICADO, LA OBRA FINAL, resulta de la interaccin entre EL TEXTO (producto de un autor) y EL LECTOR, pero: Cmo se produce dicha interaccin?, De qu depende el significado que se interprete? Tanto para Jauss como para Iser de dos conceptos, fundamentalmente: EL HORIZONTE DE EXPECTATIVAS, Y LOS VACOS O DETERMINACIN.

  • La idea del horizonte de expectativas, heredera del horizonte de preguntas de Gadamer, aparece ya en la conferencia de 1967, donde Jauss lo define como: Aquel horizonte que engloba los presupuestos bajo los cuales un lector recibe una obra (Jauss, en Rall, 1987:248). Esto explicara, dice el autor, por qu un texto no es recibido igual por un lector del pasado que por otro actual.

  • El trmino ms preciso de horizonte de expectativas fue introducido por la sociologa de Karl Mannheim para quin existe un conjunto de principios o normas que estructuran el pensamiento de una sociedad en un momento espaciotemporal concreto. As, nuestro horizonte de expectativas estara constituido por los eventos que se destacan en nuestra experiencia social (por ejemplo, seguir ciertas costumbres y usos, el respeto de ciertas jerarquas sociales, la educacin que se recibe en cada sociedad, etc.), pero por otra parte, tambin tendra en cuenta gran nmero de actos que no son previsibles, lo que no significa que estemos preparados para todo, pues se trata de una imprevisibilidad relativa, existente dentro de los parmetros de cada estructura social.

  • Por su parte, Popper afirma que toda observacin responde a una pregunta, a un problema, y est orientada por un horizonte de expectativas. Esto, reconoce es muy importante para el aprendizaje, ya que muchas veces tomamos conciencia de dichas expectativas cuando no se cumplen, y es esta contrariedad la que nos obliga a reconstruir o modificar el conjunto de nuestros horizontes de expectativas (Cfr. Iglesias Santos, en Villanueva, 1994: 58).

  • Esta dialctica de preguntas y respuestas ser tomada por Gadamer en relacin con el texto y el lector, y posteriormente por Jauss. Para Gadamer el texto es una respuesta a una pregunta, pero una respuesta que no es plenamente satisfactoria y que, a su vez, genera nuevas preguntas que el lector debe responder. A esto Gdamer denomina horizonte de preguntas y aade que para comprender un texto se requiere una fusin de horizontes, el del texto y el del intrprete, el del pasado y el del presente (Rothe, en Mayoral, 1987:1617). Otro punto importante para Gadamer, que tambin influir en Jauss, son los PREJUICIOS, que resultan de una determinada situacin y que condicionan al intrprete, pero no coartndolo, sino guindolo y, de alguna forma, posibilitando el conocimiento, pues son estos prejuicios, precisamente, los que nos permiten asumir lo desconocido, pues entendemos lo nuevo dentro del contexto de lo conocido y lo que es absolutamente nuevo es, para nosotros, ininteligible.

  • Tomando conciencia de estas teoras, Jauss afirma que EXISTEN DOS HORIZONTES DE EXPECTATIVAS, EL DEL AUTOR Y EL DEL RECEPTOR, que si bien coinciden en el momento en que aparece la obra, despus se irn distanciando, pues mientras el primero permanece fijo, el segundo, ir cambiando dependiendo del momento socio histrico en el que nos encontremos. Segn Jauss, cuanto menos se aleja un texto del horizonte de expectativas, mayor es su carcter de entretenimiento, y cuanto ms, mayor su valor artstico. Esto es lo que denomina DISTANCIA ESTTICA, reconociendo que hay textos que rompen de tal manera con el horizonte de expectativas imperante que o bien, se forman su propio pblico, o bien se rechazan por ininteligibles.

  • Alrededor de 1975, Jauss da un paso ms y diferencia entre un horizonte de expectativas literario (o intraliterario), implcito en el texto (la precomprensin del gnero literario, por ejemplo), y un horizonte social (o extraliterario), que viene dado por el contexto en el que se sita el lector o lectores. As, reconoce que un anlisis de la experiencia literaria del lector o si se quiere de una sociedad de lectores del presente o de una poca pasada debe comprender los dos lados de la relacin texto lector, es decir, el efecto como elemento de concretizacin de sentido condicionado por el texto, y la recepcin como elemento de esa misma concretizacin condicionado por el destinatario como proceso de mediacin o fusin de dos horizontes (Jauss, en Mayoral, 1987:77).

  • En otras palabras, para Jauss no basta con reconstruir el horizonte de expectativas intraliterario, deducible del texto, para saber por qu una obra es entendida de una forma hoy, y puede ser entendida de otra forma maana. Para este autor, es necesario reconstruir tambin aquellas expectativas y normas proporcionadas por el mundo real, que: () en una situacin de fuentes ideal, pueden reducirse a la situacin histrico econmica (Jauss, en Mayoral, 1987:62)7.

  • Reproducimos las propias palabras de Jauss para explicar cmo se produce la fusin entre estos dos horizontes en el lector: El lector empieza a entender la obra nueva () en la medida en que, recibiendo las orientaciones previas que acompaan al texto, construye el horizonte de expectativas intraliterario. Pero el comportamiento respecto al texto es siempre a la vez receptivo y activo. El lector slo puede convertir en significado actual el sentido potencial de la obra en la medida en que introduce en el marco de referencia de los antecedentes literarios de la recepcin su comprensin previa del mundo. sta incluye sus expectativas concretas procedentes del horizonte de sus intereses, deseos, necesidades y experiencias, condicionado por las circunstancias sociales, las especficas de cada estrato social y tambin las biogrficas. El hecho de que incluso en este horizonte del mundo de la vida han entrado de nuevo experiencias literarias apenas necesita aclaracin. La fusin de los dos horizontes el dado previamente por el texto, y el aportado por el lector puede realizarse espontneamente en el disfrute de las expectativas cumplidas, en la liberacin de los imperativos y la monotona de la vida ordinaria, en el acceso a una propuesta de identificacin o, de manera an ms general, en la afirmacin de una ampliacin de la experiencia. Pero puede producirse tambin reflexivamente como consideracin distanciada, como reconocimiento de lo extrao, como descubrimiento del modo de proceder, como respuesta a un estmulo mental, y, a la vez, como apropiacin, o bien como negativa a recibir las cosas en el propio horizonte de experiencias (Jauss, en Mayoral, 1987: 7778).

  • Con esta distincin entre horizontes de expectativas intraliterario y extraliterario, Jauss reduce las diferentes funciones del lector a dos: El LECTOR IMPLCITO, que viene dado por el texto y que, aunque no lo

    determina, orienta la actualizacin del significado, y

    El LECTOR EXPLCITO, que es el que va cambiando dependiendo del contexto sociocultural e histrico en el que nos encontremos.

    Lo primero sera descubrir al lector implcito, pues es el ms objetivable y fcil de reconocer. Despus, cuando se ha llegado a reconstruir la funcin implcita del lector de un texto, se pueden investigar, las estructuras de comprensin previa y, con ello, las proyecciones ideolgicas de determinados estratos de lectores como segundo cdigo a partir de la diferencia respecto del primero (Jauss, en Mayoral, 1987:7879).

  • El segundo gran concepto de la Teora de la Recepcin literaria es el de los VACOS, que Wolfgang Iser define como aquellas cuestiones que el texto deja sin resolver, expectativas despertadas que pueden ir solucionndose o modificndose y que requieren del trabajo mental del lector (Iser, en Warning, 1989:152). stos son los que provocan que tras una primera lectura, una segunda del mismo texto nos desvele nuevos descubrimientos. Estos vacos son herederos de los lugares de indeterminacin de Roman Ingarden, quien afirma que el hecho de que haya una serie de aspectos que no estn sealados expresamente en el texto no es accidental, sino que responden a una necesidad de indeterminacin. As, el texto da PISTAS al lector para que lleve a cabo la determinacin, que Ingarden llama CONCRECIN y que depender no slo de las caractersticas del texto, sino tambin del lector y su contexto, en otras palabras, de su HORIZONTE DE EXPECTATIVAS. Ante esto, Umberto Eco dir que es el propio autor quien debe, de antemano, construir el recorrido que har su lector, es decir, hablando en trminos estratgicos, debe adelantarse a los movimientos del otro (por usar la misma comparacin que Eco).

  • Esto slo podr hacerlo si prev, y a la vez configura, un LECTOR MODELO que actualizar el texto de una manera ya predefinida, y que se mover interpretativamente, igual que l [el autor], se ha movido generativamente (Eco, 1993:32). No obstante, si bien los autores sealan su PBLICO OBJETIVO y delinean la trayectoria que ste debe hacer, tambin es posible que el texto llegue a manos de otros que no haban previsto, y entonces el texto que ellos crean cerrado estar totalmente abierto.

  • A modo de resumen, podemos sealar que una de las principales novedades de la TEORA DE LA RECEPCIN es la negacin de que los textos posean un significado objetivo y unvoco, aquel que le dio su autor, y que permanecer inalterable a lo largo del tiempo. De esta forma, lo que promueven Jauss y el resto de tericos de la Universidad de Constanza es, ante todo, una REHABILITACIN DEL LECTOR (Acosta, 1989:16), pues es este quien, dependiendo de su situacin (HORIZONTE DE EXPECTATIVAS), actualizar de una forma u otra dichos textos. Es decir, la obra, como la entendemos en este anlisis, no es propiedad exclusiva de un autor en concreto, sino que este debe compartirla con sus receptores pues de ellos depende, tanto el significado que se le da a un texto como su valoracin. Desde la TEORA DE LA RECEPCIN podemos afirmar que un texto no puede actualizarse por s mismo, y es precisamente el intrprete quien, configurando y reconfigurando significados permite que una obra viva histricamente (Jauss, 1992:55).

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